LA CASA DE BERNARDA ALBA Federico García Lorca TEMA 3: GARCÍA LORCA Y EL TEATRO ANTERIOR A 1936 El teatro español del primer tercio del siglo XX es muy variado. Dentro de una tendencia enormemente renovadora se encuentra la figura capital de Ramón María del Valle-Inclán, que crea el esperpento. En otras tendencias se sitúan Jacinto Benavente, el teatro modernista en verso o el teatro cómico de los hermanos Álvarez Quintero y Carlos Arniches. Más tarde, aparece la otra figura capital de la innovación teatral, García Lorca. Antes de centrarnos en su figura, vamos a realizar un repaso por todo ese teatro anterior. El teatro que triunfa en la época es la comedia burguesa de Jacinto Benavente y sus seguidores. Sus primeras obras, como por ejemplo La noche del sábado o La malquerida, se enmarcan dentro de la actitud renovadora del Modernismo, que rompió la tradición melodramática y declamatoria del siglo XIX. Pronto, sin embargo, con la vista puesta en el éxito comercial, dedicó sus esfuerzos y conocimientos escénicos a la llamada “alta comedia”, cuyos objetivos se resumían en complacer al público burgués con una técnica y un tono realistas que reflejan los modos de vida de la burguesía, como se demuestra en su obra Rosas de otoño. Se sale de esta línea con Los intereses creados (1907), farsa guiñolesca que supone un alegato contra la hipocresía burguesa. La crítica la considera su obra maestra. En otra tendencia, también exitosa, se encuentran los autores costumbristas y de humor, como Carlos Arniches y los hermanos Álvarez Quintero, que llevan la idealización y estilización de la realidad madrileña y andaluza hasta el extremo de convertirla en irreal. Otro autor que alcanzó gran éxito fue Pedro Muñoz Seca con las llamadas “astracanadas”, piezas cómicas de gracia desenfada, juegos de palabras y chistes chabacanos que el público festejaba con grandes carcajadas. Por otra parte, también hay un teatro en verso de tipo neorromántico y con aportaciones formales del Modernismo (verso sonoro, efectos coloristas), caracterizado por una ideología tradicionalista que exalta los ideales nobiliarios y los grandes hechos del pasado. Sus dos representantes más significativos son Francisco Villaespesa y Eduardo Marquina, con éxitos como Las hijas del Cid. La tendencia más importante, totalmente opuesta a las anteriores, es la innovadora, si bien no gozó del éxito del público. Sobresale aquí la figura capital de Ramón María del Valle-Inclán. que rompe con el teatro que triunfaba en la época: el humorístico y costumbrista (los hermanos Álvarez Quintero, Carlos Arniches...) y la comedia de salón de Jacinto Benavente. Ya en sus primeras obras de influencia modernista, como El marqués de Bradomín y El yermo de las almas, cuyo tema principal es el adulterio, se observa el rechazo de Valle-Inclán al sistema realista de construcción del espacio dramático. Entre 1907 y 1920 escribe dramas ambientados en una Galicia mítica habitada por personajes que viven dominados por pasiones violentas y primarias (crueldad, lujuria, soberbia, despotismo) en una sociedad arcaica y supersticiosa. A este grupo pertenece El embrujado, la trilogía Comedias bárbaras y Divinas palabras. En la época que va de 1920 a 1936 crea el esperpento, considerado un hito fundamental en la historia del teatro contemporáneo. El esperpento es una estética que ofrece una visión trágica y grotesca de la realidad (momento histórico, aspectos sociales, personajes de diversos ámbitos...). La técnica esperpéntica supone una crítica hacia el mundo y la sociedad burguesa, refl ejando de forma grotesca, corrosiva y despiadada sus aspectos más degradados e inauténticos. Según la crítica, «los personajes y la realidad se presentan sistemáticamente deformados, exagerando sus rasgos y su comportamiento, con la intención de ofrecer la auténtica verdad». La primera obra del ciclo esperpéntico es Luces de bohemia (1924), drama en el que el poeta ciego Max Estrella y don Latino de Hispalis recorren, a lo largo de una noche, diferentes calles y escenarios de Madrid, espejo deforme de una España miserable, cruel, opresiva y empobrecida. Dentro de esta misma dirección renovadora cabe señalar a otros autores que tampoco triunfaron en los escenarios: -Unamuno, cuyos dramas presentan los conflictos humanos y existenciales que le obsesionaban, con diálogo intenso y personajes profundos en un escenario prácticamente desnudo); -Azorín, que realizó unos experimentos teatrales que iban en la línea de lo irreal y lo simbólico); -Jacinto Grau, un autor innovador por excelencia que con una espléndida obra que triunfa en el extranjero, El señor de Pigmalión (1921), obra que plantea la relación entre unos muñecos que toman vida y se rebelan contra su creador. -Tampoco gozó del éxito el teatro vanguardista de Ramón Gómez de la Serna, Rafael Alberti, Pedro Salinas o Max Aub. Hay que destacar ahora la obra dramática de Federico García Lorca, que junto a Valle-Inclán, es el otro gran renovador del teatro español contemporáneo. Su trayectoria dramática se inicia con El maleficio de la mariposa (1919), emparentada con el teatro modernista, y termina con La casa de Bernarda Alba (1936), una de las obras cumbres del teatro español del siglo XX. El conjunto de su producción teatral ha sido agrupada según diversos criterios. Uno de ellos es el siguiente: a) Farsa de títeres: es un teatro popular con un propósito didáctico. La obra más representativa de este grupo es Los títeres de Cachiporra. b) Farsas humanas: Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, La zapatera prodigiosa. En esta última, la protagonista es una zapatera joven que se casa con un viejo al que atormenta con su mal carácter hasta que él decide abandonarla. La marcha del esposo provoca el disgusto de su joven esposa, que dedica a esperarlo hasta que vuelva para recibirlo entonces con los brazos abiertos. c) Obras vanguardistas: Así que pasen cinco años o El público. Son difíciles de interpretar y representar. d) Obra centrada en la tierra granadina: Mariana Pineda. Fue la heroína de Granada que fue ajusticiada por bordar una bandera liberal. e) Tragedias: Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba. Con ellas nos adentraremos en su teatro más auténtico y de mayor fuerza trágica. El tema de esas tres tragedias es la lucha de unos personajes contra el orden social y la autoridad para conseguir la libertad. En Bodas de sangre asistimos a la fuga de una novia el día de su boda con su antiguo galán; el novio abandonado mata a éste pero, mientras luchan, él también muere. En Yerma se presenta una sociedad en la que la maternidad es indicio de realización; la protagonista, ante su frustración por no poder tener un hijo y la incomprensión de su marido, lo asesina. En La casa de Bernarda Alba, una madre, que recientemente ha quedado viuda, impone un estricto luto de ocho años a sus hijas, que sólo desean ser libres y casarse. El enfrentamiento entre el autoritarismo de la madre y el anhelo de libertad de las hijas desemboca en la trágica muerte de Adela, la hija menor.