Los Acuerdos de Desnuclearización y el Futuro Marco Marzo / Set. 2005 Actualmente, en el mundo, hay cuatro acuerdos regionales de desnuclearización en vigencia. El Tratado de Tlatelolco, que cubre la región de América Latina, el Tratado de Rarotonga para el Pacífico Sur, el Tratado de Bangkok, que abarca al sudoeste asiático, y la Declaración de Desnuclearización de la Península Coreana. Por otra parte, el Tratado de Pelindaba, que engloba a la región africana, ya fue firmado pero aún no se encuentra en vigencia. El objetivo básico de establecer zonas libres de armas nucleares es evitar que nuevos países desarrollen, construyan o detenten armas nucleares. No hace falta recordar que, hoy en día, existen en el mundo unas treinta mil bombas nucleares almacenadas en arsenales de ocho países (Estados Unidos de América, Rusia, Inglaterra, Francia, China, India, Pakistán e Israel). En su conjunto, constituyen una potencia de ocho mil megatoneladas —lo que equivale a cerca de 530 mil bombas del tipo de la que destruyó a Hiroshima a fines de la Segunda Guerra Mundial. Los acuerdos regionales de desnuclearización constituyen una medida de gran importancia para la seguridad regional y mundial, incrementando el nivel de confianza y de cooperación entre los países de la región. Baste recordar que todos los países que construyeron sus primeras armas nucleares en los últimos treinta años lo hicieron motivados por cuestiones regionales. Las primeras ideas de establecer zonas libres de armas nucleares surgieron en zonas en las que era más evidente el riesgo de proliferación y de conflictos nucleares. Ya en 1958, el gobierno polaco propuso un plan para evitar el empleo de armas nucleares soviéticas en su territorio, ya que temía la nuclearización de la entonces Alemana Occidental. El plan ya preveía la prohibición de fabricar, almacenar o transportar armas nucleares en la región. Para asegurar el cumplimiento del acuerdo, se establecería un sistema de verificación y control. Los países que detentaban armas nucleares se debían comprometer a respetar el status de zona libre de esas armas. En el clima de guerra fría de la época, el plan no tenía chance alguna de lograr el éxito. No obstante, en esencia, los elementos de este plan constituyeron la base de futuros acuerdos. Los tratados de desnuclearización han contribuido —y contribuyen— de manera significativa a la seguridad regional e internacional. Como ya se ha dicho, los países que construyeron armas nucleares durante los últimos treinta años estuvieron motivados por cuestiones regionales. Por ende, el aumento de confianza entre los países de una región constituye un elemento inhibidor del deseo de construir armas nucleares. Esto fue reconocido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en una resolución de diciembre de 2004, en ocasión de la 59º sesión, donde la Asamblea expresa su convicción de que “las zonas libres de armas nucleares cumplen un importante papel en el fortalecimiento del régimen de no proliferación y en la extensión de las áreas del mundo libre de armas nucleares”. Además de prohibir la adquisición de armas nucleares por parte de los países que aún no las poseen, los acuerdos de zonas libres de armas nucleares proscriben el uso y la presencia de armas nucleares en los territorios de la zona —algo que no está previsto en el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. Bajo esta óptica, los tratados de desnuclearización no son discriminatorios. Otro aspecto relevante es el hecho de que los estados parte de estas zonas se benefician por el compromiso legal de las potencias legales signatarias de los protocolos de no usar armas nucleares contra ellos. El compromiso asumido por las potencias nucleares, en cambio, no es técnicamente verificable. Además, en caso de violación de las obligaciones asumidas por las potencias nucleares, sólo el Tratado de Bangkok prevé la realización de una conferencia especial para decidir sobre las medidas a adoptar. Ninguno de los demás tratados prevé medida alguna para esta situación. Otro punto a considerar es el hecho de que los países no declarados como poseedores de armas nucleares (India, Pakistán e Israel) no forman parte de ningún tratado de desnuclearización —lo que debilita a la seguridad regional de internacional. Considerando que los acuerdos de desnuclearización existentes se elaboraron y se pusieron en vigencia en épocas distintas, los mismos presentan diferencias que reflejan la situación política y técnica del momento en que se los elaboró. Es interesante hacer notar algunas de las principales diferencias entre los acuerdos. Solamente los más recientes, el de Rarotonga y el de Pelindaba, prohíben explícitamente no sólo los artefactos nucleares explosivos completos, sino también artefactos desarmados o parcialmente armados. En la época de la negociación del Tratado de Tlatelolco, todavía había expectativas de que se usaran las explosiones nucleares con fines pacíficos, como por ejemplo la apertura de canales. Este es el único tratado en el que se considera este tipo de situación, aunque todavía no hay distinción técnica entre explosiones nucleares para fines militares y para fines pacíficos. Este hecho fue reconocido por Argentina y Brasil, países que se comprometieron legalmente, mediante un acuerdo bilateral, al uso exclusivamente pacífico de la energía nuclear, de la siguiente manera: Teniendo en cuenta que, actualmente, no existe distinción técnica posible entre los dispositivos nucleares explosivos para fines pacíficos y los destinados a fines bélicos, las Partes se comprometen, además, a prohibir e impedir, en sus respectivos territorios, así como a abstenerse de realizar, fomentar o autorizar, directa o indirectamente, o de participar de manera alguna en ensayos, uso, fabricación, producción o adquisición por cualquier medio, de todo dispositivo nuclear explosivo en tanto y en cuanto persista la referida limitación técnica. Sólo las zonas definidas por el Tratado de Tlatelolco y por el Tratado de Bangkok incluyen áreas marítimas que van más allá del mar territorial de los estados parte de la zona. La cuestión del tránsito de armas nucleares en los estados parte de zonas desnuclearizadas continúa siendo controvertida. A pesar de que la posibilidad del tránsito de armas nucleares en los territorios de los estados donde se encuentran las zonas libres, incluyendo las visitas de embarcaciones y aeronaves extranjeras con armas nucleares a bordo, no se excluye en ningún acuerdo, la acción de transportar armas nucleares lleva implícita su posesión, de modo que el tránsito de armas nucleares debería entenderse como prohibido. De todos modos, la ausencia total de armas nucleares en las zonas no se puede asegurar totalmente, ya que las potencias nucleares tienen entendido que este tránsito está permitido. Para el futuro, existe la posibilidad de que se establezcan dos nuevas zonas libres de armas nucleares. La primera ya se encuentra en negociaciones y se trata de la desnuclearización en Asia Central. Después de una propuesta de Uzbequistán, en 1997, los líderes de los países de esta región, Kazajstán, Kirguizistán, Tajiquistán, Turkmenistán y Uzbekistán, declararon su intención de establecer una Zona Libre de Armas Nucleares de Asia Central. La iniciativa contó con el apoyo de la Asamblea General de las Naciones Unidas pero, por diversos motivos, las negociaciones están resultando muy difíciles. Además de la rivalidad política entre los estados de la región y de la existencia de diversas potencias nucleares en sus fronteras (China, Rusia, India y Pakistán), algunos países de la zona firmaron el Tratado de Tashkent, en 1992, en el ámbito de la Comunidad de Estados Independientes que está bajo el dominio de Rusia. Estos países tienen dificultad en asumir compromisos que sean inconsistentes con este Tratado y el no reconocimiento del hecho de que la India y Pakistán son potencias nucleares (el TNP sólo considera potencial nuclear al país que detonó un artefacto nuclear antes del 1º de enero de 1967) complica la inclusión de los mismos en cualquier negociación. De todos modos, las negociaciones para la formación de esta zona continúan en marcha. Otra posibilidad de formación de una zona desnuclearizada, aunque remota, es la Zona Libre de Armas Nucleares del Medio Oriente. En una resolución de diciembre de 2004, la Asamblea General de la ONU renovó su recomendación de que se la cree. No obstante, la presencia de Israel en la región y los recientes acontecimientos en Irán dificultan sobremanera toda iniciativa de negociación de un tratado. Una posibilidad más realista, y que algunos países de la región están considerando, es la de crear una zona libre de armas nucleares en una sub-región del Medio Oriente, en el Golfo Pérsico. A pesar de la presencia de Irán en esta sub-región y de la presencia estadounidense en Irak, los países de esta zona parecen dispuestos a intentar el establecimiento de una Zona Libre de Armas Nucleares en el Golfo Pérsico. Por último, es interesante hacer notar que, para el año 2005, está prevista la realización en México de una conferencia internacional de los países signatarios de acuerdos de zonas libres de armas nucleares, a fin de discutir los temas comunes a todos los tratados y de apoyar los objetivos en común.