Voces: ACCION DE RESPONSABILIDAD

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Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala A(CNCom)(SalaA)
Fecha: 27/11/2013
Partes: Puente Salguero S.A. s/ quiebra c. Martinez Nuñez, Hernán y otros s/ ordinario
2ª Instancia.— Buenos Aires, noviembre 27 de 2013.
¿Es arreglada a derecho la sentencia apelada?
La doctora Uzal dijo:
I. Los hechos del caso.
1.) La sindicatura de la quiebra de "Puente Salguero S.A." promovió, por un lado, demanda de extensión de
quiebra y, por el otro, acción de responsabilidad contra Hernán Martínez Núñez, Blanca Rosa Federica Carmen
Halle de Del Corral, Teresa Elizondo, María Graciela del Corral, Oscar Rubén Scarone y "Transucar S.A.", ello en
los términos de los artículos 165, 166 y 168 de la LCQ y 59, 274 y 278 de la LSC. Relató que, conforme lo
indicado al momento de presentar el informe general en el marco de la quiebra de "Puente Salguero S.A.",
todos los demandados eran responsables por los daños y perjuicios ocasionados a la fallida.
Aseveró que "Puente Salguero S.A." fue constituida en forma fraudulenta para prestar servicios de estibaje
para la coaccionada "Transucar S.A.", al solo efecto de liberar a esta última de sus obligaciones en materia
laboral y previsional. Sostuvo que la sociedad codemandada se benefició en perjuicio de la fallida y se mantuvo
al margen de actividades que le eran propias, defraudando a quienes le prestaban servicios laborales, los
cuales se vieron impedidos de percibir los créditos verificados.
Adujo que la confusión patrimonial inescindible entre ambas sociedades, contó con la complicidad y el aval
de quienes formalmente integraron su órgano de administración, los que se abstuvieron de impedir la
consumación del fraude a los acreedores.
2.) Corrido el pertinente traslado de ley, el codemandado Hernán Martínez Nuñez compareció al juicio a
través de la presentación de fs. 8, solicitando su rechazo con expresa imposición de costas. Efectuó una
negativa general de los extremos invocados por su contraria y remitió su defensa a la declaración prestada en
oportunidad de ser citado a dar explicaciones en el marco de la quiebra de "Puente Salguero S.A.".
3.) Corrido también el pertinente traslado de ley respecto de la codemandada Teresa Elizondo, la
mencionada contestó demanda a través del escrito glosado a fs. 19/24, solicitando el rechazo de la acción con
expresa imposición de costas. Efectuó una negativa general de los extremos invocados por su contraria y
sostuvo que, en toda la demanda, no se le imputó hecho alguno a su parte que permitiese concluir en que
había incurrido en alguna de las causales que la ley prevé para la procedencia de la extensión de quiebra.
Destacó que, en el informe general presentado por la sindicatura en el marco de la quiebra de "Puente
Salguero S.A.", tampoco se efectuó imputación alguna a su parte por hechos que mereciesen la extensión de
quiebra, razón por la cual solo se imponía el rechazo de la demanda. Puntualizó que no existía una sola
constancia en todo el expediente que permitiese concluir que su parte hubiese efectuado actos en interés
personal o que hubiese dispuesto de los bienes de la sociedad como si fueran propios y, mucho menos, que
hubiese existido algún fraude a los acreedores; sostuvo, asimismo, que no surgía que hubiese desviado el
interés social o que existiese una confusión patrimonial inescindible de su parte con la fallida. Afirmó, por
otro lado, que tampoco ejerció cargos directivos en el ente, por lo que no resultaban aplicables a su parte las
imputaciones que le correspondían a los directores de la fallida. Destacó, a todo evento, que si bien "Puente
Salguero S.A." trabajó para la coaccionada "Transucar S.A.", lo cierto es que cobró por dichas tareas, motivo
por el cual solo correspondía concluir que estaba cumpliendo con su objeto social.
Indicó, para finalizar, que no era cierto que la sociedad había sido creada con el objeto de liberar a
"Transucar S.A." de sus obligaciones en materia laboral y provisional, arguyendo que todos los compromisos se
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cumplieron puntualmente. 4.) Mediante la providencia de fs. 72 se dispuso la extemporaneidad de la
contestación de demanda de "Transucar S.A.", ordenándose el desglose del escrito presentado por esta
última. Asimismo, a través de la presentación de fs. 96, la accionante denunció el fallecimiento de la
codemandada Blanca Rosa Federica Carmen Halle de Del Corral, continuando la acción contra los herederos de
ésta, Juan Luis Del Corral, María Graciela Del Corral y José María Del Corral. 5.) A través de las providencias de
fs. 131 y 169 se declaró, respectivamente, la rebeldía de la codemandada María Graciela Del Corral y del
coaccionado Juan Luis Del Corral, toda vez que pese a encontrarse debidamente notificados ninguno contestó
demanda en el plazo oportuno.
Asimismo, ambos codemandados se presentaron en autos mediante el escrito de fs. 192. Por otro lado,
mediante el escrito de fs. 203/8, el coaccionado José María Del Corral contestó la demanda incoada
solicitando su rechazo con expresa imposición de costas.
Efectuó, en primer lugar, una negativa general de los extremos invocados por su contraria, señalando que
la solicitud de extensión de quiebra había sido realizada sobre bases endebles y sin fundamento suficiente.
Destacó que no se había imputado la celebración de ningún accionar doloso, siendo que la sindicatura solo
había realizado una genérica descripción de hechos que presuntamente habrían perjudicado a la fallida.
Manifestó, en otro orden de ideas, que la madre del coaccionado, la Sra. Blanca Rosa Federica Halle había
fallecido el 11/06/1987, habiéndose fijado, en la quiebra de "Puente Salguero S.A.", como fecha de cesación
de pagos el día 28/12/1992, por lo que resultaba jurídicamente imposible responsabilizar a la fallecida por
supuestos actos dolosos en perjuicio de dicha sociedad, los cuales no pudieron ser nunca efectuados por ésta.
6.) Por último, mediante la presentación de fs. 215 el Sr. Defensor Oficial asumió la representación del
codemandado Oscar Ruben Scarone y contestó la demanda respecto de éste solicitando su rechazo con costas.
Efectuó una negativa general de los hechos invocados por la accionante, destacando que no resultaba posible
que su defendido tuviese responsabilidad alguna en los hechos endilgados dado que solo se trataba de un
director suplente del ente.
7.) Finalmente, en la audiencia celebrada a fs. 484/5 la sindicatura desistió de la acción y del derecho
respecto de los coaccionados José María Del Corral, María Graciela Del Corral y Juan Luis Del Corral.
II. La sentencia recurrida. El fallo de primera instancia —dictado a fs. 501/12—, por un lado, desestimó la
extensión de quiebra promovida contra "Transucar S.A.", distribuyendo las costas en el orden causado y, por el
otro, hizo lugar a la acción de responsabilidad deducida contra los codemandados Hernán Martínez Nuñez y
Oscar Rubén Scarone, a quienes condenó a abonar a la fallida la suma total del pasivo concursal verificado en
la quiebra de "Puente Salguero S.A.", ello con más las costas del proceso. Asimismo, se desestimó la demanda
promovida contra la coaccionada Teresa Elizondo, imponiendo las costas de esta acción a la quiebra. Para
decidir el rechazo de la extensión de quiebra, el juez de grado consideró que no se había acreditado, mediante
las probanzas rendidas en autos, el presupuesto en virtud del cual se solicitó la extensión de la falencia, es
decir, que no se demostró, en debida forma, la existencia de la alegada confusión patrimonial inescindible
entre ambas sociedades. Explicó, en ese sentido, que si bien la falta de contestación de la demanda constituía
una presunción en contra de la sociedad accionada, lo cierto es que dicha presunción no se veía corroborada
por ninguna otra probanza, razón por la cual, ante esa orfandad probatoria correspondía desestimar la
demanda. Respecto de la acción de responsabilidad, entendió que se hallaba acreditado que había existido
un abandono de las obligaciones societarias de parte de los administradores, así como también de la
documentación de la empresa, de los libros y de los papeles de comercio.
Refirió que los libros contables de la sociedad no fueron presentados en autos y los responsables de su
conservación no dieron, siquiera, razón suficiente de su destino, motivo por el cual dicha omisión en forma
alguna podía beneficiar a éstos, ya que incumplieron el deber exigido por la ley de llevar en legal forma
libros de comercio. Afirmó que la falta de los mencionados registros contables evidenciaba la falta de
diligencia de los directores, con lo cual se hallaba configurado el supuesto de mal desempeño previsto por
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los artículos 59 y 274 de la Ley de Sociedades. Indicó, asimismo, la existencia de daños concretos en el
patrimonio social reflejada en la existencia del pasivo de la sociedad fallida, que debían ser atribuidos a un
manejo negligente de sus administradores, debiendo considerarse que éstos "agravaron", "facilitaron",
"permitieron" y "prolongaron" el estado de cesación de pagos de la fallida. Explicó que, en ese marco,
correspondía condenar a los codemandados Hernán Martínez Nuñez y Oscar Rubén Scarone, por haberse
desempeñado en el órgano de administración, al pago del pasivo insoluto verificado en la quiebra de "Puente
Salguero S.A.". Aclaró, respecto del codemandado Scarone, que éste no detentó solo el carácter de director
suplente del ente, tal como lo sostuvo el Sr. Defensor Oficial, sino que también fue director titular de "Puente
Salguero S.A." e incluso llegó a ser su presidente.
Finalmente, absolvió a la restante codemandada, Teresa Elizondo, en tanto esta última no era responsable
del ente fallido, no habiéndosele atribuido ningún acto concreto susceptible de generar responsabilidad.
III. Los agravios. Contra dicho pronunciamiento se alzó, únicamente, el codemandado Oscar Rubén Scarone
—a través del Sr. Defensor Oficial— quien dedujo el recurso de apelación obrante a fs. 512, el que fue fundado
con la expresión de agravios que luce glosada a fs. 552, presentación que no fuera contestada por ninguna de
las partes no obstante el traslado conferido. Asimismo, a fs. 664/6 obra dictamen de la Sra. Fiscal de Cámara
quien postuló la desestimación del recurso. Si bien la sindicatura de la quiebra de "Puente Salguero S.A."
también dedujo recurso a través del escrito de fs. 516, lo cierto es que mediante la presentación obrante a fs.
657 esta última desistió de la apelación interpuesta. Cuestionó el recurrente, la procedencia misma de la
acción, sosteniendo en primer término, que la designación de Scarone como presidente de la fallida tenía
vigencia solo hasta el día 31/03/1986, es decir, más de cuatro (4) años antes de la fecha fijada como de
cesación de pagos. Arguyó, asimismo, que la sindicatura actora no le imputó, en ningún escrito, algún hecho
concreto a Scarone que permitiese concluir que éste pudo haber incurrido en alguna de las causales que la ley
prevé para determinar su responsabilidad.
Indicó, en ese sentido, que ninguna probanza efectuó su contraria tendiente a demostrar la existencia del
supuesto de responsabilidad requerido por la norma, destacando que no se había probado en forma alguna la
existencia de dolo conforme lo prevé el artículo 166 de la LCQ. Puntualizó, en el misma línea, que las únicas
probanzas arrimadas al sub lite, estas son, las declaraciones prestadas en el marco del proceso falencial —
además de carecer de suficiente entidad convictiva— no involucraban a Scarone en forma alguna, sino que,
únicamente, hacían referencia al coaccionado Martínez Nuñez y a una tercera persona de apellido Benvenuto.
IV. La solución propuesta.
1.) El thema decidendum.
Delineados del modo precedentemente expuesto los agravios articulados por el recurrente, el thema
decidendum en esta Alzada se encuentra centrado en determinar, en definitiva, si las probanzas obrantes
en autos resultaron suficientes para considerar acreditado que, en la especie, el codemandado Scarone
había incurrido en un supuesto de mal desempeño de sus funciones en oportunidad de integrar el órgano
de administración de la fallida, susceptible de configurar alguno de los supuestos de responsabilidad
previstos en la normativa aplicable. Previo a ingresar en el tratamiento de esta cuestión se aprecia
conducente efectuar ciertas precisiones en punto a las acciones de responsabilidad, toda vez que, en el sub
lite, lo que corresponde verificar, en definitiva, es si se encuentran cumplidos los presupuestos necesarios
para la procedencia de alguna de estas acciones.
2.) Las acciones de responsabilidad articuladas en la presente demanda.
Liminarmente, debe recordarse que si bien la sindicatura accionante articuló demanda de extensión de
quiebra y acción de responsabilidad contra todos los accionados, lo cierto es que, en la especie, la
demanda de extensión de quiebra ha sido desestimada —no existiendo recurso sobre el particular—,
receptándose, únicamente, la acción de responsabilidad deducida contra los codemandados Hernán
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Martínez Nuñez y Oscar Rubén Scarone, siendo este último el único apelante. Asimismo, también cabe
recordar, que la sindicatura de "Puente Salguero S.A." promovió la presente acción de responsabilidad en
los términos de los artículos 165, 166 y 168 de la LCQ y 59, 274 y 278 de la LS, razón por la cual,
corresponde efectuar algunas precisiones en punto a las acciones previstas en tales normas. Ahora bien, el
artículo 166 de la Ley de Concursos y Quiebras (actual artículo 173) prevé la acción de responsabilidad
típicamente concursal, en la cual el representante de la sociedad que con dolo o en infracción a normas
indelegables hubiera producido, facilitado, permitido, agravado o prolongado la disminución de la
situación patrimonial de la deudora —ahora fallida— o su insolvencia, debe indemnizar los perjuicios
causados por este accionar. Ahora bien, se coincide con la línea de ideas que sostiene que la acción
concursal de responsabilidad de los representantes prevista por la ley en su actual artículo 173 y por la
versión del artículo 166 bajo la Ley 19.551 —ref. por la Ley 20.315— no modifica en su tipo legal los
principios clásicos de la responsabilidad civil ni las directivas aplicables en materia de sociedades (art. 274 y
cctes. Ley 19.550), sin embargo, existe consenso doctrinal, en cuanto a que se trata de una acción
propiamente concursal que si bien no guarda una relación de necesaria inclusión con las acciones de
responsabilidad previstas por la ley de sociedades (art. 59, 274, 276, 279, 297 y 298) de modo tal que la
deducción de una no importa incoar la otra, siempre resulta posible, la deducción conjunta y acumulada
de ambas articulaciones (en esta línea de ideas, véase FASSI, Santiago - GEBHARDT, Marcelo; "Concursos y
quiebras", Ed. Astrea, Buenos Aires 2004, p. 449; ALEGRÍA, Héctor; "Estructura y principios orientadores de
la ley de concursos", Revista de Ciencias Económicas, 1973 p. 68, QUINTANA FERREYRA, Francisco ALBERTI, Edgardo Marcelo; "Concursos. Ley 19.551. Comentada, Anotada y Concordada", T. 3, Ed. Astrea,
Buenos Aires 1990, p. 243), tal como, en definitiva, aquí acontece. Más específicamente, el texto del
anterior artículo 166 LCQ establecía que la responsabilidad devendría de que el agente "haya procedido
con dolo o en infracción a normas indelegables" prescindiendo de los contenidos subjetivos del agente, los
cuales son necesarios cuando el reproche no haya entrado en colisión con este tipo de normas y que, en
cambio, la formula actual del artículo 173 prevé, solamente, un obrar doloso y cabe recordar también que,
luego del veto presidencial del artículo 290 LC (dec. 267/95 art. 1) se halla prevista la aplicación inmediata
de la reforma introducida por la Ley 24.522 a los concursos y a las quiebras en trámite antes de su sanción
o a cuestiones aún no resueltas definitivamente (art. 3 CCiv.), con lo cual, resulta operativa en la especie, la
formula actual del artículo 173 LCQ (conf. esta CNCom. esta Sala A, 14.05.2009, mi voto, in re: "Compañía
Financiera del Plata s/ quiebra c. Carlino Reynaldo y otros s/ ordinario") Sentado ello, cuando la normativa
de aplicación que analizamos —art. 173 LCQ— utiliza el vocablo "producir", nos da una idea de autoría
directa, es decir crear u ocasionar la disminución patrimonial o la insolvencia. En cambio, "facilitar"
significa complicidad, esto es, proporcionar los medios para llegar a la insolvencia o a la disminución del
patrimonio; "permitir", por el contrario, significa una situación pasiva, es decir tolerar, dar libertad de
hacer, no obstante estar en condiciones de evitar los actos en perjuicio de los acreedores; mientras que
“agravar” puede significar tanto autoría como complicidad, pues implica aumentar la disminución
patrimonial o la insolvencia ya existente.
Por último, "prolongar" es hacer durar una situación preexistente por más tiempo que el necesario o el
admitido por ley (conf. GARCÍA MARTÍNEZ, Roberto - FERNÁNDEZ MADRID, Juan Carlos "Concursos y
quiebras", T. II. Buenos Aires 1976, p. 1032; esta CNCom. esta Sala A, in re: "Compañía..." supra citado).
Tras lo anterior, es menester señalar, conforme fuera supra indicado, que únicamente se encontrarán
reunidos los elementos materiales previstos para responsabilizar a los administradores, siempre que el obrar
—o la omisión— de los demandados hayan "producido", "facilitado", "permitido", "agravado" o
"prolongado" la insolventación de la sociedad de marras, ocasionando un evidente perjuicio a los acreedores
de la misma, en atención a que no pudieron ver satisfechas sus acreencias. Es del caso señalar que en este tipo
de acción, en su fórmula actual, para atribuir responsabilidad además del perjuicio, se requiere, que el sujeto
haya efectuado una conducta calificable de dolosa —tanto por acción, como por omisión— (conf CNCom. esta
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Sala A, in re. "Compañía ..." supra citado). En esa línea de ideas, ha sido dicho que la procedencia de la acción
de responsabilidad contra los representantes, administradores, mandatarios o gestores del negocio del fallido,
requiere de un obrar doloso en el sentido del derecho civil —acto ejecutado a sabiendas y con la intención de
dañar a la persona o los derechos del otro—, que tenga relación de causalidad con la situación patrimonial
del fallido y produzca un daño consistente en la insuficiencia del activo liquidado para satisfacer íntegramente
a los acreedores (conf. esta CNCom. esta Sala A, in re: "Compañía..." fallo supra citado).
La ley no innova aquí sobre los principios clásicos de la responsabilidad civil, ni mucho menos en las
directivas aplicables en materia de sociedades (art. 274 y cctes., ley 19.550). Ha establecido normas propias,
que señalan el daño y el elemento subjetivo de la responsabilidad, pero dejando a salvo que si conviene al más
adecuado restablecimiento del patrimonio del cesante, deberán intentarse las acciones fundadas en los
mencionados principios de responsabilidad y apuntando en dos direcciones: la responsabilidad de quien actuó
dolosamente por la fallida y también respecto del tercero que actuó en connivencia para ocasionar el daño
resarcible (conf. FASSI, Santiago-GEBHARDT, Marcelo "Concursos y quiebras" Ed. Astrea, Buenos Aires 2004, p.
449).
No cabe duda entonces que, según la estructura de la ley falimentaria vigente, los requisitos medulares de
la acción prevista en el art. 173 LCQ, involucran: i.) el obrar antijurídico, es decir la configuración de cierta
conducta ilícita, contraria a la normativa legal; ii.) la relación causal con la situación de impotencia patrimonial
de la fallida disminuyendo el pasivo o agravando el pasivo; iii.) la atribución subjetiva de responsabilidad a
título de dolo, ya que en este caso la ley concursal requiere un obrar doloso, quedando eliminada del campo
de esta índole de responsabilidad toda conducta negligente susceptible de haber incidido en la provocación de
la insolvencia; y finalmente, iv.) la configuración de un daño, el cual debe consistir puntualmente en la
disminución del pasivo o exageración del activo. (conf. CNCom., esta Sala A, 12/03/2008, in re: "Ponce Nury
Juana s/ quiebra c. Ojeda Alejandro Fidel s/ ordinario"). Por el contrario, el artículo 175 —antes 168 LCQ—
regula la llamada "acción social de responsabilidad", que se orienta a exigir resarcimiento por la infracción
de sus deberes, especialmente los previstos en los artículos 59 y 274 de la LSC, es decir que se tiende a
reparar los daños causados a la sociedad con independencia de que pudieran guardar relación de
causalidad, o no, con la cesación de pagos de la sociedad fallida.
Estas disposiciones prevén, en lo que aquí interesa, que los directores respondan ilimitada y
solidariamente, hacia la sociedad, los accionistas y los terceros, por el mal desempeño de su cargo, según el
criterio fijado por el artículo 59, así como por violación de la ley, el estatuto o el reglamento y por cualquier
otro daño producido por dolo, abuso de facultades o culpa grave. De su lado, el artículo 59 establece que los
administradores y los representantes de la sociedad deben obrar con lealtad y con la diligencia de un buen
hombre de negocios. Como puede observarse, el primer parámetro para juzgar la conducta de los directores
en el cumplimiento de sus funciones, fijado por la ley de sociedades, se reitera, es el de obrar con "lealtad" y
con la diligencia de un "buen hombre de negocios", expresión que la exposición de motivos trata de explicar
consignando que el art. 59 se refiere a la diligencia que debe poner el administrador en el desempeño de su
cometido, imponiéndosele la responsabilidad ilimitada y solidaria por los daños y perjuicios que resultaren no
sólo de su acción, sino también de su omisión, lo que fija un estándar de conducta legal que permitirá al juez
en el caso concreto establecer o desechar esa responsabilidad. Para Halperin, obrar con "lealtad" implica
actuar a favor del interés social, en función del objeto y de la actividad social. La falta de lealtad resulta del
simple conocimiento del carácter abusivo o fraudulento del hecho que se juzga, en la época que éste se
concreta, sin adoptar las medidas necesarias para impedirlo. La noción de "buen hombre de negocios"
importa una auténtica responsabilidad profesional (capacidad técnica, experiencia, conocimiento) que se
evalúa teniendo en cuenta la dimensión de la sociedad, su objeto, las funciones genéricas que le incumben
como director y la específica que se le hubiere confiado, la circunstancia en que debió actuar y cómo
cumplió su deber de diligencia. (conf. HALPERÍN, Isaac, "Sociedades Anónimas" Ed. Depalma, Buenos Aires
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1974, p. 453).
Siguiendo esa línea de ideas, se ha sostenido que la responsabilidad del directorio de una sociedad
anónima nace de la sola circunstancia de integrar el órgano de gobierno. Ello, en tanto es función de cualquier
integrante del órgano de administración —aún cuando no se la indique expresamente— el control de la
calidad de la gestión empresaria, función cuyo incumplimiento da lugar a una suerte de culpa in vigilando
(conf. esta CNCom. Sala B, 06/11/1996, in re: "Jinkus Gabriel A. c. Video Producciones Internaciones y otros s/
ordinario"; id. esta Sala A, in re: "Compañía ...", fallo supra citado). Sin perjuicio de lo expuesto, conviene tener
presente que la ley de sociedades no responsabiliza al directorio por sus acuerdos en cuanto cuerpo colegiado,
sino a los directores singularmente considerados, es decir, que la responsabilidad debe examinarse por la
participación que cada uno de los directores ha tenido en el acuerdo; si bien existe una presunción genérica de
imputabilidad (conf. SASOT BETES, Miguel-SASOT, Miguel "Sociedades Anónimas. El órgano de
administración." Ed. Abaco, Buenos Aires 1980, p. 516).
En ese sentido, ha sido dicho que la solidaridad fijada por la ley de sociedades abarca sólo a los
administradores culpables. La imputación genérica de culpa a los componentes del órgano en los supuestos de
responsabilidad generada por actos del directorio, apunta a salvar el escollo que se le presentaría al actor para
demostrar la efectiva participación de cada director en el acto colegiado. Pero esto, en forma alguna empece a
que probados los supuestos de exención, el sujeto quede excluido (conf. BAIGÚN, David - BERGEL, Salvador
Darío, "El fraude en la administración societaria.", Ed. Depalma, Buenos Aires 1988, p. 113). De lo hasta aquí
expuesto se colige que el legislador ha partido del principio general de presuponer la responsabilidad de
todos los directores que tomaron parte en las deliberaciones, o en las resoluciones o que las conocieron, a
menos que hagan un inequívoco y ostensible acto de oposición. Sentado ello, es menester señalar que la
responsabilidad prevista en los dos (2) encuadramientos propuestos es personal de los directores, quienes
deberán enfrentarla con su patrimonio particular, alcanza a todos los administradores —directores o
gerentes— y se extiende a los miembros del consejo de vigilancia e incluso a mandatarios y gestores
(VILLEGAS, Carlos Gilberto "Sociedades Comerciales" T. II, Ed. Rubinzal Culzoni, Buenos Aires 1997, p. 449,
etc.).
3.) Las probanzas rendidas en el sub lite.
Efectuadas las precisiones precedentes respecto de las acciones de responsabilidad aquí articuladas,
corresponde pasar a verificar si, en la especie, se encuentra cumplido alguno de los presupuestos necesarios
para la procedencia de alguna de ellas, debiendo para ello analizar las probanzas rendidas en el litigio. En esa
dirección, cabe resaltar en primer lugar, que la demandante no imputó ninguna conducta dañosa concreta al
coaccionado Scarone, ni en oportunidad de articular la presente demanda, ni al momento de presentar el
informe general en el marco de la quiebra de "Puente Salguero S.A." —debe repararse que en este último
informe ni siquiera se lo menciona como administrador del ente—, habiéndose limitado a sostener
imputaciones genéricas respecto a un supuesto fraude en la constitución de la sociedad y a la existencia de
complicidad de los administradores con dicho fraude (véase fs. 1/2 y fs. 214/20 de las actuaciones "Puente
Salguero S.A. s/ quiebra").
No obstante ello, el juez de grado consideró acreditado que aquellos sujetos que en algún momento
detentaron la administración de la fallida, habían actuado en forma negligente, configurándose una causal de
mal desempeño de sus funciones que provocó daños en el patrimonio de la fallida, lo cual "agravó", "facilitó",
"permitió" y "prolongó" el estado de cesación de pagos de esta última.
Ahora bien, debe señalarse que de las constancias inscriptas ante la Inspección General de Justicia (IGJ) se
advierte que el mencionado Scarone, fue designado presidente de la fallida en fecha 17/09/1985 —en virtud
de la renuncia al cargo del coaccionado Martínez Nuñez—, dejándose constancia que la designación era
únicamente hasta el día 31/03/1986 (véase fs. 334/6), siendo que la quiebra fue decretada en fecha
28/12/1994 (véase fs. 45/6 actuaciones principales), es decir, más de ocho (8) después de la finalización
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dispuesta para la designación.
Si bien, no se encuentra registrado ante la IGJ ningún cambio respecto de las personas que detentaban
dicha administración, motivo por el que cabría presumir su subsistencia, lo cierto es que el propio coaccionado
Martínez Nuñez, en oportunidad de brindar explicaciones en el marco de la quiebra de "Puente Salguero S.A.",
se presentó como presidente de la fallida indicando que se retiró del ente en el año 1990 o en el año 1991
(véase fs. 127/8, actuaciones principales). Asimismo, la misma sindicatura, en todo momento, señaló a
Martínez Nuñez como representante de la fallida y, en ese sentido, se lo citó a brindar explicaciones (fs. 59), se
lo intimó a presentar los libros comerciales de la quebrada (véase fs. 157) y se lo invocó como representante
legal de ésta en oportunidad de presentar el informe general (véase fs. 214/20, actuaciones principales), sin
mencionar participación alguna de Scarone. En ese contexto, no cabe sino considerar que más allá de que el
coaccionado Scarone aparezca, formalmente, como el representante registrado de la fallida, en los hechos,
dicha actuación, al momento de decretarse la falencia del ente, le correspondía únicamente al coaccionado
Martínez Nuñez. No obstante que lo expuesto, alcanzaría para poner en entredicho la atribución de
responsabilidad de Scarone por los hechos que desembocaron en la falencia de "Puente Salguero S.A." —y por
los daños que derivaron de ésta—, se estima conducente analizar, de todas formas, si en la especie se
verificaron conductas de parte del codemandado Scarone susceptibles de sustentar la procedencia de la
acción de responsabilidad aquí discutida. En esa dirección, cabe señalar que las únicas probanzas colectadas
en el litigio, sobre la base de las cuales el juez de grado consideró acreditada la responsabilidad de ambos
codemandados, lo constituyen las declaraciones prestadas por el coaccionado Martínez Nuñez y por el
acreedor peticionante de la quiebra —Rodríguez Beltrán de Jesús—, en oportunidad de brindar explicaciones
en el marco de la quiebra de "Puente Salguero S.A.", quienes, en ningún momento, mencionaron al
coaccionado Scarone.
En efecto, tal como puede observarse en la declaración de Martínez Nuñez, éste refiere únicamente a su
actuación personal en la fallida, sosteniendo que todos los libros contables y la documentación respaldatoria
de "Puente Salguero S.A." había sido dejada en las oficinas de "Transucar S.A.", que nunca las retiró de ese
lugar y que no procedió a la liquidación de la sociedad por falta de capacidad económica para ello (véase fs.
127/8, actuaciones principales), sin hacer referencia, en ninguna de sus respuestas, a participación alguna de
Scarone. De la misma forma, el restante deponente —Rodríguez— tampoco efectuó referencia alguna al
coaccionado Scarone, indicando que recibía las ordenes de Martínez Nuñez (véase fs. 128 vta. actuaciones
principales). Sentado ello, cabe destacar que ninguna otra probanza fue acompañada a estos autos tendiente a
demostrar que el mencionado Scarone hubiese participado en algún acto susceptible de generar la
responsabilidad que se le atribuye, ni siquiera se efectuaron probanzas tendientes a demostrar que el
mencionado hubiese detentado la real administración del ente en el período de sospecha. A mayor
abundamiento, no puede dejar de resaltarse que la sindicatura accionante ni siquiera controvirtió la expresión
de agravios articulada por el Sr. Defensor Oficial en representación del citado coaccionado, circunstancia que
conduce a corroborar la improcedencia de la acción dirigida contra éste. Frente a esta orfandad probatoria, no
cabe sino concluir en que no se acreditó —siquiera en forma mínima— que el codemandado Scarone hubiese
realizado un obrar antijurídico susceptible de "producir", "facilitar", "permitir", "agravar" o "prolongar" la
insolvencia de la sociedad "Puente Salguero S.A." y, mucho menos, que ese supuesto accionar hubiese sido
doloso tal como lo requiere la acción de responsabilidad típicamente concursal invocada en la especie (LCQ:
173). De la misma forma, tampoco se ha demostrado la existencia de alguna infracción de parte de Scarone a
los deberes impuestos por la ley —ya sea por acción u omisión— o que este último hubiese actuado en
violación a la ley o al estatuto, conductas susceptibles de configurar la causal de mal desempeño de sus
funciones prevista en la ley societaria (LS: 59 y 274). En ese contexto, deberá considerarse que no fue
debidamente acreditado el cumplimiento de los requisitos necesarios para la procedencia de alguna de las
acciones de responsabilidad incoadas, ya sea la prevista en el artículo 173 —antes 166— de la LCQ, como la
reglada por el artículo 175 —antes 168— del mismo cuerpo normativo. Sobre la base de todo lo hasta aquí
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desarrollado, no corresponde sino receptar el recurso de apelación articulado por el Sr. Defensor Oficial,
debiendo revocarse la sentencia de grado en cuanto receptó la acción deducida contra el codemandado Oscar
Rubén Scarone, disponiéndose el rechazó de la demanda articulada contra este último.
4.) El régimen de costas. Habida cuenta que lo hasta aquí expuesto determina la revocación de la acción
deducida contra el codemandado Oscar Rubén Scarone, tal circunstancia hace que deba revisarse la
distribución de costas efectuada en la anterior instancia, en razón de que incumbe a este Tribunal expedirse
sobre ese particular, en orden a lo previsto por el CPCC: 279. Pues bien, sabido es que en nuestro sistema
procesal, los gastos del juicio deben ser satisfechos —como regla— por la parte que ha resultado vencida en
aquél. Ello es así, en la medida que las costas son corolario del vencimiento (arts. 68, 69 y 558 Cód. Proc.) y se
imponen no como una sanción sino como resarcimiento de los gastos provocados por el litigio, gastos que
deben ser reembolsados por el vencido. La Corte Suprema ha resuelto, en reiteradas oportunidades, que el
art. 68 CPCC consagra el principio del vencimiento como rector en materia de costas, ya que encuentra su
razón de ser en el hecho objetivo de la derrota: de modo que quien resulta vencido debe cargar con los gastos
que debió realizar la contraria para obtener el reconocimiento de su derecho (conf. CSJN, Fallos, 312:889,
entre muchos otros). Sin embargo, si bien esa es la regla general, la ley también faculta al Juez a eximirla, en
todo o en parte, siempre que encuentre mérito para ello (arts. 68 y ss.). Síguese de lo expuesto que la
imposición de las costas en el orden causado o su eximición —en su caso— procede en los casos en que por la
naturaleza de la acción deducida, la forma como se trabó la litis, su resultado o en atención a la conducta de
las partes su regulación requiere un apartamiento de la regla general (conf. COLOMBO, Carlos - KIPER, Claudio,
"Cód. Procesal Civil y Comercial de la Nación", T° I, p. 491).
En la especie, no se aprecian fundamentos suficientes que permitan apartarse del principio general supra
referido, toda vez la demandante ha resultado vencida en la contienda, al haber sido rechazada en forma
íntegra la demanda respecto de Scarone, siendo que la propia actora no imputó conducta dañosa alguna al
mencionado codemandado, circunstancia que evidencia la sinrazón de la acción. Así las cosas, corresponde
imponer las costas de la anterior instancia a la quiebra de "Puente Salguero S.A." en su condición de vencida
en dicha instancia (CPCC: 279 y 68). Igual criterio, se aprecia conducente para las costas devengadas ante esta
Alzada, por análogas razones (CPCC: 279 y 68).
V. Conclusión. Por todo lo expuesto, propicio al Acuerdo: a.) Acoger el recurso de apelación deducido por
el Sr. Defensor Oficial, en representación del codemandado Oscar Rubén Scarone y, en consecuencia; revocar
el pronunciamiento apelado, disponiendo el rechazo de la acción deducida por la sindicatura de la quiebra de
"Puente Salguero S.A." contra Oscar Rubén Scarone; b.) Imponer las costas de ambas instancias, respecto de la
acción deducida contra el citado codemandado, a la quiebra de "Puente Salguero S.A." en su condición de
vencida en el litigio (CPCC: 279 y 68). He aquí mi voto.
Por análogas razones la doctora Míguez adhiere al voto precedente.
Vistos: a.) Acoger el recurso de apelación deducido por el Sr. Defensor Oficial, en representación del
codemandado Oscar Rubén Scarone y, en consecuencia; revocar el pronunciamiento apelado, disponiendo el
rechazo de la acción deducida por la sindicatura de la quiebra de "Puente Salguero S.A." contra Oscar Rubén
Scarone; b.) Imponer las costas de ambas instancias, respecto de la acción deducida contra el citado
codemandado, a la quiebra de "Puente Salguero S.A." en su condición de vencida en el litigio (CPCC: 279 y 68).
c) Notifíquese a las partes, al Sr. Agente Fiscal y al Sr. Defensor Oficial mediante la remisión de los autos a sus
despachos. d) A fin de cumplir con la publicidad prevista por el art. 1 de la ley 25.856, según el Punto I.3 del
Protocolo anexado a la Acordada 24/13 CSJN y con el objeto de implementar esa medida evitando obstaculizar
la normal circulación de la causa, hágase saber a las partes que la publicidad de la sentencia dada en autos se
efectuará, mediante la pertinente notificación al CIJ, una vez transcurridos treinta (30) días desde su dictado,
plazo durante el cual razonablemente cabe presumir que las partes ya habrán sido notificadas. El Señor Juez
de Cámara, Doctor Alfredo Arturo Kölliker Frers no interviene en el presente Acuerdo por hallarse en uso de
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licencia (art. 109 RJN).— María E. Uzal.— Isabel Míguez.
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