PDF (Capítulo 1) - Universidad Nacional de Colombia

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Para comprender a Gilberto
Álzate Avendaño.
Las fuentes de su pensamiento,
I
El contexto cultural y político de su infancia y adolescencia.
Las lecturas de la primera juventud de Gilberto Álzate Avendaño estaban a tono
con el pensamiento de José Enrique Rodó, lo que indica que se leía tarde a este
insigne intelectual uruguayo o que había razones para su permanencia. Ariel, una
obra de comienzos del siglo XX (1900), era leída por Álzate en plena adolescencia. No
es extraña la influencia de Rodó, pues se trataba de un pensador conservador que
hacía un llamado de regreso a la latinidad, en contravía de la expansión ideológica y
territorial de Estados Unidos, victoriosos después de la guerra contra España en
1898. Empero, era el de Rodó un conservatismo democrático; se trataba del diseño de
una agenda progresista para un conservatismo envejecido. Desde muy temprano, a
los trece años, Álzate participa en un periódico estudiantil: El Pequeño Cronista.
Sus años de escolaridad los combinó con las actividades del Centro Literario Ariel,
que dirigía Bernardo Mejía Rivera, al que asistía, entre otros, el futuro dirigente
comunista Gilberto Vieira.
El departamento de Caldas de entonces, su mundo político y literario, estaba más
atravesado por el arielismo que por las corrientes de derecha que ilustraban y
animaban a los Leopardos en la capital: "Nosotros arielizábamos. Las palabras del
uruguayo, unciosas y augúrales, nos ponían una incandescencia nueva en los ojos",
recordaría Álzate años después en sendas conferencias dictadas en el Instituto
Universitario 1 . Ariel, el paradigmático ensayo de José Enrique Rodó, es una obra de
pronunciado acento conservador y será a través de ella que el joven Álzate asistirá a
un proceso de discriminación de lecturas. Ariel estaba al lado de los libros que por
La Crónica Literaria, mayo 12 de 1934, p. 1.
entonces leía todo el espectro conservador regional y nacional, que eran los mismos
libros que habían servido de apoyo a Rodó en la escritura de su célebre convocatoria:
Renán, Maeztu, Gobineau. Le ha de haber llamado la atención a Álzate el contenido
renovador de Ariel en el marco del progreso dentro de la tradición. El rechazo que
manifestaba Rodó hacia el gusto ordinario de la cultura anglosajona y su propuesta
de volver a la latinidad clásica. Pero, además, la convocatoria rodosiana preveía una
lucha antiimperialista de carácter contraestadounidense como portaestandarte de la
juventud continental. Esa lucha estaba revestida de una defensa cultural, de un
nacionalismo que tenía más que ver con el regreso a los valores hispánicos que con la
construcción de unos referentes nuevos. Que prendiera el arielismo entre los caldenses
en particular y entre los colombianos en general tiene que ver con la procedencia de
la propuesta: Uruguay. Allí no existían suficientes indígenas como para una propuesta
que partiera de ese universo protocultural. Tampoco los había entre nosotros. La
identificación de Colombia no pasaba por allí. El mundo de España tenía más peso.
La madre patria y, más allá, el mundo grecolatino son los llamados a socorrernos de
la invasión bárbara. Y no había que hacer grandes esfuerzos para esto. Su adolescencia
estaba saturada de la cultura conservadora a la que pertenecía familiarmente, de
sus conexiones y de las formas y contenidos de su escolaridad henchida de
tradicionalismo, religiosidad, promilitarismo y cultivo de la lengua española. La
trascendental convocatoria de Ariel hubo de impactar al joven Álzate, y en la
Manizales de entonces estaba toda la infraestructura ideológica para acudir al llamado.
De principio a fin el pensamiento de Rodó estuvo presente en la vida y obra de Álzate.
En su evolución última, la del ospino-alzatismo, el arielismo se manifestó también:
el Frente Nacional era la culminación de esa crítica de Rodó en el sentido de que la
cultura anglosajona era egoísta y mercantilista. En Colombia la crítica rodosiana de
la compulsión a la imitación era ya una realidad.
Cuando llegaron más ideas, las del nacionalismo europeo de derecha, en el pensamiento
de Álzate estaba ya el sedimento del arielismo. Pero hay también influencias
indirectas que suelen ser dramáticas porque provienen de la otra orilla, del adversario
culturalmente lejano y supuestamente inimitable. En Colombia, históricamente, no
se trasladaban las personas de un partido a otro. A medida que avanzaba el siglo XX
nadie osaba cambiar de colectividad para no correr con el mote de traidor. Pertenecer
a uno de ellos, sentirse en uno de ellos era cuestión de cultura. Más bien a lo que
aspiraban quienes allí nacían y quienes allí eran bautizados era transformarlos o
radicalizarlos a su derecha o a su izquierda. Es ese uno de los secretos para comprender
la perdurabilidad del bipartidismo colombiano: la intensa lucha que se da en el interior de cada uno de los partidos.
Gilberto Álzate Avendaño creció influido por intelectuales que consumían de manera
directa los libros que sobre el pensamiento social y político iban apareciendo en Europa
desde finales del siglo XIX. La literatura francesa realista ocupaba un lugar destacado:
Flaubert, Zola, Goncourt, Maupassant, Daudet. El naturalismo colmaba también un
sitio preferente. Se trataba de autores que plasmaban en sus obras la realidad en su
más cruda revelación. La crítica que leían en la novela, en el ensayo, en los trabajos
históricos era asimilada para interpretar el acontecer diario colombiano: Bourget, Renán,
Lemaitre, Faguet y Taine fueron leídos con ansia coyuntural.
44 El porvenir del pasado
Nace Gilberto Álzate Avendaño justamente en el paradigmático 1910. cuando la voz de
su paisano Aquilino Villegas era en Caldas la más escuchada en el seno de la agrupación
política en que militaba. Era todavía un adolescente Álzate cuando Aquilino Villegas
rememoró ese mapa intelectual de la siguiente manera: "ese grupo juvenil que seguía el
empuje de Valencia, leyó a Remigio de Gourmont y el Mercurio de Francia. Devoró
todos los poetas y escritores novísimos, parnasianos, decadentes y simbolistas, a partir
de Darío, del viejo Verlaine a Maeterlinck. D'Annunzio en su propia lengua, Jorge
Brandes y Suderman, Stephen George y los rusos de Gogol a Dostoievski y Tolstoi, y
finalmente Nietzsche"2. Textos que se mezclaban con los ya existentes en la circulación
bibliográfica nacional. Digamos que el intelectual conservador expresaba la voz de muchos
autores a través de la suya. Trasladaba a su interpretación de los problemas del país, el
mismo tono, la misma envergadura y la misma intensidad de la crítica que los autores
extranjeros utilizaban para con sus países.
Y justamente, se trataba de una época de gran crítica. Eran las lecturas que les servían
para contrarrestar las de los enemigos internos: el liberalismo y el socialismo. Fue
desde siempre estrategia conservadora meter en un solo saco al liberalismo y a todas
las corrientes del socialismo3. Era una manera de hacer más grande, más peligroso al
enemigo. Pero no era una invención, pues realmente el socialismo contaba en su accionar
político con el respaldo de un grupo de liberales de izquierda que intervenía como minoría
en la Cámara de Representantes. Así lo describe Torres Giraldo en sus memorias:
Por los primeros días de septiembre de 1927, los parlamentarios de izquierda, en la Cámara
Baja, configuraban un grupo que contaba con Gabriel Turbay, Armando Solano, Bossa Navarro
y Gustavo H e r n á n d e z Rodríguez, el cual se expresa por el Diario Nacional, que dirige
Solano, con ideas como éstas : "ir al pueblo y confundirse con él: oponerse a cuanto el pueblo
juzgue malo: aprovechar la presión de las multitudes: rechazar el título de partido constitucional:
no desechar ningún recurso para subir al poder" 4 .
La política en Colombia se desarrollaba considerando al adversario como enemigo. De
manera indirecta, los Leopardos primero, y Álzate después, tuvieron la influencia del
espíritu de la obra de Cari Schmitt, que ha debido llegarles por sus lecturas de la Acción
Francesa, por el nacionalismo ibérico o por la literatura política argentina'. Era, de
todas maneras, el espíritu de la época de entreguerras en que todo conducía a que
fueran vistas las cosas desde la perspectiva militar. En Colombia había sobradas
condiciones para que la política fuera considerada como una nueva manera de continuar
la guerra en una época de paz. Se vivía a poquísimos años del fin de la guerra de los Mil
Días y a pocos de las grandes confrontaciones del siglo XIX. La inexistencia de un
enemigo externo real volcó la atención sobre un enemigo interno que pasó a ser el
militante del partido contrario: "El enemigo se organiza y nos acecha en la sombra. Es
preciso que acudamos, una vez más a salvar la patria en peligro", leemos en un manifiesto
del Directorio Departamental de Caldas, donde los conservadores llaman a apoyar el
nombre, entre otros, de Silvio Villegas como candidato a la Cámara en 1929b. Después
del interregno republicano en Colombia, se volvió a la guerra, pero esta vez desde la
política. Los resultados de este proceso en nuestro país fueron desastrosos porque era
débil o no existía, y, lo peor, no se construía una protección jurídica, para decirlo en los
términos de Caetano Mosca. Las instituciones no eran lo suficientemente fuertes para
proteger a la ciudadanía, que se veía ante la realidad de sufrir en carne propia el
impacto del discurso político.
- Villegas, Aquilino. Por qué soy conservador. Bogotá. Editorial Nueva, 1931. p, 29.
1
Al respecto puede verse el editorial "El renacimiento liberal", en E¡ Debate, mayo IS de 1929, p. 3.
• Torres Giraldo, Ignacio. Los inconformes. Historia de la rebeldía de las masas en Colombia. Bogotá, Editorial Margen Izquierdo, 1975,
p. 45.
Al respecto puede verse Dotti. -Jorge v Pinto. Julio 'Comp). Cari Schmitt: s u época y su pensamiento. Buenos Aires. Editorial
Universitaria. 2002
'• El Debate, mayo 1 ti de 1929, p. 1
El porvenir del pasado 45
Al fin y al cabo, se trataba de la política: la circulación de las ideas, las confrontaciones,
las campañas electorales. Toda una civilidad política envidiable para el estudioso de
la historia política. Y no es que eso estuviera mal, al contrario, podía leerse como la
presencia de un diálogo democrático entre los colombianos; en últimas, es a eso a lo
que aspira la democracia. Sólo que la infraestructura para su ejercicio era débil y en
algunos casos inexistente.
La vida y la obra de Álzate Avendaño permiten acercarnos a la construcción de la
Nación, por lo menos a sus intentos, a lo poco y mucho que se construyó en tal
sentido. En Colombia este proceso estuvo atravesado por el papel jugado por los
partidos tradicionales en la conciencia de la Nación misma. Es decir, Colombia se
configura como Nación desde los partidos; son ellos y no otros elementos —o más que
otros elementos- los que constituyeron alguna identidad 7 .
El intelectual de provincia fue pieza clave en la configuración de la Nación colombiana.
No ignoraba la importancia de la capital, pero entendía que su papel estaba no en
dejarse seducir por la sensualidad que la arropaba, sino en destacar la necesidad de
colaborar en el trazo de las coordenadas entre capital y provincia, cuando se hizo
realidad la derrota del federalismo. Se les ha denominado "convivialistas" a los
intelectuales de uno y otro partido que emprendieron su vida política a raíz del
primer centenario de la independencia, los conocidos como pertenecientes a la
Generación del Centenario e, incluso, a la de los Nuevos. Pero la aplicación de la
denominación convivialistas habría que llenarla de muchos más contenidos que su
supuesta contribución a la paz entre los colombianos. No era fácil la convivencia
porque sus protagonistas estaban atrapados en redes de significación difíciles de
superar 8 .
El mencionado Aquilino Villegas llegó a afirmar: "no es de admirar que los pueblos
colombianos no se conocieran sino en las guerras civiles, en que los ejércitos de una
región iban a batallar en provincias lejanas. Es ésta la única ventaja verdaderamente
inesperada que nos trajeron las guerras civiles: el conocimiento mutuo" 9 . Así, la
identidad nacional pasó necesariamente por la conciencia de pertenecer a uno de los
partidos tradicionales. El colombiano nacía en cuna liberal o conservadora. El otro
no era el ciudadano del país vecino, el enemigo no era el venezolano ni el peruano,
sino el liberal o el conservador. Nos configuramos, pues, como enemigos entre nosotros
mismos. Desde entonces fuimos un país dividido, fragmentado en dos: los liberales y
los conservadores. No faltaron las condiciones subjetivas para que esto fuera así.
Brillantes intelectuales de una u otra parcialidad política desplegaron sus capacidades
para argumentar e interpretar y convencer del por qué debíamos seguir siendo lo
uno o lo otro.
7
Véase en profundidad- González, Fernán. Para leer la política. Ensayos de historia política colombiana. Bogotá. Cmep. 1997,
" Sobre el concepto convivialistas puede verse la obra de Braun, Hebert, Mataron a Gaitán. Vida Pública y violencia urbana en
Colombia. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1987.
" Citado en ibid.. pp.182-183.
46 El porvenir del pasado
El leopardismo : la influencia inmediata.
Mis i d e a s p o l í t i c a s no son fruto de la
improvisación, sino del estudio y la experiencia,
trabajosas conquistas intelectuales. En ¡os
grandes maestros aprendí a desconfiar de ¡o
que suelen llamarse ideas modernas, que no
son sino errores antiguos publicados con una
fecha reciente. 10
Entre finales de la segunda década del siglo XX y comienzos de la tercera, irrumpió
en el escenario de la política colombiana un grupo de jóvenes conservadores: los
Leopardos. El grupo reunía a cinco intrépidos y brillantes estudiantes universitarios
de origen conservador: Silvio Villegas (1902-1972), Elíseo Arango (1900-1977), Augusto
Ramírez Moreno (1900-1974), José Camacho Carreño (1903-1940) y Joaquín Fidalgo
Hermida (1890)11.
Los dos primeros habían estudiado en el emblemático Instituto Universitario de
Caldas, donde también cursó parte de su secundaria Gilberto Álzate Avendaño.
Procedente del Chocó, Arango había llegado a los dieciséis años a Manizales "donde
conoce a Silvio Villegas, la amistad que le sirvió de linterna a su carrera", escribirá
más adelante Ramírez Moreno 12 . Llegaban a Bogotá con un nivel cultural alto. De la
Manizales de esa época, cuenta Silvio Villegas, que tenía "los climas más propicios
para las faenas de la inteligencia" y que "era un medio universitario de primer
orden". Anota también en sus tempranas memorias:
Allí se agitaba una juventud insigne, cuya única ambición era descubrir diariamente una
nueva verdad científica, literaria o política. Nuestro ideal no era coronar una carrera sino
progresar en sabiduría y en belleza. Muy pronto dejamos atrás los libros escolares para lanzarnos
como maratonidas en el vasto estadio de la literatura, de la filosofía y de la ciencia. Todas
nuestras lecturas eran precipitadas como si se fueran a cerrar las bibliotecas. De los evangelios
pasábamos a Carlos Marx y de San Francisco de Asis a Federico Nietzsche. Nuestras aspiraciones
intelectuales eran ilimitadas 13 .
Fueron ellos quienes plantearon en voz alta las que serían las preocupaciones y las
temáticas de la política conservadora en la década de los años veinte. Cuando los
Leopardos saltaron a la palestra pública, Álzate estaba por los catorce años. La bulla
de los intrépidos jóvenes conservadores, aunque más bogotana que manizalita, llegó
a la capital caldense y cayó en suelo abonado por el arielismo. Serán ellos los socios
más cercanos a Álzate en el ejercicio de la política. Estamos hablando de muchachos
universitarios de provincia en Bogotá: Villegas, caldense; Arango, chocoano; Camacho
Carreño, santandereano 14 ; Ramírez Moreno, antioqueño; Fidalgo Hermida, valluno.
Se trata por eso de una historia de jóvenes intelectuales, de la manera como asumían
su rol en la sociedad. Su procedencia social era la clase media de entonces. Construirán
especies de tintes aristocráticos, rebuscarán sus orígenes españoles, pues eso les
apasionaba y entretenía. Su contacto con Bogotá, la ciudad cultural y universitaria
por excelencia en el país, y el ambiente de la Universidad Nacional los pusieron en
"' Villegas, Silvio. No hay enemigos a la derecha (Materiales para una teoría nacionalista). Manizales, Casa Editorial y Talleres
Gráficos Arturo Zapata. 1937. p. 57.
|:
Poco conocemos del itinerario de vida de este último personaje, salvo sus primeras apariciones con sus colegas. No terminó sus
estudios universitarios y sus rastros en la memoria del país son muy escasos.
'- Véase el artículo "Elíseo Arango", escrito por Augusto Ramírez Moreno, como editorial de El Debate. 20 de abril de 1929.
1
' Villegas, Silvio. jVo hay enemigos a la derecha..., pp, 75-76.
11
Camacho se había trasladado a Bogotá desde la época de sus estudios secundarios, que cursó en el Gimnasio Moderno y el San
Bartolomé.
El porvenir del pasado 47
contacto con sus pares de otras sensibilidades, con quienes compartieron en tertulias
de cafés y en debates públicos. Ese ambiente los animó, pero también ellos animaron
la disputa política y la circulación de ideas. Les imprimieron a sus participaciones la
confrontación directa, en voz alta. De ellos aprendió Álzate a no dejarse arrinconar,
a atacar, a confrontar, a relacionarse y a construir diálogo.
Los Leopardos están presentes en el movimiento estudiantil de su época como lo
estará Álzate años más adelante. Estuvieron dispuestos a defender sus idearios matrices por encima de la amistad, estrecha, por demás, con sus condiscípulos liberales.
Cuando la juventud progresista propuso en una asamblea estudiantil el nombre del
insigne intelectual mexicano José Vasconcelos como "maestro de la juventud
colombiana", se opusieron con tal vehemencia que uno de sus contradictores les
acomodó motes sonoros que hicieron carrera: "Fieros trogloditas, ebrios aún del olor
de la caverna, palurdos y siniestros, con el hacha de sílex a la espalda" 15 . Habían
coincidido en sus intervenciones contrariando a los liberales, a los socialistas;
solidaridad que los fortaleció y los precipitó a la contienda política nacional bajo una
denominación que ellos mismos discutieron a fondo: los Leopardos 16 . Todo había
comenzado en una polémica epistolar entre el insigne Vasconcelos y Augusto Ramírez
Moreno, referida y explotada por la prensa capitalina, en junio de 1922. Vasconcelos
arremetía contra el poder social, político y económico de la Iglesia colombiana, cosa
cierta, pero que el leopardo se atrevió a rechazar y a enunciar argumentos en contra,
obviando el peso moral que le incumbía a Vasconcelos en su afirmación. Ramírez
llegó al cinismo de afirmar que en Colombia la Iglesia era propietaria de "escasísimos
bienes, enumerables en un pequeño trozo de esta página" 17 . Cosa seria era tocar a la
Iglesia Católica. Los Leopardos estaban armados del "método maurrasiano" para
defenderla. Pero los encrespó sobremanera otra afirmación del paladín mexicano:
"El aristocratismo en política, el patriotismo nacionalista, el catolicismo, todas estas
son fuerzas que se oponen al desarrollo de la confraternidad hispanoamericana y a
los ideales humanitarios contemporáneos" 18 . El mayor de los Leopardos replicó:
Aquí no existe el aristocratismo político. Colombia es surco amasado con tierra de genuina
democracia. No existen tampoco latifundistas, de modo que no aparece como en México el
aristocratismo económico [...] para combatir el catolicismo en estos países, sería necesario
a m a s a r nueva arcilla para constituir sus gentes. Debe tenerse en cuenta, además, que la
religión católica es la única muralla imbatible que oponen estos pueblos a la absorción por
Norte América 19 .
Los Leopardos empezaron expresándose en las revistas Azul y Universidad, espacio
que se les amplió poco después. Más se demoraron en irrumpir con su furia en la
política nacional que en encontrar respaldo mediático. El Nuevo Tiempo les publicó
su documento inaugural 20 , La Patria los asumió como propios, y desde las páginas
de este diario se introdujeron en la geografía de todo el viejo Caldas. La Patria y El
Colombiano se encargaron de encumbrarlos prontamente. Su promoción como
intelectuales y dirigentes políticos encontró en estos periódicos conservadores el apoyo
que otros anhelaban. Hay que decir que el estilo de la lucha leoparda estaba a tono
con las aspiraciones de los editores de La Patria, que buscaban intelectuales
contestatarios al impulso que traía la prensa socialista, expresión a la vez de la
presencia del ideario socialista en la plaza pública; pero, ante todo, era también el
pensamiento y el carácter de Silvio Villegas, un elemento clave para neutralizar a
15
Véase en detalle: Cobos Pinzón. .Alejandro. "La juventud conservadora en la década de los años veinte: orígenes y conformación del
grupo político-intelectual de los Leopardos: 1919-1924", tesis para optar ai título de historiador. Universidad Nacional de Colombia,
2005.
6
• Véanse las discusiones al respecto en ibid.
iT
Ibid., p. 45.
1R
Véase El Nuevo Tiempo, junio 26 de 1922. p. 4
!
» Ibid.
-" "El Manifiesto nacionalista. A los hombres jóvenes del conservatismo". en Villegas. Silvio. No hay enemigos a ¡a derecha..
48 El porvenir del pasado
sectores ubicados a su derecha. Además tuvieron periódico propio'- Eco Nacional,
órgano que, según Ramírez Moreno, "salía en la tarde del gobierno de Ospina [...]
Carreño en editoriales y en notas dictadas al linotipista en las pausas de su marcha
nerviosa, vengó a Ospina de quienes lo vilependiaban y pulía con el esmero de un
orfebre el madero de ignominia en que sujetamos a nuestros propios enemigos" 21 .
El grupo de los Leopardos era aparentemente homogéneo, eclécticamente homogéneo.
Fueron más las cosas que los unían que las que los separaban. Por igual, leyeron y
releyeron, cuando intentaron rehacer doctrina, a Friedrich Nietzsche, a Hyppolite
Taine, a Augusto Comte, a los ideólogos de la Acción Francesa: Charles Maurras,
Maurice Barres, León Daudet, Jacques Bainville; a Simón Bolívar, Sergio Arboleda
y Rafael Núñez.
Álzate se distanciará de Villegas, por ejemplo, en su vocación laica. A diferencia de
aquel, el adolescente manizalita no abordará el tema de la Iglesia y de la religión de
manera incisiva y definitiva. No era Álzate un curero a ultranza. Abordará la iglesia
y la religión en sus aspectos más laicos. Leerá a los doctores de la Santa Madre
Iglesia viejos y nuevos, pero los matices estarán presentes. Tanto en los Leopardos
como en Álzate la antigüedad clásica y el universo medieval católico serán los
orientadores de su pensamiento. Se trató de generaciones próximas que, con
tenacidad, se volcaron sobre la resistencia a la modernidad en Colombia.
Desempolvando a Augusto Comte.
Álzate se nutrió de las mismas lecturas de los Leopardos. La puesta en escena por
parte de estos últimos del aluvión de ideas que promovían, arrastró al joven bachiller
a unir fuerzas con ellos más adelante. Es de advertir, que influyó más el aspecto
reaccionario de los autores que leían, primero los Leopardos y después Álzate, que la
propuesta de síntesis que algunos de ellos impulsaban en sus obras. La lectura que
hizo Silvio Villegas de Comte, por ejemplo, produjo un efecto, diría, más negativo que
positivo. A diferencia, por ejemplo, de los efectos afirmativos de esa misma lectura y
de su aplicación en el Brasil positivista. Igual cosa sucederá con el caso de José
Ortega y Gasset, tan propositivo, positivo e inspirador para la intelectualidad
argentina. Es el proceso dramático por el que atraviesan las ideas en su proceloso
tránsito por el mundo.
Villegas aparece entonces con altos grados de influencia comtiana : "En El catecismo
positivista están las grandes bases de los movimientos contrarrevolucionarios de nuestro
tiempo"22, advertía en los años 30. Se trataba, pues, de una relectura del filósofo francés.
De esa fragua, Silvio Villegas se apropió de contenidos precisos:
Orden y progreso: familia, patria, humanidad; el amor por principio y el orden por base: el
progreso por fin; inducir para deducir, a fin de construir; saber para prever a fin de poder; el
espíritu debe ser siempre el ministro del corazón y n u n c a su esclavo: el progreso es el
desenvolvimiento del orden; la disciplina es la base del perfeccionamiento; los seres vivos serán
siempre y cada vez más gobernados por los muertos: el hombre debe subordinarse todos los
días más a la humanidad-'.
• El Debate, mayo 3 de 1929. p. 3.
Véase. Villegas. Silvio. No hay enemigos a la derecha.... p. 21
Ibid.. pp. 20-21.
El porvenir del pasado 49
En general, Villegas escudriñaba en lo que hubiera de más conservador en la doctrina
comtiana. Sólo que Comte no pertenecía a un partido que tuviera esa denominación en
su país, mientras Villegas, que había crecido bajo la hegemonía conservadora colombiana,
consideraba que en su partido estaba toda Colombia y que toda Colombia debería girar
en derredor suyo. De tanto hurgar en las posturas de Comte, Villegas encontró perlas:
Venimos, pues, de una manera franca, a salvar el Occidente de los males que lo afligen: la
democracia anárquica y la aristocracia retrógrada, para constituir, en lo posible, una verdadera
sociocracia que haga discretamente concurrir a una común regeneración todas las fuerzas
h u m a n a s , aplicada cada una según su naturaleza. En efecto, los sociócratas, no somos ni
demócratas ni aristócratas. A nuestro modo de ver la respetable masa de estos partidos tan
opuestos representa empíricamente por un lado la solidaridad, por el otro la continuidad, entre
las cuales el positivismo establece profundamente una subordinación necesaria, acabando con
su deplorable antagonismo [...] A pesar del atraso evidente de nuestros conservadores oficiales,
nuestros revolucionarios me parecen todavía más distantes del verdadero espíritu de nuestro
tiempo 24 .
En la reconstrucción de la doctrina del conservatismo colombiano, Comte no servía
de cuerpo entero. Por eso, los Leopardos extraen con pinzas lo que les conviene del
arsenal positivista. Les interesa su método positivo y lo sienten ya incorporado en
sus actuaciones intelectuales. Obvia Villegas, por ejemplo, que Comte entendía como
conservador a quien lograba conciliar el progreso traído por la Revolución Francesa
con el orden necesario para apresurar la transición a una sociedad normal basada
en la Religión de la Humanidad 2 5 . Es decir, al no rechazar el carácter positivo del
proceso revolucionario francés, Comte significó una síntesis entre revolución y
reacción, mientras que lo que le interesa al intrépido Silvio Villegas es lo último. Es
esa la razón por la cual el positivismo comtiano es base fundamental en la
configuración del populismo brasileño. Los Leopardos, al descartar la naturaleza de
síntesis del comtismo, evadieron la posibilidad de formular desde el conservatismo
u n a propuesta populista para Colombia en la década de los años veinte. Empero, el
positivismo, como la supremacía del pragmatismo y de la razón, estaba incorporado
ya en la mentalidad de todo el grupo leopardo.
Si de Comte tomaron lo que les convenía, a Hyppolite Taine lo copiaron todo. En su
libro Los orígenes de la Francia contemporánea encontraron la crítica que
necesitaban para desmontar los mitos de la democracia liberal. Además, decía Villegas
que el libro Así habló Zaratustra de Friedrich Nietzsche había sido su primera y
decisiva influencia, al punto de servirle a él y a Elíseo Arango de Biblia: "Allí
aprendimos que la democracia igualitaria es enemiga de toda superioridad; que una
minoría selecta conduce la trabajosa marcha del mundo; que el socialismo es el
regreso a la barbarie. Este sártama anarquista, ingenioso y bárbaro, nos enseñó a
dudar de las soluciones del tumulto" 26 .
Pensamiento y obra de la Acción Francesa y su traslado a Colombia.
Con los Leopardos se estaba dando un replanteamiento, dirán ellos, de los postulados
del conservatismo colombiano, una rcadecuación de la ideología de ese partido. O,
más bien, una reafirmación doctrinaria. Lo nuevo, sí, pero que estrechara la doctrina,
no que la abriera, que la ampliara. Los sedujo a todos la ideología de la Acción
" I b i d . p p . 21-22.
Véase Murilo De Carvalho. José. .4 formacao das almas. O imaginario da República no Brasil. Sao Paulo. Companhia das Letras.
1990, pp. 20-21.
-'• Ibid.. p. 17.
25
50 El porvenir del pasado
Francesa. No les importaron ni siquiera las contradicciones morales propias de su
origen. Ese movimiento francés era hijo del affaire Dreyfus', sus ideólogos habían
tomado partido a favor de quienes habían falsificado documentos para condenar a
Dreyfus con tal de salvar el orgullo del Ejército y de la Nación 27 . "El affaire Dreyfus
es la pila bautismal de todos los políticos franceses" 28 , anotaba Villegas; también lo
será de los Leopardos, que cerraron filas detrás de las posturas de Charles Maurras
y Maurice Barres, ante todo. Según Villegas, Maurras había aportado su doctrina a
Hitler, a Musssolini, a Oliveira Salazar y al nacionalismo español:
Hitler no ha hecho sino apropiarse una doctrina francesa [...] Maurras es la cantera donde se
nutren todos los movimientos contrarrevolucionarios de nuestro tiempo. Su influencia en Francia
es casi mística entre la juventud. Pero es mayor todavía más allá de las fronteras. Mussolini le
debe íntegramente la doctrina medular del fascismo. Oliveira Salazar lo reconoce como su
maestro. En los Balcanes se sigue con pasión. El nacionalismo español acuña sus verdades en
sus matrices soberanas 29 .
Por eso, cuando en 1928 ejercía como director de El Debate, Silvio Villegas hizo
una interesante reseña al polémico libro de Julien Benda La traición de los
intelectuales. Como se sabe, el libro enjuicia directamente a los escritores de la
Acción Francesa por su nacionalismo militante. Al contrario de Benda, Villegas
consideró que las pasiones políticas habían estado presentes desde siempre en la
actividad de los intelectuales. Estimó que los tiempos que corrían no necesitaban de
un intelectual pasivo y neutro:
Hoy, el deber de los hombres de letras, no es permanecer en la esfera de la especulación
filosófica, sino avanzar audazmente en defensa de la cultura en peligro [...] cuando está en
peligro la c u l t u r a , pensadores y hombres de l e t r a s no pueden p e r m a n e c e r indiferentes,
anclados en el egoísmo de las ideas abstractas. Política ante todo, es la fórmula de los tiempos
nuevos. Esto, es lo que ha comprendido la juventud universitaria del país. Nuestro deber
está en el periodismo, en la plaza pública, en la b a r r i c a d a , a la cabeza de las legiones
reaccionarias 3 0 .
Así, sintiéndose deudores de los intelectuales de la Acción Francesa, los Leopardos
copiaron formas y contenidos para bien y para mal de la historia política de Colombia, del Partido Conservador y de ellos mismos. Para bien, en cuanto a movilizar
ideas, establecer polémicas, renovar la doctrina, dinamizar el proceso dialógico que
se configuraba en el país incorporando u n nuevo discurso ideológico de extrema
derecha. Como sus paradigmas franceses, los Leopardos, leyendo lo que ellos habían
leído, propiciaron la polémica y dinamizaron la doctrina por vías oral y escrita,
reclutaron prosélitos, buscaron la acción en la calle y en las plazas. Los siguieron
casi al pie de la letra ; "Me atrajo la seguridad de su método, la lógica de sus ideas,
la deslumbrante calidad de su estilo", escribió Villegas 31 . Señalando sin vacilación
que Charles Maurras había sido "la más fuerte impresión intelectual"32 de su juventud,
él y los demás Leopardos compartieron sus tesis : "La monarquía debe instaurarse
por medio de la fuerza. La historia es obra de las minorías enérgicas. La masa sigue
siempre" 33 . Este será un aspecto, si no negativo, bastante contradictorio: ir en
contravía de la tendencia mundial que incorporaba sectores excluidos, que otorgaba
ciudadanías. El traslado de la obra de la Acción Francesa a Colombia no fue selectivo.
En el equipaje llegó también el lenguaje de la violencia y del veneno político. Los
- El 22 de diciembre de 1894 se produjo la condena de Alfredo Dreyfus. El 25 de junio de 1899 nació la Action Francaise. Sus ideólogos
fueron : Charles Maurras, León Daudet. Enrique Larpent. Jacques Delebecque y Thierry Maulnier.
-* Villegas, Silvio. No hay enemigos a la derecha.... p. 31.
-' Ibid.. p. 34.
111
El Debate, octubre 1 8 de 1928, p, 3.
11
Villegas, Silvio, No hay enemigos a la derecha.... p, 24.
1
Ibid.. p. 2 4.
Ibid.. p. 32.
El porvenir del pasado 51
Leopardos se dejarán llevar por lo que era una especie de epocalismo francés en
desmedro de u n a cuidadosa interpretación de la sociedad colombiana: "El mundo
moderno se lo disputan Carlos Maurras y Carlos Marx; el nacionalismo integral y
la internacional roja"34.
El talento de comunicador excelente que identificaba a Maurras los sedujo. A la
larga, el nacionalista francés decía lo mismo que Taine, Jules Lemaitre, o Renán,
entre otros, quienes no pasaban de expositores brillantes! sólo la voz de Maurras se
había vuelto influyente en Francia.
Intelectuales poetas, los Leopardos admiraron la combinación poesía-política que
identificaba a Maurras, lo mismo que la relación directa que establecía entre las
culturas helénica, romana y medieval. Con las obras y la actividad de los ideólogos
de la Acción Francesa, los Leopardos se representaron el mundo que los rodeaba. Allí
encontraron la restauración de los valores humanos, supuestamente refundidos desde
1789: "Para Maurras valores humanos son los que no cambian, los inmutables en el
hombre" 35 , señalaría Elíseo Arango pocos años después. Les llamó la atención a los
Leopardos, el reconocimiento y la defensa que hacía Maurras del papel jugado por la
Iglesia en la construcción de la sociedad occidental. "Maurras demuestra que la
religión católica es la única que conserva la tradición latina, la esplendidez del rito y
la sabiduría doctrinaria. El catolicismo se impuso en aquellos países donde triunfó el
Renacimiento y donde fracasó la Reforma. Fuera del catolicismo ninguna idea religiosa
puede reafirmarnos desde el punto de vista estético, moral y nacional" 36 .
Al nacionalismo, caro para el ideario conservador, se le insuflaron contenidos nuevos,
importados de esta variante de la derecha europea, que ha debido sorprender al
colombiano no conservador de entonces: "En Barres —decía Villegas- encontré los
principios elementales de todo nacionalismo, como diría Platón: la solidaridad en el
tiempo y en el espacio, el culto al pasado, la tierra y los muertos" 37 . Aunque francés,
se t r a t a b a , pues, de u n nacionalismo que, importado a Colombia, adquiría
connotaciones muy provincianas, pero ciertamente nacionales. A los Leopardos nada
les decía el otro nacionalismo, el liberador de Sun Yat Sen en China, o el de Haya de
la Torre, en Perú, o el de Plutarco Calles, en México, contemporáneos que ellos
intentaban introducir en la cultura política colombiana. Ni siquiera fueron dignos
de un comentario suyo. La fórmula "nacionalismo integral" de Maurras les atrajo
más. En los Leopardos, la Iglesia, la religión católica adquieren una explicación
nacional, un elemento de identificación nacionalista. Villegas trae textos de aquí y de
allá para justificarse; Proudhomme sale al baile: "Soy por posición católico, clerical,
si queréis, puesto que la Francia, mi patria no ha dejado de serlo nunca, así como los
ingleses son anglicanos, los alemanes protestantes, los suizos calvinistas, los rusos
griegos; porque mientras los misioneros se hacen martirizar en la Cochinchina, los
ingleses venden biblias y otros artículos de comercio"38. Así, los Leopardos importaron
la artillería completa que utilizó la Acción Francesa para justificar y argumentar su
nacionalismo 39 .
Empero, el nacionalismo de los Leopardos es sólo uno de los tantos que con él coexistían
en la década de los años veinte. Expresaban sus celos con el uso que los demás hicieran
de tal categoría. No podría negársele al general Benjamín Herrera, por ejemplo, su
" Ibid., p. 43.
Arango, Eliseo. "Charles Maurras. un restaurador de valores humanos", en Revista Colegio Mayor, vol. 327, No. 334, octubre
noviembre de 1939, p. 478.
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Villegas. Silvio. No hay enemigos a la derecha.... p. 27
:T
Ibid.. p. 23.
" Ibid.. p. 36.
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Cobos Pinzón. Alejandro, "La juventud conservadora..,", pp. 33 y ss.
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52 El porvenir del pasado
nacionalismo. De él dice Gerardo Molina: "La excesiva liberalidad de la política oficial
en materia de petróleos y de inmigración de capitales le causó malestar en los últimos
años, y por eso sostuvo que nuestras riquezas deben explotarse en favor de los nacionales
y que era dañino un crecimiento que se basaba principalmente en los dineros de fuera"40.
Hasta aquí, desigualdad y jerarquía, es la propuesta del grupo de los Leopardos a la
sociedad colombiana de los años veinte. Desigualdad selectiva con Nietzsche, Darwin, Herder y Gobineau; y necesidad de jerarquía con la Iglesia Católica 41 .
El determinismo o las conclusiones de sus tesis de grado.
Los Leopardos eran expresión de la Universidad Nacional y de la Colombia de
entonces42. Desde finales del primer decenio del siglo XX la institución era confesional,
tradicional y en extremo conservadora. Jóvenes hubo que prefirieron emigrar a la
profunda provincia de Popayán para eludir la Facultad de Derecho de la Nacional,
donde, justamente, estudiaban los futuros Leopardos. Pero a mediados de los años
veinte la emergencia de las masas, la presencia del socialismo y la influencia del
positivismo jurídico removió los claustros. Los Leopardos salieron en contravía a
repeler los nuevos influjos.
Semanas después de la célebre polémica con Vasconcelos, el 3 de agosto de 1922,
Augusto Ramírez Moreno se graduó de abogado con la tesis "Equilibrio americano.
Crítica al tratado de Washington de 1856". Esto significa que la polémica de marras
se produjo bajo la influencia de la escritura de la tesis. Los contenidos de las
intervenciones de Ramírez contra Vasconcelos aparecen en todo su esplendor en su
trabajo de grado. Ambos, el mexicano y el colombiano, e r a n adversos al
panamericanismo y al imperialismo de los Estados Unidos. Pero en Ramírez lo
hispanoamericano significaba estar a favor de la religión católica y de la cultura
hispánica y en contra de la cultura anglosajona. Los ecos del arielismo adaptados a
los años veinte. Era otra la propuesta de Vasconcelos, aunque años después el
intelectual mexicano terminará proclamando principios ideológicos a tono con los de
Ramírez. Como Rodó, Ramírez Moreno teme la avalancha de Estados Unidos sobre
el resto del continente, y no encuentra mejor fórmula para oponerse al designio que
el poder de la religión católica.
En 1924, Silvio Villegas y Elíseo Arango presentaron sus tesis de grado para optar al
título de abogados. Los dos trabajos sintetizan el procesamiento de las lecturas que
consumían. La de Arango, titulada "Resumen de algunas teorías y sucesos
comunistas ", es eso: un resumen provisto de las tesis del autor sobre el comunismo.
El que se haya ocupado Arango del tema en un evento trascendental como la escritura
de un trabajo de culminación de estudios superiores tiene enormes significados. En
una especie de división intelectual del trabajo, Arango se ocupará del análisis de la
doctrina adversa y Villegas de la doctrina aliada. El socialismo en Arango es una
idea antigua que data de los orígenes de la historia; lo novedoso es el marxismo, cuyo
mérito consiste en "haber confundido y hecho inseparables el pensamiento socialista
y el movimiento obrero" 43 . Por tratarse ahora no de la idea, sino de la acción, el
marxismo e instituciones suyas, como la III Internacional, deberían ser combatidos.
Arango inicia así una expedición por las corrientes de pensamiento que terminarían
confluyendo en el pensamiento y en la acción de Carlos Marx y sus seguidores.
10
Molina. Gerardo. Las ideas liberales en Colombia 1915-1934. Bogotá. Tercer Mundo Editores. 1979, p. 82
Véase Villegas. Silvio. No hay enemigos a la derecha.... p, 35.
'- Una opinión interesante de la Universidad Nacional de entonces y de su Facultad de Derecho puede verse en: Montaña Cuellar,
Diego. Memorias. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia. 1996. pp. 101 y ss,
11
Arango, Elíseo. "Resumen de algunas teorías y sucesos comunistas", tesis de grado, Bogotá, 1924. p. tí.
11
El porvenir del pasado 53
Aborda las fuentes del marxismo: el Manifiesto comunista y El capital, entre
otros, amparado por reconocidos contradictores, como Georges Sorel, Eduard Berstein,
Karl Kautsky, para justificar con ellos el desmonte de sus principales tesis: que no
es cierto que el capital se concentre en pocos, que tampoco es verdad que las grandes
empresas aniquilen a las pequeñas, y que eso de la lucha de clases no lleva a
antagonismos insolubles. Curiosamente, en su estrategia anticomunista, Arango no
apela al pensamiento conservador, sino al socialismo no marxista; al tiempo que lo
opone al movimiento comunista, lo avala. Se vale de Jean Jaurés y Léon Blum, entre
los más conocidos líderes socialistas de entonces.
Como era de esperarse, para Arango, la acción del marxismo había llevado "a ese
manto de luto, tendido sobre la humanidad, que es la revolución rusa [...] la crónica
dolorida, el tejido de infortunios del siglo XX"44. El ideólogo anticomunista enjuicia el
bolcheviquismo y el papel desempeñado por Lenine, figura tremendamente nefasta
por ser él, al fin y al cabo, quien llevó a doctrina de Estado la lucha de clases : "El
Estado es una potencia especial de represión, había dicho Engels, y Lenine lo define
como el empleo sistemático de la fuerza hecho por una clase contra otra [...] Es una
inversión, es el despotismo de la autocracia de los zares sustituido por el de la
democracia hambrienta" 45 .
Para Arango, lo que está pasando en Rusia en 1924, año en que muere Lenin —al
parecer la tesis es escrita antes de este acontecimiento—, es el triunfo del socialismo
asiático, una variante de la barbarie" 46 . Si Villegas había declarado su aprecio por la
obra de Alberdi en la Argentina en el sentido de su propuesta de desarrollo e
industrialización del país, no nos explicaríamos por qué los Leopardos habrían de
denostar de Lenin, que en el fondo estaba llevando a cabo una colosal obra de
industrialización del vasto territorio de Rusia. Los Leopardos miraban hacia donde
les convenía: posaban sus ojos en Alberdi, pero ignoraban conscientemente que allí
en la Argentina José Ingenieros estaba haciendo una lectura del fenómeno ruso
conocido por entonces como "maximalismo" por haberle abierto las puertas a una era
de inevitables revoluciones sociales. Anotaba el insigne intelectual argentino: "El
desarrollo de esta revolución no incomodará a quienes la esperen como la cosa más
natural, anticipándose a ella, preparándola, como expertos navegantes que ajustan
las velas al ritmo del viento, recordando las palabras de Máximo Gorki : 'Sólo son
hombres los que se atreven a mirar de frente el sol' "47. Eran otras razones las que
llevaban a Elíseo Arango y a los demás leopardos a su oposición ideológica contra
Rusia: el problema religioso. Era en los aspectos de la religión donde se expresaba en
su mejor forma el pensamiento del leopardismo.
Realmente, no eran infundios los de Arango. Asia había despertado. Desde la revolución
rusa de 1905 se habían desencadenado en ese continente movimientos contra el
sistema colonial europeo y contra las tiranías locales. En 1909 la 'joven Turquía'
destronó el gobierno despótico de Abdul Hamid IL el movimiento revolucionario de la
China, en cabeza de Sun Yat Sen, había conseguido en 1911 derrocar a la dinastía
Manchú y proclamar la República. En el corto lapso de 1910 a 1924 en China habían
transcurrido dos revoluciones. A su vez, Mahatma Gandhi, mediante la aplicación
del Satyagraha, había comenzado con éxito la movilización del pueblo indio contra el
imperio británico. Todo este fenómeno aparecía ante los ojos de los Leopardos como
" Ibid., p. 31.
13
Ibid.. p. 32
": Ibid.. p, 33,
1
Ingenieros. José. Los tiempjos nuevos. Buenos Aires. Editorial Losada. 1961, p, 48.
54 El porvenir del pasado
una ola nueva de invasiones bárbaras. Era en Asia, justamente, donde estaba
concentrado el foco revolucionario de comienzos del siglo XX y Rusia hacía las veces
de su capital.
Pero en el caso de la tesis de Elíseo Arango no se trataba de un análisis sofisticado y
profundo sobre los paradigmas del comunismo internacional. Eran visiones superficiales,
aunque importantes porque revelaban su preocupación ante la influencia del fenómeno
comunista en Colombia. Desde 1919 el socialismo había irrumpido en la arena política
nacional con un partido independiente de la coyunda bipartidista. En 1922, Benjamín
Herrera había seducido a gran parte del socialismo que le había arrebatado una porción
de su electorado en las elecciones de 1921. Junto a este hecho, el país vivía un incremento de huelgas. Las masas, es decir, los nuevos sectores sociales -nuevos respecto de
los del siglo XIX— estaban en la calle exigiendo reivindicaciones políticas y sociales.
Para 1924, cuando Villegas y Arango escriben sus tesis, también lo hace en la misma
Universidad Nacional su condiscípulo Jorge Eliécer Gaitán con la suya : "Las ideas
socialistas en Colombia". Podría uno resaltar en este estudiante de último año de derecho
un nivel más profundo y aterrizado en el enfoque de los problemas sociales colombianos;
más bien se trataba de otra sensibilidad presente en la Universidad Nacional de entonces,
una sensibilidad que estará guiada por la evolución del aprismo en Perú y en toda
América Latina.
En su tesis 'La democracia en los trópicos", Silvio Villegas presenta las que hacia 1924
eran sus preocupaciones y sus lecturas 48 . Con anterioridad a las célebres conferencias
de Laureano Gómez de 1928, Villegas hace una lectura de las condiciones humanas y
geográficas con las que Colombia contaba para su progreso. Apela a las categorías de los
determinismos en boga, dentro de las cuales la raza, es una de ellas. Según concluye,
Hispanoamérica nació de razas históricas inferiores: indígenas sin capacidad de razonar,
negros sin sentido moral, criollos perezosos que no fueron ni indios, ni negros, ni españoles!
mulatos trepadores y anárquicos. De esta mezcla emergió la raza hispanoamericana,
caracterizada, según escribe, por la pereza, la tristeza y la arrogancia. Encuadrándose
en las posturas de Laureano Vallenilla Lanz, Villegas comparte y generaliza lo que el
ideólogo venezolano encontró para el mulato:
En él p a r e c e , que la d i s g r e g a c i ó n de los c a r a c t e r e s s o m á t i c o s de l a s r a z a s m a d r e s ,
correspondiera, como a u n a consecuencia necesaria, a la disgregación de los c a r a c t e r e s
sicológicos, relajando los lazos que deben unirla a la una o a la otra, para producir un tipo
aislado, sin ideas ni sentimientos colectivos, sin espíritu de sociabilidad, confiados siempre en
sus propias fuerzas para allanar los obstáculos que se opongan o su nivelación 49 .
Para ambos, el continente hispanoamericano estaba ubicado en un territorio
"admirablemente preparado para recibir y hacer fructificar violentamente los
principios demoledores y niveladores del jacobinismo imperante 50 .
Villegas hace uso de una transtextualidad en la cual mezcla sus autores, preferidos
unos, útiles otros : Le Bon, Taine, Benjamín Kidd, Adán Foullé, Spencer, Tocqueville,
etc. Apenas los interpela para volver al fondo de sus interpretaciones de la historia.
Se aparta de ellos cuando intervienen negativamente, para darle posibilidad al
optimismo y al desarrollo posible de los países tropicales. In extensus cita a Le Bon
!
* La Revista Jurídica, en su Xo 166-167 de junio-julio de 1924. anunció sobre la tesis de grado de Villegas.
' Villegas, Silvio. "La democracia en los trópicos", tesis para el doctorado. Bogotá. Tipografía el Voto Nacional. 1924, p. 13.
"' Ibid.
,!
El porvenir del pasado 55
en su lectura cáustica sobre la decadencia de Hispanoamérica, lo mismo que al
colombiano Miguel Jiménez López en su concepción de la necesidad que, desde
entonces, tenía Colombia de un estudio psiquiátrico para reconocer el avance social
de países como los del cono sur: Argentina, Uruguay y Chile. Ante tanto texto
apocalíptico en circulación, Villegas, avalando que el remedio para esos males era
una europeización "por medio de la cultura en el trabajo"51, estima que las causas de
la crisis que se vive en Hispanoamérica radican en no haber tenido en cuenta el
prejuicio hereditario de que hablaba Taine, es decir, seguir insistiendo en la búsqueda
de "las instituciones mejores y no las posibles"52. La culpa de esto, aquí y en todas
partes, la tenía el liberalismo. Es a partir de su escrito de 1924 cuando aparece
Bolívar como la excepción en la orgía utópica que identificó a Hispanoamérica después
de su muerte. Sólo él lo había advertido. La razón no estaba de parte de Tocqueville,
para quien la evolución política de los pueblos dependía de las instituciones escogidas,
sino de lo que Villegas había aprendido de su maestro Spencer, que "los pueblos son
hijos de sus tradiciones, esclavos del medio, depositarios de herencias seculares y
que una suerte de determinismo histórico rige el desenvolvimiento de los imperios, y
las repúblicas. La transformación de las costumbres está grabada en el número de
los siglos y las enfermedades políticas sólo se curan en el discurso de las edades"53. Es
el uso que hace Villegas de sus lecturas de Spencer, autor que, leído hoy por nosotros,
por supuesto, nos produce una impresión contraria a la instrumentalización que de
él hizo el joven leopardo. Villegas escribía basado más en textos que en la realidad
material de Colombia. Los adapta a sus propias necesidades ideológicas, que eran las
mismas de los conservadores jóvenes de su generación 64 .
A la altura de 1924, Silvio Villegas comparte todavía los criterios de su paisano
Aquilino Villegas en el sentido de adjudicarle al Partido Liberal el fenómeno del
caudillismo. Piensa como él y habla como él de la idolatría política hacia los líderes
liberales y con ella del eclipse de la democracia. "Esta tendencia al misticismo político
—escribe— tiene su raíz en el fetichismo de las razas indígenas, y se acampa en
nuestra América, debido a la pereza criolla, a la resignación mestiza y a la heredada
esclavitud de las muchedumbres africanas" 55 . Pero se encuentra dividido, busca de
todas maneras elementos que lo lleven al encuentro del héroe ansiado.
Bolívar en el baile de las ideas.
Con los Leopardos comienza la relectura, reafirmación conservadora, más bien, de
Simón Bolívar en Colombia. Aires tampoco originales puesto que en ese proceso se
estaba en Venezuela y en Ecuador. El ideario de Bolívar estaba presente en la
elaboración teórica del aprismo de Haya de la Torre e, incluso, estaba implicado en el
arielismo 56 . Pero se trataba, en el caso de los Leopardos, de buscar en Colombia el
héroe que necesitaban para amalgamar sus lecturas foráneas. Yendo en contravía,
como era su pasión, no inventaron un héroe donde comulgaran todos los colombianos,
sino uno que les sirviera a ellos. Veían en Bolívar el primer positivista americano y
se sintieron retratados en él:
Su ideal político era una república aristocrática, atemperada o conservadora, como quiera
llamársele. Hacia esta forma de gobierno lo inclinaban sus caudalosas lecturas de los clásicos
antiguos, especialmente Plutarco [...] Creía que la democracia pura, sin freno, terminaría por
producir en la América Latina dictaduras personales, y para evitarlo propuso en Angostura, la
• I b i d . p . 18.
' " I b i d „ p . 19.
•• Ibid., p, 20.
31
Véase Vela. Fernando. Abreviatura de principios de Sociología de H. Spencer. Buenos Aires. Ediciones déla Revista de Occidente, 1947.
33
Villegas, Silvio. "La democracia en los trópicos".... p. 32.
36
Véase Haya de la Torre, Víctor Raúl. Construyendo el aprismo. Buenos Aires, Colección Claridad. 1933.
56 El porvenir del pasado
creación de una república atemperada, de clásico corte romano [...] La constitución de Bolivia que
establecía, según apunta Arosemena, una monarquía sin el nombre, fue el código más sabio que
se constituyó para estas repúblicas en los días primeros de su vida independiente: ella hubiera
evitado a estas democracias la crónica dolida de sus infortunios [...] Nadie como el Libertador
lleva en Colombia el título de fundador y de maestro de la doctrina conservadora 57 .
Aunque el texto anterior es extraído de unas memorias tempranas de Silvio Villegas,
el tema de Bolívar lo había abordado, tal cual, en su tesis de grado de 1924. Como lo
hemos anotado, los Leopardos primero, y Álzate después, están a la caza de un nuevo
héroe. Villegas, por ejemplo, reconoce caudillos y caudillólogos por fuera del país.
Fanático del medio, el colombiano no ha sido propicio para producirlo como lo anhela,
pero coincide con posturas como la de Francisco García Calderón, Domingo Faustino
Sarmiento y Laureano Vallenilla Lanz, para quienes los caudillos habrían civilizado
y hecho progresar las repúblicas hispanoamericanas 5 8 . El tratamiento que del
caudillismo hispanoamericano hace Vallenilla en su libro de 1919 Cesarismo
democrático, le ofrece amplias posibilidades para su juego interpretativo 59 .
En el caudillo, Villegas encuentra la síntesis en toda su expresión: síntesis de ideas,
de razas, de creencias, de aspiraciones y de costumbres de las clases populares.
Entiende que hubo caudillos detestables, como es el caso de Páez, pero reconoce en el
fenómeno del caudillismo el componente principal de la identidad hispanoamericana.
Advierte que en Colombia el proceso de configuración caudillista quedó trunco: "Cuando
algún caudillo afortunado ensayó romper los hilos de nuestras tradiciones civiles, los
partidos políticos se unieron para decapitar la dictadura" 60 . Coincide con Rufino y
Ángel Cuervo cuando afirman que la noche septembrina y la Convención de Ocaña
"fueron la voz de nuestra república democrática contra el espíritu venezolano que
probó introducir en nuestra patria el Libertador caraqueño" 61 . Silvio Villegas se
conduele de que no se hubiera establecido una monarquía entre nosotros después del
proceso de independencia:
La monarquía hubiera salvado a América del caudillaje y la barbarie, como ocurrió al Brasil,
bajo el reinado de Don Pedro II, pero nuestros constituyentes estuvieron animados por peligrosas
utopías inspiradas ya por el federalismo de Norte América, ya por el jacobinismo francés. Lo
único que en nuestro sentir, detuvo a la monarquía en América, fue el no haber encontrado un
príncipe a quien ofrecer la corona. 62
De Bolívar para acá, Silvio Villegas reconoció como positivas t a n sólo a las
personalidades políticas de la historia colombiana que hubieran estado cerca del
ideario del Libertador: Sergio Arboleda y Rafael Núñez. Así lo afirmó en su tesis de
grado de 1924 y lo reafirmó en sus posturas ideológicas de toda su vida. En el liberalismo
apenas se detuvo en Tomás Cipriano de Mosquera, contrahombre de Núñez; este
significaba en Colombia la "evolución pacífica, el triunfo de los principios de autoridad
y disciplina, la tolerancia, el centralismo" y Mosquera la "evolución que se consuma
con el filo de una espada triunfante" 63 . Comparando a Núñez con Rivadavia y Porfirio
Díaz, señaló que en el poder sostuvo el equilibrio de los partidos, mientras Mosquera
había perseguido a la Iglesia y divorciado sus intereses de los del Estado, confiscado
sus bienes, fusilado a sus enemigos e impuesto el militarismo. A través de Núñez,
Villegas robustece la doctrina conservadora, la apuntala; mediante la figura de
Mosquera le insufla vida al adversario histórico. Entiende, como lo había sentenciado
37
Villegas. Silvio, No hay enemigos a la derecha.... pp. 4 4 4 9
Villegas, Silvio. "La democracia en los trópicos",.,, pp. 35-40
Véase Vallenilla Lanz. Laureano. Cesarismo Democrático. Estudios sobre las bases soriológa-as de la constitución efectiva de
Venezuela. Caracas. Tipografía Garrido, 1961.
':': Villegas. Silvio. "La democracia en los trópicos",,., p, 10.
61
Ibid.
'•: Ibid.,p. 50,
" I b i d . . p. 61,
38
w
El porvenir del pasado 57
Núñez, que la desaparición o debilitamiento del partido contrario significaría
fraccionamiento del conservatismo y traslado de la ardentía partidista a su interior.
En su evaluación, ningún liberal clasificaba, a no ser que hubiera cambiado de
partido, como Núñez. Tanto este como Arboleda, dos pragmáticos positivistas, habían
entendido que no se podía importar legislaciones exóticas sin la necesaria investigación
de las peculiaridades de cada pueblo. Estimaba Villegas que el libro La reforma
política de Rafael Núñez era el breviario de los conservadores colombianos, y anotaba:
Lo que separó al doctor Núñez del liberalismo fue su concepto positivista de la política. El
reformador no creía, como los utopistas del 63, en panaceas constitucionales. La política, solía
decir, es una ciencia experimental. Las transformaciones de los pueblos son lentas y todo
cambio político debe ser medido por el ritmo del tiempo.
Hablando de la Revolución Francesa escribe estas líneas que coinciden con las justas
conclusiones de Taine en Los orígenes de la Francia contemporánea: "Suprimir
al rey, al clero y la nobleza, de una plumada, equivaldría a hacer repetir a un reloj,
en un segundo, las horas de algunos siglos"61.
José Camacho Carreño escribió su tesis en 1926: 'Defensa de Soledad Román. Ensayo
sobre las pasiones y la premeditación", donde hace uso de las ventajas científicas del
positivismo, pero realza la vigencia del sistema escolástico para abordar las cuestiones
del derecho penal. Se trataba de una joven que ante un delito de abuso sexual terminó
asesinando a su victimario. Camacho, como todos los Leopardos, gozaba de poder del
que se valdrá en su estrategia de ascenso social. El presidente de su tesis era el mismísimo
Presidente de la República, Miguel Abadía Méndez, a quien le explicaba su audacia de
retar a la Facultad de Derecho presentando una novedosa tesis de grado.
De manera intrépida, Camacho se sirve de las enseñanzas del cuerpo científico del
primer positivismo hasta llegar a basarse en positivistas jurídicos como Enrique
Ferri. Pero le interesa que las soluciones que propone para favorecer a su defendida
descansen en última instancia en la sabiduría de los doctores de la Iglesia. Es el
positivismo interpretado por los hermeneutas de la Iglesia lo que le conviene:
Pero esos mismos filósofos inducen la doctrina a conclusiones prácticas y la antigua fórmula de
construcción metafísica arrancada de la Summa de Santo Tomás se enriquece al presente con
demostraciones tomadas de la observación, acendradas por la biología, alquitaradas por el
gabinete y el laboratorio. Así han surgido figuras como las del Cardenal Mercier a desarrollar
en la universidad de Lovaina el gran renacimiento de la filosofía cristiana planeado por el
pontífice León XIII, y as! Pessina, autor estrictamente clásico, nos dice que la pena se dirige no
a destruir el hombre en el delincuente sino el delincuente en el hombre 6 ".
Finalmente, la joven es absuelta más por la ayuda del positivismo que por sus propias
interpelaciones de doctrinarismo católico. Es en esta tesis donde se revela, en toda su
extensión, el interés del grupo leopardo por basarse en los teóricos del catolicismo
para todas las explicaciones ante los problemas de la vida.
M
33
Villegas. Silvio. No hay enemigos a la derecha
p. óo
Camacho Carreño. José. "Defensa de Soledad Agudelo. Ensayo sobre las pasiones y la premeditación", tesis de grado. Bogotá. Tallero
de Ediciones Colombia, 1926, p. 10.
58 El porvenir del pasado
El "Manifiesto nacionalista", ¿nacionalista?.
Simultáneamente a la escritura de sus tesis de grado, tres de los Leopardos redactaron
y publicaron en 1924 el documento que los lanzará ante la opinión pública como
grupo homogéneo: el "Manifiesto nacionalista. A los jóvenes del conservatismo". El
Nuevo Tiempo, que les patrocinó su audacia, valoró los contenidos del documento
ante la desorientación política que vivía el conservatismo. El periódico encontraba
ajustado los contenidos del texto a la doctrina de ese partido, como para que no
cupieran dudas ni suspicacias ideológicas. Y era así realmente. Allí estaban expresadas
las angustias y preocupaciones de los miembros de ese partido, que no entendían la
naturaleza de los tiempos que se vivían: el despegue del capitalismo y sus
consecuencias económicas y sociales. Desarrollo capitalista, curiosamente, que no
era impulsado por los liberales, sino por un gobierno tan conservador como los autores
del documento y con la gente que estaba preocupada por el advenimiento de nuevos
sectores sociales que irrumpían en busca de sus ciudadanías.
El Manifiesto condensaba y compactaba el ideario y la propuesta de los Leopardos en
respuesta a la movilización, dinamización y concientización de nuevas corrientes de
pensamiento adversas al orden ideológico establecido en Colombia. Estaba redactado
en el lenguaje de la prevención y el miedo. La prevención ocupaba los lugares que ha
debido ocupar la comprensión de la coyuntura histórica. No sólo acusan el miedo a la
revolución cuando se expresan sobre la Revolución Rusa, de ahí que reiteremos, a
manera de ejemplo contrario, la lectura que hacía Ingenieros de la experiencia rusa :
¿Qué hacer, pues, frente a las aspiraciones maximalistas? Depende. Los que tengan anhelos de
más justicia, para ellos o para sus hijos, pueden saludarlas con simpatía: los que no crean que
pueden beneficiarlos, deben recibirlas sin miedo. Eso es lo esencial ser optimistas y no temer
lo inevitable. Cuando llegue, en la medida que debe llegar, sólo causará daños graves a los que
pretenden torcer el curso de la historia y a los espantadizos! la rutina hará víctimas, porque es
c a u s a de miedo, y el miedo ha e n g e n d r a d o los mayores males de que tiene memoria la
humanidad 6 6 .
Pero era miedo también al nuevo capitalismo que irrumpía sin proponer todavía una
alternativa. Les a s u s t a b a los dineros que empezaban a llegar gracias a la
indemnización por el robo de Panamá y a la organización de la economía, que le
brindaba al país grandes posibilidades de endeudamiento. Advertían una rebatiña
regional de estos dineros. El país se desfiguraría, la República amenazaba con
disolverse. Ante tal peligro, los Leopardos proponían la elaboración de una doctrina
integral de la patria que la previniera de fatales consecuencias. Daban a entender
que el sistema político colombiano existente era débil para manejar la situación de
desarrollo económico que vislumbraban. No compaginaba la economía con la política,
de tal modo que urgía la conformación de un bloque nacionalista que exorcizara los
peligros. Pero en ese bloque sólo cabrían los conservadores pura sangre. Ni siquiera
tendría cabida el republicanismo todavía latente en sectores del mismo conservatismo:
"El republicanismo en política es el relativismo filosófico, llevado a todas sus
consecuencias: la anemia, la timidez ante las ideas fuertes, la conciliación de principios
inconciliables, y, como lo ha dicho Luis Menard, es bueno únicamente para los períodos
estériles, imposible en las épocas fecundas. Colombia cursa el ciclo de su evolución
creadora" 67 . Tampoco cabrían los liberales cuyos "principios han sido desmentidos
(lí
' Ingenieros, dosé. Los tiempos nuevos.... p. 48.
Villegas. Silvio. No hay enemigos a la derecha.... p. 230.
17
El porvenir del pasado 59
por la ciencia contemporánea [...] En el orden económico la escuela liberal crea la
libre concurrencia. La libre concurrencia es el egoísmo capitalista, que engendra las
desigualdades irritantes, las clases proletarias abandonadas de la caridad cristiana.
Es responsable de la lucha de clases que reclama el socialismo como remedio a los
males de la economía liberal" 68 . No entrarían, por supuesto, los socialistas que
reclaman una solidaridad "mecánica, inhumana, porque está ausente de ella la mirra
de la parábola eterna que arde en la oración de la montaña" 69 . Sólo el Partido
Conservador podría realizar la aspiración nacionalista, sustentada en "estas ideas
sillares: la propiedad, la familia y la patria" 70 , así se lograría desarrollar la plenitud
de las doctrinas tradicionalistas.
Los Leopardos apelaban en este momento de la historia a la estrategia que Rafael
Uribe Uribe le había impuesto al liberalismo en 1911 para sacarlo también del
republicanismo. Se trataba, pues, de un pulso entre los dos partidos tradicionales
por hacerse al poder por la vía de la exclusión. En pleno 1924, los Leopardos se
niegan, incluso, a reconocer en Colombia la presencia del hecho histórico que les
abruma: e l socialismo: "El movimiento socialista no ha empezado en Colombia. Hay
problemas sociales, se juega con las quimeras rusas, pero el sentimiento de clase en
el proletariado, no despierta todavía"71. Sin embargo, anotan en seguida una solución
rápida que medie : "Nosotros podemos esquivar el ciclo comunista marchando hacia
un orden social católico [...] A los postulados revolucionarios, nosotros oponemos la
inteligencia, que es la perennidad de las verdades conquistadas" 72 . Es aquí donde el
leopardismo pudo haberle planteado al país una salida de inspiración populista de
extracción conservadora, pero de contenidos económico-sociales que les hubiera
permitido ponerse a tono con los tiempos que corrían. Para que esto sucediese era
preciso esperar hasta la profunda crisis en la que se verá el régimen en 1929. Por
entonces, la propuesta de los Leopardos tenía las características de una curiosa
cruzada empecinada en desconocer lo que advertían sus propios ojos. Indicaban que
era necesario marchar hacia un orden social católico, pero no atendían aún a los
llamados del mismo Vaticano en el sentido de canalizar las aspiraciones obreras. A
cambio, preferían declarar: "Frente a los extravíos anárquicos del proletariado
urbano, que es una solución sistemática del individuo contra la especie, nosotros
invocamos el sentido tradicional de las clases campesinas, que son el espíritu de la
tierra" 73 . Para ellos la cuestión social tenía que ver con el mejoramiento de la situación
de los trabajadores rústicos, fundamento de la economía patria y por eso proponen
"incorporar el hombre a la tierra para que ella tenga una personalidad ética"74.
En el Manifiesto, el Partido Conservador, que en un principio opera como síntesis,
termina diluyéndose en un catolicismo ecléctico que contradictoriamente asumía el
papel rector. El mismo nacionalismo que servía de título quedaba absorbido
totalmente por la hermenéutica religiosa:
Ante el individualismo extremo que disuelve el genio social y ante el comunismo que destruye la
integridad humana, el orden católico levanta el justo medio [...] Queremos para la República el
orden civil preconizado por la Iglesia, que opone a las libertades revolucionarias, destructoras del
Estado y del ciudadano, un concepto de libertades tradicionales. Buscamos la unidad nacional en
la unidad religiosa. La Iglesia católica es el vaso espiritual que guarda los tesoros de la raza; y las
religiones extranjeras no son ni ciertas, ni humanas, ni latinas. En el catolicismo, apunta un
'* Ibid.. p. 231
"• Ibid.
7
" Ibid., p. 230.
:!
Ibid.
72
Ibid..pp. 231-232
:
' I b i d . p . 231.
:
Ibid.. p. 232.
60 El porvenir del pasado
pensador galo, aparecen significados los valores morales que deben salvarse, para asegurar lo
perenne de ciertas delicadezas del pensamiento humano, de la civilización y del arte".
El Manifiesto es, podríamos decir, un documento de tránsito. Las cosas no están aún en
orden, ni para ellos, ni para la misma Iglesia Católica. Habrá que esperar un poco más,
hasta la aparición de El Debate en 1927, para que se organicen, de acuerdo no sólo con
los mandatos superiores, sino con el recrudecimiento de los conflictos nacionales.
En el Manifiesto se escuchan las voces de Luis Menard, Barres, Maurras, Goyau;
católicos, por supuesto, pero la voz de las encíclicas no aparece, y si está implicada,
es apenas perceptible. En la estrategia de atravesárseles a liberales y socialistas, se
le cerraban las puertas también a una propuesta de naturaleza populista que hubiera
incluido a todos los colombianos. Propuesta que bien pudo haber venido de los mismos
Leopardos. En vez de esto, o gracias a esto, el pueblo no tuvo más salidas. En su
formación religioso-conservadora, de la cual partieron los Leopardos para escribir el
documento, los positivismos de todas las pelambres confluyen en él:
[...] es preciso conservar para reformar! porque toda reforma necesita una base prima, y esa base
es la tradición romana que nosotros invocamos [...] progresar es seguir las leyes de la adquisición
científica, conservar las verdades adquiridas [...] Van estas voces dirigidas a los hombres jóvenes
del conservatismo de Colombia, que son los más obligados porque son los más fuertes. 76
De nacionalismo comprensible realmente había poco en el documento. Ese
nacionalismo se identificaba, ante todo, con la defensa de la cultura clásica. Más
adelante será Álzate quien lo ilustre mejor.
El Debate, la estrategia anticomunista y el primer desencuentro
de los Leopardos con Laureano Gómez.
El año 1928 transcurrió entre polémicas y eventos culturales, políticos e ideológicos
de la mayor envergadura. El primero de junio asumió como director de El Debate el
leopardo Silvio Villegas. Desde este periódico se continuó la construcción del nuevo
modelo de la derecha que funcionaba como una red. Los Leopardos se apropiarán de
este espacio y hacia allá marcharán los jóvenes que pensaban como ellos o que como
ellos empezaban a pensar. Arango será ya parlamentario, Ramírez estará en el
gobierno de Caldas y José Camacho Carreño en el de Santander. El director de La
Patria será también y de manera simultánea colaborador cercano.
El Debate abrió la edición del primero de junio con la fotografía del nuevo director
para anunciar el acontecimiento 77 . Villegas portaba el aura de haber sido director de
La Patria y de haber empezado ya una carrera reconocida en las letras y en la
política. Mejor elección no habría podido hacer el periódico. Se trataba de un órgano
de expresión surgido en la coyuntura precisa. La Iglesia salía en defensa de sus
intereses cargando con la responsabilidad de ofrecer su doctrina social como alternativa
a otros pensamientos sociales. El tema obrero llenaba las páginas editoriales, el
socialismo tendrá en sus contenidos el adversario fortalecido. "La encíclica Rerum
Novarum de S.S. León XIII ofrece las únicas soluciones eficaces para el malestar
social"78, titulaba El Debate, a propósito de una entrevista a Ismael Perdomo,
arzobispo de Bogotá.
73
Ibid.
Ibid.. pp. 232-233,
' El Debate había comenzado a circular el 27 de mayo de 1927.
7
" Ibid.. abril 13 de 1928. p. 1.
7,7
El porvenir del pasado 61
Hacia El Debate se dirigieron dos leopardos más, Joaquín Fidalgo Hermida y Augusto
Ramírez Moreno, quienes se convirtieron en colaboradores. Ramírez escribió allí un
buen número de editoriales a partir de abril de 1929. Elíseo Arango contó con este
periódico para la promoción de sus iniciativas en la Cámara de Representantes en 1928
y para ser reelegido en las elecciones de 1929. Con los mismos servicios contó Camacho
Carreño en su aspiración a la Cámara en 1929. Además, en la plana de columnistas,
estaba Manuel Mosquera Garcés, de profundas convicciones derechistas. El intelectual
liberal José Antonio Osorio Lizarazo también fungió como colaborador. Hasta entonces
la derecha conservadora tradicional tenía en El Nuevo Tiempo sus principales voceros.
Será desde El Debate donde continuará el proceso de configuración de la nueva derecha
del conservatismo, que había empezado en 1921 en Manizales con la creación de La
Patria. Al carácter fundamentalista del periódico se agregará el ímpetu de la carga
generacional que le imprimían a todo lo suyo los Leopardos.
Había sido El Debate un órgano recalcitrante, orientado hacia la Iglesia. Su propuesta
era la de la configuración en Colombia de una cruzada anticomunista. Había sido
creado justamente para resistir al avance, según decían sus editores, de la prensa
anticristiana en el país. Consideraban que el origen de los problemas nacionales estaba
relacionado con la difusión de este tipo de periódicos. Sus editores tenían amplia conciencia
de la importancia de la prensa. Así lo habían consignado publicando una pastoral de
monseñor Herrera Restrepo, la cual fue reproducida en tiempos de Silvio Villegas:
Ella forma la opinión, y por medio de ella afirma y sostiene en su solio a los gobernantes o los
hace vacilar quitándoles el sostén en que se afirman, que es la autoridad. Ella forja en los
cerebros de los legisladores las leyes que le placen y ahoga en la garganta de sus adversarios las
voces de protesta. Con razón ha sido llamada el cuarto poder, arbitro de los otros tres ya que
ella pretende a su capricho dar o quitar la eficacia para obrar al ejecutivo, dictar las normas al
legislativo y hasta derogar y aún a veces imponer sus fallos al judicial 79 .
Consideraban los editores de El Debate —de ahí su nombre— que no sólo la represión
física era suficiente para eliminar el adversario. Por eso las posturas del joven Mariano
Ospina Pérez empiezan a seducir al grupo alinderado en el periódico: "A la ola
comunista es preciso oponerle más cerebros que bayonetas", escribía Ospina en un
telegrama a Silvio Villegas80; tesis que después amplió:
Es preciso combatir al comunismo realizando una intensa obra de dulzura y atracción a las
m a s a s , y ejerciendo una intensa obra de contagio en la juventud intelectual del país. A la
lectura fácil de los libros saturados de un empalagoso humanitarismo de Romain Rolland, de
Wells, de Anatole France; a la miseria mental que propagan en manuales revolucionarios las
librerías catalanas, debemos oponer el noble culto a la inteligencia que satura las obras de
Georges Guyau, de un Jacques Maritain, de un Georges Valois, de Jean Cocteau, de toda la
juventud francesa de nuestros días, que es seguramente católica y derechista 81 .
Este espíritu era compartido por El Colombiano en Medellín que, como El Debate
en Bogotá, era baluarte anticomunista : "Si Colombia ha sido la tierra escogida para
la siembra comunista, es a golpe de cerebro como debemos impedir el desarrollo de
esa nociva simiente. Dentro del idearium conservador caben todos los progresos de la
ciencias moderna y todas las justicias humanas en favor de las clases que se llaman
oprimidas"82. Amas de recomendación, era la conclusión a la que llegaba un colaborador
7
* Pastoral del 5 de abril de 1927. en ibid.. junio 4 de 1928. p. 1.
'" Ibid.
" Ibid.. p. 3.
*2 Véase El Colombiano, noviembre 25 de 1928. p. 1,
62 El porvenir del pasado
del periódico ante la difusión que se hacía en el mismo de supuestos planes del comunismo
ruso de convertir a Colombia "en foco irradiador en la América española de sus
propagandas sociales [...] Cosa rara: nadie nos conoce bien en Europa; pero la
Internacional y Moscú ya saben que entre nosotros hay materia para ensayos soviéticos""83.
Así, con mayor razón, pues los Leopardos ya veían en el joven Ospina su portavoz,
El Debate hace la difusión de los llamados por el prelado en la citada pastoral:
[...] que todos los días festivos en lugar de la homilía o explicación doctrinal, se predique sobre los
deberes de los católicos en lo tocante al apoyo de la prensa buena y a la oposición de la mala, y
sobre los graves peligros que esta implica para la fe, las buenas costumbres, sirviéndose para ello
del concilio plenario americano o de las conferencias episcopales en lo relativo a este asunto: 2.
Que se promuevan por medio del apostolado seglar y especialmente por las juventudes católicas,
conferencias sobre los mismos temas en diversos centros como son los círculos obreros, asociaciones
y congregaciones de ambos sexos, en los colegios, en las escuelas, etc.: 3. Que se procure tratar
iguales temas en todos los periódicos y revistas católicos del país; 4. Que se ponga en práctica la
propaganda no menos eficaz de la conversación de tal modo que no haya católico que con un
propósito constante y eficaz deje de hablar con sus amigos sobre este problema: 5. Que se inicien
también algunas campañas especiales para colocar el nuevo diario en todos los hogares, para lo
cual se sugiere como muy eficaces las llevadas a cabo por comités de señoras, de jóvenes y de
caballeros que se distribuyan la población entera: 6. Que por iniciativa del párroco en cada
localidad o de otro sacerdote, asesorado por los dichos comités o por otros, se trabaje en todas
partes a fin de formar un cuerpo de agentes que busquen suscripciones 84 .
Las conferencias de Laureano Gómez: "El Papagayo".
Por la Argentina de Ingenieros anduvo el joven conservador colombiano Laureano
Gómez. Allá sirvió como diplomático de la hegemonía. Su estadía en el país
suramericano le influyó significativamente. Vivió en directo una nación metida de
lleno en la ciencia, en la cultura y en las ideologías de comienzos de siglo. Argentina
lo tocó. Primero, por haber conocido paradigmas intelectuales que en Colombia no se
leían todavía. Segundo, por las novedosas actualizaciones del pensamiento universal, incluso del pensamiento religioso que allí encontró; y, tercero, por ser Argentina
un país de un pujante y sostenido progreso material. Digamos que la prosperidad de
Argentina lo maravilló y lo llevó a interrogarse sobre el progreso en Colombia. Con
los mismos materiales académicos que encontró en su estadía en el país austral,
interrogó a Colombia. Es ese el sentido y el contenido de sus conferencias en el Teatro
Municipal de Bogotá en junio y agosto de 1928, las cuales revelan la crisis espiritual
que el partido de gobierno vivía en su interior. Curiosamente, las historiografías
tradicional y nueva de la historia política de Colombia no se detienen en el papel de
Gómez en el desmoronamiento de la hegemonía. Fue él, precisamente, quien en el
citado año de 1928, desde el interior de su partido cuestionó, a voz en cuello, el
régimen y anunció su caída. Con estilo académico y aire profesoral, ataviado de
ayudas pedagógicas, Laureano profundizó sobre los problemas que agobiaban a la
nación, defendió la política "no como el arte de labrar la prosperidad de un grupo a
costa del bienestar colectivo", sino como el de hacer la grandeza de una República.
En la conferencia dictada el 5 de junio planteó en un tono de real pesimismo los que
consideró eran los interrogantes para un progreso en Colombia. Cosa que el
conferenciante advertía difíciles por la pobreza de los suelos colombianos, por sus
" Ibid.
•' El Debate, junio 1 de 1928. pp. 2-3.
El porvenir del pasado 63
climas adversos, por sus razas incompetentes, por sus gobernantes incapaces. El
conferenciante advertía la pobreza de la capa vegetal de nuestras tierras. Entre
t a n t a s posibles realidades anotaba: "En nuestro territorio las regiones propicias al
desarrollo del zancudo son 80 mil kilómetros cuadrados más extensas que las
favorables al cultivo del café" 85 . No le faltaban razones a Gómez para sus
señalamientos. Como la conferencia fue dictada en un estilo que parecía carente de
fundamentación teórica, la intelectualidad del país se expresó mayoritariamente en
contra de sus aseveraciones. Gómez no se retractó. En su segunda conferencia contestó
a la crítica recurriendo a una amplísima bibliografía que demostraba que el joven
político e intelectual estaba actualizado en cuestiones sociales y científicas y que sus
juicios habían sido producto de una sofisticada elaboración. Gómez reiteró:
Mi tesis es que esta tierra no es el marco natural espontáneo para una cultura humana; que
esa cultura puede fundarse aquí, pero solamente a fuerza de inteligencia, de trabajo y de
dinero. Que el país está equivocado fundamentalmente en la apreciación de los recursos de
que dispone y de los métodos que tiene en uso para alcanzar esa cultura. Y que si no cambia de
criterio y de conducta perecerá. Irrevocablemente perecerá" 86 .
Las intervenciones de Laureano, en junio de 1928, en el Municipal de Bogotá, que
coinciden con el arribo de los Leopardos a la dirección de El Debate, sirvieron de
pretexto para reafirmar con el dirigente conservador los desencuentros que serán
irreversibles en sus propias vidas políticas 87 . Fue justamente desde El Debate de
donde vino la más fuerte réplica y la más dura crítica a las intervenciones de Gómez.
A partir de este momento comienza el distanciamiento y el enfrentamiento de la
nueva derecha con quien será su principal contradictor en el interior mismo del
Partido Conservador. Un día después de sus intervenciones, El Debate dedicó su
editorial a comentar los contenidos de la conferencia del 5 de junio. Bajo el título de
"El Papagayo", Silvio Villegas, que no tenía mucha autoridad para criticar el
pesimismo de Gómez por haber escrito justamente su tesis de grado sobre las mismas
temáticas y en el mismo tono de este, lo criticó. Claro, lo de su tesis había sido en
1924, y, mientras tanto, Villegas había construido una meteórica carrera periodística
y política. Estaba dispuesto a renunciar a lo que hubiera dicho con tal de superar
todos los obstáculos que le impidieran seguir escalando. Laureano Gómez era uno de
ellos. Ubicándolo junto a otros decadentes: López Pumarejo, López de Mesa, Germán
Arciniegas, dijo que los había alcanzado y superado. "Lo que caracteriza a las grandes
inteligencias es su facultad creadora" 88 , escribía. Comparaba los tiempos gloriosos
del conservatismo, cuando Rafael Núñez y Miguel Antonio Caro se habían dedicado
a "construir la conciencia constitucional y jurídica de la Nación, en fundamentales
estatutos políticos"89. Era demoledora la crítica por cuanto iba directo a la persona
del criticado: "El señor Gómez es el tipo perfecto del 'primario', del jacobino sin
cultura; que lleva al estudio de los negocios severos del estado el rumor múltiple de
la plaza pública [...] Lo que distingue al demagogo es su estrabismo mental; su falta
de sentido de las proporciones"90. Para Villegas, Gómez simplemente había plagiado
textualmente los paradigmas de la pseudociencia europea: "Copió los ingenuos
vaticinios de Gustavo Le Bon y Benjamín Kidd —majaderos ilustres, muy de uso entre
escolares pedantes— sobre nuestra zona, donde razas enfermas declinan por la inclemencia
de los soles del trópico"91. Finalmente, Silvio Villegas acotó: "Ala política del no, cara a los
bárbaros, a los salvajes y a los niños, es preciso oponerle la política del sí, de la construcción
713
Gómez. Laureano. Interrogantes sobre el progreso de Colombia. Bogotá. Editorial Revista Colombiana, 1970, p. 36.
Ibid., p. 75,
Basta recordar ias discrepancias entre Laureano Gómez y los futuros Leopardos en 1921 a raíz del debate del primero contra Marco
Fidel Suárez, en el que Silvio Villegas y Augusto Ramírez Moreno intercedieron a favor de! Presidente.
"" El Debate, jumo 6 de 1928, p. 3.
"• Ibid.
••" Ibid.
" Ibid.
77,1
77
64 El porvenir del pasado
fecunda [...] El señor Laureano Gómez representa y continúa la tradición de las
aves que marcaron un día primero las fortunas de América. Imposible encontrar
más estupendo papagayo" 92 .
El amplio editorial de Villegas fue aplaudido, como todo lo suyo, incluso por los
liberales, que se basaron en sus contenidos para caerle a Gómez. En medio de la
crítica a su primera intervención aparece como factor interesante la descripción
que se hace de la personalidad de Laureano Gómez, que la historia se encargará de
corroborar o desmentir, y las historiografías liberal y marxista de agrandar para
crearse su propio Laureano Gómez. En una columna que se llamó "El fracaso
intelectual del ingeniero Gómez", se reprodujeron textos críticos a la intervención
de Laureano, procedentes de otros medios. Un artículo de Ruy Blas reproducido allí,
dibuja a Gómez de cuerpo entero: "El señor Gómez logró probar que no es un hombre
de pensamiento [...] es el primer demagogo y el primer arengador de multitudes
primarias que existe en nuestro país" 93 . Silvio Villegas logró hacer un amplio uso
político de la conferencia de Gómez; de paso, colocó las primeras piedras en la
construcción de su principal adversario en el interior mismo del Partido Conservador.
Gómez fue acusado de pronorteamericano. Los contenidos mismos de su conferencia
se utilizaron para enlodarlo con los intereses de los países imperialistas en Colombia. Tantas cosas se dijeron que resultan difíciles de encontrarles asidero. En otro
editorial al respecto, Villegas escribió:
El señor Laureano Gómez, prófugo de todos los partidos políticos, náufrago de su propia
conciencia, no encontrando hoy dentro de los partidos constitucionales del país un ambiente
propicio para llegar al poder, orienta sus miradas como Chamorro hacia la estrella polar, vasto
emporio de civilización y de progreso. El señor Gómez principia por predicarnos la resignación
ante la conquista extranjera, porque no tenemos derecho a equivocarnos y porque la humanidad
necesita de nuestra riqueza. Como en otro tiempo solicitaba la intervención de los banqueros
de Norteamérica, hoy parece invocar la de sus generales y marinos, Chamorro está a las
puertas de la República. Es preciso que la nación vigile94.
Para los Leopardos acampados en el periódico, aunque habían aparentemente renunciado
a la Acción Francesa, el espíritu renovador de esta los acompañaba todavía. A ellos les
interesaba no caer en el vértigo de la decadencia de Occidente, sino, más bien, en
defenderlo. Por eso la simpatía hacia los planteamientos de Ospina, pues coincidían con
él en llenar de optimismo su cruzada anticomunista, como una salida a la amenaza de
Oriente sobre Occidente. Los Leopardos, primero, y Álzate junto a ellos, más adelante,
se la jugarán por ofrecer desde la religión católica y desde lo que se llamará el
"grecolatinismo", una alternativa a la decadencia de Occidente, expresada por Spengler
con proyección en Colombia: "Y como todo entre nosotros tiene que ser imitación, abundan
en el país aciagos profesores de decadencia: Sanín Cano, López de Mesa, Alfonso López,
Germán Arciniegas, Carlos E. Restrepo, Laureano Gómez -adustos maestros de
escepticismo—vaticinan para el país aciagas horas declinantes" 95 .
Otros nichos de la derecha colombiana.
El Colombiano también escuchó, estimuló y acogió a los pichones de la nueva
derecha. Cosa parecida ocurría en Cali, donde los conservadores recalcitrantes de la
región sur-occidental del país encontraron a partir de 1925 un medio de difusión a su
177
Ibid.
•' Ibid., junio 7 de 1928, p. 3.
7
Ibid.. junio 8 de 1928, p. 3.
17
Ihid
El porvenir del pasado 65
medida : Diario del Pacífico. Pero entre toda esta avalancha de prensa derechista
destacará El Debate. La naturaleza religiosa del periódico les obligará a centrarse,
a disminuir la intensidad hacia la derecha francesa. Tendrán que justificar sus
bríos leopardos y adaptarlos a la cultura político-religiosa tradicional:
[...] queremos declarar en el primer número de El Debate que sale bajo la dirección nuestra
que la Acción Francesa representa ideas fundamentalmente contrarias a las de este diario y
que trataremos, si es que las ideas de Maurras y de Daudet tienen agentes en este país, de
combatir vigorosamente su influencia, tan peligrosa como la del socialismo, la del liberalismo y
la de las diversas formas de anarquía 96 .
La influencia estaba, les había penetrado hondamente, pero un proyecto nacionalista
como el que tenían en mente les obligaba a tener en consideración el peso de la
Iglesia y de la religión en la constitución social y espiritual de Colombia. En una
entrevista a El Nuevo Tiempo, afirmaba el nuevo director de El Debate:
Lo que debe caracterizar a los partidos tradicionalistas es la permanencia de su doctrina [...]
Existen dos modos de durar: evolucionando, como lo hacen los partidos liberales o permaneciendo
como los tradicionalistas. El conservatismo tiene soluciones precisas para todos los problemas,
definidos en el Evangelio y completados por la filosofía cristiana del siglo XIII [...] Todo programa
conservador tiene que fundarse sobre estos principios inmutables; la disciplina que sostiene el
orden y mantiene el progreso, la unidad espiritual que es la mitad religiosa. El Partido
Conservador por ningún motivo debe desprenderse de la cuestión religiosa, porque ella realza
su fisonomía histórica y porque ella marca su plenitud doctrinaria 97 .
Además, un hecho que les había permitido limar en parte su recalcitrante manera
reaccionaria de pensar y de actuar, lo mismo que evitar la imitación a ultranza,
había sido su intercomunicación, el diálogo con todo el conservatismo que se expresaba
en los mencionados periódicos. Era El Debate una publicación que se había creado
para la defensa de la Iglesia y de la religión católicas y los leopardos allí congregados
tendrían que sopesar entre las ideas de la laicizada Acción Francesa y la influyente
vena religiosa-clerical del conservatismo colombiano. Leemos en el primer editorial
de la nueva época del periódico:
Nada tenemos que ver con Carlos Maurras ateo y positivista y con el caudal de ideas que él y
sus compañeros representan en Francia. Cuando Maurras y Daudet tenían un alto prestigio
entre la juventud francesa por su adhesión aparente al catolicismo, solíamos deleitarnos con la
prosa compacta de Maurras en el diario monarquista. Admirábamos al escritor, pero nunca
participamos de sus ideas. Y cuando la iglesia católica vetó su obra y prohibió sus escritos,
dejamos de leer a Maurras, porque así nos lo exigían nuestras ideas religiosas, y porque la
Iglesia tiene demasiados panegiristas para que tengamos que apelar a la lectura de los reclutas 98 .
La nueva derecha era impulsada por gente joven. Su expreso ímpetu atendía a la
estrategia de posicionarse dentro del Partido Conservador y con él, en la sociedad
colombiana. Una pugna de generaciones se advertía. Respondía también al discurso
a través del cual los jóvenes liberales de la generación de los Nuevos se abrían espacio.
Era el reflejo en Colombia de las modernizaciones de la izquierda y la derecha clásicas
del mundo después de los resultados de la Primera Guerra Mundial: los espectros del
comunismo y del fascismo serán componentes inseparables de ese momento en
adelante en el devenir de la política colombiana.
17,7
97
98
/ b i d . junio I o de 1928, p. 3.
Citado en ibid.. junio 2 de 1928. p. 4.
Ibid., junio I o de 1928, p. 3.
66 El porvenir del pasado
En las anteriores condiciones de cultura religiosa, los jóvenes derechistas tendrán que
elaborar su propuesta nacionalista con brotes propios que los distancien de los
secularizados derechistas franceses. Así, desde su primer editorial en El Debate, Silvio
Villegas la emprende contra tirios y troyanos. El romanticismo de hondas raigambres
conservadoras recibe una crítica demoledora: "En política lo que caracteriza a esta
escuela es que obra como siente y no como piensa, desconoce el hecho social. Al estudiar
una constitución política, en vez de aceptar la tradición, la raza, el medio, las necesarias
y útiles presiones, construye teorías ideales, repúblicas perfectas"99.
La asunción del intrépido leopardo a la dirección de El Debate lo llenó de
congratulaciones. Como se ha visto, Villegas estaba ya acostumbrado a las loas
conservadoras.
En la reconfiguración de la nueva derecha, el nacionalismo fue escogido como señal
ideológica. Tanto en las citadas conferencias de Laureano como en los escritos y
accionar de los Leopardos advertimos contenidos de un renovado nacionalismo. Así
está diseñado en el manifiesto lanzado en 1924. Laureano, que constituye otra
sensibilidad renovadora, es consciente y hace conciencia entre los colombianos de la
poca riqueza del país en materia de recursos naturales en comparación con países
como Argentina, y señalaba que los pocos que había, tendrían que ser manejados con
mucha imaginación. Clamó por una explotación nacional. Eso que, como dijimos, ya
estaba esbozado en el Manifiesto leopardo de 1924. se reitera en El Debate: "Nosotros,
así mismo, fuimos los primeros que hablamos públicamente de la nacionalización
del subsuelo"100. Eran los principios, que se refundirán más adelante, de una propuesta
populista de estirpe conservadora.
En la fabricación del nuevo nacionalismo conservador, los Leopardos se tranzaron en
polémica con los Nuevos, nombre más adecuado para la generación que les era
contemporánea dentro del liberalismo que para ellos. Ateniéndose a los atributos
propios de la naturaleza conservadora: la tradición, el hispanismo, la Iglesia Católica,
cuestionaron cualquier enunciado nacionalista venido del adversario. Ramírez Moreno
anotaba en uno de sus artículos contra los intelectuales liberales que escribían en
Universidad: "Hablar de nacionalismo socialista es incurrir en una contradicción
inexcusable" 101 . Para Ramírez, liberalismo, socialismo y comunismo eran "formas
de anarquía mental más disolventes todavía desde el punto de vista de la inteligencia
que desde el punto de vista social"10-.
Por su parte, Villegas subestimó el intervencionismo de Estado que pregonaban los
demócratas de entonces, porque, según él, no advertían que el marxismo pretendía
no la intervención del Estado, sino su eliminación. Señalaba que el intervencionismo
de Estado era una doctrina pangermana en oposición al comunismo. Villegas promueve
la pena de muerte: "Los comunistas sostienen la pena de muerte aún para delitos
políticos y Enrique Ferri para defender la obra de Benito Mussolini, ¿cómo no se ha
de permitir a nosotros, conservadores y reaccionarios, defender la pena capital para
los delitos atroces y para los casos comprobados de traición a la patria? Pero en el
país faltan desgraciadamente valor, preparación, audacia para afrontar esta clase de
iniciativas" 103 . Justamente, Elíseo Arango, el primero de los Leopardos en arribar al
Congreso de la República en las elecciones del 8 de mayo de 1927. se distinguió
~ Ibid.. junio 2 de 1928, p. 3.
' Ibid.. junio 3 de 1928, p. 3,
' Ibid.
- Ibid.
" Ibid. En ese momento se distinguían en la juventud conservadora del occidente colombiano, además de los Leopardos y del mismo
Álzate, las siguientes personas 7 Primitivo Crespo. Mario Carvajal. Diego Monsalve. Benigno Acosta. Gonzalo Restrepo Jaramillo,
Fernando Gómez Martínez. Marco Naranjo López, Víctor Aragón. Julio Gómez Castro. Rafael Ángel Donado, Alejandro Cabal Pombo
y Ángel María Carrascal.
El porvenir del pasado 67
durante toda esa legislatura por su pasión y vehemencia en la justificación del proyecto
de ley de defensa social, base de las iniciativas represivas del gobierno de tan ingrato
recuerdo en la memoria histórica del país.
Como director y editorialista de El Debate, Silvio Villegas asumió un papel de hombre
luz para el establecimiento conservador. Sus editoriales tenían esa carga, y por tanto,
estuvo dispuesto a recoger y corregir lo que pudiera haber afirmado en su etapa
inmediatamente anterior, como sucedió frente a Maurras y como ocurrirá frente al
cesarismo democrático utilizado como comodín según sus intereses. Corría la campaña
electoral y había que atajar a Alfredo Vásquez Cobo, un general conservador. Resulta
así que para la segunda mitad de 1928 ese concepto no servirá, pero posiblemente más
adelante lo retome. Por lo pronto lo importante es denostar de él:
El único expositor sincero del liberalismo en América ha sido Laureano Vallenilla Lanz. Él ha
demostrado que el Partido Liberal ha sido un partido cesarista. Del fondo de la democracia
descontenta surge el caudillo, el redentor popular que destrona una supuesta aristocracia
conservadora, e impone la dictadura. El liberalismo en América lo representan Mosquera,
Porfirio Díaz, Guzmán Blanco, Rengifo, Solón Wilches, Plutarco Elias Calles. Es un partido
militar y cesarista frente al Partido Conservador esencialmente civil, partido de libertad y de
justicia, particularizado en el continente por grandes figuras del pensamiento: Alberdi, Sergio
Arboleda, Andrés Bello, Miguel Antonio Caro 104 .
En el siguiente editorial, titulado justamente "Cesarismo democrático", Villegas,
trabajando la idea de que el caudillismo era de la naturaleza venezolana, señala que se
trata del aporte de Venezuela a la independencia: Bolívar, Sucre, Piar, Páez. Al contrario,
afirma que Colombia había sido "la cabeza pensante, la dirección intelectual de la
revolución americana: Torres, Caldas, Joaquín Mosquera"108. Para Villegas, el gobierno
de Venezuela era "el producto natural del liberalismo, el tipo clásico de los gobiernos
radicales de América. Porque todos los partidos liberales son fatal y necesariamente
cesaristas. El régimen venezolano es la democracia liberal de América"106.
Se vivía dramáticamente el fin de la década. La sociedad estaba confrontada. Los jóvenes
conservadores atendieron la emergencia. El 16 de octubre de 1928, El Debate abrió su
edición con titular a ocho columnas que decía: "El movimiento revolucionario de Honda",
al tiempo que se estaba discutiendo en el Congreso el proyecto de ley sobre defensa
social y orden público. Los contenidos de tal iniciativa recibieron la oposición de la
izquierda y de los liberales. En su primer artículo se leía:
Constituye delito contra el orden público toda asociación, agrupación o reunión que bajo
cualquier nombre, tenga por objeto alguno de los siguientes fines: i. Incitar a los delitos contra
la paz interior, el gobierno existente o la Constitución, contra la tranquilidad y orden público y
contra la religión y el culto, o cualesquiera otros delitos castigados por las leyes penales 107 .
En la argumentación de todos los contenidos del mencionado proyecto los Leopardos
fueron defensores incondicionales. Justamente, en editorial del 23 de julio de 1928,
El Debate reconoció el trabajo adelantado en este sentido por el leopardo
parlamentario Elíseo Arango.
La huelga bananera, uno de los acontecimientos más importantes de la década de los
años veinte, fue destacado y registrado en detalle por El Debate. La forma de los
1(74
El Debate, junio 27 de 1928. p. 2,
'"'• Ibid., jumo 28 de 1928. p. 3.
11,7
Ibid.
777
Los contenidos del citado proyecto de ley pueden verse en la prensa nacional de julio a octubre de 1928.
68 El porvenir del pasado
titulares, de los comentarios y el lenguaje utilizado en la descripción de la noticia son
coherentes con la manera de pensar, de razonar y de actuar de los Leopardos. El 6 de
diciembre de 1928 el periódico abrió con un titular a ocho columnas que decía: "turbado
el orden público en la Zona Bananera. A última hora el gobierno de EE.UU. ordenó a
uno de sus barcos permanecer surto en la bahía de Santa Marta" 108 . Y luego, con
letra más baja :
La huelga se ha convertido en un movimiento revolucionario: los sublevados atacaron a bala al
ejército y han interrumpido violentamente el servicio de trenes. La situación en la zona es de
s u m a angustia. En estos momentos acaba de quedar totalmente paralizado el tráfico de
trenes, pues los huelguistas residentes en la población de Ciénaga impiden su movilización por
medio de tumultos.
Y como subtítulo: "¿Huelga o revolución?". Y enseguida, el desarrollo de la noticia:
Tanto en Ciénaga como en todas las poblaciones de la zona, la huelga que se creyó en un
p r i n c i p i o u n m o v i m i e n t o g e n e r o s o , se ha c o n v e r t i d o en un v e r d a d e r o m o v i m i e n t o
revolucionario, de desacato a las autoridades civiles y militares, y de propaganda comunista. El
tumulto está dirigido por algunos comunistas cuyos nombres se saben, pero que se encuentran
ocultos, siendo difícil por consecuente su captura. Los revolucionarios que h a n hecho la
propaganda subversiva y que estaban ya vigilados por las autoridades han sido reducidos a
prisión y se e n c u e n t r a n recluidos en los c u a r t e l e s de la policía. / Se ha comunicado
extraordinariamente la nueva de que el gobierno ha declarado el estado de sitio y por consiguiente
turbado el orden público, lo que ha sido muy aplaudido por todas las personas de orden"19.
Era una noticia llena de una carga semántica ideológica que bien hubiera podido hacer
las veces de editorial. Es decir, noticia y editorial iban a tono. Sólo que en el editorial de
la misma fecha se precisaron algunas de las hipótesis que aquí hemos intentado
desarrollar: que lo importante para los Leopardos era la fabricación de un enemigo
interno y en relación con esto su nacionalismo mostró inconsistencias. Silvio Villegas se
puso a favor de la compañía bananera:
En todos los sitios donde a c t ú a n c o m p a ñ í a s n o r t e a m e r i c a n a s la clase o b r e r a mejora
notablemente sus condiciones higiénicas y económicas. Pero existen agitadores que quieren
hacerles comprender a las masas que el odio contra el capitalismo y los patrones se debe
m u l t i p l i c a r c u a n d o se t r a t a de c o m p a ñ í a s e x t r a n j e r a s , e s p e c i a l m e n t e c o m p a ñ í a s
norteamericanas 1 1 0 .
Y se puso en contra de los trabajadores colombianos, pues consideró más peligroso su
comportamiento que el de los extranjeros. La seguridad de la Nación estaba más en
peligro por los nacionales. De acuerdo con esto, escribió: "se impone una resolución
firme de apelar a la fuerza armada, sin consideraciones y sin clemencia, si se repiten
atentados colectivos como el que nos transmiten nuestros corresponsales de la costa.
Porque en la zona bananera no hay una huelga sino una revolución. Gobernar es
resistir a todos los poderes que conspiran contra el orden"111.
En conclusión: la construcción de todo el pensamiento leopardo estaba atravesado
por una serie de implicaciones que los Leopardos no mencionan directamente, pero
que los agobiaban. Se trató de un periodo saturado de acontecimientos que los puso
en alerta. Sonaban timbres, parodiando al poeta Luis Vidales, quería decir que el
•'"• El Debate, diciembre 6 de 1928. p. 1.
7
'" Ibid.
'" Véase el editorial de ibid.. p. 3
Ibid.
El porvenir del pasado 69
país estaba despertando y que parte de ese despertar lo constituía la conversión del
socialismo en Colombia en una corriente dinámica dispuesta a conquistar su espacio
en el suelo de la Nación. No era una especulación contemplativa, como especulación
contemplativa no lo era ya nada en Colombia: todas las corrientes de pensamiento
tenían en alta estima la acción y estaban volcadas hacia la calle. La huelga irrumpía
como fenómeno novedoso de presión, salido no de una copia europea, sino producto
del mismo capitalismo que se desarrollaba en el país. Los conflictos del campo y la
ciudad y la aspiración a su resolución inmediata constituían la vida cotidiana. La
beligerancia de los Leopardos no era una inspiración en el vacío, sino el resultado del
temor y el miedo por una sociedad que se salía de madre. Justamente, cuando Camacho
escribió la última de las tesis de grado de su grupo, se reforzaba en el Gobierno
colombiano "el estilo autoritario para manejar los conflictos"112. En uno de sus
editoriales, que tituló "El germen socialista", Villegas justificaba el 'decreto de Alta
Policía Nacional' que se cocinaba en el Ejecutivo porque, según anotaba, estaba
"enderezado hacia la divulgación de los principios comunistas"113. Su postura relevante
de director de un diario de oficio doctrinario y político lo llevó a bajarle el tono a su
antipatía hacia Laureano Gómez en beneficio de la unidad del partido. La segunda
conferencia de Gómez no mereció otro editorial; esta vez delegó la crítica mordaz 114 .
Ante la agitación social que vivía el país en la segunda mitad de 1928, al tiempo que
llamaba a la unión conservadora lo hacía también para que el conservatismo no
dejara de apoyar al régimen que iba en franco declive:
F r e n t e a estos extravíos y locuras, a estos impulsos primarios, que no obedecen a ningún
principio político, y que son la negación de toda táctica, el deber del conservatismo es rodear al
gobierno, y defender el régimen con todos sus vivos ilustres y con todos sus muertos venerables.
En torno de la administración actual y del proyecto de ley que defiende el orden contra el
comunismo y la anarquía, debe hacerse la unión conservadora, porque cuando ésta vacila es la
república la que sufre estos quebrantos. El conservatismo es y debe ser el anillo de la defensa
pública. Nosotros llamamos a concentración conservadora" 5 .
Para la época que nos ocupa, a la estrategia de la construcción del adversario como
enemigo confluyó la del no reconocimiento del otro. O, mejor, la del reconocimiento
del otro en negativo. Nada le reconocían los Leopardos al liberalismo. Nada tampoco
le había reconocido Aquilino Villegas, representante de la generación anterior: ni
hombres probos, ni ideólogos, ni programa, ni presente, ni futuro. Para ellos ese
partido se encuentra en un desconcierto ideológico: "El Partido Liberal no ha logrado
implantar sus doctrinas porque no responden a las necesidades de la vida nacional"116,
escribía Fidalgo Hermida en plena decadencia del régimen en 1928. En medio de la
crisis de la hegemonía conservadora, no sospechaban que esta pudiera caerse: "la
política es el arte de durar en el poder", había declarado Elíseo Arango a El Tiempo,
en 1929, en plena campaña electoral suya a la Cámara 117 .
Así, los Leopardos eran más que un distintivo. Se trataba de un conjunto de ideas
supuestamente diferentes, nuevas y renovadoras, que servían al doble propósito de
sostener la ideología y el poder en manos del conservatismo y de desmontar el proceloso
camino del ascenso social. Si en lo primero tuvieron relativo éxito, lo segundo lo
conquistaron casi de inmediato: "Ha sido muy aplaudida la elección del leopardo Elíseo
Arango para Presidente de la Cámara de Representantes", titulaba El Debate, en su
u¿
' Véase ampliamente sobre el movimiento huelguístico de la época ; Archila Neira, Mauricio. Cultura e identidad obrera. Colombia
1910-1945. Bogotá, CINEP, 1991.
:
•• El Debate, abril 2 de 1928. p. 3.
;;!
Aunque no se descarta que el amplísimo texto "El -Júpiter bufón", en el que se critica la segunda conferencia de Gómez, haya sido
escrito por él, ya que aparece sin autoría. Véase ibid.. agosto 4 de 1928. p. 3. Véase también el articulo de José Alejandro Bermúdez
"La conferencia de Laureano Gómez", en El Debate, agosto 7 de 1928, pp. 3-4.
:
- Ibid.. agosto 4 de 1928. p. 3.
"!(i La Defensa, marzo 27 de 1928. p. 15.
' El Tiempo, jumo 3 de 1929, p. 10.
70 El porvenir del pasado
edición del 4 de agosto de 1928, en alusión al despliegue, con foto incluida, que, a su vez,
le había dado La Defensa al acontecimiento 118 . Y fue, además, en el Congreso, a
donde ya habían conseguido llegar, que los leopardos Silvio Villegas, Elíseo Arango y
José Camacho Carreño ampliaron el sonido para que sus reclamos y sus propuestas
tuvieran mayor resonancia. Fue su primera oportunidad política para plasmar en
leyes lo que hasta entonces era un ideario y, sobre todo, para hacer efectiva su lucha
contra el fantasma del comunismo. ¿Fantasma?
"Véase El Debate, agosto 4 de 1928. p. 1,
El porvenir del pasado 71
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