Tribunal Fecha Rol Partes Ministros : Corte Suprema : 28/11/2007 : 1787-2007 : Enrique Ramos Garrido con María Astorga Ossa : Fernando Castro Alamos; Marcos Libedinsky Tschorne; Orlando Álvarez Hernández; Patricio Valdés Aldunate; Urbano Marín Vallejo Descriptores : Divorcio. Compensación económica. Requisitos para su procedencia. Menoscabo económico. Factores de determinación. Fijación prudencial de la compensación por parte del juez. Inequivalencia de la compensación con el menoscabo efectivamente producido. Mitigación de la situación económica desmedrada. Doctrina I. Si bien la actual Ley de Matrimonio Civil no determina la naturaleza jurídica de la compensación económica, establece en sus artículos 61 a 66 los requisitos de procedencia de la misma, los factores que deben tenerse en cuenta para su avaluación y cómo debe fijarse Así, el artículo 61 de la Ley Nº 19.947, señala que la compensación económica tiene por objeto reparar el menoscabo económico sufrido por el cónyuge afectado. De esta manera se erige el último elemento aludido como un requisito para el otorgamiento de la compensación económica El menoscabo económico, que si bien no aparece definido en la ley, puede dilucidarse a través de la interpretación sistemática de los artículos de la ley que regulan la materia, y es razonable concluir que el detrimento a que se refiere el artículo 61 se refiere al efecto patrimonial que se produce en el cónyuge que no pudo trabajar o lo hizo en menor medida de lo que podía o quería. Tal menoscabo debe ser probado por el demandante, debiendo el juez considerar los factores establecidos en el artículo 62 de la ley 19.947 II. La explicitación en la ley de los requisitos de procedencia y los factores que la determinan, no implica que la compensación tenga una equivalencia con el menoscabo producido, esto es, la cuantía del menoscabo no requiere ser probada íntegramente, en tanto que su objeto no es restituir lo perdido por su equivalente exacto, sino solo morigerar la situación económica desmedrada en que ha quedado uno de los cónyuges El tribunal deberá fijar prudencialmente el monto de la compensación, y para ello deberá considerar las circunstancias precisas del pasado de cada uno de los cónyuges y las situaciones que tuvieren incidencia en el futuro, consideradas por el legislador. Áreas del Derecho : Derecho de FamiliaDerecho de Familia; Legislación aplicada en el fallo : Ley N° 19947 Año 2004 Nueva Ley de Matrimonio Civil art 61; LEY_19947_AR-61 Ley N° 19947 Año 2004 Nueva Ley de Matrimonio Civil art 62; LEY_19947_AR-62 1 Texto completo de la Sentencia Santiago, siete de julio de dos mil seis. Vistos, oídos y considerando: Primero: Que ante este primer juzgado de Familia de Santiago, don Mauricio Enrique Ramos Garrido, médico, cédula de identidad Nº 8.125.564 4, domiciliado en calle Portales Nº 940, comuna de San Bernardo, interpone demanda de divorcio, en contra de su cónyuge doña María Eugenia Astorga Ossa, fonoaudióloga, cédula de identidad Nº 9.094.1690, domiciliada en Bremen Nº 239 A, casa B, comuna de Ñuñoa, Santiago. Fundamenta su demanda señalando que contrajo matrimonio con la demandada el 19 de julio de 1989, unión inscrita bajo el Nº 1372 del Registro correspondiente al año 1989 de la circunscripción de Las Condes; señala que en esa época su cónyuge se tituló de fonoaudióloga, en tanto él se encontraba realizando los últimos meses de una beca de formación en anestesia y trabajando en turnos de urgencia al mismo tiempo; dice que durante los primeros meses de matrimonio su cónyuge, asistió a una formación sin recibir remuneración en el Hospital Exequiel González Cortés y todos sus gastos eran pagados por él, luego trabajó también sin percibir remuneración en el Hospital Félix Bulnes ya que quería trabajar en el ámbito del niño fisurado y no en otro, por lo cual desechó otras oportunidades de trabajo remunerado. Agrega que a fines del año 1990 a él le confirman que ganó una beca para ir a Francia, que su cónyuge también había postulado a una pasantía, sin embargo, posteriormente no fue posible ya que quedó embarazada del primer hijo, por lo cual se fueron a Francia en el año 1991, cuidando ella del hijo recién nacido Cristián; luego, de vuelta en Chile, él se reincorporó a trabajar en el hospital y su cónyuge empezó a trabajar en el Hospital San Juan de Dios, pero al poco tiempo ella decidió renunciar voluntariamente por sentirse cansada y se dedicó algunas tardes a la actividad privada en forma restringida lo cual fue absolutamente voluntario ya que nunca fue esto una imposición, de manera que pudiendo trabajar ella optó por no hacerlo. Agrega que él siempre ayudó a su cónyuge, canceló su crédito fiscal universitario y le abrió una cuenta corriente en Banco Citibank Nº 0 718442 02 8 asociada a su propia cuenta Nº 0 718442 00 1, que permitía en caso de sobregiro, acceder a sus fondos. Finalmente agrega que la relación de pareja terminó en el mes de febrero del año 2001 y que durante la convivencia, ella nunca volvió a trabajar en hospitales públicos y siempre trabajó en consultas privadas y escasas visitas a domicilio. Su horario de trabajo fue restringido por decisión voluntaria, ya que los niños desde corta edad asistían a jardín infantil, además que contaban con asesora del hogar puertas adentro todo el tiempo, de manera que si hubiese querido, ella podría haber trabajado más, hecho que jamás intentó. Añade que desde que se produjo la separación de hecho, él dejó a su cónyuge e hijos en la casa donde vivía la familia, incluso pagó un reforzamiento de seguridad en todas sus ventanas para evitar que corrieran algún riesgo. Asimismo, pagaba el dividendo del inmueble, los gastos de colegio, la asesora del hogar y sus imposiciones, mantuvo la posibilidad de sobregiro de la cuenta corriente de la señora María Astorga, dejó una tarjeta de crédito adicional, dejó a su nombre y disposición una camioneta Ford Ranger 2000, asegurada, y además dejó todos los bienes muebles adquiridos durante el matrimonio, de manera que su actuar siempre ha sido de buena fe. Sin embargo señala que su cónyuge lo demandó de alimentos en el año 2001, ejerció presiones indebidas sobre los hijos en común, dificultando las visitas, lo que generó una demanda de régimen comunicacional rol Nº 25 2002 a favor de los menores Ramos Astorga, la cual se puso término conjuntamente con la de alimentos mediante sendos avenimientos, pero se obligó a pagar una pensión 2 que excedía con creces su real capacidad económica. Por ello es que, debido a un cambio de circunstancias, en el año 2005, él inició causa de rebaja de alimentos ante el 7º Juzgado de Menores de Santiago rol Nº 781 2005, fundada en el aumento en la capacidad económica de la Sra. Astorga Ossa, en la disminución de su capacidad económica en relación al aumento de deudas y pasivos, en el aumento en las cargas de familia y finalmente, en que la pensión de alimentos excede el 50% del total de sus ingresos; tal causa se encuentra en tramitación y se accedió a una rebaja provisoria. Segundo: Que con fecha 16 de diciembre de 2005 se celebró la audiencia preparatoria, compareciendo ambas partes personalmente, y asistidas por apoderados; en esta ocasión, y dando cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 67 de la ley de Matrimonio Civil Nº 19.947, se efectuó el llamado a conciliación especial, respondiendo negativamente las partes al ser interrogadas respecto a la posibilidad de conservar el vínculo matrimonial. Tercero: Que asimismo, respecto a las demás obligaciones de familia, materias señaladas en el artículo 67 y 89 de la ley Nº 19.947, el demandante expuso que existe un avenimiento desde el año 2002, por alimentos y relación directa y regular con los hijos y se encuentra en tramitación una demanda por rebaja de pensión de alimentos. Habiendo manifestado su cónyuge la efectividad de lo expuesto, se estima improcedente emitir pronunciamiento al respecto. Cuarto: Que dando curso progresivo a la audiencia, el demandante ratifica en todas sus partes la demanda y además, en este acto confiere poder a doña Mónica Jotar y doña Ximena Campodónico. La demandada por su parte reconoce cierto el cese de convivencia, y se allana a la demanda de divorcio. Sin embargo, por la vía reconvencional, solicita compensación económica por la suma de $320.000.000 (trescientos veinte millones de pesos) más costas del juicio. Quinto: Que la demandada fundamenta su pretensión señalando lo siguiente: que ella es fonoaudióloga, que dio su examen de grado el 16 de julio de 1989 y que se casó con el demandante el 19 de julio de ese año, que a la vuelta de la luna de miel, en el mes de agosto de 1989, su cónyuge arrendó un departamento en la comuna de Ñuñoa, y ella comenzó una estadía de post grado en el hospital Exequiel González Cortés, sin costo, la cual se extiende por el plazo de un año y medio; en este período presentó trabajos en las Jornadas de Cirugía Plástica, obteniendo el premio al mejor trabajo libre; su estadía de postgrado era en labio leporino y malformaciones craneofaciales, todo relacionado con las alteraciones de lenguaje que se producen con estas patologías. Dado que ella realizó un muy buen trabajo, se le ofrece la posibilidad que, si se produjera una vacante, se le apoyaría en una eventual contratación. En esa época, su cónyuge ganó una beca de perfeccionamiento profesional en Francia a contar del 1º de septiembre de 1991, razón por la cual y con la intención de prestar el máximo de apoyo a su desarrollo profesional, sumado a la necesidad y voluntad de mantener la vida en común, ella se postergó y decidió postular a una estadía en el hospital Saint Vincent Du Paul en la ciudad de París, con el propósito de obtener mayor experiencia en fisurados; es obvio que ya no podía postular a una vacante en el hospital donde había hecho el postgrado, pero lo consideró necesario, por los valores familiares que querían desarrollar juntos. Para ahorrar dinero tomaron la decisión de dejar el departamento que arrendaban en el mes de enero de 1991 y se fueron a la casa de unos amigos en la comuna de La Reina, y luego a la comuna de Recoleta, en la casa de otros amigos, pero como era muy incomoda la 3 estadía allí, arrendaron un departamento en la calle Juan Gómez Milla en la comuna de Ñuñoa, todo lo cual era propuesto por su marido y ella siempre tenía la firme convicción de apoyarlo en las decisiones que tomara por el bien de la familia. Ella ya estaba embarazada del primer hijo, y esperando que se produzca un cargo en el hospital Ezequiel González Cortés, la invitaron a trabajar en el hospital Félix Bulnes en el departamento de Cirugía Infantil, lo que aceptó y se trasladaba en micro a dicho hospital hasta los 8 meses de embarazo ya que se sentía muy bien desde el punto de vista físico. Luego se quedó en el departamento y como tenían fecha de entrega, lo pintó completo ella, estando embarazada y embaló todo, previo al viaje a Francia. Luego se trasladaron a la casa de sus padres y se le indujo el parto el 9 de octubre, ya que su cónyuge quería ver el bebe antes de irse a Francia. En todo caso, el nacimiento del hijo no podría haber sido parto normal, ya que tenía el cordón umbilical enrollado a un pie. Su cónyuge se fue a Francia de acuerdo a lo programado y luego de un mes, ella viaja sola con el bebé, llegando a París el 22 de noviembre de 1991 y semanas después, se instalaron en un departamento, en el cual ella se queda a cargo de todas las labores domésticas y del cuidado personal del hijo en común. En este sentido hace notar que su decisión de acompañar a su cónyuge fue difícil, ya que implicaba un alto costo relacionado con su desarrollo profesional, sin considerar que había sido madre por primera vez y que se vería enfrentada a una soledad bastante dura, por el horario extenso al que estaba sometido su marido. Una vez retornados al país, en el año 1992, a poco andar se instalaron en un departamento en la comuna de Providencia y su cónyuge retomó sus actividades profesionales, en tanto ella inició una estadía en el Hospital Barros Luco, en el Departamento de Otorrinolaringología, ya que formaba parte del complemento necesario para su especialización en fisurados; luego de un mes de permanencia en esa unidad, le comentan acerca de la posibilidad de postular a ocupar un cargo de 44 horas en el Hospital San Juan de Dios, en el Departamento de Otorrinolaringología, Policlínico Adosado de Especialidades. A pesar que su cónyuge le recomendó no asumir esa responsabilidad, dado que la cantidad de horas era considerada excesiva de su parte, le explicó que no habían posibilidades de asumir menor carga horaria, ya que el cargo estaba definido así. La decisión de trabajar, incluso con la oposición de su cónyuge, argumentando el cuidado del hijo, la tomó con la firme convicción de no ser una carga para su marido y apoyarlo en el logro de los objetivos conducentes a la estabilidad y calidad de vida, y es así como el 1 de abril de 1993 comenzó su labor en ese Servicio de Otorrinolaringología. En el transcurso de ese año, supo que estaba embarazada de la segunda hija, Paula, y por tener síntomas de pérdida, tuvo que pasar un período en cama. La niña nació en mayo de 1994 y posteriormente al período post natal presentó su renuncia al hospital San Juan de Dios, ya que de acuerdo a lo expresado por su cónyuge, no existía necesidad de que ella siguiera trabajando, ya con dos hijos pequeños a quienes atender, planteándole la posibilidad de que permaneciera en casa más tiempo, incluso otorgándole un poder especial para ayudarlo a realizar trámites personales en su nombre y preparando el camino para prestar el máximo apoyo a la educación de los hijos. El argumento dado por su cónyuge, fue que él tenía un trabajo mucho mejor remunerado y que ella podría dedicarse a los niños, trabajando menos horas. En ese sentido, su cónyuge la ayudó a incorporarse a Consalud en el año 1994, institución en la que se desempeñó hasta el año 1999, además de establecerse en una consulta privada en la comuna de Las Condes; ella presentó su renuncia al cabo de casi 5 años a Consalud por el cambio en las condiciones económicas realizado por parte de esa institución. En el intertanto, en enero de 1997 nace Macarena, la hija menor, y su cónyuge le solicita someterse a un corte de trompas, con el propósito de no tener más hijos, a lo que accedió pero esto se tradujo en el inicio de un quiebre. Posteriormente, 4 dado que su cónyuge era accionista de la Clínica Plus Médica, ella ingresó a trabajar a dicho establecimiento en el año 2000 y desde esa fecha, debido a la constancia y volumen de pacientes, ha trabajado los días sábados más una o dos tardes a la semana en dicha Clínica. En cuanto a las labores de crianza de los hijos y atención del hogar, señala que siempre fue ella quien asistió a las reuniones de apoderados de los 3 hijos, que contó con la ayuda de asesora del hogar “puertas adentro pero duró poco tiempo. Para fines del año 2000, el matrimonio ya presentaba síntomas claros de ruptura, y luego cuando se produjo la separación, esto es, una vez que su cónyuge decidió abandonar el hogar, ella contrató una asesora del hogar puertas adentro, lo que le permitió trabajar la jornada completa en la comuna de Quilicura, dado que de lunes a viernes salía de su casa a las 6.50 hrs. Agrega que sus hijos no tenían jornada escolar completa, el hijo mayor iba al colegio en la mañana y sus dos hijas lo hacían en la tarde. Finalmente expresa que, según los artículos 61 y siguientes de la misma ley, se debe compensación económica al cónyuge que tuvo un desarrollo económico menor al de lo posible, al dedicarse al cuidado de los niños y el hogar, por lo que procede la compensación, dado las siguientes conclusiones: a) Se le ofreció en hospital Ezequiel González el primer puesto que se produjera, pero se fue a Francia, la vacante se produjo y la perdió. Tampoco pudo trabajar en Francia por el niño que acababa de nacer. Lo que avalúa en $1.300.000 aproximadamente, ya que era un año de trabajo, más una consulta privada que tenía planeada, que avalúa en $2.600.000 por el año. La pérdida del área profesional la avalúa en $10.000.000. b) Renunció a un trabajo en el Hospital San Juan de Dios a petición de su cónyuge, perdiendo fuero maternal, contrato, antiguedad, seguros de salud, capacitación, mantenerse vigente, etc., todo lo cual avalúa en $10.000.000. Recalca que pasó al Centro Médico de Isapre Consalud, a instancias de su cónyuge con menor horario y sin posibilidades de realizar reuniones clínicas, lo que es vital para un crecimiento profesional, a cambio de poder dedicarse a los hijos en común. c) A lo anterior agrega que no tuvo consulta profesional, que con los años y trabajando en Hospitales, implica un buen volumen de clientela, lo que alcanza a $144.000.000. d) Los beneficios previsionales perdidos, el que su cónyuge iba a cancelar, cosa que nunca hizo, lo que avalúa en uno $15.000.000. e) El daño moral de 150.000.000. Lo anterior lo avalúa en $329.000.000, que espera acreditar en su oportunidad, sin perjuicio del informe que emita el perito. Solicita finalmente la suma de $200.000 por compensación económica. Sexto: Que contestando la demanda reconvencional, la apoderada del demandante señala que de conformidad a los hechos relatados en su propia demanda, no se dan los presupuestos para que proceda la compensación económica, además de no existir en la contraria el menoscabo que exige la ley, por lo que solicita se rechace la demanda reconvencional interpuesta. Séptimo: Que llamadas a conciliación respecto de la compensación económica, las 5 partes no llegaron a acuerdo alguno. Por ello y de conformidad a lo dispuesto en el artículo 61 de la ley 19.968, se procedió a determinar el siguiente objeto del juicio: 1) Procedencia de declarar judicialmente el término del matrimonio celebrado entre las partes por divorcio por la causal de cese de la convivencia, establecida en el artículo 55 de la ley de Matrimonio Civil, fijándose como hecho a probar la efectividad de haber cesado las partes en su convivencia por más de tres años a la fecha de interposición de la demanda de autos, y 2) Procedencia de la compensación económica solicitada por la demandante reconvencional. Octavo: Que en lo que se refiere al divorcio, sin perjuicio de no existir controversia entre las partes respecto del cese de su vida en común, por la naturaleza del derecho disputado y los efectos de las resoluciones judiciales en materia de familia, de conformidad con la voluntad del legislador, se procedió a fijar como puntos pertinentes y sustanciales los siguientes: 1) Efectividad que las partes cesaron su convivencia desde hace más de tres años a la fecha de interposición de la demanda, y 2) Si en el transcurso de ese tiempo las partes no reiniciaron la vida en común. Noveno: Que con el fin de acreditar lo alegado, al inicio de la presente causa el demandante ofreció prueba documental, consistente en el certificado del Servicio de Registro Civil e Identificación que da cuenta del matrimonio celebrado entre los solicitantes con fecha 19 de julio de 1989 y que se encuentra inscrito bajo el número 1.372 del Registro correspondiente al mismo año de la circunscripción Las Condes, bajo el régimen de separación total de bienes. Así mismo se acompañó copia del acta original del Registro de Matrimonio del mismo servicio, Nº 904454 de fecha 19 de julio de 1989 y los certificados de nacimiento de los hijos en común: Cristián Andrés Ramos Astorga, nacido el 9 de octubre de 1991, Paula Alejandra Ramos Astorga, nacida el 4 de mayo de 1994, y, Macarena Ramos Astorga, nacida el 16 de enero de 1997, documentos que fueron incorporados como prueba y que no fueron objetados, por lo que, analizados de conformidad con las reglas de la sana crítica, permiten tener por establecidos los hechos de que dan cuenta. Décimo: Que asimismo, las partes ofrecieron prueba testimonial, consistente en la declaración de los testigos Ricardo Bustamante Bozo, C.I. Nº 6.246.332 5, domiciliado en calle Presidente Riesco Nº 6161 Depto. 93 C Las Condes, doña Francisca Ramos Rodilla, cédula de identidad Nº 13.756.207 3, empleada, domiciliada en calle Los Boldos Nº 2004 La Florida, y doña Andrea Moreno Méndez, C.I. Nº 8.383.935 k, médico, domiciliada en calle Carlos Alvarado Nº 6706, Las Condes, quienes previamente juramentados declararon y se encuentran contestes en el hecho que las partes se encuentran separadas desde hace varios años, con creces más del plazo legal, y que desde que cesó su convivencia, no han reanudado su vida en común. Decimoprimero: Que el artículo 55 inciso tercero de la ley de Matrimonio Civil dispone que “Habrá lugar también al divorcio cuando se verifique el cese efectivo de la convivencia conyugal durante el transcurso de a lo menos tres años . Decimosegundo: Que analizada la prueba documental y testimonial rendida en autos conforme a las reglas de la sana crítica, esta sentenciadora tiene por probado que los solicitantes contrajeron matrimonio el 19 de julio de 1989, bajo el régimen de separación total de bienes; que se separaron de hecho desde hace más de tres años a la fecha, y que durante el tiempo de separación, plazo que exige el legislador, ellos no han 6 reanudado la vida en común, y que sus relaciones mutuas se encuentran ya reguladas. Decimotercero: Que en consecuencia, encontrándose plenamente acreditada la causal invocada por el demandante, la que a su vez fue reconocida por la demandada, y cumpliéndose todos los requisitos exigidos por la ley, procederá a declarar terminado el matrimonio celebrado por las partes, por divorcio. Decimocuarto: Que en lo relativo a la compensación económica solicitada, existiendo controversia entre las partes, se procedió a fijar los siguientes hechos a probar: a) Si existe causal de procedencia, para la compensación económica, esto es, si la demandante reconvencional, a consecuencia de haberse dedicado al hogar y cuidado de los hijos ejerció su profesión en menor medida de lo que hubiera querido o podido, b) En caso de ser positivo, si se le produjo un menoscabo económico, y c) En caso de haberlo, el monto a que ascendería la compensación económica, según lo dispuesto en el artículo Nº 62, teniendo como indicadores los siguientes: La buena o la mala fe, la situación patrimonial de ambos, la pérdida de derechos en materia previsional, y la colaboración que hubiere prestado el otro cónyuge. Decimoquinto: Que las partes ofrecieron prueba testimonial, pericial, documental y declaración de partes, a rendirse en la audiencia de juicio, fijada para el día 21 junio de 2006. Decimosexto: Que en efecto, llegada la audiencia, se recibió la siguiente prueba testimonial de parte del demandante principal: a) Don Ricardo Antonio Bustamante Bozo, C.I. Nº 6.246.332 5, médico cirujano, casado, domiciliado en calle Presidente Errázuriz Nº 6161 Depto. 93 C Las Condes, quien legalmente juramentado expuso que él visitaba al matrimonio Ramos Astorga antes de su separación; el matrimonio vivía con comodidades, tenían asesora del hogar, el demandante Mauricio siempre estaba demasiado preocupado de sus hijos, era papá y mamá antes y ahora, a veces postergaba sus actividades profesionales por participar en actividades con sus hijos, esto es algo que ni él mismo se ha atrevido a hacer, además esta participación con sus hijos era compartida con su señora. Sabe que ésta última es fonoaudióloga, y no sabe si trabajaba, supo que tuvo alguna actividad en el Hospital San Juan de Dios, pero no sabe si era remunerado o no. En otro orden, declara que él participó en el parto de los tres hijos, no se recuerda si hubo inducción, dado que él no es obstetra, es sólo anestesista, y si hubo inducción al parto, no cree que ello obedezca a razones distintas a las médicas, él no hubiera sido cómplice de algo así. b) Doña Andrea Margarita Moreno Méndez, C.I. Nº 8.383.935 k, médico anestesista, soltera, domiciliada en calle Carlos Alvarado Nº 6706, Las Condes, quien legalmente juramentada expuso que conoce a las partes de este juicio desde hace trece años, los conoció cuando el matrimonio vivía en un departamento pequeño mediano, bien alhajado, luego se cambiaron a casa de dos pisos, también bien equipada, contaban con asesora de hogar, Mauricio siempre participaba en actividades con sus hijos, pero él no se postergó en sus actividades económicas por ello, es más, se educó y se formó también durante el matrimonio. En relación a la Sra. María Eugenia, sabe que era fonoaudióloga, al parecer del Hospital San Juan de Dios, pero sabe que ella dejó de trabajar, cree que hace 13 años, no sabe por qué razón, dado que no tenía necesidad de estar todo el día en la casa. 7 c) Doña Francisca Carolina Ramos Rodilla, cédula de identidad Nº 13.756.207 3, soltera, empleada, domiciliada en calle Los Boldos Nº 2004, La Florida, quien legalmente juramentada dice que la familia tenía muy buena situación, los niños siempre estuvieron en sala cuna, jardín infantil y luego buenos colegios. Dice que la Sra. María Eugenia tenía disponibilidad de su tiempo, que don Mauricio trabajaba en un hospital pero todo su tiempo libre era para estar con los niños; agrega que la señora es fonoaudióloga, a veces trabajaba medios días, pero cree más bien que no trabajaba porque era una opción a veces salía y ella cuidaba a sus hijos. Tenían asesora del hogar. d) Doña Irene del Carmen Garrido C.I. Nº 3.558.049 2, 71 años, casada, profesora, domiciliada en calle Recabaren Nº 1512 Independencia, quien legalmente juramentada señala que es la madre del demandante, dice que el matrimonio de este juicio vivía muy bien, con buen status económico. En ciertos períodos trabajan los dos, ella es fonoaudióloga y trabaja en su profesión, siempre había una nana o asesora del hogar, y el demandante participaba en las labores de crianza, de sus hijos. No cree que María Eugenia se postergara profesionalmente porque siempre ella podía salir. No se recuerda si los hijos asistieron a sala cuna, pero sí se recuerda que los niños asistieron a pre kinder en el colegio Manuel de Salas. Sabe que el matrimonio recién casados se fueron a Francia pero desconoce si la demandada tuvo que renunciar a un trabajo para acompañar a su marido. Decimoséptimo: Que por su parte, se recibió la siguiente prueba testimonial de parte de la demandada y demandante reconvencional: a) Don Héctor César Ramos Aguilera, casado, jubilado, C.I. Nº 1.927.230 K, domiciliado en el Quisco, quien legalmente juramentado señala que él trabajaba para su hijo haciendo algunas reparaciones del hogar, gasfitería, electricidad, hacía diligencias y él boleteaba, montos variables. Obtiene devolución de impuestos como contribuyente. b) Don Ricardo Astorga Villegas, 71 años, Los Juncos 357, Las Condes, casado, jubilado, quien legalmente juramentado dice que su hija, la demandante reconvencional, le manifestó que no podía desarrollar mayor actividad ni podía seguir cursos, porque debía dedicarse a sus hijos preferentemente, tuvo que renunciar a parte de su desarrollo profesional. Señala que cuando su hija se casó, él no recuerda la actividad que ella desarrollaba, tampoco sabe si estaba recibida, sí sabe que su hija trabajaba algunas horas, pero muy pocas. El matrimonio vivió fuera de Chile, en Francia, además reconoce que las actividades de padres el demandante las cumplía, no recuerda que si había empleada o asesora doméstica en el hogar de su hija. Tampoco sabe si sus nietos iban a sala cuna. c) Doña Carmen Gloria Gema Silva Fernández, cédula de identidad Nº 9.180.166 3, 40 años, casada, médico veterinario, domiciliada Ezequiel Fernández 863, Ñuñoa, quien legalmente juramentada señala que conoce a la demandada porque fue fonoaudióloga de su hijo durante dos años, es muy buena profesional, rehabilitó a uno de sus hijos. Dice que María Eugenia trabajaba pocas horas, porque tenía que cuidar de sus hijos, por esto sólo atendía los días miércoles en la tarde y sábado en la mañana y en el horario que atendía estaba lleno, siempre tenía copadas las horas, cuando atendía a su hijo José Miguel. María Eugenia no sólo trabajaba allí, sino que debía atender en otras partes, pero ella también se preocupaba de estar en su casa, de estar tanto fuera como adentro, 8 agrega que, antes de la separación, la demandada no pudo desarrollarse plenamente en lo laboral porque se dedicaba al cuidado de sus hijos, pero luego de separase tuvo que trabajar más porque cumplía dos papeles. Dice que la demandada no puede acceder a sueldos más grandes, lo que significa un menoscabo económico y también emocional por las dificultades vividas en el matrimonio y en la separación, circunstancia por la que tuvo que trabajar más. d) Doña Myriam Celia Aliste Núñez, cédula identidad Nº 11.131.084 K, 38 años, casada, asesora previsional, domiciliada en El Roble 785, Recoleta, quien previamente juramentada señala que conoce a la demandada desde el año 1993 porque ella era secretaria en Consalud, institución en donde la demandada trabajaba como fonoaudióloga, por horas, los días lunes, miércoles y viernes, y pese a que habían requerimientos de la gente, doña María Eugenia no trabajaba más horas; ella es buena profesional, la requerían profesionalmente, tanto los pacientes como los mismos médicos y ella no trabajaba más horas porque tenía que estar con sus hijos. Llegó a Consalud desde su anterior trabajo, que no lo recuerda. En su calidad de asesora previsional, declara que la demandada tiene muy bajos fondos previsionales, y si se proyecta en el tiempo, roza el mínimo para pensionarse. Comparando la situación de otros profesionales, médicos y otras fonoaudiólogas, una de ella era soltera y trabajando tiempo completo, tenían el doble de fondos y se podían pensionar con el tope 1.080.000 mensual. Mermó en consecuencia tanto sus fondos previsionales como sus ingresos. La demandada trabajaba menos para estar con sus hijos porque es una mamá muy presente, sus hijos son muy activos, son deportistas y su mamá siempre debe estar participando con ellos. El período en que ella debió dedicarse pocas horas de trabajo era porque quería estar con sus hijos, ella entiende que ésta fue una decisión tomada por la pareja. María Eugenia trabajaba a honorarios, y se le requería más horas en la consulta, pero ella no podía tomar estas horas porque se dedicaba a sus hijos. Durante el tiempo en que las partes estuvieron casados, ella no visitaba el hogar, sabe que Mauro es un papá presente y proveedor. En cuanto a la postergación de la demandada, entiende que el tiempo de Mauro es mejor pagado que el tiempo de María Eugenia por lo que se dijo que él era mejor proveedor en términos de recursos. En cuanto a su situación previsional, señala que no se recuerda si antes María Eugenia trabajaba a honorarios o contratada, pero sabe que ahora lo hace con contrato. Dice que María Eugenia tiene $6.000.000 como fondo previsional y de acuerdo a su perfil como cotizante, proyectado de la forma como está ahorrando, llegado los 60 años percibiría $200.000 mensual. Sin embargo, si hubiera cotizado, tendría más fondos y estaría en mejores condiciones. e) Doña Ana María Torres Pérez, cédula de identidad Nº 7.471.340 8, 50 años, casada, fonoaudióloga, Simón Bolívar 3792, dpto. 502, Ñuñoa, quien legalmente juramentada señala que María Eugenia llegó al Hospital Ezequiel González Cortés a hacer una práctica y luego ella hizo una pasantía de especialidad. A ella le gustaba su trabajo, especialmente con niños fisurados, hizo trabajo importante y teniendo la posibilidad de estar contratada en ese Hospital, por el jefe de la Unidad, Dr. Fernando Heger, ella no optó a eso porque estaba esperando la beca de su marido para ir a Francia. La demandada renunció a una buena oportunidad profesional, en fonoaudiología no hay especialidad y perdió la posibilidad de estar en un servicio y adquirir la especialidad de trabajar con niños fisurados. Dice que ella es también fonoaudióloga y es docente, por lo que puede opinar sobre el desarrollo profesional de la carrera de fonoaudiología. Entiende que ahora la demandada está trabajando en el área de educación, y al respecto dice que las especialidades en fonoaudiología se hacen en hospital, por lo que el costo 9 de la no contratación en el hospital es fuerte, no sólo en lo económico, sino en su trayectoria profesional, experiencia, especialidad, además ahora es más duro porque hay mucha competencia en el entorno laboral, hay profesionales jóvenes y por lo tanto María Eugenia está en malas condiciones de competir porque no tiene experiencia ni especialidad. Actualmente hay 20 carreras de fonoaudiología de distintas universidades, que significa 600 profesionales al año, Además, está desvinculada con médicos que nutren una consulta privada, aparte de lo académico, estudios de post grado, cursos de perfeccionamiento, etc., y los alumnos son potenciales derivadotes de clientes. En cuanto a la opción de ser contratada en 1990, ella le ofrece porque el Servicio la calificó como una persona idónea y le ofrecen el contrato, por su desempeño y el trabajo científico que ella había hecho en el hospital, pero María Eugenia, a pesar que ella quería y ella estaba en condiciones profesionales de asumir ese cargo, ella lo tuvo que rechazar porque estaba en espera de la beca de su marido y la necesidad del Servicio era urgente, por lo que no se le pudo esperar. De hecho se contrató a otra persona, no recuerda la fecha exacta, y de hecho, cuando ella se retiró el año 1997, la persona que fue contratada quedó como jefa del servicio, como la fonoaudióloga titular del servicio. En cuanto a la posible ganancia en ese cargo, no sabe cuánto ganaba, pero ella piensa que tiene que ser menos a la época, un cantidad de $400.000 porque ella ganaba eso teniendo un grado 17 y la jefatura de la que habla era menos porque tenía menos grado. El cargo era de 8:30 a 17:20, y el cargo era compatible con una consulta privada, en donde se podía atender desde las 18:00 horas, hasta las 21:00 y por lo tanto podía hacerse cerca de $250.000 mensual además, por lo que perdió la posibilidad de trabajo y además todos los contactos para mantener una consulta privada, por la natural derivación de pacientes con fisura palatina, porque en el Hospital había sólo dos fonoaudiólogos y por ende todos esos pacientes iban todos a consultas privadas. En ese tiempo, ella misma, después de su trabajo en el Hospital, atendía su consulta privada y ganaba $50.000 diario, en razón de unos 5 pacientes por día, actividades que son totalmente compatibles. Decimoctavo: Que en su calidad de perito contable, declara bajo juramento don Marcelo Antonio Gutiérrez Díaz, cédula de identidad Nº 11.476.296 2, de 36 años, contador auditor, casado, domiciliado en Mapocho Nº 2168, Santiago. Expone que su informe debiera estar enfocado a los ingresos del demandante, pero puede declarar parcialmente, sólo en relación a la sociedad de profesionales que don Mauricio tenía con la demandada, pero en cuanto a sus ingresos como persona natural no declara porque no tuvo acceso a esa información. Aclara que el análisis que se le solicitó está enfocado en la eventual falta de obtención de rentas de María Eugenia en razón de no haber trabajado remuneradamente y respecto de ciertos factores que él estima como cuantificables. Sin embargo, procesalmente se incidentó su pericia dado que el perito sólo debía exponer lo pertinente a la capacidad económica del demandado, lo cual fue aceptado por el Tribunal, quedando en consecuencia fuera de su pericia la proyección de la eventual falta de obtención de ingresos de la Sra. María Eugenia. Las preguntas de la demandada respecto de la idoneidad del perito, dejan establecido que él es contador auditor, egresado de ingeniería comercial, docente de la Universidad Las Américas, trabaja para el grupo Ageisa de asesorías generales de inversiones y se desempeña en su profesión en forma privada desde hace seis años. Preguntado por la parte demandante, señala que él es la pareja de la Sra. María Eugenia y ha desarrollado pericias a policía e Investigaciones, respecto a delitos tributarios. 10 En cuanto a su pericia, el profesional aclara que, si bien se le solicitó un análisis de una proyección de rentas de doña María Eugenia; producto de ese análisis tuvo acceso a una Sociedad de profesionales del demandante, la que se mantiene vigente; pero que no tiene actividad desde 2003 hasta ahora, tiene ingreso cero. Para efectos legales y desde el año 2000 en adelante, que son las pantallas que aparecen en S.I.I., había un promedio anual de devolución de impuestos $1.200.000, por tanto la renta proyectada era de 14 y 15 millones, pero preguntada la Sra. María Eugenia, ella dice que no se le daba participación en las rentas. De acuerdo al artículo 42 Nº 2 de la ley de impuesto a la renta, al contribuyente se le rebaja base imponible para declarar impuesto a la renta, los gastos efectivos, lo que sumado a la no participación de María Eugenia desde la gestión y obtención de rentas de la sociedad, señala el perito que al efecto se hace una figura tributaria que no era necesaria, porque en el hecho no existía esta sociedad. Los agentes retenedores relacionados con esta sociedad eran únicamente empresas para los cuales el señor Ramos prestaba sus servicios profesionales, como persona natural, no fue bien utilizada; esto produce que la persona natural obtenía un renta que para efectos tributarios, se puede rebajar los gastos efectivamente incurridos. Por esto él le preguntó a doña María Eugenia si alguna vez compró con factura las cosas del hogar ella dijo que sí. El aprovechamiento de gastos para la sociedad se suma a la percepción de ganancias sólo para Mauricio, dato que deduce de las declaraciones de renta de doña María Eugenia, en efecto, el único rut que aparece en el S.I.I. es el de don Mauricio, porque en el recuadro Nº 7 de todas las declaraciones de renta, formulario 22, público y gratuito, se declara cual es el socio que queda a disposición de las utilidades y las va a acumular, es el señor Ramos. La Sra. María Eugenia figura con el 50% de la sociedad pero no recibía utilidades, y tampoco trabajaba para esa sociedad. Las rentas que obtuvo esta sociedad de profesionales eran las mismas rentas que percibía el señor Ramos. En cuanto a la diferencia entre persona natural y una sociedad de profesionales es que la primera está obligada a declarar todas sus utilidades y ganancias que obtiene en un período de tiempo y si se hace por boleta de honorarios, se permite rebajar un 30% como presunción de gastos, con un tope de 15 U.T.A. La sociedad de profesionales por su parte, se rebaja en función de los ingresos que efectivamente la empresa pueda acreditar que realizó para obtener esas utilidades. Por lo anterior, el beneficio de constituir una sociedad de profesionales es la posibilidad que se incorporen gastos del hogar del matrimonio de las partes, para disminuir base imponible, y en consecuencia, rebajar impuestos. La sociedad de profesionales presenta movimientos hasta diciembre de 2002 y en ese sentido María Eugenia debió haber percibido 7 millones y su cálculo está hecho para 7 años. Con un criterio conservador se hizo un estudio desde el año 1994 a 2000, y se colige que ella dejó de percibir 7.000.000 por un período de 7 años, siempre y cuando la sociedad hubiese sido constituida el año 1994 y los ingresos hubieran sido constantes. Sin embargo, esta sociedad,. asociada al matrimonio, duró cerca de 5 años. El global complementario de María Eugenia fue más bajo que el que debió ser declarado si hubiese recibido las rentas que correspondía, de acuerdo a la declaración de la sociedad, pero reconoce por otra parte que ella, en su calidad de fonoaudióloga no aportaba el trabajo profesional. Desde el punto de vista tributario, la demandada era palo blanco de esta sociedad, pero sólo podía haber terminado esta sociedad con el acuerdo del otro socio y además ella no es la representante de la sociedad, y por otra parte, si bien ella tiene acciones de reclamación, nunca las ejerció. 11 Decimonoveno: Que don Mauricio Astorga, demandante de autos, presta su declaración y señala que en el año 1989 se casaron y su cónyuge estaba terminando su carrera de fonoaudiología y tenía ganas de especializarse en niños fisurados y así en 1990 se consiguió una pasantía en el Hospital Exequiel González Cortés y existió la posibilidad de contratarla pero se prolongó un poco la obtención de este cargo; después Ana María se fue al Hospital Félix Bulnes y seguía adquiriendo experiencia, pero en esa época surgió la posibilidad de una beca en Hospital en París, incluso se gestionó la posibilidad de una pasantía en Hospital Saint Vicente de Paul, pero lamentablemente quedó embarazada del primer hijo, por lo que no se logró esa pasantía para ella y también la complicó aquí también la posibilidad de conseguir trabajo, aun cuando ella siguió yendo al Hospital Félix Bulnes. Luego, como el parto de Cristián coincidía con la fecha de partida de él a París, él que tuvo que esperar el nacimiento para poder viajar después. El hijo Cristián nació el 9 de octubre y a la semana siguiente se fue él, pero cuando el niño tuvo un mes, se fueron la mamá con el hijo a Paris y estuvieron en Francia hasta el 18 de septiembre de 1992. El reconoce que efectivamente su cónyuge tuvo que quedarse al cuidado del niño, lo que reconoce que fue algo pesado para una profesional que quiere perfeccionarse y trabajar. Luego ella se consiguió cargo en el Servicio Otorrinolaringología en Hospital San Juan de Dios y además también tenía consulta privada. Por su parte él decidió no trabajar de día y así disponer de tiempos para estar con su hijo. El no aceptó cargos y el training de trabajo de María Eugenia la sobrepasó y no podía continuar así. En 1993, ella estaba cansada y no veía a su hijo por lo que conversaron y ella le planteó que quería dejar el hospital. Aquí comienzan las interpretaciones, porque conversaron entre ellos y acordaron que era bueno que ella estuviera más tiempo con Cristián y además, sacaron la cuenta que la hora del anestesista es mejor pagada que la hora de fonoaudióloga; por eso él empezó a tomar más horas, trabaja en operaciones de riesgo vital en su condición de anestesista cardíaco por lo que trabajaba más. Ella deja el Hospital San Juan de Dios, y en la consulta privada acomodó los horarios. Nunca él tuvo intenciones de impedirle a su mujer que trabajara, ella dejó el trabajo del hospital, pero mantuvo su consulta privada, por pocas horas, que no se recuerda exactamente. Siempre contaban con asesoras de hogar y además, durante los años 1993, 1994 y 1995 Cristián asistió a jardín infantil y Paula lo hizo el año 1994 y 1995, luego los niños fueron trasladados por cambio de domicilio. Recuerda que en febrero de 2001 se separaron, él estuvo en tratamiento por depresión un año y medio antes y el momento de irse fue bastante penoso. Antes, en 1996 hubo un quiebre pero nació Maquita por lo que arreglaron la situación, pero después no se pudo evitar la separación. El se fue solo con su ropa, sus fotos y otros efectos. El dio el dinero, pagaba todo, impuestos, asesora del hogar, seguro para automóvil, incluso aviso de páginas amarillas de la consulta de María Eugenia. Luego surgieron problemas y en noviembre de 2001 hubo juicio y él paró de mantener las cuentas bipersonales; se fijó por acuerdo una pensión alimenticia, que excedía el 50% de sus ingresos, pero lo prefirió así, porque él se sentía bajo presión y sus hijos también, luego, como no se cumplieron los acuerdos en el sentido que ella pagara los colegios, él pidió rebaja de la pensión. Señala que sus ingresos se han mantenido estables pero ahora con las actuales condiciones tiene que trabajar más para ganar lo mismo, pero él posterga sus actividades económicas para estar con sus hijos. Ellos tienen actualmente 14, 12 y 9 años de edad respectivamente, los ve regularmente y participa de sus actividades. Agrega que la primera etapa del matrimonio fue muy sacrificada, no tenían asesora del hogar, pero después, volviendo de Francia se empezó a arreglar la situación. Luego de la separación, él ayudó económicamente, dejó una cuenta con acceso a su cuenta corriente. En cuanto 12 a la posibilidad que existiera un menoscabo en doña María Eugenia, él reconoce que sí, porque ella dejó de ganar plata, porque eso es algo objetivo, su consulta privada era limitada, pero eso fue producto de una conversación en conjunto, él nunca la presionó para que no trabajara porque estaban las condiciones para que ella trabajara más niños en jardín, una nana todo el día, etc. En cuanto a la Sociedad de profesionales, él reconoce que es un subterfugio tributario legal, fue propuesto por la contadora; la explicación es que los profesionales cuando tienen dos contratos le doblan los impuestos, él pagaba mucho, entre 3 y 6 millones anuales de global complementario y a otros colegas les devolvían impuestos. Entonces él habló con la contadora, quien le propuso crear la sociedad Ramos y Astorga, el 100% del boleteo era su trabajo, porque no convenía que María Eugenia boleteara por esa empresa, fueron revisados por el S.I.I. y desde el punto de vista de ese Servicio ellos no cometen ninguna irregularidad. En la sociedad, no hubo merma porque todos los cheques de la sociedad iban a la cuenta de la sociedad y de algún modo u otro, los dineros llegaban a la cuenta bipersonal de la sociedad. Es efectivo que sólo él trabajaba y era precisamente él quien necesitaba rebajar impuestos, su esposa lo ayudaba en algunos trámites personales. Por otra parte, dice que hace un tiempo atrás, unos dos o tres años a la fecha, al querer firmar la nulidad del matrimonio, en las conversaciones para llegar a acuerdos entre las partes, su cónyuge le dijo que quería alguna seguridad y por eso quería quedarse con la casa, pero para él le era imposible porque para poner la casa a nombre de ella, él debía saldar la deuda, por lo que debía pedir un préstamo de unos cuarenta millones, por eso le ofreció que ella asumiera el crédito hipotecario, con una repactación del crédito y que ella asumiera la deuda hipotecaria con un dividendo de menor monto. En cuanto a su patrimonio reconoce que la casa que vale 4.800 U.F. y se debe (29 cuotas) más de dos años de dividendo de 40 U.F. mensual, esto es, hasta noviembre de 2008: ellos quisieron llegar a un acuerdo y él le ofreció quedarse con la casa y que ella asumiera la deuda pero no fue aceptado por María Eugenia; esta casa está declarada bien familiar tal y como él mismo estuvo de acuerdo, porque su hijo Cristián en un tiempo se le puso arisco, temiendo que debían irse de la casa, pero él lo tranquilizó y le señaló que esa es la casa de los niños. En cuanto a su patrimonio puede señalar lo siguiente: Que él percibe un ingreso de $3.000.000 a $3.500.000 al mes; no tiene automóvil y además tiene lo siguiente: Participación en la Sociedad, con su actual pareja Dra. Carla Golpe, Mauricio Ramos y Garrido Ltda., vigente desde hace dos años. El no sabe cuánto es el capital o las ganancias de esta sociedad. Sociedad Hipnos, conformada por ocho médicos anestesistas que trabajan en el Hospital del Tórax, médicos anestesistas que hacen dos servicios de turno para atender complicaciones para atender a personas que ya están operados, lo que es un sueldo fijo repartido entre todos los anestesistas. El otro ingreso es variable, destinado a atender las operaciones cardiovasculares de urgencia, ítem que tienen licitados a través de esta sociedad. Sociedad de profesionales Ramos y Astorga, que actualmente no tiene movimiento, y hay un capital inicial de $1.100.000. Terreno en Pucón, de una hectárea de extensión, que vale $11.000.000. Acción en un edificio médico, que ahora vale nada porque los negocios médicos no son 13 muy rentables. Las acciones son del tipo a y b de clínica Plusmédica pero en cuanto a sus intereses, no dan nada, y entre las dos acciones tuvo que pagar $6.000.000. Tiene además dos créditos de consumo, contraídos primero en el City Bank pero después los traspasó al Banco Boston; son la rémora para habilitar la casa cuando él se separó, pero luego terminará, los montos son de $335.000 a 350.000 hasta agosto 2006 y el otro es de $420.000 hasta mayo de 2007. Crédito adquirido para habilitar la casa en San Bernardo con crédito de libre disponibilidad, de $330.000 mensual, crédito que accedió hipotecando la casa de los papás de Carla y la casa de la playa en donde vive su papá. Esa casa no está a su nombre pero el préstamo se otorgó a su nombre. Vigésimo: Que la demandada declaró en esta causa y expuso que durante la vigencia de su matrimonio contó con ayuda doméstica, pero no fue una ayuda constante, iban por medios días o por horas; reconoce que su cónyuge la ayudaba en las tareas domésticas siendo su mayor aporte el transporte escolar de sus hijos. Los niños ingresaron a parvulario muy tempranamente, a petición de ella para poder trabajar, y Cristián ingresó pasado el año de edad, en tanto que Paula y Macarena cerca de los 6 meses. Dice que ella trabajó a contratos y a honorario; en abril de 1993 trabajó en Hospital San Juan de Dios, durante todo el día, pero cursando el post natal, su cónyuge le pedió que dejara el Hospital, y ella ya no podía trabajar ni contratada ni a honorarios. Su trayectoria laboral desde julio 1989, fecha en la que se casó, es del siguiente tenor: en septiembre de 1989 hizo una pasantía hasta octubre de 1990 en Hospital Exequiel González Cortés. Es premiada y se le ofrece quedarse contratada en ese Hospital, pero como el cargo no estaba creado, hizo una especialidad de anatomía de cabeza y cuello en niños fisurados. No pudo continuar desde marzo del año siguiente porque estaba embarazada y no quiso trabajar con cadáveres, por lo tanto se integró al Félix Bulnes porque se estaba creando la unidad de niños fisurados, pero fue poco tiempo y colaboraba en forma gratuita. El 9 de octubre nació Cristián y ella viaja a Francia el 20 de noviembre de ese año. Ella también quería hacer algo en Francia, y quiso estudiar francés pero no pudo continuar porque tenía que cuidar de su hijo. En septiembre de 1992 vuelven a Chile y en octubre comienza a ir al Hospital Exequiel González Cortés y ya se había contratado a la persona, por lo que se le truncó ese anhelo. Le dicen que en el Hospital Calvo Mackenna se va a crear la unidad de niños fisurados, pero no resulta tampoco, por lo que se va al Hospital Barros Luco, pero estando allí se entera de un posible trabajo en el San Juan de Dios y ella toma esa opción. El niño asistía a sala cuna y dado que tenía otitis frecuente, su marido le pidió que se quedara en la casa, pero se enteró de su embarazo de Paula, pero ella volvió al Hospital por lo que su marido le pide que renuncie al Hospital San Juan de Dios porque ya tenían dos niños y su cónyuge no quería que trabajara 44 horas semanales, para que cuidara de los hijos. Ella siempre queriendo trabajar, le pide a su cónyuge que la contacte con algún médico para continuar trabajando a honorarios. Así, luego en el año 1994 trabaja en Isapre Consalud, hasta el año 1999, a honorarios y porcentaje, y en cuanto a las imposiciones, se habló pero no se pagó cotizaciones pese a que su marido le había dicho que él le pagaba la previsión. Las nanas no duraban, en el intertanto nace la tercera hija Macarena, los hijos con otitis a veces ella no podía ir a trabajar a la consulta de la Isapre, las nanas no duraban. En Consalud ella trabajada dos o tres tardes a la semana, los niños seguían con otitis, ella tiene problemas con las nanas, su marido le pidió que se operara, que se ligara las trompas. Ella sólo atendía unas horas y como era a honorarios, ella faltaba 14 cuando sus hijos estaban enfermos; ella había perdido contacto con profesionales. En el año 1999 le sugirieron a Mauricio que ella se fuera a la Cínica Plusmédica y ella se cambió de trabajo. Siempre tuvo la posibilidad de tener consulta pero no tenía mucha clientela, su marido le pagaba sus impuestos, pero esto lo compartía porque a veces ella también pagaba los impuestos. Ella trabajó siempre a honorarios y no se pagó cotizaciones porque le creyó a su marido que él le iba a pagar las imposiciones. Ahora trabaja 44 horas en la Corporación Municipal de Peñalolén tiene a cargo 14 establecimientos y tiene consulta en plus médica, sus ingresos son de $820.000 en la Corporación y en Isapre no lo sabe porque no le han pagado desde hace más de un año, pero su remuneración es variable, desde 30.000, 200.000 mensual, etc. Reconoce que su cónyuge le pagó avisaje en las páginas amarilla. Percibe $780.000 mensual por pensión alimenticia y el papá paga colegio, transporte escolar, dividendo de la casa, contribuciones, etc. En cuanto al costo de su vida laboral, aclara que antes de irse a Francia ella renuncia a la posibilidad de ser contratada en Hospital Exequiel González Cortés y ella perdió el contacto con profesionales para una posterior derivación a consultas. Por eso ella tendió a trabajar en consultas, renunció a su contratación y eso no es recuperable. Luego, cuando nace Paula ella había empezado a hacer una estadía de audiología en el Barros Luco por tener un centro especializado en esta materia, y luego se le ofreció un cargo en otro hospital, pero ella debió renunciar a eso, lo que no es recuperable. El nivel de ingresos sería mayor si ella se hubiera formado en estas especialidades. En cuanto a la organización del hogar, las asesoras del hogar no duraban mucho por el mal carácter del marido. En cuanto a la sociedad de profesionales, ella puso la mitad del dinero en la sociedad y nunca se le devolvió dinero. Los ingresos de ella iban a un fondo común. En la actualidad, ella trabaja a cargo de un equipo de profesionales y a su vez trabaja con niños, ella llegó por un aviso del diario por tanto ganó el cargo luego de una competencia con otros. Ella piensa que, si hubiera trabajado en hospitales, estaría más capacitada y podría atender más su consulta privada, ahora tendría contactos, habría integrado un pool de médicos que trabajan en la especialidad y además, como se derivan pacientes, tendría más clientes. A partir del 2001 trabajó en Quilicura 30 horas y ahora está en Peñalolén donde trabaja más tiempo, pero está más cerca de la casa, porque de pronto sus hijos se enferman, la necesitan y ella debe estar más cerca. Vigésimo primero: Que se ha tenido a la vista causa rol Nº 2153 2001 del Séptimo Juzgado de Menores de Santiago, por alimentos a favor de los niños Ramos Astorga, Cristián Andrés y otras, iniciada en diciembre de 2001, y existe un avenimiento de fecha 5 de mayo de 2002, fijándose el monto de $780.000, más pago de la casa, la que está declarada bien familiar; además él paga las contribuciones de la casa, la colegiatura de los hijos, útiles escolares, traslado, salud, etc., lo que hace un total de $1.700.000. Además se tiene a la vista la causa rol 781 2005 por rebaja de pensión, no se encuentra fallada, y los datos especialmente contenidos en el informe son meros antecedentes cuyo valor se deberá definir en esa misma causa. En todo caso, en su informe la asistente social concluye que el padre proporciona más del 50% de sus ingresos y que cubre absolutamente el total de los gastos de sus hijos, quedando incluso un remante entre el cálculo de gastos y el aporte paterno efectivo. Vigésimo segundo: Que de conformidad a lo dispuesto en el artículo 64 de la ley 19.968, se procedió a pedir la opinión respecto de la prueba rendida en este juicio, a doña Sandra Hener, consejera técnica de este Tribunal, quien señaló que, el desmedro 15 económico y perjuicio del desarrollo profesional es algo muy difícil de medir, porque los acuerdos al interior de una familia se adoptan consensuadamente. Las pruebas rendidas son muy subjetivas, corresponden a meras presunciones de lo que pudo ser, hay muchos sabría, podría, tendría, etc. La duda es respecto de la conveniencia que si fue bueno que el señor Ramos hubiera ido a su beca de perfeccionamiento en Francia o de lo contrario, habría sido mejor que se quedara en Chile y ella se hubiere quedado con el cargo en el Servicio Nacional de Salud, con una renta bastante baja. Lo cierto es que el señor Ramos cubre todas, o en gran parte, las necesidades de sus hijos, y su cónyuge priorizó su rol que como madre le corresponde, y así lo determina la ley. Vigésimo tercero: Que de conformidad a lo dispuesto en el inciso final del artículo 64 de la ley 19.968, se solicitó a las partes que expusieran sus observaciones a la prueba, si las tuvieren. La abogada del demandante señaló que el objeto del juicio fue doble, y al efecto, quedó acreditado el cese de la convivencia por más de tres años, por lo que no se referirá a ello. Sin embargo, en cuanto a la procedencia de compensación económica y el monto, ella aclara que se trata de una institución distinta a la indemnización, que no procede a todo evento, que corresponde sólo si hay menoscabo económico, pero además, si se impiden las relaciones equitativas a futuro entre los cónyuges; por eso señala los artículos 27, 55 y 3 inciso primero de la ley 19.947. La compensación económica procedería si impide relaciones equitativas a futuro, esto es para aminorar el deber de socorro entre los cónyuges como serían los alimentos. Pero en este caso, según el expediente de alimentos tenido a la vista e incorporado en la audiencia, los alimentos se dieron sólo para los niños, la cónyuge no era alimentaria. En cuanto a los parámetros legales, está la duración del matrimonio, y en el caso de autos, duró 11 años, y ella cumplió los deberes propios del matrimonio y no es una colaboración al marido. Al revés, el señor Ramos colaboró con la Sra. Astorga, pero éste sería un parámetro extra a lo legal. En cuanto a los parámetros del presente, es la edad y se trata de una demandante de 41 años, se encuentra en buen estado de salud, es sana; en cuanto a los beneficios previsionales, si bien no tiene A.F.P., pero está afiliada a la Isapre Masvida. El marido no puede cargar con la falta de imposiciones. Respecto de los parámetros a futuro, se debe considerar el posible acceso al mercado de trabajo y su calificación profesional, pero en este caso la Sra. Astorga dejó en claro su labor profesional, los diferentes trabajos que ha realizado, las pasantías y consultas privadas, a las cuales renuncia para estar más con sus hijos, pero su cónyuge la contacta con Isapre, como posible fuente laboral. Ultimamente ella dejó su trabajo en Quilicura que era mejor pagado, para irse a la Corporación Municipal de Peñalolén y además atiende su consulta por 9 horas. Ella tiene vasta experiencia laboral en diferentes hospitales y el señor Ramos compra acción en la clínica Plusmédica para que ella se incorpore al área laboral. Ella nunca tuvo menoscabo ahora gana $820.000 mensual. Por otra parte la abogada continúa diciendo que en materia de compensación económica la doctrina incorpora otros parámetros y al efecto se puede señalar que la Sra. Astorga contó siempre con ayuda doméstica, el padre estaba siempre presente, él se postergó también por sus hijos, los niños fueron incorporados a sala cuna a los pocos meses de vida. Por otra parte, el demandante tiene nuevas cargas de familia, benefició a la Sra. Astorga con un vehículo de $8.500.000 el año 2001, él le pagaba impuestos. Por último, en el informe social agregado a la causa por rebaja de pensión alimenticia, la profesional desprende que hay un remanente, y el parámetro es que el demandante ha pagado alimentos excediendo los límites legales, por lo que destaca la colaboración del marido que ayuda la relación equitativa a futuro. En cuanto a la racionalidad y proporcionalidad de la petición, se pregunta: si la pensión alimenticia excede el 50% de sus ingresos, cuál 16 sería la posibilidad de pagar esta compensación económica? Dice que la postergación de la mujer es natural y debiera proceder cuando el menoscabo es fuerte, y al efecto hace un símil con la lesión enorme. Desde la lógica y sana crítica, colige que el señor Ramos no le impidió a su cónyuge que trabajara, porque no resulta lógico que luego él la impulse a trabajar comprando acción a Plusmédica, además le pagó avisos de su consulta privada y le pagó impuestos. Por todo esto concluye que no hay menoscabo económico y por tanto no procede compensación alguna. Desde las máximas experiencias, señala que el señor Ramos paga más del 50% de sus ingresos por alimentos. Vigésimo cuarto: Que por su parte el apoderado de la demandada principal señala que la compensación económica es un tema nuevo, por lo que cabe preguntarse, por qué procede? No son alimentos, pero es consecuencia o producto que alguno de los cónyuges, al cumplir sus deberes, sufrió un menoscabo económico, no se pudo desarrollar profesionalmente. La beca a Francia benefició a la familia pero la cónyuge salió perjudicada, por tanto procede compensarla económicamente. Luego se le abren posibilidades laborales, pero vuelve a renunciar, especialmente por la crianza de sus hijos. Los parámetros a considerar son la proporción en el patrimonio de cada uno, en este caso $80.000.000 de él y $8.000.000 de ella; por esto resulta legítimo que aquello que no se hizo durante la vigencia del matrimonio, se haga después, por eso se debe favorecer al cónyuge que está saliendo perjudicado. Su proyección previsional garantiza sólo una pensión mínima, porque no se le pagaron las. imposiciones. El matrimonio duró 11 años de convivencia, ella fue buena madre, y la ley dice que si ella se dedicó a su hogar, se le debe compensar; agrega el abogado que la ley no quiere que la gente se divorcie entonces, si se da esta situación, surge la compensación económica, esto es porque ocurrió una irregularidad en el curso normal de los acontecimientos. Se debe devolver al cónyuge que le permitió al otro tener el desarrollo profesional, pero cuánto valdrá ese sacrificio, porque el desarrollo profesional futuro, será una cuestión que el Tribunal debe resolver. Vigésimo quinto: Que el artículo 61 de la ley 19.947 señala que: “Sí, como consecuencia de haberse dedicado al cuidado de los hijos o a las labores propias del hogar común, uno de los cónyuges no puede desarrollar una actividad remunerada o lucrativa durante el matrimonio, o lo hizo en menor medida de lo que podía o quería, tendrá derecho a que, cuando se produzca el divorcio o se declare la nulidad de matrimonio, se le compense el menoscabo económico sufrido por esta causa . Vigésimo sexto: Que siendo la compensación económica la pretensión procesal reclamada en esta causa por la cónyuge demandada, y constituyendo esto la segunda parte del objeto del juicio señalada en el motivo séptimo de este fallo, corresponderá probar las causales de procedencia de compensación económica derivada del divorcio, a la parte que la alega. Vigésimo séptimo: Que no obstante lo anterior, el demandante principal y demandado reconvencional presentó prueba testimonial, y de los dichos de don Ricardo Bustamante, Andrea Moreno, Francisca Ramos e Irene Garrido, se desprende únicamente que el matrimonio vivían dentro de un buen estatus social, su hogar contaba con comodidades, el padre estaba presente, contaban con asesoras del hogar, y algunos de ellos saben que la Sra. Astorga es fonoaudióloga, desconociéndose el hecho que hubiese existido alguna postergación en su desarrollo profesional, y algunos además 17 concluyen que si ella no trabajaba, era una decisión voluntaria, u opinan simplemente que no creen que haya habido una postergación profesional de parte de la Sra. Astorga. Vigésimo octavo: Que dado que en materia probatoria es posible acreditar los hechos positivos, ninguno de los dichos expuestos por los testigos previamente mencionados resultan concluyentes para tener por acreditada la existencia de causales legales al tenor de lo que establece el artículo 61 ya citado, ni de los hechos a probar contenidos en el motivo 14 de esta sentencia. Vigésimo noveno: Que en cuanto a la testimonial rendida por la demandada principal y demandante reconvencional, se puede desprender que ni don Héctor Ramos ni don Ricardo Astorga entregan antecedentes que permitan arribar a una conclusión jurídicamente importante en esta causa. Sin embargo doña Carmen Gloria Silva dice que a ella le consta que la Sra. Astorga, pese a tener posibilidades de atender más pacientes, sólo trabajaba dos tardes en su consulta, y esto era para estar con sus hijos, que era una buena profesional, que rehabilitó a uno de sus hijos. Por su parte doña Miriam Celia Aliste depone en el mismo sentido, ya que ella como secretaria de Consalud, veía como se requería a la Sra. Astorga, pero ella sólo atendía unas tardes a la semana; agrega ella que en su calidad de asesora previsional pudo conocer el perjuicio previsional de la demandada, por tener tan pocos fondos previsionales, y saber de su proyección muy mínima en cuanto a una posible pensión a futuro. Estas últimas testigos se encuentran contestes y generan convicción a esta sentenciadora en el sentido que la Sra. Astorga trabajó remuneradamente en menor medida de lo que podía o quería, con lo cual se tiene por acreditada la causal de procedencia de la compensación económica. Trigésimo: Que por su parte, la testigo Ana María Torres, por su conocimiento tan cercano de los hechos y por su calidad profesional desarrollada en el área de la fonoaudiología, genera convicción en esta Juez respecto del costo que significó para la Sra. Astorga el rechazo a la posibilidad de trabajar contratada en el Hospital. Apreciando este testimonio de acuerdo a la lógica y a las máximas de las experiencias, se colige que sin dudas el hospital constituye no sólo la fuente más adecuada para adquisición de experiencia en el área de interés de la demandante, sino que también ofrece la cercanía con otros profesionales, la posibilidad de integrar equipos, la fuente de conocimientos científicos, el ponerse al día con los procedimientos médicos, el acceso a la docencia, y por último, constituye la fuente más importante a la hora de hacerse de pacientes para atender en una consulta privada. Luego, cuando la Sra. Torres dice que el costo de la no contratación es fuerte, se entiende que se refiere a las pérdidas que representa, y por ello corresponderá cuantificar el costo de la falta de trabajo, pero también la pérdida de una especialidad con mayor proyección profesional, como era el anhelo de la reclamante de autos. Trigésimo primero: Que en cuanto a la declaración del perito contable, don Marcelo Gutiérrez, ésta se centra fundamentalmente en la existencia de una sociedad de profesionales que se constituyó entre las partes, con el claro propósito de rebajar la base imponible de la renta, para efectos tributarios. Esta cuestión no es materia del juicio, y si se pretende reclamar por esta vía los ingresos que en su calidad de socia debió percibir la Sra. Astorga, ello no sólo resulta improcedente, toda vez que está fuera del objeto procesal, sino que además, resulta reñido con la ética pretender la remuneración de un trabajo que nunca se ejecutó. La sociedad de profesionales era una formalidad porque en los hechos la demandada no prestó servicios a esa sociedad, la que sólo existía como 18 una pantalla para efectos tributarios. Luego, le son aplicables a la especie los adagios jurídicos que nadie puede valerse de su propio dolo, que no hay prestación sin causa que la origine y que no se puede avalar el enriquecimiento injusto. Por tanto no se puede pretender legitimar una situación indebida, menos aún hacerlo en sede jurisdiccional, por lo que se desestimará por completo tal pericia. Trigésimo segundo: Que de la declaración de la parte demandante, don Mauricio Ramos reconoce lo siguiente; a) los hechos que significaron la postergación profesional de su esposa, y al efecto recuerda la no contratación en el Hospital Ezequiel González Cortés, la frustrada pasantía en el Hospital de París por su embarazo del primer hijo, y que para su cónyuge debió resultar muy pesado quedarse al cuidado del niño, porque ella era una profesional que quería perfeccionarse y trabajar; b) Que en conjunto ellos tomaron la decisión que ella no trabajara, o lo hiciera en menor medida para que se quedara al cuidado de los hijos, porque sacando las cuentas del costo utilidad, resultaba más conveniente para la familia; c) que él nunca tuvo intenciones de impedirle a su mujer que trabajara, es más, la ayudó a hacerlo proporcionándole contactos, pero ello era para trabajos de pocas horas; d) que en su hogar se contaba con asesora del hogar y los niños asistían a sala cuna y jardín infantil, condiciones que podrían facilitar el trabajo materno; y e) finalmente, cuando se separaron, él proveyó de todo lo necesario, obligándose a pagar todo, cubriendo la totalidad de los gastos de sus hijos. Trigésimo tercero: Que resulta irrelevante que la decisión del matrimonio que significó una postergación laboral de la demandada, haya sido tomada consensuadamente por la pareja. Es más, el legislador prescinde del contexto y de la modalidad que revistan los hechos, sólo cuenta que haya habido postergación a consecuencia del cuidado de los hijos o las labores propias del hogar. Entonces no importa que él no le haya impedido a su cónyuge trabajar, porque las circunstancias objetivas que significaban la lejanía de la madre en el hogar fueron debidamente ponderadas y en virtud de ello se decidió la renuncia de la Sra. Astorga a su trabajo en el Hospital San Juan de Dios. Tampoco es relevante que los niños hayan asistido a sala cuna o jardín infantil, y que se contara siempre con asesora del hogar, porque desde las máximas experiencias, tales condiciones son naturales y propias de una familia de cierto estatus, como es el caso de la pareja de autos. Además, ni las parvularias ni las asesoras del hogar reemplazan a la madre, hecho que estaba implícito en la decisión adoptada por el matrimonio, que valoraba la presencia de la madre en el hogar, la que resulta imperativa cuando los niños son muy pequeños, se enferman o bien presentan una situación especialmente difícil. Por lo demás, hoy por hoy la sala cuna o jardín infantil es una modalidad de la crianza y educación de los hijos, como lo es también la coparentalidad activa y el cumplimiento de deberes de cuidado de los hijos, cuyo ejercicio es compartido entre los cónyuges, antecedente que sólo muestra la evolución de los roles al interior de la familia, que por tradición se han asociados únicamente al género. Trigésimo cuarto: Que la actitud parental responsable que ha mantenido el demandante luego de la separación conyugal, no es un hecho que diga relación con lo que se discute y se pretende probar en esta causa; es más, la circunstancia de haberse obligado económicamente él, más allá de lo que legalmente correspondía, sólo muestra su impulso de cubrir todo, como si él fuera el único proveedor de la familia, lo que es altamente posible que así haya sido siempre. En efecto entonces, la Sra. Astorga percibía ingresos muy menores, o bien, ingresos cuyo monto sólo le alcanzaba para cubrir las necesidades propias, todo lo cual está en directa relación al acceso que ella 19 tenía al mercado laboral y a las posibilidades concretas de realizar un trabajo remunerado fuera del hogar y en horario completo. Trigésimo quinto: Que por otra parte, de la declaración de don Mauricio Ramos respecto al tema de la casa en que viven la demandada y sus hijos, esta sentenciadora desprende el ánimo de proveedor, habiéndole expresado a su hijo Cristián que tal inmueble le debe pertenecer a los niños, pero por otra parte, se advierte su imposibilidad práctica de traspasar la casa a nombre de su cónyuge dado que mantiene una deuda hipotecaria y no podría saldarla con el actual sistema de endeudamiento, lo que dejó en claro en el decimonoveno de esta sentencia, lo que será tenido en cuenta para los efectos de resolver en este proceso judicial. Trigésimo sexto: Que de la declaración de la madre demandante, se desprenden los mismos hechos que ya se han venido estableciendo en esta sentencia, sin embargo precisa que las causas de su renuncia laboral era lo prolongado de su horario, las frecuentes enfermedades de otitis de su hijos Cristián, su segundo y tercer embarazo, etc. Agrega además que ella siempre trabajó a honorarios y le creyó a su marido que le pagaría las imposiciones, lo que resulta congruente con los antecedentes del proceso, y con la forma lógica en que habrían ocurrido las cosas. El costo de trabajar menos no podía absorberlo el cónyuge de menos recursos, y por eso pareciera de justicia esperar que el señor Ramos cumpliera con el pago de las imposiciones prometidas a su cónyuge, más aún porque éste no se expresó en contra ni desmintió lo aseverado por su mujer. Trigésimo séptimo: Que precisamente la situación previsional es uno de los indicadores que cobran importancia a la hora de ponderar los efectos de la postergación económica del cónyuge más débil, y por ser un parámetro establecido por el legislador en el artículo 62 de la ley 19.947, se deberá tener en cuenta para efectos de declarar la procedencia de la compensación económica, del mismo modo como lo expresado en el motivo trigésimo, esto es, la falta de trabajo. Trigésimo octavo: Que en cuanto a los demás indicadores contenidos en el artículo 62, se debe tener en cuenta lo siguiente: a) la duración del matrimonio fue de 11 años de vida en común, pero luego de la separación y al quedarse con los hijos, ella mantiene sus condiciones y en parte sus limitaciones laborales, b) en lo tocante al patrimonio de los cónyuges, si bien la casa del demandante tiene un valor inicial de 4.800 U.F., siendo actualmente inferior el valor del mercado, ello se ve mermado con el cúmulo de deudas que éste mantiene en el sistema financiero; pero además, también se debe agregar otros bienes como son terreno en Pucón, participación en sociedades y acciones. Por su parte la cónyuge tuvo un vehículo de $8.500.000, que ahora redujo a uno de menor valor, pero su aspecto patrimonial está mermado por carecer ella de bienes que hubiera adquirido con el fruto de un trabajo que no pudio realizar; c) en cuanto a la buena o mala fe, por el proceder de las partes en el matrimonio, se descarta esta última; d) la edad de la cónyuge es de 41 años, tiene una vida laboral pendiente, y si bien puede mejorar su supuesto menoscabo, esto sería a costa de un sacrificio económico a futuro; e) se trata de una persona sana; f) su situación previsional se encuentra mermada, dado que le proyectaba una pensión muy baja, y si bien en los últimos 5 años, desde la separación conyugal, la cónyuge pudo mejorar sus fondos en A.F.P., ello no logra borrar los efectos de su falta de cotizaciones durante la vigencia del matrimonio, lo que no ocurría con el señor Ramos, al trabajar regularmente en instituciones de salud; g) La 20 calificación profesional se debe ponderar con los efectos de quedar desconectada del área hospitalaria, de su falta de formación en alguna especialidad como audiología o similar, y sin proyección en lo académico; h) la colaboración al otro cónyuge no se descarta toda vez que, si bien la carrera, de médico el señor Ramos la ha forjado por su empuje personal, ello no hubiere sido posible si no hubiera contado con el apoyo de su mujer para el mantenimiento de la familia y el cuidado y la crianza, de los hijos. Trigésimo noveno: Que en cuanto a las observaciones finales hechas por la abogada del demandante, no es posible para esta sentenciadora asumir como un requisito copulativo al menoscabo económico, el impedimento de las relaciones equitativas a futuro, basándose en que la demandada no es alimentaria, y por ello no es procedente paliar un derecho de alimentos que se extinguiría con la declaración de divorcio. En efecto, en cuanto a los alimentos, sólo procede para los hijos, y dado que a ambos padres les corresponde de acuerdo a sus capacidades, contribuir a la manutención de los hijos en común, la posibilidad de regular relaciones equitativas a futuro entre las partes ha quedado fuera de esta sede judicial, por expresa disposición del artículo 8 del Código Orgánico de Tribunales. Tampoco está de acuerdo esta sentenciadora en que la compensación económica sólo debe proceder cuando el menoscabo es fuerte, el propio artículo 61 razona sobre dos hipótesis de postergación; una total y otra parcial, graduación que en la especie ocurre con la demandante reconvencional, dado que ella se dedicó a trabajar remuneradamente en menor medida de lo que hubiese podido o querido. Por último, si el menoscabo mira al futuro, se debe considerar que una persona, a los 41 años de vida, con muy bajos fondos, deberá incrementar doblemente su ahorro voluntario para nivelar su situación previsional y prevenir mejor renta para el ocaso de su vida. Además la demandante enfrenta la posibilidad latente y próxima probable de tener que contribuir económicamente en la manutención de sus hijos, no tiene un patrimonio propio como no sea un vehículo, lo cual la pone en una situación desventajosa en relación a su cónyuge, y respecto de éste último, le asisten mejores perspectivas laborales y económicas, por ejercer una lucrativa profesión, cuyos ingresos son tres o cuatro veces mayor a los de la demandante reconvencional. Cuadragésimo: Que esta sentenciadora tampoco está de acuerdo con los fundamentos del abogado de la Sra. Astorga, ya que entender la compensación económica como una especie de castigo para el matrimonio que se separa, es atribuir al derecho un rol sancionador en el ámbito de la familia, desconociendo que, precisamente los cambios sociales han permitido constatar que ésta es una de las áreas más sensibles de tales transformaciones, profundas y significativas, cambios que por lo demás no son punibles. El divorcio o la separación conyugal son hechos humanos y sociales que no se pueden evitar o impedir por simples decretos o leyes; luego, atribuirle al derecho el carácter de contralor respecto de las relaciones humanas y sociales es desnaturalizar su esencia, es desconocer su actuación post factum, y finalmente es un argumento que aparta el contenido fundamental de la norma en cuestión. La voluntad del legislador es contribuir a la justicia entre los cónyuges, en caso que se den los presupuestos legales, aminorando los efectos del divorcio, y al efecto, los artículos 61 y 62 de la ley 19.947 sólo procuran que en su aplicación, se establezca un equilibrio entre los cónyuges cuyo divorcio solicitan. Cuadragésimo primero: Que así las cosas, en el caso de autos, tanto la situación patrimonial y los fondos previsionales de doña María Eugenia constituyen las áreas de mayor perjuicio, por lo que deberá cuantificarse el menoscabo sufrido, a partir del 21 siguiente raciocinio: Por un lado, lo que ella dejó de ganar, por trabajar menos tiempo, por estar menos preparada, por no tener contactos para lograr clientela, etc., debe calcularse tomando como referencia su sueldo actual, esto es $820.000 mínimo mensual; luego, habrá dejado de trabajar a lo menos la mitad, y por ende, habrá dejado de percibir a lo menos la mitad del sueldo mencionado. Así, durante los 11 años de su matrimonio, multiplicado por 12 meses, da un total de 132 meses, que multiplicado por la mitad de su sueldo, esto es, $410.000 mensual, arroja un monto de $54.120.000 equivalente al daño patrimonial. Por otro lado, si doña María Eugenia hubiera cotizado por el máximo de 60 U.F., al igual que lo hacían otros profesionales de Consalud, tendría una cotización de $140.000 mensual correspondiente al 13% legal de cotización sobre el imponible , lo que multiplicado por los 132 meses correspondiente a los 11 años de matrimonio, arroja un total de $18.400.000 aproximado como fondo previsional, a lo que se debiera agregar el fruto o interés propio de la administración del dinero de parte de las A.F.P. Luego, sumados ambos conceptos, se obtiene una cifra de $72.600.000, como total al que ascendería el menoscabo patrimonial y previsional de la Sra. Astorga. No se resta la cantidad de $6.000.000 de fondos que actualmente tiene la cónyuge, por presumirse que tal suma en gran medida se generó en su trabajo posterior a la separación. Cuadragésimo segundo: Que dentro del ámbito de las relaciones equitativas, se estima conveniente regular el pago de la compensación económica, con la dación en pago de la vivienda que ocupa la cónyuge y los hijos, y puesto que la casa está avaluada entre 80 y 90 millones, se deberá pagar hasta la concurrencia de los $72.600.000, y en lo restante, la Sra. Astorga debe asumir la deuda hipotecaria que resulte del valor real de la casa menos los $72.600.000, sea directamente con la institución bancaria, o a través del señor Ramos, quien podría descontar lo correspondiente de la pensión alimenticia. Luego, y entendiendo que el inmueble está gravado con hipoteca y prohibición de gravar y enajenar, instituciones propias de los créditos bancarios, existe la posibilidad que las propias partes pacten con el Banco una novación del débito, lo cual garantiza la permanencia de los hijos en el inmueble, previniéndose con ello los nocivos efectos de las resoluciones judiciales en los hijos, o bien, se proceda a la venta de la casa y el pago de la compensación económica en dinero efectivo a la Sra. Astorga. Por estas consideraciones y de conformidad a lo dispuesto por los artículos 53, 55, 56, 57, 59, 60, 69, 85, 87, 88 y 92 de la ley Nº 19.947 sobre Matrimonio Civil, y artículos 8 Nº 16, 55, 65 y demás pertinentes de la ley Nº 19.968 sobre Tribunales de Familia, se declara: I. Que se acoge la solicitud interpuesta en estos autos y, en consecuencia, se declara terminado por divorcio el matrimonio celebrado entre don Mauricio Enrique Ramos Garrido, médico, rut 8.125.564 4, y doña María Eugenia Astorga Ossa, fonoaudióloga, rut 9.094.169 0, celebrado con fecha 19 de julio de 1989, inscrito bajo el Nº 1372 del Registro Civil de la circunscripción de Las Condes. II. Que se acoge la demanda reconvencional interpuesta y se declara como compensación económica que don Mauricio Ramos debe pagar a doña María Eugenia Astorga, la suma de $72.600.000, pudiendo al efecto pagarse mediante la dación en pago de la casa declarado bien familiar hasta el monto referido, y en lo demás, se obrará según lo expresado en el último considerando de esta sentencia, o del modo como mejor convenga a las partes. 22 III. Que no se condena en costas por haber tenido motivo justo para litigar. Consúltese la presente sentencia si no fuere apelada y, ejecutoriada, subinscríbase al margen de la respectiva inscripción matrimonial. Regístrese. Dictada por doña Alba Llanos Melussa, Juez Titular. R.I.T. C 322 2005 Santiago, veintisiete de diciembre de dos mil seis. Vistos: Se reproduce la sentencia en alzada, con las siguientes modificaciones: en el fundamento vigésimo noveno se sustituye “provisional , por “previsional y “provisionales , por “previsionales ; se elimina el considerando trigésimo; en el motivo trigésimo séptimo, se suprime la frase final “del mismo modo como lo expresado en el motivo trigésimo, esto es, la falta de trabajo ; en el razonamiento trigésimo octavo, letra g), se elimina lo que sigue de la “cualificación profesional ; en el fundamento cuadragésimo primero, se elimina desde donde dice “Por otro lado... , hasta el segundo punto seguido; y se elimina el considerando cuadragésimo segundo. Y se tiene en su lugar presente: 1º. Que de los dichos de la testigo Ana Torres no es posible desprender que a no mediar la beca de su marido en Francia, la demandante reconvencional, señora Astorga, habría sido contratada en el hospital Ezequiel González Cortés donde hizo la práctica y luego una pasantía de especialidad. Ello, porque aunque es fácil entender que el hospital representaba una buena oportunidad profesional sobre todo si en fonoaudiología no hay especialidad y era la forma de hacerlo, lo cual ciertamente, además, la habría puesto en contacto con profesionales médicos, tal circunstancia no constituye un hecho firmemente establecido. Es probable que haya podido ser contratada, pero de una probabilidad no puede seguirse, sin más, una presunción vehemente, pues si el hecho base no es seguro, la conclusión que se obtiene a partir de él está viciada de duda, no pasando de ser una mera conjetura, o conjeturas, si sobre él se sacan otras tantas inferencias. La misma testigo reconoce que no se la pudo postular al contrato porque no tenía la seguridad de estar en ese momento en Chile (audio). Por lo demás, la señora Astorga reconoce que el cargo que se le ofreció aún no estaba creado. Tiempo después, según expresa, como estaba embarazada no quiso trabajar con cadáveres y se fue al Hospital Félix Bulnes, donde se estaba creando la Unidad de Niños Fisurados y colaboró en forma gratuita (después ya nacido el hijo viajan a Francia). En estas condiciones no puede tenerse por establecido el costo que habría significado para la demandante reconvencional el no haber podido ser contratada en el referido hospital; 23 2º. Que además de lo señalado en el fundamento cuadragésimo primero del fallo en alzada, en lo relativo al menoscabo económico desde la perspectiva previsional, corresponde calcular por la cantidad de 11 años, es decir, 132 meses, la cotización equivalente al 13 por ciento sobre una remuneración ascendente a $410.000, lo que arroja un sub total de $7.035.600 y un total de $61.155.600. Por estos fundamentos, se confirma la sentencia apelada de siete de julio de dos mil seis, escrita a fojas 56 y siguientes, con declaración que por compensación económica el demandado reconvencional, Mauricio Enrique Ramos Garrido deberá pagar la suma de $61.155.600 a la actora reconvencional, Marcia Eugenia Astorga Ossa. Regístrese y devuélvase, con su audio. Redacción del Ministro señor Silva. Pronunciada por la Sexta Sala, conformada por los Ministros Carlos Cerda Fernández y Mauricio Silva Cancino y la Abogada Integrante señora Andrea Muñoz Sánchez. Rol Nº 647 2006. Santiago, veintiocho de noviembre dos mil siete. Vistos: En estos autos, RIT Nº C 322 2005, RUC Nº 520020225 4, seguidos ante el Primer Juzgado de Familia de Santiago, caratulados “Ramos Garrido, Mauricio con Astorga Ossa, María Eugenia , por sentencia de siete de julio de dos mil seis, se acogió, sin costas, la demanda de divorcio y, en consecuencia, se declaró terminado el matrimonio celebrado entre las partes el 19 de septiembre de 1989, por la causal de cese efectivo de la convivencia por más de tres años, ordenándose practicar la subinscripciones pertinentes. Se hizo lugar a la demanda reconvencional presentada por la cónyuge, sin costas, condenándose al demandado a pagar por ese concepto la suma de $72.600.000 (setenta y dos millones), pudiendo al efecto solucionarse mediante la dación en pago de la casa declarada bien familiar hasta el referido monto y, en lo restante la Sra. Astorga, debería asumir la deuda hipotecada con la institución bancaria o a través del Sr. Ramos, quien podría descontar lo correspondiente de la pensión alimenticia. Luego y entendiendo que el inmueble está gravado con hipoteca y prohibición de gravar y enajenar, instituciones propias de los créditos bancarios, existiría la posibilidad que las propias partes pacten con el banco una novación del crédito, lo cual garantiza la permanencia de los hijos en el inmueble, previniéndose con ello los nocivos efectos de las resoluciones en ellos, o bien, se proceda a la venta de la casa y al pago de la compensación económica en dinero efectivo a la Sra. Astorga. Se alzaron ambas partes y una de las salas de la Corte de Apelaciones de Santiago, por sentencia de veintisiete de diciembre de dos mil seis, con algunas modificaciones, confirmó la d e primer grado declarando que por compensación económica el demandado reconvencional, Mauricio Enrique Ramos Garrido debe pagar a la actora la suma de $61.155.600 (setenta y un millones ciento cincuenta y cinco mil seiscientos). 24 Respecto de esta última sentencia, el demandado reconvencional dedujo el recurso de casación en el fondo que pasa a analizarse. Se ordenó traer los autos en relación. Considerando: Primero: Que el recurrente denuncia la infracción de los artículos 61, 62 inciso segundo, 64 y 65 de la ley 19.947; 32 de la Ley 19.968 y 58, inciso primero, del Código del Trabajo, argumentando al efecto que es requisito para conceder compensación económica no sólo que el cónyuge que la solicita haya cuidado a los hijos, sino que acredite, además, que como consecuencia de ese cuidado o de las labores del hogar común no pudo desarrollar una actividad lucrativa o vio menoscabadas las posibilidades de obtener un mejor ingreso pecuniario. Agrega que en el caso de autos la demandante estableció como base de su pretensión una situación potencial e hipotética, ya que al momento de contraer matrimonio y en un primer periodo ella trabajó en el ámbito de su profesión en forma no remunerada siendo sostenida económicamente por el actor principal. Expone que para que prospere este tipo de demandas, no basta probar que como consecuencia de haberse dedicado al cuidado de la familia común, ello fue un obstáculo para el desarrollo pleno de una actividad remunerada, sino que es requisito indispensable, como consecuencia de lo anterior, la existencia de un menoscabo económico y la acreditación de su monto. La sentencia recurrida –continúa– infringe la norma del artículo 62 de la Ley de Matrimonio Civil, ya que no se acreditó por ningún medio de prueba la cuantía de la compensación demandada y no existe en el fallo atacado base o fundamentos sobre el cual el sentenciador se formó la convicción respecto de la suma a que ésta ascendería. Se fija un monto sobre la base de la remuneración actual de la demandante, sin establecerse que los ingresos que hubiera obtenido en el pasado hayan sido similares a los actuales, ni que las labores hayan sido las mismas; por otro lado, hace de cargo del recurrente las cotizaciones previsionales, lo que resulta improcedente, atendida la materia. Indica que se vulneran las reglas de los artículos 64 de la ley 19.947 y 58 del Código del Trabajo, al disponer el pago de las cotizaciones previsionales, sin restarlas de las remuneraciones. Se hace un símil del demandado con un empleador, lo que contraviene abiertamente las normas citadas. El fallo, en opinión del recurrente, vulnera también la norma del artículo 65 de la Ley de Matrimonio Civil, ya que eliminó el considerando 42º del fallo de primer grado, sobre la forma o modalidad de pago de la compensación que se concede, a pesar de que se encuentra probada en autos la situación patrimonial del demandado, con un alto endeudamiento en el sistema financiero. En relación a lo que dispone el artículo 32 de la Ley 19.968, expresa que los sentenciadores lo infringen, pues al prescindir de los fundamentos 30º y 42º del fallo de primer grado, no se logró formar convicción sobre los supuestos fijados para determinar 25 la procedencia y cuantía de la compensación económica; se dejó establecido que la base de la acción reconvencional es una situación potencial, ya que la actora nunca rechazó un trabajo, pero al valorar la prueba se perseveró en los criterios empleados para dar lugar y mantener el monto de la referida compensación económica. De lo anterior es dable colegir que la compensación no constituye una indemnización a todo evento por el sólo hecho de decretarse el divorcio o la declaración de nulidad del matrimonio, sino que es preciso la concurrencia de los requisitos que la hacen procedente. Expone que la demandante desde su retorno a Chile en el año 1992, trabajó en distintas condiciones por lo que se contravienen los principios de la lógica. En primer lugar, se estableció una compensación económica a favor de la actora y, por otro, se computó para ello un periodo de once años, en circunstancias que sólo desde el año 1994 al 2001 trabajó remuneradamente. Tuvo dos trabajos en forma paralela hasta el año 1999, Consalud y su consulta privada, para posteriormente dejar la institución, no para el cuidado de sus hijos, sino por el cambio en las condiciones económicas fijadas por su empleador. Indica que el fallo impugnado estableció el menoscabo económico desde una perspectiva previsional, para posteriormente extrapolarlo y aumentarlo con la remuneración correspondiente al periodo de la duración de la vida en común del matrimonio. Se determinó, en definitiva, que el menoscabo es sólo provisional, lo que no está probado, para luego fijar una compensación que no se ajusta a derecho y que es absolutamente desproporcionada. Finalmente, solicita la invalidación del fallo recurrido y la dictación de uno de reemplazo que resuelva que no se da lugar a la compensación económica, pues no se dan los supuestos del artículo 61 de la Ley 19.947, o bien, se fije la cantidad que este Tribunal estime conforme a derecho. Segundo: Que se han establecido como hechos en la causa los que siguen: a) Las partes se casaron bajo el régimen de separación total de bienes el 19 de julio de 1989, y se separaron de hecho desde hace más de tres años a la fecha del fallo de primer grado y no han reanudado la vida en común. Sus relaciones mutuas se encuentran ya reguladas, tuvieron tres hijos y la vida en común se extendió por 11 años; b) El Sr. Ramos reconoció los hechos que significaron la postergación profesional de su esposa y, al efecto, recordó la no contratación en el Hospital Exequiel González Cortés, la frustrada pasantía en el hospital de Paris por su embarazo del primer hijo, señalando que para su cónyuge debió resultar muy pesado quedarse con el cuidado del niño, porque era una profesional que quería perfeccionarse y trabajar; c) El cónyuge reconoce también que en conjunto tomaron la decisión que ella no trabajara o lo hiciera en menor medida para que se quedara al cuidado de los hijos, porque sacando las cuentas del costo utilidad, resultaba más conveniente para la familia esa decisión y que él nunca tuvo intenciones de impedir a su mujer que trabajara, es más, la ayudó a hacerlo, proporcionándole contactos, pero ello era para labores de pocas horas; d) La Sra. Astorga percibió ingresos muy menores, o bien, ingresos cuyo monto sólo le alcanzaban para cubrir las necesidades propias, todo lo cual está en directa relación al acceso que ella tenía al mercado laboral y a las posibilidades concretas de realizar un 26 trabajo remunerado fuera del hogar y en horario completo; e) La cónyuge tenía a la fecha del fallo de primer grado, 41 años, una vida laboral pendiente, es una persona sana, su situación previsional se encuentra mermada, por falta de cotizaciones durante la vigencia del matrimonio; f) La demandante reconvencional trabajó en medida menor de lo que hubiese podido y querido; Tercero: Que, sobre la base de los hechos anotados, los sentenciadores concluyeron que la causal de divorcio esgrimida por el actor, esto es, el cese de convivencia por un plazo superior a tres años, se encuentra probada en autos, y declararon terminado el matrimonio habido entre las partes, sin costas. En cuanto a la demanda reconvencional, los sentenciadores señalaron los parámetros que para efectos de determinar la existencia y cuantía de la compensación económica menciona el legislador en el artículo 62 de la ley 19.947; ponderando la prueba aportada en conformidad a las normas de la sana crítica, asentaron los antecedentes fácticos precedentemente anotados y concluyeron que tanto la situación patrimonial y los fondos previsionales de doña María Eugenia Astorga, constituyen las áreas de mayor perjuicio, por lo que cuantificaron el menoscabo sufrido a partir de lo que ella dejó de ganar por trabajar en tiempo reducido, por estar menos preparada, por no tener contactos para lograr clientela, etc.; de modo que decidieron calcular su monto tomando como referencia su sueldo actual, esto es, $820.000; luego entendieron que dejó de trabajar a lo menos la mitad y, por ende, concluyeron que dejó de percibir la mitad del sueldo mencionado, por 11 años de matrimonio, y que multiplicado por 12 meses, dio un total de 132 meses, lo que arrojó un monto de $54.120.000, equivalente al daño patrimonial. Los sentenciadores de segunda instancia agregaron que no puede tenerse por establecido el costo que habría significado para la demandante reconvencional no haber podido ser contratada en el Hospital Exequiel González Cortés, por estimar que de una probabilidad no puede seguirse, sin más, una presunción vehemente, pues si el hecho base no es seguro, la conclusión que se obtiene a partir de él está viciada de duda. En lo relativo al menoscabo económico en la perspectiva previsional, indicaron que corresponde calcular por la cantidad de 11 años, la cotización equivalente al 13 por ciento sobre una remuneración ascendente a $410.00, lo que arrojó un sub total de $7.035.600 y un total de $61.155.600, suma esta última en la que fijaron la compensación económica que el demandado debe pagar a la Sra. Astorga. Cuarto: Que el recurso de casación en el fondo es de derecho estricto y en él deben señalarse con precisión los errores de derecho que el recurrente advierte en el fallo impugnado, exigencia que no se cumple si los que se mencionan son contradictorios entre sí. Quinto: Que, en efecto, de la lectura del recurso en examen se advierte que se contienen en él planteamientos alternativos, esto es, llamados a regir sólo para el caso de que uno u otro no resulte acogido. El recurrente sostiene, en primer lugar, que la cónyuge no cumple el presupuesto esencial para obtener el derecho que reclama, cual es, haber sufrido un menoscabo económico como consecuencia de haberse dedicado durante la vida matrimonial al cuidado de los hijos y a las labores propias del hogar. Luego, plantea que yerran los sentenciadores al determinar el monto de la compensación 27 económica, tanto en lo que dice relación con su base de cálculo, cuanto en la elevada suma fijada. Sexto: Que de acuerdo a lo anterior, es evidente que los argumentos del recurrente se contraponen entre sí, pues en la forma propuesta, por un lado desconoce el derecho de la actora reconvencional a la compensación económica demandada y, por otro, lo acepta, pues no impugna la existencia del derecho, sino su cuantía y forma de pago. Séptimo: Que el carácter confuso que el propio recurrente ha conferido a su libelo atenta contra la naturaleza del recurso intentado, de manera que no puede admitirse que se viertan en él reflexiones contradictorias, eventuales o para el supuesto de no prosperar determinado capítulo de impugnación, ni menos puede aceptarse que se hagan peticiones opcionales que lo dejan, así, desprovisto de los requisitos que exige el artículo 772 del Código de Procedimiento Civil. Lo anterior se corrobora plenamente si se tiene presente, además, que el recurrente solicitó a esta Corte de Casación la dictación de una sentencia de reemplazo que rechace íntegramente la demanda reconvencional o, en subsidio, fije la cantidad que esté conforme a derecho. Octavo: Que, sin perjuicio de lo anterior, cabe consignar que lo que el demandado ha pretendido con su recurso ha sido desvirtuar los hechos establecidos por los jueces del mérito, en circunstancias que conociendo la Corte Suprema de un recurso d e casación en el fondo y según lo preceptuado en el artículo 785 del Código de Procedimiento Civil, debe aceptar como definitivos e inamovibles los hechos sentados por los jueces del fondo, salvo que se invoque y se acredite que en su establecimiento se han vulnerado las normas que gobiernan la prueba, lo que no ha ocurrido en la especie. Si bien el recurrente denunció el atropello de la norma contenida en el artículo 32 de la Ley 19.968, no explicó como ella ha sido infringida por los sentenciadores y en que modo el supuesto error de derecho que reclama influyó en lo resolutivo de la sentencia atacada. Noveno: Que, a mayor abundamiento, cabe agregar que la actual Ley de Matrimonio Civil no define ni determina la naturaleza jurídica de la compensación económica, pero en su Capítulo VII, párrafo 1º, artículos 61 a 66, señala el régimen legal aplicable, señalando los presupuestos que la hacen procedente, los factores que deben tenerse en cuenta para su avaluación y la forma como debe fijarse. Décimo: Que en el caso de autos la dedicación al cuidado de los hijos y, como consecuencia de ello, el trabajo parcial desarrollado por la Señora Astorga se encuentran reconocidos por el demandado. Por otro lado, de los elementos de prueba allegados a la causa es posible colegir que la actora tenía condiciones objetivas para desarrollar una mayor actividad remunerada, como lo hizo luego de la separación de hecho de las partes, es decir, por su preparación profesional la actora podía haber ejecutado la mayor jornada que alega haber tenido el propósito de realizar. Undécimo: Que otro requisito esencial para la procedencia de la compensación económica lo constituye la existencia de menoscabo económico en el cónyuge que la solicita y bien puede decirse que este elemento es el presupuesto de la acción. La ley no define el concepto, pero la interpretación armónica de los artículos de la Ley 19.947 que reglamentan la institución, permite concluir que se trata del efecto patrimonial que se produce en el cónyuge que no pudo trabajar o lo hizo en menor medida de lo que podía 28 y quería. Este menoscabo debe ser probado por quien lo invoca en su favor y para ello el legislador se encargó de señalar las circunstancias que permiten determinar que ha existido tal menoscabo. Duodécimo: Que, a falta de acuerdo entre las partes corresponde al juez de la causa establecer si se dan los requisitos que la institución exige y fijar su monto. Al relacionar los artículos 63, 64, 65 y 66 de la ley 19.947, se infiere que el legislador ordena pagar un monto determinado invariable en el tiempo, cualesquiera sean las circunstancias personales y patrimoniales de los interesados –deudor o acreedor– posteriores a la sentencia que la regula. Si bien en esta materia el juez tiene discrecionalidad para fijar la cuantía de la compensación económica, se debe también considerar que el legislador estableció ciertos parámetros para ello, señalando criterios que dicen relación con el matrimonio, con el cónyuge deudor y con la situación personal del beneficiario. Decimotercero: Que en los reproducidos fundamentos 38º y 39º del fallo de primer grado, los sentenciadores analizaron los factores propuestos en el artículo 62 de la Ley de Matrimonio Civil, dieron por establecido el menoscabo económico que significó para la actora su postergación laboral en beneficio del cuidado de los hijos. Para su avaluación, entregada al criterio del Tribunal, los jueces del grado explicaron la base de cálculo que estimaron prudente aplicar en la especie. Decimocuarto: Que, sobre el particular, es del caso hacer presente que la compensación económica no corresponde al valor exacto de lo que habría podido obtener el cónyuge beneficiario de haber trabajado o de haberlo hecho en mayor medida. En efecto, mediante esta institución no se trata de indemnizar la pérdida de una ganancia probable, es decir, su objetivo no es restituir lo perdido por su equivalente exacto y sólo se busca mitigar la situación económica desmedrada que afecta a quien tiene derecho a ella. Es el juez de la causa quien debe apreciar, en cada caso en particular, las circunstancias precisas del pasado de los cónyuges y las situaciones del futuro que el legislador indica para determinar su existencia y monto. En fin, verificado el cumplimiento de los presupuestos que la hacen procedente, esto es, acreditado en autos que se ha producido una situación injusta desde el punto de vista patrimonial para el cónyuge más débil de la relación matrimonial que termina, producida por la legítima opción de haberse dedicado al cuidado de los hijos y a las labores del hogar, compete a los jueces de la instancia fijar prudencialmente su monto. Decimoquinto: Que, por consiguiente, en virtud de lo antes razonado, se equivoca el recurrente al afirmar que correspondía a la demandante reconvencional probar, además, la cuantía de la compensación que demanda. En estas condiciones, no puede sino concluirse que las normas sustantivas que se denuncian vulneradas no han sido infringidas por los sentenciadores. Por el contrario, según los antecedentes fácticos asentados por los jueces del mérito, se aplicaron a una situación regida por ellas, pues probados los presupuestos que determinan el derecho demandado, es evidente que la fuerza jurídica de las normas que regulan la institución no han sido desconocidas ni su interpretación contraría a la que procede. Decimosexto: Que esta Corte no puede dejar de advertir que en lo resolutivo de la sentencia atacada se dispuso que el demandado debe pagar a la actora, por concepto de compensación económica, $61.155.600, es decir, los jueces dieron cumplimiento a lo previsto en el Nº 1 del artículo 65 de la ley 19.947, en orden a establecer como 29 modalidad de pago la entrega de una suma de dinero. Decimoséptimo: Que, por lo antes razonado, el recurso en estudio debe ser desestimado. Por estas consideraciones y de acuerdo con lo previsto en los artículos 764, 765, 766, 767 y 768 del Código de Procedimiento Civil, SE RECHAZA, sin costas, el recurso de casación en el fondo deducido por el demandado reconvencional a fojas 125, contra la sentencia de veintisiete de diciembre de dos mil seis, escrita a fojas 123 de estos antecedentes. Regístrese y devuélvanse con sus documentos. Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señores Marcos Libedinsky T., Orlando Álvarez H., Urbano Marín V., Patricio Valdés A., y el Abogado Integrante señor Fernando Castro A No firma el Ministro señor Libedinsky, no obstante haber concurrido a la vista del recurso y acuerdo del fallo, por estar con permiso. Autoriza el Secretario de la Corte Suprema, señor Carlos Meneses Pizarro. Rol Nº 1.787 07. 30