CONTENIDO # 18.2 © Thierry Francey VETERINARY 2008 - 10$/10€ La r e v i s ta i n te r n a c i o n a l p a r a e l v e te r i n a r i o d e a n i m a l e s d e c o m p a ñ í a Veterinary Focus se publica en Inglés, Francés, Alemán, Italiano, Holandés, Español, Japonés, Chino, Griego, Portugués, Ruso y Polaco. Foto de cubierta: Gammagrafía renal, en un gato con reducción unilateral de la tasa de filtración glomerular. Epidemiología clínica de la enfermedad renal en el gato p. 02 Thierry Francey y Ariane Schweighauser Cómo abordar... El gato azotémico p. 08 Jonathan Elliott Diagnóstico laboratorial de la enfermedad renal en el gato p. 16 Redun Heine Imagen renal en gatos p. 23 Deniz Seyrek-Intas y Martin Kramer Cómo tratar... La uremia aguda en gatos p. 31 Sheri Ross Punto de vista de Royal Canin... Tratamiento dietético de la insuficiencia renal crónica felina p. 39 Jonathan Elliott y Denise A. Elliott Análisis retrospectivo del tratamiento dietético de la hiperfosfatemia en gatos con insuficiencia renal crónica p. 45 Jonathan Elliott Guía para recortar y guardar... Muestreo microcapilar p. 48 Brice Reynolds ALEMANIA ARGENTINA AUSTRALIA AUSTRIA BAHREIN BÉLGICA BRASIL CANADÁ CHINA CROACIA CHIPRE DINAMARCA EMIRATOS ÁRABES UNIDOS ESLOVENIA ESPAÑA ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA ESTONIA FILIPINAS FINLANDIA FRANCIA GRECIA HOLANDA HONG KONG HUNGRÍA IRLANDA ISLANDIA ISRAEL ITALIA JAPÓN LETONIA LITUANIA MALTA MÉXICO NORUEGA NUEVA ZELANDA POLONIA PORTUGAL PUERTO RICO REINO UNIDO REPÚBLICA CHECA REPÚBLICA ESLOVACA REPÚBLICA DE SUDÁFRICA RUMANÍA RUSIA SINGAPUR SUECIA SUIZA TAILANDIA TAIWÁN TURQUÍA Visite la biblioteca científica para seleccionar artículos de Veterinary Focus CONOCIMIENTO Y RESPETO Veterinary Focus, Vol 18 n° 2 - 2008 Puede encontrar los números más recientes de Veterinary Focus en la página web de IVIS: www.ivis.org Comité editorial • Dr. Denise Elliott, BVSc(Hons), PhD, Dipl. ACVIM, Dipl. ACVN, Scientific Affairs, Royal Canin, USA • Dr. Pascale Pibot, DVM, Scientific Publishing Manager, Royal Canin, France • Dr. Pauline Devlin, BSc, PhD, Veterinary Support Manager, Royal Canin, UK • Dr. Karyl Hurley, BSc, DVM, Dipl. ACVIM, Dipl. ECVIM-CA Global Scientific Affairs, WALTHAM, USA • Dr. Franziska Conrad, DVM, Scientific Communications, Royal Canin, Germany • Dr. Julieta Asanovic, DVM, Dipl. FCV, UBA, Scientific Communications, Royal Canin, Argentina Editor • Dr. Richard Harvey, PhD, BVSc, DVD, FIBiol, MRCVS Dirección: 85, avenue Pierre Grenier 92100 Boulogne – France Teléfono: +33 (0) 1 72 44 62 00 Secretaría de redacción • Laurent Cathalan [email protected] • Ellinor Gunnarsson Control editorial otros idiomas • Dr. Imke Engelke, DVM (Alemán) • Dr. María Elena Fernández, DVM (Español) • Dr. Noemí del Castillo, DVM, PhD (Español) • Dr. Filipa Moreira, DVM (Portugués) • Dr. Paola Oppia, DVM (Italiano) • Dr. Margriet Bos, DVM (Holandés) • Prof. Dr. R. Moraillon, DVM (Francés) Material gráfico • Youri Xerri Publicado por: Buena Media Plus Jefe ejecutivo y editor: Bernardo Gallitelli Publicado por Aniwa S.A.S. Impreso en la Unión Europea. ISSN 0965-4577 Circulación: 100.000 copias Depósito legal: Junio 2008 Los arreglos de licencia de los agentes terapéuticos propuestos para uso en especies de pequeños animales varían mucho a nivel mundial. En ausencia de una licencia específica, debe considerarse advertir sobre los posibles efectos secundarios, antes de la administración del medicamento. Epidemiología clínica de la enfermedad renal en el gato Thierry Francey, DVM, Dipl. ACVIM Ariane Schweighauser, DVM Medicina Interna de Pequeños Animales, Departamento de Medicina Veterinaria Clínica, Vetsuisse Faculty, Universidad de Berna, Suiza Medicina Interna de Pequeños Animales, Departamento de Medicina Veterinaria Clínica, Vetsuisse Faculty, Universidad de Berna, Suiza Thierry Francey se graduó en la Universidad de Berna, Suiza, en 1988 e inició una Residencia en Medicina Interna de Pequeños Animales en un programa conjunto entre la Universidad de Berna y la Universidad del Estado de Luisiana. Entre los años 2000 y 2005, fue becario posdoctoral en Medicina Renal y Hemodiálisis y profesor de Medicina Interna en la Universidad de California, Davis. Desde 2005 ha sido profesor adjunto de Medicina Interna en la Universidad de Berna, y su principal interés es la Nefrología y las terapias de reposición renal. Ariane Schweighauser se graduó en la Universidad de Berna, Suiza, en 1997. Durante los años 2001 y 2002, realizó un internado y posteriormente una residencia (2002-2005) en Medicina Interna de Pequeños Animales, en la misma institución y en colaboración con la Universidad del Estado de Luisiana. Desde 2005 ejerce como profesora clínica y en el 2007 comenzó la investigación en el programa de Nefrología de Pequeños Animales y Hemodiálisis de la Universidad de Berna. PUNTOS CLAVE ± La enfermedad renal es frecuente en los gatos; abarca la insuficiencia renal aguda (IRA), la insuficiencia renal crónica (IRC) y las formas híbridas ± El daño renal agudo a menudo es la consecuencia de infecciones bacterianas (pielonefritis), pero también de toxicosis, daño isquémico o infiltración neoplásica ± Conocer la existencia de nuevas causas de enfermedad renal es esencial para reconocer y seleccionar precozmente, las pruebas diagnósticas apropiadas ± La obstrucción de los uréteres puede inducir la aparición del síndrome "riñón grande-riñón pequeño", con manifestación urémica aguda ± Algunos tratamientos empleados habitualmente (por ejemplo, IECA’s, AINE’s) tienen un potencial nefrotóxico significativo y su uso debe supervisarse como corresponde 2 / / Veterinary Focus / / Vol 18 No 2 / / 2008 Introducción La enfermedad renal crónica es muy común en los gatos y por esta razón a veces se considera como casi normal en los felinos de edad avanzada. Sin embargo, los gatos pueden desarrollar una amplia variedad de afecciones renales (Tabla 1), algunas de ellas agudas y potencialmente reversibles si se tratan de manera apropiada; otras crónicas, pudiendo necesitar un tratamiento específico para un pronóstico óptimo. Por consiguiente, es esencial que el veterinario conozca las principales enfermedades renales que suelen encontrarse en el gato, incluyendo algunas de las más recientes. Insuficiencia Renal Crónica Los propietarios de gatos de todo el mundo se enfrentan a diario con el diagnóstico de insuficiencia renal crónica (IRC). Su prevalencia se ha calculado que oscila entre un 1,6% (1) y un 20% (2) en esta especie. La IRC Tabla 1. Diagnóstico diferencial de enfermedad renal en el gato Insuficiencia Renal Crónica Frecuente Nefritis intersticial crónica idiopática, riñones poliquísticos Menos frecuente Amiloidosis, glomerulonefritis, tumores de crecimiento lento Insuficiencia Renal Aguda Frecuente Pielonefritis Menos frecuente Infecciones, nefrotoxicosis (lirios, etilenglicol, AINE´s, aminoglucósidos, melamina/ácido cianúrico) e isquemia (hipotensión sistémica, enfermedad sistémica grave), neoplasia (linfoma renal y otros tumores de crecimiento rápido) Reagudización de Insuficiencia Renal Crónica Frecuente Pielonefritis debida a una infección ascendente en la insuficiencia renal crónica, "síndrome de riñón grande, riñón pequeño" (obstrucción de los uréteres), tratamiento antitiroideo supone una pérdida progresiva e irreversible de la función renal con el consecuente fallo renal terminal. Si bien el cuadro clínico de la uremia es bastante uniforme en gatos, deben considerarse otras muchas causas desencadenantes de IRC. La forma más frecuente de insuficiencia renal es la bien conocida nefritis intersticial crónica, una enfermedad degenerativa intrínseca idiopática observada a cualquier edad, pero con una prevalencia creciente en las edades más avanzadas. En un estudio retrospectivo se demostró que el 53% de los gatos afectados tenían 7 años o más, pero las edades oscilaban desde los 9 meses hasta los 22 años (3). En otro estudio, el 37% de los gatos con insuficiencia renal eran menores de 10 años, el 31% tenía entre 10 y 15 años y el 32% eran mayores de 15 años (4). Aunque para la estimación de la prevalencia influye la propia presentación clínica, ya que se puede considerar sólo la insuficiencia renal manifiesta, o incluir la enfermedad renal precoz subclínica, la IRC es uno de los motivos más frecuentes de muerte o de eutanasia en los gatos domésticos. Anomalías congénitas En un gato joven con IRC, las primeras causas a considerar en el diagnóstico diferencial son las Menos frecuente Tratamiento con IECA´s anomalías congénitas o las enfermedades específicas de la raza. Las predisposiciones raciales pueden plantear la sospecha de anomalías específicas. Por ejemplo, en un gato persa de 2 años, la existencia de riñones poliquísticos sería un diagnóstico diferencial que puede confirmarse fácilmente por medio de una prueba genética o de ecografía abdominal. En esta raza, la prevalencia general de la enfermedad varía geográficamente, alcanzando casi el 50% en Gran Bretaña y en Francia (5, 6). Para un gato abisinio joven con riñones de tamaño normal o aumentado a la palpación, debe considerarse la amiloidosis renal, y confirmarse mediante biopsia. Enfermedades glomerulares Las enfermedades glomerulares son bastante inusuales en gatos, al contrario que en perros, en los que normalmente la destrucción tubular progresiva conduce a la IRC. Sin embargo, a veces también se diagnostica la amiloidosis glomerular y el lupus eritematoso sistémico en gatos. Básicamente la mayoría de las enfermedades infecciosas e inflamatorias crónicas, los tumores o los fármacos tienen el potencial de iniciar una reacción inmune con depósito de complejos antígeno - anticuerpo en la membrana basal glomerular, lo que induce la Vol 18 No 2 / / 2008 / / Veterinary Focus / / 3 de IRC en los gatos (7). Los gatos afectados suelen presentar una insuficiencia renal aguda (IRA) clínicamente, sin embargo, este estadio es únicamente la manifestación clínica de un proceso crónico que se reagudiza por la obstrucción de un uréter. La obstrucción puede estar causada por la migración repetida de urolitos, con la consiguiente ureteritis y estenosis, o puede deberse al acúmulo de restos procedentes de una pielonefritis. Una vez el uréter está completamente obstruido, se interrumpe el flujo de orina y, tras una dilatación pélvica inicial, el riñón respectivo se “cerrará” y encogerá evolucionando hacia un riñón de estadio terminal con fibrosis intersticial. En esta etapa, el gato es todavía clínicamente normal, con la excepción de signos vagos e inespecíficos consecutivos a un probable dolor abdominal. La uremia aparece únicamente después de que el uréter opuesto resulte afectado de la misma forma. Entonces el riñón compensador hipertrófico que quedaba pierde súbitamente su función y el gato se vuelve rápidamente azotémico. El síndrome resultante representa, pues, una mezcla de IRA e IRC puesta de manifiesto a la palpación por la presencia de un "riñón grande" (el riñón hipertrofiado y ahora bruscamente obstruido) y un "riñón pequeño" (el riñón en estadio terminal pequeño (Figura 1)). Figura 1. Nefropielografía anterógrada en un gato con obstrucción ureteral. El contraste se inyecta directamente en la pelvis renal del riñón afectado: se muestra un uréter proximal levemente dilatado y contorsionado con obstrucción. pérdida de sus propiedades de permeabilidad selectiva y la consecuente glomerulonefritis. El virus de la leucemia felina (FeLV), el virus de inmunodeficiencia felina (FIV) y la mayoría de las infecciones víricas, bacterianas, parasitarias, protozoarias y fúngicas crónicas pueden dar lugar al depósito de inmunocomplejos. Sin embargo, se desconoce por qué los gatos parecen menos propensos a desarrollar enfermedades glomerulares que los perros. Uremia aguda Los gatos con enfermedad renal a menudo llegan a la consulta con una presentación aguda de los signos clínicos a pesar de padecer un estadio muy crónico de la enfermedad. La uremia aguda resultante suele ser difícil de distinguir desde el punto de vista clínico de una lesión renal aguda real. El mejor ejemplo que puede ponerse probablemente es el "del Síndrome de riñón grande, riñón pequeño", una forma de aparición 4 / / Veterinary Focus / / Vol 18 No 2 / / 2008 Reagudización de la enfermedad renal crónica Existen otras causas de reagudización de IRC por el daño agudo de un riñón con enfermedad renal crónica. Por ejemplo, los gatos con IRC tienen un riesgo notablemente mayor de padecer infecciones urinarias (8) y, por tanto, pueden desarrollar una pielonefritis ascendente con la lesión aguda subsiguiente en el riñón previamente dañado. Además, la progresión habitual de la IRC "regular" puede imitar una reagudización de IRC en gatos, ya que las variables clínicas y bioquímicas normalmente evolucionan de una manera gradual y no lineal en esta especie, como ocurre en la mayoría de los perros. El tratamiento del hipertiroidismo en los gatos de edad avanzada puede inducir a veces otra forma de reagudización de IRC. Muchos gatos hipertiroideos de edad avanzada presentan un deterioro simultáneo de su función renal y más del 25% de los gatos hipertiroideos tienen ya una azotemia de leve a intensa en el momento de la consulta (9). El estado hipermetabólico inducido por el hipertiroidismo también puede enmascarar una IRC subyacente al aumentar la filtración glomerular. Una vez reestablecido el eutiroidismo, la filtración glomerular puede descender hasta un 50%, de modo que la IRC subclínica puede volverse clínica, EPIDEMIOLOGÍA CLÍNICA DE LA ENFERMEDAD RENAL EN EL GATO imitando una lesión renal aguda (9). La azotemia preexistente puede empeorar de manera notable en unos pocos días y, por tanto, en los gatos hipertiroideos es obligatorio iniciar de manera gradual un tratamiento médico renal antes de elegir una forma definitiva e irreversible de terapia hipertiroidea, como un tratamiento con yodo radiactivo o cirugía. Insuficiencia Renal Aguda Los gatos pueden presentarse en la consulta también con una insuficiencia renal aguda (IRA), aunque este diagnóstico es considerablemente menos frecuente que la IRC (10). Es absolutamente indispensable intentar diferenciar entre las enfermedades agudas y las crónicas, ya que el tratamiento y el pronóstico pueden ser significativamente distintos. Los tratamientos pueden ser prolongados y caros, en especial a medida que se disponen de modalidades de tratamiento más avanzadas e intensivas para los gatos con IRA, como la hemodiálisis. Lo ideal es realizar una evaluación temprana y exacta de la función renal y una estimación de la reversibilidad del daño. La diferenciación entre IRA e IRC depende de una base de datos diagnóstica exhaustiva. Junto con un perfil hematológico y bioquímico, el análisis de orina es crucial en cualquier estudio diagnóstico de enfermedad renal. Un sedimento activo y una glucosuria renal pueden indicar al menos un componente agudo de la enfermedad. Las técnicas de diagnóstico por imagen deberían consistir normalmente en radiografías abdominales para buscar ureterolitos y anomalías anatómicas, así como una ecografía abdominal realizada por un ecografista experimentado para evaluar críticamente la arquitectura renal. Infección Los principales mecanismos fisiopatológicos que inducen IRA son las agresiones infecciosas, nefrotóxicas e isquémicas, y a veces la infiltración neoplásica. Uno de los principales diagnósticos diferenciales de IRA debe ser infección urinaria de origen ascendente que provoque una pielonefritis. Los gatos de más de 10 años de edad son más propensos a infecciones urinarias bacterianas que los gatos más jóvenes, fundamentalmente debido a una reducción de los mecanismos de defensa, entre ellos una disminución de la capacidad de concentración de la orina y un debilitamiento del sistema inmune (8). La IRC es también un factor predisponente para la aparición de una infección urinaria y la orina de los gatos con IRC debe remitirse para urocultivo sistemáticamente para descartar la presencia de una infección subclínica. Los gatos son menos sensibles a otras enfermedades infecciosas que afecten a las vías urinarias. Se han publicado muy pocos casos de gatos con infección clínica por Leptospira spp., aunque normalmente los felinos sólo desarrollan anticuerpos, sin mayor repercusión clínica. Sin embargo, la afección renal es frecuente en los casos de peritonitis infecciosa felina (PIF), aun cuando la uremia suele ser, a lo sumo, sólo moderada, con manifestaciones extrarrenales predominantes. Por lo tanto, la presencia de riñones dolorosos y de tamaño aumentado puede ser otra pieza de evidencia del gran rompecabezas del diagnóstico ante mortem de la PIF. Nefrotoxinas Otras causas, no infecciosas, de IRA son las nefrotoxinas, así como los efectos secundarios iatrogénicos de la administración de antiinflamatorios no esteroideos (AINE´s). Su acción sobre la síntesis de prostaglandinas también inhibe su acción "nefroprotectora" y la autorregulación del f lujo sanguíneo renal. Esto puede inducir una IRA isquémica, en especial en condiciones hipovolémicas o de hipotensión, y debe sospecharse siempre en pacientes con una historia compatible. La gentamicina y otros aminoglucósidos son potencialmente nefrotóxicos y deben emplearse con precaución extrema (si acaso) en pacientes con enfermedad renal pre-existente. En estos gatos, debe realizarse una supervisión simultánea de los niveles farmacológicos para ajustar adecuadamente la posología y los intervalos de administración. Los inhibidores de la enzima conversora de angiotensina (IECA´s), como el benaceprilo o el enalaprilo, se emplean a menudo por sus propiedades vasodilatadoras para reducir la sobrecarga cardiaca y glomerular. En el riñón, actúan dilatando preferentemente los vasos eferentes de los capilares glomerulares y disminuyen la hipertensión glomerular compensatoria y la hiperfiltración causada por la adaptación renal a la pérdida de nefronas. Esta acción denominada nefroprotectora puede, sin embargo, reducir también la tasa de filtración glomerular, y los gatos con una reducción de moderada a intensa de la función renal pueden descompensarse de forma brusca cuando empiezan a tomar los IECA´s, desarrollando una lesión renal aguda o crónica. Por consiguiente, es obligatorio volver a comprobar la función renal midiendo la creatinina sérica y las concentraciones de urea de 3 a 5 días tras el comienzo del tratamiento y después de cada aumento de dosis. Debido a sus efectos hemodinámicos renales, Vol 18 No 2 / / 2008 / / Veterinary Focus / / 5 Figura 3. Ecografía de un riñón con linfoma renal. La arquitectura distorsionada y el contorno hipoecoico subcapsular, como se observan en esta imagen, son muy sugerentes de linfoma. El linfoma se representa con una zona de infiltración con células neoplásicas. En este gato, el linfoma se confirmó mediante citología con un aspirado con aguja fina del riñón. Figura 2. Gata sometida a hemodiálisis por IRA como consecuencia de intoxicación por hojas de lirio o flor de Pascua. Esta gata se recuperó tras 2 semanas de fallo renal completo con anuria, mediante soporte con hemodiálisis. Seis meses más tarde se encontraba clínicamente muy bien a pesar de una IRC residual en estadio 3. los IECA´s deben considerarse relativamente contraindicados en pacientes con IRC en estadio 4, así como en cualquier forma de enfermedad renal aguda, en la cual puedan ser necesarios mecanismos compensadores que aumenten la tasa de filtración glomerular (11). Los episodios de hipotensión, como los que pueden producirse durante la anestesia o en estado de shock, constituyen otra etiología clásica de IRA, aunque los gatos parecen bastante resistentes a una isquemia renal incluso prolongada. El fracaso de la filtración aparece como consecuencia de una disminución de la presión de perfusión renal por debajo del umbral de autorregulación renal (normalmente una presión arterial media < 60-80 mmHg) (12). Por lo tanto, la mayoría de las enfermedades sistémicas graves pueden inducir una IRA, en especial cuando provocan la combinación de mala perfusión, inflamación sistémica y terapias agresivas. La pancreatitis, la septicemia, la coagulación intravascular diseminada y el golpe de calor son tan sólo unos pocos ejemplos. Los felinos parecen ser especialmente sensibles a la intoxicación por el lirio. Todos las partes de la planta son tóxicas para los gatos, inclusive las hojas que a muchos gatos de interior les gusta masticar. La ingestión de lirio provoca signos gastrointestinales inespecíficos, pancreatitis aguda y una IRA de aparición rápida al cabo de 12 a 24 horas. La insuficiencia renal suele ser anúrica con tasas elevadas de mortalidad y una lesión renal residual grave en los animales 6 / / Veterinary Focus / / Vol 18 No 2 / / 2008 supervivientes (13) (Figura 2). Otra nefrotoxina muy potente con pronóstico a menudo mortal es el etilenglicol. La mayoría de los gatos dudan antes de ingerir anticongelante pese a su sabor dulce, no obstante, son extremadamente sensibles a cantidades incluso diminutas de la toxina y debe iniciarse un tratamiento agresivo dentro de las 4- 6 horas posteriores a la ingesta para que el resultado sea satisfactorio. La hemodiálisis temprana, antes de que se desarrolle la insuficiencia renal, parece proporcionar los mejores resultados ya que se elimina la toxina causante antes de su conversión a sus metabolitos, incluso más tóxicos. La reciente retirada de alimentos para mascotas en Estados Unidos ha captado una gran atención del público, en el ámbito nacional e internacional, acerca del riesgo de nefrotoxicosis a gran escala. Se ha demostrado experimentalmente que la combinación de melamina y ácido cianúrico como contaminantes del gluten de trigo utilizado en los lotes de alimento para mascotas afectados provoca una IRA con formación de cristales en los túbulos distales, edema intersticial renal intenso y hemorragia en la unión corticomedular, provocando de este modo una IRA (14). Los resultados preliminares de una encuesta llevada a cabo por la Veterinary Information Network ® han puesto de manifiesto la existencia en Estados Unidos de, al menos, 1000 gatos con IRA provocada, según se sospechaba, por envenenamiento con melamina y ácido cianúrico durante este episodio. EPIDEMIOLOGÍA CLÍNICA DE LA ENFERMEDAD RENAL EN EL GATO Neoplasias Las neoplasias representan otro grupo de enfermedades renales. Los tumores pueden afectar al riñón ya sea mediante destrucción directa del parénquima renal o de manera sistémica mediante la alteración de la homeostasis normal, por ejemplo a través de hipercalcemia y calcificaciones secundarias. El linfosarcoma es la neoplasia renal felina más frecuente, con una prevalencia del 5% de todos los linfomas en el gato (15), (Figura 3). Otros tumores renales primarios son, sin embargo, raros en el gato: en un estudio sólo se comunicaron 19 gatos afectados a lo largo de un periodo de 6 años (16). Se diagnosticaron 13 carcinomas renales, 3 carcinomas de células transicionales, 1 nefroblastoma maligno, 1 hemangiosarcoma y 1 adenoma renal. Una neoplasia renal muy rara, pero interesante, es el carcinoma productor de eritropoyetina, que puede provocar una notable eritrocitosis, la cual precisa normalmente una flebotomía repetida para la estabilización hasta que pueda practicarse la cirugía (16). Con este amplio espectro de enfermedades renales agudas y crónicas que pueden afectar a los gatos, es absolutamente esencial intentar alcanzar con la mayor frecuencia posible, un diagnóstico etiológico e identificar las causas desencadenantes. Puesto que la identificación de muchas etiologías no es necesariamente obvia, es esencial una base de datos diagnóstica amplia para su diferenciación. Si se realiza este esfuerzo diagnóstico especial, pueden satisfacerse los requisitos terapéuticos y de control específicos para un tratamiento óptimo de estas enfermedades y conseguir un resultado más satisfactorio para los gatos afectados. BIBLIOGRAFÍA 1. Lund EM, Armstrong PJ, Kirk CA, et al. Health status and population characteristics of dogs and cats examined at private veterinary practices in the United States. J Am Vet Med Assoc 1999; 214: 1336-1341. 9. Feldman EC, Nelson RW. Feline hyperthyroidism (thyrotoxicosis). In: Feldman and Nelson (Eds). Endocrinology and Reproduction. 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La orina se obtuvo por cistoRoyal Veterinary College, Londres, Reino Unido El Dr. Elliott se graduó en la Facultad de Medicina Veterinaria centesis para análisis laboratorial y también se realizó el análisis de orina en casa, con tiras reactivas. de la Universidad de Cambridge. Después de completar un año de residencia en Medicina y Cirugía de Pequeños Animales en el Hospital Veterinario de la Universidad de Pensilvania, volvió a Cambridge y presentó su tesis doctoral. Desde 1990 forma parte del personal del Royal Veterinary College de Londres, donde en la actualidad es profesor de Farmacología Clínica Veterinaria. Su trabajo de investigación está dedicado a la insuficiencia renal crónica, a la hipertensión en gatos y a la laminitis en caballos. En 2004 fue nombrado vicerrector de investigación. El Dr. Elliott es diplomado del European College of Veterinary Pharmacology and Toxicology (ECVPT) y miembro del Comité de Productos Veterinarios. Un caso clínico Se presenta en la consulta una gata doméstica de pelo corto castrada de 15 años de edad con antecedentes de tres meses de polidipsia. Los propietarios han observado también que la gata ha adelgazado algo durante el mismo periodo, pero están preocupados fundamentalmente porque en la última semana ha disminuido su apetito y parece débil y letárgica. En la exploración física se observa lo siguiente: • Puntuación de la condición corporal 2/5: peso por debajo del ideal (3,0 kg) • Pelaje deslustrado • Estado de hidratación: ligeramente deshidratada 8 / / Veterinary Focus / / Vol 18 No 2 / / 2008 Los resultados de la bioquímica se muestran en la Tabla 1. El perfil hematológico estaba dentro del intervalo de referencia; el hematocrito fue del 33% (27-48%). Los resultados de la tira de orina fueron: Densidad urinaria 1,014; Proteínas: +2; Sangre: +2; pH: 5,0. El resto de parámetros fue negativo. Nos debemos preguntar • ¿Cómo clasificaría la azotemia identificada en este caso clínico y en función de qué haría esta clasificación? • ¿Qué otras pruebas complementarias de diagnóstico realizaría en este caso y por qué? Azotemia La azotemia indica una "incapacidad" del riñón para excretar los productos de desecho nitrogenados del organismo y puede clasificarse como: • Prerrenal: reducción de la tasa de filtración glomerular (TFG) debido a una reducción del flujo sanguíneo hacia los glomérulos; a menudo secundaria a alteraciones hemodinámicas consecutivas a un “shock” circulatorio o a una deshidratación intensa, que inducen hipotensión sistémica. EL GATO AZOTÉMICO Tabla 1. Bioquímica de una gata de 15 años, al inicio y tras 7 días Valores normales Valores iniciales Valores 7 días después Proteínas totales g/L (g/dL) 82 (8,2) 75 (7,5 mg/dL) 55 - 80 (5,5 - 8) Albúmina g/L (g/dL) 33 (3,3) 30 (3,0 mg/dL) 24 - 43 (2,4 - 4,3) Sodio mmol/L 152 150 140 - 156 Potasio mmol/L 2,8 3,3 3,5 - 5,5 Cloruro mmol/L 112 115 110 - 130 Calcio mmol/L (mg/dL) 2,67 (10,68) 2,62 (10,48 mg/dL) 2,25 - 2,75 (9 - 11) Fosfato mmol/L (mg/dL) 3,77 (11,67) 2,56 (7,93 mg/dL) 0,7 - 1,86 (2,17 - 5,76) 13,0 17,0 14,0 - 23,0 CO2 total mmol/L (mg/dL) Urea mmol/L (mg/dL) 33,0 (92,44) 24,0 (67,23 mg/dL) 4,0 - 15,0 (11,2 - 42,02) Creatinina µmol/L (mg/dL) 386,0 (4,37) 283,0 (3,71 mg/dL) 40 - 177 (0,45 - 2,0) Glucosa mmol/L (mg/dL) 7,8 (140,54) 6,5 (117,12 mg/dL) 3,5 - 5,8 (63,06 - 104,5) Colesterol mmol/L (mg/dL) 5,75 (222,01) 5,52 (213,13 mg/dL) 1,8 - 5,0 (69,5 - 193,05) ALT U/L 84 76 20 - 100 ALK-P U/L 56 52 10 - 60 T4 total mmol/L 21 _ 19 - 55 • Renal intrínseca primaria: enfermedad primaria de los riñones que provoca la pérdida de nefronas funcionales y, como consecuencia, la reducción de la tasa de filtración glomerular (TFG). La enfermedad renal puede afectar al suministro vascular, glomérulos, túbulos o al compartimiento intersticial y puede ser aguda o crónica (véase más adelante). • Posrenal: (i) problema obstructivo en los sistemas de drenaje/almacenamiento de la orina que induce una retropresión en el sistema urinario, la cual es transmitida al espacio de Bowman de los glomérulos y reduce o impide la filtración; (ii) salida de orina desde el sistema de almacenamiento/colector hacia la cavidad peritoneal, lo que impide la eliminación de los productos de desecho del organismo. En este caso, se podría clasificar la azotemia como debida a una insuficiencia renal intrínseca primaria que provoca una incapacidad para excretar los productos de desecho, aunque no tengamos toda la información necesaria que sería deseable. No hay signos clínicos que induzcan a pensar que una enfermedad obstructiva de las vías urinarias es la causante de la azotemia ni tampoco antecedentes de traumatismo abdominal cerrado, que normalmente acompaña a los casos de fuga de la orina al abdomen. Una exploración ulterior contribuiría a descartar una obstrucción bilateral de los uréteres como causa de la azotemia en este caso (véase más adelante, en el apartado de otras pruebas diagnósticas). La gata no tiene signos clínicos de deterioro circulatorio grave que provoque una reducción de la TFG, aunque esté levemente deshidratada desde el punto de vista clínico. A pesar de ello, sin embargo, la gata produce una orina diluida (teniendo en cuenta su densidad urinaria) y, por tanto, no es capaz de compensar la deshidratación conservando agua y concentrando la orina. Ante la deshidratación, los gatos deben concentrar la orina con una densidad urinaria de ≥ 1,040. Una vez decidido que en este caso la azotemia se debe con más probabilidad a una insuficiencia renal intrínseca primaria, habría que preguntarse si se trata de un problema agudo o crónico. Es importante reconocer que ninguno de los análisis permite distinguir en este caso entre una insuficiencia renal crónica (IRC) descompensada y una insuficiencia renal aguda (IRA). La gata se ha vuelto inapetente, débil y letárgica en los últimos días previos a la consulta al veterinario, pero existen diversas características que sugieren que tiene una IRC, entre ellas: • Antecedentes de pérdida de peso y polidipsia, que han estado presentes durante tres meses o más • El hallazgo de riñones encogidos, pequeños e irregulares en la exploración física Vol 18 No 2 / / 2008 / / Veterinary Focus / / 9 CÓMO ABORDAR... Las pruebas realizadas hasta este momento han permitido identificar hipopotasemia, hiperfosfatemia y acidosis metabólica como complicaciones del síndrome urémico, que pueden influir en la calidad de vida de la gata y, ciertamente, podrían abordarse en la terapia de este caso. Se sabe que la hiperfosfatemia contribuye a una lesión renal progresiva y hay pruebas que sugieren que la hipopotasemia y la acidosis metabólica podrían contribuir también. De manera sistemática en estos casos deben realizarse las siguientes pruebas diagnósticas complementarias: Figura 1. Fotomicrografía del sedimento de orina, del caso de la gata descrito en este artículo en el momento de su presentación. • La existencia de un pelaje deslustrado y de una puntuación de condición corporal baja en la exploración física. Todas estas características sugieren que la gata tiene una IRC que le provoca la azotemia y que ha experimentado recientemente una exacerbación del problema, provocando una descompensación (pérdida de apetito, deshidratación leve, debilidad y letargia). En muchos casos no es posible determinar si esta descompensación se debe a una lesión extrínseca ulterior en los riñones (otro episodio de la enfermedad primaria que daña el riñón) o a una lesión renal progresiva intrínseca causada por los mecanismos adaptativos de las nefronas funcionales restantes, aunque se debe intentar identificar un proceso mórbido extrínseco activo (véase más adelante). ¿Qué otras pruebas complementarias diagnósticas habría que hacer en este caso? Una vez identificada la IRC descompensada, deberían realizarse otras pruebas diagnósticas con el objetivo de: • Identificar una enfermedad extrínseca primaria (esperando que sea tratable), que pueda ser responsable de este episodio de descompensación • Identificar complicaciones del síndrome urémico que: - Den lugar a una menor calidad de vida del gato - Puedan contribuir al proceso de lesión renal progresiva y, por tanto, a la progresión intrínseca de la insuficiencia renal hacia un estadio terminal. 10 / / Veterinary Focus / / Vol 18 No 2 / / 2008 • Examen del sedimento urinario (+/- cultivo de orina) Con bastante frecuencia encontramos la presencia de bacteriuria significativa, en particular en las gatas que vienen a consulta por primera vez. A menudo las bacterias son visibles al examinar el sedimento ya que, normalmente, son bacterias con forma de bastones (Figura 1). Es difícil decir si la infección bacteriana provocó la descompensación en esos casos, pero es un problema que puede tratarse y las gatas con infección de orina a menudo mejoran clínicamente con un tratamiento antibacteriano. En esta gata había pruebas de infección bacteriana de las vías urinarias bajas pese al hecho de que no mostraba signos clínicos de enfermedad. Esto es típico y es la razón por la cual este problema suele pasar desapercibido salvo que se examine de manera sistemática el sedimento urinario o que la orina recogida mediante cistocentesis se cultive también sistemáticamente. • Evaluación de la excreción de proteínas en orina Si el examen del sedimento de orina es inactivo y/o si los resultados de los urocultivos son negativos, está indicado medir el ratio entre la excreción de proteínas urinarias y creatinina, con independencia de los resultados obtenidos en los análisis de las tiras reactivas. La mayoría de las muestras de orina de gato analizadas mediante tiras reactivas convencionales muestran un valor de proteínas 1+ en la orina. Esto puede asociarse con niveles normales de proteínas (ratio proteína/ creatinina (RPC) en orina <0,2), proteinuria en el límite (RPC >0,2, pero <0,4) o proteinuria significativa (RPC >0,4) (1). El RPC en orina es una variable importante para valorar o determinar la fase de IRC, ya que se ha demostrado que es un factor de predicción de mortalidad (2). Así, los animales con proteinuria (siempre que se trate de una proteinuria renal) podrían beneficiarse de un tratamiento antiproteinúrico (por ejemplo, tratamiento con un IECA). En este caso, dado que el sedimento urinario era activo y había signos de a © Pr. Valérie Chetboul, Unidad de Cardiología de Alfort EL GATO AZOTÉMICO b Figura 2a y 2b. Gato sometido a medición de la presión arterial sistémica con Doppler, mediante una sujeción suave del gato. infección bacteriana de las vías urinarias bajas, retrasamos la evaluación de la proteinuria hasta tratar y resolver satisfactoriamente la infección. • Determinación de la presión arterial Todos los gatos con un diagnóstico de IRC están en una situación de riesgo de ser hipertensos y se debe medir la presión arterial mediante los métodos indirectos disponibles. Nosotros utilizamos la técnica Doppler y medimos únicamente la presión arterial sistólica (PAS) (Figura 2). La determinación de la presión arterial se realiza junto con una exploración de la retina para determinar si hay signos de lesión orgánica. Una presión arterial sistólica por debajo de 150 mmHg se considera normotensa en nuestra clínica (riesgo mínimo de lesión orgánica). Si la presión arterial sistólica se encuentra entre 150 y 159 mmHg, se consideraría que el gato tiene un riesgo leve de lesión orgánica; una presión arterial sistólica comprendida entre 160 y 179 mmHg se asocia con un riesgo moderado de lesión, y una PAS >180 mmHg se asocia con un riesgo elevado de lesión orgánica (3). Esta gata en concreto presenta un soplo cardíaco, que no es infrecuente en los gatos normotensos con enfermedad renal (prevalencia del 30% en nuestra clínica (4)), pero suele ser más frecuente en gatos con hipertensión (prevalencia del 70%). Además, la hipopotasemia es un factor de riesgo significativo asociado con la hipertensión felina (4). En este caso, se midió inicialmente la presión arterial, que fue de 146 mmHg. Es importante supervisar la presión arterial en casos como éste a lo largo del tiempo, en particular en los gatos que están descompensados y deshidratados. La evaluación de su presión arterial una vez rehidratados y después de haber recuperado un estado más compensado sería muy importante. • Diagnóstico por la imagen de riñones y vías urinarias +/- biopsia renal Cuando se busca un proceso mórbido primario, el uso de técnicas de diagnóstico por la imagen de los riñones y los uréteres puede proporcionar a veces información diagnóstica útil (Figura 3). La probabilidad de encontrar anomalías en estas pruebas aumenta en los gatos más jóvenes y en los gatos con riñones de tamaño claramente más grande a la palpación durante la exploración física. Por ejemplo, puede producirse obstrucción ureteral por ureterolitos de oxalato cálcico [la obstrucción bilateral puede inducir azotemia y esto suele ocurrir en los gatos más jóvenes (<10 años de edad)], posiblemente con antecedentes de signos recurrentes de las vías urinarias bajas. La biopsia renal sería la prueba diagnóstica última para identificar el proceso patológico que tiene lugar en el riñón. Sin embargo, los gatos de edad avanzada que se presentan en nuestra consulta, como la gata de este caso, a menudo sólo tienen indicios de fibrosis intersticial Vol 18 No 2 / / 2008 / / Veterinary Focus / / 11 © Gagemont Animal Hospital, Hamilton, Ontario (Canada) CÓMO ABORDAR... • Deshidratación, que estará exacerbando la azotemia • Hipopotasemia, probablemente producida por la anorexia y la poliuria continuada • Infección de las vías urinarias bajas que, si no se trata, puede extenderse a los riñones (podría haberlo hecho ya) En este caso es importante la fluidoterapia para rehidratar a la gata y corregir la acidosis metabólica y la hipopotasemia. Debe recordarse que los gatos con IRC son sensibles a la sobrehidratación igual que a la deshidratación, ya que sus riñones no pueden excretar una gran sobrecarga de fluidos. Se debe prestar mucha atención a la fluidoterapia para asegurarnos de que se está administrando con precisión (por ejemplo, el uso de una bomba de infusión). Esta gata no vomitaba, de modo que el potasio se podría reponer por vía oral y sería posible continuar el tratamiento intravenoso hospitalario inicial con la administración subcutánea de fluidos de forma ambulatoria. La mayoría de los gatos son más felices en su propio entorno y es mucho más probable que coman cuando estén en casa que en un ambiente hospitalario. a b 1,5 mm c Figura 3. Radiografía lateral de un gato con obstrucción ureteral y nefrolitiasis, que posteriormente se demostró que era oxalato cálcico (a).Obsérvense las imágenes post mortem que ponen de manifiesto el urolito dentro de la médula renal (b) y el tamaño del urolito dentro del uréter (c). crónica con esclerosis glomerular y la biopsia renal no informa sobre el tratamiento ni el pronóstico. ¿Cómo trataría este caso? En este caso se han identificado varios problemas que requieren atención inmediata. Se trata de los aspectos que pueden estar relacionados con la descompensación aguda de la IRC. Consisten en: Un enfoque sería proporcionar fluidos suficientes para rehidratar a la gata durante 48 horas. En este caso, suponiendo que la gata tiene una deshidratación del 10%, esta cantidad ascendería a 300 ml (0,1 x 3 = 0,3 mEq) más 75 x 3 x 2 (necesidades de mantenimiento: 75 ml/kg/24 h)*. Las necesidades totales de fluidos durante las primeras 48 horas serían de 750 ml. La solución de ringer lactato sería la más apropiada para rehidratar a la gata, aunque su concentración de sodio es elevada y para un mantenimiento prolongado sería ideal un fluido que contuviera menos sodio (suplementado con cloruro potásico). Dependiendo de la respuesta de la gata al tratamiento, podría continuarse con la administración de fluidos subcutáneos para seguir proporcionando parte de las necesidades de mantenimiento diarias del paciente en casa. Para corregir la hipopotasemia, se utilizó un suplemento oral de potasio. El gluconato potásico es el empleado con más frecuencia en la práctica clínica en el Reino Unido. Una dosis de 3 mEq de potasio dos veces al día sería la apropiada en un principio en esta gata, y se aconsejaría realizar un análisis sanguíneo de seguimiento a los 5- 7 días. El propietario de esta gata fue incapaz de administrar los comprimidos de gluconato *Normalmente las necesidades de mantenimiento se establecen en 50 mL/kg/24 h. En un gato con IRC que es poliúrico, las pérdidas urinarias serán elevadas por lo que se establece un ritmo de infusión de 75 ml/kg para tener en cuenta estas pérdidas. 12 / / Veterinary Focus / / Vol 18 No 2 / / 2008 EL GATO AZOTÉMICO potásico y en ese momento no se disponía de la forma en gel. Como la gata no comía mucho, añadir la forma en polvo al alimento no se consideró como opción en un principio. Utilizamos citrato potásico (disponible en farmacias), ya que los comprimidos pueden disolverse para obtener una formulación líquida que se puede administrar al gato con una jeringa por vía oral. El citrato y el gluconato son ambos precursores del bicarbonato, de modo que actúan para proporcionar un tratamiento de reposición del bicarbonato, lo que permite abordar el problema de la acidosis metabólica, demostrada en esta gata por la baja concentración de CO2 total. La antibioterapia fue esencial en este caso. La elección del antibiótico debe realizarse en función del urocultivo y de las pruebas de sensibilidad, ya que normalmente se recomienda un tratamiento prolongado (al menos 4 semanas) si se supone que la infección se ha extendido a los riñones y que estamos ante una pielonefritis. Los microorganismos más frecuentes en nuestra clínica son normalmente E. coli, y la mayoría son sensibles a la amoxicilina- clavulánico. Se dispone de comprimidos con esta combinación farmacológica que son palatables, de forma que el propietario pudo administrárselos a la gata. Realizaríamos un seguimiento sistemático con un examen del sedimento urinario tras una semana de tratamiento. Suponiendo que no hubiera signos de inflamación en el sedimento urinario en esta etapa, realizaríamos un tratamiento de 4 semanas y volveríamos a cultivar la orina de la gata después de siete días sin recibir tratamiento para determinar la curación bacteriológica. La amoxicilina- clavulánico tiene buena concentración en orina e incluso en gatos con IRC alcanza concentraciones urinarias que son 10 veces superiores a su concentración plasmática. También tiene acción bactericida en función del tiempo. Se precisa un tratamiento prolongado para actuar sobre cualquier foco de infección de difícil acceso dentro del tejido parenquimatoso renal. No es raro que las infecciones urinarias recurran en gatos con IRC y debe recomendarse una supervisión sistemática del sedimento urinario de una manera regular (+/- cultivos sistemáticos). Si no se consigue un tratamiento eficaz de estas infecciones con la amoxicilina- clavulánico, nuestra segunda línea de tratamiento sería una fluoroquinolona. Tenemos más experiencia en el uso de marbofloxacino para este propósito y la mayoría de las E. coli uropatógenas parecen sensibles a este grupo de antibióticos. En este momento del caso, no se cambió la dieta de la gata para un control de hiperfosfatemia. Los objetivos más importantes del tratamiento son conseguir que el gato se recupere de la exacerbación aguda de su IRC corrigiendo la deshidratación, controlando la hipopotasemia y tratando la infección de las vías urinarias bajas. Una vez que el gato vuelve a un estado más estable, lo apropiado es controlar los problemas más crónicos asociados con la IRC. Progresión de este caso con el tratamiento que se acaba de exponer Después de una semana con el tratamiento que se acaba de describir, esta gata mejoró mucho y comía más cantidad de su dieta habitual. El sedimento urinario era inactivo. La presión arterial sistólica medida en ese momento era de 192 mmHg, lo que la situaba en el grupo de riesgo elevado de lesión orgánica. El examen de la retina (que no se había realizado durante la primera visita de la gata) reveló pruebas de coroidorretinopatía con áreas de parches edematosos y pequeñas hemorragias retinianas alrededor de los vasos sanguíneos retinianos en ambos ojos. Se repitió el perfil bioquímico. Los resultados se presentan en la Tabla 1. El examen del sedimento urinario en esta visita fue normal: se observaron pocos eritrocitos/ leucocitos y no se identificaron bacterias. Por lo tanto, en este caso, la respuesta al tratamiento estaba siendo buena y los problemas agudos estaban bajo control, lo que nos permitió volver nuestra atención hacia los problemas más crónicos asociados con la IRC. La antibioterapia se prolongó durante otras tres semanas antes de evaluar si se había conseguido una curación bacteriológica y, en este momento, también sería apropiado realizar una evaluación del RPC en orina. El suplemento de potasio se redujo de 3 mEq dos veces al día a una sola vez al día. Control de los problemas más crónicos asociados a la IRC Llegados a este punto se habían identificado dos problemas a más largo plazo, que eran la hiperfosfatemia y la hipertensión. Esta gata se estabilizó con una concentración de creatinina plasmática de 283 µmol/L (3,71 mg/dL). Esto clasifica la IRC en el estadio 3 temprano según IRIS (5). La presión arterial indica un riesgo elevado de padecer lesión orgánica y las complicaciones oculares asociadas son evidentes. La subestadificación en función de la proteinuria Vol 18 No 2 / / 2008 / / Veterinary Focus / / 13 CÓMO ABORDAR... debe posponerse hasta completar el tratamiento de la infección de las vías urinarias. Tratamiento antihipertensivo Preferimos instaurar los tratamientos de uno en uno y evaluar la respuesta a los mismos, permitiendo que el propietario se habitúe a cada nuevo tratamiento. Esto implica no hacer demasiados cambios con demasiada frecuencia, de modo que pueda evaluarse adecuadamente la respuesta del gato a cada tratamiento. En este caso, prescribimos besilato de amlodipina para tratar la hipertensión. La dosis inicial fue de 0,625 mg una vez al día y la respuesta a este tratamiento se evaluó a los 14 días de tratamiento. De manera empírica, la presión arterial deseada después del tratamiento es de 160 mmHg. Si la presión arterial sistólica está por encima de este valor, aumentaríamos la dosis hasta 1,25 mg una vez al día y volveríamos a evaluar. Normalmente esto es suficiente para alcanzar el valor deseado; de no ser así, se consideraría la adición de benaceprilo como tratamiento adicional. La hipotensión es una complicación teórica del tratamiento antihipertensivo, pero rara vez se observa, siempre que no se inicie su uso en gatos deshidratados y descompensados. La hipotensión se corresponde con un valor de tensión arterial sistólica <110 mmHg medida en condiciones clínicas. Tratamiento de la hiperfosfatemia En este caso, la presión arterial sistólica, tras 14 días de tratamiento con amlodipina, era de 142 mmHg. Este momento se consideró apropiado para abordar el problema de la hiperfosfatemia, lo que se hizo inicialmente reduciendo la ingesta de fosfato en el alimento y prescribiendo una dieta renal. Se aconsejó al propietario que introdujera esta dieta de manera gradual, mezclando una pequeña cantidad de la dieta con el alimento normal del gato y aumentando de manera gradual la proporción de la dieta a la vez que reducía la proporción del alimento normal del gato durante un periodo de 7- 14 días. Reconocemos que la palatabilidad puede ser un problema con estas dietas y sugerimos a los propietarios que intentaran encontrar la máxima proporción de dieta aceptable, para alimentar al gato con la mezcla en caso de que no sea posible administrar únicamente la dieta renal. El objetivo del tratamiento en este caso es alcanzar una concentración de fosfato plasmático <1,6 mmol/L (4,95 mg/dL) (para los gatos en estadio 3); y lo ideal sería conseguir unos niveles menores de 1,45 mmol/L (4,49 mg/dL) (para los gatos en estadio 2). En los gatos en estadio 3, puede ser necesario utilizar las dietas 14 / / Veterinary Focus / / Vol 18 No 2 / / 2008 renales junto con quelantes del fosfato intestinal para alcanzar este objetivo postratamiento. Se dispone de una serie de quelantes del fosfato intestinal (carbonato cálcico, hidróxido de aluminio, carbonato de lantano). Los quelantes deben mezclarse con la ración que se va a administrar al gato para que puedan interaccionar con el fosfato del alimento y reducir su biodisponibilidad. Una vez cambiada la dieta, medimos las concentraciones plasmáticas de fosfato después de 4- 6 semanas para evaluar la respuesta al tratamiento. Ésta es una terapia crónica para revertir la sobrecarga de fosfato del organismo consecuencia de la IRC, y que provocaría hiperparatiroidismo y mineralización de los tejidos blandos (incluso nefrocalcinosis). Se ha demostrado en gatos de experimentación, que la hiperfosfatemia está asociada con un aumento de la fibrosis intersticial y de la mineralización (6); por otro lado, la restricción de fosfato a través de la dieta y los quelantes de fosfato se asocian con un aumento de la supervivencia de los gatos que tienen IRC de aparición natural (7). Además de controlar la concentración de fosfato plasmático con respecto a los valores deseados después del tratamiento, también es importante supervisar la concentración de calcio en el plasma, ya que algunos gatos (el 5% de los tratados) desarrollan hipercalcemia (calcio total >3 mmol/L) (12 mg/dL) cuando se restringe el fosfato del alimento. En teoría, también sería posible inducir hipofosfatemia, que sería indeseable, aunque es mucho menos probable que se produzca, en particular en un gato con IRC en estadio 3. Respuesta al tratamiento dietético En esta gata, tras 4 semanas de alimentación con una dieta renal, la concentración plasmática de fosfato se redujo a 1,85 mmol/L (5,73 mg/dL) (de 2,56 mmol/L) (7,93 mg/dL). Este dato se consideró como una buena respuesta al tratamiento, la gata estaba tomando únicamente la dieta. Decidimos seguir aportando la dieta y controlando la concentración plasmática de fosfato antes de introducir quelantes de fosfato. La concentración plasmática de creatinina era de 275 µmol/L (3,11 mg/dL) y la concentración plasmática de potasio era de 4,2 mmol/L. La presión arterial sistólica se mantenía por debajo del valor objetivo de 150 mmHg. El análisis de orina realizado después de la antibioterapia produjo un sedimento de orina inactivo y el cultivo bacteriano fue negativo. En este momento, se midió el RPC en orina siendo de 0,56. El peso de la gata se había estabilizado en 3,2 kg. EL GATO AZOTÉMICO En este momento se interrumpió la suplementación con potasio. Después de otras 6 semanas de tratamiento dietético y antihipertensivo, se realizó una nueva evaluación de la gata. La concentración plasmática de fosfato fue de 1,55 mmol/L (4,8 mg/dL) (por debajo del valor de 1,6 mmol/L (4,95 mg/dL) deseado) la creatinina plasmática se mantuvo estable en 290 µmol/L (3,28 mg/dL), la presión arterial estaba todavía dentro del valor deseado, en 138 mmHg, la muestra de orina tenía un sedimento benigno (inactivo) y el RPC en orina era de 0,68. Llegados a este punto, comentamos con los propietarios la probabilidad de instaurar un tratamiento adicional para controlar la proteinuria persistente. Esto implicaría la administración de otro medicamento por vía oral (benaceprilo; 2,5 mg una vez al día) para tratar la proteinuria. El objetivo de este postratamiento es reducir el RPC por debajo de 0,4. También necesitaríamos supervisar la presión arterial cuidadosamente para asegurarnos de que la combinación de amlodipina y benaceprilo no induciría una hipotensión sistémica. El benaceprilo reduce de manera uniforme la proteinuria en los gatos con IRC (8) y, según nuestra experiencia, no induce hipotensión sistémica cuando se combina amlodipina. Resultado del caso Esta gata se mantuvo estable con el tratamiento dietético, y con amlodipina y benaceprilo durante otros 6 meses. Los RPC en orina después de iniciar el tratamiento con benaceprilo fueron de 0,36 y 0,42. Después de 6 meses, tuvo otra crisis urémica y llegó a la clínica muy deshidratada y con una recidiva de la infección de las vías urinarias. Llegados a este punto, los propietarios decidieron que sacrificarla era la mejor opción, en vez de hospitalizarla y administrar fluidoterapia. Nociones a tener en cuenta • El hallazgo de azotemia (aumento de creatinina y de urea) en una bioquímica requiere una interpretación cuidadosa, considerando el historial previo y los resultados de la exploración física para clasificar el caso de manera apropiada. • Se precisa un análisis de orina completo en todos los pacientes azotémicos, incluyendo un examen microscópico del sedimento de la orina. • En los gatos con IRC, que es un síndrome heterogéneo, es importante la determinación del RPC en orina (si el sedimento de la orina es inactivo) y de la presión arterial sistémica para identificar los objetivos terapéuticos en el tratamiento para cada caso. • La reevaluación y la supervisión de los resultados de la analítica (incluido el RPC en orina) y de la presión arterial es importante como parte del proceso de control. En los animales que se han deteriorado en poco tiempo, es muy importante la reevaluación una vez estabilizados, ya que la presión arterial y la creatinina plasmática pueden cambiar de manera sustancial una vez que el gato se encuentra mejor y está más estable. • Es importante diseñar un tratamiento a medida para cada caso concreto. Abordar los problemas agudos primero y luego, una vez estabilizado el gato, evaluar qué objetivos terapéuticos hay a largo plazo y afrontarlos de manera secuencial de modo que puedan evaluarse de manera individualizada las respuestas al tratamiento. BIBLIOGRAFÍA 1. Lees GE, Brown SA, Elliott J, et al. Assessment and management of proteinuria in dogs and cats; 2004 ACVIM Forum Consensus Statement (Small Animal). J Vet Intern Med 2005; 19(3): 377-385. 5. Elliott J. Staging of chronic kidney disease. In: Manual of canine and feline nephrology and urology. Eds. Elliott J & Grauer GF. BSAVA Publication, Cheltenham, Glos 2007. 2. Syme HM, Markwell PJ, Pfeiffer DU, et al. Survival of cats with naturally occurring chronic renal failure is related to severity of proteinuria. J Vet Intern Med 2006; 20(3): 528-535. 6. Ross LA, Finco DR, Crowell WA, et al. Effect of dietary phosphorus restriction on the kidneys of cats with reduced renal mass. Am J Vet Res 1982; 43: 1023-1026. 3. Brown S, Atkins C, Bagley R, et al. American College of Veterinary Internal Medicine. Guidelines for the identification, evaluation, and management of systemic hypertension in dogs and cats. J Vet Intern Med 2007; 21(3): 542-558. 7. Elliott J, Rawlings JM, Markwell PJ, et al. Survival of cats with naturally occurring renal failure: effect of conventional dietary management. J Small Anim Pract 2000; 41: 235-242. 4. Syme HM, Barber PJ, Rawlings JM, et al. Incidence of hypertension in cats with naturally occurring chronic renal failure. J Am Vet Med Assoc 2002; 220: 1799-1804. 8. King JN, Gunn-Moore DA, Tasker S, et al. Benazepril in renal insufficiency in cats study group. Tolerability and efficacy of benazepril in cats with chronic kidney disease. J Vet Intern Med 2006; 20(5): 1054-1064. Vol 18 No 2 / / 2008 / / Veterinary Focus / / 15 Diagnóstico laboratorial de la enfermedad renal en el gato Redun Heine, DVM, PhD Departamento de Ciencias Clínicas de Animales de Compañía, Facultad Noruega de Ciencias Clínicas, Oslo, Noruega La Dra. Heine se graduó en la Facultad Noruega de Ciencias Veterinarias (NSVS) en 1988. Realizó una residencia en Pequeños Animales en Utrecht, Países Bajos, entre 1989 y 1991 y completó su doctorado en Nefrología en la NSVS en 1996. Realizó su investigación posdoctoral en la UC Davis, California, entre 1997-98 y en la actualidad es profesora asociada de Medicina Interna en la NSVS. La Dra. Heine es presidenta de ESVNU, miembro del Consejo de IRIS y miembro del grupo de estandarización renal de WSAVA. Introducción La enfermedad renal felina suele presentarse con signos clínicos vagos e inespecíficos. Por ejemplo, el propietario quizá lo único que note es que el gato duerme más que antes o que muestra una menor actividad física. Estos signos son vagos y pueden atribuirse a que el gato se ha vuelto perezoso o a la edad. Dada la escasez de antecedentes detallados, ya se comience con un animal muy enfermo que presente una azotemia intensa y signos claros de insuficiencia renal crónica (IRC) o una azotemia leve como hallazgo accidental en una analítica sanguínea preanestésica, las pruebas diagnósticas de laboratorio son siempre importantes en el gato con enfermedad renal. La poliuria o la polidipsia (PU/PD) inexplicadas en un gato, por lo demás sano, puede indicar la realización de análisis laboratoriales o de métodos de diagnóstico por la imagen. La ecografía proporciona una información 16 / / Veterinary Focus / / Vol 18 No 2 / / 2008 inestimable en la mayoría de los pacientes; y pueden recogerse muestras para diagnóstico mediante guía ecográfica. También, cada vez con más frecuencia, los resultados anómalos obtenidos en ecografías realizadas por otras razones cuestionan si la función renal es normal o no. A veces, pueden detectarse riñones anómalos mediante palpación abdominal o pueden observarse aumentos de creatinina plasmática en muestras seriadas. En la enfermedad renal obvia e intensa, el conocimiento de la naturaleza del proceso mórbido puede ser importante para su pronóstico y su tratamiento óptimo. Es importante distinguir entre una insuficiencia renal aguda (IRA) y una IRC o una posible reagudización de una IRC. También puede ser importante saber si algún componente prerrenal o postrenal contribuye a la gravedad del cuadro clínico. Las causas primarias subyacentes o las complicaciones secundarias deben ser evaluadas para poder ofrecer un cuidado óptimo del paciente. El concepto de "protección renal" cada vez recibe mayor atención. Hemos de conocer los factores que indican que se han de tomar medidas preventivas y de protección renal. Esto debería incitarnos, como facultativos, a aconsejar sobre ellas al propietario sensible. Por ejemplo, durante decenios ha habido controversia sobre si una dieta "renal" simplemente aliviaría los signos clínicos de uremia o también prolongaría la vida al proporcionar protección al riñón. Estudios diseñados cuidadosamente han permitido demostrar el efecto beneficioso de estas dietas, y a veces de los inhibidores de la enzima conversora de angiotensina (IECA´s), en la prolongación de la vida de los gatos con IRC (1- 4). Aunque diversas cuestiones deben aclararse todavía mediante investigación, muchos propietarios quizá quieran actuar en función de principios preventivos ante una enfermedad renal precoz. La proteinuria y la presión arterial elevada son factores de riesgo para una progresión rápida. Si bien la ecografía renal de alta calidad es de gran importancia en el estudio diagnóstico de un paciente, también depende en gran medida del operario y, evidentemente, no todos los facultativos que trabajan con pacientes renales son especialistas en ecografía. Por otro lado, la mayoría de los veterinarios tienen acceso a las pruebas de diagnóstico laboratoriales para la insuficiencia renal y que se van a comentar a continuación. Espero que este artículo pueda proporcionar algunas pautas útiles sobre cómo interpretar estos análisis en cada paciente. Urianálisis Las tiras reactivas de orina para medir la glucosa, el pH, la bilirrubina, las proteínas, el grupo hemo o las cetonas son test de evaluación muy útiles. Hay que tener cuidado y evitar el uso de tiras reactivas estropeadas, o artefactos de dilución debidos a la orina diluida o a la exposición prolongada de orina a las tiras, de modo que el reactivo químico desaparece por difusión. Los reactivos del grupo hemo o la sangre de la tira pueden provocar una reacción cruzada si hay contaminación con contenido fecal. Las mediciones de nitritos, leucocitos y densidad específica carecen de valor en gatos. En estos animales, el umbral renal para la bilirrubina es más bajo que el de perros y seres humanos, por lo que una reacción positiva baja siempre se considera anormal. La orina puede ser alcalina después de una comida o como consecuencia de la presencia de bacterias productoras de ureasa (especies de Staphylococcus o de Proteus) o en casos de alcalosis. En los carnívoros es normal la orina ácida, pero también puede observarse en casos de acidosis, infección causada por bacterias productoras de ácido, hipopotasemia o tras el uso de diuréticos del asa (5). Para la determinación precisa de la densidad urinaria se emplea un refractómetro. Como es bien sabido, los gatos concentran más la orina que los perros y los seres humanos. Si bien la osmolalidad de la orina es más precisa, la densidad específica es mucho más fácil de medir y los valores son lo suficientemente precisos para la mayoría de los propósitos clínicos. En general, si un gato no puede concentrar la orina por encima de una densidad específica de 1,035, se considera anómalo. Se define PU/PD a beber más de 100 ml/kg/día o no ser capaz de concentrar la orina hasta una densidad específica superior a 1,035. Hay que tener en cuenta que sólo aproximadamente la mitad de los gatos con IRC y uremia muestran clínicamente una PU/PD percibida por el propietario. Se puede pedir al propietario que mida con precisión la ingesta de agua durante el día y que observe cambios sutiles en el comportamiento del gato que podrían indicar un aumento de ingesta de agua. En los casos, poco frecuentes, en los que se sospeche una diabetes insípida central, la PU y la PD son generalmente más intensas que las observadas en una IRC (Figura 1). Se ha evaluado la denominada "microalbuminuria” en el perro y en el gato en varios estudios. El término se refiere a niveles de proteinuria comprendidos en el intervalo de 30-300 mg/L y ha sido objeto de varios estudios después de que se comercializara un método laboratorial semicuantitativo hace unos pocos años. Si bien algunos estudios publicados apuntan a situaciones específicas en las que puede encontrarse microalbuminuria, algunos datos no publicados demuestran que hay microalbuminuria en hasta la mitad de los gatos de edad avanzada o gatos con cualquier enfermedad (no necesariamente una enfermedad renal), lo que dificulta la interpretación de una prueba positiva. Es probable que un animal con una prueba negativa sea realmente no proteinúrico. Es muy posible que un gato con IRC no tenga proteinuria, aunque cuanto mayor sea la creatinina sérica, mayor será la probabilidad de que el gato sea proteinúrico (6). A medida que aumenta el conocimiento sobre el ratio proteína/ creatinina en la orina (RPC) en el gato y otras especies, van cambiando algunos conceptos. Merece la pena prestar atención a lo siguiente: 1. El nivel de proteinuria es de importancia clínica. Cuanto mayor sea la magnitud de la proteinuria, mayor será el riesgo de progresión de enfermedad renal hacia un estadío final, eutanasia o la muerte (6, 7). 2. Cuanto mayor sea la magnitud de la proteinuria, mayor será el beneficio de la intervención terapéutica (2). 3. Los niveles que se consideran "normales" del RPC en orina en los gatos son más bajos que antes. Desde que Figura 1. Gato que muestra un comportamiento desviado relacionado con la ingesta de agua, sugestivo de PU/PD. Vol 18 No 2 / / 2008 / / Veterinary Focus / / 17 se validó el uso del RPC en muestras de orina en la década de 1980, lo común es considerar como anómalo a los valores de RPC superiores a 1, normal a los inferiores a 0,5; y como valores "límite" a los comprendidos entre 0,5 y 1,0. Estos valores aparecen en muchos libros y artículos de revisión. Sin embargo, investigaciones recientes, indican que en gatos, debemos prestar atención a valores del RPC tan bajos o inferiores a 0,2. En 136 gatos (6), la supervivencia era menor si aumentaba el RPC y los gatos se clasificaron según su RPC en orina como sigue: < 0,2 ; entre 0,2 y 0,4; y > 0,4. 4. Aunque el uso de tiras reactivas de orina es el método principal para detectar la proteinuria, por desgracia es bastante inexacto. El grupo IRIS también se ha centrado en los valores de RPC para clasificar la enfermedad renal (véase más adelante). Este grupo no ha proporcionado todavía recomendaciones sobre el método óptimo para determinar la proteinuria, dado que la investigación es escasa y la motivación del propietario para la realización de una prueba cara puede variar de unos países a otros. Los principales métodos de análisis como las tiras reactivas, la prueba del ácido sulfosalicílico, la microalbuminuria y el RPC, se discuten en recientes revisiones (8). El facultativo puede optar por utilizar el RPC, como prueba de determinación de la proteinuria, particularmente si se sospecha de una enfermedad renal. 5. Aunque es atractiva y lógica, la hipótesis de que la reducción de la magnitud de la proteinuria prolongaría la vida del gato con niveles bajos de proteinuria, hay pocos datos que la respalden (2). La proteinuria podría ser un mero marcador de la intensidad de la enfermedad. Sin embargo, en Medicina Humana, el consenso actual es que la reducción de la proteinuria ralentiza la progresión de la enfermedad (9). rada de otros elementos, se examinan las extensiones húmedas no teñidas, ya que los precipitados de la tinción o los restos teñidos pueden interferir en la interpretación. 3. Se examina la extensión húmeda teñida para evaluar los elementos celulares, ya que los núcleos se teñirán, de modo que será posible distinguir entre varios tipos de células o las células muertas antiguas de menor importancia. 4. Hay que concentrarse en los elementos reconocibles y seguir un planteamiento lógico sobre lo que puede haber en la orina: células epiteliales, células sanguíneas o células inflamatorias, bacterias, cristales o, en raras ocasiones, hongos o huevos de parásitos. 5. Las células tubulares renales de los gatos sanos pueden ser ricas en depósitos de lípidos, de modo que la orina o los cilindros urinarios pueden contener abundantes gotitas de lípidos en circunstancias normales. 6. La presencia de abundantes células tubulares renales o cilindros celulares, indican una lesión renal aguda (Figura 2). Sin embargo, no se suelen observar en cilindros sino como células individuales que pueden ser confundidas con células epiteliales de transición pequeñas o con leucocitos. Cultivo de orina En un estudio reciente realizado en gatos con IRC se reveló, al cultivar la orina, que 17 de 77 gatos tenían infección de las vías urinarias bajas, aunque sólo 4 de ellos mostraron signos clínicos y en un número sustancial no se detectaron ni leucocitos ni bacterias en el sedimento urinario (10). Por tanto, se recomienda cultivar la orina de cualquier gato que tenga IRC. Es fácil obtener orina mediante cistocentesis durante una ecografía renal. Debe establecerse la recogida sistemática de orina mediante cistocentesis para análisis de orina y cultivo bacteriano siempre que se detecten anomalías renales. Sedimento urinario El análisis del sedimento de la orina es crucial para la evaluación de la enfermedad renal. A los veterinarios jóvenes quizá les resulte difícil interpretar los sedimentos urinarios debido a la variable aparición de restos y de precipitaciones coloreadas, sin embargo, no es difícil cuando se sigue un enfoque sistemático (5). 1. Es prudente emplear una cantidad estándar de orina o, si el volumen es bajo, una proporción estándar del sobrenadante (es decir, un 20% del volumen total) para resuspender el sedimento, con el fin de poder evaluar el sedimento. 2. Para identificar bacterias y obtener una imagen inalte- 18 / / Veterinary Focus / / Vol 18 No 2 / / 2008 La orina normal inhibe el crecimiento bacteriano, debido entre otros factores, a su elevada osmolalidad y contenido salino. Siempre que cambie la composición de la orina, como puede ser una menor osmolalidad u otros cambios característicos de la IRC, o aparezca una glucosuria leve, habrá predisposición al crecimiento bacteriano. Por otro lado, las propiedades anatómicas o mecánicas del epitelio dañado de las vías urinarias pueden proporcionar superficies para el crecimiento de las bacterias. En unos pocos casos puede haber pielonefritis crónica. El cultivo bacteriano de la pelvis renal puede ser positivo aún cuando el cultivo de orina de la vejiga sea negativo, debido a los factores de inhibición del crecimiento bacte- DIAGNÓSTICO LABORATORIAL DE LA ENFERMEDAD RENAL EN EL GATO Figura 2. Sedimento urinario con células tubulares renales en un cilindro. riano presentes en la orina normal. Aunque no es frecuente, el facultativo debe saber que esto puede ocurrir, ya que el manejo adecuado del caso clínico en esas circunstancias puede salvar la vida si se interrumpe la progresión de la IRC interfiriendo en dicho proceso infeccioso. Bioquímica sérica Para evaluar la intensidad de la insuficiencia renal se miden de manera sistemática la urea y la creatinina del plasma o del suero. La azotemia puede ser prerrenal, renal o postrenal. Cualquier causa grave de azotemia prerrenal o postrenal puede progresar hacia una azotemia renal y, por tanto, precisa una atención meticulosa. Una regla práctica es que cuanto mayor sea el nivel de urea plasmática con relación a la creatinina plasmática, más probable será que la causa de la azotemia sea prerrenal (circulatoria, como deshidratación, insuficiencia cardiaca o shock). Esto se debe a que la urea es reabsorbida desde los túbulos renales en la médula y los niveles relativamente más elevados de urea se acumulan en el plasma cuando la circulación medular renal es baja. La azotemia leve por IRC no provoca la aparición de signos clínicos. Por lo tanto, si un gato presenta una concentración de creatinina de 200 µmol/L (2,62 mg/ dL) y aparece clínicamente deprimido, hay que buscar otras causas para la depresión. Aunque, en la mayoría de los casos, los signos clínicos se intensifican a medida que aumenta la azotemia (según definición del sistema de clasificación de IRIS descrito en la pág. 21), hay una gran variación individual en cuanto al nivel de azotemia en el que aparecen signos clínicos graves. Si bien la mayoría de los gatos muestran signos clínicos vagos, como anorexia y pérdida de peso, apatía y vómitos ocasionales, con niveles de creatinina comprendidos entre 300 y 500 µmol/L (3,93 - 6,56 mg/dL), la autora ha observado en casos excepcionales gatos con síntomas clínicos y valores de creatinina de 250 µmol/L (3,28 mg/dL) e incluso un gato sin depresión general y valores de creatinina de 2000 µmol/L (26,23 mg/dL). A veces, los gatos pueden desarrollar valores de creatinina comprendidos entre 1600 y 1800 µmol/L (20,98-23,6 mg/dL) y, sin embargo, recuperarse. Esto ocurre especialmente en casos de IRA secundaria a obstrucción de las vías urinarias bajas, en oposición a los perros, en los cuales estos niveles indican un mal pronóstico. En un estudio reciente se definieron las variables clínico-patológicas de pronóstico para gatos con IRC, siendo la urea y creatinina séricas, fosfato, hematocrito y el RPC en orina los factores más importantes (7). La creatinina sérica se ve menos influida por factores distintos a la tasa de filtración glomerular (TFG) y, por tanto, se considera en general, mejor que la urea sérica para la evaluación de la función renal (Figura 3). La creatinina sérica es superior en el gato que en el perro y el umbral de los valores de referencia varía de un laboratorio a otro. También hay cierta variación en los valores de creatinina dentro del mismo individuo debido a cambios en la ingesta de alimento y de agua, que añaden cierta variación analítica. Por tanto, con resultados limítrofes, merece la pena repetir las mediciones antes de iniciar un procedimiento diagnóstico caro y largo. Generalmente se sabe que en la IRC grave se observa un aumento del fósforo sérico. Por otro lado, la marcada hiperpotasemia es un dato que se reconoce universalmente y que eleva la sospecha de IRA, aunque los niveles de fósforo también pueden estar muy elevados en estos casos. Mientras la hiperpotasemia frecuentemente indica IRA, es de importancia clínica distinguir entre una IRA aislada y una reagudización de una IRC para emitir un pronóstico y para determinar la duración de un tratamiento Log. de la concentración plasmática ABC = Área Bajo la Curva Tiempo Figura 3. Curva típica de aclaramiento plasmático para un marcador de la tasa de filtración glomerular. Aclaramiento = dosis/ABC. Para las muestras limitadas, cuando sólo se considera la parte recta de la curva, se aplican factores de corrección para el área superior “perdido” . Vol 18 No 2 / / 2008 / / Veterinary Focus / / 19 agresivo. Una ecografía de elevada calidad o una biopsia renal nos orientan en estos casos. Sistema de clasificación de la IRIS El sistema de clasificación en estadíos de la International Renal Interest Society (IRIS) para la IRC ha ganado una amplia aceptación en los últimos años. Previamente se utilizaban muchos términos mal definidos y que se solapan, como enfermedad renal, insuficiencia renal, fallo renal y síndrome nefrótico. Por tanto, mediante el sistema de clasificación IRIS es posible informar acerca de los pacientes de una manera más precisa en la bibliografía científica y en las discusiones de casos. Novartis ha respaldado este trabajo durante algunos años; en la Figura 4 se presenta una visión de conjunto del sistema de clasificación en estadíos. Según este sistema, la enfermedad renal se clasifica en cuatro estadíos y dentro de cada estadío se hace una subclasificación con respecto al nivel de proteinuria y presión arterial (11). Los pacientes en estadío 1 de la IRIS, y algunos en estadío 2, tienen niveles de creatinina sérica dentro de los valores de referencia. No obstante, por definición, existe algún signo de enfermedad renal, como se señala en la introducción de este artículo. Estimación de la tasa de filtración glomerular por métodos de aclaramiento La estimación de la tasa de filtración glomerular (TFG) puede permitir la identificación precoz de la enfermedad renal (Tabla 1), permitiendo así la instauración más temprana de medidas nefroprotectoras, como el tratamiento dietético o médico. Las indicaciones para medir la TFG incluyen la detección de enfermedad renal en animales con poliuria no azotémica o con leves aumentos de creatinina plasmática, la detección en razas con predisposición familiar a enfermedad renal, supervisión prequirúrgica o de un tratamiento, y orientación para la posología cuando se emplean fármacos de excreción renal (12). Las mediciones seriadas de la TFG pueden orientarnos en la evaluación de los efectos terapéuticos sobre la función renal a lo largo del tiempo. La TFG se considera como el mejor índice general de la función renal y la forma óptima de calcularla es midiendo el aclaramiento de un marcador. El aclaramiento urinario de la inulina (polímero de la fructosa) se ha considerado durante mucho tiempo como el método de elección para determinar la TFG en humanos, perros y gatos. 20 / / Veterinary Focus / / Vol 18 No 2 / / 2008 La alternativa a los procedimientos de colección urinaria es la determinación del aclaramiento plasmático de un marcador, como la inulina, contrastes radiográfico que contienen yodo iohexol, radionucleótidos o creatinina. Todos se han evaluado en gatos (13-20). El coste del análisis de laboratorio y la falta de disponibilidad generalmente impiden el uso de inulina, mientras que el uso de radionucleótidos precisa el acceso a un centro de Medicina Nuclear. El medio de contraste radiográfico iohexol se ha utilizado ampliamente en Nefrología Humana. Al contrario de lo que se observa en seres humanos, donde la creatinina experimenta una mayor interacción con diversos sistemas corporales, el aclaramiento plasmático de la creatinina exógena parece fiable en la estimación de la TFG en perros y gatos. La principal ventaja de la creatinina es que puede analizarse en la clínica. La principal ventaja del iohexol es que sus tiempos de excreción son 1/3 de los de la creatinina, de manera que es una prueba más rápida y posiblemente más fiable si la función renal es baja y quizá sea más precisa si el grado de deshidratación se desconoce. Por tanto, probablemente los dos métodos se complementan entre sí para su uso en la práctica clínica. Se han determinado valores de referencia en gatos para las situaciones de muestras limitadas (2-4 muestras después de la inyección de creatinina o de iohexol) en gatos de varios tamaños y edades. Biopsia renal La biopsia renal en el gato es relativamente fácil desde el punto de vista técnico, debido a la ubicación caudal del riñón en el abdomen y a la posibilidad de inmovilizar percutáneamente el riñón con una mano. No obstante la biopsia supone un riesgo de hemorragia y otras complicaciones relacionadas con la propia biopsia o con el deterioro circulatorio durante la sedación y la anestesia (21). Por lo tanto, sólo debe obtenerse una biopsia si es necesario con respecto al tratamiento. Las dos situaciones clínicas más importantes donde el tratamiento puede diferir en función de un diagnóstico preciso mediante biopsia son los casos de sospecha de IRA o los casos en los que se sospecha de glomerulonefritis. Puede sospecharse de IRA si los cambios ecográficos crónicos del riñón son de naturaleza leve en relación con los resultados clínico-patológicos graves o si el riñón está aumentado de tamaño. La biopsia puede definir con precisión la gravedad de los cambios o las posibles etiologías, así como la naturaleza de la posible enfermedad subyacente. DIAGNÓSTICO LABORATORIAL DE LA ENFERMEDAD RENAL EN EL GATO SISTEMA DE CLASIFICACIÓN EN ESTADÍOS PARA LA INSUFICIENCIA RENAL CRÓNICA ETAPA 1. La clasificación en estadíos se basa inicialmente en la medición de la creatinina plasmática en ayunas, y en al menos dos veces en un paciente estable. Creatinina plasmática µmol/L mg/dL Función renal remanente* Terminología antigua* Función renal normal 100% Enfermedad renal precoz: Sin alteraciones bioquímicas ESTADÍO 1 <140 <1,6 Insuficiencia renal: No azotemia. Disminución de la tasa de filtración glomerular; poca capacidad de concentración. 140 - 249 1,6 - 2,8 Fallo renal precoz: Azotemia leve. Mala adaptación que puede inducir hiperparatiroidismo e hipopotasemia. 33% ESTADÍO 2 25% 250 - 439 2,9 - 5,0 Fallo renal urémico: Azotemia de moderada a intensa. Presencia de signos sistémicos: por ejemplo, dolor óseo, gastritis urémica, anemia, acidosis metabólica. ESTADÍO 3 >440 ≥ 5,0 <10% ESTADÍO 4 Fallo renal en estadío terminal: Aumento del riesgo de signos clínicos sistémicos y crisis urémica ETAPA 2. A continuación los casos son clasificados en subestadíos en función de la proteinuria y la presión arterial. Nótese que el RPC y la presión arterial varían de manera independiente entre sí y del estadío de la IRC, de modo que puede producirse cualquier nivel de proteinuria o de hipertensión en cualquier estadío de IRC, es decir, con cualquier nivel de azotemia. Ratio proteína/creatinina en orina (RPC) 0 0,1 0,2 NO PROTEINÚRICO 0,3 0,4 PROTEINÚRICO LIMÍTROFE 0,5 0,6 PROTEINÚRICO Riesgo de lesiones orgánicas como consecuencia de la hipertensión (presión arterial mmHg) 130 140 RIESGO MÍNIMO 150 160 RIESGO BAJO 170 RIESGO MODERADO 180 190 RIESGO ELEVADO Adaptado del Manual of Canine & Feline Nephrology & Urology (Fig: 5.5) 2ª Edición por J. Elliott & G. Grauer (2006) con permiso de la British Small Animal Veterinary Association. *Los porcentajes relativos de función residual son estimaciones únicamente conceptuales. Esta terminología se ha utilizado previamente sin una definición precisa y debe sustituirse por un sistema de clasificación numérico. Con la colaboración de Novartis Animal Health Inc. Basado en la Clasificación en estadíos IRIS 2006 de la IRC. Figura 4. Visión general del sistema de clasificación en estadíos de la IRIS en gatos. Vol 18 No 2 / / 2008 / / Veterinary Focus / / 21 DIAGNÓSTICO LABORATORIAL DE LA ENFERMEDAD RENAL EN EL GATO Tabla 1. Visión general de los datos publicados sobre la TFG en los últimos 10 años Marcador Datos expresados en Valores (mL/min/kg) Referencias n=8 Media (rango) 3,01 (1,9-4,6) 2,84 (1,82-4,19) 16 Creatinina, Iohexol n = 12 Media ± DE 2,30 ± 1,32 1,83 ± 0,64 20 Creatinina, Iohexol n=6 “ 2,3 ± 0,73 1,8 ± 0,32 15 Iohexol n = 19 “ 2,75 ± 0,74 13 Inulina n = 30 Mediana (rango) 2,72 (2,07-3,69) 14 Iohexol n = 17 Mediana (rango) 3,68 (3,22-6,22) 18 Iohexol, Creatinina n=4 Media ± EEM 3,64 ± 0,13 3,34 ± 0,13 19 Inulina, Creatinina n = 10 Media ± DE 3,60 ± 0,67 4,24 ± 0,94 17 Inulina 99mTc -DTPA Número de gatos Puede sospecharse glomerulonefritis en función del RPC en orina. Si hay glomerulonefritis, puede instaurarse un tratamiento y el pronóstico puede ser bueno. Se cree que la glomerulonefritis felina es membranosa, como en el ser humano, y el tratamiento óptimo de la glomerulonefritis membranosa continúa siendo controvertido en Medicina Humana. Sin embargo, es probable que un proyecto reciente de biopsias renales de la WSAVA mejore el acceso a diagnósticos patológicos más detallados (22) en los próximos años. Por otro lado, si la amiloidosis es el diagnóstico histológico, el pronóstico es malo y el tratamiento inmunodepresor no tendrá efecto. Otras afecciones raras, como la enfermedad renal hereditaria o la intoxicación por etilenglicol también pueden ser una indicación para la biopsia renal. BIBLIOGRAFÍA 1. Elliott J, Rawlings JM, Markwell PJ, et al. Survival of cats with naturally occurring chronic renal failure: effect of dietary management. J Small Anim Pract 2000; 41: 235-242. 12. Bailey DB, Rassnick KM, Erb HN, et al. Effect of glomerular filtration rate on clearance and myelotoxicity of carboplatin in cats with tumors. Am J Vet Res 2004; 65: 1502-1507. 2. King JN, Gunn-Moore DA, Tasker S, et al. Tolerability and efficacy of benazepril in cats with chronic kidney disease. J Vet Intern Med 2006; 20: 1054-1064. 13. 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En la actualidad, continúa su formación como residente del European College for Vetarinary Diagnostic Imaging en la Clínica de Pequeños Animales de Giessen. El principal tema de interés de la Dra. Seyrek-Intas es la ecografía en Pequeños Animales y Équidos. Posibilidades del diagnóstico por la imagen en las enfermedades renales felinas El aparato urinario comprende algunos de los órganos más frecuentemente afectados por alguna enfermedad en los gatos; sin embargo, la enfermedad renal felina es bastante menos frecuente que la canina (1, 2). Además, existen en el gato otras enfermedades sistémicas en las que el riñón desempeña un papel importante, como es el caso de la peritonitis infecciosa felina (PIF) o el linfoma (2). Mediante el diagnóstico por la imagen, los hallazgos clínicos y los resultados de laboratorio es posible idear un plan terapéutico. La decisión de qué método de diagnóstico por la imagen es el más adecuado depende, entre otras cosas, de la disponibilidad, los resultados clínicos y el diagnóstico que se sospecha. La morfología de los riñones puede evaluarse utilizando radiología, ecografía y, si es necesario, tomografía axial computerizada (TAC) o resonancia magnética (RM). La evaluación de la función renal es posible mediante urografía excretora, gammagrafía, TAC dinámica o RM con medio de contraste. El profesor Kramer es director ejecutivo del Departamento de Ciencias Clínicas Veterinarias. En 2003 fue nombrado profesor de Cirugía de Pequeños Animales en la Universidad JustusLiebig. Martin Kramer es veterinario especialista en Cirugía, Radiología y otros procedimientos de Diagnóstico por la Imagen, cirujano veterinario especialista de pequeños animales y animales domésticos. También es diplomado por la European College of Veterinary Diagnostic Imaging (ECVD). El principal tema de interés del profesor Kramer es la ecografía y la cirugía de Pequeños Animales. Sin embargo, la técnica aplicada con más frecuencia y de mayor disponibilidad sigue siendo la radiología. A excepción de los traumatismos abdominales graves, que se examinan inicialmente mediante TAC, en los casos de enfermedad renal y del tracto urinario debe realizarse también un examen ecográfico. De hecho, muchas enfermedades pueden diagnosticarse en función de las radiografías (con medio de contraste o sin él) y de la ecografía. Radiografía simple (radiografía sin medio de contraste) En los gatos, los dos riñones se encuentran situados extratorácicamente en el abdomen, en el espacio comprendido entre la 1ª y la 4ª vértebra lumbar y son, aproximadamente, de igual tamaño. La longitud normal aproximada de un riñón felino es de 2 a 3 veces la longitud de la 2ª vértebra lumbar, de unos 3,8-4,4 cm de largo; 2,7-3,1 cm de ancho y 2,0-3,5 cm de grosor (1, 3). Los riñones aparecen más pequeños a medida que avanza la edad; los gatos castrados tienen riñones más pequeños que los animales enteros (3) y las hembras tienen los riñones más pequeños que los machos (2). Vol 18 No 2 / / 2008 / / Veterinary Focus / / 23 c Figura 2. Radiografía de abdomen, vista ventrodorsal. El gato tiene el riñón derecho con tamaño y forma normales. El riñón izquierdo es extremadamente atrófico y se encuentra en situación medial (c) entre las dos heces en el colon descendente. Figura 1. Radiografía de abdomen, vista ventrodorsal. Los dos riñones son muy diferentes en cuanto a forma y tamaño (el riñón izquierdo es claramente más grande de lo normal), en este gato con linfoma. El estudio radiográfico del abdomen debe realizarse como norma en posición decúbito lateral derecho y ventrodorsal (excepto en pacientes con traumatismo) y tras 12-24 horas de ayuno (excepto en caso de diabetes mellitus), aunque se permite la ingesta de agua (4, 5). En los gatos, casi siempre son reconocibles los riñones normales en la radiografía simple. En los gatos que carecen de grasa retroperitoneal (por ejemplo, animales caquécticos) o con acúmulo de líquido retroperitoneal, la visualización de los riñones puede ser de difícil a imposible (5, 6). No es posible realizar una evaluación de la pelvis renal y del uréter, ni diferenciar entre tumefacción focal e infiltraciones difusas o cavitaciones parenquimatosas como el hematoma, los quistes o los abscesos. Los hallazgos patológicos que pueden determinarse radiográficamente incluyen la diferencia en número, tamaño, forma, posición, densidad y simetría de los riñones (5, 7) (Figura 1). Los cambios de tamaño y forma de los riñones pueden ser bilaterales o unilaterales, pueden ser más pequeños o más grandes, de forma regular o irregular (Figura 2). Los cambios de tamaño y de forma pueden deberse a muchas enfermedades (por ejemplo, PIF, pielonefritis, nefritis intersticial crónica, diversos tumores primarios o secundarios, linfosarcoma, estrés, abscesos, trombosis, displasia, hipoplasia o 24 / / Veterinary Focus / / Vol 18 No 2 / / 2008 hiperplasia compensatoria) (1, 2). Sin embargo, si los riñones son de un tamaño normal, no puede descartarse radiográficamente la enfermedad renal (3, 7). Los cambios en la densidad renal pueden producirse por mineralización parenquimatosa difusa como consecuencia de nefrocalcinosis (en especial en casos de hiperadrenocorticismo, insuficiencia renal crónica, hipervitaminosis D o nefrotoxicidad) o pueden existir cambios focales por metaplasia o calcificaciones neoplásicas distróficas, trombosis o abscesos (3, 7). En el caso de nefrocalcinosis, las sales de calcio se suelen almacenar en las pseudopapilas de la médula renal o en la unión córtico-medular y se visualizan como líneas radiales y radiopacas. La mineralización distrófica en el parénquima renal no permite concluir sobre estructuras anatómicas. Además, también puede haber mineralizaciones vasculares. Los cálculos en la pelvis renal son difíciles de diferenciar de las mineralizaciones del parénquima, apareciendo un defecto de llenado y líquido alrededor del cálculo (Figuras 3 y 4) en una urografía excretora o una ecografía renal. Mientras que los cálculos de estruvita y de oxalato cálcico son radiopacos, los cálculos de urato y de cistina son fundamentalmente radiolúcidos. La superposición del contenido radiopaco del tubo digestivo (por ejemplo, los componentes óseos de las heces) no debe confundirse con cálculos renales (7). Los cambios en la posición de los riñones son bastante raros; no obstante, en los gatos, los dos riñones pueden, de hecho, ser muy móviles. Con el estómago lleno, los riñones se desvían en dirección caudal, y en el caso de IMAGEN RENAL EN GATOS Figura 3. Radiografía de abdomen, vista lateral. Pueden observarse con gran claridad diferencias de densidad en la imagen radiográfica, como en este gato persa, por ejemplo, que se presenta con urolitiasis (riñones y uréter). útero grávido en dirección craneal (7). Al aumentar la edad y en caso de obesidad, los riñones se desvían todavía más en dirección ventral y caudal. Si el riñón derecho se ha desviado caudalmente, puede ser como consecuencia de un aumento de tamaño del lóbulo caudal del hígado. La tumefacción de las glándulas adrenales puede producir una desviación de los riñones en dirección caudal, mientras que la tumefacción ovárica los desvían en dirección craneal (3, 7). Incluso las masas retroperitoneales que ocupen el tercer espacio pueden provocar el desplazamiento del riñón. De igual modo, pueden producirse desplazamientos de uno o de los dos riñones por anomalías congénitas o traumatismos. En el caso de riñón ectópico congénito, éste, normalmente, aparece caudal en el abdomen, inmediatamente craneal a la vejiga (2). Urografía excretora En la urografía excretora se realizan secuencialmente las radiografías con medios de contraste para explorar los riñones y las estructuras del tracto urinario inferior (Figura 5). Es un método utilizado para mostrar con claridad el parénquima renal y evaluar la función renal. Por consiguiente, permite la distinción y evaluación de enfermedades renales focales, multifocales o difusas (5). La urografía excretora está contraindicada en pacientes anúricos, oligúricos o deshidratados, ya que el medio de contraste yodado puede causar lesión renal si el flujo urinario es lento (3). Para esta exploración, el paciente debe permanecer en ayunas de sólidos durante 24 horas, pero se permite una ingestión ilimitada de agua (1, 4). Para evitar la superposición del colon, se recomienda administrar un enema dos horas antes de la exploración para asegurar que el colon esté completamente vacío. Figura 4. Imagen ecográfica. Riñón izquierdo en sección longitudinal. El riñón muestra un parénquima renal atrófico y la pelvis renal está extremadamente dilatada con líquido anecogénico. En el punto más profundo de la cavidad, es posible ver algunas estructuras muy hiperecogénicas (cálculos renales), que, dependiendo de su tamaño, muestran una sombra acústica con un grado mayor o menor de claridad. Las obstrucciones del flujo renal pueden terminar en una retropresión de orina hacia el riñón (hidronefrosis: el mismo gato que en la Figura 3). Después de realizar una radiografía simple de abdomen, se le inyecta al paciente un medio de contraste hidrosoluble no yodado (por ejemplo, iopamidol o iohexol) (7) con una concentración de yodo de 300-400 mg/mL. En total, se administran por vía intravenosa 600-800 mg de yodo/kg de peso corporal mediante una inyección en bolo rápida, con o sin presión abdominal. Las imágenes radiográficas deben tomarse a los 5-20 segundos (fase de nefrografía vascular) y a los 5, 20 y 40 minutos (fase de pielografía excretora) después de la inyección utilizando la proyección ventrodorsal y lateral (1, 2, 3, 5). La urografía excretora puede realizarse también en pacientes con insuficiencia renal, siempre que estén bien hidratados (3, 5). Con la urografía excretora puede evaluarse fácilmente la morfología renal utilizando los criterios que se acaban de mencionar. El análisis del nefrograma ayuda a evaluar cualitativamente las patologías renales. Las anomalías de la perfusión renal, disfunción glomerular, obstrucciones intrarrenales o extrarrenales, necrosis tubulares o reacciones renales o sistémicas a la administración intravenosa del contraste, pueden alterar la densidad radiográfica en la fase de nefrografía. El punto de máximo aumento de contraste junto con las variaciones de la densidad antes y después del aumento máximo del contraste, ayudan a diferenciar entre varias afecciones (3). Ecografía renal En el caso de hallazgos clínicos o analíticos patológicos que indiquen enfermedad renal, es obligatoria Vol 18 No 2 / / 2008 / / Veterinary Focus / / 25 felinos, la corteza renal suele ser hiperecogénica con respecto al hígado e isoecogénica con respecto al bazo. En el caso de intoxicación por etilenglicol, la médula es hiperecogénica en comparación con la corteza que es hipoecogénica (3, 7, 8). Especialmente en los gatos de raza pura, con frecuencia puede observarse un borde hiperecogénico entre la corteza y la médula, que también puede estar rodeado de un borde hipoecogénico, lo que se denomina "signo del contorno medular". Hasta ahora no ha sido posible demostrar la importancia clínica de estos hallazgos (5, 7). Figura 5. Radiografía de abdomen, vista lateral, posición oblicua, urografía excretora (a los cinco minutos de la inyección). En el lado izquierdo (riñón caudal) se observan una pielografía y una ureterografía, mientras que el riñón derecho muestra sólo una nefrografía. En los animales sanos cabe esperar una función excretora más o menos simultánea en los dos riñones. En este gato se diagnosticó un uréter ectópico. la exploración renal ecográfica. La ecografía ofrece muchas ventajas con respecto a la radiografía: es no invasiva, rápida, y eficaz con respecto a su coste, muestra estructuras internas, y puede realizarse con independencia de la función renal, no precisa radiación ionizante ni medio de contraste, permite la evaluación de las estructuras circundantes, simplifica la toma de biopsias bajo control visual y puede repetirse con la frecuencia necesaria para controlar el progreso de la enfermedad o del tratamiento. Los factores limitantes de la ecografía, en comparación con la urorradiografía, son las dificultades para mostrar los riñones a través de estructuras óseas o llenas de gas (intestinos), si hay gas libre en el abdomen o después de estudios de contraste en los que se haya usado sulfato de bario. La función renal no puede evaluarse y los hallazgos generalmente son inespecíficos. Además, los resultados dependen del ecografista y del equipo, y el método, en el caso de anomalías menores en la pelvis renal o el uréter, es menos sensible que la urografía excretora (5). Hablando en términos generales, para la ecografía renal se utilizan transductores de 7,5-10 MHz. Para la exploración, debe rasurarse el área abdominal hasta inmediatamente por encima del arco costal y debe aplicarse un gel ecográfico. Los riñones felinos están situados en una posición completamente extratorácica dentro del abdomen y, por consiguiente, son muy accesibles a la exploración ecográfica. Se exploran generalmente en su sección longitudinal, transversal y sagital. Además del tamaño, forma y posición, la ecografía también permite diferenciar las siguientes partes del riñón: cápsula, corteza, médula, recesos colaterales, el hilio y la pelvis renal (1- 3, 5, 7, 8) (Figura 6a). En los 26 / / Veterinary Focus / / Vol 18 No 2 / / 2008 Las enfermedades renales parenquimatosas difusas son más difíciles de identificar que las lesiones focales o multifocales. En comparación con el bazo o el hígado, los cambios en la ecogenicidad de la corteza, médula o ambas partes del riñón son muy notables, de hecho, incluso una pequeña diferenciación entre la corteza y la médula resulta clara. Sin embargo, estos resultados no son, por norma, específicos (1, 5, 6, 8). El diagnóstico diferencial podría incluir nefritis glomerular o intersticial, linfoma renal difuso, carcinoma metastásico de células fusiformes o peritonitis infecciosa. Incluso en el caso de displasia renal congénita, procesos inflamatorios crónicos y riñones en estadío terminal, se obtendría una pobre distinción entre corteza y médula (Figura 6b). Sólo la biopsia proporciona un diagnóstico concluyente (8). Los quistes renales aparecen anecogénicos y, con menos frecuencia, como formas redondeadas hipoecogénicas (Figura 7). Pueden proyectarse más allá de la superficie del riñón. Como pueden intensificarse, hay que diferenciar los quistes de los nódulos tumorales muy hipoecogénicos (por ejemplo, linfoma) que aparecen como masas hipoecogénicas de extensión variable. Los abscesos renales se visualizan como aberraciones quísticas con contenido hipoecogénico que son generalmente consecuencia de un cambio en el parénquima circundante y pueden diferenciarse, por consiguiente, de los quistes renales, considerando también los síntomas clínicos. Si hay burbujas de gas en la luz, el diagnóstico está claro (1, 8, 5). El hematoma renal aparece como masas hipoecogénicas de extensión variable. Los abscesos son generalmente más ecodensos que los hematomas (1). Los tumores renales pueden aparecer difusamente heterogéneos hasta el punto de formar un patrón ecogénico complejo o predominar localmente a través de nódulos individuales de ecogenicidad variable. No puede concluirse la especificidad tumoral a partir del patrón ecogénico. Los tumores infiltrantes difusos pueden IMAGEN RENAL EN GATOS Sección longitudinal del riñón izquierdo diagnosticarse con claridad siempre que sea reconocible la transición del parénquima inalterado al alterado. En los estadíos terminales, las características renales están completamente ausentes. En los gatos, el linfoma puede tener un aspecto característico. Rodeando al riñón de aspecto "normal" aparece un contorno muy hipoecogénico o prácticamente anecogénico. Este contorno puede ser fino o tener un grosor de varios centímetros, y es similar al líquido. La anchura del tumor circundante puede variar en diversos lugares. La ecogenicidad general del riñón puede aparecer aumentada. Muchos riñones muestran tamaños normales, otros son más grandes y otros poseen un contorno irregular (1, 9) (Figura 8). Sección longitudinal del riñón derecho La hidronefrosis o la obstrucción del uréter es fácilmente reconocible en la sección transversa del hilio del riñón. Si bien en el uréter normal no se visualiza claramente su luz (valor normal 1,8 mm), su diámetro crece rápidamente por una ligera compresión u obstrucción. Las dilataciones de la pelvis renal se reconocen peor en la sección longitudinal que en la sección transversal. En el estadío final de la atrofia medular y avance gradual de la corteza aparece el riñón saculado, en el que como vestigio del receso colateral, aparece incompleta una "estructura de radios de rueda"(7, 5). El uréter obstruido muestra un movimiento peristáltico lento. Los cálculos renales en la sección longitudinal y transversal aparecen como focos hiperecogénicos con sombras acústicas claras (5) (Figura 4). Figura 6a y 6b. Imagen ecográfica longitudinal de los riñones de un gato. Si bien el riñón izquierdo de este gato tiene un tamaño, una forma y una ecogenicidad normales, la región córtico-medular del riñón derecho es claramente anómala, lo que es compatible con una nefropatía. Sección longitudinal del riñón izquierdo Figura 7. Imagen ecográfica longitudinal del riñón izquierdo con un pequeño quiste en la corteza renal. Los quistes renales en el gato pueden presentarse con diferentes tamaños, solitarios o múltiples, como sucede en los riñones poliquísticos, especialmente en el gato Persa. A diferencia de los perros, los quistes renales en el gato también pueden aparecer en la médula. Los riñones cirróticos, como signo de insuficiencia renal crónica avanzada, muestran, disminución del tamaño, a veces su superficie es rugosa, y se puede observar la pérdida de diferenciación entre corteza y médula (Figura 6b). Durante la progresión, la ecogenicidad aumenta, en especial en la pirámide medular. En los estadíos terminales, sólo puede distinguirse una zona externa hipoecogénica (médula y corteza) de una zona interna estrecha hiperecogénica (pelvis renal). Las trombosis renales aparecen como cambios muy ecogénicos en la corteza con forma de cuña, y con la punta hacia el centro del riñón, generalmente son hallazgos casuales (5). La biopsia renal ecoguiada (2, 8) ha perdido en cierta manera importancia ya que es un procedimiento relativamente peligroso (sólo debe realizarse en la corteza renal) y, además, existen otros métodos de diagnóstico laboratorial. Es esencial realizar siempre, antes de la biopsia renal, el hematocrito y los valores de coagulación. En gatos, es significativo un tiempo de Vol 18 No 2 / / 2008 / / Veterinary Focus / / 27 Figura 8. Imagen ecográfica longitudinal del riñón izquierdo. El linfoma es una neoplasia frecuente en gatos, se visualiza con una imagen típica de borde anecogénico y con una extensión variable rodeando el riñón. Otros hallazgos son aumento del tamaño del riñón, unión corticomedular alterada y nódulos hipoecogénicos en la cortical del riñón Debido al coste técnico y financiero y a las necesarias medidas de protección contra la radiación, esta técnica sigue limitada a las clínicas más grandes (1). Tomografía axial computerizada (TAC) tromboplastina parcial activado (TTPa) más prolongado (5, 10). Las complicaciones de la biopsia renal en el gato representan un 18,5%; siendo la más frecuente la hemorragia grave (11). Ecografía Doppler La ecografía Doppler se utiliza para examinar las características del flujo sanguíneo, así como la fase sistólica y diastólica del ciclo cardiaco (1, 3). Esta técnica se emplea también con la ecografía a tiempo real de modo B para evaluar las enfermedades del parénquima renal, incluyendo los trasplantes renales (3, 12). La insuficiencia renal aguda puede tener varias causas, pero la más frecuente es la isquemia renal o las toxinas (1, 13). El índice de resistencia, obtenido mediante la ecografía Doppler de onda pulsada, y el índice de pulsatilidad son variables reproducibles valiosas en el diagnóstico de las enfermedades renales que aparecen como consecuencia de un defecto de la perfusión. La gammagrafía renal ofrece también una buena exploración complementaria (13). Gammagrafía renal Muchas enfermedades renales diferentes, como la nefrolitiasis, hidronefrosis degeneración renal poliquística, aplasia o hipoplasia renales, obstrucciones ureterales o traumatismos renales, pueden reconocerse y diferenciarse de un modo relativamente barato mediante gammagrafía. Aunque la gammagrafía renal estática puede proporcionar información útil sobre la morfología renal (14), actualmente se utiliza muy poco, ya que son más asequibles la ecografía, la urografía excretora o TAC. La gammagrafía dinámica es un método no invasivo de determinación de la filtración glomerular o tubular y, por ello, ofrece información complementaria a la adquirida mediante radiografía y ecografía (12, 14, 15). 28 / / Veterinary Focus / / Vol 18 No 2 / / 2008 Los exámenes abdominales mediante TAC ofrecen vistas anatómicas excelentes de los riñones (16). Pueden diferenciarse fácilmente estructuras tumorales y no tumorales. La exploración mediante TAC es también importante, además de la ecografía, en el diagnóstico precoz de la degeneración renal poliquística y, por consiguiente, en la selección para la reproducción. (17, 18) (Figura 9-11). En la evaluación de estructuras tridimensionales, la TAC es muy superior a la radiografía y ecografía (18). Dado que la TAC, permite la exploración rápida, es posible identificar con claridad las diferencias de densidad tempranas y cuantificarlas durante la inyección de contraste en bolo. Utilizando "imágenes funcionales" estamos en posición de determinar defectos agudos de perfusión renal. En el caso de sospecha de trombosis venosa renal, es posible que los hallazgos de la imagen directa del trombo en las venas renales, masa renal, aumento de tamaño del diámetro de la vena y vasos colaterales perirrenales, permitan confirmar el diagnóstico. De igual modo, la angiografía renal preoperatoria mediante TAC es importante en la determinación del donante apropiado para un transplante renal (19). Resonancia magnética (RM) Existen estudios aislados acerca del uso de la RM para el diagnóstico renal en pequeños animales y están confinados en gran medida a estudios experimentales realizados en perros para Medicina Humana (20, 21). Mediante el uso de variables de flujo en TAC y RM, pueden revelarse estenosis intensas de los vasos renales (>50%), así como diferenciar entre estenosis y vasos no estenóticos, con una sensibilidad y una especificidad más elevadas. Por consiguiente, el análisis de la curva de flujo cardíaco mediante RM representa un método no invasivo para evaluar la significación hemodinámica IMAGEN RENAL EN GATOS Figura 9. TAC. Imagen reformateada dorsal del abdomen al nivel del riñón tras la administración de contraste. En los dos riñones, es posible ver defectos parcialmente redondeados y con forma parcial de cuña, que, en comparación con el parénquima normal, no han absorbido medio de contraste. Mientras, los cambios neoplásicos muestran fundamentalmente una absorción muy clara del contraste, la trombosis, los quistes y, también en cierta medida, los cambios inflamatorios, como los abscesos o el hematoma, muestran defectos. Dada la variedad de formas y figuras, se trata con más probabilidad de una trombosis o de quistes. Figura 10. TAC. Imagen reformateada dorsal del abdomen al nivel del riñón tras la administración de medio de contraste. El riñón izquierdo muestra una función excretora normal. Al lado derecho, es posible observar, en la zona medular del riñón, una estructura homogénea, hipoatenuante en el área de la pelvis renal, que ha inducido un aumento de tamaño y deformación del órgano con desplazamiento del parénquima. La histopatología reveló que esta masa se trataba de un leiomiosarcoma infiltrativo. Cuando se utiliza la imagen de TAC, estos hallazgos pueden confundirse con hidronefrosis. de la estenosis arterial renal y permite la evaluación funcional de las características morfológicas de la estenosis. La isquemia renal completa provoca una mala diferenciación córtico-medular en el caso de una RM turbo flash intensificada con medio de contraste (GdDTPA). La intensidad de la señal de los riñones con cambios postisquémicos significativos muestra un menor incremento de la intensidad de la señal en la corteza renal a lo largo del tiempo y un marcado aumento en la intensidad de la señal en la médula renal en comparación con los riñones normales. Por consiguiente, la RM dinámica muestra la morfología renal y refleja también el estado funcional de los vasos renales (21). En otros estudios se examina el potencial de la RM en el diagnóstico de las reacciones de rechazo agudo a los trasplantes renales y la diferencia entre estos resultados y la necrosis tubular aguda. Se ha probado que los criterios más útiles son el tamaño del riñón, el contraste córtico-medular y el tiempo de relajación T1 de la corteza renal. Conclusión El diagnóstico por imagen ayuda a evaluar tanto la morfología (radiografía, ecografía, TAC o RM) como la función renal (gammagrafía renal cuantitativa, TAC dinámica y RM del riñón). Hablando en términos generales, las radiografías simples y la ecografía se utilizan inicialmente para fines diagnósticos ya que permiten la clasificación de la enfermedad en parenquimatosa, de la corteza, o del uréter. El laboratorio puede proporcionar inicialmente una visión de conjunto de las enfermedades parenquimatosas. La raza y la edad del animal, así como todos los cambios de tamaño, forma, posición, densidad y ecogenicidad de los riñones, son importantes. En el caso de las enfermedades que Vol 18 No 2 / / 2008 / / Veterinary Focus / / 29 IMAGEN RENAL EN GATOS afectan a la pelvis, o uréter renal, el sexo del gato, el estado del retroperitoneo, el tamaño, la forma, y la posición de los riñones y los hallazgos clínicamente relevantes (problemas de eliminación, etc.) desempeñan un papel importante. Después de la clasificación anatómica, debe proponerse un diagnóstico diferencial en una secuencia lógica en función de la probabilidad y debe considerarse la necesidad de pruebas diagnósticas ulteriores (como TAC, RM y gammagrafía). También hay que tener en cuenta en esta etapa las posibles enfermedades renales familiares y hereditarias. Figura 11. Imagen de TAC del mismo gato que el de la Figura 10 en sección transversal, aproximadamente al nivel de la región del hilio del riñón derecho. La estructura ligeramente heterogénea de la zona medular del riñón derecho puede distinguirse de la hidronefrosis debido a la cantidad marginalmente diferente de absorción del medio de contraste. BIBLIOGRAFÍA 1. Kraft W, Dürr UM, Hartmann K. Krankheiten der Harnorgane. In: Katzenkrankheiten. Klinik und Therapie. Bd. 2, Verlag M&H Schaper 2003, pp.859-930. 12. Halling KB, Graham JP, Newell SP, et al. Sonographic and scintigraphic evaluation of acute renal allograft rejection in cats. Vet Radiol Ultrasound 2003; 44(6):707-713. 2. Dibartola SP, Rutgers HC. Diseases of the kidney. In: The Cat Diseases and Clinical Management. Ed. Sherding RG, Churchill Livingstone 1989; 2: 1353-1395. 13. Mitchell SK, Toal RL, Daniel GB, et al. Evaluation of renal hemodynamics in awake and isoflurane-anesthetized cats with pulsedwave Doppler and quantitative renal scintigraphy. Vet Radiol Ultrasound 1998; 39(5): 451-458. 3. Burk RL, Feeney DA. 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ACVIM Servicio de Nefrología/Urología/Hemodiálisis, Universidad de California Veterinary Medical Center, San Diego, CA, EE.UU. Después de graduarse en el Atlantic Veterinary College en 1996, la doctora Ross completó su residencia de Pequeños Animales y Medicina, junto con el doctorado en Nefrología/Urología en la Universidad de Minnesota. Trabajó como profesora adjunta de clínica durante dos años antes de trasladarse al Centro Médico Veterinario de la Universidad de California en San Diego para completar un programa postdoctoral en Medicina Renal/Hemodiálisis. En la actualidad, Sheri Ross es miembro de la Facultad Clínica UCVMC-SD. Los principales temas de interés de la Dra. Ross son; la influencia de la dieta sobre la progresión de la insuficiencia renal crónica, la obstrucción ureteral aguda felina y las aplicaciones de la hemodiálisis. Introducción La insuficiencia renal aguda (IRA) puede definirse como una reducción brusca y repentina de la función renal, provocando el acúmulo de productos de desecho nitrogenados y desregulación del equilibrio hidroelectrolítico y acidobásico. La "azotemia" es el acúmulo de productos de desecho en la sangre, mientras que la "uremia" es la manifestación clínica, polisistémica, del deterioro renal. Fisiopatología de la uremia aguda La IRA se ha clasificado tradicionalmente por su origen en: prerrenal, renal intrínseca y postrenal. La evaluación meticulosa de los antecedentes, la exploración física, los resultados laboratoriales y de diagnóstico por la imagen normalmente proporcionan información adecuada para identificar los componentes prerrenales, renales y postrenales de la uremia en gatos. Aunque esta clasificación contribuye a establecer la causa y a predecir el pronóstico, muchas características fisiopatológicas son comunes y no son mutuamente excluyentes. La azotemia prerrenal se desarrolla como una respuesta adaptativa a una reducción de la perfusión renal (por ejemplo, hipovolemia, gasto cardíaco inadecuado, vasodilatación notable). En un principio, las nefronas se mantienen intactas, lo que permite una vuelta rápida a la función renal normal una vez restaurada la perfusión. Si el paciente permanece urémico una vez corregidas las causas prerrenales de azotemia, deberá realizarse una evaluación rápida y exhaustiva de las causas renales intrínsecas y postrenales de azotemia. La IRA intrínseca tiene lugar cuando las agresiones citotóxicas de las nefronas lesionan su estructura y su función. La IRA intrínseca está causada frecuentemente por nefrotoxinas o isquemia; otras etiologías son la infección, obstrucción prolongada del flujo de salida de la orina y la enfermedad sistémica intensa no renal (por ejemplo, pancreatitis o neoplasia). En un estudio retrospectivo reciente realizado en 32 gatos de vida urbana con IRA intrínseca se identificaron como causa más común las nefrotoxinas, en particular por los lirios y antiinflamatorios no esteroideos (1). La IRA intrínseca puede dividirse en cuatro fases secuenciales; 1) iniciación, 2) extensión, 3) mantenimiento y 4) recuperación (2). Desde un punto de vista clínico, la transición de una fase a la siguiente puede no ser evidente con claridad y no todas las fases tienen que estar presentes en un paciente concreto. La iniciación es el periodo durante el cual los riñones quedan expuestos al agente o acontecimiento traumático. La iniciación puede durar de horas a días y suele ser clínicamente silenciosa; sin embargo, la intervención terapéutica en esta fase puede reducir la intensidad de la lesión renal y aumentar la probabilidad de recuperación. La iniciación va seguida inmediatamente de la extensión de la lesión, durante la cual la inflamación Vol 18 No 2 / / 2008 / / Veterinary Focus / / 31 CÓMO TRATAR ... obstrucción de las vías urinarias altas representa un mayor reto diagnóstico. Obstrucción ureteral felina: un síndrome en auge Figura 1. Radiografía abdominal latero lateral típica de un gato que se presenta por uremia intensa secundaria a una obstrucción ureteral aguda. La asimetría renal significativa (Dt > It) sugiere obstrucciones ureterales secuenciales (es decir, "síndrome de riñón grande-riñón pequeño"). Nótese la presencia de nefrolitos bilaterales (flechas blancas) y ureterolitos en los uréteres derecho (flechas amarillas) e izquierdo (flechas rojas). mediada por citoquinas y las alteraciones en la perfusión renal generan una lesión epitelial tubular y endotelial vascular, que culmina en la muerte celular. Durante esta fase, la tasa de filtración glomerular (TFG) disminuye, se pierde la capacidad de concentración de la orina y aparece oliguria. La tercera fase de mantenimiento, representa el periodo de lesión del parénquima renal y se caracteriza por una reducción persistente de la TFG y una disfunción tubular con una producción variable de orina. Se ponen de manifiesto los signos polisistémicos de uremia durante esta fase, lo que alerta a los propietarios para acudir al veterinario. Por desgracia, puede haberse producido ya una lesión renal significativa lo que limita el control de la enfermedad a los tratamientos de apoyo y sintomáticos. En la fase de recuperación, se produce la regeneración del epitelio tubular y, si ocurre, puede durar de días a meses. La recuperación se caracteriza por un aumento de la TFG, una mejoría de la calidad de la orina y una mejoría de las consecuencias polisistémicas de la disfunción renal. Estos cambios pueden aparecer de manera gradual o con bastante precipitación. La azotemia postrenal es la consecuencia de la obstrucción del flujo de orina una vez pasada la nefrona o por escape de la orina desde las vías urinarias al organismo. Los signos clínicos y los resultados de la exploración física clásicos de la obstrucción uretral facilitan un diagnóstico rápido y el alivio de la obstrucción. De igual modo, pueden identificarse fácilmente desgarros de las vías urinarias utilizando una combinación de exploración física y pruebas de diagnóstico por la imagen adecuadas. La 32 / / Veterinary Focus / / Vol 18 No 2 / / 2008 La obstrucción ureteral felina es en la actualidad la principal causa de uremia aguda intensa en gatos (3). Desde 1996, aproximadamente la mitad de los gatos con uremia aguda intensa, hemodializados en la UC Davis y en UCVMC-San Diego presentaban obstrucción ureteral aguda. Los cálculos de oxalato cálcico causan con mucha más frecuencia obstrucción ureteral, aunque se han comunicado otras causas, entre ellas coágulos sanguíneos y concreciones de materia celular o restos inflamatorios (4). La obstrucción ureteral unilateral rara vez causa signos clínicos si el riñón contralateral funciona bien. Los propietarios más perceptivos pueden apreciar lamidos en el flanco o comportamiento antisocial, probablemente como manifestación del dolor, pero rara vez se llevan los gatos al veterinario en esta etapa. La obstrucción mantenida induce una fibrosis y una atrofia del riñón correspondiente así como una hipertrofia compensatoria del riñón contralateral. La enfermedad se mantiene clínicamente silenciosa hasta que se produce la obstrucción del uréter contralateral. Este proceso explica el clásico síndrome de “riñón grande-riñón pequeño” típico de muchos gatos diagnosticados de obstrucción ureteral aguda. A veces, algunos gatos tienen riñones bilateralmente pequeños, lo que sugiere la obstrucción ureteral como una exacerbación aguda de la insuficiencia renal crónica (IRC). La obstrucción ureteral con presencia de riñones simétricos sugiere una obstrucción bilateral simultánea (Figura 1). En todos los gatos con uremia aguda intensa debe evaluarse la posibilidad de obstrucción ureteral, ya que la reversión de la función renal se relaciona inversamente con la duración de la obstrucción. En los perros, muchos estudios han demostrado que es posible una recuperación completa de la función renal si la obstrucción se soluciona en pocos días, mientras que se recuperará menos del 50% de la función renal original si la obstrucción persiste durante más de dos semanas (5). Diferenciación entre enfermedad aguda y crónica La diferenciación entre uremia aguda e IRC tiene tanto valor pronóstico como terapéutico. Inherente al diagnóstico de lesión renal aguda es la posibilidad de recuperación funcional completa. De igual forma, el tratamiento oportuno de los factores causantes de la reagudización de una IRC LA UREMIA AGUDA EN GATOS (por ejemplo, pielonefritis, hipovolemia) puede permitir la recuperación de los niveles de funcionalidad renal previos a la crisis. Por el contrario, los pacientes con IRC en estadio terminal carecen de un potencial de recuperación sustancial. El estudio meticuloso de los antecedentes médicos, de la exploración física y de los datos laboratoriales previos y actuales, así como de las pruebas diagnóstico por la imagen, permiten, normalmente, la diferenciación. correspondiente a un litro de líquido. La cantidad de fluidos administrada se ajusta para mantener estable el peso corporal. Para el cálculo del equilibrio hídrico general deben incluirse todas las fuentes de ingestión de líquidos (líquidos prescritos, medicamentos, alimentos, etc.) y la pérdida de líquidos (drenajes quirúrgicos, diarrea, pérdidas insensibles, etc.). La sobrehidratación es una de las complicaciones más frecuentes en los pacientes con IRA, siendo potencialmente mortal (Figura 2). Tratamiento de la uremia aguda El manejo inicial de los gatos que se presentan con uremia aguda está dirigido a anular las causas subyacentes (prerrenales o postrenales) de la uremia y a identificar y corregir los desequilibrios hidroelectrolíticos y acidobásicos. Además de un tratamiento específico, si se identifica la causa subyacente, el tratamiento agresivo sintomático y de apoyo optimizará la posibilidad de recuperación de la funcionalidad renal. Equilibrio hídrico El establecimiento y mantenimiento de la volemia es esencial para el control de la enfermedad. Muchos pacientes están significativamente deshidratados en el momento de la consulta y una rápida restauración del volumen extracelular y de la perfusión renal corrige la azotemia prerrenal y ayuda a evitar una lesión renal isquémica ulterior. La proporción de cristaloides necesarios, administrados por vía intravenosa, se calcula para corregir el déficit de líquido extracelular. El déficit calculado debe reponerse a lo largo de 4 a 6 horas. Las necesidades de mantenimiento y las pérdidas de fluidos se añaden al déficit calculado para completar la fluidoterapia. A menudo se trata de un volumen significativo de fluidos y los pacientes se deben supervisar continuamente para asegurar su estabilidad cardiovascular. El fluido de elección para la reposición de volumen es la solución salina normal (0,9%). Los pacientes hipernatrémicos quizá necesiten fluidos con menos sodio, mientras que los pacientes con hipovolemia, hipotensión o pérdida de sangre pueden necesitar coloides o productos sanguíneos. La velocidad y el volumen de fluidos que puede administrarse de manera segura depende del déficit y de la producción de orina (por ejemplo, la oligoanuria o la poliuria). La respuesta a la fluidoterapia durante la fase de rehidratación rápida debe controlarse con sumo cuidado; la oliguria o la anuria tras la reposición de volumen predisponen a la hipervolemia si la fluidoterapia se mantiene. El peso corporal debe medirse de manera fiable al menos 2 veces al día. El aumento o la pérdida rápida de un kilo de peso representan una ganancia o una pérdida Producción de orina La producción de orina varía de manera significativa de unos pacientes a otros, con uremia aguda, y puede variar en el mismo paciente. La producción normal de orina para un gato euvolémico normotenso es de 1-2 ml/kg/hora. La euvolemia y presión arterial media >60 mmHg son requisitos esenciales para interpretar correctamente la producción de orina. Una producción de orina de < 0,5 ml/ kg/hora representa oligoanuria y debe sugerir un control cuidadoso del paciente. No todos los pacientes con IRA desarrollan una oligoanuria patológica, pero es importante observar que una producción de orina normal o aumentada no implica una función renal normal. Si un paciente se vuelve hipervolémico, debe cesar toda administración de líquido parenteral y quizá sea necesaria la administración de diuréticos. Los diuréticos del asa, generalmente la furosemida, disminuyen el transporte activo y las necesidades energéticas en la porción ascendente de la neuronas por lo que son los diuréticos más apropiados para la hipervolemia. Aunque la furosemida puede aumentar la producción de orina, Figura 2. Radiografía de tórax latero lateral de un gato oligoanúrico remitido para hemodiálisis, que muestra edema pulmonar secundario al exceso de administración parenteral de fluidos. Además del patrón pulmonar alveolar en parches, nótese la distensión de la vena cava caudal; esto es típico de sobrehidratación. Nótese la presencia de un catéter yugular de luz doble para hemodiálisis y una sonda de alimentación esofágica. Vol 18 No 2 / / 2008 / / Veterinary Focus / / 33 CÓMO TRATAR ... ensayos médicos realizados en humanos no han demostrado un aumento de la recuperación renal ni una disminución de la mortalidad con su uso (6). Con independencia de su influencia en el pronóstico final, la conversión de la oliguria en no oliguria es importante, ya que facilita en gran medida el control de los desequilibrios hidroelectrolíticos. Esto es particularmente cierto en los casos en los que no es fácil disponer de diálisis. Si la oliguria persiste después de la rehidratación, la administración de manitol puede promover una diuresis osmótica. Se administra un bolo inicial de manitol de 0,5 1,0 g/kg IV a lo largo de 10 a 20 minutos. Si se produce una diuresis significativa en 60 minutos, puede repetirse el bolo cada 8 horas. Alternativamente puede administrarse una infusión a velocidad constante de 1-2 mg/kg/min de manitol durante 12-36 horas para mantener el efecto. El manitol aumenta el flujo sanguíneo renal, reduce la tumefacción celular tubular, aumenta el flujo tubular y ayuda a evitar la obstrucción y el colapso tubulares. El manitol es también un vasodilatador débil y un antioxidante. Los agentes osmóticos están contraindicados en caso de sobrehidratación, ya que el aumento del volumen intravascular puede desembocar en un edema pulmonar. En los gatos, no se ha demostrado que la infusión de dopamina, a dosis tolerables, aumente la producción de orina; probablemente porque los gatos tienen pocos receptores de dopamina renales (7). Actualmente la dopamina NO está recomendada para seres humanos ni gatos con IRA y su uso en perros es controvertido. Estudios preliminares del agonista DA1 selectivo, el fenoldopam, han demostrado resultados prometedores en humanos. Sólo se ha publicado un estudio en gatos que indica que el fenoldopam indujo la diuresis retrasada en gatos, cuando se administró mediante infusión a velocidad constante (CRI) a un grupo de gatos sanos (8). Hipertensión En las crisis urémicas, los gatos son con frecuencia hipertensos, lo que puede exacerbar la lesión renal (9). La supervisión meticulosa de la presión arterial y la exploración física durante la reanimación hídrica es esencial para evitar una hipertensión secundaria a una sobrecarga de volumen. La hipertensión en gatos debe tratarse cuando las presiones sistólicas se encuentran de forma constante por encima de 180 mmHg, o en aquellos gatos con presión arterial sistólica >160 mmHg y signos de lesión orgánica (por ejemplo, tortuosidad, hemorragia o desprendimiento de la arteria retiniana; accidente cerebrovascular o convulsiones; hipertrofia ventricular izquierda). 34 / / Veterinary Focus / / Vol 18 No 2 / / 2008 Debido a su eficacia, ausencia de efectos secundarios y administración oral una vez al día, en la actualidad, la amlodipina, cuya acción es bloquear los canales de calcio, es el antihipertensivo de elección en gatos (10). Se administra inicialmente 0,625 mg/gato y esta dosis se aumenta según necesidad hasta alcanzar una presión sistólica inferior a 170 mmHg. Si la presión arterial no puede controlarse con amlodipina, debe considerarse la adición de un inhibidor de la enzima conversora de angiotensina (IECA) y/o un antagonista α1. Complicaciones metabólicas Desequilibrios acidobásicos La acidosis metabólica es una secuela común de la uremia aguda y es secundaria a la reducción de la excreción renal de ácidos y a la disminución de la generación de bicarbonato (11). La acidosis metabólica leve puede resolverse con reposición del volumen y el comienzo de la diuresis. Sin embargo, puede estar indicada una corrección más agresiva de la acidosis metabólica si la acidosis es muy intensa o si hay también hiperpotasemia. El tratamiento apropiado de la acidosis intensa ([bicarbonato sérico] <16 mmol/l) se basa en los valores de bicarbonato en suero o en la determinación de gases en sangre venosa. El bicarbonato sódico se administra por vía intravenosa para alcanzar las concentraciones de bicarbonato deseadas (>20 mmol/l) o hasta que la sobrecarga de sodio o la hipopotasemia impidan una administración ulterior. Por tanto, puede estimarse la carencia de bicarbonato en el líquido extracelular en función a: - mEq de HCO3 necesario = (peso corporal en kg) X 0,3 X (déficit de base o (20-TCO2)) Para reducir al mínimo las complicaciones yatrogénicas, el objetivo inmediato no es restaurar el equilibrio acidobásico, sino mejorar los efectos cardiovasculares adversos de la acidosis. Por lo tanto, se administra la mitad de la dosis calculada durante 30 minutos y el resto puede administrarse junto con la fluidoterapia intravenosa durante las siguientes 2 a 4 horas. La TCO2 sérica o de gases sanguíneos y los electrólitos se reevalúan tras la reposición inicial con objeto de valorar la eficacia del tratamiento y determinar la necesidad de un tratamiento de reposición añadido (12). Hiperpotasemia La hiperpotasemia es la alteración metabólica más grave y se asocia a las causas renales intrínsecas o postrenales de uremia aguda. Puede agravarse mediante el uso inapropiado de fluidos que contengan potasio o de fármacos como los IECA. La concentración sérica de potasio ([K+] sérico) varía de manera sustancial en los pacientes con LA UREMIA AGUDA EN GATOS Tabla 1. Opciones terapéuticas para el control de la hiperpotasemia * Precauciones Intervención Clínicamente Corregir la deshidratación con fluidos que no tengan potasio (NaCl al 0,9%) Controlar la aparición de hipervolemia e hipernatremia Fomentar la diuresis Reducir al mínimo la ingesta de potasio (por ejemplo, eliminar las fuentes parenterales de potasio, reducir al mínimo la ingesta oral) Interrumpir los tratamientos médicos que promuevan hiperpotasemia (por ejemplo, IECA´s, diuréticos ahorradores de potasio) Farmacológicamente Diuréticos de asa Furosemida, 2-4 mg/kg Controlar la presión arterial y el estado acidobásico y de hidratación. Sólo eficaz si no hay oliguria Bicarbonato sódico suficiente para corregir el déficit de bicarbonato existente Si se desconoce el estado del bicarbonato, 1-2 mEq/kg i.v. Asegurar una función respiratoria adecuada Controlar que no aparezca alcalosis e hipernatremia Dextrosa ± Insulina 1-2 ml/kg de dextrosa al 50% (diluido al 25%) i.v. ó Insulina regular, 0,1-0,2 U/kg i.v. en bolo seguido de 1-2 g de dextrosa/ unidad de insulina ó 0,5-1,0 U/kg (infusión constante) con 2 g de dextrosa por unidad de insulina administrada Controlar meticulosamente por si aparece hipoglucemia Gluconato cálcico 0,5-1,0 mL/kg al 10% de gluconato cálcico i.v. a lo largo de 10- 15 min. Puede causar bradicardia, arritmias cardiacas Monitorización constante del ECG Hiperpotasemia refractaria al tratamiento Diálisis *El tratamiento debe ajustarse a cada paciente. Véanse los detalles en el texto. uremia aguda y pueden aparecer arritmias cardiacas potencialmente mortales con una [K+] en suero >7 mEq/l. La hipocalcemia, la acidosis y ciertos fármacos potencian los efectos electromecánicos de la hiperpotasemia; el ECG muestra la suma de esos efectos. Los cambios iniciales en el patrón del ECG son una pronunciación de las ondas T seguida de un acortamiento del intervalo QT y de un aplanamiento de la onda P. A medida que aumenta la [K+] en suero, se atenúa la onda P, se ensancha el complejo QRS y se prolonga el intervalo QT. La aparición final de un patrón sinusal de la onda ("ritmo idioventricular") anuncia una parada cardiaca inminente (11). mejore la función renal o se inicie el tratamiento de reposición renal. Las intervenciones señaladas en la Tabla 1 pueden evitar o anular la cardiotoxicidad hiperpotasémica al reducir la concentración sérica de potasio o, en el caso del gluconato cálcico, estabilizar las membranas celulares cardiacas. La hiperpotasemia moderada ([K+] sérico <7,0 mEq/L) se resolverá a menudo con la corrección del déficit hídrico utilizando solución salina normal. En este caso, la reducción de la [K+] sérica se debe a la hemodilución y al aumento de la excreción como consecuencia de la mejoría del flujo sanguíneo renal. La furosemida también puede ser útil para promover la excreción de potasio en la orina. Si la reposición de volumen y la diuresis no mitigan de manera suficiente la cardiotoxicidad de la hiperpotasemia, quizá sean necesarias otras terapias para conseguir una reducción transitoria eficaz de la [K+] en suero hasta que El gluconato cálcico no altera la [K+] sérica, pero mitiga la cardiotoxicidad al permitir la despolarización de la membrana celular cardiaca ante una hiperpotasemia intensa. La dosis inicial recomendada es de 0,5 a 1,0 ml/kg i.v. de una solución al 10% durante 10-15 minutos para anular las anomalías potencialmente mortales del ECG. Los efectos sobre el ECG son de comienzo rápido, pero de vida media corta; durando aproximadamente 25 minutos. La infusión de calcio constituye únicamente una medida de transición, que permite la aplicación inmediata de otras medidas terapéuticas duraderas (11). Si el bicarbonato sódico está contraindicado o no es eficaz, puede administrarse dextrosa hipertónica sola o en combinación con insulina regular. La glucosa estimula la liberación de insulina y promueve la captación celular de potasio. Si se administra insulina, debe supervisarse estrechamente la glucemia para evitar una hipoglucemia yatrogénica (12). Vol 18 No 2 / / 2008 / / Veterinary Focus / / 35 CÓMO TRATAR ... Hipopotasemia La hipopotasemia está asociada habitualmente a la insuficiencia renal poliúrica. La administración de fluidos sin potasio (solución salina) o diuréticos (furosemida, manitol), la ingesta inadecuada de potasio alimentario, los vómitos y la diarrea pueden contribuir al desarrollo de hipopotasemia. La hipopotasemia puede alterar la hemodinámica sistémica y disminuir la TFG, causando un ulterior deterioro renal. La administración de complementos de potasio en forma de cristaloides para los pacientes con IRA se basa en una evaluación de la [K+] sérica. La velocidad de administración i.v. del potasio no debe superar los 0,5 mEq/kg/hora. Una vez corregida la hipopotasemia, una terapia oral o i.v. adecuada de potasio mantiene la normopotasemia. Desequilibrio de sodio La IRA altera el uso normal de agua y sodio. Los pacientes con una función excretora deteriorada necesitan una supervisión más escrupulosa del volumen de fluidos a administrar, así como de su composición. La hiponatremia y la hipernatremia son comunes en estos pacientes, y suelen ser yatrogénicas. Los pacientes oligúricos a menudo son hiponatrémicos por su aclaramiento renal de agua libre limitado. La hipernatremia puede ser consecuencia de pérdidas gastrointestinales de fluidos hipotónicos, diuresis osmótica, pérdidas insensibles, administración de fluidos ricos en sodio (solución salina al 0,9%, bicarbonato sódico, solución de Ringer Lactato) y de una ingesta inadecuada de agua. El control estrecho del equilibrio hídrico y de la concentración sérica de sodio, y el ajuste apropiado de la composición de los fluidos reducirá al mínimo la aparición de esta complicación (11). Hiperfosfatemia Una marcada hiperfosfatemia es el signo distintivo de la uremia aguda, que puede exacerbar la hipopotasemia, promover el depósito de fósforo y calcio en los tejidos blandos y provocar un deterioro ulterior de la funcionalidad renal. El soporte principal del tratamiento de la hiperfosfatemia es la reducción de fósforo del alimento, junto con la administración de quelantes del fosfato entérico (por ejemplo, hidróxido de aluminio). Manifestaciones gastrointestinales de la uremia Las náuseas y los vómitos son manifestaciones clínicas comunes de la uremia aguda que deben controlarse para facilitar la ingesta calórica y mejorar el bienestar del paciente. Los vómitos urémicos están mediados a nivel del sistemia nervioso central a través de los efectos de las toxinas urémicas sobre la zona desencadenante de los quimiorreceptores en el cerebro y, periféricamente por 36 / / Veterinary Focus / / Vol 18 No 2 / / 2008 irritación gastrointestinal. Las alteraciones de la motilidad gastrointestinal y la presencia de edema intestinal (se observa con sobrehidratación) también pueden contribuir. Aunque las náuseas y los vómitos suelen controlarse con un solo fármaco, puede añadirse un segundo antiemético en casos de vómitos prolongados. Normalmente se utilizan antagonistas dopaminérgicos (por ejemplo, metoclopramida) como tratamiento de elección en el control de los vómitos urémicos. La metoclopramida también tiene efecto procinético, además de sus efectos antieméticos de acción central. Los antagonistas α2 -adrenérgicos (por ejemplo, la proclorperacina) son agentes antieméticos efectivos en gatos, pero se les ha asociado hipotensión y/o sedación significativas. Este tipo de antieméticos sólo debe utilizarse en pacientes normotensos y normovolémicos y con una monitorización cuidadosa de la presión arterial. Los antagonistas 5-HT3 (ondansetrón y dolasetrón) parecen ser muy eficaces en el control de los vómitos urémicos y sin efectos adversos significativos asociados (11). Aunque no se ha aprobado para su uso en gatos, hace poco que se dispone del maropitant para controlar los vómitos en perros. El maropitant es un antagonista del receptor de neuroquinina (NK1) que inhibe los vómitos a través de efectos periféricos y centrales. De manera preliminar, el uso de este fármaco fuera de las indicaciones autorizadas parece prometedor, pero requiere una evaluación de su seguridad y su eficacia. La gastritis y la enteritis agudas pueden tratarse con antagonistas de los receptores H2, como la famotidina. Dado que estos fármacos tienen eliminación renal, debe reducirse su dosis en casos de insuficiencia renal intensa. Como una alternativa a los antagonistas de los receptores H2, pueden utilizarse inhibidores de la bomba de protones como el omeprazol para reducir la secreción gástrica de ácido, disminuyendo al mínimo la irritación de la mucosa gástrica. Anemia A menudo aparece anemia normocrómica -normocítica durante el tratamiento de la uremia aguda. En los seres humanos con IRA aparece anemia con niveles normales de hierro sérico y una médula ósea normal o hipercelular, debido a los efectos combinados de una disminución de la producción endógena de eritropoyetina y una fragilidad de los eritrocitos inducida por las toxinas urémicas. La pérdida sanguínea como consecuencia de las úlceras gastrointestinales, potenciadas por la disfunción plaquetaria urémica, también puede contribuir a la anemia. Dado que la anemia puede producir complicaciones significativas en LA UREMIA AGUDA EN GATOS pacientes en estado crítico, los niveles de hemoglobina deben mantenerse por encima de 10 g/dL. gatos y seres humanos, estas referencias pueden servir como guía. La administración complementaria subcutánea o intravenosa de eritropoyetina humana recombinante (rHU EPO) produce una respuesta eritroide inicial en la mayoría de los gatos. Usada crónicamente, desarrolla una aplasia eritrocitaria pura debido a la aparición de anticuerpos antirHuEPO en el 20- 70% de los pacientes, lo que impide su administración ulterior (13). La darbepoetina α es un péptido eritropoyético novedoso que ha demostrado una eficacia similar a la de la rHuEPO para el tratamiento de la anemia en seres humanos con IRC (14). En comparación con la rHuEPO, la darbepoetina tiene una potencia mayor y una semivida más prolongada, lo que permite una eficacia clínica con una administración menos frecuente. Aunque no se ha demostrado todavía en ensayos clínicos, informes anecdóticos sugieren que la darbepoetina tiene una eficacia y una seguridad similares a las de la eritropoyetina, con el beneficio significativo de reducir la incidencia en el desarrollo de anticuerpos. Tratamiento dietético de la insuficiencia renal aguda Tratamiento del dolor La analgesia es un componente importante del tratamiento, que a menudo pasa desapercibido en los gatos debido a su naturaleza reservada. Los gatos con obstrucción ureteral normalmente presentan dolor en el abdomen medio - craneal de una intensidad de leve a notable debido al edema intersticial o espasmos ureterales; los gatos con IRA intrínseca a menudo tienen dolor como consecuencia de la inflamación o de la tumefacción renal. Además, los gatos con una uremia muy intensa a menudo tienen úlceras bucales y gastrointestinales. El malestar causado por las erosiones y las ulceraciones bucales puede aliviarse con agentes tópicos que contengan lidocaína; por otro lado, los colutorios bucales con clorhexidina al 0,2% pueden reducir la infección y acelerar la curación. La buprenorfina o el butorfanol en las dosis convencionales proporcionan analgesia inicial fiable y eficaz. Consideraciones farmacológicas La insuficiencia renal puede alterar de manera notable la farmacocinética de los fármacos: su biodisponibilidad oral, el volumen de distribución, la unión a proteínas y, lo que es más importante, las tasas de su metabolismo y su excreción (es decir, el aclaramiento renal). Para reducir al mínimo la toxicidad y conseguir un máximo beneficio, suele ser necesario modificar la dosis o la frecuencia de administración. En seres humanos, se dispone de guías para el ajuste de la posología y muchos prospectos incluyen la dosificiación en caso de pacientes con deterioro renal. Aunque el metabolismo de los fármacos puede diferir entre Los pacientes con uremia aguda suelen estar en un estado profundamente catabólico. Además, la acidosis metabólica de la IRA aumenta el catabolismo de las proteínas, exacerbando así la azotemia, la hiperpotasemia, la hiperfosfatemia y la pérdida de masa corporal magra. Las causas metabólicas de anorexia y vómitos deben tratarse de manera agresiva y debe fomentarse la ingesta por vía oral de calorías. Dado que los gatos son muy exigentes con la comida, cuando estén hospitalizados hay que ofrecerles dietas no relacionadas con la seleccionada a largo plazo (es decir, no administrar de manera forzada una dieta renal en el hospital). Esto contribuye a evitar el desarrollo de aversión de la dieta terapéutica seleccionada. Aunque muchos gatos hospitalizados rechazan comer, la intervención proactiva con sondas de alimentación enteral combate el catabolismo y ayuda a evitar la pérdida de masa corporal magra. Una vez controlados los vómitos, las sondas de alimentación nasoesofágicas proporcionan un respaldo nutricional e hídrico a corto plazo. La mayoría de los pacientes toleran el uso de estas sondas, a través de las cuales pueden administrarse dietas renales felinas líquidas. Debe considerarse la opción de una sonda de esofagostomía (sonda E) o una sonda de gastrostomía percutánea (PEG) si se prevé un soporte nutricional de varios días. En nuestro hospital, se colocan de manera sistemática sondas E en los gatos urémicos para la provisión prolongada de nutrición, hidratación y tratamiento farmacológico. La sondas de esofagostomía son bien toleradas y permiten la alimentación de una dieta renal de prescripción líquida. Cuando los vómitos prolongados o el estado decaído impiden la alimentación enteral, la nutrición parenteral puede cubrir transitoriamente las necesidades calóricas diarias. La administración de la nutrición parenteral a animales oligúricos exige un control estrecho para evitar desequilibrios hidroelectrolíticos. Indicaciones para la diálisis La hemodiálisis o la diálisis peritoneal son a menudo las únicas opciones para los pacientes con uremia aguda que no responden al tratamiento médico agresivo apropiado. Las indicaciones para iniciar la diálisis son la hiperpotasemia grave, sobrecarga de volumen resistente al tratamiento con restricción de líquidos y diuréticos, uremia resistente al tratamiento y (en especial para la hemodiálisis) toxicidad aguda y sobredosis farmacológicas. La estabilidad metabólica proporcionada por la diálisis Vol 18 No 2 / / 2008 / / Veterinary Focus / / 37 LA UREMIA AGUDA EN GATOS proporciona tiempo para determinar la causa de la disfunción renal, lo que aporta a los pacientes un mejor pronóstico. Idealmente la diálisis creará una ventana de estabilidad lo suficientemente prolongada como para permitir la recuperación renal (16). En las primeras fases de azotemia progresiva, la hemodiálisis puede iniciarse también proactivamente para interrumpir o impedir el desarrollo de la uremia. Este planteamiento permite mejorar la calidad de vida y la satisfacción del propietario y facilita el tratamiento general del caso. Pronóstico y resultado El pronóstico para los gatos con uremia aguda depende de las causas subyacentes, la extensión de la lesión renal, la enfermedad o fallo orgánico concomitante, la edad y la respuesta al tratamiento. Recientemente se ha comunicado una mortalidad general del 47% para un grupo de 32 gatos con IRA intrínseca (1). En ese estudio, aproximadamente la mitad de los gatos que sobrevivieron al episodio urémico permanecieron azotémicos de manera persistente. Estos resultados son paralelos a los de los perros y seres humanos. En un estudio retrospectivo, desde 1997, el 56% de los perros diagnosticados con IRA y que recibieron un tratamiento distinto a la diálisis en un hospital universitario, murieron o fueron sacrificados antes del alta (17). De los perros supervivientes, más de la mitad se mantuvieron azotémicos de forma persistente. En tres estudios de gatos que precisaron un tratamiento médico de la uremia aguda, y en la mayoría de los casos para hemodiálisis, se ha demostrado que no hay asociación entre la magnitud de la azotemia en el momento de la presentación y la evolución de la enfermedad (1, 3, 16). En un estudio realizado con perros con IRA adquirida en el hospital se observaron resultados similares (18). Sin embargo, en otro estudio de 99 perros con IRA, la notable elevación de la creatinina sérica en el momento de la presentación se asoció con una menor supervivencia (17). Los gatos con uremia aguda secundaria a una obstrucción ureteral aguda evolucionan mejor que los que tienen IRA intrínseca; en un estudio de 50 gatos tratados de una obstrucción ureteral aguda mediante diálisis, la supervivencia fue del 70%. De los gatos supervivientes, el 71% era azotémico en el momento del alta (19). Es razonable plantear la hipótesis de que un aumento del porcentaje de gatos que sobreviven a una obstrucción ureteral aguda seguirán siendo azotémicos debido a una enfermedad renal preexistente o la posibilidad de una obstrucción ureteral parcial persistente. En general, el pronóstico a largo plazo para los gatos que sobreviven a episodios de uremia aguda es de regular a bueno, dependiendo de la etiología subyacente. El diagnóstico y la intervención temprana y apropiada mejoran la supervivencia y reducen al mínimo la posibilidad de lesión renal persistente. BIBLIOGRAFÍA 1. Worwag S, Langston CE. Acute intrinsic renal failure in cats: 32 cases (1997-2004). J Am Vet Med Assoc 2008; 232:728-732. 2. Lameire W, Van Biesen R, Vanholder. Acute renal failure. Lancet 365 (9457): 417-430: 2005. 3. Pantaleo V, Francey T, Fischer JR, et al. Application of hemodialysis for the management of acute uremia in cats: 119 cases (1993-2003) (abstr). J Vet Int Med 2004; 18: 418. 4. 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ACVN Royal Veterinary College, Londres, Reino Unido Asuntos Científicos, Royal Canin, Estados Unidos (Véase la biografía del autor en la página 8) La Dra. Elliot se graduó en la Universidad de Melbourne con honores en Medicina Veterinaria en 1991. Después de completar una residencia en Medicina y Cirugía de Pequeños Animales en la Universidad de Pensilvania, Denise se trasladó a la Universidad de California-Davis, donde completó una residencia en Medicina Interna y Nutrición Clínica de Pequeños Animales. Denise se diplomó por el American College of Veterinary Internal Medicine en 1996 y por el American College of Veterinary Nutrition en el 2001. Se doctoró en Nutrición en la Universidad de California - Davis en 2001 con un trabajo sobre el análisis de impedancia bioeléctrica de múltiple frecuencia en gatos y perros sanos. En la actualidad, Denise es Directora de Asuntos Científicos de Royal Canin, Estados Unidos. PUNTOS CLAVE Los objetivos del tratamiento dietético en la insuficiencia renal crónica (IRC) dependen del estadio IRIS: ± En el estadio 2 y en el estadio 3 precoz, se realizan cambios dietéticos para contrarrestar las maladaptaciones que provocan una lesión renal intrínseca, e intentar ralentizar su progresión - Tratamiento de la hiperfosfatemia mediante restricción del fosfato en el alimento - Tratamiento de la proteinuria - Tratamiento de la hipopotasemia - Tratamiento de la hipertensión ± En los estadios más tardíos de la IRC (estadio 3 tardío y estadio 4) la prioridad cambia, y es la de corregir los desequilibrios que dan lugar al síndrome urémico y que influyen en la calidad de vida del animal - Minimizando la azotemia - Limitando la hiperfosfatemia mediante la restricción dietética y quelantes del fosfato intestinal - Luchando contra la anorexia para mantener la suficiente ingesta de energía Introducción La composición de la dieta es importante para mantener la homeostasis en los gatos con IRC y contribuye a mejorar la calidad de vida del animal. En algunos casos, las medidas dietéticas pueden evitar la progresión de la IRC hacia un estadio final, en el cual el avance de la enfermedad resulta mortal a menos que se realice un tratamiento de sustitución renal. - Manejando la acidosis metabólica Las recomendaciones para el tratamiento dietético, tratamiento médico y cuidados de mantenimiento, Vol 18 No 2 / / 2008 / / Veterinary Focus / / 39 PUNTO DE VISTA DE ROYAL CANIN deben adaptarse a las necesidades de cada paciente en función de la presentación clínica y de los resultados laboratoriales. La IRC es progresiva y dinámica; por consiguiente, es necesario llevar a cabo exploraciones clínicas y analíticas regulares, y adaptar el tratamiento a los cambios observados para que sigan siendo eficaces. Luchar contra la anorexia y mantener la ingesta de energía suficiente En los estadios avanzados de IRC, el gran acúmulo de productos de desecho nitrogenados tiene un efecto irritante sobre las mucosas. El gato tiene náuseas y vómitos, y tiende a perder el apetito. Si esta situación persiste durante un tiempo, el animal experimenta una importante pérdida de peso y su esperanza de vida se acorta (Figura 1). La ingesta energética del animal deberá adaptarse a sus necesidades y, por consiguiente, su peso y su puntuación de la condición corporal deben evaluarse de manera regular. Los gatos generalmente necesitan entre 50 y 60 kcal/kg/día. Los lípidos proporcionan alrededor del doble de energía que los carbohidratos, por gramo consumido. Así, los lípidos aumentan la densidad energética del alimento, lo que permite reducir el volumen de la ración y, por tanto, reducir el riesgo de náuseas y vómitos. Quizá sea necesario probar diferentes alimentos para seleccionar el preferido por el gato. A veces es útil calentar el alimento (en el caso de alimento húmedo) y dárselo al animal en pequeñas cantidades a intervalos regulares. El apetito del gato también puede estimularse añadiendo condimentos a la dieta básica. Razones para restringir la ingesta de proteínas en la IRC Hay dos razones para restringir el nivel de proteínas en las dietas formuladas para la insuficiencia renal: • Minimizar la azotemia/uremia: especialmente para los gatos con IRC en estadios 3 tardío y 4. • Disminuir la proteinuria mediada por la hiperfiltración glomerular, como respuesta inadaptada de la IRC, que contribuye a la progresión de la lesión renal. Especialmente en los estadios 2 y 3 de la IRC. Una vez que la IRC alcanza la fase urémica (final del estadio 3 /principio del 4 en la clasificación IRIS), se recomienda reducir la ingesta de proteínas para asegurar que la uremia no afecte demasiado al bienestar del gato. La determinación del cociente urea/ creatinina es útil para evaluar la respuesta del animal a la restricción proteica (disminución de la producción de productos de desecho nitrogenados). En los perros, se han recomendado valores de referencia dependiendo de la ingesta de proteínas, pero no se han publicado valores para gatos. La eficacia de la reducción de la ingesta de proteínas como tratamiento de la proteinuria es muy controvertida en el perro y en el gato. En estudios realizados en ratas de experimentación, se ha demostrado que esta estrategia contribuye a ralentizar la progresión de las lesiones renales (3), de modo que se ha recomendado también la Tasa de supervivencia (%) 100 Condición corporal óptima (n=878) 80 Gatos delgados (n=222) 60 40 Gatos caquécticos (n=38) 20 Años 1 40 / / Veterinary Focus / / Vol 18 No 2 / / 2008 2 3 4 Figura 1. Condición corporal y esperanza de vida en el gato (1). TRATAMIENTO DIETÉTICO DE LA INSUFICIENCIA RENAL CRÓNICA FELINA Concentración plasmática de la hormona paratiroidea (pg/mL) Introducción de una dieta restringida en fosfato Concentración de fosfato plasmático (mmol/L) 3.0 500 2.5 400 2.4 300 1.4 200 1.0 100 0.5 0 Es importante observar que, mientras que la concentración plasmática de fosfato se estabiliza con mucha rapidez, la PTH plasmática sigue disminuyendo hasta alcanzar finalmente niveles normales (2,5 a 20 pg/mL) después de casi 400 días con la dieta apropiada. 00 0 Día 0 200 300 400 500 Tiempo (días) Figura 2. Impacto de un alimento dietético renal sobre la concentración plasmática de fosfato (puntos rojos) y sobre la PTH plasmática (puntos azules) en un gato que se presenta con insuficiencia renal crónica (2). restricción proteica para otras especies. Se han llevado a cabo estudios similares en gatos, pero los gatos que recibieron el aporte más limitado de ingesta de proteínas (2,7 g/kg/día) presentaron signos de desnutrición proteica y una disminución de la albuminemia al finalizar el estudio (4). En un estudio posterior no se concluyó ningún efecto beneficioso de la restricción de proteínas (5,2-5,3 g/kg/día) cuando la azotemia era limitada (estadio 1 ó 2 de la IRC según IRIS) (5). Prevención del hiperparatiroidismo renal secundario mediante el control de la hiperfosfatemia Teniendo en cuenta los estudios en gatos que se han publicado, parece claro que evitar dietas ricas en proteínas, en particular las formuladas con proteínas animales, sería aconsejable en gatos con IRC. Inicialmente la tarea consiste en reducir la ingesta de fósforo por medio de un alimento apropiado, para controlar la secreción de PTH (Figura 2, Tabla 1). Sin embargo, en los estadios 3 y 4, es poco probable que una dieta renal felina sea suficiente para alcanzar este objetivo y puede ser útil el uso de quelantes de fósforo intestinales (Tabla 2) para reducir así la biodisponibilidad del fósforo alimentario. Los quelantes del fósforo interaccionan con el alimento y, por consiguiente, es importante mezclarlos con el alimento para conseguir una máxima eficacia. Los efectos indeseables asociados a la restricción alimentaria del fósforo son raros. Se recomienda medir la concentración plasmática de fosfato y la concentración plasmática de calcio (preferiblemente como calcio ionizado) de manera regular, una vez cada 2 ó 3 meses. Se han comunicado casos ocasionales de hipercalcemia (7). Otro planteamiento dietético para limitar la proteinuria es el aporte de complementos con ácidos grasos poliinsaturados omega-3. En los perros con IRC la administración de dietas muy enriquecidas con ácidos grasos poliinsaturados omega-3 de cadena larga disminuye la progresión del deterioro de la tasa de filtración glomerular (TFG) (6). Aunque se necesitarían otros estudios para determinar el efecto de los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 en la progresión de la IRC en gatos, es sin duda alguna muy importante, proporcionar una ingesta de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 de cadena larga al animal (ácido eicosapentaenoico [EPA] y ácido docosahexenoico [DHA]), ya que los gatos son deficitarios en la enzima desaturasa delta-6, necesaria para su síntesis. Por consiguiente, las dietas para la IRC en gatos, deben contener aceite de pescado como fuente de EPA y DHA. Cuando disminuye la TFG, si se mantiene el mismo consumo de fósforo, habrá una diferencia entre la cantidad diaria de fósforo excretado en la orina y consumido por un lado, y el fosfato acumulado en el organismo por otro, lo que promueve un hiperparatiroidismo y la progresión de las lesiones renales. Adaptación de los niveles de sodio al riesgo de hipertensión La mayoría de las dietas formuladas para gatos con IRC contienen menos sodio que los alimentos de Vol 18 No 2 / / 2008 / / Veterinary Focus / / 41 PUNTO DE VISTA DE ROYAL CANIN Tabla 1. Niveles tolerables de concentración plasmática de fosfato dependiendo del estadio de la insuficiencia renal crónica (IRC) • Durante una IRC en estadio 2, la concentración plasmática posterior al tratamiento de fosfato debe ser inferior a 1,45 mmol/L (4,5 mg/dL), pero no inferior a 0,8 mmol/L (2,5 mg/dL). Tabla 2. Quelantes del fósforo disponibles en la actualidad • Carbonato de aluminio • Hidróxido de aluminio • Óxido de aluminio • Para la IRC en estadio 3, el valor deseado después del tratamiento es <1,61 mmol/l (5,0 mg/dL). En los casos en estadio 3, puede ser necesario combinar quelantes del fósforo intestinales con una dieta pobre en fósforo para alcanzar el valor deseado. • Carbonato cálcico (+/- Chitosan) • Para la IRC en estadio 4, la concentración plasmática posterior al tratamiento para el fósforo debe mantenerse en <1,93 mmol/L (6,0 mg/dL) y es improbable que pueda obtenerse este resultado únicamente mediante la restricción de fósforo en el alimento. • Clorhidrato de sevelamer (hidrogel de polímero de clorhidrato polialilamina) Intervalos recomendados por la IRIS mantenimiento para gatos adultos (Tabla 3). Esta formulación está basada en la hipótesis de que es más difícil mantener la homeostasis del sodio con una reducción de la masa renal funcional y que la retención de sodio puede aumentar la presión arterial sistémica. Sin embargo, algunas observaciones han planteado dudas sobre el valor de la restricción sistemática del sodio alimentario en gatos que presentan IRC espontánea: • Los gatos que tienen IRC toleran un aumento del cloruro sódico ingerido de hasta 200 mg/kg de peso corporal/día durante 7 días (alimento que contenga un 1,27% de sodio, es decir, 2,8 g de sodio por 1000 kcal) sin aumento de la presión arterial (8). • Acetato cálcico • Carbonato de lantano • En modelos experimentales de hipertensión, la reducción de la ingesta de sodio provocó un aumento de las pérdidas de potasio en la orina y una ligera hipopotasemia, con una activación más pronunciada del sistema renina-angiotensina-aldosterona (SRAA) (Figura 3); una activación patológica del SRAA puede tener efectos nocivos sobre la función renal y exacerbar la fibrosis renal según algunos modelos de insuficiencia renal felina (9). Deben llevarse a cabo más estudios para determinar si la reducción del sodio ingerido contribuye a reducir al mínimo el ligero aumento crónico de la presión arterial sistémica detectado en la mayoría de los gatos que tienen IRC; y si la restricción alimentaria de sodio tiene un efecto beneficioso para el control de la presión arterial alcanzada en los gatos que reciben antihipertensivos. Tabla 3. Ingesta de sodio en gatos adultos en la fase de mantenimiento (National Research Council, 2006) Necesidades recomendadas (mg) Necesidades mínimas (mg) (mg/kg MS) (mg/1000 kcal EM) (mg/kg PC 0,67) (mg/kg MS) (mg/1000 kcal EM) (mg/kg PC 0,67) 650 160 16 680 170 Límite superior de seguridad (g/kg de materia seca) >15 g 16,7 mg/kg MS: Cantidad por kg de materia seca, suponiendo que la densidad energética del alimento es de 4000 kcal de energía metabolizable/kg PC: peso corporal: los valores para cantidades por peso corporal 0,67 se calculan para un gato delgado con una ingesta de energía de 100 kcal por kg de peso corporal 0,67 EM: energía metabolizable 42 / / Veterinary Focus / / Vol 18 No 2 / / 2008 TRATAMIENTO DIETÉTICO DE LA INSUFICIENCIA RENAL CRÓNICA FELINA Angiotensinógeno Renina Angiotensina I Enzima conversora de la angiotensina Efecto vasoconstrictor Angiotensina II Aldosterona Arginina vasopresina (ADH) Retención de sodio y agua Efecto vasoconstrictor Retención de agua Figura 3. Activación del sistema de renina-angiotensinaaldosterona (SRAA). Prevenir la hipopotasemia La asociación entre IRC e hipopotasemia es relativamente específica para los gatos. (En los perros o en los seres humanos, la pérdida de nefronas funcionales se relaciona con un mayor riesgo de hiperpotasemia). En un porcentaje comprendido entre un 20 y un 30% de los gatos con IRC, la adaptación funcional de las nefronas que permanecen funcionales induce pérdidas excesivas de potasio en la orina que provocan una hipopotasemia (10). Corregir estas anomalías electrolíticas, en especial cuando la concentración plasmática de potasio es inferior a 3 mmol/l, es clínicamente beneficioso. En los gatos puede evitarse la hipopotasemia y la miopatía asociada mediante la administración de dietas no acidificantes y asegurándose de que toman una dieta rica en potasio y magnesio. Para la mayoría de los gatos con IRC, si se administra una dieta formulada para esta enfermedad, no debería ser necesario administrar complementos de potasio una vez tratado el problema inicial de hipopotasemia y si el gato está comiendo bien de nuevo. Manejo frente al riesgo de acidosis metabólica En el estadio 3 avanzado y en el estadio 4 precoz de la IRC generalmente se ponen de manifiesto los signos objetivos de acidosis metabólica. En Medicina Humana, es bien conocido el papel de la acidosis metabólica en la patología ósea asociada a la IRC, pero todavía no se ha estudiado en gatos. El tratamiento de la acidosis metabólica se centra en la administración de un agente alcalinizante por vía oral. La respuesta del animal al tratamiento puede controlarse mediante medidas repetidas de la concentración plasmática de bicarbonato, que debe encontrarse, idealmente, dentro de los márgenes fisiológicos. La elección del agente alcalinizante depende de varios parámetros: su palatabilidad, la posible presencia de hipertensión (en cuyo caso los complementos de sodio están contraindicados), la hipopotasemia (para la cual se recomiendan sales de potasio) y la hiperfosfatemia; en este último caso, pueden recetarse sales de calcio debido a su capacidad para unirse al fósforo del alimento y de las secreciones intestinales. La acidosis metabólica aumenta el riesgo de hipopotasemia: por consiguiente, está indicado un tratamiento con gluconato potásico o citrato potásico. Otras estrategias alimentarias orientadas a ralentizar la progresión de las lesiones renales En la patogenia de la IRC intervienen células endoteliales disfuncionales. En Medicina Humana se trata de un campo en el que se está llevando a cabo una investigación activa para el control de las células endoteliales disfuncionales, algunas de las estrategias que se mencionan a continuación han demostrado ser útiles. Queda por determinar si estas medidas son beneficiosas en los gatos con IRC y cuándo deben aplicarse. • Enriquecimiento de la dieta con antioxidantes (vitamina E, vitamina C, taurina, luteína, licopeno, betacaroteno, etc.) para reducir el estrés que contribuye al progreso de las lesiones de la IRC. Los flavanoles, por ejemplo, pueden desempeñar un papel protector en zonas de necrosis que aparecen en los glomérulos, debido a periodos alternos de isquemia y reperfusión, como consecuencia de los problemas circulatorios que acompañan a la IRC. • Complementos de L-arginina para estimular la producción de óxido nítrico (NO), que promueve la vasodilatación. Papel de la fibra Recientemente las fibras fermentables se utilizan para el tratamiento alimentario de la IRC. Representan Vol 18 No 2 / / 2008 / / Veterinary Focus / / 43 TRATAMIENTO DIETÉTICO DE LA INSUFICIENCIA RENAL CRÓNICA FELINA una fuente de hidratos de carbono para las bacterias gastrointestinales, que utilizan la urea como fuente de nitrógeno para su crecimiento. Dado que la excreción de nitrógeno en las heces aumenta de acuerdo con la masa bacteriana, se ha propuesto que un aumento de la masa bacteriana pueda ayudar a reducir la uremia. Sin embargo, las toxinas urémicas clásicas, a diferencia del nitrógeno de la urea, son moléculas de tamaño medio, demasiado grandes como para atravesar con facilidad la barrera de la membrana. Por consiguiente, es improbable que las bacterias puedan utilizar esas toxinas para abastecer sus necesidades de nitrógeno. Los efectos beneficiosos de las fibras fermentables son la contribución a regular los trastornos digestivos que acompañan a la IRC. Conclusión La dieta tiene un papel importante en el tratamiento de la IRC felina. Es esencial adaptarla a las necesidades del animal y entender los objetivos del tratamiento dietético en los diferentes estadios de la enfermedad. En los estadios precoces (estadio 2 y 3 de la IRC)* los objetivos del tratamiento dietético son: - Reducir al mínimo la ingesta de fósforo: para evitar el riesgo de retención anómala de fósforo y ralentizar la progresión de las lesiones renales. - Limitar la proteinuria evitando la ingesta de cantidades elevadas de proteínas de origen animal y aportar complementos de ácidos grasos poliinsaturados omega-3. Los efectos beneficiosos de un complemento con estos ácidos grasos en los gatos tienen que estudiarse todavía, pero la base teórica de este enfoque es sólida. - Un complemento de potasio: necesario en gatos que se presentan con hipopotasemia. En el estadio 3 avanzado y estadio 4 de la IRC *, el objetivo de la dieta es sobre todo mejorar la calidad de vida del gato durante la fase urémica. - La ingesta de proteínas debe reducirse al mínimo para disminuir el acúmulo de productos de desecho nitrogenados. Es importante tener en cuenta la fuente de la proteína: las proteínas altamente digestibles reducen al mínimo la liberación de productos secundarios nitrogenados a la sangre. - Los agentes alcalinizantes pueden contribuir a prevenir la acidosis metabólica, que contribuye a una osteodistrofia renal secundaria (que induce dolor óseo) y la pérdida de apetito del animal. - Puede ser necesario tratar la hipopotasemia con complementos de potasio. - El uso de quelantes del fósforo intestinal contribuye reducir al mínimo los efectos extrarrenales de la hiperfosfatemia y el hiperparatiroidismo, en especial, la osteodistrofia renal y la calcificación vascular, que afectan a la calidad de vida del animal. * Consúltese el sistema de clasificación IRIS de la página 21. BIBLIOGRAFÍA 1. Doria-Rose VP, Scarlett JM. Mortality rates and causes of death among emaciated cats. J Am Vet Med Assoc 2000; 216: 347-351. 2. Barber PJ. Parathyroid hormone in the ageing cat. 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Análisis retrospectivo del tratamiento dietético de la hiperfosfatemia en gatos con insuficiencia renal crónica Jonathan Elliott Introducción En la Clínica de Investigación Renal del Royal Veterinary College se han empleado las dietas de Royal Canin como parte de su protocolo para el tratamiento de la insuficiencia renal crónica (IRC) en gatos, desde el 2003. Este breve informe proporciona un análisis retrospectivo descriptivo del uso de las dietas, centrándose fundamentalmente en el tratamiento de la hiperfosfatemia en gatos con IRC. Métodos En este estudio se incluyeron a los gatos atendidos en el Royal Veterinary College Feline Renal Research Clinics entre enero de 2003 y septiembre de 2007 con el diagnóstico de IRC. Los criterios convencionales aplicados para el diagnóstico de IRC fueron la persistencia de azotemia (concentración plasmática de creatinina >177 µmol/L) normalmente asociada a una densidad urinaria <1,035. La persistencia de la azotemia se fundamentaba en dos muestras de sangre tomadas con una diferencia mínima de dos semanas. A todos los gatos se les ofrecieron las dos variedades de la dieta en seco y húmedo suministradas por Waltham Centre for Pet Nutrition. La dieta normalmente se dispensaba durante la segunda visita a la clínica, al confirmarse el diagnóstico de IRC basado en la azotemia persistente. En los casos en los que se diagnosticó hipertensión arterial sistémica, se instauró un tratamiento médico apropiado y la respuesta fue previa a la iniciación del tratamiento dietético. Los gatos diagnosticados de hiperparatiroidismo (Figura 1) también fueron tratados previamente al tratamiento alimentario. La mayoría de los gatos hipertiroideos no eran azotémicos cuando se les diagnosticó por primera vez, pero sus concentraciones plasmáticas de creatinina se elevaron cuando retornaron al estado eutiroideo con tratamiento médico o quirúrgico. Los gatos Figura 1. Radiografía de un gato con IRC grave e hiperparatiroidismo renal secundario considerable (1). a. Radiografía latero- lateral del húmero proximal b. Vista anteroproximal de la tibia a b Nótense las lesiones quísticas en los dos huesos largos que provocan un adelgazamiento de las corticales. Vol 18 No 2 / / 2008 / / Veterinary Focus / / 45 Tabla 1. Distribución de los gatos en los cuatro grupos de acuerdo a su modo de alimentación Grupo N Edad (años) Estadio IRIS (creatinina; µmol/l) 100% de dieta 19 Dieta parcial 118 14,1 ± 3,5 238,7 ± 74,5 Estadio 2 – 88 Estadio 3 – 27 Estadio 4 – 4 15,1 ± 4,2 236,0 ± 65,4 Estadio 2 – 14 Estadio 3 – 5 Estadio 4 – 0 Sin dieta 20 15,1 ± 3,0 236,0 ± 60,6 Estadio 2 – 15 Estadio 3 – 5 Estadio 4 – 0 Hipertiroideo (tto. médico) 36 16,0 ± 2,6 229,7 ± 57,8 Estadio 2 – 29 Estadio 3 – 6 Estadio 4 – 1 Datos presentados como valores medios ± 1DE. que volvieron al estado eutiroideo mediante tratamiento quirúrgico se incluyen con todos los demás gatos con IRC. Los gatos en tratamiento médico crónico por su hipertiroidismo se consideraron como un grupo separado, ya que el tratamiento médico en nuestra clínica generalmente proporciona un control menos uniforme del estado hipertiroideo. Los datos de los casos extraídos de nuestra base de datos se clasificaron en cuatro grupos de acuerdo con el tratamiento dietético utilizado y el método de control del hipertiroidismo. Esos grupos fueron: 1. Gatos alimentados únicamente con una dieta felina baja en fósforo (del inglés, Feline Low Phosphorus) (FLP) 2. Gatos alimentados con la dieta FLP como parte de la ración diaria total 3. Gatos que seguían tomando su alimento de mantenimiento habitual 4. Gatos hipertiroideos con su tratamiento médico y con una ingesta de fosfatos controlada mediante tratamiento dietético. La respuesta al tratamiento dietético se evaluó mediante medidas seriadas de la concentración plasmática de fosfatos. Se revisó a los gatos 4- 6 semanas después del cambio de dieta y posteriormente a intervalos de 2- 3 meses. Los datos se extrajeron de nuestra base de datos en la primera reevaluación y tras 4- 6 meses de tratamiento. 46 / / Veterinary Focus / / Vol 18 No 2 / / 2008 Resultados Un total de 193 gatos fueron diagnosticados de IRC y se les ofreció una dieta clínica renal mientras duró el estudio. Se trataba de 146 gatos con IRC en estadio 2 (creatinina plasmática, 177-249 µmol/L), 42 en estadio 3 (creatinina plasmática, de 250 a 439 µmol/L) y 5 en estadio 4 (creatinina plasmática > 440 µmol/L). 64 de los 193 casos se consideraron suficientemente hipertensos como para precisar tratamiento con amlodipina. Se indicó a los propietarios que introdujeran la dieta clínica de manera gradual durante un periodo de 1- 2 semanas y que administraran al gato la mayor cantidad aceptable de la dieta. Como puede observarse en la Tabla 1, 19 de los 193 gatos tomaban la dieta como su única fuente de alimento. La mayoría de los gatos aceptaron el alimento dietético como una proporción de su ración aunque, con nuestros informes, no es posible decir con precisión qué proporción representaba. En 20 gatos, los propietarios no quisieron o no pudieron proporcionar la dieta clínica. Control de la concentración plasmática de fosfatos Uno de los objetivos de administrar una dieta clínica renal es controlar la concentración plasmática de fosfato ya que se emplea como un indicador de la sobrecarga corporal total de fosfato. Un panel internacional de nefrólogos ha recomendado las concentraciones plasmáticas de fosfato que deben intentar conseguirse para los diferentes estadios de la IRC. En la Tabla 2 se presentan los datos sobre la concentración plasmática de fosfato en los cuatro grupos de gatos antes de introducir la dieta (T0), después de 4- 6 semanas de tratamiento con la dieta (T1) y después de 4- 6 meses de tratamiento (T2). En cada caso se indica la proporción de gatos en estadio 2 en los cuales se excedió la concentración deseada de fosfato plasmático pertinente (>1,45 mmol/L). Las concentraciones plasmáticas de fosfato en el momento del diagnóstico tendían a ser inferiores a las que hemos comunicado en ocasiones anteriores (2), probablemente porque estábamos diagnosticando una mayor proporción de gatos en un estadio anterior de IRC, y porque desde la década de los 90 ha aumentado la práctica de utilizar dietas geriátricas para alimentar a los gatos (dietas que ya tienen una restricción parcial de fosfato). En general, la alimentación con la dieta clínica redujo de manera significativa la concentración plasmática de fosfato ANÁLISIS RETROSPECTIVO DEL TRATAMIENTO DIETÉTICO DE LA HIPERFOSFATEMIA EN GATOS CON INSUFICIENCIA RENAL CRÓNICA Tabla 2. Cambios en los niveles de fosfato plasmático a lo largo del tiempo Grupo N Fosfato (mmol/L) T0 (entrada) N Fosfato (mmol/L) T1 (4-6 semanas) N Fosfato (mmol/L) T2 (4-6 meses) 100% de dieta 19 1,68 ± 0,39a No >1,45 mmol/L 13/19 – 68,4% 19 1,24 ± 0,37b No >1,45 mmol/L 5/19 – 26.3% 16 1,28 ± 0,29b No >1,45 mmol/L 5/16 – 31,3% Dieta parcial 118 1,70 ± 0,68a No >1,45 mmol/L 74/118 – 62,7% 115 1,47 ± 0,59b No >1,45 mmol/L 43/115 – 37,4% 94 1,48 ± 0,49b No >1,45 mmol/L 34/94 – 36,2% Sin dieta 20 1,51 ± 0,48a No >1,45 mmol/L 10/20 – 50% 18 1,59 ± 0,77a No >1,45 mmol/L 7/18 – 38,9% 17 1,61 ± 0,69a No >1,45 mmol/L 9/17 – 52,9% Hipertiroideo (tto. médico) 36 1,63 ± 0,41a No >1,45 mmol/L 24/37 – 64,9% 35 1,33 ± 0,31b No >1,45 mmol/L 8/36 – 22,2% 24 1,41 ± 0,31a, b No >1,45 mmol/L 9/24 – 37,5% Los datos se presentan como valores medios ± DE. Los valores con diferentes superíndices dentro de la misma línea son significativamente diferentes entre sí (P<0,05; análisis unilateral de varianza con prueba de comparación post-hoc de datos emparejados de Bonferroni). en todos los grupos y aumentó la proporción de gatos que cumplían el objetivo terapéutico de una concentración plasmática de fosfato < 1,45 mmol/L. Un poco más de una tercera parte de los gatos que recibieron la terapia alimentaria se mantenían por encima del valor deseado y, por tanto, es probable que se beneficiaran del tratamiento añadido para controlar la concentración plasmática de fosfato (por ejemplo, quelantes intestinales del fósforo). La tendencia era que estos gatos tuvieran sobre todo IRC en estadios 3 y 4. No se observaron cambios en la concentración plasmática de fosfato en los gatos a los que no se les pudo administrar el tratamiento dietético. Supervivencia y causas de muerte En el momento de realizar el análisis de los datos, habían muerto o habían sido eutanasiados 104 de los 193 gatos que intervinieron en el estudio, el 31% de los cuales falleció por crisis urémica o uremia progresiva. Otro 30% falleció por causas desconocidas, pero es probable que la IRC contribuyera a la decisión de eutanasiar al animal. La otra causa principal de muerte en este estudio fue la neoplasia (14,4%). Sólo 7 de los 19 casos del grupo 1 (100% dieta) había muerto en el momento del análisis. No se dispone todavía de la media del tiempo de supervivencia para el grupo que recibía dieta activa, ya que más del 50% de ellos siguen vivos. Del grupo alimentado parcialmente con la dieta, la media del tiempo de supervivencia fue de 633 días, habiendo fallecido 67 de 118. El grupo que no recibió la dieta tuvo una media de tiempo de supervivencia de 504 días y 10 de los 20 gatos llegaron hasta el final. Conclusión Este análisis retrospectivo no controlado de los gatos que acudían a la Clínica de Investigación Renal del Royal Veterinary College demuestra que la alimentación con dietas clínicas renales proporciona un control eficaz de la concentración plasmática de fosfato en unos dos tercios de los gatos que se presentan con una IRC en los estadios 2 y 3. Agradecemos a Royal Canin su ayuda en este estudio. BIBLIOGRAFÍA 1. Barber, PJ. Parathyroid gland function in the ageing cat. PhD thesis. University of London 1999. 2. Elliott J, Rawlings JM, Markwell PJ, et al. Survival of cats with naturally occurring renal failure: effect of conventional dietary management. J Small Anim Pract 2000; 41: 235-242. Vol 18 No 2 / / 2008 / / Veterinary Focus / / 47 GUÍA PARA RECORTAR Y GUARDAR Muestreo microcapilar Brice Reynolds, DVM, Profesor asociado, Escuela Veterinaria Nacional de Toulouse, Unidad de Medicina Interna, Francia H abitualmente las muestras de sangre se obtienen mediante punción de la vena yugular. La técnica requiere sujetar firmemente al gato y el uso de una aguja de un diámetro de 22 G (0,7 mm). Muchos gatos no toleran la punción yugular y la sujección física asociada. Además de ser una experiencia desagradable para el propietario del gato, estas reacciones también pueden hacer fracasar la intervención y provocar lesiones al personal veterinario o al animal. Además, el estrés inherente a este tipo de manipulación puede tener un impacto sobre la composición química o celular de la sangre en los felinos. Por consiguiente, se han propuesto métodos alternativos para facilitar la recogida de muestras de sangre en gatos. Sin embargo, las muestras obtenidas de la vena cefálica o de la vena marginal de la oreja sólo permiten un número limitado de análisis instantáneos. Para recogidas seriadas de muestras sanguíneas, los catéteres yugulares o los puertos vasculares pueden sustituir de manera satisfactoria a la venopunción repetida. Su implantación, sin embargo, es un procedimiento quirúrgico invasivo y por consiguiente su uso puede complicarse por infección o anemia. Recientemente se ha descrito y evaluado el uso de un dispositivo diseñado para recoger sangre capilar Dispositivo diseñado para la recogida de 200 µl de sangre heparinizada. En Medicina Humana, la sangre se recoge mediante acción capilar después de un pinchazo en la yema del dedo o el talón (neonatología). en humanos. Este nuevo método alternativo ofrece muchas ventajas en comparación con los ya mencionados: • El animal se sujeta sin ejercer mucha presión, con el animal en una posición natural. • La punción venosa resulta una experiencia menos desagradable si se utiliza una aguja de menor diámetro (calibre 25 G, 0,5 mm). • Cada tubo permite la recogida de 200 µl de sangre con el anticoagulante apropiado (heparina de litio para la bioquímica plasmática, ácido etilenamino tetraacético para hematología). • Los tubos pueden marcarse y luego guardarse para un análisis posterior o enviarse a un laboratorio exterior. • Un volumen de 200 µl permite un hemograma completo o un análisis de bioquímica sistemático (cinco variables) en sistemas analíticos automatizados. • Los resultados de los análisis hematológicos o bioquímicos obtenidos así no son diferentes de los obtenidos utilizando el método de referencia habitual. • Este método relativamente no invasivo, permite también la recogida repetida de muestras (sobre todo durante las pruebas dinámicas funcionales) debido a su facilidad de uso, su tolerancia y la adaptabilidad a la recogida de muestras de pequeño volumen. a b c 48 / / Veterinary Focus / / Vol 18 No 2 / / 2008 El dispositivo consta de tres partes: a. Un tubo capilar transparente con heparina para recoger la sangre, integrado en el primer tapón verde perforado. b. Un frasco graduado transparente de 200 µl con heparina utilizado para guardar la sangre. c. Un segundo tapón verde utilizado para cerrar el frasco después de la recogida de la muestra.