Estudios Latinoamericanos 5 (1979), pp. 105-139 Reseñas MOISEI SAMUILOVIC AL’PERÓVIČ: Revolucija i diktatura v Paragvae (1810 -1840) [Revolución y dictadura en el Paraguay (1810 - 1840)], Moskva 1975, Izdatel’stvo «Nauka», pp. 392. JOSEFINA PLÁ: The British in Paraguay 1850 -1870 [Los británicos en el Paraguay 1850 - 1870], Richmond 1976, pp. 277. El libro del historiador soviético M. S. Al’peróvič es fruto de muchos años de trabajo. El autor logró basarlo en todas las fuentes impresas y muchas todavía no publicadas, utilizó también los trabajos históricos tanto referentes al tema, como los que tratan de la Colonia y de los años posteriores a la dictadura del Dr. Francia. En efecto el libro contiene también un capítulo excelente sobre la historiografía del Paraguay. En su análisis del proceso de la independencia paraguaya, el autor se basa en el concepto más ampliamente descrito por. J. Lynch1, según el cual en las guerras de independencia los vencedores fueron las capas altas, criollas y conservadoras, y los vencidos - (fuera de la metrópoli) - el pueblo, radical y de color. Solamente en el Paraguay el gobierno independiente realizó las reformas radicales. Son ellas las que interesan más al autor. M. S. Al’peróvič busca las fuentes de la singularidad de la independencia paraguaya ya en el período colonial, indicando que todavía en el siglo XVIII en el Paraguay existió una sociedad bastante homogénea lingüística y racialmente, con pequeño grupo criollo tradición de autogobiemo, economía bastante egalitaria de pequeña propiedad y trabajo libre. La independencia paraguaya fue, según el autor, producto de la contradicción de intereses económicos entre los paraguayos y los comerciantes bonaerenses. Los independentistas paraguayos, acaudillados por el Dr. Francia junto con el partido proespañol lograron defenderse contra la hegemonía de Buenos Aires, el grupo hispanófilo, como socio muy débil, fue eliminado facilmente luego. Merece atención especial la tesis del autor, de que la dictadura del Dr. Francia basóse no tanto en la policía y la represión, cuyo nivel era relativamente bajo si lo comparamos, a sus contemporáneos en países vecinos, sino en apoyo masivo del campesinado paraguayo. El autor explica este apoyo por la actividad preparatoria del Dr. Francia y otros, influida por los ideales de los jacobinos franceses, dentro de un medio social homogéneo, en el cual la diferencia entre mestizos e indios fuera de la capital fue prácticamente nula: todos fueron agricultores dueños de sus tierras, sólo a veces empleados asalariados. En Asunción mismo, el partido 1 Véase. J. Lynch: The Spanish American Revolution 1806 -1826, London 1973. bonaerense agrupó a los comerciantes criollos y pocos grandes terratenientes, también criollos. M. S. Al’peróvič con un afán particular analiza el problema del aislamiento paraguayo y comprueba que fue en mayor grado efecto de la acción antiparaguaya por parte de: las autoridades bonaerenses que de los intentos del dictador paraguayo, el Dr. Francia, el cual para mantener relaciones con el mundo exterior, convenientes a su gobierno y país tuvo que limitarlas a veces, y desarrollarlas en otras ocasiones. Quizás la consecuencia más importante del aislamiento paraguayo fue la reestructuración de la economía paraguaya. Paraguay, del país productor de materias primas exportadas, se convirtió en un país de economía autárquica, con un sector estatal fuerte. Si la economía paraguaya particular producía excedentes, es difícil saber, pero sí, es obvio, que el autoabastecimiento de la población exigió un desarrollo rápido de la producción agrícola de varias materias primas -para satisfacer las necesidades del desarrollo de la artesanía, la cual tuvo que suplir las mercancías hasta entonces importadas. En efecto los paraguayos en vez de ocuparse con la yerba, cultivaron por ejemplo algodón para producir tejidos. El comercio exterior a través del Brasil tuvo que satisfacer las necesidades de la defensa, del pequeño consumo de lujo, etc. Según el autor, el aislamiento paraguayo, aunque creado por los vecinos del Paraguay, fue un factor permanente de la política exterior del Dr. Francia, con la cual contrasta fuertemente la de sus sucesores: los López, quienes acabaron con ella. Parece que aquí el autor no tiene razón, el mismo describe, pues, los intentos del Dr. Francia para acabar con el aislamiento paraguayo a condición de que no perjudicaría a la independencia paraguaya. Carlos Antonio López pudo terminar el aislamiento después de obtener el reconocimiento de la independencia paraguaya por todos los vecinos. Este reconocimiento significó a la vez la posibilidad de navegación libre por el Paraná y el Paraguay, o sea, acceso al mar y al comercio mundial. Pero ninguno de los López no dejó de controlar el comercio exterior paraguayo, el Estado seguía decidiendo qué cosas serían exportadas e importadas. El gran comercio exterior de los López y el favorable balance comercial les permitió convertir en el desarrollo de la industria y en la importación de nuevas maquinas e ideas. Quizás al autor le faltó el libro de Josefina Plá, la cual lo escribía en el mismo tiempo que él el suyo. El libro de J. Plá titularmente y de hecho describe la presencia y el papel jugado por los británicos en el Paraguay de los López. La investigación la hizo a base de archivos paraguayos. Le acompaña al libro un prefacio inteligente de B. C. MacDermont, historiador y exembajador británico en el Paraguay. B. C. MacDermont llama la atención del lector al hecho de que ya a fines del gobierno del Dr. Francia la sociedad paraguaya disponía de capital, tanto el Estado, como pequeños propietarios, pero con su dinero pudo comprar solamente lo que ya poseía: productos de agricultura y artesanía. El abastecimiento de la sociedad con otros productos fue posible o por importación de productos de consumo, o por importación de bienes raíces para crear una producción .de bienes raíces y de consumo en el Paraguay mismo. Los López, aunque con alguna vaciliación, prefirieron el importe de bienes raíces. Esta actitud les obligó a buscar relaciones y comercio con la potencia mayor tanto en técnica como en comercio de entonces: Gran Bretaña. Junto con mercancías y maquinas inglesas, los López importaron a los especialistas ingleses. J. Plá no intentó a describir a todos los británicos quienes habían pasado por el Paraguay de los López. Describió su papel en varios ramos de la economía, comenzando por la industria. La autora convence al lector de que la industrialización paraguaya, dirigida por el Estado, no sería posible sin los ingleses, quienes no solamente trabajaron en la construcción de la industria, sino también enseñaron a los paraguayos sus artes, para que éstos pudiesen seguir con el trabajo ya sin los especialistas del exterior. La industrialización permitió el transporte y la exportación de las mercancías paraguayas, produjo mercancías hasta entonces no producidas en el Paraguay (principalmente para el consumo interno), creó nuevas profesiones, ayudó al desarrollo indiscutible de técnica y enseñanza paraguaya. El fin de la industrialización fue enriquecer al Estado y a la sociedad: a los paraguayos y su capa gobernante. El país tuvo paz, capital, mercado interno, alimentos y mano de obra barata: todo lo necesario, legado de la dictadura del Dr. Francia. En ambos libros hay muchos problemas que merecen atención, discusión e investigación. Un problema contienen en común - la evaluación de la economía paraguaya en tiempos de los López y del Dr. Francia. Según J. Plá, el Paraguay de entonces fue un país socialista (dictadura, industrialización estatal, educación básica para todos, control del comercio exterior por el Estado, sector estatal mayoritario en la economía, manutención y trabajo de hecho garantizados a todos). El socialismo paraguayo lo destruyeron los capitalistas en la Guerra de la Triple Alianza, lo cual nos hace pensar que lo sustituyeron con el capitalismo. Según M. S. Al’peróvič, en el mismo tiempo el Paraguay fue un país capitalista, donde el capitalismo se desarrollaba a base del campo y desde el campo hacia la ciudad. El capitalismo paraguayo ha sido destruido en la guerra por los países vecinos, en los cuales el capitalismo se desarrollaba también, pero desde la ciudad hacia el campo que era todavía muy feudal. El autor tiene una actitud ambivalente comparando el sistema paraguayo con él de los países vecinos. Por un lado le parece mejor, pero fue una dictadura, cuando los vecinos tenían constituciones y parlamentos. En la guerra la industria paraguaya fue destruida, lo mismo aconteció con el sector estatal en el campo y la pequeña propiedad. Creáronse grandes haciendas, se eliminaron del mercado los campesinos convertidos en peones, comenzó importe de bienes de consumo de lujo. Siguiendo el pensamiento del autor, podríamos decir que los tres países capitalistas (Argentina, Brasil, Uruguay) con cierto apoyo británico introdujeron al Paraguay el feudalismo. Estoy de acuerdo con M. S. Al’peróvič que tanto en Paraguay como en los países vecinos se desarrolló una economía capitalista antes de la Guerra de la Triple Alianza. Pero la diferencia entre el capitalismo paraguayo y de países vecinos no consistía en el hecho de que uno fue del campo y con dictadura y el otro de la ciudad y con parlamento, sino en un conjunto de factores descritos y analizados por ambos autores. El aislamiento de una sociedad bastante egalitaria y campesina rompió la participación del Paraguay en la economía mundial capitalista a comienzos del siglo XIX, junto con la toma del poder por el Dr. Francia. Este mismo aislamiento permitió, gracias al egalitarismo relativo de la sociedad paraguaya, un desarrollo independiente e interno, permitiendo la creación de estructuras económico-sociales, la cual sería imposible, si Paraguay pudiese seguir manteniendo contactos abiertos con la economía mundial. Cuando ya existió la posibilidad de renovar amplios contactos con el mercado mundial, existía y gobernaba en Paraguay un grupo interesado en realizar la plusvalía vendiendo mercancías producidas en Paraguay en Paraguay mismo: a su empleado y a sí mismo, y también en el exterior. A la vez el empleado paraguayo era capaz de comprar las mercancías paraguayas. El capitalismo paraguayo «soberano» o sea autodinámico no sobrevivió la guerra contra el capitalismo dependiente del otro capitalismo autodinámico. Esta suposición nos hace pensar en la necesidad de comparar el importantísimo papel jugado por el Estado en la industrialización y capitalismo paraguayos, el cual durante largo tiempo sustituyó y creó a la burguesía, con el papel jugado también por el Estado en otros casos de industrialización. En el siglo XIX, el mejor ejemplo sería el Japón hoy - la URSS. Jan Szemiński ALEKSANDER y MIROSŁAWA POSERN-ZIELIŃSKI: Indiańskie wierzenia i rytuały [Creencias y rituales indígenas], Wrocław 1977, Ossolineum, pp. 214. Mirosława y Aleksander Posern Zieliński, etnógrafos de Poznań, son los autores de una serie de trabajos de estudio sobre las religiones; la mayoría de ellos se refieren a las religiones de los indígenas de Norte y Suramérica, sobre todo a propósito de los nuevos cultos y de los movimientos religiosos que surgen en el proceso de choque de las culturas tribales con la civilización del «hombre blanco». Al entregar al lector sus Creencias y rituales indígenas, los autores hacen cierto tipo de resumen de las investigaciones por ellos realizadas hasta el momento. Las experiencias investigativas los hacen sensibles ante la problemática de la dinámica de la religión, lo que les permite mostrar las creencias de las tribus y sus ceremonias no como totalidades estáticas; sino como sistemas variables en el curso de las transformaciones sociales, económicas y culturales que surgen entre los pueblos considerados como «primitivos». El libro reseñado se distingue por su clara construcción; los capítulos primero y último tienen un carácter teórico, mientras que los seis capítulos del medio se refieren a las convicciones religiosas y a las ceremonias de seleccionadas sociedades indígenas. El capítulo primero presenta conceptos básicos, formulaciones metodológicas y esquemas teoréticos, constituyendo al fin de cuentas una totalidad sistematizada. El último capítulo se remite a las funciones de la religión en el mundo socio-cultural de los indígenas, sobre todo en la perspectiva de sus transformaciones. En fin, el libro de los Posern-Zieliński oscila entre dos tipos de textos: el informativo-descriptivo y el interpretativo. Indudablemente predomina en el libro el aspecto informativo-descriptivo; para el lector polaco es importante la accesibilidad en la forma de la honrada información existente sobre las religiones de las tribus indígenas de ambas Américas. El marco teórico del texto reseñado parece bastante débil y discutible. Se compone éste del principio del evolucionismo del siglo XIX, desde hace algunas décadas puesto en duda. La elección de esta base teórica entre otras posibles exige una profunda motivación, que en el libro no hallamos. Las soluciones teóricas no son tratadas en el texto, en forma profunda; es esto ciertamente un resultado de cuidado para conservar las proporciones de la totalidad, en la que ocupa el lugar central la descripción de los sistemas religiosos de las comunidades indígenas escogidas. El principio metodológico esencial del trabajo, cuya admisión no forzaría por lo demás a la aceptación de la posición evolucionista, es la tesis de que la religión constituye una parte integral de la cultura y de la vida social de cada sociedad, debiendo ser sus cambios considerados como elemento de las transformaciones de esta más amplia totalidad. Como tarea principal los autores colocan, de acuerdo con este principio, la presentación de las creencias y rituales religiosos en el contexto de la vida social de los grupos indígenas. Crean el contexto; la forma de conseguir el alimento, estrictamente relacionada con las condiciones geográficas; ,la estructura social y los elementos básicos de la cultura. La religión en el sistema cultural de las tribus no se puede dividir en totalidades independientes entre sí; cala ella toda la ideología, llena todos los rincones de la conciencia social, las unidades de la psíque. Las investigaciones de las convicciones y las ceremonias religiosas de estos pueblos conducen a la investigación de la totalidad de su cultura vida social. Los autores relacionan la religión de los grupos indígenas presentados ante todo, de una parte, con el medio geográfico que determina su cultura y, de otra parte, con el sistema económico que incluye en si mismo la manera de hacerse al alimento y los medios técnicos con ella relacionados. Los autores se dan cuenta que la relación de los grupos de fenómenos por ellos investigados no tiene un carácter de estricta y total determinación; subrayan, sin embargo, que su toma en consideración es imprescindible para la verdadera comprensión de la función social y cultural de las creencias y los rituales cuando menos en las sociedades tribales. Aceptan también el principio de que tanto menor sea el nivel de desarrollo técnicoeconómico del grupo, tanto mayor será el papel que desempeñen en la vida las creencias y ceremonias religiosas, las que constituyen una «ilusoria» manera de dominio sobre el mundo. Sin embargo, el material presentado no confirma totalmente este principio; difícil es pues reconocer que la religión juega un papel menor entre los indígenas agrícolas pueblo, que entre los recolectores de la Tierra del Fuego. En el libro de los Posern-Zieliński es aceptado el esquema evolucionista de las tres fases de desarrollo de la religión en la historia de la humanidad. Son ellas las siguientes: 1° la fase de los mitos no coordinados en un sistema; 2° la fase que se caracteriza por los mitos esquematizados y por la presencia de un grupo independiente de «funcionarios del culto»; 3° la fase de las religiones dogmáticas que se caracteriza por el formalismo del culto, la jerárquica organización sacerdotal y las especulaciones teológicas impuestas al resto de la sociedad por este grupo sacerdotal. Todos los sistemas de creencias discutidos en el libro reseñado se ubican en la primera fase de desarrollo de la religión. En esta fase, el hacer depender la religión del medio geográfico y de las condiciones económicas parece ser particularmente fuerte, de aquí que la forma aceptada de análisis podría ser reconocida como justa. No es sin embargo claro, sí las recalcadas dependencias son absolutamente necesarias en la sustentación de todos los argumentos sobre las sociedades discutidas en el libro. La disposición de los capítulos monográficos está subordinada estrictamente al esquema evolucionista. Son presentadas las creencias y ceremonias religiosas siguientes: las de las tribus recolectoras y recolecto-cazadoras (indígenas de la Tierra del Fuego y las tribus del noroccidente), las de las especializadas tribus cazadoras (indígenas de la estepa), las de los más simples pueblos de túmulos (indígenas de la hoya del Amazonas) y de las florecientes sociedades de agricultores (indios pueblo y araucanos). No fueron consideradas las creencias y los rituales religiosos de aquellos indígenas que crearon organismos estatales estructural y políticamente desarrollados como los incas y los aztecas. El título del libro es pues un poco más amplio de lo que la verdadera esfera a la que se refiere nos muestra. El título en esencia debería ser: «Creencias y rituales de las tribus indígenas». Carece el texto también de un claro señalamiento del por qué las religiones de los pueblos indígenas de un nivel de desarrollo superior de la organización social fueron omitidos, cuando fueron creadas por los indígenas precolombinos de América. Tales limitaciones de la esfera del libro, dejadas sin un claro y agotado comentario, pueden sugerir que los pueblos indígenas son siempre sólo unos pueblos tribales, lo que queda en contradicción con los hechos. Los capítulos monográficos suministran informaciones sobre el medio natural de un pueblo determinado, su historia étnica, sus bases económicas y las estructuras sociales primarias. En este contexto son presentadas las básicas representaciones y ceremonias religiosas. Aquí se realiza una esencial selección de materiales: los autores muestran sólo aquellos rituales y ceremonias que tienen una relación estricta con el sistema económico o, un poco más ampliamente, con el problema de la subsistencia biológica del grupo. Sin duda, de manera intencional son dejadas casi por completo aquellas representaciones que dan una explicación de la génesis del mundo, los sistemas sociales, las costumbres y los modelos culturales. Tal selección es totalmente justificada, aunque exige señalar muy claramente que sólo una parte de las creencias y ceremonias se encuentra en el marco del interés de los autores del libro. Sería interesante mostrar también como las convicciones religiosas relacionadas estrechamente con el sistema económico de la tribu influyen en las representaciones cosmogónicas, antropogónicas. Uno de los problemas que se sugieren a propósito de la tarea asumida por los Posern-Zieliński, es aquel del análisis comparativo en el estudio de las religiones. Tal concepción de las investigaciones exige el establecimiento y formulación de muchas preguntas introductorias. Una de ellas sería la pregunta sobre los límites del concepto básico: religión. Debemos saber sí el concepto de religión aceptado inicialmente corresponde a la descripción de los sistemas de creencias y ceremonias de los grupos seleccionados. Debemos entonces afirmar que en todas las sociedades investigadas aparece un conjunto de fenómenos que podemos definir con la idea común de religión. Se presentan dos formas básicas de definir la religión para objeto de las investigaciones comparativas: 1º definición de los objetos y 2º definición a través de la función común de todas las convicciones y prácticas definidas como religiosas. Los autores del libro reseñado se inclinan por la segunda forma afirmando que en todas partes donde se quisiese, su análisis era válido, percibían las mismas funciones de las creencias y rituales. Otro problema relacionado con la metodología de las investigaciones comparativas de los estudios sobre las religiones se halla ligado con la selección de las categorías conceptuales adecuadas que sirvan para la descripción de los fenómenos diferenciados. Los autores del libro se valen de algunos de los conceptos de los estudios sobre las religiones, a los que consideraron como los más útiles para la consecución de una adecuada: descripción de las creencias religiosas de los grupos tribales. Uno de estos conceptos es aquel del animismo, que radica ea el tratamiento de las cosas y los fenómenos como seres animados. Otra categoría de creencias se define como fetichismo, es decir el culto a los objetos materiales, con lo que se les adjudica propiedades sobrenaturales. Un papel importante en las religiones tribales juega también el manaismo, es decir la creencia en la existencia de una fuerza sagrada que manifiesta su poder en todos los elementos del mundo. Según los autores, caracteriza también a las creencias de las tribus indígenas la existencia de la magia, el tabuismo y el chamaismo. Las relaciones mutuas entre los diversos tipos de creencias son presentados en forma no muy clara. No sabemos, si éstos son conceptos totalmente diferentes, o si por el contrario tienen elementos comunes. La evaluación de las prácticas mágicas en el marco de los sistemas religiosos despierta: particulares dudas. Sustentación tal exigiría una discusión profunda con diferenciaciones, como las que hace un poco más de diez años realizó Bronisław Malinowski. La última pregunta que al margen del libro reseñado se presenta, sería la siguiente: ¿Crearon estas tribus indigenas unas creencias específicas, propias sólo a ellas, mitos y ceremonias comunes a todas ellas y desconocidas entre otras tribus? En pocas palabras, ¿constituyen los indígenas de ambas Américas cierta colectividad religioso-cultural? Esta pregunta, sin embargo, en base a los materiales presentados en Creencias y rituales indígenas queda sin respuesta. Ewa Nowicka* * Traducido por Uldarico de Silvestri TADEUSZ ŁEPKOWSKI: Simón Bolívar, Warszawa 1976, Wiedza Powszechna, pp. 243,. 4 mapas y 7 ilustraciones. Serie Biblioteka Wiedzy Historycznej. Pido disculpa por dedicar un par de palabras ante todo al autor, después a la Editorial y recién al final pasar a las informaciones sobre el libro. El autor pertenece, sin exagerar, no sólo al grupo de los más eminentes historiadores polacos y escritores de la generación media, sino también al grupo de la gente más interesante que he tenido suerte de encontrar en el transcurso de mi bastante larga vida. Es un historiador, pero le interesan también otras ciencias que tratan sobre el hombre y la sociedad, la nación y el Estado, las relaciones entre los pueblos. Y es un escritor al que vale la pena leerlo, sobrio en palabras, con gran talento de evocar las cosas, ideas, personas. En el año 1961 publiqué la reseña de su trabajo editado un año antes Przemysł warszawski u progu epoki kapitalizmu (La industria de Varsovia a principios de la época del capitalismo). No perdiendo nunca el contacto con la historia social, el autor pasó a la historia de la vida política en las tierras polacas durante la repartición en el siglo XIX, y a la historia de los problemas de Polonia - primero en la época de la Ilustración en que se levantaba a una nueva vida, y después repartida (de manera única en el mundo) por tres imperios vecinos (Rusia, Prusia y Austria), pero sin resignar del desarrollo y de lograr la independencia. La reseña de este libro Polska - narodziny nowoczesnego narodu w latach 1764 - 1870 (Polonia - nacimiento de la nación moderna en los años 1764 - 1870), Varsovia 1967, publiqué un año más tarde. En un momento, nos encontramos en un grupo como redactor (yo) y el secretario de la redacción (él), es decir, en la redacción de la más vieja (cuenta ya con los 86 años - interrumpios por la guerra provocada por la invasión Nazi en Polonia en 1939) revista histórica en Polonia, o sea «Kwartalnik Historyczny» (Revista trimestral histórica). No puedo ocultar que me dió pena cuando me dijo que tenía que dejar la redacción ¿Por qué? - pregunté. Porque siento la necesidad de ocuparme de la América Latina y quisiera respondió - crear en el Instituto de Historia de la Academia de Ciencias de Polonia una sección dedicada a sus países... Dicho y hecho. No se limitó sólo a sus propios escritos y a sus viajes científicos a América Latina. El libro sobre Bolívar hay que unir especialmente al I tomo de los tres, de la elaboración colectiva Dzieje Ameryki Łacińskiej (Historia de América Latina). Este tomo publicado a fines del año pasado abarca la historia del continente desde el año 1750 hasta 1870/1880. Fue elaborado, bajo la redacción de Tadeusz Łepkowski, por tres autores: Dr. Marcin Kula, uno de los más capaces de los trabajadores de la Sección; relativamente bien conocido por mi, el propio Tadeusz Łepkowski; y el conocedor de la decadencia de la época colonial, Jan Szemiński. A este último, le debemos los valiosos trabajos complementarios, que forman parte integral del tomo, o sea, la cronología de los acontecimientos más importantes y el vocabulario de los términos extranjeros (para un polaco quiere decir: españoles e indígenas). Hay además un index de personalidades y uno geográfico, una lista de las 83 ilustraciones, citando sus fuentes, una lista de los menos valiosos 18 mapas, elaborados por los autores de la obra. Se refieren a diferentes puntos, mostrados desde la perspectiva de un continente, o sea, divisiones políticas y nacionales, lenguas, economía, revoluciones, batallas, guerras. El gran «Libertador» aparece en la mencionada obra colectiva varias veces. Pero regresemos a la biografía que le fue dedicada, Y a propósito, como ya dije, un par de palabras se debe todavía a la editorial «Wiedza Powszechna» que editó dicha biografía. Es una editorial especialmente benemérita - al lado de la sección de enciclopedias monotemáticas, diccionarios de idiomas extranjeros y series de libros dedicados tanto a la actualidad en diferentes países y tierras como a su historia. Así a Polonia, a nuestro país natal y a sus tradiciones logradas en el transcurso de los dos mil años, como a otros países de diferentes tierras. Existe en ella una serie de trabajos que hablan sobre la historia de Polonia, como otra, dedicada a las «confrontaciones» de la historia de Polonia y de otros países (desde los tiempos antiguos llegaron últimamente hasta fines del siglo XIX). Se abre camino una serie, no tan numerosa todavía pero no menos importante, de trabajos concentrados sobre la historia de otros países, también «exóticos» fuera de Europa. Y esto, entre otras, por causa de las numerosas peregrinaciones por el mundo de los polacos en diferentes épocas, y en cuanto a América Latina, por causa de numerosas migraciones individuales y movimientos migratorios masivos de Polonia a esta América, en especial de la población campesina en el siglo XIX, cuando Polonia no tenía su Estado, y también después, en el período entre las dos guerras mundiales. Todo esto causa que actualmente surge en Polonia un aumento gradual del interés en los asuntos de América Latina. Está muy bien, que este interés y simpatía encuentran en Polonia bien elaborados trabajos sobre bases históricas. «"Nuestra América" - dicen de su patria grande los latinoamericanos. Bolívar es una parte de esta América. Se convierte en un falso mito, si se lo pone por encima de América, por encima de la vida de sus habitantes, de los dilemas de su pueblo, o al lado de ellos» - así termina Łepkowski la introducción al libro basado sobre buenos conocimientos de la literatura en varios idiomas, de algunas fuentes, como también sus propios contactos directos con esta tierra y sus habitantes. El libro consta de una introducción, de 14 capítulos y de un epílogo. Łepkowski está fiel a lo dicho en la introducción. Y así, comienza el libro con el capítulo «Continente preñado de tormenta». Después conduce al lector por la «Venezuela rebelde» para recién en el capítulo tercero describir sucesivamente la «infancia y adolescencia» y «conocimiento del mundo» de su protagonista. Y otra vez vuelve a los problemas principales, a la primera independencia de Venezuela, al nacimiento de la Gran Colombia. Conocemos a continuación el «retrato del Libertador», pasamos por las batallas, las victorias y las derrotas del movimiento independista y republicano y por sus divisiones. En el capítulo II, nos encontramos en la República de Bolívar, para pasando por la derrota panameña llegar a «arar el mar», como el autor denomina los últimos años del Libertador, llenos de luchas trágicas contra las contrariedades del destino y consigo mismo. Veía como esta «obtención de la libertad [...] resulta a veces más fácil que su consolidación». Creo que esta opinión no se refiere solamente al «mar embravecido» en el que araba el Libertador y «sacudido por las explosiones» de las cuales - añade objetivamente Łepkowski - «él también fue la causa». Lo que es una particular cualidad del libro, es la hábil, pero repitamos una vez más, demonstrada con sobriedad de palabras, unión de las aspiraciones y del destino del protagonista - con quien Łepkowski simpatiza, lo que es evidente, pero no oculta sus inquietudes y defectos - con los ampliamente entendidos mecanismos de la historia, tanto interna en la escala de un país y de una civilización, como externa de naturaleza internacional. El autor no oculta la existencia de diferentes grupos, centros, y también de las contradicciones internas que caracterizaban a Bolívar. Está en favor de una temprana, a caballo de dos siglos, y futura revolución socio-política. Esto, sin embargo, no significa que es parcial. Le da la palabra también al grupo de otro campo, asimismo heterogéneo, que se oponía a los violentes cambios revolucionarios e inclusive a la revolución misma. A pesar de muchas referencias y a pesar de desarrollar a algunos de los problemas citados en el I tomo de Historia de América Latina quedan sin desarrollar algunas cuestiones. Incluyo en estas algunas observaciones que comentan de manera bastante general los avances en la época de la Ilustración a principios del siglo XVIII. Entiendo que en este caso el autor se enfrentó con falta del material necesario y de fuentes. ¿Con qué se unían los progresos de la Ilustración en el norte de la América que nos interesa, si sólo con Francia, opinado según las lecturas de Bolívar, o más ampliamente también con Inglaterra y España? (con esto está vinculada la cuestión concerniente a las bellas artes, especialmente a la estupenda arquitectura) y ¿hasta qué punto con la república de los Estados Unidos en formación? He aquí interesantes, creo, preguntas. Asimismo, no muy clara aparece en el libro (y en ya mencionada Historia general) la cuestión de la Iglesia y sus instituciones, no en tiempos anteriores, que los autores dejaron al lado empezando sus estudios (y tenían derecho de hacer esto) recién desde la mitad del siglo XVIII. Pienso en la Ilustración, y también en la Iglesia, en sus instituciones, pienso también en las personas que actuaban o estaban dominadas por definidas corrientes, con definidas posturas. Cuando miro a los protagonistas de ambos trabajos, los veo más a menudo en elegantes uniformes con condecoraciones. ¿Serían ya los tiempos de la tradición, tan fuerte hasta hoy en América Latina, del papel del ejército y sus jefes? A lo mejor si. El autor del libro sobre Bolívar lo termina, entre otras, con las siguientes palabras: «Tenía fe en el futuro y no bajó a la tumba vencido». Eminente militar y político, líder que le gustaba luchar y divertirse; marido de una sola mujer y amante de varias. Un hombre pleno. Le hicieron muchos monumentos. Pero por sobre ellos se extiende la verdad de un hombre extraordinario, hijo fiel de América Latina, pero que pertenece también a un círculo más amplio de hombres de muchas naciones que luchaban a fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX y que construían un mundo nuevo. Bogusław Leśnodorski* ROMUALD WRÓBLEWSKI: Znajomość Ameryki w Polsce okresu Odrodzenia [El conocimiento sobre América en la Polonia del renacimiento], Warszawa 1977, Państwowe Wydawnictwo Naukowe, pp. 158, Instituto de Historia de la Academia de Ciencias de Polonia. La temática americanística se ha puesto de moda últimamente en la historiografía polaca. Si se trata de la parte sur del continente, se puede anotar la anterior formulación a las intensas preocupaciones que acerca del pasado de los países tercermundistas existen. Con ocasión del bicentenario de la independencia de los Estados Unidos aparecieron algunos artículos consagrados al aporte de los polacos a su desarrollo. Casi por regla general incluyen estos artículos una parte introductoria referente a los contactos polaco-americanos anteriores al año 1776. La comentada disertación se refiere exclusivamente al período temprano; debate ella las sucesivas formas y vías por las que llegaban las informaciones sobre América a los habitantes de la República de los nobles durante los años 1500 1620, el fondo de estas informaciones, en fin conciencia de las consecuencias resultantes del descubrimiento del Nuevo Mundo. Desde el punto de vista de la construcción aparecen aquí ciertas repeticiones entre la introducción (característica general de las fuentes) y el capítulo I (vías por las que calan las informaciones), como también entre los capítulos II y III (conocimiento sobre el continente y las opiniones acerca de las consecuencias). Una parte de estas repeticiones era necesaria, sin embargo algunas de ellas con, una redacción más cuidadosa se hubiesen podido evitar (por ejemplo, leemos cuatro veces acerca de la declaración de Jan Szczęsny Herburt, algo semejante ocurre con Łukasz Górnicki y con otros autores). El capítulo II parece ser el más interesante y el de mayor valor en todo el trabajo, pues suministra con un orden sistemático informaciones concretas sobre la formación del terreno, la flora y la fauna de las diversas regiones de América, así como sobre los habitantes y sus creencias, noticias éstas que llegaron a Polonia durante la época del renacimiento. Igualmente interesante es el último capítulo, aunque aquí las antiguas opiniones polacas sobre las consecuencias socioeconómicas que resultaron del descubrimiento de América no quedan en forma total y consecuentemente confrontadas con la más moderna literatura. Estas consecuencias al igual que el mismo conocimiento que sobre América existía en Polonia durante los siglos XVI y XVII, aguardaban la publicación de diversos artículos y estudios, los que comenzaron a aparecer poco a poco en los * Traducido por Krystyna Pisera últimos años. El autor tenía de esta forma el camino abierto por algunas publicaciones; de aquí que también con cierto asombro leamos la primera frase del artículo reseñado, que dice que el problema expuesto en él «no ha encontrado todavía en nuestra literatura una elaboración especial, siendo tratado más bien al margen de las otras preocupaciones de los autores» (p. 5). Sin embargo, es preciso reconocer que al material reunido como fuente por Bolesław Olszewicz y por Tazbir1, Wróblewski agregó por lo menos una cantidad igual de datos que atestiguan un conocimiento no despreciable de los asuntos americanos en la república del período renacentista, conocimiento no deficiente como en el caso de la sociedad continental alejada de la senda de las grandes expediciones. Gracias a los artículos hasta el momento publicados, incluido éste que ahora comentamos, conocemos actualmente alusiones sobre América en 300 publicaciones; en más de 30 ocasionales y no especializadas; en cerca de 60 cartas; en fin «más de 100 alusiones en otras fuentes de diferente tipo y un poco más de una docena de mapas y dibujos» (p. 7 del artículo comentado). No significa esto evidentemente que la documentación ulterior no pueda enriquecer este haber, sobre todo si accedemos profundamente a los manuscritos. Por lo demás en los últimos años solo me topé con ciertas informaciones desconocidas a Wróblewski, contenidas en crónicas polacas, obras poéticas, correspondencia o en polémicas de credo religioso. Sólo exempli gratia cito que sobre la supuesta invasión de España por unos bárbaros venidos de los lados de América escribió en su crónica (1521) Jodok Ludwik Decjusz. A la polémica sobre las misiones adelantadas en América se sumaron por igual el autor anónimo del tratado Exorbitación y prevención de cierto gran peligro (1588), Seweryn Bęczalski (Defensa capital, 1606), Kasper Miaskowski (Conjunto de ritmos, 1612) y Szymon Kaczorowski (Monita calvinistarum, 1616). Este último reprochó a los: calvinistas el que no quisiesen tomar tan difíciles y peligrosas empresas misioneras entre otras las de las Indias Occidentales. De allí precisamente, en el año 1607, viajó a Moscú el agustino Nicolás de Melo, a quien acompañaba uno de los indígenas bautizados. A los polacos internados en aquel entonces en Jarosław mandó el misionero español «un apunte extenso, en el que a todo el mundo da lo que en América, en la Nueva India, en Persia» se ha hecho por el catolicismo (cf. Historica Russiae Monumenta, t. II, 1842. pp. 190 - 191). El conocimiento sobre América pudo entonces también provenir del oriente, en forma semejante como a la versión de la Crónica de Marcin Bielski los rusos deben las primeras informaciones amplias sobre el tema de las Indias Occidentales. Bartłomiej Zimorowicz tuvo en su biblioteca la Historiae Americanae pars sextae y el poeta pomeranio Jan Rybiński iluminó la imaginación de sus lectores con la visión de las «perlas del Nuevo Mundo». Las anteriores consideraciones no cambian evidentemente el hecho de que la base de las fuentes sobre las que se cimenta el texto no dista de ser completa. 1 Cf. B. Olszewicz: Poland and the Discovery of America, Poznań 1931 y J. Tazbir: La découverte de l’Amérique dans la conscience polonaise aux XVIe - XVIIIe siecles. «Rinascimento», anno XXIV, dicembre 1974, pp. 179-222. Desafortunadamente esto mismo no se puede decir sobre el tema de los artículos utilizados por Romuald Wróblewski. No incluye él pues – fuera de los franceses textos sobre el desarrollo de la americanística en los otros países de Europa. Si ya incluso nos ponemos de acuerdo en el dejar de lado los trabajos de R. Romeo (Le scoperte americane nella coscienza italiana del Cinquecento, 1954), G. H. Blanke (America in englischen Schriftum des 16. und 17. Jahrhunderts, 1962) y B. Keen (The Aztec Image in Western Thought, 1971), en forma negativa habría que calificar la no toma en consideración de los países de Europa centro-oriental, vecinos de Polonia. Como leemos en el texto comentado «la documentación de las fuentes - por razones comprensibles - no entró en consideración, por lo tanto la búsqueda de artículos dedicados a este tema no arrojó resultados importantes» (p. 12). En lo que se refiere a la documentación, estamos de acuerdo: pero en cambio si se trata de la elaboración se debe mostrar asombro, porque el autor no llega a textos fácilmente: accesibles como el artículo de E. Igloi, Die ersten polnischen, ungarischen und rusischen Berichte über die Endeckung Amerikas («Slavica. Annales Instituti Philologicae Slavicae Universitates Debreciensis», Vol. 4, 1964). Del conocimiento sobre América en Bohemia y Eslovaquia se han ocupado numerosos investigadores de esos países, nombramos a título de ejemplo a: O. Jireckova y M. Klastersk , Nejstersi cesk zprávy o Latinské Americen («Dejiny a souéasnost», Vol. 9, 1972, n° 9) y los estudios aparecidos desde el año 1967 en el anuario «Ibero-Americana Pragensia» (hasta el momento se han editado 10 volúmenes). Acerca de los comienzos de la americanística rusa ha escrito entre otros L. A. Sur (Rosija i Latinskaya Amerika, Moscú 1964). También en Alemania las investigaciones sobre esta cuestión desde la época del clásico artículo de G. Schreiber (1936), a la que se refiere el autor sólo en forma marginal, adelantaron significativamente. La consideración de estas discusiones permitiría comparar en forma científicamente fecunda la americanística polaca del período renacentista con su contemporánea alemana, checa, húngara y rusa, sobre la extracción de las diferencias pero también de las semejanzas en la recepción del saber acerca del Nuevo Mundo por países que se hallan lejos del sendero de los grandes descubrimientos. Si se trata de los trabajos relacionados directamente con el tema del libro comentado, entonces, al discutir las relaciones económicas del descubrimiento de América, habría que utilizar junto con la antigua discusión de Szelągowski - como el autor mismo lo dice - los últimos trabajos de A. Mączak, J. Topolski y A. Wyczański. Sobre la repetida relación en el libro del citado J. Paleolog a propósito de los asuntos americanos escribió R. Dostálová («Listy filologické», Vol. 92, 1969, n° 3), sobre las antiguas opiniones polacas acerca de Colón existe una discusión aparte (en: Studia z dziejów geografii i kartografii, 1973), algo semejante ocurre si se trata del conocimiento de los terrenos de la América del Norte en la Polonia de los siglos XVI y XVII (cf. «Przegląd Humanistyczny», 1974, n° 2). La omisión del fondo comparativo de la mencionada discusión no concluyó bien porque su base documental, imponente desde el punto de vista de la cantidad de las mismas alusiones sobre América, es bastante limitada, si se trata del número ỳ ỳ de informaciones concretas y reales. En gran medida son ellas, pues alusiones sueltas, que recíprocamente se duplican. El nombre de América (anotado a veces bajo la forma de una fluída y divergente terminología geográfica) y de las regiones a ella pertenecientes cae muy a menudo sin muestra de una más cercana característica. Bolesław Olszewicz murió en 1972 y por ello encontró tan escasas alusiones sobre América, entre otras porque limitó sus búsquedas fundamentalmente a la literatura geográfica. Wróblewski cae sin embargo a veces en otra finalidad, en casi todas logrando obtener algunas alusiones a las Indias Occidentales y los asuntos americanos. De alusiones sueltas referentes a este tema, que tienen fundamentalmente un carácter marginal, procura reconstruir «el cuadro» o, mejor aún, crear un estado más completo del conocimiento. Al mismo tiempo no cada poeta o polemista religioso del cual obtenemos tal alusión, ha ampliado «el conocimiento sobre América», como leemos acerca de todo el grupo de publicistas mencionados en la página 41. De otra forma en él influyeron las informaciones contenidas en manuscritos accesibles sólo a unos pocos, como también las extraídas de impresos circulantes o a menudo reeditados. Ciertas objeciones despierta también el hecho de que algunas de las tesis no encuentren confirmación en la literatura a la que el autor se remite. Así por ejemplo, el principal motivo de la polémica de Cramer y Chytraeus con Skarga, con toda seguridad no constituyó una cuestión de los métodos empleados en la conversión de los indígenas (p. 73). El estado actual de las investigaciones no permite tampoco afirmar que el conocimiento de la utopía de Tomás Moro estuviese difundida en Polonia hacia los finales del siglo XVI (p. 59); en el artículo citado por el autor, escribí precisamente lo contrario. Hozjusz, Dantyszek o Zamojski seguro no tuvieron esta obra en sus manos. Se puede estar de acuerdo en el alcance fuera del límite convencional, como todas las periodizaciones, del año 1620 (aunque aquí se podrían señalar las declaraciones omitidas de J. Hasiusz del año 1622 o las menciones de J. Hagenaw sobre el Brasil del año 1624). Sin embargo, es una manera de no detenerse en la evaluación del conocimiento renacentista sobre América, en la discusión sobre el tema del «derecho de los españoles a la posesión del Nuevo Mundo» (p. 75), obtenido en el año 1703. Así pues, el material sobre el cual se basa el artículo comentado, no siempre fue por el autor dado a selección. También con otras menciones se podría discutir (dudosa parece, por ejemplo, la relación entre el descubrimiento de América y la estructuración final de los «ideales del estamento terrateniente», p. 144). Al texto lo complementan: una bibliografía (selectiva), un resumen en inglés y un índice de nombres (lástima que un libro que también entra en el área de la historia de la geografía, no incluya un índice de nombres geográficos). Janusz Tazbir* * Taducido por Uldarico de Silvestri MARIA PARADOWSKA: Polacy w Ameryce Południowej [Los polacos en América del Sur]. Wrocław 1977, Ossolineum, pp. 316. El trabajo de Maria Paradowska está consagrado, como lo señala la autora en la amplia introducción, a la actividad de los polacos en la América del Sur, a sus contribuciones en muchas áreas de la vida, a subrayar las principales tendencias en sus actividades y a la caracterización de las más célebres individualidades polacas que habitan en los diversos países de la América del Sur. Es éste el primer trabajo de este género que se propone tal labor. La interesante actividad de muchas personalidades célebres es poco conocida, como igualmente lo es la suerte de los mayores núcleos polacos, hallándose las fuentes para la investigación muy dispersas o siendo sencillamente de difícil acceso. Las fuentes sobre las que se basa Maria Paradowska, según la clasificación que ella misma hace, son descripciones de viajes, cartas y recuerdos de emigrantes del siglo XIX, relaciones de viajes, literatura y algunos trabajos sobre ciertas problemáticas del siglo XX. Como se puede ver, la autora no tuvo acceso a un material que fuese fuente directa. Con toda seguridad la búsqueda en los archivos, sobre todo la referente a la historia de los polacos después de la segunda guerra mundial, es bastante difícil. Sin embargo, fue posible acceder a los materiales relativos a la emigración polaca del período comprendido entre las dos guerras mundiales en el Archivo de Actas Nuevas, o bien a la prensa y a las publicaciones publicitarias de la emigración que se encuentran en la Biblioteca Nacional. La autora es etnógrafo y reconoce (p. 6) que sus intereses profesionales influenciaron al contenido y a la forma del trabajo. Esto se puede observar con facilidad al ver las fuentes sobre las que se basa la autora, ya que no reconoció como fundamental el acceso a los archivos, en cambio, con mayor confianza que un historiador, utilizó los reportajes periodísticos. Es menester, sin embargo añadir a la justificación de la autora que son precisamente los periodistas quienes tienen acceso a los emigrantes, más a menudo que los mismos investigadores, teniendo aquellos mayor ocasión de realizar viajes. El trabajo está compuesto por diez capítulos, en los que se muestra la actitud de los polacos a través de los siglos hasta la contemporaneidad. La construcción del texto que contiene una gran cantidad de importantes informaciones, sugiere ciertas objeciones. La autora consagra a ciertas cuestiones, a mi modo de ver, demasiado espacio, no proporcionalmente a la importancia del tema. Por ejemplo, es innecesario el inmenso discurso sobre la hipotética participación de algunos polacos en el descubrimiento de ciertas regiones de Suramérica, con un contexto histórico adicional, que recuerda al lector toda la historia del descubrimiento del Nuevo Mundo; se presentan también repeticiones en la discusión de ciertos problemas, así en el capítulo segundo que lleva el título de «Vías que conducen al otro lado del océano», Maria Paradowska se preocupa en mostrar en forma compleja las diversas causas del viaje de los polacos a los países de América del Sur, al discutir ampliamente una serie de fenómenos a los que regresará más tarde en los capítulos especialmente a ellos consagrados. Presenta, por ejemplo, las siluetas de los investigadores de varias disciplinas científicas (en el segundo capítulo), para después junto con las biografías completas discutirlas de una manera mucho más amplia, en dos capítulos distintos intitulados: «Labor polaca y pensamiento creador» y el segundo «La actividad investigativa», que a mi parecer podrían constituir una sola unidad. Desgraciadamente, las lagunas en el conocimiento de la historia de Suramérica que muestra Maria Paradowska se pueden observar cuando nos suministra un contexto histórico erróneo de los acontecimientos. Por ejemplo, la autora en la página 50 nos informa acerca de la participación de emigrantes llegados a América en la década de los años sesenta, en las luchas de independencia de la Argentina, la que, como es a todos sabido, tuvo lugar más de medio siglo antes del arribo de los susodichos emigrantes. Ciertos hechos inexactamente establecidos los da Maria Paradowska como evidentes sin remitirse a la fuente de tal información. Por ejemplo, afirma que los primeros colonos polacos se hallaban ya en el Brasil en los años 1824 - 1827, con una oleada de la emigración alemana, estipulando, lo que es verdad, que por fecha inicial de la emigración polaca se tiene el año 1871. El dar fechas precisas es algo obligatorio. Habría que subrayar que pudo haber allí emigrantes polacos y no dar este hecho como axioma (p. 127). Esta cuestión es discutida por la autora con un argumento que se halla igualmente errado, pues afirma que entonces (en los años veinte del siglo XIX) los alemanes recibieron de Pedro II la concesión para la colonización de los Estados: Rio Grande do Sul (1824), Santa Catarina y Paraná (1829); como se sabe Pedro II gobierna sólo a partir de 1831. Al suministrar las fuentes de sus informaciones, la autora tiene una actitud totalmente lacónica, se limita a muy pocas notas, por lo demás poco frecuentes. Notas utilizadas únicamente cuando cita fragmentos de algún material extranjero. La obra está por lo demás provista de ilustraciones y de una bibliografía, tal vez habría que atribuir a un descuido de redacción la omisión del texto de S. Pyzik: Los polacos en la República Argentina, que, citado por la autora, constituye un precioso trabajo para la historia de la emigración política polaca de finales del siglo XIX. Al discutir las diversas vías que utilizaron los polacos para llegar a América del Sur, la autora menciona la emigración política cuyo comienzo ve en los albores del siglo XIX, cuando los polacos que servían en las filas del ejército napoleónico, participaban en las luchas de independencia, en no sólo un punto del continente. Los soldados polacos errantes combatieron en la Argentina, Chile y Venezuela. La siguiente emigración fue aquella que se produjo luego de la insurrección novembrina, bastante pequeña aún; le sigue a ésta la emigración que se produce en 1863, que llevó particularmente a la Argentina una gran cantidad de emigrantes. Maria Paradowska discute la suerte de distintas personas, su adaptación a las nuevas condiciones. Subraya los grandes méritos que tienen para los países de América del Sur los emigrantes polacos, trabajaron pues, en muchas áreas importantes de la vida, como magníficos médicos, arquitectos, militares, geómetras, maestros, investigadores de la flora y de la fauna locales, geógrafos, etc., siendo todos ellos excelentes expertos en sus especialidades. La segunda etapa importante en el desarrollo del medio polaco en Suramérica está constituida por aquella emigración que buscaba mejores condiciones económicas para sobrevivir, la que se concentra ante todo en el Brasil, a partir de los años setenta del siglo XIX y a través de los períodos de las dos «fiebres brasileñas», que tuvieron lugar en 1890 - 1891 y 1895 -1896 y que continuó como una corriente intensa alcanzando incluso el período comprendido entre las dos guerras mundiales. La autora menciona igualmente otros sentidos del movimiento de emigración: Argentina, principalmente hacia el territorio de Misiones, Uruguay. Además de los ya mencionados orígenes de las «vías que conducen al otro lado del océano», Maria Paradowska nos expone aún una razón de la participación de los polacos en las investigaciones científicas, sobre todo geológicas, zoológicas y botánicas, organizadas por ciertas instituciones, por ejemplo: el Jardín Botánico de Berlín, el Jardín Zoológico de Varsovia y la fundación de la familia Branicki. Muchos de los viajes de los investigadores polacos fueron totalmente pagados por ellos mismos, por el puro deseo de conocer. Por tales motivos se hallaron en América entre otros, P. E. Strzelecki, quien recorrió la Argentina, el Brasil, el Perú y el Ecuador; K. Jelski, quien realizó algunas investigaciones sobre la flora y la fauna de la Guayana y del Perú, con él colaboró en el Ecuador J. Sztolcman, quien después investigó solo la fauna del Perú. J. Warsewicz magnífico conocedor de la flora de la hoya del Amazonas en Colombia, Ecúador, Perú y Bolivia; así como muchos otros, cuyas suertes y contribuciones a las investigaciones en diversos países Maria Paradowska reunió cuidadosamente. El último motivo dado por la autora (seguramente de cierta importancia), fue el deseo de aventura e interés por el mundo. La autora dedica en su totalidad el capítulo III a la figura de Krzysztof Arciszewski, presenta ampliamente su rico curriculum vitae y naturalmente describe su estadía en el Brasil. A Maria Paradowska le interesa esta figura, fundamentalmente por la «contribución» que ha hecho a la etnografía. Nos ha legado este investigador un inmenso material con agudas descripciones de la vida de los indígenas tapuya, materiales que la autora analiza en este libro. Maria Paradowska subraya la importancia que hasta ahora ha tenido el trabajo de Arciszewski, que posibilita la reconstrucción de fenómenos culturales ya pasados. El trabajo de Arciszewski, según la autora, es un ejemplo de la subestimada contribución de los polacos acerca de la cultura de los pueblos no europeos. «En defensa de los araucanos» es el título del capítulo que la autora dedica a Ignacy Domeyko, célebre estudioso polaco que trabajó en Chile en el siglo XIX. El título por sí solo sugiere cual de las áreas de trabajo de Domeyko tuvo Maria Paradowska como la más importante. El lector se entera del rico curriculum vitae de Domeyko, de los caminos que lo llevaron tan lejos de su Lituania natal. Tres fueron las áreas principales de actividad de Domeyko en Chile. La actividad científico-pedagógica en la Universidad de Santiago, donde tuvo a su cargo las cátedras dé química, física y mineralogía. En este establecimiento educativo desempeñó también las funciones de rector durante 16 años. Sus investigaciones geológicas en América del Sur fueron galardonadas por la obra: Mineralogía que comprende principalmente las especies minerales de Chile, Bolivia, Perú y las provincias argentinas. Domeyko se puso a la defensa de los casi extingidos araucanos, confrontando su exterminación vió la solución de este problema sobre la vía de su cristianización, pero no con la utilización de la fuerza, sino a través de la educación. Este punto de vista puede parecer hoy día extraño, pero era acorde con el espíritu de la época y mentalidad de las personas creyentes. Domeyko no sólo se limitó a la toma de posición en relación a los indígenas y a la utilización casual de la gran autoridad de que gozaba en Chile, sino que se dedicó a estudiar directamente a los araucanos. El resultado de estas investigaciones fue el material: Araucania y sus habitantes, que Maria Paradowska analiza en su libro. La comunidad polaca especialmente aquella del Brasil, efecto perdurable de la emigración en búsqueda de medios de supervivencia, es caracterizada por la autora en el capítulo V («Una segunda patria»). Discute allí ampliamente las contribuciones de Sebastian Woś-Saporski, conocido como el padre del poblamiento polaco en el Brasil, presenta las consecutivas fases del desarrollo de las colonias polacas en el Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul. Es señalada igualmente la difícil adaptación del colono polaco a unas condiciones de vida completamente diferentes, la necesidad de adquirir nuevas habilidades para la penetración de la selva brasileña. Con el tiempo empezaron a constituirse sociedades de carácter socio-cultural, prensa propia y algunas modestas escuelas. La autora señala, recordando a M. Lepecki, que en el mismo Paraná, en 1938, hubo 269 de estas asociaciones. Con el crecimiento de los sentimientos nacionalistas, el gobierno de Vargas impidió por algunos años el funcionamiento de las organizaciones polacas, las escuelas y la prensa. Después de la segunda guerra mundial, esta situación cambió significativamente. Un lugar especial dedica Maria Paradowska a la reacción de la opinión pública polaca ante el fenómeno de la emigración económica. En un comienzo era ella decididamente negativa, luego con el tiempo se ha comprendido que la emigración no se podía contener, se trabajó entonces con entereza en la organización de una ayuda para los emigrantes. Durante el período en que Polonia no existía como Estado, estos esfuerzos cristalizaron en la creación de algunas sociedades que se dedicaron a organizar una mejor información para los emigrantes, se dieron a la luz pública algunos textos especializados en la problemática de la emigración. Estas instituciones como por ejemplo: la Sociedad de Ayuda a los Emigrantes de Varsovia o la Sociedad Polaca de Emigración y el ya existente en los años veinte Instituto Científico de Emigración y Colonización, enviaban delegados suyos a investigar la situación de los colonos en el Brasil o en la Argentina. Los efectos concretos de estos viajes prácticamente no se vieron, debiendo contar los emigrantes única y exclusivamente con sus propias fuerzas. Surgieron sin embargo, gracias a ellos, muchos textos de relación que acercaban al lector polaco países completamente desconocidos hasta entonces. Pertenecen a este tipo de textos, entre otros, los de A. Dygasiński (Cartas desde el Brasil), Z. Chełmicki (Brasil. Apuntes de viaje), S. Kłobukowski (Recuerdos del viaje al Brasil). A causa de sus preocupaciones etnográficas, la autora dedica probablemente en forma injusta todo un capítulo a la figura de Józef Siemiradzki, geólogo y activista de la emigración. El texto relativo a esta personalidad tiene 22 páginas, mientras que la parte consagrada al enorme problema del poblamiento polaco sólo posee 31 páginas. Me parece que ésta es una cierta desproporción en el libro. Sin embargo, los aportes de J. Siemiradzki a las investigaciones sobre la América del Sur fueron importantes, pues realizó él observaciones e investigaciones en las áreas de la geología, la geografía y la etnografía, en este último campo se interesó particularmente por los araucanos y su lengua. El enorme y casi desconocido aporte del pensamiento científico y técnico polaco al desarrollo de los países de la América del Sur es discutido por Maria Paradowska de una manera perspicaz en dos capítulos, a saber: «Labor polaca y pensamiento creador» y «La actividad investigativa», al desarrollar las siluetas de los estudiosos, sus historias: y los resultados de sus expediciones, que ya habían sido señaladas en el capítulo «Vías que conducen al otro lado del océano». Maria Paradowska tiene una justa esperanza, escribe al final, que el libro aunque no agote la totalidad de los problemas, facilita al menos el conocimiento de gran parte del: aporte de los polacos en diferentes sectores de la vida y la cultura de la América del Sur. Esta importante labor, a mi parecer, la cumple con toda seguiridad este libro. Izabela Klarner-Kosińska* Polonia w Ameryce Łacińskiej [Polonia en América Latina], redacción científica de ZBIGNIEW DOBOSIEWICZ y WALDEMAR RÓMMEL, Lublin 1977, Wydawnictwo Lubelskie, pp. 248. Entre los numerosos trabajos aparecidos últimamente con respecto a la emigración polaca hacia América Latina1 se encuentra un libro publicado por Z. Dobosiewicz y W. Rómmel. Es éste un trabajo colectivo, que contiene toda la historia de la emigración polaca hacia América Latina hasta los años setenta del siglo XX. El profesor K. Groniowski plantea la historia de la emigración, la numerosidad y la ubicación de los emigrantes polacos, sobre todo en lo que se refiere al Brasil. Distingue cinco subperíodos hasta el año 1914: a) desde principios del siglo XIX * Traducido por Uldarico de Silvestri Entre otros: Emigracja polska w Brazylii. 100 lat osadnictwa [La emigración polaca en el Brasil. 100 años de colonización], Warszawa 1971; M. Paradowska: Polacy w Ameryce Południowej [Los polacos en América del Sur], Wrocław 1977; E. Ciuruś: Polacy w Brazylii [Los polacos en el Brasil], Lublin 1977. 1 hasta el año 1871 - la actividad política de emigrantes individuales y grupos poco numerosos; b) 1871 - 1889- primera oleada de emigrantes campesinos en busca de trabajo, llegados del territorio polaco dominado por Prusia, establecidos principalmente alrededor de Curitiba; c) 1890- 1891 - «la fiebre brasileña», emigración desde las tierras bajo dominación rusa hacia el Brasil; d) 1894 - 1896 «la fiebre de emigración galiciana» hacia el Brasil y el principio, de la colonización polaca en la Argentina; e) 1911 - 1912 - tercera oleada de emigración igualmente hacia el Brasil. No restringiéndose al número de emigrantes, al lugar de partida y llegada, K. Groniowski esbozó la posición social de los emigrantes polacos, tocando el problema de la instrucción escolar y la cuestión de la tutela sacerdotal. Igualmente planteó la formación de las organizaciones polacas, sus contactos con el país y los importantes grupos políticos; que en ese tiempo se esforzaron por ampliar su influencia sobre los emigrantes polacos en América Latina. W. Rómmel se refiere al período entre la primera guerra mundial hasta los años cincuenta. En oposición a K. Groniowski hizó una periodización, no según el balance del número de la afluencia de los inmigrantes, sino según los factores externos existentes que ejercieron más influencia en la suerte de los inmigrados. El primer período abarca los años 1914 - 1920, o sea el tiempo transcurrido entre la primera guerra mundial y la formación de las misiones consulares polacas en los lugares de mayor conglomeración polaca; se presenta aquí la división de la emigración en dos corrientes, motivada por el reconocimiento de la concepción de la independencia, sea ésta a base del apoyo de los Estados pertenecientes a la Entente o a base del apoyo de los Estados Centrales. Igualmente el autor analiza los intentos que hubo de organizar ayuda por parte de los emigrantes para el país. En el segundo período, comprendido entre los años 1920 - 1939, W. Rómmel se refiere al asunto de la influencia de las instituciones del país sobre la emigración. Al fijar la política de emigración del gobierno polaco, distingue en ella dos subperíodos: 1920 - 1930 - dispersadas pruebas de tutela y de cooperación con la emigración, sin un programa uniforme y 1930 - 1939 - época de centralización de las actividades en la Unión Mundial de Polacos en el Exterior y en el Ministerio de Asuntos Interiores, ,con el fin de dirigir la emigración y adquirir Colonias para Polonia. En los años de guerra, 1939 - 1945, fueron tiempos de muchos esfuerzos para todas las personas de origen polaco en América Latina en pro de la causa nacional, esto no sólo a través de la actividad propagadora económica, sino también a través de la participación directa de alrededor de 2000 soldados que lucharon en las filas de las secciones polacas en las frentes de Europa Occidental. Los primeros años después de la guerra se caracterizaron por una gran oleada de emigración, provocada por la guerra misma, proveniente desde Inglaterra y los campos de concentración en Alemania. Esta oleada se caracterizaba por la actitud negativa ante la surgida Polonia Popular. Lamentablemente, el autor no incluyó en el comentario (p. 77) la tabla que muestra la cantidad de inmigrantes llegados a la Argentina entre los años 1945 1952. Esta demuestra que el punto más alto de la emigración fue dado entre los años 1947 - 1949, que fue la época en que en Polonia se resolvió el problema del poder y se decidió el carácter del nuevo régimen político. La emigración latinoamericana, hasta el año 1956, en su mayoría, tenía una actitud negativa con respecto al régimen del país y sólo después de este año, entre los polacos de América Latina, se «fortaleció el convencimiento de la necesidad de la elaboración de nuevas formas de cooperación con el país» (p. 78). Del último período que data desde el año 1950 hasta los años 1975/1976, se ocuparon otros autores. Andrzej Żeromski se concentró en el problema de la cantidad de polacos en la emigración contemporánea, determinando que en el año 1960 en Brasil vivían más de 670 mil polacos, en Argentina alrededor de 120 mil, en Uruguay 6,5 mil, en Venezuela 3 mil y en Chile 1 mil, etc. Según los cálculos del autor, en la mitad de los años setenta, el número de polacos que habitaban en América Latina, sobrepasaba el millón de personas. Eugeniusz Ciuruś fijó el lugar de los polacos en diferentes esferas de la vida en los países donde se establecieron, subrayando aquellas en las que se hicieron particularmente famosos. Igualmente afirmó que, pese a las condiciones incomparablemente peores al inicio de sus labores, la emigración polaca disminuyó la distancia que la separaba de las posiciones de la emigración alemana e italiana. Włodzimierz Helman concentró su atención en la esfera de la actividad cultural, educativa y de instrucción. En lo que se refiere a los años 1945 - 1956, presentó los efectos de la desvinculación de la emigración para con el país y las pruebas de dinamización de la actividad de tipo cultural, implicadas por esta situación. Sólo a fines de los años cincuenta, precisamente, se obtuvieron reales cambios, resultado de las transformaciones que sucedían en el país, debido más que nada a los reiterados contactos establecidos en el país y al cambio opinión con respecto a la emigración, al darse cuenta que la emigración dejó de ser temporal y se transformó en emigración permanente. Favoreciendo a esto algunos acontecimientos tales como, la celebración del milenario del Estado polaco, el centenario de la colonia polaca en América Latina y el aniversario copernicano. El autor habla al mismo tiempo de las respectivas organizaciones de polacos que actuaban en Brasil, como por ej. la Asociación «União Juventus», la Asociación «Polônia» en Porto Alegre y otras. En la última parte del referido trabajo escritó por Aleksander Krajewski, se habla de las relaciones entre Polonia y los polacos en América Latina, se explica toda la historia de la colonización polaca en esta región del mundo. Hablando de los esfuerzos por entablar contactos permanentes, después de la II guerra mundial, desgraciadamente al autor se le olvidó referirse al rol positivo de los reemigrantes regresados al país después del año 1956, los cuales jugaron un papel importante en la disipación de la desconfianza mutua, a través de numerosas publicaciones en la prensa referencias a los asuntos de emigración. El libro está completado, por W. Helman, con la elaboración de la lista de las organizaciones polonísticas contemporáneas, que actuan en Argentina, Uruguay y Venezuela. Está incluida la nómina de los programas radiofónicos de la polonia brasileña, dedicados a la conmemoración del milenario del Estado polaco. El trabajo abarca toda la historia de la emigración masiva desde las tierras polacas hacia la América Latina. Por esta misma razón, se debió limitar a los problemas más importantes, sin un análisis profundo de cuestiones tales como p. ej. la situación jurídica de los emigrantes en los países de residencia, las condiciones económicas de la emigración, etc. No obstante este libro responde en mucho a los interrogantes en Polonia y en general al creciente interés por los problemas de los polacos en América Latina, ante los cuales los autores responden en la medida de sus fuerzas. Krzysztof Smolana* EUGENIUSZ NOWORYTA: Chilijskie doświadczenia [Experiencia chilena], Warszawa 1977, Książka i Wiedza, pp. 283. En la introducción el autor se plantea tratar de responder a dos preguntas: ¿si el golpe de Estado, en contra del Gobierno de la Unidad Popular, pudo ser evitado? y ¿qué implicaciones derivan de los acontecimientos chilenos? Para responder a éstas dividió su trabajo en cuatro capítulos. En el 1º hace un análisis de las tradiciones frentistas de la izquierda como, así mismo, del experimento demócrata-cristiano, la distribución de las fuerzas políticas, la situación revolucionaria en América Latina y las características del «neocolonialismo dependiente») en Chile. El capítulo 2º lo dedica a la estrategia y táctica del Gobierno Popular y al conflicto con la oposición de derecha. El 3º a la política exterior y el 4° a las conclusiones que derivan de los acontecimientos chilenos. Además acompañan al texto 80 páginas de documentos y declaraciones de diferentes países y organizaciones referentes al tema. Al lo largo del libro se hacen una serie de afirmaciones que, aparentemente, parecen verdades de Perogrullo pero que, confrontadas con la realidad, no son tales. Varias son las afirmaciones de este tipo que tienen como consecuencia análisis no muy felices por lo que surge la necesidad de puntualizar algunas cosas. Nos detendremos en algunas de las más importantes: La Central Única de Trabajadores (CUT), en realidad, no se transformó en una organización clasista en el período posterior al XIII Congreso del Partido Comunista de Chile sino que, lo ha sido, desde su fundación hace ya 25 años (p. 16). El análisis de los frentes no nos parece muy acertado. Este no es un problema de nombres (Frente Popular, Frente del Pueblo, Frente de Acción Popular, etc.), cada uno de ellos corresponde a una etapa diferente del desarrollo de la lucha de clases, a la conciencia política y a la real correlación de fuerzas en un momento determinado, por eso las tareas, los programas, la composición partidaria y de clases diferentes de cada uno de ellos. Además, no nos satisface en absoluto la * Traducido por Fredy Navarro afirmación, sin argumentos, de que el Frente Popular habría sido una experiencia no exitosa y que esto habría provocado la inercia de los partidos populares. Por lo demás el Frente Popular no fue fundado en 1936 sino que en 1938 (pp. 22, 25, 29). No es efectivo que «la democracia parlamentaria garantizaba el derecho electoral según los criterios de riqueza y educación, lo que permitía a la burguesía un rol fundamental en la administración del país» (p. 28). Al referirse a la composición de las fuerzas políticas se hacen afirmaciones que no pueden no llamar la atención. Estas afirmaciones son sorprendentes, ya que coinciden con las interpretaciones burguesas, de que en las elecciones presidenciales de 1964 el candidato de la derecha radical no habría tenido otro carácter más que el de «figurante» y que el triunfo electoral de la Unidad Popular, en 1970, fue posible gracias a la división entre los partidos representantes de los intereses de la gran burguesía y de la pequeña burguesía, es decir, por un error de cálculo (pp. 28 - 29). No entendemos como, el conflictivo caso Toha, es interpretado exactamente al revés (pp. 68 - 69). ¿Qué quiso decir el autor al afirmar que los acontecimientos chilenos «desacreditan una vez más» la concepción de que en los países que realizan cambios económicos y sociales se permita la oposición de derecha? (p. 187). Nos parece que la parte más lograda del libro es el capítulo dedicado a la política exterior del Gobierno Popular que ha sido interpretada correctamente en sus méritos y originalidad. Esperamos que en el futuro el autor no sólo señale los errores del proceso chileno, sino que los analice en un examen objetivo, en su real contexto. Alfredo Lastra JANINA Z. KLAVE: Premodernizm w Brazylii [Premodernismo en Brasil], Warszawa 1977, PWN, pp. 168. La implantación en Polonia de una literatura, o un grupo de literaturas afines, hasta ahora desconocidas, provoca - especialmente en el período inicial - una deformación de su panorama general, tanto más si a las obras en el proceso de su asimilación no las acompañan unas críticas adecuadas que las situen en la historia de la cultura de una nación. Así pasó en Polonia con la literatura iberoamericana. La selección de las posiciones traducidas a principios de los años cincuenta fue determinada a menudo por los criterios no literarios. En la década siguiente se la valorizaba a través del prisma de París, decidiéndose publicar los libros que lograron ser traducidos y obtuvieron críticas positivas en la prensa francesa. En fin, nos llegó de España el «boom» de la novela latinoamericana: el círculo mágico de los autores que se repetían. Y así, la literatura de América Latina apareció en nuestro país como un archipiélago disperso de nombres, una literatura sin raíces, sin tradición, flotante en un vacío histórico. Esta falsa imagen todavía fue multiplicada por voces, publicadas aquí y allá, haciendo eco a unos ensayistas de América Latina, de que la literatura (más exactamente la novela y el cuento corto) de este continente han surgido de repente de la nada en el último cuarto de siglo. El momento decisivo en la asimilación de las literaturas latinoamericanas fue indudablemente la creación de la serie Prosa Iberoamericana de la editorial Wydawnictwo Literackie de Cracovia, que por fin rompió el círculo maravilloso del «boom» introduciendo nombres nuevos y - cosa muy importante - llegando en la búsqueda de ellos a los clásicos. En los comentarios, mejores o peores, que acompañan a cada tomo, se nota la aspiración de ubicar a la obra y al autor en la época y la historia de la literatura nacional. Esto significa, tomando en cuenta la insuficiencia del material crítico, un progreso considerable, lejos sin embargo de establecer un equilibrio entre la ficción y la crítica. Esto, porque ningún comentario, por causa de su pequeño volumen, puede reemplazar a una sólida monografía, y menos a una historia de la literatura. De las dos ramas lingüísticas de la literatura iberoamericana, la literatura brasilera abarca un pequeño porcentaje de las traducciones al idioma polaco. En cambio, las proporciones entre la clásica y la literatura actual están más equilibradas. Sólo en la serie Prosa Iberoamericana de entre las siete posiciones editadas hasta ahora (para las 62 en total), cuatro son obras de los clásicos. Igualmente se presenta la situación en cuanto a las publicaciones de otras editoriales: de entre los 9 autores brasileros presentados por ellas desde que terminó la guerra, 3 pertenecen al siglo XIX. Así pues, en el panorama general de las traducciones de las dos lenguas, esta literatura no da la impresión de haber surgido de un vacío total recién en los últimos años. Más equilibrio se ve también en las proporciones entre las obras de crítica y las de ficción. Dejando de lado la Literatura Ameryki Łacińskiej (Literatura de América Latina) de Francisco Pacuarariu, dedicada a la historia tanto de las literaturas de América Hispánica como de Brasil1, al lado de la rama lingüística española anotamos apenas una posición en la sección de la crítica literaria - editado hace unos días el tomo de los ensayos de Gordon Brotherston W granicach samotności (Los limites de la soledad), mientras tanto la rama portuguesa en los últimos años se enriqueció con 3 publicaciones de esta sección: Historia literatury brazylijskiej (Historia de la literatura brasileña) por Nelson Wedreck Sodré (Varsovia 1975) y dos monografías de Janina Klave: Aloisio Azevedo (Varsovia 1976) y Premodernismo en Brasil (Varsovia 1977). Ambas monografías constituyen una complementación de la actividad de traductora de su autora, a quien la serie de la Prosa Iberoamericana, debe todos los siete títulos de la literatura brasilera publicados hasta ahora2. Ambas también se 1 Este libro, lleno de errores y absurdos, que da vuelta a las proporciones en la jerarquía de los fenómenos artísticos e introduce caos a la valorización general del capital litérario de los latinoamericanos, sólo se puede considerar como un error editorial 2 Son ellos (en orden de publicación): J. M. Machado de Assis: Memorias posthumas de Bras Cubas; Espejo y otros cuentos (elección de los tomos Reliquias de Casa Vehla, Historias romanticas, Historias complementan cronológicamente, abarcando dos cercanos capítulos de la historia de la literatura brasilera: el realismo y el simbolismo (premodernismo). Ambas, en fin, tienen una construcción similar, con la diferencia de que la primera está dedicada a un solo autor y la segunda. más ampliamente comenta de la obra de cuatro autores. Hace reflexionar el por qué, de entre los dos más eminentes representantes del realismo en la prosa brasilera, Janina Klave, la traductora de dos novelas y un tomo de cuentos de Machado de Assis, y también - según permiten creer los comentarios para estas traducciones - conocedora y entusiasta de su obra, escogió como personaje de la primera monografía Aloisio Azevedo, mientras que la elección de los nombres de los autores presentados en la segunda parece ser una consecuencia de la elección anterior. El subtíitulo de esta segunda monografía - Przedstawiciele nurtu społecznego w literaturze okresu: 1900 - 1922 (Representantes de la corriente social en la literatura de los años 1900 - 1922), reduciendo los limites del tema, señala al mismo tiempo una determinada dirección del interés de la autora, que lo define en el Prólogo de manera siguiente: «Eligiendo como tema de elaboración la corriente social en la literatura brasilera premodernista, desearíamos presentar la intensificación de la tendencia que surgió durante el período del realismo-naturalismo en la obra de Aloisio Azevedo y fue comentada en el libro Aloisio Azevedo - twórca brazylijskiego naturalizmu (Aloisio Azevedo - creador de naturalismo brasileño). Así pues, tenemos que vernos con una integridad determinada, una obra, cuya parte tercera, si habría de editarse, comentaría probablemente la obra de los escritores como Raquel de Queiroz, José Lins do Rego, o Garciliano Ramos. Premodernismo, y después el modernismo, cuya fecha convencional de nacimiento determina La Semana de Arte Moderno en Sao Paulo (febrero 1922), pertenecen a los períodos más interesantes en la historia de la literatura brasilera. Es ésta la época de la intensificación política, cruzamiento de diferentes ideologías, inquietudes sociales, rebeliones y revoluciones, a los cuales iba a poner fin recién la dictadura de Getulio Vargas a fines de los años treinta. Como las vanguardias en los países de América Hispana el modernismo en Brasil absorbía todas las corrientes artísticas de la Europa de entonces (cubismo, dadaismo, expresionismo, futurismo) que chocaban con las tendencias del «brasileirismo», dando el comienzo a la literatura brasilera contemporánea, a una literatura nacional y al mismo tiempo libre del complejo de provincia atrasada en su desarrollo. Sin embargo las fuentes de este proceso que empezó junto con la «revolución» modernista pueden observarse ya en la época anterior, en las obras dedicadas al interior, como Os Sertões de Euclides da Cunha o Urupes de Monteiro Lobato, que en la historia de la literatura brasilera constituyen una nueva y ambiciosa prueba de encontrar su propia identidad, lejos de1a ingenuidad y de las simplificaciones de la sem data. Papeis avulsosy Varias historias; A. Azevedo: O Cortiço Ary Quintella: Combati o bom cembate; J. M. Machado de Assis: Quincas Borba; Cuentos brasileiros - antología de la prosa desde fines del siglo XIX hasta hoy; Nelida Piñon: Fundador. anterior como lo fue el indianismo en el siglo pasado. Así pues, reconociendo el papel del modernismo en el desarrollo de la literatura brasilera, es imposible no apreciar la importancia del período anterior, que es el tema de la monografía aquí comentada. La construcción de Premodernismo en Brasil recuerda - como ya se ha dicho - a la construcción de la monografía sobre Aloisio Azevedo. Los primeros dos capítulos del libro están dedicados a la caracterización de la época, situación social y política, panorama cultural general; los capítulos siguientes contienen biografías y análisis de las obras de, los escritores escogidos. Escribiendo sobre el fondo histórico, la autora de manera bastante, detallada introduce al lector en los transcursos de los acontecimientos de la vida social, de la política y de la economía, traza una imagen de los cambios en la vida de la sociedad, brasilera, presenta a las corrientes intelectuales y tendencias artísticas, registra la historia de los grupos literarios y de las revistas fundadas por ellas - en pocas palabras, trata de manera más completa (aunque sin esos detalles que caracterizan la introducción a la monografía de Azevedo) acercar al lector polaco a una época distante geográficamente, culturalmente y hoy día también históricamente. Los escritores cuyas obras son objeto. del análisis de Janina Klave en los siguientes fundamentales capítulos son: Euclides da Cunha cuya obra Os Sertões, comparable con Facundo del argentino Sarmiento, se suele designar con el nombre de la epopeya nacional brasilera; José Graça Aranha, ante todo, el autor de la novela, famosa en su tiempo, Canaa concerniente a los problemas de los inmigrantes en el Brasil y las mutuas relaciones de diferentes culturas; Alfonso de Lima Barreto, escritor con inclinaciones hacia la satira social; y Monteiro Lobato, un regionalista genial. Aquí surge una pregunta, si son los personajes más importantes para todo el período. En la prosa con seguridad si, aunque tal vez no sean los más característicos, ya que la época descrita por la autora transcurrió bajo el signo del simbolismo, cuyo representante principal en la prosa fue Coelho Neto, solamente mencionado en la descripción del panorama cultural. En cambio la poesía de la época modernista que se presenta con nombres de artistas de altos rangos, como João da Cruz e Souza, y el perteneciente todavía a la época anterior Olavo Bilac, fue reducida a un corto resumen en los capítulos. introductorios. Así pues, de acuerdo con el objetivo del libro, cuyo subtítulo subraya decididamente los marcos del tema, la distribución del material crítico no es igual y el lector que busca datos más exactos tiene que acudir a otros materiales, escritos hasta ahora principalmente en idioma portugués. En cambio, las obras de los autores, que constituyen el tema principal de la monografía, fueron presentadas de manera muy buena y detallada, inclusive con los resúmenes de los libros presentados, lo que en este caso tiene mucha importancia, ya que es difícil esperar que todos ellos se editasen en polaco. Así pues, por medio de Premodernismo en Brasil (lo mismo se puede decir sobre Aloiso Azevedo) el lector polaco recibe un buen compendio, que le facilita la comprención de la tradición y, como resultado, de la actualidad de la literatura brasilera. Deberíamos sólo desear más elaboraciones de este tipo mantenidas - esperemos - en el mismo nivel, proveídas además con el index de los autores, cuya falta se siente a veces al usar de ambas monografías. Jerzy Kühn* MARCIN KULA: Rewolucja 1933 roku na Kubie [La Revolución del año 1933 en Cuba], Wroclaw 1978, Ossolineum, pp. 340. Es un libro sobre el carácter y el papel de los acontecimientos del año 1933 en la historia de Cuba y también en la historia de la revolución cubana. La primera tesis del autor es que todo lo que sucedió en el período posterior al 4 de septiembre de 1933 hay que considerarlo como un proceso revolucionario. Lo decisivo es el carácter de los acontecimientos, la orientación y su significación para el futuro más que su génesis. La génesis es, según Kula, nacionalista, aunque diciendo la verdad, esta definición no está bien clara. La segunda tesis es que la revolución procediendo de las clases medias no se convirtió en una revolución burguesa ni proletaria. Es ésta pues una revolución en Cuba. La tercera tesis es precisamente la del nacionalismo revolucionario, el término que tiene que diferenciar al movimiento cubano de los otros, especialmente de las corrientes populistas tan populares en América Latina. En unas condiciones de economía dependiente se formó en Cuba una amplia corriente de protesta contra la dominación de los EE. UU. y contra los gobiernos apoyados por, los norteamericanos. Esta corriente, profundamente arraigada en la tradición, tenía carácter de reivindicación nacional más que económica y social. Tuvo su origen en los movimientos estudiantiles y en los pensamientos de los intelectuales, que encontraban comprensión entre una parte de las clases medias de La Habana. Recien la crisis en que se encontró la economía cubana de monocultivo en los principios de los años treinta llevó a que se unieran los tres elementos. Esta unión surgió, según Kula, sobre todo y más tempranamente en la esfera de las actividades políticas que llevaron a la renuncia de Machado y después a la formación del gobierno de Grau San Martín. La convergencia de los intereses fue sin embargo de corta duración. Se separaron por causa de diferencias en las concepciones sociales e intereses económicos. En resultado, el gobierno aspirando a los cambios revolucionarios se radicalizó suficientemente como para asustar a las clases medias pero no suficientemente como para ganar el apoyo de las masas. Kula dedica mucho espacio al análisis de la situación de dos grupos que decidían la esencia y el desarrollo del movimiento revolucionario en Cuba: la juventud estudiantil y los obreros agrícolas. El proceso de la identificación de los intereses, el del ganar el apoyo de las masas para el movimiento comenzado por la gente de las clases medias, no logró a cumplirse. El movimiento revolucionario * Traducido por Krystyna Pisera fracasó por causa de su abandono por la clase media para la cual la falta del reconocimiento de parte de los EE. UU. fue un argumento suficiente. Por el ejército, que verdaderamente constituía la única fuerza real, pero que no podía identificarse con la revolución. No podía tanto más cuanto el gobierno de Grau San Martín se inclinaba por provocar la actividad revolucionaria de las masas, y cuanto más avanzaba la radicalización más aterrorizaba a las clases medias. Por fin, por falta de apoyo de parte del movimiento obrero organizado y por la imposibilidad de llegar hacia más amplias masas de trabajadores. Tomando en cuenta todo esto, creo que con razón Kula pregunta, si no es más importante que la pregunta por las causas de la caída, la pregunta por la causa del mantenimiento de este gobierno tanto tiempo. Kula explica este fenómeno con el apoyo del ejército, que no podía identificarse con los «nacionalistas revolucionarios», pero que estaba interesado en que no regresara la anterior composición de fuerzas. Al darse cuenta de su fuerza el ejército resultó ser el elemento que decidió la derrota del movimiento. La tesis del autor es que la inevitable radicalización del gobierno y el giro hacia la izquierda, aunque no bien claras en su origen, fueron la causa del debilitamiento del movimiento nacionalista-revolucionario. Discutiendo las posibles interpretaciones de las actitudes del gobierno en la última fase de su existencia, el autor no se decide por ninguna y deja el asunto abierto. El giro hacia la izquierda aceleró la camuflada intervención de los EE. UU. y la separación de los caminos del gobierno y del ejército; aterrorizaba a la burguesía que sobreponía los intereses de clase a los intereses nacionales. El libro de Kula está basado en las investigaciones en los archivos de La Habana, Londres y Varsovia, como también en una amplia bibliografía concerniente al tema. La bien documentada reconstrucción de los acontecimientos permitió presentar toda una serie de problemas que sobrepasan los límites de la historia cubana. Esto constituye un paso esencial en la discusión sobre los caminos de desarrollo de los países de América Latina en la época de la Gran Crisis. La tesis principal sobre el carácter nacionalista revolucionario del movimiento del año 1933 será con seguridad discutida. Lo mismo la cuestión de no haber surgido en Cuba un movimiento de tipo populista. Las observaciones del autor sobre el significado de la derrota del movimiento y sobre el papel de la «no intervención» norteamericana en la historia de Cuba de los siguientes veinticinco años parecen ser plenamente justificadas. Jan Kieniewicz* * Traducido por Krytyna Pisera