la construcción del contexto y la metodología para

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LOS ARCHIVOS Y EL DEBER DE MEMORIA DEL
ESTADO COLOMBIANO EN CASOS DE VIOLACIÓN DE
DERECHOS HUMANOS EN EL CONFLICTO ARMADO
LA CONSTRUCCIÓN DEL CONTEXTO
Y LA METODOLOGÍA PARA EL
ESTUDIO DE CASO
LOS ARCHIVOS Y EL DEBER DE MEMORIA DEL
ESTADO COLOMBIANO EN CASOS DE VIOLACIÓN DE
DERECHOS HUMANOS EN EL CONFLICTO ARMADO
LA CONSTRUCCIÓN DEL CONTEXTO
Y LA METODOLOGÍA PARA EL
ESTUDIO DE CASO
Felipe Cabrera Orozco
Luz Amanda Pasuy Miticanoy
TOMO 1
Unidad de Memoria y Derechos Humanos
Archivo de Bogotá
CLARA EUGENIA LÓPEZ OBREGÓN
Alcaldesa Mayor de Bogotá D.C. (Designada)
YURI CHILLÁN REYES
Secretario General
FRANCISCO JAVIER OSUNA CURREA
Director Archivo de Bogotá
FELIPE CABRERA OROZCO
LUZ AMANDA PASUY MITICANOY
Autores
GERMÁN YANCES PEÑA
Dirección editorial
MIRYAM ASTRID LOAIZA RÍOS
Supervisión de proyecto
JUAN CAMILO CORREDOR CARDONA
JUAN SEBASTIÁN GUERRERO OTERO
Diagramación y armada electrónica
JUAN CAMILO CORREDOR CARDONA
Diseño de portada
NATALIA LOAIZA MESA
ÁNGEL ENRIQUE MARTÍNEZ
GUSTAVO ADOLFO RAMÍREZ ARIZA
ANDREA OJEDA GONZÁLEZ
Corrección de estilo
SUBDIRECCIÓN IMPRENTA DISTRITAL D.D.D.I
Impresión
ISBN 978-958-717-106-8
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser copiada ni reproducida parcial o totalmente sin
autorización expresa de la Secretaría General de la Alcaldía Mayor de Bogotá D.C.
La presente investigación fue financiada con recursos del Convenio de Cooperación 2215100-667-2009 suscrito
entre la Secretaría General de la Alcaldía Mayor de Bogotá y la Asociación Colombiana para el Avance de la
Ciencia – ACAC.
Los contenidos y opiniones en la presente publicación son responsabilidad exclusiva de sus autores y no
representan ni comprometen la posición institucional de la Secretaría General de la Alcaldía Mayor de Bogotá
D.C., ni de la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia/ACAC.
© Secretaría General
Alcaldía Mayor de Bogotá D.C.
Primera edición 300 ejemplares
2011
CONTENIDO
PRESENTACIÓN
9
PRÓLOGO
Debemos recuperar la memoria
13
INTRODUCCIÓN
Archivos y DD.HH., un deber de memoria
del Estado
21
CAPÍTULO PRIMERO
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS
Tres experiencias internacionales: Perú,
Guatemala, Sudáfrica
27
1. EL CONFLICTO PERUANO
1.1 El sendero luminoso de Mariátegui
1.2 La guerra
1.3 El caso de los periodistas de Uchurraccay
Sobre las Comisiones de Verdad en el Perú
35
35
41
43
2. GUATEMALA, UN CRIMEN DOS VERDADES
2.1 Contexto Histórico
2.2 La revolución de octubre 1944
2.3 El golpe de Estado 1954
2.4 La masacre del Río Negro
2.5 Las Comisiones de Verdad de Guatemala
51
51
55
58
59
65
3. EL CASO SUDAFRICANO
3.1 El Apartheid, violencia estructural en
Sudáfrica
3.2 La TRC, Comisión de la Verdad y la
Reconciliación
69
69
BIBLIOGRAFÍA
79
73
CAPÍTULO SEGUNDO
CONTEXTO DE SOACHA
83
85
1. MIGRACIÓN Y MARGINALIDAD
101
2. MATERIALIZACIÓN DE LA VIOLENCIA EN SOACHA
3. DE LA VIOLENCIA ESTRUCTURAL A LA VIOLENCIA
DIRECTA
3.1 Contexto histórico de violencia en el Catatumbo
3.2 Presencia de grupos armados ilegales
3.3 Del terror al control de los recursos
3.4 La violación de Derechos Humanos y las fuerzas
armadas
107
ANEXO
Propuesta
metodológica,
protocolo,
sobre
las
características que deberán desarrollar las investigaciones
que se asuman desde el Archivo de Bogotá para
documentar casos de violaciones a los Derechos Humanos
con impacto en Bogotá, en perspectiva de memoria
histórica, antropológica, social, política y cultural.
129
Construcción del marco teórico y delimitación de la
investigación
135
Documentación
143
Redacción del informe
147
BIBLIOGRAFÍA
115
119
123
125
149
PRESENTACIÓN
A inicios del año 2008 el Archivo de Bogotá se dio a la
tarea de repensar la función de los archivos en el marco de
una sociedad en conflicto, convencidos de la necesidad
de entender que ellos tienen un papel fundamental en la
construcción y guarda de la memoria, y que en el caso
del país y la ciudad se encuentran en un momento único
que convoca a la mayor responsabilidad en el ejercicio
de esa misión.
Pronto, y con el apoyo de la Procuraduría General de
la Nación, el Archivo de Bogotá convocó el seminario
internacional de expertos Archivos, Memoria y Derecho
a la Verdad, intentando sentar una línea de base que
permitiera tener claridad sobre el papel de los archivos
en la recuperación de la memoria del conflicto.
El proyecto de investigación de la Unidad de Memoria
y Derechos Humanos, iniciado en 2009 y terminado en
agosto de 2011, procura plantear un primer ejercicio de
cumplimiento de este deber, fundado en la comprensión
dignificadora del papel de la verdad y su rol posterior
en las acciones de reparación, cualesquiera que éstas
PRESENTACIÓN
El trabajo inicial devino en la reforma de las funciones
del Archivo de Bogotá, a través del Decreto 212 de 2009,
que le dio la posibilidad de constituirse en un espacio
académico y crear una unidad de estudio y análisis de
Derechos Humanos.
9
sean, en la administración de justicia y, sobre todo, en la
recomposición del tejido social y la reinvención de una
sociedad más justa, sentada sobre las bases de la paz y la
consolidación del Estado de Derecho.
Esta colección de títulos que abordan la situación
de los Derechos Humanos en la ciudad desde diversas
perspectivas, es resultado de este esfuerzo.
En el primer libro, “La construcción del contexto y
la metodología para el estudio de caso”, Felipe Cabrera
Orozco y Luz Amanda Pasuy Miticanoy abordan el análisis
de los falsos positivos de Soacha a la luz de tres experiencias
internacionales: el conflicto peruano, con Sendero
Luminoso; las comisiones de la Verdad en Guatemala y la
violencia estructural en Sudáfrica, en tiempos del apartheid.
Un segundo libro, escrito por Clara Inés Rodríguez
Zapata y Carmenza Isaza, “Protección de la memoria:
legislación, jurisprudencia y doctrina”, examina el marco
jurídico del conflicto colombiano.
El tercero, de los autores Miguel Samper Strouss y
Juanita Candamil, analiza los últimos diez años de políticas
de atención a la población desplazada en Bogotá, tema
prioritario en la agenda de las administraciones recientes.
10
Prosiguen las investigaciones con un cuarto libro,
que incluye un análisis del enfoque periodístico al caso
de los falsos positivos de Soacha, escrito por Hernando
Salazar Palacio; el contexto normativo y político en que
se produjeron, por Patricia Linares Prieto; su perspectiva
moral, por Guillermo Hoyos Vásquez; cómo construir una
memoria institucional alrededor de esa violación de los
Derechos Humanos, por José Manuel Jaramillo y el informe
global sobre las mismas ejecuciones extrajudiciales, por
Iván González Amado.
Los desarrollos futuros de este trabajo de investigación
tendrán como soporte para su construcción, consulta y
divulgación un espacio en la red, con link en la Unidad
de Memoria y Derechos Humanos, en la página Web del
Archivo de Bogotá (www.archivobogota.gov.co). Allí la
ciudadanía puede acceder a investigaciones, documentos
audiovisuales y toda clase de información relacionada
con el tema.
Entregamos estas publicaciones a la sociedad con el
propósito de contribuir de manera sencilla, pero clara,
a la construcción de un país mejor desde el ejercicio de
estos compromisos de ciudad; y desde nuestro enfoque,
que entiende a Bogotá como una capital de derechos.
Sea esta la oportunidad de agradecer el esfuerzo
generoso y el trabajo del equipo coordinado por Patricia
Linares Prieto. Aquí están sus resultados.
PRESENTACIÓN
Francisco Javier Osuna Currea
Director Archivo de Bogotá
11
PRÓLOGO
DEBEMOS RECUPERAR LA MEMORIA
Por: Clara Eugenia López Obregón
Alcaldesa Mayor de Bogotá D.C., (D)
C
El drama del desplazamiento ha llevado a investigadores
de distintas corrientes ideológicas a diagnosticar el
problema, a reconstruir los hechos y a sentar las bases
de las políticas públicas de atención de la población
desplazada. Están quienes afirman que esta situación se
encuentra exclusivamente asociada a las violencias que
desde hace décadas azotan al país. Otros señalan que
el fenómeno se explica en la violencia y en la constante
crisis económica del campo, acentuada por la apertura
PRÓLOGO
erca de cuatro millones de colombianos han sufrido
o sufren el drama del desplazamiento. ¡Cuatro
millones! Cuatro millones de almas desarraigadas
de caseríos, veredas, pueblos y ciudades. Obligados,
por distintas circunstancias, a abandonar los lugares
donde decidieron construir sus vidas. Cinco millones de
colombianos desarraigados de donde labraban la tierra,
de donde construyeron una familia, una propiedad,
unos amigos, una creencia religiosa, en fin, toda una
vida. Cuatro millones de mujeres y hombres sometidos a
todo tipo de vejámenes: violaciones, asesinatos de seres
queridos, irreparables daños a la integridad personal,
masacres y pérdida del patrimonio hacen parte de las
historias tatuadas en la memoria de esos compatriotas.
13
económica implantada en el epílogo de la década de los
ochenta del siglo XX.
También hay investigadores que señalan que la
violencia se convirtió en la gota que rebozó la copa de la
mala situación económica de muchos hogares rurales y
actuó como un disparador que los empujó a abandonar
su tierra. Excepto la primera, que le da a la violencia
toda la responsabilidad, las otras le otorgan a la violencia
una responsabilidad parcial del fenómeno, pero señalan
la existencia de otras razones, fundamentalmente,
económicas.
14
Entre estas, no hay la menor duda de que uno de los
principales motores económicos del desplazamiento se
encuentra en el despojo de tierras de los campesinos
y de los medianos hacendados que se encuentran
entre las principales víctimas de este crimen de lesa
humanidad. Según la fecha que se seleccione, los grupos
paramilitares, principalmente, pero también los grupos
alzados en armas, han despojado, a sangre y fuego, a
los propietarios y poseedores del campo de entre cinco
y seis millones de hectáreas de tierra útil y apta para la
explotación agrícola y ganadera. Así sucedió durante la
llamada “Violencia” de los años 50 y 60. Sus métodos
feroces fueron perfeccionados y sistematizados, llevados,
si se quiere, a un mayor nivel de efectividad, con lo
cual la recuperación de la memoria se convierte en
un imperativo para la no repetición, que es uno de los
derechos de las víctimas a que este libro se refiere.
Sobre el desplazamiento también existen “tesis” que,
en vez de hacer esfuerzos por aclarar la realidad, la
ocultan. Son ideas deleznables, esgrimidas por ciertos
personajes que llaman a los desplazados migrantes
internos. ¿Acaso quien abandona su parcela lo hace
porque le parece divertido andar por las calles de las
capitales pidiendo la solidaridad de sus compatriotas?
¿Será que las familias desplazadas creen entretenido
andar vagando por Colombia? Esos cinco millones de
colombianos se desplazaron porque los obligaron a
desplazarse. Hay también grupos que consideran al
desplazamiento como un daño colateral asociado a una
causa noble: la de transformar al país. Una verdadera
batalla democrática tiene en sus consideraciones los
medios y el fin. Al servicio de un fin loable deben estar
siempre medios loables. El fin no justifica los medios.
En la violencia se conjugan la actuación de los grupos
al margen de la ley (guerrillas, viejos y neo paramilitares
y narcotraficantes) y, en varias ocasiones, la de las
fuerzas armadas del Estado. Estas últimas, como lo han
documentado diversas organizaciones nacionales e
internacionales, emprenden acciones militares que
afectan a los pobladores de la zona donde se desarrollan.
Incluso, la justicia ha condenado a integrantes de las
fuerzas armadas legales por asociarse con grupos al
margen de la ley para agredir a la población civil.
* Silva C. y J. C. Guataquí (2006): “Inserción de la migración interna y
el desplazamiento forzado en el mercado laboral urbano de Colombia
(2001-2005), Borrador. U. del Rosario.
PRÓLOGO
¿Cuáles son, entonces, las causas del desplazamiento?
No existe una única razón. Un estudio* basado en
estadísticas del Dane, sobre la migración del campo a
la ciudad y el desplazamiento forzado, estima que 60 de
cada cien personas que migran a la cuidad lo hacen por
razones económicas. Las otras 40 por la violencia. En
las razones económicas existen múltiples explicaciones:
la crisis económica estructural del campo, la tendencia
de los pobladores rurales a trasladarse a las ciudades
buscando mayores oportunidades económicas y sociales,
y la presión del mercado laboral urbano hacia el rural.1
15
El desplazamiento es un fenómeno más complejo de
lo que a primera vista se puede ver. La lucha contra el
desplazamiento necesita, además de acciones policivas
apegadas a la ley, medidas o políticas tendientes a evitar
las razones económicas que dan origen a que una parte
de la población se desplace a las cabeceras municipales.
Desde los tiempos de la Ley 200 de 1936 Colombia
no ha logrado consolidar una reforma agraria de corte
burgués. Aunque se ha distribuido tierra a los sin tierra,
los índices de concentración nunca han mejorado en
forma sustancial y en la última década han empeorado.
La apertura económica, además, introdujo un nuevo
factor que se sumó a la inicua distribución de la tierra: La
posibilidad de labrar la parcela.
Aunque a nadie en Colombia le está prohibido
sembrar cualquiera de los cultivos que la humanidad ha
desarrollado desde el origen de la agricultura, en el país,
en vista de las millones de toneladas de productos del
campo importados, resulta imposible producir una serie
de granos y forrajes fundamentales para la seguridad
alimentaria de la población. De cada 100 toneladas de
trigo que se consumen en el territorio nacional, 97 son
importadas. Si se cuenta el contrabando, del extranjero
se traen casi un millón de sacos de café. A otros países se
compran alrededor de tres millones de toneladas de maíz.
Productos que nuestros agricultores están en capacidad
de producir.
16
De cerca de diez millones de hectáreas aptas para el
agro, solo sembramos en cinco millones. La revaluación
le ha significado, desde 2006, pérdidas por cerca de 10
billones de pesos a los productores dependientes de los
mercados externos y ha facilitado el ingreso de productos
extranjeros. Y los tratados de libre comercio con Estados
Unidos y la Unión Europea son una amenaza latente que
podrá empujar a la ruina a miles de habitantes rurales.
Aunque resolviéramos las violencias que nos azotan, esta
situación continuaría presente.
Una vez desbrozó el siglo XX, las violencias han tenido
diversos orígenes. La Masacre de las Bananeras (1928),
por ejemplo, fue la expresión de una cruenta persecución
al naciente movimiento obrero en Colombia y América
Latina. En los cincuentas, producto del asesinato de Jorge
Eliécer Gaitán y de las reivindicaciones campesinas,
estallaron las luchas partidistas. El triunfo de la Revolución
Cubana y la Guerra Fría, además de dar origen a muchos
de los grupos guerrilleros que aun empuñan las armas,
convirtió al país en un escenario de la pugna entre Estados
PRÓLOGO
Además de las heridas dejadas por el modelo
económico están las de una violencia en muchas ocasiones
barbárica. Las masacres indiscriminadas, las violaciones,
los asesinatos selectivos, las torturas, desapariciones,
actos de barbarismo con los cadáveres en frente de las
familias y desplazamiento forzado, son los actos de
un conflicto armado que data de medio siglo. Algunos
investigadores señalan que la violencia en Colombia,
salvo unos cuantos años, no ha cesado desde la Guerra
de Independencia. Afirmación que lleva a muchos a
concluir erradamente que los colombianos llevamos en
la sangre el gen de la propensión a la violencia. Esta es
una manera simplista, a mi juicio, de ver el problema.
Las guerras y luchas sucedidas una vez consolidada la
independencia de España se explican fundamentalmente
en las pugnas de las distintas facciones creadas dentro del
movimiento independentista. De un lado se encontraban
quienes propugnaban por la construcción de un Estado
laico que emulara las reivindicaciones de las revoluciones
burguesas del Siglo XVIII. Y del otro quienes, aunque
defendían el mantenimiento del carácter soberano del
Estado colombiano, proponían mantener el status quo
heredado de los tiempos de la colonia.
17
Unidos y la Unión Soviética. El Frente Nacional también
fue argumento para la creación de grupos alzados en
armas, que más que querer derrocar el orden establecido,
buscaban reformas hacia lo que ellos llamaban una
apertura democrática. La expansión del narcotráfico entre
las décadas de los setentas y los ochentas, los acuerdos
de paz durante el gobierno de Belisario Betancourt, el
surgimiento de la Unión Patriótica, la conversión de
bandas criminales en paramilitares, relacionadas con el
narcotráfico –en muchas ocasiones con el apoyo de las
fuerzas militares–, entre otros factores, desembocaron en
todo tipo de violaciones de derechos humanos totalmente
repudiables.
18
En los noventas, después de la desmovilización
de grupos como el M-19, el EPL, el ERG y el Quintín
Lame al amparo de la Constitución de 1991, la nación
asistió a la expansión de los grupos guerrilleros y de
los paramilitares. Ambos buscaron diversas fuentes de
financiación (narcotráfico, extorsión, boleteo, robo y
secuestro), para encasillarse en luchas que desembocaron
en masivos crímenes contra la población civil. Los
paramilitares, al igual que las guerrillas, fueron usados
en los procesos electorales. La alianza de los grupos de
extrema derecha con sectores políticos tradicionales les
rindió frutos. Abrió, además, la puerta para la creación
de grupos donde no existía una raya divisoria entre los
encargados de empuñar el fusil y quienes llegaban a los
despachos públicos a gobernar en causa propia y en la de
los grupos armados que habían sido determinantes en su
elección. Estos grupos capturaron pedazos o la totalidad
del Estado en los niveles local, departamental y nacional.
El cinismo no tuvo límites. Jefes de grupos paramilitares
fueron invitados al Congreso. Gozaron de un privilegio
que a miles de colombianos, a pesar de pasar por graves
carencias o problemas, se les niega: hablar frente a los
senadores y representantes a la Cámara. Corría julio de
2004. Un año después, ante las noticias, las denuncias
de sectores políticos y sociales y los hechos, denuncié
ante la Corte Suprema de Justicia a los sectores políticos
que en ese momento, al parecer, se habían aliado con los
paramilitares. Se desató el escándalo de la parapolítica.
Las confesiones y las pesquisas de la Corte Suprema
terminaron en una voluminosa investigación que hoy
tiene a un centenar de jefes políticos empapelados y a
muchos de ellos condenados.
Hoy se están conociendo condenas contra los militares
autores de las ejecuciones extrajudiciales. Grupos de
valientes investigadores han publicado documentos que
evidencian cómo sectores políticos se fusionaron con los
paramilitares para mantener o acceder al poder local,
regional y nacional. Comisiones de memoria relatan,
con detalle, el desenvolvimiento de diversas masacres a
lo largo y ancho del país. Recientemente, el Congreso
aprobó una ley que busca reconocer los derechos de las
víctimas del conflicto armado; ley frente a la cual muchas
organizaciones sociales y políticas han expresado sus
reparos. Entre ellos, que la ley esté atada al criterio de la
PRÓLOGO
A finales de 2008 estalló el escándalo de los falsos
positivos. Más de dos mil muertes fueron documentadas
por la Justicia. Jóvenes secuestrados por integrantes
del Ejército aparecían muertos en remotas zonas y se
declaraba que habían sido dados de baja en combates
entre la fuerza pública y la guerrilla. Se develó cómo
una directriz del Ministerio de Defensa premiaba a los
militares por el número de bajas reportadas, lo cual dio
paso a ejecuciones sumarias que segaron la vida de
miles de colombianos. Más tarde se conoció el caso de
la ejecución extrajudicial de diecinueve muchachos de
Soacha. Las investigaciones señalaron a los culpables:
integrantes del Ejército.
19
sostenibilidad fiscal, lo que podría significar convertir a la
reparación integral en un mero simbolismo.
No olvidar es una obligación irrenunciable. Y para no
olvidar es necesario reconstruir la memoria. Revivir los
hechos. No será posible la aplicación de una verdadera
justicia transicional sin la existencia de investigaciones y
archivos de memoria que develen hasta dónde llegaron
y llegan los tentáculos de los violentos. Las víctimas
deben ser reparadas integralmente. Deben crearse los
mecanismos para que ellas, sí así lo creen pertinente,
retornen a sus lugares de origen para recuperar la vida
pérdida y poder construir un futuro próspero. Es necesario
revisar el modelo de desarrollo agrario. No hacerlo es
continuar lanzando a nuestros agricultores al desierto.
El país debe conocer a fondo quiénes fueron todos los
autores materiales de los actos contra la población civil,
pero también tiene el derecho a conocer los nombres
de los financiadores y autores intelectuales de todas las
organizaciones criminales. Esta empresa de la Alcaldía
Mayor de Bogotá por reconstruir los archivos de memoria
de los casos de violación de los derechos humanos, es un
esfuerzo para que el país conozca lo sucedido.
20
El Centro a la Memoria, la Paz y la Reconciliación que
se levanta en el Parque de la Reconciliación albergará
estos y muchos otros esfuerzos y documentos que, con
la colaboración del Archivo de Bogotá, engrosarán
la memoria necesaria para no volvamos a repetir esta
infame historia.
Bogotá D.C., 22 de julio de 2011
INTRODUCCIÓN
ARCHIVOS Y DD.HH., UN DEBER DE MEMORIA
DEL ESTADO
Yuri Chillan Reyes1
E
En Colombia, el registro de estas violaciones está
disperso en oficinas estatales y generalmente no están
ni identificados ni catalogados; en otras situaciones,
las estadísticas acopiadas por organizaciones no
gubernamentales son difícilmente comprobables, lo
cual –todo ello en su conjunto- ha impedido llevar, de
manera sistemática, un registro veraz y fidedigno. El
problema es que para que los archivos puedan aportar
su valor testimonial e informativo en el marco de la
defensa de los derechos humanos, es necesario que
cumplan una serie de condiciones ineludibles: que estén
1 Secretario General de la Alcaldía Mayor de Bogotá D.C
INTRODUCCIÓN
l acceso a las fuentes para el abordaje de
investigaciones sobre violaciones de Derechos
Humanos plantea numerosos retos en cualquier
país. Dificultades para tener acceso a la información
oficial, a los procesos jurídicos, a los testimonios de
las propias víctimas y los obstáculos administrativos y
políticos, conforman un escenario que no siempre es el
más adecuado para iniciar el estudio de cualquiera de las
situaciones en que agentes del estado o civiles propician
y causan actos de violencia contra la población.
21
organizados y descritos correctamente, que se conserven
en las condiciones adecuadas y, sobre todo, que sean
asequibles.
Hoy, en casi todas las instituciones públicas del
mundo, se ha ido asumiendo que el grado de accesibilidad
a los archivos públicos constituye el termómetro de la
salud democrática de un país y que, sin este requisito, se
impide a los ciudadanos el ejercicio de sus derechos más
elementales. Avanzado el siglo XX arraiga la noción de
derecho a la información entendida como la cuarta ola de
los derechos humanos, equivalente a los ya consolidados
derechos civiles, políticos y sociales
Los “falsos positivos” de Soacha, revelados a la luz
pública a comienzos del año 2005, y que oficialmente
se conocen como “asesinato en persona protegida con
presunta implicación de agentes del estado”, han sido
analizados, aunque no siempre con la profundidad
deseada, desde los ámbitos periodísticos, jurídicos y
sociales. Sólo recientemente diversos investigadores
se han abocado al estudio juicioso de sus causas,
consecuencias e impacto en la sociedad colombiana y
bogotana, específicamente.
22
Como plantea el archivero e historiador Ramón
Alberch i Fugueras, existe una positiva correlación entre
archivo, memoria y derechos humanos, pues se hace
evidente que para restablecer los derechos que han sido
vulnerados y garantizar los derechos a la verdad y a la
justicia, “la recuperación, organización y accesibilidad a
los archivos, se convierte en un elemento clave y este
clamor reivindicativo ha impregnado rápidamente a
colectivos y asociaciones profesionales de archiveros que
han captado la relevancia y trascendencia del tema”2.
2 Ponencia presentada por el autor en el Seminario Derechos, Memoria,
Verdad y Justicia, Archivos para los Derechos Humanos, Archivo de
Bogotá, 2008.
Hasta hace poco, establecer un vínculo entre archivos
y derechos humanos podía causar sorpresa, incluso en el
mismo terreno profesional, actualmente una consulta en
Google -relacionando ambos conceptos- puede alcanzar
cerca de tres millones de referencias, lo que demuestra el
imparable cambio experimentado en la última década.
Esta dimensión democrática de los archivos se concreta
en la capacidad de contribuir a la recuperación de la
memoria histórica y a aportar, así mismo, documentos
originales, auténticos y fiables para el ejercicio de los
derechos ciudadanos que permitan la consecución de
los valores de verdad y justicia, en un contexto presidido
por la lucha contra la impunidad, el olvido y la amnesia
colectiva.
Los estudios que se presentan ahora en esta
colección, a cargo de diversos analistas convocados por
la Secretaría General de la Alcaldía Mayor de Bogotá
D.C y la Asociación Colombiana para el Avance de la
Ciencia, Acac, hacen un análisis de los “falsos positivos”
y de atención a la población desplazada desde miradas
antropológicas, sociológicas, económicas, éticas y
periodísticas. La atención de la población desplazada
también mereció un estudio desde la política pública
que, en el caso de Bogotá, abarca los esfuerzos de las
últimas tres administraciones locales desde la visión de
las gestiones de las entidades a cargo, encabezadas por el
Consejo Distrital para la Atención Integral a la Población
Desplazada por la Violencia y, entre otras, el Instituto
para la Economía Social, IPES, la Secretaría Distrital del
Hábitat y Metrovivienda.
INTRODUCCIÓN
El acceso a los documentos clasificados es ya una
inquietud generalizada y, desde esta perspectiva, es un
ejercicio democrático que permite a todas y todos conocer
de primera mano –y de fuentes originales- informaciones
sin sesgo político, lo cual permite una libre interpretación.
23
No solo es un aporte como investigación de caso;
más importante aún: es la contribución con una base
metodológica que ya marca el camino de posteriores
investigaciones abordadas desde la Unidad de Memoria
y Derechos Humanos del Archivo de Bogotá, pues
fundamenta jurídica, conceptual, metodológica y
operativamente el estudio de los registros y el acopio
de documentación referida a la prevención, atención y
reparación de los derechos humanos en la ciudad. En ese
orden de ideas, se hace énfasis en Bogotá, la segunda
ciudad receptora de desplazados y población víctima del
conflicto interno.
La labor conjunta de archiveros, juristas, sociólogos,
antropólogos, historiadores y defensores de los derechos
humanos debe permitir profundizar en conceptos tan
relevantes como los de autenticidad y falsedad documental
y contribuir a un uso ajustado y razonable de este tipo
de informaciones. En palabras de Alberch I Fugueras, “el
acceso y uso de los documentos pertinentes adquiere
una importancia trascendental ya que permite exigir la
siguiente tipología de responsabilidades: amnistía para
los delitos de opinión, indemnizaciones a las víctimas,
depuración de responsabilidades (torturas, desaparición,
asesinatos) y restitución de los bienes confiscados”3.
24
El más importante aporte de este proyecto, sin duda,
es que marca el rumbo jurídico y metodológico para
el acopio de la información referente a los Derechos
Humanos, con el diseño de protocolos que son guías
para el investigador y el investigado. Esta recuperación
de documentos debe permitir también superar la amnesia
y el olvido de los hechos acaecidos, restituir la memoria
histórica como instrumento de conciencia y civismo
y también como referente ético indispensable en toda
3 Ídem
INTRODUCCIÓN
sociedad democrática. A través de estos proyectos
académicos interinstitucionales, la Unidad de Memoria
y Derechos Humanos del Archivo de Bogotá contribuye
con el deber constitucional de recordar del Estado. Ese, y
no otro, es su fundamento.
25
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS.
CAPÍTULO PRIMERO
CAPÍTULO PRIMERO
Tres experiencias internacionales:
Perú, Guatemala, Sudáfrica
27
L
Como si la fotografía de primera plana fuera montada
por el mismo director de la película, los rostros inocentes
de los acusados es lo primero que el observador encuentra.
Atrás, en un segundo plano, el acelerado movimiento de
la Corte y el rostro de indignación de los acusadores.
Otras fotografías acompañan el recorte de prensa en
la exposición. Las primeras muestran a un grupo de
periodistas en campaña por la sierra peruana. Luego un
grupo de campesinos que se acercan armados con palos
y piedras. Por último se ve a los campesinos amarrar a
algunos de los periodistas, el foco de la cámara se pierde
4
Lumet Sydney. (1957). 12 Angry Men. New York.
CAPÍTULO PRIMERO
a escena no puede ser más ilustrativa. Un joven
espera en el estrado la sentencia que dictaminará si
su inocencia le permitirá vivir o, por el contrario, será
condenado a muerte por envenenamiento. La cámara se
desplaza enfocando al joven desde arriba y muestra el
rostro del acusado para demostrar que aunque todas las
pruebas lo condenen, es inocente. La primera escena
del clásico del cine “Doce hombres en disputa” (Sidney.
1953)4 fue el primer recuerdo tras ver una de las tantas
fotos que se muestran en la exposición de la Comisión de
la Verdad y Reconciliación en el Museo de la Nación, en
Lima, Perú.
29
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA
y el fotógrafo obtura sin apuntar a ningún lado. Los seis
periodistas murieron esa mañana cuando se disponían a
cubrir una nota sobre las operaciones contrainsurgentes
del ejército en la Alta Sierra Peruana.
30
Tanto en el juicio de la película como en el de los
campesinos peruanos, las pruebas parecen ser contundentes.
Sin embargo, cuando las imágenes transcurren y el
observador encuentra muchos elementos contextuales, se
hace necesario pensar ambos juicios de manera diferente.
Sólo uno de los doce hombres en disputa es conciente de
la responsabilidad de decidir por la vida de otra persona.
Mientras los otros están de afán por diferentes razones, el
duodécimo jurado pide que se analicen todas las pruebas y
se de un veredicto. El jurado número doce explora todo el
contexto del crimen para entender las causas y las razones
por las que las pruebas son tan contundentes.
La historia de los campesinos peruanos es un poco más
compleja. El ambiente del conflicto interno ocasionado
tras la declaratoria de guerra contra el Estado peruano,
por parte del grupo del Partido Comunista Peruano
Sendero Luminoso (PCP-SL),alarmó a todo el país sobre
la presencia del grupo “terrorista”. Al ambiente de guerra
se sumó el atraso económico, tecnológico, social y
cultural de los campesinos serranos, que fueron alertados
para que impidieran la entrada de hombres armados a sus
territorios. A los campesinos se les advirtió que cualquier
colaboración con Sendero Luminosos los condenaría a
ellos también como guerrilleros. Por esta razón, cuando
vieron en sus territorios a seis personas foráneas, armadas
con grabadoras y cámaras que se asemejaban bastante
a las descripciones de revólveres y fusiles que se hacían
por la radio, se lanzaron contra los periodistas sin dar
tiempo para explicaciones.
La película y el caso de los campesinos del Perú
comparten otro elemento, que a primera vista es difícil
observar. Una de las escenas determinantes de la película
se presenta cuando los doce jurados analizan la declaración
de un testigo. Un pensionado de más de ochenta años que
describe con lujo de detalles el momento del homicidio.
Los jurados analizan el testimonio, pues es la prueba
reina que inculpa al acusado. No obstante, comienzan a
estudiar esos pequeños detalles que no se escuchan en el
relato. Se cuestionan ¿qué hacia un anciano de ochenta
años despierto a altas horas de la madrugada? Al finalizar
el debate los jurados acuerdan que el relato del anciano es
completamente ficticio y que lo dijo por sentirse, quizás
por última vez, incluido dentro del sistema. La violencia
estructural que separa a los ancianos norteamericanos y
los excluye para enterrarlos con vida dentro de ancianatos
o refugios temporales fue la causa de que el relato se
inventara. Igual que el juicio de los campesinos, los jurados
inicialmente se quedaron en la prueba fáctica del crimen
-el relato-, sin considerar toda la serie de eventos sociohistóricos que se ocultaban tras la narración.
El caso del anciano de la película lo podemos
comparar con las declaraciones de las víctimas durante
las Comisiones de Verdad y Reconciliación del Perú,
Guatemala y Sudáfrica, en las que se encuentra un
elemento que Castillejo (2007) llama un punto ciego
CAPÍTULO PRIMERO
Los campesinos festejaron ese día la victoria ganada
en defensa de su territorio y de la patria peruana. A
la llegada de los investigadores preguntando por los
periodistas desaparecidos, los campesinos entregaron lo
que consideraban armas y trofeos de guerra. No obstante
las órdenes de captura contra los homicidas no se
hicieron esperar. Fueron judicializados y condenados por
un crimen por el que supusieron serían recompensados.
31
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA
32
auditivo, esto es, una incapacidad de escuchar las
articulaciones complejas y los reclamos históricos
presentes en el acto de recordar un pasado violento a
través de testimoniar (p.81). El ejercicio político de la
memoria ha permitido constantemente estos puntos
ciegos auditivos, al descontextualizar el relato de los flujos
históricos de violencia del que son objeto las víctimas.
Me refiero a lo que Burgois (2009) llama economía
política de la violencia, acto histórico de legitimación
y naturalización de las acciones violentas por parte de
aquellos que ostentan el poder político y económico de
una nación.
A lo largo del presente documento se demostrará cómo
esta economía política de violencia ha creado puntos
ciegos auditivos que permiten a los poderes estructurales
legitimar la violencia contra los sectores más vulnerables
de la población. Para lograr esta demostración el
estudio se centrará en tres experiencias internacionales
de comisión de la verdad, y de cómo cada una manejó
un caso icónico dentro del conflicto armado: Perú,
Guatemala y Sudáfrica. De los dos primeros interesa
analizar cómo la inversión en violencia íntima tiene
una ganancia en violencia simbólica y normalizada que
termina por legitimar las acciones de poder estructural
contra las víctimas, y cómo la información documental
fue manejada para la salvaguarda de la memoria. Del
tercero se analizará cómo eventos de persuasión de la
violencia normalizada permitieron la ruptura de los flujos
de violencia estructural racista, que se normalizaban por
medio de los discursos del Apartheid.
El interés en explorar esta economía política de la
violencia, radica en la necesidad de pensar una forma de
describir los contextos dentro de los que está inmerso un
acto violento; en particular, las flagrantes violaciones a
Muchas de las historias de las víctimas y victimarios
del conflicto que analizaremos, fueron consignadas en
los informes de procesos investigativos de la Comisión de
la Verdad y la Reconciliación. Este documento se centra
en el análisis de dos estudios de caso (Perú y Guatemala)
y uno de la generalidad contextual (Suráfrica) intentando,
como en la película del jurado doce, recobrar la mayor
cantidad de elementos contextuales que permitan al
lector entender la totalidad del caso. Así, una descripción
del momento socio-histórico por el que atravesaban los
5
Este caso es muy común en Colombia. Especialmente el caso particular
que nos convoca, el de la desaparición forzada de jóvenes por parte
de las fuerzas armadas para hacerlos pasar como bajas del enemigo en
combate. En los medios, las acciones de los victimarios se justifican a
través de discursos donde las víctimas se representan como criminales
que debían ser ajusticiados. Los sectores de la sociedad víctima de este
tipo de casos terminan autorecriminándose y culpándose por la violencia
cometida contra ellos.
CAPÍTULO PRIMERO
los Derechos Humanos que se presentan en los conflictos
bélicos internos y los cuales son en gran medida
responsabilidad de los agentes del Estado. No obstante,
la descripción de un contexto de violencia enmarca
una serie de acontecimientos históricos, políticos,
económicos, sociales y culturales que requerirían
volúmenes completos de enciclopedias para poder
retratarlos. Es lógico entonces que en estas descripciones
se creen más puntos ciegos auditivos, y que el relato de
la víctima se pierda dentro de los tratados contextuales.
Para prevenir esto se propone que el contexto explore los
diferentes flujos de violencia que han experimentado las
víctimas: el desplazamiento forzado y la guerra (violencia
directa), la pobreza extrema, la exclusión -entre muchas
otras formas de violencia estructural-, la construcción de
discursos para que las víctimas se auto-responsabilicen de
su desgracia5, como violencia simbólica, y la producción
de indiferencia ante las brutalidades institucionalizadas,
violencia normalizada. (Burgois 2009, pp:31-32)
33
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA
países antes de iniciar el conflicto nos acerca a las causas
y el desenvolvimiento de los mismos. Posteriormente,
nos centramos en las dinámicas del conflicto para dar
paso al caso de interés sobre violaciones de derechos
humanos y comisiones de verdad, tema de interés del
presente documento.
34
1. El CONFLICTO PERUANO
1.1 EL SENDERO LUMINOSO DE MARIÁTEGUI
L
A pesar del nombre católico de la universidad y
del advenimiento de las políticas antisubversivas, la
universidad de Huamanga siguió los pensamientos del
fundador e ideólogo del partido comunista del Perú
José Carlos Mariátegui. (Roncagliolo, 2007). Mariátegui
proponía realizar una revolución en el Perú que
considerara la falta de industria y, por tanto, de clase
obrera. Así, la revolución peruana no debía ser una lucha
de obreros contra industriales sino de campesinos contra
terratenientes, lucha en la cual, lógicamente, la tierra
CAPÍTULO PRIMERO
a reapertura en 1953 de la Universidad de San
Cristóbal de Huamanga, tras casi un siglo de puertas
cerradas, parte la historia de una de las provincias
más pobres del Perú (Robles. 2006). El atraso económico,
social y político se debía en gran medida al aislamiento
de la educación superior durante los años de cierre de
la universidad. Por tal motivo la ciudad y toda la sierra
sur del Perú celebraron la reapertura. No obstante, los
mismos conflictos socioeconómicos que impulsaron
la reinauguración nutrieron la formación de células
comunistas de diferente orientación teórica y doctrinal
al interior de la academia.
35
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA
sería el medio de producción del que debía adueñarse el
proletariado campesino. (Chang. 1983)
36
A la Universidad de Huamanga llegó en 1962 el
profesor de filosofía Abimael Guzmán Reinoso, un
arequipeño criado con esmero por la esposa de su padre.
A pesar del cariño que su madrastra y hermanastros le
daban, Abimael Guzmán nunca pudo superar el saberse
hijo ilegitimo en la ortodoxa sociedad peruana (Muller.
1999). Para el momento de ser nombrado catedrático de
la Universidad de Huamanga, Guzmán había cumplido
28 años. Un año más tarde conocería de cerca los
pensamientos de Mao Tse-Tung, por lo que intentó
sembrar esta ideología dentro de la facción comunista
conocida como Bandera Roja. Tres años más tarde se
desplazaría a la propia China para seguir la doctrina
comunista del Maoísmo en la escuela político militar de
Nan Kin. (Roncagliolo. 2007: 58-69)
La diferencia de clases que se vivía al interior de las
aulas de la Universidad de Huamanga fue el crisol para
la fundición de las diferentes corrientes de pensamiento
comunista del Perú. Las clases altas, que también
asistían a las cátedras comunistas, apoyaban financiera e
ideológicamente los anhelos de revolución, mientras los
estratos medios y bajos se convertían progresivamente en
el ejército para la toma de las armas y el poder.
En 1970, tras el cese del apoyo económico de China a
las facciones comunistas peruanas, el Secretario Central
del partido, Saturnino Paredes, alias Anderas, se desplaza
a conseguir financiación del régimen comunista albano
de Enver Hoxha. A su llegada, Abimael Guzmán lo
había depuesto de su cargo al considerar una traición a
la revolución peruana la visita del camarada Anderas a
Albania. El argumento para la expulsión de Anderas fue
ideológico, dado que las diferencias entre el modelo de
Guzmán no asumió roles de relevancia política en
la universidad, más bien se dedicó a la selección del
personal. Con esta función podría clasificar a las personas
de acuerdo con su afinidad política y su compromiso con
el comunismo. Los primeros años de lucha los dedicó
a la preparación de la “situación revolucionaria”. Esto
es, para los comunistas, un estado de cosas en la cual
por inconformidad con el modelo social, económico y
político, las poblaciones están dispuestas a transformar el
sistema político por medio de la revolución armada. Los
Senderistas se dedicaron a transformar los textos escolares
para mostrar la opresión de los terratenientes sobre los
campesinos e indígenas. Se cambiaron dibujos de niños
rubios y blancos por fotos de niños y niñas campesinos
sometidos por el opresor terrateniente.
“Entre 1971 y 1972, los cuadros del PCP-SL
conformaron el centro de Trabajo Intelectual
Mariátegui y, con Guzmán a la cabeza se
6
La publicación de nombres y números de documentos de identidad se
hizo en le número 45 de la revista Bandera Roja, a la cual, si bien era
una publicación clandestina, tenían acceso los servicios de inteligencia.
(Roncagliolo, 2007: 77)
CAPÍTULO PRIMERO
revolución albanesa y el chino se basan en que el primero
pretendía llevar la guerra de la ciudad al campo mientras
el segundo se proponía llevarla del campo a la ciudad,
este último debía ser el tipo de revolución a llevar a
cabo en el Perú. Para purgar su facción de los seguidores
de Anderas, Guzmán publicó6 sus nombres y el de sus
cónyugues con número de documento de identidad para
que el ejercito los reprimiera. Posteriormente, renombró
su facción con el nombre de Sendero Luminoso, al
que consideró el único y verdadero partido comunista
del Perú, todos los alias de Sendero Luminoso fueron
cambiados, confundiendo a las autoridades. (Ibíd.: 7678)
37
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA
38
sumergieron en el estudio exhaustivo y exegético de
los clásicos marxistas y de las obras de José Carlos
Mariategui (Comisión de Entrega de la CVR. 2008:
97-98). Armados ideológicamente los integrantes
de PCP-SL se concentraron en difundir en las aulas
universitarias un marxismo de manual, una visión
del mundo simplista y fácilmente transmisible a
los estudiantes. Fue entonces cuando el PCP-SL
se desarrolló también como proyecto pedagógico
(Ibíd.) Así el pensamiento de sendero luminoso se
expandió por la región conforme los estudiantes
se graduaban y eran enviados como maestros a
los colegios de secundaria de diversas capitales
provinciales y distritales. Al mismo tiempo, el PCPSL trató de afianzar sus conexiones nacionales,
principalmente en Lima, a través de la Universidad
Nacional de Educación Enrique Guzmán y en
Huancayo a través de la Universidad del Centro”
(Ibíd.)
Es evidente que las diferencias, sociales, económicas y
culturales, entre los contextos urbanos y rurales en el Perú,
fueron el combustible que animó el rápido crecimiento
de los grupos terroristas. La opresión, con la que el Estado
peruano intentó reprimir los primeros brotes de violencia
en las provincias, incrementó los deseos de revolución de
los segmentos más pobres de la clasista sociedad peruana.
La llegada de maestros con ideas socialistas fomentó la
disposición de cambio entre campesinos descendientes de
indígenas, al relacionar a Abimael Guzmán con Tupac Amaru
II, quien se reveló contra los conquistadores españoles y tras
la revuelta y captura fue condenado a muerte y su cuerpo
desmembrado y llevado a todos los rincones del imperio Inca.
Según la leyenda, sus fragmentos crecen día a día y cuando
la cabeza encuentre al resto de su cuerpo el inca renacerá
y el imperio resurgirá de las cenizas. Muchos campesinos –
indígenas creyeron que tras siglos de dominación y opresión
Abimael Guzmán era la cabeza que estaba unificando el
cuerpo del imperio incaico.
El momento político que atravesaba el Perú en 1980
favoreció la situación revolucionaria que Sendero
Luminoso había estado esperando para declarar la guerra
al Estado. En palabras del mismo Abimael Guzmán:
“En el Perú cada diez años se da una crisis en la
segunda mitad de la década y cada crisis es peor
que la anterior. El año ochenta tenía que entregarse
el gobierno a través de elecciones, iba a requerir
un año y medio o dos años que el nuevo gobierno
pudiera armar el manejo del Estado. Los militares
salían después de doce años y fácilmente no
podrían asumir la lucha inmediata contra nosotros
(PCP-SL), ni podrían retomar el timón de Estado
por que se habían desgastado políticamente y
desprestigiado… El presidente peruano Belabunde
tendría un temor del golpe de Estado, Y por tanto,
restringiría la fuerza armada. Ésas fueron las razones
para iniciar el ochenta y los hechos demostraron
que no erramos”. (Roncagliolo. 2007: 88)
En primer lugar, el Estado del primer mandato de
Belabunde (1968) había crecido de manera considerable,
producto de las reformas implantadas durante la dictadura
militar. La transformación del Estado se basaba en una
intervención en las áreas financiera, productiva, comercial
y de servicios de la economía nacional, con un énfasis
particular en la redistribución del ingreso y en las políticas
CAPÍTULO PRIMERO
Con la llegada al poder de Fernando Belaúnde, en mayo
de 1980, el Estado peruano debe enfrentar una crisis de
gobernabilidad, producto de la transición de la dictadura
militar a la democracia. De acuerdo con la Comisión de
la Verdad y Reconciliación podemos enumerar cuatro
razones principales de la crisis:
39
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA
de participación social. Es natural que el Estado peruano
se haya complejizado, lo que explicó el incremento de
su aparato burocrático. El nuevo Estado peruano no tenía
un presidente que entendiera los cambios en la estructura
estatal y en la composición social peruana. (Comisión de
Entrega de la CVR. 2008: 208).
40
Un segundo aspecto es el que refiere a la crisis en el
sistema de representación política que dejó la dictadura
militar. Tras doce años de prohibiciones y limitaciones
al funcionamiento de los partidos políticos, éstos
necesitaban una actualización de los ejes programáticos
del nuevo estado peruano. Estos cambios no se dieron a la
velocidad requerida por la coyuntura política. El partido
de gobierno, Acción Popular AP, a pesar de no participar
en la Asamblea Constituyente de 1978, por dedicarse al
fortalecimiento interno, presentó la misma debilidad de
los otros partidos que sí compitieron en las elecciones de
1980. (Ibíd.: 208-209).
El tercer elemento que se considera como causal de
la crisis de gobierno señala que las relaciones entre el
poder civil constitucional y las fuerzas armadas aún no se
encontraban reestablecidas en un ciento por ciento, de
acuerdo con los estándares democráticos. La autonomía
de las Fuerzas Armadas se mantuvo, lo cual permitió a los
ministerios de Guerra, Marina y Aeronáutica conservar el
ejercicio del poder, limitando las facultades del ejecutivo
y el Estado democrático. (Ibíd.: 209)
La protesta social, producto del inconformismo con
el régimen dictatorial, se convirtió en el cuarto y último
factor de la crisis del estado peruano El ambiente se
encontraba enardecido por los movimientos sociales,
que encontraban en la resistencia estudiantil los focos
para el surgimiento de la lucha armada.
1.2 LA GUERRA
En mayo de 1980 el PCP-SL le declara la guerra al estado
peruano, iniciando su despliegue militar. Las primeras
acciones insurgentes ocurrieron en los departamentos de
Ayacucho, Junín y Huanuco, que a la postre terminarían
siendo los que más víctimas aportaron al conflicto.
Allí los homicidios de terratenientes trabajadores, que
no se enlistaron en las filas de Sendero Luminoso, se
convirtieron en el eje de la campaña de apertura. El
24 de diciembre del 80, en la localidad de Chungui,
Sendero Luminoso secuestró y asesinó a un hacendado,
cortándole las orejas antes de acribillarlo; lo mismo hizo
con su capataz, un chico de tan sólo diez y nueve años.
(Ibíd. 104-112)
Desde “los perros de Xiao Ping”, el conflicto bélico
interno del Perú se puede dividir en cinco momentos
importantes. De acuerdo con la Comisión de la Verdad y
Reparación (Ibíd.62-64)
• El primero de estos momentos es conocido como el inicio
de la violencia armada (mayo de 1980- a diciembre de
1982). Comprende desde el primer acto de violencia
cometido por el PCP-SL en Chuschi – Cangallo, el 17
de diciembre de 1980, hasta la disposición presidencial
del 29 de diciembre de 1982 que estableció el ingreso
de las fuerzas armadas en la lucha antisubversiva en
Ayacucho.
CAPÍTULO PRIMERO
La acción más significativa de aquella época se dio,
sin embargo, en la mañana del 26 de diciembre, cuando
células urbanas del PCP-SL colgaron perros muertos en
los postes de Lima, la capital del país. Los perros llevaban
un mensaje que decía “Deng Xiao Ping hijo de Perra” El
mensaje era claro: Guzmán consideró una traición a la
revolución china de Mao, las decisiones de Xiao Ping de
abrir la economía china (Rocagliolo. 2007: 85-93)
41
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA
• La militarización del conflicto (enero de 1983- junio
de 1986), abarca desde la instalación, el 1 de enero de
1983, del comando político militar de Ayacucho, a cargo del general Roberto Clemente Noel Moral, hasta la
matanza de los penales del 18 y 19 de junio de 1986.
42
• El repliegue nacional de la violencia (junio de 1986 –
marzo de 1989); se desarrolla desde la mencionada matanza de los penales hasta el 27 de marzo de 1989, fecha
del ataque senderista al puesto oficial de Uchiza, en el
departamento de San Martín.
• La crisis extrema subversiva y contraofensiva estatal
(marzo de 1989 – septiembre de 1992), se inició inmediatamente después del asalto senderista al puesto de
Uchiza y concluyó el 12 de septiembre de 1992 con la
captura, en Lima, de Abimael Guzmán y de los principales dirigentes de su organización por parte del Gein.
• Declive de la acción subversiva, autoritarismo y corrupción (septiembre de 1992- noviembre de 2000), desde
la captura de Guzmán hasta la huida del presidente Alberto Fujimori.
A lo largo del conflicto interno del Perú, la Comisión
de la Verdad identificó 23,969 personas muertas o
desaparecidas. Sin embargo, la estimación, si se sigue
una progresión estadística, diría que el número real de
muertos es tres veces más esta cifra. La investigación
que permitió a la Comisión de la Verdad la recolección
de tal información presentó un sesgo, pues los casos
de desapariciones forzadas y de otras violaciones de
derechos humanos atribuidas a grupos subversivos, no se
documentó ni se identificó con eficiencia. (Ibíd. 17-32)
Es importante analizar las dos décadas como un proceso
que alcanzó diversos grados de intensidad y extensión
geográfica, y que afectó principalmente a zonas y estratos
lejanos del poder político y económico del país. En varios
lugares, una vez recuperado el control militar, los agentes
del Estado conservaron el control político por períodos
prolongados de tiempo y continuaron sistemáticamente
con violaciones flagrantes a los Derechos Humanos.
1.3 EL CASO DE LOS PERIODISTAS
DE UCHURRACCAY
Sobre las Comisiones de Verdad en el Perú
Diferentes comisiones de verdad se han adelantado en
Perú para explicar las causas de graves violaciones a
los Derechos Humanos. La mayoría de estas comisiones
que se crearon, nacieron con propósitos claramente
justificatorios de la política “contrasubversiva” oficial.
Así ocurrió con la llamada “Comisión Uchuraccay”,
una de las primeras encargadas de investigar casos de
violaciones de los Derechos Humanos en el Perú. El
caso del cual se embozaron algunas características en la
introducción es útil como referente de casos no exitosos
de comisiones de verdad.
La falta de una comprensión holística e interdisciplinaria,
que reúna las investigaciones antropológicas, políticas,
económicas y sociales de las dinámicas de la violencia,
7
Entrevista realizada por el Comisionado Alberto Morote Sánchez el 27 de
abril de 2003 en Uchuraccay. Por seguridad, no se menciona el nombre
de la testimoniante. (C.V.R. 2003:134)
CAPÍTULO PRIMERO
“[...] parecía que discutían... en eso vi que empezaron
a pelear y a golpear a los desconocidos. Llamaron a
los de la comunidad y todos salieron y se dirigieron
hacia la casa de Fortunato Gavilán. Y de allí salieron
diciendo así van hablar y de pronto empezaron a
maltratar a los desconocidos. Yo dije, ¿quiénes serán?
¿qué será de la vida de estas personas? Empecé a
llorar, ahora seguro nos matarán a todos”7
43
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA
44
sumada a la falta de apoyo del Poder Judicial y de recursos
materiales, han sido las causas por las cuales las diversas
comisiones investigadoras de la verdad en el Perú no
han podido, en la mayoría de los casos, llevar a buen
término el resultado de sus investigaciones. Tampoco ha
sido posible proteger a los informantes y testigos. Muchas
personas, luego de presentar sus testimonios y denuncias,
fueron desaparecidas o asesinadas por las fuerzas del
Estado, o por “grupos desconocidos”.
Para el caso de los periodistas, asesinados el 26 de enero
de 1983, al cual se hace referencia en la introducción
del presente documento, se nombró la comisión de
Uchuraccay. La comisión, liderada por el periodista
y escritor peruano Mario Vargas Llosa, se encargó de
investigar el homicidio de los seis periodistas y un guía
campesino en la localidad andina de Uchuraccay.
Tras la masacre, un sector importante del periodismo
peruano acusó a los militares y a los “Sinchis” -policía
antisubversiva- de haber fomentado la masacre de los
periodistas, que procuraban investigar la veracidad
de los partes de guerra oficiales, que daban cuenta del
asesinato de presuntos miembros de Sendero Luminoso
por parte de los propios campesinos. Los periodistas y
los abogados de Ayacucho sospechaban de la puesta
en marcha de una estrategia de guerra sucia de las
Fuerzas Armadas con torturas, desapariciones forzadas y
asesinatos de campesinos de la región en la que actuaba
Sendero Luminoso. El desarrollo de la violencia en los
meses posteriores, confirmaría la veracidad de estas
preocupaciones. (Ibíd. 139-140)
Los meses siguientes mostraron que las preocupaciones
de los campesinos no eran infundadas. “Las cifras son
catastróficas. Murieron 135 personas en una comunidad
que en 1981 tenía 470 habitantes. La crueldad con la
que los mataron ahonda la tristeza y el dolor; muchos
recuerdan que sus familiares y amigos fueron asesinados
con hachazos, apedreados, acuchillados o ahorcados.
En varios casos los cuerpos fueron arrojados en los
cerros, siendo comidos por los perros. Algunos nunca
fueron hallados. Tampoco fueron denunciados como
desaparecidos”. (Ibíd.146)
La Comisión trabajó con el apoyo de los antropólogos
Juan Ossio, Fernando Fuenzalida y Luis Millones.
También asesoraron a la Comisión el jurista Fernando de
Trazegnies, el psicoanalista Max Hernández, los lingüistas
Rodolfo Cerrón Palomino y Clodoaído Soto, así como el
historiador Ricardo Valderrama (Vargas , et al. 1983).
La investigación se desarrolló del 28 de enero hasta el
28 de febrero de 1983, con entrevistas a autoridades
militares, policiales y políticas de la zona convulsionada
y la revisión de documentación reservada de las FF.AA.,
tanto en Ayacucho como en Lima.
CAPÍTULO PRIMERO
Aunque los dirigentes del gobierno anunciaron su
interés de que se esclareciera la verdad sobre la masacre
de los periodistas, lo que buscaban en el fondo era obtener
un respaldo “académico” a la versión oficial sobre la
tragedia, previamente difundida por el Presidente de la
República, y que se basaba en los informes del Comando
Político Militar de Ayacucho. El presidente Fernando
Belaúnde Terry, mediante Resolución Suprema del 27
de enero de 1983, creó una “Comisión Investigadora de
los sucesos de Uchuraccay”, con el fin de “contribuir
al esclarecimiento de una verdad que reclaman
urgentemente la conciencia nacional y la opinión pública
del resto del mundo”. Se estableció que la Comisión no
tendría competencia judicial o policial. (Ibíd.146-147)
45
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA
46
Aunque un ejercicio riguroso en busca de la verdad
imponía investigar en el mismo lugar de los crímenes,
la Comisión sólo se hizo presente en Uchuraccay por
cuatro horas, durante un Cabildo Abierto convocado por
el Comando Político Militar de Ayacucho. De acuerdo
con los militares, existía un ambiente de alta tensión y
agresividad contra los foráneos que ponía en peligro la
vida de los integrantes de la Comisión, por lo cual no
era recomendable permanecer más de cuatro horas en
la zona de la tragedia. Además del reducido tiempo para
investigar en el lugar de los crímenes, los miembros de la
Comisión tenían la barrera del idioma, ya que la mayoría
de la población de Uchuraccay, a la que se acusó de
haber cometido el asesinato de los periodistas, sólo
hablaba quechua y muy pocos dominaban el castellano.
(Ibíd.149- 153)
La Comisión tuvo facultades para interrogar a altos
jefes militares y policiales que operaban en la zona de
Ayacucho, pero las entrevistas se realizaron en un clima
de terror paralizante, investigando solo aquellos aspectos
acordados con los militares, revisando documentos poco
esclarecedores y evitando asuntos controversiales que
comprometían a las fuerzas del orden en violaciones a
los derechos humanos. (Castro. 1993:18)
El Informe y la documentación que lo sustenta fue
entregado a las autoridades el 4 de marzo de1983.
Inmediatamente se desplegaron esfuerzos para darle
difusión internacional, ya que de acuerdo con la Comisión
Investigadora, no existía responsabilidad del Estado en la
masacre de Uchuraccay.
No obstante, el informe produjo un sabor amargo
dentro del país; una decepción por la forma escandalosa
como se quiso limpiar la imagen del gobierno y de las
fuerzas armadas que actuaban en Ayacucho. Para hacer
La Comisión estructuró su informe en cuatro partes
descriptivas y analíticas, exponiendo su versión de
los hechos, las causas de la masacre, los informes de
los asesores y testimonios de testigos. En el Informe se
sostiene que “la Comisión ha llegado a la convicción
absoluta de que los comuneros que se encontraban en
ese momento (el 26 de enero de 1983) en Uchuraccay
confundieron a los nueve forasteros (los periodistas y
el guía) que se aproximaban, con un destacamento de
“senderistas” que venía, sin duda, a escarmentarlos por
el linchamiento de varios de los suyos perpetrado en esa
misma comunidad en los días anteriores. Esta operación
de represalias era temida y esperada en las comunidades
iquichanas que habían matado senderistas y mantenía
a los comuneros en un estado de ánimo sobresaltado,
medroso y furibundo”. (Ibíd. 158)
8
Cursiva aclaratoria por el autor.
CAPÍTULO PRIMERO
esto posible se uso el paradigma indigenista. Se trata de
un discurso que esencializa las diferencias culturales,
presentando a los campesinos como reliquias vivientes de
un pasado milenario, subsistente a pesar de las influencias
de la sociedad moderna u occidental (Ibíd. 155). “Hacia
1983, dicho razonamiento [paradigma indigenista8]
estaba bastante extendido entre diversos sectores de la
opinión pública y la intelectualidad. Incluso los medios
de prensa y los magistrados reprodujeron dicha visión,
buscando explicar el caso mediante interpretaciones
que enfatizaron la diferencia cultural de los campesinos
quechuas respecto al conjunto del país como causa
fundamental de la tragedia. Tal perspectiva no sólo
contribuyó a bloquear el acercamiento a la realidad de
los hechos, sino también a reforzar la imagen paternalista
según la cual los campesinos —considerados como seres
«extraños» e «incapaces» pero en el fondo «buenos»—
no podían actuar ni pensar por sí mismos”. (Ibíd)
47
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA
48
También se afirma que “la Comisión tiene la
“convicción relativa” de que los periodistas debieron ser
atacados de improviso, masivamente, sin que mediara
un diálogo previo, y por una multitud a la que el miedo
y el cólera, mezclados, enardecían y dotaban de una
ferocidad infrecuente en su vida diaria y en circunstancias
normales”. Sin embargo, la Comisión aclara que “no
puede descartar, que este intento de diálogo se produjera
(considerando el hecho de que tres de los periodistas
hablaban quechua) y fuese inútil debido al exceso de
suspicacia, pánico y furor de los comuneros”.( Ponciano
del Pino. 2001)
La Comisión investigadora reitera su “convicción
absoluta” de que el asesinato de los periodistas “fue
obra de los comuneros de Uchuraccay, posiblemente
con la colaboración de comuneros de otras
comunidades iquichanas, sin que, en el momento de la
matanza, participaran en ellas fuerzas del orden”. Más
rotundamente, Vargas Llosa y sus colaboradores afirman
que “la Comisión ha llegado a la convicción absoluta
de que los periodistas fueron asesinados porque los
comuneros los creyeron terroristas y sin sospechar su
verdadera condición”.(Ibíd.)
En cambio, según el Tribunal de Ayacucho, “los
campesinos de Uchuraccay fueron obligados a atacar
a los periodistas, por presión de las Fuerzas Armadas.
Los comandantes militares y policiales actuaron como
instigadores del crimen”. El Tribunal ayacuchano
identificó a veintisiete comuneros como autores de la
masacre, y al general Clemente Noel y Moral (Jefe del
Comando Político Militar de Ayacucho), junto con cinco
oficiales de la policía y uno de la Marina, como autores
intelectuales. (C.V.R. 2003:161-167)
La Comisión Investigadora se encargó de construirle
una explicación academicista a las versiones que el
gobierno había difundido previamente, indicando que
los campesinos asesinaron a los periodistas. Para ello,
la Comisión buscó justificaciones étnicas, históricas y
culturales, apoyándose en la permanente sed de venganza
de los aborígenes andinos contra los blancos opresores.
La Comisión sostuvo que los campesinos confundieron
las cámaras fotográficas con armas de guerra y pensaban
que los periodistas eran terroristas que venían a atacarlos.
Así, según la Comisión, “los periodistas, fueron víctimas
de una desafortunada equivocación”. (Ibíd. 168)
A pesar de que en todo momento las autoridades
militares y policiales obstaculizaron al Poder Judicial,
para impedir que se esclareciera la verdad del asesinato
y aunque existían evidencias de participación “indirecta”
de altos jefes militares y policiales en esta masacre, solo
tres indígenas de la zona, Dionisio Morales, Simeón
Aucatoma y Mariano Cassani, fueron acusados. Otros
implicados y testigos, como el Teniente Gobernador,
desaparecieron o fueron asesinados en los días de las
investigaciones. (Ibíd.)
Aunque la investigación descartó que los periodistas
se hubieran presentado en Uchuraccay como senderistas,
supuestamente portando una bandera roja, tal como lo
había sostenido el Jefe del Comando Político Militar,
CAPÍTULO PRIMERO
Un mes después de la presentación del Informe, las
fuerzas militares “descubrieron” casualmente las cámaras
fotográficas y varios rollos de película de los periodistas
victimados, con imágenes que -al ser reveladas- pusieron
en duda muchas de las “convicciones absolutas” de
la Comisión. Así se reveló el deficiente trabajo de
investigación de la Comisión presidida por Vargas Llosa.
49
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA
50
ninguna autoridad regional o nacional tuvo la honestidad
de reconocer que se le había mentido al país, ni mucho
menos se esforzaron para reivindicar la memoria de las
víctimas (Ibíd. 157). Cuando posteriormente, en 1985, el
Tribunal de Ayacucho le preguntó a Vargas Llosa porqué
la Comisión Investigadora presentó el Informe con su
insólita versión, el escritor sólo respondió que aceptó
colaborar con el gobierno para “salvar a la democracia” y
que dirigió la elaboración del Informe guiándose por las
declaraciones de los militares. (Ponciano del Pino. 2001)
La actuación de la Comisión investigadora
creó problemas al poder judicial, que denunció el
avasallamiento de su soberanía por parte del Poder
Ejecutivo. Esta confusión demoró el inicio de un proceso
legal por la muerte de los periodistas. Y cuando el
Tribunal de Ayacucho trató de averiguar la verdad de
la masacre, muy pronto el Poder Ejecutivo, así como
el Legislativo, le pusieron numerosas trabas, llegando,
incluso, a volver a fojas cero el proceso judicial tras dos
años de investigaciones. Así, por segunda vez, la verdad
de Uchuraccay fue maniatada.
2. GUATEMALA:
UN CRIMEN DOS VERDADES
L
2.1 CONTEXTO HISTÓRICO
“Entonces ellos dijeron que tenían que matar,
teníamos nosotros que matar para así cumplir y
tener la paz con toda Guatemala y lo agarraron
uno por uno. Primero nos obligaron a excavar
donde enterrarlos y después agarraron al primero,
agarraron a Diego Nap López y agarraron un
CAPÍTULO PRIMERO
a herida del conflicto guatemalteco aún está lejos
de cerrarse. Si bien, los dos proyectos de comisión
de verdad que se analizarán en este aparte permiten
un acercamiento a las diferentes formas de violación
de los Derechos Humanos que se dieron en Guatemala
entre las década de 1960 y 1990, estos informes están
lejos de permitirnos entender las reales dimensiones
del conflicto. Dentro de este aparte analizaremos el
caso de la Masacre de Río Negro, que permite entender
cómo dentro de las comisiones de verdad estos puntos
ciegos auditivos impiden la configuración de una
memoria histórica articulada a los procesos de violencia
estructural. El presente aparte aborda el conflicto histórico
de Guatemala, siendo explícito en algunos eventos
coyunturales que definieron el curso de los eventos
del conflicto, desembocando en el caso de estudio.
51
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA
52
cuchillo que cada patrullero tenía que pasar
ahí dando un filazo o cortándole un poquito, o
sea, que ellos lo vieron. No sé cómo pudo ser.
Después así lo hicieron a Tomás Luxtillo y, por
último, mi primo dijo: Júrame que algún día me
vas a vengar (el entrevistado llora). Lo siento
mucho señores pero... me duele todo esto”. Caso
1944, (Miembro de las PAC), Chiché, Quiché,
1983. Remhi 1998 a, p:54).
Para empezar con el caso guatemalteco debemos
señalar que este país se encuentra ubicado en el centro
de América, posee únicamente 108.000 kilómetros
cuadrados, con una población que escasamente sobrepasa
los 12 millones de habitantes, siendo más del 60% de ellos
de cultura Maya y el 90% de origen campesino. Pese a su
mayoría campesina, Guatemala siempre ha sido un país
marcado por su pasado colonial. Por tanto, realizar una
descripción del contexto en que surgió el conflicto nos
lleva a entender las relaciones del poder colonial que se
mantuvieron después de la independencia.(CEH, 1999)
(REMH 1998b, pp: 148-156).
Al triunfar el movimiento independentista, en un
manifiesto del 8 de mayo de 1871, el general Miguel
García Granados hizo el compromiso de reformar
jurídicamente el Estado para impedir los excesos del poder
personal y dar una base de legitimidad a la propiedad de
la tierra en favor de los pujantes cafetaleros, no obstante
la llegada al poder del general Justo Rufino Barrios, quien
continuó con las reformas liberales, pero asumiendo una
dictadura personal. Esas reformas mezclaban los avances
tecnológicos y las nuevas concepciones militares -como la
organización de un Ejército profesional- con la supresión
de derechos comunales y eclesiales sobre la tierra y la
instauración del trabajo forzado. (Remhi 1998b).
Las más afectadas fueron las comunidades
indígenas situadas en las áreas de expansión cafetalera,
especialmente en la bocacosta de Quetzaltenango,
San Marcos y Alta Verapaz. Hasta entonces, la relativa
independencia de los pueblos indígenas se había basado
en la posesión de las tierras comunales. Sin embargo,
con las reformas agrarias que sucedieron al gobierno de
Barrios, estas tierras comunales fueron cediendo terreno
a las agroindustrias cafeteras. (Remhi 1998b).
En los primeros 20 años del siglo XX se consolidaron
en Guatemala los agroexportadores de café, entre los
que se hicieron famosos apellidos de familia como los
Herrera, los Klee, los Alejos, los Falla y los Cofiño; los
industriales como los Castillo, los Novella y los Herrera; y
los financieros como los Aguirre, los Saravia, los Castillo
y los Matheu Sinibaldi (REMH 1998b, pp:149-150).
CAPÍTULO PRIMERO
Con todo, es la determinación estatal de forzar a
los indígenas a emplearse dentro de las haciendas
cafeteras como mano de obra forzosa, el mayor abono
para el inconformismo social. En 1877 se promulgó el
Reglamento de Jornaleros y en 1878 la Ley contra la
Vagancia, que obligaba a los indígenas a trabajar de
100 a 150 días al año en las fincas cafetaleras. Como
consecuencia, la mano de obra era muy barata: los
hombres ganaban un real por día y las mujeres medio
real. Unos 100,000 indígenas bajaban cada año del
altiplano a la bocacosta para trabajar en las cosechas.
De esa época datan numerosos levantamientos indígenas
contra jefes políticos, habilitadores y finqueros. Entre
estas revueltas se destacan la guerra de guerrillas de los
indígenas de Momostenango, el intento de levantamiento
de los quiches en 1877 y la rebelión de San Juan Ixcoy en
1898, sofocadas por las milicias ladinas que se apropiaron
de sus tierras. (Giraldo 2007, p:8).
53
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA
54
En 1901 el gobierno firmó un convenio con la United
Fruit Company-Ufco para la explotación de banano. La
concesión se extendió en 1904 para la construcción del
ferrocarril Puerto Barrios-El Rancho-ciudad de Guatemala,
e incluyó 1,500 caballerías de tierra y la exención de
impuestos de exportación por 35 años. Hacia 1920 los
Estados Unidos cubrían el 70% de las importaciones
guatemaltecas y controlaban el 80% de las exportaciones.
Los conflictos durante estos periodos no se hicieron
esperar. Pero gracias al respaldo norteamericano y el de los
gobiernos de turno, el poder económico y político logró
consolidarse en no más de 20 familias. (Giraldo 2007,
pp:9-11).
Los diferentes gobiernos que se dieron entre las décadas
del 1920 y 1940 facilitaron aún más la concentración
de capital y de tierras. Algunas disposiciones legales
permitieron la transformación de un grupo reducido de
indígenas como comerciantes, no obstante, estos sólo
tenían influencia dentro del país, y las políticas para
favorecer a los trabajadores, como la devaluación del
Ketzal, terminaron por ser más favorables para los agroindustriales. (Giraldo 2007, p:12-14). El gobierno también
se sirvió de la mano de obra barata para mejorar la red
de caminos, que permitían la exportación de productos
y mejorar las telecomunicaciones en beneficio de los
monopolios. (CEH, 1999).
Las políticas gubernamentales de repartición de la tierra
exacerbaron los conflictos llevando a las movilizaciones
de indígenas, que justificaron las acciones violentas de
represión y que en algunos casos terminaron en masacres
contra los propios indígenas. La conformación de grupos
paramilitares que buscaron el control territorial para los
ladinos se muestra como el resultado de la inversión en
violencia normalizada por parte del gobierno y los poderes
económicos en la Guatemala de mitad de siglo XX. (Giraldo
2007, pp:10-11).
2.2 LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE 1944
El presidente Juan José Arévalo (1945-51) defendió un
modelo liberal de intervención estatal, una interpretación
del New Deal del presidente estadounidense Franklin D.
Roosevelt, que él definió como socialismo espiritual para
distinguirlo del socialismo materialista de los marxistas.
Se crearon programas que permitían impulsar la justa
distribución de la riqueza a través de mejores salarios
para los trabajadores. Igualmente estos tuvieron la
oportunidad de organizarse para defender sus derechos
y se le brindó autonomía a entes tan importantes como
la Universidad de San Carlos de Guatemala -Uasc-, el
Instituto Guatemalteco de Seguridad Social -Igss-, las
municipalidades y otras, con lo cual se descentralizaría
el poder del Estado. (CEH, 1999).
CAPÍTULO PRIMERO
Tras la insurrección del 44 el gobierno de Ponce cayó,
con lo que se da la revolución del 20 de octubre de 1944,
que inició una serie de transformaciones que buscaban
desarrollar la industrialización, así como generar cambios
en la economía que permitieran a Guatemala encauzarse
por la senda del desarrollo que redundaría necesariamente
en mejorar las condiciones de vida de la población
guatemalteca. Durante el período de la Revolución de
Octubre (1944-54), se produjo el ascenso de la clase
media (militares, profesionales, comerciantes, artesanos)
a la administración del Estado y las instituciones políticas.
El nuevo régimen se basó en un sistema participativo
para apoyar las reformas del Estado (derecho al voto,
autonomía municipal); se generó una mayor burocracia
estatal y el acceso de los intelectuales a las decisiones de
poder. Fueron registrados 30 partidos políticos, entre ellos
el Frente Unido de Partidos Arevalistas, que promovió la
Constitución de 1945. (Giraldo 2007, pp: 14-16).
55
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA
56
Uno de los objetivos centrales era impulsar la
transformación de Guatemala y pasar de tener una
economía agraria a una industrial desarrollada, lo que hizo
inevitable tocar intereses extranjeros, entre ellos los de la
Ufco, la International Railways of Centro América- Irca
y la Empresa Eléctrica de Guatemala-Eegsa. Esto generó
mucho malestar en el gobierno de los Estados Unidos y
en algunos europeos, que desprestigiaron el proceso que
se venía construyendo, y acusaron al gobierno electo
democráticamente de responder a patrones comunistas.
Pronto, sin embargo, el gobierno de Arévalo comenzó
a sufrir las conspiraciones de grupos conservadores. Un
sector de las Fuerzas Armadas, comandado por el coronel
Francisco Javier Arana, manifestó su descontento con las
políticas de Arévalo e intentó un golpe de estado para
hacerse al poder. Sin embargo, las unidades del ejército
y los sindicatos leales al gobierno evitaron el golpe, que
concluyó con la muerte de Arana, lo que a la postre
motivo el levantamiento de los aranistas en la capital. Si
bien se controló el golpe la tensión política se incrementó
con velocidad. (CEH, 1999).
El coronel Jacobo Árbenz ganó las elecciones de
1950 postulado por el Frente Popular Libertador (FPL),
representante de las clases medias. Árbenz comenzó a
estudiar el problema agrario. El Censo Agropecuario
de 1950 mostraba que el 99.1% de las fincas eran
minifundios que sólo ocupaban el 14% de las tierras,
mientras el 0.1% ocupaba el 41% de la superficie censada;
el 40% de las fincas era propiedad de 23 familias, 54
fincas disponían del 19% de la tierra y cerca de 250,000
campesinos carecían de ella. Por esto decretó en 1954
una reforma agraria que ordenaba la expropiación de
fincas no cultivadas y su entrega al campesinado. Los
terratenientes expropiados recibían a cambio por la tierra
bonos del Estado, con una taza de interés del 3%. Con la
reforma agraria se beneficiaron más de 100.000 familias
campesinas (Asies, et. al, 2004).
Durante la aplicación de la Ley de Reforma Agraria
se produjeron abusos por parte de los beneficiarios.
Innecesariamente fueron invadidas 30 fincas que podían
haberse obtenido sin demoras mediante procesos legales. En
algunas regiones de oriente se aplicó la Ley de Arrendamientos
sólo en provecho de sus asociados. Pero también se desató
una ola de violencia en el campo provocada por los
finqueros. (REMH 1998 b, pp:148-156)
La participación del gobierno de los Estados Unidos
resultó fundamental a partir del Decreto 900. La Ufco
presentó un recurso de inconstitucionalidad contra
la Reforma Agraria y el Gobierno -al desconfiar de los
magistrados- destituyó a la Corte, creando un grave
problema de institucionalidad para el propio régimen.
En mayo de 1954, estando avanzado el plan de la
conspiración, los Estados Unidos firmaron tratados de
ayuda militar con Honduras y Nicaragua, países desde
donde se preparaba la intervención militar contra
Guatemala. (REMH 1998(b), pp:148-156).
CAPÍTULO PRIMERO
La Asociasión General de Agricultores - AGA encabezó
la oposición a la reforma agraria, destacando en esa
lucha los Aycinena Arrivillaga. La oposición política
anticomunista, que estaba organizada desde el gobierno
de Arévalo, comenzó a desarrollarse con más fuerza. Los
terratenientes, además, organizaron Comités de Defensa
de la Tierra y Uniones Cívicas, que emprendieron
acciones de asesinatos contra líderes agrarios, a pesar de
que la aplicación de la reforma agraria había beneficiado
a los prósperos comerciantes de Retalhuleu, Escuintla y
Coatepeque. (REMH 1998b, pp: 30- 33)
57
2.3 EL GOLPE DE ESTADO DE 1954
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA
La madrugada del 17 de junio de 1954 cuatro columnas
de 300 hombres armados penetraron en el territorio
guatemalteco por el lado de Esquipulas, desde distintos
puntos de la frontera con Honduras. Su propósito era
derrocar al presidente Jacobo Árbenz. (REMH 1998(b))
58
Si los liberacionistas lograron su objetivo fue
porque el mando militar no quiso combatir; se sumó a
la conspiración contra Árbenz y en sus filas cundió la
desmoralización. Los rebeldes tomaron el 24 de junio la
ciudad de Chiquimula y ahí proclamaron el Gobierno
Provisional de Guatemala, con el teniente coronel Carlos
Castillo Armas a la cabeza, en su calidad de Comandante
en Jefe del Ejército de Liberación Nacional, que era el
brazo armado de un movimiento más amplio. Tres días
después Árbenz pronunció por la radio su discurso de
renuncia de la Presidencia, y el 3 de julio asumió el control
del gobierno una junta de cinco militares encabezada por
Castillo Armas. (Asies, et. al, 2004).
Se reorganizó la policía secreta y se iniciaron los procesos
de investigación contra todos aquellos que en cualquier
forma hubiesen participado en actividades comunistas.
Figurar en dicho registro constituía grave presunción de
peligrosidad de la persona. Los detenidos por orden del
Comité no tenían derecho de exhibición personal y el efecto
de estar nombrados en el registro les impedía desempeñar
cargos o empleos públicos. El registro fue creciendo hasta
incluir a todos los opositores y críticos del gobierno. Hacia
el 21 de diciembre de 1954 el Comité había elaborado una
lista de 72,000 personas. (Asies, et. al, 2004).
La sociedad guatemalteca ha tenido que enfrentar más
de cuatro décadas de terrorismo de estado y 36 años de
conflicto interno armado que han dejado secuelas de
sangre, dolor y luto en la familia en general, entendiendo
aquí la desproporción entre la violencia política efectuada
por el Estado, la cual fue inmensamente superior a la lucha
armada revolucionaria o la realizada por el movimiento
social legal. (Figueroa 1991, p: 10-12, CEH, 1999).
Según el Remhi:
• El 74.46% de las víctimas era adulta (entre 18 y 54 años)
y un 17,7% menor de 18.
• Un 53.3% pertenecía a las etnias mayas y un 11.43% a
los ladinos.
• Los agentes del Estado fueron responsables de 89.65%
de los crímenes y las guerrillas de un 4.81%.
La Comisión de Establecimiento Histórico-CEH recibió
7.388 testimonios referidos a 7.517 hechos, pero la
Comisión interactuó con más de 20.000 personas que
colaboraron de una u otra forma a la investigación, entre
ellas 1.000 “testigos clave” (miembros o ex miembros
del Ejército, de otras entidades estatales, de las Patrullas
de Autodefensa Civil -PAC, comisionados militares
(paramilitares) o ex combatientes de la guerrilla). Toda la
información estaba referida a 42.275 víctimas que fueron
objeto de 61.648 violaciones a sus derechos.
2.4 LAS MASACRES DEL RÍO NEGRO
La comunidad de Río Negro estaba ubicada a orillas del
río Chixoy, en el municipio de Rabinal, Baja Verapaz. Su
población, de origen Achí, se dedicaba fundamentalmente
CAPÍTULO PRIMERO
• El período de más alta concentración de crímenes corresponde a los años1980-1983, que representan casi el
80%.
59
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA
60
a la pesca y a la agricultura, aprovechando los beneficios
de tener el río cerca. Esta población indígena se diferencia
de la de Uchurracay en que gracias a las reformas agrarias
después de la revolución de 1944 la población contaba
con altos niveles de organización social, producto del
desarrollo económico y cultural que se venía registrando
en la comunidad desde el periodo revolucionario, durante
el mandato de Árbenz.
En 1975, el Inde (Instituto Nacional de Electricidad)
presenta al gobierno el proyecto de construcción de una
hidroeléctrica que paliara la crisis de electricidad que se
avecinaba por carecer de una política en este sentido. El
lugar elegido para construir la hidroeléctrica era el río
Chixoy o Negro. Sin embargo el proyecto no contemplaba
el daño que se les causaría a las comunidades localizadas
en la rivera, entre las que se encontraba Río Negro.
Los campesinos de Río Negro se resistieron a dejar
sus tierras, por varias razones. Aparte de que nunca se
les consultó su opinión en cuanto al megaproyecto, “las
autoridades pretendieron asentar a los pobladores de Río
Negro en Pacux, un lugar árido, y en casas que rompían
su esquema cultural de vida.” Al igual, los habitantes de
Río Negro, en su totalidad Mayas Achi, mantenían un
cierto “apego a su región” debido a que “el área del río
Chixoy estuvo habitado desde el período Maya clásico
-330 años AC a 900 años DC- por poblaciones indígenas
y, además, existían en el lugar varios centros religiosos
ceremoniales.” (CEH 1999 b, p:45).
Para ese momento, la población de Río Negro estaba
organizada en el Comité de Unidad Campesina y
muchos colaboraban con el Ejército Guerrillero de Los
Pobres -EGP, que aconsejaba no salir de la comunidad
si no ofrecían tierras iguales o mejores que las que ya
poseían. La hidroeléctrica empezó a construirse sin que
la comunidad estuviera de acuerdo con abandonar sus
tierras y para 1980 era prácticamente imposible continuar
el desarrollo de la misma si no se llegaba a un acuerdo
negociado que solucionara el problema.
Señala el informe de la CEH que un funcionario del Inde
expresó en una de las visitas que realizó a Río Negro: “si
ustedes no quieren salir, de todos modos el presidente de
la República -General Fernando Romeo Lucas García- ya
firmó el contrato, ya no se puede dejar de construir porque
el proyecto está ya aprobado. Aunque se opongan, el
proyecto sigue y algún día van a tener que salir”. CEH 1999
b, p:47)
“Uno de los soldados, al ver la reacción de la turba y
a su compañero muerto, abandonó el arma y huyó. El
otro soldado fue retenido por un tiempo, pero más tarde
quedó en libertad”. En un comunicado al día siguiente, el
Ejército anunció que los miembros de la comunidad eran
guerrilleros y que por esa razón no querían salir. A partir
de este momento miembros del ejército empezaron a
visitar la comunidad con mayor frecuencia, en tanto que la
construcción de la hidroeléctrica continuaba su rumbo.
CAPÍTULO PRIMERO
El informe de la CEH señala que “el 5 de marzo de 1980
dos habitantes de Río Negro que se encontraban en Pueblo
Viejo fueron acusados de robar frijoles del comedor de los
trabajadores de la represa. Fueron perseguidos por dos
soldados y un agente de la Policía Militar Ambulante (PMA).
Al llegar a Río Negro, los dos habitantes comenzaron a gritar
que les perseguían los militares. La comunidad se reunió,
rodearon a los soldados y los llevaron hasta la capilla. Un
miembro de la comunidad, que estaba ebrio, golpeó al
agente de la PMA, quien, en su afán por defenderse, disparó
y mató a siete personas. Inmediatamente, los campesinos
reaccionaron y con piedras y machetes mataron al agente”.
(CEH 1999 b, p:45)
61
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA
62
La CEH (p. 46) señala en su informe que ante los
primeros hechos violatorios de los Derechos Humanos
de los habitantes de Río Negro, la comunidad toma
la decisión de entrevistarse con el comandante de la
zona militar de Cobán para disculparse por lo ocurrido
el 5 de marzo de 1980. La respuesta fue acusar a los
campesinos de guerrilleros y de tener armas escondidas
en la comunidad. De ahí en adelante los allanamientos
y cateos de casa en casa se hicieron frecuentes, pero el
Ejército nunca encontró armas.
“En el mes de febrero de 1982 un grupo
de hombres armados, presumiblemente
guerrilleros, quemaron el mercado de Xococ
y mataron a cinco personas. A consecuencia
de que el Ejército identificó este hecho con la
guerrilla y con los campesinos de Río Negro, los
pobladores de Xococ rompieron las relaciones
comerciales que mantenían con Río Negro y se
declararon sus enemigos.” El Ejército organizó
en Xococ a una Patrulla de Autodefensa Civil
(PAC) conformada por miembros comunitarios,
los cuales, “armados, adiestrados y guiados
por el Ejército, estuvieron enfrentados,
desde entonces, con los habitantes de Río
Negro.”(CEH, pp:48-50)
El 7 de febrero de 1982 los patrulleros de Xococ
citaron a los hombres de Río Negro en esa comunidad.
Acudieron a la cita 150 personas. El jefe de las PAC de
Xococ les llamó la atención sobre su actitud “incorrecta”
al no querer abandonar las tierras, para que se construyera
la hidroeléctrica y sobre su colaboración con la guerrilla.
Al final les retuvieron las cédulas a todos, diciéndoles
que regresaran en una semana para recogerlas.
“Un mes más tarde, el 13 de marzo de
1982, a las seis de la mañana, 12 miembros
del Ejército acompañados por 15 patrulleros
de la aldea Xococ, entraron en la comunidad
de Río Negro... Obligaron a las personas
reunidas a caminar unos tres kilómetros
montaña arriba. Al llegar a la cumbre del cerro
Pacoxom... procedieron a torturar y matar a
las víctimas inermes. A unas las colgaron de
los árboles, a otras las mataron a machetazos
y a otras les dispararon... Sobre las cinco de
la tarde concluyó la masacre y se dirigieron
hacia Xococ. Dieciocho niños sobrevivientes
CAPÍTULO PRIMERO
Una semana después, el 13 de febrero de 1982, 74
personas regresaron a la comunidad de Xococ, entre ellos
55 hombres y 19 mujeres; una vez ahí fueron ejecutados
de uno en uno por los patrulleros de Xococ y sus
cadáveres enterrados dentro de esa misma comunidad.
Un mes más tarde, el 13 de marzo de 1982, miembros del
Ejército y patrulleros de Xococ llegaron a la comunidad
de Río Negro, catearon casa por casa. Casualmente los
hombres no se encontraban en la comunidad, pues por el
trabajo habían tenido que dormir fuera de la comunidad.
Los soldados y los patrulleros acusaron a los hombres
de estar en una reunión con la guerrilla, luego exigieron
a las mujeres, ancianos, ancianas, niños y niñas que
salieran de las casas para participar en una reunión.
Luego de desayunar y saquear la aldea, pusieron música
de marimba y obligaron a las mujeres a bailar con ellos.
Luego las violaron a algunas públicamente y a otras las
llevaron a un lado de las viviendas. Tras muchas horas
de tortura psicológica fueron obligados a salir de la
aldea y caminar durante aproximadamente 3 horas hacia
la montaña. Durante la caminata maltrataron física y
mentalmente a las personas.
63
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA
fueron llevados por los agresores hacia dicha
comunidad. Los testimonios coinciden en que
177 personas —70 mujeres y 107 niños—
población civil e indefensa de la comunidad
de Río Negro, fueron muertos en esta acción.”
(CEH, pp:48-50).
64
Los dieciocho niños y niñas fueron convertidos en
esclavos, golpeados constantemente y casi no fueron
alimentados. Muchos de ellos murieron a causa de
los malos tratos. Luego de algunos años de tener que
compartir con los asesinos de sus padres, a instancias
de organizaciones de derechos humanos, se logró que
los sobrevivientes regresaran con sus familiares reales.
Sin embargo, los traumas que presentan son demasiado
severos a causa de haber sido torturados durante tanto
tiempo.
Desde el 23 de agosto de 1993, el Grupo de Apoyo
Mutuo-GAM ha impulsado varios procesos judiciales
contra algunos de los responsables de las dos masacres
de Río Negro. En 1998 se logró la captura de dos de
los jefes, que fueron sentenciados a 30 años de prisión.
Los habitantes de Xococ continúan considerando como
guerrilleros a los habitantes de Río Negro, en tanto que
estos consideran asesinos a los de Xococ.
Luego de la masacre, el embalse de la hidroeléctrica
fue llenado de agua y la comunidad de Río Negro
desapareció bajo millones de litros de ese vital liquido.
Actualmente la comunidad ha sido movida a tierras
menos fértiles de las que se les propusieron inicialmente.
Este caso ha sido registrado por las dos Comisiones
de Verdad que se realizaron en Guatemala. No obstante,
el enfoque causal de las masacres se presenta diferente
al comparar ambos informes: mientras el informe de
Remhi presenta el problema con una causa racial y
de persecución a los indígenas, el CEH se interesa por
entender las problemáticas asociadas a la tenencia de
tierras y el interés trasnacional por estas. Claro está que
ambos utilizaron el relato de los supervivientes como
fuente de información, no obstante, ambos procesos
investigativos se centraron en la narración del hecho,
más no en la configuración de un contexto de violencia
que permitiera articular las narraciones dentro del
conjunto de hechos e intereses que marcaron el conflicto
guatemalteco.
2.5 LAS COMISIONES DE LA VERDAD EN
GUATEMALA
En 1995, la Oficina de Derechos Humanos del
Arzobispado de Guatemala – Odhag-, bajo la dirección
de Monseñor Juan Gerardi, lanza el proyecto de
Recuperación de la Memoria Histórica –Remhi-. Algunos
de sus asesores afirman que había la intención de recoger
insumos para la futura Comisión de Esclarecimiento
Histórico y se quería ponerle un límite mínimo a ésta,
de modo que se sintiera retada a avanzar más, o por
lo menos “a no decir menos” de lo que había dicho el
Remhi. (Figueroa 1991, p: 25).
CAPÍTULO PRIMERO
Quizás el aporte más interesante del llamado
“proceso de paz” de Guatemala ha sido el tratamiento
de la memoria histórica de los sufrimientos. Frente
a otras comisiones de verdad que desarrollan sus
trabajos en unos pocos meses para cumplir un mandato
demasiado limitado y entregar una “verdad” raquítica,
en Guatemala se dan dos experiencias, una oficial y otra
no oficial, que se internan un poco más en la memoria
de los sufrimientos. (Figueroa 1991, p: 24).
65
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA
66
En el proyecto se comprometieron más intensamente 7
diócesis y otras 6 en menor medida. El trabajo se realizó
en un ambiente todavía tensionado, sin que se hubieran
desmovilizado muchas estructuras paramilitares, y
duró 3 años hasta la entrega del informe “Nunca Más”
(1995-98). Su base fundamental fueron 5.180 testimonios
de víctimas, recogidos por 600 entrevistadores escogidos
por las mismas comunidades. El proyecto se desarrolló en
varias etapas: trabajo de campo9, codificación, análisis10 e
informe. (Figueroa 1991, p: 25).
La Comisión de Esclarecimiento Histórico–CEH- fue
creada en el Acuerdo de Oslo el 23 de junio/94 y allí
mismo se diseñaron sus objetivos, integrantes y plazo.
Como estaba previsto, una vez firmada la paz, entre
enero y febrero de 1997, la Comisión quedó constituida.
La financiación la cubrió la Oficina de Proyectos de las
Naciones Unidas, en colaboración con otras dependencias
de la ONU y aportes de otros países. (Figueroa 1991, p:
30).
Los trabajos se iniciaron el 31 de julio de 1997 y contó
con 273 profesionales y personal de apoyo y seguridad, entre
ellos 142 guatemaltecos y 131 de otras 31 nacionalidades.
La actividad se organizó en torno a un área investigativa,
con su base de datos, equipo de análisis histórico y un
equipo especial que procesaba documentos provenientes
de fuerzas militares o documentos desclasificados de
los Estados Unidos; luego un área administrativa y una
unidad de información pública. Organizó 4 sedes en las
principales ciudades y 10 oficinas regionales. (Figueroa
1991, p: 30).
Para realizar las entrevistas fue necesario un proceso de capacitación y
formación de los entrevistadores-animadores, proceso que llevaba entre 4 y
6 meses, y era complementado con seguimientos de asesoría y control para
asegurar una unidad de criterios.
10
Se estructuraron 5 equipos de investigación, con un total de 21 personas,
que se dedicaron a análisis especializados: psicosocial, cultural, de género,
jurídico y sociohistórico.
9
Los investigadores visitaron cerca de 2.000 comunidades,
recogieron 500 testimonios colectivos y 7.338 testimonios
individuales, pero la Comisión interactuó con cerca de 20.000
personas que de una u otra forma aportaron algo, incluyendo
a miembros de los cuerpos represivos y paramilitares. A partir
del 31 de julio de 1998 los investigadores se concentraron en
la capital e iniciaron el período de análisis en tres equipos:
Sistematización, Temática y Recomendaciones. El 25 de
febrero de 1999 la Comisión concluyó sus trabajos con la
entrega del Informe en 12 volúmenes. Los primeros 6 traen
la información y análisis generales y los restantes están
dedicados a casos individuales o colectivos. Para su informe
final, la Comisión estableció tres grados de convicción en
la evaluación de los casos: “plena convicción”, “presunción
fundada” y “presunción simple”. (Figueroa 1991, p: 33).
CAPÍTULO PRIMERO
La reapertura en 1953 de la Universidad de San Cristóbal
de Huamanga, tras casi un siglo de puertas cerradas, parte
la historia de una de las provincias más pobres del Perú
(Robles. 2006). El atraso económico, social y político se
debía en gran medida al aislamiento de la educación
superior durante los años de cierre de la universidad. Por
tal motivo la ciudad y toda la sierra sur del Perú celebraron
la reapertura. No obstante, los mismos conflictos
socioeconómicos que impulsaron la reinauguración
nutrieron la formación de células comunistas de diferente
orientación teórica y doctrinal al interior de la academia.
67
3. EL CASO SUDAFRICANO
3.1 EL APARTHEID, VIOLENCIA ESTRUCTURAL
EN SUDÁFRICA
En 1899 Gran Bretaña se lanzó a completar la
conquista de Sudáfrica, que había comenzado con la
anexión en 1795 de la ciudad de El Cabo. La invasión
de las repúblicas afrikaner en la región productora de oro
del Transvaal y del vecino Estado Libre de Orange fueron
CAPÍTULO PRIMERO
L
a historia de las luchas sudafricanas tiene origen en los
procesos de colonización que se dieron desde 1652. La
llamada Compañía Holandesa de las Indias Orientales
estableció un punto estratégico en el cabo de Buena Esperanza. Además de los holandeses, el territorio fue colonizado
por alemanes y franceses que escaparon de las persecuciones religiosas que se dieron en Europa en el siglo XVII. La
identificación de los colonos como Burguers (Burgueses),
que significaba ciudadanos, de entrada marca la gran diferencia que estos habitantes tenían con los nativos. La palabra
derivó en Boers, y posteriormente, se reconocerían como
Afrikaners. Los colonos llevaron esclavos desde el archipiélago de Bengala, Madagascar y la Costa Oriental de África
para propiciar la explotación de minas y los trabajos de colonización. (Gordon y Gordon 2001).
69
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA
los objetivos de imperio británico. En el Reino Unido se
conocen como Guerras de los Bóers el enfrentamiento del
Imperio Británico con los colonos Afrikaners. La primera
de ellas se desarrolló entre el 16 de diciembre de 1880
y el 23 de marzo de 1881, y la segunda entre el 11 de
octubre de 1899 y el 31 de mayo de 1902 (Farwell 1976).
70
Para el primer año del siglo XX, la Compañía Británica
de Sudáfrica ya había tomado las tierras al norte,
rebautizándolas como Rodesia en homenaje a su jefe, el
magnate de El Cabo, Cecil Rhodes. Es durante el régimen
británico que la esclavitud fue abolida, en momentos
cuando existían más de 30.000 esclavos sudafricanos
de diferentes orígenes. (Gordon y Gordon 2001). “Los
descendientes de los esclavos, la población nativa, así
como la progenie de relaciones mixtas, terminaron siendo
llamados “de color”.
Durante el siglo y medio que Sudáfrica estuvo controlada
por holandeses surgió una pirámide social que tenía en
la punta a los colonos, seguido de las razas mixtas y al
final los esclavos. La unidad de los blancos por mantener
a los esclavos y negros bajo el control de los colonos
institucionalizó la discriminación racial sudafricana. El
conjunto de decretos y normas para mantener aislados
a los negros de cualquier oportunidad de sublevación
se conoce con el nombre de Apartheid. “Sucesivos
gobiernos del Apartheid promulgaron e hicieron cumplir
un conjunto de leyes rigurosas basadas en la raza y que
aseguraban que el poder social, económico y político se
mantuviera monopolizado”. (Maharaj 2009, p: 107).
Las políticas de exclusión del Apartheid se centraron
en rivalizar a los diferentes grupos de antiguos esclavos.
Con esto se buscó legitimar el poder de los blancos,
que invertían en conflictos intergrupales para legitimar
el Apartheid por medio de la violencia simbólica. “Era
un mundo en el cual todo podía pasarte, donde las
oportunidades de vida se definían en el momento de tu
nacimiento, si eras negro, y si lo eras no había diferencia
en que fueras africano, indio o de color”. (O´malley
2007, p:31).
Interesa entonces, entender cómo se rompe este flujo
económico de la violencia sudafricana y se alcanza la
paz. No obstante, es importante hacer mención de cómo
el informe de Comisión de la Verdad y la Reconciliación11
crea esos puntos ciegos auditivos impidiendo la
construcción total de una verdad histórica.
La identificación del pasado común que unía a los de
africanos, indios y de color, contrastaba con la diferenciación
producto de las políticas de división social de Apartheid.
Esto dio origen a diferentes movimientos libertarios, que con
origen común y mismo fin, lucharon entre ellos para defender
11
Truth and Reconciliation Comission. TRC por sus siglas en ingles.
CAPÍTULO PRIMERO
El caso surafricano, una experiencia exitosa en
procesos transicionales hacia la democracia, nos
permite entender el flujo de la economía política de la
violencia. Una violencia estructural que se hace visible
en las manifestaciones racistas de los poderes políticos
y económicos que han dominado Sudáfrica desde el
siglo XVII. La violencia estructural dividió la sociedad
de acuerdo al origen, creando confrontaciones entre los
grupos nativos, indios, africanos y de color, lo que generó
violencia interétnica que, a la postre, justificó las acciones
de violencia normalizada por parte del Estado. Esta
inversión en violencia cobra sus ganancias al legitimar las
acciones de exclusión del Apartheid en discursos como
la inferioridad racial para elegir o ser elegido. Violencia
simbólica que nutre y perpetúa la violencia estructural.
71
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA
su causa. Así surgieron el Congreso Nacional Africano
(ANC), el Congreso Indio de Natal (NIC) y la Organización
de Pueblos Africanos (APO), el Congreso Panafricano de
Naciones (PAC) y el Movimiento de la Conciencia Negra
(BCM). La alineación en diferentes escenarios de las cabezas
de estos movimientos llevó a una confrontación ideológica
que, posteriormente, fue llevada al plano operativo.
72
El debate sobre la forma como se debía gestar la lucha
libertaria es de vital importancia para entender el desarrollo
del conflicto y, aún más, del logro de la paz. Citaré en
extenso algunas declaraciones de Nelson Mandela, jefe
de la Umkhonto we Sizwe o Lanza de La Nación, más
conocida como MK brazo armado de la ANC:
“Al planear la dirección y la forma que debía seguir
el MK consideramos cuatro tipos de actividades
violentas: sabotaje, guerra de guerrillas, terrorismo
y revolución abierta. Para un ejército pequeño e
inexperto, la revolución abierta era inconcebible. El
terrorismo inevitablemente se veía mal en aquellos
que lo empleaban, y minaba cualquier apoyo
público que, de otra manera podría recibirse. La
guerra de guerrillas era una posibilidad, pero como
el ANC había sido reacio a asumir la violencia
de cualquier manera, tuvo sentido comenzar
con la forma que causara menos daño contra los
individuos: el sabotaje. Como no involucraba la
pérdida de vidas, ofrecía la mejor esperanza para
la reconciliación entre las razas. No queríamos
comenzar una guerra a muerte entre blancos y
negros. El rencor entre africaners e ingleses era
aún marcado después de cincuenta años de la
guerra anglo-boer ¿Cómo serían las relaciones
entre blancos y negros si propiciáramos una guerra
civil?” (Mandela 1995:232. Citado en Maharaj
2009, p: 119).
De acuerdo con Maharaj (2009), la estrategia de la ANC
para derrocar el Apartheid se basó en lo que el partido
llamó los cuatro pilares de la lucha: movilizaciones y
acciones de masa, clandestinidad política, lucha armada
y campaña internacional para aislar a la Sudáfrica del
Apartheid (p.119).
La hipótesis que hemos manejado, a lo largo del
presente documento, es que la decisión de cortar el flujo
económico de inversión en violencias íntimas permitió el
derrocamiento del Apartheid y el establecimiento de una
Sudáfrica no racial. Con esto se expresa, que el rompimiento
de la inversión en violencia que los gobiernos del Apartheid
intentaron establecer, al dividir las organizaciones libertarias,
manipular a la opinión internacional, crear discursos
en aras de naturalizar la diferencia racial, no tuvieron
respuestas en formas de violencias al interior de los grupos
antisegregacionistas. Por lo cual se pudo superar la situación
de violencia.
3.2 LA TRC, COMISIÓN DE LA VERDAD
Y LA RECONCILIACIÓN
El caso de los presos políticos y las violaciones a los
Derechos Humanos cometidos durante el Apartheid
se convirtieron en la piedra angular del proceso de
negociación para alcanzar la paz. Mientras el gobierno
intentaba dividir a la resistencia por medio de acuerdos
CAPÍTULO PRIMERO
Se puede decir que las acciones de masa rompieron
la violencia normalizada, la clandestinidad política evitó
la violencia directa, la lucha armada no terrorista evitó la
violencia simbólica, mientras la campaña internacional
excluyó al gobierno sudafricano del apoyo global
rompiendo los ejes de la violencia estructural.
73
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA
74
parciales, los líderes del ANC se preocupaban por
mantener la unidad nacional en busca del fin máximo
de la causa. Esto lo podemos ver en las declaraciones en
1985 del presidente Botha, en las que manifiesta estar
en disposición de liberar a Nelson Mandela, a lo que
agregó que “lo único que se interponía entre Mandela
y su libertad era Mandela mismo”, y que lo que se
necesitaba era que él rechazara incondicionalmente la
violencia como instrumento político. (Maharaj 2009,
p:126). La replica de Mandela no se hizo esperara por lo
que manifestó:
“No puedo vender mi derecho de nacimiento y
tampoco estoy preparado para vender el derecho
de nacimiento del pueblo a ser libre (…) Sólo
los hombres libres pueden negociar. Los presos
no pueden firmar contratos. No puedo hacer y
no haré un compromiso en que yo y ustedes, el
pueblo, no somos libres”. (Parkin 2006, p:208. En
Maharaj 2009 p:127).
Mientra el ANC estudiaba las experiencias internacionales
de países que habían enfrentado problemas de flagrante
violación a los Derechos Humanos, comenzó a plantear
propuestas de un proceso de verdad y reconciliación
para manejar el legado violento del pasado, y esas ideas
incorporaron la posibilidad de una amnistía dentro de
dicho mecanismo. No obstante, el tema para una Comisión
para la Verdad y la Reconciliación TRC no hizo parte de
las negociaciones de paz, durante la proclamación de la
constitución Interina de 1993, la cual concedió la amnistía
obligatoria en el primer gobierno de Sudáfrica, se estipuló
la conformación de dicha comisión. (Gordon y Gordon
2001, pp:158-160).
La comisión estableció un sistema de mapeo de los
lugares de violaciones a los Derechos Humanos, que
eran generados por los testimonios de las víctimas y
corroborados por una unidad de investigación (TRC
1998). Este mandato no sólo identificó actos específicos
como violaciones –basados en un sentido específico del
término “violencia”-, sino que también restringió y definió
el horizonte de la investigación al desconectarla de una
serie de relaciones de causalidad que hubieran podido
explicar, por ejemplo, las interrelaciones históricas entre
el Apartheid y el uso que el régimen hizo de otras formas
de violencia (Castillejo 2009, p:88).
Aquí encontramos los llamados puntos ciegos auditivos,
pues como se vio para los casos del Perú y Guatemala, las
narraciones de violencia directa invisibilizaron aquellas
otras formas de violencia estructural que se presentaron
durante el Apartheid.
Las personas que presentaron aplicaciones para dar
testimonio ante la Comisión Sudafricana de la Verdad
y la Reconciliación recibieron una guía muy clara en
cuanto a dónde debían comenzar sus historias y dónde
debían terminar; a aquellos que querían contextualizar
sus experiencias de pérdida no les fue permitido presentar
las causas más amplias de su sufrimiento.
CAPÍTULO PRIMERO
Otra fuente de información provino de victimarios
que perpetuaron flagrantes violaciones a los Derechos
Humanos y que fueron beneficiarios de la ley de
amnistía. Esta información fue recolectada a través de
declaraciones juramentadas, audiencias públicas y
entrevistas a puerta cerrada (TRC 1998). La conexión
entre estos dos mecanismos produjo lo que se denominó
en el Informe final los “hallazgos de la Comisión”, es decir,
un conocimiento destilado a partir de un proceso social
de investigación y realizado dentro de ciertos parámetros
conceptuales. (Castillejo 2009, pp:88-89).
75
LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA
76
Algunos de los que tuvieron la oportunidad ante
la Comisión recuerdan el dolor posterior ante la
imposibilidad que experimentaron durante el proceso
de dar clausura a su testimonio. Para acceder a las
historias de experiencias traumáticas, los oyentes deben
querer y estar, en capacidad de seguir a quien habla
a lugares inesperados. Pero esto necesita tiempo y
recursos, los cuales las comisiones de la verdad no están
necesariamente en capacidad de proveer en una medida
adecuada. (Andrews 2009, p:147).
De acuerdo con Castillejo (2009), estas delimitaciones
espacio temporales de los actos de violación de Derechos
Humanos y que tipifican un cierto tipo de actos, impiden el
entendimiento total de las reales dimensiones de la violación
de los derechos fundamentales. Con esto se expresa que
formas diferentes de violencia, que fueron perpetuadas
por siglos de exclusión colonialista y postcolonialista en
Sudáfrica, fueron invisibilizadas en el marco de la amnistía
para quienes declararan los crímenes cometidos.
Se hace evidente, entonces, que esa invisibilización
de poderes e intereses que se beneficiaron del Apartheid,
obedeció a unas acciones premeditadas e intencionadas.
Todo lo contrario de lo que expresa el documento final
de la TRC, en donde se registran los casos de violencia
como hechos aislados del perpetrador y no los intereses
de los actores intelectuales de las violaciones de derechos
humanos.
Se puede entender que estas acciones finalmente
construyen una especie de colcha de retazos históricos que
configuran la memoria colectiva del conflicto surafricano.
Sin embargo, el informe final de TRC no revela los flujos
económicos de violencia que articulan las acciones de
violación de los Derechos Humanos dentro de la línea
histórica del conflicto. Esto es, que al quedarse en los
relatos de las víctimas, las confesiones de los victimarios, y
las pruebas fácticas y forenses, no se exploraron las reales
causas y los verdaderos culpables del Apartheid.
CAPÍTULO PRIMERO
Los relatos de víctimas y victimarios se enfocaron en el
mapeo de las pruebas, en el documento probatorio para
la verdad jurídica. Por esto las frases de los relatos que no
fueron fuentes de información factual fueron ignorados,
ensordecidos, invisibilizados en beneficio de los autores
intelectuales de la violencia del Apartheid.
77
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CAPÍTULO PRIMERO
VARGAS, LLOSA, MARIO. Et al. (1983). lnforme
de la Comisión lnvestigadora de los Sucesos de
Uchuraccay. Lima.
81
El entierro prematuro,
Edgar Allan Poe
CAPÍTULO SEGUNDO
“Hay ciertos temas de interés absorbente,
pero demasiado horribles para ser objeto
de una obra de ficción.
El mero escritor romántico debe ocultarlos
si no desea ofender o desagradar.
Sólo los usa con propiedad cuando
lo severo y lo majestuoso de la verdad
lo santifican y lo sostienen”.
CAPÍTULO SEGUNDO
CONTEXTO DE SOACHA
83
1. MIGRACIÓN Y MARGINALIDAD
L
Este
“boom”
de
prácticas
de
evocación
descontextualizada ha convertido a sus realizadores en
productores de una pornografía de la memoria12. Los
espectadores esperan a diario los relatos de la crueldad
del conflicto y pareciese que el nivel de afectación es
12
En la conferencia de clausura del XIII Congreso de Antropología en
Colombia, realizado en la Universidad de los Andes, en Bogotá,
entre septiembre 30 y octubre 1 de 2009, el profesor de política de
la Universidad de Columbia, Mahmood Mamdani, refiriéndose al
caso surafricano, expresó la necesidad de superar la pornografía de la
violencia en los estudios sociales de las situaciones de conflicto armado,
porque impide a los investigadores observar el sustrato de intereses que
se presenta en cualquier conflicto violento.
CAPÍTULO SEGUNDO
as dinámicas del conflicto armado en Colombia han
obligado a diferentes sectores de la sociedad a pensar
la forma de preservar la memoria histórica de la
guerra. Diferencias en intereses, abordajes, metodologías
y marcos conceptuales de los ejercicios de memoria,
nos han llevado a un “boom” de prácticas nemotécnicas
que generan subjetivas formas de verdad histórica del
conflicto colombiano. Si bien muchos de los ejercicios
realizados hasta el momento han dado buena cuenta de
los casos de violaciones de Derechos Humanos, no todos
han alcanzado la profundidad necesaria para permitir
entender el conflicto en los lugares donde la población
civil ve amenazada su integridad física y emocional.
85
CONTEXTO DE SOACHA
cada vez más difícil de superar. El mapa de Colombia
se está llenando de banderitas negras que demarcan
los puntos geográficos donde se han presentado
violaciones de Derechos Humanos. A estos lugares se
les relaciona con el relato más cruel de la barbarie allí
perpetrada, pero se desconoce el contexto de violencia
en el que está inmersa esa violación particular del
Derecho Internacional Humanitario y de los Derechos
Humanos en general. Las investigaciones sociales dan
cuenta de dicha cartografía de la violencia centrando
las investigaciones en la ubicación de banderitas negras
dentro de la geografía nacional. No obstante, el quehacer
de la memoria no sólo localiza la violencia, sino que
la contextualiza en un marco referencial de acciones e
intereses que son las raíces profundas de los procesos
violentos. Los instrumentos metodológicos y prácticos de
la antropología jurídica han orientado la construcción del
contexto de la localidad Soacha.
86
La investigación del caso icónico de las víctimas de
desaparición forzada y posterior asesinato de jóvenes de
Soacha, quienes fueron reclutados por traficantes de personas
para venderlos al Ejército Nacional, que los hizo pasar por
bajas en combate, nos permite acercarnos a la forma de
realización de los contextos de los casos de violaciones a los
Derechos Humanos dentro del conflicto armado.
La realización del contexto, piedra angular de la
investigación, en la medida en que articula los relatos
de las víctimas a la historia de la violencia nacional,
se presenta al Archivo de Bogotá como una propuesta
para la clasificación de documentos que sitúen la
información relacionada con Derechos Humanos en
un contexto jurídico13 e histórico adecuado, para evitar
13
Documentos producidos por el componente jurídico de la presente
investigación.
El ejercicio de investigación etnográfica del caso de
los mal llamados “falsos positivos14” de Soacha, se ha
venido realizando desde junio de 2009, dentro de la
investigación desarrollada para el Archivo de Bogotá y
la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia
- Acac. El objeto de este ejercicio es documentar los
procesos socio-históricos en los que se presentan graves
violaciones a los Derechos Humanos, muchas de ellas
derivadas u ocasionadas por el conflicto armado. Esto es,
entender que no hay violencias aisladas y que los actos
y crímenes cometidos por los diferentes actores armados,
ilegales y del Estado se encuentran asociados a procesos de
violencia estructural que obedece a intereses particulares.
En general, buscamos en Soacha aquella información
contextual que definitivamente determina la vida de sus
habitantes, la mayoría población altamente vulnerable.
Esta información de contexto social, político, económico,
cultural e histórico, articula los relatos de las víctimas de
violaciones de Derechos Humanos dentro de la historia
nacional de la violencia, que desde mediados del siglo
XX obedece a intereses particulares de acumulación
de poder y capital. Violencia que se ha traducido en
14
Es claro que el eufemismo con el que se ha denotado este crimen de lesa
humanidad esconde a la opinión pública las verdaderas dimensiones y
responsabilidades del Ejército, la Policía y el Estado mismo.
CAPÍTULO SEGUNDO
destruir documentos que, con el tiempo, puedan ser
imprescindibles para averiguar un delito o restituir sus
plenos derechos a un ciudadano (Fugueras 2008: 2526). La selección del caso de jóvenes de Soacha nos
ha permitido adentrarnos en las raíces estructurales del
problema, acercándonos, desde la revisión de diferentes
tipos de documentos, a la forma de elaborar el contexto
de un caso de alta afectación para el Distrito Capital, y
que plantea una serie de desafíos importantes para la
construcción de contextos a futuro.
87
negligencia, abandono y prácticas de corrupción por
parte de las autoridades públicas que han tenido bajo su
responsabilidad la atención y realización de los derechos
de dicha población.
CONTEXTO DE SOACHA
La investigación ha permitido encontrar que las
víctimas del conflicto armado en Colombia son producto
de largos procesos violentos que obedecen a lo que
Philippe Burgois (2009) denomina “economía política
de la violencia”. Muchas de estas violencias han estado
legitimadas por fuerzas estructurales que imponen formas
invisibles de control y opresión sobre las poblaciones
vulnerables.
88
De acuerdo con Burgois, el neoliberalismo punitivo ha
permitido que los grandes poderes políticos y económicos,
que controlan las naciones capitalistas, encuentren
en formas violentas no directas la oportunidad de
monopolizar el poder al mismo tiempo que lo legitiman.
Burgois propone “llamar la atención sobre las formas
en las que la violencia íntima se conecta con las formas
invisibles de violencia estructural, simbólica y normalizada
que se superponen y se traslapan en un continuo es
particularmente importante en la era del neoliberalismo
globalizado cuando la creciente ostentación de acciones
abusivas, criminales, delincuenciales y auto-inflingidas
oscurece las jerarquías de poder históricamente arraigadas
que imponen un sufrimiento desproporcionado sobre los
pobres, según patrones predecibles”. (Burgois, p:30).
Para nuestro caso particular, nos interesa entender
cómo las acciones de violencia directa (íntima) cometida
por jóvenes (robos, extorsiones, violencia intrafamiliar o
auto-inflingidas, como el uso de drogas o alcohol) son la
ganancia de inversiones en violencia indirecta que grandes
poderes económicos, políticos y militares (tanto ilegales
como del Estado) mantienen para legitimar sus acciones.
En Colombia, los jóvenes de bajos recursos difícilmente
pueden integrarse a los sistemas laboral o educativo. Este
tipo de violencia moldeada por instituciones, relaciones
y campos de fuerza, como la pobreza, la exclusión,
el racismo, la inequidad de género, etc., es lo que
conocemos como violencia estructural. (Burgois, p:30).
La violencia simbólica, por su parte, es entendida como
los mecanismos por los cuales los sectores de la población,
socialmente dominados, naturalizan el status quo y se culpan
a sí mismos por su dominación, transformándolo de este
modo en algo que parece legítimo y natural (Bordieu 2000;
2001, en Burgois, p:31). El caso de Soacha es icónico de este
tipo de violencia, dado que desde la divulgación mediática
se han creado discursos para que los habitantes del sector
estigmaticen a las víctimas de guerrilleros, delincuentes,
bandidos, adictos, entre otros calificativos, y con esto
justifiquen las acciones de los victimarios en pro de una
“limpieza social” jurídicamente reconocida como crímenes
de odio. No obstante, el poder mediático y de divulgación
del poder político del país, ha generado en los habitantes de
la localidad la imposibilidad de ver que sus hijos podrían
ser víctimas tan inocentes como los ya asesinados, o que la
CAPÍTULO SEGUNDO
La inversión en capital violento, de acuerdo con Burgois,
se da por medio de las violencias normalizada y simbólica.
La violencia normalizada “llama la atención sobre la
producción social de indiferencia ante las brutalidades
institucionalizadas” (Burgois, p:31). Para el caso que nos
compete, se crean discursos como el que la pobreza es
producto de la pereza o que el desempleo es causa del
desinterés por tener un trabajo. Con esto, la sociedad se
hace indiferente al problema, se incrementan las violencias
íntimas y los poderes estructurales legitiman más acciones
violentas (Burgois, p:31).
89
violencia íntima en la que algunos de estos jóvenes podrían
caer es consecuencia directa de la exclusión del sistema del
que son víctimas antes que victimarios.
El presente documento busca demostrar cómo los jóvenes
de Soacha enfrentan, en la cotidianidad, formas de violencia
directa e indirecta que los colocan bajo presión constante y
los hace reproducir los flujos de la violencia en Colombia.
Acercarnos a los conflictos sociales que reproducen la
violencia nos permite entender las lógicas que articulan
los relatos de violaciones de Derechos Humanos dentro
del continuo histórico de acciones violentas de la sociedad
colombiana.
CONTEXTO DE SOACHA
SOACHA PANORAMA GENERAL
90
Fuente: Dane. Marco Geoestadístico Nacional–MGN, 2003
El municipio de Soacha, se encuentra dividido en una
parte urbana, conformada por seis comunas con más
de 347 barrios; y una parte rural, conformada por dos
corregimientos que agrupan trece veredas. Este informe
se centra en la comuna 1 por ser el epicentro de los casos
de desaparición forzada y posterior asesinato de jóvenes
reclutados al parecer por miembros de la Fuerza Pública,
concretamente del Ejército y la Policía Nacional. No
obstante, se incorporarán datos generales del municipio
para tener el contexto de poblamiento y las principales
características sociodemográficas de la población.
15
El concepto de conurbación define el proceso por el cual un área urbana
crece a partir de su unión con poblaciones vecinas, sin que se distingan
sus límites. El caso de las localidades de Kennedy y Bosa que se han
expandido hasta los limites con Soacha, lo que ha llevado a que hoy
en día no se sepa exactamente donde termina la ciudad y comienza el
municipio.
CAPÍTULO SEGUNDO
Para finales del siglo XIX, el municipio de Soacha se
encontraba ubicado a 18 kilómetros de la capital del
país. La transformación del paisaje colombiano, otrora
rural y hoy urbano, es reflejada en este municipio
cundinamarqués, que en el último siglo ha presenciado
en su territorio el surgimiento de una pequeña ciudad.
Los 18 kilómetros que separaron a Bogotá de Soacha,
en algunos lugares, hoy no alcanzan los 18 centímetros.
Esto es producto de los procesos de conurbación15,
por los cuales la expansión territorial de Bogotá se
superpone dentro del área del municipio. Conurbación
que posiciona el área urbana de Soacha en los límites
del área metropolitana de Bogotá. Por tal motivo, los
barrios de las localidades de Bosa, Kennedy y Ciudad
Bolívar, que limitan con el área urbana de Soacha,
comparten con el municipio las mismas problemáticas,
características poblacionales, procesos de ocupación del
espacio y arquitectura.
91
Cuadro No. 1 Distribución de veredas por corregimientos en el
municipio de Soacha
Conformación zona rural según veredas
Corregimiento 1
Romeral
Alto del Cabra
La Hungría
San Jorge
Fusunga
Panamá
Chácua Primavera
Tinzuque Villanueva
Corregimiento 2
El Charquito
Alto de la Cruz
San Francisco
Cascajal
Canoas
Bosatama
Fuente: Censo Experimental de Población y Vivienda Soacha. 2003. Pp.5016
Cuadro No. 2 Ubicación de las Comunas de Soacha
Ubicación de cada comuna en la zona urbana
CONTEXTO DE SOACHA
Comuna
92
Comuna 1
Comuna 2
Comuna 3
Comuna 4
Comuna 5
Comuna 6
Ubicación
Suroccidente
Centro – Occidente
Noroccidente
Nororiente
Centro – Oriente
Centro – Oriente
Fuente: Censo Experimental de Población y Vivienda Soacha, 2003. Pp. 5017
Según el Censo Experimental de Población y Vivienda
del Departamento Administrativo Nacional de Estadística
- Dane (2005), 393.059 personas habitaban en Soacha
en el año 200518. De acuerdo con las proyecciones
Ibíd.
Departamento Nacional de Estadística - Dane. Censo Experimental de
Población y Vivienda de Soacha, 2003. Obtenido el 16 de abril de 2010,
de ftp://190.25.231.247/books/LD_10752_EJ_5.PDF
18
Hasta el momento (febrero de 2010) no se ha producido información
oficial más actualizada, y las instituciones trabajan con los datos recogidos
en el censo del 2005.
16
17
de crecimiento, para 2010 habitarían más de 450.000
personas. Una preocupación creciente es el efecto que
las situaciones de desplazamiento y de migración interna
han tenido en el municipio. Por su condición de puerta
de entrada sur a la región metropolitana de Bogotá y la
Sabana, Soacha ha sido el municipio de Cundinamarca
La tasa de crecimiento promedio fue de 6.63% entre
1993 y 2003, calificada como de las mas altas del país, sin
embargo, para 2005 la tasa de crecimiento poblacional
intercensal, comparándola con la del censo de 1993,
fue del 4,56%. De acuerdo con el análisis intercensal
1993-2005, se presenta una disminución en el número
de hogares por vivienda, pasando de 1,16 a 1,07. En la
misma línea se da una disminución en el tamaño de los
hogares de 4,24 a 3,79 personas. La disminución en la
tendencia de crecimiento poblacional son el producto
de un profundo cambio en la dinámica demográfica
del municipio, que permite suponer que el período de
gran expansión poblacional de la transición demográfica
ha terminado y se está, probablemente, frente a la
disminución constante de las tasas de crecimiento, con
una reducción importante en la tasa global de fecundidad
y nupcialidad. (Dane, 2005).
CAPÍTULO SEGUNDO
que más ha crecido en los últimos 20 años. Según el
censo 2005, sólo el 17,2% de los habitantes son nacidos
en Soacha y el 78,8% tiene claridad que nacieron en
otros lugares fuera del municipio, incluso fuera del país
en un porcentaje muy bajo (0,07%); y un porcentaje
importante (3,8%) no entregó la información solicitada.
De acuerdo con ese censo se reportaron 19.477 personas
en condición de desplazamiento; es decir, el 4,9% de
la población, que cuenta con unas condiciones sociales
y económicas de extrema vulnerabilidad, evidenciada
por los bajos indicadores sobre seguridad alimentaria,
educación, salud, vivienda y recreación, y por el bajo
acceso a servicios públicos fundamentales. (Alcaldía de
Soacha, 2008).
93
Cuadro No. 3
No. de hogares por vivienda
1993
1,16
2005
1,07
Fuente: Dane, censo 200519
Cuadro No. 4
No. de integrantes por hogar
1993
4.24
2005
3.79
CONTEXTO DE SOACHA
Fuente: Dane, censo 200520
94
Según el plan de ordenamiento territorial 2008-2011
(Alcaldía de Soacha, 2008), la baja cobertura de los
programas de impacto social mantiene rezagos respecto
a la tendencia de crecimiento y a los requerimientos de
la población, que al no suplirse de manera integral y
oportuna, es causal del descontento y descomposición
social. Para Castro y Burbano (2003), hay más de 40
barrios no legalizados, y más de 44, según el testimonio
de líderes comunitarios. El incremento de familias en
condición de desplazamiento forzado por el conflicto
armado ha sido la principal causa del incremento
poblacional en Soacha. Desafortunadamente, la precaria
infraestructura urbana y la incapacidad política han
evitado que este municipio pueda responder eficazmente
a las demandas de vivienda. Por el contrario, los intereses
de vivienda de la población del municipio van en
contravía de las propuestas urbanísticas planteadas por
los dueños de predios y urbanizadores, quienes ofertan
mejor sus predios para la construcción de vivienda de
interés social, políticas de vivienda que sólo resultan
Información obtenida en www.dane.gov.co el día 10 de marzo de
2010.
20
Ibíd.
19
atractivas para las personas que compran con fines de
inversión o por la relación precio-cercanía con Bogotá.
(Alcaldía de Soacha, 2008).
PIRAMIDE POBLACIONAL SOACHA 2005
El tamaño promedio de los hogares ha permanecido
constante durante los últimos diez años: 4.1 personas
conforman un hogar promedio, frente a 4.2 en 1993. Dos
de estas personas son hijos. La mayoría de los hogares,
(54%), los conforman entre 4 y 6 personas; mientras que
más de una tercera parte (38%) está compuesta entre 1 y
3 personas.
En la mayoría de los hogares el jefe es el hombre
(72%) y en el 28% es una mujer. La familia tiene ambos
cónyuges en un 68% de los casos. Los padres tienen en
promedio 42 años y sus hijos 13. Se hace evidente que
el bajo nivel educativo de los y las jefes de hogar es una
de las principales causas de la falta de empleo y mejores
CAPÍTULO SEGUNDO
Gráfico elaborado por el equipo del componente de contexto del proyecto
“Diseño de Unidad de Memoria y Derechos Humanos del Archivo de
Bogotá”, basado en el Cuadro No. 5, presentado anteriormente.
95
condiciones de vida. Las estadísticas muestran que los
años finalizados de escolarización de los padres es de
7.3 años, para los hombres, y de 7.5 para las mujeres. En
promedio, sólo 28% de los jefes y 29% de los cónyuges
concluyeron la educación secundaria; de éstos, alrededor
de la tercera parte cuenta con algún año de educación
postsecundaria (Dane, 2005).
CONTEXTO DE SOACHA
El caso de la comuna uno muestra que sólo el 33,1%
de la población residente ha alcanzado el nivel de básica
primaria, y el 48,1% secundaria; el 3,0% ha alcanzado
el nivel profesional y el 0,2% ha realizado estudios de
especialización, maestría o doctorado. La población sin
ningún nivel educativo es el 6,0% (Dane, 2005). Los
bajos niveles educativos de los y las jefes de hogar, tanto
en la comuna uno como en el municipio en general,
imposibilitan la adquisición de competencias relevantes
para la integración al mercado laboral dentro de la
ciudad-región. La falta de educación y, por supuesto, de
acceso al trabajo se convierte en la principal causa de
reproducción de la violencia estructural en el municipio.
96
En materia de participación laboral, en el 44% de
los hogares participan ambos cónyuges; en otro 44%
sólo el jefe y en el 4% solo el cónyuge. En el 8% no
participa ninguno de los cónyuges. En 2003, 45% de
los jefes de hogar había llegado al municipio durante la
última década, de ellos 93% de manera voluntaria y 7%
desplazados por la violencia originada en el conflicto
armado. (Dane 2005).
Dentro el municipio, la precaria integración al
sistema económico se manifiesta en la abrumadora
cantidad de empleos informales y ventas ambulantes.
El centro de Soacha se presenta como un gran mercado
popular, donde, en improvisados puestos, se ofertan
Además, la ilegalidad y marginalidad de los barrios
ha generado un problema administrativo, que se traduce
en la precaria e insuficiente cobertura de los servicios
públicos. Uno de cada cuatro hogares (20%) cuenta
con tres servicios públicos: acueducto, alcantarillado
y energía eléctrica. De cada tres hogares, uno (33.3%)
dispone de acueducto; y de éstos sólo el 42% recibe agua
de forma continua (Dane 2005, p:12). El tamaño de la
población de Soacha producto de los flujos migratorios
y de la misma dinámica interna, resulta excesivo para
la disponibilidad de servicios públicos, equipamiento e
infraestructura, generando dificultades en la respuesta
institucional en salud, educación, vivienda y seguridad,
como en las funciones de control y vigilancia a diversos
procesos. Igualmente, las condiciones socio-económicas
de la población requieren cada vez más la presencia del
Estado para brindar condiciones mínimas de calidad de
vida.
Es interesante entender el crecimiento del municipio
en relación con la Autopista Sur, de Bogotá. La avenida
comunica a Bogotá con el sur occidente del país, por tanto
con el puerto de Buenaventura y, además, con varios de los
departamentos que abastecen a la capital. La importancia
de la autopista también radica en que el crecimiento
CAPÍTULO SEGUNDO
desde alimentos hasta ropas y electrodomésticos de bajo
costo. Las calles generalmente se encuentran llenas de
comercio ambulante, por lo cual el tránsito de vehículos
es complicado. Para la comuna uno, aparte de las ventas
ambulantes, se observa el incremento de locales de
diferente naturaleza en las casas. Se encuentran cuadras
donde todas las casas tiene adaptado un local comercial
como forma alternativa de empleo. Según el censo
de 2005, un 6% de las viviendas presentan actividad
económica en su interior.
97
CONTEXTO DE SOACHA
demográfico de Soacha ha comenzado a darse en los dos
márgenes de la vía. Como se mencionó anteriormente,
Soacha es la puerta de entrada de desplazados y migrantes
a la ciudad. Además, un sector creciente de habitantes
de la ciudad ha invertido en la compra de vivienda allí,
porque la autopista sur y los planes de integración de los
sistemas de transporte garantizan que el valor del predio se
incremente como consecuencia de la cercanía a la ciudad.
98
Al parecer, la importancia de la arteria vial es el único
motivo por el cual el gobierno nacional y los grandes
poderes económicos y políticos se interesan en Soacha.
Del mismo modo, la única forma que tienen los soachunos
de llamar la atención es bloqueando una de las vías más
importantes de la economía nacional. Como se vio en 1995,
cuando más de diez mil personas bloquearon la Autopista
Sur durante dos días, paralizando el flujo vehicular, no sólo
entre Bogotá y Soacha, sino entre la capital del país y una
parte del centro y sur del mismo: Tolima, Huila, Caquetá,
Putumayo, Quindío, Risaralda y Caldas. Lo mismo ocurrió
en julio de 2009, cuando un grupo de manifestantes
bloqueó la autopista para exigir la construcción de un
puente peatonal21. Soacha forma parte integral de las
condiciones generales de comunicación y movilidad física
desarrolladas en el Distrito Capital y en su entorno regional,
especialmente en lo que concierne a los niveles nacionales
o regionales. En la actualidad la mayor parte del transporte
entre la capital y el occidente y sur del país transita a
través del municipio, y específicamente dentro de su área
central urbana, produciendo un importante deterioro con
consecuencias comerciales.
21
El barrio Ducales, conocido por ser el lugar de donde se reclutaban las
víctimas de desaparición forzada y en el que estaba ubicada la vivienda de
tres de los jóvenes víctimas de crímenes por parte de agentes del Estado, se
hizo famoso en el 2008 por los cierres de la Autopista Sur reclamando la
construcción de un puente peatonal, dado el alto número de víctimas de
accidentes de tránsito que se presentan mensualmente.
CAPÍTULO SEGUNDO
El análisis del contexto permite identificar una
serie de problemas que afectan el municipio, como el
crecimiento no planificado de la población a causa del
desplazamiento y la migración interna, el estancamiento
de la economía municipal, el deterioro progresivo de la
situación medioambiental, problemas de accesibilidad y
conectividad con Bogotá, y una situación de pobreza y
marginalidad que origina violencia. Estas problemáticas,
que están dispersas en todas las comunas de Soacha,
hacen que el municipio se constituya en una zona crítica
integral, dada una mezcla de factores tanto de expresiones
delictivas como situacionales. (Secretaría de Gobierno
de Bogotá, 2009). Intentaremos analizar estos elementos
desde un enfoque de economía política de la violencia,
donde trataremos de demostrar cómo los fenómenos de
violencias íntimas se interrelacionan con otras formas de
violencia, estructural, simbólica y normalizada.
99
2. MATERIALIZACIÓN DE LA
VIOLENCIA EN SOACHA
En la década de 1970 Soacha comenzó a crecer a un
ritmo acelerado. Dejó de ser un municipio de tradición
agrícola para convertir la industria en su principal actividad
económica, lo que a la postre atrajo más población a su
territorio. (Pinzón, 2006). Este incremento acelerado de
la población, como se describió arriba, ha propiciado un
ambiente de tensión constante entre los habitantes y los
gobiernos locales. No obstante, no es posible desligar el
crecimiento demográfico y expansión del área urbana
CAPÍTULO SEGUNDO
L
a segunda mitad del siglo XX evidenció el incremento
demográfico de Soacha como una consecuencia
directa de la violencia bipartidista y de la guerra del
Estado colombiano contra el narcotráfico, la guerrilla
y los paramilitares. Cada uno de estos conflictos ha
obedecido a intereses particulares por el control de la
tierra, los medios de producción y de la población en
general. Este aparte intenta mostrar cómo las dinámicas
de violencia que ha vivido el país en los últimos 50
años han transformado el paisaje de Soacha y lo han
convertido en un escenario de violencias intimas, las
cuales ocultan los verdaderos intereses que impulsan los
flujos de violencia.
101
de Soacha de fenómenos socio-históricos nacionales
que han favorecido este cambio. La marginalidad y la
exclusión de los derechos, que el Estado debe proveer
a sus ciudadanos, fueron las causas primordiales de los
levantamientos sociales de los nuevos colonizadores de
las periferias urbanas, que pugnaban por el cumplimiento
de los derechos a vivienda, salud y educación.
CONTEXTO DE SOACHA
En 1977, milicias urbanas de los principales grupos
guerrilleros22 apoyaron las movilizaciones sociales
de sindicatos y organizaciones de base de barrios
marginados, de vivienda y servicios públicos. Como
respuesta a las manifestaciones y disturbios, surgieron
los primeros grupos armados por intereses privados, que
intentaron frenar la arremetida guerrillera en la ciudad
de Bogotá (Pinzón, 2006. p: 17). En ocasiones, algunos
de estos grupos fueron apoyados por agentes del Estado.
Esto resultó en alianzas entre sectores particulares, como
urbanizadores piratas e inversionistas de finca raíz para
concentrar las acciones del incipiente para-militarismo
en los Cerros Orientales y sectores de Ciudad Bolívar,
Kennedy-Bosa y Soacha. (Duncan y Flórez, 2006:1).
102
Pese al intento de los urbanizadores piratas y legales
por controlar el mercado de predios en Soacha, el
acelerado incremento demográfico llevó a un proceso
de colonización de terrenos baldíos. Este proceso se dio
a través de invasión a lotes con la ayuda de miembros
de los partidos políticos de la Unión Patriótica (UP)
y el Partido Comunista, que a través de la Central
Nacional Provivienda (Cenaprov) ayudaron a invadir los
primeros barrios. Los nuevos habitantes, en gran número
desplazados, fueron víctimas de la violencia policial para
22
Para ese momento los principales grupos con influencia en las zonas
urbanas eran: las Farc (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia),
EPL (Ejercito Popular de Liberación) y M19 (Movimiento 19 de
Abril).
impedir la urbanización ilegal; en más de una ocasión la
policía quemó los ranchos y detuvo a sus habitantes. En
cambio, cuando inició la urbanización en la parte alta,
a finales de los años ochenta, los atropellos de la policía
fueron mínimos, porque miembros del grupo guerrillero
M19 (Movimiento 19 de Abril) habitaban esta zona como
respuesta al proceso de paz con el gobierno nacional.
(Pinzón 2006. pp: 17-22).
El poblamiento de Soacha tuvo, además, tres procesos
paralelos a las etapas arriba mencionadas. El primero,
la urbanización clandestina, definida ésta cuando el
poseedor de un terreno lotea y vende los predios a bajo
costo, sin servicios públicos y sin el cumplimiento de
normas mínimas legales. El segundo, la urbanización
“pirata” a cargo de personas que invaden terrenos como
negocio, para venderlos posteriormente mediante un
documento denominado “promesa de venta” (no válido
legalmente). Y finalmente, la llamada invasión, que no
tiene intermediarios y que ocurre cuando las personas
que buscan un techo invaden un terreno y construyen allí
su vivienda (Uribe y Vásquez, 1995: 87).
Entre los que invadieron y los encargados de la
urbanización “pirata”, los “terreros”, como se les conoce
popularmente, surgieron algunos conflictos, ya que
ambos representaron intereses distintos por la vivienda.
CAPÍTULO SEGUNDO
Así, entrada la década de 1990, el proceso de
urbanización tuvo dos etapas: primero, la ocupación que
se generó luego de los pactos de paz con el movimiento
guerrillero M-19; y segundo, el desplazamiento forzado
y migraciones campo-ciudad (Pérez, 2004: 47). Hoy
sigue creciendo la periferia por el bajo costo de vida,
por la migración campo-ciudad y por el desplazamiento
forzado. (Pinzón 2006. pp: 19-22).
103
Los intereses de los “terreros” fue la ganancia por la venta
de lotes, y los intereses de los “piratas”, adueñarse de los
terrenos sin pagarle a nadie. Es decir, la incursión del gran
número de invasores se convirtió en un peligro potencial
para la venta de los lotes por parte de los urbanizadores
“pirata”, ya que los invasores competían por la posesión
de los terrenos. En el caso del urbanizador “pirata” Pedro
Chacón, a través de personas armadas, “los chepitos”,
como se les apodó por andar siempre con un maletín,
intimidaba a la comunidad para que no continuara con
la invasión.
CONTEXTO DE SOACHA
Así, la población, con el objetivo de evadir la llegada
sorpresiva de la policía, evitar el enfrentamiento con
los urbanizadores piratas e impedir posibles robos que
se venían presentando, creó comités de defensa: “la
vigilancia”, como se conocía. Esta consistía en que
dos hombres y una mujer, en las horas de la noche,
y por turnos de dos horas, recorrían siete puntos de
observación, y ante cualquier eventualidad, tocaba el
riel (barra pequeña de metal) para que todos se hicieran
presentes. (Pinzón 2006, pp:12).
104
“La vigilancia” se extendió por más de un año, hasta
finales de 1989, y cesó, en parte, por el cansancio de los
miembros de la comunidad. Por otra parte, el alcalde de
Soacha de esa época, Fernando Ramírez, ordenó acabar
las incursiones de la policía, ante la presión que los
medios de comunicación ejercían a través de artículos
de prensa y reportajes televisados, que evidenciaban
la brutalidad de la represión. Se hicieron presentes los
noticieros televisivos “Criptón” y “Noticiero Nacional”,
e incluso radioemisoras, como “Radio Santa Fe”. El
periódico “Voz”, del Partido Comunista, y la revista
“Solidaridad”, de grupos cristianos, publicaron artículos
respectivamente el 9 de marzo de 1989 y en abril del
mismo año. (Henao, op. cit.: 33).
CAPÍTULO SEGUNDO
Así, el proceso de urbanización no fue el mismo para todos
los barrios: unos invadieron, otros compraron y otros más
fueron reubicados por el gobierno ante los fuertes inviernos.
Por ejemplo, el sector de Loma Linda se creó cuando un
invierno, hace 15 años, arrasó el barrio La Capilla, según el
testimonio de sus actuales habitantes.
105
3. DE LA VIOLENCIA ESTRUCTURAL
A LA VIOLENCIA DIRECTA
S
Aunque la incursión violenta de la policía finalizó, luego
de los conflictos entre urbanizadores e invasores, las luchas
de la comunidad contra aquellos que a través de grupos
armados querían controlar el acceso y la venta de los terrenos
se incrementó, generando un conflicto con los grupos
guerrilleros que anteriormente los habían apoyado. Los
urbanizadores “pirata” se aliaron con algunos ex guerrilleros
del Movimiento Revolucionario 19 de Abril -M19 o con
pandillas reconocidas del lugar, y encontraron el respaldo
militar para intimidar a la población:
“El que estaba frente del M19 era Jonny, andaba
armado hasta los dientes y orientaba a su gente a
hacer el encerramiento [de los lotes], esto llevó al
enfrentamiento entre la gente reinsertada del M y
la comunidad, allí en la 2ª etapa hubo 1 muerto y
más de 30 heridos, sin embargo, la gente resistió y
es así como se consolidó el 2º y 3º sector del barrio
Villa Mercedes”. (Restrepo, et al, op. cit.: 51).
CAPÍTULO SEGUNDO
i bien el conflicto por vivienda se mantuvo hasta
la década de 1990, es en los últimos diez años
que Soacha se transformó de escenario de luchas
sociales a campo de batalla entre los diferentes actores
armados de la guerra en Colombia. El posicionamiento
de grupos guerrilleros en la zona y la posterior entrada
de los paramilitares tienen que ser observada con detalle
si se pretende entender el contexto de violencia que se
presenta en ese municipio.
107
CONTEXTO DE SOACHA
Aquí no hubo alianza entre los antiguos urbanizadores
“pirata” y el M19, pero algunos ex guerrilleros se
volvieron “terreros” directamente. Luego, Álvaro
Arroyo, otro ex guerrillero del M19, se hizo cargo del
grupo armado al mando de Jonny, quien reclamó como
suyos los terrenos de Cazucá a través de la Fundación
Carlos Urán. En acciones coordinadas con la Base
Militar 10, Jonny reclutaba muchachos del sector para
hacerlos paramilitares. En marzo de 1996, un grupo
de encapuchados bajaron quemando casetas. El 24 de
agosto del mismo año, al mando de Orlando Forero,
Walter, Javier Ramírez, los Joacos y otros, todos hombres
de Álvaro Arroyo, destruyeron casas, saquearon tiendas,
cometieron varios asesinatos y dejaron numerosos
heridos. (Restrepo, et al. Op. cit.: 54). También, Álvaro
Arroyo sostuvo alianza con la banda Los Aguapanelos, que
controlaron la urbanización del sector que precisamente
lleva el nombre El Arroyo.
108
De este modo, para finales de la década de 1980
e inicios de la de 1990 comenzarían a generarse
instituciones paraestatales, entendidas éstas como:
“una organización distinta al Estado, que hace uso de
la fuerza so pretexto de servirle a él o a los intereses de
la sociedad, ante la incapacidad de aquel para controlar
el crecimiento del conflicto”. (Medina y Téllez, 1996).
Así, a mediados de la década del 90 surgen grupos
paramilitares que dicen tener fines contrainsurgentes de
defensa y vigilancia contra bandas y pandillas del lugar.
Comienzan a aparecer panfletos, como lo denunciaron
las ONG Justicia y Paz, Sembrar y DNI a la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, en el año 1996:
Durante la década de 1990, la búsqueda del control
militar de barrios y comunas enteras convirtió a Soacha
en un campo de guerra urbana. Las milicias guerrilleras
utilizaban la vulnerabilidad de la población como excusa
para el reclutamiento de jóvenes. Por su parte, las células
paramilitares promovían la limpieza social, armaban y
financiaban pandillas, y extorsionaban a los comerciantes,
a quienes supuestamente prestaban seguridad. Las
promesas de estabilidad económica para los jóvenes que
se integraban a los grupos armados eran rápidamente
frustradas, pues después del primer pago nunca volvían
a recibir dinero, pero la deserción o la traición al grupo
armado era una condena de muerte. Los combates entre
los grupos armados se hicieron constantes y algunos
habitantes de Soacha recuerdan el uso de arsenal pesado
dentro de los conflictos urbanos.
Es, sin embargo, la ruptura de las negociaciones entre el
gobierno del presidente Andrés Pastrana Arango y la guerrilla
de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas
Ejército del Pueblo -Farc-EP, en 2002, el momento en
que las Farc y las Autodefensas Unidas de Colombia se
concentran en alcanzar el control político-militar de Bogotá
CAPÍTULO SEGUNDO
“GMC, Edicto No 1. Debido a la gran ola de
inseguridad, de caos e irreverencia que azota nuestra
comunidad, se ha organizado un grupo que velará
por la seguridad de las zonas aledañas, que actuará
para el beneficio de la gente. Su modo operativo:
trabajará para eliminar ciertos brotes subversivos
que se vienen presentando en la zona. Se tomarán
acciones fuertes de carácter militar para neutralizar
ciertos grupos que afectan el normal desarrollo de
la comunidad que han creado inseguridad y miedo
en nuestras gentes. Att. GMC. Nota: Joven cumple
tu deber como ciudadano y compórtate. No te
reúnas a altas horas de la noche. Te lamentaras”.
(Restrepo, et al 1998, p.: 54).
109
CONTEXTO DE SOACHA
y sus municipios circunvecinos. Las Farc se enfocaron en
una ofensiva en departamentos circundantes a la zona
de distensión, como Cundinamarca. Las autodefensas
respondieron, desde agosto de 2002, con el ataque a
las redes de la insurgencia a través de actos de violencia
que se manifestaron en el incremento de los homicidios
en algunos municipios. Estas arremetidas guerrilleras y
paramilitares se enfrentaron a la operación Libertad 1,
con la que el Ejército Nacional buscó recobrar el control
de muchos municipios cercanos a Bogotá, logrando
recortar el apoyo a las redes de milicianos de las Farc.
(Pinzón, 2006, p: 26-28).
110
De acuerdo con Pinzón (2006), la estrategia militar
de ambos grupos obedeció a dos intereses primordiales.
El primero, controlar las actividades lucrativas, tanto
legales como ilegales y aquellas que siendo legales
implicaron algún grado de transacción ilegal tolerado
por las autoridades, como las zonas de tolerancia, los
San Andresitos, los mercados de abastos y las ventas
ambulantes. El segundo interés estaría en controlar
comunidades marginadas, porque constituyen corredores
estratégicos para la guerra. Son fuente de votos, puntos
de refugio y cooptación de jóvenes para sus filas.
Especialmente en sectores como Soacha, Ciudad Bolívar
y barrios populares donde, según ellos, existen grupos de
apoyo y milicias del enemigo. (pp: 19-20).
Por otra parte, un punto importante de la nueva
estrategia urbana, tanto de la guerrilla como de los
paramilitares, es la subordinación de la delincuencia
organizada. En este sentido su estrategia va más allá
de generar simple terror en la población y combatir
la subversión. El control de las bandas de crimen
organizado dentro de los barrios marginales le garantizan
a los grupos armados el sometimiento total de la zona y
el reclutamiento de todos aquellos jóvenes que se están
formando dentro de los contextos de violencia.
El alto costo de la pobreza en Colombia ha llevado
a que los jóvenes tengan que integrarse a los sistemas
de producción ilegal violentos, como estrategia para
garantizar su existencia. En estos contextos, donde las
drogas y el alcohol son comunes, los jóvenes encuentran
el escape a las problemáticas de la cotidianidad,
además de la seguridad que el grupo les garantiza. La
búsqueda de oportunidades se convierte en el otro gran
determinante para la selección de Soacha como lugar
para el reclutamiento de personas.
“En la ’Fonda Paisa’, que queda en un sitio
conocido como ’La Y’, a la entrada de Soacha,
los reclutadores fueron Pedro Antonio Gámez y
Ender Obeso. Su estrategia era la misma: ofrecer
trago y a veces droga para atraer inicialmente a
los muchachos y luego ofrecerles ’vueltas’, no
siempre legales, de hasta 10 millones de pesos.
(…) No eran, para nada, nuevos en ese sector.
Carretero, que venía de Aguachica (Cesar), vivió
varios años en Soacha y allí era reconocido entre
los ’vuelteros’. Ese término, en el bajo mundo,
describe a alguien que se dedica a robos o delitos
más graves por plata”. (CIJP 2009).
CAPÍTULO SEGUNDO
La falta de oportunidades educativas y laborales
para los jóvenes, sumada a la violencia producto
de la colonización armada de Soacha (guerrilleros,
paramilitares) obligó a un buen número de muchachos
a integrarse a las bandas y pandillas, como forma de
protección personal, familiar y grupal. Este antecedente
de colonización armada está relacionado con la selección
de la localización del lugar para la selección de “falsos
positivos”. Su pasado guerrillero y la presencia de jóvenes
dispuestos a hacer cualquier cosa por obtener el sustento
personal y el de sus familias, convertían a Soacha en
un lugar ideal para el reclutamiento de jóvenes, que a
la postre serían asesinados y presentados como bajas en
combate de las fuerzas militares.
111
CONTEXTO DE SOACHA
De esta manera, la pobreza y la marginalidad, agravada
por la insuficiente presencia del Estado, reflejada en la
precaria cobertura de los servicios públicos por parte del
Estado, permite entender la violencia y la criminalidad. Al
juntarse condiciones históricas, sociales y económicas, la
población de Soacha ha estado expuesta al surgimiento
de la delincuencia y a la formación de grupos armados
al margen de la ley. (Pinzón 2006, p: 15). De acuerdo
con Pinzón, entendemos que los procesos de violencia
estructural que han afectado a la población de Soacha,
son la causa primaria de los fenómenos de violencia
endémica que se presentan en el municipio. El mayor
problema es que estas violencias se invisibilizan por medio
de discursos que convierten a la víctima en victimario
y, con mayor gravedad, se busca que la víctima se auto
incrimine por las acciones beligerantes cometidas contra
ella. Esto es convertir la violencia de Estado en violencia
simbólica.
112
“Los soldados perseguidos por las bajas de
aquellos delincuentes que después de atormentar
a sus vecinos de Soacha se fueron a buscar mejores
aires con las bandas armadas del narcotráfico,
en el Catatumbo, tienen derechos”. (Fernando
Londoño Hoyos, columna de opinión, periódico
El Tiempo, 14/01/2010).
En Soacha existen transgresiones a la ley colombiana
no sólo por parte de sujetos particulares, pandillas, bandas,
grupos de delincuencia común. Este tipo de manifestación
violenta es producto de la inversión en violencia
simbólica y normalizada de los actores que ostentan el
poder económico y político en el país. La colonización de
espacios baldíos, seguida de desplazamientos forzados,
a su vez seguidas de nuevas colonizaciones en las que
la pobreza extrema es lo cotidiano, son fenómenos de
violencia estructural. Sin embargo, sólo nos es permitido
ver la punta del iceberg, la violencia directa cometida por
los pandilleros, por las bandas de delincuencia común
o pequeños delincuentes. Violencias íntimas con las
que actores de violencia estructural intentan justificar
acciones, como la desaparición forzada por parte de
agentes del Estado.
¿Por qué la sociedad civil colombiana no arremetió
contra el gobierno de turno por haber permitido crímenes
tan aberrantes?, ¿cómo se creó indiferencia para que la
gente no se escandalizara por crímenes cometidos por
aquellos que deben garantizar el orden social del país?
Es evidente que los meses posteriores al descubrimiento
de los cadáveres estuvieron marcados por el despliegue
mediático que se le dio al caso. En la prensa de mayor
incidencia nacional, el número de noticias llegó a un
tope en los últimos días de octubre de 2008, cuando,
previo a la llegada al país de la Alta Comisionada para
los Derechos Humanos, Navanethem Pillay, el gobierno
CAPÍTULO SEGUNDO
La aparición de los cuerpos de los jóvenes en el
departamento de Norte de Santander, ubicado a más de
16 horas de viaje desde la ciudad de Bogotá, permite
entender que la planeación del crimen tuvo móviles
más profundos que una simple confusión. Resulta
cuestionable que la sociedad civil no se haya volcado
a respaldar a las víctimas, más cuando estos casos no
fueron los únicos reportados durante el 2008, a lo largo
y ancho del territorio nacional. Según el informe especial
del periódico El Tiempo, del 15 de septiembre de 2008,
se habrían reportado más de 100 desaparecidos en nueve
regiones del país. El fenómeno generalmente estuvo
marcado por la movilidad interdepartamental de jóvenes
de escasos recursos, quienes aparecieron muertos y
reportados como bajas en combate.
113
CONTEXTO DE SOACHA
nacional adoptó unas medidas para prevenir que nuevos
casos se presentaran. La reacción del gobierno, que tarda
un mes en darse y que fue precedida por declaraciones
del presidente de la República en las que manifestó cosas
como: “Esos muchachos no fueron a recoger café”23, se
enfoca no obstante en mostrar a la opinión pública que
no permitirá más este tipo de casos. Sin embargo, ese
gobierno no muestra a la opinión pública las razones
estructurales por las que se presentaron estos crímenes
por parte de las fuerzas armadas, ni el porqué jóvenes
con familias víctimas de anteriores procesos de violencia,
que no tuvieron acceso a educación, desempleados que
ofrecen su mano de obra para garantizar el sustento de
sus familias, terminan asesinados a miles de kilómetros
de su lugar de residencia. Estas acciones de violencia
normalizadas, en las que se produce indiferencia ante
las brutalidades institucionalizadas (Burgois, 2009.
31), permiten la reproducción de la violencia, al hacer
imperceptible la irresponsabilidad del Estado con estos
sectores vulnerables de la población, y al distraer la
opinión pública para que no reclame al gobierno por
tales brutalidades.
114
Un mes después, el escándalo de las pirámides había
borrado de la memoria nacional el recuerdo de unos
muchachos que fueron sacados de sus hogares con falsas
promesas de trabajo, para ser cruelmente asesinados, y
con esto justificar el pago de recompensas y la entrega
de medallas a un sector de las Fuerzas Armadas de
Colombia. Asesinatos que a la postre justifican más
acciones de violencia, más inversión en armamento
y el reclutamiento de jóvenes para que luchen en el
bando del Estado. Esto termina por convertir el conflicto
armado en batallas entre jóvenes pobres, reclutados por
23
Periódico El Tiempo, Octubre 10 de 2008. Fiscal Contradice al Gobierno
en Caso de Soacha.
la guerrilla y/o los paramilitares, contra jóvenes pobres
reclutados por el ejército y la policía. Lucha inútil de la
cual sólo se beneficia un estrecho sector de la población,
que generalmente ostenta el poder económico, político
y/o militar en las regiones, como muestra el otro lado de
la moneda, la de los militares de Norte de Santander.
CAPÍTULO SEGUNDO
3.1 CONTEXTO HISTÓRICO DE VIOLENCIA
EN EL CATATUMBO
115
El Catatumbo colombiano está conformado por varios
municipios del departamento de Norte de Santander,
los cuales, a su vez, figuran en la conformación de
tres subregiones, de la siguiente manera: 1. En la zona
plana, el municipio de Tibú; 2. La zona intermedia, los
municipios de El Tarra, Sardinata y el Zulia; 3. Finalmente,
en la zona de cordillera, los municipios de El Carmen,
Convención, Teorama, San Calixto, Hacarí, La Playa
y Ocaña. (Observatorio del Programa Presidencial de
Derechos Humanos y DIH. 2006. pp. 9 - 11).
CONTEXTO DE SOACHA
La región del Catatumbo cuenta con una amplia
variedad en su topografía, clima y suelos, situación que
privilegia sus potencialidades productivas y su diversidad
biológica, contando con abundantes recursos de flora y
fauna, principalmente en la zona donde se conserva la
selva andina y la selva húmeda tropical. Así mismo, el
Catatumbo posee una gran riqueza hídrica representada
en los ríos Zulia, Pamplonita y Catatumbo. Este último,
de gran importancia por su carácter binacional, ya
que desemboca en territorio venezolano, en el Lago
de Maracaibo. Su cuenca, constituye una ecorregión
estratégica para las dos naciones y, además, una fuente
para la explotación de recursos naturales. Es un corredor
determinante para la comunicación con los pueblos
indígenas que habitan la región, y así mismo para el
transporte de alimentos y otros enseres a la población
campesina y también a los grupos al margen de la ley
que hacen presencia en la región.
116
La población del Catatumbo, así como su riqueza
natural, es diversa. Encontramos, además de los nortesantandereanos asentados en las cabeceras municipales,
y ciudades principales, como Tibú, Ocaña, Ábrego
y Convención, población rural que representa el
23,18% del departamento y población indígena que es
aproximadamente el 0.60 %24. Dado su carácter de frontera
agrícola, el Catatumbo se ha constituido en un territorio
de colonización, así que muchos de sus pobladores
actuales son las nuevas generaciones de los colonos que,
atraídos por las bonanzas extractivas, llegaron a la región
en la primera mitad del siglo XX. Esta pluralidad hace del
24
Datos Dane. Censo 2005
Catatumbo un escenario intercultural, situación que a lo
largo de la historia regional ha significado una dinámica
de exclusiones y conflictos, representados en el uso y la
tenencia de la tierra y el aprovechamiento de los recursos
naturales.
Las primeras concesiones petroleras en Colombia
fueron realizadas por el general Rafael Reyes, quién
gracias a la Ley 6 de 1905, la cuál le dio facultades
para otorgar privilegios en la explotación de recursos
y desarrollo de obras en el país, celebró contratos de
concesión con dos de sus allegados: Roberto de Mares
y el general Virgilio Barco. Este último, recibió un
contrato de concesión para explotar fuentes de petróleo
en los terrenos baldíos de lo que era en esa época el
departamento de Santander, hoy el Catatumbo, por
el término de cincuenta años. (Vega, 1995). Luego de
muchos ires y venires, la concesión quedó en manos
de empresas petroleras norteamericanas, que realizaron
una explotación sistemática del recurso, causando
innumerables daños al ecosistema y, principalmente, a
los pobladores ancestrales del Catatumbo, los indígenas
Motilón Bari. Justamente, el auge de la economía
petrolera significó un proceso acelerado de colonización
y transformación del territorio, que a la postre, y como
sucede en todos los casos de bonanza extractiva, resultó
en poblaciones desposeídas y pobres, que nunca se
beneficiaron de las regalías y ganancias del negocio.
CAPÍTULO SEGUNDO
El Catatumbo ha tenido una actividad agrícola
importante, con cultivos como la cebolla, el fríjol, el
café y el cacao; no obstante, la explotación petrolera ha
sido la actividad económica que más ha marcado la vida
social y política de la región, constituyéndose, hasta hace
algunas décadas, en uno de los enclaves extractivos del
país.
117
CONTEXTO DE SOACHA
“Por lo visto, fueron pocos o nulos los recursos
provenientes de las regalías petroleras que
se invirtieron en la zona del Catatumbo para
el beneficio del conjunto de la población. La
mayoría de estos ingresos, por sí mínimos,
fueron apropiados por los políticos de la élite,
vinculados a la ciudad de Cúcuta [….] contrario a
lo que apresuradamente sostuvieron los políticos
y hombres de empresa desde el comienzo de
la concesión Barco, el petróleo no produjo los
ríos de miel y prosperidad que se vaticinaban,
por lo menos para el grueso de la población”.
(Vega,1995).
118
Los beneficios de la economía petrolera fueron ajenos
a la población indígena y campesina del Catatumbo.
Los Motilón Bari, por su parte, luego de un proceso de
confrontación en defensa de su territorio durante los
primeros años de la década de 1950, que aniquiló buena
parte su población, se confinaron en la selva, gracias
la entrada de misioneros católicos y protestantes, que
fueron cruciales en lo que han llamado su pacificación,
pero que en realidad fue un agresivo proceso de control
y aculturación. La población campesina, en cambio,
continuó ocupándose de las labores agrícolas, pero su
condición de extrema pobreza y el abandono estatal
fueron el germen de la incursión de las economías
ilícitas y de la agudización del conflicto armado que
posteriormente, en los primeros años del siglo XXI,
convirtió al Catatumbo en un fortín del paramilitarismo y
en una zona de confrontación estratégica.
Principalmente, los campesinos caficultores de la
región, que durante la segunda mitad de la década de los
noventa sufrieron las afectaciones de la plaga de la broca,
fueron quienes empezaron con los cultivos de coca.
(Loingsigh, 2007). Dadas las insuficientes medidas con las
que el Estado apoyó a los pequeños productores de café,
en procura del fortalecimiento del modelo neoliberal que
salvó a los grandes empresarios, los campesinos de esta
región y de otros lugares del país, se vieron avocados a
la siembra.
El auge del narcotráfico y de los cultivos ilícitos
durante los años noventa ha sido reconocido como
una de las muchas causas estructurales de los procesos
de violencia ocurridos en el país; no obstante, para
el Catatumbo es evidente que su importancia como
corredor estratégico entre Venezuela y Colombia, y su
amplia riqueza en recursos naturales, como el petróleo
y el carbón, son en realidad la fuente de disputa. Como
veremos más adelante, luego de la consolidación de los
grupos armados ilegales en la región y de las violaciones
sistemáticas a los D.D.H.H. de la población catatumbera,
la disputa por el control y la explotación de los recursos
es el telón de fondo de los conflictos actuales.
De acuerdo con el Observatorio del Programa
Presidencial de Derechos Humanos y DIH, la región del
Catatumbo ha estado influenciada por el accionar de
grupos armados desde la década de 1970.
En un principio, el Ejército de Liberación Nacional ELN, fue la guerrilla que dominó la zona, aprovechando
la condición de frontera y su riqueza petrolera. Su
consolidación se produjo a raíz del respaldo que ofrecían
simpatizantes propios y migrantes, que en su mayoría se
encontraban inscritos o en búsqueda de labores alrededor
de la economía de explotación del petróleo.
CAPÍTULO SEGUNDO
3.2 PRESENCIA DE GRUPOS ARMADOS ILEGALES
119
Posteriormente, durante los años ochenta, la economía,
que anteriormente giraba en torno al petróleo, abre lugar
a la producción de cultivos ilícitos, adquiriendo dinámica
sólo hasta mediados de la década de los años noventa. En
este momento las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia – Farc-EP y el Ejercito Popular de Liberación EPL, entran a disputar el dominio de esta nueva economía,
cobrando gran importancia y convirtiéndose en el grupo
armado dominante para la época.
CONTEXTO DE SOACHA
Ya para finalizar, hacia 1999, los grupos de autodefensa
hacen su incursión en la zona en razón a su interés por
el manejo del negocio de la coca. La disputa en ese
momento se desenvuelve en las zonas intermedias y de
cordillera, cuando el alcaloide está en su auge.
120
Los grupos de autodefensa que entraron a la región para
lograr su dominio, correspondían a las Autodefensas del
Sur del Cesar – Adsc; el bloque Catatumbo – BC; algunas
comisiones del Bloque Norte – BN; y el Bloque Central
Bolívar. Durante 1999 y 2000, las Adsc, que desde 1980
incursionaban en la zona del Catatumbo con el objetivo
de dominar el corredor Tibú – Puerto Santander – Cúcuta
y asegurar la franja que comunica a Urabá, Córdoba y
Arauca, se une con el BN, dando lugar a las Autodefensas
Unidas de Colombia - AUC como tal, y a cuyo mando se
encontraba Salvatore Mancuso. De esta manera, el nuevo
grupo dominante a partir de 1999 fueron las AUC.
La expansión de los grupos armados en la región ha
estado estrechamente ligada a la producción de cultivos
ilícitos de coca, a la presencia de corredores estratégicos
para la economía del narcotráfico y la situación fronteriza
con Venezuela. Los principales corredores de la región
corresponden a la vía Tibú–Puerto Santander–Cúcuta,
que se encuentra muy cerca de la frontera con Venezuela;
a la troncal de la costa Caribe y al río Magdalena.
A partir del año 2004, el gobierno del presidente Álvaro
Uribe implementa la política de seguridad democrática,
con lo cual se da un aumento en la confrontación armada,
las acciones de las fuerzas armadas superan las de los
grupos armados ilegales. Para el año 2005 se lleva a cabo el
proceso de desmovilización de los grupos de autodefensa
que operan en la zona del Catatumbo, en el marco de la
Ley 975 de Justicia y Paz. A raíz de la desmovilización,
los grupos guerrilleros, que históricamente han hecho
presencia en la región, se han dado a la tarea de recuperar
el espacio perdido en la confrontación con las AUC. Los
ataques de las Farc, desde entonces, han sido recurrentes.
El panorama que se dibuja posteriormente a la
desmovilización en el Catatumbo, muestra una nueva
postura del Estado, se fortalece ampliamente la fuerza
pública de la región y el desenvolvimiento de operaciones
militares, y se da lugar a la inversión social con proyectos
productivos en el marco del Plan Colombia, como el
Programa Guardabosques.
“En el momento de la desmovilización las fuerzas
militares contaban con la Fuerza de Tarea San
Jorge, creada en el segundo semestre del 2004
y que reúne tropas de caballería, infantería e
ingenieros, así como batallones de contraguerrilla,
para un total de 1.500 hombres, que respondían
directamente al comandante de la V Brigada
del Ejército en Bucaramanga. Adicionalmente
operaban en esta zona el Batallón del Plan
Energético y Vial No. 10 con sede en Convención,
el Batallón de Contraguerrillas No. 6 con sede
CAPÍTULO SEGUNDO
Es importante, entonces, analizar en este contexto el
impacto de la desmovilización, en el sentido de los “vacios
de seguridad” que dejaron los grupos de autodefensa,
que en ese momento entraron a disputar nuevamente las
guerrillas con el Ejército Nacional.
121
CONTEXTO DE SOACHA
en Tibú, así como Unidades de Infantería de
Marina en Teorema y Hacarí. Posteriormente a la
desmovilización, la Segunda División fortaleció
su pie de fuerza en 3.000 hombres, con lo que
se llegó a 15.000 en esta unidad operativa,
que se orientaron a cubrir principalmente los
requerimientos de Arauca y Norte de Santander.
Con lo anterior, se pretendía aumentar el poder
de combate contra la guerrilla, previendo la
reacción que esta podría adoptar en las nuevas
circunstancias. Más adelante, a finales del 2005,
se puso en funcionamiento la Brigada 30, y a
principios de enero de 2006, la Brigada Móvil No.
15”. (Observatorio del Programa Presidencial de
Derechos Humanos y DIH, 2006 pp. 42 - 43).
122
Por otro lado, para el año 2005 se registra la aparición
de nuevas estructuras entre las cuales figuran las Águilas
Negras. “El perfil de las Águilas Negras es incipiente
en su componente anti subversivo” y sus pretensiones
han sido definidas por el intento de influir en el poder
local; “… es sintomática la presencia de las Águilas en
Ocaña y en el Cesar, donde las desmovilizaciones de
otras estructuras hacen necesario preservar los eslabones
del narcotráfico y particularmente los corredores de
movilidad”. (Observatorio del Programa Presidencial de
Derechos Humanos y DIH, 2006 pp. 55).
La ubicación de la región del Catatumbo es de especial
importancia, particularmente por la zona de frontera. De
acuerdo con el Observatorio del Programa Presidencial
de Derechos Humanos y DIH, la confrontación ha venido
sobrepasando las fronteras, de tal manera que la guerrilla
tiene sus retaguardias ahí. En igual sentido, los registros
indican que en el Estado de Táchira – Venezuela hubo
presencia guerrillera y de autodefensas. Así las cosas, la
geografía de la confrontación en esta región está delimitada
por dos elementos: posicionamiento estratégico militar,
como resultado del control de una vasta región selvática
con comunicación fronteriza; y el potencial económico
basado en economías ilícitas y jugosos dividendos para
el grupo que las explote.(Defensoría del Pueblo, 2006.
Pp. 14).
3.3 DEL TERROR AL CONTROL DE LOS RECURSOS
¨… la incursión paramilitar que ha marcado la
historia de la violencia en la región con más de
100.000 desplazados, más de 10.000 muertos
y más de 600 desaparecidos… ha permitido a
las transnacionales un control territorial en la
región y ha generado el desplazamiento de las
comunidades que allí habitan, facilitado sus
actividades de exploración y explotación de los
recursos naturales25”.
La ya conocida combinación de seguridad democrática,
traducida en control militar y recuperación social de
territorio, y la agenda de competitividad que abarca
grandes proyectos agroindustriales y de infraestructura
para varias regiones del país, son la expresión de la
estrategia que subyace a los procesos de agudización del
conflicto sucedidos durante los primeros años del siglo
XXI en el país.
25
Comunicado Asociación Campesina del Catatumbo.- ASCAMCAT.
Agosto 2010.
CAPÍTULO SEGUNDO
Las múltiples violaciones de Derechos Humanos
cometidas en contra de la población civil de la región
del Catatumbo, según las mismas denuncias de los
campesinos e indígenas, guardan una especial y casi
unívoca relación con los planes que los gobiernos
regionales y nacionales tienen para la explotación
y apropiación de los recursos naturales que aún se
conservan.
123
De hecho, la vinculación entre el poder paramilitar y
las transnacionales no es un secreto ni una casualidad.
Para lograr el reordenamiento territorial y una especie de
despeje poblacional, la violencia política ha sido vital;
por un lado, suprime todo intento de autonomía y siembra
el terror, y por otro, prepara el territorio para la agresiva
intervención del capital privado. Las coincidencias que
surgen al comparar las cartografías del conflicto armado
en el país, sobre todo de la presencia paramilitar, con
los enclaves geoestratégicos para la inversión extranjera,
develan un proyecto de mayor envergadura.
Luego de la inminente y arrasadora presencia
paramilitar, y, por supuesto, la continuación de las
acciones guerrilleras y de las mal llamadas bandas
emergentes, el Catatumbo ha sido una de estas regiones
donde se han puesto en marcha diferentes proyectos de
extracción de recursos que afectan directamente a las
poblaciones indígenas y campesinas. En el año 2002, por
ejemplo, se presenta una nueva incursión de las empresas
petroleras al territorio ancestral del pueblo Motilón Bari,
la cual significa una violación a sus derechos territoriales y
de consulta previa. Luego de años de movilización social
y argumentación jurídica se logra detener la exploración
y actualmente se encuentran en negociaciones, dando
cumplimento a una sentencia de la Corte Constitucional,
que se pronunció al respecto. Así mismo, la población
campesina ha denunciado la amenaza minera
representada en la explotación de carbón a cielo abierto;
según Ascamcat y Cisac26, la explotación de carbón
representa uno de los mayores intereses en el Catatumbo,
ya que se pretende en la zona realizar actividades de
exploración y explotación del mineral a cielo abierto,
pues las reservas son superiores a las del Cerrejón, en la
Guajira. Anudado a estas pretensiones, la construcción
26
Comité de Integración Social del Catatumbo
de la vía Tibú, conocida como la Troncal del Carbón
pretende que el departamento tenga una salida directa
al mar, para la movilización de los productos mineros y
agrícolas.
Como vemos, la relación entre los procesos de
violencia y las actuales políticas económicas de los
gobiernos de turno son cruciales, especialmente en una
región que desde su conformación ha estado determinada
por la relación entre la naturaleza y sus recursos, y los
habitantes que luchan por su conservación y su usufructo.
Esta relación histórica devela un escenario de lucha, en
donde expresiones de dominación se han normalizado y
la violencia aparece como parte esencial en la creación
de nuevas territorialidades.
En medio del conflicto armado y el accionar de los
grupos ilegales en confrontación, los Derechos Humanos y
el DIH son flagrantemente vulnerados mediante masacres,
homicidios selectivos y de configuración múltiple,
enfrentamientos armados con interposición de población
civil, bloqueos a bienes para la supervivencia, ataques
indiscriminados sobre poblaciones, ataques a bienes
civiles, instalación de campos minados, restricción a la
movilización, secuestros, amenazas, reclutamiento forzado,
ataques indiscriminados, amedrentamiento, asesinatos
extra judiciales, desapariciones y desplazamiento forzado,
especialmente de zonas de interés económico y sitios
designados para macro proyectos. (Defensoría del Pueblo.
2006, pp. 26).
La masacre de La Gabarra, el 29 de mayo de 1999,
inició el recrudecimiento de la guerra; el 17 de julio
CAPÍTULO SEGUNDO
3.4 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS
Y LAS FUERZAS ARMADAS
125
CONTEXTO DE SOACHA
de 1999 se presenta una masacre por segunda vez
en el mismo lugar, “según las investigaciones de la
Procuraduría y la Fiscalía, las acciones fueron cometidas
por grupos de autodefensa con complacencia de las
autoridades militares y de policía que operaban en la
región”. (Defensoría del Pueblo. 2006, pp. 27).
126
La población civil ha quedado inmersa en la pugna
por el dominio del territorio y con ello del negocio de la
coca. Un ejemplo claro de la degradación de los Derechos
Humanos en el conflicto armado ocurrió, por ejemplo, en
el año 2001, cuando las acciones de los grupos armados
dejaron un centenar de muertos y desaparecidos. Este
hecho generó un desplazamiento masivo, quedando
la región sin mano de obra para realizar las labores de
cosecha de coca. Las autodefensas diseñaron entonces
un plan para no permitir la salida de la población de la
región, a fin de que se llevaran a cabo dichas labores
por la fuerza. De la misma manera como se reconoce
por la Agencia Presidencial para la Acción Social y la
Cooperación Internacional en el 2002, en el Diagnóstico
de Desplazamiento en Norte de Santander del mismo año,
la Defensoría del Pueblo resalta este accionar como “una
nueva y degradante forma de esclavitud”. Como éste,
son muchos los hechos de violencia que la población ha
tenido que asumir.
Según el informe preliminar de la Comisión de
Verificación de la Situación de Derechos Humanos en el
Catatumbo, organizada por la Asociación de Campesinos
del Catatumbo - Ascamcat y realizado durante los días 9 a
12 de agosto de 2007, se registraron múltiples denuncias
en contra de los grupos armados, sin embargo se resaltan
todas las denuncias que se hacen en contra del Ejército
Nacional, que van desde retenes en los que se cometen
abusos hasta denuncias por asesinatos a campesinos que
son presentados como guerrilleros muertos en combate.
De especial importancia los señalamientos a la Brigada
Móvil No.15, implicada en el año 2008 en la desaparición
y ejecución extrajudicial de 11 jóvenes del municipio de
Soacha – Cundinamarca.
Como ejemplos se citan algunas de las denuncias:
“Denunciaron el asesinato de Jhon Jairo Contreras,
campesino joven de 25 años, era casado y tenía
tres hijos, en la vereda La Jabonera del municipio
de Teorama a manos de la Brigada No. 15 del
Ejercito Nacional, que para todos en la región era
trabajador honesto, agricultor, nunca porto arma
ni uniforme, no tenía relación con ninguno de los
grupos armados”. (pp. 13).
“Denunciaron el asesinato de un agricultor, Mario
Reyes, el día 25 de mayo de 2007, presuntamente
responsables, la Brigada No.15” (pp. 13).
“El 6 de julio de 2007, el Ejercito Nacional (Brigada
Móvil No. 15) a 5 minutos del corregimiento de
Honduras, retuvieron un campesino, lo llevaron
al monte y lo golpearon desde las 9 de la mañana
hasta las 12 del día”. (pp. 14).
CAPÍTULO SEGUNDO
“El Ejército Nacional a través de la Brigada Móvil
No.15, también retiene menores de edad con
varios propósitos; uno para sacarles información,
para chantajearlos y amenazarlos, que si no
cuentan lo que saben se van a llevar a sus padres
detenidos, o van a allanarles la casa, o también
los amenazan con reclutarlos forzosamente para
el servicio militar”. (pp. 12).
127
“En la vereda Bella Unión, límites con Nueva
Colombia, el Ejército Nacional, Brigada Móvil
No.15 retuvo un campesino por dos días, le
vendaron los ojos, lo golpearon y con unos
alicates (pinzas) dijeron que le iban a arrancar las
uñas y a capar si no daba información, durante
dos días lo torturaron y dejaron aguantando
hambre”. (pp.15).
CONTEXTO DE SOACHA
Como se da cuenta a través del texto, la región del
Catatumbo ha estado fuertemente influenciada por el
accionar de los grupos armados. Sin embargo, en los
últimos tiempos se ha visibilizado la problemática que
acarrea consigo el abuso del poder en las filas del Ejército
Nacional. Es muy importante desde esta perspectiva
histórica, entonces, entender y conocer también el
contexto en donde se llevaron a cabo las ejecuciones
extrajudiciales del caso de interés para el proyecto.
128
Identificar claramente elementos históricos, como los
antecedentes de violencia de la región, la constitución
de Brigadas para el aumento de la fuerza pública en una
región en la que se logra la desmovilización de grupos de
autodefensa; para contrarrestar el accionar de la guerrilla
que, a su vez, aprovecha esta coyuntura; implementar
políticas de recompensas a militares por sus logros en el
ejercicio de la milicia a través de una política de Estado; y
hacer caso omiso a los reportes de violación de Derechos
Humanos a la población civil, no sólo por parte de los
grupos armados ilegales sino de las mismas instituciones
militares del Estado; permite dilucidar las condiciones
optimas para perpetrar hechos, como las ejecuciones
extra judiciales que se descubrieron a finales del año
2008 en Ocaña – Norte de Santander.
ANEXO
ANEXO
Propuesta metodológica, protocolo, sobre
las características que deberán desarrollar
las investigaciones que se asuman desde el
Archivo de Bogotá para documentar casos
de violaciones a los Derechos Humanos
con impacto en Bogotá, en perspectiva de
memoria histórica, antropológica, social,
política y cultural.
129
L
Algunos historiadores encuentran las raíces más antiguas
del conflicto colombiano en tiempos anteriores a la
conquista europea. No se puede desconocer que el
periodo previo al desembarco español dejó marcas
imborrables que hoy por hoy repercuten en las dinámicas
socioculturales de la población colombiana.
ANEXO
a construcción de contextos es un desafío que la
Unidad de Memoria y Derechos Humanos del
Archivo de Bogotá ha emprendido con miras al
cumplimiento del deber de recordar los hechos funestos
del conflicto armado colombiano. Es claramente
un desafío, dadas la antigüedad y complejidad del
conflicto armado en nuestro país, la interrelación entre
los diferentes escenarios donde se presentan dichas
violaciones y el impacto y magnitud de los casos de
violación de Derechos Humanos.
131
No obstante, un relato que intente describir al detalle el
tiempo-espacio en el que se perpetraron violaciones de
Derechos Humanos no puede soportarse en relaciones
históricas hipotéticas con pasados lejanos. Es pertinente
que el relato contextual se circunscriba a los hechos
relevantes que en un periodo de tiempo devinieron en
la consumación de un acto de violencia extrema. Es
claro entonces que el primer desafío a subsanar es la
delimitación temporal del contexto y la objetivación de
los hechos que en un periodo de tiempo enmarcan las
graves violaciones a los Derechos Humanos.
ANEXO
Resulta complejo, también, delimitar geográficamente
el área donde se presentan las violaciones de Derechos
Humanos. La complejidad radica en que es necesario
delimitar al mismo tiempo, por un lado, los procesos
socio-históricos que han dado forma a los municipios,
departamentos, regiones y nación colombianos; y por
otro, definir los alcances de la interrelación de los
escenarios donde se presentan los casos de violación de
Derechos Humanos.
132
Podemos observar que la misma configuración del
territorio colombiano ha obedecido diferentes causas.
No es raro que existan municipios que antes de finalizar
el siglo XIX fueran centros económicos y hoy en día
sólo sean lugares de paso de caminos vecinales. De
igual forma, municipios en los que hace cien años no
convivían más de quinientos vecinos hoy pueden tener
más de quinientos mil habitantes. El cambio en la
configuración territorial en el precio de la tierra, en los
intereses económicos, políticos y militares son elementos
importantes para la comprensión de los procesos
violentos que han terminado en la consumación de un
acto de crueldad.
Para la construcción del contexto se hace necesario
definir los límites de acuerdo a configuraciones
territoriales relevantes al caso y no a límites geopolíticos
previamente demarcados. Por ejemplo, no podríamos
observar aisladamente la violencia que se presentó en
los municipios de frontera de los departamentos de Sucre
y Córdoba. Municipios que por su ubicación geográfica
y por los procesos socio-históricos de poblamiento,
formación y configuración territorial fueron declarados
objetivo militar por los actores armados.
La delimitación territorial del contexto se complejiza aún
más al considerar la intrínseca relación entre los casos
de violencia que se presentan en el marco del conflicto
armado. Así, observamos que una masacre que se
presenta en la Amazonía colombiana puede tener eco y
afectar las dinámicas del conflicto en la Costa Caribe; al
mismo tiempo, un homicidio o secuestro en el centro del
país puede llevarse a cabo en Bogotá pero ser motivado
desde Cúcuta o Valledupar. Cualquier acción violenta,
perpetrada por un actor armado legal o ilegal, tendrá
una repercusión en los múltiples escenarios donde se
desarrolla la guerra. Por tanto, el segundo desafío que se
presenta para la consolidación de un contexto de caso es
la delimitación territorial objetiva de los casos.
Pero quizás el elemento más complejo y el mayor
desafío para la realización de contextos tienen que ver
con el impacto y la magnitud de los eventos de violencia
que se presentan en el marco del conflicto armado
colombiano. Es indiscutible que la atrocidad de los
crímenes impacta la retina de la sociedad civil, por lo
ANEXO
El reconocimiento de la violencia en los Montes de
María se hace por medio de una demarcación territorial
que permite conglomerar un conjunto de municipios
en los que se llevó a cabo un proceso violento, en el
que actores de diferentes bandos pelearon por intereses
particulares y en el que la población civil fue víctima
de graves violaciones de Derechos Humanos. Violencia
que se circunscribe al territorio de una comunidad de
memoria y no a un espacio geográfico políticamente
predeterminado.
133
que los contextos en los que se presentan estos crímenes
son cada vez más difíciles de ver. De igual manera, la
frecuencia casi cotidiana con la que se presentan estos
crímenes, imposibilitan la realización de procesos de
duelo, reflexión y análisis de los contextos generales en
los que se presentan los casos de violación de Derechos
Humanos.
ANEXO
Encontramos que las víctimas de la guerra son
constantemente revictimizadas, como producto del
desconocimiento de los procesos de violencia estructural
al que está sometida gran parte de la población
colombiana. Esto es, entender que una familia humilde
del campo que debió emigrar a una ciudad para subsistir
a la pobreza, que encontró en la urbe condiciones
infrahumanas para poder vivir, que debió infligir la ley
para poder comer, no es la culpable de los procesos de
violencia por crímenes de odio (limpieza social), como
se matizan los asesinatos de jóvenes desempleados en
las ciudades al ser calificados de vagos y delincuentes.
134
Se propone que la investigación para la construcción
del contexto considere el triple desafío que plantea la
delimitación temporal objetiva, la demarcación territorial
por comunidades de memoria y la no deshumanización
del crimen, por invisibilizacion de las violencias
estructurales dentro de las que se enmarca el hecho
violento. Para este efecto, el protocolo se construye
como una herramienta de orientación soportada en
la experiencia piloto desarrollada por la Unidad de
Memoria y Derechos Humanos del Archivo de Bogotá.
Construcción del marco teórico
y delimitación de la investigación
L
Este “boom” de prácticas de evocación descontextualizada
ha convertido a sus realizadores en productores de una
pornografía de la memoria27. Los espectadores esperan
a diario por los relatos de la crueldad del conflicto, y
27
En la conferencia del clausura del XIII congreso de Antropología
en Colombia, realizado en la Universidad de los Andes en Bogotá
entre septiembre 30 y octubre 1 de 2009, el profesor de política de la
Universidad de Columbia Mahmood Mamdani, refiriéndose al caso
surafricano, expresó la necesidad de superar la pornografía de la
violencia en los estudios sociales de las situaciones de conflicto armado.
De acuerdo con Mamdani Ésta pornografía de la violencia impide a
los investigadores observar el sustrato de intereses que se presenta en
cualquier conflicto violento.
ANEXO
as dinámicas del conflicto armado en Colombia
han obligado a diferentes sectores de la sociedad a
pensar la forma de preservar la memoria histórica
de la guerra. Diferencias en intereses, abordajes,
metodologías y marcos conceptuales de los ejercicios
de memoria, nos han llevado a un “boom” de prácticas
nemotécnicas que generan subjetivas formas de verdad
histórica del conflicto colombiano. Si bien muchos de
los ejercicios realizados hasta el momento han dado
buena cuenta de los casos de violaciones de Derechos
Humanos, no todos han alcanzado la profundidad
necesaria para permitir entender el conflicto en los
lugares donde la población civil ve amenazada su
integridad física y emocional.
135
ANEXO
pareciese que el nivel de afectación por las atrocidades
cometidas es cada vez más difícil de superar. El mapa
de Colombia se está llenando de banderitas negras
que demarcan los puntos geográficos donde se han
presentado violaciones de Derechos Humanos. A estos
lugares se les relaciona con el relato más cruel de la
barbarie allí perpetrada, pero se desconoce el contexto
de violencia en el que está inmersa esa violación
particular del Derecho Internacional Humanitario y
de los Derechos Humanos en general. Muchas de las
investigaciones sociales dan cuenta de dicha cartografía
de la violencia centrando las investigaciones en la
ubicación de banderitas negras dentro de la geografía
nacional. No obstante, el quehacer de la memoria no
sólo localiza la violencia, sino que la contextualiza en
un marco referencial de acciones e intereses que son
las raíces profundas de los procesos violentos.
136
Los relatos de víctimas y victimarios que se presentan en
casos de violencia sistemática evidencian lo que Payne
(2009) llama coexistencias contenciosas; esto es que
sobre una violación sistemática de Derechos Humanos
coexisten relatos contradictorios para explicar las
causas por las que se perpetraron los crímenes. Cada
relato, en sí mismo, presenta un marco general de
acontecimientos, por lo que los contextos son también
contenciosos.
Encontramos que en estos contextos contenciosos son
comunes los topos de enunciación o puntos ciegos
auditivos, que son una incapacidad de escuchar las
articulaciones complejas y los reclamos históricos
presentes en el acto de recordar un pasado violento a
través de testimoniar (Castillejo 2007:81). El ejercicio
político de la memoria ha permitido constantemente
estos puntos ciegos auditivos, al descontextualizar
el relato de los flujos históricos de violencia del
que son objeto las víctimas. Se pretende demostrar
que un contexto que explore la economía política
de la violencia, acto histórico de legitimación y
naturalización de las acciones violentas por parte de
aquellos que ostentan el poder político y económico
de una nación, puede permitirnos ese crisol donde
se fundan los testimonios, las pruebas fácticas y los
análisis socio-antropológicos. En particular en casos de
violaciones a los Derechos Humanos que se presentan
en conflictos bélicos internos y los cuales son en gran
medida responsabilidad de los agentes del Estado,
donde estos contextos son generalmente tergiversados.
Para prevenir esto se propone que el contexto
explore los diferentes flujos de violencia que han
experimentado las víctimas y que han sido reconocidas
por los victimarios28, para entender las causas concretas
de que violencias estructurales se hayan materializado
en violaciones de los Derechos Humanos. Esto es
que los contextos no exploren únicamente las causas
directas del desplazamiento forzado o las masacres
(violencia directa), sino que se adentren en las razones
28
Incluso en el tipo confesional silencioso, en el cual al ocultar o
mentir el victimario permite entender elementos contextuales de los
crímenes cometidos.
ANEXO
Es también claro que la descripción de un contexto
de violencia enmarca una serie de acontecimientos
históricos,
políticos,
económicos,
sociales
y
culturales que requeriríamos volúmenes completos de
enciclopedias para poder retratarlos. Es lógico entonces
que en estas descripciones los reclamos históricos del
acto de testimoniar se oculten en las declaraciones de
víctimas y victimarios, y se disuelvan en las narraciones
sobre las atrocidades perpetradas, incrementando los
topos de enunciación.
137
estructurales como: la pobreza extrema, la exclusión,
el racismo, la violencia de género entre muchas otras
formas. (Burgois 2009:31-32).
ANEXO
Se parte de la premisa de que no hay violencias aisladas
y que los actos y crímenes cometidos por los diferentes
actores armados, ilegales y del Estado, se encuentran
asociados a procesos de violencia estructural que
obedecen a intereses particulares. En general, buscamos
aquella información contextual que definitivamente
determina la vida de las personas previa, durante y
posterior al hecho violento. Esta información de contexto
social, político, económico, cultural e histórico, articula
los relatos de las víctimas y victimarios de violaciones de
Derechos Humanos dentro de la historia nacional de la
violencia, que desde mediados del siglo XX obedece a
intereses particulares de acumulación de poder y capital.
Violencia que se ha traducido en negligencia, abandono
y prácticas de corrupción por parte de las autoridades
públicas que han tenido bajo su responsabilidad
la atención y realización de los derechos de dicha
población.
138
Se entiende que las víctimas del conflicto armado en
Colombia son producto de largos procesos violentos,
los cuales obedecen a lo que Philippe Burgois (2009)
denomina “economía política de la violencia”. De acuerdo
con Burgois, el neoliberalismo punitivo ha permitido
que los grandes poderes políticos y económicos, que
controlan las naciones capitalistas, encuentren en formas
violentas no directas la oportunidad de monopolizar el
poder al mismo tiempo que lo legitiman.
Burgois propone “llamar la atención sobre las formas
en las que la violencia íntima se conecta con las
formas invisibles de violencia estructural, simbólica
y normalizada, que se superponen y se traslapan en
un continuo, es particularmente importante en la era
del neoliberalismo globalizado, cuando la creciente
ostentación de acciones abusivas, criminales,
delincuenciales y auto-infligidas oscurece las jerarquías
de poder históricamente arraigadas que imponen un
sufrimiento desproporcionado sobre los pobres, según
patrones predecibles”. (:30).
Se propone entonces que el contexto explore las
formas en las que un caso particular se articula a las
dinámicas de violencia estructural que se presentan
en el país. Esto es mostrar cómo la materialización de
la violencia en un contexto particular se articula a los
ciclos de violencia nacional y no cómo la violencia
nacional termina, como un fin casi teleológico, en un
acto de violación de Derechos Humanos. Esto es que
el contexto se articula a las dinámicas socio-históricas
de la violencia en Colombia y no que el contexto dé
cuenta de cómo el proceso histórico terminó en un
ANEXO
Al referirse a economía de violencia, Burgois propone
la inversión en capital violento, que se da por
medio de las violencias normalizada y simbólica. La
violencia normalizada “llama la atención sobre la
producción social de indiferencia ante las brutalidades
institucionalizadas”. (Burgois: 31). Con esto la sociedad
se hace indiferente al problema, se incrementan
las violencias íntimas, y los poderes estructurales
legitiman más acciones violentas (Burgois,:31). La
violencia simbólica, por su parte, es entendida como
los mecanismos por el cual los sectores de la población
socialmente dominados naturalizan el status quo y se
culpan a sí mismos por su dominación, transformándolo
de este modo en algo que parece legítimo y natural
(Bordieu 2000: 220-233).
139
acto de violación de los Derechos Humanos. Por tanto,
la selección de un marco conceptual debe otorgarnos el
basamento que permita la consolidación de contextos de
estas características.
ANEXO
Con esto se busca delimitar objetivamente el espacio
temporal desde el cual se construyen los contextos. Al
mismo tiempo se pueden identificar los escenarios en
los que los actos violentos tienen incidencia, aún así
estos afecten al mismo tiempo una familia de un barrio
de Bogotá o una comunidad en el centro de Ocaña.
Se crea una articulación de los relatos contextuales en
escenarios diferentes, al permitir encontrar similitudes
en la perpetración de actos sistemáticos de violencia,
pero se describen las características particulares que
hacen único cada crimen. Con esto se logra, también,
humanizar y personificar a las víctimas; ya no se tendrá
a una de las dos mil personas desaparecidas, sino un
Juan, un Pedro, Ingrid, Carlos, Daniel, Fair, quien fue
desplazado por la violencia a un municipio de donde,
posteriormente, fue desaparecido y a la postre asesinado.
Se tendrán entonces historias de vida que se articulan a
los procesos nacionales de violencia. Se aportará a la
construcción de memoria histórica mientras se dignifica
a las víctimas.
140
Al delimitar tempo-espacialmente el contexto podremos
describir los acontecimientos que a lo largo de la historia
del territorio de memoria han influenciado la entrada de
las personas a los ciclos nacionales de violencia. Los
hechos que han configurado el espacio como:
Para finales del siglo XIX el municipio de Soacha
se encontraba ubicado a 18 kilómetros de la
capital del país. La transformación del paisaje
colombiano, otrora rural y hoy urbano, es
Como se ve, en un solo párrafo se puede concretar
información relevante que permite saber que Soacha
ha transformado su territorio como consecuencia de
las dinámicas nacionales y que eso, geoespacialmente,
lo ubica al margen de barrios populares periféricos de
la metrópoli, con los que hoy en día comparte unas
problemáticas. Con esto se logra una demarcación
territorial y temporal que localizan al lector en el
escenario donde se perpetró el crimen.
ANEXO
reflejada en este municipio cundinamarqués que
en el último siglo ha presenciado en su territorio
el surgimiento de una pequeña ciudad. Los 18
kilómetros que separaron a Bogotá de Soacha,
en algunos lugares, hoy no alcanzan los 18
centímetros. Esto es producto de los procesos
de conurbación29, por los cuales la expansión
territorial de Bogotá se superpone dentro del
área del municipio. Conurbación que posiciona
el área urbana de Soacha en los límites del
área metropolitana de Bogotá. Por tal motivo
los barrios de las localidades de Bosa, Kennedy
y Ciudad Bolívar, que limitan con el área
urbana de Soacha, comparten con el municipio
las mismas problemáticas, características
poblacionales, procesos de ocupación del
espacio y arquitectura“.30
141
29
El concepto de conurbación define el proceso por el cual un área
urbana crece a partir de su unión con poblaciones vecinas sin que se
distingan sus límites. El caso de las localidades de Kennedy y Bosa que se
han expandido hasta los limites con Soacha, lo que ha llevado a que hoy
en día no se sepa exactamente donde termina la ciudad y comienza el
municipio.
30
Ejemplo tomado del caso piloto analizado por la Unidad de memoria
y Derechos Humanos del Archivo de Bogotá.
Documentación
L
1.
Revisión Bibliográfica: Examen en
extenso de publicaciones que refieran a los
escenarios donde se presentó la violación de
Derechos Humanos. Aquí es importante realizar
la revisión con una perspectiva multidisciplinar,
dado que los enfoques particulares de cada
disciplina pueden contribuir al esclarecimiento
de la pregunta principal de la realización
del contexto. ¿Cómo se articula un acto de
violación de derechos humanos a los ciclos
de violencia nacional que se presentan en
Colombia? La perspectiva multidisciplinar
permitirá la observación y reflexión sobre
causas y hechos que desde lo político, social,
económico y cultural fueron determinantes
para el desarrollo de los hechos que terminaron
con la consumación de un crimen donde se
violaron los Derechos Humanos.
ANEXO
uego de haber documentado nuestra investigación
podemos dedicarnos al proceso de documentación.
Para esto se proponen cuatro herramientas
metodológicas que permitirán recopilar los datos
necesarios para la realización del contexto:
143
2.
Revisión
documental:
Planes
de
desarrollo, informes de gestión, informes de
planeación, cartografía, etc., analizados desde
una perspectiva sociológica y económica,
permiten la observancia de los datos
cualitativos que evidencian las violencias
estructurales. Por su parte la realización de una
observación histórica de documentos permitirá
entender cómo estas violencias estructurales
están siendo invisibilizadas por medio de
violencias simbólicas o normalizadas. Por
último, un análisis antropológico y filosófico
del discurso y los lugares de enunciación de
los mismos, permitirá la comprensión de cómo
esta documentación contribuye a explicar la
interrelación entre los poderes económicos,
políticos y militares y las víctimas.
ANEXO
3.
Revisión de Prensa: Tal y como se
propone en el protocolo de revisión de medios
impresos y audiovisuales.
144
4.
Reconocimiento Etnográfico: Método
privilegiado de la antropología, que se soporta
en la observación in situ de las dinámicas
locales propias de una comunidad específica.
La etnografía puede hacerse directa o
indirectamente. Para el caso de análisis se
utilizó el material recogido por los realizadores
del video “Retratos de familia”, que forma
parte de la presente investigación. Aquí se
escucharon las entrevistas, personalizando a
las víctimas, pero encontrando en sus relatos
los topos de enunciación que daban cuenta
de las violencias estructurales ocultadas por la
barbarie del crimen cometido.
Grafitis, música local, videos familiares,
álbumes fotográficos, etc., pueden otorgar
información que permita entender las
diferentes formas de violencia que se
manifiestan en un lugar y que son elementos
importantes para la construcción del contexto.
31
Fragmentos de entrevistas levantadas en campo a miembros de la
comunidad donde se perpetraron los hechos.
ANEXO
Al mismo tiempo, se realizaron visitas a
los barrios y entrevistas a personas de la
comunidad que no tenían relación con las
víctimas, diferente a la vecindad. Por medio
de observaciones y diálogos con los habitantes
de la localidad, se pudieron establecer
los vínculos entre las impresiones que los
habitantes de la localidad presentaban tras
el descubrimiento de los hechos. Algunos de
estos habitantes se inscriben en la comunidad
de memoria al identificarse con las víctimas:
“Mi hijo pudo haber sido uno de esos
muchachos que desaparecieron”; “Nosotros
jugábamos futbol con uno de los muchachos
que mataron… él era una buena persona”;
“Como presidente de la junta de Acción
Comunal, me duele lo que está pasando
con los muchachos aquí”31. Por otra parte
se encuentran declaraciones de personas
que permiten observar cómo la violencia
simbólica o normalizada funciona en estos
lugares: “Si los mataron fue por algo”; “Esos
delincuentes lo que hacían era robar y meter
drogas en la tienda del paisa”, elementos
que deben ser bien analizados para poder
integrarlos a la realización del contexto.
145
ANEXO
Cada uno de los componentes aporta información
diferente que a manera de datos permiten la consolidación
final del contexto. Es recomendable utilizar programas
(software) que permitan la clasificación e indexación de
datos de orden cualitativo y cuantitativo.
146
Redacción del informe
S
ANEXO
e propone un informe construido a manera de
relato histórico-etnográfico, que permita al lector
encontrar la información ordenada y articulada. Así
el lector podrá entender la complejidad de los fenómenos
dentro de los que se enmarca un acto de violencia. Al
mismo tiempo, el lector encontrará relacionados los
elementos políticos, sociales, económicos y culturales
que articulan los relatos de víctimas y victimarios dentro
del continuo de la violencia nacional. Tendremos
entonces que las características políticas, económicas,
sociales y culturales que enmarcan el contexto no se
describirán como listas, sino que articularán los relatos
permitiendo solucionar lo contencioso de las narraciones
sobre los hechos violentos.
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Impreso en
Bogotá D.C., Colombia
Subdirección Imprenta Distrital
D.D.D.I
2011
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