LOS ARCHIVOS Y EL DEBER DE MEMORIA DEL ESTADO COLOMBIANO EN CASOS DE VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS EN EL CONFLICTO ARMADO LA CONSTRUCCIÓN DEL CONTEXTO Y LA METODOLOGÍA PARA EL ESTUDIO DE CASO LOS ARCHIVOS Y EL DEBER DE MEMORIA DEL ESTADO COLOMBIANO EN CASOS DE VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS EN EL CONFLICTO ARMADO LA CONSTRUCCIÓN DEL CONTEXTO Y LA METODOLOGÍA PARA EL ESTUDIO DE CASO Felipe Cabrera Orozco Luz Amanda Pasuy Miticanoy TOMO 1 Unidad de Memoria y Derechos Humanos Archivo de Bogotá CLARA EUGENIA LÓPEZ OBREGÓN Alcaldesa Mayor de Bogotá D.C. (Designada) YURI CHILLÁN REYES Secretario General FRANCISCO JAVIER OSUNA CURREA Director Archivo de Bogotá FELIPE CABRERA OROZCO LUZ AMANDA PASUY MITICANOY Autores GERMÁN YANCES PEÑA Dirección editorial MIRYAM ASTRID LOAIZA RÍOS Supervisión de proyecto JUAN CAMILO CORREDOR CARDONA JUAN SEBASTIÁN GUERRERO OTERO Diagramación y armada electrónica JUAN CAMILO CORREDOR CARDONA Diseño de portada NATALIA LOAIZA MESA ÁNGEL ENRIQUE MARTÍNEZ GUSTAVO ADOLFO RAMÍREZ ARIZA ANDREA OJEDA GONZÁLEZ Corrección de estilo SUBDIRECCIÓN IMPRENTA DISTRITAL D.D.D.I Impresión ISBN 978-958-717-106-8 Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser copiada ni reproducida parcial o totalmente sin autorización expresa de la Secretaría General de la Alcaldía Mayor de Bogotá D.C. La presente investigación fue financiada con recursos del Convenio de Cooperación 2215100-667-2009 suscrito entre la Secretaría General de la Alcaldía Mayor de Bogotá y la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia – ACAC. Los contenidos y opiniones en la presente publicación son responsabilidad exclusiva de sus autores y no representan ni comprometen la posición institucional de la Secretaría General de la Alcaldía Mayor de Bogotá D.C., ni de la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia/ACAC. © Secretaría General Alcaldía Mayor de Bogotá D.C. Primera edición 300 ejemplares 2011 CONTENIDO PRESENTACIÓN 9 PRÓLOGO Debemos recuperar la memoria 13 INTRODUCCIÓN Archivos y DD.HH., un deber de memoria del Estado 21 CAPÍTULO PRIMERO LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS Tres experiencias internacionales: Perú, Guatemala, Sudáfrica 27 1. EL CONFLICTO PERUANO 1.1 El sendero luminoso de Mariátegui 1.2 La guerra 1.3 El caso de los periodistas de Uchurraccay Sobre las Comisiones de Verdad en el Perú 35 35 41 43 2. GUATEMALA, UN CRIMEN DOS VERDADES 2.1 Contexto Histórico 2.2 La revolución de octubre 1944 2.3 El golpe de Estado 1954 2.4 La masacre del Río Negro 2.5 Las Comisiones de Verdad de Guatemala 51 51 55 58 59 65 3. EL CASO SUDAFRICANO 3.1 El Apartheid, violencia estructural en Sudáfrica 3.2 La TRC, Comisión de la Verdad y la Reconciliación 69 69 BIBLIOGRAFÍA 79 73 CAPÍTULO SEGUNDO CONTEXTO DE SOACHA 83 85 1. MIGRACIÓN Y MARGINALIDAD 101 2. MATERIALIZACIÓN DE LA VIOLENCIA EN SOACHA 3. DE LA VIOLENCIA ESTRUCTURAL A LA VIOLENCIA DIRECTA 3.1 Contexto histórico de violencia en el Catatumbo 3.2 Presencia de grupos armados ilegales 3.3 Del terror al control de los recursos 3.4 La violación de Derechos Humanos y las fuerzas armadas 107 ANEXO Propuesta metodológica, protocolo, sobre las características que deberán desarrollar las investigaciones que se asuman desde el Archivo de Bogotá para documentar casos de violaciones a los Derechos Humanos con impacto en Bogotá, en perspectiva de memoria histórica, antropológica, social, política y cultural. 129 Construcción del marco teórico y delimitación de la investigación 135 Documentación 143 Redacción del informe 147 BIBLIOGRAFÍA 115 119 123 125 149 PRESENTACIÓN A inicios del año 2008 el Archivo de Bogotá se dio a la tarea de repensar la función de los archivos en el marco de una sociedad en conflicto, convencidos de la necesidad de entender que ellos tienen un papel fundamental en la construcción y guarda de la memoria, y que en el caso del país y la ciudad se encuentran en un momento único que convoca a la mayor responsabilidad en el ejercicio de esa misión. Pronto, y con el apoyo de la Procuraduría General de la Nación, el Archivo de Bogotá convocó el seminario internacional de expertos Archivos, Memoria y Derecho a la Verdad, intentando sentar una línea de base que permitiera tener claridad sobre el papel de los archivos en la recuperación de la memoria del conflicto. El proyecto de investigación de la Unidad de Memoria y Derechos Humanos, iniciado en 2009 y terminado en agosto de 2011, procura plantear un primer ejercicio de cumplimiento de este deber, fundado en la comprensión dignificadora del papel de la verdad y su rol posterior en las acciones de reparación, cualesquiera que éstas PRESENTACIÓN El trabajo inicial devino en la reforma de las funciones del Archivo de Bogotá, a través del Decreto 212 de 2009, que le dio la posibilidad de constituirse en un espacio académico y crear una unidad de estudio y análisis de Derechos Humanos. 9 sean, en la administración de justicia y, sobre todo, en la recomposición del tejido social y la reinvención de una sociedad más justa, sentada sobre las bases de la paz y la consolidación del Estado de Derecho. Esta colección de títulos que abordan la situación de los Derechos Humanos en la ciudad desde diversas perspectivas, es resultado de este esfuerzo. En el primer libro, “La construcción del contexto y la metodología para el estudio de caso”, Felipe Cabrera Orozco y Luz Amanda Pasuy Miticanoy abordan el análisis de los falsos positivos de Soacha a la luz de tres experiencias internacionales: el conflicto peruano, con Sendero Luminoso; las comisiones de la Verdad en Guatemala y la violencia estructural en Sudáfrica, en tiempos del apartheid. Un segundo libro, escrito por Clara Inés Rodríguez Zapata y Carmenza Isaza, “Protección de la memoria: legislación, jurisprudencia y doctrina”, examina el marco jurídico del conflicto colombiano. El tercero, de los autores Miguel Samper Strouss y Juanita Candamil, analiza los últimos diez años de políticas de atención a la población desplazada en Bogotá, tema prioritario en la agenda de las administraciones recientes. 10 Prosiguen las investigaciones con un cuarto libro, que incluye un análisis del enfoque periodístico al caso de los falsos positivos de Soacha, escrito por Hernando Salazar Palacio; el contexto normativo y político en que se produjeron, por Patricia Linares Prieto; su perspectiva moral, por Guillermo Hoyos Vásquez; cómo construir una memoria institucional alrededor de esa violación de los Derechos Humanos, por José Manuel Jaramillo y el informe global sobre las mismas ejecuciones extrajudiciales, por Iván González Amado. Los desarrollos futuros de este trabajo de investigación tendrán como soporte para su construcción, consulta y divulgación un espacio en la red, con link en la Unidad de Memoria y Derechos Humanos, en la página Web del Archivo de Bogotá (www.archivobogota.gov.co). Allí la ciudadanía puede acceder a investigaciones, documentos audiovisuales y toda clase de información relacionada con el tema. Entregamos estas publicaciones a la sociedad con el propósito de contribuir de manera sencilla, pero clara, a la construcción de un país mejor desde el ejercicio de estos compromisos de ciudad; y desde nuestro enfoque, que entiende a Bogotá como una capital de derechos. Sea esta la oportunidad de agradecer el esfuerzo generoso y el trabajo del equipo coordinado por Patricia Linares Prieto. Aquí están sus resultados. PRESENTACIÓN Francisco Javier Osuna Currea Director Archivo de Bogotá 11 PRÓLOGO DEBEMOS RECUPERAR LA MEMORIA Por: Clara Eugenia López Obregón Alcaldesa Mayor de Bogotá D.C., (D) C El drama del desplazamiento ha llevado a investigadores de distintas corrientes ideológicas a diagnosticar el problema, a reconstruir los hechos y a sentar las bases de las políticas públicas de atención de la población desplazada. Están quienes afirman que esta situación se encuentra exclusivamente asociada a las violencias que desde hace décadas azotan al país. Otros señalan que el fenómeno se explica en la violencia y en la constante crisis económica del campo, acentuada por la apertura PRÓLOGO erca de cuatro millones de colombianos han sufrido o sufren el drama del desplazamiento. ¡Cuatro millones! Cuatro millones de almas desarraigadas de caseríos, veredas, pueblos y ciudades. Obligados, por distintas circunstancias, a abandonar los lugares donde decidieron construir sus vidas. Cinco millones de colombianos desarraigados de donde labraban la tierra, de donde construyeron una familia, una propiedad, unos amigos, una creencia religiosa, en fin, toda una vida. Cuatro millones de mujeres y hombres sometidos a todo tipo de vejámenes: violaciones, asesinatos de seres queridos, irreparables daños a la integridad personal, masacres y pérdida del patrimonio hacen parte de las historias tatuadas en la memoria de esos compatriotas. 13 económica implantada en el epílogo de la década de los ochenta del siglo XX. También hay investigadores que señalan que la violencia se convirtió en la gota que rebozó la copa de la mala situación económica de muchos hogares rurales y actuó como un disparador que los empujó a abandonar su tierra. Excepto la primera, que le da a la violencia toda la responsabilidad, las otras le otorgan a la violencia una responsabilidad parcial del fenómeno, pero señalan la existencia de otras razones, fundamentalmente, económicas. 14 Entre estas, no hay la menor duda de que uno de los principales motores económicos del desplazamiento se encuentra en el despojo de tierras de los campesinos y de los medianos hacendados que se encuentran entre las principales víctimas de este crimen de lesa humanidad. Según la fecha que se seleccione, los grupos paramilitares, principalmente, pero también los grupos alzados en armas, han despojado, a sangre y fuego, a los propietarios y poseedores del campo de entre cinco y seis millones de hectáreas de tierra útil y apta para la explotación agrícola y ganadera. Así sucedió durante la llamada “Violencia” de los años 50 y 60. Sus métodos feroces fueron perfeccionados y sistematizados, llevados, si se quiere, a un mayor nivel de efectividad, con lo cual la recuperación de la memoria se convierte en un imperativo para la no repetición, que es uno de los derechos de las víctimas a que este libro se refiere. Sobre el desplazamiento también existen “tesis” que, en vez de hacer esfuerzos por aclarar la realidad, la ocultan. Son ideas deleznables, esgrimidas por ciertos personajes que llaman a los desplazados migrantes internos. ¿Acaso quien abandona su parcela lo hace porque le parece divertido andar por las calles de las capitales pidiendo la solidaridad de sus compatriotas? ¿Será que las familias desplazadas creen entretenido andar vagando por Colombia? Esos cinco millones de colombianos se desplazaron porque los obligaron a desplazarse. Hay también grupos que consideran al desplazamiento como un daño colateral asociado a una causa noble: la de transformar al país. Una verdadera batalla democrática tiene en sus consideraciones los medios y el fin. Al servicio de un fin loable deben estar siempre medios loables. El fin no justifica los medios. En la violencia se conjugan la actuación de los grupos al margen de la ley (guerrillas, viejos y neo paramilitares y narcotraficantes) y, en varias ocasiones, la de las fuerzas armadas del Estado. Estas últimas, como lo han documentado diversas organizaciones nacionales e internacionales, emprenden acciones militares que afectan a los pobladores de la zona donde se desarrollan. Incluso, la justicia ha condenado a integrantes de las fuerzas armadas legales por asociarse con grupos al margen de la ley para agredir a la población civil. * Silva C. y J. C. Guataquí (2006): “Inserción de la migración interna y el desplazamiento forzado en el mercado laboral urbano de Colombia (2001-2005), Borrador. U. del Rosario. PRÓLOGO ¿Cuáles son, entonces, las causas del desplazamiento? No existe una única razón. Un estudio* basado en estadísticas del Dane, sobre la migración del campo a la ciudad y el desplazamiento forzado, estima que 60 de cada cien personas que migran a la cuidad lo hacen por razones económicas. Las otras 40 por la violencia. En las razones económicas existen múltiples explicaciones: la crisis económica estructural del campo, la tendencia de los pobladores rurales a trasladarse a las ciudades buscando mayores oportunidades económicas y sociales, y la presión del mercado laboral urbano hacia el rural.1 15 El desplazamiento es un fenómeno más complejo de lo que a primera vista se puede ver. La lucha contra el desplazamiento necesita, además de acciones policivas apegadas a la ley, medidas o políticas tendientes a evitar las razones económicas que dan origen a que una parte de la población se desplace a las cabeceras municipales. Desde los tiempos de la Ley 200 de 1936 Colombia no ha logrado consolidar una reforma agraria de corte burgués. Aunque se ha distribuido tierra a los sin tierra, los índices de concentración nunca han mejorado en forma sustancial y en la última década han empeorado. La apertura económica, además, introdujo un nuevo factor que se sumó a la inicua distribución de la tierra: La posibilidad de labrar la parcela. Aunque a nadie en Colombia le está prohibido sembrar cualquiera de los cultivos que la humanidad ha desarrollado desde el origen de la agricultura, en el país, en vista de las millones de toneladas de productos del campo importados, resulta imposible producir una serie de granos y forrajes fundamentales para la seguridad alimentaria de la población. De cada 100 toneladas de trigo que se consumen en el territorio nacional, 97 son importadas. Si se cuenta el contrabando, del extranjero se traen casi un millón de sacos de café. A otros países se compran alrededor de tres millones de toneladas de maíz. Productos que nuestros agricultores están en capacidad de producir. 16 De cerca de diez millones de hectáreas aptas para el agro, solo sembramos en cinco millones. La revaluación le ha significado, desde 2006, pérdidas por cerca de 10 billones de pesos a los productores dependientes de los mercados externos y ha facilitado el ingreso de productos extranjeros. Y los tratados de libre comercio con Estados Unidos y la Unión Europea son una amenaza latente que podrá empujar a la ruina a miles de habitantes rurales. Aunque resolviéramos las violencias que nos azotan, esta situación continuaría presente. Una vez desbrozó el siglo XX, las violencias han tenido diversos orígenes. La Masacre de las Bananeras (1928), por ejemplo, fue la expresión de una cruenta persecución al naciente movimiento obrero en Colombia y América Latina. En los cincuentas, producto del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y de las reivindicaciones campesinas, estallaron las luchas partidistas. El triunfo de la Revolución Cubana y la Guerra Fría, además de dar origen a muchos de los grupos guerrilleros que aun empuñan las armas, convirtió al país en un escenario de la pugna entre Estados PRÓLOGO Además de las heridas dejadas por el modelo económico están las de una violencia en muchas ocasiones barbárica. Las masacres indiscriminadas, las violaciones, los asesinatos selectivos, las torturas, desapariciones, actos de barbarismo con los cadáveres en frente de las familias y desplazamiento forzado, son los actos de un conflicto armado que data de medio siglo. Algunos investigadores señalan que la violencia en Colombia, salvo unos cuantos años, no ha cesado desde la Guerra de Independencia. Afirmación que lleva a muchos a concluir erradamente que los colombianos llevamos en la sangre el gen de la propensión a la violencia. Esta es una manera simplista, a mi juicio, de ver el problema. Las guerras y luchas sucedidas una vez consolidada la independencia de España se explican fundamentalmente en las pugnas de las distintas facciones creadas dentro del movimiento independentista. De un lado se encontraban quienes propugnaban por la construcción de un Estado laico que emulara las reivindicaciones de las revoluciones burguesas del Siglo XVIII. Y del otro quienes, aunque defendían el mantenimiento del carácter soberano del Estado colombiano, proponían mantener el status quo heredado de los tiempos de la colonia. 17 Unidos y la Unión Soviética. El Frente Nacional también fue argumento para la creación de grupos alzados en armas, que más que querer derrocar el orden establecido, buscaban reformas hacia lo que ellos llamaban una apertura democrática. La expansión del narcotráfico entre las décadas de los setentas y los ochentas, los acuerdos de paz durante el gobierno de Belisario Betancourt, el surgimiento de la Unión Patriótica, la conversión de bandas criminales en paramilitares, relacionadas con el narcotráfico –en muchas ocasiones con el apoyo de las fuerzas militares–, entre otros factores, desembocaron en todo tipo de violaciones de derechos humanos totalmente repudiables. 18 En los noventas, después de la desmovilización de grupos como el M-19, el EPL, el ERG y el Quintín Lame al amparo de la Constitución de 1991, la nación asistió a la expansión de los grupos guerrilleros y de los paramilitares. Ambos buscaron diversas fuentes de financiación (narcotráfico, extorsión, boleteo, robo y secuestro), para encasillarse en luchas que desembocaron en masivos crímenes contra la población civil. Los paramilitares, al igual que las guerrillas, fueron usados en los procesos electorales. La alianza de los grupos de extrema derecha con sectores políticos tradicionales les rindió frutos. Abrió, además, la puerta para la creación de grupos donde no existía una raya divisoria entre los encargados de empuñar el fusil y quienes llegaban a los despachos públicos a gobernar en causa propia y en la de los grupos armados que habían sido determinantes en su elección. Estos grupos capturaron pedazos o la totalidad del Estado en los niveles local, departamental y nacional. El cinismo no tuvo límites. Jefes de grupos paramilitares fueron invitados al Congreso. Gozaron de un privilegio que a miles de colombianos, a pesar de pasar por graves carencias o problemas, se les niega: hablar frente a los senadores y representantes a la Cámara. Corría julio de 2004. Un año después, ante las noticias, las denuncias de sectores políticos y sociales y los hechos, denuncié ante la Corte Suprema de Justicia a los sectores políticos que en ese momento, al parecer, se habían aliado con los paramilitares. Se desató el escándalo de la parapolítica. Las confesiones y las pesquisas de la Corte Suprema terminaron en una voluminosa investigación que hoy tiene a un centenar de jefes políticos empapelados y a muchos de ellos condenados. Hoy se están conociendo condenas contra los militares autores de las ejecuciones extrajudiciales. Grupos de valientes investigadores han publicado documentos que evidencian cómo sectores políticos se fusionaron con los paramilitares para mantener o acceder al poder local, regional y nacional. Comisiones de memoria relatan, con detalle, el desenvolvimiento de diversas masacres a lo largo y ancho del país. Recientemente, el Congreso aprobó una ley que busca reconocer los derechos de las víctimas del conflicto armado; ley frente a la cual muchas organizaciones sociales y políticas han expresado sus reparos. Entre ellos, que la ley esté atada al criterio de la PRÓLOGO A finales de 2008 estalló el escándalo de los falsos positivos. Más de dos mil muertes fueron documentadas por la Justicia. Jóvenes secuestrados por integrantes del Ejército aparecían muertos en remotas zonas y se declaraba que habían sido dados de baja en combates entre la fuerza pública y la guerrilla. Se develó cómo una directriz del Ministerio de Defensa premiaba a los militares por el número de bajas reportadas, lo cual dio paso a ejecuciones sumarias que segaron la vida de miles de colombianos. Más tarde se conoció el caso de la ejecución extrajudicial de diecinueve muchachos de Soacha. Las investigaciones señalaron a los culpables: integrantes del Ejército. 19 sostenibilidad fiscal, lo que podría significar convertir a la reparación integral en un mero simbolismo. No olvidar es una obligación irrenunciable. Y para no olvidar es necesario reconstruir la memoria. Revivir los hechos. No será posible la aplicación de una verdadera justicia transicional sin la existencia de investigaciones y archivos de memoria que develen hasta dónde llegaron y llegan los tentáculos de los violentos. Las víctimas deben ser reparadas integralmente. Deben crearse los mecanismos para que ellas, sí así lo creen pertinente, retornen a sus lugares de origen para recuperar la vida pérdida y poder construir un futuro próspero. Es necesario revisar el modelo de desarrollo agrario. No hacerlo es continuar lanzando a nuestros agricultores al desierto. El país debe conocer a fondo quiénes fueron todos los autores materiales de los actos contra la población civil, pero también tiene el derecho a conocer los nombres de los financiadores y autores intelectuales de todas las organizaciones criminales. Esta empresa de la Alcaldía Mayor de Bogotá por reconstruir los archivos de memoria de los casos de violación de los derechos humanos, es un esfuerzo para que el país conozca lo sucedido. 20 El Centro a la Memoria, la Paz y la Reconciliación que se levanta en el Parque de la Reconciliación albergará estos y muchos otros esfuerzos y documentos que, con la colaboración del Archivo de Bogotá, engrosarán la memoria necesaria para no volvamos a repetir esta infame historia. Bogotá D.C., 22 de julio de 2011 INTRODUCCIÓN ARCHIVOS Y DD.HH., UN DEBER DE MEMORIA DEL ESTADO Yuri Chillan Reyes1 E En Colombia, el registro de estas violaciones está disperso en oficinas estatales y generalmente no están ni identificados ni catalogados; en otras situaciones, las estadísticas acopiadas por organizaciones no gubernamentales son difícilmente comprobables, lo cual –todo ello en su conjunto- ha impedido llevar, de manera sistemática, un registro veraz y fidedigno. El problema es que para que los archivos puedan aportar su valor testimonial e informativo en el marco de la defensa de los derechos humanos, es necesario que cumplan una serie de condiciones ineludibles: que estén 1 Secretario General de la Alcaldía Mayor de Bogotá D.C INTRODUCCIÓN l acceso a las fuentes para el abordaje de investigaciones sobre violaciones de Derechos Humanos plantea numerosos retos en cualquier país. Dificultades para tener acceso a la información oficial, a los procesos jurídicos, a los testimonios de las propias víctimas y los obstáculos administrativos y políticos, conforman un escenario que no siempre es el más adecuado para iniciar el estudio de cualquiera de las situaciones en que agentes del estado o civiles propician y causan actos de violencia contra la población. 21 organizados y descritos correctamente, que se conserven en las condiciones adecuadas y, sobre todo, que sean asequibles. Hoy, en casi todas las instituciones públicas del mundo, se ha ido asumiendo que el grado de accesibilidad a los archivos públicos constituye el termómetro de la salud democrática de un país y que, sin este requisito, se impide a los ciudadanos el ejercicio de sus derechos más elementales. Avanzado el siglo XX arraiga la noción de derecho a la información entendida como la cuarta ola de los derechos humanos, equivalente a los ya consolidados derechos civiles, políticos y sociales Los “falsos positivos” de Soacha, revelados a la luz pública a comienzos del año 2005, y que oficialmente se conocen como “asesinato en persona protegida con presunta implicación de agentes del estado”, han sido analizados, aunque no siempre con la profundidad deseada, desde los ámbitos periodísticos, jurídicos y sociales. Sólo recientemente diversos investigadores se han abocado al estudio juicioso de sus causas, consecuencias e impacto en la sociedad colombiana y bogotana, específicamente. 22 Como plantea el archivero e historiador Ramón Alberch i Fugueras, existe una positiva correlación entre archivo, memoria y derechos humanos, pues se hace evidente que para restablecer los derechos que han sido vulnerados y garantizar los derechos a la verdad y a la justicia, “la recuperación, organización y accesibilidad a los archivos, se convierte en un elemento clave y este clamor reivindicativo ha impregnado rápidamente a colectivos y asociaciones profesionales de archiveros que han captado la relevancia y trascendencia del tema”2. 2 Ponencia presentada por el autor en el Seminario Derechos, Memoria, Verdad y Justicia, Archivos para los Derechos Humanos, Archivo de Bogotá, 2008. Hasta hace poco, establecer un vínculo entre archivos y derechos humanos podía causar sorpresa, incluso en el mismo terreno profesional, actualmente una consulta en Google -relacionando ambos conceptos- puede alcanzar cerca de tres millones de referencias, lo que demuestra el imparable cambio experimentado en la última década. Esta dimensión democrática de los archivos se concreta en la capacidad de contribuir a la recuperación de la memoria histórica y a aportar, así mismo, documentos originales, auténticos y fiables para el ejercicio de los derechos ciudadanos que permitan la consecución de los valores de verdad y justicia, en un contexto presidido por la lucha contra la impunidad, el olvido y la amnesia colectiva. Los estudios que se presentan ahora en esta colección, a cargo de diversos analistas convocados por la Secretaría General de la Alcaldía Mayor de Bogotá D.C y la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia, Acac, hacen un análisis de los “falsos positivos” y de atención a la población desplazada desde miradas antropológicas, sociológicas, económicas, éticas y periodísticas. La atención de la población desplazada también mereció un estudio desde la política pública que, en el caso de Bogotá, abarca los esfuerzos de las últimas tres administraciones locales desde la visión de las gestiones de las entidades a cargo, encabezadas por el Consejo Distrital para la Atención Integral a la Población Desplazada por la Violencia y, entre otras, el Instituto para la Economía Social, IPES, la Secretaría Distrital del Hábitat y Metrovivienda. INTRODUCCIÓN El acceso a los documentos clasificados es ya una inquietud generalizada y, desde esta perspectiva, es un ejercicio democrático que permite a todas y todos conocer de primera mano –y de fuentes originales- informaciones sin sesgo político, lo cual permite una libre interpretación. 23 No solo es un aporte como investigación de caso; más importante aún: es la contribución con una base metodológica que ya marca el camino de posteriores investigaciones abordadas desde la Unidad de Memoria y Derechos Humanos del Archivo de Bogotá, pues fundamenta jurídica, conceptual, metodológica y operativamente el estudio de los registros y el acopio de documentación referida a la prevención, atención y reparación de los derechos humanos en la ciudad. En ese orden de ideas, se hace énfasis en Bogotá, la segunda ciudad receptora de desplazados y población víctima del conflicto interno. La labor conjunta de archiveros, juristas, sociólogos, antropólogos, historiadores y defensores de los derechos humanos debe permitir profundizar en conceptos tan relevantes como los de autenticidad y falsedad documental y contribuir a un uso ajustado y razonable de este tipo de informaciones. En palabras de Alberch I Fugueras, “el acceso y uso de los documentos pertinentes adquiere una importancia trascendental ya que permite exigir la siguiente tipología de responsabilidades: amnistía para los delitos de opinión, indemnizaciones a las víctimas, depuración de responsabilidades (torturas, desaparición, asesinatos) y restitución de los bienes confiscados”3. 24 El más importante aporte de este proyecto, sin duda, es que marca el rumbo jurídico y metodológico para el acopio de la información referente a los Derechos Humanos, con el diseño de protocolos que son guías para el investigador y el investigado. Esta recuperación de documentos debe permitir también superar la amnesia y el olvido de los hechos acaecidos, restituir la memoria histórica como instrumento de conciencia y civismo y también como referente ético indispensable en toda 3 Ídem INTRODUCCIÓN sociedad democrática. A través de estos proyectos académicos interinstitucionales, la Unidad de Memoria y Derechos Humanos del Archivo de Bogotá contribuye con el deber constitucional de recordar del Estado. Ese, y no otro, es su fundamento. 25 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. CAPÍTULO PRIMERO CAPÍTULO PRIMERO Tres experiencias internacionales: Perú, Guatemala, Sudáfrica 27 L Como si la fotografía de primera plana fuera montada por el mismo director de la película, los rostros inocentes de los acusados es lo primero que el observador encuentra. Atrás, en un segundo plano, el acelerado movimiento de la Corte y el rostro de indignación de los acusadores. Otras fotografías acompañan el recorte de prensa en la exposición. Las primeras muestran a un grupo de periodistas en campaña por la sierra peruana. Luego un grupo de campesinos que se acercan armados con palos y piedras. Por último se ve a los campesinos amarrar a algunos de los periodistas, el foco de la cámara se pierde 4 Lumet Sydney. (1957). 12 Angry Men. New York. CAPÍTULO PRIMERO a escena no puede ser más ilustrativa. Un joven espera en el estrado la sentencia que dictaminará si su inocencia le permitirá vivir o, por el contrario, será condenado a muerte por envenenamiento. La cámara se desplaza enfocando al joven desde arriba y muestra el rostro del acusado para demostrar que aunque todas las pruebas lo condenen, es inocente. La primera escena del clásico del cine “Doce hombres en disputa” (Sidney. 1953)4 fue el primer recuerdo tras ver una de las tantas fotos que se muestran en la exposición de la Comisión de la Verdad y Reconciliación en el Museo de la Nación, en Lima, Perú. 29 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA y el fotógrafo obtura sin apuntar a ningún lado. Los seis periodistas murieron esa mañana cuando se disponían a cubrir una nota sobre las operaciones contrainsurgentes del ejército en la Alta Sierra Peruana. 30 Tanto en el juicio de la película como en el de los campesinos peruanos, las pruebas parecen ser contundentes. Sin embargo, cuando las imágenes transcurren y el observador encuentra muchos elementos contextuales, se hace necesario pensar ambos juicios de manera diferente. Sólo uno de los doce hombres en disputa es conciente de la responsabilidad de decidir por la vida de otra persona. Mientras los otros están de afán por diferentes razones, el duodécimo jurado pide que se analicen todas las pruebas y se de un veredicto. El jurado número doce explora todo el contexto del crimen para entender las causas y las razones por las que las pruebas son tan contundentes. La historia de los campesinos peruanos es un poco más compleja. El ambiente del conflicto interno ocasionado tras la declaratoria de guerra contra el Estado peruano, por parte del grupo del Partido Comunista Peruano Sendero Luminoso (PCP-SL),alarmó a todo el país sobre la presencia del grupo “terrorista”. Al ambiente de guerra se sumó el atraso económico, tecnológico, social y cultural de los campesinos serranos, que fueron alertados para que impidieran la entrada de hombres armados a sus territorios. A los campesinos se les advirtió que cualquier colaboración con Sendero Luminosos los condenaría a ellos también como guerrilleros. Por esta razón, cuando vieron en sus territorios a seis personas foráneas, armadas con grabadoras y cámaras que se asemejaban bastante a las descripciones de revólveres y fusiles que se hacían por la radio, se lanzaron contra los periodistas sin dar tiempo para explicaciones. La película y el caso de los campesinos del Perú comparten otro elemento, que a primera vista es difícil observar. Una de las escenas determinantes de la película se presenta cuando los doce jurados analizan la declaración de un testigo. Un pensionado de más de ochenta años que describe con lujo de detalles el momento del homicidio. Los jurados analizan el testimonio, pues es la prueba reina que inculpa al acusado. No obstante, comienzan a estudiar esos pequeños detalles que no se escuchan en el relato. Se cuestionan ¿qué hacia un anciano de ochenta años despierto a altas horas de la madrugada? Al finalizar el debate los jurados acuerdan que el relato del anciano es completamente ficticio y que lo dijo por sentirse, quizás por última vez, incluido dentro del sistema. La violencia estructural que separa a los ancianos norteamericanos y los excluye para enterrarlos con vida dentro de ancianatos o refugios temporales fue la causa de que el relato se inventara. Igual que el juicio de los campesinos, los jurados inicialmente se quedaron en la prueba fáctica del crimen -el relato-, sin considerar toda la serie de eventos sociohistóricos que se ocultaban tras la narración. El caso del anciano de la película lo podemos comparar con las declaraciones de las víctimas durante las Comisiones de Verdad y Reconciliación del Perú, Guatemala y Sudáfrica, en las que se encuentra un elemento que Castillejo (2007) llama un punto ciego CAPÍTULO PRIMERO Los campesinos festejaron ese día la victoria ganada en defensa de su territorio y de la patria peruana. A la llegada de los investigadores preguntando por los periodistas desaparecidos, los campesinos entregaron lo que consideraban armas y trofeos de guerra. No obstante las órdenes de captura contra los homicidas no se hicieron esperar. Fueron judicializados y condenados por un crimen por el que supusieron serían recompensados. 31 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA 32 auditivo, esto es, una incapacidad de escuchar las articulaciones complejas y los reclamos históricos presentes en el acto de recordar un pasado violento a través de testimoniar (p.81). El ejercicio político de la memoria ha permitido constantemente estos puntos ciegos auditivos, al descontextualizar el relato de los flujos históricos de violencia del que son objeto las víctimas. Me refiero a lo que Burgois (2009) llama economía política de la violencia, acto histórico de legitimación y naturalización de las acciones violentas por parte de aquellos que ostentan el poder político y económico de una nación. A lo largo del presente documento se demostrará cómo esta economía política de violencia ha creado puntos ciegos auditivos que permiten a los poderes estructurales legitimar la violencia contra los sectores más vulnerables de la población. Para lograr esta demostración el estudio se centrará en tres experiencias internacionales de comisión de la verdad, y de cómo cada una manejó un caso icónico dentro del conflicto armado: Perú, Guatemala y Sudáfrica. De los dos primeros interesa analizar cómo la inversión en violencia íntima tiene una ganancia en violencia simbólica y normalizada que termina por legitimar las acciones de poder estructural contra las víctimas, y cómo la información documental fue manejada para la salvaguarda de la memoria. Del tercero se analizará cómo eventos de persuasión de la violencia normalizada permitieron la ruptura de los flujos de violencia estructural racista, que se normalizaban por medio de los discursos del Apartheid. El interés en explorar esta economía política de la violencia, radica en la necesidad de pensar una forma de describir los contextos dentro de los que está inmerso un acto violento; en particular, las flagrantes violaciones a Muchas de las historias de las víctimas y victimarios del conflicto que analizaremos, fueron consignadas en los informes de procesos investigativos de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación. Este documento se centra en el análisis de dos estudios de caso (Perú y Guatemala) y uno de la generalidad contextual (Suráfrica) intentando, como en la película del jurado doce, recobrar la mayor cantidad de elementos contextuales que permitan al lector entender la totalidad del caso. Así, una descripción del momento socio-histórico por el que atravesaban los 5 Este caso es muy común en Colombia. Especialmente el caso particular que nos convoca, el de la desaparición forzada de jóvenes por parte de las fuerzas armadas para hacerlos pasar como bajas del enemigo en combate. En los medios, las acciones de los victimarios se justifican a través de discursos donde las víctimas se representan como criminales que debían ser ajusticiados. Los sectores de la sociedad víctima de este tipo de casos terminan autorecriminándose y culpándose por la violencia cometida contra ellos. CAPÍTULO PRIMERO los Derechos Humanos que se presentan en los conflictos bélicos internos y los cuales son en gran medida responsabilidad de los agentes del Estado. No obstante, la descripción de un contexto de violencia enmarca una serie de acontecimientos históricos, políticos, económicos, sociales y culturales que requerirían volúmenes completos de enciclopedias para poder retratarlos. Es lógico entonces que en estas descripciones se creen más puntos ciegos auditivos, y que el relato de la víctima se pierda dentro de los tratados contextuales. Para prevenir esto se propone que el contexto explore los diferentes flujos de violencia que han experimentado las víctimas: el desplazamiento forzado y la guerra (violencia directa), la pobreza extrema, la exclusión -entre muchas otras formas de violencia estructural-, la construcción de discursos para que las víctimas se auto-responsabilicen de su desgracia5, como violencia simbólica, y la producción de indiferencia ante las brutalidades institucionalizadas, violencia normalizada. (Burgois 2009, pp:31-32) 33 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA países antes de iniciar el conflicto nos acerca a las causas y el desenvolvimiento de los mismos. Posteriormente, nos centramos en las dinámicas del conflicto para dar paso al caso de interés sobre violaciones de derechos humanos y comisiones de verdad, tema de interés del presente documento. 34 1. El CONFLICTO PERUANO 1.1 EL SENDERO LUMINOSO DE MARIÁTEGUI L A pesar del nombre católico de la universidad y del advenimiento de las políticas antisubversivas, la universidad de Huamanga siguió los pensamientos del fundador e ideólogo del partido comunista del Perú José Carlos Mariátegui. (Roncagliolo, 2007). Mariátegui proponía realizar una revolución en el Perú que considerara la falta de industria y, por tanto, de clase obrera. Así, la revolución peruana no debía ser una lucha de obreros contra industriales sino de campesinos contra terratenientes, lucha en la cual, lógicamente, la tierra CAPÍTULO PRIMERO a reapertura en 1953 de la Universidad de San Cristóbal de Huamanga, tras casi un siglo de puertas cerradas, parte la historia de una de las provincias más pobres del Perú (Robles. 2006). El atraso económico, social y político se debía en gran medida al aislamiento de la educación superior durante los años de cierre de la universidad. Por tal motivo la ciudad y toda la sierra sur del Perú celebraron la reapertura. No obstante, los mismos conflictos socioeconómicos que impulsaron la reinauguración nutrieron la formación de células comunistas de diferente orientación teórica y doctrinal al interior de la academia. 35 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA sería el medio de producción del que debía adueñarse el proletariado campesino. (Chang. 1983) 36 A la Universidad de Huamanga llegó en 1962 el profesor de filosofía Abimael Guzmán Reinoso, un arequipeño criado con esmero por la esposa de su padre. A pesar del cariño que su madrastra y hermanastros le daban, Abimael Guzmán nunca pudo superar el saberse hijo ilegitimo en la ortodoxa sociedad peruana (Muller. 1999). Para el momento de ser nombrado catedrático de la Universidad de Huamanga, Guzmán había cumplido 28 años. Un año más tarde conocería de cerca los pensamientos de Mao Tse-Tung, por lo que intentó sembrar esta ideología dentro de la facción comunista conocida como Bandera Roja. Tres años más tarde se desplazaría a la propia China para seguir la doctrina comunista del Maoísmo en la escuela político militar de Nan Kin. (Roncagliolo. 2007: 58-69) La diferencia de clases que se vivía al interior de las aulas de la Universidad de Huamanga fue el crisol para la fundición de las diferentes corrientes de pensamiento comunista del Perú. Las clases altas, que también asistían a las cátedras comunistas, apoyaban financiera e ideológicamente los anhelos de revolución, mientras los estratos medios y bajos se convertían progresivamente en el ejército para la toma de las armas y el poder. En 1970, tras el cese del apoyo económico de China a las facciones comunistas peruanas, el Secretario Central del partido, Saturnino Paredes, alias Anderas, se desplaza a conseguir financiación del régimen comunista albano de Enver Hoxha. A su llegada, Abimael Guzmán lo había depuesto de su cargo al considerar una traición a la revolución peruana la visita del camarada Anderas a Albania. El argumento para la expulsión de Anderas fue ideológico, dado que las diferencias entre el modelo de Guzmán no asumió roles de relevancia política en la universidad, más bien se dedicó a la selección del personal. Con esta función podría clasificar a las personas de acuerdo con su afinidad política y su compromiso con el comunismo. Los primeros años de lucha los dedicó a la preparación de la “situación revolucionaria”. Esto es, para los comunistas, un estado de cosas en la cual por inconformidad con el modelo social, económico y político, las poblaciones están dispuestas a transformar el sistema político por medio de la revolución armada. Los Senderistas se dedicaron a transformar los textos escolares para mostrar la opresión de los terratenientes sobre los campesinos e indígenas. Se cambiaron dibujos de niños rubios y blancos por fotos de niños y niñas campesinos sometidos por el opresor terrateniente. “Entre 1971 y 1972, los cuadros del PCP-SL conformaron el centro de Trabajo Intelectual Mariátegui y, con Guzmán a la cabeza se 6 La publicación de nombres y números de documentos de identidad se hizo en le número 45 de la revista Bandera Roja, a la cual, si bien era una publicación clandestina, tenían acceso los servicios de inteligencia. (Roncagliolo, 2007: 77) CAPÍTULO PRIMERO revolución albanesa y el chino se basan en que el primero pretendía llevar la guerra de la ciudad al campo mientras el segundo se proponía llevarla del campo a la ciudad, este último debía ser el tipo de revolución a llevar a cabo en el Perú. Para purgar su facción de los seguidores de Anderas, Guzmán publicó6 sus nombres y el de sus cónyugues con número de documento de identidad para que el ejercito los reprimiera. Posteriormente, renombró su facción con el nombre de Sendero Luminoso, al que consideró el único y verdadero partido comunista del Perú, todos los alias de Sendero Luminoso fueron cambiados, confundiendo a las autoridades. (Ibíd.: 7678) 37 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA 38 sumergieron en el estudio exhaustivo y exegético de los clásicos marxistas y de las obras de José Carlos Mariategui (Comisión de Entrega de la CVR. 2008: 97-98). Armados ideológicamente los integrantes de PCP-SL se concentraron en difundir en las aulas universitarias un marxismo de manual, una visión del mundo simplista y fácilmente transmisible a los estudiantes. Fue entonces cuando el PCP-SL se desarrolló también como proyecto pedagógico (Ibíd.) Así el pensamiento de sendero luminoso se expandió por la región conforme los estudiantes se graduaban y eran enviados como maestros a los colegios de secundaria de diversas capitales provinciales y distritales. Al mismo tiempo, el PCPSL trató de afianzar sus conexiones nacionales, principalmente en Lima, a través de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y en Huancayo a través de la Universidad del Centro” (Ibíd.) Es evidente que las diferencias, sociales, económicas y culturales, entre los contextos urbanos y rurales en el Perú, fueron el combustible que animó el rápido crecimiento de los grupos terroristas. La opresión, con la que el Estado peruano intentó reprimir los primeros brotes de violencia en las provincias, incrementó los deseos de revolución de los segmentos más pobres de la clasista sociedad peruana. La llegada de maestros con ideas socialistas fomentó la disposición de cambio entre campesinos descendientes de indígenas, al relacionar a Abimael Guzmán con Tupac Amaru II, quien se reveló contra los conquistadores españoles y tras la revuelta y captura fue condenado a muerte y su cuerpo desmembrado y llevado a todos los rincones del imperio Inca. Según la leyenda, sus fragmentos crecen día a día y cuando la cabeza encuentre al resto de su cuerpo el inca renacerá y el imperio resurgirá de las cenizas. Muchos campesinos – indígenas creyeron que tras siglos de dominación y opresión Abimael Guzmán era la cabeza que estaba unificando el cuerpo del imperio incaico. El momento político que atravesaba el Perú en 1980 favoreció la situación revolucionaria que Sendero Luminoso había estado esperando para declarar la guerra al Estado. En palabras del mismo Abimael Guzmán: “En el Perú cada diez años se da una crisis en la segunda mitad de la década y cada crisis es peor que la anterior. El año ochenta tenía que entregarse el gobierno a través de elecciones, iba a requerir un año y medio o dos años que el nuevo gobierno pudiera armar el manejo del Estado. Los militares salían después de doce años y fácilmente no podrían asumir la lucha inmediata contra nosotros (PCP-SL), ni podrían retomar el timón de Estado por que se habían desgastado políticamente y desprestigiado… El presidente peruano Belabunde tendría un temor del golpe de Estado, Y por tanto, restringiría la fuerza armada. Ésas fueron las razones para iniciar el ochenta y los hechos demostraron que no erramos”. (Roncagliolo. 2007: 88) En primer lugar, el Estado del primer mandato de Belabunde (1968) había crecido de manera considerable, producto de las reformas implantadas durante la dictadura militar. La transformación del Estado se basaba en una intervención en las áreas financiera, productiva, comercial y de servicios de la economía nacional, con un énfasis particular en la redistribución del ingreso y en las políticas CAPÍTULO PRIMERO Con la llegada al poder de Fernando Belaúnde, en mayo de 1980, el Estado peruano debe enfrentar una crisis de gobernabilidad, producto de la transición de la dictadura militar a la democracia. De acuerdo con la Comisión de la Verdad y Reconciliación podemos enumerar cuatro razones principales de la crisis: 39 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA de participación social. Es natural que el Estado peruano se haya complejizado, lo que explicó el incremento de su aparato burocrático. El nuevo Estado peruano no tenía un presidente que entendiera los cambios en la estructura estatal y en la composición social peruana. (Comisión de Entrega de la CVR. 2008: 208). 40 Un segundo aspecto es el que refiere a la crisis en el sistema de representación política que dejó la dictadura militar. Tras doce años de prohibiciones y limitaciones al funcionamiento de los partidos políticos, éstos necesitaban una actualización de los ejes programáticos del nuevo estado peruano. Estos cambios no se dieron a la velocidad requerida por la coyuntura política. El partido de gobierno, Acción Popular AP, a pesar de no participar en la Asamblea Constituyente de 1978, por dedicarse al fortalecimiento interno, presentó la misma debilidad de los otros partidos que sí compitieron en las elecciones de 1980. (Ibíd.: 208-209). El tercer elemento que se considera como causal de la crisis de gobierno señala que las relaciones entre el poder civil constitucional y las fuerzas armadas aún no se encontraban reestablecidas en un ciento por ciento, de acuerdo con los estándares democráticos. La autonomía de las Fuerzas Armadas se mantuvo, lo cual permitió a los ministerios de Guerra, Marina y Aeronáutica conservar el ejercicio del poder, limitando las facultades del ejecutivo y el Estado democrático. (Ibíd.: 209) La protesta social, producto del inconformismo con el régimen dictatorial, se convirtió en el cuarto y último factor de la crisis del estado peruano El ambiente se encontraba enardecido por los movimientos sociales, que encontraban en la resistencia estudiantil los focos para el surgimiento de la lucha armada. 1.2 LA GUERRA En mayo de 1980 el PCP-SL le declara la guerra al estado peruano, iniciando su despliegue militar. Las primeras acciones insurgentes ocurrieron en los departamentos de Ayacucho, Junín y Huanuco, que a la postre terminarían siendo los que más víctimas aportaron al conflicto. Allí los homicidios de terratenientes trabajadores, que no se enlistaron en las filas de Sendero Luminoso, se convirtieron en el eje de la campaña de apertura. El 24 de diciembre del 80, en la localidad de Chungui, Sendero Luminoso secuestró y asesinó a un hacendado, cortándole las orejas antes de acribillarlo; lo mismo hizo con su capataz, un chico de tan sólo diez y nueve años. (Ibíd. 104-112) Desde “los perros de Xiao Ping”, el conflicto bélico interno del Perú se puede dividir en cinco momentos importantes. De acuerdo con la Comisión de la Verdad y Reparación (Ibíd.62-64) • El primero de estos momentos es conocido como el inicio de la violencia armada (mayo de 1980- a diciembre de 1982). Comprende desde el primer acto de violencia cometido por el PCP-SL en Chuschi – Cangallo, el 17 de diciembre de 1980, hasta la disposición presidencial del 29 de diciembre de 1982 que estableció el ingreso de las fuerzas armadas en la lucha antisubversiva en Ayacucho. CAPÍTULO PRIMERO La acción más significativa de aquella época se dio, sin embargo, en la mañana del 26 de diciembre, cuando células urbanas del PCP-SL colgaron perros muertos en los postes de Lima, la capital del país. Los perros llevaban un mensaje que decía “Deng Xiao Ping hijo de Perra” El mensaje era claro: Guzmán consideró una traición a la revolución china de Mao, las decisiones de Xiao Ping de abrir la economía china (Rocagliolo. 2007: 85-93) 41 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA • La militarización del conflicto (enero de 1983- junio de 1986), abarca desde la instalación, el 1 de enero de 1983, del comando político militar de Ayacucho, a cargo del general Roberto Clemente Noel Moral, hasta la matanza de los penales del 18 y 19 de junio de 1986. 42 • El repliegue nacional de la violencia (junio de 1986 – marzo de 1989); se desarrolla desde la mencionada matanza de los penales hasta el 27 de marzo de 1989, fecha del ataque senderista al puesto oficial de Uchiza, en el departamento de San Martín. • La crisis extrema subversiva y contraofensiva estatal (marzo de 1989 – septiembre de 1992), se inició inmediatamente después del asalto senderista al puesto de Uchiza y concluyó el 12 de septiembre de 1992 con la captura, en Lima, de Abimael Guzmán y de los principales dirigentes de su organización por parte del Gein. • Declive de la acción subversiva, autoritarismo y corrupción (septiembre de 1992- noviembre de 2000), desde la captura de Guzmán hasta la huida del presidente Alberto Fujimori. A lo largo del conflicto interno del Perú, la Comisión de la Verdad identificó 23,969 personas muertas o desaparecidas. Sin embargo, la estimación, si se sigue una progresión estadística, diría que el número real de muertos es tres veces más esta cifra. La investigación que permitió a la Comisión de la Verdad la recolección de tal información presentó un sesgo, pues los casos de desapariciones forzadas y de otras violaciones de derechos humanos atribuidas a grupos subversivos, no se documentó ni se identificó con eficiencia. (Ibíd. 17-32) Es importante analizar las dos décadas como un proceso que alcanzó diversos grados de intensidad y extensión geográfica, y que afectó principalmente a zonas y estratos lejanos del poder político y económico del país. En varios lugares, una vez recuperado el control militar, los agentes del Estado conservaron el control político por períodos prolongados de tiempo y continuaron sistemáticamente con violaciones flagrantes a los Derechos Humanos. 1.3 EL CASO DE LOS PERIODISTAS DE UCHURRACCAY Sobre las Comisiones de Verdad en el Perú Diferentes comisiones de verdad se han adelantado en Perú para explicar las causas de graves violaciones a los Derechos Humanos. La mayoría de estas comisiones que se crearon, nacieron con propósitos claramente justificatorios de la política “contrasubversiva” oficial. Así ocurrió con la llamada “Comisión Uchuraccay”, una de las primeras encargadas de investigar casos de violaciones de los Derechos Humanos en el Perú. El caso del cual se embozaron algunas características en la introducción es útil como referente de casos no exitosos de comisiones de verdad. La falta de una comprensión holística e interdisciplinaria, que reúna las investigaciones antropológicas, políticas, económicas y sociales de las dinámicas de la violencia, 7 Entrevista realizada por el Comisionado Alberto Morote Sánchez el 27 de abril de 2003 en Uchuraccay. Por seguridad, no se menciona el nombre de la testimoniante. (C.V.R. 2003:134) CAPÍTULO PRIMERO “[...] parecía que discutían... en eso vi que empezaron a pelear y a golpear a los desconocidos. Llamaron a los de la comunidad y todos salieron y se dirigieron hacia la casa de Fortunato Gavilán. Y de allí salieron diciendo así van hablar y de pronto empezaron a maltratar a los desconocidos. Yo dije, ¿quiénes serán? ¿qué será de la vida de estas personas? Empecé a llorar, ahora seguro nos matarán a todos”7 43 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA 44 sumada a la falta de apoyo del Poder Judicial y de recursos materiales, han sido las causas por las cuales las diversas comisiones investigadoras de la verdad en el Perú no han podido, en la mayoría de los casos, llevar a buen término el resultado de sus investigaciones. Tampoco ha sido posible proteger a los informantes y testigos. Muchas personas, luego de presentar sus testimonios y denuncias, fueron desaparecidas o asesinadas por las fuerzas del Estado, o por “grupos desconocidos”. Para el caso de los periodistas, asesinados el 26 de enero de 1983, al cual se hace referencia en la introducción del presente documento, se nombró la comisión de Uchuraccay. La comisión, liderada por el periodista y escritor peruano Mario Vargas Llosa, se encargó de investigar el homicidio de los seis periodistas y un guía campesino en la localidad andina de Uchuraccay. Tras la masacre, un sector importante del periodismo peruano acusó a los militares y a los “Sinchis” -policía antisubversiva- de haber fomentado la masacre de los periodistas, que procuraban investigar la veracidad de los partes de guerra oficiales, que daban cuenta del asesinato de presuntos miembros de Sendero Luminoso por parte de los propios campesinos. Los periodistas y los abogados de Ayacucho sospechaban de la puesta en marcha de una estrategia de guerra sucia de las Fuerzas Armadas con torturas, desapariciones forzadas y asesinatos de campesinos de la región en la que actuaba Sendero Luminoso. El desarrollo de la violencia en los meses posteriores, confirmaría la veracidad de estas preocupaciones. (Ibíd. 139-140) Los meses siguientes mostraron que las preocupaciones de los campesinos no eran infundadas. “Las cifras son catastróficas. Murieron 135 personas en una comunidad que en 1981 tenía 470 habitantes. La crueldad con la que los mataron ahonda la tristeza y el dolor; muchos recuerdan que sus familiares y amigos fueron asesinados con hachazos, apedreados, acuchillados o ahorcados. En varios casos los cuerpos fueron arrojados en los cerros, siendo comidos por los perros. Algunos nunca fueron hallados. Tampoco fueron denunciados como desaparecidos”. (Ibíd.146) La Comisión trabajó con el apoyo de los antropólogos Juan Ossio, Fernando Fuenzalida y Luis Millones. También asesoraron a la Comisión el jurista Fernando de Trazegnies, el psicoanalista Max Hernández, los lingüistas Rodolfo Cerrón Palomino y Clodoaído Soto, así como el historiador Ricardo Valderrama (Vargas , et al. 1983). La investigación se desarrolló del 28 de enero hasta el 28 de febrero de 1983, con entrevistas a autoridades militares, policiales y políticas de la zona convulsionada y la revisión de documentación reservada de las FF.AA., tanto en Ayacucho como en Lima. CAPÍTULO PRIMERO Aunque los dirigentes del gobierno anunciaron su interés de que se esclareciera la verdad sobre la masacre de los periodistas, lo que buscaban en el fondo era obtener un respaldo “académico” a la versión oficial sobre la tragedia, previamente difundida por el Presidente de la República, y que se basaba en los informes del Comando Político Militar de Ayacucho. El presidente Fernando Belaúnde Terry, mediante Resolución Suprema del 27 de enero de 1983, creó una “Comisión Investigadora de los sucesos de Uchuraccay”, con el fin de “contribuir al esclarecimiento de una verdad que reclaman urgentemente la conciencia nacional y la opinión pública del resto del mundo”. Se estableció que la Comisión no tendría competencia judicial o policial. (Ibíd.146-147) 45 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA 46 Aunque un ejercicio riguroso en busca de la verdad imponía investigar en el mismo lugar de los crímenes, la Comisión sólo se hizo presente en Uchuraccay por cuatro horas, durante un Cabildo Abierto convocado por el Comando Político Militar de Ayacucho. De acuerdo con los militares, existía un ambiente de alta tensión y agresividad contra los foráneos que ponía en peligro la vida de los integrantes de la Comisión, por lo cual no era recomendable permanecer más de cuatro horas en la zona de la tragedia. Además del reducido tiempo para investigar en el lugar de los crímenes, los miembros de la Comisión tenían la barrera del idioma, ya que la mayoría de la población de Uchuraccay, a la que se acusó de haber cometido el asesinato de los periodistas, sólo hablaba quechua y muy pocos dominaban el castellano. (Ibíd.149- 153) La Comisión tuvo facultades para interrogar a altos jefes militares y policiales que operaban en la zona de Ayacucho, pero las entrevistas se realizaron en un clima de terror paralizante, investigando solo aquellos aspectos acordados con los militares, revisando documentos poco esclarecedores y evitando asuntos controversiales que comprometían a las fuerzas del orden en violaciones a los derechos humanos. (Castro. 1993:18) El Informe y la documentación que lo sustenta fue entregado a las autoridades el 4 de marzo de1983. Inmediatamente se desplegaron esfuerzos para darle difusión internacional, ya que de acuerdo con la Comisión Investigadora, no existía responsabilidad del Estado en la masacre de Uchuraccay. No obstante, el informe produjo un sabor amargo dentro del país; una decepción por la forma escandalosa como se quiso limpiar la imagen del gobierno y de las fuerzas armadas que actuaban en Ayacucho. Para hacer La Comisión estructuró su informe en cuatro partes descriptivas y analíticas, exponiendo su versión de los hechos, las causas de la masacre, los informes de los asesores y testimonios de testigos. En el Informe se sostiene que “la Comisión ha llegado a la convicción absoluta de que los comuneros que se encontraban en ese momento (el 26 de enero de 1983) en Uchuraccay confundieron a los nueve forasteros (los periodistas y el guía) que se aproximaban, con un destacamento de “senderistas” que venía, sin duda, a escarmentarlos por el linchamiento de varios de los suyos perpetrado en esa misma comunidad en los días anteriores. Esta operación de represalias era temida y esperada en las comunidades iquichanas que habían matado senderistas y mantenía a los comuneros en un estado de ánimo sobresaltado, medroso y furibundo”. (Ibíd. 158) 8 Cursiva aclaratoria por el autor. CAPÍTULO PRIMERO esto posible se uso el paradigma indigenista. Se trata de un discurso que esencializa las diferencias culturales, presentando a los campesinos como reliquias vivientes de un pasado milenario, subsistente a pesar de las influencias de la sociedad moderna u occidental (Ibíd. 155). “Hacia 1983, dicho razonamiento [paradigma indigenista8] estaba bastante extendido entre diversos sectores de la opinión pública y la intelectualidad. Incluso los medios de prensa y los magistrados reprodujeron dicha visión, buscando explicar el caso mediante interpretaciones que enfatizaron la diferencia cultural de los campesinos quechuas respecto al conjunto del país como causa fundamental de la tragedia. Tal perspectiva no sólo contribuyó a bloquear el acercamiento a la realidad de los hechos, sino también a reforzar la imagen paternalista según la cual los campesinos —considerados como seres «extraños» e «incapaces» pero en el fondo «buenos»— no podían actuar ni pensar por sí mismos”. (Ibíd) 47 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA 48 También se afirma que “la Comisión tiene la “convicción relativa” de que los periodistas debieron ser atacados de improviso, masivamente, sin que mediara un diálogo previo, y por una multitud a la que el miedo y el cólera, mezclados, enardecían y dotaban de una ferocidad infrecuente en su vida diaria y en circunstancias normales”. Sin embargo, la Comisión aclara que “no puede descartar, que este intento de diálogo se produjera (considerando el hecho de que tres de los periodistas hablaban quechua) y fuese inútil debido al exceso de suspicacia, pánico y furor de los comuneros”.( Ponciano del Pino. 2001) La Comisión investigadora reitera su “convicción absoluta” de que el asesinato de los periodistas “fue obra de los comuneros de Uchuraccay, posiblemente con la colaboración de comuneros de otras comunidades iquichanas, sin que, en el momento de la matanza, participaran en ellas fuerzas del orden”. Más rotundamente, Vargas Llosa y sus colaboradores afirman que “la Comisión ha llegado a la convicción absoluta de que los periodistas fueron asesinados porque los comuneros los creyeron terroristas y sin sospechar su verdadera condición”.(Ibíd.) En cambio, según el Tribunal de Ayacucho, “los campesinos de Uchuraccay fueron obligados a atacar a los periodistas, por presión de las Fuerzas Armadas. Los comandantes militares y policiales actuaron como instigadores del crimen”. El Tribunal ayacuchano identificó a veintisiete comuneros como autores de la masacre, y al general Clemente Noel y Moral (Jefe del Comando Político Militar de Ayacucho), junto con cinco oficiales de la policía y uno de la Marina, como autores intelectuales. (C.V.R. 2003:161-167) La Comisión Investigadora se encargó de construirle una explicación academicista a las versiones que el gobierno había difundido previamente, indicando que los campesinos asesinaron a los periodistas. Para ello, la Comisión buscó justificaciones étnicas, históricas y culturales, apoyándose en la permanente sed de venganza de los aborígenes andinos contra los blancos opresores. La Comisión sostuvo que los campesinos confundieron las cámaras fotográficas con armas de guerra y pensaban que los periodistas eran terroristas que venían a atacarlos. Así, según la Comisión, “los periodistas, fueron víctimas de una desafortunada equivocación”. (Ibíd. 168) A pesar de que en todo momento las autoridades militares y policiales obstaculizaron al Poder Judicial, para impedir que se esclareciera la verdad del asesinato y aunque existían evidencias de participación “indirecta” de altos jefes militares y policiales en esta masacre, solo tres indígenas de la zona, Dionisio Morales, Simeón Aucatoma y Mariano Cassani, fueron acusados. Otros implicados y testigos, como el Teniente Gobernador, desaparecieron o fueron asesinados en los días de las investigaciones. (Ibíd.) Aunque la investigación descartó que los periodistas se hubieran presentado en Uchuraccay como senderistas, supuestamente portando una bandera roja, tal como lo había sostenido el Jefe del Comando Político Militar, CAPÍTULO PRIMERO Un mes después de la presentación del Informe, las fuerzas militares “descubrieron” casualmente las cámaras fotográficas y varios rollos de película de los periodistas victimados, con imágenes que -al ser reveladas- pusieron en duda muchas de las “convicciones absolutas” de la Comisión. Así se reveló el deficiente trabajo de investigación de la Comisión presidida por Vargas Llosa. 49 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA 50 ninguna autoridad regional o nacional tuvo la honestidad de reconocer que se le había mentido al país, ni mucho menos se esforzaron para reivindicar la memoria de las víctimas (Ibíd. 157). Cuando posteriormente, en 1985, el Tribunal de Ayacucho le preguntó a Vargas Llosa porqué la Comisión Investigadora presentó el Informe con su insólita versión, el escritor sólo respondió que aceptó colaborar con el gobierno para “salvar a la democracia” y que dirigió la elaboración del Informe guiándose por las declaraciones de los militares. (Ponciano del Pino. 2001) La actuación de la Comisión investigadora creó problemas al poder judicial, que denunció el avasallamiento de su soberanía por parte del Poder Ejecutivo. Esta confusión demoró el inicio de un proceso legal por la muerte de los periodistas. Y cuando el Tribunal de Ayacucho trató de averiguar la verdad de la masacre, muy pronto el Poder Ejecutivo, así como el Legislativo, le pusieron numerosas trabas, llegando, incluso, a volver a fojas cero el proceso judicial tras dos años de investigaciones. Así, por segunda vez, la verdad de Uchuraccay fue maniatada. 2. GUATEMALA: UN CRIMEN DOS VERDADES L 2.1 CONTEXTO HISTÓRICO “Entonces ellos dijeron que tenían que matar, teníamos nosotros que matar para así cumplir y tener la paz con toda Guatemala y lo agarraron uno por uno. Primero nos obligaron a excavar donde enterrarlos y después agarraron al primero, agarraron a Diego Nap López y agarraron un CAPÍTULO PRIMERO a herida del conflicto guatemalteco aún está lejos de cerrarse. Si bien, los dos proyectos de comisión de verdad que se analizarán en este aparte permiten un acercamiento a las diferentes formas de violación de los Derechos Humanos que se dieron en Guatemala entre las década de 1960 y 1990, estos informes están lejos de permitirnos entender las reales dimensiones del conflicto. Dentro de este aparte analizaremos el caso de la Masacre de Río Negro, que permite entender cómo dentro de las comisiones de verdad estos puntos ciegos auditivos impiden la configuración de una memoria histórica articulada a los procesos de violencia estructural. El presente aparte aborda el conflicto histórico de Guatemala, siendo explícito en algunos eventos coyunturales que definieron el curso de los eventos del conflicto, desembocando en el caso de estudio. 51 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA 52 cuchillo que cada patrullero tenía que pasar ahí dando un filazo o cortándole un poquito, o sea, que ellos lo vieron. No sé cómo pudo ser. Después así lo hicieron a Tomás Luxtillo y, por último, mi primo dijo: Júrame que algún día me vas a vengar (el entrevistado llora). Lo siento mucho señores pero... me duele todo esto”. Caso 1944, (Miembro de las PAC), Chiché, Quiché, 1983. Remhi 1998 a, p:54). Para empezar con el caso guatemalteco debemos señalar que este país se encuentra ubicado en el centro de América, posee únicamente 108.000 kilómetros cuadrados, con una población que escasamente sobrepasa los 12 millones de habitantes, siendo más del 60% de ellos de cultura Maya y el 90% de origen campesino. Pese a su mayoría campesina, Guatemala siempre ha sido un país marcado por su pasado colonial. Por tanto, realizar una descripción del contexto en que surgió el conflicto nos lleva a entender las relaciones del poder colonial que se mantuvieron después de la independencia.(CEH, 1999) (REMH 1998b, pp: 148-156). Al triunfar el movimiento independentista, en un manifiesto del 8 de mayo de 1871, el general Miguel García Granados hizo el compromiso de reformar jurídicamente el Estado para impedir los excesos del poder personal y dar una base de legitimidad a la propiedad de la tierra en favor de los pujantes cafetaleros, no obstante la llegada al poder del general Justo Rufino Barrios, quien continuó con las reformas liberales, pero asumiendo una dictadura personal. Esas reformas mezclaban los avances tecnológicos y las nuevas concepciones militares -como la organización de un Ejército profesional- con la supresión de derechos comunales y eclesiales sobre la tierra y la instauración del trabajo forzado. (Remhi 1998b). Las más afectadas fueron las comunidades indígenas situadas en las áreas de expansión cafetalera, especialmente en la bocacosta de Quetzaltenango, San Marcos y Alta Verapaz. Hasta entonces, la relativa independencia de los pueblos indígenas se había basado en la posesión de las tierras comunales. Sin embargo, con las reformas agrarias que sucedieron al gobierno de Barrios, estas tierras comunales fueron cediendo terreno a las agroindustrias cafeteras. (Remhi 1998b). En los primeros 20 años del siglo XX se consolidaron en Guatemala los agroexportadores de café, entre los que se hicieron famosos apellidos de familia como los Herrera, los Klee, los Alejos, los Falla y los Cofiño; los industriales como los Castillo, los Novella y los Herrera; y los financieros como los Aguirre, los Saravia, los Castillo y los Matheu Sinibaldi (REMH 1998b, pp:149-150). CAPÍTULO PRIMERO Con todo, es la determinación estatal de forzar a los indígenas a emplearse dentro de las haciendas cafeteras como mano de obra forzosa, el mayor abono para el inconformismo social. En 1877 se promulgó el Reglamento de Jornaleros y en 1878 la Ley contra la Vagancia, que obligaba a los indígenas a trabajar de 100 a 150 días al año en las fincas cafetaleras. Como consecuencia, la mano de obra era muy barata: los hombres ganaban un real por día y las mujeres medio real. Unos 100,000 indígenas bajaban cada año del altiplano a la bocacosta para trabajar en las cosechas. De esa época datan numerosos levantamientos indígenas contra jefes políticos, habilitadores y finqueros. Entre estas revueltas se destacan la guerra de guerrillas de los indígenas de Momostenango, el intento de levantamiento de los quiches en 1877 y la rebelión de San Juan Ixcoy en 1898, sofocadas por las milicias ladinas que se apropiaron de sus tierras. (Giraldo 2007, p:8). 53 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA 54 En 1901 el gobierno firmó un convenio con la United Fruit Company-Ufco para la explotación de banano. La concesión se extendió en 1904 para la construcción del ferrocarril Puerto Barrios-El Rancho-ciudad de Guatemala, e incluyó 1,500 caballerías de tierra y la exención de impuestos de exportación por 35 años. Hacia 1920 los Estados Unidos cubrían el 70% de las importaciones guatemaltecas y controlaban el 80% de las exportaciones. Los conflictos durante estos periodos no se hicieron esperar. Pero gracias al respaldo norteamericano y el de los gobiernos de turno, el poder económico y político logró consolidarse en no más de 20 familias. (Giraldo 2007, pp:9-11). Los diferentes gobiernos que se dieron entre las décadas del 1920 y 1940 facilitaron aún más la concentración de capital y de tierras. Algunas disposiciones legales permitieron la transformación de un grupo reducido de indígenas como comerciantes, no obstante, estos sólo tenían influencia dentro del país, y las políticas para favorecer a los trabajadores, como la devaluación del Ketzal, terminaron por ser más favorables para los agroindustriales. (Giraldo 2007, p:12-14). El gobierno también se sirvió de la mano de obra barata para mejorar la red de caminos, que permitían la exportación de productos y mejorar las telecomunicaciones en beneficio de los monopolios. (CEH, 1999). Las políticas gubernamentales de repartición de la tierra exacerbaron los conflictos llevando a las movilizaciones de indígenas, que justificaron las acciones violentas de represión y que en algunos casos terminaron en masacres contra los propios indígenas. La conformación de grupos paramilitares que buscaron el control territorial para los ladinos se muestra como el resultado de la inversión en violencia normalizada por parte del gobierno y los poderes económicos en la Guatemala de mitad de siglo XX. (Giraldo 2007, pp:10-11). 2.2 LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE 1944 El presidente Juan José Arévalo (1945-51) defendió un modelo liberal de intervención estatal, una interpretación del New Deal del presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, que él definió como socialismo espiritual para distinguirlo del socialismo materialista de los marxistas. Se crearon programas que permitían impulsar la justa distribución de la riqueza a través de mejores salarios para los trabajadores. Igualmente estos tuvieron la oportunidad de organizarse para defender sus derechos y se le brindó autonomía a entes tan importantes como la Universidad de San Carlos de Guatemala -Uasc-, el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social -Igss-, las municipalidades y otras, con lo cual se descentralizaría el poder del Estado. (CEH, 1999). CAPÍTULO PRIMERO Tras la insurrección del 44 el gobierno de Ponce cayó, con lo que se da la revolución del 20 de octubre de 1944, que inició una serie de transformaciones que buscaban desarrollar la industrialización, así como generar cambios en la economía que permitieran a Guatemala encauzarse por la senda del desarrollo que redundaría necesariamente en mejorar las condiciones de vida de la población guatemalteca. Durante el período de la Revolución de Octubre (1944-54), se produjo el ascenso de la clase media (militares, profesionales, comerciantes, artesanos) a la administración del Estado y las instituciones políticas. El nuevo régimen se basó en un sistema participativo para apoyar las reformas del Estado (derecho al voto, autonomía municipal); se generó una mayor burocracia estatal y el acceso de los intelectuales a las decisiones de poder. Fueron registrados 30 partidos políticos, entre ellos el Frente Unido de Partidos Arevalistas, que promovió la Constitución de 1945. (Giraldo 2007, pp: 14-16). 55 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA 56 Uno de los objetivos centrales era impulsar la transformación de Guatemala y pasar de tener una economía agraria a una industrial desarrollada, lo que hizo inevitable tocar intereses extranjeros, entre ellos los de la Ufco, la International Railways of Centro América- Irca y la Empresa Eléctrica de Guatemala-Eegsa. Esto generó mucho malestar en el gobierno de los Estados Unidos y en algunos europeos, que desprestigiaron el proceso que se venía construyendo, y acusaron al gobierno electo democráticamente de responder a patrones comunistas. Pronto, sin embargo, el gobierno de Arévalo comenzó a sufrir las conspiraciones de grupos conservadores. Un sector de las Fuerzas Armadas, comandado por el coronel Francisco Javier Arana, manifestó su descontento con las políticas de Arévalo e intentó un golpe de estado para hacerse al poder. Sin embargo, las unidades del ejército y los sindicatos leales al gobierno evitaron el golpe, que concluyó con la muerte de Arana, lo que a la postre motivo el levantamiento de los aranistas en la capital. Si bien se controló el golpe la tensión política se incrementó con velocidad. (CEH, 1999). El coronel Jacobo Árbenz ganó las elecciones de 1950 postulado por el Frente Popular Libertador (FPL), representante de las clases medias. Árbenz comenzó a estudiar el problema agrario. El Censo Agropecuario de 1950 mostraba que el 99.1% de las fincas eran minifundios que sólo ocupaban el 14% de las tierras, mientras el 0.1% ocupaba el 41% de la superficie censada; el 40% de las fincas era propiedad de 23 familias, 54 fincas disponían del 19% de la tierra y cerca de 250,000 campesinos carecían de ella. Por esto decretó en 1954 una reforma agraria que ordenaba la expropiación de fincas no cultivadas y su entrega al campesinado. Los terratenientes expropiados recibían a cambio por la tierra bonos del Estado, con una taza de interés del 3%. Con la reforma agraria se beneficiaron más de 100.000 familias campesinas (Asies, et. al, 2004). Durante la aplicación de la Ley de Reforma Agraria se produjeron abusos por parte de los beneficiarios. Innecesariamente fueron invadidas 30 fincas que podían haberse obtenido sin demoras mediante procesos legales. En algunas regiones de oriente se aplicó la Ley de Arrendamientos sólo en provecho de sus asociados. Pero también se desató una ola de violencia en el campo provocada por los finqueros. (REMH 1998 b, pp:148-156) La participación del gobierno de los Estados Unidos resultó fundamental a partir del Decreto 900. La Ufco presentó un recurso de inconstitucionalidad contra la Reforma Agraria y el Gobierno -al desconfiar de los magistrados- destituyó a la Corte, creando un grave problema de institucionalidad para el propio régimen. En mayo de 1954, estando avanzado el plan de la conspiración, los Estados Unidos firmaron tratados de ayuda militar con Honduras y Nicaragua, países desde donde se preparaba la intervención militar contra Guatemala. (REMH 1998(b), pp:148-156). CAPÍTULO PRIMERO La Asociasión General de Agricultores - AGA encabezó la oposición a la reforma agraria, destacando en esa lucha los Aycinena Arrivillaga. La oposición política anticomunista, que estaba organizada desde el gobierno de Arévalo, comenzó a desarrollarse con más fuerza. Los terratenientes, además, organizaron Comités de Defensa de la Tierra y Uniones Cívicas, que emprendieron acciones de asesinatos contra líderes agrarios, a pesar de que la aplicación de la reforma agraria había beneficiado a los prósperos comerciantes de Retalhuleu, Escuintla y Coatepeque. (REMH 1998b, pp: 30- 33) 57 2.3 EL GOLPE DE ESTADO DE 1954 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA La madrugada del 17 de junio de 1954 cuatro columnas de 300 hombres armados penetraron en el territorio guatemalteco por el lado de Esquipulas, desde distintos puntos de la frontera con Honduras. Su propósito era derrocar al presidente Jacobo Árbenz. (REMH 1998(b)) 58 Si los liberacionistas lograron su objetivo fue porque el mando militar no quiso combatir; se sumó a la conspiración contra Árbenz y en sus filas cundió la desmoralización. Los rebeldes tomaron el 24 de junio la ciudad de Chiquimula y ahí proclamaron el Gobierno Provisional de Guatemala, con el teniente coronel Carlos Castillo Armas a la cabeza, en su calidad de Comandante en Jefe del Ejército de Liberación Nacional, que era el brazo armado de un movimiento más amplio. Tres días después Árbenz pronunció por la radio su discurso de renuncia de la Presidencia, y el 3 de julio asumió el control del gobierno una junta de cinco militares encabezada por Castillo Armas. (Asies, et. al, 2004). Se reorganizó la policía secreta y se iniciaron los procesos de investigación contra todos aquellos que en cualquier forma hubiesen participado en actividades comunistas. Figurar en dicho registro constituía grave presunción de peligrosidad de la persona. Los detenidos por orden del Comité no tenían derecho de exhibición personal y el efecto de estar nombrados en el registro les impedía desempeñar cargos o empleos públicos. El registro fue creciendo hasta incluir a todos los opositores y críticos del gobierno. Hacia el 21 de diciembre de 1954 el Comité había elaborado una lista de 72,000 personas. (Asies, et. al, 2004). La sociedad guatemalteca ha tenido que enfrentar más de cuatro décadas de terrorismo de estado y 36 años de conflicto interno armado que han dejado secuelas de sangre, dolor y luto en la familia en general, entendiendo aquí la desproporción entre la violencia política efectuada por el Estado, la cual fue inmensamente superior a la lucha armada revolucionaria o la realizada por el movimiento social legal. (Figueroa 1991, p: 10-12, CEH, 1999). Según el Remhi: • El 74.46% de las víctimas era adulta (entre 18 y 54 años) y un 17,7% menor de 18. • Un 53.3% pertenecía a las etnias mayas y un 11.43% a los ladinos. • Los agentes del Estado fueron responsables de 89.65% de los crímenes y las guerrillas de un 4.81%. La Comisión de Establecimiento Histórico-CEH recibió 7.388 testimonios referidos a 7.517 hechos, pero la Comisión interactuó con más de 20.000 personas que colaboraron de una u otra forma a la investigación, entre ellas 1.000 “testigos clave” (miembros o ex miembros del Ejército, de otras entidades estatales, de las Patrullas de Autodefensa Civil -PAC, comisionados militares (paramilitares) o ex combatientes de la guerrilla). Toda la información estaba referida a 42.275 víctimas que fueron objeto de 61.648 violaciones a sus derechos. 2.4 LAS MASACRES DEL RÍO NEGRO La comunidad de Río Negro estaba ubicada a orillas del río Chixoy, en el municipio de Rabinal, Baja Verapaz. Su población, de origen Achí, se dedicaba fundamentalmente CAPÍTULO PRIMERO • El período de más alta concentración de crímenes corresponde a los años1980-1983, que representan casi el 80%. 59 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA 60 a la pesca y a la agricultura, aprovechando los beneficios de tener el río cerca. Esta población indígena se diferencia de la de Uchurracay en que gracias a las reformas agrarias después de la revolución de 1944 la población contaba con altos niveles de organización social, producto del desarrollo económico y cultural que se venía registrando en la comunidad desde el periodo revolucionario, durante el mandato de Árbenz. En 1975, el Inde (Instituto Nacional de Electricidad) presenta al gobierno el proyecto de construcción de una hidroeléctrica que paliara la crisis de electricidad que se avecinaba por carecer de una política en este sentido. El lugar elegido para construir la hidroeléctrica era el río Chixoy o Negro. Sin embargo el proyecto no contemplaba el daño que se les causaría a las comunidades localizadas en la rivera, entre las que se encontraba Río Negro. Los campesinos de Río Negro se resistieron a dejar sus tierras, por varias razones. Aparte de que nunca se les consultó su opinión en cuanto al megaproyecto, “las autoridades pretendieron asentar a los pobladores de Río Negro en Pacux, un lugar árido, y en casas que rompían su esquema cultural de vida.” Al igual, los habitantes de Río Negro, en su totalidad Mayas Achi, mantenían un cierto “apego a su región” debido a que “el área del río Chixoy estuvo habitado desde el período Maya clásico -330 años AC a 900 años DC- por poblaciones indígenas y, además, existían en el lugar varios centros religiosos ceremoniales.” (CEH 1999 b, p:45). Para ese momento, la población de Río Negro estaba organizada en el Comité de Unidad Campesina y muchos colaboraban con el Ejército Guerrillero de Los Pobres -EGP, que aconsejaba no salir de la comunidad si no ofrecían tierras iguales o mejores que las que ya poseían. La hidroeléctrica empezó a construirse sin que la comunidad estuviera de acuerdo con abandonar sus tierras y para 1980 era prácticamente imposible continuar el desarrollo de la misma si no se llegaba a un acuerdo negociado que solucionara el problema. Señala el informe de la CEH que un funcionario del Inde expresó en una de las visitas que realizó a Río Negro: “si ustedes no quieren salir, de todos modos el presidente de la República -General Fernando Romeo Lucas García- ya firmó el contrato, ya no se puede dejar de construir porque el proyecto está ya aprobado. Aunque se opongan, el proyecto sigue y algún día van a tener que salir”. CEH 1999 b, p:47) “Uno de los soldados, al ver la reacción de la turba y a su compañero muerto, abandonó el arma y huyó. El otro soldado fue retenido por un tiempo, pero más tarde quedó en libertad”. En un comunicado al día siguiente, el Ejército anunció que los miembros de la comunidad eran guerrilleros y que por esa razón no querían salir. A partir de este momento miembros del ejército empezaron a visitar la comunidad con mayor frecuencia, en tanto que la construcción de la hidroeléctrica continuaba su rumbo. CAPÍTULO PRIMERO El informe de la CEH señala que “el 5 de marzo de 1980 dos habitantes de Río Negro que se encontraban en Pueblo Viejo fueron acusados de robar frijoles del comedor de los trabajadores de la represa. Fueron perseguidos por dos soldados y un agente de la Policía Militar Ambulante (PMA). Al llegar a Río Negro, los dos habitantes comenzaron a gritar que les perseguían los militares. La comunidad se reunió, rodearon a los soldados y los llevaron hasta la capilla. Un miembro de la comunidad, que estaba ebrio, golpeó al agente de la PMA, quien, en su afán por defenderse, disparó y mató a siete personas. Inmediatamente, los campesinos reaccionaron y con piedras y machetes mataron al agente”. (CEH 1999 b, p:45) 61 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA 62 La CEH (p. 46) señala en su informe que ante los primeros hechos violatorios de los Derechos Humanos de los habitantes de Río Negro, la comunidad toma la decisión de entrevistarse con el comandante de la zona militar de Cobán para disculparse por lo ocurrido el 5 de marzo de 1980. La respuesta fue acusar a los campesinos de guerrilleros y de tener armas escondidas en la comunidad. De ahí en adelante los allanamientos y cateos de casa en casa se hicieron frecuentes, pero el Ejército nunca encontró armas. “En el mes de febrero de 1982 un grupo de hombres armados, presumiblemente guerrilleros, quemaron el mercado de Xococ y mataron a cinco personas. A consecuencia de que el Ejército identificó este hecho con la guerrilla y con los campesinos de Río Negro, los pobladores de Xococ rompieron las relaciones comerciales que mantenían con Río Negro y se declararon sus enemigos.” El Ejército organizó en Xococ a una Patrulla de Autodefensa Civil (PAC) conformada por miembros comunitarios, los cuales, “armados, adiestrados y guiados por el Ejército, estuvieron enfrentados, desde entonces, con los habitantes de Río Negro.”(CEH, pp:48-50) El 7 de febrero de 1982 los patrulleros de Xococ citaron a los hombres de Río Negro en esa comunidad. Acudieron a la cita 150 personas. El jefe de las PAC de Xococ les llamó la atención sobre su actitud “incorrecta” al no querer abandonar las tierras, para que se construyera la hidroeléctrica y sobre su colaboración con la guerrilla. Al final les retuvieron las cédulas a todos, diciéndoles que regresaran en una semana para recogerlas. “Un mes más tarde, el 13 de marzo de 1982, a las seis de la mañana, 12 miembros del Ejército acompañados por 15 patrulleros de la aldea Xococ, entraron en la comunidad de Río Negro... Obligaron a las personas reunidas a caminar unos tres kilómetros montaña arriba. Al llegar a la cumbre del cerro Pacoxom... procedieron a torturar y matar a las víctimas inermes. A unas las colgaron de los árboles, a otras las mataron a machetazos y a otras les dispararon... Sobre las cinco de la tarde concluyó la masacre y se dirigieron hacia Xococ. Dieciocho niños sobrevivientes CAPÍTULO PRIMERO Una semana después, el 13 de febrero de 1982, 74 personas regresaron a la comunidad de Xococ, entre ellos 55 hombres y 19 mujeres; una vez ahí fueron ejecutados de uno en uno por los patrulleros de Xococ y sus cadáveres enterrados dentro de esa misma comunidad. Un mes más tarde, el 13 de marzo de 1982, miembros del Ejército y patrulleros de Xococ llegaron a la comunidad de Río Negro, catearon casa por casa. Casualmente los hombres no se encontraban en la comunidad, pues por el trabajo habían tenido que dormir fuera de la comunidad. Los soldados y los patrulleros acusaron a los hombres de estar en una reunión con la guerrilla, luego exigieron a las mujeres, ancianos, ancianas, niños y niñas que salieran de las casas para participar en una reunión. Luego de desayunar y saquear la aldea, pusieron música de marimba y obligaron a las mujeres a bailar con ellos. Luego las violaron a algunas públicamente y a otras las llevaron a un lado de las viviendas. Tras muchas horas de tortura psicológica fueron obligados a salir de la aldea y caminar durante aproximadamente 3 horas hacia la montaña. Durante la caminata maltrataron física y mentalmente a las personas. 63 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA fueron llevados por los agresores hacia dicha comunidad. Los testimonios coinciden en que 177 personas —70 mujeres y 107 niños— población civil e indefensa de la comunidad de Río Negro, fueron muertos en esta acción.” (CEH, pp:48-50). 64 Los dieciocho niños y niñas fueron convertidos en esclavos, golpeados constantemente y casi no fueron alimentados. Muchos de ellos murieron a causa de los malos tratos. Luego de algunos años de tener que compartir con los asesinos de sus padres, a instancias de organizaciones de derechos humanos, se logró que los sobrevivientes regresaran con sus familiares reales. Sin embargo, los traumas que presentan son demasiado severos a causa de haber sido torturados durante tanto tiempo. Desde el 23 de agosto de 1993, el Grupo de Apoyo Mutuo-GAM ha impulsado varios procesos judiciales contra algunos de los responsables de las dos masacres de Río Negro. En 1998 se logró la captura de dos de los jefes, que fueron sentenciados a 30 años de prisión. Los habitantes de Xococ continúan considerando como guerrilleros a los habitantes de Río Negro, en tanto que estos consideran asesinos a los de Xococ. Luego de la masacre, el embalse de la hidroeléctrica fue llenado de agua y la comunidad de Río Negro desapareció bajo millones de litros de ese vital liquido. Actualmente la comunidad ha sido movida a tierras menos fértiles de las que se les propusieron inicialmente. Este caso ha sido registrado por las dos Comisiones de Verdad que se realizaron en Guatemala. No obstante, el enfoque causal de las masacres se presenta diferente al comparar ambos informes: mientras el informe de Remhi presenta el problema con una causa racial y de persecución a los indígenas, el CEH se interesa por entender las problemáticas asociadas a la tenencia de tierras y el interés trasnacional por estas. Claro está que ambos utilizaron el relato de los supervivientes como fuente de información, no obstante, ambos procesos investigativos se centraron en la narración del hecho, más no en la configuración de un contexto de violencia que permitiera articular las narraciones dentro del conjunto de hechos e intereses que marcaron el conflicto guatemalteco. 2.5 LAS COMISIONES DE LA VERDAD EN GUATEMALA En 1995, la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala – Odhag-, bajo la dirección de Monseñor Juan Gerardi, lanza el proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica –Remhi-. Algunos de sus asesores afirman que había la intención de recoger insumos para la futura Comisión de Esclarecimiento Histórico y se quería ponerle un límite mínimo a ésta, de modo que se sintiera retada a avanzar más, o por lo menos “a no decir menos” de lo que había dicho el Remhi. (Figueroa 1991, p: 25). CAPÍTULO PRIMERO Quizás el aporte más interesante del llamado “proceso de paz” de Guatemala ha sido el tratamiento de la memoria histórica de los sufrimientos. Frente a otras comisiones de verdad que desarrollan sus trabajos en unos pocos meses para cumplir un mandato demasiado limitado y entregar una “verdad” raquítica, en Guatemala se dan dos experiencias, una oficial y otra no oficial, que se internan un poco más en la memoria de los sufrimientos. (Figueroa 1991, p: 24). 65 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA 66 En el proyecto se comprometieron más intensamente 7 diócesis y otras 6 en menor medida. El trabajo se realizó en un ambiente todavía tensionado, sin que se hubieran desmovilizado muchas estructuras paramilitares, y duró 3 años hasta la entrega del informe “Nunca Más” (1995-98). Su base fundamental fueron 5.180 testimonios de víctimas, recogidos por 600 entrevistadores escogidos por las mismas comunidades. El proyecto se desarrolló en varias etapas: trabajo de campo9, codificación, análisis10 e informe. (Figueroa 1991, p: 25). La Comisión de Esclarecimiento Histórico–CEH- fue creada en el Acuerdo de Oslo el 23 de junio/94 y allí mismo se diseñaron sus objetivos, integrantes y plazo. Como estaba previsto, una vez firmada la paz, entre enero y febrero de 1997, la Comisión quedó constituida. La financiación la cubrió la Oficina de Proyectos de las Naciones Unidas, en colaboración con otras dependencias de la ONU y aportes de otros países. (Figueroa 1991, p: 30). Los trabajos se iniciaron el 31 de julio de 1997 y contó con 273 profesionales y personal de apoyo y seguridad, entre ellos 142 guatemaltecos y 131 de otras 31 nacionalidades. La actividad se organizó en torno a un área investigativa, con su base de datos, equipo de análisis histórico y un equipo especial que procesaba documentos provenientes de fuerzas militares o documentos desclasificados de los Estados Unidos; luego un área administrativa y una unidad de información pública. Organizó 4 sedes en las principales ciudades y 10 oficinas regionales. (Figueroa 1991, p: 30). Para realizar las entrevistas fue necesario un proceso de capacitación y formación de los entrevistadores-animadores, proceso que llevaba entre 4 y 6 meses, y era complementado con seguimientos de asesoría y control para asegurar una unidad de criterios. 10 Se estructuraron 5 equipos de investigación, con un total de 21 personas, que se dedicaron a análisis especializados: psicosocial, cultural, de género, jurídico y sociohistórico. 9 Los investigadores visitaron cerca de 2.000 comunidades, recogieron 500 testimonios colectivos y 7.338 testimonios individuales, pero la Comisión interactuó con cerca de 20.000 personas que de una u otra forma aportaron algo, incluyendo a miembros de los cuerpos represivos y paramilitares. A partir del 31 de julio de 1998 los investigadores se concentraron en la capital e iniciaron el período de análisis en tres equipos: Sistematización, Temática y Recomendaciones. El 25 de febrero de 1999 la Comisión concluyó sus trabajos con la entrega del Informe en 12 volúmenes. Los primeros 6 traen la información y análisis generales y los restantes están dedicados a casos individuales o colectivos. Para su informe final, la Comisión estableció tres grados de convicción en la evaluación de los casos: “plena convicción”, “presunción fundada” y “presunción simple”. (Figueroa 1991, p: 33). CAPÍTULO PRIMERO La reapertura en 1953 de la Universidad de San Cristóbal de Huamanga, tras casi un siglo de puertas cerradas, parte la historia de una de las provincias más pobres del Perú (Robles. 2006). El atraso económico, social y político se debía en gran medida al aislamiento de la educación superior durante los años de cierre de la universidad. Por tal motivo la ciudad y toda la sierra sur del Perú celebraron la reapertura. No obstante, los mismos conflictos socioeconómicos que impulsaron la reinauguración nutrieron la formación de células comunistas de diferente orientación teórica y doctrinal al interior de la academia. 67 3. EL CASO SUDAFRICANO 3.1 EL APARTHEID, VIOLENCIA ESTRUCTURAL EN SUDÁFRICA En 1899 Gran Bretaña se lanzó a completar la conquista de Sudáfrica, que había comenzado con la anexión en 1795 de la ciudad de El Cabo. La invasión de las repúblicas afrikaner en la región productora de oro del Transvaal y del vecino Estado Libre de Orange fueron CAPÍTULO PRIMERO L a historia de las luchas sudafricanas tiene origen en los procesos de colonización que se dieron desde 1652. La llamada Compañía Holandesa de las Indias Orientales estableció un punto estratégico en el cabo de Buena Esperanza. Además de los holandeses, el territorio fue colonizado por alemanes y franceses que escaparon de las persecuciones religiosas que se dieron en Europa en el siglo XVII. La identificación de los colonos como Burguers (Burgueses), que significaba ciudadanos, de entrada marca la gran diferencia que estos habitantes tenían con los nativos. La palabra derivó en Boers, y posteriormente, se reconocerían como Afrikaners. Los colonos llevaron esclavos desde el archipiélago de Bengala, Madagascar y la Costa Oriental de África para propiciar la explotación de minas y los trabajos de colonización. (Gordon y Gordon 2001). 69 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA los objetivos de imperio británico. En el Reino Unido se conocen como Guerras de los Bóers el enfrentamiento del Imperio Británico con los colonos Afrikaners. La primera de ellas se desarrolló entre el 16 de diciembre de 1880 y el 23 de marzo de 1881, y la segunda entre el 11 de octubre de 1899 y el 31 de mayo de 1902 (Farwell 1976). 70 Para el primer año del siglo XX, la Compañía Británica de Sudáfrica ya había tomado las tierras al norte, rebautizándolas como Rodesia en homenaje a su jefe, el magnate de El Cabo, Cecil Rhodes. Es durante el régimen británico que la esclavitud fue abolida, en momentos cuando existían más de 30.000 esclavos sudafricanos de diferentes orígenes. (Gordon y Gordon 2001). “Los descendientes de los esclavos, la población nativa, así como la progenie de relaciones mixtas, terminaron siendo llamados “de color”. Durante el siglo y medio que Sudáfrica estuvo controlada por holandeses surgió una pirámide social que tenía en la punta a los colonos, seguido de las razas mixtas y al final los esclavos. La unidad de los blancos por mantener a los esclavos y negros bajo el control de los colonos institucionalizó la discriminación racial sudafricana. El conjunto de decretos y normas para mantener aislados a los negros de cualquier oportunidad de sublevación se conoce con el nombre de Apartheid. “Sucesivos gobiernos del Apartheid promulgaron e hicieron cumplir un conjunto de leyes rigurosas basadas en la raza y que aseguraban que el poder social, económico y político se mantuviera monopolizado”. (Maharaj 2009, p: 107). Las políticas de exclusión del Apartheid se centraron en rivalizar a los diferentes grupos de antiguos esclavos. Con esto se buscó legitimar el poder de los blancos, que invertían en conflictos intergrupales para legitimar el Apartheid por medio de la violencia simbólica. “Era un mundo en el cual todo podía pasarte, donde las oportunidades de vida se definían en el momento de tu nacimiento, si eras negro, y si lo eras no había diferencia en que fueras africano, indio o de color”. (O´malley 2007, p:31). Interesa entonces, entender cómo se rompe este flujo económico de la violencia sudafricana y se alcanza la paz. No obstante, es importante hacer mención de cómo el informe de Comisión de la Verdad y la Reconciliación11 crea esos puntos ciegos auditivos impidiendo la construcción total de una verdad histórica. La identificación del pasado común que unía a los de africanos, indios y de color, contrastaba con la diferenciación producto de las políticas de división social de Apartheid. Esto dio origen a diferentes movimientos libertarios, que con origen común y mismo fin, lucharon entre ellos para defender 11 Truth and Reconciliation Comission. TRC por sus siglas en ingles. CAPÍTULO PRIMERO El caso surafricano, una experiencia exitosa en procesos transicionales hacia la democracia, nos permite entender el flujo de la economía política de la violencia. Una violencia estructural que se hace visible en las manifestaciones racistas de los poderes políticos y económicos que han dominado Sudáfrica desde el siglo XVII. La violencia estructural dividió la sociedad de acuerdo al origen, creando confrontaciones entre los grupos nativos, indios, africanos y de color, lo que generó violencia interétnica que, a la postre, justificó las acciones de violencia normalizada por parte del Estado. Esta inversión en violencia cobra sus ganancias al legitimar las acciones de exclusión del Apartheid en discursos como la inferioridad racial para elegir o ser elegido. Violencia simbólica que nutre y perpetúa la violencia estructural. 71 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA su causa. Así surgieron el Congreso Nacional Africano (ANC), el Congreso Indio de Natal (NIC) y la Organización de Pueblos Africanos (APO), el Congreso Panafricano de Naciones (PAC) y el Movimiento de la Conciencia Negra (BCM). La alineación en diferentes escenarios de las cabezas de estos movimientos llevó a una confrontación ideológica que, posteriormente, fue llevada al plano operativo. 72 El debate sobre la forma como se debía gestar la lucha libertaria es de vital importancia para entender el desarrollo del conflicto y, aún más, del logro de la paz. Citaré en extenso algunas declaraciones de Nelson Mandela, jefe de la Umkhonto we Sizwe o Lanza de La Nación, más conocida como MK brazo armado de la ANC: “Al planear la dirección y la forma que debía seguir el MK consideramos cuatro tipos de actividades violentas: sabotaje, guerra de guerrillas, terrorismo y revolución abierta. Para un ejército pequeño e inexperto, la revolución abierta era inconcebible. El terrorismo inevitablemente se veía mal en aquellos que lo empleaban, y minaba cualquier apoyo público que, de otra manera podría recibirse. La guerra de guerrillas era una posibilidad, pero como el ANC había sido reacio a asumir la violencia de cualquier manera, tuvo sentido comenzar con la forma que causara menos daño contra los individuos: el sabotaje. Como no involucraba la pérdida de vidas, ofrecía la mejor esperanza para la reconciliación entre las razas. No queríamos comenzar una guerra a muerte entre blancos y negros. El rencor entre africaners e ingleses era aún marcado después de cincuenta años de la guerra anglo-boer ¿Cómo serían las relaciones entre blancos y negros si propiciáramos una guerra civil?” (Mandela 1995:232. Citado en Maharaj 2009, p: 119). De acuerdo con Maharaj (2009), la estrategia de la ANC para derrocar el Apartheid se basó en lo que el partido llamó los cuatro pilares de la lucha: movilizaciones y acciones de masa, clandestinidad política, lucha armada y campaña internacional para aislar a la Sudáfrica del Apartheid (p.119). La hipótesis que hemos manejado, a lo largo del presente documento, es que la decisión de cortar el flujo económico de inversión en violencias íntimas permitió el derrocamiento del Apartheid y el establecimiento de una Sudáfrica no racial. Con esto se expresa, que el rompimiento de la inversión en violencia que los gobiernos del Apartheid intentaron establecer, al dividir las organizaciones libertarias, manipular a la opinión internacional, crear discursos en aras de naturalizar la diferencia racial, no tuvieron respuestas en formas de violencias al interior de los grupos antisegregacionistas. Por lo cual se pudo superar la situación de violencia. 3.2 LA TRC, COMISIÓN DE LA VERDAD Y LA RECONCILIACIÓN El caso de los presos políticos y las violaciones a los Derechos Humanos cometidos durante el Apartheid se convirtieron en la piedra angular del proceso de negociación para alcanzar la paz. Mientras el gobierno intentaba dividir a la resistencia por medio de acuerdos CAPÍTULO PRIMERO Se puede decir que las acciones de masa rompieron la violencia normalizada, la clandestinidad política evitó la violencia directa, la lucha armada no terrorista evitó la violencia simbólica, mientras la campaña internacional excluyó al gobierno sudafricano del apoyo global rompiendo los ejes de la violencia estructural. 73 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA 74 parciales, los líderes del ANC se preocupaban por mantener la unidad nacional en busca del fin máximo de la causa. Esto lo podemos ver en las declaraciones en 1985 del presidente Botha, en las que manifiesta estar en disposición de liberar a Nelson Mandela, a lo que agregó que “lo único que se interponía entre Mandela y su libertad era Mandela mismo”, y que lo que se necesitaba era que él rechazara incondicionalmente la violencia como instrumento político. (Maharaj 2009, p:126). La replica de Mandela no se hizo esperara por lo que manifestó: “No puedo vender mi derecho de nacimiento y tampoco estoy preparado para vender el derecho de nacimiento del pueblo a ser libre (…) Sólo los hombres libres pueden negociar. Los presos no pueden firmar contratos. No puedo hacer y no haré un compromiso en que yo y ustedes, el pueblo, no somos libres”. (Parkin 2006, p:208. En Maharaj 2009 p:127). Mientra el ANC estudiaba las experiencias internacionales de países que habían enfrentado problemas de flagrante violación a los Derechos Humanos, comenzó a plantear propuestas de un proceso de verdad y reconciliación para manejar el legado violento del pasado, y esas ideas incorporaron la posibilidad de una amnistía dentro de dicho mecanismo. No obstante, el tema para una Comisión para la Verdad y la Reconciliación TRC no hizo parte de las negociaciones de paz, durante la proclamación de la constitución Interina de 1993, la cual concedió la amnistía obligatoria en el primer gobierno de Sudáfrica, se estipuló la conformación de dicha comisión. (Gordon y Gordon 2001, pp:158-160). La comisión estableció un sistema de mapeo de los lugares de violaciones a los Derechos Humanos, que eran generados por los testimonios de las víctimas y corroborados por una unidad de investigación (TRC 1998). Este mandato no sólo identificó actos específicos como violaciones –basados en un sentido específico del término “violencia”-, sino que también restringió y definió el horizonte de la investigación al desconectarla de una serie de relaciones de causalidad que hubieran podido explicar, por ejemplo, las interrelaciones históricas entre el Apartheid y el uso que el régimen hizo de otras formas de violencia (Castillejo 2009, p:88). Aquí encontramos los llamados puntos ciegos auditivos, pues como se vio para los casos del Perú y Guatemala, las narraciones de violencia directa invisibilizaron aquellas otras formas de violencia estructural que se presentaron durante el Apartheid. Las personas que presentaron aplicaciones para dar testimonio ante la Comisión Sudafricana de la Verdad y la Reconciliación recibieron una guía muy clara en cuanto a dónde debían comenzar sus historias y dónde debían terminar; a aquellos que querían contextualizar sus experiencias de pérdida no les fue permitido presentar las causas más amplias de su sufrimiento. CAPÍTULO PRIMERO Otra fuente de información provino de victimarios que perpetuaron flagrantes violaciones a los Derechos Humanos y que fueron beneficiarios de la ley de amnistía. Esta información fue recolectada a través de declaraciones juramentadas, audiencias públicas y entrevistas a puerta cerrada (TRC 1998). La conexión entre estos dos mecanismos produjo lo que se denominó en el Informe final los “hallazgos de la Comisión”, es decir, un conocimiento destilado a partir de un proceso social de investigación y realizado dentro de ciertos parámetros conceptuales. (Castillejo 2009, pp:88-89). 75 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. TRES EXPERIENCIAS INTERNACIONALES: PERÚ, GUATEMALA, SUDÁFRICA 76 Algunos de los que tuvieron la oportunidad ante la Comisión recuerdan el dolor posterior ante la imposibilidad que experimentaron durante el proceso de dar clausura a su testimonio. Para acceder a las historias de experiencias traumáticas, los oyentes deben querer y estar, en capacidad de seguir a quien habla a lugares inesperados. Pero esto necesita tiempo y recursos, los cuales las comisiones de la verdad no están necesariamente en capacidad de proveer en una medida adecuada. (Andrews 2009, p:147). De acuerdo con Castillejo (2009), estas delimitaciones espacio temporales de los actos de violación de Derechos Humanos y que tipifican un cierto tipo de actos, impiden el entendimiento total de las reales dimensiones de la violación de los derechos fundamentales. Con esto se expresa que formas diferentes de violencia, que fueron perpetuadas por siglos de exclusión colonialista y postcolonialista en Sudáfrica, fueron invisibilizadas en el marco de la amnistía para quienes declararan los crímenes cometidos. Se hace evidente, entonces, que esa invisibilización de poderes e intereses que se beneficiaron del Apartheid, obedeció a unas acciones premeditadas e intencionadas. Todo lo contrario de lo que expresa el documento final de la TRC, en donde se registran los casos de violencia como hechos aislados del perpetrador y no los intereses de los actores intelectuales de las violaciones de derechos humanos. Se puede entender que estas acciones finalmente construyen una especie de colcha de retazos históricos que configuran la memoria colectiva del conflicto surafricano. Sin embargo, el informe final de TRC no revela los flujos económicos de violencia que articulan las acciones de violación de los Derechos Humanos dentro de la línea histórica del conflicto. Esto es, que al quedarse en los relatos de las víctimas, las confesiones de los victimarios, y las pruebas fácticas y forenses, no se exploraron las reales causas y los verdaderos culpables del Apartheid. CAPÍTULO PRIMERO Los relatos de víctimas y victimarios se enfocaron en el mapeo de las pruebas, en el documento probatorio para la verdad jurídica. Por esto las frases de los relatos que no fueron fuentes de información factual fueron ignorados, ensordecidos, invisibilizados en beneficio de los autores intelectuales de la violencia del Apartheid. 77 BIBLIOGRAFÍA CASTILLEJO, C, A. (2007). La Globalización del Testimonio. 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El mero escritor romántico debe ocultarlos si no desea ofender o desagradar. Sólo los usa con propiedad cuando lo severo y lo majestuoso de la verdad lo santifican y lo sostienen”. CAPÍTULO SEGUNDO CONTEXTO DE SOACHA 83 1. MIGRACIÓN Y MARGINALIDAD L Este “boom” de prácticas de evocación descontextualizada ha convertido a sus realizadores en productores de una pornografía de la memoria12. Los espectadores esperan a diario los relatos de la crueldad del conflicto y pareciese que el nivel de afectación es 12 En la conferencia de clausura del XIII Congreso de Antropología en Colombia, realizado en la Universidad de los Andes, en Bogotá, entre septiembre 30 y octubre 1 de 2009, el profesor de política de la Universidad de Columbia, Mahmood Mamdani, refiriéndose al caso surafricano, expresó la necesidad de superar la pornografía de la violencia en los estudios sociales de las situaciones de conflicto armado, porque impide a los investigadores observar el sustrato de intereses que se presenta en cualquier conflicto violento. CAPÍTULO SEGUNDO as dinámicas del conflicto armado en Colombia han obligado a diferentes sectores de la sociedad a pensar la forma de preservar la memoria histórica de la guerra. Diferencias en intereses, abordajes, metodologías y marcos conceptuales de los ejercicios de memoria, nos han llevado a un “boom” de prácticas nemotécnicas que generan subjetivas formas de verdad histórica del conflicto colombiano. Si bien muchos de los ejercicios realizados hasta el momento han dado buena cuenta de los casos de violaciones de Derechos Humanos, no todos han alcanzado la profundidad necesaria para permitir entender el conflicto en los lugares donde la población civil ve amenazada su integridad física y emocional. 85 CONTEXTO DE SOACHA cada vez más difícil de superar. El mapa de Colombia se está llenando de banderitas negras que demarcan los puntos geográficos donde se han presentado violaciones de Derechos Humanos. A estos lugares se les relaciona con el relato más cruel de la barbarie allí perpetrada, pero se desconoce el contexto de violencia en el que está inmersa esa violación particular del Derecho Internacional Humanitario y de los Derechos Humanos en general. Las investigaciones sociales dan cuenta de dicha cartografía de la violencia centrando las investigaciones en la ubicación de banderitas negras dentro de la geografía nacional. No obstante, el quehacer de la memoria no sólo localiza la violencia, sino que la contextualiza en un marco referencial de acciones e intereses que son las raíces profundas de los procesos violentos. Los instrumentos metodológicos y prácticos de la antropología jurídica han orientado la construcción del contexto de la localidad Soacha. 86 La investigación del caso icónico de las víctimas de desaparición forzada y posterior asesinato de jóvenes de Soacha, quienes fueron reclutados por traficantes de personas para venderlos al Ejército Nacional, que los hizo pasar por bajas en combate, nos permite acercarnos a la forma de realización de los contextos de los casos de violaciones a los Derechos Humanos dentro del conflicto armado. La realización del contexto, piedra angular de la investigación, en la medida en que articula los relatos de las víctimas a la historia de la violencia nacional, se presenta al Archivo de Bogotá como una propuesta para la clasificación de documentos que sitúen la información relacionada con Derechos Humanos en un contexto jurídico13 e histórico adecuado, para evitar 13 Documentos producidos por el componente jurídico de la presente investigación. El ejercicio de investigación etnográfica del caso de los mal llamados “falsos positivos14” de Soacha, se ha venido realizando desde junio de 2009, dentro de la investigación desarrollada para el Archivo de Bogotá y la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia - Acac. El objeto de este ejercicio es documentar los procesos socio-históricos en los que se presentan graves violaciones a los Derechos Humanos, muchas de ellas derivadas u ocasionadas por el conflicto armado. Esto es, entender que no hay violencias aisladas y que los actos y crímenes cometidos por los diferentes actores armados, ilegales y del Estado se encuentran asociados a procesos de violencia estructural que obedece a intereses particulares. En general, buscamos en Soacha aquella información contextual que definitivamente determina la vida de sus habitantes, la mayoría población altamente vulnerable. Esta información de contexto social, político, económico, cultural e histórico, articula los relatos de las víctimas de violaciones de Derechos Humanos dentro de la historia nacional de la violencia, que desde mediados del siglo XX obedece a intereses particulares de acumulación de poder y capital. Violencia que se ha traducido en 14 Es claro que el eufemismo con el que se ha denotado este crimen de lesa humanidad esconde a la opinión pública las verdaderas dimensiones y responsabilidades del Ejército, la Policía y el Estado mismo. CAPÍTULO SEGUNDO destruir documentos que, con el tiempo, puedan ser imprescindibles para averiguar un delito o restituir sus plenos derechos a un ciudadano (Fugueras 2008: 2526). La selección del caso de jóvenes de Soacha nos ha permitido adentrarnos en las raíces estructurales del problema, acercándonos, desde la revisión de diferentes tipos de documentos, a la forma de elaborar el contexto de un caso de alta afectación para el Distrito Capital, y que plantea una serie de desafíos importantes para la construcción de contextos a futuro. 87 negligencia, abandono y prácticas de corrupción por parte de las autoridades públicas que han tenido bajo su responsabilidad la atención y realización de los derechos de dicha población. CONTEXTO DE SOACHA La investigación ha permitido encontrar que las víctimas del conflicto armado en Colombia son producto de largos procesos violentos que obedecen a lo que Philippe Burgois (2009) denomina “economía política de la violencia”. Muchas de estas violencias han estado legitimadas por fuerzas estructurales que imponen formas invisibles de control y opresión sobre las poblaciones vulnerables. 88 De acuerdo con Burgois, el neoliberalismo punitivo ha permitido que los grandes poderes políticos y económicos, que controlan las naciones capitalistas, encuentren en formas violentas no directas la oportunidad de monopolizar el poder al mismo tiempo que lo legitiman. Burgois propone “llamar la atención sobre las formas en las que la violencia íntima se conecta con las formas invisibles de violencia estructural, simbólica y normalizada que se superponen y se traslapan en un continuo es particularmente importante en la era del neoliberalismo globalizado cuando la creciente ostentación de acciones abusivas, criminales, delincuenciales y auto-inflingidas oscurece las jerarquías de poder históricamente arraigadas que imponen un sufrimiento desproporcionado sobre los pobres, según patrones predecibles”. (Burgois, p:30). Para nuestro caso particular, nos interesa entender cómo las acciones de violencia directa (íntima) cometida por jóvenes (robos, extorsiones, violencia intrafamiliar o auto-inflingidas, como el uso de drogas o alcohol) son la ganancia de inversiones en violencia indirecta que grandes poderes económicos, políticos y militares (tanto ilegales como del Estado) mantienen para legitimar sus acciones. En Colombia, los jóvenes de bajos recursos difícilmente pueden integrarse a los sistemas laboral o educativo. Este tipo de violencia moldeada por instituciones, relaciones y campos de fuerza, como la pobreza, la exclusión, el racismo, la inequidad de género, etc., es lo que conocemos como violencia estructural. (Burgois, p:30). La violencia simbólica, por su parte, es entendida como los mecanismos por los cuales los sectores de la población, socialmente dominados, naturalizan el status quo y se culpan a sí mismos por su dominación, transformándolo de este modo en algo que parece legítimo y natural (Bordieu 2000; 2001, en Burgois, p:31). El caso de Soacha es icónico de este tipo de violencia, dado que desde la divulgación mediática se han creado discursos para que los habitantes del sector estigmaticen a las víctimas de guerrilleros, delincuentes, bandidos, adictos, entre otros calificativos, y con esto justifiquen las acciones de los victimarios en pro de una “limpieza social” jurídicamente reconocida como crímenes de odio. No obstante, el poder mediático y de divulgación del poder político del país, ha generado en los habitantes de la localidad la imposibilidad de ver que sus hijos podrían ser víctimas tan inocentes como los ya asesinados, o que la CAPÍTULO SEGUNDO La inversión en capital violento, de acuerdo con Burgois, se da por medio de las violencias normalizada y simbólica. La violencia normalizada “llama la atención sobre la producción social de indiferencia ante las brutalidades institucionalizadas” (Burgois, p:31). Para el caso que nos compete, se crean discursos como el que la pobreza es producto de la pereza o que el desempleo es causa del desinterés por tener un trabajo. Con esto, la sociedad se hace indiferente al problema, se incrementan las violencias íntimas y los poderes estructurales legitiman más acciones violentas (Burgois, p:31). 89 violencia íntima en la que algunos de estos jóvenes podrían caer es consecuencia directa de la exclusión del sistema del que son víctimas antes que victimarios. El presente documento busca demostrar cómo los jóvenes de Soacha enfrentan, en la cotidianidad, formas de violencia directa e indirecta que los colocan bajo presión constante y los hace reproducir los flujos de la violencia en Colombia. Acercarnos a los conflictos sociales que reproducen la violencia nos permite entender las lógicas que articulan los relatos de violaciones de Derechos Humanos dentro del continuo histórico de acciones violentas de la sociedad colombiana. CONTEXTO DE SOACHA SOACHA PANORAMA GENERAL 90 Fuente: Dane. Marco Geoestadístico Nacional–MGN, 2003 El municipio de Soacha, se encuentra dividido en una parte urbana, conformada por seis comunas con más de 347 barrios; y una parte rural, conformada por dos corregimientos que agrupan trece veredas. Este informe se centra en la comuna 1 por ser el epicentro de los casos de desaparición forzada y posterior asesinato de jóvenes reclutados al parecer por miembros de la Fuerza Pública, concretamente del Ejército y la Policía Nacional. No obstante, se incorporarán datos generales del municipio para tener el contexto de poblamiento y las principales características sociodemográficas de la población. 15 El concepto de conurbación define el proceso por el cual un área urbana crece a partir de su unión con poblaciones vecinas, sin que se distingan sus límites. El caso de las localidades de Kennedy y Bosa que se han expandido hasta los limites con Soacha, lo que ha llevado a que hoy en día no se sepa exactamente donde termina la ciudad y comienza el municipio. CAPÍTULO SEGUNDO Para finales del siglo XIX, el municipio de Soacha se encontraba ubicado a 18 kilómetros de la capital del país. La transformación del paisaje colombiano, otrora rural y hoy urbano, es reflejada en este municipio cundinamarqués, que en el último siglo ha presenciado en su territorio el surgimiento de una pequeña ciudad. Los 18 kilómetros que separaron a Bogotá de Soacha, en algunos lugares, hoy no alcanzan los 18 centímetros. Esto es producto de los procesos de conurbación15, por los cuales la expansión territorial de Bogotá se superpone dentro del área del municipio. Conurbación que posiciona el área urbana de Soacha en los límites del área metropolitana de Bogotá. Por tal motivo, los barrios de las localidades de Bosa, Kennedy y Ciudad Bolívar, que limitan con el área urbana de Soacha, comparten con el municipio las mismas problemáticas, características poblacionales, procesos de ocupación del espacio y arquitectura. 91 Cuadro No. 1 Distribución de veredas por corregimientos en el municipio de Soacha Conformación zona rural según veredas Corregimiento 1 Romeral Alto del Cabra La Hungría San Jorge Fusunga Panamá Chácua Primavera Tinzuque Villanueva Corregimiento 2 El Charquito Alto de la Cruz San Francisco Cascajal Canoas Bosatama Fuente: Censo Experimental de Población y Vivienda Soacha. 2003. Pp.5016 Cuadro No. 2 Ubicación de las Comunas de Soacha Ubicación de cada comuna en la zona urbana CONTEXTO DE SOACHA Comuna 92 Comuna 1 Comuna 2 Comuna 3 Comuna 4 Comuna 5 Comuna 6 Ubicación Suroccidente Centro – Occidente Noroccidente Nororiente Centro – Oriente Centro – Oriente Fuente: Censo Experimental de Población y Vivienda Soacha, 2003. Pp. 5017 Según el Censo Experimental de Población y Vivienda del Departamento Administrativo Nacional de Estadística - Dane (2005), 393.059 personas habitaban en Soacha en el año 200518. De acuerdo con las proyecciones Ibíd. Departamento Nacional de Estadística - Dane. Censo Experimental de Población y Vivienda de Soacha, 2003. Obtenido el 16 de abril de 2010, de ftp://190.25.231.247/books/LD_10752_EJ_5.PDF 18 Hasta el momento (febrero de 2010) no se ha producido información oficial más actualizada, y las instituciones trabajan con los datos recogidos en el censo del 2005. 16 17 de crecimiento, para 2010 habitarían más de 450.000 personas. Una preocupación creciente es el efecto que las situaciones de desplazamiento y de migración interna han tenido en el municipio. Por su condición de puerta de entrada sur a la región metropolitana de Bogotá y la Sabana, Soacha ha sido el municipio de Cundinamarca La tasa de crecimiento promedio fue de 6.63% entre 1993 y 2003, calificada como de las mas altas del país, sin embargo, para 2005 la tasa de crecimiento poblacional intercensal, comparándola con la del censo de 1993, fue del 4,56%. De acuerdo con el análisis intercensal 1993-2005, se presenta una disminución en el número de hogares por vivienda, pasando de 1,16 a 1,07. En la misma línea se da una disminución en el tamaño de los hogares de 4,24 a 3,79 personas. La disminución en la tendencia de crecimiento poblacional son el producto de un profundo cambio en la dinámica demográfica del municipio, que permite suponer que el período de gran expansión poblacional de la transición demográfica ha terminado y se está, probablemente, frente a la disminución constante de las tasas de crecimiento, con una reducción importante en la tasa global de fecundidad y nupcialidad. (Dane, 2005). CAPÍTULO SEGUNDO que más ha crecido en los últimos 20 años. Según el censo 2005, sólo el 17,2% de los habitantes son nacidos en Soacha y el 78,8% tiene claridad que nacieron en otros lugares fuera del municipio, incluso fuera del país en un porcentaje muy bajo (0,07%); y un porcentaje importante (3,8%) no entregó la información solicitada. De acuerdo con ese censo se reportaron 19.477 personas en condición de desplazamiento; es decir, el 4,9% de la población, que cuenta con unas condiciones sociales y económicas de extrema vulnerabilidad, evidenciada por los bajos indicadores sobre seguridad alimentaria, educación, salud, vivienda y recreación, y por el bajo acceso a servicios públicos fundamentales. (Alcaldía de Soacha, 2008). 93 Cuadro No. 3 No. de hogares por vivienda 1993 1,16 2005 1,07 Fuente: Dane, censo 200519 Cuadro No. 4 No. de integrantes por hogar 1993 4.24 2005 3.79 CONTEXTO DE SOACHA Fuente: Dane, censo 200520 94 Según el plan de ordenamiento territorial 2008-2011 (Alcaldía de Soacha, 2008), la baja cobertura de los programas de impacto social mantiene rezagos respecto a la tendencia de crecimiento y a los requerimientos de la población, que al no suplirse de manera integral y oportuna, es causal del descontento y descomposición social. Para Castro y Burbano (2003), hay más de 40 barrios no legalizados, y más de 44, según el testimonio de líderes comunitarios. El incremento de familias en condición de desplazamiento forzado por el conflicto armado ha sido la principal causa del incremento poblacional en Soacha. Desafortunadamente, la precaria infraestructura urbana y la incapacidad política han evitado que este municipio pueda responder eficazmente a las demandas de vivienda. Por el contrario, los intereses de vivienda de la población del municipio van en contravía de las propuestas urbanísticas planteadas por los dueños de predios y urbanizadores, quienes ofertan mejor sus predios para la construcción de vivienda de interés social, políticas de vivienda que sólo resultan Información obtenida en www.dane.gov.co el día 10 de marzo de 2010. 20 Ibíd. 19 atractivas para las personas que compran con fines de inversión o por la relación precio-cercanía con Bogotá. (Alcaldía de Soacha, 2008). PIRAMIDE POBLACIONAL SOACHA 2005 El tamaño promedio de los hogares ha permanecido constante durante los últimos diez años: 4.1 personas conforman un hogar promedio, frente a 4.2 en 1993. Dos de estas personas son hijos. La mayoría de los hogares, (54%), los conforman entre 4 y 6 personas; mientras que más de una tercera parte (38%) está compuesta entre 1 y 3 personas. En la mayoría de los hogares el jefe es el hombre (72%) y en el 28% es una mujer. La familia tiene ambos cónyuges en un 68% de los casos. Los padres tienen en promedio 42 años y sus hijos 13. Se hace evidente que el bajo nivel educativo de los y las jefes de hogar es una de las principales causas de la falta de empleo y mejores CAPÍTULO SEGUNDO Gráfico elaborado por el equipo del componente de contexto del proyecto “Diseño de Unidad de Memoria y Derechos Humanos del Archivo de Bogotá”, basado en el Cuadro No. 5, presentado anteriormente. 95 condiciones de vida. Las estadísticas muestran que los años finalizados de escolarización de los padres es de 7.3 años, para los hombres, y de 7.5 para las mujeres. En promedio, sólo 28% de los jefes y 29% de los cónyuges concluyeron la educación secundaria; de éstos, alrededor de la tercera parte cuenta con algún año de educación postsecundaria (Dane, 2005). CONTEXTO DE SOACHA El caso de la comuna uno muestra que sólo el 33,1% de la población residente ha alcanzado el nivel de básica primaria, y el 48,1% secundaria; el 3,0% ha alcanzado el nivel profesional y el 0,2% ha realizado estudios de especialización, maestría o doctorado. La población sin ningún nivel educativo es el 6,0% (Dane, 2005). Los bajos niveles educativos de los y las jefes de hogar, tanto en la comuna uno como en el municipio en general, imposibilitan la adquisición de competencias relevantes para la integración al mercado laboral dentro de la ciudad-región. La falta de educación y, por supuesto, de acceso al trabajo se convierte en la principal causa de reproducción de la violencia estructural en el municipio. 96 En materia de participación laboral, en el 44% de los hogares participan ambos cónyuges; en otro 44% sólo el jefe y en el 4% solo el cónyuge. En el 8% no participa ninguno de los cónyuges. En 2003, 45% de los jefes de hogar había llegado al municipio durante la última década, de ellos 93% de manera voluntaria y 7% desplazados por la violencia originada en el conflicto armado. (Dane 2005). Dentro el municipio, la precaria integración al sistema económico se manifiesta en la abrumadora cantidad de empleos informales y ventas ambulantes. El centro de Soacha se presenta como un gran mercado popular, donde, en improvisados puestos, se ofertan Además, la ilegalidad y marginalidad de los barrios ha generado un problema administrativo, que se traduce en la precaria e insuficiente cobertura de los servicios públicos. Uno de cada cuatro hogares (20%) cuenta con tres servicios públicos: acueducto, alcantarillado y energía eléctrica. De cada tres hogares, uno (33.3%) dispone de acueducto; y de éstos sólo el 42% recibe agua de forma continua (Dane 2005, p:12). El tamaño de la población de Soacha producto de los flujos migratorios y de la misma dinámica interna, resulta excesivo para la disponibilidad de servicios públicos, equipamiento e infraestructura, generando dificultades en la respuesta institucional en salud, educación, vivienda y seguridad, como en las funciones de control y vigilancia a diversos procesos. Igualmente, las condiciones socio-económicas de la población requieren cada vez más la presencia del Estado para brindar condiciones mínimas de calidad de vida. Es interesante entender el crecimiento del municipio en relación con la Autopista Sur, de Bogotá. La avenida comunica a Bogotá con el sur occidente del país, por tanto con el puerto de Buenaventura y, además, con varios de los departamentos que abastecen a la capital. La importancia de la autopista también radica en que el crecimiento CAPÍTULO SEGUNDO desde alimentos hasta ropas y electrodomésticos de bajo costo. Las calles generalmente se encuentran llenas de comercio ambulante, por lo cual el tránsito de vehículos es complicado. Para la comuna uno, aparte de las ventas ambulantes, se observa el incremento de locales de diferente naturaleza en las casas. Se encuentran cuadras donde todas las casas tiene adaptado un local comercial como forma alternativa de empleo. Según el censo de 2005, un 6% de las viviendas presentan actividad económica en su interior. 97 CONTEXTO DE SOACHA demográfico de Soacha ha comenzado a darse en los dos márgenes de la vía. Como se mencionó anteriormente, Soacha es la puerta de entrada de desplazados y migrantes a la ciudad. Además, un sector creciente de habitantes de la ciudad ha invertido en la compra de vivienda allí, porque la autopista sur y los planes de integración de los sistemas de transporte garantizan que el valor del predio se incremente como consecuencia de la cercanía a la ciudad. 98 Al parecer, la importancia de la arteria vial es el único motivo por el cual el gobierno nacional y los grandes poderes económicos y políticos se interesan en Soacha. Del mismo modo, la única forma que tienen los soachunos de llamar la atención es bloqueando una de las vías más importantes de la economía nacional. Como se vio en 1995, cuando más de diez mil personas bloquearon la Autopista Sur durante dos días, paralizando el flujo vehicular, no sólo entre Bogotá y Soacha, sino entre la capital del país y una parte del centro y sur del mismo: Tolima, Huila, Caquetá, Putumayo, Quindío, Risaralda y Caldas. Lo mismo ocurrió en julio de 2009, cuando un grupo de manifestantes bloqueó la autopista para exigir la construcción de un puente peatonal21. Soacha forma parte integral de las condiciones generales de comunicación y movilidad física desarrolladas en el Distrito Capital y en su entorno regional, especialmente en lo que concierne a los niveles nacionales o regionales. En la actualidad la mayor parte del transporte entre la capital y el occidente y sur del país transita a través del municipio, y específicamente dentro de su área central urbana, produciendo un importante deterioro con consecuencias comerciales. 21 El barrio Ducales, conocido por ser el lugar de donde se reclutaban las víctimas de desaparición forzada y en el que estaba ubicada la vivienda de tres de los jóvenes víctimas de crímenes por parte de agentes del Estado, se hizo famoso en el 2008 por los cierres de la Autopista Sur reclamando la construcción de un puente peatonal, dado el alto número de víctimas de accidentes de tránsito que se presentan mensualmente. CAPÍTULO SEGUNDO El análisis del contexto permite identificar una serie de problemas que afectan el municipio, como el crecimiento no planificado de la población a causa del desplazamiento y la migración interna, el estancamiento de la economía municipal, el deterioro progresivo de la situación medioambiental, problemas de accesibilidad y conectividad con Bogotá, y una situación de pobreza y marginalidad que origina violencia. Estas problemáticas, que están dispersas en todas las comunas de Soacha, hacen que el municipio se constituya en una zona crítica integral, dada una mezcla de factores tanto de expresiones delictivas como situacionales. (Secretaría de Gobierno de Bogotá, 2009). Intentaremos analizar estos elementos desde un enfoque de economía política de la violencia, donde trataremos de demostrar cómo los fenómenos de violencias íntimas se interrelacionan con otras formas de violencia, estructural, simbólica y normalizada. 99 2. MATERIALIZACIÓN DE LA VIOLENCIA EN SOACHA En la década de 1970 Soacha comenzó a crecer a un ritmo acelerado. Dejó de ser un municipio de tradición agrícola para convertir la industria en su principal actividad económica, lo que a la postre atrajo más población a su territorio. (Pinzón, 2006). Este incremento acelerado de la población, como se describió arriba, ha propiciado un ambiente de tensión constante entre los habitantes y los gobiernos locales. No obstante, no es posible desligar el crecimiento demográfico y expansión del área urbana CAPÍTULO SEGUNDO L a segunda mitad del siglo XX evidenció el incremento demográfico de Soacha como una consecuencia directa de la violencia bipartidista y de la guerra del Estado colombiano contra el narcotráfico, la guerrilla y los paramilitares. Cada uno de estos conflictos ha obedecido a intereses particulares por el control de la tierra, los medios de producción y de la población en general. Este aparte intenta mostrar cómo las dinámicas de violencia que ha vivido el país en los últimos 50 años han transformado el paisaje de Soacha y lo han convertido en un escenario de violencias intimas, las cuales ocultan los verdaderos intereses que impulsan los flujos de violencia. 101 de Soacha de fenómenos socio-históricos nacionales que han favorecido este cambio. La marginalidad y la exclusión de los derechos, que el Estado debe proveer a sus ciudadanos, fueron las causas primordiales de los levantamientos sociales de los nuevos colonizadores de las periferias urbanas, que pugnaban por el cumplimiento de los derechos a vivienda, salud y educación. CONTEXTO DE SOACHA En 1977, milicias urbanas de los principales grupos guerrilleros22 apoyaron las movilizaciones sociales de sindicatos y organizaciones de base de barrios marginados, de vivienda y servicios públicos. Como respuesta a las manifestaciones y disturbios, surgieron los primeros grupos armados por intereses privados, que intentaron frenar la arremetida guerrillera en la ciudad de Bogotá (Pinzón, 2006. p: 17). En ocasiones, algunos de estos grupos fueron apoyados por agentes del Estado. Esto resultó en alianzas entre sectores particulares, como urbanizadores piratas e inversionistas de finca raíz para concentrar las acciones del incipiente para-militarismo en los Cerros Orientales y sectores de Ciudad Bolívar, Kennedy-Bosa y Soacha. (Duncan y Flórez, 2006:1). 102 Pese al intento de los urbanizadores piratas y legales por controlar el mercado de predios en Soacha, el acelerado incremento demográfico llevó a un proceso de colonización de terrenos baldíos. Este proceso se dio a través de invasión a lotes con la ayuda de miembros de los partidos políticos de la Unión Patriótica (UP) y el Partido Comunista, que a través de la Central Nacional Provivienda (Cenaprov) ayudaron a invadir los primeros barrios. Los nuevos habitantes, en gran número desplazados, fueron víctimas de la violencia policial para 22 Para ese momento los principales grupos con influencia en las zonas urbanas eran: las Farc (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), EPL (Ejercito Popular de Liberación) y M19 (Movimiento 19 de Abril). impedir la urbanización ilegal; en más de una ocasión la policía quemó los ranchos y detuvo a sus habitantes. En cambio, cuando inició la urbanización en la parte alta, a finales de los años ochenta, los atropellos de la policía fueron mínimos, porque miembros del grupo guerrillero M19 (Movimiento 19 de Abril) habitaban esta zona como respuesta al proceso de paz con el gobierno nacional. (Pinzón 2006. pp: 17-22). El poblamiento de Soacha tuvo, además, tres procesos paralelos a las etapas arriba mencionadas. El primero, la urbanización clandestina, definida ésta cuando el poseedor de un terreno lotea y vende los predios a bajo costo, sin servicios públicos y sin el cumplimiento de normas mínimas legales. El segundo, la urbanización “pirata” a cargo de personas que invaden terrenos como negocio, para venderlos posteriormente mediante un documento denominado “promesa de venta” (no válido legalmente). Y finalmente, la llamada invasión, que no tiene intermediarios y que ocurre cuando las personas que buscan un techo invaden un terreno y construyen allí su vivienda (Uribe y Vásquez, 1995: 87). Entre los que invadieron y los encargados de la urbanización “pirata”, los “terreros”, como se les conoce popularmente, surgieron algunos conflictos, ya que ambos representaron intereses distintos por la vivienda. CAPÍTULO SEGUNDO Así, entrada la década de 1990, el proceso de urbanización tuvo dos etapas: primero, la ocupación que se generó luego de los pactos de paz con el movimiento guerrillero M-19; y segundo, el desplazamiento forzado y migraciones campo-ciudad (Pérez, 2004: 47). Hoy sigue creciendo la periferia por el bajo costo de vida, por la migración campo-ciudad y por el desplazamiento forzado. (Pinzón 2006. pp: 19-22). 103 Los intereses de los “terreros” fue la ganancia por la venta de lotes, y los intereses de los “piratas”, adueñarse de los terrenos sin pagarle a nadie. Es decir, la incursión del gran número de invasores se convirtió en un peligro potencial para la venta de los lotes por parte de los urbanizadores “pirata”, ya que los invasores competían por la posesión de los terrenos. En el caso del urbanizador “pirata” Pedro Chacón, a través de personas armadas, “los chepitos”, como se les apodó por andar siempre con un maletín, intimidaba a la comunidad para que no continuara con la invasión. CONTEXTO DE SOACHA Así, la población, con el objetivo de evadir la llegada sorpresiva de la policía, evitar el enfrentamiento con los urbanizadores piratas e impedir posibles robos que se venían presentando, creó comités de defensa: “la vigilancia”, como se conocía. Esta consistía en que dos hombres y una mujer, en las horas de la noche, y por turnos de dos horas, recorrían siete puntos de observación, y ante cualquier eventualidad, tocaba el riel (barra pequeña de metal) para que todos se hicieran presentes. (Pinzón 2006, pp:12). 104 “La vigilancia” se extendió por más de un año, hasta finales de 1989, y cesó, en parte, por el cansancio de los miembros de la comunidad. Por otra parte, el alcalde de Soacha de esa época, Fernando Ramírez, ordenó acabar las incursiones de la policía, ante la presión que los medios de comunicación ejercían a través de artículos de prensa y reportajes televisados, que evidenciaban la brutalidad de la represión. Se hicieron presentes los noticieros televisivos “Criptón” y “Noticiero Nacional”, e incluso radioemisoras, como “Radio Santa Fe”. El periódico “Voz”, del Partido Comunista, y la revista “Solidaridad”, de grupos cristianos, publicaron artículos respectivamente el 9 de marzo de 1989 y en abril del mismo año. (Henao, op. cit.: 33). CAPÍTULO SEGUNDO Así, el proceso de urbanización no fue el mismo para todos los barrios: unos invadieron, otros compraron y otros más fueron reubicados por el gobierno ante los fuertes inviernos. Por ejemplo, el sector de Loma Linda se creó cuando un invierno, hace 15 años, arrasó el barrio La Capilla, según el testimonio de sus actuales habitantes. 105 3. DE LA VIOLENCIA ESTRUCTURAL A LA VIOLENCIA DIRECTA S Aunque la incursión violenta de la policía finalizó, luego de los conflictos entre urbanizadores e invasores, las luchas de la comunidad contra aquellos que a través de grupos armados querían controlar el acceso y la venta de los terrenos se incrementó, generando un conflicto con los grupos guerrilleros que anteriormente los habían apoyado. Los urbanizadores “pirata” se aliaron con algunos ex guerrilleros del Movimiento Revolucionario 19 de Abril -M19 o con pandillas reconocidas del lugar, y encontraron el respaldo militar para intimidar a la población: “El que estaba frente del M19 era Jonny, andaba armado hasta los dientes y orientaba a su gente a hacer el encerramiento [de los lotes], esto llevó al enfrentamiento entre la gente reinsertada del M y la comunidad, allí en la 2ª etapa hubo 1 muerto y más de 30 heridos, sin embargo, la gente resistió y es así como se consolidó el 2º y 3º sector del barrio Villa Mercedes”. (Restrepo, et al, op. cit.: 51). CAPÍTULO SEGUNDO i bien el conflicto por vivienda se mantuvo hasta la década de 1990, es en los últimos diez años que Soacha se transformó de escenario de luchas sociales a campo de batalla entre los diferentes actores armados de la guerra en Colombia. El posicionamiento de grupos guerrilleros en la zona y la posterior entrada de los paramilitares tienen que ser observada con detalle si se pretende entender el contexto de violencia que se presenta en ese municipio. 107 CONTEXTO DE SOACHA Aquí no hubo alianza entre los antiguos urbanizadores “pirata” y el M19, pero algunos ex guerrilleros se volvieron “terreros” directamente. Luego, Álvaro Arroyo, otro ex guerrillero del M19, se hizo cargo del grupo armado al mando de Jonny, quien reclamó como suyos los terrenos de Cazucá a través de la Fundación Carlos Urán. En acciones coordinadas con la Base Militar 10, Jonny reclutaba muchachos del sector para hacerlos paramilitares. En marzo de 1996, un grupo de encapuchados bajaron quemando casetas. El 24 de agosto del mismo año, al mando de Orlando Forero, Walter, Javier Ramírez, los Joacos y otros, todos hombres de Álvaro Arroyo, destruyeron casas, saquearon tiendas, cometieron varios asesinatos y dejaron numerosos heridos. (Restrepo, et al. Op. cit.: 54). También, Álvaro Arroyo sostuvo alianza con la banda Los Aguapanelos, que controlaron la urbanización del sector que precisamente lleva el nombre El Arroyo. 108 De este modo, para finales de la década de 1980 e inicios de la de 1990 comenzarían a generarse instituciones paraestatales, entendidas éstas como: “una organización distinta al Estado, que hace uso de la fuerza so pretexto de servirle a él o a los intereses de la sociedad, ante la incapacidad de aquel para controlar el crecimiento del conflicto”. (Medina y Téllez, 1996). Así, a mediados de la década del 90 surgen grupos paramilitares que dicen tener fines contrainsurgentes de defensa y vigilancia contra bandas y pandillas del lugar. Comienzan a aparecer panfletos, como lo denunciaron las ONG Justicia y Paz, Sembrar y DNI a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en el año 1996: Durante la década de 1990, la búsqueda del control militar de barrios y comunas enteras convirtió a Soacha en un campo de guerra urbana. Las milicias guerrilleras utilizaban la vulnerabilidad de la población como excusa para el reclutamiento de jóvenes. Por su parte, las células paramilitares promovían la limpieza social, armaban y financiaban pandillas, y extorsionaban a los comerciantes, a quienes supuestamente prestaban seguridad. Las promesas de estabilidad económica para los jóvenes que se integraban a los grupos armados eran rápidamente frustradas, pues después del primer pago nunca volvían a recibir dinero, pero la deserción o la traición al grupo armado era una condena de muerte. Los combates entre los grupos armados se hicieron constantes y algunos habitantes de Soacha recuerdan el uso de arsenal pesado dentro de los conflictos urbanos. Es, sin embargo, la ruptura de las negociaciones entre el gobierno del presidente Andrés Pastrana Arango y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas Ejército del Pueblo -Farc-EP, en 2002, el momento en que las Farc y las Autodefensas Unidas de Colombia se concentran en alcanzar el control político-militar de Bogotá CAPÍTULO SEGUNDO “GMC, Edicto No 1. Debido a la gran ola de inseguridad, de caos e irreverencia que azota nuestra comunidad, se ha organizado un grupo que velará por la seguridad de las zonas aledañas, que actuará para el beneficio de la gente. Su modo operativo: trabajará para eliminar ciertos brotes subversivos que se vienen presentando en la zona. Se tomarán acciones fuertes de carácter militar para neutralizar ciertos grupos que afectan el normal desarrollo de la comunidad que han creado inseguridad y miedo en nuestras gentes. Att. GMC. Nota: Joven cumple tu deber como ciudadano y compórtate. No te reúnas a altas horas de la noche. Te lamentaras”. (Restrepo, et al 1998, p.: 54). 109 CONTEXTO DE SOACHA y sus municipios circunvecinos. Las Farc se enfocaron en una ofensiva en departamentos circundantes a la zona de distensión, como Cundinamarca. Las autodefensas respondieron, desde agosto de 2002, con el ataque a las redes de la insurgencia a través de actos de violencia que se manifestaron en el incremento de los homicidios en algunos municipios. Estas arremetidas guerrilleras y paramilitares se enfrentaron a la operación Libertad 1, con la que el Ejército Nacional buscó recobrar el control de muchos municipios cercanos a Bogotá, logrando recortar el apoyo a las redes de milicianos de las Farc. (Pinzón, 2006, p: 26-28). 110 De acuerdo con Pinzón (2006), la estrategia militar de ambos grupos obedeció a dos intereses primordiales. El primero, controlar las actividades lucrativas, tanto legales como ilegales y aquellas que siendo legales implicaron algún grado de transacción ilegal tolerado por las autoridades, como las zonas de tolerancia, los San Andresitos, los mercados de abastos y las ventas ambulantes. El segundo interés estaría en controlar comunidades marginadas, porque constituyen corredores estratégicos para la guerra. Son fuente de votos, puntos de refugio y cooptación de jóvenes para sus filas. Especialmente en sectores como Soacha, Ciudad Bolívar y barrios populares donde, según ellos, existen grupos de apoyo y milicias del enemigo. (pp: 19-20). Por otra parte, un punto importante de la nueva estrategia urbana, tanto de la guerrilla como de los paramilitares, es la subordinación de la delincuencia organizada. En este sentido su estrategia va más allá de generar simple terror en la población y combatir la subversión. El control de las bandas de crimen organizado dentro de los barrios marginales le garantizan a los grupos armados el sometimiento total de la zona y el reclutamiento de todos aquellos jóvenes que se están formando dentro de los contextos de violencia. El alto costo de la pobreza en Colombia ha llevado a que los jóvenes tengan que integrarse a los sistemas de producción ilegal violentos, como estrategia para garantizar su existencia. En estos contextos, donde las drogas y el alcohol son comunes, los jóvenes encuentran el escape a las problemáticas de la cotidianidad, además de la seguridad que el grupo les garantiza. La búsqueda de oportunidades se convierte en el otro gran determinante para la selección de Soacha como lugar para el reclutamiento de personas. “En la ’Fonda Paisa’, que queda en un sitio conocido como ’La Y’, a la entrada de Soacha, los reclutadores fueron Pedro Antonio Gámez y Ender Obeso. Su estrategia era la misma: ofrecer trago y a veces droga para atraer inicialmente a los muchachos y luego ofrecerles ’vueltas’, no siempre legales, de hasta 10 millones de pesos. (…) No eran, para nada, nuevos en ese sector. Carretero, que venía de Aguachica (Cesar), vivió varios años en Soacha y allí era reconocido entre los ’vuelteros’. Ese término, en el bajo mundo, describe a alguien que se dedica a robos o delitos más graves por plata”. (CIJP 2009). CAPÍTULO SEGUNDO La falta de oportunidades educativas y laborales para los jóvenes, sumada a la violencia producto de la colonización armada de Soacha (guerrilleros, paramilitares) obligó a un buen número de muchachos a integrarse a las bandas y pandillas, como forma de protección personal, familiar y grupal. Este antecedente de colonización armada está relacionado con la selección de la localización del lugar para la selección de “falsos positivos”. Su pasado guerrillero y la presencia de jóvenes dispuestos a hacer cualquier cosa por obtener el sustento personal y el de sus familias, convertían a Soacha en un lugar ideal para el reclutamiento de jóvenes, que a la postre serían asesinados y presentados como bajas en combate de las fuerzas militares. 111 CONTEXTO DE SOACHA De esta manera, la pobreza y la marginalidad, agravada por la insuficiente presencia del Estado, reflejada en la precaria cobertura de los servicios públicos por parte del Estado, permite entender la violencia y la criminalidad. Al juntarse condiciones históricas, sociales y económicas, la población de Soacha ha estado expuesta al surgimiento de la delincuencia y a la formación de grupos armados al margen de la ley. (Pinzón 2006, p: 15). De acuerdo con Pinzón, entendemos que los procesos de violencia estructural que han afectado a la población de Soacha, son la causa primaria de los fenómenos de violencia endémica que se presentan en el municipio. El mayor problema es que estas violencias se invisibilizan por medio de discursos que convierten a la víctima en victimario y, con mayor gravedad, se busca que la víctima se auto incrimine por las acciones beligerantes cometidas contra ella. Esto es convertir la violencia de Estado en violencia simbólica. 112 “Los soldados perseguidos por las bajas de aquellos delincuentes que después de atormentar a sus vecinos de Soacha se fueron a buscar mejores aires con las bandas armadas del narcotráfico, en el Catatumbo, tienen derechos”. (Fernando Londoño Hoyos, columna de opinión, periódico El Tiempo, 14/01/2010). En Soacha existen transgresiones a la ley colombiana no sólo por parte de sujetos particulares, pandillas, bandas, grupos de delincuencia común. Este tipo de manifestación violenta es producto de la inversión en violencia simbólica y normalizada de los actores que ostentan el poder económico y político en el país. La colonización de espacios baldíos, seguida de desplazamientos forzados, a su vez seguidas de nuevas colonizaciones en las que la pobreza extrema es lo cotidiano, son fenómenos de violencia estructural. Sin embargo, sólo nos es permitido ver la punta del iceberg, la violencia directa cometida por los pandilleros, por las bandas de delincuencia común o pequeños delincuentes. Violencias íntimas con las que actores de violencia estructural intentan justificar acciones, como la desaparición forzada por parte de agentes del Estado. ¿Por qué la sociedad civil colombiana no arremetió contra el gobierno de turno por haber permitido crímenes tan aberrantes?, ¿cómo se creó indiferencia para que la gente no se escandalizara por crímenes cometidos por aquellos que deben garantizar el orden social del país? Es evidente que los meses posteriores al descubrimiento de los cadáveres estuvieron marcados por el despliegue mediático que se le dio al caso. En la prensa de mayor incidencia nacional, el número de noticias llegó a un tope en los últimos días de octubre de 2008, cuando, previo a la llegada al país de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Navanethem Pillay, el gobierno CAPÍTULO SEGUNDO La aparición de los cuerpos de los jóvenes en el departamento de Norte de Santander, ubicado a más de 16 horas de viaje desde la ciudad de Bogotá, permite entender que la planeación del crimen tuvo móviles más profundos que una simple confusión. Resulta cuestionable que la sociedad civil no se haya volcado a respaldar a las víctimas, más cuando estos casos no fueron los únicos reportados durante el 2008, a lo largo y ancho del territorio nacional. Según el informe especial del periódico El Tiempo, del 15 de septiembre de 2008, se habrían reportado más de 100 desaparecidos en nueve regiones del país. El fenómeno generalmente estuvo marcado por la movilidad interdepartamental de jóvenes de escasos recursos, quienes aparecieron muertos y reportados como bajas en combate. 113 CONTEXTO DE SOACHA nacional adoptó unas medidas para prevenir que nuevos casos se presentaran. La reacción del gobierno, que tarda un mes en darse y que fue precedida por declaraciones del presidente de la República en las que manifestó cosas como: “Esos muchachos no fueron a recoger café”23, se enfoca no obstante en mostrar a la opinión pública que no permitirá más este tipo de casos. Sin embargo, ese gobierno no muestra a la opinión pública las razones estructurales por las que se presentaron estos crímenes por parte de las fuerzas armadas, ni el porqué jóvenes con familias víctimas de anteriores procesos de violencia, que no tuvieron acceso a educación, desempleados que ofrecen su mano de obra para garantizar el sustento de sus familias, terminan asesinados a miles de kilómetros de su lugar de residencia. Estas acciones de violencia normalizadas, en las que se produce indiferencia ante las brutalidades institucionalizadas (Burgois, 2009. 31), permiten la reproducción de la violencia, al hacer imperceptible la irresponsabilidad del Estado con estos sectores vulnerables de la población, y al distraer la opinión pública para que no reclame al gobierno por tales brutalidades. 114 Un mes después, el escándalo de las pirámides había borrado de la memoria nacional el recuerdo de unos muchachos que fueron sacados de sus hogares con falsas promesas de trabajo, para ser cruelmente asesinados, y con esto justificar el pago de recompensas y la entrega de medallas a un sector de las Fuerzas Armadas de Colombia. Asesinatos que a la postre justifican más acciones de violencia, más inversión en armamento y el reclutamiento de jóvenes para que luchen en el bando del Estado. Esto termina por convertir el conflicto armado en batallas entre jóvenes pobres, reclutados por 23 Periódico El Tiempo, Octubre 10 de 2008. Fiscal Contradice al Gobierno en Caso de Soacha. la guerrilla y/o los paramilitares, contra jóvenes pobres reclutados por el ejército y la policía. Lucha inútil de la cual sólo se beneficia un estrecho sector de la población, que generalmente ostenta el poder económico, político y/o militar en las regiones, como muestra el otro lado de la moneda, la de los militares de Norte de Santander. CAPÍTULO SEGUNDO 3.1 CONTEXTO HISTÓRICO DE VIOLENCIA EN EL CATATUMBO 115 El Catatumbo colombiano está conformado por varios municipios del departamento de Norte de Santander, los cuales, a su vez, figuran en la conformación de tres subregiones, de la siguiente manera: 1. En la zona plana, el municipio de Tibú; 2. La zona intermedia, los municipios de El Tarra, Sardinata y el Zulia; 3. Finalmente, en la zona de cordillera, los municipios de El Carmen, Convención, Teorama, San Calixto, Hacarí, La Playa y Ocaña. (Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH. 2006. pp. 9 - 11). CONTEXTO DE SOACHA La región del Catatumbo cuenta con una amplia variedad en su topografía, clima y suelos, situación que privilegia sus potencialidades productivas y su diversidad biológica, contando con abundantes recursos de flora y fauna, principalmente en la zona donde se conserva la selva andina y la selva húmeda tropical. Así mismo, el Catatumbo posee una gran riqueza hídrica representada en los ríos Zulia, Pamplonita y Catatumbo. Este último, de gran importancia por su carácter binacional, ya que desemboca en territorio venezolano, en el Lago de Maracaibo. Su cuenca, constituye una ecorregión estratégica para las dos naciones y, además, una fuente para la explotación de recursos naturales. Es un corredor determinante para la comunicación con los pueblos indígenas que habitan la región, y así mismo para el transporte de alimentos y otros enseres a la población campesina y también a los grupos al margen de la ley que hacen presencia en la región. 116 La población del Catatumbo, así como su riqueza natural, es diversa. Encontramos, además de los nortesantandereanos asentados en las cabeceras municipales, y ciudades principales, como Tibú, Ocaña, Ábrego y Convención, población rural que representa el 23,18% del departamento y población indígena que es aproximadamente el 0.60 %24. Dado su carácter de frontera agrícola, el Catatumbo se ha constituido en un territorio de colonización, así que muchos de sus pobladores actuales son las nuevas generaciones de los colonos que, atraídos por las bonanzas extractivas, llegaron a la región en la primera mitad del siglo XX. Esta pluralidad hace del 24 Datos Dane. Censo 2005 Catatumbo un escenario intercultural, situación que a lo largo de la historia regional ha significado una dinámica de exclusiones y conflictos, representados en el uso y la tenencia de la tierra y el aprovechamiento de los recursos naturales. Las primeras concesiones petroleras en Colombia fueron realizadas por el general Rafael Reyes, quién gracias a la Ley 6 de 1905, la cuál le dio facultades para otorgar privilegios en la explotación de recursos y desarrollo de obras en el país, celebró contratos de concesión con dos de sus allegados: Roberto de Mares y el general Virgilio Barco. Este último, recibió un contrato de concesión para explotar fuentes de petróleo en los terrenos baldíos de lo que era en esa época el departamento de Santander, hoy el Catatumbo, por el término de cincuenta años. (Vega, 1995). Luego de muchos ires y venires, la concesión quedó en manos de empresas petroleras norteamericanas, que realizaron una explotación sistemática del recurso, causando innumerables daños al ecosistema y, principalmente, a los pobladores ancestrales del Catatumbo, los indígenas Motilón Bari. Justamente, el auge de la economía petrolera significó un proceso acelerado de colonización y transformación del territorio, que a la postre, y como sucede en todos los casos de bonanza extractiva, resultó en poblaciones desposeídas y pobres, que nunca se beneficiaron de las regalías y ganancias del negocio. CAPÍTULO SEGUNDO El Catatumbo ha tenido una actividad agrícola importante, con cultivos como la cebolla, el fríjol, el café y el cacao; no obstante, la explotación petrolera ha sido la actividad económica que más ha marcado la vida social y política de la región, constituyéndose, hasta hace algunas décadas, en uno de los enclaves extractivos del país. 117 CONTEXTO DE SOACHA “Por lo visto, fueron pocos o nulos los recursos provenientes de las regalías petroleras que se invirtieron en la zona del Catatumbo para el beneficio del conjunto de la población. La mayoría de estos ingresos, por sí mínimos, fueron apropiados por los políticos de la élite, vinculados a la ciudad de Cúcuta [….] contrario a lo que apresuradamente sostuvieron los políticos y hombres de empresa desde el comienzo de la concesión Barco, el petróleo no produjo los ríos de miel y prosperidad que se vaticinaban, por lo menos para el grueso de la población”. (Vega,1995). 118 Los beneficios de la economía petrolera fueron ajenos a la población indígena y campesina del Catatumbo. Los Motilón Bari, por su parte, luego de un proceso de confrontación en defensa de su territorio durante los primeros años de la década de 1950, que aniquiló buena parte su población, se confinaron en la selva, gracias la entrada de misioneros católicos y protestantes, que fueron cruciales en lo que han llamado su pacificación, pero que en realidad fue un agresivo proceso de control y aculturación. La población campesina, en cambio, continuó ocupándose de las labores agrícolas, pero su condición de extrema pobreza y el abandono estatal fueron el germen de la incursión de las economías ilícitas y de la agudización del conflicto armado que posteriormente, en los primeros años del siglo XXI, convirtió al Catatumbo en un fortín del paramilitarismo y en una zona de confrontación estratégica. Principalmente, los campesinos caficultores de la región, que durante la segunda mitad de la década de los noventa sufrieron las afectaciones de la plaga de la broca, fueron quienes empezaron con los cultivos de coca. (Loingsigh, 2007). Dadas las insuficientes medidas con las que el Estado apoyó a los pequeños productores de café, en procura del fortalecimiento del modelo neoliberal que salvó a los grandes empresarios, los campesinos de esta región y de otros lugares del país, se vieron avocados a la siembra. El auge del narcotráfico y de los cultivos ilícitos durante los años noventa ha sido reconocido como una de las muchas causas estructurales de los procesos de violencia ocurridos en el país; no obstante, para el Catatumbo es evidente que su importancia como corredor estratégico entre Venezuela y Colombia, y su amplia riqueza en recursos naturales, como el petróleo y el carbón, son en realidad la fuente de disputa. Como veremos más adelante, luego de la consolidación de los grupos armados ilegales en la región y de las violaciones sistemáticas a los D.D.H.H. de la población catatumbera, la disputa por el control y la explotación de los recursos es el telón de fondo de los conflictos actuales. De acuerdo con el Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, la región del Catatumbo ha estado influenciada por el accionar de grupos armados desde la década de 1970. En un principio, el Ejército de Liberación Nacional ELN, fue la guerrilla que dominó la zona, aprovechando la condición de frontera y su riqueza petrolera. Su consolidación se produjo a raíz del respaldo que ofrecían simpatizantes propios y migrantes, que en su mayoría se encontraban inscritos o en búsqueda de labores alrededor de la economía de explotación del petróleo. CAPÍTULO SEGUNDO 3.2 PRESENCIA DE GRUPOS ARMADOS ILEGALES 119 Posteriormente, durante los años ochenta, la economía, que anteriormente giraba en torno al petróleo, abre lugar a la producción de cultivos ilícitos, adquiriendo dinámica sólo hasta mediados de la década de los años noventa. En este momento las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Farc-EP y el Ejercito Popular de Liberación EPL, entran a disputar el dominio de esta nueva economía, cobrando gran importancia y convirtiéndose en el grupo armado dominante para la época. CONTEXTO DE SOACHA Ya para finalizar, hacia 1999, los grupos de autodefensa hacen su incursión en la zona en razón a su interés por el manejo del negocio de la coca. La disputa en ese momento se desenvuelve en las zonas intermedias y de cordillera, cuando el alcaloide está en su auge. 120 Los grupos de autodefensa que entraron a la región para lograr su dominio, correspondían a las Autodefensas del Sur del Cesar – Adsc; el bloque Catatumbo – BC; algunas comisiones del Bloque Norte – BN; y el Bloque Central Bolívar. Durante 1999 y 2000, las Adsc, que desde 1980 incursionaban en la zona del Catatumbo con el objetivo de dominar el corredor Tibú – Puerto Santander – Cúcuta y asegurar la franja que comunica a Urabá, Córdoba y Arauca, se une con el BN, dando lugar a las Autodefensas Unidas de Colombia - AUC como tal, y a cuyo mando se encontraba Salvatore Mancuso. De esta manera, el nuevo grupo dominante a partir de 1999 fueron las AUC. La expansión de los grupos armados en la región ha estado estrechamente ligada a la producción de cultivos ilícitos de coca, a la presencia de corredores estratégicos para la economía del narcotráfico y la situación fronteriza con Venezuela. Los principales corredores de la región corresponden a la vía Tibú–Puerto Santander–Cúcuta, que se encuentra muy cerca de la frontera con Venezuela; a la troncal de la costa Caribe y al río Magdalena. A partir del año 2004, el gobierno del presidente Álvaro Uribe implementa la política de seguridad democrática, con lo cual se da un aumento en la confrontación armada, las acciones de las fuerzas armadas superan las de los grupos armados ilegales. Para el año 2005 se lleva a cabo el proceso de desmovilización de los grupos de autodefensa que operan en la zona del Catatumbo, en el marco de la Ley 975 de Justicia y Paz. A raíz de la desmovilización, los grupos guerrilleros, que históricamente han hecho presencia en la región, se han dado a la tarea de recuperar el espacio perdido en la confrontación con las AUC. Los ataques de las Farc, desde entonces, han sido recurrentes. El panorama que se dibuja posteriormente a la desmovilización en el Catatumbo, muestra una nueva postura del Estado, se fortalece ampliamente la fuerza pública de la región y el desenvolvimiento de operaciones militares, y se da lugar a la inversión social con proyectos productivos en el marco del Plan Colombia, como el Programa Guardabosques. “En el momento de la desmovilización las fuerzas militares contaban con la Fuerza de Tarea San Jorge, creada en el segundo semestre del 2004 y que reúne tropas de caballería, infantería e ingenieros, así como batallones de contraguerrilla, para un total de 1.500 hombres, que respondían directamente al comandante de la V Brigada del Ejército en Bucaramanga. Adicionalmente operaban en esta zona el Batallón del Plan Energético y Vial No. 10 con sede en Convención, el Batallón de Contraguerrillas No. 6 con sede CAPÍTULO SEGUNDO Es importante, entonces, analizar en este contexto el impacto de la desmovilización, en el sentido de los “vacios de seguridad” que dejaron los grupos de autodefensa, que en ese momento entraron a disputar nuevamente las guerrillas con el Ejército Nacional. 121 CONTEXTO DE SOACHA en Tibú, así como Unidades de Infantería de Marina en Teorema y Hacarí. Posteriormente a la desmovilización, la Segunda División fortaleció su pie de fuerza en 3.000 hombres, con lo que se llegó a 15.000 en esta unidad operativa, que se orientaron a cubrir principalmente los requerimientos de Arauca y Norte de Santander. Con lo anterior, se pretendía aumentar el poder de combate contra la guerrilla, previendo la reacción que esta podría adoptar en las nuevas circunstancias. Más adelante, a finales del 2005, se puso en funcionamiento la Brigada 30, y a principios de enero de 2006, la Brigada Móvil No. 15”. (Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, 2006 pp. 42 - 43). 122 Por otro lado, para el año 2005 se registra la aparición de nuevas estructuras entre las cuales figuran las Águilas Negras. “El perfil de las Águilas Negras es incipiente en su componente anti subversivo” y sus pretensiones han sido definidas por el intento de influir en el poder local; “… es sintomática la presencia de las Águilas en Ocaña y en el Cesar, donde las desmovilizaciones de otras estructuras hacen necesario preservar los eslabones del narcotráfico y particularmente los corredores de movilidad”. (Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, 2006 pp. 55). La ubicación de la región del Catatumbo es de especial importancia, particularmente por la zona de frontera. De acuerdo con el Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, la confrontación ha venido sobrepasando las fronteras, de tal manera que la guerrilla tiene sus retaguardias ahí. En igual sentido, los registros indican que en el Estado de Táchira – Venezuela hubo presencia guerrillera y de autodefensas. Así las cosas, la geografía de la confrontación en esta región está delimitada por dos elementos: posicionamiento estratégico militar, como resultado del control de una vasta región selvática con comunicación fronteriza; y el potencial económico basado en economías ilícitas y jugosos dividendos para el grupo que las explote.(Defensoría del Pueblo, 2006. Pp. 14). 3.3 DEL TERROR AL CONTROL DE LOS RECURSOS ¨… la incursión paramilitar que ha marcado la historia de la violencia en la región con más de 100.000 desplazados, más de 10.000 muertos y más de 600 desaparecidos… ha permitido a las transnacionales un control territorial en la región y ha generado el desplazamiento de las comunidades que allí habitan, facilitado sus actividades de exploración y explotación de los recursos naturales25”. La ya conocida combinación de seguridad democrática, traducida en control militar y recuperación social de territorio, y la agenda de competitividad que abarca grandes proyectos agroindustriales y de infraestructura para varias regiones del país, son la expresión de la estrategia que subyace a los procesos de agudización del conflicto sucedidos durante los primeros años del siglo XXI en el país. 25 Comunicado Asociación Campesina del Catatumbo.- ASCAMCAT. Agosto 2010. CAPÍTULO SEGUNDO Las múltiples violaciones de Derechos Humanos cometidas en contra de la población civil de la región del Catatumbo, según las mismas denuncias de los campesinos e indígenas, guardan una especial y casi unívoca relación con los planes que los gobiernos regionales y nacionales tienen para la explotación y apropiación de los recursos naturales que aún se conservan. 123 De hecho, la vinculación entre el poder paramilitar y las transnacionales no es un secreto ni una casualidad. Para lograr el reordenamiento territorial y una especie de despeje poblacional, la violencia política ha sido vital; por un lado, suprime todo intento de autonomía y siembra el terror, y por otro, prepara el territorio para la agresiva intervención del capital privado. Las coincidencias que surgen al comparar las cartografías del conflicto armado en el país, sobre todo de la presencia paramilitar, con los enclaves geoestratégicos para la inversión extranjera, develan un proyecto de mayor envergadura. Luego de la inminente y arrasadora presencia paramilitar, y, por supuesto, la continuación de las acciones guerrilleras y de las mal llamadas bandas emergentes, el Catatumbo ha sido una de estas regiones donde se han puesto en marcha diferentes proyectos de extracción de recursos que afectan directamente a las poblaciones indígenas y campesinas. En el año 2002, por ejemplo, se presenta una nueva incursión de las empresas petroleras al territorio ancestral del pueblo Motilón Bari, la cual significa una violación a sus derechos territoriales y de consulta previa. Luego de años de movilización social y argumentación jurídica se logra detener la exploración y actualmente se encuentran en negociaciones, dando cumplimento a una sentencia de la Corte Constitucional, que se pronunció al respecto. Así mismo, la población campesina ha denunciado la amenaza minera representada en la explotación de carbón a cielo abierto; según Ascamcat y Cisac26, la explotación de carbón representa uno de los mayores intereses en el Catatumbo, ya que se pretende en la zona realizar actividades de exploración y explotación del mineral a cielo abierto, pues las reservas son superiores a las del Cerrejón, en la Guajira. Anudado a estas pretensiones, la construcción 26 Comité de Integración Social del Catatumbo de la vía Tibú, conocida como la Troncal del Carbón pretende que el departamento tenga una salida directa al mar, para la movilización de los productos mineros y agrícolas. Como vemos, la relación entre los procesos de violencia y las actuales políticas económicas de los gobiernos de turno son cruciales, especialmente en una región que desde su conformación ha estado determinada por la relación entre la naturaleza y sus recursos, y los habitantes que luchan por su conservación y su usufructo. Esta relación histórica devela un escenario de lucha, en donde expresiones de dominación se han normalizado y la violencia aparece como parte esencial en la creación de nuevas territorialidades. En medio del conflicto armado y el accionar de los grupos ilegales en confrontación, los Derechos Humanos y el DIH son flagrantemente vulnerados mediante masacres, homicidios selectivos y de configuración múltiple, enfrentamientos armados con interposición de población civil, bloqueos a bienes para la supervivencia, ataques indiscriminados sobre poblaciones, ataques a bienes civiles, instalación de campos minados, restricción a la movilización, secuestros, amenazas, reclutamiento forzado, ataques indiscriminados, amedrentamiento, asesinatos extra judiciales, desapariciones y desplazamiento forzado, especialmente de zonas de interés económico y sitios designados para macro proyectos. (Defensoría del Pueblo. 2006, pp. 26). La masacre de La Gabarra, el 29 de mayo de 1999, inició el recrudecimiento de la guerra; el 17 de julio CAPÍTULO SEGUNDO 3.4 LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS Y LAS FUERZAS ARMADAS 125 CONTEXTO DE SOACHA de 1999 se presenta una masacre por segunda vez en el mismo lugar, “según las investigaciones de la Procuraduría y la Fiscalía, las acciones fueron cometidas por grupos de autodefensa con complacencia de las autoridades militares y de policía que operaban en la región”. (Defensoría del Pueblo. 2006, pp. 27). 126 La población civil ha quedado inmersa en la pugna por el dominio del territorio y con ello del negocio de la coca. Un ejemplo claro de la degradación de los Derechos Humanos en el conflicto armado ocurrió, por ejemplo, en el año 2001, cuando las acciones de los grupos armados dejaron un centenar de muertos y desaparecidos. Este hecho generó un desplazamiento masivo, quedando la región sin mano de obra para realizar las labores de cosecha de coca. Las autodefensas diseñaron entonces un plan para no permitir la salida de la población de la región, a fin de que se llevaran a cabo dichas labores por la fuerza. De la misma manera como se reconoce por la Agencia Presidencial para la Acción Social y la Cooperación Internacional en el 2002, en el Diagnóstico de Desplazamiento en Norte de Santander del mismo año, la Defensoría del Pueblo resalta este accionar como “una nueva y degradante forma de esclavitud”. Como éste, son muchos los hechos de violencia que la población ha tenido que asumir. Según el informe preliminar de la Comisión de Verificación de la Situación de Derechos Humanos en el Catatumbo, organizada por la Asociación de Campesinos del Catatumbo - Ascamcat y realizado durante los días 9 a 12 de agosto de 2007, se registraron múltiples denuncias en contra de los grupos armados, sin embargo se resaltan todas las denuncias que se hacen en contra del Ejército Nacional, que van desde retenes en los que se cometen abusos hasta denuncias por asesinatos a campesinos que son presentados como guerrilleros muertos en combate. De especial importancia los señalamientos a la Brigada Móvil No.15, implicada en el año 2008 en la desaparición y ejecución extrajudicial de 11 jóvenes del municipio de Soacha – Cundinamarca. Como ejemplos se citan algunas de las denuncias: “Denunciaron el asesinato de Jhon Jairo Contreras, campesino joven de 25 años, era casado y tenía tres hijos, en la vereda La Jabonera del municipio de Teorama a manos de la Brigada No. 15 del Ejercito Nacional, que para todos en la región era trabajador honesto, agricultor, nunca porto arma ni uniforme, no tenía relación con ninguno de los grupos armados”. (pp. 13). “Denunciaron el asesinato de un agricultor, Mario Reyes, el día 25 de mayo de 2007, presuntamente responsables, la Brigada No.15” (pp. 13). “El 6 de julio de 2007, el Ejercito Nacional (Brigada Móvil No. 15) a 5 minutos del corregimiento de Honduras, retuvieron un campesino, lo llevaron al monte y lo golpearon desde las 9 de la mañana hasta las 12 del día”. (pp. 14). CAPÍTULO SEGUNDO “El Ejército Nacional a través de la Brigada Móvil No.15, también retiene menores de edad con varios propósitos; uno para sacarles información, para chantajearlos y amenazarlos, que si no cuentan lo que saben se van a llevar a sus padres detenidos, o van a allanarles la casa, o también los amenazan con reclutarlos forzosamente para el servicio militar”. (pp. 12). 127 “En la vereda Bella Unión, límites con Nueva Colombia, el Ejército Nacional, Brigada Móvil No.15 retuvo un campesino por dos días, le vendaron los ojos, lo golpearon y con unos alicates (pinzas) dijeron que le iban a arrancar las uñas y a capar si no daba información, durante dos días lo torturaron y dejaron aguantando hambre”. (pp.15). CONTEXTO DE SOACHA Como se da cuenta a través del texto, la región del Catatumbo ha estado fuertemente influenciada por el accionar de los grupos armados. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha visibilizado la problemática que acarrea consigo el abuso del poder en las filas del Ejército Nacional. Es muy importante desde esta perspectiva histórica, entonces, entender y conocer también el contexto en donde se llevaron a cabo las ejecuciones extrajudiciales del caso de interés para el proyecto. 128 Identificar claramente elementos históricos, como los antecedentes de violencia de la región, la constitución de Brigadas para el aumento de la fuerza pública en una región en la que se logra la desmovilización de grupos de autodefensa; para contrarrestar el accionar de la guerrilla que, a su vez, aprovecha esta coyuntura; implementar políticas de recompensas a militares por sus logros en el ejercicio de la milicia a través de una política de Estado; y hacer caso omiso a los reportes de violación de Derechos Humanos a la población civil, no sólo por parte de los grupos armados ilegales sino de las mismas instituciones militares del Estado; permite dilucidar las condiciones optimas para perpetrar hechos, como las ejecuciones extra judiciales que se descubrieron a finales del año 2008 en Ocaña – Norte de Santander. ANEXO ANEXO Propuesta metodológica, protocolo, sobre las características que deberán desarrollar las investigaciones que se asuman desde el Archivo de Bogotá para documentar casos de violaciones a los Derechos Humanos con impacto en Bogotá, en perspectiva de memoria histórica, antropológica, social, política y cultural. 129 L Algunos historiadores encuentran las raíces más antiguas del conflicto colombiano en tiempos anteriores a la conquista europea. No se puede desconocer que el periodo previo al desembarco español dejó marcas imborrables que hoy por hoy repercuten en las dinámicas socioculturales de la población colombiana. ANEXO a construcción de contextos es un desafío que la Unidad de Memoria y Derechos Humanos del Archivo de Bogotá ha emprendido con miras al cumplimiento del deber de recordar los hechos funestos del conflicto armado colombiano. Es claramente un desafío, dadas la antigüedad y complejidad del conflicto armado en nuestro país, la interrelación entre los diferentes escenarios donde se presentan dichas violaciones y el impacto y magnitud de los casos de violación de Derechos Humanos. 131 No obstante, un relato que intente describir al detalle el tiempo-espacio en el que se perpetraron violaciones de Derechos Humanos no puede soportarse en relaciones históricas hipotéticas con pasados lejanos. Es pertinente que el relato contextual se circunscriba a los hechos relevantes que en un periodo de tiempo devinieron en la consumación de un acto de violencia extrema. Es claro entonces que el primer desafío a subsanar es la delimitación temporal del contexto y la objetivación de los hechos que en un periodo de tiempo enmarcan las graves violaciones a los Derechos Humanos. ANEXO Resulta complejo, también, delimitar geográficamente el área donde se presentan las violaciones de Derechos Humanos. La complejidad radica en que es necesario delimitar al mismo tiempo, por un lado, los procesos socio-históricos que han dado forma a los municipios, departamentos, regiones y nación colombianos; y por otro, definir los alcances de la interrelación de los escenarios donde se presentan los casos de violación de Derechos Humanos. 132 Podemos observar que la misma configuración del territorio colombiano ha obedecido diferentes causas. No es raro que existan municipios que antes de finalizar el siglo XIX fueran centros económicos y hoy en día sólo sean lugares de paso de caminos vecinales. De igual forma, municipios en los que hace cien años no convivían más de quinientos vecinos hoy pueden tener más de quinientos mil habitantes. El cambio en la configuración territorial en el precio de la tierra, en los intereses económicos, políticos y militares son elementos importantes para la comprensión de los procesos violentos que han terminado en la consumación de un acto de crueldad. Para la construcción del contexto se hace necesario definir los límites de acuerdo a configuraciones territoriales relevantes al caso y no a límites geopolíticos previamente demarcados. Por ejemplo, no podríamos observar aisladamente la violencia que se presentó en los municipios de frontera de los departamentos de Sucre y Córdoba. Municipios que por su ubicación geográfica y por los procesos socio-históricos de poblamiento, formación y configuración territorial fueron declarados objetivo militar por los actores armados. La delimitación territorial del contexto se complejiza aún más al considerar la intrínseca relación entre los casos de violencia que se presentan en el marco del conflicto armado. Así, observamos que una masacre que se presenta en la Amazonía colombiana puede tener eco y afectar las dinámicas del conflicto en la Costa Caribe; al mismo tiempo, un homicidio o secuestro en el centro del país puede llevarse a cabo en Bogotá pero ser motivado desde Cúcuta o Valledupar. Cualquier acción violenta, perpetrada por un actor armado legal o ilegal, tendrá una repercusión en los múltiples escenarios donde se desarrolla la guerra. Por tanto, el segundo desafío que se presenta para la consolidación de un contexto de caso es la delimitación territorial objetiva de los casos. Pero quizás el elemento más complejo y el mayor desafío para la realización de contextos tienen que ver con el impacto y la magnitud de los eventos de violencia que se presentan en el marco del conflicto armado colombiano. Es indiscutible que la atrocidad de los crímenes impacta la retina de la sociedad civil, por lo ANEXO El reconocimiento de la violencia en los Montes de María se hace por medio de una demarcación territorial que permite conglomerar un conjunto de municipios en los que se llevó a cabo un proceso violento, en el que actores de diferentes bandos pelearon por intereses particulares y en el que la población civil fue víctima de graves violaciones de Derechos Humanos. Violencia que se circunscribe al territorio de una comunidad de memoria y no a un espacio geográfico políticamente predeterminado. 133 que los contextos en los que se presentan estos crímenes son cada vez más difíciles de ver. De igual manera, la frecuencia casi cotidiana con la que se presentan estos crímenes, imposibilitan la realización de procesos de duelo, reflexión y análisis de los contextos generales en los que se presentan los casos de violación de Derechos Humanos. ANEXO Encontramos que las víctimas de la guerra son constantemente revictimizadas, como producto del desconocimiento de los procesos de violencia estructural al que está sometida gran parte de la población colombiana. Esto es, entender que una familia humilde del campo que debió emigrar a una ciudad para subsistir a la pobreza, que encontró en la urbe condiciones infrahumanas para poder vivir, que debió infligir la ley para poder comer, no es la culpable de los procesos de violencia por crímenes de odio (limpieza social), como se matizan los asesinatos de jóvenes desempleados en las ciudades al ser calificados de vagos y delincuentes. 134 Se propone que la investigación para la construcción del contexto considere el triple desafío que plantea la delimitación temporal objetiva, la demarcación territorial por comunidades de memoria y la no deshumanización del crimen, por invisibilizacion de las violencias estructurales dentro de las que se enmarca el hecho violento. Para este efecto, el protocolo se construye como una herramienta de orientación soportada en la experiencia piloto desarrollada por la Unidad de Memoria y Derechos Humanos del Archivo de Bogotá. Construcción del marco teórico y delimitación de la investigación L Este “boom” de prácticas de evocación descontextualizada ha convertido a sus realizadores en productores de una pornografía de la memoria27. Los espectadores esperan a diario por los relatos de la crueldad del conflicto, y 27 En la conferencia del clausura del XIII congreso de Antropología en Colombia, realizado en la Universidad de los Andes en Bogotá entre septiembre 30 y octubre 1 de 2009, el profesor de política de la Universidad de Columbia Mahmood Mamdani, refiriéndose al caso surafricano, expresó la necesidad de superar la pornografía de la violencia en los estudios sociales de las situaciones de conflicto armado. De acuerdo con Mamdani Ésta pornografía de la violencia impide a los investigadores observar el sustrato de intereses que se presenta en cualquier conflicto violento. ANEXO as dinámicas del conflicto armado en Colombia han obligado a diferentes sectores de la sociedad a pensar la forma de preservar la memoria histórica de la guerra. Diferencias en intereses, abordajes, metodologías y marcos conceptuales de los ejercicios de memoria, nos han llevado a un “boom” de prácticas nemotécnicas que generan subjetivas formas de verdad histórica del conflicto colombiano. Si bien muchos de los ejercicios realizados hasta el momento han dado buena cuenta de los casos de violaciones de Derechos Humanos, no todos han alcanzado la profundidad necesaria para permitir entender el conflicto en los lugares donde la población civil ve amenazada su integridad física y emocional. 135 ANEXO pareciese que el nivel de afectación por las atrocidades cometidas es cada vez más difícil de superar. El mapa de Colombia se está llenando de banderitas negras que demarcan los puntos geográficos donde se han presentado violaciones de Derechos Humanos. A estos lugares se les relaciona con el relato más cruel de la barbarie allí perpetrada, pero se desconoce el contexto de violencia en el que está inmersa esa violación particular del Derecho Internacional Humanitario y de los Derechos Humanos en general. Muchas de las investigaciones sociales dan cuenta de dicha cartografía de la violencia centrando las investigaciones en la ubicación de banderitas negras dentro de la geografía nacional. No obstante, el quehacer de la memoria no sólo localiza la violencia, sino que la contextualiza en un marco referencial de acciones e intereses que son las raíces profundas de los procesos violentos. 136 Los relatos de víctimas y victimarios que se presentan en casos de violencia sistemática evidencian lo que Payne (2009) llama coexistencias contenciosas; esto es que sobre una violación sistemática de Derechos Humanos coexisten relatos contradictorios para explicar las causas por las que se perpetraron los crímenes. Cada relato, en sí mismo, presenta un marco general de acontecimientos, por lo que los contextos son también contenciosos. Encontramos que en estos contextos contenciosos son comunes los topos de enunciación o puntos ciegos auditivos, que son una incapacidad de escuchar las articulaciones complejas y los reclamos históricos presentes en el acto de recordar un pasado violento a través de testimoniar (Castillejo 2007:81). El ejercicio político de la memoria ha permitido constantemente estos puntos ciegos auditivos, al descontextualizar el relato de los flujos históricos de violencia del que son objeto las víctimas. Se pretende demostrar que un contexto que explore la economía política de la violencia, acto histórico de legitimación y naturalización de las acciones violentas por parte de aquellos que ostentan el poder político y económico de una nación, puede permitirnos ese crisol donde se fundan los testimonios, las pruebas fácticas y los análisis socio-antropológicos. En particular en casos de violaciones a los Derechos Humanos que se presentan en conflictos bélicos internos y los cuales son en gran medida responsabilidad de los agentes del Estado, donde estos contextos son generalmente tergiversados. Para prevenir esto se propone que el contexto explore los diferentes flujos de violencia que han experimentado las víctimas y que han sido reconocidas por los victimarios28, para entender las causas concretas de que violencias estructurales se hayan materializado en violaciones de los Derechos Humanos. Esto es que los contextos no exploren únicamente las causas directas del desplazamiento forzado o las masacres (violencia directa), sino que se adentren en las razones 28 Incluso en el tipo confesional silencioso, en el cual al ocultar o mentir el victimario permite entender elementos contextuales de los crímenes cometidos. ANEXO Es también claro que la descripción de un contexto de violencia enmarca una serie de acontecimientos históricos, políticos, económicos, sociales y culturales que requeriríamos volúmenes completos de enciclopedias para poder retratarlos. Es lógico entonces que en estas descripciones los reclamos históricos del acto de testimoniar se oculten en las declaraciones de víctimas y victimarios, y se disuelvan en las narraciones sobre las atrocidades perpetradas, incrementando los topos de enunciación. 137 estructurales como: la pobreza extrema, la exclusión, el racismo, la violencia de género entre muchas otras formas. (Burgois 2009:31-32). ANEXO Se parte de la premisa de que no hay violencias aisladas y que los actos y crímenes cometidos por los diferentes actores armados, ilegales y del Estado, se encuentran asociados a procesos de violencia estructural que obedecen a intereses particulares. En general, buscamos aquella información contextual que definitivamente determina la vida de las personas previa, durante y posterior al hecho violento. Esta información de contexto social, político, económico, cultural e histórico, articula los relatos de las víctimas y victimarios de violaciones de Derechos Humanos dentro de la historia nacional de la violencia, que desde mediados del siglo XX obedece a intereses particulares de acumulación de poder y capital. Violencia que se ha traducido en negligencia, abandono y prácticas de corrupción por parte de las autoridades públicas que han tenido bajo su responsabilidad la atención y realización de los derechos de dicha población. 138 Se entiende que las víctimas del conflicto armado en Colombia son producto de largos procesos violentos, los cuales obedecen a lo que Philippe Burgois (2009) denomina “economía política de la violencia”. De acuerdo con Burgois, el neoliberalismo punitivo ha permitido que los grandes poderes políticos y económicos, que controlan las naciones capitalistas, encuentren en formas violentas no directas la oportunidad de monopolizar el poder al mismo tiempo que lo legitiman. Burgois propone “llamar la atención sobre las formas en las que la violencia íntima se conecta con las formas invisibles de violencia estructural, simbólica y normalizada, que se superponen y se traslapan en un continuo, es particularmente importante en la era del neoliberalismo globalizado, cuando la creciente ostentación de acciones abusivas, criminales, delincuenciales y auto-infligidas oscurece las jerarquías de poder históricamente arraigadas que imponen un sufrimiento desproporcionado sobre los pobres, según patrones predecibles”. (:30). Se propone entonces que el contexto explore las formas en las que un caso particular se articula a las dinámicas de violencia estructural que se presentan en el país. Esto es mostrar cómo la materialización de la violencia en un contexto particular se articula a los ciclos de violencia nacional y no cómo la violencia nacional termina, como un fin casi teleológico, en un acto de violación de Derechos Humanos. Esto es que el contexto se articula a las dinámicas socio-históricas de la violencia en Colombia y no que el contexto dé cuenta de cómo el proceso histórico terminó en un ANEXO Al referirse a economía de violencia, Burgois propone la inversión en capital violento, que se da por medio de las violencias normalizada y simbólica. La violencia normalizada “llama la atención sobre la producción social de indiferencia ante las brutalidades institucionalizadas”. (Burgois: 31). Con esto la sociedad se hace indiferente al problema, se incrementan las violencias íntimas, y los poderes estructurales legitiman más acciones violentas (Burgois,:31). La violencia simbólica, por su parte, es entendida como los mecanismos por el cual los sectores de la población socialmente dominados naturalizan el status quo y se culpan a sí mismos por su dominación, transformándolo de este modo en algo que parece legítimo y natural (Bordieu 2000: 220-233). 139 acto de violación de los Derechos Humanos. Por tanto, la selección de un marco conceptual debe otorgarnos el basamento que permita la consolidación de contextos de estas características. ANEXO Con esto se busca delimitar objetivamente el espacio temporal desde el cual se construyen los contextos. Al mismo tiempo se pueden identificar los escenarios en los que los actos violentos tienen incidencia, aún así estos afecten al mismo tiempo una familia de un barrio de Bogotá o una comunidad en el centro de Ocaña. Se crea una articulación de los relatos contextuales en escenarios diferentes, al permitir encontrar similitudes en la perpetración de actos sistemáticos de violencia, pero se describen las características particulares que hacen único cada crimen. Con esto se logra, también, humanizar y personificar a las víctimas; ya no se tendrá a una de las dos mil personas desaparecidas, sino un Juan, un Pedro, Ingrid, Carlos, Daniel, Fair, quien fue desplazado por la violencia a un municipio de donde, posteriormente, fue desaparecido y a la postre asesinado. Se tendrán entonces historias de vida que se articulan a los procesos nacionales de violencia. Se aportará a la construcción de memoria histórica mientras se dignifica a las víctimas. 140 Al delimitar tempo-espacialmente el contexto podremos describir los acontecimientos que a lo largo de la historia del territorio de memoria han influenciado la entrada de las personas a los ciclos nacionales de violencia. Los hechos que han configurado el espacio como: Para finales del siglo XIX el municipio de Soacha se encontraba ubicado a 18 kilómetros de la capital del país. La transformación del paisaje colombiano, otrora rural y hoy urbano, es Como se ve, en un solo párrafo se puede concretar información relevante que permite saber que Soacha ha transformado su territorio como consecuencia de las dinámicas nacionales y que eso, geoespacialmente, lo ubica al margen de barrios populares periféricos de la metrópoli, con los que hoy en día comparte unas problemáticas. Con esto se logra una demarcación territorial y temporal que localizan al lector en el escenario donde se perpetró el crimen. ANEXO reflejada en este municipio cundinamarqués que en el último siglo ha presenciado en su territorio el surgimiento de una pequeña ciudad. Los 18 kilómetros que separaron a Bogotá de Soacha, en algunos lugares, hoy no alcanzan los 18 centímetros. Esto es producto de los procesos de conurbación29, por los cuales la expansión territorial de Bogotá se superpone dentro del área del municipio. Conurbación que posiciona el área urbana de Soacha en los límites del área metropolitana de Bogotá. Por tal motivo los barrios de las localidades de Bosa, Kennedy y Ciudad Bolívar, que limitan con el área urbana de Soacha, comparten con el municipio las mismas problemáticas, características poblacionales, procesos de ocupación del espacio y arquitectura“.30 141 29 El concepto de conurbación define el proceso por el cual un área urbana crece a partir de su unión con poblaciones vecinas sin que se distingan sus límites. El caso de las localidades de Kennedy y Bosa que se han expandido hasta los limites con Soacha, lo que ha llevado a que hoy en día no se sepa exactamente donde termina la ciudad y comienza el municipio. 30 Ejemplo tomado del caso piloto analizado por la Unidad de memoria y Derechos Humanos del Archivo de Bogotá. Documentación L 1. Revisión Bibliográfica: Examen en extenso de publicaciones que refieran a los escenarios donde se presentó la violación de Derechos Humanos. Aquí es importante realizar la revisión con una perspectiva multidisciplinar, dado que los enfoques particulares de cada disciplina pueden contribuir al esclarecimiento de la pregunta principal de la realización del contexto. ¿Cómo se articula un acto de violación de derechos humanos a los ciclos de violencia nacional que se presentan en Colombia? La perspectiva multidisciplinar permitirá la observación y reflexión sobre causas y hechos que desde lo político, social, económico y cultural fueron determinantes para el desarrollo de los hechos que terminaron con la consumación de un crimen donde se violaron los Derechos Humanos. ANEXO uego de haber documentado nuestra investigación podemos dedicarnos al proceso de documentación. Para esto se proponen cuatro herramientas metodológicas que permitirán recopilar los datos necesarios para la realización del contexto: 143 2. Revisión documental: Planes de desarrollo, informes de gestión, informes de planeación, cartografía, etc., analizados desde una perspectiva sociológica y económica, permiten la observancia de los datos cualitativos que evidencian las violencias estructurales. Por su parte la realización de una observación histórica de documentos permitirá entender cómo estas violencias estructurales están siendo invisibilizadas por medio de violencias simbólicas o normalizadas. Por último, un análisis antropológico y filosófico del discurso y los lugares de enunciación de los mismos, permitirá la comprensión de cómo esta documentación contribuye a explicar la interrelación entre los poderes económicos, políticos y militares y las víctimas. ANEXO 3. Revisión de Prensa: Tal y como se propone en el protocolo de revisión de medios impresos y audiovisuales. 144 4. Reconocimiento Etnográfico: Método privilegiado de la antropología, que se soporta en la observación in situ de las dinámicas locales propias de una comunidad específica. La etnografía puede hacerse directa o indirectamente. Para el caso de análisis se utilizó el material recogido por los realizadores del video “Retratos de familia”, que forma parte de la presente investigación. Aquí se escucharon las entrevistas, personalizando a las víctimas, pero encontrando en sus relatos los topos de enunciación que daban cuenta de las violencias estructurales ocultadas por la barbarie del crimen cometido. Grafitis, música local, videos familiares, álbumes fotográficos, etc., pueden otorgar información que permita entender las diferentes formas de violencia que se manifiestan en un lugar y que son elementos importantes para la construcción del contexto. 31 Fragmentos de entrevistas levantadas en campo a miembros de la comunidad donde se perpetraron los hechos. ANEXO Al mismo tiempo, se realizaron visitas a los barrios y entrevistas a personas de la comunidad que no tenían relación con las víctimas, diferente a la vecindad. Por medio de observaciones y diálogos con los habitantes de la localidad, se pudieron establecer los vínculos entre las impresiones que los habitantes de la localidad presentaban tras el descubrimiento de los hechos. Algunos de estos habitantes se inscriben en la comunidad de memoria al identificarse con las víctimas: “Mi hijo pudo haber sido uno de esos muchachos que desaparecieron”; “Nosotros jugábamos futbol con uno de los muchachos que mataron… él era una buena persona”; “Como presidente de la junta de Acción Comunal, me duele lo que está pasando con los muchachos aquí”31. Por otra parte se encuentran declaraciones de personas que permiten observar cómo la violencia simbólica o normalizada funciona en estos lugares: “Si los mataron fue por algo”; “Esos delincuentes lo que hacían era robar y meter drogas en la tienda del paisa”, elementos que deben ser bien analizados para poder integrarlos a la realización del contexto. 145 ANEXO Cada uno de los componentes aporta información diferente que a manera de datos permiten la consolidación final del contexto. Es recomendable utilizar programas (software) que permitan la clasificación e indexación de datos de orden cualitativo y cuantitativo. 146 Redacción del informe S ANEXO e propone un informe construido a manera de relato histórico-etnográfico, que permita al lector encontrar la información ordenada y articulada. Así el lector podrá entender la complejidad de los fenómenos dentro de los que se enmarca un acto de violencia. Al mismo tiempo, el lector encontrará relacionados los elementos políticos, sociales, económicos y culturales que articulan los relatos de víctimas y victimarios dentro del continuo de la violencia nacional. Tendremos entonces que las características políticas, económicas, sociales y culturales que enmarcan el contexto no se describirán como listas, sino que articularán los relatos permitiendo solucionar lo contencioso de las narraciones sobre los hechos violentos. 147 BIBLIOGRAFÍA ALCALDÍA MUNICIPAL DE SOACHA. (2004). Plan de Ordenamiento Territorial POT. Alcaldía de Soacha. Soacha. Asociación de Campesinos del Catatumbo; “Comisión de Verificación sobre la Situación de Derechos Humanos en el Catatumbo”. Informe preliminar. 9– 12 agosto de 2007. BURGOIS , PHILIPPE. (2009). Treinta retrospectiva etnográfica sobre las Universidad de Pensilvania. Años de Américas: CASTILLEJO, C, A. (2007). La Globalización del Testimonio. Historia silencio endémico y los usos de la palabra. 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