Conservar el principal recurso productivo de la nación: el suelo

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Conservar el principal recurso productivo de la nación: el suelo
por Roberto R. Casas
Existe una preocupación mundial por la necesidad creciente de satisfacer la demanda de
alimentos lo cual implicará niveles cada vez mayores de daños a los recursos naturales y al
ambiente. La erosión del suelo, la pérdida de fertilidad, la salinización y la desertificación
constituyen las principales calamidades. Según la FAO, la tasa de crecimiento de la
población mundial se está desacelerando, pese a lo cual se espera que para el año 2050 la
población alcance los 9000 millones de personas con una mejoría en la nutrición media de
la misma.
Si bien en los últimos 50 años el aumento de productividad de las tierras mejoró la
provisión global de alimentos, es probable que la degradación acelerada de los suelos
anule las mejoras logradas en productividad. El suelo se convertirá así en un recurso
natural cada vez más estratégico ante el crecimiento de las nuevas economías mundiales
que demandarán más y mejores alimentos. Por lo tanto, se impone incorporar la
conservación de los suelos como tema de agenda nacional, incluyendo a la Argentina en el
concierto de las naciones que abordan responsablemente esta problemática.
Es nuestro país se estima que un 20 por ciento de su territorio, lo cual equivale a unas 60
millones de hectáreas, está afectado por erosión hídrica y eólica, lo cual genera una
pérdida anual de producción superior a los 2000 millones de dólares. El costo total
aumenta si se consideran los daños causados por la erosión y la sedimentación a la
infraestructura nacional y el costo del dragado de los canales de navegación. El maíz es el
cultivo más afectado por la erosión del suelo, sufriendo una merma en su rendimiento de
entre el 20 y el 50 por ciento, según el grado de erosión sea moderado o severo. Para la
soja estas mermas son de alrededor del 15 y 35 por ciento respectivamente. Como se
observa, la erosión del suelo le cuesta al productor agropecuario, al estado y a la sociedad
en su conjunto. Debemos volver al sistema de rotación de cultivos, abandonado hace más
de una década, como forma de mantener una buena cobertura de rastrojos y un
adecuado balance de la materia orgánica del suelo, elementos claves para evitar o
minimizar el proceso erosivo.
También debe ponerse el foco en la necesidad de reponer a través de la fertilización los
nutrientes extraídos por los cultivos. Anualmente solo se repone alrededor de un 35 por
ciento del total extraído, generándose un balance negativo que seguramente condicionará
las metas productivas a nivel nacional. Esta especie de “subsidio” que la riqueza natural de
nuestros suelos otorga al usuario de la tierra y al estado, representa una pérdida paulatina
del capital suelo que conduce inexorablemente a su agotamiento. Este concepto no solo
abarca a los nutrientes tradicionales tales como el nitrógeno y el fosforo, sino a otros
como el calcio y el magnesio, cuya elevada tasa de extracción anual ha contribuido
significativamente al proceso de acidificación que afecta a millones de hectáreas de
nuestros mejores suelos.
La conservación de nuestros suelos constituye un deber inexcusable, ya que se trata de un
recurso natural estratégico para la nación que cumple una función de alcance social y que
trasciende las generaciones. Es necesario generar políticas de largo plazo tendientes a
preservar su integridad y sus funciones mediante la implementación de un programa de
conservación de suelos con fuertes componentes de capacitación, educación y difusión.
También se necesita una ley nacional que promueva mediante incentivos la utilización de
buenas prácticas agropecuarias y proteja a los suelos de la erosión y otros procesos
degradatorios, especialmente en las áreas críticas.
El 7 de julio se instituyó en el año 1963 por Decreto 1574 firmado por el Presidente Arturo
Illia, el Día de la Conservación del Suelo en homenaje al Dr. Hugh Bennet, pionero y
luchador incansable de la protección de los suelos en remotas regiones del mundo. Decía
Bennet hace 70 años que en el cuidado del suelo descansa el futuro de la humanidad. Para
la Argentina el futuro es hoy, por lo que debemos obrar en consecuencia.
El autor es Director del Centro para la Promoción de la Conservación del Suelo y del Agua-PROSA-.
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