una carta que el hermano Minoru Chen

Anuncio
Lamento no haber podido estar con ustedes ayer en la mañana debido a mi enfermedad, pero confío que estuvieron bajo el
rico suministro del Señor.
La carga principal de esta pequeña conferencia el pasado fin de semana fue cómo vivir una vida normal de un creyente, tal
vida es a la vez humanamente milagrosa y divinamente ordinaria. Es una vida que vence que un cristiano está destinado a
vivir en esta era, y aun así es una vida que es imposible para él vivirla por sí mismo. Sin embargo, con el suministro de
maravilloso Espíritu todo-inclusivo, nosotros los amadores de Cristo en la vida de iglesia podemos aun más que vivir esta
vida para el cumplimiento de Su propósito, porque "Todo lo puedo en Aquel que me reviste de poder".
Esta vida es sencilla pero gloriosa, práctica pero trascendente. Esta vida es vivir a Cristo hoy y llevar fruto para Su
expresión. Esta vida no es contaminada por el mundo con sus placeres y concupiscencias, sino que hace la voluntad de
Dios. Es sustentada por nuestro invocarle, oremos Su palabra, confesemos nuestros pecados, caminemos por el Espíritu y
obedezcamos la unción durante todo el día. Es fortalecida por nuestro crecimiento en el conocimiento de la verdad al leer la
Biblia y estudiar el ministerio. Es mantenida de manera crítica por nuestra comunión constante, las reuniones y el servicio
con los santos como miembros de Su Cuerpo.
La vida normalmente milagrosa automáticamente (como si por una ley) causa en nosotros el querer contactar a pecadores
para salvarlos con el evangelio, cuidar con ternura y nutrir a nuevos creyentes con la leche de la palabra, pastorear y
perfeccionar a los santos jóvenes para que conozcan la verdad y la función en el servicio, y hablar por Dios en las reuniones
de la iglesia. En resumen, vivir esta vida extraordinaria causa que nosotros caminemos caminar en la manera ordenada por
Dios para edificar el Cuerpo de Cristo, que es la meta de la economía de Dios.
Para vivir esta vida, todos necesitamos ser diligentes al cooperar con el Señor, esto es, al presentar nuestros cuerpos, tener
un horario para nuestro tiempo, conservar nuestra energía y presupuestar nuestras finanzas, todo lo cual requiere nuestra
cuidadosa mayordomía en su uso, para que podamos comprobar Su perfecta voluntad sin ser hallados carentes. Mientras
vivimos esta vida, cumpliremos nuestras responsabilidades en la tierra para hacer lo mejor con nuestras habilidades por la
gracia del Señor y por causa de Su testimonio, ya sea en nuestra vida personal, en la vida matrimonial, en la vida familiar o
en la vida laboral.
A fin de que podamos vivir esta vida, Dios nos ha concedido por Su divino poder todas las cosas que pertenecen a la vida y
a la piedad, y por Su gloria Sus preciosas y grandísimas promesas, para que por medio de estas porciones divinas
podamos participar de Su naturaleza divina y experimentar el desarrollo de muchas virtudes divinas-humanas en nuestras
vidas.
Moisés y Pablo fueron dos esclavos especiales de Dios en sus respectivas eras y en sus respectivas maneras según la
obra soberana de Dios en ellos para testificar del valor eterno y recompensa futura (en la era venidera) de tal vida. Aun
cuando no seamos tales vasos dotados, hacemos bien en seguir sus pisadas, pues ellos son nuestros modelos de parte de
Dios. Una rica entrada en el reino será suministrada a aquellos que persiguen vivir esta vida.
Por el bien de Su gozo y satisfacción, aun por Su manifestación que amamos, que el Señor sea misericordioso para Su
recobro y continúe levantando generación tras generación de creyentes en las iglesias en Su recobro quienes viven esta
vida humana bendita a lo sumo y misteriosamente normal para el cumplimiento del deseo e intención de Su corazón .
Gracias por la oportunidad de pasar un día en dulce comunión con todos ustedes. Su gracia todo-suficiente y que capacita
sea con ustedes.
Su hermano,
Minoru Chen
Descargar