PNIE 33 Psicopatología de la Mujer I

Anuncio
PSICOPATOLOGIA DE LA MUJER
PARTE I
ANDREA MARQUEZ LOPEZ MATO
"La gran cuestión que nunca ha podido ser contestada y que yo no he sido
capaz de responder, a pesar de mis treinta años de investigación en el
interior del alma femenina, es Was will das Weib?, ¿Qué quiere la
mujer?" Carta de Sigmund Freud a Marie Bonaparte
Ya en las entregas pertinentes de este curso detallamos las características fisiológicas y fisiopatológicas
de los ejes femenino y masculino. Ahora realizaremos en tres entregas las principales entidades
psicopatológicas de ambos géneros. Esta primera parte recalcaremos algunos puntos sobre la
diferenciación sexual y comenzaremos a describir las patologías femeninas. En la segunda terminaremos
de describir entidades psiconeuroendócrinas de la mujer y en la tercera abordaremos, de la experta mano
de la Dra Daniela Bordalejo, las principales entidades psiconeuroendócrinas del género masculino.
DIFERENCIACION SEXUAL
Repasaremos lo que tantas veces hemos escrito en trabajos y libros, generalmente en colaboración con la
Dra Alejandra Vieitez. Y hemos detallado en una entrega de la primera parte de este curso.
Las diferencias morfológicas y funcionales se inician con el establecimiento del género cromosómico,
durante la fertilización, seguido por la diferenciación gonadal y, finalmente, la manifestación durante la
pubertad del fenotipo masculino o femenino definitivo, resultante de la interacción entre el genoma y el
ambiente.
Un oocito fecundado por un par de cromosomas X determinan el sexo femenino. En la formación del
blastocisto uno de los dos cromosomas X es inactivado de manera global en todas las células somáticas,
por acción del gen XIST/Xist. Esta inactivación, posiblemente, permita igualar la cantidad de material
genético funcional presente en ambos géneros.
La combinación cromosómica del par sexual XX o XY dirige el desarrollo a ovarios o testículos
respectivamente. En humanos durante los dos primeros meses de gestación ambos géneros se desarrollan
idénticamente. En el varón el gen SRY, ubicado en la porción corta del cromosoma Y, es el responsable
de la diferenciación testicular mediante una proteína denominada Factor Determinante Testicular (TDF).
Posteriormente ocurre el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios influenciados por los
1
andrógenos. Por otra parte, en el género femenino la ausencia del TDF determina la formación de los
ovarios y la expresión ulterior de su fenotipo.
En el SNC las secreciones hormonales propias de cada sexo en etapas tempranas del desarrollo
embrionario son en gran parte la causa de las diferencias que lo afectan, pudiéndolas situar en tres niveles:
diferencias ultraestructurales celulares o sinápticas, diferencias en la organización sináptica o dendrítica, y
diferencias en el volumen de grupos definidos de células.
Consignaremos algunas de ellas:
- desde los dos años de edad hay diferencias en el tamaño relativo del cerebro
- la región preóptica del hipotálamo (SDNPOA) tiene el doble de células en hombres, con número
intermedio en homosexuales
- el volumen del componente posteromedial del núcleo del lecho de la estría terminalis (BNST-dspm), es
dos veces y media mayor en hombres que en mujeres, y también intermedio en transexuales
- el subnúcleo del núcleo supraquiasmático, (productor de vasopresina) es más esférico en hombres y más
largo en mujeres
Las principales diferencias cognoscitivas entre hombres y mujeres, al parecer, se manifiestan más en
patrones de actividad muy específicos, no demostrándose diferencias significativas en lo que a coeficiente
intelectual (CI) se refiere.
Está ya muy dicho que los hombres, en promedio, realizan mejor algunas tareas de tipo espacial como
pruebas que requieren imaginar la rotación de un objeto o manipularlo de otra manera. También superan a
las mujeres en pruebas de razonamiento matemático y en realizar recorridos siguiendo una ruta
determinada.
Las mujeres, en cambio, tienen mayor velocidad perceptual y mayor fluidez verbal, se desempeñan mejor
en tareas de cálculo matemáticos, recuerdan mejor los detalles de una ruta determinada y son más veloces
en la realización de algunos trabajos manuales de precisión. También sobrepasan a los hombres en la
percepción de detalles visuales finos, en la comprensión del significado de la expresión facial, en el
reconocimiento de caras y en la identificación de las implicaciones afectivas del tono de voz.
Estas diferencias, se encuentran en todas las culturas estudiadas y son el resultado de exposición a
andrógenos durante el desarrollo prenatal, pero también varían con las fluctuaciones estacionales y
diurnas de las hormonas sexuales. En la mujer misma se observan diferencias entre la fase folicular con
niveles elevados de estrógenos, asociándose con una facilitación de la eficiencia articulatoria y motriz
fina y la etapa premenstrual o menstrual, con niveles estrogénicos bajos, en la cual se observa una
facilitación de la habilidad espacial.
2
Copiamos de la entrega de diferencias de género de la parte I de estas entregas la diferenciación del
cerebro femenino y masculino resumida de los trabajos de Jorge Forero, eximio psiquiatra y amigo
colombiano.
Diferencias anatómicas del cerebro de la mujer (basado en Jorge Forero)
Como dijimos el cuerpo calloso de las mujeres es comparativamente más grande que el de los hombres y
es el canal de información que conecta las áreas corticales de los dos hemisferios.
La corteza cerebral es donde tienen asiento las funciones cognitivas superiores. El hemisferio cerebral
derecho es más sensible emocionalmente, y a través del rico pool de neuronas interhemisféricas
localizadas en el cuerpo calloso, le puede pasar información al hemisferio cerebral izquierdo que es más
analítico y donde reside el lenguaje. Parece ser que el cuerpo calloso permite que las emociones sean
incorporadas a los procesos de habla y de pensamiento. La comisura anterior resulta ser más voluminosa,
esto podría explicar porque las mujeres parecen ser más conscientes de sus propias emociones y de las de
los demás. La masa intermedia que conecta las dos mitades del tálamo, también es más voluminosa en la
mujer. Cuando se pide a mujeres que piensen en algo triste generan más actividad en el hemisferio
emocional que los hombres. La perdida de neuronas funcionalmente activas de los lóbulos frontales y
parietales en las mujeres, puede producir irritabilidad y otros cambios de personalidad. Las mujeres
tienden a perder más neuronas del hipocampo y de las áreas parietales que tienen que ver con la memoria
y habilidades visoespaciales, de manera que es posible que tengan más dificultad para recordar cosas y
para orientarse a medida que envejecen.
Diferencias funcionales en el cerebro femenino
Las mujeres superan a los hombres en algunas tareas de lenguaje, muestran un ritmo más rápido de
desarrollo del mismo, tienen menos riesgo de disfasia durante el desarrollo, superan a los hombres en
algunas pruebas de empatía, juicio social y cooperación, son mejores en pruebas que implican generación
de ideas y más hábiles encajando objetos. Las niñas tienen una mayor aptitud para los aprendizajes
verbales y de tipo lingüístico. El porcentaje de niñas con dificultad en el aprendizaje de la lecto-escritura
es menor y aprenden a leer con mayor facilidad. Las mujeres tienen mayor habilidad en tareas de
lenguaje comprensivo, expresivo y en creatividad verbal. Las tasas de maduración cerebral son más
rápidas en las mujeres, por ello poseen una mayor eficiencia en el lenguaje. Obtienen mejores resultados
en las pruebas de fluidez verbal, menor incidencia de dislexia y de retraso en la adquisición del lenguaje.
3
Cuando se trata de realizar tareas mentales, incluyendo situaciones de peligro, la mujer posee una
condición innata que le permite utilizar ambos hemisferios cerebrales simultáneamente configurando un
patrón de funcionamiento que hace que pueda involucrar en sus raciocinios una mayor área de
pensamiento, lo cual se puede interpretar como amplitud de visión de la vida. Esta ancestral habilidad,
venida desde tiempos en los cuales la humanidad pudo ser sedentaria, hizo que la mujer, teniendo en
cuenta su condición física, optara por ser básicamente agricultora y recolectora, trabajo que le valió
transgeneracionalmente la adquisición y desarrollo de una visión amplia para seleccionar y recoger los
frutos maduros con eficiencia. Las mujeres consideran mayor cantidad de variables de análisis a la hora
de comparar dos ideas para conocer y determinar sus relaciones. Tienen en cuenta un mayor número de
aspectos en la toma de
decisiones. Sus procesos de pensamiento siguen en general el patrón de
funcionamiento circular lo cual le permite que "enganchen" dentro de sus reflexiones un sinnúmero de
variables que hacen que sus juicios sean cuidadosos, prolijos en detalles y garantizan una revisión
minuciosa de posibilidades. Esta capacidad es aprovechada para añadir en pleno ejercicio de sus
inferencias detalles contenidos en múltiples archivos de memoria de ambos hemisferios cerebrales para
nutrir su discurso de pormenores.
La mujer puede acceder a un sinnúmero de archivos que contienen información formateada por la
experiencia individual, los cuales están distribuidos por toda la corteza cerebral. Esta capacidad le facilita
leer con inusitada agilidad el contenido de las carpetas cerebrales contenidas en sus archivos y reclutar
una inmensa cantidad de información para la elaboración de las ideas y por ende para la emisión de sus
conceptos. La forma como concibe está sujeta por condicionantes biológicos y por la experiencia
acumulada. El entendimiento que le da a sus vivencias está necesariamente dado por el ejercicio de
contrastar la experiencia presente con la información guardada en los archivos previamente formateados y
su pensamiento expresado con palabras, es el producto de un complejo proceso en el cual intervino toda
su corteza cerebral. Sus opiniones y juicios involucran acciones neuronales que comprometen amplias
áreas de la corteza. Consulta un mayor número de archivos para tomar una decisión e involucra en ella,
todas sus funciones cognoscitivas superiores. Examinadas las circunstancias, la mujer pone en marcha
una infinita red de circuitos cerebrales que trasmiten la más diversa información, mediada por el exquisito
funcionamiento de la sinapsis neuronal, con su componente de neurotrasmisores, neuroreceptores y
mediadores bioquímicos para llegar a los archivos cerebrales contenidos en la corteza cerebral de ambos
hemisferios. Allí, consulta la información contenida en las carpetas para producir una respuesta, desde la
más simple hasta la más compleja. La agudeza de sus sentencias está precedida de este complejo
funcionamiento.
4
Diferencias anatómicas del cerebro del hombre (siguiendo a Jorge Forero)
El hombre como dijimos posee el núcleo preóptico del hipotálamo 2,5 veces más grande, núcleo que es
responsable del comportamiento sexual masculino típico, el cual contiene células sensibles a los
andrógenos. El hombre es más propenso a perder neuronas de los lóbulos frontales y temporales en su
natural proceso de envejecimiento, estos lóbulos, están comprometidos con el pensamiento y los
sentimientos.
Diferencias funcionales del cerebro del hombre (siguiendo a Jorge Forero)
Los hombres resultan ser mejores en cuestiones de razonamiento matemático, especialmente en geometría
y lenguaje matemático, así mismo en pruebas que implican distinguir entre figura y fondo, tienen más
facilidad para hacer girar objetos mentalmente, son más eficaces en interpretación de mapas y en
percepción espacial. Enfocan con mayor facilidad una tarea, detectan mejor una forma concreta inmersa
dentro de un patrón complejo y tienen más aciertos en el tiro al blanco. Sus ancestros masculinos,
cazadores por excelencia, tuvieron que aprender a enfocar un punto en el espacio para acertar con la
lanza, la flecha o la piedra y poder matar al animal obviando el entorno. Permaneció generaciones
entrenándose para lograr desarrollar y mantener una visión tubular.
El pensamiento masculino tiende a ser unihemisférico y dependiendo la dominancia, sus procesos de
pensamiento estarán marcados por la función del hemisferio dominante. Teniendo en cuenta que el 93%
de los hombres son diestros, el hemisferio dominante es el izquierdo a través del cual maneja procesos
lógicos, realiza inferencias analíticas y las deducciones siguen el modelo de pensamiento lineal por
flujograma, ciñéndose así al clásico patrón de estímulo-respuesta.
La cantidad de archivos consultados, donde se encuentran las carpetas con la información formateada,
resulta ser inferior en cantidad y sus respuestas se atienen a la información acumulada en el hemisferio
dominante. En términos generales, involucra en sus procesos de pensamiento un menor número de vías
cerebrales por las cuales transmite la información recogida. Utiliza los archivos de memoria como
referentes para dar una respuesta frente a la experiencia presente. Si la experiencia actual tiene
características similares a la ya formateada, emite una respuesta que guarda similitudes con la obtenida
para las experiencias previas. El número limitado de archivos consultados, los cuales utiliza como
referentes, hace que el hombre sea especialmente predecible, la variedad de respuestas frente a eventos
de la misma naturaleza es menor.
Recordar detalles resulta ser para el cerebro masculino un ejercicio dispendioso, sus archivos de memoria,
no contienen los detalles menores de los sucesos previamente formateados, lo cual se refleja a la hora de
5
emitir sus ideas y ante esta limitación opta por respuestas más agresivas, dando claras señas del impacto
que tiene la influencia hormonal, especialmente a expensas de testosterona.
El hombre, en general, tiene discursos de contenidos más concretos, sus creaciones lingüísticas contienen
menos número de palabras y expresan sus ideas de manera más rápida. Busca discursos de resultados
prácticos. La particularidad de su pensamiento lógico y ordenado secuencialmente, hace que le cueste más
trabajo ampliar su perspectiva. La habilidad para consultar mayor número de archivos por toda la
corteza cerebral le está limitada. Fácilmente el hombre se ve atrapado en una sin salida ante la dificultad
para valerse de nuevos argumentos que se articulen eficientemente con sus disciplinados procesos de
pensamiento.
Hemos transcripto en forma textual lo consignado en la entrega de la primera parte de este curso pero
aconsejamos leer exhaustivamente las reflexiones de Forero al particular, que pueden buscarse entre la
bibliografía sugerida.
EL SIGNIFICADO PALEOHISTORICO DE LA DIFERENCIACION
Estas diferencias biológicas y conductuales que fueron detalladas en ambos sexos se observan desde los
seres humanos primitivos.
Allan y Barbara Pease las describen maravillosamente en su libro de alto contenido tanto científico como
humorístico. Según su teoría, hombres y mujeres son diferentes y lo único que tienen, en común, es
pertenecer a la misma especie. Viven en mundos diferentes, con diferentes valores que corresponden a
normas divergentes.
Refieren que "las mujeres critican a los hombres por ser insensibles y descuidados, por no escuchar, por
no ser afectuosos o compasivos, por no comunicarse, por no expresarles todo el amor que ellas necesitan,
por no comprometerse en las relaciones, por preferir el sexo a hacer el amor y por dejar la tapa del
inodoro levantada" y agregan que "los hombres critican a las mujeres por su forma de conducir, por no
entender las guías, por mirar los mapas al revés, por su falta de sentido de orientación, por hablar
demasiado sin ir al grano, por no tomar la iniciativa en el sexo y por dejar baja la tapa del inodoro".
Refutan que "los hombres se creen el sexo más sensato y las mujeres saben que lo son".
Postulan que estas diferencias conductuales entre ambos géneros son porque ambos han evolucionado de
manera diferente desde el inicio de su vida en común. Los hombres, al principio de la historia, eran
cazadores y las mujeres recolectaban frutos. Los hombres protegían a la familia mientras las mujeres
criaban a los niños. Sus cuerpos y sus mentes se fueron adaptando a esas funciones. Así, el hombre ganó
altura, fuerza, capacidad de enfrentar riesgos, aprendió a aventurarse en un mundo hostil arriesgando su
vida cazando para traer alimentos, tuvo que desarrollar buena orientación para detectar peligros para
6
defender a su familia de los animales y los enemigos. Las mujeres, por su parte, también tenían un papel
definido ya que aseguraban la especie portando bebés. Para ello la mujer tuvo que aprender a controlar los
peligros cerca de la cueva, a ser capaz de percibir peligros cercanos con buena orientación para el corto
espacio, a percibir mínimos cambios gestuales en la cría y a comunicarse con las otras mujeres para
compartir la comida o los cuidados. El hombre, en cambio, cazaba solo y no necesitaba comunicarse con
su mismo género salvo para competir. La supervivencia debió haber sido difícil pero los roles estaban
claros.
Desde entonces, las diferencias se acentúan y perduran en nuestros días por más esfuerzos que hagamos
en creernos con las mismas capacidades. La mujer tiene órganos sensoriales más organizados y agudos,
por el hecho de tener que escuchar, olfatear, mirar o lamer a su cría cercana (los autores refieren que lo
que llamamos "intuición femenina" es la fina apreciación de los detalles y cambios en la apariencia o en
la conducta de los demás). Detallemos algunas diferencias sensoriales: la mujer distingue más colores por
mayor presencia de fotorreceptores en los conos retinianos, también tiene más visión periférica por tener
más esclerótica que le otorga mayor movimiento ocular, lo que le permitiría observar más detalles en las
comunicaciones cercanas. Los hombres tienen más visión tubular, es decir aprecian mejor objetos a
distancia anulando la interferencia del campo periférico (esto era indispensable para focalizar
correctamente una presa lejana). La mujer escucha sonidos más agudos (llanto de bebé) y gracias a la
mayor conexión interhemisférica es más hábil para descifrar e integrar señales verbales y visuales. El
hombre, sin embargo tiene mayor capacidad espacial para orientar de dónde viene un ruido grave
(movimientos de una presa). Las mujeres son más sensibles al tacto ya que tienen piel más fina con más
sensores a dolor, temperatura y peso. El hombre (para poder aventurarse entre espinas y maleza)
desarrolló una piel cinco veces más gruesa en la espalda y desarrolló menos sensores distribuidos a lo
largo de ella. La ocitocina, exclusivamente femenina, hace a los sensores de pequeños estímulos (caricias)
diez veces más sensibles para contactar e interpretar mejor las necesidades de calor de la cría en brazos.
Las mujeres perciben mas fácilmente el gusto dulce (frutos que cosechaban, leche) que los salados o
agrios (carne animal). El olfato parece ser igual en ambos sexos salvo que se detecta una exacerbación
olfatoria, sobre todo para ferohormonas en la ovulación femenina.
El cerebro de cazadores y recolectoras se desarrolló de modo totalmente diferente. El cazador desarrolló
más sentido de orientación, más sentido de cálculo, más habilidad para la agresión y la defensa contra
grandes peligros, más capacidad de abstracción para pensar sin comunicarse, mayor capacidad
matemática para calcular distancias, mayor capacidad espacial para presentar en la mente formas y
movimientos. La recolectora, por su parte, desarrolló más capacidad para comunicar información y
emociones a su cría y a sus congéneres, mayor capacidad para el desarrollo de dos actividades en
simultáneo, menor poder de abstracción, menor capacidad de razonamiento matemático, mayor capacidad
7
intuitiva y por consecuencia mayor capacidad para expresarse en arte y menor capacidad espacial.
Respecto a esto último bromea Barbara Pease: "es normal que las mujeres no tengan demasiadas
habilidades espaciales porque, aparte de hombres, nunca han cazado nada más". Todo esta historia
responde al hecho de que se fueran gestando organizaciones cerebrales diferentes, como vimos al
principio del capítulo. Hoy en día podemos considerar al deporte como el sustituto de la caza y a los tés
con amigas como sustitutos de la recolección de frutos.
En relación con el comportamiento sexual también se objetivaban diferencias. El hombre debía fecundar
rápido para continuar alerta y en defensa. La mujer debía ser convencida de tener conductas de
apareamiento, ya que no tiene estro como el resto de los primates que la induzca a buscar intercambio
sexual. Este punto es el que más ha cambiado en los últimos años. Hoy hombres y mujeres tenemos, en la
mayoría de nuestras organizaciones culturales y religiosas, los mismos derechos sexuales. Los padres han
aprendido a reconocerse como padres y ambos sexos interpretan al acto sexual como un intercambio de
ternura además de hormonas. Pero se suscita en este tema un nuevo problema para la especie humana
moderna. El hombre nace, vive y muere con un tenor hormonal parecido. La mujer, en cambio está
sometida a cambios hormonales vitales durante toda su vida reproductiva. Y a depleciones hormonales
importantes en su vida no reproductiva, que ha pasado a ser casi dos tercios de su expectativa de vida.
Estudios muy recientes con estudios de neuroimagen muestran asombrosas diferencias en las
percepciones visuales, auditivas, táctiles y olfatorias. Representan la objetivación de lo consignado en la
primera parte de esta entrega.
ENTIDADES PSICOPATOLOGICAS FEMENINAS
La prevalencia de los desórdenes depresivos y de ansiedad en la mujer supera ampliamente a la del
hombre, desde la adolescencia hasta el comienzo del climaterio.
Recientemente se ha comprobado que lo mismo sucede en el trastorno bipolar especialmente el II, que se
inicia antes, tendiendo a ciclos rápidos, estados mixtos y mayor número de fases depresivas (que sabemos
son los principales retos terapéuticos en bipolaridad).
Presenta, además, mayor comorbilidad con los trastornos de ansiedad y de la alimentación.
Igual predominio se comprueba en el heterogéneo grupo de trastornos somatomorfos o pacientes que se
inclinan a la somatización, verdaderas “doctor shoppers”
Como vimos, los trastornos de la conducta alimentaria se han transfigurado en una epidemia
Las adicciones crecen rápidamente en el universo femenino, que es de por sí más vulnerable y más
expuesto a peligros para sí y para su cría.
8
Hay descripciones de entidades psicológicas nuevas como las etapas del duelo de la condición de
infertilidad como sucesión de pérdidas invisibles (paralización, desorganización, desesperación,
reorganización).
La mayor parte de estas patologías psiquiátricas ya han sido abordadas en otras entregas , por lo cual
ahora detallaremos las enfermedades vinculadas a las etapas fértil, reproductiva y no reproductiva del
género.
TRASTORNO DISFORICO DE LA FASE LUTEINICA
Ya consignamos en la entrega de eje gonadal en la primera parte de este curso que la mujer esta expuesta,
durante su etapa reproductiva, a una labilidad hormonal particular, que explica que hay variaciones
normales en la conducta, humor, peso, apetito, libido, temperatura corporal y ánimo tanto en la fase
folicular como en la luteínica del ciclo. Así, como siempre decimos puede comportarse como hada,
geisha o bruja según el día del ciclo menstrual. Cuando estos cambios se manifiestan de forma
exacerbada, son considerados como una forma patológica llamada Desorden Disfórico Premenstrual
(DDPM) o Desorden de la Fase Luteínica (DFL) o Premenstrual Disphoric Disorder (PMDD).
Los cambios existentes durante la fase luteínica, también llamada progestacional o de la menstruación,
han sido tema de controversias según los diferentes contextos socio-culturales e históricos. Sólo a modo
de ejemplo mencionemos que en la Biblia, la mujer menstruante es considerada un ser impuro que no
debe ser tocado por un hombre; y las palabras de un docente de ginecología que referían que la
menstruación es el llanto del útero no fecundado o el día femenino de algunos códigos laborales.
Las primeras descripciones de esta patología las realiza Hipócrates, pero el nombre de tensión
premenstrual aparece recién en 1930; y es reconocido por la psiquiatría, recién en el DSM en 1980. El
ICD todavía no lo contempla.
Es padecido por aproximadamente el 8 % de las mujeres, mientras que la tensión premenstrual, que es el
fenómeno normal, lo es por casi el 80%. Hay síntomas somáticos como mastalgia y edemas, ausencia de
desequilibrio emocional y ninguna discapacidad.
En el primero, se observa acentuación de los síntomas de mastodinia y edemas, con hiperorexia y
compulsión a hidratos de carbono. Se manifiesta irritabilidad, labilidad, síntomas depresivos o ansiosos,
con insomnio o hipersomnia, disminución del rendimiento intelectual y discapacidad temporaria
significativa. El 30% de los casos es moderado y el 5% es invalidante.
Varios de estos síntomas tienen necesariamente que encontrarse presentes en la mayoría de los ciclos
durante un año y deben producir mal desempeño de las tareas habituales cotidianas con incapacidad social
y laboral. Se inicia en la década de los 20 años, después de varios años de ciclación y permanece hasta la
9
menopausia. Puede parecer una banalidad y muchos colegas pueden decir que se puede "soportar esto"
algunos pocos días al mes Pero la realidad es muy distinta. Digamos, a modo de ejemplo, que una mujer
que desarrolle el síndrome a los 20-25 años, puede pasar 1.500 a 3.000 días de sufrimiento y discapacidad
hasta que llegue a su menopausia.
Este cuadro debe diferenciarse clínicamente de la exacerbación sintomática premenstrual de otras
enfermedades psiquiátricas, que se nos presentan habitualmente en la consulta. Así puede haber
agravamiento catamenial en los desórdenes depresivos, los desórdenes por ansiedad, las psicosis, las crisis
epilépticas, la bulimia, los trastornos de personalidad, la migraña, el asma y las alergias.
La fisiopatología abarca complejos y varias causalidades: factores genéticos, disminución de la actividad
de la MAO por acción de la progesterona, aumento de la actividad NA, disminución del tono 5-HT por
acción de los esteroides sexuales, disminución de la actividad GABA-inhibitoria de la progesterona. Por
otro lado se postulan factores netamente hormonales como deficiencia de progesterona, alteración de la
relación estrógenos/progesterona, alteración de la secreción de testosterona, anomalías de secreción de
Prolactina, GH o adrenal, melatonina o prostaglandinas.
Como vemos, la variabilidad es enorme ya que ninguna explica por si sola la aparición del síndrome en
algunas mujeres y en otras no.
Las investigaciones que más interés han sucitado en los últimos tiempos están relacionadas con cambios
en los niveles de serotonina presentes a lo largo del ciclo menstrual en pacientes con DDPM. Desde hace
ya algunas décadas, se demostró la interrelación entre la serotonina y los cambios menstruales. Los
trabajos pioneros de Wirst en 1975, evidenciaron que los niveles libres de triptofano muestran cambios
durante el ciclo menstrual, correlacionables con las concentraciones plasmáticas de estrógenos. Otros
estudios también correlacionaron los niveles séricos de 5-HT con la fase lútea demostrando que son más
bajos en mujeres con DDPM, sin modificarse en mujeres normales. Ya en esta década se demostró la
disminución de la recaptación plaquetaria de serotonina y la menor concentración plaquetaria de
serotonina en pacientes con DDPM.
Estos hallazgos avalan en tratamiento de este desorden con IRSS. Hay varios ensayos terapéuticos
fundamentados respecto a ésto. El clásico estudio de 1995 de Steiner mostró la mejoría tanto de la
sintomatología psíquica como física, lo cual fue corroborado con casi todo el resto de los IRSS y algunos
duales en dosis completas o parciales y en forma permanente o intermitente. Por el efecto colateral
indeseable sobre la sexualidad de estas drogas, en casos leves se proponen terapias con medidas
higiénico-dietéticas como reducir la ingesta de carnes rojas, los alimentos con metilxantinas (café, té,
chocolate, bebidas colas) y los azúcares refinados, restricción de sal, alcohol y tabaco y ejercicio físico
adecuado; vitamina B6, A y E o espironolactona.
En casos graves se postula la anulación de la función ovárica por métodos químicos (agonistas GnRH en
10
administración continua) o quirúrgicos.
Todos los tratamientos buscan restaurar el equilibrio de los niveles hormonales centrales. A este respecto
es importante la comprensión de que hasta los IRSS tienen acción hormonal central.
Ya Erikson, basándose en la rápida respuesta terapéutica (acción benéfica desde el primer ciclo, con
menor tiempo de latencia que para la acción antidepresiva) propuso una acción hipotalámica y cortical
específica con probable acción sobre 5-HT 1A y hormonal central. En realidad, estas moléculas
(principalmente fluoxetina) tienen acción específica sobre la producción de esteroides sedativos, tanto en
cerebro como en ovario. Aumentan la pregnenolona por actividad sobre la enzima de la 3
deshidrogenasa de los hidroxiesteroides (3 HSD) tipo II y III que incrementan progesterona (sin
interferir en la síntesis de testosterona como hace el tipo I).
A modo de corolario, recordemos que el estado de ánimo es cíclico en la mujer por la gran influencia de
los sistemas hormonales sobre los sistemas de neurotransmisión y neuropeptídicos diencefálicos y
corticales. El 75% de las mujeres en etapa reproductiva presentan variaciones de humor que no precisan
conductas terapéutica específica. Pero aquéllas cuyos síntomas les producen discapacidad en el
funcionamiento psicosocial, requieren diagnóstico y tratamiento temprano ya que esta patología puede
invalidarlas en forma intermitente durante un tercio de su vida.
PSICOPATOLOGIA DEL EMBARAZO
Muchas mujeres pueden iniciar una enfermedad en el transcurso de un embarazo o bien pueden
embarazarse en el contexto de una enfermedad preexistente. Estas situaciones requieren de un cuidado
especial, dado que se puede incurrir en iatrogenia tanto por medicar como por no hacerlo.
Como recalca Silvana Vicente en una de nuestras obras, como regla general se debe saber que casi todos
los medicamentos administrados durante el embarazo son para la madre, y el feto es receptor por
casualidad. Por lo tanto, es importante equilibrar el riesgo de los efectos medicamentosos para el feto con
los riesgos de la falta de tratamiento de la enfermedad de la madre para ambos. No hay una barrera
placentaria específica para el paso de medicamentos, de manera que el feto queda expuesto
inevitablemente y, si bien un agente puede ser beneficioso o al menos inocuo para la madre, puede ser
nocivo y aún mortal para el embrión o el feto. Los efectos teratógenos suelen depender de la dosis; los
agentes pueden actuar en forma sinérgica; y el momento de la administración después de la concepción
reviste importancia crítica para determinar los efectos para el feto. Los riesgos también pueden variar de
una persona a otra como resultado de variación genética en el metabolismo de los medicamentos o de
otros factores. El tratamiento medicamentoso debe administrarse sólo si es realmente necesario.
11
Pero, siempre recalcamos que la iatrogenia puede ser también no medicar a una embarazada ya que se
pueden producir graves consecuencias por no paliar un trastorno psiquiátrico que puede ocasionar
anomalías en el normal desarrollo del embarazo, como parto prematuro, bajo peso al nacer y riesgo de
enfermedad puerperal.
Valga de ejemplo que se observó que hijos de madres que cursaron depresión durante el embarazo
presentan niveles elevados de NA, patrones de sueño diferentes en comparación con niños controles y
asimetrías en el EEG, que pueden persistir hasta, por lo menos, los tres años de edad. Respecto de los
rasgos conductuales particulares: son más difíciles de consolar, son más inquietos, presentan un menor
tono motor, menor fortaleza, mayor irritabilidad y una cierta dificultad para la localización auditiva de los
sonidos.
Consignemos que se debe considerar imprescindible medicar cuando se detecta riesgo de suicidio, si la
enfermedad lleva al abuso de alcohol, tabaco o drogas ilícitas, si por la disminución del apetito el aporte
nutricional se vuelve insuficiente, si hay falta de interés en los cuidados prenatales o si la evolución de la
enfermedad resiente el vínculo madre-hijo
Los factores a considerar ante la decisión de implementar una terapia psicofarmacológica varían según la
etapa gestacional. Tengamos en cuenta que:
•
La circulación fetoplacentaria se establece entre los días 18 y 21 posteriores a la ovulación por lo que
recién a partir de ese momento se puede hablar de la acción del psicofármaco en el feto.
•
La administración de un psicofármaco en las primeras dos semanas causa un efecto del todo o nada.
O bien el defecto se soluciona completamente por reemplazo celular, o el producto de la concepción
no resulta viable y no ocurre la nidación.
•
Si la droga es administrada en el primer trimestre del embarazo ocurre lo que se denomina
teratogenia, ya que afecta el periodo de organogénesis. (SNC, días del 10-25; desarrollo de miembros,
días del 24 al 26; sistema cardiovascular, días 20-40). El riesgo de teratogenia en la población general
es del 3 al 4 %.
•
La administración en el segundo o tercer trimestre determina alteraciones funcionales, bioquímicas o
histológicas que se traducen en alteraciones conductuales a largo plazo.
•
Las particularidades farmacocinéticas del feto (barrera hematoencefálica más permeable, menor tasa
de metabolismo hepático, menor disponibilidad de proteínas transportadoras) lo exponen más al
efecto de las drogas.
•
El recién nacido puede mostrar síntomas vinculados a eventos adversos, cuadros de discontinuación y
abstinencia por la administración hasta el momento del parto.
A menudo se desconocen los efectos gestacionales de un medicamento determinado y, en la mayoría de
los casos, éste lleva una advertencia que desaconseja su uso durante el embarazo, a menos que los
12
beneficios potenciales sean superiores a los riesgos (por lo general, no definidos) o que esté
contraindicado. Esta situación se debe a que por razones de seguridad fetal las embarazadas son
sistemáticamente excluidas de los ensayos clínicos, al igual que cuando quedan embarazadas en el
transcurso del mismo.
Del otro lado del espejo las alteraciones psiquiátricas de la madre pueden repercutir en el recién nacido.
Así. la depresión produce daño biológico en el feto como ser huellas que afecten al recién nacido de por
vida. Ya consignamos en varios trabajos que:
- el aumento del stress oxidativo puede ocasionar retrasos o defectos de la maduración de las membranas.
- la hiperprolactinemia, por su parte, será responsable de la competencia metabólica con la función de la
hormona lactógeno placentaria (recordemos que pertenecen a la misma familia de hormonas) produciendo
exceso de requerimientos metabólicos del feto con posibilidad de envejecimiento placentario y parto
prematuro.
- los trastornos tiroideos pueden inducir retraso madurativo del SNC.
- la alteración del ritmo sueño-vigilia con el insomnio de la depresión conlleva a menor secreción de
hormona de crecimiento con la consecuente disminución de secreción de factores de crecimiento con
acción sobre todos los tejidos fetales.
- la hipercortisolemia será inductora de defectos inmunológicos tempranos, de virilización y de producir
un fenotipo vulnerable con poca capacidad de defensa ante el stress y las infecciones.
PSICOPATOLOGIA DEL PUERPERIO
El riesgo de enfermedad mental se incrementa 15 veces en dicho período, ya que los meses que siguen al
parto resultan de una especial vulnerabilidad para desarrollar patología psiquiátrica
La presencia de depresiones puerperales cubre un rango importante que va desde la disforia postparto
hasta las depresiones psicóticas puerperales, incluyendo la depresión puerperal y el más recientemente
incorporado trastorno por stress post traumático postparto.
Maternity Blues
La disforia postparto es el menos severo de los trastornos postparto y afecta a la mayoría de las mujeres,
presentando una prevalencia entre el 50-80%. Se inicia hacia el tercer día del puerperio, y se resuelve
completamente hacia el día doce. Los síntomas incluyen: llanto, humor depresivo, insomnio, fatiga,
ansiedad, cefalea, falta de concentración y en ocasiones, cuadros de confusión mental. Ha sido atribuida a
los grandes cambios hormonales posteriores al alumbramiento placentario, ya que con la eliminación de
13
la placenta cae abruptamente la producción de varias hormonas, entre ellas estrógeno y progesterona –
aunque esta teoría por sí sola no lo explica, ya que si así fuera debiera manifestarse en el 100% de las
mujeres puérperas, o en todos los puerperios de una misma mujer. La madre generalmente se sobrepone a
este cuadro depresivo con reposo y contención emocional.
Al ser considerado común, benigno y
transitorio, no ha merecido mucho estudio serio por parte de la investigación médica.
Si bien la evolución resulta favorable en la mayoría de los casos, con remisión espontánea y completa, un
20% de las mujeres afectadas pueden desarrollar cuadros de depresión postparto y en algunos casos hasta
psicosis postparto. La evolución, la intensidad y las características de los síntomas permiten precisar el
diagnóstico clínico.
Depresión posparto
La prevalencia es del 10 – 15% . Comienza insidiosamente después de la segunda o tercera semana del
parto (después de la etapa en que se estaría resolviendo solo un maternity blue), y su desarrollo es lento
por semanas o meses. Consignemos que cuanto más precoz, hay sintomatología más severa
La misma es compatible con el cuadro clínico del trastorno depresivo mayor que se de moderado a
severo. El pensamiento está invadido por ideas sobrevoladas referidas al bebé (culpa, sentimientos de
incapacidad para atenderlo, tendencia a presentar ideas obsesivas acerca de la salud) Las ideas de suicidio
no son raras y pueden alcanzar a conformar un plan suicida. El ánimo es melancólico con o sin
irritabilidad.
Se presentan grandes alteraciones del apetito y hasta aversión a la comida o a su olor; franca disminución
de la libido; ideación deliroide de culpa y perdida de control. Puede haber deterioro cognitivo temporario
que aumenta la sensación de inutilidad ante la dificultad de la toma de decisiones. Es frecuente la
retracción social, con distanciamiento de amistades, familia, esposo y hasta de su hijo.
La neurobiología detrás de este síndrome parece corresponderse con las drásticas variaciones en las
concentraciones hormonales. Los estrógenos aumentan progresivamente durante el embarazo, llegando a
valores de estrona (E1) y estradiol (E2) 100 veces los valores normales en la mujer no embarazada, y el
estriol (E3) aumenta 1000 veces. En promedio, los niveles de estrógenos y progesterona caen
respectivamente de 2100 ng/100 ml y 160 ng/100 ml en las dos semanas preparto a 14 ng/100 ml y 3
ng/100 ml en el 5º día postparto. Recordemos los efectos neuroprotectores de los esteroides sexuales que
pueden ser consultados en el apartado de las entregas de la primer parte.
La caída de la progesterona se inicia al tercer día post-parto desde su aumento en 10 veces en el
embarazo sintetizada por la unidad feto-placentaria. Una vez que la placenta es expulsada, la progesterona
cae bruscamente a niveles basales, o inferiores aún, a niveles compatibles con “falla gonadal”. Cuanto
14
mayor es la caída de los niveles de progesterona (diferencia entre los niveles pre- y post-parto), mayor es
la probabilidad de depresión dentro de los primeros diez días post-parto.
Respecto a otras hormonas sexuales, la testosterona y la androstenediona también aumentan en embarazo
con valor máximo en el tercer trimestre. Hasta la semana 28 de gestación, pese al aumento de la
testosterona total, no se observa un aumento de la testosterona libre, gracias al aumento de la globulina
transportadora de hormonas sexuales. Después de la semana 28 sí se observa tanto un aumento de la
testosterona total como la testosterona libre. Lo contrario ocurre con la DHEA y DHEA-S, cuyas
concentraciones disminuyen durante el embarazo, pese al aumento de su producción materna. Este
descenso probablemente sea consecuencia de la utilización por parte de la placenta de la DHEA-S para
sintetizar estrógenos (ya que por carecer la placenta de actividad 16- y 17-hidroxilasa, no podría sintetizar
los estrógenos sin este precursor. Es prematuro suponer que son los cambios androgénicos los
responsables de la depresión posparto
También hay que destacar los cambios prolactínicos que son no sólo cuantitativo, sino también
cualitativos, ya que va variando predominantemente de prolactina-glicosilada en el primer trimestre, hacia
prolactina-no-glicosilada, biológicamente más activa hacia el tercer trimestre.
Durante el puerperio los niveles variarán según se amamante o no. Los niveles altos de prolactina parecen
tener efecto protector. La lactancia debe ser considerada como un estado hiperprolactinémico fisiológico
con lo cual se pueden extrapolar los distintos hallazgos en la esfera afectiva relacionados a estos estados.
En lo referente al eje adrenal, clásicamente alterado en las depresiones, es necesario revisar sus
oscilaciones en embarazo y parto ya que son mucho menos conocidas que las de las hormonas sexuales.
La ACTH también aumenta durante el embarazo de 10 pg/ml a 50 pg/ml y aún más durante el trabajo de
parto, llegando a valores de hasta 300 pg/ml. Se cree que el aumento en su concentración plasmática está
dado principalmente por la ACTH producida por la hipófisis materna, estimulada por el factor liberador
de corticotrofina (CRF) placentario (que también aumenta la liberación de β-endorfina). Los valores
normales de CRF en la mujer no embarazada son de 10-100 pg/ml y aumenta a 500-3000 pg/ml en el
tercer trimestre del embarazo – para caer abruptamente después del parto. Además, hacia el final del
embarazo, se observa una rápida disminución de la proteína ligadora de CRF (CRF-BP), aumentando así
el CRF libre. Este aumento de CRF y ACTH producen un aumento en el cortisol libre plasmático, como
en el cortisol libre en saliva y el cortisol libre urinario. Es interesante notar que el cortisol además ejerce
un feedback positivo sobre la secreción de CRF placentaria. El cortisol sérico se eleva durante el último
trimestre del embarazo; un aumento superior de estos niveles se ha relacionado con la presentación de la
disforia y los cuadros depresivos severos. Por lo cual, los niveles de cortisol sérico en el límite superior
han sido invocados como posibles factores etiológicos. No hay estudios concluyentes respecto de si la
concentración plasmática de esta hormona pueda ser considerada como predictor de enfermedad.
15
Durante el episodio depresivo se presentan las mismas alteraciones psiconeuroinmunoendócrinas de
cualquier otra depresión endógena.
Pueden detectarse alteraciones tiroideas, con hipotiroidismos maternos y del recién nacido, asociados a
depresión. En el 10% de las pacientes con depresión postparto se han encontrado anticuerpos antitiroideos
en el postparto inmediato.
También cae abruptamente con el alumbramiento la feniletilamina de producción placentaria y se necesita
un tiempo para lograr la recomposición del pool. Recordemos que todos los animales (salvo la hembra
humana) comen su propia placenta evitando estas alteraciones.
Una nueva teoría vincula a la depresión post-parto con la depleción de ácidos grasos omega-3 (de cadena
larga como el Acido Eicosapentanoico (EPA) y Acido Docosahexanoico (DHA), con función en la
fluidez de las membranas celulares, ya que como el feto en desarrollo y el bebé recién nacido requieren
de altas cantidades de omega-3, pueden deplecionar el pool materno. Para más información sobre el
particular recomendamos la lectura de la publicación de la Dra. Silvana Valente sobre el particular.
Psicosis posparto
Es una severa enfermedad que ocurre actualmente en 1-2 mujeres por mil, en un período variable que
comprende el primer año postparto. Hay un pico para la iniciación de los síntomas clínicos entre la
segunda y tercera semana después del alumbramiento.
Se manifiesta por labilidad acusada del humor, desorganización del pensamiento, despersonalización,
confusión, desorientación, agitación, comportamiento bizarro, delirios, alucinaciones y trastornos del
sueño. Presenta mucha variabilidad sintomática aún durante el mismo día, lo que lleva a confusión
diagnostica. La psicosis puerperal tiene un riesgo muy alto de manifestación de conductas
autodestructivas, impulsivas y violentas, que ocasionan intentos de suicidio y filicidio. El 4% de las
pacientes cometen infanticidio.
Se ha calculado que el riesgo de recurrencia de una enfermedad afectiva para una mujer que presentó un
episodio psicótico es de hasta un 60%.
La neurobiología es similar a la de los cuadros depresivos bipolares tipo mixto que fueron descriptos en el
apartado correspondiente.
También se ha sugerido que los niveles estrogénicos disminuidos podría precipitar el cuadro psicótico al
hipersensibilizar los receptores dopaminérgicos. Esta hipótesis es apoyada por un aumento en la respuesta
de la hormona del crecimiento en la prueba de apomorfina que se ha encontrado en las mujeres con
trastorno bipolar o esquizofrenia que desarrollaron este tipo de psicosis.
16
Algunas investigaciones han encontrado correlación entre esta psicosis y los niveles elevados de opioides
en líquido cefalorraquídeo.
Obviamente, ante la presentación de síntomas psicóticos en el postparto se debe descartar: etiología
orgánica (tirotoxicosis, hipotiroidismo, enfermedad de Sheehan, infección por VIH, intoxicación o
abstinencia a drogas, cuadros sépticos).
Trastorno por Stress Postraumático
Se relaciona con partos dificultosos o sus complicaciones. Puede superponerse a una depresión postparto, confundirse con la depresión post-parto, o evolucionar a una depresión post-parto.
Las secuelas son comparables a las del PTSD de cualquier etiología, con pesadillas, episodios de
flashback, conductas evitativas y distrés psicológico extremo. Hay evidencia que eventos traumáticos
previos predisponen a la mujer a desarrollar stress post-traumático post-parto.
La fisiopatología debiera coincidir con la del PTSD clásico.
Dejamos para la próxima entrega la descripciones de las alteraciones psiconeuroinmunoendócrinas del
climaterio y para la última las del género masculino.
17
Descargar