XXII, No. 645 del 1-31 de omero, AÑO X enero d R r o ñ e e 201 ns o M 4 tro n e C Papa Francisco: “Reforma de la Iglesia” www.uca.edu.sv/publica/cartas Trabajar por una Iglesia nueva Recuperar a Jesús de Nazaret La Alegría del Evangelio No dejen morir a las comunidades Luchar contra el pecado del mundo 1 Realidad Nacional Los invertebrados políticos en El Salvador Mauricio Iraheta Olivo La actual campaña electoral para presidente tiene mucho de temperamental. Por eso, en los primeros debates en radio y televisión cada candidato se esforzaba por convencer al elector de que, en caso de resultar elegido, la nueva administración (aunque fuese un candidato a ocupar por segunda vez la silla presidencial) sería mejor que la anterior. Habría progresos en cuanto a la salud, la calidad de la enseñanza pública, la violencia social, la situación económica, etc. Administrar bien el país sería lo importante. Entonces surgieron las encuestas, ese fantasma estadístico que, como espada de Damocles, pende sobre la cabeza de cada candidato. Una encuesta indica las posibilidades de victoria de cada aspirante a futuro presidente, mientras que otra indica cómo reacciona el público ante sus programas en radio y en televisión. El público televisivo-internáutico salvadoreño no merece aplausos en materia de preferencias. Disfruta con programas-basura real, como TRATO HECHO, o TAL PARA CUAL, como las novelas. Nada que haga pensar y tener opiniones propias. Mientras que algunos medios de prensa independientes hacen pensar y exigen un mínimo de discernimiento crítico. Lo que hace subir el ranquin es la relación tormentosa entre Norman Quijano, Elías Saca y Sánchez Cerén, y no entre la mafia de la violencia y los que viven en zonas de riesgo tanto en la zona urbana y rural. De ese modo los candidatos con índices insuficientes en la preferencia electoral, e incluso los que ocupan los primeros lugares, al sentirse amenazados por sus adversarios, tienden a olvidar sus promesas administrativas y dejarse arrastrar por la agresión verbal. Cual magos de un circo de terror, sacan de la manga todas las acusaciones, actuaciones, marufias y bajezas que puedan afectar a sus competidores. Lo más curioso es que, a falta de reforma política (siempre prometida y postergada), los electores asisten a una admirable estratagema. Y los aliados de ayer son 2 enemigos hoy en las elecciones. Ayer todo eran besos, hoy golpes. Sucede que, con raras excepciones, acusadores y acusados en el ámbito político son, todavía hoy, aliados en el ámbito nacional. Lo cual revela una política cada vez más despolitizada, desideologizada, reducida a mera hambre de poder. Como no hay invitación gratuita ni casa sin ropa sucia que deba ser lavada, los efectos de esa nefasta manera de hacer política se dejarán sentir en las siguientes elecciones para presidente de la República, el próximo 2 de febrero 2014. Ya empiezan a asomar las fisuras en el edificio de la base aliada del gobierno. El FMLN y ARENA ya se están acusando. Y UNIDAD, por su parte, permanece de momento como hueso en boca desdentada, aunque no quita que dentro de poco desee librarse del síndrome de Alzheimer de promesas incumplidas en su periodo presidencial y, ávido de votos, aspire también a ocupar nuevamente la silla. Toda la cuestión de fondo de esta coyuntura reside en la cultura (a)política que respiramos en el actual clima de liberalismo. Ningún candidato cuestiona el sistema en que vivimos. Ya no se habla de aprovechar el período electoral para “concientizar y organizar a la clase trabajadora”. Todo se reduce, como en las elecciones presidenciales de los EE.UU., a originar impactos emotivos para sacar al elector del marasmo y del desencanto. Y los recursos más utilizados son el “retrato de familia” (vean qué feliz soy con mi esposa y mis hijos) y el miedo: al desempleo, a la crisis de violencia de las maras, a la corrupción, a la pérdida de los derechos civiles. Todos vamos siendo progresivamente domesticados por los medios controlados por el gran capital, de modo que se va cambiando la libertad por la seguridad, la opinión propia por el consenso, el espíritu crítico por la anuencia venerable a la palabra del líder. Corremos el riesgo de tener en el futuro una sociedad de invertebrados políticos. Iglesia Nueva La vuelta a Jesús de Nazaret Jon Sobrino Una Iglesia nueva Benedicto XVI dimitió de su ministerio papal debido a la disminución de sus fuerzas físicas, por la edad, y a los graves problemas al interior de la Iglesia y de la curia vaticana que no podía resolver. El papa Francisco ha tomado el asunto en serio, y ha anunciado la “reforma de la Iglesia”. En esta Carta a las Iglesias hablamos de una “Iglesia Nueva” que supere a una “Iglesia envejecida”. Entre otros muchos tocaremos los siguientes temas: 1) La vuelta a Jesús de Nazaret. 2) La alegría del Evangelio. 3) No dejar morir a las comunidades 4) La lucha contra el pecado del mundo. En El Salvador hubo una vuelta a Jesús que coincidió con la época de Monseñor Romero y de los mártires. No suena bien decir que hay que “volver atrás”, pero si no lo hacemos difícilmente habrá reforma de la Iglesia por la que trabaja Francisco. Y aunque no es necesario decirlo, a ese Jesús hay que volver, sin dejar de lado lo bueno que hayamos aprendido después de Monseñor. Solo “volver atrás” sería insensatez. Pero “no volver” sería distanciarnos todavía más de Jesús de Nazaret. Veamos dos denuncias clásicas de ese distanciamiento. Dostoievski, en la leyenda del gran inquisidor en Los hermanos Karamazov, al Cristo que no pronuncia palabra [se refiere a un Jesús real con un mensaje real] el inquisidor le echa en cara que ha traído libertad, y le dice, por cierto, que se ha equivocado, pues lo que los seres humanos desean realmente es seguridad. Eso es lo que les ofrece la Iglesia. En un primer momento le anuncia que lo va a enviar a la hoguera, pero finalmente le deja marchar: “Muchas gracias por haber venido hace 1500 años, pero ahora ya no te necesitamos”. Y termina con estas palabras que se han hecho clásicas, e ilustran espeluznantemente nuestro tema. “En realidad nos estorbas. Vete y no vuelvas más”. Jesús de Nazaret es expulsado de la iglesia porque estorba. Con él no podemos vivir en paz. Sí podemos vivir en paz con un Cristo que se acomode a nuestros gustos e intereses. En palabras no tan grandilocuentes, pero no menos serias, el Garaudy de la época marxista, pedía a los cristianos en un encuentro después del Vaticano: “Hombres de Iglesia, devuélvannos a Jesús”. La queja es que los cristianos lo hemos convertido en monopolio propio, y además lo hemos aprisionado. Sin Jesús, podremos seguir hablando de Cristo, pero no introducimos en el mundo el potencial humanizador de Jesús de Nazaret. Sin Jesús de Nazaret no sabemos quien es Cristo. Al Cristo no se puede ir sin caminar junto con Jesús de Nazaret, reproduciendo lo que el hizo: anuncio de una buena noticia, denuncia de la opresión, exigencia de conversión, cargar con la cruz. Todo ello en confianza a un Dios que es Padre, y en disponibilidad a un Padre que es Dios. 3 www.uca.edu.sv/publica/cartas La tentación de ignorar a Jesús de Nazaret ha sido y sigue siendo grande. Hay mucho espiritualismo sin Jesús, y mucha devoción a Cristo sin el Jesús real, el del evangelio de Marcos y el de la carta a los Hebreos, el Jesús histórico, el de los pobres, del que antes se hablaba, el que iluminó muchas mentes, movió a luchar por la justicia, a veces hasta la entrega de la vida Diseño y diagramación de revista : Ronald Cardoza Comenzamos con Jesús de Nazaret. Iglesia Nueva Jesús de Nazaret es un eu-aggelion, una buena noticia. a la gente que acudía a él de todas parte, de Jesús les debió impactar sus actividades liberadoras, curaciones, expulsiones de demonios; su acogida a los pecadores y marginados, mujeres y niños; su praxis de denuncia y desenmascaramiento; sus bendiciones a pobres y sus maldiciones a poderosos; la celebración de la vida en comidas con amigos y con gente de mala vida. En síntesis, impactaba su mensaje de esperanza: “el reino de Dios se acerca”. Pero también les debió impactar su específico modo de ser. Jesús hablaba con autoridad, no como los políticos palabreros, ni los fanáticos irracionales, ni los funcionarios a sueldo. A los necesitados los atraía por su compasión, y por ello en sus tribulaciones iban a él con el argumento decisivo: “Señor, ten compasión de mí”. Los niños no se asustaban de él, y las mujeres encontraban en él respeto, comprensión, defensa, acogida, trato digno y afectuoso. En Jesús los pobres encontraron a alguien que les amaba y les defendía, sin más razón para ello que su necesidad y sus sufrimientos, la opresión y el desprecio que sufrían. Al final de su vida en esa gente encontró su mejor protección, y por eso tuvo que ser apresado a traición, de noche y a escondidas. Y de Jesús les impactó su entereza y su fidelidad. En definitiva, les debió impactar su inmensa coherencia. Cumplía él mismo, eximiamente, lo que pedía a los demás: “sean buenos y misericordiosos del todo como el Padre celestial es bueno y misericordioso”. Y más debió impactar, y quizás sobrecoger, ver juntas en una persona realidades que difícilmente suelen ir juntas. Jesús fue hombre de misericordia, “siento compasión de esta gente”, y de denuncia profética dura, “¡ay de ustedes los ricos!”. Hombre de reciedumbre, “quien quiera venir en pos de mí, tome su cruz”, y de delicadeza, “tu fe te ha salvado, tú te has curado”. Hombre que exige el amor: “no 4 hay mandamiento mayor”, y que “se arrodilla a lavar los pies a los demás”. Hombre de confianza, que descansa en un Dios que es Padre, “abba”, y de soledad ante un Padre que sigue siendo Dios y no le deja descansar: “Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?”. Jesús de Nazaret impactó a Ignacio Ellacuría como buena noticia. Algunos teólogos de la liberación, y de entre los más connotados, usen o no el término, han visto en Jesús, y lo han confesado, como eu-aggelion. Y dejamos al lector que decida si en este Jesús de Nazaret han experimentado buena noticia, y más evangelio que en dogmas y documentos eclesiásticos. Esto es lo que escribió Leonardo Boff. “En contacto con Jesús, cada uno se encuentra consigo mismo y con lo que de mejor hay en él: cada cual es llevado a lo originario. Para mí lo más importante que se dijo de Jesús en el Nuevo Testamento no es tanto que él es Dios, Hijo de Dios, Mesías, sino que pasó por el mundo haciendo el bien, curando a unos y consolando a otros. Cómo me gustaría que se dijera eso de todos y también de mí”. Sobre Ignacio Ellacuría escribió uno de sus estudiantes. “En un curso abierto de teología el P. Ellacuría estaba analizando la vida de Jesús y de pronto se le fue la racionalidad y se le desbordó el corazón. Y dijo: ‘Es que Jesús tuvo la justicia para ir hasta el fondo y al mismo tiempo tuvo los ojos y entrañas de misericordia para comprender a los seres humanos’. Ellacu se quedó callado y concluyó con estas palabras: ‘Fue un gran hombre’”. Quienes quieran reformar la Iglesia tendrán que hacer muchas cosas. Pero la más importante, en mi opinión, es “volver a Jesús de Nazaret”. Iglesia Nueva Jornada mundial por la paz Carlos Ayala Ramírez E l primer mensaje del papa para la Jornada Mundial de la Paz ha sonado a bendición del año. “El corazón de todo hombre y de toda mujer alberga en su interior el deseo de una vida plena, de la que forma parte un anhelo indeleble de fraternidad, que nos invita a la comunión con los otros, en los que encontramos no enemigos o contrincantes, sino hermanos a los que acoger y querer”. Destaca seis aspectos de la fraternidad. La fraternidad, fundamento y camino para la paz. Francisco recuerda hace las definiciones de paz de la Populorum progressio de Pablo VI, y de la Sollicitudo rei socialis de Juan Pablo II. En la primera se dice que el desarrollo integral de los pueblos es el nuevo nombre de la paz. Y que entre las naciones debe reinar un espíritu de fraternidad que ha de expresarse bajo un triple aspecto: el deber de la solidaridad, que exige que las naciones ricas ayuden a los países menos desarrollados; el deber de la justicia social, que requiere la transformación de las relaciones injustas entre pueblos fuertes y pueblos débiles; y el deber de la caridad universal, que implica la promoción de un mundo más humano para todos. En la segunda encíclica, se dice que la paz es fruto de la solidaridad, es decir, solo es posible alcanzarla realmente y gozar de ella si hay una mejor calidad de vida y un desarrollo más humano y sostenible. La fraternidad, premisa para vencer la pobreza. La falta de fraternidad entre los pueblos y entre los hombres es una causa importante de la pobreza. Los ejemplos son abundantes. En muchas sociedades se ve una profunda pobreza debido a la carencia de sólidas relaciones familiares y comunitarias; al crecimiento de distintos tipos de descontento, marginación y soledad. La propuesta del mensaje es la siguiente: una pobreza como esta solo puede ser superada redescubriendo y valorando las relaciones fraternas en el seno de la familia y de las comunidades, compartiendo las alegrías y los sufrimientos, las dificultades y los logros que forman parte de la vida de las personas. El redescubrimiento de la fraternidad en la economía. Según el papa Francisco, el hecho de que las crisis económicas se sucedan una tras otra debería llevar a las oportunas revisiones de los modelos de desarrollo económico y a un cambio en los estilos de vida. Debería ser una ocasión propicia para recuperar las virtudes de la prudencia, la templanza, la justicia y la fortaleza. Estas virtudes nos pueden ayudar a redescubrir los vínculos fraternos que nos unen unos a otros, con la profunda confianza de que el ser humano tiene necesidad y es capaz de algo más que desarrollar al máximo su interés individual. La fraternidad termina con la guerra. Durante el último año son muchos los que han sufrido la experiencia de la guerra (muertos, heridos, desplazados, refugiados, mutilados), una profunda herida infligida a la fraternidad. En este contexto, el papa exhorta a redescubrir a un hermano en quien es considerado solo un enemigo a exterminar. En consecuencia, hay que renunciar a la vía de las armas e ir al encuentro del otro con diálogo, perdón y reconciliación, para reconstruir a su alrededor justicia, confianza y esperanza. La corrupción y el crimen organizado se oponen a la fraternidad. El papa menciona muchas otras formas de ruptura de la fraternidad: el drama lacerante de la droga, la devastación de los recursos naturales, la tragedia de la explotación laboral, el blanqueo ilícito de dinero, la especulación financiera, la prostitución, la trata de seres humanos, los delitos y abusos contra los menores, la esclavitud que todavía está vigente en muchas partes del mundo, la tragedia frecuentemente desatendida de los emigrantes. La respuesta es un auténtico espíritu de fraternidad que posibilite un equilibrio entre libertad y justicia, entre responsabilidad personal y solidaridad, entre el bien de los individuos y el bien común. La fraternidad ayuda a proteger y a cultivar la naturaleza. Hay que usar sabiamente los recursos en beneficio de todos, respetando la finalidad y la utilidad de los seres vivos y su función en el ecosistema. Pero los hechos contradicen esta visión: a menudo nos dejamos llevar por la codicia, por la soberbia de dominar, tener, manipular, explotar; no custodiamos la naturaleza, no la respetamos, ni la consideramos un don gratuito que hemos de cuidar y poner al servicio de todos. 5 Iglesia Nueva “La alegría del evangelio”. Exhortación del papa Francisco Carlos Ayala, José Arregi, Victor Codina Desde El Salvador, Carlos Ayala. El papa ante las estructuras que matan En la primera exhortación apostólica Evangelli gaudium (La alegría del Evangelio), el papa Fracisco se plantea -entre otros desafíos fundamentales- la necesidad y urgencia de que todas las comunidades asuman una “siempre vigilante capacidad de estudiar los signos de los tiempos”. Se trata, según el papa, de una responsabilidad grave, ya que algunas realidades del presente, si no son bien resueltas, pueden desencadenar procesos de deshumanización difíciles de revertir más adelante. Es preciso, por tanto, “esclarecer aque­ llo que pueda ser un fruto del Reino y también aquello que atenta contra el proyecto de Dios” (n. 51). En la Gaudium et spes, del Concilio Vaticano II, los “signos de los tiempos” se definen como aquellos grandes hechos, acontecimientos y actitudes o relaciones que caracterizan a una época. Revelan, además, tanto las causas y los efectos de los eventos como las esperanzas y preocupaciones de hombres y mujeres de una etapa histórica determinada. Entre los signos de estos tiempos, el papa señala tres hechos de carácter estructural que deben ser motivo de preocupación e interpelación para personas y pueblos. En primer lugar, la precariedad de vida de las mayorías. Sobre este aspecto explica que “la humanidad vive en este momento un giro histórico, que podemos ver en los adelantos que se producen en diversos campos. Son de ala­bar los avances que contribuyen al bienestar de 6 la gente, como, por ejemplo, en el ámbito de la salud, de la educación y de la comunicación”. Sin embargo, “no podemos olvidar que la mayoría de los hombres y mujeres de nuestro tiempo vive precariamente el día a día, con consecuencias fu­nestas. Algunas patologías van en aumento. El miedo y la desesperación se apoderan del corazón de numerosas personas, incluso en los llamados países ricos. La alegría de vivir frecuentemente se apaga, la falta de respeto y la violencia crecen, la inequidad es cada vez más patente. Hay que luchar para vivir y, a menudo, para vivir con poca dignidad” (n. 52). En segundo lugar, el predominio de una economía que mata. Para el papa, “así como el mandamiento de no matar pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir ‘no a una economía de la exclusión y la inequidad’”. No puede ser, agrega, “que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad. Hoy todo entra dentro del jue­go de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida” (n. 53). Iglesia Nueva Finalmente, el tercer hecho es la violencia. El papa señala que “se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres, pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agre­sión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión”. Añade que “cuando la sociedad -local, nacional o mun­ dial- abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad. Esto no sucede solamente porque la inequidad provoca la reac­ción violenta de los excluidos del sistema, sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz” (n. 59). Y denuncia tres causas. Ahora bien, ¿cuáles son las causas de estos tres hechos? La exhortación explica al menos tres: del papa Fracisco,, la absolutización del mercado, y el desprecio y rechazo a la ética. “La idolatría del dinero”. “Una de las causas de esta situación se en­cuentra en la relación que hemos establecido con el dinero, ya que aceptamos pacíficamente su predominio sobre nosotros y nuestras socieda­des. La crisis financiera que atravesamos nos hace olvidar que en su origen hay una profunda crisis antropológica: ¡la negación de la primacía del ser humano! Hemos creado nuevos ídolos. La adora­ción del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32, 1-35) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verda­ deramente humano” (n. 55). “La absolutización del mercado”. Este totalitarismo del capital está directamente vinculado con los mecanismos y la absolutización del mrcado. El documento lo expresa críticamente en los siguientes términos: “Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Es­tados, encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces vir­tual, que impone, de forma unilateral e implaca­ble, sus leyes y sus reglas” (n. 56). “La falta de una ética social”. En el mundo actual “la ética suele ser mirada con cierto desprecio burlón. Se considera contraproducente, demasiado humana, porque relativiza el dinero y el poder. Se la siente como una amenaza, pues condena la manipulación y la degradación de la persona” (n. 57). En definitiva, “la ética lleva a un Dios que espera una respuesta com­prometida que está fuera de las categorías del mercado”. Otros signos de los tiempos. El papa menciona también las presencias salvíficas y humanizadoras, que asumen los males del mundo como desafíos a ser superados (n. 84). En este sentido, Francisco habla de una presencia de Dios que acompaña en la historia y en la vida cotidiana, promoviendo la solida­ridad, la fraternidad, el deseo de bien, de verdad, de justicia. Esa presencia “no debe ser fabricada, sino descubierta, develada. Dios no se oculta a aquellos que lo buscan con un corazón sincero, aunque lo hagan a tientas, de manera imprecisa y difusa” (n. 71). Finalmente el papa nos recuerda: “el evangelio nos invita siempre a correr el riesgo del encuen­tro con el rostro del otro, con su presencia física que interpela, con su dolor y sus reclamos, con su alegría que contagia en un constante cuerpo a cuerpo”. Y ter,mina con Jesús de Nazaret. Un decisivo signo de los tiempos es que “el Hijo de Dios, en su encarnación, nos invita a la revolución de la ternura” (n. 88). 7 Iglesia Nueva Desde Euskadi, José Arregi. “El evangelio es gozo” Poco latín necesitas para traducir el título de la reciente Exhortación del papa Francisco sobre la evangelización: “El gozo del Evangelio”. Y no es fácil decir más en menos: el Evangelio es gozo. No dice que no pueda haber gozo sin Evangelio, sino que no puede haber Evangelio sin gozo. No dice que quien cree en el Evangelio no vaya a conocer la tristeza, sino que quien anuncia el Evangelio ha de procurar aliviar la tristeza en sí mismo y en los demás. No dice que baste sentirse contento sin luchar contra todo lo injusto, sino que a toda lucha sin gozo le falta corazón. Es un texto lleno de aliento y frescura. No ocultaré que no todo me gusta en él, como cuando afirma que “Jesús dio su sangre por nosotros” -para expiar nuestros pecados, se entiende- (n. 178; cf. 128, 229, 274). La verdad es que no se entiende, y ¿a quién le puede resultar hoy buena noticia, motivo de alegría? O cuando reivindica una mayor presencia de la mujer en la Iglesia, afirmando a la vez que “el sacerdocio reservado a los varones, como signo de Cristo Esposo que se entrega en la Eucaristía, es una cuestión que no se pone en discusión” (n. 104). Es decir, mantiene el modelo clerical de Iglesia, y ¿puede una Iglesia clerical alegrar a las mujeres y a los hombres de hoy?). O cuando habla de la defensa de los “niños por nacer”, sin hacer distinción alguna entre el cigoto de un día y el feto de cuatro meses (nn. 213-214) -lo que lo cual contradice los datos de la ciencia. ¿Y puede así la Iglesia aliviar la angustia de muchas madres o padres?. Perdura, pues, una teología tradicional. Dicho eso, pienso que la teología no es lo esencial en esta verdadera Encíclica del papa Francisco en forma de Exhortación. La misericordia es lo único esencial. “La primacía de la gracia” (n. 112) es lo que cuenta. Todo lo demás es superficial, ideas discutibles. Toda teología -tanto si es trasnochada como si está puesta al día- es discutible, transitoria y siempre penúltima. La teología busca decir una palabra creíble sobre la fe que nos hace vivir, pero la palabra es siempre provisional y relativa, relativa al marco de credibilidad cultural de cada uno o de cada tiempo. La entraña de la vida es lo que importa, y la compasión es lo que mueve la vida y las entrañas. De eso habla este papa, y viene a decir que todo lo demás es secundario. ¡Gracias de nuevo, papa Francisco, por decirlo tan claro, por exhortarnos sin rodeos al corazón del Evangelio, el gozo de la bondad! 8 Leer es siempre interpretar, y más aun hacer una selección de frases de un texto cualquiera. Es lo que haré. Es mi lectura. Creo, sin embargo, que es una lectura acorde con la intención y el conjunto de esta Exhortación. También ella es, en realidad, una lectura selectiva de los textos del magisterio jerárquico precedente, como queda a la vista mirando cómo cita el Vaticano II o los documentos de los últimos papas. Sus citas revelan su intención de fondo, que no es atajar errores -como sucedía hasta el atosigamiento en los documentos de Juan Pablo II y Benedicto XVI-, sino animar a buscar juntos nuevas formas de decir y de vivir la alegría del Evangelio. No cita para cerrar, sino para abrir. No cita para reafirmar la doctrina tradicional “segura”, sino para invitar a renovar, a renovarse, a arriesgar. No alerta contra la innovación, sino contra el estancamiento en el pasado. No llama a repetir, sino a reinventar. Y no condena el mundo moderno, sino invita a acogerlo y escucharlo. No reclama obediencia, sino libertad solidaria, fraternidad evangélica. No insiste en los dogmas, sino en la “revolución de la ternura” (n. 88). No denuncia la cultura actual, sino la economía financiera asesina. Y afirma que el gran peligro del mundo (y de los cristianos) es la tristeza” (n. 2), no la increencia. Vuelve el espíritu de la Constitución Gaudium et Spes del Vaticano II. Vuelve el aliento. Evangelii gaudium. Dos palabras bastan, o incluso solo una: “Evangelio”, pues Evangelio significa eso, “buena noticia” o simplemente alegría. Como dijeron los ángeles -es como decir Dios, que es como decir el Corazón de la Realidad- a los pastores de Belén -que es como decir los más pobres o los más despreciados: “No temáis, os anuncio una gran alegría que lo será para todo el pueblo” (Lc 2, 10). Bastaba, pues con pocas palabras, pero a este papa le ha dado por hablar, y lo hace muy bien; habla ex abundantia cordis, de lo que en su corazón abunda. Pero como creo, amigo lector/a, que no dispondrás del tiempo o la calma requerida para leer las 224 páginas de esta Exhortación, te ofrezco una selección en 5 páginas con las afirmaciones que considero más importantes. Y si quieres solo una frase, quédate con ésta: “Vive un deseo inagotable de brindar misericordia (…) y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo” (n. 24). [En el próximo número de esta Carta pubicaremos las páginas con las afirmaciones más importantes] Iglesia Nueva Desde Bolivia Víctor Codina: “De una Iglesia envejecida y triste a un Iglesia joven y alegre” En su última exhortación apostólica sobre el anuncio del evangelio (Evangelii gaudium), en la que recoge los aportes del Sínodo de Obispos de octubre de 2012 sobre la nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana hoy, refleja el pensamiento y la hoja de ruta del nuevo obispo de Roma Desde el comienzo del documento y a lo largo de todo él, aflora un sentimiento vivo de la alegría del evangelio que llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús, en contraste con el riesgo de tristeza individualista, búsqueda de placeres superficiales y el aislamiento del mundo actual. Esta alegría es la que impulsa a los cristianos a evangelizar, a anunciar la buena y siempre nueva noticia de la salvación y del amor de Cristo. Por esto los cristianos no deben tener cara de funeral ni de cuaresma sin Pascua, sino irradiar al mundo la alegría de Cristo. Esta alegría no es ingenua, pues reconoce los graves desafíos de hoy: una economía que mata y que exige por tanto del cristiano una postura de denuncia profética: no a la economía de exclusión, no a la nueva idolatría del dinero, no a un dinero que gobierna en lugar de servir. Eso implica positivamente acentuar la dimensión social de la evangelización y el compromiso de la Iglesia con los pobres y los excluidos de la sociedad, de modo que la Iglesia sea una Iglesia pobre y de los pobres, que escuche su clamor y trabaje por su inclusión social. Todo esto supone un gran cambio y conversión en la Iglesia, una impostergable renovación eclesial de la parroquia, de las diócesis y del mismo papado, una Iglesia en estado de misión, que no se aferre a cosas que ya no tienen sentido hoy, que supere el pesimismo estéril, la mundanidad espiritual y las guerras y divisiones internas, que abandone el clericalismo que no es cristiano, y en cambio revalorice a los laicos y a la mujer, en unas relaciones nuevas entre todos los cristianos, nacidas del Señor. Más allá de estas afirmaciones concretas, la exhortación está corroborando y dibujando el nuevo estilo y modelo de Iglesia que promueve Francisco. De una Iglesia poderosa, distante, fría, acartonada, miedosa, reaccionaria, de la cual la gente se aleja y se va, a una Iglesia pobre, sencilla, cercana, acogedora, sincera, realista, que promueve la cultura del encuentro. De una Iglesia moralista obsesionada por el aborto, el control de natalidad y el matrimonio homosexual, a una Iglesia que va a lo esencial, recupera el evangelio, anuncia la gran buena noticia de la salvación en Cristo., De una Iglesia centrada en el pecado y que ha hecho una tortura del sacramento de la confesión y una aduana de la petición de sacramentos, a una Iglesia de la misericordia de Dios, de la ternura, de la compasión, con entrañas maternales, que refleje la misericordia del Padre. De una Iglesia centrada en ella misma, autorreferencial, preocupada por el proselitismo, a una Iglesia de los pobres, preocupada ante todo del dolor y del sufrimiento humano, de la guerra, del hambre, del paro juvenil, de los ancianos. De una Iglesia encerrada en sí misma, reliquia del pasado, con tendencia a mirarse el ombligo, con sabor a invernadero, que espera que vengan los otros, a una Iglesia que sale a la calle, callejea la fe, va a los márgenes sociales y existenciales, a las fronteras. De una Iglesia que discrimina a los que piensan diferente, a los diversos, a una Iglesia que respeta a los que siguen su propia conciencia. De una Iglesia con tendencia restauracionista y de vuelta atrás que añora el pasado, a una Iglesia que considera que el Vaticano II es irreversible. De una Iglesia con pastores encerrados en sus parroquias, clérigos de despacho, que buscan hacer carrera, que acaban siendo coleccionistas de antigüedades, obispos siempre en aeropuertos, a pastores que huelan a oveja, que caminen delante, detrás y en medio del pueblo. De una Iglesia ONG piadosa, clerical, machista, monolítica, narcisista, a una Iglesia Casa y Pueblo de Dios, hogar, que respete la diversidad, donde jueguen un papel relevante los laicos, las mujeres, las familias. De una Iglesia envejecida, triste, con gente con cara de cadáver o sonrisas de azafata, a una Iglesia joven y alegre, levadura y fermento en la sociedad, con la alegría y la libertad del Espíritu, donde los jóvenes sean protagonistas. [Este texto de Víctor Codina está tomado de su artículo “Teología de la liberación 40 años después. Balance y perspectivas”, RLT septiembre-diciembre 2013]. 9 Iglesia nueva Un papa humano Josefina Del Real E l Papa Francisco ha sido declarado la Persona del Año por la revista Time este 2013. Mirando para atrás, hizo algunas cosas increíblemente progresistas para liderar la Iglesia. Condenó el sistema financiero mundial. Por convertir a los humanos en los bienes de consumo prescindibles. Condenó la violencia de la guerra civil en Siria. En lo que respecta al uso de armas químicas en Siria, el Papa Francisco pidió por la paz y declaró que: “La guerra, nunca más. La violencia nunca conduce a la paz, la guerra conduce a la guerra, la violencia lleva a más violencia”. Redirigió las bonificaciones de los empleados a caridades. Cuando un nuevo Papa es elegido, los empleados del Vaticano reciben un bono. Tras su elección, el dinero adicional fue dado directamente a caridad. Habló en contra de “obsesión” de la Iglesia con el aborto, el matrimonio homosexual y la anticoncepción. Con la voz de la razón, Francisco conmocionó al mundo católico al afirmar que la Iglesia tiene una obsesión enfermiza con el aborto, el matrimonio gay, y la anticoncepción. Criticó a la Iglesia para poner dogma antes que el amor, y por priorizar las doctrinas morales sobre servir a los pobres y marginados. Invitó a indigentes a su cena de cumpleaños. El Papa había decidido que quería un pequeño evento de cumpleaños, hacer algo bueno, en lugar de un evento grande y caro. Instó por la protección de la selva de la Amazonía. Durante su visita a Brasil, Francisco se reunió con nativos quienes han estado batallando con agricultores 10 y rancheros que tratan de invadir sus tierras. Él alentó que el Amazonas sea tratado como un jardín y protegido, junto con los nativos. Papa Francisco Reconoció que los ateos pueden ser buenas personas. A principios de 2013, el Papa Francisco habló en contra de la interpretación común dentro de la Iglesia que los ateos, por naturaleza, son malas personas. Afirmó que, “Los ateos deben ser vistos como gente buena, si lo hacen bien”. Después de conocer al Papa, el presidente abiertamente ateo de Uruguay, José Mujica, comparó a Francisco con un vecino amistoso. Abrazó y besó a Vinicio Riva. En noviembre, el Papa Francisco recibió a Vinicio Riva, un hombre aquejado de una enfermedad genética. Luchando dolores agonizantes a diario, el acto del Papa restauró la fe de un hombre que decía que normalmente era víctima de burlas en público. Llevó a cabo una ceremonia en la capilla de una prisión juvenil. En marzo, el Papa llevó a cabo una ceremonia de semana santa en la cárcel para menores de Casal del Marmo, en vez de hacerla en el Vaticano. Durante la ceremonia el Papa lavó y besó los pies de 12 jóvenes condenados para conmemorar el gesto de humildad de Jesús hacia sus apóstoles la noche antes que muriera. Durante la ceremonia, rompió la tradición al lavar los pies de mujeres y musulmanes. Se negó a alejar a un niño que se había quedado en el escenario para abrazarlo. Durante el año de celebración de la fe, un niño corrió al escenario cuando el Papa estaba dando un discurso. Cuando los asistentes intentaron sacar al niño, Francisco le permitió quedarse. 11 Iglesia nueva “No dejen morir a las comunidades” Pedro Casaldáliga XIII Encuentro de Comunidades Eclesiales de Base en Brasil Crónica editada de Luis Miguel Mondino publicada en Periodista Digital Culminó el XIII Encuentro de Comunidades Eclesiales de Base de Brasil, que se celebró del 7 al 11 de enero de 2014. Escribimos esta crónica el último día de esta gran fiesta de las comunidades, de la Iglesia de base popular, de los pobres y excluidos que claman justicia y que necesitan voces proféticas para hacer realidad la utopía del Reino. Empezamos reuniéndonos por regionales, 18 en todo Brasil, para definir cómo seguir caminando y para escoger la sede del próximo Intereclesial en 2017. Los 5,046 participantes del Encuentro, el mayor número en la historia de los Intereclesiales, nos juntamos en una oración ecuménica. Fue muy bueno la presencia de varias confesiones religiosas, católicos, evangélicos, indígenas, religiones de matriz africana, obispos, pastores y pastoras, hombres y mujeres, que rezan y quieren encontrarse con Dios. Solemos hablar de ecumenismo, pero no es suficiente. Es necesario tener momentos que muestren que podemos rezar juntos, caminar juntos. Ver a un obispo católico sentado al lado de una pastora evangélica o una “Mãe de Santo” del “candomblê”, con sus raíces de religiones africanas, es una clara señal que ayuda a avanzar en este camino de la unidad. 12 Después cada regional presentó los compromisos, y al final se leyó el resumen de todo lo que vivimos estos días. Allí estaban los asesores del Encuentro, destacando la presencia significativa de las mujeres y de la juventud, como un desafío para cada comunidad. Nuestra vivencia de fe está en la base, en las luchas de la gente. Es una nueva forma de vivir la fe. También fue presentada la Carta de los 72 obispos participantes, que mostraron su alegría con la Carta del Papa Francisco al Encuentro Intereclesial. Quieren dar una palabra de esperanza y de ánimo, junto con las CEBs, ante los sufrimientos de la gente. Insisten en la necesidad de ser comunidades acogedoras, misioneras, atentas a los problemas, samaritanas y solidarias. Reconocen que las CEBs son la forma antigua y nueva de ser Iglesia. Son la imagen de una Iglesia accidentada, herida, y reafirman su empeño y compromiso en acompañar a las CEBs. Quieren que construyamos una Iglesia misionera y toda ella ministerial que fomente la participación y el protagonismo de los laicos y laicas. Iglesia nueva También las CEBs presentaron su carta, resumen de todo lo vivido en estos días, que será publicada en los próximos días. Y tras la votación de los delegados, decidimos que el XIV Encuentro Intereclesial será en la diócesis de Londrina (Paraná), en el sur de Brasil, en 2017. El padre Nelito destacó que se han implicado muchas personas, parroquias, diócesis, regionales. Que aquí nadie vino en nombre propio sino enviado por la comunidad donde cada uno vive su fe. Así las CEBs expresan que son la Iglesia en movimiento. En la rueda de prensa final, estuvo presente un obispo, Don Severino Clasen, responsable en el CNBB de la Comisión del Laicado; un padre, Nelito Dornelas, asesor nacional de las CEBs; una religiosa, Teo Frigerio y una laica, Ana María Freitas. Se realizó una evaluación del encuentro y se analizaron perspectivas de futuro. Entre las preguntas cabe destacar las palabras de Don Severino. Nos dijo que si el Papa Francisco lo quiere y las bases también lo quieren, aunque el clero y los obispos no lo quieran, la gente pasará por encima de ellos. Añadió que es necesario repensar la formación de los seminaristas para evitar actitudes clericales. Don Severino empezó agradeciendo la presencia de la prensa, que ayuda a divulgar y en consecuencia a evangelizar. Destacó la convivencia con las familias que gratuitamente nos acogieron tan cariñosamente, modelo que debe ser llevado a las comunidades, para que sean más familiares y cercanas. Destacó que las CEBs son la forma normal de ser Iglesia, pues a través de la comunidad se encauza todo. E insistió en que los laicos deben asumir esta forma de ser Iglesia. Y el clero debe facilitarla. La hermana Teo Frigerio habló del desafío de cómo hacer presentes y vivas las CEBs en el mundo urbano, y así organizar esta forma de ser Iglesia con la creación de Consejos a diferentes niveles. La hermana Teo Frigerio, vinculada al CEBI (Centro Ecuménico Bíblico) insistió en una formación bíblicoteológica seria, dinámica, con capacidad de relacionarse y entender la sociedad para ser fermento en la masa. Una formación que llegue a las bases, a los laicos, para que los ministerios que surjan no sean siempre dependientes del clero. Ana María Freitas, laica, coordinadora las CEBs en el Regional Nordeste 1, que acogió este encuentro. Nos hizo ver que el Encuentro Intereclesial no es sólo un evento sino un proceso vivencial de un tema que dura cuatro años. En ellos se difunde y se reflexiona en cada comunidad sobre un tema para que sea conocido y dirigido a la sociedad y a la Iglesia. Para finalizar, el padre Nelito Dornelas destacó que esta forma de ser Iglesia está apareciendo en otros lugares, también en Europa. En Alemania las CEBs ya son una de las prioridades del episcopado de aquel país. Terminó Don Severino señalando la necesidad del diálogo con toda la prensa, y de ser inteligentes, pues tenemos un producto eterno para ofrecer, que es el Reino de Dios. La prensa es un gran instrumento para colaborar en esta misión. En la celebración final hubo alegría, reflexión, compartir el Evangelio y la vida. El obispo diocesano de Crato, Don Fernando Panico, nos animó a nuestra reflexión y celebración en estos días, a la profecía y la lucha por la justicia. Y nos recordó las bellas palabras del Papa Francisco: “No dejen morir a las comunidades”. Las CEBs, la forma normal de ser Iglesia, están vivas y son la solución a muchos problemas de la Iglesia y de la sociedad. Vale la pena vivir la fe de esta forma tan rica y que nos llena por completo. Sigamos caminando, pues el tren de las CEBs ni paró, ni va a parar. 13 Iglesia nueva Don Adriano Ciocca. Mensaje de Pedro Casaldáliga al Encuentro D on Pedro envió el mensaje que publicamos a continuación. Fue leído por el obispo actual de São Felix, Don Adriano Ciocca. Después el Encuentro siguió su curso, con una celebración preparada por los indios y con la presencia de obispos que no parecen obispos. “De las tierras y de las luchas del Araguaia reafirmamos nuestra total comunión con el XIII Encuentro Intereclesial de las CEBs. Acontece el encuentro en una hora de primavera eclesial, debemos vivir esta hora con entusiasta responsabilidad, en un relanzamiento de las CEBs en la Iglesia de Brasil, en nuestra América. El tema y el lema del encuentro son invitaciones y debemos y queremos vivirlos con nuestra espiritualidad y con nuestra pastoral. El seguimiento de Jesús, con pasión, siempre a la busca del Reino, siendo profecía con nuestra vida, forjando la Iglesia que soñamos, toda ella corresponsable, acogedora, libertadora, ecuménica, samaritana, comprometida con las luchas y esperanzas de nuestro pueblo, entre la mística y la militancia, en la opción por los pobres y excluidos. Una Iglesia, toda ella, verdaderamente corresponsable, en compañía de tantos testigos que entre nosotros vienen dando la vida en la prueba mayor del martirio, con una esperanza digna del pueblo de la Pascua que nosotros somos. Salimos del Intereclesial re-encendiendo la caminada, porque creemos que todo es gracia, que todo es Pascua. Y a quien dice que ya pasó la hora de las CEBs le mando un abrazo del tamaño de nuestra utopía, que es la utopía de Jesús, el Reino como don y como conquista. Amén. Axê, Auere, Aleluya. Iglesia misionera y martirial”. 14 Iglesia nueva “Las Comunidades Eclesiales de Base”. Ellacuría, Puebla y Romero Jon Sobrino Ignacio Ellacuría, “La Iglesia de los pobres, sacramento histórico de liberación” 1977: “Las comunidades de base pueden servir de base a la Iglesia del futuro en razón de su carácter de base…La teología de la liberación se fija en que la “base” evangélica del Reino de Dios son los pobres y que solo los pobre en comunidad pueden lograr que la Iglesia evite tanto su institucionalización excesiva como su mundanización…El peso masivo de la dedicación de Jesús a los pobres, sus ataques no escasos a los ricos y a los dominadores, la elección de sus apóstoles, la condición de sus seguidores, la orientación de su mensaje, dejan pocas dudas acerca de cuál fue el sentir de la voluntad precedente de Jesús”. Obispos Latinoamericanos, “Documento de Puebla” , marzo 1979. “Se comprueba que las pequeñas comunidades, sobre todo, las Comunidades Eclesiales de Base crean mayor interrelación personal, aceptación de la palabra de Dios, revisión de vida y reflexión sobre la realidad, a la luz del Evangelio; se acentúa el compromiso con la familia, con el trabajo, el barrio y la comunidad local… (n.629). Los cristianos unidos en Comunidad Eclesial de Base, fomentando su adhesión a Cristo, procuran una vida más evangélica en el seno del pueblo, colaboran para interpelar las raíces egoístas y consumistas de la sociedad, y explicitan la vocación de comunión con Dios y con sus hermanos, ofreciendo un valioso punto de partida en la construcción de una nueva sociedad, ‘la civilización del amor’ “(n. 642). Monseñor Romero, “Cuarta Carta Pastoral”, 6 de agosto 1979: “Una comunidad cristiana de base no tiene una finalidad en sí misma, de lo contrario dejaría de ser fermento, dejaría de ser iglesia y se convertiría en una secta. La finalidad de la comunidad cristiana es la extensión del Reino de Dios. No puede proponerse a los grupos cristianos como un lugar de refugio tranquilo y alienante, sino como la profundización y la intensificación de un compromiso. Así nos lo da a entender el Evangelio cuando nos propone la figura de fermento, de sal y de luz. No se comprender que estos elementos cumplan su función si el fermento no está dentro de la masa que quiere fermentar. O la sal en la comida a la comida que quiere dar sabor. O la luz en el sitio que quiere iluminar” (n.90). 15 Iglesia nueva Conversión para quitar los grandes pecados Cardenal Maradiaga Para que haya reforma, la Iglesia debe luchar para quitar los grandes pecados de este mundo. Son muchísimos. El cardenal Maradiaga, en un encuentro con periodistas en Berlín, Alemania, mencionó los siguientes: Latinoamérica padece de “fatiga democrática”. La ciudadanía “está cansada de ir a votar para no conseguir resultados”. Esta situación ha generado “una corrupción que es increíble, acompañada de una gran impunidad”. Y ha ahondado la desigualdad que es uno de los mayores problemas del continente. No se han conseguido los Objetivos del Milenio, en las ocho áreas (pobreza, salud, educación y genero, entre ellas) en las que la comunidad internacional se comprometió a introducir mejoras sustanciales entre 2000 y 2015. En concreto “no se ha logrado reducir la pobreza a la mitad ni que la educación llegue a todo el mundo”. Los gobiernos no hablan del Milenio porque sería una fuente de frustración. “La globalización ha sido un fracaso. Lo único que se ha globalizado es el mercado. La globalización es una máscara para un monopolio escondido”. El sector bancario global y los medios de comunicación “están en muy pocas manos”. Nunca produce bien ocultar la verdad En otro orden de cosas, el cardenal Maradiaga ha criticado abiertamente al cardenal Gerhard Müller, prefecto de la doctrina de la fe, por sus declaraciones contrarias a cualquier flexibilización de las leyes sobre el divorcio. Y le ha animado a ser más flexible respecto a las reformas que se están abordando en el seno de la Iglesia católica. En una crítica inusual entre los altos cargos de la Iglesia, dijo que el cardenal Gerhard Müller es “un profesor de teología clásico que piensa demasiado en términos rígidos de blanco y negro, de verdadero y falso. El mundo no es así, hermano, deberías ser un poco más flexible ante otras opiniones”. Esta historia, que suponemos veraz en lo sustancial, es una pequeña anécdota, pero tiene su importancia. Los cardenales de la Iglesia Católica no suelen hablar así en público. Pero ojalá hubiese libertad de hacerlo, siempre con verdad y respeto. Abriría el camino para la reforma de la Iglesia. 16 Derechos Humanos 2013, más o menos... Benjamín Cuellar Al hacer el recuento de lo ocurrido durante el año pasado con el lente de los derechos humanos y verificar la opinión de la gente que sufre día a día sus consecuencias, no hay duda: la delincuencia y la violencia continúan siendo el azote que castiga a la población, sobre todo a las mayorías populares que en nuestro país han sido históricamente las víctimas eternas de un (des) ordenamiento social, fruto de intereses egoístas y hasta perversos de grupos dominantes privilegiados. ¿O no es así? En la evaluación anual realizada por el Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP), el 60% de las personas consultadas dijo que la criminalidad había aumentado; esa es, pues, su principal angustia a la que le sigue el casi 40% que consideró peor su situación económica. Así pasaron entonces el 2013 los sectores que antes, durante y después de la guerra han puesto los muertos de una larga e interminable lista de terror y temor. Previo al fin de la misma, fallecían violentamente por la necedad de esos grupos que se oponían a cambiar las “reglas del juego” en El Salvador, en función de preservar sus ventajas. Morían miles y miles a causa de la represión oficial y la violencia política; también en el campo de batalla pues la casi totalidad de combatientes, sin importar el bando, provenían de la pobrería. Y terminado el conflicto armado siguieron perdiendo la vida porque un par de esas “reglas”, al menos, no cambiaron; más allá de la “paz” pactada entre los bandos beligerantes, en el “nuevo país” continuaron vigentes dos sistemas: el económico y social excluyente y desigual, junto con el de justicia una penal que funciona o no, como siempre, dependiendo de quién es la víctima y quién el victimario. Del primero, vale la pena detenerse un momento en lo que señala el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en su informe del 2013 sobre la situación nacional en la materia. Alrededor de la mitad de los hogares –se afirma– “vive en situación de pobreza”, lo que impacta más a la infancia y la adolescencia; el documento también da cuenta de la considerable cantidad de menores de cinco años que “sufre desnutrición crónica” y del elevado número que crece sin padre, madre o sin ambos. Lo que sigue es contundente y preocupante, al señalar que en tal escenario “la satisfacción de las necesidades básicas y las opciones de desarrollo se comprometen fuertemente. Además de ponerse en riesgo muchas vidas, se cimenta una sociedad marcada por profundas inequidades y exclusiones prácticamente insuperables en años futuros, lo cual condiciona la sobrevivencia de la sociedad salvadoreña en su conjunto”. Y las responsabilidades de esa crítica situación se evaden simplemente. Los poderosos de siempre se han pasado quejando, durante el Gobierno que está por terminar, del clima político desfavorable que ahuyenta la inversión nacional y extranjera; pero cuando tuvieron en sus manos el Ejecutivo después de la guerra, nunca hicieron algo por procurar equidad en la distribución de la riqueza. Y los que antes pedían su oportunidad para logra el “cambio”, hoy derrochan sin sentido ni ética -al igual que sus contrarios- millones y millones de dólares para mantenerse en Casa Presidencial mientras hay tanta gente sobreviviendo en condiciones inhumanas. Pero por encima de esa muerte lenta extendida entre la población, que siguió obligándola al éxodo forzado y riesgoso en busca de oportunidades que no encuentra en el país, es mucha la gente que también continuó desplazándose en el 2013 -dentro y fuera del territorio nacional- por la sempiterna muerte violenta que no la dejó vivir tranquila. Según datos del Instituto de Medicina Legal (IML), por lo menos fueron 2,492 personas las asesinadas a lo largo del año. Vista tal cantidad desde la frialdad de las estadísticas, la misma representa el 3.93 % menos que el año anterior. De eso presume el Gobierno del “cambio”, como en su momento lo hizo Mauricio Sandoval cuando era director general de la Policía Nacional Civil (PNC) durante la presidencia de Francisco Flores. El 11 de diciembre del 2002, Sandoval declaró que hasta ese día se habían registrado 1,953 asesinatos; para éste, el promedio de seis muertes violentas diarias ofrecía una “mala imagen” del país fuera de sus fronteras. Ese año finalizó, según el IML, con 2,346; es decir, 146 menos que en el 2013. La “reducción” actual de la cual se vanaglorian las autoridades de seguridad es cierta, como también lo fue la que se produjo de 1999 en adelante. Y fue aun más drástica pues entre 1995 y 1997, según el desaparecido Consejo Nacional de Seguridad Pública, alcanzó el terrorífico promedio anual de 7,211; ello representaba entonces para la sociedad salvadoreña, la inmolación inaceptable y estúpida de alrededor de veinte personas al día. Pero dos años después de 1997, los resultados comenzaron a cambiar. En 1999 fueron 2,270 las víctimas, en el 2000 sumaron 2,341, en el 2001 subieron a 2,374, en el 2002 bajaron a las 2,346 ya mencionadas, en el 2003 pasaron a ser 2,388 y en el 2004 se elevaron 17 a 2,933. Derechos Humanos En todos esos años, menos uno, la cantidad de muertes violentas -la inmensa mayoría producto del uso de armas de fuego- fue menor que la del 2013. Fue en el 2004 cuando la curva de muerte comenzó un nuevo ascenso casi continuo que llegó hasta las 4,382 víctimas en el 2009. El 2011 terminó con 4,371 según cifras policiales y después… ¡Hágase la tregua! Y la tregua se hizo en marzo del 2012, pero solo entre las maras que siguieron sin darle tregua a la población. Nadie en su sano juicio debería cuestionar que haya menos muertes violentas en el país; al menos en mi caso, desde la dirección del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana (IDHUCA), no lo hice ni durante la administración Flores ni durante la que está por finalizar. Pero sí hay que señalar con claridad dos cosas importantes: que la situación de las mayorías populares sigue siendo inaguantable y que eso es culpa de los malos políticos que han conducido este país después de la guerra. Lo es porque la sangre sigue corriendo allá en el adentro y el abajo del país, como siempre. Y corre en abundancia, porque no son pocas las familias que siguen enterrando sus muertos; pero tampoco son pocas las que andan buscando sus desaparecidos para desenterrarlos. En esto último coinciden tanto José Miguel Fortín Magaña como Rodolfo Delgado, director del IML y jefe de la unidad fiscal contra el crimen organizado, respectivamente. El primero sostiene hay una disminución real de los homicidios, pero porque se ocultan los cadáveres. “Estoy seguro” de eso, afirmó Fortín Magaña. Delgado, por su parte, declaró que en el 2013 “definitivamente las acciones criminales tendentes a la comisión de delitos de homicidios no se han detenido y lo que ha sucedido es que simplemente los pandilleros ocultan los cadáveres de sus víctimas”. A este par se suma el director de la PNC, Rigoberto Pleités, quien reconoció que las desapariciones forzadas en el 2013 aumentaron y que “posiblemente” muchos de estas personas buscadas por sus parientes ya fueron asesinadas. Hasta el primer día de diciembre del año pasado, se reportaban por lo menos 1,070 desaparecidas; en el 2012 sumaban 545 hasta esa fecha. En El Salvador de la “paz”, la “alternancia” y el cambio -como tantas veces lo he afirmado en este y otros espacios- siguieron presentes el hambre y la sangre; pero también la impunidad y la politiquería irresponsable. En el 2013, hay que recordarlo también como parte del balance anual, se cumplieron dos décadas del asomo de la posibilidad de cambiar a fondo las cosas y de su muerte sumarísima. El informe de la Comisión de la Verdad apareció el 15 de marzo de 1993, como la más preciosa y preciada oportunidad para que todos los responsables principales de las atrocidades, tanto las ocurridas antes 18 como durante la guerra, reconocieran sus culpas y fueran sentenciados por el sistema de justicia, para que sus víctimas -dentro de la dinámica de ese mismo sistema y de otras formas de justicia en la transición- decidieran perdonar libre e individualmente, sabiendo a quién y por qué. Pero no. La decisión política fue el perdón y el olvido generales, sin consultar a las víctimas. Tal herencia maldita -esta sí- legitimaron a futuro las ejecuciones sumarias, las desapariciones forzadas, las masacres, la tortura y el desplazamiento obligado por la violencia. Con la “alternancia” y el “cambio”, cambió el discurso pero no la práctica. Se pidieron perdones generales, pero se siguieron perdonando generales; hasta se les bridó un lugar donde esconderse cuando el largo brazo de la justicia universal los pretendió atrapar. Súmese a todo lo anterior el uso politiquero electoral de la violencia, la muerte y el dolor que producen entre las mayorías populares, como ocurrió en el 2003 cuando Flores le declaró la guerra a las maras en función de ganar los comicios del 2004 y con ello volvió a incrementar las muertes violentas. También el que va de salida hoy, en su discurso del 11 de noviembre del 2007, dijo sobre el que quiere volver lo siguiente: “Siendo candidato, el presidente Saca aseguró que durante su Gobierno a los malacates se les acabaría la fiesta. Nosotros sí combatiremos la delincuencia, nosotros sí acabaremos con la fiesta que hoy celebran los delincuentes”. Hoy Norman Quijano, otro de los aspirantes, acusa a Funes de haber pactado con criminales y afirma que él no les dará tregua. ¿Será? En el mencionado discurso, antes de arremeter directamente contra Saca, Funes dijo que el mes anterior -octubre del 2007- la tasa promedio de asesinatos había sido de diez diarios. “Para las autoridades de seguridad pública -agregó- que hoy se cometan dos o tres asesinatos menos al día de los que se cometían hace tres años es un éxito. Para los y las salvadoreñas [sic] solo cuando nuestros hijos puedan vivir con seguridad, solo cuando podamos salir a nuestros trabajos o regresar de ellos sin el temor de ser asesinados, solo cuando dejemos de vivir en la zozobra diaria de que algo nos pueda ocurrir, entonces podremos hablar de que las políticas de combate a la delincuencia están dando resultados. Mientras tanto, mientras eso no ocurra, el fracaso es visible y la necesidad del cambio se acrecienta”. Por todo lo anterior, con tres muertos diarios menos que en octubre del 2007 pero con más desaparecidos, al final del 2013 e inicio del 2014 sigue siendo visible el fracaso y la necesidad del cambio. Pero el cambio desde abajo y desde adentro, porque desde arriba y afuera -desde el mundo de los que tienen poder político y económico- no se va a poder nunca. Nuestra realidad La familia hoy José María Tojeira A caban de aparecer dos documentos que insisten en la importancia de la familia para impulsar un desarrollo humano con valores, con solidaridad y confianza en el futuro. Me refiero al mensaje del papa titulado La alegría del Evangelio y al Informe sobre Desarrollo Humano de El Salvador, 2013, del PNUD. Contemplar los problemas de la familia en general nos ayudará a descifrar los pasos necesarios para mejorar nuestra realidad. 1. La situación de pobreza en la que vive una buena proporción de nuestras familias es probablemente uno de los problemas que más la afectan. La pobreza crea decepciones, lleva a asumir riesgos y a veces a entrar en caminos que conducen a situaciones violentas o sin salida. Los sueldos miserables, como el salario mínimo agropecuario, impulsan definitivamente a la migración, golpeando en muchos casos a la unión familiar y su propio equilibrio emocional. También la violencia de nuestro entorno, con sus niveles de muerte, extorsión e impunidad, daña a la familia y motiva a abandonar El Salvador. Somos una sociedad que expulsa a su gente y que no ha logrado detener esa sangría de personas buenas que abandonan su tierra desde hace ya muchos años. 2. Tenemos una cultura en exceso consumista. El crédito bancario se ha deslizado peligrosamente desde la producción hacia el consumo. Aunque el consumo no es malo, el consumismo sí afecta negativamente a la vida familiar. Es la tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios. Demasiadas familias se han visto envueltas en graves crisis debido al consumismo. O han desarrollado criterios que destruyen la unión interna y la solidaridad que comienza en la familia y que es indispensable para la cohesión social. 3. A estos problemas que golpean a nuestras familias se añade la corrupción, incrustada en nuestra sociedad tanto en los altos niveles del negocio como en la política. Aunque aparentemente la corrupción esté al margen de la familia, algunos sectores de la clase política han dado tan pésimo ejemplo que acaban debilitando ese mundo de valores que la familia debía construir y soportar. La institución familiar es la gran escuela de amor y solidaridad, de diálogo y capacidad de entendimiento. La corrupción de los poderosos, sean grandes empresarios o dirigentes políticos, crea unos ambientes que impulsan al egoísmo individualista, al aprovechamiento del prójimo y a la destrucción del concepto de lo público como el lugar preferente del ejercicio de la solidaridad. Al final, muchas de nuestras instituciones resultan profundamente excluyentes por la corrupción de las élites. Corrupción que aunque no sea ilegal en su totalidad (nuestro sistema legal es demasiado permisivo para los delitos económicos), sí muestra una voracidad egoísta e individualista que contrasta con el espíritu solidario de la familia. 4. En este contexto, si se quiere defender a la familia, hay que tener más visión y apertura que ciertos movimientos que se proclaman a sí mismos como defensores de la indispensable institución. Los golpes fundamentales a la familia no vienen de leyes injustas, sino de una cultura insolidaria que deja al pobre sin el apoyo necesario para desarrollar sus capacidades. De un modo de pensar y actuar que se preocupa más por el dinero que por el prójimo, que fomenta la exclusión y las graves desigualdades sociales, y que deja a los individuos a merced de la ley del sálvese quien pueda. Algunos de nuestros millonarios, con su voracidad, sus lujos excesivos y su desprecio por los pobres, han sido más destructivos de la familia que quienes desde las ideologías erróneas proclaman doctrinas o pensamientos enfrentados con la cohesión y unión familiar. Mientras nuestra cultura no se torne mucho más solidaria, difícilmente solucionaremos los problemas de la familia. 19 Sexualidad Liberadora Cuaderno CMR No. 30 En este cuaderno presentamos dos textos sobre temas que no suelen ser tratados con frecuencia en nuestra publicaciones, ni en revistas religiosas, ni en homilías: la sexualidad humana. Y tampoco es tratado en cartas pastorales de los obispos. Sin embargo la sexualidad es una realidad del ser humano fundamental y fundante. Puede y debe vivirse de forma humanizada y humanizante para la sociedad, y puede vivirse de forma inhumana y deshumanizante.. El primer texto es de Margarita Bofarull, religiosa del Sagrado Corazón y doctora, con amplios conocimientos sobre el tema de la sexualidad. En el texto analiza en primer lugar las diversas dimensiones de la sexualidad. En segundo lugar ofrece la visión cristiana de la sexualidad, desde la perspectiva de la Biblia, y analizando los lugares en los que se habla de ella más explícitamente: el Génesis, el Cantar de los Cantares, el trato de Jesús con la mujer. Y en tercer lugar, ofrece algunas pistas para vivir una sexualidad liberadora. Con el adjetivo “liberadora” la autora enfatiza no solo que el ejercicio de la sexualidad debe ser humano, sino que debe luchar contra los peligros que la pueden aprisionar. En concreto, el sometimiento, a través de la sexualidad, de unos a otros. En nuestro mundo y en nuestra época, normalmente el hombre suele someter a la mujer. El segundo texto es de Cristián Barría Iroumé, médico psiquiatra, profesor de la Universidad Alberto Hurtado de Santiago de Chile. Aborda trece problemas relacionados, que en la teología moral actual no encuentran una solución plausible. Mencionemos algunos. - Los laicos católicos no han aceptado normalmente la enseñanza de la iglesia sobre la regulación de la natalidad. - Los teólogos mayoritariamente, y muchos sacerdotes, discrepan de la enseñanza oficial en el tema de la sexualidad. - Muchos obispos piden un nuevo estudio de la enseñanza en moral matrimonial. - La enseñanza de 1968 sobre la anticoncepción fue decidida en contra del consejo de los propios expertos de la iglesia. - Las mujeres han adoptado mayoritariamente la regulación de la natalidad. El artículo termina con una reflexión metodológica importante. Así como la Iglesia, a partir de León XIII, hace unos cien años, ha hecho progresar la enseñanza social en diálogo y en mutua fecundación con las ciencias humanas y modernas, así ahora la iglesia católica debiera dar paso a un diálogo con las ciencias y a una puesta al día de su pensamiento moral y de la sexualidad. Eso ayudará a los cristianos a vivir mejor la sexualidad a la luz del Evangelio y más en consonancia con lo mejor de la realidad histórica. Suscripción de Carta a las Iglesias El Salvador: Personal Correo $ 4.00 $ 8.00 Centroamérica y Panamá $ 20.00 Norte y Suramérica $ 25.00 Europa y otras regiones $35.00 Precio por ejemplar $ 0.35 Si desea más información, puede ingresar a nuestra página web: www.ucaeditores.com.sv o escríbanos a la dirección electrónica: [email protected] Tel. 22106600, Exts 240,241,242, Telfax: 503- 22106650 20