Texto 1 - Aulas Virtuales del PROED

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LA COMUNICACIÓN MEDIADA Y LA EDUCACIÓN
COMUNICACIÓN HUMANA
Entre las diferentes acepciones que se encuentran respecto a la comunicación humana, esta la
de: “formular o intercambiar pensamientos, opiniones, emociones o información de palabra, por
escrito o a través de signos". En cualquier situación que nos encontremos, la comunicación
involucra aspectos como los siguientes:
•
No se trata de un elemento incidental en la vida de las personas, sino una función
continua y esencial.
•
Por lo mismo, no siempre es consciente, ni racional.
•
A partir de su origen y evolución, no se restringe a la capacidad de producir y entender
palabras significativas. En efecto, existe una comunicación que también se actualiza a
través de códigos no verbales que ocurre a diario en las innumerables experiencias
humanas hasta en las más cotidianas.
Podemos referirnos a la comunicación humana como un proceso el cual se caracteriza, entre
otros aspectos, porque:
Incluye a dos o más emisores-receptores, entre los cuales circulan mensajes en una serie de
idas y vueltas, por diferentes canales, al mismo tiempo o sucesivamente, siendo, en el mejor de
los casos, congruentes los mensajes que se envían a través de estos canales; en general, los
mensajes se influyen mutuamente y el proceso ocurre dentro de un contexto espacial que es
afectado, a su vez, por un contexto histórico y cultural.
Elementos que intervienen en la comunicación
Básicamente, se analiza la comunicación a partir de los tres elementos fundamentales que
intervienen en ella:
•
Emisor, quien produce el mensaje
•
Receptor, quien recibe y comprende (o no) el mensaje
•
Mensaje, elemento que contiene la información a intercambiar.
Pero, en todo proceso comunicativo, existen otros elementos que influyen para obtener una
comunicación de calidad.
El siguiente esquema muestra la interrelación entre los distintos componentes que
intervienen en una comunicación.
1
Intención de la
comunicación
Decodificación
Codificación
II.
EMISOR
MENSAJE
I.
RECEPTOR
Retroalimentación
Ruido
1.
La intención comunicativa
Toda acción comunicativa humana se inicia en la necesidad (objetiva o subjetiva) de intercambiar
información. A partir de esta necesidad surge la intención comunicativa, es decir, la búsqueda
para alcanzar determinados objetivos o efectos mediante la acción comunicativa.
Esta intencionalidad es un elemento importante, ya que la eficacia de la acción comunicativa sólo
puede verificarse con relación a los objetivos propuestos, alcanzados o no.
2.
El emisor
Posee una cultura determinada. Maneja (puede operar) sistemas de códigos (lenguajes) con
determinada habilidad.
3.
La codificación
Este es el proceso mediante el cual el contenido del mensaje es descrito mediante un sistema de
signos y el conjunto de reglas que permiten generar y comprender las relaciones entre ellos, esto
es, un lenguaje. Es un proceso complejo que comprende:
a)
La elección de los signos lingüísticos adecuados (y sus reglas).
b)
La adecuación al canal por el cual se transmiten esos signos.
4.
El mensaje
Está compuesto por el contenido de la comunicación, convenientemente codificado y adecuado
al canal de distribución.
2
5.
La decodificación
Es el proceso de comprensión del mensaje, de interpretación de los signos según los códigos del
lenguaje utilizado. Este proceso se realizará con mayor eficacia cuanto mayor sea la proporción
del sistema de códigos realmente compartido por emisor y receptor. De no ser así se genera
ambigüedad en la comunicación.
6.
El receptor
Como el emisor, posee una cultura determinada, y una relación individual con el sistema de
códigos (lenguaje). El receptor añade al proceso de decodificación el filtrado según pautas
culturales, sociales, religiosas, laborales, etc., en síntesis, según su experiencia de vida.
7.
El ruido
En comunicación se llama ruido a todos aquellos procesos que afectan la comprensión del
mensaje en cualquiera de las etapas del proceso, dificultando el acto comunicativo.
8.
La retroalimentación o feedback
Es el proceso mediante el cual el receptor “acusa recibo” del mensaje recibido, informando al
emisor, de alguna manera, sobre los resultados de la acción comunicativa, permitiéndole
modificar el mensaje, si fuera necesario, para obtener mejores resultados.
COMUNICACIÓN EDUCATIVA
Los sistemas de educación formal operaron casi siempre con un modelo teórico llamado de
comunicación: Emisor – Medio - Receptor. Dicho modelo, que fue elaborado inicialmente como
teoría de la información, deja en manos del Emisor la mayor parte de los parámetros de
construcción de un mensaje: contenidos y su nivel de tratamiento, códigos, orden o estructura del
mensaje y momentos de emisión (horarios). En dicho modelo el receptor es pasivo y la
retroalimentación (feedback) incorporada tiene como única función determinar el nivel de
recepción y comprensión del mensaje, pero no lo modifica.
En este escenario, se entiende como comunicación educativa aquel proceso en el que se
establece un nexo entre dos o más personas que tienen como fin construir conocimiento y
acrecentar saber1. La aproximación constructivista está implícita aquí en la medida en que el
conocimiento no es traspasado de un emisor a un receptor como un producto acabado, sino que
se va construyendo en una dinámica de intercambio permanente. A diferencia del modelo clásico
entonces, el mensaje aquí sí es intervenido por el receptor.
La comunicación educativa ocurre dentro de un contexto sociocultural, fundamentalmente. El
aprendizaje no se lleva a cabo en un ambiente neutro, sino en un espacio-tiempo concreto,
inserto dentro de un paradigma educacional que, a su vez, responde a un modelo de persona, a
un proyecto de sociedad que ciertamente, va más allá del individuo, pues el fin de la educación
es también responder a una sociedad que exige formar en la perspectiva de ciertos valores y
líneas que le permitan a ella misma sostenerse en el tiempo.
1
Tardif, Principios de la comunicación pedagógica estratégica.
3
En tanto comunicación entre personas, la comunicación educativa involucra no sólo el ámbito
cognitivo, sino también el afectivo y el social. Por lo mismo, este concepto de comunicar debe
considerar aquellos aspectos no verbales también presentes en la relación interpersonal de los
interlocutores.
También en el sentido de Tardif, la comunicación educativa debe considerar dos niveles en que
es posible concebir el mundo, uno tiene que ver con el contenido y las representaciones a través
de las cuales las personas lo conciben y, por otro lado, la manera en que las personas codifican
la totalidad de sus experiencias y conocimientos.
Las personas que aprenden están en un proceso de construir conocimientos, pero ellos ya
cuentan con las herramientas que les permitirán llevar a cabo estas tareas con éxito. Al respecto,
es necesario iluminar, develar y hacer conscientes estas herramientas personales de manera que
al ser reactualizadas, puedan estar al servicio de la adquisición de los nuevos aprendizajes.
Así, actualizar estrategias cognitivas y metacognitivas que el estudiante ha utilizado desde que
nació, y ayudarle a que tome conciencia de que cuenta con un bagaje de experiencias exitosas
en diversas situaciones de aprendizaje pueden fortalecer su seguridad respecto de poder
alcanzar nuevos objetivos de aprendizaje. Estos elementos son tremendamente importantes,
porque de alguna manera aseguran que las actividades de formación proyectadas puedan ser
altamente eficaces.
La autonomía juega un papel fundamental en tanto puesta entre la relación educación - sociedad,
asegura una independencia mínima a la persona, al que aprende como ser humano con una
identidad propia y no "tabla rasa" sobre la cual se escribe lo que la sociedad le exige.
Otro aspecto relevante en relación con la comunicación educativa es la mediatización de
contenidos. En efecto, hasta cierto punto, y dependiendo de las características de la actividad de
formación, es posible negociar los objetivos que se quieren alcanzar. Se trata, de hecho, de un
proceso voluntario e intencional en la medida en que los actores que allí participan aspiran a
alcanzar ciertos objetivos y poseen una autonomía tal que les permite construir conocimiento,
negociar significados, darle un sentido personal a las relaciones, y donde es posible que a partir
de sus propias capacidades puedan conducir su propio proceso. En este sentido, cada mensaje
será el resultado de la relación entre los interlocutores que dan origen a una interacción.
En resumen, comunicación pedagógica es un proceso en donde se vinculan interlocutores que
construyen conocimientos de manera intencional en una interrelación que les permite negociar el
sentido de los mensajes y de las relaciones que experimentan y donde cada uno tendrá un mayor
o menor grado de responsabilidad personal en el proceso de acuerdo al rol que deba asumir.
Este proceso se da a partir de una relación que establece implícitamente comportamientos
esperados y donde los mensajes mismos vehiculan sus modos de ser interpretados.
COMUNICACIÓN PEDAGÓGICA EN FORMACIÓN A DISTANCIA, FAD
El panorama cambia considerablemente si hablamos de comunicación educativa en formación a
distancia, pues aparece un escenario nuevo que es la distancia física que existe entre el profesor
y el alumno, en un contexto donde el proceso de enseñanza-aprendizaje se puede llevar a cabo
tanto en tiempo sincrónico como en diferido.
4
Esto obliga a establecer una dinámica de comunicación totalmente distinta respecto de la
educación tradicional, eminentemente presencial, en el sentido de poner en práctica un conjunto
de medios y recursos aplicados en forma sistemática, a fin de salvar la distancia y el aislamiento
no sólo en el sentido físico, sino también sociocultural, económico y tecnológico en que se
encuentran los estudiantes en relación con los centros de estudios. Lo anterior también hace
necesario el establecimiento de nuevas prácticas y relaciones entre quienes participan en el acto
comunicacional de enseñar y aprender lo que se traduce en un sistema de comunicación ad hoc
que reemplaza el ambiente que se da en un contexto presencial donde los actores involucrados
se relacionan “cara a cara”, previendo de alguna manera las necesidades que nuevo contexto
plantea.
La problemática también se puede plantear en términos de salvar una distancia pedagógica
entendida como la diferencia existente entre lo que se va a aprender (mensaje pedagógico) y lo
que se va a enseñar o como la necesidad de suprimir el vacío que significa la falta del profesor y
de los pares como elementos vinculantes en el contexto de todo aprendizaje, lo que constituye un
desafío para la comunicación educativa.
Dadas las condiciones en que aprende un estudiante de FAD, también es un desafío para la
comunicación educativa incorporar elementos que le permitan a este actor conducir su propio
aprendizaje a través de un conjunto de medios y recursos humanos especializados, que
favorezcan el desarrollo de su autonomía y de las habilidades que requiere el proceso de
autoformación. En la actualidad, emergen demandas socioeconómicas y socioculturales que
suscitan la necesidad de una formación continua, y en el marco de una sociedad que está
evolucionando vertiginosamente en cuanto a tecnologías y, por tanto, que requiere de individuos
que sean capaces de evaluar y decidir en el marco de procesos que exigen competencias muy
complejas y especializadas2.
Sin querer redundar más en la cuestión del contexto, es importante considerar que la educación
busca transformar, adaptar y reproducir un modelo de sociedad y, por tanto, las representaciones
de este modelo cruzan transversalmente todo acto educativo y, en consecuencia,
comunicacional. Esto permea el paradigma educacional implícito en todo sistema educacional y
en última instancia, el estudiante es capaz de regular y dirigir su proceso formativo en función de
la problemática construida con el sistema de formación a través de soportes, dispositivos,
objetos, códigos y signos utilizados e interpretados, puestos a su disposición3.
En estas circunstancias, es necesario abordar la presencia de cinco variables que entran en
juego en el sistema constituido por cualquier institución educativa –con un medio, estructura y
finalidades, y cruzada por materia, energía y flujo de información- y sus interrelaciones de las
cuales va a depender el nivel y el tipo de comunicación educativa a distancia que es puesta a
disposición del estudiante para que alcance sus objetivos. Estas son:
Interactividad
Se trata de un neologismo proveniente de los sistemas tecnológicos que se refiere a la influencia
recíproca entre dos interlocutores en una situación de comunicación. Este concepto hace alusión
específica a la posibilidad de poder intervenir el mensaje que se intercambia, con la posibilidad
de construir significados y conocimientos por parte de todos los actores involucrados en un acto
2
3
Chapaz, 1991.
Jacquinot, 1993.
5
comunicacional. Los conceptos de bidireccionalidad y especialmente de reciprocidad entran en
juego en este principio.
Al respecto, Mercier4 define interactividad como “la posibilidad para los dos actores de una
comunicación, emisor y receptor, de poder modificar, en cierta medida el mensaje que les une”.
En cuanto a los mensajes pedagógicos, Mercier establece cuatro grados de interactividad:
•
•
•
•
Grado 0: el mensaje es enviado y difundido sin que el receptor pueda actuar sobre él o
diferirlo para otro momento (por ejemplo, una conferencia o un filme).
Grado 1: el mensaje es enviado, pero el receptor puede actuar a fin de diferirlo cuantas veces
lo desee (por ejemplo, un videocasete) de acuerdo a sus necesidades.
Grado 2: el mensaje es enviado y el receptor puede actuar a fin de orientarlo
momentáneamente a través de vías diferentes, obteniendo informaciones suplementarias (por
ejemplo, un curso presencial o cara a cara).
Grado 3: el mensaje no es completo, su sentido no es definitivo, algunos elementos son
enviados y es posible crear otros a partir de los datos iniciales (por ejemplo, una
videoconferencia en la que pueden participar los usuarios).
Retroalimentación
Una nueva intención aplicada a la educación permite hacer una lectura distinta de comunicación.
Esto es, co-municación, opuesto a "municación" con el sentido de "dictar" información desde un
emisor a un receptor. Esta nueva lectura propuesta por Rowntree, permite acentuar la
importancia que tiene la relación bidireccional (aunque también se habla de pluridireccionalidad)
en cualquier acto comunicativo con fines educacionales.
La autonomía y el crecimiento personal están involucrados en la medida en que co-municación
favorece el despliegue de habilidades que permiten dar múltiples lecturas a un mensaje
determinado y transformar la respuesta en un nuevo mensaje. Esto implica necesariamente una
dinámica relacional en donde el dominio de la situación comunicativa no está en manos de uno
de los interlocutores, sino que existe la posibilidad de negociar las significaciones y entonces las
decisiones que se toman respecto de cuáles son los aprendizajes más válidos son compartidas.
De este principio se extraen dos aplicaciones básicas para contextos en que a formación a
distancia asume un enfoque constructivista:
•
El formador reconoce y acoge ciertos mensajes que expresan el deseo de los estudiantes de
ser sujetos de su proceso de aprendizaje. Este reconocimiento permite que los estudiantes
puedan elegir sus propios objetivos y sus estrategias de aprendizaje ideales.
•
A su vez, seleccionar las materias como un compromiso entre las exigencias del programa, lo
que el estudiante desea y lo que puede enseñar el profesor, requiere de un espacio común
compartido que surge gracias a los esfuerzos del profesor por comprender la visión de mundo
de sus alumnos en la misma medida en que ellos penetran el suyo5.
4
5
Mercier, 1984.
Rowntree, 1975.
6
Autonomía
En experiencias de comunicación en FAD, la autonomía es una cuestión clave, pues la condición
de distancia entre profesor y alumno y el hecho que los procesos de enseñanza y aprendizaje
estén en diferido muchas veces, exige del estudiante ser un sujeto responsable y gestor del
desarrollo de sus aprendizajes, sin embargo, como dice A. J. Deschênes, hasta el momento esto
no es sino una realidad por lograr.
Si se entiende que en FAD se pueden establecer tres subsistemas "claros y distintos"
conformados por un estudiante, un profesor y un sistema de comunicación, el cómo se pone en
práctica este último es vital en función de promover la autonomía. En efecto, al estar solo en su
proceso de aprendizaje, el subsistema de comunicación le debe proveer al estudiante toda la
información que necesita para desempeñar con éxito su papel y llevar a cabo su proceso de
aprendizaje, alcanzando los objetivos que esto involucra. La explicitación de todos los criterios o
elementos que forman parte de cada una de las etapas que debe ejecutar, facilitan que este
pueda tener un control permanente sobre su proceso.
Diálogo
Básicamente es la interrelación que se establece entre emisor y receptor en una situación de
comunicación. Aplicado en FAD, esto se refiere a acortar la distancia entre los interlocutores para
favorecer los aspectos positivos que permitirán el éxito del proceso de enseñanza - aprendizaje.
En cuanto al diseño de programas, cursos o materiales, la selección de los medios, etc.,
realmente constituye un desafío si se considera que la distancia es un hecho real y concreto, y
que su injerencia en el fracaso o en el éxito del proceso de enseñanza - aprendizaje como una
totalidad, depende mucho de cómo se maneja esta variable.
Estructura
Muy ligado a lo anterior, el aspecto referido a la estructura tiene como fin salvar la distancia,
creando un puente constituido por un sistema de comunicación flexible y bidireccional (o
pluridireccional), que se adecua a un público con características y necesidades diversas. Podría
decirse que la estructura es la capacidad de un programa de responder a las necesidades
individuales de los estudiantes, y de ir adecuando sus respuestas a los propósitos, progresos o
realizaciones personales, permitiendo con ello la comunicación bi o pluridireccional, como se
decía antes, la co-municación, el diálogo. En este sentido, se refiere especialmente a los
elementos constituyentes del diseño de cursos o las múltiples formas en que los programas de
enseñanza se articulan y se ponen en práctica como mensajes mediatizados.
La flexibilidad o rigidez de los objetivos, sostiene Moore, se expresará en el programa
educacional, las estrategias de enseñanza, la elección de medios y los métodos de evaluación.
Existe una relación directamente proporcional entre la rigidez y la flexibilidad de la estructura de
los programas y el aumento o la disminución de la distancia entre docente y estudiante.
Control
Si bien lo anterior permite dar cuenta del control que pueda existir sobre este entramado
constituido por el proceso de enseñanza en FAD, es difícil supervisar cada una de tales
realizaciones. Existe mucho material educativo, por ejemplo, que el estudiante utilizará según sus
necesidades, de manera que el conceptor o profesor de formación a distancia no tendrá control
7
en las actividades que aquel realiza durante su proceso de aprendizaje, particularmente, porque
cobra valor en la medida en que se ajusta a sus objetivos.
La autonomía es relevante, en este sentido, porque el estudiante es quien debe tener la
responsabilidad y el control de la mayor parte de los aspectos de su proceso de aprendizaje.
En efecto, el estudiante es el principal responsable de guiar su proceso de aprendizaje, por tanto,
el éxito o fracaso, en gran medida, está en sus manos. Por lo mismo, el control es menos función
del profesor -o Institución que brinda formación a distancia- que de él mismo.
El control es, en palabras de A. J. Deschênes, asegurarse de obtener informaciones
satisfactorias, hacerse cargo de la propia motivación, de la gestión del tiempo y de la adecuación
de su entorno, considerando también los elementos no planificados por el conceptor.
Constructivismo
Desde el punto de vista de la educación, el enfoque que proporciona el constructivismo aporta
cuestiones fundamentales respecto de la actuación del estudiante, más aún si se considera que
subyace en todo esto una opción por relevar el proceso de aprendizaje del estudiante.
El constructivismo cobra sentido, entonces, en la medida en que la percepción de la realidad está
tamizada por las experiencias personales y el espíritu es un constructor de símbolos que
constituirán herramientas para articularla. La realidad vista de esta manera es la construcción de
un andamiaje personal.
En consecuencia, el aprendizaje situado desde la perspectiva del sujeto que aprende consistiría
en la resolución de problemas basada en el descubrimiento personal, y el estilo individual, en
este contexto, debiera ser considerado, así como también su condición de sujeto "activo,
autorregulador y reflexivo", en relación con su propio proceso.
Construir conocimiento dentro del contexto de comunicación educativa a distancia es ser capaz
de conducir el propio proceso, definir los objetivos de aprendizaje personales, de negociar y de
interactuar, y esto está directamente relacionado con la capacidad (y oportunidad) de intervenir la
comunicación, esto es, el mensaje pedagógico.
Las experiencias personales y los conocimientos ya adquiridos constituyen la base para que el
sujeto pueda construir conocimiento. Si él es capaz de elaborar su propio andamiaje a partir de la
lectura que hace de la realidad y sobre la base de sus propias experiencias y estructuras ya
adquiridas, debiera poder construir sus propios significados dentro del marco de la comunicación
que establezca en la interrelación con su entorno.
La responsabilidad de la construcción de significado, entonces, recae en el propio estudiante.
Esto implica que debe existir de su parte una actitud activa respecto de tomar conciencia de sus
múltiples formas de construir significado, comprendiendo la importancia de sus objetivos y
expectativas, y desplegando estrategias personales que le permitan avanzar en consecuencia.
Una comunicación educativa en este sentido debiera dar cuenta del hecho que el conocimiento
no es estático y no es transmitido en su totalidad por el profesor –quien actuaría como emisor)6-,
sino que se construye en el marco de una interacción permanente entre los actores que
participan del proceso educativo, con un intercambio muy dinámico entre los roles emisor /
6
Garrison, 1993.
8
receptor. Por lo mismo, es muy difícil concebir que en situación de aislamiento sea posible
construir conocimientos o significados.
La comunicación educativa, además, debiera propender a la facilitación de experiencias que
permitan la exploración y creación de significación a través de la colaboración. Tomar en cuenta
el bagaje que aportan los estudiantes es vital en este sentido, como también lo es el diálogo que
se establece entre profesor y alumno, que se logra a través de la capacidad de influenciar
significativamente la calidad de aprendizaje, por parte del primero, y de hacerse responsable por
el propio proceso de aprendizaje, por parte del segundo.
Un elemento importante que aporta esta mirada constructivista es que la adquisición del
conocimiento jamás es completa, está sujeta a validación permanentemente, y aprender es
construir conocimiento, darle nuevos sentidos a la luz de la interacción con el entorno.
Consecuentemente, el modelo de comunicación educativa debe apuntar a que los estudiantes
puedan desarrollar habilidades que les permitan construir significados y creen nuevos
conocimientos y esto debe permearse a través del conjunto de medios o dispositivos puestos a
su disposición en contexto de FAD, y de los recursos humanos que para ello se requieran.
LA COMUNICACIÓN EN LA EDUCACIÓN MEDIADA
Si la enseñanza es un acto de comunicación, y además es realizada a través de los medios,
como es el caso de la Educación a Distancia, entonces diremos que esta es una comunicación
mediada.
Como señalábamos anteriormente, “la ruptura entre los actos de enseñanza y aprendizaje, el
aislamiento del estudiante, la concepción modular de las unidades de enseñanza, etc. requieren
de parte del conjunto de personas que están involucradas en la formación –el formador, el
conceptor mediático, el tecnólogo de educación, etc.- una explicitación exhaustiva del proceso
pedagógico: definición de objetivos, selección, estructuración y acceso a los contenidos, apoyo al
aprendizaje, mediatización de contenidos de enseñanza, elección de medios y creación de un
ambiente de aprendizaje, etc.”7.
La educación no se ha caracterizado especialmente por avanzar con la rapidez con que lo han
hecho la tecnología y la ciencia, aun en esta época llamada “sociedad de la información”, ni
tampoco se han incorporado muchas disciplinas en experiencias de enseñanza-aprendizaje de
manera sistemática; sin embargo, a la luz de un escenario fuertemente marcado por un
crecimiento explosivo de las redes de la información y las comunicaciones, y las nuevas
tendencias que estas adquieren en el marco de la formación a lo largo de toda la vida y del elearning, la educación se ve afectada fuertemente, debiendo ocupar un nuevo estatus marcado
por la impronta que las TICs le dan.
La formación durante toda la vida –reciclaje y formación continua para la permanente
actualización, factor estratégico para la competitividad que marca la vida laboral de los
trabajadores- es la forma de responder hoy en día a las crecientes demandas que la sociedad
presente y futura impone, y esto se hace cada vez más evidente con la revolución tecnológica
que presenciamos particularmente en el ámbito de las telecomunicaciones y la informática
aplicadas a múltiples áreas del conocimiento científico y de la vida diaria.
7
Peraya, 1994.
9
En efecto, vivimos en una sociedad de la información (también llamada del conocimiento)
que está cambiando nuestras formas de relacionarnos, que está generando nuevos sectores
productivos relacionados con las tecnologías que la sustentan, transformando otros debido a
nuevas formas de organización y, finalmente, haciendo desaparecer muchos puestos de
trabajo como producto de la revolución que implica.
Esto genera la necesidad de asegurar la formación continua de nuevas habilidades,
destrezas y conocimientos requeridos para dar respuestas actuales y modernas, útiles a la
sociedad y necesarias a las personas. En este contexto, las nuevas tecnologías adquieren
especial relevancia no solo porque constituyen un contenido de gran importancia a ser
transmitido, sino también porque son un vehículo que asegura en gran medida el acceso de
la formación a una gran cantidad de personas, sin límites de tiempo y espacio, y en
condiciones de economía que otros medios de comunicación e información no son capaces
de brindar actualmente (aunque este punto no está cerrado en la actualidad y sigue siendo
un foco de discusión y reflexión especialmente en cuanto al tema de la brecha digital).
Alfabetizar en estas herramientas significa hoy lo que décadas atrás significaba alfabetizar en
el lenguaje de la lecto-escritura, esto es, la posibilidad de que las personas se capaciten en
lo profesional, se desarrollen en lo personal, puedan desenvolverse en lo laboral, pudiendo
satisfacer sus necesidades adecuadamente, siendo un aporte real para la economía y el
futuro de sus países.
Al respecto, la cercanía que Internet adquiere cada día más en el contexto laboral y el mayor
acceso que las personas tienen a ella desde sus hogares, amplía sus posibilidades si la
consideramos como un posible escenario educativo. Esto plantea grandes desafíos desde
los puntos de vista técnico y pedagógico. Por una parte, los especialistas que deberán
adecuar contenidos a un nuevo medio de transmisión de conocimientos, teniendo en
consideración que el sujeto de dicha formación estará en condiciones de aislamiento y ante
una tecnología que puede sentir más amenaza que un servicio a su disposición. Por otra, los
mismos usuarios que complementarán su formación tradicional en escenarios pedagógicos
distintos de los que han conocido hasta ahora, tendrán que desarrollar habilidades
relacionadas con una mayor autonomía e iniciativa personal, jugando un papel más activo y
haciéndose cargo de sus propios procesos de aprendizaje. Entre los dos puntos de vista
anteriores, además, se cruza el sistema de comunicación que debe ser articulado
especialmente para llevar a cabo el proceso de enseñanza - aprendizaje el cual se
caracteriza básicamente por estar mediado por dispositivos tecnológicos, en contextos o
ambientes virtuales que de alguna manera constituyen un reflejo de los procesos y la
dinámica que ocurre en el aula.
Teniendo este marco como fondo, las nuevas tecnologías serán cada vez más utilizadas
como medios de comunicación al servicio de la FAD en la medida en que proveen entornos
donde tienen lugar procesos de enseñanza-aprendizaje. Ejemplo de ello son las aulas
virtuales y la educación en línea soportadas en redes informáticas que hacen posible la
transmisión de conocimientos a amplios sectores de la población.
10
Para superar la dificultad que significa la ruptura de barreras temporales, las nuevas
tecnologías permiten la combinación de experiencias de enseñanza-aprendizaje sincrónicas
y asincrónicas. En el primer caso –sincrónico– la interacción se realiza en tiempo real, es
decir, la experiencia educativa se implementa como una clase presencial, por ejemplo,
mediante dispositivos como video de alta calidad en el profesor, interacción a través de voz
con y entre los alumnos, pizarra compartida para realizar gráficos o resaltar parte del
contenido, evaluaciones en línea, y un proyector que permite compartir aplicaciones. El
profesor también cuenta con herramientas de gestión de alumnos como lista de participantes,
estadísticas, e-mail messenger, plataformas de administración de cursos, etc.
En experiencias de aprendizaje asincrónico, por su parte, el contenido se encuentra
depositado y el alumno accede a él, en forma diferida, a su propio ritmo. Al respecto, la
autonomía es fundamental, pues le permite al estudiante ingresar desde su hogar, trabajo o
lugar de descanso, en el horario que él decida, haciéndose cargo de su aprendizaje y
planificando su estudio. Esta experiencia es muy adecuada para contenidos
autoadministrados, donde el docente es un guía, facilitador o coordinador.
La videoconferencia de baja o media resolución, la interacción a través de chat con y entre
los alumnos, las evaluaciones fuera de línea y ciertas aplicaciones programadas para
mostrar procesos, esquemas, gráficos, etc. son particularmente apropiadas para ser
utilizadas en estas experiencias pedagógicas. El profesor responsable puede también
acceder a informes de gestión de alumnos como listados, estadísticas, correo electrónico,
etc.
Algunos de los potenciales roles que puede asumir la comunicación mediatizada por las
telecomunicaciones y telemática son los siguientes:
•
•
•
•
•
Enseñanza a distancia
Encuadramiento de estudiantes (apoyo, seguimiento)
Comunicación entre formadores y estudiantes, y estudiantes y sus pares
Acceso a recursos documentales y transferencia de información y contenidos
Comunicación e información transnacionales y transcontinentales entre
universidades
diversas
En efecto, la formación a distancia hoy en día está en pleno desarrollo como reflejo del momento
que viven las telecomunicaciones y la teleinformática, como señalábamos antes, lo que está
transformando radicalmente el modo de “conservar, explotar, difundir y de hacer circular la
información”8, además de la forma en que se puede acceder a ella.
La informática, con una capacidad para conservar todo tipo de información (texto, datos cifrados,
imágenes fijas y en movimiento, sonido, etc.) en un solo formato, potencia las posibilidades de la
comunicación, interacción y telepresencia (estar en un espacio virtual de aprendizaje y participar
en él con la posibilidad de relacionarse con otras personas que también acceden a él).
8
Ibid.
11
LAS FORMAS DE COMUNICACIÓN EN FAD
Desde el punto de vista de la comunicación, las tecnologías de la información y de la
comunicación ofrecen una nueva alternativa para la comunicación, la cual es mediatizada por un
computador que pone en contacto a interlocutores distantes, en modalidades sincrónicas o
asincrónicas, mediante la transmisión de textos, mensajes orales e imágenes.
En este escenario, sin embargo, entran en juego varias funciones que ejercen los distintos
actores que aquí participan y que hacen que la comunicación sea más o menos eficiente:
•
•
•
Función comunicativa, en su sentido más básico de querer transmitir un mensaje,
Función de objetivación, como capacidad de las personas para exteriorizar sus ideas,
Función de tratamiento de la información, esto es, la habilidad de traducir o de construir la
realidad observada a partir de representaciones que se forman básicamente a través de
sistemas de signos.
Una consecuencia práctica que surge de lo anterior es, por ejemplo, que podemos constatar que
“lo que tradicionalmente identificamos como ‘contenidos’ del mensaje educativo o didáctico
dependen de manera estrecha de los sistemas representacionales que utilizamos para
comunicarlos”9 y procesarlos.
En esta capacidad de procesar información, por su parte, entra en juego la interacción social a
través de la cual se produce el “choque de ideas” como aspecto determinante de la construcción
de las capacidades de razonar y de juzgar de los individuos –esto a partir del modelo propuesto
por la sicología genética. Más adelante el cognitivismo agrega que la actividad cognitiva de las
personas también está mediada por sistemas semióticos “vehiculados socioculturalmente” (como
sistema de signos en su dimensión social).
Algunas investigaciones más recientes, por último, muestran que una situación de interacción
constituye en sí misma una construcción que surge como resultado de la forma en que se
relacionan los sujetos.
En el contexto de la utilización de las TIC en FAD, esta dimensión social es fundamental. Ello
porque los dispositivos tecnológicos que median las actividades de formación en el presente –en
que tanto la demanda de formación como las modalidades de oferta se diversifican cada vez
más– deben ser actualizados en función de crear un contexto común de actividad válido para los
actores que allí participan, como lo es, por ejemplo, aquel en que los interlocutores son el
docente y el estudiante.
En este sentido, algunos autores distinguen dos tipos de interacción: la interacción funcional, que
se refiere a las relaciones que se establecen entre la persona y la máquina (el computador), la
cual permite abordar la articulación entre los dispositivos técnicos y las relaciones sociales que
ellos median; y la interacción intencional, que tiene relación con la forma en que se desarrolla el
discurso entre emisor y receptor de un mensaje mediatizado tecnológicamente. La
retroalimentación (o retroacción) entre los sujetos que participan de la situación de comunicación
es una condición básica sin la cual no es posible esta última forma de interacción.
De los aspectos antes mencionados surge la necesidad de abordar el acto de comunicación
entre formadores y estudiantes como un resultado de la articulación de las dimensiones técnica,
9
Rickenmann, 1999.
12
relacional y semiótica en un escenario -sincrónico o asincrónico- que permite que los sujetos en
interacción sean efectivamente actores de la actividad.
A partir de esto es posible establecer que la FAD tiene como desafío el poder adaptarse a la
visión del sujeto, especialmente la del estudiante como sujeto de la actividad pedagógica. Ello
basado en el supuesto que este [el estudiante] ponga en ejercicio una serie de esquemas
mentales interpretativos y procedurales que le permiten tomar conciencia de lo que hace, por qué
lo hace y cómo lo hace y que en definitiva determinan el tipo de interacción que establece con los
elementos que entran en juego en el dispositivo. La negociación es un elemento más que se
agrega en esta interrelación y ocurre en un espacio donde confluyen los aspectos objetivos del
sistema de formación (dispositivos, objetos, sistema de signos) y subjetivos vinculados a las
competencias, habilidades, roles, etc. de los actores.
Esta concepción de TICs al servicio de la FAD nos permite a la vez concebir los medios
(dispositivos) como “instrumentos esenciales de la mediación entre actores” lo que implica, entre
otras cosas, la predominancia del sujeto por sobre lo técnico; la posibilidad de construir la
realidad a partir del bagaje cultural y cognitivo del sujeto; tanto el emisor como el receptor están
llamados a ser actores que ponen en marcha esquemas interpretativos y procedurales; y, por
último, la actividad tiene como finalidad buscar efectos en el interlocutor y que este retroalimente
el proceso de comunicación.
En la práctica, la interactividad asume varias modalidades en entornos virtuales de aprendizaje,
entre las más comunes citemos, por ejemplo:
•
•
•
Interacción bidireccional. El entorno de comunicación es capaz de transmitir tanto los
mensajes del emisor como las respuestas emitidas por parte del receptor, de manera
que ambas funciones se intercambian fácilmente.
Interacción interpersonal. El hecho que los entornos hipermedia estén dirigidos
también a individuos facilita el intercambio y la comunicación interpersonal. (Por
ejemplo, vía correo electrónico, foros, discusiones basadas en grupos de noticias, etc.
formadores y estudiantes pueden trasmitir información, intercambiar opiniones y hacer
recomendaciones personales.
Interacción con el equipo y los contenidos. A través de búsquedas en bases de
datos, simulaciones en el computador, ejercicios de autoevaluación en tiempo real, etc.,
el estudiante interactúa con el sistema tecnológico que permite la comunicación y con
los contenidos que este le facilita.
Cuando estos elementos se combinan eficientemente en el entorno virtual, el estudiante tiene la
oportunidad de concentrarse en aquellas acciones que le reporten más ventajas o en los
conocimientos que pueda adquirir. De esta manera, tiene la sensación de tener mayor control
sobre sus interacciones.
Asimismo, los sistemas de comunicación que proveen los dispositivos utilizados en FAD, brindan
soluciones a los inconvenientes que pueden surgir en esta modalidad de formación, a través de
la comunicación bidireccional y personalizada entre los participantes en el proceso de
aprendizaje (por ejemplo, a través de sistemas como el correo electrónico, listas de distribución,
etc.) lo que confiere una alta interactividad a las comunicaciones y redunda en una relación más
intensa entre el estudiante con su profesor, sus compañeros de estudio y otros miembros de la
comunidad universitaria. A su vez, el profesor utiliza el entorno telemático para facilitar el proceso
de aprendizaje y disponer los sistemas de apoyo al estudiante de manera de ofrecerle mayores
posibilidades de cruzar con éxito su camino.
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En relación con esto último, existen varias modalidades de comunicación que apuntan al
encuadramiento de los estudiantes en actividades de formación a distancia, esto es, al
seguimiento, el apoyo, la facilitación de recursos que sean pertinentes, y todas aquellas tareas
que le permitan sortear sin obstáculos su proceso de aprendizaje. De esta manera, en lo que
sigue, mencionaremos algunos elementos que al respecto propone Daniel Peraya.
Para este autor, establecer las diferentes modalidades de comunicación entre el estudiante y el
tutor y los grados de interacción entre ellos permitiría definir con mayor claridad la situación de
aprendizaje y las estrategias de intervención. Por ello, él distingue:
1.
Relación tutor/estudiante
a) Individual vs. colectiva
•
•
Individual: el beneficiario del apoyo es un estudiante plenamente identificado y la relación es
personalizada. Por ejemplo, menciona, la tutoría telefónica o un programa educativo.
Colectiva: La comunicación se direcciona globalmente hacia un grupo, es puesta en común y
cada integrante del grupo puede tener acceso a ella. Por ejemplo, las sesiones de grupo o las
conferencias electrónicas.
b) Sincrónica vs. asincrónica
•
•
Sincrónica: se desarrolla en tiempo real, por ejemplo, la comunicación telefónica o el chat.
Asincrónica: se desarrolla en tiempo diferido y es necesario un lapso entre la emisión y la
recepción del mensaje. Por ejemplo, el correo postal o electrónico.
c) Directa vs. mediatizada
•
Directa: la transmisión entre el tutor y el estudiante no se mediatiza por ningún canal de
comunicación (tecnológico). Por ejemplo, encuentros presenciales que constituyen una
excepción en FAD.
• Indirecta: la transmisión recurre a un canal de comunicación convencional o tecnológico que
es por definición el caso de FAD. Por ejemplo, listas de difusión, debate telemático, etc.
A través de los ejemplos se puede establecer que entre ellas no hay necesariamente una
incompatibilidad, pudiendo establecerse un sistema de tutorías que permita la combinación de
algunos de estos elementos.
2.
El grado de interactividad
Esta variable va a depender de la calidad de los intercambios entre el tutor y el estudiante, lo cual
es en general difícil de ser evaluado. Aquí encontramos:
a) La dirección del intercambio
•
•
Ciertos medios son unidireccionales y no permiten, sino una comunicación en un único
sentido por lo cual la interactividad es débil
Existen, por otro lado, los medios que permiten la bi o pluridireccionalidad, por ejemplo,
ciertas formas de videoconferencia son unidireccionales en cuanto a las imágenes que
muestran, pero pluridireccionales respecto de la interacción que se produce entre quienes
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participen en ella. La tendencia actual es favorecer la pluridireccionalidad tanto de sonido
como de imagen.
b) La rapidez de la respuesta: la calidad de la interacción es directamente proporcional a la
rapidez con que ocurre la respuesta.
c) La pertinencia de la respuesta: su adecuación a la pregunta o al problema resaltado por el
estudiante. Asimismo, si se sitúa en el marco de la materia o contenido tratado (modelo de
conocimientos).
d) Individualización de la respuesta: su adecuación a las características propias del
estudiante, esto es, que se sitúe en el marco de conocimientos personales que este posee,
sus dificultades, su grado de motivación, etc. (modelo de estudiante).
e) La flexibilidad de los intercambios: la capacidad del estudiante para modificar el desarrollo
del proceso de apoyo que recibe y cambiarlo en cualquier momento según sus propias
necesidades.
Con independencia de la propuesta anterior que plantea Peraya, existen múltiples modelos o
taxonomías que abordan este aspecto no menor de la FAD, sin embargo, tanto su articulación
como elección va a depender de los criterios que las instituciones involucradas en la formación
seleccionen en calidad de pertinentes. Entre ellas, los modelos de aprendizaje, las funciones de
la enseñanza, el tipo de lenguaje, las modalidades de comunicación, los medios tecnológicos
seleccionados, el perfil del público objetivo etc. Estos criterios de alguna manera estarían
orientados más por el sentido común y práctico que por reglas científicas rigurosamente
aplicadas. Sin embargo, lo que sí debiera estar a la base de la concepción de los sistemas de
apoyo a los estudiantes en experiencias de enseñanza – aprendizaje en FAD (y también en
aquellas presenciales o semipresenciales) es, sin duda, la gestión del discurso mediatizado entre
emisor y receptor y la planificación de la comunicación pedagógica.
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