¿Cómo se puede aprovechar el suelo? Zoila Gricultura

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COMUNEROS OSWALDO GUAYASAMIN
INSTITUCIÓN EDUCATIVA DISTRITAL Jornadas Mañana y Tarde.
CIENCIAS NATURALES
¿Cómo se puede aprovechar el suelo?
Zoila Gricultura
Yo tenía un vestido verde, lleno de flores y de frutos. En el cantaban las aves y por sus costuras
fluían ríos transparentes.
Conozco a los humanos desde los tiempos en que dejaron de correr detrás de las vestías salvajes y
se asentaron a cultivar plantas y animales para obtener su alimento.
En Asia domesticaron el arroz, los búfalos de agua, los camellos y los dromedarios; en África
sembraron millo y amansaron vacas; América fue la tierra del maíz, y como animales caseros
apenas tuvieron el curí y los conejos, las llamas y las alpacas en el imperio de los incas. Los
europeos cultivaron el trigo, la cebada y el centeno, y amansaron ganado caballar, vacuno, ovino
y caprino.
Sembrar granos y obtener cosechas abundantes en el tapiz de mi vestido les garantizaba reservas
para soportar el invierno, construir pueblos y luego ciudades.
Más gente significo la necesidad de incrementar la producción de alimentos, exigiéndole más a la
tierra. Antes una familia podía sostenerse con una pequeña parcela que producía hortalizas y
verduras, granos, frutos y pastos para mantener algunas vacas, unos pocos cerdos, conejos,
gallinas y cabras.
No les faltaba el alimento y mi vestido verde, aunque algunos parches de cultivos, se mantenía en
buenas condiciones.
Una ciudad de varios millones de habitantes demanda diariamente toneladas de alimentos y así a
mi, Zoila Gricultura, me cambiaron el vestido totalmente: los bosques variados, repletos de flores
y animales fueron talados hasta la raíz para sembrar un solo producto, y empecé a verme como si
estuviera de luto con mi tierra al aire como una herida, y luego vestida con un solo color.
Antes los abuelos abonaban las plantas con el estiércol de los animales de corral y los residuos de
cosechas, pero hoy me he vuelto adicta a los abonos químicos, pues mi vestido no esta
acostumbrado a nutrir una salo especie de planta, cosecha tras cosecha.
En mi vestido verde de flores había pájaros y pequeños animales que controlaban los insectos,
pero quitarle sus colores desató las plagas, y para eliminarlas, la agricultura extensiva recurre al
uso de venenos, pesticidas y fumigantes, que me están intoxicando. Además, estos se van por los
ríos de mis costuras hasta el mar, contaminándolo todo, he incluso llegan a la gente atreves de las
cosechas.
No quiero seguir siendo adicta, ni deseo morir envenenada, ni me gusta vestir de un solo color.
Píntenme otra vez con el pincel de la agricultura orgánica, con la música de la diversidad, con los
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tonos dulces de la sostenibilidad, y muy pronto todos podremos compartir mis dones y recuperar,
con amor, la hermosura de mi traje.
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