El Desarrollo Infantil Temprano: Una Perspectiva Económica

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EL DESARROLLO INFANTIL TEMPRANO: UNA PERSPECTIVA ECONÓMICA
Jacques van der Gaag
El Desarrollo Infantil Temprano (DIT) es una poderosa inversión a futuro, tanto desde el
aspecto social como del aspecto económico. El estimulo al desarrollo de los niños y el apoyo
para que ellos alcancen su máximo potencial resulta en beneficio no solo para los niños y
sus familias, sino también para las comunidades y la sociedad global en su conjunto. Los
niños que tienen un buen desarrollo se convierten en adultos exitosos y productivos, con
mayor capacidad para contribuir a la economía y de generar un círculo de efectos positivos
para las futuras generaciones.
En los capítulos anteriores, esta guía expuso cuanto se benefician los niños y sus familias, a
corto y largo plazo, de una mejor nutrición, salud y educación proporcionadas por los
programas de DIT. Al describir estos beneficios, los autores enfatizaron la dinámica conjunta
e interdependiente (sinergia) entre la salud, la nutrición y la estimulación cognitiva. Los
autores también relataron los efectos negativos para los niños y sus familias causados por la
falta de intervenciones contra la mala salud, la desnutrición y los medios poco estimulantes.
Estos efectos negativos ejercen también una dinámica conjunta e interdependiente y si
dejamos que continúen en vigor, podrán perjudicar varias comunidades y países; estas
situaciones no son estáticas y pueden producir una espiral descendente negativa a través
de varias generaciones.
Como se afirmó en esta guía, las acciones positivas pueden tener enfoques variados;
existen varias opciones para promover el desarrollo infantil temprano y muchos países, de
diferentes partes del mundo, las han utilizado. Con voluntad y compromiso, este
conocimiento sobre el DIT, podrá ser analizado mas detalladamente y explorado al máximo
con consecuencias ventajosas.
La voluntad para concretar las acciones está frecuentemente relacionada con la posibilidad
de realizarlas. Así, este capítulo tiene como propósito confirmar que los programas de DIT
son una buena inversión económica y sugerir un marco conceptual general para tratar de los
aspectos económicos del desarrollo infantil temprano.
El desarrollo infantil temprano: beneficios y opciones
Dos preguntas importantes y urgentes a los administradores públicos y a los encargados de
formular políticas sociales son: ¿Por qué preocuparse de los aspectos económicos del DIT?
¿Por qué hablar de ello como "una inversión"? La respuesta es sencilla: el éxito, la
creatividad y las lecciones que se han recogido de la investigación sobre el desarrollo infantil
temprano, han generado una serie de intervenciones y programas de DIT que han
demostrado beneficios a los niños. Los programas de nutrición, atención de la salud,
educación preescolar/inicial, educación primaria y otras áreas relacionadas (por ejemplo
agua y saneamiento), aplicados en distintos contextos y utilizando distintos mecanismos de
prestación de servicios, han demostrado ser altamente beneficiosos pare el niño, su salud,
su condición nutricional, su crecimiento y su desarrollo cognitivo.
De los programas mencionados, algunos son específicos en una área (por ejemplo,
educación o salud), mientras otros son complementarios por ejemplo, nutrición y educación)
o alternativos (por ejemplo, educación inicial en el hogar). Pero, ¿Cómo elegimos la mejor
combinación? La selección de una estrategia adecuada y de los programas que la
implementarán requiere la consideración de dos preguntas importantes: ¿Cómo, con los
recursos limitados disponibles, puede el gobierno elevar al máximo el número de niños que
recibirán los beneficios de esos programas? ¿Cómo puede el gobierno integrar las lecciones
recogidas para formular una política coherente de desarrollo de la primera infancia?
Algunas de las opciones son claras; algunas estrategias y programas funcionan y otros no.
Otras opciones son más restringidas; algunos programas son efectivos para ciertas edades,
otros no lo son. Por ejemplo, la ciencia aporta crecientes pruebas de las "ventanas de
oportunidades" para el desarrollo de ciertas habilidades del niño en la primera infancia; sin
embargo, cuando estas ventanas están cerradas, las intervenciones pueden no tener éxito
ni efectividad. La Figura 1 resume las "ventanas de oportunidades" para cinco habilidades.
Estas ventanas son los períodos críticos en el desarrollo infantil, cuando se establecen las
capacidades física, emocional, social, cognitiva verbal y cognitiva espacial. La Figura 1
muestra que estas cinco habilidades son establecidas entre el periodo prenatal y los 6 años
de edad.
Otras opciones son más difíciles de tomar; algunas intervenciones presentan mas beneficio
cuando son combinadas horizontalmente, por ejemplo programas integrados para cierto
grupo de edad. Otras opciones son mas efectivas cuando son organizadas verticalmente
para varias edades. Por lo tanto, es necesario elegir entre criterios integrados y programas
verticales y considerar las siguientes preguntas: ¿Todos los programas deben ser de
alcance universal o algunos programas deben orientarse a los grupos de riesgo? ¿Los
programas son más efectivos en contextos formales con profesionales capacitados o los
programas informales, sin profesionales capacitados, pueden ser también efectivos?
Interrogantes como estas son inclusive más difíciles de responder cuando la intervención
que se está considerando tiene objetivos múltiples, como ocurre a menudo con los
programas de DIT.
Figura 1. Ventanas de oportunidad
En los casos en que el objetivo de una intervención es aparentemente sencillo, por ejemplo
"alcanzar una buena nutrición", las opciones pueden ser complejas: ¿Cuál es la mejor
manera de suministrar una "buena nutrición"? ¿Mediante la distribución de alimentos, bonos
o programas de alimento por trabajo? Quizás los programas de alimentación en la escuela o
los programas indirectamente vinculados a los alimentos, como los programas de educación
de la madre sean más efectivos para promover la nutrición.
Todas estas preguntas influyen en el proceso de selección de estrategias y programas y
necesitan ser examinadas. La selección de una determinada estrategia o programa reflejará
cuales son los recursos disponibles y los objetivos a ser alcanzados.
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Como primer paso para responder estas preguntas sugerimos que se haga una rigurosa
evaluación de las estrategias y programas en curso para diferentes grupos y contextos.
Posteriormente, se seleccionará la intervención o el grupo de intervenciones, ideales a una
determinada situación. Una herramienta útil para conducir este proceso de revisión y
evaluación de los programas de DIT es el análisis de costo-beneficio.
Análisis de costo-beneficio
Los administradores públicos y los encargados de formular políticas sociales utilizan criterios
económicos para desarrollar políticas públicas coherentes con la infancia y tomar decisiones
sobre las estrategias y programas de DIT. Para que éstas políticas sean realmente
efectivas, es necesario que los beneficios de los programas de DIT se expresen en términos
económicos.
Esto quizá parezca un poco exagerado. Sin embargo, el empleo de criterios económicos en
programas que favorecen la salud, la nutrición y el desarrollo de los niños sirve para
documentar los rendimientos potenciales de las inversiones y de ese modo, fomentar
acciones públicas y privadas en éstas áreas. El análisis de costo-beneficio ha sido utilizado,
por ejemplo, para documentar los rendimientos económicos de inversiones en educación, lo
que resultó en importantes iniciativas nacionales y mundiales. A continuación, se presenta
un ejemplo del tipo de análisis que es útil para los programas de DIT.
En este ejemplo, imaginemos que una niña crece saludablemente, bien
alimentada y sin ningún daño en su desarrollo cognitivo y emocional.
Permanece en su hogar hasta la edad de 12 años y luego empieza a ayudar
a sus padres en el campo. A lo mejor, ayuda a un miembro de su familia, en
el hogar o desempeña tareas sencillas en una tienda local. No ha ido a la
escuela, no puede leer ni escribir ni realizar cálculos elementales. Su
productividad en el primer año es baja, pero aprende de la experiencia: en
sus primeros años de trabajo, su ingreso y productividad aumentan pero, le
falta educación formal y pronto alcanza su nivel máximo de productividad. A
los 55 años, se jubila.
Este perfil de productividad a lo largo de su vida (el "perfil de su edad productiva") se ilustra
en la Figura 2.
Ahora imaginemos a la misma niña asistiendo a la escuela a los 6 años. Esto
tiene un costo que está ilustrado en la Figura 3 por una área gris. Ahora,
cuando la niña va a trabajar a la edad de 12 años, puede leer y comprender
instrucciones y puede operar la caja de la tienda. Su productividad es mayor
que la de la niña sin enseñanza primaria y mantendrá este nivel mas alto de
productividad durante el resto de su vida. En este caso, también se jubilla a
los 55 años.
La Figura 3 muestra la productividad de esta mujer, o sea, el perfil de la edad productiva con
escolaridad, en comparación con su perfil sin escolaridad. Al comparar el aumento en la
productividad vital (área P de la figura 3), con el costo de la educación—área I, la
"inversión"—se puede calcular el beneficio económico de la educación, al igual que lo
hacemos con cualquier otra inversión.
En realidad, la tasa de retorno de la escolaridad es elevada (Cuadro 1). La literatura sobre el
costo-beneficio de la educación indica que un año extra de educación primaria aumenta la
productividad futura del individuo (o sea, cuanto gana por hora de trabajo) entre 10 y 30%.
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Estos elevados rendimientos económicos constituyen la razón principal por lo que la
comunidad global impulsa la "Educación para Todos". El análisis económico confirma que la
educación es la manera más segura de salir de la pobreza porque tiene un elevado índice
de rendimiento económico.
Figura 2. Perfil de la edad productiva sin escolaridad
Figura 3. Perfil de la edad productiva con y sin enseñanza
primaria
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Cuadro 1. Rendimiento económico de la inversión en 1 año extra de educación
primaria
(aumento porcentual en la productividad futura)
País
Aumento porcentual
País
Aumento porcentual
Argentina
10.0
Nigeria
30.0
Bolivia
9.8
Paquistán
20.0
Brasil
9.7
Filipinas
18.3
Chipre
15.4
España
31.6
Etiopía
35.0
Yemen
10.0
India
19.8
Zimbabwe
16.6
Fuente: Psacharopoulos (1994)
Productividad e indicadores sociales
En el ejemplo anterior, recordemos que estamos hablando de una niña que es saludable,
está bien alimentada y bien desarrollada para su edad: es decir, está lista para aprender. Si
tiene oportunidad de ir a la escuela, los beneficios tanto para ella como para su familia serán
elevados. Lamentablemente, la situación de la mayoría de los niños de países en desarrollo
es más sombría por lo que es necesario implementar éstos programas para romper el
circulo de la pobreza y sus efectos.
Los países en desarrollo: estadísticas sombrías
Pese a los enormes progresos alcanzados en los últimos 30 años, la lucha por la
supervivencia de los niños en la primera infancia, tanto en los países de bajo ingreso así
como en las zonas remotas y pobres de los países de ingreso medio, aún continúa. En 25
de los 40 países de bajo ingreso, la tasa de mortalidad infantil (TMI) está por encima de 100.
Así, para completar esta tarea de aumentar la supervivencia de los niños y disminuir la TMI
en todos los países de bajo ingreso, son necesarios los esfuerzos internacionales.
Sin embargo, no es suficiente sólo la supervivencia. Hoy en día, muchos de los niños que
sobreviven, sufren de desnutrición (sea por falta de proteínas o por falta de uno o más de los
micronutrientes esenciales). Como se indicó en algunos de los documentos mencionados en
este guía, el daño de la desnutrición es con frecuencia irreversible.
Además, pese a los importantes progresos alcanzados al extender la educación en todo el
mundo, las tasas de inscripción en la escuela primaria en algunos países son inferiores al
60% y aún más bajas en el caso de las niñas. Una vez en la escuela, no es extraño que
repitan años o que deserten antes de terminar el ciclo académico, permaneciendo así
analfabetos funcionales incapaces de utilizar su máximo potencial y productividad en la
comunidad. El cuadro 2 muestra los niveles típicos de indicadores sociales para la infancia,
frecuentes en los países pobres -o en las regiones pobres- de los países de ingreso medio.
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Cuadro 2: Niveles típicos de indicadores sociales en los países de bajo ingreso y en las
regiones pobres de los países de medio ingreso
Indicador Valor
Indicador
Valor
Tasa de mortalidad infantil
150 muertes por 1000 nacidos vivos
Mortalidad de niños
50 por muertes por 1000 niños
Desnutrición
50% de todos los niños
Inscripción en la escuela primaria
60% de los niños en edad escolar oportuna
Atraso medio en la inscripción
2 años
Tasa de deserción
30% de los niños que van a la escuela
Tasa de repetición
30% de los niños que van a la escuela
¿Qué hay detrás de estas estadísticas? ¿Cómo se relacionan con el tema del desarrollo
infantil temprano? Estos datos indican la severidad de las necesidades de salud, nutrición y
educación que tienen los niños pequeños en muchos países del mundo. Quizá la mejor
manera de ilustrar la gravedad de esta situación sea considerar una cohorte hipotética de
cien niños de un país de bajo ingreso. En este país, de acuerdo con los indicadores sociales
presentados en el cuadro 2, mas de la mitad de los niños nunca tendrán la oportunidad de
desarrollar todo su potencial, algunos van a morir, aunque la mayoría sobrevivirá. De estos
que sobreviven, muchos se convertirán en agricultores de subsistencia o habitantes de
barriadas y serán padres analfabetos mal preparados.
Por eso, es muy importante formular políticas públicas que favorezcan a los niños
sobrevivientes, que los protejan de la desnutrición y la enfermedad y les brinden la atención
de salud, preescolar-inicial y la educación que facilitará que el niño alcance su máximo
potencial. Sin la intervención apropiada, el círculo vicioso de la pobreza que los atrapa
continuará en vigor y será transmitido a las generaciones siguientes.
Rompiendo el ciclo
Las políticas y los programas de DIT pueden romper ese círculo vicioso y ayudar a los niños
a alcanzar una vida plena y productiva. Adoptando el esquema usado en la Figura 3 para
ilustrar la perdida del potencial productivo de una niña que no fue a la escuela, la Figura 4
representa la perdida del potencial productivo de toda una cohorte. La disminución de parte
de este grupo humano por desnutrición y enfermedades reduce el potencial productivo de
todo el grupo. A la par, la no inscripción de los niños de 6-8 años de edad en la enseñanza
primaria resulta en una perdida adicional para esta cohorte (la edad de 6 años es
arbitrariamente utilizada en las figuras para representar la edad en que los niños ingresan a
la escuela primaria). El permitir que los niños abandonen la escuela y que algunos
permanezcan funcionalmente analfabetos, aún culminen el ciclo escolar, reduce todavía
más el futuro potencial de la cohorte.
Los empeños por reducir la pérdida de productividad futura mostrados en la Figura 4
aumentarán la posibilidad de éxito de la cohorte, aumentando así el numero de niños que
sobrevivirán como adultos productivos. Para cada niño que se incrementa, una familia
entera se beneficia, así como toda la comunidad y la sociedad en general.
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Intervención: un enfoque integral
Ya sabemos como hacer para interferir el terrible círculo de la pobreza. Tomemos por
ejemplo un grupo de recién nacidos. En algunos países, hasta el 60% de los recién nacidos
pueden estar en situación de riesgo. Sin embargo, sus necesidades primarias son
conocidas: vivienda, alimento, atención de la salud, estimulación. Existen programas para
asegurar su supervivencia, promover el desarrollo y reducir la desnutrición y las
enfermedades. Si estos programas son implementados en amplia escala, con énfasis en los
niños de alto riesgo, la cohorte podrá progresar con buena salud y buena nutrición a la
próxima etapa de la vida.
Figura 4. Reducción del potencial productivo pleno de una
cohorte
También conocemos las necesidades de los niños de 1 a 3 años de edad, existen
programas que responden a estas necesidades. Al implementar estos programas en amplia
escala, se puede obtener resultados favorables y los niños pueden entrar con vigor en la
etapa preescolar/inicial. La Figura 5 resume las necesidades y áreas de intervención para
niños en las tres etapas del desarrollo temprano: 0-1 año, 1-3 años, 3-6 años.
Como indica la Figura 5, las necesidades e intervenciones para un grupo de edad están
relacionadas con las de los otros grupos. Porque están relacionadas, las estrategias y los
programas deben ser integrados horizontal y verticalmente. Para cada etapa de la vida, la
meta es disminuir la probabilidad de daños irreparables y aumentar la probabilidad de una
transición exitosa a la próxima etapa.
Por supuesto que hasta los programas para las etapas anteriores (tales como la atención
prenatal, la salud materna y las prácticas de parto seguras) y las etapas posteriores
(educación secundaria de calidad) deben de ser incluidas como parte de un enfoque
integral. Sin embargo, el primer paso es ofrecer a los niños de 0 a 8 años de edad una
formación sólida para su desarrollo. Este grupo de edad tiene en cuenta las diferentes
edades en que los niños, al rededor del mundo, ingresan en la escuela primaria.
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Los programas de DIT pueden ofrecer esta formación necesaria. Retornando a la cohorte de
100 niños con potencial productivo reducido (vea Figura 4), la Figura 6 muestra la
recuperación del potencial productivo perdido a través de la inversión en programs de DIT
para niños de 0-8 años. Como lo sugiere la Figura 6, los costos de esta inversión revelan un
rendimiento substantivo (en términos de productividad recuperada) para toda la cohorte a
través del ciclo de la vida.
Figura 5. Necesidades e intervenciones para niños pequeños
Figura 6. Recuperación del potencial productivo perdido
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Conclusión
El concepto de potencial productivo es útil para comprender bien los beneficios de los
programas de DIT. Esto concepto permite que los responsables de formular políticas
calculen el efecto general de una política y ayuda los administradores a elegir, entre las
estrategias exitosas ya compradas, las intervenciones mas apropiadas y costo-efectivas.
El aumento en el potencial productivo es importante, sin embargo no es el único beneficio de
los programas de DIT. Los niños que participan en estos programas tendrán algo más que
beneficios de "productividad", tendrán mas posibilidades de ser mejores padres y
ciudadanos más responsables. También, al ser buenos ejemplos, ayudarán a sus hermanos
y hermanas. Los programas de DIT ayudan, ofreciendo mejores ejemplos. Una mayor
conciencia de los padres acerca de las prácticas nutricionales y los riesgos de salud
beneficiará a todos los niños de la familia y los hermanos mayores ya no tendrán que
quedarse en casa para cuidar a los más pequeños.
La participación de los padres es un componente muy importante en muchos programas de
DIT. A través de su participación en estos programas, los padres adquieren conocimiento
acerca de una buena nutrición, los riesgos de salud, los comportamientos saludables, el
aprendizaje, la cognición, las interacciones entre niños y padres, las relaciones familiares y
otros temas relacionados al cuidado y desarrollo en la infancia. El mayor conocimiento y
conciencia de los padres beneficiará a toda la familia. Con una autoestima mejor, estos
padres serán más activos en las actividades de la comunidad. Mientras sus niños pequeños
atienden un programa de DIT, los padres y especialmente las madres, tienen mas tiempo
para dedicarse a la comunidad y a otras actividades productivas.
Todos estos beneficios deben ser considerados en los análisis de los programas de DIT,
aunque sea difícil cuantificarlos económicamente. Por lo tanto, es necesario hacer un
esfuerzo riguroso para definir los costos y los beneficios de los programas de DIT vigentes.
En la próxima parte de esta guía, Barnett sugiere un marco de referencia para tratar la
amplia gama de consideraciones necesarias para realizar el análisis de costo-beneficio.
Al aplicar el análisis de costo-beneficio al desarrollo infantil temprano, los investigadores
pueden documentar racionalmente los rendimientos futuros de las inversiones en programas
y estrategias de DIT. A su vez, estos documentos podrán estimular el diseño e
implementación de políticas y programas de DIT que tratarán de los asuntos pertinentes al
bienestar de los niños del mundo.
Referencias
Psacharopoulos, George. 1994. Returns to Investiment in Education: A Global Update.
World Development 22(9): 1325-43
http://www.worldbank.org/children/nino/costo/persecon.htm
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