Atención urgente Abordaje inicial al paciente con dolor torácico Ernesto Bragulat, Beatriz López Barbeito, Elisenda Gómez-Angelats y Óscar Miró Unidad de Urgencias Medicina. Área de Urgencias. Hospital Clínic. Barcelona. España. Actuación inmediata Ante un paciente que presente un dolor torácico no traumático debe interrogarse acerca de 3 aspectos fundamentales del dolor: la localización, sus características y la duración. Habitualmente, se requerirá un electrocardiograma (ECG), una radiografía de tórax y/o una analítica (hemograma, glucemia, ionograma y creatinina) para establecer el diagnóstico. El tratamiento es tanto etiológico como sintomático. El dolor torácico como síntoma engloba a toda aquella sensación de malestar o molestia en cualquiera de las localizaciones del tórax. Habitualmente escapan a esta definición aquellos dolores torácicos en los que ha existido el antecedente claro de un traumatismo que lo ha desencadenado. Así entendido, cabe considerarlo como un motivo de consulta frecuente en la población, como lo demuestra el hecho que causa el 3% de las consultas en asistencia primaria1,2 y el 12% de las consultas médicas en un servicio de urgencias3-5. Sea cual fuere el ámbito en el que la consulta se produce, resulta imprescindible una correcta orientación diagnóstica. Gran parte de la importancia que tiene esta correcta valoración en el ejercicio profesional de la medicina es que tras él puede esconderse desde una enfermedad banal, que a lo sumo no precise más que un tratamiento sintomático, hasta un proceso con una amenaza vital inmediata si no se inicia un tratamiento específico o la aproximación diagnóstica no resulta adecuada. Debe tenerse en cuenta que un porcentaje no despreciable de las denuncias a profesionales médicos son ocasionadas por enfermedades en las que el dolor torácico es el síntoma cardinal y así, en EE.UU., el 20% de las indemnizaciones por negligencia médica está asociado al diagnóstico erróneo del infarto agudo de miocardio6,7. Manifestaciones clínicas y diagnóstico diferencial Ante un paciente que presente un dolor torácico no traumático debe interrogarse acerca de 3 aspectos fundamentales del dolor8: la localización, sus características y la duración. Respecto a la localización, ésta puede ser anterior (centrotorácico o con predominio en uno de los 2 hemotórax), dorsal 32 JANO 28 DE NOVIEMBRE-4 DE DICIEMBRE DE 2008. N.º 1.718 03Atenurg0401abordaje.indd 1 . (escapular o interescapular) y en punta de costado (situado en la base del tórax o en las zonas subaxilares). Debe tenerse en cuenta que en ocasiones este dolor puede irradiarse y, así, aparte de iniciarse o localizarse mayoritariamente en una zona concreta, extenderse hacia otras regiones como el cuello, la mandíbula, los ápex pulmonares, los brazos, una metámera dorsal o el abdomen. También es importante delimitar la superficie que abarca, ya que este dolor el paciente puede localizarlo en un área muy concreta del tórax (“a punta de dedo”) o bien en una superficie más extensa y habitualmente mal delimitada. En segundo lugar, debe interrogarse acerca de las características del dolor, puesto que su tipología puede ser opresiva, urente, punzante o lancinante. En tercer lugar, es importante preguntar bien cuál ha sido la duración del mismo, ya que entre su aparición y su desaparición completa pueden transcurrir desde unos segundos hasta horas o días. Independientemente de estas 3 dimensiones, la correcta historia clínica y exploración física puede facilitar datos adicionales que permitirán aproximar el diagnóstico. Así, puede haber circunstancias que mejoren o empeoren el dolor, éste puede coexistir con otra sintomatología, tanto general (fiebre, síntomas vegetativos) como específica de un aparato o sistema (náuseas y vómitos) o la exploración cardiovascular, respiratoria o abdominal aportar elementos clave para el diagnóstico. La tabla I recoge los principales procesos que pueden cursar con dolor torácico como síntoma prominente y los datos de la historia clínica que ayudan a realizar el diagnóstico diferencial inicial. Ciertamente, hay unas causas más frecuentes que otras y este dato, sin caer en excesos ya que aporta una información epidemiológica y no clínica, debe tenerse en cuenta. La tabla II muestra las causas finales de dolor torácico de una serie de 1.000 pacientes consecutivos atendidos en una unidad de dolor torácico de un servicio de urgencias. Actitud diagnóstica Habitualmente, se requiere un ECG, una radiografía de tórax y/o una analítica para realizar el diagnóstico. Con la salvedad del herpes zóster, para cuyo diagnóstico no son necesarias exploraciones complementarias, en el resto de enfermedades es precisa la intervención de alguna de estas pruebas, ya sea para confirmar un diagnóstico o para descartar otros alternativos. Insistiremos, no obstante y una vez más, en la importancia de una historia clínica bien recogida. Sirva de ejemplo que, aun a día de hoy, el diagnóstico de ángor continúa siendo clínico y que la normalidad de las exploraciones complementarias no permiten descartar con seguridad la isquemia coronaria como causa de un dolor torácico. Así, en pacientes con dolor torácico agudo que consultan en urgencias, que no tienen antecedentes de cardiopatía isquémica y que presentan un ECG normal, las probabilidades de tener una angina de pecho se www.jano.es 26/11/2008 9:34:37 Tabla I. Hallazgos más comunes en la historia clínica y la exploración física en función de la etiología del dolor torácico Causa Localización Características Duración Otros datos relevantes Síndrome coronario Retroestenal, centrotorácico o Peso, opresión, tirantez, Al menos 2 min (angina), agudo precordial, a menudo con irradiación aplastamiento si dura más de 30 min hacia cuello, mandíbula, hombros y probablemente se trate de brazos (especialmente izquierdos) un infarto, en cuyo caso el y/o epigastrio dolor puede durar horas Se desencadena por el ejercicio, el estrés o el frío Calma a los pocos minutos tras nitroglicerina sublingual, pero si no cede no lo excluye, ya que en el infarto el dolor persiste Signos de insuficiencia cardíaca Puede estar en relación a una estenosis aórtica Pericarditis Retroesternal, centrotorácico Punzante Horas o días o precordial, puede irradiar al (raro minutos) brazo izquierdo Puede aliviarse en bipedestación o inclinado hacia delante Cirugía cardíaca o infarto los días previos Roce pericárdico Disección de aorta Centrotorácico, retroesternal, Lancinante, sensación Comienzo brusco, dolor a menudo irradiado a espalda de desgarro permanente (interescapular) Hipertensión arterial, crónica o actual Enfermedades del colágeno Ausencia de pulsos periféricos Insuficiencia aórtica, signos de taponamiento pericárdico Embolia pulmonar Uni o bilateral, punta de costado Pleurítico Comienzo brusco, de minutos a días Disnea con taquipnea y desaturación arterial de oxígeno Taquicardia, hipotensión Encamamiento o inmovilidad prolongada Signos de trombosis venosa en extremidades Neumonía Unilateral, punta de costado Pleurítico Variable Fiebre, tos y expectoración Disnea con taquipnea Roce pleural, crepitantes pulmonares Pleuritis Unilateral Pleurítico Variable Fiebre, respiración superficial Roce pleural, semiología de derrame pleural Neumotórax Unilateral Pleurítico Comienzo brusco, varias horas Disnea, respiración superficial Disminución del murmullo vesicular y de las vibraciones vocales, con timpanusmo a la percusión Musculoesquelético Circunscrito a punta de dedo Profundo, puede Variable, habitualmente parecer plerurítico días o semanas Se modifica con los movimientos del tórax o brazos, con la respiración Se desencadena con la presión de la zona Reflujo gastroesofágicoRetroesternal, epigástrico, Urente, ardor o quemazón 10-60 min puede llegar a cuello Aumenta en decúbito y posprandial Opresivo, tensión, quemazón 2-30 min Retroesternal Espasmo esofágico Remeda mucho al del síndrome coronario agudo Úlcera péptica Epigástrico, retroesternal Urente, ardor o quemazón Prolongado (horas) Se alivia con alimentos, antiácidos o antisecretores Colecistopatía Aparece después de las comidas, asocia náuseas y vómitos Epigástrico, hipocondrio derecho, Peso, quemazón Prolongado (horas) retroesternal Herpes zóster Unilateral, hemicinturón Punzante, lancinante, Variable quemazón Ansiedad Variable Peso, nudo, punzante Variable, con frecuencia segundos o minutos estiman en el 14% y las de tener un infarto de miocardio en el 2%8. Con el ECG puede establecerse el diagnóstico en muchos de los casos de síndrome coronario agudo, ya sea angina (infradesnivelación del segmento ST u ondas T negativas, fig. 1) o infarto Erupción vesicular en una o más dermatómeras Situación de estrés vital, hipocondriasis Síntomas de ansiedad o depresión en la exploración física (supradesnivelación del segmento ST, fig. 2) cuando estos hallazgos se identifican en 2 o más derivaciones anatómicamente contiguas. También puede contribuir al diagnóstico de un cierto número de pericarditis agudas (elevación del segmento ST y/o ondas T picudas de forma difusa, fig. 3). Para el resto JANO 28 DE NOVIEMBRE-4 DE DICIEMBRE DE 2008. N.º 1.718. 03Atenurg0401abordaje.indd 2 . www.jano.es 33 26/11/2008 9:34:37 Atención urgente Abordaje inicial al paciente con dolor torácico E. Bragulat, B. López Barbeito, E. Gómez-Angelats y O. Miró de enfermedades que cursan con dolor torácico, no debemos esperar hallazgos que ayuden de forma directa al diagnóstico, puesto que dichos hallazgos o bien no existen (ansiedad, dolor musculoesquelético) o bien son muy infrecuentes (p. ej., signos de isquemia coronaria se existe disección de las arterias coronarias en la disección de aorta) o inespecíficos (taquicardia, bloqueo de rama derecha o signos de sobrecarga ventricular derecha aguda en la embolia pulmonar). La radiografía de tórax es definitiva para el diagnóstico del neumotórax (visualización de un área pulmonar sin parénquima, con identificación del límite del pulmón parcialmente colapsado por el neumotórax), aunque para poder diagnosticar correctamente aquellos que son de pequeño tamaño es necesario que la radiografía se realice en inspiración y en espiración forzada (fig. 4). La radiografía también resultará resolutiva en los casos de neumonía (condensación alveolar, de distribución lobar o segmentaria, fig. 5) y de derrame pleural (opacidad basal pulmonar con desaparición del seno costofrénico, fig. 6). En otros casos pueden identificarse hallazgos que, sin ser patognomónicos, ayuden al diagnóstico y, así, en la embolia pulmonar pueden observarse atelectasias laminares o condensaciones triangulares periféricas si hay infarto pulmonar concomitante, en la disección de aorta puede verse ensachamiento mediastínico o calcificación de la aorta o, en el caso de las pericarditis, se observar un aumento de la silueta cardíaca si coexiste derrame pericárdico. La determinación analítica básica debe incluir, al menos, un hemograma (detectar leucocitosis y desviación a la izquierda), glucemia, ionograma y creatinina. Aunque estos últimos de forma específica no permiten ningún diagnóstico concreto, ayudan a valorar la repercusión sistémica de una eventual enfermedad grave. A continuación se comentan con más detalle algunas determinaciones más específicas de acorde con la enfermedad sospechada. Respecto al síndrome coronario agudo, actualmente el marcador de daño miocárdico con mayor utilidad clínica son las troponinas9-11. Hay 2 subtipos de troponina, la troponina T (TnT) y la troponina I (TnI). Sus formas cardíacas (cTnT y cTnI) son la expresión de genes específicos y, por lo tanto, son prácticamente exclusivas del tejido miocárdico. Tienen, pues, una especificidad y sensibilidad elevadas para la detección del daño miocárdico. Los 2 subtipos proporcionan una información clínica similar, excepto en los pacientes con insuficiencia renal, en los cuales la cTnT suele estar más elevada y puede dificultar la interpretación de los resultados. Independientemente que éstas sean las cTnT o las cTnI, su detección en plasma por encima de los valores de referencia del laboratorio (cTnI < 0,05 mg/l y cTnT < 0,01 mg/l) indican que ha existido lesión miocárdica. La elevación de las troponinas en plasma comienza a partir de las 2-4 h del inicio de los síntomas. A las 4 h están elevadas en el 80% de los infartos de miocardio, y a las 8 h en el 100%, por lo que su normalidad pasado este intervalo de tiempo excluye el infarto (que no la angina). La elevación persiste durante días (cTnI 5-10 días; cTnT 5-14 días). Las reelevaciones y los patrones de aumento son la mejor manera de determinar si un episodio determinado es agudo o si la elevación es secundaria a un episodio previo o es crónica. Si la sospecha es de síndrome coronario agudo, la elevación de troponinas confirma el diagnóstico. Sin embargo, deben tenerse en cuenta algunos aspectos. Dado que es un marcador muy sensible, puede detectarse ele34 JANO 28 DE NOVIEMBRE-4 DE DICIEMBRE DE 2008. N.º 1.718 03Atenurg0401abordaje.indd 3 . Tabla II. Principales diagnósticos en 1.000 pacientes consecutivos que consultaron en urgencias por dolor torácico no traumático Diagnóstico Número (%) Ansiedad Síndrome coronario agudo Infarto agudo de miocardio Angina de pecho Dolor osteomuscular Dolor pleuropulmonar Derrame pleural Neumonía Radiografía normal Patología péptica Pericarditis Dolor biliar Dolor neurítico (herpes zóster) Embolia pulmonar Disección de aorta 233 (23,3) 259 (25,9) 99 (9,9) 160 (16,0) 221 (22,1) 107 (10,7) 50 (5,0) 11 (1,1) 46 (4,6) 41 (4,1) 18 (1,8) 8 (1,2) 5 (0,5) 4 (0,4) 3 (0,3) Figura 1. ECG con cambios compatibles con isquemia aguda de la cara lateral del ventrículo izquierdo en un paciente con dolor torácico de características anginosas. Figura 2. ECG con cambios compatibles con isquemia aguda en la cara inferoposterior en un paciente con un infarto de miocardio. Figura 3. ECG con cambios compatibles con pericarditis aguda. www.jano.es 26/11/2008 9:34:38 vación de éstas en procesos en los que el suceso primario no es la oclusión de una arteria coronaria (y por lo tanto, no se trata de un síndrome coronario agudo), sino un déficit global de oxigenación de un miocardio crónicamente mal irrigado. El ejemplo paradigmático de esta situación sería el paciente con una cardiopatía dilatada previa (isquémica o no) que presenta una descompensación en forma de insuficiencia cardíaca que cursa con hipoxemia, la cual es causa de un daño miocardio difuso, y habitualmente discreto, que se manifiesta en forma de elevación de las troponinas. En este caso, no debemos tratar al paciente como si presentara un síndrome coronario agudo, sino como una insuficiencia cardíaca, y tener en cuenta que las cifras de troponinas no determinan su tratamiento, aunque sí van a tener un significado pronóstico. Por otra parte, determinar las troponinas puede resultar útil ante la sospecha clínica de pericarditis aguda, ya que permite descartar la presencia de miopericarditis. Se ha observado que, dada la sensibilidad de este marcador, el porcentaje de pericarditis que implican Figura 4. Radiografía anteroposterior de tórax en la que se aprecia un neumotórax de pequeño tamaño en la pleura izquierda (flecha). al miocardio se sitúa entre el 30 y el 50%, aunque en la mayoría de casos esta implicación es discreta y no va a condicionar sintomatología de miocarditis aguda12-14. De hecho, el grado de elevación de las troponinas per se no marca un pronóstico negativo en la evolución de las pericarditis12,13. La superioridad de las troponinas, tanto para la valoración del diagnóstico como del pronóstico en el síndrome coronario agudo, con respecto a las creatincinasas (CK) y su fracción. miocárdica CK-MB, ha motivado un progresivo desuso de éstas. Sin embargo, las CK-MB siguen siendo útiles en el diagnóstico de reinfarto y del infarto postintervención percutánea gracias a que su vida media más corta permite detectar mejor la elevación secundaria. Las CK comienzan a elevarse a las 4-6 h del IAM (100% de los IAM a las 12 h) y se normalizan a las 48-72 h. Las cifras normales de CK-MB son < 25 U/l y su proporción respecto la CK total, que tiene más valor diagnóstico, es inferior al 6%. Sin embargo, esta práctica puede dar lugar a falsos negativos, puesto que en los pacientes ancianos con poca masa muscular las CK totales pueden no elevarse. Además, respecto a las troponinas, su tasa de falsos positivos es superior en caso de consumo reciente de cocaína y en presencia de insuficiencia renal. Por lo tanto, si se dispone en el laboratorio de determinación de troponinas, no se solicitará la determinación simultánea de CK-MB y troponinas, ya que es poco eficiente y no ofrece ventajas clínicas con la salvedad de las situaciones anteriormente comentadas. Los dímeros D son productos de degradación de la fibrina que se detectan cuando hay un proceso de fibrinólisis posterior a una trombosis. Su determinación sanguínea es una técnica muy útil a la hora de excluir la presencia de una trombosis venosa profunda o una embolia pulmonar. En los pacientes con sospecha de enfermedad tromboembólica venosa, el resultado negativo de dímero D excluye este diagnóstico, pero su positividad no lo confirma. Debe tenerse en cuenta que los dímeros D también pueden elevarse en situaciones como el infarto de miocardio, la coagulación intravascular diseminada, la neumo- Figura 6. Figura 5. Radiografía anteroposterior de tórax en la que se aprecia un derrame pleural izquierdo. Radiografía anteroposterior de tórax en la que se aprecia una condensación en el lóbulo inferior izquierdo. JANO 28 DE NOVIEMBRE-4 DE DICIEMBRE DE 2008. N.º 1.718. 03Atenurg0401abordaje.indd 4 . www.jano.es 35 26/11/2008 9:34:39 Atención urgente Abordaje inicial al paciente con dolor torácico E. Bragulat, B. López Barbeito, E. Gómez-Angelats y O. Miró nía, la insuficiencia cardíaca, las neoplasias, el embarazo, el traumatismo reciente o en pacientes sometidos a cirugía. Por ello, su valor decrece enormemente en los pacientes hospitalizados en los que en muchos de ellos existe o ha existido recientemente una de las enfermedades anteriormente citadas, y rara vez contribuirá al diagnóstico en los pacientes posquirúrgicos. Por ello, y a diferencia del resto de situaciones clínicas en los que la demostración de un valor de dímeros D elevados debe preceder a la solicitud de pruebas de imagen, en los pacientes postoperados con sospecha de embolia pulmonar puede (y debe) solicitarse una prueba de imagen sin determinar previamente el valor de los dímeros D, los cuales se encontrarán elevados por principio15-18. Figura 7. La proteína C reactiva y la procalcitonina son 2 marcadores que se encuentran elevados cuando existe una infección bacteriana19,20. Así, puntualmente, pueden aportar algún dato adicional, aunque no imprescindible, durante el diagnóstico diferencial de un dolor torácico, especialmente si coexiste la fiebre en el cuadro clínico. Su utilidad, por lo tanto, cabe considerarse marginal. Otros marcadores De forma similar, la gasometría arterial difícilmente aporta datos diagnósticos, aunque resulta útil para valorar de repercusión sistémica de alguna enfermedad. Las enzimas hepáticas, que incluirán alanino aminotransferasa (ALT), gammaglutamil- Aproximación diagnóstica inicial al paciente con dolor torácico. Dolor torácico no traumático Historia clínica y exploración física Lesiones cutáneas vesiculadas de distribución en dermatómera Dolor de probable origen coronario Otros datos o ECG no diagnóstico ECG Elevación ST Troponina Infarto agudo de mocardio (SCAEST) Dolor no coronario Infradesnivelación ST Ondas T negativas Patológica no diagnóstica Normal Troponina + Troponina Radiografía de tórax Patológica diagnóstica Analítica Sospecha de embolia pulmonar Angina de pecho (SCASEST) Sí No Neumotórax Herpes zóster D-dímeros Sospecha de disección de aorta Neumonía Derrame pleural Elevados (> 1.000) No elevados (< 1.000) Anglo-TC (Gammagrafía pulmonar V/Q) Embolia pulmonar 36 Dissección de aorta JANO 28 DE NOVIEMBRE-4 DE DICIEMBRE DE 2008. N.º 1.718 03Atenurg0401abordaje.indd 5 . No diagnóstico Sí No Buscar diagnósticos alternativos: Pericarditis Dolor musculoesquelético Reflujo gastroessofágico Espasmo esofágico Ansiedad www.jano.es 26/11/2008 9:34:39 Tabla III. Tratamiento de los pacientes con dolor torácico en función del diagnóstico Causa Siempre En ciertos casos Infarto agudo de miocardio AAS Clopidogrel Nitroglicerina Inhibidores de la Heparina glucoproteína IIb-IIIa Morfina Fibrinolíticos Ansiolítico O2 Valorar indicación de estudio hemodinámico precoz Monitorizar con ECG Reposo absoluto Angina de pecho AAS Heparina Nitroglicerina (sublingual o en perfusión si no cede) Bloqueante b Estatinas Ansiolítico Valorar indicación estudio hemodinámico precoz Monitorizar con ECG Reposo absoluto Pericarditis AAS en dosis de 46 g/día Corticoides Inhibidores de la bomba de protones Descartar miocarditis Disección de aorta Nitroprusiato sódico Cloruro mórfico Cirugía urgente Lograr un correcto control de la presión arterial Embolia pulmonar Fibrinólisis intraarterial O2 Heparina AINE Reposo absoluto Neumonía Antibiótico AINE O 2 Broncodilatadores Pleuritis AINE Toracocentesis evacuadora Neumotórax Comentarios Seleccionar antibiótico en función de grave/no grave e intrahospitalaria/comunitaria Buscar diagnóstico etiológico Toracocentesis exploradora si hay derrame pleural O2 Drenaje por toracotomía o con pleurocath Musculoesquelético AINE Paracetamol Informar al paciente que la duración puede ser de semanas Reflujo gastroesofágico Inhibidor de la bomba de protones Medidas posturales antirreflujo Espasmo esofágico Nitratos de acción prolongada Antagonistas del calcio Puede mejorar con nitroglicerina sublingual Anticolinérgicos Antidepresivos tricíclicos Úlcera péptica Inhibidor de la bomba de protones Valorar estudio y erradicación de Helicobacter pylori si procede Colecistopatía AINE Antiespasmódico Antiemético Estudio ecográfico para valorar Herpes zóster AINE Antivirales (primeras 48 h) Gabapentina Antidepresivos El dolor suele preceder a la aparición de las lesiones Ansiedad Ansiolítico Realizar ECG si existen factores de riesgo cardiovascular AAS: ácido acetilsalicílico; AINE: antiinflamatorios no esteroideos; ECG: electrocardiograma. transpeptidasa (GGT), fosfatasas alcalinas, bilirrubina y lipasas deberán solicitarse cuando, y sólo cuando, se sospeche que la causa del dolor torácico es una enfermedad biliar aguda. Debe tenerse en cuenta que la normalidad de éstos no la va a excluir, ya que un cólico biliar o un enclavamiento del cálculo en el cístico no va a producir la esperada colostasis, la cual sólo se produce cuando hay un paso del cálculo a las vías biliares. Finalmente, debemos valorar el practicar exploraciones complementarias más complejas para confirmar o descartar algunos diagnósticos, especialmente si ello conlleva cambios en la aproximación terapéutica. Así, solicitaremos una gammagrafía pulmonar de ventilación-perfusión ante la sospecha de una embolia pulmonar. Sin embargo, a día de hoy puede resultar de mayor rendimiento diagnóstico y con mayor disponibilidad real urgente la realización de una angio-TC, que además aportará datos adicionales y/o diagnósticos alternativos en el caso que la enfermedad subyacente no sea la sospechada embolia pulmonar. Esta exploración será, además, la de elección cuando la sospecha sea la disección de la aorta. El ECG puede resultar de ayuda para descartar el diagnóstico de un síndrome coronario agudo, especialmente si no se observan trastornos de la motilidad miocárdica, a la vez que puede contribuir al diagnóstico de una pericarditis (si hay líquido pericárdico) o de una embolia pulmonar (dilatación de las cavidades derechas, hipertensión pulmonar aguda). Eventualmente, puede objetivar la presencia de un aneurisma de la aorta y/o una disección de ésta. La ecografía abdominal permite explorar con fiabilidad la vía biliar, en búsqueda de dilatación o la presencia de cálculos. Por último, la exploración gastrointestinal puede indicarse excepcionalmente cuando el resto de exploraciones son negativas, persiste el dolor torácico en el paciente y sospechamos que la patología péptica o el reflujo gastroesofágico puedan ser la causa del mismo, en cuyo caso se realizará una fibrogastroscopia. Por último, y siempre de forma diferida, puede realizarse una manometría esofágica que confirme el diagnóstico de espasmo esofágico y/o una pHmetría para el diagnóstico del reflujo gastroesofágico. JANO 28 DE NOVIEMBRE-4 DE DICIEMBRE DE 2008. N.º 1.718. 03Atenurg0401abordaje.indd 6 . www.jano.es 37 26/11/2008 9:34:39 Atención urgente Abordaje inicial al paciente con dolor torácico E. Bragulat, B. López Barbeito, E. Gómez-Angelats y O. Miró La figura 7 muestra una propuesta de aproximación etiológica en función de la historia clínica, la exploración física y las exploraciones complementarias comentadas hasta ahora. Tratamiento Una vez establecido el diagnóstico, el tratamiento es tanto etiológico como sintomático. Dada la extensión de las potenciales enfermedades que se pueden tratar y la diversificación del tratamiento en ciertas patologías en función de diferentes protocolos estratificados por riesgo, en la tabla III se presenta una estrategia terapéutica general a seguir en función de cuál es el diagnóstico final del dolor torácico. J A tener en cuenta • Ante un paciente que presente un dolor torácico no traumático debe interrogarse acerca de 3 aspectos fundamentales del dolor: la localización, sus características y la duración. • Habitualmente, se requerirá un ECG, una radiografía de tórax y/o una analítica para alcanzar el diagnóstico. • El ECG permite establecer el diagnóstico en muchos de los casos de síndrome coronario agudo, ya sea angina (infradesnivelación del segmento ST u ondas T negativas) o infarto (supradesnivelación del segmento ST), cuando estos hallazgos se identifican en 2 o más derivaciones anatómicamente contiguas. También puede contribuir al diagnóstico de un cierto número de pericarditis agudas (elevación del segmento ST y/o ondas T picudas de forma difusa). • La determinación analítica básica debe incluir, al menos, un hemograma (detectar leucocitosis y desviación a la izquierda), glucemia, ionograma y creatinina. • Una vez se haya establecido el diagnóstico, el tratamiento es tanto etiológico como sintomático. Errores habituales • No realizar una historia clínica bien recogida. 38 JANO 28 DE NOVIEMBRE-4 DE DICIEMBRE DE 2008. N.º 1.718 03Atenurg0401abordaje.indd 7 . Bibliografía 1. Verdon F, Burnand B, Herzig L, Junod M, Pécoud A, Favrat B. Chest wall syndrome among primary care patients: a cohort study. BMC Fam Pract. 2007;8:51. 2. Cayley WE Jr. Diagnosing the cause of chest pain. Am Fam Physician. 2005;72:2012-21. 3. Bragulat E, López B, Miró O, Coll-Vinent B, Jiménez S, Aparicio MJ, et al. Performance assessment of an emergency department chest pain unit. 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