Diálogo social y recesión en el sector bancario: una perspectiva global Resumen ejecutivo Introducción En el verano de 2007, se desencadenó en los Estados Unidos la crisis financiera mundial más profunda desde el crack bursátil de 1929. Se extendió por todas las regiones, y salpicó a las economías reales, dando lugar a la recesión económica global más grave de los últimos decenios. Se concentró fundamentalmente en los Estados Unidos y Europa, mientras que los sectores bancarios de Japón, Brasil y China no se han visto afectados de manera significativa. Como consecuencia, entre 2008 y 2010, se redujeron los niveles de empleo en la banca de los Estados Unidos y de numerosas economías europeas, mientras que las tendencias del empleo se mantuvieron relativamente inalteradas en Japón, China y Brasil. En Europa resulta difícil distinguir entre los efectos de la crisis financiera en el sector bancario y los derivados de la importante reestructuración experimentada por el sector ya en los años previos a la recesión. El empleo aumentaba en los nuevos Estados miembros y en España, Grecia, Portugal e Irlanda, y se reducía ya en algunos de los países europeos occidentales (Austria, Alemania, Países Bajos, Dinamarca o Bélgica), reflejando en parte el creciente traslado de las operaciones de los grandes grupos bancarios desde este segundo grupo de países, a los referidos en primer lugar. Contexto de la formulación de políticas La crisis económica ha ejercido un efecto significativo en los niveles generales de empleo, pero, a pesar de las notables pérdidas de puestos de trabajo en muchas economías, la repercusión de las caídas de la actividad económica habría sido mayor en ausencia de intervenciones públicas. La mayoría de las economías desarrolladas y emergentes han puesto en práctica políticas fiscales y monetarias expansivas para afrontar la crisis. El impacto de la crisis financiera en los sectores bancarios ha sido desigual en las principales economías mundiales. Por un lado, los sectores financieros de Japón, Brasil y China no se han visto afectados sustancialmente, y las autoridades públicas sólo tuvieron que abordar ciertos problemas de liquidez en los sistemas bancarios. Por el otro, los sistemas bancarios de los Estados Unidos y de numerosos países europeos encararon problemas no sólo de liquidez, sino también de solvencia. Varias instituciones financieras tuvieron que ser rescatadas, y se adoptaron programas públicos de una naturaleza sin precedentes, con el fin de evitar la quiebra de los sistemas financieros. Inicialmente, los bancos centrales respondieron a la crisis emergente mediante la inyección de liquidez en los sistemas financieros y, más adelante, las Administraciones comenzaron a utilizar medidas de rescate ad hoc dirigidas a instituciones específicas. Tras la quiebra de Lehman Brothers el 15 de septiembre de 2008, los gobiernos en Europa y los Estados Unidos reforzaron su planteamiento de apoyo a los sectores financieros mediante la adopción de planes nacionales de gran alcance: seguros de depósito, garantías respecto a las obligaciones bancarias, inyecciones de capital, y medidas de rescate de activos heredados. Las inyecciones de capital en los Estados Unidos han sido superiores a las de la UE, al igual que los reembolsos de capital efectuados hasta la fecha por los bancos estadounidenses. La crisis ha supuesto un desafío para los sistemas europeos de relaciones laborales, pero los interlocutores sociales han ayudado al sector a abordar el efecto negativo en los mercados de trabajo. La negociación colectiva se ha visto dificultada durante la crisis, pero, a pesar de ello, se ha potenciado y se ha utilizado para poner en marcha un cambio en el sector. Sindicatos y organizaciones patronales han recurrido, aunque en diverso grado, a distintos instrumentos a su disposición: la negociación colectiva encaminada a proteger a los empleados en los casos de reestructuración o despidos, o destinada a salvaguardar el empleo en el sector mediante la aplicación de medidas como la reducción del tiempo de trabajo; el diálogo social dirigido a analizar la situación y proponer medidas de mantenimiento o creación de empleo en el sector bancario; y otras iniciativas de los interlocutores sociales que pueden dar lugar a la mejora de las condiciones de empleo y de trabajo en el sector. Principales resultados En el conjunto de la UE-27, se perdieron 250 000 puestos de trabajo en el sector bancario entre 2008 y 2010. Esto significa que el empleo se redujo en un 6 %, por encima de la disminución media del mismo en el global de la economía (-2,4 %), pero lejos de las grandes correcciones del empleo en los sectores manufacturero y de la construcción (superiores al 10 %). Es importante señalar que, sólo en el Reino Unido, principal centro financiero europeo, se perdieron 187 000 puestos de trabajo, lo que indica que, sin este país, la caída del empleo en el sector bancario habría sido inferior al promedio de la UE de 2008 a 2010. Por países, el panorama es diverso. Las mayores reducciones del empleo tuvieron lugar en el Reino Unido (-25 %), Bélgica (-15,2 %), Portugal (-14,8 %), Hungría (-12,7 %), Países Bajos (-12,5%), Bulgaria (-11,9 %), España (-11 %), Letonia (-10,1 %), y la República Checa (-9,9 %), mientras que se observaron aumentos relevantes en Rumanía (25,3 %), Luxemburgo (23,1 %), Lituania (16,9 %), Malta (10,9 %), Polonia (7,6 %) y Francia (5,4 %). En los Estados Unidos, el impacto de la crisis se sintió antes: la cifra de empleados en el sector bancario se redujo en más del 10 % entre 2006 y 2010 (400 000 puestos de trabajo perdidos), y en un 7 % de 2008 a 2010. En Japón, y particularmente en Brasil y China, el empleo en dicho sector parece haberse elevado durante la crisis. En Europa, las relaciones laborales se encuentran consolidadas en el sector; el diálogo social es sólido, los niveles de sindicación son superiores al promedio nacional del conjunto de sectores en la mayoría de los países, y la cobertura de la negociación colectiva es relativamente elevada. En el sector, este tipo de negociación se desarrolla fundamentalmente a escala sectorial en Alemania, Francia, España e Italia, mientras que la escala de la empresa prevalece en el Reino Unido, Hungría y los Países Bajos. En Estonia no hay negociación colectiva en la banca. La negociación colectiva se ha reforzado durante la crisis en algunos países europeos. Hay ejemplos de la adaptación de medidas preexistentes de salvaguarda del empleo, como el caso del Fondo de Desempleo en Italia, o de algunos instrumentos creados en Alemania para abordar una crisis anterior. En cualquier caso, a diferencia de lo sucedido en la industria manufacturera, la negociación colectiva encaminada a mantener los niveles generales de empleo en el sector mediante soluciones como los regímenes de fomento de la reducción de jornada no ha sido relevante en la banca. En la mayoría de las ocasiones, la negociación colectiva se ha centrado en la moderación salarial y en la limitación de la extensión y de la repercusión social de los despidos (a menudo voluntarios), a través de planes sociales negociados a escala empresarial en los casos de reestructuraciones significativas. Algunos ejemplos innovadores en la negociación salarial a escala sectorial durante la crisis pueden encontrarse en Alemania y Francia, mientras que los casos de Unicredit y Danske Bank ponen de relieve los importantes pasos dados hacia el establecimiento de sistemas europeos transfronterizos de relaciones laborales a escala empresarial. Aunque sí se ha producido un diálogo entre interlocutores sociales en el ámbito europeo en el sector bancario, no se ha convenido ninguna acción conjunta hasta la fecha. En los Estados Unidos, la negociación colectiva no desempeña un papel relevante en la banca. El nivel de sindicación es del 1,2 % en el sector financiero y del seguro, muy por debajo del promedio nacional, y sólo 13 de 7 830 bancos comerciales cuentan con sindicatos. En Japón, la mayoría de organizaciones sindicales son sindicatos de empresa, ya que la negociación colectiva se desarrolla en el ámbito de las distintas compañías. El índice de sindicación en el sector financiero (34,8 %) supera el promedio nacional (por debajo del 20 %). Debido al efecto limitado de la crisis financiera en la banca japonesa, las rondas de negociación colectiva se han concentrado en cuestiones tradicionales como los sueldos, el pago de primas, los complementos salariales, o los horarios de trabajo. El papel del diálogo social y la negociación colectiva es limitado en Brasil, ya que el sistema de relaciones laborales de este país se caracteriza por un elevado grado de intervención estatal. La banca es uno de los pocos sectores en Brasil en que se negocia a escala nacional, y no de los distintos estados regionales: el convenio colectivo se renueva anualmente, y el resultado es válido para todo el sector, si bien ciertas cláusulas se complementan mediante convenios de ámbito empresarial. En China, todos los empleados de banca pasan a ser, automáticamente, miembros de los sindicatos de las unidades locales, y todos ellos están representados por el Sindicato Financiero de China, una de las diez organizaciones sindicales de escala sectorial en el país. No existe negociación colectiva. Información adicional El informe Recession and social dialogue in the banking sector (Recesión y diálogo social en el sector bancario) se encuentra disponible en http://www.eurofound.europa.eu/publications/htmlfiles/ef1115.htm. Para más información, sírvanse ponerse en contacto con Carlos Vacas Soriano, responsable de investigación, [email protected]. EF/11/15/ES 1