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LA RADICALizACION DE LA viOLENCIA POLITICA DURANTE LA
transición en el país vasco . los años de plomo
José Antonio Pérez Pérez
Carlos Carnicero Herreros
Introducción
La más importante y dramática fue, sin duda, la
El estudio de la Transición política en el País
el nacionalismo excluyente de ETA, pero no fue
Vasco constituye aún un reto abierto para las
la única. De su entorno surgieron otra serie de
radicalización de la violencia representada por
investigaciones de carácter histórico. El encaje
grupos como los Comandos Autónomos A n ­
del denominado «problema vasco» en el texto
ticapitalistas (C A A ), que desplegaron también
constitucional, la peculiar respuesta que obtuvo
una sangrienta actividad terrorista.
el referéndum de 1978 en el País Vasco, el de­
bate estatutario y su aprobación, la puesta en
marcha del G obierno y del resto de las insti­
tuciones autonómicas marcan los tempos, o los
hitos fundamentales de este periodo que, sin
embargo, está sujeto a interpretaciones encon­
tradas, derivadas en gran medida de la diferente
percepción interna del proceso y de su impacto
en la realidad presente.1
La Transición política en el País Vasco tuvo,
frente a lo ocurrido en el resto de España, un
Paralelamente, durante esos años, se produjo
también una proliferación de grupos vinculados
a la extrema derecha —buena parte de ellos liga­
dos, de un modo u otro, a los aparatos del Esta­
do— como la Alianza Apostólica Anticomunista,
(Triple A ), el Batallón Vasco Español (BV E), los
Grupos Arm ados Españoles (G A E ), A n titerro­
rismo E T A (ATE)... y, por supuesto, a partir de
1983, los Grupos Antiterroristas de Liberación
(G A L).
Todo ello, unido al tenso ambiente social
desarrollo anómalo. El incremento de la violen­
cia terrorista, el cuestionamiento por un impor­
provocado por las numerosas protestas labo­
tante sector de las fuerzas políticas de todo el
rales que invadieron las calles del País Vasco
proceso —y prácticamente de cada uno de sus
desde mediados de los años setenta, dibujó
pasos—, las tensiones internas, e incluso la ex­
un escenario crispado y turbulento que vino a
tensión de una determinada percepción que in­
complicar aún más el panorama provocado por
terpretó la Transición como una ruptura con
la irrupción del nacionalismo radical y la explo­
todas sus consecuencias, condicionaron este
sión de la violencia política.4
desarrollo.2
En cualquier caso, la radicalización de este
U no de los rasgos que marcaron el proceso
tipo de violencia y del terrorism o en particular
de la Transición en el País Vasco fue la explo­
—tanto del nacionalista, como el de los extre­
sión de una violencia política que prácticamente
mistas de izquierda y derecha durante los años
invadió todos los ámbitos de la vida cotidiana.3
setenta—, no fue, evidentemente, un fenómeno
historia del presente, 12, 2008/2 II época, pp. 111-128 ISSN: 1579-8135
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exclusivamente vasco.5 Sí lo es, sin embargo, la
lismo que representaba el P N V de ETA, a quien
persistencia hasta nuestros días de una organi­
consideró como un «cáncer marxista» capaz de
zación como ETA, en una Europa donde este
poner en peligro al G obierno Vasco y al propio
tipo de fenómenos se da prácticamente por
partido.
desaparecido durante los últimos años, tras el
La irrupción de esta organización se produjo
abandono de las armas del IRA. La persistencia
en medio de un importante movimiento de re­
de esta violencia ha sido el factor más impor­
cuperación de la cultura vasca y de las señas de
tante que ha condicionado el desarrollo de la
vida política y social en el País Vasco. Su estudio
—y el de las consecuencias que ha tenido sobre
la vida cotidiana—, constituye aún, a día de hoy,
una asignatura pendiente dentro de nuestra his­
toriografía.
identidad de lo vasco, que se percibía amenaza­
do frente al enorme proceso de transformación
social que se estaba produciendo. En aquellos
momentos, el mundo nacionalista asistía atóni­
to, entre otros procesos, a la llegada de decenas
de miles de inmigrantes que iban a transformar,
como había ocurrido a finales del siglo X IX ,
La violencia de ETA
la sociedad vasca de los años sesenta. En este
contexto, la difusión de obras como Vasconia,
En julio de 1959, una formación surgida a par­
tir de un grupo de jóvenes denominado EKIN ,
que había mantenido algunos contactos con el
P N V a mediados de los años cincuenta, hizo pú­
blico un manifiesto político donde abogaba por
la defensa de las señas de identidad y los dere­
chos del País Vasco.6 Se trataba de Euskadi Ta
Askatasuna, ETA. Su irrupción en el panorama
de Federico Krutwig (1963), fue decisiva para la
interiorización de una determinada manera de
concebir lo vasco desde una perspectiva etnicista y excluyente, donde se expresa de forma
clara y contundente el recurso a la violencia re­
volucionaria como un medio más de lucha.9
Hasta ese momento —y al margen de un os­
político puso de manifiesto la existencia de un
curo suceso nunca aclarado que dio lugar a la
relevo generacional en el seno del nacionalismo
muerte de una niña de corta edad en San Sebas­
vasco, que respondía con su organización a lo
tián en el año 1960—,10 E T A había limitado sus
que ellos consideraban, según sus propias pala­
acciones a algunos atentados contra determi­
bras, como pasividad e ineficacia del P N V y del
nados objetivos de carácter simbólico, como el
Gobierno Vasco contra el régimen franquista.7
intento de descarrilamiento de un tren cargado
En realidad, y al margen de las críticas más o me­
con ex-combatientes en I9 6 I.11 Pero, a par­
nos ajustadas a la realidad, lo cierto es que tras
tir de la V Asamblea, en 1966, la organización
el final de la Segunda G uerra Mundial, la activi­
acentuó sus acciones violentas.
dad del P N V contra Franco había decaído osten­
siblemente, centrándose en la labor diplomática,
Fue precisamente entre los años
I967 y
1969 cuando comenzó a manifestarse de for­
los contactos con la oposición antifranquista y
ma más clara su activismo, a través de la pues­
la organización del Congreso Mundial Vasco en
1956.8
ta en práctica del llamado principio de la espiral
acción-reacción. Sobre este último se sustentó
A mediados de los años sesenta, la nueva
una gran parte de la actividad de E T A duran­
E T A se definió como «Movimiento Socialista
te las siguientes décadas. El mismo Jáuregui ha
Vasco de Liberación Nacional», asumió las te ­
aportado una de las claves más reveladoras para
sis tercermundistas de los modelos de Argelia,
comprender la profundidad y el contenido legi­
Cuba o Vietnam y la utilización de la lucha ar­
timador de la violencia desplegada por ETA. En
mada. Todo ello —aunque más lo primero que
su opinión, E T A sería el resultado de la interac­
lo último— distanció definitivamente al naciona­
ción de dos factores: «el nacionalismo sabinia-
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n o , c u y o e je id e o ló g ic o fu n d a m e n ta l p a s a p o r
nes, el d ir ig e n te X a b i e r E t x e b a r r ie t a . M á s a llá
l
la c o n s id e r a c ió n d e E u s k a d i c o m o un país o c u ­
d e l r e c ie n t e e s c la r e c im ie n t o d e las c irc u n s ta n -
p a d o , y el fr a n q u is m o , q u e h a c e e f e c t iv a y re a l
c ias c o n c r e t a s d e e s t e a s e s in a to y d e la s u p u e s ta
i
a
o
e s a o c u p a c ió n » .I2 D e s d e e s t a ó p tic a , las F u e rz a s
a c c ió n in e v ita b le y f o r t u it a (al m e n o s a s í se ha-
c
A r m a d a s y lo s c u e r p o s d e p o lic ía fu e r o n lo s in s ­
b ía v a lo r a d o h a s ta h a c e p o c o t ie m p o ), la c o n s e -
u
t r u m e n t o s d e l E s t a d o a t r a v é s d e lo s c u a le s se
c u e n c ia m ás d ir e c t a d e l a t e n t a d o fu e la p r o p ia
t
m a te r ia liz ó la o cu p ació n d e l P a ís V a s c o . E n t o d o
m u e r t e d e E t x e b a r r ie t a , p o c o m ás ta r d e , p o r
^
c a s o , c o m o s a b e m o s , ni el fin d e l fr a n q u is m o
d is p a r o s d e m ie m b r o s d e l In s t it u t o A r m a d o . 14
n
t e r m i n ó p o r d is ip a r e s a im a g e n , ni, p o r s u p u e s ­
t o , E T A a b a n d o n ó su a c tiv id a d a r m a d a , ni t a m ­
p o c o se « l im it ó » a a t e n t a r ú n ic a m e n te c o n t r a
las F u e rz a s y c u e r p o s d e s e g u rid a d d e l E s ta d o .
C a d a n u e v o o b je t iv o y c a d a n u e v a v íc t im a f u e ­
ro n
c o n s id e r a d o s
com o
un
e le m e n t o
m ás al
s e r v ic io d e e s e E s t a d o q u e s e g u iría o c u p a n d o y
o p r im ie n d o al P a ís V a s c o .
A
ó
»
m e r o s m u e r t o s s ir v ió p a r a p o n e r d e r e lie v e e n
s.
su m á x im a c r u d e z a el t e r r ib le e n f r e n t a m ie n t o
SS
q u e se p r o d u jo a lo la rg o d e las s ig u ie n te s dé-
Ss
c a d a s e n el P a ís V a s c o . D o s jó v e n e s , un g u a r d ia
c iv il q u e a p e n a s c o n t a b a v e in t ic in c o a ñ o s , y un
d e s t a c a d o e s t u d ia n t e d e e c o n ó m ic a s , d irig e n te
p a r t ir d e lo s a ñ o s s e s e n ta el P a ís V a s c o
v iv ió un p e r io d o d e p r o t e s t a s s o c ia le s y p o lí­
tic a s d e s c o n o c id o d e s d e lo s a ñ o s a n t e r io r e s a
la G u e r r a C iv il. E s t e p e r io d o a t r a v e s ó p o r u n a
s e r ie d e m o m e n t o s c r ít ic o s . El p r im e r o d e e llo s
se p r o d u jo en el v e r a n o d e 1968. D e s d e el a ñ o
a n t e r io r , E T A
E s ta s d o s m u e r t e s m a r c a r o n el in ic io d e u n a
e s p ira l d e v io le n c ia . El p e rfil d e e s t o s d o s pri-
h a b ía c o m e n z a d o
d e u n a n u e v a o rg a n iz a c ió n , un a ñ o m e n o r q u e
el a n t e r io r . L a m u e r t e d e e s t e ú lt im o p r o v o c ó
u n a e n o r m e c o n m o c ió n d e n t r o d e la s o c ie d a d
v a s c a , o , al m e n o s , d e n t r o d e a q u e lla g e n e r a c ió n
q u e se in c o r p o r ó a E T A a p a r t ir d e fin a le s d e
lo s a ñ o s s e s e n ta .
una cam paña
A p e n a s d o s m e s e s m ás t a r d e , c o n c r e t a m e n ­
d e a t r a c o s y a t e n ta d o s c o n t r a d iv e r s o s s ím b o ­
lo s d e l fr a n q u is m o y e d ific io s o fic ia le s e n c a m i­
n a d a a la c r e a c ió n
d e un d e n o m in a d o
F re n te
N a c io n a l V a s c o . L a c e le b r a c ió n d e l A b e rri Eg u n a
e n la p r im a v e r a d e I9 6 8 t e r m i n ó c o n la c a p ita l
g u ip u z c o a n a c o n v e r t id a e n un a u t é n t ic o c a m p o
d e b a talla. A lg u n o s d e lo s te s tig o s q u e v iv ie r o n
t e el 2 d e a g o s to , E T A lle v ó a c a b o su p r im e r
a s e s in a to p la n ific a d o , el d e l c o m is a r io M e litó n
M a n z a n a s , a n tig u o c o la b o r a d o r d e la G e s t a p o y
c a b e z a v is ib le d e la r e p r e s ió n fr a n q u is ta e n G u i ­
p ú z c o a , p o r c u y a s m a n o s h ab ían p a s a d o d e c e ­
nas d e c u a d r o s y m ilita n te s d e la o p o s ic ió n a n ­
a q u e lla é p o c a —d e s d e el in t e r io r o d e s d e la p e ­
tifr a n q u is ta d e s d e la p o s g u e r r a . S e t r a t ó d e un
r if e r ia d e la o rg a n iz a c ió n E T A —, in t e r p r e t a n el
o b je t iv o
in c r e m e n t o d e la t e n s ió n p r e v ia a lo s « p r im e r o s
d e la t e m id a B r ig a d a P o lít ic o - S o c ia l e n c a r n a b a
m u e r t o s » d e la o rg a n iz a c ió n c o m o un p r o c e s o
en s í m is m o la r e p r e s e n t a c ió n m á s c r u e l d e la
c u a si in e v ita b le q u e t e r m i n ó d e s e m b o c a n d o en
r e p r e s ió n fr a n q u is ta e n G u ip ú z c o a , y su a s e s i­
c u id a d o s a m e n te e le g id o . El m ie m b r o
lo s c o n o c id o s a c o n t e c im ie n t o s d e l v e r a n o d e
n a t o fu e r e c ib id o c o n s a tis fa c c ió n p o r a m p lio s
a q u e l a ñ o .13
s e c t o r e s d e la s o c ie d a d v a s c a .
El p r im e r a t e n t a d o m o r t a l d e E T A , si e x c e p ­
L a r e s p u e s t a d e l R é g im e n fu e ta n c o n t u n d e n ­
t u a m o s el o s c u r o e p is o d io d e la b o m b a q u e e x ­
t e c o m o in d is c rim in a d a , d a n d o lu g a r a u n a la rg a
p lo t ó e n S a n S e b a s tiá n e n
1960, h a d a d o lu g ar
s e r ie d e d e t e n c io n e s e n las q u e lo s m a lo s t r a t o s
a u n a v e r d a d e r a le y e n d a e n t o r n o a las c ir c u n s ­
y las t o r t u r a s se p r a c t ic a r o n d e f o r m a g e n e r a ­
lu g a r
liz a d a .15 T o d o e llo p r o v o c ó u n a o le a d a d e s o li­
e n el m is m o , y, e s p e c ia lm e n te , s o b r e q u ié °n fu e
d a r id a d c o n lo s a f e c t a d o s y a t r a jo h a c ia las filas
ta n c ia s y lo s p r o t a g o n is ta s q u e t u v ie r o n
r e s p o n s a b le d e l a s e s in a to el s ie te d e ju n io d e
d e la n u e v a o rg a n iz a c ió n a un g ra n n ú m e r o d e
1968 d e l c a b o d e la G u a r d ia C iv il, J o s é Pard i-
jó v e n e s . El E s t a d o d e E x c e p c ió n d e c r e t a d o tr a s
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José Aotooio Pérez y Carlos Caroicero
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el atentado abrió un ciclo de conflictos, deten­
la organización, al menos hacia el exterior. El
ciones y exilios que contribuyó todavía más a
historiador José Mari Garmendia, un excelente
generalizar el clima de rechazo contra las fuer­
conocedor de la realidad interna de E T A duran­
zas de seguridad del Estado.
te aquella época, ha escrito que con el proceso
Todo este proceso culminó en diciembre de
de Burgos nació «una nueva generación de mili­
I970 con la celebración del Juicio de Burgos
tantes dispuestos a lo que hiciera falta, el aten­
contra I6 miembros de ETA. Sobre ellos pesa­
tado contra C a rrero Blanco colmó las mejores
ba la acusación de pertenecer a la organización
expectativas, con lo que el militarismo se situó
armada y ser responsables de los asesinatos co­
fuera de todo debate (...)».17
metidos hasta ese momento por ella (Pardines,
Sin embargo, no era lo mismo atentar contra
Manzanas y un taxista llamado Fermín Monaste­
el presidente del Gobierno, un Almirante que
rio Pérez) y de otros delitos, como atentados y
había hecho la guerra con Franco y que se había
diversos robos.16
destacado por su virulencia contra la oposición
La movilización de protesta contra este pro­
ceso no sólo afectó al País Vasco sino que se
extendió por el resto de España, sobre todo
entre los círculos políticos, intelectuales y obre­
ros de la oposición antifranquista. El juicio tuvo
un importante eco internacional, especialmente
tras el secuestro y posterior liberación del cón­
sul honorario alemán, Eugen Beihl Shaeffer. La
represión contra las movilizaciones de protesta
contribuyó aún más a extender entre amplias
capas sociales la solidaridad hacia los condena­
dos, y, por extensión, hacia la causa defendida
por la organización ETA.
antifranquista,18 que hacerlo de forma indiscri­
minada, como ocurrió poco más tarde. N o lo
era para quienes habían observado con simpatía
la irrupción de este movimiento. Pero tampo­
co lo era para muchos militantes dentro de las
filas de la propia organización. Las tensiones in­
ternas acumuladas durante los últimos años se
desataron tras el atentado del 13 de septiembre
de 1974, cuando E T A colocó una bomba en la
Cafetería Rolando de Madrid y asesinó a trece
^
personas. Aunque la escisión entre E T A militar
y E T A político-militar no fue el resultado del
cuestionamiento de la violencia armada, sino,
sobre todo, del desencuentro sobre las dife­
Tras un periodo de reflujo de la actividad
rentes perspectivas sobre la estrategia política
armada, como consecuencia de la represión y
más adecuada, lo cierto es que el atentado de
de las propias disensiones internas que se pro­
la calle C o rre o tuvo un peso específico en esta
cuestión.I9
dujeron en esos momentos en la propia orga­
nización, E T A incrementó y diversificó sus ac­
ciones a lo largo de I972, mediante secuestros
de empresarios, atracos y voladuras de edificios
y monumentos con un gran contenido simbóli­
co. Sus acciones fueron duramente respondidas
por la policía y dejaron un reguero de muertes
El Estado de Excepción de abril de I975 y la
Ley Antiterrorista del 26 de agosto de ese año,
tan sólo sirvieron para elevar aún más la ten­
sión que se desbordó con los procesos de ese
verano y la ejecución de los militantes de ET A
Juan Paredes «Txiki» y Ángel Otaegui y los del
de militantes, tras varios enfrentamientos y per­
Frente Revolucionario Antifascista y Patriota
secuciones, como veremos más adelante.
(FR A P ) Ramón Sánchez, José Luis García Sanz y
Pero, sin duda alguna, fue el atentado contra
Alberto Baena. El fusilamiento, tras un juicio su-
el presidente del Gobierno Luis C arrero Blan­
marísimo, elevó la categoría de los ajusticiados,
co, en diciembre de I973, el que provocó una
dotándoles del rango militar que ellos mismos
mayor conmoción dentro de la sociedad vasca y
reclamaban para sí. El 27 de octubre se convir­
española. Tal y como se ha afirmado, este aten­
tió desde entonces en el Gudari Eguna, todo un
tado fue el más espectacular y «rentable» de
regalo para aquéllos que se presentaban como
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m is c e l á n e a
sucesores de los soldados que formaban parte
pesar de sus tensiones internas y disidencias,
del ejército vasco durante la G uerra Civil.
actuó siempre al servicio de los intereses de la
El final del franquismo, con su represión, con­
organización terrorista. Todo ello sirvió para
virtió a E T A en un referente simbólico para toda
poner de manifiesto que la radicalización de las
una serie de grupos vinculados de un modo u
acciones de E T A tuvo su punto álgido, como
otro, no sólo con el nacionalismo, sino con los
afirmó Ernest Lluch, «no en la lucha contra la
movimientos sociales, sindicales, culturales, a
dictadura, sino en la lucha contra el asentamien­
favor de la euskaldunización, etc., consiguiendo
to democrático...21 La denominada Alternativa
que asumieran en mayor o menor medida de­
KAS, reformulada a partir de enero de 1978, se
terminados símbolos y planteamientos ideológi­
convirtió en el eje fundamental del abertzalismo
cos y políticos. La denominada cuestión nacional
radical al servicio de ETA.
—expresada a través de la independencia, o del
La continua deslegitimación del incipiente ré­
derecho de autodeterminación—, se convirtió
gimen democrático por parte del nacionalismo,
de este modo en un banderín de enganche para
especialmente de las nuevas generaciones más
todas las organizaciones abertzales y para buena
radicales, contribuyó a abonar un terreno espe­
parte de las organizaciones de izquierda.
cialmente propicio para las reivindicaciones más
En cualquier caso, la organización E T A apare­
maximalistas. En esta situación, el contexto de
cía al final del franquismo nuevamente escindida,
violencia generalizada que se vivió en aquellos
esta vez en E T A político-militar y E T A militar.
momentos —incluida la fuerte represión de los
La primera de ellas decidió en 1976 incorporar
aparatos del Estado—, facilitó la labor de ETA.
a su estructura un aparato político, el partido
Ente 1977 y 1979 la banda consiguió organizar
Euskal Iraultzako Alderdia (EIA), germen de la
ochenta y dos comandos legales, que se suma­
futura Euskadiko Ezkerra (EE).20 Poco después
ron a los ya existentes y a los ilegales. La tarea
un importante grupo de militantes de ETA-pm,
de captación, adiestramiento y activación de
los llamados comandos «bereziak», disconfor­
comandos legales a lo largo de 1978 fue vertigi-
mes con el rumbo que comenzaba a tom ar esta
nosa.22 Ello dio lugar a un incremento sustancial
ultima organización, decidieron abandonarla e
de las acciones terroristas. Durante el periodo
incorporarse a ETA-m, desequilibrando la co­
1978-79 se produjeron el doble de asesinatos
rrelación de fuerzas entre ambas ramas a favor
que en los diez años anteriores. Algunos auto­
de los «milis».
res, como el citado Florencio Domínguez, han
El restablecimiento de las instituciones de­
recogido y analizado de una manera sistemática
mocráticas coincidió con un recrudecimiento
y pormenorizada los atentados realizados por el
de la actividad terrorista de ETA, que ya había
terrorism o nacionalista durante este sangriento
comenzado a producirse a partir de 1973. Ni los
periodo y el resultado es sobrecogedor. El au­
diversos contactos mantenidos con las fuerzas
to r ha elegido «al azar» un mes cualquiera de
nacionalistas ni los establecidos con el Estado,
aquel sangriento periodo, por ejemplo, enero
ni siquiera la Amnistía de 1977, o la aprobación
de 1979. Entre el día 2 y el día 6 de ese mes,
del Estatuto de Guernica en 1979, lograron el
E T A cometió atracos, robos de explosivos, rea­
cese de su actividad. Tampoco la creación y le­
lizó secuestros, puso numerosas bombas y, so­
galización en 1978 de una nueva fuerza política
bre todo, asesinó a seis personas (un artificiero
como Herri Batasuna, que canalizó en el te rre ­
de la policía, un comandante, un general, dos
no político sus aspiraciones, logró que reconsi­
guardias civiles y la novia de uno de ellos). El
derasen el uso de la violencia. Desde su origen
resto del mes la organización terrorista se co­
hasta su desaparición, la coalición abertzale, a
bró las vidas de otras siete personas.
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José Antonio Pérez y Carlos Carnicero
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Éste fue el panorama que dibujó el recrudeci­
constituyeron auténticos retos en los que ET A
miento del terrorism o nacionalista entre !977
consiguió la claudicación de la empresa y del Es­
y !979, lo que puede dar una idea aproximada
tado tras el abandono definitivo de las obras en
del nivel y dramatismo de la violencia que asoló
I982.24 En este contexto, el abandono de las
a la sociedad vasca y de la capacidad de acción
armas por parte de ETA-pm VII Asamblea en
de ETA. La actividad terrorista respondió a tres
198! y la vía abierta hacia la reinserción tan sólo
líneas estratégicas principales: el enfrentamien­
constituyeron un pequeño respiro en medio de
to directo contra el Estado, la extensión del
una violencia terrorista que rondaba los cien
te rro r dentro de la sociedad y el apoyo a las
muertos anuales.
movilizaciones populares. El objetivo principal
Pero E T A no tuvo el monopolio de la violen­
de la organización se centró básicamente en las
cia nacionalista durante aquel periodo. Desde
Fuerzas de Seguridad. Entre !97 7 y !97 9 fue­
los sectores izquierdistas de su entorno surgie­
ron asesinados cuarenta y tres guardias civiles,
ron otra serie de grupos que practicaron la lu­
veinticuatro policías nacionales, dieciséis milita­
cha armada a partir de los primeros años de la
res y ocho policías nacionales,23 un factor que,
Transición. U no de los más importantes fueron
sin duda, desempeñó un papel importante en
los Comandos Autónomos Anticapitalistas.25
el clima que rodeó las sucesivas intentonas gol-
Los C A A surgieron a mediados de los años 70
pistas que se produjeron en aquellos años, in­
tras la escisión que se produjo en el denomina­
cluido, por supuesto, el que desembocó en los
do Frente O b rero de ETA, a la que se unieron
sucesos del 23 de febrero de 1981. El resto de
otros grupos y colectivos descolgados de otras
las víctimas lo compusieron personas a las que
organizaciones como la propia ETA-pm, los co­
la banda identificó con el franquismo, militantes
mandos Bereziak o ciertos sectores del llamado
de la U C D , concejales, alcaldes, presidentes
movimiento asambleario.26 Se definieron como
de las Diputaciones, magistrados, empresarios,
una organización asamblearia, anticapitalista y
trabajadores, «victimas colaterales» o cualquier
nacionalista. Y aunque se manifestaron contra­
ciudadano acusado por E T A y su entorno de
rios a la Alternativa KAS, defendida por ETA, no
colaborar con las fuerzas de orden público.
dudaron en utilizar los mismos o parecidos mé­
Tan sólo en el sangriento bienio de !978-!980,
todos que aquélla.
E T A y otro grupo más pequeño, los Com an­
Su carta de presentación fue el atentado co­
dos Autónomos Anticapitalistas (C A A ) sobre el
metido en abril de 1978 contra la sede de la
que volveremos más adelante, asesinaron a 247
Asociación
personas, como puede constatarse en el cua­
Guipúzcoa (Adegui). En poco más de siete años
dro !. Algunas campañas, como la dirigida con­
(1978-1985) cometieron más de veinte asesi­
tra Iberduero y la central nuclear de Lemóniz,
natos y cinco secuestros.27 Sus víctimas fueron
Dem ocrática de Empresarios de
Cuadro I. Núm ero de muertos en atentado por diferentes grupos vinculados a ET A (1978-1992)
Año
ETA-m
ETA-pm
78
79
80
81
82
83
84
85
86
87
88
89
90
91
92
Total
62
69
85
31
37
31
31
37
40
50
19
19
25
45
26
607
1
7
5
4
4
9
67
80
100
13
ETA-VIII
CAA
1
KIBAETAN
Total
1
2
2
8
2
33
39
40
33
31
1
1
37
40
50
19
19
25
45
26
653
Fuente: Domínguez, Florencio: ETA: Estrategia organizativa, p. 220
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miembros de las Fuerzas del O rden Público,
lidad de ellos había desaparecido. ETA-m, ET A
empresarios, personas a las que acusaron de
a secas, ya se había constituido en un referente,
pertenecer a grupos de extrema derecha o de
en un verdadero «tótem » para un sector de la
ser confidentes de la policía y algunos destaca­
sociedad vasca, insatisfecho y frustrado con la
dos políticos, como el senador socialista y can­
marcha de la Transición política. La organiza­
didato a Lehendakari, Enrique Casas, asesinado
ción terrorista se había convertido en el eje de
el 23 de febrero de l984. Su asesinato consti­
un movimiento con un claro predomino de lo
tuyó el momento cumbre para la organización,
militar sobre lo ideológico y lo político, que le­
que desaparecería poco después, diezmada por
gitimó su violencia.
la policía y la propia presión de la izquierda
abertzale reunida en torno a H B y ETA, para
quienes los autónomos siempre constituyeron
un estorbo.28
La violencia
policial
entre
la
dictadura y
la
democracia
O tro s grupos, como Iraultza, de inspiración
La irrupción violenta de E T A a finales de la
izquierdista, próximos al EM K, contribuyeron
década de los años sesenta provocó una con­
con sus acciones29 a radicalizar aún más la tensa
moción dentro del régimen franquista. La ne­
situación sociopolítica durante los años ochen-
cesidad creciente de control social para tratar
ta.30 En cualquier caso, y a pesar de algunas
de desarticular a la banda hizo que la dictadura
acciones aisladas para finales de esa década y
incrementase las operaciones represivas en el
principios de los años noventa la práctica tota­
territorio vasco-navarro. Si a ello añadimos la
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creciente conflictividad laboral de la época en
sentido democrático y en verano fue sustituido
la zona,^ la dictadura centró una gran parte de
por el primer gabinete bajo la presidencia de
su atención y actuación represiva especialmen­
Adolfo Suárez.37
te en ella. Los datos son bien gráficos a este
respecto. De los once Estados de Excepción
decretados por el gobierno franquista en sus
veinte últimos años de existencia, diez repercu­
tieron de forma directa en las provincias vascas,
fundamentalmente en Vizcaya y Guipúzcoa; y de
entre esos casos, seis afectaron específicamen­
te al País Vasco.32 La aplicación de los Estados
de Excepción contribuyó aún más a extender
la impunidad en el ejercicio de la represión.33
Todo ello dio lugar a numerosos abusos y ac­
tuaciones indiscriminadas contra la población,
lo que fue creando un fuerte clima de animad­
versión frente a las diferentes agencias de segu­
ridad del Estado (A SE) entre amplios sectores
Lejos de producirse una distensión en la si­
tuación, a lo largo del proceso de Transición
democrática, la violencia fue en aumento. El in­
crem ento de los actos terroristas de E T A —en
sus diferentes versiones— y de ultraizquierda,
fue respondido con la continuación de actos de
represión indiscriminada por parte de las FOP,
donde persistían mentalidades, comportamien­
tos y estructuras militarizadas. Hasta, al menos,
1978, la indefinición de estrategias y objetivos
de las fuerzas policiales, la descoordinación de
los diferentes Servicios de Información y la pre­
cariedad de la red de confidentes definieron la
situación de la lucha antiterrorista por parte del
Estado.38 C om o ha señalado Fernando Reinares:
de la sociedad vasca.
La tipología de los excesos por parte de las
Fuerzas de O rden Público (F O P ) en el País Vas­
co a lo largo de la dictadura fue muy variada. Una
gran parte de los abusos se produjeron cuando
algunas personas se encontraban bajo custodia
policial; en controles de carretera;34 altercados;
manifestaciones y protestas; como resultado de
«confusiones» con consecuencias graves, dados
los métodos y criterios antirrepresivos utiliza­
dos; por abusos flagrantes e intencionados de
autoridad y poder, etc. Los análisis de estos ac­
tos arrojan una larga lista de víctimas.35
Una de las preocupaciones más importan­
Además de la aludida carencia de aptitudes, la
ineptitud policial en relación a la respuesta antite­
rrorista también puede vincularse a una inteligen­
cia disfuncional combinada con la falta de control
ejecutivo sobre las agencias estatales de seguri­
dad. Algo de ello puede rastrearse en los nume­
rosos comportamientos abusivos registrados en
las provincias vascas, sobre todo durante los años
cruciales de la Transición democrática españo­
la, por parte de componentes de los cuerpos y
fuerzas estatales de seguridad socializados todavía
entonces en una concepción autoritaria y militar
del orden público propia del régimen dictatorial
precedente.39
tes del primer gobierno de la Monarquía fue
el mantenimiento del orden público. La oleada
Por otro lado, hay que tener en cuenta que
huelguística que se extendió por España a lo lar­
durante la primera fase de la Transición, la vía
go del primer semestre de I976 y la respuesta
policial de lucha contra el terrorism o fue un
que dieron a la misma el Ministerio de G o b er­
tanto postergada para tratar de desterrar la
nación de Manuel Fraga y las A S E a su servicio,
imagen represiva del G obierno de cara a los
fueron la más clara evidencia de la continuidad
partidos de la oposición y fomentar un final dia­
existente en materia de orden público con res­
logado de la violencia terrorista. Ello «facilitó
pecto a la dictadura. La más impactante muestra
el surgimiento en las agencias de seguridad de
de ese modo de proceder se produjo en el País
dinámicas autónomas que contribuyeron a de­
Vasco, concretamente en Vitoria, el 3 de marzo
teriorar la imagen de la acción estatal en su con­
de I976.36 El nuevo G obierno term inó perdien­
junto, principalmente en el País Vasco»,40 donde
do su escaso crédito para iniciar una reforma en
la continuidad represiva fue interpretada como
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la pervivencia del régimen dictatorial por parte
de amplios sectores sociales.
A partir de 1978 la respuesta policial al te rro ­
traterrorista» (M U L C ). La mejora de los Servi­
cios de Inteligencia y su coordinación contribu­
yó a que descendiera el número de actuaciones
rismo volvió a ser prioritaria para los diferentes
indiscriminadas sobre la población vasca y que
Gobiernos españoles que se irían sucediendo.
éstas fueran circunscribiéndose a la legalidad vi­
La necesidad de obtención de resultados era
gente en aquel momento, aunque ésta continua­
acelerada de forma constante por el incremen­
ra teniendo algunos matices de dudoso pedigrí
to de atentados mortales, que entre 1978 y
democrático.45 Fruto del mantenimiento de la
I980 alcanzaron sus cifras más altas, como ya
legislación especial para delitos de terrorism o
se ha visto en páginas anteriores. Esa situación
fueron algunos casos de tortura producidos
provocó la continuidad en la aplicación de mé­
bajo custodia policial. El que mayor repercusión
todos indiscriminados que siguieron castigando
tuvo en la sociedad vasca fue el de Joxe Arregi,
a la población vasca y haciendo que permane­
en febrero de 1981.46
ciera la visión deslegitimadora del Estado y de
sus diferentes agencias de seguridad. El conti­
nuo aplazamiento de la reforma de las Fuerzas
policiales contribuyó a ello. El miedo a posibles
movimientos involucionistas y a una hipotéti­
ca pérdida de efectividad en la lucha contra el
terrorism o, lastró cualquier posible iniciativa
en este sentido.41 El mantenimiento de legisla­
ciones especiales, como la antiterrorista, que
propició importantes espacios de impunidad,
reforzó esa imagen negativa de las FOP, y, por
extensión, del propio régimen democrático en
el País Vasco.42
Algunos de los más claros ejemplos de exce­
sos por parte de las F O P en el País Vasco entre
1977 y 1980 fueron los sucedidos en el verano
de 1978. Concretamente, la muerte de Germán
Rodríguez en plenas fiestas de San Fermín en
la capital navarra, y, pocos días después, la de
José Ignacio Barandiarán en San Sebastián y el
Tras la llegada del P S O E al gobierno de Es­
paña, el primer ministro del Interior socialista,
José Barrionuevo, profundizó en la política de­
sarrollada por su antecesor —con el que estaba
en total sintonía— centrada en la planificación
y organización de la lucha policial contra el te ­
rrorismo. La elaboración, a principios de 1983,
del denominado «Plan Zona Especial N o rte »
(Z E N ), así parecía confirmarlo.47 El nuevo Plan
no fue acogido de manera favorable por las ins­
tituciones autonómicas vascas, que preveían un
incremento de las acciones preventivas indiscri­
minadas contra la población. En diciembre de
I984 el Estado español incrementó la dureza
de la legislación especial contra el terrorismo.
A partir de febrero de 1987, y como conse­
cuencia de la reducción de la violencia etarra,
la política antiterrorista del G obierno también
disminuyó su intensidad.48
saqueo de varios locales comerciales en Rente­
ría por parte de la Policía Armada, al estilo de
Los «incontrolados» y la violencia de ultraderecha
un ejército de ocupación.43
organizada
La llegada al Ministerio de Interior de Juan
José Rosón44 a mediados de I980 provocó un
El fenómeno de la violencia de ultraderecha
cambio de notable importancia en la organiza­
y de los denominados «incontrolados» no fue
ción de la lucha antiterrorista. Su voluntad de
un fenómeno exclusivamente español, como es
establecer una coordinación entre los diversos
sobradamente conocido.49 En el País Vasco este
organismos e instituciones con responsabilidad
tipo de violencia consiguió un mayor nivel de
y competencias en la materia, se plasmó en la
organización y capacidad de actuación durante
creación del «Mando Único para la Lucha C o n ­
el proceso de Transición a la democracia.
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Las bandas ultras aparecieron en las postri­
por miembros de las agencias de seguridad del
merías del franquismo como respuesta de los
Estado que aprovecharon la cobertura ofrecida
sectores más inmovilistas a la desintegración
por las siglas de las bandas ultras para llevar a
del régimen. Desarrollaron sus acciones más
cabo operaciones al margen de la ley.53 Su más
destacadas entre 1976 y 1980. Desde principios
destacado acto de presentación fueron los co­
de los años setenta se dedicaron a la práctica de
nocidos como «Sucesos de Montejurra», en
una violencia «difusa» (palizas, atentados contra
mayo de I976.54
librerías, periódicos y centros culturales «pro­
gresistas», y represión parapolicial de manifes­
taciones izquierdistas); algo que continuaron
haciendo muchos de los grupos que dejaron su
firma a lo largo de la Transición.50
de ellos comenzaron a combatir a E T A y su en­
torno social en el País Vasco, Navarra y el sur
de Francia. Para ello contaron con financiación,
En el País Vasco, tanto las bandas ultras o r­
ganizadas como los «incontrolados» —ya fue­
ran ultraderechistas o integrantes de las FO P
de forma autónoma— llevaron a cabo acciones
contra miembros de la oposición al franquis­
mo, básicamente representada por militantes
o simpatizantes de formaciones de izquierda o
abertzales. La tipología de estas agresiones fue
múltiple. Además de los atentados y asesinatos
llevados a cabo por las bandas más organizadas,
^
El mayor salto cualitativo protagonizado por
este tipo de grupos se produjo cuando algunos
estables y con mayor infraestructura, se produ­
jeron secuestros, palizas, agresiones sexuales,
ataques a manifestantes, e innumerables amena­
zas y ataques contra bienes particulares.5I
Las diversas investigaciones hechas sobre esta
temática parecen coincidir en atribuir los orí­
genes de las bandas ultraderechistas destinadas
a operaciones contraterroristas dentro de una
red mercenaria voluntariamente implantada por
el Servicio Central de Documentación de la Pre­
sidencia (S EC ED ), ideado y creado por C arrero
asistencia y protección legal de algunos miem­
bros de los aparatos del Estado, de ideología
ultra —o al menos, partidarios de combatir el
terrorism o con sus mismas armas—, que con­
tinuaban ostentando durante la Transición im­
portantes cargos en las distintas agencias de
seguridad del Estado, así como en el Ejército.
Fruto de esas relaciones aparecieron
siglas
como: Alianza Apostólica Anticomunista (T ri­
ple A), Antiterrorism o E T A (A T E), Acción N a ­
cional Española (A N E ), Grupos Antiterroristas
E T A (G A E ), Batallón Vasco Español (BVE), etc.,
que fueron las firmantes de la mayoría de aten­
tados contra E T A y su entorno, aunque tam­
bién actuaron contra militantes de la izquierda
o simples sospechosos de militancia nacionalista
o izquierdista. A la postre, esta sopa de siglas
pareció consistir en una mera estratagema para
encubrir sus acciones y provocar mayor terro r
entre sus objetivos.55
Blanco poco antes de m orir en un atentado de
O tra importante iniciativa de las bandas con­
ET A .52 A partir de los Servicios de Inteligencia
traterroristas fue el comienzo de una larga lista
del franquismo se fueron configurando diversos
de actos violentos contra los refugiados vascos
comandos integrados por mercenarios extran­
en el sur de Francia. Este tipo de actuaciones
jeros de ideología ultra, delincuentes comunes,
contra bienes y personas en suelo francés había
confidentes policiales y miembros de grupos ul­
comenzado en 1975, con el objetivo de acabar
traderechistas españoles. Todos ellos contaron
con el «santuario» que E T A utilizaba para pro­
con la colaboración y protección de las FO P, a
tegerse de las agencias de seguridad del Estado
tenor de la práctica impunidad con que actua­
español, organizar sus atentados y dar descanso
ron hasta los primeros años de la década de los
a sus comandos. La acción de mayor relevancia
ochenta. Según algunos autores, buena parte de
llevada a cabo por las bandas organizadas con­
las operaciones fueron realizadas directamente
tra ETA, en los primeros años de la Transición,
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G obierno de España, todo parece indicar que
aquellas bandas funcionaron de una manera bas­
tante independiente de las altas instancias del
Gobierno. Éstas se «limitaron» a dejar hacer y
a proveer fondos públicos para que determi­
nados mandos de los servicios de inteligencia,
agencias de seguridad del Estado y ejército su­
ministraran medios, estrategias y objetivos a
los comandos encargados de llevar a cabo las
acciones terroristas. Tras el intento de Golpe
de Estado del 23 de febrero de 1981 y la pos­
terior llegada a la presidencia de Calvo Sotelo,
las acciones de estas bandas se redujeron nota­
fue el asesinato de José Miguel Beñaran Orde-
blemente, pasando el contraterrorism o de las
ñana, «Argala».56
bandas organizadas contra E T A a no aparecer
Hasta 1981, las diferentes bandas terroristas
prácticamente hasta 1983.
«anti-ETA» cometieron numerosos atentados a
un lado y otro del Bidasoa, lo que, sin duda,
El terrorismo de Estado: los GAL
contribuyó a que cundiera el pánico entre los
terroristas, refugiados vascos y sus simpatizan­
C om o ya se ha afirmado, a partir de 1981 la
tes, pero también a que creciera la indignación
actividad terrorista de ETA, o al menos su ex­
entre amplios sectores de la ciudadanía vasca,
que veían cóm o la violencia era incrementada
por estos grupos. El te rro r también se extendió
entre los ciudadanos franceses de las localida­
des con importante colonia de refugiados vas­
cos, ya que los atentados de las bandas «con­
traterroristas», en muchas ocasiones, causaron
víctimas y heridos entre personas que nada
tenían que ve r con la comunidad de refugiados
presión más dramática, la de los atentados m or­
tales, descendió de forma notable. Sin embar­
go, su estrategia de fondo no experimentó un
cambio sustancial, ni siquiera tras la victoria de
los socialistas en octubre de 1982. De hecho,
E T A siguió constituyendo una de las principales
amenazas para la democracia española en los
siguientes años y uno de los factores que condi­
cionaron la vida política del País Vasco.
ni con ETA.
Algunas actuaciones pusieron de manifiesto
El relevo en el palacio de la Moncloa tampoco
la relación de determinados responsables po­
significó un cambio en la política antiterrorista
liciales con estas bandas. El caso del atentado
del G obierno francés, a pesar de pertenecer a
contra el bar «Hendayais» en Hendaya (Francia)
la misma familia política. Hasta, al menos, 1981
el 23 de noviembre de I98057 y el de la pasivi­
Francia sostuvo «que el terrorism o (vasco) era
dad, exhibida por el responsable policial de la
un asunto exclusivamente español, negaba la
zona, frente a los numerosos atentados de los
evidencia de que la organización tuviese ins­
comandos ultras en San Sebastián, Andoain y
talado su «santuario» de refugio en el depar­
Rentería58 hasta 1981, fueron claros ejemplos.
tamento de los Pirineos Atlánticos y se mos­
Aquellos grupos protagonizaron la que se
traba reticente a aceptar que España fuese una
ha denominado «primera guerra sucia», desa­
democracia».59 Ese posicionamiento se reforzó
rrollada entre 1976 y 1981. A diferencia de lo
tras la experiencia del fallido Golpe de Estado
que ocurriría a partir de la llegada del P S O E al
de febrero de 1981.
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miscelánea
C om o se ha afirmado, la persistencia del te ­
tubre, varios agentes de los G E O trataron de
rrorism o etarra y la falta de colaboración fran­
secuestrar a otro refugiado vasco, José María
Larretxea.64
cesa fueron los principales motivos por los que
desde ciertos ámbitos de la administración y otros
anejos, se planteó el desarrollo de estrategias
complementarias de carácter irregular que tuvie­
ron el doble objetivo de amedrentar a ETA en te­
rritorio francés y provocar un cambio de actitud
por parte de las autoridades de dicho país.60
Tras once meses de gobierno socialista y de
inactividad de las bandas y grupos más o menos
estructurados que combatían a ETA, la calma se
El 4 de diciembre, varios mercenarios con­
tratados por el subcomisario de policía de Bil­
bao, José Amedo, secuestraron en Bayona, por
error, al ciudadano francés de origen español
Segundo Marey Samper, quien fue confundido
con un dirigente de E T A (m). Se trató del primer
acto firmado por los G A L 65 y el primer «error»
grave de una larga lista que se iría haciendo cada
vez más extensa con el paso del tiempo.66
rompió. Todo parece indicar que desde deter­
U no de los asesinatos que provocaron un
minados niveles de responsabilidad del Minis­
mayor impacto fue el cometido en Bilbao en la
terio del Interior se siguió una dinámica similar
persona del dirigente de H erri Batasuna (H B )
a la marcada por anteriores administraciones,
Santiago Brouard, que resultó asesinado el 20
recurriendo para ello a métodos ilegales en la
de noviembre de 1984. Se trató de una de las
lucha antiterrorista. En esta ocasión, además,
pocas acciones que los G A L 67 cometieron en
con el agravante de que los grupos terro ris­
suelo español y provocó una enorme ola de re­
tas estuvieron bajo la dirección y financiación
pulsa en una gran parte de la sociedad vasca,
directa de los más altos cargos del Ministerio
dando lugar a numerosos incidentes en muchas
del Interior, com o demostrarían los Tribunales
localidades. La sospecha de la autoría por par­
de Justicia en la década de los años noventa.61
te del terrorism o de Estado se extendió entre
Las continuidades fueron tan claras en algu­
amplios sectores de la sociedad vasca, minando
nos aspectos, que determinados integrantes
la credibilidad y legitimidad del Estado español
de los comandos ultras de la etapa anterior
aparecieron implicados en las acciones de esta
y volviendo a despertar simpatías hacia la lucha
armada de ETA .68
«segunda guerra sucia».62 El mantenimiento de
El general Sáenz de Santa María, que ocupó
algunos de los más destacados responsables de
varios altos cargos del Ministerio de Interior
la política antiterrorista facilitó, sin duda, esta
mientras los G A L desarrollaron su actividad,
continuidad.
definió a estos comandos como: «varios agentes
A mediados de octubre de 1983, los Grupos
de los Cuerpos de Seguridad del Estado que se
Antiterroristas de Liberación (G A L ) cometie­
movían por territo rio francés en misiones ofi­
ron su primera acción delictiva. Siguiendo con
cialmente informativas y con una amplia autono­
lo que iba a ser la tónica general de la segunda
mía para prom over golpes preventivos, como se
etapa de lucha ilegal contra ETA, el acto se lle­
les llamaría con el paso de los años, contra ETA.
vó a cabo en el sur de Francia, donde tendrían
Para ello contaban con dinero procedente de
lugar la inmensa mayoría de sus atentados. Las
los fondos reservados con el que contrataban
víctimas fueron dos jóvenes refugiados vascos y
a pistoleros de variadas calañas para perpetrar
militantes de E T A (m): José Antonio Lasa y José
sus golpes. En casos concretos, contaron tam­
Ignacio Zabala. Ambos fueron secuestrados por
bién con aportaciones particulares».69 Según sus
dos agentes de la Guardia Civil y trasladados a
propias palabras, los G A L funcionaron de una
territorio español, donde fueron torturados y
manera bastante autónoma, de modo similar a
asesinados.63 Pocos días después, el 18 de oc­
como lo hicieron las bandas ultras hasta 1981,
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MISCELANEA
descartando que los altos cargos del Gobierno
Conclusión
tuvieran un control directo sobre los comandos
antiterroristas ilegales. Para esta versión, el gra­
La radicalización de la violencia política en
do de responsabilidad en la lucha ilegal contra
el País Vasco a lo largo de la Transición cons­
E T A de los gobiernos de la U C D y del P S O E fue
tituye un elemento que distorsiona totalmente
muy similar.70
el esquema que presenta el caso español como
En febrero de l986 los G A L asesinaron en
una pequeña localidad del sur de Francia a dos
personas totalmente ajenas al entorno de ETA:
un anciano y una joven. La organización reco­
un modelo de transición política hacia la de­
mocracia. Una violencia política, además, que
no se circunscribió únicamente a los actos te ­
rroristas cometidos por ETA , la banda te rro ­
rista más poderosa durante aquellos trágicos
noció en un comunicado que había sido otro
años. Frente a esta banda surgieron grupos de
«error». Esta acción, y un aislado y tardío aten­
extrem a derecha —muchos de ellos ligados,
tado mortal contra un refugiado vasco antimi­
de un modo u otro, a los aparatos del Esta­
litarista y sin relación con la banda terrorista,
do— que contribuyeron a extender el te rro r
Juan Carlos García Goena, constituyeron las úl­
en las calles y pueblos del País Vasco duran­
timas acciones de los G AL.
te aquellos años. Todo ello, y especialmente
El cambio de política antiterrorista de Francia
también incidió en el final de esta banda. Los es­
fuerzos diplomáticos que progresivamente fue
realizando el Estado español acabaron dando
sus frutos, sobre todo, tras los «Pactos de la
Castellana» en l984. La actitud del Gobierno
galo comenzó a cambiar, coincidiendo con las
negociaciones que se desarrollaron para facili­
tar el ingreso de España en la C EE. La colabo­
ración entre ambas administraciones pasó a ser
aún mucho más efectiva a partir de l986, cuan­
do Francia comenzó a sufrir en sus propias car­
nes el azote del terrorism o internacional, sobre
todo del islámico.7l El Estado francés estaba co­
laborando activamente en la persecución de los
la acción de estos últimos grupos, contribuyó
indudablemente a profundizar en un proceso
de deslegitimación del régimen dem ocrático
entre amplias capas sociales dentro del País
Vasco, que percibieron estas acciones como
la continuidad de las desplegadas durante los
últimos años de la dictadura franquista.
La persistencia de la violencia política y el re­
conocimiento de sus víctimas constituyen aún,
a día de hoy, uno de los problemas más impor­
tantes para la normalización de la convivencia
en el País Vasco. A pesar del descenso de la
actividad terrorista experimentado durante los
últimos años y de la evidente pérdida de apoyo
social de ETA, el debate sobre el protagonismo
que las víctimas de esta violencia deben jugar o
terroristas vascos y las acciones del contrate­
no en un hipotético proceso de diálogo sobre
rrorism o no hacían sino degenerar y provocar
el fin del terrorism o, ha contribuido a amplificar
tensiones en la relación con el país vecino.72 En
los aspectos más dramáticos y delicados de este
problema.73
todo caso, lo cierto es que las acciones de los
G A L, aunque a corto plazo, consiguieron ex­
La persistencia de esta violencia que repre­
tender el te rro r entre el entorno abertzale más
senta E T A y su entorno frente a la desaparición
radical y entre las propias filas de ETA. A medio
desde hace más de veinte años de los grupos
plazo constituyeron un balón de oxígeno para
de extrema derecha y de otros vinculados al
este mismo entorno y provocaron la deslegiti­
terrorism o de Estado, ha dado lugar en ciertos
mación de la lucha legal contra el terrorism o y
sectores —políticos y mediáticos—, a la creación
por extensión la del propio sistema democrá­
de una memoria sesgada y parcial que ha olvida­
tico.
do por completo la actividad de estos últimos
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José Antonio Pérez y Carlos Carnicero
MISCELANEA
en el País Vasco. Historia y memoria. Universidad del
grupos durante el final del franquismo y los pri­
País Vasco/Instituto Universitario de Historia Social
meros diez años de la democracia.
El debate sobre las víctimas de la violencia
Valentín de Foronda, 1998, p. 81.
2
política —que no sólo del terrorism o de ET A -
vasca» en U G A R T E , Javier: La Transición..., ob. cit.
pp. 105-113, M O N T E R O
constituye aún un problema incómodo para el
Manuel: «El concepto de
Transición en el País Vasco», en Studia Histórica, Historia
régimen democrático y para la sociedad en su
conjunto, tanto vasca como española. El pre­
M O N T E R O , Manuel: «La transición y la autonomía
Contemporánea, 2004, pp. 247-267.
3
Somos conscientes de la dificultad que implica siempre
sente artículo tan sólo constituye un primer y
la utilización del concepto de «violencia política», sobre
pequeño avance de un proyecto mucho más
todo en un sentido amplio y en un periodo que cabalga
ambicioso que trata de analizar las consecuen­
entre un régimen dictatorial como el franquista -máxi­
mo exponente del ejercicio de la violencia política en
cias que se han derivado de la persistencia de la
la España del siglo X X - y la transición hacia un régimen
violencia en el País Vasco. Algunas de ellas, las
democrático. Véanse, entre otros, y sin ánimo de ser
más dramáticas, tienen un rostro humano y se
exhaustivos, A R Ó S T E G U I, Julio: «Violencia, sociedad y
centran en las propias víctimas. O tras tienen un
política: la definición de la violencia, en Ayer, 13, 1994,
pp. 13-55 y G O N Z Á L E Z C A LLEJA , Eduardo: «¿Q u é es
mayor calado político y han afectado al proce­
y qué no es la violencia en política? Consideraciones
so de deslegitimación al que se vio sometido el
teóricas en torno al conflicto social violento», en BA-
régimen democrático y sus instituciones como
R R U L L PELEG RÍ, Jaume: Violencia política i ruptura social
consecuencia de la persistencia de la violencia
a Espanya, 1929-1945, Espai/Temps Cuaderns del De-
política en el País Vasco, un elemento que ra­
partament de Geografía i Historia. Lleida, Universidad
de Lleida, pp. 29-66, G O N Z Á L E Z M A D R ID , Damián:
dicalizó aún más la situación y dificultó el ya de
«Violencia política y dictadura franquista» en Violencias
por si problemático encaje de Euskadi dentro
en la España postfranquista. Antecedentes, represen­
del Estado. Pero no son las únicas consecuen­
taciones e influencias. Dissidences, Hispanic Journal o f
cias. Las más profundas se encuentran enraiza­
Theory and Criticism, n.° 3, 2007 en http://www.dissi-
das en la propia sociedad vasca, probablemente
dences.org/, y desde otra perspectiva muy diferente,
VV.AA.: «Imaginarios sociales de la violencia política.
por debajo de la gruesa epidermis política que
El caso de Italia». Universitat Autónoma de Barcelona.
cubre todo lo relacionado con el denominado
Departament de Psicología Social. Sobre la violencia po­
problema vasco, y se sitúa en el plano que al­
lítica en este periodo véase también M U Ñ O Z SO R O ,
gunos colectivos
pacifistas han denominado
Javier: «Las señas de Caín. Los discursos de la violen­
ámbito pre-político.74 Su alcance se centra en
cia política entre la dictadura y la democracia (1962­
1982)», en M A T EO S, Abdón y H ER R E R ÍN , Ángel: La
las consecuencias que ha tenido sobre el tejido
España del presente. De la dictadura a la democracia, en
social y sobre la vida cotidiana la interiorización
de la violencia política en el País Vasco. En cual­
Historia del Presente, Monografía n.° 3, pp. 39-57.
4
quier caso, como decimos, este primer artículo
ha convertido en la gran herida histórica de España. Plane­
tan sólo constituye una primera aproximación
ta, Barcelona, 2003 y U N Z U E T A , Patxo: Los nietos de
al objeto de estudio que pretendemos abordar
la ira. Nacionalismo y violencia en el País Vasco, Madrid, El
y que, además, se inserta dentro de un proyec­
to mucho más amplio.75
Para todo este periodo, véase M O R Á N , Gregorio: Los
españoles que dejaron de serlo. Cómo y por qué Euskadi se
País, I988.
5 Véanse, a este respecto, por ejemplo R EIN A R ES, Fer­
nando: Terrorismo y Antiterrorismo, Barcelona: Ediciones
Paidós, 1998; European Democracies Against Terrorism.
Governmental Policies and Intergovernmental Cooperation
NOTAS
(Aldershot, Hampshire: Ashgate, 2000). G O N Z Á L E Z
C A LLEJA , Eduardo: Terrorismo en Europa, A rco libros,
1 Com o se ha afirmado, el peligro de presentismo a la
hora de abordar con perspectiva histórica la Transición
Madrid, 2002 y G O N Z Á L E Z C A LLEJA , Eduardo: El fe­
en el País Vasco constituye uno de los problemas más
nómeno terrorista en Europa, Cónica del siglo X X , Dastin
Export, Madrid, 2006.
comunes en muchos de los análisis. R IV E R A B L A N C O ,
Antonio: «La transición en el País Vasco: un caso
particular». En U G A R T E , Javier (coord.): La Transición
6
Este colectivo llegó a fusionarse fugazmente con EGI,
las juventudes del P N V tras una serie de encuentros,
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8
según ha escrito G A R M E N D IA , José María, en ELOR-
!4 En !998, treinta años después de aquel suceso, el
Z A , Antonio: La Historia de ETA (coord.): Madrid,
acompañante de Etxebarrieta, Iñaki Sarasketa, explicó
Temas de hoy, 2000, pp. 92-102. Sin embargo, otros
las circunstancias del «fatídico encuentro». Sarasketa
autores han matizado esta relación, insinuando una fu­
desmintió la teoría del inevitable enfrentamiento y de­
sión formal, mediante la incorporación de miembros de
claró que Txabi Etxebarrieta, tras una elevada ingesta
EK IN en EGI, entre 1955 y 1957. PA B LO , Santiago de;
de centraminas, había disparado contra el cabo de la
MEES, Ludger; y R O D R ÍG U E Z R A N Z , José Antonio: El
Guardia Civil mientras éste se encontraba agachado
péndulo patriótico. Historia del Partido Nacionalista Vasco,
comprobando la matrícula del automóvil, y volvió a ha­
II: 1936-1979. Barcelona, Crítica, 200!, p. 23!.
cerlo nuevamente una vez que cayó al suelo. Sobre el
Para un estudio sobre el relevo y/o la refundación del
tema de la creación del mito y la peculiar martiriología
nacionalismo vasco durante el franquismo véanse GU-
del abertzalismo radical nos parece imprescindible la
R R U T X A G A , Ander: La refundación del nacionalismo
lectura de JU A R IS T I L IN A C E R O , Jon: Sacra Némesis.
vasco. Universidad del País Vasco, Bilbao, !989. GU-
Nuevas historias de nacionalistas vascos. Madrid, Espasa,
R R U T X A G A , Ander: El código nacionalista durante el
!999, pp. !05-!39 y sobre otros militante emblemáti­
franquismo. Anthropos, Barcelona, !985.
cos como Argala, C A S Q U E T E , Jesús: «La apoteosis del
Para un seguimiento de este proceso de ETA, y espe­
héroe-mártir en el nacionalismo vasco radical» en Cua­
cialmente de sus relaciones con el PN V, véase PA BLO ,
dernos Bakeaz n.° 8 !, 2007.
Santiago de, MEES, Ludger; y R O D R ÍG U E Z R A N Z , José
A lo largo de !968 se practicaron 434 detenciones con
Antonio: El péndulo patriótico..., ob. cit., pp. 23!-249 y ss.
un resultado de !89 encarcelados, 75 deportados y 38
9 Aunque ciertos autores han calificado como determi­
exiliados. En !969 la cifra de detenidos sin juicio llegaría
nante la influencia de la obra de Federico Krutwig en la
a los !953, Véase G A R M E N D IA ; José María: ob. cit.
primera generación de militantes de ETA, como M O ­
Com o es sobradamente conocido, a las seis penas de
R A N , Gregorio: Los españoles que dejaron de serlo..., ob.
muerte iniciales se le sumaron en la condena tres más,
cit., pp 332-337, algunos de los que se incorporaron
aunque el Consejo de Ministros del día 30 de diciembre
a la organización durante aquellos años, como Mario
acordó la conmutación de dichas penas capitales.
Onaindía, han puesto en evidencia la importancia que
G A R M E N D IA , Jose María: «ET A : Nacimiento, desa­
tuvo la supuesta lectura de la citada obra en su decisión
rrollo y crisis (!959-!978)», en E L O R Z A , Antonio: La
para integrarse en ETA. Véase a este respecto JUA-
historia de ETA..., ob. cit., p. !68.
RISTI, Jon: Cambio de destino. Seix Barral, Barcelona,
YSÁS, Pere: Disidencia y subversión: La lucha del régimen
2006.
franquista por su supervivencia. (1960-1975), Barcelona,
El 27 de junio de !960 se produjo la explosión de una
Crítica, 2004, pp. !39-!49.
tián. Se trató de un oscuro suceso que terminó con la
G A R M E N D IA , José María:..., ob. cit., p. !68.
20 Sobre este proceso véase O N A IN D IA , Mario: E l aven­
vida de una niña de 22 meses, Begoña U rroz Ibarro-
turero cuerdo. Memorias (1977-1981), Madrid, Espasa,
la. P A G O L A , José Antonio: Una ética para la paz. Los
obispos del País Vasco, 1968-1992. San Sebastián Idatz,
2004.
2! «...sea éste, primero la Constitución española, sea des­
!992, p. 20. Su autoría se ha atribuido a E T A pero
pués el Estatuto Vasco», L L U C H , Ernest: «La campana
nunca hubo reivindicación de esta organización ni tam­
referencia similar aparece también en D O M ÍN G U E Z
de ETA», en El Diario Vasco, 26 de mayo de !995.
22 Domínguez, Florencio: ob. cit., p. 286.
23 Se ha relacionado la concentración de los atentados en
bomba en una estación de tren Amara de San Sebas­
poco las autoridades le dieron mayor relevancia. Una
IR IB A R R E N , Florencio: ETA. Estrategia organizativa y
miembros de las Fuerzas de Seguridad y Fuerzas Arm a­
actuaciones, 1978-1992. Bilbao, UPV /EH U , !998. pp.
das con el cambio estratégico que se produjo en ETA
220 y 2 2!. Ernest Lluch, como quedó constancia en el
en !978 y que perduró durante muchos años, basa­
artículo publicado en E l Correo el !9 de septiembre de
do en la exigencia de una negociación de la alternativa
2000, tan sólo dos meses antes de que fuera asesinado
K A S a cambio de una tregua, IB A R R A G Ü E L L, Pedro:
por la propia banda terrorista.
La evolución estratégica de ETA (1963-1987). Kriselu San
pp. 220 y 22!. Véanse también, a este respecto, M U ­
Sebastián, !987, pp. !03 y !04.
24 A lo largo de cinco años ETA-m cometió 246 actos
Ñ O Z A L O N S O , Alejandro. El terrorismo en España.
terroristas que dejaron un balance de cinco personas
Planeta, Barcelona, !992, p. !3 y A R T E A G A , Federico:
muertas, entre ellos dos ingenieros de la central nu­
D O M ÍN G U E Z , Florencio: ETA: Estrategia organizativa... ,
ETA y el proceso de Burgos, !9 7!, p. !4.
clear -el asesinato de José María Ryan fue especialmen­
JÁ U R E G U I, Gurutz: Ideología y estrategia política de ETA.
te cruel tras un secuestro-, y varios trabajadores, ca­
Análisis y evolución entre 1959 y 1968. Siglo X X I de Es­
torce heridos y unos daños materiales directos que se
paña Editores, Segunda Edición., Madrid, !985, p. 460.
calcularon en unos 2.!00 millones de pesetas, pero con
Véase Morán, Gregorio: Los españoles..., ob. cit., p. 22.
un coste real superior al medio billón de pesetas, de-
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rivado de la paralización del proyecto. D O M ÍN G U E Z ,
tinas». R EIN A R ES, Fernando: Terrorismo y..., p. I5 I. Un
Florencio: ob. cit.
ejemplo de aplicación del estado de excepción en una
25 Una historia oficiosa de este grupo puede consultarse
localidad vasca en: E T X A N IZ , José Ángel: «El último
en Komando Autonomoak. Sasien arantzakada. Una histo­
estado de excepción en Gernika-Lumo». En: Aldaba, n °
ria anticapitalista, Bilbao, Likiniano Elkartea, I998. Para
133, Gernika, 2005.
un análisis crítico y descarnado sobre los C A A puede
34 Los controles de carretera con exhibición de arma­
consultarse JU A R IS T I L IN A C E R O , Jon: Sacra Néme-
mento y a cargo de agentes de las A SE de «gatillo fácil»
nis..., ob. cit., pp. I8 I-2 2I.
continuaron siendo muy habituales durante los años
26 Su origen fue tan rocambolesco como ilustrativo sobre
ochenta y cobrándose la vida de muchos inocentes.
la peculiar situación que se vivía dentro de los grupos
Este tipo de actuaciones provocaron protestas popu­
terroristas. En marzo de I976, ETA-pm secuestró al
lares y de varios ayuntamientos, contribuyendo sobre
industrial nacionalista Ángel Berazadi. La familia no
manera a la mala fama de las F O P en el País Vasco.
pudo reunir la cantidad exigida para su liberación y la
35 El más reciente estudio sobre este tema ha sido reali­
dirección de la organización decidió su puesta en li­
zado por el Gobierno Vasco: L A N D A G O R O S T IZ A ,
bertad. Los comandos Bereziak que había realizado el
Jon Mirena: Informe: Víctimas de vulneraciones de dere­
secuestro y custodiaban a Berazadi desobedecieron las
chos humanos derivadas de la violencia de motivación polí­
órdenes, lo asesinaron. Los Berezis fueron expulsados.
tica, Vitoria-Gasteiz, Dirección de Derechos Humanos.
La mayor parte pasaron a ETA-m. El resto se integró
Departamento de Justicia Empleo y Seguridad Social.
en los C A A , impulsando la actividad más sangrienta de
Gobierno Vasco, 24 de junio de 2008.
esta organización.
27 Algunas
36 Más información sobre aquellos hechos en: C A R N I­
de asesinados
C E R O H E R R E R O S, Carlos: La ciudad donde nunca pasa
a la treintena, ya que durante aquellos años hubo
nada. Vitoria, 3 de marzo de 1976, Vitoria-Gasteiz, G o ­
varios
fuentes
atentados
elevan
el
número
cuya autoría
resultó
difícilmente
comprobable.
bierno Vasco, 2007.
37 Desde I968 y hasta I977, el número de víctimas m or­
28 JU A R IS T I, Jon: Sacra Némesis..., ob. cit.
tales causadas por intervenciones de las F O P en ma­
29 Iraultza cometió más de doscientos atentados y dejó un
nifestaciones y protestas en el País Vasco fue de I3.
reguero de ocho víctimas mortales, siete de su propia
L A N D A G O R O S T IZ A , Jon Mirena: Informe: Víctimas de
organización, que fallecieron mientras colocaban arte­
vulneraciones... pp. I45-I46. Las cifras deben de ser to ­
factos explosivos y un peón que murió tras la coloca­
madas con la debida provisionalidad, dado el momento
ción de una bomba en una grúa.
30 Junto a éstos habría que añadir otros surgidos de ma­
nera más o menos espontánea y organizada, vinculados
de un modo u otro con el nacionalismo radical en cual­
quiera de sus versiones, como K IB A E T A N , Gataska, o,
incipiente de la investigación y las dificultades para lle­
varla a cabo.
38 JA IM E-JIM ÉN EZ,
Óscar: Policía, terrorismo y cambio
político en España, I976-I996, Valencia, Tirant lo Blanch/
Universidad de Burgos, 2002, p. 25.
más tarde, Mendeku. Todos ellos se cobraron víctimas
39 R EIN A R ES, Fernando: Terrorismo y..., p. I68.
mortales. Uno de los casos más dramáticos fue el de
40 JA IM E-JIM ÉN EZ, Oscar: Policía, terrorismo y..., p. 3I0.
este último grupúsculo, que asesinó a dos militantes
41 Los diferentes titulares del Ministerio de Gobernación
socialistas y causó heridas a otros diez en la Casa del
-luego Interior- desde I976 (Fraga, Martín Villa, Ibáñez
Pueblo de Portugalete, el 26 de abril de I987.
31 Puede verse la distribución de la conflictividad por pro­
Freire, Rosón... ) auspiciaron o no se opusieron, bajo
su mandato, a que fueran entregadas importantes
vincias y un análisis del mismo en: M O L IN E R O , Carme
responsabilidades en materia antiterrorista a antiguos
e YSÁS, Pere: Productores disciplinados y minorías sub­
funcionarios franquistas de la Brigada Político-Social
versivas. Clase obrera y conflictividad laboral en la España
como: Roberto Conesa, José Sáinz, Manuel Ballesteros,
franquista, Madrid, Siglo X X I, I988, pp. I00 y ss.
etc. A
este
respecto
ver:
S A R T O R IU S ,
Nicolás,
32 G U R R U C H A G A , Ander: E l código nacionalista vasco
S A B IO , Alberto: El final de la dictadura. La conquista de
durante el franquismo, Barcelona, Anthropos, I985, pp.
la democracia en España (Noviembre de 1975-junio de
292-295.
1977), Madrid, Temas de Hoy, 2007, pp. 342-344.
33 «Las legislaciones especiales de emergencia que redu­
42 Las leyes especiales continuaron hasta I988, cuando la
cen sustancialmente los derechos civiles pueden así
legislación antiterrorista se incorporó al régimen ordi­
conducir, y de hecho han conducido en algunos casos,
nario. JA IM E-JIM ÉN EZ, Oscar: Policía, terrorismo y..., p.
aunque por lo común durante períodos acotados de
3 I8. Para saber más sobre la legislación antiterrorista:
tiempo, a una acción policial bastante desmedida en
V E R C H E R N O G U E R A , Antonio: Antiterrorismo en el
que la gran mayoría de los afectados, muchos de ellos
Ulster y en el País Vasco (legislación y medidas), Barce­
detenidos e interrogados, no eran terroristas ni esta­
lona, PPU, I9 9 I. Algunos de estos casos en: L A N D A
ban relacionados con organizaciones armadas clandes­
G O R O S T IZ A , Jon Mirena: Informe: Víctimas de vulnera-
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ciones..., pp. 139-140 y 148-151.
43 Más información sobre sobre los hechos del verano de
52 N o se puede hablar hasta la fecha de una historiografía
1978 en: L A N D Á Z U R I (pseudónimo): Que se vayan ya,
ciones que asisten este relato son de origen periodísti­
Hendaya, Mugalde, 1978.
co. Entre ellas destacamos. M IRA LLES, Melchor y AR-
44 Según Alfredo Grimaldos, amigo y compañero de tra­
sobre este tema, por lo que las principales investiga­
Q U É S, Ricardo: Amedo. El Estado contra ETA, Barcelona,
yectoria política de Martín Villa, con quien compartía el
Plaza y Janés, 1989. Y W O O D W O R T H , Paddy: Guerra
gusto por otorgar cargos relevantes en su Ministerio a
sucia, manos limpias. ETA, el GAL y la democracia española,
policías que ganaron su prestigio aplicando los «rigo­
Barcelona, Crítica, 2002. Algunos de los periodistas au­
res» del franquismo. G R IM A L D O S , Alfredo: La sombra
tores de estas investigaciones, además de fuentes para
de Franco en la Transición Madrid, O berón, 2004, pp.
la Historia, se convirtieron en parte de la misma, al
182-186.
destapar algunas de las tramas de los G A L y posibilitar
45 Pero también es cierto que ocurrieron sucesos graves
como el denominado «Caso Almería», tras el que fue­
su enjuiciamiento posterior.
53 Algunos ejemplos en: C A R C E D O , Diego: Sáenz de San­
ron condenados varios guardias civiles por la tortura
ta María. El general que cambió de bando, Madrid, Temas
y asesinato de varios jóvenes que habían sido confun­
didos con terroristas de E T A en la provincia andaluza.
de Hoy, 2004, pp. 255-256.
54 Un interesante relato de lo acontecido en Montejurra
Véase: C A R C E D O , Diego: Sáenz de Santa M aría. El
en: C A R C E D O , Diego: Sáenz de Santa María..., pp. 148­
general que cambió de bando, Madrid, Temas de Hoy,
155.
55 Ibídem, pp. 141 y 142.
56 Una versión y relato de esta acción en: M IRALLES,
2004, pp. 322 y 323.
46 Más información sobre este caso en: L A N D A G O R O ST IZ A , Jon Mirena: Informe: Víctimas de vulneraciones...,
Melchor y A R Q U É S , Ricardo: Amedo. El Estado..., p. 73.
pp. 48-53.
C A S Q U E T E , Jesús: «La apoteosis del...».
47 El Plan incidía en la coordinación y centralización de la
57 Más información sobre este caso en: C A R C E D O , Die­
información contraterrorista, contemplando «las dife­
go: Sáenz de Santa María..., pp. 284-286.
58 Al menos diez atentados mortales entre 1979 y 1981.
rentes dimensiones de la respuesta estatal, y en la que
destacaba la policial». G O N Z Á L E Z C A LLEJA , Eduardo:
E l terrorismo en Europa, Madrid, A rco Libros, 2002, p.
311. En 1984, los G E O realizaron una operación contra
varios miembros de los Comandos Autónomos en la
localidad guipuzcoana de Pasajes, muriendo tiroteados
cuatro de los cinco terroristas del comando. Todo pa­
W O O D W O R T H , Paddy: Guerra sucia..., p. 42.
59 M O R Á N , Sagrario: ETA. Entre España y Francia, Madrid,
Estudios Complutenses, 1997, p. 395.
60 JA IM E-JIM ÉN EZ, Óscar: Policía, terrorismo y..., pp. 312­
313.
61 El Ministro de Interior José Barrionuevo, su Secreta­
rece indicar que aquella acción respondió al asesinato
rio Rafael Vera, altos cargos del Ministerio como Ju ­
por parte de este grupo terrorista del político socialista
lián Sancristóbal, Francisco Álvarez y miembros de la
Enrique Casas. Una versión sobre los hechos desde la
policía como Miguel Planchuelo y José Amedo fueron
óptica de los propios Comandos Autónomos en: Co­
condenados en I9 9 8 por los delitos de malversación de
mandos Autónomos. Emboscada en Pasaia: un crimen de
fondos y el secuestro del ciudadano francés Segundo
Estado, Barcelona, Virus editorial, 2008.
48 JA IM E-JIM ÉN EZ, Oscar: Policía, terrorismo y..., pp. 27­
condenados estaban o habían estado relacionados con
Marey. A excepción de Barrionuevo y Vera, todos los
29.
49 G O N Z Á L E Z C A LLEJA , Eduardo: E l terrorismo..., p. 74.
50 Fueron múltiples las siglas utilizadas por este tipo de
la Comisaría de Policía de Bilbao, una de las sedes de
grupos. De entre ellos, los más organizados y estables
fueron los dependientes de Falange Española y de las
D O , Diego: Sáenz de Santa María..., p. 384.
62 Los principales mercenarios de los G A L fueron antiguos
J O N S y de Fuerza Nueva (Fuerza Joven y Frente N a­
miembros de la O A S, algunos integrantes de la mafia
cional de la Juventud), además de los Guerrilleros de
marsellesa y del terrorism o fascista internacional. La
Cristo Rey.
mayor parte de ellos formaron parte de la primera fase
dirección de los G A L. También fue condenado el líder
socialista vasco Ricardo García Damborenea. C ARCE-
51 Algunos de los casos más conocidos fueron los de los
de la «guerra sucia». A destacar entre ellos: Jean Pierre
asesinatos de V íctor Pérez Elexpe en I9 75 y Normi
Cherid, Mohamed Talbi, Antonio Ferreira, Jean Philippe
Mentxaka en 1976. Más ejemplos de actos protagoniza­
Labade, Mario Ricci, José María Boccardo, Jean Claude
dos por «incontrolados» y bandas ultra en el País Vasco
Ruíz, Jean Pierre Daury, Carlos Gastón, Dominique
en: L A N D A G O R O S T IZ A , Jon Mirena: Informe: Vícti­
Thomas, o los hermanos Perret. C A R C E D O , Diego:
mas de vulneraciones..., pp. I66-I80. En este informe se
otorga motivación política a algunos casos claramente
Sáenz de Santa María..., p. 39I.
63 Enrique Dorado y Felipe Bayo
pertenecían
a la
causados por estados de embriaguez o razones de tipo
Comandancia de la Guardia Civil de Guipúzcoa, con
personal.
sede en el cuartel de Intxaurrondo, al frente de la cual
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José Aotooio Pérez y Carlos Caroicero
MISCELANEA
estaba el general Enrique Rodríguez Galindo. Años más
Francia y su condicionamiento por ETA: M O R Á N , Sa­
tarde, los tribunales demostrarían la implicación de
grario: ETA. Entre España...
todos ellos en el secuestro, tortura y muerte de Lasa
72 El saldo de muertos atribuidos a los G A L es de 27.
y Zabala, probando que la Comandancia guipuzcoana
Puede verse una cronología de las acciones de los G A L
había sido una de las sedes centrales desde donde se
en: W O O D W O R T H , Paddy: Guerra sucia..., pp. 499­
dirigió a los G A L. Más información en: C A R C E D O ,
502. También existe un fichero elaborado por la D irec­
Diego: Sáenz de Santa María..., pp. 374-375; M IRALLES,
ción de Victimas del Terrorism o del Gobierno Vasco
Melchor y A R Q U É S , Ricardo: Amedo. El Estado..., pp.
en 2008, donde se recogen las víctimas de la primera y
155-156 y W O O D W O R T H , Paddy: Guerra sucia..., pp.
segunda «guerra sucia» desde 1975. Los últimos infor­
mes hablan de aproximadamente: 75 personas muertas
56-68.
64 Com o puede apreciarse, en los primeros actos de los
o desaparecidas y 236 heridas. Además, en 8 episodios
G A L, la presencia de miembros de las agencias de se­
resulta herido un número indeterminado de personas y
guridad del Estado fue notable. Con el paso del tiempo,
algunos casos están todavía por clarificar. En estos da­
éstos pasarían a ocupar un plano más secundario en la
tos están incluidas las víctimas de los grupos terroristas
ejecución de las acciones, centrándose, fundamental­
de extrema derecha y del G A L. L A N D A G O R O S T IZ A ,
mente, en labores de información e intendencia.
Jon Mirena: Informe: Víctimas de vulneraciones..., p. 81.
65 Más información sobre el secuestro de Marey en:
73 La propia definición o consideración de víctima del «te­
C A R C E D O , Diego: Sáenz de Santa María..., pp. 385­
rrorism o» o «de la violencia política» ha dado lugar
386; W O O D W O R T H , Paddy: Guerra sucia..., pp. 69­
a duros enfrentamientos, no sólo entre los partidos
71; M IRALLES, Melchor y A R Q U É S , Ricardo: Amedo. El
políticos, sino entre diversos colectivos de víctimas.
Estado..., pp. 63-67.
El reconocimiento público de algunas de ellas, como
66 A lo largo de su historia, los G A L dejaron un importan­
Melitón Manzanas o Luis C arrero Blanco, por citar dos
te número de víctimas y heridos que nada tenían que
de los ejemplos más polémicos, en enero de 200I, in­
ver con el colectivo de refugiados y terroristas vascos.
cluidas dentro de la Real Orden de Reconocimiento
A partir de 1984 también fueron frecuentes las deten­
Civil a las víctimas del terrorism o a título póstumo, en
ciones, por parte de la policía francesa, de muchos de
aplicación de la ley 32/1999 de 8 de octubre, generó un
los mercenarios que llevaron a cabo los atentados, lo
importante debate sobre este tema, en un momento,
que fue posibilitando conocer su relación con los miem­
no hay que olvidarlo, de fuerte tensión entre el G obier­
bros de las diferentes agencias de seguridad del Estado
no español y el Gobierno Vasco.
español. Algunos de los fallos de los G A L llegaron a
74 Aunque, evidentemente, en un sentido muy distinto al
costar la vida de sus mercenarios, como a uno de los
que ha utilizado habitualmente el nacionalismo vasco,
más destacados: Jean Pierre Cherid, que murió cuando
por ejemplo, para justificar la existencia del «Pueblo
manipulaba un artefacto explosivo que iba a colocar en
Vasco» y argumentar la constatación de la «teoría del
el coche de un miembro de ETA, el 19 de marzo de
conflicto».
75 El proyecto profundiza en tres líneas de investigación:
I984.
67 Pese a que todo hace indicar que fueron los G A L, to ­
La construcción de los discursos territoriales y las
davía no se ha probado en los tribunales. Los autores
identidades colectivas, La evolución de los elementos
materiales fueron detenidos y condenados, pero las
sociales y la Memoria de las víctimas en el País Vas­
relaciones de este asesinato con las conexiones poli­
co Contemporáneo. Grupo de Investigación de Alto
ciales del Ministerio de Interior y los G A L no han sido
Rendimiento del Sistema Universitario Vasco (IT-286),
demostradas.
dirigido por el catedrático Luis Castells Arteche.
68 Cinco años después del atentado contra Brouard -y en
teoría dos después de la desaparición de los G A L - fue
asesinado, también un 20 de noviembre, José Muguruza, cuando en compañía de otros miembros electos
de la coalición Herri Batasuna se disponía a recoger
su acta de Diputado. Este hecho causó también gran
conmoción en la sociedad vasca. A pesar de la reivin­
dicación de los G A L las sospechas se dirigieron hacia
unas misteriosas «Bases Autónomas». Finalmente fue­
ron detenidos un policía, Ángel Duce y Ricardo Sáez de
Ynestrillas.
69 C A R C E D O , Diego: Sáenz de Santa María..., p. 409.
70 Ibídem, pp. 410-412.
71 Para saber más sobre las relaciones entre España y
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