Órgano del Partido Socialista Obrero [Español ]

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DIRECCION Y ADMINISTRACION
CALLE DE TACUBA, 15 ALTOS
★
d ir e c t o r
:
MANUEL A LB A R
★
FRANQUEO CONCERTADO
PRECIO: 15 CENTAVOS
MEXICO, D. F., 1 .o DE MAYO DE 1944
AÑO lll.-NUM. 54
INDALECIO
PRIETO
EN
LA H A B A N A
AMERICA ANTE EL PROBLEMA POLITICO ESPAÑOL
Damos a continuación el testo íntegro del discurso
que Indalecio Prieto, incitado por las organizaciones
republicanas de la H abana , pronunció en el ('entro
A sturiano el día 1:5 de abril en conmemoración del X I I I
aniversario de la proclamación de la República. E l acto
fue magnífico, g el discurso de Indalecio Prieto conslitugó una pieza oratoria interesantísima que demuestra
un criterio político lleno de responsabilidad y de sen­
tido real ]dc las circunstancias. Nuestros lectores p o ­
drán juzgarlo por sí mismos.
La bondad del Círculo Republicano Español de la
Habana me permite volver a Cuba de la cual dijo Cris­
tóbal Colón ser “ la tierra más hermosa (pie ojos hu­
manos vieron” , y la gentileza del Centro Asturiano
me proporciona el honor de hablar en esta casa, rincón
de mi tierra y pedazo de mi patria. (Aplausos).
Porque a ello me obligan dolorosos circunstancias
físicas del instante, debo contener mi emoción y al conte­
ner la mía no puedo ser agente de la vuestra. Dándome
por satisfecho si lo logro, trocaré mi papel de agente
de la emoción en el de auxiliar del convencimiento.
Vais a oír la palabra de un asturiano que, por serlo,
es netamente, genuinamente español (aplausos), y vais
a oír la voz de un español (pie tiene la jactancia de
declarar, mediante estas palabras de proemio, que cree
ser intérprete del pensamiento de la mayoría de los es­
pañoles, o que, cuando menos, lo es, en forma indudable,
déla mayoría de los republicanos españoles. (Aplausos).
PALABRAS DE 1942
He hablado anteriormente dos veces en la Habana; he
pronunciado aquí otros dos discursos, uno el 2!) de mayo
de 1941 en el Teatro Auditorium, y otro el 13 de Julio
de 1942 en el Teatro de la Comedia. Eslaboné el último
discurso de los citados con el primero y voy a eslabonar
este tercero con el segundo. Tal encadenamiento, que
parece cosa baladí, constituye, sin embargo, un lujo sólo
permisible a quienes tenemos cierta firmeza de pensa­
miento.
Del discurso en el Teatro de la Comedia —que mu­
chos de vosotros recordaréis— leeré algún pasaje, lectura
casi indispensable, si no para mi propio recuerdo, para
el encadenamiento que quiero dar a mis palabras de
hoy con aquellas otras de la noche citada. En ese dis­
curso, luego de referirme a una conferencia mía de Bar­
celona en Octubre de 1938 sobre el auxilio económico de
América para la reconstrucción de España, dije: “ Pero
le queda a América otro papel igualmente fundamental
en España. Si se ha de expresar con entera libertad la
voluntad del pueblo español en orden a sus instituciones
políticas y a sus futuros gobernantes, esa expresión no
puede verificarse bajo el imperio de una tiranía, sino
en un ambiente de libertad. Para entonces propongo (pie
el plebiscito que haya de verificarse en España a fin de
determinar libremente cuáles han de ser sus instituciones
lo dirijan las naciones americanas de habla española . . .
Reclamo para ellas el derecho de ser las interventoras y
directoras del plebiscito, porque en orden a extranjerías
el español es muy susceptible, y Dios le guarde siem­
pre tal susceptibilidad, pero un cubano, un mejicano,
un uruguayo, un argentino, un colombiano, un chileno,
no es extranjero en España; allí es un hermano, un espa­
ñol más” . (Aplausos) Y, aclarando esas palabras, que veo
suscritas ahora por vuestros aplausos, añadí estas otras:
“ Ningún afán de dominación sobre vosotros hay por
parte de España. Los papeles se truecan en esta hora, y
yo veo el problema así: no que España influya en Amé­
rica, sino (pie América influya en España” .
Encontrándome en lugar excepcional para tornavoz
de estas frases mías, el día 5 de Marzo último, en Nueva
York, en discurso (pie pronuncié ou el Manhattan Center,
las recordé así: “ Si seguimos ateniéndonos a los prin­
cipios de la Carta del Atlántico, no cabría estimar mo­
ralmente lícito contribuir con la influencia de las nacio­
nes democráticas a que en España se restaurase una mo­
narquía que el pueblo repudia y odia y, desde el mismo
punto de vista, tampoco entraría en esferas de licitud
buscarle a Franco cualquier general sustituto para seguir
dirigiendo un régimen anti-liberal. Eso, lo lino y lo
otro, constituiría un traspaso de tiranía (pie no pueden
patrocinar con legitimidad las grandes potencias demo­
cráticas, pues lejos de propiciar avances políticos, lle­
varía a España a retrocesos ignominiosos. Sólo pedi­
mos algo elemental e innegable: el respeto a la voluntad
del pueblo español. Me toca recordar otro discurso que
pronuncié en la Habana, hará cosa de dos años, y en el
cual lancé la idea de que el problema español podría
resolverse mediante un plebiscito que presidieran o diri­
gieran las naciones hispano-americanas” . (Aplausos).
OBJECIONES A LA IDEA
La política es pasión, polémica, lucha, y, por tanto,,
no había de sorprenderme que surgieran objeciones a
esta idea, acaso temeraria pero inspirada por un profun­
do espíritu de fraternidad. Hace pocas semanas, suscri­
ta por cinco españoles que se consideran investidos de
la magistratura ministerial con carácter vitalicio, apare­
ció en los periódicos mejicanos una declaración de dis­
conformidad concebida en estos rotundos términos: “ Es
incomprensible la existencia de un solo hombre que se lla­
me republicano y quiera someter a su país a la experiencia
de un plebiscito” . Este republicano incomprensible soy
yo. Buena parte de mi esfuerzo de esta noche irá enca­
minado a ver si lo que dichos señores juzgan incompren­
sible es ccmprensib'e para vosotros. Con vuestros ges­
tos de ratificación o de repulsa me enteraré de vuestra
conformidad o de vuestro disentimiento. El tema, al
desarrollarlo en este salón, ante esos paisajes asturianos
pintados en el techo, evoca muy dentro de mí el recuerdo
doloroso de los sacrificios sangrientos, hechos por nuestra
Asturias en defensa de la libertad. (Aplausos).
Para hacerme comprender de vosotros debo incluir en
este punto un poco de historia, aun constándome que la
técnica de la oratoria riñe con evocaciones que pesan
como relatos fatigosos, del mismo modo que pesarán tam­
bién en mi discurso de hoy las lecturas a que voy a
apelar. Pero aun convencido de las fallas que mi oración
va a tener con evocaciones y lecturas,*las juzgo impres­
cindibles para lograr vuestra comprensión.
Soy afiliado al Partido Socialista Obrero Español
desde hace cuarenta y cinco años. Tengo, pues, la auto­
ridad suficiente para declarar en público cuáles han sido
sus errores en la política de nuestra patria.. El error
mayor en que mi partido incurrió filé cuando, por volun­
tad mayoritaria, adoptó una táctica equivocada que con
(lujo al movimiento revolucionario de octubre de 1934,
Discurso pronunciado el 15 de Abril en el
•i K n
("entro Asturiano de la c a p i t a l d
del cual todavía quedan rastros de sangre en nuestras
montañas y en nuestros valles asturianos. Porque si el
Partido Socialista Obrero Español hubiera tenido en
3933 la flexibilidad necesaria para volver a concertar con
los republicanos una coalición electoral, en iguales térmi­
nos de la que se concertó en 1931 para elegir las Cortes
Constituyentes, el Parlamento, según lo acreditaron las
cifras de* votos, habría tenido idéntica estructura a la
de las Cortes Constituyentes, es decir, un Congreso con
mayoría izquierdista, o sea que, mediante el ejercicio
tranquilo del sufragio electoral, inteligentemente diri­
gido, nos hubiéramos evitado la sangre que se vertió, prin­
cipalmente en Asturias, para hacer frente a elementos
(íerechistas que se habían adueñado del I arlamento, no
tanto por su intrepidez y su fuerza como por nuestra
estúpida desunión. (Aplausos).
LA INSENSATEZ NO PERM ITE
REMORDIMIENTOS
Aunque las modalidades del caso sean, hasta cierto
punto, distintas, es valedera análoga consideración pa­
ra lo acontecido el año 1936. En el análisis que
voy a hacer inculpando a los míos no se deslizará una
palabra, una sílaba, ni un acento de disculpa para quie­
nes se sublevaron contra la legalidad republicana. Pero
acaso la subversión se hubiera frustrado, o se habría
reducido su violencia, si el Gobierno hubiese sido reflejo
de la totalidad coalicionista de aquellas Cortes, formadas
en su mayoría por elementos de izquierda, afrontando
cuantos constituíamos la mayoría de aquel Parlamento la
responsabilidad del gobierno, en vez de dejarlo en manos
de quienes, por no creer en la sublevación, no adoptaron
medida alguna para impedirla.
No habrá, repito, un acento en disculpa de quienes,
faltando a su juramento, faltando a sagrados deberes y
con olvido de los verdaderos intereses patrios, llevaron
a España a la desolación y a la ruina, mas es justo que
nosotros nos miremos por dentro y examinemos hasta
qué punto nuestras torpezas contribuyeron a sucesos tan
teribles.
¿ Por qué digo todo esto que acaso muchos crean fuera
de ocasión? Lo digo porque el primer firmante del do­
cumento a (pie antes aludí, el verdadero redactor de él,
pues supongo (pie los cuatro restantes se han limitado a
leerlo y firmarlo y alguno quizá a suscribirlo sin leerlo,
es precisamente uno de los hombres que dentro del Par­
tido Socialista Obrero Español, por intransigencia y fa­
natismo, por creer que estábamos al borde de la revolu­
ción social, por afanes ilusorios y engañosos, empujó a
nuestro Partido a actitudes extremas de las cuales se
derivaron tamaños males. Y cuando están a la vista, muy
cercanos dentro de este ciclo histórico, acontecimientos
tan espantosos, recuso la crítica de quien así es respon­
sable. En los insensatos no cabe el remordimiento; los
insensatos son incapaces de matices delicados como los
que dibujan la responsabilidad, que muchas veces, y
cuando menos, debe mover a silencio.
Declaro aquí, ante esta concurrencia y buscando a
mis palabras el eco debido, que no estoy dispuesto, por
ninguna clase de razones, a someterme de nuevo a la
insensatez. Soy lo suficientemente maduro, como hombre
político, para enjuiciar los problemas de mi patria con
U. G. de Trabajadores de España
Partido Socialista Obrero Español
MENSAJE
Uno tras otro, a contar desde el primer año de guerra
mundial en la ltecha simbólica del Primero de Mayo y siem­
pre que se les deparó ocasión oportuna para ello, el Partido
Socialista Obrerc Español y la Unión General de Trabajado­
res de España han reiterado su fe en la victoria de la demo­
cracia y han hecho cuanto estaba a;su alcance para acelerarla.
No es desdeñable, aunque sea humildte, esa aportación inma­
terial al legro del triunfo, que no se gana sólo con fusiles.
Intervienen en la guerra factores psicológicos o espirituales
que contribuy'en al éxito en proporción equivalente, si no
mayor, a la de las acciones militares. Tal verdad, puesta de
relieve en la guerra de 1914, es de evidencia todavía mayor
en la presenté. Los soldados conquistan las victorias en las
trincheras, pero las gesta y estimula fundamentalmente la
conciencia civil, es decir, el crédito moral que acierte a ins­
pirar en la opinión pública la causa que defienden los ejér­
citos combatientes. Una larga serie de ganancias militares
obtenidas per las tropas alemanas en las campañas de 1914-18
no pudo evitar el derrumbamiento fulminante del imperio
gterirano, carente de razones ideales. Como ahora. Dominada
casi toda Europa por las fuerzas nazis, plantadas sus bande­
ras en el corazón de Francia, —que es también corazón do
Europa— y en los cuatro puntos cardinales del viejo conti­
nente, la confianza en el triunfo de las Democracias no su­
frió merma alguna 'en el ánimo de cuantos lo esperábamos,
a pesar de todo, y lo deseamos por encima do todo. En la
categoría de les que en ningún instante perdieron la fe y
la sembraron pródigamente, se cu'entan el Partido Socia­
lista Obrero Español y la Unión General de Trabajadores,
leales a su historia, a sus principios democráticos y a sus res­
ponsabilidades políticas. Jamás establecieron paralelo entré
los dos grupos de naciones en lucha, ni pensaron que la
guerra actual era una guerra de simples apetitos imperialis­
tas, ni vacilaron en proclamar qu'e el interés y las obliga­
ciones de la clase obrera estaban vinculados a la causa de
las Naciones Unidas. Lo dijeron en 1939, al ser agredida
Polonia; lo repitieron en 1940, al ser vencida Francia; lo
ratificaron en 1941, cuando Hitler invadió Rusia y los japo
rieses atacaron alevosamente a les EE. UU.; lo confirman
ahora, no para mendigar ninguna gratitud, sino para dejar
recuerdo de una conducta que no. ha sufrido eclipses. Lo
mismo que dijimos ayer decimos hoy.
# • *
No bastan a modificar esa actitud, que obedece a motivos
de conciencia, antes que de conveniencia, las decepciones en
que abunda la política’ seguida por las Naciones Unidas. Peca­
ríamos, sin embargo, de insinceros si las calláramos. Nece­
sitamos confesar sin eufemismo qu'e entre los principios polí­
ticos postulados por las NN. UU. y su aplicación a la reali­
dad media un abismo de interpretación. Cada vez que el
curso de los acontecimientos ha exigido decisiones claras,
acordes con los enunciados de la Carta dtel Atlántico —sín­
tesis de la doctrina democrática— hemos padecido una ruda
desilusión. No advertimos en la política de las NN. UU. el
trazo seguro que reclama la preparación del mundo de la
pest guerra. Stemeja más bien una política amasada de rece­
los, temerosa de sí misma, contradictoria en sus definiciones
y en sus consecuencias. A la vez que se propone libertar a
la democracia trata de ponerle ataduras, como si quisiera
paliar ccn fórmulas ambiguas tel desenlace del drama histó­
rico que planteó, hace más de vfeinte años, la aparición del
fas.ismo en el escenario social de Europa. Parece ignorarse
que el único medio eficaz para neutralizar lá violencia de qute
?, veces se cargan los pueblos es, según las experiencias do
la Historia, el de abrirle cauce, y que ningún proceso histó­
rico se interrumpe por que se lo propongan unos cuantos
hombres reunidos en mesa redonda. En vano se intentará
impedir que el dolor acumulado por los pueblos —España es
uno— que sufrieron en carne viva el ensayo totalitario tome
su justicia, que no será venganza, sino liquidación de una
cuenta que no puede quedar impagada. El fascismo, admitido
el vocablo en su acepción genérica, eligió por pretexto jus­
tificativo el peligro comunista, pero no fué en realidad —los
hechos lo han probado suficient'emente— sino una reacción
airada contra la democracia. Invocar ahora el mismo pretex­
to para sofocar el impulso de los pueblos que nacen de
nuevo a la libertad equivaldria a una paradoja desalentadora
quo tendría —convicn'e decirlo crudamente— todos los carac­
teres do una complicidad y sería tanto como burlar, en
nombre de la democracia, a la democracia misma. Si tai
ocurriera se habría combatido, una vez más, por las aparien­
cias, y a las generaciones inmediatas sfe les habría entregado
ur. porvenir tarado, prisionero de los viejos moldes en los
males se fecundó la tragedia actual. Para tan mísero beneticio no valía la pena de que millcntes de hombres sacrifi­
caran su vida por la victoria.
Del pasado totalitario no puede sobrevivir nada. No pue­
den quedar exentos de condenación sus gerifaltes, pero sus
fautores tampoco. No se comprende cómo las democracias
—y menes las democracias victoriosas— podrían contempori­
zar con aquello mismo que aspiran a destruir. El falaz argu­
mento de que la guerra, devoradora de energías, prohíbe
resolver sobre la marcha los probl'emas que surgen al paso,
es un argumento negativo que debilita el esfuerzo y mata
Ir. esperanza. Con igual razón —con igual sinrazón— que se
dice ahora ser pronto para abordarlos, se dirá mañana que
es tard'e para darles remate. Y de igual manera que se
invocan hoy las responsabilidades de la guerra, se invocarán
después las responsabilidades de la paz para evitar que los
pueblos ofendidos decidan su destino. Lo que no se hace
ahora, cuando es titempo propicio, tampoco se querrá hacer
mañana. Ese es el secreto de ciertos contrasentidos en que
abunda la conducta de los gobernantes actuales dte las
NN. UU.
*
*
l.°
DE
DE
MAYO
blemas propios— unas consideraciones que a la República le
fueron negadas? La República española nació, en un parto
que no tiene parigual en la Historia, de la libre voluntad de
les españoles. El régimen falangista surgió, ten cambio, de
la traición y el crimen. Lo apadrinaron gobiernos extran­
jeros —los mismos contra los cuales se combate ahora—, se
inspiró en doctrinas que la democracia repudia y se sostiene
mercted a una organización policíaca que tiene como funda­
mento la supresión física del discrepante. Cualquiera de esos
tres motivos bastaría para condenarlo sin apelación. Sin
embargo, los gobiernos de las NN. UU. han tenido para el
régimen falangista irnos respetos —a vteces llevados hasta
la humillación— que la República hubiera querido para st
tn los días más trágicos de su vida. Ni siquiera las últimas
medidas —tímidas y tardías— adoptadas contra el gobierno
del general Franco remedian tamaño absurdo. Lo intolerable
ten el régimen falangista no es su actitud circunstancial, sino
el régimen mismo, negación paladina de todo lo que repre­
senta, y defiende la democracia. ¿Cómo las democracias pue­
den tener por aliado a quien se proclama, con hechos y pala­
bras, enemigo de la democracia?
Más grave aún sería que las NN. UU. tomaran sobre sí
ningún?, responsabilidad en el intento de buscarle al probi'ome, político español soluciones que no sean clara expresión
del. desee de los españoles. Con ello, lejos d'e remediarse nin­
gún daño, se agravarían todos. Se habría ofendido inútil­
mente al pueblo español y se le pondría nuevamente en el
trance de combatir, por los medios que tuviera a su alcance,
ur. régimen que ño había querido. Rteiteradamente hemos
demostrado los españoles, de manera inequívoca, nuestra in­
compatibilidad ccn la monarquía y nuestra devoción por la
República, régimen por el que hemos pagado un precio dema­
siado caro para que nos avtengamos a perderlo mediante una
intriga de cancillerías. La situación actual de España, de
hora ten hora más insostenible, no puede tener por resultado
más que la restauración de la República, cuyos derechos no
han prescrito y cuya legitimidad nadie pone en duda. Resca­
tarla del secuestro en que la tienen sus agitesores es, no sola­
mente la primera y fundamental obligación de las fuerzas
republicanas, sino un propósito que debe merecter respeto y
simpatía de cuantos, sin ser españoles, se digan servidores
de la democracia. Se explica, pues, que el Partido Socialista
y la Unión General de Trabajadores se aprestaran desde el
primer instante a compartir la tarea que se impuso la Junta
Española de Liberación constituida en México el mes de
noviembre pasado. Todos los títulos exigibles para ostentar
la representación autorizada d'e la emigración republicana los
tiene la Junta Española de Liberación, que no especula con
progTamas de partido, sino que se ajusta a lo que para todos
los republicanos, cualquiera que sea su credo, debe ser
vínculo de unión: la Constitución de 1931, aspiración inme­
diata que no excluye para lo sucesivo ninguna ampliación o
reforma. Las exigirá, sin duda, la realidad española y.
desde luego, habrán de proponerlas, llegada la ocasión, el
Partido Socialista y la Unión General de Trabajadores. Pero
eso será mañana, cuando la República esté reinstalada. Hoy
non parecería un desatino que en el destierro, cuando nos
está vedado operar sobre una realidad viva, y a espaldas de
la opinión que puedan expresar en su día los españoles que
en España padecen tormento, cada organización o grupo po­
lítico quisiera imponer, ccmo punto de partida, la aceptación
de sus postulados particulares.
• • *
Para la reconstrucción moral y material del mundo de
la post guerra fiamos, principalmente, en una estrecha soli­
daridad obrera internacional que trace con criterio seguro
nuevas formas áte vida social y reclame el puesto que le
corresponde en la dirección de la política y de la economía.
Sería pueril que nos pusiéramos a dogmatizar ahora sobre
Ies problemas concretos que la post guerra traerá consigo.
Serán muchos y graves, y no todos d'e fácil solución. Pero
lo que sí se puede afirmar ya, C3 que habrán de abordarse
con una concepción socialista que supere las viejas y fraca­
sadas fórmulas del sistema capitalista. La propiedad privada,
que ten la guerra se subordina, de grado o por fuerza, a las
necesidades de la guerra misma, habrá d'e subordinarse igual­
mente a las necesidades de la paz, de suerte que un régimen
nutevo presida las relaciones económicas y morales entre los
pueblos y entre los hombres. El monstruoso sistema actual,
que niega trabajo al trabajador, priva de pan al hambriento,
abandona al desvalido y arma la mano del hermano contra
ti hermano, es un sistema condenado por la justicia, por 1
razón y por la voluntad de millones dte hombres que luchan,
precisamente, para cambiarlo. La clase obrera, que no sabe
de rivalidades nacionalistas, por las cuales muere y en las
quo nunca gana, levantará sus estandartes cuando la guterra
termine y alzará sobre las ruinas de hoy las creaciones de
mañana. Esa es la promesa do una democracia verdadera y
fecunda. Y en tel cortejo internacional, los obreros españoles
pedirán puesto preferente porque lo habrán ganado con su
sacrificio los muertos que guarda la tierra de España; con
su dolor, los que sufrieron persecución y escarnio, d'entro o
fuera de su patria; con su ejemplo, los que se batieron en
todos los frentes, navegaron en todos los mares y dieron ia
voz ote presente dondequiera que la democracia solicitó cora­
zones que la defendieran con heroísmo.
[
México, lo. de Mayo de 1944.
Por el Partido Socialista Obrero Español.
Alejandro Otero, Presidente; Manuel Albar, Secretario.
*
Por ejemplo ¿qué razones hubo ni hay para que se le
otorguen al gobierno de Franco —nos ceñiremos a los pro-
Por la Unión General de Trabajadores.
Etelarmino Tomás, Presidente; S. Vidal Rosell, Secretario.
mi propio criterio y cuando veo que censores de mi acti­
tud tienen tachas tan considerables como la de ser res­
ponsables en los acontecimientos luctuosos someramente
expuestos, rechazo su consejo, recuso sus palabras. Diré
más: no he encontrado incompatibilidad entre mis debe­
res de hombre de partido y mis deberes de español.
(Aplausos). Pero si alguna vez esa incompatibilidad se
produjera yo atendería a mis deberes de español aho­
gando mis deberes de afiliado al Partido. (Prolongados
aplausos).
¿ Por qué rechazan los seudo-jerareas supervivien­
tes de la República española un plebiscito libre? ¿Es
que la jerarquía que ostentaron y desean seguir osten­
tando, no procede de un plebiscito? ¿.Qué otra cosa sino
un plebiscito fueron las elecciones del 12 de Abril de
1931 conmemoradas hoy con emoción?
Cuando se examinan los problemas políticos hay que
colocarse.en un terreno de realidades. En la política viva
no se puede especular con teorías más o menos abstrac­
tas. Como dicen los militares, hay que pegarse al terreno,
hay que clavar los pies en tierra. Sé perfectamente —así
lo he declarado como miembro de la Junta Española de
Liberación y en calidad de tal he sido invitado a esta
magna asamblea— que el estado de derecho de España
es la República y nada más que la República, porque la
instituyó libremente el pueblo y no la ha derrocado el
pueblo sino (pie se derrumbó por efecto de una subver­
sión militar en (pie el vilipendio llegó al extremo de que
•decidieran los destinos de España dos traidores de la
humanidad, Hitler y Mussolini. (Prolongada ovación).
Ese estado de derecho subsiste y yo lo sé bien, pero
cuando apartamos la mirada de los tratados jurídicos y,
cerrando libros, nos asomamos a ventanas que dan al
campo de las realidades, nos encontramos con este hecho
innegable: (pie desde hace cinco años cumplidos no te­
nemos República y descubrimos además, en este hecho,
un aspecto muy lamentable, que si vuestra paciencia me
acompaña será objeto de examen detallado, un aspecto
tan lamentable como el de que algunas de las principales
Naciones Unidas rectoras de la guerra actual no propi
cian el restablecimiento de la República española.
(Aplausos).
CARACTER DEL PLEBISCITO
Eses factores, que teorizantes ilusos podrán desahu­
ciar de su magín, deben ser tenidos en cuenta a fin de
no incurrir en nuevas insensateces.
El plebiscito, sistema muy antiguo, alcanza a los días
esplendorosos de Grecia y tiene diversas modalidades. Las
palabras que al respecto pronuncié ante vosotros en el
Teatro de la Comedia fueron dichas con toda claridad:
el plebiscito no se puede verificar bajo ningún régimen
tiránico.
La técnica del sistema plebiscitario ha ganado mu­
cho, principalmente al verificarse aquellos plebiscitos
que se derivaron del Trata do Versalles, con el cual se
puso término a la otra espantosa guerra mundial.
Si se fuera a hacer el plebiscito estando Franco en
el palacio del Pardo rodeado de sil guardia de honor,
mora para ultraje de la sangre hispana, (aplausos) y
utilizando como agentes gubernativos a esos núcleos de
asesinos infectos (pie constituyen Falange Española
(aplausos), revestiría caracteres grotescos como los de
aquel plebiscito con que el general Miguel Primo de Ri­
vera quiso ratificar ante la conciencia universal el acto
de fuerza realizado por él, bajo la complicidad de Alfon­
so X III, para destruir el régimen constitucional de Es­
paña. Nadie aspira a plebiscito semejante.
Hay que distinguir entre esos plebiscitos, llamados
de ratificación, en que un déspota apela a comedias eomieiales para dar la sensación de (pie el pueblo está
con él, y los plebiscitos de iniciativa popular, los ple­
biscitos libres. Cuando el plebiscito ha de adquirir con
plena sinceridad estos caracteres, no se puede verificar
bajo el imperio de una tiranía. Así quedó dicho por mí,
y así lo ratifico y lo aclaro hoy.
Los últimos plebiscitos que registra la historia con­
temporánea, son, en orden a magnitud, los de la Alta
Silesia y de la cuenca del Sarre. Estos plebiscitos,
que derivan de cláusulas del Tratado que se suscribió
en el Salón de los Espejos del Palacio de Versalles, no
fueron siquiera regidos por las autoridades que provi­
sionalmente gobernaban aquellos territorios. Los plebis­
citos imparciales se verifican bajo la dirección de un
organismo internacional y superestatal que, neutrali­
zando la acción de los tiranos, garantiza la expresión
de la voluntad del pueblo. Al amparo de esta doctrina
levanté mi voz en la Habana en 1942 y la vuelvo a
levantar hoy, para decir (pie el organismo internado
nal superestatal puede hallarse constituido por cubanos,
mejicanos, chilenos, uruguayos . . ., por hermanos de raza,
los españoles de América. (Aplausos).
Apelo al eminente estadista europeo Jorge Scells,
que ha estudiado muchos problemas de todas las partes
del mundo y a quien, por cierto, se debe uno de los estu­
dios más completos sobre el trato negrero en las
Indias de Castilla. Este catedrático, especializado en las
doctrinas y procedimientos de la Sociedad de Naciones,
ha, dicho, hablando de progresos del sistema plebiscita­
rio, lo que sigue: “ Correctamente reglamentada y utili­
zada, la consulta popular constituye un procedimiento de
gobierno directo y proporciona un criterio definitivo
de la voluntad de las mayorías.” Después, el ilustre pro­
fesor de la Universidad de París y del Instituto de
Altor, Estudios Internacionales, ha escrito: “ Deben ser
(los plebiscitos) expresión libre de la voluntad de las
colectividades interesadas y su resultado no puede ser
obtenido sino por la organización de una autoridad in­
ternacional y superestatal, que, sustituyendo a las auto­
ridades, reúna en su mano durante el período plebisci­
tario, todos los poderes gubernativos, administrativos y
judiciales.” El organismo que yo propongo, y que apa­
rece simplemente esbozado en recientes palabras del Se­
cretario de Estado de la gran República norteamerica­
na, Mr. Cordell Ilull, ha de asumir todas las funciones
gubernativas y arrancar hasta el último rastrojo de la
tiranía. Claro es que el plebiscito que yo deseo y sobre
el cual vengo nuevamente a predicar aquí, —donde me
pueden oír oídos sagaces y generosos propensos a reco­
ger la idea—, es un plebiscito libre, (pie requiere, ade
más de arrancar de cuajo toda la organización tiránica
de España, la amnistía previa para los presos políticos y
también para cuantos estamos en exilio y reclamamos
el derecho a volver a nuestra patria. (Aplausos).
UN PENSAMIENTO DE MARTI
Aunque varias negativas oficiosas afirmen lo contrario,
una potencia europea ansia que vuelva a levantarse en
P A G IN A 2
ADELANTE
Madrid el trono de San Fernando y que lo ocupe cierto anterior la alusión a España. España pertenece a la
mozo, menguado de inteligencia pero muy sumiso a una Europa sudoccidental. Las palabras leídas constituyen,
Corte extranjera. Como español lo rechazo. (Aplausos). a mi modo de ver, muy claro anuncio por parte de los Es­
Discurramos sobre esta hipótesis y demos por supuesto, tados Unidos de intervenir en Europa, y consiguiente
que, al amparo del triunfo de las naciones aliadas, mente en España. ¿A título de qué? Yp se ha dicho; a
título de impedir el caos y evitar el desorden. El moti
triunfo que yo deseo ardientemente, ese intento se rea
lice bajo presión exterior, no por voluntad española. Si vo encierra un sentido humanitario que no puede negar­
se instaurase la monarquía, el pueblo español, no con­ se, pero yo digo aquí, cerca de la costa norteamericana,
forme con tal solución, se rebelaría contra ella, y enton­ que no son sólo naciones aliadas los Estados Unidos y
ces otra guerra civil estallaría en España para derro­ Gran Bretaña, que hay en este Continente catorce na­
car el régimen impuesto por voluntades extrañas. Y ciones de habla española que figuran en el consorcio de
bien, amigos, ¿no estamos todos los españoles en la sa­ Naciones Unidas, más otras cinco que han roto sus re­
grada obligación de evitar una nueva guerra? ¡Ah!, si laciones con el Eje y que si una intervención en terri­
estallara, yo no desertaría del deber; estaría en las torio español fuere indispensable para evitar el caos y
filas de quienes combatieran un régimen instituido por contener el desorden, recibiríamos, si así fuese menester,
presiones extranjeras en nuestra patria. Si la monar­ con los brazos abiertos, a naciones de nuestra habla, de
quía, como dicen sus voceros, convocara a unas eleccio­ nuestra raza, de nuestra sangre. (Aplausos).
nes, ese sí sería un plebiscito de ratificación, un plebis­
Añade finalmente, en la parte que a mí me interesa,
cito de coacción, porque al verificarse bajo la presión el discurso del Sr. Cordell IIull: “ Abrigamos confianza,
del Poder público, que nunca es escasa en parte alguna, fe profunda, en el período en que se podrá desempeñar
podría aplastar la voluntad del pueblo español. El ple­ una gran labor democrática en Europa. Su liberación
biscito sería ineludible si la monarquía, para acomo­ del yugo alemán, dará a los pueblos de Europa, una
darse a los tiempos, quisiera enmarcarse en el cuadro magnífica oportunidad para satisfacer sus aspiracioncconstitucional. El pueblo español, violentado de tal ma­ democráticas, tanto para crear instituciones democráti­
nera, se lanzaría a la calle. Yo estaría con él. Pero s¡ cas de su propia elección como para establecer una de­
hay un medio de evitar esa contienda, mi responsabi­ mocracia social y económica sobre la cual debe descan­
lidad, pese a objeciones insensatas, me induce a procu­ sar la democracia política. Conviene a nuestros intere­
rarlo. De ahí que proponga el plebiscito dirigido por ses nacionales estimular el establecimiento en Europa
las naciones hispano-americauas. (Aplausos).
de gobiernos fuertes, progresistas y populares, que se
A veces topo en el áspero camino de la política con vo­ dediquen, como el nuestro, a mejorar el bienestar social
ces de ultratumba que me confortan. Así, al medir las del pueblo en general, gobiernos que se unirán al es­
objeciones que se oponen a mi idea y al recordar los fuerzo común de las naciones para crear las condiciones
antecedentes de quienes las formulan, he encontrado, de una paz duradera y fomentar el aumento de la pro­
para mi consuelo, un texto que voy a silabear despacio, ducción, el empleo y el intercambio y consumo de artícu­
complacidamente. Helo aquí: “ Sólo sirve dignamente a los, bases esenciales de la libertad y bienestar de todos
la libertad el que, a riesgo de ser tomado por su enemi­ los pueblos.”
go, la preserva sin temblar de los que la comprometen
Principio tan claramente definido en esas palabras
con sus errores.” Eso escribió José Martí, el vuestro > resulta, desde luego, incompatible con la subsistencia de
el nuestro. (Grandes aplausos).
relaciones diplomáticas con el general Franco. Es una
contradicción que ningún ardid polémico de la diplo­
DOS DOCUMENTOS DE CORDELL HULL
macia podrá justificar. Si el control resulta indispen­
sable, si lo juzgan ineludible las potencias directoras de
Ahora, amigos, —ya dije que contaba con vuestra las Naciones Unidas en guerra contra la opresión, yo
paciencia y os pido dispensa por el abuso que de ella vengo a reclamar aquí, y perdonad mi machaconeria,
haga— examinaré, pues quiero que esta velada cons­ que lo deleguen en las naciones de habla española que
tituya lección para todos, incluso para mí, la actitud de también son naciones aliadas en lucha contra la oprc
alguna o algunas de las grandes potencias directoras
de la causa aliada, a las cuales desde primera hora, sin sión y el despotismo. (Aplausos).
Se actúa sobre un estado de espíritu que no puedo
alternativas y sin reservas, tengo prestada mi más entu­
negar;
se actúa sobre el estado de espíritu de elementos
siasta adhesión. Para examinarla utilizaré documen­
tos muy actuales. Soy primordialmente, más que un españoles que temen la venganza del pueblo. No desco­
tribuno y mucho más que un gobernante, un periodis­ nozco el fundamento de ese temor, lo tiene, desgracia
ta. La actualidad me atrae. No revolveré, pues, viejos (lamente, habiendo nacido de la represión sangrienta (pie
papeles. Voy a analizar dos documentos tan recientes viene desplegándose durante cinco años después de con­
como autorizados, los dos procedentes del Secretario de cluida la guerra, sin que en un solo momento haya des
Estado de la República norteamericana, Mr. Cordell garrado las negruras del rencor la luz gloriosa de la
piedad, esencia del alma cristiana. (Aplausos).
IIull.
Mas, reconociendo el fundamento de este temor, no
Uno de esos documentos es el memorándum de dieci­ puedo admitir que los partidos republicanos españoles,
siete puntos, que dicho gobernante lanzo a la publicidad, los que establecieron la República, los que la organi­
el 21 de Marzo último y otro el discuto que pronunció zaron, los que la defendieron con las armas en la mam.
hace seis días, el domingo. Aunque está de más, he de
vayan a ser instrumento de venganza. En nombre de
decir que procederé al análisis de ambas declaraciones todos ellos, recogiendo su estado de conciencia ilumina­
con todo respeto para la persona de Mr. Cordell Hull, do por intensa claridad humana, digo que los partidos
aureolada por la ancianidad, con todo respeto también republicanos si volvieran, como volverán, al Poder, no
para la representación gubernativa que ostenta y con serán en España instrumento de venganza. Pero tampo­
tanto o mayor respeto para la nación en cuyo nombre co de impunidad. Llevarán por lema la justicia plasma­
habla.
da en la ley. (Grandes aplausos).
Comenzaré mi análisis por el último documento, por
Al llegar aquí recuerdo una entrevista emocionante
el discurso del domingo. El Sr. Cordell Hull —lie traído de semanas atrás en Nueva York, con un anciano octo
copiados los pasajes, porque aunque mi memoria sea fe­ genario. Trémulas las manos, .llorosos los ojos, vacilan­
liz no he querido fiarme de síntesis (¡ue pudieran de­ tes los labios, agarándose a mis brazos me decía: “ ¡Jus­
formar los pensamientos del estadista norteamericano— ticia, Prieto, justicia.” Era el padre del poeta Federico
dijo el 9 de Abril: “ Nos hemos apartado de la descui­ García Lorca vilmente asesinado en Granada. (Grandes
dada tolerancia hacia las instituciones perversas para aplausos).
llegar al convencimiento de que los gob ernos libres y los
gobiernos nazis y fascistas no pueden existir juntos en
UN PROGRAMA YA RECOGIDO POR LA
este mundo, pues la misma índole de los últimos les
CONSTITUCION REPUBLICANA
exige ser agresores y la índole de los primeros les expone,
con demasiada frecuencia, a traidores y bien preparados
Terminado el examen del discurso que Mr. Cordell
planes de ataque.”
Hull pronunciara el domingo último, analizaremos al­
El pasaje envuelve muy preciosa confesión. Ha habi­ gunos puntos de su memorándum del 21 de marzo.
Está claro que España se encuentra bajo el yugo
do por parte del Gobierno de los Estados Unidos una
descuidada tolerancia con los regímenes perversos. Y yo alemán sean cualesquiera las protestas que hoy formu­
pregunto llanamente, entregando la pregunta a vuestra len en contra sus gobernantes, que deben el gobierno
conciencia, ¿ no es perverso el régimen de Franco ? ¿ Hasta a Ilitler. Ni en nombre propio ni en nombre de nadie,
cuándo va a seguir la tolerancia con ese régimen? mendigo el Poder de naciones extrañas. España se ofre­
ce a la causa de la democracia, se ofrece a la causa de
(Aplausos).
Más adelante, el eminente ministro norteamericano la paz mundial, se ofrece a la fraternidad universal,
dice: “ No podemos consentir ya que esos países pero ese ofrecimiento sólo puede ser sincero, saliendo a
(alude a los que se titulan neutrales) se valgan gritos de nuestros pechos, del pecho de republicanos es­
de los recursos del mundo aliado y a la vez contribuyan pañoles y no de los labios miserables de ese traidorzuelo
a la muerte de los soldados, cuyo sacrificio coadyuva a su llamado Francisco Franco. (Aplausos).
El memorándum dice en su punto número cuatro:
salvación, lo mismo que a la nuestra. Hemos respetado es­
“ Diferencias políticas (pie constituyan una amenaza a
crupulosamente la soberanía de esos países, no he
mos hecho coacción sobre ningún país, ni la ejercere­ la paz del mundo habrán de ser sometidas a organis­
mos, para que se unan a nosotros en la lucha. Hemos mos que aplicarán las medidas de discusión, negocia­
dicho a esos países que ya no es necesario que compren ción, conciliación y buenos oficios.” Es decir (pie el señor
la protección contra los agresores, suministrando ayuda a Cordell Hull esboza, aunque sin firmeza en los trazos,
nuestro enemigo, bien al permitir que agentes oficiales un organismo superestatal. Es el organismo superestaalemanes lleven a la práctica su actividad de espionaje tal que yo deseo, pero constituido por naciones ameri­
contra los aliados dentro de las fronteras neutrales, o al canas de habla española.
Cordell Hull, en el punto doce, dice: “ El compro­
enviar a Alemania los ingredientes necesarios del acero
que mata a nuestros soldados o al consentir que trabaja­ miso contraído en la Carta del Atlántico, consiste en
dores altamente adiestrados y fábricas suministren pro­ crear un sistema que dé a cada nación, grande o peque­
ductos que no pueden salir ya de las humeantes ruinas de- ña, mayores seguridades de una paz estable, y mayores
las factorías alemanas. Solamente les pedimos, pero con oportunidades para un progreso material. Pero este com­
promiso implica el deber de cada nación de demostrar
insistencia, que cesen de ayudar a nuestro enemigo.”
La alusión a España es perfectamente clara. Dentro su capacidad para tener un gobierno estable y progre­
de España, según acusaciones de los Gobiernos de Lon­ sista, de cumplir escrupulosamente sus deberes con otras
dres y Washington, ha actuado y actúa el espionaje ale­ naciones, de no resolver sus diferencias y querellas in­
mán. Pero más claramente se advierte la alusión en lo ternacionales sino por métodos pacíficos y de contribuir
que pudiéramos llamar, con un poco de sarcasmo, la “ ba­ plenamente al sostenimiento de una paz duradera” .
Este programa quedó plasmado no sólo en palabras,
talla del tungsteno” . España está proporcionando a Ale­
mania el tungsteno para endurecer el acero que mata a sino en hechos por parte de la República española.
los soldados aliados. Se le ha pedido con insistencia que Nadie en el mundo podrá levantar su voz para acusar a
cese en esa ayuda cómplice, alevosa y cobarde. ¿Hasta nuestra República del más leve incumplimiento de tales
cuándo va a durar tal insistencia? ¿Hasta el momento en compromisos. Y cuando alguien quiera buscar textos
que, invadido el territorio francés por las tropas aliadas, constitucionales por el mundo entero sobre la asunción de
no le sea posible ya a Franco facilitar a través de Fran­ compromisos de este género, no los encontrará tan ro­
cia el wolfranio necesario para endurecer el acero alemán tundos y tan claros como en nuestra Constitución de
que mata a los soldados americanos ? Cuando llega a se­ 1931, que la Junta Española de Liberación tremola por
mejantes límites, la insistencia carece de gallardía, y bandera. Su artículo sexto dice: “ España renuncia a la
aparenta manifestación de solidaridad con Franco, tira­ guerra como instrumen(to de política nacional” . El
no tan repugnante, tan sangriento y más odioso que Hi- artículo séptimo agrega: ‘“ El Estado español acatará
las normas universales del Derecho internacional incor­
tler y Mussolini. (Aplausos).
porándolas a su Derecho positivo.”
Eso hizo la República, y cuando buscó el amparo
JUSTICIA SIN VENGANZA NI IMPUNIDAD
de las democracias, se encontró en el más terrible y
Vuelvo sobre; palabras de Mr. Cordell IIull: “ Al angustioso de los aislamientos. No se le proporcionaron
mirar el mapa de Europa, ciertas cosas me parecen de armas para defenderse. Se toleró su aplastamiento bajo
una claridad meridiana. En tanto que los nazis caen el peso militar de los tiranos europeos que luego, enva­
presa de la derrota, inevitablemente dejarán tras necidos justamente por la cobardía de las naciones de­
ellos, en Alemania y en los países satélites de la Europa mocráticas, hollaron también el territorio sagrado de
sudoccidental, una herencia de confusión. Es esencial esas naciones, (aplausos), sagrado, sí, pero no más que
que nosotros y nuestros aliados establezcamos los con­ el territorio de nuestra España, de nuestra amada pa­
troles necesarios para implantar el orden en el caos a la tria. (Aplausos).
mayor brevedad posible y que hagamos cuanto podamos
En el punto diez y seis de su memorándum declara
para evitar que ese caos se propague a los países ocu­ Cordell Hull: “ No hay manera más segura, para hom­
pados por los alemanes en la Europa oriental y occiden­ bres y naciones, de mostrarse dignos de la libertad, que
tal, mientras esos países se hallan en el proceso de res­ luchar para su conservación, como mejor puedan, con
tablecer sus gobiernos y de reparar las atrocidades más tra aquellos que pretendan destruirla para todos. To­
brutales de la guerra. En caso de que la confusión se dos los pueblos que aman la libertad y los que aspiran
propagase por Europa, sería difícil recalcar bastante la a ella, jamás se vieron enfrentados con deber tan evi­
gravedad del desastre que seguiría. Consecuentemente, dente como el de luchar contra sus enemigos. Todos los
para nosotros, para el mundo y para los países afecta­ pueblos que, por ostentar el respeto debido a las opi
dos, el establecimiento de una Europa estable debe ser ilíones de la humanidad, están calificados para asumir
meta inmediata de la política aliada.”
y desempeñar las responsabilidades de la libertad, tie­
Muy sobrio será mi comentario. No puedo aplicar la nen derecho a disfrutar de la misma” .
misma sobriedad, sin riesgo de quebrantar la integri­
Pues yo sostengo, con palabra mesurada, que quie­
dad de los textos, a las lecturas que acompañan mi di­ nes primeramente cumplieron ese deber fuimos ios re­
sertación. En ese párrafo aparece más clara que en el publicanos españoles y que entre quienes ahora defien­
1.0 DE M A Y O
DE 1944
den los mismos principios, que en nuestro territorio resul­ instrumento en la expresión de la voluntad del pueblo
taron pisoteados merced al aislamiento cobarde de las español. Frente al general Franco, la Junta Española
democracias, habrá si acaso, y no lo niego, porque no de Liberación opone otro candidato: el pueblo español;
niego el heroísmo ajeno, quienes igualen el heroísmo de frente al general Gómez Jordana, posible sustituto de
los republicanos españoles, pero superarlo, no, porque Franco, nosotros oponemos el pueblo español, y frente
no hay en el mundo quien lo supere. (Aplausos).
al infante Juan, patrocínelo quien lo ¡latrocine, nos­
•Se combate la opresión, se quiere abolir la tira­ otros oponemos la voluntad sagrada del pueblo español
nía . . . ¿Quién ¡Hiede negar que subsisten opresión y ti­ ■(Grandes aplausos).
ranía dentro de España ? En España no existe libertad
Y conste, frente a aquellos, de unas u otras latitudes,
política; no hay más partido político que Falange. En que han dicho que nosotros representamos la anti EspaEspaña no existe libertad sindical; no hay más sindi­ ña, que queremos salvar el espíritu español, el legítimo
catos autorizados por la ley que los falangistas. En espíritu español, saturado de libertad y enemigo natu­
España no hay libertad religiosa, no ya la (¡ue instituyó, ral de las tiranías. No mendigamos el Gobierno ante nadie,
incorporándose al moderno derecho de gentes, la Repú­ por poderoso que sea, por grande que sea su influencia.
blica, sino ni siquiera la menguada tolerancia de cultos ¡Sólo exigimos respeto para la ciudadanía española. Pro­
que consintió la monarquía. No hay más Iglesia que la fesamos amistad a las democracias, pero queremos una
católica.
amistad correspondida. En esto también he encontrado
Si ello es así y no se quiere ya mantener el descuido entre mis lecturas un texto cubano; dice: “ No somos
de entenderse con regímenes perversos, ¿qué explica­ enemigos, somos amigos de los Estados Unidos, pero
ción tienen los lazos de amistad con el general Franco
queremos esa amistad a base de la amistad, no del tu ­
Ninguna. Cuando se discute, en la más grotesca de las tela je.”
contiendas diplomáticas, si son o no españoles los com­
Así dijo hace casi once años, en Septiembre de 1933,
ponentes de la División Azul, se ignora, o se finge igno­ quien hoy es Presidente de la República de Cuba, el ge­
rar, que ningún ciudadano español puede incorporarse neral Fulgencio Batista,, cuyo nombre no puedo pro­
a ejércitos extranjeros so pena de perder su nacionali­ nunciar sin emoción ante esta multitud compuesta de
dad española. ¿ Cómo se explica, por ejemplo, que haya españoles que gozan de la generosidad cubana y ante
sido arrancada el acta de mi nacimiento del Registro Civil cubanos cuyos corazones laten al unísono del nuestro.
de Oviedo y la fe de mi bautismo en la sacristía de la No puedo pronunciar el nombre de Fulgencio Batista
parroquia de San Isidoro, por ser yo un defensor de la sin envolverlo en palabras de gratitud entrañable, por­
libertad y que, encima de no ser privados de la nacio­ que yo que lo sé bien, puedo decir hoy que merced a la
nalidad española ninguno de los componentes de la Di­ acción personalísiina y plenamente generosa del Presi­
visión Azul, se les reciba con discursos encomiásticos dente de vuestra República, salvaron su vida algunos
y se les condecore por haber violado la ley? (Aplausos). españoles que la tenían en inminente peligro. Os pido
que os asociéis a mis palabras y ratifiquéis esta gratitud
GRATITUD AL PRESIDENTE BATISTA
nuestra. (Puesto en pie, el público se adhiere a la ¡impo­
Os haré, amigos y compañeros que con tanta aten­ sición con prolongadísima salva de aplausos).
¡ Quién sabe cómo podrá favorecernos todavía la visión
ción me escucháis, una triste confesión, que no ofrece no­
vedad pero que debe vivir en nuestro recuerdo. En la de ese hombre modesto e inteligente, hijo del pueblo, en
guerra de España las tiranías se solidarizaron contra cuya conversación me he deleitado al oirle, salpicándolo
nuestra República, mientras que las democracias nos con frases plenas de sentimiento humano, el relato de los
abandonaron traidoramente . . . (Se inicia una ovación, sinsabores y de las miserias de su infancia que tanto
que detiene el orador con estas palabras: ¡Callad! se parece a la mía! La similitud entre nuestras vidas
¡ Oídme!) A pesar de ese pecado que yo califico con pala­ llega a la coincidencia singularísima de haber encontra­
bra quizá excesiva, a pesar de ese pecado, los republica­ do ambos en el arte taquigráfico la redención económica.
nos españoles seguimos siendo, porque ello está dentro ¡Quién sabe si en el período, ya'curto, que le resta de
de nuestro corazón, los más ardientes, los más sinceros, mandato, el general Batista ofrecerá a la causa de la
los más entusiastas seguidores de la bandera de la de­ libertad española nuevos e inestimables servicios! Haga­
mos votos porque así sea y porque oíros estadistas hispa
mocracia que las naciones unidas hacen ondear.
Desertaron entonces las'democracias. .¿Desertarán noamericanos le secunden y además, porque otros no se
también ahora? He ahí la pregunta angustiosa que a interpongan en su camino generoso.
La República española fué consecuencia natural de
diario me hago. Esperamos que no. Esperamos que los
principios de la Carta del Atlántico no naufraguen, como un estado de conciencia del pueblo español. Nadie ¡ H i e ­
naufragó el acorazado “ Príncipe de Gales” , sobre cuya de atribuirse para sí ni para grupo alguno la gloria
cubierta se suscribió; esliéramos que las palabras prome- de haber creado ese estado de conciencia. Ello fué obra
tedoras de los dos jefes de las grandes democracias de de todo el pueblo. Menos que nadie podrían atribuirse
semejantes títulos, por preclaras que fueran sus inteli­
Europa y América lleguen a ser realidad; esperamos tam
bién que los hechos se ajusten a las palabras elocuentes gencias, quienes se incorporaron a última hora a las filas
de Cordell Hull, porque si el ajuste no se verificara, los republicanas. El estado de conciencia republicana en
republicanos españoles tendríamos que agachar definiti­ España exigió un trayecto muy largo, erizado de sacri­
vamente la cabeza y, dejando que las lágrimas asomaran ficios. No pronunciaré nombres de patricios excelsos
que están en la memoria de todos, aunque me sentiría
a nuestros ojos, exclamar: ¡No hay redención!
No olvido que he venido aquí invitado como miembro en libertad de proclamarlos, porque ya la tierra cubre
de la Junta Española de Liberación. No haré su panegíri­ sus huesos. Debemos respetar ese estado de conciencia,
co. Sólo os diré (pie la Junta Española de Liberación no debemos ser instrumento desde América de ese estado
cierra el paso a los más amplios ideales, sean quienes de conciencia, que —yo os aseguro— no se ha debilitado
sean los que los profesan. La Junta establece como punte con fusilamientos, prisiones y destierros.
de partida y'como fundamento jurídico, los principios
Aquí, amigos, termina mi lección, si permitías que le
de la Constitución de 1931, que el pueblo votó y que no dé ese nombre. Vuelvo a darme cuenta del lugar donde
ha sido legítimamente derogada, poro cuando España sea hablo, vuelvo a recrear mi mirada en esos paisajes ma­
libre, cuando la República vuelva a erguirse, todos los ravillosos de Asturias, de la cual, hace muchos años, más
partidos quedan, dentro de la esfera legal, en libertad de cincuenta, me expulsó la miseria, empujándome haabsoluta de propagar sus respectivos programas para dar c.a otras tierras; pero a la que nunca olvidé. Evocad
a la Tercera República la estructura que mejor se aco­ vosotros conmigo esos mismos paisajes: las altas monta­
mode a las fórmulas mundiales que el triunfo de Jas ñas hendiendo con sus cimas agudas las nubes plomi­
Naciones Unidas nos depare. La Junta es una coalición zas, el mar bravio rugiendo al pie y salpicando de espu­
de partidos que representan la voluntad de la mayoría ma los riscos, mientras el eco de la gaita, difundiéndose
de los españoles. El órgano parlamentario es fuente por los valles, rebota en las faldas de los agrestes mon­
directa de la voluntad del pueblo. Pues bien, os mani­ tes . . . En las cumbres de esas montañas hay todavía
fiesto que, consultados los di ¡Hitados de las últimas Cor­ asturianos, de los nuestros, que desde hace siete años,
tes, que están en libertad de evacuar su consulta, la ma­ sin abandonar las armas que la República les dió, si­
yoría prestó su adhesión a la Junta Española de Libe­ guen defendiendo la libertad. Decidles conmigo, ¡«ara
ración. Esta no es una candidatura formada por unos que a través del mar les lleguen por ondas invisibles
nombres contra otros nombres. Nada de eso. Sería mez
nuestras palabras emocionadas:
quino, imbécil, insensato ante la gravedad de las cir­
¡Guerrilleros de Asturias, salud ! ¡ Gamaradas, hasta
cunstancias, oponer nombres contra nombres. La Ju n ­ pronto! (El público, en pie, prorrumpe en ovación que se
ta Española de Liberación únicamente quiere ser prolonga ¡mr espacio de varios minutos).
Lo que opinan sobre el discurso
dos escritores españoles
ENRIQUE LOPEZ ALARCON
Artículo leído en la Hora Radial,
por España y por la Democracia
te dialéctica hizo la disección respetuosamente de las
palabras de Cordell Hull y agrupando matices escalo­
nadamente y dando orden lógico a los diversos aspectos
del razonamiento del político americano, fué directa­
mente a la conclusión de la evidencia de la conducta
aliada en relación con el régimen de Franco. El secre
tario Hull conoce que Franco no es neutral; hace pa­
tente que Franco no puede ser indiferente ni pasivo en
la lucha en Europa; acusa el temor de que el momento
de la invasión pueda desatar los elementos en una
ocasión que Franco estime propicia contra las tropas
que invadan el continente desde el mar; recuerda Hull,
y los tiene muy presentes, los ligamentos (¡ue en el caso
de que tuviera Franco voluntad democrática la encade­
narían, frustrándole todo intento de cambio de postu­
ra política . . . Sin embargo, no aparece en ninguno
de los párrafos del Secretario americano una amenaza,
ni siquiera condicional, que sea resolutoria de la con­
ducta franquista; ni una amenaza, ni siquiera una pro­
fecía grave para un futuro militar. La dulzura, la resig­
nación y la suavidad que tuvieron las democracias en
Munich ha corrido a través del Foreign Office hasta la
Cancillería americana, le ha limado las uñas y le ha
enervado las disposiciones hacia la acción. Esta parte
del discurso de Indalecio Prieto, la confirmación doctri­
nal, se desarrolló dentro de una mesura tan discreta
que el público iba en su esperanza un poquitín más allá
de la meta (¡ue se proponía el orador. Porque la multi­
tud, por el hecho de ser múltiple y varia, no reconoce
las cortapisas que reconoce un parlamentario que perora
y que no ha de exponer sino las premisas del gran
silogismo aplastante,
Ocupaba los espléndidos salones del Centro As­
turiano una muchedumbre rayana en las 4.000 perso­
nas, cuando Indalecio Prieto (lió comienzo a su confe­
rencia conmemorativa de la proclamación de la Repú­
blica española en Abril de 1931. Público tan numero­
so —inusitado en los actos políticos de la Habana— si­
guió ^al brillante tribuno español con un fervor, con una
atención y con un respeto realmente impresionantes; las
ovaciones cerradas abrumaban la oración política, ver­
dadera pieza de oratoria parlamentaria de gran estilo
e interrumpían con demasiada frecuencia al orador, el
que en más de una ocasión impuso silencio a la vehe­
mencia del auditorio para que pudiera oír el resumen
o la moraleja final de un razonamiento polémico qut
los aplausos hubieran borrado. El público se refrenaba
y después, a su tiempo, estallaba en una ovación deli­
rante. Y en el emocionado epílogo del discurso —por
tantos conceptos memorable— a la voz de Indalecio
Prieto se levantó entre aclamaciones para vitorear lar­
gamente, cordialmente, al Honorable Presidente de la
República cubana, general Batista, el gran amigo del
español republicano, contenido hasta hoy por conside­
raciones de alta política y exigencias diplomáticas . . .
hasta hoy’ y tal vez no m ás.. . porque en el amanecer
de la democracia apuntan destellos (¡ue claramente acu­
san e iluminan un esplendoroso mediodía de favor para
el porvenir de los republicanos españoles. En el párra­
fo más conmovedor de la confirmación de su discurso,
al relatar la entrevista, (¡ue será histórica, entre el ora­
La otra mitad de su magnífica oración la consagró
dor y el Presidente de Cuba, expuso Indalecio con frase
Prieto
a estudiar la naturaleza y efectos del plebiscito
caldeada por la emoción, cómo el general ilustre, líder
de la libertad cubana, se condolía de no haber podido que ha propuesto como medio de resolver el problema
hasta hoy dar suelta a su espontáneo sentimiento cor­ español. Al diferenciar el plebiscito de elección del pie
dial con que ayudara ansias anhelantes del pueblo de biscito de confirmación recordó la necesidad de que,
allá y de aquí, del cual procede, entre el que ha naci­ como antecedente de la votación plebiscitaria, se impo­
do y vivió de adolescente y de lo que se ufana y enorgu­ ne la necesidad de adoptar una potestad, de imponer
llece Batista como del más claro y limpio timbre de su un poder que garantice la libertad absoluta y completa
ejecutoria de soldado de la democracia universal. . . para la propaganda de aquello que ha de ser votado y
soldado de la democracia (¡ue no retrocede ante el pano­ para la emisión del sufragio por aquellos que han de vo­
tar plebiscitariamente. ¿Qué sistema ha de adoptarse
rama revolucionario.
para conseguir este doble fin? No hay más que uno.
Confiar la dirección y tramitación completa del tal ple­
La bien probada habilidad del ilustre parlamentario biscito a una representación de los ¡mises americanos de
español le hizo trazar su discurso a modo de maestro de habla española.
No fueron precisas razones para que se ¡insiera en
la polémica. Consagró la narración al comentario de las
declaraciones del Secretario de Estado de Norteamé- ebullición el entusiasmo del caudaloso auditorio. El nom­
ca en las dos etapas en que subdividió la exteriorizaeión bre de la América latina, las menciones de la Repúbli­
de su pensamiento sobre política internacional. Los fa­ ca de México y el recuerdo de la voluntad presidencial
mosos diez y siete puntos y las últimas declaraciones de Cuba fueron señales de repetidas ovaciones cerradas.
Con un párrafo de gran elocuencia y elevación retóhechas ante representantes de las Cámaras. Con tajan-
l.° DE M A Y O
DE 1944
a recordó a la vista de los detalles ornamentales y artís•I.-OS del salón el calvario de Asturias mártir. El mismo
•rordó enternecido a su pueblo natal en tierra astur.
Ven un apostrofe enardecido, en una imprecación a
' lio mayor rememoró (pie en las montañas nativas, ma­
mas, inmarcesibles en el recuerdo, había centenares
.le mozos, de hombres invictos endurecidos en la ludia
imr la libertad (pie mantenían aún encendida y vibrante
ducha contra la reacción y la tiranía que azota, escar­
nece y avergüenza el nombre de España popular. No
mzü otro tema porque ya se ha dicho que la oración
magnífica, dicha por un republicano español en el más
-pañol de los recintos de la Habana fue una pieza
mirliimentaría polémica dotada de la más sutil liabili!ad política.
Indalecio Prieto subió el sábado lñ de Abril a la tri:una de la casa astur aquejado de una dolencia física
pie le atormentaba con los más agudos dolores.
Habló durante dos horas.
ANTONIO
ORTEGA
Impresión publicada en
la revista 44 Bohemia ’ ’
Pna de las voces más autorizadas —tal vez la más
autorizada desde el punto de vista político— con que
uenta la España republicana en el destierro, es la de
don Indalecio Prieto. Se podrá disentir de su manera
te pensar o estar conforme con la misma. Podremos
aceptar sus razonamientos o rechazarlos. Pero nadie que
se encuentre en su entero juicio es capaz de poner en
inda la madurez política, la llana sensatez y el acen­
sado españolismo de este hombre insigne. Don Indalecio
U sido y es una persona combativa. No es de los que
s> muerden la lengua para decir su verdad, máxime
rilando con su verdad va envuelta la de su patria. Sien­
te y actúa en español, en español antes que nada;
por encima de su propio partido, incluso, si ello
mera necesario. Cuando aconseja no se preocupa en eir
(erarse previamente si sus oyentes están de acuerdo con
'ii manera de pensar. Hace cuarenta y cinco años que.
milita en el Partido Socialista Obrero Español y siem­
pre que estimó que sus correligionarios estaban equivo­
cados no vaciló en enfrentarse a los mismos para gritar­
los su error. La claridad de su mente, la agudeza de su
tino sentido político se han puesto de manifiesto en mu­
chas ocasiones de la historia de España de estos últimos
años. Sus palabras pudieron pecar, en determinados
momentos, de apasionadas o de pesimistas; pero casi
siempre los acontecimientos terminaron por dar Ja razón
a las palabras de este hombre, responsable y sensato,
i|iie acostumbra a ver las cosas como son y a decirlas co­
mo las siente.
Muerto aquel otro gran español que se llamó don
Manuel Azaña, y del cual estamos todavía demasiado
cerca para medir su talla política e intelectual, don
Indalecio Prieto ha sido el dirigente republicano que
lia sabido reunir en torno suyo a mayor número de rspa*
ioles. Combatido a sangre y fuego por quienes envidian
In rectitud y firmeza de sus convicciones y temen la du­
ra y contundente manera con que defiende su modo de
pensar, don Indalecio ha ido perfilando, cada vez más
acentuadamente, su recia figura política. No sólo le van a
"ir sus simpatizadores, sino sus enemigos también \
por éstos se le oye eon respeto, aunque luego se le co­
mente con acritud. A Prieto se le podrá querer u odiar,
pero por encima del odio y del amor se le respeta. \ se
le oye porque siempre tiene cosas que decir, cosas de
-as fundamentales, cargadas de buen juicio y sensatez,
ni las (pie nadie había reparado —tan sencillas, tan
parentes— pero que terminan por ser la médula, la
niñada de las mismas cosas. Prieto tiene un macizo y
rompacto sentido común y ya sabemos (jue este sexto
sentido no suele ser muy común entre los españoles. De
iísu fuerza y su prestigio, ese prestigio y esa fuerza
l>ien aparentes en el grandioso acto celebrado por el
Círculo Republicano Español en los salones del Centro
Asturiano de La Habana. Millares de personas se <onsregaron allí para oír a don Indalecio Prieto. Cubanas
i españoles. Derechistase izquierdistas. Emigrados y exiI.iilos. Todos fueron puntuales a la cita, a la cita que les
diera aquel hombre de (il años (pie, en el estrado presi­
dencial, sentado porque no podía tenerse de pie, les ha­
daba con voz y ademán emocionados sobre el porvenir
de su patria. —España, sumida en la más estúpida y
niel de las tiranías— y señalaba a los pueblos de Amé­
rica —(pie hablan el mismo idioma en que él se exprealm— cuál es su deber en estos momentos y como pue­
da ayudar a levantar a la madre patria caída. Caída en
tingo y sangre.
Frente a él se encendían las baterías de los noticiarios
r los erlámpagos de las bombilas de magnesio de los fotó.T afos. Frente a él se extendía una heterogénea, atenta
' respetuosa muchedumbre que oía en silencio meditando
" ardía en aplausos emocionándose ante sus sencillas y
entrañables palabras. Y en el estrado presidencial, aquel
lumbre, sentado, sufriendo un eólico nefrítico, que ape*
lias si había conseguido adormecer con unas inyecciones,
nuil tenía fuerzas, a ratos, para levantarse de su asiento
ygolpear con sus puños la mesa. Se erguía trabajosa­
mente y agitaba en el aire sus cortos bracitos para subra­
yar de energía algunos párrafos de su discurso. Luego se
ilcrrunilmba sobre la silla, Inundando la tosca cabeza sin
'■uello, fea y de nobles facciones: la alta frente, los ojos
adormilados, los labios sensuales.
Don Indalecio en su discurso del sábado pasado trató
un tema de grandísima importancia que ya en más de
nía ocasión mereció su juicioso comentario: Cuál debe
■er la posición de América ante el problema político es­
pañol y de qué forma pueden las repúblicas americanas
de habla española ayudar a reconstruir el régimen de
derecho arrasado por la sublevación militar. En 1938, en
plena guerra civil, sugirió, en un comentado discurso,
'ine la reconstrucción de España después de la contien­
da tenía que hacerse contando con la generosidad y com­
prensión de Hispanoamérica. Ya entonces señaló la sus­
picacia nacional —lo en carne viva de la conciencia na*
¡«nal— respecto a todo lo extranjero, y recalcó que no
na éste el caso de la América española, ya (pie ninguna
de las naciones que la componen pueden ser conceptúa­
las extranjeras por los españoles. En dos discursos posteriores, pronunciados ambos en La Habana, don Indale­
ciovolvió a tocar este tema que remachó en su trascen­
dental oración del Centro Asturiano. Leyó el Sr. Prieto
ycomentó debidamente las recientes declaraciones de Mr.
Cordell IIull sobre la política internacional norteamerioinay dijo que en dichas declaraciones se alude a Espa­
ñaclaramente en más de una oportunidad y que en más
deuna oportunidad se apunta en las mismas el temor
■leque sea necesario restablecer el orden en ciertas nació­
os de Europa mediante su ocupación militar. Don Inda
iw-io Prieto, a la luz de la Carta del Atlántico y de las
declaraciones del Secretario de Estado de Norteamérica,
w que el problema político español sólo puede resoi-rse mediante un plebiscito en el cual el pueblo de Espa­
ia determine cuál ha de ser su régimen de gobierno. Pise
l'lebiscito tieen que ser organizado y dirigido por un orgarislnosuperestatal. Ese organismo superestatal sólo pue­
deestar formado por las naciones americanas de habla
1'puñola. \ anticipándose a las derivaciones de los temoI'S expuestos por Mr. Cordell IIull, estima que, de ser
..«aria la ocupación de España por fuerzas de las Na*
"ues l’nidas, deberá recordarse (pie hay en América ca­
fre naciones que han declarado la guerra al Eje y que
'Ans naciones, las hispanoamericanas, no son conside­
ras extranjeras en España. “ Porque ni los cubanos, ni
mexicanos ni los chilenos ni los argentinos ni ninguno
" los pueblos de Hispanoamérica —dijo el señor Priel)ueden ser considerados extranjeros por los espa­
cies.'’
P A G IN A
ADELANTE
El plebiscito sería aleccionador
para e s p a ñ o l e s y americanos
La popularísinia revista habanera “ B o h e m ia ” ,
publicó la siguiente conversación sostenida con
Indalecio Prieto.
Con el fin de ampliar algunas de las interesantes
sugerencias hechas por don Indalecio Prieto en su dis­
curso y que aparecieron en los periódicos, nos entrevis­
tamos con el ilustre político español en el hotel donde
se hospeda. Aun no está repuesto del cólico nefrítico
que padeció, pero se presta, amable, a respondernos. Le
hablamos del acto, de la enorme cantidad de público
que asistió al mismo, del entusiasmo que allí hubo .. .
—Estoy profundamente satisfecho del acto —dice
don Indalecio—. No sólo por la gran cantidad de per­
sonas (pie asistieron al Centro Asturiano, sino princi­
palmente por la extrema atención que aquella masa enor­
me prestó a mis palabras y la disciplina con que proce
dió cuando con sus aplausos asentía a mis ideas.
— ; Está usted satisfecho de su discurso?
—Como no vi aún el texto taquigráfico del mismo
ignoro si expuse eon toda la perfección que yo deseaba
el plan de someter el problema político español a un
plebiscito dirigido por las naciones americanas de ha­
bla española.
—¿ Cuál es el objeto de ese plan ?
—El sentido de esta proposición mía, con la cual
cada vez estoy más encariñado, consiste en evitar que
en España se produzcan, a cuenta de la cuestión del
régimen, nuevos disturbios sangrientos que no sólo, co­
mo dije en el Centro Asturiano, consumarían la ruina
del país, sino que ,en esta ocasión, podrían dar motivo
o pretexto para una intervención extranjera. Yo recal­
qué hasta la pesadez que una intervención de las repú­
blicas hispanoamericanas no podía considerarse corne­
lina intervención extranjera. En eso creo que fui bas­
tante explícito como asimismo lo fueron los aplausos con
(¡ne fué acogida mi idea por el numeroso público que
allí se encontraba. Dejé de recoger en dicho discurso,
y se lo digo a usted ahora, una objeción que se hace
“ soto voce” a mi plan y que no ha tenido exteriorización pública. Consiste esta objeción en poner en duda
la capacidad política de estas repúblicas para dirigir el
plebiscito que yo sugiero. No es que yo me atreva a de­
cir que los regímenes democráticos de los países latino­
americanos hayan alcanzado su más alto grado de per­
fección. Reconozco en algunos de ellos defectos muy con­
siderables, pero esos defectos no constituyen grave im
pedimento para la dirección del plebiscito. Tengo “ ir.
mente “ trazada la manera de cómo el plebiscito debe­
ría verificarse y ella me hace suponer que la consulta a
la opinión pública española, bajo el control de esta repúblicas, serviría de mutuo aleccionamiento. El pro­
greso político alcanzado por España, y que costó la san­
grienta sublevación militar, era considerabilísimo, enor­
me, y los americanos que fueran testigos directos, p
su función interventora, quedarían seguramente sorpren­
didos y sacarían de las eleccioens plebiscitarias, honra­
damente realizadas, no pocas enseñanzas.
—¿Y de qué forma se iniciarían las gestiones para
llevar a cabo ese plebiscito?
Don Indalecio tiene pensado esto en todos sus ex­
tremos. Me contesta rápidamente:
—Hay un primer paso que dar si la idea llegase a
encontrar camino en este Continente, y ese primer paso
consiste en la ruptura de relaciones diplomáticas con
Franco. Aunque tomando por base manifestaciones de
Mr. Cordell IIull yo enfoqué mi crítica de modo particu­
lar hacia Estados Unidos respecto a las incongruencias
que entraña el sostener lazos amistosos con Franco da­
da su significación, estas incongruencias —por mejor
decir, contradicciones— no son menos evidentes en las
demás repúblicas americanas. Me consta de modo cier­
to que algunos de los países hispanoamericanos están
deseosos de cortar sus lazos diplomáticos con Franco.
Fero les detiene la consideración de que los vínculos
continentales, establecidos con motivo de la guerra, exi­
gen al respecto una resolución común. De todas forma.i
será necesario que alguien tome la iniciativa. ¿ Qufién
será? Quienquiera que sea atraerá hacia sí, con un acto
de esta naturaleza, un prestigio realmente histórico.
-—-¿Y a qué ha sido debido que no se hayan mani­
festado todavía por ninguna nación hispanoamericana
esos propósitos?
—Si usted se fija en algunas de las palabras que yo
vertí en mi discurso verá que ellas envolvían una súpli­
ca a que no fueran entorpecidos tales propósitos. Esa
súplica tenía su origen en el hecho de que alguna vez
fueron entorpecidos tales propósitos. Quizás en la oca­
sión á que me refiero al entorpecimiento tuviera su ori
gen en razones militares; por ejemplo, en la circuns­
tancia de ir a verificarse el desembarco aliado en
Africa del Norte. Pero hoy esas circunstancias han des­
aparecido y consiguientemente no encuentro motivo pa­
ra, que vuelvan a ser estorbados, de nuevo, intentos anál(gos que llegaran a producirse.
—¿Llegarán a producirse?
—Yo así lo espero —responde don Indalecio—. En la
Cámara de la República del Uruguay hay presentada una
proposición favorable a la ruptura de relaciones con
Franco. Según la Constitución uruguaya, una iniciativa
de ese género corresponde al Poder ejecutivo, pero no
dejaría de influir en éste el caso singular de que la pro­
posición aparezca firmada por representantes parlamen­
tarios de. los distintos grupos que constituyen mayoría
en la Cámara. V en Chile, la Convención del Partido
Radical, como antes lo hizo la Convención del Partido
Socialista, ha votado una moción en el mismo sentido. No
cabe olvidar sue los partidos Radical y Socialista consti­
tuyen en Chile el sostén del actual Gobierno. Entre los te­
legramas recibidos por la Junta Española de Libera­
ción, en México poco antes de yo salir de allí —telegra­
mas de adhesión al banquete con que se festejaba el ani­
versario de la implantación de la II República Españo­
la—, había uno altamente expresivo del grupo parla­
mentario socialista de Chile en el que se hacían votos
porque los principios contenidos en la Carta del Atlán­
tico fueran aplicados inmediatamente a España.
t *¿Que otras naciones cree usted que piensan de
idéntica manera ?
—Tengo noticias de algunas otras repúblicas que, sin
decidirse a tomar la iniciativa para romper sus rela­
ciones diplomáticos con Franco, secundarían sin vaci­
laciones a la que tomara tal decisión. En resumen, en la
América española hay un formidable movimiento de
opinión, incluso reflejado en las esferas oficiales, para
que se rompa con Franco. ¿Qué es lo que sucede enton­
ces? Hablando en plata, como yo acostumbro a hacerlo,
lo que se necesita es que Washington no se oponga a es­
te movimiento.
Queremos conocer ahora cómo se costituiría ese orga­
nismo superestatal y cómo funcionaría para hacer el
plebiscito que propone don Indalecio Prieto y con el
cual se resolvería la angustiosa y caótica situación es­
pañola, y nos responde así:
—Tengo algo pensado respecto a la mecánica de di­
cho plebiscito, pero no me parece discreto hacerlo públi­
co. En primer lugar por no tenerlo bien perfilado, y en
segundo lugar porque, a mi juicio, ese perfilamiento co­
rresponde a las naciones que quieran asumir tan histó­
rica misión.
Ha llegado el doctor Bisbé a visitar al enfermo. Don
Indalecio le dice que se encuentra muy bien, pero el
médico insiste en que es necesario someterse a un regí
men alimenticio y no hacer ningún esfuerzo durante
unos días.. Ambas cosas son difíciles de cumplimentar
por don Indalecio. Ha llegado el momento de terminar
la éntrevista. Le hago la última pregunta:
—¿ ué nación o qué naciones cree usted que podrían
iniciar este movimiento para restaurar la normalidad en
España ?
—Creo que cualquier Jefe de Estado —dice tajante­
mente don Indalecio— que se decida a tantear el crite­
rio de otras naciones hispanoamericanas sobre la pro­
tección debida a las libertades del pueblo español, en­
contrará inmediatamente asentimentos tales que lo im
pulsarán a continuar su obra en la seguridad de no tro­
pezar con el fracaso.
3
Esto fué lo que nos dijo don Indalecio Prieto sobre
el momento político español y acerca de lo que pueden
hacer las naciones hispanoamericanas en favor de la le­
galidad y la normalidad españolas. Palabras las suyas
interesantísimas, por venir de quien vienen, y prometedo­
ras de aconteciméinetos que no han de tardar en produ­
cirse si la política internacional aliada, de acuerdo con
las recientes declaraciones de mister Cordell IIull,- ha
de ajustarse a las ideas expuestas en la Carta del
Atlántico.
1
GRAN JORNADA EN MEXICO
La conmemoración del XIII aniversario
de la proclamación de la República
El domingo 16 fué conmemorado el XIII
aniversario de la piroclamación de la Re­
pública con una serie de actos que cons­
tituyeron una magnfiíca demostración de
entusiasmo republicano y una ratificación
do confianza para la Junta Española de Li­
beración.
A las once de la mañana, los miembros
de la Juma española ue Liberación, figo
ramio a la cabeza su presidente, don Die­
go Martínez Barrio, y acompañados por un
nutrido grupo de republicanos pertenecien­
tes a todos los partidos, entre los que se
contaban los directivos de cada uno de
ellos, visitaron el l ’uuteón Español y de­
positaron llores en las tumbas de los re­
publicanos fallecidos en el destierro.
A la una de la tarde, los miembros de
la Junta Española de Liberación, en unión
de un numeroso grupo de correligionarios,
so trasladaron al monumento erigido cu
el paseo de la Reforma en memoria de los
héroes de la independencia mexicana y
depositaron igualmente bellos ramos de
flores. Hicieron breve guardia de honor
y firmaron luego en el álbum dispuesto ai
efecto, dirigiéndose inmediatamente al Ca­
sino Militar para asistir a la gran comi­
da conmemorativa (leí 14 de Abril de 1931.
sentante de México en Francia, por quien
los españoles sientes profunda gratitud.
Dijo el Hr. Bosques: “ Mi conducta fué
trasunto de la actitud ds mi país; no fué
siquiera la actitud de los políticos de mi
país; era el gesto de interpretación autén­
tica del sentimiento del pueblo mexicano;
era la expresión directa del alma revolu­
cionaria de México que se proyectaba ha­
cia una santa libertad.
En este aniversario, con tanta pasión
y éxito celebrado, proclamo ante ustedes
mi fe en el triunfo de la República.”
Acalladas las ovaciones que provocó el
discurso del Hr. Bosques, el embajador de
Colombia, don Jorge Zalamea, leyó unas
bellísimas cuartillas de las cuales —ago­
biados por la falta de espacio— sacamos
este párrafo:
“ Por haber recibido de España lección
y lengua; por haber vivido en ella y ha­
berle ganado el amor que me sustenta y el
hijo que me corrobora; por haber comido
su pan ancho y bebido su áspera sangre;
por haber aceptado la paternidad de sus
ingenios, el ejemplo de sus héroes, la en­
señanza do sus estoicos, el fervor do sus
místicos, por haber mirado como mías, en
propiedad de amor, las calcinadas llanu­
ras de Castilla, los olivares y las marismas
andaluzas, las costas y los montes de Ca­
taluña, los caseríos vascos, las dulces rías
do Galicia, mi corazón so sobrecogs y se
espanta mi entendimiento al pensar que
semejante patria pudo ser hurtada a milla­
res de sus hijos y éstos desparramados por
el mundo sin otra propiedad ni recuerdo
que las cicatrices calcinantes del odio y la
muerte, del despojo, la crueldad y la injus­
ticia. ’ ’
Largamente aplaudido en varios momen­
tos de su oración, el Hr. Zalamea, después
de unas emotivas palabras de saludo del
general Jara se levantó don Diego Mar­
tínez Barrio, acogido en -pie por el pú­
blico.
Discurso de don Diego Martínez Barrio
‘1La benevolencia de mis compañeros
hace que sea yo, como Presidente de la
Junta Española de Liberación, quien pro­
nuncie las palabras finales de este acto.
LA COMIDA EN EL CASINO
Tarea fácil y amable, pues se trata de
MILITAR
exteriorizar nuestros sentimientos respe­
Desde antes de las dos da la tarde fue­ tuosos y afectuosos al pueblo mexicano y
ron atluyeudo los comensales al magnífico a sus altas representaciones, así momo a
edificio del Casino Militar situado en las las del Cuerpo diplomático aquí presente.
Imillas de Chapultepec. El aspecto que Basta la evocación de las grandes figuras
ofrecía el comedor era soberbio. Las me­ mexicanas, honor y prez del mundo civili­
sas dispuestas en la amplísima sala apare­ zado, que iniciaron y consumaron la no­
cían enteramente ocupadas, sin que fuera ble empresa de conceder hospitalidad a los
posible ampliar el número de tarjetas ven­ españoles, para que los corazones vibren
didas, no sólo por falta de espacio, sino y allá en los más hondos pliegues del es­
porque la casa encargada del servicio se píritu, se prosterne, emocionada, la grati­
veía imposibilitada de disponer tal número tud.
de raciones. A muy cerca de los 1,600 as­
Nuestra efusión se reviste, además, de
cendían los concurrentes, entre los cuales otro puro sentimiento. Todavía está sobre­
se contaban los elementos más destacados cogida el alma por el recuerdo del execra­
de la emigración. Hirviendo de fondo a la ble atentado de que fué víctima el señor
a la mesa presidencial aparecían siete gran, Presidente de la República, trance dramá­
des lienzos reproduciendo las figuras de tico para México, agraviado y agredido en
Marcelino Domingo, Lázaro Cárdenas, Ma­ la persona de su más alto ciudadano. Pero,
nuel Azaña, el general Avila Camacho, pre­ afortunamentements, de la tempestad pa­
sidente de la República, Julián Besteiro, suda no queda sino el eco, y la lección de
Luis Companys y Antonio Machado. Dis­ una conducta serena y ejemplar, digna de
tribuidas entre unos y otros ponían su no­ la grandeza mexicana.
ta de color la bandera de la República
Heño ras y señores: linee trece años, en
Española, la de México, la catalana y la este mes de abril, España dió al mundo
vasca. El conjunto era de una maravillo­ un bello episodio histórico. Pocas veces se
sa vivacidad. España, la España republi­ ha manifestado la voluntad general tan
cana, daba gozosamente la voz del pre­ unánime, pacífica y generosa. Los espíritus
sente.
optimistas llegaron a creer que se inaugu­
En la mesa presidencial tomaron asiento raba una nueva edad en la que los pueblos
los invitados de honor asistentes a la co­ podrían trazar, soberanos, sus vidas b
mida, que eran los siguientes:
bres. Las dinastías agotadas, física y mo
Secretario de Marina, General Hcriberto raímente, v las oligarquías y los privile­
Jara, y señora; el Presidente del Tribunal gios feudales parecían barreduras <le la his­
Superior de Justicia, Licenciado Raúl Ca- toria. Con esa ilusión, y sobre la base fir­
rrancá Trujillo; el Profesor Gilberto Bos­ me del esfuerzo y la confianza popular, em­
ques, ex Ministro de México en Vichy, y pezamos los republicanos la obra de la
señora; el Canciller de México, señor Cas­ reconstrucción de España. Años después,
tillo; el Canciller de México en Marsella, combatida por la ambición extranjera y
señor Hclieer; el Ingeniero don Domingo minada por la traición interior, la Repú­
Lavín.
blica caía de hecho. A la bella lección -le
El Lie. Véjar Vázquez, presidente de la instituir un régimen sin violencia se unió
Comisión Nacional Planificadora de la otra, asimismo elocuente, la de que la de­
Paz, y ex secretario de Educación Públi­ mocracia no tiene derecho al descanso, ni
ca, no pudo asistir a la comida como era los gobernantes a mirar impasibles o des­
su proposito, por haber tenido que salir ur­ deñosos las maniobras de los enemigos.
gentemente para Monterrey. Así lo hizo
Traición ajena y errores propios nos han
saber en atenta comunicación telefónica. traído aquí. Buen espejo para que en él
Del Cuerpo Diplomático: Embajador de se miren las naciones democráticas que
Colombia don Jorge Zalamea y señora ahora derraman su sangre y su esfuerzo
Primer Secretario de la Embajada de los pródigamente.
Estados Unidos, señor Gibson, en represen­
La dispersión y peregrinación de Espa­
tación del señor Embajador, con su se­ ña no ha extinguido ni debilitado los dere­
ñora; Embajador de Chile, Sr. Sehnake; chos de los españoles. La República, ré­
Embajador de Costa Rica, señor Ginestá y gimen legítimo de nuestro país, posee hoy
señora; Embajador de la República Domi­ la misma categoría legal y moral que en
nicana, señor Troncoso y señora; Embaja­ las claras horas de 1931, cuando saluda­
dor del Uruguay, señor Marqués Castro; ban su bandera las representaciones diplo­
Encargado de Negocios de Checoeslova­ máticas de todo el mundo. La fuerza no
quia, Doctor VVendl y señora; Cónsul Ge­ crea el derecho y menos aún, sí los actos
neral do Yugoeslavia, señor Milán Savitch; posteriores del país sojuzgado, so abstie­
Consejero de la Embajada de Chile, señor nen de convalidar esencialmente «1 golpe
Fuenzalida.
artero de la fuerza.
Figuraban también en la presidencia,
Abatida la República, pero no muerta,
además de los citados, en representación o imposibilitados los españoles que se en­
de altos cargos y magistratura de la Re­ cuentran en España de enaltecer y conme­
pública española, los siguientes: Santaló, morar el aniversario de la instauración
Delegado del Presidente interino de la Ge* del régimen republicano, cúmplenos a nos­
neralidad, y señora; Bosch Gimpera, ex otros el hacerlo, como protestación de una
Consejero de la Generalidad y Rector de fe que no ha quedado exhausta, y Je un
la Universidad Autónoma de Barcelona; llamado al deber colectivo, manantial do
Don Pedro Vargas, ex Presidente interino las próximas victorias.
del Tribunal de Garantías Constituciona­
Ningún partido español, ni clase social,
les, y señora; Don Gabriel Bonilla, Presi­ ' ha monopolizado la República. En ella tu­
dente del Consejo Técnico de la Junta Es­ vieron, y tienen, cabida y asiento, desde
pañola de Liberación, y Primer Vicepresi­ las fuerzas conservadoras, aferradas al cul­
dente del Consejo de Estado; Don Mariano to de todas las tradiciones, las buenas y las
Granados, Presidente de Sala del Tribunal malas, hasta los núcleos más inquietos
Supremo; Don José Andreu Abelló, Presi­ del progreso social, que llevan en las -en­
dente del Tribunal de Casación de Catalu­ trañas de sus programas fuerte impulso
ña; Contralmirante don Angel Rizo; Ge­ renovador. Tampoco son extranjeros en la
neral Llano de la Encomienda; Don Ricar República, ni en su Constitución, ni en
do Begoña, ministro plenipotenciario de sus leyes, los deseos de libertad política
primera clase; y los ex ministros don An­ de los pueblos españoles, cuyas caracterís­
tonio Lara y don Bernardo Giner, éste con ticas diversas enlazadas por una coinunisu señora; los ex consejeros de la Genera­ j dad de destino, darán días gloriosos a la
lidad de Cataluña, señores Artemío Aguadé acción futura.
y Martí Rouret. Y con el presidente de la
El régimen instaurado en 1931 revistió
Junta Española de Liberación, don Diego las claras características de una concilia­
Martínez Barrio, los miembros de la mis­ ción nacional. Espero que en los tiempos
ma, señores Albornoz y Sbert, y los suplen­ cercanos el mismo espíritu tolerante presi
tes señores Espió, Alejandro Otero y seño­ da la obra gubernamental, sean quienes
ra, Mascort y señora.
fueren los partidos y los hombres que la
desarrollen, si bien considero peligroso que
TRES DISCURSOS
so olvide que las condiciones esenciales de
Llegada la hora de los postres, inició la normalidad son, de una parte, el respe­
los discursos don Gilberto Bosques, repre to y la imposición de la justicia, y de otra
el sometimiento a la voluntad del país, con
la consiguiente renuncia a toda acción vio­
lenta para transformar el fallo político.
Los derechos de los españoles, cautivos
a emigrados, son considerables. Nacen de
la inmolación de nuestros deudos, de las
propias persecuciones y penalidades, del
ultraje cometido en todos nosotros por la
agresión enemiga, privándonos de la l i ­
bertad, de la justicia y del territorio: de­
rechos irrenunciables y válidos. A pesar
de su volumen tienen un límite que sólo
la demencia se atrevería a franquear: el
de la reconstrucción y pacificación do Es­
paña. Una nueva guerra civil destrozaría,
desdo el cimiento al remate, las posibili­
dades fecundas, latentes en la -entraña na­
cional, y recalentaría de nuevo las espe­
ranzas y los deseos de nuestros enemigos
tradicionales. Mo parecen mancos de la
inteligencia quienes olvidan que el clima
favorable de las democracias es el do la
paz, v (¡ue la prosperidad de los pueblos
so funda en el ejercicio ordenado, sin vio­
lencia material o moral, de las libertades
constitucionales.
No ignoro que cierta parte de la opinión
internacional abriga dudas respecto al pen­
samiento político de los españoles actual­
mente. El descarrío de los juicios se ha
originado por las informaciones tendencio­
sas de quienes defendieron en los años trá­
gicos de 36 a 39 la política de apacigua­
miento. Sus valedores quieren neutralizar
el error de entonces con los hipotéticos
aciertos de hoy, como si hubiera modo (lo
lavar la mancha sangrienta que tales tor­
pezas han extendido por el mundo.
Fues bien, los españoles, protestando ín­
timamente do la iniquidad aceptaríamos
también la prueba. ; Qué es lo que se quie­
re? ¿Conocer la voluntad del país? jSu
auténtico pensamiento? Digamos alto y so­
lemnemente que no rehuiremos la consulta.
Nos consta, de antemano, que cuando se
verifique serán convalidados de nuevo los
títulos de la legitimidad y legalidad repu­
blicana y el pueblo español escribirá otra
página de civilidad y madurez política en
su gloriosa historia. La (luda inmediata es
otra: si se nos llevara a esc trance, ¿quién
supervisaría la consulta. Declaro mis respe­
tos y mi admiración a las grandes naciones
democráticas que se lian impuesto el tro
metido sacrificio de libertar al mundo de
la esclavitud con que se le amenazaba. Ex­
preso, esta admiración singularmente hacia
Inglaterra, trinchera del derecho humano
perseguido; hacia la U. R. S. S., que con
su heroísmo tiene al monstruo hitleriano
a los umbrales de la derrota; hacia los Es­
tados Unidos, abnegada democracia cuya
juventud, saltando los mares, ofrenda sus
vidas en holocausto de la libertad. Por es­
ta misma admiración consideraríamos equi­
vocada la táctica de ejercer funciones su
pervisoras en España. Otros pueblos po
(Irían hacerlo sin despertar recelos. Esos
pueblos sois vosotros, las Repúblicas ame
ricanas de habla hispánica: México, Chi
le, Colombia, Cuba, Uruguay, Costa Rica,
todas en fin, para las cuales el porvenir
de España y su integración en una obra
común, progresiva, son problemas que ya
habéis resuelto fraternalmente. No agra­
via a castellanos, vascos, andaluces, cata­
lanes y demás españoles, sino por el con­
trario los enaltece que las augustas som­
bras do Bolívar, Juárez, Martí, Santan­
der, Morazán, Hidalgo, San Martín y Arti­
gas presidan por el órgano de sus descen­
dientes directos, las tareas donde se ven­
tilo y fije el futuro político Je la vieja
patria española. Hería entonces esta mi­
sión de registrar la voluntad de España,
algo así como una reconquista espiritual
hecha desde América en servicio y home­
naje a la causa de la libertad común.
Heñoras y señores: unas palabras fina­
les. Dedico emocionado recuerdo a los ajércitos de la U. R. S. 8., inglés, americano,
francés y a cuantos luchan por la libertad
del mundo. Lo dedico asimismo a nuestros
hermanos de España que allí, en el suelo
sagrado, esperan la hora de la liberación, y
hago votos porque ésta nuestra segunda
patria con el gran patriota que la presido,
cumpla rápidamente los destinos fecundos
quo le esperan.
¡Vivan las Naciones Unidas! ¡Viva Mé­
xico! ¡Viva España!
La nobleza no consiste hoy día en polvorosos y roídos per­
gaminos, sino en la hidalguía de proceder y sentimientos, en
la virtud, en la instrucción, en la honradez y en el trabajo.—
JOA Q UIN COSTA.
El tra b a jo y el estudio son bienes que ningún punto de
contacto tienen con los llam ados bienes de fo rtu n a; son bie­
nes que no pueden a rre b a ta r ni los robos, ni las g uerras, ni
los incendios.— JOAQUIN COSTA.
PREOCUPACIONES
China heroica
desgraciada
marfil, de unas muchachas estudian­
tes, nos pidió: “ Lleven a los republi­
canos españoles nuestro mensaje de
hermanos en sufrimiento . . .” Aho­
ra se lo devolvemos, haciendo votos
por la China heroica y desgraciada.
PLATICAS DE FAMILIA
LA JUNTA SUPREMA
El señor Domínguez
“Se non e Vero, e Bene Trovato”
Contra lo que suponíamos, no solamente existe la Junta Suprema de Unión Na
En el último número de ‘‘El Socia­
El nuevo esfuerzo bélico que el J a ­ coolics, todas las razas de Occidente
Francisco CATALAN lista” , órgano del moribundo grupito
cional, sino que publica periódicos. Y no uno, sino varios. El central se titula
pón ha empezado a desarrollar en se mezclaban y confundían. Una hu­
“ Reconquista de España” , pero ste hacen ediciones especiales para las distintas
escisionista que figura en el Círculo
China preocupa fundadamente en manidad abigarrada de misioneros, co­
regiones españolas, en donde también se han formado Delegaciones de la Junta
Jaime
Vera,
leemos
el
siguiente
sabro­
Washington, donde se teme que el ata­ merciantes, tratantes en blancas, tra­
que,
a su vez, han designado subdelegaciones en las ciudades y pueblos que están
sísimo comentario: “ España Popu­
que ríe los japoneses, aprovechando la ficantes en opio, aventureros de toda
bajo su tutela conspirativa. Dondequiera la Junta Suprema tiene representación,
la r” , (pie es, como sil nombre lo in­
gran superioridad de sus medios de laya y gentes de vida extraña y des­
sin que pueda evitarlo la policia de Falange, ni Falange, ni el Ejército, ni nadie,
Con relación a un escrito publicado dica, órgano del Partido Comunista
combate, pueda paralizar la capaci­ orbitada se daban cita en las calles por el periódico “ C.N.T.” bajo el ti­ de
a pesar de que la Junta es “ perseguida a sangre y fuego” . Parece extraño, sobre
España,
abrió
su
enésima
encues­
dad ofensiva de los chinos. La con­ de Shanghai. 1’ero aquello era, sin
todo si se recuerdan las dificultadles con que, en tiempos bastante más benignos,
tingencia, en efecto, sería grave y se embargo, el Oriente y, a pesar de to­ tulo: “ La llamada Junta Española de ta brindando ocasión a los exilados
tropezábamos socialistas y republicanos para celebrar una reunión o imprimir
para
opinar
acerca
de
la
Junta
Su­
comprende que en los Departamentos do, se tenía la impresión exacta de es­ Liberación — protestan la ..factoría
una hoja clandestina. Pero quien lo dude puede convencerse leyendo ESrAÑA
prema
de
Unión
Nacional.
Si
las
di­
oficiales de Washington haya cundido tar en ('bina. Cara trasladarse al Oe ‘ Vulcano” y los señores Gira! y Ruiz recciones de los partidos opinaron
POPULAR dte 21 de abril, que no solamente lo afirma, sino que reproduce en
la voz de alarma ante los avances ja • cidente bastaba un corto trayecto, e! Funes”, los compañeros José Jimé­
facsímil los documentos que la Junta hace circular por toda España y, además,
contra
la
iniciativa
del
Partido
Comu­
poneses, anuncio, a lo (pie parece, de necesario para llegar a cualquiera de nez y Antonio Marías, que aparecían
envia
al extranjero quién sabe si con valija diplomática y todo. Al cabo, es cues-,
nista, pero las individualidades suel­
operaciones militares de gran alcance. las Concesiones extranjeras, que for­
tión de fe, como en sana doctrina católica —o jesuítica— ste usa, y si un grupo <le
tas
se
singularizaban
opinando
en
pro,
Líbrenos Dios de pretender convertir maban, cada una de por sí, sendas inscribiéndolo, se han dirigido a la
ilustres intelectuales —algunos desconocidos para nosotros— no tienen inconvenien­
España Popular” se apuntaría los
nos en críticos de guerra, papel para ciudades dentro de la ciudad. La vida Directiva del Círculo Cultural Pablo “tantos
te en creer sin ver —como el buen carbonero— ¿por qué nosotros, que no tomos
consiguientes. Y, como es natu­
el que nos faltan aptitudes y voca­ de occidente, con sus gustos, sus eos iglesias manifestando que el escrito ral, ningún afiliado al Jaime Vera
intelectuales ni cosa que se le parezca, hemos de dudar?
ción. Más modestamente, vamos a tambres, sus leyes, sin que en nada de iludido filé publicado por “ C.N.T.” contestó a “ España Popular”, a pe­
La Junta Suprema no se ve, pero actúa, lanza consignas y periódicos, gana
echar una ojeada rápida sobre el dra­ ellos tuviera jurisdicción la autori­ ‘bajo un título tendencioso y que no sar de su condición de “ comunistoiposiciones y va haciendo, poco a poco, —o mucho a mucho, según son las noticias—
ma de China, cuyo espíritu de eter­ dad china, se ofrecía a los ojos del
la revolución contra Franco valiéndose, precisamente, de las gentes que ayudaron
cles” . Correspondió el honor de ver
nidad cubre todo el triste paisaje de viajero como si se encontrase en cual­ refleja su verdadero contenido”, y sus
a Franco. Ultimamente se han adherido a ella im magistral de Burgos, dos canóni­
firmas
estampadas
con
“
caracte­
su historia presente. Si hay algún pue­ quier ciudad de Europa o de Améri­ pie ellos no suscribieron ningém con- res indelebles” a tres guardianes de
gos de Valladolid, un sochantre de Pamplona, tres pelaires y un pegujalero cuyo
blo en cuya carne se haya ensayado ca. En las concesiones todo era lim­ epto contra la Junta Española de Li­ los perfiles del Partido, ajenos —¿có­
padre fué liberal de Sagasta. Sin embargo fuera de España los incrédulos abundan
la violencia en todas sus manifesta­ pio, silencioso, ordenado, privando en je ración.
y son muchos aún los que encontrarían más divertido un cuento dte ladrones o, me­
mo
no
?—
a
los
socialistas
que
se
pasan
ciones, es el chino. Ninguna gran po­ ellas una administración rigurosa me­
jor
aún, el relato de las desarmonías existentes entre los camaradas del Comité
la vida haciendo el juego a los corre­
tencia está libre de culpa en ese cri­ diante la cual la línea separatoria en­
central del Partido Comunista de España, que andan tirándoste los pelos y las con­
ligionarios
de
Stalin.
Un
socialista,
men. Desde 1821, en que los países de tre los chinos y los blancos (pie habí
signas.
Europa diéronse a reñir entre sí dis­ taban las Concesiones resultaba im NECESIDAD DE AYUDA dos socialistas, tres socialistas, ningu­
no del Jaime Vera, para que así se
putándose las riquezas de China, el posible de franquear. Los únicos chino.;
vea que son auténticos, y lio soviet iCeleste Imperio ha pasado por las que tenían acceso a las Concesiones
SOLIDARIDAD SOCIALISTA
zados,
opinan con más o menos salve­
pruebas más duras (pie un pueblo eran los sirvientes y acaso los chinos
dades
—más
bien
menos
que
más—,
puede afrontar. De ellas, la más pe­ influyentes familiarizados con la vida
sobre una unión patriótica “ que si no
nosa y humillante fue, tal vez, hasta occidental. No hace todavía muchos
es debiera ser” , etc. Creíamos (pie yo
la invasión de los japoneses, la guerra años (pie podía verse en algunos do
A su debido tiempo informamos de con tres era suficiente, por lo menos
del Opio, que en 18JÍ) le hiciera In­ os jardines (pie alegran los barrios de Haber sido invitada la Unión General
glaterra, campaña (pie tenía por mo­ las concesiones, carteles como este; ie Trabajadores a la gran Conferen­ por si la Junta designa Delegación en
tivo ideal la de obligar a China a em­ ■‘Se prohíbe la entrada a los perros cia Mundial del Trabajo (pie habrá México.
El Partido Laborista ha enviado en la democracia aún están empeñada-;
Pero ya son cuatro. El último es
brutecerse con el opio que le enviaban y a los chinos” .
de celebrarse en Londres en el próxi­
los comerc.antes ingleses. Al cabo de
Sin embargo, con la rapiña de los mo mes de junio. De acuerdo con la Edmundo Domínguez, vicepresidente fecha reciente al Partido Socialista en lucha gigantesca y titánica, en tie
rra italiana, contra las fuerzas de la
tres años de matanzas en todo el sur europeos y americanos había llegado Comisión Ejecutiva del Partido, el de la U. G. T. y, según afcegura “ Es­ Italiano el siguiente mensaje:
reacción y de la agresión. Graves y
de China, los honorables mercaderes también a China la cultura oceidcn Comité Nacional de la U.G.T. designó paña Popular” , socialista, aunque so
decisivos acontecimientos son inmi­
ingleses habían vencido y le imponían tal y las ideas políticas de occidente como delegados suyos a los compañe­ (•¡alista autónomo, que administra su Queridos (‘amaradas:
a China el tratado de N'ankín, que habían arraigado en la mentalidad de ros Belarmino Tomás e Indalecio Prie­ adjetivo con esa cómoda libertad de
El Partido Laborista Británico os nentes. No hay posibilidad de felici­
implicaba las concesiones territoriales una aristocracia china —aristocracia to. Pero ese propósito, al (pie por to­ acción (pie permite evadirse de la dis­ envía por nuestro conducto el más dad para el pueblo italiano mientras
—hecho monstruoso e inconcebible— por su espíritu, queremos decir— (pie da clase de razones concedemos im­ ciplina de cualquier Círculo para ad­ caluroso saludo. Celebramos con ale­ Alemania no sea derrotada. A vos­
fuertes indemnizacioens de guerra y ■aspiraba, y llevaba camino de conse portancia extraordinaria, no podra mirar la (pie practican otros partidos gría (pie el Partido Socialista Italia­ otros, y a todos aquellos que creen
la apertura de puertos en las costas guillo, aunar lo que hay de profundo llevarse a cabo si no se recauda la can­ donde la discrepancia es pecado mor­ no surja a la vida después de más do en la paz y la democracia, os pedimos
de Clima. Estaba abierto el camino o inmutable en las tradiciones de Chi­ tidad —crecuja, desde luego— nece­ tal. Domínguez, que pudo y debió ca­ veinte años de opresión y corrupción que nos ayudéis con todo aquello (pie
del despojo y por él se lanzaron gozo ca. En las Concesiones todo era lim- saria para el pago de pasaje de los zar leones en Africa como Tartaria, fascista. Vosotros sois los herederos de esté dentro de vuestras posibilidades
sámente las grandes potencias para ourado en los métodos y usos de Eu­ delegados. Lo recaudado hasta ahora, prefirió sembrar verdades en América, Jas tradiciones gloriosas de F.iljpo y poder.
consumarlo. Tras de la invasión mi­ ropa. A través de dolores y amargu­ procedente de unas pocas donaciones, completando la obra de Colón con de.-> Turati y Giacomo Matteotti, y de to­
cubrimientos que al ilustre Almirante
litar vino la económica, que sigue ras, iba surgiendo una nueva China,
es más (pie una parte mínima de le hubieran sorprendido. Domínguez, dos aquellos otros mártires y vícti­
siempre, inevitablemente, a los ejér­ progresiva y ordenada. La agresión no
lo indispensable. Ahora bien: el tiem­ acostumbrado a caminar por los rele­ mas (pie nunca doblegaron su pensa­
citos victoriosos. Las grandes poten leí Japón obligó a los chinos a ejer­ po
apremia con urgencia notoria y, de jes de “ España Popular”, ha descu­ miento y actuación ante la tiranía fas­
cias inundaron a China con sus pro­ cer el oficio por el cual sienten ma no realizarse
cista.
en plazo breve el esfuerzo
ductos manufacturados, y como con­ vor repugnancia: el de soldados. Ocho preciso, será menester renunciar a (pie bierto que cuantos dudamos de la
El Partido Laborista comprende la-;
secuencia de ello, toda la delicada eco­ años lleva el pueblo chino luchando la Unión General de Trabajadores es­ existencia de la Junta Suprema esta­ diversas y graves dificultades a que
nomía china, que conservaba el sello heroicamente contra el Japón, sin (pie té representada en esa Conferencia a mos obsesionados por la conservación hacéis frente en la actualidad. El fas
trad.cional de las pequeñas y bellas las grandes potencias le prestaran a! la cual, repetimos, concedemos un in­ de cargos. ¡ Una Junta Suprema que cismo está en colapso, el país en rui­
industrias familiares, se desarticuló •onflicto ninguna atención. Era me­ terés excepcional. Esperamos, conse­ pueda desplazarnos.' ¡Quita allá! i .a nas: Italia es ahora un campo de bata­
rápidamente en el curso de unos cuan­ nester que surgiera la guerra mundial cuentemente, (pie todos los compañe­ negamos, se disuelve, y entonces nues­ lla. Las desacreditadas clases gober­ Organizado por el Círculo Cultural “ Pa.
tos años. La miseria entraba en los v que el Japón apuntara su espada ros y simpatizadores contribuyan, en tros cargos serán vitalicios. Conocía­ nantes (pie, desprovistas de concien­ blo Iglesias” , la Unión General da Traba­
hogares, señoreaba las aldeas, empo­ contra los EE. CU. para que se vinie­ la medida a su alcance, a engrosar la mos las ideas (pie a Domínguez le bu­ cia y patriotismo, propiciaron el ad­ jadores de España y la Federación de Ju­
brecía la vida de las ciudades. V un ra en la cuenta de que el sacrificio suscripción abierta, con la rapidez y lleron debajo de su gorra de plato venimiento y subida del fascismo al ventudes Socialistas, Itendrá lugar, hoy lo
hondo malestar disolvente' corrompió le los chinos merecía alguna estima­ voluntad de ayuda (pie las circunstan­ durante la guerra, ideas cuidadosa­ poder se unieron a sus aventuras bé­ do Mayo, a las 6 de la tarde, un importan­
mente recogidas en libros y folletos; licas en Ahisinia, España y Albania, te acto en el salen de conferencias del Cen.
y trastornó de arriba abajo la exis ción. Ahora los hombres de Washing­ cias reclaman.
\
pero, la verdad, ese conocimiento de y (pie arrojaron al pueblo italiano a tro Republicano Español. En él hará uso
tencia del pueblo chino.
ton se muestran muy preocupados,
El Comité Nacional de la U.G.T. de la psicología humana que ahora se re ¡a guerra del lado de Alemania, se es­ da la palabra el ex diputado socialista y
Mientras los extranjeros, aposenta­ pensando en la manera de auxiliar a
dos como señores en el suelo de Chi­ China. Hacen bien. Pero su preocu­ España ha acordado abrir una sus­ vela en él nos deja absortos. ¿Quién fuerzan todavía en mantener su poder abogado
na, la saqueaban metódicamente, los pación debe ir acompañada del re cripción con carácter de permanente se atreverá en lo sucesivo a dudar de sobre los destinos del pueblo italiano
bandidos chinos que a sí mismos se mordimiento de haber estado abaste­ para ayudar al camarada Francisco la existencia de la Junta Suprema para reconstruir, sobre nuevas bases,
ALFONSO QUINTANA PENA
otorgaban títulos de generales, la sa­ ciendo al Japón de materiales béli­ Largo Caballero (pie se encuentra pri­ después de que Domínguez ha desve­ la vida política y socjal de Ital.m.
lado la verdad de (pie los incrédulos- Nosotros creemos (pie este esfuerzo só­ quien desarrollará el siguitente tema:
queaban a mano armada. En medio cos, sin tasa, hasta la víspera misma sionero de los alemanes.
del caos más completo, como un tes­ de Pearl Ilarbor. Con las remesas (pie
Todos los donativos a este objeto son lapas aferradas a les cargos, y los lo puede tener éxito dentro de una
“ La Rebelión y el Terror Militar en Es­
timonio permanente de la humillación tan pródigamente le enviaban los EE. se pueden enviar a nombre del cama­ creyentes, como él, ponen los suyos a Europa pacífica y en un mundo sóli­ paña. Sus características y sus consecuen­
del pueblo chino, se alzaban las Con­ CU. e Inglatera, el Japón no sólo ilm rada Tesorero del Comité Nacional, los pies de la alianza católicorrepubli- damente organizado para la acción in­ cias.”
cesiones. Antes de que la tomaran los destruyendo ciudades chinas, sino pre­ l'edro Yélez. Taeuba, 15. Altos.—Mé­ canaf Negrín tendrá que rectificar. ternacional contra las agresiones.
La Ejecutiva de la Unión tendrá que
japoneses, el viajero que llegaba a la parando las armas con las cuales ata­ xico, D. F.
Estamos seguros de que la conferencia
Nosotros deseamos ver establecida
rendirse a la evidencia. EL SOCIA­ una paz (pie abra libremente el cami­ del compañero Quintana, que pasó 38 megran ciudad de Shanghai, la más pin caría en diciembre de 15)41. Pagan la
toresea y original del mundo, podía torpezas, a la postre, los mismos (pu­ Por acuerdo de la Comisión Recau­ LISTA acabará por publicar el ma­ no para el desarrollo progresivo tic ítes en el infierno franquista, revestirá
permitirse el lujo, que en ninguna las cometieron, pero antes ¡as pagaron dadora de fondos para sufragar los nifiesto hecho en Madrid con tipo.-: las fuerzas obreras y democráticas ha­ extraordinario interés.
otra parte le sería posible encontrar, en carne propia quienes no tenían gastos de la delegación de la U.G.T. franceses, importados para darle el cia la realización de los postulados y
de hallarse a la vez en el Oriente y en culpa ninguna. China y España, por de España al Congreso Internacional sabor castizo de carta de un nuevo aspiraciones (pie conducen al porvenir Por la Junta Directiva, ANTONIO RA­
el Occidente. De los cuatro millones ejemplo. Y al traer a cuento estas evo­ de Trabajadores que se celebrará en alcalde de Móstoles.
con la confianza de una mutua y fruc­ MOS, Presidente; VICTOR SALAZAR, Se­
cretario.
de habitantes que constituían la po­ caciones fugaces, nos viene al recuer­ Londres el próximo mes de Junio, se
Felicitamos a “ España Popular” tífera colaboración. No está muy leja­
abre
una
suscripción
a
la
cual
se
rue­
blación de Shanghai, 500,000 eran ex­ do la visita que una noche, en París,
por su éxito. Ningún socialista, ya sea no el día en que «el movimiento obre­
tranjeros. En las calles de la Shan­ cuando la guerra española estaba en ga que acudan todos los compañeros dirigente, ya sea dirigido, es lo sufi­ ro libre italiano recobre su plaza de
ghai propiamente dicha, a cuyos lados su culminación, hicimos a un centro haciendo el máximo esfuerzo.
Impreso en los Talleres
Hasta ahora llevamos recaudadas cientemente patriota para comulgar honor entre la familia de los obreros
se abren las puertas de los salones y que: los estudiantes chinos sostenían
—así, comulgar es lo propio— con la libres del mundo.
las
siguientes
cantidades:
cafés donde se sirve té y vino calien­ en la capital de Francia. Un grupo
de la Editorial Tollocan
Junta Suprema; pero lo es Domin­ Mientras tanto, la furia invasora
Sección de la U.G.T. de Panamá, io tez, un socialista verdadero. Y sin del tiránico militarismo alemán toda­
te, junto al vestido típico chino y al­ de jóvenes chinos, entre los cuales
Mina, 4 9 .-México, D. F.
ternando con la menuda figura de los destacaba la delicada belleza, hecha de 1,200 dólares.
embargo, ¡ Qué bien lo disimulaba!” vía no está gastada. Las fuerzas de
ACLARACION
Conferencia Mundial
Obrera de L o n d r e s
Un Mensaje del Partido Laborista
al Partido Socialista Italiano
Círculo Cultural
Pabl o I g l e s i as
Acto del 1«° de mayo
til
A € T €
€ € N M IE M € IR A T II Y 0
La presidencia del acto durante el discurso
E N
IL A
10 aV ID A N A
Aspecto del salón de fiestas del Centro Asturiano
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