José Donayre Valle Población y altitud, La trascendencia de un simposium Considerar la trascendencia de un evento como el simposium que organizamos en la UPCH cincuenta años atrás requiere examinar las razones que nos llevaron a proponerlo y referirnos al ambiente académico que nos permitió hacerlo. Tres de los proponentes volvíamos de un adiestramiento en Estados Unidos en temas relacionados y el otro, que nos había precedido pocos años antes, nos acogió en el Laboratorio de Endocrinología del IIA. Nuestro proyecto de investigación tenía conexiones en los problemas derivados del crecimiento acelerado de la población y trabajábamos paralelamente en investigación animal tanto como observaciones en voluntarios a quienes exponíamos a la altura. Bien pudimos haber restringido nuestras actividades al cómodo ámbito del laboratorio y la investigación biomédica; sin embargo, algunos de nosotros teníamos fuerte inclinación por los aspectos clínicos de la endocrinología y podíamos haber evolucionado hacia el productivo ámbito clínico. Pero el trabajo en Cerro de Pasco nos expuso, aún no consciente, de su alejamiento de la realidad del país mayoritario. Observar la vida en Cerro de Pasco mismo, en nuestras cortas pero frecuentes estadías, tuvo un efecto determinante sobre nuestra conciencia social en un periodo en que se avivaba un confiado optimismo sobre las posibilidades de remontar décadas de regímenes autoritarios y conservadores y atender las necesidades más imperiosas de la población de bajos recursos. Así, ingresamos al ámbito social y a considerar la cuestión del crecimiento de la población en el Perú y nuestras propias responsabilidades en un tema en ese entonces en un primitivo estadio ideológico. La sensación de apertura provista por un nuevo gobierno presidido por el Arq. Fernando Belaunde Terry, de carácter progresista, desarrollista, fue un cambio de atmosfera política estimulante, pero era, en todo caso, un marco más bien distante de lo que un pequeño grupo en un laboratorio de un instituto de una universidad privada podría lograr en términos de cambios de actitud y de política nacional. El factor principal que hizo posible el evento fue el hecho de que la universidad que nos acogió era una universidad de carácter liberal a pesar de que durante la crisis universitaria que le dio lugar se tildara a sus líderes, especialmente a los que serían su Rector, Dr. Honorio Delgado, y Decano de la Facultad de Medicina, Dr. Alberto Hurtado, de conservadores y elitistas. La realidad que encontramos fue diametralmente otra. Ellos y su cuerpo de profesores eran no solamente permeables a ideas y programas 100 liberales dirigidos a un enfoque comunitario, sino, en su mayoría, participantes activos en el intercambio de ideas progresistas tanto como en programas y proyectos de esa naturaleza. La evolución posterior hacia las simpatías al Gobierno de las Fuerzas Armadas que interrumpió el proceso democrático en 1998 por parte de un número de profesores y alumnos no hace sino evidenciar la tendencia liberal de la universidad. El simposium se realizó del 26 al 29 de abril de 1965 en el auditorio de la UPCH (1). Analizando en el largo plazo de 50 años, el simposium tuvo innegables efectos. En primer lugar, hizo evidente un grado importante de sensibilidad hacia el tema de población en un gobierno que no había manifestado aún posición al respecto. Así, conto con los discursos del Ministro de Salud Javier Arias-Stella, importante profesor de la UPCH e influyente miembro del Gobierno, y del Vicepresidente del recientemente creado Centro de Estudios de Población y Desarrollo, auspiciador del evento, en representación de su Presidente el senador Alberto Arca Pardo. También, se hicieron presentes Luis Barúa Castañeda, Director de la División de Macroeconomía del Instituto Nacional de Planificación y el asesor del Instituto por la OEA, BID y CEPAL, Ney Marques. Aunque los representantes más altos del gobierno mantenían una posición más bien ambivalente, consideraban el problema como materia de estudio, decidieron posteriormente organizar el Primer Seminario Nacional de Población en Paracas pocos meses después Acta Herediana Vol. 55, octubre 2014 - marzo 2015 de diciembre del mismo año. Este evento fue clausurado significativamente por el propio presidente Belaunde, y contó con la asistencia de numerosos expertos internacionales. Del simposium al seminario había trascurrido apenas siete meses y es evidente que el primero había contribuido a estimular una cierta toma de conciencia en los medios oficiales. A juzgar por el discurso del Presidente, la política no era la de un total compromiso hacia el desarrollo de una política de población específica o a establecer los mecanismos gubernamentales para asegurar una respuesta consistente, pero, en la medida de lo posible, en esas circunstancias se evidenciaba una naciente atención al problema. Las controversias ideológicas y religiosas Los dos eventos en referencia ocurrían cuando coincidía una historia de limitada atención oficial y una respuesta ideológica alineada con las duras interpretaciones de las corrientes políticas de la izquierda marxista y las religiosas manifestadas activamente por la Iglesia Católica. En parte, estas tendencias estuvieron representadas en el simposium a través de la cuidadosa participación del Ing. Jorge Bravo Bresani, Director del Instituto de Estudios Peruanos, y el Ing. Jorge Gonzáles Velasco, Decano de la Facultad de Economía y Ciencias Sociales de la Universidad Agraria, ambos de tendencia de izquierda moderada, por un lado; y la asistencia de un clérigo de la Iglesia Católica, por otro lado, pero solamente como observador. La evolución en la actitud de estos 101 dos disimiles, pero importantes elementos del debate, puestos en evidencia por el simposium, tomó una forma diferente durante las agudas discrepancias manifestadas en el curso de las siguientes décadas. En primer lugar, es de notar que, posteriormente al simposium, la esperada agudización de las discrepancias ideológicas generadas por el marxismo tradicional prevalente en el Perú de los 60 tuvo su etapa culminante durante los primeros ocho años del Gobierno de la Fuerza Armada, años que incluyeron a la primera Conferencia Mundial sobre Población de las ONU en Bucarest en 1974, y durante los cuales se manifestó una oposición frontal respecto a los efectos negativos del crecimiento acelerado de la población y la regulación de la fecundidad. A partir de la segunda etapa de ese régimen, se evidenció un notable grado de inhibición de sus líderes y partidarios más notables, optaron por una política de observación más bien pasiva con esporádicas intervenciones. El simposium aparece entonces como un evento, que entre sus logros, provocaría una respuesta más objetiva y moderada de la que pudiera haberse esperado por parte de la izquierda peruana, evidenciando una considerable maduración de esta en cuanto al crecimiento de la población. La reacción de las autoridades y parte de los representantes de la comunidad católica en el Perú fue diferente. Poco después del histórico Seminario Nacional de Paracas, cuando los programas relacionados con la planificación familiar comenzaron a activarse en los medios oficiales y sobre todo en el sector privado a través de las ONG y otras instituciones, la Iglesia Católica hizo sentir su rechazo absoluto a la práctica de la planificación familiar presionando al gobierno con el efecto de limitar la provisión de servicios y atacando a las personas y entidades que la proponían en un esfuerzo por controlar la conducta de sus bases laicas. Mientras la izquierda, en esencia, centraba su posición en la interpretación de lo demográfico, la Iglesia lo hacía en lo metodológico y asistencial. Esta conducta, en línea con sus profundas convicciones religiosas se acentúo a través de los años, encontró perfecta sintonía con la política de Gobierno de la Fuerza Armada en su primera fase y se asimiló así a la posición socialista del Perú en la Conferencia de Bucarest, donde la Iglesia fue parte de la representación oficial peruana. Una crónica detallada de la acción nacional e internacional de la Iglesia se encuentra en el libro Políticas y programas de población en el Perú publicado recientemente (2). Lo importante en términos de este análisis es que luego del final del régimen militar, vacante el lugar ocupado por la izquierda, la Iglesia quedó como el único y persistente obstáculo al establecimiento de una política nacional de población, a la expansión de los programas de planificación familiar y a su práctica individual por las parejas. Sin duda, la aceptación de la realidad por la Iglesia no quiere decir que ella haya cedido en su posición, sino que meramente habría replegado sus esfuerzos. Acta Herediana Vol. 55, octubre 2014 - marzo 2015 102 Su emergencia podría ocurrir en cualquier momento que considere crítico aunque la presencia del Papa Francisco en Roma podría hacer menos factible el volver al agresivo comportamiento de las décadas de los años 70, 80 y 90. La dirección del cambio Si bien estos dos componentes de las discrepancias ocurridas después del simposium fueron los más objetivamente visibles, ya que ocuparon en forma creciente los medios, el tercer elemento no era tan evidente pero tuvo un desarrollo sostenido por detrás y a pesar de los que fueron encendidos debates ideológicos, políticos y religiosos. Se trata de las decisiones tomaron las parejas y las familias peruanas a la vista de la información que el mismo debate inició acerca de las perspectivas del crecimiento de la población y de la situación particular a nivel microfamiliar, los medios instrumentales, y los servicios que se iban siendo conocidos y más accesibles. El hecho es que al seminario y a los eventos posteriores le siguieron una constelación de cambios en la mentalidad de las parejas peruanas, que significaron la adopción de medidas de reducción de su natalidad y un comportamiento moderno en cuanto al tamaño de la unidad familiar. En términos más globales, al momento del simposium el Perú de 1965, con una población total superior a los 11 millones, había llegado a su mayor ritmo de expansión demográfica con una tasa anual de crecimiento medio de Acta Herediana Vol. 55, octubre 2014 - marzo 2015 2.9% (3) resultado de la notable reducción de la mortalidad (17.6 para 1960-1965 (3)) ocurrida, según el censo de 1940, y la persistencia de tasas de natalidad altas (46.3 para ese quinquenio (3)). Como se desarrolla en el capítulo final del libro Políticas y programas de población (2), todos los indicadores demográficos y de salud tienden a señalar que a partir de allí se han seguido notables reducciones en la fecundidad. De acuerdo con los resultados de las Encuestas Demográficas y de Salud Familiar (ENDES), para 2012 la tasa global de fecundidad había continuado su considerable descenso del 6.85 estimado para el quinquenio 1960-1965 a 4.3 en 1986 y a 2.6 en 2012. Además, el conocimiento de anticonceptivos ha adquirido carácter universal y su uso actual que había aumentado hasta el 73.2% entre las mujeres unidas o casadas en el 2009, llegó al 75.5% en el 2012 (4). En este sentido, por haber iniciado la confrontación del problema por los gobiernos que sucedieron tanto como por haber provocado las decisiones tomadas por la sociedad civil y las familias peruanas planteando los problemas de población en forma equilibrada pero con evidente preocupación, el simposium tuvo una trascendencia mayor de la que podría haberse esperado. Contribuyó a acelerar el cambio a una sociedad con una tasa de crecimiento más favorable para el desarrollo. Si bien estos notables cambios ocurridos a través de cinco décadas no pueden ser tomados como efectos del simposium, sí puede decirse que este desencadenó una movilización en 103 la que fueron actores el sector público y los componentes del sector privado, desde sus instituciones y organizaciones hasta sus individuos en particular. Aunque en algunos casos la actitud fuera contraria, la resultante ha sido una importante moderación de las tasas de natalidad y de crecimiento demográfico. Considerable peso en el origen de estos cambios corresponde a la modernización de la sociedad peruana, en gran parte concurrente con los procesos de migración interna de 5.2 millones de habitantes en el año 2007 y de urbanización que ese mismo año ubicaba a 20.6 millones en el sector urbano. Ello se suma a la mejora del estatus de la mujer y su mayor participación en el desarrollo económico, donde el 65.2% de la población femenina resultaba parte de la población económicamente activa (PEA) en ese año (4). Entre otros, estos macrodeterminantes de la fecundidad que contribuyen a la dirección del proceso demográfico constituyen el telón de fondo fundamental para explicar los cambios señalados. determinación de la población peruana a asegurar la viabilidad de sus familias, sino a factores de acceso desigual a la información y educación tanto como los relacionados con la todavía insoluble insuficiencia en el acceso a los servicios de salud materna y familiar. Referencias bibliográficas Donayre, J., Guerra-García, R., Sobrevilla, L. (2012). Políticas y Programas de Población en el Perú. Del Debate a la Acción. Lima: Centro Editorial UPCH. INEI (2012). Encuesta Demográfica Familiar (ENDES). Lima. y de Salud Sobrevilla, L., Donayre, J., Moncloa, F., GuerraGarcía, R. (1965). Población y altitud. Lima. Varillas, M., Mostajo, P. (1990). La situación poblacional peruana. Balance y perspectivas. Lima: INANDEP. Tampoco puede decirse que el Perú haya llegado a una situación óptima en cuanto a su dinámica demográfica, pues persisten áreas de características socio-económicas y culturales en las cuales prima la tendencia a altas tasas de fecundidad. La desigualdad en la calidad y el alcance de los cambios sociales y económicos involucrados en la modernización del país obstaculizan un avance más significativo. Sin embargo, cualquier examen que se haga de la situación apunta no a la falta de Acta Herediana Vol. 55, octubre 2014 - marzo 2015