Sin título-1 - Centro Cultural de San Marcos

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BOLETÍN OFICIAL DEL CENTRO UNIVERSITARIO DE FOLKLORE - UNMSM Abril 2013
LA CAPTURA DEL CONDOR*
l YAWAR FIESTA es un tipo especial de corridas de toros, es
una corrida netamente quechua, es una fiesta que sigue
engalanando a muchos pueblos y comunidades ubicadas en las
entrañas mismas de los Andes; el YAWAR FIESTA sigue aferrándose
a la vida, sigue cumpliendo su pape movilizador, sigue presente en el
Perú de adentro impactando por su particular forma de ser, porque la
principal característica del YAWAR FIESTA es que en lugar de usar
lanza, rejón y banderillas, para que el toro se ponga bravo, se usa el
CONDOR.
Debemos comenzar entonces mencionando aquello que
saben muy bien los expertos campesinos, la técnica de cómo se
captura al Cóndor, unas dos semanas antes de la corrida se mata un
burro viejo o un caballo inútil y se deja que su carne se pudra y
adquiera mal olor antes de ser llevado hasta un lugar cercano a las
cordilleras mientras tanto se cava un hueco enorme en el suelo en
medio de una pampa o una loma visible, este hueco debe tener el
tamaño de un cuarto grane que permita a unos 6 a 10 campesinos
trejos y decididos permanecer durante varios días metidos dentro de
este cuarto.
Toda la tierra escarbada debe ser llevada lejos borrando toda
señal de que allí hay gente, sobre este hueco se teje una reja de palos
largos derechos de regular grosor que deben ser fuertemente fijados
al suelo mediante grandes estacas de palos, sogas, tiras de cuero de
toro humedecido llamados tientos. Esta reja hay que disminuirla con
paja y para evitar el olor de tierra fresca se quema paja en el piso y
todos los costados del gran hueco.
Sabedores de que el zorro, el venado, el puma, el cóndor entre
otros animales descubren a la gente escondida por el olor de su
cuerpo, los campesinos inteligentemente queman o derraman las
tantas hojas de plantas de olores muy fuertes. Estas plantas pueden
ser el paico, la muña, la quechuarura, el eucalipto y muchos más,
también se quema semilla de culantro. Atraídos por el olor de la carne
ya sea de burro o de caballo que se ha colocado sobre la reja del hueco
vienen muchos cóndores a devorarlo. Los campesinos escondidos
allí dentro procuran mantenerse totalmente quietos y en absoluto
silencio.
Cuando viene un cóndor enorme el más grande posible con su
plumaje brillante de hermoso collar blanco e imponente corona roja a
modo de cresta, es pues el APU CONDOR que tanto lo esperaban.
Los comuneros escondidos en el gran hueco subterráneo ni siquiera
deben respirar, dejando que el cóndor coma a sus anchas hasta
hartarse y no poder levantar el vuelo fácilmente. Por fin cuando llega
UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS
Dr. Pedro Atilio Cotillo Zegarra
Rector
CENTRO CULTURAL DE SAN MARCOS
Dr. Victor Lahoud Salem
Director General
CENTRO UNIVERSITARIO DE FOLKLORE
Lic. Carlos Sánchez Huaringa
Director
el momento preciso, con sogas de lana de llama, amarran
rápidamente las patas del cóndor sujetando fuertemente a los palos
atravesados. Una vez prisionero el Apu Cóndor, los comuneros
empiezan a gritar y a cantar emocionados, arrancan los toques de los
WAQRA PUKUS o cornetas de acho avisando a sus demás
compañeros, y hermanos que han estado esperando en los
alrededores escondidos también.
Estos comuneros que han estado escondidos vienen a la
carrera ya sea a pie o a caballo para envolver con poncho y frazadas al
cóndor, luego le amarran fuertemente el pico usando para esto finas
cuerdas de cuero que pasan por ente los huecos de la nariz de esta
gigantesca y sagrada ave. Las alas se extienden a todo lo largo
sujetándose con un palo delgado pero fuerte y con un cordel especial
hecho de cola de caballo, solo para evitar que el cóndor de aletazos y
pueda tumbar o dañar a más de un hombre, y también para impedir
que levante el vuelo. Ambos extremos de palo son sujetados a cierta
altura por los hombres con mayor experiencia que deben ser fuertes y
en lo posible jóvenes. De esta manera entre waqra pukus, tinyas, toro
toros, wakatakis, y vivas de emoción y de veneración al cóndor se
inicia una larga procesión y entrada al pueblo entre alegres repiques
de campanas y el retumbar de los cohetes.
El pueblo, la comunidad recibe al cóndor con admiración y
con respeto, estalla la alegra colectiva, así empieza la YAWAR
FIESTA. Así se recibe al cóndor en nuestros pueblos del Perú
profundo.
Después de la corrida en el pueblo, en la comunidad todos los
hombres y mujeres, todos los habitantes juntos, se preparan, se
alistan para despedir al Apu cóndor, se le rinde homenaje, se le invita
trago, chicha, se le viste de gala se le amarra cintas y se le lleva a la
cumbre más alta para que emprenda su vuelo señorial, el rey, el APU
CONDOR.
Finalmente haciendo un recuento de los lugares en donde
continua vigente esta celebración debemos decir que aun son testigos
y protagonistas del YAWAR FIESTA los pueblos del valle de
Chumbao, lo mismo que Pampachiri, Chiara, Huayana,
Pomaciochsa, Umamarca, Ongoy, Cocharcas, Turpo, Pacucha, Santa
María de Chicmo, Soras, Larcay, Chilcayoc, Querobamba y otros
distritos de las provincias de Chincheros, Sucre y Andahuaylas,
próximo DEPARTAMENTO CHANKA; se sigue viendo al
Cóndor sobre el Lomo de los toros en lasas punas de Negromayo,
Chipao y Andamarca en la provincia de Lucanas, departamento de
Ayacucho.
El YAWAR FIESTA sigue emocionando muchedumbres en
Lambrana, Pichirhua, Qesari de la Provincia de Abancay, Apurímac,
no muy lejos de allí en este mismo departamento, las provincias de
Aymaraes, Grau y Cotabambas, también celebran en grande esta
fiesta de manera especial en Coyllurqui, Haquira y Mamara, pero eso
no es todo, en Canas, Espinar, Santo Tomas, Velille, Qolqemarca y
Chumbivilcas en Cusco, así como en Caylloma, Condesuyo y otros
pueblos y comunidades quechuas de Arequipa y Puno.
__________________________________________________
(*)Isaac Vivanco Tarco. Desaparecido poeta, cantautor,
investigador social, escritor y periodista.
Av. Nicolás de Piérola 1222 - Parque Universitario
www.ccsm.edu.pe - 427-7351 - [email protected]
Imp. CEPREDIM - UNMSM / Número de Depósito Legal: 2011-04359
Haylli Nº
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Haylli
FOLKLORE Y CULTURA
SOBRE DIABLOS Y FIESTAS. LA PRESENCIA DEL DIABLO
EN LAS FIESTAS POPULARES ANDINAS
Héctor Núñez Núñez*
Este artículo tiene como finalidad mostrar de manera general y básica uno de los personajes presentes en muchas de las fiestas
folklóricas, no solo en nuestro país, sino donde la imaginería católica está presente desde su llegada evangelizadora. El personaje del
diablo está presente desde su implantación colonial. Del diablo católico medieval queda poco, dando paso a un diablo minimizado,
vencido y casi ridiculizado en su mirada visual y cultural como parte del total de la parafernalia festiva de las fiestas folklóricas y
populares.
S
antos, santas, vírgenes, Cristos, hombres y mujeres,
diablos y personajes mágicos son muchas veces los
personajes centrales de danzas y bailes dentro de las
fiestas y ceremonias folklóricas. De una u otra manera están
presentes de diferentes grados y formas dentro de las fiestas.
Unos son el centro de las fiestas, otros personajes principales
dentro de estas y otros aunque no tan relevantes por su plástica o
por haber sido identificados por alguna característica plástica o
visual se tornan en personajes relevantes e infaltables dentro de
la festividad.
Las fiestas como parte del estudio del folklore de las
diferentes sociedades y culturas han permitido adentrarnos en
todo un universo de símbolos y representaciones tanto
ideológicas como religiosas del hombre. Estas, como su nombre
señala, son celebraciones de tiempos y acontecimientos
relevantes para los hombres que ensalzan y remarcan uno o
varios hechos importantes dentro de su historia local, sacándolo
de su cotidianeidad y recubriéndolos de rituales para indicar no
solo su importancia de ser recordado sino la necesidad de su
actuación ritual y simbólica de este.
Como sabemos la figura del diablo no llega con la
conquista y sus curas, misionero y evangelizadores. Trasladan el
concepto medieval del diablo al Supay, una especie de ser
mágico, burlón y protector desarrollado en el mundo andino
prehispánico. Simplemente buscan una equivalencia para poder
explicarlas quién era este ser que estaba a la caza de almas y el
principal responsable de los males espirituales y muchos de los
carnales en el hombre. Luzbel, Lucifer, Satanás son algunos de
los nombres con los que se conoce al ángel que decidió
separarse de los otros ángeles de Dios y que su castigo fue el ser
desterrado a un mundo de dolor y castigo al que dentro de la
imaginería católica se llamo infierno. Desde allí en continua
competencia con Dios se burla de todo lo que consideramos
sagrado y tienta al hombre para que desobedeciendo lo que Dios
manda el pueda aprovecharse del hombre y quedarse con su
alma inmortal, llevando a esta al infierno para hacerlo sufrir por
la eternidad. (Córdova Rosas 2012)
El macho cabrío del mal ha sido en muchos casos
satirizado y siempre vencido por el ángel y termina rindiendo
culto y subordinándose a la virgen.
Como sabemos la presencia evangelizadora colonial se
impuso tanto en los espacios costeños y andinos. Muchos
fueron los elementos rituales y objetos religiosos que utilizaron
para convertir a los indígenas que mantenían aun en el siglo XV
hacia adelante el sistema ideológico religioso prehispánico.
2
Autores como Luis Millones, José Carlos Vilcapoma han
trabajado el tema del diablo en la imaginería indígena y mestiza.
El primero de ellos cuenta la historia y la importancia de los
diablicos de Túcume en la costa norte peruana. Mientras que el
segundo ingresa al mundo andino y su relación con el diablo
festivo. Ambos desde la Antropología e Historia, permiten
adentrarnos en el estudio comparativo de este personaje y su
construcción cultural.
De este diablo medieval poco queda en la imaginería
festiva mestiza hoy. Mantiene la representación del mal, los
vicios y la encarnación de los pecados capitales. Ahora bailan
tras la virgen, manteniendo distancia de esta por temor a su
poder. El poder de la religión manifestado en la minimización
del diablo y qué como parte del discurso festivo ideológico del
diablo, en muchas de las fiestas la participación de éste, su
nombre se transforma de diablo en diablito o diablicos. Esto
podría indicar dos cosas, la primera de ella la forma simbólica de
la disminución de su poder, la otra posibilidad supondría el
mantenimiento de la idea prehispánica del Supay como un alma
protectora y algo juguetona. El diablo medieval ha sido
reinterpretado por la imaginería colonial católica del mundo
indígena y mestizo en América, haciendo de este un personaje
festivo, pero manteniendo el discurso de su poder sobre el
hombre.
Uno de los elementos infaltables dentro de fiestas y
ceremonias populares es el baile en el amplio sentido de la
palabra. Danzas y bailes tienen como función contribuir al
proceso de ritualización de la fiesta, hacerla importante y
crucialmente festiva. El diablo no solo participa en la fiesta sino
que además tiene su tonada propia. Su música es divertida y
socarrona, ágil y visualmente poderosa. Igualmente, la
vestimenta del diablo danzante es visualmente impacta. Sus
diseños forman parte de todo el discurso que se tiene del diablo
festivo andino. Es aquí, donde unos de los elementos central de
la caracterización del diablo dentro de las fiestas folklóricas es la
máscara como parte de su vestuario. Este elemento ha sufrido
todo una serie de transformaciones a lo largo del tiempo. Desde
el uso de piel de animales hasta el uso más estilizado de fibra
sintética, el estudio de las máscaras es todo un rico universo de
estudio, tanto desde la mirada del mascarero hasta la aceptación
de la comunidad de la misma que la avala como parte de su
tradición e historia local. Como decía bien, Jiménez Borja en su
texto Máscaras populares, la máscara está muerta sino tiene atrás
a su ejecutante, al danzante. Las máscaras colgadas como
recuerdos o adornos son objetos sin vida. Es la fiesta y el
danzante enmascarado que le da vida. Esto nos hace pensar en la
Abril 2013
Haylli
FOLKLORE Y CULTURA
El diablo colonial traído
por los evangelizadores y
curas doctrineros impuesto
a través del miedo y terror
ha sido representado como
un personajes disminuido
en su poder, el diablo
terrorífico.
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(*)Antropólogo. Docente de la Facultad de Humanidades en la
Universidad Nacional Federico Villarreal y en el Centro Universitario
de Folklore de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Diversas máscaras de Diablada
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Haylli
ESPECIAL
FOLKLORE EN AMANCAES
Juan Jose Vega *
A
mancaes era el nonplus ultra del
criollismo limeño en sus más calificadas
expresiones. Duró más de tres siglos el festejo.
Había empezado como romería el día de San
Juan, un 24 de junio de los finales del siglo XVI.
Luego, con el correr de los años, se fue
convirtiendo en fiesta popular. Tomó nombre
del amancae, una flor amarilla propia del Perú,
que brotaba en esa pampa, gracias a la humedad
de las garúas, cubriendo parte de los cerros de
las cercanías de Lima por aquel lado. Pero lo
que había nacido como devoción acabó
transformada en fiesta de alegría “ALEGRÍA
SALVAJE”, según la expresiva opinión del
francés Max Radiguet. Fiesta de todos, que fue
cada vez más ganada por los negros, zambos y
mulatos, que por entonces constituían una
mitad de la población metropolitana. Entre
tanto, a lo largo de los siglos fueron retirándose
gradualmente “los criollos blancos del Perú”, como se
comentaba. Pero hasta los mediados de la centuria del
XIX todavía concurrían, en cierta proporción, los
integrantes de las clases elevadas del Perú.
LA IDA.- Para nuestra visita a una Amancaes ubicada algo
después de la Independencia, nos haremos acompañar
principalmente por el culto viajero norteamericano
Charles Stewart, de profesión marino, quien se reveló
como un sagaz observador, como se notará en el animado
pasaje que sigue y en otros más, ambientándose en 1829.
“Después de pasar la Alameda, entramos a un
camino angosto, serpeante y arenoso circundado a ambos
lados por altos muros de barro, y completamente lleno de
carruajes o jinetes, y gente a pie, mirándose unos a otros e
intercambiando miradas y venias con alegría e hilaridad.
En el grupo habían personas de todas clases social, de las
más alta a la más bajas, de todo matiz y color, desde el más
rubio británico hasta el más negro de las tribus africanas”.
Era, pues, un tropel abigarrado, heterogéneo y
multicolor. Sin embargo afable, entre bromas y saludos.
Muchos de esos morenos hacían venias de lejos nomás o
estrechándose con un abrazo a sus compadres, algunos de
posición elevada, que lo permitían. Porque, hacia la época
en que tratamos aún se veía bastante gente distinguida;
Hasta el propio Presidente de la República concurría de
uniforme de gala con bicornio, al cual ornaba una enorme
pluma de avestruz. La mayor parte de este gentío partía de
la Alameda de los Descalzos; ir tomaba a caballo una hora,
aproximadamente, y se salía a partir de las ocho de la
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mañana.
Tanto tiempo para tan corto trecho se explica por
los encuentros y porque los grupos avanzaban cantando, y
ya sabemos aquello de que “al que toca y al que canta, se le
seca la garganta”. El diplomático francés A. de Botmilieu,
que pasó varios años en nuestro país a partir de 1841, nos
relata, en efecto, que unos a pie y otros a caballo, las
partidas se detenían “al borde del camino para reparar sus
fuerzas por medio de copiosas libaciones de pisco”, por
entonces barato y bueno; también con “chicha que
circulaba sin descanso”; todo entre risotadas, burlas y más
canciones. Estas actitudes vitales se multiplicarían una vez
en la pampa, sobre todo dijo al son de un cajón, que
incitaba al baile con su ritmo frenético.
LA LLEGADA.- Una vez en la Pampa de Amancaes,
afirma Stewart, había “el mismo alboroto de risas y
conversaciones, la misma presión y movimientos de aquí
para allá, el confuso sonido de instrumentos musicales en
varias direcciones, y la alegría tosca y sonora de los bares y
lugares de comer”, que eran muchísimos y algunos
instalados como fondas, aunque pequeñas; limpias pocas,
pero de muy buena sazón, de manos morenas, sin duda.
Había una que sería la predilecta para quienes podían
pagar, lucía una gran bandera roja con letras blancas, en la
cual se leía “Fonda con aseo”. Su dueño había tenido la
precaución de anunciarlo en “El Comercio”, donde por
esos tiempos asimismo se avisaba el arrendamiento de
cabañas, que serían más bien barracas. En esas picanterías
y barracas se cantaba y bailaba, y en muchísimas se
armaban auténticas jaranas.
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ESPECIAL
Según Heinrich Witt, la mayoría de los concurrentes,
como es lógico, “formaban pequeños grupos separados,
sentados en tierra en las laderas de los cerros circundantes
o en grandes piedras”, tal como los vio en 1846; “negros,
zambos, cholos, con alguna gente blanca” (p. 212). Pero
reinaba la armonía.
Como bien describió A. Smith, para cruzar la pampa
había “una agobiante confusión musical de tambores,
caramillos, gritos,, arpas y guitarras, cantos, risas y bailes;
pero no riñas”.
EN LA PAMPA.- Las flores de amancaes habían ido
desapareciendo conforme llegaba la multitud de
visitantes, pero aún quedaban, un tanto lejos, extensas
manchas amarillas sobre el suelo. Pero más que esto llamó
la atención a Stewart el ambiente de la pampa “en sus
novedosas y variadas muestras. Además de doscientos
calesas –el antiguo y pesado carruaje ingleses, dos
birlochos (barouches), dos calesines y unos cuantos
vehículos extranjeros más. También se distinguía
cabalgando a algunas damas escocesas o inglesas y unas
cuantas damas (de sangre) españolas, de apariencia y
vestidos similares; mientras que otra muchedumbre de
varones y mujeres. Peruanos tanto españoles (nombre que
se continuaba dando a los blancos) como indios, negras y
negros, de todos los matices y en una inacabable variedad
de vestimentas, algunos a pie y otros sobre toda clase
posible de animales, desde el más noble de los caballos
hasta el más miserable de los burros, se extendía por
miles”.
Otro alemán, Karl Scherzer, ya en 1859, nos dirá que
en improvisados puestos de venta se ofrece comida y
bebida y también “espectáculos de gigantes y cabezudos y
estrados donde deambulan cantantes callejeros y músicos,
donde no se cansan volatineros, prestidigitadores y
jugadores”. Al decir de A. Smith, tampoco faltaban
“chuchumecas”; seguramente “tapadas” de aquellas con
saya de color morado. Aquel inglés fue uno de los
primeros en usar tan sabroso peruanismo.
Pero volvamos a Stewart, quien nos indicará lo que
sigue con relación a la fraternidad reinante en la pampa.
“Al otro lado del camino había carruajes halados por
mulas, con postillón y lacayos y llenos de damas y niños en
elegantes vestidos de tarde; alrededor de éstos estaban
reunidos en amena conversación y alegría grupos de
corteses jinetes mientras que a escasa distancia a ambos
lados del camino podía verse apretados grupos, en medio
de los cuales negros y negras, en tan rica vestimenta como
sus amos o amas, bailaban al son de una música
ligeramente menos tosca que la que se podría escuchar en
los poblados de su país aborigen. Ciertamente que tanto
las figuras del baile como la música, si tal puede llamarse,
son de origen africano e introducidos por los esclavos”;
rica coreografía entre la cual brillaba –lo sabemos por
Radiguet- la zamacueca, aquella danza afrocosteña que iba
a ser madre de la actual marinera.
Las variadas viandas criollas, que cada grupo
popular había llevado y las que vendían las vivanderas
siempre resultaban insuficientes para saciar lo que algún
obser vador llamó “robustos apetitos” de los
concurrentes. Se devoraba cantidades pantagruélicas de
anticuchos, chicharrones, cebiches, carapulcas, locros y
patitas, todo cargadísimo de ají.EL RETORNO.- “En el momento en que comienza a
caer la neblina, millares de personas regresan a las
ciudades cargadas de flores amarillas que llevan en las
manos, en la cabeza, en los sombreros. Con ellas van
también adornados los cabellos y los coches. Esto
recuerda un poco el gusto de los parienseses por sus
primeras lilas”. Así lo relata Gabriel Lafond, otro culto
viajero francés.
Por otra parte, el citado Stewart agrega que los
primeros en iniciar el regreso habían sido “las personas
importantes”. La muchedumbre las siguió poco a poco;
muchos de los que estaban a pie- precisa nuestro
informante- continuaban danzando al sonido de los
“ritmos de los negros que todavía se escuchaban a la
distancia. Observé a una peruana que avanzaba de esta
manera a lo menos un cuarto de milla, girando todo el
tiempo como un vals, entre los carruajes y alegres jinetes
en peligro aparente, en todo momento, de ser
atropellada”.
Notó también “una especie de carpa con colgaduras
de tela color púrpura, en la cual había música y baile y una
multitud su alrededor. Nos detuvimos aquí por un
momento. Los músicos todavía tocaban: los
instrumentos, un violín, una flauta y una tosca arpa”. Era
una capilla y desagradó bastante a Stewart que un Cristo
estuviese “presidiendo una escena de jolgorio y vicio, y
patrocinando demostraciones que, para decir lo menos,
bordeaban en el pecado”. Naturalmente, el sitio se hallaba
cubierto de amancaes. Las danzas serían la mentada
zamacueca, o el mizmiz o el chocolate, entre las varias que
bailaban los afrolimeños de aquel tiempo. Con el
desenfado a que dan lugar los abundantes brindis.
La entrada a Lima de la cabalgata resultaba una
diversión para los limeños que no habían concurrido a la
fiesta y que se trasladaba a la Alameda de los Descalzos
para espectar el tumulto de la gente que retornaba de
Amancaes entre flores, cantos y gritos. Ellas montadas a
horcajadas, dejando ver hasta las rodillas, lo cual constituía
un exceso en aquel tiempo.
__________________________________________________
(*)Historiador y antropólogo y ex rector de la Universidad La
Cantuta ya desaparecido. Fue un gran investigador de la cultura
andina. Artículo recogido del Diario La República del 25 de Junio de
2000.
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Haylli
FOLKLORE Y CULTURA
LA GRAN FESTIVIDAD DE LA CANDELARIA
Rodolfo Sánchez Garrafa*
L
a Fiesta principal de la "Mamacha Candelaria"
en Puno tiene lugar cada año, del 24 de enero al
18 de febrero como preludio del Carnaval,
pukllay o anata. Impresiona su carácter multitudinario
y el hecho de involucrar a todos los segmentos de la
sociedad. Suelen participar más de medio centenar de
conjuntos, algunos de ellos con 300 o más personas,
entre músicos y danzarines.
Las fiestas andinas están vinculadas con los
grandes acontecimientos del calendario festivo
prehispánico y tienen implicancias astronómicas. La
fiesta de la Virgen de la Candelaria llena un tiempo que
va desde el Qhapaq Raymi (solsticio de diciembre)
hasta los carnavales, y ocurre en la mitad caliente del
año o ruphay mita, tiempo de predominio del mundo
de adentro o ukhupacha. Las grandes celebraciones
pueden agruparse en propiciatorias y de
agradecimiento, las propiciatorias preceden a la
siembra y al apareamiento del ganado, por ejemplo. Las
de agradecimiento sobrevienen a la aparición de los primeros
productos o primicias, a la cosecha y al nacimiento de las crías de
llamas y alpacas. Algunas celebraciones rituales tienen lo que se
conoce como finalidad purificadora, caso de la sitwa. Pero el carnaval
ha sido siempre una fiesta de bienvenida a los espíritus de las especies
que se reaniman. Es una fiesta de recepción y gratitud a las illas o
estrellas, a las ispallas, a la ispall mama (madre o espíritu arquetípico de
la papa).
Ciertas representaciones pictóricas de la Virgen María en
forma de cerro, en particular de La Candelaria, no son generalizables
a todo el mundo andino. Sin embargo, espíritus de poder en forma de
felinos, con atributos agrícolas y de montañas elevadas han existido
desde siglos atrás en los Andes Centrales, es la idea de Pitusiray
Sawasiray (espíritus arquetípicos de la reproducción), por ejemplo,
que ya se encuentra en ceramios moche.
Entre los elementos de convergencia que favorecieron un
sincretismo entre las representaciones de la deidad Pachamama o
Madre Tierra y de la Virgen María podemos anotar: La maternidad de
María, que habiendo gestado a Jesús, lo trae al mundo en el solsticio
de diciembre, la proximidad del astro lunar y del Sol en la iconografía
mariana, la presencia del cielo estrellado o nocturno que gobierna el
mundo de adentro. Para la percepción andina, algunas versiones
como el de la Virgen del Carmen son aún más explícitas en cuanto al
papel de María como propiciadora de la salida de seres del mundo de
adentro hacia la superficie terrestre.
El primer día de la festividad, los alferados (representantes de
los ancestros) salen de su hogar portando la imagen del Niño Jesús,
seguidos por las autoridades y allegados, en devota marcha hacia la
iglesia de San Juan, llevando velas y cirios encendidos, en una clara
alusión al cielo nocturno que acoge al niño Sol. Los registros
iconográficos de la Candelaria nos la muestran entre una constelación
de estrellas, teniendo como marco de fondo al Sol Radiante, con un
coro celestial coronándola y a sus plantas la Luna creciente, un
simbolismo que inevitablemente refiere la proximidad del equinoccio
de otoño.
Desde una mirada occidental suele decirse que en esta fiesta se
da una confrontación del minero con las fuerzas del mundo de
adentro, consideradas fuerzas demoníacas. Lo que ocurre para los
andinos es una permanente convivencia y relación de reciprocidad
establecida entre los mineros y los “tíos” o habitantes de los
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socavones, asimilados a los duendes de la
mitología europea. De hecho la minería fue
importante para los andinos, pero no en el sentido
de acumulación de riqueza sino en el de su
aplicación simbólica y de ofrenda a las divinidades.
Este encuentro no es sino un tinku de las mitades
complementarias constitutivas del universo o
cosmos andino, un encuentro que conlleva
tensión, pero que es condición indispensable para
la continuidad de la vida y la reproducción de las
especies. Las danzas del tinkuy y las prácticas de los
“juegos de enemigos” como las batallas rituales de
Chiaraje o de T'oqto son otras tantas expresiones
que tienen el mismo sentido.
Es clara la relación del culto a La Candelaria, la
Virgen de los Socavones, en relación a los mineros.
También es explicable el lugar especial que tiene
para los carniceros o matarifes, llamados mañazos,
y es que en tiempos del Tawantinsuyo el mes de
febrero como hatun poqoy (la gran maduración) era momento de
sacrificar grandes cantidades de camélidos bermejos en honor de las
wakas (deidades étnicas). Los mañazos reivindican en esta fiesta su
papel de oficiantes rituales. Esta festividad puede verse también
como una gran confraternidad con los seres de poder del mundo de
adentro, para sellar una relación de armonía familiar y de convivencia
prolongada. En términos generales, se trata de una recepción de
extraordinarias delegaciones de espíritus como un medio de
garantizar su benevolente actuación futura. No se celebra pues el
triunfo del bien sobre el mal, como lo habrían querido los
evangelizadores, sino la convivencia de mundos complementarios.
La presencia del Lago Titicaca hace de la región altiplánica un
espacio de particular valor. Se trata de una gran paqarina, tan notable
en la tradición mítica, que de allí emergieron, y vuelven a emerger
periódicamente, los astros mayores del supramundo, el Sol y la Luna.
Los danzantes de la diablada forman parte de la tropa de seres
acompañantes del nuevo Sol o “Wayna P'unchaw” que la Mamacha
Candelaria sostiene en sus brazos. La diablada desde el punto de vista
del pensamiento andino, no constituye una danza infernal, sino una
escenificación que describe el tinku entre el mediador del mundo de
arriba o solar y los seres de poder o “sombras” del mundo de adentro,
los upani o supaykuna, que escoltan al Sol joven. Las candelas o velas
pasan a ser significantes del calor del mundo de adentro, de los
dueños de la riqueza del subsuelo y habitantes de las cavernas y
socavones mineros.
La tradición occidental ha querido mostrar el triunfo de las
fuerzas del bien sobre el mal, sintetizado en los siete pecados
capitales; sin embargo, en la danza de la diablada lo que se escenifica
es un desfile de seres del mundo de adentro o saqras, haciendo
derroche de habilidad, poder y colorido, que sin humillarse ante el
espíritu excelso se dejan guiar por él hasta los límites del tiempo solar
que adviene. Los “tíos”, habitualmente soterrados en los socavones,
salen portando el fuego o kamay de las entrañas de la tierra y
acompañan a un arcángel que se ufana al comandarlos. La espada de
Miguel Arcángel evoca las pinzas del alacrán mediador que escolta al
Sol en su tránsito por el mundo de adentro hacia el tinku con su
dimensión complementaria, en las más antiguas tradiciones andinas.
__________________________________________________
(*)Antropólogo, doctor en ciencias sociales, profesor de post grado
en la Fac. de CC.SS. de la UNMSM.
Abril 2013
Haylli
FOLKLORE Y CULTURA
SAN JUAN, CELEBRACIÓN AMAZÓNICA
Marita Salas Murrugarra*
L
a madrugadora noche del 23, ciento de hombres y mujeres inician
un ritual que se pierde tras la enmarañada historia selvática. En
religioso silencio caminan hacia las orillas de los ríos, buscando un
baño purificación. Se dice que el patrono San Juan Bautista escogió esa
misma noche para bendecir los cursos de agua. La tradición afirma que
todos aquellos que se bañen en los ríos aquella noche serán colmados de
dicha y salud durante todo el año. Como es sabido, la selva está llena de
secretos, de místicos cánticos chamanísticos, de leyendas increíbles e
historias insólitas. Todas ellas juntas, o casi todas, se reeditan anualmente
en la gran Fiesta de San Juan.
Después del mágico baño purificador, ya en la ciudad, la algarabía
del pueblo enciende las cocinas en todas las casas. Es el amanecer del día
24, fecha central de los esperados festejos por la comunidad loretana.
Durante muchos días previos, anticipándose a las tradiciones fiestas, las
familias se han preparado para la ocasión. La gallinita ya engordó – es
hora de que se sirva para rellenar el típico potaje- y las hojas de bijao
(especie de plátano que crece en la selva) maduras ya, no han de faltar
junto con el arroz y huevos cocidos. Al otro lado de la cocina, la leña arde,
hirviendo las ollas, junto a su aromático contenido. En ellas se viene
preparando el afamado juane (regionalmente fonetizado como “fuane”)
y –en otras ollas- se percibe la fermentada dulzura de la chicha de jora.
Aquellos manjares típicos son el ingrediente infaltable para estas fechas.
Más tarde, pasado el almuerzo, la población entera se concentrará en el
barrio que lleva el nombre del santo patrono. Allí, las anualmente
adornadas andas del apóstol San Juan, volverán a sus calles llenas de
feligreses que lo siguen en religiosas procesión. Las sonoras bandas
típicas siguen el recorrido imponiendo el sacro y cadencioso ritmo.
Tambores, flautas y bombos. Compases graves y agudos que no se
detienen hasta que la venerada imagen regresa a su iglesia. Ya en la noche,
las oraciones quedaron tras la puerta de la casa de Dios. También es
momento que se aprovecha en cambiar de música.
A ritmo de Tecno-danza.
La chicha etílica se desborda de los vasos que brindan felicidad.
Los bailes se multiplican por todas partes, la selva está de fiesta. Las
parejitas (llamadas pandillas) danzan alrededor de la humisha (o umsha),
y juntos, después de cada vuelta, intentarán derribar la palmera a golpe de
hacha. Faena que nos recuerda los tradicionales tumbamontes
cajamarquinos. La “pandilla” que logre tirar abajo la planta, atiborrada de
regalos hasta su copa, estará comprometida de levantar la del año
próximo. Pero el festejo no se cae hasta la llegada de los primeros rayos
solares del día siguiente, y – muchas veces- días más allá.
La Fiesta de San Juan, tal como hoy se conoce debió –quizas- ser
influenciada por las que se venían realizando a principios del siglo pasado
en San Martín, Ucayali, Puerto Maldonado y en casi todas las regiones
amazónicas. Como también actualmente es celebrado en Caballococha,
Pevas, Lamas, Saposoa, Moyobamba, Tarapoto, Rioja, Contamana,
Pucallpa, Tingo María, entre otras. Sin embargo, desde aproximadamente
1912, esta costumbre se arraigó fuertemente entre los iquiteños y
loretanos en general. La mayoría de las familias suele concentrarse en la
localidad campesina de San Juan de Miraflores, distante a cinco
kilómetros hacia el sur de Iquitos. En estas fechas, y desde la tercera
semana de junio, Loreto recibe a sus miles de visitantes en su semana
jubilar que este año lleva ya su versión numero 21. No faltan las ferias,
recorridos turísticos y concursaos que se suceden interminables uno tras
otro en diversas localidades de la región. Los lugares escogidos por la
población para estas festividades, además de las citadas líneas arriba, son
el parque turístico nacional de Quistococha, así como los poblados
ribereños como Manacamiri, Santo Tomas y Santa Clara.
El por qué del tradicional “Juane”.
La leyenda explica que por allá en los años que se pierde en la
memoria, el apóstol San Juan llegó hasta la Amazonía. Su intención:
perpetuarse como patrono de este paradisiaco rincón del mundo. En su
largo y penoso peregrinaje llevó consigo comida elaborada en base de
arroz y ave de monte, enrollada en las hojas de una especie de plátano.
Cuando llegaba a la ribera de los ríos y cochas, se encogía en oración,
bendiciendo sus aguas.
El antropólogo Abner Tenazoa, mucho tiempo atrás, recogió la
descrita narración de los hombres más antiguos de la región. Otra
conocida tradición refiere a que se inicia durante la llegada de los
primeros colonos, con Carlos Fermín Fitzcarrald como líder, entre los
que se encontraba los Rengifo, De Souza, Fuller y Del Águila. Ellos,
durante su travesía amazónica, realizada en el siglo XIX no tuvieron
mejor idea que conservar sus alimentos, en la famosa envoltura. Además
de ello, descubrieron el exquisito sabor que las hojas prodigaban a la
carne de ave acompañada de arroz.
La región en su fiesta patronal.
Esta tradicional festividad, como veremos en artículos aparte
recorre las orillas de muchas zonas de la amazonia peruana. Sin embargo,
el eje de la tradición, se estaciona en Loreto, Iquitos y particularmente en
la comunidad campesina de San Juan. Como es de advertirse, durante la
semana jubilar iquiteña, pobladores de diversas zonas y centros poblados
llegan hasta la ciudad. Así, comunidades nativas como los boras, urarina,
yahua, shipibo, huitoto, awajún, candoshi-murato desbordan el lugar con
su artesanía, música y danzas propias de sus pueblos. Ellos se ubican en
los alrededores de la plaza principal, más exactamente en el céntrico y
alargado boulevard situado frente al río Amazonas.
Asimismo, se suceden una serie de actividades que la
Municipalidad Provincial no dejará de organizar. Una de ellas es el
esperado Festival de Música y Danzas Típicas de la Amazonía que suele
ser protagonizada durante varios días. Tampoco faltaran los conocidos
pasacalles, en donde las diversas delegaciones de escolares e instituciones
militares acompasarán el desfile. Otro de los aspectos que algunos
esperan también es el encuentro de curanderos (chamanes) para
consultarles y pedirles consejo y cura. Al final, todos los visitantes,
nacionales y extranjeros, son esperados con el calor de esta región y la
hospitalidad característica de su gente.
Entre shunto y limones premonitorios.
Habíamos sabido de varias de las exóticas costumbres que para
estas fechas observa la población amazónica. Una de ellas es el Salto del
Shunto, costumbre fuertemente arraigada, que consiste en saltar sobre
una fogata para ir a caer sobre el agua. Este acto, considerado como
purificador, suele ser representado todavía por algunos pobladores de la
región. También es en esta época cuando la higuera florece. Se dice que la
dama (agraciada o no) que logre encontrar la escurridiza flor, se casará y
cumplirá todos sus sueños. Otras de las tradiciones es el de los limones.
Alfonsina Barrionuevo escribió alguna vez respecto de esta tradición en
la Fiesta de San Juan:”las jóvenes suelen coger tres limones. El primero lo
pelan, el segundo lo dejan a medio pelar y el tercero queda intacto. En la
noche milagrera ellas se encierran en un cuarto oscuro y arrojan los
limones al aire. La que encuentre el primero, se casara con un hombre
pobre. La que halle el segundo, lo hará con un hombre de mediana
economía. Finalmente, la que encuentre el tercer limón, se casara con un
buen partido. Alfonsina también nos comenta otra tradición. Se trata de
las antiguas coplas que algunas mujeres suele cantarle al apóstol. Una de
ellas dice: “San juancito del lucero/has venido a lisonjear/a servirte
nuestros juanes/con piernitas de gallina”. De esta manera, con eternas
tempestades o inmisericordes vientos, nuestros hermanos de la amazonia
no dejarán pasar el día –feriado oficial- para venerar su santo patrón, y de
paso mostrar su afamada alegría y hospitalidad. La selva está de fiesta,
bautizada por San Juan, su alto patrono.
__________________________________________________
(*)Antropóloga licenciada por la UNMSM, con estudios de
maestría en antropología y derecho indígena en la PUCP.
Abril 2013
7
Haylli
ESTUDIOSOS DEL FOLKLORE 20 (Sección para coleccionar)
Agenda Cultural
CÉSAR GUARDIA MAYORGA
(1906 – 1983)
P
Principales Actividades del CUF
rofesor y filósofo. Estudió
en “Guadalupe” y el
Colegio “Independencia”
de Arequipa y, posteriormente
ingreso a la Universidad de San
Agustín obteniendo los títulos de
p r o f e s o r , D r. E n L e t r a s y
Jurisprudencia y abogado (1937).
Ejerció la docencia en colegios de
secundaria de Arequipa, al tiempo
que en la Universidad. “Era un
hombre muy leal a sus ideas”,
“desde temprano su inclinación profunda por la filosofía y por la
historia. Sus cuarenta libros son una herencia muy sólida”. Claro,
como no sólo se trataba de interpretar el mundo, sino también de
transformarlo, el joven profesor ayacuchano avecindado al pie
del Misti introdujo tempranamente la seriedad en el estudio del
materialismo dialéctico y la propensión a juntarse con los
obreros. En 1951, poco después de un alzamiento de Arequipa, el
Ministerio de Educación del general Odría pidió que se despojara
de sus cátedras tanto a Guardia Mayorga como a Núñez Ureta.
“No era él un proselitista, que anduviera haciendo campaña
partidaria”, explica Núñez Ureta. Y entonces retrata al hombre
más allá del profesor: “Eso sí, era intransigente en su
interpretación de los hechos, y no tenía tapujos para proclamar lo
que consideraba la verdad”. El general Mendoza había
sentenciado: “son disolventes”.
La filosofía había sido, pues, materialista peligrosa,
dialécticamente incomoda. “Yo”, condimenta Núñez Ureta,
“Podía dedicarme a hacer cuadros; pero ¿él?. “Tuvo que salir al
destierro. Se fue a Bolivia, a Cochabamba; allá empezó a enseñar
filosofía, pero también contribuyó a crear una Universidad
Obrera”. De vuelta al Perú, gracias a la amnistía de 1956, enseño
en la Universidad de Huamanga, a partir de 1960, y en San
Marcos. De la primera fue separado en los días de la famosa
“convivencia”. Entre 1964-67 enseño en la Universidad de Ica.
Quienes conocieron a César Guardia Mayorga no pueden olvidar
su sabiduría y su austeridad, entretejidas con una nobleza de
sentimiento y un amor indeclinable por el socialismo, a cuya
realización consagró el poema quechua “Puka llaktapaq”. Era, ya
hemos dicho, un ferviente cultor de nuestra música. El folklorista
Epifanio Pérez uno de los fundadores de Villa El Salvador, nos
contó cómo estuvo el filósofo al borde de las lágrimas cuando le
trajo una quena de su Lampa natal. Otro día, le presentó al
guitarrista de estirpe ayacuchano Daniel Kirhuayo (fallecido).
El filósofo había escuchado grabaciones del artista, y no
podía creer que ese muchacho sonriente fuera el intenso
intérprete, se remitió al criterio de la práctica: una guitarra de su
estudio hizo que Kirhuayo lo colocara en trance de lágrima.
Porque este hombre serio y reservado, este filósofo universal y
peruano era un artista, había escrito en uno de sus poemas
“Todavía hay que andar lejos”. Lejos habría que ir en la herencia
de Guardia Mayorga en el sentimiento y la conciencia.
Finalmente sus obras: “Manual de legislación obrera”, “Filosofía
y ciencia”, “Psicología”, “Historia de la filosofía griega”, “De
Confucio a Mao-Tse tung”,”Gramática Kechwa”, “Vida y pasión
de Wamán Poma de Ayala”.
8
INAUGURACIÓN DEL CICLO 2013 - I DE LA
ESCUELA DE CAPACITACIÓN EN FOLKLORE.
Bienvenida a los nuevos ingresantes y reconocimientos.
Ponencia sobre “La investigación en folklore”
Primer ensayo general de todos los ingresantes.
Fecha: Sábado 13 de Abril / Hora: 3:00 pm.
Lugar: Salón General CCSM.
FESTIVIDAD CRUZ DE MAYO ENCUENTRO
DE SIKURIS.
Participa el CZSM.
Fecha: Miércoles 01 de Mayo / Hora: 10:00 am.
Misa en la Parroquia San Juan Bautista, sito en Av. Gran
Chimú Cdra. 5 y la recepción en el local “El Huerto de
Mi Amada”- Zárate - SJL.
GRAN PASACALLE INSTITUCIONAL POR EL
462 ANIVERSARIO DE LA UNMSM.
Pasacalle Sanmarquino por el aniversario de nuestra
Universidad. Salida: Casona de San Marcos, Recorrido:
Av. Nicolás de Piérola - Plaza San Martín - Jr. de la Unión
- Jr. Huallaga - Congreso de la República.
Fecha: 09 de Mayo. / Hora: 10:00 am.
XV FESTIVAL DE FOLKLORE
INTERFACULTADES
Participan todas las facultades en un gran encuentro de
danzas y música folklórica. Finaliza con un gran
espectáculo de fuegos artificiales: “Fantasía en el cielo”.
Fecha: 09 de Mayo / Hora: 2:00 pm.
Lugar: Plaza Fray Tomás de San Martín - C.U.
COMITÉ EDITORIAL
Carlos Sánchez Huaringa
Director
Víctor Huaylla Quispe
Héctor Núñez Núñez
Integrantes
José Najarro Aguilar
Diseño
NOTA EDITORIAL: Los artículos publicados es
de total responsabilidad de los autores.
Abril 2013
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