27 de enero de 2009 El conflicto en Turquía: un año más alejando la paz Terminado 2008, el balance del año recién terminado y las perspectivas de paz para 2009 en relación al histórico conflicto entre Turquía y el grupo armado kurdo PKK no podrían ser más desalentadores. El endurecimiento del conflicto y la inestabilidad crónica de Turquía dejan poco espacio para la defensa de posiciones favorables al diálogo y, sin embargo, en un contexto que puede deteriorarse todavía mucho más hacia escenarios más violentos y dañinos para todas las partes afectadas, incluidos los civiles, resulta especialmente urgente cuestionar la senda de este conflicto. Por Ana Villellas Si algo ha caracterizado al 2008 en relación al conflicto kurdo ha sido su belicosidad y agravamiento de la violencia.(1) El año comenzó con nuevos ataques aéreos del Ejército de Turquía contra posiciones del grupo armado en el norte de Irak, culminando a su vez en febrero en una ofensiva terrestre transfronteriza de ocho días, que se saldó con un balance oficial de 240 bajas del PKK y 24 militares (100 bajas militares y 10 rebeldes, según el PKK). La campaña militar contra las bases del grupo en el país vecino se mantuvo durante todo el año. Sólo en los primeros nueve meses del año murieron 408 miembros del PKK, según el Ejército. Y en el mes de octubre, días después del ataque más grave del PKK en 2008 en suelo turco contra el Ejército (una emboscada contra un puesto militar en la provincia de Hakkari, en la que murieron 17 soldados turcos, según el Ejército), el Parlamento de Turquía aprobó renovar un año más la autorización para atacar al grupo en Irak, lo que fue seguido de nuevas ofensivas aéreas. Dentro de Turquía la situación también se agravó. Para el Ejército, el 2008 fue el más mortífero de los últimos años. Sólo en los seis primeros meses del año tuvo 178 bajas, frente a las 114 de todo 2007, 87 en 2006 y 92 en 2005. Especialmente mortífero fue el ya mencionado ataque del PKK con artillería pesada contra un puesto militar en Semdinli (Hakkari), con 17 bajas militares por el ataque y otras 23 rebeldes por la contraofensiva del Ejército. Asimismo, otros elementos destacados del 2008, por su carácter más infrecuente en los últimos años, fueron las acciones del PKK en ciudades y/o contra civiles. En ese sentido, destacaron un atentado del PKK en Diyarbakir en enero, con siete muertos, incluidos cinco estudiantes; un doble atentado en Estambul en julio con 17 muertos y 150 heridos, atribuido por las autoridades de forma preliminar al PKK, si bien el grupo negó cualquier responsabilidad en los hechos; y dos explosiones en Mersin e Izmir, reivindicadas por el grupo kurdo TAK (según las autoridades próximo al PKK), con 29 heridos. A su vez, el PKK secuestró durante varios días a ocho turistas alemanes, en protesta por la política de Alemania hacia el grupo armado. Según el PKK, la iniciativa del secuestro partió de manera autónoma de una de sus unidades y no del aparato central. De este balance del 2008 se pueden extraer diversas conclusiones preliminares. En primer lugar, el conflicto se encuentra en una fase de deterioro, con una tendencia de escalada de la violencia dentro de Turquía, lo que pone en cuestión la eficacia de las ofensivas en el norte de Iraq y, al mismo tiempo, hace temer una continuación o agravamiento de la contienda en 2009 en suelo turco. En segundo lugar, algunas acciones del 2008 como el secuestro de civiles a cargo de una célula autónoma del PKK o los atentados reivindicados por el TAK, muestran que pese a que el conflicto se ha mantenido hasta ahora circunscrito a dos actores unitarios y jerarquizados, como son el Estado turco y el PKK, no puede descartarse que aumente la complejidad en cuanto a actores, acciones, intereses y objetivos. Ello multiplicaría los obstáculos en la búsqueda de una solución al conflicto. En tercer lugar, 2008 transcurrió sin visos de acercamiento entre las partes. Como en ocasiones anteriores, los dos llamamientos de alto el fuego unilateral realizados por el PKK a lo largo de 2008 fueron ignorados. Más allá de estas dos declaraciones, el grupo mantuvo su habitual discurso de justificación de sus acciones como defensivas, mientras el Gobierno tampoco se movió de su retórica de la lucha contra el terrorismo. Por ello, se requiere aún una visión a largo plazo a la ahora de abordar la búsqueda de soluciones, en paralelo a la necesidad de idear pasos que allanen el camino hasta entonces. En cuarto lugar, el clima de opinión interna en Turquía se mantuvo en niveles de alta crispación con respecto al PKK y la muerte de militares turcos, así como en una fase de expansión nacionalista. Por ello, cualquier solución futura que implique negociación y acuerdo requerirá antes de un proceso de “pedagogía social” que haga aceptable o justificable la vía del diálogo. Y en quinto lugar, durante 2008 destacaron las apelaciones al diálogo y al abandono de las armas planteadas por las autoridades kurdas del norte de Irak. Éstas mantienen una posición ambivalente hacia el grupo armado por una parte, cuya presencia toleran en el norte de Irak pero a quien piden un escenario futuro de abandono de armas en un hipotético proceso de negociación, y hacia el Gobierno turco por otra, a quien cortejan como socio económico necesario para la viabilidad de la región del Kurdistán iraquí pero a quien recuerdan que el PKK es un problema ante todo interno de Turquía y que requerirá una solución más allá de la lucha antiterrorista. Si bien los líderes kurdos iraquíes eran vistos hasta hace recientemente como aliados pasivos del PKK, pueden constituir en el futuro próximo un potencial actor puente entre las partes en conflicto debido a su gradual interlocución y acercamiento a Turquía. Las perspectivas para 2009, un año de elecciones locales y de consiguiente tensión preelectoral, son poco alentadoras en cuanto a paz se refiere. El proceso judicial contra el partido político pro-kurdo DTP está en marcha, aunque no se espera su finalización antes de los comicios. Un posible escenario de ilegalización del DTP podría implicar cierta radicalización del ámbito político y, por ende, del conflicto armado ante la reducción del espacio democrático. En cualquier caso, probablemente nuevos partidos seguirán tomando el relevo de las formaciones kurdas ilegalizadas. A su vez, mientras un sector de la población, el que se reivindica como kurdo, siga sintiéndose excluido de un Estado que se reivindica como turco, será ingenuo esperar que el conflicto armado se apague por el pulso militar. Por todo ello, cada año que pasa, la paz parece alejarse más de Turquía mientras la necesidad de buscar soluciones se muestra más imperiosa. Nota: (1) Los datos sobre hechos relativos a 2008 se han extraído del informe Alerta 2009! Informe sobre conflictos, derechos humanos y construcción de paz, elaborado por la Escola de Cultura de Paz, que será publicado por Icaria en 2009. La fuente: Ana Villellas es Investigadora de la Escola de Cultura de Pau (UAB, Barcelona).