No. 84: Temas de Coyuntura Nacional_Tomo I - Hanns-Seidel

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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
TEMAS DE COYUNTURA
NACIONAL
TOMO I
Primera edición, junio 2007
D.L. Nº 4 - 1 - 1270 - 07
©FUNDEMOS
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La Paz - Bolivia
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La Paz - Bolivia
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
CRISIS INSTITUCIONAL Y LUCHA POR
EL PODER EN BOLIVIA
Jorge Kafka Zuñiga ....................................................................... 133
CONTENIDO
Presentación ................................................................................. 7
CONTINUIDAD Y RUPTURA EN LA CULTURA
POLÍTICA BOLIVIANA
H.C.F. Mansilla ..................................................................................11
LA INSTITUCIONALIDAD, ESE MALESTAR
Wálter Reyesvilla Méndez ...............................................................37
¿QUÉ SE PUEDE ESPERAR DE LA ASAMBLEA
CONSTITUYENTE?
Carlos Codero Carraffa ...................................................................59
LOS PARTIDOS POLÍTICOS EN EL "CAMBIO"
Jimena Costa Benavides ................................................................ 105
5
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Para ese propósito, se convocó a destacados analistas y
especialistas para que compartan sus estudios en sus campos de interés.
Los artículos han sido editados en dos números, reagrupados bajo el
título “Temas de coyuntura nacional”, de la serie Opiniones y Análisis
que luego de más de dos décadas de publicación ininterrumpida llega
a un público de miles de suscriptores, en Bolivia y fuera de ella.
PRESENTACIÓN
El triunfo de Evo Morales en la presidencial de 2005 constituyó
un punto de inflexión en la política boliviana, suscitando tanto
esperanzas como temores frente a los nuevos escenarios posibles. Esos
sentimientos se han encontrado agudizados con la elección de la
Asamblea Constituyente y el referéndum sobre las autonomías
departamentales en julio de 2006 así como con las primeras acciones
adoptadas por el gobierno: procesos de nacionalización, promesas de
cambio socioeconómico, proyectos de transformación del Estado, entre
otros. La polarización política, social y económica tiende a ser visible
de manera casi continua, prolongando e incluso acentuando tendencias
perceptibles en los años previos a los comicios de 2005.
Frente a este panorama marcado ciertamente por la
incertidumbre, Fundemos considera que es indispensable intentar una
evaluación argumentada de la evolución del país en los últimos años
para discernir las líneas de cambio así como las permanencias. Este
trabajo constituye a la vez la oportunidad para esbozar algunas probables
líneas de acción para Bolivia en el futuro.
Abre el número 84 el doctor H.C.F. Mansilla, catedrático en
universidades europeas y latinoamericanas, con “Continuidad y ruptura
en la cultura política boliviana” en el cual muestra que los pautas de
comportamiento político tradicional, incluso autoritario, permanecen
arraigadas en el país. Luego, Wálter Reyes Villa, dirigente político
y columnista regular en varios periódicos, señala en “La
institucionalidad, ese malestar” que Bolivia consiguió importantes
avances en la construcción de la institucionalidad que hoy se encuentran
amenazados por distintos proyectos. “¿Qué se puede esperar de la
Asamblea Constituyente?”, artículo del politólogo y catedrático Carlos
Cordero, describe el camino que recorrió el país hasta llegar a la
Asamblea, evalúa los temas más conflictivos que en ella se discuten
y esboza los probables escenarios, desde el éxito al fracaso, en los
cuales puede concluir. Jimena Costa, politóloga y profesora
universitaria, estudia en “Los partidos políticos en el “cambio” a las
organizaciones políticas, mostrando algunas paradojas, en especial que
a pesar del alto nivel de desaprobación que tienen, siguen siendo
indispensables para la democracia y todavía reciben las votaciones más
elevadas. Cierra el volumen 84 el texto del ex presidente del Colegio
de Politólogos Jorge Kafka, “Crisis institucional y lucha por el poder
en Bolivia” que después de un análisis teórico, muestra los rasgos que
adquirió la polarización política y social luego de la presidencial de
2005.
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
El volumen 85 que prolonga las reflexiones aquí presentadas,
incluyendo artículos de Fernando Molina, Fernando Mayorga, Juan
Antonio Morales, Diego Ayo y Javier Murillo.
Con estos dos números, Fundemos continúa aportando al debate
de los principales asuntos sociopolíticos del país, procurando que el
análisis maduro contribuya a encontrar campos de entendimiento.
Ivonne Fernández Weisser
DIRECTORA EJECUTIVA NACIONAL
DE FUNDEMOS
Hartwig Meyer-Norbisrath
REPRESENTANTE DE LA FUNDACIÓN
HANNS SEIDEL PARA EL MERCOSUR
9
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
CONTINUIDAD Y RUPTURA EN LA CULTURA
POLÍTICA BOLIVIANA
Esta evolución histórica tuvo lugar en medio de graves problemas de
todo orden y de innegables retrocesos1. Algunos de los aspectos más
importantes de este proceso son las múltiples modificaciones acaecidas
en la esfera de aquello que imprecisamente llamamos la cultura política2.
H. C. F. Mansilla*
Preliminares
Desde hace mucho tiempo las ciencias sociales estudian los
complejos vínculos entre la preservación de valores, comportamientos
y modelos socio-económicos, por un lado, y las modificaciones más
o menos radicales de los mismos, por otro. Esta dialéctica entre
continuidad y ruptura puede ser observada en Bolivia, y constituye
probablemente una de las temáticas más importantes de la historia
contemporánea del país.
Durante el último medio siglo Bolivia ha experimentado
notables procesos de modernización, que han generado una marcada
especialización de roles y funciones, una intensa diferenciación de los
tejidos sociales y una expansión sin precedentes de los estratos medios.
*
**
Estudios de Ciencias Políticas y Filosofía; Maestría en Ciencias Políticas;
Promoción doctoral en Filosofía (Universidad Libre de Berlín). Concesión de
la venia legendi (habilitación para cátedra titular de Ciencias Políticas), por
la Universidad Libre de Berlín. Profesor visitante en la Universidad de Zurich.
Miembro de número de la Academia de Ciencias de Bolivia. Entre sus últimas
publicaciones: “Tradición autoritaria y modernización imitativa. Dilemas de
la identidad colectiva en América Latina”; “Tradición, modernidad y post
modernidad”; “La aldea global y la modernización de un país subdesarrollado”;
“Lo propio y lo ajeno en Bolivia”.
Las opiniones expresadas son de responsabilidad exclusiva del autor.
11
Adelantando las conclusiones generales de este ensayo y con
una óptica de largo plazo, se puede afirmar que la continuidad de los
valores colectivos de orientación es el factor más relevante de la
Bolivia actual, pese a los numerosos acontecimientos de tinte
revolucionario que se suceden desde el año 2000. Uno de los ejemplos
más evidentes de ello es la inclinación, compartida por dilatados
sectores sociales, de privilegiar la astucia sobre la inteligencia: las
habilidades de maniobra y el manejo adecuado de trucos y artimañas
poseen una dignidad ontológica superior a las actividades creativas y
al análisis científico.
Otra de las conclusiones es la siguiente. Muchas veces las
grandes metas revolucionarias, de carácter reivindicacionista histórico,
configuraban el intento de retornar a un pasado mítico (el ámbito
indígena anterior a la colonia española) o de renovar los experimentos
socio-políticos del pasado (como el nacionalismo revolucionario de
1952-1964), cuyos resultados globales no fueron demasiado brillantes.
1
Sobre la situación en la zona andina cf. Sabine Kurtenbach et al., Die Andenregion
| Neuer Krisenbogen in Lateinamerika (La región andina | nuevo centro de crisis
en América Latina), Frankfurt: Vervuert 2004.
2
Cf. los volúmenes siguientes, que contienen textos sobre la cultura política en
la zona andina: Jorge Nieto Montesinos (comp.), Sociedades multiculturales
y democracias en América Latina, México: UNICEF 1999; Arturo Escobar et
al. (comps.), Política cultural, cultura política. Una nueva mirada sobre los
movimientos sociales latinoamericanos, Bogotá: Taurus 2001.
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Con otras palabras: las llamadas rupturas revolucionarias conforman
también una línea de continuidad tradicional, con sus paradigmas sociopolíticos, sus leyendas pseudo-religiosas y sus ideologías populares3.
El ya mencionado nacionalismo revolucionario tenía sus antecedentes
en gobiernos populistas del siglo XIX y, sobre todo, en regímenes
militares reformistas, como fueron las presidencias de Germán Busch
(1937-1939) y Gualberto Villarroel (1943-1946).
Tampoco las llamadas élites tradicionales pudieron establecer
una continuidad histórica sin rupturas. Sin sistematicidad y sin
convicciones profundas, las fracciones esclarecidas y modernizantes
de las mismas se esforzaron por introducir un programa vinculado a
la democracia representativa liberal (Estado de Derecho, educación
gratuita y obligatoria, institucionalización del aparato estatal,
introducción de elementos meritocráticos en la administración pública,
etc.), pero las fracciones más conservadoras y convencionales de las
mismas élites retuvieron a la larga el control sobre el aparato estatal
(hasta fines de 2005). En el ejercicio del poder no exhibieron las
virtudes que tuvieron las clases altas en numerosos países de la cultura
occidental, sino que se dedicaron a prácticas corruptas con un
entusiasmo digno de mejores causas, además de demostrar un
desempeño técnico marcadamente mediocre. Hubo obviamente algunos
periodos históricos rescatables bajo el gobierno de las clases
tradicionales (por ejemplo: 1899-1920, 1940-1943, 1946-1952), pero
la memoria de estos regímenes está ensombrecida por una visión
historiográfica nacionalista y/o socialista, que ha resultado ser
inmensamente popular en la consciencia colectiva de la nación. Después
de todo la historia es escrita por los triunfadores, para quienes la
imparcialidad es un atributo secundario.
3
Cf. Guillermo Francovich, Los mitos profundos de Bolivia, La Paz: Amigos
del Libro 1980.
13
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
La cultura política del autoritarismo y sus raíces
Las rupturas en toda evolución son percibidas como tales si
existe el trasfondo de alguna continuidad que dé sentido a la totalidad.
Toda continuidad exhibe interrupciones, modificaciones y correcciones,
de modo que toda evolución histórica sólo puede ser comprendida
dentro una dialéctica que englobe continuidades y rupturas. En el
territorio del Alto Perú y Bolivia se puede detectar la prevalencia de
ciertas convenciones sociales que han cambiado relativamente poco
con el transcurso del tiempo. La más notable parece ser la cultura
política del autoritarismo, practicada | con atenuantes y variantes | en
todas las regiones y por todas etnias y clases sociales4.
El fenómeno más importante y curioso es, por lo tanto, la
pervivencia de mentalidades premodernas en medio del proceso de
modernización acelerada. El término premoderno alude aquí a actitudes
autoritarias, prerracionales, convencional-conservadoras y
tradicionalistas, las cuales persisten paralelamente a la adopción de
normativas occidentales modernas en la esfera económica, la
administración pública y el ámbito académico.
Esta cultura del autoritarismo no es, manifiestamente, privativa
del acervo boliviano, sino que se extiende por buena parte de América
4
Sobre la cultura política boliviana cf. Unidad de Análisis e Investigación,
Cultura política y democracia en Bolivia. Segundo estudio nacional, La Paz:
Corte Nacional Electoral 2007; Mitchell A. Seligson, La cultura política de
la democracia en Bolivia, La Paz: Universidad Católica Boliviana 2001. Cf.
las obras que no han perdido vigencia y que explicitan el contexto histórico:
también Herbert S. Klein, Orígenes de la Revolución Nacional boliviana. La
crisis de la generación del Chaco, La Paz: Juventud 1987; Herbert S. Klein,
Parties and Political Change in Bolivia, 1880-1952, Cambridge: Cambridge
U. P. 1969.
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Latina5. Y tampoco conforma una totalidad que perdura sin alteraciones
desde un comienzo. Se puede decir, por ejemplo, que las indudables
mejoras en el campo de la educación, los contactos más intensos con
el mundo exterior y la adopción de modas y valores provenientes del
modelo civilizatorio occidental han contribuido de forma clara a mitigar
la antigua vigencia del autoritarismo y a introducir pautas de
comportamiento más liberales y democráticas. La moral social se ha
vuelto más laxa, la tolerancia más amplia y la mentalidad más
cosmopolita, aunque este desarrollo no es uniforme y no concierne a
todos los estratos poblacionales por igual. La restauración de la
democracia en 1985, la acción de los medios masivos de comunicación
y los nexos con el ámbito externo representan factores que debilitan
| hasta cierto punto | el autoritarismo tradicional.
ibero-católica, y (3) la recepción instrumentalista de la modernidad
occidental. En lugar de una descripción detallada, esta recapitulación
nos permite ver los diferentes aspectos de la cultura política del
autoritarismo, aspectos que en buena proporción continúan vigentes
hasta hoy.
De todas maneras parece conveniente mencionar las raíces del
autoritarismo, porque este análisis, por más somero que sea, puede
darnos algunas luces sobre la continuidad, la fortaleza y la aceptación
de esta corriente cultural, y, por consiguiente, puede ayudarnos a
entender mejor porqué en Bolivia los intentos de reforma y revolución
han estado y están alejados de un genuino impulso democrático6.
En Bolivia la situación de la cultura política puede ser mejor
comprendida si consideramos brevemente las tres grandes corrientes
histórico-culturales que han contribuido a moldear la mentalidad
colectiva: (1) el legado civilizatorio precolombino, (2) la tradición
5
Cf. la obra que no ha perdido vigencia: Francisco Rojas Aravena (comp.),
Autoritarismo y alternativas populares en América Latina, San José: FLACSO
1983.
6
Cf. el excelente artículo de Jorge Lazarte, El “vacío” democrático del gobierno,
en: PULSO (La Paz) del 1 de junio de 2007, vol. 7, Nº 400, p. 4.
15
El legado precolombino
No hay duda de los notables logros del Imperio Inca (y de las
culturas que lo antecedieron) en muchos terrenos de la actividad
humana, logros que se extienden desde la arquitectura y la
infraestructura de comunicaciones hasta prácticas de solidaridad
inmediata y un sentimiento estable de seguridad, certidumbre e
identidad | lo cual no es poco, ciertamente. La dignidad superior
atribuida a lo supra-individual fomentó valores de orientación y modelos
organizativos de índole colectivista. Los padrones ejemplares de
comportamiento social eran la predisposición a la abnegación y el
sacrificio, la confianza en las autoridades y el sometimiento de los
individuos bajo los requerimientos del Estado. Todo esto condujo a
una actitud básica que percibía en la tuición gubernamental algo natural
y bienvenido y que consideraba todo cambio social y político como
algo negativo e incómodo.
Las civilizaciones precolombinas no conocieron ningún sistema
para diluir el centralismo político, para atenuar gobiernos despóticos
o para representar en forma permanente e institucionalizada los intereses
de los diversos grupos sociales y de las minorías étnicas. La
homogeneidad era su principio rector, como puede detectarse
parcialmente aun hoy en el seno de las comunidades campesinoindígenas. Esta constelación histórico-cultural no ha fomentado en
16
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
estas latitudes el surgimiento de pautas normativas de comportamiento
y de instituciones gubernamentales que resultasen a la larga favorables
al individuo como persona autónoma, a los derechos humanos como
los concebimos hoy, a una pluralidad de intereses y opiniones que
compitiesen entre sí y, por consiguiente, al florecimiento de un espíritu
crítico-científico.
todas las carencias del pasado y de la actualidad a los agentes foráneos
y evita un cuestionamiento del comportamiento, la mentalidad y los
valores de orientación del propio pueblo. En este campo las corrientes
izquierdistas y nacionalistas no han significado una ganancia
cognoscitiva y más bien han contribuido a menudo a consolidar los
aspectos autoritarios en el mundo indígena.
Las comunidades indígenas se hallan hoy inmersas en un proceso
de modernización, y es verosímil que ésto último haya sido inducido
por factores exógenos, como el contacto diario con el mundo moderno
y la influencia de la escuela y de los medios masivos de comunicación7.
Paralelamente a este decurso modernizante las culturas indígenas del
presente conservan a menudo rasgos autoritarios en la estructuración
social, en la mentalidad colectiva y también en la vida cotidiana y
familiar. Estos fenómenos no concitan el interés de los partidos
indigenistas y de sus intelectuales, quienes más bien fomentan una
autovisión de los aborígenes basada en un panorama idealizado y falso
del pasado: las culturas precolombinas habrían sido profundamente
democráticas y no habrían conocido relaciones de explotación y
subordinación8. En resumen: la civilización incaica y las culturas
anteriores deberían ser vistas como un socialismo revolucionario y
original, pero en estadio embrionario. Es precisamente esta concepción
la que dificulta la difusión de un espíritu crítico-científico: promueve
una visión complaciente y embellecida de la propia historia, atribuye
Ahora se afirma que la civilización precolombina habría sido
fragmentada premeditadamente por las potencias europeas,
“estableciendo fronteras, ahondando diferencias y provocando
rivalidades. Esta estrategia persigue un objetivo principal, la
dominación, para lo cual busca demostrar ideológicamente que en
América la civilización occidental se enfrenta a una multitud de pueblos
atomizados diferentes unos de otros [...]”. “Así la identificación y la
solidaridad entre los indios, la indianidad, no es un postulado táctico
sino la expresión necesaria de una unidad histórica basada en una
civilización común, que el colonialismo ha querido ocultar”9. Aunque
no hay duda de que las potencias colonizadoras se han servido del
inmemorial principio “divide et impera”, no se puede negar, por otro
lado, que las culturas aborígenes prehispánicas han conocido
diferencias, rivalidades, guerras y conflictos casi perennes entre sí; con
toda seguridad el imperio incaico no sabía nada de aztecas y mayas
antes de 1492. El concepto de una “indianidad” solidaria y sin mácula
que hubiese abarcado todo el continente es una creación ideológica
contemporánea, generada exclusivamente con fines políticoideológicos precisos y profanos por intelectuales que normalmente no
tienen mucho que ver ni con la vida rural ni con la sangre indígena.
7
Cf. José Antonio Lucero (comp.), Beyond the Lost Decade: Indigenous
Movements and the Transformation of Democracy and Development in Latin
America, Princeton: Princeton U. P. 2001.
8
Guillermo Bonfil Batalla (comp.), Utopía y revolución. El pensamiento político
contemporáneo de los indios en América Latina, México: Nueva Imagen 1981,
passim.
17
9
Guillermo Bonfil Batalla, Aculturación e indigenismo: la respuesta india, en:
José Alcina Franch (comp.), Indianismo e indigenismo en América, Madrid:
Alianza 1990, p. 194.
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
También hoy entre cientistas sociales existen tabúes, aun
después del colapso del socialismo. Así como antes entre marxistas
era una blasfemia impronunciable achacar al proletariado algún rasgo
negativo, hoy sigue siendo un hecho difícil de aceptar que sean
precisamente algunos estratos sociales indígenas explotados a lo largo
de siglos | y por ésto presuntos depositarios de una ética superior y
encargados de hacer avanzar la historia | los que encarnan algunas
cualidades poco propicias con respecto a la cultura cívica moderna,
a la vigencia de los derechos humanos y al despliegue de una actitud
básicamente crítica.
No hay duda de que casi todos los grupos poblacionales
indígenas intentan adoptar lenta pero seguramente numerosos rasgos
básicos del mundo occidental, sobre todo en los campos de la técnica
y la economía. Como este designio tiene lugar, al mismo tiempo, con
el redescubrimiento de sus valores ancestrales, lo que finalmente
emerge es una compleja y contradictoria amalgama que tiene una
relevancia decisiva para la configuración de las identidades colectivas
del presente10. Esta problemática se halla inmersa en el debate mayor
entre valores particularistas y coerciones universalistas, por un lado,
y en la discusión sobre la identidad colectiva, por otro. Además hay
que consignar que numerosas reivindicaciones indígenas encubren
conflictos muy habituales por la posesión de recursos naturales cada
vez más escasos, como tierras agrícolas y fuentes de agua. Nada de
esto es sorprendente, pues pertenece al acervo de la historia
universal.
10
Helga von Kügelgen (comp.), Herencias indígenas, tradiciones europeas y la
mirada europea, Madrid: Iberoamericana 2002.
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
La herencia colonial española
No hay duda de que la larga era colonial española y luego
la republicana, que continuó algunos elementos centrales de la
explotación y subordinación de los indígenas, han generado en las
etnias aborígenes una consciencia muy dilatada de nación oprimida,
de una injusticia secular no resuelta y de agravios materiales y
simbólicos aún vivos en la memoria popular. En medio de esta
constelación no ha surgido una solución realmente original y
practicable, pero sí se ha fomentado un imaginario colectivo altamente
emocional, que simultáneamente se cierra al análisis racional y al
debate realista de su condición actual. La exacerbación de elementos
comunitaristas y particularistas debilita los aspectos razonables de la
modernidad, como la democracia pluralista, el Estado de Derecho, la
concepción de los derechos humanos y la moral universalista.
La mentalidad prevaleciente en el área andina no puede ser
disociada del relativo estancamiento histórico que sufrieron España y
Portugal a partir del siglo XVI. Este atraso evolutivo no puede ser
desvinculado del conocido talante iliberal y acrítico que permeó durante
largo tiempo las sociedades ibéricas, el que fue responsable
parcialmente por la esterilidad de sus actividades filosóficas y
científicas, por la propagación de una cultura política del autoritarismo
y por la falta de elementos innovadores en el terreno de la organización
social. Las naciones ibéricas no estimularon ni contribuyeron
esencialmente al nacimiento del mundo moderno, basado en el
desarrollo impetuoso de la ciencia y la tecnología, en la industrialización
y la regulación metódica de la vida cotidiana. Al sud de los Pirineos
y en el ámbito colonial español y portugués no se dio hasta el siglo
XIX una comprensión adecuada de los cimientos espirituales y
cognoscitivos de los procesos modernizadores y tampoco,
20
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
paradójicamente, una actitud crítica con respecto a lo negativo de la
modernidad. Cuando las naciones latinoamericanas y especialmente
las andinas ingresaron al arduo camino de la modernización, lo hicieron
copiando indiscriminadamente los modelos ya existentes, ofreciendo
muy poca resistencia a los aspectos antihumanos contenidos en aquellos
sistemas imitativos de modernización, los cuales predominan aún hoy
en la fase contemporánea de la evolución boliviana.
desarrolladas. Los debates podían ser intensos, pero acerca de cuestiones
triviales13. Varias de estas características han persistido hasta hoy; los
intelectuales adscritos al sistema universitario han sido | con pocas y
notables excepciones | buenos receptores e intérpretes de ideas foráneas,
pero no autores de planteamientos relevantes e innovativos a escala
mundial.
Algunos males del presente (baste el referirse a las prácticas
cotidianas del Poder Judicial, de la administración pública y de la
universidad) tienen que ver casi directamente con aquella tradición
socio-histórica. La época colonial conllevó en la región andina una
marcada propensión al centralismo11, una clara inclinación al estatismo
y al burocratismo12 y un cierto desprecio por labores intelectuales y
creativas. La atmósfera de las universidades de esa época era similar
a la prevaleciente en las Altas Escuelas de la Edad Media: no existía
la inclinación a relativizar y cuestionar las certidumbres dogmáticas
y los conocimientos considerados como verdaderos. Predominaba en
cambio una enseñanza de naturaleza receptiva, basada en la
memorización de textos y en la formación de destrezas retóricas. La
investigación científica y las capacidades crítico-analíticas no fueron
La adopción de la modernidad como mero instrumento técnico
11
12
Cf. la brillante obra de Claudio Véliz, The Centralist Tradition of Latin America,
Princeton: Princeton U. P. 1980.- Para una visión diferente cf. Colin M.
MacLachlan, Spain’s Empire in the New World. The Role of Ideas in Institutional
and Social Change, Berkeley etc.: California U. P. 1988; Richard M. Morse,
El espejo de Próspero. Un estudio de la dialéctica del Nuevo Mundo, México:
Siglo XXI 1982.
Cf. Howard J. Wiarda, Politics and Social Change in Latin America. The Distinct
Tradition, Amherst: Massachusetts U. P. 1982; Mario Góngora, Studies in the
Colonial History of Spanish America, Cambridge U. P. 1975.
21
Estas herencias histórico-culturales han sido importantes para
la conformación de la cultura política del autoritarismo, que durante
siglos determinó el ambiente cultural de América Latina y de la región
andina. Pero no se trata de esencias indelebles y perennes de una
presunta identidad colectiva que es inmune al paso del tiempo, a
transformaciones internas y a las influencias foráneas. Son fenómenos
históricos, es decir: transitorios y pasajeros, pero que durante ciertos
periodos, que pueden ser muy largos, determinan la atmósfera cultural
e intelectual de un territorio. Los esfuerzos por implantar la democracia,
el Estado de Derecho y el pluralismo ideológico en Bolivia a partir
de 1982 han mitigado la fuerza del autoritarismo y han debilitado las
certezas dogmáticas; hoy en día se da, por lo tanto y a largo plazo,
la esperanza de que el espíritu crítico-científico pueda aclimatarse
adecuadamente en el país14.
13
Manfred Mols, Demokratie in Lateinamerika, Suttgart: Kohlhammer 1985, p.
61, 114.
14
Cf. Carlos Toranzo Roca et al., Democracia y cultura política en Bolivia, La
Paz: Corte Nacional Electoral / PRONAGOB 2001; Roberto Laserna, La
democracia en el ch’enko, La Paz: Milenio 2004.
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Pero aun hoy en Bolivia se tiende a adoptar la modernidad
occidental en cuanto a la proliferación de espacios sometidos a la
racionalidad de los medios, como se manifiesta de modo patente en
la acogida extremadamente favorable que le ha sido deparada a la
tecnología en todas sus manifestaciones. Los avances técnicos son
percibidos en Bolivia como hechos de validez universal, dignos de ser
incorporados inmediatamente a las actividades productivas,
distributivas y organizativas del país respectivo. Esta concepción en
torno al carácter únicamente positivo de la tecnología contrasta con
la opinión muy difundida entre nacionalistas, izquierdistas e
indigenistas de que la filosofía del racionalismo, el espíritu críticocientífico, el genuino individualismo, el respeto inviolable a los
derechos de la persona, el pluralismo ideológico y la libertad de
expresión, serían productos secundarios y fortuitos, circunscritos a un
ámbito geográfico y temporal restringido (la Europa Occidental de los
siglos XVI al XIX) y, por lo tanto, de una validez relativa. Fenómenos
de vigencia parcial no merecen, obviamente, que se les preste una
atención demasiado intensa y menos aún que sean integrados dentro
de los valores de orientación de la vida cotidiana y de los parámetros
de la planificación del desarrollo.
a numerosos intentos de modernización acelerada: la preservación de
estructuras premodernas de tinte marcadamente antidemocrático,
iliberal y antipluralista. Aquí se puede constatar claramente la fuerza
normativa de la continuidad cultural en territorio boliviano.
En tierras andinas el resultado es una modernidad de segunda
clase: hay enormes ciudades que poseen todos los inconvenientes y
pocas de las ventajas de las grandes urbes del Norte; la urbanización
apresurada y la apertura de vastos territorios suceden sin una
preocupación colectiva por la contaminación ambiental y la destrucción
de la naturaleza; la construcción de instituciones cívicas y políticas
ha ocurrido prescindiendo de los designios de liberalidad, democracia,
tolerancia y pluralismo que animaron los orígenes de aquéllas en el
marco de la civilización occidental.
La modernidad como ruptura cultural parcial
En Bolivia está difundida la idea tácita de que es posible y
deseable separar un invento técnico de su contexto científico de origen.
La importación masiva de tecnologías ha dejado de lado el sustrato
científico, el espíritu crítico e indagatorio que hicieron posible la
ciencia y, por consiguiente, el florecimiento técnico-industrial
contemporáneo. La apropiación incesante de tecnologías civiles y
militares, consideradas como productos “neutrales” de la inventiva
humana y, por lo tanto, como libres de las peligrosas inclinaciones
occidentales en favor de actitudes indagatorias y probatorias, sirve para
tender un velo sobre la posible intención socio-política que subyace
Estos aspectos de las tradiciones precolombina e ibero-católica
no juegan, empero, un rol decisivo para todos los estratos sociales del
país. El punto de referencia para la élite burocrática del poder, para
los responsables de configurar la opinión pública y para la mayor parte
de las clases medias no es la cultura indígena ni la herencia iberocatólica, sino las normas y los valores encarnados en la cultura
globalizada de las naciones del Norte. Todos estos segmentos sociales
han sufrido un proceso más o menos largo de asimilación y aculturación,
tomando como propios los padrones de orientación de la civilización
norteamericana del presente y considerándolos como parámetros
obligatorios de la evolución histórica universal. Al mismo tiempo, la
consciencia colectiva en Bolivia intenta renovar su legado sociocultural y contraponerlo al modelo irradiado desde los centros
23
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
metropolitanos, pero con un resultado mediocre. La cultura boliviana
se halla a la defensiva dentro del universo del desarrollo científicotecnológico de proveniencia metropolitana. Pero esta resistencia es
mayoritariamente retórica y de poca influencia real en la praxis
cotidiana.
a escala internacional; no es extraño que ilusiones en torno a un pasado
presuntamente glorioso y ficciones de una pronta omnipotencia surjan
en cuanto mecanismos de compensación para paliar un cierto complejo
de inferioridad15. A ésto han contribuido indudablemente los medios
masivos de comunicación, que divulgan como valores normativos los
logros y las costumbres de las naciones industrializadas, lo que, en
líneas generales, ha significado una clara ruptura con las tradiciones
autóctonas. La educación moderna representa uno de los factores
principales para la formación de contra-élites ávidas de poder, honores
y dinero, provenientes de las clases medias y bajas, que utilizan
paradójicamente la ideología del indigenismo y el nacionalismo como
un instrumento de ascenso social: se impone entonces la tarea de
desacreditar a las élites convencionales y de seducir a las capas plebeyas
de la población, las cuales están bastante apegadas al legado cultural
de los mayores. Este nacionalismo fuertemente colectivista rehúsa el
moderno pluralismo político-ideológico porque éste último significaría
la desunión de la comunidad social y conllevaría la introducción de
variadas opiniones falaces y perniciosas para el alma popular.
La adopción de los paradigmas metropolitanos de
desenvolvimiento socio-económico y de pautas de consumo de
proveniencia occidental ha sido facilitada enormemente por las mejoras
en el campo de las comunicaciones, por el incremento de los contactos
personales entre individuos de la civilización industrial y de los países
andinos y por la ampliación de las oportunidades de educación superior.
Las aspiraciones colectivas cada vez más altas en lo que concierne al
nivel de vida, al consumo y a las distracciones conforman el fenómeno
moderno de la revolución de las expectativas crecientes, que puede
ser también definido como el anhelo colectivo de obtener lo más pronto
posible los frutos de las sociedades altamente desarrolladas del Norte,
frutos que desde el interior de los países andinos son vistos como
reivindicaciones justas, deseables y obvias por casi todas las corrientes
de opinión del espectro político-ideológico. Por la ausencia de una
tradición cultural verdaderamente crítica, la consciencia colectiva está
abierta y simultáneamente sometida a los llamados efectos de
demostración de un modo de vida supuestamente superior.
Los representantes intelectuales de la cultura indígena
despliegan una actitud persistente de estar a la defensiva contra la
civilización científico-técnica, actitud no exenta de agresividad y rasgos
de anomia y que se nutre de una asimetría permanente entre la propia
nación y los países opulentos del Norte. Este desequilibrio es percibido
cotidianamente como algo traumático e indigno, como la fuente de
inseguridad perenne y la carencia de un poder socio-político respetable
25
Nacionalismo, indigenismo y populismo en cuanto factores de
continuidad
En cierto sentido se puede pensar que el nacionalismo, el
indigenismo y el populismo representan una ruptura con la tradición
socio-política del país. Esto es así con respecto al experimento neoliberal
de 1985 a 2005, pero estas corrientes significan simultáneamente un
15
Uno de los primeros pensadores en tematizar este punto fue el notable ensayista
mexicano Samuel Ramos, El perfil del hombre y la cultura en México [1934],
México: Espasa-Calpe 1984, pp. 11-14.
26
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
renacimiento de viejas prácticas sociales de implantación profunda e
indudable popularidad y, por lo tanto, factores recurrentes de
continuidad político-cultural. El nepotismo, el favoritismo y el
prebendalismo en la designación de cargos en la administración pública
hacen imposible el despliegue de un espíritu meritocrático y la
institucionalización modernizante del aparato estatal, que retrocede a
niveles que estaban en vías de superación.
visión que glorifica indiscriminadamente los periodos previos a todo
contacto con Occidente y que, en general, prescribe el sometimiento
del individuo bajo entes colectivos como la nación y el Estado. Hay
que señalar el carácter anti-individualista de las doctrinas radicales bajo
todas sus formas de nacionalismo, populismo y socialismo: todas ellas
subrayan la imperiosa necesidad de que el ciudadano se integre en el
seno de una identidad colectiva | el pueblo eterno, el gobierno fuerte,
el Estado omnipresente, el partido único |, de la cual se deriva recién
la razón de ser del individuo.
Los fenómenos contemporáneos de populismo, nacionalismo
e indigenismo surgen como una respuesta creíble y ampliamente
aceptada al dilema conformado por los procesos traumatizantes de
aculturación y por una identidad colectiva amenazada y, al mismo
tiempo, atraída por la civilización del Norte. El nacionalismo posee,
en el fondo, la función de una ideología anticolonialista de
modernización, doctrina creada y difundida por los intelectuales de
raigambre izquierdista autoritaria, que anhelan la superación de la
tradicionalidad pre-industrial y, simultáneamente, la consecución de
la modernidad en su carácter técnico-industrial. El componente
ideológico nacionalista y populista sirve evidentemente de cortina de
humo, pero también como un mecanismo proveniente de las capas
profundas de la tradición que apuntala un sentimiento de identidad
colectiva que está en peligro.
El nacionalismo indigenista entra en escena como una actitud
recurrente de rechazo a la civilización occidental-metropolitana y, al
mismo tiempo, como un mecanismo de consolidación de la cultura y
los valores aborígenes, es decir como un elemento claro de continuidad.
Este rechazo es bastante selectivo, ya que concierne las esferas de la
cultura, la vida social e íntima y la religión, pero no comprende los
campos de la economía y la tecnología. El nacionalismo abarca
asimismo una visión mejorada y embellecida del propio pasado, una
Los individuos más proclives a buscar la solución para sus
dilemas existenciales en estas corrientes son aquellas personas que han
sido arrancadas de su ambiente habitual, signado por valores
provenientes del mundo pre-industrial y hasta rural (como la solidaridad
inmediata que brindan los grupos primarios intactos), y transplantadas
a un modo de vida marcado por normas cambiantes y abstractas y por
la anonimidad, como es la atmósfera de las ciudades modernas. Cuanto
más rápidas las alteraciones que sufre una sociedad, tanto más probable
es que brote un movimiento que busca seguridad ideológica y ética
en un (aparente) retorno a las fuentes de la identidad autóctona. La
moral convencional y sus símbolos no hallan referentes en una realidad
determinada por normas seculares y modernas; los individuos,
desgarrados de su origen pre-industrial y rural, no saben dónde y cómo
aplicar los preceptos morales que aprendieron en la infancia y la
juventud. El nacionalismo populista actúa como un mecanismo
psíquico-ideológico que induce a ver el mundo moderno como algo
amenazador, algo que puede ser combatido según las reglas claras de
las propias tradiciones, compartidas sobre todo por las capas populares.
Este proceso asegura una identidad conocida y presuntamente sólida
a los grupos que se hallan confundidos por los decursos acelerados
del cambio modernizador y que están en peligro de caer en una anomia
27
28
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
cultural aguda16. Los grupos radicales adscritos a estas corrientes
reemplazan a menudo a la familia extendida y a las amistades del ámbito
pre-moderno. Su aparato doctrinal elemental cumple un rol
imprescindible en favor de las masas poco educadas de la población:
ayudan a comprender lo incomprensible y a hacer digerible lo complejo.
Esto conlleva, sin embargo, una fatal simplificación del proceso
modernizador y la inclinación a juzgar todos los fenómenos de acuerdo
a la óptica binaria de propio / ajeno y amigo / enemigo17. El nacionalismo
y el populismo son ideologías que permiten, hasta cierto punto, una
absorción creíble de las desilusiones que produce la modernidad, pero
a costa de falsificar la realidad.
El indigenismo no representa únicamente un retorno irracional
al pasado y a sus convicciones religiosas como base de toda construcción
social. Es también una protesta justificada contra las durezas y
ambivalencias de la modernidad en el contexto extra-europeo, es decir
un alegato contra la simultaneidad de emancipación y soledad, apertura
al mundo y desprotección del individuo, perfeccionamiento de los
medios y desaparición de los fines; constituye, debajo de su ropaje
de ideologías irracionales y mitos religiosos, un intento, probablemente
anacrónico, de reconciliación del Hombre consigo mismo, con la
sociedad y la naturaleza.
16
Cf. Peter Waldmann, El Estado anómico, Madrid: Iberoamericana 2006 (con
varias referencias a Bolivia).
17
Cf. un ejemplo de ello: Rafael Bautista S., Octubre el lado oscuro de la luna.
Elementos para diagnosticar una situación histórico-existencial: una nación
al borde de otro alumbramiento, La Paz: Tercera piel / Letra viva 2006.
29
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Continuidad en la producción teórica
En las actividades intelectuales se podría, a primera vista,
constatar elementos innovativos y de ruptura con respecto a la tradición
cultural dominante. Esto es verdad sólo en parte. El nacionalismo, el
indigenismo y el populismo tienen viejas y sólidas raíces en las herencias
históricas ya mencionadas. Lo novedoso reside tal vez en el hecho de
que los testimonios teóricos de estas corrientes aparecen ahora como
mixturas de difícil digestión, donde se combinan fragmentos de un
marxismo simplificado, elementos de un renacimiento indigenista, el
existencialismo de Martin Heidegger y los últimos productos de las
modas postmodernistas europeas.
Este es claramente el caso de las doctrinas conocidas como
Filosofía y Teología de la Liberación, cuyo representante más ilustre
es Enrique Dussel, las que han gozado de una dilatada influencia en
ambientes académicos y políticos bolivianos y, por supuesto, en el seno
del movimiento indigenista. ¿Cómo no va a ser popular en el área andina
una concepción que proclama que en el suelo latinoamericano conviven
dos culturas opuestas entre sí: una superficial y vistosa, demoníaca
y mundana, inauténtica y elitaria, producto de la civilización decadente
de Europa, y otra profunda y medio oculta, pero que viene de abajo
y está apegada a la tierra y comprometida con el aquí y el ahora, la
de origen indígena? Sólo las “clases oprimidas y marginadas”
representarían “una alternativa real y nueva a la futura humanidad, dada
su metafísica alteridad”, porque son “lo Otro” de la totalidad moderna
y capitalista18. Estas doctrinas enseñan un dualismo extremista entre
el bien que es la “alteridad” (verdad, colectivismo, solidaridad de los
pobres y explotados, lo nuevo absoluto, utopía brillante) y el mal que
18
Enrique Dussel, Filosofía de la liberación, Bogotá: Universidad Santo Tomás
1980, p. 90.
30
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
es la “totalidad” (mentira, individualismo, egoísmo de las élites,
realidad detestable, la propiedad privada como fuente de todos los
males y las tiranías). Se trata de un verdadero maniqueísmo
fundamentalista que induce a de un rigorismo moral-político que tiene
poco que ver con los problemas cotidianos de las sociedades
latinoamericanas, con su identidad múltiple y cambiante y sus complejas
relaciones con el mundo occidental. Pero este dualismo maniqueísta
y su correlato ético-social pertenecen al núcleo del pensar y sentir de
las comunidades rurales de la región andina, y, aunque se hallen en
franco proceso de declinación, todavía manifiestan una visión del
mundo compartida por amplios segmentos poblacionales. Los variados
estudios en torno a la religiosidad popular y el enaltecimiento
concomitante de una esencia indeleble latinoamericana reproducen este
dualismo, aunque a un nivel intelectual más refinado, y son inadecuados
para aprehender la realidad contemporánea, signada por una
multiplicidad de identidades híbridas, procesos cambiantes de
aculturación y mixturas civilizatorias de la más diversa índole. El
núcleo de aquella esencia identificatoria latinoamericana estaría
constituida por el catolicismo ibérico tradicional, el ritualismo y el
comunitarismo de las religiones precolombinas, el barroco en cuanto
forma original de síntesis cultural y los modelos de convivencia de
las clases populares, presuntamente incontaminadas por la perniciosa
civilización occidental moderna. No hay duda de que estas doctrinas
representan (a) la nostalgia de sus autores por sistemas ideales de
solidaridad humana que nunca han existido, (b) su animadversión por
la compleja modernidad contemporánea y (c) una curiosa simpatía,
típica de sofisticados intelectuales citadinos, por los resabios populares
y anti-elitistas del orden premoderno, es decir por la porción de la
tradicionalidad menos digna de ser recuperada19.
Estas doctrinas son importantes en el marco del indigenismo
nacionalista porque articulan a un buen nivel argumentativo sus
principios teóricos y sus designios normativos. Son ellas las que en
sentido substancialista han definido la identidad latinoamericana como
una “misión” histórica: el sentimiento de la unidad universal, la tarea
de hacer avanzar el mundo hacia una cultura universal e integrada.
Esta concepción histórico-ética de la identidad continental se
complementa por una idea romántica, propia de élites intelectuales,
acerca de la comunión entre el Hombre y la naturaleza en el Nuevo
Mundo. La relación vital (y no casual) de los habitantes con su territorio
produce una sabiduría popular, más inmediata y profunda y, por ende,
más correcta que todo saber científico y libresco, en torno a las fuerzas
que determinan la evolución del planeta, sabiduría que se sedimenta
en mitos antiguos como el andino de la Pachamama, que atribuye con
toda justicia a la Madre Tierra un carácter sagrado20. Y es obviamente
el “pueblo” | los indígenas, campesinos y trabajadores explotados | el
que posee aún las raíces telúricas que le permiten mantener vínculos
aceptables con ese horizonte geográfico, religioso y cultural en el marco
de un “proyecto de liberación”21.
19
Un resumen actual de toda la teoría en: Enrique Dussel, 20 proposiciones de
política de la liberación, La Paz: Tercera piel / Letra viva 2006.
31
Como es lo habitual en estos casos, los elementos de telurismo,
populismo e indigenismo se coaligan en un corpus teórico que desdeña
el racionalismo, la Ilustración y naturalmente la democracia moderna
en cuanto factores éxogenos, e idealiza el pasado precolombino, la
cultura y religiosidad populares, la tradición ibero-católica y el legado
político-institucional del populismo22, en cuanto factores endógenos.
20
Carlos Cullen, Fenomenología de la crisis moral. Sabiduría de la experiencia de
los pueblos, San Antonio de Padua / Buenos Aires: Castañeda 1978, p. 14 sqq.
21
Enrique Dussel, Filosofía de la liberación, op. cit. (nota 18), p. 89.
22
Cf. la más notable apología de esta corriente: Ernesto Laclau, La razón populista,
Buenos Aires: Katz 2006.
32
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Los filósofos de la liberación terminan en la apología abierta y entusiasta
de los caudillos clásicos del Nuevo Mundo y de otras regiones, porque
estos “hombres telúricos” | desde Simón Bolívar hasta Fidel Castro
| representarían a la verdadera humanidad y serían “el prototipo del
hombre político”, los “profetas de la vida” y los “fundadores de la
libertad”23, personajes carismáticos que saben encarnar los anhelos y
los símbolos del pueblo, que detentan su confianza; ellos personifican
a la “patria como autoconsciencia” y son obedecidos con gozo porque
el pueblo “se sabe autoconducido”24. A esto no hay mucho que agregar:
lo deplorable es la persistencia, es decir la notable continuidad, de estas
doctrinas a través de largas décadas.
En Bolivia hay algunos sectores indigenistas que propagan un
etnocentrismo evidente, acompañado por el designio de revitalizar las
antiguas religiones, lengua y costumbres. Después de largos siglos de
amarga humillación y explotación despiadada, es comprensible que
surjan corrientes de estas características, que se consagran a una
apología ingenua del estado de cosas antes de la llegada de los
conquistadores españoles. Pero a pesar de todo ello, las coerciones de
la técnica moderna, la irradiación de valores normativos desde los
centros metropolitanos y la necesidad de cohabitar con los mestizos
y blancos han llevado a que una porción considerable de estos
movimientos ingrese a la senda de la moderación y el compromiso,
reconociendo (a) la realidad inexorable de una sociedad multinacional
y pluricultural, (b) la validez y bondad de los valores universales26 y
(c) las ventajas de la cooperación con las otras comunidades étnicoculturales. La senda del presente podría ser descrita como tolerarse
y respetarse27, aun sin entenderse del todo; por lo menos se tiende a
dejar de lado la vieja propensión de imponer por la fuerza la civilización
de los blancos y mestizos, lo que causó como respuesta que las
diferencias culturales fueran vistas como antagónicas y mutuamente
excluyentes.
La necesidad de una síntesis fructífera
La historia boliviana | como cualquier otra | puede ser vista como
una serie interminable de fenómenos de mestizaje y aculturación.
Además de las innumerables mezclas étnicas, se han dado variados
procesos mediante los cuales la Bolivia contemporánea ha recibido la
influencia de la cultura metropolitana occidental, siendo la consecuencia
una simbiosis entre los elementos tradicionales y los tomados de la
civilización triunfante25.
23
Enrique Dussel, Filosofía de la liberación, op. cit. (nota 18), p. 96 sq.
24
Carlos Cullen, op. cit. (nota 20), p. 24.
25
Cf. Elizabeth Arrázola, Impacto de la identificación étnica en las decisiones
del Estado boliviano, en: H. C. F. Mansilla / María Teresa Zegada (comps.),
Política, cultura y etnicidad en Bolivia, La Paz: CEBEM/CESU 1996, pp. 724.
33
26
Sobre las ventajas de una ciudadanía plena y moderna, cf. María Teresa Zegada
et al., Ciudadanías en Bolivia, La Paz: CNE 2006; importantes reflexiones en:
María Teresa Zegada et al., La representación política en Bolivia. Tendencias
y desafíos, La Paz: PNUD / IDEA 2006.
27
Esta ha sido también la propuesta del gran investigador mexicano Guillermo
Bonfil Batalla, Utopía y revolución. El pensamiento político contemporáneo
de los indios en América Latina, México: Nueva Imagen 1981; Bonfil, Identidad
y pluralismo cultural en América Latina, San Juan: Universidad de Puerto Rico
1992.
34
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Se puede afirmar, por consiguiente, que la actual ola en pro
de la recuperación de tradiciones endógenas en el plano socio-cultural
pretende, en el fondo, consolidar identidades colectivas devenidas
precarias; estos intentos no han podido o no han sabido crear modelos
verdaderamente diferentes con respecto a las exitosas naciones
metropolitanas de Occidente, sobre todo en lo concerniente a las últimas
metas normativas que hoy en día definen lo que es “desarrollo”:
modernización, alto nivel masivo de vida, tecnificación en un contexto
urbano y un Estado nacional más o menos eficiente. A comienzos del
siglo XXI lo más razonable parece ser una síntesis entre principios
universalistas y valores particularistas, que por un lado logre preservar
elementos identificatorios aceptables de las tradiciones de cada pueblo
y por otro pueda generalizar lo positivo de la civilización occidental.
el movimiento sindical, los partidos socialistas y revolucionarios, los
maestros de escuela, las fuerzas de orden público (incluyendo todos
los que tienen que ver con el derecho) y los intelectuales de tendencias
izquierdistas y nacionalistas. Contra esta afirmación se puede alegar
que entre ellos se encuentran los segmentos sociales más proclives a
la insurrección y más adversos al orden socio-político del
neoliberalismo. Pueden ser, sin embargo, reputados como
tradicionalistas por los siguientes motivos. Estos sectores tienen una
cosmovisión paternalista, colectivista e iliberal; su imaginario está
sustentado por viejas y muy arraigadas herencias culturales que
provienen del patriarcalismo indígena precolombino y del autoritarismo
ibero-católico. Se trata de grupos que no han sido tocados sino
tangencialmente por el soplo crítico-analítico de la modernidad
occidental. No son revolucionarios en sentido estricto, sino revoltosos.
Lo que consiguen estos sectores no son triunfos revolucionarios en
el sentido de modificar substancialmente el estado de cosas, sino
ventajas grupales dentro del orden existente. Es innegable su profundo
descontento | justificado en muchos casos |, pero no ansían solucionarlo
por medio de un socialismo emancipatorio (como lo propugnó Karl
Marx), sino mediante un retorno al orden tradicional, aderezado
superficialmente con ideologías extremistas. Están en contra del
individualismo liberal y la responsabilidad personal; la suya es una
rebelión colectivista que anhela el Estado-providencia y la autoridad
severa pero justa de un caudillo-patriarca. Aquí se manifiesta el aspecto
más relevante y actual de la continuidad de la cultura política boliviana,
aunque esta última aparezca tachonada de rupturas e interrupciones.
Un aspecto decisivo de continuidad histórica en Bolivia debe
ser visto en los partidos políticos, que representan instituciones donde
predominan prácticas y normativas muy arraigadas y difíciles de
modificar, cuyo carácter es básicamente conservador-tradicional, como
el caudillismo y el prebendalismo, la propensión a la maniobra oscura
y a la intriga permanente. Esto vale asimismo para los partidos de
ideología revolucionaria. Estas rutinas y convenciones no están
codificadas por escrito, pero muy probablemente reglamentan la vida
interna y cotidiana de los partidos, establecen las diferencias reales
entre dirigencia y masa, determinan los canales fácticos de
comunicación entre los diversos grupos, atribuyen autoridad decisiva
a ciertas personas y delimitan la verdadera significación de programas
e ideales.
Finalmente: los factores de continuidad tradicionalista y
convencional se han refugiado de manera preferente en los siguientes
ámbitos: la población campesina (en las regiones occidentales del país),
35
36
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
LA INSTITUCIONALIDAD, ESE MALESTAR
reconquista, principalmente de los partidos, los cuales se mostraron
eficaces en la resistencia a las dictaduras –la mejor prueba es que éstas
no pudieron desarticularlos- pero poco dispuestos a hacer concesiones
una vez recuperada la vigencia de las libertades ciudadanas. Esta
precariedad, con el agravante de una inflación descomunal, se extendió
incluso al periodo constitucional 1982-1986 que quedó inconcluso y
se resolvió en un adelantamiento de las elecciones (1985). El origen
de nuestra aún posible y perfeccionable institucionalidad se remonta
a ese año y tiene como ejes la estabilidad, en lo económico y la
gobernabilidad, en lo político. Sintomáticamente, como veremos más
adelante, los partidos nunca pudieron ir más allá de un estado incipiente
dentro de su institucionalidad interna. Otros componentes de la
construcción institucional han alcanzado distintos grados de desarrollo;
esta falta de armonía contribuye también a que toda la estructura
democrático-representativa sea puesta en cuestión. El caso de la Corte
Nacional Electoral, que aquí abordaremos con cierta profundidad, es
un buen ejemplo de consolidación institucional y, por ello mismo, un
escollo –como lo es el Tribunal Constitucional, acosado por el gobierno
en este preciso momento- para aquellos que pretendan someter el país
a designios extrademocráticos.
Wálter Reyesvilla Méndez*
Introducción
Delicado momento para abordar el tema de la institucionalidad,
democrática se entiende, este en el que prácticamente todas las certezas
sobre las cuales fuimos construyéndola están siendo abominadas a
título de una supuesta prescindibilidad dentro de lo que genéricamente
se proclama como “el cambio”. Ciertamente, otra idea de
institucionalidad es posible; lo que no es seguro es que sea democrática.
Paradójicamente, quienes adoptan esta postura han sido, en gran
medida, jugadores que apostaron –y ganaron- con unas reglas de juego
que los colocaron en las dignidades que ostentan actualmente. Dado
el repudio que manifiestan, podría decirse que lo hicieron a pesar de
las mismas (de las reglas).
La última transición hacia la democracia que vivimos (19781982) vino acompañada de traumáticos intentos regresivos producto
de la debilidad de las instituciones políticas que hicieron posible su
*
Cuenta con estudios de Economía (UMSA), Planificación Estratégica Situacional
(Madrid, ICE), Procesos Electorales (Fundación “Pablo Iglesias”, Madrid). Se
ha desempeñado como docente universitario (UNSLP) y Capacitador del
programa “PROPEC” de educación ciudadana. Es columnista de los periódicos
La Razón y La Época. Editor de “Democracia.bo”.
37
Hechas estas consideraciones desarrollaremos la materia desde
lo abstracto hasta lo casuístico para concluir en una valoración personal
y en una propuesta de una nueva institución elaborada colectivamente
a manera de ilustración de que el cambio debe mantener un sentido
democrático.
I.
Instituciones, institucionalidad, institucionalismo
En pocas palabras, las instituciones son las reglas del juego
democrático; la institucionalidad son el respeto, vigencia y desarrollo
38
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
de estas reglas y el institucionalismo es el predominio de la
institucionalidad sobre otros componentes como factor determinante
para el desarrollo de los países. Los propugnadores de este extremo
sostienen que a mayor solidez de las instituciones, mayor desarrollo
y ponen como ejemplo contrario la precariedad de éstas en países del
tercer mundo y su consiguiente rezago respecto de los del primero,
en el cual, según su análisis, la institucionalidad ha alcanzado grados
superlativos.
Sobre este mismo razonamiento se parangona la emergencia
de Estados Unidos como una nación desarrollada, fruto de haberse
dotado de una Constitución que garantiza lo que hoy llamamos seguridad
jurídica para la inversión y la innovación. Se concluye que, en tanto
en Inglaterra como en Estados Unidos, el desarrollo político e
institucional ha precedido al económico y no a la inversa.
La fe en las instituciones es consustancial a la fe en la política
y, apoyándonos en Mariano Grondona1, mencionaremos a Robert Dahl
(quien luego ampliaría su mirada hacia la cultura) y Samuel Huntington
(lo propio) como sus torres más firmes en determinado momento. En el
tiempo en que ambos defendían a capa y espada el institucionalismo, otros
autores matizaban tal visión con posturas menos dogmáticas, mientras que
un tercer grupo planteaba una suerte de opción mixta que, partiendo de
la matriz economicista, podría denominarse “economía institucional”.
Pasemos a resumir este recorrido: “Desde el punto de vista
económico, la Inglaterra del siglo XVII era pobre si se le comparaba
con la brillante Francia de Luis XIV. Pero a través de la ‘Gloriosa
Revolución’ de 1688, en Inglaterra se dio un sistema político moderno
–la monarquía parlamentaria- con más de un siglo de anticipación con
respecto al resto de Europa, que recién comenzaría a moverse a los
tumbos en la misma dirección a partir de la Revolución Francesa en
1789. Fue en el marco de aquella nueva estabilidad política moderna,
favorable al progreso, como Inglaterra atrajo inversiones e innovaciones
cuyo fruto sería el desarrollo económico”2.
1
Las Condiciones Culturales del Desarrollo Económico. Editorial Planeta, 1999.
2
Ibíd.
Huntington hacía hincapié en la necesidad de instituciones
políticas modernas, diversificadas y estables, observando, también, que
“en un marco de inestabilidad política e institucional, el desarrollo
económico no es viable”3.
La variable matizada, difundida por Haggard y Kaufman,
sentencia que en promedio, el rendimiento económico de los regímenes
autoritarios es equivalente al de las democracias maduras, pero es
superior al de las democracias incipientes. El punto es, me permito
argüir, cuán sostenible es tal rendimiento dentro de un régimen
autoritario o cuán sostenible es el propio régimen; salvo las excepciones
de rigor, el saldo parece favorable a las democracias -finalmente,
“incipiente” significa que está comenzando, ergo, que puede y debería
madurar, posibilidad y deber que incluyen la opción de llegar a la
grandes ligas en las que juegan países desarrollados y con democracia
durable. Fue el caso de España, por ejemplo-.
Estabilidad política no es, sin embargo, lo mismo que inmovilidad
o rigidez. Por su propia naturaleza, la democracia lleva el germen del
cambio a condición, eso sí, de realizarse a través de los canales
institucionales que, a su vez, aseguren la vigencia del sistema de libertades.
3
39
Ibíd.
40
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
He aquí el primer cuestionamiento al proceso que nos toca encarar, en
vista de que quienes asumen la titularidad del mismo no tienen el menor
escrúpulo en obviar dichos canales unas veces y en recurrir a ellos por
mera formalidad para luego desacreditarlos llamando a sus acólitos a
acosarlos desde la calle. Tanto por una forma de accionar como por la
otra no podría esperarse una resolución que retroalimente a la democracia,
sino una que la anule, o al menos que la funcionalice a los designios del
Príncipe, lo que, de todos modos, ya no es democracia. El partido por
la nueva forma de Estado también lo está jugando el poder de la
Institucionalidad contra el poder de la multitud, donde el primero no lleva
precisamente las mejores chances de ganar.
¿Acaso nuestra apuesta por la gobernabilidad iba acompañada
de un marco institucional ultrarígido y esto habría llevado al sacudón
que finalmente sobrevino sin mayor control? Pienso que más bien fue
la debilidad crónica del sistema lo que permitió que actores que
inclusive actuando dentro del mismo aprovecharan sus resquicios para
acabar deslegitimándolo con la complacencia de una sociedad que no
sólo no acompañó con una contraparte de acatamiento los esfuerzos
por consolidar un Estado de Derecho, versión castellana de lo que en
inglés suena mucho más contundente The Rule of Law, literalmente
traducido como El Imperio de la Ley. La propia violación de las normas
por parte de los factores de poder que las habían introducido sumada
a hechos particulares de corrupción que afectaron a toda la “clase”
política, precipitaron el proceso de desinstitucionalización y que ahora
cuenta con otro ingrediente: una política de desinstitucionalización
cebada desde el Poder Ejecutivo.
41
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
II.
Aproximación a una historia de nuestra construcción de
institucionalidad
Durante la década de los ochenta del siglo XX el país buscó
–y encontró, más allá del sambenito que se le quiera poner- la salida
a la inestabilidad económica. Las reformas en esta materia trajeron
consigo la ansiada estabilidad, al caro precio, también, de generar una
deuda social que en buena medida creó las condiciones para lo que
posteriormente sería la emergencia de populismos revanchistas. Lo
cierto es que la estabilidad económica se ha convertido en una especie
de patrimonio nacional; se sobreentiende que independientemente del
modelo que se quiera promover, todo pasa por respetar la estabilidad.
La década de los noventa, en cambio, una vez resuelto el
principal problema macro de la economía, comenzó con un fuerte
énfasis en las reformas de carácter político, buscando fundamentalmente
resolver de manera definitiva el problema de la gobernabilidad, bajo
la idea de que estabilidad económica más institucionalidad harían de
Bolivia un país viable. El tema de la “viabilidad” fue una obsesión
de la política de aquellos tiempos.
Mi pregunta es ¿Por qué el tronco (la estabilidad) de las reformas
económicas se mantiene incólume mientras el de las reformas políticas
(gobernabilidad, institucionalidad) luce torcido y a punto de venirse
abajo? Podría decirse que estas últimas no gozaron del suficiente
consenso al momento de su puesta en marcha. Por el contrario, las
reformas económicas sí fueron lanzadas sin demasiadas “consultas”
con la oposición partidaria, menos con la ciudadanía de a pie que, sin
embargo, aceptaría implícitamente cualquier intervención que supusiera
detener la galopante inflación cosa que, en efecto ocurrió. La
construcción de una institucionalidad más acorde con un Estado
42
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
auténticamente democrático comenzó, como veremos luego, con el
concurso de todos los actores políticos con representación
parlamentaria, asumiendo a plenitud la democracia representativa. ¿Por
qué la ciudadanía no se “apropió” de estas reformas? Lo diré sin vueltas:
en parte, como dije antes, porque sus promotores encontraron maneras
de hacer de ellas un instrumento para sus fines particulares -¿no es
eso una forma de violación?- y en parte también por la carencia de,
precisamente, ciudadanía; es decir del sentido del deber, del acatamiento
democrático, una protociudadanía pendiente, hasta hoy, sólo del lado
de los derechos.
un lógica prebendalista que era resultado de la falta de bases
institucionales en el país y a la vez impedía el establecimiento de esta
condición básica para el establecimiento de la democracia.
La génesis de la construcción de institucionalidad en Bolivia
puede ser contada en los siguientes términos:
Una década después, Bolivia vivía una democracia formal, pero
necesitaba prepararse para hacer frente a los retos que los nuevos
tiempos le planteaban. Bolivia necesitaba establecer una
institucionalidad sólida, confiable y coherente en beneficio de sus
habitantes.
En 1985 Bolivia había comenzado a realizar profundas
transformaciones en su economía que le permitieron encarar en mejores
condiciones los retos que los nuevos tiempos le imponían; pero el
modelo de Estado impuesto en 1952 se mantenía inalterable.
En los casi 40 años de historia que siguieron a la Revolución
Nacional, Bolivia tuvo etapas democráticas, aunque muy pocos estarían
en condiciones de asegurar que algunos de los gobiernos sucedidos
en estas etapas fueron democráticos. Bolivia no había logrado generar
las bases para instaurar la democracia. Un trabajo compilado por
Fernando Calderón asegura que las reformas políticas aplicadas en
1952 “estuvieron más vinculadas a la introducción de derechos sociales
y políticos que a una ingeniería institucional democrática” 4. La
administración del Estado, regido en el modelo del 52, había generado
4
Fernando Calderón, (editor), Ahora sí que sí, y si no por qué, La Paz, CEDLACERES.
43
A principios de la década de los años 80, el Estado del 52 había
comenzado a colapsar, no sólo por su poco éxito para evitar la crisis
económica (generada en el colapso de la deuda externa), sino porque
a pesar de los intentos hechos no había logrado sentar las bases para
una convivencia democrática, a pesar de que los bolivianos habían
salido victoriosos de cruentos regímenes dictatoriales.
Sin embargo, a pesar de las disconformidades, Bolivia estaba
cambiando y pretendía avanzar en la generación de una cultura
democrática, a tal punto que en las elecciones de 1985 se registró una
participación del 85% de la ciudadanía.
El país en su conjunto hacía esfuerzos para instaurar y luego
consolidar una nueva institucionalidad, aunque estos cambios no
siempre fueron los más afortunados.
Con la llegada de Jaime Paz Zamora al gobierno, en medio de
acusaciones de manipulación de los datos electorales y del
cuestionamiento por el acuerdo con su hasta entonces archienemigo
Hugo Banzer Suárez, el mundo político de la época se propuso establecer
reglas mínimas que garantizaran un mejor desempeño del órgano
44
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
electoral y la revisión de normas como aquel artículo 90 de la
Constitución que facultaba al Congreso optar por uno de los tres
primeros candidatos a Presidente, en caso de que ninguno de ellos
hubiera alcanzado la mayoría absoluta de votos válidos.
debía ser un proceso gradual, voluntario, concertado e integral para
lograr el desarrollo y la unidad nacional mediante la participación de
la sociedad organizada en la decisiones, mejorando la eficiencia del
sector público, combatiendo la corrupción y administrando sus propios
recursos.
Paz Zamora, justamente tercero, fue en ley beneficiado con esa
prescripción constitucional, pero quedaba claro que las cosas no podían
seguir así y el propio Presidente encargó a su ministro Gustavo
Fernández la tarea de consensuar una agenda mucho más amplia de
reformas políticas. El país ingresó a uno de sus momentos de mayor
intensidad, positiva por lo demás, democrática.
René Antonio Mayorga describiría ese proceso afirmando que
“nuevas pautas de cultura política contribuyeron a desplazar los patrones
tradicionales de enfrentamiento radical y negación del adversario y
dieron paso a consensos básicos en torno a la democracia política y
al desarrollo de una economía de mercado. Fue, por cierto, un
aprendizaje político impuesto por la crítica realidad del país e inducido,
entre otras cosas, por los escándalos de la manipulación de los resultados
electorales en 1989”5.
La primera señal provino, no obstante, de una posición poco
comprendida entonces pero presente hasta hoy en el debate de las
autonomías; Paz Zamora sostenía que “la organización de los gobiernos
departamentales se constituía en el primer paso hacia la modernización
del Estado, que en definitiva marca un hito en la revolución de la
democracia de fines del presente siglo”6, aunque la descentralización
5
René Antonio Mayorga, Consolidación institucional: asignaturas pendientes
y el desafío de la ampliación de la democracia representativa, CEBEM, 2000.
6
Jaime Paz Zamora, Mensaje a la Nación; presentación del D.S. 22407, 1989.
45
A principios de 1990, consolidar la credibilidad en los poderes
del Estado y sus instituciones, se había convertido en una prioridad
para reforzar la convivencia democrática de los bolivianos. Las reformas
aplicadas a la estructura económica del país también hacían necesario
realizar reformas a la Constitución Política del Estado, para adecuarla
a los nuevos tiempos.
Las condiciones del país parecían propicias a la introducción
de cambios tan profundos que afectarían a la propia Constitución
Política del Estado. En este contexto, los partidos políticos con
representación parlamentaria estaban convocados a conciliar acuerdos
para realizar cambios no sólo coyunturales sino reformas institucionales
que devolvieran credibilidad al sistema democrático. El reto era lograr
que el sistema político fuera de mayor participación y apertura a los
sectores más restringidos en la conducción del Estado.
Los cambios fundamentales que requería el Estado boliviano
fueron planteados con base en un previo acuerdo entre los principales
actores políticos del Congreso Nacional. Por decisión presidencial, el
diálogo y la concertación se convirtieron en el camino hacia la búsqueda
de los acuerdos.
Este proceso, que resumiría los frutos del aprendizaje político,
se plasmaría en una primera fase de ingeniería institucional el 5 de
febrero de 1991, cuando se suscribió un primer acuerdo político
46
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
importante entre los partidos representados en el Parlamento. Este
acuerdo tuvo el objetivo esencial de realizar varias reformas
institucionales como la reforma electoral, la reforma del Poder Judicial,
y la descentralización político-administrativa del Estado.
En la visión presidencial, de la reforma y consolidación de las
instituciones democráticas, Bolivia estaba pasando a la instauración
de la convivencia democrática. Pero estos cambios precisaban de otros
en las estructuras de la sociedad.
La democracia representativa había alcanzado uno de sus picos
más altos en la historia de Bolivia. Las ideas centrales de la reforma
estaban planteadas. Faltaba el segundo paso, un nuevo consenso para
impulsar las reformas.
-
Fue la primera vez -¿acaso también la última?- en que todos los
actores políticos de un momento concreto se sientan juntos para acordar
una agenda de reformas –que, además, salvo la Ley de Industrialización
de la coca, se fue cumpliendo más allá incluso de los cambios de
administración, lo que les dio un carácter de políticas de Estado-.
III.
En la práctica, la idea de impulsar las reformas para modernizar
el país propuestas por Paz Zamora había sido aceptada por la población
y los jefes políticos. A esas alturas, ya no era un tema en discusión,
lo único que se debatía era el procedimiento para perfeccionar los
mecanismos de diálogo.
Finalmente, el 9 de julio de 1992 tuvo lugar en el Palacio
Quemado la suscripción de los acuerdos que pueden ser considerados
como la base de la institucionalidad democrática pensada para una
Bolivia moderna y de la que derivan posteriores aportes en tal línea.
Dichos acuerdos se pueden sintetizar en sus objetivos:
-
Reforma
Registro
Reforma
Reforma
y modernización del Poder Judicial.
Civil y Registro Único Nacional.
Electoral.
a la Educación.
47
Reforma a la Constitución Política del Estado.
Elección del Contralor General de la República.
Juicio a García Meza.
Ley de Industrialización de la coca.
Ley de partidos políticos.
La Corte Nacional Electoral: modelo de desarrollo
institucional
En un libro de reciente publicación7, sus autores van tras las
huellas de la historia del sistema electoral que, apenas inaugurada la
república (1825), ratifica que la opción por la democracia liberal
acompañó la creación de Bolivia; la exclusión de la mayor parte de
la población que no cumplía con los requisitos para el voto calificado
fue su signo dominante hasta que sobrevino la Revolución de 1952
y con ella la institución del voto universal que incorporaba a mujeres,
analfabetos, pobres y a los que genéricamente se llamaba campesinos.
Cabe señalar que hasta principios de los años 80 del siglo XX, el clima
7
Omar Chávez Zamorano, Ramiro Paredes Zárate, Wilma Velasco Aguilar,
Marcelo Peralta García, Marianela Alvarado Reyes, Richard Aguilera
Montecinos, Wilfredo Orihuela Delgadillo; La Autonomía Electoral, Konrad
Adenauer Stiftung, 2007.
48
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
de permanente inestabilidad política ocasionaba que los veranos
electorales “alternaran” con los inviernos golpistas marcando la
auténtica forma tradicional de hacerse del poder: entrar y obligar a
salir del Palacio de Gobierno a tiros.
órganos constitucionales autónomos –concluyen los autores- no
vulneran el ordenamiento jurídico, por el contrario, garantizan el
cumplimiento y la vigencia del mismo”.
Pero, ¿de qué sirve el voto universal si el órgano electoral es
apenas un apéndice del Poder Ejecutivo? La construcción de un sistema
electoral autónomo ha tomado largo tiempo y actualmente el organismo
electoral es la institución más consolidada de nuestra democracia.
A criterio de los responsables de la obra referida, quienes aplican
la teoría de la “transición crítica”8 para explicar dicha construcción, “(En
democracia)… El uso de las palabras y los números como las únicas
herramientas utilizadas en la política, determina la centralidad de las
instituciones políticas (el Parlamento, los partidos, las instituciones
electorales, la opinión pública, etc.), la supremacía de éstas sobre la
organización militar y el control civil sobre los militares”. La superación
de la transición crítica, indican, conduce a una situación donde se han
expandido las instituciones representativas y los partidos políticos, y se
ha afirmado una cultura política democrática.
La Constitución de 1967 da las primeras pautas –principiospara un modelo electoral democrático moderno, pero no es sino hasta
1991, coincidiendo con lo expresado líneas arriba, que se inicia la
construcción legislativa e institucional vía reformas al Código Electoral,
mismas que determinan la vigencia de un Órgano Constitucional
Autónomo. De las notas a pie de página extraigo un comentario de
Jorge Lazarte quien corrobora que es recién a partir de 1991 que se
supera “un pasado no democrático en los procesos electorales”. “Los
8
La valoración previsible, como ya lo sugerí, es que habríamos
ingresado a una “democracia de las movilizaciones” -para mi gusto
una denominación eufemística-. En tal caso, ¿qué rol le tocaría
desempeñar al organismo electoral?.
IV.
Partidos políticos: la oportunidad perdida
Quien escribe el presente texto es un ferviente creyente en la
“forma partidos”, como manifestación democrática organizada, para
la agregación e intermediación de las demandas ciudadanas de diversa
índole en un Estado de Derecho; la alternativa –la “forma multitud”,
tan cara a ideólogos como el señor Vicepresidente-, entonces,
correspondería más bien al estado de hecho.
El propio término, partidos, nos remite a “partes”, es decir a
componentes de un sistema en el que compiten varios de ellos por llevar
a efecto, desde su visión, un programa de gobierno. Para ello, la
democracia les ofrece un ámbito de pluralidad y transparencia que les
permita lidiar electoralmente para conseguir tal propósito. Pero una
democracia que se precie de tal tiene el deber de exigirles que posean,
a su vez, cualidades que condigan con ese ámbito, o sea que se
institucionalicen. Lamentablemente, los partidos, aquellos que fueron
la primera referencia de institucionalidad en los albores del proceso
democrático, desperdiciaron la oportunidad que les brindó la Ley de
Partidos de asumirla de verdad.
Teoría desarrollada por Ralph M. Goldman.
49
50
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Una de las explicaciones más peculiares que me tocó oír de
cerca fue la de un partido9 que autojustificaba su incapacidad de
democratizar sus estructuras con el argumento de que al haberse forjado
en la resistencia y la clandestinidad, había desarrollado una cultura
muy cerrada de toma de decisiones de la que era muy difícil deshacerse
de un día para otro. Pantomimas de institucionalización partidaria las
vimos por doquier en el sistema. No necesito contar cómo acabó esta
historia; lo que sí me animo a sugerir es que hubo quien aprovechó
muy bien el descrédito en el que cayeron las tiendas políticas.
desproporcionado. Estoy consciente de que lo que digo no suena muy
popular que digamos; de hecho, es notorio cómo ningún ciudadano
ha salido en defensa de dicho financiamiento.
Se comienza a hablar ahora de la institución “partido único”
que si nos atamos estrictamente a la sumatoria semántica de los dos
términos que la componen, no pasa de ser una aberración conceptual
aunque retóricamente se trate de un oxímoron político. En todo caso,
es preferible tener un espectro multipartidario muy fragmentado –el
extremo contrario-. Lo ideal, obviamente, sería tener un puñado de
partidos fuertes, con democracia interna, con ideología clara y con una
observancia estricta de las reglas del juego.
Vuelvo a insistir en por qué la población no sintió como suyo
este avance democrático. En la medida en que se acerca la conclusión
de este trabajo, la respuesta va apareciendo con cierta claridad.
Para cerrar este acápite cito a Carmen Beatriz Fernández:
“Aunque los rechacemos, sabemos que los partidos hacen falta para
la democracia. No podemos prescindir de ellos pues existe una muy
estrecha relación entre Partidos y Democracia: la democracia es
básicamente competición entre posiciones políticas e ideas sobre el
‘cómo hacer’ los asuntos públicos, lo que también implica la
competencia entre ‘partidarios’ de unas u otras ideas, o que han asumido
‘partido’ por ellas”.
V.
La Ley de Partidos aún vigente es un cuerpo extraordinariamente
valioso por su visión; su aplicación, sin embargo, es escasa, en parte
por el desconocimiento que se tiene de ella. La única prescripción que
se ha aplicado, por pura conveniencia diríamos, es la contenida en el
artículo 53 referente al financiamiento estatal a los partidos, hoy
también puesta en cuestión. Puede que haya que afinar el modo de
asignación, pero el principio que la guía es un innegable signo de avance
democrático: eliminarla significaría un retroceso institucional
9
Entre ambas aguas
Corte Nacional Electoral y partidos políticos son los extremos
de un desarrollo institucional inarmónico que incluye en diverso grado
de maduración o declinación y de asedio gubernamental a varias
instituciones, comenzando por las clásicas y continuando con las de
nuevo cuño como el Tribunal Constitucional, Consejo de la Judicatura,
Defensoría del Pueblo, entre las estatales; la prensa libre y los derechos
políticos entre las ciudadanas; el pluralismo y la libertad, entre las de
principios, etc.
El MIR.
51
52
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
VI.
Otras consideraciones: PNUD
En su último informe sobre Desarrollo Humano, más conocido
como “El estado del Estado en Bolivia”, el PNUD dedica unas líneas
al tema aquí tratado. Sus conclusiones al respecto son dos; prescribe
que “una agenda de desarrollo institucional no se agota en el diseño
tecnocrático ni en la implementación meritocrática de las políticas”
por una parte, y por otra que “el desarrollo institucional, más que una
receta de uso instantáneo, es producto de un proceso largo e histórico
de acomodación y cambio” por lo que “las ‘reformas institucionales’,
los ‘servicios civiles’, los ‘poderes independientes’ tienen tan poco
éxito en el mundo real latinoamericano”. Me suena un poco forzado
ligar estas dos últimas ideas así en medio esté la ya infaltable “matriz
étnica” que últimamente se la encuentra en toda explicación sobre la
situación actual, no sé si por moda, por remordimiento o por convicción.
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Comparto, en ese sentido, la preocupación que Marcelo Varnoux
manifiesta a manera de colofón en su obra Principios y Valores de
la Democracia: “Este desarrollo institucional no ha sido acompañado
por transformaciones sustantivas en el tejido social del país. Allí
todavía prevalece con mucha fuerza una cultura política autoritaria que
se manifiesta en varios fenómenos recurrentes, especialmente entre los
más pobres, como la violencia doméstica contra niños y mujeres, la
intolerancia, el machismo, etc.”
“Y es que no se ha trabajado con seriedad el tema de la difusión
y consolidación de una cultura política democrática. Si este panorama
no comienza a modificarse en el corto plazo, la democracia boliviana
tendrá pocas opciones de fortalecerse y enfrentar con éxito los
problemas de una sociedad cada vez más exigente y compleja”.
VIII. Nuevas instituciones: la Registraduría
VII.
Posición
Mi parecer va por otro lado y tiene que ver con un concepto que
resalté y lo vuelvo a hacer en este momento: cultura política democrática
o más bien, para ser más exacto, la pobreza de la misma en el cotidiano
social. En lo epidérmico, los altos índices de concurrencia a los actos
electorales, cosa invalorable, y la clara opción estadística favorable a la
democracia como sistema político, parecerían indicar la existencia de una
cultura política democrática que causaría la envidia de las más rancias
democracias europeas. Sintomáticamente, sin embargo, al lado conviven
actitudes más próximas a una cultura autoritaria lo que ocasiona que la
institucionalidad genere malestares particulares tanto en gobernantes como
también en gobernados, según sea quién se sienta constreñido por ella,
incurriendo, unos y otros, en desacato. Nunca se dio en nuestro país algo
siquiera parecido a un pacto de acatamiento.
53
He tratado de absolver todas las preguntas que me fui haciendo
a lo largo del texto. Hay una en particular que se ha quedado flotando
y la traigo nuevamente: en el marco del todavía abstracto cambio, ¿qué
(otro) rol le tocaría desempeñar al organismo electoral?.
Aunque mi fe en la Asamblea Constituyente decrece día a día,
la promesa de reinvención institucional que trajo, nos puso, a mí y
al colectivo PLATMA del que soy miembro, a lucubrar un marco
institucional apropiado para el país. Uno de sus componentes se lo
confiaría a la Corte Nacional Electoral dadas las credenciales expuestas
y no al Poder Ejecutivo como pretende la mayoría oficialista de la
asamblea que maneja una propuesta similar.
54
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Me refiero a la creación de la Registraduría Nacional como la
institución llamada a velar por la confiabilidad de todos los registros
identitarios, de propiedad y ciudadanos de los bolivianos.
económica o social, u otra cualquiera”. Puede apreciarse que la
identificación, como punto original de la personalidad y capacidad jurídica
de los individuos, está remitida al conjunto de leyes y normas reglamentarias
que se desprenden de este precepto constitucional. De esta manera, es el
Código Civil el que delimita a los contenidos de la personalidad.
La identidad de los ciudadanos es un derecho fundamental que
es reconocido por la doctrina internacional. Ello garantiza a los
habitantes de un país el ejercicio pleno de su ciudadanía. De esta
manera, los ciudadanos de un país pueden desarrollar un sentido de
pertenencia nacional que da lugar al acceso a todos los procesos y
procedimientos de ejercicio económico, institucional y político.
La identificación forma parte insustituible e irrenunciable de un
Estado de Derecho porque permite el ejercicio efectivo de facultades
reservadas a los ciudadanos como votar, ser electos o viajar al exterior.
Sin embargo, más allá de estos hechos que son absolutamente regulares,
la identificación es un elemento de la seguridad jurídica ya que a través
de ella puede garantizarse las relaciones seguras entre particulares y
entidades.
Por ello, la administración del registro de ciudadanía es un campo
constitucional que obliga a las entidades públicas a estructurar un marco
legal que garantice de la mejor manera posible que el manejo de la
ciudadanía a partir del Estado se encuentre respaldado de todas las
condiciones de transparencia, idoneidad y eficacia que sean posibles.
La ciudadanía vista como un proceso continuo de ejercicio de
derechos tiene en los eventos de registro a los instantes supremos de
su relación con el Estado. En consecuencia, esa relación debe ser lo
suficientemente segura en términos de manejo de sus datos elementales
de existencia así como de la información que se vaya generando en
el transcurso del tiempo.
Si bien parece un aspecto puramente referente, si revisamos
estructuras comparadas, se observa que en varios de los países
latinoamericanos entre ellos Colombia y Chile han optado por definir
estructuras unificadas que enfrentan todo el problema de registro de
ciudadanía en una sola institución.
En Colombia funciona la Registraduría Nacional del Estado
Civil y se encuentra a cargo de la emisión de los documentos (de todos)
los relativos al registro civil e identidad y administra además el registro
electoral y de partidos políticos.
En la actual Constitución Política del Estado, el hecho de la
identificación para los ciudadanos subyace dentro de la Parte Primera,
Artículo 6º que menciona que “Todo ser humano tiene personalidad y
capacidad jurídica, con arreglo a las leyes. Goza de los derechos libertades
y garantías reconocidas por esta constitución, sin distinción de raza, sexo,
idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen, condición
La Corte Electoral funcionará sobre la base de tres grandes
columnas: una jurisdiccional, otra de manejo de los procesos electorales
y la registraduría. Estas dos últimas: procesos electorales y la
registraduría tendrían autonomía de gestión, dentro la misma Corte,
lo que supondrá una desconcentración interna. Los dos ámbitos, además,
tendrán vocales, gerentes y salas propias, aunque formarán parte de
un solo organismo, la Corte Electoral.
55
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
La alternativa que se plantea para una consideración de la
Reforma Constitucional tiene dos partes.
-
La propuesta de competencias:
Ser la única entidad que otorga los documentos de
identificación.
Ser la única instancia que administra la información civil
de nacimientos, matrimonios y defunciones.
Ser la única instancia de registro de electores.
Ser la única instancia de registro de militantes de partidos
políticos.
Ser la única instancia de registro de partidos políticos.
Ser la única instancia de Registro y certificación de
propiedad inmueble.
-
La propuesta operativa institucional cuyo perfil sería este:
Debería tener un Consejo Directivo.
Debería tener un Directorio de Operaciones con
participación de entidades como Policía, Justicia,
Ministerio Público.
Debería tener un Presidente elegido por el Presidente de
la República a propuesta de una terna de la Corte Nacional
Electoral.
Debería ser una entidad de alcance nacional y
descentralizada.
57
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
¿QUÉ SE PUEDE ESPERAR DE LA
ASAMBLEA CONSTITUYENTE?
en 1967 y reformado parcialmente en dos ocasiones: 1994 y 2004. Se
espera que dicho texto jurídico-político, elaborado por la Asamblea
2006-2007, establezca un conjunto de reglas que tengan el
consentimiento de la mayoría de la población, que permitan luego la
reconfiguración y recomposición del Poder Público, de la estructura
estatal, del orden económico, social y territorial del país, así como de
diversas instituciones de la sociedad que guardan una fuerte y compleja
relación con el Estado.
Carlos H. Cordero Carraffa*
La Asamblea Constituyente puede proveer al país los
instrumentos jurídico-políticos para iniciar un proceso de renovación
sustancial del Estado boliviano. De hecho, la Asamblea es una
construcción social, concebida como un instrumento político para
ayudar a resolver una aguda y compleja crisis del Estado y Sociedad.
El producto, que simbólica y materialmente debe entregar a la nación
es un texto renovado de la Constitución Política del Estado, aprobado
*
Cientista político e investigador. Graduado en la Universidad Central de Venezuela
UCV; tiene una Maestría en Ciencia Política Iberoamericana por la Universidad
Internacional de Andalucía/España, Programa de la Universidad de Salamanca.
Postgrado en Educación Superior UMSA/Bolivia. Docente titular de la
Universidad Mayor de San Andrés, Carrera de Ciencias Políticas UMSA. Recibió
la condecoración al mérito docente “Marcelo Quiroga Santa Cruz” (2005).
Actualmente dicta las cátedras de: “Sistemas Político Electorales” y “Marketing
Político Electoral”, en el postgrado de la Carrera de Ciencias Políticas UMSA.
Docente invitado en la Maestría en Filosofía y Ciencias Políticas, CIDES-UMSA
y en cursos de Actualización y Maestría de la Universidad Andina Simón Bolívar,
La Paz-Bolivia. Catedrático de “Democracia y Ciudadanía” en la Universidad
Católica Boliviana UCB. Autor de “Historia Electoral de Bolivia, 1952-2007”,
“La Constitución Política del Estado, comentarios Artículo por Artículo”, “La
Constitución Política del Estado, versión pedagógica”; “La representación en la
Asamblea Constituyente. Estudio del sistema electoral”, entre otras publicaciones.
[email protected]
59
La nueva Constitución, la cual debería plantear un conjunto de
nuevas reglas en diversos órdenes y aspectos, requiere de dos tipos
de consentimiento, el político y el social, para que el texto adquiera
una legitimidad necesaria y vigorosa. De este modo, la Constitución
se consolidaría como un instrumento jurídico-político del Estado, la
sociedad y de los titulares del gobierno, para profundizar o llevar
adelante políticas públicas de cambio. Este es el camino deseado e ideal,
que para muchos actores políticos de la actualidad debería seguir y
servir la Asamblea Constituyente. Es en este sentido, que de la AC,
se esperan recursos políticos.
A diferencia del escenario anterior, la Asamblea en lugar de
proveer renovadas reglas de juego jurídico-políticas (un nuevo texto
constitucional), podría no entregar nada y por tanto ser un completo
fracaso. Esto es, si en el tiempo previsto para concluir el trabajo de
reescribir la nueva constitución, un año calendario con algunas posibles
ampliaciones, la Asamblea no logra sus propósitos de reforma, su
fracaso, podría proveer nuevas justificaciones para la profundización
y agudización de la crisis política que se vive desde hace años atrás
en el país y que se pretende resolver, en gran medida, con la realización
de la Asamblea Constituyente.
60
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Si así ocurriera, se confirmarían las sospechas que hoy (mayojunio, 2007) se tejen desde hace tiempo y que sostienen que son diversas
y evidentes las dificultades para construir acuerdos políticos en el seno
de la Asamblea, respecto de las nuevas reglas de juego que deberían regir
los cursos de la Nación y el Estado. Las consecuencias de este desencuentro
interno en la Asamblea, por supuesto que son de índole política. Obligaría
al actual gobierno del presidente Morales, a asumir otras acciones sin los
recursos políticos y jurídicos, que se esperaban suministrara la Asamblea.
Del mismo modo, otros actores políticos, se verían impelidos a seguir
nuevos cursos de acción, frente al fracaso de la Asamblea. Este es el camino
poco deseable y perverso que podría emerger del supuesto desencuentro
en la Asamblea. Si la entidad que debe proveer parte del remedio al
conflicto político, no cumple la tarea asignada y vive una crisis interna,
dicha crisis se traslada a otros ámbitos.
Asimismo, establece un denominador común para estos tres
escenarios: un repaso a los acontecimientos y disposiciones legales que
permitieron la convocatoria e instalación de la Asamblea; el análisis
del funcionamiento y tensiones existentes en la Asamblea, para concluir
con un estudio pormenorizado de las posibles reformas constitucionales
en el amplio campo de los fenómenos electorales y del sistema electoral.
Existe una tercera opción entre estos dos extremos. Que la
Asamblea, por las presiones de diversa índole y sentido que se ejercen
sobre ella, desde los sectores que quieren un éxito completo y los que
esperan un rotundo fracaso, entregue cerca del primer plazo estipulado
(agosto de 2007), un documento híbrido o bisagra. Que por una parte,
signifique un punto de apoyo a las iniciativas gubernamentales para
producir cambios en el Estado; y por otro lado, se coloquen algunos diques
o frenos en el texto constitucional, que provean seguridad a diversos
sectores de la sociedad boliviana para preservar derechos individuales y
garantías frente a una avalancha política que intenta suprimirlos.
El presente texto explica y justifica cada uno de estos tres
escenarios: a) la Asamblea como instrumento político exitoso para el
cambio; b) la Asamblea como fracaso político y c) la Asamblea como
bisagra. Intentando responder con ello a la pregunta ¿Qué se puede
esperar de la Asamblea Constituyente?
61
Justificación
Las elecciones y el sistema electoral permiten la construcción del
poder político, materializado en la designación por la vía electoral del
Poder Ejecutivo y Poder Legislativo. Según la forma y los mecanismos
que se adopten para conformar estos poderes, tendremos una fisonomía
del Estado (Asamblea Nacional única en sustitución del sistema bicameral)
y a partir de ello se podrían inferir el tipo de funcionamiento y políticas
públicas que los titulares del Estado estarían en condiciones de desarrollar.
Por ejemplo, si la Asamblea Constituyente incorpora en el nuevo texto
constitucional el mecanismo de la reelección presidencial inmediata,
eliminando los impedimentos actualmente en vigencia en la Constitución,
querrá decir que los constituyentes -representantes territoriales, de partido
y de diversos estratos y grupos sociales- de algún modo, lograron
internamente un punto de equilibrio y de acuerdo, en algún tramo del
centro, más o menos alejado de los extremos.
En consecuencia, desde la perspectiva gubernamental, la
Asamblea sería un instrumento político exitoso, pues posibilita la
posible reelección inmediata del presidente Evo Morales Ayma1. Pero
1
La actual gestión gubernamental, tiene un mandato establecido según la
Constitución vigente hasta el año 2010. Si se cuenta con un nuevo texto
62
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
la inclusión de la reelección presidencial también puede ser vista como
un fracaso político, para ciertos grupos o perspectivas que ven en este
recurso un peligro para la democracia, la transparencia, la renovación
y la competencia política.
Por tanto, la Asamblea Constituyente puede ofrecer al país y
a los diferentes actores políticos, respuestas a diferentes expectativas
en diversos grados. Es así que la Asamblea no debe ser entendida como
el punto final de un complejo y conflictivo proceso que vive la sociedad
boliviana, ni debe aguardarse de ella la solución a todos los problemas
socio-económicos o estructurales que tiene el Estado, tampoco temer
de ella el surgimiento de una catástrofe política que arrase con toda
institución conocida.
Cabe como tercera posibilidad que la introducción en la
Constitución del mecanismo de la reelección inmediata, sea resultado
de un proceso de negociación y acuerdo. Donde la incorporación de
la reelección compensa el reconocimiento y aplicación de procesos
autonómicos en varios departamentos del país. La demanda autonómica
es de interés de regiones y grupos sociales diferentes a aquellos ámbitos
y sectores que impulsan la reelección. Desde esta perspectiva, la
Asamblea tampoco sería un fracaso político. Aceptar la reelección
inmediata es un triunfo para un grupo y la aceptación de los procesos
autonómicos, el triunfo para otros. Reelección inmediata y procesos
autonómicos podrían ser parte de un acuerdo político que satisface a
dos supuestos grupos antagónicos. Siguiendo esta línea de acuerdos
y transacciones políticas, la Asamblea y el texto constitucional
entregado por los constituyentes, sería un conjunto normativo complejo
que refleja un equilibrio jurídico-político orientado a dar satisfacción
a visiones diferentes. Es en consecuencia una Constitución tipo bisagra.
Es una Constitución que responde a diversas expectativas; si este
comportamiento ocurre (y se refleja en el nuevo texto de la Constitución)
puede ser vista y entendida dicha entidad como exitosa por diferentes
actores políticos.
Constitucional se podrían anticipar las elecciones generales para el año 2008.
La gestión gubernamental entre 2006 a 2008 (dos años), con una nueva
Constitución Política no se contabilizaría como tiempo de periodo presidencial.
Por tanto, el primer periodo gubernamental de 5 años del presidente Morales
comenzaría y finalizaría entre 2008 a 2013. La primera reelección inmediata
recién se produciría el año 2013, hasta el año 2018.
63
Siguiendo esta línea de reflexión, intentando reflejar y hacer
evidente la polarización existente en diversos temas y el modo cómo los
asambleístas, podrían establecer equilibrios, se analizan asuntos como el
tiempo de mandato de las autoridades electivas, revocatoria del mandato,
la reelección presidencial, el sufragio y sistema de representación, segunda
vuelta electoral, voto a los 16 años, voto de los bolivianos residentes en
el exterior, la representación popular a través de partidos o agrupaciones
ciudadanas, la eliminación de la vicepresidencia de la República, la
conversión del sistema bicameral en unicameral.
Antecedentes de la Asamblea
La Asamblea Constituyente boliviana, convocada mediante Ley
Nº 3664 (Ley Especial de Convocatoria a la Asamblea Constituyente
LECAC), establece que dicha entidad es un órgano deliberante y de
decisión, conformado sobre la base de 210 representantes territoriales
elegidos en 70 circunscripciones uninominales (CU) y de 45
representantes territoriales elegidos en 9 circunscripciones
departamentales (CP). La postulación a estas representaciones la
realizaron organizaciones políticas denominadas partidos políticos,
agrupaciones ciudadanas y pueblos indígenas. Todos los cargos de
64
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
representación fueron elegidos por la ciudadanía utilizando el sufragio
(universal, directo, igual y secreto).
Durante los años de la democracia recuperada (1982-2007), algo
más de dos décadas, las libertades democráticas abrieron las puertas
para la movilización social, las cuales se articularon alrededor de
demandas específicas al Estado. Las abstractas demandas de
democracia, libertad, igualdad, oportunidad, de algún modo se habían
plasmado y hecho realidad con la transición desde gobiernos autoritarios
hacia la democracia política; transición que había ocurrido a principios
de la década de los ochenta. Las demandas específicas al Estado, de
regiones, sectores productivos, gremios y sindicatos, por salarios,
diversidad de recursos, infraestructura vial, salud o educación, se
incrementaron gracias al clima de libertades recientemente instaladas
y por el propio régimen democrático. El sistema permitía la
participación, movilización y articulación de demandas. El Estado,
administrado por partidos políticos, redistribuía los tradicionalmente
limitados recursos que percibía entre la multiplicidad de demandas
formuladas desde la sociedad, el funcionamiento burocrático del aparato
estatal y la apropiación indebida (corrupción); prácticas últimas llevadas
a cabo por personas incrustadas en el Estado o personas con autoridad.
Dicha Asamblea, conformada según el procedimiento señalado
y que ejerce la representación del pueblo, tiene, según la misma Ley,
la misión única y exclusiva de redactar una nueva Constitución Política
del Estado. Respecto de la misión asignada a la Asamblea existen dos
referencias que generan interpretaciones diferentes. La primera de ellas
se encuentra en el Artículo 2º de la LECAC, la cual refiriéndose al
cargo y a los individuos, textualmente sostiene que: se denomina
Constituyente a la persona natural que ejerce la representación del
pueblo “y que tiene como misión redactar la nueva norma
constitucional”. Esto es, la persona, hombre o mujer, como individuos
deben redactar la nueva Constitución.
Por otra parte se denomina Asamblea Constituyente, a la reunión
de constituyentes elegidos democráticamente; la Asamblea, como ente
colegiado “tiene como única finalidad la reforma total de la Constitución
Política del Estado”. La persona denominada Constituyente debe
redactar la nueva norma y la Asamblea aprobar y reformar la nueva
Constitución Política del Estado.
Causas de la convocatoria
La forma y el mecanismo mediante el cual se conforma la
Asamblea, así como la misión asignada a los Constituyentes (individuos)
y a la Asamblea (Institución), guardan estrecha relación con el contexto
y antecedentes socio-políticos que vive desde hace tiempo el país,
situación que prácticamente obligó al sistema político a concebir,
organizar y convocar a la constituyente.
65
La multiplicación de las demandas a un Estado con capacidades
limitadas de respuesta, provocó la paulatina acumulación de demandas
insatisfechas, las cuales erosionaron progresivamente las instituciones
políticas y el Estado. En este sentido se incuban crisis en el ámbito
socio-cultural, económico y político. En el ámbito socio-cultural se
produce una revalorización del carácter étnico de pueblos
autodenominados como originarios y que quieren incidir con la política
y en el Estado, a su favor. Uno de los efectos más notables de ello
es la victoria electoral de Evo Morales, arropado en el discurso de la
inclusión étnica.
66
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Otro factor cultural que pesa en las espaldas del Estado es la
migración interna y hacia países vecinos y europeos. Los emigrantes
emergen principalmente de las zonas rurales hacia las capitales
departamentales o centros urbanos. La migración está asociada a dos
fenómenos contemporáneos, la modernidad y la globalización. Los pueblos
originarios asentados en territorio nacional realizan reivindicaciones
culturales de carácter local (la lengua, por ejemplo) por tanto, se cierran
a sí mismos oportunidades para insertarse en el mundo industrializado,
dominado por el conocimiento científico, la tecnología y cierto
universalismo homogeneizador. Esto plantea al Estado varios dilemas,
defender los derechos y reivindicaciones locales o propiciar la inserción,
complementación o articulación con la sociedad universal. La comparación
entre la situación de pobreza de las zonas rurales y de los habitantes de
dichos espacios, frente al confort y desarrollo del mundo urbano y de las
sociedades opulentas, genera en la base social étnica boliviana sensaciones
de frustración y demandas insatisfechas. Como consecuencia de ello se
imagina que un mecanismo como la Asamblea Constituyente podría
cambiar estas asimetrías o desigualdades.
cada vez más. Muchos sectores percibían que se diluía la protección
y asistencia del Estado. Por tanto, la esperanza de cambio de las
desigualdades económicas se orientaba a la realización de una
Asamblea, quien podía sentar las bases para la transformación y
recuperación de la autoridad y capacidad del Estado protector, mediante
la reforma de la Constitución.
En el ámbito de la economía, la ciudadanía acumuló durante
varios años de democracia la percepción -sustentada en diversos hechos
difundidos a través de los medios de comunicación- de que la propiedad
y la riqueza se concentraba en pocas manos, que la frontera de la pobreza
se ampliaba cada vez más, que el desarrollo y/o el progreso era algo
que sucedía para otros, dejando el amargo sabor colectivo de
expectativas frustradas de una redistribución justa de la riqueza.
Simultáneamente, el Estado y sus administradores (partidos políticos)
poco hacían para cambiar esa flagrante desigualdad económica. A ello,
a mediados de la década de los 90, se sumaron políticas de transferencia
de la propiedad de empresas estatales a manos privadas, profundizando
la incertidumbre por el futuro y la visión de un Estado que se achicaba
67
Los fenómenos económicos y sociales, sucintamente descritos,
tuvieron un claro impacto en la esfera política, generando situaciones
de ingobernabilidad, crisis de autoridad y del Estado de Derecho.
También se cuestionó la ciudadanía política porque se limitaba a la
simple participación en actos electorales. Cuestionamiento, en fin, a
la legitimidad de diversas instituciones democráticas. El Estado fue
la primera víctima de las movilizaciones populares que colocaban en
tela de juicio a las instituciones políticas, al poder y la autoridad. Las
víctimas colaterales del descrédito fueron el Parlamento y los partidos
políticos, quienes operaban en estos ámbitos. Se insistió mucho en que
la convergencia de las presiones, de la política en las calles, hacía
evidente una profunda crisis del Estado Republicano, del Estado
Nacional del 52, del Estado en general. En suma, el Estado había
perdido el control de la sociedad y la capacidad de atender demandas
ciudadanas. La idea iluminadora era la convocatoria a una Asamblea
que cambiando el texto constitucional pudiera sacar de la crisis al
Estado y la sociedad.
Los eventos políticos de la última década
La acumulación de crisis en los diversos órdenes y las
expectativas frustradas de la ciudadanía, explosionaron en diversos
momentos con intensidades variables. Es así que tenemos la marcha
68
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
por el territorio y dignidad de los pueblos de las tierras bajas, en 1990;
la denominada Guerra del Agua en Cochabamba en el 2000; los
bloqueos campesinos de marzo y septiembre del 2000 que asfixiaron
al gobierno del presidente Banzer y a la ciudad de La Paz; febrero
negro y octubre rojo de 2003 durante el gobierno de Sánchez de Lozada.
De igual modo se produjeron dos eventos políticos extraordinarios en
la historia política de los últimos 20 años, las sucesiones constitucionales
de Carlos D. Mesa Gisbert, Vicepresidente de la República, por Gonzalo
Sánchez en el 2003, y del Dr. Eduardo Rodríguez Veltzé, presidente
de la Corte Suprema de Justicia, como consecuencia de la renuncia
de Carlos Mesa a la presidencia, en el año 2005.
La última sucesión presidencial, Rodríguez por Mesa, el
acortamiento del mandato y la convocatoria anticipada a elecciones
para la renovación de los poderes públicos (Ejecutivo, Legislativo),
fue una desesperada acción por evitar el colapso del sistema político
ante la presión de la política en las calles. La avalancha de demandas
al Estado y las precarias respuestas del sistema político tradicional a
la sociedad, confirmaban la existencia de una tensión en desarrollo que
podía estallar en cualquier momento y por cualquier motivo.
Otros eventos de notable impacto político que ocurrieron en
los últimos años, expresiones de la acumulación de crisis en el orden
social y económico, constituyen el acortamiento del mandato tanto del
Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo, los cuales tuvieron que ceder
dos (2) años de gestión en beneficio de la pacificación del país. La
consecuencia de ello fue la convocatoria anticipada de elecciones para
diciembre de 2005. Durante todo este tiempo, el fantasma de la
convocatoria a la Asamblea Constituyente fue una constante.
El presidente Carlos D. Mesa (2003-2005), si bien contribuyó
a llevar adelante importantes reformas en la Constitución Política,
como la constitucionalización de la Asamblea, la Iniciativa Legislativa
Ciudadana, la incorporación del mecanismo del Referéndum, vio
frustradas sus esperanzas de ser él y su gobierno, quienes convoquen
a la Asamblea Constituyente. Si así hubiera ocurrido, buena parte de
las expectativas ciudadanas acumuladas, así como las presiones que
se ejercían sobre el sistema político, tal vez, se habrían despejado y
las soluciones que a la postre se dieron, hubieran sido quizá diferentes.
69
Un conflictivo asunto que puso en riesgo la realización de las
elecciones en diciembre de 2005, fueron las demandas de algunas
regiones por lograr una reasignación de escaños por departamento.
Instituciones cruceñas, palpando el notable crecimiento poblacional y
la fuerte migración interna, plantearon tanto al Congreso de la República
como al Tribunal Constitucional una modificación en el número de
escaños por departamento. Santa Cruz tenía la expectativa de lograr
al menos 4 diputados adicionales a los 22 que se le había otorgado
diez años atrás. El dilema vivido por el país y por los departamentos
en pugna fue que quien se llevaba aunque sea una representación
política (1 diputado), debía arrebatarle dicho puesto a otro
departamento. Las dificultades y resistencias para ceder escaños
obligaron a postergar por dos semanas la realización de las convocadas
elecciones.
Un segundo tema que agregó tensión a la precaria gobernabilidad
que existía durante el gobierno del presidente Rodríguez Veltzé, fue
la convocatoria a la elección de 9 prefectos. Hecho electivo, inédito
desde la fundación republicana. Los cuestionamientos a la legalidad
o pertinencia de la elección de estos puestos fueron inmediatos, y
contribuyó a tensionar aún más el clima político de la época.
Resoluciones del Tribunal Constitucional de por medio y una férrea
70
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
voluntad política de algunos actores políticos para llevar adelante las
dos elecciones e impedir de este modo el colapso del sistema, fue el
pacto político y remedio a la crisis. Si bien no se convocaba a la
Asamblea Constituyente, se renovaba el poder político, lo que
significaba dar pasos en esa dirección. De algún modo se eliminaban
resistencias y se colmaban de a poco las expectativas ciudadanas de
instalar una Asamblea, como paliativo o solución de fondo a la
prolongada crisis política, económica y social.
Entre los logros que cabe mencionar durante las dos décadas de
vigencia de la democracia, que muchos analistas se niegan a considerarlos
como éxitos políticos y más bien los catalogan como la expresión de los
rasgos corruptos de la democracia, se tiene a la construcción de acuerdos
políticos de gobernabilidad y gobierno, que acompañaron a cada periodo
de gobierno. Acuerdos sin los cuales, no se habría conseguido la elección
de presidentes ni la conformación de coaliciones gubernamentales. Otro
hecho notable que no se considera como positivo es la reconstrucción del
sistema de partidos. Luego de más de una década de gobiernos autoritarios
y no electivos, los cuales habían borrado la memoria institucional
democrática, recomponer el sistema de partidos la competencia político
electoral fue una de las acciones más importantes emprendidas en la
primera década de la democracia restaurada. El parlamento estuvo cerrado
diez años, desde 1969 hasta 1979 (golpe de Estado a Luis Adolfo Siles
Salinas y elecciones de 1979), en este lapso, el Congreso de la República,
se reabrió circunstancialmente por poco tiempo, para elegir a un presidente
con carácter constitucional e interino, el Dr. Wálter Guevara Arze (1979).
Los temas más acuciantes fueron, por una parte, las demandas
de Asamblea Constituyente enarbolada por sindicatos y organizaciones
del occidente del país, y por otro lado, las demandas de Autonomía
administrativa exigidas por diversas instituciones de las regiones del
oriente boliviano. Las consignas de “Asamblea ya” o de “Autonomía
ya”, expresan el clima y las tensiones políticas vividas por el país en
los últimos años.
Los avances en democracia
En los últimos 20 años y más, se habían producido en el país
una serie de cambios en todos los órdenes (político, económico y
social), pero éstos resultaron insuficientes frente a las demandas y
expectativas de ciudadanos, regiones y de grupos. La democracia
recuperada, por supuesto que era en todo sentido mejor que los gobiernos
autoritarios recién superados. Sin embargo, las libertades democráticas
desnudaban otras carencias para las cuales no existía mucha tolerancia.
Esta sensación de insuficiencia produjo acumulación de insatisfacción
social y presiones al sistema político democrático, orientadas a lograr
cambios más profundos en el Estado y Sociedad.
71
Entre 1980 y 2005, se produjeron 8 elecciones generales,
incluyendo aquella que permitió el arribo al poder del señor Evo
Morales Ayma. También se efectuaron, desde 1985 a la fecha 8
elecciones municipales2. Lo cual significó la recuperación de la
democracia municipal y construcción de la institucionalidad municipal,
ya que ésta había quedado secuestrada desde la década de los 50. Los
efectos políticos de todos los procesos electorales fueron: alternabilidad
en las estructuras de poder; estabilidad democrática pues los gobiernos
no electivos fueron borrados del mapa político; se consolidó un sistema
competitivo entre partidos y otras organizaciones políticas; se
2
Ver Historia electoral de Bolivia 1952 – 2007, Ed. Corte Nacional Electoral,
2007, páginas 21-23.
72
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
desarrollaron y perfeccionaron gradualmente libertades ciudadanas y
se perfeccionó el sistema de pluralidad ideológica; también se produjo,
como algo positivo, la intensificación de la participación social, y
avances –lentos, es cierto- en la ampliación de la inclusión social y
la inclusión –limitada, es cierto- en los beneficios del progreso de estos
grupos sociales y étnicos.
En esta lógica, a través de reformas constitucionales que llevaron
adelante los partidos políticos, persuadidos de que debían propiciar
reformas o salían expulsados del sistema, se logró la incorporación
de los institutos de la democracia directa que ampliaron los horizontes
de la participación ciudadana: Iniciativa Legislativa Ciudadana, el
Referéndum y la inclusión de la Asamblea Constituyente como
mecanismo de representación y de reforma del texto constitucional.
En el estricto ámbito estatal se dio inicio a vigorosos procesos
de descentralización administrativa, que pudieron darse sólo por la
existencia de una voluntad para perfeccionar el Estado de Derecho y
el sistema de administración estatal. La prueba de los intentos de
consolidar una conciencia colectiva de respeto a las leyes lo constituyen
las Reformas Constitucionales de 1994 y 2004. Por supuesto, la
promulgación de la Ley de Partidos Políticos, Agrupaciones Ciudadanas
y Pueblos Indígenas, la promulgación del Código Electoral, Ley de
Descentralización, Ley de Participación Popular, Reforma de la Ley
Orgánica Municipal.
De igual manera, los avances y consolidación de las instituciones
democráticas se hace patente con las Reformas en el sistema electoral
y la elección de vocales de las Cortes Electorales por el Congreso de
la República. Hasta antes de 1992, los vocales eran designaciones
directas que realizaban los partidos políticos.
Con todos estos antecedentes, como objetivo deseado o como
simple efecto, el sistema político boliviano, en los últimos años, transitó
desde una democracia estrictamente representativa a una democracia
con mayor participación ciudadana. También se produjo una difícil
transición de una democracia relativamente excluyente a otra con
mayor inclusión. Transiciones donde, ni duda cabe, los movimientos
sociales y otras organizaciones políticas vinculadas a la base social
y sindical del país, tuvieron un extraordinario rol. Posicionaron diversos
temas y obligaron a un sistema político tradicional relativamente
renuente a producir cambios, a llevarlos adelante. El sistema de partidos,
ante la presión de las calles y la sentida necesidad de llevar adelante
reformas de índole política y en las instituciones, hizo y fue parte de
reformas políticas. Reformas y avances realizados, que es preciso
revalorizar en beneficio de la propia democracia, pues fue este sistema
y el régimen de libertades existentes lo que permitió elecciones,
movilizaciones, demandas y cambios.
Los diferentes Congresos que fueron elegidos por voto popular
durante más de 20 años, elaboraron y aprobaron entre otras importantes
normas la Ley SAFCO (Ley de administración y control
gubernamentales), la ley del Funcionario Público. La estabilidad
democrática también permitió la creación de instituciones como el
Defensor del Pueblo, el Consejo de la Judicatura y el Tribunal
Constitucional.
Uno de los hechos más notables de la vitalidad y
perfeccionamiento de la democracia de los últimos 25 años, a pesar
de los ataques que se propiciaron contra ella, es la elección del
Movimiento al Socialismo y de Evo Morales Ayma como Presidente
Constitucional de la República el 18 de diciembre de 2005. Un partido
de ideología de izquierda con un líder indígena llegaban al poder
73
74
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
utilizando reglas y procedimientos democráticos. El segundo hecho que
cabe resaltar, es la convocatoria a la elección de la Asamblea
Constituyente en marzo de 2006, para mediados de julio del mismo
año. Hecho producido por el gobierno de Morales en acuerdo con la
oposición política en el parlamento. Pues es el Congreso conformado
por diversos partidos, quienes propician la elaboración y posteriormente
la promulgación de la Ley Especial de Convocatoria a la Asamblea
Constituyente LECAC.
pero no de manera completa y satisfactoria. El tema más crítico es
el de la igualdad del voto. A través de este principio se establece que
el voto de los ciudadanos de una determinada región debería tener el
mismo valor que el voto de otros ciudadanos, de una región diferente.
El número asignado de constituyentes por departamento rompió de
facto el principio de igualdad. Los constituyentes de Oruro y Potosí,
sumados llegan a un total de 49 miembros; 20 por Oruro y 29 por Potosí.
El departamento de Santa Cruz tiene 44 constituyentes. La paradoja
es que agregando la población de Oruro y Potosí, tenemos que apenas
superan el millón de habitantes, todo esto según el Censo 2001. De
acuerdo con los datos del mismo Censo, Santa Cruz supera los dos
millones de habitantes. Por lo tanto: ¡con un millón de habitantes Oruro
y Potosí tienen más constituyentes que Santa Cruz que tiene el doble
de población!
Características de la Asamblea
Según la Ley de Convocatoria, Nº 3364 de 6 de marzo de 2006,
Asamblea Constituyente se denomina a la reunión de representantes
elegidos mediante voto universal directo y secreto. Por lo tanto, es una
entidad que se formó utilizando el método democrático de las elecciones.
La entidad que convocó a las elecciones para constituyentes fue el Poder
Ejecutivo, como consecuencia de que el H. Congreso Nacional (20062010), elaboró y sancionó la Ley respectiva. Cabe destacar que la
sanción de la Ley en el Congreso se produjo 44 días después de que
el presidente Evo Morales asumiera el poder, el 23 de enero de 2006.
Ello pone en evidencia algo que poco se destaca en diversos análisis
políticos, que necesariamente se tuvieron que construir acuerdos
políticos entre la clara mayoría gubernamental del Movimiento al
Socialismo en el parlamento y la oposición política. Fue un acuerdo
sobre aspectos jurídicos y políticos electorales lo que permitió la
aprobación de la Ley.
Los diferentes elementos que caracterizan al sufragio: libre,
igual, directo y secreto; elementos principales de la democracia a los
cuales se recurrió para la elección de constituyentes, se cumplieron
75
El efecto político es que tanto el partido de gobierno como los
constituyentes, reivindican que la Asamblea es la expresión y la voluntad
del pueblo. Por ello tienen el derecho de presionar para imponer su
visión de país o cualquier trivial decisión. El resultado es que Oruro
y Potosí, que tienen una mayoría artificial de constituyentes, afirman
al mismo tiempo que representan a la mayoría numérica y étnica del
país. En cambio, Santa Cruz que efectivamente tiene el doble de
población y una minoría de constituyentes, no reivindica que representa
a la mayoría del país. De hecho la bancada regional cruceña, está
fragmentada política y socialmente. Además, hasta ahora, Santa Cruz
no ha tomado conciencia real de la responsabilidad que le cabe por
constituir el primer departamento, económica y socialmente hablando,
todavía anda obnubilado en la defensa de intereses sectoriales y
provinciales, con una elite sin visión de país pero con una extraordinaria
visión de intereses de grupo.
76
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
La mayor parte del país no tiene conciencia de las falsificaciones
anotadas respecto de la representación política y regional en la Asamblea
Constituyente, ni de las afirmaciones erradas respecto de quien es mayoría
y a qué grupos o sectores sociales verdaderamente representan los
constituyentes. Numéricamente hablando, en Santa Cruz cabe 5 veces la
población de Oruro. Pero es en Oruro, la tierra natal del Presidente Evo
Morales, donde los grupos étnicos reivindican e insisten equivocadamente,
que es allí donde se encuentra la mayoría numérica del país. Estas
percepciones erradas, impactan en las acciones de la Asamblea, pues con
una clara sobre-representación de la población étnica del país, se tomarán
decisiones sobre el próximo texto constitucional.
se conocieron acciones de la Asamblea o de los constituyentes que
pudieran contabilizarse o considerarse como hechos que vulneren dicha
disposición. La primera conclusión que se puede obtener de esta
revisión y comparación entre lo que sostiene la norma y lo que la
realidad muestra es que la Asamblea es un instrumento político,
relativamente subordinado, a las ideas políticas dominantes externas,
encarnadas en el Poder Ejecutivo y Poder Legislativo.
Otro rasgo de la Asamblea tiene que ver con la independencia
respecto de otros poderes del Estado. La Ley de Convocatoria, sostiene
de manera taxativa que la Asamblea “Es independiente y ejerce la
soberanía del pueblo. No depende ni está sometida a los poderes
constituidos…”. Al respecto, los conceptos de independencia, soberanía
y no sometimiento a los poderes constituidos (Legislativo y Ejecutivo),
despertó en los primeros 7 meses de funcionamiento, una vigorosa
polémica, no resuelta hasta el presente. Diversos hechos demuestran
que son afirmaciones jurídicas y de carácter declarativo. Representantes
de partidos políticos, funcionarios gubernamentales y representantes
nacionales protagonizaron actos públicos en los que es posible advertir
y concluir que existe una clara injerencia en los asuntos, el trabajo
y la independencia de la Asamblea.
En sentido inverso, la Asamblea y los constituyentes, por sus
propias características y limitaciones se ciñeron rigurosamente a lo que
establece el Artículo tercero de la Ley de Convocatoria: “La Asamblea
no interferirá el trabajo de los poderes constituidos, los que seguirán
ejerciendo sus funciones constitucionales de manera sostenida”. No
77
En cuanto a la facultad reconocida a la Asamblea para establecer
un Reglamento General interno, esta prerrogativa se cumplió finalmente
después de 7 meses de intenso debate al interior de la Asamblea. El
utilizar casi 2/3 del tiempo total de la Asamblea en la redacción y
aprobación del reglamento interno de la Asamblea y 1/3 al debate y
aprobación del nuevo texto de la Constitución, generó la opinión
generalizada de que los constituyentes estaban derrochando el tiempo
y que no tenían la capacidad para dialogar. Lo cual pone en evidencia
no sólo las dificultades para establecer acuerdos, sino que expresa la
polaridad de concepto y de visión, así como la presencia fáctica de
diferencias casi irreconciliables, que existen entre fracciones políticas.
El trasfondo de la discusión interna entre fracciones opuestas en la
Asamblea era definir el mecanismo de decisión para la totalidad y el
detalle del nuevo texto constitucional. La Ley de Convocatoria
establecía que la aprobación del texto constitucional debía hacerse por
dos tercios (2/3) de los votos de los miembros presentes de la Asamblea
Constituyente. Finalmente fue aprobado un confuso mecanismo lleno
de vericuetos y trampas jurídicas que mostrará su verdadero y perverso
rostro cuando la Asamblea ingrese en la fase de aprobación de los
Artículos, uno por uno.
Concluido el trabajo de la Asamblea, reescribir el texto
constitucional, suponiendo que puedan concluir el mismo en los plazos
78
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
previstos (6 de agosto de 2007), el Presidente de la República está
obligado a convocar a un Referéndum Constitucional, en un lapso no
mayor a 120 días. El Referéndum, por tanto, podría ser el día domingo
16 de diciembre de 2007. En dicha consulta, la ciudadanía mediante
el voto individual debe aprobar o rechazar el aludido documento por
mayoría absoluta de votos. Esto es, por el 50 % más uno del total de
votos válidos.
la constitución, serían altamente explosivas para el país. Dejaría la
sensación en la ciudadanía de que el extraordinario esfuerzo desplegado
durante 16 largos años, desde 1990 a 2006, para convocar e instalar
la Asamblea, fue un completo fracaso. Parte de la percepción ciudadana
sería que, la Asamblea como mecanismo político de solución de un
conflicto histórico fue abortada, como consecuencia de oscuros intereses
que se oponían a la necesidad de cambiar ominosas estructuras estatales.
El discurso político se orientaría a buscar y a encontrar culpables del
fracaso político. También a buscar salidas políticas, pues la opción
democrática –la Asamblea- habría fracasado por causas diversas, pero
en especial por la obstrucción de la oposición política. Inversamente,
significaría la fortaleza de la oposición y la percepción de que sus
argumentos eran razonables y ciertos. Sin embargo, la situación de que
continúa vigente la CPE de 1967, sería prácticamente inaceptable. La
nueva situación de crisis tendría su origen, precisamente, en la vigencia
de un texto que se pretendía cambiar pues era percibido –gracias a
la propaganda- como la causa de todos los males.
La Ley de Convocatoria considera por primera vez en la historia
electoral del país, el voto de los residentes bolivianos en el exterior.
La incorporación de nuevos sufragantes en el padrón electoral, ubicados
en el exterior del país, tiene el potencial de cambiar el escenario de
los resultados electorales. Para hacer efectivo el voto boliviano en el
exterior se debe diseñar y poner en funcionamiento un complejo sistema
de emisión y control del voto, que demanda una fuerte inversión
económica, de tiempo y otros recursos. Para un país con tradición de
debilidad institucional y limitado en cuanto a capacidad económica,
hacer frente al voto externo, se lo percibe como una idea prescindible.
Los cálculos políticos, que piensan en cuáles actores políticos o
posiciones ideológico-políticas se beneficiarán con la incorporación
de nuevos votantes en el exterior y con el voto de ellos, han surgido
con intensidad. La mayoría de estos cálculos prevé que los emigrantes
bolivianos tienen la tendencia a favorecer a los actuales gobernantes.
Por lo tanto, los votos en el exterior estarían orientados a aprobar el
nuevo texto constitucional.
En caso de que la opinión ciudadana tanto interna como externa,
en el Referéndum Constitucional, no apruebe el proyecto elaborado
por la Asamblea Constituyente, seguirá en vigencia la Constitución
Política del Estado promulgada en 1967 y reformada en 1994, 2004
y 2005. Las consecuencias políticas de la no aprobación del texto de
79
Desde la visión y el discurso conservador, la ratificación de
la actual Constitución Política del Estado por parte de la ciudadanía,
sería lo más conveniente para el país. Pero desde las visiones de cambio
y reforma estatal, que son impulsados desde las esferas
gubernamentales, el rechazo del nuevo texto constitucional significaría
un escollo y un revés difícil de asimilar. Sería algo así como volver
a punto cero, a las épocas y situación de 1990. El retorno a la situación
de crisis estructural del Estado. El país habría caminado en círculos
y retornado al punto de partida, por lo tanto, dicho empate debe ser
resuelto y roto de algún modo.
Si el mecanismo construido colectivamente, de carácter histórico
y social, democrático y pacífico de solución de controversias, la
80
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Asamblea Constituyente, no cumple su objetivo; si la entidad que
debería permitir la suscripción del nuevo pacto social Estado-Sociedad
fue un estrepitoso fracaso, la salida a esta nueva crisis es política, pero
con otras características. En estas circunstancias no quedan opciones
democráticas sino el endurecimiento del régimen y la respuesta
autoritaria. El gobierno habría perdido con el fracaso de la Asamblea,
a uno de sus soportes políticos principales, así como la legitimidad
y la autoridad. Por tanto, si no puede renunciar, el camino que le queda
son las prácticas autoritarias. Imponer los cambios y la reforma estatal,
utilizando la fuerza que otorga el manejo del Estado.
presidente Morales se siente tan seguro de los resultados favorables de
la Constituyente y del Referéndum constitucional que ha anunciado la
realización de elecciones generales anticipadas para el año 2008 y por
tanto ha determinado el acortamiento del mandato de los actuales poderes.
El actual gobierno del Movimiento al Socialismo MAS, ha
colocado buena parte de su capital político en el éxito de la Asamblea;
si recibe una respuesta política negativa, otros actores políticos y no
el gobierno resultarían los exitosos. Serían los sectores conservadores
quienes se impondrían a los sectores que impulsan el cambio estructural
en el Estado y la Sociedad. La legitimidad del gobierno y su capacidad
política gubernativa se vería seriamente cuestionada. En un sistema
político parlamentario, el rechazo a un proyecto político de tal
envergadura, obligaría o conduciría a una inmediata renuncia del poder
político. En el caso nuestro, en el marco de un régimen presidencialista,
un fracaso no conduce necesariamente a la renuncia del primer
mandatario sino a una salida política de otros perfiles y contenidos.
La ruta crítica de la Asamblea
En el actual momento (junio 2007), con una serie de conflictos
políticos de diversa índole en curso de solución, otros fermentando para
emerger en cualquier momento, con una Asamblea Constituyente en plena
actividad, un Estado exhibiendo fortaleza y cohesión, el gobierno del
81
Una frase presidencial simple y contundente afirma que con un
nuevo texto constitucional se hace necesaria la renovación completa del
poder político. Esta afirmación supone varias cosas: a) Que la Asamblea
concluya y entregue su trabajo en plazos razonables; b) De manera previa,
los constituyentes tendrían que haber construido y logrado consensos
jurídico-políticos mínimos volcados en un proyecto de Constitución
Política; c) Entregado el proyecto de la Asamblea al Poder Ejecutivo, este
texto se somete al Referéndum, el cual debería realizarse en un plazo no
mayor a 120 días de la recepción del mismo por el presidente; d) Convocada
la consulta popular, inmediatamente se da inicio a una intensa y peculiar
campaña de propaganda y comunicación política para invitar a la población
a aprobar o rechazar el nuevo texto constitucional; e) Sólo si el voto
ciudadano en el Referéndum constitucional aprueba el nuevo texto, se abre
el recurso de convocar a un proceso electoral para la renovación completa
o parcial del poder político: presidente, parlamento, prefectos, alcaldes,
concejales.
Si la secuencia del complicado itinerario político anteriormente
reseñado, se cumple, el país evidentemente estaría protagonizando
tiempos de cambio profundo en el Estado y la Sociedad. La Asamblea
Constituyente habría desempeñado un rol principal y decisivo en el
proceso, suministrando material y simbólicamente, el fundamento
jurídico político de los procesos de cambio estructural. Esto es, se
habría convertido efectivamente en el instrumento político de la
sociedad y de los diversos actores sociales, para la reforma del Estado.
82
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
La Asamblea puede ser un éxito político completo para quienes
en la actualidad detentan el poder político, gubernamental y simbólico
de las diversas culturas y realidades sociales. También puede ser la
hoguera de aquellas expectativas y en consecuencia el fracaso del
proyecto político gubernamental y de lo que representa el Movimiento
al Socialismo MAS. El fracaso rotundo significaría que la Asamblea,
con todos los apoyos y motivaciones externas, se empantane en una
discusión improductiva o en la parálisis absoluta, como consecuencia
de la resistencia política y social, por sabotaje o la pura y simple
incapacidad de construir acuerdos. Las consecuencias políticas y
sociales de tal escenario excederían al simple fracaso de un partido
de gobierno en el poder. Representaría el fracaso de un tiempo político,
de una expectativa colectiva, de una generación de actores políticos.
consolidar sus percepciones acerca de la necesidad de transformar el
Estado, desarrollar y perfilar el proyecto político de reforma en el cual
la Asamblea cumple el rol de instrumento político para el cambio.
La legitimidad electoral que en la actualidad ostenta el partido
de gobierno, traducida en el 53.7 % de los votos en la última elección
general llevada a cabo en diciembre de 2005, es un poderoso argumento
para intentar desarrollar políticas de cambio desde el Estado. La cantidad
de votos le permitió obtener importantes puestos electivos, de
representación y decisión: la mayoría de los escaños en la Cámara de
Diputados, la segunda mayoría en la Cámara de Senadores, además
de la presidencia de la República, de manera directa sin la usual
intervención del Congreso en la designación presidencial.
La suma de los anteriores elementos le provee al Presidente
Morales la seguridad de que la Asamblea, cumpliendo el rol formal
asignado por la sociedad política (Parlamento), terminará por cumplir el
papel simbólico asignado, de instrumento político de cambio o dicho en
otras palabras, de suscripción de un nuevo pacto político-social. Es en
este sentido, que el partido de gobierno puede esperar que la Asamblea
logre tomar decisiones que se ajusten a los grandes lineamientos de cambio
y expectativas que se tejen en el ámbito del Poder Ejecutivo. Simplificando
la lectura, el gobierno espera que la Asamblea y los constituyentes le
provean los instrumentos y los recursos políticos necesarios para
transformar el Estado y a partir de ello, la sociedad y las relaciones sociales.
En última instancia, el Ejecutivo espera el éxito de la Asamblea de modo
tal que alimente su propio éxito político.
La revocatoria del mandato
Posteriormente, aquellos resultados electorales y el ejercicio
gubernamental le aseguraron al Movimiento al Socialismo, los recursos
políticos para lograr una importante victoria electoral en el proceso
de elección de constituyentes, por lo tanto, la primera mayoría política
y la mayor cantidad de constituyentes en la Asamblea. Esta acumulación
de facultades y capacidades por la vía democrático-electoral, en dos
procesos separados en el tiempo, le permitió al partido de gobierno
Un conflicto social que dejó profunda huella y dolor en la
ciudadanía cochabambina fue la movilización básicamente sindical de
las zonas productoras de coca pidiendo la renuncia del Prefecto
Departamental Manfred Reyes Villa. Las movilizaciones culminaron
en el bloqueo administrativo o cerco a las instituciones prefecturales,
paralizando también por varios días las actividades productivas, así
como la libre circulación de personas. Los efectos luctuosos de estos
enfrentamientos fueron cientos de heridos y 3 muertes nunca
esclarecidas en cuanto a los responsables de ellas. El fondo del problema,
más allá del pedido de renuncia del prefecto cochabambino, fue la
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
política gubernamental de ejercer control fiscal sobre los recursos y
la gestión de los prefectos departamentales. Cochabamba fue la
expresión del conflicto, de la iniciativa gubernamental
instrumentalizada a través de los sindicatos agrarios y las firmes
resistencias locales a los propósitos del gobierno central.
antecedentes en la legislación constitucional. En principio porque la
elección de prefectos es histórica en sentido de que el 18 de diciembre
de 2005, por primera vez se eligen autoridades departamentales por
el voto popular y para la renuncia del presidente sólo se cuenta con
el juicio de responsabilidades o las vías de facto (golpe de Estado).
Por tanto la revocatoria del mandato, en la actualidad, es un borrador
de proyecto de Ley que se encuentra en trámite legislativo. Que en
lo inmediato no prosperará, por tanto no se promulgará ni entrará en
aplicación. Los prefectos son autoridades electas según una normativa
de rango constitucional y de rango legal vigente. La ley de revocatoria,
en caso de aprobarse, no tendría efecto inmediato, esto es, aplicable
a las actuales autoridades, sino para el futuro.
Durante el conflicto quedó claro que la movilización popular
y violenta, exigiendo la renuncia de una autoridad legal y legítimamente
elegida por el sufragio, era el camino equivocado y no democrático.
La solución, que significó levantar el bloqueo y la presión violenta,
vino a partir del cambio de actitud gubernamental, en sentido de que
la renuncia de una alta autoridad departamental era lógicamente un
acto voluntario, segundo no puede darse como resultado de la presión
en las calles y tercero que había que establecer mecanismos de control
sobre las prefecturas en el marco de los recursos que ofrece el
ordenamiento democrático. Esto es, cuando se eligió a los prefectos
departamentales, en la norma de convocatoria ni en otras normas
regulatorias, están adecuadamente diseñados los mecanismos de control
administrativo del poder central sobre los gobiernos departamentales,
mucho menos, los procedimientos para exigir la renuncia y sustitución
de los prefectos. Por tanto, había que pensar, aprobar y aplicar
procedimientos democráticos, legales y públicos. Es así que se
confeccionó un proyecto de Revocatoria del mandato (recall) aplicable
a los prefectos departamentales y a otras autoridades electivas.
En consecuencia es la Asamblea Constituyente quien en el
proceso de diseño de la nueva estructura estatal, debe tomar en cuenta
la elección de prefectos y los mecanismos para su renovación, renuncia
y/o sustitución. Así como la elección de las Asambleas Legislativas
Departamentales, quienes son los órganos democráticos y óptimos para
ejercer control sobre los gobiernos intermedios (prefectos) y no así
el Ejecutivo o gobierno central.
La reelección
En la legislación vigente para la renovación y sustitución de
autoridades electivas sólo se cuenta con el procedimiento denominado:
voto constructivo de censura, aplicable a los alcaldes de los gobiernos
locales (Municipios). Normas y procedimientos que no se podían
trasladar mecánicamente al ámbito prefectural. La revocatoria del
mandato para prefectos y presidente de la República, tampoco tiene
El Artículo 87º de la Constitución Política del Estado, a tiempo
de establecer el periodo de gobierno constitucional o tiempo de mandato
del Presidente y Vicepresidente de la República en 5 años, también
coloca una restricción para la reelección inmediata de ambos
mandatarios. Para el caso del Presidente, la reelección es por una sola
vez y después de transcurrido un periodo constitucional. El
Vicepresidente tiene el mismo impedimento de la no reelección
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
inmediata en el mismo cargo o en el puesto inmediato superior de
Presidente. Sin embargo, a diferencia de quien ejerció la Presidencia
de la República, el Vicepresidente puede ser elegido en el cargo
vicepresidencial, casi de manera indefinida, dejando pasar en cada
ocasión un periodo de gobierno, pues este mandatario no tiene ni está
sujeto a la prohibición colocada al puesto presidencial por el cual puede
ser reelegido por una sola vez.
Le sucedió en la presidencia, el vicepresidente Jorge Quiroga Ramírez,
por el lapso de un año. El presidente Sánchez de Lozada, tampoco pudo
terminar su mandato de 5 años y presentó renuncia al cabo de un año
y meses de gobierno. El presidente Evo Morales Ayma, quien debería
gobernar hasta el año 2010, ha anunciado recientemente que luego de
aprobada la reforma constitucional que lleva adelante la Asamblea
Constituyente, se realizarían en el país elecciones anticipadas. Por
tanto, tampoco el presidente Morales, parece que va a cumplir lo que
dispone la Constitución respecto al tiempo de mandato.
Respecto del periodo de gobierno –en la actualidad es de 5 añoseste varió en el tiempo y en los diversos textos constitucionales. Es así
que en la primera de las constituciones el cargo de Presidente de la
República era vitalicio; en la Constitución de 1831 (sancionada bajo la
presidencia del Mariscal Andrés de Santa Cruz: 1829-1839) se establece
el tiempo de gobierno en 4 años. En la Constitución de1843, sancionada
bajo la Presidencia de José Ballivián Segurola (1841-1847) las funciones
del Presidente de la República se establecen en 8 años. Luego, en 1851
el tiempo de mandato se fija en 5 años y diez años más tarde, en 1861,
se reduce a 3 años. Las Constituciones vigentes entre 1868 y 1938, esto
es, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, se mantiene el periodo
gubernamental en 4 años; pero en el texto constitucional de 1945,
sancionado bajo el gobierno del Tcnl. Gualberto Villarroel (1943-1946),
se modifica e incrementa el mandato de 4 a 6 años. Finalmente, se repone
el lapso de 4 años en los textos constitucionales de 1961 y 1967; para
nuevamente cambiar el periodo constitucional de gobierno a 5 años en
la Reforma Constitucional de 1994, efectuada durante el gobierno de
Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997).
Con referencia a la reelección presidencial, en los textos
constitucionales se conservó la prohibición de la no reelección de
manera inmediata excepto en los siguientes casos: entre 1826 y 1839,
el cargo era vitalicio y no existía prohibición a la reelección; en 1868
se instituye el derecho a reelección por otro período, disposición que
se suprime casi inmediatamente en 1871. La supresión del derecho a
reelección se mantendrá cerca de un siglo, hasta 1961. El Congreso
Nacional Extraordinario que sesionó bajo el gobierno de Víctor Paz
Estenssoro (1960-1964), entre otras reformas llevadas a cabo, modifica
el texto constitucional para permitir la reelección inmediata tanto del
Presidente como del Vicepresidente de la República, sin previa renuncia
de sus funciones. Ello le permitió al propio Paz Estenssoro, candidatear
y ganar las elecciones presidenciales de 1964, para el periodo 19641968; tercer mandato que no pudo completar, por efecto del golpe de
Estado de noviembre de 1964, propiciado por el General de aviación
René Barrientos Ortuño.
El periodo gubernamental de 5 años, desde su inclusión en el
texto constitucional, no ha tenido una aplicación práctica. El presidente
Hugo Banzer Suárez, no logró concluir su mandato de 5 años y tuvo
que resignar su mandato a 4 años por causa de una enfermedad terminal.
Ya en el ejercicio de la presidencia, de manera constitucional,
Barrientos Ortuño restituyó la prohibición de la reelección. Prohibición
que se mantiene vigente. Recientemente, algunos actores políticos
vinculados con el gobierno, han formulado la idea de reponer la
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
reelección inmediata. Esta medida queda en manos de la Asamblea
Constituyente, quien deberá sobre la base de la reseña histórica
efectuada, elegir entre las siguientes alternativas:
Cualquiera de estas alternativas exige la modificación del
Artículo 87º y 93º de la actual Constitución Política del Estado. Las
opciones b y d, que consiste en la reelección inmediata, sin la necesidad
de renunciar a la primera magistratura, es el camino que más favorece
a cualquier gobernante que se halle en el ejercicio del gobierno, pero
también es el mecanismo menos transparente y poco legítimo de todas
las alternativas diseñadas. Las opciones a y c, que consiste en restituir
la reelección inmediata, pero exigiendo la renuncia al cargo con una
anticipación prudente, es la alternativa que más posibilidades tiene de
imponerse en la actualidad. Las opciones e y f, conforman las
alternativas más conservadoras y con menos posibilidades de éxito,
en el actual escenario político.
a)
conservar el periodo de gobierno en 5 años y reponer la
reelección inmediata, obligando a la renuncia del primer
mandatario con una anticipación promedio de 4 a 6 meses
(base 5 años y modelo tradicional). Lo que obliga a una
necesaria sucesión presidencial del vicepresidente por el
presidente renunciante.
b)
conservar el periodo de gobierno en 5 años, reponer la
reelección inmediata, sin la necesidad de renunciar a la
primera magistratura (base 5 años y modelo Paz
Estenssoro). No es necesario activar el mecanismo de la
sucesión constitucional.
c)
reducir el periodo de gobierno a 4 años y reponer la reelección
inmediata, obligando a la renuncia del primer mandatario con
una anticipación de 6 meses (base 4 años y modelo tradicional).
Lo que obliga a una necesaria sucesión presidencial del
vicepresidente por el presidente renunciante.
d)
reducir el periodo de gobierno a 4 años, reponer la
reelección inmediata, sin la necesidad de renunciar a la
primera magistratura (base 4 años y modelo Paz
Estenssoro). No es necesario activar el mecanismo de la
sucesión constitucional.
e)
conservar el periodo de gobierno en 5 años y mantener la
reelección luego de transcurrido un periodo gubernamental.
f)
reducir el periodo de gobierno en 4 años y mantener la
reelección luego de transcurrido un periodo gubernamental.
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El sufragio y sistema de representación
El actual texto constitucional reconoce y garantiza el ejercicio
del sufragio universal. Fue incorporado recién en 1961, durante la
segunda presidencia del Dr. Víctor Paz Estenssoro, casi diez años
después de emitirse el Decreto Nº 3128, de 21 de julio de 1952. El
denominado Decreto del Sufragio Universal, es el más importante
hecho electoral de toda la vida republicana, pues rompe definitivamente
con la democracia excluyente, con el voto restringido a individuos
varones que podían demostrar que contaban con una renta, que no
mantenían relaciones de servidumbre, que sabían leer y escribir mucho
más que su propio nombre.
El Decreto de 1952 creó derechos políticos, amplió el concepto
de la ciudadanía y los mecanismos de la participación social, pues
permitió la inclusión étnica y de género. El Congreso Constituyente
de 1961 (segunda presidencia de Víctor Paz Estensoro, 1960-1964),
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
acuñó e instituyó 5 principios que explican los alcances del sufragio:
obligatorio, directo, igual, secreto y procedimientos públicos. Como
afirmaba el texto constitucional de 1961 “la publicidad de sus
procedimientos es la condición esencial de la pureza y efectividad del
sufragio”. Estos principios fueron perfeccionados por el Congreso
Constituyente de 1967, durante la presidencia constitucional de René
Barrientos Ortuño (1966-1969). Por tanto, hace 4 décadas se instituyó
el concepto de que el sufragio –la voluntad política individual, expresada
en el voto- constituye la base del régimen democrático representativo.
Los posibles efectos que trae consigo la sustitución de
mecanismos proporcionales, imponiendo procedimientos mayoritarios,
es que se abre la posibilidad de convertir el sistema pluripartidista en
uno de tendencias bipartidistas. La utilización de circunscripciones
uninominales, para la elección de miembros de la Cámara de Diputados,
tiende a crear una brecha entre votos y representación política. Veamos
un caso típico: si tenemos los partidos políticos A, B, C y D; y cada
uno de ellos tiene la siguiente votación: A= 12; B= 7; C=9; y D= 14.
El ganador es el partido D, por la utilización de la simple mayoría
de votos. Sin embargo, los partidos políticos A, B y C, juntos tienen
28 votos (el doble del partido D) y ninguna representación política.
Esto es, una menor cantidad de votos obtiene representación política;
y una mayoría de votos, no logra representación política. Si el anterior
comportamiento político se mantiene, en los ámbitos de representación
(Congreso de la República), se tiende a producir una concentración
de la representación política en el partido D. Esto lleva a tener un
Congreso dominado por una mayoría política, que en la cantidad de
votos tiene en realidad una minoría de sufragios.
En dicha oportunidad se añadieron los principios de: voto
universal, libre, escrutinio público, individual y el sistema de
representación proporcional. Este sistema es un conjunto de
procedimientos que garantizan la presencia de las minorías políticas
en el Congreso, Concejos Municipales, etc. Ello es posible como
resultado de la cantidad de votos obtenidos por las organizaciones
políticas en las elecciones.
De todos los principios enunciados, respecto del sufragio, la
Asamblea Constituyente tiene intenciones de modificar el sistema de
representación. De hecho existe una tendencia a convertir el sistema
electoral boliviano en un sistema mayoritario, eliminando el sistema
de representación proporcional. Tendencia que se ratificó en la elección
de asambleístas, cuando se eligió a dos constituyentes por la primera
mayoría y uno por la segunda mayoría.
En la actualidad, los ciudadanos bolivianos eligen y utilizan
para la conformación de la Cámara de Diputados, a 60 miembros de
este ámbito legislativo, de un total de 130. Convertir el actual sistema
de representación en uno mayoritario, significa a la postre elegir a la
totalidad de miembros de la Cámara de Diputados en circunscripciones
uninominales y siguiendo el procedimiento de simple mayoría.
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Los escenarios que se tejen respecto del sufragio y la forma
de la representación política, son los siguientes:
a)
mantener el sistema mixto, entre proporcional y
mayoritario, para la conformación de la Cámara de
Diputados. Este sistema se aplica en el país desde 1997,
hasta el presente.
b)
convertir el sistema mixto: proporcional y mayoritario, en
mayoritario puro. La totalidad de miembros de la Cámara
de Diputados, emergen de circunscripciones uninominales
y se los elige mediante simple mayoría.
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
c)
convertir el sistema mixto en uno estrictamente
proporcional. Como lo fue hasta 1997.
Cualquiera de estas alternativas exige la modificación de los
Artículos 60º y 219º de la actual Constitución Política del Estado. La
opción a, que consiste en mantener el relativo equilibrio entre lo
proporcional y mayoritario, es la alternativa más conservadora y que
menos problemas políticos podría traer consigo. La alternativa b, es
la tendencia que tiene más fuerza para imponerse en estos momentos
de profundas reformas políticas. En cambio la opción c, es el camino
que menos probabilidades tiene de aplicarse en la actual coyuntura.
El voto a los 16 años
Que el Estado reconozca derechos políticos (derecho al sufragio)
a los bolivianos que tengan 16 años cumplidos, tiene aspectos positivos
y negativos. Lo primero es que un importante grupo de edad se visibiliza
tanto para el Estado como para la Sociedad. Los jóvenes de 16 a 18
años eran casi inexistentes hasta que el Presidente Morales nos recordó
que existían y que una decisión de la Asamblea Constituyente podría
convertirlos en electores. El justificado temor es que se conviertan,
por acción de los partidos políticos, en objetos de la política, en votos
ciegos e inconscientes para los partidos políticos. Especialmente para
aquellos que poseen importantes recursos económicos, medios de
comunicación o acceso privilegiado a los centros educativos, donde
buena parte de ellos reciben educación bajo la supervisión del Estado.
Según el Censo 2001, existirían 873.255 jóvenes entre 15 y 19 años.
Estadísticas del Padrón Electoral para las elecciones de 2005, indican
que 3.6 millones de bolivianos estaban habilitados para votar. Si se
agregan al Padrón tan sólo medio millón de nuevos electores, los
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
ciudadanos habilitados para el sufragio superarían los 4 millones. Por
lo tanto, los mayores de 16 años se convierten en un apetecible mercado
político electoral, pues su comportamiento político podría modificar
significativamente las tendencias políticas. Ni duda cabe que el partido
político que promueva y reconozca el derecho al sufragio para los
jóvenes, se convertirá en el generoso y hábil actor político que los libera
de la invisibilidad y los convierte en ciudadanos. Por tanto, en un gesto
de gratitud, estos nuevos ciudadanos inclinarán su voto a favor de quien
los hizo electores. Por defecto, quienes se opongan podrían ser
castigados electoralmente. Otros aspectos deben considerarse, por
ejemplo, si también pueden ser elegidos alcaldes, concejales o diputados
a los 16 años. Por otra parte, habría que evaluar y reformar la normativa
que regula el derecho al trabajo, seguridad social y derecho penal. El
ciudadanizar a los jóvenes, genera problemas para el Estado y problemas
de índole social. Puede beneficiar circunstancialmente a un partido
político, pero al mismo tiempo puede activar a un poderoso grupo social
que realizará demandas al Estado y a la Sociedad, iguales a su poder
político.
Los escenarios que se pueden diseñar, respecto del voto a los
16 años es el siguiente:
a)
mantener el voto a los 18 años y la edad para ejercer cargos
de decisión a partir de los 21 años en adelante.
b)
Disminuir el voto a los 16 años y disminuir también la
edad de representación a partir de los 18 años.
c)
Disminuir el voto a los 16 años y equilibrar también la
edad de la representación a los 16 años para cargos de
Diputados, Alcaldes o Concejales.
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
El voto de los bolivianos en el exterior
En la Constitución de 1861, se incorpora la noción de que la
ciudadanía también es el derecho a “concurrir como elector o elegido
a la formación o al ejercicio de un poder público”. El Congreso
Constituyente de 1967 amplió el concepto de ciudadanía a ambos
géneros y bajó el parámetro de edad desde los 21 a 18 años, siempre
y cuando estos últimos acrediten el estar casados.
La Reforma Constitucional de 1994, estableció la mayoría de
edad a los 18 años, pero esta última disminución sólo facilitó el ejercicio
del Derecho activo de la ciudadanía, esto es, la posibilidad de elegir
personas para cargos públicos; pues la posibilidad de ser elegido a
puestos como Alcalde, Concejal, Diputado o Senador de la República
(Derecho pasivo), tiene otras exigencias de edad. La Ley de
Convocatoria para la Asamblea Constituyente, que se sancionó en
marzo de 2006, establece que la edad mínima para ejercer el cargo
de constituyente es de 18 años. Por tanto, una Ley Especial perfeccionó
el Derecho pasivo de la ciudadanía.
El ámbito en el cual la Asamblea Constituyente no tiene
competencia es en el voto de los residentes bolivianos en el exterior.
Lo que la Asamblea podría hacer es elevar a rango constitucional el
voto boliviano en el extranjero. El Artículo Nº 97 del Código Electoral
sostiene que “Los ciudadanos en ejercicio, residentes en el extranjero,
podrán votar para elegir a Presidente y Vicepresidente en las elecciones
generales. Una ley expresa regulará este derecho”. Es por ello que
en el presente se debate en el Congreso Nacional un Proyecto de Ley
que amplíe el actual Código y permita el voto de los residentes
bolivianos en el extranjero.
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Los aspectos críticos de la ampliación del voto boliviano en
el extranjero, es la transparencia, imparcialidad y confiabilidad de los
procedimientos administrativos que permitan la confección del Padrón
Electoral extranjero, agregado al Padrón Electoral interno; la emisión
y contabilidad del voto de los bolivianos residentes fuera del país.
Los escenarios respecto de este tema son:
a)
la Asamblea eleva a rango constitucional una disposición que
se encuentra en el Código Electoral. El Congreso de la
República, de manera casi simultánea, aprueba una Ley que
permita el voto de los residentes bolivianos en el exterior.
b)
Los ciudadanos bolivianos, residentes en el extranjero, por
lo establecido en la Ley Especial de Convocatoria a la
Asamblea Constituyente, deberán votar en el Referéndum
Constitucional para aprobar o rechazar el nuevo texto
constitucional.
c)
A partir de votar en el Referéndum Constitucional, los
ciudadanos bolivianos residentes en el extranjero, pueden
exigir votar en las elecciones generales, a realizarse,
posiblemente, en el año 2008.
d)
El Padrón Electoral se incrementa significativamente. Los
resultados electorales de esta votación serán indicadores
interesantes, pero no definitivos, de la posible elección
para conformar el Poder Ejecutivo y Legislativo, en las
elecciones 2008.
Las opciones reseñadas, no son alternativas, sino pasos en
secuencia. En este sentido, sólo cabe recomendar –en beneficio de la
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
democracia- que la administración del proceso electoral, fuera de
nuestras fronteras, no debe quedar en manos del personal de la política
exterior boliviana, sino que ésta debe estar bajo la responsabilidad y
tuición de la Corte Nacional Electoral. La Constitución vigente establece
y garantiza la autonomía, independencia e imparcialidad de los órganos
electorales (Artículo 226º, CPE). Por ello, tanto el Congreso como la
Asamblea Constituyente deberían ratificar estos principios de
transparencia, imparcialidad y confiabilidad, que entre otras cosas,
permitió la consolidación de nuestra democracia.
organizaciones políticas y la representación, para concluir incorporando
a los nuevos actores políticos: las agrupaciones ciudadanas y pueblos
indígenas, agregados a los partidos políticos.
La representación popular
El Artículo 222º de la Constitución, establece que la
representación popular se ejerce a través de 3 actores políticos: los
pueblos indígenas, las agrupaciones ciudadanas y los partidos políticos.
El texto constitucional de 1967, sostenía que “Los ciudadanos tienen
el derecho de organizarse en partidos políticos con arreglo a la
presente Constitución y la Ley Electoral”. Por tanto, es el Congreso
Constituyente de 1967, presidido por el Dr. Luis Adolfo Siles Salinas,
quien extiende los mecanismos de participación política de la ciudadanía
a los frentes, coaliciones de partidos y agrupaciones cívicas. La
redacción lograda en el Congreso del 67, estuvo vigente hasta el año
2004, esto es, durante 37 años.
Por vez primera en los textos constitucionales se menciona que
la representación popular, se ejerce no solamente por partidos políticos,
sino por nuevas entidades políticas denominadas agrupaciones ciudadanas
y pueblos indígenas. La Ley Nº 2771 de 7 de julio de 2004, define a las
Agrupaciones como personas jurídicas de Derecho Público, sin fines de
lucro, con carácter indefinido, creadas exclusivamente para participar por
medios lícitos y democráticos en la actividad política del país, a través
de los diferentes procesos electorales, para la organización de los Poderes
Públicos. La misma ley define a los Pueblos Indígenas como organizaciones
con personalidad jurídica propia, reconocida por el Estado, cuya
organización y funcionamiento obedece a los usos y costumbres ancestrales.
Estas organizaciones indígenas pueden participar en la formación de la
voluntad popular y postular candidatos a los procesos electorales. Dos
interesantes principios que estipula la Ley de Agrupaciones Ciudadanas
y Pueblos Indígenas, es el de la igualdad, por el que conforme a su
naturaleza -dice la norma- participan en los procesos electorales en igualdad
de condiciones ante la Ley.
El Congreso Nacional, durante la legislatura 2003-2004, aprobó
la segunda reforma parcial de nuestra Constitución, siguiendo
mecanismos estipulados en la misma norma. En dicha oportunidad,
el Presidente Carlos Mesa Gisbert (2003-2005), promulgó la reforma
de 15 Artículos de la CPE, entre los cuales se encontraba el Artículo
222º. La actual redacción sustituye algunos conceptos respecto de las
Ni la Asamblea Constituyente ni la ciudadanía, han hecho
conocer criterios orientados a modificar las formas de representación
popular encarnadas en los partidos, agrupaciones y pueblos indígenas.
Lo que existe como propuesta –la cual proviene de altas esferas
gubernamentales- es la idea de suprimir la Cámara de Senadores y
convertir el actual sistema bicameral en una sola Asamblea. Este
cambio afecta al sistema de gobierno y a la estructura de decisión. La
representación popular y el sufragio no se ven directamente afectados.
En cualquier caso, la ciudadanía seguiría ejerciendo el voto y los
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
partidos, agrupaciones ciudadanas y pueblos indígenas seguirían
conformando el Poder Legislativo, en un hipotético caso, como un
sistema unicameral. La supresión y sustitución de la Cámara de
Senadores afecta a otros aspectos de la representación, específicamente,
la representación territorial y no a la representación política individual.
afrosdecendientes y comunidades interculturales, elegidos, nominados
o designados directamente por normas propias; b) 70 representantes
de las circunscripciones uninominales, elegidos por voto universal y
directo; c) 27 representantes departamentales, 3 por cada
circunscripción departamental, elegidos por voto universal y directo”.
La eliminación del Senado de la República y de los diputados
plurinominales es un hecho. Uno de los efectos perversos y no deseados
de la eliminación del Senado es la supresión del principio de la igualdad
entre los 9 departamentos. Si el mecanismo de equilibrio que en la
actualidad existe, se rompe (3 representantes), independientemente de
las diferencias socio-estructurales de cada departamento (población y
desarrollo) se dará lugar a la grosera supremacía del eje LP-CBBASCZ; a la exclusión de 6 departamentos con menor desarrollo relativo;
y finalmente a la sobre representación étnica en la Asamblea. Según
este perverso mecanismo, Tarija que tiene en la actualidad 5
circunscripciones uninominales, conseguiría 3 representantes
departamentales, haciendo un total de 8. Es probable que Tarija obtenga
2 representantes por el pueblo weenhayek que se encuentra entre sus
límites territoriales. Ergo, Tarija tendría un máximo de 10 escaños en
la Asamblea Plurinacional. En la actualidad cuenta con 12
representantes entre diputados y senadores, esto es: 12 de 157; algo
así como el 7,64 % del peso político específico del Congreso. Si su
representación baja a 10 de 167, rebajaría su influencia política y de
gestión a 5,98 %. ¿Tarija, Pando, Beni, Oruro, Chuquisaca y Potosí
estarán de acuerdo con perder representación e influencia política? Los
Estados se fracturan cuando su población se encuentra representada
de manera injusta, por tanto optan por sus propios sistemas políticos,
por medio de sangrientas revoluciones.
Eliminar el Senado de la República
Con gran entusiasmo, diversas organizaciones políticas, vienen
sosteniendo la eliminación del Senado de la República del texto
constitucional y por tanto de la estructura estatal, para dar paso así
a la creación y funcionamiento de una sola cámara legislativa
denominada Asamblea Plurinacional. La creación de una sola cámara
legislativa en sustitución del sistema bicameral es uno de los ejemplos
más palpables de profundas transformaciones en el Estado y también
de graves errores de criterio que pondrán en riesgo la unidad del Estado
boliviano y del territorio. El Artículo 57º del proyecto de Constitución
Política del Estado (Propuesta Consensuada del Pacto de Unidad),
documento que según fuentes cercanas al MAS, tiene un 90 % de
aprobación y consenso interno, sostiene que: “El Poder Legislativo se
ejerce a través de la Asamblea Plurinacional. Es unicameral; está
compuesta por representantes de todas las naciones y pueblos indígenas
originarios campesinos, afrodescendientes y comunidades
interculturales, elegidos, nominados o designados directamente por
normas propias; y, por representantes de las circunscripciones
uninominales y departamentales con equidad de género, elegidos por
voto universal y directo”. Según el proyecto del Pacto de Unidad, la
Asamblea Plurinacional tendría 167 miembros (Artículo 58º), los cuales
se conformarían de la siguiente manera: a) 70 representantes de cada
una de las naciones y pueblos indígenas originarios campesinos,
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Reflexiones finales
Los temas reseñados, reelección, sistema de representación,
tiempo de mandato, voto a los 16 años y voto de los bolivianos
residentes en el exterior, están conectados y una modificación en un
aspecto puede demandar el cambio de otras disposiciones
constitucionales. Cada uno de los temas reseñados es complejo en sí
mismo. Las consecuencias políticas de las posibles modificaciones que
se intenten en la Constitución Política del Estado a cargo de la Asamblea
Constituyente, tendrán impactos importantes en el funcionamiento
global de la democracia y en ese sentido afectarán las características
del régimen electoral, el cual –según las modificaciones que se efectúenpuede llevar a la pérdida de transparencia y favorecer a determinadas
corrientes ideológico políticas o proyectos políticos. Existen grupos
interesados en producir determinados cambios en el régimen electoral,
animados por la idea de obtener circunstanciales e inmediatos beneficios
políticos: ganar elecciones.
Si la Asamblea –entre otras cosas- provee al sistema político
nuevas reglas de juego que amplíen y mejoren el rendimiento político
electoral del partido de gobierno, esta entidad como instrumento político
será eficiente para el éxito político gubernamental. La reforma en el
campo electoral es fundamental en la lógica de cambio estructural en
los diversos ámbitos, social, económico y político. La Asamblea
Constituyente puede proveer al país los instrumentos jurídico-políticos
para iniciar un proceso de renovación sustancial del Estado boliviano.
Pero también la Asamblea en lugar de proveer renovadas reglas de juego
jurídico-políticas (un nuevo texto constitucional), podría no entregar
nada y por tanto ser un completo fracaso.
101
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
La tercera opción entre estos dos extremos, es que la Asamblea,
por las presiones de diversa índole y sentido que se ejercen sobre ella,
desde los sectores que quieren un éxito completo y los que esperan
un rotundo fracaso, entregue más o menos cerca del primer plazo
estipulado (agosto de 2007), un documento híbrido. Resultado de un
tira y afloja entre visiones y posturas políticas opuestas. Que por una
parte signifique un punto de apoyo a las iniciativas gubernamentales
para producir cambios en el Estado; y por otro lado coloque algunos
frenos en el texto constitucional, que provean seguridad a diversos
sectores de la sociedad boliviana con el propósito de preservar derechos
individuales y garantías frente a la avalancha política que intenta
suprimir, restringir o transformar algunos de estos derechos ciudadanos.
Como se intentó reflejar a lo largo del presente texto, lo que
la ciudadanía puede esperar de la Asamblea, no es la solución definitiva
e inmediata a la acumulación de problemas o crisis que vive el país,
ni la refundación del Estado en sentido estricto. Como todo instrumento
político y público, la Asamblea, proveerá lo que la dinámica de la
política así lo permita.
Para algunos puede ofrecer éxitos políticos acumulables a la
presente gestión gubernamental, y por otro lado, resistencias a dichos
propósitos. Las resistencias pueden ser vistas o admitidas a su vez como
éxitos políticos de la oposición. Los recursos jurídico-políticos que
entregará la Asamblea al país, las supuestas reformas, serán
necesariamente el resultado de una transacción política. De un acuerdo
interno en la Asamblea que será el reflejo de un acuerdo externo a
la misma, que en última instancia debe pasar por la aprobación ciudadana
a través del mecanismo del Referéndum constitucional. Si bien la
propaganda tendrá un rol importante para su aprobación o rechazo,
también tendrán un papel destacado, importante y necesario los diversos
102
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
medios de comunicación independientes, para mostrar virtudes y
defectos del nuevo texto de la Constitución.
dependerá de las posiciones que se adopten frente a las propuestas que
ella -la Asamblea Constituyente y los constituyentes, hombres y mujeres
nacidos en esta patria- realicen.
Es altamente probable que estos acuerdos o puntos de equilibrio
no satisfagan a todos y que se perciban como imposiciones de la
mayoría a las minorías políticas. Lo valioso de la vigencia de las
libertades democráticas es su capacidad de denuncia, crítica y debate.
Ahí radica la fortaleza de la institucionalidad democrática y de las
instituciones democráticas que hoy se hallan en pleno funcionamiento.
Si el nuevo texto es el resultado de ciegas imposiciones y existen medios
de información independientes, se puede esperar una reacción crítica
de la población respecto del nuevo texto constitucional. Ante el riesgo
y amenaza de un revés electoral propiciado por la ciudadanía a través
del voto en el referéndum, los constituyentes podrían realizar este
cálculo y optar por una redacción menos radical e irritante. En
intervenciones y ocasiones anteriores de la AC, se ha verificado este
comportamiento.
No se debe descartar que el producto que la Asamblea entregue
al país, sea asimilado por algunos sectores intransigentes, como una
colección de motivos para nuevos conflictos sociales y políticos. Que
de ninguna manera permitan concluir al actual gobierno con la anunciada
reforma del Estado y la sociedad. Estas radicalizadas posiciones del
gobierno y AC, por implantar cambios a como dé lugar, y la resistencia
social al cambio, exacerbarían el conflicto hasta el punto de obligar
a salidas no democráticas. En todo caso, la Asamblea habría cumplido
su misión y su rol como instrumento político. Aportando con el peor
de los recursos políticos: el conflicto. La alternativa que queda entonces
sería el de endurecer la democracia y si esto fuera así, la Asamblea
habría iniciado un proceso que conduce al autoritarismo. ¿Qué podemos
esperar de la Asamblea Constituyente? Mucho, poco y nada. Todo
103
104
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
LOS PARTIDOS POLÍTICOS EN EL “CAMBIO”
de repartir culpas sino de preguntarse si son prescindibles y pueden
ser sustituidos por otras formas de mediación en los regímenes
democráticos.
Jimena Costa Benavides*
“Ubicados como un sector que sólo vela por intereses
pragmáticos y sectarios, se ha llegado a admitir la prescindencia de
los partidos en el sistema político, habida cuenta también de que sus
acciones se relacionan cada vez más al enriquecimiento ilícito, la
corrupción y la falta de representación de los sectores e intereses
sociales”. (Informe Diagnóstico sobre el Sistema de Partidos Políticos
con Representación Parlamentaria. fBDM, 2003: págs. 255 y 256).
Propongo pues, analizar la situación de los partidos políticos
en Bolivia, pero no en sí mismos -hacia adentro-, sino con relación
al entorno en el que actúan y con relación a los posibles “sustitutos”
en las funciones que hoy -bien o mal- cumplen, para lo cual primero,
quiero establecer algunos acuerdos con usted querido/a lector/a, acordar
ciertos supuestos que marcan el contexto del análisis:
-
La cultura política boliviana mantiene rasgos autoritarios
y tiene como características centrales comportamientos
prebendales, clientelares, caudillistas, patrimoniales,
patriarcales1 y especialmente estatólatras.
-
La mencionada estatolatría 2 ha llegado al punto de
convertirse en una especie de relación esquizofrénica entre
sociedad y Estado: la sociedad espera todo del Estado, y
todo lo que viene de él es cuestionado por insuficiente,
al mismo tiempo, se reconoce al Estado como un padre
que atiende las necesidades de sus hijos, pero no se acepta
plenamente su autoridad y sus atribuciones3.
Introducción
En los últimos años y a nivel mundial, los partidos políticos,
están atravesando profundas crisis. ¿Será por la irrupción de nuevos
actores de la política?, ¿será por el desgaste de gestión?, ¿será por los
errores cometidos?... En todo caso es así, y de lo que se trata no es
*
Licenciatura en Ciencias Políticas en la Universidad Mayor de San Andrés.
Maestría en Ciencias Sociales con mención en Análisis Político (FLACSO).
Maestría en Gestión de Políticas Públicas en Maestrías Para El Desarrollo,
Harvard Institute For International Development, Universidad Católica
Boliviana. Candidata egresada del Doctorado en Estudios Culturales
Latinoamericanos de la Universidad Simón Bolivar. Postdoctorada del Programa
de Cultura, Política y Transformaciones Sociales en tiempos de Globalización
de la Universidad Central de Venezuela. Autora de varios trabajos de
investigación. Ha escrito artículos para diferentes medios de prensa, actualmente
es columnista de análisis políticos en varios medios escritos de prensa. Es
consultora e investigadora.
105
1
Sobre el punto, sugiero revisar el amplio material bibliográfico del Doctor
H.C.F. Mansilla, quien en diversos trabajos aborda la temática.
2
Cfr. Calderón Fernando, et.al. Paradojas de la Modernidad.
3
Hace pocos días atrás estuve visitando la Mina San Cristóbal en Uyuni, y más
allá de la impresión de conocer la mina más grande del país, me llamó la atención
que la comunidad cercana -San Cristóbal- determina ciertas acciones y relaciones
106
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
-
-
-
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
acceso a redes de poder que posibiliten el logro de
beneficios particulares4.
La visión estatólatra se complementa con una concepción
del Estado como mecanismo de acceso a redes de poder
para lograr el beneficio particular, por tanto es visto como
un “botín” del que buscan beneficiarse quienes acceden
a los cargos públicos -electivos o no- por eso, el espíritu
que rige la acción de los bolivianos que acceden al poder
político es la búsqueda del beneficio particular –de si
mismos, sus familias, su comunidad inmediata, su ciudad,
su sector, su región, su étnia, su partido–, se pierde de vista
el interés general, y se amplia la brecha entre sociedad y
sistema político.
El déficit de cultura democrática de la sociedad se refleja
en los comportamientos de los políticos, quienes inician
su vida como “dirigentes sociales”, luego dan el salto a
la palestra nacional como dirigentes partidarios, y por
supuesto, reproducen las prácticas que los acompañaron
siempre desde que estaban en la “sociedad”.
Por las razones señaladas, y posiblemente también producto
de la desideologización de los partidos en las últimas
décadas, se ha producido un cambio sustancial en la relación
sociedad – partidos políticos: la sociedad ha dejado de
verlos como organizaciones con propuestas de futuro, para
pasar a verlos como 1) agencias de empleo por período
más o menos estable (lo que dure la gestión), y 2) como
de la empresa bajo el argumento de que la mina “es de ellos”, es decir, que
no existe noción del Estado boliviano como propietario de los recursos naturales,
a ejemplos como este me refiero en este parágrafo.
107
-
En diciembre de 2005 cambió el gobierno, no el Estado
ni mucho menos la cultura política, por lo que el escenario
actual para analizar los partidos -incluyendo al MAS- es
el mismo que existía el 2003 o el 2005. Dicho en simple
castellano, en esto del sistema de partidos hay cambios en
número y en siglas, pero no hay un cambio ideológico ni
de comportamientos, o sea que masistas, “sin miedo”,
miristas o movimientistas, provienen de la misma sociedad
y son portadores de las mismas limitaciones y virtudes.
Acordados tales criterios, vamos al análisis.
I.
Los diagnósticos, los síntomas y las recetas …
Para no repetir un intento de diagnóstico de la situación de los
partidos políticos en Bolivia, voy a referirme a las conclusiones de
dos investigaciones previas sobre los mismos: el “Diagnóstico del
Sistema de Partidos Políticos con Representación Parlamentaria”
publicado inmediatamente después de la crisis de 2003 por la Fundación
4
A esta percepción no escapa el MAS, por eso “las bases” también esperan cuotas
de poder para repartir cargos públicos entre los hermanos y compañeros que
trabajaron en la campaña y sobre todo, esperan el cumplimiento de promesas
electorales de accesos a algún beneficio: Ministerio, política pública a favor,
llámese ampliación del área de producción de coca, o lo que fuese. En eso no
hay cambio, al MAS le pasa igual que al MNR o al MIR: “las bases” son
igualmente angurrientas de un pedacito del botín estatal.
108
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Boliviana para la Democracia Multipartidaria (fBDM); y el capitulo
boliviano de “Los Partidos por Dentro. Cambios y continuidades en
las organizaciones políticas de los países andinos” publicado por IDEA
Internacional en enero de este año y cuya investigación fue culminada
en diciembre de 2005 en el escenario pre electoral de la mayoría
absoluta.
En el primer diagnóstico están incluidos el Movimiento
Nacionalista Revolucionario (MNR), Movimiento de la Izquierda
Revolucionaria Nueva Mayoría (MIR-NM), Acción Democrática
Nacionalista (ADN), Movimiento al Socialismo (MAS), Nueva Fuerza
Republicana (NFR), Movimiento Indígena Pachakuti (MIP),
Movimiento Bolivia Libre (MBL), Unidad Cívica Solidaridad (UCS)
y Partido Socialista (PS), y entre otras afirmaciones, las conclusiones
señalan que las características centrales de los mencionados partidos
en el momento previo a la crisis del 2003 eran:
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
-
Pérdida de una visión de largo plazo y de orientación
política del país.
-
Baja legitimidad, que les obliga a hacer concesiones
permanentes a los sectores sociales.
La investigación publicada por IDEA Internacional, incluye al
Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), Movimiento de la
Izquierda Revolucionaria Nueva Mayoría (MIR-NM), Acción Democrática
Nacionalista (ADN), Movimiento al Socialismo (MAS), Nueva Fuerza
Republicana (NFR), Movimiento Indígena Pachakuti (MIP), Movimiento
Sin Miedo (MSM) y Unidad Nacional (UN), y algunas de las conclusiones
de la misma en el 2005, o sea dos años después del diagnóstico anterior
y en un escenario muy distinto, son las siguientes:
-
Los partidos deben encarar procesos serios, sistemáticos
y militantes de democratización interna.
-
Alta concentración de la organización alrededor del jefe
del partido.
-
Se muestran altamente caudillistas y personalistas y esta
característica ha dificultado la democratización interna.
-
Fraccionamiento interno.
-
-
Procesos de institucionalización débiles.
-
Casi total ausencia de factores ideológicos que cohesionen
a la organización.
En los partidos más jóvenes la concentración de poder en
las cúpulas y el personalismo se atenúan, factor que parece
tener relación directa con las exigencias de la Corte
Nacional Electoral.
-
Persistencia de comportamientos como padrinazgo,
nepotismo, prebendalismo, clientelismo y caudillismo.
-
-
Participación casi generalizada en la distribución de
beneficios en el aparato público para aprovechamiento
personal o particular.
La CNE debe hacer un seguimiento más cercano a los
partidos, sobre todo en cuanto a temas de cumplimiento
de estatutos internos y para garantizar el cumplimiento de
la Ley de Partidos y del Código Electoral.
-
En algunos casos, los estatutos son simples formalidades
que no modifican efectivamente los comportamientos en
las relaciones internas.
109
110
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
-
Las instancias destinadas a cuidar el comportamiento ético
de los militantes están supeditadas a las prácticas
informales que tienden a expulsar -no a procesar- a quienes
piensan distinto a los miembros de la cúpula o al Jefe del
partido.
-
Quienes definen los cambios centrales en las líneas políticopartidarias son el líder del partido, los dirigentes ejecutivos
y regionales, y los miembros de la bancada.
-
Ningún partido administra políticas específicas de
formación política para sus militantes mujeres ni
promueven su incorporación en cargos de decisión.
-
Los jóvenes no tienen cuota ni son objeto de políticas
específicas de formación política lo que afecta
negativamente a la renovación de liderazgos.
-
En la mayoría de los casos, los encuentros internos sólo
se producen en coyunturas electorales.
-
La elección de candidatos responde a una cultura política
fuertemente caudillista que hace que los jefes de partido
se conviertan casi automáticamente en candidatos a la
Presidencia.
-
No hay seguimiento al cumplimiento de postulados por los
militantes.
Después de revisar los resultados de ambas investigaciones y
otros dos años después, la pregunta es si se ha producido un cambio
en el sistema de partidos, y la respuesta inmediata es no, no han
cambiado significativamente y en la negativa se incluye el partido más
grande del sistema boliviano al presente: el Movimiento al Socialismo.
111
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Si el siguiente cuestionamiento es ¿por qué no hay cambios en
el sistema de partidos si se evidencian cambios en el sistema político
general?, la respuesta se encuentra en los supuestos que planteo en
la introducción y que obligan a realizar el análisis de los partidos en
el contexto en el que se mueven y nunca aislados, es decir que es absurdo
pedirles a los partidos que cambien cuando no se ha producido un
cambio efectivo en los comportamientos ni en la cultura política de
la sociedad.
No se puede pues hablar de cambios efectivos aunque el sistema
presente nuevas siglas, hayan nacido y fallecido algunos partidos con
exclusivos fines electorales, ni siquiera aunque hoy sean menos las
organizaciones registradas. Al contrario, el que tengan existencias
efímeras, que se incremente la volatilidad de los partidos en el sistema,
y el que sean menos son señales de que aún los cambios no se producen.
Para poner nada más un ejemplo, es bueno recordar que en los últimos
cinco años han obtenido personería jurídica y la han perdido:
Movimiento Indígena Pachacuti (MIP), Katarismo Nacional
Democrático (KND), Partido Fuerza Jóven (PFJ), Alianza Social
Patriótica (ASP), Vanguardia Institucional Mariscal de Ayacucho
(VIMA), Movimiento Cambio Ciudadano (MCC), Libertad y Justicia
(LJ), Movimiento Bolivariano (MOVIBOL), Transformación
Democrática y Patriótica (TRADEPA), Frente Patriótico Agropecuario
de Bolivia (FREPAB), Plan Progreso (PP), Unión Social de
Trabajadores de Bolivia (USTB) y el Movimiento AYRA; eso sin tomar
en cuenta que algunos grandes del pasado también han perdido su
personería: Conciencia de Patria (CONDEPA), Falange Socialista
Boliviana (FSB), Movimiento Revolucionario Tupak Katari de
Liberación (MRTKL), Partido Comunista Boliviano (PCB), Partido
Socialista (PS) y Vanguardia Revolucionaria 9 de Abril (VR-9).
112
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
De tal modo que el actual sistema de partidos está formado por
nueve organizaciones -seis de las cuales están incluidas en las dos
investigaciones mencionadas-, que son las siguientes.
De cualquier modo, y para no dejar fuera aquellas organizaciones
que vienen con nombre nuevo y seguramente las mismas limitaciones
y virtudes de los partidos, debemos incluir a las Agrupaciones
Ciudadanas, no así a los Pueblos Indígenas ya que aunque 53 validaron
su existencia ante la CNE para las Elecciones Municipales 2004,
ninguna de éstas organizaciones tiene personería jurídica a nivel
nacional.
Cuadro 1
En cuanto a las Agrupaciones Ciudadanas, 221 obtuvieron
personería jurídica para las Elecciones Municipales 2004, y la única
de ellas que tiene personería a nivel nacional es Alianza Siglo XXI
-respaldo de Poder Democrático y Social (PODEMOS)-, más una nueva
posteriormente aprobada. En resumen y para no dejarlas fuera ya que
aunque con nombre distinto son más de lo mismo, existen dos
Agrupaciones Ciudadanas vigentes a nivel nacional:
Cuadro 2
Un sistema con 11 organizaciones de las cuales solo 4 tienen
representación parlamentaria (MAS, PODEMOS, UN, MNR), 2 están
al borde de la extinción (ADN, UCS), uno es completamente nuevo
(MUSPA) y los demás se han mantenido vigentes a nivel nacional en
alianza con otros partidos.
113
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Ahora bien, digo no hay cambios significativos en sus
comportamientos, pero el que sean menos no contribuye al pluralismo
político, especialmente necesario en la pluriculturalidad. El Parlamento
de 2002 tenía 9 partidos, el actual tiene 4, y de mantenerse la polarización
entre “media luna” y “medio Evo”, la tendencia es a que sean menos.
La comparación entre ambos momentos es la siguiente:
pero ningún partido transita a la democracia. De los nueve partidos
quedan cuatro.
Mapa de posicionalidad 1
Lo lamentable, es la ausencia de una postura democrática desde
la izquierda y desde la derecha, y más lamentable aún, es que el vacío
de oferta democrática no se restringe al Parlamento, es que no existe.
Ese es el principal déficit de la democracia en la actual coyuntura.
El 2002 teníamos un Parlamento en el cual la única oferta
democrática -desde la izquierda- era el Movimiento al Socialismo. Para
el 2007, el MAS ha transitado hacia el cuadrante de izquierda autoritaria
115
Además, debe empezar a preocuparnos esta tendencia a la
disminución del número de partidos, más aún tomando en cuenta la
posibilidad de que la Asamblea Constituyente elimine la Cámara de
116
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Senadores y todos los diputados pasen a ser uninominales. El sistema
de mayorías, gradualmente puede llevarnos a un sistema bi partidario
polarizado, y si el medio centenar de partidos que ha estado actuando
las últimas dos décadas, en su diversidad no ha sido capaz de representar
a la sociedad pluri-multi, mucho menos lo serán dos monstruos, que
además probablemente basen la acción en consignas y no en eficiencia
de gestión.
democrática-, y los vicios que se detectan en los partidos, o en cualquier
otra organización política no partidaria son los mismos de la sociedad,
ya que sus miembros provienen de ella. Entonces ¿por qué se ha
envilecido de tal forma sólo a los partidos?, o al revés ¿por qué se
supone que los “movimientos sociales” son un manojo de virtudes?
Creo que el sesgo tiene que ver con al menos un par de razones: el
rol de los medios de comunicación y probablemente más que con los
medios en general, con los periodistas que cubren las noticias en
particular, quienes se han encargado cotidianamente de encontrar,
resaltar y difundir los errores y delitos, pero no las buenas decisiones
de políticas y los resultados positivos; otra razón es un rasgo cultural:
la necesidad de auto-victimarse y de encontrar culpables y enemigos
que justifiquen nuestra propia estupidez, por ejemplo, el partido que
más culpas recibe en el reparto colectivo del juez popular, es el MNR,
sin embargo ese mismo partido ganó las elecciones generales de 1989,
1993, 2002, es más, en los tres casos con Gonzalo Sánchez de Lozada
como candidato a la Presidencia.
II.
¿Por qué menos democracia?
En la presentación de “La Política por dentro”, el representante
para América Latina de IDEA Internacional Dr. Daniel Zovatto decía
“La única manera de resolver los problemas de la democracia es con
más y mejor democracia no con menos democracia, la única manera
de superar la mala política es con buena política, no sin política”. Me
adscribo a tales afirmaciones y además me pregunto por qué les
exigimos sólo a los partidos ser democráticos e institucionalizados,
cuando el resto de las organizaciones políticas, sociales, grupos de
presión, grupos de interés, movimientos, agrupaciones, etc., no lo son.
Jorge Lazarte, el analista político hoy constituyente, en diversas
oportunidades se refiere a la boliviana como una democracia sin
demócratas y también me adscribo5.
Dicho de manera simple: los problemas detectados en los
partidos no son sino reflejos de los problemas de la sociedad boliviana.
El diverso y fragmentado “pueblo” del que se nutren los partidos
ha dado amplias muestras de su cultura política -por lo menos poco
5
La memoria colectiva –corta o larga– es ampliamente selectiva
y después de que son los partidos tradicionales quienes promovieron
importantes reformas políticas sólo son cuestionados por sus errores
–por cierto, muchos–, pero no hay un equilibrio, y el problema mayor
es que a raíz de algunas organizaciones partidarias, la forma de
mediación “partido” pasa a ser satanizada.
Las siguientes gráficas del Informe Nacional de Desarrollo
Humano 2007 del PNUD muestran que la sociedad prefiere a las
“organizaciones sociales” frente a los partidos, gracias a esa imagen
positiva construida alrededor de ellos.
Cfr. Lazarte, Jorge “Entre dos mundos: La Cultura Democrática en Bolivia”.
117
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"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Gráfica 1
La idea de que pueden ser sustituidos por otras formas de
mediación no es inusual, y la siguiente gráfica muestra el grado de
aceptación de esa idea:
Definición de quién debe subordinarse ante quién, entre
autoridades elegidas y representantes sociales, según geografía
Gráfica 2
Opinión sobre quiénes pueden sustituir a los partidos,
según geografía*
Fuente: Informe de Desarrollo Humano del PNUD – 2007.
Lo social y lo político… Se considera la política un campo
donde predominan las peores características del ser humano, como
muestra el Informe de la Fundación Multipartidaria:
La asociación semántica presenta a los partidos políticos y a la
política misma como un campo de corrupción, descaro, escándalo, abuso
y autoritarismo. No es por nada, entonces, el sentido de que existe una
incapacidad generalizada de todos los partidos –de cualquier posición
ideológica, en gobierno u oposición– para resolver satisfactoriamente las
demandas del país”. (fBDM, 2003: páginas 256 a 257).
119
Fuente: Informe de Desarrollo Humano del PNUD - 2007.
*
La pregunta 82 del cuestionario dice: “Si no son los partidos políticos, ¿Quiénes
deberían representar a los ciudadanos en una democracia?”.
120
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Sin embargo, en el reparto de culpas, pocos aceptan que los
últimos veinte años votaron por alguno de los partidos tradicionales,
que sólo entre MNR, ADN y MIR concentraron entre el 42% y el 65%
de los votos de acuerdo a resultados oficiales de los distintos procesos
electorales, y pocos asumen que los partidos no son otra cosa que un
reflejo de la sociedad en la que actúan, es decir que son:
-
Personalistas y caudillistas, porque organización sin
caudillo no prospera, los electores buscan el vínculo
emotivo-afectivo con el caudillo, no buscan líderes
institucionales que le devuelvan la responsabilidad al
elector.
-
Centralistas en el manejo del poder, la resistencia a llevar
adelante un proceso autonómico y descentralizador muestra
cuan centralista es la sociedad, al menos en la zona andina,
y los partidos responden a esa demanda de abajo hacia
arriba, por supuesto con la aquiescencia de sus jefaturas.
-
El fraccionamiento interno es producto de una casi total
incapacidad de procesar los disensos en las organizaciones,
quien piensa distinto está equivocado y se lo expulsa, o
se escinde, y eso lo vemos también en el hecho de que
han habido dos CSUTCB, cinco FEJUVES en La Paz, etc.
-
Quien se opone al Jefe o al Comité Ejecutivo es un traidor
y es expulsado, pero eso es nada más un reflejo de la
intolerancia de la sociedad, incluso en las comunidades
indígenas quien quiere pensar distinto debe ser convencido
de su error, la mayoría manda y el pueblo siempre tiene
la razón, de modo que el principal enemigo de la democracia
121
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
al interior de las organizaciones políticas no es sólo el Jefe,
acaba siendo el colectivo que “regula” la opinión y las
propuestas de quienes piensan o pretenden pensar distinto.
No son asuntos partidarios, son problemas culturales. Los
partidos no son muy democráticos, pero los sindicatos tampoco y en
la asamblea comunal no deciden las mujeres. Son limitaciones que
compartimos los diversos y que atraviesan étnias, regiones, clases, etc.
No debemos exigirles sólo a los partidos el ser democráticos, pero sí
debemos exigirles el cumplimiento de sus funciones de mediación, ya
que tienen una ventaja: son decisores al interior del sistema político,
sea desde el gobierno o desde el Parlamento, sin embargo, los grupos
de presión canalizan, pero no para dar soluciones sino para exigirlas
-a través de pliegos petitorios de incontables puntos-; los medios de
comunicación canalizan, pero no resuelven ni diseñan políticas públicas,
los partidos sí.
La mayoría de la gente considera que el partido ha dejado de
“mediar” para pasar a representar intereses particulares, probablemente
por eso en el Parlamento las bancadas siempre fueron más fuertes que
las brigadas; sin embargo, si bien se ha considerado que “los partidos”
como un ente monolítico y homogéneo tomaban decisiones calculadas
para alcanzar beneficios para su militancia, en realidad la lucha política
y la correlación de fuerzas con una sociedad en permanente movilización
y presión, muestra que también han respondido al mandato de los
caprichosos movimientos sociales que si no reciben lo que piden
impiden gobernar. Ante sus crisis de legitimidad, los partidos en
función de gobierno acabaron diciendo “si” a todo aún sin poder
cumplirlo, y nos llevaron a una acelerada pérdida de confianza en el
sistema político por parte de la sociedad.
122
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Además, los frecuentes procesos electorales que nos han llevado
a las urnas 6 veces en 5 años6, han hecho que los partidos dejen de
lado sus severos problemas internos para volcarse a las campañas, los
encuentros internos se han vuelto ocasiones para elegir candidatos,
cerrar listas y preparar programas que no leen ni los propios militantes
-menos los electores que no votan por haber seleccionado el mejor
programa de gobierno tras un exhaustivo análisis comparativo de todas
las organizaciones en campaña-, es más, algunos partidos no preparan
programas sino “trípticos” para acomodarse a unos electores que no
son muy proclives a la lectura.
Aún en el momento actual, la mayoría absoluta no resuelve el
mencionado problema ya que aunque en la alianza de gobierno son
sólo dos partidos –MAS y MSM–, son muchas las organizaciones
sindicales, sectoriales y corporativas que son parte del pacto y que
portan intereses específicos para apropiarse del botín-Estado, sean
pegas, ministerios o políticas públicas a su favor.
La relación utilitaria de la sociedad con los partidos hace que
los militantes se ocupen muy poco del cumplimiento de los postulados
ideológicos partidarios pero si mucho del acceso a cuotas de poder
para compensar el trabajo realizado en la campaña, y la necesidad de
establecer pactos para acceder al poder político hizo-hace que los
partidos renuncien -en alguna medida- a objetivos programáticos y a
principios ideológicos, de modo que las decisiones acaban siendo
completamente distantes a las propuestas y ofertas realizadas por los
líderes, y por operadores políticos que negocian de acuerdo a intereses
y cuotas, no de acuerdo a programas, ideologías y opciones de futuro.
Probablemente Carlos Sánchez Berzaín fue más nocivo para el MNR
que Gonzalo Sánchez de Lozada ; u Oscar Eid más dañino para el MIR
que Jaime Paz Zamora, ¿quién le hace más daño al MAS?
6
Elecciones Generales 2002, Elecciones Municipales 2004, Referéndum sobre
Hidrocarburos 2004, Elecciones Generales y de prefectos 2005, Referéndum
sobre Autonomías 2005, Elección para Representantes a la Asamblea
Constituyente 2006.
123
Por supuesto, nada es absoluto, hay matices y periodos. El MNR
de Goni 1993 no es el MNR de Goni de 2002; el MIR-NM 2003 ni
siquiera recuerda al MIR de 1972; el MAS sindical de 2005 no es igual
al MAS indigenista de 2006; y así sucesivamente. Dependiendo del
partido y del periodo, cada uno de ellos ha contribuido a la construcción
de la institucionalidad que ha posibilitado el tránsito entre un Estado
en quiebra, decadente, como una caja negra sobre la que nadie tenía
información y control, hacia un Estado con instituciones que permiten
poner límites al uso arbitrario del poder, con mecanismos más
transparentados e incluyentes. Claro, no ha sido suficiente, y lo que
hicieron los partidos por el bien común lo pueden deshacer los
“movimientos sociales” por el bien particular.
III.
¿Por qué siguen siendo importantes para la democracia?
Existen distintas formas de “medir” la democracia, y en todas
ellas, los partidos son centrales no sólo por ser los principales
mediadores sino por su capacidad de agregación. Cuando Robert Dahl
habla de su poliarquía -régimen cuyos actos presentan una relativamente
estrecha correspondencia con los deseos de relativamente muchos de
sus ciudadanos durante un largo periodo de tiempo-, señala los
siguientes tópicos como garantías de su posibilidad práctica de
funcionamiento: control sobre las decisiones gubernamentales;
124
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
funcionarios electos mediante procesos imparciales y relativamente
frecuentes; derecho de los adultos a emitir su voto; derecho a ser
candidatos y a ocupar cargos públicos; derecho efectivo a la libertad
de expresión; acceso a diversas fuentes de información que no estén
monopolizadas por el gobierno ni por ningún otro grupo; derechos
efectivos a formar asociaciones autónomas (incluidos partidos y grupos
de interés) para influir en el gobierno rivalizando en las elecciones
y por otras vías pacificas. Por otra parte las escalas de Gastil, plantean
otras garantías similares: elecciones con sufragio universal que prueben
la existencia de competencia y oposición relevantes; oposición que ha
ganado recientemente las elecciones; diversos partidos políticos;
candidatos independientes; candidatos y votaciones auténticos; si los
elegidos tienen un poder efectivo; si los líderes en el poder han sido
elegidos recientemente; si existen auténticas elecciones locales; si el
régimen está libre de control de los militares7.
Gráfica 3
Para la mayoría de los autores, para hablar de democracia deben
al menos tomarse en cuenta: las relaciones ejecutivo-legislativo; la
naturaleza del legislativo; el número de partidos y las fracturas
sociopolíticas; los sistemas electorales; el grado de centralización de
la administración; el ordenamiento constitucional; la existencia de
técnicas de democracia directa; cómo se distribuye el poder en las
sociedades democráticas. En todos los casos, los partidos son centrales.
En la Bolivia actual, existe una enorme contradicción entre la imagen
negativa que todavía tienen los partidos –aún el MAS–, y la confianza
depositada en ellos en la práctica. El mismo IDH del PNUD muestra
lo siguiente:
7
Posición sobre si puede o no haber democracia,
según género, escolaridad e ingresos
Fuente: Informe de Desarrollo Humano del PNUD - 2007.
Por otra parte, el Informe de Equipos Mori para el Observatorio
Ciudadano a la Asamblea Constituyente de Abril de 2007 muestra lo
siguiente:
Cfr. Caminal, Miquel.
125
126
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Gráfica 4
De acuerdo a su opinión, la representación popular
debe ser ejercida a través de:
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
En las Elecciones para Asamblea Constituyente:
68% son representantes de partidos políticos
32% son representantes de agrupaciones ciudadanas
Al final de cuentas, después de desquitarnos con ellos y echarles
la culpa de todo, el momento de emitir el voto, optamos por los partidos.
O somos todos locos, o en el fondo, coincidimos con todos los que
piensan que los partidos son los principales actores de mediación
política en la democracia.
Comentarios finales
Fuente: Observatorio Ciudadano a la Asamblea Constituyente.
Y para resumir:
La primera participación electoral de agrupaciones ciudadanas
y pueblos indígenas en las elecciones municipales de 2004 mostró una
significativa preferencia por la representación partidaria:
77% de concejales son representantes partidarios;
17% son representantes de agrupaciones ciudadanas;
6% son representantes de pueblos indígenas.
En las Elecciones Generales 2005:
71,34 % son representantes de partidos políticos
28,6% son representantes de la alianza PODEMOS
127
Me imagino que después de un par de décadas en el ejercicio
del poder, de ser gestores públicos, desgastarse con la gestión y cometer
errores, los nuevos actores de la política estarán en la misma –o peor–
situación que los partidos hoy, y será entonces que nos preguntemos
si la solución pasaba por sustituir unos por otros, o más bien por corregir
los problemas y errores de las organizaciones partidarias existentes.
Por supuesto, les exigimos mucho a los partidos en cuanto a democracia
pero muy poco al resto, y es un exceso querer partidos democráticos
en sociedades con cultura política no democrática, y sobre todo es
injusto querer democracia sólo en los partidos y no cuestionarnos sobre
las prácticas de los movimientos o grupos de presión que hoy son más
representativos y legítimos.
Para no quedar en simples comentarios, creo que hay algunas
tareas posibles y urgentes, para contribuir al proceso que atravesamos
en el presente:
Necesitamos fortalecer a los partidos políticos, no a los mañosos,
sino a los que tengan voluntad real de renovación.
128
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Debemos exigir democracia interna a todas las instancias de
mediación, no sólo a los partidos ¿por qué los sindicatos no tienen
cuota de participación de mujeres en sus cargos electivos?, ¿por qué
nadie “regula” a los movimientos como la CNE a los partidos?
Bibliografía
Debemos fortalecer a la Corte Nacional Electoral en sus
funciones de regulación y en su capacidad de sanción.
Necesitamos difundir un cambio ideológico que invite a la
sociedad al activismo político abandonando lógicas utilitarias, y
reforzando la creencia en el cambio y en las metas colectivas.
Cuando digo cambio, no es una expresión simplemente
discursiva como muchas veces en el presente, cambio implica no sólo
circulación de viejas élites hacia otras nuevitas y más diversas pero
con los comportamientos del pasado. Cambio significa, volver a pensar
la totalidad en su diversidad, y construir metas comunes, incluso
comunes a los adversarios.
129
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131
132
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
CRISIS INSTITUCIONAL Y LUCHA POR EL PODER
EN BOLIVIA
en el Estado. No obstante, detrás de las reivindicaciones indígenas y
autonomistas se solapa una encubierta y a veces descarnada lucha por
el poder político.
Jorge A. Kafka Zúñiga*
A los señores del fuego –el herrero y el alquimista- les sucede
el señor de la palabra, el señor que conquista opiniones y voluntades
con la magia de la palabra: si los primeros querían modificar la
realidad mediante el poder del fuego, los segundos lo conseguirán
mediante la fuerza de la palabra.
(Del Rey Morato)
Introducción
Fruto de los procesos políticos y sociales desencadenados en
Bolivia desde comienzos del nuevo milenio, hoy en día se han hecho
visibles las fuerzas sociales que históricamente pugnaron por expresarse
*
Realizó estudios de Doctorado en Investigación con Especialización en Ciencias
Políticas en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO,
México), es Magíster en Ciencias Sociales con mención en Nueva
Institucionalidad (FLACSO, México), es Licenciado en Ciencias Políticas de
la Universidad Mayor de San Andrés, realizó cursos en Alta Gerencia,
Democracia de Base y Desarrollo Local en Japón, Estados Unidos y Cuba. Fue
Presidente del Colegio de Politólogos de La Paz. Ha sido Consultor en diversos
organismos internacionales, funcionario de carrera del Congreso Nacional y
Director General de Participación Popular. Autor de Segunda República (2001);
En torno a la reforma constitucional (2002); Toma de decisiones y política
exterior boliviana (1995); Los tratados internacionales y la relación entre el
Ejecutivo y el Legislativo (1994). Actualmente es Consultor internacional.
133
El Movimiento Al Socialismo, que en su primer año de gestión
promovió un proyecto hegemónico de matriz indígena, a la hora presente
perdió la ventaja estratégica conseguida como consecuencia de los
resultados de las elecciones nacionales de 2005 y del derrumbe del
sistema de partidos tradicional. El costo de querer constituir una
identidad indígena desde el Estado provocó lo que toda visión
etnocéntrica produce, el rechazo de los que no se sienten parte de esa
etiqueta cultural.
La demanda autonómica de los departamentos del oriente del
país, a su vez, no logró plasmarse como proyecto nacional,
convirtiéndose en los hechos en una barrera de resistencia al proyecto
estatal indígena. Su mayor ventaja no obstante radica en el hecho de
que las elites departamentales consiguieron que la demanda autonómica
sea asumida por los sectores populares como una reivindicación de
masas.
En este aparente equilibrio de poder, lo único evidente es que
el centro político que caracterizó el modo de organización del Estado
se ha dispersado de doble manera: a nivel social a través de los
emergentes movimientos sociales que irrumpieron en la vida política
en las jornadas de octubre del 2003 y a nivel territorial mediante la
elección de autoridades departamentales. En esta cartografía de poder,
consiguientemente, ya no se puede referir el Estado boliviano con un
único centro político, por el contrario, se trata hoy en día de una
sociedad y Estado policéntricos.
134
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
En esta nueva realidad política, signada por la crisis institucional
del Estado y la difuminación del centro político, se desarrolla la disputa
por el poder simbólico. En esta contienda, extendida a lo ancho y largo
del territorio nacional, todos los campos de poder son objeto de disputa:
la escuela, la religión, la Asamblea Constituyente, las relaciones
interórganos, los símbolos patrios, etc. Con ello se ha llevado al límite
una confrontación que disputa en el fondo formas de vida no
compartidas, estructuradas a partir de diferenciaciones de orden racial.
emergentes movimientos sociales colapsan el marco institucional del
Estado y abren la ruta del poder al Movimiento Al Socialismo. Sin
embargo, esta fragmentación del centro político, no sólo se desplaza
al ámbito social, sino también al ámbito territorial, a través de las
autonomías departamentales. En este escenario, se analiza la
configuración de una lucha por el poder simbólico y los diferentes
recursos utilizados para su implementación.
Esta realidad emergente, fruto de la segmentación social, política
y territorial del país constituye el eje central del presente documento,
el cual abordará el análisis de los factores que llevaron a la crisis
institucional del Estado unitario y la democracia y de los proyectos
políticos que disputan el poder en la coyuntura presente.
En esa medida, se analiza el impacto del proceso de globalización
en las unidades territoriales nacionales y en la política. Particular
énfasis se da a la emergencia de una nueva sociedad policéntrica, la
cual refleja contemporáneamente el retorno hacia un nuevo periodo
medioeval, caracterizado por la existencia de múltiples centros de poder
y la generación de estructuras de decisión solapadas y el desarrollo
de prácticas políticas proclives a desarrollar múltiples lealtades.
Asimismo, se destaca que la globalización también impulsa la creación
de una nueva sociedad civil global, encarnada por los nuevos
movimientos sociales, cuyas expresiones duras, nacionalismos étnicos
y fundamentalismos, se han constituido en factores de disgregación
y desmoronamiento del Estado nación.
Finalmente, se identifica a la Asamblea Constituyente como la
instancia que sincronizará la conflictividad social y política del país.
A ella concurrirán en su momento definitorio no sólo las demandas
sectoriales y regionales, sino los proyectos de poder indígena y
autonómico departamental que han polarizado política, social y
territorialmente a Bolivia. El desenlace de esta encrucijada histórica
que se plantea será resultado del manejo de los recursos que utilizará
cada uno de los actores en disputa en la presente coyuntura.
1.
Crisis del Estado - nación y la democracia: una perspectiva
teórica
La intensificación de las transformaciones globales económicas,
políticas y sociales han ocasionado el declive o crisis del modelo de
organización política del estado nación. El núcleo moral y político de
dicho modelo basado en el reconocimiento de los derechos
fundamentales de las personas (morales y jurídicos), la separación de
poderes (legislativo, ejecutivo, judicial) orientado a controlar el poder
del Estado (Vallespin; 2005), se encuentra en cuestión.
Asimismo, se indaga sobre la dispersión del poder producida
por la emergencia de diferentes centros políticos en la sociedad
boliviana, condensados en las movilizaciones de febrero y octubre de
2003 en Bolivia. Se da cuenta, consiguientemente, de cómo los
El centro político que caracteriza al Estado unitario, aquel que
imponía en el territorio nacional una administración e institución
comunes, así como un ordenamiento jurídico homogéneo (García
135
136
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Guitián; 2005), se fragmenta en múltiples centros de poder. Se trata
de una sociedad centrífuga, que no tiene un solo centro de poder sino
muchos, de una sociedad policéntrica o poliárquica, o en términos más
fuertes policrática (Bobbio; 1997). Esta fragmentación fractura la
visión unitaria del Estado-nación y hace más complejo el proceso de
toma de decisiones. Se constituyen entonces nuevos centros a nivel
nacional e internacional. Los Estados modernos comparten el poder
con autoridades regionales y mundiales y con autoridades subestatales
y subnacionales.
desarrolla en un espacio ajeno al de la política nacional formal (partidos
y elecciones) y se dirigen a una serie de instituciones (locales, globales
y nacionales), que operan a través de vínculos con una serie de
instituciones
internacionales
(ONGs,
organizaciones
intergubernamentales, estados extranjeros, Grupos de la Diáspora) y
reciben a menudo fondos del extranjero (Kaldor; 2005).
Este escenario policéntrico configura una nueva realidad
política, marcada por el desarrollo de lealtades entrelazadas, el conflicto
de visiones, interpretaciones contrapuestas de los deberes y derechos
y estructuras de autoridad interconexas que desplazan las nociones de
soberanía. En muchos Estados se estructuran y reestructuran
concentraciones masivas de poder (aparato coercitivo, administrativo
y simbólico), las cuales se hallan inmersas y articuladas con dominios
fragmentados de autoridad política, con los cuales se debe negociar
apoyos y recursos. El resultado de este fenómeno es la construcción
de una versión moderna y secular del tipo de organización política que
existió en la Europa cristiana de la Edad Media, cuya característica
fundamental era un sistema de autoridades solapadas y lealtades
múltiples (Held; 1992), es decir, una nueva forma medioeval de orden
político universal.
Al mismo tiempo que estos movimientos sociales se sumergían
en las redes globales se desarrolla una nueva familia de los movimientos
sociales: los nuevos movimientos nacionalistas o fundamentalistas2.
A menudo estos movimientos son movimientos de masas que engloban
a trabajadores y campesinos; están organizados al menos en parte, de
maneras jerárquicas tradicionales muchas veces con un líder
carismático; su objetivo es casi siempre capturar el poder del Estado.
Tienden a reclamar el poder sobre la base de etiquetas más que
ideas. Los movimientos nacionalistas étnicos reclaman el poder sobre
la base de una etiqueta étnica que excluye y es hostil a otros con etiqueta
distinta. Los movimientos fundamentalistas religiosos, reclaman el
poder político sobre la base de la práctica religiosa y comparten con
los nacionalismos étnicos su carácter excluyente. Se trata de identidades
que niegan la reclamación de otras entidades3.
2
La globalización no se ha expandido sin problemas, también ha causado
reacciones contra su expansión. Los individuos al ser enlazados a un mundo
global pierden certidumbre, la cual busca ser recuperada aferrándose al espacioterritorio inmediato de lo local. Se produce, entonces, paralelamente a la
globalización de la política, un proceso de nacionalización de la misma. Las
autopistas de la información y la comunicación no sólo conducen a la
interconectividad global, sino que han servido para reforzar el sentido de la
importancia de la identidad y la diferencia, como visiones alternativas a la occidental.
3
Entre ellos se cuentan los movimientos nacionalistas de los Balcanes y gran
parte del mundo poscomunista, comunidades religiosas (islámicas e hindúes)
Junto a la globalización política emerge un conjunto actores
no estatales que conforman una nueva sociedad civil global1 que
demanda una democracia radical (Offe). Esta nueva sociedad se
1
Participan de ella los movimientos sociales globales, ONGs internacionales,
redes de abogacía transnacional y organizaciones de la sociedad civil, entre
otros.
137
138
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
Esta exclusión ha generado luchas por el poder denominadas
contemporáneamente “nuevas guerras” o “guerras degeneradas”, las
cuales surgen en el contexto de erosión de la autonomía y desintegración
del Estado, en un contexto de debilitamiento del monopolio de la
violencia legítima. Estas guerras se basan en la política de identidades,
cuyo objetivo es controlar a la población deshaciéndose de cualquiera
que tenga una identidad distinta (e incluso una opinión distinta), de
ahí que estratégicamente se busque expulsar a la población diferente
mediante diversos métodos que van desde las matanzas masivas, los
reasentamientos forzosos y una serie de técnicas políticas, psicológicas
y económicas de intimidación (kaldor; 2001). En este marco, los líderes
inescrupulosos movilizan y asustan al pueblo en pos de sus intereses
personales.
Las alianzas del pasado se sustituyen, en términos de
instrumentos diplomáticos de respaldo, por coaliciones ad hoc
(coallitions of the willing). Estados Unidos fija la misión y luego
establece la coalición para llevarla a cabo. Este nuevo escenario implica,
asimismo, el reordenamiento de áreas geográficas conflictivas, como
las de Oriente Medio, África, parte del Asia Central y el Este de Europa.
Conlleva, en igual forma, el establecimiento y el refuerzo de nuevas
alianzas comerciales y políticas en Asia, especialmente con China
(López; 2004).
En el plano estratégico, los atentados del 11 de septiembre de
2001 marcaron de manera simbólica el fin de la Posguerra Fría y el
inicio de una nueva estructura internacional compleja y contradictoria.
En este escenario, la nueva estrategia de los Estados Unidos se orienta
hacia la “primacía” (Russell; 2004)4, lo cual significa que Washington
no tolerará –ni en el campo militar ni en el político- ningún competidor
internacional sea amigo (Unión Europea) u oponente (China). Utiliza
para ello la nueva doctrina de la “guerra preventiva” que apunta a
explicitar que Estados Unidos se arroga el poder de usar su poderío
bélico (incluido el táctico nuclear) contra un país, independientemente
de que éste se disponga a un ataque inminente contra los EE.UU.
(Tokatlian; 2004).
en Oriente Medio y Asia, movimientos del milenio o “new age” en África y
Estados Unidos, o los movimientos contra la inmigración en Europa Occidental.
4
La política de primacía intenta consolidar, explotar y expandir las ventajas
relativas de Estados Unidos desde una perspectiva nacionalista y unilateral que
pone el acento en el uso preventivo del poder militar y la coerción.
139
En relación a Latinoamérica, Estados Unidos identificó dos
áreas de distinta significación: la Cuenca del Caribe, que incluye el
Caribe Insular, Panamá, Centroamérica y México, más Canadá es parte
del perímetro externo de defensa estadounidense; a su vez, desde
Colombia hasta la Argentina se extiende una región menos relevante
para los Estados Unidos, en la que no deja de preocupar la situación
de Colombia y de la frontera colombo venezolana, y la triple frontera
Argentina, Paraguay, Brasil como zonas potenciales en términos de
terrorismo (Tokatlian; 2004)5.
En este contexto, la propia democracia entendida como un
conjunto de instituciones tendientes a legitimar el poder político
(Dahrendorf; 2003) se halla en crisis, pues para existir, como lo señala
Eric Hobsbawm, necesita una unidad política dentro de la cual pueda
ser ejercitada, requiere consustancialmente al Estado - nación, el cual
está transformándose. Hoy en día, la democracia ha perdido la capacidad
5
Si se diferencia la subregión andina y el Cono Sur, se debe reconocer que en
la primera aún existen fracturas funcionales a las fuerzas armadas y elites
locales. Todavía se mantienen latentes los antagonismos entre Colombia y
Venezuela, Bolivia y Chile, Ecuador y Colombia, Perú y Chile (Hirst; 2004).
140
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
de dar respuesta a tres preguntas clave: ¿Cómo podemos producir
cambios sin violencia? ¿Cómo controlar a quienes están en el poder?
¿Cómo se puede capacitar a los que ejercen el poder (los gobiernos)
para tomar la iniciativa que produce la acción?
Las decisiones están emigrando del ámbito tradicional territorial
de la democracia ocasionando que ésta se vea impotente frente a los
procesos de cambio externos, en los que deciden los organismos
internacionales, las corporaciones internacionales, otros gobiernos, etc.
Algo más, la disponibilidad universal e inmediata de datos, que es la
esencia de la globalización, permite abrir canales para eludir las
instituciones tradicionales de la democracia. Esto, sin embargo, no
quiere decir que los Estados no tomen decisiones cruciales y muchas
veces distintas de un país a otro.
Las premisas tradicionales que legitimaban a la democracia
perdieron eficacia. La democracia ya no es garantía de soluciones
institucionales pacíficas frente al conflicto político y la lucha por el
poder6, su diseño institucional tampoco garantiza que se frenen los
intentos de concentración masiva del poder y menos aún se puede
afirmar que el incremento de las capacidades técnicas asegure un mejor
gobierno. Con ello la democracia ha perdido el control y legitimidad
de sus instituciones.
Más aún, el centro de la democracia, el “gobierno de mayoría”
(Bobbio; 1997)7, como parte de una teoría política del Estado - nación
hacia adentro ya no existe. Este núcleo de la democracia occidental
que legitimaba las decisiones políticas se ha difuminado, pues las
decisiones son influenciadas por otros actores internacionales. El
proceso de toma de decisiones, consiguientemente, ha dejado de ser
exclusivamente un asunto doméstico, con lo que la soberanía, entendida
como poder supremo, también se halla en cuestión.
6
Al respecto, Karl Popper definía a la democracia como un sistema que hace
posible liberarse del gobierno sin derramamiento de sangre.
7
Es la regla con base en la cual se consideran decisiones colectivas y por tanto
obligatorias para todo el grupo, las decisiones aprobadas al menos por la mayoría
de quienes deben de tomar las decisiones. Si es válida una decisión tomada
por la mayoría, con mayor razón es válida una decisión tomada por unanimidad
(Bobbio;1997).
141
El consenso, concebido para legitimar al sistema de gobierno
y al Estado, también, se hace difuso. Es difícil identificar a quien se
responde y quienes forman el consenso. El entrecruzamiento de intereses
y actores solapa la construcción de consensos que respondan al bien
público, privilegiando la construcción de “consensos” asentados,
articulados o vinculados a intereses extraterritoriales, situación que
vacía el sentido del criterio de soberanía popular, en el marco de un
territorio determinado.
La igualdad política a su vez también se halla relativizada por
la construcción de principios superiores de carácter étnico, nacional
o religioso que impiden conjugar igualdad y diferencia. De esa manera,
se niega toda suerte de igualdad al extranjero o quien pertenece a una
minoría ya que es marginado o rechazado por inferior (Touraine; 1998).
Lo individual en este caso se ve subordinado a lo colectivo.
2.
Una sociedad y Estado policéntricos
La formación y desarrollo del Estado boliviano ha estado
marcado por la fuerte presencia de la figura presidencial, en la que
142
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
se centra todo el peso del poder político (Kafka;2001). El centro
político, de esa manera, estuvo ligado a un ejercicio monocrático
(Palmer; 2005) 8 del poder, cubierto por un diseño institucional
constitucional que reconocía la existencia formal de diferentes órganos
y el control del poder.
insurreccionales desarmados del año 2003 y 2005 y la salida consecutiva
del poder de varios jefes de Estado reveló con elocuencia la crisis del
centro político.
En la práctica, la tradición caudillista de la cultura política del
país encumbró la figura presidencial como el paradigma de esa voluntad
colectiva sintetizada en una sola persona. Esta definición no sólo
respondía a una situación de emergencia como la generada por la
creación de la nueva República, que obligaba a unir territorios inconexos
y espacios deshabitados9, sino como un recurso político institucional
para unir una polícroma diversidad cultural.
Este modelo monocrático de ejercicio del poder se desenvolvió
históricamente atravesando las instituciones de la democracia censitaria,
de dictaduras militares y de la democracia representativa extensa. Los
cambios en las diferentes formas de gobierno no significaron una
transformación de la matriz del centro político.
Esta situación se extendió a lo largo del siglo XIX y XX,
comenzando a visibilizarse su resquebrajamiento en el primer
quinquenio del siglo XXI. La crisis del sistema de representación, las
movilizaciones sociales e indígenas, los levantamientos cuasi
8
Un solo individuo u órgano concentra en sus manos el poder último en la
organización estatal.
9
La jurisdicción de la Audiencia de Charcas, conformada por las Intendencias
de La Plata, Potosí, Cochabamba (incluyendo Santa Cruz de la Sierra y las
gobernaciones de Moxos y Chiquitos) y La Paz (Arze; 1987).
143
Los lazos de la cultura política tradicional en Bolivia que
sostenían el centro político monocrático se tensionaron y rompieron,
se descoyuntaron, mostrando la distancia en la relación entre sociedad
y Estado. Se configuró entonces un escenario donde se manifestaban
múltiples expresiones de reconstitución política de la sociedad.
Estos nuevos lazos de relacionamiento entre la sociedad y el
Estado pasaron por la emergencia de nuevos centros territoriales de
poder y nuevos centros de poder social. La representación departamental
y los movimientos sociales configuraron una realidad policéntrica que
disputa, negocia y concerta con el centro político nacional. En el caso
de los departamentos, estos configuran una relación de confrontación
con el gobierno nacional, inaugurando una compleja interacción entre
el centro y las periferias (los departamentos). En el caso de los
movimientos sociales, éstos configuran una realidad efervescente de
múltiples centros no necesariamente articulados al partido gobernante.
Su forma de relacionamiento con el gobierno es negociada y pactada
antes que de subordinación y acatamiento.
Esta nueva realidad multicéntrica se refleja también en el nuevo
sistema de representación que ha venido sustituyendo de manera
vertiginosa al sistema de partidos tradicional. Los medios de
comunicación, las Organizaciones No Gubernamentales, los
movimientos sociales y la representación regional se constituyen en
una nueva red de mediación con diferentes grados de efectividad frente
al Estado.
144
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
3.
La lucha por el poder simbólico
3.1.
La sociedad policéntrica rumbo a la toma del poder
Los movimientos sociales en un corto lapso de tiempo que va
del año 2000 al 2004, han impulsado un proceso de reterritorialización
espacial y política en la parte occidental del país, la cual ha configurado
una nueva realidad social multicéntrica. En este corto pero intenso
proceso de movilización social y política, la fuerza étnica y popular
se desplaza vertiginosamente hacia el centro de la vida política y estatal
del país, perforando y agrietando el sistema partidista tradicional
(patrimonial). En este proceso toma diferentes formas de expresión que
van desde su forma violenta, pasando por la forma democrático
plebiscitaria, hasta desembocar en su forma de multitud.
En este sentido, el derrotero por el que transita esta emergencia
étnica se manifiesta a comienzos del nuevo milenio y se inscribe en
el proceso de movilizaciones sociales y populares que arrancan con
la guerra del agua en Cochabamba el año 2000, la sublevación indígena
aymará de septiembre y octubre del mismo año, la marcha de los
indígenas de tierras bajas pidiendo cambios políticos en la Constitución
Política del Estado en el 2001 (Loayza: 2004), continúa con la
conformación del cuartel indígena de Kalachaka en la Provincia
Omasuyos y el bloqueo de caminos en el Chapare y Sacaba el año 2002
(García; 2004), para mostrar su configuración en términos electorales
en las elecciones nacionales de ese mismo año, proyección que se
consolidará en diciembre de 2005, con la victoria del MAS en las
elecciones nacionales. En el 2003, después de los hechos de febrero
en la sede de gobierno, mostrará su dimensión multitudinaria en “octubre
rojo”, dando cuenta de su contundencia al impulsar la salida del
gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada y la sucesión constitucional.
145
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
En esta medida, se puede indicar que la aglomeración étnica
popular tiene dos modalidades sustantivas de desplazamiento hacia el
centro de la vida política: las elecciones nacionales de 2002 y 2005
y la movilización de octubre de 2003. En el primer caso, si se analizan
los resultados de las elecciones municipales de 1999, el MAS de ser
un partido minoritario e irrelevante desde el punto de vista de su
capacidad de construir coaliciones gubernamentales, se catapulta
espectacularmente en las elecciones presidenciales de 2002,
convirtiéndose en la segunda fuerza electoral y parlamentaria, logrando
35 escaños. En el 2005 de manera inédita logra una victoria electoral
contundente, más allá del 50% y una representación parlamentaria de
137 escaños.
En el segundo caso, fruto del intento gubernamental de Sánchez
de Lozada de vender el gas boliviano a los Estados Unidos por Chile,
se desencadenó una inicial movilización campesina que bloqueó la
salida de visitantes de Sorata. La intervención policial y militar, el 20
de septiembre de 2003, produjo las primeras bajas en Warisata, con
la consiguiente reacción campesina en contra del poder político
incendiando las expresiones locales del Estado y el poder económico,
como son: los juzgados, el centro policial, el Hotel Copacabana y la
representación de PRODEM. Estos eventos, que culminarían semanas
más tarde en el asedio de la multitud indígena de la parte occidental
del país sobre el centro del poder, marcaron la irrupción de los
movimientos sociales en la vida política del país de manera propia y
no mediada, fracturando con una movilización desarmada la estructura
del sistema político boliviano.
En este proceso, tanto el Movimiento Al Socialismo (MAS)
como el movimiento cocalero del chapare cochabambino no fueron los
protagonistas principales; por el contrario, se constituyeron en un
146
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
soporte central de la estructura institucional tradicional. Este rol devino
como consecuencia del objetivo de reducir el impulso de cambio
proyectado desde el occidente, el cual carecía de liderazgo único, hacia
una transición institucional que asegurara el posicionamiento político
del instrumento político.
Esta estrategia se vio reflejada en las elecciones de diciembre
de 2005 en las que frente al desplome de los partidos tradicionales,
el MAS capitalizó la movilización del occidente. Para posibilitar tal
situación, este Movimiento negoció la viabilidad de dichas elecciones
a través de un acuerdo con la elite política tradicional en base a la
realización de una Asamblea Constituyente, en la que se cedió la
“capacidad de veto” a las minorías a través de la fórmula de aprobación
de la Nueva Constitución Política del Estado por la fórmula de dos
tercios (2/3), asimismo aceptó la apertura de las elecciones para
Prefectos departamentales.
En la campaña, el MAS fue articulando rápidamente diversos
componentes que se traducirían en una suerte de “collage programático”
para enfrentar el proceso electoral. Se rescató una visión nacionalista
orientada hacia la recuperación de los recursos naturales, las cuales
estuvieron en el eje de las demandas de los movimientos sociales, donde
los hidrocarburos jugarían un papel estelar, se rescató en igual forma
el poder de los movimientos sociales con capacidad de movilización
y, principalmente, con capacidad de bloqueo gubernamental. Así, se
identificó como actores estratégicos a la Junta Vecinal de El Alto de
La Paz, el movimiento campesino del altiplano norte, los mineros
cooperativistas, magisterio (principalmente rural) y los cocaleros
(principalmente del Chapare). Estos actores, sin embargo, no
compartían ningún proyecto común, en tanto fueron producto de la
efervescencia popular y la agregación multitudinaria de febrero y
octubre de 2003.
147
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
3.2.
La violencia simbólica legítima
Una vez en función de gobierno, el Movimiento al Socialismo
adoptó una visión posmoderna de la política, afincada en la lucha por
el poder simbólico10. El objetivo estratégico de esta lucha simbólica
pasó por la construcción de una identidad indígena y por la difuminación
de la identidad de lo boliviano.
La identidad indígena se construyó a partir una visión retaliatoria
de la política y el poder. Desde el Estado, como institución que detenta
el monopolio de violencia simbólica legítima, en tanto “monopolizador”
de la verdad, se dio vida a los nuevos actores de la arena política: los
movimientos sociales e identidades indígenas, quienes serían los agentes
de la vendeta histórica.
Se trabajó en proyectar una visión legítima del mundo indígena
y de los movimientos sociales, subvirtiendo en la medida de lo posible
el orden simbólico representado por el Estado boliviano, identificado
como el conjunto institucional de bloqueo a las fuerzas del cambio.
Se construyó, de ese modo, un esquema de percepción que colocaba
a los movimientos sociales y naciones indígenas como la base de
legitimación del futuro Estado post Asamblea Constituyente.
En la consecución de tal propósito, definió estratégicamente
debilitar la voluntad del enemigo y construir una nueva identidad
10
García Linera rescata de Bordieu la definición del mundo de las disputas
políticas como un campo donde los sujetos políticos ocupan una posición y
despliegan unas luchas en función del volumen de capital político que poseen
(García; 2005). Desde esta perspectiva las estructuras simbólicas en todas sus
formas (reflexivas, prerreflexivas, discursivas, representables y prácticamente
ejecutables) juegan un papel decisivo.
148
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
indígena, con lo que el objetivo final de asegurar el control total del
aparato público y su reproducción en el poder quedaría asegurado.
En esa medida, de un discurso fuertemente centrado en la
identidad aymara se pasa, como consecuencia de los enfrentamientos
de Cochabamba a principios del año 2007, a un discurso
multinacionalitario o plurinacional. Esta operación le permite al
gobierno proyectar un discurso más amplio orientado a encarar el
escenario definitorio de la Asamblea Constituyente y los posibles actos
plebiscitarios. La identidad aymara, quizás la única con potencial
nacionalitario, consiguientemente, se ve relativizada en el nuevo
espectro discursivo.
Desde el gobierno se impulsó una lucha del poder simbólico
orientado a la creación de dos sentidos colectivos: por una parte, el
de resarcimiento y revancha histórica de la población indígena y, por
el otro, el de incertidumbre, frustración y pérdida de sentido de futuro
del bloque en el poder tradicional, y las clases altas y medias. Esta
operación psicológica dividió subjetivamente al país entre la imagen
de un poder indígena emergente y la configuración de una debilitada
forma de vida democrática.
Para la creación del primer imaginario, se reconstruyó la historia
bajo una etiqueta descolonizadora, mostrando la historia soterrada de
la lucha cultural milenaria, de sus héroes y de sus mitos profundos.
Se proyectó, asimismo, un discurso que mostrará la distribución desigual
del poder como causa de la situación de subordinación y atraso de lo
indígena frente a lo boliviano.
El núcleo de esta estrategia es, sin embargo, la construcción
de la identidad colectiva de “lo indígena”. A través del discurso se
destacan “diferencias notorias” que distinguen y enfrentan a los
indígenas contra otros grupos. Se trata de un proceso de construcción
de “identidad a la contra” (Del Rey Morato; 1997).
Como consecuencia de la elección presidencial de Evo Morales
esta construcción identitaria (López Trigal; 1999) no se la realiza contra
el Estado, por el contrario, esta se impulsa desde el propio gobierno.
Sin embargo, no se trata de una construcción identitaria conquistada
o autogenerada, sino delegada por una nueva elite política, blancoide
- mestiza, que ha tomado el poder y que requiere para su reproducción
constituir una base social de clave étnica como plataforma.
149
Paralelamente, desde el inicio de la gestión gubernamental de
Evo Morales se proyecta una imagen de poder personalizada,
estructurada mediante la palabra y el ejemplo personal (Gardner; 1998),
esto con el objetivo de influir en las conductas, pensamientos y
sentimientos de los sectores indígena populares.
Evo Morales, consiguientemente, personifica la representación
del excluido y esforzado hombre indígena. Utilizando la “historia” del
sometimiento de la población indígena, trata de mostrar con el ejemplo
(trabajar desde las cinco de la mañana y expresar el orgullo indígena)
una reivindicación histórica que lo constituya, de manera personal, en
el instrumento para lograr el resarcimiento de los pueblos indígenas
y originarios.
La historia y el ejemplo, sin embargo, requieren concretizarse
en acciones que muestren su representatividad indígena - popular. La
imagen de poder se construye con cada evento político. El impacto
mediático, por tanto, es la clave maestra de la construcción de este
liderazgo y de la gestión gubernamental. El Presidente no debe estar
solo, debe reflejar que siempre está acompañado por la multitud
(indígena - popular), debe reflejar la imagen del líder y de sus fieles
150
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
seguidores, de ahí que se tracen agendas de visitas permanentes con
diferentes pueblos indígenas y sectores populares.
La religión es, al igual que el de la escuela, uno de los campos
políticos más complejos de ser disputados como instrumento de
dominación simbólica. La religión católica es identificada como el
núcleo del proceso de colonización ejercido sobre la población indígena,
el cual se ha consolidado históricamente en la sociedad boliviana y
es parte de los valores culturales de su población.
En el caso de la construcción del segundo imaginario, se
visibiliza un accionar múltiple orientado a crear un escenario de "caos
controlado” que genere un clima de incertidumbre generalizada. Para
ello, se utilizaron todos los recursos disponibles por el Estado: los
institucionales, los de influencia y de coerción, con el objetivo de
debilitar los recursos de capital del enemigo, esto es su capital
económico, simbólico, social y político.
Entre los recursos institucionales privilegiados se utilizó el
discurso y la formulación de políticas que desestructuren
estratégicamente los campos de reproducción del sentido colectivo de
lo que se conoce como lo boliviano: la escuela y la religión, identificados
como los lugares donde se libra la disputa por los usos sociales de
la cultura, como capital e instrumento de dominación simbólica.
La escuela es consiguientemente un campo de poder donde no
se transmiten conocimientos neutros, sino que, por el contrario, es el
lugar donde se impone la cultura legítima de lo boliviano. La escuela
boliviana reproduce su lengua, historia, héroes, arte, valores religiosos
y democráticos, en suma consolida los referentes simbólicos de la
cultura tradicional; reproduce asimismo las desigualdades sociales y
económicas al diferenciar la escuela pública de la privada (Salazar;
2006)11 y un magisterio rural y urbano.
11
Según Salazar, la pedagogía clasista creó escuelas para los ricos y escuelas
para los pobres, considerando que las elites están predestinadas al cultivo de
las ideas y del espíritu, o a la especulación filosófica, y las clases inferiores
las artes menores y/o técnicas y “populares”.
151
Para encarar la disputa del poder simbólico se intentó
implementar un proyecto descolonizador que borrara las desigualdades
sociales y reconociera privilegiadamente los saberes culturales,
espiritualidad andina e idiomas originarios por encima de los de la
cultura boliviana y occidental. De esa manera, se intentó modificar
las mallas curriculares y fracturar el poder de las unidades académicas
privadas y religiosas en el nivel primario, secundario e incluso en el
universitario, así como afectar los privilegios reconocidos por el Estado
boliviano a la Iglesia Católica (tierras, rol mediador, entre otros).
Complementariamente, utilizando los recursos de influencia,
desde el gobierno se intentó controlar la producción de sentido generada
a partir de los medios de comunicación privados, utilizando para ello
la fuerza discursiva y violencia simbólica proyectada por el Presidente
de la República, quien atacó permanente a los propietarios de dichos
medios, diferenciándolos de los trabajadores de dichas empresas.
Al no conseguirse plenamente los resultados esperados, con el
objetivo de neutralizar la influencia de dichos medios de comunicación
privados en el área rural, se implementó una cadena de radios populares
que trabajan monopólicamente en la construcción de un sentido
colectivo indígena y pro gubernamental. Paralelamente, se fortalecieron
las radios y el canal de televisión estatal, abriendo espacios a la red
de información de TELESUR, y se ingresó en los medios de
152
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
comunicación privados a través de una intensa campaña gubernamental
de spots sobre las políticas gubernamentales y sus logros.
la imagen gubernamental y presidencial, así como promover un nuevo
escenario de confrontación fuera del centro político.
Al afectarse los centros de la cultura nacional boliviana se afectó
la certidumbre sobre una forma de vida asumida como natural la cual
se vio avasallada. A ello se sumaron las medidas que afectaron la
seguridad jurídica de las inversiones y de la propiedad privada, tales
acciones se concentraron en esta etapa en las empresas transnacionales
que vieron reducido su margen de influencia en el país y en ciertos
sectores vinculados a la propiedad de grandes extensiones de tierra
y mineros privados. En igual forma se debilitó el capital económico
de aquellos sectores empresariales vinculados a las exportaciones no
tradicionales, el tensionamiento de las relaciones comerciales
bilaterales y multilaterales fue el factor de quiebre a las iniciativas
empresariales individuales.
Una sintonía del partido gobernante con grupos movilizados
de adherentes políticos que actúan como un difuso movimiento social,
utilizado para enfrentar a grupos opositores, intervenir huelgas y atacar
entidades públicas no oficiales fue otro de los recursos coercitivos
utilizados en la confrontación por el poder. Estas acciones revelan el
uso de recursos coercitivos paraestatales orientados a desmovilizar las
acciones disidentes y de oposición.
La neutralización de las fuerzas del orden fue otro rasgo de
cómo se interpreta el manejo de los recursos coercitivos. Tanto en los
enfrentamientos de Cochabamba, Huanuni y el Chaco, generados por
diferentes motivos, el gobierno neutralizó la intervención de la Policía
Nacional como de las Fuerzas Armadas dejando que el conflicto
político se desplace violentamente hacia el ámbito social. Con ello se
buscó proteger el uso legítimo de la violencia por parte del Estado,
153
3.3.
La resistencia territorial o el centro político desgajado
El centro político no pudo contener la dispersión del poder a
nivel territorial. La centralidad territorial siguió un meteórico recorrido
desencadenado por los eventos de octubre de 2003. La denominada
“agenda de octubre”, comprometió al Presidente, Carlos Mesa, a
impulsar el referéndum vinculante sobre el gas, nueva Ley de
Hidrocarburos y la realización de una Asamblea Constituyente. Este
último, colocó en la agenda política la posibilidad de reorganizar el
Estado boliviano, es decir, la posibilidad de transitar de un tipo de
Estado unitario a otro que desmantele las estructuras de poder
consolidadas históricamente.
La posibilidad de reorganizar el aparato estatal desencadenó
la reacción radical de los grupos de interés económicos y políticos,
principalmente concentrados en la parte oriental del país. Esta reacción
encontró en el modelo de Autonomías un mecanismo de defensa contra
el Estado central, abriendo de esa manera la fisura entre centro y
periferias: el Estado central y las demandas autonómicas de los
departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija.
El momento de irrupción histórica y desplazamiento hacia el
vértice del poder se produce como consecuencia del incremento del
precio de los hidrocarburos, gasolina y diesel, a fines del año 2004.
Esta medida desencadenó la reacción del empresariado cruceño que
a través del Comité Cívico Pro Santa Cruz impulsa una resistencia de
las organizaciones sociales del departamento, las cuales llegaron a
cercar y tomar las instituciones del gobierno central.
154
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
A partir de estas medidas y durante las primeras semanas de
2005 se impulsó la realización de un multitudinario Cabildo en el que
se planteó la conformación de un gobierno autonómico a la cabeza del
Comité Cívico Pro Santa Cruz. Por su magnitud y poder de convocatoria,
este evento marcó un hito en la historia política de Bolivia, pues es
el momento en el que el proyecto autonómico territorial despega como
un movimiento de masas.
por la materialización de la figura del prefecto elegido, a una
reivindicación de masas. De una primera fase defensiva frente al no
cumplimiento de los acuerdos políticos por parte del gobierno, el
Cabildo de diciembre de 2006 marcó una nueva fase en la que se
pretendía tender puentes con los otros departamentos del país, situación
que llevó al gobierno a realizar modificaciones en su cuadro institucional
y reducir la intensidad de la política mediática de confrontación alentada
en función de la construcción de la identidad aymara indígena.
Sus repercusiones se extenderán hasta fines del mismo año, en
el que se realizan las elecciones para Prefectos de departamento
conjuntamente la elección de autoridades nacionales. Esta elección dio
una materialidad limitada al proyecto autonómico y en términos
políticos se convirtió en un muro de contención político e institucional
al proyecto indígena impulsado desde palacio de gobierno.
La consolidación de este proceso, se dio como consecuencia
de la realización del Cabildo del 15 de diciembre de 2006 en el que
participaron alrededor de un millón de personas. Este segundo Cabildo
se inició en el marco de la lucha por el respeto a los dos tercios para
la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado por parte
de la Asamblea Constituyente.
Tal reivindicación movilizó a los departamentos de Santa Cruz,
Pando, Beni y Tarija y de manera no tan contundente a los departamentos
de Cochabamba, La Paz y Chuquisaca. Esta movilización a tiempo de
articular a la oposición política y regional, bloqueó la decisión
gubernamental de controlar de manera absoluta a la Asamblea
Constituyente. En esta misma perspectiva, se constituyó en un
catalizador para la defensa del proyecto de autonomías departamentales.
3.4.
El Ejecutivo y el Legislativo: un campo de poder
desequilibrante
Un campo de poder estratégico en esta confrontación es la
relación entre el ejecutivo y el legislativo. En la relación gobierno oposición la disputa por el control del Parlamento fue fundamental.
La fractura social y política del país que se había ido marcando durante
el primer quinquenio del siglo XXI en Bolivia se vio también reflejada
en la composición del Parlamento. La Cámara de Diputados fue
abrumadoramente copada por el partido en función de gobierno: el
MAS; la Cámara de Senadores, por su parte, posibilitó a la oposición
en su conjunto la construcción de una mayoría relativa en la que se
incluyen PODEMOS, MNR y UN.
El itinerario de este proceso autonómico nos muestra cómo se
produjo el tránsito de un proyecto de la elite departamental, pasando
El primer año de la gestión legislativa permitió al MAS tener
un control total de ambas Cámaras, constituyendo un gobierno de
mayoría. En el caso de la de Senadores, esto lo consiguió merced al
apoyo de Unidad Nacional, partido que durante este periodo intentó
aproximarse al proyecto masista. Sin embargo, la política de
subordinación, implementada por el MAS de manera recurrente con
organizaciones sociales y políticas cercanas, frenó la posibilidad de
negociación buscada por UN. A este bloqueo se sumaron las acciones
155
156
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
desde el gobierno que manifestaban su objetivo de construcción de un
proyecto de poder hegemónico, el cual no necesariamente buscaba ser
consensuado.
capacidad de bloqueo a la gestión gubernamental12, el Parlamento
ingresó en una parálisis decisional, que obligó al Ejecutivo a gobernar
por Decretos, lo que a la postre le abrió otro frente de conflicto con
el Tribunal Constitucional, respecto a la constitucionalidad de ciertas
medidas gubernamentales13.
El segundo año legislativo, fruto del distanciamiento de UN
del gobierno, y tras una negociación entre los partidos de oposición,
en la Cámara de Senadores se conformó una directiva abiertamente
opuesta al gobierno. Unidad Nacional, pese a tener un solo representante
en esta Cámara logró hacerse de la Presidencia, en tanto ese único voto
representaba el factor de desequilibrio para la conformación de una
mayoría relativa.
Este nuevo alineamiento desembocó en la conformación de un
“gobierno dividido”(Thurber; 1995). El Ejecutivo al perder el control
de la Cámara de Senadores, vio frenadas o demoradas sus iniciativas
legislativas, abriéndose un nuevo frente de confrontación política. Tal
situación llevó al gobierno a intensificar un discurso simbólico virulento
contra la oposición, acudiendo a una suerte de “judicialización de la
política y criminalización de la oposición” como recursos para
neutralizar la acción de sus oponentes.
La oposición, por su parte, privilegió la función fiscalizadora
de la Cámara de Senadores antes que las legislativas o de gestión de
demandas ciudadanas. Gracias a su nuevo alineamiento, cuestionó
sistemáticamente las políticas gubernamentales y la actuación de las
principales autoridades de gobierno, llegando en algunos casos a la
aprobación de la censura a los Ministros del Gabinete, sanciones
morales que en su ultimidad no consiguieron la destitución de éstos
por parte del Presidente.
Al perder el gobierno la fluidez legislativa necesaria para su
política de impactos mediáticos recurrentes y al ganar la oposición una
157
4.
La Asamblea Constituyente: la sincronicidad de los
conflictos
En el último tramo de la Asamblea Constituyente, los proyectos
de poder han visibilizado sus estrategias y recursos. El proyecto de
poder del MAS ha planteado cuatro temas estratégicos para la
reorganización territorial e institucional del Estado: el Estado
plurinacional, el territorio y la propiedad de los recursos naturales por
parte de las naciones indígenas, y el Poder Social.
El Estado plurinacional, siguiendo con la lucha del poder
simbólico trata de eliminar todo referente geográfico y de organización
territorial del Estado Republicano boliviano. Descodifica las anteriores
inscripciones territoriales y las sustituye por una inscripción indígena,
la cual al mismo tiempo borra la identidad del individuo identificado
como boliviano, subalternizándolo a las nuevas entidades colectivas,
fracturando de ese modo el criterio de igualdad democrática, en tanto
lo individual es inferior a lo colectivo. La propiedad del territorio y
12
La compleja elección de autoridades jerárquicas y del Poder Judicial y el
estancamiento de los juicios de responsabilidad son el reflejo de esta situación.
13
El gobierno identificó como un recurso institucional fundamental el control
del Poder Judicial, como un mecanismo que le permitiría arrinconar a los
representantes de la oposición política.
158
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
"OPINIONES Y ANÁLISIS"
de los recursos naturales igualmente es particular, pues está orientada
a titularizarlas a favor de las nuevas naciones indígenas, anulando de
este modo el criterio de bien público, es decir, de aquel que pertenece
y debe servir a los bolivianos de manera indiferenciada.
entre el oriente y sur del país con la parte occidental. Sin embargo,
este recurso es altamente sensible, pues devela la dimensión e intensidad
de la lucha por el poder, la cual no sólo se restringe a la titularidad
del poder (quién manda y cómo lo hace), sino a un desplazamiento
espacial del centro político, desde el occidente al sur del país.
El Poder Social, por otra parte, fractura el núcleo político del
Estado democrático. Desconoce el diseño de los pesos y contrapesos
interórganos formulados para controlar y distribuir el poder, con esta
operación si bien formalmente se mantienen el órgano legislativo y
judicial, se crea una nueva entidad por encima de ellas, subordinándolas
y subalternizándolas a los movimientos sociales. Lo que no se ha
explicitado, en este caso, es la propuesta de reelección del Presidente
de la República, la cual permitiría cerrar este círculo estratégico de
rediseño institucional, orientado a la concentración masiva del poder
en un solo hombre: el Presidente.
En este contexto, el peligro que se cierne sobre la República
es inminente. Los escenarios previsibles de este conato por el poder
muestran una tendencia más proclive a la confrontación que al diálogo.
En este sentido, más allá de los resultados de la Asamblea Constituyente
y de la forma cómo los actores políticos y regionales utilicen sus
recursos para alcanzar sus objetivos, hoy en día se puede constatar que
lo único que se ha logrado en este intenso proceso político de lucha
por el poder simbólico es construir un país escindido, sobre cuya base
es difícil pensar en la construcción de una comunidad política unificada.
Por otra parte, la propuesta de un Estado Social y Democrático
que incluye el reconocimiento de las autonomías departamentales,
defendida por los constituyentes de PODEMOS, al no contar con el
apoyo suficiente el seno de la Asamblea Constituyente, no ha logrado
constituirse en una alternativa nacional frente a la propuesta del partido
gobernante. El proyecto autonomista, consiguientemente, ha traspasado
el escenario de la Asamblea Constituyente, retornando al nivel territorial
departamental.
Los aprestos de los Comités Cívicos departamentales y las
Prefecturas de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, organizados a través
de la Junta Autonómica, revelan su disposición a resistir el intento de
imposición del proyecto plurinacional. En el intersticio de esta
polarización emerge el tema del traslado de la Sede de Gobierno a la
ciudad de Sucre como un instrumento que obligue una negociación
159
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en el mes de junio de 2007, en los Talleres de
Artes Gráficas Editorial "Garza Azul"
Teléfono 2232414 - Casilla 12557
La Paz - Bolivia
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