Software - Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva

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ANÁLISIS TECNOLÓGICOS Y PROSPECTIVOS SECTORIALES
ANÁLISIS DE
DIAGNÓSTICO
TECNOLÓGICO
SECTORIAL
SOFTWARE Y SERVICIOS
INFORMÁTICOS
Responsable:
ANDRÉS LÓPEZ
MARZO 2013
Colaboradores:
DANIELA RAMOS
MARZO 2013
1
AUTORIDADES
■
Presidenta de la Nación
Dra. Cristina Fernández de Kirchner
■
Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva
Dr. Lino Barañao
■
Secretaria de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva
Dra. Ruth Ladenheim
■
Subsecretario de Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva
Lic. Fernando Peirano
RECONOCIMIENTOS
Los estudios de Análisis de Diagnóstico Tecnológico Sectorial fueron coordinados, supervisados y revisados por la Mg. Florencia Kohon, el Lic. Gustavo Baruj y el Lic. Fernando Porta. Colaboró con la edición el Lic. Sebastián Spector.
Se agradece a los diferentes actores del sector gubernamental, del sistema científicotecnológico y del sector productivo que participaron de los distintos ámbitos de consulta del Proyecto. No habría sido posible elaborar este documento sin la construcción
colectiva de conocimientos.
Por consultas y/o sugerencias, por favor dirigirse a [email protected]
El contenido de la presente publicación es responsabilidad de sus autores y no representa la posición u opinión del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.
COMPLEJO
PRODUCTIVO:
SOFTWARE
Y
SERVICIOS
INFORMÁTICOS
1. PROCESOS PRODUCTIVOS PRINCIPALES Y TECNOLOGÍAS
EMPLEADAS
1.1.
Procesos productivos
La industria de software y servicios informáticos (SSI) provee productos y servicios. Si
bien no siempre es posible trazar una delimitación precisa entre las dos categorías, y
muchas de las empresas del sector ofrecen una combinación de ambas, hay algunos
rasgos diferenciales que deben tenerse en cuenta.
Los ingresos generados por el desarrollo de productos de software provienen,
mayoritariamente, de la venta de licencias para su uso dentro de una organización o a
nivel individual. En algunos casos, la firma desarrolladora provee algún tipo de
servicio asociado al software (actualización de las versiones, soporte técnico,
mantenimiento, etc.) que puede estar incluido dentro del contrato de licencia o
comercializarse de manera independiente.
Es posible abrir el segmento de productos de software en dos grandes grupos:
soluciones empresariales y productos empaquetados de mercado masivo. Las
primeras generalmente exigen, en mayor o menor medida y de acuerdo a su
complejidad, algún grado de personalización o adaptación a los requerimientos
específicos de la organización en la cual van a ser implementadas.
En tanto, los servicios informáticos incluyen actividades tales como testeo,
implementación, instalación, integración y mantenimiento de software, diseño y
desarrollo de soluciones a medida, consultoría, capacitación, seguridad y calidad,
mantenimiento y soporte de infraestructura informática, entre otros.
4
La línea entre ambos grupos es móvil; como ejemplo, la idea del software como
servicio, vinculada al modelo “application service provider”, implica que, en lugar de
comprar una licencia, la empresa accede remotamente a un software mantenido por
la empresa desarrolladora en sus propios servidores, siendo que esta última provee
el servicio de mantenimiento, operación diaria, y soporte del software.
Adicionalmente, también existe el software que viene incorporado en distintos tipos
de maquinarias, equipos y dispositivos de consumo, conocido como software
embarcado o embebido (embedded software). Este software puede ser desarrollado
in house por los propios productores de los bienes en los cuales se incorpora o bien
por empresas independientes.
En cuanto a la cadena sectorial, siguiendo a Bitzer (1997), se pueden distinguir dos
etapas básicas: i) desarrollo: esta es la fase realmente “creativa” del proceso
productivo e involucra los siguientes pasos: conceptualización, análisis de
requerimientos, diseño de alto nivel (estas tres son aquellas actividades en las cuales
se concentra la generación de las rentas innovativas del sector), diseño de bajo nivel,
codificación, testeo y soporte técnico.
Se trata de una actividad intensiva en trabajo calificado y con requerimientos
generalmente bajos en términos de capital físico; ii) producción: consiste en la
reproducción de los programas desarrollados en la fase previa en forma de soportes
materiales -cd, etc.- (al presente, con la difusión de Internet, esta etapa está
perdiendo importancia relativa, ya que la venta de software se hace mayoritariamente
a través de medios electrónicos). Generalmente, cuando se analiza la industria de SSI
el interés está concentrado en la primera de las fases descriptas, y este trabajo sigue
el mismo criterio.
5
Otra manera de conceptualizar la cadena sectorial en SSI es la siguiente:
Investigación
de producto
Adquisición de
componentes
Desarrollo
de producto
Documentación
de usuario
Producción y
embalaje
Marketing
Implementación
Capacitación y
certificación
Mantenimiento
y soporte
Operaciones
Línea siguiente
Reposición
Fuente: Pussep et al. (2011).
Una aplicación de este marco a una pequeña muestra de firmas alemanas de la
industria SSI muestra que el nivel de integración vertical en este sector es
relativamente alto (entre 70% y 80% de las operaciones) -Pussep et al. (2011)-. Esto
revela que existen límites a la subcontratación y la desintegración de operaciones en
este sector, que provienen fundamentalmente de factores tales como la dificultad
para definir módulos específicos y/o especificaciones concretas, así como de la
posibilidad de que el subcontratista puede quedarse con parte o todo el
conocimiento adquirido en el desarrollo del programa o sistema en cuestión y
convertirse en un potencial competidor (Bitzer, 1997; Torrisi, 1998).
Sin embargo, como es bien sabido, la tercerización de procesos en la industria de SSI
ha venido expandiéndose a ritmo acelerado en los últimos años. En muchos casos,
esta tercerización es llevada adelante por firmas de países centrales que buscan
capital humano con costos salariales competitivos en naciones emergentes. Si bien
inicialmente este movimiento abarcaba las fases de carácter más rutinario (diseño de
bajo nivel, codificación, testeo, soporte técnico), crecientemente comenzó a incluir
etapas más complejas.
En cualquier caso, considérese que el grueso de estas operaciones de offshorización
son intra-corporación (lo cual se refleja en las elevadas cifras de comercio intra-firma
6
de servicios de SSI en los Estados Unidos). En tanto, investigaciones realizadas en la
Argentina muestran que las filiales locales de multinacionales de SSI instaladas en el
país son muchas veces renuentes a tercerizar parte de sus procesos, en gran medida
por las razones mencionadas previamente y también en parte por la dificultad en
hallar empresas locales capaces de desarrollar actividades tecnológicamente
complejas en ciertas áreas (López y Ramos, 2008).
1.2. Tecnologías empleadas
El sector SSI (tanto en el segmento de productos como en el de servicios) es
intensivo en trabajo calificado. Datos de la industria de SSI argentina indican que más
del 70% de los costos del sector corresponden a gastos en personal (OPSSI, 2012b).
Las tecnologías “duras” empleadas son casi exclusivamente equipos de hardware
vinculados a informática y comunicaciones. Todos los trabajadores de la industria
tienen acceso a dicho hardware, ya que es una condición sine qua non para
desarrollar sus tareas. En este sentido, el grado de sustitución de técnicas en el
sector es bajo o nulo.
Respecto del grado de calificación de los empleados del sector, el dato más reciente
proviene de OPSSI (2012b), en base a una encuesta a firmas del sector. Se observa
que el 70% del personal tiene estudios universitarios de grado (38% completos y
31% incompletos, más 1% con estudios de posgrado), otro 14% tiene estudios
terciarios (tecnicaturas universitarias y no universitarias) y finalmente un 15% cuenta
con secundario completo (gráfico 3).
7
Gráfico 3. Perfil de empleo en el sector de SSI en la Argentina
Magister y
Doctorado
Completo; 1%
Sin Instrucción,
Primario
Incompleto o
Completo; 1%
Secundario
Completo; 15%
Terciario No
Universitario
Completo; 7%
Universitario
Completo; 38%
Universitario
Incompleto;
31%
Tecnicatura
Universitaria;
7%
Fuente: OPSSI (2012b).
Es interesante contrastar estos datos con los que surgen de un trabajo previo
(Observatorio
PyME-OPSSI,
2008),
que
mostraba,
con
datos
de
2007,
aproximadamente el mismo nivel de personal con estudios universitarios (72%), pero
con un reparto 44% - 27% entre estudios completos e incompletos (sugiriendo
además que la estructura de empleo “ideal” desde el punto de vista de los objetivos
de las firmas hubiera sido 52-18%).
Si bien ambas encuestas no son estrictamente comparables (la de 2007 era sólo a
PyME), los datos en conjunto muestran un fenómeno que otra numerosa evidencia
empírica también sugiere, esto es, que ante el rápido ritmo de crecimiento de la
demanda laboral en este sector y el rezago en el crecimiento de la oferta, las firmas
8
han debido crecientemente recurrir a contratar estudiantes universitarios (pese a que
idealmente preferirían tomar empleados con formación completa), los cuales, y éste
es un dato importante, muchas veces abandonan sus estudios antes de finalizar o
alargan demasiado su carrera.
Más aún, algunos referentes del sector argumentan que la bajísima presencia de
personal con estudios de posgrado limita el alcance y complejidad de los procesos
productivos e innovativos en este sector. El gráfico siguiente ilustra este déficit a
través del contraste entre Argentina y Estados Unidos en cuanto a personal dedicado
full time a actividades académicas en ambos países.
Gráfico 4. Estudiantes de posgrado y asistentes de investigación involucrados en
actividades académicas full time, por área, en Estados Unidos (2008) y Argentina
(2009)
Fuente: Zukerfeld (en prensa).
En contraposición con esta visión, otros autores han sugerido que en la práctica no
hay una asociación clara entre tener un título universitario y poseer las competencias
técnicas que permiten desarrollar tareas complejas (Borello et al., 2005). En paralelo,
se remarca la relevancia del learning by doing, la experiencia y la interacción con
9
otros desarrolladores de software (Robert, 2006) y de la creatividad, que no se
adquiere usualmente a través de estudios universitarios, como condición para
desempeñarse en ciertos tipos de puestos (Zukerfeld et al., 2011).
Algo similar señala Casaburi et al. (2003), quien destaca que, en el sector informático,
existe un gran número de personas que no han asistido a cursos formales
universitarios, pero que están calificados de la misma forma que los egresados para
desempeñarse en el mundo laboral debido a que existen fuentes extracurriculares,
como los certificados internacionales o la capacitación en el trabajo, por lo que la
competencia se da entre personas con y sin formación universitaria en los mismos
segmentos del mercado de trabajo.
Por otra parte, la capacitación en el puesto de trabajo es reconocida a nivel
internacional como la forma más usual de entrenamiento de los trabajadores en el
sector de las TIC -Tecnologías de la Información y la Comunicación- (OECD 2006), en
parte porque ésta ofrece ciertas habilidades específicas y otro tipo de competencias
no técnicas como la habilidad para trabajar en grupo, resolver problemas, adquirir
capacidad de gestión, llevar a cabo prácticas de negociación, manejar proyectos, etc.
Por cierto, podemos pensar que en realidad no son visiones contrapuestas sino que
se refieren a distintos tipos de posibles actividades dentro del amplio universo de la
industria SSI, algunas de las cuales pueden desarrollarse por personal no
universitario, otras por personas creativas que no necesariamente tienen títulos de
posgrado, y finalmente otras que sí requieren del conocimiento de metodologías de
investigación complejas, que se suelen adquirir en programas académicos formales.
1.2. Mapeo institucional y territorial
La principal asociación empresarial representativa del sector es la Cámara de
Empresas de Software y Servicios Informáticos (CESSI), creada en 1990 como
resultado de la fusión de otras dos cámaras. Al presente CESSI cuenta con más de
10
350 empresas e instituciones afiliadas, incluyendo 25 organizaciones regionales y
provinciales que, a su vez, representan a otras 400 firmas (ver cuadro 1).
Cuadro 1. Organizaciones regionales y provinciales representativas del sector SSI
Buenos Aires
Asociación de Tecnología de la Información y Comunicación de Mar del Plata
(ATICMA)
Distrito Informático Gran La Plata
Parque Científico Tecnológico – Polo Informático UNICEN
Polo IT La Plata
Polo Tecnológico Bahía Blanca
Cámara de Empresas del Polo Informático de Tandil
Chaco
Polo IT Chaco
Ciudad de Buenos Aires
Polo IT Buenos Aires
Córdoba
Clúster Tecnológico Córdoba
Corrientes
Polo IT Corrientes
Jujuy
Clúster Jujuy
Mendoza
Polo TIC Mendoza / IDITS
Neuquén
Clúster Infotech Neuquén
Río Negro
Clúster Tecnológico Bariloche
Salta
Cámara Informática del Noroeste Argentino (CIDNOA)
San Juan
11
Cámara Sanjuanina de Empresas de Tecnología de Información y Comunicación
(CASETIC)
San Luis
Parque Informático La Punta
Santa Fe
Cámara de Empresas de Desarrollo Informático (CEDI Rafaela)
Cámara Informática de Sunchales
Clúster TICs Rosario
Clúster TIC Santa Fe
Consejo TIC Santa Fe en representación de Polo Tecnológico Rosario, Clúster TICs
y CEDI Rafaela
Polo Tecnológico de Rosario
Santa Fe - Chaco - Formosa - Corrientes y Misiones
Cámara de Empresas Informáticas del Litoral (CEIL)
Tucumán
Asociación de Empresas Tucumanas de Tecnología de la Información (AETTI)
Clúster Tucumán Technology
Fuente: CESSI.
La CESSI es una asociación empresaria muy dinámica y tiene una activa participación
en distintos ámbitos de debate en el campo de las políticas públicas. De hecho, viene
interactuando con el gobierno nacional con el fin de discutir las mejores maneras de
promover el desarrollo del sector ya desde el año 2004, con el lanzamiento del Foro
de Competitividad Sectorial, de donde surgió un plan estratégico 2004-2014 y que
funcionó en paralelo con los debates por la Ley de Software sancionada en ese
mismo año.
En particular, CESSI ha estado muy activa en el lanzamiento de iniciativas vinculadas
a la capacitación de mano de obra (como veremos más abajo, la principal restricción
competitiva para el sector), tanto a través de campañas de información y motivación,
como mediante el lanzamiento de planes de capacitación (por ejemplo el programa
Empleartec, desarrollado junto con el MTEySS). También ha estado vinculada a otras
12
iniciativas en materia de exportación, desarrollo tecnológico, estímulo al estudio de
carreras universitarias TIC, generación de financiamiento, entre otras.
CICOMRA (Cámara de Informática y Comunicaciones de la República Argentina) es la
otra cámara relevante del sector, en donde tienen representación fundamentalmente
las grandes empresas internacionales.
A nivel sub-nacional, prácticamente en todas las regiones del país en las que existe
cierta aglomeración de empresas de SSI -y en general alguna institución educativa
relacionada con el área- ha habido algún intento por desarrollar redes de
vinculaciones, ya sea a través de la conformación de foros, agrupaciones de
empresas, polos o clusters. En general, estas iniciativas son muy recientes y
muestran diferentes grados de avance y complejidad en su trama de interrelaciones.
Los casos que han tenido mayor desarrollo son los de Córdoba y Rosario (ver López
et al., 2009).
La participación activa que están teniendo algunas universidades y ciertos acuerdos
que se han establecido con el sector productivo en materia de formación de recursos
humanos y creación de centros de excelencia son todos indicios alentadores en
cuanto a la constitución de redes regionales en torno a este sector.
De todos modos, la evidencia sugiere que se ha avanzado bastante en el plano
institucional y en la conformación de algunas entidades e instituciones de apoyo,
pero que estos proyectos no han alcanzado aún un grado de madurez importante en
tanto que sus acciones al interior de los clusters o polos están orientadas
básicamente a la implementación de políticas, sin contar con la densidad de
vinculaciones que son esperables en la conformación de un clúster (esto vale incluso
para los casos de Córdoba y Rosario), ver López et al., 2009.
Pese a esto, se trata de iniciativas aún muy incipientes por lo que pensamos que es
prematuro arribar a conclusiones acerca del grado de éxito de estos proyectos que
13
sin dudas constituyen uno de los hitos más interesantes del desarrollo reciente del
sector de SSI en la Argentina.
En cuanto a centros de investigación, hay varios de buen nivel internacional (LIFIA en
la UNLP, FAMAF en la UNC, el Departamento de Computación en la FCEN-UBA, los
grupos existentes en la UNICEN, etc.), aunque salvo excepciones, están poco
vinculados con el mundo empresario.
Finalmente, cabe mencionar el caso de una institución nueva que está desarrollando
un activo trabajo en materia de vinculación tecnológica y formación de capital
humano: la Fundación Sadosky. La misma es una institución público-privada
presidida por el Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación
y cuyos vicepresidentes son el presidente de CESSI y el presidente de CICOMRA.
Entre los proyectos de vinculación que actualmente maneja la Fundación cabe citar el
proyecto
SARPA
(Sistema
Argentino
de
Reconocimiento
de
Patentes
de
Automotores), creado por convenio con el Ministerio de Seguridad, que tiene como
objetivo obtener una solución local de costo reducido en el área de reconocimiento
de patentes de automotores y promover el acercamiento entre PyME y grupos de
investigación (este proyecto es parte de los llamados proyectos Faro, que apuntan a
áreas que generan interés y tracción en el sistema científico, negocios para empresas
nacionales y cuentan con un cliente de lanzamiento, es decir con una o más
instituciones estatales o privadas interesadas en que se realice este desarrollo).
La Fundación también está trabajando en el fortalecimiento del sistema científico
local que trabaja en temas de seguridad y de las capacidades tecnológicas en
seguridad informática de las empresas y el Estado, fomentando una mayor
interacción entre el ámbito académico y el ámbito productivo.
Asimismo, está desarrollando el proyecto “Quién es quién”, que contendrá una base
de datos propia y referencias a bases de datos externas con información sobre
grupos de investigación, empresas que hacen investigación y desarrollo (I+D), y
14
personas que estén trabajando en alguno de estos ámbitos, junto con información de
experiencias exitosas de colaboración. Será además una plataforma de innovación
abierta para que se puedan canalizar ideas innovadoras en estas temáticas.
15
2. ORIGEN Y CARACTERÍSTICAS DE LOS BIENES DE CAPITAL
MÁS RELEVANTES
Como se dijo antes, los bienes de capital empleados en este sector consisten
fundamentalmente en hardware informático (pc, notebooks, servidores, equipos de
almacenamiento, etc.) y de comunicación y transmisión de datos (telefonía, routers,
switches, etc.).
En el caso de las computadoras, la participación de la producción nacional en las
ventas locales pasó de más de 80% en los años 2003 - 2005 a menos de 70% en
2011 (datos de CAMOCA). Este cambio refleja fundamentalmente las modificaciones
en la demanda, con un mayor uso de portátiles vis a vis computadoras de escritorio
(de menos de 15% en 2007 a 50% en 2011), siendo que la participación nacional en
la producción de notebooks es apenas del 20%. En cualquier caso, esta producción
nacional se basa casi exclusivamente en componentes importados y en ningún caso
involucra actividades de diseño o investigación locales.
Al presente, resulta muy difícil pensar en oportunidades de sustituir componentes
críticos o desarrollar localmente investigación en el área de hardware informático y
de comunicaciones debido a restricciones de escala en el marco de los actuales
esquemas de fragmentación productiva a nivel global, entre otras cuestiones.
16
3. BRECHA SECTORIAL RESPECTO DE LAS MEJORES PRÁCTICAS
INTERNACIONALES
Si bien no hay datos duros disponibles al respecto, parece haber coincidencia en que
no hay brechas relevantes en materia de productividad de la fuerza laboral en la
industria de SSI local vis a vis competidores internacionales. Esto se debe tanto a la
disponibilidad de capital humano a buen nivel, como al manejo de tecnologías
actualizadas por parte de las empresas. Dicho esto, digamos que la cuestión de la
productividad es relevante en ciertos tramos de esta industria, pero no tanto en otros,
en donde resultan más importantes otros factores tales como creatividad, capacidad
de resolución de problemas, etc.
Según las personas consultadas para este informe y el consenso bastante amplio
existente a nivel local, la Argentina parece estar relativamente bien posicionada a
nivel internacional en estas últimas áreas.
Los indicadores de comercio disponibles avalan en cierto modo la idea de que la
Argentina está bastante alineada con las mejores prácticas internacionales,
considerando su buena posición en materia de penetración y competitividad revelada
en los mercados internacionales. Si bien las cifras respectivas son aún bajas (poco
más del 0,5% en 2009), Argentina casi duplicó su participación en el mercado
mundial entre el 2000 y dicho año. Asimismo es, después de Uruguay, el país con
mejor índice de ventajas comparativas reveladas en la región (López y Ramos, 2011) y
era en 2010 el primer exportador en toda América Latina.
En cuanto a la comparación con Brasil, hay coincidencia que, dado el gran tamaño del
mercado interno brasileño y el papel que juega el Estado como comprador de
tecnología, la industria de aquel país está mucho más orientada al mercado interno
que su similar argentina. En tanto, es posible que existan diferencias en materia de
competitividad entre ambas industrias en función de sus distintos perfiles de
especialización.
17
Ahora bien, parecen existir algunos condicionantes externos que estarían limitando la
competitividad de la industria, a saber:
a)
Informantes consultados para este estudio sugieren que parece haber
un cierto retraso en materia de equipamiento informático, considerando
las restricciones a la importación impuestas recientemente.
b)
Hay limitaciones en cuanto a la velocidad de Internet, que podrían
resolverse si existieran más enlaces a la red troncal mundial.
c)
Si bien la Argentina es bien considerada en cuanto a disponibilidad y
experiencia de su fuerza laboral, no ocurre lo mismo en cuanto a la
calidad de su educación (A.T. Kearney, 2011), lo cual deriva de su débil
performance en los exámenes tomados en el marco del Program of
International
Student
Assessment
(PISA)
de
la
OECD
(http://www.oecd.org/pisa/). Esto podría significar un deterioro a futuro de
la calidad de su fuerza de trabajo con el consecuente impacto sobre la
productividad del sector.
18
4.
GRADO
DE
HETEROGENEIDAD
INTRASECTORIAL
Y
ASIMETRÍAS ENTRE ESLABONES
En cuanto al tamaño y origen del capital de las empresas, a grandes rasgos, el sector
de SSI argentino puede caracterizarse como integrado por tres grupos de firmas
(excluyendo microemprendimientos y empresas unipersonales):

Un
relativamente
pequeño
número
de
empresas
de
gran
tamaño,
mayoritariamente de capital extranjero, dedicadas principalmente a la
comercialización de productos extranjeros y la prestación de servicios
informáticos para grandes clientes -tanto para el mercado local como externo-.
Dentro de este grupo se encuentra buena parte de las empresas más
importantes a nivel mundial. Siguiendo a SICPME (2004), aquí se incluyen, por
ejemplo, representantes de casas matrices extranjeras con escasa generación
de valor agregado local, elaboradoras de aplicaciones o desarrollos a medida y
proveedoras de servicios de consultoría u outsourcing para el Estado y
grandes clientes.

Un conjunto de firmas de capital nacional de tamaño mediano que desarrollan
software y prestan servicios informáticos para el mercado interno y que
también exportan.

Un muy numeroso y heterogéneo conjunto de empresas locales, muchas de
ellas relativamente jóvenes, de tamaño pequeño, dedicadas tanto al desarrollo
de productos de software local como a la provisión de servicios informáticos
diversos para el mercado local. Una parte importante de estas empresas en
realidad sobrevive atendiendo demandas variadas, dada la dificultad que
tienen para encontrar nichos sustentables de especialización.
Si bien no hay indicadores de productividad disponibles que permitan estimar
diferenciales entre estratos o tipos de firmas, existen datos de facturación por
empleado para diversos modelos de negocios en Argentina (gráfico 5). Se observa
claramente que las firmas con mayor nivel de ventas por empleado son las que
venden licencias e implementan productos de terceros (esto es, no desarrollan
19
productos propios), seguidas de las que venden productos propios. Los servicios son
los menos rentables según este indicador.
Gráfico 5. Ventas por empleado para distintos modelos de negocios empresarios,
Argentina (segundos semestre, 2010)
Licencias, integr. e impl. de prod. de terceros
71,1
51,4
Licencias, integr. e impl. de prod. propios
Soporte TI
44,2
37,2
E-business
Outsourcing
34,5
33,3
Desarrollo software a medida
0
10
20
30
40
50
60
70
80
Miles de dólares
Fuente: OPSSI (2010)
En cuanto a empresas líderes, en Argentina operan varias de las mayores firmas
globales de la industria SSI y afines (IBM, HP, Accenture, Intel, Motorola, SAP,
Google, Tata, etc.). Ahora bien, aunque estas empresas pueden en ciertos casos
desarrollar algunas actividades relativamente complejas y de mediano valor agregado
en el país (por ejemplo IBM), es sólo en el caso de INTEL en donde realmente se
desarrollan actividades innovativas en la filial argentina.
En tanto, hay ejemplos de empresas locales que han generado productos altamente
innovativos a escala mundial (Fuego, Core Security Technologies) y otras que se han
destacado como proveedoras de servicios en el mercado internacional (Globant,
ASSA, Prominente).
20
En cuanto a especializaciones, entre los desarrolladores locales de productos de
software se observa una tendencia hacia las áreas de contabilidad y gestión
empresarial, puesto que en estas actividades la cercanía cultural y el conocimiento
del mercado, la legislación y las prácticas comerciales suelen ser atributos muy
importantes.
Entre los productos más difundidos se encuentran las aplicaciones de tipo ERP
(Enterprise Resource Planning)1, seguidas por otras orientadas al manejo de compras
y proveedores y a la gestión contable. En los últimos años, han ido apareciendo otras
aplicaciones relacionadas con aseguramiento de la calidad, CRM (Customer
Relationship Management)2, marketing interactivo, etc.
Dentro del segmento de desarrollo de productos de software, también hay un grupo
numeroso de empresas dedicadas a la producción de software de tipo vertical, que
atienden determinados sectores o problemáticas específicas -turismo, salud,
finanzas, etc.-. Otras empresas que se incluyen en este segmento de productos son
las desarrolladoras de videojuegos para computadoras y teléfonos celulares (gaming).
Asimismo, existe un número considerable de empresas que desarrollan actividades
vinculadas al e-learning, incluyendo el desarrollo de plataformas.
En tanto, presumiblemente son muy pocas las empresas que se dedican a desarrollar
y vender productos o desarrollar software de base y utilitarios (herramientas de
programación, antivirus, sistemas operativos, etc.) en el país. Una excepción notable
a esta tendencia es la de la mencionada firma local Core Security Technologies, que a
partir del desarrollo de un programa de software de seguridad informática innovador
logró un fuerte éxito exportador, incluyendo el mercado estadounidense, donde la
empresa radicó su casa matriz (López y Ramos, 2008).
1
Los ERP son sistemas de gestión de información que integran y automatizan muchas de las prácticas
de negocio asociadas con los aspectos operativos o productivos de una empresa. Se trata de sistemas
integrales compuestos por diferentes partes que componen una única aplicación (producción, ventas,
compras, logística, contabilidad, inventarios, sueldos, etc.).
2
Los CRM son sistemas orientados a la administración de la relación comercial con los clientes de una
empresa.
21
En el área de servicios, tradicionalmente las empresas argentinas de SSI cubrían
rubros tales como implementación de paquetes de software, consultorías, soporte y
mantenimiento o desarrollos a medida. También hay un grupo nutrido de empresas
que brinda diversas clases de servicios vinculados a Internet, desde el desarrollo y
mantenimiento de páginas web, hasta educación a distancia.
Asimismo, existen numerosos emprendimientos, generalmente de tamaño pequeño,
vinculados al desarrollo de software libre (open source). De ese universo, nos interesa
particularmente destacar el caso de las empresas que se dedican al desarrollo de
software a medida y la prestación de servicios informáticos asociados, puesto que es
uno de los segmentos que se ha mostrado más dinámico en los últimos años.
Por otra parte, también es importante mencionar al sector desarrollador de “software
embebido”. En la Argentina, existen cerca de 900 empresas de electrónica. Esta
industria se basa en la microelectrónica, la nanoelectrónica, la optoelectrónica y otros
componentes asociados, y tiene un rol muy relevante puesto que produce el soporte
físico principal de las TIC. Algunas estimaciones indican que cerca del 80% de las
firmas del sector -unas 700 empresas- incorpora algún tipo de sistema de software a
sus equipos, en algunos casos desarrollados in house y en otros a partir de terceras
empresas o profesionales independientes. Sin embargo, no hay datos que permitan
evaluar el alcance de este sector en términos, por ejemplo, de sus niveles de
facturación (López y Ramos, 2008).
22
5. IDENTIFICACIÓN DE TECNOLOGÍAS O CONOCIMIENTOS QUE
CONSTITUYEN BARRERAS A LA ENTRADA
Las economías de escala pueden actuar como barreras a la entrada para algunos
segmentos del sector, por ejemplo, cuando se trata de desarrollar proyectos que
requieren un alto número de personal disponible. Para ilustrar, según datos de
Tholons (2010), la escala máxima para el desarrollo de este tipo de proyectos es de
16.000 personas en la India, 4.000 en Filipinas y sólo 2.300 en Argentina (aunque este
valor es superior al de Colombia y Chile, por ejemplo, con 1.500 y 1.000 personas,
respectivamente).
En tanto, como es bien sabido, las grandes firmas internacionales usan
intensivamente licencias y patentes para proteger sus productos y tecnologías. Sin
embargo, esto no pareciera constituir una restricción fuerte para el ingreso al sector
por parte de las firmas locales (aunque pudiera serlo si estas últimas intentaran
competir en base al desarrollo de tecnologías novedosas a escala global).
La existencia de soluciones open source es un factor que contribuye a atenuar este
problema, a la vez que las firmas propietarias de tecnologías clave tienen el interés de
desarrollar clientes que utilicen las mismas y usualmente establecen relaciones de
cooperación con firmas locales que desarrollan aplicaciones para sus plataformas
tecnológicas, implementan e integran sus soluciones, etc.
También son relevantes en algunos casos -por ejemplo, dentro del mercado del
software factory y del outsourcing- las certificaciones de calidad. Además de las más
generales, del tipo ISO, existen algunas específicas para software, como las que
otorga el Software Engineering Institute, basadas en los modelos CMM y las
modernas CMMI3, ambas destinadas a la evaluación de procesos para el desarrollo,
3
Los problemas -y consecuentes costos en términos de dinero y tiempo- generados por la falta de
adecuados sistemas de ingeniería de software, que garantizaran calidad, confiabilidad y predictibilidad
en los programas desarrollados, llevaron en 1984 a establecer en los Estados Unidos el Software
Engineering Institute (SEI) en la Universidad Carnegie-Mellon, con financiamiento federal y patrocinio del
Departamento de Defensa (principal usuario de software en aquel país). Entre otras iniciativas destinadas
a mejorar este estado de cosas, el SEI desarrolló el llamado Capability Maturity Model (CMM). Dicho
23
mantenimiento y operación de sistemas de software. En el cuadro 2 se presenta
información acerca de la cantidad de certificaciones CMMI obtenidas por país -este
dato incluye las certificaciones alcanzadas tanto por empresas locales como por
filiales de transnacionales-. Se trata de números que deben ser tomados con cautela,
ya que los reportes de certificaciones son voluntarios, pero igualmente ilustran sobre
la posición relativa de la Argentina en el contexto mundial.
Estas certificaciones, cuyo costo puede ser alto para una PyME de un país como la
Argentina, tienen por objetivo asegurar que determinados procesos se realizan bajo
ciertas metodologías ya establecidas y parametrizadas que aseguran a la empresa
cliente que sus proveedoras desarrollarán los productos dentro de ciertos estándares
y plazos.
Como es sabido, este ha sido uno de los principales activos en los que se basó la
India para posicionarse como líder en el mercado del outsourcing informático a nivel
mundial. En la actualidad, es usual que las empresas exijan niveles de certificación
CMMI 3 o superiores para asignar un contrato de desarrollo u outsourcing a un
proveedor (y en el caso de las grandes corporaciones la exigencia suele ser de nivel
CMMI 5).
Como se observa en el cuadro 2, la Argentina se encuentra bastante bien ubicada en
este rubro, por detrás sólo de Brasil y México en el caso latinoamericano. Aunque el
bajo número de certificaciones en países exitosos en la industria de SSI, como Irlanda
o Israel, podría hacer pensar que contar con certificaciones CMM no es una
condición para el desarrollo de este sector, hay que tener en cuenta que sí lo es en el
segmento del offshoring/outsourcing, ya que aquí es crucial que los clientes tengan
garantías respecto de la confiabilidad, en materia de tiempos, requerimientos de los
proveedores y procesos4.
modelo describe las prácticas básicas asociadas con el desarrollo de software confiable y reusable que
pueda ser creado según las restricciones de tiempo y presupuesto originalmente convenidas. El CMM
fija cinco niveles de “madurez” (o excelencia) para la producción de software. A partir de 2002, el SEI
desarrolló un nuevo modelo, llamado Capability Maturity Model Integration (CMMI).
El crecimiento de las empresas con certificaciones CMMI en la Argentina es también en parte producto
del hecho de que las empresas que se han adherido a la ley de software están obligadas, para gozar de
4
24
Cuadro 2. Nº de evaluaciones y niveles de madurez informados a la SEI por país.
2011
País
Número
de
evaluacio
nes
Argentina
Australia
Austria
Bahréin
Bangladesh
Bélgica
66
11
Brasil
125
Brunei
Darussalam
Bulgaria
Canadá
Nivel de Madurez
Reportado
1
2
37
3
3
23
3
4
País
5
2
10 o menos
10 o menos
10 o menos
10 o menos
1
67
48
7
Malasia
Mauricio
México
Marruecos
Nepal
Holanda
Nueva
Zelanda
10 o menos
95
10 o menos
11
1
3
6
1
21
1
10
1
7
4
6
9
11
2
6
1
14
4
8
1
106
62
13
2
42 50
4
10 o menos
Noruega
10 o menos
10 o menos
24
30
1
9
12
3
Chile
33
1
21
10
1
Paraguay
China
Colombia
Costa Rica
1557
40
1409
43
1
63
15
8
3
10 o menos
35 Perú
5 Filipinas
Polonia
10 o
menos
Dinamarca
Egipto
Finlandia
10 o menos
Francia
111
Alemania
Grecia
Guatemala
Hong Kong
Hungría
55
India
462
Indonesia
Irlanda
10 o menos
40
1
24
11
1
10 o menos
6
66
34
19
16
1
10 o menos
10 o menos
10 o menos
10 o menos
10 o menos
12
330
3
10
8
43 45 11 55
10 o menos
10 o menos
Pakistán
Panamá
Rep. Checa
Número
de
Nivel de Madurez
evaluacio Reportado
nes
1 2 3 4 5
45
8 35
2
1
10 o menos
10 o
menos
18
11
1
4
10 o menos
Portugal
16
Qatar
Rumania
Rusia
Arabia
Saudita
Singapur
Eslovaquia
Sudáfrica
España
Sri Lanka
10 o menos
Suecia
10 o menos
Suiza
Taiwán
10 o menos
1
10 o menos
10 o menos
1
10 o menos
10 o menos
186
15
98
1
2
1
4
sus beneficios, a obtener una certificación de calidad dentro de un determinado plazo fijado por la ley o
en su defecto cumplir ciertos mínimos en cuanto a actividades de I+D o exportaciones.
25
Israel
Italia
Japón
Jordania
13
45
165
7
18
39
7
23
85
4
6
7
10 o menos
Corea, Rep.
de
128
Letonia
10 o menos
Líbano
10 o menos
Lituania
Luxemburgo
Macedonia
10 o menos
10 o menos
49
59
1
0
4
Tailandia
Túnez
Turquía
Ucrania
Emiratos
Árabes
Unidos
Reino
Unido
Estados
Unidos
Uruguay
Vietnam
38
12 25
1
19
3
5
10 o menos
22
10 o menos
10 o menos
74
1
21 26
1119
5
417
550
3
60
14
1
2
10 o menos
17
10 o menos
Fuente: SEI (2011).
26
6. PRESENTE Y FUTURO DE LOS PERFILES LABORALES
En el sector de software y servicios informáticos los recursos humanos son un tema
sumamente relevante. Si bien la disponibilidad de personal calificado es uno de los
rasgos mencionados con más frecuencia cuando se consulta a las empresas
extranjeras del sector de SSI acerca de los motivos de la decisión de invertir en
Argentina, lo cierto es que las firmas que actúan en el país perciben que el acceso a
los recursos humanos es el principal obstáculo al desarrollo del sector (López y
Ramos, 2009).
Esta percepción es avalada por los informes periódicos sobre el sector elaborados
por el Observatorio Permanente de Software y Servicios Informáticos (OPSSI), que
muestran que los costos salariales y la escasez de personal calificado aparecen como
los problemas más acuciantes (por sobre otras cuestiones como rentabilidad,
escenario político-económico, financiamiento, costos de servicios e impuestos, tipo
de cambio, etc.).
Un intento de estimar el déficit de recursos aparece en OPSSI (2010). Aquí se estima
que en los últimos 13 años los nuevos alumnos matriculados en carreras de grado y
pregrado vinculadas a informática se han mantenido estables en torno a un promedio
de 22.500 ingresantes (contra un número creciente que ingresa en ciencias
económicas, con unos 74.000 en 2009, por ejemplo). Como sólo alrededor del 15%
de los ingresantes completa finalmente sus estudios, hay cerca de 3.000 nuevos
profesionales TI por año.
Esto debe compararse con la demanda de personal en el sector de software y
servicios informáticos. La ocupación en estos segmentos aumentó a un ritmo de 6
mil personas por año en el último quinquenio -ver gráfico 6 para una comparación
entre la evolución de estudiantes y trabajadores en la industria SSI-. Esta
comparación se empeora dado que aproximadamente un 50% de los egresados no
trabaja en empresas de SSI, sino que lo hace en firmas de otros sectores, en el
Estado o en otras instituciones (además de los que trabajan free lance o en sus
propios emprendimientos unipersonales).
27
Como se dijo antes, la escasez de RRHH obliga a las empresas a contratar muchas
veces estudiantes, lo cual en ocasiones los lleva a abandonar sus estudios,
generando un círculo vicioso de déficit de profesionales con alta formación y exceso
de demanda de profesionales en el mercado.
Gráfico 6. Estudiantes de informática y trabajadores informáticos (Argentina, 19962008)
100.000
90.000
80.000
70.000
60.000
50.000
Trabajadores informáticos
Estudiantes informática
40.000
30.000
20.000
10.000
0
1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
Fuente: Dughera et al. (2012).
Como es lógico, la llegada de muchas empresas trasnacionales a este sector ha
acrecentado las tensiones en el mercado laboral, en particular porque muchas de
estas firmas son enormes demandantes de mano de obra. Esto genera, además de
presiones salariales, una alta rotación laboral que perjudica a las firmas más
pequeñas que muchas veces están en desventaja para retener al personal calificado5.
5
Desde el punto de vista de la formación, este pasaje desde la PyME local a la empresa trasnacional
muchas veces implica una reversión de la trayectoria laboral puesto que el trabajador a veces pasa a
desempeñar (en la empresa trasnacional) tareas de menor nivel de complejidad (aunque
presumiblemente a cambio de una mejor remuneración).
28
Si bien la presencia de empresas trasnacionales puede generar derrames positivos
vía movilidad de capital humano o spin-offs, la evidencia hasta ahora disponible
sugeriría que predomina el efecto contrario en el primer caso (el personal va de las
firmas locales a las extranjeras, aunque existen excepciones) y son aislados los
ejemplos de spin-offs.
Yendo ahora a la demanda de perfiles específicos (la mayor parte de los cuáles
implica formación de tipo universitario o terciario), una reciente encuesta muestra
que los más requeridos son desarrollador web, analista de sistemas funcional y
desarrollador cliente-servidor (gráfico 7). Cabe mencionar a la vez que prácticamente
todos los perfiles tuvieron una alta dificultad para ser cubiertos.
Más de la mitad de las empresas manifestaron tener una alta dificultad para cubrir su
demanda de: líder de proyecto (54%), desarrolladores web (cerca de 70%), analista
de sistemas funcional (alrededor de 65%), desarrollador cliente-servidor (60%),
arquitecto de soluciones (76%), administrador de base de datos (55%), director de
proyectos (69%), administrador de seguridad (60%) y especialista en seguridad de
aplicaciones (70%). Estas dificultades para conseguir trabajadores resultan en altas
tasas de rotación del personal en las empresas del sector.
Un punto crítico en este sentido lo constituye la falta de profesionales con formación
en las áreas de microelectrónica y telecomunicaciones. Esta situación impacta
directamente sobre la capacidad del país para operar redes y se traduce, entre otras
cosas, en una escasez de firmas dedicadas a sistemas de gestión de redes (de fibra
óptica, por ejemplo) siendo pocas las firmas electrónicas que hacen algo de software.
En este sentido, parecería razonable profundizar la vinculación entre los profesionales
formados en electrónica y los programadores.
29
Gráfico 7. Proporción de empresas que demandaron/tuvieron dificultad para cubrir
perfiles en los clusters de desarrollo, infraestructura tecnológica y funcional (primer
semestre de 2011)
Fuente: OPSSI (2012a)
Algunos de los consultados para este trabajo sugirieron que adicionalmente hay falta
de personal con suficiente dominio del inglés. De todos modos, cabe destacar que,
sin negar esa hipótesis, Argentina aparece como el mejor rankeado en América Latina
en los exámenes TOEFL (Test Of English as a Foreign Language), indicador que las
empresas suelen considerar, entre otros, a la hora de evaluar el nivel de dominio del
inglés de la población de un país.
Por otro lado, también hay falencias en cuanto a la formación que se da actualmente
en el área TIC. Estas ya habían sido destacadas por autores como Novick y Miravalles
(2003) quienes señalan que pese a que numéricamente las instituciones educativas
son adecuadas, pocas de ellas exceden la formación básica para el ejercicio de la
profesión y son muy acotadas aquellas que tienen docentes con dedicación exclusiva
y con programas regulares de investigación. Los autores también mencionan como
un pasivo la falta de carreras de doctorado de larga duración si bien reconocen que
existen en el país algunas “islas de excelencia o modernidad”.
30
Uno de los puntos más críticos parece estar en cierta desconexión entre los
conocimientos que imparte el sistema educativo y las competencias que demanda el
mundo laboral a lo cual se agrega que -en un contexto en el que las calificaciones y
habilidades exigidas a los trabajadores son cada vez más complejas y crecientes- en
el sector de SSI la velocidad del cambio tecnológico se hace sentir fuertemente y
genera una rápida obsolescencia en el saber.
De todos modos, vale aclarar que esta dificultad del sistema educativo para adecuar
la currícula con la velocidad que el mundo de la producción requiere no es un
problema exclusivo de la Argentina, sino que también forma parte de las
preocupaciones de los países desarrollados, los cuales evalúan alternativas para dar
mayor participación no sólo a las escuelas sino también el sector privado en el
proceso de generación de trabajadores calificados.
Si el sistema educativo formal no está en condiciones de promover este tipo de
competencias a la velocidad que requieren los negocios, entonces la industria pasa a
tener un rol central. Pero si ésta no opera en segmentos de alta especialización,
posiblemente la formación profesional que impartirá también será atrasada.
Adicionalmente, el abandono prematuro de la educación universitaria que
comentamos anteriormente tiende a achatar el nivel de educación formal de los
trabajadores, lo cual a su vez puede ser un obstáculo para que la industria lleve a
cabo desarrollos innovativos y de mayor sofisticación tecnológica, aumentando así el
valor agregado del sector.
De todas formas, creemos que no existen elementos suficientes para afirmar que el
nivel de formación de los trabajadores no es adecuado pero sí que -a juzgar por la
opinión de las empresas- dentro del mercado laboral conviven realidades muy
disímiles, con recursos altamente calificados que están en condiciones de trabajar en
los segmentos más sofisticados de la industria, otros cuyos saberes se han tornado
obsoletos
pero
que
poseen
ciertas
competencias
“no
tecnológicas”
muy
31
importantes6 y algunos que tienen calificaciones técnicas apropiadas pero serias
deficiencias en áreas colaterales crecientemente importantes (marketing, gestión,
liderazgo de proyectos, etc.). Por otra parte, las empresas manifiestan hallar
diferencias notables entre los trabajadores según la universidad de la cual provienen
y, desde ya, de su experiencia laboral previa.
Por otra parte, yendo ahora a las capacidades de gestión, si bien hay un grupo de
firmas ya asentadas en el mercado que han adquirido el dominio de ciertas
competencias en materia de management y gestión comercial, en general se
observan serias deficiencias en dichas áreas. De hecho, es posible argumentar que el
nivel de profesionalidad promedio entre las firmas del sector es bajo, en especial en
las de tamaño pequeño. Esto, obviamente, tiene consecuencias negativas tanto en
materia de acceso a financiamiento (por ejemplo, por las dificultades en elaborar
planes de negocios creíbles) como de ingreso a ciertos mercados (en especial, del
exterior).
En resumen, la industria de SSI se enfrenta desde hace algunos años a una creciente
escasez de recursos humanos calificados. Esta situación podría convertirse en un
obstáculo al desarrollo del sector en el corto y mediano plazo y, posiblemente,
impedir que se aprovechen negocios de cierta envergadura que podrían llevarse a
cabo, por ejemplo, a través de las subsidiarias de ET radicadas en el país. Por otra
parte, pese a que las competencias laborales de la fuerza de trabajo parecen haber
sido hasta el momento una fuente de competitividad para el sector, éstas podrían no
serlo para el desarrollo de una industria más sofisticada.
Así como el perfil de especialización actual del sector parece provenir del tipo de
negocios que han ido desarrollando las firmas en forma individual, las competencias
laborales parecen ser el resultado espontáneo de este sendero. Es sólo
recientemente, en un contexto donde se debate cuál es el perfil de industria deseable
Es el caso, por ejemplo, de algunos trabajadores mayores que tienen conocimientos en
lenguajes en desuso pero también mucha experiencia en materia de gestión y desarrollo de
proyectos informáticos.
6
32
y posible para la Argentina, que paralelamente se está dando una discusión acerca de
la orientación que debería asumir la formación de los recursos humanos.
Extremando los argumentos, podríamos decir que, por un lado, están quienes
plantean que, antes de desarrollar una industria más sofisticada desde el punto de
vista de sus actividades y contenido tecnológico, es preciso alcanzar cierta escala de
producción que permita posicionar al país como un posible destino de offshoring, de
manera tal de ganar experiencia, adquirir capacidades y ganar volumen de negocios.
Desde esta perspectiva, el problema crítico en el corto plazo parece ser la
disponibilidad de recursos humanos, por lo que los esfuerzos deberían dirigirse
principalmente a incrementar la oferta de profesionales y técnicos que puedan cubrir
los distintos estratos de la pirámide ocupacional -y orientar, en todo caso, la
formación de esos profesionales hacia las necesidades actuales y potenciales de la
industria-.
Dentro de esta alternativa, de todos modos, si bien existen evidencias anecdóticas de
que la fuerza laboral presenta ventajas relativas frente al resto de sus competidores
regionales, esas evidencias no son sistemáticas, lo cual plantea un interrogante
respecto de cuál es el peso real de esa ventaja frente a otros factores que también
entran en juego a la hora de competir en los mercados mundiales7.
En el otro extremo, hay quienes consideran que lo uno -el mayor volumen de
negocios- no necesariamente conducirá a lo otro -una industria más sofisticada-.
Desde esta perspectiva, el punto crítico pasa a ser el desarrollo de capacidades de
excelencia entre los trabajadores, para lo cual es necesario no sólo mejorar la calidad
de la formación que ofrece el sistema educativo -incluyendo aquí a los propios
docentes- sino también establecer vínculos entre la universidad y las empresas, tal
El reporte 2005 de la Association of Computing Machinery señala que, para posicionar a un
país como destino offshore es necesario, desde el punto de vista de los recursos humanos,
adquirir capacidades técnicas sólidas, aprender las tecnologías usadas por la industria global
de SSI, mantener actualizados los conocimientos, desarrollar habilidades para trabajar en
grupo y familiarizarse con otras culturas (Aspray et al, 2006).
7
33
que propicien la creación de capacidades endógenas para desarrollar actividades de
alta sofisticación tecnológica y promover y facilitar los esfuerzos empresariales en
materia de I+D y upgrade tecnológico.
Ciertamente, ambos argumentos no son necesariamente contradictorios sino que
incluso pueden ser complementarios. Por otra parte, ocuparse de uno de los
problemas -la generación de más recursos con formación en el área informática-, no
necesariamente excluye el otro dilema -generar mayores competencias y recursos de
excelencia dentro del sector-.
En cualquier caso, hay que destacar que tanto desde el sector público como desde el
privado se han puesto en marcha políticas para revertir algunos de los problemas en
materia de recursos humanos. Por un lado, el gobierno nacional ha lanzado las Becas
Bicentenario, que promueven el estudio de carreras vinculadas a ciencias básicas y
aplicadas. Por otro, se han adoptado diversas iniciativas específicas para el campo de
software y servicios informáticos.
En primer lugar, desde fines de 2005 se encuentra en operación el programa “InverTI
en vos”, lanzado por la CESSI y el Ministerio de Educación, el cual busca difundir las
nuevas posibilidades de formación y trabajo en carreras tecnológicas en la Argentina
entre los estudiantes que están en los últimos años del colegio secundario,
apoyándose especialmente en un programa de becas que otorga el mencionado
Ministerio (programa de “Becas TICs”).
A fines de 2006 se lanzó una campaña público-privada denominada “Generación TI”
con el objetivo de incentivar a los jóvenes a que sigan carreras vinculadas a la
informática. Finalmente, el plan Becas “Control+F” (hoy Empleartec) es una iniciativa
de capacitación en tecnologías informáticas organizada por el Ministerio de Trabajo
de la Nación en conjunto con CESSI y 5 grandes empresas del sector. Algunas
provincias (como San Luis y Córdoba) también han adoptado iniciativas en la materia.
34
7. IMPACTO DE LAS TECNOLOGÍAS DE PROPÓSITO GENERAL
SOBRE LAS CONDICIONES PRODUCTIVAS DEL SECTOR
El software y los servicios informáticos son parte de las llamadas tecnologías de la
información y las comunicaciones (TIC), las que son en sí mismas una tecnología de
propósito general, por lo cual de hecho todo este informe discute de manera directa
o indirecta este punto.
35
8. OPORTUNIDADES CIENTÍFICAS O TECNOLÓGICAS LATENTES
AÚN NO APROVECHADAS
Los principales desarrollos tecnológicos que están transformando aceleradamente la
lógica tecno-productiva de este sector son dos:
1.
Mobile: es el gran mercado para aplicaciones masivas para los próximos años
Se trata de una tecnología que está madura a nivel global y en la que ya hay
empresas locales proveyendo este tipo de tecnologías, pero la mayor parte
son de tamaño pequeño, siendo Globant la única empresa local grande que
está operando en este mercado. Si bien aparentemente existen capacidades
técnicas disponibles localmente para avanzar en este mercado, hay algunos
factores que estarían limitando este movimiento, incluyendo la falta de
financiamiento y el encarecimiento y/o mayor dificultad para acceder a
hardware moderno (por ejemplo dispositivos móviles).
2.
Cloud computing: ligado al uso de tecnologías móviles.
36
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40
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