Los empresarios y la reinserción

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Pnud
Programa de las
Naciones Unidas
para el Desarrollo
Año 2
Septiembre de 2006
ISSN 1794-9408
Asdi
El conflicto armado obedece a unas lógicas que es
preciso entender (aunque no cohonestar). Esas lógicas tienen sus puntos fuertes, y por eso funcionan
en la práctica. Pero también tienen sus puntos débiles, y es aquí donde deben actuar las soluciones.
Número 18
Así vamos
La sociedad civil:
poder para trabajar
por la paz.
El invitado
Carlos José Herrera,
de la Universidad
Javeriana.
p. 9
Buenas prácticas
Una casa con las puertas
abiertas a la reinserción.
p. 15
p. 20
© Cortesía Simone Bruno
Editorial
Un reconocimiento a las
prácticas que construyen
paz.
p. 19
Las iniciativas de las organizaciones sociales son ejemplo de su capacidad para actuar y crear acciones en busca del desarrollo humano de la sociedad civil. Pág. 16
Los empresarios y la reinserción
De los 41.229 ex combatientes que se desmovilizaron individual y colectivamente entre 2002 y abril de 2006, 14.309 tienen trabajos fijos y
temporales. Para su reinserción laboral la empresa y los gremios han tenido y tienen un papel fundamental. Sin embargo, su participación
ha sido tímida. Aún hay temores y dificultades. Aunque las motivaciones sobran para que el compromiso sea mayor. Pág. 2
¿Y al fin qué?
p. 6
Un imperativo: el respeto a la misión médica
Las partes en conflicto están obligadas a respetar la misión médica
debido a su labor exclusivamente humanitaria. Ese es su objetivo
principal: preservar la vida de los heridos y enfermos en una confrontación armada, sin importar su pertenencia a alguna de las partes. En
Colombia, sin embargo, los grupos armados siguen atacándola, como
ocurrió hace poco en Putumayo.
Así vamos
p. 12
La experiencia de reconstruir la memoria histórica
El Proyecto de Reconstrucción de la Memoria Histórica en Guatemala
(Remhi) fue un intento por generar una movilización colectiva en torno
a la memoria y a la experiencia de las víctimas y un trabajo para poner
en la agenda de la transición sus necesidades como nuevas bases
para la reconstrucción de la sociedad. Sobre el tema escribe Carlos M.
Beristain, coordinador del Informe del proyecto Remhi.
El debate
Los empresarios y la
reinserción: un reto mayor
© Cortesía Prensa y Comunicaciones Programa para reincorporación a la vida civil, Ministerio del Interior y Justicia
De los 41.229 ex combatientes que se desmovilizaron individual y colectivamente entre 2002 y abril de 2006,
14.309 tienen trabajos fijos y temporales. Para su reinserción laboral la empresa y los gremios han tenido
y tienen un papel fundamental. Pero su participación ha sido tímida. Aún hay temores y dificultades.
En diferentes regiones del país, desmovilizados han abierto sus propias tiendas utilizando los recursos que les entrega el Gobierno para contribuir a su vinculación laboral.
U
n número considerable de desmovilizados ha encontrado
trabajo luego de su proceso de adaptación a la vida civil:
1.702 trabajan como salvavías, 600 trabajan en la construcción de vías con el Invías, 400 son responsables de seleccionar y ordenar correo en Adpostal, 200 laboran en reciclaje
en una empresa privada del Valle de Aburrá, 200 son guardabosques del
Parque Nacional Tayrona, 180 están en una empresa que importa banano,
30 trabajan en España, 25 se ocupan de la protección de un oleoducto en
la Costa Atlántica y 60 trabajan en una cadena de supermercados.
Los anteriores son algunos de los trabajos formales e informales,
fijos y temporales, en los que están laborando 14.309 ex combatientes
de los 41.229 que se desmovilizaron individual y colectivamente entre
2002 y abril de 2006. Ellos representan el 21,8% del total de la población
desmovilizada, según estadísticas del Gobierno Nacional en mayo de
2 • hechos del callejón
este año (cuadro 1). Para ellos se ha abierto una nueva opción laboral.
Y, principalmente, una nueva forma de vida.
En esa tarea han trabajado el Gobierno Nacional, los gobiernos locales
y, de manera especial, un grupo de empresarios que decidió apostarle a
los desmovilizados para contribuir a que no vuelvan a tomar las armas.
A pesar de estos logros, ellos reconocen que se necesita un mayor
esfuerzo para sostener la reincorporación laboral de estos 14.309
desmovilizados y de los 26.920 restantes. En este último grupo hay ex
combatientes que están en la etapa de su formación educativa o su
capacitación laboral y hay otros que tienen trabajo desde antes de la
desmovilización o que simplemente no lo necesitan. Este último sería
el caso de los ex jefes paramilitares. “El papel de la empresa privada
ha sido y sigue siendo fundamental”, dice Juan David Ángel, director del
Programa para la Reincorporación a la Vida Civil del Ministerio del Interior
Cuadro 1. Ocupaciones de los desmovilizados
OCUPACIÓN LABORAL*
Actividad
Desmovilizados
Trabajo formal e informal
5.318
Proyectos productivos
5.108
Erradicadores
583
Auxiliares cívicos
1.100
Guardaparques
200
Apoyo espacio público
100
Salvavías
1.900
Total
14.309
Fuente: Programa para la Reincorporación a la Vida Civil. *Cifras a mayo 30 de 2006
Las motivaciones
¿Qué responsabilidad tiene la empresa privada en la
construcción de la paz...o en la profundización y permanencia del conflicto? La experiencia internacional,
1. Angélika Rettberg, Administrando la adversidad: respuestas
empresariales al conflicto colombiano, Bogotá, Universidad de
los Andes, Departamento de Ciencia Política, 2002. En: http://
administracionf.uniandes.edu.co/ieso/adversidad.doc
1. Los efectos económicos del conflicto
El Estado ha tenido que invertir anualmente importantes recursos para
hacerle frente al conflicto, y las finanzas públicas se han visto seriamente afectadas por el desvío de recursos hacia la ilegalidad. Los cálculos
del Estado en 2004 indicaban que sin conflicto “el flujo de inversión
privada se aumentaría en cerca de 0,53 puntos del pib al año; la tasa de
crecimiento podría aumentar entre un 2,1% y un 2,4% del pib por año; se
dejarían de perder 170.000 empleos al año; en cuanto a ingresos, cada
colombiano dejaría de sacrificar $85.000 anuales (una familia de cuatro
personas dejaría de perder $350.000 anuales); y la inversión pública se
podría dirigir a actividades más productivas”3. Otras investigaciones
2. Ibíd., p. 2.
3. Presentación del Grupo de Gobierno y Asuntos Internos de la Dirección de Justicia
y Seguridad, Planeación Nacional, octubre de 2004. En: http://www.dnp.gov.co
© Cortesía Prensa y Comunicaciones Programa para reincorporación a la vida civil, Ministerio del Interior y Justicia
y de Justicia. “La empresa privada ha ido madurando de manera lenta la
vinculación de un reinsertado en sus empresas o de hacer un acompañamiento. Es positivo, pero se necesita más”. En el mismo sentido se expresa
Juan B. Pérez, coordinador de proyectos productivos de la Oficina del Alto
Comisionado para la Paz: “esta es una responsabilidad que no es exclusiva
del Gobierno. Al hablar con los empresarios ellos expresan su interés,
pero hasta ahora la colaboración ha sido escasa”, asegura.
Para Darío Villamizar, coordinador del Programa de Atención Complementaria a la Población Reincorporada de la Alcaldía de Bogotá,
“tímidamente los empresarios se están abriendo a la realidad de los
desmovilizados. Pero así como han abierto las mentes es necesario que
abran las puertas de sus empresas”. En Bogotá hay cerca de 4.000 ex
combatientes, la mayoría tiene entre 18 y 24 años y el 90% proviene de
desmovilizaciones individuales. El Gobierno Nacional, como principal
responsable de la política de reincorporación, les otorga unos incentivos
mensuales, mientras que la Alcaldía de Bogotá les ofrece una atención
complementaria a 1.500 de ellos.
En Medellín se siente mayor optimismo. “Hemos tenido muy buena
respuesta por parte del empresariado del departamento. Por eso, de los 4.098 jóvenes desmovilizados
colectivamente que viven en la ciudad, 859 están
vinculados laboralmente y 162 tienen proyectos productivos”, sostiene Jorge Gaviria, coordinador del área
de acompañamiento psicosocial del Programa de Paz
y Reconciliación de la Alcaldía de Medellín.
Las experiencias en Bogotá, Medellín y en otras
regiones han dejado éxitos concretos, como el del
joven desmovilizado que fue seleccionado como el
mejor empleado del mes en una empresa antioqueña.
Sin embargo también han evidenciado que hay problemas que se deben enfrentar y, especialmente, que
hay que motivar aún más al sector privado para que
se comprometa con el proceso de reinserción.
como lo revela la investigadora Angélika Rettberg1, ha demostrado que de
manera intencional o por consecuencia de sus actividades, las empresas
han ayudado a lo uno o a la otro. Por ejemplo, una comercializadora
sudafricana de diamantes fue criticada por contribuir a la consolidación
financiera de los rebeldes de Angola, de la República Democrática del
Congo y de Sierra Leona; y empresas petroleras de Canadá y Estados
Unidos en Sudán y Colombia, respectivamente, “también han puesto
sobre el tapete la pregunta acerca de los lazos entre la búsqueda de lucro
y rentabilidad por parte de las compañías privadas y la profundización o
mantenimiento de los conflictos locales”2. En concreto, señala, las empresas pueden contribuir en un conflicto comprándoles materias primas a
los rebeldes, pagando secuestros y extorsiones, financiando milicias para
proteger sus actividades y financiando grupos ilegales (como a grupos
paramilitares) para garantizar su seguridad y la de sus empresas. Pero
también hay motivaciones para financiar la paz. ¿Cuáles son?
Con la preparación que han recibido, algunos ya tienen su propio taller de carpintería.
3 • hechos del callejón
© Cortesía Prensa y Comunicaciones Programa para reincorporación a la vida civil, Ministerio del Interior y Justicia
El debate
Un grupo de desmovilizados está trabajando en Adpostal clasificando y ordenando el correo.
destacan que los conflictos internos no sólo afectan el pib, sino que
tienen una incidencia directa en los ahorros domésticos, en las finanzas
públicas y en la inflación.
¿Cómo ha respondido el sector empresarial? Las respuestas han sido:
“pasividad, lucrarse del conflicto, irse (fuga), contribuir a la financiación de grupos paramilitares, apoyar soluciones pacíficas al conflicto
(iniciativas empresariales de construcción de paz en el nivel regional,
participación en conversaciones de paz) y combinación de las anteriores... Las distintas respuestas muestran que el sector privado puede
ser parte del problema pero necesariamente tendrá que ser parte de la
solución”, asegura Rettberg en la investigación citada antes.
Precisamente en un estudio sobre la responsabilidad social empresarial
en los diferentes esfuerzos de construcción de paz se advierte que “sin
adecuadas condiciones en su entorno, las empresas no pueden operar
con eficiencia. No hay empresas sanas en una sociedad enferma”4.
“A medida que se incrementa el desarrollo se tendrán mejores y más
competitivas empresas que podrán contribuir de manera determinante
en el desarrollo mismo y en la paz. Asimismo, lograr condiciones de paz
incide en la capacidad empresarial y ésta en las oportunidades de desarrollo”, sostiene Luis Ernesto Salinas, coordinador para Colombia del
Pacto Mundial, una iniciativa internacional promovida por el Secretario
General de las Naciones Unidas para que las empresas colaboren en la
promoción de principios sociales y ambientales de carácter universal.
2. Evitar el rearme
Colectivamente se desmovilizaron 30.944 combatientes de las autodefensas, y 10.285 de este grupo y de la guerrilla dejaron las armas
de manera individual. Son 41.229 hombres y mujeres menos en el
conflicto. Para asegurar que no vuelvan a tomar las armas se requiere
un proceso que garantice su real reincorporación a la vida civil y, por
lo tanto, a la vida productiva. “El principal mensaje que debe motivar
4. Roberto Gutiérrez, Luis Felipe Avella, Rodrigo Villar, Aportes y desafíos de la responsabilidad social empresarial en Colombia, Edisoma Ediciones Especiales, abril
de 2006, p. 39.
4 • hechos del callejón
a los empresarios es que si no se hace bien el proceso de reinserción
todos vamos a ser los perjudicados. Si no cortamos el cordón umbilical
de los ex combatientes con sus anteriores redes se generará más violencia. La criminalidad puede amenazar tanto como el conflicto. Y eso
tiene efectos concretos: es más difícil hacer negocios, los costos de las
transacciones suben, los negocios internacionales se dificultan, etc.”,
asegura Alexandra Guáqueta, directora académica de la Fundación Ideas
para la paz, centro de pensamiento creado por empresarios.
Dificultades y salidas
“En términos generales el sector privado ha sido renuente a participar
activamente en la solución del problema de la reinserción social y productiva de la población desmovilizada”: así lo reconoce el presidente de
Confecámaras, Eugenio Marulanda Gómez. ¿Por qué?, ¿a qué se debe?
Hay varias dificultades y salidas, que veremos a continuación:
1. Mayor claridad
Para el presidente de Confecámaras, “desafortunadamente la falta de
información clara y pertinente sobre el proceso ha contribuido al desinterés de la comunidad empresarial”. Cree, por eso, que la confianza
en el proceso se logra con una pedagogía permanente.
2. Responsabilidad compartida
Para el empresariado es necesario tener claro cuál es la responsabilidad
del Estado y cuál la de los empresarios. “La pregunta que se hacen es
hasta dónde llega esa responsabilidad y hasta qué punto no estarían
suplantando la función del Estado. De la misma forma, les preocupa que
ante incertidumbres como la aplicación de la Ley de Justicia y Paz ellos
terminen asumiendo esa tarea y los dejen solos económica y políticamente”, sostiene Guáqueta. Esa fue, además, una de las conclusiones de
la investigación “Participación del sector empresarial en la reinserción:
percepciones y oportunidades”, realizada por la Fundación Ideas para la
Paz a partir de entrevistas directas a 50 líderes gremiales y empresariales
de seis ciudades. Yaneth Gina, directora del área de posconflicto de la
Fundación, afirma que desafortunadamente “en el imaginario colectivo
3. Las percepciones
• En la investigación de Ideas para la Paz se afirma que “Los empresarios entrevistados expresan su preocupación acerca de que la
reincorporación no puede convertirse en un negocio y que los desmovilizados no deben convertirse en un sector privilegiado”. Temen,
además, que a través de estos procesos se esté premiando al que ha
estado al margen de la ley.
• El tema de seguridad de la empresa, los socios y los empleados “es
otra de las dificultades. Es un riesgo evidente que no se puede desconocer pero que sí se puede disminuir, en la medida en que el Gobierno
Nacional garantice condiciones para la consolidación del anonimato
de estas personas y además mantenga un estricto monitoreo sobre las
mismas, a fin de evitar su reincidencia con el grupo al cual pertenecía”,
sostiene el presidente de Confecámaras. El último monitoreo (4 de
agosto) de la Policía Nacional sobre los desmovilizados reportó que
de 30.944 paramilitares que entregaron sus armas colectivamente, 610
han sido capturados por variados delitos y 257 murieron en diferentes
circunstancias. En el caso de Bogotá, por ejemplo, 31 fueron capturados
en el 2004, 29 en el 2005 y 18 en lo que va del 2006. No son cifras muy
altas comparadas con el total de la ciudad, dice Villamizar.
• La atención psicosocial es una prioridad para el empresariado,
que quiere tener la seguridad de que la población desmovilizada podrá relacionarse tranquilamente con los demás y resolver de manera
pacífica sus diferencias.
4. El cómo
“Para muchos empresarios es claro que hay que participar, el problema es cómo hacerlo”, advierte Jerónimo Castillo Muñoz, director del
programa de seguridad y convivencia de la Cámara de Comercio de
Bogotá. “Hay muchas propuestas que han salido del sector público sin
consultar directamente al empresariado. La pregunta es qué puede salir
del sector privado”, sostiene.
Por parte del Gobierno y de los programas locales de reinserción hay
una mayor conciencia de que el empleo directo no es el único camino
en el que la empresa puede reflejar su responsabilidad social, aunque
sí es uno muy efectivo. Por eso, el Programa Nacional de Reinserción,
en coordinación con el Sena, elaboró el Rol de Oportunidades Laborales
—rol—, para que gremios y empresarios apoyen el proceso de reinserción a través de nueve posibilidades, entre ellas el empleo directo, la
identificación y asesoría a proyectos productivos; el apadrinamiento
de Pymes; la generación de pasantías o prácticas laborales; la compra
de productos o servicios provistos por beneficiarios del programa y
participación en la implementación de proyectos productivos. Pero
aún “Hace falta mayor habilidad para vender con contundencia estas
herramientas a los empresarios”, dice Marulanda.
El programa de la Alcaldía de Bogotá lidera, con la Cámara de Comercio
de la ciudad, el Sena y con cinco fundaciones de fomento y desarrollo
empresarial, el programa “Empresarios sin indiferencia: creciendo juntos
con responsabilidad”, que busca sensibilizar al sector productivo con
la ciudad y especialmente con la población reinsertada, desplazados,
vendedores informales, jóvenes en riesgo y recicladores de oficio.
Por su parte, la Fundación Ideas para la Paz propone tener en cuenta
cuatro elementos para lograr un esquema efectivo de reinserción: “recomendaciones institucionales; esquema educativo enfocado a la formación por competencias; esquema para la búsqueda de oportunidades
de generación de ingreso para la población desmovilizada y esquema
para la participación del sector empresarial en la inserción económica
de esta población”.
5. La demanda y el mercado
En la investigación de la Fundación Ideas para la paz, a los empresarios les
preocupa: que ninguna decisión puede ir en contra de la lógica empresarial, la vocación y el perfil de esta población y la expectativa de ingresos
de los ex combatientes. Por ello, la investigación advierte: “uno de los
mayores retos del programa es diseñar un esquema de reinserción económica para los desmovilizados, con participación del sector empresarial,
que tenga en cuenta la racionalidad y los intereses de los empresarios”.
Para el presidente de Confecámaras existe un “problema evidente y es
la capacidad real de esa población para integrarse a procesos productivos.
Es claro que la gran mayoría no tiene una educación básica completa
y mucho menos tiene conocimientos
en algún oficio de carácter técnico de
tipo industrial. En su mayoría han sido
campesinos toda la vida”. Precisamente,
de los 30.944 desmovilizados colectivos,
12% son analfabetas; 50% terminaron
quinto de primaria; 12% tenían bachillerato incompleto; 18% había concluido su
bachillerato; el 2% registraba estudios
técnicos o universitarios y del 6% no se
tenía información.
Enfrentando estas dificultades y consultando directamente al empresariado
habrá muchos más motivos para que los
desmovilizados tengan una opción en el
mundo laboral. W
© Cortesía Programa de atención complementaria a la población reincorporada, Alcaldía Bogotá
la empresa privada es la billetera, la chequera de una sociedad. Hay que
ir más allá de esa visión. Es necesario construir un abanico de opciones
para que el sector privado participe en el proceso de reinserción”.
Sin importar las limitaciones los ex combatientes están luchando por una nueva vida.
5 • hechos del callejón
¿Y al fin qué?
Un imperativo:
el respeto a la misión médica
© Cortesía Julio César Herrera • oacnudh • Fundación Dos Mundos
Las partes en un conflicto armado están obligadas a respetar la misión médica debido a su labor exclusivamente humanitaria. Ese es su objetivo principal: preservar la vida de los heridos y enfermos en una
confrontación armada sin importar su pertenencia a alguna de las partes.
Proteger la misión médica es una obligación de las partes en un conflicto armado.
n enero de 2002, en un hospital del sur del Meta, un grupo
de hombres entró a la sala de emergencia con un guerrillero
herido. Uno de ellos le apuntó con un fusil al médico cirujano
y le dijo: “Si él se muere, usted también”.
En enero del mismo año, un herido que era transportado en una
ambulancia fue bajado del vehículo y asesinado por sus enemigos en
el departamento de Risaralda.
El pasado 24 de julio en Putumayo la guerrilla de las farc secuestró y
después liberó a 13 miembros de una misión médica que se encontraban
realizando una brigada de salud en sitios apartados. En ese lugar, además, la población no había recibido asistencia médica reciente debido
a problemas de seguridad.
Los anteriores son sólo algunos ejemplos de infracciones contra la
misión médica en Colombia, en lugares con varios aspectos en común:
presencia de grupos armados ilegales, un alto número de población
en estado de vulnerabilidad, problemas de seguridad y dificultades de
E
6 • hechos del callejón
acceso. Las partes en un conflicto armado están obligadas a respetar
la misión médica debido a su labor exclusivamente humanitaria. Precisamente su característica principal es su carácter humanitario, pues su
objetivo es preservar la vida de los heridos y enfermos en una confrontación armada sin importar su pertenencia a alguna de las partes.
La misión médica es ese “conjunto de personas, instalaciones, medios
de transporte, equipos y materiales y actividades transitorias o permanentes, civiles o militares, fijos o móviles, de destinación exclusiva y
necesarios para la administración, el funcionamiento y la prestación de
servicios asistenciales a las personas afectadas o que puedan resultar
afectadas a causa o con ocasión de un conflicto armado”1. Su protección
no sólo se reduce al personal sanitario, también a heridos y enfermos,
a unidades sanitarias y a medios de transporte sanitario. En todos los
1. Vicepresidencia de la República, Misión médica: labor humanitaria y salud pública en medio de
la confrontación armada, Bogotá, Programa Presidencial de Derechos Humanos y dih.
Protección a la misión médica
La protección de la misión médica está codificada en los Convenios de Ginebra y sus protocolos adicionales, específicamente en
el artículo 16 del Protocolo I y en el artículo 10 del Protocolo II, el
cual aplica para conflictos armados de carácter no internacional
y reza de la siguiente manera:
© Cortesía A. M. Rodríguez • acnur
casos incluyen a civiles y militares, quienes deben llevar el
signo distintivo de la misión. Su protección también implica no
atacar al personal sanitario (incluidos enfermeros, conductores,
médicos, auxiliares de enfermería, vacunadores, promotores de
salud, conductores de ambulancias, personal administrativo y
de porterías), no atacar vehículos médicos ni usarlos para transportar material bélico, no convertir los hospitales en blanco de
ataques ni emplearlos para actividades militares, no impedir el
paso de medicamentos ni realizar actividades que atenten contra
la integridad de la misión médica o imposibilite su función.
Atacar a las misiones médicas obstruye la posibilidad de
salvar vidas, genera más muertes en la población civil y en las
partes de la confrontación y deja en un estado de indefensión
a heridos y enfermos. Además, los afectados son quienes han
sido víctimas del fuego cruzado y también quienes viven en
sitios apartados y no pueden recibir asistencia médica debido
al riesgo en materia de seguridad que implica la movilización
de la misión. Por eso, las partes en conflicto deben entender su
significado y la importancia de su existencia y de su respeto.
La misión médica llega a las zonas más afectadas para atender a la población.
Artículo 10. Protección general de la misión médica
1. No se castigará a nadie por haber ejercido una actividad médica conforme con la deontología, cualesquiera que hubieren sido las circunstancias
o los beneficiarios de dicha actividad.
2. No se podrá obligar a las personas que ejerzan una actividad médica
a realizar actos ni a efectuar trabajos contrarios a la deontología u otras
normas médicas destinadas a proteger a los heridos y a los enfermos, o a
las disposiciones del presente Protocolo, ni a abstenerse de realizar actos
exigidos por dichas normas o disposiciones.
3. A reserva de lo dispuesto en la legislación nacional, se respetarán las
obligaciones profesionales de las personas que ejerzan una actividad médica,
en cuanto a la información que puedan adquirir sobre los heridos y los
enfermos por ellas asistidos.
4. A reserva de lo dispuesto en
la legislación nacional, la persona
que ejerza una actividad médica no
podrá ser sancionada de modo alguno por el hecho de no proporcionar o
de negarse a proporcionar información sobre los heridos y los enfermos a
quienes asista o haya asistido.
combatientes fuera de combate y personas que tienen un estatuto especial
de protección, por su misión (humanitaria, médico-asistencial y religiosa) y
por razón del grado de vulnerabilidad o indefensión (niñez, tercera edad,
discapacitados, mujeres embarazadas o madres de niños)2. El Protocolo i
define al personal sanitario como “las personas destinadas por una parte
en conflicto exclusivamente a fines sanitarios o a la administración de las
unidades sanitarias o al funcionamiento o administración de los medios
de transporte sanitarios”. Es decir, incluye o cobija a las personas que
hacen parte de la unidad sanitaria de una de las fuerzas combatientes. Sin embargo, el comentario del Protocolo del 8 de junio de 1977
adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, relativo
“
Para que se garantice la protección de la misión médica es
necesario que la población civil, el personal sanitario y las partes
en conflicto conozcan y respeten los principios de la misión”.
Uno de los aspectos más importantes de su protección es garantizar la
inmunidad de quienes ejercen este tipo de actividades médicas, la cual se
fundamenta en la protección a la cual tienen derecho los heridos y enfermos que no participan en la confrontación o que dejaron de participar en
ella. Esto último hace referencia a miembros de las partes en conflicto que
han caído heridos o enfermos, es decir, “combatientes fuera de combate”.
Y esta es, precisamente, una de las tres categorías de personas a quienes
protege el derecho internacional humanitario —dih—: población civil,
a la protección de las víctimas de los conflictos armados sin carácter
internacional (Protocolo ii), y que hace parte de la normatividad del dih,
establece en el numeral 4680: “se trata en particular de garantizar la
inmunidad de los médicos civiles que presten asistencia sin formar parte
del personal sanitario adscrito a las unidades sanitarias establecidas en
los artículos 9 y 11”. Esto, por lo tanto, implica un concepto más amplio
acerca de las personas consideradas como personal sanitario.
La normatividad internacional sobre misión médica aplica para Colombia, ya que convirtió en Ley de la República los cuatro Convenios
2. Defensoría del Pueblo, Derecho internacional humanitario: principios fundamentales
y zona de distensión, 1998, p. 10.
7 • hechos del callejón
¿Y al fin qué?
de Ginebra mediante la Ley 5 de 1960, ratificó el Protocolo i mediante
la Ley 11 de 1992 y el Protocolo ii con la Ley 171 de 1994. Adicionalmente
hay otra serie de normas relacionadas con el tema: 1). Decreto 860 de
mayo de 1998: reglamenta la protección y el uso que se debe dar al
nombre y emblema de la Cruz Roja; 2). Ley 599 de 2000: sanciona los
delitos contra personas y bienes protegidos por el derecho internacional
humanitario; 3). Resolución 012020 de agosto de 2002: se dictan medidas
para la protección a la misión médica; 4). Ley 782 de 2003: prorrogó la
ley de orden público 418 y estipuló la protección a personas que se
encontraban en riesgo, entre ellas la misión médica.
Para que se garantice la protección a estas misiones es necesario que
la sociedad civil, el personal sanitario y las partes en conflicto conozcan
los principios de la misión, que son3:
Imparcialidad: consiste en atender humanamente a todas las víctimas
sin distinción alguna, dando prioridad a los más urgentes con base en
criterios médicos. El objetivo: preservar la vida de todo ser humano.
Neutralidad: el deber de abstenerse de todo acto que, en cualquier
situación conflictiva, pueda interpretarse a favor de los intereses de una
de las partes en conflicto o en detrimento de los intereses de otra.
Distinción: consiste en diferenciar entre combatientes y no combatientes y entre objetivos militares y bienes civiles.
Secreto profesional: comprende la información reservada o confidencial que se conoce por el ejercicio de la profesión. Mantener el secreto
profesional es un deber y un derecho del personal sanitario.
Respeto y protección: se derivan de la obligación de los combatientes
de aplicar las normas del derecho internacional humanitario.
Cuadro 1. Infracciones contra la misión médica por categoría (1997-2004)
A la vida y a la integridad personal
Personas muertas
Personas desaparecidas
Personas heridas
Personas amenazadas
Personas desplazadas
Personas retenidas o secuestradas
Personas detenidas
Evitar atención de heridos o enfermos
Personas torturadas
Subtotal
A la infraestructura sanitaria
Ataques a medios de transporte sanitario
Ataque a unidades sanitarias
Conversión de medio de transporte sanitario en objetivo militar
Conversión de unidad sanitaria en objetivo militar
Subtotal
Contra las actividades sanitarias
Control del tránsito de medicamentos y/o equipos
Robo de medicamentos y/o equipos
Restricción y/o prohibición de la oferta de servicios
Forzar la atención en condiciones inadecuadas
Irrespeto a las prioridades médicas
Subtotal
Perfidia (engaño)
Uso indebido de medios de transporte sanitario
para acciones de conflicto armado
Infracciones
117
12
19
158
39
52
7
6
3
413
Infracciones
38
52
12
12
114
Infracciones
0
56
59
10
6
131
Infracciones
Víctimas
128
14
27
246
105
69
10
7
4
610
Víctimas
2
0
1
0
3
Víctimas
0
0
1
3
0
4
Víctimas
12
2
Uso indebido de la identificación del personal
sanitario en acciones de conflicto armado
1
1
Subtotal
Violaciones al secreto profesional
Obligar a revelar información protegida
Castigar la revelación lícita de información a la autoridad
Subtotal
Total
13
Infracciones
0
0
0
671
3
Víctimas
0
0
0
620
Situación de la misión médica en Colombia
Además de los avances en la normatividad, en Colombia se han realizado esfuerzos para proteger a la misión. Uno de ellos fue la creación de
la Mesa de Trabajo por el Respeto a la Misión Médica, conformada por
representantes de entidades gubernamentales nacionales y departamentales, la academia y ong. Se constituyó como un espacio de debate para
hacer efectiva la política pública sobre el tema. Sus líneas de acción son:
capacitación en dih, atención a miembros de la misión médica que por su
actividad hayan sido víctimas del conflicto armado, la masificación del uso
del emblema y la sensibilización sobre el papel de las misiones.
En la ii Jornada de Respeto a la Misión (2003) se suscribió la “Declaración de compromiso por el respeto a la misión médica y sanitaria en
Colombia”, que fue firmada por más de 50 organizaciones de la sociedad
civil y entidades del Gobierno.
De acuerdo con el Informe Anual 2005 Misión Médica, del Programa
Presidencial de Derechos Humanos y dih de la Vicepresidencia de la
República, se aprobó el Programa Nacional de Salud 2002-2006, dentro
del cual se contemplaron políticas sectoriales para respetar y garantizar
los derechos y deberes de la misión médica.
El Gobierno Nacional y los gobiernos locales, las organizaciones de
la sociedad civil, la comunidad internacional y la Organización de las
Naciones Unidas (onu) han hecho esfuerzos en materia de capacitación,
difusión y prevención de las infracciones contra la misión médica. También se han creado comités departamentales sobre el tema. Sin embargo,
continúan presentándose infracciones contra la misma. En 1998 el Comité
Internacional de la Cruz Roja —cicr— publicó un informe según el cual
entre 1995 y 1998 se cometió una infracción contra la misión médica cada
1,6 días, entre ellas, el homicidio a un miembro de las mismas cada tres
semanas. En 2003 la Asociación Nacional de Trabajadores y Servidores
Públicos de la Salud —Anthoc— registró que entre enero de 2001 y abril
de 2003 se produjeron en promedio tres homicidios por mes4.
De acuerdo con el Ministerio de la Protección Social, entre 1997 y
2004 se cometieron 671 infracciones y hubo 620 víctimas (cuadro 1). En
el período comprendido entre el 1 de enero de 2004 y el 24 de enero de
2006 se registraron 74 infracciones y 74 víctimas. La mayoría de las infracciones fueron contra la vida y la integridad personal y, en segundo lugar,
contra la infraestructura sanitaria. Caquetá, Tolima y Putumayo fueron
los departamentos más afectados entre 2004 y 2006. Se están realizando
esfuerzos conjuntos para garantizar el respeto a la misión médica. Y en
ese sentido es necesario entender que no es un instrumento de guerra,
sino un instrumento humanitario que debe ser respetado. Como señala el
Ministerio de la Protección Social en el Manual de la misión médica: “En
tiempos de crisis los colombianos debemos humanizar nuestro comportamiento diario y si nuestra decisión es clara, estamos construyendo una
nueva cultura de vida para nuestra afligida Colombia”. W
3. Tomamos esta información de: Ministerio de la Protección Social, Manual de la
misión médica, Bogotá, 2004.
4. Camilo González Posso, Diagnóstico y recomendaciones para la protección de la misión
médica en medio del conflicto interno, Bogotá, Indepaz, 2005.
8 • hechos del callejón
Fuente: Ministerio de la Protección Social, Viceministerio de Salud y Bienestar.
Así vamos
La sociedad civil:
poder para trabajar por la paz
Las iniciativas de las organizaciones sociales son ejemplo de su capacidad para actuar y crear acciones
que las blinden frente a los hechos de los actores armados ilegales. Es necesario promover y divulgar
las acciones locales y ampliar las alianzas entre las pequeñas organizaciones y aquellos actores que han
cumplido un papel estratégico dentro del movimiento social por la paz.
L
© Cortesía Simone Bruno
a sociedad civil es entendida como el conjunto de asociaciones voluntarias que no son parte del Estado y sin embargo
ejercen alguna forma de poder social: los partidos políticos,
los movimientos ciudadanos, los medios de comunicación, la
empresa privada, los gremios, los sindicatos, las iglesias y las
ong, en general, se consideran parte de dicha sociedad1.
En Colombia, “su mayor grado de cobertura (de la sociedad civil), de
unidad y de visibilidad se ha producido en torno a la condena de la guerra y el clamor por la paz”2, aunque no ha sido ése el único tema de su
acción. Aun cuando la población civil ha sido forzada al desplazamiento,
víctima de minas antipersona, de secuestros, de homicidios y de masacres,
continúa organizándose y creando acciones que la blinden frente a los
hechos de los actores armados ilegales buscando recuperar la dignidad que la violencia
les arrebata. Pues mientras el conflicto intenta
erosionar, fragmentar y debilitar la sociedad
civil afectando su capacidad de acción colectiva
y la efectividad y fuerza que ella incuba, hay
sectores y organizaciones que buscan fortalecer sus acciones desde una lógica civilista
y no violenta. Pero, ¿cuál ha sido el papel de
las organizaciones de la sociedad civil en el
proceso de construcción de paz en Colombia?
¿Cuáles han sido las estrategias de acción más
efectivas para acercar esa meta?
En realidad, los impactos de alcance nacional han sido diferentes a los de alcance local.
Aún se recuerda en el país lo que significó en
los ochenta y noventa, por ejemplo, el Movimiento por la Vida, que luego conformaría la
Red Nacional de Iniciativas Contra la Guerra
y por la Paz (Redepaz); la creación de la Comisión de Conciliación Nacional, la Asamblea
Permanente de la Sociedad Civil por la Paz y
el Movimiento de las Mujeres por la Paz. “El
momento culminante del movimiento de la
Sociedad Civil por la Paz”, como lo recuerda el
Informe de Desarrollo Humano para Colombia
El conflicto, callejón con salida, fue el Mandato
por la paz, la vida y la libertad, por el que cerca
de diez millones de colombianos votaron de
manera afirmativa.
1. pnud, Informe Nacional de Desarrollo Humano para
Colombia 2003, El conflicto, callejón con salida. Bogotá,
pnud, 2003, p. 447.
2. Ibid., p. 447.
Hay muchísimas iniciativas para educar por la paz y
promover una cultura de los derechos humanos.
9 • hechos del callejón
Así vamos
La iglesia católica, las ong de paz y derechos humanos, el sector
privado, gremios y la intelectualidad han tenido papeles estratégicos3.
Un rasgo sin duda significativo que comparten todos estos actores es su
esfuerzo dirigido a la búsqueda de la paz por la vía de la negociación,
del diálogo o de acuerdos con los grupos armados ilegales.
Paralelamente con estos movimientos e iniciativas, que quizá han
contado con mayor visibilidad dada la relevancia y el impacto del conflicto armado en la vida nacional y los vaivenes de la política nacional
que sitúan este tema, también se identifica un sinnúmero de iniciativas
ciudadanas puntuales. Se trata de proyectos, programas, procesos y experiencias desarrollados por organizaciones civiles que actúan frente a
y capacidad que ellas despliegan es que son un bastión enorme para explorar nuevas salidas y alternativas a los intentos hasta ahora buscados.
La comunidad internacional y el Sistema de las Naciones Unidas también
se han comprometido con estas iniciativas que buscan la reconciliación.
Así, por ejemplo, lo ha hecho el Programa de las Naciones Unidas para
el Desarrollo a través del Banco de Buenas Prácticas para superar el
Conflicto y el Programa de Reconciliación y Desarrollo-Redes.
Dinámicas locales y regionales
Las iniciativas locales están encaminadas a solucionar contextos complejos, problemas puntuales y propios de una determinada comunidad.
Así su cobertura sea reducida porque se limita a lo local,
ha sido valioso su impacto en términos de bienestar.
La relevancia de las iniciativas locales en la Pequeñas organizaciones locales han creado sus propios
reconstrucción social evidencia la necesidad de espacios para poder actuar, a veces, en concordancia con
las políticas públicas establecidas y otras de manera abdestacar su papel y consolidar su esfuerzo”.
solutamente creativa y autónoma. Así, la población se ha
organizado para defender los derechos humanos, prevenir
las acciones generadas por los grupos armados ilegales para protegerse el reclutamiento o buscar la resolución pacífica de conflictos. Exploran los
alcances de la educación y la cultura para la paz y la manera de proteger
de su impacto, reparar el daño o para evitar que se extienda.
Desde el punto de vista local, existen numerosas experiencias que a la infancia de un destino que no ofrezca opciones la vida. Reconstruyen
sin mucho ruido y quizá con la premura de resolver pacíficamente los familias y comunidades enteras para que las víctimas retomen una vida
conflictos que los afectan día a día generan mecanismos y acciones independiente y económicamente viable, para que desvinculados de los
concretas que responden con efectividad a las dificultades que las comu- grupos armados ilegales se reintegren a la legalidad... en fin, realizan
nidades enfrentan. Se trata de iniciativas locales que también cumplen acciones concretas que, en pequeña escala, son esfuerzos tangibles de
un papel central en la construcción de paz, pues, como se resalta en el construcción de paz.
Es inmenso el universo de acciones específicas que salvan vidas,
indh de 2003, una clave fundamental para superar el conflicto está en
entender las raíces locales que lo animan, las racionalidades específicas reparan daños, frenan las acciones violentas o fortalecen las acciones
colectivas y el valor civil para sobreponerse a ellas. Todas son expresión
que le dan cuerpo y las dinámicas que lo reproducen en lo local.
No significa que las iniciativas locales tengan mayor importancia para del esfuerzo local para resolver una situación concreta pero, al mismo
la construcción de la paz que aquellas que se debaten en el terreno de las tiempo, tienen la capacidad de incidir en las políticas públicas locales,
decisiones más generales y que se desarrollan en la arena de la opinión como ya lo han demostrado las constituyentes municipales de Mogotes,
pública y los sectores de poder. El alcance del significado de los esfuerzos Tarso o Micoahumado.
Estas y muchas iniciativas más, que están aún en mora de ser rescatadas
locales está aún por verse. Lo que sí se puede adelantar por la naturaleza
del anonimato y merecen tener la oportunidad de ofrecer su ejemplo a
otros, dan muestra de las posibilidades de acción de la sociedad civil para
3. Ibid., p. 448.
actuar por sí misma frente a
situaciones que atenten contra sus derechos. Así, hacerle
el frente a la violencia de
diferentes formas y trabajar
por la paz han sido opciones
que hasta la más pequeña
comunidad ha tenido que
afrontar.
Estas iniciativas han evidenciado que el cambio y la
reconstrucción social pueden
generarse desde iniciativas
localizadas en comunidades
específicas, es decir, desde
lo micro. Por ello, puede ser
de vital importancia para
© Cortesía El Tiempo
“
La sociedad civil se ha unido para
trabajar por la paz.
10 • hechos del callejón
© Cortesía El Tiempo
identificar rutas más seguras en la construcción
de la paz que se garantice
su sostenibilidad en el
tiempo y se incremente el
respaldo de la sociedad a
estas acciones que, en el
ámbito de lo microsocial,
pueden develar las claves
centrales para la resolución de esta violencia de
tan larga duración.
Si bien se reconoce el
papel desde lo micro, ello
no significa que se deba
reducir su acción a este
ámbito. Al contrario, se
trataría más bien de darle
continuidad a sus acciones Sectores de la sociedad civil y organizaciones buscan fortalecerse a través de las acciones pacíficas.
y lograr una mayor cobertura de las mismas para llegar a las transformaciones estructurales que los conflictos locales, desplegar acciones solidarias con los sectores
establezcan barreras civilistas al conflicto.
afectados y allanar el camino de la reconciliación.
En este sentido, si las estrategias implantadas son una enseñanza en
Un mayor conocimiento sobre las posibilidades de acción sirve para
la construcción de la paz y generan un impacto en términos de bienestar, aumentar los lazos entre las redes locales, regionales y nacionales y, a
es clave trabajar para ampliar su incidencia tanto a través del territorio su vez, genera una mayor interacción, clave para el fortalecimiento de
nacional como en el tiempo.
la sociedad civil como poder nacional.
La consolidación de una interlocución directa entre estas iniciativas y el
Algunas recomendaciones
Estado ayudaría, también, a la sostenibilidad de estas acciones locales.
Dada la relevancia de las iniciativas locales en la reconstrucción social,
Para que un movimiento social por la paz aumente su efectividad
es oportuno destacar su papel y establecer la necesidad de consolidar probablemente necesita desarrollar alianzas y acciones coordinadas para
ese esfuerzo local y configurar redes solidarias que puedan constituirse potencializar aquellas áreas en donde los diferentes actores se compleen sociedad civil activa. Para esto es clave establecer alianzas entre los mentan. Eso permitiría, además de evitar duplicidades que no contribuyen
distintos actores sociales con la perspectiva de fortalecer las salidas efectivamente a sumar esfuerzos, a superar desconfianzas que pueden
civilistas a la violencia y el tejido organizativo social
que las impulsa.
Ampliar el acceso a la información y al conocimiento
sobre las diferentes experiencias que incrementan la
efectividad de las organizaciones de la sociedad civil
es una de las maneras de generar procesos mucho más
incluyentes que se reflejen en una mayor cobertura e impacto social. surgir cuando se confrontan puntos de vista y estrategias diferentes aun
De esta forma, las comunidades locales deben ser tomadas en cuenta cuando éstas apunten a la construcción consensuada de la paz.
tanto en la divulgación de sus acciones contra el conflicto como en las
“El desconocimiento o, incluso, el recelo abierto entre sectores muy
oportunidades de entrenamiento y capacitación para el fortalecimiento diferentes como lo son las organizaciones de la sociedad civil (osc), los
de la sociedad civil.
medios de comunicación, la academia, etc., constituyen una barrera que
Además, para llevar las prácticas locales y regionales un paso más dificulta identificar ventanas de oportunidad en las múltiples alianzas
allá y hacerlas sostenibles es importante fortalecer el tejido organizativo posibles”4.
social de modo que, de acuerdo con las múltiples opciones que ofrece
Para quienes buscan soluciones efectivas a los conflictos colombianos
la ya de por sí amplia y compleja variedad de acciones, se exploren es claro que hay que actuar por encima de las diferencias y lejos de personuevas vías y se amplíen los resultados de sus acciones.
nalismos. El objetivo debe ser fortalecerse y organizase eficientemente.
La divulgación de acciones constructoras de paz, de reconciliación
Para ampliar cada vez más la cobertura y el impacto de las acciones
y desarrollo estimula a las comunidades a desarrollar sus propias ini- colectivas por la paz, la sociedad civil deberá enfocarse en reducir la
ciativas y es un motor para comunidades con características similares fragmentación y actuar más fortalecida en la búsqueda de un objetivo
que aún no han encontrando la manera de enfrentar su realidad o que común que, a estas alturas, es un anhelo nacional. W
no están concientes de su poder.
Es clave encaminar los esfuerzos para incrementar la capacidad de 4. Kristian Herbolzheimer Flamtermesky, Diplomacia ciudadana en conflictos armados: el
sectores concretos de la sociedad civil y transformar constructivamente
caso de Colombia. Universitat Autònoma de Barcelona, noviembre 2004, p. 7.
“
Para quienes buscan soluciones efectivas a los
conflictos colombianos es claro que hay que actuar por
encima de las diferencias y lejos de personalismos”.
11 • hechos del callejón
© Cortesía El Tiempo
¿Cómo nos ven?
Hablar de lo que pasó en 36 años de conflicto llevó a muchos ciudadanos de Guatemala a trabajar conjuntamente para superar sus miedos y enfrentar una nueva vida.
La experiencia de reconstruir
la memoria histórica
El Proyecto de Reconstrucción de la Memoria Histórica en Guatemala fue un intento por generar una
movilización colectiva en torno a la memoria y la experiencia de las víctimas , un trabajo para poner en
la agenda de la transición sus necesidades y una manera de luchar contra la impunidad.
Por Carlos Martín Beristain
Médico, doctor en psicología y coordinador del Informe del Proyecto de Reconstrucción de la Memoria Histórica en Guatemala
E
n 1995, dos años antes de la firma de los Acuerdos de Paz entre
el gobierno de Guatemala y la guerrilla de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (urng), la Oficina de Derechos
Humanos del Arzobispado (odhag) y las diferentes diócesis de
la iglesia católica iniciaron un proyecto para recoger testimonios sobre las violaciones de los derechos humanos en ese país.
La iniciativa se llamó Proyecto de Reconstrucción de la Memoria
Histórica en Guatemala (Remhi). Como parte del proyecto surgió el
informe Guatemala: Nunca más, presentado al país en 1998 luego de
recoger 5.180 testimonios de víctimas y supervivientes. Dos días después
su coordinador general, el obispo Gerardi Conedera, fue asesinado
en un oscuro atentado, en el cual participaron miembros del ejército
guatemalteco, lo que muestra las dificultades a las que se enfrenta este
trabajo de reconstruir la memoria. Este artículo presenta reflexiones
sobre la experiencia del proyecto Remhi, así como algunos aprendizajes
sobre la reconstrucción de la memoria de víctimas y sobrevivientes.
Comencemos con parte de uno de los testimonios:
12 • hechos del callejón
Los efectos de esto son desastrosos: uno poco a poco se va aniquilando, muriendo en una sociedad donde no es permitida la vida. Yo no he recuperado
la vida. Y en particular, que se aniquilaron tantas expectativas que habíamos
tenido. La esperanza es que —yo creo— no fue inútil ese gran sacrificio que soportaron. Necesitamos saber lo que pasó. Estar seguros de que en algún momento
murieron. Y esclarecer la responsabilidad de los autores. No se puede establecer
venganza, pero sí que se siente el precedente para que no vuelva a ocurrir1.
El proyecto Remhi estaba sustentado en la convicción de que además
de su impacto individual y colectivo, la represión política le había quitado
a la gente su derecho a la palabra. Frente al gran desafío de dar a conocer
la verdad e investigar responsabilidades, este proyecto se convirtió en
un esfuerzo alternativo y complementario a lo que podría hacer la futu1. odhag (Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala), Informe Proyecto
Interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica, Guatemala: Nunca más.
Impactos de la violencia, Tibás, Costa Rica, LIL/Arzobispado de Guatemala, 1998.
© Cortesía Simone Bruno
ra Comisión de Esclarecimiento Histórico (ceh),
cuyo acuerdo básico había sido ya logrado sobre
el papel en las negociaciones entre el gobierno y
la guerrilla. Esta Comisión empezó a trabajar dos
años después en un país multicultural, plurilingüe
y aún dominado por el miedo. Guatemala, con 11
millones de habitantes y aproximadamente un 60%
de población indígena maya, vivió una guerra de
36 años, que dejó cerca de 200.000 muertos y desaparecidos. En los ochenta el Ejército desarrolló
una campaña de “tierra arrasada” para erradicar a
la guerrilla, que produjo cientos de miles de refugiados y desplazados internos, así como 400 aldeas
destruidas y más de 600 masacres. El Ejército y los
grupos paramilitares (pac) fueron responsables del
95% de las violaciones, y la guerrilla, del 3%.
La memoria se mueve
El Remhi fue, en este sentido, un intento de generar
La sociedad fue la principal beneficiada en el camino de buscar la verdad, a pesar del dolor que ello significó.
una movilización colectiva en torno a la memoria
y la experiencia de las víctimas para contribuir a los procesos de recons- el proyecto a las comunidades, un anciano de la comunidad de Quiché
trucción posconflicto. Se trataba de incluir en la agenda de la transición las nos dijo: “Es tiempo de hablar y nosotros queremos participar en este
necesidades de las víctimas y la lucha contra la impunidad, como nuevas proyecto. Pero también queremos saber qué van a hacer ustedes si hay
bases para la reconstrucción de la sociedad guatemalteca, fracturada por problemas, ¿se van a ir o se van a quedar con nosotros?”.
décadas de opresión, violencia y exclusión social de la población maya.
Cada historia estaba impregnada de sufrimiento, pero también de muchas El sentido de la memoria
ganas de vivir y de resistencia. El testimonio tenía que ayudar a reconocer Para las víctimas y los familiares que dieron sus testimonios, el conoel dolor, pero también a rescatar la dignidad que la violencia había tratado cimiento de la verdad era una de las principales motivaciones. Mucha
de suprimir. Mucha gente dio su testimonio después de diez o quince gente se acercó para contar su historia porque no había sido escuchada
años de silencio. Para las víctimas y los familiares, denunciar lo que antes, y agregaba un “Créame”. Esa demanda implícita de dignificación
han sufrido es el primer paso para superar el miedo o aprender a vivir está muy ligada al reconocimiento de la injusticia y a la reivindicación
con el dolor de otra manera. También es el camino para enfrentar el de las víctimas y los familiares como personas cuya dignidad trató de ser
presente y mejorar las condiciones de vida. Sin embargo, a veces hay arrebatada: “nos hicieron más que a los animales”. Un motivo más para
silencios que son también datos e historias que tienen que ser conta- dar los testimonios fue la posibilidad de que se investigara el paradero
das. Cuando estábamos investigando la violencia contra las mujeres les de sus familiares y se realizaran exhumaciones. Detrás de muchas de esas
preguntamos a los líderes comunitarios si la violación sexual había sido demandas había no sólo necesidades psicológicas sino también problemas
frecuente, ya que sólo habíamos podido recoger 145 casos (en total se prácticos, como los cambios en la titularidad de la tierra o la recuperación
tomaron 5.180 testimonios de todo tipo de violaciones). Ellos agacha- de sus propiedades. Otras se acercaron para pedir justicia y castigo a
ron la cabeza y guardaron silencio. Esa información no apareció en las los culpables, que en muchas ocasiones eran victimarios conocidos en
estadísticas aunque es un hecho histórico y una experiencia colectiva. las comunidades. Tener en cuenta las necesidades y perspectivas de
Así también se evidenció al conocer testimonios en el municipio de San las víctimas —incluyendo el ajuste de expectativas poco realistas— es
Martín Jilotepeque, departamento de Chimaltenango, donde empezaron básico para que cualquier proceso sea reparador.
las masacres. Una mujer nos contó su historia, en la que hablaba de seis
víctimas. La entrevistadora estaba confundida porque en medio del relato Implicaciones de la recolección de testimonios
sólo sabía de la historia de cinco de ellas. “¿Y la sexta?”, le preguntó. “A Para las entrevistas hacíamos siempre siete preguntas básicas: ¿qué
la sexta no tuvimos tiempo de ponerle nombre... Había nacido hacía un sucedió?, ¿cuándo y dónde?, ¿quiénes fueron los responsables?, ¿qué
mes”, respondió. Estos dos ejemplos muestran la importancia de atender efectos tuvo ese hecho en la vida de la víctima?, ¿qué hizo para enfrenlas formas de violencia que muchas veces se vuelven invisibles.
tarlos?, ¿por qué cree que sucedió? y ¿qué habría que hacer para que no
volviera a suceder? Esas preguntas trataban de recoger el conjunto de la
Miedo y acompañamiento
experiencia. Algunas hacían referencia a los hechos y otras a la experiencia
La investigación de las violaciones de derechos humanos es también un subjetiva y las consecuencias de la violencia, a la postura activa de los
riesgo. En muchos países la gente ha tenido la experiencia de que cuando sobrevivientes, al significado que le daban a los hechos, a sus demandas
ha levantado la voz o la cabeza les han golpeado de nuevo. El proyecto y esperanzas. Los cerca de 600 entrevistadores (o animadores) con los
Remhi trató de ayudar a la gente a enfrentar el miedo, proporcionando un que trabajamos fueron miembros de las propias comunidades y agentes
espacio de confianza y seguridad, trabajando desde las propias comuni- de la pastoral. Eso facilitó su acercamiento a la gente, que se generara
dades y comprometiéndose. Al inicio, cuando estábamos presentándoles confianza y un sentido de reconstrucción del tejido social. La formación y
13 • hechos del callejón
© Cortesía Simone Bruno
¿Cómo nos ven?
Luego de un largo proceso, las víctimas de la violencia y sus familiares han logrado recuperarse.
capacitación de los entrevistadores se convirtió en una estrategia clave.
Durante la recolección de los testimonios actividades como talleres y
celebraciones fueron importantes para acompañar el proceso.
¿Cómo se encontraban las víctimas?
Diez o quince años después de los hechos, la mayor parte de las personas
que dieron su testimonio todavía mostraban problemas, como recuerdos
traumáticos, vivencias de tristeza, sentimiento de injusticia, trastornos de
salud, duelo alterado y soledad. La violencia también atacó las bases de
identidad comunitaria. Las comunidades mayas se vieron afectadas por
la desconfianza, por el miedo o por los cambios culturales. Eso evidenció
la necesidad de concentrarse en la víctima individual y de analizar los impactos colectivos y las medidas para ayudar a la recuperación comunitaria.
Todo esto señala la importancia de poner en marcha, paralelamente, programas que ayuden a la gente a suplir sus necesidades más apremiantes.
Eso incluye un apoyo psicosocial que no descontextualice sus experiencias,
tener en cuenta la investigación sobre los desaparecidos y la necesidad
de incluir ritos colectivos y formas de sanción social a los perpetradores
como parte del acompañamiento a las comunidades afectadas.
Los procesos locales
Hablar de lo que pasó llevó también a denunciar cementerios clandestinos y a realizar ceremonias como la de la comunidad de sahakok en Alta
Verapaz, al norte del país, donde los ancianos soñaron con una cruz en lo
alto del cerro donde habían quedado sin enterrar tantos de sus hermanos
y familiares. Se organizaron 28 comunidades para materializar ese sueño.
Y lo lograron: en la montaña, además de los restos de las víctimas, se escribieron sus nombres (en total 916), recogidos por esas comunidades.
En otros lugares de la misma región, como en Chicoj, mucha gente quiso
dar a conocer su historia de forma pública, pero también compartirla con
otras comunidades con las que se encontraban enfrentadas o distantes
como consecuencia de la guerra. Esa era una forma de hacer un proceso
de reconciliación local. Por otra parte, las exhumaciones de cementerios
clandestinos hicieron que la verdad de las víctimas se exhumara con los
restos. Eso generó que las víctimas pudieran levantar la cabeza, que se
abriera para ellas un espacio social y que los victimarios se sintieran
14 • hechos del callejón
cuestionados en su arrogancia y poder. Estas son pequeñas
muestras, pero todas importantes, de los pasos hacia la
reconstrucción y reconciliación local, que no puede darse
mientras unos mantienen el poder de coacción sobre otros.
Devolución y trabajo comunitario
Mucha gente que dio su testimonio consideraba que la búsqueda de la verdad no terminaba con la elaboración de un
informe, sino que la memoria tenía que volver a donde nació
y apoyar el proceso de reconstrucción social, mediante la
producción de materiales, realización de ceremonias, etc.
Al principio algunos nos dijeron: “la guerrilla y el gobierno
ya van a firmar la paz... ¿pero qué pasa con todo el daño y
las fracturas en nuestras comunidades?”. Fue importante
escuchar las demandas de los sobrevivientes, que incluyeron el respeto a los derechos humanos, verdad y justicia;
cambios sociales para la paz, incluyendo desmilitarización,
y cambios socioeconómicos, reparación y resarcimiento a
las víctimas.
Memoria contra el horror
El informe Remhi también ayudó a desvelar los mecanismos que hicieron
posible la crueldad y sevicia extrema de la violencia contra la población
civil que se vivió en Guatemala. Y esto se pudo hacer no sólo a partir de los
testimonios de miles de víctimas, sino también de algunos perpetradores
que describieron el sistema de formación de cuerpos militares basado en
el reclutamiento forzoso, en un entrenamiento en la obediencia, en un
fuerte control de grupo y en la complicidad en las atrocidades. Esto demostró que el problema no podía circunscribirse al victimario en términos
individuales, puesto que estábamos hablando de violencia organizada.Ese
sistema explica, en gran medida, el carácter tan destructivo que tuvo la
represión política, que también se manifiesta hoy en día, en la posguerra,
en numerosas formas de violencia, ya que una gran parte de esa red se
mantiene intacta. En Guatemala, como en otros muchos países, que la
tragedia no se repita depende, en gran medida, del desmantelamiento
de los mecanismos que han hecho posible el horror.
Los resultados invisibles
Aunque el conflicto armado terminó, sus consecuencias se manifiestan
a largo plazo y amenazan el futuro de la convivencia. En primera línea
de la agenda de la posguerra está acabar con la impunidad, enfrentar los
problemas sociales, como la propiedad de la tierra, y crear condiciones
políticas reales para la participación social. El informe Guatemala: Nunca
más fue publicado y dado a conocer de manera amplia. Un resumen del
mismo también se difundió masivamente. Pero el trabajo del proyecto
Remhi no terminó con dicha publicación y difusión: en numerosos lugares
del país ese trabajo por la memoria sigue caminando en forma de procesos locales, de demandas hacia la Comisión Nacional de Reparación o
el trabajo de organizaciones de derechos humanos. Más globalmente, el
trabajo de reconstrucción de la memoria trató de ampliar los límites que
aún hoy quieren imponer quienes siguen detentando el poder político y
económico en Guatemala. Este trabajo ha estimulado, también, el logro
de resultados a veces invisibles en medio de las enormes dificultades de la
posguerra, como el impulso de las demandas de las víctimas, los procesos
comunitarios, el conocimiento de la verdad y los pasos en la lucha contra
la impunidad, que son una esperanza para el futuro. W
El invitado
¿Reconciliación en
medio del conflicto?
Todo lo que se haga por la verdad, la justicia y la reparación debe tener en la mira los derechos de las víctimas. Pero, con la misma fuerza, debe contemplar el derecho de la sociedad a construir un futuro de paz
y convivencia en medio de una sociedad reconciliada. Eso significa defender los derechos de las víctimas
futuras —que no serán otras que nuestros hijos— en caso de que el conflicto continúe sin solución.
Carlos José Herrera Jaramillo
Miembro colaborador del Instituto de la Paz y los Conflictos, Universidad de Granada, España.
Director de la Especialización en Resolución de Conflictos, Universidad Javeriana
L
a reconciliación tiene muchos significados e
interpretaciones: algunos consideran que es una
especie de ideología perversa de la impunidad
y otros afirman que es el único programa que
puede contribuir a la reconstrucción del tejido
social y político en sociedades gravemente golpeadas por
la violencia, como la nuestra.
Los perpetradores de hechos violentos suelen ser agudos propagandistas de la reconciliación; buscan “perdones
sumarios” argumentando con frecuencia que no es conveniente revolver
en el pasado y que hay que dar vuelta a la hoja de la violencia. Las víctimas suelen inclinarse por exigencias de aplicación de la justicia y, en
ejercicio de sus incuestionables derechos a la verdad y a la reparación,
exigen que no impere la impunidad.
En medio, muchos sectores como las organizaciones defensoras de
los derechos humanos, organizaciones sociales o personas a quienes
el conflicto no atacó directamente toman una u otra posición según las
más variadas motivaciones. Es así como se acuñan muchas ideas sobre
el asunto: sin reparación material total no habrá reconciliación; si
todos los perpetradores no son juzgados y condenados hasta el último
minuto de sus vidas la reconciliación no sólo no será posible sino que
será moralmente inaceptable; toda la verdad, de inmediato, es una
condición irreemplazable para la reconciliación.
Cada una de esas frases tiene en sí misma una fuerza enorme y una
dosis incuestionable de verdad. Pero tomadas fuera de contexto pueden
llegar a ser peligrosas.
En medio de su dolor, las víctimas pueden ir comprendiendo que su
derecho a la verdad, la justicia y la reparación puede adquirir muchas
formas intermedias que les permitan mitigar ese dolor y sanar sus heridas, haciendo a la larga algunas concesiones. En medio de su soberbia
(o de su arrepentimiento, lo cual es posible) los perpetradores deben
comprender que deben pagar a la sociedad por lo que hicieron, y que
dejar las armas y desmontar las estructuras (aun si se hace de verdad)
puede no ser suficiente.
Y entre ambos, con la sociedad en medio, se pueden construir acuerdos moralmente aceptables y políticamente sostenibles. Eso significa
pensar el proceso en clave de reconciliación: sin fundamentalismos
de ningún tipo, con pragmatismo y con una opción fundamental de
futuro: hay que encontrar el camino para que todos vivamos juntos en
una sociedad reconciliada.
La Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación
ha recorrido este casi primer año de su existencia con
mucha prudencia. Ha empezado a seguir el proceso de
desmovilización y reinserción y seguramente producirá
pronto recomendaciones de fondo para enderezar las
visibles dificultades que se advierten. Y ha definido que
liderará, en desarrollo de su mandato legal, un proceso
de reparación integral en el que tendrán cabida todas las
víctimas. Son dos decisiones de largo aliento que darán
vida a la Comisión. Este es un espacio muy importante.
Falta avanzar en la concreción de la otra mitad de su mandato: la
reconciliación. Obviamente, la reconciliación de Colombia no está en
manos de la Comisión, pero sí puede estar en sus manos la posibilidad
de liderar un proceso que le permita al país trabajar en la reconciliación. Ese plan debe empezar desde ahora, conociendo, reconociendo y
sistematizando las múltiples expresiones de reconciliación que a diario
construyen las comunidades; haciéndolas visibles y poniéndolas en
red; haciendo pedagogía de la reconciliación; conociendo cómo se han
solucionado estos problemas en otras partes del mundo; contribuyendo
a que los miles de colombianos que piensan como las Madres de la
Candelaria, en Antioquia, puedan repetir con ellas: “Que nuestro dolor
sea propuesta”, “Nunca más, ni una más” “¡Otro Oriente es posible!”,
“Queremos pasar de víctimas a ciudadanos”, “Nuestro horizonte es la
reconciliación”.
En Sudáfrica se cedió en el tema de la justicia pero se exigió verdad.
En Irlanda del Norte se aplicó la justicia pero con penas alternativas
muy bajas. En Uganda se pide a la Corte Penal que permita amnistiar a
un grupo fundamentalista religioso para que el país pueda vivir en paz.
En Argentina y Chile la sociedad civil nos enseñó que con empeño se
puede avanzar en conseguir justicia, verdad y reparación. Hay muchos
ejemplos y caminos que debemos conocer, buscar y tejer con paciencia,
con pedagogía, con decisión de reconciliación.
Por eso resulta clave comprender que todo lo que se haga desde
ahora (en desmovilización, desarme y reinserción —ddr—, verdad,
reparación, etc.) debe realizarse con el ánimo de que la sociedad se
reconcilie. Y para ello será necesario buscar una salida digna para todos
los sectores, dado que la reconciliación es, sobre todo, una herramienta
de futuro a través de la cual una sociedad decide vivir junta y en paz
sobre nuevas bases. W
15 • hechos del callejón
La página humanitaria
Promover la paz
desde la comunicación
La comunicación es una actividad humana fundamental y transversal a todo el tejido social y cultural
de las comunidades. Por ello, desde el ámbito de la comunicación, la unesco ha concebido, fomentado,
desarrollado y evaluado diversas iniciativas en favor de la paz y la reducción de los conflictos.
Por Alejandro Alfonzo
Consejero de Comunicación e Información de la unesco para América Latina, sede San José (Costa Rica)
L
mediante el diálogo y la negociación, que garantizan a todos el pleno
ejercicio de todos los derechos y proporcionan los medios para participar plenamente en el proceso de desarrollo de su sociedad”.
En consonancia con lo arriba planteado, Koïchiro Matsuura, director
general de la unesco, señaló que “a pesar de grandes avances en la solución de conflictos existentes desde hace decenios, la paz sigue siendo
demasiado frágil en numerosos países como para que pueda responderse a
las expectativas y aspiraciones legítimas de sus poblaciones al desarrollo,
la democracia y la paz. Los esfuerzos de la unesco por promover una cultura de paz constituirán una contribución muy valiosa a tal empeño”.
Es importante destacar que “la Cultura de Paz debe contribuir al
fortalecimiento de los procesos de democratización, tomando en cuenta
el pluralismo político y la participación activa de la sociedad civil, que
permita a los individuos intervenir en las decisiones que afectan sus
vidas y en la promoción de la dignidad de la persona humana. Claramente se apunta a la construcción y el fortalecimiento de la democracia,
sistema político sustentado en el ejercicio de las libertades públicas, los
derechos humanos, en la participación y en la relación pacífica entre
La defensa de la paz comienza por infundir esperanzas en el porvenir, pensando
especialmente en las generaciones futuras.
© Cortesía Simone Bruno
a ausencia de guerra no es condición suficiente para ganar y
mantener la paz pues es necesario ir a los orígenes y causas
de las situaciones de violencia entre países y dentro de las
sociedades para aplicar soluciones a problemas como la
miseria, la falta de justicia, las conductas autoritarias y antidemocráticas de gobernantes y detentadores de poderes legítimos o
no, la violación de derechos humanos, la falta de oportunidades para
el acceso al conocimiento, al trabajo, a expresar libremente las ideas,
practicar la fe y ejercer el derecho a disentir sin temor a represalias.
Por ello la unesco advierte que “la pobreza y los conflictos son los
principales factores que ponen en peligro la seguridad y la dignidad del
ser humano y la justicia social [...] la intolerancia, la discriminación, la
desigualdad, la ignorancia, la pobreza y la exclusión, entre otros factores, contribuyen a crear un medio propicio para el terrorismo”.
En la línea de la Carta de la Paz de las Naciones Unidas, la Organización propuso y asumió el liderazgo del paradigma de la Cultura de Paz
definida como los “valores, actitudes y conductas que plasman y suscitan
a la vez interacciones e intercambios sociales basados en principios de
libertad, justicia y democracia, todos los derechos humanos, la tolerancia y la solidaridad, que rechazan la violencia y procuran prevenir los
conflictos tratando de atacar sus causas para solucionar los problemas
16 • hechos del callejón
© Cortesía Colprensa
y diferendos (San Salvador, El Salvador, octubre
de 1995);
• Seminario para abordar el tema “Paz, Tolerancia e integración: papel de los medios de
comunicación” (Cuenca, Ecuador, julio 1996);
• Encuentro de Editores y Directores de Periódicos de América Latina para una Cultura de
Paz (Puebla, México, 1997);
• Encuentro de directores y propietarios de
diarios de Ecuador y Perú para “estrechar las
relaciones y amistad entre los medios de comunicación de ambos países”, donde se aprobó la
Cartilla de Prensa por la Paz y la Transparencia
Informativa, texto suscrito por los directores de
periódicos —y también por los representantes
de la unesco en condición de testigos—, donde
asumían la responsabilidad de orientar a sus
En los colegios debe promoverse una cultura de paz cuyos principios sean la libertad, la justicia y la democracia. lectores mediante la difusión de información
confiable (Lima, Perú, noviembre de 1997);
• Encuentro de propietarios y directores de estaciones de radio y
ciudadanos para la negociación, la concertación y la solución equitativa
de televisión de América Latina para una Cultura de Paz (Ciudad de
de los conflictos en toda relación humana y social”1.
Uno de los derechos referidos es la libertad de expresión del ser huma- Panamá, Panamá, marzo de 1999);
• Reunión de directores de diarios de Centroamérica para abordar el
no para dar a conocer —en cualquier ámbito y momento— las opiniones
y puntos de vista que su propia vocación personal, sus intereses y cir- “Tratamiento de la violencia como noticia” y que tuvo su origen en una
cunstancias le dicten en lo político, social, religioso, educativo, filosófico, iniciativa del diario anfitrión, La Prensa Gráfica: la instauración en su recultural, científico, sin que por ello sea censurado o reprimido en cualquier dacción del “Manual para el tratamiento informativo de la violencia”, insforma. Igual importancia tiene el derecho a la información oportuna, trumento guía para un trabajo periodístico (El Salvador, octubre 2005).
Dos proyectos se constituyeron en emblemas de todos los esfuerzos
transparente y libre en relación con el manejo de los asuntos públicos
por parte del Estado, en especial de su administración pública. Aquí y ejemplos de resultados concretos de estos afanes: la Red de Diarios
destaca la libertad de prensa como corolario de la libertad de expresión, de América Latina para una Cultura de Paz (Redipaz), constituida en la
que tiene en contra la sin razón de la violencia —la estatal, la paramilitar, Ciudad de Panamá (octubre 1998) y la Red Latinoamericana de Radios
policial, el terrorismo y las mafias que controlan los tráficos
de narcóticos, personas y armas— que ha dejado una trágica
estadística de periodistas asesinados y medios destruidos
por investigar y dar a conocer hechos ilícitos. En este marco
la unesco, desde su programa de comunicación, ha impulsado proyectos, mecanismos y actividades para “contribuir
a los procesos de reconciliación y construcción de la paz
brindando asistencia a los medios de comunicación independientes con para una Cultura de Paz (Radipaz), fundada en Ciudad de México en
miras a alentar iniciativas de prensa que contribuyan a la construcción de agosto del 2000. Ambos mecanismos asumen como tarea comunicar y
la paz y ayudar a reconstruir y crear entornos independientes y pluralistas fortalecer la cultura de paz mediante el seguimiento, producción, interen materia de medios de comunicación en las zonas que han salido de un cambio, difusión regular y permanente de informaciones sobre la paz,
la integración y el entendimiento entre los pueblos latinoamericanos.
conflicto o una catástrofe”. En América Latina podemos mencionar:
El espíritu y razón de estas actuaciones son sintetizados en la actual
• “Reunión Técnica de Periodistas sobre el Papel de la Prensa a
favor de la Paz, la Tolerancia y la Integración”, realizada con el apoyo Estrategia a Plazo Medio de la unesco (2002-2007), documento donde los
del Convenio Andrés Bello unos meses después de haber concluido el estados miembros determinaron que “en muchas regiones del mundo la
paz sigue siendo algo frágil y precario. Contribuir a preservarla en todas
conflicto Ecuador-Perú (Lima, Perú, mayo de 1995);
• Encuentro sobre el papel de la radio a favor de la disminución de ten- sus dimensiones sigue siendo, por ende, un desafío permanente para la
siones en Centroamérica, conjuntamente con la Asociación Salvadoreña comunidad internacional en general y para la unesco en particular puesto
de Radiodifusión (Asder). Los participantes recomendaron priorizar la que este ideal está consagrado en su Constitución. Su consecución supone
producción y difusión de informaciones que promuevan la tolerancia, el otra tarea, la de erigir la confianza y el entendimiento entre las diferentes
respeto de los derechos humanos y la solución pacífica de controversias culturas y civilizaciones y dentro de ellas, así como entre las naciones,
comunidades y personas, especialmente en situaciones de conflicto agudo
1. Estas anotaciones fueron adaptadas del documento sobre el Primer Foro Interna- y de posconflicto. La defensa de la paz comienza en la propia mente de
cional de Cultura de Paz (informe final), realizado en San Salvador del 16 al 18 de los hombres y las mujeres, a quienes se deben infundir esperanzas en el
porvenir, especialmente pensando en las generaciones futuras”. W
febrero de 1994. Tomado de unesco/cap y unesco/els, pp. 84-85.
“
En muchas regiones del mundo la paz sigue siendo
algo frágil y precario. Contribuir a preservarla en todas
sus dimensiones sigue siendo, por ende, un desafío
permanente para la comunidad internacional”.
17 • hechos del callejón
Buenas prácticas
Una casa con las puertas abiertas a la reinserción
(Viene de la página 20)
© Cortesía Patricia Aley
los lazos familiares, la capacitación para la vinculación laboral y la restitución de sus identidades como
ciudadanos. Trece jóvenes ex combatientes fueron el
punto de partida de esta misión que, poco a poco, le
ha permitido retomar el camino a más de 200 chicos
y chicas mayores de 14 años, desvinculados de los
grupos al margen de la ley.
“A la Casa llegan menores de distintas partes del
país, aunque la mayoría son de la región. Esto para
facilitar la relación con sus familias, porque hay quienes deben permanecer internos hasta que cumplan
su mayoría de edad e, incluso, necesitan continuar
con el programa hasta que puedan independizarse”,
explica Martínez. Una vez están instalados en la institución reciben apoyo psicosocial y son valorados
para determinar su ubicación académica. Definido el
perfil de cada joven, en una institución cercana al
centro toman los cursos de primaria o secundaria en
períodos mucho más cortos que los de las jornadas
académicas normales. Luego se define la vocación
ocupacional de cada adolescente.
En la Casa los jóvenes y adolescentes tienen la
El proceso incluye la comunicación, la renovación del lazo familiar y la capacitación.
opción de formarse como técnicos en 19 especialiese anhelo. También es el sueño de Carolina, hija de un paramilitar y dades, como metalistería, ebanistería, carpintería, mecánica industrial,
enrolada después en la guerrilla, quien hoy espera convertirse en abo- electricidad y panadería. Los programas los ofrece directamente el Centro
gada. O de Elver, que a fuerza de la desidia terminó como guerrillero. de Capacitación Don Bosco a través de un grupo interdisciplinario conforEs el sueño también de Orlando, quien vivió tres años en las autode- mado por dos psicólogos, una trabajadora social y cinco educadores, que
fensas. Y el de Felipe, a quien el amor lo sacó de las filas guerrilleras tienen la misión de acompañar a los ex combatientes en su proceso de
después de nueve años por el monte y los cultivos de amapola: “Sí. tránsito a la vida civil. Esta no es una labor solitaria: El Centro cuenta con
El amor me sonsacó y me arriesgué. Ahora estoy aquí aprovechando el apoyo de diferentes instituciones gubernamentales de orden nacional,
departamental, municipal e internacional.
La Organización Internacional para las
Migraciones (oim), por ejemplo, auspicia
convenios con Profamilia, que permiten
atender a los jóvenes en medicina reproductiva y salud sexual. Esta organización,
además, dotó a la Casa con libros para la
el tiempo y con la meta de vivir una nueva vida”, afirma Felipe. Con capacitación de los adolescentes y contribuyó en la adecuación de
19 años, entre sus clases de bachillerato y las de metalistería (arte de un salón pedagógico. Desde comienzo de este año el Servicio Nacional
trabajar en metales), aprovecha su historia y las de sus compañeros de Aprendizaje (Sena) se unió al programa y tiene a disposición de los
jóvenes sus talleres y otras carreras técnicas que no ofrece el Centro de
para componer música.
Capacitación Don Bosco. También cuenta con el compromiso de empresas de la región, que les permiten a los jóvenes realizar sus prácticas
Una misión que apenas empieza
“Estamos frente a jóvenes víctimas del conflicto. En algunos vemos en ellas. Cuando los resultados son positivos, los contratan. Así, por
reflejada la tristeza de no haber vivido una niñez, la incertidumbre por ejemplo, nueve jóvenes desvinculados han sido empleados en lo que
saber cuál será su mañana y el dolor de estar apartados de su familia. En va del programa. Durante ya casi seis años de trabajo, Casa Puertas
otros se siente ese deber de asumir roles que no les corresponden, dice Abiertas se ha convertido en el hogar de 192 ex combatientes menores
Luis Gabriel Martínez, coordinador del Centro de Atención Especializada de edad, que ya han retomado el camino a una vida sin armas. Otros 30
Casa Puertas Abiertas. Se trata de jóvenes que después de una vida difícil, menores iniciaron su proceso de reinserción. De los dieciséis Centros
dice, “se preparan para asumir el futuro: algunos al lado de sus familias de Atención Especializada que iniciaron labores en el 2001, éste se ha
y otros forjando solos su destino”. Las puertas de este programa están logrado sostener, dice Martínez, quien está seguro de que habrá futuro.
abiertas desde noviembre de 2001, cuando sus miembros empezaron a “Les tengo fe. Este es un proceso importante y confiamos en que será útil
trabajar con el propósito de facilitarles a los jóvenes la renovación de para sus vidas y para el progreso del país”. W
“
El amor me sonsacó y me arriesgué. Ahora estoy aquí aprovechando el tiempo con la meta de vivir una nueva vida”, afirma
Felipe, de 19 años, después de nueve años en el monte ”.
18 • hechos del callejón
Editorial
Un reconocimiento a las
prácticas que construyen paz
R
econocer el valor de las iniciativas ciudadanas de
construcción de paz en Colombia, que dan cuenta de
la gran capacidad e ingenio de los colombianos en
busca de la reconciliación y el desarrollo humano, es
un acto de reconocimiento a las alternativas civilistas
a la violencia y del invaluable papel que ellas cumplen —cotidiana,
constante y vehementemente— para darnos ejemplos concretos y
claros de vida.
En gran medida, se trata de acciones impulsadas por organizaciones de la sociedad civil que se desarrollan tanto en las zonas más
apartadas del país como en los grandes centros urbanos. Con ellas
convergen la diversidad de población víctima de la violencia y los
antiguos responsables de esos actos, algunos ya desmovilizados, con
organizaciones sociales, ong y en general núcleos ciudadanos organizados convencidos de la necesidad de desarrollar acciones colectivas
de resistencia a la violencia desde posturas pacíficas y civilistas.
Son iniciativas emprendidas o apoyadas, en algunos casos, por instituciones y organizaciones como los gobiernos locales o departamentales y el Gobierno Nacional, en desarrollo de las políticas públicas
que se proponen contribuir a la construcción de la paz. Algunas de
ellas también cuentan con el respaldo de la cooperación internacional y de diferentes agencias del Sistema de Naciones Unidas. Así,
por ejemplo, a nombre del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo, pnud, están el Programa de Reconciliación y Desarrollo
Redes y el Banco de Buenas Prácticas para Superar el Conflicto.
En estas iniciativas confluyen acciones concretas para superar
situaciones de crisis o para prevenir daños mayores con la atención
estatal y la solidaridad ciudadana que mayoritariamente expresa
su rechazo a la violencia. Esto representa un avance en la
ética ciudadana, cuyo impacto frente a la fragmentación y
la exclusión puede ser significativo.
El valor de estas acciones, de estas “buenas prácticas”,
proviene entre otras cosas de la riqueza y la capacidad
creadora que cientos de personas invierten para desarrollar iniciativas que, de formas muy variadas, ofrecen
ejemplos concretos susceptibles de convertirse en líneas
claves de la política pública.
En concreto, algunas de esas acciones responden a la necesidad
de atender a las víctimas de la confrontación: las víctimas del desplazamiento, de las minas antipersona, del secuestro o la desaparición
forzada. Son iniciativas que se proponen recuperar a niños, niñas, jóvenes, mujeres y hombres de las marcas emocionales, cuando no físicas,
que les ha dejado la violencia. Son proyectos que desde la atención
psicosocial, la asesoría jurídica o la atención humanitaria inmediata
comienzan también a crear unas nuevas condiciones de vida.
Son iniciativas ciudadanas que ven en los derechos humanos un
instrumento no sólo para garantizar sus derechos sino para convertirlos en ejes rectores de su existencia social. Se proponen no
solamente reconstruir vidas maltrechas, sino comenzar con un nuevo
horizonte que no esté marcado por la violencia y que favorezca condiciones de vida digna. Por ello incluyen proyectos productivos que
garanticen ingresos económicos sostenibles y seguridad alimentaria
respetando el medio ambiente.
También se trata de acciones que hablan de la riqueza del capital
humano que existe y que sólo tiene que ser identificado, reconocido
y emulado.
Recurren también a la capacidad irrenunciable de un espíritu que
se propone transformar el futuro tomando lo mejor que la cultura
aporta a los seres humanos, como las expresiones artísticas, el
folclor y las voces de la historia que se tejen en este país diverso.
Entre todas estas experiencias también se fortalece la democracia y la gobernabilidad local para que la violencia no encuentre ni
espacios ni pretextos para perpetuarse.
En las últimas semanas algunas de estas iniciativas y acciones se
han presentado en diferentes regiones del país (Montes de María,
Valle y Santander) como una muestra significativa de cómo
las comunidades se han organizado para involucrarse en
el diseño de su propio desarrollo, para consolidar las relaciones democráticas entre la ciudadanía y el gobierno
local, para afianzar los escenarios institucionales de participación ciudadana y para fortalecer la convivencia, el
tejido social y los valores civilistas. Son sólo una muestra
de todo su potencial, su capacidad y, especialmente, son
ejemplos concretos y claros de vida. W
Bruno Moro, Representante Residente Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, pnud
Producido por: Área de Desarrollo Humano pnud
Editora: Olga González Reyes
Redacción: Bibiana Mercado Rivera, Karen Heshusius
Colaboradores: María Victoria Duque • OCHA-SSH • Paola García• Agradecimiento Especial: Periódico El Tiempo • Colprensa • Simone Bruno • ACNUR • Concurso de reportaje gráfico sobre derechos
humanos “Colombia: imágenes y realidades”, organizado por la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos humanos y la Fundación Dos Mundos.
Reconocimiento especial: Dirección de Prevención de Crisis y Recuperación (BCPR, en sus siglas en inglés) del PNUD, con sede en Nueva York.
Diseño gráfico y corrección de textos: Editorial El Malpensante S. A. • Impresión: Panamericana Formas e Impresos S. A.
Boletín Hechos del Callejón: CarreraN° 82-76, Oficina, Bogotá, Colombia • Teléfono:6364750 extensión 205–208–202 • Fax: 6364750 extensión 209
Comentarios y sugerencias: [email protected], [email protected] • Visite nuestra página de internet: www.pnud.org.co/indh
Las opiniones y planteamientos expresados no reflejan necesariamente las opiniones del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, su junta directiva, ni los Estados miembros
19 • hechos del callejón
Buenas prácticas
Ejemplos concretos de cómo sí es posible salir del callejón
www.saliendodelcallejon.pnud.org.co
Una casa con las puertas
abiertas a la reinserción
En Cali, más de 200 jóvenes ex combatientes han pasado por la Casa Puertas Abiertas, del Centro de Capacitación Don Bosco. La institución trabaja desde noviembre de 2001, con el propósito de facilitarles a
los jóvenes la renovación de sus lazos familiares, capacitarlos para la vinculación laboral y restituirles
sus identidades como ciudadanos.
© Cortesía Patricia Aley
Por Patricia Aley
Junto con su familia, Cristian empezó a ser un desplazado más en Colombia y, por esas paradojas que tiene la
vida, el destierro terminó por convertirlo en parte del grupo que de niño le
robó el sueño. “Uno de mis padres se
enfermó, tuve que trabajar y dejar la
escuela. Así, me convertí en miliciano
clandestino”, cuenta.
Esa condición la perdió un día de
septiembre del 2005 cuando cayó en
una operación realizada por el Ejército,
que irrumpió en su casa en el momento
en que estaba jugando con el agua del
lavadero. En ese momento, dice, se
le despertó el miedo a la muerte y a
la incertidumbre. “Pasé a una correccional. De ahí a un hogar sustituto. Y
gracias a Dios llegué a Cali”, recuerda
Cristian, quien hace dos meses empezó
una nueva vida.
“A quitarse la cinta”
Llegó a la Casa Puertas Abiertas, del
Los jóvenes pueden formarse en 19 especialidades, como metalistería, ebanistería, carpintería y mecánica, entre otros.
Centro de Capacitación Don Bosco,
ubicado en el populoso Distrito de
n el taller de mecánica donde se mezclan el ruido de llaves, Aguablanca (oriente de Cali), una de las instituciones contratadas por
tuercas, tornillos y el murmullo de un pequeño transistor, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (icbf) a través de su proCristian1, de apenas 15 años, trabaja duro para recuperar su grama de atención a jóvenes desvinculados del conflicto armado.
Este centro salesiano de atención especializada se ha convertido en
vida, que siente que perdió hace seis años.
Fue el día en que cumplía los 9, y coincidió con un ataque guerrillero una opción de vida para jóvenes ex combatientes de grupos armados
que arrasó con el pequeño pueblo tolimense en el que creció. Su mamá al margen de la ley y de sectores vulnerables. Aquí, Cristian espera
lo metió bajo tierra, en su propia casa, para evitar que la arremetida “quitarse la cinta que lo marcó como guerrillero”. Retomó, entonces, el
terminara por llevárselo. Así permaneció cuatro días, en los que alimen- grado segundo de primaria y empezó a especializarse como mecánico de
tó un "pavor irracional" por la muerte y convirtió a la guerrilla en su motocicletas. “Por algo se empieza. He vuelto a soñar con estudiar algo
que me permita ayudar a la gente”, dice. Pero no es el único que tiene
pesadilla.
E
1. Los nombres de los jóvenes fueron cambiados por solicitud de ellos.
20 • hechos del callejón
(Pasa a la página 18)
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