periódico de medicina, cirugía, farmacia y ciencias auxiliares

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de julio de t$5O.
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Madrid que lo sean á la Bibliott-ca.
30 rs id. para los de provincias id.
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PERIÓDICO DE MEDICINA, CIRUGÍA, FARMACIA Y CIENCIAS AUXILIARESHESÜOTEN.
CIRUGÍA PRACTICA: Cáncer escfrrnso en un carrHIo.-Esürpacion.-CompTcta curfccian , por t>. José Maris Santucho.--MEDICIKA I'RACTIr.A -• Continua la memoria
«>bre Ut palpitaciones nerviosas del corazón, por i). Vicente Martínez Montes ~
HIDROLOGÍA MEDICA ESPAÑOL»: Establecimiento de aguas j baños minerales de
Carlos II! en la villa de Trillo.—BIBLIOGRAFÍA: Da la responsabilidad moral médica,
discurso inaugural por D. bionisio Viüantieva y Solis.—VARIEÜABES • Observaciones
prácticas que prueban la falsedad de alRiinos fíe los principios de la doctrina homeopática T contradicciones de Hauncmsnn.—REA1 ES ORDfiNES.--l;RoNl(:*.--VACAKTfis.-AKENUOS.
CIRUGÍA PRACTICA.
eaeirrese en tn earrills. • EsttrpaeUn. curación.
Historia leida en el Instituto Médico Malagueño, en sesión ordinaria de 12 de noviembre de 18i7, remitida por su socio corresponsal
D, José Mária Santucho,
A. N. natural de Churriana, provincia de Málaga , de
tnas de 50 años de edad , alto, de formas bien desarrolladas, color moreno, pelo negro, y con todas las apariencias de sanguíneo con predominio bilioso, habia tenido
durante mucho tiempo, y casi hasta el presente, una vida
activa, ya ocupándose en los cuidados de las labores del
campo, ya en viages á caballo, ya en otras tareas de fuerzas, agilidad y valor. Estos ejercicios sin duda han desarrollado el temperamento adventicio que posee, pues en
su juventud habia padecido apostemas frias en el cuello, ó
escrófulas , que terminadas por supuración, y dilatadas,
acaso imprudentemente, con largas sajaduras, habiandeiado cicatrices grandes é inestensibles en el cuello. No le
habían aquejado vicios adquiridos, y de su matrimonio le
quedan hijos, tan desarrollados como él los -varones, que
son dos, y muy robustas las hembras.
Hace mas de 20 años que, fuese por la resecación producida por el sol, fuese por pellizcarse con los dientes, levantada la epidermis próxima al borde del labio inferior,
y arrancada sin precaución, apareció una ligera escoriación en dicho labio: esto fue en su parte derecha, y fuese
espontáneamente, fuese con el contacto del tabaco, que
entonces fumaba con mucha frecuencia, aquella escoriación llegó á ser una úlcera del tamaño de media peseta. Un
curandero, en Málaga, le aplicó entonces cierto escarótico,
cuya base parece que era el ácido arsenioso, con lo cual
se destruyó aquella superficie y se operó la cicatrización,
.fio sin haber sufrido grandes dolores y quedar el labio
algo tirante. Pasados diez años, poco mas ó menos, durante los cuales de cuando cu cuaudo se levantaba una
íiojita de epidermis hacia la parte izquierda del borde del
mismo labio inferior, efecto del resquebrajamiento que
producía la tirantez de la cicatriz, se formó en dicho sitio
otra ulcerita, sostenida y favorecida por el frote del tabaco, que el enfermo usaba mucho en puros. Esta ulcerita
no era tan dolorosa como la primera, y puede decirse que
ni la una ni la otra tuvieron nunca uu aspecto muy alarmante, ni aparecieron en toda su energía los dolores agudos y lancinantes que caracterizan los cánceres, aunque se
dejaba sentir alguna que otra punzada: asi a lo menos
puede sospecharse por las noticias poco correctas que el
enfermó ha podido suministrar. Esto no obstante, otro
curandero cauterizó y curó de nuevo aquella llaga, usando ciertos polvos en un todo parecidos á los primeros, pero
el enfermo asegura que producían menos dolores. Esta
Tez la cicatriz fué mas estensa, pues se estendió á casi todo
el filo del labio; y como no supieron limitar su acción
produjo una cicatriz esterior quecasi bajaba á la depresión
en que empieza la barbilla, formando allí algunos hundimientos por la pérdida de sustancia y loa pliegues consi-
guientes á la contracción á que habia dado lugar. La s a lud, sin embargo, se restableció y se conservó otros dic/
años, durante los cuales N. se entregó á sus ordinarias
faenas: solo de cuando en cuando se ponía muy delicada
y fina la piel encendida del labio inferior; y este, aunque
tirante, se sostenía engrosado.
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Asi las cosas, habrá como naos tres años que hallándose N. descuidado cerca de un buey de los que se emplean
en las labores del campo, por cierto movimiento de cabeza del animal recibió un golpe en el carrillo izquierdo, no
dado con la punta ó ápice de una asta, sino con la parle
encorvada de ella. Pero la contusión producida fue violenta: hubo abultamiento, tumefacción grande, dolores
agudos y color amoratado de la cara. Tratada convenientemente esta contusión, cedieron al fin sus efectos: solo
quedó en el carrillo un turnorcilo duro, nada doloroso, del
tamaño de una avellana, prominente y notable por la parte
interna, y poco ó casi nada por la esterna: á esto último
contribuiría la tirantez de la piel, que esplicaré luego. Los
emolientes, los resolutivos y otros medios empleados fueron inútiles para la desaparición de este tumor: por tanto
el enfermo, temeroso de alguna degeneración, se trasladó
á Málaga resuelto á sujetarse á una operación , si ella fuese necesaria. Entonces el iodo formó una parte principal
en el tratamiento, hábilmente dirigido por los profesores
D. Joaquin Samper y D. José de Nayas.
Habiendo yo pasado por aquella ciudad á principios del
presente año (1847), asistí con dichos profesores á una
consulta (en 29 de enero), y el enfermo se hallaba en el
estado siguiente*.
El labio inferior formado casi todo su borde por una cicatriz , pero conservando el color natural, se hallaba estirado en la dirección de las comisuras, y su cara anterior
tenia las desigualdades y cicatrices de que ya he hablado:
dicho labio, grueso y tumefacto, parecia acortado del
borde libre á su base; en su parte derecha habia una ligerísima escoriación; como á cuatro líneas de la comisura
izquierda empezaba una ulceracioncita que comprendía
todo el grueso del borde libre, con filos salientes hacia
dentro y hacia fuera, y de aspecto de lardo ensangrentado.
La comisura tenia igual aspecto, formando lo que vulgarmente se llama boquera, y la propia alteración seguía en
la estension de cerca de dos líneas en el labio superior. A
menos de media pulgada de la comisura, el tacto distinguía por la cara interna del carrillo un tumorcito redondeado, adherente á la membrana bucal, con algunas desigualdades, y de notable dureza. Se veía, abierta la boca,
elevación en dicho parage: la membrana bucal parecia
pastosa y ligeramente flogoseada; y co:no la tirantez del
carrillo la aplicaba fuertemente sobre el arco dentario, se
veían permanentes los surcos c impresiones que los dientes
producían, y como callosas las elevaciones que los separaban entre sí. El tumor no era doloroso, y solo de tarde en
tarde producía al enfermo alguna incomodidad, que también se desarrollaba al tacto, principalmente en las ulceritas de los labios y comisura. En todo el cuello habia varias cicatrices, productos délas apotemas frias de que hablé al principio , ó acaso de glándulas ó escrófulas supuradas y abiertas con iuesptrto bisturí. Una de dicha»
cicatrices, estendiéndose desde debajo de la oreja izquierda
hasta mas abajo de la rama de la mandíbula inferior, por
detras de esta, estaba formada sobre la destrucción de una
porción de tejidos: asi daba lugar á la poca estensibilidad
del carrillo, á costa de cuya piel se habían aproximado los
bordes de aquélla antigua úlcera. Tanto en este lado izquierdo cómo en el derecho del cuello se notaban Yarias
glándulas infartadas.
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