COPLILLAS A la ventana se asoma, y en el espejo se mira de la bestia y la paloma. Eso es todo y nada pasa: paloma en el aire es, de labio a oído palabra. La vida pasa volando: palabra en el aire es, paloma de labio en labio. Paloma viva en el aire, de labio en labio volando, quien la escucha es quien la sabe. A mi caballo le suelto las riendas sobre las crines y va en tu busca derecho. Por donde quiera que vaya dele Dios sed a mis labios cuando estén cerca del agua. Y agua cuando tengan sed y a mis ojos dales muerte si no te vuelven a ver. ¡Ay olivar, que lo mismo que vas, vienes, lo mismo vienes que vas! Compañera de compaña, soledad de soledad, ¿quién no te lleva en el alma? ¡Ay Soledad de mi vida, si fuera como debiera contigo me casaría! Que me busquen si me pierdo por los caminos que van, desde tu sien a tu pelo. Y si me vuelvo a perder por los caminos que van, desde tu pelo a tu sien. No se lo digas a nadie: a vivir llamo quererte y a la pena llamo sangre. No paro de recordar aquello que me decía de morir sin libertad. Que me coja la mañana por los caminos que van de tu boca a mi palabra. Y que la noche me coja teniéndote bien cerquita y con tu nombre en la boca. Sierra de piedra y de cabras, cuatro metagallos secos, cuatro encinas destrozadas. Y cuando llega febrero una procesión de lirios que retumba floreciendo. ¡Ay como baja el Genil de la sierra de nieve y agua! Y en la campiña, Guadalquivir le dice: Vente a Sevilla, y al mar. Oh muerte, Córdoba mía, morir sin verte!