un análisis basado en la encuesta de calidad de v

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FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y ECONÓMICAS
CENTRO DE INVESTIGACIONES Y DOCUMENTACIÓN
SOCIOECONÓMICA
CONDICIONES SOCIODEMOGRÁFICAS, POBREZA Y
DESIGUALDAD EN EL VALLE DEL CAUCA:
UN ANÁLISIS BASADO EN LA ENCUESTA DE CALIDAD DE VIDA
DANE 2003
INFORME FINAL
CIDSE-UNIVALLE: Grupo de Investigación sobre Pobreza y
Desigualdad1
Agosto 3 de 2004.
1
Fernando Urrea Giraldo, sociólogo; Jaime Escobar, Juan Byron Correa e Inés María Ulloa, economistas. Los
cuatro, profesores investigadores de Univalle. Héctor Fabio Ramírez, estadístico, investigador del CIDSE.
Owen Ceballos, economista, investigador asociado del CIDSE. Edgar Gómez, estudiante de sociología de
Univalle, como asistente de investigación; y los siguientes monitores, estudiantes de economía de Univalle:
Nini Johana Serna, Alejandra Rengifo y Paula Andrea Lezama.
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CONTENIDO
1. INTRODUCCIÓN.
2. UNA MIRADA A LAS TRANSFORMACIONES SOCIODEMOGRÁFICAS EN EL VALLE
DEL CAUCA: 1993 – 2003.
3. VARIACIONES EN LA CALIDAD DE VIDA Y EVOLUCION DE LAS NECESIDADES
BASICAS INSATISFECHAS EN EL VALLE DEL CAUCA : 1993 – 2003.
a. Las variaciones en la calidad de vida del Valle durante el período 1993 –
2003.
b. Evolución del NBI en el Valle en términos comparativos con otras
regiones.
4. CARACTERIZACIÓN DE LOS HOGARES POR LÍNEA DE POBREZA (LP), LÍNEA DE
INDIGENCIA (LI) Y MÉTODO INTEGRADO DE POBREZA (MIP).
a. Pobreza e indigencia para el Valle del Cauca y el total nacional.
b. Una caracterización de los hogares según LP y LI.
c. Un acercamiento a los más vulnerables según MIP para el Valle y el país.
5. TENDENCIAS COMPARATIVAS DE LA DESIGUALDAD PARA EL VALLE FRENTE AL
PAÍS Y BOGOTÁ.
6. COMPOSICIÓN DEL GASTO DE LOS HOGARES SEGÚN NIVELES DE INGRESO:
ANÁLISIS COMPARATIVO ENTRE VALLE, NACIONAL (CABECERA Y RESTO) Y
BOGOTÁ.
7. POBREZA SUBJETIVA Y PERCEPCIÓN DE LA POBREZA EN EL ÁMBITO NACIONAL
Y VALLE DEL CAUCA.
8. MODALIDADES DE VIVIENDA Y COBERTURA DE SERVICIOS PÚBLICOS A
ESCALA NACIONAL Y EL VALLE DEL CAUCA POR QUINTILES DE INGRESOS.
a. Tenencia y tipo de vivienda, y hogares por vivienda, a escala nacional y
el Valle del Cauca.
b. Tasas de cobertura de servicios publicos por quintiles de ingreso a escala
nacional y el Valle del Cauca.
9. TENDENCIAS OBSERVADAS DE SALUD Y EDUCACION A ESCALA NACIONAL Y
DEL VALLE DEL CAUCA POR QUINTILES DE INGRESOS.
a. Coberturas de salud a escala nacional y el Valle del Cauca.
b. Coberturas educativas a escala nacional y el Valle del Cauca.
10. CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN AFROCOLOMBIANA Y DE OTROS GRUPOS
ÉTNICOS A ESCALAS NACIONAL Y VALLE DEL CAUCA: ASPECTOS
SOCIODEMOGRÁFICOS, CONDICIONES DE VIDA Y POBREZA.
11. CONCLUSIONES.
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1. INTRODUCCIÓN
El CIDSE (Centro de Investigaciones y Documentación Socioeconómica) de la Facultad
de Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad del Valle, hace entrega del
informe final correspondiente a la explotación de la base de microdatos de la Encuesta
de Calidad de Vida del DANE de 2003 para el Valle del Cauca.
Este informe fue
precedido de dos anteriores en los cuales se presentaron los avances de la explotación
preliminar de la encuesta en distintos aspectos. El incluye la totalidad de los
componentes recogidos en el segundo informe,
la evaluación de las dimensiones
sociodemográficas, el análisis del índice de calidad de vida y de la pobreza medida por
necesidades básicas insatisfechas e ingresos, una caracterización de los hogares
pobres y no pobres, así como las mediciones sobre desigualdad en términos de
ingresos y de composición del gasto, este último por quintiles de ingreso. Debemos
anotar que el ejercicio se apoyó en la base de datos de la ECV 2003 suministrada por
DANE con sus ajustes más recientes, que se nos entregó después de la elaboración del
primer informe, la cual ya contiene las estimaciones DANE del ingreso per cápita de los
hogares. Con estas estimaciones se llevaron a cabo los cálculos de LP-LI, MPI y
desigualdad. El informe incluye tres partes nuevas en forma de cuatro capítulos: un
análisis de la percepción de pobreza o pobreza subjetiva, un análisis de coberturas por
quintiles de ingresos (en dos capítulos) y una aproximación al análisis de la pobreza de
la población afrocolombiana para la región del Valle en términos comparativos con la
no afrocolombiana, tomando al igual como referente la población a nivel nacional, tal
como se ha procedido para los distintos indicadores en el informe 2.
2
La inclusión de esta temática tiene que ver con la amplia trayectoria del equipo Cidse-Univalle en el
estudio de la población afrocolombiana, a través de la explotación de encuestas de hogares especializadas
3
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El informe final que se entrega se compone de 11 capítulos temáticos de los cuales
este es el primero y las conclusiones el ultimo. Tal como se advirtió en los informes de
avance, en lo posible cuando los datos lo permiten se contempla la mirada en dos
momentos en el tiempo (1993 - 2003) para algunos de los diferentes resultados
(tendencias sociodemográficas, ICV y NBI). Las comparaciones que aquí aparecen han
sido realizadas apoyándonos en el procesamiento de los datos resumen del Censo de
Población y Vivienda del DANE de 1993 y, con un énfasis particular, en la estimación
de indicadores utilizando
Socioeconómica,
Colombia
los microdatos de la Encuesta de Caracterización
1993,
denominada
CASEN,
llevada
a
cabo
por
el
Departamento nacional de Planeación, Unidad de Desarrollo Social en 1993, encuesta
para la implementación del programa SISBEN a escala nacional con muestras
representativas a nivel departamental3. Esta fuente permite la estimación de los
indicadores que posibilitan la comparación con los obtenidos a través de la Encuesta de
Calidad de Vida de 2003 para efectos de mirar, inicialmente, cuál ha sido su evolución
en una fase netamente descriptiva, lo que permite esbozar elementos analíticos que
den cuenta de los determinantes de las tendencias observadas. En segundo lugar, y
con este mismo propósito, se ha utilizado la información producida por la Unidad de
Desarrollo Social y la antigua Misión Social (hoy en día Programa Nacional de
Desarrollo Humano), ambas del DNP, al igual que estudios del Banco Mundial para el
país y Cali, y del propio CIDSE para Cali como parte del estudio del BM de esta ciudad:
"Políticas Sociales contra la Pobreza Urbana en la Ciudad de Santiago de Cali", y
algunos de los resultados sobre ICV de la Encuesta Social de Fedesarrollo (VIII etapa,
2003) para las ciudades de Cali y Bogotá, con el objeto de compararlos con los
nuestros. Así mismo, el informe se apoya en los resultados de algunos trabajos
metodológicos y conceptuales de investigadores en América Latina (México y Perú),
Estados Unidos, España y Colombia, en ciertos tópicos de interés.
sobre Cali en el componente étnico-racial y de la etapa 110 de la ENH del DANE, con varias publicaciones al
respecto.
3
La principal razón de seleccionar la encuesta CASEN ha sido la posibilidad de contar con un instrumento de
medición representativo para el Departamento del Valle, en el mismo año del censo de población, con una
batería de preguntas, para la construcción de determinados indicadores de pobreza y desigualdad que
pueden ser homologados a la ECV 2003.
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Un doble objetivo anima el análisis intertemporal para aquellos indicadores en los que
hay condiciones de tener estadísticas comparativas durante la década del noventa y
2000: observar las principales tendencias en cabecera y resto durante una década en
el Departamento del Valle del Cauca y al tiempo establecer un parámetro de validación
de los datos generados para la ECV 2003, observando las tendencias que se han
venido registrando con base en los resultados de diversos estudios pre-existentes.
En la mayor parte de los indicadores se ha buscado hacer un análisis comparativo del
Valle con otras regiones del país y el país en su conjunto, a nivel de cabecera y resto.
Este es uno de los principales objetivos del informe. Esta perspectiva permite apreciar
mejor las particularidades o heterogeneidades de las tendencias observadas durante la
década y contrastar así mejor la situación del Departamento del Valle del Cauca en el
contexto del país.
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2. UNA MIRADA A LAS TRANSFORMACIONES
SOCIODEMOGRÁFICAS EN EL VALLE DEL CAUCA: 1993 - 2003
El análisis sobre las condiciones de pobreza y desigualdad requiere tener un referente
que permita identificar las principales características sociodemográficas de la población
y su evolución en el tiempo. Nos centramos así en las estructuras de edades por sexo,
el tamaño promedio de los hogares y la tipología de los mismos.
En el Gráfico 1 se comparan las características de la estructura poblacional por grandes
grupos de edad en Colombia para 1993, con base en el Censo de Población, y 2003, de
acuerdo con la Encuesta de Calidad de Vida.
Gráfico 1. Pirámides de población colombiana por grandes grupos
etáreos, 1993 – 2003
ECV_2003
65 y mas
40-64
20-39
0-19
Censo 1993
65 y mas
40-64
20-39
0-19
44 40 36 32 28 24 20 16 12
8
4
0
Hombres
4
8
12
16
20
24
28
32
36
40
44
Mujeres
Para este período es posible observar una importante modificación de dicha estructura
mostrando una tendencia a una menor amplitud en la base. Se ha presentado una
significativa reducción de la participación porcentual para hombres y mujeres en
edades menores a 30 años, al lado de un engrosamiento de los grupos etáreos
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masculinos y femeninos de 40 años y más, con una fuerte expansión de los de 65 años
y más. Esta tendencia da cuenta de una aceleración del envejecimiento de la población
colombiana hacia finales del siglo XX y comienzos del XXI.
Gráfico 2. Pirámides de población del Valle del Cauca por grandes
grupos etáreos, 1993 – 2003
ECV_2003
65 y mas
40-64
20-39
0-19
Censo1993
65 y mas
40-64
20-39
0-19
44 40 36 32 28 24 20 16 12 8
4
0
Hombres
4
8 12 16 20 24 28 32 36 40 44
Mujeres
El Gráfico 2 muestra la evolución de la estructura de la población del Valle del Cauca
1993-20034. Se observa el mismo fenómeno que se anota para el conjunto del país:
un descenso dramático de la participación porcentual para hombres y mujeres
menores de 40 años y el aumento de los grandes grupos etáreos entre 40-64 años y
65 años y más, pero es claro que el fenómeno se da de una forma más acentuada por
el carácter más urbano del Departamento del Valle del Cauca. Las estimaciones para
cabecera y resto, o sea, las distribuciones urbano-rurales de la ECV 2003, arrojan que
mientras para el conjunto del país el 26,5% de su población reside en la zona rural o
4
Hemos procedido a agregar en cuatro grandes grupos etáreos por razones del tamaño de muestra de la
ECV 2003 para el Valle del Cauca, el cual no permite operar adecuadamente por grupos quinquenales, ya
que debido al factor de errores de muestreo las participaciones por sexo de los grupos etáreos de más de 60
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en términos censales, en el resto, en el Valle llega sólo al 13,7%. Es la región del país,
con excepción de Bogotá y San Andrés Islas, con mayor nivel de urbanización,
fenómeno que ya es muy notorio desde las décadas del 60 y 70 en el siglo XX, pero lo
importante señalar es que recientemente dicho proceso de urbanización se ha
profundizado.
Los significativos cambios anteriores se pueden observar a nivel del tamaño promedio
de los hogares como se registra en la Tabla 1. El Valle del Cauca pasó de un tamaño
promedio en 1993 de 4,3 personas por hogar a 3,7 en el 2003.
Tabla 1. Tamaño promedio de los hogares 1993 - 2003
VALLE
Censo 1993
ECV_2003
Cabecera
4,2
3,8
Resto
4,6
3,7
Total
4,3
3,7
Fuente: DANE, ECV 2003, Censo de 1993 y cálculos CIDSE.
En la cabecera o zona urbana se pasa de 4,2 a 3,8 personas, un poco menos de medio
individuo y en el resto o zona rural de 4,6 a 3,7, es decir, casi un individuo por hogar.
Esta fuerte disminución en el tamaño de lo hogares rurales seguramente puede estar
relacionada, además de los efectos de los procesos de modernidad en la estructura de
los
hogares
rurales,
como
veremos
a
continuación,
(aumento
de
hogares
unipersonales, hogares nucleares sin hijos y hogares monoparentales con un hijo),
con los impactos del desplazamiento rural-urbano por la intensificación de la guerra en
las áreas rurales de una serie de municipios de la región, entre otros, Buenaventura,
Jamundí, Florida, Buga, Tulúa, Dagua, etc.
Por otro lado, como se observa en la Tabla 2, el Valle del Cauca está entre las regiones
con el menor tamaño promedio de hogar, al lado de Bogotá, San Andrés Islas y
Antioquia. Sin embargo, en la cabecera casi todas las regiones, con excepción de la
años son muy erráticas al desagregar para el Valle, difiriendo de los patrones censales. Por ello, los dos
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Atlántica y la Pacífica, presentan valores inferiores al promedio nacional urbano, 3,8
personas por hogar, lo cual muestra la profundidad de las transformaciones en la
estructura etárea de las poblaciones urbanas, con una disminución de la participación
porcentual de las cohortes de menor edad en el país, y sobre todo el incremento de
modalidades de hogar con un menor número de miembros como analizaremos a
continuación.
Tabla 2. Tamaño promedio de los hogares por regiones
(Cabecera–Resto) 2003
Región
Atlántica
Oriental
Central
Pacífica
Bogota Distrital
Antioquia
Valle Cauca
San Andrés y Providencia
Orinoquia y Amazonia
Nacional
Cabecera
4,6
3,6
3,6
4,0
3,6
3,7
3,8
3,0
3,7
3,8
Resto
4,3
4,1
4,2
4,6
4,1
3,7
ND
ND
4,2
Total
4,5
3,8
3,8
4,3
3,6
3,8
3,7
3,0
3,7
3,9
Fuente: DANE, ECV 2003 cálculos CIDSE.
La región Atlántica en su zona rural presenta un comportamiento similar al de la región
Valle del Cauca, conservando un tamaño promedio del hogar menor al urbano, quizás
por estar también afectada por el impacto de la guerra en las áreas rurales durante los
últimos 10 años. No obstante, a manera de contra ejemplo, en la región Pacífica, (con
departamentos que han vivido la guerra en sus zonas rurales intensamente como el
Chocó, Cauca y Nariño), en la misma región Oriental y en el Departamento de
Antioquia con episodios de guerra repetidos, los hogares rurales mantienen tamaños
promedio superiores a los urbanos. De todos modos, estas últimas regiones
históricamente han tenido una población rural con mayores pesos absoluto y relativo
gráficos de pirámides se construyeron en cuatro grupos etáreos para efectos de facilitar la comparación.
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que el Valle del Cauca y que en algunos Departamentos que conforman la región
Atlántica.
Ahora bien, al analizar la composición del tipo de hogares (tabla 3) para cabecera y
resto, comparando la región del Valle del Cauca con el total nacional, se advierte que
los hogares nucleares completos predominan para el 2003, pero su peso relativo es
mayor en la zona rural (más del 50% de los hogares para todo el país y el Valle),
seguidos de los nucleares incompletos, aunque su peso es mayor en la zona urbana a
nivel nacional y del Valle, además disminuyendo su importancia relativa sobre todo a
nivel nacional para el sector rural. Por otra parte, es ya notoria la influencia de los
hogares unipersonales en el total nacional y en el Valle del Cauca, tanto en la cabecera
como en el resto, ocupando un tercer lugar en importancia relativa después de los
hogares nucleares. Además, estos hogares unipersonales tienen una ligera mayor
participación porcentual en el Valle del Cauca que en el total nacional para cabecera y
resto. Siguen en importancia en la zona rural o resto, tanto a nivel nacional como el
Valle, los hogares extensos completos, mientras en la cabecera son los extensos
incompletos, lo cual es consistente con una mayor monoparentalidad urbana que rural,
ya sean hogares nucleares o extensos. Por último, otros hogares (compuestos
completos e incompletos y no parentales), con un mayor peso relativo en cabecera
para el Valle y en resto para el conjunto del país.
Tabla 3. Tipología de los Hogares: Nacional y Valle
(Cabecera-Resto) 2003
Cabecera
Resto
Nacional
Valle
Nacional
Valle
Hog
Unipersonal
Hog Nuclear
Completo
Hog Nuclear
Incompleto
Hog Extenso
Completo
Hog Extenso
Incompleto
Otros
Hogares
9,7
10,8
10,1
11,2
49,2
46,4
55,5
51,0
19,3
18,4
13,8
16,6
7,7
7,7
8,9
9,5
9,4
10,5
5,7
6,5
4,7
6,2
6,0
5,2
Fuente: ECV 2003 DANE, cálculos CIDSE.
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El análisis de la tipología de lo hogares advierte entonces que efectivamente, incluso
en el sector rural, los hogares unipersonales adquieren una importancia relativa, al
igual que los monoparentales, nucleares y extensos, seguramente como fenómeno
asociado a procesos de modernidad. Por supuesto, en el medio urbano este fenómeno
es más fuerte ante una participación porcentual menor al 50% de los hogares
nucleares completos. Esto es importante para señalar que no solamente puede
indicarse como resultado de la guerra la caída en el tamaño promedio de los hogares
rurales en el Valle, aún por debajo del hallado como promedio urbano, sino que al lado
de este factor también han incidido los cambios en el organización de los hogares de la
región, los cuales es claro que favorecen un menor número de miembros por hogar5.
5
Otro factor para muchos hogares sobre todo urbanos que puede incidir en una disminución del tamaño
promedio habría sido la migración al exterior.
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3. VARIACIONES EN LA CALIDAD DE VIDA Y EVOLUCION DE LAS
NECESIDADES BASICAS INSATISFECHAS EN EL VALLE DEL
CAUCA : 1993 - 2003
3.A. Las variaciones en la calidad de vida del Valle durante
el período 1993 - 2003
La Tabla 4 presenta los resultados del ICV estimado para el 2003 con base en la ECV
de las distintas regiones del país a nivel total, cabecera y resto. El promedio nacional,
agregando cabecera y resto, alcanza 74,9; en cabecera 81,6 y en el resto o zona rural
54,5. El Valle del Cauca, después de Bogotá y San Andrés y Providencia, se ubica entre
los mejores índices del país con 79,9, pero hay que advertir que en el caso de Bogotá y
San Andrés Islas la comparación es sólo con cabecera.
Tabla 4. Índice de condiciones de vida por regiones
(Cabecera-Resto) 2003
Cabecera
Resto
Total
Atlántica
Oriental
Central
Pacífica
Bogota Distrital
Antioquia
Valle Cauca
San Andres y Providencia
Orinoquia y Amazonia
Región
77,5
82,0
79,9
75,3
86,1
81,9
82,5
82,9
77,3
53,2
55,9
55,2
48,9
56,1
63,8
-
70,2
73,0
72,5
61,0
86,1
75,5
79,9
82,9
77,3
Nacional
81,6
54,5
74,9
Fuente: Encuesta de Calidad de Vida 2003. Cálculos CIDSE aplicando la metodología de la Misión
Social, DNP
La zona urbana presenta el mismo comportamiento que el total, siendo seguido por la
región Oriental (con centros urbanos como B/manga y Cúcuta) y Antioquia después de
la Oriental. En el resto, por el contrario, el Valle del Cauca arroja el mejor ICV de todo
el país, seguido de lejos por Antioquia. Es necesario advertir que la región Pacífica
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(Departamentos de Chocó, Cauca y Nariño) arroja los peores ICV en cabecera y resto
del país.
Ahora bien, mirando en el tiempo, 1993-2003, las tablas del ICV por componentes y
totales para el país y el Valle del Cauca, a nivel de cabecera y resto (Tablas 5 y 6), se
observan las siguientes tendencias:
-
Para el total del país (Tabla 5) el ICV en cabecera pasó de 74,7 a 81,6, con un
incremento de 7 puntos, un poco menos del 10%, mientras en el Valle del Cauca
(Tabla 6) pasó de 75,8 a 82,5 (casi los mismos 7 puntos). En el resto a escala nacional
el ICV pasó de 49,9 a 54,5, con un incremento de 11 puntos (casi un 25% de
incremento en el índice), mientras en el Valle del Cauca el ICV pasó de 54,4 a 63,8.
Tabla 5. Índice de condiciones de vida por componentes
Nacional (Cabecera-Resto) 1993-2003
Variables
Punt
Máx
Cabecera Nacional
Resto Nacional
Ca s e n 1 9 9 3 * ECV_ 2 0 0 3 * * Ca s e n 1 9 9 3 ECV_ 2 0 0 3
6,1
5,5
5,7
3,4
3,7
Material pisos
6,8
5,4
5,7
3,0
3,5
Abastecimiento de agua
6,9
6,6
6,7
3,2
3,8
Servicio sanitario
7,1
6,7
6,8
3,4
3,9
Combustible para cocinar
6,6
5,7
6,2
1,7
2,6
Eliminación de basuras
6,6
5,8
6,3
1,5
2,2
7,5
4,4
5,1
4,0
4,5
12,8
7,3
10,2
6,0
9,0
Material paredes
Menores en los hogares
Hacinamiento
5,7
5,2
5,5
4,5
5,2
Asistencia menores
10,0
7,1
8,2
5,8
7,5
Clima Educativo
12,3
7,9
7,5
3,7
4,2
11,5
7,1
7,6
3,6
4,4
100,0
74,7
81,6
43,9
54,5
Asistencia juvenil
Educación del jefe del hogar
Total
*Fuente: Encuesta de Caracterización Socioeconómica CASEN 1993. Unidad de Desarrollo Social DNP. Cálculos
CIDSE, metodología Misión Social.
**Fuente: Encuesta de Calidad de Vida 2003. Cálculos CIDSE, metodología Misión Social.
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En general la brecha del ICV cabecera - resto pasó a nivel nacional de un 59% en 1993
a un 67% en el 2003 y en el Valle del Cauca, de 72% a 77%. Si bien la brecha en
ambos casos ha tendido a disminuir, los avances relativos en el ICV a nivel nacional
han sido superiores. Por otro lado, la menor brecha en el Valle del Cauca refleja una
relativa mayor urbanización de las áreas rurales vallecaucanas.
Tabla 6. Índice de condiciones de vida por componentes
Valle del Cauca (Cabecera-Resto) 1993-2003
Variables
Punt
Máx
Cabecera Valle
Resto Valle
Ca s e n 1 9 9 3 * ECV_ 2 0 0 3 * * Ca s e n 1 9 9 3 ECV_ 2 0 0 3
6,1
5,3
5,7
3,6
3,8
Material pisos
6,8
5,6
6,0
3,9
4,8
Abastecimiento de agua
6,9
6,7
6,9
5,1
4,6
Servicio sanitario
7,1
6,9
6,7
5,2
4,8
Combustible para cocinar
6,6
6,0
6,3
3,5
4,7
Eliminación de basuras
6,6
6,0
6,3
2,5
3,7
Material paredes
7,5
4,4
5,2
4,2
5,0
12,8
7,8
10,5
7,0
9,8
5,7
5,1
5,5
4,7
5,3
10,0
6,9
8,2
6,1
7,8
Clima Educativo
12,3
7,9
7,6
4,4
4,8
Educación del jefe del hogar
11,5
7,2
7,6
4,4
4,9
100,0
75,8
54, 4
63,8
Menores en los hogares
Hacinamiento
Asistencia juvenil
Asistencia menores
Total
82,5
*Fuente: Encuesta de Caracterización Socioeconómica CASEN 1993. Unidad de Desarrollo Social DNP. Cálculos CIDSE,
metodología Misión Social
**Fuente: Encuesta de Calidad de Vida 2003. Cálculos CIDSE, metodología Misión Social
Sin embargo, la participación de los diferentes 12 componentes o índices simples que
conforman el ICV, como índice sintético, ha presentado algunas diferencias en el Valle
respecto al total nacional, en cabecera y resto. En ambos casos (ver Tabla 7) la
disminución de la variable hacinamiento ha jugado un papel central, tanto en cabecera
como en resto, pero más en la zona rural. En segundo lugar, el aumento del índice de
asistencia escolar de menores entre 6 y 11 años, de igual manera más en la zona
rural.
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- Por el contrario, el índice clima educativo promedio del hogar registró una caída
significativa en la cabecera en el país y en el Valle del Cauca. En las zonas rurales en
cambio sí hubo un aumento apreciable.
- Particularmente en el Valle del Cauca algunas variables de servicios públicos sufrieron
un fuerte deterioro: en cabecera y resto el servicio sanitario cae, con un fuerte
descenso en el rural; además se observa una importante caída en el índice simple de
abastecimiento de agua en las zonas rurales del Valle del Cauca.
Tabla 7. Variación porcentual del ICV por componentes, Nacional y Valle del
Cauca (Cabecera-Resto) 1993-2003
Variables
Material paredes
Material pisos
Abastecimiento de agua
Servicio sanitario
Combustible para cocinar
Eliminación de basuras
Menores en los hogares
Hacinamiento
Asistencia juvenil
Asistencia menores
Clima Educativo
Educación del jefe del hogar
Total
Nacional
Cabecera
Resto
Variación %
Variación %
Valle
Cabecera
Resto
Variación %
Variación %
4,2
6,0
2,2
1,1
9,4
8,1
15,4
40,3
6,0
15,5
-5,3
6,6
9,3
16,4
17,4
15,1
53,1
45,4
12,5
49,7
15,2
30,1
14,1
21,1
9,0
7,1
2,2
-2,7
4,9
4,3
17,9
34,4
7,2
19,6
-4,4
6,0
6,6
24,0
-9,9
-8,5
33,4
44,4
19,7
40,0
13,6
28,1
9,3
11,3
9,2
24,0
8,8
17,2
Cálculos CIDSE.
La fuerte reducción del clima educativo del hogar para el país y el Valle del Cauca en el
período puede obedecer a dos factores: la emigración de población al exterior con
mayores niveles educativos, en particular desde las áreas urbanas, y la deserción
escolar de población menor de 25 años por vinculación al mercado de trabajo.
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Las significativas modificaciones del ICV en el sector rural del Valle del Cauca y quizás
a nivel nacional, por ejemplo, el aumento en el ICV de la asistencia escolar de menores
y juvenil, más que una ampliación de las coberturas escolares, puede estar mostrando
una disminución de los contingentes de las cohortes de menores de 20 años por los
efectos del desplazamiento rural-urbano. Esto es explicable debido al tipo de medición
(cuando los hogares no registran menores de 6 años o de 18 años dichos índices
tienen el mayor puntaje). En cambio, en la cabecera sí pueden tener que ver más con
aumentos de la escolaridad o también con la reducción de la población en menores
cohortes de edad por efectos acumulados de descenso de la fecundidad.
Llama la atención que mientras el índice de hacinamiento ha mejorado en el Valle del
Cauca, tanto en cabecera como en resto, el servicio sanitario ha caído en ambas partes
y el abastecimiento de agua potable ha presentado una disminución en el resto del
Departamento. ¿Qué puede decir este fenómeno aparentemente contradictorio? Es
posible que en el caso rural la mejora del índice de hacinamiento simplemente tenga
que ver con los efectos de la migración rural-urbana, al reducirse el número de
miembros del hogar, lo cual es consistente con la abrupta caída del tamaño promedio
del hogar en la zona rural del Departamento del Valle, mientras hay claros deterioros
de las viviendas rurales en cuanto a servicio sanitario y agua potable.
En la cabecera del Valle del Cauca el fenómeno, en cambio, puede significar un
incremento de viviendas en condiciones no adecuadas (si tenemos en cuenta el
deterioro en el índice de servicio sanitario), que terminan explicando un aumento en el
número de cuartos disponibles, al lado de la disminución en el tamaño promedio de los
hogares. Es decir,
deja mucho que desear la calidad de la vivienda en el
Departamento en cabecera y resto si tomamos en cuenta los indicadores de servicio
sanitario y de abastecimiento de agua.
Para efectos de hacer un análisis descriptivo del ICV de tipo comparativo entre los
datos de la ECV cabecera de la región del Valle con otros disponibles para la ciudades
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de Cali y Bogotá en el mismo período de referencia, año 2003, a continuación se
presentan los resultados desagregados del ICV para la cabecera del Valle (ECV 2003,
cálculos Cidse) con los que entrega Fedesarrollo para Cali y Bogotá (Tabla 8) en su
encuesta social de octubre del 2003. El puntaje del ICV alcanzado para Cali es de 72,7,
mientras el del Valle cabecera de 69,5. Los 3 puntos de diferencia corresponden al
peso en la muestra de la ECV de otras áreas urbanas en el Valle que obviamente
disminuyen el índice. De todos modos esta diferencia arroja ya una información
comparativa interesante entre Cali y el conjunto urbano del Valle.
Tabla 8. Índice de Condiciones de Vida por Componentes
Valle (Cabecera)-Cali y Bogotá
Puntaje Máximo
Valle
Cabecera
ECV 2003
Est. CIDSE
Cali Est.
Fedesarollo
Enc. Social
Etapa VIII
Bogotá
Cabecera
ECV 2003
Est. CIDSE
Bogotá Est.
Fedesarrollo
Enc. Social
Etapa VIII
Material paredes
6,1
5,7
6,0
6,0
6,1
Material pisos
6,8
6,0
6,1
6,3
5,8
Abastecimiento de agua
6,9
6,9
6,8
6,9
6,9
Variables
Combustible para cocinar
6,6
6,3
6,6
6,5
6,5
Menores en los hogares
7,5
5,2
5,4
5,4
5,2
12,8
10,5
10,6
10,4
9,8
5,7
5,5
5,0
5,6
5,2
Hacinamiento
Asistencia juvenil
Asistencia menores
10,0
8,2
8,3
8,4
8,2
Clima Educativo
12,3
7,6
9,5
8,4
9,8
Educación del jefe del hogar
11,5
7,6
8,4
8,5
8,9
Subtotal
86,2
7,1
69,5
6,7
72,7
n.d.
72,4
7,1
72,4
n.d.
6,6
6,3
n.d.
6,6
n.d.
100,0
82,5
n.d.
86,1
n.d.
Servicio sanitario
Eliminación de basuras
Total
Los componentes resaltados en el cuadro no fueron tenidos en cuenta en la sumatoria del índice total,
para hacer comparable los resultados obtenidos en la EC V 2003 con los datos suministrados por
FEDESARROLLO que no usaron estas componentes del índice.
Fuente: Encuesta de Calidad de Vida 2003, cálculos CIDSE; y Encuesta Social Fedesarrollo, etapa VIII.
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Al observar los diferenciales de puntajes entre Valle cabecera y Cali para algunos de
los ítems, aparecen problemas que seguramente tienen que ver con el tamaño
muestral de la encuesta social de Fedesarrollo. Es el caso de dos de los componentes,
abastecimiento de agua y asistencia juvenil, con puntajes mayores para el conjunto del
Valle urbano, lo cual no es consistente si se tiene claro que para la muestra de la ECV
caen otras áreas urbanas con coberturas inferiores a Cali para ambos indicadores.
Asumiendo la existencia de este problema metodológico entre las dos encuestas, de
todas maneras se puede detectar que se presenta una relativa brecha entre Cali y el
conjunto urbano del Valle en dos indicadores estratégicos: el clima educativo promedio
del hogar y el nivel educativo promedio del jefe del hogar, menores para el conjunto
urbano del Valle, lo cual es consistente con los diferenciales existentes entre la capital
del departamento y otras áreas urbanas.
El problema antes advertido se presenta igualmente con la muestra de la encuesta
social para Bogotá, respecto a la ECV DANE, sobre todo en los indicadores de
asistencia juvenil, de menores, y presencia de menores en el hogar. A pesar de esta
limitación, los agregados del ICV parcial, sin servicio sanitario y eliminación de
basuras, para Bogotá son similares, ECV 2003 y encuesta social Fedesarrollo, además
de que es consistente la tendencia de menores puntajes relativos en los indicadores de
clima educativo promedio del hogar y nivel promedio educativo del jefe para el Valle
urbano y Cali en particular, respecto a Bogotá, en este caso medida con las dos
encuestas. En segundo lugar, el indicador de hacinamiento para el Valle urbano, Cali
en particular, y Bogotá - para ésta medida a través de las dos encuestas-, no obstante
la variación de los puntajes, tiende a mostrar que la situación en el Valle urbano y en
Cali es relativamente mejor que en Bogotá, probablemente relacionado con los
mayores flujos de inmigrantes pobres en la capital del país, a raíz del desplazamiento
forzoso.
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3. B. Evolución del NBI en el Valle en términos comparativos
con otras regiones
Los resultados que aparecen en las Tablas 9 y 10 corresponden a la estimación de la
pobreza medida a través del índice de necesidades básicas insatisfechas. Se observa
que para el total nacional de los hogares se presentó una disminución notable al pasar
de 35.2% el índice de pobreza por NBI en 1993, a 19.1% en el 2003, junto al índice de
miseria, que también presentó una importante mejoría al disminuir de 12.6% a 7,0%
en esos mismos años (Gráfico 3). Este fenómeno de reducción notoria de la pobreza y
miseria por NBI durante los diez años ha sido más acentuado en el Valle del Cauca, lo
cual significa que la mejoría en los indicadores de NBI se ha dado con mayor velocidad
en el Departamento respecto al conjunto del país, ya que cayó la pobreza del 27.6,%
de los hogares vallecaucanos al 8.4% y la miseria de 5,3% al 2,1%6.
Gráfico 3.
Hogares en pobreza (P) y miseria (M)- Encuesta
Casen 1993 vs. ECV 2003
50
40
30
20
10
0
P. Casen_1993
P. ECV_2003
M. Casen_1993
M. ECV_2003
Nación
35,2
19,1
12,6
7,0
Valle
27,6
8,4
5,3
2,1
Fuente: CASEN 1993, ECV 2003.
6
Se presentan pequeñas diferencias entre nuestras estimaciones de pobreza y miseria por NBI con las
entregadas oficialmente por el DANE, las cuales tienen que ver con variaciones de los rangos de algunos de
los índices que conforman el NBI de pobreza y miseria, especialmente en hacinamiento y servicio sanitario
en el resto o zona rural. Igualmente esto se puede observar para algunos de los indicadores que conforman
el ICV, sobre todo en el sector rural (resto). No obstante lo anterior, las tendencias observadas son las
mismas a nivel nacional (cabecera y resto) que las registradas por el DANE.
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Tabla 9. Pobreza y miseria por NBI 1993-2003 Nacional y Valle (cabeceraresto)
NBI P o b re
NBI M ise ra b le
1993
2003
1993
2003
Hogares
23,3
9,3
3,1
1,8
Ca b e ce ra
P ers onas
28,4
12,9
4,1
2,9
Hogares
65,6
49,4
36,8
22,8
Re sto
P ers onas
70,1
56,1
41,1
28,6
Hogares
35,2
19,1
12,6
7,0
T o ta l
P ers onas
41,0
24,4
15,3
9,7
NBI P o b re
NBI M ise ra b le
V AL L E
1993
2003
1993
2003
Hogares
23,8
6,6
3,1
1,7
Ca b e ce ra
P ers onas
28,3
9,2
4,8
2,7
Hogares
46,4
19,5
15,6
4,2
Re sto
P ers onas
50,0
25,5
19,1
6,4
Hogares
27,6
8,4
5,3
2,1
T o ta l
P ers onas
32,0
11,5
7,2
3,2
F uente: 1993, enc ues ta CA S E N-DNP ; 2003, E CV DA NE , Cálc ulos Cids e.
NACIO NAL
Revisando el comportamiento del indicador de necesidades básicas insatisfechas para
cabecera y resto de hogares y personas en el tiempo, se observa que los porcentajes
de hogares y personas tanto pobres como en miseria, presentan una reducción en este
período en el Valle, reducción que está por encima de la disminución de la pobreza
respecto al promedio nacional. Esto es válido a nivel urbano y rural. Es claro que si en
esta región se tienen tamaños promedios de hogares más pequeños que el conjunto
nacional, la reducción del indicador en términos de población absoluta (personas)
juega a favor del Valle. Los datos estimados confirman lo anterior, por ejemplo, la
disminución de la pobreza medida a través de NBI para personas, ha sido
relativamente más notoria en la zona urbana del Valle del Cauca pasando de 28,3%
en 1993 a 9,2% en 2003, mientras que para la zona urbana nacional se tiene un
cambio de 28,4% a 12,9%. En el resto, el Valle pasa del 46,4% de su población en
pobreza por NBI al 19,5%, mientras a nivel del resto nacional del 65,6% al 49,4%. El
descenso en el indicador de miseria en el período de estudio ha sido también más
intenso en el Valle del Cauca, a pesar de que en 1993 en el área urbana superaba al
promedio nacional (4,8% frente a 4,1%).
20
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Tabla 10. Porcentaje de hogares según tipos de necesidades básicas
insatisfechas por región (cabecera-resto) ECV 2003
Región
Valle del Cauca
Nacional
Área
Cabecera
Resto
Total
Cabecera
Resto
Total
Depend.
2,2
8,2
3,0
3,3
14,5
6,0
Vivienda
0,8
3,7
1,2
2,5
26,2
8,3
Servicios
0,8
5,7
1,5
1,4
27,8
7,9
Hacinam.
2,9
4,4
3,1
3,6
9,4
5,0
Inas. Esc.
2,2
3,0
2,3
0,8
3,3
1,4
Fuente:ECV 2003, Calculos CIDSE
La Tabla 10 muestra los valores arrojados para cada componente del NBI. En el caso
del Valle del Cauca, el indicador de hacinamiento presenta el mayor deterioro (3,1%
Total), seguido del indicador de dependencia económica que tiene un valor de 3.0;
mientras el menor es el de materiales de la vivienda con 1.2%. Para el total nacional,
en cambio, los mayores son los indicadores de materiales de la vivienda (8.3%) y
servicios públicos (7.9%) y el menor el de insasistencia escolar con 1.4%.
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4. CARACTERIZACION DE LOS HOGARES POR LINEA DE POBREZA
(LP), LINEA DE INDIGENCIA (LI) Y METODO INTEGRADO DE
POBREZA (MIP)
4.A. Pobreza e indigencia para el Valle del Cauca y el total nacional
La estimación de Líneas de Pobreza (LP) y de Líneas de Indigencia (LI) requiere
necesariamente contar con el valor de la canasta de consumo mínimo de los hogares,
para lo cual hemos utilizados los valores estimados por el DNP del
valor de dicha
canasta y su equivalente en SMMV, tanto para la línea de pobreza como de indigencia
(tabla 11).
Tabla 11. Valor de la canasta familiar en smmv para medir línea de pobreza e
indigencia
Indigencia
Pobreza
Región
Valor Canasta* % SMMV Valor Canasta % SMMV
Valle Cauca
108.014,40
32,5
293.564,70
88,4
Nacional
104.320,40
31,4
281.479,80
74,2
* Pesos corrientes al período de la encuesta. Fuente: Programa Nacional de Desarrollo Humano, DNP.
Por otra parte, para efectos de este informe presentamos dos maneras de estimar el
ingreso, con el fin de hacer comparables los resultados de la ECV 2003 con la encuesta
nacional de hogares. En el recuadro 1 se señalan las variables tenidas en cuenta para
estas estimaciones. Lo que denominamos Ingreso 1 incluye la totalidad de los
componentes de ingreso que pueden ser agregados para estimar el ingreso total de los
hogares, de acuerdo con la ECV 2003. El Ingreso 2 sólo incluye las variables que son
tenidas en cuenta para la estimación de ingreso de los hogares de acuerdo con la ENH
y la ECH.
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Recuadro 1
Estimación del ingreso de los hogares ECV 2003
Ingreso 1
ECV_2003
Ingreso 2
ECV_2003
homologado a
ENH
Ingreso Laboral
Subsidios
Capital Financiero
Activos Fijos
Ingresos Imputados
Ingreso por Transferencias
(I l
remesas
del
t i ) por
Ingresos
A t
Ingresos
por Especies
Ingresos por Regalos
Ingresos por Trabajo Infantil
Ingreso Laboral (excluye
tí
laborales)
Ingresos Imputados Arriendo
Ingresos Remesas
La estimación del Ingreso 2 surge de la necesidad de poder establecer comparaciones
con resultados anteriores de LP, LI
e indicadores de distribución del ingreso7. Esta
estimación excluye una serie de ingresos de la ECV correspondientes a los rubros de
autoconsumo, ingresos en especie, regalos y los derivados de trabajo infantil (menores
de 12 años)8.
La Tabla 12
presenta los resultados
correspondientes al porcentaje de hogares en
situación de pobreza e indigencia de acuerdo con los valores de la canasta arriba
señalados, correspondientes al Ingreso 1 del recuadro 1.
7
Más adelante se analizan los diferenciales en la medición de la desigualdad con los dos tipos de ingreso.
Ver al respecto los comentarios sobre este asunto en “Colombia Poverty Report, World Bank”, autoría de
Carlos Eduardo Vélez, 2002.
8
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Tabla 12. Porcentaje de hogares y personas bajo líneas de pobreza
e indigencia (LP, LI Cabecera-Resto)9 2003
NACIONAL
Pobreza
Indigencia
Hogares
52,7
16,5
Cabecera
Personas
59,8
19,8
Hogares
81,9
40,8
Resto
Personas
87,9
49,1
Hogares
59,9
22,5
Total
Personas
67,2
27,5
Fuente:ECV 2003, Cálculos CIDSE.
VALLE
Pobreza
Indigencia
45,6
10,4
53,1
13,4
78,7
25,0
84,6
30,2
50,1
12,4
57,4
15,7
La tabla 12 permite registrar que la región del Valle del Cauca presenta para el 2003,
tanto para hogares como personas en la cabecera, porcentajes significativamente
menores de LP y LI que el conjunto nacional. En el resto el Valle también sale
favorecido pero aquí los diferenciales son menos notorios. Por otro lado, tanto en el
Valle como a nivel nacional los diferenciales urbano-rurales son muy grandes en LP y
LI, por hogares y personas.
Los datos disponibles sobre personas en pobreza e indigencia que arroja la ECV 2003
presentan una clara tendencia al incremento en el Valle del Cauca y a nivel nacional,
al compararlos con resultados de estudios precedentes basados en el ingreso de las
ENH y ECH (Tabla 13). Para el Departamento del Valle del Cauca hay además un
incremento en la indigencia pasando de 15.8% en el año 2000 a casi un 16% en el
2003. En cabecera para el Valle se presentó un leve descenso de la población bajo la
línea de pobreza entre 1999 y 2003, tomando como referencia los datos disponibles
para Cali (Tabla 14) de 1999 encontrados en el estudio del BM (53,7%). Esta ciudad
explica quizás más del 60% de los hogares urbanos en el Valle, lo cual hace coherente
dicha comparación. En la misma vía, se observa que la indigencia se ha incrementado
pasando del 12,3% en Cali para 1999 al 16% para la cabecera del Valle en el 2003.
9
Los valores fueron ponderados según estimaciones del DANE para determinar la canasta de cabecera y
resto en el Valle del Cauca y a nivel nacional, ya que no se disponen de valores empíricos en el sector rural,
24
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Tabla 13. Población bajo LP y LI, Comparación
Valle Nacional (1997-2003)
Año
VALLE
NACIONAL
VALLE
NACIONAL
Línea de Pobreza
1997
1999
42,9
47,6
50,3
56,3
Línea de Indigencia
9,4
13,9
18,1
19,6
2000
52,6
59,8
2003*
55,8
65,8
15,8
23,4
16
27,2
Fuente: Coyuntura Departamental. DNP. Junio de 2001.
*Estimaciones CIDSE, con datos ECV 2003
Tabla 14. Comparación estudio BM datos Cali por LP, LI con Valle ECV 2003
LP - LI
Pobreza
Indigencia
Área
Cabecera
Resto
Total
Cabecera
Resto
Total
Cali*
1978
68,5
1988
54,9
1995
49,0
1999
53,7
26,4
15,1
8,8
12,3
Valle**
2003
51,5
83,0
55,8
12,7
36,3
16,0
*Fuente: Colombia Poverty Report Word Bank 2002
**Estimaciones CIDSE, con datos ECV 2003
La evolución de la LP y LI precedente es en todo caso provisional y limitada, porque es
el modelo de Ingreso 1 (ingreso total de la ECV 2003), no el homologado con el de las
encuestas de hogares (Ingreso 2). Si se aplica este último, los porcentajes de pobres e
indigentes van a aumentar varios puntos porcentuales tanto en el Valle como a nivel
nacional para hogares y personas. Por ello, es muy seguro que la pobreza por ingresos
haya sido aún máyor en el país si se toma una medición en la que pesan todavía más
los ingresos laborales, como es la que resulta con la encuesta de hogares10.
lo cual tiene como resultado posiblemente un sesgo de sobre estimación del valor de las canastas rurales en
la región del Valle y el país.
10
Los datos de la ECV 2003 muestran que los ingresos laborales totales (monetarios y no monetarios) pesan
en promedio en el ámbito nacional un 62,2% de los ingresos totales del hogar. Para el Valle del Cauca este
porcentaje es del 64,4% y para Bogotá del 67,2%. En el ámbito de la cabecera, el promedio nacional pasa a
un 67,2% y en el Valle a un 65,7%. Al tomar los ingresos homologados con los de las encuestas de hogares,
el porcentaje del peso de los ingresos laborales llega a alcanzar un poco más del 70% para el total nacional
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Una explicación plausible para el incremento de la LP y LI para la región del Valle del
Cauca durante la década del 90 y en el período 2000-2003 estaría en el efecto de la
crisis económica desde mediados de la década del noventa, que se manifestó, como ya
es ampliamente conocido, por las altísimas tasas de desempleo entre 1997 y 2000
(primer semestre), superiores a las del conjunto del país. En el siguiente período
(2000-2003), si bien se produjo un importante aumento de los puestos de trabajo en
la región, dicho aumento no alcanzó a compensar ese deterioro acumulado, en la
medida en que la mayor parte de ellos eran empleos precarios (empleos temporales
con alta volatilidad, por horas o de medio tiempo, muchos con niveles de ingreso por
debajo del mínimo legal. Además, a la recuperación muy frágil de los ingresos de los
hogares en el segundo período, hay que anotar el posible efecto de reducción de
ingresos para las remuneraciones laborales de los trabajadores que percibían en el
2003 entre uno y dos salarios mínimos de remuneración básica, debido a la Reforma
Laboral (Ley 789 de Diciembre del 2002), con la ampliación de la jornada laboral
diurna y la eliminación del valor suplementario por el tiempo trabajado entre las 6 P.M.
y las 10 P.M. y el de los dominicales y festivos11.
y un 75% para la cabecera. En tal caso, la población colombiana en LP, para efectos comparativos con
mediciones anteriores que se apoyan en la encuesta nacional de hogares, alcanzaría en el 2003 un poco más
del 70% (o sea, con el Ingreso 2), en lugar del 65,8 con el Ingreso 1, y para el Valle llegaría al 60% en lugar
de 55,8%, de acuerdo con cálculos provisionales nuestros.
11
Una capa importante de asalariados urbanos de bajos ingresos mejoraban su remuneración mensual a
través de la jornada nocturna y el trabajo los domingos y festivos, mediante el régimen laboral anterior.
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4.B. Una caracterización de los hogares según LP y LI
En un análisis descriptivo de la pobreza es preciso además tomar en cuenta cuáles son
las características de los hogares al controlar el nivel de ingresos. Para este efecto,
hemos aprovechado la clasificación de LP y LI, la cual permite de una manera
integrada relacionar los aspectos sociodemográficos del hogar y de nivel educativo del
jefe del hogar con un proxy de grupos sociales “ricos” y “pobres”12.
Tabla 15. Tipología de los hogares por LP y LI
Valle y Nacional (Total) 2003
TIPOLOGIA DEL HOGAR
Hog.
Hog Nuclear
Uniperson
Completo
al
Total
Nacional
No pobre
cabeceraPobre
resto
Indigente
Total
Valle
No pobre
cabeceraPobre
resto
Indigente
9,8
16,7
5,1
4,4
10,9
15,8
6,0
3,9
50,8
46,6
53,5
54,9
47
46,7
47,4
54,0
Hog Nuclear
Incompleto
Hog
Extenso
Completo
Hog Extenso
Incompleto
Otros
Hogares *
18,0
16,8
18,7
19,0
18,1
17,1
19,2
19,0
8,0
6,3
9,1
9,3
7,9
6,9
9,0
7,8
8,5
8,1
8,8
8,1
9,9
8,2
11,7
8,0
5,0
5,4
4,6
4,3
6,1
5,4
6,8
7,2
*Otros hogares: hogares compuestos completos e incompletos, hogares no parentales.
Fuente: ECV 2003. Cálculos Cidse.
Los hogares pobres e indigentes tienden a ser más del tipo nucleares completos (más
del 50% a nivel nacional), seguidos de nucleares incompletos y extensos completos.
Esto es igualmente válido para el Valle del Cauca, aunque se advierte que en esta
región cobran particular importancia los hogares del tipo extensos completos entre los
pobres y otras modalidades de hogares tanto en pobres como en indigentes.
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Para todo el país y la región del Valle en los hogares no pobres, el hogar tipo
unipersonal tiene un peso importante (más de un 15%), disminuyendo el peso
porcentual de los hogares nucleares completos, ya que caen a menos del 50%. Este
fenómeno es consistente con el proceso de disminución del tamaño promedio del hogar
(ver tabla 1) y con el incremento en
la participación de los
hogares unipersonales
observados en mayor proporción en los quintiles de mayores ingresos.
Tabla 16. Tamaño promedio de los hogares por LP y LI,
Valle y Nacional (Cabecera-Resto) 2003
Cabecera
Total
No pobre
Pobre
Indigente
Resto
Total
No pobre
Pobre
Indigente
Valle del
Cauca
3,8
3,2
4,4
4,8
3,7
2,7
4,0
4,5
Nacional
3,8
3,2
4,3
4,6
4,2
2,8
4,5
5,1
Fuente: ECV 2003. Cálculos Cidse.
La tabla 16 muestra el tamaño promedio de los hogares pobres, no pobres, indigentes
y el total. Los hogares no pobres tienen el menor tamaño promedio del hogar y los
más pobres los tamaños mayores, lo cual está asociado al peso especial que tienen los
hogares unipersonales en los no pobres y lo contrario, al mayor peso de los hogares
nucleares completos en los pobres e indigentes, tal como ya se advirtió. Es pertinente
resaltar que en el Valle del Cauca, como antes se anotó, los hogares urbanos tienen un
mayor tamaño promedio que los rurales, tanto para los “ricos” como para los “pobres”,
fenómeno que sólo es válido a nivel nacional para los “ricos” que viven en el resto, ya
que para los pobres e indigentes sí son menores los tamaños promedio de los hogares
12
Hubiésemos preferido una descripción con deciles o incluso quintiles de ingreso pero el tamaño de la
muestra no permitía trabajar algunas de las variables usadas como la tipología del hogar, con el resultado
adverso de altos errores de muestreo.
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en la cabecera, como era de esperar. Esta particularidad de la región del Valle del
Cauca ya ha sido explicada en la primera parte: los efectos de la guerra al lado de
cambios en la organización de los hogares por factores de modernidad en las áreas
rurales.
Ahora bien, la fuerte presencia de hogares unipersonales en el resto o zona rural,
como se observó en la tabla 3 y ahora se advierte que una parte de ellos pueden ser
hogares de “ricos”, posiblemente se explique por la expansión de residencias
permanentes y secundarias de profesionales que viven solos en áreas periurbanas a las
capitales de Departamentos, tanto a nivel nacional como en la región del Valle13.
Tabla 17. Nivel educativo promedio del jefe de hogar por LP y LI,
Nacional y Valle 2003
Total
No pobre por LP
Pobre por LP
Indigente
Nacional
Cabecera
Resto
7,8
3,7
9,9
5,7
6,0
3,2
5,4
2,8
Valle
Cabecera
Resto
7,9
4,2
9,7
5,7
5,8
3,7
5,6
3,5
Fuente: ECV 2003. Cálculos Cidse.
La tabla 17 muestra, como era de esperar, que los hogares “ricos” tienen jefes con los
mayores niveles educativos promedio, mientras los más pobres o indigentes, los
promedios más bajos. De igual forma, el nivel educativo promedio del jefe del hogar
en los hogares urbanos es significativamente mayor que en los hogares rurales, lo cual
es válido en el Valle del Cauca y a nivel nacional, consistente con los enormes
diferenciales de hogares en LP y LI entre la cabecera y el resto, fenómeno ya
observado con anterioridad.
13
Por razones del tamaño de muestra al producirse altos errores de muestreo, desistimos de generar tablas
por cabecera y resto para la tipología del hogar, según LP y LI.
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4. C. Un acercamiento a los más vulnerables según MIP para el Valle y
el país
Se procede ahora a describir el peso porcentual de los hogares y personas más
vulnerables, a través del método integrado (MIP), que combina el NBI y la LP-LI, para
el país y el Valle del Cauca (tabla 18). Este ejercicio arroja resultados interesantes.
Tabla 18. Método integrado de pobreza MIP para hogares y personas ECV
2003, Valle y nacional, cabecera y resto
No Pobres LP
Area
No Pobres NBI
Pobres NBI
Cabecera
Sin Miseria NBI
Miseria NBI
No Pobres NBI
Pobres NBI
VALLE Resto
Sin Miseria NBI
Miseria NBI
No Pobres NBI
Pobres NBI
Total
Sin Miseria NBI
Miseria NBI
No Pobres NBI
Pobres NBI
Cabecera
Sin Miseria NBI
Miseria NBI
No Pobres NBI
Pobres NBI
NACIONAL Resto
Sin Miseria NBI
Miseria NBI
No Pobres NBI
Pobres NBI
Total
Sin Miseria NBI
Miseria NBI
Pobres LP
Hog.
Pers.
Hog.
Pers.
53,6
0,9
46,0
0,9
32,7
1,8
36,4
2,1
19,4
1,6
48,9
1,0
46,5
0,8
12,8
4,1
38,2
1,6
14,0
1,0
41,6
0,9
39,4
0,8
8,5
2,9
31,2
1,3
43,9
8,1
34,2
2,7
32,3
3,3
23,6
10,0
30,2
5,0
No Indigentes LI
Indigente
Hog.
Pers.
Hog.
Pers.
0,7
1,1
9,4
1,1
11,8
1,6
2,0
2,8
22,7
2,2
26,6
3,6
0,8
1,4
11,2
1,2
13,9
1,9
0,6
0,8
15,2
1,3
17,7
2,1
8,7
8,6
26,7
14,2
29,1
20,0
2,6
2,9
18,0
4,4
20,7
6,8
42,2
9,9
37,2
3,2
34,7
4,5
20,9
9,9
31,1
5,9
Fuente: cálculos CIDSE con base a procesamiento cruzado de LP-LI y NBI.
En cabecera el 3,3% de los hogares en el país presentan una pobreza por NBI y LP,
mientras en el Valle del Cauca este porcentaje es 1,8%. El 1,3% de los hogares se
encuentran en situación de miseria e indigencia en todo el país para la cabecera,
30
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mientras en el Valle del Cauca este porcentaje esta alrededor de 1,1%. En el resto o
zona rural se observan mayores diferencias entre el Valle y el total nacional: 10,0%
con NBI y LP en el país versus 8,1% para el Valle, 14,2% en indigencia y miseria en el
total nacional versus 2,2% en el Valle del Cauca.
Lo anterior es consistente con lo observado al analizar
la ubicación del Valle del
Cauca en el conjunto del país, en términos de pobreza y miseria por NBI y pobreza e
indigencia por LP-LI. El Valle del Cauca registra tendencias más moderadas en pobreza
por los dos tipos de indicadores, lo cual hace consistente los resultados del indicador
del MIP. Sin embargo, llama la atención que a nivel urbano no se presenten diferencias
porcentuales entre el Valle y el total nacional en el grupo poblacional en condiciones
de pobreza extrema (medidos por miseria e indigencia), ya que un poco más del 1,0%
de los hogares urbanos en ambos casos se concentran en esta condición de alta
vulnerabilidad. Por otra parte, los diferenciales urbano-rurales de tasas de MIP son
mayores en el total nacional en comparación con el Valle, sobre todo para la población
en extrema pobreza (LP y NBI). Mientras en el Valle los diferenciales se mueven en
una relación de 1 a 2, en el total nacional pasan de este valor (en extrema pobreza son
de 1 a 11). Esto último es consistente con lo observado en el análisis de la pobreza y la
miseria por NBI14 y LP-LI, con la ventaja de que el MIP que permite además captar la
considerable brecha urbano-rural de extrema pobreza. En segundo lugar, las mismas
diferencias se registran al hacer el análisis por personas, teniendo en cuenta, por
supuesto, que los porcentajes aumentan, ya que el número de personas de los hogares
pobres por NBI y LP y en miseria e indigencia es mayor respecto al de los hogares no
pobres, tanto por NBI como por LP, con excepción de los pobres por NBI y LP para el
resto
nacional,
con
un
porcentaje
similar
en
hogares
y
en
personas.
14
Por NBI a nivel nacional en la ECV 2003 los diferenciales cabecera-resto son de 1 a 5 para pobreza y de 1
a casi 13 para miseria, mientras para el Valle del Cauca son de 1 a 3 para pobreza y sólo 2,5 veces para
miseria.
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5. TENDENCIAS COMPARATIVAS DE LA DESIGUALDAD PARA EL
VALLE FRENTE AL PAÍS Y BOGOTÁ
Los resultados obtenidos para el coeficiente de Gini, indicador clásico de la
concentración del ingreso, para el total nacional, el Valle (cabecera, resto y total) y
Bogota, presentados en la tabla 19, reflejan en primer lugar una mayor concentración
del ingreso en Bogotá y el total nacional a nivel de hogares y personas comparados
con el Valle:
0.56 y 0.52 respectivamente para los hogares
y 0.55 y 0.52 para
personas - nacional y Valle respectivamente-; 0.57 para hogares y 0.55 para personas
en Bogotá.
Presentando la misma tendencia tanto para hogares como para personas, la
información desagregada en el ámbito de cabecera y resto, y teniendo en cuenta el
análisis comparativo entre Bogota, Valle y nacional para la zona urbana o cabecera, se
observa que la capital presenta una mayor concentración del ingreso con un Gini de
0.57, frente a 0.55 y 0.51 respectivamente para cabecera nacional y Valle a nivel de
hogares, mientras que a nivel de personas este indicador para Bogota es de 0.55
frente a 0.53 y 0.52 para cabecera nacional y Valle respectivamente. Bogotá es
entonces la región de mayor concentración del ingreso en el país hacia el 2003.
De la misma manera, este indicador, medido en la zona rural o resto, muestra
resultados similares a los obtenidos a nivel total (sin discriminar cabecera y resto).
Adicionalmente, la zona rural tanto en el Valle como a nivel nacional, presenta una
menor concentración del ingreso frente a los ingresos totales y de la zona urbana. Por
lo mismo, la menor concentración del ingreso se da en la zona rural del Valle.
El Valle del Cauca presenta entonces, frente al conjunto del país, una distribución
ligeramente más moderada del Gini, tanto en la cabecera como en la zona resto o la
zona rural, ya que está por debajo del promedio nacional.
32
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Tabla 19. Coeficientes Gini y Theil para hogares y personas,
Nacional y Valle (cabecera, resto y total)
Área
Nacional
Valle
Bogota
Gini Hogares
Gini Personas
Theil Hogares
Theil Personas
0,56
0,55
0,47
0,52
0,51
0,4
0,57
0,55
0,53
0,44
0,52
0,52
0,38
0,55
0,58
0,55
0,39
0,49
0,47
0,28
0,62
0,55
0,52
0,35
0,5
0,5
0,25
0,57
Total
Cabecera
Resto
Total
Cabecera
Resto
Cabecera
*Construidos a partir de la ECV 2003 con base en el Ing. Per cápita estimado por el DANE
Fuente: ECV_2003. Cálculos CIDSE.
De la misma manera, la tabla 19 presenta el índice de desigualdad de Theil a nivel
nacional y del Valle para su cabecera y resto, y para Bogota, igualmente de hogares y
personas. Este índice arroja las mismas tendencias encontradas con el análisis del
coeficiente de Gini tanto para personas como para hogares. La distribución del ingreso
de los hogares a nivel nacional (total, cabecera y resto) presenta una mayor
desigualdad con respecto a la distribución del mismo en el Valle, con indicadores de
0.58, 0.55 y 0.39 para el total nacional, cabecera y resto, frente a 0.49, 0.47 y 0.28
de los hogares del Valle.
Se vuelve a confirmar ahora a nivel del indicador entrópico, que Bogotá presenta la
mayor concentración del ingreso y desigualdad respecto al ingreso del conjunto
nacional y del Valle en la zona urbana, arrojando un índice de Theil de 0.62 para los
hogares y 0.57 para personas, siendo para Valle y Nacional 0,47 y 0,55 para los
hogares respectivamente.
Los coeficientes Gini y Theil para el total, cabecera y resto, a nivel nacional, Valle, y la
zona urbana de Bogotá, presentan tendencias muy similares, en el sentido que arrojan
altas desigualdades entre los deciles extremos (Gini) e inter deciles intermedios e intra
deciles (Theil). De todos modos, para el Valle del Cauca en el total y la cabecera, la
desigualdad de los ingresos per cápita por hogares y por personas es ligeramente más
33
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moderada respecto a la observada para los ingresos nacionales en cabecera y resto, y
sobre todo Bogotá. Por el contrario, para el resto no solamente la desigualdad es
menor a nivel nacional y el Valle, sino que en esta región los índices de desigualdad
son menores respecto al conjunto nacional y obviamente a Bogotá. Por otro lado, en
este
caso
también
los
índices
Theil
muestran
significativamente
menores
desigualdades inter e intra deciles, sobre todo en el Valle del Cauca; mientras a nivel
nacional y Bogotá las desigualdades intra grupos son superiores. Además, hay que
señalar que ambos indicadores a nivel nacional y Bogotá son ligeramente más
moderados calculados por personas que por hogares; lo contrario sucede en el Valle
del Cauca, en donde son similares o incluso ligeramente más altos por personas, lo
cual permite sugerir que el patrón de concentración presenta algunas diferencias entre
el Valle y el conjunto del país y la ciudad de Bogotá: los hogares en la región del Valle
del Cauca tienden a disminuir o compensar ligeramente las desigualdades del ingreso
percápita calculadas por personas.
Hay que advertir que los coeficientes de Gini y Theil más bajos en las zonas rurales no
significan que la distribución del ingreso total esté en todos los casos mejor distribuida
en el campo, ya que usualmente los terratenientes, los empresarios agrícolas y
agroindustriales residen en las cabeceras y sobre todo en las grandes ciudades, si no
en el exterior. Incluso esto también es válido para los narcotraficantes más poderosos.
Es decir, estos Gini y Theil no permiten explicar la desigual distribución de la tierra
agropecuaria en el país y el Valle del Cauca. La ECV 2003 es una encuesta de hogares,
no de unidades productivas. En el Valle seguramente el peso mayor en los hogares
rurales lo aportan los hogares de trabajadores asalariados cañeros y de cultivos
agroindustriales, además de pequeños y medianos propietarios. Esto explica un Gini y
un Theil muy por debajo del urbano. Respecto a los Gini y Theil urbanos menores al de
Bogotá y al del conjunto de las cabeceras urbanas en el país, pueden aducirse dos
tipos de factores:
a) Las familias más adineradas oriundas de la región residen en gran medida ahora en
Bogotá y en el exterior, fenómeno que ha sido notorio desde la década del noventa
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en Cali y otros centros urbanos y muy seguramente en el conjunto del país, con
excepción de Bogotá. O sea, los ricos y clases más adineradas del país se
concentran entre Bogotá y otras ciudades del exterior.
b) Un Gini y un Theil más moderados también pueden significar que a raíz de la mayor
profundidad de la crisis en Cali y en el Valle, hacia la segunda mitad de la década
del noventa, hubo una relativa desacumulación de capitales (patrimoniales,
cultural, escolar, social, simbólico, etc.) en la región con emigración (lo que es
complementario con la hipótesis precedente). De todos modos Gini por encima de
0.40 en cualquier sociedad son considerados altos a nivel de comparaciones
internacionales (al respecto, son ilustrativos los recientes artículos de Paul
Krugman sobre la evolución de la concentración del ingreso en Estados Unidos,
Europa y otras sociedades15).
Tabla 20. Coeficiente de Gini para hogares:
Nacional y Valle (1997-2003)
1997
1998
1999
2000
2001
2003*
Nacional
0.54
0.55
0.56
0.56
0.56
0.56
Valle
0.52
0.56
0.52
0.51
0.51
0.52
*Se realiza el ejercicio de referencia histórica teniendo en cuenta que el coeficiente de Gini calculado para el
año 2003 metodológicamente no es comparable.
Fuente: Cálculos DNP-UDS-DIOGS con base en DANE, ENH. Cálculos CIDSE a partir de ECV 2003.
Con el objeto de hacer un ejercicio preliminar y provisorio de desigualdad en lo últimos
años, la tabla 20, presenta la evolución del coeficiente de Gini en los últimos años.
Estos resultados apuntan a que la desigualdad medida en términos de los ingresos
reportados habría aumentado levemente entre el 1997 y el 2003 a nivel nacional y
para el Valle se habría mantenido. Refiriéndonos a un periodo temporal más cercano,
la desigualdad se habría mantenido prácticamente entre el 2001 y 2003 en el ámbito
nacional, pero advirtiendo que se están comparando ingresos que no son estrictamente
equivalentes para el 2003. En el caso del Valle del Cauca sed presento un ligero
15
Entre otros, ver su escrito « For richer », The New York Times, 10-18-02.
35
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incremento de la desigualdad entre los años 2001 y 2003, pero con la misma
advertencia anterior, asumiendo ingresos diferentes.
Al comparar los valores Gini, es posible referenciar que se ha presentado un fenómeno
de aumento de la desigualdad en el país en estos seis años. Se podría entonces
sugerir, a manera de una hipótesis provisional, que uno de los factores que ha podido
incidir en este aumento de la desigualdad en el país, ha sido la última Reforma
Laboral16, especialmente en las áreas urbanas donde es muy considerable el peso de
los ingresos laborales en los hogares de casi todos los deciles (por lo menos del 1 al
9), lo cual es consistente con el aumento de la desigualdad.
17
Teniendo en cuenta el ingreso per cápita de los hogares, con base en la ECV_2003, las
dos primeras curvas de Lorenz (gráficos 4 y 5), comparan el ingreso nacional total,
cabecera y resto y los ingresos del Valle en la ECV 200318. Esto permite observar una
menor concentración del ingreso en la zona rural con respecto a la zona urbana, tal
como lo reflejan los indicadores anteriormente mencionados.
16
Recordemos que la ECV 2003 inicia su aplicación en todo el país, con excepción de Bogotá, regiones
Atlántica, Central, Oriental, Pacífica, Antioquia, Valle, San Andrés y Providencia y ciudades de antiguos
Territorios Nacionales, en el mes de marzo del 2003, tercer mes de puesta en marcha la Reforma Laboral;
mientras que la encuesta en Bogotá se aplicó en el mes de mayo, quinto mes de funcionamiento de dicha
reforma. Este período es un tiempo suficiente para captar sus efectos, máxime si se tiene en cuenta que los
ingresos laborales (que son más del 60% del ingreso total del hogar, ver nota de pié de página número 10)
en su mayor parte son calculados mensualmente.
17
Para una discusión sobre las mediciones de la desigualdad y la LP-LI en encuestas de hogares y de calidad
de vida y los efectos de las políticas públicas reflejadas en las mediciones consúltese el artículo: Cortés,
Fenando (2002) “Acerca de la reforma y la desigualdad económica”. En Pobreza y desigualdad social y
ciudadanía. Los límites de las políticas sociales en América Latina. Alicia Ziccardi editora. Ediciones CLACSO,
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Colección Grupos de Trabajo Pobreza y desigualdades
sociales, Buenos Aires: 199-244.
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Gráfico 4
Curva de Lorenz Nacional - Hog_2003_Ing Dane
Yto tal
Ycabecera
Yresto
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
0
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Decil
Fuente: ECV_2003. Cálculos CIDSE.
A nivel nacional, las leves diferencias en la distribución del ingreso total y cabecera se
hacen más notorias a partir del decil 5, disminuyendo éstas en el decil 9, mientras que
para el ingreso del Valle estas diferencias no son muy notorias.
Gráfico 5
Curva de Lorenz Valle - Hog_2003_Ing Dane
YTotal
YCabecera
YResto
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
0
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Decil
Fuente: ECV_2003. Cálculos CIDSE.
18
No sobra advertir, que los histogramas desde el gráfico 4 y las curvas de Lorenz desde el gráfico 6, todos
son construidos a partir de los ingresos per cápita generados por el DANE para hogares y personas. De ahí la
37
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Observando la curva de distribución del ingreso para los hogares a nivel nacional y el
Valle (grafico 6), hay una mejor distribución del ingreso para el Valle, que se resalta
principalmente entre los deciles de ingreso 2 a 9.
Gráfico 6
Curva de Lorenz Ing Total - (Hog_Ing Dane)
Nacional
Valle
100
90
%YAcumulado
80
70
60
50
40
30
20
10
0
0
1
2
3
4
Decil
5
6
7
8
9
10
Fuente: ECV_2003. Cálculos CIDSE.
Al incluir Bogotá (gráfico 7), se observa mejor el porqué la capital presenta la peor
distribución del ingreso frente a los ingresos urbanos a escala nacional y del Valle, que
se acentúa en los deciles medios. En síntesis, los histogramas de concentración del
ingreso y las curvas de Lorenz son bien indicativos de lo que se ha venido sosteniendo
sobre la dinámica de la desigualdad en el país, el Valle y Bogotá.
sigla Ing Dane en los títulos de todos ellos.
38
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Gráfico 7
Curva de Lorenz Ing Cabecera - (Hog_Ing Dane)
Naciona
Valle
Bogota
%YAcumulado
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
0
1
2
3
4
Decil
5
6
7
8
9
10
Fuente: ECV_2003. Cálculos CIDSE.
Para el ingreso nacional (gráfico 8), se observa claramente una mayor participación de
los deciles del 1 al 9 en el ingreso para la zona rural frente a la del ingreso en la zona
urbana y al total nacional; mientras que en el decil 10, la zona rural presenta una
menor porción de ingreso, lo cual refleja una mejor distribución del mismo frente a la
zona urbana y al total nacional, que concentran proporciones del ingreso mayores en el
último decil.
A nivel del ingreso total nacional la distancia del ingreso del decil más alto frente al
más bajo de ingresos, medida a través de este último (razón 10/1) es 48 veces:
mientras el decil 10 concentra el 46.9% del ingreso total, el decil 1 concentra el 0.98%
del mismo (ver al respecto el gráfico 8).
39
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Gráfico 8
Distribucción del Ing Nacional - Hog_2003_Ing Dane
50
45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
1
2
3
4
5
6
7
YTotal
0.98
1.93
2.73
3.75
4.39
5.87
7.59
10.29 15.56 46.90
8
9
10
YCabecera
1.04
2.08
2.91
3.76
4.75
6.01
7.70
10.37 15.60 45.75
YResto
1.58
2.89
3.84
4.81 5.86
Decil
7.15
8.74
11.31 15.85 37.99
Fuente: ECV_2003. Cálculos CIDSE.
Con respecto al Valle (gráfico 9), se observa el mismo fenómeno anterior que para el
total nacional y cabecera y resto. Sin embargo, en el Valle, es más notoria la menor
concentración del ingreso en los deciles más altos del área rural. La razón 10/1 para el
ingreso total del Valle, es 34 veces: mientras el decil 10 concentra el 42.7% del
ingreso total, el decil 1 concentra el 1.27% del mismo.
Gráfico 9
Distribucción del Ing Valle - Hog_2003_Ing Dane
50
45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
1,27
2,41
3,30
4,04
5,06
6,46
8,22
10,79
15,75
42,70
YCabecera
1,23
2,52
3,29
4,22
5,15
6,57
8,29
11,01
16,04
41,67
YResto
2,44
3,86
4,85
5,47
6,61
D e c il
7,56
9,29
11,36
16,15
32,40
Yto tal
Fuente: ECV_2003. Cálculos CIDSE.
40
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Por el contrario, si en la cabecera (gráfico 10) el decil décimo en el Valle del Cauca
concentra el 41.67% del ingreso de los hogares, en Bogotá esa concentración llega al
48,81% y en el conjunto del país al 45.75%, mostrando así que el decil de mayores
ingresos en el Valle del Cauca concentra una menor proporción de los mismos en
comparación con Bogotá y el total nacional.
Gráfico 10
Distribucción del Ingreso Cabecera- Hog_Ing
Dane_2003
50
40
30
20
10
0
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
1,04
2,08
2,91
3,76
4,75
6,01
7,70
10,37
15,60
45,75
Valle
1,23
2,52
3,29
4,22
5,15
6,57
8,29
11,01
16,04
41,67
B o go ta
0,92
1,90
2,58
3,35
4,35
5,54
7,30
9,99
15,27
48,81
Nacio nal
Decil
Fuente: ECV_2003. Cálculos CIDSE.
La razón 10/1 indica que para el ingreso nacional en la zona urbana el decil 10 abarca
44 veces la concentración del ingreso del decil 1, mientras que para el mismo ingreso
del Valle esta razón es 34 veces y para Bogotá es de 53 veces, indicando esto una
considerable mayor concentración de la riqueza entre los hogares con ingresos más
altos para la capital, comparativamente con el conjunto del país y la región del Valle
del Cauca.
A nivel del ingreso rural nacional y del Valle (gráfico 11) se observa que la
concentración del ingreso de los hogares en los deciles mas altos es menor frente a la
evidencia presentada para la zona urbana. Este mismo resultado se obtuvo al analizar
dicha concentración del ingreso de los hogares a través del coeficiente de Gini con la
41
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respectiva curva de Lorenz y los histogramas de concentración del mismo. Como se
observa en la tabla de datos del gráfico 11, la participación del ingreso de los hogares
de los deciles 1-9 en el ingreso de la zona rural para el Valle y nacional, es mayor que
la observada en la cabecera a través del gráfico 10.
A su vez, la participación del
ingreso de los hogares rurales del decil 10 en el ingreso total es menor que la que se
observa a nivel de cabecera.
Igualmente, los resultados del análisis a través de la
razón 10/1 favorece las condiciones distributivas del ingreso en la zona resto: para el
total nacional es de sólo 24 veces y para el Valle del Cauca es de 13 en contraste con
los resultados obtenidos para la cabecera 44 y 34 respectivamente.
Esto último permite concluir que la brecha diferencial de ingresos es menor en la zona
rural; lo que puede estar explicado por el fenómeno sociológico antes anotado: una
“pobreza bien distribuida” se presenta sólo para los que reportan sus ingresos y
residen en la zona rural, ya que los hogares que obtienen elevados niveles de ingreso
de actividades agropecuarias (terratenientes y narcotraficantes) viven en la zona
urbana, en donde reportan sus ingresos o sencillamente viven fuera del país. Esto
obviamente contribuye a que los resultados de concentración del ingreso arrojen una
significativa menor desigualdad para la zona rural.
Gráfico 11
Distribucción del Ingreso Resto- Hog_Ing Dane_2003
50
40
30
20
10
0
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Nacional
1,58
2,89
3,84
4,81
5,86
7,15
8,74
11,31
15,85
37,99
Valle
2,44
3,86
4,85
5,47
6,61
7,56
9,29
11,36
16,15
32,40
D ec il
Fuente: ECV_2003. Cálculos CIDSE
42
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Al observar la distribución del ingreso por personas para la cabecera de las regiones de
Bogotá, Valle y el total nacional (gráfico 12), no se presentan diferencias significativas
al compararla con la misma distribución para los hogares.
Al igual que en la
distribución del ingreso de los hogares, a nivel individual el decil de ingresos más alto
(decil 10) reporta una mayor concentración en Bogotá y en el total nacional que en el
Valle del Cauca.
Esta situación es corroborada a través de la razón 10/1, la cual
permite observar que el decil de ingresos 10 concentra ingresos individuales que
superan a los del decil uno en 43 veces en Bogotá, 36 en el total nacional y 35 en el
Valle del Cauca, de tal forma que la brecha entre los ingresos del decil inferior y del
superior es menor en el Valle.
Para el ingreso por personas, los resultados de la concentración del ingreso en la zona
rural nacional y del Valle del Cauca (gráfico 13) muestran que la estructura de la
concentración del ingreso es similar a la de los hogares. Por personas nuevamente se
corrobora que las zonas rurales contemplan menores niveles de concentración y por
tanto de desigualdad en el nivel de ingresos con respecto a la zona urbana.
Gráfico 12
Distribucción del Ingreso Cabecera- Person_Ing
Dane_2003
50
Participación
40
30
20
10
0
Naciona
Valle
Bogota
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
1,2
2,3
3,1
4,0
5,0
6,2
7,9
10,4
15,5
44,4
1,2
1,1
2,4
2,1
3,6
2,8
4,1
3,7
5,0
4,7
6,3
5,9
7,9
7,6
10,5
10,3
15,3
15,3
43,6
46,6
Decil
Fuente: ECV_2003. Cálculos CIDSE.
43
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Así mismo, la distancia entre el décimo decil y el primero (razón 10/1) en el sector
rural es mucho menor cuando el análisis se hace a partir de los ingresos individuales o
de personas. Lo contrario se produce a nivel de hogares.
Con el ingreso de los
individuos esta razón es de 20 veces para el total nacional y de 12 para el Valle,
mientras que con el ingreso del hogar los resultados son 24 y 13 respectivamente.
Gráfico 13
Distribucción del Ingreso Resto- Person_Ing
Dane_2003
50
40
30
20
10
0
Nacional
Valle
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
1,8
3,2
4,2
5,2
6,2
7,4
9,1
11,3
15,7
36,0
2,6
4,2
5,1
6,1
6,9
7,9
9,4
11,4
15,3
31,2
D e c il
Fuente: ECV_2003. Cálculos CIDSE.
Por otro lado, se puede observar mejor con los gráficos 11, 12 y 13 que la distribución
del ingreso por hogares para cabecera nacional y Bogotá está significativamente más
concentrada en el décimo decil (razón 10/1) que por personas, a diferencia del Valle
del Cauca en donde la concentración por hogares y personas es muy similar, debido al
efecto antes comentado sobre el papel compensador del hogar de la concentración del
ingreso respecto a las personas en esta región.
44
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6. COMPOSICIÓN DEL GASTO DE LOS HOGARES SEGÚN NIVELES
DE INGRESO: ANÁLISIS COMPARATIVO ENTRE VALLE, NACIONAL
(CABECERA Y RESTO) Y BOGOTÁ
A continuación procedemos a hacer un análisis descriptivo del patrón del gasto en
estas regiones, teniendo en cuenta que el ingreso es una variable determinante de la
estructura de gasto de los hogares, lo cual permite ampliar el mismo análisis de las
desigualdades
para
estas
regiones
en
el
país,
y
en
particular
destacar
el
comportamiento del gasto en el Valle del Cauca. El grafico 14 registra la composición
del gasto de los hogares19 de la cabecera para las regiones de Bogotá, Valle del Cauca
y el total nacional.
Gráfico 14
Distribución % del gasto de los hogares en cabecera: Bogotá, Valle y
Nacional
50%
40%
30%
20%
10%
0%
Alimentos Prendas
Educa.
Muebles,
Serv.
art.hogar médicos
Trans. y
comun.
Esparci.
Otros
y divers. bienes y
Alquiler,
serv.
Bogota
28,3%
7,0%
9,3%
3,5%
6,0%
11,7%
2,2%
12,3%
19,6%
Valle
34,5%
9,8%
7,2%
3,2%
6,0%
10,4%
2,4%
8,5%
18,1%
Nacional
34,4%
9,4%
6,9%
3,6%
5,1%
10,9%
2,3%
9,5%
17,9%
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
La composición del gasto en el interior de las regiones presenta una estructura similar,
es decir, el gasto en alimentos, alquiler y pago de servicios públicos e impuestos y el
de transporte y comunicación, son los más representativos del conjunto de gastos de
los hogares en las dos regiones y el total nacional. Cuando se comparan los diferentes
19
La estructura del gasto se ha desagregado según los tipos de gastos en que incurren los hogares, a saber:
alimentos, bebidas y tabaco; prendas de vestir, accesorio, y aseo personal y del hogar; educación; muebles
45
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tipos de gasto entre regiones, se observa que el gasto en alimentos, bebidas y tabaco,
junto con el gasto en prendas de vestir, zapatos y accesorios personales y del hogar,
tienen una menor participación en Bogotá que la observada en la cabecera del Valle del
Cauca y nacional.
Por el contrario, los gastos en comunicación, servicios médicos,
transporte y comunicación, otros bienes y servicios, y en alquiler, servicios públicos e
impuestos, tienen más peso en Bogotá.
Lo anterior permite observar la influencia del nivel de urbanización en la estructura
distributiva del gasto de los hogares, según regiones y el considerable peso de Bogotá
como la capital del país y principal centro urbano hegemónico en el país20.
Esto
explica que Bogotá sea la región con los ingresos promedio por hogar y per cápita por
hogar más altos en el país21, además de participar con el mayor porcentaje del ingreso
de los hogares de todas las regiones del país con el 28,8%. En cambio, para el total
del Valle del Cauca dicho porcentaje es sólo del 12,42%, aunque por encima del que
alcanza Antioquia, con el 10,45%. A nivel del gasto de los hogares las participaciones
porcentuales son equivalentes: respecto al total de los hogares en el país, Bogotá
responde por el 28,1% y del gasto de los hogares en cabecera del país
(correspondiente a todos los centros urbanos) por el 31,6%. En el caso del Valle del
Cauca esta participación es del 12,0% en el total nacional y el 12,7% la cabecera
urbana del Valle respecto al conjunto de las zonas urbanas del país22.
y artículos para el hogar; servicios médicos; transporte y comunicación; diversión y esparcimiento; otros
bienes y servicios; y alquiler servicios públicos e impuestos.
20
Respecto a la supremacía urbana de Bogotá consúltese Gouëset, Vincent, 1998. Bogotá: nacimiento de
una metrópoli. La originalidad del proceso de concentración urbana en Colombia en el siglo XX, Tercer
Mundo Editores, Observatorio de Cultura Urbana, Cenac, Ifea, Fedevivienda, 357 p. Ya diversos estudios
señalan que la región de Bogotá aporta la mayor generación porcentual al PIB nacional en términos
sociogeográficos. Respecto a la supremacía urbana.
21
El ingreso promedio por hogar en Bogotá es $1.887.540 y el per cápita por hogar $678.696. Para el total
nacional el ingreso promedio por hogar es $1.129.237 y el per cápita $369.427. Para la cabecera nacional el
ingreso promedio por hogar es $1.316.705 y el per cápita $436.526. Para el total del Valle el ingreso
promedio por hogar es $1.338.615 y el per cápita $427.694. Para la cabecera del Valle el ingreso promedio
por hogar es $1.454.116 y el percápita $465.321. Cálculos obtenidos a partir del ingreso total CIDSE y del
percápita por hogar estimado por el DANE para la ECV 2003.
22
Datos estimados a partir del consolidado de gastos por rubros y regiones de la base de la datos de la ECV
2003 generada por el DANE.
46
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Bajo la hipótesis de que el nivel de ingreso es un determinante del monto y la
estructura del gasto de los hogares, es de esperar que ambos se comporten en forma
diferencial según quintiles o deciles del ingreso. Este es uno de los resultados robustos
de Muñoz en su estudio sobre los determinantes del ingreso y el gasto de los hogares a
partir de los datos de la encuesta de ingresos y gastos del DANE de 1994 a 199523.
Los nueve tipos de gastos antes designados (ver nota de pié de página 19)
presentarán cambios en su participación por quintil o decil de la distribución del
ingreso. En este sentido se espera que a mayor nivel de ingresos y mayor nivel de
urbanización, mayor sea la participación de algunos gastos en los gastos totales del
hogar y menor la participación de otros. Bogotá, la principal región urbana del país, va
a presentar un comportamiento del gasto de los hogares relativamente diferencial al
del Valle del Cauca y el promedio nacional: una menor participación los gastos en
alimentos, bebidas, tabaco y prendas de vestir, y por el contrario una mayor
participación de los gastos en educación, transporte, comunicaciones, otros bienes y
servicios, alquiler, servicios públicos e impuestos (gráfico 14).
Es de esperarse que
debido al grado de urbanización de la región bogotana el gasto en transportes y
comunicaciones sea un rubro importante dentro del conjunto de gastos de los hogares,
al igual que los gastos en alquiler, servicios públicos e impuestos.
A su vez, los
resultados de un mayor gasto porcentual en educación (gráfico 14) reflejan que los
niveles de educación promedio en Bogotá son mayores de los que se pueden observar
en el Valle del Cauca (ver, por ejemplo, antes la tabla 8).
Los gráficos
15, 16, 17 y 18 permiten visualizar la asociación entre cambios en el
monto y el patrón del gasto de los hogares por quintiles de ingreso y región, al
comparar el Valle del Cauca con Bogotá y el total nacional. El gasto total de los
23
Muñoz, Manuel, 2004, “Determinantes del ingreso y del gasto corriente de los hogares”. En Revista de
Economía Institucional, Volumen 6, Número 10, primer semestre del 2004, Universidad Externado de
Colombia, Bogotá: 183-199.
47
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hogares colombianos se concentra en promedio en más del 65% de los hogares del
quintil 5 (ver gráfico 15), lo cual revela la magnitud de la desigualdad social en el país
medida en términos del gasto en el 2003. Además, de nuevo Bogotá alcanza los
niveles mayores de desigualdad, con una concentración en promedio de más del 70%
en el quintil 5 (gráfico 15), mientras el Valle del Cauca alcanza un 68%. La
participación del tercer quintil de ingresos en el gasto de los hogares cobra más
importancia porcentual en el Valle del Cauca, a diferencia del promedio nacional y
Bogotá (gráfico 15). Ciertamente la estructura del gasto por quintiles en el Valle del
Cauca es menos concentrada, favoreciendo ligeramente más al primero y tercer quintil
de ingresos, lo cual es consistente con la distribución más moderada del Gini y del
Theil, como antes advertimos. Por el contrario, Bogotá muestra la mayor polarización
del gasto, a su vez relacionada con una desigualdad en el ingreso superior.
Gráfico 15
Distribución del gasto total de los hogares por quintiles de
ingreso: Total Nacional, Valle y Bogotá
80%
60%
40%
20%
0%
Nacional
Valle
Bogota
Quintil 1
1,1%
1,4%
1,1%
Quintil 2
4,6%
4,5%
4,0%
Quintil 3
7,8%
10,2%
8,1%
Quintil 4
19,2%
15,8%
15,3%
Quintil 5
67,3%
68,1%
71,5%
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
Los gráficos 16 al 18 muestran los diferenciales por quintil y rubros del gasto para el
Valle, Bogotá y total nacional en sus zonas urbanas: obsérvense las variaciones de los
pesos porcentuales por rubros según quintiles, sobre todo entre el cuarto y el quinto
quintil entre el Valle y Bogotá y el promedio nacional: lo que se recoge en el gráfico 14
48
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ahora es desplegado por quintiles y para las tres regiones. Hasta el quintil cuatro la
importancia
relativa
de
gastos
en
muebles,
servicios
médicos,
transporte
y
comunicación, otros bienes y servicios, alquiler, servicios públicos e impuestos, es
menor que el observado en gastos en alimentos, prendas de vestir, accesorios para el
hogar, educación y esparcimiento y diversión.
Esta estructura cambia en el quintil
cinco, donde el gasto en alimentos, prendas de vestir y accesorios para el hogar,
participan menos en el gasto total del hogar, ocurriendo lo contrario con los gastos en
educación, transporte y comunicación, alquiler, servicios públicos e impuestos.
Gráfico 16
Distribución del gasto en grandes rubros por quintiles de ingreso : ValleCabecera
alimentos,bebidas,tabaco
100%
prendas,aseo psonal,y hogar
90%
80%
educacion
70%
60%
muebles,accesorios y art hogar
(temp.alta)
50%
serv.medicos
40%
trans y comunic
30%
esparcim, diversion
20%
otros bienes y serv
10%
0%
Quintil 1
Quintil 2
Quintil 3
Quintil 4
Quntil 5
alquiler,serv.pub e imp
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Gráfico 17
Distribución del gasto en grandes rublos por quintiles en Bogotá
100,0%
alimentos, bebidas y tabaco
90,0%
prendas, aseo personal y del
hogar
educación
80,0%
70,0%
50,0%
muebles, accesorios y art. del
hogar
serv. médicos
40,0%
trans. y comunic.
60,0%
30,0%
esparcim. y diversión
20,0%
otros bienes y serv.
10,0%
0,0%
alquiler, serv pub. e imp.
quintil 1
quintil 2
quintil 3
quintil 4
quintil 5
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
Gráfico 18
Distribución del gasto en grandes rubros por quintiles Nacional
100,0%
alimentos, bebidas, tabaco
90,0%
prendas, aseo personal y del
hogar
educación
80,0%
70,0%
60,0%
muebles, accesorios y art. del
hogar
serv. médicos
50,0%
40,0%
30,0%
trans. y comunic.
20,0%
esparcim., diversión
10,0%
otros bienes y serv.
0,0%
quintil 1
quintil 2
quintil 3
quintil 4
quintil 5
alquiler,serv. pub. e imp.
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
50
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Una desagregación de algunos rubros de gasto según cabecera o resto permite
observar con mayor claridad las diferencias estructurales de gasto de los hogares
según quintiles de ingreso.
Grafico 19
Estructura del Gasto por quintiles de ingreso Valle (cabecera)
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
Quintil 1
Quintil 2
Quintil 3
Quintil 4
Quntil 5
Alimentos
1,1%
8,6%
12,2%
21,1%
57,0%
Educación
2,8%
6,6%
7,0%
13,3%
70,3%
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
En el gráfico 19 se observa la participación del gasto en alimentos y educación en la
totalidad de los gastos de la cabecera del Valle del Cauca. Aquí se observa la
importancia relativa que adquiere el gasto en educación (inversión en capital escolar)
en el quintil cinco de ingresos. Hasta el cuarto quintil la población de la cabecera del
Valle del Cauca destina una mayor proporción de sus ingresos al gasto en alimentos,
bebidas y tabaco, proporción mayor que la que destinan a educación. Este
comportamiento cambia significativamente en el quintil cinco.
Al comparar la participación del gasto en servicios médicos con la del
gasto en
transporte y comunicación (gráfico 20), se presenta el mismo cambio en su estructura.
La composición se comporta de la misma manera entre el quintil uno y cuatro y se
invierte en el quintil cinco.
Es importante aclarar que el gasto en transporte y
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comunicación además de contemplar el gasto en transporte
público, contempla los
gastos en que incurren los hogares que tienen un vehículo propio (gastos en gasolina,
lubricantes, llantas, etc.); además, en lo que se refiere a comunicación, se contempla
el gasto en servicios públicos y privados. En este sentido es de esperarse que el quintil
de ingresos cinco gaste una mayor proporción de sus ingresos en este rubro en
comparación a la que gastan los otros quintiles de ingreso, pues la mayoría de los
hogares que corresponden a este quintil tienen servicios de transporte y comunicación
privados.
Grafico 20
Estructura del Gasto por quintiles de ingreso Valle (Cabecera)
100%
80%
60%
40%
20%
0%
Quintil 1
Quintil 2
Quintil 3
Quintil 4
Quntil 5
Serv. Médicos
0,9%
2,3%
3,3%
11,1%
82,4%
Transp y Comunic
0,0%
1,0%
2,3%
7,6%
89,1%
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
En la zona rural del Valle del Cauca también se presentan cambios significativos en la
participación de los diferentes tipos de gasto, tal como se observa en el gráfico 21. Es
particularmente llamativo el gasto en educación observado en el quintil dos y la baja
participación que tiene el gasto en alimentos para el quintil uno, aunque es probable
que esto último tenga que ver con la predominancia del
autoconsumo en las zonas
rurales para los hogares con los menores ingresos, fenómeno que no alcanzaría a ser
captado en toda su magnitud por la ECV.
52
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Grafico 21
Distribución del gasto por grupos segun quintiles de ingreso
Valle (rural)
100.00%
Alimentos
90.00%
Prendas y Acce.del hogar
80.00%
Educación
70.00%
60.00%
Muebles y art.del hogar
50.00%
Serv.médicos
40.00%
Trans.y comun.
30.00%
20.00%
Esparc. y divers.
10.00%
Otros bienes y serv.
0.00%
quintil 1
quintil 2
quintil 3
quintil 4
quntil 5
Alquiler,serv.pub. e imp.
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
Una forma de ver más pormenorizadamente la lógica del gasto para el resto, pero
controlando la región (Valle del Cauca versus nacional resto), se puede apreciar en el
gráfico 22. Aquí se aprecia que en la zona resto nacional es mayor la participación de
los gastos en
transporte y comunicación, en comparación con la observada para la
región del Valle del Cauca, en la cual adquieren importancia los gastos en educación,
muebles y enseres, servicios médicos,
otros bienes y servicios, alquiler
y servicios
públicos e impuestos.
53
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Grafico 22
Distribución Porcentual del Gasto de los Hogares Nacional, Valle
(Resto)
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
Alimentos Prendas
Educa.
Muebles, Serv.
art.hogar médicos
Otros
Trans. y Esparci.
bienes y
comun. y divers.
serv.
Alquiler,
serv.
pub. e
Valle
49,6%
11,7%
3,7%
4,1%
3,6%
8,2%
2,2%
6,6%
10,4%
Nacional
53,8%
12,2%
3,5%
3,2%
2,9%
9,4%
1,4%
5,7%
7,9%
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
Esto tiene que ver con una mayor urbanidad de la zona rural del Valle respecto al
conjunto nacional. O sea, además de los criterios antes establecidos la variable zona
urbana o rural y el grado de urbanización del sector rural afecta la composición del
gasto.
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7. POBREZA SUBJETIVA Y PERCEPCIÓN DE LA POBREZA EN EL
ÁMBITO NACIONAL Y VALLE DEL CAUCA
Un análisis sencillo de tipo descriptivo, sobre la percepción de la pobreza en la ECV
2003, con base en el procesamiento de las siguientes preguntas: a) si considera que
los ingresos que recibe el hogar cubren o no los gastos del mismo (M11); y b) si la
persona que responde la encuesta se considera o no pobre (M12), muestran resultados
similares a los encontrados en estudios para otros países24. Los no pobres según
criterios objetivos (por ingresos o condiciones de vida) se sienten o perciben en un
mayor porcentaje “pobres” que los mismos pobres por factores objetivos.
Tabla 21. Línea de Pobreza Nacional Vs. ¿Se considera pobre?
(Cabecera-Resto)
Area
Cabecera
Pobre LP Resto
Total
Cabecera
No pobre
Resto
LP
Total
Cabecera
Total
Resto
Total
Cálculos CIDSE
Se considera pobre?
SI
NO
43.3
56.7
75.7
24.3
46.9
53.1
75.8
24.2
90.3
9.7
80.7
19.3
60.5
39.5
87.6
12.4
67.1
32.9
Como se observa en la tabla 21 para el total nacional, el 80.7% de los hogares no
pobres según LP se sienten pobres, mientras el 53.1% de los hogares pobres según LP
no se sienten pobres. Este mismo cuadro muestra diferencias entre cabecera y resto:
24
Uno de los mejores estudios en esta temática es el de Javier Herrera (2002) INEI-IRD. La pobreza en el
Perú, 2001. Una visión departamental, INEI, mayo 2002. La argumentación que recoge este capítulo para la
interpretación de los resultados empíricos de la ECV 2003 sobre pobreza subjetiva se apoya en Herrera. La
ventaja del estudio de Herrera es su excelente soporte econométrico, lo cual le permite ir más allá de una
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en el resto el 90.3% de los hogares no pobres por LP se sienten pobres, mientras que
el 24.3% de los hogares pobres por LP no se sienten pobres; en la cabecera los
porcentajes respectivos son 75.8% y el 56.7%.
Para el Valle del Cauca, tabla 22, la percepción de la pobreza medida por la respuesta
a la pregunta M12 se comporta con la misma tendencia, pero los valores de la
percepción de pobreza son mucho menores que para el total nacional, lo cual quiere
decir que de todas maneras hay un efecto del contexto material u objetivo de mejores
condiciones relativas respecto al conjunto del país. Para el total de los hogares del
Valle, el 69.3% de los no pobres por LP se sienten pobres, mientras que un porcentaje
similar, el 64.9% de los hogares pobres por LP no se sienten pobres. Para la cabecera
los porcentajes son 66.7% y 66.9% y para el resto 78.5% y 31.7%, respectivamente.
Tabla 22. Línea de Pobreza Valle Vs. ¿Se considera pobre?
(Cabecera-Resto)
Area
Cabecera
Resto
Total
Cabecera
No pobre
Resto
LP
Total
Cabecera
Total
Resto
Total
Cálculos CIDSE
Pobre LP
Se considera pobre?
SI
NO
33.1
66.9
68.3
31.7
35.1
64.9
66.7
33.3
78.5
21.5
69.3
30.7
48.4
51.6
76.3
23.7
52.2
47.8
Este mismo análisis se realizó teniendo como punto de referencia la pobreza medida a
través de NBI (Necesidades Básicas Insatisfechas). Los resultados fueron los siguientes
(ver tabla 23): para el total nacional, el 91.1% de los no pobres por NBI se sienten
medición descriptiva como la que aquí hacemos; sin embargo, para efectos de un análisis básico
consideramos suficientes los hallazgos aquí reportados a través de un ejercicio descriptivo.
56
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pobres, mientras que el 38.5% de pobres por NBI no se sienten pobres. En la cabecera
nacional los porcentajes son, 83.9% y 41.9% y para el resto 95.2% y 19.7%,
respectivamente.
Para el caso del Valle del Cauca (ver tabla 24), la tendencia es la misma pero con
diferencias menos notorias. Por ejemplo, para el Valle total el 78.6% de los hogares no
pobres por NBI se sienten pobres, mientras que el 50.2% de los hogares pobres por
NBI no se sienten pobres. En cabecera el 78.8% de los hogares no pobres por NBI se
sienten pobres y el 53.7% de los hogares pobres por NBI no se sienten pobres, y por
ultimo en resto Valle, los porcentajes son 78.1% y 24.2% respectivamente.
Tabla 23. NBI Nacional Vs. ¿Se considera pobre?
(Cabecera-Resto)
Area
Cabecera
Pobre NBI Resto
Total
Cabecera
No pobre
Resto
NBI
Total
Cabecera
Total
Resto
Total
Cálculos CIDSE
Se considera pobre?
SI
NO
58.1
41.9
80.3
19.7
61.5
38.5
83.9
16.1
95.2
4.8
91.1
8.9
60.5
39.5
87.6
12.4
67.1
32.9
Aunque en el Valle la tendencia se mantiene, es posible apreciar que se encuentra en
un nivel de pobreza subjetiva más bajo que el total nacional. Mientras los porcentajes
para los pobres por NBI que no se perciben pobres muestran un incremento, es
oportuno mencionar que respecto al total nacional los porcentajes de aquellos pobres
por NBI que se sienten pobres disminuyen. De todos modos, se debe recordar que de
alguna forma el NBI ha presentado pérdidas en su vigencia como medida de pobreza y
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se ha ido convirtiendo en una sencilla medida que revela en una buena parte la
cobertura en servicios públicos domiciliarios.
Tabla 24. NBI Valle Vs. ¿Se considera pobre?
(Cabecera-Resto)
Area
Cabecera
Pobre NBI Resto
Total
Cabecera
No pobre
Resto
NBI
Total
Cabecera
Total
Resto
Total
Cálculos CIDSE
Se considera pobre?
SI
NO
46.3
53.7
75.8
24.2
49.8
50.2
78.8
21.2
78.1
21.9
78.6
21.4
48.4
51.6
76.3
23.7
52.2
47.8
La información que se extrae al indagar en qué medida los ingresos del hogar cubren o
no los gastos mínimos del mismo (ver tabla 25), muestra igualmente percepciones
similares a las reportadas por Herrera (op.cit).
Tabla 25. Percepción cobertura del gasto Vs. Línea de Pobreza Nacional
(Cabecera-Resto)
El ingreso que ud recibe…
No cubre gastos min.
Solo cubre gastos min.
Cubre más de los gastos
min.
Area
Cabecera
Resto
Total
Cabecera
Resto
Total
Cabecera
Resto
Total
Linea de pobreza
Pobre
No pobre
21.2
53.7
26.4
57.0
21.7
54.8
61.1
44.1
63.0
42.2
61.3
43.4
17.7
2.3
10.7
0.8
17.0
1.8
Total
38.3
51.4
41.5
52.1
45.9
50.6
9.6
2.6
7.9
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Para el total nacional, el 54.8% de los hogares no pobres por LP consideran que el
ingreso que perciben no alcanza a cubrir sus gastos mínimos, mientras que sólo el
21.7% de los hogares pobres por LP se considera en esta situación. Es decir, el 64.8%
de los hogares pobres por criterios objetivos como la LP consideran que sus ingresos
les alcanzan para cubrir los gastos mínimos, mientras sólo el 43.4% de los hogares no
pobres por LP se consideran en esta situación. Igualmente sólo el 2.7% de los hogares
no pobres por LP consideran que sus ingresos les alcanzan para cubrir más allá de los
gastos mínimos, en contraste con el 17% de los hogares pobres que consideran que
sus ingresos cubren más que los gastos mínimos del hogar.
Para el Valle del Cauca (ver tabla 26) un porcentaje mayor, en relación con el total
nacional, de los hogares pobres por LP consideran que el ingreso que reciben cubre sus
gastos mínimos, el 64.8%, y una proporción menor de hogares pobres consideran que
el ingreso que reciben no cubre los gastos mínimos, el 21.7%. Los hogares no pobres
por LP que consideran que sus ingresos cubren los gastos mínimos son el 53.9%,
frente al 43.4% del total nacional. Igualmente un porcentaje menor al correspondiente
al total nacional considera que su ingreso no les alcanza para cubrir los mínimos gastos
del hogar, el 43.4%.
El análisis urbano-rural referenciado en las tablas anteriores muestra que tanto para el
Valle como para el total del país, los no pobres por LP-LI25 y NBI se consideran más
pobres en el área rural que en la zona urbana, fenómeno que puede atibuirse en parte
a las condiciones de menor bienestar generalizadas en la zona rural, debido a que
tiene un efecto sobre la ampliación de la preferencias, alejando el ingreso realmente
observado en el campo (que es menor que en la zona urbana) del esperado. Además,
bajo esta forma también se explica que para este mismo grupo de no pobres rurales
objetivamente los ingresos cubren quizás cada vez menos los gastos que para los no
25
En este ejercicio de pobreza subjetiva no se aplicó la LI pero en la lógica del análisis sigue la misma
tendencia de la LP.
59
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pobres urbanos, lo cual es consistente con los mayores ingresos per cápita urbanos,
especialmente en los quintiles superiores.
Este conjunto de resultados se corresponde con el fenómeno descrito como
autolimitación de las preferencias de los pobres. “El horizonte de posibilidades de
consumo es más restringido para los pobres de suerte que sus reivindicaciones de
consumo tienden a limitarse a sus necesidades básicas cercana de la línea de pobreza
extrema”26 De este modo, los pobres por criterios objetivos, según LP-LI o NBI,
pueden percibir que sus ingresos les alcanzan para cubrir un mayor porcentaje de sus
gastos que los no pobres por los mismos criterios y por ello entonces tienden a
considerarse menos pobres en una menor proporción que los no pobres por LP-LI y
NBI.
Tabla 26. Percepción cobertura del gasto Vs. Línea de Pobreza Valle
(Cabecera-Resto)
El ingreso que ud recibe…
No cubre gastos min.
Solo cubre gastos min.
Cubre más de los gastos
min.
Area
Cabecera
Resto
Total
Cabecera
Resto
Total
Cabecera
Resto
Total
Linea de pobreza
Pobre
No pobre
16.9
43.2
26.7
43.8
17.5
43.4
64.7
53.7
66.7
54.8
64.8
53.9
18.4
3.1
6.6
1.4
17.7
2.7
Total
28.9
40.2
30.5
59.7
57.3
59.3
11.4
2.5
10.2
Cálculos CIDSE
Ahora bien, para intentar precisar las condiciones bajo las cuales los pobres objetivos y
los pobres subjetivos comparten las mismas características, se construyó una línea de
pobreza subjetiva a partir de las diferencias entre los ingresos esperados de los
individuos y los realmente percibidos, usando para ello la pregunta, acerca de cuál
26
Herrera (op.cit.).
60
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ingreso considera el hogar como adecuado para cubrir sus gastos y se procedió de
modo que si el ingreso observado del hogar es menor al esperado, entonces el hogar
se concibe en pobreza subjetiva y de la otra forma, el hogar es considerado como no
pobre. Para el total nacional (ver tabla 27), el 47.4% de los hogares reciben ingresos
menores que los que ellos consideran adecuados para cubrir sus gastos en el hogar.
De estos hogares, considerados con pobreza subjetiva, el 23.6% poseen una
percepción moderada de su situación (ya que el ingreso realmente observado es
menor en menos de un 50% del ingreso esperado), mientras el 23.7% de los hogares
con pobreza subjetiva tienen una percepción alta (su ingreso esperado es mayor en
mas del 50% del ingreso realmente observado).
Tabla 27. Hogares con pobreza subjetiva Nacional - Percepción de la pobreza
(Alta-Moderada)
Variable
Hog sin pobreza
subjetiva
No. observ.
%
Hog con pobreza subjetiva
Moderada Percepción
Alta Percepción
Total
5894091
2647491
2652526
11194108
52.65
23.65
23.70
100.00
Cálculos CIDSE
Es paradójico encontrar que el porcentaje de hogares que esperan un mayor nivel de
ingreso es menor al porcentaje de hogares que efectivamente lo recibe. Entonces,
como
se
mencionó
anteriormente,
estos
resultados
seguramente
pueden
ser
explicados por la hipótesis de autolimitación de la percepción de los pobres. Sin
embargo, en los rangos superiores sería interesante cruzar la información, pero por
motivos metodológicos y restricciones de muestra es imposible desagregar más el
ingreso esperado y efectuar un análisis comparativo más detallado entre el
comportamiento de este ingreso frente al realmente observado.
Tras generar nuestra línea de pobreza subjetiva e incluso tener una idea de cómo se
perciben en la pobreza los hogares a través de la comparación del ingreso observado
61
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con el ingreso esperado, se han cruzado los resultados con la pregunta M12, si se
consideran pobres o no los hogares (ver tabla 28).
Para el total nacional de hogares con pobreza subjetiva, tenemos que el 76.3% de los
hogares que tienen una percepción alta de la pobreza (alta percepción: su ingreso está
muy por debajo de sus necesidades de consumo) se consideran pobres, mientras que
en los de moderada percepción el 71.7% se consideran pobres.
Tabla 28. Hogares con pobreza subjetiva Vs. ¿Se considera pobre?
(Valle-Nacional)
Hog con pobreza subjetiva
Región
Área
Hog sin pobreza subjetiva
Se considera pobre?
Si
Nacional
Valle
No
Moderada Percepción
Alta Percepción
Se considera pobre?
Se considera pobre?
Si
No
Si
No
Cabecera
53.5
46.5
65.7
34.3
71.0
29.0
Resto
Total
84.8
61.0
15.5
39.0
89.7
71.7
10.3
28.3
91.5
76.3
8.5
23.7
Cabecera
38.9
61.1
60.0
40.0
65.8
34.2
Resto
74.4
43.9
25.6
56.1
75.1
62.1
24.9
37.9
84.7
68.2
15.3
31.8
Total
Cálculos CIDSE
Estas tendencias se replican en el Valle del Cauca con porcentajes por debajo de los
promedios nacionales así: a medida que el ingreso observado se aproxima más al
esperado, los hogares se consideran menos pobres, sin implicar en esto que sea en los
hogares de ingresos más altos en donde ocurre este fenómeno, y por el contrario,
hemos visto a través de este análisis que son los hogares no pobres objetivamente (LP
o NBI) los que más pobres se sienten.
En realidad, el fenómeno de la autolimitación de la percepción de pobreza para los
grupos sociales más pobres tiene que ver sociológicamente con dos factores
articulados, cuando la inserción en el mercado laboral estable por parte de una serie
de hogares con ingresos también estables puede ser amenazado por procesos de
62
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flexibilización laboral que conlleva a una caída del ingreso o incluso a su pérdida, al
tiempo que ya existe una participación en patrones de consumo de clases medias en
ascenso. En períodos de crisis económica que afectan también a las capas medias de
una sociedad es muy posible que la percepción subjetiva de pobreza se dispara para
estos sectores sociales.
En síntesis como anota Herrera (op.cit.), lo que revelan los diferenciales entre pobreza
objetiva y subjetiva, en cuanto no son los mismos tipos hogares y personas que las
sufren, es el fenómeno multidimensional de la pobreza. O sea, que operan socialmente
distintas modalidades de pobreza mediadas por el componente de la clase social, la
cual se sustenta en factores objetivos de acumulación o desacumulación de capitales
patrimonial, escolar, cultural, social, simbólico, y se refleja “objetivamente” en
condiciones materiales de vida e ingresos monetarios. Las clases populares más pobres
tienden así a percibir una satisfacción de necesidades diríamos “básicas”, mientras a
medida que se asciende socialmente (se acumulan capitales) los consumos culturales
se van incrementando y con ello la relación entre ingresos observados y esperados se
hace más sofisticada.
Finalmente, con el objetivo de realizar un análisis descriptivo de otra dimensión de la
pobreza, la pobreza de mantenimiento27, se estimaron tres índices28, el índice de
Bienestar o Ausencia de Bienestar (H), el Índice de Sen (IS) y el Índice de Foster,
Creer y Thorbecke (FGT) (ver tabla 29).
El índice de ausencia de bienestar (H) es una medida de incidencia y permite apreciar
cuál es el porcentaje de población afectada por el flagelo de la pobreza. El índice de
27
Por pobreza de mantenimiento nos referimos a la distancia que separan los ingresos observados de los
ingresos básicos (ingresos para cubrir una canasta básica) para un hogar o una persona. Se diferencia del
indicador de pobreza subjetiva anterior, ingreso esperado versus el observado, en cuanto éste se apoya en una
percepción, mientras el de mantenimiento se sustenta en un valor “objetivo”, el de la canasta básica.
28
Eusko Jaurlaritza, Gobierno Vasco. Departamento de justicia, empleo y seguridad social. Definiciones
utilizadas en la encuesta de pobreza y desigualdades sociales, 2002. Documento en Adobe, consultado en la
Web.
63
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Sen es una medida que capta la distancia existente entre el ingreso de la población
pobre y la línea de pobreza. Cuando el índice se acerca a 1, el ingreso de los pobres
(objetivos) se aleja más de la línea de pobreza, ya que la brecha entre dicho ingreso y
la LP sería mayor. El FGT es una medida resumen de los índices anteriores, ya que es
el producto del índice de ausencia de bienestar (H) y el índice de Sen. Con este índice
se busca una medición combinada de los dos anteriores.
Los resultados del cálculo de estos índices para el total nacional y la región del Valle
del Cauca permiten concluir que existe una mayor pobreza de mantenimiento a escala
nacional que en la región del Valle.
A través el índice de ausencia de bienestar se puede observar que es mayor el
porcentaje de población afectada por la pobreza en el total nacional en comparación
con el Valle (0.6679 frente a 0.5744), de igual forma, de acuerdo con el índice de Sen
la brecha entre el ingreso y la línea de pobreza es mayor en el total nacional que en el
valle (0.5231 frente a 0.4476); finalmente y de acuerdo con estos resultados el índice
FGT muestra que son peores las condiciones de pobreza a nivel nacional que a nivel de
la región del Valle del Cauca (0.3493 frente a 0.2571).
Tabla 29. Índices de pobreza de mantenimiento: Nacional – Valle del Cauca
INDICE
NACIONAL
VALLE
H (Ausencia de Bienestar)
0.6679
0.5744
I (Indice de Sen)
0.5231
0.4476
FGT (Foster, Greer,
Thorbecke)= H*I
0.3493
0.2571
Fuente: cálculos CIDSE, ECV DANE 2003.
Los anteriores resultados se corresponden con los de pobreza por LP-LI y NBI,
obtenidos para el total nacional y la región del Valle del Cauca, la cual registra unos
niveles de pobreza menor que el total nacional.
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8. MODALIDADES DE VIVIENDA Y COBERTURA DE SERVICIOS
PUBLICOS A ESCALA NACIONAL Y EL VALLE DEL CAUCA POR
QUINTILES DE INGRESO
Teniendo en cuenta la información de hogares en el ámbito nacional y el Valle del
Cauca, para sus áreas total, cabecera y resto, se procede a un análisis de las
características de la vivienda y la cobertura en servicios públicos domiciliarios por
niveles de ingreso de los hogares.
8.A. Tenencia y tipo de vivienda, y hogares por vivienda, a escala
nacional y el Valle del Cauca
Se observa que la tenencia de vivienda al nivel nacional y el Valle (ver gráfico 23), los
hogares con vivienda propia
tienen una mayor concentración en los quintiles de
ingreso más altos (cuarto y quinto), con un descenso en el tercer quintil y un ligero
aumento en los primeros quintiles. El Valle del Cauca presenta como particularidad una
menor participación de los hogares con vivienda propia en los dos primeros quintiles
y, lo contrario, una ligera mayor concentración en el quintil cuarto; es decir, que se
registra una relativa mayor desigualdad de vivienda propia en el Valle del Cauca,
comparada la región con el total nacional.
Los hogares cuya tenencia de vivienda se da por el arriendo o subarriendo a nivel
nacional se concentran principalmente en los quintiles de ingreso 2, 3 y 4 (20.3%,
21.9% y 21.1% respectivamente), mientras que para el Valle ellos se concentran
principalmente en los quintiles de ingreso más bajos (23.3% y 21.5% respectivamente
para los quintiles 1 y 2), además los datos para el Valle muestran que el quintil 5 tiene
una participación porcentual mayor de los hogares que viven en arriendo o subarriendo
respecto al total nacional (20.5% versus 18,9%).
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Gráfica 23
Distribución de los Hg según tenencia de la vivienda y quintil de
ingreso
Q1
En usufructo , Ocup. de
hecho _Valle
Q2
Q3
29,9%
En arriendo o
subarriendo _Valle
En usufructo , Ocup. de
hecho _Nal
17,6%
27,7%
17,8%
20,3%
P ro pia_Nal
19,0%
19,1%
10%
20%
30%
22,8%
19,6%
21,0%
15,1%
20,6%
21,9%
18,0%
40%
50%
23,7%
16,8%
21,1%
70%
9,2%
18,9%
20,3%
60%
6,1%
20,5%
22,7%
25,6%
En arriendo o
subarriendo _Nal
0%
17,7%
21,5%
15,1%
Q5
23,5%
23,3%
P ro pia_Valle
Q4
23,7%
80%
90%
100%
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
Por su parte, los hogares cuya vivienda se da por usufructo u ocupación de hecho, se
presentan principalmente en los hogares más pobres, tanto en el Valle como para el
total nacional, y su participación va decreciendo a medida que aumenta el ingreso, con
excepción del cuarto quintil para el Valle, el cual registra un inusitado incremento de la
participación porcentual de este tipo de vivienda, debido al efecto de la crisis
económica en muchos hogares de clases medias, el cual fue especialmente intenso en
la región a partir de mediados de los años 90.
De acuerdo al tipo de vivienda (Tabla 30), los que viven en casa se encuentran
principalmente en los quintiles de ingresos más bajos, tanto a nivel nacional como del
Valle; sin embargo, a escala nacional esta concentración es mayor, agrupándose el
23.7% y el 22.4% de los hogares que viven en casa en los quintiles 1 y 2, frente a
22.3% y 22.1% respectivamente en los quintiles 1 y 2 para el Valle.
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Por su parte, tanto a nivel nacional como del Valle, los hogares que viven en
apartamento tienden a aumentar a medida que aumenta el quintil de ingresos; con
excepción del cuarto quintil en el Valle, el cual presenta un descenso. Este último
fenómeno puede estar asociado al efecto de la crisis del sistema UPAC en la región, la
que fue particularmente intensa en las clases medias. Ahora bien, si la mayor
preferencia por apartamentos es un factor de la modernidad, es claro y esperado que
el incremento de esta modalidad se encuentre principalmente en los hogares de los
quintiles superiores.
Tabla No. 30 : Distribución de los hogares según tipo de la vivienda y quintil
de ingreso
Quintil 1 Quintil 2 Quintil 3 Quintil 4 Quintil 5
23,7%
22,4%
19,3%
18,7%
15,9%
Casa
Total
9,6%
14,8%
20,1%
23,7%
31,7%
Apartamento
23,5%
23,5%
22,3%
18,0%
12,7%
Otro tipo de vivienda
22,5%
21,7%
19,6%
19,6%
16,7%
Casa
Nacional Cabecera Apartamento
14,2%
16,6%
21,0%
21,1%
27,1%
Otro tipo de vivienda
32,3%
23,4%
17,0%
16,6%
10,6%
Casa
20,6%
20,4%
20,0%
19,4%
19,5%
Resto Apartamento
6,4%
9,0%
16,8%
37,2%
30,6%
Otro tipo de vivienda
11,6%
16,8%
24,1%
21,5%
26,0%
Casa
22,3%
22,1%
18,9%
20,7%
16,0%
Total
11,9%
15,0%
22,9%
19,7%
30,5%
Apartamento
39,1%
18,1%
18,3%
13,9%
10,6%
Otro tipo de vivienda
Casa
21,3%
20,8%
21,0%
19,9%
17,0%
Cabecera Apartamento
Valle
14,3%
18,5%
19,1%
21,4%
26,7%
41,8%
19,6%
14,7%
12,6%
11,4%
Otro tipo de vivienda
20,6%
20,0%
19,9%
20,0%
19,6%
Casa
Resto Apartamento
4,4%
22,6%
21,2%
24,1%
27,7%
Otro tipo de vivienda
15,9%
19,5%
22,7%
17,9%
24,0%
*Otro tipo de Vivienda incluye Cuarto en inquilinato, Cuarto en otro tipo de estructura, y otro tipo de vivienda
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
Otro tipo de vivienda se refiere a aquellos hogares que viven en cuartos de inquilinato
u otro tipo de viviendas, que se encuentran principalmente en los quintiles de menores
ingresos, lo cual es consistente, ya que dichos hogares presentan condiciones de
vivienda más precarias. En este aspecto, para el quintil 1 a nivel nacional la
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concentración de hogares que viven en este tipo de viviendas es inferior a la
presentada a nivel del Valle (23.5% frente a 39.1% respectivamente para nacional y
Valle), y en contraste con esto, la concentración de hogares que viven en otro tipo de
viviendas en el quinto quintil
es mayor a nivel nacional con respecto al total de
hogares del Valle (12.7% frente a 10.6% para nacional y Valle respectivamente); es
decir, hay una mayor penuria de hogares en el primer quintil, los más pobres, para el
Valle, en cuanto tienen una mayor participación en esta modalidad de vivienda.
Para la zona urbana, tanto a nivel nacional como del Valle se presenta la misma
tendencia anterior. Los hogares que viven en casa se encuentran principalmente en los
quintiles de menores ingresos y este fenómeno se halla más pronunciado a nivel
nacional que en el Valle. Por su parte, los hogares que viven en apartamentos se
hayan concentrados principalmente en los quintiles de ingreso más altos, tanto en la
zona urbana nacional como en el Valle. Y finalmente, aquellos hogares de la zona
urbana que viven en otro tipo de hogares como inquilinatos se encuentran
principalmente en los quintiles de ingreso más bajos y este fenómeno se haya
especialmente concentrado en el Valle con respecto a lo observado para la zona urbana
nacional.
De otro lado, en la zona rural se observa que los hogares que viven en casa se
encuentran casi equitativamente distribuidos entre quintiles tanto a nivel nacional
como el Valle, lo cual indica que el vivir en casa en esta zona no es un factor que
represente algún tipo de privilegio entre quintiles de mayores o menores ingresos. Sin
embargo, hay presencia de apartamentos, aunque este tipo de vivienda no es
estrictamente característico de la zona. En tal caso, el patrón es el mismo al de la
ciudad: aumenta su participación porcentual a medida que se asciende en los quintiles
de ingreso, tanto en el ámbito nacional como del Valle. Este proceso es un aspecto
diciente de la relativa modernidad, incluso en el medio rural, que se concentra
principalmente en los quintiles más altos y de la marcada diferenciación que esto
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conlleva, vía por ejemplo de condominios privados de pequeñas casas y edificios de
apartamentos en ámbitos rurales, fenómeno cada vez más expandido.
El total de hogares por vivienda para cada quintil de ingresos, nacional y Valle (ver
gráfico 24), indica que para todos los quintiles priman las viviendas compuestas por 1
solo hogar, lo cual se refleja principalmente a nivel nacional.
Gráfico 24
Distribución de los Hg por quintil de ingreso (Total) según
num ero de Hg de la vivienda (Nacional-Valle)
100%
80%
60%
40%
20%
0%
1
2
3
4
5
1-Nal
87,5%
86,6%
85,4%
87,9%
92,7%
1 - Valle
70,0%
73,5%
80,5%
81,5%
91,6%
2 y mas - Nal
12,5%
13,4%
14,6%
12,1%
7,3%
2 y mas - Valle
30,0%
26,5%
19,5%
18,5%
8,4%
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
La participación de las viviendas compuestas por un solo hogar en el Valle, es inferior
en cada quintil con respecto al total nacional, sin embargo, esta diferencia tiende a
reducirse a medida que aumentan los ingresos de las viviendas, por ejemplo, la
participación de las viviendas del quintil 1 compuestos por 1 solo hogar es de 87.5%
y 70% respectivamente para el total nacional y el Valle, mientras que la misma
participación en el quintil 5 es de 92.7% y 91.6% respectivamente. Las viviendas con
2 o más hogares tienden a ser menores a medida que aumenta el quintil de ingresos
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en el Valle del Cauca; no obstante, es notable, que hay una mayor presencia de las
viviendas con 2 y más hogares en los quintiles de ingresos más bajos en el Valle que el
presentado a nivel nacional (12.5% de viviendas con más de 1 hogar en el quintil 1
para el total nacional, frente a 30% del Valle).
A nivel de la zona urbana nacional y del Valle (ver gráfico 25) se observan aspectos
similares; teniendo en cuenta las viviendas en cada quintil, predominan las que tienen
un solo hogar, tanto en el Valle como a nivel nacional,
siendo la concentración de
estos mayor en la zona urbana nacional frente al Valle. Por su parte, las viviendas
compuestas por más de 1 hogar tienden a tener una menor participación a medida que
el quintil de ingresos es más alto.
Gráfico 25
Distribución de los Hg por quintil de ingreso (Cabecera) según
numero de Hg de la vivienda (Nacional-Valle)
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
1
2
3
4
5
1-Nal
81,3%
82,5%
85,5%
87,9%
93,1%
1 - Valle
66,9%
69,9%
77,8%
83,9%
91,9%
2 y mas - Nal
18,7%
17,5%
14,5%
12,1%
6,9%
2 y mas - Valle
33,1%
30,1%
22,2%
16,1%
8,1%
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
De todas maneras, la zona urbana del Valle continua presentando una mayor
participación de las viviendas con más de 1 hogar en cada quintil, lo cual está
reflejando una relativa mayor penuria de vivienda en la región del Valle del Cauca.
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Para la zona rural nacional y del Valle (Gráfico 26), siguen predominando las viviendas
con 1 solo hogar, siendo más fuerte esta concentración en cada quintil
del área
nacional, y de igual manera las viviendas con más de 1 hogar presentan una tendencia
más estable que a nivel total y la cabecera, pero ellas es más representativa para el
Valle.
Gráfico 26
Distribución de los Hg por quintil de ingreso (Rural) según
numero de Hg de la vivienda (Nacional-Valle)
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
1
2
3
4
5
1-Nal
93,6%
93,7%
93,7%
93,2%
96,1%
1 - Valle
87,2%
85,0%
88,0%
87,0%
92,2%
2 y mas - Nal
6,4%
6,3%
6,3%
6,8%
3,9%
2 y mas - Valle
12,8%
15,0%
12,0%
13,0%
7,8%
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
8. B. Tasas de cobertura de servicios publicos por quintiles de ingreso
a escala nacional y el Valle del Cauca
El cubrimiento de los servicios públicos para los hogares hace parte fundamental de
una aceptable calidad de vida. El cubrimiento en los principales servicios públicos
(energía, acueducto, alcantarillado, y servicio sanitario) tanto en el Valle del Cauca
como a nivel nacional, arroja tasas de cobertura superiores al 84% e inferiores al
100%, lo cual implica que aun no se cuenta con un cubrimiento total de los mismos
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(ver gráfico 27). En general, se observa que el Valle del Cauca presenta buenas
coberturas en servicios públicos en relación a las coberturas de los mismos
presentadas a nivel nacional.
En su orden, las tasas de cobertura más altas para los principales servicios públicos
son energía (95.7% y 98.4% para nacional y Valle respectivamente), acueducto
(86.8% y 92.8%), alcantarillado (72.2% y 84.8%), servicio sanitario (84.6% y
88.4%), teléfono fijo (54.6% y 67%), y finalmente servicio de gas natural (35.9% y
33.2% respectivamente para nacional y Valle).
A excepción de la tasa de cobertura del servicio de gas natural, el Valle del Cauca
presenta coberturas superiores en los principales servicios públicos, que se evidencian
principalmente en los servicios de alcantarillado y servicio telefónico; mientras que la
tasa de cobertura del gas natural para el Valle del Cauca es inferior al promedio
nacional, aunque con una moderada diferencia.
Estos resultados son consistentes con los
29
(2004)
presentados por Acosta, Guerra y Rivera
de la Universidad del Rosario, quienes realizan una descripción de los
principales indicadores de cobertura en servicios públicos, educación y salud para el
total nacional y algunas apreciaciones a nivel de regiones, quintiles y estratos
socioeconómicos.
29
Acosta, O.L. et. al. 2004. “Tendencias en coberturas de los principales programás sociales” . Universidad
del Rosario. Presentación de resultados preliminares ECV 2003. DANE Abril 19.
72
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Gráfico 27
Tasas de Cobertura de Servicios Públicos- ECV_2003
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
Energia
Acueducto
Alcantarilla
Telefono
Sanitario
Gas
Nacional
95,7%
86,8%
72,2%
54,6%
84,6%
35,9%
Valle
98,4%
92,8%
84,8%
67,0%
88,4%
33,2%
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
En este estudio del CIDSE las tasas de cobertura de servicios públicos para el total
nacional son muy similares a las de Acosta, Guerra y Rivera (op. cit.). Además, se
observan las mismas tendencias para el Valle del Cauca.
Ahora, teniendo en cuenta el total y las zonas urbana y rural para el pais y el Valle, se
analizaran las diferentes tasas de cobertura de los principales servicios públicos para
observar el cubrimiento de estos en los diferentes quintiles y así determinar una mejor
o peor calidad de vida de los vallecaucanos frente a los hogares nacionales en términos
de estas coberturas.
A nivel de quintiles, las tasas de cobertura del servicio de energía (ver gráfico 28),
tanto a nivel nacional como del Valle, son cercanas al 100% principalmente para el
total y la zona urbana; y ellas a su vez aumentan cuando se asciende por quintil. Es
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claro que la tasa de cobertura del Valle es superior a la presentada a nivel nacional,
tanto para el total como la zona urbana.
Gráfico 28
Tasas de cobertura de servicio de energía por quintiles Nacional (N)_Valle (V)
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
1
2
3
4
5
To tal_N
90,8%
94,0%
96,6%
97,7%
99,3%
To tal_V
94,7%
98,8%
99,0%
99,7%
99,8%
Cabecera_N
99,3%
99,7%
99,9%
100,0%
99,9%
Cabecera_V
99,4%
100,0%
100,0%
100,0%
100,0%
Resto _N
80,8%
82,4%
82,4%
85,1%
84,8%
Resto _V
79,1%
86,8%
91,9%
94,6%
93,1%
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
Para la zona resto o rural el cubrimiento del servicio de energía es inferior al total y a
la cabecera, tanto nacional como del Valle. En el quintil 1, sin embargo, el cubrimiento
para la zona resto nacional es superior ligeramente al cubrimiento en la misma zona
del Valle, aunque el Valle presenta un mayor cubrimiento frente a la zona rural
nacional
en los quintiles de ingreso más alto, debido a una relativa mayor
concentración de clases acomodadas que residen en el área rural del Valle, sin que
pueda decirse con ello que residan allí los grandes propietarios y narcotraficantes,
como antes se advirtió en el análisis de los ingresos rurales para el Valle.
En segundo lugar, el servicio de acueducto (ver gráfico 29) presenta una cobertura
inferior a la de energía. Como era de esperar para el total de los hogares a nivel
nacional y del Valle se observa que los
hogares con este servicio representan una
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mayor proporción a medida que aumenta el quintil de ingresos, siendo esta cobertura
de 74.5% en el quintil 1 y 95.7% para el quintil 5 para el total nacional y 80.4% para
el quintil 1 y 97.9% para el quintil 5 en el total de los hogares del Valle. En general,
para el total de los hogares, el cubrimiento de servicios de acueducto en el Valle, es
superior
al
del
total
nacional
en
todos
los
quintiles
de
ingresos.
En la zona de cabecera o urbana, la cobertura de servicios de acueducto es mayor que
el presentado a nivel del total nacional y del Valle en su conjunto. Por otra parte, se
mantiene la mejor situación del Valle para los quintiles superiores en cuanto a la
cobertura de acueducto con respecto a la zona urbana nacional, de modo que la
cabecera nacional en el quintil 1 presenta una cobertura de 95.9% y en el quintil 5, de
98.6%; mientras que la misma zona del Valle presenta una cobertura de 92.6% en el
primer quintil y 99.1% en el quinto quintil. Hay así un fuerte desbalance para este
servicio en los grupos de menores ingresos en el Valle.
En la zona rural tanto nacional como del Valle se presentan menores coberturas del
servicio de acueducto como era de esperarse. En la zona resto nacional, la cobertura
entre quintiles es relativamente estable, es decir, que no hay una notable diferencia
entre los sectores de menores y mayores ingresos; mientras el primer quintil presenta
una cobertura de 52%, para el ultimo quintil ella es de 52.5%. En cambio, para la zona
rural del Valle esta diferencia si es más marcada. La tasa de cobertura es mayor a
medida que el nivel de ingresos de la población rural es mayor, lo cual indica que este
servicio para la zona rural del Valle sí representa un cierto privilegio de los sectores de
mayores ingresos: mientras el primer quintil tiene una cobertura apenas del 49.3%, el
ultimo quintil presenta una cobertura de 71.5%.
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Gráfico 29
Tasas de cobertura de servicio de acueducto por quintiles Nacional (N)_Valle (V)
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
1
2
3
4
5
To tal_N
74,5%
82,2%
88,9%
92,7%
95,7%
To tal_V
80,4%
93,0%
95,5%
97,6%
97,9%
Cabecera_N
95,9%
97,1%
98,1%
98,2%
98,6%
Cabecera_V
92,6%
97,9%
98,3%
98,9%
99,1%
Resto _N
52,0%
52,8%
52,9%
57,2%
52,5%
Resto _V
49,3%
58,9%
70,5%
73,2%
71,5%
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
Entre la zona rural nacional y del Valle, se observa que la tasa de cobertura de
acueducto, es superior en el primer quintil para la primera, es decir para los más
pobres a escala nacional; sin embargo, la zona rural del Valle presenta mejores tasa de
cobertura a partir del segundo quintil de ingresos.
Revisando el servicio de alcantarillado (ver gráfico 30), se registra que la cobertura de
este servicio es inferior a la cobertura de acueducto, tanto a nivel nacional como del
Valle, especialmente en la zona rural. Para el total la cobertura nacional y del Valle
aumenta en la medida en que los hogares tiene ingresos más altos, siendo la cobertura
de alcantarillado mayor para el Valle que para el total nacional. Así, la cobertura de
alcantarillado en el quintil 1 para el total nacional es de 46.1% y para el quintil 5 de
91.3%, mientras para el total del Valle ella es de 69.3% para el quintil 1 y 95.6% para
el quinto quintil. A nivel del total nacional son más claras las diferencias entre ricos y
pobres en cuanto a la cobertura de este servicio.
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Gráfico 30
Tasas de cobertura de servicio de alcantarillado por
quintiles - Nacional (N)_ Valle(V)
100%
80%
60%
40%
20%
0%
1
2
3
4
5
To tal_N
46,1%
63,0%
76,8%
84,0%
91,3%
To tal_V
69,3%
80,9%
86,8%
91,4%
95,6%
Cabecera_N
80,4%
89,3%
92,5%
93,8%
96,4%
Cabecera_V
85,8%
91,9%
93,8%
95,8%
97,0%
Resto _N
11,3%
11,2%
16,7%
21,3%
19,5%
Resto _V
31,5%
28,3%
38,3%
38,9%
34,3%
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
En la zona urbana nacional y del Valle las coberturas de alcantarillado son mayores y
tienden a aumentar a medida que aumenta el nivel de ingresos, siendo siempre la
cobertura para el Valle superior al promedio nacional. Por el contrario, la cobertura del
servicio de alcantarillado en la zona rural es escasa, sobretodo a nivel nacional. De
igual manera, en la zona rural a nivel nacional, la cobertura de alcantarillado aumenta
a medida que aumenta los niveles de ingresos. Esto significa que en muchos casos
este es un servicio privilegiado de los sectores más adinerados rurales, siendo la
cobertura del 11.3% en el quintil 1 y 19.5% para el quintil 5. En la zona rural del Valle
se presenta una relativa estabilidad, siendo 31.5% en el quintil 1 y 34.3% en el quintil
5, hallándose superior en cada quintil al promedio nacional.
El gas natural (ver gráfico 31) es un servicio que aun no se ha generalizado a gran
parte de los hogares, sin embargo, y como era de esperarse, se puede notar una
mayor cobertura de este servicio para las zonas urbanas. La zona rural
tiene una
77
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precaria conexión de gas natural, incluso para la zona rural del valle este servicio no
existe en ningún quintil de ingreso y para la misma zona a nivel nacional, este servicio
aumenta muy levemente a media que el nivel de ingresos aumenta, sin dejar de ser
aun escaso. También se puede observar cómo a nivel urbano y rural la cobertura de
gas natural del Valle está por debajo del promedio nacional, a direncia de lo sucedido
con otros servicios como la energia o el acueducto.
Gráfico 31
Tasas de cobertura de servicio de gas natural por quintiles Nacional (N)_Valle (V)
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
1
2
3
4
5
To tal_N
17,1%
26,8%
38,7%
45,4%
51,7%
To tal_V
19,7%
23,8%
30,9%
45,6%
46,1%
Cabecera_N
33,1%
43,9%
49,6%
52,4%
54,8%
Cabecera_V
47,5%
28,0%
30,5%
34,3%
51,8%
Resto _N
1,3%
1,7%
2,1%
2,9%
3,8%
Resto _V
0,0%
0,6%
1,9%
0,0%
0,0%
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
La cobertura de servicio telefónico fijo (ver gráfico 32) para el total de hogares a nivel
nacional y del Valle aumenta, como en los otros casos de servicios públicos, en la
medida en que aumenta el nivel de ingresos de los mismos. Para el total nacional, el
cubrimiento del servicio telefónico en el quintil 1 es de 22.9%, mientras que el quinto
quintil tiene un cubrimiento del 85.2%. Para el total de hogares del Valle, el quintil 1
tiene un cubrimiento de 36.8% y el quinto de 89%. En ambos casos se nota que el
servicio telefónico fijo es un privilegio que poseen en su mayoría los hogares de
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mayores ingresos, y que la cobertura en cada quintil de ingresos es superior para el
Valle.
En la cabecera nacional y del Valle sucede lo mismo, la cobertura es mayor en la
medida que el nivel de ingresos también lo es, y para la zona urbana del Valle la tasa
de cobertura es superior a la presentada a nivel nacional en cada quintil de ingresos.
Pero en la parte rural la cobertura del servicio telefónico es inferior a la existente en la
zona urbana, tanto a nivel nacional como del Valle, a pesar de existir una cobertura de
servicio telefónico rural del Valle por encima de la nacional en cada quintil de ingreso.
Gráfico 32
Tasas de cobertura de servicio telefónico - Nacional
(N)_Valle (V)
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
1
2
3
4
5
To tal_N
22,9%
36,4%
57,3%
71,8%
85,2%
To tal_V
36,8%
58,5%
71,7%
79,4%
89,0%
Cabecera_N
41,6%
58,2%
73,9%
81,0%
90,0%
Cabecera_V
49,7%
71,9%
78,5%
83,4%
89,8%
Resto _N
4,5%
4,0%
8,3%
14,7%
22,2%
Resto _V
10,6%
10,0%
13,5%
26,4%
38,4%
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
La cobertura de servicio sanitario (ver gráfico 33), tanto a nivel nacional como del
Valle, es mayor en la medida que aumenta el nivel de ingresos como ha ocurrido con
otros servicios públicos anteriormente nombrados. Como era de esperarse, son los
quintiles de ingreso más bajos quienes tiene las menores tasa de cobertura de servicio
sanitario, así por ejemplo, el quintil 1 del total de hogares a nivel nacional tiene una
cobertura de 66.6% mientras el quinto quintil tiene una cobertura de 97.2%. En el
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caso del Valle, los pobres del primer quintil tienen un cubrimiento más alto con 76.2%,
mientras el quintil 5 tiene un relativo menor cubrimiento con respecto al nacional con
95.8%. Por supuesto, en el área urbana, tanto nacional como del Valle, la cobertura de
servicio sanitario es cercana al 100% sobretodo en los hogares de ingresos superiores.
La zona rural por su parte, no presenta un buen cubrimiento de servicio sanitario, lo
cual es coherente con las bajas coberturas que tienen en esta zona los servicios de
acueducto y alcantarillado, sin embargo, es claro que la zona rural del Valle está
relativamente mejor cubierta en relación al promedio nacional.
Gráfico 33
Tasas de cobertura de servicio sanitario - Nacional
(N)_Valle (V)
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
1
2
3
4
5
To tal_N
66,6%
79,0%
87,5%
92,7%
97,2%
To tal_V
76,2%
86,2%
90,1%
93,9%
95,8%
Cabecera_N
88,5%
93,7%
96,5%
97,1%
98,7%
Cabecera_V
83,6%
91,6%
93,8%
95,8%
96,4%
Resto _N
40,6%
47,7%
51,8%
58,8%
65,9%
Resto _V
55,4%
61,9%
70,8%
68,1%
66,5%
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
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9. TENDENCIAS OBSERVADAS DE SALUD Y EDUCACION A ESCALA
NACIONAL Y DEL VALLE DEL CAUCA POR QUINTILES DE
INGRESO
9.A. Coberturas de salud a escala nacional y el Valle del Cauca
El gráfico 34 presenta las tasas de afiliación a los diferentes regímenes del sistema de
salud colombiano, según datos de la ECV 2003. El término vinculado hace referencia a
la población que no se encuentra cubierta por el sistema y los regímenes especiales
son aquéllos que no se encuentran regidos bajo la normatividad de la Ley 100 de 1993
y la Ley 715 de 2002.
Gráfico 34
Distribución de la población total según régim en de
afiliación en salud_ECV 2003
50%
40%
30%
20%
10%
0%
Reg.
Contributivo
Reg. Especial
Reg. Subsidiado
Vinculado
Nacional
39,6%
3,6%
18,6%
38,2%
Valle
46,7%
2,5%
8,9%
41,8%
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
Como puede observarse, el régimen contributivo tiene la mayor tasa de afiliación tanto
en el Valle (46.7%) como para el total nacional (39.6%). Esta tasa de afiliación es
seguida por la de vinculados (no cubiertos), que para el Valle tiene un valor de 41.8%
y para el total nacional de 38.2%. El Valle tiene una mayor participación del régimen
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contributivo y los no vinculados respecto al total Nacional; por el contrario, el total
nacional tiene mayor participación del régimen especial y el subsidiado respecto al
Valle.
Los datos en la presentación preeliminar de Acosta, Guerra y Rivera (op.cit.), de los
resultados de la Encuesta de Calidad de Vida 2003, sirven como referentes para
nuestro análisis descriptivo de cobertura en salud del sistema colombiano. En los datos
referenciados se registra una tasa de afiliación para el total nacional al régimen
contributivo de 35%, mientras que nuestras estimaciones arrojan un valor de 39.6%.
De igual forma ocurre con la tasa de afiliación al régimen subsidiado, nuestro resultado
es 18.6% y el de la Universidad del Rosario es de 23%. Tales diferencias pueden ser el
resultado de los ajustes de las poblaciones cubiertas en el estudio de la Universidad del
Rosario. No obstante, las tendencias observadas en ambos estudios son similares. Para
el caso del régimen especial y los no vinculados las diferencias no son significativas.
A continuación, se presenta la tasa de afiliación a los diferentes regímenes de salud
por zonas. El primer gráfico muestra las tasas de afiliación para la cabeceras nacional y
Valle, el segundo, muestra los datos para el resto nacional y Valle.
Gráfico 35
Afiliación según régimen de salud - Cabecera _ECV 2003
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
Cabecera_Nal
Cabecera Valle
Reg.Contributivo
Reg.Especial
Reg.Subsidiado
Vinculado
46,4%
50,2%
4,5%
2,7%
14,6%
8,0%
34,5%
39,1%
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
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En la cabecera (ver gráfico 35) las tendencias se mantienen, es decir, el régimen
contributivo y los no vinculados tienen una mayor participación en el Valle (50.2% y
39.1% respectivamente) respecto al nacional (46.4% y 34.5% respectivamente).
Igualmente, en la cabecera nacional tienen una mayor participación los regímenes
especial y subsidiado, respecto a su participación en la cabecera Valle.
Para el resto nacional y Valle (ver gráfico 36) se presenta la misma tendencia de la
cabecera, excepto porque la tasa de afiliación al régimen especial es la misma tanto en
resto nacional como en resto Valle (1.3%).
Gráfico 36
Afiliación según régim en de salud - Resto _ ECV 2003
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
Resto_Nal
Resto Valle
Reg.Contributivo
Reg.Especial
Reg.Subsidiado
Vinculado
20,7%
24,8%
1,3%
1,3%
29,7%
14,7%
48,3%
59,1%
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
También es posible detectar que tanto para el resto nacional como para el resto Valle,
la tasa de vinculados es la que tiene una mayor participación, 48.3% y 59.1%
respectivamente, lo cual es un indicio que tanto en el Valle como en el total nacional la
población rural se encuentra precariamente protegida frente a las contingencias de
salud.
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Continuando con el análisis de cobertura del sistema de salud, el gráfico 36 muestra la
afiliación a cada régimen por quintil de ingreso para el total nacional. Como se observa
en el gráfico, el régimen contributivo y el régimen especial para el total nacional tienen
una mayor participación en los quintiles de ingreso 4 y 5, mientras que el régimen
subsidiado y los no vinculados tienen un mayor peso en los quintiles de bajos ingresos,
situación bastante consistente con la modalidad de regímenes.
Gráfico 36
Afiliación a los diferentes regimenes de salud por
quintiles de ingreso - Nacional _ ECV 2003
Reg.Contributivo
Reg.Subsidiado
Reg.Especial
Vinculado
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
Q1
Q2
Q3
Q4
Q5
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
No obstante, una situación poco coherente es que el régimen subsidiado tenga una
participación significativa en los quintiles de ingreso 3, 4 y 5 (20%, 11% y 4%
respectivamente), ya que por definición se trata de un régimen que debe cubrir a
aquellos que no estén en capacidad económica de cubrir los costos de atención en
salud (ver tabla 31).
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Tabla 31. Afiliación a los diferentes regimenes de salud por quintiles de
ingreso : Nacional _ECV 2003
Régimen
Rég.Contributivo
Rég. Especial
Rég. Subsidiado
Vinculados
Quintil 1
7%
2%
34%
28%
Quintil 2
12%
2%
31%
25%
Quintil 3
19%
10%
20%
22%
Quintil 4
27%
29%
11%
16%
Quintil 5
35%
57%
4%
9%
Cálculos Cidse ECV 2003
Retomando de nuevo los resultados preliminares presentados por Acosta, Guerra y
Rivera de la Universidad del Rosario para el caso de la participación de cada régimen
en el total nacional, resulta interesante notar que estos muestran una baja
participación del régimen especial, situación contraria en nuestro caso, según
estimaciones del CIDSE.
Para el caso del Valle, la tendencia en las participaciones de cada régimen se mantiene
igual que en el total nacional, es decir, los regímenes contributivo y especial tienen un
peso significativo en los quintiles de mayor ingreso (4 y 5), mientras que el régimen
subsidiado y los no vinculados tienen un mayor peso en los quintiles 1 y 2. De igual
forma ocurre con la participación que el régimen subsidiado tiene en los quintiles de
mayores ingresos, ésta es significativa en estos quintiles, situación que es prueba no
solo de la ineficacia en la focalización del gasto público, sino también que los
organismos de control tienen aun mucho por hacer en materia de cobertura de salud.
Además, la alta participación del régimen especial en los quintiles de mayores ingresos
es una prueba más de las condiciones inequitativas bajo las cuales se rige el sistema
de seguridad social en Colombia (ver gráfico 37 y Tabla 32).
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Gráfico 37
Afiliación a los diferentes regimenes de salud por
quintiles de ingreso - Valle _ ECV 2003
Reg.Contributivo
Reg.Subsidiado
Reg.Especial
Vinculado
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
Q1
Q2
Q3
Q4
Q5
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
En el Valle del Cauca la participación del régimen subsidiado en los quintiles de
mayores ingresos es levemente más alta que la participación que tiene éste en el total
nacional, además este mismo régimen tiene mayor peso en el quintil 2 respecto al
quintil 1, situación que podría estar mostrando unos mayores niveles de desigualdad
en la región.
Tabla 32: Afiliación a los diferentes regimenes de salud por quintiles de
ingreso: Valle _ECV 2003
Régimen
Rég.Contributivo
Rég. Especial
Rég. Subsidiado
Vinculados
Quintil 1
Quintil 2
Quintil 3
Quintil 4
Quintil 5
10%
3%
28%
31%
13%
2%
33%
26%
19%
17%
20%
21%
26%
28%
14%
14%
32%
50%
6%
8%
Cálculos Cidse ECV 2003
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Finalmente, como es posible apreciar, los datos de cobertura en salud revelan que el
sistema de salud no cubre un gran porcentaje de la población y que la zona más
abandonada es la rural a nivel nacional y en menor medida en la región del Valle.
9.B. Coberturas educativas a escala nacional y el Valle del Cauca
Tasa de analfabetismo
Para identificar las características de cobertura educativa a nivel nacional y del Valle
del
Cauca,
se
resaltan
a
continuación
los
resultados
obtenidos
de
tasa
de
analfabetismo, cobertura educativa neta, y cobertura según tipo de establecimiento
educativo. A continuación se presentan las tasas de analfabetismo para el total
nacional y Valle, cabecera nacional y Valle, y resto nacional y Valle.
La tasa de analfabetismo para el total nacional y Valle es 8.56% y 7.15%
respectivamente. Para el caso de la cabecera nacional 7.08% y cabecera Valle 7.04%,
mientras que para resto nacional y Valle, la tasa de analfabetismo
es 19.74% y
11.93% respectivamente. Como es posible observar las tasas son muy similares,
excepto por las tasas de analfabetismo para resto nacional y Valle, que presentan una
diferencia de 7.81%.
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Gráfico 38
Tasa de analfabetismo: Total Nacional y Valle,
Cabecera_Resto ECV_2003
30%
20%
10%
0%
Total
Cabecera
Resto
Nacional
8.56%
7.08%
19.74%
Valle
7.51%
7.04%
11.93%
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
El gráfico 39 presenta las tasas de analfabetismo por quintiles de ingreso, para el total
nacional y Valle. Como es posible apreciar en la gráfica, las tasas de analfabetismo se
incrementan en la medida en que disminuyen los niveles de ingreso, es decir, existe
una relación negativa entre la tasa de analfabetismo y el nivel de ingreso.
Para el quintil 1 tenemos una tasa de analfabetismo del 17.33% y 14.64, nacional y
Valle respectivamente; estos valores contrastan con tasas de analfabetismo en el
quintil 5 de 2.41% y 1.50% nacional y Valle respectivamente. También es importante
resaltar que las tasas de analfabetismo por quintil de ingreso son menores en el Valle
del Cauca respecto al nacional para todos los quintiles.
Por su parte, los resultados obtenidos en el análisis para cabecera y resto, se aprecian
en los gráficos 40 y 41.
88
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Gráfico 39
Tasa de analfabetismo por quintiles de ingreso:
Total Nacional y Valle ECV_2003
30%
25%
20%
15%
10%
5%
0%
Quintil 1
Quintil 2
Quintil 3
Quintil 4
Quintil 5
Nacional
17.33%
13.46%
7.96%
5.72%
2.41%
Valle
14.64%
10.08%
7.83%
4.98%
1.50%
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
En el quintil 1 de la cabecera nacional y Valle se tiene una tasa de analfabetismo de
13.61%
y
14.52%
respectivamente,
contrastando
con
2.02%
y
1.42%
respectivamente, en el quintil 5. Estos datos continúan con la tendencia a la baja en la
tasa de analfabetismo a medida que se incrementa el nivel de Ingreso. Es importante
resaltar que para el caso de la cabecera la tasa de analfabetismo del Valle del Cauca es
mayor a la nacional.
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Gráfico 40
Tasa de analfabetismo por quintil de ingreso:
Cabecera Nacional y Valle ECV_2003
30%
25%
20%
15%
10%
5%
0%
Quintil 1
Quintil 2
Quintil 3
Quintil 4
Quintil 5
Nacional
13.61%
9.28%
6.71%
4.25%
2.02%
Valle
14.52%
8.81%
6.90%
4.14%
1.42%
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
Las tasas de analfabetismo para el primer quintil de ingreso, en la zona rural nacional
y Valle, son 25.64% y 18.38% respectivamente, pero en este caso la relación inversa
entre ingreso y tasa de analfabetismo no se mantiene. Por ejemplo, la tasa de
analfabetismo en el quintil 2 para el resto nacional es de 26.67%, siendo esta última
mayor a la tasa del quintil 1 en la misma zona. Para el caso del resto Valle, las tasas
de analfabetismo en los quintiles 3 y 4 son 12.53% y 13.01%, siendo estas mayores a
la tasa de analfabetismo en el quintil 2 (9.03%), es más, la tasa del quintil 4 es mayor
a la del quintil 3.
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Gráfico 41
Tasa de analfabetismo por quintil de ingreso: Resto
Nacional y Valle ECV_2003
30%
25%
20%
15%
10%
5%
0%
Quintil 1
Quintil 2
Quintil 3
Quintil 4
Quintil 5
Nacional
25.64%
26.67%
19.03%
17.68%
11.08%
Valle
18.38%
9.03%
12.53%
13.01%
7.98%
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
Tasa de cobertura neta
La información de cobertura educativa se presenta por grupos de edades entre 7-11
años, 12-17 años, y 17-34 años, bajo él supuesto que en estos rangos de edad, la
población cursaría la primaria, secundaria y estudios superiores respectivamente.
La tasa de cobertura neta educativa, definida como la relación entre la población que
se encuentra estudiando y la población total en un determinado rango de edad, a nivel
del total nacional y vista en los diferentes rangos de edad, aumenta en la medida en
que el quintil de ingreso es mayor (ver gráfico 42). Las mayores coberturas a nivel del
total nacional se dan en la población de 7 a 11 años de edad, que según el supuesto
mencionado anteriormente, estarían cursando los años de educación básica primaria.
Luego, estarían las coberturas de la población entre 12 y 17 años de edad, que
estarían cursando educación básica secundaria y el rango de edad que presenta
menores tasa de cobertura neta a nivel nacional es el de 18 a 34 años, para los que
estarían cursando en teoría estudios universitarios de pregrado y postgrado.
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Gráfico 42.
Cobertura neta escolar por rangos de edades según quintil de
ingresos Nacional Total
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Quintil 1
Quintil 2
Quintil 3
Quintil 4
Quintil 5
7-11 años
93,2
97
97,7
98,1
98,9
12-17 años
79,1
80,2
84,6
86,7
90,9
18-34 años
10,1
10,2
13,2
18,5
31,3
Fuente : ECV 2003, Cálculos CIDSE.
En este ultimo rango de edad se nota claramente cómo la cobertura educativa
universitaria se acentúa principalmente en él último quintil de ingresos, pasando de
una tasa de 18.5% a 31.3%
Para el Valle del Cauca (ver gráfico 43), las tasas de cobertura neta de las personas
entre los rangos de edad de 7 a 11 años y de 12 a 17 años, aumentan en la medida en
que sus ingresos son mayores. En el rango de edad universitaria (18-34 años), el
primer quintil de ingresos presenta una cobertura superior a la del quintil 2, y a partir
de éste aumenta a medida que los ingresos son superiores.
Realizando un análisis comparativo entre las tasas de cobertura neta a nivel nacional y
Valle, en los rangos de edad de 7 a 11 años y de 12 a 17 años, es decir para la
población en edades teóricas de educación básica primaria y secundaria, se observa
que son menores las coberturas presentadas por el Valle con respecto al promedio
nacional hasta el quintil 4. En el quintil 5, la cobertura del Valle es superior a la
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nacional, presentando una cobertura de 100% para la población entre 7 y 11 años,
frente a 98.9% a nivel nacional y una cobertura de 95.7% para la población entre 12 y
17 años, frente a 90.9% para el nacional. Es decir, los “ricos” del Valle gozan de
mejores niveles educativos de carácter primario y secundario con respecto al promedio
nacional.
Grafica 43.
Cobertura neta escolar por rangos de edades según quintil
de ingresos Valle Total
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Quintil 1
Quintil 2
Quintil 3
Quintil 4
Quintil 5
7-11 años
82,1
93,1
95,6
96,4
100
12-17 años
68
74,2
80,9
80,8
95,7
18-34 años
12,3
8,1
12,6
16,8
37,9
Fuente : ECV 2003, Cálculos CIDSE.
En él último rango de edad, que corresponde a la edad universitaria (18 a 34 años), el
quintil 1 y 5 el Valle presenta una tasa de cobertura superior al promedio del total
nacional, lo cual corresponde a la misma tendencia precedente: “los ricos” del Valle
tienen mejores tasas de cobertura educativa de carácter superior con respecto al
nacional. Adicionalmente, los del primer quintil también tienen ligeramente una mayor
participación respecto a los del total nacional, aunque esto no alcanza a modificar la
tendencia de desigualdad.
Observando las tasas de cobertura neta para la zona urbana o cabecera (ver gráficos
44 y 45), tanto nacional como Valle, se mantiene el mismo patrón presentado a nivel
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del conjunto, con la salvedad que las diferencias de las mismas son menos
pronunciadas.
Gráfico 44
Cobertura neta escolar por rangos de edades según quintil de
ingresos Nacional Cabecera
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Quintil 1
Quintil 2
Quintil 3
Quintil 4
Quintil 5
7-11 años
93,9
97,4
97,9
98,5
99,0
12-17 años
79,3
83,4
88,1
87,2
91,1
18-34 años
11,6
10,9
17,2
21,3
32,4
Fuente : ECV 2003, Cálculos CIDSE.
Ahora bien, para la zona rural o resto, tanto (ver gráficos 46 y 47) el Valle como a
nivel nacional, no sucede lo mismo.
Gráfico 45
Cobertura neta escolar por rangos de edades según quintil de
ingresos Valle Cabecera
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Quintil 1
Quintil 2
Quintil 3
Quintil 4
7-11 años
82,3
91,8
96,8
96,4
Quintil 5
100
12-17 años
67,6
76,6
85,1
81,8
94,8
18-34 años
10,9
8,4
12,2
20,9
41,0
Fuente : ECV 2003, Cálculos CIDSE.
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Gráfico 46
Cobertura neta escolar por rangos de edades según quintil de
ingresos Nacional Resto
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Quintil 1
Quintil 2
Quintil 3
Quintil 4
Quintil 5
7-11 años
96,3
94,0
96,1
97,9
96,7
12-17 años
77,8
79,1
74,1
73,2
83,3
18-34 años
7,9
8,5
8,3
6,3
12,7
Fuente : ECV 2003, Cálculos CIDSE.
Para la zona rural nacional (ver gráfico 46), se puede observar que las tasas de
cobertura neta son inferiores en los diferentes rangos de edad señalados entre los
quintiles 2 a 5 con respecto a la zona urbana nacional. Sin embargo, las tasas de
cobertura de las personas entre 7 y 11 años del quintil 1 para la zona resto es superior
con respecto a la zona urbana.
En el caso de la zona rural del Valle (ver gráfico 47) la cobertura educativa de la
población entre 7 y 11 años es superior en los quintiles 2 y 3 con respecto a la zona
rural nacional. Por su parte, la cobertura educativa en el primer quintil para este rango
de edad es similar en la zona resto nacional y del Valle en este rango de edad.
En el siguiente rango de edad, entre los 12 y 17 años, la zona rural de Valle del Cauca
presenta una cobertura por debajo del promedio nacional para los primeros cuatro
quintiles, sin embargo, en el quinto quintil la situación es contraria.
Con respecto a la tasa de cobertura neta en la población en edad universitaria, ésta es
mayor para el área rural del Valle con respecto a la nacional en los quintiles 3 y
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principalmente en el 1 y el 4; mientras que la población en esta edad del quintil 2 para
el Valle presenta una menor cobertura con respecto a la zona rural nacional. La
población en edad de educación superior para el quintil 5 de la zona rural del Valle no
presenta diferencias con la misma cobertura en el ámbito nacional.
Gráfico 47
Cobertura neta escolar por rangos de edades según quintil de
ingresos Valle Resto
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Quintil 1
Quintil 2
Quintil 3
Quintil 4
Quintil 5
7-11 años
96,2
95
97,1
95,5
91,9
12-17 años
70,4
70,6
59,3
69,1
88,6
18-34 años
15,4
4,8
9,5
12,9
12,7
Fuente : ECV 2003, Cálculos CIDSE
Es necesario tener en cuenta que las personas de ingresos superiores que accedan a
la educación en las zonas rurales no tienen un amplio campo de escogencia pues las
instituciones educativas principalmente de carácter universitario se encuentran
principalmente en las zonas urbanas, por lo tanto es de esperarse que la cobertura en
este rango de edad no sea muy alto en las zonas rurales.
Cobertura educativa según tipo de establecimiento
A continuación, se presentan los resultados obtenidos acerca de la cobertura escolar de
acuerdo al tipo de establecimiento educativo existente para el total nacional y el Valle
96
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del Cauca (oficial y privada), y la forma como se distribuyen estos establecimientos en
cada uno de los quintiles de ingresos.
Como se puede observar en la tabla 33, a nivel nacional para la zona de la cabecera
los quintiles de menor ingreso (uno, dos y tres) concentran aproximadamente el 82%
de la población con edades entre 5 y once años que reciben educación en
establecimientos oficiales o públicos, con porcentajes del 33%, 27% y 22%
respectivamente, siendo el quintil uno el que mayor porcentaje de educación oficial
presenta; mientras que solo un 18% se concentra en los quintiles de altos ingresos
(cuarto y quinto). De igual manera en la región del Valle del Cauca.
Tabla 33: Cobertura Educativa 7 – 11 años por tipo de establecimiento según
quintil del ingreso Nacional – Valle (cabecera – resto)
Cabecera
Nal
Cabecera
Valle
Resto Nal
Resto Valle
Tipo de
Establecimiento
Oficial
Privado
Oficial
Privado
Oficial
Privado
Oficial
Privado
Quintil 1
Quintil 2
Quintil 3
Quintil 4
Quintil 5
33%
8%
32%
13%
26%
0%
22%
0%
27%
13%
29%
22%
24%
3%
22%
0%
22%
19%
22%
15%
18%
7%
22%
0%
13%
25%
15%
16%
20%
31%
24%
36%
5%
35%
2%
34%
12%
59%
11%
64%
Fuente : ECV 2003, Cálculos CIDSE
La mayor concentración de cobertura educativa oficial se presenta en los quintiles
bajos con un porcentaje del 83%. Como es de esperarse, la estructura distributiva de
la educación de carácter privado en los diferentes quintiles de ingreso cambia
totalmente, a nivel nacional el mayor porcentaje de población entre 5 y 11 años que
percibe educación privada se presenta en el quinto quintil con una participación del
35%, frente a una participación del 8% en el quintil uno; para la región del Valle estos
diferenciales son de 34% y 13% respectivamente.
En la zona resto, tanto a nivel
nacional como en la región el Valle del Cauca, es marcada la ausencia de cobertura
97
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educativa de carácter privado en los quintiles de bajo ingreso, siendo nulo el
porcentaje de participación de este tipo de educación en el quintil uno a nivel nacional.
En la zona resto del Valle del Cauca la ausencia del sector privado en la educación de
la población es más notoria que la que se observa para el total nacional;
hasta el
tercer quintil de ingresos es nula la participación de la población que asiste a
establecimientos de carácter privado en los quintiles bajos.
Observando los resultados es notoria la intervención gubernamental en la cobertura
escolar de la población de ingresos bajos a través de las instituciones de carácter
oficial.
Claramente se observa a través de los resultados que la participación de la
educación oficial disminuye con el aumento del nivel de ingreso, ocurriendo lo contrario
con la educación de carácter privado.
Tabla 34. Cobertura Educativa 12 – 17 años por tipo de establecimiento
según quintil del ingreso Nacional – Valle (cabecera – resto)
Cabecera
Nal
Cabecera
Valle
Resto Nal
Resto Valle
Tipo de
Establecimiento
Oficial
Privado
Oficial
Privado
Oficial
Privado
Oficial
Privado
Quintil 1
Quintil 2
Quintil 3
Quintil 4
Quintil 5
31%
9%
29%
17%
26%
0%
16%
17%
25%
11%
24%
17%
18%
11%
20%
46%
22%
17%
24%
16%
23%
14%
17%
0%
16%
24%
18%
21%
18%
16%
24%
0%
6%
39%
5%
29%
16%
59%
23%
38%
Fuente : ECV 2003, Cálculos CIDSE
Estas tendencias obviamente se mantienen para la población con edades comprendidas
entre 12 y 17 años, que en su mayoría estarían cursando el nivel de educación
secundaria. Esto se puede ver en la tabla 34. Al igual que para la población entre 5
y 11 años, los mayores porcentajes de educación de carácter oficial se encuentran en
98
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los primeros quintiles de ingresos, y lo contrario, para la educación de carácter
privado, la cual tiende a concentrarse en los quintiles de ingresos altos.
La región del Valle del Cauca presenta la mayor concentración de población entre 12 y
17 años que percibe educación ofical en la zona cabecera de la misma con una
participación acumulada del 77% hasta el tercer quintil con porcentajes del 29%, 24%
y 24% respectivamente. En la zona resto la concentración de la cobertura educativa
oficial en los primero quintiles de ingreso es del 53%.
Por otra parte, la región del Valle del Cauca presenta diferenciales importantes en las
tasas de cobertura educativa por tipo de establecimiento respecto a las tasas de
cobertura identificadas para el total nacional, especialmente al comparar la zona resto
nacional con la vallecaucana. En la población entre 12 y 17 años la diferencia más alta
se presenta en el segundo quintil de ingresos en el cual aparece una diferencia de 35
puntos entre el porcentaje de cobertura privada a nivel nacional y el del Valle del
Cauca.
En la cobertura educativa para la población con 18 años y más se presenta un cambio
en la tendencia observada con anterioridad para la población desde 5 hasta 17 años
(tabla 35).
A pesar de que se observa cómo la participación de la educación oficial
aumenta en el último rango de edades a mayor ingreso, este aumento no es tan
marcado como el que se observaba para la educación privada en todos los niveles de
educación primaria, secundaria y sobre todo universitaria.
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Tabla 35. Cobertura Educativa 18 años y más por tipo de establecimiento
Tipo de
Quintil 1 Quintil 2 Quintil 3 Quintil 4 Quintil 5
Establecimiento
Cabecera Oficial
15%
15%
22%
25%
23%
Privado
6%
8%
15%
24%
48%
Nal
Cabecera Oficial
8%
16%
19%
30%
26%
Privado
9%
7%
12%
21%
52%
Valle
Oficial
17%
24%
17%
19%
23%
Resto Nal
Privado
5%
8%
14%
13%
61%
Oficial
29%
2%
14%
30%
25%
Resto Valle
Privado
0%
27%
24%
6%
42%
según quintil del ingreso Nacional – Valle (cabecera – resto)
Fuente : ECV 2003, Cálculos CIDSE
Lo anterior significa que en este nivel educativo ya se presentan otros factores, tales
como en algunos casos una mayor calidad de la educación superior pública en
determinadas carreras (no en todas), con una mayor competencia en el ingreso a la
universidad, siendo más favorecidos estudiantes provenientes de capas medias y
medias bajas (quintiles segundo y tercero) y también sectores de altos ingresos para
las carreras de mayor prestigio social (cuarto y quinto quintil), con buenos puntajes en
las pruebas de Estado; en otros casos en carreras de menor prestigio y con menores
puntajes de ingreso, estudiantes de clases populares más pobres y no tan pobres
(quintiles uno y dos), que logran entrar, con la ventaja de no pagar los altos costos de
la matrícula de instituciones privadas, una buena parte de ellas de reducida calidad
académica.
10. CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN AFROCOLOMBIANA Y DE OTROS
GRUPOS ÉTNICOS A ESCALAS NACIONAL Y VALLE DEL CAUCA: ASPECTOS
SOCIODEMOGRÁFICOS, CONDICIONES DE VIDA Y POBREZA
En
este
capítulo
analizamos
las
características
de
la
población
y
hogares
afrocolombianos y de otros grupos, según la variable étnico-racial, para el Valle del
Cauca
y
el
conjunto
del
país.
Nos
interesa
aquí
observar
los
diferenciales
100
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sociodemográficos, las condiciones de vida y pobreza en la región y el país,
incorporando la dimensión étnico-racial30 como variable de control.
La tabla 36 presenta dos estimativos de población afrocolombiana a nivel nacional y
Valle del Cauca, correspondientes a los resultados de la ECV 2003 y los del proyecto
Cidse-Ird (en capítulo 1: 78, Cuadro 1ª, en Barbary y Urrea, op. cit.), en este caso
estimados para junio 30 del 2001. La discrepancia en las cifras obedece al tipo de
categorías étnicas utilizadas en la ECV 2003, las cuales afectan el reconocimiento o
visibilidad de las poblaciones negras urbanas, generando una fuerte subestimación de
ellas, fenómeno ampliamente analizado por Barbary y Urrea (op.cit.). Mientras en la
ECV 2003 la población afrocolombiana, incluyendo todas las categorías (negro, mulato,
afrodescendiente, raízal de San Andrés y Providencia, palenquero), llega al 7,9%, en
los estimativos Cidse-Ird alcanza el 18,6%, asumiéndose este valor como conservador,
sugiriéndose una cifra que fluctuaría entre el 20 y 22%31. A nivel urbano nacional la
discrepancia de las cifras entre los dos estimativos se amplía, mientras a nivel rural
nacional se reduce (10,1% versus 18,5%).
30
Por limitaciones del tamaño de muestra hemos agrupado la población indígena con la gitana, pero aún así varios de los resultados no
son muy satisfactorios para estos dos grupos poblacionales, lo cual se anotará en cada caso. Por el contrario, para la población
afrocolombiana los resultados no presentan problemas debido a que el tamaño de muestra en la ECV 2003 es adecuado, tanto a nivel
nacional como para la región del Valle, cabecera y resto.
La información en este capítulo viene por personas o individuos, de acuerdo a su autoreconocimiento étnico-racial, según las categorías
incluidas en la ECV 2003 y por hogares. Para los hogares se hizo un procesamiento con base en la metodología del proyecto Cidse-Ird
(ver introducción y anexo metodológico en O. Barbary y F. Urrea editores, Gente negra en Colombia. Dinámicas sociopolíticas en Cali y
el Pacífico. Ediciones Cidse/Univalle, Ird, Colciencias. Editorial Lealon, Medellín, marzo 2004, 475 págs.). Un hogar se clasifica en un
grupo étnico-racial en la medida en que el jefe o el cónyuge se haya autoreconocido perteneciente a una de las categorías que trae la
ECV. Los jefes y cónyuges que no tienen ningún autoreconocimiento étnico-racial permiten construir la categoría de hogares No étnicos.
Se construyeron así tres grandes categorías para la población y los hogares: afrocolombiana, indígena/gitana y No étnica.
Como se anotó en la introducción, había un interés especial respecto a la población afrocolombiana, por cuanto el proyecto Cidse-Ird
tiene ya una amplia experiencia estadística sobre este grupo poblacional.
31
La metodología del proyecto Cidse-Ird es la del color de piel o fenotipo, la cual fue utilizada en las encuestas para la ciudad de Cali,
Cidse-Ird sobre población afrocolombiana de 1998 y Cidse-Banco Mundial sobre pobreza con un módulo de clasificación fenotípica; y en
la etapa 110 de la ENH DANE de diciembre del 2000, a través del uso de cuatro fotografías que servían para una autoclasificación de la
apariencia racial. Véase en Barbary y Urrea (op.cit.) el anexo metodológico.
101
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Tabla 36. Dos estimativos de población afrocolombiana a nivel nacional y Valle
del Cauca: ECV 2003 y CIDSE-IRD año 2001
Valle del
Grupos
Total
Nacional
Nacional
Etnico-Raciales
Nacional
Urbana
Rural
Afrocolom.
3.445.622
2.278.495
1.167.127
Total
949.047
7,1%
10,1%
5.714.339
ECV 2003
CIDSE-IRD % sobre
7,9 %
7.990.049
Valle
Valle
Urbano
Rural
861.587
87.460
21,6%
22,8%
14,6%
2.275.710
1.062.343
964.598
97.745
18,6%
18,5%
25,0%
26,5%
16,2%
410.125
531.072
32.023
28.245
3.778
4,6
0,7%
0,7%
0,6%
Cauca
Total pobl.
En el año 2001
18,6% (*)
Indíg/git.
941.197
Ecv 2003
2,2 %
No étnica
ECV 2003
Total
Pobla. ECV 2003
Total Pobla.2001
Proy.DANE
39.288.936
89,9 %
1,3 %
29.391.829
2.896.188
509.421
77,7%
76,5%
84,8%
11.595.306
4.386.679
3.786.020
600.659
100,0%
100,0%
100,0%
100,0%
100,0%
43.035.394
30.745.073
12.290.319
4.246.896
3.643.387
603.509
100,0%
100,0%
100,0%
100,0 %
85,3%
3.405.609
32.080.449
43.675.755
91,6%
9.897.107
100,0%
100,0%
100,0%
(**)
(*) Estimativos conservadores. Según el mismo estudio posiblemente puede ascender entre un 20 y 22% del
total de la población colombiana.
(**) Proyecciones DANE estimadas hacia 30 de junio del 2001.
Fuentes: procesamiento Cidse ECV 2003; y O.Barbary, H.F.Ramírez, F.Urrea y C. Viáfara (2004), capítulo 1,
en Barbary y Urrea (op.cit.).
Sin embargo, llama la atención que para el Valle del Cauca las diferencias entre los dos
estimativos se suavizan considerablemente, ya sea en el total o por zona urbana-rural.
Esto indica que, a pesar del efecto del sesgo del modelo étnico en la ECV, se alcanza a
captar para la región del Valle el significativo peso porcentual de la población
afrocolombiana en la zona urbana y rural, lo cual refleja la alta concentración de esta
población en dicha región, lo que ya es ampliamente advertido en el estudio de
Barbary y Urrea (op. cit.).
Precisamente,
la
tabla
37
registra
las
distintas
estimaciones
de
población
afrocolombiana, personas y hogares para la ciudad de Cali, como resultado de varios
102
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estudios. Obsérvese que las tres últimas columnas, proyecciones Cidse-Ird 1998,
Cidse-Banco Mundial 1999 y Etapa 110 de la ENH DANE, a pesar de sus variaciones
son comparables en magnitudes para la población negra/mulata con los resultados de
la ECV 2003 para el Valle cabecera o urbano, si se tiene en cuenta que
aproximadamente el 65% de los hogares urbanos del Valle son de Cali.
Tabla 37: Estimaciones diferentes de población afrocolombiana para Cali,
1993-2000
DANE
DANE
Cidse -Ird
Cidse-Ird
Cidse-Bco.
Encuesta
Pertenencia a
Origen
Encuesta
Mundial
de Hogares
"comunidad negra"
Afrocolombiano
Poblaci ó n
Poblaci ó n
Etapa 110
Censo 1993
Censo 1993
Afrocol.1998
Afrocol.1999
2000 *
Hogares Afrocol.
1.978
41.575
108.235
173.171
190.973
% sobre Total
0,53
11,2
29,3
35,6
34,9
Poblac. en hogares afrocolomb.
8.307
174.617
542.000
768.895
819.597
0,5
10,5
27,5
37,2
37,0
% sobre Total
Poblac. Negra/mulata
N.D.
N.D.
462.500
653.915
571.454
% Poblac. Negra/mulata
N.D.
N.D.
23,3
31,6
25,8
% Poblac. Negra
N.D.
N.D.
13,6
12,5
6,5
% Poblac. Mulata
N.D.
N.D.
9,7
19,1
19,3
*Con metodolog í a de clasificaci ón de hogares afrocolombianos y no afrocolombianos, ver Carlos Me dina, 2002 .
Fuentes: DANE, censo 1993; Barbary y Urrea, op. cit.; Medina, 200232
Respecto a la población indígena/gitana en la ECV 2003 su peso porcentual a nivel
nacional es del 2,2%, 1,3% en las áreas urbanas y 4,6% en la zona rural o resto. Para
el caso del Valle su participación es muy reducida, inferior al 1%.
Ahora bien, la distribución urbano-rural de la población afrocolombiana a nivel nacional
(ver tabla 38) en las dos estimaciones conserva el mismo patrón que el conjunto de la
32
Medina, Carlos 2002 (mayo) “Oferta Laboral en Colombia de Acuerdo al Color de la Piel”, Centro de
Estudios de Desarrollo Económico (CEDE), Universidad de Los Andes, Bogotá, 28 páginas.
103
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población colombiana. Se trata de una población predominantemente urbana, pero en
la región del Valle, en donde las dos estimaciones porcentuales son similares, es más
pronunciado este fenómeno, al igual que ocurre con el conjunto de la población
vallecaucana. Aunque no está en la tabla 38, ocurre lo contrario con la población
inígena/gitana. Si se calcula el peso porcentual de la población en la zona rural de este
grupo étnico a partir de la tabla 36, es del 56,4% a nivel nacional, mientras que para
el Valle del Cauca la relación es por el contrario más urbana que rural: 88,2% versus
11,8%, fenómeno asociado no sólo a una mayor urbanización de la región sino al
enorme impacto de la guerra sobre las comunidades indígenas vallecaucanas desde
finales de los años 90.
Tabla 38. Distribución urbano-rural de la población afrocolombiana: Total
nacional y Valle del Cauca, ECV 2003 y Cidse-Ird año 2001
Total Nacional
de Pobla.
Afrocol
Nacional
Urbana
Nacional
Rural
Valle del
cauca Total
Valle
Cabecera
Valle Resto
ECV 2003
3.445.622
100,00%
2.278.495,00
66,13%
1.167.127
33,87%
949.047
100,00%
861.587
90,80%
87.460
9,20%
CIDSE-IRD
7.990.049
100,00%
5.714.339
71,50%
2.275.710
28,50%
1.062.343
100,00%
964.598
90,80%
97.745
9,20%
Fuente: Tabla 1.
El tamaño promedio de los hogares (ver tabla 39), muestra un comportamiento muy
similar para los hogares afrocolombianos en el Valle del Cauca respecto a los hogares
No étnicos, en el total, cabecera y resto. A nivel nacional en cabecera los dos tipos de
hogares tienen el mismo tamaño promedio, mientras que sí hay diferenciales
importantes para el resto o zona rural, ya que el tamaño promedio de los
afrocolombianos es de 4.56 y el de los No étnicos de 4.11. O sea, puede concluirse que
son hogares muy similares en sus tamaños promedios. Por el contrario, los hogares
104
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indígenas/gitanos sí muestran un comportamiento diferente en su tamaño a nivel
nacional, pero para el Valle los valores no permiten sacar ninguna conclusión por lo
reducido del tamaño muestral. En principio son hogares de mayor tamaño promedio.
Tabla 39. Tamaño promedio de los hogares según caracterización étnicoracial ECV 2003: Nacional y Valle del Cauca (Cabecera y Resto)
Tipo de Hogar
Hog. Afrocolombianos
Hog. Indigenas / Gitanos
Hog. No étnicos
Total Hogares
Total
Nacional
Cabecera
Resto
Total
Valle
Cabecera
Resto
4,02
5,3
3,87
3,91
3,8
4,4
3,8
3,8
4,56
6,2
4,11
4,22
3,65
(*)
3,67
3,74
3,63
(*)
3,68
3,75
3,8
(*)
3,64
3,72
(*) Por el tamaño de muestra no es posible inferir resultados.
Fuente: ECV 2003. Cálculos Cidse.
Al analizar los hogares por tipología y caracterización étnico-racial a nivel nacional y
Valle total, los datos son confiables para hogares afrocolombianos y No étnicos (ver
tabla 40). Sin embargo, los hogares indígenas/gitanos se deben tomar con mucha
reserva por el problema muestral. De todos modos, se dejaron porque de alguna forma
están mostrando una asociación consistente con los tamaños promedios observados
para esta categoría étnica a nivel nacional.
La tabla 40 muestra que las estructuras de los hogares afrocolombianos y No étnicos
es muy similar, tanto a nivel nacional como para el Valle. Son en general hogares
modernos con predominio de la modalidad nuclear completa (más del 45% en ambos
hogares), seguidos en importancia por la nuclear incompleta o monoparental (entre 17
y 18%) para los dos grupos, nacional y Valle. Las principales diferencias residen en las
modalidades extensa completa e incompleta: mientras en los afrocolombianos pesa
más la completa a nivel nacional y Valle, la incompleta sólo ligeramente más para el
Valle en los No étnicos. Los hogares unipersonales tienen similares distribuciones para
los dos tipos de hogares (afrocolombianos y No étnicos) a escala nacional y para el
Valle ligeramente más peso porcentual la de los afrocolombianos (11,2% versus
10,8%). Otra diferencia menor es un relativo mayor peso porcentual de las
modalidades “otros hogares” (compuestos completos e incompletos y no parentales)
en los hogares No étnicos.
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Con la reserva que se comentó antes, en cambio, los hogares indígenas/gitanos sí
registran fuertes diferencias con los afrocolombianos y No étnicos. A nivel nacional más
del 70% son nucleares completos y para el Valle más del 55% extensos completos. Por
otro lado, en la muestra no cayeron hogares unipersonales de indígenas/gitanos ni
monoparentales nucleares o extensos, lo cual es sintomático de una organización
familiar más tradicional. Finalmente, tienen a nivel nacional una ligera mayor
participación porcentual en la modalidad “otros hogares”, lo cual puede estar indicando
presencia de individuos indígenas migrantes en las ciudades que residen en una misma
vivienda (por ejemplo, inquilinatos y hoteles en barrios populares del centro urbano)
procedentes de la misma localidad de origen, sin pertenecer al mismo grupo de
parentesco.
Tabla 40. Distribución de hogares por tipología y caracterización étnicoracial: Nacional y Valle del Cauca 2003
Tipología del H ogar
Hog. Unipersonal
Hog. Nuclear com pleto
Hog. Nuclear Incom pleto
Hog. Extenso com pleto
Hog. Extenso Incom pleto
O tros Hog.
Total Hogares
C arac. Étnico R acial
Hog. Afrocolom bianos
Hog. Indigenas / G itanos
Hog. No étnicos (O tros)
Total
Hog. Afrocolom bianos
Hog. Indigenas / G itanos
Hog. No étnicos (O tros)
Total
Hog. Afrocolom bianos
Hog. Indigenas / G itanos
Hog. No étnicos (O tros)
Total
Hog. Afrocolom bianos
Hog. Indigenas / G itanos
Hog. No étnicos (O tros)
Total
Hog. Afrocolom bianos
Hog. Indigenas / G itanos
Hog. No étnicos (O tros)
Total
Hog. Afrocolom bianos
Hog. Indigenas / G itanos
Hog. No étnicos (O tros)
Total
Hog. Afrocolom bianos
Hog. Indigenas / G itanos
Hog. No étnicos (O tros)
Total
N acional
Valle
9,6
9,9
9,8
48,6
74,2
50,5
50,8
16,9
-
11,2
10,8
10,9
46,2
42,3
47,3
47
17,7
-
18,4
18
11,5
20,1
7,5
8
8,7
-
8,7
8,5
4,8
5,7 5
5
100
100
100
100
18,3
18,1
12
57,7
6,6
7,9
8,4
10,4
9,9
4,6
6,6
6,1
100
100
100
100
Fuente: ECV 2003. Cálculos CIDSE.
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El ICV de los hogares según caracterización étnico-racial para el país y el Valle,
cabecera y resto, tabla 41, muestra fuertes diferenciales en las condiciones de vida por
esta
variable
en
las
dos
escalas
espaciales.
Los
hogares
afrocolombianos
e
indígenas/gitanos para el total nacional registran 8 y 12,5 puntos respectivamente por
debajo del ICV de los hogares No étnicos. En cabecera los diferenciales son de casi 6 y
10 puntos respectivamente mientras en el resto o zona rural alcanza a casi 9 puntos
para los afrocolombianos y casi 5 puntos para los indígenas/gitanos con los No étnicos.
Es decir, en la zona rural la muestra de la ECV 2003 capta un ICV para los hogares
afrocolombianos incluso por debajo del calculado para los hogares indígenas/gitanos.
Para el Valle el ICV de los hogares afrocolombianos e indígenas/gitanos es muy similar
en el total y en cabecera, estando por debajo en varios puntos como era de esperar del
ICV de los hogares No étnicos. En cambio, a nivel resto o rural para el Valle el ICV de
los hogares indígenas/gitanos es más bajo, fenómeno diferente al observado en el
ámbito nacional.
Tabla 41 : Índice de condiciones de vida (ICV) según caracterización étnicoracial ECV 2003 : Nacional y Valle del Cauca (Cabecera y Resto) 2003
Tipo de Hogar
Hog. Afrocolombianos
Hog. Indigenas / Gitanos
Hog. No étnicos
Fuente: cálculos CIDSE de la
Total
68,7
64,2
76,7
ECV 2003.
Nacional
Cabecera
Resto
Total
Valle
Cabecera
Resto
76,2
72,6
82
51,2
55,1
59,8
73,9
73,2
81,9
75,7
76,4
84,3
54,5
50,3
68,9
Finalmente tenemos las tasas de pobreza e indigencia, urbana y rural, para la
población según caracterización étnica-racial de la misma, utilizando las mismas
canastas del capítulo
4 para estimar LP y LI (ver tabla 42). La población
afrocolombiana y la indígena/gitana tienen las más altas tasas de pobreza urbana, muy
por encima del total nacional y total Valle y por supuesto, de la población No étnica.
Mientras a escala nacional la pobreza urbana es ligeramente mayor para los
indígenas/gitanos, en el Valle lo es para la población afrocolombiana. Las tasas de
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indigencia urbana presentan los mismos patrones que las de pobreza en las dos
escalas espaciales para las tres poblaciones consideradas. Llama la atención la
severidad de la tasa de indigencia urbana de la gente negra en el Valle del Cauca.
Las tasas de pobreza e indigencia en el sector rural son más altas, fenómeno ya
observado en el capítulo 4. A nivel nacional la tasa de pobreza es similar en las
poblaciones afrocolombiana e indígena/gitana (90%), por encima de la tasa de
población No étnica (87,5%).
Tabla 42. Tasas de Población Pobre e Indigente según grupos étnico-raciales
a nivel nacional y Valle del Cauca, urbano-rural, ECV 2003
Población Nacional
Afrocolombiana
Indigena/Gitana
No étnica
Total Nacional
Población Valle del
Cauca
Afrocolombiana
Indigena/Gitana
No étnica
Total Valle del Cauca
Pobre Urbana
66,4
70
59,1
59,8
Pobre Urbana
65,3
56,2
49,5
53,1
Indigente
Urbana
Pobre Rural
24,3
30
19,3
19,8
Indigente
Urbana
90,8
89
87,5
49,1
Pobre Rural
20,6
16,7
11,3
13,4
92,3
95
83,2
84,6
Indigente
Rural
54,2
(*)
48,7
87,9
Indigente
Rural
42,7
(*)
28
30,2
(*) Por el tamaño de muestra no es posible inferir resultados.
Fuente: procesamiento CIDSE de la ECV DANE 2003 con los mismos valores
de LP y LI usados para los cálculos precedentes en el capítulo 4.
En el Valle son cercanas las tasas de pobreza de los afrocolombianos y los
indígenas/gitanos, pero éstos arrojan un porcentaje ligeramente superior y en cambio
aquí los diferenciales de estos dos grupos de población con el grupo No étnico es
mucho mayor (12 puntos por encima), lo cual está señalando una grave situación de
pobreza por ingresos de afrocolombianos e indígenas/gitanos de la zona rural del Valle.
Por otro lado, la tasa de indigencia rural para los afrocolombianos es significativamente
más alta comparada con la de la población No étnica, sobre todo en el medio rural
(43% versus 28%).
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11. CONCLUSIONES
Se ha acelerado el proceso de envejecimiento de la población colombiana y del Valle
del Cauca hacia finales del siglo XX, con un significativo descenso en el tamaño
promedio de los hogares. En el Valle la caída del tamaño promedio de los hogares ha
sido más intensa en el sector rural. En la disminución del tamaño promedio de los
hogares del Valle del Cauca y del país han influido los cambios en la organización de
los hogares con un peso creciente de los unipersonales, en cabecera y resto,
monoparentales, sobre todo en cabecera, en desmedro de los nucleares completos y
extensos completos, aunque los primeros siguen predominando en más del 50% en el
resto y en más del 45% en la cabecera, tanto a nivel nacional como en el Valle del
Cauca. En el caso del desplome del tamaño promedio de los hogares rurales por
debajo del promedio urbano para el Valle del Cauca, además de los procesos de
modernidad antes descritos relacionados con la reestructuración de los hogares,
seguramente ha tenido que ver la intensidad del conflicto armado en las zonas rurales
de la región.
El ICV ha mostrado un incremento en el país y en la región con una disminución
relativa de la brecha urbano-rural en materia de condiciones de vida medidas por este
indicador sintético, entre 1993 y 2003. Sin embargo, hay una serie de índices simples
que componen el ICV que han mostrado un deterioro en el Valle del Cauca en cabecera
y resto, entre ellos el clima educativo promedio (zona urbana). Las mejoras en
hacinamiento no necesariamente significan una mejora en la calidad de la vivienda en
el Valle del Cauca. Por otro lado, en relación con Bogotá, la cabecera del Valle presenta
atrasos en materia de educación, lo cual también puede observarse para la ciudad de
Cali en relación con Bogotá. Solamente en hacinamiento el Valle cabecera y Cali tienen
un mejor puntaje del índice que Bogotá.
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Se registró una significativa reducción de la pobreza y miseria, de acuerdo con
indicadores de NBI, en el país y el Valle del Cauca entre 1993 y 2003, medido tanto
por hogares como por personas; pero en esta región la disminución de la pobreza por
este indicador fue más acentuada. No obstante, en el Valle del Cauca un indicador de
NBI particularmente más alto que en otras regiones fue el de inasistencia escolar.
La pobreza medida por LP y LI aumenta en el país, sobre todo en el período 19992003, con algunas variaciones, tanto en cabecera como en resto. En el Valle también
se registra este aumento, aunque junto a Bogotá la cabecera del Valle tiene los
porcentajes menos elevados.
Para efectos comparativos de los ingresos de la ECV 2003 con estimaciones de LP y LI
a partir de las encuestas nacionales y continuas de hogares que cubran la década del
90, si se aplica una metodología de homologación de la ECV 2003 con los ingresos de
la encuesta nacional de hogares (lo que en el recuadro 1 se denomina Ingreso 2), la LP
y LI para el conjunto del país y el Valle aumentan varios puntos porcentuales. Esto
abre una discusión interesante para evaluar los cálculos del ingreso y las estimaciones
de la desigualdad en la dirección señalada por Cortés (Op. Cit.).
En los hogares “pobres” - medidas la pobreza o riqueza relativas por ingresos, de
acuerdo al indicador de LP y LI - predomina como tipología el modelo nuclear
completo, mientras en los hogares “ricos” ya se destaca el unipersonal. A más pobreza
y una relación con el medio rural el predominio es del modelo nuclear completo.
También en el medio urbano hay mayor importancia del modelo monoparental. Estos
fenómenos son similares en el Valle como en el conjunto del país, sin embargo, el
predominio más urbano del Valle conlleva a que estas manifestaciones sean más
marcadas, incluso con una importancia relativa mayor de otros tipos de hogares en el
medio urbano de la región del Valle por encima del promedio nacional.
110
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En el Valle al igual que el conjunto del país, lo dicho en el párrafo anterior está
relacionado con tamaños promedios del hogar menores en los grupos “ricos”, mientras
a medida que aumenta la pobreza el tamaño promedio se incrementa. Sin embargo, la
región del Valle presenta una particularidad: en el resto o zona rural, tanto los hogares
“ricos” como “pobres”, tienen tamaños promedios superiores a los equivalentes de la
cabecera o urbanos.
Los jefes de los hogares “ricos” en el Valle y el conjunto del país, como era de esperar,
tienen más altos niveles educativos que los de los hogares “pobres” y en extrema
pobreza. Esto se relaciona con las dos variables precedentes: tipología del hogar (por
ejemplo, la importancia relativa que tiene la modalidad unipersonal en los hogares
“ricos” de cabecera y resto) y los tamaños promedios menores de los hogares para los
“ricos” versus lo contrario en los hogares “pobres”.
La brecha urbano-rural usando el indicador de MIP es mayor en el conjunto del país
que en la región del Valle. También llama la atención los porcentajes muy cercanos,
aunque bajos, de hogares en LI y NBI miseria para la cabecera del total nacional y del
Valle.
La desigualdad medida por los coeficientes Gini y Theil registra un ligero aumento para
el país, el Valle y Bogotá en el período 1997-2003. Ahora bien, si se toma el Ingreso
2, o sea, el homologado al de la ENH y ECH, al tomar en consideración valores de Gini
de diferentes estudios entre 1997 y 2001 que se apoyan en este tipo de ingreso, el
incremento de la desigualdad sería considerable, sobre todo entre el 2001 y el 2003, lo
cual puede estar en alguna manera asociado al efecto de la reciente Reforma Laboral,
por lo menos en lo que respecta a los ingresos laborales de los primeros 5 deciles.
El Valle es la región con un aumento más moderado de la desigualdad media a través
de este indicador, lo cual seguramente tiene que ver con un mayor impacto de la crisis
en el período 1998-2000 respecto a otras regiones del país, con desacumulaciones de
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capital en los deciles superiores. Por otra parte, se presenta un fuerte diferencial de la
desigualdad urbana y rural, siendo más alta en las ciudades y sobre todo en Bogotá.
Esto significa que la capital del país presenta a nivel de hogares la mayor
concentración del ingreso.
Los diferenciales en la concentración de ingresos entre cabecera y resto, tanto a nivel
nacional como en el Valle del Cauca, tienen que ver más con el tipo de hogares que
captura la ECV (de asalariados rurales y de pequeños y medianos propietarios) con
menores ingresos que los urbanos, sin que de ello, por lo tanto, pueda inferirse una
mejor distribución de la riqueza rural. Los ricos del sector rural residen en las ciudades
y en el exterior.
El monto total y la estructura del gasto de los hogares en el Valle, el país en su
conjunto y en Bogotá presenta unos altísimos niveles de concentración, los cuales
reproducen la estructura del ingreso. Sin embargo, puede decirse que en términos de
quintiles, el nivel de concentración es relativamente más alto para el gasto que para el
ingreso percápita, tanto por hogares como personas, aunque el desfase entre ingreso y
gasto es mayor en el caso del Valle del Cauca: de este modo, mientras los deciles 9 y
10 (quinto quintil) concentran el 64.% del ingreso percápita de los hogares en Bogotá,
el quinto quintil de ingresos medido por hogares en Bogotá pasa del 70% en el gasto
total de los hogares de esa ciudad. A su vez, para el Valle del Cauca la relación es la
siguiente: 56.7% del ingreso en el quinto quintil versus el 68% del gasto (porcentajes
estimados por el CIDSE en el procesamiento de la ECV 2003).
La estructura del gasto en nueve grandes rubros agregados (ver gráfico 16 y
siguientes) varía según quintiles de ingreso y nivel de urbanización. Es decir, que hay
un comportamiento del gasto por rubro para hogares más “ricos” y “pobres”, como era
de esperar y que a su vez el factor de cabecera y resto y la urbanización inciden en los
diferenciales del mismo. El Valle del Cauca se comporta en términos intermedios entre
el promedio nacional total y Bogotá en su distribución por rubros del gasto de los
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hogares: esta última región presenta una distribución en la que tienen un peso relativo
superior los rubros vinculados a grupos de mayores ingresos. De todas maneras, en el
caso del Valle, hay también un efecto más moderado en la distribución del gasto
debido al nivel de concentración del ingreso también menor al del conjunto nacional.
Por ejemplo, en el Valle del Cauca los quintiles primero y tercero tienen un peso
relativo más importante que en el total nacional y sobre todo que en Bogotá.
En síntesis, la composición del gasto y su monto refleja la enorme desigualdad en la
distribución del ingreso en el país para el 2003, en orden jerárquico, primero en
Bogotá en donde la desigualdad del ingreso y gasto es mayor, segundo a nivel total
nacional y tercero a nivel del Valle del Cauca.
La revisión sobre pobreza subjetiva y la percepción de la pobreza a través de la
Encuesta de Calidad de Vida 2003 del DANE, capítulo 7, permite identificar un
interesante fenómeno de comportamiento de los hogares más pobres que
fuertes
restricciones en el uso del ingreso. Al contrastar las preguntas de clasificación de
pobres subjetivos (¿se considera pobre?, ¿los ingresos del hogar alcanzan a cubrir los
gastos mínimos?),
con las medidas de pobreza objetivas (LP, NBI) se concluye
alrededor del fenómeno de la autolimitación de las preferencias de los pobres, en
donde como resultado se obtiene que subjetivamente son los no pobres quienes se
sienten más pobres; en otras palabras quienes poseen más ingresos monetarios
pueden percibir en determinadas circunstancias y contextos un déficit mayor de
ingreso para cubrir sus consumos.
El panorama del análisis muestra que tanto a escala nacional como del Valle, cuando
se comparan LP y NBI con la pregunta sobre si se consideran pobres, los hogares que
no son pobres por ingresos ni por necesidades básicas, son los que más pobres se
consideran, y aunque en el Valle este comportamiento muestra una tendencia más
moderada frente al promedio nacional, no deja de ser un fenómeno observable,
explicado porque en los grupos de pobres por medidas objetivas los hogares restringen
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el gasto y se adaptan a ello de modo que el ingreso esperado no difiere mucho del
realmente observado, mientras que en el grupo de los no pobres las diferencias entre
el ingreso esperado y el observado son mayores a punto de sentirse pobres sin
objetivamente serlo.
El análisis urbano- rural muestra que tanto para el Valle como para el total del país los
no pobres por LP-LI y NBI se consideran más pobre en el área rural que en la zona
urbana, al igual que para este mismo grupo rural no pobre los ingresos cubren menos
los gastos que para los grupos urbanos.
La construcción de una línea de pobreza subjetiva y la percepción acerca de la
situación de pobreza de los hogares, que se desarrolló a partir de la relación entre el
ingreso esperado y el observado, señala que el 47% de los hogares se consideran
subjetivamente en situación de pobreza y que además existe una partición entre
quienes tienen una percepción moderada de esta situación y quienes tienen una
percepción alta y se sienten más pobres. Ambos grupos corresponden a un poco más
de la mitad del 47% de los hogares pobres subjetivamente identificados. En realidad,
el que se presenten dos poblaciones y hogares diferentes en pobreza objetiva y
subjetiva, indica como ya lo han señalado varios autores (ver Herrera, op. cit.) que se
trata de un proceso multidimensional de la pobreza.
Por ultimo, en este análisis de percepción y pobreza subjetiva se evidencia el claro
fenómeno de que en el Valle existe una percepción más moderada de la pobreza
subjetiva, seguramente como explicación a un relativo entorno de bienestar del
departamento, si se compara con el resto de regiones y el promedio nacional; es decir,
que si en el Valle hay menos pobres objetivos que el resto de regiones también hay
menos pobres subjetivos en contraste al resto de regiones.
El análisis de tenencia de vivienda por quintiles revela que en los hogares de ingresos
más bajos, los de los primeros dos quintiles, es menor la propiedad, mientras aumenta
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esta condición a medida que aumenta el ingreso. Para el Valle la condición de alquiler,
de usufructuo y ocupación de hecho tiene un mayor peso en el primer quintil que a
nivel nacional. La tendencia es a vivir en casa, aunque en los quintiles más altos se
generaliza el uso del apartamento; en el caso especifico del Valle el uso del
apartamento en los quintiles medios y altos es más acentuado que a nivel nacional,
reflejo del acelerado fenómeno de modernización y modernidad en la región,
ajustándose a tamaños promedio de hogar más reducidos.
Se presenta un mayor índice de número de hogares por vivienda en el Valle que a nivel
nacional, sobre todo en los primeros quintiles, lo cual indica una situación de mayor
hacinamiento en la región, en especial en las clases populares.
En comparación con el total nacional el Valle registra mejores coberturas de servicios
públicos domiciliarios con excepción de gas natural. Los servicios de alcantarillado y
sanitario son los de menor cobertura en los primeros quintiles para el Valle y nacional,
pero en todos los quintiles la cobertura del Valle es mejor.
El Valle registra una mayor participación en el régimen contributivo de salud que
respecto al nivel nacional, pero en contraste también los vinculados están por encima
del promedio nacional. El total nacional a su vez tiene un mayor peso porcentual del
régimen subsidiado y los regímenes especiales respecto al Valle.
Por quintiles de ingreso, como era de esperar, son los quintiles 4 y 5 los que tienen la
mayor afiliación en régimen contributivo y regímenes especiales. En el Valle se
presenta una particularidad ya que el régimen contributivo participa más en los
primeros dos quintiles respecto al promedio nacional, lo cual puede explicarse en la
medida en que la población asalariada urbana en el Valle con ingresos moderados pero
relativamente estables que permite esta vinculación, tienen un mayor peso,
a
diferencia de otras regiones del país.
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Como era de esperar, las tasas más altas de analfabetismo son rurales y en los
primeros dos quintiles a nivel urbano y rural, pero siendo superiores a nivel nacional.
Las mayores tasas de cobertura neta como es de suponer se dan en las edades de 711 y de 12 a 17 años, aumentando en el Valle y a nivel nacional, a medida que
aumenta el ingreso de forma sistemática. El Valle arroja menores tasas netas de
cobertura en la primaria y secundaria, sobre todo entre los quintiles 1 al 4, que frente
al total nacional, mientras en el quinto quintil se produce lo contrario, ya que son
mayores las tasas para el Valle. Esto refleja una mayor desigualdad regional en el
acceso al sistema educativo para el Valle.
Las tasas netas de cobertura para las edades de 17 a 34 años son similares a las
anteriores, aunque el Valle presenta una característica particular: en el primer quintil
hay una tasa ligeramente más alta mientras en el quinto quintil las coberturas son seis
puntos superiores al promedio nacional; o sea, que tiende a ser más desigual la brecha
educativa en la región.
Es bien marcado el descenso del peso porcentual de los establecimientos públicos u
oficiales en los grupos de edad de 7-11 y 12-17 años, a medida que aumenta el quintil
de ingresos, con el consiguiente aumento de la participación de los establecimientos
privados. Por el contrario, en la edad de 18-34 años los establecimientos públicos
presentan una menor participación relativa en los dos primeros quintiles, y a partir del
tercero registran un incremento, con una estabilidad entre el cuarto y el quinto por
encima del 20%. Por el contrario, los establecimientos privados sí registran un
incremento sostenido y sistemático por quintiles, con muy poco peso en los dos
primeros (por debajo del 10%, mientras los públicos tienen aquí participaciones del
15%),
luego
un
incremento
en
el
tercero
y
cuarto
quintil,
disparándose
considerablemente por encima del 45% su participación en el quinto. En el Valle es
aún mayor esta participación en el quinto quintil con más del 50%. Es decir, que si
bien hay una fuerte desigualdad en el acceso a la educación superior, ella es más
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pronunciada en los establecimientos privados, en la medida en que los públicos no
obstante tienen una mayor participación de los primeros dos quintiles, por lo menos
ésta es para esos mismos quintiles muy superior a la de los privados, además con una
mejor participación de los del tercer quintil de ingresos respecto a estos últimos. Esto
explica una concentración en el sector público de educación superior de clases medias
versus clases altas en los privados, aunque hay también capas de sectores populares
en los públicos (mucho más de lo esperado) y en los privados, pero en éstos se trata
de establecimientos de muy baja calidad académica.
En relación con el último capítulo, sobre la variable de control étnico-racial, se
encontró en primera instancia el sesgo de la pregunta étnica en la encuesta de calidad
de vida 2003 del DANE. Esto ocasionado por las categorías étnicas usadas en la
formulación de la misma, lo cual posiblemente conllevó a un subregistro de la
población afrocolombiana, especialmente urbana, aunque este sesgo no impidió captar
importantes rasgos y comportamientos de esta población para el total nacional y la
región del Valle. Es interesante advertir que los valores poblacionales de las dos
estimaciones, la que resulta de la ECV 2003 y la del proyecto CIDSE-IRD, para el Valle
del Cauca se aproximan, debido a la alta concentración de gente negra en esta región.
Las características sociodemográficas de la población definida como afrocolombiana
muestran un comportamiento muy similar al de la categoría poblacional No étnica:
tamaños promedio del hogar, tipología del hogar y las distribuciones mismas de la
población urbano rural; en tanto para la categoría étnica de pueblos indígenas
agrupada con los gitanos es arriesgado lanzar cualquier hipótesis por el reducido
tamaño de muestra captado en esta encuesta. O sea, no es posible aceptar la hipótesis
culturalista
que
considera
diferente
a
la
población
afrocolombiana
de
la
no
afrocolombiana en términos sociodemográficos.
En contraste, cuando se desarrolla la diferenciación étnica de la ECV para indicadores
de pobreza como el Índice de Condiciones de Vida, se obtienen resultados
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interesantes. En este caso, se registra una notoria peor situación reflejada en este
indicador (ICV) para la población afrocolombiana, después de la población indígena
(con reserva de los datos por problemas muestrales), frente a la No étnica. Pero
incluso en el análisis de pobreza por ingresos la situación es más acentuada para la
población afrocolombiana, que posee las tasas de pobreza e indigencia más altas de
todos los grupos, especialmente en el Valle, advirtiendo que esta región es una de las
regiones con mayor concentración de población afrocolombiana en el país, sobre todo
en la zona urbana, como también ya lo habían registrado los resultados del proyecto
CIDSE-IRD.
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