Año XXVI - Nº 264 - Junio 2011 REVISTA DE MÚSICA Año XXVI - Nº 264 - Junio 2011 - 7 € DOSIER ¿Es teatro la ópera? ENCUENTROS Marek Janowski ACTUALIDAD Xavier Benguerel Carlos Mena DISCOS Michael Tilson Thomas REFERENCIAS Variaciones Goldberg anuncio_TRAZ_200x280.indd 1 12/5/11 13:09:31 264-Pliego 1 24/5/11 12:16 Página 1 AÑO XXVI - Nº 264 - Junio 2011 - 7 € OPINIÓN CON NOMBRE PROPIO 2 6 Carlos Mena 8 Xavier Benguerel Intrada ¿Acaso es teatro la ópera? Santiago Martín Bermúdez 94 Quo vadis, opera Pablo J. Vayón Bernd Hoppe 100 La autoridad del compositor Javier Pérez Senz Enrique Sacau AGENDA 10 92 Jens Malte Fischer 104 ENCUENTROS Marek Janowski 14 38 50 Juan Antonio Llorente ACTUALIDAD NACIONAL ESTUDIO El mercado de las grabaciones de música clásica II ACTUALIDAD INTERNACIONAL Mark Wiggins ENTREVISTA EDUCACIÓN Joan-Albert Serra Jonas Kaufmann Discos del mes 55 SCHERZO DISCOS Sumario 91 112 118 JAZZ Rubén Amón 54 108 DOSIER ¿Es teatro la ópera? Pablo Sanz 120 LIBROS 122 LA GUÍA 124 CONTRAPUNTO Norman Lebrecht 128 Colaboran en este número: Rubén Amón, Julio Andrade Malde, José Luis Arantegui, Rafael Banús Irusta, Alfredo Brotons Muñoz, José Antonio Cantón, Patrick Dillon, José Luis Fernández, Jens Malte Fischer, Fernando Fraga, Germán Gan Quesada, José Antonio García y García, Juan García-Rico, José Guerrero Martín, Fernando Herrero, Bernd Hoppe, Paul Korenhof, Antonio Lasierra, Norman Lebrecht, Juan Antonio Llorente, Fiona Maddocks, Santiago Martín Bermúdez, Joaquín Martín de Sagarmínaga, Enrique Martínez Miura, Aurelio Martínez Seco, Blas Matamoro, Barbara McShane, Erna Metdepennighen, Juan Carlos Moreno, Antonio Muñoz Molina, Rafael Ortega Basagoiti, Javier Palacio, Josep Pascual, Enrique Pérez Adrián, Javier Pérez Senz, Paolo Petazzi, Francisco Ramos, Arturo Reverter, David Rodríguez Cerdán, Barbara Röder, Justo Romero, Enrique Sacau, María Santacecilia, Pablo Sanz, Joan-Albert Serra, Bruno Serrou, José Simó, Christian Springer, José Luis Téllez, Asier Vallejo Ugarte, Claire Vaquero Williams, Pablo J. Vayón, Juan Manuel Viana, José Luis Vidal, Carlos Vílchez Negrín, Reinmar Wagner, Mark Wiggins. Coordina el Dosier de este número Santiago Martín Bermúdez Traducciones: Rafael Banús Irusta y Blas Matamoro (alemán) - Enrique Martínez Miura (italiano) - Barbara McShane (inglés) Amparo Molero (portugués) - Juan Manuel Viana (francés) Impreso en papel 100% libre de cloro PRECIO DE LA SUSCRIPCIÓN: por un año (11 Números) España (incluido Canarias) 70 €. Europa: 105 €. EE.UU y Canadá 120 €. Méjico, América Central y del Sur 125 €. Esta revista es miembro de ARCE, Asociación de Revistas Culturales de España, y de CEDRO, Centro Español de Derechos Reprográficos. SCHERZO es una publicación de carácter plural y no pertenece ni está adscrita a ningún organismo público ni privado. La dirección respeta la libertad de expresión de sus colaboradores. Los textos firmados son de exclusiva responsabilidad de los firmantes, no siendo por tanto opinión oficial de la revista. Esta revista ha recibido una ayuda de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas de Ministerio de Cultura para su difusión en bibliotecas, centros culturales y universidades de España, para la totalidad de los números del año. 1 264-Pliego 1 24/5/11 12:16 Página 2 OPINIÓN OPINIÓN EDITORIAL 2 LAS NUEVAS ESTRELLAS DE LA ÓPERA D edicamos este mes nuestro dosier a la ópera y sus relaciones con el teatro; es más, a la pertinencia de la definición de aquélla dentro de éste. En otras palabras, a uno de esos conflictos que, sin acabar de serlo del todo, parecen, sin embargo, imposibles de resolver, aun partiendo de la base de que desde el principio sus dos polos han ido juntos. Música y palabra se han necesitado siempre, se han complementado pero también se han opuesto y hasta han generado su propia paradoja histórica desde dentro del propio arte que las acoge juntas, una especie de “ni contigo ni sin ti…” al que todavía estamos buscando solución. Esta vez se trata de indagar en la cuestión a través de las opiniones de algunos de los mejores directores de escena de cuantos se dedican hoy a la ópera. Diversos puntos de vista que convergen en la versatilidad, la grandeza y las posibilidades que aquélla ofrece, desde la narración de una historia hasta el anhelo por ofrecer al espectador toda una concepción del mundo, sabiendo, además, que no por ser más ambicioso el intento va a cumplirse de mejor manera. El papel del director de escena ha crecido a lo largo de los últimos años de un modo antes impensable, incluso cuando fueron llegando las sucesivas revoluciones protagonizadas por Alfred Roller o Wieland Wagner, fundacionales en cierto modo los dos pero todavía sometidos por fuerza o de grado a otros elementos no menores como la dirección orquestal —Mahler— o la fidelidad vía interpretación, por así decirlo, respetuosa, de las ideas del compositor a través de la administración intelectual de su legado. Hoy, en las programaciones de los teatros de ópera, se habla más, muchas veces, de producciones que de títulos, y por ello de directores de escena que de sus homólogos musicales, que de los cantantes o hasta del mismísimo autor de la música. Son, por muchas razones y no todas lógicas, las estrellas del momento en el mundo de la ópera pero también quienes concitan mayor grado de discusión e incluso, en ocasiones, de hostilidad, entre los aficionados que consideran que por encima de la interpretación personal —y estrictamente actual— de lo que una ópera propone está su valor como vehículo intemporal, invariable también en su planteamiento casi arquetípico, de una estética y hasta de unos valores. Es verdad que muchas veces los propios teatros renuncian a un cierto sentido común que debiera presidir estas incursiones de los escenógrafos. Habría que preguntarse si es verdaderamente útil que la primera vez que se programa una obra en un teatro de ópera ésta se ofrezca no en una producción explicativa en primera instancia de la trama, el contexto o las intenciones del autor sino, muy al contrario, en la reinterpretación de un director de escena que muchas veces ni siquiera la conoce mejor que el propio espectador. Ha ocurrido y sigue ocurriendo, por ejemplo, con las propuestas hechas a gentes del cine sin experiencia operística que, sin embargo, aceptan con más o menos miedo un desafío en el que, si triunfan, pasarán a engrosar las filas de un oficio de moda y, si no, se habrán inmolado en el altar de las víctimas de los públicos poco cultos. Ahí están, recientemente, Woody Allen o Terry Gilliam y, en la reserva, el mismísimo Almodóvar. Pero la ópera es también teatro. Y un arte palpitante, que debe evolucionar con el tiempo. Lo que quizá no debiera es hacerlo gratuitamente, preguntarse antes de interpretar una obra maestra si con esa visión ésta se enriquece o mengua en su irradiación, en esa que tuvo el primer día y que le permite, también, ser un clásico y, por tanto, estar viva. 264-Pliego 1 25/5/11 12:06 Página 3 OPINIÓN La música extremada SUEÑOS DEL COMA Diseño de portada Argonauta Foto portada: Mathias Bothor / DG FRED HERSCH Edita: SCHERZO EDITORIAL S.L. C/Cartagena, 10. 1º C 28028 MADRID Teléfono: 913 567 622 FAX: 917 261 864 Internet: www.scherzo.es E mail: Redacción: [email protected] Administración: [email protected] Presidente: Santiago Martín Bermúdez REVISTA DE MÚSICA Director: Luis Suñén Redactor Jefe: Enrique Martínez Miura Edición: Arantza Quintanilla Maquetación: Iván Pascual Secciones Discos: Luis Suñén Educación: Pedro Sarmiento Jazz: Pablo Sanz Libros: Enrique Martínez Miura Consejo de Dirección: Manuel García Franco, Santiago Martín Bermúdez, Barbara McShane, Enrique Pérez Adrián, Pablo Queipo de Llano Ocaña, Arturo Reverter Departamento Económico: José Antonio Andújar Departamento de publicidad Cristina García-Ramos (coordinación) [email protected] Magdalena Manzanares [email protected] Relaciones externas: Barbara McShane Suscripciones y distribución: Choni Herrera [email protected] Colaboradores: Cristina García-Ramos Impresión GRÁFICAS AGA Depósito Legal: M-41822-1985 ISSN: 0213-4802 Scherzo Editorial, S. L. , a los efectos previstos en el artículo 32.1, párrafo segundo del vigente TRLPI, se opone expresamente a que cualquiera de las páginas de Scherzo-Revista de música, o partes de ellas , sean utilizadas para la realización de resúmenes de prensa. Cualquier acto de explotación (reproducción, distribución, comunicación pública, puesta a disposición, etc.) de la totalidad o parte de las páginas de ScherzoRevista de música, precisará de la oportuna autorización, que será concedida por CEDRO mediante licencia dentro de los límites establecidos en ella. © Scherzo Editorial S.L. Reservados todos los derechos. Se prohíbe la reproducción total o parcial por ningún medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabados, o cualquier otro sistema, de los artículos aparecidos en esta publicación sin la autorización expresa por escrito del titular del Copyright. E n 2008, en un hospital de Nueva York, mientras yacía en un coma que duró dos meses pero que bien pudo haber sido irreversible, el pianista Fred Hersch soñó que estaba encerrado en una jaula, y que en una jaula contigua estaba encerrado Thelonious Monk. En el sueño los dos cumplían una condena idéntica: saldría de la jaula el primero que terminara de componer una canción. Tres años después Hersch se ha recuperado por completo de aquel coma que le produjo una neumonía, pero es un hombre pequeño de aspecto muy débil, de mejillas hundidas por la medicación contra el V.I.H. En el mundo del jazz, tan propenso a las masculinidades evidentes y a las competiciones de bravura, Hersch es uno de los pocos músicos abiertamente homosexuales, y una parte de su leyenda y tal vez también de su poética tiene que ver con su visible fragilidad, con su larga costumbre de la enfermedad y la conciencia de la muerte. En mayo, en un teatro universitario de New Jersey, Fred Hersch estrenó un espectáculo de una ambición inusitada: acompañado por una orquesta de diez músicos y un cantante presentó una suite titulada Coma Dreams, la invocación de ocho sueños que recordó después del despertar. Casi todos tenían que ver con el amor, con el miedo, con la aceptación del hecho de morir. El de su encuentro con Thelonious Monk a través de los barrotes de una jaula no resulta demasiado chocante cuando uno ha tenido la suerte de escuchar a Fred Hersch tocando a solas o en trío la música de Monk. Thelonious Monk tenía algo de gran oso adormecido, entre la fiereza y el letargo; Fred Hersch es menudo, enjuto, con ademanes cautelosos. Monk bebía de la tradición negra de los blues, los spirituals, los prontos de virtuosismo y de vaudeville de James P. Johnson o Fats Waller; Hersch tuvo una estricta formación europea, y siempre declara su fervor por Robert Schumann. Pero cuando se pone a tocar las breves piezas esquinadas de Thelonious Monk Fred Hersch se entrega a ellas con un abandono de pianista de blues, con una felicidad interior de ojos entornados en la que hay una franca celebración de la vida, del amor por la música, de los despliegues emocionales del romanticismo y el pudor de lo que sólo puede ser dicho mediante la sugerencia. Lo vi este invierno tocando a solas en el Village Vanguard. Precisamente ahora acaba de salir un disco con un resumen de aquellas sesiones. Un par de meses después tocó en Birdland con George Mraz y con Al Foster. Imagino que no tardará mucho en aparecer una grabación de los Coma Dreams. Entonces será el momento de descubrir hacia dónde ha llevado a Fred Hersch su voluntad de exploración, ese punto de audacia, de rareza, que se le nota incluso cuando está tocando un standard tan familiar que uno no anticipa la posibilidad de grandes sorpresas, cuando inclina mucho la cabeza sobre el teclado con un aire de soledad ascética como el de Bill Evans, que también es uno de sus maestros. En sus conciertos a solas, a Fred Hersch le gusta rendir homenajes, invocar sombras queridas. Schumann, Chopin, Debussy, se traslucen en sus versiones de Thelonious Monk y de Duke Ellington. Su intuición poética resalta igual en Ruby My Dear que en In a Sentimental Mood o en alguna canción murmurada de Antonio Carlos Jobim. Retraído, furtivamente amable, valeroso en la adversidad, Fred Hersch, original sin aspavientos, Fred Hersch es el pianista de jazz que más me ha emocionado en los últimos años. Antonio Muñoz Molina 3 264-Pliego 1 24/5/11 12:17 Página 4 OPINIÓN Música reservata TRAUERMARSCH E 4 duardo López-Chávarri, en su excelente traducción anotada de Die Beethoven’schen Clavier-Sonaten: Briefe an eine Freundin, de Carl Reinecke (Leipzig, 1895: el primer estudio sistemático del corpus beethoveniano desarrollado desde una perspectiva práctica de ejecución, y no meramente literaria), apostilla al pie del análisis del Op. 26 en relación con el retorno de los temas clásicos en la literatura y el teatro en tiempos de las guerras napoleónicas que “los cortejos fúnebres de aspecto teatral a los héroes muertos en campaña eran de rigor. Las marchas fúnebres tenían predicamento, y parece ser que una de Päer en la ópera Aquiles sugirió a Beethoven la idea de la que hay en esta sonata”. La marcha está en el segundo acto de la ópera y honra a Patroclo, el compañero del héroe epónimo: ese tipo de marchas ceremoniales pertenecía al acervo de las músicas postrevolucionarias francesas, y goza de significativos precedentes en autores como Cherubini, Méhul o Gossec (Cherubini, en concreto, es autor de un Himno y Marcha fúnebre en honor al general revolucionario Louis-Lazare Hoche, escrito en 1797 sobre texto de Marie-Joseph Chénier, hermano de André Chénier). La marcha fúnebre regresará a la literatura operística en Wagner (el escalofriante cortejo funerario de Siegfried en Gotterdämmerung) y en Kurt Weill, el final de cuyo Mahagonny posee un empaque y un patetismo de estatura verdaderamente mahleriana. Sin decirlo, López-Chávarri se hace eco de una conjetura que procede de las Biographische Notizen über Beethoven de Gerhard y Ries (1838): Achille se estrenó el 6 de junio de 1801 y la sonata ya debía estar finalizada en esa fecha (o bien la marcha fúnebre nació apresuradamente, lo que resulta poco verosímil en razón de lo muy tortuoso del proceso compositivo beethoveniano). Sea como fuere, se trata de un movimiento de excepcional poder expresivo escrito en la remotísima clave de la bemol menor que contiene significativas enarmonías y resoluciones inusuales: la marcha fúnebre dejaba de ser una pieza conmemorativa para adquirir el rango de un movimiento sonatístico-sinfónico, en un gesto audaz cuya progenie se dilata hasta nuestro siglo (en el teclado, sin ir más lejos, se vienen de inmediato a la memoria el movimiento lento de la Sonata op. 35 de Chopin y el tercero de los mendelssohnianos Lieder Ohne Worte op. 62). La idea adquirirá su más grandiosa materialización en la Sinfonia Eroica, cuya marcha está en do menor, como la de la ópera de Paër. Es bien conocido el apego beethoveniano a dicha tonalidad: es atractivo imaginar (como alguna vez se ha dicho) que la marcha hubiese sido el primer fragmento compuesto y que su elección tonal indujese a organizar toda la obra en torno a su relativo, mi bemol mayor. Todo texto genera sus precedentes: la Sinfonía Hob.I: 70 de Haydn contiene un movimiento lento de especial belleza en forma de variaciones dobles que alterna las modalidades menor y mayor del tono de re. El primer tema, tratado en contrapunto invertible, es una melodía que la sensibilidad actual identificaría con una marcha fúnebre en su rítmica de puntillos: el presente (de 1804), sometido a la perspectiva de escucha de nuestros días, reconstruye así su propio pasado (de 1779). En el campo orquestal será Berlioz el primero en seguir el ejemplo beethoveniano en el cuarto movimiento de su Sinfonía fantástica, donde la marcha fúnebre propiamente dicha comparte espacio enunciativo con una Marche des gardes escrita con anterioridad, cuya yuxtaposición en un texto tan elaboradamente argumental le confiere un perfil entre patético y grotesco. Brahms (con originalidad que Schoenberg fue pionero en señalar), en el segundo movimiento de su Deutsches Requiem desarrolla una marcha fúnebre en un paradójico compás ternario, mientras Berg, en la tercera de sus Orchesterstücke, hace chocar fragmentos dispersos de una frenética marcha fúnebre que nunca se reconstruye y Webern, en la cuarta de sus 6 Stücke op. 6, la reduce a un breve diseño rítmico que naufraga y regresa en la vorágine de un crescendo implacable: con cuatro minutos largos de duración es uno de sus más amplios movimientos orquestales. Dos años más tarde, Bartók concluía sus 4 Piezas para orquesta op. 12 con una marcha fúnebre de transparencia casi espectral, cuya materia se prefigura en el preludio de la obra: un intervalo de tercera menor que liga todos los temas dotándoles de una coherencia incuestionablemente sinfónica. El gozne entre el neoclasicismo brahmsiano y el expresionismo atonal pertenece a Mahler, para quien la marcha fúnebre es un ingrediente esencial de su sinfonismo, desde la ironía entre naíf y siniestra del Feierlich und gemessen de la Primera a la excelsa elegía conclusiva de Das Lied von der Erde, pasando por las complejas elaboraciones de la Segunda y la Quinta. Música en que lo sublime, lo paródico y lo vulgar son aspectos complementarios de una realidad única que en la marcha fúnebre cristaliza la metáfora de un universo en putrefacción. La Marcia funebre sulla morte d’un eroe de la citada Sonata op. 26 introduce un título prolongado luego en la Sinfonia Eroica (cuyo remoquete se debe a Simrock, editor de la sinfonía en partes separadas en 1806): de atenernos a la primera edición de la partitura de orquesta (publicada en Londres en 1809) está escrita “per celebrare la morte d’un eroe” y dedicada a Louis Ferdinand de Prusia, amigo del Príncipe Lobkowicz que presenció el estreno, muerto en combate con las tropas de ese Bonaparte homenajeado en la versión inicial. Hoy, cuando todos ellos forman parte de un Panteón más allá de cualquier contingencia, la grandeza y universalidad de la música nos permitiría atribuirla con mayor justicia a cualquiera de los incontables héroes secretos de la vida de todos los días: o a las anónimas víctimas proletarias de 1905 homenajeadas por Shostakovich en la marcha fúnebre de su Sinfonía nº 11. José Luis Téllez 264-Pliego 1 24/5/11 12:17 Página 5 5 264-Pliego 1 24/5/11 12:17 Página 6 CON NOMBRE PROPIO CARLOS MENA Susana Vera PROPIO CON NOMBRE La madurez L 6 legada la madurez de los 40 años, Carlos Mena (Vitoria, 1971) sigue marcando con absoluta sensatez los pasos de una carrera que lo han convertido en una de las voces imprescindibles del actual panorama barroco internacional. Hermano menor del director Juan José Mena, Carlos creció entre sinfonías de Bruckner y grandes obras corales, por lo que su inclinación musical fue de todo menos forzada. Empezó estudios de piano, 264-Pliego 1 24/5/11 12:17 Página 7 CON NOMBRE PROPIO CARLOS MENA pero pronto se decidió por el canto. Como corista, hizo sus primeras armas con José Rada y la Capilla Peñaflorida, donde empezó a probar como falsetista. El británico Charles Brett lo escuchó en un curso y lo animó a desarrollar sus excelentes condiciones naturales. Luego vinieron intensos años de estudio en Basilea con Richard Levitt y René Jacobs, que forjaron su voz y lo convirtieron en uno de los grandes contratenores de nuestros días. En un momento en el que entre los colegas de su cuerda parecen dominar los grandes virtuosos del belcanto, Mena pertenece al grupo selecto de los más tiernos y expresivos. Heredero del arte sutil, elegante y conmovedor de Henri Ledroit o Gérard Lesne, parecía normal que el vitoriano orientara su carrera hacia la música camerística y religiosa antes que hacia los grandes papeles operísticos de Haendel, Vivaldi, Porpora o Hasse. Sin embargo, cantó pronto ópera (un Orfeo ed Euridice de Gluck antes de cumplir los 30) y luego ha seguido relacionado con el género, afrontando lo mismo roles monteverdianos que haendelianos (muy especialmente Radamisto) o de títulos recientes, pues en el Teatro Real participó tanto en El sueño de una noche de verano de Benjamin Britten como en el estreno de El viaje a Simorgh de José María Sánchez-Verdú y en el Liceo hizo otro Britten: Muerte en Venecia. Canta también lied y frecuenta la música medieval, pero su espacio natural parece ser el repertorio de los siglos XVII y XVIII. Desde el éxito extraordinario de De Æternitate, un CD grabado en el año 2000 para el sello Mirare con música alemana anterior a Bach, sus colaboraciones con Philippe Pierlot y el Ricercar Consort se han hecho casi permanentes, en su mayor parte en torno a un repertorio que si ha tocado la música italiana (Sances, Vivaldi, Pergolesi) parecía en todo caso destinado a terminar en Bach, como se ha confir- mado con varios discos de cantatas, el Magnificat y finalmente, en 2011, la Pasión según San Juan. Pero Carlos Mena es también un colaborador asiduo de los conjuntos y solistas españoles. Copartícipe durante años de la Capella Reial de Catalunya de Jordi Savall, con el vihuelista sevillano Juan Carlos Rivera y Armoniosi Concerti, con José Miguel Moreno y Orphénica Lyra se ha paseado por el mejor repertorio renacentista de nuestro país, con Speculum y Ernesto Schmied ha tocado la música de los cancioneros lo mismo que se ha acercado a Purcell y la música isabelina, con la Orquesta Barroca de Sevilla ha hecho prácticamente de todo (de Scarlatti a Mozart, pasando por Bach y Haendel)… Sólo le faltaba la formación de un grupo propio. Ya lo tiene. Es Mensa Harmonica, un conjunto camerístico de formación variable que componen algunos de los mejores instrumentistas españoles. Es con él con el que Carlos Mena participa en el ciclo de Los Siglos de Oro. Será con un concierto dedicado a los 300 años del nacimiento de María Bárbara de Braganza que incluye música italo-española de notable virtuosismo, en la que el vitoriano lucirá sin duda lo mejor de sus galas: junto a las exigencias en coloraturas y ornamentos que las obras requieren, control de la respiración, homogeneidad, verosimilitud, delicadeza en el fraseo y una expresividad siempre honda y palpitante que ha conquistado ya a miles de melómanos en todo el mundo. Pablo J. Vayón Madrid. Capilla del Palacio Real de El Pardo. 6-VI-2011. Los Siglos de Oro. Mensa Harmonica. Contratenor y director: Carlos Mena. Obras de Scarlatti, Porpora, Pérez y Durante. DISCOGRAFÍA SELECCIONADA DE REPERTORIO ESPAÑOL Canciones y danzas del Renacimiento español. CAMERATA IBERIA. M. A. Recordings. (1996). FUENLLANA: Orphénica Lyra. ORPHÉNICA LYRA. Director: JOSÉ MIGUEL MORENO. Glossa. (1999). Lágrimas corriendo (obras de Mudarra y Fuenllana). JUAN CARLOS RIVERA, vihuela. Almaviva. (1999). VICTORIA: Et Iesum. Juan Carlos Rivera, vihuela. Harmonia Mundi. (2003). VALDERRÁBANO: Silva de Sirenas. ARMONIOSI CONCERTI. Director: JUAN CARLOS RIVERA. Harmonia Mundi. (2005). La cantada española en América (obras de Nebra, Torres y Xaraba). AL AYRE ESPAÑOL. Director: EDUARDO LÓPEZ BANZO. Harmonia Mundi. (2005). Paisajes del Recuerdo (compositores vascos del siglo XX). SUSANA GARCÍA DE SALAZAR, piano. Harmonia Mundi. (2006). Cancionero de El Escorial. SPECULUM. Director: ERNESTO SCHMIED. Open Music. (2007). DOMENICO SCARLATTI: Salve Regina y otras obras. ORQUESTA BARROCA DE SEVILLA. Director: NICOLAU DE FIGUEIREDO. OBS Prometeo. (2007). O Rosa Bella (Cancionero de El Escorial). SPECULUM. Director: ERNESTO SCHMIED. Open Music. (2008). 7 264-Pliego 1 24/5/11 12:17 Página 8 CON NOMBRE PROPIO Estreno de Jo, Dalí XAVIER BENGUEREL A 8 sus ochenta años, Xavier Benguerel (Barcelona, 1931) sigue al pie del cañón, disfrutando una serena y fructífera madurez expresiva. Muy lejos quedan sus años de militancia en la experimentación radical impuesta por las vanguardias. “Ya no tengo edad de experimentar y negar la tradición es imposible, no se puede romper nunca, al contrario, debe ser un hilo conductor”, explica Benguerel, “Desde hace años busco lo esencial en la música, que es su poder comunicativo, sin hacer experimentos ni concesiones. Tengo ímpetu y sigo apasionándome con la música, pero de una forma mucho más serena, buscando una escritura más clara, concisa y comprensible. Escribo la música que siento, sin que nadie me imponga nada”, afirma el prolífico compositor catalán. Asiste con emoción a los ensayos del estreno de Jo, Dalí, ópera en cuatro actos, con libreto de Jaime Salom, un proyecto iniciado hace una década y que, tras no pocas vicisitudes, se estrenará finalmente este mes en el Teatro de la Zarzuela (8, 10 y 11) en una coproducción con el Gran Teatro del Liceu y musicadhoy dirigida musicalmente por Miquel Ortega y escénicamente por Xavier Albertí. El montaje, escenografía de Joaquim Roy, vestuario de Maria Araujo e iluminación de Juan Gómez Cornejo llegará al Liceu en octubre (19, 21 y 23). El barítono Joan Martín-Royo, la mezzo Marisa Martins y el tenor Antoni Comas encabezan un reparto en el que también figuran Hasmik Nahapetyan, José Antonio García, Vicenç Esteve, Xavier Mendoza, Mariano Viñuales y Carlos Cremades. “Era diez años más joven cuando la escribí”, comenta Benguerel, “pero así son las cosas, se estrena ahora después de muchas peripecias. La perspectiva de un creador cambia con el paso del tiempo, así que he revisado ante todo la parte vocal, con pequeñas modificaciones”. No es su primera aventura lírica —en 1981 escribió la ópera de cámara Spleen— y con ella prosigue un proceso de depuración de su escritura. “Cada vez elimino más lo superfluo y busco la mayor expresividad vocal porque en la ópera las voces han de cantar, no hacer experimentos. No tengo mucha experiencia en la ópera y procedo del mundo sinfónico, pero siempre he sentido atracción por la música vocal, que tiene mucha relevancia en mi catálogo. He escrito mucho para la voz, especialmente en obras de gran formato en las que, en definitiva, hay que cantar un texto escrito”. La difusión internacional de sus obras, tanto en conciertos de temporada de grandes orquestas y festivales como en los estudios de grabación, ha sido constante en su carrera, siendo uno de los compositores españoles más interpretados y grabados de su generación. Destacan sus conciertos para violonchelo, para guitarra, para percusión y el más reciente, para piano, y obras tan seductoras como Versus y la expresiva Música para percusión y cuerdas. Su atracción por las grandes formas y la búsqueda de un lenguaje de mayor impacto dramático queda patente en el tríptico formado por el oratorio Llibre vermell, Réquiem a la memoria de Salvador Espriu y Te Deum, dedicado al escultor Josep Maria Subirachs. Desde su estreno en el Liceu, el Llibre vermell se ha convertido en su partitura más difundida a escala internacional, llevada al disco en cuatro ocasiones e interpretado en más de 15 ocasiones en España, Francia, Alemania y Rusia. Javier Pérez Senz Madrid. Teatro de la Zarzuela. 8, 10, 11-VI-2011. Benguerel, Yo, Dalí. Ortega. Albertí. Comas, Cremades, Esteve, Martín-Royo. DISCOGRAFÍA SELECCIONADA Llibre Vermell. GABRIELE MAY, ALAIN DAMAS. CORAL CÀRMINA. SIMFÒNICA DE BARCELONA (OBC). SALVADOR BROTONS. Autor SA00896 (2CD). Réquiem. MARIBEL ORTEGA, MARISA MARTINS, DALMAU GONZÁLEZ, MATTEO SUK. COR DE CAMBRA DEL PALAU DE LA MÚSICA CATALANA. MIQUEL ORTEGA. Columna Música 1CM0178 (2 CD). Set faules de La Fontaine. ROSA GÁMIZ, narradora, ENSEMBLE ORQUESTRA DE CADAQUÉS. PHILIPPE ENTREMONT. Tritó TD0013. Versus, Astral, Cantus. Intento a dos, Los enigmas, Tempo. MAGNUS ANDERSSON, JORDI CODINA, XAVIER JOAQUIN, MARIA ÀNGELS SARROCA. BARCELONA 216. ÖREBRO CHAMBER ORCHESTRA. ERNEST MARTÍNEZ IZQUIERDO Y TOMMY ANDERSSON. Ópera Tres 1028. Concierto para percusión. SIEGFRIED FINK, percusión. SINFÓNICA DE LA RADIO DE FRÁNCFORT. ELIAHU INBAL. Thorofon Capella CTH 2085. Spleen, ARBOR. ENRIQUETA TARRÉS, ROSA MARÍA YSÀS, ENRIC SERRA, JOSEP RUIZ, ORQUESTA DE CÁMARA. EDMON COLOMER. Grabación en directo de la ÓPERA DE FRÁNCFORT. CARMEN BUSTAMANTE, ANNA RICCI. COR MADRIGAL, OCB. ANTONI ROS-MARBÀ. VMS 153. Concertante, Música para percusión y cuerdas, Concert de Tardor, Doble Concierto de la Porta Ferrada. JAUME TORRENT, PHILIPPE SPIESSER, MANON PHILIPPE, MÈLODIE GIOT. ORCHESTRE PERPIGNAN MÉDITERRANÉE. DANIEL TOSI. Naxos 8.572571. Quintet de la Sala de Llevant, Concert de Tardor, Palau d´hivern, CROQUIS. JOSEP FUSTER, clarinete; JAUME TORRENT, TINA GORINA. CUARTETO GLINKa. Ars Armonica AH 217. Obra completa para piano. Suite, Sonata, Estructura IV, A la manera de Baudelaire. 7 Poemes a la vora del foc, Hexagrama. DAVID CASANOVA. ELISABETH EGEA. BARCELONA MODERN PROJECT. MARC MONCUSÍ. Ars Harmonica AH216. 264-Pliego 1 24/5/11 12:17 Página 9 264-Pliego 1 24/5/11 12:17 Página 10 AGENDA AGENDA ¿Afectará a su acuerdo con el Teatro Real? LA FILARMÓNICA DE BERLÍN DEJA SALZBURGO D espués de cuarenta años de colaboración, la Orquesta Filarmónica de Berlín ha decidido romper su colaboración con el Festival de Pascua de Salzburgo mientras anunciaba su presencia a partir de la temporada 2013 en Baden-Baden. Las razones no han sido expuestas con claridad por ninguna de las dos partes — se ha hablado más o menos por encima de motivos económicos, de dificultades de financiación— y ni la orquesta ni el festival parecían especialmente tristes por el fin de la relación, como si dejaran todas las lágrimas para Eliette von Karajan, la viuda del maestro que puso en pie el tinglado en la época de las vacas gordísimas. En todo caso, Peter Alward, director artístico de la manifestación salzburguesa, no ha descartado que el Festival tome la vía judicial para resolver el asunto, entre otras cosas porque ya ha empezado a pagar la producción de Parsifal para el 2013. Sólo Carmen, que se dará en 2012, permanece entre los proyectos conjuntos. ¿Qué pasará con las tres óperas previstas para ofrecerse en el Teatro Real a par- tir de 2013 precisamente con el título wagneriano? Recordemos que el acuerdo es a tres bandas y dos de los firmantes —orquesta y festival— iban de la mano. Ahora el Real deberá hacer encaje de bolillos diplomático en el triángulo Berlín— BadenBaden—Salzburgo. En los 20 años del Archivo Manuel de Falla EDICIÓN FACSÍMIL DE EL RETABLO DE MAESE PEDRO C on ocasión de su vigésimo aniversario, el Archivo Manuel de Falla de Granada — en colaboración con el Centro de Documentación Musical de Andalucía y Manuel de Falla Ediciones— ha publicado una edición facsimilar, limitada y numerada, de El retablo de Maese Pedro que incluye los manuscritos autógrafos de la obra acompañados de un amplio estudio musicológico a cargo de la profesora Elena Torres Clemente. Tantos los manuscritos como su estudio arrojan la luz necesaria para entender la evolución del lenguaje fallesco que alcanza en El retablo uno de sus puntos de inflexión. 10 264-Pliego 1 24/5/11 12:17 Página 11 AGENDA XVI Ciclo de Grandes Intérpretes VOLODOS: TÉCNICA Y HONDURA B Madrid. Auditorio Nacional. 28-VI-2011. Arcadi Volodos, piano. Obras de Schumann y Liszt. Rafa Martín rillantez técnica, fluidez, cantabilidad…, son términos que el crítico Joaquín Martín de Sagarmínaga aplicaba a Arcadi Volodos al comentar uno de sus conciertos. Y esos mismos rasgos aflorarán a buen seguro en la próxima comparecencia del pianista ruso (San Petersburgo, 1972) en el Ciclo de Grandes Intérpretes que organiza la Fundación Scherzo. Volodos ha conseguido algo tan difícil como convertirse en un eslabón más de esa especie de cadena de oro del gran pianismo ruso del siglo XX que incluye nombres como los de Rachmaninov, Richter, Feinberg, Yudina, Sofronitzki o Gilels. Y cualquier aficionado sabe que no es exageración, que Volodos —alumno de Bashkirov en la Escuela Reina Sofía de Madrid— ha madurado expresivamente con la base de una técnica que siempre fue superlativa, que le dio la tranquilidad necesaria para ahondar en un repertorio que, además, ha ido ampliando, flexibilizando, con el tiempo. Para su cita madrileña ha preparado un programa con dos obras de Schumann —la Humoresque, op. 20 y Carnaval de Viena, op. 26— que ocuparán la primera parte de un recital que se cerrará con la monumental Sonata en si menor de Liszt. Buen año para el maestro italiano RICCARDO MUTI, PREMIO PRÍNCIPE DE ASTURIAS R iccardo Muti (Nápoles, 1941) ha obtenido el Premio Príncipe de Asturias de las Artes correspondiente a 2011 y dotado con 50.000 euros y una escultura de Joan Miró. Los galardones serán entregados por el Príncipe Felipe en una ceremonia que se celebrará a finales de octubre en Oviedo, en el Teatro Campoamor. El presente año está siendo especialmente favorable en lo que respecta a premios con bolsa para el maestro italiano, titular de la Sinfónica de Chicago, ya que en marzo obtenía el de la Fundación Birgit Nilsson dotado con un millón de dólares. XIII Edición VEGUELLINA DE ÓRBIGO: EL PIANO MÁS JOVEN V eguellina de Órbigo celebró su tradicional Certamen Nacional de Piano que organiza el I.E.S. “Río Órbigo”. Un total de veinticuatro pianistas recibieron distintos premios en metálico por una cantidad total de 14.000 euros a los que añadir las becas de participación en cursos de alto nivel de perfeccionamiento o los recitales. En la categoría Alumnos de Primer Ciclo de la E.S.O., el primer premio fue para la madrileña Sofía Peciña. En la de Alumnos de Segundo Ciclo de la E.S.O el galardonado fue el vasco Jon Urdapilleta. En la de Alumnos de Bachillerato, el madrileño Carlos Marín. La más importante de todas, la correspondiente a los Jóve- nes Concertistas, tuvo como ganador al malagueño Juan M. Moreno, quien obtuvo también el Premio Especial del Jurado, dotado con un recital dentro del Ciclo Músicos del Mundo organizado por la Fundación Eutherpe. 11 264-Pliego 1 24/5/11 12:17 Página 12 AGENDA Nuevo libro del compositor LA MIRADA DE SOLER J osep Soler ha escrito en Musica Enchiriadis su libro más personal, aquel en el que se nos revela de la mejor manera su trabajo creador en relación con la tradición musical y con la vida misma. Un libro proteico y riguroso, libérrimo en su planteamiento pero siempre con la idea de fijar, de organizar, de explicar, de compartir la música desde lo que pareciera esa última mirada a que hace referencia el subtítulo. El color y la forma como elementos dramáticos, el tiempo y la música, Mahler, Strauss, Debussy, la Segunda Escuela de Viena, Kurt Gödel, Ibn Al’Arabí son otros tantos focos de atención para la indagación de un Soler que nos dice desde el principio que “un texto es, también, una forma de ser del autor”. Josep Soler, Musica Enchiriadis. Una última mirada. Madrid, Fundación Scherzo, 2011. 525 páginas. 24,95 euros. Del Liceu al Palau LA HORA DEL SENTIDO COMÚN H ay que ser optimistas y plantar cara a la crisis. Ciertamente, los recortes en cultura no permiten grandes alegrías, pero aún hay espacio para el optimismo. Los últimos conciertos de la OBC están registrando una notable afluencia de espectadores y en algunos casos, como en los conciertos dirigidos por Leonard Slatkin en mayo, se ha rozado el lleno total. También mantiene el tipo el Liceu, que busca sin cesar nuevos canales para atraer al público. En este terreno, resulta sumamente estimulante el éxito de la jornada de puertas abiertas que el coliseo lírico barcelonés convocó el pasado 8 de mayo en el marco de la celebración del Día Internacional de la Ópera: más de 10.000 personas visitaron el teatro para disfrutar de forma gratuita sus espacios —la visita permitía un paseo por el vestíbulo, el salón de los espejos, la sala grande y el foyer— y vivir en directo el placer de la música con las actuaciones de alumnos del Conservatorio Superior de Música del Liceo y de cantantes profesionales que ya han debutado en el teatro de la Rambla. Hay mucho público con ganas de descubrir la ópera y conviene seducirlo para asegurar el futuro, así que bienvenidas sean este tipo de iniciativas. Los problemas no siempre vienen por la falta de recursos. Hay que hablar de desencuentro entre la Generalitat y el Ayuntamiento a la hora de escoger al nuevo director general del Auditori de Barcelona. De hecho, ya no están de acuerdo ni en el perfil de gestor que precisa la entidad, huérfana de poder tras la marcha de Joan Oller al Palau de la Música Catalana y el fallido proceso de búsqueda de su sucesor. Por el lado de la Generalitat se quiere un único director, y del otro lado se descuelgan ahora con otro modelo, una doble dirección con la gestión económica separada de la artística. Vamos, que los mismos que no han sido capaces de buscar un candidato, ahora buscan dos. Veremos cómo acaba este espinoso asunto tras las elecciones. 12 Quizás convenga ordenar las prioridades. Para bien, o para mal, el Auditori ya tiene un director artístico, que es el titular de la OBC, Pablo González, responsable de una programación que debería extender su ámbito de actuación con propuestas camerísticas al hilo de la temporada sinfónica. De hecho, la actividad de la orquesta se lleva la parte del león del presupuesto total del Auditori y no queda tanto margen, ni dinero, como para precisar un director artístico que, de momento, nadie sabe muy bien qué es lo que debería gestionar. Sería mucho más sensato apostar por un buen gestor, por un profesional solvente y capaz de priorizar y optimizar los recursos disponibles, aprovechar la plantilla de buenos profesionales que tiene el Auditori y contar con asesores puntuales para dar cuerpo y forma a una política destinada a convertirlo en la casa de todas las músicas, generar complicidades con los promotores privados y buscar la mayor variedad en una oferta musical que debe adaptarse con urgencia a los nuevos hábitos de consumo del público que, tarde o temprano, podrá asegurar su supervivencia. Javier Pérez Senz 264-Pliego 1 24/5/11 12:17 Página 13 264-Pliego 2 24/5/11 13:49 Página 14 AC T U A L I DA D NAC I O NA L 14 Una escenificación extravagante ERRAR EL TIRO Gran Teatro del Liceo. 12-V-2011. Weber, El cazador furtivo. Christopher Ventris, Albert Dohmen, Petra-Maria Schnitzer, Ofèlia Sala, Matti Salminen, Lauri Vasasr, Rolf Haunstein, Manel Esteve Madrid, Alex Brendemühl. Director musical: Michael Boder. Director de escena: Peter Konwitschny. Escenografía y vestuario: Gabriel Koerbl. Producción de la Ópera de Hamburgo. No ha estado muy afortunado el Liceu al escoger la producción de El cazador furtivo firmada escénicamente por Peter Konwitschny, procedente de la de la Ópera de Hamburgo. Puede ser que el público alemán, que conoce de memoria, Der Freischütz, entienda las claves de tan extravagante lectura, pero aquí, la obra maestra de Carl Maria von Weber es un título poco y mal conocido que, a pesar de una intermitente presencia en las temporadas liceístas, nunca ha cuajado como favorito del público a pesar de su belleza, ingenio y trascendencia en la evolución de la ópera nacional alemana. Y es que Cataluña no es Alemania, por mucho que Artur Mas proclame que los catalanes somos los alemanes de España. La propuesta de Konwitschny, que es un gran hombre de teatro, resulta sumamente entretenida: hay buenos golpes de ingenio, bastante ironía —también detalles de mal gusto y escenas ridículas—, y un ritmo ágil que aprovecha las posibilidades de la impactante y surrealista escenografía de Gabriele Koerbl, responsable también del vestuario. En una entrevista que aparece en el programa de mano, Konwitschny explica algunas claves de su profunda disección de las miserias del sistema capitalista de una ópera que, al parecer, avanza las revueltas sociales. Pues muy bien. Pero una cosa es lo que se cuenta, y otra lo que se ve en el escenario: una confusa, absurda y extravagante lectura cuyas claves se nos escapan. En esta ocasión, el Liceu ha errado el tiro al presentar este montaje, porque aquí no se conoce bien esta ópera, y las ideas de Konwitschny —y A. Bofill BARCELONA ACTUALIDAD BARCELONA Petra M. Schnitzer y Ofélia Sala también su coartada intelectual— caen en saco roto. La velada comenzó mal en el foso, con una destemplada obertura a cargo de una orquesta con problemas de afinación y sonido poco limpio. Menos mal que Michael Boder salvó la papeleta con una experimentada y clara dirección, acompañando con cuidado a las voces y limando asperezas: eso sí, faltó tersura y belleza sonora en una partitura llena de inspiración y aliento poético. La prestación del coro fue buena —la labor de José Luis Basso es siempre fiable y la masa coral asegura calidad y acierto escénico en sus prestaciones. Lástima que una desafortunada intervención actoril rompiera el encanto del coro de cazadores. De hecho, el actor Alex Brendemühl recibió abucheos por su cargante interpretación de Samiel, un demonio de andar por casa que habla en catalán con subtitulos en alemán cuando todos los demás intérpretes hacen lo contrario. Quedó ridículo, pero como el equipo escénico no salió a saludar, se llevó la peor parte. El gran triunfador fue Matti Salminen en el papel de Eremita, que sólo canta unos pocos minutos al final de la ópera. Pero, claro, ante la rotundidad de sus medios, el veterano bajo finlandés se llevó los más sonoros aplausos. Contratar a un artista de esa categoría para este papel es todo un lujo (y quizá un derroche en estos tiempos de crisis). Se esperaba algo más de un cantante tan estupendo como Albert Dohmen, que perfiló un Kaspar incisivo, como debe ser, pero de emisión dura, más contundente que bien matizado expresivamente. Muy valiente estuvo Christopher Ventris, que tuvo que sustituir al indispuesto Peter Seiffert: cantó con aplomo un vigoroso Max, de gran intensidad, más efizaz que sutil en los matices. Ambos artistas fueron los más aplaudidos de un reparto muy irregular que deparó menos alegrías en el apartado sopranil. Ofèlia Sala cantó Ännchen con lirismo, encanto, finura estilística y exquisita musicalidad, pero como actriz sobreactuó hasta hacer el personaje más insoportable de lo que ya es (probablemente, ése era el objetivo de los asistentes del director de escena que trabajaron la producción en Barcelona). El trasiego por repertorios de mayor peso dramático está pasando factura a Petra-Maria Schnitzer, que pasó serios apuros para sacar adelante esa joya lírica que es el personaje de Agathe, un papel que pide más frescura, ternura y belleza tímbrica. Completaron el reparto con buen oficio Lauri Vasar (Ottokar), Rolf Haunstein (Kuno) y Manel Esteve Madrid (Kilian). La amplificación en algunas escenas habladas dejó mucho que desear. Javier Pérez Senz 264-Pliego 2 24/5/11 13:49 Página 15 AC T U A L I DA D BARCELONA Ibercamera ESCUCHAR SIN PREJUICIOS Barcelona. Palau de la Música Catalana. 27-IV-2011. Arcadi Volodos, piano. Obras de Schubert y Liszt. L as etiquetas siempre son odiosas. Arcadi Volodos, por ejemplo, es un pianista fuera de serie, pero algunos pretenden limitar su arte al terreno del virtuosismo espectacular. Se equivocan. Es, ciertamente, un pianista de colosales recursos y en sus recitales hay espacio para el lucimiento, pero deja los fuegos de artificio para el turno de propinas. Lo hace porque puede hacerlo. Pero el Schubert que tocó en el Palau, en su nueva cita con el público de Ibercamera, revela la madurez y sensibilidad de un pianista que es mucho más que un gran virtuoso. Lo que pasa es que hay que escucharlo sin prejuicios. Es un músico de los pies a la cabeza, capaz de recrear evocadoras atmósferas con delicadeza exquisita y adecuada intensidad lírica sólo al alcance de los grandes del piano. El programa, cuidadosamente planificado, estuvo consagrado a Schubert en la primera parte —tres de los Momentos musicales op. 94, D. 780 y la Sonata nº 11, D 625— y en la segunda, Volodos ofreció una sensacional versión de la Sonata en si menor, es decir, el mejor Liszt ración de propinas que incluyó piezas de Mompou, Halffter y Lecuona. Pero, como la dicha nunca es completa, cabe lamentar la plaga de toses, pitidos, móviles y ruidos dentro de la sala y en la calle, porque el recital coincidió con un BarçaMadrid y en el Palau se han gastado todo el dinero del mundo en abrillantar las piedras pero se han olvidado de lo más importante: el imprescindible aislamiento acústico que debe tener una sala de conciertos. en manos de uno de sus intérpretes de referencia. Hizo maravillas con Schubert: fraseo elocuente, lirismo contenido y ese sabio clima de íntima complicidad que Schubert pide a quien toca su música y a quien la escucha. Después, Volodos concentró todas sus energías en la Sonata en si menor y dejó al público con la boca abierta: precisión, sentido del color, virtuosismo, desbordante expresividad y una potencia tan admirable como su vuelo poético. Un Liszt colosal, con el público puesto en pie, al que regaló una generosa Javier Pérez Senz Ciclo de la OBC EL ARROLLADOR GERSHWIN DE LEONARD SLATKIN Barcelona. Auditori. 1-V-2011. Iván Martín, piano. Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Director: Josep Caballé-Domenech. Obras de Gerhard, Palomar y Rachmaninov. 8-V-2011. Victor Aviat, oboe. OBC. Director: Emmanuel Krivine. Obras de J. y R. Strauss y Debussy. 14-V-2011. OBC. Director: Leonard Slatkin. Obras de Milhaud, Gershwin y Dvorák. U LEONARD SLATKIN Rafa Martín na matizada versión de las Danzas de Don Quijote de Robert Gerhard, llenas de vigor rítmico y sugerentes acentos, revelaron el buen oficio de Josep Caballé-Domenech, uno de esos jóvenes directores españoles que, sin apoyos mediáticos ni padrinos de lujo, realiza una ascendente carrera internacional. Los responsables de la OBC no le dieron un caramelo: sólo dos audiciones de un difícil y comprometido programa con el estreno del Concierto para piano de Enric Palomar. La huella de Gerhard y Falla se percibe en el uso de citas y material de origen popular que se reúnen en esta ambiciosa obra concebida en cuatro movimientos, con una escritura rica, compleja, de gran fuerza rítmica, poderosos contrastes y una refinada paleta de colores. Brillante versión, con un admirable trabajo solista de Iván Martín, haciendo un inteligente e inspirado uso de sus notable arsenal de recursos pianísticos, y la cuidada y flexible dirección de una batuta que conoce bien el extraordinario sentido melódico y rítmico de Palomar. El programa se cerró con una inspirada y deslumbrante versión de las Danzas sinfónicas de Rachmaninov, en las que Caballé-Domenech sacó extraordinario partido de la orquesta. Decepcionó, en cambio, en su retorno Emmanuel Krivine, un muy buen director que no tuvo su mejor día. Programa mal construido, iniciado con la obertura de El murciélago llevada a velocidad de vértigo, caprichosa en los tempi y sin encanto. La sensacional actuación del oboísta francés Victor Aviat, con un sonido nítido, dulce y nada afectado, y una afinación perfecta, dio alas a una notable versión del refinado concierto de Strauss. Krivine volvió a decepcionar con una aburrida versión de las Imágenes de Debussy, sin misterio ni magia sonora, que sólo alcanzó la brillantez deseable en la pieza final. Quien sí triunfó a lo grande en su regreso al frente de la OBC fue el veterano Leonard Slatkin, que galvanizó a los músicos de la orquesta en una fantástica versión de Un americano en París, de lo mejor de la temporada. Abrió el programa con una precisa, clara y vigorosa versión de La création du monde en la que sacó todo el jugo a una inusual plantilla de 17 músicos. Lo de Gershwin fue milagroso, una versión brillante, jugosa y sutil. Los músicos se dejaron la piel en una versión conducida con mano experta por un maestro que no dejó cabos sueltos en una lectura fluida, sutil y apasionada, de irresistible encanto melódico y vitalidad rítmica. Los aplausos atronaron en un Auditori abarrotado de un público que no disimuló su entusiasmo. La fiesta terminó con una vigorosa interpretación de otro clásico popular, la Sinfonía “Del Nuevo Mundo”, brillante y de fogoso lirismo. Javier Pérez Senz 15 264-Pliego 2 25/5/11 11:39 Página 16 AC T U A L I DA D BARCELONA Temporada de Palau 100 DESDE RUSIA CON MÚSICA RUSA Barcelona. Palau de la Música Catalana. 13-V-2011. Vadim Repin, violín. Orquesta Nacional de Rusia. Director: Mikhail Pletnev. Obras de Glazunov, Prokofiev y Chaikovski. L a Orquesta Nacional de Rusia puede que no alcance el refinamiento y el lujo sonoro de veteranas colegas suyas, como la de San Petersburgo o la del Mariinski. Una larga tradición y una segura tutela del Estado contrasta con el carácter privado de la ONR, un interesante experimento fundado por Mikhail Pletnev, su director titular, en 1990, al amparo de la perestroika y con el apoyo personal de Gorbachov. Pero una cierta menor solera de ninguna manera significa falta de autenticidad y propiedad: la ONR es rusa, tiene, no menos que las otras mencionadas esa especificidad sonora —potencia y plenitud de la cuerda, virtuosismo de las maderas, con ese velado u oscuro color característico, sobre todo en clarinetes, oboes, fagotes, brillan- tez expansiva pero empastada de los metales— que inmediatamente individualizan a las buenas orquestas rusas. Añádase a eso el acierto en elegir un programa auténticamente ruso, pero, además en absoluto trillado. Se coronó con Chaikovski, cierto, pero con la Tercera, de tan escasa audición por nuestros pagos. Compuesta justo antes de sus tres hermanas mayores —las “grandes”—, no busca todavía ni la composición cíclica, ni la ominosa presencia del destino, ni tampoco su complejidad estructural, pero a cambio ofrece una variedad de estilos, atmósferas, motivos amables y sabiamente repartidos en movimientos que van sucediéndose como un bello calidoscopio, despreocupados todavía de especiales búsquedas estructurales y de relaciones entre sí. Pletnev extrajo de ella el mejor Chaikovski, el de la contundencia, brillantez y melodismo arrollador en los dos movimientos extremos, el del encanto de un vals incisivo, y el de la fluidez rítmica y melódica, respectivamente en el segundo (Alla tedesca) y el cuarto (Scherzo. Allegro vivo). Pero la sinfonía gravitó sobre el hermoso y amplio Andante elegiaco central donde la orquesta tocó con igual plenitud y densidad que limpieza de texturas, con un exquisito desgranar de modulaciones y con una expresividad a flor de piel, o sea, puro Chaikovski. En la primera parte, sin embargo, la orquesta, tan resuelta y magistral en Chaikovski, se había mostrado más remisa, como replegada, tanto en la versión del Prelu- dio de la Suite “Desde la edad media” de Glazunov, como en la del Segundo Concierto para violín de Prokofiev. La Suite de Glazunov es una preciosidad lírica y expresiva. El concierto de Prokofiev obtuvo una versión algo desencajada en sus movimientos extremos, pero en el central, Andante assai, se logró dar cuenta de la vitalidad y expresividad del mejor Prokofiev. El solista Vadim Repin aborda las dificultades técnicas de la partitura de forma irreprochable y obtiene de su guarnieri un sonido redondo, sin fisuras, perfectamente matizable. Contagiado, quizá, por la orquesta no llegó a conseguir, sobre todo en los tiempos extremos del concierto, el carácter de vitalidad y arrojo que conviene a la obra. José Luis Vidal Temporada de Palau 100 CLÁSICOS DE AYER Y HOY Barcelona. Palau de la Música Catalana. 17-V-2011. Frank Peter Zimmermann, violín. Deutsche Kammerphilharmonie Bremen. Director: Josep Pons. Obras de Casablancas, Beethoven y Dvorák. L 16 a audición tan atenta y directa de la obra del compositor catalán Benet Casablancas Nocturn, una de las piezas de los Tres epigrames per a orquesta, compuesto en 2001, reveló toda la diáfana calidad de la partitura, que hizo que la escuchásemos con naturalidad y goce. Contribuyó a ello el rigor y la cómplice sensibilidad con que la Deutsche Kammerphilharmonie y, a la batuta, Josep Pons vertieron la obra, obra que abrió con muy alto nivel el concierto, e interpretación que liquidó toda posible sospecha de que la programación de este Nocturn fuera una concesión “telonera” de política cultural. Muy al contrario, se trató de una parte capital del concierto, tanto que la impoluta versión del hermosísimo Concierto para violín de Beethoven no ofreció más interés que la concisa, clara y concentrada versión de la pieza de Casablancas. Cierto, el solista Frank Peter Zimmermann estuvo insuperable, como era de esperar, en técnica, en redondez y pureza del sonido, en riquísima matización desde pianísimos que parecían filados al punto de romperse (nada de eso, eran seguros) hasta rotundos volúmenes. Pero la interpretación global, pura ortodoxia, no comunicó lo suficiente o no emocionó lo suficiente, tratándose de Beethoven y de este concierto. Faltó majestad (por ejemplo, en la introducción orquestal, a veces más estridente que brillante), faltó brío (en el Rondó final), aunque también es cierto que tuvimos motivos sobrados de complacencia con la serenidad densa del Larghetto, donde Zimmermann estuvo verdaderamente soberbio. Donde Josep Pons se empeñó a fondo fue en la versión de la Octava de Dvórak. Acertó en construirla con el mismo rigor con que se aborda una sinfonía de Brahms (ese era, por cierto, el venerado modelo del Dvorák sinfonista), equilibró a los masivos metales y graves maderas, tan típicos del compositor checo, de manera que su importante presencia no tapara a unas cuerdas si no suntuosas, sí seguras, redondas, refinadas. Contrastes como el conseguido en el Adagio entre la melancólica cantinela iniciada en las maderas por clarinete — sombrío— y flauta y la tajante intervención de los violines; un punto de vals ligero y al mismo tiempo elegíaco, muy bohemio, tan bien escogido para el Allegretto grazioso; una atmósfera de czarda impresa al rutilante y seguramente excesivo final, todo eso confirmó que la versión de Pons era estudiada e inspirada, y como tal fue acogida con el mayor entusiasmo por el público, que se lo pasó muy bien. Y de eso se trata, también o sobre todo. José Luis Vidal 264-Pliego 2 24/5/11 15:00 Página 17 AC T U A L I DA D BILBAO Fin de la LIX temporada de la ABAO FANTASMAL Moreno Esquibel Palacio Euskalduna. 15-V-2011. Donizetti, Lucia di Lammermoor. Diana Damrau, Michael Fabiano, Ludovic Tézier, Simón Orfila, Francisco Corujo, Manuel de Diego, María José Suárez. Coro de Ópera de Bilbao. Sinfónica de Navarra. Director musical: Carlo Montanaro. Director de escena: Emilio Sagi. Realización de la puesta en escena: Pablo Viar. Producción: Fundación Ópera de Oviedo. BILBAO Diana Damrau y Michael Fabiano en Lucia di Lammermoor de Donizetti en el Palacio Euskalduna de Bilbao Donizetti es uno de los compositores más representados en la historia de la ABAO y, por lo visto, sigue siendo uno de los favoritos de su público: hacía tiempo, quizás años, que no se aplaudía tanto en el Euskalduna. Por supuesto, fue una noche de mucho nivel, empezando por la sensacional dirección musical del italiano Carlo Montanaro, que se puso de manera incondicional al servicio del canto, respirando y fraseando con los cantantes, siguiendo las mismas líneas, subrayando las mismas melodías, viviendo el mismo drama. Sólo se le fue un poco la mano en algunos finales. La Orquesta Sinfónica de Navarra no tuvo el más mínimo problema para estar a la altura y el coro bilbaíno cerró en punta una temporada en la que ha ido claramente a más. Pero está claro que Lucia es ante todo una ópera de voces, puro belcanto, y por ahí la cosa fue también de maravilla. Diana Damrau es una de las mayores sopranos lírico-ligeras del momento, desde luego, y una estupenda cantante mozartiana y straussiana, más seguramente que donizettiana, aunque no por ello su Lucia deja de ser de lo mejorcito que se puede escuchar hoy día por muchas razones, entre ellas las precisas agilidades, el fraseo exquisito, la limpidez vocal y la presencia escénica. Estuvo inconmensurable en la escena de la locura. Aun así, la gran revelación de la noche fue el joven (veintisiete años) y por aquí desconocido tenor estadounidense Michael Fabiano en un Edgardo ardoroso y arrebatado, cantado con valentía, generosidad, pasión y mucha entrega, tanta que acabó llegando casi exánime a la escena final. Su voz, sin ser especialmente brillante, corrió muy bien por la enorme sala y sólo mostró algunas inseguridades en la zona alta. Sea como fuere, un clamoroso triunfo personal. A partir de ahí, Ludovic Tézier fue un lujo de verdad en un Enrico de gran clase que ya en el Cruda, funesta smania despejó las posibles dudas sobre su adecuación al estilo donizettiano. El alayorense Simón Orfila cantó decorosamente su Raimondo, aunque es seguro que a más de uno le habría gustado escuchar una voz más de auténtico bajo que de bajo-barítono. Muy en su sitio tanto el debutante Francisco Corujo (Arturo) como los más habituales María José Suárez (Alisa) y Manuel de Diego (Normanno). Pocas pegas se le pueden poner, por fin, a la conocida puesta en escena firmada por Emilio Sagi para la Ópera de Oviedo, que en Bilbao estuvo resuelta por Pablo Viar. Inspirada en novelas de terror del siglo XIX como Drácula de Bram Stoker o Frankenstein de Mary Shelley, las atmósferas góticas de tonos oscuros y rojizos se revelaron muy adecuadas para narrar esta historia de sangre y venganza, haciendo que Lucia se sintiera así parte de un mundo opresivo, fantasmal y de tétricas sombras. Además, todos los personajes tuvieron vida propia y los cantantes se valieron de ello, particularmente Tézier, que supo dotar a su Enrico de rasgos muy nobles. Un excelente cierre de temporada y un enorme éxito de público que demuestra, volviendo al principio, que aunque la vida sigue y el arte se renueva, hay cosas que no cambian nunca. Asier Vallejo Ugarte 17 264-Pliego 2 24/5/11 13:28 Página 18 AC T U A L I DA D BILBAO Noche feliz LA VUELTA DE CARLOS Bilbao. Teatro Arriaga. 2-V-2011. Carlos Álvarez, barítono; Rocío Ignacio, soprano; Rubén Fernández Aguirre, piano. Obras de Vaughan Williams, Ortega, Villa-Lobos, Dvorák, Lenza, Tosti, Donizetti, Mozart, Leigh, Lloyd Webber y Renis. E. Moreno Esquibel L levaba Carlos Álvarez quince meses fuera de los escenarios y su vuelta, como no podía ser de otra forma, había generado una cierta expectación. Visto lo visto, sería muy precipitado sacar conclusiones del resultado, pues si la belleza tímbrica, la inteligencia musical y la línea de canto seguían ahí, la voz no terminaba de salir, el volumen no era el de siempre, los extremos de la tesitura mostraban claras debilidades y la proyección se resentía una y otra vez. Naturalmente, el solo hecho de presentarse ante el público después de tanto tiempo influiría lo suyo, pues se trataba a buen seguro de uno de los pasos más importantes, delicados y difíciles de dar en esta nueva etapa de su vida, y lo dio con un programa adecuado para la ocasión: canciones de Vaughan Williams, Miquel Ortega y Dvorák (Op. 99) en la primera parte, obras de Denza, Tosti y Leigh en la Carlos Álvarez en el Teatro Arriaga de Bilbao segunda, sometidas todas ellas a una sobriedad expresiva noble y de muy íntimo tono. Nada de Verdi, claro, esta vez no tocaba. Por supuesto, el público quiso darle su apoyo desde el primerísimo momento y respondió con ovaciones durante toda la noche. Las necesitaba, sin duda. Ahora sólo queda esperar y desearle lo mejor. Por lo demás, Rocío Ignacio fue una discretita compañera de viaje. Es verdad que tiene presencia, que sabe estar en escena y que ha llenado considerablemente su voz, pero el agudo se ha vuelto muy estridente y su interpretación del aria Prendi, per me sei libero de L’elisir d’amore fue impropia de una cantante con idea de hacer una carrera importante. Aun sin estar en plenitud, el barítono malagueño fue mucho más artista en el dúo Bei Männern, welche Liebe fühlen de La flauta mágica y en el tema I hate you then I love you de Tony Renis. Al piano, Rubén Fernández Aguirre puso su conocida sensibilidad en esta noche feliz por el regreso de uno de los grandes pero a la vez un poco triste por la nostalgia de otros tiempos. Asier Vallejo Ugarte Temporada de la BOS ALMA LATINA, ALMA AUSTRIACA Bilbao. Palacio Euskalduna. 29-IV-2011. Yo Kosuge, piano. Sinfónica de Bilbao. Director: Carlos Miguel Prieto. Obras de Chaikovski, Rachmaninov, Rota y Moncayo. 13-V-2011. Valentin Erben, violonchelo. BOS. Director: Günter Neuhold. Obras de Beethoven, Schumann y Stravinski. N 18 o empezó demasiado bien el concierto del día 29: el fulgor poético del Romeo y Julieta de Chaikovski quedó un tanto velado y la joven pianista japonesa Yo Kosuge (n. 1983) no terminó de levantar el vuelo en el Segundo de Rachmaninov, aunque es obvio que tocó pulcramente, con un sonido aterciopelado y un mecanismo muy limpio. Lo mejor vino en la segunda parte con la suite escrita por Nino Rota sobre su banda sonora de La strada de Fellini, en la que el mejicano Carlos Miguel Prieto supo recre- arse en los tonos unas veces festivos, otras oscuros y siempre un tanto nostálgicos y decadentes desde el respeto máximo a ese melodismo intensísimo del que tan capaz era el compositor italiano. Al final, el Huapango (1941) del también mejicano José Pablo Moncayo fue una auténtica fiesta, un verdadero estallido de alegría y vitalidad al que Prieto se entregó con toda su alma y que arrastró consigo a un público que salió del Euskalduna con los ánimos muy encendidos. Por su parte, el concierto de Günter Neuhold empezó con una obertura de Las criaturas de Prometeo beethoveniana de acentos algo alicaídos aunque no desprovista de cierto vigor. Un poco decepcionante el vienés Valentin Erben, fundador y miembro durante casi cuarenta años del Cuarteto Alban Berg, en el Concierto para violonchelo de Schumann, no muy comunicativo pese a la fluida musicalidad, al conocimiento del estilo y a la aparente sintonía con Neuhold. No obstante, el plato fuerte de esta sesión era La consagración de la primavera, obra que casi cien años después de su escandaloso estreno aún sigue dejando perplejo a algún que otro oyente despistado. Es además una prueba de fuego para cualquier orquesta que se precie y en ese sentido la bilbaína salió bastante bien parada, resolviendo de forma implacable las tensiones rítmicas y armónicas, aunque no fuera en verdad una versión especialmente torrencial, primitiva o agresiva, quizás por la visión un tanto contemplativa del director austriaco. Asier Vallejo Ugarte 264-Pliego 2 25/5/11 14:13 Página 19 AC T U A L I DA D CUENCA SMR/Santiago Torralba Apocalipsis, monasterios y música francesa DIES ILLA CUENCA 15/24-IV-2011. L Semana de Música Religiosa. Uno de los temas sobre los que ha girado la Semana de Música Religiosa de Cuenca en la celebración de su medio siglo de existencia han sido las diferentes visiones musicales que, a lo largo de la historia, ha recibido el tema del Apocalipsis. Ya la propia obra-encargo de la edición volvió a demostrar la madurez técnica y expresiva del compositor zaragozano Jesús Torres para ofrecer una respuesta contemporánea, con una sutileza de escritura armónica e instrumental en la imbricación de los diferentes timbres y voces, desde el canto gregoriano hasta las sonoridades más actuales. El joven director Nacho de Paz demostró un absoluto dominio de los excelentes medios puestos a su disposición: el Ensemble Residencias, el Coro de Cámara Accentus y el grupo Schola Antiqua, consiguiendo uno de los estrenos más aplaudidos del festival en los últimos años. Mucho más aterradoras, sin duda, resultaron las músicas para el fin de los tiempos que los integrantes del conjunto Sequentia, Benjamin Bagby y Norbert Rodenkirchen, nos propusieron en una mezcla de antiguas lenguas y sonoridades no menos arcaizantes entre los espectaculares artilugios del Museo de las Ciencias (la obra anterior había sido presentada en el también sugerente marco de la antigua Iglesia de la Merced, reconvertida en biblioteca, con su estructura de madera que parece ya en sí una escenografía), y donde observamos que Richard Wagner, realmente, extrajo la trama para su Ocaso de los dioses —un Apocalipsis nórdico— del Ragnarök islandés. Otro de los hilos conductores ha sido la tradición monástica como conservadora y transmisora de la música sacra, y a la que homenajea el compositor francés YvesMarie Pasquet con su Petit livre d’heures para arpa, que fue estrenado brillantemente por Frédérique Cambreling en un programa nada complaciente del Ensemble Intercontemporain, en el que pudimos conocer también las interesantes 3 Pequeñas Meditaciones del alemán “degenerado” Klaus Huber, la implacable Sonata para viola de Zimmermann y Death of Light, Light of Death de Jonathan Harvey, inspirada por la desgarradora Crucifixión de Matthias Grünewald. Otra de las citas ineludibles con la música de hoy fue la actuación de José Miguel Gómez, chelista del Trío Arbós, ante las telas del Museo de Arte Abstracto, donde dio a conocer, junto a piezas de Henze, Saariaho o Sánchez-Verdú, otra de las obras-encargo de esta edición, Aunque es de noche, del joven compositor conquense Manuel Millán de las Heras (nacido en 1971, y a quien se le puede augurar ya un firme porvenir), y recuperó Symbolica de José Luis Greco, estrenada aquí en 2002. El universo conventual ha permitido, asimismo, conocer fenómenos tan curiosos como la procesión de las “beguinas”, mujeres devotas de los Países Bajos que se reunían en el siglo XIII en torno a un patio (de ahí el movimiento circular), servidas con impecable estilo e increíble pureza de entonación por el grupo Psallentes Femina. Y también rendir un merecido homenaje a la Escolanía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, cuyos muchachos, bajo la entusiasta guía de su fundador, Laurentino Sáenz de Buruaga, dieron todo un ejemplo de rigor, preparación y escuela, que sirve de cantera a la antes mencionada Schola Antiqua, que sirvió de apoyo, en tres memorables conciertos, a los Oficios de difuntos de Tomás Luis de Victoria. El gran polifonista español ha tenido un lugar de honor en el IV centenario de su muerte, con las interpretaciones del prodigioso Ensemble Plus Ultra de Michael Noone, que ha conseguido el milagro de unir la disciplina coral británica con la gravedad y sensualidad latina de la música del genial abulense. La presencia francesa ha sido también una constante de la Semana conquense, lo que ha justificado la presencia del ascendente pianista Alexandre Tharaud. O del Ensemble Vocal Soli-Tutti, que ofreció un excelente recital de música coral sacra del siglo XX, donde resaltaron los misteriosos Cinq rechants de Messiaen y obras de Xenakis y Cristóbal Halffter que contrastaron drásticamente con una pieza de Górecki que parecía extraída de las Vísperas de Rachmaninov. A cargo de uno de los más destacados grupos historicistas galos, Les Talens Lyriques, estuvo la principal recuperación de este año, el drama sacro de Giovanni Battista Pergolesi San Guglielmo, Duca d’Aquitania. A las órdenes de su creador, Christophe Rousset, pusieron a prueba una vez más su extraordinaria destreza en esta bellísima partitura, propia del más romántico de los barrocos, llena de afectos y de fervor, así como de humor napolitano, y que supieron muy bien plasmar las voces de las sopranos Raffaella Milanesi y Sabina Puértolas —quienes tuvieron a su cargo un bellísimo dúo, uno de los números más memorables de la obra— o Lisandro Abadie en un divertido Demonio. Otro momento dorado fue la actuación de la contralto Nathalie Stutzmann, que se presentó en la doble faceta que acaba de inaugurar como cantante y directora con el contenido de su reciente y magnífico JESÚS TORRES disco de Antonio Vivaldi, con unas versiones llenas de entusiasmo y contrastes expresivos y musicales, al frente del grupo creado por ella misma con exquisito esmero, Orfeo 55. No podemos dejar de citar la versión que Fabio Bonizzoni realizó de la Ofrenda musical de Bach — cuya música rezuma toda ella espiritualidad—, así como la actuación de Maurizio Croci y Pieter van Dijk en los dos órganos de la catedral, que iluminaron la mañana del Domingo de Pascua con los radiantes Conciertos del Padre Soler y batallas de Viadana y Banchieri. El apartado escénico estuvo confiado a toda una rareza, el ballet Job de Vaughan Williams, coreografiado con gusto por la Compañía Plan B y con un acompañamiento de lujo en el foso, la Orquesta Hallé de Manchester, a las órdenes de Christian Mandeal, que anteriormente había brillado en sus vibrantes lecturas del wagneriano Paseo por el jardín del Paraíso de Delius y La gran Pascua rusa de Rimski-Korsakov. La agrupación británica, junto a una emocionante Birgit Remmert y un Orfeón Donostiarra en plenitud, puso apoteósico punto final con la Segunda de Mahler a una de las ediciones más variadas y completas de la Semana de Cuenca de los últimos años. Rafael Banús Irusta 19 264-Pliego 2 24/5/11 13:28 Página 20 AC T U A L I DA D JAÉN / LA CORUÑA LIII Concurso Internacional de Piano Premio Jaén DESTELLOS PIANÍSTICOS JAÉN Nuevo Teatro Infanta Leonor. 28-IV/6-V-2011. Volker Banfield, piano. Finalistas: Tatiana Dorokhova, Viviana Pia Lasaracina, Mariana Prievalskaia. Orquesta Ciudad de Granada. Directora: Stamatia Karampini. Con la tradicional apertura de un recital a cargo de uno de los miembros del jurado, en este caso por Volker Banfield, esta edición del Premio Jaén, ha contado con la presentación de cerca de medio centenar de concursantes, alcanzándose así la segunda participación más numerosa de su historia. Este profesor de la Academia de Música y Teatro de Hamburgo interpretó un programa interesante en el que determinados destellos pianísticos, como sucedería en el concurso. Su versión de las Sonatas K. 380, K. 162, K. 87 y K. 203 de D. Scarlatti y la Sonata del neoyorquino Griffes estuvo en línea con el carácter apremiante y fogoso del maestro alemán, no tan idóneo para los pasajes len- tos de la Kreisleriana de Schumann y la enigmática luz musical que sugiere la Décima Sonata de Scriabin. Entrando en los participantes, aparte de las tres finalistas que naturalmente acapararon la máxima atención, hay que resaltar algunos momentos estelares de otros concursantes como es el caso del británico Christopher Devine en seis Preludios, 4, 5, 6, 7, 8 y 12 del Libro II de Debussy de exquisita factura, el lúcido concepto de la surcoreana Zheeyoung Moon en la Tercera Sonata de Beethoven y, desde el punto de vista técnico, el espectacular pedal de la brasileña Juliana Steinbach en Estampes de Debussy y en la obra obligada del compositor madrileño José Zára- te, Aurgitana, sin duda por su naturaleza pianística e intrínseca musicalidad española el hecho artístico más relevante de esta edición. Por el sentido que mostró en su interpretación, la rusa Tatiana Dorokhova, obtuvo el premio “Música Contemporánea” lo que le facilitó en la final la obtención del segundo premio que defendió con el Concierto “Emperador” de Beethoven, con un plano acompañamiento de la Orquesta Ciudad de Granada paradójicamente dirigida con enérgico gesto por la griega Stamatia Karampini. Ésta mantuvo la misma intensidad en los dos Conciertos para piano y orquesta de Chopin, manifestando exceso de sequedad en el rubato, siendo con el primero con el que la española de ascendencia rusa Mariana Prievalskaia obtuvo el triunfo, dada su calidad de sonido y el dominio del discurso, pese a los problemas de concentración que aparecieron en el último movimiento. El tercer premio recayó en la italiana Viviana Lasaracina que a su vez fue la preferida del público con un interesante Concierto nº 2 de Chopin, muy lejos de su extraordinaria interpretación de los Seis Momentos musicales, op. 16 de Rachmaninov, sin duda, uno de los instantes culminantes de todo el concurso que, por su historia y prestigio, debería reconsiderar sus criterios de selección y valorar el conjunto de las pruebas. José Antonio Cantón Ciclo de la OSG y Festival Mozart FIN Y PRINCIPIO LA CORUÑA Palacio de la Ópera. 29-IV-2011. Ainhoa Arteta, soprano. Sinfónica de Galicia. Director: Víctor Pablo Pérez. Obras de Strauss y Puccini. 7 y 8-V-2011. Katarzyna Dondalska, Joan Cabero, Thomas Mohr. Coros de la Sinfónica de Galicia. Capella Madrigalista de Orense. Concerto Tempo de Ferrol. Solo Voces de Lugo. Coral Participativa. OSG. Director: Víctor Pablo Pérez. Orff, Carmina burana. Academia de Bellas Artes. 12-V-2011. Ensemble Kala. Obras de Reger y Beethoven. Casa de los Peces. 13-V-2011. Alejandro Szabo, bandoneón; Diego Zecharies, contrabajo. Obras de Piazzolla. Teatro Colón. 15-V-2011. Le Baroque Nomade. Director: Jean-Christophe Frisch. Códex Caioni. Mirador de San Pedro. 17-V-2011. Le Baroque Nomade. Director: Jean-Christophe Frisch. Venecia, espejo del mundo. 20 Fin de la temporada de la Sinfónica y principio del Festival Mozart. Un recital de Ainhoa Arteta puso término al ciclo 20102011 de la OSG. La artista, en magnífico momento vocal, interpretó canciones de Richard Strauss y arias de óperas de Puccini. La orquesta, dirigida por Víctor Pablo Pérez, mostró una ductilidad ideal para el repertorio lírico. El Festival Mozart se inició con un espectacular montaje de los Carmina burana, de Orff. No es la primera vez que el director titular plantea esta partitura con importantes efectivos, en el año 2007 actuaron los tres coros de la OSG. Entre los cien profesores y los más de cuatrocientos coristas, se sobrepasó de largo la cifra de quinientos ejecutantes. En conjunto, poderosa sonoridad, con momentos de gran efecto. De los solistas, el más completo fue el barítono Mohr, que ya había estado en el año 2007; la soprano Dondalska es una ligera de grata voz, pero escaso volumen. Cabero no estuvo en su mejor momento en una parte complicada: sólo un contratenor da la medida del cisne ebrio y agonizante. En un año difícil, se ha intentado compensar las estrecheces presupuestarias con imaginación y utilizando medios locales. El Ensemble Kala tocó en la Academia de Bellas Artes serenatas de Reger y Beethoven; en la Casa de los Peces, se pudo oír música de Piazzolla interpretada por un dúo insólito de bandoneón y contrabajo, al que se sumó en un par de ocasiones, el viola Raymond Arteaga. Y el conjunto Le Baroque Nomade hizo sendos programas en el Teatro Colón y en el Mirador de San Pedro. Este último lugar es una novedad; la vista sobre el Golfo Ártabro, la Bahía del Orzán y la Torre de Hércules, espectacular sobre todo al atardecer, añadió un elemento de conmovedora belleza a un programa con obras de compositores del siglo XVII (Van Eyck, Cima, Luigi Rossi y Castello) y anónimos de procedencias portuguesa y turca. En el Colón, tuvimos la oportunidad de escuchar algunas obras del siglo XVII (Praetorius, Carissimi, Casati, Uccellini) y del propio recopilador, el monje Johannes Caioni. En este concierto, destacó la bella voz de la contralto Sacha Hatala; y en ambos actos musicales, la de la excelente soprano Cyrille Gerstenhaber. Julio Andrade Malde 264-Pliego 2 24/5/11 13:28 Página 21 AC T U A L I DA D LUGO Festival Ciudad de Lugo CHE BELLE VOCI! LUGO Uwe Arens Círculo de las Artes. 10-V-2011. Núria Rial, soprano; Marta Infante, mezzosoprano; Vespres d’Arnadí. Director: Daniel Espasa. Obras de Haendel. 18-V-2011. Roberta Invernizzi, soprano; Craig Marchitelli, tiorba; Manuel Vilas, arpa doppia. Canciones y madrigales del Seicento. No pasa año sin tener ocasión de escuchar un excelente Haendel en el Festival de Lugo. Desde las óperas Rodrigo y Amadigi que dirigió López Banzo, Il trionfo del Tempo e del Disinganno de Bonizzoni o el recital de Ann Hallenberg con Il Complesso Barocco de Alan Curtis, el concierto inaugural de este año también formó parte del grupo. Tres cantatas italianas, un duetto, dos fragmentos de Giulio Cesare (el segundo como bonus) y un par de obras orquestales ofrecieron Núria Rial, Marta Infante y el conjunto barroco Vespres d’Arnadí que dirige desde el clave Daniel Espasa y dejó muy buen recuerdo, con especial mención al oboe Pere Saragossa. Las cantatas comenzaron con la breve (recitativo y aria, quizás por tratarse solamente de un fragmento) Languia di bocca lusinghiera que dio la primera ocasión a Núria Rial para lucir su lírica y bella voz, que superó con la célebre aria de Cleopatra Piangerò la sorte mia, pero se echó de menos un punto de dramatismo requerido por el texto. Entre ambas, Marta Infante cantó muy bien la HWV 132 Mi palpita il cor, aunque lo mejor lo ofrecieron en las obras para dos voces: el duetto Tanti strali HWV 197 y la cantata Amarilli vezzosa HWV 82, también conocida como Il duello amoroso. Nada de duelos y mucho menos de quebrantos, pues las dos cantaron coordinadas como si fueran hermanas gemelas y complementadas con sus dos tan diferentes timbres. Roberta Invernizzi ofreció un programa centrado en el canto monódico que caracteriza los comienzos del siglo XVII, con obras de Cac- NÚRIA RIAL cini, Peri y Monteverdi y otros de la siguiente generación como Frescobaldi, Marini, Merula, Ferrari y Barbara Strozzi. Muy semejante al que cantó acompañada por el arpa de Manuel Vilas en el Festival Via Stellæ del pasado año, a ellos se sumó en esta ocasión la tiorba de Craig Marchitelli, estupendos ambos tanto en los acompañamientos como en las obras puramente instrumentales que interpretaron de Piccinini, Kapsberger y Caroso. La soprano milanesa se encuentra en la plenitud de su brillante carrera de intérprete, Desde la inicial Tu dormi, e’l dolce sonno de Peri hasta la final Hor che’è tempo di dormire de Merula, desplegó una tal sutileza de matices expresivos arropados en unas impecables técnica y belleza canoras, que no fue posible inclinarse por cuál era más notable, aunque el Lamento d’Arianna, es inevitable que destaque. Una canción de Caccini y otra de Juan Hidalgo como extras, completaron la deliciosa velada musical. José Luis Fernández 21 264-Pliego 2 24/5/11 13:35 Página 22 AC T U A L I DA D MADRID Estreno madrileño de El rey Roger POR FIN, SZYMANOWSKI EN EL REAL Teatro Real. 29-IV-2011. Szymanowski, El rey Roger. Mariusz Kwiecien, Olga Pasichnyk, Will Hartmann, Stefan Margita, Wojtek Smilek, Jadwiga Rappé. Director musical: Paul Daniel. Director de escena: Krzysztof Warlikowski. Escenografía y figurines: Malgorzata Szczesniak. 22 Javier del Real MADRID Ya hemos insistido en estas páginas sobre la figura del gran compositor polaco Karol Szymanowski (1882-1937), de la misma generación que Stravinski y Bartók, pero menos reconocido que ellos. Hasta hoy, en que su figura ha crecido. Creemos que crecerá aún más. Se han distinguido en él tres épocas, la segunda de las cuales tendría como culminación precisamente la ópera El rey Roger. El protagonista titular vive una especie de epifanía, que eclosiona en el momento final en que ni Apolo ni Dionisos parecen ganar la partida dentro de él. La propuesta musical ha sido impecable, y se esperaba algo más de la puesta en escena de Warlikowski, autor de la inolvidable escenificación de El caso Makropulos hace tres años. Szymanowski no es Richard Strauss, ni Schreker, ni Korngold, pero como ellos hace surgir del foso un permanente chorro sonoro que, además, en él se entrevera con sensuales líneas vocales. Eso es lo que ha dado el equipo musical, con creces y con generosidad. Paul Daniel, conocido del Real por L’Upupa de Henze y el Makropulos de Janácek, saca a borbotones esa pasión de una orquesta entregada, numerosa, rica en colores. Lo que sale del foso es música a raudales muy bien tocada, con mucho sentido. Por lo demás, hay un cuarteto vocal de envergadura para los personajes del drama. Tres de ellos ya estaban en el estreno parisiense (Bastilla, junio y julio 2009). Olga Pasichnyk construye una deliciosa reina que, lógicamente, se luce en momentos como el canto del segundo acto, pero también en sus arrebatos y éxtasis. Mariusz Kwiecien es un Roger insuperable en su viaje interior, en la belleza de su Mariusz Kwiecien en El rey Roger de Karol Szymanowski en el Teatro Real timbre, en el alcance y matices de su volumen. Stefan Margita cumple con creces en Edrisi, personaje que realmente existió en aquella corte en la que imperó la tolerancia entre religiones. Will Hartmann también construye un excelente Pastor, y que conste que este papel tiene especial dificultad, porque se mueve entre el tenor lírico y el ligero, casi altino, lo que no da para mucho volumen que sobrepase tan amplio despliegue instrumental; aun así, lo consigue. La espléndida Jadwiga Rappé tiene aquí un pequeño papel, la intolerante Diaconesa, que secunda al Arzobispo, Wojtek Smilek. Muy adecuado el coro, incluidas las voces infantiles. En lo musical, nada que objetar. Al contrario. Tras la confusión, lo musical fue lo que provocó los aplausos del público. La queja sobre la puesta parece unánime: hubiéramos agradecido una propuesta teatral que no nos distrajera tanto de una música y un libreto que nunca se habían visto entre nosotros. Warlikowski tiene una mente teatral espléndida, rica, pero su voluntad declarada de imponer su propia función a la que proponen libro y partitura llevó en este caso a un exceso de estímulos desviados. Comprendemos que lo que propone el libreto lleva un exceso de pathos, comprendemos que Warlikowski descree del pathos que su país produce en abundancia; pero no entendemos la presencia abrumadora de cierto film de Warhol mientras la sociedad respetable pide a Roger que termine con el desorden del pastor; y, por el contrario, se decantan por la tolerancia y la fascinación los otros personajes (la reina Roxana y Edrisi). Son admisibles las imágenes de la sociedad satisfecha a la que aterra el pastor; y la del balneario geriátrico, pero sorprende que al final parezca que El pastor-Dionisos se lleve a unos chicos a Disneylandia, o poco menos, un chistoso flautista de Hamelin. Una de las grandes dificultades de esta ópera es cómo plasmar el icono del pastor. No es desacertada la opción de esta puesta, en comparación con otras que conocemos: gitano, hippy, marginal, sin que pierda verdad dramática en su cometido de seducción. Pero, ay, un seductor no se permite ciertos rasgos violentos que aquí vemos. Hay bellas imágenes. Como a veces sucede, tal vez estarían mejor en otra ópera, no en ésta. Santiago Martín Bermúdez 264-Pliego 2 24/5/11 13:28 Página 23 AC T U A L I DA D MADRID XXI Concierto de Europa BRILLOS EFÍMEROS Madrid. Teatro Real. 1-V-2011. Cañizares, guitarra. Filarmónica de Berlín. Director: Simon Rattle. Obras de Chabrier, Rodrigo y Rachmaninov. Javier del Real L a Filarmónica de Berlín ha celebrado su vigésimo primer Concierto de Europa en Madrid con un concierto multitudinario, radiado y televisado. Un acontecimiento sin duda que ha quedado algo deslucido por el programa elegido para la efeméride. Conociendo las habilidades y gustos de Rattle y teniendo en cuenta las calidades del conjunto podía esperarse una selección de obras más sustanciosa. Aunque con los mimbres dispuestos, del mal, el menos. La más bien plúmbea, sacarinosa y mal elaborada Sinfonía nº 2 de Rachmaninov, inacabable y realizada sin cortes —en torno a una hora—, sólo puede ser escuchada ya así, en una interpretación de fuste, como la que en disco grabara años ha Sanderling con la misma orquesta o como la que nos Juan Manuel Cañizares y Simon Rattle en el Teatro Real ha ofrecido en esta ocasión el director inglés, capaz de que el melifluo Adagio nos sonara casi fresco, en virtud de una fraseo modelado y minucioso, sin dengues, como el exhibido por las violas en los compases postre- ros. La batuta, ágil y precisa, logró empaste, encaje, milagrosas transiciones y progresiones bien aquilatadas. El acompañamiento en el Concierto de Aranjuez fue modélico por la exactitud, por la gracia de acentos y por la belleza de los timbres. Respiraciones medidas y ligereza. Y, sobre todo, permanente cuidado al solista, un inseguro Cañizares —se esperaba a su maestro, De Lucía—, que tocó con poca gracia, frío, saliendo no sin fortuna del apuro en un repertorio que no domina. Algunos apurillos y cierta tendencia al giro aflamencado. Brillo y claridad presidieron la obra telonera de Chabrier, España, A recordar, la hermosa exposición del segundo tema, cantabile, y lo aéreo de los spiccati. Arturo Reverter Temporada de la OCNE EN BUSCA DE GRANDEZA romántica, la grandeza que tensa la partitura, que encuentra su momento de calma en el Andante, donde Volodos hizo bellas y delicadas frases y Quintana bordó sus solos de chelo. Un Brahms bien expuesto, juiciosamente acompañado, pero falto de ímpetu. Pons dibujó luego, con buen pulso e intención, Las travesuras de Till Eulenspiegel y Muerte y transfiguración de Richard Strauss, aunque en ésta faltó elevación y sentido de crecimiento; amplitud. Por eso la versión fue tirando a prosaica. Pero la ONE sonó con brillo. La violinista Midori cumplimentó aseadamente, con Parmelee D os buenos solistas protagonizaban estas dos sesiones. Arcadi Volodos, un auténtico manitas, un instrumentista efectivo, seguro, virtuoso, dotadísimo, nos brindó un Concierto nº 2 de Brahms más bien anodino. Era como si el artista pensara que sus modos habituales, de arrasadora técnica, de impetuosidad irrefrenable, podrían perjudicar el intenso lirismo y la marmórea construcción de la obra. Tocó, sí, con pulcritud, con acertada digitación, con trinos limpiamente reproducidos, con musicalidad, en una ordenada disposición de acontecimientos sonoros. Se le escapó, en cambio, la dimensión MIDORI Madrid. Auditorio Nacional. 7-V-2011. Arcadi Volodos, piano. Orquesta Nacional de España. Director: Josep Pons. Obras de Brahms y Strauss. 15-V-2011. Midori, violín; Ekaterina Gubanova, mezzo. OCNE. Director: Rubén Gimeno. Obras de Shostakovich, Chaikovski y Prokofiev. perfección técnica, con minuciosidad de orfebre, el Concierto de Chaikovski, que supo a poco, tanto por la debilidad del límpido sonido cuanto por la escasez de temperamento. La japonesa, menuda y temblorosa, tocó, eso sí, con extrema finura, bien cortejada por la orquesta y Gimeno, que dirigió con tino la Marcha fúnebre de El gran ciudadano de Shostakovich y, al cierre, una vistosa, aunque no muy trabajada en los planos y en los timbres, cantata Alexander Nevski de Prokofiev, donde el coro, reforzado, sonó rotundo. La mezzo dijo con mucha propiedad y timbre oscuro y lleno El campo de los muertos. Arturo Reverter 23 264-Pliego 2 24/5/11 13:28 Página 24 AC T U A L I DA D MADRID Ciclo de la ORCAM EPICUREÍSMO Madrid. Auditorio Nacional. 3-V-2011. Pilar Jurado, soprano. Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. Director: José Ramón Encinar. Obras de Brahms, González Acilu y Beethoven. C on esmero y detallismo hizo la batuta de Encinar, con la colaboración magnífica del coro que dirige el maestro Casas Bayer, esa seria obra para coro y orquesta que en estas condiciones se nos hizo enormemente corta. Estoy hablando de la interpretación de la Canción del destino brahmsiana. Sin embargo, la siguiente en el programa ofrecido, el estreno de la de González Acilu Clinamen, para soprano, coro y orquesta se basa, sí, en certeros textos de Epicuro de Samos, pero se nos antojó una desbaratada exposición sonora en la que la bella voz de Pilar Jurado se expandía en tiranteces que seguramente no pueden hacerse de otra forma, mientras el coro declamaba por lo general y la orquesta, a base de golpeteos Liceo de Cámara Liceo de Cámara MORIR DE PURO REFINAMIENTO EXTREMOS Madrid. Auditorio Nacional. 12-IV-2011. Monika Mauch, soprano. La Risonanza. Director: Fabio Bonizzoni. Obras de Frescobaldi y Buxtehude. L 24 y quebrantamientos sonoros destruía cualquier posibilidad de ilación melódica. Una muy bien atemperada, medida, clara, poderosa cuando conviene, versión de la Sinfonía “Heroica” concluía el programa. Muy bien vista por Encinar, el preciosamente llevado Allegro con brio nos condujo a la Marcha fúnebre, en la que quizá hubiera cabido un poco más a presencia habitual de Fabio Bonizzoni en distintos ciclos camerísticos de la capital le hacen ya un viejo conocido del público madrileño. Su delicadeza y exquisitez a la hora de plantear una actuación se ponen de manifiesto una y otra vez aunque, como en esta ocasión, no siempre se revistan de brío. El programa que planteaba el concierto decimotercero del Liceo de Cámara se polarizaba entre lo italiano y lo alemán. Dispuestos sobre el escenario, el clave y el órgano sobre los que Bonizzoni alternó las intervenciones a solo o en el continuo, mientras iban entrando o saliendo el resto de componentes del conjunto según sus intervenciones. Esa sucesiva mudanza de teclados aportó riqueza y variedad tímbrica pero, en cambio, restó agilidad global a la actuación por el distinto temperamento entre ambos teclados y la necesidad de afinación con las cuerdas. En obras de duración tan breve, en muchos momentos se empleó más tiempo de preparación que de ejecución propiamente dicha. Frescobaldi fluyó así, en pequeñas dosis intermitentes dotadas de una tersura difícilmente superable, pero sositas cuando no incluso lánguidas. Su selección de Canzonas corrió en varios puntos el riesgo de morir de puro refinamiento, en las que la buena preparación vocal de Mauch no permitió tampoco aflorar todo el encanto que encierra la interlinealidad del texto. El concierto ganó nervio, tras el descanso, con un Buxtehude especialmente atractivo en el ostinato variado de la primera sonata y en el sensacional cierre que deparó la cantata final. Su impulso y su mayor variedad dinámica hicieron palidecer casi todo lo anterior y dejaron en el aire la duda de por qué no haber enriquecido con esa misma vivacidad todo el concierto, desde el principio. Juan García-Rico de pathos, pero que quedó encuadrada perfectamente en el bloque que se formó con los dos tiempos restantes, en los que el maestro madrileño hizo destacar detalles de instrumentación que muchas veces, y en magníficas versiones, quedan engullidos en el todo. El público aplaudió con ardor. José A. García y García Madrid. Auditorio Nacional. 26-IV-2011. Cuarteto Kuss. Obras de Rimski-Korsakov, Glazunov e. a., Chaikovski, Kurtág, Webern, Stravinski y Schnittke. 11-V-2011. Waldstein Ensemble. Alois Posch, contrabajo. Obras de Haydn, Dvorák y Schubert. E l Cuarteto Kuss ofreció un atípico programa que se movió entre lo raro y lo fragmentario. Al primer apartado pertenecían las colectivas Variaciones sobre una canción folclórica rusa —firmada por Rimski, Scriabin, Glazunov y otros—, una música en sí misma de no mucha entidad. Al segundo, la selección del pianístico Álbum para la juventud de Chaikovski —en versión de cuarteto—, el primer movimiento del Cuarteto nº 1 de Kurtág o el único ejemplo de los Cinco movimientos op. 5 de Webern, una opción programadora que se antoja descabellada. Lo más interesante del concierto se dio posiblemente en las dos páginas de Stravinski —Tres piezas y Concertino— y el Canon en memoria de éste debido a Schnittke. La obra de mayor alcance, el Cuarteto nº 1 de Chaikovski encontró a un Kuss tal vez cansado, pues su rendimiento técnico, sobre todo en el primer atril, fue insuficiente. En el otro extremo, el Waldstein Ensemble brindó un programa variado y no del todo habitual, pero con una pieza de gran repertorio como plato fuerte, el Quinteto “La trucha” de Schubert. Disfrutables acercamientos a las dos obras de Haydn, el Trío con piano en sol mayor, con un animado Rondó final, y el Trío de cuerda en si bemol mayor, una partitura no demasiado brillante. Muy lírico el Cuarteto con piano op. 23 de Dvorák, aunque en su interpretación se notó ya uno de los problemas que aquejaron a la composición de Schubert, el escaso relieve del violonchelo. En efecto, la versión de la Trucha, sonriente y optimista, pero sin la luminosidad que la pieza requiere, basculó entre el muy destacado piano de Noam Greenberg y el robusto contrabajo de Alois Posch. Las voces medias quedaron bastante oscurecidas y el violín del antiguo integrante del Berg Gerhard Schulz sufrió algún que otro accidente. Enrique Martínez Miura 264-Pliego 2 24/5/11 13:28 Página 25 AC T U A L I DA D MADRID Ciclo de la ORTVE AQUELARRE Madrid. Teatro Monumental. 31-III-2011. OCRTVE. Director: Carlo Rizzi. Obras de Pérez Maseda y Liszt. 8-IV2011. Mariana Todorova, violín. ORTVE. Director: Carlos Kalmar. Obras de Britten, Rózsa y Dvorák. 15-IV2011. Adolfo Gutiérrez Arenas, violonchelo. ORTVE. Director: José Ramón Encinar. Obras de Chapí, Esplá, Gorli y Casella. 29-IV-2011. Director: Antoni Ros-Marbà. Obras de Haendel, Neruda y Mendelssohn. L a música española actual nos tiene acostumbrados a obras encriptadas y culteranas, con títulos desbordantes de anglicismos y latines. En terrenos donde prospera la camelancia es muy útil que todo sea críptico, pues así los frutos parecerán más de lo que son, y por ello se agradece el retorno a la música pura de Eduardo Pérez Maseda, firmante de un notable Concierto para orquesta. 24 minutos de música bien construida, llena de sonoridades transparentes y diáfanas, que resuenan en el xilófono o el arpa o son punteadas por los instrumentos de membrana, cuya primera acotación es casi selvática. Carlo Rizzi ofreció una versión aseada pero tirada las más de las veces con cuadrícula. Hay que planchar mejor el tejido masediano, con sus notas extendidas que recorren la orquesta como bandadas de pájaros hacia la mitad de la pieza, poner mayor atención al matiz y pulir hasta el extremo sus momentos más delicados. Completaba el programa la Sinfonía Fausto de Liszt, dotada de abundante melodía —que al húngaro le costaba un tanto desasir de lo convencional— y fibra dramática. En general, Rizzi la dirigió como si fuera un ilustre apéndice verdiano más que berliozano, bregando a todo trapo. Quizá lo mejor fuera Gretchen, el retrato central, donde hubo armonías evocadoras, destacándose una cuerda envuelta en aromas angélicos. En cambio Mephisto, como afirmaba Papini, es esquivo a los poderes descriptivos de la música, y ahí el discurso rizziano (y lisztiano) volvió a sonar triunfalista. Carlos Kalmar dirigió tres de los Interludios marinos CARLOS KALMAR de Peter Grimes, les sumó la Passacaglia de la misma obra, y luego añadió Tormenta, el cuarto interludio. La opción puede ser discutible, pero no así su hermosa ejecución, medida con primor, inspirada, con una sección de cuerdas incandescente. Muy bien Mónica Raga en los solos de flauta, que contribuyen a la belleza de una textura cambiante, pero cuya estructura básica está trazada con tiralíneas. Como autor de bandas sonoras para el cine, Rózsa tiene su puesto junto a Rota, North o Herrmann. Pero su Segundo Concierto para violín, al que salva alguna pincelada impresionista, llega a ser empalagoso de puro pródigo en melaza. Todorova, ajustada pero algo alicorta, en ocasiones pecó de sosería. Concierto atípico el de José Ramón Encinar, que no buscó ningún protagonismo, cediéndolo al nada trillado programa que dirigió. En él figuraba una sugestiva composición de Sandro Gorli, pero hoy el cuerpo me pide hablar de los no menos infrecuentes Óscar Esplá y Alfredo Casella. Esplá fue una personalidad de ámbito europeo, músico notable y magnífico ensayista, que en sus escritos iba directo a la médula del tema. El sueño de Eros, obra temprana, lo retrata ya como un armonista refinado, casi un orfebre, con un manejo sutil del colorido que baña una luz mediterránea. El director extrajo punta de tan magníficos detalles, mimando también esos arranques melódicos típicos de su autor, que en La Nochebuena del diablo alcanzarán aún mayor esplendor. Pirandello tiene mejores historias que La tinaja —quizá su más célebre cuento— como La tía Mimma o El hombre de la flor en la boca. Pero aquél sirvió de inspiración a la suite de Casella La giara, una obra diáfana, sazonada de colores claros y ritmos de una vivacidad incansable. Encinar y la ORTVE mostraron de nuevo entrega a la causa y convicción, resaltando la agudeza e ingenio de esta pieza. También la selección extraída de las tres suites de la Música acuática de Haendel está hecha de luz y júbilo, pero faltó algo de chispa en la versión casi íntima de Ros-Marbà, más bien pausada, de sonoridades algo parcas y sin la pompa abombada en los números de estilo francés. La musicalidad de Ros, eso sí, es siempre intachable, y los solistas de violín, oboe o las dos trompas de caza se lucieron destacados del ripieno. En la Primera noche de Walpurgis Ros ya era otro. En Mendelssohn siempre ha pisado fuerte y acertó a dar a la obra un genuino tono de aquelarre, lleno de trepidación y apremio, que otros no logran ni de lejos. El coro se lució en los pasajes de canto silábico y exhibió un notable espectro dinámico, con leve predomino tímbrico de ellas. J. Martín de Sagarmínaga 25 264-Pliego 2 24/5/11 13:28 Página 26 VICTORIA 400 IV CENTENARIO DE LA MUERTE DE TOMÁS LUIS DE VICTORIA 1. CANTORÍA HISPÁNICA PEÑÍSCOLA Festival de Música Antigua y Barroca de Peñíscola Castillo del Papa Luna. Patio de Armas Jueves 04/08/11 22:30h Victoria y la palabra 2. MÚSICA FICTA LEÓN Inauguración del Festival Internacional de Órgano Catedral Viernes 16/09/11 21:00h Motecta (1572) 3. CAMERATA LACUNENSIS CORO DE CANTO GREGORIANO ÁVILA Catedral Sábado 24/09/11 21:00h Misa Ave Regina (1600) 4-5. LA COLOMBINA / SCHOLA ANTIQUA MADRID Monasterio de las Descalzas Reales Domingo 25/09/11 19:00h ÁVILA Convento de San José Lunes 26/09/11 20:00h Ad vesperas, el manuscrito inédito de Roma 6. THE HILLIARD ENSEMBLE MADRID Auditorio Nacional de Música. Sala de Cámara Miércoles 05/10/11 19:30h “In paradisum. Victoria y Palestrina, un encuentro afortunado” 7. THE SIXTEEN LEÓN Clausura del Festival Internacional de Órgano Catedral Sábado 22/10/11 21:00h Misa Alma Redemptoris (1600) 8-9-10. CANTORÍA HISPÁNICA JOSÉ HERNÁNDEZ PASTOR, contratenor JOSÉ ANTONIO LÓPEZ, barítono MARINA PARDO, mezzosoprano CUENCA Teatro Auditorio Sábado 22/10/11 20:30h MADRID Museo Reina Sofía. Auditorio 400 Lunes 24/10/11 19:30h BILBAO Teatro Arriaga Domingo 30/10/11 19:00h Victoria, una visión actual Obras de Tomás Luis de Victoria, Santiago Lanchares, César Camarero, Alfredo Aracil y Voro García 11-12. LA GRANDE CHAPELLE LEÓN Auditorio Ciudad de León Martes 25/10/11 20:30h MADRID Auditorio Nacional de Música. Sala de Cámara Miércoles 26/10/11 19:30h Misa Salve Regina (1592) 13. CANTORÍA HISPÁNICA CORO DE CANTO GREGORIANO CUENCA Espacio Torner (Antigua Iglesia de San Pablo) Sábado 29/10/11 19:30h Misa de Todos los Santos (O Quam Gloriosum) (1583) 14. LA COLOMBINA LEÓN Auditorio Ciudad de León Martes 08/11/11 20:30h Misa Ave Regina Caelorum (1600) 15. CORO NACIONAL DE ESPAÑA (Falla III) MADRID Auditorio Nacional de Música. Sala de Cámara Jueves 10/11/11 19:30h Victoria y Falla, interpretaciones expresivas 16. ANDRÉS CEA, órgano LEÓN Iglesia Santa Marina La Real Viernes 11/11/11 21:00h Victoria, entre Roma y Madrid 17-18-19. MINISTRILES DE MARSIAS / SCHOLA ANTIQUA LEÓN Auditorio Ciudad de León Viernes 18/11/11 20:30h SAN SEBASTIÁN Teatro Victoria Eugenia Lunes 21/11/11 20:00h MADRID Auditorio Nacional de Música Sala de Cámara Martes 22/11/11 19:30h Misa Pro Victoria (1600) 20-21. ENSEMBLE PLUS ULTRA / SCHOLA ANTIQUA LEÓN Auditorio Ciudad de León Miércoles 30/11/11 20:30h MADRID Auditorio Nacional de Música Sala de Cámara Jueves 01/12/11 19:30h Officium Defunctorum (1605) Venta de abonos del 9 de junio al 29 de julio, ambos inclusive, en las taquillas del Auditorio Nacional de Música y www.cndm.mcu.es CNDM i i S h i dd 264-Pliego 2 24/5/11 13:28 Página 27 22. CAPELLA DE MINISTRERS CORO DE LA GENERALITAT VALENCIANA ÚBEDA Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza Iglesia de Santa María de los Reales Alcázares Sábado 03/12/11 20:30h Canticum Nativitatis Domini 23. ENSEMBLE PLUS ULTRA ÚBEDA Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza Sacra Capilla de El Salvador Lunes 05/12/11 20:30h Magnificat Proclama mi alma (1581) 24. CAPELLA DE MINISTRERS CORO DE LA GENERALITAT VALENCIANA LEÓN Auditorio Ciudad de León Viernes 16/12/11 19:30h Canticum Nativitatis Domini 25. CARLOS MENA / JUAN CARLOS RIVERA MADRID Auditorio Nacional de Música Sala de Cámara Martes 21/02/12 19:30h Et Jesum (1538-1611) 26. LA GRANDE CHAPELLE ZAMORA Festival Internacional Pórtico de Zamora Iglesia de San Cipriano Viernes 23/03/12 20:30h Misa Salve Regina (1592) 27-28. THE GABRIELI CONSORT ZAMORA Festival Internacional Pórtico de Zamora Iglesia de San Cipriano Sábado 24/03/12 20:30h MADRID Auditorio Nacional de Música Sala de Cámara Domingo 25/03/12 19:30h Cristóbal de Morales: Réquiem (1544) ABONOS AUDITORIO NACIONAL DE MÚSICA: Abono general: Zona A (Butacas y Tribuna central): 96€ Zona B (Tribunas laterales): 64€ Abono joven (hasta 26 años): Zona A (Butacas y Tribuna central): 48€ Zona B (Tribunas laterales): 32€ ENTRADAS OTRAS PROVINCIAS: Los conciertos 2, 3, 5, 7, 13 y 16, tienen acceso libre hasta completar el aforo. Para los demás conciertos, consultar con las salas y/o festivales. 29. MÚSICA FICTA MADRID Auditorio Nacional de Música Sala de Cámara Martes 03/04/12 19:30h Responsorios de Tinieblas 30. LES ARTS FLORISSANTS MADRID Auditorio Nacional de Música Sala de Cámara Miércoles 16/05/12 19:30h Claudio Monteverdi: Tercer libro de madrigales (1592) CONGRESO INTERNACIONAL “PRO VICTORIA” León, del 8 al 12 de noviembre de 2011 CURSO DE INTERPRETACIÓN POLIFÓNICA www.cndm.mcu.es Director: Michael Noone León, 28 y 29 de noviembre de 2011 / / 264-Pliego 2 24/5/11 13:28 Página 28 AC T U A L I DA D MADRID XVII Ciclo de Lied A TRES VOCES Madrid. Teatro de la Zarzuela. 18-IV-2011. Bejun Mehta, contratenor; Julius Drake, piano. Obras de Purcell, Vaughan Williams, Howells, Quilter, Finzi, Berkeley, Stanford, Gurney y Warlock. 10-V-2011. Christiane Iven, soprano; Wolfram Rieger, piano. Obras de Brahms, Schumann, Wagner y Wolf. 16-V-2011. Angelika Kirchschlager, mezzo; Julius Drake, piano. Obras de Schubert, Mahler, Brahms y Liszt. U na velada de dominante romántica propuso Mehta, encabezada por un barroco, el francamente genial Purcell, repertorio en el cual el contratenor puede lucir sus mejores recursos. La voz es mórbida y esmaltada en el centro y tiene un grave oscuro y de cierta caverna, dualidad que hace de su presencia una identidad andrógina. En el agudo, al dar fuerza, se abre y se destimbra algo. Mehta, en cualquier caso, sabe administrar su haber y su debe. El grueso del programa fueron canciones inglesas del tardorromanticismo, correctas, amables, sin grandes vicios ni tampoco virtudes. El intérprete, ya 28 un tanto fuera de sus posibilidades, mostró, en cualquier caso, su ciencia y su prudencia. El pianista actuó con el debido equilibrio respecto a una voz que, por naturaleza, tiene reducida expansión. Sorpresa más que agradable brindó la soprano alemana Iven, debutante en Madrid. Se trata de una voz de máxima importancia, ancha y extensa, rica de sonoridad, color y pastosidad, lírica con carnadura de empuje, que ella maneja con total solvencia. La emite francamente, con toda su vibración, pueden producirse efectos de estridencia si el texto lo exige, para luego apianar y ahilar con una deli- cadeza seductora y sin perder expansión ni timbre. Desplegó un sabroso programa, con tres ciclos que exigen personajes: Amor y vida de mujer y Canciones de María Estuardo (Schumann) y los poemas de Wesendonk de Wagner. La artista los puso en pie con tres vocalidades matizadamente distintas, prueba de su ancha imaginación interpretativa. Culminó con una muestra del variopinto mundo wolfiano: patetismo, melancolía, sarcasmo, juego, desesperada voluptuosidad. Rieger acompañó con pareja distinción de estilos y formas. Kirchschlager reafirmó las cualidades que le conocemos y admiramos, con sus bellos medios de mezzo lírica, una concentrada timbración que le permite expandirse y hacerse audible en todos los registros, y una musicalidad delicada y capaz de todos los matices. Así es que pudo pasar de la sinceridad lírica de Schubert a la controlada pasión brahmsiana, saltando por el exquisito populismo de Mahler y entregándose a la sensualidad trufada de desgarros de Liszt. En fin, una deleitable lección de canto camerístico, enmarcada por la hermosa y pulida sonoridad del piano de Deutsch. Blas Matamoro Siglos de Oro Universo barroco VECINOS SABIDURÍA Madrid. Salón de tapices del Real Monasterio de las Descalzas. 28-IV-2011. Nicolau de Figueiredo, clave. Obras de Avondano, Dos Santos, Mesquita, Scarlatti y Seixas. Madrid. Auditorio Nacional. 17-V-2011. Gustav Leonhardt, clave. Obras de Sweelinck, Correa de Arauxo, Cabanilles, Scarlatti, Pachelbel, Bach y otros. P entro del ciclo Universo barroco del CNDM, Gustav Leonhardt ofreció una especie de paseo por la música para tecla europea de los siglos XVII y XVIII. Empezó en su Holanda natal, con música de Sweelinck, pero apuntando ya la conexión española con la Pavana hispanica de este autor. Ciertamente, la técnica de Leonhardt ha perdido un poco de la perfección de antaño, fallando alguna nota de tanto en tanto, pero la elegancia, la claridad, el señorío y la lógica constructiva de sus interpretaciones siguen siendo intachables. Su sobriedad es en ocasiones un punto distante en lo expresivo, pero el partido que le sacó al instrumento empleado, el clave modelo francés de Adlam Burnett de 1978, copia de un Blanchet de 1730, que tan bien conoce, fue máximo. La intere- rosiguiendo con su homenaje a Bárbara de Braganza, el benemérito ciclo Los Siglos de Oro presentó al clavecinista brasileño Nicolau de Figueiredo. Su programa se articuló sobre dos ejes principales, la confrontación de Scarlatti y Seixas, por un lado, y el acercamiento, mucho más novedoso, a las obras de varios clavecinistas portugueses, por otro. Lo más interesante de la sesión se cifró en las músicas de José Joaquim dos Santos, Pedro António Avondano y José de Mesquita, un autor del que se ignora casi todo. Estas obras procedían de un manuscrito preservado en la Biblioteca Nacional de París titulado Clavecinistes portugais y todas mostraban de alguna manera el paso de Scarlatti por ese país, por ejemplo en la adopción del recurso del cruce de manos. Las Sonatas en sol mayor y do mayor de Avondano fueron probablemente las de mayor entidad artística y mejor construcción. Figueiredo, que había hecho el esfuerzo de preparar toda la sesión de memoria, tocó esta sección del programa con solvencia y un virtuosismo un tanto precipitado que tornó confusos algunos pasajes. Sin este problema, en cambio, las estupendas Sonatas nºs 4, 42 y 43, así como el Minuete y glosa, de Seixas, música con la que evidenció una mayor afinidad. E igualmente en las Sonatas K. 263-264 de Scarlatti leídas con una fragmentada y reveladora modernidad. Un concierto del mayor interés. Enrique Martínez Miura D sante incursión en la música española —Correa, Bruna, Cabanilles, Martín y Coll y Blasco de Nebra—, que tampoco era una rareza en su repertorio —recuérdese, por ejemplo, el concierto para Siglos de Oro de mayo de 2009— confirmó a un intérprete conocedor, pero puede que no completamente afín a ese mundo. Con todo, fueron memorables las lecturas del Tiento XXVI de Correa y los Pasacalles de Cabanilles. En las dos Sonatas de Scarlatti, Leonhardt se movió ya a sus anchas, preludiando la formidable segunda parte, tanto en las ingenuas pero encantadoras Fugas de Pachelbel como en la espléndida arquitectura del Aria variata BWV 989 de Bach. Una gran lección de musicalidad. Enrique Martínez Miura 264-Pliego 2 24/5/11 13:28 Página 29 AC T U A L I DA D MADRID musicadhoy ESTUDIOS SOBRE LA RESONANCIA Madrid. Auditorio Nacional. 30-IV-2011. Ensemble Recherche. Obras de Bermejo, André y Lachenmann. C ontinúa musicadhoy con el ciclo Universo Lachenmann, dentro del que rinde homenaje al veterano compositor alemán (1935). Hay obras suyas que se basan en el empleo inteligente de la repetición, de la resonancia y del movimiento de las notas. Son parámetros que contribuyen a la edificación de pentagramas que en ocasiones poseen una duración muy superior a lo que su contenido expresivo o su sustancia íntima podrían hacer pensar. Sucede con una de sus partituras esenciales, la ópera La cerillera; y sucede, salvando distancias, con Allegro sostenuto, sobre la que se levantaba esta sesión. La fusión de resonancia y movimiento acaba por lograrse a través de seis estadios bien diferenciados por el autor. Las diversas combinaciones entre clarinete, clarinete bajo, violonchelo y ENSEMBLE RECHERCHE piano, que se extienden a lo largo de 35 minutos acaban haciéndose algo tediosas, esa es la verdad. Los trémolos, pizzicati y silencios, de exquisita delicadeza, que pueblan el Trío para cuerdas del mismo músico son mucho más llevaderos. Delicada es también la atractiva superficie de …y en polvo te convertirás para flauta, clarinete, piano, percusión, violín, viola y violonchelo del parisino Mark André (1964), poblada de figuras efímeras, de timbres espejeantes, de efectos muy minuciosamente buscados, de resonancias del clarinete contra el interior del teclado, de sonoridades refinadísimas (papel de plata percutido). Más agreste y cambiante resulta ser Soonest Mended sobre un poema de John Ashbery (encargo de musicadhoy) del madrileño Carlos Bermejo (1965), para flauta, clarinete, oboe, percusión, violín, viola y violonchelo, cuya intención de buscar “una fluidez que construya un sentido con pulsiones de diferente naturaleza y tendencia” no nos queda del todo clara. Tras un escucha abierta como pide el compositor, nos atraen los vivos contrastes lumínicos, la mezcla de turbulentos acordes disonantes con satinadas superficies y la utilización de refinados pizzicati y aéreas zonas en pianísimo. Arturo Reverter Ciclo de la Fundación BBVA ESCÉPTICA VANGUARDIA Madrid. Auditorio Nacional. 4-V-2011. Plural Ensemble. Director: Fabián Panisello. Obras de Berio. E l pasado 4 de mayo Fabián Panisello y su Plural Ensemble retrataron al último de los compositores del ciclo contemporáneo auspiciado por la Fundación BBVA —Luciano Berio— en el habitual gabinete de cámara del Auditorio Nacional. De la propedéutica se encargó en esta ocasión José Luis Téllez, quien con su facundia habitual lubrificó la sensibilidad del respetable para que la música programada del compositor ligur corriera ágil entre los oídos. Panisello tuvo la feliz idea de programar como intrada el ballet para dos pianos, vibráfono y marimba Linea (1973), un dibujo monódico de terceras menores que los cuatro solistas empiezan car- dando al unísono bajo una misma pulsación y que luego cortocircuitan con sus propios empalmes. No es ésta una de las páginas grandes de Berio, pero ahí queda el gusto del autor por el patchwork, la gestualidad extremada y el aprovechamiento de las dotes ingenieriles de sus intérpretes, crédito que los cuatro solistas (Alberto Rosado, Carlos Apellániz, César Peris y Jaime Fernández) merecieron con creces. No podía faltar al menos un botón de las famosas Secuencias (1958-2002) solísticas, y de hecho Panisello eligió dos de ellas: la VII — para clarinete— y la II — para arpa. Aunque hoy en día compositores como Jörg Widmann sigan insistiendo en recuperar el virtuosismo de vanguardia que en su momento vindicó Berio con esta serie —que no deja de tener algo de freakshow culterano—, no son sino obras circunstanciales que más allá de su anfractuosa anatomía parapolifónica y de las extraordinarias contorsiones que precisa su ejecución, no consiguen superar su propia tecnología. Vicente Arberola domó su clarinete embocando con ciertas dificultades respiratorias, mientras que los dedos de la arpista Mikaele Granados sonaron como centellas sobre su instrumento. Entre una y otra el Plural decantó el homenaje a Martin Luther King de 1968 O King, para ensemble de voz, flauta, clarinete, violín, violonchelo y piano, una radiación de las voces sobre materiales fonemáticos limitada por sus abstracciones lingüísticas. Y como no cabría imaginar un monográfico Berio sin las Folk Songs que le dieron la fama —y que delatan la castración estética de un autor que se negó a abrazar la tonalidad fuera del metalenguaje—, con esta obra se cerró el concierto. Berberiana de la laringe al corazón estuvo la soprano Alda Caiello, aunque —por ponerle un “pero”— su Canción de amor de Azerbaiyán habría lucido mejor sin esos melismas à la Pierrot que desgraciaron la primera estrofa. David Rodríguez Cerdán 29 264-Pliego 2 24/5/11 13:28 Página 30 AC T U A L I DA D MADRID Juventudes musicales LITURGIAS PERSONALES Madrid. Auditorio Nacional. 13-IV-2011. Auxiliadora Toledano, soprano; Thomas Laske, bajo-barítono. Coro de Niños de Windsbach. Sinfónica de Bamberg. Director: Karl-Friedrich Beringer. Brahms, Réquiem alemán. 10-V-2011. Yuri Bashmet, viola. Solistas de Moscú. Igor Butman, saxo. Jazz Quartet. Obras de Bach, Dowland, Rachmaninov, Brahms, Butman, Shostakovich, Gladkov, Schnittke y Raykhelson. K arl-Friedrich Beringer ofreció una buena lectura de Un réquiem alemán de Brahms, pero de esta obra magna cabe algo más que una traducción que no traicionara su letra, y en ella hubo pocos acentos, como no fueran nimios, que escaparan al gran peso de la tradición. Hace bien Beringer, pues es su director titular, en buscar primores de ejecución en el Coro de Niños de Windsbach, pero prefiero un coro adulto, más bregado, con experiencia vital. En su primera aparición, durante el extenso número de apertura, los ilustres niños estaban calantes de entonación. Pronto, sí, calentaron las voces y ofrecieron muy logrados empastes, de una belleza casi irreal, rematando con especial mimo los tramos polifónicos. La orquesta, con ser muy respetable, no es una de las formaciones germanas de primer orden. El conjunto hizo suya la visión seráfica y a ratos beatífica del director. Thomas Laske exhibió un material viril, no muy rotundo y algo tasado arriba. Auxiliadora Toledano, susti- tuta de última hora, cantó con buen estilo el sublime quinto número, unido al recuerdo de la madre de Johannes Brahms. Dowland llevó una vida errante con su laúd a cuestas. Su obra, profusamente compilada, se caracteriza más por el ensueño y la melancolía que por la destreza técnica. Bashmet, el viola cálido, espigó una de las pavanas de sus Lacrymæ con elegante distancia y sin forzar nunca la expresión; Butman, un gran saxo de jazz, aportó una pulsación por completo diversa. Y así siguieron durante toda la primera parte, el uno con su viola también a cuestas, con intermezzi como director (bien el Scherzo op. 11 de Shostakovich, con su rítmica exasperada, o el aria tan maleable de la Tercera Suite de Bach), y el otro con su swing aguerrido y su voltaje, tratando de llevar al Auditorio el ambiente de una auténtica jam session, pero el público, que no fue nada cicatero, tampoco estaba por ello. J. Martín de Sagarmínaga La comédie-ballet de Molière y Lully llega a Madrid SORPRESA A LA LUZ DE LAS VELAS Madrid. Teatros del Canal. 6-V-2011. Molière-Lully, Le bourgeois gentilhomme. Le Poème Harmonique. Director artístico y musical: Vincent Dumestre. Director de escena: Benjamin Lazar. Coreografía: Cécile Roussat. L 30 os Teatros del Canal se están abriendo un espacio en la ajetreada vida cultural madrileña, al contrario del infortunado proyecto del Teatro Auditorio de El Escorial, sumido prácticamente en el abandono. La programación del Canal realiza incursiones en los géneros más variados, de la zarzuela a la ópera contemporánea, y naturalmente el teatro. Porque básicamente teatral era la propuesta que trajo, por sólo tres días, la compañía Le Poème Harmonique, Le bourgeois gentilhomme, probablemente la muestra más acabada de la colaboración entre Molière y Lully. Ahora bien, la producción teatral nacía de la música misma, de la necesidad de integrar las intervenciones cantadas o danzadas en la acción de la comedia, no en vano el propio Dumestre es el director artístico de una compañía concebida para dar respuesta cabal y conjun- Benjamin Lazar y Olivier Martin Salvan en El burgués gentilhombre ta en todos los campos artísticos a obras como ésta. La experiencia rozó lo milagroso por la manera tan extraordinaria de insuflar vida a texto y música siguiendo las maneras de hacer de la época, empezando por la escenografía de Benjamin Lazar y la iluminación con velas, que daba a la caja escénica un seductor aire pictórico. Los comediantes recreaban la declamación y la pronunciación de época, y si la primera pudo parecer un punto afectada al principio, en seguida se impuso por su asombrosa musicalidad. No había altibajos en el trabajo de los actores, pero deben resaltarse las prestaciones de todo punto hilarantes, pero sin caer en exageraciones, de Olivier Martin Salvan (Monsieur Jourdain), el travestido Nicolas Vial (Madame Jourdain) y el propio Benjamin Lazar como el Maestro de filosofía. Admirable toda la escena del Mufti, de una comicidad que no ha perdido un ápice de su fuerza. Cantantes y bailarines —magnífica la coreografía de Cécile Roussat— cumplieron a la perfección, al igual que la orquesta del Poème, dirigida con finura sin par por Dumestre. Un espectáculo que debería servir de ejemplo para la manera de acercarse a las obras del barroco, porque la entusiasta respuesta del público demostró que el imperativo de actualizar las creaciones del pasado para que sean comprendidas hoy es un dogma indefendible. Enrique Martínez Miura 264-Pliego 2 24/5/11 13:28 Página 31 AC T U A L I DA D MADRID / MÁLAGA En el centenario de Carlos Fernández Shaw LA REVOLTOSA EN REPOSICIÓN Madrid. Teatros del Canal. 30-IV-2011. Chapí, La revoltosa. Sandra Fernández, Marco Moncloa, Marina Rodríguez Cusí, Itxaro Mentxaca, Paco Lahoz, Emilio Gavira, Tony Cruz, Sandro Cordero, Mar Abascal. Coro y Orquesta de la JORCAM. Director musical: Miguel Roa. Director de escena: Juan Carlos Pérez de la Fuente. C on motivo del centenario de la muerte del poeta y libretista Carlos Fernández Shaw (18651911), los Teatros del Canal programaron la reposición de una de las obras más representativas de los esquemas estéticos del “género chico” finisecular, La revoltosa, que junto a La verbena de la Paloma (1894), y Agua, azucarillos y aguardiente (1897), de Bretón y Chueca, respectivamente, formará parte de lo que se ha llamado por la crítica “la trilogía inmortal de la zarzuela”. Pocos libretos como el de José López Silva y Carlos Fernández Shaw impulsaron a Chapí a una total y desusada entrega hasta éste de La revoltosa, obra en la que conseguiría las más altas cotas de transparencia, meticulosidad, elegancia y gracejo, y que se daría a conocer en el otoño de 1897 en el Apolo madrileño. Es de agradecer la reposición de la obra con el libreto original y completo para así acercarnos más y mejor a las cualidades literarias del texto, expuesto dignamente por el elenco de actores que participaron en la obra, que en su mayoría interpretaron, cantaron los momentos melódicamente intrascendentes —un sustrato musical descriptivo— para destacar el ambiente en el que se desarrolla la trama, y declamaron, encontrando en cada momento la justa modulación de voz que hace creíble el sainete. Destacó Emilio Gavira como Candelas en el sentencioso guardia municipal. La faceta cómica se resolvió admirablemente. Si la interpretación vocal es cuidada con sus matizaciones, parlando y semientonados puede conseguirse un efecto sorprendente lleno de vida y de casticismo tan consonante con la época y con la obra. Sandra Fernández y Marco Moncloa, bien en sus papeles interpretativos, no acertaron debidamente a acometer el momento clave de la obra, el dúo de Felipe y Mari Pepa, un número concebido en diversas secciones y en el que el lirismo y la intensidad interna del mismo lleva a la obra a su apoteosis. El coro, con participación importante, estuvo discreto, falto de garbo en la guajiras. La coreografía de Aida Gómez, sencilla y suficiente y la dirección escénica de Pérez de la Fuente con alguna que otra torpeza en el movimiento actoral y poco acierto, por fuera de contexto, en la conclusión del dúo. Correspondió la dirección musical a Miguel Roa, maestro conocedor del género, quien llevó a cabo un buen acompañamiento y la adecuada orquestación que la situación requería, no obstante, en algunos pasajes, la orquesta no alcanzó el refinamiento y elegancia que la partitura merece. Todo ello hizo menos sustancioso este bello juguete cómico. Manuel García Franco Ciclo de la Filarmónica de Málaga EMOCIÓN Y ESPECTÁCULO MÁLAGA Teatro Cervantes. 29-IV-2011. Iris Vermillion, mezzosoprano; Gustavo Peña, tenor. Filarmónica de Málaga. Director: Juanjo Mena. Obras de Mahler. 6-V-2011. Jorge Francés, flauta. OFM. Director: Edmon Colomer. Obras de Williams, Corigliano y Beethoven. La segunda cita con Mahler programada por la Filarmónica de Málaga en la presente temporada ha estado dedicada a dos de las obras más estremecedoras de su repertorio sinfónico: Décima Sinfonía (Adagio) y La canción de la tierra. Juanjo Mena ha dejado bien clara su identificación con esta música, planteándose en todo momento de su actuación la importancia que el tempo tiene en la idea de trascendental existencialismo que pretende transmitir el autor que, como es entendido por algunos analistas, planteó sus composiciones como creaciones de un cosmos literario que se expresa en sonidos. Su modo de hilvanar las distintas secciones de la orquesta en su búsque- da de reflejar este mensaje mahleriano es uno de los puntos a destacar de su intervención al frente de los profesores malagueños que se esforzaron por llegar a tal espíritu. En el Adagio, mostrando lo que hubiera sido el devenir estético del compositor en caso de no haberle sorprendido la muerte; en La canción de la tierra, destacando el constante fondo contrapuntístico en el desarrollo de sus melodías. La actuación de los cantantes se mantuvo en un discreto plano, pese a su importancia en la obra. En el caso del tenor Gustavo Peña por manifiestos problemas físicos en su voz, en el caso de Vermillion por el persistente vibrato de su emisión vocal. La siguiente cita supuso todo un contraste, al presidir en ella la idea del espectáculo. El maestro Colomer, en el primer programa de la temporada dedicado al público infantil bajo el título de Sueños de infancia 1, inició la actuación con pasajes destacados de la película E. T. El extraterrestre del plurilaureado músico de cine John Williams. La intensidad de esta música predispuso a los más jóvenes para la representación escénica que llevaba implícita la Pied Piper Fantasy del neoyorquino John Corigliano, que se estrenaba en España. La participación de cien escolares con su flauta de pico y la Banda de Tambores del Parque de Bomberos del Ayuntamiento de Málaga, todos ellos capitaneados por el solista de flau- ta de la OFM Jorge Francés en su deambular por distintas dependencias del teatro, pusieron la nota colorista del final de esta obra tan fascinante por su carácter descriptivo y su asequible semántica que cala en todo tipo de oyente. Hubiera sido interesante ver cómo hubiera rematado la velada si hubiera ocupado la segunda parte del programa que fue cubierta con los sones de la Quinta Sinfonía en la que Beethoven, con los cuatro acordes que la inician, reta al destino. Atención, curiosidad, diversión y cierta trascendencia fueron plenamente satisfechas tanto en niños como en mayores, generando complacientes sensaciones. José Antonio Cantón 31 264-Pliego 2 24/5/11 13:29 Página 32 AC T U A L I DA D OVIEDO / SANTIAGO La sinfónica asturiana celebra su XX aniversario LA OSPA CON-CIERTA EMOCIÓN OVIEDO Auditorio Príncipe Felipe. 12-V-11. Sinfónica del Principado de Asturias. Director: Maximiano Valdés. Obras de López Estelche, Falla y Brahms. La Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias celebró sus veinte años de vida con un concierto extraordinario que, además de Oviedo, también se pudo ver en Avilés y en Gijón, siempre rodeado de un ambiente de celebración emotivo que se ha dejado sentir con fuerza en el contexto cultural de la Comunidad. Como no podía ser de otra manera, dirigió la velada Maximiano Valdés, maestro chileno que ha sido titular del conjunto los últimos dieciséis años. En el programa había un estreno absoluto: De la eternidad concén- trica de Israel López Estelche, un joven compositor cántabro afincado en Asturias que se hizo con el primer premio en el recientemente creado concurso de composición de la OSPA, gracias a una prometedora partitura en la que realiza todo un alarde expositivo de los más modernos recursos orquestales. La noticia merece celebración, pero también convendría tomar nota del escaso número de compositores que optaron por presentarse al certamen, un detalle sintomático del malestar existente en los creadores asturianos con una tos extremos. Valdés exigió desde el principio una sonoridad densa, llena de energía y coherencia estructural, pero fue una imagen que pronto perdió tersura y ganó en relajación, lo que acabó restando un cierto atractivo a la factura general, que no se volvió a recuperar hasta el último movimiento. Para concluir, se ofreció un fragmento de las Escenas asturianas de Benito Lauret, un emotivo homenaje de la orquesta a otro gran artista que también dejó su sello en el Principado. entidad que nunca se ha preocupado de promocionar adecuadamente sus carreras. Lo más estimulante de la velada fue la interpretación de la Suite nº 2 de El sombrero de tres picos de Falla, que Valdés dirigió con una firmeza y tensión rítmica vibrante y desenvuelta que transmitió lo fundamental de la obra con verdadero carácter español. Los músicos estuvieron a un gran nivel durante toda la noche, empezando por una sección de trompas que, con José Luis Morató al frente, sonó espléndida. La Sinfonía nº 1 de Brahms estuvo mejor construida en sus movimien- Aurelio M. Seco Ciclo de la Real Filharmonía EL MÁS MODERNO RESULTÓ SER MOZART 32 Comentaba un aficionado a asistir a las sesiones musicales del Auditorio de Galicia siempre que no incluyan en el programa compositores posteriores a Brahms: “a este concierto no voy, que tiene muchas modernidades”. Lo que no podía imaginarse es que el moderno, el “progre”, iba a ser el todavía adolescente Mozart con su Sinfonía nº 28. Siguiendo a los Massin en su célebre libro, Mozart firma con esta obra el acta de nacimiento de la sinfonía moderna, que suena ya como la declaración de una identidad personal. Así supo verlo el joven director Johannes Debus, poniendo de manifiesto el espíritu Sturm und Drang que envuelve toda la sinfonía, con sus ya cuatro movimientos de igual peso, muy bien tocados por la orquesta. El sueco Folke Rabe nos fue presentado por su compatriota el virtuoso de la Michael Cooper SANTIAGO Auditorio de Galicia. 5-V-2011. Hakan Hardenberger, trompeta. Real Filharmonía de Galicia. Director: Johannes Debus. Obras de Mozart, Rabe y Reger. JOHANNES DEBUS trompeta Hakan Hardenberger, que debe estar encantado con este curioso Sardinsarkofagen, obra que parece escrita exclusivamente para el lucimiento del solista acompañado por una orquesta que pulula alrededor, aumentando el restringido repertorio que el instrumento tiene, salvo que entre- mos en el terreno de los arreglos o en el del jazz. Por supuesto, Hardenberger lució su virtuosismo en una obra que debe haber tocado un sinnúmero de veces, además de haberla grabado en la también sueca editora BIS. Una propina de Piazzolla con acompañamiento de cuerdas igual de intrascen- dente completó su brillante exhibición. Las Variaciones y fuga sobre un tema de Mozart de Max Reger cerraron la sesión. Oyendo a Reger no es tan sorprendente el ensayo de Schoenberg titulado “Brahms el progresista”. Su obra supone un claro enfrentamiento reaccionario con los caminos abiertos por Schoenberg y su discípulo Webern, pero de vez en cuando se siguen interpretando como hizo en esta ocasión Debus, con un estilo riguroso que resultó especialmente llamativo en la conclusiva fuga, contando con una disciplinada respuesta orquestal, pero dejando la sensación de que Mozart hubiera compuesto algo bastante mejor y “más moderno” siglo y medio antes, cosa que, obviamente, no es culpa de los intérpretes. José Luis Fernández 264-Pliego 3 25/5/11 11:25 Página 33 AC T U A L I DA D SEVILLA XX aniversario de la ROSS y el Teatro de la Maestranza CANTATAS DE ANIVERSARIO Guillermo Mendo Teatro de la Maestranza. 28-IV-2011. Raquel Lojendio, Mariola Cantarero, sopranos; María José Montiel, mezzosoprano; Jordi Domènech, contratenor; Alfredo García, Ángel Ódena, barítonos. Coro Nacional de España. Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza. Escolanía de Los Palacios. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Director: Pedro Halffter. Obras de Falla-E. Halffter y Orff. SEVILLA María José Montiel y Pedro Halffter en el XX aniversario del Teatro de la Maestranza Solo dos semanas antes, en el duodécimo concierto de abono de la ROSS, Pedro Halffter había hecho una Novena de Beethoven toda furia, vigor y rabia. No fue muy diferente el concepto empleado para los números más brillantes de los Carmina Burana, pero la recepción sí resultó distinta, más tenue y redondeado, menos punzante y atronador el sonido ahora. ¿La clave? Acaso que la orquesta volvió al escenario, abandonando por un día esa plataforma instalada este curso hasta las primeras filas del patio de butacas para hacer su sonido más cercano y espectacular (¿mejor?). Se celebraban los veinte años de la fundación de orquesta y teatro, con los asientos llenos de personalidades políticas de todas las administraciones públicas (esas mismas que llevan dos años acosando a ambas instituciones con recortes presupuestarios que ponen en peligro su proyecto no ya de crecimiento, sino de mera continuidad) y un programa que combinaba el lenguaje estilizado y esencialista de Falla con la exuberancia tímbrica y rítmica de Orff. Halffter, dirigiendo con la partitura de su tíoabuelo Ernesto, estuvo fino y contenido en la primera parte, y en la segunda supo contrastar bien esos números efectistas con los más líricos y reposados, acaso faltos estos de ese último punto de morbidez y sensualidad. Sorprendió positivamente la buena conjunción entre los dos grandes coros sinfónicos unidos para la ocasión, mientras que los niños de la Escolanía de Los Palacios cumplieron a satisfacción. Entre los solistas fallianos cabe destacar la extraordinaria voz, ancha, profunda, poderosa de María José Montiel y la elegancia de Raquel Lojendio, que cantó con extraordinaria sutileza El somni d’Isabel. Correcto Alfredo García en su breve intervención. Mariola Cantarero hizo de sus intervenciones en los Carmina Burana un prodigio por la belleza de los agudos, la agilidad, la limpieza de la articulación y unos filati de cortar el aliento. Muy dramático y expresivo en todo momento Ángel Ódena, más inspirado en las partes oscuras y graves que en los pasajes que exigen el uso de falsete. Ahí sí brilló Jordi Domènech, que bordó su sarcástica canción del cisne asado. Brindis de La traviata de propina, entusiasmo generalizado y, pasado el boato, Maestranza y ROSS que vuelven a luchar contra los molinos de la crisis, convertidos en gigantes por causa de la más que discutible gestión de algunos políticos. Pablo J. Vayón 33 264-Pliego 3 25/5/11 11:25 Página 34 AC T U A L I DA D ÚBEDA XXIII Festival Internacional de Música Ciudad de Úbeda HOMENAJE A LA MÚSICA ALEMANA 34 JAVIER PERIANES De los motivos que han animado la programación de esta edición del festival ubetense, el que ha constituido su centro de atención ha sido su dedicación al gran repertorio de la música centroeuropea bajo el lema Alemania, un país de música. Otro, en una jornada solamente, ha sido el recordar el cuarto centenario de la muerte de Tomás Luis de Victoria. El cuarteto vocal La Colombina interpretó una selección del Officium Hebdomadæ Sanctæ del compositor abulense en el templo mayor de la ciudad, la preciosa Iglesia de Santa María de los Reales Alcázares, recientemente abierta después de una larga restauración, en lo que fue uno de los momentos más relevantes de esta edición por contenido, excelente actuación e incomparable marco. El día anterior, también dedicado a música religiosa, la Orquesta Filarmónica Clásica y Churcölnischer Chor Bonn ofrecieron el motete Wachet auf de Bach y la Misa nº 2, D. 167 de Schubert, dejando una agradable impresión, especialmente en esta última. En el Auditorio del Hospital de Santiago, siguiendo con el repertorio orquestal, hay que hacer mención especial de la presencia de la Orquesta de Córdoba y Javier Perianes interpretando los cinco Conciertos para piano y orquesta de Beethoven. El gran entendimiento del solista y el maestro Hernández-Silva se materializó en unas versiones de gran calado que entusiasmaron al público, de manera especial en el Emperador, donde el diálogo concertante alcanzó un elevado sentido estético. Muy distinta impresión causó la Orquesta Ciudad de Gra- Rafa Martín ÚBEDA 7-IV/21-V-2011. Klassische Philharmonie Bonn. Churcölnischer Chor Bonn. Director: Heribert Beissel. La Colombina. Looking Back. Judith Jáuregui, piano. Javier Perianes, piano. Orquesta de Córdoba. Director: Manuel Hernández Silva. Orquesta Ciudad de Granada. Director: Josep Caballé-Domenech. Sonic.Art. Sax. Dúo D’Aprile-Cogato. Cuarteto de Berlín. Orquesta de Cámara de Berlín. Directora y violín: Katrin Scholz. Fabio Bidini, piano. Norwestdeutsche Philharmonie Orchester. Director: Eugene Tzigane. nada, inicialmente anunciada con Pablo González, al que sustituyó Caballé-Domenech. Éste dibujó una lectura meramente profesional de la Quinta Sinfonía de Beethoven, a la que faltó tensión e intención. En este sentido hay que decir que la orquesta también tuvo una respuesta muy plana en la transcripción para oboe y violín del Concierto BWV 1060 de Bach, prevaleciendo, en todo caso, el arte de su oboe solista, Eduardo Martínez, siempre cálido en la expresión. Por su parte, la Orquesta de Cámara de Berlín elevó el listón con un precioso programa, dedicado en su primera parte a la música barroca, en el que destacó el gran temperamento interpretativo de la solista Katrin Scholz, carácter que transmitió a la orquesta en el famoso, por imitar los sonidos de los batracios, Concierto para violín TWV 51/a4 “Las ranas” de Telemann y en el Concerto grosso op. 6, nº 9 de Haendel. Un emocionante Adagio de Barber y una curiosa adaptación de Desiatnikov de las Cuatro estaciones porteñas de Piazzolla, en las que se acentuó la elocuente elegancia del contrabajista Rolf Hoff Baltzersen, hicieron las delicias del público. Ante los insistentes aplausos tocaron de bis el pegadizo Palladio de Jenkins, reafirmándose así este concierto como uno de los más importantes del festival. No le fue muy a la zaga el de clausura ofrecido por la Norwestdeutsche Philharmonie Orchester interpretando la que posiblemente sea la obra concertante para piano más difícil del repertorio, el Concierto nº 3 op. 30 de Rachmaninov, con un Fabio Bidini bien dotado técnicamente y con sentido y acierto en la expresión de la amplia y diversa gradación dinámica que exige esta obra, como quedó patente en la abrumadora cadenza de su primer movimiento. La dirección de Eugene Tzigane fue eficaz, llegando a su mayor grado en la interpretación de cuatro piezas de Wagner, de modo especial en el Preludio y Muerte de amor de la ópera Tristán e Isolda y en el Preludio del acto tercero de Lohengrin, dejando la sensación de encontrarse en un momento ascendente de su carrera. En cuanto a recitales y pequeños grupos, fue muy significativa la actuación de la joven pianista donostiarra Judith Jáuregui, con un programa monográfico Schumann, por su gran madurez en la comprensión de la siempre complicada estética de este compositor y por su delicado sonido. Interesante el dúo D’Aprile-Cogato haciendo música para violín y piano del romanticismo italiano, destacando su gran entrega en la hermosa Sonata nº 1 de Marco Enrico Bossi. También lo fue el concierto del cuarteto berlinés de saxofones Sonic.Art. Sax con una excelente primera parte dedicada a Ligeti, 6 Bagatellen, y a Glass, Saxophone quartet. Andreas Prittwitz, con su grupo Looking Back, transitó por autores como Bach, Corelli, Gaspar Sanz y otros barrocos con cierta originalidad y efectismo en sus planteamientos jazzísticos. Finalmente, el Cuarteto de Berlín, con una extraordinaria chelista como es Franziska Batzdorf, no cubrió las expectativas que había suscitado dado el carácter paradigmático de los cuartetos de su programa; La alondra de Haydn, el segundo de los Razumovski de Beethoven y La muerte y la doncella de Schubert, todos ellos destiladas esencias de la gran música de la cultura alemana, motivo central de esta edición del festival. José Antonio Cantón 264-Pliego 3 25/5/11 11:25 Página 35 AC T U A L I DA D VALENCIA La ópera de Boito en versión de concierto UN DIABLO INOLVIDABLE VALENCIA Palau de les Arts. 27-IV-2011. Ildar Abdrazakov, bajo; Ramón Vargas, tenor; Yannick-Muriel Noah, Lucrezia García, sopranos. Escolanía de la Mare de Déu dels Desamparats. Coro y Orquesta de la Comunitat Valenciana. Director: Nicola Luisotti. Boito, Mefistofele (versión de concierto). Surge inevitable la pregunta: ¿Tiene algún sentido gastarse 380 millones de euros en un teatro de la ópera para acabar representando óperas en versión de concierto? Tal vez el problema no resida tanto en el hecho, pues más de un coliseo operístico recurre a la fórmula, sino en lo extremoso del fenómeno, en la abismal distancia entre lo invertido y el resultado cosechado. Todo en el mastodóntico engendro calatraviano es desmesurado —el “sublime mejillón” en feliz definición de José Luis Téllez—, por lo que la comparación con la socorrida fórmula de la ópera en concierto es más llamativa que en otras sedes. De alguna manera esta circunstancia podemos entenderla como una metáfora de la obra interpretada: Mefistofele. Las ambi- ciones musicales de Arrigo Boito, inmejorable libretista del último Verdi, excedían a sus posibilidades. Émulo de Wagner, se embarcó en llevar a las tablas una obra irrepresentable, el Fausto de Goethe, y acabó estrenando una ópera de más de cinco horas de duración. Fue un fracaso y lo que ahora oímos es el resultado de una reducción drástica de aquella. Y la “poda” se nota en lo absurdo del libreto —¡ese “aquelarre clásico” (!) que hunde el efecto dramático del sacrificio de Margarita!— y en lo deslavazado del conjunto. Y, sin embargo, los fragmentos resultantes encierran excelente música, como lo supo ver el director Nicola Luisotti, que extrajo toda la belleza y rotundidad de la orquestación de Boito. Tanto la orquesta como los coros Ildar Abdrazakov y Nicola Luisotti mantuvieron el alto nivel al que nos han acostumbrado, aunque ello no supone menoscabar un ápice la importancia de su esfuerzo. Tal vez el director adelantó en el epilogo el fortísimo final, aplastando a Mefistofele (Ildar Abdrazakov). El bajo ruso compuso un diablo inolvidable. Poseedor de una voz privilegiada, su canto fue expresivo, sin caer en el mal gusto. También muy bien las dos sopranos, Yannick-Muriel Noah (Margarita) y Lucrezia García (Elena), aunque el más conmovedor personaje de la primera la destacó en el favor del público. Su timbre carnoso la aleja de la liricospinto que requiere el personaje, pero su entrega y expresividad —además de cantar muy bien— compensaron. Ramón Vargas (Fausto) no tuvo su noche. Dubitativo, sin proyectar la voz, pendiente de la partitura y leyendo las notas más que interpretando, dejó pasar la gran aria del primer acto y sólo al final fue recuperando algo de aplomo. Los secundarios cumplieron. En definitiva, un Mefistofele notable al que le faltó, evidentemente, la escena y le sobraron unos ridículos “efectos especiales” en forma de truenos enlatados. José Simó Ciclo de la Orquesta de Valencia MÁQUINA MAL ENGRASADA Valencia. Palau de la Música. 15-IV-2011. Orquesta de Valencia. Director: Hartmut Haenchen. Mahler, Sinfonía nº 5. 29-IV-2011. Alexandre Tharaud, piano. OV. Director: Michel Plasson. Obras de Gounod, Ravel y Franck. 13-V-2011. Ainhoa Arteta, soprano. OV. Director: Miguel Ángel Gómez Martínez. Obras de Strauss y Bruckner. L a del trompeta solista en el mismo arranque no fue más que la primera de las muchas pifias que se oyeron en esta versión de la Quinta de Mahler con que Hartmut Haenchen debutó en el Palau. El enfoque global no puede calificarse sino de mecánico, pero, además, la máquina, esta vez, venía mal engrasada: tímbricas rayanas la fealdad, acentos ni concebidos ni entonados con unanimidad, insensibilidad para los clímax y anticlímax. Ni un solo compás del Adagietto dejó de sonar previsible. María Rubio destacó a la trompa, pero el conjunto decepcionó. Tras una Sinfonía en re mayor de Gounod que la confirmó como obra justamente menor, en el Concierto en re mayor de Ravel el también debutante Alexandre Tharaud tomó en su mano izquierda unas riendas que en las de Michel Plasson iban teniendo cada vez menos tensión. En la segunda parte, la Sinfonía de Franck tuvo en general firmeza y por momentos rigidez en las velocidades, indistinción aunque normalmente contundencia en las dinámicas, tramos casi entusiasmantes (así los solos del movimiento lento) y sólo carencia de aquel postrer pulido de los rebordes que tan superficial parece como importante es en arte. Las siete canciones que (propina incluida) le oímos a Ainhoa Arteta parecieron escogidas para simular un monográfico Strauss o, dicho a la inversa, para disimular la incapacidad de ofrecer un auténtico panorama de la decisiva aportación de este compositor al género del Lied. Claro que es muy difícil encontrar tantas piezas sin al menos un mínimo clímax, y ahí (Nana, Serenata) esta voz no pudo evitar ni el grito ni un vibrato casi atroz. Cuando, como en el “Not” de un Cálmate, alma mía ya arruinado por las grandes oscilaciones en las largas notas graves iniciales, el volumen es mayor que eso, vino a tapar la voz una orquesta que en los momentos de máxima suspensión pedidos por Dedicatoria y Mañana proveyó un acompañamiento de prosaísmo sólo comparable a un jarro de agua fría. Y es que tampoco fue el día de Miguel Ángel Gómez Martínez, que luego dirigió una Cuarta de Bruckner asimismo difícil de reconocer: fortissimos abusivamente dominados por los timbales, temas líricos trazados con cartabón, alguna fanfarria de bocinas en atasco, Scherzo moroso y Finale desbocado. Alfredo Brotons Muñoz 35 264-Pliego 3 25/5/11 11:25 Página 36 AC T U A L I DA D VALLADOLID Una escenificación clásica MELANCOLÍA Y PATETISMO Magnífica representación. Puesta en escena clásica, elegante, sentida y llena de detalles. En una estupenda escenografía y una matizada luminotecnia (tendente a la oscuridad en los actos I, III y IV y luminosa en el II), esta triste historia estuvo interpretada y cantada por unos jóvenes artistas, de físico absolutamente adecuado a sus personajes, con un pátina melancólica que se significa en la ocupación del espacio y la expresión corporal en los momentos de crisis. La buhardilla y sus escasos muebles, la despojada aduana y el contraste con el abigarrado Momus del Barrio Latino expresa ese París del pueblo, en el que la tristeza predomina. José Luis Castro no era partidario de actualizar esta ópera, pero sí de dejar su huella en el tono y la composición general. Lo ha conseguido. Gerardo Sanz VALLADOLID Teatro Calderón. 9-V-2011. Puccini, La bohème. Inva Mula, Ricardo Bernal, María Hinojosa, Gabriel Bermúdez. Director musical: Pietro Rizzo. Director de escena: José Luis Castro. Escenografía: Giuliano Spinelli. Escena de La bohème de Puccini en el Teatro Calderón El director de orquesta —55 músicos— concibe La bohème desde esa misma línea y su versión, en tono lento y pausado refuerza la melancolía, la pátina de tristeza ante lo inevitable. Lo mejor fue el acto III y el final del IV, en el que los intérpretes se superaron, mientras el conjunto desgranaba sus frases hasta los rotundos acordes finales. Bien el coro, en una actuación muy complicada, al integrarse en un bloque musical variado, así como la Escolanía. Su colocación en el espacio pecó de un poco abigarrada, aunque era obligado en una escenografía que, inteligentemente, puede ubicarse en diversos escenarios que no tienen el fondo del Teatro Calderón. Inva Mula, una de las mejores Mimís de hoy, estuvo soberbia como cantante (en los pianos, medias voces y agudos) y actriz, su expresión física y vocal en los dos actos finales es difícil superarla. De bonita voz el mejicano Ricardo Bernal, con no demasiado volumen pero musical. Y excelente el resto, la Mussetta de María Hinojosa, agresiva y tierna. Gabriel Bermúdez, un Marcelo viril y con voz llena y adecuados Colline y Schaunard de Ruben Amoretti y José Manuel Díez. Muchos aplausos al final de una velada que no desmerecerá en otros teatros de prestigio. Fernando Herrero Ciclo de la OSCyL DOS MAESTROS Valladolid. Auditorio. 28-IV-2011. Sinfónica de Castilla y León. Director: Lionel Bringuier. Obras de Arriaga y Mozart. 5-V-2011. Daniel Müller-Schott, violonchelo; Pilar Vázquez, mezzo. OSCyL. Director: Lionel Bringuier. Obras de Dvorák y Falla. 11-V-2001. Maxim Risanov, viola. OSCyL. Director: Vasili Petrenko. Obras de Shostakovich, Walton y Sibelius. E 36 n este casi final de temporada los tres conciertos de la orquesta (dos dirigidos por su titular, Lionel Bringuier, y uno por Vasili Petrenko) permiten una reflexión. Mozart, Dvorák, Falla, Arriaga, Shostakovich, Walton y Sibelius forman un variado panorama. El joven Bringuier está haciendo repertorio, pero tal vez no haya conseguido dotar al conjunto de un sonido peculiar. Esta tarea es cuestión de años y requiere una atención especial. En Mozart, La Sinfonía concertante para instrumentos de viento, para los buenos ins- trumentistas del conjunto, fue acompañada con toda corrección y la Sinfonía “Praga” tuvo una versión personalísima y dinámica, sobre todo en el último tiempo. Bien, también, el Concierto para violonchelo de Dvorák, con un excelente solista, el problema surgió en El sombrero de tres picos, en versión discutidísima, ya desde los ensayos, más francesa (Ravel) que española y llevada con suma rapidez. La división de opiniones fue clara; la mía es que Bringuier estuvo excesivo. Tal vez hubiera sido mejor menos personalidad y más atención a una visión canónica de una partitura colorista y difícil. El último concierto de esta temporada dirigido por Bringuier será Carmen, en versión semiescenificada por Calixto Bieito. Para la temporada próxima hay que exigirle más a Bringuier, sobre todo en sus funciones cono director titular, más allá de los conciertos concretos. La madurez de Vasili Petrenko es un hecho incontestable. Una brillantísima versión de la Obertura festiva de Shostakovich, un acompañamiento magnífico en Walton (una obra que conoció en los dos últimos días) al gran instrumentista, de precioso sonido, en una obra asequible que nunca se desborda, y que el viola interpretó a la perfección. En la Quinta de Sibelius, Petrenko consiguió una gran colaboración de la orquesta y matizó todos los momentos de la obra, de un romanticismo peculiar, muy finlandés. La seguridad del director es total y su gestualidad arrastra a los músicos. Petrenko ya es una figura y cada nuevo concierto lo demuestra. Fernando Herrero 264-Pliego 3 25/5/11 11:25 Página 37 AC T U A L I DA D ZARAGOZA XVII Temporada de Conciertos de Primavera JUAN ESTUVO ALLÍ Marco Borggreve Auditorio. 20-IV-2011. María Espada, soprano; Antonio Giovannini, contratenor; Thomas Walker, Thomas Michael Allen, tenores; Gianluca Buratto, Andrew Foster Williams, bajos. Vozes de Al Ayre Español. Al Ayre Español. Director: Eduardo López Banzo. Bach, Pasión según san Juan. ZARAGOZA EDUARDO LÓPEZ BANZO Al Ayre Español es el primer conjunto español invitado por la Bachfest Leipzig a abordar una de las cimas bachianas. Será la Pasión según san Juan, el 16 de junio, en la Nicolaikirche donde el mismísimo Bach la estrenó en 1724. Dos meses antes, López Banzo estrenó en su residencia zaragozana su recreación, a la luz de las ediciones existentes y sus investigaciones musicológicas, de la versión cuarta y definitiva de la obra, fechada en 1749. Pero el músico lo sería menos, o no sería quien es, si se limitara a la reconstrucción plausible de un pasado hipotético. Banzo reconstruye, sí, el monumento bachiano, pero quiere y sabe dotarlo de vida. Más que pétrea e hierática, su Pasión es carnal y humanizada. Más que inmóviles figuras de un retablo ante las que el músico se prosterna, sus Jesús, Evangelista, Pedro y demás son hombres que viven —no reviven— hechos y emociones: más en la segunda parte que en la primera, no por error o capricho del intérprete sino por la estructura y contenido de la obra, que crece en fuerza, dramatismo y vitalidad a medida que avanza. Orquesta y coro tradujeron admirablemente la visión de Banzo, responsable una vez más de una elección impecable del elenco vocal, que bordó todos sus solos, algunos intensamente conmovedores. Una mención especial merece el Evangelista de Thomas Walker. Fue mucho más que un narrador sobrio y distante. Fue un agonista que, imbricado en la acción, con-sintió la tragedia del Gólgota. No sólo la relató, que también. La vivió. Porque Juan, no hay que olvidarlo, estuvo allí. Antonio Lasierra 37 264-Pliego 3 25/5/11 11:26 Página 38 AC T U A L I DA D INTERNACIONAL 38 Avanza el Anillo de Cassiers BRUNILDA BAJO LUCES ROJAS Staatsoper. 17-IV-2011. Wagner, Die Walküre. René Pape, Iréne Theorin, Anja Kampe, Simon O’Neill, Mikhail Petrenko, Ekaterina Gubanova. Director musical: Daniel Barenboim. Director de escena: Guy Cassiers. Escenografía: Enrico Bagnoli. En la nueva producción de La walkyria de la Ópera Estatal, al terminar el primer acto, sobre un horizonte rocoso, brota el fuego mágico. ¿Dónde estamos, en los dominios de Hunding o de Wotan? En el segundo acto, vemos colgar de la parrilla unas flechas plateadas como ramas sin follaje, iluminadas por el fuego de Loge. Y en el tercero, cuando el ansioso público espera ver las llamas prodigiosas, sobreviene una desilusión porque la fórmula empleada resulta trivial. Brunilda es levantada de su plataforma y, llevada a la altura, regada con agua e iluminada de rojo. Tal vez se ha querido simbolizar su protección hasta que llegue Sigfrido a despertarla. Hay en la puesta en escena, además, cuidadosos diseños de objetos, proyecciones de vídeo (Arjen Klerkx y Kurt D’Haeseleer), superfluas coreografías (Csilla Lakatos) y un vestuario de Tim van Steenbergen que parece pertenecer a otra pieza. Al terminar el primer acto, con el canto primaveral de Sigmundo, la pared del fondo se desploma y deja ver un árbol en llamas. La cumbre montañosa del segundo acto está decorada con un enorme caballo verde —proyección de láser— y rojas pelotas flotando en el aire. Wotan, con la cara pintada de amarillo jabonoso, declama su relato en el podio, como abandonado por el director de escena. Menos mal que lo cantó René Pape con su habitual autoridad, que culmina en las palabras “Das Ende!” (“¡El fin!), tras las cuales un silencio enmarca la aparición de la roja pelota mencionada. En el debut del papel, el bajo apareció componiendo un personaje impotente, decaído y resignado, como si ya fuera el Errabundo de Sigfrido. A su Monika Rittershaus BERLÍN ACTUALIDAD ALEMANIA René Pape y Iréne Theorin en La walkyria de Wagner en la Staatsoper voz le faltó intensidad, estuvo débil en el agudo y contraída en la emisión. Tampoco logró convertir su despedida del tercer acto en la culminación de su faena, en parte porque la iluminación del momento lo sumió en la penumbra. La cabalgata de las walkyrias consistió en unas doncellas guerreras con monstruosos trajes de baile, intentando trepar por las plataformas de un árbol gigantesco hecho con pedazos de cuerpos equinos. Al fondo, un fantástico friso evocaba un cuadro del Bosco: cuerpos de hombres, surrealistas figuras, bailarines y trapecistas. Brunilda debió arreglárselas para arrastrar la cola de su vestido, seguramente extraído de una opereta vienesa. Iréne Theorin la cantó con voz potente y penetrante, con centro colorido y substancioso, aunque su agudo sonó áspero. La Siglinda de Anja Kampe contrastó con ella por su timbre claro y juvenil, especialmente conmovedora e íntima en sus momentos líricos. En las partes dramáticas se la oyó algo destemplada y exigida. Simon O’Neill en Sigmundo resultó modélico por su dicción y el sólido metal de su voz, que mantuvo gallardamente el grito de “Wälse, Wälse!” aunque a sus agudos les faltó cuerpo y a su canto primaveral, fluidez lírica. Mikhail Petrenko (Hunding) lució la oscuridad de su voz, lo híspido de su personaje, una línea de canto quebrada y de coloración despareja. El suceso vocal de la noche fue la Fricka de Ekaterina Gubanova, también con su vestidito arrastrero y reluciente, de una presencia sonora imponente y una fuerza patética en el recitado que causaron sensación desde que apareció en escena. Daniel Barenboim condujo a la Capilla Estatal de Berlín con unas velocidades demasiado morosas que retacearon tensión a la lectura. No obstante, alcanzó momentos fascinantes como el preludio del primer acto, por la misteriosa tiniebla de las cuerdas, y la energía caballeresca que dio a la cabalgata de las walkyrias. El público se lo reconoció acabadamente. Bernd Hoppe 264-Pliego 3 25/5/11 11:26 Página 39 AC T U A L I DA D ALEMANIA Triunfo de John Tomlinson en la ópera de Pizzetti EL ETERNO RETORNO DE LA MÍSTICA FRÁNCFORT Monika Rittershaus Oper. 1-V-2011. Pizzetti, Assesinio nella cattedrale. John Tomlinson, Michael McCown, Britta Stallmeister, Katharina Magiera, Hans-Jürgen Lazar, Dietrich Volle. Director musical: Martyn Brabbins. Director de escena: Keith Warner. Escenografía: Tilo Steffens. Vestuario: Julia Müer. Gran teatro narrativo, sugestivas imágenes y carismático canto se funden y encadenan en la tragedia musical Asesinato en la catedral del parmesano Ildebrando Pizzetti. T. S. Eliot proveyó la historia sobre la muerte y la mistificación del obispo de Canterbury Thomas Becket quien, tras un exilio en Francia de siete años retornó a su tierra y debió defenderse de los infundios de la corona. Empezaba una batalla entre iglesia y trono. El director de escena Keith Warner y su famoso equipo han hechizado el proscenio de Fráncfort con un crimen de almas tenso y tenebroso. El relato se sitúa en la Inglaterra o la Irlanda del siglo XV. En un mágico espacio de grandes ventanas y puertas deslizantes se expande la oscuridad de un interior catedralicio. Por la abertura del ángulo se ve una larga escalera de madera que parece bajar desde el cielo. Al John Tomlinson y Magnus Baldvinsson en Asesinato en la catedral final de la ópera, un doliente Cristo resucitado, semejante a Becket, se desliza como omnipotente amenaza a través de la escenografía diseñada por Tilo Steffens. John Tomlinson sirve a Becket con gran poderío vocal, sutileza y una extrema tensión interior. Tal como fue venerado tras su muerte en el siglo XII, como un mártir, Becket asciende finalmente por la mencionada escalera y traza la aureola de este drama místico de 90 minutos. Warner juega con todas las artes de la ilusión, rechaza fáciles efectos truculentos y, en cambio, desnuda la curio- sidad humana por las estructuras del poder, la iglesia y la corona, que se explican por sí solas. El eterno retorno de la angustia, la compulsión, la nostalgia por un héroe místico, es transportado por Warner a un mundo de imágenes fuertemente fantásticas, el cual, junto a la música de Pizzetti, afiligranada, sólida y expresiva, armoniza elocuentemente. Una gran dimensión dramática ha adjudicado el compositor al coro, a la manera de la tragedia griega. Es, a la vez, un coro de ópera, un narrador y un mistagogo. En Fráncfort, las masas corales, en especial la femenina, resonaron con grandiosidad. Al lado del fulmíneo Tomlinson brilló un estupendo elenco. La dirección musical de Martyn Brabbins nos llevó al mundo encantado de la música para filmes y la totalidad de las partes produjo una auténtica tormenta de entusiasmo. Barbara Röder Excéntrico futuro ANGELINA EN METRÓPOLIS Staatsoper. 11-V-2011. Rossini, Cenerentola. Maite Beaumont, Maxim Mironov, Enzo Capuano, Viktor Rud, Tigran Martirossian. Director musical Antonello Allemandi. Director de escena: Renaud Doucet. HAMBURGO El director de escena y coreógrafo Renaud Doucet y el escenógrafo André Barbe han convertido La Cenerentola de Rossini en un áspero y retorcido show de ciencia ficción. La escena es llevada al vestíbulo de un banco que dirige Don Magnífico y del cual es secretaria Angelina, con un vestido a listas grises y negras. En las paredes se ven cajetines de tesoro, dibujos de dólares y libras, y monitores con las cotizaciones bursátiles. Paquetes con desechos muestran que los negocios no van bien. El ambiente nada tiene de fabuloso. Las figuras futuristas, con excéntricas pelucas, carecen de vida y poesía. Astronautas, buceadores, robots con vestimentas de goma y adornos de esparto, gafas, sondas, arpones y visores en la cabeza dan pocas posibilidades a los cantantes para desarrollar perfiles individuales. La segunda parte nos lleva al mundo del cine, donde hay monstruosas apariciones de filmes fantásticos y un ballet mecánico con patines, naves espaciales y obuses, y finalmente una iluminada escalera de show donde Angelina canta su rondó de cierre. Maite Beaumont es una competente elección para el rol protagónico. La fuerza y la delicadeza que la parte demanda, sin embargo, faltan, debido a las exigencias de la puesta. Consiguió, con cultivada preparación, superar su débil registro medio y llegar a la última escena soberanamente, vestida de plata brillante como una estrella de cine mudo. Maxim Mironov fue un Don Ramiro algo rete- nido. Tiene una voz suave y acariciante pero carente de metal, aunque sus notas agudas son brillantes y sirven de ornato a sus solos. Enzo Capuano hizo un Don Magnifico radiante, capaz de virtuosismos de bajo cantante. Viktor Rud convenció como Dandini, y Tigran Martirossian dejó oír una fluida y bella riqueza vocal. Señorial sonó el coro de la Ópera Estatal y Antonello Allemandi condujo la orquesta con elásticas y distendidas velocidades. Bernd Hoppe 39 264-Pliego 3 25/5/11 11:26 Página 40 AC T U A L I DA D AUSTRIA Osterklang UN FESTIVAL CONVINCENTE 40 La Misa de Leonard Bernstein, una “obra de teatro para cantantes, actores y bailarines”, estrenada en 1971 en Washington, ya se representó en 1981 en la Staatsoper. 30 años después, la pieza ha regresado a un escenario vienés. La versión de cámara, interpretada en esta ocasión por el Amadeus EnsembleWien, fue realizada por el propio autor. La música, en cualquier caso, no pierde impulso ni espíritu por la reducción frente al enorme contingente original de un coro de ¡100 componentes! La ventaja es que la banda de jazz y los numerosos solistas instrumentales no taparon nunca las intervenciones de rock y blues de los fabulosos ejecutantes. El principal problema de la puesta en escena es: ¿cómo plantear la relación temporal de la pieza, escrita en una época de movimiento de protesta contra la Iglesia Católica de los años 70? El director teatral Hendrik Müller ha optado por las religiones alternativas de nuestros días, algo que, desde luego, permite la dramaturgia de la obra. Una comunidad religiosa que manifiesta su cólera por el injusto y desesperanzador mundo en espectaculares solos, encomendados en su mayoría a estudiantes de las Escuelas Superiores de Viena, que los defienden con absoluta entrega física y vocal, en torno al celebrante, Alexander Kaimbacher, quien, con medios muy diferentes, entonó un inquietante Padre nuestro. Bernstein quería que la esperanza sirviera al héroe para seguir viviendo. La escena de Müller, sin embargo, es un campo de batalla. Armin Bardel VIENA Atelier Semperdepot. 22-IV-2011. Bernstein, Mass. Alexander Kaimbacher, Rebecca Nelsen, Bibiana Nwobilo, Simona Eisinger, Leonid Sushon. Director musical: Walter Kobéra. Director de escena: Hendrik Müller. Decorados y vestuario: Matthias Werner. Coreografía: Nikolaus Adler. Theater an der Wien. 23-IV-2011. Anna Simboli, soprano; Martín Oro, contratenor; Luca Dordolo, tenor. Concerto Italiano. Director: Rinaldo Alessandrini. A. Scarlatti, La Giuditta. 27-IV-2011. Poulenc, Dialogues des carmélites. Jochen Schmeckenbecher, Yann Beuron, Patricia Petibon, Deborah Polaski, Heidi Brunner, Michelle Breedt. Director musical: Bertrand de Billy. Director de escena: Robert Carsen. Decorados: Michael Levine. Vestuario: Falk Bauer. Coreografía: Philippe Giraudeau. Escena de Mass de Leonard Bernstein La historia de las religiosas de Compiègne, quienes durante el torbellino revolucionario de 1794 subieron libremente al cadalso para no abjurar de su fe, es una parábola de la lucha por la defensa de las ideas y la verdad en tiempos de crisis. Gertrud von le Fort creó en 1931 la figura de la angustiada aristócrata Blanche de la Force y con ello la figura necesaria para un conmovedor drama de Georges Bernanos. Su guión cinematográfico sirvió a Poulenc en 1953 para un libreto de ópera sin ninguna historia de amor, que, increíblemente, durante casi medio siglo no se ha representado en Viena, a pesar de que Dialogues des carmélites es una de las grandes obras del teatro musical del siglo XX. Así lo ha considerado el director Bertrand de Billy, quien ha propuesto una lectura llena de colores, de brillante articulación rítmica y expresiva elocuencia, llevando al público con creciente intensidad a lo largo de una velada de tres horas cargada de emoción, oscuros presentimientos y visiones apocalípticas. Patricia Petibon es la Blanche atemorizada por la muerte, y dio a la novicia todas las facetas de su camino al martirio. Tuvo en la primera Priora a un alma gemela, que ha luchado toda su vida por una fe que no le sirve al final de la misma. De modo estremecedor encarnó Deborah Polaski a esta Madame de Croissy en su lecho de muerte, que se yergue amenazadora para perder la batalla en los brazos de Blanche. El trabajo corporal es decisivo en este montaje, lo que sorprende en una “ópera de diálogo” en la que las 16 monjas apenas se distinguen visualmente entre sí. Precisamente es ahí donde radica la calidad del trabajo de Robert Carsen, basado en la simplicidad, con muy pocos elementos decorativos pero con una gran capacidad de sentimientos en los personajes. En el liberador Salve Regina, éstos fueron reforzados por el poderoso Coro Arnold Schoenberg, apenas perceptible, lo cual contribuyó de manera aún más intensa a la fuerza de este último cuadro. El Festival Osterklang fue completado por el drama sacro de Alessandro Scarlatti La Giuditta. El compositor dedicó al personaje bíblico hasta dos oratorios. La razón de ello es desconocida. El primero, estrenado en Roma en 1693, fue un gran oratorio, un espectáculo rico en personajes y con fastuosos efectos musicales para una enorme orquesta. El segundo, con sólo tres personajes, el llamado Giuditta de Cambridge, se representó en Roma o en Nápoles en 1697. Se llama así porque el autógrafo se conserva en el King’s College de Cambridge. Este último es un ejemplo magistral de economía, y dura únicamente 65 minutos. Esto radica no sólo en la reducción de personajes, sino también en la velocidad con que se suceden las arias, casi sin repeticiones da capo y, comparativamente, con pocas ornamentaciones. No es una obra para virtuosos, y aun cuando en el texto se habla una y otra vez de fuego y condenación y de otras emociones intensas, esto aparece reflejado musicalmente sólo de manera relativa. La embarazada Anna Simboli en el papel titular estuvo evidentemente afectada en lo sonoro por su estado. Judith está decidida a matar, pero eso no quedó nunca claro en la partitura. El tosco Holofernes del tenor Luca Dordolo fue también bastante débil, y sólo el contratenor Martín Oro en el papel de la nodriza consiguió crear una figura interesante. El sonido original creado por Rinaldo Alessandrini desde el clave, al frente de su Concerto Italiano, resultó enormemente adecuado a la pieza, y el público, que no acudió en masa la tarde del Sábado de Gloria, se mostró satisfecho. Christian Springer 264-Pliego 3 25/5/11 11:26 Página 41 AC T U A L I DA D BÉLGICA Estreno de la última ópera de Hosokawa DE VIENTO Y LLUVIA BRUSELAS La ópera más reciente del compositor japonés Toshio Hosokawa, Matsukaze, era un encargo de La Monnaie. Hannah Dübgen escribió el libreto (en alemán) basándose en una obra teatral homónima de Zeami, escritor clásico del teatro no japonés del siglo XV. La historia cuenta la fuerza destructiva de la pasión y de los deseos incontrolados. Dos hermanas, Matsukaze (viento en los pinos) y Murasame (lluvia de otoño) que viven en la bahía de Suma se enamoran de un noble exilado. Poco después de que éste se marche, se enteran de que ha muerto. Las hermanas mueren de tristeza pero sus espíritus, cegados de deseos insatisfechos siguen rondando. Matsukaze cree que ha descubierto a su amado en forma de pino y baila alrededor del árbol como Bernd Ulig La Monnaie. 4-V-2011. Hosokawa, Matsukaze. Barbara Hannigan, Charlotte Hellekant, Frode Olsen, Kai-Uwe Fahnert. Sasha Waltz & Guests. Director musical: Pablo Heras-Casado. Directora de escena y coreografía: Sasha Waltz. Frode Olsen en Matsukaze de Toshio Hosokawa una demente, acompañada de su hermana. Se llama a Matsukaze “una ópera coreográfica de Sasha Waltz” y la obra fue puesta en escena por la compañía Sasha Waltz & Guests. Los bailarines estuvieron casi siempre en el escenario e ilustraron, incluso antes de que empezaran a cantar, las emociones estilizadas sobre las que la ópera está construida. La forma resultó bastante abstracta. Un grupo cada vez más nutrido dominó el escenario, mientras la música se iba haciendo más fuerte hasta convertirse en una enorme obertura. No hay acción propiamente dicha, no es un drama sino un ritual. Con unos medios sutiles y delicados matices, Hosokawa creó un ambiente y evocó las fuerzas de la naturaleza. Presentó a las dos hermanas como los dos lados de la misma mujer, como el yin y yang y dio el papel de Matsukaze a una soprano y el de Murasame a una mezzo. Los personajes fueron interpretados convincentemente por Barbara Hannigan y Charlotte Hellekant que no sólo cantaron bien sino que también mezclaron sus voces idealmente y ambas se integraron sin problema con los bailarines. No puedo decir que sea fácil penetrar en el mundo de Matsukaze con su a veces estática partitura y la interpretación visual de Waltz, y aunque la ópera dura sólo una hora y media, a veces parecía mucho más larga. Pablo Heras-Casado dirigió a la Orquesta de Cámara de La Monnaie y el Vocalconsort Berlin con gran convicción. Erna Metdepenninghen Incursión barrocas DIOSES, HÉROES Y PRETENDIENTES GANTE Vlaamse Opera. 13-V-2011. Monteverdi, Il ritorno di Ulisse in patria. Furio Zanasi, Marianna Pizzolato, Magnus Steveland, Lucia Cirillo, Elena Zillio, Robert Wörle. Director musical: Federico Maria Sardelli. Director de escena: Michael Hampe. La Vlaamse Opera invitó a Michael Hampe para poner en escena este dramma in musica de Monteverdi que ya había hecho en el Festival de Salzburgo de 1985, con decorados de Mauro Pagano (m. 1988). Hampe no cree que se deba modernizar una obra como Il ritorno di Ulisse in patria o rebajarla a un nivel más simple para hacerla accesible al publico. Así, en su puesta en escena los dioses descendieron desde los cielos, volaron por el aire en carruajes y salieron del mar en un carro tirado por caballos. La acción principal ocurrió en un escenario vacío con un escotillón que se transformaba en el campo de Ítaca o en el palacio de Penélope. El vestuario era una mezcla del renacimiento con la Grecia antigua. El director musical, Federico Maria Sardelli, mantuvo la música fluyendo durante los cambios de escena. La Vlaamse Opera eligió la versión hecha por Alexander Krampe, basada en el manuscrito que se encuentra en la Biblioteca Estatal de Viena, pero con una instrumentación y composición de sinfonie, ritornelli y otros pasajes instrumentales de Sardelli. El flautista italiano, director musical y musicólogo, conocido sobre todo para su contribución a la Edición Vivaldi de Naïve, fue el responsable de una interpretación musical vivaz y colorida y un sonido cálido y pleno. Músicos especializados en el repertorio barroco secundaron a la orquesta de la ópera y hasta Federico Maria Sardelli mismo tocó la flauta dulce. El reparto no resultó completamente convincente. Furio Zanasi fue un Ulises vocalmente apagado y nada creíble como La Fragilidad Humana. Marianna Pizzolato fue una expresiva Penélope y cantó homogéneamente con su voz de mezzo. Magnus Steveland dio a Telémaco juventud, pero su voz de tenor sonó débil. Lucia Cirillo interpretó una Minerva autoritaria con buena proyección de texto y Elena Zillio resultó ser una comprensiva Ericlea. Robert Wörle fue un Iro ideal y Eduardo Santamaría un decente Eumete. Luigi DeDonato (Neptuno), Julianne Gearhart (Melanto) e Igor Balkan (Tiempo/Antínoo) sonaron débiles pero Joseph Cornwell ( Júpiter/Pisandro), Gija Van der Linden (Eurímaco), Yijie Shi (Anfinomo) y Dorine Mortelmans (Amor) cantaron muy bien. En general, fue una agradable introducción al repertorio barroco pero no una interpretación que hiciera extasiarse. Erna Metdepenninghen 41 264-Pliego 3 25/5/11 11:26 Página 42 AC T U A L I DA D MADRID UNIDOS / FRANCIA ESTADOS MAQUINISMOS GITANOS Y FERIANTES Metropolitan Opera. 25-IV-2011. Wagner, Die Walküre. Deborah Voigt, Eva Maria Westbroek, Stephanie Blythe, Jonas Kaufmann, Bryn Terfel, Hans-Peter König. Director musical: James Levine. Director de escena: Robert Lepage. Escenografía: Carl Fillion. Vestuario: François St-Aubin. Iluminación: Etienne Boucher. Opéra-Comique. 15-IV-2011. Weber, Der Freischütz. Andrew Kennedy, Sophie Karthäuser, Gidon Saks, Virginie Pochon, Matthew Brook, Samuel Evans, Luc Bertin-Hugault, Robert Davis, Sam Evans, Christian Pélissier. Coro Monteverdi. Orquesta Revolucionaria y Romántica. Director musical: John Eliot Gardiner. Director de escena: Dan Jemmett. 42 voluptuosos que igualaron a su físico, pero hubo estridencia en sus agudos, ya que este papel es realmente para una voz de mezzo dramática. Debido a una enfermedad, Eva Maria Westbroek, que hacía el papel de Sieglinde, tuvo que retirarse a mitad de su presentación en el Met pero volvió tres días más tarde y cantó muy bien. Tuvo un efecto electrizante en su Siegmund, interpretado por Jonas Kaufmann, cuando compartían escena. Cuando se fue ella, él se volvió acartonado e inerte. Durante toda la obra parecía —y sonaba— triste y una serie de inverosímiles equivocaciones estropearon su Winterstürme y Siegmund heiss ich, a pesar de que muchas veces cantó con gran hermosura y habilidad técnica. Hans-Peter König convirtió Hunding en un absurdamente tierno abuelito, pero cantó con el adecuado y poderoso tono teutónico. ¿Y la walkyria? Se notó la triste decadencia vocal de la de antaño soberbiamente dotada Deborah Voigt en el escenario de ópera más prominente del mundo. Espléndidamente vestida y de óptimo aspecto, actuó con sinceridad y energía, y consiguió un buen Ho-jo-to-ho! Pero su voz sonaba casi siempre gastada, trémula y nasalmente fea, y no reposaba cuando hacía falta ni mostró la autoridad de una diosa cuando Wagner la exigía. Después de dos de las producciones del Anillo de Lepage no me queda mucho entusiasmo para asistir a las dos siguientes, y el sabor de la Brünnhilde de Voigt no hizo nada para levantarme le ánimo. Patrick Dillon PARÍS Ya que la producción del Anillo de Robert Lepage y compañía para el Met ha llegado a la mitad del camino, lamento tener que decir que esta nueva Die Walküre no haya dejado al público esperando con gran ilusión el Siegfried del próximo otoño. La famosa “máquina” que se tuerce y se retuerce seguía siendo tan fea y ruidosa como antes; había salidas y entradas a destiempo que a menudo desviaron la atención de lo realmente importante; y la manera en la que los narradores bloquearon las escenas estuvo tan mal hecha que parecía más bien una función de colegio. Qué lástima que Lepage, cuyo deliciosamente sencillo Ruiseñor en gira y que ya ha pasado por Nueva York, no siguiera la lección que había aprendido con el cuento de Hans Christian Andersen: una máquina, por muy complicada que sea, nunca puede sustituir a la voz viva. Lo que pasó en el foso no ayudó mucho. La fama de wagneriano de James Levine, pienso yo, es exagerada, y aunque sus logros son evidentes —la espléndida ejecución de la orquesta del Met, mucho detalle hermoso, algunos apogeos visceralmente emocionantes— no hubo ningún arco dramático en la música, y una y otra vez el pulso se moría. Bryn Terfel, extrañamente frío en Rheingold el pasado otoño, impresionó con su voz y actuación, cantó incansablemente durante la larga representación y despachó los pianos y fortes con igual habilidad. Stephanie Blythe, visualmente hermosa a pesar de estar metida en el carruaje de Fricka llevado por un carnero, hizo sonidos tan E. Carecchio Gardiner dirige el arreglo de Berlioz de Freischütz NUEVA YORK Sigue el Anillo de Lepage Estrenada en Berlín en 1821, Der Freischütz se convirtió enseguida en el arquetipo de la ópera romántica alemana. La obra se ofreció en la capital francesa en 1830 en versión original. En 1841, a petición del director de la Ópera de París, Berlioz la adapta al francés, componiendo recitativos que reemplazan a los diálogos y añadiendo un divertimento danzado, a cuyo fin orquesta la Invitación al vals del propio Weber que inserta al comienzo del tercer acto. Dan Jemmett traslada la acción desde los bosques a los gitanos y feriantes, con casetas de tiro al blanco y caravanas. Si la caseta de tiro del acto inicial es una elección convincente, la caravana en la que se mueven Agathe y Annette ofrece un cuadro aséptico y apenas sugerente, como el bosque inventado del acto siguiente con un paisaje de fondo a lo Friedrich que representa la Garganta del lobo. El momento más discutible se sitúa en el acto tercero, al paliar la ausencia de la escena introductoria hablada, suprimida por Berlioz, por una grotesca pantomima de Cécile Bon bailada al son del adagio inicial del Concertino para clarinete, op. 26. El reparto sirvió acertadamente al texto, expresado con una articulación clara y comprensible. Andrew Kennedy, elegante y flexible, es un Max noble; Sophie Karthäuser (Agathe) y Virginie Pochon (Annette) poseen la sensualidad, la elasticidad vocal y los colores mozartianos: la primera es cálida y conmovedora, la segunda graciosa e ingenua. Si el papel hablado de Samiel, encarnado por un pavoroso Christian Pélissier se limita a unas pocas palabras, Gidon Saks asume con valor y cinismo su parte diabólica, mientras Matthew Brook (Kilian) y Samuel Evans (Kouno) se imponen por la plasticidad y solidez de sus voces. También loables, Robert Davies (Ottokar) y Luc Bertin-Hugault (el Eremita) completan este gran reparto galvanizado por el extraordinario Coro Monteverdi, que decididamente no tiene rival, cualquiera que sea el repertorio. Maestro de la orquestación, Weber ha otorgado sus cartas de nobleza a las trompas como símbolo del bosque romántico alemán y de sus misterios. Las de la Orquesta Revolucionaria y Romántica, sin pistones, son verdaderos cuernos de caza tan evocadores como expuestos a notas falsas. Decepción más sensible aún con el violonchelo y la viola solistas, poco seguros. Pero la fluidez y transparencia de los instrumentos originales y la dirección precisa de Gardiner exhalan sonoridades afrutadas y mantienen un equilibrio perfecto entre foso y escena. Bruno Serrou 264-Pliego 3 25/5/11 11:26 Página 43 AC T U A L I DA D FRANCIA Una ópera sobre Opening Night de Cassavetes HUMOR A RAUDALES E n su primer espectáculo lírico, The Second Woman, adaptación libre del film Opening Night de John Cassavetes que acaba de presentar el Théâtre des Bouffes du Nord, Frédéric Verrières y Bastien Gallet firman respectivamente una música refinada que bebe valientemente en el repertorio, de Haendel a Berg pasando por Verdi y Puccini entre otros, y un libreto sensible y repleto de humor. Todo resulta divertido, sutil y maravillosamente tocado y cantado. Verrières y Gallet han triunfado en su cometido, largamente madurado, mientras Guillaume Vincent pone felizmente en escena esta work in progress de una ópera contemporánea: los ensayos, los fantasmas de una soprano avejentada que pierde su seguridad y se interroga sobre la mejor manera de proyectar la voz y las relaciones, durante la génesis de la obra, entre los cantantes y el director de escena que intenta con mayor o menor diplomacia obtener lo que quiere haciendo de mediador, en especial cuando el cantante da una bofetada demasiado fuerte a la cantante, constituyen la intriga del espectáculo. La partitura de Verrières asocia músicas cultas pasadas y contemporáneas a músicas actuales con una cantante pop hiperactiva, la deslumbrante Jeanne Cherhal, dos cantantes líricas, una brillante coloratura MarieEve Munger, que se confronta aquí por primera vez a la creación contemporánea, y una soprano dramática con gran facilidad para variar de timbre, Elizabeth Calleo, que ya había destacado en Massacre de Wolfgang Mitterer, así como un barítono un Pascal Victor. ArtComArt París. Théâtre des Bouffes du Nord. 26-IV-2011. Verrières, The Second Woman. Jean-Yves Aizic, Jean-Sébastien Bou, Elizabeth Calleo, Jeanne Cherhal, Jean Deroyer, Marie-Eve Munger, Philippe Smith. Ensemble Court-Circuit. Director musical: Jean Deroyer. Director de escena: Guillaume Vincent. Escenografía: James Brandily. Vestuario: Fanny Brouste. punto nervioso, el excelente Jean-Sébastien Bou. Pero conviene ante todo reconocer en esta pieza de teatro dentro de (y sobre e)l teatro, la sobresaliente prestación del omnipotente pianista Jean-Yves Alzic que toca un piano vertical y un pequeño teclado electrónico. El Ensemble Court-Circuit se luce en la parte que le corresponde, sin duda la menos rica y atractiva de la obra, sobre todo para el pobre violinista, a quien se confía un juego sobre el arco repetitivo y pesado que no provoca más que sonidos aplastados. La puesta en escena de Guillaume Vincent, que pone de relieve la magia del Théâtre des Bouffes du Nord —que invita a redescubrir—, es ágil y la dirección de Jean Deroyer, simpática y precisa. Bruno Serrou 43 L A N O I S E A F O E O R N N P Á TRO UÓTFEOMPUOERNTRO PROFESIONAL Q C N N E O A C A ICANTESICA CONTEMPORÁNEA IDCEAARLADE MÚ DIOFÓ DE ALICANTE N ICA SICAÑO A RADIOFÓN ICA IA CESP REAAÑA CIÓN- RUS R A D IOFÓNICA E N T R O P R O F E S IO N A L ESP AÑA RUS IA ESN T RICO OONPN A EPSO IO N IC M A A L ARTLOEFM A R R O S Á N E E N A F A P N Ó I M C C ICÚ A E S C OA N S I T E C M D A P E O A P R L A Á IC M N A E E N A R T N A E R Á R R F D O O P O I N M O EDE ALEIC R A F P M Ó N N ANCE Ó I I C C A C A N T E S NTE AÑO ESPAÑA-RUSIA ÚSICA RAD IAÑA OFÓN- IRUS AÑO ESP SPAÑA - RUSIA CA IA A M A R O N A P N Ó I C C E S CREAESP CIÓAÑA AÑO IA N RA-DRUS IOFÓ NICA 264-Pliego 3 24/5/11 14:04 Página 44 27 FESTIVAL DE MÚSICA DE ALICANTE 16-24 SEPTIEMBRE 2011 ENCUENTRO PROFESIONAL DE MÚSICA CONTEMPORÁNEA DE ALICANTE www.festivalmusicaalicante.mcu.es 264-Pliego 3 24/5/11 14:04 Página 45 Viernes,16 Lunes,19 Jueves,22 INAUGURACIÓN LAS CIGARRERAS [12:00 h] ENCUENTRO PROFESIONAL DE MÚSICA CONTEMPORÁNEA DE ALICANTE SECCIÓN PANORAMA: COLECTIVO ECCA AUDITORIO (Sala Sinfónica) [20:30 h] AÑO ESPAÑA-RUSIA JOVEN ORQUESTA NACIONAL DE ESPAÑA (JONDE) Jordi Bernàcer, director Magdalena Llamas, soprano María Teresa Chenlo, clave ESPECTÁCULO DE CALLE DANI PANNULLO DANCETHEATRE CO. Dani Pannullo, coreógrafo Desordances 3 AUDITORIO (Sala Sinfónica) [20:30 h] AÑO ESPAÑA-RUSIA ORQUESTA NACIONAL DE ESPAÑA Nacho de Paz, director Garth Knox, viola d’amore JORGE FERNÁNDEZ GUERRA: El vuelo de Volland STEFAN LIENENKÄMPER: Of Thee I Sing SOFIA GUBAIDULINA: Fairytale Poem*** DIMITRI SHOSTAKOVICH: Sinfonía nº 15 Sábado,17 LAS CIGARRERAS [12:00 y 13:00 h] ENCUENTRO PROFESIONAL DE MÚSICA CONTEMPORÁNEA DE ALICANTE ACADEMIA DE MÚSICA CONTEMPORÁNEA DE LA JONDE José Antonio Trigueros y Francisco Valero, directores Obras ganadoras del concurso “Promoción de ESTRENOS PARA JÓVENES COMPOSITORES”* AUDITORIO (Sala Sinfónica) [20:30 h] ORQUESTA NACIONAL DE ESPAÑA Nacho de Paz, director JACOBO DURÁN-LORIGA: Bennu* BENET CASABLANCAS: Alter Klang HANS WERNER HENZE: Fantasía para cuerdas WITOLD LUTOSŁAWSKI: Sinfonía nº 3 Domingo,18 LAS CIGARRERAS [12:00 y 13:00 h] ENCUENTRO PROFESIONAL DE MÚSICA CONTEMPORÁNEA DE ALICANTE ACADEMIA DE MÚSICA CONTEMPORÁNEA DE LA JONDE José Antonio Trigueros y Francisco Valero, directores Obras ganadoras del concurso “Promoción de ESTRENOS PARA JÓVENES COMPOSITORES”* TEATRO PRINCIPAL [20:30 h] ÓPERA DE CÁMARA Vanitas SALVATORE SCIARRINO Producción del Teatro Real Rita Consentino, escenografía y dirección Celeste Carrasco, imagen Marisa Martins, mezzosoprano Riccardo Bini, dirección musical y piano Dragos Balan, violoncello (Escuela de Composición y Creación de Alcoy) EDUARD TEROL, clarinetes SILVIA GÓMEZ-MAESTRO, piano DAVID SEGUÍ: Klavinette** JOSÉ DEL VALLE: Essentia ex nihilo** VICENT BERENGUER: Els colors del sherque* JAVIER DARIAS: Ucanca AUDITORIO (Sala de Cámara) [20:30 h] SECCIÓN PANORAMA: COLECTIVO ECCA ARCHAEUS ENSEMBLE Liviu Danceanu, director JOAQUÍN GOMARIZ: Nemej ALFONSO ROMERO: Grupin’s JORDI ORTS: Almadrava* FRANCISCO J. MOLINA: Kroùmata* PACO TOLEDO: Sonitus JOSÉ MARÍA BRU: Fons Martes,20 CASA BARDIN (Fonoteca) [12:00 h] MÚSICA RADIOFÓNICA Obra encargo de Radio Clásica (RNE)** TEATRO PRINCIPAL [20:30 h] GRUP INSTRUMENTAL DE VALÈNCIA Joan Cerveró, director Rubén Parejo, guitarra ONDREJ ADÁMEK: Ça tourne, ça bloque*** PIERRE JODLOWSKY: Respire DAVID DEL PUERTO: Céfiro EDUARDO SOUTULLO: Undertow/drive* Miércoles,21 CASA BARDIN (Fonoteca) [12:00 h] MÚSICA RADIOFÓNICA Obra ganadora del concurso del INAEM/Radio Clásica** AUDITORIO (Sala de Cámara) [20:30 h] AÑO ESPAÑA-RUSIA ENSEMBLE KURAIA Andrea Cazzaniga, director Severine Ballon, violoncello ÍÑIGO GINER: Cuaderno de notas* SOFIA GUBAIDULINA: Concordanza JOAN GUINJOAN: Música para 11 MARÍA EUGENIA LUC: Xi GABRIEL ERKOREKA: Trance SOFIA GUBAIDULINA: Detto II*** VENTA DE ENTRADAS A partir del 15 de junio de 2011 www.servicam.com, y taquillas del Teatro Principal y del Auditorio de la Diputación de Alicante Consultar precios y abonos en www.festivalmusicaalicante.mcu.es SERGIO CERVETTI: Leyenda, sobre textos de Juan Zorrilla de San Martín SERGIO CERVETTI: Las Indias olvidadas JAVIER SANTACREU: De la belleza inhabitada ALFRED SCHNITTKE: Sinfonía nº 7*** Viernes,23 MUSEO DE ARTE CONTEMPORÁNEO (MACA) [19:00 h] PERFORMANCE CONCHA JEREZ Y JOSÉ IGES AUDITORIO (Sala de Cámara) [20:30 h] AÑO ESPAÑA-RUSIA SOLISTAS DE TRONDHEIM Øyvind Gimse, director Geir Draugsvoll, acordeón bayán ARNE NORDHEIM: a determinar EMILIO CALANDÍN: Ten Minutes Without Time: Devenir* IGOR STRAVINSKY: Concierto en Re SOFIA GUBAIDULINA: Fachwerk*** Sábado,24 AUDITORIO (Sala Sinfónica) [20:30 h] ORQUESTA SINFÓNICA DE RTVE Arturo Tamayo, director GERARDO GOMBAU: Grupos tímbricos GONZALO DE OLAVIDE: Clamor II** [*] Encargo del 27 FMA, estreno absoluto [**] Estreno absoluto [***] Estreno en España INSTALACIÓN SONORA Sábado 17 a sábado 24 MUSEO DE AGUAS DE ALICANTE (POZOS DE GARRIGÓS) Creación e interpretación: PARTO: Patxi Valera y L.A.R. Legido El Sonido del Agua Instalación sonora y visual interpretada con Aquófono El presente avance de programación es susceptible de modificaciones 264-Pliego 3 25/5/11 11:26 Página 46 AC T U A L I DA D GRAN BRETAÑA / HOLANDA La novia del Zar llega al Covent Garden EN EL TEJADO LONDRES Royal Opera House Covent Garden. 14-IV-2011. Rimski-Korsakov. La novia del zar. Marina Poplavskaia, Ekaterina Gubanova, Dimitri Popov, Johan Reuter. Director musical: Mark Elder. Director de escena: Paul Curran. Escenografía: Kevin Knight. Esta puesta en escena de La novia del Zar (1899) de Rimski-Korsakov fue para la mayoría del público la primera vez que se encontraba con esta obra, tan popular en Rusia pero poco conocida fuera del país. A pesar de la viva e intensa música, maravillosamente dirigida por Mark Elder, la ópera tiene sus defectos. Esta tragedia en cuatro actos es una tenebrosa fantasía disfrazada de historia que narra el preludio al breve matrimonio de Iván el Terrible y su tercera mujer, Marfa (Marina Poplavskaia) que pierde la cordura, oportunidad para una memorable escena de locura en la ópera. El director de escena Paul Curran situó la acción en la “nueva” Rusia, retratada con todo detalle y de forma escalofriante en los lujosos decorados de Kevin Knight y en la iluminación de David Martin Jacques. Una de las escenas claves tiene lugar por la noche en un tejado al lado de una piscina. Las luces centelleantes de los otros suntuosos áticos, en los que otros corrompidos oligarcas urden complots, formaron un fondo fascinante. Todo es chabacano, ostentoso, ramplón y amenazador, una inteligente solución a una, a veces, tediosa obra. La presencia contenida pero febril de Poplavskaia se adaptó perfectamente al papel principal aun con los nervios propios de un estreno. La mezzo rusa Ekaterina Gubanova, que dominó el primer acto, ponía los pelos de punta en el papel de Liubasha, desaliñada y rota. El tenor ucraniano Dimitri Popov tenía un impresionante tim- bre agudo en el papel del héroe pelele Likov. El bajo danés Johan Reuter cantó con la debida ira el papel del malvado Griaznoi. La partitura de Rimski, brillantemente orquestada, está llena de melodías expansivas inspiradas en el folclore y voluptuosas y amargas armonías. Puede que no sea una obra maestra pero los coros son vigorosos y el Coro de la Royal Opera estuvo de lo más enérgico y algunos de los efectos de Rimski son deslumbrantes. Fiona Maddocks Parodia sobre parodia COMEDIA HILARANTE CON TRÁGICO FINAL ÁMSTERDAM Het Muziektheater. 14-IV-2011. Rameau, Platée. Inga Kalna, Johannette Zomer, Anna Grevilius, Colin Lee, Anders J. Dahlin, Marcos Fink, Martijn Cornet, Frans Fiselier. Akademie für Alte Musik Berlin. Director musical: René Jacobs. Directores de escena: Nigel Lowery, Amir Hosseinpour. 46 Por supuesto que el libreto de Platée está lleno de tonterías y es difícil concebir que tenga más sustancia que el de la simple historia de una repugnante rana que se enamora de Júpiter y luego los dioses, para divertirse, la someten a varias humillaciones. También la obra incluye referencias a la vida y los tiempos de Luis XV, el mujeriego monarca francés que en 1745 asistió a la primera representación en su propio teatro de la corte en Versalles, la cual formó parte de la celebración de las nupcias de su hijo Luis con la infanta María Teresa. Estos datos son menos conocidos por un público moderno, al igual que las irónicas parodias que hizo Rameau de las convenciones del ballet francés de su época. Para la nueva producción, la Ópera de los Países Bajos echó mano de René Jacobs, que tuvo la sensibilidad necesaria para esta comedia musical, que en realidad es una parodia de la “tragédielyrique” dieciochesca francesa. Dirigió la Akademie für Alte Musik Berlin en una chispeante interpretación con enérgicos ataques y extraordinaria dinámica, y sus vigorosas acentuaciones fueron intensificadas por una percusión que probablemente sonaba más potente que la original de Rameau. La puesta en escena fue de Nigel Lowery, que también se ocupó de los decorados y el vestuario y el coreógrafo fue Amin Hosseinpour. Al parecer, los dos decidieron hacer una interpretación que utilizase las necedades de la realidad para dar a la opéra bouffon de Rameau una carga extra de comedia disparatada. Platée, la rana que habita el fango, se convierte en una fea solterona de edad mediana, de nariz respingona, que vive en el fango de nuestra época. En las primeras escenas, está limpiando los retretes públicos en una zona gris de una gran capital y al parecer eso forma parte de su trabajo de portera en la entrada de artistas de un teatro de las afueras, cuando algunos bailarines y otros artistas, incluyendo un Wotan poco agraciado, actúan en las escenas del ballet del primer acto. Cuando Platée se enamora del dios supremo (¿el gerente del teatro?), Mercurio se le aparece como un insolente cartero en una animada caracterización de Anders J. Dahlin. Invita a la solterona a la casita de Júpiter, interpretado como un burgués muy seguro de sí mismo por el vocalmente excelente Marcos Fink. También Lowery y Hosseinpour demostraron su desbordante fantasía durante varias entretenidas escenas de ballet, e incluso dejaran atónito a Júpiter cuando un cura católico se presenta para la ceremonia de la boda. El vestuario y el maqui- llaje de Inga Kalna, que cantó soberbiamente La Folie, fueron impresionantes. Pero el personaje central fue desde luego Colin Lee, que mostró todas sus dotes y manejó las tesituras agudas con toda facilidad. Con su claro timbre, magnífico fraseo y creíble interpretación convirtió a Platée en una convincente protagonista, una mujer verdadera en lugar de una banal parodia. La última escena de Lee fue inolvidable, junto con la dirección de René Jacobs, cuando se le arranca su traje de novia y devastada moralmente se hunde en su barata ropa interior delante de los ojos de un coro regocijado —y también de un público igualmente entusiasmado. Luego, después de un largo silencio, La Folie vuelve al final y repite en voz baja las últimas palabras del coro. Un momento así hace teatro del grande. Paul Korenhof 264-Pliego 3 25/5/11 11:26 Página 47 AC T U A L I DA D ITALIA Estreno de Quartett de Francesconi UNA PARTIDA MORTAL MILAN Rudy Amisano Teatro alla Scala. 16-IV-2011. Francesconi, Quartett. Allison Cook, Robin Adams. Directora musical: Susanna Mälkki. Director de escena: Alex Ollé (La Fura dels Baus). En la nueva ópera de Luca Francesconi encargada por la Scala, Quartett, el título es el mismo del drama de Heiner Müller, del que el compositor ha sacado el libreto (traduciéndolo al inglés): en esta genial reescritura-reinvención de las Amistades peligrosas de Choderlos de Laclos la Marquesa de Merteuil y el Vizconde de Valmont se despedazan y destruyen interpretando una comedia mortal, intercambiándose de vez en cuando los papeles o asumiendo los de sus víctimas, la señora de Tourvel y Cécile Volanges (de ahí el título de “cuarteto”), en un juego de máscaras y espejos llevado con desesperado nihilismo, con la voluntad de negar toda interioridad y de cancelar todo lo que no sea la búsqueda del poder y del placer como dominio sobre los otros. En la compleja concepción de la ópera de Francesconi no sólo se da la dimensión cerrada y claustrofóbica de la mortal partida a dos, metáfora densa de implicaciones de una sociedad en crisis: la voz de la naturaleza, del mundo exte- rior, de todo aquello que aun a los mismos protagonistas escapa a su control pseudorracional, encarnada por una orquesta grande y un coro invisible (cuyo sonido llega a la sala por medio de altavoces), mientras que un complejo de una veintena de músicos permanece en la boca: son los momentos que la partitura llama “sueños” que median entre las dos esferas. Orquesta invisible y coro son determinantes en el inicio suspendido y al final, que introduce una variante: las últimas palabras del texto de Müller son cantadas, en alemán, por el coro, mientras la Marquesa despieza la estancia-prisión en las gélidas últimas páginas. Espléndida realización musical y escénica. Susanna Mälkki, la joven finlandesa que dirige el Ensemble Intercontemporain, ha llevado la obra con gran inteligencia e impecable seguridad, ayudada por el segundo director, Jean-Michael Lavoie. La soprano Allison Cook y el barítono Robin Adams estuvieron ejemplares, perfectos desde cualquier punto de vista, musical o escénico, tanto que parecieron identificarse con la dirección de Alex Ollé. El espectáculo me ha parecido uno de los más pertintentes, incisivos y medidos de La Fura dels Baus: el espacio escénico (de Alfons Flores) representa una estructura estratificada que se corresponde con la de la música, con una pequeña estancia suspendida en el centro de la escena y un espacio a su alrededor invadido por las bellísimas proyecciones de Franc Aleu. Paolo Petazzi 47 264-Pliego 3 25/5/11 11:26 Página 48 AC T U A L I DA D ITALIA Estreno de una nueva ópera de Fabio Vacchi PUENTES SOBRE EL MAR BARI Teatro Petruzzelli. 28-IV-2011. Vacchi, Lo stesso mare. Julian Tovey, Yulia Aleksiuk, Chiara Taigi, Sabina Macculi, Giovanna Lanza. Director musical: Alberto Veronesi. Director de escena: Federico Tiezzi. Escenografía: Gae Aulenti. En la nueva vida del Teatro Petruzzelli de Bari, tras el incendio y la reconstrucción, ha sido una empresa muy significativa la representación de la ópera encargada a Fabio Vacchi, Lo stesso mare con libreto que Amos Oz extrajo de su novela de 1999. En un suburbio de Tel Aviv, se entrelazan los sentimientos, las inquietudes, los dolores, las contradicciones de los personajes que de varias maneras van apareciendo, para reencontrarse al final en una visión onírica. Al escoger esta novela profundamente afín a su mundo poéticomoral, Vacchi accede a un estilo superior al de Teneke: prosiguiendo con su vía “intermedia” entre tradición y cauta apertura de búsqueda, ha escrito una música donde se admiran sobre todo los tono elegíacos, el melancólico lirismo, las conmovedoras suspensiones, los momentos de gran finura y delicadeza. El libreto subraya la novela paso a paso, siguiendo el encadenamiento de capítulos breves casi uno por uno, alternando extensas intervenciones de las tres voces recitadas con las secciones cantadas. Lo que conquista al lector de la novela no funciona en la escena, ni con una perspecti- va dramatúrgica tradicional, ni de búsqueda. Pudiera ser sugestiva la mezcla de melólogo y ópera; el compositor ha deseado referirse constantemente al texto, pero se ha visto condicionado por la excesiva duración (tres actos de cerca de una hora cada uno) y quizá también por acoger situaciones que incurren musicalmente en riesgos de desigualdes cualitativas. Demasiadas veces se desearía escuchar a la orquesta (puede que un poco tímida en la ejecución) respirar libre de las muchas palabras recitadas. La cualidad iridiscente del sonido de la orquesta de Vacchi es siempre personal y reconoci- ble y no carente de momentos felices la búsqueda de una variedad de caracterizaciones vocales que se vale también de la estilización de las melodías sefarditas, árabes, asiáticas, sin evitar tampoco algunos declamados. En la interpretación musical se subraya la calidad ya conocida de la Orquesta del Petruzzelli, dirigida con cuidado por Alberto Veronesi. De alto nivel el reparto, con Julian Tovey como estupendo protagonista. Sugestiva la planta escénica de Gae Aulenti e inteligente la dirección de Federico Tiezzi.. Paolo Petazzi Estreno italiano de The Greek Passion LA PASIÓN DE MANOLIÒS Palermo. Teatro Massimo. 29-IV-2011. Martinu, The Greek Passion. Sergei Naida, Judith Howarth, Mark S. Doss. Director musical: Asher Fisch. Director de escena: Damiano Michieletto. PALERMO En la vasta y ecléctica producción de Martinu, The Greek Passion es un punto de llegada conclusivo, una suerte de testamento de carácter político-religioso. Fuente del libreto, que el mismo compositor elaboró en inglés, fue la traducción inglesa (publicada en 1954) de una novela Cristo de nuevo crucificado, escrita en 1948 por el cretense Nikos Kazantzakis (18831957), quizá hoy más conocido como autor de Zorba el griego o La última tentación de Cristo. En el sintético libreto de la ópera se dan situaciones terriblemente actuales: los prófugos de una zona griega de Anatolia saqueada por los turcos son rechazados en otro pueblo, donde un joven que predica la lucha contra la miseria en el nombre de Cristo es asesinado. En Martinu pasan a segundo plano las tensiones políticas greco-turcas, tampoco apare- 48 ce el gobernador turco del pueblo, siendo en cambio central la atormentada búsqueda espiritual del pastor Manoliòs, designado para encarnar a Cristo en la representación de la Pasión prevista para la Pascua: en su esfuerzo por ser digno, se convierte en predicador de la caridad y la justicia evangélica y se gana una autoridad moral que empuja al sacerdote ortodoxo Grigoris y a los notables del lugar a hacerlo asesinar. Martinu compuso The Greek Passion entre 1955 y 1957. El proyectado estreno en el Covent Garden no tuvo efecto y el compositor elaboró una segunda versión entre 1957 y 1959, que fue escenificada póstumamente en 1916 en Zúrich. En Palermo, se ha representado la primera versión, en la reconstrucción de Ales Brezina, ya vista en Bregenz en 2001. Concebida sobre todo como un fresco coral, sin protagonistas absolutos, The Greek Passion tiene una fuerte impronta eslava y los caracteres nacionales checos se funden sin dificultad con el canto religioso ortodoxo y el folclore griego. En la vocalidad es determinante la expresiva flexibilidad de las diversas formas de recitativo y arioso, con efectos de gran intensidad. La ópera merece el cuidado con el que el Massimo de Palermo ha propuesto el estreno italiano, confiándolo a la segura e inteligente dirección de Asher Fisch y un reparto bien equilibrado del que citaremos al menos al tenor Sergei Naida (Manoliòs), la soprano Judith Howarth (Katarina, la campesina que se identifica con la Magdalena) y las dos voces graves de los sacerdotes Mark S. Doss (Grigoris) y Luis-Ottavio Faria. A la cálida acogida de la velada contribuyó de manera determinante la dirección escénica de Damiano Michieletto, la escenografía de Paolo Fantin y el vestuario de Silvia Aymonino y todo el grupo de colaboradores habituales del director veneciano. Podría parecer reductora la idea de crear una única estructura escénica giratoria para una trama que se desarrolla en muchos lugares diferentes, pero en el espectáculo esta elección de carácter abstracto, no naturalístico, funciona estupendamente, la estructura de planos superpuestos se transforma al girar y por medio de la iluminación de Alessandro Carletti y se revela inseparable de la dirección, de impecable inteligencia e intensidad. Pertinente también el fuerte reclamo de actualidad en la escena en que los prófugos son encerrados en recintos parecidos a los de un centro de primera acogida. Paolo Petazzi 264-Pliego 3 25/5/11 11:26 Página 49 AC T U A L I DA D SUIZA Imponente montaje de la obra de Leonard Bernstein UN POCO PUEDE CONSEGUIR MUCHO Frente a las imágenes cinematográficas en la mente de los espectadores, la directora de escena Tatiana Gürbaca ha propuesto con mano firme una rotunda respuesta para West Side Story. Werner Hutterli ha construido un podio cuadrado sobre el escenario del Teatro de Lucerna. Por lo demás, sólo vemos maquinaria escénica, focos y numerosas sillas a los lados, en las que se acomoda toda la compañía cuando no está en el cuadrado central. Una abstracción radical, pues, pero no en cuando a teatralidad: tan pronto como los actores, bailarines y can- tantes se suben al podio, se convierten en jets, sharks o en la pareja de protagonistas enamorados. Las coreografías de Kinsun Chan son virtuosas, deslumbrantes y perfectas en el timing, al igual que los contrastes entre momentos cómicos y emotivos por parte de la regista. El efecto es imponente: un trepidante juego, desarrollado con alegría y un poco de sarcasmo, pero también con el suficiente respiro para los momentos trágicos. Samia von Arx interpretó a una magnífica Anita, incluso en la comprometida escena de la violación. Simone Stock no sólo estuvo deliciosa como María en I feel pretty, Ingo Höhn LUCERNA Theater. 9-IV-2011, Bernstein, West Side Story. Simone Stock, Samia von Arx, Daniel Prohaseak, Olga Privalova, Flurin Caduff, Marco Bappert, Martin Blazek, Hans-Caspar Gattiker, David Imhoof. Director musical: Rick Stengards. Directora de escena: Tatiana Gürbaca. Decorados: Werner Hutterli. Vestuario: Ingrid Erb. Simone Stock y Daniel Prohasak sino que gracias a su voz operística mantuvo todo el peso del final, sin caer en lo melodramático. Excelente también Daniel Prohasak como Tony, con una absoluta entrega corporal. Desde el foso, Rick Stengards supo plasmar admirablemente esa mezcla de jazz, blues y mambo, y todos los ritmos latinoamericanos que Bernstein introdujo en su partitura. No abusó de la sensiblería, y los tritonos y saltos de séptima, que crean tensión en prácticamente cada compás, fueron convenientemente destacados, en una versión en la que prevaleció sobre todo el elemento dinámico y el impulso de la partitura. Reinmar Wagner David Pountney juega al teatro con Verdi DANZA DE LA MUERTE CON EL BUFÓN DEL REY ZÚRICH Suzanne Schwiertz Opernhaus. 25-IV-2011. Verdi, Un ballo in maschera. Piotr Beczala, Vladimir Stoyanov, Fiorenza Cedolins, Yvonne Naef, Sen Guo, Peter Kalman, Miroslav Christoff, Andreas Hörl, Giuseppe Scorsin. Director musical: Nello Santi. Director de escena: David Pountney. Decorados: Raimund Bauer. Vestuario: Marie-Jeanne Lecca. El rey Gustavo III de Suecia fue asesinado de un disparo el 16 de marzo de 1792 en un baile de máscaras. El monarca fue un entusiasta amante del teatro, e incluso un actor aficionado. Esto ha inspirado al director de escena David Pountney a contar la historia como una representación real. El trono está presente desde el comienzo. Piotr Beczala está sentado en él, mientras el bufón interpreta su papel. Al final todos están muertos, no sólo el verdadero rey, quien, al soltar los hilos que lleva en su mano hace caer a todos los demás personajes como si fueran marionetas. El director británico no sería él, si en este baile en torno a la vida y la muerte no introdujese algunos gags de humor negro inglés: los ahorcados cuelgan a docenas en el patíbulo, Amelia es encadenada por Renato en una especie de escena sadomasoquista, y el baile de máscaras se convierte en danza de la muerte, donde unos esqueletos disfrazados compiten por ver quién tiene la mayor calavera. Una ventaja de este concepto escénico es que los cantantes pueden exhibirse a discreción. Así, el dúo de amor presenta todos los tópicos operísticos, si bien la súplica de Amelia de ver por última vez a su hijo resulta desgarradora. Al mismo tiempo, éste es el mayor fallo del concepto, pues Verdi no escribió ninguna ópera cómica, sino que con su experimentada mano supo reflejar intensas emociones. Que éstas no fueran expresadas con mayor ímpetu se debió también a un equipo vocal basado sobre todo en la delicadeza. En especial Piotr Beczala estuvo ejemplar en cuanto a la línea de canto y la riqueza de matices y colores. Fiorenza Cedolins como Amelia lució la oscuridad de sus graves y sus delicados piani, y sólo mostró cierta tendencia al descontrol cuando empleaba todas sus fuerzas. Esto no le ocurrió desde luego a Vladimir Stoyanov como Renato, aunque permaneció algo unidimensional. Sen Guo fue un encantador paje Oscar. Todos ellos estuvieron esmeradamente defendidos desde el foso por Nello Santi, quien no obtuvo de la Orquesta de la Ópera de Zúrich una de sus noches más precisas, pero a cambio ofreció un Verdi lleno de vida y temperamento. Reinmar Wagner 49 264-Entrevista 24/5/11 12:26 Página 50 E N T R E V I S TA JONAS KAUFMANN: “BAYREUTH NO ES MI DESTINO NI MI OBSESIÓN” dmitido que el septuagenario Plácido Domingo es más una leyenda y un barítono, podría concluirse que Jonas Kaufmann (Múnich, 1969) ha asumido el cetro del “primer tenor” contemporáneo. No porque la ópera responda a una competición, sino porque los hitos del cantante germano han abierto una brecha representativa en relación a sus colegas de escalafón. Con más razón después de haber acometido en clave de éxito —son unánimes las críticas— la polifacética aventura wagneriana. El 22 de junio será Florestan en el Fidelio que Zubin Mehta dirigirá en el Palau de les Arts de Valencia. 50 Fotos: Regina Recht A 264-Entrevista 23/5/11 12:35 Página 51 E N T R E V I S TA JONAS KAUFMANN El mayúsculo triunfo de Lohengrin en el templo de Bayreuth, el verano pasado, acaba de refrendarse en el Met con el papel de Siegmund (La walkyria) al abrigo de la nueva tetralogía del director canadiense Robert Lepage. Quizá es el mejor tenor que aparece en Alemania desde los tiempos de Wunderlich. Ha habido cantantes germanos de mérito y figuras sobresalientes en la familia de los heldentenoren, pero Kaufmann es una suerte de tenor insaciable. Tanto por las aptitudes teatrales como porque la versatilidad nunca ha descuidado la sensatez ni el instinto artístico. De hecho, su consagración internacional como tenor imprescindible se remonta a cinco o seis temporadas. Ha tenido paciencia. Ha perseverado en los papeles secundarios. Y ha sabido aprovechar las oportunidades. Desde la sorpresa en el Covent Garden (La rondine) hasta su impecable Alfredo neoyorquino y su espléndido Werther de París. Unos y otros papeles sobrentienden que Kaufmann es un tenor lírico puro, aunque su competencia en Carmen y sus primeras incursiones wagnerianas implican una apertura hacia el repertorio de riesgo. Puede avanzarse, pero ya no se puede retroceder. La prueba está en que el tenor bávaro se ha propuesto explorar el catálogo verdiano —Otello se dibuja en su horizonte— y acaba de publicar un disco en Decca con sus aptitudes en el desgarro verista. Para equilibrar, el mismo sello discográfico saca a escena el memorable Fidelio que Jonas Kaufmann protagonizó el pasado verano —Festival de Lucerna— a las órdenes de Claudio Abbado. Jonas Kaufmann es un conversador ameno y divertido. No se reconoce el menor atisbo de divismo ni se percibe que las alas de Lohengrin lo hayan levantado del suelo. Lo hemos localizado en Nueva York. Y no ha sido difícil, puesto que allí lo han proclamado nuevo tenor de tenores. ¿Cómo ha sido la experiencia de Siegmund en el Met? Extraordinaria. La afrontaba muy bien preparado. Y no me refiero sólo al hecho de saberme el papel, sino a la circunstancia de haberme rodado en la Ópera de Múnich y en el Festival de Bayreuth con Lohengrin. Creo que he sabido llegar a Wagner cuando mejor podía hacerlo. Aunque admito que el papel de Siegmund me sorprendió más de lo que me esperaba cuando tuve delante la partitura. ¿A qué se refiere en particular? Me refiero especialmente al primer acto. El papel se estructura en momentos, en frases, pero no en pasajes más desarrollados. Me frustraba en cierto modo no poder explayarme, aunque luego fui adaptándome al papel y pude disfrutarlo mucho. En este sentido, era muy interesante haber dispuesto de una producción completamente nueva. Cuando ensayas sobre la tarima y trabajas mucho un papel, existe una correlación entre el fenómeno visual, vocal y escénico, de tal manera que el papel queda más interiorizado. Era la ventaja de trabajar con Lepage y de participar en sus magníficas ideas. de cantar desde la relajación. Que no sólo concierne al instrumento, sino al cuerpo entero, a los músculos. Esta nueva dimensión ha beneficiado mi confianza y mi serenidad. Y me ha permitido ir creciendo en el repertorio y en la búsqueda de nuevos retos. Por decirlo de una manera más gráfica, he aprendido a cerrar puertas y a abrir otras. También he sido capaz de dejar algunas puertas entreabiertas. Ha mencionado antes la experiencia de Bayreuth. ¿Cómo la evoca ahora? ¿Cuánto le ha supuesto a usted la colina wagneriana? ¿Y cómo se traduce ese juego en el calendario? Soy un tenor alemán. Me refiero a la impresión y a la sugestión que para mí implica cantar la música de Wagner en la colina de Bayreuth. Es el lugar mágico y sagrado del repertorio, de forma que ese debut forma parte de los grandes desafíos de mi carrera, y de mi vida. También soy consciente de que el Festival se halla en una suerte de disyuntiva. Por un lado, se encuentra la tradición, el patrimonio, el peso histórico. Y por otro, existe el acontecimiento social, el ajetreo vip, la frivolización del acontecimiento. Hay que ser consciente de los dos extremos, pero sobrepasé el reto con bastante seguridad. Era como una especie de inmersión total en el wagnerismo. De hecho, Bayreuth es una pequeña ciudad donde no tienes otra cosa que hacer que cantar, ensayar y encontrarte más o menos con las mismas personas, con los mismos colegas. Quiero volver [de momento no existe un compromiso firme], pero también tengo claro que Bayreuth no es mi destino ni mi obsesión. Wagner, de momento, sí lo parece. Anda buscándose un nuevo Tristán a quien entregar como pieza sacrificial. Y usted se resiste. Claro que me resisto. La cuestión no es tanto si puedo o no puedo hacer el papel de Tristán de aquí a algunos años, sino cuánto podría resentirse el resto de mi carrera por el hecho de centrarme en un objetivo tan duro y comprometido. Tristán no forma parte de las expectativas que me he creado. Puedo hacer algunos pasajes en estudio, pero la ópera completa me resultaría bastante nociva. Es la demostración de que usted ha sabido conocer sus límites. Y entiéndase este comentario en una carrera que llama la atención especialmente por la versatilidad. Es verdad que mi voz se ha hecho más oscura. Y que me agrada esa oscuridad. No la he buscado premeditadamente. Se trata de una evolución natural. Probablemente relacionada con el desarrollo de una nueva técnica que he ido mejorando en los últimos años. La diferencia estriba en que antes cantaba más presionado. Tenía que empujar más las notas, cantaba en situación de estrés. Ahora he descubierto el placer La evolución de la que hemos hablado me han constreñido a abandonar los papeles lírico-ligeros. Ya no puedo hacer Almaviva ni distintos roles mozartianos. Tampoco me preocupa. De hecho, me siento más identificado con un repertorio más oscuro e intenso. Sin perder la cabeza, quede claro. La experiencia de Wagner no la voy a llevar a Tannhäuser, ni por supuesto a Tristán, como tampoco quiero quemar las etapas antes de tiempo. El límite de mi carrera soy yo mismo. De momento están en la agenda mi primer Eneas (Los troyanos), el debut en el Trovatore y mis primeras experiencias en Andrea Chénier, Manon Lescaut y La fanciulla del West. No es que me obsesione aumentar el catálogo, pero sí me gusta encontrarme delante de nuevas experiencias y mantener viva la curiosidad. Es el punto donde usted traza la diferencia entre Alfredo Kraus y Plácido Domingo. Siempre he mencionado ambos ejemplos como símbolo de dos enfoques. Alfredo Kraus fue un cantante prodigioso. Tenía una técnica y una calidad inusuales. Supo administrarse, medirse, en una trayectoria longeva. Pero lo hizo a costa de desenvolverse en un número de papeles muy reducido. Entiendo la elección, la respeto. El problema es que yo no podría hacerlo. Acabaría conmigo la monotonía, la rutina. Perdería, y hablo de mí, la clave de la espontaneidad. Que es y ha sido y va a ser uno de los estímulos de mi vida artística. Desde este punto de vista, es normal que sienta una mayor identificación hacia la carrera de Plácido Domingo. No me estoy comparando. Ni lo trato de emular. Lo que digo es que comparto con el maestro Domingo una parecida curiosidad, cuando no voracidad, en la búsqueda de nuevos papeles y de otros horizontes. Necesito estímulos, pruebas, desafíos. No quiero encorsetarme, conformarme, resignarme. Quiero evolucionar. ¿No tiene miedo de los riesgos? Ya sabe usted cuántos cantantes y, particularmente, cuántos tenores, se han malogrado en la emulación dominguista y en la aceleración de etapas. Aunque es cierto que su caso es bien distinto. Siempre he tenido curiosidad, pero 51 264-Entrevista 23/5/11 12:35 Página 52 E N T R E V I S TA JONAS KAUFMANN nunca he tenido prisa. No le he exigido a mi voz más de lo que yo pienso que podría darme. He sido paciente en la elección de repertorio, pero también me he dado cuenta de que una de mis grandes cualidades es la versatilidad. Lo cual no quiere decir que afronte los papeles con ligereza ni frivolidad. Todo lo contrario. Hemos hablado antes en profundidad sobre Wagner. Pues bien, la experiencia de Wagner ha sido y es capital, pero no quiero convertirme en un especialista. Y mucho menos hacerlo a costa de otras experiencias que puedo y quiero asumir porque están en mis posibilidades, en mis medios. Está en el horizonte, pero hay que llegar a él en el momento adecuado. Requiere demasiada energía e intensidad. Cada frase necesita un peso y una tensión. Se trata de un personaje violento, poderoso, supremo. Creo que voy a poder cantarlo en unos años, pero soy consciente de que me tengo que medir. Hoy estoy firmando los contratos para las óperas que haré en 2015 o en 2016. Y es muy difícil predecir hoy cómo va a encontrarse mi voz dentro de un lustro. No tengo más que mirar cinco años atrás para darme cuenta de las diferencias. Son las reglas que hay. Me parecen discutibles, pero no tienen arreglo. Aunque a veces me desespera especular en 2011 cómo me voy a encontrar dentro de seis años. Es una de las grandes anomalías de nuestra profesión. Me refiero al hecho de firmar contratos con tanta antelación y en relación a unas coordenadas vocales, emocionales, personales, que pueden variar bastante cuando llega el momento de cumplirlos. Hablemos del presente entonces. Y hagámoslo de su experiencia verista. Un disco de arias “viscerales”, muchas de ellas bastante desconocidas, que usted interpreta a las órdenes de Antonio Pappano y que le ponen en disposición de llevar a escena las obras de Mascagni, Leoncavallo, Giordano… 52 He entrado en un territorio que me apasiona, que me emociona interpretar. Ocurre con el verismo una especie de sacudida. Ha hablado usted de la visceralidad. Y me parece interesante la idea, porque notas que cuando cantas el repertorio verista te implicas con todo lo que tienes. Por eso hay que mantener ciertos momentos de lucidez o de contención. Karajan hablaba de Wagner desde la idea del éxtasis controlado. Leoncavallo y Mascagni no son Wagner, pero ambos utilizan una orquesta enorme y te tientan a sobrepasar tus capacidades. Mi manera de verlo es bastante gráfica. El verismo te coloca al borde de un precipicio. Hay que asomarse. Cuanto más te asomas, más ves y más impresionante es la vista, pero nunca puedes Mathias Bothor Se está usted acercando sospechosamente a Otello. correr el riesgo de arrojarte al vacío. Ahí está el peligro y la tentación de la música verista. La cuestión es que usted compagina ese desgarro con la mayor sutileza, introspección del lied. Dan buena cuenta sus grabaciones de Schubert. Trato de profundizar todo lo que puedo en los roles, extraer sus matices y colores. Encuentro una enorme satisfacción en el trabajo de exploración y de aprendizaje. Por un lado tengo facilidad para asimilar lo que estudio. Y por otro me gusta avanzar en esa paleta cromática que me ha puesto delante mi propia voz. No hay contradicción en cantar con el mismo convencimiento Payasos y La bella molinera. De hecho, el privilegio de la voz consiste precisamente en pasar por diferentes estilos, épocas, estados de ánimo. Mi voz ha ido madurando, enriqueciéndose. Nunca la he forzado ni manipulado. Para que se me entienda: he seguido a mi voz, ella me ha marcado el camino. Y resulta que en ese camino usted se entrecruza con Claudio Abbado. Y que consuman en Lucerna un Fidelio de referencia que acaba de poner en circulación la compañía Decca. La verdad es que me siento un privilegiado. Abbado me ha reclutado para distintos proyectos. Uno de los más interesantes se produjo con la Filarmónica de Berlín, interpretando la cantata Rinaldo de Brahms, que es bastante insólita. Es un maestro excepcional porque llega a la profundidad de la música con una extraordinaria naturalidad. Por esa misma razón me interesaba mucho el proyecto de Fidelio. Lo hemos grabado y concebido en uno de esos ambientes y atmósferas que sólo él es capaz de crear en torno a la música. Cuesta trabajo explicar las sensaciones que se producen cuando tienes a Abbado delante. Admiro profundamente esa musicalidad natural, hasta espontánea. También se le ha elogiado a usted en su faceta de actor. Y no sólo en Fidelio. Se diría que Kaufmann es el tenor moderno por antonomasia. Que sabe coser, que sabe cantar, y que sabe la tabla de multiplicar. ¿Hasta qué punto es hoy importante saber moverse en escena y cuánto está siendo discriminatorio elegir a las sopranos no por sus cualidades canoras sino por la longitud de las piernas? Nuestro trabajo se ha hecho enormemente exigente. Por un lado, comparto la idea de que el cantante de ópera debe resultar convincente como actor. Me parece que la profundidad teatral beneficia la credibilidad musical, y viceversa. Otra cuestión es que la ópera deba adulterarse para hacerla coincidir con las expectativas contemporáneas. Me refiero a que no considero necesario forzar la dramaturgia o transgredirla por el mero hecho de conquistar a un espectador que pretende ver en la ópera lo mismo que ya contempla en la televisión o en internet. La ópera es un acontecimiento mágico, excepcional, extraordinario. No debe trivializarse para hacerlo digerible. La cuestión de ser o no ser un buen actor está relacionada con la sensibilidad del espectador contemporáneo. Me refiero a que el predominio de la cultura 264-Entrevista 23/5/11 12:35 Página 53 E N T R E V I S TA JONAS KAUFMANN audiovisual repercute en la ópera porque al público no se le puede contentar simplemente con una buena voz. El espectador tiene mucha experiencia. Ahí radica la importancia de resultar verosímiles. Pero hay que tener cuidado. Prevenirse de un peligro aún mayor que el inmovilismo escénico, o sea, la sobreactuación. Con más razón si se sobreactúa para maquillar ciertas deficiencias vocales. ¿Le sorprende a usted mismo la explosión que ha protagonizado? En cierto modo me impresiona verme anunciado en todos los grandes teatros, en medio de los mejores proyectos. Escucho las comparaciones con Wunderlich o con Corelli. Leo los elogios, y veo que mi agenda está llena para los próximos cinco años. Lo que no he hecho es dejarme impresionar por el éxito. No he perdido la noción de la realidad ni pienso permitirme que las burbujas me distraigan. Sigo considerando fundamental el trabajo, la seriedad, el instinto. Del mismo modo que tengo en mi cabeza la expectativa de una carrera larga e intensa. Para conseguirla es necesario conservar la frescura y mantener despierto el interés. No quiero que cantar se convierta en un trabajo. El día que suceda será el final de mi trayectoria. Me gusta demasiado la ópera como para degradarla a la ruti- na o a una actividad convencional. ¿Y cuál ha sido el punto de inflexión? ¿En qué momento se produce el salto cualitativo en el que Kaufmann pasa de la buena reputación al número uno? Se lo pregunto porque usted debutó en Madrid hace unos años sin que nadie se hubiera percatado. Intervino en una Clemenza di Tito o en un Idomeneo, ¿no? Ahora va a regresar como máxima estrella de la Carmen que Rattle y la Filarmónica de Berlín preparan para el Real. Yo me daba cuenta de que los teatros reaccionaban con mucho calor. Mis años en la compañía de Zúrich fueron muy significativos para formarme e ir madurando. También las críticas valoraban mi trabajo con entusiasmo. Pude actuar en los grandes teatros centroeuropeos. Pero no fue hasta La traviata del Met cuando se produjo el verdadero cambio. Nueva York dio una nueva dimensión a mi carrera. Y no hablo exactamente de mi evolución artística, sino de la repercusión. Cuando se produjo aquel éxito con la ópera de Verdi, Europa se dio cuenta de quién era Jonas Kaufmann. Lo cual no deja de ser paradójico. Es en Europa donde nació la ópera, pero ha sido en Norteamérica donde se ha producido el salto cualitativo. Ahora no tengo una fecha libre. Me reclaman y me quieren contratar, aunque soy bastante sensato en el momento de bregar con la presión. Disfruto mucho con mi trabajo. Concluyamos la entrevista con una mención a su afinidad hacia el repertorio francés. Ha cantado Carmen y ha triunfado usted particularmente con el Werther de la Ópera de París. Una versión memorable, con Plasson en el foso y con Sophie Koch a su vera en el papel de Charlotte. París ha sido un punto de referencia constante en mi carrera. He cantado allí La traviata, Fidelio, Carmen, pero es verdad que el Werther ha constituido una experiencia superior a todas. Seguro que una de las claves fue la dirección de Plasson, sensible y con sentido de la teatralidad. El papel de Werther es una paleta extraordinaria, en sus matices, en sus emociones, en su oscuridad y hasta en su desgarro. Me emocionaba mucho interpretándolo. Y sé que algunos maestros sostienen que un cantante debe emocionar sin emocionarse, pero yo no me identifico con un concepto tan aséptico. Hay que controlar, pero no abusar del control. Hay que emocionarse, pero sin dejar que las emociones te atenacen. Por eso Werther es un desafío. Exige escrúpulo, fraseo, refinamiento. Y al mismo tiempo le rodea un aura trágica que se va apoderando del personaje. Rubén Amón 53 264-Entrevista 23/5/11 12:35 Página 54 D I S C O S EXCEPCIONALES LOS DISCOS XCEPCIONALES DEL MES DE JUNIO La distinción de DISCOS EXCEPCIONALES se concede a las novedades discográficas que a juicio del crítico y de la dirección de la revista presenten un gran interés artístico o sean de absoluta referencia. BACEWICZ: Sonata nº 2. Quintetos con piano nºs 1 y 2. KRYSTIAN ZIMERMAN, piano; KAJA DANCZOWSKA, AGATA SZYMCZEWSKA, violines; RYSZARD GROBLEWSKI, viola; RAFAL KWIATKOWSKI, violonchelo. DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 8332 Esplendorosos instrumentistas, un programa feliz, un disco insuperable. S.M.B. Pg. 67 BACH: Oratorio de Navidad. C. SAMPSON, W. LEHMKUHL, M. LATTKE, W. LATTKE, K. WOLFF. CORO DE CÁMARA DE DRESDE. ORQUESTA DE LA GEWANDHAUS DE LEIPZIG. Director: RICCARDO CHAILLY. 2 CD DECCA 478 2271 completa. SINFÓNICA DE CASTILLA Y LEÓN. Director: JOSÉ LUIS TEMES. VERSO VRS 2102 Luis de los Cobos es recuperado en belleza. Un testimonio ejemplar de un compositor al que no se le dio la trascendencia merecida. F.H. pg. 73 GLASS: Concierto para violín nº 2 “Las Cuatro Estaciones Americanas”. ROBERT MCDUFFIE, violín. FILARMÓNICA DE LONDRES. Director: MARIN ALSOP. ORANGE MOUNTAIN MUSIC OMM 0072 intensidad... una interpretación luminosa, transparente, viva, verdaderamente espléndida. A.V.U. Pg. 68 Una obra concertante entre cuyas perfectas particiones repetitivas rumorea la pradera apalache y el tañido rústico de los colonos. D.R.C. Pg. 75 BACH: La Pasión según san Juan . HAYDN: Il mondo della luna. Refinamiento, H.-J. MAMMEL, M. VIEWEG, M. KEOHANE, H. EK, C. MENA, J. BÖRNER, J. KOBOW, S. MACLEOD. RICERCAR CONSORT. Director: PHILIPPE PIERLOT. V. GENAUX, D. HENSCHEL, M. BEAUMONT. CONCENTUS MUSICUS WIEN. Director musical: NIKOLAUS HARNONCOURT. Director de escena: TOBIAS MORETTI. 2 CD MIRARE MIR 136 CMAJOR 703508 Desde el punto de vista conceptual Pierlot se adscribe a la visión emotiva, dramática, agresiva. A.B.M. Pg. 61 La labor de Harnoncourt es una auténtica maravilla, y parece que no se puede sacar más partido de cada nota musical. R.B.I. Pg. 86 BACH: Pasión según san Juan. SCHUBERT: Winterreise. DIETRICH M. PADMORE, H. MÜLLER-BRACHMANN, P. HARVEY, B. FINK, K. FUGE, J. LUNN. CORO MONTEVERDI. THE ENGLISH BAROQUE SOLOISTS. Director: JOHN ELIOT GARDINER. FISCHER-DIESKAU, barítono; ALFRED BRENDEL, piano. ARTHAUS 107 229 Dos discos que documentan la inigualable intensidad expresiva que tiene Gardiner al hacer música en vivo. E.M.M. Pg. 68 Se establece una relación absoluta, una comprensión mutua extraordinaria, gracias a lo que se consigue una unidad interpretativa, eso sí, iluminada por mil luces, sensacional. A.R. Pg. 88 BOCCHERINI: Quintetos de VIVALDI: Ottone in Villa. SOLI DEO GLORIA SDG 712 cuerda op. 28. LA MAGNIFICA COMUNITÀ. 2 CD BRILLIANT 93977 S. PRINA, J. LEZHNEVA, V. CANGEMI, R. INVERNIZZI, T. LEHTIPUU. IL GIARDINO ARMONICO. Director: GIOVANNI ANTONINI. Las interpretaciones captan admi- 2 CD NAÏVE OP 30493 rablemente los claroscuros del universo boccheriniano, están magníficamente articuladas, con arcos cortos y notable agilidad. P.J.V. Pg. 71 Antonini CHOPIN: Conciertos para piano. YO SOY LA LOCURA. DEUTSCHE GRAMMOPHON 4779520 Obras de Du Bailly, Marín, Sanseverino, Sanz, Lully, Ruiz de Ribayaz, Hidalgo y anónimos. RAQUEL ANDUEZA. LA GALANÍA. DANIEL BARENBOIM, piano. STAATSKAPELLE BERLIN. Director: ANDRIS NELSONS. La belleza de sonido, la elegancia en el canto y la exquisita expresividad... encontramos a un Barenboim perfectamente compenetrado con un acompañamiento ejemplar de Nelsons. R.O.B. Pg. 72 54 DE LOS COBOS: Obra sinfónica consigue una sostenida teatralidad, administrando con maestría la variedad de colores, tempi y ritmos de la partitura. P.J.V. Pg. 83 ANIMA E CORPO AeC001 Gracias al timbre de Andueza, pleno de dulzura y sensualidad, y al acompañamiento de extraordinaria sutileza todo resulta fresco, elegante, un auténtico gozo. P.J.V. Pg. 85 264-Estudios 22/5/11 14:32 Página 55 DISCOS Año XXVI – nº 264 – Junio 2011 MAESTROS, ORQUESTAS, CREADORES O , si se prefiere, recuperación, antología, memoria o resumen. Antología impecable la de EMI que rinde homenaje a Klaus Tennstedt, el grandísimo director alemán que comenzó su carrera internacional a los 44 años, cuando el régimen de la RDA le permitió salir a dirigir a la Sinfónica de Gotemburgo. Tennstedt se convirtió en poco tiempo en la mayor sorpresa de la música clásica en muchos años, en un invitado habitual de las grandes orquestas y en titular de una Filarmónica de Londres con la WILLEM VAN OTTERLOO que firmaba una de las mejores integrales jamás registradas de las sinfonías de Gustav Mahler. Sólo una muestra de aquella grabación nos llega en esta caja de catorce discos y precio económico rotulada como The Great EMI Recordings. A cambio, mucho Beethoven, el Réquiem alemán de Brahms, la Novena de Schubert, tres poemas sinfónicos de Strauss y una amplia selección orquestal de la Tetralogía wagneriana. El conjunto no sólo no desmiente el prestigio del maestro sino que, muy al contrario, lo afirma para confirmación de conocedores y sorpresa de recién llegados. Recuperación la del legado de Willem van Otterloo (19071978), el director de orquesta holandés que quedó a la sombra, primero, del prematuramente desaparecido Eduard van Beinum y luego del más joven Bernard Haitink en el escalafón de los directores de orquesta de su país. Van Otterloo comenzó como violonchelista de la Sinfónica de Utrecht, luego dirigiría evenACTUALIDAD: tualmente a la Concertgebouw de Ámsterdam para recalar finalMaestros, orquestas, creadores. . . . . . . . . . . . 55 mente como titular de la Orquesta de la Residencia de La Haya entre 1949 y 1973. La sombra de la primera orquesta holandesa y una de las mejores del mundo era alargada para la excelente ENTREVISTA: formación de la ciudad del Mauritshuis pero Van Otterloo hizo Michael Tilson Thomas. J.A.L. . . . . . . . . . . . . 56 de ella una orquesta de muchos quilates y dejó un interesante legado discográfico que ahora recupera Challenge Classics en REFERENCIAS: una caja de siete discos. Junto con testimonios del maestro al frente de otras formaciones, entre ellas la propia ConcertgeBach: Variaciones Goldberg. J.G.-R. . . . . . . . . 58 bouw —César Franck, fragmentos inéditos de La novia vendida—, Sinfónica de Viena —Séptima de Bruckner y más ESTUDIOS: cosas— o Filarmónica de Berlín —Idilio de Sigfrido—, he aquí el Haydn imparable. A.V.U.. . . . . . . . . . . . . . . . 60 recorrido de un maestro que no merecía el olvido. Dos pasiones antagónicas. A.B.M. . . . . . . . . . 61 Memoria, la de la Orquesta Filarmónica de Lieja. No una formación puntera ni de esas que hacen del glamour casi una manera de ser. La formación belga celebra sus cincuenta años REEDICIONES: con una caja de cincuenta compactos en el sello Cypres que, Victoria: Ediciones conmemorativas. J.L.F.. . . 60 haciendo honor a la tradición rompedora de la orquesta y sus Ópera rusa: Antiguas joyas. S.M.B. . . . . . . . . . 62 sucesivos titulares —presencia fundamental de Paul Strauss y Pierre Bartholomée— ofrecen un repertorio en general poco De Bach a Shostakovich. A.V.U. . . . . . . . . . . 63 convencional, con obras de compositores de los Países Bajos — Brilliant: Memoria viva. A.V.U. . . . . . . . . . . . 64 Jongen, De Greef, Kersters, Vieuxtemps…— y otros más habiTestament: Nuevos históricos. E.P.A. . . . . . . . 64 tuales. La orquesta sabe que ahí es donde está su historia y donNaxos: Barras y estrellas. C.V.N. . . . . . . . . . . 65 de rinde al máximo de sus posibilidades. Y para cerrar, un resumen. Cajita esta vez al lado de las grandes cajas citadas antes. Ondine reúne cuatro discos con DISCOS de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . 66 obras de Magnus Lindberg, el gran compositor finés. Las dos Arena, las dos Corrente, Joy, Marea, Coyote Blues, el Concierto DVD de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86 para orquesta en las versiones conocidas que dirigieron en su día Saraste, Salonen u Oramo. Una buena ocasión para trabajar a fondo una música pletórica. ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS. . . . . . 90 SUMARIO 55 264-Estudios 22/5/11 14:32 Página 56 D D I SI CS O C O S S ENTREVISTA “LAS SINFONÍAS DE MAHLER SON COMO NUESTRA CASA” A 56 lguien como usted, que conoce las penurias hoy del mundo del disco después de haber grabado más de 120, es valiente al atreverse con una colección mahleriana de tal envergadura. En la Orquesta de San Francisco tenemos la suerte de haber estado comprometidos con grandes firmas de discos y de haber sido capaces después de hacer una transición y producirlos nosotros mismos. Cada vez son más las compañías artísticas y organizaciones que piensan en efectuar sus propias producciones. Nosotros contamos para ello con un gran equipo de personas y un buen sistema de distribución. Nos parece que tiene más sentido hacerlo así. En términos económicos, artísticos, y en muchos otros aspectos. Y ha optado por las grabaciones en directo. Sí, me encanta grabar en directo. Cuando los músicos tocan para una audiencia, se crea una gran emoción, por esa complicidad que se establece. He hecho muchas grabaciones en estudio a lo largo de mi vida, y a veces ocurre que te ves rodeado de micrófonos y con la impresión de estar repitiendo la misma cosa una y otra vez para conseguir lo que consideras un resultado perfecto. Es como tocar meramente nota tras nota, y el sentimiento se echa en falta. Al no estar tratando de comunicar esa emoción al público que está delante de ti, no sientes la necesidad de transmitir esas sensaciones. ¿Cuándo descubre a Mahler? Tendría unos trece años cuando escuché por casualidad la interpretación de una sinfonía suya que cambió mi vida. Aquella música simplemente parecía expresar todo un mundo de sensaciones que ya empezaba a percibir en mí. Aun así, alguien hablará de oportunismo, pensando en las fechas. Quien conozca un poco mi carrera, mi vida, mis actividades, no pensará en oportu- nismo por la grabación. Esta música significa mucho para mí, y el ciclo, que he venido preparando con la Sinfónica de San Francisco durante los últimos diez años o así, forma parte del desarrollo de mi relación con la orquesta a la hora de trabajar sobre la música que hacemos, que es muy colorista, gestual, libre. Hasta diría que un tanto peligrosa incluso para mí. Las sinfonías han llegado a ser nuestro hogar, y una parte de la experiencia de nuestro crecimiento juntos. Ésa es la verdadera motivación del proyecto, que se ha materializado a lo largo de doce meses. Ahora estamos muy honrados por todas las invitaciones para hacer música de Mahler en Europa, incluyendo tres actuaciones en Viena. Para una orquesta norteamericana, es un verdadero honor. Así que intentamos hacerlo lo mejor posible, poniendo todo de nuestra parte. Al mismo tiempo, aprovecharemos para presentar las dos películas que hemos hecho sobre Mahler dentro del proyecto Keeping Score. 16 años con la Orquesta de San Francisco, ¿es la mayor relación que ha mantenido? Eso es. Pero también dura mucho la de la London Symphony, a la que dirigí por primera vez hace más de cuarenta años. Después fui su director titular entre 1988 y 1995, y con ella continúo trabajando en calidad de Director Invitado. De modo que mantener esos largos idilios parece que tiende a ser la pauta en mi vida. ¿Se siente cómodo así? Encuentro que es lo mejor para mí, porque me gusta llegar a conocer bien a la gente y trabajar con ellos a fondo; descubrir cuáles son sus talentos y ayudarles a crear una situación en la que se sientan cómodos y puedan llegar a conseguir resultados sobresalientes. ¿Hasta cuándo seguirá con la Sinfónica de San Francisco? Mi contrato es de los que llamamos “perennes”. O lo El año en que se cumple el centenario de su muerte, Gustav Mahler protagoniza la actualidad de Michael Tilson Thomas y la Sinfónica de San Francisco. De una parte, por el peso de su universo sinfónico en los conciertos programados con motivo de otro centenario, el del nacimiento de la orquesta, para su gira europea, con una triple presencia en España. De otra, el homenaje al compositor, con grabaciones de la obra de Mahler, además de una nueva entrega de la serie Keeping Score. que es igual: mientras las dos partes estén contentas, seguiré siendo su titular. Debo decir que en este decimosexto año con la orquesta, mi nivel de relación personal con los músicos y el tipo de música que estamos haciendo, funciona mejor que nunca. Es una circunstancia muy feliz. Yo me doy cuenta de lo afortunado que soy, y todos somos conscientes de lo que hemos conseguido trabajando juntos. En un momento de su vida, cuando estudió con Friedlinde Wagner y trabajó en Bayreuth, Richard Wagner pareció importante. ¿Hará algo parecido al proyecto Mahler dentro de dos años, en el bicentenario de su nacimiento? ¿Grabar algo de Wagner? No lo creo. Hay muchos otros que lo hacen. Desde hace unos años, sus óperas, las de Strauss y las de tantos otros, parece estar muy de moda. Pero yo sólo estoy interesado en proyectos que permitan a la Sinfónica de San Francisco tener su propio desarrollo y crecimiento. Que sea el centro de atención con proyectos multimedia que conecten la orquesta o a miembros de ella con la tecnología, para crear un nuevo concepto multimediático de lo que puede ser un concierto. Me interesa ampliar el repertorio en ambas direcciones, hacia atrás hasta los siglos XVI, XV, y Chris Wahlberg Michael Tilson Thomas: hacia adelante, con encargos, y haciendo cosas que tengan más que ver con la música contemporánea extranjera. La orquesta es muy arriesgada en la elección de su repertorio. Pero también lo es la New World Symphony, la academia que llevo desde su fundación en 1988, y es sobre todo un centro experimental que investiga en nuevos conceptos para los conciertos y en la manera de relacionarse con el público. Este tipo de cosas son las que de verdad me interesan. Entre ellas, Keeping score, ¿lo concibe como un programa educativo, o va más allá? Como una idea que sirve para plantear y resolver muchas preguntas. Lo que hago es contar la historia que hay detrás de la música, de los compositores y de quienes han interpretado esa musica hasta ahora. Digo qué deben hacer para tocarla, pero también dejo en el aire muchas preguntas. Hago un planteamiento sobre la música; cómo y dónde se hizo; cómo era la vida en las calles entonces, y qué otras músicas sonaban en ese momento. Entonces planteo qué relación existe entre todas esas cosas. Y sin decir que todo ello está conectado, lo dejo ahí para hacer pensar sobre ello. Juan Antonio Llorente Chris Wahlberg 264-Estudios 22/5/11 14:32 Página 57 264-Estudios 22/5/11 14:32 Página 58 D D I SI CS O C O S S REFERENCIAS Johann Sebastian Bach VARIACIONES GOLDBERG BWV 988 N o deja de resultar curioso que la obra más difundida de J. S. Bach se haya popularizado por su nombre putativo. La célebre e improbable historieta —introducida por Forkel en 1802— acerca de su origen como remedio al insomnio del Conde Keyserlingk tomó tal carta de naturaleza que terminó por desdibujar su auténtico motivo germinal. Con leyenda o sin ella, nos hallamos ante una de las joyas musicales más impresionantes de todos los tiempos, cuya dimensión y posterior proyección la han convertido en punto de referencia indiscutible. No entraremos aquí a estudiar la multiplicidad de lecturas posibles de su texto ni sus implicaciones históricas, contrapuntísticas, matemáticas o simbólicas, sino a echar un rápido vistazo a varias decenas de versiones discográficas y a seleccionar algunas de ellas. En términos fonográficos, hasta hoy son más de cuatrocientas las versiones aparecidas desde aquel primigenio rollo Welte-Mignon de Rudolf Serkin, 1928 (Archiphon). Poco después Wanda Landowska, 1933 (EMI) y Claudio Arrau, 1942 (RCA/Philips) ayudaron a iniciar esa cuasi religión que, para muchos aficionados al disco, es la Goldbergmanía. Desde el clave 58 Su título real, Aria con diversas variaciones para clave con dos teclados, parece querer acotar su dimensión instrumental con más precisión de la que Bach emplea en la mayoría de sus obras. El juego de registros del instrumento ayuda al clavecinista a poner de manifiesto su concepción de la partitura respecto a la esencial disyuntiva entre unidad y variedad —¿30 variaciones unificadas o una unidad que evoluciona a lo largo de 30 variaciones?— cuya resolución determinará las diferencias interpretativas más importantes. El pionero registro de Landowska, 1933 (EMI), contribuyó, como hemos dicho, a redescubrir de facto la obra al mundo. Aquel disco inmortalizó un mítico concierto ofrecido poco antes en París y, pese a que para el oído actual la grabación es una antigualla desfasada en términos estéticos, su valor histórico es innegable. La posterior grabación de la artista polaca en 1945 (RCA) carece del peso documental y el regustillo emocionante de la primera. El nombre de la clavecinista suiza Christiane Jaccottet será familiar para muchos aficionados que, probablemente, empezaran con ella su discoteca bachiana. Haber sido comercializada en discos baratos le ha restado injustamente mucha parte del reconocimiento artístico que merece. En la cuarta de sus varias grabaciones de las Goldberg, Jaccottet, 1990 (Classica), desarrolla un ejercicio sereno y humilde, planteando una unidad de gran coherencia tímbrica y agógica, donde tempi idóneos son llevados en ocasiones hacia el campo de la improvisación mediante ligeras aceleraciones deliberadas. Tras ella, la figura de referencia indiscutible es Gustav Leonhardt. Cualquiera de sus tres acercamientos discográficos a las Goldberg se reviste de un peso específico insoslayable. En 1953 (Vanguard) se permite un grado de libertad que después iría progresivamente atenuando. Su segunda graLeonhardt, bación, 1965 (Teldec) , es una apuesta decidida por la variedad, con numerosos cambios de registro y sonoridades espléndidamente captadas por una toma AAD que nada tiene que envidiar a siglas más costosas. Sin repeticiones, pero con un respeto reverencial al texto, se ornamenta con mesura y se articula con variedad y gusto. Finalmente, en 1978 (Deutsche Harmonia Mundi), el músico holandés plantea parámetros semejantes en términos de estilo pero con mayor cohesión en cuanto a unidad conceptual. La registración es más austera y el tono general más circunspecto. La tendencia de la lectura de Trevor Pinnock, 1980 (Archiv), a la exhibición virtuosista y a los añadidos ornamentales le sitúa en las antípodas de Leonhardt. El inglés concibe el ciclo como un gran bloque unitario, con apenas cambios de registro en su instrumento original de época. Una toma notoriamente editada en los cortes y la falta de un criterio uniforme en las repeticiones merman la valoración final de su propuesta. Con Kenneth Gilbert, 1986 (Harmonia Mundi) asistimos a una novedad consistente en la edición según agrupación de variaciones, algo que nos remite al polémico —y apasionante— asunto de las relaciones estructurales internas de la obra. Por desgracia, la acusada reverberación de la toma lo emborrona todo y empeora la austeridad tímbrica de base convirtiéndola en monotonía interminable. Esa misma austeridad de timbre, aunque mitigada gracias a una notable variedad articulatoria, guía el trabajo de Scott Ross, 1988 (Virgin). A pesar del constreñimiento de la toma sonora, el malogrado músico norteamericano no se concede la menor tregua y apunta hacia unas Goldberg incesantes. Ton Koopman, 1988 (Erato), representa el polo opuesto Muy al gusto francés también, pero con mayor tino que Koopman en el equilibrio entre originalidad, variedad de timbres y tempi, aparece a Ross. Su atrevimiento en la ornamentación —especialmente mediante apoyaturas y retardos— y la amplitud de los tempi dan a su BWV 988 una majestuosidad francesa muy particular, a pesar de que en muchos tramos tanto lazo distorsione la claridad de líneas. Esa profusión ornamental será rescatada años después por Fabio Bonizzoni, 2004 (Glossa), en una de las propuestas más destacables de la nueva generación. quier posibilidad de limpieza en una lectura plomiza, dominada además por la fealdad tímbrica. Masaaki Suzuki, 1997 (BIS), significó su refrendo como buen intérprete bachiano. La mezcla de poesía y vitalidad, así como su versatilidad anímica le convierten en una opción interesante. A principios de esa misma década, Pierre Hantaï, 1993 (Opus 111) marcó un hito que él mismo superaría diez años Christophe Rousset, 1995 (L’Oiseau-Lyre). El altísimo grado de cohesión interna que consigue nos transmite una excepcional sensación de continuidad, sin tener que dejar fuera ninguna de las posibilidades que el recurso de la variedad pueda poner a su disposición. Además de su enorme valor artístico, técnicamente la grabación proporciona una luminosidad y un confort espacial inmejorables. El asunto de la toma sonora —que podría parecer secundario— no lo es, pudiendo una mala grabación dar al traste con una versión que artísticamente podría haber corrido mejor suerte. Es el caso del lamentable fiasco que supone escuchar la lectura de Bob van Asperen, 1991 (EMI). Ruidos, reverberación metálica y una tímbrica deslucida y chillona convierten la experiencia en un suplicio que mancilla el esfuerzo del holandés por encontrar a toda costa la individualidad de cada pieza. Algo parecido ocurre con Richard Egarr, 2006 (Harmonia Mundi), donde la lejanía y la falta de precisión eliminan cual- 264-Estudios 22/5/11 14:32 Página 59 D D I SI CS O C O S S REFERENCIAS después. La fluidez que mostraba ese primer registro sería sustituida por una moderación muy en la línea de Leonhardt. Sin embargo, la juventud del clavecinista galo le impulsaba a asumir mayores cotas de atrevimiento en la articulación y en la ornamentación. Hantaï, 2003 (Mirare) es un canto a la variedad, con una toma inmaculada que pone de relieve la impresionante belleza de los registros y refuerza la individualidad de cada uno de los treinta peldaños. Excelente es también la opción Pieter-Jan Belder, 1999 (Brilliant). Como curiosidad, anotemos que esta versión se realiza sobre un clave afinado a 392 Hz., lo que prácticamente significa que escuchamos unas Goldberg un tono por debajo de lo escrito. Como última elección hemos de señalar la magnífica lectura de Andreas Staier, 2009 (Harmonia Mundi)), compendio de casi todo lo dicho por quienes han pretendido ver en esta obra un recurso de variación constante. Recogido por una toma espectacular, el timbre dulce, amplio y hermosísimo del instrumento saca a relucir todo un brillante abanico de colores dominados por una narración vital y enérgica. Entre los nombres que la falta de espacio —y, sobre todo, la carencia de rasgos que difieran de las opciones ya mencionadas— nos hace dejar en el tintero están los de Cole, Mortensen, Vartolo y, curiosamente para muchos, Jarrett. obteniendo implícitamente un salvoconducto para dicha opción. La complicación de cruces y superposiciones ha sido superada y asumida por toda una tradición interpretativa pianística que —salvo la primitiva versión ya mencionada de Rudolf Serkin— suele darse por iniciada con Arrau, 1942 (RCA). Con sonido duro y poco agradable, escucharemos esta versión más por su valor documental que por la vigencia de sus postulados en cuanto a articulación, uso del pedal y abuso del ritardando como recurso expresivo. Más exagerados, si cabe, resultan otros dos casos que, curiosamente, cuentan con una fama que algunos consideramos injustificada. El primero de ellos es Wilhelm Kempff, 1969 (DG), responsable de una versión que concibe a Bach como un protoBeethoven difícil de reconocer en sus abundantes pedales, sus dinámicas cantábile y su legato casi permanente. El segundo caso es el de Rosalyn Tureck. Si su lectura de 1988 (VAI) aparece ya anclada en postulados caprichosos y en una concepción mortecina, su relectura de 1998 (Deutsche Grammophon) es un insoportable bluff mediático cuyo éxito pudo tener más explicación desde la sociología que desde la musicología. Tampoco podemos extendernos en elogios acerca de la lectura de Maria Yudina, 1968 (Philips), cuya vitalidad está lastrada por una excesiva dureza de ataques, o si nos no, hay que conocer. Su identificación con la música de Bach, y particularmente con esta obra, hicieron nacer la famosa denominación de Variaciones Gouldberg. Dejando aparte la grabación que varios sellos han comercializado de una retransmisión de 1954 por la Radio canadiense, la primera versión Gould, 1955 (Membran) resultó una revolución discográfica tras la cual nada volvería ya a ser igual. Hasta aquellos que abominaban de sus tempi disparados o de sus articulaciones punzantes no podían evitar mirar de reojo a esta auténtica explosión de juventud que convertía a Bach en un símbolo de rebeldía juvenil igual que el Rock de Elvis. Desde su piano casi desmantelado y su famosa silla enana, Gould volvería a las Goldberg en 1981 en una versión serena y reflexiva, complemento ineludible de la primera. En cierta medida, András Schiff representó durante mucho tiempo la antítesis a Glenn Gould. Frente a éste, indómito y heterodoxo, Schiff resultaba excesivamente refinado y ortodoxo. Si Gould era la articulación, podríamos decir que Schiff era el color. El paso del tiempo ha revalorizado su propuesta Schiff1982 (Decca), permitiéndonos descubrir virtudes en su elegancia, su gusto ornamental en las repeticiones o sus guiños a la registración clavecinística en los cambios de octava. Sus relecturas de 1990 (Teldec) y 2003 (ECM) son, en realidad, calcos del anterior Hewitt, 1999 (Hyperion) nos resulta almibarada e hiperromántica. Con todo, la canadiense es siempre preferible a las versiones de Alexis Weissenberg, 1982 (EMI) o Andrei Gavrilov, 1999 (Deutsche Grammophon). Ambos entienden la obra desde un pianismo posromántico que desenfoca su esencia. Si el primero recuerda al Bach de Rachmaninov, la dureza de ataques y la descabellada velocidad del segundo dan como resultado unas Goldberg elevadas al rango de proeza pianística aplicable a Prokofiev. Concluyamos, contrarrestando tanta desmesura, con la lúcida madurez Murray alcanzada por Perahia, 2000 (Sony), inmejorable por su manera de poner claridad, refinamiento e imaginación al servicio de un Bach expuesto con la mayor naturalidad y belleza tímbrica imaginable. Desde el piano referimos a la sequedad del enciclopédico Charles Rosen, 1967 (CBS). Algo más interesantes resultan las cinco aportaciones de Tatiana Nikolaieva, especialmente las dos primeras, 1970 (Melodiya) y 1983 (Classico). La ulterior, en 1992 (Hyperion), está firmada por una Nikolaieva en declive de facultades. A estas alturas, no descubriremos nada si afirmamos que Glenn Gould es un caso paradigmático que, guste o con ligerísimos retoques dinámicos pero menor variedad e imaginación. Otras dos excelentes traducciones se las debemos a su compatriota Jenó Jandó, 2003 (Naxos), pulcro, nítido y equilibrado, y a la rusa Ekaterina Dershavina, 1994 (Arte Nova), fogonazo juvenil que fue durante mucho tiempo un sorpresón oculto en los expositores que frecuentaba nuestro añorado Nadir Madriles. Comparada con su frescura, Angela color ofrecida. Por último, la famosa transcripción para trío de cuerda de Dimitri Sitkovetski es particularmente interesante por la variedad de recursos que despliega. Si buena era ya su propia versión, Sitkovetski/Caussé/ Maiski, 1984 (Orfeo), mejor aún lo es la de Rachlin/ Aquí es donde se abre la caja de los truenos y empieza el lío, siempre y cuando entendamos el título de la obra en tanto que indicación exclusivamente organológica. Sin embargo, también podríamos traducirlo desde el punto de vista de la praxis, en cuyo caso estaríamos ante una especie de advertencia acerca de la dificultad de ejecución sobre un único teclado y, por tanto, Transcripciones Desde las reelaboraciones firmadas por Reger o Rheinberger hasta las de Busoni, Loussier o Uri Caine, los arreglos y transcripciones de las Goldberg son legión. Destaquemos la que, en un órgano Metzler, plantea Elena Barshai, 2007 (Brilliant) desde la buena respuesta del instrumento a la velocidad que exigen las variaciones más virtuosistas y una registración preferentemente masiva. Para dúo de violas de gamba, Strauf/Harders-2008 (Raumklang) encuentran su mayor virtud en la gama de Imai/Maiski, 2006 (Deutsche Grammophon) , plena de brío y virtuosismo. Juan García-Rico 59 264-Estudios 22/5/11 14:32 Página 60 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS Mafred Huss, Thomas Fey, Cuarteto de Leipzig HAYDN IMPARABLE HAYDN: Primeros divertimentos. HAYDN SINFONIETTA WIEN. Director: MANFRED HUSS. 5 CD BIS CD-1806/08 (Diverdi). 19932009. 346’. DDD. R PN Tres sinfonías teatrales. Sinfonías nºs 12, 50 y 60. HAYDN SINFONIETTA WIEN. Director: MANFRED HUSS. BIS CD-1815 (Diverdi). 2008-2009. 66’. DDD. N PN Sinfonías nºs 93, 96 y 97. HEIDELBERGER SINFONIKER. Director: THOMAS FEY. HÄNSSLER 98.595 (Diverdi). 2009. 72’. DDD. N PN Sinfonía nº 31. Conciertos para trompa nºs 1 y 2. WILHELM BRUNS, trompa natural. HEIDELBERGER SINFONIKER. Director: THOMAS FEY. HÄNSSLER 98.611 (Diverdi). 2008. 57’. DDD. N PN Cuartetos de cuerda op. 76 nºs 2-4. CUARTETO DE LEIPZIG. MDG 307 1683-2 (Diverdi). 2009. 67’. DDD. N PN S iguen llegando aún grabaciones haydnianas realizadas en buena parte en 2009, año del bicentenario de la muerte del compositor, dando nuevas ideas de por dónde va la interpretación de su música a estas alturas del siglo XXI. Uno de sus mejores defensores es sin ninguna duda el vienés Manfred Huss, fundador en 1984 de la Haydn Sinfonietta Wien, con la que hace verdaderas maravillas en la integral de esos divertimentos juveniles de porte aristocrático, llenos de afabilidad y frescura, escritos entre 1753 y 1767. Con instrumentos originales, un efusivo sentido del cantábile, discursos siempre articulados, atractivos juegos tímbricos y unas prestaciones solistas sensacionales, la música brota con total transparencia y naturalidad, libre de asperezas y de sequedades. Son cinco discos y muchísimos los instantes para el recuerdo, de forma que ahí van unos pocos al azar: la atractiva línea del violín en el Adagio cantabile del Hob.II:9, el sonriente carácter impreso al primer Menuet del Hob.II:G1, las simpáticas conversaciones entre oboes, fagotes y trompas en el Hob.II:7, el vivaz virtuosismo de las flautas en el Finale del Hob.II:8 o la fantasía con que se recrean las variaciones en el cuarto movimiento del Hob.II.1. El Concierto para violín en do mayor, Hob.VIIa:1 (con Simon Standage), la Partida de campo Hob.II:46 (erróneamente atribuida durante mucho tiempo a Haydn; su coral de San Antonio es el tomado por Brahms para sus Variaciones Haydn) y las marchas para el Príncipe de Gales (Hob.VIII:3) y para la Royal Society of Musicians (Hob.VIII:3bis) redondean un álbum de evidente interés, grabado intermitentemente entre 1993 y 2009. Las virtudes se renuevan y el nivel se mantiene en lo más alto en el disco que lleva el título Tres sinfonías teatrales: la nº 12 (1763) se relacionaría con la parcialmente perdida Acide, la nº 50 con el obertura Der Götterrat para la ópera de marionetas Philemon und Baucis, y la nº 60 con la música para Il distratto de Regnard. El propio Huss ahonda en estas cuestiones en sus extensas y muy informadas notas. Pero lo realmente importante aquí es la formidable vitalidad que inyecta a las tres obras, en interpretaciones estilistas, limpias, contundentes y de gran voltaje apoyadas en una sonoridad punzante pero nunca agresiva, de acariciante lirismo en los movimientos lentos. Soberbia ingeniería. Thomas Fey es aún más eléctrico, explosivo e incisivo que Huss, y el sonido que extrae de su Heidelberger Sinfoniker es ciertamente muy personal, pero tanta radicalidad acaba por volverse contra la propia música. Así, sus tres sinfonías se ven lastradas por un fraseo muy cortante, por una cuerda a veces epidérmica (aunque siempre precisa), por una cierta inestabilidad dinámica y por la falta de vuelo poético y de espíritu galante. El enorme vigor se torna violento por momentos, cercano a la crispación incluso en el Menuetto de la nº 93. Un poco más mesurado en líneas generales es el disco consagrado a los dos conciertos de trompa, llevado con la misma urgencia y unos contrastes igualmente afilados, pero dentro de un tono menos virulento al que se pliega estupendamente el solista Wilhelm Bruns. Muy penetrantes los metales en la Sinfonía nº 31. La vida fluye de nuevo con naturalidad en los tres cuartetos del Op. 76 a cargo del Leipzig, en el que supone el tercer volumen de lo que parece una integral en ciernes. La sedosidad y la tersura del sonido nos sitúan en un mundo cálido, luminoso y envolvente desde el canto inicial del violín en el nº 4, más Amanecer que nunca después del Haydn de Fey y los suyos. El humor vuelve a un primer plano en un alegre Menuetto. Fabuloso asimismo el legato con que sale a la luz, en dolce, el tema del segundo movimiento del nº 3. El refinamiento expresivo se cubre parcialmente de sombras en el nº 2, pero sin perder en ningún momento la elegancia y la delicadeza que parecen ir en las venas de estos cuatro artistas de verdad, capaces de hacer frente a la variedad de acentos y al virtuosismo del Finale clarificando las líneas y con la misma clase de siempre. Asier Vallejo Ugarte Gimell, Coro VICTORIA: EDICIONES CONMEMORATIVAS T 60 omás Luis de Victoria murió en 1611, así que este 2011 no es solamente año Liszt y año Mahler, también es año Victoria y año Mondonville, Menotti, Rota y varios más. Pero vayamos a lo nuestro, a uno de los más grandes compositores espa- ñoles. Sin olvidar los conjuntos hispanos que dirigen Savall, Cabré o Mallavibarrena, algunos grupos ingleses figuran entre los más notables intérpretes de la música polifónica del Renacimiento europeo y de nuestro siglo de oro en particular. Dos de ellos, The Tallis Scholars y The Sixteen, han editado en sus respectivos sello propios Gimell (GIMBX 304) y Coro (COR 16089), los dos distribuidos por Harmonia Mundi, sendas cajas conmemorativas coincidentes en el título The Victoria collection, conteniendo reco- pilaciones de 3 discos el de Gimell y 4 el de Coro. Hasta aquí lo más sencillo, pues lo complicado em-pieza a la hora de decantarse por uno de estos excelentes conjuntos, si es que hay que hacerlo. Ambos coinciden en dos obras de gran peso específico: Las 264-Estudios 22/5/11 14:32 Página 61 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS Frans Brüggen, Philippe Pierlot DOS PASIONES ANTAGÓNICAS n las carpetillas de estos dos registros de La Pasión san Juan se afirma tomar como base la versión original de 1724, pero ni en eso coinciden: el de Mirare incluye (disco I, pista 12; entre los nºs 15 y 16 de la partitura) la preciosa aria para bajo y soprano Himmel reisse, Welt erbebe, añadida un año más tarde) y sustituye el último coral por el conclusivo de la Cantata BWV 23. Desde el punto de vista conceptual, Brüggen se adscribe a la visión reflexiva, contemplativa, blanda; Pierlot a la emotiva, dramática, agresiva. Curiosamente, quien caracteriza aproximadamente con estos adjetivos la obra es el autor de las notas para Glossa, Anselm Hartinger. El coro inicial marca en este sentido unas claras diferencias que en lo sucesivo se mantienen casi sin excepción. Dejando de lado las preferencias de enfoque, siempre subjetivas, pocas veces se encontrarán tantos datos objetivos para considerar un traba- jo discográfico como fallido como en esta ocasión sucede con el de Brüggen. Empezando por la peor distribución de los números en los dos discos, sobre su competidor apenas presenta otra ventaja que la de traducir a Hartinger al español. Ya atendiendo a las tomas, parece claramente perjudicado por el hecho de haber grabado en tres localizaciones diferentes, en otros tantos días consecutivos. En el debe de los técnicos del otro álbum se detectan dos intervenciones suyas, en I/7/3’20” y en II/25/1’50”, ambas para producir un efecto de apianamiento horroroso por demasiado evidentemente artificial. Brüggen cuenta con un coro independiente de los seis solistas y que, por lo general de manera bastante deficiente, también aporta las voces secundarias. Pierlot obtiene mucho mejor rendimiento de las nada más que ocho voces, dos por tesitura, de que dispone. Todos los solistas de Brüggen pierden en la comparación. Carolyn Sampson posee un timbre de belleza difícil si no imposible de disimular, pero en Ich folge se le notan ciertos apuros con algún agudo y en el comienzo de Zerfliesse no resulta tan cálida como luego. El de Michael Chance suena cacareante en Von den Stricken, y en Es ist vollbracht únicamente parece aceptable hasta que se oye la alternativa, algo que por cierto también les sucede, pero constantemente, a Markus Schäfer y Thomas Oliemans. El engolamiento de Marcel Beekham en Ach, mein Sinn llega a preocupar gravemente, sólo algo menos en Erwäge. Peter Kooij tiene mucho menos que reprocharse, pero él mismo ha estado mucho mejor en idénticos cometidos. Muy distinto es el panorama que se ve en el otro bando. La voz de Maria Keohane gustaría más aún si tuviera siquiera un poco más de músculo, pero en Ich folge se ve muy favorecida por la mayor velocidad (3’41” frente a 4’07”) y en Zerfliesse se permite sobre la palabra tot (II/25/1’50”) una variante quizá no muy fácil de justificar desde la filología aunque sí sumamente agradable para el oído. Por color vocal, por técnica y por musicalidad, Carlos Mena está sencillamente maravilloso en sus dos intervenciones individuales, pero en Es ist vollbracht puede marcar época. Hans-Jörg Mammel, Evangelista arrebatado y arrebatador, en Ach, mein Sinn incurre en un incomprensible Lamentaciones de Jeremías y la Missa pro defunctis o Réquiem de 1605, que ocupan casi un CD cada una. En el tercer disco de Gimell encontramos los Tenebræ Responsories, mien- tras que en los dos restantes de The Sixteen hallamos la misa Salve Regina y la misa Lætatus sum, además de diversos motetes. Por otra parte, los cuatro discos de Coro contienen exclusivamente obras de Victoria, mientras que los Tallis Scholars incluyen también una de Alonso Lobo y otra de Juan Gutiérrez de Padilla. En cuanto a la interpretación, la diferencia más destacada reside en la utilización exclusiva de voces por parte de Philips y sus Tallis Scholars, mientras que Christophers y su The Sixteen refuerzan éstas con un discreto acompañamiento instrumental de órgano y bajón, salvo en las Lamentaciones. Nada es seguro sobre cómo se interpretarían entonces, pero la opción de Peter Philips parece tener más partidarios. Por otra parte es más BACH: La Pasión según san Juan BWV 245. MARKUS SCHÄFER, tenor; THOMAS OLIEMANS, bajo; CAROLYN SAMPSON, soprano; MICHAEL CHANCE, contratenor; MARCEL BEEKMAN, tenor; PETER KOOIJ, bajo. CAPELLA AMSTERDAM. ORQUESTA DEL SIGLO XVIII. Director: FRANS BRÜGGEN. 2 CD GLOSSA GCD 921113 (Diverdi). 2010. 111’. DDD. N PN E La Pasión según san Juan BWV 245. HANS-JÖRG MAMMEL, tenor; MATTHIAS VIEWEG, bajo; MARIA KEOHANE, HELENA EK, sopranos; CARLOS MENA, JAN BÖRNER, contratenores; JAN KOBOW, tenor; STEPHAN MACLEOD, bajo. RICERCAR CONSORT. Director: PHILIPPE PIERLOT. 2 CD MIRARE MIR 136 (Harmonia Mundi). 2010. 114’. DDD. N PN estrechamiento del canal emisor. Jan Kobow, muy redondo en toda la gama, saca mucho partido tanto de Erwäge (salvo por la pausa demasiado larga que separa el Da capo) como (con inestimable apoyo orquestal) de Mein Herz da. Los dos bajos están gloriosos: en Betrachte, el casi diríase que envolvente timbre de Stephan MacLeod se beneficia sobremanera de la inclusión de laúd en el acompañamiento, y Matthias Vieweg compone un Redentor imponente. De la extraordinaria calidad que se alcanza en los números corales no se puede pasar por alto las respectivas contribuciones de Helena Ek y Jan Börner. La cuerda de los contratenores merece especial atención en Wir haben ein Gesetz, pero igualmente la bulliciosa claridad del conjunto en Lasset uns (donde se ha de reconocer que Brüggen remonta siquiera efímeramente el vuelo) y el equilibrio con la voz solista (MacLeod) que se consigue en Mein teurer Heiland. Pierlot tiene buen cuidado de subrayar desde la música la coherencia interna de las secuencias argumentales y en los corales introduce variedad con acentuaciones de aquellas que si non é vero… En el único número en que por excepción remansa el discurso, Ruht wohl (otro momento de acierto en Brüggen), la elocuencia no es menor que en el resto y por ello sí tanto más adecuado el contraste con el final escogido. Alfredo Brotons Muñoz austera y de una absoluta perfección, que alcanza su culmen en la interpretación del Réquiem, un disco antológico desde su aparición en 1988. En resumen, excelentes ambas recopilaciones, aunque de escoger una sola, a la de The Tallis Scholars no se le puede poner pega alguna, salvo que incluye menos música del conmemorado Tomás Luis de Victoria. José Luis Fernández 61 264-Estudios 22/5/11 14:32 Página 62 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES Melodiya ÓPERA RUSA: ANTIGUAS JOYAS D 62 iverdi nos trae cinco títulos operísticos del tesoro inagotable de Melodiya: una Rusalka, de Dargomishki; El casamiento, de Musorgski; La hechicera e Iolanta, de Chaikovski; Aleko, de Rachmaninov. Veremos los detalles. Al menos tres de las cinco referencias nos sirvieron a los aficionados, hace años, para iniciarnos en esas obras. Y no habían salido en formato CD. Eran discos traídos de Londres o de la propia Unión Soviética, que aún existía. L a Rusalka de Svetlanov (2 CD, MEL CD 10 01775) tiene más de cinco décadas. Es una ópera melódica, cantabile todo el tiempo, un experimento contrario al del propio Dargomishki en El convidado de piedra. Una delicia, con cuatro papeles exigentes que dan lugar a bellas líneas solistas, de conjunto y también de coros; las danzas populares abundan, claro: eslavas, gitanas, de todo. Es éste uno de esos registros que rozan la perfección y que mantienen la tradición del viejo Bolshoi. La protagonista, Evgenia Smolenskaia es una soprano de intensidad penetrante, voz bella de un ángel que fuera muy carnal. Es sabido que el papel de su padre, el Molinero, es fundamental en esta obra, y A. Krivcheia así lo garantiza, aunque no sea de las mejores voces de la tradición para este papel. Kozlovski, de nuevo con su voz etérea, ligera, bella hasta el dolor construye un Príncipe extraordinario. La mezzo Borisenko redondea el reparto con una Princesa de poderosa y espesa voz baja de punzante belleza. Por sonido y por reparto, no es posible que esta Rusalka sea de 1971, como pone en el álbum. Kozlovski iba con el siglo, nació en 1900, y en 1971 ya no cantaba protagonistas, sólo recitales y el Iurodivi de Boris Godunov. Debe de ser un registro de la segunda mitad de los años 50. Tiene cortes, pero la magnífica dirección de Svetlanov y el hoy increíble reparto lo compensan todo. La lectura de Mikhail Jurowski para Hännsler sólo es preferible por la toma de sonido. Pero el sonido histórico de esta Rusalka es más que suficiente. L a hechicera es la sexta de las o c h o óperas que quedan de Chaikovski (no contamos, claro, las que él mismo destruyó y que se han reconstruido problemáticamente, ni consideramos que Vakula y Cherevishki sean dos títulos). La hechicera es una ópera feminista, por decirlo de alguna manera. No es combativa en ese sentido, claro, no sería propio de la época ni del nivel de conciencia de Chaikovski ni de su público. Chaikovski se limita a levantar acta musical, a partir del libreto de Shpazhinski, del acoso a una mujer que trata de ser libre e independiente. Es una ópera oculta tras el fulgor de Onegin y La dama de picas, y que contiene bellezas innegables. Además, esta vieja versión de Provatorov (3 CD, MEL CD 10 01811) es una referencia insoslayable. Sabemos que hay por ahí un registro de los años 40 o 50, de Samosud (Sokolova, Borisenko, Nielep, Kiselev), al parecer excelente pero con un sonido precario; ha aparecido en varios sellos, pero no lo conozco, qué le vamos a hacer. Esperemos que Melodiya lo recupere un día en buenas condiciones. De momento podemos estar más que felices con esta lectura de Provatorov, con un reparto excelente y una orquesta muy bien dirigida, y que se oye. Rimma Glushkova es una soprano de la vieja escuela, con fuerza y con timbre, con espesor y amplia tesitura; y logra una sabia construcción del personaje. Lev Kuznetsov sigue la tradición de los tenores ligeros, casi blancos, que ya han desaparecido de los escenarios rusos; un magnífico Príncipe Iuri. Klionov, barítono; y Simonova, mezzo, completan el perfecto cuarteto de esta ópera, que no se limita a ellos, pero con estas voces rotundas, vigorosas y bellas se redondea un reparto excelente. Provatorov es eficaz, a menudo inspirado, siempre teatral y detallista. Iolanta contiene algunas de las músicas más bellas de Chaikovsi, por mucho que no sea la ópera más interesante del compositor. Esta versión (2 CD, MEL CD 10 01697) llevaba oculta mucho tiempo y hay que darle la bienvenida. Ermler es un malquerido de los aficionados, pero a él le debemos muchos registros que nos educaron en el amor a la ópera rusa. Su Iolanta de 1976 con el Bolshoi es uno de ellos, y no de lo menos estimable. Lo que resulta indiscutible es su reparto, sobre todo en la parte masculina. La soprano Tamara Sorokina, en una delicada Iolanta de muy bella línea, doliente y lírica, sin que sea la soprano ideal; el tenor Vladimir Atlantov en un bravo y exaltado Vaudémont; el legendario Evgeni Nesterenko en la línea digna y grave del Rey René. Magnífico Valaitis en el médico árabe; y Mazurok en el duque Roberto. Hay más alternativas a esta ópera, incluso en DVD, pero no la superan así como así. E l c a s a miento d e Musorgski es, ya se sabe, el primer acto de la comedia de Gogol puesto en música y “estrenado” por Dargomishki y los amigos en privado, con acompañamiento de piano. Aquí nos trae Rozhdestvenski, en registro de 1983 (1 CD, MEL CD 10 01735), una lectura de la orquestación de IppolitovIvanov. Con un reparto nada espectacular pero con eficacia artística Rozhdestvenski trata de darle musicalidad, y lo consigue; y trata, sin conseguirlo del todo, de darle gracia, vidilla y teatralidad a este experimento de Musorgski, que estaba entonces deseoso de emular al Dargomishki del Convidado y su recitativo continuo. Una miniatura muy bella, de una comicidad eficaz si se atiene al gesto serio, y que en este caso es demasiado serio (le falta la imagen, la pide a gritos). Se completa el CD con una sorprendente lectura de El rincón de los niños, del propio Musorgski, en orquestación de Denisov, cantada por la soprano Irina Muratova (1979) y con esplén- dida dirección del propio Rozhdestvenski (ahora, sí). En rigor, este ciclo de romanzas es lo mejor del disco. Es un registro en vivo en el Conservatorio de Moscú, y entre canto y canto oímos alguna tosecilla, leve y encantadora, de la magnífica soprano. También de Svetlanov es el curioso Aleko de Rachmaninov de 1990 (1 CD, MEL CD 10 01703). Decimos curioso porque en esta lectura se renuncia a la plena continuidad dramática para incluir el poema de Pushkin, Los gitanos, en que se basa el libreto de Nemirovich-Danchenko para esta ópera juvenil que ya contiene la enorme inspiración de este espléndido compositor al que le sigue la fama de epígono (no lo era) o de tradicional (lo era, lo es). Dado el carácter casi de apuntes de cada escena, es admisible esa incursión de la poesía en medio de dos ellas, más otras dos como principio y como final. Qué bello es el idioma ruso, qué recital nos regala el actor Vasili Lanovoi. El libreto incluye traducción en inglés. Svetlanov conduce con mano firme este drama de pequeñas escenas, breve y sucinto, y aun así poderoso y con gran presencia coral; obra temprana de quien dominó lo vocal y estuvo a punto de dominar lo líricodramático, pero el destino (digamos) lo llevó por otra parte. El reparto es de muy buen nivel, con un cuarteto protagonista en el que destaca Gleb Nikolski como protagonista. Magnífica Anna Volkova, y excelente el Anciano de Artur Eisen, voz baja, voz muy bella. En resumen, una espléndida cosecha, aunque El casamiento nos guste menos que las demás. Y la cosa no termina aquí. Sabemos que nos esperan más alegrías a los aficionados a partir de los antiguos archivos sonoros rusos. De momento, no hay que perderse estos títulos, en especial Rusalka. Ésta, bajo ningún concepto. Santiago Martín Bermúdez 264-Estudios 22/5/11 14:32 Página 63 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES Newton Classics BACH - SHOSTAKOVICH E sta nueva entrega de la serie Newton Classics, distribuida por Cat Music, tiene una única incursión en la música barroca: la Pasión según san Juan de Bach grabada en 1988 por un Peter Schreier muy capaz de volcar en ella toda su sabiduría musical como director pero más bien apurado como Evangelista y tenor en las arias (2 CD 8802052), quedando así una versión de hondo dramatismo que cuenta con una brillante Staatskapelle de Dresde, un entonado Coro de la Radio de Leipzig y unos solistas siempre implicados. Naturalmente, no estamos en el mundo del historicismo, de ahí ya partíamos. Claudio Scimone centra en el canto su interpretación de la Petite Messe solennelle de Rossini (2 CD 8802059, año 1983), para lo cual dispone de unas voces de indudable importancia, aunque en verdad sólo Margarita Zimmermann y Samuel Ramey rinden a verdadera altura, pues tanto Katia Ricciarelli como José Carreras andaban ya entonces en declive. Estupendos el coro y los dos pianistas. Aunque para pianistas, p o r supuesto, p o c o s como los protagonistas de los siguientes cuatro álbumes. El francés Robert Casadesus, después de sus espléndidos Mozart con Szell, hacía con más de sesenta años y junto a Hans Rosbaud y la orquesta del Concertgebouw un Emperador de Beethoven muy claro, mesurado y elegante, de sobrios matices expresivos, en línea con su interiorizada interpretación de la Sonata nº 28 en la mayor, op. 101 (8802050, años 1961 y 1964). Por esa misma época grababa el norteamericano Byron Janis unos espectaculares conciertos de Liszt con la Sinfónica de la Radio de Moscú y Kirill Kondrashin (Primero) y Gennadi Rozhdestvenski (Segundo), luciendo un arrollador y penetrante virtuosismo que se extendía a las breves obras que completan el disco (8802058, años 19611962). Misha Dichter es más analítico, reflexivo y profundo en las también lisztianas rapsodias húngaras, aunque no por ello la técnica deja de ser soberbia (2 CD 8802049, años entre 1977 y 1985). La dama de la compañía es Bella Davidovich, que aborda serenamente y con límpida sonoridad las cuatro baladas y los cuatro impromptus de Chopin (8802047, años 1981-82). El mundo del violín está representado por Henryk Szeryng, uno de los grandes del siglo XX, en los conciertos de Mendelssohn y Brahms, muy bien fraseados, delineados y matizados tanto por su parte como por la de Bernard Haitink al frente de sus músicos del Concertgebouw (8802053, años 1973 y 1976). El húngaro Antal Dorati no cuenta con orquestas de semejante altura en su álbum dedicado a Respighi, pero saca adelante con dignidad y excelente sentido del ritmo, sin caer en comunes anacronismos, las Danzas y arias antiguas, e incluso con mayor brillo y color las suites Los pájaros, Impresiones brasileñas, Fuentes de Roma y Pinos de Roma (2 CD 8802048, años entre 1957 y 1960). Aun así, la joya de la corona es la sinfonía dramática Romeo y Julieta de Berlioz firmada por Colin Davis, un formidable Coro de la Radio de Baviera y una suntuosa Filarmónica de Viena (2 CD 8802046, año 1993), interpretación que aúna intensidad, dramatismo, melancolía y fantasía en torno a unas atmósferas bellamente proyectadas hacia el romanticismo más poético. Olga Borodina está además cálida y expresiva en su parte. Pequeño pero bien aprovechado, por último, el apartado de cámara. A un lado, el siempre efusivo Melos con su habitual autoridad estilística en los cuartetos de cuerda de Schumann y Brahms (3 CD 8802051, años 1986-1987), y al otro lado el Hagen en los Cuartetos nºs 4, 11 y 14 de Shostakovich (8802056, años 199394), piezas a las que aporta una claridad casi mozartiana revestida de ironía o de nostalgia, con instantes, como el Adagio del nº 14, de una inquietante abstracción lírica. A precio Newton no hay que pensárselo dos veces, ni siquiera una. Asier Vallejo Ugarte 63 264-Estudios 22/5/11 14:32 Página 64 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES Brilliant Opera Collection MEMORIA VIVA E ntre estas cinco referencias que se suman al cada vez más rico catálogo operístico de Brilliant, que distribuye Cat Music, destaca con mil luces la histórica Madama Butterfly protagonizada en 1954 (2 C D 94206) por una Victoria de los Ángeles en absoluta plenitud, incomparable por abandono lírico, finura expresiva, estatura trágica y pureza vocal. Tiene a su lado a un Giuseppe Di Stefano ya en declive, con notas altas abiertas y un canto excesivamente enfático, en un ardoroso Pinkerton, a Anna Maria Canali en una dócil Suzuki y a Tito Gobbi, técnica y vocalmente limitadísimo, en un muy humano Sharpless, además de un estupendo grupo de secundarios. Sea como fuere, la otra gran estrella de esta Butterfly es Gianandrea Gavazzeni, que hace al frente de las fuerzas de la Ópera de Roma un Puccini vivo, cálido y atmosférico, italiano de verdad, poético y a la vez dramá- tico, de creciente carga emotiva. Una magnífica muestra de cómo se hacía Puccini en Italia en los años cincuenta. El Hänsel und Gretel de Humperdinck que dirigió Fritz Lehmann en 1953 (2 CD 94207) para la Deutsche Grammophon es estrictamente contemporáneo de la más estimada y mágica grabación de Karajan con Elisabeth Grümmer y Elisabeth Schwarzkopf para EMI, y seguramente por ello se ha visto todo este tiempo relegado a un segundo plano. No obstante, merece la pena escuchar a la maravillosa Rita Streich en la parte de Gretel, con una voz ligerita y aniñada que contrasta con la más grave y densa de Geisela Litz, adecuada para una Erda o una Flosshilde y quizás no tanto para el niño Hänsel. El resto del reparto es muy adecuado, particularmente la Bruja de la gran mezzo Res Fischer, y la Filarmónica de Múnich sigue al maestro alemán con fantasía expresiva y refinamiento tímbrico, aunque no evidentemente a la altura de la Philharmonia de Karajan, que es superior no sólo a Lehmann sino a todos los que vinieron después. La ópera rusa está dos veces representada por las fuerzas orquestales del Bolshoi de Moscú c o n Andrei Chistiakov al frente. No son interpretaciones occidentalizadas, los cantantes son todos rusos y el idioma está más que asegurado, pese a que las voces graves (sobre todo) abusan en general de una emisión un tanto gutural y de una acentuación más bien hosca. La versión de La novia del zar de Rimski-Korsakov (2 CD 93969, año 1992) no cuenta con un plantel de estrellas a lo Mansurov o a lo Gergiev, pero el elenco es muy solvente, con una delicada Ekaterina Kudriavchenko en Marfa, una poderosa Nina Terentieva en Liubasha, un sólido Vladislav Verestnikov en Griaznoi y un Arkadi Mishenkin de voz plena en Likov, siempre sobre la dirección de un Chistiakov quizás no demasiado brillante pero sí profesional e indudablemente implicado. En esa misma línea se mueve en la ópera de Alexander Serov Judith (2 CD 9219, año 1991), estrenada en San Petersburgo en 1863, de aromas muy rusos pese al tema bíblico y a su semblante abiertamente europeizante. Esta es por ahora su única grabación, y en ella lo más destacable es una joven y ya profunda Elena Zaremba en la parte de Avra. Irina Udalova (Judith) cumple y no mucho más. Magníficos los coros. La quinta referencia de este lanzamiento viene con Dido and Æneas de Purcell y Pan and Syrinx de Galliard a cargo de Jed Wentz y su Music and Rhenum (2 CD 94178, año 2004). Bueno, un Dido más, la orquesta es estilista y los cantantes (Nicola Wemyss en Dido, Matthew Baker en Æneas, Francine van der Heijden en Belinda) saben hacer música, lo cual no es poco. Naturalmente, hay alternativas muy superiores. La fina interpretación de la amena operita de Galliard, estrenada en Londres en 1718, se convierte por tanto en el punto de mayor interés de estos dos discos, que se completan con la música, también purcelliana, de La mascarada de Cupido y Baco de Timon of Athens. perfectamente compenetrado con la batuta, y el oyente se sentirá en todo momento a gusto con estas dos estupendas interpretaciones, muy bien grabadas en estos dos casos y que nos hacen olvidar el desafortunado sonido del álbum anterior. El tercero es la Séptima de Bruckner por Klemperer al frente de la Sinfónica de Viena (SBT 1459) en un concierto en vivo tomado en la Musikverein el 26 de febrero de 1958 en buen sonido monofónico. Como siempre con el augusto director, aquí tenemos una fenomenal construcción, de claridad y disección proverbiales en su modus operandi, meditada, profunda y de evidente latido romántico, aunque el cuidado y grandiosidad de su versión con la Philharmonia y la superior calidad de grabación de 1962 (EMI) la hacen preferible a ésta que comentamos, recomendable en cualquier caso para los brucknerianos de pro y seguidores del director. El último CD es un recital de Isaac Stern y Myra Hess en el Festival de Edimburgo, grabado en vivo en el Usher Hall de la capital escocesa el 28 de agosto de 1960 (SBT 1458). Interpretaron obras de Brahms (Segunda Sonata), Schubert (Sonata D. 384), Ferguson (Sonata op. 10) y Beethoven (Décima Sonata) con los acostumbrados fuoco, expansión, estilo y exigencia técnica. La novedad de este recital es la obra de Howard Ferguson (1908-1999), magníficamente escrita en 1948 para ambos instrumentos en un estilo romántico tardío en pleno siglo XX. Junto con el de Cliburn/Reiner y en cierta medida el Bruckner en vivo de Klemperer, es el álbum de mayor interés de los que se comentan. Asier Vallejo Ugarte Testament NUEVOS HISTÓRICOS E 64 l doble del Cuarteto Húngaro con dos Cuartetos de Beethoven y otros dos de Bartók, los Rasumovski nºs 2 y 3 del primero y los Quinto y Sexto del compositor húngaro (Testament SBT2 1461, distribuidor: Diverdi) en registros del Festival de Edimburgo del 6 y 7 de julio de 1955, resultan un tanto fallidos debido a las malas grabaciones, que impiden apreciar la necesaria claridad de texturas y planos, habiendo una total confusión de sonidos en las cuatro obras que ahora se publican. Quizá el Quinto de Béla Bartók sea el más salvable, donde el oyente intuye con un evidente acto de fe que la interpretación, idiomática y de alto voltaje expresivo, es de las que podían haber hecho historia en la fonografía de la obra. En conjunto, el álbum no se puede recomendar ni siquiera para los muy avezados en grabaciones históricas. E l siguiente doble lo componen el Segundo de Brahms y el Concierto de Schumann en las versiones de Van Cliburn y Fritz Reiner en registros tomados en vivo en la Orchestra Hall de Chicago los días 8 y 12 de abril de 1960 (SBT2 1460). Ya eran conocidas las grabaciones en estudio de estos mismos intérpretes, cuidadas y matizadas hasta en sus menores detalles (RCA). Aquí, sin tanta perfección por razones obvias, las recreaciones ganan en espontaneidad y frescura, producto evidente de las tomas en vivo, aunque con Reiner no había mucha diferencia entre unas y otras. El entonces jovencísimo Cliburn se muestra seguro, competente e idiomático, Enrique Pérez Adrián 264-Estudios 24/5/11 12:36 Página 65 D D I SI CS O C O S S BREVES Naxos American Music BARRAS Y ESTRELLAS E l sello económico Naxos (distribuido por Ferysa) dedica a la música norteamericana del s. XX y XXI una interesante serie de discos de los que ahora presenta cinco novedades. El primero de ellos está dedicado a una de las grandes estrellas de la composic i ó n actual de a q u e l p a í s : J o h n Corigliano. El violinista Michael Ludwig toca el Concierto para violín y orquesta “El violín rojo”, escrito en 2003 (8.559671). Le acompaña la Orquesta Filarmónica de Buffalo dirigida por JoAnn Falletta, quien completa el disco con Phantasmagoria, una suite orquestal basada en su ópera Los fantasmas de Versalles, una pieza que sintetiza la riqueza temática y expresiva de la ópera original y que demanda un gran virtuosismo por parte de los músicos de la orquesta. El violín rojo es su tercera banda sonora (de la película del mismo título dirigida por François Girard) y la dedica a su padre, concertino de la Filarmónica de Nueva York. Una pieza virtuosística que el solista resuelve con aplomo y clase, bien secundado por la orquesta. George Rochberg fue un compositor de vanguardia que inició su andadura con un período de experimentación con la música derivada de la Segunda Escuela de Viena. Desde el dodecafonismo de Schoenberg hasta el serialismo de Webern. La muerte de su hijo en accidente automovilístico en 1963 le hizo cambiar completamente de orientación estética y abrazó la tonalidad y la herencia tardorromántica, un estilo que le permitía, según él, expresar todos los sentimientos que le provocaba su tragedia. Resulta curioso comprobar su estilo en estos dos volúmenes de música para piano (segundo y tercero de su integral para este instrumento) interpretados por Evan Hirsch (8.559632) y Sally Pinkas (8.559633). Esta última se mueve mejor en los territorios románticos, como la enorme Partita-Variations, un homenaje al género de una gran complejidad instrumental, mientras que Evan Hirsch prefiere adentrarse en las complejidades del serialismo de las 12 Bagatelas o las Tres Piezas elegíacas. En ambos casos, estupendas versiones de pianistas entregados a la causa. Alumno temprano de Rudolf Serkin y niño prodigio de la composición, Paul Schoenfield refleja en su obra un gusto exquisito por la melodía y una música accesible a todos los públicos. Este CD (8.559380) recoge su producción más o menos reciente en la que destacan las Seis canciones populares británicas para violonchelo y piano dedicadas a Jacqueline DuPré (1985), en las que la parte del piano la interpretan el propio compositor y James Tocco y el chelo Yehuda Hanani, o Peccadilloes para piano solo, interpretadas de forma sutil y colorista por Tocco. Cierra el disco la obra más reciente, Refractions para trío de piano, clarinete y chelo, de 2006, una pieza con un lenguaje más agresivo y ejecutada con entusiasmo por los solistas anteriormente citados y Alexander Fiterstein. Para el final ha quedado uno de l o s patriarcas de la música norteamericana del s. XX: Aaron Copland, de quien se ha incluido su famoso Concierto para clarinete (8.559667). Una orquesta poco conocida en Europa, A Far Cry Orchestra, un conjunto sin director formado por jóvenes músicos profesionales del área de Boston que muestran una gran calidad, junto a un clarinetista, David Singer, que exprime al máximo la expresividad de la obra de Copland. El disco se complementa con la interpretación del Concierto para clarinete de Robert Aldridge, descendiente directo de la pieza anterior, en el que mezcla elementos jazzísticos con música klezmer y una estructura puramente clásica. Singer apuesta por una lectura contagiosa desde el punto de vista rítmico y una exposición clara y detallista de sus pegadizos temas. Carlos Vílchez Negrín 65 264-DISCOS 23/5/11 09:42 Página 66 D D I SI CS O C O S S CRÍTICAS de la A a la Z DISCOS ABSIL-BACH ABSIL: Obras para piano. DANIEL BLUMENTHAL, piano. 2 CD FUGA LIBERA FUG 578 (Diverdi). 2009-2010. 116’. DDD. N PN E l hecho de ocupar uno de los primeros puestos en los diccionarios de compositores no le ha garantizado al belga Jean Absil (1893-1974) una atención siquiera mínima de los productores discográficos. Quizá sea culpa de que a su música, trufada de numerosas influencias (politonalidad, atonalidad, polirritmia, escuela francesa, Bartók y Stravinski por citar sólo dos nombres mayores), le falte ese último punto de personalidad que la haga memorable. Pero ese es también el pecado de muchos compositores del pasado siglo que gozan de una discografía mucho más generosa… Sea como fuere, la presenta antología de obras pianísticas muestra a un autor más que estimable, de lenguaje extremadamente coherente, en el que la elegancia, claridad y nitidez de líneas de Ravel (Sonatine de 1937, Trois marines de 19391940), la evocación de la suite de danzas del Grand Siècle (Cinq Bagatelles de 1944, Échecs de 1957) o el recuerdo del clasicismo vienés (Sonatine de 1966) comparten cartel con el virtuosismo didáctico (Grande suite de 1944) o la atracción por el folclore de Europa del Este a la manera de Bartók (como en las excelentes Danses bulgares de 1959). Difícilmente podría encontrar la música de Absil un intérprete más pulcro, cuidadoso y atento al menor matiz que el siempre excelente Daniel Blumenthal. Esta amplia y muy representativa selección, impecable en todos los aspectos, está llamada a marcar un hito en la hasta ahora raquítica discografía del compositor y pedagogo bel- ga. Discografía en la que todo está por hacer, empezando por las cinco sinfonías (que, entre 1920 y 1970, jalonan su carrera entera), los numerosos conciertos, concertinos y otras páginas orquestales y un sinfín de piezas de cámara. Juan Manuel Viana AGRICOLA: Missa In myne zyn. CAPILLA FLAMENCA. Director: DIRK SNELLINGS. RICERCAR RIC306 (Diverdi). 2010. 60’. DDD. N PN Estamos de suerte con Alexander Agricola, uno de los más notables compositores de la escuela franco-flamenca perteneciente a la generación de Josquin, Obrecht y De la Rue, pues recientemente se han editado dos excelentes discos dedicados a su obra, este que comentamos y el titulado Cecus en Glossa. El conjunto belga Capilla Flamenca nos obsequia de cuando en cuando con sus grabaciones de obras de compositores pertenecientes a la mencionada escuela, gran dominadora de la música europea durante el siglo XV y le toca esta vez el turno a un disco dedicado casi íntegramente a Agricola, lo que no es demasiado frecuente. La misa paródica In myne zyn ocupa la parte central y se encuentra precedida de cuatro versiones diferentes de esta canción popular holandesa, incluido el arreglo a tres voces realizado por Agricola y que es la base musical de la misa, probablemente la última de las que escribió, dada su complejidad. Sin embargo, no nos ha llegado completa, pues las dos fuentes manuscritas disponibles carecen del Kyrie. Entre las cuatro partes restantes del ordinario, Agricola incluyó versiones instrumentales de can- ciones de compositores anteriores, Binchois, Ockeghem y un inglés apellidado Frye. Tras la misa, encontramos una curiosa composición instrumental titulada con la cita bíblica Pater meus agricola est, título demostrativo del sentido del humor del compositor. Finaliza el disco con un Regina cœli a tres voces. La acostumbrada calidad interpretativa, en la que destaca la transparencia conseguida por los miembros de Capilla Flamenca, permite disfrutar del complejo entramado polifónico y hacer disfrutar al oyente con esta magnífica muestra del singular arte del compositor. José Luis Fernández AURIC: Les fâcheux. La pastorale. DEUTSCHE RADIO PHILHARMONIA SAARBRÜCKEN KAISERSLAUTERN. Director: CHRISTOPH POPPEN. HÄNSSLER CD 93.265 (Diverdi). 2009. 67’. DDD. N PN H ace un siglo, pongamos. Era el final de la Belle époque, pero a un lado y otro de esos años (los falsamente felices de antes de la gran guerra; los siniestros años posteriores al conflicto) todavía existían empresarios que encargaban partituras de ballet. Ahora que casi todo lo paga el estado o instituciones públicas varias, al menos en Europa, el que manda es el coreógrafo. Él es la estrella. La música puede ser cualquier cosa. La Sinfonía nº 101 de Haydn, por ejemplo. Lo que sea, con tal de que el coreógrafo nombrado por la institución, pagado por la institución (y casi siempre pagado de sí mismo), soportado por la institución, pueda disponer del caudal público para mayor gloria suya y ninguneo del compositor. TIPO DE GRABACIÓN DISCOGRÁFICA N H R Novedad absoluta que nunca antes fue editada en disco o cualquier otro soporte de audio o vídeo Es una novedad pero se trata de una grabación histórica, que generalmente ha sido tomada de un concierto en vivo o procede de archivos de radio Se trata de grabaciones que ya han estado disponibles en el mercado internacional en algún tipo desoporte de audio o de vídeo: 78 r. p. m., vinilo, disco compacto, vídeo o disco video digital PRECIO DE VENTA AL PÚBLICO DEL DISCO PN Precio normal: cuando el disco cuesta más de 15 € PM Precio medio: el disco cuesta entre 7,35 y 15 € PE Precio económico: el precio es menor de 7,35 € 66 264-DISCOS 23/5/11 09:42 Página 67 D D I SI CS O C O S S ABSIL-BACH Tal como ocurre en los grandes teatros dramáticos, donde se intenta prescindir del dramaturgo, y casi se ha conseguido por completo: ¿no han escrito ya todo Shakespeare, Chejov, Arthur Miller…? Quiero decir que en nuestros días sería difícil que surgieran compositores de ballet como los jovencísimos Poulenc y Auric a comienzos de los años veinte. Este séptimo volumen de la serie dedicada a los Ballets Rusos por Hänssler es un testimonio más de que Diaghilev y su empresa han pasado a la historia sobre todo porque estimularon la composición de ciertas partituras; porque gracias a ellos existieron tales y cuales compositores. Ahora le toca el turno a Georges Auric (1899-1983), un compositor que tiene un considerable interés, aunque en cierto modo su obra se merezca el purgatorio por el que está pasando. Y que Dios y Jean Cocteau me perdonen. Son ballets de 1924 (Les fâcheux) y 1926 (La pastorale), buenos ejemplos de música que bordea lo ligero, que nunca se toma demasiado en serio, que es vivaz y movidita hasta el extremo, que sigue los preceptos, deseos y consignas de Cocteau en El gallo y el arlequín: esto es, se trata de una música que no se escucha con la cara entre las manos. Ya saben ustedes… Eran los últimos años de Diaghilev, y todavía se demuestra su vitalidad, y la vitalidad de una sociedad que está a punto de renegar de sí misma, la francesa, o la parisiense, que todavía adora la renovación en el arte. Pronto se pondrá todo eso en cuestión y se perseguirá al vanguardista, pero de momento Diaghilev se ve obligado a competir con iniciativas paralelas a la suya, como los Ballets Suecos. Y nada mejor que abrir las puertas de los Ballets Rusos a jóvenes promesas como Auric y Poulenc. O Prokofiev, unos años mayor. O no tan jóvenes, como Falla. En fin, dos ballets divertidos, de música superficial, bonita, que se pretendía sobre todo música mueble, por expresarlo con un concepto muy de entonces. Hay belleza en estas obras, sobre todo en ciertos pasajes en los que el sonido crece, como al final de Les fâcheux. Pero sobre todo hay (mala) intención: oiga, esto es lo contrario de lo que nos propone el superpatético Wagner y sus seguidores de este lado del Rin (Franck, D’Indy, Magnard, la Schola…). No, aquí no queremos pathos, exclama el joven rebelde. Que dará mucho juego en las instituciones cuando deje de serlo. Excelente propuesta, sin embargo, tanto en la colección Krystian Zimerman OTRA VOZ POLACA BACEWICZ: Sonata para piano nº 2. Quintetos con piano nºs 1 y 2. KRYSTIAN ZIMERMAN, piano; KAJA DANCZOWSKA, AGATA SZYMCZEWSKA, violines; RYSZARD GROBLEWSKI, viola; RAFAL KWIATKOWSKI, violonchelo. DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 8332 (Universal). 2009. 65’. DDD. N PN Ya hemos hecho en la página web de Scherzo una introducción a la compositora y violinista polaca Grazyna Bacewiz, que vivió entre 1909 y 1969 (ver scherzo.es). Este CD hace justicia a la compositora de origen lituano (el apellido de su padre, en rigor, era Bacevicius), porque nos muestra dos piezas excelentes de 1951-1952 y una auténtica obra maestra (el Quinteto nº 2, 1965), con lo que enriquece nuestra visión de lo que sabíamos de Bacewicz, y puede ser muy buena muestra para el que no conociera nada de esta compositora y maestra, dedicada por Hänssler a la troupe de Diaghilev como en los dos plenos sonoros que consigue el maestro Poppen con Radio Saarbrücken. La indexación de La pastorale es detallada. Les fâcheux, en cambio, nos lo dan en un bloque de 28 minutos; lástima, al menos para cierto tipo de discófilo y coleccionista. Santiago Martín Bermúdez BACH: Sonatas y Partitas para violín solo BWV 1001-1006. PAVLO BEZNOSIUK, violín. LINN CKD 366 (LR Music). 2007. 74’. DDD. N PN De esta integral de las Sonatas y Partitas para violín solo de Bach sólo se pueden valorar como interesantes algunos aspectos aislados. Lo primero a lo que el oyente ha de acostumbrar el oído es al timbre: sea por el violín holandés de finales del siglo XVII, por el arco de 2006, por la afinación a 410 hercios, por la acústica del local de grabación o por decisión (o incapacidad) de los técnicos de sonido, la primera impresión es de sonoridad vacía. Por lo demás, y también violinistas virtuosa (ojo a su página de bravura Capriccio polaco). Las fechas dicen mucho: ni en Polonia ni en aquellos países podía componerse cierto tipo de obras; además, todavía no había estallado por completo la vanguardia de posguerra en el oeste. En 1965 esa misma vanguardia, consolidada, oficial, autosatisfecha, habría considerado que esa pieza insuperable que es el Segundo Quinteto no era sino una página retardataria. No les demos ideas, que todavía colean los aprendices. La capacidad de desarrollo para esa perturbadora Segunda Sonata se corresponde con el amplio aliento, largo alcance del Primer Quinteto. El Segundo Quinteto, ah, eso son palabras mayores, porque para entonces la auténtica modernidad ha irrumpido en la obra de Bacewicz. Lástima que le quedara tan poco tiempo. Zimerman y estos cuatro esplendorocuando la técnica de Benozsiuk parece más segura el fraseo deja frío: esto sucede, por ejemplo, en la Giga de la Segunda Partita, el Largo de la Tercera Sonata, el Allegro de la Segunda Sonata. De los problemas con el ritmo que hacen perder la línea el paradigma sería la Siciliana de la Primera Sonata. La Tercera Partita quizá sea la más aceptable de las seis obras: al Preludio sólo le puede reprochar blandura en los ataques, y en el resto, pese a la misma falta de punch, no se pierde el sentido de danza elegante. Las cuerdas múltiples sólo se salvan con holgura cuando son lentas, como sucede en la Sarabanda de una Primera Partita en su conjunto vuelve resultar muy mecánica. La célebre Chacona (Segunda Partita) ya no podría aceptarse aunque sólo fuera por los cambios de articulación en los primeros arpegios, la suciedad de los segundos y la inconexión entre las frases de la sección central. Pero ese no es el único tour de force en el que este irlandés de origen ucraniano se estrella, sino que también lo hace en las fugas de las tres sonatas: en la de la Tercera Sonata se encontrará (disco I, pista 11, 6’32”) la muestra más clara pero en absoluto única de pérdida de continuidad en el discurso. A fuer de peculiares, junto a los adornos en la sos instrumentistas de cuerda cumplen con su obligación de manera animosa y feliz: sacan a la luz una parte de lo mejorcito de Grazyna, que es de lo mejorcito de Polonia, país de magníficos compositores; lo tocan con auténtica claridad de virtuosos y le prestan el alcance de una musicalidad grácil y honda. Zimerman, solo ante la Sonata, comparte virtuosismos con esos cuatro músicos en los dos Quintetos, en un programa feliz, un disco insuperable. Santiago Martín Bermúdez repetición de la primera parte de la Sarabanda de la Segunda Partita, los únicos momentos interesantes que aún habría que extraerlos de la Alemanda de la Primera Partita, y del Adagio y el Allegro de la Tercera Sonata. Pocos flotadores en suma para mantenerse a flote en un mar con tan fuerte oleaje como el de las grabaciones con que estas obras cuentan. Alfredo Brotons Muñoz BACH: Toccatas. LÉON BERBEN, órgano y clave. 2 CD RAMÉE RAM 0903 (Diverdi). 2009. 153’. DDD. N PN Léon Berben sigue demostrando por qué está considerado uno de los más notables instrumentistas barrocos de su generación en esta integral de las Toccatas para teclado de Johann Sebastian Bach. Dos compactos, uno dedicado a las piezas para órgano y otro a las obras para clave, dan la medida de este antiguo miembro de Musica Antiqua Köln como poseedor de un virtuosismo cuya exuberancia no se permite 67 264-DISCOS 23/5/11 09:42 Página 68 D D I SI CS O C O S S BACH-BADINGS el menor desliz hacia el efectismo, capaz de conjugar poderosa resonancia expresiva y gusto ornamental con el registro más delicado y contemplativo. Si a ello sumamos la acertada elección de un instrumento como el órgano de la holandesa Iglesia de Sint Laurens de Alkmaar (construido en 1646 y de grandiosas características acústicas apenas alteradas desde 1725) y una transparente toma de sonido, tendremos una grabación susceptible de interesar e incluso fascinar a todo amante de la producción del de Eisenach. Obras mayores de este repertorio organístico, como las Toccatas y fugas en re menor BWV 538 y en fa mayor BWV 540 (presente en su versión más antigua, la de Krebs), o la Toccata, adagio y fuga en do mayor BWV 564 conforman las mejores bazas interpretativas de Berben en el primero de los discos. Hay que referirse en estos casos a la iluminadora comprensión de las polifonías y contrapuntos por parte de un intérprete que hace frente a este denso territorio armónico armado con la mayor claridad de fraseo, con una desarmante espontaneidad que aspira a evocar y hasta reverdecer la atmósfera de improvisación subyacente bajo tan majestuosas construcciones sonoras. El enérgico arranque del CD se confía, por lo demás, a la Toccata y fuga en re menor BWV 565, cuya atribución problemática no ha mermado su celebridad y que en esta versión resurge — ¡no podía ser de otro modo!— con jubilosa contundencia y generoso uso de las sonoridades majestuosas. La segunda parte de esta integral nos muestra una faceta aún más grácil de Berben, la de clavecinista, que traslada las BWV 910-916 (valgan como ejemplo BWV 911 y 915) a un universo de sofisticada ornamentación y muy amplia variedad dinámica y rítmica. Javier Palacio BACH: Suites para orquesta BWV 1066-1069 (versiones originales). IL FONDAMENTO. Director: PAUL DOMBRECHT. 2 CD FUGA LIBERA FUG 580 (Diverdi). 2010. 103’. DDD. N PN 68 L as cuatro S u i t e s orquestales de Bach fueron primeramente redactadas entre Riccardo Chailly LUMINOSO, TRANSPARENTE, VIVO BACH: Oratorio de Navidad BWV 248. CAROLYN SAMPSON, soprano; WIEBKE LEHMKUHL, contralto; MARTIN LATTKE, WOLFRAM LATTKE, tenores; KONSTANTIN WOLFF, bajo. CORO DE CÁMARA DE DRESDE. ORQUESTA DE LA GEWANDHAUS DE LEIPZIG. Director: RICCARDO CHAILLY. 2 CD DECCA 478 2271 (Universal). 2010. 132’. DDD. N PN En los últimos tiempos, desde poco después su llegada a Leipzig, Riccardo Chailly ha venido demostrando que hoy en día es posible hacer música de Bach al más alto nivel con instrumentos modernos siempre y cuando se haga con sabiduría musical, coherencia estilística y un mundo expresivo fiel a la estética barroca. Ya lo habíamos visto en los Conciertos de Brandemburgo y en la Pasión según san Mateo, y ahora lo vemos en este Oratorio de Navidad gra- bado en vivo en la Gewandhaus de Leipzig en enero de 2010. El refinamiento coral y orquestal, la intensidad de los recitativos y el contraste entre espíritu festivo y poesía intimista se revelan como los grandes pilares de esta interpretación luminosa, transparente, viva, verdaderamente espléndida. Momentos como la siciliana de la segunda cantata, la atmósfera de recogimiento creada en el aria Schliesse, mein Herze (muy bien cantada por Wiebke Lehmkuhl) o la claridad contrapuntística lograda en el coro inicial de la sexta cantata son sólo unos pocos de los muchos que evidencian que el director italiano está al día en cuanto a los avances de la llamada corriente auténtica y que se vale de ellos en favor de su musicalidad única. Las voces, en sí no extraordinarias, vienen del mundo barroco y lo demuestran en todas sus inter- venciones, lo mismo que el siempre afinado y estilista Dresdner Kammerchor. Y más allá de su historia, ¡qué orquesta la de la Gewandhaus de Leipzig! ¡Qué violines, qué oboes, qué trompetas, qué timbal! Con una plantilla de unos treinta instrumentistas, continuo aparte, la sonoridad es rica, matizada, cálida, envolvente y delicada. Una vez más, y sin necesidad de destronar a nadie, Chailly ha dado en la diana. Asier Vallejo Ugarte www.scherzo.es John Eliot Gardiner INTENSIDAD BACH: Pasión según san Juan BWV 245. MARK PADMORE, tenor; HANNO MÜLLER-BRACHMANN, bajo; PETER HARVEY, bajo; BERNARDA FINK, CONTRALTO; KATHERINE FUGE, JOANNE LUNN, sopranos. CORO MONTEVERDI. THE ENGLISH BAROQUE SOLOISTS. Director: JOHN ELIOT GARDINER. 2 CD SOLI DEO GLORIA SDG 712 (Diverdi). 2003. 115’. DDD. N PN Es comprensible que los grandes intérpretes vuelvan una y otra vez a las obras maestras del repertorio y pretendan dejar en disco algunas de esas interpretaciones, por mucho que eso choque con la situación actual de la industria. Algunos de estos hechos y reflexiones laten en esta grabación, cuya ya añeja toma (2003) nada tiene que ver con la fabulosa versión que contiene de la “menor” de las Pasiones bachianas. No puede decirse que las líneas principales de la antigua grabación de Gardiner para Archiv (1986) hayan cambiado, sigue habiendo aquí una visión dramática de principio a fin y los dos pilares básicos, los trabajos coral e instrumental del Monteverdi y los English Baroque Soloists, respectivamente. Pero Gardiner ha dado una o más vueltas de tuerca, y lo ha seguido haciendo, como probó la posterior e inolvidable interpretación de Cuenca en 2008. Como en la ciudad castellana, Gardiner había contado en la pequeña localidad de Königslutter, donde se tomó en directo esta versión, con el extraordinario Evangelista de Padmore, igualmente incisivo en su aria Ach, mein Sinn. También el Jesús de Müller-Brachmann resulta de una gran solidez y musicalidad sin tacha. Magníficos igualmente Harvey y Fink y cumplidores los otros solistas vocales. Pero sobre todo la narración de Gardiner es una aventura colectiva, ya desde el punzante coro Herr! que abre el oratorio. Luego, tanto los animados coros de turbas como los concentrados y meditativos corales forman el marco del resto del discurso musical. Discos, en suma, que documentan la inigualable intensidad expresiva que tiene Gardiner al hacer música en vivo. Interpretación de la Pasión según san Juan que se suma a las que están a la cabeza de la fonografía, con Harnoncourt, Brüggen, Koopman y Herreweghe. Enrique Martínez Miura 264-DISCOS 23/5/11 09:42 Página 69 D D I SI CS O C O S S BACH-BADINGS 1716 y 1720, o sea, en los períodos de Weimar y Cöthen. La posteridad ha conocido las tres últimas según la numeración del BWV (cronológicamente: 3ª, 4ª, 1ª, 2ª) según las adaptaciones realizadas en Leipzig a partir de 1725: con adición de trompetas y timbales a las cuerdas y el continuo de la Tercera; lo mismo para la Cuarta, que ya contaba con tres oboes y un fagot; con violín en lugar de flauta travesera (y la menor en lugar de si menor) en la Segunda. La Primera, con dos oboes y un fagot en los vientos, fue la única que no cambió. Siendo Dombrecht oboísta, es comprensible su preferencia por las versiones originales, pero la contribución que realiza a la ampliación del conocimiento del Cantor no es nada desdeñable. Sobre todo la obertura de la Tercera pero también la de la Cuarta pierden aquella pompa más o menos hueca que las asimilaba al Haendel de los Fuegos artificiales; por el contrario, queda resaltado su parentesco con aportaciones al género como, por ejemplo, la de un Telemann. En las danzas, siendo más limitados los efectos de las adiciones, también lo son los de las sustracciones. Tanto técnica como estilísticamente, las interpretaciones son muy competentes. La distribución 3-3-2-2-1 de las cuerdas evita el riesgo de raquitismo que afecta a la moda, liderada por el también belga Sigiswald Kuijken, de reducir cada parte a un solo instrumento. Por otro lado, se tiene el buen juicio de no intentar compensar con efectos de fraseo la falta de peso que la ausencia de vientos hará prácticamente inevitable sentir a muchos en una primera audición. Lo que menos costará será comprender el acierto del compositor en su revisión de la Segunda Suite. En un conjunto irreprochable, el fagotista Alain de Rijckere destaca por el extraordinario partido que saca a las numerosas intervenciones en segunda línea que le corresponden. Alfredo Brotons Muñoz J. L. BACH: Música fúnebre. ANNA PROHASKA, soprano; IVONNE FUCHS, contralto; MAXIMILIAN SCHMITT, tenor; ANDREAS WOLF, bajo. CORO DE CÁMARA RIAS. AKADEMIE FÜR ALTE MUSIK BERLIN. Director: HANS-CHRISTOPH RADEMANN. HARMONIA MUNDI HMC 902080. 2010. 77’. DDD. N PN J ohann Ludwig Bach (1677-1731) era un primo segundo de J o h a n n Sebastian con el que éste mantuvo una estrecha relación: en Leipzig, el año 1726, llegó a copiar y programar cuatro de sus dieciocho cantatas, dio clase a uno de sus hijos… La Trauermusik es muy probablemente la obra más ambiciosa del llamado “Bach de Meiningen”. Escrita para doble coro, celebra el fallecimiento de su patrón, el duque Ernst Ludwig I de SajoniaMeiningen, en 1724. Y digo “celebra” no por error, sino porque el título es engañoso: mucho más que lamentar un abandono de este mundo (que también), se alegra de una incorporación a las huestes celestiales. Desde el punto de vista estrictamente formal, constituye un claro e inmediato antecedente de las Pasiones del Cantor, y su contenido, sin ser genial, no es en absoluto despreciable, particularmente por el consumado dominio de la técnica del contrapunto que constantemente demuestra. La versión es de todo punto recomendable. La soprano y la mezzosoprano destacan por su delicadeza, el tenor por su agilidad y el bajo por su combinación de nobleza y contundencia. Y una dirección sumamente inspirada encuentra un coro de maleabilidad infinita y una respuesta orquestal no menos precisa y ajustada. Tomas diáfanas y profundas. Una novedad que no debería pasar inadvertida. Alfredo Brotons Muñoz BADINGS: Sinfonías nºs 3, 10 y 14. FILARMÓNICA JANÁCEK DE OSTRAVA. Director: DAVID PORCELIJN. CPO 777 522-2 (Diverdi). 2008. 68’. DDD. N PN David Porcelijn prosigue su grabación de la integral sinfónica de uno de los malditos de la música holandesa, Henk Badings (1907-1987). Y maldito no porque su música sea especialmente compleja o inaudible, sino por un tachón difícil de borrar de su biografía, como es el haber aceptado la dirección del Real Conservatorio de La Haya en los tiempos de la ocupación nazi. Esa y no otra es la razón de su marginación. De nada sirvió que 69 264-DISCOS 23/5/11 09:42 Página 70 D D I SI CS O C O S S BADINGS-CABEZÓN Badings se defendiera diciendo que si aceptó el puesto fue sólo provisionalmente hasta el regreso de su anterior titular, Sem Dresden, expulsado por judío… Sea como fuere, es un compositor interesante, tanto que resulta difícil pensar que su música pudiera ser del gusto de los estetas nazis. Sobre todo porque si algo caracteriza a Badings es una curiosidad insaciable que le llevó a ser uno de los pioneros en Holanda de la música electrónica, curiosidad que se aprecia bien a las claras en las tres sinfonías incluidas en este disco. La Tercera (1934), estrenada nada menos que por Willem Mengelberg al frente de la Orquesta del Concertgebouw, presenta una aspereza politonal que es marca de fábrica de este compositor, lo mismo que el respeto a la forma tradicional en cuatro movimientos o el interés por el contrapunto. Esas cualidades se mantienen en la Sinfonía nº 10 (1961), una revisitación de la Primera sinfonía de 1932 destinada a un conjunto amateur, pero por lo visto de muy estimable nivel. Su concisión (poco más de un cuarto de hora), la maestría en la aplicación de la forma cíclica, el gusto por las sonoridades masivas y los ritmos martilleantes, y la vigorosidad general de su discurso convierten esta partitura en una muestra cabal del estilo de Badings. Sin romper con esos esquemas, la última obra presente en el compacto, el Tríptico sinfónico (Sinfonía nº 14), de 1968, revela una evolución a la que no es ajena la práctica del compositor con la electroacústica en lo que se refiere a la sonoridad, mucho más evanescente y “abstracta”, y en la búsqueda de una mayor libertad formal. Así, el Lento inicial está constituido por puras olas de sonido, con retazos de material que sólo tomarán forma en el Allegro moderato central, para acabar todo en un Grave que recuerda una passacaglia de colores inusuales y cambiantes, con la celesta y el vibráfono jugando un rol protagonista. En todos los casos las versiones son de primera, con un David Porcelijn que vuelve a demostrar su profesionalidad y buen hacer en un repertorio nada fácil y muy poco vistoso. Juan Carlos Moreno BEETHOVEN: Sonatas para violín y piano op. 12, nº 2, “Primavera” op. 24 y op. 96. ALINA IBRAGIMOVA, violín; CÉDRIC TIBERGHIEN, piano. 70 WIGMORE HALL LIVE 0041 (Diverdi). 2010. 67’. DDD. N PN Sviatoslav Richter SENTIDO POÉTICO BEETHOVEN: Sonatas para piano nº 7 en re mayor op. 10, nº 3, nº 12 en la bemol mayor op. 26 y nº 23 en fa menor op. 57 “Appassionata”. SVIATOSLAV RICHTER, piano. SUPRAPHON SU 4045-2 (Diverdi). 1959. 65’. Mono/AAD. H PN G rabaciones efectuadas en una única velada, en el Rudolfinum de Praga, el 1 de noviembre de 1959, de tres de las Sonatas beethovenianas más apreciadas por Richter y más presentes en su discografía (las repetiría en su debut del Carnegie Hall no mucho tiempo después de este concierto). Las grabaciones que ahora edita Supraphon vieron previamente la luz en los sellos Praga y Music & Arts, aunque el sonido en esta ocasión, quizá por proceder de los archivos originales, es superior al escuchado en C u a n d o comentamos el primer volumen de esta serie destacábamos su valía en cuanto a la perfección de sus acabados en manos tan jóvenes. No podemos decir menos de esta segunda entrega. Los parámetros técnicos son casi idénticos a los allí expuestos, por lo que no vamos a repetir la perorata. Ibragimova sigue encajando todos los elementos que le competen, pero con un sonido pequeño y una expresividad modosita y descafeinada. En muchos momentos uno acaba echando de menos aquellas interpretaciones de mediados del siglo pasado, con todas sus gratuidades, sí, pero también con todo el aroma y la garra. Por su parte, Tiberghien, que en la ocasión anterior nos sorprendía con un despliegue de recursos que apuntaban cierta originalidad de planteamientos, no consigue superarse en este concierto. Desde luego, sigue siendo el responsable de los momentos más interesantes de la grabación, pero se queda por debajo del primer acercamiento. Nos ofrecen una Op. 24 correcta, sin duda, pero se trata de una Primavera “light”, sin pólenes ni feromonas que aviven este colorido paliducho. Por el estilo la Op. 96, aunque también se deba, en parte, a su escritura consorte ocasiones previas. Como saben bien los buenos richterianos, el ucraniano afrontaba estas páginas, y más si cabe en aquellos años, con una intensidad dramática y una tensión difíciles de resistir. Era el suyo un Beethoven intensamente temperamental, poderoso y titánico en el primer tiempo de la Appassionata, arrebatado en su movimiento final, decididamente dramático en el tercer tiempo de la nº 12 y siempre con esa atmósfera de singular magnetismo, centrado en un planteamiento que cada vez que lo escuchamos se nos antoja más inexorable, y que nos engancha una y otra vez. De cada una de estas tres obras existen entre 7 (la que menos) y 14 grabaciones, que a su vez han aparecido en multitud de sellos. Entre las de esta época, las de su celebrado debut en el Carnegie Hall (las mismas tres obras que para el violín. El mayor atractivo del disco lo encontramos en la Segunda del Op. 12, cuya liviandad se adapta bien a las características de ambos intérpretes. Juan García-Rico BOTTER: Sentiero in un deserto di lava. Seven Blades. And at the end… the scream. Zéula. SALVADOR SALVADOR, clarinete bajo; JUAN CARLOS BÁGUENA, oboe. ORQUESTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID. Director: JOSÉ RAMÓN ENCINAR. STRADIVARIUS STR 33845 (Diverdi). 2009-2010. 51’. DDD. N PN No es Massimo Botter figura desconocida en España; discípulo de Alessandro Solbiati, su música ha sido interpretada por grupos como el LIM y orquestas como la ORCAM, que precisamente firma, en muy apreciables versiones y de toma de sonido equilibrada, este registro, prolongando una colaboración con el sello Stradivarius que ya ha puesto en el mercado a “nuestros” Luis de Pablo, Casablancas, Charles Soler o David del Puerto. Tanto Salvador como Báguena son, además, integrantes de la propia orquesta y dejan en este disco) y las efectuadas muy poco después para RCA de las Sonatas nºs 12 y 23 han sido justamente celebradas. Con todo, el que ahora se comenta ofrece una ocasión estupenda de disfrutar de unas interpretaciones sencillamente magistrales, del mejor Richter, en la cumbre de su poderío técnico. Un verdadero torrente de arte ante el que lo mejor es sentarse y disfrutar. Rafael Ortega Basagoiti buena muestra de suficiencia técnica en las dos obras concertantes incluidas en el disco: Sentiero in un deserto di lava (2006), dada a conocer por la orquesta de Encinar en la Biennale de Venecia de ese año, subraya dinámicamente el papel rector del clarinete bajo discurriendo por parajes de orquestación luminosa e inquieta (Adagio melanconico) hasta alcanzar temperatura climática y cerrar el arco, con el contracanto del violonchelo, en la sección marcada como “Sospeso e lontano”. Por su parte, en An at the end… the scream, un año posterior, es el oboe quien sumerge al oyente en un concepto sonoro más relajado —así, en el quinto episodio, danzante, o en el tenso Grave e funéreo subsiguiente— para rendirlo por sorpresa con ese “grito” final lacerante en el registro agudo del solista. Revela con claridad Zéula (1996) su lugar temprano en el catálogo de Botter, dado el carácter más predecible y episódico de los procesos formales y la búsqueda concienzuda de equilibrio entre masa sonora y elementos temáticos tradicionales, casi reverso de la contundencia expresiva y estructural de Seven Blades (2008), un septeto cuya apariencia caótica revela una fluidez absoluta y nada complaciente: líquidos pasajes dispersos, de pulso ausente y fundamento sonoro frágil, que 264-DISCOS 23/5/11 09:42 Página 71 D D I SI CS O C O S S BADINGS-CABEZÓN La Magnifica Comunità CLAROSCURO BOCCHERINI: Quintetos de cuerda op. 28. LA MAGNIFICA COMUNITÀ. 2 CD BRILLIANT 93977 (Cat Music). 115’. DDD. N PE E l noveno volumen de los quintetos de cuerdas de Boccherini que el conjunto La Magnifica Comunità, liderado por el violinista Enrico Casazza, graba para Brilliant incluye las seis piezas de la Op. 28, compuestas en el exilio de San Pedro de Arenas a lo largo de 1779. La música tiene la riqueza habitual de texturas y colores de Boccherini, con esa tendencia a privilegiar la tersura y profundidad de los graves (son quintetos con dos violonchelos) que es subyugan la percepción y la conducen hacia territorios que esperemos explore pronto el propio compositor. tan característica de su música de cámara y que alcanza el máximo de su sentido expresivo y de su poder emotivo en el Grave del Quinteto nº 3 o en el nº 5, el único de la colección compuesto en modo menor, casi al completo. Las interpretaciones captan admirablemente los claroscuros del universo boccheriniano, están magníficamente articuladas, con arcos cortos y notable agilidad, aunque el conjunto italiano los contrasta bien con otros pasajes mucho más ligados y fraseos en los que las curvas pueden sobre las rectas y los acentos, reservados para los movimientos más lentos y expresivos. Son versiones de estupenda claridad, en absoluto secas, Peter Grimes. ANTHONY DEAN GRIFFEY (Peter Grimes), VIVIAN TIERNEY (Ellen Orford), STEVEN PAGE (Captain Blastrode), SUSAN GORTON (Auntie), STAFFORD DEAN (Swallow), CHRISTOPHER MALTMAN (Ned Keene). CORO DEL FESTIVAL DE GLYNDEBOURNE. FILARMÓNICA DE LONDRES. Director: MARK WIGGLESWORTH. le pide a su papel y sabe hacerlo creíble desde el punto de vista canoro. En el reparto hay un jovencito Christopher Maltman como Ned Keene y un veterano Stafford Dean en un autoritario Swallow. Y una de las sobrinas fue la hoy estrella Camilla Tilling. Excelente Mark Wigglesworth, con unos interludios de enorme intensidad, emocionante y dramáticamente eficaces. Un buen Peter Grimes que no hace variar la discografía dominada por Pears-Britten (London), Langridge-Hickox (Chandos), Vickers-Davis (Philips) y Rolfe Johnson-Haitink (EMI). 3 CD GLYNDEBOURNE GFOCD 008-00 (Diverdi). 2010. 152’. DDD. N PN Claire Vaquero Williams Germán Gan Quesada BRITTEN: E ste Peter Grimes procede de la temporada 2000 del Festival de Glyndebourne y presenta como principal haber una excelente dirección musical de Mark Wigglesworth y la prestación en el papel protagonista de Anthony Dean Griffey, un Grimes muy humano — como el que le conocemos en el DVD que recoge su prestación en el MET dirigido por Donald Runnicles (EMI)—, interior, introspectivo, como excelente alternativa al atormentado y a su manera canónico de Peter Pears. Griffey es un muy buen cantante y el más convincente de los Grimes de este otro lado expresivo, y aquí lo corrobora. La Ellen Orford de Vivien Tierney posee esa piedad desconcertada que se BYRD: Música completa para teclado. DAVITT MORONEY, clave, virginal muselar y órgano. 7 CD HYPERION CDS44461/7 (Harmonia Mundi). 1991-1997. 497’. DDD. R PE L a editora inglesa Hyperion es la reina de las ediciones integrales. En este campo destacan las realizadas de los lieder de Schubert, Schumann, Richard Strauss y otros compositores, así como la que acaba de iniciar de los de Brahms. Yendo a tiempos musicales más pretéritos, reedita ahora la edición completa de las obras para teclado de William Byrd, cuya grabación llevó a cabo entre 1991 y pues las ornamentaciones están tratadas con generosidad y se funden con elegancia con las líneas principales, y ofrecen a la vez esa pujanza un punto agreste de la cuerda de tripa. Magnífica serie a precio muy económico. Pablo J. Vayón 1997 el clavecinista y organista inglés Davitt Moroney. No sabemos si puede haber muchos melómanos interesados en adquirir de golpe siete discos con este contenido, pero los que tengan alguna intención, que no lo duden. La reedición es ejemplar, no ha perdido nada de la información original y el propio Moroney comenta ampliamente una por una las 127 obras grabadas, comentarios que aparecen en inglés y francés. También se extienden a los diferentes instrumentos utilizados: un clavicordio; dos claves; un virginal muselar que con el teclado a la derecha pinza las cuerdas en su centro y no en un extremo, produciendo un singular sonido no exento de problemas de resonancia; un órgano de cámara y otro de iglesia. Por otra parte, la variedad de obras es grande, dentro de las lógicas limitaciones: fantasías, variaciones sobre temas de canciones, pavanas, gallardas y grounds, some solemme, other ioyfull, unas serias y otra alegres, como las caracterizaba el propio Byrd en una edición de 1611. José Luis Fernández CABEZÓN: La tecla del alma. PAOLA ERDAS, clave. ARCANA A357 (Diverdi). 2010. 62’. DDD. N PN Coincidiendo con la conmemoración de los 500 años del naci- miento de Antonio de Cabezón, la especialista en su repertorio Paola Erdas (editora, por ejemplo, de la más completa recopilación de sus piezas, Obras de música para tecla, arpa y vihuela, de 1578) le brinda el mejor de los homenajes. Con La tecla de l’alma la clavecinista de los ensembles Janas y L’Apothéose interpreta un puñado de sus tientos y diferencias y ahuyenta cualquier atisbo de aire sombrío o de frialdad, que a menudo parecen asociarse con la música del compositor burgalés, proponiendo en cambio unas lecturas rigurosas pero desbordantes de delicadeza y, si se quiere, íntimo júbilo. Es la suya una musicalidad refinada, atenta a los contrastes rítmicos, al detalle dinámico, transparentemente comprensiva del contrapunto y la polifonía, que rastrea la entraña más exquisitamente humana que subyace en las sutiles progresiones armónicas y las melodías de Cabezón, cumplimentando con sensuales acentos mediterráneos la faceta espiritual y reflexiva de las composiciones. Van sucediéndose de esta forma los Tientos I, II y III, las Diferencias sobre “el canto llano del caballero”, el Romance “Para quien críe yo cabellos” o las pavanas Italiana y Glosada, por lo demás entre piezas de coetáneos como Luis de Narváez o Nicolas Gombert, para recalar con tiempo y exprimir toda la belleza de la célebre melodía Guárdame las vacas, inspiradora de algunos motivos de Cabezón, que la instrumentista ofrece hasta en cuatro versiones diferentes. Nada que objetar, por cuanto ello sirve a Erdas para conectar la obra de Cabezón con las sonoridades populares del Siglo de Oro y demostrar tanto su fresca faceta improvisadora como su facilidad para la variación. La tecla de l’alma supone por todo ello un muy recomendable trabajo discográfico, realizado con verdadero cariño por la obra del compositor, pudiendo señalarse como otro acierto la inclusión de piezas con acompañamiento de la soprano Lia Serafini, que aporta una nota de especial calidez al programa (también en esa especie de bonus final, de ambientación sefardí, que no se recoge en los créditos). Javier Palacio 71 264-DISCOS 23/5/11 09:42 Página 72 D D I SI CS O C O S S CHOPIN-FRESCOBALDI CHOPIN: Andante spianato y Gran Polonesa en mi bemol mayor op. 22. Sonata nº 2 en si bemol menor op. 35. 4 Mazurkas op. 33. Nocturnos op. 9, nºs y 2 Op. 15, nº 2. Polonesa en la bemol mayor op. 53. Estudio op. 10, nº 12 “Revolucionario”. Tradicional Chino: Cai Yun Zhui Yue. YUNDI, piano. EMI 50999 6 31639 2 [+ DVD]. 2010. 71’. DDD. N PN E l flamante fichaje pianístico oriental de EMI, Yundi Li, ahora conocido simplemente como Yundi, ofrece su segundo disco para el sello británico con un recital Chopin celebrado en Pekín el pasado año. La propuesta incluye además el DVD con el concierto completo. Como cabría esperar, Yundi hace las delicias de sus compatriotas, que evidencian un conocimiento escaso de la música del polaco y aplauden cuando no viene a cuento, pero que disfrutan como niños con el despliegue mecánico de su compatriota, que las da todas y todas en su sitio. Eso sí, Chopin ni está ni se le espera. Un recital volcado de forma robótica, con exactitud robótica y… con emoción robótica también. Ni un asomo de expresividad, de canto, de matiz, de gusto, de idioma. Simplemente las notas en su sitio, fenomenalmente puestas, eso sí, pero sin nada que decir. Pocas veces me he aburrido tanto escuchando una música tan hermosa como la contenida en este recital. Apenas desperté en el tradicional chino, donde, pirotecnias aparte, Yundi pareció escapar de la robótica para transmitir algo. El resto, perfectamente olvidable. Obvio es decir que el público de Pekín se rinde a las excelencias pirotécnicas del ganador del Concurso Chopin, aunque el autor de estas líneas sigue atónito preguntándose, tras varios intentos por encontrarle el encanto musical a este pianista, qué encontró en él el jurado, aparte de la precisión mecánica, que esa sí, es de lujo. Ustedes mismos. Rafael Ortega Basagoiti CHOPIN: Obras completas para violonchelo y piano. SERGEI ISTOMIN, violonchelo; VIVIANA SOFRONITSKI, fortepiano. 72 PASSACAILLE 968 (Diverdi). 2010. 65’. DDD. N PN Daniel Barenboim BARENBOIM SE LUCE CHOPIN: Conciertos para piano. DANIEL BARENBOIM, piano. STAATSKAPELLE BERLIN. Director: ANDRIS NELSONS. DEUTSCHE GRAMMOPHON 4779520 (Universal). 2010. DDD. 74’. N PN Recital de Varsovia. DANIEL BARENBOIM, piano. DEUTSCHE GRAMMOPHON 4779519 (Universal). 2010. DDD. 79’. N PN Daniel Barenboim declara haber tocado mucha música de Chopin en su juventud, pero esa música no ha abundado en sus conciertos ni en su discografía. En ésta, apenas un par de discos para EMI (Preludios, Sonatas nºs 2 y 3, Fantasía, Barcarola, Polonesa-Fantasía, Berceuse, Variaciones brillantes y Souvenir de Paganini, más la Sonata para violonchelo y piano con Du Pré) y los Nocturnos que en su día registró para el sello amarillo y que fueron muy celebrados por algunos y no tanto por otros. Y es a este sello al que regresa Barenboim tras el “cierre” en cuanto a novedades se refiere de la discográfica que le acogió (Warner). Y es precisamente con un doblete chopiniano con el que se produce este “re-debut” del argentino en el sello amarillo. El recital tuvo lugar en Varsovia, en la víspera del 200 aniversario del nacimiento del compositor y en el mismo figuraban algunas de las obras ya registradas hace años por Barenboim: Sonata nº 2, Fantasía op. 49, Barcarola y Berceuse. Escuchadas de nuevo las antiguas grabaciones, puede decirse que el concepto no ha cambiado demasiado. Es un Chopin objetivo, por momentos casi furtwängleriano en sus acentos agógicos, más titánico que belcantista. Hay, faltaría más en un artista de esta talla, grandes cosas, con la belleza de sonido a la cabeza. Hay tam- A primera vista, mosquea un poco la coletilla que encontramos en la contraportada y el cuadernillo de este disco. Ahí, tras el preceptivo “Obras completas para violonchelo y piano”, se nos apunta el sospechoso bién exquisitos matices y cantos magníficamente dibujados, como el del Nocturno op. 27, nº 2 o el de muchos momentos de la Barcarola y la Berceuse. Está también su proverbial elegancia de fraseo, que brilla con singular acierto en las obras breves, especialmente en los Valses (primoroso el Op. 34, nº 2), aunque en algún caso el tempo pueda parecer algo moderado (Op. 34, nº 3). Sin embargo, y especialmente en la Fantasía y en la Sonata, hay también momentos que parecen sobreenfatizados y en cierto modo rompen la fluidez del discurso. Así, la Fantasía op. 49, robusta y poderosa, sobresaliente en cuando a dimensión épica, es menos fluida —y más cauta en lo mecánico, como puede apreciarse por la precaución en los amplios saltos que demanda la partitura— que en los años 70, y no consigue transmitir la sensación de espontaneidad que ofrece Zimerman. Tampoco termina de llenar, por la misma razón, la Polonesa op. 53. En la Sonata nº 2 se echa en falta nuevamente fluidez en los dos primeros tiempos, como también el misterio conseguido por otros —Rubinstein, Kissin, Arrau y demás— y el Presto final no alcanza la arrebatada dimensión visionaria de Zimerman o Pollini. Un Chopin, en fin, objetivo pero variable en sus resultados, con especial acierto en las piezas breves y más intimistas. Recital, en suma, que puede calificarse de notable, con momentos estupendos, pero que no se encuentra entre lo mejor de la discografía del pianista argentino. No sé si es por la propia música, si influye la presencia de la orquesta o si simplemente es una cuestión de inspiración (al fin y al cabo ambos discos están grabados en vivo), pero la verdad es que las cosas cambian, y de qué forma, en el disco dedicado a los Conciertos. Además de la belleza de sonido, de la elegancia en el canto y de los matices de exquisita expresividad, aquí encontramos a un Barenboim que, sin perder un ápice de energía, resulta mucho más fluido y espontáneo, perfectamente compenetrado con un acompañamiento ejemplar de Nelsons, que brinda una contribución convencida, contrastada y vibrante. En este segundo disco no hay asomo de una “brahmsamización” de la música del polaco, ni exceso alguno de énfasis. Estamos ante un Chopin de juvenil vibración, con un Barenboim inspiradísimo, luminoso en los dos finales, refinado en los dos tiempos lentos, de una extraordinaria belleza, y de olímpica grandeza expresiva en los dos tiempos iniciales, con especial fortuna en el del Primer Concierto. Si el recital es variable aunque tiene muchos momentos sobresalientes, éste de los Conciertos es un disco espléndido de principio a fin, digno de figurar, muy alto, en la lista de versiones a recomendar para estas obras. “interpretadas en sus dos pianos favoritos”… Suena como a eslogan de marketing, a guiño fácil y un poco simplón. Pero es que si por algo ha destacado Viviana Sofronitski es precisamente por explorar el mundo sonoro de los compositores clásicos y románticos a través de sus diferentes pianos. En el caso que nos ocupa, una copia de un Conrad Graf de 1819 y de un Pleyel de 1830. La cosa puede tener su interés, pero la mayoría de melómanos prefiere que el Chopin que escuchan suene bien sin preocuparse si el piano era suyo, de su vecino o de un señor que vivió 150 años después. Afortunadamente, el atractivo de este disco no es sólo organológico, sino sobre todo musical. De acuerdo que en las dos Rafael Ortega Basagoiti 264-DISCOS 23/5/11 09:42 Página 73 D D I SI CS O C O S S CHOPIN-FRESCOBALDI José Luis Temes UNA REVELACIÓN DE LOS COBOS: Obra sinfónica completa. SINFÓNICA DE CASTILLA Y LEÓN. Director: JOSÉ LUIS TEMES. VERSO VRS 2102 (Diverdi). 2009. 64’. DDD. N PN Un disco necesario que certifica el gran compositor que es Luis de los Cobos, vallisoletano residente en Ginebra. Autor de muchas otras obras, entre ellas cuatro óperas (La gloria de Don Ramiro, La metamorfosis, La encarnación del deseo y Mariana Pineda) de las cuales conozco las tres primeras, magníficas. Estas piezas sinfónicas son una estupenda tarjeta de presentación. Grabado días después del concierto celebrado en el Auditorio, se recupera la emoción de esa jornada en la que el público que llenaba la sala dedicó ese homenaje que continuaba el realizado por el Ayuntamiento de la ciudad. Sus tres obras, sobre todo la Sinfonía, entusiasmaron y Luis de los Cobos se emocionó ante estas muestras de afecto y admiración. El disco, excelentemente grabado, es una primicia mundial. Sorprenderá la sinfonía, muy inspirada, de gran contenido humanístico a partir de su titulo Cursus vitæ. Una especie de visión de la existencia de una persona, con temas inspiradísimos, el Andante, la nana del tercer tiempo, la reflexión final sobre la muerte, pero también de la huella positiva que puede dejar la existencia. La Orquesta piezas que la pianista toca a solo (las Variaciones brillantes op. 12 y la Polonesa op. 26) la expresión resulta distante, muy clasicista, sin el juego de sonoridades que dan los pianos modernos y que tanto beneficia al genio polaco. Pero una vez se incorpora el violonchelo de Istomin, la cosa cambia por la calidez de su instrumento, por su calidad de matices e inflexiones, por su capacidad cantable. De resultas de ello, quizá el gancho primigenio del disco sea comprobar esa sonoridad de los pianos de Chopin, pero al final el verdadero protagonismo se lo lleva el violonchelo. Y eso no es muy chopiniano que digamos… Juan Carlos Moreno de Castilla y León, inspirada, tanto en los tutti como en las intervenciones solistas, nos ofrece la versión exacta de una obra maestra. La tonalidad se mantiene desde una magnífica orquestación y un lenguaje cercano al de Shostakovich. Tanto Agonía recurrente como Jungla, para orquesta de cuerda, muestran la capacidad del músico para crear atmósferas sonoras de gran emoción, siempre desde ese humanismo insustituible que caracteriza toda su obra, incluidos los excelentes cuartetos que debían ser de repertorio habitual. Este hermoso disco se debe fundamentalmente al director José Luis Temes, cuya impagable labor en favor de músicas no habituales no se le agradecerá suficientemente. Su labor al frente de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León es perfecta, tanto en lo técnico como en lo artístico. Luis de los Cobos es recuperado en belleza. Un testimonio ejemplar de un compositor que llenó con su música la segunda mitad del siglo XX y al que no se le dio la trascendencia merecida. Fernando Herrero FRESCOBALDI: Primer libro de caprichos. ROBERTO LOREGGIAN, órgano; SILVIA FRIGATO, soprano. BRILLIANT 94020 (Cat Music). 2009. 73’. DDD. N PE E l octavo volumen de la colección frescobaldiana de Brilliant la dedica Roberto Loreggian al Primer libro de caprichos del músico, publicado en 1624. Son doce piezas apoyadas en sujetos variados (bajos, escalas de solmización, arias) en las que el contrapunto riguroso queda compensado por la invi- 73 264-DISCOS 23/5/11 09:42 Página 74 D D I SI CS O C O S S FRESCOBALDI-HAENDEL tación a la improvisación y la ornamentación que Frescobaldi ofrece al intérprete en muchas secciones. Loreggian toca estos caprichos en el moderno órgano (1998) de la iglesia auditorio de Santa Catalina de Treviso. La interpretación es de una extraordinaria claridad, muy ágil y vivaz, de sonido redondo, con registraciones en general brillantes y un tratamiento más elegante que exuberante de la ornamentación. En el Capricho XI con obligo di cantar la quinta parte, la soprano Silvia Frigato cumple con absoluta solvencia su papel de acompañante. Pablo J. Vayón GADE: Tríos con piano completos. THOMAS SELDITZ, viola. TRÍO PARNASSUS. MDG 303 1665-2 (Diverdi). 2009-2010. 64’. DDD. N PN 74 M ás aún que la de su mentor Mendelssohn, la poderosa sombra de Schumann se proyecta, como en el resto de su producción camerística, sobre el breve legado escrito por Niels Gade para trío con piano. En puridad, sólo una partitura de las incluidas en este notable registro lleva ese nombre, su Op. 42, obra de plena madurez publicada en 1864 que puede alinearse sin duda entre las mejores contribuciones al género de su tiempo. Una década antes, en 1853, Gade firmaba un conjunto de cinco piezas — entre las que sobresale un precioso Larghetto con moto— cuya filiación schumanniana se adivina desde su evocador título: Noveletten. También por la cita casi literal que el músico danés inserta en su Moderato del arranque del final del Quinteto op. 44 del autor de la Renana. Anterior a ambas composiciones, el único movimiento concluido de un Trío en si bemol mayor esbozado en 1839 destaca por su infrecuente contenido programático (la ilustración del poema Tränenregen de La bella molinera de Wilhelm Müller, que años atrás diera pie al décimo número del ciclo schubertiano). Las versiones del Trío Parnassus, más urgentes y contrastadas que las debidas al Trío Copenhague (Kontrapunkt, 1991), tienen sobre éstas el atractivo de añadir dos páginas desconocidas: una sexta Novelet- te descartada del conjunto definitivo y el Scherzo escrito por Gade en 1836 para un interrumpido cuarteto con piano, su única contribución a esta plantilla instrumental. Juan Manuel Viana GARAY: Sinfonías. ORQUESTA DE CÓRDOBA. Director: JOSÉ LUIS TEMES. 3 CD VERSO VRS 2099 (Diverdi). 2009. 203’. DDD. N PN La figura del asturiano Ramón Garay (1761-1823), muchísimos años maestro de capilla en la Catedral de Jaén, hasta hace unos años completamente desdibujada, va cobrando perfiles más nítidos merced a proyectos como éste o interpretaciones en concierto, recuérdese la reciente de Tomás Garrido del Oratorio al Santísimo en el Festival Arte sacro de la Comunidad de Madrid. Este nuevo hito de la ingente labor de Temes a favor de la música española cuestiona el conocimiento que creíamos tener de la historia de la sinfonía en nuestro país. Que semejante corpus estuviera descuidado es un ejemplo más de la desidia nacional. Ahora, gracias a la edición de Pedro Jiménez Cavallé para el ICCMU y la grabación de Temes, se puede comprobar que Garay poseía un estilo personal, perfectamente identificable, componía muy profesionalmente y aun introdujo algunas interesantes novedades. Desde luego, hay que reconocer que con estas obras no se produce ningún vuelco histórico, pero su entrada en el repertorio español, al menos de algunas de ellas, sería, más que conveniente, necesario, si es que respetamos nuestro patrimonio. Las obras van de 1791 a 1817, con estructuras tanto tripartita como cuatripartita; el estilo se mueve entre un cierto arcaísmo barroquizante y un prerromanticismo amable. Garay hace un interesante uso de instrumentos como el fagot o el oboe, para los que escribe importantes solos, como el melancólico del Andante cantabile de la Sexta para el segundo de los instrumentos citados. El empleo del violín solista en la Tercera —una espléndida Isel Rodríguez— conecta esta obra con la sinfonía concertante. La introducción de los clarinetes en varias de las partituras finales es otro llamativo dato histórico, pero además su uso es suma- mente ingenioso en el Minué y el Vivo de la Octava. Temes defiende estas obras con la seriedad y convicción que le caracterizan, aunque probablemente sintonice mejor con idiomas más modernos —caso, por ejemplo, de la magistral Sinfonía “Cursus vitæ” de Luis de los Cobos—, pero la grabación es mucho más que un primer acercamiento a una producción olvidada. Hay pasajes elegantes — Andante amoroso de la Primera—, sentido lírico —Cantabile amoroso de la Tercera—, vigor —Allegro brioso de la Cuarta—, una curiosa tristeza en el Minué de la Quinta y vibrante luminosidad en el primer tiempo de la Octava; se diría, incluso, que en el tema lírico del Minué de la Novena se atisba a Schubert. Cierto que la Orquesta de Córdoba suena por momentos un tanto mate y que una articulación más angulosa y un fraseo más variado le habrían dado a estas sinfonías una proyección superior, pero eso no desmerece la innegable trascendencia cultural de estos discos. Enrique Martínez Miura GHIRARDELLO DA FIRENZE: Madrigali. Cacce. Ballate. ENSEMBLE MODO ANTIQUO. Director: FEDERICO MARIA SARDELLI. NUOVA ERA 232910 (Diverdi). 19911992. 62’. DDD. R PM A ntes de convertirse en uno de los más notables conocedores e intérpretes de Vivaldi, Federico Maria Sardelli creó en 1984 el conjunto vocal Modo Antiquo, que fue posteriormente ampliado con instrumentistas. La grabación en 1992 de una selección de obras de Ghirardello da Firenze debió de ser uno de sus primeros acercamientos al mundo de la fonografía y Nuova Era ha tomado ahora la sabia decisión de reeditar el disco, que no ha perdido un ápice de su interés, pues los principios interpretativos ya estaban bien asentados. Los madrigali, cacce e ballate de Ghirardello se encuentran en el célebre Códice Squarcialupi conservado en la Biblioteca Medicea-Laurenziana, que contiene la más amplia recopilación conocida de música del norte de la península italiana del trecento y particularmente de la florentina. El acompañamiento instrumental es muy variado y al no contener el códice indicaciones precisas, se utiliza según el carácter del texto cantado, de modo que Sardelli ha dividido el conjunto de obras grabadas en dos grupos: uno que podíamos llamar urbano, “Cantare, sonare e carolare” y otro campestre, “Cacciando in villa”. Este último incluye la única caccia, riguroso canon a dos voces que se persiguen una a la otra cual liebre y lebrel, titulada Tosto che l’alba, una muestra como tantas otras del ingenio italiano. Una delicia de disco. José Luis Fernández GOLTERMANN: Concierto para violonchelo y orquesta nº 3 op. 57. JERAL: Concierto para violonchelo y orquesta op. 10. WOLF (arr. Hans Gal): Suite de “El corregidor”. ORFEO MANDOZZI, violonchelo. SINFÓNICA DE EXTREMADURA. Director: JESÚS AMIGO. XXI CD-2 1605 (Diverdi). 2006-2007. 64’. DDD. N PN La estupenda Orquesta Sinfónica de Extremadura al mando del siempre eficaz Jesús Amigo nos ofrece aquí dos interesantes primicias discográficas. La primera es de Goltermann y la segunda de Jeral. El concierto de Goltermann es una auténtica delicia, en la línea de Bruch y de otros ilustres nombres del clasicismo romántico. Melodías inspiradas, excelente factura en todos los sentidos y, por supuesto, el virtuosismo que se supone en una obra escrita por un intérprete que fue célebre en su tiempo. Es un concierto más como hay otros similares pero no merece el olvido que pesa sobre él y tiene momentos realmente hermosos. La versión es magnífica, con el suizo Orfeo Mandozzi en la exigente parte solista aportando la brillantez y el apasionado lirismo que demanda la partitura. Viene después una obra algo posterior pero de características muy similares debida a Wilhelm Jeral, otro violonchelista y compositor, menos conocido aún que Goltermann. Este concierto, como el anterior, permite el lucimiento del solista, que también como en el caso del anterior, cuenta con un apoyo sólido en la orquesta. El último movimiento, presidido por un característico ritmo de tarantella, es un brillante final para una obra que, al igual que la de Goltermann, es 264-DISCOS 23/5/11 09:42 Página 75 D D I SI CS O C O S S FRESCOBALDI-HAENDEL Robert McDuffie, Marin Alsop CRISTAL DE BOHEMIA GLASS: Concierto para violín nº 2 “Las Cuatro Estaciones Americanas”. ROBERT MCDUFFIE, violín. FILARMÓNICA DE LONDRES. Director: MARIN ALSOP. ORANGE MOUNTAIN MUSIC OMM 0072 (Harmonia Mundi). 2010. 40’. DDD. N PN V iendo cómo le renqueaba últimamente el ingenio a Philip Glass, no había quien apostara un céntimo a que su anunciado Segundo Concierto para violín (2009) pudiera estar a la altura de aquel Primero que escribiera en 1987 para el instrumento de Paul Zukofsky. En los últimos años hemos constatado obra tras obra que el de Baltimore ha ido perdiendo muchos enteros, y por eso mismo sorprende que el Segundo Concierto para violín, orquesta de cuerda y clave (digital) le haya salido tan corpóreo y tonificado. Al igual que Mark O’Condigna de mejor suerte que la que ha tenido hasta ahora. Cierra el programa la suite de la ópera El corregidor de Hugo Wolf, debida a Hans Gal y que no es más que la sucesión de diversos fragmentos orquestales de ésta. Basada en la obra de Alarcón, esta ópera es la única que terminó Wolf y tampoco es que sea popularísima. La suite tiene alguna presencia discográfica con la que esta nueva versión puede medirse sin problemas. Un disco, como decíamos al principio, muy interesante y, sobre todo, que se escucha con placer. Josep Pascual HAENDEL: The Gentleman’s flute. Arreglos de arias y otras piezas para flauta dulce y continuo. STEFAN TEMMINGH & ENSEMBLE. OEHMS 772 (Gaudisc). 2010. 64’. DDD. N PN S udafricano de origen neerlandés, Stefan Temmingh (Ciudad del Cabo, 1978) es un brillante virtuoso, como todos aquellos que destacan con la flauta dulce, no tienen más nor en su concierto homónimo (The American Seasons, que venía a vindicar el fiddling tejano) Glass ha compuesto una obra concertante entre cuyas perfectas particiones repetitivas rumorea la pradera apalache y el tañido rústico de los colonos. Robert McDuffie, destinatario del mismo y protagonista de esta grabación, le pidió a Glass que compusiera un trasunto de la Las cuatro estaciones vivaldianas respetando el canon semiprogramático del modelo, pero entendemos que el compositor —a quien esto debió parecerle un absurdo— no se tomó la instrucción al pie de la letra. Por un lado deja al oyente la tarea de ponerle una estación a cada movimiento; por otro, sustituye las clásicas cadenzas con unos études para violín solo (tres Canciones y un Prólogo), que intercala entre los movimientos; para terminar, proyecta sobre plano según la forma remedio, repertorio obliga; y aquí el repertorio es muy hermoso: música de Haendel transcrita para el instrumento, práctica muy extendida en la época, de la que nos han llegado algunas ediciones. Temmingh parte de estos arreglos originales del XVIII, aunque hace también algunos propios, además de añadidos, en especial para las ornamentaciones (que toma algunas veces de William Babell, quien transcribiera para el clave muchas de estas mismas músicas). Además de alguna que otra obertura, arias variadas (algunas tan famosas como Tornami a vagheggiar o Verdi prati de Alcina, V’adoro pupille de Giulio Cesare, Lascia ch’io pianga o Venti turbini de Rinaldo) y alguna danza, Temmingh, que usa hasta nueve modelos diferentes de flautas, incluye también una Sonata en sol menor (es la HWV 360), en interpretación algo más alicaída rítmicamente que la que recientemente ofrecieran los solistas de la Academy of Ancient Music con Richard Egarr en Harmonia Mundi. En cualquier caso, los resultados son en general estupendos, porque Temmingh no se limita a vencer todo tipo de dificultades con una naturalidad, una flexibilidad y una frescura de sonido soberbios, sino porque elude el protagonismo per- sonata, anteponiendo de esta forma la eufonía a la descriptiva. No obstante, la calidad de este concierto no debe nada a su circunstancia pseudobarroca (hay también un clave tuneado en el “bajo”) o nacionalista (dobles cuerdas, amagos de tonada hillybilly…), sino a una musicalidad crecida y vigorosa que se defiende perfectamente sin coartadas extramusicales. En esta ocasión, Glass apenas necesita tirar de su colección de arpegios y modulaciones para llenar los agujeros de la partitura, porque éstos son manente del timbre de sus flautas y se dedica por norma a establecer diálogos (frecuentemente en forma de dúos) con el resto de instrumentos de su conjunto (fagot, laúd, tiorba, arpa, salterio, viola da gamba, clave) de forma que a veces se desdibuja la idea de estar asistiendo al recital de un virtuoso acompañado para disfrutar de una verdadera sesión de la mejor música de cámara. Un disco muy entretenido. Pablo J. Vayón HAENDEL: Il trionfo del Tempo e del Disinganno HWV 46a. LUCY CROWE (Bellezza), ANNA STEPHANY (Piacere), HILARY SUMMERS (Disinganno), ANDREW STAPLES (Tempo). EARLY OPERA COMPANY. Director: CHRISTIAN CURNYN. 2 CD WIGMORE HALL LIVE WHLIVE0042/2 (Diverdi). 2010. 137’. DDD. N PN H aendel compuso la primera versión de este oratorio —la contenida en el álbum que se comenta— en la primavera de 1707, estrenándola en Roma ese mismo verano. La obra tiene una música muy hermosa y muy pequeñitos. Y aún a pesar de la previsible de la hoja de ruta armónica, en cada movimiento despuntan unas primorosas líneas para violín que hasta desdicen las repeticiones para seguir progresiones cromáticas inesperadas o virar hacia parajes melódicos de gran hermosura. Entre sus muchos momentos, destaca la gran melodía del movimiento lento (II), oportunamente tiznada por unos anfractuosos semitonos en la segunda frase y una coda galopante (IV) que empuja al violín y al clave a un fiero gallop sobre el rápido torrente de la cuerda. Marin Alsop consigue una lectura más que afinada (aunque no tan glassiana como cabría esperar) que resulta desfavorecida en momentos puntuales por las contingencias “ingenieriles” del directo. En cualquier caso, un Glass de primera. David Rodríguez Cerdán vibrante, con amplia ocasión para el lucimiento de los cantantes, de forma que no es de extrañar que Haendel volviera sobre ella hasta tres veces, con una segunda versión en 1737 y la tercera, ya en inglés, en 1757, con el título de The Triumph of Time and Truth. Tampoco es de extrañar que la discografía haya sido particularmente generosa con ella, de forma que, para esta primera versión romana, podemos elegir nada menos que entre las lecturas de Mark Minkowski (Erato), Rinaldo Alessandrini (Naïve), Emmanuelle Haïm (Virgin), Alessandro de Marchi (Hyperion) y la que ahora se presenta de Curnyn. Hasta ahora quizá las de Minkowski, Haïm y De Marchi (que cuenta con el lujo de Roberta Invernizzi en el papel de Bellezza) han sido quizá las opciones más recomendables. Curnyn, para este registro en vivo en el Wigmore Hall, se decide por una orquesta mucho más pequeña que la de sus colegas. Su visión es así más camerística e intimista, lo que resulta perfectamente plausible dado que carecemos de detalles sobre la plantilla utilizada por Haendel para el estreno romano. Su aproximación es siempre elegante, impecable en el estilo y discreta en el mejor sentido del término, pero en tan cuidada aproximación se echa en falta por 75 264-DISCOS 23/5/11 09:42 Página 76 D D I SI CS O C O S S HAENDEL-MITTERER momentos algo de brío, de contraste, de intensidad. Es, por así decirlo, una versión muy bien parecida, pero a la que le falta algo de sal. El elenco es homogéneo y bien equilibrado, y el resultado global de la interpretación es muy convincente y a buen seguro no defraudará a quien lo escuche. Al que suscribe, sin embargo, le convence y atrae más Haïm, más atrevida en lo dramático, más brillante en lo orquestal (y más generosa en la plantilla utilizada) y, en definitiva, de mejor resultado en sacarle todo el jugo a esta hermosa partitura. La francesa tiene un lujo en la Bellezza de Natalie Dessay, pero Breslik es preferible a Dürmüller (el Tempo para De Marchi) e incluso, por un estrecho margen, al muy notable Staples (Curnyn), y la espléndida Hallenberg supera a Hilary Summers (Curnyn). El resumen parece relativamente claro: nueva versión de considerable interés, impecablemente realizada y grabada, especialmente recomendable para quienes busquen una versión más camerística de la obra. Sin embargo, la extraordinaria lectura de Haïm seguiría siendo, en mi opinión, la opción más recomendable. Rafael Ortega Basagoiti HASSE: Te Deum. Obras sacras. BARBARA CHRISTINA STEUDE, soprano; SUSANNE LANGNER, contralto; GEORG POPLUTZ, tenor; MATTHIAS LUTZE, bajo. SÄCHSISCHES VOCALENSEMBLE BATZDORFER HOFKAPELLE. Director: MATTHIAS JUNG. CPO 777 462-2 (Diverdi). 2009. 68’. DDD. N PN 76 S e diría que las óperas de Hasse están esperando su turno. Es bastante llamativo que de un compositor conocido en su época fundamentalmente por sus composiciones teatrales, la estrella indiscutible del género tras el abandono de Haendel para pasarse al oratorio inglés por exigencias del mercado, como se dice ahora, las editoras de discos presten una atención preferente a su música religiosa e incluso instrumental. En fin, lo mismo ocurrió con Haendel y no digamos con Vivaldi. Este disco de CPO contiene seis obras de carácter sacro del compositor alemán, que antes y después de su época de Dresde vivió y trabajó en Italia. Todas ellas y todas las demás que com- puso pertenecen a la liturgia católica, pues la corte de Dresde, no el pueblo, era católica por razones de conveniencia política y además Hasse se había convertido tempranamente al catolicismo. Dos Tantum ergo, un Te Deum, unas Letaniæ Lauretanæ que son la obra más extensa y otras dos más breves constituyen la totalidad, compuestas unas en Dresde y otras en Venecia en la última época de su vida. Cuatro solistas, coro y una orquesta en la que se cuenta con oboes, fagot, trompas, trompetas, timbales, cuerda y continuo, dan la capacidad de pompa y solemnidad que caracterizaban entonces el culto católico frente a la austeridad luterana. Tan bien construidas como faltas de emoción todas ellas, están muy bien interpretadas, particularmente por el Sächsisches Vocalensemble y la orquesta Batzdorfer Hofkapelle bajo la dirección de Matthias Jung. José Luis Fernández HAYDN: Sinfonía nº 98 en si mayor. Sinfonía nº 94 en sol mayor. Sinfonía nº 97 en do mayor. CAPELLA COLONIENSIS. Director: BRUNO WEIL. ARS 38 062 (Gaudisc). 2009. SACD. N PN Complementado, por así decirlo, con un segundo disco en el que se nos ofrecen explicaciones interpretativas de Weil —naturalmente, en alemán— he aquí este con tres de las Sinfonías “Londres”. En noviembre de 1790, por la muerte del príncipe Nikolaus Esterházy, y después de ser disuelta su orquesta por el sucesor de éste, Haydn era un hombre libre, y se comprometió con el empresario Solomon para concertar su primer viaje a Londres y la redacción de seis nuevas sinfonías, tres de ellas en el presente registro. Y a tenor de la ocasión se nos plantea otra vez la discusión abierta de si hay que llevar estas obras a la sonoridad que incorporaron en su tiempo. No vamos a terciar, ni la extensión de este comentario lo propicia, en tan ardua cuestión. Lo que sí es cierto es la labor de esta orquesta con Bruno Weil en el podio es seria y competente, aunque seguimos adorando el Haydn sinfónico de Beecham, de Klemperer, de Adam Fischer, incluso de Bernstein, de Harnoncourt y de tantos otros: ¡qué le vamos a hacer! Así pues, quien quiera un Haydn sinfónico más riguroso y prusiano que con gracejo y pellizco, aquí lo tiene. Dígase además que la madera y la cuerda hacen filigranas, ciertamente algo empañadas por las trompas. Escúchese, sin ir más lejos, el tiempo inicial de la Sinfonía nº 94. José Antonio García y García singular ejercicio mahleriano entre lo naíf y lo exquisito, ficción que se vuelve desenfadada autenticidad. Blas Matamoro MENDELSSOHN: Elías op. 70. CLAUDIA BARAINSKY, soprano; FRANZISKA GOTTWALD, contralto; RAINER TROST, tenor; THOMAS E. BAUER, bajo. CHORUS MUSICUS KÖLN. DAS NEUE ORCHESTER. Director: CHRISTOPH SPERING. 2 CD MDG 602 1656-2 (Diverdi). 2009. 123’. DDD. N PN MAHLER: Des knaben wunderhorn. THOMAS HAMPSON, barítono. VIRTUOSOS DE VIENA. Director: ERNST OTTENSAMER. DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 0289 (Universal). 2010. 67’. DDD. N PN Los melómanos madrileños recordamos el imponente ciclo Mahler que nos ofreció, hace años, Hampson con piano. Ahora, parte de esa entrega pero con orquesta, se vuelca en este compacto, contando siempre con las letras de Von Arnim y Brentano, cuyo título general es traducido de variadas maneras. Los poetas románticos recogieron y reformularon una cantidad de poemas anónimos, de modo que inventaron una suerte de poesía popular alemana, apócrifa y convincente. Mahler, a su modo, hizo otro tanto: jugó a un melodismo sencillo, desprevenido, aparentemente ingenuo, y lo mezcló con certera inteligencia a su utillaje armónico e instrumental, más que sofisticado. Esta doble vertiente, tan admirablemente resuelta, hace al encanto de estas canciones, directas como tales pero dotadas de un aparato que las proyecta mucho más allá de sí mismas, si cabe la paradoja. Hampson ha elegido una docena de números sueltos y dos incluidos en sinfonías: La vida terrenal en la Cuarta y Luz primigenia en la Segunda. Elogiar cómo resuelve a este Mahler sería redundante e ineficaz. Baste con sintetizar su fórmula: tener el ímpetu “virginal” y popular de los poetas y la alquitarada destilación del músico. Ahí queda eso, sin añadir nada en cuanto a solvencia vocal, técnica y cantable. Del acompañamiento dígase que es comparable al ilustre solista, por la sensualidad tímbrica, el ímpetu expresivo y una límpida a la vez que enérgica sonoridad en este Elías op. 70. RUTH ZIESAK, soprano; CLAUDIA MAHNKE, contralto; CHRISTOPH GENZ, tenor; RALF LUKAS, bajo. CORO Y ORQUESTA SINFÓNICA DE LA MITTELDEUTSCHER RUNDFUNK. Director: JUN MÄRKL. 2 CD NAXOS 8.572228-29 (Ferysa). 2009. 133’. DDD. N PE He aquí dos nuevas referencias para este gran oratorio romántico, que parece estar viviendo en los últimos años un nuevo renacimiento tras haber permanecido mucho tiempo un poco a la sombra de sus antecesores bachianos y haendelianos. La huella barroca es precisamente muy evidente en la versión de Spering, más activa, estilista, dinámica, incisiva y teatral en líneas generales que la de Märkl, dado que éste cae a veces en una cierta placidez expresiva, en debilidades dramáticas, en una solemnidad rígida y un tanto gris. Los números corales resultan también más claros y transparentes en la edición MDG (en el Aber der Herr sieht es nicht, por ejemplo) y el acompañamiento a los cantantes es de mayor fluidez tanto en las arias como en los recitativos, donde Märkl puede resultar por momentos cansino. Aun con todo, su veterana orquesta tiene entidad y su equipo vocal no es para nada inferior al de Spering. Así, los dos Elías son importantes, los tenores son muy finos y las mujeres cantan siempre con propiedad, especialmente la contralto Franziska Gottwald, dueña de una voz muy personal que luce su hondo y penetrante lirismo en páginas como el arioso Weh ihnen, dass sie von mir weichen! o el aria Seis tille dem Herrn. Las dos versiones están cantadas en alemán (el oratorio se 264-DISCOS 23/5/11 09:42 Página 77 D D I SI CS O C O S S HAENDEL-MITTERER estrenó en Birmingham en una traducción al inglés), pero sólo la edición MDG viene con el libreto. A cambio, la de Naxos es más económica. Lo uno por lo otro. Artísticamente, eso sí, la ventaja es clara para Spering. Asier Vallejo Ugarte MENDOZA: Niebla. Fe de erratas. Gramática de lo indecible. OLIVER NITSCHE, narrador; UTA BUCHHEISTER, mezzosoprano; KATIA GUEDES, soprano; GUILLERMO ANZORENA, barítono. ENSEMBLE COURAGE UND GÄSTE. ENSEMBLE RECHERCHE. NEUE VOCALSOLISTEN STUTTGART. Director: TITUS ENGEL. WERGO 6580 2 (Diverdi). 2009. 67’. DDD. N PN Tras el monográfico del sello Kairos, dedicado a la obra instrumental de Elena Mendoza (n. 1973), aparece un nuevo registro de la compositora española, afincada en Alemania, con un programa muy distinto, dominado por la voz, presente en las dos primeras piezas, las escenas de Niebla y la semicantata Fe de erratas. Lo sorprendente de este disco de Wergo es que se inserta en la serie Deutscher Musikrat, retratos de compositores alemanes contemporáneos, lo que revela que el mundo musical germano ha asimilado como suya a esta autora. El ensimismamiento y la mirada interior presidían el programa del excelente disco de Kairos, mientras que ahora es el tono dramático el que se impone. Mendoza no sale bien parada de esta nueva propuesta, porque siempre es el timbre instrumental el que domina en estas dos piezas en las que las voces deberían ser las protagonistas. Y es que el discurso de Niebla no lo conducen las partes vocales, enredadas en un recitativo viejo y antimusical, sino las combinaciones tímbricas, auténtico soporte de toda la pieza. Basada en el texto de Unamuno, esta versión de Niebla sólo pertenece a los tiempos actuales en la gran diversidad de la paleta instrumental, mientras que la línea vocal, sólo descriptiva, de un hieratismo avejentado, supone un poderoso lastre para el conjunto de la obra. El tono dramático de Fe de erratas (basada en textos de Felipe Benítez Reyes) se salva por una apreciable aportación del coro, que juega con distintas dinámicas. La tendencia de Mendoza, de llevar el discurso hacia zonas en las que las voces emplean un lenguaje ininteligible, a veces musitado, hace mucho más atractiva la escucha. Por fortuna, la pieza de cierre, Gramática de lo indecible, de 2009, es enteramente instrumental. No es un logro, precisamente, pero al menos es lo más parecido que se puede encontrar en este programa al mundo interesado en la potenciación del sonido y los silencios que conformaban las obras que integraban el disco de Kairos. Francisco Ramos MITTERER: Massacre. ELIZABETH CALLEO, VALERIE PHILIPPIN, sopranos; NORA PETROCENKO, mezzo; JEAN-PAUL BONNEVALLE, LIONEL PEINTRE, barítonos. REMIX ENSEMBLE. WOLFGANG MITTERER, electrónica. Director: PETER RUNDEL. COL LEGNO WWE 20294 (Diverdi). 2008. 73’. DDD. N PN E l austríaco Wolfgang Mitterer (n. 1958), acompañante, con cierta asiduidad, de figuras del jazz moderno, como Lacy o Koglman, es, decididamente, un compositor multifacético, rara avis en el continente europeo, donde es difícil encontrar la libertad con la que se mueven los músicos norteamericanos, acostumbrados a combinar la composición con la interpretación en formaciones de tono menos académico (Lansky, Rosenboom, Curran). La ópera que ahora presenta el sello Col Legno es de 2003 y corresponde a un encargo del Festival de Viena. Massacre está pensada para cinco cantantes solistas, 9 instrumentos y electrónica y, por su sonoridad general, se inserta con facilidad en el tono de las obras dramáticas que nos han llegado últimamente del ámbito de la lengua germana (Furrer, Neuwirth), con una enorme tensión en la disposición vocal, unos timbres instrumentales a veces usados en sus extremos más agudos y el empleo de electrónica para desnaturalizar las fuentes sonoras. El tema escogido por Mitterer es La matanza de París, la pieza de Christopher Marlowe sobre la llamada Matanza o Noche de San Bartolomé del 24 de agosto de 1572, en la que fueron asesinados en masa millares de hugonotes (los protestantes franceses) por parte del bando 77 264-DISCOS 23/5/11 09:42 Página 78 D D I SI CS O C O S S MITTERER-SAINT-SAËNS católico, un hecho histórico que se enmarca dentro de las Guerras de Religión de Francia en el siglo XVI. A Mitterer, que sólo recoge a cinco personajes (el Duque y la Duquesa de Guisa, la Reina Catalina de Médicis, Enrique III y el Rey de Navarra, el futuro Enrique IV), pues no le interesan aquí los caracteres psicológicos, le importa sobre todo resaltar lo que en la obra hay de denuncia de las fuertes, incruentas luchas por el poder, lo que hace que Massacre alcance, con su mensaje, al mundo actual. Las 18 secuencias que conforman la ópera dan buena cuenta de ese ambiente enrarecido, fuertemente crispado: órdenes, sentencias y diferentes gritos de guerra percuten a lo largo de las 18 secciones, todas, con títulos en inglés (Treason, Revenge, Fatal, Go head, Let’s non escape), pues es en ese idioma en el que Mitterer se ha sentido, sin duda, más a gusto, no sólo desde el respeto por la pieza original de Marlowe, sino sobre todo porque el habla inglesa se aviene mejor a este tipo de discurso musical, dominado por la frase entrecortada. Mitterer, en fin, se mueve a su antojo en un lenguaje en el que conviven el bel canto, la distorsión electrónica (inserto de sonidos concretos) y la concepción del material instrumental cercana al de una banda de jazz. Francisco Ramos MONTEVERDI: Selva morale e spirituale. VOL. 1. THE SIXTEEN. Director: HARRY CHRISTOPHERS. CORO COR16087 (Harmonia Mundi). 2010. 67’. DDD. N PN H arry Chris- 78 tophers inicia la grabación de la Selva morale e spirituale de Monteverdi con un volumen que incluye dos de los madrigales de la colección (Voi ch’ascoltate y Chi vol che m’innamori) y otras ocho piezas, entre las que se cuentan algunas de las más grabadas y populares, como el Beatus vir I, el Gloria a 7, el Laudate Dominum I o el Dixit Dominus II. Todas las obras están concertadas con dos violines y algunas proponen en el original monteverdiano el añadido opcional de violas da braccio o trombones (cuatro en el caso del Gloria y del Confitebor III, tres en el del Beatus vir), instrumentos de los que prescinde Christophers, que ofrece versiones inti- mistas en las que participan dos violinistas excepcionales (Walter Reiter y Simon Jones) y un continuo a base de violonchelo, chitarrone, arpa y teclado (órgano o clave). Versiones de solistas, con voz por parte, que en las piezas de mayor densidad de texturas (los salmos, el Gloria) suenan intensas y brillantes, bien equilibradas, con apreciable claridad y tendencia al uso de tempi rápidos. La Salve Regina, que es la segunda de la colección, para dos voces de soprano o de tenor, la cantan aquí Elin Manahan Thomas y Grace Davidson con una sugerente mezcla de colores y notable énfasis sobre los madrigalismos (“suspiramus”). En Chi vol che m’innamori, para tres voces indeterminadas, Christophers usa dos tenores y bajo e imprime un ritmo chispeante. El tenor Mark Dobell canta el breve himno Deus tuorum militum con más aliento lírico que dramático. Visión en general luminosa y vitalista, con algo del estilo monteverdiano de Robert King, aunque acaso sin su suntuosidad. Buen principio para la serie. a menudo tantos que la música de Mozart queda en más de una ocasión un tanto disfrazada, y la expresión resulta así ocasionalmente forzada. Escuchen por ejemplo el segundo tiempo de la Sonata K. 330, por lo demás fraseada de forma exquisita. Esta profusión de adornos es, para el firmante, excesiva, pero puede sin duda haber quien guste de esa generosidad ornamental. El Adagio K. 540 está expuesto con un matiz de extraordinario gusto, a un tempo que resalta el intenso dramatismo de la página, y sólo esa cierta tendencia narcisista distrae de la intensidad emotiva de una interpretación que, por lo demás, es excelente. Algo similar puede apuntarse del Rondó K. 511. Brillante y dramática también la Sonata K. 457, desarrollada a tempo muy vivo, con grandes contrastes y acentos agresivos de gran intensidad. Un segundo ejemplar que deja sensaciones mezcladas de admiración por un lado pero de cierta desazón ante el despliegue ornamental. Para probar antes de adquirir. Rafael Ortega Basagoiti Pablo J. Vayón MOZART: Obras para teclado. Vol. 2. Sonatas en do mayor K. 330 y en do menor K. 457. Rondós en la menor K. 511 y en re mayor K. 485. Adagio en si menor K. 540. KRISTIAN BEZUIDENHOUT, fortepiano. HARMONIA MUNDI HMU 907498. 2010. 71’. DDD. N PN E n el nº 252 de SCHERZO comenté desde estas mismas páginas el primer volumen de esta serie mozartiana del joven sudafricano Bezuidenhout. Dije entonces, y he de repetirme ahora, que este pianista tiene dedos de pasmosa agilidad, y que muestra una notabilísima capacidad para acentos e inflexiones dinámicas de gran variedad, así como para un cantable excelente. En ese sentido, su Mozart es cualquier cosa menos plano y aburrido, algo muy de agradecer. Su exposición, siempre clarísima, es elegante y directa. Me temo, sin embargo, que la intención de espontaneidad queda algo lastrada porque su gran virtuosismo parece caer una y otra vez en el ánimo narcisista del lucimiento porque sí, muy especialmente en las repeticiones. Los adornos en ellas son MOZART: Conciertos para piano y orquesta nº 22 en mi bemol mayor K. 482 y nº 25 en do mayor K. 5033. DAVID FRAY, piano. ORQUESTA PHILHARMONIA. Director: JAAP VAN ZWEDEN VIRGIN 641964 (EMI). 2010. 66’. DDD. N PN El joven francés David Fray (1981), a la sazón yerno de Riccardo Muti desde hace un par de años, es un excelente pianista que gusta de las excentricidades à la Gould, aunque eso es algo que no se deduce del disco que comentamos. Al contrario, el joven francés se muestra en él atento, detallista y muy contrastado, con buen cantable y dibujando con brillantez y gusto las cadencias (de Edwin Fischer en el primer concierto y de Gulda en el segundo). Su exquisitamente matizado comienzo del Andante, atento sin embargo a las inflexiones que impone el cantable, es muestra de buen hacer, bien secundado por el muy cuidado acompañamiento de Van Zweden. Su visón propende más a lo que se estilaba hace años que a los actuales conocimientos sobre la interpretación mozartiana. Es, en este sentido, un Mozart que mira con descaro al romanticismo (la propia cadencia de Fischer lo hace), y que incluso, por momentos (final del citado Andante) se acerca al acaramelamiento, aunque esa sensación dura, por fortuna, poco, porque el Allegro final suena jubiloso, ágil y bien contrastado. Lo mismo puede decirse del K. 503, dibujado con gracejo, elegancia y de forma absolutamente alejada del aburrimiento. Quienes busquen un Mozart à la Harnoncourt deben explorar en otras fuentes (Gulda, preferiblemente), porque no es en esas aguas en las que Fray se mueve. Quienes prefieran, por el contrario, aproximaciones más “clásicas” pero igualmente válidas, pueden apostar por estas interpretaciones, que tienen mucho que disfrutar y poco a lo que oponerse. Rafael Ortega Basagoiti PERGOLESI: Stabat Mater. Nel chiuso centro. Questo é il piano. Obertura. ANNA NETREBKO, soprano; MARIANNA PIZZOLATO, contralto. ORQUESTA DE LA ACCADEMIA NAZIONALE DI SANTA CECILIA DE ROMA. Director: ANTONIO PAPPANO. DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 8857 [+ DVD] (Universal). 2010. 73’. DDD. N PN Buena forma la de recordar el tricentenario pergolesiano, ya que al archigrabado Stabat Mater se le suman dos cantatas prácticamente inéditas y la obertura de un oratorio asimismo escasamente conocida. Las cantatas, de apenas un cuarto de hora de duración las dos, permite a las cantantes, cada una por su lado, lucirse en su habitual combinación de recitativo, canto spianato y de moderado virtuosismo, con un acompañamiento simple y apenas participativo salvo el de sostener devotamente el canto de las solistas. Nel chiuso centro, en la voz de Netrebko, es un texto donde Orfeo lamenta la desaparición de Eurídice; Questo è il pianto tiene mayor envergadura musical y facilita a Pizzolato (que en este disco parece ya entrar, merecidamente, en el mundo discográfico de las multinacionales) una sobresaliente lectura tanto en el Andante inicial como en el Allegro conclusivo. Como era de esperar, la dirección de Pappano es excelente. Con su orquesta romana (reducida de 264-DISCOS 23/5/11 09:42 Página 79 D D I SI CS O C O S S MITTERER-SAINT-SAËNS de dinámicas, las paradas bruscas y los silencios, dando una impresión un tanto extravagante y bizarra. Mientras en La Livri se marca intencionadamente un ritmo regular, como en buena parte de La Timide, que domina la flauta casi en sotto voce, en La Forqueray se trata una vez más la agógica con una gran flexibilidad, incluso con un punto de solemnidad L’Indiscrete, llevada a un tempo considerablemente rápido, resulta extravertida y brillante. María Espada, Eduardo López Banzo UNA RECUPERACIÓN IMPARABLE NEBRA: Esta dulzura amable. MARÍA ESPADA, soprano. AL AYRE ESPAÑOL. Director: EDUARDO LÓPEZ BANZO. CHALLENGE CC72509 (Diverdi). 2010. 65’. SACD. N PN I mportante grabación, que contribuye al proceso imparable de recuperación de José de Nebra, uno de los grandes compositores españoles del siglo XVIII. Contiene cuatro cantatas sacras y una sonata de tecla a modo de interludio instrumental, la ambiciosa en mi menor, que Banzo recrea con excelente sonido y subrayando la magnífica escritura contrapuntística del autor. La sintonía de Espada y Al Ayre Español con Nebra es máxima. En Que contrario, Señor encontramos el atractivo timbre de la soprano, su clara exposición y su aguda expresi- efectivos, desde luego) luce en la tópica pero bellísima sinfonía de La conversione e morte di San Guglielmo duca d’Aquitania, traducida con sonido que jamás indignará a puristas al mismo tiempo que suma una energía y un ritmo contagiosos. Su concepto del Stabat Mater, lo más atractivo del registro, tiene la sencilla y cristalina exposición propia de las buenas orquestas barrocas que hoy se atreven con la obra y al mismo tiempo una consistencia sonora que le permite transmitir, sin algaradas intempestivas, todo el contenido dramático de tan genial partitura. Claro que encuentra la complicidad vocal de dos cantantes en estado de gracia. Dos voces que empastan magníficamente cada una de ellas bien definida en su respectiva tesitura y que exponen la misma íntima y emocionante idea de la obra, con una hondura expresiva de una plenitud a veces agobiante por aquella señalada sencillez, impulsadas por la dirección con la que, se capta, han trabajado a gusto. Existe una edición en la que el CD viene acompañado por un DVD, realizado durante los ensayos, a través de cuya visión y escucha de los comentarios (sin subtítulos españoles) se pueden rastrear los fundamentos artísticos que han impulsado tan magnífica interpretación. Fernando Fraga vidad, al lado de un espléndido solo de violín en el segundo movimiento. En la segunda parte del aria Con la paz tu amor convida se adquiere un tono guerrero muy semejante al de un aria de ópera. En el final, Salga el hombre feliz a campaña el típico impulso del director aragonés produce algunos roces en la sonoridad; por su parte, Espada se entrega con éxito a los adornos. Excelente demostración de la musicalidad del castellano en el recitado inicial de Alienta fervorosa, en tanto que en Vuela, vuela Espada explaya con virtuosismo la metáfora ornitológica. Desafortunadamente, la cuerda suena algo desafinada en el aria final Ven, ven del Líbano. La soprano le otorga un adecuado tono dramático al aria de apertura de Entre cándidos, bellos acci- Pablo J. Vayón dentes; construye luego una verdadera aria de rabia en la final Del piélago violento. En el aria Alma, bebe del costado de Llegad, llegad, creyentes, Espada emite algunas notas imperfectas, pero a cambio su cadencia en Espera fervorosa es de gran brillantez. Un disco, en definitiva, que pese a un par de defectos menores, es de un valor indudable. Enrique Martínez Miura SAINT-SAËNS: Introducción y Rondó caprichoso en la menor op. 28. Concierto para violín y orquesta nº 3 op. 61. CHAUSSON: Poema en mi bemol mayor op. 25. YSAŸE: Poema elegíaco en re menor op. 12. TEDI PAPAVRAMI, violín. FILARMÓNICA DE LIEJA-VALONIABRUSELAS. Director: FRANÇOIS-XAVIER ROTH. AEON AECD 1088 ( Diverdi). 2008. 58’. DDD. N PN Habla PURCELL: Dido y Eneas. SOLENN LAVANANT LINKE (Dido), ALEJANDRO MEERAPFEL (Eneas), YEREE SUH (Belinda), FABIÁN SCHOFRIN (Hechicera), MARIANA FLORES (Segunda bruja, Segunda mujer), MAGALI ARNAULT (Primera mujer), CHRISTOPH CARRÉ (Espíritu de la Hechicera), VALERIO CONTALDO (Marinero). CAPELLA MEDITERRÁNEA. NOUVELLE MÉNESTRANDIE. Director: LEONARDO GARCÍA ALARCÓN. AMBRONAY AMY 022 (Harmonia Mundi). 2009. 53’. DDD. N PN Nueva versión de Dido y Eneas salida en esta ocasión de la factoría del argentino Lorenzo García Alarcón, discípulo y colaborador de Gabriel Garrido y fundador de la llamada Capella Mediterránea. El director conoce bien el estilo y aunque con alguna que otra licencia (oboes añadidos) dibuja una interpretación globalmente convincente (que no deslumbrante) en lo conceptual. La realización, especialmente en lo que toca a los cantantes, es otra cuestión. La mezzo francesa Solenn Lavanant Linke compone una Dido que de entrada resulta un tanto estridente en el agudo, algo a lo que el firmante no termina de acostumbrarse. Tampoco emociona especialmente en esa página magistral que es el lamento. El barítono argentino Meerapfel es un Eneas de timbre algo nasal, pero su dibujo del personaje es dramáticamente convincente. La mejor del elenco es sin embargo la coreana Suh, que ofrece una sobresaliente Belinda. El contratenor Fabián Schofrin presenta un hada un tanto forzada y las brujas se pasan en el histrionismo, incurriendo en un chillido sistemático que acaba cansando. En resumen, disco que para quien esto firma no pasa de lo discretamente correcto. Rafael Ortega Basagoiti RAMEAU: Piezas de clave en concierto. ENSEMBLE MASQUES. ATMA ACD2 2624 (Gaudisc). 2009. 65’. DDD. N PN C omandado por el clavecinista Olivier Fortin, el Ensemble Masques afronta las muy populares Pièces de clavecin en concerts de Rameau con la tradicional instrumentación de flauta, violín y viola da gamba amplificando al clave. La visión es muy ornamental y se esfuerza por marcar la retórica implícita en los títulos de cada pieza, de forma que el rubato se hace muy ostensible en piezas como La Pantomime, que figura casi una sesión de marionetas. En L’Agaçante se acentúan los contrastes Papavrami en la escueta — pero sustanciosa— entrevista reproducida en las notas de libretilla que acompañan a esta edición, de “elegancia expresiva”. Y lo refrenda en el disco. Musicalidad a raudales en este disco con música francesa del siglo XIX para violín. Afinación y fraseo en el arco del albanés, que juega con las intensidades y el vibrato, acompañado cuidadosamente por la batuta de Roth en un programa sin estallidos sonoros, sin explosiones, con un sentido de la construcción desde el violín que es verdaderamente impactante por detallismo y finura a través de una grabación exacta y transparente. Con ser pieza de virtuoso la Introducción y Rondó caprichoso, aquí fluye sin buscar contrastes entre solista y orquesta, sino en una exposición musical que pone esta composición en el lugar deseable, como se da la fluidez, con la pasión adecuada, en el Poema de Chausson, que tiene elocuencia y hondura inusuales en esta ocasión. El más dramático Poema elegíaco de Ysaÿe recibe un tratamiento hondo y exacto, con lirismo y gran energía por parte de la batuta, y el solista sigue en su acepción de gran heredero de la escuela violinística franco-belga. Perfectamente recogida queda la transición desde el heroico 79 264-DISCOS 23/5/11 09:42 Página 80 D D I SI CS O C O S S SAINT-SAËNS-VERDI principio a la cantabilidad romántica que se dan en el primer tiempo del Concierto nº 3 de Saint-Saëns, como el bucólico tono del segundo y las alternancias, en cuanto a la atmósfera anímica, del tercero. Todo ello recogido en una grabación de exquisito y exacto ambiente sonoro. José Antonio García y García A. SCARLATTI: Lamentaciones para Semana Santa. CRISTINA MIATELLO, soprano; GIAN PAOLO FAGOTTO, tenor. ENSEMBLE AURORA. Director: ENRICO GATTI. 2 CD GLOSSA GCD 921205 (Diverdi). 1992. 113’. DDD. R PM R eedición de una antigua grabación realizada por Enrico Gatti y su Ensemble Aurora para el sello Symphonia que recoge seis Lecciones de tinieblas de Alessandro Scarlatti, obras para voz sola con acompañamiento (dos violines, viola y continuo) en las que se combina admirablemente la elegancia de la línea melódica, en buena parte declamada, con el empleo del canto melismático para las iniciales hebreas de las lamentaciones y el uso moderado pero eficaz de la retórica. Cristina Miatello fue una soprano muy apreciada por la época de la grabación de este álbum, y las razones de ese prestigio se sustentan en un timbre brillante, una más que notable agilidad en la coloratura y una línea impoluta, clara y elegante. El tenor Gian Paolo Fagotto canta una de las seis lecciones (la segunda de Viernes Santo) con voz homogénea, pero algo engolada, y agudo énfasis sobre el sentido dramático de la pieza. El acompañamiento del conjunto de Gatti es excelente por equilibrio, distinción y fantasía ornamental. Unas versiones que están plenamente vigentes casi veinte años después de su realización. Buen rescate de Glossa. Pablo J. Vayón 80 SCHUBERT: Música para piano 1823-1828. Vol. 1: Sonatas D. 845, D. 850 y D. 959. 11 Escocesas D. 781. 3 Piezas D. 946. Vol. 2: Sonatas D. 958 y D. 894. Momentos musicales D. 780. Impromptus D. 935. 16 Danzas alemanas D. 783. Vol. 3: Sonatas D. 784, D. 840 y D. 960. 12 Danzas alemanas D. 790. Melodía húngara D. 817. Impromptus D. 899. Allegretto D. 915. IMOGEN COOPER, piano. 6 CD AVIE 2156/2157/2158 (Gaudisc). 2008-2009. 438’. DDD. N PN La británica Imogen Cooper (1949), bien galardonada en su país (nombrada comendadora de la orden del imperio británico en 2007), no es sin embargo muy conocida por estos lares, pese a tratarse de una pianista veterana, formada, entre otros, con nombres tan ilustres como los de Brendel, Demus y Badura-Skoda. Avie nos ofrece tres álbumes dobles de Cooper con la producción pianística schubertiana de sus últimos cinco años (18231828). Teniendo en cuenta sus mentores cabía anticipar una buena escuela schubertiana, y, en efecto, eso es lo que encontramos. Su muy notable Schubert se asienta sobre un buen cantable, en general cuidado matiz, articulación clara y discurso expuesto con fluidez, con tempi bastante equilibrados, aunque con alguna tendencia a la rapidez. Las Danzas tienen en sus manos buen pulso rítmico y sabor vienés adecuado. En el debe se encuentran, desde mi punto de vista, la ligera tendencia a pedales muy largos (desarrollo del primer tiempo de la D. 850) y a endurecer algo el sonido por encima del mezzoforte. Cooper generalmente entiende bien el cantable schubertiano (pista 6 de la Sonata D. 840, sobre los 8’35’’) y no le duelen prendas a la hora del desgarro (desarrollo del primer tiempo de la misma obra). La inspiración, sin embargo, quizá no es del todo uniforme a lo largo de estos registros en vivo, y en algún momento quizá se pediría que la música respirara algo más, quizá con mayor espontaneidad, tal vez con un curso algo menos “previsible” (el fraseo en el Scherzo de la D. 850 queda un poco cuadrado, y el cantable no consigue el lirismo de Brendel o Zacharias; a cambio, el sencillo canto del Rondó de esa misma obra está muy bien dibujado, con delicadeza y sin pretensiones innecesarias). No encuentro otra razón para la presencia de interpretaciones muy conseguidas (Impromptus D. 935, Danzas, Sonatas D. 958 o D. 894, segundo tiempo de la D. 960, tercera de las Piezas D. 946, Momentos musicales) junto a algunos momentos más insípidos (el tercero de los Impromptus D. 899) que se queda corto en su indudable emotividad por un pianissimo que podría haber sido más sutil (el denso desarrollo del primer tiempo de la monumental D. 960, lastrado por lo que parece un distanciamiento expresivo, una D. 959 correctísima pero no emocionante). El lector ya habrá adivinado a estas alturas que estamos ante una intérprete muy notable y que estos discos tienen mucho que disfrutar, aunque en ellos haya cierta variabilidad y sin olvidar que se trata de obras que gozan, en su mayoría, de interpretaciones excepcionales en la discografía. Rafael Ortega Basagoiti STANFORD: Concierto para piano y orquesta nº 2 en sol menor op. 126. Variaciones de concierto sobre un tema inglés “Down among the Dead Men” en sol menor op. 71. FINGHIN COLLINS, piano. ORQUESTA NACIONAL DE LA RADIOTELEVISIÓN DE IRLANDA. Director: KENNETH MONTGOMERY. CLAVES 50-1101 (Gaudisc). 2010. 65’. DDD. N PN A veces un intérprete redime una música, la rescata porque la entiende bien, la toca mejor y la devuelve restaurada. Es lo que hace el joven y estupendo pianista irlandés Finghin Collins —artífice de dos sorprendentes discos dedicados a Schumann en la misma casa discográfica— con estas dos muestras de obras concertantes de Stanford, ese renovador de la música inglesa, más importante por eso que por la calidad intrínseca de buena parte de su, por lo demás, aseada producción. El Concierto es de 1911 y puede remitir a Rachmaninov, como se ha escrito, pero el ruso, veinte años más joven, tiene más de ese vuelo lírico que aquí, ojo, no falta. En todo caso no está nada mal en su desarro- llo fuertemente romántico y en la sensación que da de querer imponerse al oyente como heredero de esa tradición. Las Variaciones están dedicadas al pianista inglés Leonard Borwick, que fue discípulo de Clara Schumann, luego las tocaría alguna vez Percy Grainger y después el olvido. Están bien hechas aunque al cabo les falte sustancia. La Orquesta de la RTE y Kenneth Montgomery acompañan con plena solvencia al otra vez sorprendente Collins. Claire Vaquero Williams STOCKHAUSEN: Mantra. XENIA PESTOVA, PASCAL MEYER, pianos; JAN PANIS, electrónica. NAXOS 8.572398 (Ferysa). 2009. 67’. DDD. N PN T al vez sea Mantra la obra de Stockhausen (1928-2007) que más veces se ha llevado al disco. Junto a Tierkreis es posiblemente la pieza que más interés ha despertado en los intérpretes, pero allí donde Tierkreis, por sus características de obra abierta, suena distinta en cada versión, con Mantra la sorpresa no existe, pues se trata de una obra de escritura férrea (una serie de trece sonidos repartidos en cuatro secciones), a pesar de estar compuesta en una época de expansión en la carrera de Stockhausen, en la que las partituras se conciben según determinadas fórmulas y que, en el resultado sonoro, ofrecen piezas tan llamativas como Hymnen o Stimmung, muy atento aquí el compositor alemán por los timbres de procedencia oriental. La versión de referencia de una obra como Mantra sigue siendo la que llevaran a cabo Alfons y Aloys Kontarsky y que se recoge en el volumen 16 del catálogo del autor. El sonido de los Kontarsky le otorga una densidad a la pieza que ha ido despareciendo en las versiones sucesivas, sin duda porque los nuevos intérpretes privilegian un sentido hedonista del sonido que para los Kontarsky, en el estreno de la obra, parecía estar prohibido. La gravedad de los inicios ha sido sustituida por un tono cristalino del sonido que es la principal baza de Pascal Meyer y Xenia Pestova en su lectura para Naxos. En el detenimiento del sentido temporal y en la idea de una secuencia sonora que se repite continuamente están los aportes de Mantra, pero aquí también 264-DISCOS 23/5/11 09:42 Página 81 D D I SI CS O C O S S SAINT-SAËNS-VERDI hay que ver la cercanía de esta simplicidad del aparato formal con muchas de las propuestas que en ese momento, principios de los años 70, interesaban a un compositor como Cage. El resultado en Cage sigue siendo válido por lo que hay de desprejuicio del valor de la obra, de su trascendencia, mientras que en Stockhausen la importancia de la nota y la dependencia del timbre del gamelán se imponen sobre el sonido mismo, que se mantiene prácticamente igual a lo largo de toda la pieza, lo que deviene en pérdida del interés por parte del receptor. El recurso de Stockhausen de agregar una cinta magnetofónica al material de los dos pianos hay que entenderlo como un rasgo novedoso, pues desnaturaliza con ingenio la sonoridad de los teclados. Francisco Ramos ñal (será cosa del carácter nórdico), y la fusión de las melodías folclóricas en el tejido instrumental, admirable y nunca efectista o pintoresca. Como muestra de esa corriente nacionalista que une lo popular y lo académico es un logro ciertamente incuestionable y que merecería más difusión que la que tiene. Las sinfonías y las rapsodias son sin duda lo más interesante del álbum, pero aún queda un puñado de obras de circunstancias, como la fantasía Romeo y Julieta, el poema sinfónico Sigurd Slembe o las oberturas de concierto El carnaval de los artistas del norte o Carnaval de París, muy populares en su tiempo, pero a las que hoy es fácil verles las costuras. En todo caso, el estuche vale mucho la pena como reivindicación de este buen compositor oscurecido por Grieg. Las versiones son excelentes, con sabor idiomático cuando toca, gracia y fantasía en dosis justas, y aliento y empuje siempre. SVENDSEN: Sinfonías nºs 1 y 2. Obras orquestales. SINFÓNICA NACIONAL DE LETONIA. Director: TERJE MIKKELSEN. 3 CD CPO 777 372-2 (Diverdi). 19971998. 192’. DDD. N PN Seguramente pasará inadvertido, eclipsado por otras conmemoraciones totalmente justificadas como las de Mahler y Liszt, pero este año es también el de Johan Severin Svendsen, de quien se cumple el centenario de su desaparición. Al menos, CPO ha tomado nota y ha sacado este triple álbum que recoge lo más granado de la producción orquestal de este maestro noruego. Suficiente para trazar el retrato de un músico formado en la gran tradición romántica alemana, a la que, al contrario que su compatriota Grieg (siempre más original e inquieto), permaneció fiel durante toda su vida. De ello dan buena cuenta sus dos sinfonías, obras relativamente conocidas que destacan por su factura tradicional, aunque realzada por un apreciable vuelo melódico, cierto convincente aliento épico y unos scherzi que beben del folclore nacional convenientemente arropado por sonoridades que recuerdan al Mendelssohn más popular y exquisito. No menor es el interés que despiertan las cuatro rapsodias noruegas, modeladas, y eso el mismo Svendsen lo reconocía, según el ejemplo de Liszt, pero sin ceder a imitación alguna. Así, el discurso es aquí más estilizado que en el húngaro, la expresión más contenida y oto- Juan Carlos Moreno TAMBERG: Joanna tentata. Danzas sinfónicas. Concerto grosso. ORQUESTA DE LA RESIDENCIA DE LA HAYA. Director: NEEME JÄRVI. BIS CD-1677 (Diverdi). 2007. 77’. DDD. N PN Escuché por primera vez el nombre de Eino Tamberg (1930) en una tienda de discos de Tallinn. Allí, a mi pregunta de si tenían alguna cosa de música estonia del siglo XX, me mostraron un puñado de grabaciones de compositores totalmente desconocidos para mí, de los cuales, curiosamente, ninguno era Arvo Pärt. Había cosas de Rudolf Tobias, Artur Kapp, Heino Eller y, por supuesto, Eino Tamberg. Y aunque la verdad es que no me sorprendieron demasiado, sí me descubrieron la vitalidad musical de un pequeño país que buscaba su propia personalidad entre sus absorbentes vecinos, el gigante ruso y el hermano mayor finlandés. Por eso cogí con especial interés este trabajo, y he de reconocer que lo he disfrutado de principio a fin. Tamberg está considerado uno de los fundadores de la moderna escuela musical estonia, aunque su estilo no sea ni mucho menos modernista, al menos por lo que puede apreciarse en estas obras. Sólo la suite del ballet Joanna tentata (La tentación de Juana, 1971), sobre la historia de las monjas endemo- niadas de Loudun que también le sirvió a Penderecki para una ópera, deja ver interés por aplicar determinados recursos “modernos”, como temas de doce notas y pasajes aleatorios. Eso sí, todo con moderación y mezclado con melodías arcaizantes que dan al conjunto una atmósfera más fantasmagórica… Y es que, no hay que olvidarlo, la obra se estrenó cuando Estonia formaba parte de la Unión Soviética y las veleidades vanguardistas se pagaban bien caro… No hay que perder de vista ese detalle, y es así como se entienden y disfrutan mejor las otras dos obras del programa, escritas por un Tamberg veinteañero pero que daba cuenta ya de un talento natural para crear una música cien por cien comunicativa. Tanto el Concerto grosso (1956) como las Danzas sinfónicas (1957) justifican sobradamente la adquisición del disco. Son dos obras llenas de energía y magia sonora. En el caso de la primera su título puede llevar a engaño, pues el compositor ni mucho menos pretende recrear la forma barroca al estilo de los neoclásicos. Simplemente hace un concierto para flauta, clarinete, trompeta, saxofón, fagot y piano, con acompañamiento de cuerdas y percusión, que destaca por su virtuosismo instrumental, su vitalidad rítmica y su constante inventiva temática. En lo que respecta a la segunda, ahí el título no engaña. Y las melodías serán populares, pero, con Shostakovich y Bartók como referentes, están tratadas con una libertad y fantasía que hace que la obra se escuche con entusiasmo. Neeme Järvi, como siempre pletórico cuando se trata de dar a conocer maestros por él estimados, nos sirve unas versiones animadas por una vitalidad arrolladora y un sonido de calidad plástica y restallante de color. Juan Carlos Moreno nuevo Viatore, Cantus ad pacem, Canto di forza, Musica seria, Te Deum); en esta ocasión, el pianista Vestard Shimkus, formado, entre otros centros, en nuestra Escuela Superior de Música Reina Sofía y alumno de composición de Vasks, lleva al disco su suite Gadalaiki (Las estaciones), completado a instancias del propio intérprete y estrenado por él mismo en su integridad. Pese a los casi treinta años transcurridos entre la escritura de la primera pieza (Paisaje blanco, 1980) y de la más reciente (Paisaje verde, 2008), el recorrido por los paisajes anuales, desde el invierno hasta la época otoñal, halla continuidad en la permanencia de la estética de Vasks — esa espiritualidad báltica que encuentra en la Naturaleza, Deus sive natura, su fuente de inspiración— y en su apariencia sonora: vastos discursos de dinámicas uniformes, armonías preferentemente modales, a menudo derivadas de la cita más o menos encubierta de material folclórico patrio, y construcción formal simple y en ocasiones indigesta en su falta de contraste: sólo Música de otoño (1981) alcanza en este panorama mayor matiz y capacidad de sugerencia, en tanto Paisaje blanco, singularmente estático, y el veraniego Paisaje verde muestran una cercanía tonal que en Música de primavera (1995) —con mucho la más larga del ciclo, subtitulada incluso “quasi una sonata”— alcanzan, tras un inicio convincente en su restricción interválica, tonos de fanfarria y énfasis romántico en las secciones centrales para concluir convenientemente à la page en su coda disonante. Aún queda, sin embargo, el crepúsculo estival de Música de una tarde de verano (2009-2010), de simplicidad schumanniana: el ciclo anual —y la propia música de Vasks— en su reconocida y casi inmutable circularidad… Germán Gan Quesada VASKS: Las estaciones. VESTARD SHIMKUS, piano. WERGO 6734 2 (Diverdi). 2009. 60’. DDD. N PN H acía ya algún tiempo que Wergo no volvía al catálogo del compositor letón Peteris Vasks, a quien en 2008 había consagrado dos volúmenes a cargo de la Sinfonietta Riga (Viatore, Musica adventus, Concierto para corno inglés y orquesta) y del organista Talivaldis Deksnis (de VERDI: Canzoni. DIANA DAMRAU, soprano; CÉSAR AUGUSTO GUTIÉRREZ, tenor; PAUL ARMIN EDELMANN, barítono; FRIEDRICH HAIDER, piano. TELOS TLS 1005 (Gaudisc). 2005. 55’. DDD. N PN Con un cierto retraso aparece este disco, posiblemente al hilo de la presencia de Damrau hoy en la cresta de la ola. De hecho, pese a figurar de manera 81 264-DISCOS 23/5/11 09:42 Página 82 D D I SI CS O C O S S VERDI-RECITALES destacada en la carátula, ella es protagonista de sólo 5 de las 17 canciones que incluye el programa. A la chica le va todo pues, capaz es de volver a asombrarnos como lo ha hecho con un reciente registro dedicado al Strauss liederista orquestal. En este tan diferente terreno verdiano, menos exigente en medios y laboriosidad, la alemana sabe aprovechar las cómodas melodías del compositor, traducirlas en un italiano canónico y captar cada sentido de las páginas por ella elegidas. Difícil terreno para brillar una cantante de sus características, dotada de un registro generoso y de un talento interpretativo de nivel. En partituras, además, más proclives a que una voz de más ancho centro se mueva por ellas con mejor comodidad y provecho. Pues pese a todo, la Damrau brilla y si puede añadir algún trino generoso y tenido (Lo spazzacamino) o dar rienda suelta a su talento dramático (Perduta ho la pace) o a su sentido del humor (Brindisi, versión segunda), ahí está la intérprete, la virtuosa y la sensible respectivamente, dispuesta a aprovechar la coyuntura. La soprano se reparte el cometido con Edelmann quien saca a la luz su homogéneo colorido de barítono lírico en unos muy bien entendidos More, Elisa, lo stanco poeta, Nell’orror de notte oscura y sobre todo L’esule, además de en los demás momentos todos caracterizados por su tono elegíaco o lamentoso. Y el tenor colombiano Gutiérrez, voz atractiva de colorido muy personal, ataca con brío otro de los Brindisi y sale adelante sin problemas con el resto de sus otros encargos de diferente significado. Haider les ofrece a los tres un acompañamiento siempre acorde y cuidadoso con resaltar, sin perder presencia el teclado, la labor de los solistas. Fernando Fraga YUN: Concertino. Duo. Intermezzo. Pezzo fantasioso. STEFAN HUSSONG, acordeón; JULIUS BERGER, violonchelo. CUARTETO MINGUET. WERGO 6716-2 (Diverdi). 2010. 53’. DDD. N PN A 82 mediados de los 80, Isang Yun inicia un proceso de lo que denomina “humanización” de su música, con el fin de hacerla accesible a un público más amplio. Un cierto carácter cantabile impregna su producción desde entonces, apreciable Fabio Biondi A PESAR DE HÉRCULES VIVALDI: Ercole sul Termodonte. ROLANDO VILLAZÓN (Ercole), ROMINA BASSO (Teseo), PATRIZIA CIOFI (Orizia), DIANA DAMRAU (Martesia), JOYCE DIDONATO (Ippolita), VIVICA GENAUX (Antiope), PHILIPPE JAROUSSKY (Alceste), TOPI LEHTIPUU (Telamone). EUROPA GALANTE. Director: FABIO BIONDI. Estrenada en el Teatro Capranica en enero de 1723, Ercole sul Termodonte fue la primera ópera presentada por Vivaldi en Roma. El libreto ha llegado hasta nosotros intacto, pero la partitura se ha conservado fragmentariamente, sin los recitativos ni los coros (de los que hizo abundante uso el compositor) y con las arias desperdigadas por diferentes fuentes (y no todas ni completas). El hecho de que Vivaldi recurriera al reciclado de piezas de muchos de sus anteriores títulos líricos ha facilitado la tarea de reconstrucción que presenta aquí Fabio Biondi, quien explica pormenorizadamente en las notas el origen de cada fragmento. Biondi ha optado por una orquesta bien nutrida (12 violines, 4 violas, 3 violonchelos, 2 violones), que es convenientemente usada para enfatizar el carácter épico de la obra. El tono dramático está muy bien atrapado y la respuesta de Europa Galante es en todo momento excelente. La producción ha recurrido además a un elenco cuajado de estrellas. El protagonismo de Rolando Villazón me resulta en cualquier caso poco comprensible. Basta comparar su primera intervención en el aria Vedrà l’empia con el aria que sigue del personaje de Alceste interpretado por Philippe Jaroussky (Quella beltà): son mundos expresivos opuestos, lo que en Villazón es vozarrón sin matices en Jaroussky es pura delicia por el detalle y el ornamento más fino y adecuado en estilo. Puede que el tenor mejicano dé la imagen de fuerza y vigor que se requiere de un Hércules, pero su brusco fraseo carece del menor gusto barroco (lo que se aprecia en un aria que exige tanta delicadeza como No, non dirai così, con un acompañamiento en pizzicato); su muy apreciable engolamiento termina de dibujar un perfil bastante poco adecuado para el desempeño. Puede compararse también con su compañero de reparto y colega de cuerda Topi Lehtipuu, que solo tiene un aria en toda la obra, además de carácter guerrero, como marcan las trompas y los timbales en el acompañamiento: Tender lacci egli pretese tiene el tono oscuro que mejor le conviene, pero el tenor, de timbre verosímilmente varonil, frasea, modula y adorna con un perfecto entendimiento del estilo y del contexto en que se desenvuelve. Jaroussky es un portento en su mezcla de virtuosismo de alto vuelo y delicadeza en los detalles, lo que representa a la perfección un aria como Io sembro appunto. El reparto femenino es espléndido. Joyce DiDonato, refinada y vibrante en Da due venti, parece un poco tímida en Onde chiare che sussurrate, todo ternura (como en Non saria pena la mia), pero falta de un punto de ebullición en el da capo. Romina Basso aporta su bellísimo timbre oscuro, su elegante fraseo y su desarmante facilidad tanto para el canto ornamentado (Scorre il fiume mormorando) como para la más honda sensibilidad del canto spianato (Ti sento, sì ti sento). Vivica Genaux tiene en dos de las obras incluidas en este disco, el Intermezzo para violonchelo y acordeón y Pezzo fantasioso, escritas ambas en 1988, tras la Quinta Sinfonía con la que el coreano concluye su ciclo sinfónico. Ciertos elementos de su cultura de origen, como un particular uso de sonoridades tradicionales de Corea convenientemente abstraídas y algunos de los principios del taoísmo, quedan integrados en la voz siempre intensa de Yun, quien, atraído por la versati- lidad sonora del acordeón, incorpora este instrumento en diversas piezas de su catálogo. Para este disco, el formidable acordeonista Stefan Hussong ha incluido varias de ellas y ha transcrito otra, configurando un programa que arranca con el hondo Concertino (1983) de texturas fluctuantes para acordeón y cuarteto de cuerda, que cuenta con la inspirada participación del Cuarteto Minguet. El Dúo (1976), arreglado para viola y acordeón, muestra el espléndido 2 CD VIRGIN 6945450 9 (EMI). 2009. 134’. DDD. N PN un rol muy breve: sólo en Con aspetto lusinghiero y Bel piacer ch’è la vendetta tiene a su disposición arias con da capo, aunque resultan suficientes para apreciar la diferencia de trato entre la primera, muy exigida en la coloratura, aspecto en el que destaca muy especialmente la mezzo de Alaska, y la segunda, aria apacible y en la que muestra una gran sutileza con los adornos. Tras un brevísimo dúo con Genaux y un recitativo, Diana Damrau se presenta con exultante brillantez, por belleza tímbrica y distinción en el fraseo, en Certo pensier ch’ho in petto, de exuberante ornamentación en el da capo. La alemana derrocha sensualidad en Un sguardo, un vezzo, un riso, que canta mientras juega seductoramente con el ritmo, y deslumbra con sus refulgentes agudos en Se ben sente arder le piume. Breve es también el papel de Patrizia Ciofi, que cumple sin alardes en sus dos arias, un punto estridente en una pieza de bravura como Caderò, ma sopra il vinto. La obra, presente antes en la discografía por un DVD del sello Dynamic realizado a partir de una producción algo extravagante y dirigida musicalmente por un irregular Alan Curtis, gana aquí en prestancia, lirismo, sentido teatral y belleza sonora. Pablo J. Vayón trabajo de transcripción de Hussong, que consigue que ambos timbres empasten admirablemente en una pieza muy exigente para el intérprete de viola. El elenco de instrumentistas se completa con la intervención del violonchelista Julius Berger, que acaba de redondear un equipo de la máxima solvencia para una música que no debiera ser recreada por mimbres de menor calibre. María Santacecilia 264-DISCOS 23/5/11 09:42 Página 83 D D I SI CS O C O S S VERDI-RECITALES Giovanni Antonini UN VIVALDI DE LUJO VIVALDI: Ottone in Villa. SONIA PRINA (Ottone), JULIA LEZHNEVA (Caio), VERÓNICA CANGEMI (Cleonilla), ROBERTA INVERNIZZI (Tullia), TOPI LEHTIPUU (Decio). IL GIARDINO ARMONICO. Director: GIOVANNI ANTONINI. 2 CD NAÏVE OP 30493 (Diverdi). 2010. 134’. DDD. N PN Registrado en el Centro Cultural Miguel Delibes de Valladolid, residencia desde hace unos años de Il Giardino Armonico, este doble CD recoge la primera ópera conocida de Vivaldi, Ottone in Villa, una comedia de ambiente pastoril estrenada en Vicenza en 1713. Coincide en el tiempo esta grabación con la que del mismo título ha realizado Federico Guglielmi para Brilliant, y de la comparación, el sello supereconómico sale irremediablemente maltrecho, pues si la interpretación de Guglielmi es correcta, pero irregular, Naïve continúa con pie firme su excepcional Vivaldi Edition con un álbum sober- ZIMMERMANN: Initiale. Lieder y música de cámara. ANNA PROHASKA, soprano; CORDELIA HÖFER, piano; ALESSANDRO CAPPONE, RACHEL SCHMIDT, violines. TRÍO BERLÍN. WERGO 6735-2 (Diverdi). 2010. 64’. DDD. N PN Wergo plantea en este disco una interesante recopilación de obras de pequeño formato escritas por Bernd Alois Zimmermann entre 1939 y 1950, período complicado en el terreno personal para el compositor, que trata de abrirse camino en la música a pesar de la oposición de su familia. Se trata de piezas conectadas en su mayoría con episodios de su vida, que demuestran un especial interés por la literatura consolidado posteriormente durante su etapa madura. Canciones, obras para piano y música de cámara conforman el legado temprano del compositor alemán. Los once lieder que compusiera Zimmermann quedan incluidos en este registro, servidos delicadamente por la bella voz de la soprano Anna Prohaska, que dota a cada recoveco de los textos de Rilke, bio, que resulta del máximo interés para los aficionados a la obra lírica del prete rosso. Giovanni Antonini consigue una sostenida teatralidad a lo largo de las más de dos horas que dura la obra, administrando con maestría la variedad de colores, tempi y ritmos de la partitura, incluyendo un continuo muy elegante, imaginativo y vivísimo en los recitativos, lo que termina en una visión de atmósferas cambiantes, dramáticas, líricas, pastoriles, sentimentales, que resultan siempre eficaces y convincentes expresivamente. Por supuesto que en ello ayuda un elenco magnífico, del que hay que empezar destacando a la jovencísima soprano rusa Julia Lezhneva, que sorprendió ya en una Misa en si menor con Minkowski a los 18 años. Aquí, antes de cumplir los 21, muestra un apabullante dominio de las agilidades en el canto más ornamentado (Gelosia) equivalente a su dulzura y elegancia en las arias más líricas (Leggi almeno, tiraNietzsche, Gloth y Bertram del matiz justo de poesía. Se trata de un corpus vinculado más a la estética de Reger o Pfitzner, con un denso uso de procedimientos polifónicos y un cromatismo acusado. Las obras instrumentales, Kleine Suite, la Sonata y el Aria, todas ellas para violín y piano, así como el Trío, se inscriben en un neoclasicismo de corte elegante y depurado. Música, en suma, bien trabada, íntima, que nos llega en interpretaciones irreprochables. María Santacecilia RECITALES VICTORIA DE LOS ÁNGELES. Soprano. Canciones tradicionales catalanas en arreglos de Manuel García Morante. GEOFFREY PARSONS, piano. BRILLIANT 9178 (Cat Music). 1991. 57’. DDD. R PN No cabe suponer a ningún lector ni a ninguna lectora que desconozca de memoria a na infedele). Soberbia está también en una de las páginas más conocidas e impactantes de la obra, la muy expresiva L’ombre, l’aure e ancora il rio, sugerente aria con eco y flautas dulces en el acompañamiento. La obra gira en realidad en torno al personaje de Cleonilla, del que hace una creación cargada de electricidad la argentina Verónica Cangemi, voz de timbre no especialmente distinguido pero extraordinaria homogeneidad, que muestra desde su presentación con la ingenua Quanto m’alletta hasta su irritado Non, per te non ho più amor. Sonia Prina da empaque, autoridad y Victoria de los Ángeles y, en especial, su competencia en la canción de cámara y, más especialmente aún, en la producida por las distintas regiones y lenguas de España. Este programa cuenta con dos rasgos peculiares: reunir en 29 títulos buena parte sustancial de la herencia folclórica catalana y hacerlo en oportunas ediciones de García Morante. Así tenemos desde la melodía más conocida de la cantera, El cant dels ocells, hasta la más patriótica, Els segadors. Desfilan nanas, viñetas campesinas, tipos populares, paisajes, personas históricas, momentos del día o del año. Victoria, hacia el final de su carrera, con limitaciones de registro que aquí no juegan y alguna debilidad ocasional en el apoyo, conserva la incomparable riqueza de su timbre y la homogeneidad de su gama. Un arte singular la asocia a la solución de miniaturas, fugaces cuadros, sugestiones huidizas, como siempre ocurre en el canto popular, hecho con los fragmentos de un inmenso cantar anónimo que no parece concluirse nunca. Tan obvio es enumerar las calidades de la soprano como las de su acompañante. No cedamos a la obviedad. Blas Matamoro nobleza a Ottone. En un aria como Par tormento muestra un instrumento fresco y ágil pero es en momentos como en la patética Compatisco il tuo fiero tormento donde saca más partido de la pastosidad del timbre, de su delicado fraseo y de su gran conocimiento del estilo en las ornamentaciones. Roberta Invernizzi muestra su gran clase en un aria endemoniada como Due tiranne ho nel mio core, con cambios constantes de carácter y de tempo y extraordinariamente exigente tanto en la zona aguda, puede que con alguna ligera estridencia, como en la grave, muy convincente, del registro. Las ornamentaciones del da capo están sujetas siempre al sentido expresivo de la línea y al buen gusto. Topi Lehtipuu muestra carácter en sus cuatro arias, a las que da un tono verosímilmente varonil y un sentido en general más dramático que lírico. Un producto redondo. Pablo J. Vayón MSTISLAV ROSTROPOVICH. Violonchelista. The 1967 Carnegie Hall Marathon. Obras de Elgar, Brahms, P. I. Chaikovski, Prokofiev, Shostakovich, Piston, Vivaldi, Strauss, Respighi, Foss, B. Chaikovski, Tartini, Hindemith, Lalo, Bloch, Khrennikov, Levitin, Honegger y Britten. ITZHAK PERLMAN, violín. SINFÓNICA DE LONDRES. Directores: GENNADI ROZHDESTVENSKI, LUKAS FOSS. 6 CD DOREMI DHR-7974-9 (Gaudisc ). 1967. 372’. ADD. R PM Rostropovich no había cumplido aún cuarenta años cuando el empresario Sol Hurok lo presentó en ocho largas jornadas, entre el 23 de febrero y el 12 de marzo de 1967, en el Carnegie Hall de Nueva York. Allí interpretó nada menos que treinta conciertos para violonchelo y orquesta, desde el barroco hasta el siglo XX, incluyendo dos estrenos absolutos: las Variaciones para violonchelo y orquesta de Walter Piston y el Concierto de Lukas Foss. Ambas piezas y otras diecinueve están incluidas en este estuche de seis discos (incómodo y de modesta 83 264-DISCOS 23/5/11 09:42 Página 84 D D I SI CS O C O S S RECITALES-VARIOS presentación) que seguramente los numerosos fieles al gran Slava no querrán, con razón, perderse. No falta nada: hondo talento, preciso legato, fantasía expresiva, energía interior, virtuosismo de buena ley, variedad estilística y un sonido denso y cálido que todo lo canta, lo frasea e incluso lo embellece. Para unos destacará sobre todo el primer disco, con un sentido Concierto de Elgar y un intenso Segundo de Shostakovich, pero no desmerecerán un poderoso Doble Concierto de Brahms con Perlman al violín (CD 3), un contrastado, casi percutido por momentos, Concierto en do mayor de Honegger (CD 5) o unas idiomáticas Variaciones rococó de Chaikovski (CD 6). Para otros lo más interesante estará en esas piezas de, digamos, segunda línea pero en absoluto carentes de atractivo debidas a los (Boris) Chaikovski, Levitin, Khrennikov o a los propios Piston y Foss. Y aún habrá quien escuchará con atención a los barrocos, Vivaldi y Tartini, porque le interesará ver cómo se hacía esta música en directo (y en Nueva York) hace más de cuarenta años y cómo la hacía un director, Rozhdestvenski, al que ya admirará lo suyo en otros repertorios. Adelantamos que en esto último no hay sorpresas salvo, quizás, un entusiasmo por parte del público que hoy nos costaría compartir. Por lo demás, el álbum en su conjunto es un magnífico testimonio del arte incansable de uno de los grandes. Asier Vallejo Ugarte VARIOS APPASIONATAMENTE PLUS. Obras de Henze y Berg. JULIA BAUER, soprano. FILARMÓNICA DE ESSEN. Director: STEFAN SOLTESZ. CYBELE SACD 860801 (Diverdi). 2010. 55’. DSD. N PN Bajo el título 84 Violencia y naturaleza se agrupan Appasionatamente plus de Henze y la Lulu Suite de Berg, afortunada reunión de dos trabajos orquestales que no sólo tienen concomitancias en el aspecto temático, sino también en su génesis, pues ambas proceden de sendas óperas y sus autores forman par- te de esa cadena estilística que canaliza por la vía romántica expresionista las técnicas de la vanguardia germana del siglo XX. Bien conocida y grabada en diversas ocasiones es la suite de la inacabada Lulu de Alban Berg, no así Appasionatamente plus de Henze, una elaboración para orquesta de la ópera Das verratene Meer (El mar traicionado) basada en una novela de Mishima sobre la historia de amor entre un marinero y la madre de un adolescente que pertenece a una violenta pandilla juvenil. Concebida en un solo bloque, Appasionatamente plus conserva la intensidad dramática de la versión escénica, con un uso amplio de una percusión variada, que aporta tanto toques exóticos como momentos de impacto emocional. Muy limpia técnicamente la versión en vivo de la Filarmónica de Essen, aunque lejos del mordiente expresionista que ambas obras precisan, y espléndida intervención de la soprano Julia Bauer en la Suite de Lulu. María Santacecilia BARROCO EN HANOVER. Obras de Haendel, Telemann, Babell, Steffani, Strungk y Sartorio. ENSEMBLE ALLA POLACCA. ARS 38076 (Gaudisc). 2010. 66’. DDD. N PN Hanover fue durante los siglos XVII y XVIII uno de los más esplendorosos centros musicales de Alemania, gracias a las necesidades de la iglesia luterana de la ciudad y, en especial, de la corte del príncipe elector Georg Ludwig, el posterior George I de Inglaterra. Ocupando el cargo de Kapellmeister, por ejemplo, encontramos a una luminaria como Haendel, pero también a compositores de bellas piezas de la época como Antonio Sartorio o Agostino Steffani, sin olvidar las contribuciones de Nikolaus Adam Strungk o Charles Babell; por otro lado, la presencia de Telemann se convertiría en asidua por más que nunca llegara a ocupar un puesto oficial. Algunas de las obras de estos autores son las reunidas en este Baroque in Hanover por el conjunto Alla Polacca, constituido por la soprano Iwona Lesniowska-Lubowicz, la clavecinista y organista Paulina Kilarska y el laudista Stanislaw Gojny, acompañados por la ocasión por el contratenor Frank Vitzthum y el violagambista Petr Wagner. Intérpretes que colaboran en la configuración de un agradable programa, con escasas sorpresas en cuanto a piezas poco conocidas aunque, no obstante, variado y ofrecido con delicada profusión de detalles tímbricos, preciosa sensibilidad vocal para la ornamentación y un acompañamiento nunca rutinario por parte del continuo. Cualidades que resaltan ya desde las dos primeras obras que inician el recorrido, Duetto IX “Conservate, raddopiate” y Cantata “Solitudini care, amata libertà” de Haendel (con la preciosa aria final descubriéndose aquí como un vertiginoso torrente de goce sonoro, tejiendo la soprano una urdimbre vocal de gran refinamiento en lo referido a declamación y color), trayecto que se cierra del modo más gallardo y apolíneo con Duetto X “Tanti strali al sen mi scocchi” del mismo autor. Diseminados entre ambos extremos encontramos piezas para lucimiento individual de los miembros del ensemble, como una Sonata en mi menor de Telemann ejecutada a la viola de gamba con bienvenido impulso rítmico, o una Suite nº 8 en do menor de Babell de diáfanas líneas armónicas al clave. En fin, un repertorio de cómoda escucha servido con elegancia e inteligencia. una defensa de los modos franceses frente a los italianos o, si se quiere simplificar, de la suite frente a la sonata. Recrea esta edición en tres discos el mundo musical objeto de las preocupaciones de Le Blanc y está dividida en las tres partes que aparecen en el título: defensa del bajo de viola, emprendimientos del violín y pretensiones del violonchelo, más una introducción llamada Le Tombeau de Monsieur de SainteColombe, el misterioso maestro de Marin Marais, agregable a la primera. En cada una de ellas encontramos obras diversas de los compositores más representativos de cada etapa: SainteColombe padre e hijo, Marais padre e hijo, Buisson, Demachy, Morel y Caix d’Herveloix para la primera, donde echamos de menos a Forqueray; Dornel, Duval, Rebel y Leclair para la segunda y Corrette, Boismortier, Barrière y Canavas para la tercera. Formaciones variables del Ricercar Consort para interpretar cada una de ellas, encabezadas por Philippe Pierlot para las obras protagonizadas por la viola da gamba, François Fernandez para las del violín e Hidemi Suzuki para las del violonchelo. Rolf Lislevand, Robert Kohnen y Pierre Hantaï, entre otros, forman parte del bajo continuo. Una reedición plenamente justificada, que mantiene todo su valor y a un precio muy razonable. Javier Palacio José Luis Fernández DÉFENSE DE LA BASSE DE VIOLE. Obras de Marais, SainteColombe, Cappus, Caix d’Herveloix, Rebel, Leclair y otros. RICERCAR CONSORT. 3 CD RICERCAR RIC296 (Diverdi). 1993. 226’. DDD. R PM R eedición a precio medio de uno de los más interesantes álbumes presentados por la editora Ricercar en su medio siglo de existencia. Como es bien sabido, dado que se la cita frecuentemente, el abogado y melómano parisino Hubert Le Blanc publicó en 1740 una obra de curioso título: Défense de la basse de viole contre les entreprises du violon et les prétentions du violoncelle. La viola da gamba o bajo de viola, instrumento favorito de la aristocracia durante una extensa época llegaba entonces a su declive y en la intención mostrada por Le Blanc en el título de su obra subyace ESPAÑA ANTIGUA. Música profana española de 1200 a 1700. HESPÈRION XX. Director: JORDI SAVALL. 8 CD VIRGIN 648801 2 (EMI). 19731983. ADD. R PE N ueva reeedición, esta vez en Virgin, de una caja de ocho discos escogidos entre los grabados por Savall y sus colaboradores para EMI bastante al principio de su carrera y que ya habían sido reeditados por EMI hace unos diez años en caja con el mismo título. La recopilación va desde el que recoge Cansós de trobairitz (CD 1) en el que destacan obras de la célebre Condesa de Dia, seguido por el del Llibre Vermell (CD 2) y romances sefarditas (CD 4). De la época renacentista encontramos villancicos y romances de los cancioneros de Palacio, Colombina y Upsala (CD 3); música de la corte napo- 264-DISCOS 23/5/11 09:42 Página 85 D D I SI CS O C O S S RECITALES-VARIOS litana en época de Alfonso I y Fernando I (CD 5); obras instrumentales de Cabezón (CD 6); otro titulado Canciones y danzas del tiempo de Cervantes con gran variedad de obras (CD 7) para finalizar con una muestra del barroco del XVII (CD 8). Como siempre, el excelente grupo de colaboradores instrumentales que Savall ha sabido encontrar y la soprano Montserrat Figueras llevando la voz cantante, nunca mejor dicho. Desde entonces, el recorrido de Savall y los suyos ha sido y sigue siendo amplísimo y para sus numerosos seguidores no tiene el álbum mucho interés. Para los que no lo conozcan — ¿habrá alguien?— o para los que se les haya pasado en blanco su primera época es esta una oportunidad de adquirir una buena muestra de su trabajo a un precio de lo más atractivo y con un buen sonido. Como suele ocurrir en estas reediciones económicas, la información que las acompaña es escasa e incluso mala, cosa impensable en sus actuales ediciones en Alia Vox. José Luis Fernández EL MISERERE DE ALLEGRI Y LA MÚSICA DE ROMA. THE CARDINALL’S MUSICK. Director: ANDREW CARWOOD. HYPERION CDA67860 (Harmonia Mundi). 2010. 68’. DDD. N PN L a figura de Palestrina fue decisiva en el desarrollo de la música sacra católica y su influencia, extraordinaria en la Roma de la segunda mitad del siglo XVI. Andrew Carwood y The Cardinall’s Musick presentan aquí un programa de música romana organizado básicamente en torno a una misa escrita en colaboración sobre un motete de Palestrina (Cantantibus organis), también incluido. Se trata de una obra monumental, a 12 voces (en tres coros), creada muy posiblemente para las actividades de la Vertuosa Compagnia dei Musici di Roma, acaso para su fundación en 1584. Participaron en su composición Annibale Stabile, Francesco Soriano, Giovanni Andrea Dragoni, Ruggiero Giovanelli, Curzio Mancini y Prospero Santini, todos ellos alumnos de una u otra forma de Palestrina, quien escribió el principio del Gloria. El CD se abre con otra obra policoral, una Salve Regina de Felice Anerio, muy singular, ya que opone un coro de voces La Galanía HASTA EL CORAZÓN SUSPENDE YO SOY LA LOCURA. Obras de Du Bailly, Marín, Sanseverino, Sanz, Lully, Ruiz de Ribayaz, Hidalgo y anónimos. RAQUEL ANDUEZA, LA GALANÍA. ANIMA E CORPO AeC001 (Diverdi). 2010. 50’. DDD. N PN Como las compañías discográficas no parecían muy interesadas en este programa, la soprano navarra Raquel Andueza decidió fundar su propio sello para registrarlo. Nació así Anima e Corpo, que se inaugura pues con un repertorio de canciones del Barroco español, en el que, junto a tonos humanos de maestros ya bien conocidos como José Marín o Juan Hidalgo, junto a aires de danzas de Gaspar Sanz o Lucas Ruiz de Ribayaz (por citar los autores de un par de obras instrumentales que completan la parte vocal del CD), se han incluido también piezas españolas preservadas en ediciones y manuscritos extranjeros. El dúo que habitualmente forman Andueza y el laudista sevillano Jesús Feragudas a otro grave, y en su segunda parte se centra en la figura postpalestriniana de Gregorio Allegri, de quien se ofrecen un par de Lamentaciones a cuatro voces, el motete eucarístico Gustate et videte a 6 y su famosísimo Miserere. Interpretación que se vuelca en destacar el carácter suntuoso y monumental de la música presentada, con voces muy bien empastadas, un buen equilibrio general entre tesituras, que permite que los agudos suenen brillantes, pero no asfixia las partes medias, y un énfasis muy marcado sobre los contrastes de dinámicas que conduce a clímax un punto efectistas, pero muy efectivos. La variedad de texturas (en la misma misa hay números a 4 y a 8) permite además al grupo exhibir diferentes combinaciones de timbres, jugar con las gradaciones dinámicas y destacar a los solistas en las obras de Allegri: el Miserere suena con ese tan atractivo grado de etérea nández Baena se enriquece aquí con la incorporación del guitarrista austriaco Pierre Pitzl (líder del conjunto Private Musicke, con el que Andueza registrara hace no mucho para Accent un CD dedicado a Mudarra) para constituir La Galanía, trío en el que Fernández pone el fondo armónico del bajo con la tiorba y Pitzl, las notas de color con la guitarra. La voz de Andueza se encarga luego de iluminar cada segundo de un repertorio que, dominado temáticamente por la locura y los extravíos de amor, luce en toda su riqueza de matices, en todo su potencial expresivo gracias al timbre de la soprano, inconfundible y pleno de dulzura y sensualidad, a su forma de emisión, de exquisita naturalidad, a la claridad de su pronunciación, a un estilo que desprecia de igual forma el énfasis amanerado y la vulgaridad efectista. Todo, envuelto en un acompañamiento de extraordinaria sutileza, resulta natural, fresco, elegante, un auténtico gozo, que toca igual al No piense Menguilla, con una elevación que han potenciado siempre los más conocidos grupos ingleses y en el Gustate et videte los dúos, los tríos y los solos marcan a la perfección su carácter barroquizante. Pablo J. Vayón SENZA CONTINUO. MARGARET LITTLE, viola da gamba. ATMA ACD2 2612 (Gaudisc). 2009. 62’. DDD. N PN L a mitad del conjunto canadiense Les Voix Humaines, la violagambista Margaret Little (la otra mitad es la también gambista Susie Napper), se centra en el repertorio francés para bajo de viola, con tres preludios de Jean de Sainte-Colombe (aceptado definitivamente su exquisita finura tan llena de gracia como de distinción, al hondísimo, intenso y palpitante Ojos pues me desdeñáis o Amor en estremos tales de Marín que al anónimo y delicioso Marizápalos (¡por fin con su texto y no en forma de variaciones instrumentales!), al encendido e irónico Vuestros ojos, editado por Ballard y Robert Dowland, que al delicado Olvidada soys de mí de Sanseverino o al Sé que me muero de amor, que Lully incluyó en la Entrada de los españoles de El burgués gentilhombre, y que aquí se ofrece en una interpretación de una tierna e irresistible melancolía. Pablo J. Vayón nombre de pila), una suite de Monsieur De Machy (a quien no termina de poner nombre la musicología) y otra del primer libro de Marais, completando su trabajo senza continuo con un par de recercadas italianas para viola bastarda (obras de Virgiliano y Bassano) y cuatro piezas del capitán Tobias Hume. La interpretación parte de un sonido vigoroso, ancho, poderoso y de una línea flexible y elegante. Sobrado virtuosismo demuestra la canadiense en las exigentes disminuciones para la viola bastarda en las dos piezas italianas, que toca con notable elocuencia. Las danzas francesas suenan más distinguidas que solemnes, siempre plenas de carácter, la Pavana de Hume, muy melancólica, y piezas como Tickle me quickly y Touch me lightly radiantes, pero menos ligeras y dicharacheras que en otras interpretaciones. Pablo J. Vayón 85 264-DISCOS 23/5/11 09:42 Página 86 D V I SD C O S D 86 CHAIKOVSKI: CRÍTICAS de la A a la Z D V D CHAIKOVSKI-VERDI Cherevichki. OLGA GURIAKOVA (Oxana), VSEVOLOD GRIVNOV (Vakula), LARISA DIADKOVA (Soloja), VLADIMIR MATORIN (Shub), MAXIM MIKHAILOV (El diablo), SERGEI LEIFERKUS (Su Alteza Serenísima), ALEXANDER VASILIEV (Pan Golová, el alcalde), VLACHESLAV VOINAROVSKI (El maestro). CORO Y ORQUESTA DE LA ROYAL OPERA HOUSE. Director musical: ALEXANDER POLIANISHKO. Directora de escena: FRANCESCA ZAMBELLO. Director de vídeo: JONATHAN HASWELL. Escenografía: MIKHAIL MOKROV. Figurines: TATIANA NOGINOVA. Coreografía: ALASTAIR MARRIOTT. OPUS ARTE OA 1037 D (Ferysa). 2009. 155’. N PN Nikolaus Harnoncourt revive el mejor Haydn operístico UN LUNÁTICO DE 80 AÑOS HAYDN: Il mondo della luna. BERNARD RICHTER (Ecclitico), VIVICA GENAUX (Ernesto), DIETRICH HENSCHEL (Buonafede), CHRISTINA LANDSHAMER (Clarice), ANJA NINA BAHRMANN (Flaminia), MAITE BEAUMONT (Lisetta), MARKUS SCHÄFER (Cecco). CONCENTUS MUSICUS WIEN. Director musical: NIKOLAUS HARNONCOURT. Director de escena: TOBIAS MORETTI. Director de vídeo: FELIX BREISACH. D e las ocho CMAJOR 703508 (Ferysa). 2009. 192’. N PN óperas que quedan de Chaikovski (destruyó alguna juvenil, y sus reconstrucciones son insuficientes), Cherevichki es la única que tiene carácter cómico, la única en la que te ríes. Piotr Ilich era un tormento, un volcán, y no daba tregua a lo dramático, al pathos. Podía ser dulce, lírico, y ese era sin duda su natural, pero darle rienda suelta a la risa no solía ser lo suyo. Hasta que compuso, basándose en uno de los deliciosos cuentos ucranianos de Gogol, su ópera Vakula, el herrero, que fue un fracaso en su momento. Era su segunda ópera, tras El oprichnik, y sin contar las desaparecidas, como El voivoda. Le tenía cariño a aquella historia cómica y fantástica de brujas, demonios y jóvenes enamorados. Unos diez años después del estreno la revisó, la simplificó en cuanto a armonías y líneas, le dio más vivacidad, y consiguió lo que hoy nos parece casi una obra maestra, Cherevichki. Casi. Qué importa, si es posible que se nos ofrezcan funciones como ésta, que dan todo lo que la obra lleva dentro de sí. Francesca Zambello puede hacer lo mismo el universo ruso de la altura trágica de Guerra y paz que la alegre fantasía de la Ucrania vista desde Rusia. Para ello, Zambello se basa es una escenografía deliberadamente naíf de Mikhail Mokrov, un poco de dibujos animados, y unos figurines muy cercanos de Tatiana Noginova. Pero esa base necesitaba una dirección orquestal que tiene sus complicaciones, no vayan a creer. Alexander Polianishko garantiza el foso y las entradas de un cuarteto vocal protagonista de muy buen nivel: Grivnov, tenor que sabe dar la N ikolaus Harnoncourt siempre ha demostrado un especial cariño por la música de Joseph Haydn, e incluso por sus óperas, el aspecto menos conocido de su producción, como muestran sus reveladoras grabaciones de Armida con Cecilia Bartoli para Teldec o de Orlando paladino para RCA. Para celebrar su 80 cumpleaños, el director berlinés ha querido llevar a escena, en el Theater an der Wien (donde ya presentó anteriormente L’anima del filosofo, en una coproducción con la Ópera de Zúrich dirigida escénicamente por Jürgen Flimm), una de las óperas bufas más conseguidas del compositor, Il mondo della luna, un dramma giocoso basado en una comedia de Carlo Goldoni y estrenado en 1777, en la que el rico Buonafede es víctima del engaño de un falso filósofo, Ecclitico, y cree encontrarse en la luna — donde imperan muy diferentes leyes— para que acceda a la boda de su hija Clarice con su amado pero inferior socialmente Ernesto. La producción de Tobias Moretti, un hombre de teatro y actor muy conocido en Austria (famoso entre nosotros por su participación en la serie sobre el perro policía Rex) cae con frecuencia en la payasada, aunque la disparatada trama parece permitirlo, y hay que decir que Dietrich Henschel lleva su personaje protagonista hasta el límite, sin importarle el ridículo a la hora de vestirse (en este sentido, está estupendo en el aria del acto II Che mondo amabile). El montaje tiene algunos gags muy acertados, como cuando Ernesto ata a su futuro suegro durante el aria. Los propios músicos salen a escena, y has- ta el mismo Harnoncourt participa en la acción en un momento dado. Toda la escena del trono en el país de la luna es magnífica, surrealista y desenfadada, y presenta un excelente trabajo actoral (e incluso dotes circenses en Buonafede cuando se hace lunático, por las que recibe una calurosa ovación). El resto del elenco es también magnífico, empezando por la Clarice de Christina Landshamer, que sabe defender su aria de bravura del I acto y contrasta muy bien con Anja Nina Bahrmann como su hermana Flaminia. Soberbia Maite Beaumont en una sorprendentemente sádica Lisetta, la criada que se las sabe todas pero es capturada en el juego (un poco como Despina), y que aporta un punto de intención latina a la versión. El tenor Bernard Richter une a sus cualidades vocales unas dotes histriónicas de verdadero actor como Ecclitico, y tiene un precioso dúo con Lisetta al comienzo del acto III, cantado con ardiente lirismo. Vivica Genaux como el travestido Ernesto y Markus Schäfer como su criado Cecco demuestran su dominio del canto de agilidad. La labor de Harnoncourt es una auténtica maravilla, y parece que no se puede sacar más partido de cada nota musical. El divertidísimo final del acto II, con esos sonidos onomatopéyicos que anuncian ya los de La italiana en Argel nos hace plantearnos la pregunta: ¿nunca se animará Harnoncourt con Rossini, ya que le faltan tan pocas cosas por probar? Rafael Banús Irusta 264-DISCOS 23/5/11 09:42 Página 87 D V D CHAIKOVSKI-VERDI simpática simpleza del enamorado, hijo de simpática bruja, y que luce una línea lírica de mucho vuelo; Guriakova, excelente Oxana, en la línea de canto, a veces de toque folclórico, romanza pura y sencilla, mas también comediante consumada; Diadkova, la bruja madre coqueta de demonios, una de esas magníficas voces bajas de la escuela rusa de contraltos y mezzos; y, en fin, Mikhailov, voz baja, diablo simpático e irritante, tan humano como sus rivales en los favores de Soloja, la que vuela encima de escobas y es mamá del ajetreado Vakula. Los secundarios tienen gran importancia, en especial en la escena de teatro de bulevar, si bien rústico, en que todos se van escondiendo en sacos: Matorin, Vasiliev, Voinarovski. Pero hay un secundario de lujo hacia el final, en la escena cortesana en San Petersburgo, nada menos que Leiferkus en el Príncipe Potiomkin. Este delicioso espectáculo, cargado de dibujos infantiles en el decorado, de guiños de ingenuidad calculada, pero nunca pedante, es de una musicalidad arrolladora. Estamos en el Covent Garden, no lo olvidemos, y en Londres se ha querido hacer justicia a esta ópera de un compositor que para los operófilos de por esta parte de Europa escribió sobre todo Onegin y La dama de picas. Pero hay otras, como ésta, aunque no siempre las veremos con el atractivo de esta dirección orquestal, de este reparto y, atención, de ese equipo escénico espléndido de Zambello, Mokrov y Noginova. Y puesto que la danza, o el simple movimiento de dimensión danzante tiene tanta importancia en la puesta de Zambello, hay que destacar el importante cometido de Alastair Marriott. ¿Es la perfección? Obras como ésta no requieren perfección, son de la casta del Barbero o El elixir, hay que cantarlas, al menos eso; y son agradecidas cuanto se escenifican así. Santiago Martín Bermúdez STRAUSS: Elektra. WALTRAUD MEIER (Clitemnestra), IRÉNE THEORIN (Electra), EVA-MARIA WESTBROEK (Crisotemis), ROBERT GAMBILL (Egisto), RENÉ PAPE (Orestes). CORO DE LA ASOCIACIÓN DE CONCIERTOS DE LA ÓPERA ESTATAL DE VIENA. FILARMÓNICA DE VIENA. Director musical: DANIELE GATTI. Director de escena: NIKOLAUS LEHNHOFF. Director de vídeo: MARTIN KERN. ARTHAUS 101 559 (Ferysa). 2010. 109’. N PN Paolo Carignani UN ENORME CAVARADOSSI PUCCINI: Tosca. EMILY MAGGE (Tosca), JONAS KAUFMANN (Cavaradossi), THOMAS HAMPSON (Scarpia). CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA DE ZÚRICH. Director musical: PAOLO CARIGNANI. Director de escena: ROBERT CARSEN. Director de vídeo: FELIX BREISACH. DECCA 074 3420 (Universal). 2009. 125’. N PN Concebir una Tosca representada en la actualidad y en un escenario operístico, cuyo telón al fondo puede llegar a identificarse con el de la Scala, exige del responsable una serie de malabarismos que no siempre pueden encajarse con el original pucciniano. Así le ocurre a Carsen quien, sin embargo, efectúa una tan original y minuciosa dirección de actores que los aciertos se disparan hasta el punto de hacernos seguir sus ideas y, lo que es mejor, comulgar con ellas. Claro que encontró un terceto de actorescantantes capaces de llevar a la práctica el proyecto. Hampson, que debutaba el papel, con su inquietante presencia y sus acreditados recursos escénicos compone un Scarpia aterradoramente frío y cruel, aunque M agnífica producción que hace hincapié en el carácter introvertido y solitario de la protagonista obnubilada por la obsesión de vengar la muerte de su padre. La claustrofóbica y genial puesta en escena de Lehnhoff ayuda a ello y causa un tremendo impacto en el oyente, que asiste fascinado a esta angustia existencial sin escapatoria posible, representada por esta especie de fortaleza mental que es a la vez refugio y trampa para la protagonista. Ayuda a resaltar la impactante escena, la soberbia intervención de la Filarmónica de Viena, la orquesta idónea para esta ópera por color e idioma, memorablemente dirigida por Gatti, que nuevamente vuelve a exponernos la esencia misma de esta obra maestra del expresionismo, como en su momento lo hicieron Mitropoulos, Karajan o Solti, con la ventaja sobre los dos primeros de una sus medios vocales más que suficientes en cuestión de amplitud no sean los idóneamente adecuados por colorido y significado. Asimismo con voz poco latina Magee, sólo susceptible de algunas mejoras (o retoques) en contados fraseos, ofrece un protagonismo conveniente a un personaje que el regista compone con especial detalle, agudeza y feminidad. Claro que Kaufmann es el que atrae más la atención. Con su envidiable figura, su naturalidad como actor y su canto, mezcla de generosidad vocal, encendido lirismo (atiéndase a Qual’octoma de sonido mejor y con la superioridad sobre los tres de la existencia de la escena, teniendo también un mayor impulso e intensidad que la sobresaliente versión de Böhm/Friedrich en su película para DG. La protagonista tiene a veces dificultades de emisión y un volumen de voz no del todo adecuado para el tremendo esfuerzo que requiere el papel, con un molesto vibrato, además, pero la soprano sueca, magnífica actriz (a la que ya vimos en el Anillo de Copenhague como una destacada Brunilda), sale airosa del empeño con destacadas intervenciones como su primer monólogo (Allein! Weh ganz allein), la escena con Clitemnestra, su encuentro con Orestes o su frenética danza final, aquí carente de movimiento. Meier está como acostumbra, profunda y genial y en su punto justo de expresión, sin falsos histrionismos a que tan proclive es el papel. Westbroek, Gambill y Pape cumplen con su acostumbrada profesionalidad, lo mismo que el resto de comprimarios. Una espectacular representa- chio al mondo, por ejemplo) y apasionados acentos, expone un Cavaradossi que nada debe al pasado y mucho a su fascinante y arrolladora personalidad. Una voz alemana por colorido y fuerza, manejada por un intérprete de una sensibilidad y musicalidad mediterráneas. Impactante. Carsen atiende hasta el personaje más periférico, ofreciendo a Giuseppe Scorsin destacar en un Sacristán alejado de la tradición bufa pero suficientemente capaz de integrarse en la narración, así como al resto del equipo entre los que encontramos como Spoletta a Peter Straka (tenor asociable a la obra de Janácek) y en Angelotti a Valeri Murga, uno más de los elementos fijos que hacen de Zúrich un escenario europeo de excelente calidad. Carignani ofrece una lectura de nivel, la propia de una batuta que sabe destacar la orquestación pucciniana poniéndola al servicio del solista y del drama. Sin la atenta mirada de Breisach, sin duda, el espectáculo no alcanzaría su exacta dimensión. Fernando Fraga ción, en suma, imprescindible para cualquier interesado en esta gran música. Adecuados los subtítulos en español. Enrique Pérez Adrián VERDI: La traviata. PATRIZIA CIOFI (Violetta), ROBERTO SACCÀ (Alfredo), DIMITRI HVOROSTOVSKI (Germont), EUFEMIA TUFANO (Flora), ELISABETTA MARTORANA (Annina), SALVATORE CORDELLA (Gastone), ANDREA PORTA (Duphoul), FEDERICO SACCHI (Grenvil), VITO PRIANTE (Obigny), LUCA FAVARON (Giuseppe), Director musical: LORIN MAAZEL. Director de escena: ROBERT CARSEN. Directora de vídeo: PATRIZIA CARMINE. ARTHAUS 107 227 (Ferysa). 2004. 146’. N PN C on esta representación de La traviata se reinauguraba el incendiado Teatro de La Fenice de Venecia en 2004. Sin 87 264-DISCOS 23/5/11 09:42 Página 88 D V I SD C O S D VERDI-VARIOS 88 duda su gran baza es la dirección musical de Maazel. Partiendo de tempi generalmente lentos, con algunas discutibles elongaciones y retenciones, va construyendo una narración que resulta siempre cálida, emocionante y cercana, de una claridad meridiana, de un contrapuntismo soberano. Pese a que en ciertos instantes —así las demoras en la escena de casa de Flora Bervoix— la base rítmica es en exceso cambiante, la elocuencia del discurso y, en especial, la belleza del soporte orquestal, quedan en evidencia. A ello se una la facilidad para amoldar el foso a las voces, asimismo pendientes de la batuta y servidoras al detalle de los accidentes de una partitura que no es la que escuchamos habitualmente, sino la original estrenada, con escaso éxito, en el mismo teatro el 6 de marzo de 1853. Luego Verdi realizaría algunas modificaciones. Las diferencias son pocas, pero notorias; singularmente a lo largo del dúo de Violetta con Giorgio Germont. Maazel y Carsen consiguen que una cantante como Ciofi, una soprano lírica con ribetes de lírico-ligera actúe entregada, inmersa en el drama de la protagonista y sirviendo con pulcritud pero con desgarro las peripecias de un pentagrama en principio poco apto para un timbre de sus características. En todo caso, la intérprete se embebe en el personaje de forma casi lacerante. Aunque usualmente se quede algo corta en lo vocal, salva dignamente las agilidades de la cabaletta, bien que sin una perfecta coloratura y con uno agudos frecuentemente abiertos y algo destimbrados. Se le nota el esfuerzo físico, presente igualmente en los otros dos actos, en los que muestra diversas opacidades y no acaba de atender en toda su dimensión las exigencias de tesitura. Pero no le falta gusto y traza algunas frases de mérito en el dúo con el viejo. Expone con sentido y pasión desolada Addio del pasato. A despecho de las evidentes limitaciones nos parece una Violetta creíble. Limitado también el tenor Saccà, con un timbre vocal no muy atractivo —similar al del maduro Gedda— y emisión algo estrangulada, aunque con agudos seguros y un arte de canto aseado. En la cabaletta no se va al do. Mejor Hvorostovski, de línea noble y adecuada coloración, timbre homogéneo de lírico y zona superior bien resuelta; con una apariencia física que recuerda al juez Garzón. Expone con finura y sentido Di Proven- Dietrich Fischer-Dieskau, Alfred Brendel TOCANDO FONDO SCHUBERT: Winterreise. DIETRICH FISCHER-DIESKAU, barítono; ALFRED BRENDEL, PIANO. Director de vídeo: KLAUS LINDEMANN. ARTHAUS 107 229 (Ferysa). 1979. 129’. R PN E l ciclo Viaje de invierno de Schubert ha sido siempre una de las especialidades de Fischer-Dieskau, que lo ha grabado en numerosas ocasiones, tanto en estudio como en concierto. El registro que hoy se nos ofrece, procede de un vídeo hecho en la Siemensvilla de Berlín. No parece haber público y todo está muy cuidado. La realización visual es magnífica y sigue muy de cerca al cantante y al pianista, entre los que se establece una relación absoluta, una comprensión mutua extraordinaria, gracias a lo que se consigue una unidad interpretativa, eso sí, iluminada por mil luces, sensacional. Algo que se aprecia con claridad en la labor previa de montaje de la obra, en el ensayo, que se ofrece en la segunda parte de este generoso DVD. Los que entiendan alemán podrán solazarse con el intercambio de impresiones, con las acotaciones de uno y de otro, que contribuyen al alumbramiento de una concepción musical de altos vuelos. Es verdaderamente una za. Equipo de secundarios sin fisuras notables. Carsen, como es su costumbre, logra una encomiable dirección de actores. Basa su imaginativa puesta en escena en el dinero, que según él está presente en toda la narración al ser la protagonista una prostituta — es decir, una mujer que se vende—, lo que hace que, de manera simbólica, el vil metal se vea físicamente en todo momento: de hecho, miles de billetes de banco llueven literalmente en el segundo cuadro y alfombran profusamente el suelo; también en la escena del salón de Flora. La acción se traslada a la actualidad, lo que provoca no pocas incongruencias. El ballet de gitanas y toreros es verdaderamente hortera y en el cuadro postrero, en un casa vacía, decorada con andamios y plásticos, imagen de tristeza y desolación, Violetta muere en el suelo. Entre los buenos detalles, ese fondo —el gozada seguir la profunda interpretación. Nos quedamos prendidos de la pantalla, imantados por las expresiones faciales, la mímica sutilísima del barítono, siempre firme y serio, casi hierático en sus movimientos corporales, pero variadísimo en su gesticulación que, aunque contenida, expresa maravillosamente todos los recovecos de la riquísima partitura. Podemos ver en su cara y en su mirada los sentimientos, las penas y alegrías, las reflexiones que van en paralelo a lo que la voz nos expone, con esa dicción clarísima y ese juego dinámico, rico en sfumature, en medias voces, en falsetes diversos, que han sido tradicional patrimonio del cantante. Sería prolijo describir, aunque fuera sólo en muy pequeña medida, los méritos de esta interpretación soberana de dos artistas en plenitud. Dieskau tenía 54 maduros años. Esa madurez, vocal e interpretativa, que es la que alcanza los más grandes logros. Señalemos únicamente algunos momentos mágicos extraídos de un total majestuoso: las agilidades y contrastes en Die Wetterfahne; los redondos graves en Gefrone Tränen; la afinación general, particularmente en canciones tan difíciles de entonar como Erstarrung; las dulzuras exquisitas en Der Lindenbaum; la rítdel comienzo del segundo acto— de arboleda verde o gris según el momento psicológico, entrevisto al final como esperanza fugitiva. Arturo Reverter RECITALES STEPHEN KOVACEVICH. Pianista. Obras de Bach, Schumann y Beethoven. Director de vídeo: PIERRE-MARTIN JUBAN. IDÉALE AUDIENCE 3079238 (Gaudisc). 2009. 94’. N PN Stephen Bishop, o Stephen Bishop-Kovacevich, o, finalmente, Stephen Kovacevich, es un pianista que se ha prodigado poco en España. Quizá por ello su nombre carezca aquí del reconocimiento que goza en otras latitudes y que sus méritos a todas mica seca, pero flexible al canto en Auf dem Flusse y el toque anhelante y emotivo del piano en Irrlicht; las sabias alternancias forte-piano y la línea ondulante en Frühlingstraum; la concentración suprema en Die Krähe; la enérgica determinación en Der stürmische Morgen; la ligereza danzable en Täuschung; el empleo de portamentos finos en Das Wirtshaus… Y la magistral manera de decir, en refinadísimo declamado, Der Leiermann. Son datos, detalles de instantes concretos que ayudan a que esta interpretación sea verdaderamente ejemplar y que se constituya en referente audiovisual. Espléndida y de ritmo sin duda musical la realización de Klaus Lindemann. Arturo Reverter luces merecen. Nacido en California en 1940, de padre croata y madre estadounidense, su carrera despuntó ya a principios de los años sesenta, cuando aún era alumno en Londres de aquella gran dama del piano que fue Myra Hess. Ahora, el fino y siempre artista Stephen Kovacevich reaparece en el complejo universo del sonido grabado con un DVD que recoge el recital que ofreció el 28 de julio de 2009 en la pequeña iglesia de la estación alpina de Verbier, durante el Festival que este idílico pueblecito suizo promueve desde hace 17 años. Acorde con el ambiente entrañable y un punto casero que transpira y bien recoge el DVD, su realizador se aleja de 264-DISCOS 23/5/11 09:43 Página 89 D V D VERDI-VARIOS cualquier sofisticación para reproducir el recital en su desnuda esencia. Casi en blanco y negro. Negro todo y blanco solo el teclado y la cabeza canosa del veterano pianista. Esta sencillez y falta de artificio entona a la perfección con las versiones de Bach, Schumann y Beethoven que interpreta Kovacevich. Pianismo de plenitud, que va directo al meollo de la música, que no necesita de efectos ni sorpresas para motivar y atrapar al oyente. El silencio del público es absoluto, el mismo que impone en el hogar la verdad sin dobleces con que el pianista estadounidense aborda las piezas programadas. A sus setenta años y de vuelta de todo, Kovacevich se sumerge en la música para servirla desde ella misma. Cuando escuchas, te implicas y te dejas llevar por estas interpretaciones exentas de polvo y paja, el pentagrama se convierte en protagonista absoluto, hasta el punto de eclipsar la admiración que despierta el propio intérprete. Sentado casi tan bajo como Glenn Gould, concentrado en el deambular de los dedos por el teclado y animado por el impulso interno de la música, Kovacevich redondea un concierto maestro. Un recital de madurez en el que retoma uno de sus caballos de batalla, las Variaciones Diabelli de Beethoven. Obra fetiche que marcó su carrera en 1961, cuando, con 21 años, debutó en la Wigmore Hall de Londres. Medio siglo ha transcurrido desde entonces y su versión sigue cargada de equilibrio, naturalidad, tradición, contundencia, lirismo, ironía, credibilidad, sentido estilístico y poder de persuasión. Cada variación cobra relieve y autonomía sin escapar nunca al perfecto y complejo engranaje que teje Beethoven a partir del valsecito de Anton Diabelli que le sirve como tema motriz. Antes de culminar el programa con esta controvertida pero absoluta obra maestra beethoveniana, Kovacevich se sitúa en las antípodas con una lectura ensoñadora, juguetona y tierna hasta la caricia de las Escenas de niños de Schumann. Y como preludio de este recital felizmente registrado en DVD, otro compositor frecuente en la carrera del pianista estadounidense: Bach, de quien presenta su Cuarta Partita, en re mayor, en una lectura que, sin renunciar a su naturaleza pianística, se atiene con asombrosa fidelidad al contexto sonoro bachiano. Justo Romero VARIOS CHARISMA X. Documental biográfico sobre Xenakis. Director de vídeo: E FI XIROU. MODE 218 (Diverdi). 2008. 62’. N PN D emasiado parco en información y en ejemplos sonoros, este DVD sin subtítulos en castellano supone un acercamiento a la figura del autor greco-francés en el que se alternan las aportaciones de familiares y conocedores de la obra del músico, a menudo en blanco y negro, con fragmentos de entrevistas hechas a Xenakis, en color, a propósito del estreno en Grecia de su obra Oresteia. Se hace mucho hincapié en el uso del ordenador UPIC, que juega un papel ciertamente llamativo en la creación de mucha de la música de Xenakis a partir de los años 70, pero no es tan esencial como aquí se recoge, como tampoco el ciclo de Diatope y Polytope, con los sonidos electrónicos “proyectados” en el espacio, pero hay que convenir en que el material fundamental proviene de archivos franceses. Se echa en falta una dedicación mayor a las explicaciones del estilo de Xenakis, su deuda con las matemáticas y la tragedia griega, pero también con la naturaleza, generadora, en buena parte, de su particular lenguaje, pero las apariciones, en este sentido, de Mikkos Solomon, su biógrafo, consisten sólo en breves píldoras. tantes del actual Gotha lírico. 46 cantantes y 11 directores de orquesta, de varias generaciones unos y otros, evocaron en bastante medida la labor directiva del homenajeado, incluso alguno interpretando la obra anteriormente interpretada en su escenario (por ejemplo, Hamson el Tell rossiniano, Dessay la Marie donizettiana, Mehta su Rienzi de 1997, etc.). Un atractivo desfile de músicos de tan diferente consideración y valoración de cuyos resultados cada espectador puede extraer sus personales consecuencias o disfrutes. Desde aquí que se me permita realizar, aunque parcialmente por supuesto, algunas estimaciones. Domingo está bien presente como cantante (un expedito Wintertürme wagneriano) y director (acompañando cuidadoso a un seguro Ramón Vargas en el Roméo gounodiano); Bonfadelli parece totalmente recuperada de sus problemas, guapa y algo tímida, con la cavatina de la Linda donizettiana; Nucci da cuenta de su gloriosa veteranía, desde luego en un papel verdiano, el de Monforte de Vespri siciliani; Soile Isokoski demuestra su exquisita musicalidad con una página proclive a ello: el Und ob die Wolke de la Agathe weberiana; Piotr Beczala sigue ganando terreno con sentidas lecturas del Faust de Gounod y de la canción de Ossian massenetiana, mientras Netrebko derrocha sus inevitables encantos cual Manon del mismo compositor; Krassimira Stoyanova, tan poco mediática (injustamente) desgrana impecable el aria de Anna de Le villi pucciniana cantada en la Staatsoper en 2006; Waltraud Meier como Isolde, Ferruccio Furlanetto cual Philippo II verdiano y Johann Botha en Lohengrin dan cuenta de algunas de sus mejores caracterizaciones del currículo. Entre la nueva generación, hay que atender a la mezzo Nadia Krasteva, aquí por medios, considerable Azucena. Entre las batutas (las hay de diversos orígenes y significado) destaca la de la australiana Simone Young, quien dirige nada menos que un fragmento wagneriano. En un espectáculo de estas características existen, desde luego, altibajos; al brillo de unos sucede la simple corrección o rutina de otros, pero en general se sigue con agrado y se disfruta convenientemente. Puede plantearse la cuestión de quiénes son los que faltan a la convocatoria. Que cada lector, si lo desea, haga su propia lista. Fernando Fraga Francisco Ramos CONCIERTO DE DESPEDIDA DE IOAN HOLENDER. Obras de Wagner, Verdi, Offenbach, Mozart, Giordano, Massenet, Weber, Strauss, Donizetti, Rossini, Lehár, Hiller, Puccini, Bellini, Gounod y Korngold. CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA DE VIENA. Varios cantantes y directores. Director de vídeo: FELIX BREISACH. 2 DVD DEUTSCHE GRAMMOPOHN 00440 073 4621 (Universal). 2010. 225’. N PN La despedida de Holender tras casi dos décadas en la dirección de la Ópera de Viena convocó a una buena cantidad de represen- 89 264-DISCOS 23/5/11 09:43 Página 90 ÍNDICE ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS Absil: Obras para piano. Blumenthal Fuga Libera. . . . .66 Agricola: Missa In myne zyn. Snellings. Ricercar. . . . . .66 Ángeles, Victoria de los. Soprano. Canciones tradicionales catalanas. Brilliant. .83 Appasionatamente plus. Obras de Henze y Berg. Bauer/Soltesz. Cybele. . . . . . . . . . .84 Auric: Fâcheux. Poppen. Hänssler. . . . . . . . . . . . . .66 Bacewicz: Quintetos. Sonata. Zimerman e. a. DG. . . . .67 Bach, J. L.: Música fúnebre. Rademann. H. Mundi. . . .69 Bach, J. S.: Oratorio de Navidad. Sampson, Lattke, Wolff/ Chailly. Decca. . . . . . . . .68 — Pasión según san Juan. Padmore, Harvey, Fink/ Gardiner. SDG. . . . . . . . . . . . .68 — Pasión según san Juan. Schäfer, Oliemans, Chance/ Brüggen. Glossa. . . . . . . .61 — Pasión según san Juan. Mammel, Vieweg, Ek/Pierlot. Mirare. . . . . . . . . . . . . . .61 — Pasión según san Juan. Schreier. Newton. . . . . . .63 — Sonatas y Partitas para violín. Beznosiuk. Linn. . . . .67 — Suites para orquesta. Dombrecht. Fuga Libera. . . . . .68 — Toccatas. Berben. Ramée.67 — Variaciones Goldberg. Varios. . . . . . . . . . . . . . . .58 Badings: Sinfonías 3, 10, 14. Porcelijn. CPO. . . . . . . . .69 Barroco en Hanover. Obras de Haendel, Telemann y otros. Alla Polacca. Ars. . . . . . .84 Beethoven: Concierto para piano 5. Casadesus/Rosbaud. Newton. . . . . . . . . . . . . .63 — Sonatas para piano 7, 23. Richter. Supraphon. . . . . .70 — Sonatas para violín y piano opp. 12, nº 2; 24. Ibragimova/ Tiberghien Wigmore Hall. . .70 Berlioz: Romeo y Julieta. Davis. Newton. . . . . . . . .63 Boccherini: Quintetos de cuerda op. 28. Magnifica Comunità. Brilliant. . . . . . . . . . .71 Botter: Sentiero. Encinar. Stradivarius. . . . . . . . . . . . . .70 Brahms: Concierto para piano 2. Van Cliburn/Reiner. Testament. . . . . . . . . . . . . . . . .64 — Concierto para violín. Szeryng/Haitink. Newton. 63 — Cuartetos. Melos. Newton.63 Britten: Peter Grimes. Griffey, Tierney, Page/Wigglesworth. Glyndebourne. . . . . . . . .71 Bruckner: Sinfonía 7. Klempe- 90 rer. Testament. . . . . . . . . .64 Byrd: Música completa para teclado. Moroney. Hyperion.71 Cabezón: La tecla del alma. Erdas. Arcana. . . . . . . . . .71 Chaikovski: Cherevichki. Guriakova, Vsevolod, Matorin/Polianishko Opus Arte.86 — Hechicera. Glushkova, Kuznetsov/Provatorov. Melodiya. . . . . . . . . . . . . . . . .62 — Iolanta. Sorokina, Atlantov/Ermler. Melodiya. . . .62 Charisma X. Documental sobre Xenakis. Xirou. Mode. . . .89 Chopin: Impromptus. Davidovich. Newton. . . . . . . . . .63 — Sonata 2. Yundi. EMI. . .72 — Conciertos para piano. Barenboim/Nelsons. DG. .72 — Recital de Varsovia. Barenboim. DG. . . . . . . . . . . . .72 — Obras completas para violonchelo. Istomin/Sofronitski. Passacaille. . . . . . . . . . . .72 Cuarteto Húngaro. Obras de Beethoven y Bartók. Testament. . . . . . . . . . . . . . . . .64 Dargomishki: Rusalka. Smolenskaia, Krivcheia/Svetlanov. Melodiya. . . . . . . . .62 De Los Cobos: Obra sinfónica completa. Temes. Verso. .73 Concierto de despedida de Ioan Holender. Obras de Wagner, Verdi y otros. DG.89 Défense de la basse de viole. Obras de Marais, SainteColombe y otros. Ricercar Consort. Ricercar. . . . . . .84 España Antigua. Música profana española de 1200 a 1700. Savall. Virgin. . . . . . . . . .84 Frescobaldi: Primer libro de caprichos. Loreggian. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . .73 Gade: Tríos con piano. Parnassus. MDG. . . . . . . . . . . . .74 Garay: Sinfonías. Temes. Verso. . . . . . . . . . . . . . . . . . .74 Ghirardello Da Firenze: Madrigali. Sardelli. Nuova Era. . . . . . . . . . . . . . . . . .74 Glass: Concierto para violín 2. McDuffie/Alsop. OMM. . .75 Goltermann: Concierto para violonchelo 3. Mandozzi/Amigo. XXI. . .74 Haendel: Gentleman’s flute. Temmingh Oehms. . . . . .75 — Trionfo del Tempo e del Disinganno. Crowe, Stephany, Summers/Curnyn. Wigmore. . . . . . . . . . . . .75 Hasse: Obras sacras. Steude, Langner, Poplutz/Jung. CPO.76 Haydn: Conciertos para trom- pa. Bruns/Fey. Hänssler. .60 — Cuartetos op. 76, 2-4. Leipzig. MDG. . . . . . . . . . . . .60 — Divertimentos. Huss. BIS.60 — Mondo della luna. Richter, Genaux, Henschel/Harnoncourt. Cmajor. . . . . . . . . .86 — Sinfonías 93, 96, 97. Fey. Hänssler. . . . . . . . . . . . . .60 — Sinfonías 94, 97, 98. Weil. Ars. . . . . . . . . . . . . . . . . .76 — Sinfonías teatrales. Huss. BIS. . . . . . . . . . . . . . . . . .60 Humperdinck: Hansel y Gretel. Streich, Litz/Lehmann. Newton. . . . . . . . .64 Kovacevich, Stephen. Pianista. Obras de Bach, Schumann y Beethoven. Idéale Audience.88 Liszt: Conciertos. Janis/Rozhdestvenski. Newton. . . . .63 — Rapsodias húngaras. Dichter. Newton. . . . . . . . . . .63 Mahler: Des knaben wunderhorn. Hampson/Ottensamer. DG. . . . . . . . . . . . . . . . . .76 Mendelssohn: Elías. Barainsky, Gottwald, Trost/Spering. MDG. . . . . . . . . . . . . . . .76 — Elías. Ziesak, Mahnke, Genz/Märkl. Naxos. . . . .76 Mendoza: Niebla. Engel. Wergo. . . . . . . . . . . . . . .77 Miserere de Allegri y la Música de Roma. Carwood. Hyperion. . . . . . . . . . . . .85 Mitterer: Massacre. Calleo, Philippin/Rundel. Col Legno. .77 Monteverdi: Selva morale e spirituale. Vol. 1. Christophers. Coro. . . . . . . . . . . .78 Mozart: Conciertos para piano 22, 25. Fray/Van Zweden. Virgin. . . . . . . . . . . . . . . .78 — Obras para teclado. Vol. 2. Bezuidenhout. H. Mundi. 78 Música norteamericana contemporánea. Obras de Copland, Corigliano y otros. Varios. Naxos. . . . . . . . . .65 Musorgski: Casamiento. Rozhdestvenski. Melodiya. . . .62 Nebra: Esta dulzura amable. Espada/López Banzo. Challenge. . . . . . . . . . . . . . . .79 Pergolesi: Stabat Mater. Netrebko, Pizzolato/ Pappano. DG. . . . . . . . . . . . . . .79 Puccini: Madama Butterfly. De los Ángeles, Di Stefano/ Gavazzeni. Newton. . . . .64 — Tosca. Magge, Kaufmann/ Carignani. Decca. . . . . . .87 Purcell: Dido y Eneas. Linke, Meerapfel/García Alarcón. Ambronay. . . . . . . . . . . .79 — Dido y Eneas. Baker/Wentz. Newton. . . . . . . . . . . . . .64 Rachmaninov: Aleko. Lanovoi, Volkova/Svetlanov. Melodiya. . . . . . . . . . . . . . . . . . .62 Rameau: Piezas de clave en concierto. Masques. Atma.79 Respighi: Pájaros. Dorati. Newton. . . . . . . . . . . . . .63 Rimski-Korsakov: Novia del zar. Terentieva, Verestnikov/Chistiakov. Newton. .64 Rossini: Pequeña misa solemne. Scimone. Newton. . . .63 Rostropovich, Mstislav. Violonchelista. Maratón del Carnegie Hall de 1967. Doremi. . . .83 Saint-Saëns: Concierto para violín 3. Papavrami/Roth. Aeon. . . . . . . . . . . . . . . .79 Scarlatti, A.: Lamentaciones. Gatti. Glossa. . . . . . . . . . .80 Schubert: Música para piano. Vol. 1 Cooper. Avie. . . . .80 — Winterreise. Fischer-Dieskau/Brendel. Arthaus. . . .88 Senza Continuo. Little. Atma.85 Serov: Judith. Zaremba, Udalova/Chistiakov. Newton. 64 Shostakovich: Cuartetos 4, 11, 14. Hagen. Newton. . . . .63 Stanford: Concierto para piano 2. Collins/Montgomery. Claves. . . . . . . . . . . . . . . . . .80 Stern, Isaac. Violinista. Obras de Brahms, Schubert y otros. Testament. . . . . . . . . . . . .64 Stockhausen: Mantra. Pestova, Meyer/Panis. Naxos. . . . .80 Strauss: Elektra. Meier, Theorin, Pape/Gatti. Arthaus. .87 Svendsen: Sinfonías 1, 2. Mikkelsen. CPO. . . . . . . . . . .81 Tamberg: Joanna tentata. Järvi. BIS. . . . . . . . . . . . . . . . . .81 Vasks: Estaciones. Shimkus Wergo. . . . . . . . . . . . . . .81 Verdi: Canzoni. Damrau, Gutiérrez/Haider. Telos. .81 — Traviata. Ciofi, Saccà Hvorostovski/Maazel. Arthaus.87 Victoria: Ediciones conmemorativas. Varios. Christophers/Phillips. Gimell/Coro. 60 Vivaldi: Ercole sul Termodonte. Villazón, Basso, Ciofi/Biondi. Virgin. . . . . .82 — Ottone in Villa. Prina, Lezhneva, Cangemi/Antonini. Naïve. . . . . . . . . . . . . . . .83 Yo soy la locura. Obras de Du Bailly, Marín y otros. Andueza/La Galanía. Anima e corpo. . . . . . . . . . . . . . . . . . .85 Yun: Concertino. Minguet. Wergo. . . . . . . . . . . . . . .82 Zimmermann: Initiale. Trío Berlín. Wergo. . . . . . . . . .83 264-dosier 23/5/11 09:48 Página 91 D O S I E R ¿ES TEATRO LA ÓPERA? Titulamos este dosier con una pregunta: ¿es teatro la ópera? La respuesta es obvia: desde luego que la ópera es teatro. Sin embargo, la pregunta con que titulamos el dosier no es retórica. Tampoco es la pregunta que uno se hace para poder responder con certeza. Es la pregunta que hay que hacerle a muchos operófilos, gestores, programadores y directores de escena. Por estas páginas desfilan temas relacionados con este asunto: el respeto a la ópera original, o la falta de respeto de tal o cual puesta en escena; el auténtico sentido de las obras, la manera en que el teatro las desentraña; el conservadurismo de un espectador, el carácter abierto de otro, el esnobismo de un tercero; el predominio excesivo del director de escena… No siempre sabemos aceptar la teatralidad de lo que se nos propone. Es más, a veces no acierta a ser verdadero teatro la teatralidad que se nos propone. Se dice que, en todo esto, la puesta en escena es precisamente lo más efímero, lo que tiene fecha de caducidad, aunque se filme. El testimonio grabado suele ser implacable. No nos adelantemos. Veamos. Santiago Martín Bermúdez 91 264-dosier 23/5/11 09:48 Página 92 D O S I E R ¿ES TEATRO LA ÓPERA? INTRADA La Fundación Scherzo y Antonio Machado Libros acaban de publicar Maravilla de la ópera (Vom Wunderwerk der Oper), de Jens Malte Fischer, en traducción de José Luis Arantegui. Es un libro apasionante, que toca muchos temas musicales y operísticos con gran penetración. Ya nos referíamos al libro en un número anterior de SCHERZO. Incluimos como introducción a nuestro tema ¿Es teatro la ópera? una amplia selección del primer capítulo, Intrada. E l llamado “teatro de director” ha llevado en los últimos diez años a notables controversias entre el teatro y su público, en las que ínfulas creativas ofrecen pura palabrería a ignorancias abonadas. Y mientras de una parte se trabaja con argumentos acerca de la interpretabilidad infinita y ad libitum de una obra, por la otra, la del público, se le opone cada vez con más frecuencia el concepto de fidelidad a la obra. En puridad, no cabe entendimiento alguno entre esas dos posiciones. Ópera y drama son por principio diferentes de pintura o novela, algo en que ya casi nunca se repara. A diferencia de una novela, la partitura de una ópera con todo su enmarañamiento de signos textuales, musicales y contextuales (acotaciones escénicas por ejemplo) no está planteada mirando sólo a una realización imaginaria, interna, en el profesional o el estudioso que se la lea, sino en escena y mediante ella. Hay teoremas de las ciencias teatrales que afirman que texto o partitura teatrales no son sino transcripciones de una representación imaginaria; lo que significaría, en el caso de la ópera, que libretista y compositor verían y oirían con su ojo o su oído interiores la representación ideal de su obra en trance de surgir, y meramente la trasladarían a letras y notas. Eso no es así. Más correcto es figurarse la pieza teatral u operística (y de nuevo nos referiremos sólo a esta última) con un doble aspecto: en tanto partitura, la ópera es a la vez autónoma y orientada a su ejecución. Pero eso significa que no se puede trabajar con un concepto inamovible de fidelidad a la obra, sobre todo en lo tocante a la realización escénica; sino más bien en lo musical, y aun eso, tampoco del todo. rasgos fundamentales una vez suprimido todo elemento de época, una vez volatilizado cuanto “la moda dispone rigurosa” sobre lo esencial y fundamental. Elaborar en rasgos claramente discernibles tal quintaesencia, que sólo será factible como aproximación, es tarea concienzuda y trabajosa, sobre todo para el equipo escénico al que inexcusablemente corresponde tener conocimientos de dramaturgia (algo que hoy pasa por obsoleto porque también en este aspecto los directores se sobrevaloran a veces); con lo cual se estará entonces pidiendo demasiado al espectador en todo caso, aun cuando previamente buscara criterios en una dirección escénica más tradicional. (…) *** Condenar por principios la actualización en una puesta en escena es cortedad de miras; únicamente, esas actualizaciones que deben tender puentes hasta una obra histórica, a través de una distancia temporal y cultural a veces notable, tienen que poder hacerse entender por el común tanto como se pueda, idealmente, aun sin leer el programa. Es la propia puesta en escena de la obra la que debería presentar el meollo de su idea de suerte que el espectador pueda reconocerla, y juzgar en qué tipo de tensión estén esa puesta en escena y la obra, ojalá que fructífero. Si la idea aparece deformada hasta lo irreconocible, para el espectador corriente se vuelve imposible juzgar del valor y sentido de una puesta en escena. A veces no logra uno desprenderse de la sospecha de que sea eso precisamente lo que se busca. (…) *** *** 92 (…) de óperas y dramas no puede haber puestas en escena modélicas, tan sólo más adecuadas que otras a la idea de la obra y que, en esa medida, se tengan por obras maestras de la escenografía, pero considerándolas por principio siempre reemplazables por otras soluciones. Pues ya lo son, sencillamente, porque dejan de existir tan pronto se las “mete en naftalina”, es decir, se las retira del cartel. Aun cuando queden registradas visual y acústicamente, eso ya no es la puesta en escena sino una imagen técnicamente mediada e insuficiente. No es de extrañar así que, entre las puestas en escena clásicas, jamás haya habido algo parecido a un canon. En los últimos cien años sólo ha habido una, la que Patrice Chéreau hiciera en 1976 de El anillo del nibelungo en Bayreuth, que pueda seguir hasta hoy reclamando semejante rango, y así, dejar caer su pesada sombra sobre toda escenificación posterior de la tetralogía pese a no existir ya, pero estar, eso sí, bien documentada por registros ópticos y acústicos y un libreto completo. Así es que las puestas en escena podrían permitirse tanto actualizar como volver insólita la obra. La medida no es la aproximación fiel a las representaciones escénicas del creador de la ópera en 1789 o en 1881, adheridas a su época; aunque resulte más difícil de establecer, la medida ha de ser una aproximación lo más fiel posible a la idea de la obra. Por tal se ha de entender aquello que queda de sus Así pues, la cuestión no puede girar en torno a una condena por principio del teatro de director, en el sentido de una fidelidad a la obra tan obsoleta como nefasta, sino en torno a la legítima pretensión de que también los conceptos de puesta en escena se tengan que someter al examen de alguna instancia, no institucionalizada sino por consenso: algo nada sencillo de conseguir. En buena medida la crítica de ópera no satisface esa pretensión. Por una parte, se ocupa demasiado de detalles de la dirección operística y no lo bastante de cuestiones centrales de realización de la idea de la obra; por otra parte, descuida factores que influyen con mucha mayor fuerza en un estrato profundo de la experiencia operística, en primer lugar la orquesta y sobre todo los cantantes. No fue Oskar Bie el primero en recordar que la ópera no es una forma artística de realismo o naturalismo, sino en primer lugar de simplificación, de reducción de complejidad en el plano de la acción dramática y el texto, que se compensa más que de sobra merced al incremento de complejidad que trae a todo teatro hablado el lenguaje musical. Por otra parte, es forma artística de reconciliación pero también de elevación y, al cabo, aun transfiguración. ¿Cómo dice en las acotaciones escénicas de Tristán e Isolda?: “Isolda canta como transfigurada, en brazos de Brangania, dulcemente 264-dosier 23/5/11 09:48 Página 93 D O S I E R Lorenzo Gaudenzi ¿ES TEATRO LA ÓPERA? sobre el cuerpo de Tristán. Gran emoción y arrobo entre los circundantes. Cae el telón sobre los calderones finales”. Eso es: transfiguración, emoción, arrobo, y todo ello forzado por el canto etéreo y celestial de una soprano (algo que no toda representación hace realidad, por decirlo educadamente). Aquí se está cerca de captar la esencia de la ópera. Ya sólo por eso es un penoso error el crudo naturalismo que se sienten impulsados a desplegar en escena parte de los actuales directores, ante todo en la presentación de sexo y violencia. No sólo es que toda simulación de tales hechos en escena tenga un cierto aire penoso y grotesco que mueve a risa, tanto en el teatro musical como en el hablado: es que además todo eso puede hacerlo infinitamente mejor el cine, y meterse en semejante competición sin ninguna perspectiva se cuenta entre los más indignos rebajamientos del teatro actual. Frente al teatro hablado, la ópera tiene incluso una ventaja más clara, que le permite y debiera exigirle proceder con más comedimiento: tiene la música, que expresa todo aquello que ya no hace falta duplicar en escena, pudiendo quedar insinuado, y que duplicado no aporta sino el riesgo de que sea la música la que parezca duplicado de la acción y degenere en “música de acompañamiento para una escena”, por tomar prestado un título a Schoenberg (Begleitmusik zu einer Lichtspiele, op. 34). Demos un ejemplo también de esto: Alban Berg, cuyo Wozzeck no es en absoluto sospechoso de transfigurar emotivamente crudos sucesos, muestra el asesinato de Maria a manos de Wozzeck a telón alzado, como también hiciera Büchner. Así es que Wozzeck tiene que clavarle a Maria el cuchillo en la garganta, pero ocurre con toda celeridad. Con un solo “¡Socorro!”, Maria cae y muere. De Wozzeck, que tampoco pronuncia más que una sílaba, “tot”, muerta, se dice: “Se levanta asustado y se precipita fuera sin un ruido”. Una puesta en escena que quisiera recrearse en el asesinato, a lo que parece incitar ocasión presuntamente tan simple, pecaría contra la sustancia misma de la ópera, que consiste en que lo esencial de esta escena no transcurra en el escenario sino en la orquesta, en ese si que en todas sus transformaciones posibles sirve de fundamento a la escena, a modo de nota pedal hacia la que se precipitan en el momento del crimen todas las figuras musicales correspondientes a Maria, y que luego, en ese crescendo como para cortar la respiración tras la atropellada salida de Wozzeck, condensa una vez más la violencia de la escena, la eleva sin debilitarla, y la recapitula de forma infinitamente más marcada que cualquier estética de guiñol de que se quisiera dotar al asesinato. Así es que el director estaría obligado aquí a estarse “asustado y sin rechistar”, de algún modo como el propio Wozzeck, y confiarse a la fuerza de la música. En lugar de lo cual ocurre casi siempre que, de un modo u otro, se aprovecha gustosamente tal acotación para sondear los límites de lo que el público soporta hoy, y eso que es asombrosamente mucho, aunque a continuación pueda imponerse el rechazo. Otro tanto vale para la sexualidad natural de Lulu, que ha de articularse ante todo en su canto y no en alguna clase de gimnasia sexual. De intento se ha escogido ambos ejemplos de óperas de Berg, donde se hace tema expresamente de violencia y sexo que el compositor, no obstante, eleva a otro plano en su trasposición a la forma artística “ópera”. Por no hablar aquí de aquellas óperas en que sexo y violencia no están tan explícitamente en primer plano, sino que ocupan el puesto de eros y pathos mediante puestas en escenas a menudo sumamente pormenorizadas para darle algún adobo presuntamente necesario a un gusto presuntamente insulso. Jens Malte Fischer Traducción: José Luis Arantegui 93 264-dosier 23/5/11 09:48 Página 94 D O S I E R ¿ES TEATRO LA ÓPERA? ¿ACASO ES TEATRO LA ÓPERA? 94 Una de las características de la ópera es que se juega, sobre todo, con un repertorio conocido. Muchos teatros institucionales imitan esa pauta: mucho Shakespeare, mucho Chejov. Hasta hace unas décadas, ese repertorio era muy restringido: algunos títulos de Mozart, el belcantismo, el melodrama italiano, Wagner y pocos títulos del siglo XX, como Pelléas, varios Strauss, acaso Wozzeck, poco más. Se ha conseguido ampliar ese repertorio, e incluso algunos teatros tienen el prurito de estrenar óperas nuevas de compositores de primera fila. Pero lo esencial es el repertorio, por mucho que a él se hayan unido con familiaridad la obra de compositores antes ignorados en la mayor parte de los teatros: la victoria de Janácek es muy significativa en este sentido. Pero Janácek murió en 1928… No es extraño que si se trata de repertorio —pleno repertorio o repertorio reciente— el director de escena considere necesario cambiar el icono habitual con que se expone cada título concreto. Sobre todo porque, muy a menudo, lo que ha permanecido es la música, en detrimento del libreto, ante el que, en el mejor de los casos, hay que enfrentarse con condescendencia, con la supuesta ingenuidad de su tiempo, o sus prejuicios y vigencias, o sus tópicos (por ejemplo, chico y chica de campos enemigos en guerra se enamoran: Norma, Trovatore e incluso Sarema, de Zemlinsky, y muchos otros). Ese cambio de icono se hace necesario desde un punto de vista estético, pero también moral. No se puede acumular el polvo de los años, ni tampoco se puede tomar la reconstrucción más o menos histórica de un periodo como artículo de fe. Fue el Romanticismo, ya avanzado, el que inventó que había que vestir a los personajes como en su época. Lo que dio lugar a ciertas afectaciones historiográficas, desde luego (el Duque de Saxe Meiningen y su compañía, en busca de documentación arqueológica, por ejemplo), pero también al equívoco de vestir de la misma manera a los personajes de varios siglos de la Antigüedad, desde los aqueos frente a Troya y los tebanos antes y después de Edipo, hasta la Roma de la caída definitiva del Imperio, en pleno siglo V. A eso se le llamaba “ir vestido de romano”, aunque se tratara de griegos de cualquier época: clámide, péplum, faldita, sandalias atadas, con fondo de columnas y frisos, un pequeño Partenón en cada puesta… Ese realismo se vio reforzado por un cómplice inesperado, el cinematógrafo. El cine, sobre todo tras la invención del sonoro, ha impuesto el realismo como único código válido. Lo que no sea realismo provoca en ocasiones la deserción, incluso la ira del público. Y el gremio de los críticos siempre tiene disponible, contra el infractor, una avanzadilla de redactores con la palabra pedantería dispuesta como arma mortífera. Se trata de realismo en el sentido amplio. En él cabe la fantasía, la invención o la simplificación pura y simple de los hechos históricos, caben los muertos vivientes y los vampiros, pero el planteamiento esencial ha de ser realista, esto es, tener una verosimilitud inmediata en cuanto a comportamientos, y no introducir elementos irracionales en el relato: fantásticos, sí, pero irracionales, no. Salirse del realismo en cine es poco habitual, desde el Buñuel de La edad de oro hasta David Lynch. La televisión dio el espaldarazo definitivo al realismo, convirtiéndolo a menudo en costumbrismo inane. No siempre, claro. Recordemos Twin Peaks. A.Bofill El peso del repertorio Las bodas de Fígaro de Peter Sellars. Temporada 1991-92, Gran Teatre del Liceu Cambiar de trajes Y sin embargo, ¿hay algo menos realista que la ópera? Un colega se queja de que al reclamar el Conde de Almaviva el derecho de pernada en Las bodas de Fígaro de Sellars se desarrolle todo en un piso neoyorquino y todo el mundo vaya vestido de los años 60 o 70 (y además muy horteras). Esa vestimenta sería una contradicción insoportable para esa reclamación, porque en el siglo XX, y menos aún en Nueva York, ya no existen los malos usos del régimen señorial. Pero ¿qué es eso frente a la increíble cuestión de cantar cuando en realidad se trata de habla? Los pastores de Orfeo no dicen “qué contentos estamos hoy, que se casa nuestro semidiós”, sino que cantan “In questo lieto e fortunato giorno…” Siglos después, Reimann, Boesmans, Menotti están en las mismas. La ópera es tan ajena al realismo que algunos teóricos y músicos han considerado que debería tratar temas que se salieron de lo corriente, asuntos lo más alejados posible de la realidad cotidiana o de la verosimilitud (atención a las teorías de Busoni). Pero muchas obras de corte realista, compuestas en los últimos treinta años, nos presentan a personajes que cantan cuando en realidad hablan. ¡Qué disparate! No, no es disparate si aceptamos la convención y la aceptamos a condición de que ese canto nos dé lo que no nos daría su escucha y visión meramente dramáticas. Y una convención es que para poder decir que estamos en enero de 1780, por ejemplo, tenga usted que ponerse casaca y peluca. No es necesario. Acaso lo fue durante años. Hoy, no. Ahora bien… Ciertos iconos nuevos se desgastan, se repiten, se hacen tan odiosos como los anteriores. Pensemos en los manteos, vestidos supuestamente históricos para Pelléas et Mélisande. En realidad, se trataba de la trasposición al escenario de la iconografía prerrafaelista, ampliada por la pintura historicista y pompier de buena parte del XIX. De repente, esa obra cargada de iconografía simbolista en lo literario y lo pictórico se empieza a poner en escena con decorados y vestimentas tardovictorianos, gran familia burguesa, guiño sobre 264-dosier 23/5/11 09:48 Página 95 D O S I E R lo que en realidad quería decir Maeterlinck. Una vez, de acuerdo. Pero cuando se amontonan visiones así es que algo anda mal en la imaginación de los directores de escena. Si a todos se nos ocurre la misma idea es que esa idea era un tópico. No una renovación del icono, sino un lugar común que no enriquecía la ópera de Debussy, sino que la llevaba por caminos de mayor o menor empobrecimiento. Y hay cosas peores. Pero antes de seguir veamos la objeción que se le hace al crítico. Otro colega me plantea lo siguiente: de manera que en eso que llamas “cambio de icono” no hay criterio para saber si el cambio es bueno o malo, sólo tú, Santiago, tienes el secreto de cuándo la apuesta o el riesgo del director de escena es enriquecedor o no. Lo de Sellars, bien; lo de los tres o cuatro que coinciden en Pelléas, mal. Es algo peor que una ironía. Tiene algo de sarcasmo, y en el fondo muestra el deseo de que los iconos no se muevan demasiado y sean siempre reconocibles. Al mismo tiempo, pone en cuestión la propia necesidad del cambio de icono. Si la música de Don Giovanni sigue siendo la misma que hace dos siglos y pico, no veo la necesidad de… A veces se oye un reproche de los responsables de escena: ustedes saben tal vez mucho de canto y de música, pero se han convertido de repente en críticos teatrales sin tener demasiada idea del asunto. Bueno, asumamos nuestra responsabilidad. Así que desde este momento prefiero callar. Dejo casi todo el discurso a siete profesionales de la dirección de escena operística: Robert Carsen, Giancarlo del Monaco, Carlus Padrissa (La Fura dels Baus), Lluís Pasqual, Emilio Sagi, Gerardo Vera y Krzysztof Warlikowski. Hay dos colegas suyos que han preferido no responder o no han tenido tiempo. Responden, claro está, a preguntas que les hacemos. Pero evitaremos las preguntas, pueden ustedes imaginarlas. Javier del Real GERARDO VERA Javier del Real LLUÍS PASQUAL CARLUS PADRISSA Javier Naval Javier del Real Javier del Real EN RS CA “La verdad es que el director de escena en ópera no existía —reflexiona Emilio Sagi, que tiene experiencia en esto desde su infancia—, y existe sólo desde hace unos años. Había simplemente un regidor que indicaba a los artistas por dónde tenían que entrar y salir a escena. El director de escena no intenta cambiar nada, simplemente dar a la obra una nueva circunstancia, ya que normalmente ésta está obsoleta o gastada. Entiendo que la mayoría de los directores de escena tenemos un inmenso respeto por el compositor y la obra pero buscamos en ella nuevos iconos, cada uno con su personalidad y sus métodos, que nos lleven hacia una manera de contar la obra más emotiva o más cercana al público del siglo XXI”. Nos dice Giancarlo del Monaco, uno de los grandes directores de hoy, que es habitual de los escenarios españoles (La bohème, Pagliacci/Cavalleria, Simon Boccanegra…): “La verdadera revolución de la dirección escénica en la ópera se produce tras la Segunda Guerra Mundial de la mano de directores como mis maestros Wieland Wagner y Walter Felsenstein, alemán el SA GI RT BE RO Dirección de escena EM ILI O GIANCARLO DEL MONACO E.Moreno Esquibel ¿ES TEATRO LA ÓPERA? 95 264-dosier 23/5/11 09:48 Página 96 D O S I E R ¿ES TEATRO LA ÓPERA? 96 primero, nieto de Richard Wagner, con sus puestas en Bayreuth; y austriaco el segundo, con sus puestas en la Komische Oper de Berlín Este. Ambos son revolucionarios de estilos completamente diferentes, pero con una característica común: su inmensa musicalidad, lo que considero imprescindible para abordar la realización de un espectáculo operístico. El desarrollo actual llega también propiciado por el de todos los medios de expresión como el teatro, cine, televisión, con sus secuelas de los diversos formatos de reproducción: vídeo, DVD, etc., y eso condiciona radicalmente la realización de un espectáculo operístico. Considero que hoy todo es admisible, siempre que se respete el espíritu de la música y del libreto, lo que sin embargo se ha convertido en una cosa rara”. Gerardo Vera, figurinista y director de escena advierte de cierto peligro actual: “El equilibrio entre el director de escena y el director musical empezó a romperse hace tiempo a favor del primero. Y no me parece que sea lo adecuado. De mis primeras experiencias como escenógrafo y figurinista, y más tarde como director de escena de óperas, conservo el recuerdo de lo contrario. Había una auténtica tiranía del director musical y de los cantantes divos. Una tiranía exagerada. Recuerdo un cantante que no quería llevar los figurines que yo había diseñado. Tenía los suyos, se los había puesto en Viena, así que no había nada que hacer, aunque aquello rompiera el sentido del conjunto. Recuerdo los cantantes divos que se instalaban en una corbata de ape- El anillo del nibelungo de Chéreau. Festival Bayreuth, 1976 nas cuatro metros, y cantaban desde allí, sin fijarse en lo demás. Por otra parte, era imposible conseguir que un tiempos del disco, de la reproducción, esto es, de la irreacantante viniera con más de cuatro días de antelación al lidad, y hay una obligación por parte de todos los que estreno. Y no había posible acuerdo con el director musical, estamos en esto de hacer lo posible que el que vea y oiga la puesta en escena tenía que estar a su servicio. Yo diría una ópera de repertorio la vea y la viva como si fuera que fue Strehler quien consiguió que todo esto empezara a nueva. Se trata de recuperar la frescura de la época en cambiar”. que se compuso. Y cada ópera es un caso. Pensemos en las dramaturgias de cada título. Las dramaturgias, en relación con la música, son muy distintas. La música es draEl cambio del icono maturgia en las últimas obras de Mozart. Hay en Mozart una intimidad musical y dramática que tiene una lógica “Cuando pongo una obra en escena —declara Robert Carperfecta. Pero, por ejemplo, en Rossini se dan dramatursen— no pienso en el icono vigente ni en nada por el estilo. gias imposibles, en especial en la ópera seria: el caso de Lo que me planteo, sobre todo, es en qué época se estrenó Semíramis es ilustrativo: una obra maestra en lo musical esa obra, con qué tuvo que enfrentarse, cuáles eran los procon una dramaturgia que yo llamaría imposible. La músipósitos del compositor y la producción, qué le motivó, en ca requiere interpretación, es cierto, pero está pautada, qué medida pensaba que aquello iba a gustar o a disgustar a no hay mucha libertad para el intérprete. Lo único libre es su público. Y al hacerlo me planteo cómo dar eso mismo al el escenario. Podría decirse: ahí puedes hacer lo que público de ahora que va a presenciar ese mismo título que se quieras. Es un decir, claro. Pero a menudo hay que liberar dio tal vez hace años. Porque hay que repetirlo: el teatro no a la música de la dramaturgia imposible que está adherida es un museo, sino todo lo contrario. Es un arte vivo que llea ella. Esa dramaturgia puede ser una carga. Otro ejemvan a cabo muchas personas, no sólo el director de escena. plo: Trovatore. Nadie va a ver El trovador de García Es un arte efímero, de lo efímero. A menudo tenemos que Gutiérrez, en cambio van a ver el de Verdi y Piave, por poner en escena obras muy conocidas, que el público ha visalgo será. Es por la música. Pero la historia, el conflicto, la to en otras propuestas escénicas, tal vez repetidas veces. dramaturgia de Trovatore tiene algo de imposible hoy día, Entonces lo que la nueva producción tiene que plantearse es y acaso ya en su momento estaba lastrada por esa imposicómo dar de nuevo esa obra de la manera más inmediata, bilidad, por ese divorcio entre drama y música. La direcmás poderosa, más fuerte, más directa para el público que ya ción de escena tiene que propiciar una unión, anular ese se la sabe y que acude, quién sabe, como los niños que quiedivorcio. En fin, la auténtica fidelidad al compositor se da ren que se les cuente el mismo cuento de nuevo. El interés mediante la restitución de la vida y el aliento de una pridel teatro está ahí. Por eso digo que es lo contrario del mera audición. Pasqual admira, por ejemplo, el cambio de museo. Vamos al museo, vemos la Gioconda, es la misma icono de Jonathan Miller en Rigoletto: “vuelvo a verlo, se Gioconda que la última vez que la vimos, la misma que sigue sosteniendo, me sigue gustado; y lo mismo me pasa vimos la primera vez. Restaurada o no, con cristal o no. Pero con la Tetralogía de Chéreau. En ópera, lo visual es muy es la misma. Desde luego, nunca pienso en estremecer, proimportante. Es lo visual lo que originó la ópera en Mantua vocar, y mucho menos molestar”. (L’Orfeo), no especialmente el canto. Una ópera hay que Lluís Pasqual, uno de los nombres más importantes de verla, levantarla escénicamente. Pero las cosas cambian, las la dirección escénica operística (y teatral, claro está), tiepautas son distintas. En otro tiempo, el público estaba de ne su manera de ver ese cambio de icono: “Estamos en 264-dosier 23/5/11 09:48 Página 97 D O S I E R ¿ES TEATRO LA ÓPERA? técnicos actuales. En La Fura los ponemos en práctica en las óperas que estrenamos este año; una en la Scala de Milán1 y otra en la Ópera de Colonia2. Ese cambio de icono puede ser peligroso, pero si sale bien es como una pastilla efervescente en el agua, y eso es lo que son los clásicos, pura efervescencia. Nosotros queremos vestir a Turandot con un traje de hielo real para que se funda lentamente con la cálida sangre de Liù y en su deshielo abra por fin su corazón al amor. El público asiste a esas transformaciones con apasionamiento, porque están pasando cosas, buenas y malas, pero nos agitan, aplaudimos, chillamos, todo lejos de la indiferencia. ¡Viva la opera viva!”. Para Krzysztof Warlikowski el planteamiento del cambio de icono es algo muy distinto. Y no sólo porque él venga del teatro dramático (Shakespeare, desde luego, pero también Kushner), sino porque prefiere la ampliación del repertorio a atenerse a los títulos consagrados, aunque en su haber hay tanto un Don Carlos y un Macbeth como un Parsifal. Tal vez tenga que ver con que Warlikowski es el más joven de los directores de escena aquí consultados. Además, dice Warlikowski que él proviene de un medio nacional que no ha hecho grandes aportaciones a la ópera. Precisamente El rey Roger, de Szymanowski (la ópera que acaba de dirigir en el Teatro Real), es según él la primera aportación polaca importante a la ópera. “Lo que realmente me interesa es poner en escena títulos no habituales en los teatros de ópera, títulos que se harán cada vez más corrientes, pero que de momento no lo son”. En efecto, Warlikowski es autor de la puesta en escena de El caso Makropulos que pudimos admirar en 2008 en el Teatro Real. “Cuando me enfrento a una puesta en escena siempre me siento fresco, nuevo, sin la carga de lo que se haya hecho antes. Siempre me veo como un principiante, aunque haya hecho demasiado pronto un Parsifal, que es una ópera que tal vez haya que hacer cuando llevas años de carrera, años de madurez. Cuando hice Parsifal no había visto antes ningún Wagner en escena, ni siquiera la Tetralogía de Chéreau en soporte vídeo, y eso me permitió una virginidad en lo acústico y en lo escénico que no me plantea ningún cambio de icono. Tengo que aportar mi propio icono. Tengo que hacer la obra de Wagner y convertirla en una obra mía, porque la propuesta escénica es la mía. Por eso me interesan títulos que todavía no forman parte del gran repertorio, como las óperas de Berg, de Janácek, el Rake’s progress de Stravinski, que hice en Berlín. Y, desde luego, Ubu Rex, de Penderecki3. No me planteo cambiar el icono. Yo aporto mis iconos”. Para Gerardo Vera, “Verdi, Strauss o Mozart tienen el secreto del alma de lo que cuentan. El director de escena tiene que oírlos, simplemente oírlos, y ellos te muestran la pauta, el camino que tienes que seguir. Ahora bien, si decides de antemano que vas a hacer un Trovatore que transcurre en una casa de pisos y que el servicio doméstico va a protagonizar aquello, y a continuación fuerzas la función para que aquello encaje, estás cometiendo un error que se notará mucho en las funciones. Es una manía permanente: el director de escena tiene una idea y somete la partitura a sus imágenes, que a menudo no tienen nada que ver”. KRZYSZTOF WARLIKOWSKI Javier del Real pie, había largos intermedios, todos callaban cuando cantaba la diva que interesaba a un grupo y los demás seguían conversando, nada de eso se corresponde con nada de hoy. Ni siquiera puedes confiar en el gusto de los compositores en lo que no sea música. Por ejemplo, es significativo el espantoso mal gusto de Wagner para los decorados”. Es cierto, lo de Jonathan Miller en Rigoletto sigue siendo una maravilla treinta años después. Lo malo, ¡ay!, es la cantidad de padrinos, gángsters, mafiosos y gente de ese vivir que han invadido los escenarios de ópera desde entonces. Es uno de los tributos (no el único) de la ópera al imaginario pop, por llamarlo de algún modo. De todas maneras, nos preguntamos: cómo funciona todo esto del cambio del icono en el momento en que el director de escena se enfrenta a unos cantantes, a un equipo que ha hecho determinada obra con muy distintos criterios. Carlus Padrissa, de La Fura del Baus, lo resume muy bien. “Primero les enseño un vídeo resumen de lo que hemos hecho en la Fura desde nuestros orígenes, luego les cuento nuestra versión escénica de la ópera que vamos a realizar y que queremos que hagan. En la Scala, el primer día de los ensayos de Tannhäuser, les pasé un vídeo que yo mismo grabé durante un eclipse total de Sol en Benarés, quería que conocieran a los auténticos peregrinos del Ganges. Anja Harteros y los demás solistas entendieron perfectamente nuestra idea de hacer transcurrir la obra wagneriana en la tierra natal de nuestro director musical Zubin Mehta. Por otra parte, ya nos conocen y nos están esperando, porque de algún modo están deseando sacar la “Fura” que todos llevamos dentro. Así hemos convencido a solistas de primer nivel como Plácido Domingo para que actué de Homo sapiens en Siegmund o para que Sigfrido cante congestionado colgado cabeza abajo cuando Brunilda descubre que la engaña, o hacer cantar a las ondinas dentro de miles de litros de agua, o a las walkyrias volando en una grúa sobre la orquesta. A los figurantes no hay que convencerlos de nada, son ellos los que te piden, están aburridos y quieren actividad y pasarlo bien”. Y le preguntamos a Padrissa si el público reacciona siempre de manera… positiva. “Me acuerdo de los gritos de protesta que nos brindaron algunos aficionados en la Scala de Milán el año pasado —responde Padrissa, yo diría que con alegría—, no aceptaban que el coro del palacio del segundo acto de Tannhäuser bailara al estilo Bollywood, pero para mí lo de la India era irrenunciable, y cuando vuelvo a ver el vídeo me gusta cada vez más. Creo que la ópera acaba de pasar una crisis debido a la competencia del cine. Pero el mundo ha cambiado con Internet y los ordenadores y ahora hay un nuevo estatuto de creador que hace que todos seamos más multidisciplinares, y la ópera es la unión de todas estas disciplinas artísticas en un acto en vivo. Los creadores y el público creemos cada vez más que la ópera es un género cargado de futuro, y esto pasa primero por renovar a los grandes creadores clásicos y segundo por crear óperas nuevas. Las anotaciones escénicas de las partituras como las de Gluck, Mozart o Wagner cada vez serán más factibles de realizar con los medios 97 264-dosier 23/5/11 09:48 Página 98 D O S I E R ¿ES TEATRO LA ÓPERA? 98 Según Giancarlo del Monaco, “es misión del director de escena convencer a los intérpretes, independientemente de que sean o no divos, de su concepto de la obra, al que ha llegado después de largos períodos de trabajo. Muchas veces los cantantes tienen su propia idea de la obra, por lo que el director debe convencer a todos de que existe un solo concepto: el suyo”. Emilio Sagi está convencido de que “la dirección de actores es la clave para que el producto tenga el rigor y la calidad que se busca; pienso que hoy en día ningún divo o diva se niega a trabajar teatralmente el papel. Al contrario, esperan ideas y motivaciones nuevas. La mayoría de las veces te encuentras grandes cantantes que se entregan al trabajo teatral con intensidad. Pienso que cuando se explica bien a cualquier artista lo que pretendes con una puesta en escena nueva, en la mayoría de los casos intentan seguirte y normalmente no sienten forzada su sensibilidad. Las relaciones conflictivas son una excepción dentro de la normalidad Don Giovanni de Giorgio Strehler. Temporada 1998-99, Teatro alla Scala en el trabajo teatral. ción escénica de un espectáculo de ópera la dirección de la “En lo que se refiere a dirección de actores —declara parte actoral es irrenunciable. Hoy día no puede ser de otro Gerardo Vera— aquello de que el divo venía pocos días modo. Lo malo es que hay directores musicales que no lo antes con su papel ya forjado (o petrificado) y sin relación acaban de entender. Esos directores son, en realidad, direccon la propuesta escénica en la que se insertaba… bueno, tores sinfónicos, sin la menor vocación teatral, escénica; eso creo que ha pasado a la historia. En el Macbeth que nunca miran lo que pasa en escena. Pero la ópera da prestihice para el Teatro Real, con dirección musical de Jesús gio y probablemente mejores ingresos, de manera que el López Cobos, tuve la suerte de trabajar con gente como foso atrae a personas que no están capacitadas para la ópeCarlos Álvarez. Carlos pertenece a una generación que ha ra, que es teatro, que es canto, que es espectáculo, que no entendido muy bien lo importante que es que haya una es sólo sinfonía con voces. Lo que ocurre es que la direcrelación íntima entre canto y escena. Y que eso exige ción de actores en ópera tiene muy poco que ver, acaso tiempo, conocer la producción, someterse a una disciplina nada, con la dirección de actores en teatro. Se trata en ópeteatral y de estudio semejante a la de los actores del teatro ra de una conjunción de factores que no admite apelar a las dramático. Se dan cuenta de que tiene que haber una vivencias propias del actor o la actriz, pero hay que consecomplicidad por su parte en la propuesta escénica, y eso guir una verdad dramática con un tipo de estilización distinlo han conseguido artistas como Strehler o como Carsen. Y to al del teatro dramático. lo mismo sucede con el público. El público joven que puede permitirse ver una ópera o comprarse un DVD empieza a ser bastante “entendido”, y reclama esa compliGIANCARLO DEL MONACO: Respetar el espíritu cidad, esa unión de lo que se canta y lo que se actúa, porque son una misma cosa con dos dimensiones. El espectáculo operístico se regenera gracias a ese público nuevo Entiendo que un cambio de estética, no deforma la que no se queda en la belleza indudable del canto o en la voluntad de los autores siempre que el espíritu de la indiferencia esnob que reclama lo insólito, lo chocante, obra se respete y sea comprensible al espectador, que sino que pide que aquello tenga una verdad teatral sin en definitiva es para el que se ha realizado el espectácuefectismos”. lo. Un director tiene que tener, en primer lugar, un proLluís Pasqual considera que las direcciones de actores fundo conocimiento de la obra, es decir, de la música y en ópera y en teatro son completamente distintas. “Lo que del texto. Y con los cantantes-actores ha de poseer capadomina el lóbulo frontal controla lo hablado. cidad de convicción, carisma. Nunca fui conservador, Lo que domina la parte cantada es la opuesta. Así, los pero tampoco quiero, cuando me planteo un espectácutartamudos pueden cantar sin problemas, no tartamudean al lo, que no se entienda perfectamente lo que los autores cantar. Lo verbal y lo cantabile hay que dirigirlo desde punhan querido trasmitir. El gran repertorio está compuesto tos diferentes. Un actor que interprete a Hamlet acomoda el en el pasado. Es misión del director de escena proponer monólogo a su respiración, a su cuerpo, a sí mismo. Un a un público de hoy, con los medios técnicos modernos, cantante, por el contrario, ha de adaptarse a lo prescripto, lo que los autores han creado, y entonces tiene que ha de adaptar su respiración a lo pautado. La dirección de aceptar el veredicto de público y prensa. uno y otro intérprete en los actoral es distinto, a veces opuesta”. Para Warlikowski la dirección de actores es algo que ni Epatar se plantea. Claro que tiene que hacer dirección de actores. Considera que ya pasó la época en que se aceptabas las Lluís Pasqual nos advierte sobre cierto fenómeno muy de voces por las voces mismas. Esa “tradición” ha hecho nuestros días: “Una parte del público alemán practica una mucho daño a los propios cantantes. Dentro de la concepespecie de autocastigo: ha elevado el feísmo a categoría Andrea Tamoni Dirección de actores 264-dosier 23/5/11 09:48 Página 99 D O S I E R ¿ES TEATRO LA ÓPERA? ROBERT CARSEN: Para el público de hoy A menudo olvidamos las circunstancias en que se estrenaron ciertas obras que hoy son de pleno repertorio. Pensemos en La traviata, por ejemplo. Se estrenó en Venecia, la Venecia que pertenecía todavía al Imperio austriaco. Verdi quería hacer en ese caso una obra con personajes contemporáneos, una crítica sobre la hipocresía social de su tiempo, sobre la manera en que los hombres maltrataban y humillaban a las mujeres como Violeta. La censura obligó a cambiar la época, de manera que los cantantes salían vestidos como en tiempos de Luis XIV. Así que si ahora hacemos La traviata habría que plantearse lo mismo que se planteó Verdi: ofrecerle al público un retrato de su propia época, de su hipocresía y de su maltrato, que no han sido superados desde aquel lejano estreno. Luego los figurines tienen que referirse a la época del espectador, no a la época de la obra de Dumas o la de Verdi. Siempre hay que pensar en el estreno, el primer estreno de la obra en cuestión, cuál era el propósito del compositor. Se nos ha reprochado que hagamos ciertos Haendel sin magos, templos, pequeñas maravillas dieciochescas. O se nos ha reprochado como falta de respeto a Mozart que respetemos los objetivos de este compositor ante un público que esperaba de él tal o cual cosa, y al que Mozart tenía muy en cuenta. Al final, creo que los directores de escena estamos más cerca de los objetivos del compositor, sea lejano, histórico o cercano, de lo que a menudo se piensa. Mi pretensión es sencilla: trato de llevar lo expresivo del arte lírico y dramático de una obra concreta al público de ahora. Es teatro, y como tal es arte vivo y cambiante, y efímero. Si se trata de repertorio, volvemos a ver una y otra vez lo mismo. Que cada vez es diferente. estética, valora mucho la provocación. Provocar desde la ópera me parece de señoritos. Lo que algunos llamamos radical chic. Pero ciertas imágenes supuestamente potentes ya no tienen potencia. Donde la cocaína es cosa corriente, tomar cocaína durante una ópera resulta una banalidad, no una provocación. Es como si esperásemos que tal imagen impactante, tal provocación fuera a cambiar algo, la manera de pensar o de actuar de algún poderoso. Y no es así, no va a cambiar nada. Me gusta trabajar para los que aman la música y la ópera, para ellos pienso mis espectáculos. Tres espectáculos importantes, para mí han sido desde hace tiempo el Don Giovanni de Sellars, El rapto en el serrallo de Strehler, y la Tetralogía de Chéreau. Si tuviera que elegir una de las mías, sería una reciente, El prisionero, de Dallapiccola, que se ha puesto en París y que vendrá pronto al Liceu”. Gerardo Vera comparte un punto de vista muy parecido: “Hoy día se da en muchas partes una burguesía más o menos ilustrada y bastante esnob. En especial en los festivales, es la festivalitis; y en especial en Alemania, pero no sólo allí. Ese público es el que sostiene y demanda productos que contengan boutades, provocaciones, imágenes ajenas a la ópera que estamos viendo. Ese público reclama un espectáculo de lujo con coartada cultural provocadora. Pide la renovación por sí misma, y lo admite todo. Es un público muy distinto al del teatro dramático. En el teatro dramático el público se funde mejor o peor con la propuesta escénica, con las pautas teatrales. Son públicos completamente distintos, en general. En ópera, ahora ya nada choca, ya nada escandaliza. Cosas terribles, como asesinatos de hijos, violaciones, crímenes. Todo se asimila, todo se acepta. Se supone que son “emociones fuertes”. Sólo se excluyen las cuestiones religiosas. Hemos llegado a un punto de esnobismo excesivo, y esto lo digo sobre todo como amante de la ópera, más que como director de escena y escenógrafo que de vez en cuando se acerca a una ópera para montarla. Eso sí, hay realizaciones de una brillantez y una hondura que te permiten seguir creyendo que eso merece la pena. Pienso en la puesta en escena de Carsen de Diálogos de carmelitas, por ejemplo. La Tetralogía de Chéreau, por ejemplo. Las bodas de Fígaro, de Strehler. La Teodora de Haendel por Sellars. Es curioso que nunca he visto ningún Don Giovanni que me haya provocado emoción. Sí en soporte audio (Krips, Giulini), pero no en escena ni en audiovisual. Me invitaron una vez a dirigirlo, aquí, en España, pero no lo hice. Siento gran admiración por el Wagner de Boulez, que es “lo sonoro” de la puesta de Chéreau. Considero a Alban Berg el más grande del siglo XX. Y tengo debilidad por títulos como el Simon Boccanegra de Verdi”. Warlikowski advierte del peligro de la boutade y del manierismo, y acepta que existen directores de ópera que han caído finalmente en algo parecido a eso. Y cita a Wilson y a Lepage, dos intocables, diríamos. “La rutina es un peligro. Pasas un tiempo virgen, en que vas de un genio a otro, de Janácek a Berg, digamos; y de repente estás en plena carrera profesional y tienes que hacer obras de pleno repertorio para las que no sientes la misma frescura. Y, si te descuidas, caes en la rutina, en el manierismo”. El gozo del teatro Viendo las puestas en escena de Emilio Sagi tienes una impresión: el puro gozo del teatro. Esto vale para su Mozart, su Rossini, su Verdi, su Sorozábal, su Vives. Me da la impresión, viendo lo que he podido ver por Internet, que el gozo alcanza muy altas cotas en El cantor de México del Châtelet. Creo que el gozo del teatro —responde Sagi— es esencial para trabajar sobre una obra. Si no te seduce lo que haces es imposible que puedas seducir al público, sobre todo para llegar a terminar obras cargadas de energía positiva como ciertos títulos de Rossini, Mozart y muchas de las zarzuelas y operetas que he dirigido. Creo que al público hay que intentar emocionarle, en positivo o en negativo, y no dar clases magistrales desde el escenario. Yo intento basarme en lo que está escrito en el libreto o en la partitura, aunque luego lo explique a mi manera; pero siempre quiero hacer llegar al público el gozo de vivir que está dentro de todas esas óperas, e incluso de esas obras cómicas que podrían parecer a veces insignificantes”. Warlikowski hace notar algo muy distinto en cierto público: la esclerosis. “Suele ser el público de los estrenos, pero no sólo ése. Es un público al que ves siempre serio, nunca alerta, que no sonríe, que no reacciona. Se le ve triste. A veces dormita. Sí, la palabra es esclerosis”. Para Padrissa, el gozo del teatro operístico se da en puestas en escena como La traviata de Willy Decker, De la casa de los muertos de Patrice Chéreau y el Wozzeck de Calixto Bieito. Si ha de elegir una de las suyas, elige La damnation de Faust. Santiago Martín Bermúdez Quartett, de Luca Francesconi, según la obra de Heiner Müller basada en cuatro personajes de Les liaisons dangereuses, de Choderlos de Laclos. 2 Sonntag aus Licht, Teil 1, de Stockhausen. 3 Ópera Nacional de Varsovia, 2003, dirección musical de Jacek Kaspszyk 1 99 264-dosier 23/5/11 09:48 Página 100 D O S I E R ¿ES TEATRO LA ÓPERA? QUO VADIS, OPERA? Ros Ribas 100 M.Rittershaus U n fantasma ronda a los melómanos. Se llama: la puesta en escena de la ópera. Desde los años de 1970, cuando se trata de nuevas producciones, dominan en los teatros de ópera germánicos el director escénico y el escenógrafo. Wieland Wagner, desde la legendaria reapertura de Bayreuth en 1951, limpió el desván de trastos, pompas y peluches y trasladó a Joachim Herz a Leipzig, en aquella década de los 70, su nuevo tratamiento de la tetralogía wagneriana, el primero desde los tiempos del comienzo, la segunda mitad del siglo XIX. Con esa innovadora y estimulante mirada abrió el camino para que Patrice Chéreau pusiera su celebre versión del centenario del Anillo (Bayreuth, 1976), que debe lo suyo a los hallazgos de Herz. Pero todos estos directores permanecieron en el lugar definido y construido por el propio compositor, dándole un sesgo estético y una dramaturgia propias de nuestra época. Ello explica las bases de las que partió Ruth Berghaus, con sus rompedoras puestas de los años 70 y 80, que dieron la vuelta a Europa a partir de su Anillo en Fráncfort durante la era de Michael Gielen y que hoy sigue siendo una referencia. En la Ópera del Estado de Berlín, su versión de El barbero de Sevilla permanece en el repertorio desde hace cuarenta años, un hecho internacional único. Ella luchó en sus trabajos a favor de tres elementos, unidos honda y sensiblemente: la época de composición de la obra, el lugar y el tiempo de su acción, y la fecha de las representaciones. Unir estéticamente los tres aspectos en una sola función fue su tarea. Sus puestas eran vanguardistas, audaces, incómodas. Exigían participar en su pensamiento y su elaboración. En sus escenarios no había casi nada concreto, dominaba la abstracción, con un horizonte sublimado, El barbero de Sevilla de Ruth Berghaus intemporal. Sus colaboradores y asistentes, incluso los directores de orquesta y cantantes que actuaron con ella siguen fascinados por su genialidad, a pesar de los quince años transcurridos desde su muerte. Berghaus tuvo visiones que conmueven al espectador de hoy cuando ve alguna nueva producción. Hasta en los excesos, aquí y allá, se perciben componentes suyos en una suerte de omnipresencia dominante: el up dating, el traslado de época, incluso a nuestro presente, el uso de escenarios giratorios desnudos, de vestuarios comprados en el ropavejero, hasta la profanación de los acontecimientos, como la supresión de rangos nobiliarios en los personajes. En la Turandot de Doris Dörrie en Berlín, el Emperador de la China es un funcionario policial de la antigua Alemania comunista, con su cochecito en el garage, en tanto su hija y Calaf llegan a un final feliz en la cocina de su pisito, bebiendo la cerveza que acaban de sacar de la nevera. En la nueva Salomé de la berlinesa Ópera Cómica, la Danza de los siete velos es una pesadilla surrealista, con un coito entre la princesa y el Crucificado, a cuyo falo erecto Herodías propina unos martillazos que accionan el encendido de luces de neón PATRICE CHÉREAU de colores sobre Cristo, escena que provo- 264-dosier 23/5/11 09:49 Página 101 D O S I E R PETER KONWITSCHNY A.Birkigt có la iracunda retirada de muchos espectadores creyentes y devotos. Hay un azaroso espanto, entre patético y grandioso, que producen ciertas alegóricas representaciones de ópera barroca, incluido el lieto fine. En ellas los cantantes terminan la función vistiendo trajes de gala o moviéndose como marionetas. Un ejemplo definitivo fue la Antígona de Traetta en Berlín, donde la directora Vera Nemirova descorporizó a los personajes, de modo que el dúo final casi era cantado por sombras de fallecidos. Hasta renombrados directores musicales como René Jacobs se inclinan ante tales conceptos escénicos, en los cuales el espectador no hallará ni huellas de esperanza ni ilusión. La nueva Coronación de Popea de Monteverdi en la Ópera Semper de Dresde muestra la hoy inevitable y manoseada marca de la dirección teatral: hay empleados de seguridad que controlan a la gente y sus bolsos, el difunto Séneca es llevado en un saco de plástico y la desterrada Octavia es arrastrada y violada en un baño. Todo el tiempo aparecen teléfonos móviles y el dúo entre Popea y Nerón se canta por medio de ellos. Mientras Séneca se suicida, el espectador puede ver cómo el emperador juega al golf, en tanto el milagroso dúo de amor transcurre ante un camarero que atiende a las revistas del corazón cuyos fotógrafos han retratado previamente a la pareja, con lo cual el encanto de la música se degrada totalmente y parece evocar los noticieros políticos de hoy. STEFAN HERHEIM ¿ES TEATRO LA ÓPERA? R.Koerner David Ruano CALIXTO BIEITO Directores y escenógrafos aseguran sus preparativos con el propósito de que los temas tratados en la obra sean intemporales y válidos en general como los sentimientos de las personas que en ellos intervienen. Esto es verdad pero la opción es aceptar que no envejecen o entregarse a la moda. No hay entonces sino un vacilante fundamento: irse a otro tiempo o arraigar en el presente. Por el contrario, ¿no sería más sugestivo, más auténtico y característico, conservar la imagen y la época en que la acción transcurre, dejándola revivir? Naturalmente, con los elementos estéticos actuales, aunque resulten extraños, abstractos o estilizados. ¡Exíjase todo lo posible, conciencia de estilo, gusto, conocimiento histórico, inteligencia y fantasía! Hay numerosas posibilidades. En todo caso, algo importante opera en la estética historicista, que es moderna a la vez que se aferra al fondo eterno de la dirección teatral, que no gira como la rueda de un molino y no envejece. ¿Por qué una figura vestida de otra época y en un ambiente CLAUS GUTH Intemporalidad de antaño ha de resultarnos extraña y poco interesante? No es raro que la estructura sea despiezada en el tratamiento de la obra, como la Dafne de Strauss dirigida por Torsten Fischer en Dresde, cuya protagonista aparece como Sophie Scholl y acaba en un campo de exterminio nazi; o la ninfa Rusalka, en el mismo lugar y hecha por Stefan Herheim, degradada a prostituta y ser marginal. Así se cuenta en clave de film de Hitchcock la historia del marino y su deshecho matrimonio con la princesa extranjera. Estas interpretaciones pueden ser novedosas o interesantes, aunque sustituyen el original por una obra actual que refleja el espíritu de nuestro tiempo. Pero en los citados ejemplos contradicen las intenciones del creador y desprecian su mensaje humanista. Entre los representantes radicales del género del último tiempo figura Peter Konwitschny, cuyas puestas en escena circulan por muchos teatros. Su Princesa de las czardas de hace años en Dresde transcurre en las trincheras de la Primera Guerra Mundial, incluidos cadáveres descabezados. No sólo provocó airadas protestas sino hasta un proceso judicial en que el director reclamó a la intendencia del teatro una indemnización por alterar aspectos de su trabajo ¡y ganó el pleito! Su Lohengrin de Hamburgo, repuesto asimismo en Barcelona y Leipzig, ocurre en un aula escolar, y su Don Carlos de aquella sala, vista también en Viena, mostraba el sueño de Éboli como un ballet alegre y la escena del auto de fe, montada en el vestíbulo del teatro como una filmación televisiva, con su música reducida a un chismorreo entre bambalinas. Más problemáticas son las reformas que el director haga en el texto y la partitura: interrupciones a escena abierta, pegotes, mixturas en un episodio o un aria. Así ocurre en el Don Giovanni de Berlín, cuando Don Ottavio cae muerto en mitad de su cantable Il mio tesoro, acribillado por el mismísimo Convidado de Piedra. Tito, en Hamburgo, cantando Se all’impero, sufre un patatús cardiaco y es atendido por una monja de la caridad y un médico de urgencias. La víscera es extraída y sustituida, y el emperador retoma su canto pero confundiendo una lengua con otras hasta que obedece a una orden lejana y se calla. En el mismo escenario Hans Sachs discute, durante un minuto y en medio de su discurso final, sobre el sentido de sus palabras y la necesidad perentoria de modificarlas. La consecuencia normal de estos excesos es una reacción inmediata y 101 264-dosier 23/5/11 09:49 Página 102 D O S I E R ¿ES TEATRO LA ÓPERA? ¿Catarsis? 102 La ópera produce un efecto catártico con su belleza, fuerza y mensaje humanista. Hoy, en cambio, los espectáculos operísticos suelen irritar, dañar y deprimir. Así ha ocurrido con el Parsifal que Claus Guth puso en el Liceo de Barcelona. El director y su escenógrafo Christian Schmidt trasladaron la acción a un sanatorio donde heridos y enfermos mentales producidos por la guerra francoprusiana de 1870 han sido internados y esperan curarse. Algo parecido le ocurrió al Sigismondo de Rossini en Pésaro el año pasado, con la previsible cantidad de defectos y daños patológicos que aparecen en una lectura naturalista. La festiva comida ritual de los caballeros del Grial es sustituida por las cura- ciones nocturnas de los enfermos. El encantamiento del Viernes Santo es de un desilusionante efecto. Los vídeos intercalados hacen ver unas procesiones con Cristo en la cruz, soldados con casco en las trincheras, explosiones, la vuelta a casa de los inválidos… Al final aparece Parsifal con uniforme de soldado y quebrado, fracasado en su misión e incapaz de contravenir las manipulaciones del director del establecimiento con la ayuda del gazmoño pastor Gurnemanz. Como un nuevo Hitler, Parsifal, en plan de salvador del mundo, se pone un vistoso uniforme, se acomoda el cabello, sube a lo alto y saluda al pueblo que, debajo, canta el coro último según está escrito. ¿Quién redimirá al mundo de tal redentor? El problema de estas interpretaciones es que alejan al público de sus hallazgos en cuanto a fuerza escénica y fantasía. Son tan autoritarias en el aspecto visual que no dejan espacio a que cada cual piense por su cuenta. El escritor Daniel Kehlmann ha tratado la problemática de la fidelidad a la obra en contra del actual dominio del regista, la oposición entre el museo de la ópera y el teatro contemporáneo, en su discurso durante el Festival de Salzburgo de 2009, y lo hizo con alturas de mira. Ello demuestra lo tocante del tema en la actualidad. La eterna disputa Prima la musica dopo le parole ya ocupó a Walter Felsenstein, uno de los inventores del moderno teatro musical realista que logró plasmar sus ideas en las representaciones de la Ópera Cómica de Berlín. Quería que los intérpretes fueran personas que cantan y no una prima donna o un primo tenore que expelen arias ante las candilejas, por más que canten muy bonito. Escenificar la ópera desde el espíritu de la música, el teatro musical como conjunto de canto, orquesta, texto, puesta en escena, danza, escenografía e iluminación, tal fue su credo artístico. Este es el común sentido que deberían poseer nuestros directores de escena actuales. Felsenstein tiene muchos seguidores de su tendencia: Günther Rennert, Joachim Herz, Harry Kupfer, Peter Stein, Herbert Wernicke y otros. Hoy trabajan según su espíritu sobre todo Nikolaus Lehnhoff, Robert Carsen y Willy Decker. En las muy artificiosas escenificaciones de Ruth Berghaus en Berlín y Fráncfort con sus metáforas escénicas, se relacionan los trabajos de Achim Freyer y Robert Wilson. Optan por un lenguaje de imágenes contemporáneo, distinto en espíritu entre ambos, pero no en la ambición autocomplaciente y la elevada pretensión de querer inscribir una obra. Son ejemplos de que la ópera, actualmente, sigue viva y no debe convertirse en un museo. Matthias Creutziger NIKOLAUS LEHNHOFF HARRY KUPFER WILLY DECKER violenta por parte del público sin que los teatros puedan evitarlo. Hay que ser una estrella internacional para plantar cara al director y cuestionar sus ocurrencias o su neurosis. Angela Gheorghiu hace valer siempre su calidad de prima donna para rechazar los conceptos interpretativos que no comparte. Pero es una excepción, ya que muchos otros se inhiben de tales actitudes porque saben que la intendencia es implacable y no admitirá sustituciones ni cambios. No son pocos —y entre ellos algunos prominentes— que abandonan la escena operística y siguen su carrera de cantantes sólo en recitales y conciertos. Entre los aficionados a la ópera abundan los que aman el viejo estilo, y desprecian la ópera de “sombreros, abrigos, gafas y maletas”. En nuestros escenarios triunfan la fealdad, la banalidad y el extremismo. Ya no hay respeto por la voluntad de los autores, los directores sólo se preocupan por sus propias ocurrencias, que se enfrentan completamente a textos y partituras. La necesidad de muchos seres humanos de hallar en el teatro belleza, ilusión y armonía —también, cierta fuga de nuestra realidad establecida, que suele ser bastante brutal, sucia y odiosa— es despreciada con arrogancia por los factores mencionados. Hoy también hay personas que van a la ópera con ánimo alegre y muy bien acicaladas. Están dispuestas a presenciar una función por la que han pagado no poco dinero, que las conduzca a otro mundo, inventado por la ópera, donde reforzarán su fuerza, esperanza y convicción para superar sus problemas cotidianos. Y una representación ha de satisfacer su legítima necesidad de divertirse con una suntuosa puesta en escena prometida por la pieza en cuestión. Pero en nuestros escenarios ya no hay momentos mágicos, nada de mito y hechizo, ninguna grandiosidad sino rituales cotidianos, basura, desnudez, sexo, sangre, excrementos y semen. De estos elementos se vale Calixto Bieito, sobre todo, en sus puestas. También Hans Neuenfels se preocupa de que sus trabajos sean voluntariamente peleones. Bernd Hoppe Traducción: Blas Matomoro 264-dosier 23/5/11 09:49 Página 103 264-dosier 23/5/11 09:49 Página 104 D O S I E R ¿ES TEATRO LA ÓPERA? LA AUTORIDAD DEL COMPOSITOR A 104 Debe pedir al libretista que l final de la celebrada proescriba escenas sorprendentes, ducción de la ópera de que necesiten del oso al final Mozart Così fan tutte que sir de cada acto, y que la ópera Jonathan Miller preparó acabe con una boda o la reapara la Royal Opera House de Lonparición, esperada con ansia, dres, las dos parejas protagonistas de alguien cuya identidad se se separan. Tras haber cantado el establece con la ayuda de orácoro final, en teoría un lieto fine en culos, una estrella en el pecho, el que triunfa el amor y la reconciuna cinta alrededor del tobillo liación, los personajes se miran, o lunares en las rodillas, lendesconfían, se hacen un gesto de gua y orejas. En cuanto recibe desdén y caminan en direcciones el libreto, debe visitar a la priopuestas. Presentando la escena de ma donna… Cuatro días más reconciliación de esta manera, tarde debe dar el libreto al Miller, que sitúa a la acción en un compositor, informándole de barrio de clase alta de Londres y que la representación se hará viste a sus personajes al modo en ocho días y apurándolo”. actual y los arma con blackberries e iphones, nos dice que la farsa no Explica Marcello que, en su puede continuar. Los jóvenes protatiempo, el compositor de la ópera gonistas intentan perdonarse, pero es el menos importante de los crelo que les ha pasado durante el día adores. La ópera empieza con el no puede borrarse de la memoria libreto, continúa con los cantantes fácilmente; lo mejor es y la escenografía, y el compositor separarse/romper. aparece en el último momento El aficionado a la ópera actual para escribir la música. Esta sátira está acostumbrado a estos juegos de las formas de producción de con el argumento, del mismo modo ópera del siglo XVIII es, sin duda, que está acostumbrado a los cam- Il teatro alla moda de Benedetto Marcello, 1720 exagerada, pero contiene elemenbios de posición de números musitos de verdad que nos permiten poner en contexto la autoricales o incluso a la eliminación de estos. La mayor parte del dad, hoy en día indiscutida, del compositor. público ve las óperas una sola vez en la vida y por tanto no Hasta los tiempos de apogeo artístico de Gioacchino percibe los cambios. Los puristas que buscan refugio en Rossini, en la primera mitad del siglo XIX, el nombre del certezas inventadas, a menudo críticos musicales sin formacompositor de ópera aparecía en letra pequeña en el carción académica, ponen el grito en el cielo. Los no puristas, tel del teatro y la cubierta de la partitura. Las óperas eran si se nos puede llamar así, disfrutamos cada vez que la ópede los libretistas y los libretos eran a menudo reutilizados. ra se revisita y presenta de modo distinto, quizás cayendo a La clemenza di Tito de Metastasio, por ejemplo, ha sido la veces en el error de querer ver siempre algo nuevo y estanbase de más de doscientas óperas, de las cuales sólo do dispuestos a justificar todos los experimentos habidos y recordamos la obra homónima de Mozart. Si la ópera por haber. La discusión entre los que están a favor de jugar hubiese sido objeto de estudio y asignatura escolar a finacon el texto y los que están en contra suele centrarse en los les del siglo XVIII, seguramente se habría enseñado en deseos del compositor. “¿Qué diría Mozart?”, dicen unos. clase de literatura y no en la de música. Metastasio era una “¿Y a nosotros qué nos importa?”, se defienden otros, con estrella de su tiempo mientras que los muchos compositoprurito iconoclasta. Ni los libretistas, ni los editores, ni la res contratados para escribir la música, a menudo en el tradición parecen importar en este debate. El centro del último minuto, han sido olvidados y, en muchísimos asunto es entender qué diría el compositor, que se erige así casos, sus músicas se han perdido o yacen inertes en los en nuestra imaginación como Deus ex machina, un demiuranaqueles de bibliotecas y archivos de palacios y cortes de go que plasma en la obra musical su voluntad artística ineEuropa y América. quívoca, indiscutible, suprema; lo tomas o lo dejas. Pero el Poco a poco el compositor se convierte en el autor princompositor rara vez ha sido Deus ex machina o demiurgo; cipal, pero uno cuyo poder le ha sido otorgado en pequedel mismo modo, sus óperas son el resultado de muchos ñas dosis y que, por tanto, no puede permitirse ejercerlo factores, y no de su voluntad artística inequívoca, indiscutitiránicamente. Aun en tiempos de Rossini, cuando se proble, suprema. duce el cambio, la evolución es gradual. El motivo, simple, *** es que la ópera es muy cara de montar y por tanto necesariamente rígida con las cuestiones de género, que deben ser respetadas para evitar sorpresas en la taquilla. El nombre En su libro satírico Il teatro alla moda (1720) Benedetto del compositor crece en tamaño en la portada de las partiMarcello nos explica que: turas, pero su poder aún no se ha consolidado. En el siglo XIX los compositores de ópera tenían que “el empresario moderno no puede saber nada de teatrabajar en equipo. Las temporadas se preparaban a toda tro, música, poesía o pintura… debe gastarlo todo en velocidad, casi siempre montando nuevas óperas y repitienlos cantantes, especialmente prime donne, osos, do pocos títulos de años precedentes. Las actuales leyes de tigres, relámpagos, truenos y terremotos escénicos… 264-dosier 23/5/11 09:49 Página 105 D O S I E R ¿ES TEATRO LA ÓPERA? Retrato de Pietro Metastasio, óleo de Pompeo Girolamo Batoni derechos de autor no existían, por lo que el compositor sólo cobraba por las obras una vez, a no ser que tuviese la suerte de que las piezas viajasen, algo que sucede cada vez más a menudo en el siglo XIX. Los compositores tenían, pues, que obtener el mayor beneficio posible de una obra a corto plazo y para eso trabajar con los cantantes, escenógrafos y empresarios para llenar el teatro y atraer patrones. Esto, muy a menudo, se hacía a costa de la fidelidad a la idea original. A requerimiento de los patrones, cantantes y por imperativos de la mala suerte (enfermedades, desastres naturales, etc.), los compositores estaban habituados a añadir música en el último minuto, retirar piezas que no gustaban a los cantantes o cambiar el orden de los números para satisfacer los gustos del respetable. En una temporada de pocos meses, en los que las óperas se repetían todas las noches, se podían llegar a representar varias versiones distintas de la misma pieza. Es precisamente a mediados del siglo XIX, cuando las leyes de derechos de autor comienzan a proteger a los compositores, que las versiones de las piezas se catalogan y vuelven importantes. Con otras palabras: era importante que las obras fuesen suficientemente reconocibles como para que el compositor y sus agentes pudiesen obtener algún beneficio. Y ahí es donde la correspondencia entre la poderosa editorial italiana Ricordi, por ejemplo, y los teatros de todo el mundo resulta ilustrativa. Ricordi negociaba con los teatros los cambios y arreglos que se hacían a las piezas de modo que se pudiesen presentar como obras de, por ejemplo, Giuseppe Verdi y así que generasen derechos de autor. Como explica la profesora de musicología de Yale Gundula Crecer en su reciente libro sobre la recepción de Verdi en Alemania (Verdi and the Germans, Cam- bridge University Press, 2011), Ricordi estaba dispuesto a autorizar cortes, traducciones de baja calidad y cambios significativos del texto musical y literario a cambio de llegar a un acuerdo con los teatros que permitiese al compositor, y a la casa editorial, claro está, ganar dinero. No olvidemos que una fundamental fuente de ingresos para los compositores de la época eran los arreglos para grupos de cámara, bandas y solistas que circulaban por todo el mundo. Así viajaba la opera: de teatro en teatro, pero también de plaza en plaza y de salón en salón. Con la paulatina consolidación de un repertorio operístico global entraron en escena las traducciones. Teatros de todo el mundo cantaban óperas en sus idiomas vernáculos y, algunos, en otras lenguas. Es paradigmático que Los maestros cantores de Núremberg de Wagner se estrenase en 1888 en la Royal Opera House de Londres en traducción italiana o que el Teatro Real de Madrid estrenase óperas españolas en traducción italiana. El italiano era el lenguaje de la ópera. Los cambios de significado de las arias traducidas y la reordenación impidieron al compositor, y al libretista también en este caso, establecer su voz y ejercerla con la fuerza que hoy se le presume. Quizás la excepción a esta regla haya sido Wagner quien, contando con un teatro a su disposición (Bayreuth) y con un generoso mecenas, pudo controlar la composición y representación de sus obras, así como lograr establecer normas, aunque no siempre respetadas, sobre el modo en que estas obras se interpretarían en los teatros de todo el mundo. Para los compositores, la aparición de nuevas sensibilidades estéticas y convenciones sociales se traduce en una mayor pérdida de control sobre lo que se cuenta en escena. Para empezar, se producen mejoras importantes en la calidad de vida que modifican los hábitos de ocio de la clase burguesa. Las casas de las clases medias europeas se vuelven más confortables y en buena medida desaparece la necesidad de entretenerse con largos espectáculos; además, las óperas tienen que competir con un nuevo arte: el cine. Las convenciones sociales también cambian: el público se vuelve más silencioso y paulatinamente deja de comer y beber en el teatro. Como consecuencia empieza a preguntarse la razón por la que debe escuchar arias da capo y otras repeticiones. Esto se traduce en cortes, adaptaciones y cambios de voces que acerquen el género a las sensibilidades del público. Asimismo, con el objetivo de crear espectáculos más atractivos para un público cada vez más exigente, los empresarios abrazan las vanguardias plásticas de principios del siglo XX, que se cuelan en el teatro de ópera y dominan la escena. Los nuevos avances tecnológicos, quizás el más obvio de los cuales sea la llegada de la luz eléctrica, contribuyen a crear escenografías impactantes. Pero por si estos cambios no fuesen suficientes para mantener la atención de la audiencia, se recurre a dos viejos trucos: la violencia y el desnudo femenino. El compositor, considerado autor principal de la pieza durante la mayor parte del siglo XIX, tiene que compartir su gloria con escritores de prestigio (no libretistas de profesión, como era el caso del XIX), escenógrafos de moda (no simples encargados de los escenarios del teatro) y otros egos que cambian en el día a día la recepción de las obras. Las ideologías políticas extremas afectan igualmente a las obras, las censuran, las interpretan y contribuyen a hacer más compleja y, por qué no decirlo, interesante la ópera a 105 264-dosier 23/5/11 09:49 Página 106 D O S I E R ¿ES TEATRO LA ÓPERA? Algunos libretos editados por Ricordi la hora de estudiar la historia de la interpretación y la tradición de una pieza. De algún modo, lo que he venido argumentando/escrito hasta ahora es que a pesar de la sorpresa de público y crítica cuando no se respeta el orden de una ópera o cuando se altera abiertamente el argumento, es una parte fundamental de un género flexible y maleable, que se enriquece precisamente por el continuo diálogo entre público, partitura, libreto y escenografía. Quizás quien vea por primera vez Così fan tutte en la versión de Miller piense que el libreto de Lorenzo da Ponte y la música de Mozart contemplaban la ruptura de las dos parejas. La pregunta más fructífera no es, ¿qué pensaría Mozart? Si tuviese que apostar, diría que los compositores y los libretistas habrían preferido pensar que sus obras están vivas, pero no es esa la pregunta que me interesa. A fin de cuentas, Mozart no entendería nada: llegaría al teatro y no reconocería el sonido de la orquesta, las voces, las luces, el público y el mundo en general; le faltarían más de doscientos años de historia y estaría completamente perdido. La pregunta fructífera es: ¿queremos intentar recrear las partituras y libretos del pasado como objetos congelados (empresa que no puede tener éxito) o tenemos el valor de establecer un diálogo que adapte las obras a nuestro tiempo para hacerlas inteligibles y competitivas (o sea, capaces de atraer público)? ¿Tenemos la capacidad intelectual de mostrar a Sansón como un terrorista? ¿A Dulcamara como un político populista y charlatán? ¿A los cris- tianos de Teodora como víctimas de un imperio invasor que impone su cultura? ¿Somos lo suficientemente indiferentes al modo en que gira el mundo que no podemos entender que el lío que arma Don Alfonso en la relación de los cuatro protagonistas de Così fan tutte no lo resuelve ninguna convención de lieto fine del siglo XVIII? ¿Podemos al menos considerar que el también lieto fine al final de Don Giovanni es difícil de entender para el público de 2011? Las óperas fueron escritas en otro tiempo siguiendo otras convenciones estéticas, culturales y morales que necesariamente respondían a las expectativas del público de su tiempo. Poca gente levantaría la mano para ver entera una larguísima tonadilla escénica española. Como tales productos de su tiempo, y dado el costo de producirlas, las óperas han sido siempre vapuleadas por los teatros con el único deseo de mantener al público interesado. Esto, naturalmente, no quiere decir que uno no pueda quejarse. Si me cortan el lieto fine del Don Giovanni lo lamento. Por el contrario, siempre agradezco a los que pegan un par de cortes al último acto de Las bodas de Fígaro. Resiento a quienes presentan Cavalleria rusticana y Pagliacci como un solo espectáculo, pero no a quienes, como Claudio Abbado en su grabación del Don Carlos de Verdi en francés, añaden algunas notas de su puño y letra para tomar lo mejor de la versión italiana y lo mejor de la francesa y juntarlas del mejor modo posible. El purismo está basado en un desconocimiento del pasado. La adaptación es consustancial al disfrute del arte desde tiempo inmemorial. Hay quien reniega como de un pecado vergonzoso y quien disfruta de ella hedonísticamente. Yo prefiero disfrutar, sin hedonismo, no sólo porque me parece una estrategia legítima, sino porque es el único camino para que el repertorio sobreviva; o sea, para que siga atrayendo publico. La pregunta, pues, quizás sea, ¿queremos o no que el publico contemporáneo siga disfrutando de Rossini? Y si lo queremos, ¿a qué precio? Yo creo que entre jugar con el texto y la tradición y cumplir con los supuestos deseos de un público purista que sólo existe en la mente de unos pocos, compensa jugar. Enrique Sacau ÓPE Fa frag de C Jo, de X Le de G Lin de G Il b di de V Le de W La de G Un flo Eine El de A La Die de W Ad de F El de X Pe de C Aid de G Orq VE VE Info 106 264-dosier 23/5/11 09:49 Página 107 Bayreuth Festival 11/12 ÓPERAS Faust fragmentos en versión concierto de Charles Gounod Jo, Dalí de Xavier Benguerel Le Grand Macabre de György Ligeti Linda di Chamounix de Gaetano Donizetti Il burbero di buon cuore de Vicent Martín i Soler Le nozze di Figaro de Wolfgang Amadeus Mozart La Bohème de Giacomo Puccini Una tragedia florentina Eine florentinische Tragödie Octubre de 2011 días 7, 10, 11, 15, 18, 20, 22, 25 y 28 Edward Gardner / Pierre Vallet Krassimira Stoyanova / Ermonela Jaho, Piotr Beczala / Fernando Portari, Erwin Schrott / Michele Pertusi, Ludovic Tézier / Marc Barrard, Karine Deshayes / Ketevan Kemoklidze. Octubre de 2011 días 19, 21 y 23 Miquel Ortega · Xavier Albertí Joan Martin-Royo, Marisa Martins, Antoni Comas, Fernando Latorre, Hasmik Nahapetyan, Àlex Sanmartí. Noviembre de 2011 días 19, 22, 25 y 28. Diciembre de 2011 día 1 Michael Boder · Àlex Ollé (La Fura dels Baus) / Valentina Carrasco Werner van Mechelen, Chris Merritt, Frode Olsen, Barbara Hannigan, Ning Liang, Brian Asawa, Martin Winkler, Ana Puche, Inés Moraleda, Francisco Vas. Diciembre de 2011 días 20, 23, 27, 28 y 30 Enero de 2012 días 2, 4, 5, 7 y 8 Marco Armiliato · Emilio Sagi Diana Damrau / Mariola Cantarero, Juan Diego Flórez / Ismael Jordi, Silvia Tro Santafé / Ketevan Kemoklidze, Pietro Spagnoli / Fabio Capitanucci, Bruno de Simone / Paolo Bordogna, Simon Orfila / Mirco Palazzi. Enero de 2012 días 27, 29 y 31. Febrero de 2012 días 2, 4 y 6 Jordi Savall · Irina Brook Elena de la Merced, Veronique Gens, Patricia Bardon, David Alegret, Paolo Fanale, Marco Vinco, Carlos Chausson, Josep Miquel Ramon. Enero de 2012 días 28 y 30. Febrero de 2012 días 1 y 3 Christophe Rousset · Lluís Pasqual Maite Alberola, Ainhoa Garmendia, Borja Quiza, Joan Martín-Royo, Maite Beaumont, Marie McLaughlin, Roger Padullés, Vicenç Esteve Madrid, Naroa Intxauski, Valeriano Lanchas. Febrero de 2012 días 27, 28 y 29 Marzo de 2012 días 1, 2, 3, 4, 6, 7, 8, 9, 10, 12, 13, 15, 16, 18 y 19 Victor Pablo Pérez · Giancarlo del Monaco Fiorenza Cedolins / Inva Mula / Angela Gheorghiu / Maria Luigia Borsi, Ainhoa Arteta / Ainhoa Garmendia / Eliana Bayón, Ramón Vargas / Roberto Aronica / Saimir Pirgu / Teodor Ilincai, Christopher Maltman / Georges Petean / Àngel Òdena, Manel Esteve Madrid. Abril de 2012 días 4, 10, 13, 16, 19 y 22 Marc Albrecht · Andreas Homoki Marie Arnet, Isabel Bayrakdarian, Natascha Petrinsky, Klaus Florian Vogt, Cosmin Ifrim, Greer Grimsley. El enano Der Zwerg de Alexander von Zemlinsky La flauta mágica Die Zauberflöte de Wolfgang Amadeus Mozart Adriana Lecouvreur de Francesco Cilea El gato con botas de Xavier Montsalvatge Pelléas et Mélisande de Claude Debussy Aida de Giuseppe Verdi Abril de 2012 días 24, 26 y 28 Pablo González · Joan Font (Comediants) Susanna Philips, Albina Shagimuratova, Pavol Breslik, Joan Martín-Royo, Georg Zeppenfeld, Vicenç Esteve Madrid, Ruth Rosique, Inés Moraleda, Mikhaïl Vekua, Kurt Gysen. Mayo de 2012 días 14, 16, 17, 18, 19, 21, 22, 23, 25, 26, 27 y 30 Junio de 2012 día 3 Maurizio Benini · David McVicar Barbara Frittoli / Daniela Dessì / Micaela Carosi, Dolora Zajick / Marianne Cornetti / Elisabetta Fiorillo, Roberto Alagna / Fabio Armiliatto / Carlo Ventre, Joan Pons / Bruno de Simone. Mayo de 2012 días 19, 20, 26 y 27 Antoni Ros-Marbà · Emilio Sagi Marisa Martins, María Luz Martínez. Junio de 2012 días 27 y 29. Julio de 2012 días 1, 3, 5 y 7 Michael Boder · Robert Wilson Yann Beuron, María Bayo, Laurent Naouri, Naomi Summers, John Tomlinson, Ruth Rosique, Kurt Gysen. Julio de 2012 días 21, 22, 24, 25, 27, 28 y 30 Renato Palumbo · José Antonio Gutiérrez Sandra Radvanovsky / Barbara Havemann, Luciana D’Intino / Ildiko Komlosi, Marcello Giordani, Zelko Lucic / Joan Pons, Vitaly Kowaljov / Giacomo Prestia. Orquestra Simfònica y Cor del Gran Teatre del Liceu VENTA DE ABONOS del 6 al 23 de junio VENTA DE LOCALIDADES a partir del 11 de julio Información: www.liceubarcelona.cat Gran Teatre del Liceu en el Liceu 2012 Venta a partir del 19/IX/11 DANZA EL PETIT LICEU Ballet del Teatro Marinskiy Le Corsaire Noviembre de 2011 días 21, 23, 24, 26 y 27 IT Dansa Sechs Tänze · Minus 16 En L’Auditori de Cornellà Enero de 2012 días 21, 22, 28 y 29 Corella Ballet Castilla y León El lago de los cisnes Febrero de 2012 días 9, 10, 11 y 12 Grupo Corpo Bach · Parabelo Mayo de 2012 día 31 Junio de 2012 días 1 y 2 Les Ballets de Monte-Carlo Faust Junio de 2012 días 7, 8 y 9 Petruixka con IT Dansa En el Gran Teatre del Liceu Octubre de 2011 días 22, 23 y 29 Enero de 2012 días 7 y 8 La Ventafocs En L’Auditori de Cornellà Noviembre de 2011 días 12 y 13 La primera cançó En el Gran Teatre del Liceu (Foyer) Noviembre de 2011 días 12 y 13 Mayo de 2012 días 5 y 6 IT Dansa En L’Auditori de Cornellà Enero de 2012 días 21, 22, 28 y 29 Allegro Vivace En L’Auditori de Cornellà Febrero de 2012 días 4 y 5 Guillem Tell En el Gran Teatre del Liceu Marzo de 2012 días 3, 4 y 10 Els músics de Bremen En el Gran Teatre del Liceu Marzo de 2012 días 17 y 18 El Superbarber de Sevilla En L’Auditori de Cornellà Marzo de 2012 días 24 y 25 La petita Flauta Màgica En L’Auditori de Cornellà Abril de 2012 días 21, 22, 28 y 29 L’orquestra dels animals En el Teatre-Auditori de Sant Cugat Mayo de 2012 días 5 y 6 El gato con botas En el Gran Teatre del Liceu Mayo de 2012 días 19, 26 y 27 CONCIERTOS Escenas del Faust de Goethe Octubre de 2011 días 27 y 29 Concierto Jaroussky Diciembre de 2011 día 2 Montserrat Caballé: 50 años en el Liceu Enero de 2012 día 3 Concierto Final Concurso «Francesc Viñas» Enero de 2012 días 20 y 22 El otro Pelléas «A propósito de Pelléas et Mélisande» Julio de 2012 días 6 y 8 RECITALES Recital Juan Diego Flórez Diciembre de 2011 día 3 Recital René Pape Febrero de 2012 día 5 Recital Nina Stemme Julio de 2012 día 4 264-Pliego final 23/5/11 09:56 Página 108 ENCUENTROS Felix Broede MAREK JANOWSKI: “DECIR QUE SOY UN CONSTRUCTOR DE ORQUESTAS ES UNA IDIOTEZ” E 108 l título de su biografía, Respirar con la orquesta, nos da idea del grado de simbiosis al que Marek Janowski (Varsovia, 1939) aspira en la relación con las suyas. Después de iniciar su trayectoria como director de coro y de ponerse al frente diversas orquestas alemanas y francesas, defendiendo la música de Roussel, Messiaen y Dutilleux, se convirtió en reputada batuta operística. Comprometida incluso con las nuevas propuestas (se responsabilizó, entre otras de la première absoluta de la ópera de Penderecki Los diablos de Loudun o del estreno londinense en 1969 de la de Henze El joven lord en el reputado Sadler’s Wells, que supuso su debut en la capital del Támesis). En la actualidad, tras un firme planteamiento moral, Janowski se ha atrincherado en el repertorio sinfónico. 264-Pliego final 23/5/11 09:56 Página 109 ENCUENTROS MAREK JANOWSKI ¿Viene de un familia de músicos? En absoluto. Mi padre, a quien no conocí, era un pintor retratista polaco, que desapareció durante la guerra y no se supo nada de él. Por eso nací en Polonia. No obstante, en mis raíces no encuentro vínculos con ese país, del que no recuerdo nada, ni con su música, porque mi infancia la pasé en Alemania, de donde era mi madre. Estudió en Colonia con Sawallisch, y luego en Siena. ¿A quien tuvo como profesor? Aunque Siena siempre aparece como una mención en mi biografía, lo cierto es que allí sólo pasé un verano en la Accademia Chigiana, tan famosa en aquel momento, donde enseñaban profesores como Cortot, Cassadó… Yo estudié dirección de orquesta con Alceo Galliera. En su formación plural se reconoce una mezcla perfecta, ¿como para crear escuela propia? Decir eso es difícil, porque no considero que en la dirección de orquesta existan realmente escuelas. Cada cual, cada maestro, conforma su carrera siguiendo un determinado camino, desarrolla su estilo propio sin mirar qué hacen los demás. Lo que precisa es encontrar algo que pueda aportar, ya sea en el modo de dirigir o en el de interpretar, que lo convierta en suyo. Pero en ningún caso me referiría a esto como a una escuela. De cualquier forma, su modo de dirigir se orienta hacia la que podemos llamar tradición alemana. Eso es lo que dice todo el mundo por esa tendencia que hoy tenemos de encasillar, de buscar orientaciones cualesquiera, o decidir si se está a favor o en contra de algo. A partir de esas premisas, a mí se me considera el típico director alemán que defiende ante todo el repertorio de la música alemana del siglo XIX. ¿No se reconoce en ese “retrato”? Hasta cierto punto es verídico, pero no deja de estar fragmentado, ya que en mi vida he hecho muchas otras cosas. Especialmente durante los 16 años que pasé en la Orquesta de la Radio de Francia, cuando dirigí mucha música francesa. Pero bueno: las cosas son así, y me toca vivir con esa definición. ¿Centraría sus intereses en una horquilla que abarque de Haydn hasta Dutilleux, por ejemplo? Podríamos decir que sería más acertada. Entre esos dos polos, ¿en qué punto se siente más cómodo? Es verdad que en un momento dado comencé a manifestar muchas reticencias por el repertorio contemporáneo. Si entre los compositores activos en los últimos treinta o cuarenta años, hay alguien que en mi opinión escribe una música más comprensible, éste es Dutilleux. Hemos visto cómo en el último medio siglo los nombres de los compositores se han estado manteniendo durante periodos de tiempo muy cortos en el candelero, para después hundirse en el olvido. Y estamos en las mismas. No obstante, creo que la producción de Dutilleux conocerá tras su muerte una larga vida desde el punto de vista de la presencia de sus obras en las programaciones. Algunas creaciones suyas, como el Concierto para violonchelo, pertenecen ya al repertorio fundamental de todos los violonchelistas. Forma parte del canon de sus obras como los conciertos de Dvorák, Schumann, Haydn… es obligatorio que todo violonchelista tenga bien aprendida esta obra. Pareciendo olvidarse de su rico pasado operístico, desde la década de los 90 se ha centrado en el apartado sinfónico, ¿con qué orquestas trabaja ahora? En este momento mantengo dos responsabilidades como director musical: en la Orchestre de la Suisse Romande y en la Rundfunk Sinfonie Orchester en Berlín. Todo esto tiene más que ver con ese lado que en mi señalan de director alemán. Es cierto también, como usted comentaba, que cuando era más joven dirigí mucho repertorio operístico, pero hace algo más de quince años que decidí echar el freno definitivamente en ese apartado. ¿Por alguna razón en concreto? Sí. A causa de la evolución que iban experimentando las producciones escénicas, especialmente en Alemania. Pienso que no ha sido la misma en todos los países, pero allí se ha desarrollado en las últimas tres décadas una especie de deformación escénica de los títulos operísticos, que se ha convertido en moda. Tan querida por parte de algunos periodistas como contestada por una determinada parte del público, que no acepta ese tipo de transformaciones que se quieren presentar como la evolución del panorama lírico. Está claro que usted pertenece al último grupo. Porque desde mi punto de vista se trata de una actitud que ha llegado a ser una completa aberración. Por eso, en un momento dado, tomé, como decía, la decisión de no aceptar más ese tipo de cosas. Y a día de hoy puedo decir que estoy relativamente en paz conmigo mismo después de dar aquel paso. ¿Volvería a la ópera bajo unas premisas pactadas? No. Aquello es ya para mí un capítulo cerrado. De vez en cuando hago, determinados títulos, pero en versión de concierto. Evidentemente, siempre que el repertorio me seduzca, y considere que puede funcionar bien sin realización escénica. Eso sí lo acepto. En cuanto al otro aspecto, no acataría ningún tipo de condiciones o de propuestas ajenas a mi modo de pensar. Porque lo cierto es que las voces si que le interesan. Sí. Digamos que no de una manera extrema, pero tengo mucha experiencia al respecto, puesto que he estado trabajando en ese campo a lo largo de casi treinta años. Pero hay otras cosas más importantes para mí en la música que estarse enfrentando por puntos de vista respecto a propuestas escénicas que me parecen más bien ridículas. Cada vez son más los directores de un cierto momento que piensan y actúan como usted. Hay una generación de maestros que han muerto, o son muy viejos en este momento, que reaccionaron así cuando semejantes cosas empezaron a suceder. Y a día de hoy siguen renegando de esa “evolución”, diciendo que es horrible, etc. En mi caso, lo que ocurrió fue que era demasiado joven para oponerme a ellas. Ahora pienso que habría que ponerles fin, porque me da la impresión de que nadie ha hecho nada. Y ahí están los resultados. Pero con toda franqueza, eso no me preocupa ya. Al principio de adoptar esa decisión no oculto que me sentí triste durante algún tiempo, pero en este momento puedo hablar de ese capítulo en pasado. ¿Se acuerda cuál fue la primera ópera que dirigió? Después de seguir la trayectoria convencional en Alemania, empezando como repetidor, pasando después a Kapellmeister, etc., mi primera ópera; la primera producción en la que me vi involucrado con responsabilidad… Me ha pillado. Tendría que pensarlo. Tal vez fuese Lustige Witwe… De cualquier modo, lo que puedo decir es que entre las producciones de ópera que dirigí en solitario en mis primeros años estaba ese título de Lehár además de I quatro rusteghi, de Wolf-Ferrari, Die lustigen Weiber von Windsor, de Nicolai y Mahagonny de Brecht-Weill. Una de estas cuatro fue la primera, eso lo tengo claro; lo que no sé con seguridad es cuál de ellas. Si sabrá con cuál cerró el capítulo. Eso sí. Al final fue una decisión tomada que se materializó en el festival veraniego de ópera de Múnich a mediados de los noventa, tampoco me acuerdo exactamente del año, con una producción horrible de Ariadne auf Naxos, de Richard Strauss. Un montaje verdaderamente espantoso después del que decidí seriamente tomar la 109 264-Pliego final 23/5/11 09:56 Página 110 ENCUENTROS MAREK JANOWSKI decisión. Pensé que de nada servía quejarse y luego continuar insistiendo por esa vía. Me dije que debía tomar la iniciativa yo mismo. Así que después de aquella Ariadna me planteé: hasta aquí hemos llegado. Y desde aquel día no volví a descender al foso. Ni siquiera va a la ópera como espectador… No, no. Louise Bourgeois comenta acerca de la conclusión de un trabajo “Suele ocurrir a veces que la obra es ajena e incluso está reñida con lo que el artista deseaba expresar cuando la empezó”. De usted se dice que ha sabido hacer lecturas nuevas del repertorio tradicional y descubrir lo que otros no ven. ¿Es capaz de recuperar ese espíritu, descubriendo música donde parece no haberla? Es una reflexión difícil. En cualquier caso, creo que la mejor respuesta a esa idea que plantea Bourgeois sería que yo busco siempre en la partitura la claridad de líneas contrapuntísticas y que intento no cubrir con una sonoridad densa las líneas distintas de contrapunto. Esa es la respuesta que se me ocurre. Puedo añadir además que, sin importarme de qué repertorio se trata, siempre me acerco a una obra por esa vía. Decía que una de sus orquestas en este momento es la de la Suisse Romande, con la que lleva trabajando desde 1999. Bueno, ese es el año en que la dirigí por primera vez, pero soy su titular desde 2005. Su contrato se extiende teóricamente hasta 2015, pero de repente parece haber cambiado de idea. La razón tiene que ver con los equilibrios a los que me veo obligado para desdoblarme entre las orquestas de Ginebra y Berlín. Esta última me solicita una enorme inversión de tiempo en todo lo relativo al apartado administrativo. Pedí a la dirección que me liberase de una parte de esos compromisos, pero en la Suisse Romande no estaban dispuestos a hacerlo. Por eso, mi contrato, que en principio, como decía, llegaba hasta 2015, lo he decidido adelantar a 2012. Lo que no quita que de vez en cuando continúe seguramente dirigiéndola, pero ya como invitado. Porque los ensayos y esas labores administrativas a las que me refería, me consta que son muy importantes, pero te roban mucho tiempo. Por eso me planteé que a mi edad es mejor ser responsable de una sola orquesta que de dos. De paso libera calendario para invitaciones de otras en Europa y América. 110 Sí. Posiblemente abra un poco mi agenda en ese sentido a partir de la temporada 2012-2013 y acepte más propuestas que en la actualidad como director invitado. Y también se anime con más frecuencia a saltar el charco. ¿O prefiere medirse con las del Viejo Continente? No. De una manera bastante regular, que suele ser una vez por año, voy a los Estados Unidos para dirigir en dos o tres semanas varias orquestas distintas. En ese punto, tengo la firme decisión de continuar haciéndolo como hasta ahora. Lo considero otro modo de vivir la música, ya que a todos nos consta que hay orquestas colosales en los Estados Unidos. Y me parece importante contrastar la música de un lado y de otro. En Estados Unidos, en la Orquesta de Pittsburgh, usted formó parte de un curioso “triunvirato” rector. Así lo llamaron, es verdad, pero aquello tuvo que ver con el hecho de que había que arbitrar una fórmula para tener tiempo suficiente para barajar nombres hasta dar allí con un nuevo titular. Desde tiempo atrás yo venía dirigiendo aquella orquesta una semana o incluso dos en cada temporada. Durante aquel periodo me limité a dirigirles dos semanas seguidas cada año, puesto que es una muy buena orquesta con la que mantengo unas magníficas relaciones. En el contexto de las orquestas cada temporada, dependiendo de lo cargada que esté mi agenda, las de Boston, Pittsburgh, Cleveland, son las que me gusta dirigir de una manera más o menos sistemática una vez por temporada. Pensando en aquella experiencia en Pittsburgh, viene a la cabeza la fórmula que muchos directores aplican, invitando a su pódium especialistas en distintos repertorios. Allí estaban con usted Tortelier y Andrew Davis… ¿Funcionaría la fórmula del triunvirato en otros casos? Oh, no. En absoluto. Sería completamente idiota adoptarla. Ni siquiera en Pittsburgh, donde así lo entendieron inmediatamente, y pasaron a considerar la idea como muy mala, como desde el primer momento la había visto yo. Cuando me preguntaron por primera vez si quería incorporarme a aquel proyecto durante un intervalo corto de tiempo, ya vi que se trataba de un planteamiento muy estúpido. Porque estoy convencido de que para guiar una orquesta con criterios de calidad es necesario contar con una persona: una s-o-l-a per-so-na [recalca]. Cuando alguien tiene la debilidad de dividir los cometidos entre tres o cuatro personas, solamente puede interpretarse aquello como que el responsable del departamento de finanzas y el gerente de la orquesta están completamente locos. ¿En algún momento se ha interesado por el repertorio español? De hecho, muy poco. Puedo decir que, al margen de la música de Falla, apenas lo conozco, y si en algún momento he tratado de compensar esa falta, he podido percibir que no encaja bien con mi estilo. ¿Cuáles son sus relaciones con nuestro país? No nos visita con frecuencia. He estado varias veces. Diría que cada vez que mis orquestas planifican giras. Hace ya unos cuantos años que estuve en dos ocasiones con la Orchestre Philharmonique de Radio France en Madrid y en Valencia. Con mi orquesta de Berlín he estado en Barcelona… recuerdo que en Madrid estuve también con la Filarmónica de Dresde y también haciendo la ciudades del Norte: Oviedo, Santander, por supuesto… Siempre que hay una gira yo vengo encantado. ¿Tiene algún recuerdo especial de España? Me acuerdo de aquella ocasión en la que, como antes decía, estuve con mi antigua Orchestre Philharmonique de Radio France en Madrid y en Valencia. Hacíamos el Réquiem de Brahms con aquel coro de la Wiener Singverein que había cantado una famosa Creación, y me acuerdo especialmente de la extraordinaria recepción que tuvimos por parte del público de Valencia. Algo que en Madrid puede resultar más difícil, porque la disciplina del público no es la misma. El nombre de un español —Rafael Frühbeck de Burgos— tiene algo que ver en su vida, ya que usted le precedió a él como titular en Dresde, y él a usted en su actual orquesta berlinesa. Eso es. La dejó cuando se le amenazó diciendo que se iba a reducir el número de maestros que la integraban. Así que, como una forma de protesta, Frühbeck se marchó y, como el excelente profesional que es, se fue a dirigir la orquesta de Dresde. Hace poco me he enterado que va a ponerse al frente también como titular de la Orquesta de la Radio de Copenhague. ¿Cómo encontró la suya a su llegada? ¿Tuvo que cambiar muchas cosas? Ese es un tema un poco delicado del que prefiero no hablar ahora. Hace poco alguien decía en el Berliner Morgenpost “Hay que mantener a Marek Janowski en la ciudad durante mucho tiempo. Es absolutamente insustituible, al ser quien controla la escena musical de la ciudad”. ¿Cómo la ve? Con muchas orquestas. Por eso lo diría. La Filarmónica de Berlín es en cierta forma un caso aparte porque, podríamos decir, vive en otro mundo. Pero el resto de las orquestas: la mía, la DSO, la de la Konzerthaus, la Staatskapelle, las de los tres teatros de ópera: la Staastoper, la Deutsche Oper y la de la Komische Oper. En total estamos hablando de ocho orquestas entre las 264-Pliego final 23/5/11 09:56 Página 111 ENCUENTROS MAREK JANOWSKI que se crea una enorme competencia en lo cualitativo. Un verdadero combate en el día a día. Y eso es algo muy bueno para la cultura. Para la calidad de la música. Pero hay que pensar también en las circunstancias de cada una de ellas, analizando el momento que se vive en Europa desde el punto de vista financiero. Aunque Alemania parece ser el país menos afectado, veremos qué ocurre con el Euro en los próximos años. Y cruzo los dedos para que España pueda evitar caer en la misma situación que le ha tocado asumir a Grecia, Irlanda o Portugal. Cuando surgen problemas económicos en los países, la cultura y en especial la música, necesita contar con subvenciones, y en las actuales circunstancias, los problemas pueden ser cada día mayores. Dudo si a largo plazo el mantenimiento de todas las orquestas de Berlín va a ser posible financieramente. Ojala me equivoque. ¿Cómo son las relaciones entre usted y los otros directores: Barenboim, Rattle…? Nos conocemos bien, y cuando coincidimos, siempre nos saludamos y charlamos. Pero no puedo referirme en ningún caso a una amistad como tal. Nos vemos con frecuencia, hablamos, es todo. Barenboim es un director muy bueno, y una persona muy educada. Nos llevamos bien, ya digo. ¿Se intercambian invitaciones para sus respectivas orquestas? No, nada de eso. ¿Por ahí va la rivalidad? No, no es rivalidad. Lo que ocurre simplemente es que ninguno tiene tiempo… ni tampoco temas de los que hablar. Cada uno se concentra, evidentemente, en su orquesta. Es así. Después de haber grabado un Anillo del nibelungo de referencia, ahora tiene entre manos repetir la aventura Wagner ¿es su compositor de ópera favorito? nuará con las otras tres para emular a su maestro Sawallisch? Su obra ha tenido siempre un gran peso en mi trabajo operístico. Otro podría ser Richard Strauss. Pero Wagner siempre ha ocupado un puesto de preferencia en mis actividades líricas. No lo creo. Lo primero es ver si las diez óperas son realizables. Pero lo que tengo claro es que no haremos ni Las hadas, ni La prohibición de amar, ni Rienzi. Eso es seguro. Le decía que piensa llevar al disco los diez títulos del canon de Bayreuth. ¿No le da miedo? Curioso es que haya empezado la serie por una ópera en principio ajena para usted, como Der fliegende Holländer. Vamos a ver. Hemos comenzado recientemente a poner en marcha este proyecto con unas primeras grabaciones en directo y ya calibraremos cómo resulta el producto. La primera fue El Holandés errante, y después ha llegado Parsifal. Estoy pendiente de revisar las pruebas y ver si reúnen las características de calidad que exijo, y si considero que pueden ser competitivas en el mercado, ya veremos. La idea que tenemos es grabar todos estos conciertos para hacer una serie de diez óperas en total. Las fundamentales de Wagner. Pero hay que estudiar detenidamente las calidades de las grabaciones, porque las tomas del directo son algo extremadamente arriesgado. Es verdad, porque nunca antes la había dirigido. Se había dicho de grabaciones en estudio. No, no. Hoy no hay en ninguna parte del mundo dinero para acometer semejante plan en un estudio. Aquellos tiempos se acabaron. Estamos hablando de las interpretaciones en concierto, además de los ensayos generales. Pensando en las increíbles críticas que tuvo su anterior Anillo, surge una pregunta: ¿dónde están aquellas voces?; ¿las hay? ¿Lo ha pasado bien? Sobre el escenario me ha satisfecho. Ahora habrá que escuchar la grabación. ¿Hay alguna cosa más que le falte por hacer? Si le digo la verdad, no. Hábleme de esa fama de constructor de orquestas que le acompaña. Mire, eso, disculpándome de antemano por la expresión, es algo que un imbécil de la prensa ha inventado y que el resto de periodistas idiotas reproduce. Evidentemente pienso, y eso sucede con cualquier tipo de música, que es preciso cuidar ante todo su aspecto artesanal y después, nunca antes, aplicar la imaginación, la fantasía, y el sentido artístico. Pero la música pide ante todo una base artesanal, y eso es algo que debe nacer de ti. Y eso es lo que sucedió una vez en París, cuando ese tipo dijo que yo había conseguido hacer de una mala orquesta otra buena. Eso es algo que cualquier otro director también podría hacer. Tan sencillo como eso. En parte sí; en parte no. En ocasiones tienes que contar con la suerte, y en todo caso, muchas opciones no existen. Es todo lo que puedo decir. Ese es el problema de mis colegas, no el mío. Si el decálogo del canon funciona, ¿conti- Juan Antonio Llorente Pero no todos lo hacen. 111 264-Pliego final 23/5/11 09:56 Página 112 ESTUDIO El mercado de las grabaciones de música clásica II EL PRESENTE Y EL FUTURO E l artículo anterior sobre el desarrollo del negocio de las grabaciones clásicas durante los últimos veinticinco años incluía una evaluación de las opiniones de experimentados representantes de compañías discográficas internacionales, distribuidores y especialistas de los medios de comunicación. A pesar de la aparición (y desarrollo) de grandes artistas y la puesta en venta de grabaciones de gran calidad, lo que se pregunta ahora es qué futuro habrá para el negocio, golpeado por todos lados por la desaparición de las “auténticas” tiendas de discos, los conocimientos tecnológicos que se van exigiendo al comprador de grabaciones y el impacto que la piratería tiene en las empresas que las producen. En cuanto a los vaivenes, sean grandes o pequeños, que sufren las ventas de las grabaciones de música clásica, el artículo de este mes se hace una pregunta: ¿qué forma de visión colectiva del negocio tienen hoy las empresas más importantes del sector? Comprar discos 112 En un pasado no muy lejano adquirir una grabación de música clásica significaba para infinidad de amantes de la música en todo el mundo, simplemente, entrar en una tienda de discos y comprar. Aunque sigue habiendo muchas tiendas de discos ejemplares —y muy dignas de ser apreciadas y conservadas— cada vez son menos en casi todos los países. Todas se enfrentan con el problema de hacer frente a las demandas de un público cada vez mejor informado acerca de las quinientas nuevas grabaciones que cada mes aparecen en el mercado. ¿Cuáles son las alternativas a la tienda de discos? La venta por correo es una de ellas, aunque como concepto —usar el sistema postal como medio de entrega— no sea nada nuevo, El antiguo director editorial de la revista Gramophone, Christopher Pollard, recuerda que por muy importantes que fueran las tiendas de discos hace veinticinco años, “en Estados Unidos, y en menor grado en Europa, el mercado de los circuitos de venta por correo consiguió un volumen de ventas muy considerable. De una u otra forma este mercado parecía existir independientemente de las corrientes principales, posiblemente porque estaba ‘cerrado’, respondiendo excepcionalmente a los incentivos ofrecidos por los clubes ad hoc en lugar de a los movimientos del mercado general”. Más reciente es la compra por correo a través de internet, método cada vez más popular en muchos países aun a pesar de las preocupaciones por el uso potencialmente fraudulento de información sobre las tarjetas de crédito. ¿Cómo ha ido la venta al por menor en los diferentes países si se compara con la venta online? Mirando más allá de los Pirineos, a Francia, un mercado típicamente fuerte para la música clásica, en el que las ventas en las tiendas de discos en años recientes han sido dominadas por FNAC, Virgin y Harmonia Mundi —ésta con 44 tiendas en el país— la situación actual es muy difícil según uno de los practicantes más activos y experimentados del arte de llevar las grabaciones a los consumidores desde hace muchos años: Yves Riesel. Propietario desde hace trece años de la distribuidora Abeille Musique y hoy también de un servicio de música online, recién creado —qobuz.com— Riesel es más pesimista que la mayoría en cuanto a la actual situación del mercado: “El problema principal con que nos enfrentamos en Francia es, como en otros lugares, cómo convertir nuestra música en beneficios durante el presente período de transición. Las ventas de los CDs en Francia cayeron en las tiendas que pertenecen a las cadenas —FNAC y Virgin— no porque aquéllas estuvieran en bancarrota sino porque sus secciones de CDs fueron destrozadas. La manera en que les vendíamos fue centralizada por completo y esa centralización se volvió una pesadilla: la logística interna se convirtió en un desastre, ya que dejaron de entregar localmente las existencias. Gracias a esto hubo exceso de stocks y más tarde conflictos por las devoluciones. Por esta razón FNAC y Virgin cedieron sus clientes a Amazon”. Tanto en Japón como en el Reino Unido las noticias en los últimos meses no han sido alentadoras para la venta de grabaciones a través de las tiendas de discos HMV. Klaus Heymann, el fundador de Naxos, explicaba el cierre de una gran cantidad de tiendas autorizadas de HMV en Japón — antes de los devastadores sucesos que han afectado el país: “El mercado al detalle en Japón sigue siendo sano. Las tiendas que se están cerrando son las marginales de las provincias, que probablemente no vendían mucha música clásica para empezar, pero las tiendas con gran venta de clásica aún están bien —por ejemplo la HMV de Shibuya— y se están inaugurando varias nuevas este año”. En el Reino Unido, HMV anunció en enero el cierre de unas cuarenta tiendas antes de fin de año en respuesta a las “difíciles condiciones comerciales”. Hay que reconocer que estos cierres afectarán principalmente a pequeños puntos de venta secundarios en lugares donde la compañía ya tiene otras tiendas más grandes y, además, que las tiendas que serán cerradas no ofrecen ya una gran gama de grabaciones clásicas. En España, hoy, la venta de grabaciones de música clásica está claramente limitada por la falta de tiendas de discos. Según Juan Lucas, el director de Diverdi, “hay muchas capitales —Valencia, Sevilla, Bilbao y La Coruña— esperando tener una buena tienda. Incluso Madrid, con una población de alrededor de cuatro millones de habitantes, no disfruta de una muy buena tienda de clásica, ni siquiera de esas en las que la clásica comparte espacio con otros géneros”. Debido a este vacío, tanto Diverdi como Harmonia Mundi han abierto sus propias tiendas (además de tiendas online), que exhiben los discos de los sellos que distribuyen. Y Lucas añade: “En nuestra tienda del Teatro Real, en Madrid, tenemos todo lo que el espacio nos permite aunque nos centramos en lo lírico y lo vocal”. Para Klaus Heymann “hay muy pocas tiendas de discos independientes en España, aparte de El Corte Inglés y FNAC. Y aunque estos dos detallistas han reducido el espacio para las grabaciones clásicas, sigo creyendo que hay negocio en España. El mercado español de clásica está claramente afectado por la precaria situación económica del país, pero también por el hecho de que, hasta la fecha, no hay ningún operador realmente adecuado para la venta por correo. Posiblemente Amazon se establecerá ahí, como lo hizo recientemente en Italia, y cuanto antes mejor”. Según un artículo en el Financial Times del 15 de febrero de 2011, Amazon está “echando los cimientos para establecer un nuevo sitio de e-comercio para servir clientes en España”. Este hecho podría servir de estímulo para vender las grabaciones clásicas aquí, ya que el acceso a internet y 264-Pliego final 23/5/11 09:56 Página 113 ESTUDIO EL MERCADO DE LAS GRABACIONES II las ventas online están aumentando continuamente, incluso en esta época de recesión económica. Las cifras recientes en cuanto a la implantación de internet en España —recopiladas por la página web Internet World Stats— indica que el 62, 6% de la población española tiene ahora acceso a internet —comparado, por ejemplo, con el 79, 1% en Alemania y un promedio dentro de la Unión Europea del 65, 3%. Un estudio realizado el pasado año por Nielsen Company reflejó que el 9% de los internautas encuestados en España mostraba interés en comprar online música grabada —incluyendo el pequeño porcentaje correspondiente a la música clásica—, frente a una cifra global del 18%. Para equilibrar ambas, vale la pena notar que en Estados Unidos, donde la desaparición de las tiendas de discos ha sido especialmente drástica, las ventas de grabaciones de los sellos de clásica desde páginas web como Amazon o Arkiv Music pueden llegar a un 80% —y en el Reino Unido esta cifra ronda el 50%. Las descargas Incluso aunque Klaus Heymann, reflexionando sobre la reciente experiencia de los sellos independientes que su compañía Naxos distribuye en todo el mundo, comenta que “cada vez que bajan las ventas minoristas de las tiendas físicas suben las ventas por correo y por Amazon”, hace falta recordar que la venta global de las grabaciones clásicas ha disminuido en los últimos años. En consecuencia, los sellos clásicos —como corresponde a cualquier negocio intentando llegar a más consumidores y más rápidamente— han sido atraídos por la vía de hacer sus grabaciones disponibles como archivos digitales que se pueden transferir desde su origen al consumidor usando internet como medio de entrega. La compra de una grabación únicamente en forma digital significa tener esa grabación colocada en un ordenador, donde se puede escuchar o, por supuesto, copiar a un CD o transferir a otra clase de portador de sonido, como un iPod. La verdadera calidad de la grabación puede ser incluso mejor que la de un CD ordinario. También se suele publicar el librito en un formato informatizado. Steve Smith, el director de Gimell Records comenta que “internet trae consigo muchas oportunidades, como explicar más detalladamente lo que se hace para una grabación, pues el librito del CD tiene unas dimensiones que limitan las posibilidades. Ahora se puede aumentar en la pantalla toda la información que se desee”. ¿Pero hasta qué punto representa la descarga digital, para estos sellos, el futuro de las grabaciones clásicas en términos de ventas? Robina G. Young, directora artística de Harmonia Mundi USA, reconoce la importancia de estas ventas, sobre todo en Estados Unidos y dice que “están aumentando en un momento en que las ventas del producto disminuyen. Obviamente esto es el futuro. Pero el mercado que servimos ahora mismo sigue buscando un producto de calidad, bien producido que se pueda tocar y poseer”. Steve Smith, de Gimell, da una nota positiva, recordando que hace unos años, después de una emisión radiofónica de la grabación de Spem in alium de los Tallis Scholars, “todas las tiendas de discos en el Reino Unido agotaron sus existencias aquel mismo día y se tardó una semana en reponer los CDs. iTunes vendió miles de descargas y nunca agotó las existencias, ya que su modelo de negocio es no tener existencias. Eso fue muy positivo. Es cierto que la mayoría de las discográficas se quejan de que las ventas en las descargas no compensan el descenso de las ventas de los CDs y, aunque eso es verdad, de una forma u otra creo que ahora estamos dando mucho mejor servicio”. Al reflexionar sobre la continua desaparición de las tiendas de discos, Robert von Bahr, de BIS, el sello independiente más antiguo —1973— dirigido aún por su fundador, dice: “La descarga vendrá y así lo deseo porque es mucho mejor desde todos los puntos de vista. Por esta razón hemos invertido mucho dinero y comprado la página web iclassical.com. En este momento, el énfasis recae sobre los productos BIS pero dentro de poco ofreceremos grabaciones de doscientos sellos internacionales. En 113 264-Pliego final 23/5/11 09:56 Página 114 ESTUDIO EL MERCADO DE LAS GRABACIONES II 114 cuanto a la música clásica, vamos a ser tan grandes como ClassicaOnline, pero tenemos diferentes principios en cuanto a cobrar y estamos ofreciendo mejor calidad a un precio más bajo. Melanne Mueller, del sello británico independiente Avie, cree que en el futuro el consumidor de música estará satisfecho con el producto no físico. “Mi opinión es que eso tiene que ver con lo generacional y que la generación más joven —la que nace en esta década— no sabrá de otros modos de recibir música, así que estará acostumbrada a usar un ordenador o un teléfono móvil para oírla”. Charles Adriaenssen, de Outhere Music, en Bélgica —propietaria de sellos como Alpha, Phi, Ricercar o Aeon— comenta que con las novedades digitales quiere “hacer un producto que sea el equivalente al que hemos hecho físicamente, lo que significa libritos digitales de muy buena calidad, diversión, interactividad y uso de herramientas modernas como el iPad. Quiero que la experiencia digital sea un placer, no que se limite a un MP3 que se escucha sólo cuando se está haciendo footing o viajando en avión”. Paul Moseley, director gerente de Decca Classics, aunque cautelosa, también alberga muchas esperanzas para lo digital. “Representa nuestro sector de crecimiento más grande y aunque sólo constituya alrededor del 15% del negocio total crecerá mucho en el futuro. Tenemos que responder a la nueva manera en que funciona lo digital, que dista mucho de la de la cultura tradicional del álbum, y a cómo los consumidores organizan su modo de escuchar música. En este momento se ve la descarga como una fase intermedia hacia la subscription streaming —suscripción a una modalidad de distribución de audio o vídeo por flujo continuo sin descarga por internet. Llegará un momento en el que la mayoría de la gente no será dueña de la música sino que tendrá acceso a ella cuando quiera”. En efecto, controlar su particular emisora de radio. ¿Hasta qué punto contribuirá, ahora y en el futuro, la descarga digital al negocio de los sellos de música clásica? Según Klaus Heymann, “el aumento del negocio con las descargas es escaso, hasta se puede, incluso, hablar de estancamiento. Pero, al mismo tiempo, hay varios modelos de suscripción que se están propagando y nuestros propios Naxos Music and Video Libraries está creciendo mucho. Ese es un buen indicio. Empezamos a ver dinero en Estados Unidos procedente de Pandora y hay un Spotify en perspectiva cambiando de un modelo gratis a uno de pago. En cuanto a la industria, diría que dentro de cinco años el producto físico representaría un 25%, las descargas otro 25%, y el 50% restante algún tipo de servicio de suscripción, en el que se pueda escuchar toda la música que se quiera a cambió de un abono mensual, semanal o anual”. Más escéptico se muestra Mike Spring, gerente de ventas de Hyperion Records, que dice que “en términos de lo que puede pasar en el futuro, nunca he visto la industria tan insegura como ahora. Llegaron las descargas e inicialmente vimos mucho crecimiento, pero durante los últimos dos o tres años se ha estancado. Así que parece que hay mercado previsible para los CDs en el futuro”. En Francia, Yves Riesel señala que la descarga digital empieza a aparecer en su país: “¡Lo que necesitamos son más soluciones industriales independientes para la distribución de nuestra música! Aunque sea menos ‘sexy’ a la hora de hacer nuevas grabaciones es desde luego más crucial para el futuro. Un ejemplo en Francia es que el negocio digital sigue siendo pequeño para los sellos clásicos. ¿Por qué? Porque necesitamos, de los que ya existen, mejores sitios, más esfuerzo, convicción y pericia”. Por su parte, James Jolly, director de Gramophone, recuerda que “lo más lógico es pensar que la descarga no va a ser la salvación de la música clásica. Lo serán los servicios de streaming y de suscripciones como la Naxos Music Library, Spotify o Classical Archives, donde las personas básicamente alquilan su música. Es muy interesante cuando se observa el mundo de la descarga en este momento para ver cómo se está fragmentado en streams. Hay un público joven completamente conectado a sus iPods y sus iPads que no sabe recibir música si no es vía internet. Al otro extremo de la balanza existen los intransigentes de las interpretaciones históricas que también son unos locos de las descargas, sobre todo de páginas web como Pristine Classical, que ofrecen descargas en MP3 y, en un nivel más alto de calidad del sonido, los formatos FLAC”. El futuro de los “fondos de catalogo” Dado el gran número de grabaciones que salen al mercado cada mes, y aun teniendo en cuenta que los sellos grandes y pequeños eliminan periódicamente referencias, ¿qué importancia tiene, especialmente para un futuro digital, el gigantesco fondo de catálogo que se está creando? Según Paul Moseley, de Decca Classics, es absolutamente crucial. “Casi todos nuestros ingresos proceden de ahí. Lo digital es una gran oportunidad porque significa que podemos tener todas las grabaciones disponibles siempre —no hará falta eliminar ninguna. Sin embargo, casi todos nuestros clientes siguen deseando el producto físico, así que tenemos que presentar paquetes atractivos que la gente quiere tocar y poseer. Tiene que existir una verdadera razón para volver a poner en circulación material en formato físico. Y si se aporta valor añadido —artículos adicionales, vídeo, fotos, remasterización— mucha gente está dispuesta a gastarse un dinero considerable en ello”. Para Simon Perry, el gerente de Hyperion, tener un extenso fondo de catálogo — entre 1300 y 1400 títulos “vivos” en su caso— no presenta problemas porque “como sello, hemos llegado a un tamaño crucial, nuestro catálogo es enorme pero ahora tenemos la capacidad a través de internet, y al contrario de lo que pasa con las tiendas, de mantenerlo visible para el consumidor. Y las ventas de catálogo ayudan mucho. En las nuevas grabaciones es donde facturamos más pero las ventas continuas del fondo de catálogo constituye un seguro para nosotros.” Robert von Bahr, de BIS, está de acuerdo cuando dice que “hoy, como compañía, seguimos operando básicamente debido a nuestro enorme fondo de catálogo. Si tuviera que depender de las nuevas grabaciones, el negocio hubiera dejado de existir”. En 2006, en su libro The Long Tail (La larga estela), Chris Anderson hablaba de la capacidad de internet para generar un “nicho de mercado”, es decir, ventas dirigidas a un grupo de consumidores concreto y reducido que no tiene que ver con los best sellers. ¿Cree Klaus Heymann, en 2011, que todavía funciona esa teoría? “Se puede contestar tanto sí como no”, afirma. “Es cierto que hoy con internet se pueden vender pequeñas cantidades de cualquier cosa, pero en la música clásica la “larga estela” no ha aumentado el mercado. Digamos —he hablado con mis colegas de esta hipótesis— que probablemente existan un millón de coleccionistas serios en el mundo, que posiblemente compran un promedio de diez CDs al año. Eso significa que el mercado dirigido a los coleccionistas cuenta con unos 10 millones de CDs anuales. Actualmente hay unos cien mil títulos disponibles física o digitalmente. Y eso quiere decir que vendemos de cada título un promedio de cien ejemplares al año. Vamos a suponer que llegaran a estar disponibles 200.000 títulos. ¿Qué pasará con el mercado? ¿Se duplicará? ¿Comprarán estos coleccionistas 20 CDs en lugar de diez? No. La venta promedio por título caerá de cien a cincuenta o, si hay suerte a cincuenta y cinco. Ahí es donde entra la larga estela. Sí, con la larga estela se pueden vender muchos, muchos títulos, pero el mercado global no crece. Sólo significa que la gente tiene más donde elegir pero, al tener un presupuesto fijo para sus compras, comprarán menos copias de los best sellers y gastarán su dinero en cosas que pensaban que no existían. Para los sellos de música clásica sobre todo, esto 264-Pliego final 23/5/11 09:56 Página 115 ESTUDIO EL MERCADO DE LAS GRABACIONES II también significa que las ventas del fondo de catálogo serán cada vez más difíciles y, a fin de cuentas, quienes tengan el mejor del mejor marketing, los mejores portales online y sean más fáciles de encontrar se beneficiarán de la “larga estela”, mientras los demás saldrán perdiendo. Nuevas ideas independientes Aunque en el pasado las grabaciones de música clásica fueran del dominio de los grandes sellos, los nuevos tiempos han visto la aparición de centenares de independientes, algunos muy especializados y otros, simplemente, trabajando por razones muy distintas a las de aquellos. James Jolly, de Gramophone, se siente muy animado por la individualidad de muchos de los independientes. “Lo que sellos como Chandos, Harmonia Mundi o Naïve están haciendo se puede decir en pocas palabras: cada uno tiene su estilo y eso se ve porque hay gente que compra todo lo que algunas de estas compañías producen. Y si en la época anterior se hablaba del trabajo de productores como Walter Legge o John Culshaw, ahora hay que hacerlo de la capacidad para lo artístico y la producción de Manfred Eicher (ECM), Simon Perry (Hyperion), Eva Coutaz o Robina G. Young (ambas de Harmonia Mundi), que tienen un gusto exquisito y en cuyo trabajo uno puede confiar”. Merece la pena mencionar aquí el trabajo de otros sellos independientes que están contribuyendo no sólo a la gran calidad artística de las grabaciones que sacan al mercado sino también a la diversidad de los diferentes modelos comerciales para buscar y conseguir un público fiel. Uno de estos sellos es Channel Classics, basado en los Países Bajos y dirigido por Jared Sacks. Antiguo trompetista, Sacks empezó el sello hace 21 años, “porque quería trabajar directamente con los artistas. Eso significa, más bien, que mi compañía es de promoción y utilizo los CDs como un instrumento de marketing, colaborando con la gerencia, con los artistas que están promocionando conciertos, porque así es como vendo mis CDs , lo que no tiene que ver con sacarlos todos al mercado y probar suerte a ver cuál vende y cuál no”. Sacks afirma que las ventas son estables, incluso donde el sello ha puesto mucha atención en la calidad técnica, el Super Audio CD. “Dependemos mucho del pequeño grupo al que nos dirigimos casi exclusivamente, gente que ama la música y le gusta lo que se consigue con el Super Audio y su aspecto multi-canal. Trabajar con Iván Fischer —que también cree firmemente en el Super Audio y lo oye y le emocionan sus resultados— y la Orquesta del Festival de Budapest, proporciona un valor añadido, lo cual es muy importante para él y un honor para mí”. Aunque Sacks cree en la continuidad del CD como formato principal, ha comenzado a proporcionar un servicio de descarga en una página web, ofreciendo archivos de grabaciones desde el MP3 hasta la más alta calidad. “En este sentido sigo la tónica general, pero hago grabaciones de alta calidad porque creo firmemente en ellas. Quiero hacerlas. Están ahí… Si no le interesa a alguien, pues que compre las cosas baratas”. Aunque ofrece grabaciones en un formato digital no tangible, Sacks quiere saber qué recuerdo palpable dejarán los artistas para su público en el futuro. “¿Qué van a firmar? ¿Firmarán un lápiz USB con el concierto incorporado? Supongo que sí”. Durante los últimos años, una tendencia ha sido la creación por parte de las orquestas de sus propios sellos discográficos. Ha sido el caso de, entre otras, la Concertgebouw, la Sinfónica de Londres, la de la Radio de Baviera o la Filarmónica de Londres. El director artístico y ejecutivo de esta última, Timothy Walker, dice que “la razón por la que empezamos en 2005 sigue siendo válida: quisimos conservar la historia grabada de la LPO en un momento en que temíamos que se perdiera, pues las grandes compañías estaban dejan- do de contratar orquestas para grabaciones de estudio, sobre todo del repertorio sinfónico fundamental”. La política de ventas del sello ha favorecido la inclusión de grabaciones de obras de las emisiones en vivo de la BBC, que también habían sido grabadas y vendidas por los grandes compañías. Así, como dice Walker, “las más recientes novedades de sinfonías dirigidas por Klaus Tennstedt podrán ser comparadas con sus famosas grabaciones de estudio, sobre todo las sinfonías de Mahler, pero también las de Bruckner”. El concepto del sello orientado hacia el artista llega a otro nivel con Avie Records, fundada en 2002 por Simon Foster, Melanne Mueller y Barry McCann, personas de gran experiencia que han trabajado con importantes compañías como EMI, BMG y Universal. “Dirigimos un sello en pro de varios artistas” —comenta Mueller— “que son los propietarios de las grabaciones que hacen para Avie y también del copyright de las mismas. Avie no posee el copy de las grabaciones. No sacamos al mercado nada que no haya sido aprobado por el propio artista, y eso incluye todo el paquete: la grabación en sí, el diseño, el librito. Y esta política ha funcionado. Llevamos casi diez años y no hemos tenido que cambiar el modelo básico. En cuanto a la contracción del mercado, creo que está afectando más a los grandes. Después de todo, tenían más que perder. Sin embargo, hay ciertos sellos que son muy identificables debido a sus marcas. Deutsche Grammophon sigue siendo el sello con el que la mayoría de consumidores de clásico se identifica, a pesar de que en los últimos años haya cambiado el aspecto de sus cubiertas”. La piratería Aunque la piratería digital haya estado devastando la industria de canciones de rock y pop, ¿hasta qué punto está afectando el negocio de la música clásica? Es una cuestión de especial relevancia en España hoy, donde, según los cálculos de la Nielsen Company, un asombroso 45% de internautas consigue acceso a servicios ilegales de música y otros contenidos en un momento en que las ventas legales de música —de 2009 a 2010— han bajado alrededor del 22%. A pesar de la reciente aprobación por el Congreso de los Diputados de la llamada Ley Sinde —que es un intento de frenar estas actividades ilegítimas— el Departamento de Comercio de Estados Unidos lleva los últimos cinco años afirmando que España es uno de los países que no recomienda para hacer negocios relacionados con la propiedad intelectual. El tema suscita fuertes reacciones de varios sellos de clásica, y ninguna ha sido tan fuerte como la de Robert von Bahr de BIS, alguien que ha superado muchos problemas comerciales al cabo de varias décadas. “Nuestras grabaciones no están llegando a los clientes de pago en cantidades suficientes. Veo que cualquiera puede conseguirlas de una infinidad de sitios con sólo pasar diez o quince segundos en internet. Y las obtienen con los libretos y lo demás. Seguimos vivos, BIS no está en peligro, pero eso es gracias a nuestro enorme fondo de catálogo”. ¿Se puede luchar contra esta situación? “Francamente, no sé. Judicialmente hay gente trabajando en ello, pero siempre estarán uno o dos pasos por detrás de los ‘ilegales’”. El impacto de la piratería digital lo está notando también otro sello independiente de mucho éxito, Hyperion, que es un pequeño negocio con menos de quince empleados. Simon Perry dice que “ese terrible problema del robo de contenidos lo padece toda la industria y la va a matar si no se actúa muy pronto. Actualmente da la impresión que a ningún gobierno le importa una mierda lo que pasa y me temo que tampoco la industria se mueva— hasta se ha eliminado la protección del copyright (DRM) a los archivos de 115 264-Pliego final 23/5/11 09:56 Página 116 ESTUDIO sonido. ¿Uno entraría en una librería para coger un libro y salir sin más? No, pagaría el libro. Hay muchas personas que piensan: ‘¿Por qué voy a pagar por escuchar música? No veo por qué debo dar todo mi dinero a un grande, gordo y rico sello. No es justo. Debo poder tener mi música gratis’. Son unos ignorantes. Porque lo que va a pasar es que estos sellos —que invierten mucho en las giras de los artistas y en la producción de la música, que es muy cara, no producirán grabaciones si no reciben unos ingresos continuos de las ventas. Es un negocio. Creo que se debe enseñar, sobre todo a los jóvenes, lo que la propiedad intelectual quiere decir, lo que significa crear algo y lo que significa protegerlo”. Steve Smith, de Gimell, el sello de The Tallis Scholars, los especialistas en la polifonía sacra, da un ejemplo. “Recuerdo con toda claridad la primera vez que el director Peter Phillips volvió de dar un concierto tras el que le pidieron firmar un falso CD del grupo. Ahora ocurre cada dos por tres. Esto es un enorme cambio de actitud, y lo lamento mucho. Creo que si la gente quiere disfrutar de su música debe entender que esa música acarrea gastos y que hay gente que intenta ganarse la vida con ello”. Mike Spring, de Hyperion, pinta un cuadro tétrico de lo que puede pasar si los niveles de piratería siguen subiendo. “Básicamente el dinero para hacer grabaciones se esfumará y eso es el final, ya que los artistas no tendrán ningún sitio a donde ir para grabar. Las compañías de discos son necesarias para encauzar a los artistas. Esa noción completamente democrática de que cualquiera puede promocionarse por sí mismo no puede funcionar. Si todos los artistas montaran su página web y grabaran unos conciertos y los colgaron, nadie iba a poder separar la paja del buen grano”. Klaus Heymann de Naxos es un poco más flemático cuando habla de la amenaza de la piratería para el negocio clásico. “Aunque es un factor, realmente no ha tenido gran impacto en el negocio de la música clásica debido a cuestiones de calidad, ya que las páginas web piratas no tienen la mejor. Además, cuando miro YouTube veo que hay tantas cosas ilegítimas ahí que he tirado la toalla a la hora de intentar bajar todo. Hasta cierto punto es una promoción pero, más bien, las personas que escuchan música en YouTube probablemente no entrarían en una tienda para comprar un CD”. En conclusión 116 Robina G. Young, de Harmonia Mundi USA, pinta sucintamente un cuadro internacional del negocio de las grabaciones clásicas en 2011 en el que el optimismo se contrapesa con la cautela. “En general, el estado de salud actual de este negocio está sujeto a una interesante, y desafiante, situación de flujo, adaptándose a todas las nuevas maneras de llevar la música al consumidor”. Una contestación optimista pero a la vez realista a la pregunta de si habrá un mercado para la música en el futuro la da Klaus Heymann, de Naxos, cuando declara: “Sí, sólo depende de cómo la gente quiera consumirla. La industria seguirá existiendo. La cuestión para todos nosotros es asegurar que nos paguen por nuestros contenidos, por nuestras grabaciones. No puede convertirse en algo gratuito como modelo de negocio. Si no nos pagan, no habrá grabaciones. Pero soy optimista, creo que seguirá existiendo la industria dentro de cinco años y tenemos la intención de ser una parte importante parte de ella. Jared Sacks, de Channel Classics, dice: “Estamos viviendo en una época increíble cuando un consumidor tiene enormes posibilidades de comprar grabaciones, y no sólo una interpretación única. El mercado es de ellos, no de los sellos”. Melanne Mueller añade, “Creo que sigue habiendo mucha emoción y buenas grabaciones en el mercado capaces de entusiasmar al consumidor, y eso es lo que mantiene el negocio. Photos8.com EL MERCADO DE LAS GRABACIONES II Incluso en su estado mermado sigue siendo una próspera y apasionante industria”. En una época en la que el sector clásico se preocupa mucho por la relación coste-rendimiento a la vez que combate la piratería, se anuncia una nueva competitividad entre los sellos grandes y los independientes en lo que llamaríamos la música clásica básica y eso, seguramente, será bueno para el consumidor. Sin embargo, Christopher Pollard advierte: “Es difícil no pensar que la música clásica ha fracasado a la hora de reclamar un lugar en el marco de referencia cultural del siglo XXI. El hecho de trabajar dentro de la industria distorsiona el sentido de su importancia pero, con mi actual perspectiva, muy alejada de mi vida anterior, veo que es fácil olvidar que existe. Si esto ocurre con alguien como yo, que llevaba más de veinte años viviendo en el centro del mercado, ¿qué impacto tiene verdaderamente esa música clásica en las vidas de aquellos que son menos capaces de entender su valor?”. Steve Smith añade: “Cuando se habla de la decadencia de la industria, no se habla del interés de la gente por la clásica sino de la realidad del negocio de los discos. Si hace ciento cincuenta años no existían compañías discográficas, ¿por qué habrían de existir dentro de otros ciento cincuenta? Todo cambia continuamente. Habrá profesionales que ayuden a los artistas a hacer buenas grabaciones. Habrá gente que ayude a vender, que ayude a consolidar carreras profesionales. Pero el hecho de que la industria del disco esté en decadencia no significa que la música lo esté. En realidad, es todo lo contrario”. Simon Perry termina con una nota más optimista: “Todavía hay mucha gente en el mundo que sigue apreciando lo que nosotros, los independientes, hacemos y continúa consumiéndolo y pagando por ello, y apreciándolo. Eso creo que es saludable. Si se siguen produciendo grabaciones de buena calidad e interesantes, la gente las comprará. Y el producto debe seguir manteniendo ese toque de lujo. Pienso siempre en un CD como en una especie de artículo de lujo. Y si se puede mantener esta chispa especial, todo irá bien”. El tiempo dirá. Mark Wiggins Traducción: Barbara McShane 264-Pliego final 23/5/11 09:56 Página 117 264-Pliego final 23/5/11 09:56 Página 118 EDU GC UA Í AC I Ó N CREATIVIDAD MUSICAL Y EDUCACIÓN Creatividad es el proceso de tener ideas originales que aportan valor. El proceso creativo implica poner la imaginación a trabajar para crear algo nuevo, aportar nuevas soluciones a problemas, o incluso pensar en nuevos problemas o preguntas. Ken Robinson H oy en día se habla de creatividad en relación a ámbitos muy diversos y con distintas acepciones, a menudo demasiado ambiguas o subjetivas, pero su papel como elemento dinamizador y transformador en la sociedad es cada vez más evidente. La definición de Ken Robinson, junto a la relación que establece entre creatividad e imaginación, nos proporciona un buen punto de partida para abordar el tema de la educación de la creatividad musical. Las palabras clave son imaginación, proceso, originalidad y valor, o sea la noción de creatividad como un proceso que permite poner a trabajar la imaginación para tener ideas que además de ser originales aporten valor. Creatividad musical Estudiemos la creatividad musical a luz de este concepto, entendiéndola por lo tanto como un proceso o incluso como la cualidad de un proceso. Un intérprete o grupo, compositor, profesor, estudiante, productor, gestor, etc. serán creativos si la actividad que desarrollan se basa en procesos creativos. La música es considerada intrínsecamente creativa, sin embargo debemos analizar de cerca la definición de Ken Robinson y sus cuatro palabras clave para determinar en que medida podemos decir que una actividad musical es realmente creativa. Imaginación No es fácil definir la imaginación musical. Podríamos entenderla como el punto de arranque, la inspiración o incluso el talento. Sin entrar en el debate de si estas son cualidades innatas o se adquieren, parece evidente que en toda persona hay una cierta predisposición para que florezcan determinadas cualidades o talentos en unos ámbitos determinados. Estos ámbitos pueden ser la música, la danza, la pintura, las matemáticas, el deporte o cualquier otro campo de la actividad humana. Incluso dentro de la música hay personas que tienen una mayor facilidad para tocar un determinado instrumento, cantar, componer o dar clases. En algunos casos, esta predisposición está muy clara desde el principio y en otros no, ya que es necesario que se den las condiciones adecuadas para que se manifieste. Los que hemos vivido de cerca durante años la educación y el desarrollo profesional de muchos músicos hemos visto muchos ejemplos de ello: el cantante de heavy metal que encuentra en el piano de jazz su medio de expresión; la joven violinista que lleva tocando desde los cinco años y a los catorce descubre que su forma de comunicación más natural es la voz; el pianista que se da cuenta que su imaginación fluye dando clases o el trompetista profesional que encuentra en la gestión educativa su campo de actuación más fructífero. Proceso 118 “La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”. Esta famosa frase de Picasso ilustra el hecho que la clave de la creatividad se encuentra en el proceso que permite transformar la imaginación, el talento o la inspiración en algo original y valioso. Para que esto sea posible hay que tener, en primer lugar, una actitud creativa, una predisposición a actuar de forma flexible, abierta y sin ideas preconcebidas. En segundo lugar debemos conocer el medio en el que se produce la actividad, su lenguaje y características, y disponer de herramientas suficientes para llevar a cabo esta transformación. El estilo musical o el tipo de actividad pueden ayudar a que el proceso sea más creativo pero no lo condicionan, ya que el nivel de creatividad depende fundamentalmente de la actitud, la imaginación y de cómo se realiza el proceso de transformación. Las músicas con fuertes raíces tradicionales son, a menudo, vistas como poco creativas, cuando en realidad pueden albergar momentos enormemente creativos, como por ejemplo en las improvisaciones de los músicos árabes o hindúes. Componer la música para un película puede ser considerado como menos creativo que hacerlo libremente sin estar sujeto a unas imágenes y sin embargo hay grandes ejemplos de creatividad en las partituras para cine. Un músico de jazz tiende a ser valorado como más creativo que uno clásico, en cambio, ni improvisar es sinónimo de ser creativo, ni interpretar una obra totalmente escrita implica no serlo. Desarrollar la creatividad supone aprender a escoger lo más idóneo, aquello que expresa mejor una idea, un sentimiento o cubre mejor una necesidad. En una situación de continuo cambio cultural, social y económico como el actual, los procesos creativos son los únicos que permiten dar respuestas originales y adecuadas. En la música esto supone, crear, desarrollar nuevos estilos y formas de interpretar, innovar pedagógicamente, impulsar nuevas formas de distribuir y comunicar, diseñar nuevos formatos de concierto, y encontrar nuevas maneras de garantizar la sostenibilidad cultural, social y económica de la música y sus agentes. No hay que olvidar tampoco que la comunicación que se produce y las emociones que surgen en cualquier actividad musical son siempre nuevas y tienen valor para el oyente, por lo tanto son también fruto de un proceso creativo. Originalidad A menudo términos como original, innovador, distinto, novedoso, inesperado, inusual, avanzado a su tiempo, rompedor, etc. se utilizan como sinónimos de creativo. Esto crea cierta confusión, ya que estos calificativos únicamente se explican en comparación con otras obras o actividades de similares características y por lo tanto no tienen necesariamente en cuenta el proceso que las ha producido, aunque sean el resultado de la creatividad. La perspectiva histórica también permite poner de relieve aspectos que en su momento podían no ser tenidos en cuenta. Un ejemplo paradigmático de esto último es Johann Sebastian Bach, considerado como uno de los compositores más influyentes de la historia de la música y que en su tiempo era más bien visto como un artesano que trabajaba dentro de formas tradicionales. En toda actividad musical confluyen muchos elementos y 264-Pliego final 23/5/11 09:56 Página 119 EDUCACIÓN por lo tanto su originalidad puede referirse a diversos aspectos de la misma: las obras o temas que se tocan y en que orden, la interpretación de los músicos, el tipo de espacio donde tiene lugar y como están distribuidos los músicos y el público, el diseño de la iluminación, etc. Valor Ken Robinson nos dice que un proceso será creativo si tiene como resultado algo que no sólo sea original sino que además tenga valor. Pero hablar de valor en el ámbito artístico en general y en la música en particular es complejo. Podemos analizar el valor de una obra o actividad musical desde diversas perspectivas, por ejemplo: Valor comunicativo o expresivo, que se refleja en su influencia sobre el público en el momento en que tienen lugar. Valor pedagógico e inspirador, en el caso de una clase. Valor cultural y artístico, que es posible analizar desde una cierta perspectiva histórica. Valor o impacto social. Una interpretación que ha emocionado a un oyente tendrá un gran valor para él y una obra que ha marcado un nuevo camino a seguir tenerlo para una generación entera de compositores, pero en ambos casos pueden ser fruto de procesos igualmente creativos. Educar la creatividad JA Serra ¿Es posible educar la creatividad musical?, y si es así, ¿de qué manera y en qué etapa de la formación puede y debe hacerse? Quienes piensan que la creatividad no puede educarse es porque asocian creatividad a una capacidad innata, pero si admitimos que la creatividad es un proceso que permite transformar la imaginación en algo original con valor, es evidente que es una capacidad que se puede desarrollar y por lo tanto educar, ya sea través de un aprendizaje formal, no formal o informal (ver el artículo Aprendizajes, SCHERZO nº 250, pág. 140). Aquí vamos a Saïd Chraïbi, intérprete de ‘ûd referirnos fundamentalmente al aprendizapoco flexible para adaptarse a las necesidades creativas de je formal a lo largo de todas sus etapas. Ante todo, no debemos disociar los aspectos técnicos y los estudiantes y su entorno. La compartimentación excesiva el conocimiento del lenguaje musical de su uso en un proce- en materias estancas poco conectadas entre sí tampoco favoso creativo. Pensar, por ejemplo, que es imprescindible recen el desarrollo de la creatividad. Casi podríamos decir dominar primero la técnica de tocar un instrumento musical que algunos de los músicos que consideramos más creativos antes que aprender a usarlo como herramienta de comunica- lo han sido a pesar de su aprendizaje formal. La solución es sencilla pero no por ello deja de ser ción creativa, es un error similar al que se produce cuando se aprende un idioma con un libro y se relega a una etapa extremadamente compleja: el desarrollo de la creatividad posterior su uso en la comunicación hablada. La verdadera debe ser el eje central de los procesos educativos y el resto educación es la que ayuda a los estudiantes a dar lo mejor de competencias hay que considerarlas herramientas al serde sí mismos, por lo tanto los músicos deben aprender a vicio de este desarrollo. La participación en una actividad desarrollar sus capacidades creativas desde el primer musical supone ya un cierto grado de creatividad, la cuestión es como potenciarla para que la música y los músicos momento y a lo largo de toda su etapa formativa. La educación de la creatividad requiere estructuras edu- hagan una aportación cultural y artística cada vez mayor a cativas, planteamientos pedagógicos y profesores también la sociedad. creativos. El problema es que una buena parte de los sistemas de educación musical siguen ofreciendo una enseñanza Joan-Albert Serra 119 264-Pliego final 23/5/11 09:56 Página 120 JAZZ Raj Naik DANILO PÉREZ, UN JAZZISTA LATINO E 120 l jazz de hoy se ha quitado todos los complejos que surgían cada vez que la música llegaba fuera de Estados Unidos. Ha sido un proceso largo, porque sus conclusiones felices así lo requerían. En esa particular mirada que une al bebop toda suerte de culturas musicales, la que ha nacido al calor de lo latino y lo caribeño ha sido probablemente la de mayor éxito. Está claro que su expresión a veces nos llega desdibujada, o bien por su confusión con géneros hermanos como la salsa, o bien por su fascinación por el pop. El jazz latino, no obstante, ha sido semillero del jazz norteamericano desde antes que el gran Mario Bauzá lo soñara junto a Dizzy Gillespie, aunque ambos artistas fueron quienes asentaron por vez primera sus mejores cimientos. A las enseñanzas y los legados de ambos maestros se debe el pianista Danilo Pérez (Panamá, 1965), un jazzista latino que nunca se ha mirado el ombligo y que siempre ha conferido la misma importancia tanto a los elementos musicales latinos como los jazzísticos; lejos de la consabida fórmula de fusión que sólo junta culturas, Danilo Pérez crea música propia y nueva, y es por eso que, antes que nada, es un jazzista de ley. La mejor de las pruebas de esta afirmación la descubrimos en las últimas comparecencias del panameño, infiltrado en el que probablemente es el mejor cuarteto de la historia moderna del género, el que lidera el saxofonista Wayne Shorter. El que fuera escolta de Miles Davis no es sospechoso de llevar una vida caprichosa ni complaciente, algo que no pueden decir otras leyendas, digamos, tipo Herbie Hancock. La exigencia creativa de Shorter sigue manteniendo unos niveles artísticos tremendamente elevados, por lo que no extraña el cuidado que ha tenido en la confección de su actual cuarteto; además del pianista panameño, el saxofonista ha llamado a filas al contrabajista John Patitucci y el baterista Brian Blade, más por sus capacidades expresivas que por las respectivas aureolas de sus trayectorias profesionales. Así, este grupo salvaje ha recogido todos los aplausos allá por donde ha pisado, con un inconmensurable Danilo Pérez a la cabeza; no es fácil dar la nota entre tanto genio, pero su poderosa clase jazzística lo explica todo. Tras entregarse a la vida y obra de Shorter durante los últimos años, Danilo Pérez necesitaba un tiempo para sí mismo, un tiempo de reflexión y resumen, de puesta al día, vaya. El artista pasó fugazmente por Madrid acompañado de su trío, donde militan el contrabajista Ben Street y el baterista Adam Cruz. La excusa de su visita no fue otra que la presentación de su último registro, Providencia, que es compendio de todas las enseñanzas aprendidas junto a tanta leyenda del jazz y merecida prolongación de premiados álbumes como The Journey (Novus, 1993), calificado por la revista Down- 264-Pliego final 23/5/11 09:56 Página 121 JAZZ DANILO PÉREZ beat como uno de los mejores registros de la década de los 90. El trío regresa ahora a nuestros escenarios el próximo mes de julio, donde tiene fijadas fechas en festivales mayores como el de Vitoria-Gasteiz (www.jazzvitoria.com), en donde seguramente se den toda suerte de sorpresas, ya que la jornada doble (16 de julio) incluye un homenaje a Miles Davis donde se citará su patrón, Wayne Shorter, el mencionado Hancock y el bajista Marcus Miller (no es de extrañar que la cita clausure el certamen alavés). Hijo de un cantante y director de orquesta, Danilo Pérez (Panamá, 1965) se inició en el piano clásico, para después obtener una beca y ampliar estudios en la Universidad de Indiana de Pennsylvania y el Berklee College of Music de Boston. En ambas instituciones académicas se concretó su fascinación por el jazz, pudiéndosele encontrar tocando a finales de los años ochenta junto a artistas de la talla de Jon Hendricks, Terence Blanchard, Wynton Marsalis, Charlie Haden, Michael Brecker, Joe Lovano… La nómina de jazzistas cautivados por la elegancia y sabiduría pianísticas del panameño se antoja imposible de completar con exactitud, aunque dos de aquellos maestros bien merecen una mención especial, por cuanto cimentarían su carrera profesional. Por un lado, el trompetista —y hoy también pianista— Arturo Sandoval, con quien obtuvo un Grammy por su participación en el disco Danzón (GRP Records, 1993). Por otro, el trompetista Dizzy Gillespie, quien le recluto para formar parte de su famosa y ardiente United Nations Orchestra, con la que cosecharía otro Grammy colectivo por el directo Live at the Royal Festival (Enja, 1989). Para entonces, Danilo Pérez ya sabía que tocar jazz era algo más que hacer versiones jazzísticas de temas populares enclavadas en la cultura musical latina, una verdad a medias a la que se habían entregado buena parte de sus paisanos. No. Él prestó mucha atención y trabajo en estudiar a los clásicos del jazz, consciente de que si no lo hacía, jamás podría reconocerse en él. Dicho y hecho: a mediados de los años noventa publica otra obra maestra —The New York Times dixit— a caballo entre su respiración latina y jazzística, Panamonk (GRP Records), que como se intuye, es un homenaje a la verdad pianística y compositora de Monk. La culminación de todo este largo caminar tras la búsqueda incesante de su propia voz musical llegó, ya se ha mencionado, a comienzos de esta década, cuando es solicitado por Wayne Shorter. Junto a él firma conciertos exuberantes y discos antológicos como Footprints Live! (2002), Alegría (2003) y Beyond the Sound Barrier (2005), todos ellos publicados en la escudería fonográfica Verve, administrada por la multinacional Universal. Nunca antes la autoridad jazzística de Danilo Pérez se había hecho tan visible y tan… intensa, por su autenticidad. Por el contrario, muchos de sus compañeros latinos seguían empeñados en rentabilizar la vistosidad y el exotismo de sus respectivas músicas de origen, muy alejado de su pianismo desnudo y audaz, erudito y sensible, enciclopédico y personal. Una muestra más del compromiso con su propio pálpito creativo es la formación con la que ha decido visitarnos en este tiempo, la de trío y junto a sus dos compañeros de siempre, los mencionados Ben Street y Adam Cruz. Cualquiera en su caso hubiera echado mano de su privilegiada agenda para llamar a toda suerte de músicos lustrosos que jamás le hubieran dado una negativa, y hacer discos y giras de mucho ruido mediático y grandes cajas. No. En este tiempo, Danilo Pérez ha demostrado con creces que su gran causa es el jazz, por la que vive y sueña. Y por la que cada día se levanta como si fuera el último. Pablo Sanz GETXO JAZZ, MÁS QUE UN FESTIVAL L os carteles veraniegos se van cerrando y a la espera de lo que haga el remozado Imaxina Sons —con nueva dirección artística al frente—, una vez más el programa del Getxo Jazz reclama justos titulares (www.getxo.net; del 1 al 5 de julio). Durante cinco días la localidad vizcaína volverá a ser la universidad del jazz europeo, gracias a un concurso de jóvenes grupos que nos anticipa el mañana y que son seña principal de su identidad. Luego, con menores recursos económicos que otros certámenes, el Getxo Jazz ofrece de nuevo una de las mejores panorámicas del jazz contemporáneo, convocando a artistas de mil lenguajes, y sin ceñirse exclusivamente al socorrido caballo ganador. Efectivamente, entre sus créditos descubrimos reclamos de mayor acceso como el que protagonizarán Chucho Valdés y esa pareja oscarizada y bien avenida que forman el guitarrista Lee “Captain Fingers” Ritenour y el pianista Dave Grussin. No obstante, en su recorrido plural por todas las esquinas del jazz también habrá hueco para la que sin duda son dos de las mejores expresiones contemporáneas del género, la del quinteto del contrabajista Dave Holland —con el soplo de Chris Potter mandando en la delantera—, y la del cuarteto del saxofonista Branford Marsalis; ambos artistas marcan el pulso de la actual creación jazzística, así como nos apuntan pistas sobre lo que está todavía por llegar. Por último, la verdad pianística de una de las grandes líderes del jazz femenino, la japonesa Aki Takase, nos devolverá la alegría compositora de Fats Waller, uno de sus autores más admirados y al que consigue rendirle merecido homenaje cada vez que se acuerda de él. Con todo, el mayor aval del festival reside en su ya largo y reputado concurso europeo de grupos. Este año, y tras una selección de entre más de una cincuentena de bandas, los cuatro grupos que han accedido a su fase final son: Carl Winther Trío (Dinamarca), Melquiades Quartet (Francia), Sorin Zlat Trío (Rumanía) y Ornetillos (España). En cuanto a los premios, los vencedores recibirán 3.750 euros, y además se grabará un CD en directo de su concierto, del que recibirán parte de la edición. El segundo premio está dotado con 1.500 euros, mientras que el mejor solista obtendrá 750 euros. Además de todo ello, los ganadores participarán en los festivales de jazz de Hoeilaart (Bélgica) e Ibiza, gracias al acuerdo de colaboración que mantiene el Getxo Jazz con ambos certámenes hermanos. El jazz europeo tiene una ventana iluminada en el Getxo Jazz y a través de su cristalera podemos descubrir las más jugosas aventuras jazzísticas que el continente nos tiene reservadas para mañana. Pablo Sanz 121 264-Pliego final 23/5/11 09:57 Página 122 LIBROS Una obra necesaria sobre un mito universal EL QUIJOTE EN LA MÚSICA ACTUAL E 122 l Quijote, desde su publicación en 1605 (primera parte) y 1615 (segunda parte), ha sido fuente permanente de inspiración para toda clase de creadores y artistas. Lo sigue siendo y lo será, sin duda, en el futuro por ser una obra totalmente abierta y un pozo sin fondo para meditar y reflexionar sobre la vida y su infinidad de aspectos y ramificaciones. Partiendo del congreso Cervantes y el Quijote en la música del siglo XX. Tradición y vanguardia (Madrid, UAM, 2009) y añadiendo a sus trabajos los de otros grandes especialistas, la profesora Begoña Lolo ha coordinado y editado este denso y vasto volumen que, por su amplitud, su metodología, su enfoque, su carencia de prejuicios y sus resultados, nos permite afirmar que estamos ante una obra importante y de gran utilidad, de lectura agradecida y de consulta obligada. En realidad, y de algún modo, viene a continuar aquel Cervantes y el Quijote en la música. Estudios sobre la recepción de un mito (2007), dentro de una nueva línea de investigación emprendida por la Universidad Autónoma de Madrid en 2000, que retomaba el testigo dejado, fundamentalmente, por Víctor Espinós en su obra El Quijote en la música (1947). Todo ello encaminado al estudio de la utilización del inmortal texto cervantino como tema de inspiración en la creación musical en la Historia con mayúscula. Los especialistas Jean Canavaggio y Claudia Colombati sitúan, para empezar, la figura del Quijote en el contexto histórico, literario y filosófico del siglo XX, a la vez que lo centran en su función de héroe y antihéroe para plantearse hasta qué punto el personaje ha superado el marco de la obra para adquirir entidad propia independizada, propuesta estética que se complementa con la reflexión de Miguel Salmerón en torno a la musicalidad de la trama quijotesca. En el siglo XX, España ha sido el país con mayor producción musical sobre temática cervantina, seguramente porque ha sido el periodo histórico en el que los compositores españoles asumieron el Quijote como parte de su propia historia cultural y, en consecuencia, empezaron a buscar en la riqueza de sus páginas temas de inspiración para el hecho creativo. A partir de esa conclusión global, BEGOÑA LOLO (ed.): Visiones del Quijote en la música del siglo XX. Madrid, Centro de Estudios Cervantinos, Ministerio de Ciencia e Innovación, 2010. 865 págs. el volumen coordinado por Begoña Lolo aborda un extensísimo panorama que comprende, además del mito en su doble visión de héroe y antihéroe, otros muchos aspectos como lo trágico y lo cómico en la música (tendencias hacia lo caricaturesco), renacimiento de Don Quijote como símbolo del mito moderno, esencia poética y épica del Quijote, paralelismo entre trama quijotesca y musicalidad, visiones del Quijote desde la zarzuela del siglo XX, el Quijote en la música orquestal española del siglo XX, el Quijote en las vanguardias musicales españolas de los 50 (tradición y modernidad en el grupo Nueva Música), el Quijote en la escritura pianística contemporánea… Apenas queda algún aspecto, si es que queda, sin tocar por este amplio y experto equipo de colaboradores. Incluso a veces se presta atención a cuestiones parciales (complementarias o enriquecedoras): capítulos o apartados dedicados al paralelismo de Tomás Luis de Victoria y Miguel de Cervantes como modelos desde el Renacimiento hasta el siglo XX, a El Retablo de Maese Pedro de Falla y su éxito de audición, a La venta de Don Quijote de Fernández-Shaw y Chapí, a la fascinación de Robert Gerhard por Don Quijote, a Víctor Ullate y el ballet Don Quijote, a la música de Ernesto Halffter para el film de Rafael Gil, a la electroacústica en la óperas… El libro salta las fronteras y examina el panorama del Quijote en la música europea (francesa, italiana, alemana, belga, rusa, británica), en sus manifestaciones de óperas, cantatas, oratorios profanos, música orquestal, canción lírica, etcétera. En general, en Europa el inicio del siglo XX marcó el afianzamiento del personaje de Don Quijote como mito intelectual, social, político y literario. También se da el salto hasta el otro lado del océano para llegar a Iberoamérica, haciéndose eco de los antecedentes decimonónicos y recalando finalmente en el bien nutrido grupo de compositores que en el siglo XX se han inspirado en la genialidad cervantina: mejicanos, argentinos, brasileños, chilenos, colombianos, cubanos… y exiliados españoles sobre todo en México. Se presta atención a la imaginación teatral de Estados Unidos en el musical y no falta un extenso apartado dedicado a las visiones del Quijote en el ballet y el cine. Y como demostración de la sensibilidad y del estar al día de que hablábamos, nuevos espacios de creación para el Quijote han sido tenidos muy en cuenta: rock español, pop, canción española, canción francesa y francófona, ilustraciones para revistas y exposiciones… E incluso, no podía ser menos, el Quijote y la música en Internet. Finalmente, se sorprenderá el lector de la cantidad de autores y del vastísimo repertorio que menciona este libro útil y necesario. José Guerrero Martín 264-Pliego final 23/5/11 09:57 Página 123 EL PALAU SENT 10.10.2011 a les 20.30 h PALAU 100 2011 · 2012 ABONA’T A PALAU 100 Aquesta temporada obtindràs molts avantatges: · 25 % de descompte · Possibilitat de canviar les entrades quan no puguis assistir! Preu d’abonaments de 160 € a 1.069 € Venda d’abonaments a partir del 18 de maig Venda d’entrades a partir de l’11 de juliol Informació i venda: Tel. 93 295 72 42 A/e: [email protected] 0 CITY OF BIRMINGHAM SYMPHONY ORCHESTRA Christian Tetzlaff, violí Andris Nelsons, director Beethoven: Leonore núm. 3 Dvořák: Concert per a violí Txaikovski: Simfonia núm. 4 19.12.2011 a les 20.30 h 0 12.05.2012 a les 20.30 h 1 HÉLÈNE GRIMAUD, piano BUDAPEST FESTIVAL ORCHESTRA Obres de Mozart, Berg, Liszt i Bartók Ivan Fischer, director 21.01.2012 a les 20.30 h Brahms: Simfonia núm. 2 Strauss: El cavaller de la rosa Strauss: Així parlà Zarathustra 23.05.2012 a les 20.30 h 17.10.2011 a les 20.30 h 0 BERLINER STAATSKAPELLE MOZARTEUM ORCHESTER SALZBURG I COR DE CAMBRA DEL PALAU DE LA MÚSICA CATALANA Mozart: Concert per a piano (per determinar) Bruckner: Simfonia núm. 3 Sandrine Piau i Verónica Cangemi, sopranos Jeremy Ovenden, tenor Andrew Foster Williams, baix Ivor Bolton, director 13.02.2012 a les 20.30 h Haydn: Simfonia núm. 104, “Londres” Mozart: Gran Missa en Do menor 07.11.2011 a les 20.30 h 0 REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Jack Liebeck, violí Antoni Ros Marbà, director Weber: Oberon (obertura) Gerhard: Concert per a violí Schumann: Simfonia núm. 1, “Primavera” 1 Daniel Barenboim, piano i director 0 MAHLER CHAMBER ORCHESTRA MONTEVERDI CHOIR Sir John Eliot Gardiner, director Schumann: Simfonia núm. 4 Schumann: Requiem für Mignon Schumann: Nachtlied Schumann: Manfred 27.02.2012 a les 20.30 h 0 GEWANDHAUS ORCHESTER LEIPZIG Leonidas Kavakos, violí Riccardo Chailly, director Xostakóvitx: Concert per a violí núm. 1 Brahms: Simfonia núm. 3 11.06.2012 a les 20.30 h 1 ORQUESTRA SIMFÒNICA DEL GRAN TEATRE DEL LICEU Núria Rial, soprano Marisa Martins, contralt Joan Cabero i David Alegret, tenors Joan Martín-Royo i Stefano Palatchi, baixos Oriol Broggi, director d’escena Antoni Ros Marbà, director musical Toldrà: El giravolt de maig 20.03.2012 a les 20.30 h 28.11.2011 a les 20.30 h 0 THE KING’S CONSORT ORFEÓ CATALÀ Julia Doyle, soprano Diana Moore, mezzosoprano James Gilchrist, tenor David Wilson-Johnson, baix Robert King, director Bach: Missa en Si menor LONDON PHILHARMONIC Joaquín Achúcarro, piano Vladimir Jurowski, director Benet Casablancas: Darkness Visible, nocturn per a orquestra (estrena mundial) Mozart: Simfonia núm. 38, “Praga” Brahms: Concert per a piano i orquestra núm. 2 LARS VOGT, piano Obres de Brahms, Schubert i Schönberg GRIGORIJ SOKOLOV, piano Programa per determinar CONCERT EXTRAORDINARI 04.04.2012 a les 20.00 h 1 02.12.2011 a les 20.30 h 0 1 COR I ORQUESTRA DEL COLLEGIUM VOCALE GENT Mark Padmore, tenor (Evangelista) Michael Nagy, baix (Jesús) Julia Doyle i Grace Davidson, sopranos Damien Guillon i Robin Blaze, contratenors Thomas Hobbs, tenor Peter Kooij i Stephan MacLeod, baix Philippe Herreweghe, director Bach: Passió segons sant Mateu Videoartista: Bill Viola: Emergence Bill Viola: Departing Angel PARLEM DE MÚSICA Una conferència divulgativa a l’entorn del programa abans de cada concert. TRIA EL TEU ABONAMENT · PALAU 100 (13 concerts) 01 · 02 · 03 · 04 · 05 · 06 · 07 · 08 · 09 · 10 · 11 · 12 · 13 · PALAU 100 piano (3 concerts) 05 · 06 · 14 PACKS D’ENTRADES A partir de 3 o més entrades 264-Pliego final 23/5/11 09:57 Página 124 GUÍA LA GUÍA DE SCHERZO NACIONAL BARCELONA 1-VI: Pilar Vázquez, mezzo; Elisa Rapado, piano. Strauss, Mahler, Musorgski. (Auditori [www.auditori.com]). 2: Sinfónica de San Francisco. Michael Tilson Thomas. Mahler, Sexta. (Palau 100 [www.palaumusica.org]). 3,4,5,7: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña [www.obc.es]. Coros Madrigal y Vivaldi. Pablo González. Mahler, Tercera. (Auditori). 6: Hespèrion XXI. Jordi Savall. Los peregrinajes del alma. (Auditori). 16: bcn216. Steve Reich. Reich. (Auditori). 27: Pau Codina, violonchelo; Enrique Bagaría, piano. Mendelssohn, Dvorák, Debussy. (Auditori). 29,30: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Coros participativos. Matthias Bamert. Monar, Rodríguez-Cusí, Alegret, Martín Royo. Mozart, Réquiem. (Auditori). TEATRO DEL LICEO WWW.LICEUBARCELONA.COM ARIANE ET BARBE-BLEUE (Dukas). Denève. Guth. Westbroek, Van Dam, Helleer, Copons. 18,21,26,29-VI. LBYRON, UN ESTIU SENSE ESTIU (Charles). Meister. Romero, Durst, Schmittberg, Sales. 25,27,28-VI. BILBAO SINFÓNICA DE BILBAO WWW.BILBAORKESTRA.COM 2,3-VI: Günther Neuhold. Coro de Niños y Sociedad Coral de Bilbao. Janson, Schade, Chaignaud, Díaz. Berlioz, Condenación de Fausto. 9,10: Günther Neuhold. Ginastera, Terziani. SOCIEDAD FILARMÓNICA WWW.FILARMONICA.ORG 1-VI: Baiba Skride, violín; Lauma Skride, piano. Beethoven, Brahms, Shotakovich. 7: Stephen Hough, piano. Beethoven, Janácek, Liszt. CÁCERES ORQUESTA DE EXTREMADURA WWW.ORQUESTADEEXTREMADURA.COM 17-VI: Jesús Amigo. Leonel Morales, piano. Rachmaninov, Chaikovski. GRANADA LX FESTIVAL INTERNACIONAL DE MÚSICA Y DANZA WWW.GRANADAFESTIVAL.ORG 124 24-VI: Coro y Orquesta de la Comunidad Valenciana. Zubin Mehta. Mah- ler, Tercera. 25: Ensemble Plus Ultra. Shola Antiqua. Michael Noone. Victoria. AINADAMAR (Golijov). Rovaris. Tavira. Rey, Pardo, Hinojosa, Tejada. 25,27-VI. 26: Estrella Morente, cante. 28: Katia Buniatishvili, piano. Liszt, Pérez Frutos, Stravinski. 29: Andrés Cea, órgano. Pasquini, Hassler, Cifra. — Alba Ventura, piano. Liszt, Padova, Smetryns. — Víctor Ullate Ballet - Comunidad de Madrid. 30: José Enrique Bagaría, piano. Liszt, Schumann, Janácek. — Real Compañía Ópera de Cámara. Juan Bautista Otero. Hellekant, Gauvin, Im, Botelho. Pérez, Solimano (versión de concierto). JEREZ TEATRO VILLAMARTA WWW.JEREZ.ES CARMEN (Bizet). Herrera. López. Montiel, Puente, López, Garmendia. 2,4-VI. LA CORUÑA FESTIVAL MOZART WWW.FESTIVALMOZART.COM 9,10-VI: Casey Hill e. a. Mozart, Beethoven. / Danzi. 14: Orquesta de Mujeers OSG. Lucica Tritta. Corelli, Mozart, Rossini. LA CLEMENZA DI TITO (Mozart). Biondi. Carniti. Cirillo, Gens, Mathey, Vázquez. 18-VI. 25: Sinfónica de Galicia. Coro de Cámara del Palau de la Música. Niños Cantores. Víctor Pablo Pérez. Mendelssohn, Paulus. MADRID CNDM (Centro Nacional de Difusión Musical) c/ Príncipe de Vergara, 146 Teléfono: 91 337 01 40 www.cndm.mcu.es Entradas en las taquillas del Auditorio Nacional, teatros del INAEM, 902 33 22 11 y www.servicaixa.com Consultar abonos y descuentos Ciclo UNIVERSO BARROCO Viernes, 3 de junio. 19:30h. AUDITORIO NACIONAL DE MÚSICA. Sala de Cámara CAPELLA DE MINISTRERS Carles Magraner, director “Cancionero de Palacio” Programa Anónimo: Al alva venid, buen amigo (Villancico) Juan del Encina: Ay triste que vengo; Amor con fortuna; Fata la parte; Los sospiros no sosiegan; Pedro bien te quiero; Daca, bailemos Carrillo; Si habrá en este baldrés; Si Amor pone las escalas; Hoy comamos y bevamos (villancicos). Triste España sin ventura; Qu’es de ti desconsolado; Señora de hermosura (romances) Enrique de París: Mi querer tanto vos quiere (villancico) Anónimo: Si d’amor pena sentís (romance) Gabriel Mena: La bella malmaridada (villancico) Pedro de Lagarto: Callen todas las 2-VI: Imaginarium. Enrico Onofri. Ferrari, Caccini, Merula. (Liceo de Cámara [www.fundacion cajamadrid.es]. Auditorio Nacional [www.auditorionacional.mcu.es]). 3,4,5: Orquesta y Coro Nacionales de España [ocne.mcu.es]. Josep Pons. Sara Mingardo, contralto. Mahler, Tercera. A. N.). 4,5: Sinfónica de San Francisco. TEATRO DE LA ZARZUELA Jovellanos, 4. Metro Banco de España. Tlf.: (91) 5.24.54.00. Internet: http://teatrodelazarzuela.mcu.es. Director: Luis Olmos. Venta localidades: A través de Internet (servicaixa.com), Taquillas Teatros Nacionales y cajeros o teléfono de ServiCaixa: 902 33 22 11. Horario de Taquillas: de 12 a 18 horas. Días de representación, de 12 horas, hasta comienzo de la misma. Venta anticipada de 12 a 18 horas, exclusivamente. Yo Dalí. Días 8, 10 y 11 de junio, a las 20:00 horas. Ópera en cuatro actos. Estreno absoluto. Música de Xavier Benguerel. Libreto de Jaime Salom. Dirección Musical: Miquel Ortega. Dirección Escénica: Xavier Albertí. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro del Teatro de La Zarzuela. Coproducción de Operadhoy, Teatro de La Zarzuela y Gran Teatro del Liceo. Compañía Nacional de Danza. Del 17 al 26 de junio (excepto lunes), a las 20 h. Domingos a las 18 h. Director Artístico: Hervé Palito. Coreografías de: Nacho Duato, Ángels Margarit y Alexander Ekmann. XVII Ciclo de Lied. Lunes, 20 de junio, a las 20 horas. RECITAL VIII: Nancy Fabiola Herrera, mezzosoprano. Rubén Fernández Aguirre, piano. Programa: I. Albéniz, E. Toldrá, M. de Falla, X. Montsalvatge, D. Mihaud y Espirituales Negros. Coproducen: Fundación Caja Madrid y Teatro de La Zarzuela. galanas (villancico) Anónimo: Dindirín; Rodrigo Martines (villancicos) Alonso: Tir’allá, que non quiero (villancico) Ciclo SERIES 20/21 Jueves, 9 de junio. 19:30h. AUDITORIO NACIONAL DE MÚSICA. Sala de Cámara CUARTETO QUIROGA JAVIER PERIANES, piano Programa Jesús Villa-Rojo: Cuarteto nº2 Béla Bartók: Cuarteto nº 3 en Do sostenido menor Dimitri Shostakóvich: Quinteto en Sol menor, op.57 Ciclo SERIES 20/21 Martes, 14 de junio. 19:30h. AUDITORIO NACIONAL DE MÚSICA. Sala de Cámara STEVE REICH BCN 216 SYNERGY VOCALS ORQUESTA SINFÓNICA DE MADRID www.osm.es Teléfono 91 532 15 03 CONCIERTO N.º 6 Auditorio Nacional de Música. Sala sinfónica Jueves, 16 de junio de 2011, a las 19,30 horas Franz Schubert (1797-1828) Sinfonía en si menor, incompleta (1822) II Parte Anton Bruckner (1824-1896) Sinfonía N.º 9 en re menor (1889) Jesús López Cobos, director Michael Tilson Thomas. Mahler, Sexta. / Orfeón Donostiarra. Claycomb, Karnéus. Mahler, Segunda. (Ibermúsica [www.ibermusica.es]. A. N.). 6: Mensa Harmonica. Carlos Mena. Porpora, Scarlatti, Durante. (Siglos de Oro. Palacio de El Pardo). 8: William Christie. Les Arts Florissants. Le jardin de monsieur Lully. 264-Pliego final 23/5/11 09:57 Página 125 GGUUÍ A ÍA SEVILLA TEATRO REAL Información: 91 516 06 60. Venta Telefónica: 902 24 48 48. Venta en Internet: www.teatro-real.com Le nozze di Figaro. Wolfgang Amadé Mozart. Junio: 1, 4, 6, 8, 10, 13, 15, 17. 19.00 horas. Reposición de la producción del Teatro Real de 2008. Director musical: Víctor Pablo Pérez. Director de escena: Emilio Sagi. Escenógrafo: Daniel Bianco. Solistas: Nathan Gunn, Annette Dasch, Aleksandra Kurzak, Pietro Spagnoli, Alessandra Marianelli, Jeannette Fischer, Carlos Chausson, Raúl Giménez, Enrique Viana, María Virginia Savastano, Miguel Sola. Orquesta y Coro Titulares del Teatro Real. Ballet de la Ópera Novosibirsk. El lago de los cisnes. Piotr Ilich Chaikovski. Junio: 23, 24, 25, 26, 27, 28. 20 horas; domingo, 18.00 horas. Orquesta Titular del Teatro Real. Director musical: Andrey Danilov. Concierto Aniversario Luis de Pablo. Junio: 3. 20.00 horas. ORCAM www.orcam.org Martes 7 de junio de 2011. 19:30 horas AUDITORIO NACIONAL. SALA SINFÓNICA ORQUESTA Y CORO DE LA COMUNIDAD DE MADRID CORO DE RTVE Svetla Krasteva, soprano Itxaro Mentxaca, mezzosoprano Federico Gallar, barítono Christoph König, director F. Mendelssohn Sinfonía nº 5 “De la Reforma” P. Maxwell Davies Primera fantasía sobre un “In Nomine” de John Taverner * K. Szymanowski Stabat Mater * Estreno en España (Juventudes Musicales [www.juventudesmusicalesmadrid.es]. A. N.). 15: Cuarteto Meta4. Haydn, Beethoven, Berg. (Liceo de Cámara. (A. N.). 18: Divino Sospiro. Enrico Onofri. Montenegro, Guimarães. Fajer, Avondano (Siglos de Oro. Fábrica de tapices). 22: Orquesta de RTVE. Matthias Hermann. Shizuyo Oka, clarinete. Lachenmann, Debussy. (musicadhoy [www.musicadhoy.com]. A. N.). 28: Arcadi Volodos, piano. Schumann, Liszt. (Grandes Intérpretes [www.fundacionscherzo.es]. A. N.). Orquesta y Coro Titulares del Teatro Real. Dirección musical: Alejo Pérez. Director del coro: Andrés Máspero. Piano: Horacio Lavandera. Contratenor: Roberto Balconi. Grandes cantantes. Felicity Lott, Jean Paul Fouchécourt. Junio: 9. 20.00 horas. Orquesta Titular del Teatro Real. Director musical: Sylvain Cambreling. Los domingos de cámara. Solistas de la Orquesta Sinfónica de Madrid. Junio. 5. 12.00 horas. Obras de Nebojsa Jovan Zivkovic, Malcolm Arnold, Gideon Klein y Joseph Rheinberger. Las mañanas sinfónicas familiares. Junio: 11. 12.00 horas. Felicity Lott, Jean Paul Fouchécourt. Orquesta Titular del Teatro Real. Director musical: Sylvain Cambreling. 10,11-VI: Michael Stern. Roberto Díaz, viola. Kodály, Penderecki, Ravel. 17,18: Edmon Colomer. Cédric Tiberghien, piano. Schumann, Bernstein, Adams. www.teatromaestranza.com Teléfono 954 223 344 Día 23 de junio En torno a la ópera DON CARLO En colaboración con la Asociación Sevillana de Amigos de la Ópera Días 24, 27 y 30 de junio y 3 de julio DON CARLO de Giuseppe Verdi Dirección musical, Pedro Halffter Dirección de escena, Giancarlo del Monaco Principales intérpretes, Fiorenza Cedolins, Dolora Zajick, Ángel Ódena, Walter Fraccaro, Ievgen Orlov, Dmitry Ulyanov Real Orquesta Sinfónica de Sevilla Coro de la A. A. del Teatro de la Maestranza Coproducción de la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera (A.B.A.O.), Ópera de Oviedo, Festival de Ópera de Tenerife y Teatro de la Maestranza Día 29 de junio ORQUESTA JOVEN DE ANDALUCÍA Concierto para piano y orquesta nº 1 de Beethoven Sinfonía nº 6 “Patética” de Chaikovski PAMPLONA BALUARTE WWW.BALUARTE.COM SINFÓNICA DE SEVILLA WWW.ROSSEVILLA.COM 2,3-VI: Sinfónica de Navarra. Orfeón Pamplonés. Ernest Martínez Izquierdo. Chistiakova, López. Prokofiev, Iván el terrible. 15: Sinfónica de Düsseldorf. Andrei Boreiko. Brahms, Schumann. 2,3-VI: Michel Plasson. Béatrice Uria-Monzón, soprano. Turina, Ravel, Rimski-Korsakov. SAN SEBASTIÁN FUNDACIÓN KURSAAL WWW.FUNDACIONKURSAAL.COM 1-VI: Camerata de Salzburgo. Mark Wigglesworth. Mahler-Schoenberg. SINFÓNICA DE EUSKADI WWW.EUSKADIKOORKESTRA.ES 13,14-VI: Sinfónica de Düsseldorf. Andrei Boreiko. Brahms, Schumann. SANTIAGO DE COMPOSTELA REAL FILHARMONÍA DE GALICIA www.realfilharmoniagalicia.org MÁLAGA FILARMÓNICA DE MÁLAGA WWW . ORQUESTAFILARMONICADEMA LAGA.COM TEATRO DE LA MAESTRANZA 17 de junio – 21.00h. Sons da Diversidade Ana Belén y Rosa Torres-Pardo Auditorio de Galicia VALENCIA PALAU DE LA MÚSICA WWW.PALAUDEVALENCIA.COM 3-VI: Orquesta de Valencia. Yaron Traub. Waltraud Meier, mezzo. Mahler. 9: Ksenia Diachenko, piano. 10: Orquesta de Valencia. Adrian Leaper. Artur Pizarro, piano. Delius, Franck, Shostakovich. 17: Orquesta de Valencia. Orfeón Universitario de Valencia. Yaron Traub. De la Merced, Litaker, Sedov. Rachmaninov. PALAU DE LES ARTS WWW.LESARTS.COM TOSCA (Puccini). Mehta. Grinda. Dika, Álvarez, Terfel, Kares. 4,7,10,13-VI. FIDELIO (Beethoven). Mehta. Alli. Wilson, Seiffert, Nikitin, Milling. 5,8,11,22,26-VI. VALLADOLID AUDITORIO WWW.AUDITORIODEVALLADOLID.ES 8,9-VI: Sinfónica de Castilla y León. Alejandro Posada. Laia Masramón, piano. Schubert, Schumann, Elgar. 18: Quinteto de Metales de la OSCyL. Chapí, Barbieri, Cano. 23,25: Sinfónica de Castilla y León. Lionel Bringuier. Kozena, Giordano, Voulgaridou, Bretz. Bizet, Carmen (semiescenificada). ZARAGOZA AUDITORIO WWW.AUDITORIOZARAGOZA.COM 1-VI: Sinfónica de Viena. Fabio Luisi. Aldo Ciccolini, piano. Schubert, Mozart, Beethoven. 2: Alma Olite, violín; Vadim Gladkov, piano. Poulenc, Brahms, Wieniawski. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Martínez. Pablo. Zambrano, Laferi, Souza, Lee. 17,18,19-VI. 26: Pavlo Kachnov, piano. INTERNACIONAL ÁMSTERDAM ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW WWW.CONCERTGEBOUWORKEST.NL 30-VI: Eliahu Inbal. Mahler, Décima. DE NEDERLANDSE OPERA WWW.DNO.NL DIONYSOS (Rihm). Metzmacher. Audi. Nigl, Prohaska, Rombo, Klink. 8,12,16,19,22-VI. EVGENI ONEGIN (Chaikovski). Jansons. Herheim. Toczyska, Stoyanova, Dunaev, Skovhus. 14,18,20,23,26,28-VI. BERLÍN FILARMÓNICA DE BERLÍN WWW.BERLINER-PHILHARMONIKER.DE 1,2-VI: Simon Rattle. Berg, Mahler. 10,11,12: Vladimir Jurowski. Bach, Stravinski, Mahler. 16,17,18: Peter Eötvös. Stravinski, Eötvös, Musorgski. 22,23: Emmanuelle Haïm. Haendel, Rameau. DEUTSCHE OPER WWW.DEUTSCHEOPERBERLIN.DE TURANDOT (Puccini). Valcuha. Fioroni. Lindstrom, Maus, Smith, Stober. 1,4,11,18-VI. SAMSON ET DALILA (Saint-Saëns). Altinoglu. Kinmonth. Kasarova, Cura, Naouri, Schümann. 2,5-VI. MACBETH (Verdi). Benini. Carsen. Mayer, Jerkunica, Smirnova, Breslik. 12,16,19,21,24,28,30-VI. DON GIOVANNI (Mozart). R. Abbado. Schwab. Volle, Rebeka, Kang, Jerkunica. 22,25,29-VI. TOSCA (Puccini). Joel. Barlogg. Urman, Arancam, Grimsley, Wager. 23,26-VI. 125 264-Pliego final 23/5/11 09:57 Página 126 GUÍA STAATSOPER WWW.STAATSOPER-BERLIN.ORG ELEKTRA (Strauss). Debus. Dorn. Behle, Herlitzius, Goldberg. 3-VI. DIE ENTFÜHRUNG AUS DEM SERAIL (Mozart). Haider. Thalheimer. Lehmann, Schäfer, Gritton, Götz. 4,13-VI. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Salemkour. Berghaus. Lee, Brownlee, Girolami, Rivera. 15,19,27-VI. CANDIDE (Bernstein). Marshall. Boussard. Bengtsson, Atanasov, Silja, Rügamer. 24,26,28,30-VI. BRUSELAS LA MONNAIE WWW.LAMONNAIE.BE LES HUGUENOTS (Massenet). Minkowski. Py. Petersen, Delunsch, Gutler, Rouillon. 11,14,15,17,19,21, 23,24,26,28-VI. DRESDE SEMPEROPER WWW.SEMPEROPER.DE TANNHÄUSER (Wagner). Schneider. Konwitschny. Eder, Gould, Pohl, Owens. 2,5-VI. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Klingele. Freyer. Belobo, Klink, Henneberg, Jung. 9-VI. LA BOHÈME (Puccini). Delacôte. Mielitz. Babajanian, Dunaev, Kastón, Jung. 12,18-VI. STREET SCENE (Weill). Darlington. Bruinier. Brohm, Marquardt, Ullrich, Hupach, Esper. 19,21,24,26,28,29-VI. CARMEN (Bizet). Fournillier. Lauterbach. Vondung, Berrugi, Wagner, McKinny. 25,27,30-VI. FRÁNCFORT OPER FRANKFURT WWW.OPER-FRANKFURT.DE TOSCA (Puccini). Kovatchev. Kriegenburg. Sunnegardh, Howard, Antonenko, Mlinde, Mayer. 2-VI. LA CLEMENZA DI TITO (Mozart). Jones. Loy. Streit, Kooten, Rae, Carlstedt. 3-VI. KULLERVO (Sallinen). Drewanz. Nel. Holland, Brunner, Reiter, Marsh. 5,10,12,16,18,22,24,26-VI. I MASNADIERI (Verdi). Nánási. Peter. Mikitenko, Baldvinsson, Kim, Argiris. 11,13,17,19,23,30-VI. MÉDÉE (Charpentier). Marco. Hermann. Von Otter, Bailey, Prégardien, Karg. 13,15,17,19,23,24,26-VI. DIDO AND ÆNEAS (Purcell). / A KÉKSZAKÁLLU HERCEG VÁRA (Bartók). Carydis. Kosky. Murrihy, Stallmeister, Ryberg, Hayward. 25,29-VI. BARABBAS-DIALOGE (Sallinen). Zierer. Engelhardt. Kim, Carty, Plock, Cho. 29-VI. GINEBRA GRAND THÉÂTRE WWW.GENEVEOPERA.CH 126 L’AMOUR DES TROIS ORANGES (Prokofiev). Pletnev. Besson-Toffolutti. Shelton, Teitgen, Piland, Testé. 13,15,17,20,23,25-VI. LONDRES BARBICAN CENTRE WWW.BARBICAN.ORG.UK 2-VI: Sinfónica de Londres. Colin Davis. Mitsuko Uchida, piano. Haydn, Beethoven, Nielsen. 5: Coro y Sinfónica de Londres. Kristjan Järvi. Staples, Duffy, Criswell, Swift. Bernstein, Candide (versión de concierto). 11: Balthasar Neumann Ensemble. Thomas Hengelbrock. Davislim, Tilling, Antonacci. Mozart, Idomeneo (versión de concierto). 14,16,23: Sinfónica de Londres. Bernard Haitink. Murray Perahia, piano. Schumann, Bruckner. / Ravel, Mendelssohn. 24: The Academy of Ancient Music. Richard Egarr. Joshua, Watts, Ek, Gilchrist. Mozart, La finta giardiniera (versión de concierto). 28: Le Cercle de l’Harmonie. Jérémie Rhorer. Matthews, Hallenberg, Trost, Di Pierro. Mozart. SOUTH BANK CENTRE WWW.SOUTHBANKCENTRE.CO.UK 4-VI: Orquesta Age of Enlightenment. Alison Bury. Haendel. 5: Orquesta Philharmonia. Vasili Petrenko. Shostakovich, Sibelius, Chaikovski. 7: Real Orquesta Filarmónica. Charles Dutoit. Martha Argerich, piano. Weber, Schumann, Stravinski. 9: Orquesta Philharmonia. Yuri Temirkanov. Kiril Gerstein, piano. Liadov, Rachmaninov. 13: Staatskapelle Berlin. Pierre Boulez. Daniel Barenboim, piano. Wagner, Liszt. 16: London Sinfonietta. Baldur Brönnimann. Birtwistle. 21: Orquesta Age of Enlightenment. Simon Rattle. Katia y Marielle Labèque, piano. Haydn, Mozart. 23: Orquesta Philharmonia. Esa-Pekka Salonen. Christian Tetzlaff, violín. Kodály, Bartók. 28: Maurizio Pollini, piano. Chopin, Debussy, Boulez. 30: Orquesta Philharmonia. Mikhail Pletnev. Glazunov, Rachmaninov, Chaikovski. ROYAL OPERA HOUSE COVENT GARDEN WWW.ROH.ORG.UK MACBETH (Verdi). Pappano. Keenlyside, Aceto, Serafin, Meister. 3,6,10,13,15,18-VI. TOSCA (Puccini). Pappano. Serafin, Giordani, Uusitalo, Francis. 7,11,14,17,20,23,28,30-VI. PETER GRIMES (Britten). Davis. Heppner, Summers, Roocroft, Richardson. 17,21,24,27-VI. MADAMA BUTTERFLY (Puccini). Nelsons. Racette, Valenti, MichaelsMoore, Leggate. 25,29-VI. MILÁN TEATRO ALLA SCALA WWW.TEATROALLASCALA.ORG ROMÉO ET JULIETTE (Gounod). Nézet-Séguin. Sher. Machaidze, Grigolo, Vinogradov, Braun. 6,9,11,13,16,21,23-VI. ATTILA (Verdi). Luisotti. Lavia. Anastasov, Vratogna, Pankratovam Álvarez. 20,22,24-VI. MÚNICH FILARMÓNICA DE MÚNICH WWW.MPHIL.DE 17,18,20-VI: Kent Nagano, Mahler, Séptima. 24,25,26: Juraj Valcuha. Haydn, Mahler. BAYERISCHE STAATSOPER WWW.BAYERISCHE.STAATSOPER.DE RUSALKA (Dvorák). Hanus. Kusej. Popov, Krasteva, Opolais, Baechle. 1,4-VI. DER ROSENKAVALIER (Strauss). Segerstam. Rose. Harteros, Rose, Aldrich, Gantner. 2,5,8,12,19-VI. AIDA (Verdi). Fisch. Nel. D’Intino, Fantini, Ventre, Youn. 7,11,14,17VI. PARÍS 8,9-VI: Orquesta de París. Esa-Pekka Salonen. Debussy, Ravel, Beethoven (Sala Pleyel [www.sallepleyel.fr]). 16: Alexandre Tharaud, piano. Beethoven, Webern, Scarlatti. (Teatro de los Campos Elíseos). 18: Orquesta Age of Enlightenment. Simon Rattle. Katia y Marielle Labèque, pianos. Haydn, Mozart. (T. C. E.). — Sinfónica de Londres. Bernard Haitink. Murray Perahia, piano. Schumann, Bruckner. (S. P.). 20: Das Neue Orchester. Christoph Spering. Rancatore, Mas, Rydl. Mozart, El rapto en el serrallo (versión de concierto) (T. C. E.). 23: Orquesta Nacional de Francia. Kurt Masur. Prokofiev, Musorgski. (T. C. E.). 24: The Academy of Ancient Music. Richard Egarr. Joshua, Watts, Ek, Gilchrist. Mozart, La finta giardiniera (versión de concierto). 29,30: Coro y Orquesta de París. Gianandrea Noseda. Viktoria Mullova. Borodin, Sibelius, Prokofiev. (S. P.). OPÉRA BASTILLE WWW.OPERA-DE-PARIS.FR GÖTTERDÄMMERUNG (Wagner). Jordan. Krämer. Kerl, Paterson, Sidhom, König. 3,8,12,18,22,26,30VI. OTELLO (Verdi). Armiliato. Serban. Antonenko, Gallo, Fabiano, Fleming. 14,17,20,23,28-VI. PALAIS GARNIER WWW.OPERA-DE-PARIS.FR COSÌ FAN TUTTE (Mozart). Jordan. Toffoluti. Heever, Deshayes, Polenzani, Szot. 16,20,24,28-I. THÉÂTRE DES CHAMPS ÉLYSÉES WWW.THEATRECHAMPSELYSEES.FR IDOMENEO (Mozart). Rhorer. Braunschweig. Karthäuser, Croft, Lindsey, Fanale. 15,17,19,21,22-VI. VIENA MUSIKVEREIN WWW.MUSIKVEREIN.AT 1-VI: Filarmónica de Múnich. Christian Thielemann, Radu Lupu, piano. Debussy, Mozart, Ravel. 4,5: Concentus Musicus Wien. Nikolaus Harnoncourt. Lanner, Haydn, Mozart. 5: Staatskapelle Berlin. Pierre Boulez. Daniel Barenboim, piano. Wagner, Liszt. 6: Thomas Hampson, barítono; Wolfram Rieger, piano. Mahler, Korngold, Zemlinsky. 9: Sinfónica Webern. Franz WelserMöst. Stravinski, Chaikovski. 16: Till Fellner, piano. Haydn, Armstrong, Schumann, Liszt. STAATSOPER WWW.WIENER-STAATSOPER.AT SIMON BOCCANEGRA (Verdi). Chung. Cedolins, Nucci, Scandiuzzi, Meli. 2-VI. SALOME (Strauss). Schneider. Kulman, Naglestad, Siegel, Stensvold. 3,6-VI. EVGENI ONEGIN (Chaikovski). Güttler. Kovalevska, Krateva, Mattei, Anger. 4,7,10,13-VI. DIE WALKÜRE (Wagner). Schneider. Merbeth, Schuster, Ventris, Anger. 5,12-VI. L’ELISIR D’AMORE (Donizetti). García Calvo. Novikova, Németi, Yang, Maestri. 11-VI. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Bolton. Novikova, Reinprecht, Zeppenfeld, Bruns. 15,19,22-VI. KATÁ KABANOVÁ (Janácek). Welser-Möst. Polaski, Magee, Bankl, Vogt. 17,20,23,27,30-VI. CAVALLERIA RUSTICANA (Mascagni) / PAGLACCI (Leoncavallo). Jenkins. Cura, Maestri, Pendatchanska, Baechle. 21,25,29-VI. ZÚRICH OPERNHAUS WWW.OPERNHAUS.CH CAVALLERIA RUSTICANA (Mascagni) / PAGLIACCI (Leoncavallo). Ranzani. Asagaroff. Baltsa, Kallisch, Cura, Davidson. 2,5,13-VI. MARIA STUARDA (Donizetti). Chichon. Mei, Garanca, Camarena, Polgár. 2,8,10-VI. Z MRTVÉHO DOMU (Janácek). Metzmacher. Konwitschny. Macias, Christoff, Moody, Daniluk. 4,7,9-VI. FALSTAFF (Verdi). Gatti. Bechtolf. Nucci, Cavalletti, Camarena, Straka. 5,11,13-VI. 264-Pliego final 23/5/11 09:57 Página 127 VICTORIA 400 MADRID / LEÓN / ÁVILA / CUENCA / ZAMORA / SAN SEBASTIÁN / ÚBEDA / PEÑÍSCOLA 30 conciertos Del 4 de agosto de 2011 al 16 de mayo de 2012 UNIVERSO BARROCO MADRID. Auditorio Nacional de Música SALA SINFÓNICA: ÓPERA + / 5 conciertos SALA DE CÁMARA: 8 conciertos Del 19 de octubre de 2011 al 20 de junio de 2012 SERIES 20/21 MADRID. Auditorio Nacional de Música SALA DE CÁMARA: 14 conciertos Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía AUDITORIO 400: 16 conciertos Del 4 de octubre de 2011 al 13 de junio de 2012 ANDALUCÍA FLAMENCA MADRID. Auditorio Nacional de Música SALA SINFÓNICA / SALA DE CÁMARA 8 conciertos Del 13 de octubre de 2011 al 1 de junio de 2012 MÚSICAS HISTÓRICAS DE LEÓN V CICLO TOMÁS LUIS DE VICTORIA 8 conciertos / Congreso Internacional PRO VICTORIA / Curso de Interpretación dirigido por Michael Noone Del 16 de septiembre al 16 de diciembre de 2011 VI CICLO DIÁLOGOS BARROCOS NORTE-SUR 6 conciertos / Curso de Interpretación dirigido por Eduardo López Banzo Del 18 de enero al 24 de mayo de 2012 STUDIUM GENERALE PALENCIA 5 conciertos / Exposición de instrumentos medievales / Conferencia / Mesa redonda Del 23 de septiembre al 1 de octubre de 2011 ¡VIVA LA PEPA! CÁDIZ 5 conciertos Del 2 al 5 de febrero de 2012 CIRCUITOS 4 conciertos Del 13 de noviembre de 2011 al 5 de mayo de 2012 MADRID / LEÓN / BILBAO / OVIEDO / SEVILLA / VALENCIA / ZAMORA / ÁVILA / CÁDIZ / CUENCA / SAN SEBASTIÁN / PEÑÍSCOLA / ÚBEDA 16 conciertos Del 24 de septiembre de 2011 al 24 de marzo de 2012 CONTRAPUNTO DE VERANO RETRATOS: FALLA JAZZ MADRID. Auditorio Nacional de Música SALA SINFÓNICA / SALA DE CÁMARA (SCHUBERT-WEBERN) MADRID. Auditorio Nacional de Música SALA DE CÁMARA 7 conciertos Del 14 de junio al 2 de julio de 2012 MADRID. Auditorio Nacional de Música SALA SINFÓNICA / SALA DE CÁMARA 5 conciertos / Exposición “Itinerancias de un músico” / Mesa redonda Del 21 de octubre al 17 de diciembre de 2011 Venta de abonos a partir del 9 de junio www.cndm.mcu.es CNDM-sch.indd 1 19/05/11 12:21 264-Pliego final 23/5/11 09:57 Página 128 CONTRAPUNTO LEVINE A 128 lo largo de dos siglos de ópera en Estados Unidos nadie ha dominado el arte de consensuar y combatir al mismo tiempo como lo ha hecho el director musical del Met, James Levine. Durante los casi cuarenta años que ha regido el teatro neoyorquino —cuyo déficit anual suele superar el presupuesto total de la segunda compañía de ópera más importante del país—, el maestro Levine ha modificado el repertorio, mejorado la orquesta y sustentado el mayor florecimiento de cantantes norteamericanos —desde que son novatos hasta que consiguen fama internacional— que se haya visto nunca. Se nota muy bien la sensibilidad rectora de Levine en su forma de manejar los variados temperamentos que han prosperado bajo su batuta: desde la turbulencia de Kathleen Battle, Catherine Malfitano y Samuel Ramey hasta la serenidad taquillera de Renée Fleming, Thomas Hampson o James Morris. Hasta 1996, Levine —nacido en 1943— había dirigido más que nadie en la historia del Met —mil quinientas representaciones de sesenta y ocho óperas distintas— y ha seguido viendo levantarse el telón otras mil funciones más con la mirada al frente, nunca distraído. “Para un chico norteamericano” —dice en James Levine: 40 Years at the Metropolitan Opera— “el Met ha sido siempre un templo, la meca de la ópera. Lo mío ha sido un compromiso de por vida”. Se dice muchas veces que los mejores músicos colocan la música por encima de todo lo demás. En el caso de Levine es imposible saber qué podría estar en segundo lugar, ya que su dedicación al Met ha sido absoluta hasta eliminar lo personal de su imagen pública. Protegido por el formidable aparato de publicidad de la casa, nunca comenta su vida privada y en las pocas entrevistas que ha dado se ha limitado siempre a temas de música y de ópera. La verdad es que se sabe menos del director de ópera más importante de Estados Unidos que de la diva menos conocida del Met. Levine ha logrado ser una paradoja postmoderna: una celebridad anónima. Un editor de Nueva York, al que se le ofrecieron las memorias que Levine está actualmente preparando con Harvey Sachs, las rechazó diciendo que “Jimmy nunca exteriorizará nada sobre sí mismo”. Hay quien encuentra esta reticencia atractiva —la modestia es rara entre los directores de orquesta. El maestro Levine nunca ha posado para Annie Leibovitz ni ha llevado puesta ropa de Hugo Boss. Su marca personal es una toalla echada por encima del hombro durante los ensayos para secarse el sudor. Frustró los intentos de los sellos discográficos por hacerle más presentable y sus grabaciones nunca se han vendido bien. Al no haber podido suceder a Herbert von Karajan en la Filarmónica de Berlín hace 20 años, renunció poco a poco a su esporádica carrera internacional y se dedicó más y más al Met, su sólido puntal desde siempre. “Realmente nunca tuvimos ningún desacuerdo” —dice el explosivo Joseph Volpe, gerente del Met de 1990 a 2006. “Cuando surgía algún problema, yo daba mi opinión y Jimmy daba la suya. Su opinión era, por supuesto, más elocuente, mucho más larga y mejor informada. Si me convencía, nos poníamos de acuerdo para seguir lo que él decía; si no, daba mi opinión una segunda vez y llegábamos a algún tipo de arreglo”. Peter Gelb, el sucesor de Volpe, está encantado con la manera en la que Levine es capaz de arreglárselas con los egos rivales de los cantantes durante un ensayo. Lo describe como “una fuerza efervescente y tranquilizadora”. El carácter templado es la marca personal de Levine, a quien nadie ha visto nunca preso de una rabieta. El fallecido compositor Milton Babbitt le recordaba como un niño judío torpe de Cincinnati, criado en las irascibles certezas de George Szell, de quien fue ayudante en la óptima Orquesta de Cleveland durante seis años. Szell enseñó a Levine el minucioso refinamiento del sonido orquestal y cómo extraer carácter y precisión de cada músico. También le previno, con gran agitación de dedo índice, contra las chapuzas, como la improvisada Orquesta del Met que había resultado un desastre por falta de ensayos —Szell fue el director principal de la compañía en la década de los 40. Pero le pidieron dirigir una Tosca un domingo por la tarde en junio de 1971 y el aprendiz del severo detallista, tras vacilar largamente —otra marca personal de Levine—, aceptó. Después vendrían Luisa Miller y Falstaff —esta última se debió a una sustitución urgente y dispuso de un solo ensayo. Luego, en 1973, se convirtió en el director principal del Met, detentando más autoridad desde el principio que cualquier otro desde los tiempos de Arturo Toscanini, antes de la Primera Guerra Mundial. El agente de Levine, Ronald Wilford, le lanzó a una carrera paralela de conciertos pero su impacto en el repertorio orquestal fue menos importante. Como atracción principal en el escenario, delante de un público que paga, el maestro, con su cabeza a menudo metida en la partitura, no podía igualar la sencilla elegancia de un Abbado o un Muti, ni la programación visionaria y la personalidad de Bernstein. Pero en la ópera mostraba un tino perfecto para lo que el arte necesitaba y el público podía tolerar. Bajo el maestro Levine, el Met, conservador por instinto, fue llevado con mucha cautela hacia la música atonal de Schoenberg y Berg. Janácek, cuyas obras no se habían visto en setenta años, se convirtió en taquillero y Porgy and Bess se situó por fin en el respetable mapa operístico del teatro. Se encargaron nuevas ópera norteamericanas con éxito variable: The Great Gatsby de John Harbison, The Ghosts of Versailles de John Corigliano, The First Emperor de Tan Dun y Doctor Atomic de John Adams. Y continuamente las de repertorio de Mozart, Rossini, Verdi, Puccini, Wagner y Strauss fueron ofrecidas con unos elencos y producciones de una consistencia mayor de la que cualquier ciudad tiene derecho a esperar. Esos son los logros duraderos de Levine. Lo demás es secundario. Aparte de un puesto anodino con la Filarmónica de Múnich (1999-2004), orquesta de segunda fila, y unos cuantos veranos con una orquesta de jóvenes en lo alto de una montaña suiza, ha dejado poca huella en Europa. Una ausencia de diecisiete años de la turbulenta escena londinense se atribuyó a “dificultades personales”. En 2001, ya con problemas de ciática y temblor en las manos, decidió, después de un período de su típica vacilación, sustituir, desde la temporada 2004, al jubilado Seiji Ozawa como director titular de la Orquesta Sinfónica de Boston y compaginó sus nuevos deberes con los viejos del Met. Sus planes fueron impresionantes, con una dosis concentrada de música contemporánea y muchas más cosas para refrescar a un aburrido y díscolo conjunto. Sin embargo, nada más levantar la batuta, sus constantes quejas de dolor de espalda, agravadas por una caída en el escenario en 2006, desembocaron en repetidas cancelaciones. Objeto de especulación por parte de la prensa y descontento por parte del público, Levine se negó a anunciar una decisión sobre su futuro. Aunque hubo una oferta de renovación de su contrato, siguió dando largas. Ni el consejo de dirección ni los músicos de la Orquesta Sinfónica de Boston sabían si Levine seguiría siendo el director titular o no. Semana tras semana, se negó a tomar una decisión, perdiendo la confianza que habían puesto en él tanto los músicos como el público y socavando la fama de competente que tan duramente había conseguido. Cuando, por fin, su agente anunció su retiro el mes pasado, dejó a Boston completamente en la estacada para la temporada que viene. “¿Cómo es posible” —preguntó alguien que trabaja regularmente con el maestro— “que un hombre responsable de tantos logros impresionantes en el Met pueda ser tan ridículamente incapaz de tomar una decisión tan simple, tan obvia?”. Al desastre de Boston se sumaron dos cancelaciones esta temporada en el Met: Das Rheingold e Il trovatore, aunque mantuvo Wozzeck y una nueva producción de Die Walküre. Su interpretación de la cruda tragedia de Berg fue realista en tono desafiante, como era de esperar. Levine nunca falla en su casa. “Si tuviera que volver a hacerlo todo no cambiaría nada, porque cada paso fue realmente orgánico”, anuncia en el citado libro-homenaje. Sigue siendo el más importante director de ópera de Estados Unidos, de ahora o de cualquier otra época. Sin embargo, su dominio pone hoy en peligro al Met, comprometiendo cualquier debate sobre una sucesión proyectada y ordenada —el italiano Fabio Luisi, que está encargándose de las actuales cancelaciones de Levine, parece ser sólo el sustituto, no el heredero. Los logros de Levine son sólidos. Sería una tragedia si, para proteger los circunspectos sentimientos de un maestro repentinamente vulnerable, una época dorada de la interpretación operística terminara —por falta de una estrategia de transición— en desorden y descontento. Norman Lebrecht www.scherzo.es ORGANIZA 6 PAT R O C I N A 26 de Martes, 17 de mayo. 19:30 horas Till Fellner AP L A N se ueva ZAD pt iem fec O br ha ed e2 01 1 piano J. HAYDN Sonata do mayor, Hob. XVI:50 KIT ARMSTRONG Half of One, Six Dozen of the Other 7 R. SCHUMANN Escenas de niños, op. 15 F. LISZT Años de peregrinaje, segundo año. Italia, S 161 Martes, 28 de junio. 19:30 horas Arkadi Volodos piano R. SCHUMANN Gran Humoresca, op. 20 Carnaval de Viena, op. 26 F. LISZT Sonata en si menor sala sinfónica ARENA VERONA Foto Fainello di FESTIVAL 89° 2011 17 JUNE - 3 SEPTEMBER 2011 JUNE 17, 24 JULY 2, 12, 16, 21, 28 AUGUST 4, 11 LA TRAVIATA JUNE 18, 26, 30 JULY 10, 13, 17, 19, 24, 26, 30 AUGUST 7, 14, 28, 31 SEPTEMBER 3 AIDA JUNE LUGLIO IL BARBIERE DI SIVIGLIA 25 1, 8, 14, 22, 29 by Giuseppe Verdi by Giuseppe Verdi by Gioachino Rossini JULY 9, 15, 20, 23, 27 AUGUST 5, 12, 21, 25 SEPTEMBER 1 NABUCCO AUGUST 6, 13, 19, 26, 30 SEPTEMBER 2 LA BOHÈME AUGUST 20, 24, 27 ROMÉO ET JULIETTE by Giuseppe Verdi by Giacomo Puccini by Charles Gounod In case of necessity Fondazione Arena di Verona is entitled to change the present program Info: w w w. a r e n a . i t - ( + 3 9 ) 0 4 5 8 0 0 51 51 Major Partner Official Sponsors