Octubre de 2007 - sergioviaggio.com

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CRÓNICAS PENTOTÁLICAS
(Octubre de 2007)
23 de octubre por la mañana
BÁCGRAUN
La historia empieza a mi retorno de Viena el 1o de julio. Alguienita, que cada vez que regreso
al redil tras una ausencia sospechosa me revisa hasta entre los dedos de los pies en busca de
algún pelo de rubia (claro que ella jamás lo admitirá), me hizo notar que tenía el ombligo que
parecía el ujerito inflador de una pelota No. 5. Nunca sentí molestia alguna, pero que se veía
desprolijo, se veía desprolijo. De modo que a la final concurrí a la Clínica del Sol a ver que me
vieran. Me dijo el tordo que no era nada grave (la bola ya se me había re- y desabsorbido como
diez veces), pero, en vista de que me pasaba alzando valijas (causa que había seguramente
sido del incidente de marras), mejor me operaba y chau. No me pude operar, como tenía
previsto, a fines de julio, porque el 20 de agosto me tocó viajar otra vez, y como volvía a partir
dos semanas después de regresar, hube de esperar hasta ahora.
JORNADA PRIMERA
O sea, ayer. Me dieron de baja a las 17:00. Habitación piponérrima en el Trinidad Medical
Center, también conocido como Centro Médico Trinity, en la paqueta intersección de Sinclair y
Cerviño, a pocos pasos de la a) Embajada de los EE.UU. y b) la mezquita de Buenos Aires, o sea,
que mezcladas la Biblia y el Calefón o, mejor dicho el Corán y Elvis Presley.
Apareció, entonces, la enfermera, suculenta ella, que me preguntó si quería que me
afeitara (que me afeitara ella a mí, que el castellano está lleno de imprecisiones, como
sabemos los traductores). Ya iba yo a decir que, ¡Si, nena; afeitame lo que quieras!, que
Alguienita se ofreció solícita para que no se molestara. Me di la ducha prenupcial, Alguienita
me afeitó con unción y una maquinita, me dieron una bata de lo más poco discreta, me
subieron a una camilla, me metieron en un ascensor y luego en el quirófano, me metieron una
agujita en el brazo y a las 18:15 me desperté en el cuarto, donde estaba mi hermana (luego me
enteré de que Alguienita había llevado a Valeria a tomar su merienda y que regresó unos
minutos más tarde).
Al ratito me vinieron a tomar temperatura y pulso, pero no se los llevaron. Alguienita
se quiso quedar (acaso por lo opulenta de la enfermera y lo escueto de mi bata), pero le hice
ver lo innecesario de la maniobra, ya que no iba a poder dormir pensando en Xóchitl.
Y así me quedé solito, en ayunas desde las diez de la madrugada. Me tenían
condenado a dieta líquida, misma que se hizo presente tras dos intercesiones (esta vez con "s")
de la enfermera, a las 23:00. Un caldo que era más agua caliente que otra cosa, y una botella
de agua que era totalmente agua y no otra cosa. La enfermera se apiadó de mí y me preguntó,
¿Quiere cenar?, ¡¡¡Si, mamita!!!, iba a replicar, pero me quedé en el adverbio de afirmación. Y
me mandó mandar un puré de calabaza (se cagan en el boicot) de excelente calidad y cocción
pero más insulso que De La Rúa.
Y después me dormí.
JORNADA SEGUNDA
Decía que a las 18:15 me desperté. Bueno, me desperté es un decir, porque no me
acuerdo de nada de lo que dicen que dije, de lo cual me dijeron hoy, o mejor dicho, me lo dijo
mi hermana, Vos te acordás de todo lo que dijiste cuando te trajeron?, Y ahí caí en cuenta de
que no me acordaba de nada. He aquí, entonces, el relato de mi hermana, corroborado por
periódicos asentimientos de Alguienita, que a ratos se ruborizaba y a otros reía.
Cuando te trajeron, yo estaba sola. Ni hablaste de Xóchitl (Sóchil) y ni hablaste de Valeria.
Todo lo que decías es, ¡Qué suerte que tuve, la puta que lo parió, que la conocí a la Chapulina,
carajo! ¡Y qué suerte que se casó conmigo, carajo! ¡Qué feliz que soy! Porque la Chapulina es
una mujer prácticamente perfecta: Si tuviera quince centímetros más sería la perfección
encarnada, pero en esta vida no se puede pedir todo, así que me conformo con la versión más
cortita.
Como les digo, no me acuerdo, ¡pero menos mal que no hablé de la enfermera!
23 de octubre por la noche
Tengo a mi lado a Alguienita, que no me deja mentir, y me conmina, entonces, a decir la
verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. De modo que ella me dicta lo que tengo que
narrar y yo no más le pongo el aderezo estilístico como quien dice. Saber, que cuando me toco
el baño prenupcial la enfermera me dijo, Póngase la bata, pero que yo me abstuve, replicando,
No, voy topless nomás. Que cuando salí de la ducha, ya cubierto con la bata y escoltado por
Alguienita más triunfante que Dalila luego de haber rapado a Sansón, le arruiné el pastel
alzándome la bata para preguntar a la enfermera si me había rasurado bien y de paso
recordarle las partes pudendas cuya posesión en exclusiva no cesa de reclamar Alguienita que
a veces se pone francamente egoísta. Que mi hermana que me conoce desde que nació le
botoneó que, Lo hace nada más que para darte celos. Que cuando regresé del quirófano la
narrativa de ayer correspondió exclusivamente a antes de que penetrara en la habitación
Alguienita y que entonces, ya en presencia de la interesada en que la enfermera no me viera
en pelotas ni mucho menos me rasurara dije aproximadamente lo que sigue y les recuerdo que
me están dictando: Ay Chupita, te hice renegar anoche, ay perdóname... Bueno el orden no me
acuerdo pero eso dijizte, Ay, qué linda estaba mi Xóchitl (Sóchil) vestida de mexicana -es que el
domingo había cumplido su primer añito y Alguienita me la vistió de mexicana que solamente
le faltaba la pluma y yo no me acuerdo bien qué dije o hice o no hice o dejé de decir durante el
día antes de que llegaran las como diez mil visitas que Alguienita me puso culo al Norte- y ¿te
gustaron los chistes que hice de que no había podido jugar con mi tren -eléctrico que comencé
a comprar cuando me enteré de que Alguienita estaba embarazada y ambos decidimos que iba
a ser un varón las pelotas (que no llegaron a ser) y que ocupa en la actualidad la totalidad de la
habitación de hospitalidad-?, ¿y de que de día se te veía madre ideal pero que de noche
exclamabas, Por qué no ze dormirá de una vez esta mugroza?, ¡A ver, trata de dormirla tú!, ¡Ay
que linda familia tenemos, Chupita, qué suerte! ¡Ay, Vale mi hija tan linda, y Xóchitl... Ño-ñoño-ño-ñó, TOOOOONTA!!! Ez que no parábaz y dezpuez zeguíaz con otra coza y otra y otra y
otra y entónzez dezías, ¡Ay, Chupita, qué lindo esto y qué lindo aquello!, o sea, que me perdí
un gran momento de mi vida, ¡la puta que lo parió!
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