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Impacto de la crisis en el mercado de eurobonos: ‘rating’ y nuevos emisores asiáticos
http://dx.doi.org/10.3926/hdbr.73
Impacto de la crisis en el mercado de eurobonos:
‘rating’ y nuevos emisores asiáticos
José Manuel Guaita Martínez
Coordinador y profesor consultor en el Grado de Economía y Administración y Dirección de Empresas de la Universidad
Internacional de Valencia (España).
María Luisa Martí Selva
Profesora de Economía Aplicada del Departamento de Economía y Ciencias Sociales de la Universidad Politécnica de
Valencia (España).
Rosa Puertas Medina
Profesora de Economía Aplicada del Departamento de Economía y Ciencias Sociales de la Universidad Politécnica de
Valencia (España).
[email protected], [email protected], [email protected]
Recibido: febrero, 2015.
Aceptado: noviembre, 2015.
Publicado: diciembre, 2015.
Resumen
Summary
La crisis financiera ha supuesto importantes cambios
en la situación financiera internacional. Concretamente,
en el mercado de eurobonos, las consecuencias han
sido determinantes sobre el comportamiento de los
inversores y emisores. En este contexto de recesión, el
artículo tiene como objetivo analizar su impacto sobre
el mercado de eurobonos, tratando de esclarecer el
papel que han desempeñado las agencias de rating en
todo este entramado de riesgo. Además, se añade la
posición cada vez más relevante de los países asiáticos,
materializada en incrementos significativos de
eurobonos emitidos en yuanes. Las entidades chinas, a
la cabeza del relevo, están comenzando a reemplazar a
las europeas y las estadounidenses.
The financial crisis has led to significant changes in the
international financial situation. Specifically, in the
Eurobond market were decisive consequences on the
behavior of investors and issuers. In this recessionary
environment, the paper aims to analyze its impact on
the Eurobond market, trying to clarify the role played by
rating agencies in this web of risk. Also, add the
increasingly important position of Asian countries,
materialized in significant increases Eurobonds issued
in yuan. Chinese entities, at the head of the relay, are
beginning to replace European and American.
Key words
Eurobonds, rating, financial crisis, international
financial market.
Palabras clave
Eurobonos, rating, crisis financiera, mercado financiero
internacional.
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ISSN: 2254-6235
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La crisis
financiera ha
influido en el
mercado de
eurobonos:
calificación
crediticia de
los emisores
y eclosión
de los emisores
emergentes;
en especial,
China
Impacto de la crisis en el mercado de eurobonos: ‘rating’ y nuevos emisores asiáticos
1. Introducción
El origen de la crisis económica podría situarse en 2007. Una serie de hechos se fueron
concatenando y dieron lugar a fuertes retrocesos en el desarrollo de los países: la crítica
situación económica de Estados Unidos a finales de 2007, acompañada de la “imprevisible”1
caída de Lehman Brothers (a mediados de septiembre de 2008), seguida por la recesión en
Europa durante 2009. El difícil contexto se expande en 2010 con el agravamiento de la crisis
de la deuda soberana europea, que supuso un estrangulamiento del crédito (credit crunch)
durante varios años (Carrillo, 2011). Algunos economistas se han atrevido a calificarla como
“plaga” por los daños sistémicos globales causados (Krugman, 2008).
Esta crisis de deuda soberana fue provocada por inyecciones masivas de liquidez de las
distintas instituciones financieras internacionales. El Banco Central Europeo (BCE) concedió
95.000 millones de euros en préstamos a un día en el mercado interbancario. La Reserva
Federal de Estados Unidos (Fed) celebró tres subastas extraordinarias de financiación a un día
con una inyección total de 38.000 millones de dólares. Por último, los bancos de Japón e
Inglaterra inyectaron grandes cantidades monetarias con el objetivo de parar la sequía total
instalada en el mercado interbancario, siendo, por supuesto, una crisis de liquidez en primera
instancia.
Paralelamente, el BCE y la Fed realizaron una operación de permuta (swap) de dólares contra
euros para proporcionar moneda americana a la banca europea, que estaba encontrando serias
dificultades. El 12 de diciembre de 2007, los bancos centrales de cinco áreas monetarias
anunciaron acciones coordinadas con objeto de facilitar la financiación durante el cambio de
año a un mayor número de instituciones. El BCE, la Fed y el Banco Nacional Suizo realizaron
operaciones de préstamo a largo plazo adicionales en dólares estadounidenses (2-4 de enero
de 2008, 7-16 de marzo de 2008, 2 de mayo de 2008).
La principal característica de la crisis ha sido su globalidad, aunque tenía su núcleo en los
países más desarrollados. Se precipitó un modelo de crecimiento basado en un
endeudamiento generalizado de los agentes privados, evidenciando los límites de una
mundialización con déficits y endeudamientos públicos insostenibles (Ortiz, 2013). Estos
acontecimientos han hecho reflexionar a los dirigentes sobre los peligros vinculados al exceso
de deuda, así como la escasez de regulación, supervisión y valoración del riesgo presente en
los mercados. Por otra parte, ha surgido la necesidad de tener una arquitectura financiera
internacional renovada y más acorde con el panorama actual (Menezes & Rodil, 2012).
En este contexto de recesión, el artículo tiene como objetivo analizar las dificultades que han
tenido que superar los mercados de eurobonos entre 2004 y 2012, así como su incidencia
sobre la calidad crediticia de los emisores. Además, se focaliza el interés en los títulos
asiáticos, dado su enorme crecimiento durante los últimos años. Se trata de un tema de
investigación poco tratado en la literatura y con gran relevancia por el papel predominante que
está adquiriendo. Todo ello permitirá aportar nuevas reflexiones sobre la complicada situación
económico-financiera que se está atravesando a escala internacional. El análisis ha requerido
la elaboración de una base de datos de eurobonos a tipo fijo a partir de la información
facilitada por un terminal financiero como fuente primaria (Bloomberg).
1
De los 106 informes sobre Lehman publicados por analistas financieros de distintas instituciones en el período comprendido entre
enero y septiembre de 2008, solo uno de ellos (22 de mayo) recomendó vender las acciones de Lehman, el 65 % aconsejó comprar
(por ejemplo, Morgan Stanley, el 10 de septiembre de 2008) y el resto, mantenerlas (Fernández & Aguirreamalloa, 2012).
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El artículo se estructura de la siguiente forma: el apartado 2 presenta los hechos relevantes que
han afectado al sistema financiero desde el inicio de crisis, centrándose en el mercado de
eurobonos; el apartado 3 muestra su repercusión sobre la calificación crediticia de los
emisores, haciendo especial referencia a las agencias de rating; el apartado 4 explica el caso de
los eurobonos asiáticos, en especial China, como resultado del nuevo escenario financiero; y,
finalmente, el apartado 5 resume las principales conclusiones del estudio.
2. La crisis financiera sobre los mercados de capitales
Entre 2000 y 2007, la economía mundial experimentó un crecimiento sostenido, aunque
desequilibrado: la deuda de los consumidores occidentales crecía mientras países como China
acumulaban excedentes corrientes. En este momento es cuando las fuerzas del mercado
producen un desplazamiento de las posiciones saneadas a las especulativas. Algunos autores,
como Minsky y Kaufman (2008), consideran que es en la fase ascendente del ciclo económico
cuando los gobernantes y el capital tienden a subestimar los riesgos.
El período previo a la crisis financiera se caracterizó por la abundancia de liquidez mundial
junto con una estabilidad económica que algunos autores han denominado la “Gran
Moderación” (Mizen, 2008; Bernanke, 2009; FMI, 2009). En 2007, a este escenario se sumó
un descenso de los tipos de interés a niveles históricos (véase el cuadro 1), unido al papel
acelerador de los agentes económicos, bajo la reducción de la percepción de riesgo de los
operadores y la búsqueda de rentabilidades más elevadas, pero con un mayor nivel de riesgo
(Hernández, 2009).
Cuadro 1
Evolución de los tipos de interés oficiales (porcentaje)
6
5
4
5,25
4,00
4,25
3
2
2,00
1
0
0,50
0,50
0,25
0,25
M J S N EM MJ S N EMM JS NE MMJ S N EMM J S NE MM J SN EMM
2007
2008 200920102011 2012
2013
Eurozona
Estados Unidos
Reino Unido
Fuente: elaboración propia; datos de Bloomberg.
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Los países
asiáticos tienen
una posición
cada vez
más relevante
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Esta etapa supuso una creciente innovación financiera en los mercados de deuda y
financiación estructurada. Esta última consistía en agrupar activos para venderlos
posteriormente como valores en varios tramos, cada uno de ellos con perfiles de riesgo/
rentabilidad distintos (CGFS, 2005). En un entorno de expectativas ilimitadas de beneficios y
demanda creciente, las empresas buscaron financiación en el mercado de eurobonos porque
suponía acceso a inversores mundiales y a costes bajos; por ello, en el período 2004-2007 se
produjo su fase expansiva. La gran mayoría de las emisiones fueron avaladas por las agencias
de rating con el máximo nivel crediticio: S&P otorgó a Lehman Brothers una nota de A+1 un
día antes de su caída (15 de septiembre de 2008) y posteriormente se apresuró a rebajarla
hasta D (bono basura).
Desde comienzos de la crisis, las agencias de rating han sido acusadas de ser uno de sus
principales responsables, al haber valorado productos o emisores con alto rating sin
corresponderles realmente esa valoración. Las calificaciones deben tener contenido
informativo relevante para el mercado, por lo que las agencias ejercen una gran influencia en
los mercados financieros mundiales. Sin embargo, la realidad es que se trata de empresas
muy poco controladas por las autoridades reguladoras del mercado y con escasa competencia
en el sector. En este sentido destacan las iniciativas del G-20 y la Unión Europea por establecer
una regulación estricta sobre ellas para evitar que situaciones como las actuales se repitan
(Verona & Deniz, 2011).
La información de los mercados financieros era asimétrica e incompleta, convirtiéndose en
instituciones irracionales e ineficientes (Eichengreen, 2009; De la Dehesa, 2000). Aplicada
esta idea al panorama existente, se observa que la irracionalidad ha residido en los descensos
de los tipos de interés, alterando las expectativas de beneficio y elevando el endeudamiento de
los agentes económicos. Se invertía a crédito y se suponía que la rentabilidad económica
rebasaría el coste de endeudamiento, siendo la garantía del préstamo el propio activo
adquirido. La ineficiencia2 estuvo presente en el mercado; el valor del activo comprado seguía
subiendo sin tener en cuenta la información aportada por los distintos agentes económicos
(rebajas en las calificaciones crediticias y pérdidas en el sector financiero). Sin embargo, el
proceso alcanzó su límite cuando los mercados apreciaron que el valor de los activos no se
correspondía con su precio real. En ese momento se impusieron las órdenes masivas de venta.
Los Estados adquirieron un nuevo protagonismo. Autores como Stiglitz (2010) defienden un
nuevo equilibrio entre lo público y el mercado. La estabilidad financiera es un bien público y
los responsables de la política económica están obligados a evitar una crisis sistémica. Esta
Gran Recesión, causada principalmente por una acumulación de deuda privada en países
como España e Irlanda, ha desestabilizado las finanzas públicas, agravando si cabe más la
situación financiera en Europa (Mafféï & Forget, 2011).
Desde el comienzo de la crisis se produjo un cambio en el papel de los bancos centrales de las
economías más avanzadas. Originariamente sus funciones se limitaban a la intervención
sobre los tipos de interés, buscando la estabilidad de precios, así como a ejercer la tarea de
prestamista de último recurso, mediante el aporte de liquidez a las instituciones financieras
con problemas. Posteriormente se han centrado en la realización de funciones regulatorias,
estabilizadores de los sistemas financieros y operadores cuasi-fiscales, incluyendo la provisión
de fondos para resolver problemas de solvencia y liquidez, tanto a instituciones financieras
2
Los mercados de capitales eficientes son aquellos cuyos precios reflejan plenamente la información disponible (Brealey & Myers,
1998; Weston & Copeland, 1994; Suárez, 1992; Fama, 1991, 1998).
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Se puede
apreciar un
resurgimiento
del mercado
de eurobonos
en estos años
de crisis,
con nuevos
emisores
y divisas
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como a gobiernos. El desempeño de este tipo de actividades ha llevado a replantear los temas
referidos al rol de la política monetaria, la autonomía de los bancos centrales y la relación con
la gestión de la política fiscal (Buiter, 2012).
El tema de cuándo y cómo debe producirse una modificación de las funciones y la estrategia
de estas instituciones tiene una importancia crítica. Cualquier señal generada por los bancos
centrales de un cambio estratégico se reflejará incrementando la rentabilidad de los bonos a
largo plazo, lo que puede provocar un aumento de los tipos de interés de forma prematura y,
con ello, arriesgar aún más la posibilidad de dejar atrás la recesión (Sequín, 2012).
Toda esta situación financiera ha evolucionado en una crisis de deuda soberana que ha
transformado el concepto de eurobonos. El término eurobonos ha sido utilizado a lo largo de
sus casi cincuenta años de vida con diferentes significados. Su denominación data de finales
de la Segunda Guerra Mundial, cuando se lanzó el Plan Marshall para la recuperación
económica de Europa Occidental. El volumen de dólares existente en el Viejo Continente era
tan elevado que las empresas americanas venían a Europa a financiarse en dólares, ya que
resultaba más barato que hacerlo en su propio país. A los saldos de depósitos en dólares fuera
de Estados Unidos se les denominó eurodólares y su cuantía se incrementó fuertemente
gracias a los superávits por cuenta corriente de los países exportadores de petróleo entre 19731983. Por extensión, a las emisiones de bonos internacionales también se las empezó a
conocer como eurobonos. Inicialmente se destinaron a captar financiación debido a los dólares
expatriados, pero terminó denominándose así a las emisiones en cualquier divisa realizada
fuera de su país de origen, siendo este el concepto más extendido en la literatura financiera.
Diez años más tarde, con el nacimiento del euro, se empezó a llamar eurobonos a los bonos
designados en euros, para terminar, otros diez años después, aplicándose esa denominación a
lo que eventualmente será deuda pública a medio y largo plazo emitida de manera conjunta
por los diferentes Estados de la eurozona. Esta emisión de “eurobonos” por parte de la Unión
Europea, si llegara a realizarse algún día, sería un paso muy importante en el proceso gradual
de integración europea, a pesar del encarecimiento que supondría para la financiación de
Alemania. Sin embargo, en este artículo no se utiliza el término eurobonos según esta
definición. En este análisis se ha denominado eurobonos a los bonos emitidos en una moneda
distinta a la del país de lanzamiento y colocada simultáneamente en los mercados de al menos
dos países.
El crecimiento de los mercados financieros europeos, junto con las nuevas normas más
estrictas en Estados Unidos, provocó que, a principios de los años noventa, el diferencial bruto
(spread3) en el mercado de bonos norteamericano fuera significativamente más bajo que en el
de eurobonos. Si bien este spread siguió disminuyendo en el primero, se redujo a un ritmo
aún más rápido en el segundo, hasta el punto de eliminar la gran diferencia de costes
existente entre ambos. Sin embargo, las empresas estadounidenses optaron por colocar su
deuda en el mercado de eurobonos debido, en parte, a la disminución de sus márgenes brutos
relativos y a la reducción de los costes de suscripción (Peristiani & Santos, 2010).
A finales de 2008 se produjo un aumento del spread respecto al bono alemán. Existió una
mejora de la eficiencia informativa de los eurobonos debido al comportamiento de los
inversores, que preferían instrumentos financieros más seguros (Fernández, Guercio &
Martínez, 2012). En definitiva, la crisis financiera en el ámbito de los eurobonos se ha
3
Diferencia entre el precio de compra y venta de un activo financiero. Se utiliza normalmente para medir la liquidez del mercado.
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Los mercados
de eurobonos
necesitan
definir su
estrategia
de actuación
a largo plazo
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traducido en un descenso generalizado del número de emisores y emisiones, así como en una
menor influencia de las agencias calificadoras de riesgo.
A pesar de la crisis, el mercado de eurobonos logró remontar durante 2011 y 2012 tanto en
emisiones como en nominales definidas en las principales divisas, junto con algunas
emergentes como el renminbi chino. Los beneficios potenciales obtenidos frente a los
mercados regulados continuaban presentes: acceso a inversores extranjeros, mayores importes
globales, mejores precios, vencimientos más largos y diversificación de los grandes mercados
offshore4. No obstante, los riesgos inherentes a las emisiones de eurobonos se mantienen. La
crisis financiera ha provocado una vuelta a la fortaleza del mercado de eurobonos como clave
para la obtención de beneficios en la diversificación de la financiación.
3. Impacto de la crisis sobre la calificación crediticia de los emisores
La calificación crediticia es una variable fundamental utilizada en la literatura para la
formación del spread de una emisión de bonos domésticos y eurobonos (Leibowitz, Krasker &
Nozari, 1990; Duffee, 1998; Datta, Iskandar-Datta & Patel, 1999; Okashima & Fridson, 2000).
Un eurobono perteneciente a un emisor con alto rating tendrá un spread reducido; el inversor
que lo adquiera presentará aversión al riesgo, prefiriendo sustituir rentabilidad para disminuir
el riesgo de impago.
Desde un punto de vista teórico, la calificación resulta clave en las emisiones de deuda
internacional. Al ser los emisores de eurobonos poco conocidos por los inversores fuera de sus
respectivos países de origen, el rating se convierte en un referente de enorme valía. Las tres
agencias de rating más importantes son Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch, que se reparten
más del 90 % del mercado. En principio, la demanda de eurobonos se ha visto muy
condicionada por la opinión de los inversores sobre las características del producto. Su
valoración5 se centra en criterios similares: la permanencia en los balances, la capacidad de
absorción de pérdidas sin necesidad de liquidación de la entidad y el grado de subordinación.
No obstante, existen diferencias importantes respecto al peso dado a cada elemento.
Una de las consecuencias de la crisis financiera han sido las críticas realizadas a las agencias
de calificación. En principio, su metodología está basada en un conjunto amplio de variables y
modelos econométricos que favorecen la valoración objetiva de los emisores. Sin embargo, se
ha demostrado que, en etapas de turbulencias financieras, las rebajas de rating se han
producido por acontecimientos acaecidos, totalmente desconectadas de su marco analítico
(Alonso & Trillo, 2012). Además, las calificaciones a largo plazo se han efectuado olvidándose
de la abundante operatoria diaria del mercado, siendo esta la que acumula un mayor riesgo y,
por tanto, tiene más necesidad de información. En los últimos años, los cambios en el rating
han sido realizados principalmente por elementos políticos y no económicos, sin anticiparse a
los problemas y apoyándose en circunstancias coyunturales.
El incremento de eurobonos desde mediados de los ochenta ha supuesto paralelamente un
desarrollo de sus calificaciones por la propia necesidad de los inversores de obtener
información sobre la calidad crediticia de sus emisores. Esta demanda de información se
4
5
Mercado no sujeto a ninguna autoridad nacional o internacional.
Según Moody’s, una calificación crediticia es una opinión relacionada con la confiabilidad crediticia de una entidad, una deuda u
obligación financiera, un título de deuda, una acción preferencial u otro instrumento financiero o de un emisor de dicha deuda u
obligación financiera, título de deuda, acción preferencial u otro instrumento financiero, emitida utilizando un sistema establecido
y definido de calificación para categorías de clasificación.
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El daño
ocasionado por
las agencias
de ‘rating’ ha
demandado un
mayor control
y regulación de
estas agencias
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aceleró en los noventa debido a la situación coyuntural de los países emergentes, no exentos
de crisis financieras: la de México en 1994-1995, la asiática en 1997, el default ruso en 1998, la
de Brasil en 1999 o las de Argentina en 2001 y 2002.
El deterioro del mercado hipotecario y la revisión de los supuestos de las agencias han
provocado cambios de escala y magnitud sin precedentes en las calificaciones crediticias.
Los inversores, hasta entonces usuarios frecuentes del rating para gestionar sus riesgos y
tomar decisiones de inversión, empezaron a cuestionarlo ante la creciente e inesperada
oleada de rebajas de puntuación. A su vez, la desconfianza en las valoraciones de los
productos financieros estructurados provocó el desplome de la demanda de eurobonos.
En ese contexto de insuficiente financiación ordinaria, los distintos agentes nacionales e
internacionales que intervienen en los mercados adoptaron estrategias diversas en torno a
los mercados de eurobonos, produciéndose una huida hacia la eficiencia, es decir, hacia la
compra de eurobonos de máxima calidad crediticia. Muchas compañías decidieron no
emitir deuda por las condiciones del mercado, evitando la valoración de las agencias de
rating.
El resultado ha sido que las empresas de calificación están continuamente cuestionadas por
su accionariado, existiendo un profundo conflicto de intereses, señalado incluso por el
propio Fondo Monetario Internacional (FMI, 2010). Así, por ejemplo, Moody’s y S&P son
empresas privadas estadounidenses y las calificaciones que otorgan a los emisores y a los
instrumentos financieros aportan información cuantitativa considerada de enorme valía por
la mayoría de los inversores, lo que tiene implicaciones en las conductas de estos y del resto
de los agentes (emisores y gobiernos). Sin embargo, el accionariado de las agencias son
empresas conocidas en la industria financiera por gestionar carteras y tener fuertes
vinculaciones con fondos de inversión, pudiendo existir una posible confrontación de
intereses.
En este proceso de crisis financiera, se ha puesto de manifiesto su significativa influencia
sobre los eurobonos, detectándose una reacción de los precios en el mercado (Abad, Díaz &
Robles, 2008). Si el rating no es el esperado, el spread exigido por el inversor será mayor; si,
por el contrario, es mejor, no se observará modificación alguna en el precio, percibiéndose
mayor sensibilidad en los eurobonos de empresas no financieras y menor en los bonos
bancarios (Steiner & Heinke, 2001; Creighton, Gower & Richards, 2007; Joo & Pruitt,
2006). Algunos autores han centrado sus investigaciones en la posible existencia de grados
de confianza dependiendo de quién emita la calificación y han llegado a evidenciar que el
mercado no valora una agencia más que otra (Steiner & Heinke, 2001; Li, Jeon, Cho &
Chiang, 2008; Taib, Di Lorio, Hallahan & Bissondoyal, 2009).
Por último, hay que destacar que, debido a la influencia de las agencias en los mercados
financieros y su comportamiento desde el comienzo de la crisis, existe una petición
generalizada de gobiernos y autoridades reguladoras de los mercados en la que se solicita
una reglamentación internacional que garantice su transparencia. Así, cabe citar las
demandas de los líderes del G-20 en sus diferentes acuerdos alcanzados en las Cumbres de
Londres (2009), Pittsburgh (2009), Toronto (2010) y Seúl (2010). La Unión Europea ha
establecido las condiciones para la emisión de calificaciones crediticias, así como normas
relativas a la organización y actuación de las agencias de rating, con el fin de fomentar su
independencia y evitar conflictos de intereses (Reglamento n.º 1060/2009 del Parlamento
Europeo y del Consejo de 16 de septiembre de 2009, sobre las agencias de calificación
crediticia).
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Los inversores
demandan
claridad
y fiabilidad
en sus
calificaciones
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4. Emisores emergentes asiáticos: China
La mayoría de las economías emergentes son incapaces de endeudarse a largo plazo en su
propia moneda. Este hecho constituye un fallo de mercado del que derivan implicaciones de
gran alcance para la explicación de las recientes crisis. La fragilidad financiera aumenta
fundamentalmente por dos razones:
1. Los proyectos de inversión a largo plazo tienden a financiarse con préstamos a corto plazo
(maturity mismatch), acentuando los problemas de morosidad de los deudores e
incrementando la proporción de créditos incobrables. El consiguiente deterioro de la
calidad de los activos del sistema bancario hace aumentar la vulnerabilidad financiera del
país.
2.Si los agentes económicos se endeudan en dólares y reciben sus ingresos en moneda local
(currency mismatch), una devaluación de esta última aumentará proporcionalmente la
deuda en su propia moneda. A su vez, eso hará incrementar la morosidad de los clientes y
deteriorará la calidad de los activos del sistema bancario, creando las condiciones para que
se produzca una crisis financiera (Bernardi Carriello, 2010).
El mercado de eurobonos en los países y divisas emergentes sufrió tensiones similares a las
experimentadas por los países industrializados. Los datos del PIB correspondientes al cuarto
trimestre de 2008 confirmaron el creciente impacto de la crisis financiera en estas economías
hasta entonces dependientes de las exportaciones para estimular su crecimiento,
especialmente las asiáticas. La producción en Corea cayó más de un 3 % en tasa interanual,
mientras que China anunciaba una desaceleración de más de cuatro puntos porcentuales
debido, en parte, a la menor demanda exterior.
A partir de los problemas del sector financiero, el colapso de los flujos comerciales se vio
agravado no solo por el temor al riesgo de contraparte entre los bancos implicados en la
financiación comercial, sino también por la correspondiente distorsión de los flujos netos de
crédito comercial entre países exportadores e importadores (BPI, 2009). El descenso de las
ventas internacionales se reflejó, a su vez, en una caída de los precios de los activos. Sin
embargo, comparados con su evolución durante la inmediata crisis de confianza de
septiembre y comienzos de octubre de 2008, los precios de los activos mostraron una mayor
diferenciación por países y regiones.
Uno de los índices que miden la diferencia entre el interés pagado por los bonos denominados
en dólares emitidos por los países emergentes y los del Tesoro de Estados Unidos (Treasury
Bonds), considerados “libres” de riesgo, es el EMBI (Emerging Markets Bonds Index o
Indicador de Bonos de Mercados Emergentes). Está elaborado por JP Morgan Chase e incluye
bonos Brady6 denominados en dólares, eurobonos y préstamos e instrumentos de deuda
interna emitidos por entidades soberanas y cuasi soberanas.
El EMBI+ es una ampliación del EMBI y registra todos los instrumentos de deuda
denominados en moneda extranjera de los mercados emergentes (véase el cuadro 2). Es uno
de los principales indicadores del riesgo país y el diferencial se expresa en puntos básicos (pb).
Una medida de 100 pb significa que el gobierno en cuestión estaría pagando un punto
6
Son títulos que dan una nueva estructura a la deuda de un país al intercambiar préstamos comerciales por bonos nuevos.
Normalmente, estos bonos nuevos tienen algún tipo de garantía relacionada con bonos cupón cero del Tesoro de Estados Unidos u
otros títulos de alta calificación crediticia, denominados en dólares norteamericanos y con vencimientos de hasta treinta años.
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Impacto de la crisis en el mercado de eurobonos: ‘rating’ y nuevos emisores asiáticos
porcentual por encima del rendimiento de los Treasury Bonds. Los bonos de mayor riesgo
pagan un interés más alto; así el spread de estos bonos respecto a los del Tesoro americano es
más amplio.
Cuadro 2
Evolución del EMBI+ sobre bonos asiáticos
PORCENTAJE
INTERANUAL
AÑO
EMBI+
2005
321,76
2006
379,38
17,91 %
2007
427,10
12,58 %
2008
431,28
0,98 %
2009
476,21
10,42 %
2010
577,00
21,17 %
2011
626,82
8,63 %
2012
720,20
14,90 %
Fuente: elaboración propia; datos del Banco Mundial.
Tal como se observa en el cuadro 2, esta crisis que en principio era propia de los países
desarrollados ha tenido también un impacto directo sobre las economías emergentes. En tan
solo cinco años se pasó de pagar un 4 % a pagar un 7 % por encima del rendimiento de los
bonos americanos. La crisis ha incluido un intenso proceso de salida de capitales, traduciéndose
en el encarecimiento del crédito en los mercados internacionales. Se ha verificado una fuerte
alza de las primas de riesgo para el conjunto de las economías de los mercados emergentes
(EME) computadas en el EMBI+, que no ha parado de crecer en la última década.
Este índice global no refleja el caso de China, que, junto con la India, se sumó a una veloz
integración en los mercados internacionales. Se produjo una industrialización acelerada,
traducida en una tendencia al alza de la demanda de muchos de los bienes de exportación
procedentes de las economías latinoamericanas (petróleo y metales básicos), junto con un
aumento de la demanda de alimentos, con la consiguiente subida de los precios
internacionales. Por otro lado, se extendió la idea de que los efectos de la crisis financiera no
afectarían a la región asiática ni al resto de las economías emergentes, debido al
fortalecimiento de sus fundamentales macroeconómicos y a las posiciones financieras que
enarbolaban (la hipótesis del denominado decoupling o desacoplamiento7).
Uno de los argumentos preferidos de los precursores de la hipótesis del desacoplamiento se
refería a que la importancia del comercio intrarregional en Asia operaba como una barrera a
las eventuales presiones recesivas provenientes del resto del mundo. Todo ello podía tender a
“aislar” la dinámica de corto plazo de esas economías, autonomizándolas en cierto grado del
7
En sentido estricto, el desacoplamiento de dos economías, o grupos de economías, se refiere a que ambas exhiben un grado de
sincronización cíclica limitado. Así definido, el desacoplamiento combina dos aspectos complementarios. En primer lugar, cabe
entender lo que en la literatura académica se ha venido a denominar sincronismo puro. Tras esta expresión, un tanto críptica, se
esconde sencillamente el hecho de que dos economías pueden estar situadas en la misma fase del ciclo (expansión o contracción)
o no. Un segundo aspecto del desacoplamiento es el referido a la distancia que separa las posiciones cíclicas de dos economías
(Ruiz, 2010).
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comportamiento en el ámbito internacional. Sin embargo, al estar dicho comercio regional
articulado en una cadena de oferta global dispuesta para servir a través de la exportación final
desde China al mercado de los países desarrollados, las presiones recesivas se transmitieron
inmediatamente a través de todos los eslabones de esa cadena (Katz, 2010). Igualmente, los
ritmos de caída del comercio exterior en Singapur, Hong Kong, Japón, Taiwán y Corea
también fueron significativos; se situaron en torno al 35 % en 2009.
China ha actuado de contrapeso parcial ante la retracción de las economías avanzadas,
sosteniendo financieramente a Estados Unidos y la Unión Europea, asegurando la
continuidad de sus ventas externas, preservando la demanda interna y motorizando la
adquisición internacional de materias primas. El gigante asiático representó entre el 10 % y el
15 % del PIB mundial; en 2011 aportó aproximadamente la cuarta parte del crecimiento del
PIB global. Todo ello, como se observa en el cuadro 3, ha sido paralelo al aumento de las
emisiones de eurobonos en China y Hong Kong.
Cuadro 3
Emisores de eurobonos en China y Hong Kong
CHINA
Año
Emisiones
HONG KONG
Crecimiento anual
Emisiones
Crecimiento anual
2010
64
204,76 %
49
444,44 %
2011
426
565,63 %
394
704,08 %
2012
898
110,80 %
542
37,56 %
Fuente: elaboración propia; datos de Bloomberg.
Por otra parte, la emisión en yuanes chinos suponía apoyar la idea de convertir esta moneda
en mundial. Existe un sector chino relacionado con “los negocios globales” que reclama que
una porción de cualquier “auxilio” quede nominado en yuanes (Katz, 2011). Sin embargo, esa
inserción monetaria revalorizaría el tipo de cambio y deterioraría el modelo exportador.
La emisión de eurobonos en renminbi se ha multiplicado casi por seis entre 2007 y 2011,
apreciándose un mayor aumento a partir de 2010, momento en el que China autorizó a las
instituciones financieras de la región administrativa especial (RAE) de Hong Kong a abrir
cuentas en esta moneda (véase el cuadro 4). El desarrollo del mercado financiero está
Cuadro 4
Emisiones de eurobonos en yuanes chinos (CNY)
AÑOS
EMISIONES
CNY MM
USD MM
2007
21
5.492
722
2008
7
2.756
397
2009
12
3.147
461
2010
39
7.617
1.125
2011
346
29.841
4.618
2012
699
37.027
5.869
Total
1.124
85.880
13.191
Fuente: elaboración propia; datos de Bloomberg.
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El despertar
de los países
asiáticos se
hace patente
en el mercado
de eurobonos
y en el sector
manufacturero
desde 2007
Impacto de la crisis en el mercado de eurobonos: ‘rating’ y nuevos emisores asiáticos
encaminado a una apertura de la cuenta de capitales, con un menor grado de restricciones en
las entradas y salidas de capital financiero. El renminbi en un tiempo prudencial podría
convertirse en moneda reserva.
Se produce un descenso de este crecimiento en el segundo trimestre de 2011 al empeorar las
condiciones del mercado mundial por la crisis de deuda europea. Uno de los desafíos para el
país asiático consiste en seguir desarrollando otros mercados financieros como lo está
haciendo con los eurobonos, además de ampliar la disponibilidad de activos de alta calidad
denominados en renminbi (Prasad & Ye, 2012).
Los mercados financieros del país, en especial los bonos públicos y eurobonos, deben ser
profundos y líquidos, con muchos compradores y vendedores que proporcionen activos
seguros a los inversores y bancos centrales de otros países. Los mercados de deuda chinos se
caracterizan por ser pequeños en cifras absolutas, aunque están creciendo con gran rapidez
(BPI, 2011).
En el período 2004-2012, el 53,8 % de las emisiones de eurobonos de cupón fijo eran en
dólares estadounidenses. Sobre el conjunto de títulos emitidos en divisas asiáticas destaca el
yen japonés, que alcanza un 9,8 % del total (32.478), un nivel de emisiones de 3.182
eurobonos. En mercados más pequeños, como Hong Kong y Corea, se han analizado los
motivos del desarrollo de las emisiones de eurobonos frente a las de bonos nacionales. Los
resultados sugieren que las razones que subyacen en la elección de las empresas para
endeudarse en los mercados financieros han sido los diferenciales de precios más baratos, el
acceso de los inversores extranjeros y la posibilidad de emitir eurobonos más grandes, de más
baja calificación y de mayor vencimiento (Black & Munro, 2010).
En el caso de Corea destacan dos emisores en el período 2009-2012, Korea Hydro & Nuclear
Power Co. Ltd. y Korea National Oil Corp., con una mejora en las calificaciones crediticias
en sus emisiones de A2 en 2009 a A1 en 2011-2012, todas ellas correspondientes al grado de
inversión. Se trata de emisiones realizadas en dólares estadounidenses cuyos spreads
mejoran anualmente, cumpliéndose la hipótesis de la teoría económica de que “mejores
calificaciones crediticias implican un menor coste”.
Indonesia tiene eurobonos emitidos por Indonesia Government International Bond en el
período 2004-2012 con un programa anual por un importe de 23.950 millones de dólares
estadounidenses. En este caso, las calificaciones crediticias han ido disminuyendo de B2
hasta el año 2006, B1 para 2007 y Ba3 en 2009 y se ha producido una recuperación a Ba1
a partir del 2011. Los spreads también se incrementan en el período álgido de la crisis
(2009), llegando a posicionamientos de spreads cercanos a 850 pb, que remontan
posteriormente a un rango de 225-185 pb, lo que muestra claramente una disminución del
coste financiero.
5. Conclusiones
El artículo se ha centrado en identificar la influencia de la crisis financiera en el mercado de
eurobonos, destacando la calificación crediticia de los emisores y la eclosión de los emisores
emergentes, en especial China.
A pesar de las sombras de desaparición que han rodeado el mercado de eurobonos durante los
años de crisis, se puede apreciar un resurgimiento más reforzado, con nuevos emisores y
divisas que reflejan la realidad económica mundial. Se trata de una fuente de financiación
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flexible por la ausencia de regulación, la falta de barreras a la competencia, la gran variedad de
inversores y la posibilidad de acceder a mayores volúmenes a un mejor precio y con un
vencimiento más dilatado.
El sistema financiero en su conjunto atraviesa un momento difícil. La crisis de deuda
pública y el creciente cuestionamiento de las agencias de calificación hacen que los
mercados de eurobonos necesiten definir su estrategia de actuación a largo plazo. El daño
ocasionado por las agencias de rating ha levantado el clamor popular, que demanda un
mayor control y regulación de estas. Su información debe reflejar la situación del mercado,
no pudiendo estar influenciada por condicionantes externos que desvirtúan la realidad.
El despertar de los países asiáticos, con China a la cabeza, se hace patente no solo en el
sector manufacturero, sino también en el mercado de eurobonos, en el que su presencia es
indiscutible desde 2007. Los países desarrollados deberán revisar sus estrategias si no
quieren verse desbancados por la intrusión de los mercados emergentes en el panorama
internacional.
Se presentan unos años de grandes cambios, que precisan una exigente regulación y control
para poder evitar o prever, con suficiente antelación, situaciones económico-financieras
como las actuales. El papel de las agencias de rating debe ser determinante como
informadores sobre las condiciones de los emisores y el mercado, teniendo en cuenta que
los inversores demandan claridad y fiabilidad en sus calificaciones. Todo ello permitirá
construir un sistema financiero sólido y fiable al servicio de una sociedad cada vez más
exigente.
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