CONGRESO NACIONAL CAMARA DE SENADORES SESIONES ORDINARIAS DE 2007 ORDEN DEL DIA Nº 485 Impreso el día 10 de julio de 2007 SUMARIO COMISION DE EDUCACION, CULTURA, CIENCIA Y TECNOLOGIA Dictamen en el proyecto de ley del señor senador Falcó, por el que se declara Monumento Histórico Nacional a la Casa de Estudios para Artistas de Buenos Aires. (S- 2994/06) DICTAMEN DE COMISION Honorable Senado: Vuestra Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología ha considerado el Proyecto de Ley S-2994/06 del señor Senador Falco, declarando Monumento Histórico Nacional a la Casa de Estudios para Artistas de Buenos Aires; y por las razones que expondrá el miembro informante os aconseja la aprobación del siguiente: PROYECTO DE LEY El Senado y Cámara de Diputados,... Artículo 1.º– Declárase Bien de Interés Histórico Arquitectónico Nacional al edificio “Casa de estudios para artistas de Buenos Aires”, ubicado en la calle Paraguay 894/900, esquina Suipacha, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Artículo 2.º– A los fines dispuestos en el artículo 1, este bien queda amparado por las disposiciones de las leyes 12665 (modificada por la ley 24252. Artículo 4º - Comuníquese al Poder Ejecutivo. De acuerdo con las disposiciones pertinentes del Reglamento del H. Senado este Dictamen pasa directamente al Orden del Día.Sala de Comisión, 5 de junio de 2007. Amanda M. Isidori – Silvia E. Gallego – Carlos A. Rossi – Liliana B. Fellner – Silvia E. Giusti – Rubén H. Giustiniani – Mario D. Daniele – Alicia E. Mastandrea.- María C. Perceval.- Elida M. Vigo.- ANTECEDENTE PROYECTO DE LEY El Senado y Cámara de Diputados,... Artículo 1.º– Declárase Monumento Histórico Nacional al edificio “Casa de estudios para artistas de Buenos Aires”, ubicado en la calle Paraguay 894/900, esquina Suipacha, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Artículo 2.º– A los fines dispuestos en el artículo 1, este bien queda amparado por las disposiciones de las leyes 12665 (modificada por la ley 24252) y 25197 sobre patrimonio nacional. Artículo 3.º– La Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos inscribirá en el Registro Nacional de Bienes Históricos e Históricos Artísticos el monumento declarado en el artículo 1º de la presente Ley con la referencia "Monumento Arquitectónico Nacional: Casa de estudios para artistas de Buenos Aires". Artículo 4.º– Comuníquese al Poder Ejecutivo. Luis A. Falcó.FUNDAMENTOS Señor presidente: Dentro de la trama de la ciudad de Buenos Aires se esconden piezas de arquitectura de valor inusual. Tal es el caso del edificio conocido como Casa de Estudio para Artistas, en la calle Paraguay 894/900 esquina Suipacha, asentado en la Circunscripción 20, Sección 3, Manzana 26, Parcela 23. Este edificio fue proyectado en 1938 por el arquitecto Antonio Bonet Castellana junto a sus socios Horacio Vera Barros y Abel López Chas, todos ellos integrantes del Grupo Austral. Originalmente, el edificio fue proyectado para albergar varios ateliers, lugares de trabajo y encuentro diseñados para artistas (el propio Bonet utilizó una durante varios años), función que el edificio continúa teniendo hasta el día de hoy. Para lograr este fin, los autores aplicaron conceptos de la vanguardia, logrando una obra marcada por los contrastes y la coexistencia de opuestos, presentes tanto en el diseño de la planta como en la utilización de los materiales de construcción. Con audacia, Bonet y sus socios incorporaron elementos modernos al viejo modelo de la buhardilla parisina: espacios en doble altura, terrazas con funciones recreativas en pleno centro urbano y, sobre todo, utilización de planos de formas curvas y rectas que se contraponen para armar una composición dinámica que recorre toda la obra. El edificio es interesante ya desde el programa: cuatro locales en la planta baja y dos pisos con siete departamentos se encuentran comunicados en su interior por escaleras caracol. La primera planta es un mono-ambiente unido a un entrepiso, pensado como lugar de descanso y baño. La planta superior se encuentra coronada por un techo irregular, con forma de bóveda y cada departamento cuenta con una terraza - jardín. El tratamiento de la fachada y los interiores es un claro exponente de los ideales del Grupo Austral, tanto por su experimentación conceptual como por la utilización de nuevos materiales. La fachada emplea transparencias a través del uso del ladrillo de vidrio de diferentes formatos, lo que la opone a la opacidad las fachadas vecinas. Este tratamiento se interrumpe en la esquina, orientada al oeste, donde el edificio se muestra totalmente opaco gracias a una piel convexa constituida por las aletas metálicas de un parasol. La idea de los proyectistas era que el edificio acogiera artistas de distintas expresiones y que allí pudieran desarrollar su actividad creativa, contando el mismo con un zócalo compuesto por locales comerciales, ubicando en los dos pisos superiores siete ateliers para artistas y arquitectos. La disposición de los locales en Planta Baja se concibió como una serie de elementos independientes de la estructura del edificio, planteando un sistema de percepción dinámico a través de la libertad de sus formas. La fachada experimenta una transparencia que la opone a la masividad y opacidad de las otras fachadas que la circundan, siendo interrumpida en el tratamiento de la esquina, donde el edificio se muestra totalmente opaco a través de una piel convexa constituida por aletas metálicas. Este corte en el tratamiento vidriado de la fachada responde al interés de generar una regulación de la entrada de luz en el ámbito de la esquina, para experimentar un goce directo del clima exterior. El atelier de la esquina se diferencia porque el tema del balcón saliente (típico del modelo parisino del estudio y atelier Ozenfant de Le Corbusier, inspirador de la obra) se transforma aquí por una inversión de valores, en un gran e insólito hueco. El tratamiento de este hueco es extraordinariamente innovador y constituye un manifiesto en sí mismo. El parasol metálico de largas láminas verticales gira gracias a un mecanismo eléctrico, permitiendo una total apertura al medio circundante y logrando de este modo que la luz y la perspectiva del cielo penetren sin barreras en su interior. Al mismo tiempo, su conformación vertical permite detener los fuertes rayos del sol del oeste. El empleo de múltiples componentes de acero –perfiles, chapa doblada, chapa agujereada, tejido de alambre– y vidrio –glasbeton circular y cuadrado, vidrio transparente y traslucido, plano y curvo– obedece a la intención de llevar a cabo la obra con recursos provenientes directamente de la industria y, en lo posible, de montaje en seco. En oposición, las bóvedas del nivel superior responden a la sabiduría popular y el trabajo artesanal. En el nivel de acceso y de comercios, el contraste se manifiesta en el modo con el que los vidrios de curvaturas variables contrastan con la grilla ortogonal de los pisos superiores. Las vidrieras ondulantes de los locales son una representación artística libre, y no una expresión literal, del clásico programa corbusierano de los pilotis. Por otra parte, el uso del vidrio implicaba en su momento una extraordinaria ruptura, porque hasta entonces la arquitectura moderna argentina había mantenido los frentes opacos como resabio del sistema clásico. La utilización del vidrio permitió a los arquitectos realizar el postulado de disolución del límite que separa el interior del exterior, creando continuidad espacial. Por primera vez en el país, el frente de un edificio se presentaba como un mero diafragma técnico, sin autonomía compositiva ni conceptual. Quizás el mayor logro del edificio de ateliers sea que su resolución funcionalista está al servicio de un artista que ya no es el estereotipo del genio aislado, sino un integrante más del agitado ritmo de la ciudad. No sólo sus dobles alturas, sus curvas y su parasol han hecho historia: el famoso sillón BKF fue diseñado para este conjunto de ateliers, como otro signo de su actualidad e inalterable espíritu moderno. El Grupo Austral, reconocido por la historiografía de la arquitectura local como el verdadero inicio de la vanguardia en la Argentina, se formó en Buenos Aires durante la primavera de 1939. Sus jóvenes integrantes rechazaban a sus antecesores y maestros, a los que identificaban con posiciones anacrónicas, incapaces de comprender las nuevas condiciones de producción y sus consecuencias en la arquitectura. Estaban convencidos de que era necesario organizar una vanguardia convocado a un vasto conjunto de personalidades de la economía y la cultura, capaces de movilizar a la opinión pública. El inicio del grupo se remonta a 1937, cuando Jorge Ferrari Hardoy, Juan Kurchan y Antonio Bonet, que ya se habían conocido en el estudio de Le Corbusier, se encontraron en París en el quinto Congreso Internacional de Arquitectura Moderna CIAM. Una vez de vuelta en el país, Ferrari y Kurchan redactaron los estatutos del futuro grupo, del cual también formaron parte Amancio Williams, Mario Roberto Álvarez, Horacio Vera Ramos, Abel López Chas, Samuel Oliver, José María Pastor, Simón Ungar y Federico Peralta Ramos, entre otros. El grupo dio a conocer sus ideas principales en unos cuadernillos publicados como suplemento en la revista Nuestra Arquitectura en junio, septiembre y octubre de 1939. Se advierten allí tres núcleos: la reivindicación del carácter estético de la creación arquitectónica, la interdependencia entre arquitectura y ciudad, y la necesidad de integrar el resto del país a la modernidad. La influencia de Le Corbusier fue fundamental y puede observarse en los ateliers de Suipacha y Paraguay. Aunque en rigor el grupo no produjo conjuntamente ninguna construcción, buena parte de sus ideas se encuentran expresadas en obras que sus miembros idearon solos o en distintos equipos: los ateliers de Suipacha y Paraguay, el edificio de Virrey del Pino 2446 y el de O'Higgins 2319, de Kurchan y Ferrari, y la casa en Martínez, de Bonet, Peluffo y Blanco. El mencionado sillón BKF constituye una expresión cabal del grupo. Diseñado por Bonet, Kurchan y Ferrari para los ateliers, fue un fenómeno estético mundial. Una mirada dirigida a la Argentina de 1935 a 1940 hubiera sorprendido a quien conservara el recuerdo del país liberal y agrario de pocos años antes. En 1933, la muerte de Hipólito Yrigoyen había dejado huérfana a la mayor corriente política de la historia argentina hasta ese momento, al tiempo que el presidente Agustín P. Justo ponía en marcha una política proclive a los intereses internacionales. En 1935 nació FORJA (Fuerza de Orientación Radical para la Juventud Argentina), se creó la Dirección Nacional de Vialidad y el ferrocarril se abrió hacia el sur, ampliando la frontera interior. Sobre el país se hicieron sentir en esos años los suicidios de Leopoldo Lugones (1938), Alfonsina Storni (1938) y Lisandro de la Torre (1939). También surgieron nuevos grupos que produjeron crítica de vanguardia, como el Nucleado y la revista Sur (que había comenzado en 1931) y en la arquitectura, el Grupo Austral, las revistas Nueva Arquitectura y Tecné. Para los arquitectos fueron años de mucho movimiento. Buenos Aires perdió sus rasgos semi rurales, el suburbio como un tránsito a la campaña: eso que el joven escritor Jorge Luis Borges llamaba en 1930 “las involuntarias bellezas de Buenos Aires”. Fueron los tiempos del esplendor del racionalismo: Antonio Bonet, Antonio Vilar, Vladimiro Acosta, Alberto Presbich, Jorge Kalnay y algunas de las obras de Sánchez, Lagos y de la Torre conformaron un nuevo horizonte arquitectónico, en ocasiones ecléctico, pero delineado en un lenguaje sobrio que dejó edificios memorables. Por los argumentos expresados, consideramos a este inmueble un bien con valor patrimonial que es necesario preservar. Convoco entonces a mis pares para la aprobación de este proyecto de ley. Nota: Se adjunta en ANEXO* fotografías de planos de los trazados urbanos en cuestión, en una (1) foja. Luis A. Falcó.- * A disposición de los señores Senadores en el expte. Original.