EL CAPITÁN DE NAVÍO PEDRO ALBARRACÍN, UN ANDUJAREÑO EN LA BATALLA DE TRAFALGAR (1805) The Captain of Ship, Pedro Albarracín, a soldier born in Andujar and a participant in the Trafalgar battle (1805) José Carlos Gutiérrez Pérez Manuel Jesús Segado Uceda* Resumen: Hasta el momento poco o nada se sabía del Capitán de Navío, Pedro Albarracín y Quero, nacido en el seno de una familia aristocrática de Andújar. Con el presente artículo intentamos dar un poco de luz sobre la curiosa biografía de este marino andujareño y sobre su heroica participación en la famosa batalla de Trafalgar (1805), a bordo del navío “Argonauta”, contra la escuadra inglesa al mando del Almirante Nelson. Abstract: Up to the moment little or nothing was known of the Captain of Ship, Pedro Albarracín y Quero born in an Andújar’s aristocratic family. On the present article we show the curious biography of this sailor and on his heroic participation in the famous battle of Cape Trafalgar (1805), on board of the ship “Argonauta”, against the Royal Navy supervised by the Admiral Nelson. * José C. Gutiérrez: Licenciado en Humanidades, DEA en Historia Medieval y Cronista Oficial de Jamilena (Jaén). Email: [email protected] / Manuel J. Segado: Licenciado en Historia del Arte. Email: [email protected] Trastámara, nº 15, enero-junio 2015, pp. 95-104, ISSN: 1989-4066 Quizás y con toda seguridad el nombre de Pedro Albarracín sea un total desconocido en la ciudad de Andújar (Jaén) y en su historia. Pasados los actos que hace algunos años celebraban el Bicentenario de la Batalla de Trafalgar (1805-2005) y a 210 años de la misma, resultaba curioso que con la cantidad de monografías, artículos y demás trabajos que se publicaron y todavía publican sobre dicha batalla, no se hiciera referencia al origen giennense de uno de los oficiales españoles que participaron en ella. El hallazgo fortuito de varios documentos relacionados con este ilustre personaje de Andújar y, por ende, de la provincia de Jaén, nos llevó a realizar este artículo investigación con el cual queremos dar a la luz no solamente su biografía, sino también la presencia giennense en la famosa batalla de Trafalgar que supuso la supremacía marítima de la armada británica sobre la franco-española. I.-) TRAFALGAR Cabo Trafalgar. Barbate, cerca de la costa Atlántica de la Provincia de Cádiz, un 21 de octubre de 1805, tuvo lugar una de las batallas navales más importantes y sangrientas de la historia, que enfrentó a la armada británica a cuyo mando se encontraba el Almirante Horatio Nelson, y que se encontraba integrada en la Tercera Coalición formada por Reino Unido, Rusia, Austria, Nápoles y Suecia cuyo fin era derrocar a Napoleón Bonaparte del “sillón imperial” y deshacer así la influencia militar francesa en toda Europa, contra la flota de las naciones aliadas Francia y España ambas al mando del Almirante francés Pierre Villeneuve y el Comandante español Federico Gravina. Para entender la Batalla de Trafalgar, debemos remontarnos al fracaso de Napoleón en su operación por invadir las Islas Británicas, donde una escuadra franco-española, debía hostigar a la flota británica para que mordiera el anzuelo alejándola así del Canal de la Mancha, para conducirla hasta sus dominios en las Indias Occidentales, y así permitir el paso del ejército destinado para este fin, compuesto por 150.000 hombres. Con toda seguridad, si tal cantidad de efectivos conseguían llegar hasta suelo británico, las tropas inglesas mal entrenadas y peor equipadas serían derrotadas. El plan de distracción que había preparado Napoleón fracasó ocasionando el 22 de Julio de 1805 la victoria de la Armada Real Inglesa comandada por el Vicealmirante Robert Calder sobre la flota franco-española, a cuyo mando también se encontraba el Vicealmirante Perre Charles de Villeneuve, en la batalla del Cabo de Finisterre. Tras este revés en el Norte de las costas españolas, la flota francoespañola se dirigió al puerto de Cádiz, desde donde levaría anclas rumbo Trafalgar el 19 de Octubre de ese mismo año. Había una diferencia 96 fundamental en el estilo de lucha de ambas armadas. Los franceses disparaban a las jarcias de sus enemigos para intentar inmovilizarlos o limitar el movimiento, en cambio los ingleses disparaban a los cascos de sus enemigos para intentar hundirlos. Los artilleros franceses tenían una táctica totalmente defensiva, trataban de limitar el daño que se les podía infligir a sus barcos e incrementar sus posibilidades de huida. La Marina Real Inglesa tenía tradición en usar armas “asesinas de barcos” o también llamada armas aplastadoras. A este tipo de armas, los franceses las llamaban “armas del diablo” por el daño que podían provocar. Eran armas potentes para ser utilizadas a corta distancia. El primer cañón que se disparó en la batalla de Trafalgar desde el Victory fue un cañón que podía lanzar proyectiles de 30 kg., un cañón hecho en Escocia. En las batallas navales se podía realizar la maniobra de ataque de “barrer un barco”, donde un buque debía pasar junto al la popa de su oponente desde donde podía lanzar los proyectiles de sus cañones de popa a proa. Realizando esta maniobra, se podía disparar a cualquier parte del barco enemigo. El tipo de combate naval había evolucionado desde el siglo XVI, “costado con costado”, es decir, con las bordes casi tocándose, disparando a bocajarro contra el enemigo. El problema de utilizar este tipo de ataque era que se tardaba mucho tiempo en tener efectos sobre el navío atacado. Por ejemplo un navío de tres fuertes cubiertas con teca podía soportar una asombrosa cantidad de impactos antes de causar daños considerables. El efecto que la lucha “costado con costado” producía, era romper la madera del lugar del impacto en cientos de astillas que volaban en todas direcciones destruyendo todo a su paso y causando graves heridas a la tripulación enemiga. Los artilleros ingleses eran más rápidos cargando sus cañones además de tener mayor puntería que los franceses. En la fase de carga de cañones, se podía realizar la carga con distintos tipos de proyectiles: Los redondos y sólidos. Se utilizaban para ocasionar daños estructurales. Los de barra. Se lanzaban por el aire para atacar los mástiles. Los de cadena. Se disparaban para dañar las velas y jarcias. Los de racimo. Se trataba de un paquete de nueve bolas de 1 Kg. cada una envueltas en lona, y que se disparaban para barrer a la tripulación en las cubiertas. Era una especie de proyectil “antipersona”. Por otra parte el estado de los marineros franceses y españoles afincados en el puerto de Cádiz durante casi dos años, era pésimo. Una tripulación entrenándose en un puerto o simplemente acuartelada perdía de forma acelerada sus capacidades marineras y bélicas. Era algo incomparable al 97 entrenamiento realizado por la Marina Británica, que se entrenaba en alta mar con duras maniobras y a merced del temporal. Además, Nelson, el líder de la Armada Británica tenía una gran capacidad de motivar a sus hombres. Villeneuve al desobedecer la orden de Napoleón de atacar a los navíos británicos cuando la situación le fuera favorable iba a ser sustituido por el Almirante Rosilly. Es entonces cuando Villeneuve reacciona e incentivado por la inminente destitución el 18 de octubre informa a Comandante Gravina de su intención de dejar Cádiz, e ir al encuentro de los ingleses. Nelson se dio cuenta de que habría un gran número de barcos en cada flota, así que decidió proceder de forma diferente a lo habitual en estos casos. En contra de lo convencional, se decidió a dirigirse perpendicularmente contra la línea de la flota franco-española. Esto significaba que durante bastante tiempo, las dos columnas que iba a formar la Armada Británica estarían expuestas al fuego de la flota enemiga, pero si la operación salía bien y sobrevivían a la maniobra, romperían la línea aliada y, mientras Nelson atacaba la línea de batalla en el medio y Collingwood atacaba por la derecha, la mitad de la línea francesa continuaría su marcha e intentarían virar para volver al combate. De este modo, mientras la mitad de la línea franco-española continuaba su marcha e intentaban la maniobra de viraje, ellos podrían destruir el resto de la flota aliada. La flota franco-española se estima que sufrió unos 4.400 hombres muertos y 2.500 heridos. Por otro lado, la Armada Británica perdió 449 hombres, casi un 10% de los muertos de los aliados, y 1.200 heridos, la mitad que sus enemigos. Esto se debe a que los artilleros británicos disparaban a los cascos, causando una gran cantidad de bajas, mientras que los franceses intentaban inmovilizar a los barcos disparando a las velas y jarcias para llevárselos como botín. Los ingleses se capturaron 17 barcos franco españoles, pero un barco explotó y otros 13 se hundieron en una tormenta que tuvo lugar la noche del día de la batalla, por lo que se llevaron 4 barcos como botín. De los 27 barcos británicos que habían entrado en combate, la mitad estaban fuera de servicio. La batalla fue sangrienta, ambas flotas provocaron grandes daños y miles de muertos, por lo que no fue una victoria fácil. El resultado de la batalla fue decisivo desde el punto de vista estratégico, y además convertiría a Gran Bretaña en la mayor fuerza naval del mundo durante todo el siglo siguiente. Napoleón se quedó sin flota, y no podía invadir Gran Bretaña, pero tampoco desafiar a la Marina Real Británica por el control del Mediterráneo, por lo que este mar se convirtió prácticamente en “un lago inglés”, relegando a Francia a ser sólo una potencia continental, sin miras para la conquista de más 98 colonias en Ultramar, ni recibir más recursos de las colonias que poseía, con lo que debía conformarse con los suministros continentales. Para España, supuso la destrucción total de su flota, ya que de los 15 barcos que participaron en la batalla por lo menos 7 fueron hundidos, y aunque la flota española contaba con un total de 45 barcos, la posterior Guerra de Independencia, harían que el resto de barcos de la Armada española se pudrieran amarrados en los puertos de España. Además la nación española se encontraba sumida en una grave crisis económica y fiscal a la que se unió el problema de no tener flota para el comercio y aprovisionamiento externo. Como hecho célebre hemos de señalar que el cuerpo del Almirante Nelson fue repatriado a Inglaterra conservado en alcohol, y recibió funerales de estado. Por el contrario el Almirante Villeneuve fue capturado y repatriado un año después de la batalla, suicidándose en circunstancias sospechosas al poco de su regreso a Francia. El Almirante español Gravina murió meses después de la batalla de Trafalgar como consecuencia de las heridas sufridas en batalla. II.-) APUNTES BIOGRÁFICOS SOBRE PEDRO ALBARRACÍN Y QUERO Natural de la ciudad de Andújar, D. Pedro Albarracín y Quero pertenecía una prosapia e ilustre familia andujareña. Era hijo de D. Alonso Albarracín y Valenzuela, hidalgo, regidor preeminente de la ciudad de Andújar y alcalde mayor de la misma a mediados del siglo XVIII, y de Dª. Inés Quero y Valdivia, los cuales tenían casa morada en el altozano de San Pedro, en Andújar, según consta en el Catastro del Marqués de la Ensenada. Por línea paterna era nieto de D. Luis Albarracín y Piedrola, hidalgo, y Dª. Manuela de Valenzuela y Cárdenas, vecinos de Andújar. Por parte materna lo era de D. Pedro Estanislao de Quero y Valenzuela, Marqués de la Merced, regidor perpetuo y preeminente de la ciudad de Andújar, y de Dª. María Valdivia y Corral, también vecinos de Andújar, los cuales tenían casa solar en la calle Maestra, la llamada “Casa de la Torre”1. Su interés por la milicia posiblemente le vino influido por la tradición familiar, en la cual su tío bisabuelo D. Luis de Quero Piedrola y Benavides, caballero de Calatrava y Marqués de la Merced, había llegado a ser coronel de Infantería, ocupando también el cargo de Intendente de lo Político, Militar y de 1 ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL, Órdenes Militares-Caballero Calatrava. Exp. 61; SÁEZ GÁMEZ, M. (1979): Hidalguías de Jaén. Instituto Salazar y Castro. Madrid, pág. 27. 99 Hacienda de la ciudad de Andújar y su partido2. Ante tales antecedentes no es de extrañar que tanto Pedro Albarracín como su hermano Antonio, nacido en Andújar en 1756, siguieran los pasos de su pariente. Así, ambos hermanos ingresaron como caballeros en la Orden de Calatrava, haciéndolo Pedro en 17913 y su hermano Antonio al año siguiente4. En cuanto a la carrera en el ejército igualmente los dos hermanos ingresaron en la Armada Española, en la cual Antonio Albarracín y Quero llegó a ascender al grado de Capitán de Fragata5. Sobre la vida militar de Pedro Albarracín6 sabemos que ingresó como guardia marina el 16 de octubre de 1775. Ya como Alférez de Navío tuvo varios destinos y comisiones en la fragata Santa Bárbara. Estando apostada dicha fragata en la parte occidental del Estrecho de Gibraltar, intentó impedir el socorro de Gibraltar, cruzando sobre los cabos de San Vicente y Santa María y participando en todas las campañas que la escuadra combinada, al mando del Marqués de Casa Tilly, realizó con el fin de defender las aguas españolas de los ataques ingleses al comercio atlántico español7. El periodo de 1782 a 1784 fue especialmente intenso en lo bélico. Así en febrero de 1782 tras ser trasbordado al navío Brillante, participó en el combate que sostuvo la escuadra combinada contra la inglesa en el Estrecho de Gibraltar. A finales de ese mismo año pasó al navío San Fernando y fue ascendido a Teniente de Fragata. Entre marzo de 1783 y finales del año siguiente embarcó en varios navíos y fragatas participando en varios ataques contra la plaza de Argel y haciendo el corso contra los argelinos en el Mediterráneo. Después de esta dura etapa y tras nuevos trasbordos, en agosto de 1788 fue nombrado ayudante del Comandante del arsenal de El Ferrol. En dicho destino se le agregó al cuerpo de Ingenieros en noviembre de 1788, quedando a su cargo las obras del dique portuario de El Ferrol. A inicios de 2 En 1752, D. Luis de Quero contaba con la edad de 92 años y estaba bajo la tutela de su sobrino el citado D. Pedro Estanislao de Quero, quien heredaría su título. Ibíd., pp. 27-28. 3 A.H.N., OO.MM.- Expedientillos. Exp. 12416. 4 A.H.N., OO.MM.- Expedientillos. Exp. 12421; y OO.MM.- Caballero Calatrava. Exp. 61. 5 ARCHIVO GENERAL MILITAR DE SEGOVIA, Sección Primera. Exp. A-941. 6 ARCHIVO GENERAL DE LA MARINA ÁLVARO DE BAZÁN. Caja 620, exp. 25. 7 En 1796 la España de Carlos IV y el Directorio francés se aliaban frente la Gran Bretaña para poner freno a dichos ataques. Para confirmar dicha alianza se firmó el tratado de San Ildefonso. TUSELL, J. y SÁNCHEZ MANTERO, R. (2004): El siglo XIX. De la Guerra de la Independencia a la Revolución de 1868. Tomo 12 de Historia de España. Espasa. Madrid, pág. 20. 100 1790 prestó servicio en varios batallones, hasta que se trasbordó a la fragata Santa Teresa. Después de ser cesado en el destino que tenía, en abril de 1793 se le confirió el mando de una urca llamada Cargadora con la que viajó con pertrechos hacia La Habana. Así en mayo de 1795 partió de Cádiz dicha urca junto el navío España, que estaba al mando del capitán de navío Miguel de Orozco, para llevar azogues a Veracruz (México) escoltando a 16 barcos mercantes8. Tras ello regresó al año siguiente a Cádiz con frutos, haciendo escala posteriormente en los puertos de Cartagena, Rosas y Barcelona. A su regreso, nuevamente volvió a La Habana donde permaneció embarcado hasta noviembre de 1799, teniendo problemas de salud a causa del clima caribeño, que le obligaron a desembarcar. De vuelta en la Península, permaneció en El Ferrol embarcado en varios buques armados y desarmados, estando al mando de la fragata Esmeralda entre septiembre de 1802 y febrero de 1803. En esa misma fecha, por Real Orden de S.M., fue nombrado Segundo Comandante del Arsenal de El Ferrol, cargo en el que permaneció hasta el día 31 de marzo de 1805. III.-) BATALLA DE TRAFALGAR A BORDO DEL “ARGONAUTA” Después de su paso por el arsenal ferrolano, en abril de 1805 embarcó como oficial de detalle en el navío Príncipe de Asturias, que por entonces formaba parte de las escuadras combinadas española y francesa, al mando la primera del teniente general Federico Gravina y la segunda del almirante Villeneuve, cuyas órdenes prevalecían sobre la escuadra española. Tras partir ambas escuadras de la Ría de Ares el 13 de agosto, anclaron en el puerto de Cádiz siete días después. “En 30 del mismo [agosto] transbordó de 2º Comandante al Navío Argonauta del cargo del capitán de Navío D. Antonio Pareja en cuyo buque y las mismas esquadras, compuesta la Española de 15 navíos y la Francesa de 18, al mando de los propios generales zarpó de Cádiz el 20 de octubre y encontrándose el 21 en las aguas del Cabo Trafalgar con la Armada Británica de 33 navíos y que mandaba el Almirante Nelson se trabó el memorable combate de este día, en el que se batió el Navío Argonauta con el Belle Ysle hasta el extremo de no poder continuar la acción; tuvo 300 hombres muertos y heridos de su guarnición y tripulación, y se fué á pique despues de la accion y de estar marinado por los yngleses. Por consiguiente quedó Albarracín prisionero y obtenida libertad baxo palabra de honor de no servir durante esta guerra…”, de esta manera se hace referencia al 8 ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS, SGU. Caja 7137, exp. 92. Carta del Gobernador Ramón Castro. Puerto Rico, 28-julio-1795. 101 combate naval ocurrido en Trafalgar y a sus instantes previos en el expediente militar de Pedro Albarracín. Efectivamente, en los instantes previos al combate naval en el Cabo Trafalgar, el entonces capitán de fragata Pedro Albarracín era Segundo Comandante del Argonauta, mandado por el capitán de navío Antonio Pareja9. El 21 de octubre de 1805, día de la batalla, el Argonauta había quedado asignado a la segunda escuadra de observación a la que estaba al frente Federico Gravina. Dicho navío de línea de 80 cañones y de clase montañés había sido construido en los astilleros de El Ferrol, siendo botado en el año 1798. Poseía unos 53,47 m. de eslora; 14,44 m. de manga; 7 m. de calado; y dos cubiertas. En el momento de la batalla sus 80 cañones estaban repartidos de la siguiente manera: 30 cañones de 36 libras, 32 cañones de 18 libras, 16 cañones de 8 libras, 12 obuses de 30 libras y 4 obuses de 4 libras. Además, contaba con una tripulación aproximada de 800 hombres. Aunque en la hoja de servicios de Pedro Albarracín se hace mención a que el número total bajas después del combate fue de 300 hombres, el número exacto fue de 60 muertos y 148 heridos. Asimismo, tras la derrota, el Argonauta fue capturado y hundido el 30 de octubre por el navío inglés Ajax para de este modo evitar su represa, quedando apresada toda su tripulación la cual fue puesta en libertad al día siguiente en la zona de Gibraltar. Ya en tierra, éstas fueron las palabras que Pedro Albarracín puso por escrito en su parte: “Se rompió el fuego como cinco minutos después que el total de la escuadra, a causa de tener en este tiempo por la aleta de babor al navío “Montañés”, y por la amura de la misma banda a un navío francés, pero lo ejecutó inmediatamente, así que tuvo objeto, con el mayor acierto, logrando con sus descargas desarbolar completamente (...) al navío inglés “Belleisle”, el que puso a la media hora fuera de combate. Se continuó batiéndose con ardor contra varios navíos que atacaron al “Argonauta” de muy cerca, hasta cosa de las cuatro y media de la tarde, en que fue herido el comandante en un brazo por un astillazo, que hallándose con las baterías desguarnidas por los muchos muertos y heridos, parte de la artillería inutilizada, todos los palos, vergas y velas acribillados a balazos, como también cortada por ellos la mayor parte de los estays, obenques y cabos de labor, con infinidad de balazos (muchos de ellos a la lumbre del agua) desguarnido todo el casco, madera de respeto, embarcaciones menores, rueda y caña del timón, dos de las bombas, estropeada la portería, etc. Viendo que no se podía absolutamente resistir ni corresponder al horroroso fuego que sufría el navío, y que este hacía 9 O’DONNELL Y DUQUE DE ESTRADA, H. (2005): La campaña de Trafalgar: tres naciones en pugna por el dominio del mar (1805). La Esfera de los Libros. Madrid, pág. 253. 102 mucho agua, se determinó con consejo de los oficiales que habían quedado arriar la bandera, como se verificó poco después con harto dolor de todos. Igualmente da parte de haber tenido de resultas de la acción como doscientos y diez muertos y más de cien heridos, de los que después murieron cincuenta y tantos, según tengo noticias que he recibido de uno de los cirujanos”10. El 15 de noviembre de 1805, Pedro Albarracín y Quero fue ascendido a Capitán de Navío en virtud de la promoción general de todos los oficiales que se hallaron en el mencionado combate. En el verano del año siguiente le fue concedido por el rey el pase del Departamento de El Ferrol al de Cádiz, así como varias licencias para marchar a su tierra natal de Andújar. Finalmente, a su vuelta de Andújar en marzo de 1807, se encargó de dirigir el almacén e inventario de la urca Librada, último destino que consta en su expediente militar. 10 Dicho parte junto a otra documentación transcrita relacionada con la batalla se encuentran publicados en: GONZÁLEZ-ALLER HIERRO, J.I. (2004): La campaña de Trafalgar (1804-1805). Corpus Documental. Tomos I y II. Ministerio de Defensa. Madrid. 103 BIBLIOGRAFÍA FERNÁNDEZ DÍAZ, R. y GARCÍA CÁRCEL, R. (2004): Los Borbón. Fin de los Austria y llegada de los Borbón (siglo XVIII). Tomo 8 de Historia de España. Espasa. Madrid. GONZÁLEZ-ALLER HIERRO, J.I. (2004): La campaña de Trafalgar (1804-1805). Corpus Documental. Tomos I y II. Ministerio de Defensa. Madrid. O’DONNELL Y DUQUE DE ESTRADA, H. (2005): La campaña de Trafalgar: tres naciones en pugna por el dominio del mar (1805). La Esfera de los Libros. Madrid. PALOMINO LEÓN, J.A. (1999): «Linajes de Linares y Andújar». Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, nº 172. Tomo II. Jaén, pp. 679-687. SÁEZ GÁMEZ, M. (1979): Hidalguías de Jaén. Instituto Salazar y Castro. Madrid. TUSELL, J. y SÁNCHEZ MANTERO, R. (2004): El siglo XIX. De la Guerra de la Independencia a la Revolución de 1868. Tomo 12 de Historia de España. Espasa. Madrid. 104