Revista trimestral publicada por la Unesco Vol. X X X V I (1984), n.° 3 Redactor jefe: Peter Lengyel Redactor jefe adjunto: AH Kazancigil Maquetista: Jacques Carrasco Documentación fotográfica: Florence Bonjean Corresponsales Bangkok: Yogesh Atal Beijing : Li Xuekun Belgrado: Balsa Spadijer Buenos Aires: Norberto Rodríguez Bustamante Canberra: Geoffrey Caldwell Colonia: Alphons Silbermann Delhi: André Béteille Estados Unidos de América: Gene M . Lyons Florencia : Francesco Margiotta Broglio Harare: Chen Chimutengwende Hong Kong: Peter Chen Londres: Cyril S. Smith Mexico: Pablo González Casanova Moscú: Marien Gapotchka Nigeria: Akinsola Akiwowo Ottawa: Paul Lamy Singapur: S. H . Alatas Tokio: Hiroshi Ohta Túnez: A . Bouhdiba *¿á •äa&s W/?#IÍSSST /TJM iV/ír/7' ir/ss77xar07/f»/7s*/si-/nvsrryí'/ *s>,-, »H/W /w,i .•srás/xáreí 7 Temas de los próximos números L a epistemología d e las ciencias sociales Sistema alimentario Sociología d e la educación r J j/9 l / f 'lé>tt/%risz¿'r'sfsm-)í/s7&/j>yssSsy/>sirf/?7 k* Los pasaportes, inicialmente documentos destinados a los barcos, c o m o su nombre lo indica, son hoy día imprescindibles para traspasar legalmente las fronteras. En la cubierta: un sello colocado en la frontera suiza. A la derecha: un pasaporte siamés de 1891. ^ /Abi-tiysyt/if sAxArxA, WKWÄÄf fyss //itfífsyiys* Jfc» ss/> ™°62 REVISTA INTERNACIONAL DE CIENCIAS SOCIALES LAS MIGRACIONES 101 /' Tendencias mundiales Demetrios G . Papademetriu Riad Tabbarah Las migraciones internacionales en un m u n d o en evolución 431 El futuro de las migraciones internacionales 449 Corrientes regionales y nacionales Aderanti Adepoju Las relaciones entre les migraciones internas y las migraciones internacionales: el caso de África 467 Gabriel Murillo Castaño Efectos de la emigración y del regreso sobre los países : de origen: el caso de Colombia 481 Oleg Ianitsky y Yanna Zaionchkovskaya La sociología soviética y las migraciones del campo a la ciudad 497 Adaptación de los migrantes Altan Gökalp Adriana Marshall Anthony H . Richmond Los hijos de inmigrantes en Europa Occidental: socialización diferencial y problemática multicultural 515 Los trabajadores inmigrados y el mercado de trabajo: un análisis comparativo 531 ' Adaptación y conflictos socioculturales en los países receptores de inmigrantes 551 D e b a t e abierto Josif Zhordania La canción folklórica georgiana: orígenes, evolución y tendencias actuales 571 430 El ámbito de las ciencias sociales Vincent K o e n Del diletantismo a la enseñanza: el caso de los economistas franceses (1758-1910) 585 Libros recibidos 595 Publicaciones recientes de la Unesco 597 \^MÏÏSÏÏIMïSE''(lMÏW:iik Las migraciones internacionales en un mundo en evolución Demetrios G . Papademetriu aborde el problema de m o d o m á s global y dentro de los contextos regionales, las respuestas unilaterales a este complejo problema internacional han seguido constituyendo la L a migración internacional ha sido un compo- pauta dominante. C o m o era de esperar, tales nente constante del panorama social, econó- respuestas no han alterado sustancialmente la mico y político del m u n d o . Después de siglos magnitud ni la dirección de las corrientes de movimientos demográficos internacionales referidas, ni han influido favorablemente en relativamente libres, el periodo posterior a la sus causas y consecuencias. primera guerra mundial vio los comienzos de E n el transcurso de los últimos treinta un esfuerzo concertado años, muchas sociedacada día mayor por condes industriales avanzaDemetrios G . Papademetriu es directrolar la inmigración en das alcanzaron un punto tor ejecutivo de Population Associalos países industriales tes International, 3838 Glenbrook Rd, de desarrollo en que la avanzados. A l concluir la confluencia de una diversiFairfax, Virginia 22031. D e 1980 a segunda guerra mundial, dad de fuerzas determinó 1983 ha actuado como jefe de redacse produjeron nuevos y ción de la International Migration una escasez crónica de Review. H a ejercido la docencia en la densos desplazamientos m a n o de obra en ciertos Universidad de Maryland, la Duke de población, con freámbitos. L a índole estrucUniversity y la N e w School for Social cuencia a través de frontural de esta escasez era Research, donde es miembro de la teras nacionales recién consecuencia de la combiFacultad de Economía Política Intercreadas. E n la misma nacional. Su último libro (preparado nación de una serie de en colaboración con Mark J. Miller) época, surgió una nueva factores sociales, d e m o es The unavoidable issue: US immi- gráficos, económicos y poforma de migración intertion policy in the 1980s. nacional hasta entonces líticos entre los cuales capoco conocida que obebe señalar los siguientes: decía a la búsqueda de trabajo, migración El deterioro de la estructura demográfica de presuntamente temporal, frecuentemente esalgunas sociedades capitalistas avanzadas tructurada (es decir, sujeta a convenios interque registran tasas de natalidad m u y gubernamentales) pero cada vez más espontábajas, con el consiguiente envejecinea y clandestina, que se ha mostrado casi miento d e su población y la progresiva impermeable a las medidas de intervención reducción de sus fuerzas laborales activas; adoptadas por las sociedades receptoras. Sin El efecto agravante de medidas que reducen embargo, a pesar de la gradual universalizatodavía m á s la población activa, c o m o la ción del fenómeno migratorio y de las fredisminución de la edad requerida para la cuentes llamadas de atención para que se jubilación, las vacaciones m á s largas, las La economía política de la migración internacional 432 semanas laborales más cortas, los estímulos psicológicos que inducen a los jóvenes en edad de trabajar a posponer su entrada en el mercado de trabajo con el fin de ampliar sus estudios, y otros avances sociales de índole semejante; La proliferación concomitante de ocupaciones altamente técnicas en el sector terciario, que exige una constante evolución de la calificación y la formación del personal, todo ello producto del alto nivel de desarrollo; La reestructuración y dicotdmización creciente de los mercados de trabajo en los sectores primario y secundario con sus propias exigencias de m a n o de obra calificada; L a persistente y creciente vitalidad del sector secundario merced al concurso de factores tales c o m o la variabilidad de la demanda de productos industriales, la existencia de industrias que conservan su importancia pero tienen rendimientos marginales, un mercado alcista de servicios privados y públicos que son arquetipicamente usuarios intensivos de m a n o de obra, una demanda persistente de fuerza de trabajo temporal y estacional y una proliferación de puestos de trabajo que los trabajadores nativos se muestran cada vez más reacios a aceptar a causa de los bajos salarios, las malas condiciones laborales y el indeseable estatus social que llevan aparejados, y,finalmente; L a concurrencia de las pérdidas humanas de la segunda guerra mundial con la gran demanda de m a n o de obra durante el subsiguiente periodo de auge económico y con las poco eficaces medidas de racionalización de la fuerza de trabajo y la incompleta expansión de las actividades con gran densidad dé capital en algunos sectores económicos de las sociedades industriales avanzadas. Otro grupo de estados sufrió graves escaseces de m a n o de obra en el contexto de una carrera hacia la industrialización financiada por el alza súbita del valor de sus recursos naturales. L a mayoría de los estados de este grupo eran Demetrios G. Papademetriu miembros de la O P E P y compartían además otra característica: la de estar m u y poco poblados. La respuesta a es.ta escasez de m a n o de obra ha sido de dos tipos: o bien la institución de convenios bilaterales con muchos de los países de la región dotados de un excedente de fuerza de trabajo, a fin de organizar la importación controlada de trabajadores (modelos predominantes en Europa y Oriente Medio y Programa Bracero estadounidense), o bien la formulación e instrumentación de políticas de inmigración que, aunque restrictivas en sus requisitos legales, toleran —y de esta manera estimulan— la afluencia de una fuerza inmigrante mayormente espontánea, clandestina y por ello mismo explotable. Estos úllimos son los modelos preponderantes en los Estados Unidos y en la migración interna latinoamericana y corresponden cada vez más a la situación europea de facto. E n ambos casos los importadores de fuerza de trabajo se hicieron cada día m á s dependientes de una oferta constante de m a n o de obra extranjera mientras que dicha oferta iba tornándose más y más independiente de las necesidades reales de las economías receptoras. E n otras palabras, en realidad la m a n o de obra extranjera cumplía cada- vez menos la función que tradicionalmente constituía su principal interés: hacer las veces de amortiguador al que poder acudir c o m o solución temporal para responder a una demanda excepcionalmente importante de fuerza de trabajo. D e hecho, a medida que las corrientes migratorias ganaban en información y experiencia y las presiones de la demanda de m a n o de obra calificada persistían, la índole temporal y revocable del arreglo empezó a desvirtuarse y en el vacío político resultante fue sustituida por la expansión de facto de las oportunidades ofrecidas a los inmigrantes: conseguir la autorización de residencia prolongada, reunir la familia y obtener una cierta movilidad profesional, todo lo cual equivalía prácticamente a una institucionalización de la inmigración. E n las sociedades industriales avanzadas se han efectuado ya numerosos estudios sobre los efectos que sobre ellas ha tenido la inmigra- ! & " y ' SN.- .M • ' . A 'il '. '-Vi • -^ NT ^ fcv 3 S!. • M S - v 'V I •? Vi .fSf..iV • i : T f'C ..i íí-: r ï''-- •&-••, j^ié-W- «&)Wií«? Los protestantes que huyeron de Francia en el siglo x v n contribuyeron en forma considerable al enriquecimiento d e los países q u e los acogieron. Grabado holandés de Jan Luikcn, Bibliothèque du Protestantisme, París, LaurosGiraudon. 434 ción de trabajadores, pero los países menos desarrollados, cuyos ciudadanos han desempeñado un papel decisivo en el crecimiento económico de los países escasos de m a n o de obra, han sido m u c h o más lentos en emprender una réevalución fundamental del fenóm e n o migratorio. Esta omisión ha' tenido lugar a pesar de la creciente evidencia de que la emigración ha resultado incapaz de brindar la mayor parte de los beneficios que de ella se esperaban. Muchos países con excedentes de m a n o de obra tomaron parte en el proceso de migración creyendo en el advenimiento de una nueva era. Envueltos en las convulsiones que acompañan siempre a la lucha por un rápido desarrollo socioeconómico, vieron la posibilidad de emigración de sus trabajadores desempleados y subempleados c o m o una absoluta bendición del cielo. L o que los países de origen de los trabajadores no acertaron a prever sin embargo, fue la evolución del proceso que los despojaría de su m a n o de obra calificada ya insuficiente, así c o m o de los elementos más sanos, dinámicos y productivos de sus poblaciones; los efectos negativos de la emigración sobre la demografía y en consecuencia sobre la situación socioeconómica1 y, por último, los beneficios socioeconómicos frecuentemente marginales derivados de las calificaciones2 y las remesas de fondos de los emigrantes.3 A u n q u e la inicial coincidencia de intereses entre sociedades con escasez y con excedente de fuerza de trabajo haya suscitado un entusiasmo irreflexivo —casi temerario— por los movimientos migratorios, tanto organizados c o m o espontáneos, estos mismos países están empezando a ver en la migración un mero expediente que ni corrige la debilidad subyacente de la estructura socioeconómica de las sociedades receptoras ni aporta el ímpetu necesario para transformar a los países de origen de los trabajadores emigrantes. Por eso, aparte de su rentabilidad para el capital privado, la principal contribución estructural del proceso de migración acaso haya sido la desaparición progresiva de las fronteras nacionales para la fuerza de trabajo, con su Demetrios G. Papademetriu consecuente transformación en un componente estructural de la economía política internacional. Breve digresión teórica La migración internacional es un fenómeno que desempeña un papel central tanto en las sociedades de origen c o m o en las receptoras de los movimientos migratorios. Los desplazamientos de la fuerza de trabajo no son un fenómeno pasajero ni se limitan a una región específica. Son m á s bien un componente estructural de la economía del m u n d o contemporáneo y traducen el ingreso y la integración de los países exportadores de fuerza de trabajo a la economía mundial. Este punto de vista, que podríamos llamar el de la escuela del "conflicto", considera desarrollo y subdesarrollo c o m o partes de una sola totalidad (la economía capitalista mundial) que a su vez depende de una situación de desigualdad económica planetaria y la perpetúa. L a mayoría de sus adeptos buscan las causas originarias de la migración en el desequilibrio producido por los contactos financieros, comerciales y de otra índole entre unidades económicas desiguales, al ser absorbidos los excedentes de la unidad más debil por la más fuerte: proceso éste que lleva a la primera al estancamiento. Q u e el excedente sea atraído por las metrópolis nacionales o por el capital internacional resulta indiferente: el efecto sobre la tendencia a emigrar es análogo, sólo el destino varía. L a emigración es fomentada además por la penetración de los modos de producción capitalista en la agricultura tradicional y su consiguiente monetarización. Este cambio desplaza m a n o de obra agrícola directamente a través de la mecanización y menos directamente a través de la atracción a menudo irresistible de las regiones de destino. Las causas de tales "incitaciones" a la migración pueden rastrearse en los desequilibrios institucionales y sectoriales internos provocados por la incorporación de un Estado al sistema capitalista mundial y la penetración de ese Estado por las instituciones políticas y Las migraciones internacionales en un mundo en evolución L 435 V '»"* í»i Yj&uJmix*'* ' i-¿' '*.*'•- *V¿ >M?>i .''T^h Éxodo provocado por la miseria del middle-west en los años treinta: una escena de la película que realizó John Ford basándose en la novela de John Steinbeck Las uvas de la ira. J. Chevaiier/Edimcdia. económicas dominantes. U n a vez que este proceso ha comenzado, las estructuras fundamentales del Estado periférico son "remodeladas para que se ajusten a las demandas exteriores" .y los desequilibrios estructurales, resultantes provocan la emigración. El Estado ha desempeñado históricamente en dicho fenóm e n o migratorio u n papel que va desde una tolerancia condescendiente a una promoción! activa y deliberada de la emigración. A l examinar la función de la m a n o de obra extranjera en las sociedades industriales ( avanzadas, observamos que es la de u n ! recurso con que responder a una oferta excedente de fuerza de trabajo y a sus implicaciones (ventajas salariales para la m a n o de obra y reducción de la plusvalía para el capital). Este proceso, sin embargo, no es m á s que u n aspecto del uso de m a n o de obra extranjera por el capital. E s aplicable tanto a los atascos europeos que resultaron de la reactivación económica de los años setenta c o m o a las situaciones m á s recientes por las que han pasado Venezuela y el Oriente M e d i o , ; con sus carencias absolutas de m a n o de obra (y, agregarán algunos, a las necesidades estacionales de la agricultura del sudoeste de los Estados Unidos). P o d e m o s también considerar que la fuerza de trabajo extranjera asume otra función considerablemente m á s compleja, y c o m o tal m á s controvertida, en virtud de la cual los trabajadores ya proletarizados de la periferia (es decir, iniciados en los m o d o s de producción modernos de régimen salarial) constituyen u n ejército de reserva puesto a , disposición del capital para ser utilizado ¡donde y cuando a éste le convenga. E n esta ¡perspectiva, tal fuerza de trabajo sólo puede 436 ser explotada: los salarios iniciales garantizados pueden ser luego congelados por contrato durante todo el periodo de empleo; muchos derechos a servicios y beneficios sociales quedan sin m á s suspendidos; la movilidad geográfica e industrial puede ser legalmente restringida y, por último, a los trabajadores extranjeros sólo se les concede un estatuto legal "especial", es decir, inferior y precario: todos ellos rasgos comunes a los programas que atañen a la m a n o de obra extranjera, tanto de jure c o m o de facto. Pero sobre todo, esta m a n o de obra podrá ser un instrumento del gran capital para moderar e incluso anular las muchas ventajas salariales y cualitativas que las organizaciones laborales autóctonas han logrado conseguir, a veces con la ayuda del Estado, c o m o lo atestiguan ciertas legislaciones laborales y sociales de carácter liberal. L a fuerza principal de esta tesis reside en que sitúa la migración en el contexto de la absorción gradual de los estados y regiones m e n o s desarrollados por el sistema capitalista mundial. L a desintegración interna que este proceso implica para el Estado o la región dominados desencadena, al parecer, cierto n ú m e r o de fuerzas que favorecen la expulsión a medida que la nueva división del trabajo se traduce en conflictos de clase que desequilibran aún m á s el sistema y compelen a los trabajadores a contemplar la migración c o m o una alternativa viable. Los adeptos de la escuela del conflicto han aportado otra contribución a la comprensión de la dinámica de la migración internacional al llamar la atención sobre los defectos de las teorías económicas clásicas con sus modelos basados en las nociones de equilibrio y cálculo racional. D e lo antedicho se desprende que tampoco la escuela del conflicto está exenta de formulaciones teóricas que reducen la realidad a un esquema preestablecido. D e ahí que, heurísticamente al menos, convenga tomar conciencia de la evolución histórica de las relaciones entre los estados y de las fuerzas políticas y económicas estructurales internacionales que definen y distribuyen asimétricamente las ganancias (y pérdidas) resultantes de dicho contacto. Demetrios G. Papademetriu Sin embargo, tal planteamiento teórico disimula con frecuencia los defectos de este enfoque. Considerar el sistema capitalista mundial c o m o origen preexistente de la migración internacional es perder de vista las numerosas variaciones históricas coyunturales de los movimientos migratorios internacionales. Por ejemplo, ¿cómo explican los defensores del sistema mundial la emigración de irlandeses a los que el hambre obligó a expatriarse a los Estados Unidos en los años 1840? ¿ O las migraciones resultantes de la persecución política y religiosa de los últimos siglos? ¿ O las migraciones forzadas de africanos a Norteamérica? Por otro lado, ¿cómo puede explicarse que países que comparten niveles análogos de integración en la economía capitalista mundial no provoquen todos una emigración de igual magnitud? A d e m á s , ver en la noción de migración internacional sólo un componente de la acumulación internacional de capital es reducir un proceso multifacético a un fenómeno simple que sólo sirve a las necesidades y estrategias del capital y minimizar el papel que ciertas luchas y ciertas organizaciones laborales han desempeñado en la génesis de algunos movimientos migratorios. Por consiguiente, es preciso dedicar una mayor atención a la estructura, la distribución en el tiempo y las consecuencias de la migración en el contexto de un análisis de clases que abarque las conexiones entre la acumulación nacional y la internacional y que aborde el fenómeno de la migración laboral como expresión de la lucha de clases sostenida por los emigrantes, el capital y la m a n o de obra autóctona. Por último, no debemos perder de vista el hecho de que la migración no acontece en un vacío político, sino que refleja la interacción de los principales protagonistas del proceso político de cada Estado. Por eso es fundamental comprender esta interacción y de qué m o d o las políticas aplicadas en materia de redistribución de tierras, modelos de desarrollo, población y oferta y distribución del crédito repercuten en la decisión de emigrar. Al identificar las fuerzas que determinan la decisión de emigrar, llegamos al punto en que las posiciones de la escuela clásica y las de Las migraciones internacionales en un mundo en evolución la escuela del conflicto, ligeramente modificadas, podrían converger. Tal convergencia descansa en el reconocimiento de que, aunque el recurso a la migración pueda seguir siendo el resultado de estrategias de supervivencia de los individuos y de las familias, el espectro de posibilidades que se les presenta está definido por factores estructurales c o m o la posición y el grado de integración de un Estado en el sistema económico mundial. Por lo tanto, deberíamos proseguir los estudios sobre las migraciones internacionales sin perder nunca de vista la interdependencia que existe entre el sistema político-económico internacional y la migración ni las implicaciones económicas y sociopolíticas de tal interdependencia; al mismo tiempo, deberíamos analizar de la manera m á s precisa los procesos y acciones propios de cada sistema y su repercusión en la situación de los individuos (migrantes y no migrantes), tanto en el seno de la familia c o m o dentro de la estructura social de la comunidad de origen. Este enfoque implica que el monopolio de la verdad no lo detentan los economistas clásicos, que ven en la emigración (y en el regreso) un cálculo racional, ni los marxistas y neomarxistas que niegan toda posibilidad significativa de libertad de elección por parte de los individuos. D e hecho, hay algo de cierto en ambas posiciones: la migración no se produce en un vacío económico ni en un vacío sociopolítico y la decisión de emigrar tomada por el individuo o la familia está en realidad condicionada por variables macroestructurales. E s m á s probable, sin embargo, que estas variables resulten más influidas por decisiones adoptadas en los países de origen de la m a n o de obra (como consecuencia del proceso político que determina el tipo de recursos que deben movilizarse y la manera en que serán movilizados para resolver los conflictos básicos entre capital y trabajo dentro del contexto cultural e histórico de cada Estado) que por una entidad amorfa conocida por "capital internacional". Si no se toman en cuenta estas advertencias, los estudios sobre la migración seguirán atestados de modelos sociales demasiado abs- Ml tractos para tener valor real y de modelos económicos que son, por lo c o m ú n , o demasiado simples y estáticos para favorecer una comprensión profunda de la dinámica de la emigración, o tan metodológicamente sofisticados —pero teóricamente primitivos— que arrojan resultados confusos, contradictorios y frecuentemente contrarios a la intuición. C o m o consecuencia, los estudios seguirán careciendo definalidadprecisa y embrollarán los problemas en lugar de clarificarlos. D e esta manera, las medidas de política general en ellos inspiradas continuarán procediendo a ciegas, atacando los síntomas y no las causas del fenómeno. A d e m á s , los procesos de migración interna e internacional pueden resultar así a veces imposibles de diferenciar; la importancia del contexto social en el que se inscriben los distintos movimientos migratorios puede seguir siendo deliberadamente minimizada para satisfacer presupuestos de orden teórico; temas delicados c o m o la evaluación simultánea de los efectos de la emigración sobre las regiones de origen y de destino pueden ser eludidos; puede seguir ocultándose la distinción entre las metas del individuo y las de la sociedad (y la frecuente incompatibilidad entre ambas); pueden quedar virtualmente ignoradas las consecuencias (especialmente aquellas que son imprevistas y no premeditadas) de la intervención del Estado en la inmigración y la emigración; la repercusión de la migración de retorno sobre las comunidades natales puede continuar siendo materia de especulación y puede proseguir la utilización de datos incorrectos y poco fiables o el uso abusivo de aquellos de que se dispone. El contexto político de la migración E n el fondo de todos estos reparos está la conciencia de que la migración internacional engendra una red de interrelaciones sumamente complejas y que, aunque las políticas de laissez-faire y las acciones unilaterales hayan podido ser respuestas suficientes en el 438 pasado, hoy son incapaces de producir los efectos políticos deseados, por múltiples razones. Algunas de ellas son resultado de cambios fundamentales sobrevenidos en la magnitud y el carácter del movimiento de inmigración; otras, de cambios en la aptitud de los diferentes tipos de gobiernos receptores para hacer frente eficazmente a la inmigración, lo cual quizá no hace sino reflejar la intrínseca complejidad del fenómeno, que se inscribe en forma casi inextricable en un contexto económico, cultural, social y político. Permítaseme exponer brevemente algunos de estos cambios. L a actual situación de la economía mundial ha puesto nuevamente en evidencia las numerosas debilidades estructurales que aquejan a las economías tanto de los países industriales avanzados como de las naciones menos desarrolladas. Sin embargo, c o m o sucede con cualquier sistema asimétricamente estructurado, los problemas económicos se distribuyen tan desigualmente durante los periodos de crisis económica mundial c o m o las retribuciones y ganancias durante las épocas de prosperidad económica. E n periodos de crisis económica prolongada, todos los países con o sin tradición de emigración apreciable se tornan exportadores potenciales de m a n o de obra. L a mayor parte de los vecinos del sur de los Estados Unidos serían un buen ejemplo de la primera categoría. Entre los ejemplos de la segunda habría que contar el incremento de las migraciones interregionales de m a n o de obra altamente calificada. A d e m á s , en los casos en que la recesión económica ha afectado de m o d o distinto determinados estados dentro de un mismo sistema regional, y donde acuerdos asociativos vigentes vedan toda intervención que impida el movimiento de personas que cruzan, las fronteras de los estados (como en los países de la Comunidad Europea o del Consejo Nórdico), podría producirse una expansión sustancial de la migración intrarregional. L a migración internacional puede ser considerada c o m o una transferencia internacional de recursos análoga a la , transferencia de • tecnología y capital. E n el contexto de este Demetrios G. Papademetriu debate, sin embargo, hay por lo menos una diferencia primordial entre la transferencia de recursos humanos y otros: las sociedades industriales avanzadas parecen más vulnerables a los movimientos de población procedentes de países menos desarrollados que a cualquier otra transferencia de recursos, salvo quizá a la energía. Y c o m o con frecuencia ocurre con la energía, los países industrializados parecen hallarse cada vez más comprometidos con la actualidad internacional y ser al mismo tiempo cada vez menos capaces de influir en los acontecimientos que les afectan. Esta vulnerabilidad ante los hechos que proceden del exterior, que entre otras formas se expresa en la incapacidad de controlar los movimientos inmigratorios, sitúa a la inmigración en un género de casos que cierto autor denomina "campo turbulento", o sea una esfera de acción política donde es la "confusión", más que el orden, lo que caracteriza el debate político. C o m o consecuencia, el problema se juzga inabordable, los valores e intereses en conflicto se tornan abrumadoramente complejos, las prioridades se desdibujan, el consenso resulta difícil de lograr y los paliativos y las medidas provisionales suelen terminar imponiéndose sobre cualquier otra consideración. U n a de las claves conceptuales para entender el lugar que ocupa la inmigración en un contexto político, económico y social global es la idea de interdependencia. E n su sentido más neutro, la interdependencia alude a la relación de "adecuación mutua" y acentúa la "reciprocidad" inherente a todo proceder entre estados protagonistas. E n sus diversas formas, la interdependencia (y la noción conexa de dependencia, que posee una mayor carga ideológica) nos remite a un m u n d o que se reduce y estrecha cada vez más, donde los costos y beneficios económicos se hallan distribuidos, por lo general desigualmente, entre un amplio espectro de estados protagonistas cuyas políticas individuales tienen repercusiones internacionales significativas. La noción de interdependencia aporta cierto orden conceptual a muchas escuelas de pensamiento que estudian el funcionamiento Las migraciones internacionales en un mundo en evolución 439 U n pasador clandestino registra los pedidos de un grupo de mexicanos para cruzar la frontera de los Estados U n i d o s por 2 5 0 dólares por persona. Hanne Friedrkh-Englaendcr/Magnmum. del sistema económico mundial y el proceso mediante el cual se han incorporado los estados a ese sistema. También revela, sin embargo, la pobreza analítica de teorías que atribuyen un valor esencial a explicaciones de la migración internacional exclusivamente ancladas en variables tales c o m o las motivaciones individuales, las diferencias de salarios entre los estados protagonistas y la agrupación racional de los factores de producción más allá de ! las fronteras nacionales. Y a se ha expuesto la evaluación crítica de las distintas escuelas de pensamiento a este respecto. Baste entonces ', con destacar una vez m á s que la existencia de un sistema económico internacional jerárquicamente ordenado, junto con las implicaciones políticas de tal interpenetración, refuerza las presiones endémicas latentes que en los países menos desarrollados inducen a la emigración. L a introducción del concepto de interde-j pendencia nos permite comparar el dilema! que plantea el problema de la inmigración'a las sociedades industrializadas y democráticas con el que la circulación internacional de capitales y tecnologías plantea a los países de emigración. El flujo de recursos es sumamente complejo y engendra situaciones de dependencia y vulnerabilidad análogas. El ejemplo de los movimientos internacionales del capital bastaría para demostrarlo. M u c h o s países en desarrollo tienen respecto del capital internacional una actitud ambivalente. E n tre las cuestiones que son comunes a los beneficiarios de capital internacional y a los destinatarios de m a n o de obra extranjera se. cuentan: el tipo, el volumen, el punto de origen y la dirección del movimiento; su repercusión a corto, medio y largo plazo sobre las diversas subesferas de la sociedad (como la economía, la cultura y la política) y el efecto de difusión sobre los diversos estratos sociales y económicos así c o m o su inciden- 440 cia sobre conceptos fundamentalmente abstractos c o m o "carácter nacional", "interés nacional", "soberanía" e "independencia". R e sulta pues evidente la complejidad que presenta, tanto para los países de origen c o m o para los de destino, un análisis de costosbeneficios en el que intervienen tantas variables a m e n u d o no cuantificables. U n a vez examinados con mayor detenimiento los distintos componentes de los dos tipos de sociedades, ciertos intereses aparentemente recíprocos se resuelven en antagonism o s mutuos. Por ejemplo, aunque la emigración de fuerza de trabajo mexicana a los Estados Unidos sirve a intereses esenciales de a m b o s países, la disponibilidad de esta m a n o de obra, por sus efectos sobre los salarios y las condiciones laborales, puede redundar en detrimento de los intereses generales de los trabajadores norteamericanos y perjudicar a los m á s desfavorecidos de ellos al suscitar una carrera por el empleo exacerbada. Al mismo tiempo, la reducción indiscriminada del capital h u m a n o de México puede afectar sus metas de desarrollo a largo plazo, y las; violaciones de los derechos de los mexicanos! por empresarios y funcionarios sin escrúpulos \ pueden conducir a los Estados Unidos ai apartarse de la legalidad, en detrimento de su< imagen en el extranjero. Por eso, cuando consideramos los aspectos éticos y humanos 1 del problema, las similitudes entre el fenóm e n o de la inmigración y otros flujos m u n diales empiezan a desvanecerse, sobre todo en lo que respecta a las opciones realistas y: aceptables con que cuentan los países destinatarios. Demetrios G. Papademetriu Unidos, por ejemplo, hayan registrado durante la primera década del siglo veinte cifras de inmigración ligeramente m á s altas que las de la década de 1970, y por otra parte los desplazamientos de población posteriores al nuevo trazado del m a p a político alfinalde la segunda guerra mundial, especialmente en Europa Oriental y en el sur de Asia, fueron por un breve periodo más significativos que los actuales, calculados en quince millones de refugiados. Sin embargo, las migraciones transnacionales recientes y actuales en busca de trabajo, de una nueva vida o de refugio ante la persecución, se encuentran ya en un nivel jamás igualado en la historia. L a polarización política dentro de los estados, los conflictos regionales, la persecución por motivos religiosos y étnicos y las consecuencias que el malestar económico contemporáneo tiene para los países menos desarrollados parecen indicar que las presiones inmigratorias sobre los países industrializados se mantendrán en niveles m u y elevados. Los movimientos migratorios continuarán presentando las dos formas clásicas —rela- ' tivamente bien controladas— de migración familiar permanente y de migración de m a n o de obra altamente calificada y profesionalmente capacitada. Pero otras dos grandes; variantes, las de la residencia "temporaria" y¡ la ilegal, merecen que se les dedique una atención particular ya que han modificado1 recientemente el espectro de la migración ; internacional. Los trabajadores "invitados", "estacionales", "contratados" et "ilegales" se han propagado en los países democráticos industrializados en vista de su presunta flexibilidad y eficiencia para hacer frente a los que se consideraban estrangulamientos pasajeros en Conclusiones y recomendaciones la oferta de m a n o de obra. Para la mayoría de los importadores de N o podemos dejar de observar que la magni-, fuerza de trabajo, el experimento realizado tud y el carácter de los movimientos interna-; con la inmigración ha constituido un éxito cionales de población han experimentado re- económico coyuntural, aunque también, una cientemente cambios profundos. L a migra- fuente de crecientes dificultades desde el punto ción internacional, incluidos los movimientos ; de vista social y político. Los trabajadores de refugiados, es probablemente más impor- extranjeros permitieron mantener el impulso tante hoy que en ningún otro m o m e n t o de los de la locomotora industrial de los países dos últimos siglos. E s posible que los Estados receptores en momentos de grave escasez de Las migraciones internacionales en un mundo en evolución 441 Trabajadores inmigrantes expulsados de sus viviendas acampan en los suburbios. Robert Dcipit/Fotogram. fuerza de trabajo. Sin embargo, los inmigrantes, al tener mayor conocimiento de causa e independencia de juicio, han desafiado cada ' vez m á s la ortodoxia económica dominante en cuanto al papel de la m a n o de obra extranjera en la economía del país anfitrión. A medida! que la oferta de m a n o de obra va independi-: zándose de la demanda, la fuerza de trabajo ! foránea se atrinchera en empleos que los nativos evitan, creando así un comienzo de dependencia estructural respecto de dicha , m a n o de obra extranjera. A d e m á s , con la inevitable liberalización de las restricciones para permitir la reunificación de familias y con la multiplicación de los permisos de residencia y de trabajo, los países receptores se encuen1 tran frente a una situación de inmigración de facto mientras se mantiene la ficción de la supuesta "temporalidad" de la presencia de trabajadores extranjeros, cuya "permanencia" ! de hecho plantea u n cúmulo de problemas, i frente a los cuales los países receptores no parecen mejor preparados: el problema de los inmigrantes de segunda generación, cuya posición social y económica en el país de residencia es a m e n u d o precaria; los problemas sociales y culturales resultantes de la heterogeneidad racial o étnica en aumento constante y, \ por último, la politización del debate sobre la( migración, debido a que los inmigrantes de-; tienden cada vez con mayor ahínco sus dere-1 chos económicos y sociales mientras que los; trabajadores autóctonos reaccionan ante el, alza rápida de los costos de infraestructura y ¡protección social y ante la evidencia de la competencia económica, evidencia incrementada por un malestar económico que persiste y se ahonda. Si bien los países destinatarios parecen esforzarse esporádicamente por afrontar estai realidad (recurriendo habitualmente a distingos paliativos, una vez más), los países expor- \ tadores de fuerza de trabajo se muestran! incapaces de obtener los esperados rendimien- 442 Demetrios G. Papademetriu Los signos exteriores del éxito social. Luc Pcrenom/Rush. tos de su "inversión". A u n q u e hayan podido obtenerse dividendos pasivos, c o m o una cierta reducción del paro y sustanciales remesas de fondos, en ninguno de los países interesados la emigración h a conseguido imprimir u n impulso apreciable al desarrollo. Esto n o significa que la emigración n o les haya aportado nada. D e s d e luego, el progreso de m u chos d e estos países tiene que haberse visto influido por las cuantiosas transferencias de dinero que caracterizan al fenómeno de la migración: m á s de ochenta mil millones de marcos enviados a partir de 1960 desde la República Federal de Alemania solamente. Pero tales transferencias no han desempeñado u n papel significativo y mensurable en el desarrollo general d e estos países, aunque evidentemente hayan jugado un papel d e primer orden en su mecanización agrícola. T a m b i é n hay que atribuirles mejoras no m e n o s notables, c o m o el auge del sector de la vivienda, la proliferación d e pequeñas empresas d e servicios y el desarrollo de la infraestructura turística. E n una palabra, el proceso ha alcanzado al m e n o s un objetivo no despreciable: ha mejorado significativamente la situación material d e las familias donde algunos miembros han emigrado. A la luz de este factor solamente, podría concluirse q u e el proceso ha respondido, por lo m e n o s e n parte, a las esperanzas en él depositadas. C u a n d o se consideran todos los aspectos de la migración, sin embargo, n o se puede m e n o s que señalar las muchas oportunidades perdidas y tratar de proponer medios por los cuales las sociedades exportadoras de m a n o de obra podrían aumentar los beneficios que les brinda la migración. L o s intereses económicos de estos países requerirían en primer lugar un mejor acceso a los mercados de los países receptores. Los datos relativos a Europa indican que si bien la estructura de los intercambios comerciales entre países emisores y países receptores cambia significativa- Las migraciones internacionales en un mundo en evolución mente en el transcurso del proceso de migración, no hay correlación entre tal evolución y el grado de penetración del mercado de tra-; bajo del país receptor por los trabajadores del país emisor. U n a mirada al cuadro de inversiones corrobora este punto. Por ejemplo, en 1976 la inversión total alemana en Turquía fue de unos mil millones de dólares, cantidad aproximadamente igual a la de Francia, país donde se encuentran m u y pocos trabajadores turcos. El análisis de las cifras globales tampoco nos permite establecer una correspondencia sistemática. Por ejemplo, entre 1952 y 1972, alrededor del 1 2 % de la inversión directa total de los países de Europa Occidental en el extranjero fue a los países de emigración. A d e m á s , esta inversión no ha sido particularmente rentable. E n el periodo 1965-1969, deparó sólo el 1,4% del total de beneficios obtenidos de inversiones extranjeras. Por último, et volumen de la inversión exterior efectuada por países que son esencialmente receptores de emigrados, como la R e pública Federal de Alemania en Grecia o Turquía, no ha evolucionado significativamente en las dos últimas décadas. E n otras palabras, no puede demostrarse que la relación establecida por el fenómeno de migración haya ejercido una influencia sensible sobre la inversión ni sobre la política comercial de las sociedades receptoras. Otro ámbito que se presta a la acción conjunta de países emisores y países receptores de fuerza de trabajo es quizá la institucionalización de una mayor participación de los países receptores en el apoyo a iniciativas industriales tomadas por los trabajadores extranjeros en sus países de origen. Esta orientación dejaría sin objeto las cuestiones que plantea la asistencia al desarrollo a la vez que ayudaría a los países exportadores de m a n o de obra, a crear empleos y a remediar sus carencias en materia de técnica y de gestión. E n este sentido existen ya en Europa varios programas piloto. L a República Federal de Alemania, por ejemplo, ha puesto en marcha programas de esta clase con Turquía, Yugoslavia y Grecia; Francia ha ensayado diversos programas de formación profesional 443 con argelinos, españoles y portugueses y los Países Bajos ofrecen programas análogos a los naturales de todos los países que le suministran m a n o de obra. Los problemas, empero, han sido muchos, y hasta cierto punto previsibles. Los fondos destinados a esta empresa han sido insignificantes, al igual que el número; total de participantes en el transcurso del' último decenio; muchos "egresados" de tales1 programas se niegan lisa y llanamente a regresar a sus países natales, y la financiación insuficiente ha hecho que sean m u y pocos los proyectos que pudieron llevarse a cabo en forma efectiva. A d e m á s , las instituciones de los países de emigración han realizado pocos esfuerzos de buena fe para respaldar las inversiones generadoras de empleo efectuadas por los emigrantes. Cuando la ayuda se ha materializado, ha sido generalmente la excepción m á s que la regla. Los numerosos ejemplos que figuran en las investigaciones referentes a dicha asistencia son m á s bien iniciativas aisladas que partes integrantes de una estrategia global de desarrollo. Otros dos ámbitos clave en que la intervención pública puede aún permitir a las sociedades de emigrantes gozar de algunos de los prometidos beneficios de la emigración son la utilización de los envíos pecuniarios y la migración de retorno. Los giros de dinero estimulan la demanda global, que a m e n u d o no puede ser satisfecha por la oferta doméstica. Esto se traduce en graves presiones inflacionistas y en un deterioro de las balanzas de pagos debido a las importaciones de bienes de consumo no perecederos. Cuando, además, los mercados nacionales de capital n o logran ofrecer los incentivos necesarios para atraer los fondos transferidos hacia los sectores productivos, cuando el sector público no puede garantizar una distribución sistemática de incentivos c o m o son la disminución de impuestos y los créditos tributarios, los tipos de cambio preferenciales y una tasa de amortización acelerada, es concebible que estas incapacidades de la gestión pública y privada atenten contra la mejor utilización de las remesas de fondos de los emigrados. D e hecho, la alternativa más frecuentemente utili- 444 Demetrios G. Papademetriu izada —la inversión en el sector de la construc- dores puede tener el beneficio adicional de ción— no es una inversión de última instancia, estimular la partida de algunos trabajadores sin m á s . Por regla general, ha sido y sigue emigrados muchos años atrás, o sea aquellos siendo el sector más activamente apoyado por que probablemente han obtenido derechos de los gobiernos de los países de emigración que, residencia, compiten con los trabajadores aupara garantizar la paz social, le han brindado tóctonos en el mercado de trabajo y, debido ai los incentivos y las concesiones que han sido la reunificación de las familias, constituyen; incapaces de ofrecer a los demás sectores de una carga mayor para la infraestructura y los sus economías. servicios sociales de las países receptores. N o debe concluirse por ello que estos E n resumidas cuentas, es evidente que el fallos pretéritos excluyen toda posibilidad de problema de la migración resulta tan comintervención pública. A medida que los países plejo que a m e n u d o los análisis se tornan de emigración adquieran una mejor compren- subjetivos y las "conclusiones" tendenciosas. sión de las fuerzas que influyen en el proceso Los problemas surgen de dificultades tales de su desarrollo, multiplicarán las iniciativas como la frecuente incompatibilidad entre las encaminadas a integrar en la economía y .la aspiraciones de los individuos y los objetivos; sociedad las remesas de fondos y los emi- de la colectividad; la confusión entre las, grantes que hayan regresado. Pero lo que ventajas y las obligaciones a corto y a largo también se necesita es un mejor entendi- plazo; la yuxtaposición de beneficios económimiento del lugar que ocupa cada país en un; cos, que son por lo común tangibles e inmediam u n d o cada vez más interdependiente y de las tos, y de los costos sociales y políticos, que responsabilidades que la migración impone a] • son mucho menos discernibles y aparecen en los protagonistas nacionales situados en ambos ! el futuro; la incapacidad de entender el contexextremos del movimiento migratorio. D a d a , to social y político de los movimientos migratoesta correlación de responsabilidades mutuas,: rios y la escasez de datos longitudinales es virtualmente imposible resolver el pro- fidedignos. E n consecuencia, resulta m u y difíblema de la migración de manera unilateral. cil establecer relaciones de causa-efecto, y así L a validez de este aserto puede ilustrarse distinguir el análisis de las causas del de los con casos concretos tomados de diferentes fenómenos. Por esta razón, seguimos siendo! : contextos. Por ejemplo, si bien los receptores j totalmente incapaces no sólo de predecir los pueden regular con relativa impunidad la: i movimientos migratorios y sus efectos, sino entrada de trabajadores, no han conseguido: i también de investigar las conexiones que en cambio influir significativamente sobre el¡ existen entre emigración, retorno de los emimovimiento de retorno de los emigrantes. Si, I grados y desarrollo de los países de origen de por otra parte, comprendieran que la migra- los trabajadores. ción de retorno obedece con frecuencia a1 E n vista, pues, de estas realidades, es decisiones "no económicas" en las que domi-i esencial comprender que las pautas que sigue j nan razones de índole social y familiar, es m u y la migración contemporánea no son únicas en probable que una acción conjunta con los1 la historia y que probablemente no desaparepaíses de origen destinada a facilitar las inver- cerán en el futuro inmediato ; que los movisiones y las actividades generadoras de . e m - mientos migratorios plantean a las sociedades pleo resultaría sumanente rentable. La partid-1 tanto emisoras c o m o receptoras problemas pación en tales iniciativas puede ser fructuosa, ¡ i que afectan profundamente la vida sociocultui porque toma en cuenta una verdad frecuente-! 'ral, económica y política no sólo de naciones mente olvidada: que la comunidad natal suele! ¡sino de regiones enteras y, por último, que las ser siempre el punto de referencia primordial | medidas provisionales y unilaterales deben | y el determinante básico del comportamiento ¡dejar paso a iniciativas globales cuyos compodel migrante. A d e m á s , este tipo de coopera- jnentes, al reforzarse entre sí, obren de con-¡ ción con los países de origen de los trabaja-. ¡cierto para abordar las múltiples dimensiones Las migraciones internacionales en un mundo en evolución del problema teniendo en cuenta los intereses de las víctimas, frecuentemente olvidadas, de la situación actual: los ciudadanos desfavorecidos de los países receptores y todos los trabajadores —cualquiera sea su situación legal— que hayan contribuido al bienestar económico de un país. Por último, no d e b e m o s perder de vista que el fenómeno de la migración involucra a seres h u m a n o s . C o n respecto a ellos, n o puede haber m á s q u e una sola política: la¡ institucionalización y garantía de los derechos ' h u m a n o s , económicos y sociales de todos 445 aquellos individuos q u e se hallen bajo la jurisdicción de u n Estado. C o m o bien dice Powers: "Cualquier otro proceder n o hará sino devolver a E u r o p a y a los Estados Unidos [y a todos los importadores de fuerza d e trabajo] a los días en que la carne h u m a n a n o era m á s q u e m a n o de obra y el dinero el único beneficio q u e contaba. C o m o es de suponer, no es éste el epitafio q u e q u e r e m o s que la historia ponga sobre nuestro tiempo". Traducido del inglés Notas 1. N o se trata solamente de los cambios acontecidos en la ' composición demográfica de regiones enteras o de la ' reducción de la población de muchas aldeas. Cabe señalar asimismo la alteración de los perfiles demográficos regionales que registran una marcada asimetría en los grupos de sexo y de edad como consecuencia de los coeficientes de alta dependencia inducidos por la emigración. M á s importante es, sin embargo, el hecho de que tales cambios tienen [implicaciones significativas —aunque no necesariamente siempre negativas— para la organización social y las relaciones de poder en la vida de; los pueblos y las pequeñas ciudades. D a d o que numerosos emigrantes optan por regresar a las comunidades rurales o a las pequeñas ciudades de las que son oriundos (con ! independencia de si partieron directamente desde allí o si ¡ permanecieron un tiempo en una ciudad más grande), debemos estudiar las conexiones que existen entre los envíos de dinero y los regresos efectivos, ¡por una parte, y los cambios sobrevenidos en la estructura social y política de estas comunidades, por la otra. Aunque el efecto de los regresos individuales sobre dichas relaciones ha sido correctamente descrito en las publicaciones referentes a este tema, un movimiento de retorno regular y significativo aumentará probablemente las posibilidades de evolución, al crear una atmósfera primero de confrontación y luego de transformación, a medida que la modernidad vaya mezclándose con la tradición. Y si bien m u y pocos estudios suscriben esta visión —un tanto optimista, según generalmente se admite— quizás se deba a la escasez de estudios antropológicos que t 446 centren su atención en los efectos de la migración de retorno permanente (más que los de la emigración) sobre las comunidades. Esta laguna, a su vez, puede atribuirse al carácter bastante reciente de los movimientos de retorno importantes. E n cualquier caso, para que un movimiento de retorno se convierta en agente de cambio, el retorno debe ser voluntario, estar dirigido a la comunidad de origen e inscribirse en una corriente de retorno regular. A d e m á s , los emigrados tendrán que haber mantenido, por intermedio de una familia activa, un interés por los asuntos de la comunidad, reforzado por visitas periódicas. Finalmente, y una vez establecida una tradición de retorno (donde antes sólo existía la de emigración) los arquitectos de la transición en las relaciones sociales y de poder deben poder demostrar su éxito financiero en tierras extranjeras y manifestar un sentido de la responsabilidad financiera a su regreso. 2. Esta idea se está convirtiendo en un componente empíricamente incontrovertible del debate sobre migración internacional. L a cuestión de la adquisición y perfeccionamiento de calificaciones profesionales forma parte, sin duda alguna, de la mitología de la migración. A u n q u e no puede negarse que los trabajadores emigrantes ganan experiencia por contacto directo con la disciplina y el ritmo de la vida industrial, las "calificaciones" referidas sólo son un subproducto pasivo de dicha vida industrial y, en m u c h o s casos, los inmigrantes ya han tenido una experiencia semejante antes de emigrar. N o obstante, el mencionado "beneficio" puede resultar m á s importante para los emigrantes procedentes de países considerablemente m e n o s desarrollados que la mayoría de Demetrios G. Papademetriu los del litoral mediterráneo y donde, presumiblemente, la industrialización y la proletarización de la fuerza de trabajo son sólo un fenómeno marginal. Por lo que respecta al: perfeccionamiento de las competencias profesionales o a la adquisición de nuevas habilidades técnicas, el mito se enfrenta con una realidad ingrata en varios niveles. Los mercados de trabajo de los países receptores por lo c o m ú n no necesitan trabajadores especializados. L o que les hace falta son obreros capaces de realizar tareas repetitivas en el m á s bajo nivel de una jerarquía del empleo sumanente compleja. Así pues, a los empresarios no les interesa ofrecer a los trabajadores extranjeros oportunidades de perfeccionar sus calificaciones profesionales, y menos aún una capacitación técnica formal. A d e m á s , aun cuando tal formación se dispensara con mayor liberalidad, muchos trabajadores extranjeros la eludirían a m e n o s que se les ofreciera con paga completa y durante la jornada de trabajo. La variable determinante está, aquí, en los objetivos del migrante. Si ha emigrado, no ha sido para ampliar sus competencias profesionales, sino para mejorar su posición económica al regresar. L a recompensa diferida (invirtiendo en su futuro personal en la sociedad receptora, mediante la participación en cursos de capacitación técnica) suele verse c o m o una postergación del logro de sus objetivos básicos. Así, si trabaja de noche, lo más probable es que él mismo elija hacerlo en horas extraordinarias. A d e m á s , la inversión en su propio capital h u m a n o mediante la capacitación presupone que aspira a trabajar en empleos industriales al regresar a su país. Esta hipótesis tampoco se ve corroborada por ningún género de pruebas o datos disponibles. Finalmente, aun en los pocos casos en que se adquieren conocimientos técnicos, es probable que ocurra una de las tres situaciones siguientes: a) el trabajador, con harta frecuencia, vacila en volver a su tierra debido a la mejor integración económica de que goza en la sociedad "anfitriona", sobre todo desde el m o m e n t o en que, paradójicamente, es objeto de tentativas de integración concertadas por parte de esta sociedad; b) si vuelve, se mostrará renuente a enrolarse en el trabajo industrial. Cabe señalar que si un trabajador o trabajadora ha adquirido nuevas y sustanciales calificaciones y ocupa un puesto de responsabilidad en el extranjero, es probable que lleve ya m u c h o tiempo c o m o emigrante y haya mejorado netamente su situación material. Si tal es el caso, se resistirá a trabajar en el país natal en condiciones laborales y salariales significativamente inferiores a las que está acostumbrado; c) por último, aun cuando las situaciones a) y b) no se presentaran, las competencias técnicas adquiridas por el migrante son a m e n u d o inaplicables en el país de origen, que probablemente no tendrá el nivel de avance tecnológico capaz de emplear tales calificaciones. A esta argumentación h e m o s de añadir la frecuente resistencia de los empresarios industriales del país natal a ofrecer puestos de responsabilidad a los que regresan de la emigración por temor a que hayan sido "contaminados" por ideas sindicalistas durante su estancia en el extranjero. 3. La cuestión de la utilización del dinero enviado por los emigrantes también es objeto de Las migraciones internacionales en un mundo en evolución , controversias. La disputa no gira en torno al importante papel que desempeña ese dinero en la situación de la balanza de pagos de los países de origen de los trabajadores. La dificultad comienza cuando examinamos si esos fondos son colocados en explotaciones productivas y el i impacto socioeconómico general de tales inversiones sobre las sociedades de emigración. Las investigaciones realizadas en diversas regiones acerca del empleo real y efectivo de los fondos remitidos por los emigrantes muestran que la inversión en vivienda y en , compra de tierras absorbe> entre i dos tercios y tres cuartos del total de fondos remitidos. El resto suele dedicarse a la compra de bienes de consumo, la liquidación de deudas y otros gastos en relación con la familia.! i Sólo una pequeña fracción de ese total se canaliza hacia inversiones productivas, la mayor parte hacia la compra de enseres agrícolas y la financiación de actividades del sector de servicios (apertura de j pequeños establecimientos comerciales, garajes, o compra de autobuses y taxis). El problema está aquí en que la mayoría de dichas actividades son ejemplos prototípicos del ; conflicto entre los objetivos de los individuos y las metas de la sociedad. Los emigrantes utilizan sus ganancias de manera esencialmente consecuente con los fines que les indujeron a la emigración. Sin embargo, tal comportamiento tiene consecuencias no previstas y a m e n u d o graves, por ejemplo: a) las inversiones en viviendas trastornan el mercado de bienes inmobiliarios y crean serias presiones inflacionistas en el sector de la construcción (aunque la referida actividad genera, efectivamente, numerosas oportunidades de empleo en los países de emigración y tiene provechosos efectos multiplicadores, su carácter intermitente hace que brinda escasas ventajas económicas duraderas); b) la propensión a comprar bienes de consumo con relativo 447 \ desenfreno en el mercado ; limitado es causa indudable de una inflación inducida por la demanda generalizada, y poco a ,poco, de inflación de costes en toda la estructura económica del i país; c) la creciente presión en i favor de las importaciones de ¡productos de lujo para satisfacer ¡el apetito consumista de las familias de los emigrantes por ¡servicios y productos refinados ¡suele suscitar un ¡comportamiento análogo en las ¡familias donde no hay ¡emigrantes, tras haber visto ¡éstas fomentadas sus ¡aspiraciones consumistas en ivirtud del efecto de demostración del dinero recibido del exterior por las primeras y d) por último, una secuela inevitable de estos cambios en los hábitos de ¡ consumo es la inflación del valor económico y psicológico de los productos foráneos (y el : concomitante desprecio hacia | los bienes nacionales) así c o m o l la utilización cada vez mayor de las reservas de divisas para ¡ importar dichos productos. El futuro de las migraciones internacionales Riad Tabbarah decir hasta comienzos del siglo veintiuno— y que no excede los límites de la esperanza de vida de personas de m i edad y condición Se cuenta que, cuando, un importante país socioeconómica. A u n q u e no haré ninguna africano pasó a ser independiente hace algu- proyección matemática en torno al volumen nos años, su presidente solicitó los servicios de las migraciones internacionales, sí voy a de un asesor de las Naciones Unidas experto intentar contestar a tres preguntas concretas: en planificación económica, cosa que por en primer lugar, ¿van a continuar las migraaquel entonces estaba m u y de m o d a . C u a n d o ciones internacionales? Partiendo del supuesto llegó este asesor, el presidente lo recibió de que sí, intentaré responder a la segunda: ¿cuáles serán sus pautas personalmente y al expliprincipales? Por último, carle cuál había de ser su El autor es representante residente una vez contestada la secometido insistió en que del Programa de las Naciones Unidas gunda pregunta, resulta elaborara para su país un para el Desarrollo en Túnez. Las fácil responder a la terplan económico a desaideas expresadas en este artículo, cera: ¿cuáles serán los rrollar en cincuenta años. empero, no reflejan necesariamente las del P N U D . principales problemas El asesor intentó explicar vinculados a las migracioal presidente que podía nes internacionales con establecer un plan de deque habrán de enfrensarrollo de cinco, de diez tarse los políticos y los y hasta de quince años si especialistas en las dos viniere el caso, pero n o próximas décadas? un plan para cincuenta años. "Pero, si m e permite, ¿por qué insiste tanto Vuestra Excelencia en tener un plan para cincuenta años?", inquirió ¿Proseguirán las el asesor. A lo que el presidente repuso: migraciones internacionales? "Pues porque conociendo la exactitud de la planificación económica, quiero asegurarme Tanto si dan a esta pregunta una respuesta de que cuando llegue el m o m e n t o del balance, positiva c o m o negativa, los especialistas pareno estaré yo en este m u n d o " . cen convenir en que el "potencial" de migraciones internacionales es sumamente elevado M e n o s precavido que el presidente afriy va en aumento. Zolberg afirma que la cano, he escogido para m i presente ejercicio población migrante actualmente en el m u n d o un marco temporal que oscila aproximadasería cuantitativa y cualitativamente " m u y mente entre los quince y veinte años —es Introducción 450 distinta si todos los países de la tierra permitieran a los individuos tomar libremente la decisión de quedarse, irse o regresar, y si abrieran sus fronteras a todos los que desearan entrar" [Zolberg, 1982, p. 15]. C o n d e [1982, p. 66] sostiene que mientras exista discrepancia entre los niveles económicos de las naciones, será difícil detener los movimientos migratorios. Incluso Davis [1947 y 1981], que desde hace algún tiempo viene pronosticando la virtual conclusión de las migraciones internacionales, admite que "nunca se había dado antes en la historia h u m a n a un potencial tan enorme de desplazamientos de las poblaciones entre los países . . . Evidentemente, si las migraciones obedecieran al libre juego del mercado", añade, "sería de esperar una afluencia multitudinaria de habitantes de los países menos desarrollados a los más desarrollados" [Davis, 1981, p. 419-421]. E n realidad, Davis intenta medir este potencial. Su nivel mínimo es la corriente migratoria apenas suficiente para compensar los índices de crecimiento demográfico de los diversos grupos de países (países con excedente de capital, industrializados, de renta media, de planificación centralizada y de renta baja), mientras que el nivel máximo equivale al flujo migratorio necesario para dar a los países pobres un crecimiento demográfico cero. Sobre esta base calcula que en 1980 el potencial mínimo de migraciones internacionales netas fue de unos 14 millones de personas y el máximo de cerca de 31 millones. M á s aún, "a medida que pase el tiempo, el potencial de migraciones irá en progresión" [Davis, 1981, p. 422-423]. L a evaluación de Davis es obviamente m u y aproximativa; Conde [1982, p. 66] por su parte, adopta un método de cálculo basado en el volumen de las corrientes de migración internacional necesarias para igualar, al cabo de cierto tiempo, la renta real de los diversos países y para mantener posteriormente este equilibrio; pero este tipo de cálculo es infinitamente m á s complejo y entraña varios supuestos metodológicos distintos. E n cualquier caso, probablemente conduciría a una estimación m u c h o m á s alta del potencial Riad Tabbarah de migraciones internacionales. A d e m á s , si bien la igualdad internacional de rentas reales podría reducir considerablemente las migraciones internacionales, probablemente no las eliminaría completamente ni las tornaría insignificantes, ya que el mantenimiento de semejante equilibrio económico requeriría cierto movimiento migratorio continuo. Por otra parte, también es de prever que se produzcan corrientes migratorias por razones no económicas que pueden ir desde el éxodo por disturbios políticos a la pura preferencia personal. L o único que puede decirse a este respecto es que "desde cualquier punto de vista, el potencial de la migración internacional es hoy día enorme" [Davis, 1981, p. 424]. Frente a este enorme potencial, los gobiernos no cesan de tomar medidas que cambian constantemente con el objeto de regular tanto la emigración c o m o la inmigración. C o m o se ha dicho recientemente, "la economía internacional es interdependiente. L a política internacional, en cambio, reviste una forma sumamente incoherente. Deposita la autoridad suprema en . . . los estados soberanos" [Lewis, 1983, p. 99]. E s precisamente este proceso dialéctico el que determina la amplitud y la configuración de las migraciones internacionales. El desacuerdo con respecto a la importancia del volumen futuro de las migraciones internacionales proviene de diferencias tocantes a dos evaluaciones distintas: hasta qué punto serán restrictivas las políticas de inmigración y en qué medida serán eficaces para reducir los movimientos migratorios internacionales. Los pronósticos efectuados en el pasado sobre la virtual desaparición de tales movimientos se basaban en el supuesto de que los principales países de inmigración permanente (Estados Unidos, Canadá y Australia) estaban introduciendo políticas restrictivas que se tornarían cada vez m á s estrictas. Estas predicciones resultaron erróneas por varias razones: en primer lugar, tras la adopción de dichas políticas en la década de 1920, las sucesivas revisiones apuntaron principalmente a seleccionar los inmigrantes y no a reducir su número [Tabbarah, 1977, p. 302-303; Davis, El futuro de las migraciones internacionales 451 Escena clásica: inmigrantes en Ellis Island, Nueva York, con la Estatua de la Libertad en segundo plano. H . Roger Viollet. 1947, p. 57; Hawkins, 1982]. E n realidad,.el nente [Kritz, 1983, p. 2]. E n tercer lugar, una volumen de la "inmigración permanente" legal corriente m á s imprevisible todavía cobró notaen los referidos países ha venido creciendo bles proporciones, m á s o m e n o s en la misma regularmente a lo largo de las tres últimas época, en dirección a los países ricos en décadas, pasando de unas 450.000 personas petróleo, especialmente los del Golfo Pérsico, ial año en la de 1950, a unas 650.000 en la de que atrajeron a millones de trabajadores, 1960 y a casi 700.000 en la de 1970. El inicialmente de los países vecinos, pero luego aumento real ha sido aún mayor, ya que, de países tan distantes c o m o Sri L a n k a , Ban- ; c o m o se verá, el volumen de la inmigración gladesh, la República de Corea y Filipinas. ilegal a dichos países (especialmente los Esta- Por último, la inestabilidad y los trastornos dos Unidos) también se elevó durante el políticos que caracterizaron el periodo postemencionado periodo. E n segundo lugar, a rior a la segunda guerra mundial, impulsaron partir de 1960 afluyó a los países de Europa a millones de refugiados a cruzar las fronteras Occidental una considerable e imprevisible internacionales. corriente migratoria internacional, con lo que Las políticas restrictivas, destinadas ya dicha parte del continente, que era tradicional- sea a la emigración o a la inmigración, redumente una zona de emigración, pasó a ser una cen considerablemente las corrientes migratoimportante área receptora. E s cierto que fue | rías. E n realidad, dado el enorme potencial básicamente una inmigración "temporal" de i de las migraciones internacionales, "lo que m a n o de obra pero, c o m o es inevitable en sorprende n o es la magnitud de las migraciocasos semejantes, una parte de los inmigrantes nes sino su escaso volumen". [Davis, 1981, terminó por establecerse de manera perma- ! p. 419]. N o obstante, las políticas adoptadas 452 en este campo en los últimos años no eliminaron las migraciones ni siquiera cuando era éste su propósito deliberado. Las políticas de restricción de la emigración en algunos países del m u n d o árabe (por ejemplo, Siria, S o m a lia, Sudán), han provocado un fenómeno poco estudiado de emigración ilegal que, según parece, ha llegado a alcanzar "proporciones críticas" en la región [Dib, 1983, p. 12]. Las medidas tomadas para restringir la inmigración, por otra parte, también han modificado profundamente las corrientes migratorias internacionales. Así, las nuevas políticas adoptadas por los Estados Unidos y el Canadá mediada la década de los años sesenta, cuando se apartaron del sistema de cupos étnicos para favorecer la entrada de inmigrantes altamente calificados, se tradujeron no sólo en un súbito y considerable aumento del "éxodo de profesionales" de los países menos desarrollados [Tabbarah, 1977, p. 304] sino, particularmente en los Estados Unidos, también en una progresión correspondiente de la inmigración ilegal de m a n o de obra no calificada y semicalificada procedente sobre todo de México y otros países vecinos. E n consecuencia, el número total de inmigrantes en los Estados Unidos aumentó en vez de disminuir. Está claro pues que, desde la década de 1920 por lo menos, las políticas de inmigración de los países de inmigración permanente no se han tornado m á s restrictivas y que, en cambio, otros países (especialmente los de Europa Occidental y los del Golfo Pérsico) han abierto sus puertas a la inmigración. Allí donde las políticas de migración han sido realmente restrictivas, han dado origen a la inmigración ilegal. E n consecuencia, si tomam o s en cuenta las lecciones del pasado, hemos de concluir con Conde [1982, p. 88] "que las migraciones internacionales van a continuar".' E n realidad, todos los intercambios entre los países (capital, comercio, turismo, etc.) van en aumento. El volumen del comercio internacional, por ejemplo, ha crecido durante los últimos cuarenta años en la proporción de 1,5 veces el crecimiento del P N B mundial. Conviene observar, empero, que esta proporción está recuperando actualmente los niveles Riad Tabbarah de 1914, es decir, de antes del deterioro provocado por dos guerras mundiales y la Gran Depresión [Streeten, 1983, p. 2], pero los economistas prevén que la proporción del comercio internacional con relación al P N B seguirá aumentando significativamente de aquí al año 2000 [Bogomolov, 1983, p. 3]. Puede concluirse asimismo que, como en el pasado reciente, la naturaleza y las pautas de las migraciones internacionales continuarán cambiando en respuesta a las nuevas legislaciones y a la transformación de las realidades económicas y políticas. Volveremos a tratar estas conclusiones en la sección siguiente. Pautas de las migraciones internacionales en el futuro E n el empeño de predecir las características de las futuras migraciones internacionales hay que empezar por reconocer que, como en el pasado, es probable que se desarrollen pautas enteramente nuevas. Pueden producirse nuevos movimientos de población con motivo del descubrimiento en nuevos lugares de recursos ya conocidos (por ejemplo, petróleo en la región del M a r del Norte y, m á s recientemente, en Irlanda) o de recursos totalmente nuevos. El pasado reciente está lleno de ejemplos de está índole, desde la fiebre del oro a la fiebre del petróleo. El problema estriba, sin embargo, en que es imposible prever lo imprevisible y permanecer dentro de los límites de la ciencia, por m u y ampliamente que se definan estos límites. Por esta razón, aun teniendo en cuenta estas posibilidades, resulta m á s prudente basar las predicciones sobre las migraciones internacionales a medio plazo en una investigación de las tendencias incipientes que se advierten en las actuales corrientes migratorias. Al parecer, no se han introducido grandes cambios en las políticas que afectan a la inmigración permanente. El único gran país de inmigración permanente donde se está produciendo actualmente un importante debate legislativo sobre el tema es los Estados El futuro de las migraciones internacionales 453 : Inmigrantes clandestinos forman fila en los suburbios de París para regularizar su situación. Zachmann/Rush. 454 Unidos. E n el Canadá, el Parlamento examina anualmente los niveles futuros de la inmigración; la última de estas revisiones no preveía para 1983 ningún cambio importante en-las tendencias de inmigración neta, pese a la reducción de la admisión en la categoría (relativamente exigua) de "inmigrantes selectos" [Canadá, 1983, p . 4-5 y 58-59]. Pero la nueva legislación propuesta no pretende modificar los niveles actuales de inmigración legal. "El principal propósito de la legislación es reducir o contener la inmigración ilegal, pero no restringir la admisión de nuevos inmigrantes y refugiados" [Kritz, 1983, p . 9]. E n la mayor parte de estos países, las legislaciones seguirán probablemente dando prioridad a la necesidad de m a n o de obra calificada así c o m o a la reunificación de las familias y la concesión de asilo político. Allí donde la inmigración ilegal es excesiva, especialmente en los Estados Unidos, seguirán haciéndose esfuerzos por estrechar los controles, pero la eficacia de estas medidas quedará por ver, particularmente en los periodos de prosperidad económica en que aumenta la necesidad de m a n o de obra no calificada y semicalificada. E s probable que la emigración europea a las Américas y a Australia se mantenga en sus bajos niveles actuales, salvo imprevistos^ acontecimientos políticos. E n el pasado, esta emigración cobró impulso cuando las condiciones económicas de Europa empeoraron y decreció cuando, c o m o en la década de 1960 y primeros años de la del setenta, reinó la prosperidad económica. Pero también fue así cuando, como ha señalado Brinley T h o m a s , los ciclos de desarrollo económico registrados a cada lado del Atlántico (entre 1840 y 1914) fueron recíprocamente inversos [Appleyard, 1977, p . 293]. L a integración i económica del m u n d o ha alcanzado hoy en día tales niveles que, cuando la recesión se inicia en cualquier parte del m u n d o industrializado i (particularmente en los Estados Unidos), se extiende rápidamente al resto del mismo y a los países del tercer m u n d o . Predecir las pautas de las migraciones de m a n o de obra es una tarea infinitamente más ¡compleja y problemática. E n el pasado, en Riad Tabbarah Europa al menos, la inmigración de trabajadores crecía en periodos de prosperidad económica y se contraía en periodos de recesión. E n cierto sentido cumplía la función de "estabilizador del ciclo económico" [Tapinos, 1982, p. 59]. Sin embargo, c o m o estos movimientos "temporales" han originado una inmigración "permanente", se han experimentado cada vez mayores dificultades, en periodos de recesión grave, para invertir las corrientes migratorias. Estas dificultades se perciben de un m o d o particularmente agudo en los países europeos occidentales, donde, con motivo de la grave recesión actual, el desempleo alcanza un promedio de m á s del 10% [Bogomolov, 1983, i p. 13]. Los países europeos occidentales descubren también con creciente inquietud las dimensiones étnicas de dicho tipo de inmigrajción, que no habían plenamente apreciado en | la formulación inicial de sus políticas, concretamente porque se pensó que la inmigración de mano de obra era un fenómeno temporal. L a República Federal de Alemania, por ejemplo, nunca habría aceptado tan elevada proporción de turcos de haber sabido que una parte considerable de esta población extranjera terminaría por establecerse o intentar estable1 cerse con carácter permanente en el país. ; E n realidad, en algunos países de la ! O C D E está iniciándose la recuperación econó' mica [Lewis, 1983, p. 98] y la demanda de m a n o de obra extranjera aumentará sin duda alguna m á s allá de los bajos niveles actuales debidos a la recesión. M a s , por las razones ya explicadas, la reacción de los países europeos a esta necesidad de fuerza de trabajo no habrá de ser necesariamente análoga a la del pasado. Sostiene Zolberg que si bien continuarán importando cierta cantidad de m a n o de obra procedente de países periféricos, será en proporción mucho m á s limitada y preferirán invertir más capital en países donde los salarios son bajos c o m o alternativa a la importación de fuerza de trabajo [Zolberg, 1982, : p. 47]. Pero es éste un objetivo político m u y : difícil de alcanzar en sociedades democráticas, aunque sólo sea porque la inmigración es un asunto de interés público mientras que la inversión económica sigue dependiendo en El futuro de las migraciones internacionales amplia medida de la iniciativa privada. A d e más, muchos de los principales países exportadores de fuerza de trabajo (a Europa) son o bien socialistas (por ejemplo, Yugoslavia), países donde el riesgo de la inversión es elevado, o bien países que no ofrecen grandes alicientes para la inversión extranjera masiva, particularmente en el sector industrial. Por estas y otras razones, la historia Creciente (con excepción quizá del Japón) no ! ofrece muchos ejemplos de exportación de capital c o m o sustitutivo eficaz de la importación de m a n o de obra. Cabe señalar asimismo que la hostilidad inicial de la opinión pública hacia la fuerza de trabajo y las comunidades extranjeras cuando la recesión eleva los índices de desempleo está llamada a ceder ante una apreciación m á s razonada y ponderada de las ventajas y los inconvenientes de la situación a más largo plazo. Esta evolución ya ha comenzado. Así, el ministro francés del Interior declaró en la reunión sobre cooperación entre Francia y el Tercer M u n d o celebrada recientemente en Marsella: "Si todos los trabajadores extranjeros se marcharan de Francia, las obras públicas y las actividades de la construcción se desplomarían y se produciría un colapso en las industrias química y del automóvil" [As-Sabah, 1983a, p . 6]. D e igual manera, un informe publicado recientemente por la Secretaría de Estado francesa encargada de asuntos de la migración (destinado a la difusión general) explica que en Francia uno de cada cuatro automóviles y uno de cada tres kilómetros de carretera son producto de los trabajadores extranjeros. También señala el informe que, gracias a los elevados índices de actividad de la población extranjera, su existencia tiende a enderezar el balance de cuentas de la Seguridad Social, que se había desequilibrado debido al envejecimiento de la población nativa. Por último, recuerda al público que la población extranjera ha pasado en realidad a ser parte de la sociedad francesa en la medida en que 13 millones de ciudadanos franceses tienen cuando menos un progenitor o un abuelo de nacionalidad extranjera [As-Sabah, 1983a, p . 1 y 6]. 455 El factor demográfico desempeñará sin duda un importante papel en las futuras decisiones sobre la inmigración en Europa. L a mayor parte de los países europeos occidentales tienen en la actualidad una tasa de natalidad igual o incluso inferior a la que requiere el mantenimiento de la población y en algunos se ha iniciado ya una disminución efectiva de las poblaciones autóctonas (principalmente en la República Federal de Alemania, pero también en Austria, Suécia y el Reino Unido). El coeficiente medio de incremento natural en los demás países de Europa importadores de m a n o de obra, en los próxim o s veinte años, será probablemente desdeñable, y alcanzará sus niveles m á s altos del 0,24% en Francia y los Países Bajos. L a fuerza de trabajo, no obstante, crecerá durante los próximos veinte años, pero a ritmos m u y moderados: por debajo del 0,5% anual en la mayoría de los principales países importadores de m a n o de obra (República Federal de Alemania, Suiza, Reino Unido) y el 0,7% en Francia; (este crecimiento reflejará el equilibrio positivo entre una disminución de los grupos de edad más jóvenes y un alza de los de mayor edad) [ O C D E , 1983, p . 65]. Considerando los datos demográficos, Conde [1982, p . 77] concluyó recientemente que "si no se produce un cambio radical en las formas y medios de producción, como la automatización total por ejemplo, se experimentará una acuciante necesidad de m a n o de obra, y esta necesidad sólo podrá ser satisfecha mediante la importación de fuerza de trabajo extranjera". Es de esperar, pues, que se reanuden las migraciones de trabajadores a Europa . Occidental siempre que sobrevenga un periodo de rápido crecimiento económico, pero también que los países receptores ejerzan sobre ellas un control "más estricto que en el pasado, al menos hasta que las actuales poblaciones extranjeras estén más asimiladas. E n el marco de la reunificación de las familias, continuará una cierta migración a Europa Occidental también. E n realidad esto ya está aconteciendo en la actualidad a pesar de la grave recesión, y probablemente se intensificará con la recuperación económica.. 456 Durante los últimos cinco años, si bien el contingente de inmigrantes de más de 25 años asentados en Europa se ha mantenido relativamente estable, el número de inmigrantes de menos de 25 años ha aumentado sensiblemente en los principales países receptores [ O C D E , 1983, p . 20-21]. Cabe señalar, empero, que durante.los periodos de recesión —el actual o cualquier otro que sobrevenga en el futuro— una parte de los trabajadores migrantes regresarán a sus países exportadores de fuerza de trabajo. Esto se aplica especialmente a los trabajadores procedentes de países no integrados en la C E E (Argelia, Marruecos, Túnez, Yugoslavia, etc.) a quienes se les puede negar la prórroga de los permisos de residencia a causa del desempleo, situándolos con ello en posición ilegal. Otro tanto ocurrirá con los trabajadores de todas las nacionalidades que vuelven voluntariamente a sus países de origen para continuar sus carreras o para jubilarse. . El otro gran polo de atracción de la m a n o de obra emigrante es, naturalmente, la región del Golfo Pérsico. E n estos países, las proporciones de población y fuerza de trabajo extranjeras han sido las más altas del m u n d o . Así, en 1980, la proporción de población extranjera total era del 23% en Arabia Saudita, el 3 1 % en Bahrein, el 59% en Kuwait, el 73% en Qatar y el 76% en los Emiratos Árabes Unidos. Puesto que el índice de actividad total de los inmigrantes es mucho más elevado que el de las poblaciones nativas (debido a la distribución por sexo y edad de los inmigrantes en la que predominan varones y adultos), la proporción de trabajadores extranjeros en la fuerza de trabajo era m á s alta todavía, alcanzando alrededor del 9 0 % en Qatar y en los Emiratos Árabes Unidos. Los asiáticos no árabes, principalmente indios y paquistaníes, constituyen, según los países, una parte más o menos considerable de estas poblaciones foráneas [Tabbaráh, 1982, p . 36]. L a presencia en su territorio, en gran número, de poblaciones étnicamente diferentes ha suscitado una enorme preocupación entre los gobiernos de la región, especialmente porque en algunos casos se ha manifes- Riad Tabbaráh tado un proceso de "aculturación inversa", con la consecuencia de una pérdida gradual de la identidad nacional árabe. Pero por otra parte se ha considerado que una afluencia m u y numerosa de inmigrantes árabes podía implicar riesgos políticos. E n consecuencia, los países de la región están optando cada vez más por el llamado proyecto "carcelero", en virtud del cual un contratista (por ejemplo japonés) introduce los trabajadores de todas las categorías requeridas (por ejemplo coreanos), los mantiene en "enclaves" durante el tiempo de realización del proyecto y, una vez concluido, los hace regresar a su país de origen. Se estima que este método elimina tanto los riesgos políticos c o m o las incidencias étnicas negativas. Sin embargo, no solamente este método impide toda forma de transferencia tecnológica, sino que además sólo es aplicable a una pequeña parte de las actividades de desarrollo, principalmente la construcción de infraestructura. L a edificación de un hospital puede emprenderse en el marco del mencionado método llave en m a n o , pero no su administración y funcionamiento. E n cualquier caso, uno de los resultados de esta tendencia ha sido un rápido aumento de la proporción de asiáticos dentro de la fuerza de trabajo extranjera. Por ejemplo, en la Arabia Saudita, principal usuario de m a n o de obra extranjera de la región, la proporción de asiáticos en la población pasó del 8% en 1975 al 36% en 1980, y la proporción de árabes bajó del 82 al 5 7 % durante el mismo periodo. Esto no significó, empero, que el número de árabes no sauditas haya disminuido en valores absolutos, sino únicamente que aumentó mucho menos (de 800.000 a 1.200.000) que el número de asiáticos no árabes: de 80.000 a 770.000 [Tabbaráh, 1983a, p . 97-98]. Las bajas recientes de los precios del petróleo y la aún más reciente reducción de la producción de los principales países productores se han traducido en una disminución considerable de las rentas procedentes de la exportación de los crudos y en una mengua concomitante de la expansión económica. Es de esperar por lo tanto que, en el futuro inmediato, la demanda de m a n o de obra El futuro de las migraciones internacionales 457 Expulsión de squatters inmigrantes en Brixton, Londres. Chris steeie-Pcrkins/Magnum. extranjera tienda a decrecer seriamente y se produzca alguna migración d e retorno. Puesto que los proyectos d e construcción y de infraestructura son los m á s gravemente afectados en tales situaciones, probablemente se moderará el rápido aumento del n ú m e r o de proyectos llave e n m a n o que se había venido observando en el correr d e los últimos diez años. Fuera de estos proyectos, los asiáticos n o árabes y los árabes (particularmente yemenitas) que trabajan en el sector de la construcción serán con toda probabilidad los m á s afectados. Esta situación, e m p e r o , n o puede durar m u c h o tiempo. E n primer lugar, la fuerte reducción de la producción petrolera de los principales países de la O P E P (particularm e n t e Arabia Saudita) probablemente consolidará los precios del petróleo y detendrá la disminución de las rentas procedentes de la exportación de esta materia prima. E n segundo lugar, cabe prever que la esperada recuperación económica de los países indus- trializados hará subir la d e m a n d a y con ello los precios. Esto parece ser tanto m á s factible cuanto q u e ni surge u n sustituto energético del petróleo en el horizonte inmediato ni parece q u e estén agotándose las reservas petrolíferas: según u n cálculo reciente, las de Arabia Saudita corresponden a 148 años o m á s al nivel actual de producción [As Sharq Al Awsat, 1983]. Por último, cuando acabe la guerra Iraq-Irán, si es que acaba algún día, la necesidad d e reconstrucción en a m b o s países, particularmente en el m e n o s poblado, Iraq, será e n o r m e y exigirá grandes cantidades de trabajadores extranjeros, lo q u e p u e d e poner en marcha u n a nueva y sustancial ola inmigratoria en la región. 458 Principales problemas inherentes a las migraciones internacionales Las migraciones ilegales N o cabe la menor duda de que la inmigración ilegal seguirá constituyendo un aspecto significativo de las migraciones internacionales durante algún tiempo todavía. E n su propósito de estrechar los controles sobre la inmigración ilegal, cabe, esperar qué los Estados Unidos intenten aprobar leyes con que sancionar a los empresarios que contraten inmigrantes ilegales, acción ésta que sin duda desencadenaría un importante debate político. Las presiones contra la formulación y aplicación de semejantes medidas vendrían en gran medida de los virtuales empresarios, pero también del creciente número de americanos de origen mexicano (o de otras procedencias latinoamericanas o caribeñas). El hecho de que la legislación legalizará inevitablemente la situación de un número considerable de inmigrantes ilegales incrementará aún m á s el volumen de esta comunidad y por ende intensificará las presiones políticas contra todo tipo de medidas drásticas encaminadas a expulsar a los inmigrantes ilegales. Se hará cada vez m á s evidente que las medidas legales directas destinadas a reducir la inmigración clandestina tienen grandes limitaciones, son difíciles de hacer cumplir y probablemente han alcanzado ya su nivel óptimo de eficacia. C o n el tiempo, habrá que hacer mayores esfuerzos para elaborar políticas más completas que incorporen una actitud m á s liberal hacia la inmigración de trabajadores semicalificados y no calificados procedentes de países periféricos, junto con una afluencia sustancial de ayuda económica e inversión de fondos de los Estados Unidos en las actividades económicas de los países de origen de los inmigrantes (con medidas para reducir el riesgo cuando sea-necesario, mediante garantías del Estado y otros arbitrios) y un serio esfuerzo por parte : de dichos países para promover el desarrollo y una distribución m á s equitativa de la renta. C o n este objeto, podrían elaborarse acuerdos Riad Tabbarah bilaterales y multilaterales en que se contemplasen detalladamente todos los aspectos de la cuestión. E n Europa y Oriente Medio, la inmigración ilegal asumirá probablemente un carácter distinto. Aquí, en vista de las difíciles condiciones económicas que cabe prever en los países receptores en un futuro inmediato, la inmigración ilegal provendrá menos de la entrada clandestina de inmigrantes que de la permanencia de los mismos en condiciones de ilegalidad. E n todos los países, un inmigrante necesita un permiso de residencia y/o de trabajo, y la negativa de las autoridades a renovar estos permisos (generalmente porque el inmigrante principal está en paro) coloca al inmigrante en situación ilegal. E n Francia, una enmienda legislativa de fecha 10 de junio de 1983, faculta a los tribunales para ordenar la expulsión inmediata de un inmigrante hallado en una situación ilegal c o m o la descripta, aun cuando éste intente apelar la decisión de los tribunales [Théolleyre, 1983, p. 48]. E n los países del Golfo Pérsico, la expulsión en estos y otros casos semejantes se deja a la total discreción del ministro del Interior, cuya decisión es inapelable [Dib, 1982, p. 1086]. U n a importante tendencia que debe vigilarse cuidadosamente en el futuro inmediato es, pues, la de la expulsión generalizada de inmigrantes ilegales. Será conveniente establecer una neta diferenciación entre la inmigración ilegal debida a entradas clandestinas y la inmigración ilegal debida a permanencia ilegal (en realidad, algunos inmigrantes pueden incidir en ambas categorías a la vez). Las expulsiones masivas por razones "políticas" no han sido raras en los últimos tiempos [Tabbarah, 1982, p. 40]; y a éstas puede sumarse la expulsión en masa de inmigrantes en situación ilegal. Y a se han registrado casos de este último tipo en Europa y en Oriente Medio. Las migraciones de retorno Otra serie, de problemas surgirá probablemente de las migraciones de retorno que, según las previsiones, podrían cobrar mayor El futuro de las migraciones internacionales 459 El éxodo de profesionales: Albert Einstein a su llegada a los Estados Unidos a bordo del Westerland, el 27 de Octubre d e 1933. Keystone. intensidad en el futuro inmediato. El primero, y acaso m á s importante, es el tocante a las remesas de fondos de los trabajadores. Actualmente, para m á s de sesenta países en el m u n d o , desde los m e n o s desarrollados (por ejemplo, la República Á r a b e del Y e m e n ) a los semidesarrollados (por ejemplo, Yugoslavia), dichas remesas han llegado a tener una importancia económica significativa. Para muchos de estos países, particularmente los m e n o s desarrollados, los fondos enviados por los emigrados constituyen hoy u n componente sustancial del producto nacional bruto, ya que, en 1980, alcanzaron del 12 al 1 3 % en Egipto, el Pakistán y Portugal, el 3 5 % en la República Árabe del Y e m e n y el 6 4 % en el Líbano. El efecto de las remesas sobre la balanza de pagos ha sido todavía m á s importante, c o m o puede comprenderse. Así, en 1981 las remesas aportaron a Yugoslavia m á s de dos veces y media la cantidad de divisas obtenidas con el turismo [Kjurciev, 1983, p . 3]. E n la República Árabe del Y e m e n , en 1980, las remesas ascendieron a 85 veces el valor de todos los productos exportados. E n algunos de estos países las remesas permitieron, ciertos años, transformar el déficit de la balanza comercial en un superávit. E s evidente, pues, q u e para muchos países m e n o s desarrollados la m a n o de obra ha llegado a ser la exportación m á s importante [Tabbarah, 1983a, p . 4]. Las migraciones de retorno n o suelen reducir al principio las transferencias de fondos, toda vez que los trabajadores q u e regresan suelen traer consigo los ahorros acumulados, pero dicha reducción se producirá inevitablemente m u y poco tiempo des- 460 pues. Esto no sólo creará problemas en la balanza de pagos o intensificará los ya existentes, sino que disminuirá las posibilidades de que esos países obtenganfinanciaciónexterior para sus programas de desarrollo. Para países que ya conocen dificultades en su balanza de pagos (por ejemplo, México) o para aquéllos cuya principal fuente de divisas son las remesas (por ejemplo, la República Árabe del Y e m e n , elJLíbano, etc.) una reducción súbita y sustancial de las transferencias de fondos de los expatriados tendrá serias consecuencias económicas, que pueden repercutir en otros países deudores y acreedores. Esto podría ocurrir particularmente en los países que exportan trabajadores semicalificados y no calificados, los cuales, como ya se ha dicho, serán con toda probabilidad los m á s amenazados de tener que abandonar las principales áreas receptoras para regresar a su país. El impacto demográfico de toda corriente substancial de migración de retorno será significativo tanto en los países importadores c o m o en los exportadores de fuerza de trabajo. C o m o ya se ha observado, si se exceptúa la región del Golfo,, la mayoría de los países importadores de m a n o de obra tienen índices de crecimiento natural próximos a cero, de suerte que su crecimiento demográfico depende cada vez m á s de las migraciones internacionales. Así pues, la inversión de las corrientes migratorias se traducirá en cambios repentinos y relativamente substanciales de los índices de crecimiento demográfico. Nueva Zelandia ofrece un ejemplo singular y reciente a este respecto: debido a una súbita inversión de las corrientes de migración neta, los índices de crecimiento demográfico bajaron del 1,8% en el periodo intercensal; 1971-1976 a ligeramente menos de cero en 1978-1979 [Farmer, 1981, p . 9]. Los países exportadores de m a n o de obra pueden experimentar también un fenómeno análogo, aunque en sentido contrario. Así, la j existencia de una reducida pero persistente corriente de retorno de jordanos desde 1978, sumada a la constante inmigración de no jordanos, contribuyó al crecimiento d e m o gráfico de este país, cuyo índice, inferior por Riad Tabbarah un punto al nivel del crecimiento natural en 1975, superó a éste último por un punto en 1980, o sea pasó del 3 al 5 % anual en el lapso de cinco años [Tabbarah, 1981]. El retorno de los emigrados a Jordania, sin embargo, no tenía por causa el desempleo en los países' receptores, sino, antes bien, la prosperidad económica de la propia Jordania, determinada en m u y amplia medida por las remesas de fondos de estos mismos emigrados. "Si esta migración de retorno continua, inevitablemente disminuirá aún m á s y luego cesará virtualmente la afluencia de remesas, y si la m a n o de obra extranjera permanece en Jordania, los ingresos de dinero se trocarán en salidas de divisas." N o puede uno menos que especular respecto a lasfluctuacioneseconómicas cíclicas que puede desencadenar semejante proceso [Tabbarah, 1981]. Las migraciones de retorno debidas al desempleo en los países receptores tienen, obviamente, consecuencias aún peores. Pues ! teniendo en cuenta que, c o m o antes explicábam o s , las recesiones tienden hoy día a extenderse prácticamente al m u n d o entero, los emigrados que regresan se arriesgan a encontrarse en plena recesión en su patria también, incrementando así el desempleo tras haber contribuido a reducir los ingresos tan necesarios de divisas. Por último, si la migración de retorno se materializa efectivamente, acelerará significativamente el proceso de envejecimiento en los países industrializados. Este efecto provendrá de dos fuentes: la pérdida de una población relativamente joven y la reducción de la tasa bruta de natalidad. L a experiencia de Nueva Zelandia antes aludida se tradujo en una aceleración significativa del envejecimiento de la población a pesar de que los emigrantes no tenían una tasa de natalidad mucho m á s elevada que el resto de la población [Farmer, 1981, p. 9]. Los inmigrantes de segunda generación Los problemas que afectan a los inmigrantes de segunda generación ocuparán probable- El futuro de las migraciones internacionales mente una parte importante en los estudios y las políticas vinculados a las migraciones internacionales de aquí afinesde siglo. U n a de las principales cuestiones será la de la integración de estos inmigrantes en la sociedad que los acoge. Conviene aclarar que el término "inmigrantes de segunda generación" se refiere aquí a los hijos de los trabajadores inmigrantes y no de los inmigrantes permanentes cuyo proceso de integración ya ha sido ampliamente estudiado, particularmente por los sociólogos de los países de inmigración permanente. L a situación de los primeros es m u c h o más ambigua y los procesos relacionados con su integración son m u y diferentes. L a razón de dicha ambigüedad es que en el caso de los trabajadores inmigrantes el asentamiento permanente se ha efectuado a partir de un movimiento supuestamente temporal. 461 integración en la sociedad que los alberga. C o m o consecuencia de esta situación particular, buena parte de los trabajos publicados sobre la integración de los inmigrantes, elaborados en el contexto de la inmigración definitiva, sólo presentan un interés limitado y muchas de las políticas destinadas a acelerar la integración de los inmigrantes permanentes no son de fácil aplicación en el contexto actual. Por lo que a los países del Golfo se refiere, el problema principal será sin duda el de la política que deberá aplicarse frente al enorme número de asiáticos no árabes allí asentados. E n algunos de estos países (los Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Bahrein, por ejemplo), el carácter arábigo de la sociedad se ha ido perdiendo, ya que la población nativa minoritaria es la que absorbe las norm a s , valores y costumbres de la mayoría L a primera cuestión que se plantea, pues, inmigrante. Detener este proceso de "acultúraes con qué intensidad desean y fomentan la ción inversa" sin expulsar a las grandes masas integración cada una de las tres partes intere- de asiáticos no árabes que realmente son sadas, . el gobierno del país de origen, el necesarios para el funcionamiento económico gobierno y la sociedad receptores y los inmi- de estos países será el principal reto con que grantes mismos. E n su esfuerzo por aumentar habrán de enfrentarse tanto la comunidad y prolongar los envíos de dinero, los gobier- intelectual c o m o los políticos y gobernantes nos de los países de procedencia toman de la región. Cuando las limitaciones propias diversas medidas para preservar la identidad del método basado en los proyectos llave en nacional de sus emigrantes (por ejemplo, m a n o se tornen más evidentes para los gobierenseñanza del idioma y actividades cultura- nos, estos últimos deberán hallar otro tipo de les). Por otra parte, en los países receptores soluciones, o bien reduciendo la demanda de suele observarse una mayor resistencia a la fuerza de trabajo (merced a un ritmo de integración de los hijos de los trabajadores crecimiento m á s lento, a una mayor automatiinmigrantes, ya que estos últimos habían sido zación de la producción, etc:), o bien incorpoaceptados inicialmente sólo para responder a rando a estas sociedades del Golfo Pérsico un una demanda de m a n o de obra temporal- número cada vez mayor de árabes de otras mente excesiva. Naturalmente, esta resisten- regiones, particularmente en virtud de una cia se intensifica en periodos de recesión. política más liberal en la concesión de ciudaA d e m á s , la incidencia de los factores étnicos , danía. Cuando los países del Golfo salgan del es generalmente mucho m á s pronunciada en periodo de reducción de gastos en que ahora el caso de los trabajadores inmigrantes, sobre están entrando, y cuando la guerra Iraq-Irán, todo porque los gobiernos receptores no tomac o m o es de esperar, toque a su fin, la ron en cuenta esos aspectos al aceptarlos, demanda de m a n o de obra extranjera aumenprecisamente por estimar que la migración de tará sin duda considerablemente, pero los fuerza de trabajo era un fenómeno temporal. gobiernos deberán satisfacerla utilizando Por último, muchos de los trabajadores inmimétodos m u y distintos a los del pasado. grantes, incluidos los de segunda generación, sienten ellos mismos que su estancia es temporal y por ende se resisten a una completa 462 Otros problemas Es evidente que cierto número de problemas relativos a las migraciones internacionales tienen importancia hoy y seguirán siendo importantes en lo que queda del siglo. N o cabe duda, por ejemplo, de que la represión, la inestabilidad y los conflictos políticos continuarán haciendo estragos y por consiguiente no se detendrán los movimientos de refugiados. Los problemas que acarrean estas situaciones apenas cambiarán, con la salvedad de que, mientras dure la actual recesión, los refugiados tropezarán probablemente con dificultades cada vez mayores para encontrar asilo. También es probable que sigan debatiéndose los problemas referentes al éxodo intelectual, aunque ha empezado a manifestarse una cierta escasez de ideas en las discusiones sobre este tema. N o es de esperar que los principales países de inmigración permanente modifiquen m u c h o sus leyes de inmigración con respecto a este punto, de suerte que probablemente las corrientes de m a n o de obra de alto nivel desde países m e n o s desarrollados a los m á s desarrollados continuarán incólumes, aunque sujetas afluctuacionessegún los ritmos de crecimiento económico de los países receptores. Cabe prever que el actual debate sobre la utilidad .y el empleo de las remesas de fondos continuará y se intensificará en el futuro previsible. E s cada vez m á s evidente que dichas remesas constituyen una importantísima transferencia de fondos de los países m á s prósperos a los menos desarrollados, cuyo volumen superó últimamente el valor total de la asistencia al desarrollo. E n 1980, por ejemplo, las remesas netas de dinero efectuadas a través de canales tanto oficiales c o m o no oficiales se estimaron en 50.000 millones de dólares, mientras que la ayuda al desarrollo alcanzaba en total poco más de 36.000 m i llones [Tabbarah, 1983b]. Por esta razón el debate derivará quizá poco a poco hacia planteamientos de política general, en particular las medidas a tomar para aumentar el volumen de dichas transferencias y mejorar su Riad Tabbarah empleo al servicio del desarrollo de los países que las reciben. El debate científico sobre los principales problemas que plantean las migraciones internacionales se amplía naturalmente a medida que se multiplican los trabajos referentes a este nuevo campo de investigación. E n consecuencia, es de esperar que en adelante se preste m á s atención a las políticas relativas a las migraciones internacionales, y que las medidas de los poderes públicos en este terreno, que han evolucionado m u y rápidamente en la pasada década, sigan progresando, sobre todo en el sentido de una mayor complejidad y elaboración. Conclusiones El potencial de las migraciones internacionales es actualmente m u y grande y seguirá siéndolo mientras subsista la desigualdad de niveles de desarrollo en las diferentes regiones y países del m u n d o . L a principal barrera contra la realización de este potencial son las leyes y disposiciones nacionales que restringen la inmigración y, en medida mucho menor, la emigración. Los futuros derroteros de las migraciones internacionales van a depender, pues, del carácter más o menos restrictivo de las políticas de los países de inmigración potenciales y del grado de efectividad de estas políticas. Al predecir las tendencias y pautas de las migraciones internacionales en el futuro, es importante recordar una lección del pasado: los súbitos cambios registrados en los coeficientes población-recursos en diversas regiones, cambios debidos principalmente al descubrimiento de recursos nuevos, siempre pueden ocasionar alteraciones imprevisibles en las corrientes migratorias internacionales. Teniendo esto en cuenta, y con arreglo a las tendencias actuales, pueden pronosticarse algunas de las principales pautas y problemas que van a dominar el pensamiento y las políticas referentes a las migraciones internacionales en los próximos veinte años. E n pocas palabras, se estima que, sobre El futuro de las migraciones internacionales 463 El eterno viajero: un gitano y su oso, en Grecia. Hans w. wilvestsr/Rapho. , todo por razones económicas, la primera i parte de este periodo se caracterizará por una , mayor severidad de las leyes de inmigración en cuanto se refiere a la fuerza de trabajo y a 1 las migraciones ilegales (no a la migración permanente). C o m o consecuencia, se moderarán las corrientes migratorias, se intensificarán las migraciones de retorno y acaso también aumente la proporción de migraciones clandestinas, con motivo de las nuevas restricciones. C u a n d o las condiciones económicas hayan mejorado en, los principales países receptores (y la guerra del Golfo toque a su fin), a este periodo inicial seguirá un incremento de las migraciones internacionales. L a nueva ola, n o obstante, será, hasta cierto punto, cualitativamente distinta, por cuanto los gobiernos desearán precaverse contra algunas experiencias indeseables del pasado. E n este contexto, los principales problemas que | plantearán las migraciones internacionales tendrán que ver con la migración ilegal, en ! especial los inmigrantes con permanencia ilegal (en contraposición a los inmigrantes con entrada ilegal); la migración de retorno y sus implicaciones económicas, sociales y d e m o gráficas; los trabajadores inmigrantes de I segunda generación y sus problemas de asenta! miento, integración y asimilación, así c o m o ¡las cuestiones m á s tradicionales referentes a los refugiados, al éxodo de profesionales y al bienestar de los inmigrantes. D a d o el punto alcanzado por los acontecimientos y los adelantos de los conocimientos en esta área, j probablemente se hará mayor hincapié en la formulación y puesta en práctica de políticas m á s complejas y perfeccionadas para regular ;las migraciones internacionales. ! El interés de los gobiernos y del público por las migraciones internacionales ha a u m e n - Riad Tabbarah 464 tado considerablemente en los últimos años. Los investigadores han tardado en responder, aunque es verdad que en los últimos años se han multiplicado los trabajos dedicados a las migraciones internacionales. Los donantes, e m p e r o , han permanecido en gran medida insensibles a las necesidades que se dejan sentir en este c a m p o , cada día m á s importante y complejo. U n a de las principales dificultades con que tropiezan los estudiosos de las migraciones internacionales es la relativa escasez de datos disponibles. Los donantes han sido m u y generosos al subvencionar encuestas sobre la fecundidad, pero n o cuando se trataba de estudios empíricos sobre las migraciones internacionales. E n la región árabe, por ejemplo, donde las migraciones internacionales ocupan u n lugar preponderante en las cuestiones relativas a la población que preocupan tanto al público c o m o a los gobiernos, en los últimos diez años se han llevado a cabo un sinfín de estudios estadísticos sobre la fecundidad, pero se ha realizado apenas una sola encuesta importante sobre las migraciones internacionales [Tabbarah y otros, 1978]. C o m o consecuencia, nuestro saber empírico sigue siendo limitado, lo que da lugar a innecesarias controversias. H a llegado la hora, a m i juicio, de dedicar un esfuerzo internacional de auténtica envergadura a la tarea de recoger y analizar datos sobre las migraciones internacionales. C o m o punto de referencia, sería especialmente oportuno iniciar una encuesta mundial sobre las migraciones internacionales, de igual naturaleza, pero probablemente m u c h o menos costosa, que la Encuesta Mundial sobre la Fecundidad, cuyas actividades están ya concluyendo. El principal objetivo de tal encuesta n o sería determinar los contingentes de inmigrantes de los diversos países (el conocimiento de estos datos n o es necesario por ahora), sino proporcionar una visión de los efectos de la migración sobre las familias de los migrantes, sobre los cambios sociales en las comunidades afectadas y sobre el desarrollo económico de los países que envían migrantes y los que los reciben. Traducido del inglés Referencias As-Sabah. 1983a. In an official french report: the future cannot be imagined without the inmigrants. 28 de septiembre. (En árabe). . 1983b. A n inter-european agreement for controlling the legal aspects of migration, 24 de diciembre. As Sharq Al Awsat. 1983. 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Las relaciones entre las migraciones internas y las migraciones internacionales: el caso de África Aderanti Adepoju nales y las conexiones entre ellas, sus causas y los problemas que plantean a los gobiernos. D e especial interés en el contexto africano son La causa m á s importante de los movimientos los efectos de la demarcación de fronteras espontáneos de población, registrados en nacionales, la aparición, desde comienzos de los últimos años entre las naciones y dentro de la década de 1960, de estados nacionales ellas, radica en la creciente disparidad de independientes, y sobre todo la promulgación niveles de desarrollo que existe entre los de disposiciones y normas que rigen la inmigraestados. Sus causas y sus consecuencias tie- ción. Estas regulaciones han introducido una nen dimensiones económicas, políticas, socia- sutil distinción entre migraciones internas y migraciones internacionales y demográficas [Heiles —formas ambas de lo sel, 1982]. L a migración, Aderanti Adepoju es profesor y jefe que otrora fuera libre despor su naturaleza misma, del Departamento de Demografía y plazamiento a través de involucra cuando menos Estadísticas Sociales de la Universiextensas áreas de África— tres actores fundamentadad de Ife, Ile-Ife, Nigeria. H a realiy, en el caso de las m i les: el emigrante, una rezado investigaciones y publicado libros graciones internacionagión o país de origen y y artículos sobre las migraciones en Nigeria y en otras regiones de África. les, una diferenciación enuna región o país de destre inmigrantes legales e tino. Mientras que las ilegales. A continuación migraciones internas, en analizamos estas relacio¡principio, suponen movines en el marco de las mientos de individuos licausas que originan los bres de restricciones jurímovimientos de población dicas dentro de un territoy de las respuestas de los rio geográficamente defigobiernos a los mismos. nido, un migrante internacional se ve invariablemente confrontado con una serie de normas y disposiciones, a veces complejas, primero al salir del país de Las migraciones en África: origen, y luego al entrar, residir, y eventual- breve p a n o r a m a histórico mente salir del país receptor. Introducción E n África, c o m o en todas las regiones en vías de desarrollo, la evolución histórica y las fases de desarrollo político para comprender las migraciones en general, la distinción entre migraciones internas y migraciones internacio- El fenómeno de. la migración en África se entiende mejor en el contexto de la evolución política e histórica de las sociedades africanas. Los efectos de la colonización y la descolonización sobre la economía, e indirectamente 468 sobre las migraciones, son particularmente perceptibles cuando se examinan en el contexto de las tres eras históricas: precolonial, colonial y postcolonial. E n la era precolonial, los movimientos de población en África se vinculaban sobre todo con las condiciones ecológicas y sociopolíticas predominantes, especialmente las sanguinarias guerras tribales, los desastres naturales y la búsqueda de tierras cultivables o aptas para la colonización. Eran, pues, movimientos desprovistos de estructura, colectivos y sin distinciones demográficas específicas [ E C A , 1981; A d e poju, 1979]. El régimen colonial abrió el camino para la paz y la estabilidad política; los movimientos migratorios relacionados con las guerras tribales cesaron o se redujeron, pero desde entonces han reaparecido con pautas diferentes, en forma de éxodos de refugiados cuando naciones independientes entablan guerras, c o m o en el caso del conflicto entre Etiopía y Somalia, de las luchas intestinas del C h a d , Angola, U g a n d a y Nigeria y las guerras de liberación en África occidental, central y meridional. Los desastres naturales persisten: la sequía de la región del Sahel, en África occidental y parte de la oriental, obligó a miles de personas a abandonar sus hogares, sin excluir a mujeres y niños. La búsqueda de tierras nuevas o fértiles aún continúa y el n ú m e r o de pobres sin tierras propias ha aumentado considerablemente, sobre todo en África oriental. L a introducción de incentivos y de diversas medidas coercitivas durante la era colonial respondía m á s que nada al propósito de satisfacer las crecientes demandas de m a n o de obra en las minas y las plantaciones. E n África occidental, la administración colonial francesa recurría a distintas formas de reclutamiento forzoso de m a n o de obra (en Alto Volta y Malí, por ejemplo). E n África oriental y meridional, en cambio, la coerción fue sustituida por una serie de vigorosas medidas económicas para inducir a una m a n o de obra de la calidad y en la cantidad requeridas a trabajar en minas y plantaciones. E n Sudáfrica, en particular, desde 1963, Aderanti Adepoju se ha impedido que las familias de los trabajadores vivan con ellos en los sitios de trabajo, lo cual, sumado a los bajos salarios y las malas condiciones de trabajo, motivó inicialmente una rápida rotación de la m a n o de obra. E n realidad, las condiciones que favorecían tal situación tenían por objeto mantener bajos salarios apenas suficientes para subsistir. A d e más, cuando las arduas tareas reducían la productividad de los trabajadores —a quienes se contrataba por periodos no superiores a dos años— los agobiados y exhaustos jornaleros eran reemplazados a fin de mantener e incluso aumentar la productividad. Ahí radica, en el contexto africano, la pauta de la migración temporal prefijada que trae consigo la migración internacional: los trabajadores van y vienen entre su hogar y las minas, desilusionados por la mediocridad de la ganancia y la insuficiencia de los servicios sociales. E n algunos casos, prefieren volver definitivamente a sus regiones de origen antes que continuar en las minas y plantaciones donde las condiciones de trabajo son realmente deshumanizadoras. E n este contexto, es un error explicar el carácter temporal de las migraciones en África oriental y meridional en términos de necesidades preestablecidas. Los factores subyacentes deben buscarse en la organización de las tareas, en las condiciones de vida y de trabajo que normalmente no permiten una existencia decorosa. Así, cuando las condiciones de trabajo mejoran, los trabajadores se tornan m á s estables e "interesados por su cometido", y en realidad atraen a otros trabajadores, c o m o sucedió en Zambia, la República Unida del Camerún (en las plantaciones de la antigua Guinea Española) y Nigeria. Cuando llegó la independencia, estas migraciones se institucionalizaron, pero para entonces ya se habían eliminado en África occidental y oriental varias prácticas restrictivas referentes a la reunión de las familias y a los sistemas de residencia y contratación laboral. N o obstante, dichas prácticas siguen aplicándose, acaso más rigurosamente aún, en Sudáfrica. E n la actualidad, una serie de presiones externas impuestas a las estrategias de desa- •.i£#Ö • *n*)im&Kx¿i »Ï s, :.~ ifta^^s«?^- ff m^^0c^ ^o^»,*" b ¿ .T-? .r/ff1- tt> ^^^ í-^i-Tïi r ;^F^^&¿; Í rwri *~ - . - - ~ r v » c ¿ "— " -^i--.- u ^ E ^ W*¡ ¿»yS.-.-^g:.-,'£¿--1 a h a >jfc-a^^*gLLä.r^:...«a<^gv.?*: - .'fíiW^ Desplazamientos internos: caravana dedicada al transporte de la sal en la provincia de Tigré, en Etiopía. Georg Gerster/Rapho. 470 Aderanti Adepoju rrollo interno en África afectan invariable- situación regular se atiene a una serie de mente la estructura de las posibilidades ofreci- requisitos que rigen la entrada y la residencia das a la población local, especialmente en en otro país. Sólo algunos países africanos zonas rurales. Las políticas de las grandes , disponen de leyes estructuradas en materia de sociedades internacionales con respecto a la inmigración, y menos aún hacen cumplir con inversión que afianza las estrategias de desa- rigor dichas leyes, con la notable excepción de rrollo nacional ejercen un impacto considera- la República de Sudáfrica. D e todos modos, ble sobre la organización política, social y estas disposiciones son generalmente burladas económica interna de cada país, especial- por los migrantes, en forma deliberada o por mente en lo que se refiere a la ubicación y los pura ignorancia de su existencia [Conde, tipos de oportunidades de empleo, ingresos y 1979; Adepoju, 1983]. condiciones de vida, lo que a su vez ha L a migración interna sobreviene en gran influido sobre la migración, tanto interna ' parte c o m o respuesta a desequilibrios entre c o m o internacional, en África. las distintas regiones de un país, y su dirección dominante está determinada por la implantación de los proyectos generadores de empleo. La migración: causas y relaciones Así, cuando la inversión tanto pública c o m o privada se concentra en la ciudad más importante (a m e n u d o la capital), c o m o sucede en E n el creciente número de publicaciones rela- la mayoría de los países africanos, la principal tivas a las migraciones, tanto internas c o m o corriente migratoria se dirigirá sin duda hacia internacionales, tiende a prevalecer la idea de esa ciudad. N o obstante, si las plantaciones, que las consideraciones económicas son de minas y otras empresas se hallan en áreas primordial importancia en la decisión de emi- rurales y ofrecen m á s fácilmente oportunigrar, que responde en última instancia al dades de empleo y de otra índole, es natural deseo de los interesados de mejorar su situa- que se produzca una sustancial corriente ción económica. Si tal es el caso, entonces la migratoria intra-rural, c o m o sucede en la migración podrá concebirse c o m o una reac- República Unida del Camerún, Kenya, etc. ción —a veces exagerada— a incentivos econóD e m o d o semejante, la migración internamicos que en gran medida surgen de desequili- cional significa, en m u y amplia medida, que brios económicos intersectoriales e intrasecto- existen desigualdades en el desarrollo, las riales, así c o m o entre países y regiones. . oportunidades de empleo, y especialmente las Estos postulados plantean dos cuestio- condiciones de vida y de ingresos entre los nes: ¿qué factores determinan —y en realidad países, sobre todo entre los países desarrollaacentúan— tales desequilibrios estructurales dos y las naciones en vías de desarrollo. E n entre los países y dentro de los mismos y qué ausencia de restricciones rigurosas a la relación guardan estos últimos con la migra- entrada en un país, y cuando la difusión de ción? [Adepoju, 1979]. L a segunda de estas información sobre la gama de oportunidades preguntas plantea el problema no sólo de la que se ofrecen en diferentes lugares es rápida función que desempeñan las redes de informa- \ y eficaz, la migración suele ^responder (con ción en lo que atañe a la gama de oportuni- presteza) a tan positivas —y con frecuencia dades disponibles, sino también de la facilidad exageradas— señales. N o obstante, como las de la migración a pesar de los obstáculos y las • migraciones internacionales (acaso en mayor barreras, las restricciones y las normas que medida que las migraciones internas) tienen rigen la migración dentro y a través de las. consecuencias políticas, socioeconómicas y fronteras nacionales. Aquí conviene estable- demográficas tanto para los países de partida cer una sutil distinción entre las migraciones c o m o para los de llegada, se han establecido y internas y las migraciones internacionales. Se se aplican una serie de disposiciones legales supone que un migrante internacional en para seleccionar y, cuando necesario, restrin- Las relaciones entre las migraciones internas y las migraciones internacionales: el caso de África .'••i X W . ! - , K I ( T Í ' A / .« if > ' «.ir., «i Movimiento migratorio tradicional: bushmen en Botswana, gir, la afluencia masiva de inmigrantes a los países de destino. Es evidente pues que las migraciones, tanto internas c o m o internacionales (voluntarias), en general provienen del mismo conjunto de causas fundamentales: sin embargo, •las limitaciones impuestas a las migraciones; internacionales son m á s severas, o se hacen cumplir m á s expeditivamente. Esto en realidad explica, por ejemplo, que el volumen de las migraciones internas sea, según Zachariah y C o n d e [1981], el doble que el de las migraciones internacionales en África occidental. L a relación entre ambas formas de migración y los factores que sobre ellas influyen también implican —siempre en el contexto de África occidental— que: E n general, la migración interna es una prolongación de la migración externa. La dirección es más o menos la misma: desde las zonas interiores de un país hacia las áreas costeras. Existe J. H . Jamain/ALlas. una relación general negativa entre emigración y migración interna y una relación positiva entre inmigración y migración interna. El índice de migración interna era bajo en el Alto Volta y el Togo donde los índices de emigración definitiva, eran elevados; era alto, en cambio, en Ghana, la Costa de Marfil y el Senegal, donde el índice de emigración de nativos era realmente bajo. [... Así] áreas con un índice de migración interna elevado tenían un índice de inmigración alto [Zachariah y Conde, 1981]. Teóricamente, la migración internacional y la migración interna son complementarias y pueden realmente suplirse una a otra. E n primer lugar, c o m o h e m o s visto, ambas provienen de un conjunto de factores sociales y económicos interdependientes pero tienen que ver principalmente con la búsqueda de un mayor bienestar por parte de los migrantes salvo, naturalmente, en el caso de quienes se desplazan por causa de desastres naturales (sequía, h a m bruna) o de los que huyen de la guerra o la Al\ 472 opresión, política (refugiados), excepto los llamados refugiados "económicos". Desde la perspectiva de los gobiernos, el desarrollo normalmente tiene el efecto inicial de estimular la migración —tanto interna c o m o internacional— a corto plazo. A más largo plazo, en cambio, un instrumento-viable para refrenar o prevenir una importante emigración eventual hacia los países ricos o para inducir a los emigrantes a regresar a casa es el desarrollo sostenido en los países exportadores de m a n o de obra. Esta estrategia se basa en la noción de que la emigración se debe en gran parte a la incapacidad de los migrantes de satisfacer sus aspiraciones en el marco de las posibilidades que le ofrece su localidad o su país. L a pregunta que interesa a los gobiernos es la siguiente: ¿ C ó m o estructurar el desarrollo para ofrecer soluciones alternativas locales a la migración internacional? Esta cuestión es especialmente crítica en países c o m o Botsw a n a , Lesotho y Swazilandia, que dependen fuertemente de la exportación de fuerza de trabajo a la minas de Sudáfrica. U n ejemplo obvio en África occidental es el Alto Volta, país también tradicionalmente exportador de m a n o de obra. ( M á s adelante examinamos m á s detalladamente este aspecto.) Las razones que se asocian con las migraciones internacionales no son exclusivamente económicas. C o m o señala Speare [1974], "en las migraciones internacionales, los factores políticos son con frecuencia m á s importantes que los económicos". Las exigencias formuladas por ciertos estados de que se reajustaran las fronteras arbitrariamente trazadas por la administración colonial y que dividen grupos étnicos y económicos homogéneos, "a fin de acomodarlas a las realidades socioculturales de los países afectados y reagrupar las poblaciones de grupos étnicos arbitrariamente asignados a diferentes países", los han conducido a la guerra [Adepoju, 1982]. U n ejemplo manifiesto es el caso de Somalia y Etiopía, o, en forma m á s atenuada, el del conflicto entre Nigeria y la República Unida del C a m e r ú n . Consecuencia de ello es, en todos los casos, la existencia de centenares de refugiados y personas desplazadas. Aderaníi Adepoju Tipología de las migraciones El aspecto temporal de las migraciones tiene dos dimensiones, que son la distancia recorrida y la duración de la residencia en el punto de destino. Según una tipología de las migraciones esbozada anteriormente por el autor del presente artículo (cuadro 1), esencialmente con respecto a las migraciones internas, éstas pueden clasificarse en función de la dirección, el tipo de desplazamiento, la distancia y la duración de la residencia. L a misma tipología, con algunas modificaciones, puede extenderse a las migraciones internacionales. Por ejemplo, la dirección es un factor esencial para ambas formas de migración, al igual que la dimensión temporal. L a pertinencia del factor distancia depende, sin embargo, de la extensión del país que se considere. Es lo que , se desprende de un estudio de la Organización de las Naciones Unidas [1982], en el que se indica brevemente que Debido a la extensión relativamente pequeña de los estados africanos, comparada con la de otras regiones en desarrollo, ciertos tipos de inmigración que en otros puntos del globo entrarían en la categoría de movimientos internos, en África son transnacionales. Así, el desplazamiento entre Lagos y Maiduguri, en Nigeria, a través de unos 1700 k m , se clasifica c o m o migración interna según el criterio espacial de distancia, mientras que un individuo que se traslada de Idiroko en Nigeria, a Ifoyin en la República de Benin —distancia de unos 10 k m — es ya un migrante internacional; otro tanto ocurre con los trabajadores de zonas fronterizas, que residen con sus familias a un lado de una frontera nacional y se dirigen diariamente a sus tierras de cultivo situadas al otro lado de la misma, c o m o sucede entre Kenya y U g a n d a , Ghana y el T o g o o Nigeria y Benin. C o m o nos recuerdan K u m e p o r y Looky [1974], y los ejemplos podrían multiplicarse, la distancia entre la mayor parte de las ciudades natales de los togoleses y sus residencias en Ghana no suele ser grande, y en la mayoría de Las relaciones entre las migraciones internas y las migraciones internacionales: el caso de Africa los casos es m á s corta que la que media entre los hogares de los ghaneses de regiones c o m o . Ashanti, Brong-Ahafo y la región septentrional. y la capital Accra donde tienen su residencia. El 473 factor distancia permite a la mayor parte de los togoleses residentes en Ghana hacer frecuentes visitas a sus casas mientras mantienen en dicho país una residencia semipermanente. C U A D R O 1. Tipología práctica de la migración en África. Clasificación por fronteras nacionales internas Dirección Tipo Rural-rural Ocupación de nuevas . tierras en la migración de retorno ;Ruralurbana Migración en una sola etapa Urbanaurbana Migración en una sola etapa '• Urbanarural Migración de retorno Dimensión temporal (duración de residencia en destino) Distancia recorrida entre origen y destino Corta Media Larga Corto plazo (estacional) Medio plazo Largo plazo Permanente Desplazamientos correspondientes a la dimensión dela unidad administrativa m á s pequeña Desplazamientos correspondientes a la dimensión de ciertas localidades dentro de una region, estado o provincia Desplazamientos m á s allá de la región, estado o provincia Residencia de menos de dos años Residencia de dos a diez años Residencia de m á s de diez años: puede considerarse largo plazo Residencia de m á s de veinte años: puede considerarse permanente Los países del Sahel (Senegal, Mauritania, Malí, Alto Volta, Níger y el C h a d ) son m u y i pobres y la mayor parte de su población está ; compuesta por n ó m a d a s , seminómadas y labradores sedentarios [ M a r n h a m , 1979]. Entre los n ó m a d a s , los m á s numerosos, dedicados al pastoreo, son los fulani (también conocidos por peulh) que viven en Níger, Malí, el Alto Volta, Nigeria y el Senegal. L a ! tran en Djibuti, K e n y a , Etiopía y , naturalmente en Somalia. C o m o ya lo h e señalado [1979], 1 las migraciones a través de fronteras nacionales, especialmente en África occidental, eran frecuentes antes de la independencia política y de la aparición de fronteras territoriales bien definidas; por lo demás, la consolidación de las mismas ha tenido un efecto mínimo, ya que la mayoría de los migrantes se desplazan con absoluta libertad, sin preocuparse por las "fronteras artificiales". tierra natal de algunas tribus nómadas ha sido dividida por fronteras, c o m o es el caso del territorio de T e d a , repartido entre el C h a d y :1a Jamahiriya Árabe Libia. E n realidad, las fronteras coloniales impuestas arbitrariamente constituyen un serio obstáculo para la Esto significa que muchos movimientos de libre circulación de los n ó m a d a s . D e todos población que se desplazan dentro del contim o d o s , los nómadas cruzan con frecuencia las nente n o son "enteramente internacionales en fronteras entre K e n y a , Etiopía y Somalia \ '• el sentido tradicional de la palabra" [Appledurante el periodo en que buscan agua. E n ! yard, 1981]. realidad, n ó m a d a s de etnia somalí se encuenVolviendo a la situación de África occi- 474 dental, los trabajadores migrantes estacionales y temporeros que cruzan las fronteras consideran que sus movimientos "son una simple prolongación, allende las fronteras de los estados, de sus desplazamientos internos y de la migración entre distintas áreas rurales" [ O I T , 1975]. A decir verdad, en la mayoría de los casos es difícil establecer cuándo cruza realmente un viajero fronteras internacionales. L a mezcla de pueblos, los llamados grupos étnicos, es a veces sumamente fascinante: los mendi viven en Liberia y Sierra Leona, c o m o también los vais y los kroos; los yorubas se encuentran en Nigeria y Benin, c o m o los ewes en T o g o y G h a n a . Appleyard [1981] observa que "probablemente existe sólo una diferencia sutil entre ciertos tipos de migración clandestina y de trabajadores (especialmente en el continente africano), y por eso cualquier intento de ser rigurosos en las definiciones, aunque encomiable, n o puede emprenderse con optimismo". N o obstante, este autor recomienda que "se contemple también la imperiosa necesidad de elaborar una nueva tipología y clasificación". Aderanti Adepoju Las migraciones colectivas de comunidades homogéneas no se limitan a las migraciones internas, sino que han sido también m u y importantes en el caso de los movimientos internacionales. El ejemplo m á s conocido es el de los nigerianos que han emigrado a Ghana, el Togo y la República de Benin. Grupos de yorubas , proceden de las mismas localidades de Nigeria y emigran a destinos específicos. Estos emigrantes por lo común proceden del mismo pueblo o ciudad, y con frecuencia emigran en grupos o en cadena desde el área natal hasta los puntos de destino. A falta de cauces oficiales de asistencia, los migrantes africanos confían en la red de relaciones sociales —amigos, parientes, paisanos— que les dan el aviso de partida, les proporcionan alojamiento a la llegada y los ayudan a obtener un empleo. C o n d e [1983] documenta un ejemplo esclarecedor de esta característica de los inmigrantes "ilegales" procedentes de Malí, el Senegal y Mauritania y residentes en Francia. Dice: La solidaridad de clan es de una eficacia plena: hermanos, tíos y primos alojan a sus hermanos, Otro ámbito de interés es el de las primos y sobrinos, etcétera. [...] E n los albermigraciones en cadena y en grupos, que, en gues se encuentran comunidades diversas. [...]' África, pueden ser tanto internas c o m o interCada comunidad tiende a reagruparse. L o que nacionales. A diferencia del caso de las migramás distingue a la comunidad negra, especialciones "voluntarias", que responden principalmente a los soninkes y toucouleurs, es que se reagrupan por poblados de origen. [...] Cada mente a factores económicos, las migraciones masivas, dentro y fuera de las fronteras nacio- inmigrante conserva su posición y rango luganales en África, no están vinculadas a conside- reño. [...] Se presta ayuda a quienes la necesitan, merced a un fondo comunitario: por ejemraciones económicas, sino m á s bien a factores plo, a los que no han encontrado aún empleo o políticos y religiosos, y a veces a catástrofes están.en paro. naturales. A d e m á s de los movimientos multitudinarios de refugiados (víctimas de guerras La observación anterior, y otras semejantes, y disturbios civiles), expulsados (migrantes en indican que los migrantes africanos —internos situación irregular) o peregrinos que son casos e internacionales— conservan un prototipo de particulares, también se dan casos de migrala estructura sociocultural de la comunidad ciones colectivas tanto internas c o m o internanatal y consideran su lugar temporal de resicionales. U n ejemplo de las primeras es el de dencia c o m o una extensión o prolongación de los arrendatarios de tierras de cultivo de la comunidad de origen. L a observación de Nigeria meridional. También se han regisZachariah y C o n d e [1981] según la cual la trado migraciones espontáneas de grupos en emigración es simplemente una ampliación de G h a n a , Etiopía, K e n y a y Zambia, consecuenla migración interna dentro del continente cia d e planes de colonización y asentamiento. puede, si nos atenemos a las puntualizaciones de C o n d e , ser extrapolada a la situación C o m o ya el autor de este artículo [1983] exterior a la región africana. observaba: Las relaciones entre las migraciones internas y las migraciones internacionales: el caso de Africa 475 <**í * it • * *• * ' '»-i*,. ^Í'"Í??""-'"'?->.(. «. E n la frontera entre Nigeria y B e n i n . Stuart Franklin/Sygma. Definición de una política: las migraciones internas c o m o alternativa de las migraciones internacionales E n África, la migración rural es una alternativa al éxodo rural, dadas las características no sólo de los migrantes (que son predominantemente personas sin instrucción general ni calificación profesional, de edad adulta media), sino también de la economía rural. L a diversidad ecológica, la evolución cíclica de la demanda de m a n o de obra en la región, la disparidad de los recursos locales y la localización de los proyectos agrícolas, especialmente en el Camerún, Kenya y Tanzania,, constituyen los principales factores de atracción de los migrantes hacia el sector rural. E n África occidental, asimismo, la mayoría de los migrantes se desplazan de. una zona rural a otra [OIT, 1975]. Esta observación también es aplicable a Kenya, donde, según Livingstone [1981], la principal corriente migratoria es, en efecto, de tipo intrarural, al igual que el 60% de las migraciones internas en G h a n a , según indica el censo de 1970. Así c o m o la migración rural-rural sirve de alternativa viable a la migración rural-urbana para una gran proporción de migrantes africanos, así también la migración internacional se dirige en gran parte hacia áreas rurales de los puntos de destino. El caso de los trabajadores migrantes fronterizos es el m á s claro: éstos cruzan las fronteras nacionales regularmente para trabajar en las zonas rurales del país vecino. E n Zambia, por ejemplo, el 60% de los inmigrantes africanos residían en las zonas rurales en 1963. Los que se dirigían a las zonas urbanas (32%) eran principalmente obreros calificados [Ohadike y Tesfaghiorghis, 1974]. E n 1960, dos tercios (el 67%) de los extranje- 476 ros residentes en Ghana vivían en áreas rurales; este porcentaje descendió ligeramente a 6 5 % en 1970 [Zachariah y Condé, 1981]. Esta pauta también se aplica a los refugiados. E n África, son en su mayoría de origen rural y casi todos ellos viven en áreas rurales de los países de asilo, bien en colonias rurales organizadas — c o m o en el Sudán, Tanzania y Somalia— o bien mezclados con la población local, c o m o sucede en Somalia. E n realidad, se calcula que alrededor del 6 0 % de los refugiados africanos viven fuera de las colonias y campamentos organizados, con las poblaciones locales [Adepoju, 1982 y referencias citadas alfinalde este artículo]. Esta conclusión n o es totalmente válida: hay algunas excepciones. El Sudán —donde se calcula que un 5 0 % de los refugiados se ha asentado en áreas urbanas— tiene fama de contar con la población refugiada urbana más numerosa de África. Por lo general, los refugiados africanos, especialmente en el Sudán, Djibuti y Tanzania, se unen a los migrantes internos en sus desplazamientos hacia áreas urbanas o rurales y compiten con ellos por los puestos de trabajo y otras oportunidades disponibles. Campbell [1981] indicaba también que en Liberia el 5 % de la población mayor de diez años, en 1974, eran inmigrantes de los cuales el 6 4 % vivía en las áreas urbanas. E n una palabra, los inmigrantes, incluidos los "refugiados", compiten en África por los escasos empleos asalariados disponibles, tanto en los sectores urbanos como en los rurales; algunos de ellos cubren las vacantes dejadas por los nativos que han emigrado a su vez al extranjero. A d e m á s , los migrantes internos de origen .rural compiten en las ciudades por puestos de trabajo anteriormente ocupados por nativos que emigraron al extranjero en busca de mejores oportunidades económicas y de otra índole. E n la República Unida del Camerún, por ejemplo, donde últimamente las migraciones de tipo ruralrural tienden a dirigirse hacia las ciudades (en gran medida debido a los bajos salarios que se pagan en las plantaciones) los jornaleros emigran a centros urbanos y están siendo reemplazados por inmigrantes nigerianos que poste- Aderanti Adepoju riormente emprenden actividades de tipo comercial en las ciudades y algunas veces en las mismas áreas rurales [Gwan, 1976; Adepoju, 1983]. Conde [1979] también da un ejemplo esclarecedor de esta misma pauta tal como se manifiesta en Argelia y Túnez (donde los migrantes rurales ocupan puestos de trabajo dejados vacantes por emigrantes de origen urbano que se habían trasladado anteriormente a Francia) y en África occidental, donde los migrantes rurales del Alto Volta y Malí toman el lugar de los emigrantes a Gabón. U n a serie de factores económicos y políticos influyen en la estructura de oportunidades de un país, e indirectamente en el ritmo y la dirección de las migraciones, tanto internas como internacionales. Cuando la economía de un país se revitaliza y las oportunidades de empleo mejoran considerablemente, los nativos emigrados a otros países pueden sentirse incitados a volver, como en el caso de Italia y Grecia. El corolario lógico —es decir: que el deterioro de la situación económica convierte a países importadores de m a n o de obra en exportadores de la misma— se ejemplifica en situaciones c o m o la de Ghana que, hasta 1970, era uno de los principales países de inmigración de África occidental. Sus cultivos de cacao y sus minas de diamantes atraían inmigrantes del Togo, Nigeria, el Alto Volta y Malí. A d e más, las migraciones internas eran m u y importantes [Zachariah y Condé, 1981]. Pero el deterioro de la situación económica y política forzó a emigrar a una proporción m u y apreciable de la población adulta, incluidos los migrantes interregionales que se dirigieron especialmente a Nigeria y fuera del continente afri-, cano. H o y día, Ghana es un país de emigración de m a n o de obra, tanto calificada como n o , calificada, situación con escasas probabilidades de invertirse durante la próxima década. E n Zambia, por ejemplo, se importaba, con elevado costo, la m a n o de obra calificada, europeos y africanos indistintamente, para dirigir y hacer funcionar las industrias y las minas de cobre del país. L a proporción de inmigrantes en la fuerza dé trabajo llegó al máximo alrededor de 1960: en el periodo 1960-1964, constituían el 24% de la m a n o de Emigrados ghaneses se embarcan para regresar a su país, tras haber sido expulsados de Nigeria, en enero d e 1 9 8 3 . Stuart Franklin/Sygma. 478 obra total [Ohadike y Tesfaghiorghis, 1974], porcentaje que descendió al 19,9 en 1966. D e s d e la independencia, proclamada en 1964, el gobierno de Z a m b i a actuó rápidamente para fomentar la "indigenización" de los puestos de trabajo en todo- el país. Ohadike y Tesfaghiorghis [1974] observaron que: La independencia política en Zambia y en los vecinos países de origen de los inmigrantes ha introducido limitaciones económicas y legales que afectan el intercambio de migrantes entre estos países. E n Zambia, la concesión de visados y permisos de trabajo está reglamentada, mientras que en los países de origen la independencia política ha traído consigo oportunidades económicas alternativas y concurrentes que tienen una incidencia negativa en la emigración a Zambia. E n otras palabras, el desarrollo social y económico que siguió a la independencia en los países de emigración vecinos ha contribuido a contener o reducir la afluencia de inmigrantes a Z a m b i a . A l m i s m o tiempo, la disponibilidad de empleos alternativos y de las consiguientes oportunidades en los países natales estimuló el regreso al hogar de los inmigrantes, mientras que los autóctonos se hacían cargo de algunos de los puestos de trabajo dejados vacantes en Zambia. Las causas de esta evolución no son exclusivamente económicas, tienen también dimensiones políticas. Aparte de los esfuerzos realizados por los gobiernos nacionales para restringir el libre paso de las fronteras, introduciendo visados, pasaportes, monedas nacionales y diversas formas de obstáculos a la inmigración, una serie de hechos políticos recientes ha m e r m a d o considerablemente las migraciones internacionales de m a n o de obra, especialmente en África oriental y meridional. Por ejemplo, Z a m b i a y Tanzania en particular, consecuentes con sus políticas contra el apartheid, han prohibido a sus ciudadanos emigrar c o m o jornaleros a las minas de Sudáfrica. Antes de la independencia, Z i m b a b w e y M o z a m b i q u e se contaban entre los principales abastecedores de trabajadores migrantes a la República de Sudáfrica. M o z a m b i q u e coartó la emigración de sus nativos a dicho país m u y Aderanti Adepojii poco después de la independencia. También Zimbabwe suprimo eficazmente el suministro de m a n o de obra emigrante a las minas de Sudáfrica y m a n d ó cerrar todas las oficinas de ' contratación de m a n o de obra que había en el país. C o n anterioridad, en 1974, a raíz de la catástrofe aérea de Francistown en la que perdieron la vida 82 migrantes contratados, el gobierno de Malawi prohibió dicha contratación pero permitió a los que ya estaban en Sudáfrica que cumplieran sus contratos [Elkan, 1978]. Los gobiernos de Botswana, Lesotho y Swazilandia están cada vez m á s preocupados por los efectos negativos de la extrema dependencia que acarrea la exportación de m a n o de obra (migrante) a las minas de Sudáfrica, tanto m á s en una situación en que la demanda de fuerza de trabajo extranjera ha ido m e n guando en Sudáfrica debido principalmente al creciente desempleo que se registra en dicho país. L a llamada política de "internalización", el peligro que implica depender en forma permanente de la fuerza de trabajo extranjera y determinados cambios legislativos han hecho aumentar recientemente la demanda de m a n o de obra local. Al m i s m o tiempo, el creciente desempleo, especialmente en el sector industrial, ha obligado a la población negra a aceptar "a regañadientes" puestos de trabajo en las minas de oro —la ocupación menos deseada [Stahl, 1982]— llenando con ello el vacío resultante de la escasez de jornaleros inmigrantes procedentes de los países tradicionalmente abastecedores de m a n o de obra. E n estas condiciones, es absolutamente indispensable que los principales países exportadores de fuerza de trabajo —Botswana, Lesotho y Swazilandia— apliquen enérgicamente estrategias que estimulen las oportunidades de empleo a fin de reducir la emigración de sus ciudadanos. Análoga recomendación cabría hacer al Alto Volta y . Malí, pues en todos estos países las adecuadas estrategias de desarrollo centradas en la creación de empleos pueden ofrecer alternativas locales a la migración internacional. Traducido del inglés Las relaciones entre las migraciones internas y las migraciones internacionales: el caso de Africa 479 Referencias Migrants in an Irregular Situation, Ginebra. migraciones y los cambios socioeconómicos en África. Revista Internacional de Ciencias . E G E R O , B . 1979. Colonization \and migration: a summary of Sociales, vol. 31, n.° 2 . border-crossing movements in Tanzania before 1967. Instituto . 1982. T h e dimension of Escandinavo de Estudios the refugee problem in Africa. Africanos; Uppsala (Research African Affairs, vol. 81, Repon n.° 52.) n.° 322. A D E P O J U , A . 1979. Las . . 1983. Issues in the study of migration and urbanization in Africa South of the Sahara. E n : P. A . Morrison (dir. publ.), Population movements: their forms and functions in urbanization and development. Lieja, I U S S P , Ordina Editions. APPLEYARD, R. T. 1981. 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N o obstante, c o m o veremos m á s adelante, esta corriente migratoria n o es ya tan intensa c o m o antes, debido a los efectos de la E n los últimos años Colombia se ha converrecesión mundial sobre América Latina y el tido en u n importante país exportador de m a n o de obra: durante la década de 1970 Caribe. aumentó sin cesar el n ú m e r o de trabajadores, El hecho m i s m o de que la migración tanto rurales c o m o urbanos, que partieron al internacional de m a n o de obra colombiana extranjero en busca de mejores oportunidades sea clandestina ha impedido reunir cifras de empleo. exactas sobre su magnitud. C o n todo, investigaciones especializadas A comienzos de han establecido la impor1983 se consideraba que Gabriel Murillo Castaño es director tancia de este éxodo. 1 Colombia era un país de la Facultad de Ciencias Políticas U n a de estas investigacomparable con Italia, de la Universidad de los Andes, Aparciones permitió elaborar dada la magnitud de su tado Aéreo 4976, Bogotá, Colombia. pautas de muestreo en el población establecida fueH a publicado numerosos trabajos, en español y en inglés, sobre los proceterreno utilizando —con ra de sus fronteras. El sos electorales, las estructuras del objeto de soslayar el pronúmero de trabajadores poder, los problemas económicos y blema de un número insucolombianos emigrados a las migraciones. ficiente de informantes— Venezuela, país limítroel método de muestreo fe, excedía u n millón; se"bola de nieve" en los gún cálculos m á s aventucinco principales centros rados podría alcanzar los urbanos de emigración dos millones y medio. D e hacia Venezuela (Bucaraigual manera, el número m a n g a , Cali, Cartagena, de colombianos inmigranCúcuta y Medellín). 2 Otro estudio, realizado tes en el Ecuador rondaba el medio millón, y a comienzos de 1983 en Cartagena, dejó Colombia figura entre los cinco primeros establecido que de cada dos familias de la países del hemisferio en cuanto a la importanzona sureste de la ciudad, una tenía vínculos cia de su emigración a los Estados Unidos. directos con una o m á s familias residentes en A d e m á s , el número de colombianos que emiVenezuela (de origen venezolano tanto c o m o gran a las islas del Caribe y a algunos países colombiano). 3 N o obstante, aquí n o querede América Central c o m o Panamá, Costa m o s correr el riesgo de ofrecer cifras impreciRica y México sigue en aumento constante. sas en u n intento de justificar la magnitud de Finalmente, existen indicios de que la mayor la dinámica expulsora del fenómeno migratocolonia de inmigrantes clandestinos en el Introducción 482 Gabriel Murillo Castaño tanto en las regiones fronterizas como en las del interior de Colombia, mostrándose incluso en las más meridionales, colindantes con el Ecuador y el Perú. Este movimiento fue espectacular en las áreas rurales, donde predomina la economía agrícola, tanto como en las El estudio de la migración grandes ciudades y en los centros urbanos de internacional de m a n o dimensión media. E n menor escala, pero de obra en Colombia igualmente significativa, también el Ecuador constituyó u n polo de atracción para trabajaL a investigación sobre la migración internacio- . dores colombianos, procedentes sobre todo nal de m a n o de obra en Colombia empezó a de las regiones del sudoeste, especialmente realizarse en forma sistemática en la segunda Nariño, Cauca y Valle. L a emigración a los mitad de los años setenta.4 Al principio, una Estados Unidos fue, por razones obvias, m u parte considerable de los trabajos era pura- cho más selectiva, y sus principales puntos de mente descriptiva, y su objeto era principal- partida fueron las ciudades grandes y mediamente determinar las corrientes migratorias nas y también, significativamente, los centros (puntos de origen y de destino) y describir las urbanos ubicados en zonas cafeteras (Armecaracterísticas socioeconómicas básicas de los nia, Pereira) o aquellos otros altamente industrabajadores emigrantes.5 Posteriormente, va- trializados (Bogotá, Medellín, Cali y Barranrios estudios se concentraron en el análisis de quilla). A d e m á s , varios países centroamericala mecánica migratoria, es decir, en las carac- nos y del Caribe, c o m o P a n a m á y en menor terísticas estructurales de los puntos de par- medida México, por una parte, y las Antillas tida, tanto rurales c o m o urbanos, y en la des- Holandesas por la otra, han ejercido cierta cripción y caracterización de la inserción so- atracción para los trabajadores colombianos, cial y profesional de los colombianos inmi- algunos de los cuales han procurado insertarse grantes en territorio venezolano.6 Por último, en las economías de dichas regiones; la m a y o varios investigadores se especializaron en la ría de estos trabajadores proceden de la costa movilidad económica y profesional (ascenden- del Atlántico. Por último, ha quedado prote o descendente) experimentada por los tra- bado que un número relativamente creciente bajadores emigrados a su regreso a Colombia; de trabajadores emigrantes colombianos se efectuaron análisis de las remesas de fondos y encuentran en el Reino Unido, principalde su repercusión socioeconómica en los pun- . mente en Londres. Las características de estos tos de origen y de residencia familiar; investi- últimos emigrados resultan ser en gran m e garon la articulación entre la migración inter- dida comparables a las de los trabajadores' nacional de m a n o de obra y el sector informal inmigrantes en los Estados Unidos. de la economía colombiana y, por último, analizaron los procesos de toma de decisiones respecto a las políticas relativas a la migración Corrientes migratorias, internacional de m a n o de obra en Colombia. 7 características de la Todos estos trabajos demuestran sin lugar a población emigrada y dudas que Venezuela ha sido el principal polo mecanismos de la emigración de atracción para los trabajadores colombianos que viajan al extranjero en busca de Las corrientes migratorias encaminadas hacia mejores condiciones de trabajo. Esto llegó a países vecinos c o m o Venezuela y el Ecuador tal extremo que durante la segunda mitad de han sido, sin duda, las más importantes. Estas los años setenta los migrantes partieron de corrientes han seguido básicamente los ejes todas las regiones de Colombia a Venezuela. del sistema vial interamericano, creando una L a magnitud de la emigración se manifestó actividad socioeconómica intensa en las rio. Preferimos optar por una argumentación cualitativa a fin de demostrar la importancia de esta dinámica a lo largo de la pasada década. Efectos de la emigración y del regreso sobre los países de origen: el caso de Colombia .._ • 483 ¡ ... -c Pocos cambios se han registrado al correr de los siglos en los barrios antiguos de Bogotá. Paul Aimasy/Camera Press. 484 ciudades fronterizas: Cucuta, Arauca y M a i cao en la frontera venezolana, e Ipiales en la frontera con el Ecuador. Dichas corrientes adquirieron gran importancia a partir de mediados de los años setenta, manteniéndose así hasta comienzos de 1983. Las modalidades del transporte de los emigrantes desde el lugar de residencia de la familia hasta las fronteras (vehículo utilizado, etc.) se caracterizaron por su uniformidad. U n a vez en la frontera, la dispersión de los emigrantes se produjo con arreglo a su experiencia laboral previa así c o m o a las necesidades de m a n o de obra de las áreas rurales o los centros urbanos de los países receptores. Los trabajadores procedentes del campo colombiano tendían generalmente a establecerse en zonas agrícolas de Venezuela y el Ecuador productoras de los mismos bienes que su región de origen (los emigrantes de la zona azucarera del Valle del Cauca, en Colombia, se encaminaron principalmente hacia el sector azucarero de la Zulia venezolana; los trabajadores de la industria textil originarios de la Antioquia colombiana se dirigieron preferentemente hacia centros industriales análogos de Valencia y Barquisimeto en Venezuela). Las corrientes migratorias con destino a países m á s lejanos, de menores dimensiones evidentemente, se estructuraron sobre todo en función de las rutas marítimas o aéreas, y los puntos de partida y entrada dependían del medio de transporte (autobús o avión) que los emigrantes podían pagar, o de las rutas que permiten el tránsito clandestino (ColombiaPanamá-Jamaica-Bimini-costa septentrional de Florida en los Estados Unidos). A comienzos de los años setenta, cuando la emigración no era todavía un fenómeno masivo, los emigrantes eran antes que nada profesionales y técnicos, por una parte, y campesinos oriundos de las regiones fronterizas por la otra. El primer grupo viajaba en posesión de contratos de trabajo legales, al amparo del prestigio de la enseñanza superior colombiana en los ámbitos profesionales que demandaban sus servicios (medicina, odontología, ingeniería, auxilios sanitarios) y también en las especialidades técnicas en que Gabriel Murillo Castaño habían sido formados (mecánica automovilística e industrial, manufacturas textiles y del calzado, artes gráficas, etc.). El segundo grupo, mejor informado, por su situación fronteriza, del alza del bolívar primero y posteriormente del sucre respecto del peso, emprendió una importante migración estacional cíclica (y, por supuesto, ilegal) con el fin de participar sobre todo en la cosecha de la caña de azúcar en el estado de Zulia en Venezuela y en la del café en los países andinos. Hacia mediados de los años setenta, la migración legal de profesionales y técnicos ya no era significativa, mientras que la migración de trabajadores pertenecientes a categorías sociales y laborales inferiores había aumentado considerablemente.8 Así, estadísticas recientes del Departamento de Planificación Nacional de Colombia han estimado que entre 1973 y 1978 emigró a Venezuela un promedio anual de 50.413 colombianos.9 Esta cifra se eleva inevitablemente si se toma en cuenta el espectacular aumento experimentado en la migración clandestina durante esos años. E n efecto, se ha calculado, respecto al mismo quinquenio, que por cada emigrante legal a Venezuela, hubo dos ilegales.10 Así, a fines de la década de los años setenta, la migración internacional de trabajadores colombianos constituye un fenómeno masivo que afecta a la totalidad del territorio nacional y cuyos actores y principales protagonistas son, según convienen todos los investigadores, en su mayor parte varones (hijos mayores y, en menor grado, hombres solteros y maridos sin hijos), jóvenes (entre 15 y 30 años de edad), procedentes de muchas regiones de Colombia (tanto rurales c o m o urbanas) y en posesión de algún grado de educación formal (la mayoría con una educación primaria incompleta, otros con alguna instrucción secundaria y una exigua minoría con educación superior). La mayoría cuenta con experiencia laboral previa en empleos no calificados. Muchos tienen acceso a los mercados de trabajo nacionales, pero los empleos ofrecidos proporcionan salarios insuficientes que a lo más, les habrían permitido no ser considerados desocupados. Algunos emigraron a Venezuela una Efectos de la emigración y del regreso sobre los países de origen: el caso de Colombia 485 • M i n a d e esmeraldas en M u z o . RogerHoiieimdre/Sygma. segunda vez con la esperanza de obtener nuevamente sus anteriores puestos de trabajo tras haber completado sus estudios. E n cuanto a las condiciones de vida, la mayor parte de los inmigrantes con familia viven en áreas urbanas (barrios) y una minoría reside en áreas rurales (pueblos y caseríos). E n ambos casos existe una infraestructura de servicios básicos (agua potable, electricidad, instalaciones sanitarias) y de servicios públicos (centros de asistencia médica, escuelas, hospitales, comisarías de policía, parques y centros recreativos). L a excepción más importante atañe acaso a aquellos que emigran a países distantes donde se requieren considerables recursos económicos y jurídicos. Pero esta regla no se aplica al estrato socioeconómico que escoge su lugar de destino directamente en función de los recursos de que dispone. Tal es el caso de la mayoría de. quienes emigran a los Estados Unidos y, en menor grado, a puntos m á s distantes. Indiscutiblemente, los trabajadores colombianos que emigran a países extranjeros son personas informadas, lo que indica que la baja remuneración salarial es el principal factor determinante de su decisión de salir del país en busca de mejores oportunidades económicas. A medida que el fenómeno avanza, las redes de información entre los puntos de origen y de destino ofrecen cada vez mayor precisión a los emigrantes, quienes, antes de emprender su viaje, se procuran información sobre los itinerarios, costos y riesgos de los desplazamientos, oportunidades de empleo, formas de vida en los puntos de destino, etc. E n realidad, el estudio de las corrientes migratorias proporciona un indicador m u y fidedigno de la dinámica económica predominante en los puntos tanto de partida c o m o de llegada. D e esta manera, empieza a verse con claridad la desaparición gradual.de la modalidad inicial de migración internacional de m a n o de obra (en busca de permanencia) y la 486 nueva forma caracterizada por el trabajo estacional y el regreso (tras una estancia de corto o medio plazo). Principales características de los puntos de partida, inserción laboral en los países receptores y movilidad tras el regreso C o m o ya se ha dicho, el fenómeno de la emigración afecta en Colombia a la totalidad del territorio nacional. El análisis del proceso de deterioro de la economía campesina dio origen a la creencia, mediada la década de 1970, de que la emigración era fundamentalmente rural. Sin embargo, las investigaciones indicaron que los emigrantes también provenían de centros urbanos, sin diferencias importantes ligadas al volumen de población correspondiente a las distintas categorías urbanas del país.11 Posteriormente, las investigaciones realizadas con relación a la emigración a Venezuela en los cinco principales centros de emigración urbana (Bucaramanga, Cali, Cartagena, Cúcuta y Medellín) confirmaron ampliamente esta observación, gracias al trabajo en el terreno en el que, por cada familia de emigrantes encuestada, se obtuvo información sobre dos o más casos análogos, extendiéndose así considerablemente la cobertura del_ estudio. Por supuesto, los centros de expatriación m á s importantes, en términos absolutos pero no relativos, son rurales y están ubicados en zonas en que predomina la ' economía campesina. Se hallan a proximidad del país receptor (como en el caso de la provincia de García Rovira y Norte Gutiérrez en los departamentos de Boyacá y Santander), y el éxodo afecta a personas de ambos sexos, de 12 a 45 años. N o obstante, estas corrientes empezaron aparentemente a decrecer haciafinalesde la década, a medida que el envío de fondos y su posterior inversión en el mejoramiento de los cultivos, cría de ganado o ampliación de tierras y haciendas permitió moderar de manera significativa el proceso de deterioro antes mencionado. Gabriel Míirillo Castaño E n cuanto a la inserción laboral de los trabajadores colombianos emigrantes en los países receptores, la investigación ha permitido establecer una distinción, dentro de los países vecinos, entre contextos rurales y contextos urbanos. C o n respecto a los primeros, se ha demostrado que la mayoría de estos trabajadores hallan empleos que corresponden a sus niveles de calificación profesional y a su experiencia pasada, principalmente en el cultivo de la caña de azúcar y el café, así como en la cría de ganado en el caso de Venezuela, y en el trabajo de colonización y desbroce de tierras en el Ecuador. 12 E n el contexto urbano, la inserción es un fenómeno m á s complejo dado que los emigrantes se dirigen a sitios donde creen que existe demanda de sus calificaciones específicas, pero donde la obtención de empleo n o es inmediata, razón por la cual en muchos casos se ven obligados a aceptar puestos de trabajo que no corresponden ni a sus expectativas ni a su capacitación profesional. E n países receptores distantes, la inserción en contextos urbanos es equiparable a la que tiene lugar en países fronterizos. Los trabajadores emigrantes con ingresos elevados se insertan fácilmente, dado que la posesión de documentación legal, de un contrato de trabajo previamente autorizado y, en general, de un alto nivel cultural y social, les permite subsanar las dificultades durante su estancia en el país receptor, que en la mayoría de los casos es de carácter definitivo. Para los trabajadores con bajo nivel de ingresos, la inserción es m u c h o más difícil y complicada. E n primer lugar, un elevado porcentaje de estos inmigrantes no posee una documentación legal; en consecuencia, se ven obligados a llevar una vida clandestina o semiclandestina, que crea condiciones desfavorables para su entrada en el mercado de trabajo y los compele a vender su capacidad de trabajo a un precio rebajado, favoreciendo así a los patronos nativos. E n segundo lugar, la gran cantidad de trabajadores sin documentos conduce, con el correr del tiempo, a una situación paradójica: por una parte, el inmigrante se ve impulsado a trabajar más y gastar menos, pero, por la otra, puede acumular más rápida- Efectos de la emigración y del regreso sobre los países de origen: el caso de Colombia mente los deseados ahorros y volver m á s pronto a su lugar de residencia familiar. E n tercer lugar, el volumen y magnitud de este m o d o de inserción, independientemente de que se produzca en el sector de producción o en el de servicios directos o indirectos, ha generado un clima de persecución y xenofobia contra los colombianos que, en vez de ver reconocidas. sus contribuciones al progreso y su participación en el auge económico de los sectores en que trabajan, son acusados de ser la,causa de la delincuencia, el desempleo y otros problemas inherentes a la pobreza existente en los países receptores. N o se han realizado investigaciones sistemáticas sobre la movilidad de los trabajadores colombianos emigrantes una vez de regreso en sus lugares de residencia familiar.13 La información disponible indica que, a su regreso, los emigrantes tienden a dedicarse a actividades productivas informales (por cuenta propia). Sin embargo, c o m o veremos luego, la precariedad de tales actividades, en muchos casos, les impide lograr sus objetivos. E n consecuencia, los trabajadores tienden a volver al mercado de trabajo en busca de puestos similares a los que ocupaban antes de emigrar, en función de sus calificaciones y experiencia laboral. Ahora bien, dado que los regresados poseen menos recursos laborales y económicos, corren el riesgo de ser desplazados por trabajadores no emigrantes, fracasando así en su propósito de recobrar sus primitivos puestos de trabajo. L a única excepción significativa es el caso de aquellos cuya migración ocasionó una pérdida apreciable para la firma o actividad en que trabajaban. E n términos puramente económicos, la migración internacional de la m a n o de obra no facilita una movilidad ascendente significativa. L a información obtenida indica que, a su regreso, los trabajadores emigrantes que pasan de ser asalariados a trabajar por cuenta propia sólo en casos excepcionales consiguen salir de su condición de clase obrera pobre. 487 Las remesas de fondos y su conexión con el sector informal de la economía colombiana Todas las categorías de trabajadores emigrantes colombianos, sin excepción, envían dinero a su lugar de origen durante su estancia en el extranjero. Infortunadamente, no existen estudios que se ocupen de m o d o exhaustivo del uso y destino de las remesas de fondos efectuadas por emigrantes colombianos desde los Estados Unidos y otros países distantes.14 Sin embargo, el dinero remitido desde los Estados Unidos y otros países cumple una función vital en la economía familiar de quienes lo reciben y, en ocasiones, se invierte en adquirir tierras de cuyo producto viven los miembros de la familia que se ha quedado en el lugar de origen.15 Por el contrario, se dispone de información m á s sistemática en cuanto a los envíos efectuados desde países limítrofes de Colombia. D a d o el carácter temporal de esta migración, los trabajadores tienden a girar dinero únicamente cuando es indispensable para la subsistencia de sus familias; no siendo así, suelen ahorrar con miras a regresar portadores de una suma lo m á s grande posible.16 Esto reza para ambos casos, el de Venezuela y el del Ecuador. Según una estimación reciente, los fondos remitidos desde Venezuela alcanzaron los 500 millones de dólares al año; puesto que, según este cómputo, había en ese país 200.000 colombianos, el envío medio por trabajador era de 2.500 dólares.17 Otro estudio efectuado en algunos barrios populares de Cartagena puso de manifiesto que en abril de 1983, el 29% de las personas temporalmente ausentes de sus domicilios enviaban a sus parientes una media de unos 30 dólares. Este estudio reveló además que el dinero procedente del extranjero satisfacía el 16% de las necesidades básicas de una familia de renta modesta, lo que actualmente equivale a una media aproximada de 245 dólares. Por último, el estudio demostró que los giros enviados desde Venezuela por trabajadores emigrantes a comienzos de 1983 excedían ligeramente del 1 3 % del total de 488 rentas contingentes del exterior en la economía de las familias.18 Esto indica que, pese a los inevitables problemas de cuantificación, las remesas de ahorros han cumplido en los últimos años una función vital en las economías domésticas de la nación. Por desdicha, estas remesas se han reducido apreciablemente en los últimos tiempos, debido a la crisis sufrida por Venezuela y el Ecuador c o m o consecuencia de la baja de los precios del petróleo. L a repercusión y el empleo de las remesas de fondos desempeñan un papel innegable en el sector informal de la economía nacional.19 Las investigaciones realizadas en las principales ciudades colombianas proveedoras de trabajadores para Venezuela han establecido que, una vez que los ahorros remitidos de los países vecinos se han utilizado para cubrir necesidades básicas (mejoras en la vivienda, asistencia médica, educación, alimentación), el dinero sobrante se emplea para adquirir, instalar o ampliar empresas familiares en el sector informal.20 Sin embargo, tales casos no son m u y numerosos, lo cual puede explicarse por el carácter temporal de la migración y por las ganancias en definitiva limitadas de los trabajadores en el extranjero. Políticas de migración internacional de m a n o de obra Se han efectuado m u y pocos estudios sistemáticos del proceso de decisión del poder público ante el problema de la migración de m a n o de obra en Colombia. L a principal característica de las políticas gubernamentales y de las decisiones oficiales adoptadas ha sido el predominio de la retórica sobre la acción concreta. Por ejemplo, a comienzos de la segunda mitad de los años setenta, con motivo del inicio en Colombia de un proyecto de cooperación técnica internacional instrumentado por la Organización Internacional del Trabajo y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social colombiano, se discutieron, formularon y pusieron en práctica diversas políticas de migración. El principal objetivo de estas políti- Gabriel Murillo Castaño cas era reencauzar y regularizar las corrientes migratorias con la esperanza de mejorar la asimétrica distribución de la población nacional, así c o m o conocer mejor los puntos de destino en el extranjero, ayudar a los emigrantes proporcionándoles mejores servicios comunitarios y retener y asentar la población virtualmente emigrante fomentando formas asociativas de producción. Lamentablemente, estas políticas, a pesar de contar con una buena infraestructura teórica y metodológica y con un estimable ímpetu inicial, no recibieron suficiente apoyo y atención por parte del gobierno, que mostró incuria en la habilitación de un programa de acción auténtico y eficaz para responder al problema de la fuerza de trabajo emigrante.21 E n general, en la mayoría de los países latinoamericanos que envían población fuera de sus fronteras, las políticas gubernamentales son precarias y frustrantes. Otro tanto ocurre en los países receptores, donde por desdicha también prevalecen la retórica, la dispersión de los esfuerzos y la falta de coordinación.22 Repercusiones de la recesión mundial en la migración de m a n o de obra latinoamericana La baja de los precios del petróleo en el mercado mundial sumió a los países latinoamericanos y del Caribe en una crisis económica general. Los países productores de crudos (receptores de m a n o de obra inmigrante, c o m o Venezuela y el Ecuador, o países de emigración como México) que basaban sus modelos de desarrollo o sus planes de modernización en la utilización de las rentas del petróleo para diversificar e industrializar su economía, conocieron de pronto la frustración de sus esperanzas, sumada al problema de tener que mantener enormes deudas exteriores mientras sus economías se hallaban en pleno periodo de estancamiento, déficit de balanza de pagos y recesión. C o m o consecuencia, la emigración de m a n o de obra desde Colombia a Venezuela y el Ecuador se redujo sustancialmente. E s posible que haya suce- Efectos de la emigración y del regreso sobre los países de origen: el caso de Colombia f 489 ••••-,. * 'J¡$ £6*.HftíJÍi¡U*¿Mt—* Las salinas de M a n a u r e en el m a r del.Caribe. Georg Gerster/Rapho. dido otro tanto en el caso de la corriente mucho menos importante de trabajadores ! centroamericanos que emigran a México y a i otras partes de la región por razones económicas más que políticas. C o m o consecuencia de esta conmoción económica internacional, la situación general del conjunto de la región latinoamericana y caribeña ha empezado a ser más uniforme. Países que. hasta pocos años atrás atraían a la población activa de sus vecinos, como Argentina la de Uruguay y Bolivia23, la República ¡Dominicana la de Haití, etc., dejaron de ser polos de atracción, mientras que los países productores de petróleo, que hasta comienzos de 1983 habían conservado su atractivo, tam- ¡ bien se enfrentan ahora con una situación tan crítica como la de las demás naciones latinoamericanas y del Caribe. Ante esta nivelación generalizada de las condiciones económicas en América Latina y el Caribe, cabe pensar que las monedas nor- teamericanas (dólares estadounidenses y canadienses) son las únicas con fuerza suficiente para atraer las corrientes migratorias de quienes desean mejorar sus ingresos. D e hecho, no hay duda de que la migración de toda América Latina y el Caribe a Norteamérica, principalmente a los Estados Unidos, se está expandiendo. D e igual manera, es probable que aumenten también, aunque en menor escala, las corrientes migratorias de dicha región hacia países de Europa Occidental (principalmente el Reino Unido y la República Federal de Alemania). Es evidente que la emigración de m a n o de obra colombiana hacia países vecinos ha concluido ya. L a crisis económica ha motivado la adopción de políticas proteccionistas y de control monetario que, aparte de producir graves trastornos en los puntos m á s importantes de paso de las fronteras (Cúcuta-San Cristóbal y Maicao.en la frontera colombovenezolana, e Ipiales-Tulcán en la frontera Gabriel Murillo Castaño 490 MAR CARIBE C2 Tabago TRINIDAD Mapa de Colombia y sus países colindantes. colombo-ecuatoriana) han acabado con las oportunidades que tenían los colombianos de conseguir ingresos m á s elevados fuera de su patria. L a fuerte devaluación del sucre y el bolívar; la escasez y el aumento del valor del dólar en el mercado negro; los tipos de cambio decrecientes entre estas monedas y el peso colombiano; la súbita espiral inflacionaria (la tasa de inflación en Venezuela fue de aproximadamente el 3 0 % en 1983, cuando la media de los cinco años anteriores había sido del 8 % ) ; el aumento del índice oficial de desempleo; 24 la escasez de bienes (las economías de estos países tienen que estructurar aún un verdadero mercado interior capaz de satisfacer y cubrir el consumo nacional), y la disminución de los ingresos de las familias debido a la baja del poder adquisitivo, han sido los principales factores determinantes de la drástica reducción observada en las corrientes migratorias. Los trabajadores emigrantes colombianos que, a comienzos de 1983, enviaban ahorros a sus casas, han visto en pocos días sus ingresos reducidos a la mitad. E n tales condiciones, muchos estiman preferible no emigrar, y así se han visto obligados a permanecer en su patria donde al menos pueden empeñarse en actividades económicas que les permiten continuar la lucha por la supervivencia. . . o bien buscar otros puntos de destino en el extranjero donde puedan realizar aún sus ambiciones económicas. E n el cuadro 1 se compara el número de trabajadores emigrantes colombianos expulsa- Efectos de la emigración y del regreso sobre los países de origen: el caso de Colombia dos de Venezuela en los cinco primeros meses de 1982 y 1983; el sustancial aumento registrado en los cinco primeros meses de 1983 se debe a la convergencia de factores socioeconómicos agravados por la crisis que en esos momentos aparecía.25 C U A D R O 1. Trabajadores inmigrantes expulsados de Venezuela Mes 1982 1983 Enero Febrero Marzo Abril Mayo 378 392 361 425 215 734 576 605 301 313 Estos datos pueden reflejar tanto la estrategia de aquellos que, ante una situación que empeora, optan por el regreso que al menos les asegura alguna ayuda al llegar al territorio colombiano, como las presiones sociopolíticas observadas en Venezuela, que han intensificado la severidad hacia los trabajadores colombianos en situación ilegal. Existen ya testimonios de que la migración colombiana a los Estados Unidos va en aumento. Las solicitudes de visados para residentes y turistas registran un incremento considerable y los funcionarios consulares confirman esta tendencia, dado que en el primer semestre de 1983 el porcentaje de solicitantes rechazados ascendió del 14% a aproximadamente el 20%. 26 Cabe señalar que cierto porcentaje de viajeros colombianos a los Estados Unidos permanecen en este país una vez expirados los plazos de sus visados. Los requisitos canadienses se han vuelto también m á s rigurosos. Por último, la notable reducción de las tarifas aéreas entre Colombia y los Estados Unidos puede contribuir asimismo a aumentar el número de viajeros colombianos a América del Norte. 491 Efectos de la migración y del regreso sobre los países de origen en periodo de recesión económica Sin duda alguna, la emigración de la m a n o de obra colombiana ha tenido una repercusión vital en la economía familiar de los grupos con bajo nivel de ingresos, al proporcionar a ciertas familias el necesario complemento para satisfacer sus necesidades básicas. N o obstante, la durabilidad de los bienes así adquiridos es insuficiente para sostener la esperanza de que los migrantes y sus familias puedan satisfacer indefinidamente sus demandas. Por lo tanto, la repercusión económica de la emigración en Colombia ha sido a corto m á s que a largo plazo y ha establecido una pauta de dependencia cuya supresión repentina puede tener efectos sumamente perniciosos. Por ello es vital y urgente tomar conciencia en todos los niveles de la necesidad de ofrecer soluciones alternativas reales e inmediatas a fin de llenar el vacío creado por la interrupción de las corrientes migratorias, principalmente hacia los países vecinos. Es de temer que junto con la interrupción de las corrientes migratorias se ?cabe también la afluencia de fondos, tan importante en la vida de las familias. Se ha producido un incremento de los índices oficiales de desempleo de los colombianos, 27 y el optimismo resultante de su relativa disminución en los dos últimos años (debido al crecimiento de los sectores informales y subterráneos de la economía) se ha desvanecido frente a los problem a s acarreados por la recesión económica. Si al reciente auge del desempleo (véanse las cifras de la nota 27) se le añade la dificultad de absorber el número de desempleados o trabajadores subempleados que regresan de los países limítrofes —por no hablar de la posible entrada de venezolanos y ecuatorianos desempleados, sobre quienes los medios de comunicación han empezado ya a informar y hacer comentarios— el cuadro es realmente desalentador. E n cuanto a los giros, los precarios presupuestos familiares sólo podrán con- 492 Gabriel Murillo Castaño Inmigrantes clandestinos en los Estados Unidos interrogados por la policía. Lcmy/Gamma. tar con lo que envíen los trabajadores inmigrantes en Norteamérica y Europa occidental, o sea una minoría. A u n q u e muchos n o se sientan ya motivados para partir en busca de mejores horizontes, tampoco tendrán la fortuna de contar con parientes que les envíen dinero desde fuera ni la oportunidad de vencer los crecientes obstáculos que se oponen a su inserción laboral en las naciones desarrolladas occidentales. N o es posible ignorar las repercusiones de tales problemas en términos de delincuencia y de conflictos y antagonismos de clases. Si los ingresos insuficientes, la limitada capacidad de absorción del sector económico formal y el creciente desempleo han sido factores fundamentales en la decisión de emigrar cuando ello era posible, ahora que las oportunidades disminuyen cada día m á s resulta urgente formular e instrumentar alternativas para hacer frente a la reinserción de los emigrantes que retornan o de aquellos que no pueden ya continuar abandonando periódicamente el país para ganarse la vida en el extranjero. L a industria moderna se ve gravemente perjudicada por la falta de medidas destinadas a reprimir el contrabando que constituye una competencia desleal. Las finanzas de Colombia son caóticas c o m o consecuencia de las tasas de interés excesivas y de las prácticas monopolísticas de algunos grupos y consorcios. L a producción de bienes básicos sigue siendo precaria, la economía continúa siendo tributaria de las exportaciones de café y la producción de alimentos es m u y inferior al nivel de autosuficiencia. Con todo, el país posee un dinamismo económico que, gracias a la política de cambios y la gestión monetaria practicadas durante la pasada década, tiende a la solidez comparada con otras economías de la región. E n esta situación paradójica, la iniciativa y la acción popular en el fomento de actividades económicas, muchas de ellas productivas, deparan una base firme para creer Efectos de la emigración y del regreso sobre los países de origen: el caso de Colombia que Colombia n o se halla inevitablemente abocada a u n a . crisis irreversible, especialmente si recordamos la renovada fe en las instituciones democráticas de la nación y su régimen civil. Tales iniciativas populares se expresan en actividades d e producción y de servicios en pequeña y media escala q u e , en la mayoría de los casos, escapan a la intervención del E s tado. Para m u c h o s , esta dinámica constituye el llamado sector "informal" de la economía, tanto en el c a m p o c o m o en las ciudades. Para otros, estas actividades están ligadas a la promoción de microempresas en el medio urbano y a formas asociativas de producción en áreas rurales. Y aun para otros, toda esta dinámica representa el objetivo central del gobierno en su afán d e encontrar solución a los problemas de la inquietud social y de la pobreza. D e todas maneras, aun teniendo en cuenta el creciente n ú m e r o de -trabajadores originarios de Colombia, de América Latina y el Caribe en general, que emigran a América del Norte, la eliminación temporal o definitiva de las corrientes migratorias dentro de la región sólo puede agravar los problemas relacionados con la reinserción de los trabajadores en sus países d e origen y exige u n a búsqueda de soluciones eficaces. Los trabajadores emigrantes que regresan a sus puntos de procedencia tratarán inevitablemente de participar en aquellas 493 actividades económicas en que trabajan sus parientes y amigos. D a d o que gran parte de estas actividades son fruto de la tenacidad de la iniciativa popular privada, es probable que, frente a la incapacidad del sector tradicional, tanto público c o m o privado, de responder al imperativo s u p r e m o que constituye la satisfacción de las necesidades básicas, tales actividades se vayan ampliando. Por consiguiente, Colombia debe ahora promover e instrumentar políticas encaminadas al fomento progresivo de planes q u e alienten a los trabajadores a producir y ofrecer servicios afinde c o m p e n sar la pérdida d e poder adquisitivo y luchar contra el creciente desempleo. A nivel internacional, éste es el m o m e n t o oportuno de proponer que los problemas derivados de la migración internacional de los trabajadores dejen de ser objeto de estudios y soluciones unilaterales a nivel nacional, para ser examinados y resueltos mediante acuerdos y tratados multilaterales. E n último análisis, h e m o s de procurar encontrar soluciones conjuntas a los problemas planteados por quienes hacen uso de su legítimo derecho a buscar el sustento para sí y para sus familias cruzando fronteras y que, hora es ya de admitirlo y proclamarlo,' participan e n la expansión económica de las sociedades receptoras, grandes beneficiarias de las aportaciones de la fuerza d e trabajo emigrante. Traducido del inglés Notas 1. Para una explicación más completa, véase, entre otros, Gabriel Murillo Castaño, Migrant workers in the Americas: a comparative study of migration between Colombia and Venezuela and between Mexico and the United States, San Diego, Center for U . S . Mexican Studies, University of California, 1983 (Serie Monográfica 15); Gabriel Murillo Castaño, La migración laboral internacional en la periferia: su incidencia en la alteración de los mercados de trabajo y en la expansión del sector informal urbano de Colombia, Bogotá, Editora Guadalupe (En prensa); Ramiro Cardona y Sara Rubiano (dir. 494 publ.), El éxodo de colombianos, Bogotá: Corporación Centro Regional de Población y Colciencias, Ediciones Tercer M u n d o , 1982; y Gonzalo Jiménez, Colombianos en Venezuela: los que nunca volvieron, Bogotá, Editorial Pluma, 1980. 2. Véase Murillo Castaño, La migración laboral. . ., op. cit. Este estudio se basó en encuestas realizadas a las familias de trabajadores emigrados a Venezuela. L a muestra estuvo compuesta por unidades familiares mencionadas por miembros de las primeras familias encuestadas (vecinos, parientes y conocidos, en general). 3. Banco Mundial, Instituto de Investigación S E R , Transferencias y estrategias de supervivencia en Cartagena, Colombia (Investigación en curso dirigida conjuntamente por D a n y Kaufman y Eduardo Vález). 4. Véase la bibliografía. 5. E n esta misma línea, véanse estudios como los de Luis Mansilla, "Inserción laboral de migrantes indocumentados" y María F . Velosa, "Mercados de trabajo y salarios diferenciales en zona fronteriza", Migraciones laborales, n.° 8, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social ( S E N A L D E ) , Proyecto P N U D O I T , ( C O L . 72/027); Gabriel Murillo Castaño, "La migración de trabajadores colombianos a Venezuela: la relación ingresoconsumo como uno de los factores de expulsión", ibid., n.° 11; Mary García Castro, "Migración laboral femenina en Colombia", ibid., n.° 16; Cecilia M u ñ o z de Castillo, "El niño trabajador migrante en Colombia", ibid, n.° 18, todos los cuales han realizado una labor sumamente provechosa. Gabriel Murillo Castaño 6. Murillo Castaño, La migración laboral. . ., op. cit.; Mansilla, op. cit.; Carmen Inés Cruz y Juanita Castaño, "Colombian migration to the United States, 1.a parte, Interdisciplinary Communications Program. The dynamics of migration: international migration, vol. II, Washington D C , Smithsonian Institute, diciembre de 1976 (Occasional Monograph Series n.° 5); Ponciano Torales, "Las migraciones laborales en la frontera de Colombia con P a n a m á " , Migraciones laborales, n.° 2; Renzo Pi Hugarte, "La migración de trabajadores colombianos al Ecuador", op. cit., n.° 4; Alcides G ó m e z Jiménez y Luz Marina Díaz M e s a , La moderna esclavitud. Los indocumentados en Venezuela. Bogotá, Fines, Editorial L a Oveja Negra, 1983. 7. Murillo Castaño, "Migrant workers . . .", op. cit. y La migración laboral. . ., op. cit.; Lelio M a r m o r a , "El desarrollo de la política de migraciones laborales en Colombia", Migraciones laborales, n.° 1; Peter Jones, "Organización y puesta en marcha del sistema de estadísticas continuas migratorias internacionales", ibid., n.° 6; Fernando Urrea Giraldo, "Life strategies and the labor market: Colombians in N e w York in the 70's, Occasional Papers n.° 34, N e w York University, 1982; Alejandro Portes, "Migraciones y sector informal, algunos aspectos de su articulación", Políticas de migraciones laborales internacionales en la periferia: el caso latinoamericano. Bogotá, Editorial Carrera Séptima, 1982. 8. L a emigración de profesionales y técnicos colombianos a países extranjeros no ha sido suficientemente estudiada en los últimos años. El estudio más completo y reciente sigue siendo el de Fernando Chaparro y Eduardo Arias Osório, La emigración de profesionales y técnicos colombianos y latinoamericanos, 1960-1970. Bogotá, Colciencias, 1970. N o obstante, ese estudio indicaba claramente la disminución de la migración de profesionales y técnicos y su sustitución por una migración masiva de trabajadores menos calificados. 9. Departamento Nacional de Planificación ( D N P ) , Dirección de Desarrollo Social, Dinámica demográfica y proyecciones de población del país, territorios nacionales, el distrito especial de Bogotá, los departamentos y las 30 principales ciudades, Bogotá, septiembre de 1982. 10. Ibid. 11. Datos recogidos en el Centro de Recepción de Repatriados de Cucuta en la frontera colombo-venezolana, donde se examinaron sistemáticamente lasfichasde más de 7.000 trabajadores colombianos expulsados. Véase Murillo Castaño, La migración laboral. . ., op. cit., estudio descriptivo y analítico de las características laborales, político-administrativas y sociales de cada una de estas cinco ciudades. 12. Véase Alcides G ó m e z Jiménez y Luz Marina Díaz M e s a , La moderna esclavitud . . ., op. cit., que se refiere a la emigración a Venezuela de trabajadores azucareros colombianos. 13. La única investigación conocida sobre este tema se encuentra en Murillo Castaño, La migración laboral. . ., op. cit., capítulo E , n.° 2. 14. C o n respecto al caso de los Estados Unidos, un grupo de investigadores del C I D S E de la Efectos de la emigración y del regreso sobre los países de origen: el caso de Colombia Universidad del Valle está preparando un proyecto de investigación. Otros investigadores de la Universidad de California en San Diego, de la Universidad de Nueva York y de la Universidad de Florida en Gainesville han hecho otro tanto, en un esfuerzo interinstitucional promovido por el autor. E n lo que respecta al Reino Unido, Cine vision N e w s ofreció un documental titulado The Colombian workers in London en su emisión del 21 de junio de 1983. 15. Véase Cruz y Castaño, op. •cit. A d e m á s , Douglas T . Gourak, de la Fordham University, realiza actualmente una investigación sobre este asunto. 16. Véase Murillo Castaño, La migración laboral. . ., op. cit.; Mansilla, op. cit.; G ó m e z Jiménez y Díaz Mesa, op. cit.; Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF), No a Venezuela, Bogotá, Fondo Editorial A N I F , 1981. 17. María Mercedes de Martínez, "Crisis en Venezuela: impacto sobre Colombia", Revista Estrategia, Bogotá, mayo de 1983. 18. Banco Mundial, op. cit. 19. Portes, op. cit. 20. Murillo Castaño, La migración laboral. . ., op. cit. 21. Para un análisis más detallado del proceso de decisiones gubernamentales con respecto al problema de la migración internacional de mano de obra, véase Murillo Castaño, "Migrant workers . . .", op. cit. 22. Este fenómeno quedó establecido en un análisis de este proceso llevado a cabo en Venezuela. Véase Murillo Castaño, "Migrant workers . . .", op. cit. 495 23. Con relación al caso argentino, véase Adriana Marshall en la página 531 de este mismo número. 24. Según el Universal, Caracas, 13 de abril de 1983, el índice de desempleo es del 15%. 25. Cifras obtenidas en el Centro de Recepción de Repatriados de Cúcuta, junio de 1983. 26. Entrevista con el cónsul de los Estados Unidos, Bogotá, 22 de junio de 1983. 27. Según el Departamento Nacional de Estadística, el desempleo en las cuatro principales ciudades colombianas, entre septiembre de 1982 y marzo de 1983, aumentó del m o d o siguiente: Barranquilla, del 10,3% al 12,0%; Bogotá, del 6,8% al 7,9%; Cali, del 10,2% al 11,6%; Medellín, del 15,0% al 17,1%. El índice global de las cuatro , ciudades durante dicho periodo pasó del 9,4% al 10,8%. Bibliografía ASOCIACIÓN N A C I O N A L D E INSTITUCIONES FINANCIERAS. No a Venezuela. Bogotá, Editorial Carrera Séptima, 1981. CARDONA, R.; RUBIANO S. (dir. publ.), El éxodo de colombianos. Corporación Centro Regional de Población y Colciencias, Bogotá, Ediciones Tercer M u n d o , 1980. C A S T R O , M . W o m e n in migration: Colombian voices in the Big Apple. Latinamericanist (Gainesville, Florida, Universidad de Florida, Centro de Estudios Latinoamericanos), vol. 18, n.° 2, marzo de 1983. ESCALANTE, R. A . En la frontera. Caracas, Eureca Editores, 1981. G Ó M E Z JIMÉNEZ, A.; DÍAZ MESA, L . M . 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Mercados de trabajo y salarios diferenciales en zona fronteriza. (n.° 8.) Inés G ó m e z , Jacques Hierbei, Héctor Oviedo, Carlos Pardo. Mercados de trabajo y migración en ciudades fronterizas. (n.° 10.) Gabriel Murillo Castaño. La migración de trabajadores colombianos a Venezuela: la relación ingreso-consumo como uno de los factores de expulsión. (n.° 11.) Jesús R . Márquez, Alberto Mayansky. Sistemas de seguridad social y migración colombo-venezolana. (n.° 12.) Colciencias-SEN A L D E . Evaluación del programa de retorno de profesionales y Gabriel Murillo Castaño técnicos. (n.° 13.) Ponciano Torales. Mercados de trabajo y éxodo de competencias. (n.° 14.) S E N A L D E . Legislación migratoria de Colombia y acuerdos bilaterales y subregionales sobre la materia. (n.° 17.) M U R I L L O C A S T A Ñ O , G . 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Caracas, I Seminario Regional, 1980. U R R E A GIRALDO, F. Life strategies and the labor market: Colombians in N e w York City in the 1970s. Occasional Paper (Centro de Estudios Latinoamericanos, Universidad de Nueva'York) n.° 36, 1982. í MMláIMM.Í¿MaíaíMM^.i¿^Mmma^L La sociología soviética y las migraciones del campo a la ciudad Oleg Ianitsky y Yanna Zaionchkovskaya de trabajador urbano), la integración al grupo (inclusión en un grupo de trabajo particular), la adaptación profesional (familiarización con Los procesos migratorios constituyen uno de una ocupación y u n lugar de trabajo) y la adaptación a condiciones urbanas y al m o d o los temas que la sociología soviética ha estude vida de la ciudad (asimilación de las diado con m á s ahínco. A u n q u e esta rama de normas de la vida urbana, ingreso al sistema la sociología tenga ya una larga tradición de comunidades diversas reunidas en una [Zaionchkovskaya y Perevedentsev, 1964; localidad, grupos de intereses comunes, etc.) Zaionchkovskaya, 1972; Perevedentsev, 1966, [Klopin, 1976; Shkaratan, 1978]. N o obstante, 1975; Zaslavskaya, 1970, 1977; Rybakovsky, todos estos procesos es1973, 1978; Staroverpv, tán interconectados, y el 1972, 1975; Staroverov y El Dr. Oleg Ianitsky es sociólogo y denominador c o m ú n de otros, 1979], los procesos dirige el Grupo de Trabajo M A B - 1 3 todos estos cambios es, de migración siguen sienen el Instituto Internacional de Estupor consiguiente,como dedo analizados por los esdio de las Migraciones de M a n o de cía Lenin [1975], aquello pecialistas en sociología Obra, Academia de Ciencias de la que "ha penetrado en la urbana y rural, sociología U R S S , Moscú. Autor de La ecologia de la ciudad. Conceptos interdiscipli-cultura, la vida cotidiana de la educación, etnosonarios extranjeros (Moscú, 1984, en y las costumbres". ciología y temas afines ruso). [Shubkin, 1970; ArutyuPor otra parte, la La Dra. Yanna Zaionchkovskaya es nyan, 1971, 1973, 1980; especialista en migraciones del Instiadaptación del migrante Shkaratan, 1978; Ianittuto de Geografía, Academia de Cienes sólo un incidente en su cias de la U R S S , Moscú. Publicó Los sky, 1975; Ryvkina, desarrollo general cultunuevos habitantes de la ciudad (Mos1979]. L a investigación ral y social. H e m o s señacú, 1972, en ruso). en esta esfera reviste frelado en otros estudios cuentemente un carácter que cuando en la sociointerdisciplinario. E n el presente artículo se logía occidental se analiza la adaptación a un examina solamente un aspecto de este amplio medio ambiente social particular, se presuproblema: la forma en que los migrantes rurapone implícitamente que dicho medio ambiente les se adaptan a un medio ambiente urbano. es inmutable y, por lo tanto, que el migrante Introducción tiende a aceptarlo y no a modificarlo conforme Al estudiar la adaptación, los sociólogos a sus propias necesidades [Ianitsky, 1975, establecen una distinción entre la adaptación p. 170]. L a vida del migrante rural, empero, social por clase (ingreso a la clase trabajadora es siempre un proceso dual de adaptación, en o a la intelligentsia urbana, o movimientos cuyo transcurso el migrante no sólo asimila un dentro de una misma clase, cuando el migrante pasa de la condición de trabajador rural a la nuevo contexto, sino que lo modifica. 498 E n los países socialistas, las migraciones constituyen un factor importante del desarrollo económico y social, contribuyen a satisfacer las necesidades económicas de la nación y a aproximar la ciudad y el campo. Las migraciones del campo a la ciudad son un elemento motor del rápido crecimiento de las ciudades en la U R S S , del desarrollo económico de nuevas regiones y del establecimiento de su infraestructura social, de la edificación de nuevas ciudades y asentamientos, de la formación de m a n o de obra calificada para el c a m p o , etc. U n a función social importante de estas migraciones es que contribuyen a eliminar las diferencias sociales en ' la sociedad socialista [Rutkevich y Filippov, 1970]. Las migraciones facilitan el desarrollo de la personalidad de los migrantes rurales, amplían sus perspectivas y modifican sus características sociales y psicológicas, les permiten acumular conocimientos, habilidades prácticas y experiencia de trabajo, incrementan sus necesidades materiales y espirituales, y hacen que los migrantes desempeñen un papel m á s activo en la sociedad. La migración del campo a la ciudad representa un medio de superar el conflicto entre las ambiciones personales de los habitantes rurales, especialmente los jóvenes, y la distribución de las oportunidades educacionales y laborales [Shubkin, 1970, p. 221]. Los procesos migratorios constituyen en la U R S S un factor importante de unión entre las nacionalidades y de enriquecimiento mutuo de las culturas nacionales. E n nuestra opinión, la urbanización, c o m o aspecto y forma del desarrollo social, representa la síntesis de dos procesos: la concentración urbana (en sus formas concretas desde el punto de vista histórico) y la penetración de "relaciones urbanas en el c a m p o " [Marx y Engels, 1968, p. 470]. L a dialéctica de la urbanización reside en que reproduce las diferencias existentes entre la ciudad y el campo, preparando el terreno para la desaparición de las mismas y para el desarrollo de la sociedad en su conjunto, incluso en las zonas de población m á s alejadas y geográficamente aisladas [Akhiezer, Kogan y Ianitsky, 1969]. E n una sociedad socialista, la Oleg Ianitsky y Yanna Zaionchkovskaya propiedad pública de los medios de producción, sumada al desarrollo planificado de la economía y la sociedad y a las relaciones amistosas entre clases y grupos sociales, da lugar a que el conflicto entre las fuerzas centrífugas y centrípetas de la urbanización se resuelva de tal manera que cada una de sus etapas representa un "ascenso" desde el acostumbramiento o adaptación de puntos "periféricos" a los resultados de la actividad de los centros dirigentes, a la transformación de dichos puntos en elementos activos y creativos de la actividad de la sociedad socialista en su conjunto. Las diferencias que existen entre los asentamientos rurales y urbanos en la U R S S se plantean dentro del sistema integrado global de la sociedad socialista. Persisten diferencias específicas entre los ambientes urbanos y rurales, pero ya no son generadoras de diferencias sociales [Ianitsky, 1978]. E n consecuencia, en la U R S S no se presenta un problema de "hombre marginal" tal como lo formulaba R . Park en 1928. E n particular, no existe el problema de la inserción en un ambiente cultural y social ajeno, c o m o ocurre en las ciudades de los países capitalistas. Los procesos de urbanización y de migración del c a m p o a la ciudad son dialécticamente interdependientes. Por un lado, el movimiento de la población hacia las ciudades representa uno de los aspectos m á s importantes del proceso de urbanización. Por otra parte, la magnitud y el carácter de tales desplazamientos y la adaptabilidad de los recién llegados a las ciudades dependen del grado de urbanización de las poblaciones tanto urbanas c o m o rurales en las diferentes regiones del país. E n la U R S S , las migraciones campociudad se vinculan principalmente con la movilidad profesional y el deseo de estudiar o adquirir una nueva ocupación, así como de mejorar las condiciones de vida. Entre otras razones que explican la migración a las ciudades, figuran el deseo de "ver el m u n d o " , de llevar una vida interesante y trabajar en condiciones difíciles, las consideraciones familiares y, sobre todo, la voluntad de realizar un programa de vida personal. Cuando decide La sociología soviética y las migraciones del campo a la ciudad 499 Familia de trabajadores de una granja colectiva de la R S S de Georgia durante una comida campestre. Al fondo, el monasterio de Alaverdi (siglo xi) en Armenia. Henri Canicr-Brcsson. mudarse a la ciudad, el migrante sabe que lo necesitan y que encontrará trabajo y alojamiento. A d e m á s , una proporción considerable de los desplazamientos desde el c a m p o hacia la ciudad forma parte de traslados organizados (contratación d e trabajadores y especialistas para obras de construcción, colocación de graduados de establecimientos secundarios especializados y superiores, etc.). E n este caso, el Estado sufraga los gastos de dichos traslados. T a m b i é n se encarga de proporcionar a los migrantes alojamiento y trabajo según su esfera d e actividad particular. Para aquellos que se m u d a n a ciudades situadas en regiones remotas o recientemente desarrolladas, el Estado aplica u n sistema de incentivos (salario m á s elevado, vacaciones m á s prolongadas y viajes de vacaciones gratuitos, etc.). D e s d e luego, ello n o significa que en la U R S S n o existan problemas vinculados a las migraciones rurales. N o obstante, en comparación con los países occidentales, estos problem a s se sitúan en u n plano completamente diferente. El m á s importante es el d e crear las condiciones adecuadas para u n a incorporación efectiva del migrante a la vida profesional y urbana, y ofrecerle posibilidades para que pueda n o sólo adaptarse rápidamente a las nuevas condiciones de vida, sino también desarrollar sus capacidades personales y vivir plenamente su vida social y cultural. Resum i e n d o , el migrante rural debe n o solamente satisfacer las d e m a n d a s que le i m p o n e u n a industria en intenso desarrollo, sino q u e también debe contribuir a reforzar el potencial general cultural y profesional de la sociedad en su conjunto. 500 Oleg lanilsky y Yaiina Zaionchkovskaya Inmigración urbana L a adaptación de los migrantes en las ciudades constituye la etapa final del proceso migratorio. Su carácter se ve ampliamente determinado por dos antecedentes: la movilidad potencial c o m o fase preparatoria inicial, y el desplazamiento geográfico, o sea, la migración real. M á s importantes aún para comprender el proceso de adaptación son los requisitos sociales previos, a saber, la naturaleza de las relaciones sociales, el tipo de relaciones que existen entre la ciudad y el campo, etc. El índice más alto de crecimiento urbano se produjo entre 1927 y 1958 como consecuencia de las migraciones que llevaron el aumento de la población urbana al 80%. Entre los censos de 1959 y 1979 se aceleró el crecimiento natural de la población de las ciudades, pero también en este periodo las migraciones representaron un 60% de su incremento total (cuadro 1). C U A D R O 1. Crecimiento de la población urbana en periodos intercensales Crecimiento (en millones) 1927-38 1939-58 1959-69 1970-78 Crecimiento 29,8* total de la población urbana 5,3 Crecimiento natural Transforma24,5 ción de asentamientos rurales en centros urbanos y desplazamiento de los habitantes del campo a las ciudades 39,6 36,0 27,6 8,0 14,6 12,0 31,6 21,4 15,6 * Hasta el 17 de septiembre de 1939. Fuente: Naselenie SSSR, 1983, p. 31. E n la Unión Soviética, los desplazamientos desde las zonas rurales hacia las ciudades representan la tercera parte de las migraciones, apenas un poco menos que el volumen de traslados interurbanos. El censo de 1979 reveló que el 56,5% de la población urbana de la U R S S estaba compuesta por migrantes, de los cuales 8,7% habían habitado las ciudades durante menos de dos años, 10 % de 2 a 5 años, 7,3% de 6 a 9 años y 30,5% durante más de 10 años [(Naselenie SSSR, 1983, p. 40 y 47]. E n los últimos años, de resultas de una nivelación considerable de las condiciones y formas de vida en la ciudad y el campo, la atracción de la vida urbana ha disminuido en alguna medida. E n 1982, por ejemplo, las cifras correspondientes a la posesión de los siguientes artículos por cada cien hogares urbanos y rurales en la U R S S eran: televisores, 97 y 80; receptores de radio, 95 y 81; magnetófonos, 37 y 17; neveras, 109 y 69; máquinas de lavar, 78 y 58 [Narodnoe khozyaistvo SSSR v 1982 p. 413]. Desde el punto de vista de las pautas de consumo personal, los más próximos a los habitantes de la ciudad eran los habitantes de poblaciones rurales altamente urbanizadas dedicados a la producción agroindustrial. De' tales familias, el 95% posee televisores, 81% receptores de radio, 90% neveras y máquinas de lavar, 34% m a gnetófonos, y 32% una biblioteca personal [S taro vero v y otros, 1979, p. 242]. Su estructura de consumo cultural incluye el viaje y el turismo, las visitas a museos y teatros urbanos, la compra de libros, etc. E n 1959, las tasas de alfabetización de las poblaciones urbana y rural de la U R S S (en el grupo de edad 9-49 años) eran prácticamente idénticas, 98,7 y 98,2%, y para 1979, 99,9 y 99,7%. Durante el periodo 1939-1982, el nivel de instrucción de la población rural empleada se elevó aproximadamente tres veces m á s rápido que el de la población urbana. E n dicho periodo, el número de personas que. contaban con una educación secundaria y superior (por mil habitantes de por lo menos 10 años de edad) se multiplicó en las ciudades por 3,4, y en el campo por La sociología soviética y las migraciones del campo a la ciudad M a p a de la Unión Soviética 501 502 10,2, siendo las cifras correspondientes a la población activa de 3,7 y 12 [Naselenie SSSR, 1983, p . 106, 119 y 120]. El m o d o de vida de la población rural está perdiendo progresivamente sus características específicas y en cambio está adquiriendo otras que comparten con las ciudades, fenóm e n o que reviste una notable importancia social [Arutyunyan, 1971]. Se ha producido un cambio fundamental en la estructura social y ocupacional de la población rural. Solamente en el periodo 1970-1981, el número de especialistas que han tenido una educación secundaria o superior especializada se multiplicó por más de dos, y el número de técnicos aumentó en un tercio pero triplicó respecto de 1940 [Narodnoe khozyaistvo SSSR v 1982, p. 289]. C o m o lo ha mostrado V . Shubkin en los años sesenta, tanto la juventud urbana c o m o los jóvenes procedentes del campo y que se instalan en las ciudades buscan ocupaciones que les brinden aproximadamente las mismas posibilidades de creatividad (se sitúan en una media de 4,2 en una escala de cinco puntos de valoración del prestigio, siendo las cifras respectivas para los jóvenes 3,81 y 3,84 y para las jóvenes 4,50 y 4,48). Cuando se les preguntó qué les había atraído en su futura esfera de especialización, el 45% de los interrogados habló del carácter creativo del trabajo, y sólo el 2 % mencionó el salario elevado [Shubkin, 1970, p . 176]. C o m o consecuencia de esta evolución, en los últimos años se han modificado profundamente las actitudes frente al campo. E n 1972, 2 7 % de los habitantes de los distritos rurales de Siberia afirmaban preferir la vida rural, y esta cifra se ha elevado a 67% en 1977, siendo las proporciones respectivas de quienes prefieren la vida urbana 40 y 19%. Se ha registrado asimismo una baja del 13 al 8% en la proporción de migrantes potenciales a las ciudades [Ryvkina, 1979, p . 348]. L a intensidad de las migraciones campo-ciudad ha disminuido progresivamente en la segunda mitad de la década de 1970 en la U R S S en general y en la República Socialista Soviética Federada de Rusia en particular. Simultáneamente, dado que el aumento Oleg lanitsky y Yaiina Zaionchkovskaya de las necesidades (principalmente necesidades intelectuales) sigue siendo superior al mejoramiento de las condiciones reales de vida, y puesto que los habitantes del campo conocen los niveles de vida urbanos, cada nueva generación de pobladores rurales tiene una conciencia más aguda de las diferencias entre la ciudad y el campo, a pesar de que en la realidad estén desapareciendo [Zaslavskaya y Ryvkina, 1977]. Los mismos factores explican una actitud más selectiva hacia las ciudades por parte de los migrantes potenciales. E n la vida rural, la población valora principalmente la proximidad de la naturaleza (35-45% de los interrogados en diversas encuestas), un ritmo de vida libre y apacible (16-41%), la posibilidad de tener una parcela de tierra privada (15-18%) y las características especiales del trabajo agrícola (5-6%) [Ryvkina, 1979, p . 334; Zaslavskaya, Korel, 1981, p . 46]. E n la actualidad, los principales atractivos que ofrecen las ciudades a los migrantes rurales son la posibilidad de adquirir una educación superior conforme a sus inclinaciones personales, una amplia gama de posibilidades para ocupar el tiempo libre, un ritmo de trabajo más regular, menos pérdida de tiempo y esfuerzo en la vida cotidiana, etc. La vida urbana atrae principalmente a la juventud. Cuanto más edad tienen los habitantes rurales, más se sienten apegados a la forma de vida tradicional. L a región de Kalinin, el territorio de Krasnodar y la República Socialista Soviética Autónoma de Tataria se hallan a grandes distancias, se especializan en esferas de la economía diferentes y poseen distintos niveles de urbanización y de composición nacional, pero hace unos diez años, la proporción de jóvenes que deseaba mudarse a la ciudad oscilaba entre 49 y 58% en el grupo de edad 16-17 años y entre 41 y 44% en el grupo de 18-22 años de edad [Arutyunyan, 1973, p . 261]. Los jóvenes de 15 a 26 años de edad representan aproximadamente la mitad de los migrantes procedentes del campo, y cerca de dos tercios de la población involucrada tienen menos de 30 años [Staroverov, 1975, p . 100; Korel, 1982, p . 83]. Los migran- La sociología soviética y las migraciones de! campo a la ciudad tes que escogen las ciudades más importantes son en general aún más jóvenes. Por ejemplo, 73% de quienes se trasladan de las zonas rurales a Kishinev tienen entre 16 y 24 años de edad (Dmitrenko, 1981, p . 29]. Los migrantes rurales que van a las ciudades son generalmente jóvenes m u y instruidos. U n a buena educación no sólo constituye un factor que impulsa a los jóvenes a desear la vida urbana, sino que es también el principal requisito para su progreso en la ciudad. E n alguna medida, suple la falta de experiencia de vida urbana y permite que el habitante rural se sienta m á s seguro de sí mismo en su nueva situación. Estos jóvenes se dividen en dos categorías principales: los que han completado su escolaridad de ocho años y secundaria, y los trabajadores. Los primeros representan entre 28 y 5 0 % de los migrantes, y los segundos entre 44 y 4 8 % , y el saldo está constituido por amas de casa, jubilados y niños en edad preescolar [Staroverov, 1975, p. 108; Korel, 1982, p. 85; Kutafeva y otros, 1971, p. 46]. Los trabajadores que emigran son en su mayoría aquellos cuya profesión se adapta por igual a la ciudad y al campo. E n su mayoría, las personas que emigran del campo a la ciudad son personas que no tienen responsabilidades familiares. Sumados a las parejas sin hijos, representan m á s del 80% de los migrantes rurales. Las familias se instalan preferentemente en las pequeñas ciudades y m u y pocas lo hacen en las grandes ciudades. Las grandes ciudades son las que m á s atraen a los habitantes de las zonas rurales: cuatro quintos de los migrantes potenciales [Zaslavskaya, 1970, p . 130]. Pero las grandes ciudades no pueden dar cabida a todas las personas que desean instalarse en ellas. E n la Unión Soviética se ha establecido la política de limitar su crecimiento y desarrollar en cambio las aglomeraciones pequeñas y medianas. Las personas que se instalan en las grandes ciudades son en su mayoría aquellas que tienen calificaciones personales y profesionales que satisfacen las necesidades de la industria y la actividad cultural de la ciudad. 503 U n a proporción considerable de los migrantes que no consiguen instalarse en las grandes ciudades se establece en poblaciones y ciudades pequeñas muchas veces próximas a su lugar de origen en el campo. E n su conjunto, las ciudades de ese tipo (de hasta 50.000 habitantes) experimentan un marcado incremento de población; absorben 4 3 % de los migrantes rurales, o sea un cuarto más que la participación de esas ciudades en la población urbana total del país. Las grandes ciudades (de más de 500.000 habitantes) cuentan con 2 7 % del total de la población urbana y reciben a 2 7 % de los migrantes [Naselenie SSSR, 1983, p . 41]. U n fenómeno m u y generalizado consiste en la migración por etapas: la población se desplaza del campo a la población o ciudad pequeña m á s próxima y luego a una gran ciudad. Esta mudanza por etapas facilita de manera considerable el proceso de adaptación y constituye una buena preparación al m o d o urbano de vida. Adaptación al medio urbano Los sociólogos soviéticos prestan gran atención a los diversos aspectos de la adaptación al medio urbano de los migrantes oriundos del campo; tienen en cuenta, entre otras cosas, el progreso social y profesional, el bienestar general, la asimilación de la cultura urbana y de las normas cotidianas de conducta, así c o m o el grado de inserción en los grupos sociales que integran la población urbana. D e los factores que permiten definir la adaptación, el tiempo es un indicador de la duración y complejidad del proceso. El indicador es el lapso que transcurre hasta que se igualen la tasa de éxodos de los nuevos habitantes y la de los antiguos habitantes, ya que la movilidad migratoria expresa el grado de adaptación al nuevo habitat y de satisfacción en el mismo [Zaionchkovskaya, 1972]. También se considera que el grado de satisfacción con la vida en su totalidad o con cualquiera de sus aspectos representativos constituye uno de los criterios m á s impor- 504 tantes que permiten juzgar el éxito del proceso de adaptación. El periodo de adaptación termina en éxodo cuando por una u otra razón las personas no se encuentran a gusto en su nuevo medio. El porcentaje de éxodos, especialmente elevado en el primer año de la instalación (puede llegar a 33%) sigue siendo relativamente alto el segundo año (aproximadamente 25% de quienes se han quedado) y el tercer año disminuye notablemente. El hecho de que en la U R S S no haya desempleo contribuye a la elevada movilidad de los nuevos habitantes. El migrante puede encontrar trabajo prácticamente en cualquier parte, por lo que puede cambiar fácilmente su lugar de residencia si por alguna razón no está satisfecho con el mismo. Los migrantes procedentes del campo se adaptan al nuevo medio urbano con mayor facilidad que quienes vienen de otra ciudad. E n el tercer año de su residencia en la ciudad, la tasa de éxodos de los migrantes de origen rural representa la mitad o la tercera parte de la tasa del primer año, mientras que la tasa de éxodos de quienes han migrado de otra ciudad se mantiene elevada. Después de cuatro o cinco años, los nuevos habitantes procedentes del campo presentan un índice de movilidad migratoria idéntico al del resto de la población urbana. Dicho índice se reduce con especial rapidez en las grandes ciudades, por una parte, y por otra en las ciudades pequeñas y los centros de distrito donde las condiciones de vida resultan familiares para la población' rural, lo que favorece la adaptación de los migrantes [Zaionchkovskaya, 1972]. Gracias a su mayor capacidad de adaptación, los migrantes de origen rural pasan a formar una parte importante de la población urbana de las nuevas zonas de desarrollo y superan en la proporción de tres a dos a los migrantes procedentes de otra ciudad [Malinin y Ushakov, 1976, p. 100]. E n el cuadro 2 se presentan los principales proyectos de las personas que migran del c a m p o a la ciudad. Oleg lanitsky y Yanna Zaionchkovskaya C U A D R O 2. Proyectos de los jóvenes que migran del campo a la ciudad N . ° de respuestas c o m o porcentaje del total de respuestas Novosibirsk 1. Proseguir estudios 2. Lograr mejores condiciones para la educación de los niños 3. Mejorar las calificaciones profesionales 4. Trabajar con un grupo afín 5. Mejorar las condiciones materiales y aumentar los ingresos 6. Mejorar la vivienda y las condiciones de vida 7. Conseguir más tiempo libre y utilizarlo mejor 8. Encontrar una persona afín y fundar una familia 9. Conocer un lugar nuevo y aprender más sobre la vida 10. Otros planes Kishinev 15 5 20 — 8 13 3 5 19 10 12 9 26 25 5 — 7 — 14 4 Fuentes: Kalmyk, 1972, p. 52; Dmitrenko, 1981, p. 48. Se observa en los jóvenes un interés marcado y persistente por aprender un oficio o profesión y familiarizarse con los valores culturales de la ciudad. Para ellos, la educación es el medio principal de lograr esos objetivos. Los migrantes de mayor edad se interesan sobre todo por acrecentar el bienestar propio y de sus hijos [Kalmyk, 1972]. E n forma correlativa, uno y otro grupo hace hincapié en aspectos diferentes del trabajo y la vida cotidiana y sigue vías diferentes de adaptación. Los jóvenes se interesan m á s por el tipo de trabajo que pueden hacer y los miembros de las generaciones mayores, en especial los que tienen responsabilidades familiares, atribuyen mayor importancia al salario y las condiciones de trabajo. Los primeros aspiran a insertarse en el m o d o de vida urbano y los segundos procuran reunir los aspectos que más les interesan de los modos de vida del campo y la ciudad, introduciendo rasgos rurales en la vida urbana. Algunos migrantes tienen en la ciudad una casa indivi- La sociología soviética y las migraciones del campo a la ciudad dual con un terreno adyacente; 12,5% de los nuevos habitantes de la región de Novosibirsk están instalados de ese m o d o [Zaslavskaya, 1970, p . 268] y en la ciudad de Kishinev, 2 % [Dmitrenko, 1981, p . 60]. E n los últimos años, la valoración del m o d o de vida rural ha ido en aumento. Gabe señalar que 62% de los habitantes interrogados en los suburbios de la ciudad siberiana de Tiumen dijeron que preferían seguir habitando en dichos suburbios y sólo 18% de los encuestados prefirieron la ciudad [Trushkov, 1981]. E n los últimos años, el éxodo de la población urbana al campo se ha acrecentado, y en algunas regiones del país ha llegado a igualar el éxodo que se produce en sentido contrario. Pero no se trata de una "contraurbanización" c o m o afirman algunos especialistas extranjeros, sino de una nueva urbanización, pues es la ciudad la que permite combinar las ventajas de los modos de vida rural y urbano. Progreso social y profesional La migración a la ciudad constituye una vía importante para el progreso social y profesional de los habitantes del campo. Por ejemplo, inmediatamente después de su reasentamiento, 39,7% de los migrantes prosiguieron su educación, 14,3% durante uno o dos años, 19,3% durante tres o cuatro años y 6% durante cinco años o más. Los demás, que no estudiaron debido a las dificultades con que tropezaron al comienzo de su vida urbana, reanudaron sus estudios tres a seis años después de su reasentamiento. Además, incluso los migrantes que no se proponían seguir estudiando dijeron que "la vida los había enviado de vuelta al aula" [Staroverov, 1975, p. 187 y 188]. 505 verov, 1975, p . 189]. E n el cuadro 3 se presenta un panorama de la movilidad profesional de los migrantes después de tres años de vida urbana; en especial, se puede ver que tres cuartos de los migrantes no calificados adquirieron una calificación en la ciudad. C U A D R O 3. Movilidad profesional de los migrantes (porcentaje por categoría de migrantes encuestados) Situación del migrante en el m o m e n t o de la encuesta Situación en el Trabajador Trabajador Trabajador intelectual m o m e n t o de manual no manual emigrar del calificado calificado campo Trabajador manual n o calificado Trabajador manual calificado Trabajador intelectual 25,3 50,5 25,5 17,6 71,7 10,7 19,4 20,8 54,8 Fuente: Staroverov, 1975, p. 191. Estos datos dan una idea cabal de las opciones de los migrantes, teniendo en cuenta que en los primeros años de su. migración a la ciudad ganan casi lo mismo, o incluso menos, que las personas que poseen idénticas calificaciones en las zonas rurales. El hecho de que los migrantes procuren lograr un progreso profesional nos parece ligado a los valores esenciales del m o d o de vida socialista. E n su mayoría, los jóvenes trabajadores consideran que el trabajo es un componente esencial del proceso de la vida. E n un estudio de la juventud urbana (en la que se incluían migrantes procedentes del campo) efectuado en la R S S de Letônia, se E n su mayoría, los migrantes combinaron formuló la pregunta: "¿cuál es para V d . el la prosecución de su educación general y la componente esencial de la felicidad?" y se preparación profesional: 67,6% de los migran- obtuvieron respuestas que se clasifican en el tes que ganaban su vida terminaron en la cuadro 4 , ciudad su educación técnica o su educación secundaria superior, 22,3% siguió cursos de capacitación industrial y 25,7% cursó estudios de capacitación industrial y comercial [Staro- 506 Oleg laiiilsky y Yanna Zaionchkovskaya ihj][¿r: HW'WyiÊ U n koljós d e algodón e n Uzbekistán. Henri Cartícr-Brcsson/Magnum. C U A D R O 4. Resultados de la encuesta efectuada a la juventud urbana de la R S S de Letônia sobre los componentes esenciales de la felicidad Componente esencial Porcentaje de respuestas positivas Tener un trabajo interesante y placentero A m a r y ser amado Gozar de buena salud Gozar de bienestar material Tener siempre un objetivo en la vida Tener la conciencia limpia Gozar del respeto de quienes lo rodean Ser útil a los semejantes Tener siempre un aspecto atractivo Disfrutar del tiempo libre Tener éxito en los negocios 55 Fuente:. Mints, Chcchetina, 1980, p. 8. 54 43 32 27 18 17 17 15 11 10 Sólo 9 a 1 3 % d e los encuestados (según las dimensiones d e la ciudad) respondió "en los bienes materiales" c u a n d o se les preguntó en q u é deseaban q u e su vida difiriera de la d e sus padres. L o s jóvenes prefieren gastar sus ahorros e n vacaciones y viajes y n o e n la adquisición d e objetos [Mints y Chechetina, 1980, p. 8 y 71]. Los intereses y pasatiempos de los migrantes n o difieren m u c h o de los habitantes urbanos ya establecidos; en realidad, en algunos casos son m á s intensos. E n el cuadro 5 se presenta la forma en que ocupan su tiempo libre los migrantes procedentes del campo. Las encuestas relativas a los nuevos asentamientos de la ciudad de Tiumen arrojan resultados similares. Entre los migrantes que residen en la ciudad desde hace más de diez años que entre los recién llegados. La inclinación a la lectura disminuye cuanto mayor es el tiempo de residencia en la ciudad. Por ejemplo, se encuentran con mayor frecuencia personas que leen cinco o m á s libros por m e s La sociología soviética y las migraciones del campo a la ciudad 507 Los ferrocarriles constituyen un medio de enlace fundamental entre la ciudad y el campo: esperando la partida en una estación. William Kicin/viva. entre las personas q u e h a n residido en Tium e n d e u n o a tres años (33%). L a proporción se reduce a 2 5 % entre las personas q u e h a n vivido e n T i u m e n cuatro a cinco años y a 2 1 % entre los habitantes d e m á s de diez años de residencia [Trushkov, 1976, p . 103]. E n c a m bio, c o n el correr del tiempo se acrecienta el porcentaje d e actividades turísticas, excursiones dominicales fuera d e la ciudad y otras formas d e recreación d e los habitantes urbanos. L o s resultados d e numerosas investigaciones sociológicas p o n e n d e relieve q u e en la U R S S los orígenes sociales n o tienen m u c h o efecto sobre la movilidad profesional. Teniendo e n cuenta q u e migran a las ciudades las personas socialmente m á s activas, poseedoras de u n b u e n nivel d e instrucción y decididas a progresar rápidamente, y q u e las ciudades proporcionan mejores oportunidades en estos sentidos, se c o m p r e n d e q u e la adaptación profesional de los migrantes transcurra relati- C U A D R O 5. Porcentaje de residentes en Riga de origen rural q u e se dedican a u n pasatiempo en particular Pasatiempo Hasta un año de residencia M á s de diez años Lectura de libros senos Estudio Lectura de poesía Actividades artísticas de aficionados Jardinería Trabajo comunitario Excursiones fuera de la ciudad Construcción Concurrencia a cafés y restaurantes Actividades de coleccionista 64 58 36 48 48 26 30 13 36 36 72 21 20 85 8 28 18 36 6 8 Fuente: Mints y Chechetina, 1980, p 154. 508 vãmente sin tropiezos. Las personas que emigran del campo a la ciudad constituyen una fuerza de trabajo bastante móvil animada por finalidades vitales claras y en su mayoría no tienen dificultades para llevar a la práctica sus planes profesionales. Según V . A . Kalmyk, la mitad de los jóvenes oriundos del campo que se habían establecido en Novosibirsk entre cinco y diez años atrás, procuraba lograr un progreso profesional. Los migrantes consideraban que dichos objetivos se lograban mediante el trabajo sostenido, la experiencia, la educación y la ambición [Kalmyk, 1972, p. 82]. Independientemente de sus orígenes sociales, los nuevos habitantes asumen las actividades más calificadas, que requieren educación superior o especializada. D e los especialistas menores de 30 años de edad que trabajan en la fábrica de tractores de Minsk, 36% son hijos de obreros, 46% hijos de campesinos y 18% hijos de empleados y trabajadores intelectuales. E n Leningrado, de cada 100 nietos de obreros, 37 son también obreros, 22 son técnicos, 12 son ingenieros y 18 son graduados de las universidades y los colegios técnicos. D e cada 100 nietos de trabajadores de las granjas colectivas, 34 son obreros, 25 son técnicos, 8 son obreros especializados con educación superior y 13 son egresados de universidades y colegios técnicos [Blyakhman y Shkaratan, 1976, p. 176 y 178]. Los obreros de Leningrado oriundos del campo presentan indicadores de producción más elevados que los antiguos residentes. E n los primeros cinco años se encuentran ligeramente en retraso con respecto a los oriundos de la ciudad, pero luego presentan una mayor productividad. Por ejemplo, en el grupo de trabajadores de 20 a 29 años de edad que cumplen sus tareas en la industria mecánica de Leningrado, ocupan la categoría de calificación media 4,2% de nativos de Leningrado y 4,5% de migrantes radicados en la ciudad desde hace más de cinco años. E n el programa de racionalización participa 13% de los trabajadores oriundos de la ciudad; los migrantes se muestran al principio un poco menos activos en este sentido, pero luego su participa- Olcg Ianitsky y Yanna Zaionchkovskaya ción en dicho programa se eleva a 22%. El nivel de salarios de los migrantes es correlativamente m á s elevado [Vasilieva, 1973, p. 132 y 133]. D e este m o d o , la ciudad atenúa las diferencias de origen social vinculadas al lugar de residencia e iguala las oportunidades dé obtener educación especializada y progresos profesionales. E n cuanto al tiempo necesario para adaptarse al medio urbano en las diferentes esferas de actividad, se puede decir que es breve en lo que respecta al trabajo y el progreso social, algo más largo en relación con la vida cotidiana y m á s prolongado en el campo de la cultura. Se requieren 10 a 15 años para que los migrantes asimilen las normas de consumo y las pautas de conducta de la ciudad. D e los trabajadores calificados de Leningrado, 80% de los habitantes nativos y 55% de personas oriundas del campo leen no menos de dos libros por mes; el 30% de los primeros y el 12% de los segundos van periódicamente al teatro [Blyakhman y Shkaratan, 1973, p. 207]. Al mismo tiempo, los migrantes que han llegado a la ciudad en su niñez asimilan las pautas de conducta de la población urbana y no pueden ser distinguidos de los habitantes nativos [Vasilieva, 1973]. Adaptación a las condiciones urbanas Naturalmente, esto no quiere decir que los migrantes oriundos del campo no tengan problemas de adaptación. E n comparación con las personas de origen urbano de la misma edad, por ejemplo, presentan un ligero retraso en su inserción profesional, pues han completado su educación a una edad m á s avanzada. Proporcionalmente, son más n u m e rosos los migrantes que reciben educación especializada por medio de cursos nocturnos o por correspondencia, y que completan su educación secundaria superior y especializada un tiempo después de haber terminado la escuela secundaria básica; en ese intervalo 509 La sociología soviética y las migraciones del campo a la ciudad .-.-rr-^ s«îï*?r-w'.'—- *,f7*rTTî*TT,s - - - , _—"".-.'* - ~ y . . J"?" i JTT^ "—"i—"C. r" 1=-?%.-? f.w.-^it--"""i^ J > I"-" Turistas procedentes de las provincias en la Plaza R o j a de M o s c ú , charles Henneghien/Fotogram. 510 han adquirido experiencia en la industria y un oficio o una profesión. Cuando poseen un nivel de instrucción elevado, los migrantes oriundos del campo pueden obtener, durante su primer año de trabajo en una empresa de la ciudad, una clasificación más elevada que sus homólogos oriundos de la ciudad, pero su progresión se interrumpe durante el periodo que dedican a completar su educación. Los migrantes necesitan tiempo para ubicarse, habituarse a la ciudad y poder elegir una profesión con pleno conocimiento de causa. Estos elementos también retardan el proceso de su inserción profesional [Dmitrenko, 1981]. Los migrantes oriundos del campo no siempre se habitúan a los trabajos urbanos. Tienden a sobrestimar la dificultad de la tarea aunque posean un nivel de calificación mayor. Algunos no pueden habituarse a las particularidades del trabajo en la industria y la construcción urbanas o al ruido y las multitudes de la ciudad y desean retornar al campo. E n realidad, la proporción de personas que desean regresar al campo es baja en las regiones m u y urbanizadas y considerable en las regiones donde no hace m u c h o predominaba la población rural. Por ejemplo, én Kishinev, capital de una república cuya población es en su mayoría rural, 20% de los migrantes que residen en la ciudad desde hace menos de dos años desean regresar al campo, proporción que baja a 13-15% en el grupo de migrantes que ha residido en la ciudad entre 3 y 5 años [Dmitrenko, 1981, p. 62 y 65]. E n la mayoría de los casos, los migrantes llevan a cabo los proyectos vinculados a su traslado a la ciudad y ello constituye la mejor prueba del éxito del proceso de adaptación. Por ejemplo, entre las personas que migraron a Kishinev, la satisfacción con el trabajo evolucionó de la siguiente manera: cuando vivían en el campo, 19% de las personas interesadas estaban satisfechas con su labor; en el primer año de la vida urbana, la proporción se elevó a 45% y entre 6 y 10 años de vida urbana a 68%; 71% de los migrantes se declaró satifecho con su ambiente de trabajo [Dmitrenko, 1981, p. 56-58]. E n Novosibirsk, 80% de las personas que emigraron del Oleg lanitsky y Yaiina Zaionchkovskaya campo están satisfechas con la vida urbana y entre los obreros especializados la proporción se eleva a 95%; 62% de los migrantes consideran que han realizado sus planes; 20% estimaron difícil dar una respuesta, y 18% declararon no haber alcanzado aún sus objetivos [Kalmyk, 1972, p. 55]. E n general, los migrantes están m á s satisfechos con la vida en la ciudad que los habitantes oriundos de la ciudad. U n cuarto de las personas que emigraron del campo a Novosibirsk dijeron haber tenido algún tipo de dificultad en acostumbrarse al medio urbano; tres cuartos de los migrantes no mencionaron dificultades, lo que constituye una prueba de las circunstancias favorables a su adaptación. Entre los aspectos que a juicio de los migrantes dificultan la adaptación, se cuentan en primer término las condiciones de vivienda, la falta de amigos y parientes y el desconocimiento de la vida urbana. Las jóvenes solteras se quejan a veces de soledad y las mujeres de edad, de su falta de familiaridad con la vida urbana. E n general, las mujeres sienten más dificultades en el periodo de adaptación, pero las superan con mayor éxito [Kalmyk, 1972, p. 58]. Los migrantes estiman que la adaptación a la ciudad se ve facilitada por el hecho de conocerla'previamente, por la presencia en la misma de parientes o conocidos y por un buen ambiente de trabajo. A pesar del importante papel que desempeñan los lazos de parentesco o amistad en el nuevo asentamiento [Zaionchkovskaya, 1972; Kalmyk, 1972], los sociólogos siberianos han demostrado que los migrantes que tienen parientes en la ciudad no se desenvuelven en general tan bien como quienes tienen que valerse exclusivamente de sus propios medios [Zaslavskaya, 1970, p. 270]. E n general, los investigadores soviéticos llegan a la conclusión de que la eficacia de una integración al medio urbano depende de varias circunstancias clave, entre las que se cuenta un trabajo interesante, las posibilidades de progreso profesional y desarrollo de intereses culturales generales, la participación La sociología soviética y las migraciones del campo a la ciudad 511 activa en las organizaciones laborales y comu- cierto predominio de migrantes oriundos de nitarias, la diversidad de medios recreativos y zonas rurales tátaras en el barrio que tradiciola intensidad de la vida intelectual. Estos nalmente tenía una población tátara. Los factores ayudan al migrante a familiarizarse sociólogos suponen que la existencia en dicho rápidamente con su nuevo medio social y barrio de casas individuales, junto con la adoptar las pautas urbanas de conducta y posibilidad de trabajar un terreno individual y cultura. Por otra parte, se señala que en el algunas otras condiciones ayudan a los migrancaso de algunos habitantes del campo el tes oriundos del campo durante el periodo marco rural se aviene m á s a sus inclinaciones inicial de su adaptación a la vida urbana y capacidades y que la organización psico- [Rukavishnikov, 1980, p. 196]. También en lógica de algunas personas contraindica T o m s k , un 30% de la población tátara de la ciudad habita en el antiguo barrio tátaro; pero totalmente su traslado a la ciudad. E n las ciudades soviéticas no existen al igual que en Kazan, los rusos representan barrios de inmigrantes. L a política de las ' aquí una proporción considerable de la poblaautoridades locales en materia de vivienda, la ción [Tomilov, 1972, p. 87]. E n general, nuparticipación de las empresas en la constru- merosas investigaciones permiten suponer cción de viviendas para sus obreros y emplea- que la distribución de la población en las dos y la supervisión que ejercen los sindicatos ciudades soviéticas se ve determinada cada y otras organizaciones públicas en materia de vez más por el tamaño de la familia y su deseo atribución de departamentos contribuyen a de mejorar las condiciones de vida (facilidad que los migrantes oriundos del campo se del transporte entre la vivienda y los lugares instalen tanto en el centro de las ciudades de trabajo, estudio y recreo, el deseo de vivir c o m o en su periferia, según las disponibi- cerca de los parientes de más edad, etc.). Las lidades de viviendas nuevas o renovadas. inclinaciones subjetivas también desempeñan Naturalmente, existe la posibilidad teórica de un papel importante. Los servicios de interque un nuevo barrio sea poblado sobre todo cambio de viviendas urbanas permiten satisfapor migrantes. Esto ocurre en los barrios que cer esas preferencias. se edifican en la vecindad de fábricas que Los sociólogos soviéticos se han intereestán contratando mucha m a n o de obra nueva. sado en el aspecto étnico de la movilidad Pero los resultados de las investigaciones geográfica que tiene una gran importancia en parecen indicar que los acontecimientos vita- un país multinacional c o m o lo es la Unión les (el casamiento, el nacimiento de los hijos, Soviética. E n la U R S S se está produciendo la instalación de los padres en casa de sus una rápida nivelación de las nacionalidades en hijos) tienen c o m o resultado, incluso en estos cuanto a movilidad migratoria. E n 1970, el casos, que los migrantes oriundos del campo hiato entre las nacionalidades que integran las se distribuyan en toda la ciudad. Repúblicas de la Unión se expresaba por un Las investigaciones efectuadas en Tallin y factor de 5,2 y en 1979 dicho índice se había Kazan ponen de manifiesto que la composi- reducido a 2,6 [Naselenie SSSR, 1983, p. 39]. ción social de determinadas zonas de esas Los estudios de las relaciones sociales de ciudades presenta sobre todo una correlación las diferentes naciones han puesto claramente con las etapas de asimilación, según la cons- de manifiesto que el hecho de vivir en el trucción de viviendas en los nuevos sectores campo y de trabajar en una granja colectiva de la ciudad. Naturalmente, las viviendas de (koljós) no impone un límite al progreso los barrios nuevos ofrecen mayores comodi- social de una población nacional y que todas dades, pero la renovación de los centros de las las nacionalidades presentan una marcada ciudades los torna especialmente atractivos. movilidad vertical. Por ejemplo, en la RepúE n Kazan, por ejemplo, los principales grupos blica de Tataria, de los habitantes del campo étnicos se encuentran en general distribuidos que han elevado su nivel profesional en c o m de manera uniforme en toda la ciudad, con un paración con el de sus padres, 38% son 512 tátaros y 38% son rusos; y entre las personas que han migrado a las ciudades, prosiguen estudios respectivamente 45% y 57% de los hijos de los obreros y de los trabajadores de los koljós y 73 y 7 7 % de los hijos de los empleados y especialistas [Arutyunyan, 1973, p . 64 y 67]. La difusión del ruso como lengua de comunicación entre las nacionalidades desempeña un papel especial en el fomento de la movilidad social y el acercamiento de las nacionalidades. Cabe citar los siguientes datos: de la población rural tátara que sólo habla la lengua tátara, el 63% no cambió nunca su lugar de residencia, entre los que hablan principalmente ruso la proporción correspondiente es del 36% y del 44% entre los bilingües [Arutyunyan, 1973, p. 244]. E n Moldavia, en los primeros años de su vida urbana el 44% de los migrantes hablan moldavo, 15% ruso, 2 9 % ambas lenguas y el 10% restante otras lenguas. Después de 5 años de vida urbana, el 28% habla ruso y el 36%, ambas lenguas [Guinsburg, 1980, p . 109]. E n total, 82% de la población de la U R S S habla correctamente el ruso [Ñaselenie SSSR, 1983, p . 131], Los motivos para trasladarse a la ciudad y la estimación de la vida en el campo y la ciudad no difieren entre los pobladores rurales de diferentes nacionalidades con respecto a las tendencias generales antes mencionadas. C o n todo, existen marcadas diferencias en las tasas de migración; la migración es menor cuanto más numerosa es la población Oleg lanitsky y Yanna Zaionchkovskaya rural de una región y peor su conocimiento de la lengua rusa. Pero también en esos casos los jóvenes tienen ambiciones modernas. Por ejemplo, en Uzbekistán 64% de los jóvenes obreros desean mejorar sus calificaciones y en Turkmenistán, 6 8 % . Las proporciones respectivas de personas que desean proseguir su educación son 62 y 65%, en tanto que 42 y 48% desean viajar por el país, trabajar en otros lugares y "ver cómo vive otra gente" [Zyuzin, 1983, p . 116]. Los migrantes de las diversas nacionalidades pueden escoger con plena libertad las actividades que ejercerán en la ciudad. Por otra parte, en las ciudades de sus repúblicas encuentran su medio nativo y pueden disfrutar de todas las formas del arte y la cultura nacionales. Muchos de los migrantes se m a n tienen en contacto con el campo, visitan su lugar de origen y envían a los niños durante las vacaciones, etc., pero en su mayoría no desean volver al campo: así lo declararon 82% de los moldavos y 79% de los uzbecos entrevistados [Guinsburg, 1980, p . 112]. E n síntesis, se puede decir que la migración de los campesinos a la ciudad y los procesos de adaptación correlativos contribuyen a la homogeneización de la sociedad soviética, al progreso de la cultura material y espiritual, a la unificación de los modos de vida, y a la aceleración del progreso social. Traducido del ruso La sociología soviética y las migraciones del campo a la ciudad 513 Referencias AKHIEZER, A . 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Esto equivale actualmente a planlos nuevos enfoques de la migración —la cual . tear la problemática de la formación de la se extiende ya a más de una generación y por identidad, ya que ésta se define en función de lo tanto permite una perspectiva suficiente— la diferencia. estas categorías de análisis reemplazan a otras E n efecto, una masa demográfica considequizás m á s marcadas por la relación dominan- rable de "jóvenes de origen extranjero" nacite/dominado c o m o las de adaptación, integra- dos en los países de acogida de sus padres ción, inserción, etc. llega a la adolescencia y al umbral de la vida "¿Quién no es un inmigrante?", se pre- activa. Los hijos de los que se encuentran en gunta con razón el diario Liberation (1/9/83) el país desde 1950-1960 se ven enfrentados hoy en día a problemas refiriéndose a los franceque n o son específicos ses: en 1980, un tercio de de una etnia o de una sulos franceses, o sea 18 Altan Gökalp es investigador en el Centro Nacional de Investigaciones puesta cultura de origen, millones de personas, desCientíficas de París y miembro del sino que se derivan del cendían en primera, seLaboratorio de Etnología y Socioloconjunto de procesos sogunda o tercera generagía comparada de la Universidad de cioculturales que caracteción de antepasados de París X (Nanterre). H a realizado investigaciones antropológicas en Turrizan el c a m p o social y los cuales por lo menos quía, y ha estudiado los problemas de las situaciones de relegauno era extranjero. E n los trabajadores inmigrados en E u ción social. otras palabras, las percepropa occidental. Es autor de Têtes ciones a que nos ha habirouges et bouches noires (1980). ¿Oportunidades pertuado la intensidad de las didas? ¿Ausencia o incocorrientes migratorias herencia de las políticas hacia la Europa indussociales de inserción? trial desde hace m á s de Entre un país de acogida 30 años, deben revisarse y otro hay una gran diverseriamente: si bien la percepción del "trabaja- sidad de concatenaciones de causas y de dor inmigrante" permitía caracterizar en el disfunciones implícitas en la génesis de la plano histórico, sociológico y económico la mayoría de los problemas sociales llamados de realidad social y la experiencia resultantes del adaptación. E n un contexto de esta índole, hecho de la migración, parece que, en sus más que emprender una descripción minuaspectos esenciales, esta referencia fácil al ciosa de esas políticas fallidas, relatando los "trabajador inmigrante" debe ceder el paso a fracasos o los éxitos, conviene definir ciertos una problemática que encarne mejor las trans- ejes que aparecen en este campo social y que, formaciones del contexto y de la coyuntura al igual que las sociedades industriales en su que se han registrado desde hace más de una gran mayoría, llevan el sello de las tendencias 516 ideológicas contemporáneas, fuertemente marcadas por la dimensión cultural que polariza y hace surgir la mayoría de las divergencias latentes. U n a socialización diferencial, una problemática inter o multicultural, y el deslizamiento hacia la relegación social: tales son los tres puntos en torno a los cuales se abordarán los problemas de adaptación que se observan en el medio de los migrantes. Altan Gökalp otro sector clave del éxito escolar. También en este caso —numerosos estudios parecen confirmarlo— el dominio del idioma es un factor determinante de la relación del niño con las matemáticas. Mejor dicho, si bien un conocimiento adecuado de la lengua no lleva necesariamente al éxito en matemáticas, hay una relación estrecha entre una base lingüística débil y el fracaso, en matemáticas. E n otras palabras, antes de transmitir las normas de la sociedad global, la escuela juzga y excluye con arreglo a dos criterios de rendiU n a socialización diferencial: miento (lengua hablada y escrita y matemátimodalidades y efectos cas) que no toman en cuenta para nada la cultura de origen del niño. L a situación corres"[Los niños] han cambiado... aquí todos se ponde a la que predominaba en las sociedades creen el Profeta", se queja un padre marroquí industriales del siglo pasado: la función prirefiriéndose al comportamiento de su hijo en mordial de la escuela pública era imponer la el hogar, que es alumno de una escuela lengua y el sentido nacional, desentendiénprimaria en Francia [Bedrouh, Gökalp y otros, dose totalmente de las culturas locales. L a 1977]. Esta observación irritada ilustra bien la escuela normaliza o marginaliza según estos génesis de lo que se ha convertido en la criterios. E n este sentido, es sintomático que formación de una diferencia, es decir, de una en el primer año de la escuela primaria, socialización diferencial. E n efecto, la escuela cuando se juzga el dominio oral y escrito del y la familia, dos "baluartes" de la transmisión francés, se registra una tasa de fracasos m u y cultural del saber y de los conocimientos elevada entre los alumnos procedentes de las técnicos, emplazan al niño a que adopte los clases populares y que esta tasa se duplica en valores y normas a m e n u d o contradictorios de el caso de los hijos de inmigrantes. la cultura de origen —generalmente tradicioE n otras palabras, es posible observar nal— y de la sociedad de acogida. Este primer que la transmisión del capitar de conocimiencontacto supone una doble ilusión. Es en esos tos eficaces que pueden facilitar la prosecudos registros de referencias culturales, ambas ción de estudios prolongados y el acceso a impuestas, donde el niño debe realizar una ciclos de formación que a su vez preparan síntesis: vivir en una relación integrada con su para el ingreso a la vida profesional activa, se medio y adquirir un capital cultural "valori- efectúa a través del dominio de la lengua del zado", que sea eficaz en el país de acogida. N o país de acogida que, por su parte, determina un capital "folklórico" sino una suma de las demás formas de éxito escolar, especialconocimientos y técnicas. E s en este terreno mente en matemáticas. D a la impresión de m á s que en ningún otro donde se decide el que a partir de la edad de seis a ocho años, éxito o el fracaso de la adaptación: los buenos una línea divisoria separa claramente a aqueresultados escolares, la formación y el acceso llos que dominan los conocimientos básicos de al empleo en el plano de las modalidades de los futuros excluidos del sistema. Estos últiingreso a la vida activa. m o s , después de pasar por la enseñanza de Ahora bien, tanto en Francia c o m o en los compensación y los "cursillos de preformademás países de Europa industrial donde ción", se encontrarán en las peores condiviven grandes comunidades de inmigrantes, ciones de trabajo al abandonar la adolescencia. los resultados escolares dependen sobre todo N o se trata de abordar aquí la tendencia del aprendizaje y el dominio de la lengua del estadística general que muestra la estrecha país. L o mismo sucede con las matemáticas, relación existente entre los determinismos Los hijos de inmigrantes en Europa Occidental: socialización diferencial y problemática multicultural 517 Clase especial de inglés para niños pakistaníes en Bradford, Yorkshire. Martine Franck/Magnum. socioeconómicos del medio familiar y los resultados escolares. Desde ese punto de vista, la situación de los inmigrantes y sus hijos en el nivel m á s bajo de la escala social no hace sino confirmar la tendencia: prácticamente en todos los países la escuela es una "máquina" eficaz al servicio del Estado-nación y rio se interesa por las diferencias. A este respecto y a guisa de ejemplo, cabe señalar que en el mejor de los casos, cuando la institución escolar toma en cuenta la cultura de origen de los inmigrantes, tanto los program a s c o m o la pedagogía correspondiente sólo se integran —con un enfoque culturalista— en el marco de las "actividades de sensibilización". Se trata de clasificar, ordenar y preparar para la vida activa y de manera normalizada a los futuros "ciudadanos-trabajadores": en lo que respecta al lugar y la función de la escuela, la situación en el país de origen de los inmigrantes se diferencia m u y poco de la que sus hijos enfrentan en el país de acogida. E s m á s , desde el punto de vista de.la relación entre la experiencia social de la familia y la ideología que transmite la escuela, el desfase parece ser aún mayor en el país de origen. A u n q u e la escuela sea el lugar de los fracasos y de las primeras desilusiones, sigue siendo el "recinto de la seriedad" a juicio de los padres, si bien esta visión se ve m u y perturbada por la ausencia de contacto con la institución escolar y la falta de transparencia del sistema escolar y de sus secciones. E n opinión de los padres, la institución escolar mantiene su carácter de lugar de aprendizaje y de "instrucción" reservándose para la familia lo que, según sus propios valores, se aparta del campo de la educación. E n el contexto de la inmigración, es imposible que esta actitud de los padres hacia la escuela n o plantee graves problemas pedagógicos, en especial tratándose de las experiencias de pedagogía multicultural. E n efecto, todo lo que se desvía 518 Altan Gökalp de la "seriedad del juego" y los "juegos de lo una postura culturalista a ultranza en que serio" si utilizamos la expresión de Pierre cada disfunción o desviación observada en el Bourdieu, pronto se considera c o m o no esco- país de emigración se atribuirá a la ruptura lar. A juicio de muchos padres, que reprodu- cultural que suscita la emigración respecto de cen los modelos escolares de su infancia en el las supuestas raíces. país de origen "no se puede a la vez jugar y T o d o indica que, lejos de ser una conseaprender, ni aprender jugando". cuencia de la emigración, el desarraigo suele A d e m á s de la interiorización de esta ser su causa: el desarraigo comienza en el país actitud que determina las aspiraciones de los de origen y se manifiesta en la rápida destrucpadres frente a la escuela en torno al criterio ción de los marcos sociales de las sociedades de la seriedad, de la instrucción y del aprendi- campesinas de base comunitaria y de sus zaje c o m o funciones principales, conviene formas de control social, en el éxodo rural y insistir en la impermeabilidad del medio fami- en la creación de conjuntos demográficos liar a la institución escolar: sólo mediante importantes de subproletariado urbano que acciones concertadas de vasto alcance logran alimentan las chabolas de las jóvenes metrólas escuelas atraer a las familias e inducirlas a polis del tercer m u n d o . E n otras palabras, el formas embrionarias de participación, a m e n u - desarraigo es en primer lugar la consecuencia do dentro de actividades pedagógicas o de de una relegación social en el país de origen, y fiestas orientadas hacia la valoración de las el que sufre el emigrante suele ser una prolonculturas de origen. Estas actividades suelen gación de este proceso. Es importante ver cobrar un carácter marcadamente folklórico, cuáles son los campos sociales en que el por falta de formación del personal docente desarraigo se manifiesta con mayor intensipara abordar otros aspectos de las demás dad, tanto que sus efectos perduran en la culturas. comunidad migrantes. Si bien en la práctica la escuela constituye Cabe señalar, en primer lugar, la trascenpara la mayoría de los hijos de inmigrantes dencia de la identidad nacional. Cuanto más un mecanismo de relegación social de todo lo reciente sea la constitución de los estadosque no está "conforme" con ella, cumple sin naciones, tanto m á s exclusiva de las identiembargo una función esencial de socializa- dades colectivas locales, étnicas, religiosas, ción, al insertar a los niños en su grupo de lingüísticas, etc., será la formación de la edad y llevarlos, mal que bien, a adoptar los identidad nacional, si se tiene en cuenta códigos, comportamientos, gustos, etc., de además que las fronteras que separan esas este grupo de edad, independientemente de identidades colectivas locales no suelen coincisus características étnicas y culturales. Esta dir ni m u c h o menos con aquellas intangibles socialización indirecta, que es m u y activa, se de los estados-naciones. suma a m e n u d o a los efectos de la escolaridad El enfoque de la antropología social es el para entrar en contradicción con las normas y que ofrece la mejor explicación de esta dinálas aspiraciones del otro lugar de socialización mica de la identidad, y es así c o m o E . Evans que es la familia. Pritchard [1968; p. 138] señala que la "distanPor lo general, en los países receptores cia estructural" es la "distancia entre los los problemas de adaptación que enfrentan las grupos de personas en la estructura social", familias de inmigrantes se abordan desde el que puede ser variable: política, parental, punto de vista del desarraigo. Si bien es confesional, etc. E n otras palabras, a la acción esencialmente justa, la referencia al desa- unitaria reduccionista de los estados-naciones, rraigo no puede dejar de suscitar problemas el cuerpo social opone su dinámica diferencial de pertinencia cuando se oculta a su elemento a través de los valores que determinan esta principal. E n efecto, hablar de desarraigo sin distancia estructural, siempre variable y relaplantearse el problema del referente, es decir, tiva. "respecto de qué raíces", equivale a adoptar Si se utilizara esta perspectiva, la tema- Los lujos de inmigrantes en Europa Occidental: socialización diferencial y problemática multicultural 519 Diálogo con una maestra en u n a escuela primaria. Roben Ddpit/Fotogram. tica del desarraigo adquiriría su verdadero valor. ¿Dónde se llevan a cabo las rupturas? Es prioritario saberlo para poder referirse al desarraigo en el país de origen y, sobre todo, para determinar los lugares de ruptura en el país receptor. E n este sentido, la institución familiar sigue siendo el laboratorio donde se producen todas las transformaciones, rupturas y transiciones, el medio conflictivo pero privilegiado de socialización. Es necesario, en primer lugar, abordar una nueva dimensión de la familia inmigrada: la conyugalidad. Incluso en los casos en que la , experiencia migratoria surge c o m o una prolongación del éxodo rural, se trata de una situación nueva que entraña el paso de un sistema de parentesco o de familia extensa en que la pareja conyugal no constituye una unidad discreta y completamente autónoma, hacia la conyugalidad: el marido y la mujer están obligados en ese caso a asumir responsabilidades de decisión y educativas que, por lo menos, en el grupo parental o la familia extensa eran compartidas por otras personas. Por lo demás, incluso en el caso del éxodo rural, es frecuente que se reconstituyan las redes familiares extensas, compensando los efectos de la conyugalidad reciente mediante la posibilidad de recurrir a los esquemas de solidaridad tradicionales restablecidos en el medio urbano. E n otras palabras, la experiencia de la emigración, con la emergencia de la pareja conyugal en el entorno de la inmigración, consagra una ruptura que ya se había iniciado en gran medida en la naturaleza misma del espacio social familiar. Esta transformación, que afecta a la familia, da origen a numerosas contradicciones que se reflejan en las decisiones sobre el estilo de vida y de educación que adoptan las familias inmigrantes. E n la medida en que lo que interesa aquí es sobre todo el campo de socialización de los niños, los efectos de la emigración y del desarraigo Allan Gökalp 520 Asimilación mediante la adquisición de objetos de consumo modernos. Abigail Hcyman/Cosmos. se analizarán desde dos puntos de vista: el de los principios educativos que los padres quieren imponer a sus hijos, por una parte, y el de lo que perdura del contexto cultural original una vez producida la emigración, por otra. Si consideramos la aplicación, m á s o m e n o s controlada, de los principios educativos que los padres adoptan para sus hijos, cabe observar en primer lugar que a m e n u d o surge una perspectiva nueva, ya que la situación de la familia conyugal convierte a los progenitores en el único control, sin los m a y o res y colaterales que en el medio tradicional compartían las tareas de educación y el ejercicio de la autoridad. E n otras palabras, en un contexto de grupo parental o de familia extensa tradicional, la autoridad paterna no incumbe solamente a los dos progenitores del niño. A m e n u d o lá ejercen los mayores de la comunidad y los hombres del grupo parental patrilinear así c o m o los colaterales; el universo femenino obedece a otras normas de especialización de las tareas educativas y de la autoridad (sobre todo donde los mundos masculino y femenino están estrictamente separados). E n realidad, la dependencia que rige las relaciones interindividuales e interfamiliares estructura sólidamente el entorno familiar y deja escasa autonomía a los progenitores propiamente dichos. El control social del entorno familiar es riguroso. Se puede objetar que este control social que ejerce la sociedad tradicional está también influido por el desarraigo que caracteriza la situación del migrante en su país de origen, antes de la partida. Sin embargo, incluso en las chabolas del tercer m u n d o logran sobrevivir ciertos esquemas tradicionales de control social; en cambio, la inmigración entraña la ruptura de esos marcos tradicionales de relaciones de dependencia, por lo menos en el plano familiar en sentido estricto. D e b e m o s entonces preguntarnos c ó m o se lleva a cabo esta nueva estructuración del Los hijos de inmigrantes en Europa Occidental: socialización diferencial y problemática multicultural 521 entorno familiar dado que ninguno de los esquemas tradicionales vigentes en el país de partida pervive en la situación de inmigrante. Según Lautrey [1977]: es producto de la xenofobia y del desprecio social? ¿Para los propios padres, en q u é se traduce su relación con ese conjunto de códigos que constituye una memoria colectiva El concepto de estructuración del entorno famicompartida y que estructura nuestra identiliar muestra una realidad que se sitúa por encima dad? U n a de las mejores respuestas puede de las prácticas educativas y de las técnicas de encontrarse en la carta dirigida por un inmidisciplina. M á s próximo de las condiciones de grante turco a los responsables de las emivida de estas últimas —que determina en cierta siones en turco de Radio France Internatiomedida— este concepto permite entender sus nale, en la que decía: "a la hora de la emisión, relaciones con la clase social en términos funcionos instalamos junto al receptor c o m o si nos nales m á s que morales. L a severidad no es una sentáramos a la mesa para comer". L a vivencaracterística que ha surgido por generación cia de la cultura es en primer lugar la búsespontánea en la mentalidad de los padres obreros, sino un medio de mantener una cierta queda de contacto h u m a n o en torno a códigos forma de equilibrio en las interacciones entre los familiares y puntos de referencia de la m e m o miembros de la célula familiar y entre esta ria colectiva. última y la sociedad cuando las condiciones de D e esta "cultura de origen", que sobrevida son particularmente difíciles. U n a actitud vive y perdura pese a las agresiones que flexible y "permisiva" no es una virtud inmasupone la situación de inmigración, el c o m ú n nente de la burguesía, sino una forma de relade la gente sólo percibe por lo general los ción que puede instaurarse en la célula familiar aspectos m á s visibles: el idioma, los hábitos cuando las posibilidades de elegir la manera de culinarios e indumentarios. ¿ C ó m o objetivar alcanzar un determinado objetivo se multiplican. lo que pertenece a lo subjetivo de la experiencia vivida? E n otras palabras, las prácticas educativas de los padres y las modalidades de la socializaParadójicamente, en los países denominación que el niño lleva a cabo en el medio dos de acogida, las ciencias h u m a n a s apenas familiar tropiezan con dos obstáculos imporse han ocupado de la antropología cultural y tantes derivados de las condiciones en que social de las comunidades inmigrantes: la está situada la célula familiar que intervienen retórica que habla de los trabajadores inmide manera decisiva: la nueva conyugalidad grantes que comparten la condición obrera en que impide que los padres recurran a las esos países suele eludir la necesaria considera"facilidades" de los esquemas tradicionales ción de c ó m o se experimenta la cultura de —que corresponden a una realidad social origen y c ó m o los inmigrantes se relacionan diferente— por una parte, y "el dominio del con su propia visión de su identidad. entorno familiar" que acaba de mencionarse, E n una encuesta realizada recientemente por otra. en Francia mediante entrevistas y observa¿Es posible lograr este dominio, en qué ciones detalladas a unas 300 familias de inmigrantes originarios del M a h g r e b , de Portugal condiciones y con qué -posibilidad de éxito? y de Turquía, el equipo de encuestadores E n las respuestas a estas preguntas residen — q u e dominaba la lengua de sus interlocutotambién la génesis y las modalidades de c o m res— procuró descubrir el verdadero significaplejos problemas de adaptación, el fracaso o do de ciertas categorizaciones y aseveraciones el éxito de una socialización del niño que no de los trabajadores sociales tales c o m o : "la suponga una ruptura flagrante sino una c o m familia mantiene u n estilo de vida tradicioplementariedad con la adquirida en la calle y en la institución escolar. ¿ C ó m o lograr que el nal", "parecen totalmente adaptados a la vida francesa", "el interior de la casa está niño asimile la cultura de sus padres —que se ordenado", etc., cuando no utilizan la palabra le presenta c o m o suya— cuando la imagen "evolucionado", que sirve para calificar todo que la sociedad de acogida da de esta cultura 522 comportamiento que se acerque a las normas de la sociedad circundante. ¿ C ó m o definir e interpretar el gesto de la esposa de un inmigrante turco que recibe la visita de un trabajador social una mañana y que, para hacer m á s cálida la bienvenida, no encuentra nada mejor que encender el receptor de televisión instalado en un rincón de la habitación sobre un mantel bordado? N o tiene importancia que por la mañana no se difunda ningún programa, lo que se trata de demostrar con este gesto es que la emigración no es un fracaso, puesto que existe un bien tangible con todos los signos de la modernidad, y que el inmigrante es c o m o los demás. Y exhibe esa modernidad recién adquirida c o m o presentaría un bebé m u y hermoso. L o que se pretende, c o m o lo demuestra el ejemplo antes citado, no es tanto hacer un inventario de símbolos culturales, sino entender el tratamiento simbólico de que son objeto los rasgos culturales que revela la persistencia de los códigos culturales del país de origen. A continuación figuran los datos de la encuesta señalada [Bedrouh y otros, 1977, P- 79]. Estos datos se reagrupan en torno a algunos puntos y códigos culturales tales c o m o los siguientes: Código temporal: las referencias temporales que permiten organizar y dar ritmo a la memoria de la comunidad doméstica, no sólo en el plano de la historia individual sino en el de la comunidad local y regional de origen. Las fiestas, las celebraciones religiosas y/o los calendarios marcan esos "islotes de tiempo socializado" que sirven de vínculo con la memoria colectiva de la cultura de origen. Código espacial: se trata de individualizar, a partir de las modalidades de la organización del espacio doméstico, las particularidades que corresponden a opciones culturales específicas del país de origen. Código culinario: el papel de las categorías culinarias y la naturaleza lingüística de las funciones culinarias ha sido objeto de numerosos estudios en el campo de la antropología cultural. E n otro plano, el Allan Gökalp psíquico, también es de primordial importancia el papel del código culinario. Al describir las perturbaciones psíquicas que se presentan al comienzo de la vida como inmigrante, Z . Almeida [1975] se refiere a la acentuación de los hábitos alimentarios tradicionales c o m o una de las "conductas de oposición", c o m o si el inmigrante no pudiera satisfacer su apetito con una "alimentación extranjera". L a anorexia, prosigue Almeida "significa a m e n u d o la lucha del inmigrante contra la pérdida de su identidad oral"; las molestias gástricas de que se queja a menudo, se originan en una "sensación de estóm a g o vacío". Otros rasgos que es posible identificar son las actitudes corporales (lenguage corporal), el código indumentario, la música del país, el apego al sentimiento nacional y/o al sentimiento religioso. E n el cuadro 1 se indica la importancia relativa del respeto de esos códigos culturales y sus variaciones de una cultura a otra en familias cuya experiencia de emigración data de no más de cinco años. Este es el marco de socialización del niño dentro de su familia. E n dicho marco sigue siendo determinante el apego a los códigos, valores y normas de la cultura y de la vida social en el país de origen, aun cuando el niño nacido durante la emigración no tenga un conocimiento profundo ni directo de ellos. La socialización "diferencial" de los hijos de inmigrantes se lleva a cabo en tres instancias contradictorias: una escuela normalizadora, las prácticas educativas de los padres —que estructuran difícilmente el entorno familiar pues se ven superadas por las presiones de la sociedad de acogida— y, por último, el estado residual y desorganizado de los códigos culturales de la sociedad de origen. Problemáticas interculturales Frente a un proceso de socialización de esta índole, que será fuente de inadaptaciones en el futuro, debemos examinar los criterios en que se basan las políticas sociales, sociocultu- Los hijos de inmigrantes en Europa Occidental: socialización diferencial y problemática rales y educativas aplicadas en el país receptor y ver c ó m o se manifiesta la voluntad reiteradamente declarada de fomentar la adaptación y las formas de relación integradas a la sociedad de acogida. C U A D R O 1. Códigos culturales de familias inmigrantes en Francia Presencia de rasgos relativos a la cultura de origen Maghrebinos . Turcos Portugueses Código temporal Código espacial Estética Código culinario Código corporal Código indumentario Música Sentimiento religioso Sentimiento nacional Relaciones: 43,7% 37,7% 13,7% 58,8 51,9 19,6 63,9 91,6 51,9 81,1 34,3 80,4 15,1 12,2 3,2 52,1 55,7 19,6 21,2 29,4 34,8 19,8 10,8 30,4 9,2 40,6 13,7 51,2 58,5 39,2 19,3 2,8 14,7 17,6 9,4 19,6 con terceros entre cónyuges entre parientes Total1 (más de 100% en razón de las respuestas múltiples) Número de familias entrevistadas multicultural 523 empezaba una nueva vida para el inmigrante y no un paréntesis, para el inmigrante que llega a Europa entre los años 1960 y 1980 la perspectiva del retorno al país siempre forma parte del proyecto migratorio, aun cuando la realidad la desmienta continuamente. Por eso, la voluntad de inserción y de integración del inmigrante en el país de acogida lleva implícita una contradicción: el retorno es para "mañana" aun cuando este mañana se aplace constantemente. Las primeras políticas de promoción de la identidad cultural del inmigrante partían también de la misma falsa perspectiva (situación que perdura en gran medida). El propósito es mantener al inmigrante y a sus hijos dentro de su cultura y su lengua para que puedan retornar a su país sin problemas de readaptación. Ahora bien, para los padres el futuro es incierto, y los hijos por su parte están sumamente desvinculados de la cultura de sus padres. La lengua y la socialización del país de inmigración donde han nacido alejan toda perspectiva de "retorno" a sociedades y países que físicamente no son suyos. Esta postura utilitaria —que persigue ante todo la preparación del retorno al país de origen de los inmigrantes (y especialmente de sus hijos, la "segunda generación de inmigrantes") cuya integración estima imposible— al parecer ha conducido, en todos los países donde se ha aplicado, a situaciones de fracaso. L o que hoy se necesita es un enfoque diferente, por lo menos en susfinalidades.El • interculturalismo, tal c o m o lo preconizan los \ teóricos de la educación de los países receptores, se centra en un proceso concreto (la 119 106 102 educación escolar) y se concibe c o m o n o segregacionista. Por consiguiente, el interculturalismo constituye un proyecto pedagógico cuya realiFuente: Bedrouh, y otros, 1977. zación "exige que se haya tomado en cuenta pedagógicamente el conjunto de los parámeU n a de las características de la emigra- tros socioculturales que intervienen en las ción hacia la Europa industrial reside en la funciones escolares [...]. L a educación debe naturaleza del proyecto migratorio: a diferen- dirigirse a todos los niños, colocándolos en las cia de la emigración hacia la "América" del mismas condiciones, y perseguir para todos pasado, en virtud de la cual desde que se los mismos objetivosfinales"[Porcher, 1981, posaba un pie en el muelle de Ellis Island p. 25]. L afinalidadde la perspectiva intercul473,7% 469,7% 299,9% 524 tural es dar a los hijos de inmigrantes una doble posibilidad y, c o m o lo precisa el inform e del Consejo de Europa, sobre la base del consenso general, garantizar "la preservación y el desarrollo de la identidad cultural original de los niños, por una parte, y, por otra, su inserción óptima en la sociedad de acogida (óptima significa, en este caso, de acuerdo con las aspiraciones de los interesados)" [Porcher, 1981, p. 50]. U n a opción de esta índole, basada en la pedagogía, plantea naturalmente problemas concretos de aplicación para evitar el recargo de los programas (lengua materna) y los retrasos provocados (mientras el hijo de inmigrante aprende su lengua materna, al niño "autóctono" se le proponen "actividades de sensibilización", por ejemplo un curso de informática, con lo que se acentúan las dife-. rencias ya existentes). L a constitución de clases homogéneas de inmigrantes, que facilitaría la aplicación de una pedagogía específica centrada en el educando, entraña un riesgo de marginalizacíón y comprometería el intercambio indispensable entre niños de orígenes diversos. H o y en día, lo que se denomina "hipótesis intercultural" se resume en un conjunto de experiencias piloto que, por el m o m e n t o , difícilmente pueden trasladarse a un plano m á s general. Se trata, en casi todos los casos, de poner globalmente en tela de juicio las políticas educativas de los estados: la proporción a m e n u d o elevada de niños de origen extranjero en las escuelas suele hacer inoperantes las . clases compensatorias previstas para las minorías en situaciones limitadas y excepcionales. A h o r a bien, c o m o lo revela el informe del Consejo de Europa [Porcher, 1981, p . 55], "curiosamente (o de manera significativa) es a nivel de la formación de maestros donde se toma en cuenta la migración y se imparten cursillos especializados, lo que de todos m o d o s es relativamente contrario a la perspectiva intercultural". E n otras palabras [Porcher, 1981, p. 56], se trata de aplicar una pedagogía original que no esté destinada específicamente a los hijos de inmi- Altan Gökalp grantes pero que los incluya entre los alumnos a quienes va dirigida. Paralelamente, conviene instaurar una formación del personal docente que se ajuste a este objetivo y permita a los maestros realizar una labor que respete las características específicas además de reunir las condiciones necesarias para la equiparación de oportunidades [...]. Esta pedagogía abierta vulnerará sin duda algunos hábitos pero la evolución histórica lo exige. Entre la hipótesis intercultural, por generosa que sea, y su realización concreta se presentan muchos obstáculos. U n o de ellos reside en la voluntad política, tanto de los poderes públicos c o m o de los padres y de las organizaciones que manifiestan su punto de vista. Desde el punto de vista de los padres, todo lo que parece apartarse de las tradiciones religiosas —sobre todo en el caso del Islam— suele ser impugnado y combatido violentamente, de acuerdo con las corrientes integristas que se manifiestan en las comunidades inmigrantes. Ahora bien, una de las condiciones del éxito de las pedagogías interculturales reside en que los padres participen en las actividades escolares. Mientras se mantengan al margen de la escuela, en una actitud de reserva desconfiada e incluso hostil, la interculturalidad no podrá progresar. L a voluntad política de los estados de formar maestros se concreta en créditos y programas. Pero cabe preguntarse cuál es la forma de preparar para la aceptación de las diferencias y la comprensión de otros mecanism o s culturales, a veces fundamentalmente diversos, a los encargados de aplicar proyectos pedagógicos destinados a tomar en cuenta esas diferencias, a integrarlas y a transmitirlas. Entre los obstáculos a la interculturalidad también figuran errores corrientes de sentido c o m ú n que hacen que se confunda la cultura y la nacionalidad así c o m o la cultura y determinadas creencias religiosas, por una parte, y un conjunto de actitudes que es posible denominar relativismo cultural y folklorismo, por otra. Si bien la confusión entre cultura y nacionalidad es "cómoda" para los poderes públicos de los países de origen de los inmigrantes, Los hijos de inmigrantes en Europa Occidental: socialización diferencial y problemática multicultural 525 Adaptación a u n espacio n u e v o . c.c.i./Ccncre G . rompido ya que al mantenerse activo el sentimiento nacional se compensa en cierta medida la pérdida de sustancia que entraña la emigración de los jóvenes en primer término, y ulteriormente la de sus hijos, en el plano de la interculturalidad dicha actitud puede resultar sumamente restrictiva. Tanto más cuanto que en los propios países de origen los estadosnaciones se singularizan ante todo por una acción que rechaza las identidades colectivas minoritarias, comunitarias, lingüísticas y religiosas, en beneficio de la unidad nacional. U n a pedagogía intercultural, centrada en el educando y en su vida social en el país de inmigración que, lógicamente, es su "patria", ¿puede admitir una perspectiva basada en la nacionalidad c o m o sede de la identidad? N o parece posible. E n lo tocante a la confusión entre cultura y religión, aunque las creencias religiosas son un elemento innegable de la socialización, de la estructuración de la personalidad y, en resumen, de la identidad cultural, no pueden ser tomadas c o m o la totalidad de la cultura. A d e m á s , esto es tanto más cierto cuanto que la confusión suele ser exterior al interesado y constituir una identificación hecha por otros, desde afuera. E n efecto, si bien un musulmán tunecino dispone de puntos de referencia para saber en qué se asemeja a un musulmán yugoslavo y en qué se diferencia, y aunque un malasio y un senegalés coincidan ante valores y actitudes que reconocen c o m o comunes, tales apreciaciones no tienen prácticamente nada que ver con las relaciones que se establecen mecánicamente entre lo que se cree saber de una doctrina religiosa y las normas, valores y actitudes de los individuos que profesan esa 526 religión. E n Ia Europa industrial esta confusion afecta principalmente al Islam. Así se recurre a clichés peligrosamente simplificadores para "explicar" determinado comportamiento de un inmigrante, casi siempre de manera negativa. Poco importa que la situación de la mujer en las culturas y sociedades mediterráneas presente determinadas características, independientemente de las creencias religiosas: la "explicación" no se buscará en la historia y los mecanismos fundamentales de esas sociedades sino en la formulación teórica abstracta. Los demás obstáculos a la interculturalidad son el relativismo cultural y la folklorización. El relativismo cultural consiste en admitir toda práctica cultural de los demás, a riesgo de justificar lo injustificable en n o m b r e del respeto a una cultura. Numerosas prácticas familiares violan abiertamente los derechos h u m a n o s , aun cuando en ciertos casos las prácticas culturales del país de origen puedan esgrimirse c o m o justificación. Cerrar los ojos ante prácticas de esta naturaleza (retiro de la escuela, matrimonio forzado de las niñas, mutilaciones sexuales, trabajo forzado, etc.) es olvidar que para el niño que las padece en la mayoría de los casos el país donde cumple su socialización y su escolaridad se ha convertido en su sociedad de origen, en la que comparte ante todo los valores y las actitudes de su grupo de edad y su medio social. L a cultura está intimamente ligada a las condiciones concretas de existencia, y una problemática intercultural consiste, en primer lugar, en tener en cuenta lo que constituye la diferencia cultural de los demás, los elementos que en una cultura pueden intercambiarse y complementarse con los de la cultura de la sociedad de acogida: el relativismo cultural, por el contrario, encierra a los demás en su supuesta cultura, sin procurar fomentar el intercambio; consiste en mantener al margen al niño inmigrante exacerbando su diferencia. Por último, cabe mencionar el folklorismo cuyos efectos negativos se observan en todas partes cuando la lógica implacable de los estados-naciones en busca de identidad Altan Gökalp reduce, desencarna y recupera los despojos de las culturas colectivas locales que constituyen, sin embargo, el fundamento mismo de esos estados-naciones. "Cuando los hombres están muertos, entran en la historia. C u a n d o las estatuas están muertas, entran en el arte. Esta botánica de la muerte es lo que llamamos cultura", afirma Chris Marker [1953] en el comentario de su película "Las estatuas también m u e ren", que se refiere a la destrucción del arte africano por el régimen colonial. Señala a continuación: un objeto está muerto cuando la mirada viva que se posaba sobre él ha desaparecido. [...] el arte negro: lo miramos como si su razón de ser fuera el placer que nos procura. Se nos escapan tanto las intenciones del negro que lo creó como las emociones del negro que lo contempla. C o m o están escritos en la madera tomamos sus pensamientos por estatuas. Y nos parece pintoresco lo que un miembro de la comunidad negra ve como el rostro de una cultura. El enfoque del folklorismo consiste en exaltar costumbres y objetos que ya no tienen una justificación práctica y artefactos que ya no se remiten a códigos, conocimientos y técnicas que en una cultura permiten concebir y estructurar el m u n d o . Consiste, so pretexto de pintoresquismo, en relegar la identidad cultural a la atemporalidad de las "raíces", diso-, ciando al hacerlo, la cultura de la historia. A h o r a bien, las culturas de los inmigrantes se insertan precisamente en la historia social del siglo X X y esta historia compartida, con dominantes y dominados, por las sociedades de acogida y las comunidades de inmigrantes, constituye el terreno fértil en que se arraigan las identidades culturales. Por último, esta visión de la cultura situada en su perspectiva historicosocial parece ser una de las prioridades del enfoque intercultural. Consecuencias de la falta de interacción cultural El deslizamiento hacia la marginalización y las Los hijos de inmigrantes en Europa Occidental: socialización diferencial y problemática multicultural Especificidad cultural: ceremonia de circunsición en una familia argelina en Marsella, Y . jeanmougin/viva. diversas modalidades de relegación social parece ser el principal escollo contra el que se estrellan las amarguras de las oportunidades perdidas, las políticas sociales veleidosas y/o incoherentes e incluso el relativismo cultural de buen tono q u e se equivoca de objetivo y se preocupa ante todo de tranquilizar la conciencia de quienes lo practican. D e los procesos de adaptación que fracasan pueden surgir nuevas formas involutivas de construcción de identidades culturales: el integrismo religioso, el ultranacionalismo y las formas de "super integración" basadas en el rechazo, el desprecio y el odio a la propia cultura de origen, son efectos perversos de esas situaciones de fracaso y del repudio de las perspectivas multiétnicas y multiculturales por parte de las sociedades de acogida. E n el contexto de la inmigración europea, la estructura sociodemográfica de las comunidades de inmigrantes —compuesta en su mayoría por inmigrantes procedentes, d e sociedades de tradición musulmana- 1 — sitúa las creencias religiosas e n el primer plano d e los componentes culturales involucrados, y m á s aun cuando se trata de la pertenencia política. E s así c o m o surgen formas de estructuración que reproducen las de las sectas y órdenes religiosas y se basan e n el rechazo a la modernidad occidental, su sistema de valores y sus relaciones h u m a n a s . Esta actitud d e "reacción" en el verdadero sentido del térm i n o , encuentra naturalmente u n terreno a ú n m á s favorable cuando todo se conjuga e n el país d e inmigración para reducir la cultura a las creencias religiosas. L a s relaciones d e dominantes-dominados q u e caracterizan la situación del inmigrante en la sociedad industrial se manifiestan también en el plano d e su cultura q u e , en la práctica, es víctima d e u n a desvalorización social. Si bien solamente la mezquita le restituye su dignidad d e h o m b r e , 52 528 independientemente de su origen étnico, social y cultural, este notable acceso de religiosidad y la aparición de formas de integrismo —que encuentran eco en el contexto internacional— reflejan un proceso sociológico irrelevante cuyas consecuencias lo son m u c h o menos; tanto en lo que concierne a la actitud de los padres hacia la sociedad receptora como respecto de sus hijos. También se presenta la deformación del ultranacionalismo. Los gobiernos de los países de origen con una visión reduccionista de las formas socioculturales, comunitarias y demás aspectos de la identidad se inquietan particularmente al ver que cientos de miles de sus niños, la riqueza de la nación, se les escapan de manera aún m á s definitiva que los padres, cuya socialización ya se había realizado en el país de origen antes de la partida. Por ello el idioma y la historia nacionales constituyen los pilares de la "acción cultural" que desarrollan los maestros procedentes del país de origen. Ahora bien, la experiencia europea tiende a demostrar que una acción de esta índole no sólo es contraria a la perspectiva intercultural debido a la segregación que provoca de hecho en la propia institución escolar entre los alumnos de diversas nacionalidades, sino también entre los niños inmigrantes y los que no lo son. E n este sentido, cabe mencionar el ejemplo de una situación que se ha observado en la República Federal de Alemania: es frecuente que, al lamentar los conflictos que oponen al Estado turco y al griego, los inmigrantes turcos digan: "¡Ah, si los griegos fueran tan simpáticos c o m o los griechenlander!" (los inmigrantes griegos). Coexisten entonces la solidaridad humana que crea el pan negro del exilio, por una parte y, por otra, "el invento de los enemigos hereditarios", que es el mito que mejor utilizan los estados-naciones del m u n d o . Parece urgente, sobre todo en el caso de los niños llamados "de la segunda generación", evitar que la enseñanza extracurricular de la cultura de origen se transforme en una escuela de chauvinismos nacionales. Por último, cabe mencionar la deformación que podría denominarse superintegra- Alian Gökalp ción: ¿cómo pretender que los niños de la segunda generación adopten los gustos, las formas de vida y las actitudes de sus padres cuando eso provoca el desprecio social de muchos sectores de la sociedad que los acoge? Cuando al conflicto de generaciones entre padres e hijos se suman los efectos del deseo de los niños de integrarse a cualquier costo al grupo de edad al que pertenecen en el país de acogida, existen fuertes posibilidades de que se produzca una identificación cultural con los códigos y normas de ese grupo de edad. E n tales casos, las diferencias corresponderán a las disparidades de los medios socioeconómicos. E n efecto, m á s que una búsqueda de raíces culturales, lo que impulsa a los jóvenes es, en primer lugar, una voluntad de integración en una comunidad estructurada conforme a leyes que no son las de la sociedad de los adultos sino más bien lo que los medios de comunicación denominan "el m u n d o de los jóvenes". También en el caso de los padres, la modernidad, que es una aspiración permanente, consiste en apoderarse de los signos que la caracterizan y, en la medida en que esta modernidad es sinónimo de cultura de comunicación de masas, la integración significa también confundirse con la masa, dejar de formar parte de los diferentes, aun cuando se haya compartido una cultura con aquellos que, por fuerza o por propia decisión, siguen perteneciendo al campo de la diferencia. Cuanto m á s se disloquen los distintos códigos de las culturas de origen por el desprecio social que suscitan en las sociedades de acogida, tanto mayores serán, como parte de una conducta de integración, el "deseo de ser anónimo, común y corriente" y el rechazo de la propia diferencia provocados por ese desarraigo adicional. Si partimos de la base de que la cultura es una memoria compartida inscripta en el espacio donde se desarrolla la vida social y en un contexto de intercambio, entonces quizá podam o s encontrar el m o d o de plantear una problemática de la identidad cultural de los inmigrantes y sobre todo de sus hijos. Los hijos de inmigrantes en Europa Occidental: socialización diferencial y problemática multicultural 529 E n este sentido, si se d a la perspectiva adecuada a la noción de tradición, ésta puede resultar rica en posibilidades. Hablar de desarraigo sin precisar respecto de qué y, sobre todo, sin preguntarse si el deterioro de las tradiciones en los países d e origen no es el causante de la emigración, sería abordar la situación a la ligera. D e acuerdo con la formulación de Pouillon [1975], la tradición no es u n a observancia estúpida de reglas estereotipadas, sino "la conciencia que posee el grupo de su carácter estructurado [...] T o m a r conciencia de una tradición es encontrar u n patrimonio en el pasado, pero aceptarlo solamente a beneficio de un inventario cuyos criterios son los nuestros". H a y que admitir entonces la tradición, pero ¿qué tradición? E n segundo lugar, hay que tener en cuenta la historia: cuanto m á s se incorpore, sin la sombra de una duda, la historia del m u n d o obrero, de los movimientos obreros y de las conquistas sociales del siglo pasado al patrimonio de las sociedades industriales de E u r o p a , tanto m á s la historia social de la segunda mitad del siglo X X será indisociable de la historia de esas sociedades, así c o m o de la de los países de origen. Los inmigrantes y sus hijos hacen esta historia c o m o actores principales pero la historia, incluida la q u e se enseña en las escuelas, los despoja de su propia m e m o r i a . L a interculturalidad daría realmente sus primeros pasos el día en que la historia de la emigración, la historia de esas mentalidades y culturas diferentes formara parte de la enseñanza ordinaria de los programas escolares de los países de inmigración. Traducido del francés Referencias A L M E I D A Z . 1975. Les perturbations mentales chez les migrants. Les informations psychiatriques, (París), n.° 3. BEDROUH F.; GÖKALP A. y otros. 1977. Le passage, socialisation des enfants de migrants. S S A E , Paris, 180 p. Les nouer. Paris, Gallimard, 312 p. L A U T R E Y J. 1977. Classe sociale, structuration de l'environnement familial et développement cognitif. Paris, Universidad de Paris V , 300 p. (Tesis.) M A R K E R C h ; 1953. Les. statues E V A N S - P R I T C H A R D E . E . 1968. meurent aussi (película). P O R C H E R L . 1981. L'éducation des enfants de migrants en Europe: l'interculturalisme et la formation des enseignants. Estrasburgo, Consejo de Europa, Consejo de Cooperación Cultural. 193 p. P O U I L L O N J, 1975. Fétiches sans fétichisme. Paris, Maspero, 351p. Los trabajadores inmigrantes y el mercado de trabajo: un análisis comparativo Adriana Marshall Introducción país extranjero. N o tómanos en cuenta a los "inmigrantes de segunda generación" porque los factores que rigen su situación económica son análogos a los que afectan la distribución de determinados estratos de la m a n o de obra indígena: socializados, educados y formados profesionalmente en el país receptor, sus expectativas de empleo son distintas de las que encuentran los inmigrantes de primera generación. El análisis comparativo que ofrecemos a continuación se centra en la relación que existe entre la inmigración y el mercado de trabajo receptor. Para estudiar dicha relación examinamos la distribución de la fuerza de trabajo inmigrante en tres mercados laborales distintos, haciendo hincapié en la índole de las actividades económicas Marco del análisis que emplean mayoritariaAdriana Marshall es profesora de mente trabajadores execonomía laboral e investigadora en tranjeros y en las tendenL a inmigración de trabala Facultad Latinoamericana de Ciencias que se aprecian en su jadores manuales se procias Sociales de Buenos Aires. H a distribución a lo largo del duce en m u y distintas reestudiado el mercado de trabajo y las tiempo. Esperamos que migraciones de mano de obra, incluigiones. Los mercados de dos los efectos sociales y económicos este examen arroje algutrabajo receptores puede la inmigración en Europa Occidenna luz sobre los factores den caracterizarse por un tal, América Latina y los Estados que influyen en la distriexceso de oferta o un Unidos. H a publicado dos libros y bución de los trabajadoexceso de d e m a n d a . Las numerosos artículos. res inmigrantes dentro de políticas de inmigración la estructura del empleo también son variables, y, con ello, sobre aquedesde las m á s restrictivas llos otros que facilitan o y selectivas hasta las más estorban su movilidad. abiertas y permisivas. E n Prestamos especial atención a las condicio- cualquiera de estos contextos, las actividades nes generales del mercado de trabajo (exce- económicas pueden clasificarse en una escala so de oferta o exceso de demanda) y al gra- continua conforme a su grado de "sensibilidad do de regulación de las corrientes inmigra- a las fluctuaciones de la oferta de m a n o de torias. obra", es decir, a su elasticidad de sustitución. El estudio se circunscribe a los trabaja- Sostenemos aquí que donde hay un excedente dores manuales extranjeros orientados hacia de m a n o de obra es m á s probable que la el empleo asalariado y el trabajo indepen- inmigración fomente el crecimiento de la diente o por cuenta propia.1 Por "extranje- demanda de m a n o de obra en los sectores ros" entendemos solamente los nacidos en sensibles a las fluctuaciones aludidas, lo cual, 532 a su vez, estimula aún m á s la inmigración. Este proceso suele verse facilitado cuando la política de inmigración es ineficaz y, en la práctica al menos, resulta incapaz de controlar la afluencia y de regular la distribución geográfica y económica de la fuerza de trabajo extranjera. E n cambio, cuando en el área receptora hay escasez de fuerza de trabajo, y aún m á s si el gobierno controla estrictamente la inmigración, la m a n o de obra extranjera es eficazmente orientada hacia los puestos de trabajo vacantes, que no se ubican necesariamente en las referidas actividades sensibles a lasfluctuacionesde la oferta de m a n o de obra. Naturalmente, la diferencia que hay entre satisfacer una demanda preexistente y "crear" demanda afecta la manera en que los trabajadores inmigrantes se integran a los mercados de trabajo receptores. E n países de destino con m a n o de obra excedente, los trabajadores extranjeros estarán cada vez más desproporcionadamente representados en las actividades sensibles a las fluctuaciones de la oferta de m a n o de obra, mientras que en áreas receptoras con escasez de fuerza de trabajo se distribuirán en forma más homogénea en la estructura del empleo. E n otras palabras, en los segundos se observará una tendencia a la difusión de la m a n o de obra extranjera (siempre en las ocupaciones menos atractivas) mientras que en los primeros es dé esperar una concentración en industrias específicas. Por razones tanto objetivas como subjetivas, la asignación de los trabajadores manuales inmigrantes a los "empleos socialmente indeseables", c o m o los ha denominado B ö h ning [1973], no parece presentar excepciones. Esto sucede cuando, en condiciones de escasez de m a n o de obra generalizada, los trabajadores "importados" son el único medio de cubrir los puestos abandonados por los trabajadores nacionales en su búsqueda de puestos m á s atractivos. Otro tanto ocurre cuando la inmigración procedente de países menos industrializados tiene lugar en concomitancia con el desplazamiento a largo plazo de la fuerza de trabajo nativa hacia ocupaciones no manuales y puestos de trabajo m á s calificados, oportuni- Adriana Marshall dades que se multiplican gracias al crecimiento económico y a la ampliación de la educación, con sus consecuentes expectativas de mejora en el empleo. Los trabajadores inmigrantes que llegan de países menos desarrollados, generalmente desprovistos de calificaciones profesionales "modernas", tienden a ser asignados a puestos menos especializados o menos deseables, lo cual facilita el ascenso sociolaboral de la fuerza de trabajo autóctona. C o m o existen ocupaciones poco atractivas en todos los ámbitos laborales, es fácil hallar trabajadores inmigrantes en actividades m u y diversas, pero generalmente se los localiza en los "peores" puestos de trabajo de cada sector. E n los países de destino con oferta excesiva de m a n o de obra, donde no se ejerce ningún control sobre el volumen y la distribución de los inmigrantes, un proceso adicional se superpone a la "ley" que rige la asignación de trabajadores manuales extranjeros a sus diversas ocupaciones. Los inmigrantes tienden a "crear su propia demanda" en sectores de actividad tales como el servicio doméstico, donde la demanda de m a n o de obra es m u y elástica, las industrias tecnológicamente flexibles (por lo general industrias antiguas, tradicionales, que han pasado en su historia por diversas formas de desarrollo tecnológico, por ejemplo, los ramos de la construcción y del vestido) y, en situaciones extremas, el empleo independiente (venta ambulante, etc.).2 E n los casos de abundancia de m a n o de obra— en los cuales la abundancia de fuerza de trabajo extranjera constituye un caso especial— las actividades sensibles a las fluctuaciones en la m a n o de obra (por ejemplo, las industrias tecnológicamenteflexibles)pueden "congelar" a un nivel determinado el proceso de sustitución de m a n o de obra, volver a métodos de producción con mayor densidad de m a n o de obra y a formas más antiguas de organización de la producción, o bien subdividirse en componentes con uso intensivo de m a n o de obra. Otras manifestaciones de la adecuación de la demanda a la superabundancia de m a n o de obra pueden ser una proliferación de establecimientos de pequeñas dimen- Los trabajadores inmigrantes y el mercado de trabajo: un análisis comparativo 533 Obreros inmigrantes que llegan a la República Federal de Alemania, GHICS Pcrcss/Magnum. siones y un resurgimiento de la subcontratación, el trabajo a domicilio y otras m o d a lidades contractuales obsoletas. D e esta manera, la inmigración puede estimular el crecimiento de una demanda de trabajadores extranjeros. N o cabe en este estudio el análisis de las razones por las cuales están dispuestos a aceptar las condiciones de trabajo que derivan de la reintensificación de procesos de trabajo y prácticas de empleo anacrónicas. A través de las redes sociales —cuyo papel en el proceso de asignación de ocupaciones está m á s que demostrado— las oportunidades de empleo en las actividades que ya presentan una concentración excesiva de trabajadores extranjeros continuarán atrayendo nuevos inmigrantes. Este proceso de autoalimentación se ve facilitado por la carencia de políticas industriales que armonicen el desarrollo de los distintos sectores económicos, por la segmentación del mercado de trabajo y por la debilidad de la intervención sindical y, natural- mente, se sustenta en la admisión incontrolada de m a n o de obra extranjera. L a distribución resultante de m a n o de obra extranjera en la estructura del empleo no es m u y distinta del patrón general anteriormente descrito, ya que los trabajadores inmigrantes están representados con creces por doquiera, en mayor o menor medida, en las industrias con uso de m a n o de obra m á s intensivo (y, por consiguiente, m á s sensibles a sus fluctuaciones) industrias que, por ser más antiguas, tienden a incluir una fracción de puestos de trabajo "indeseables" superior al promedio y recurren a calificaciones profesionales m á s "tradicionales", propias de emigrantes de países menos desarrollados. Al "crear su propia demanda", los trabajadores inmigrantes no sustituyen ni desplazan m a n o de obra nativa: los inmigrantes ocupan puestos que no existirían en su ausencia. Si la inmigración puede considerarse, en parte, consecuencia del ritmo del proceso de 534 sustitución de m a n o de obra en contextos con escasez de fuerza de trabajo, en condiciones de m a n o de obra excedente y, en actividades económicas específicas, en cambio, tenderá a frenar aquellos procesos de sustitución de m a n o de obra más rápidos. L a posición de los trabajadores extranjeros en la economía y el hecho de que la inmigración influya en la demanda de m a n o de obra tienen importantes consecuencias económicas (por ejemplo, para la productividad de algunas industrias) y repercusiones sociales que van más allá de los perjuicios más directos para la m a n o de obra nativa, como el desplazamiento y la mayor lentitud de los incrementos salariales. Los inmigrantes en tres mercados de trabajo N o es sorprendente que la m a n o de obra extranjera se haya incorporado casi exclusivamente al mercado de trabajo manual, ya que la inmigración ha estado compuesta en su mayor parte por trabajadores manuales, debido a un reclutamiento deliberado, c o m o en Europa Occidental, o a corrientes inmigratorias "espontáneas" hacia Nueva York o Buenos Aires.3 Las posibilidades de empleo manual han atraído también a inmigrantes que en sus países de origen desempeñaban tareas no manuales. E n los Países Bajos, la República Federal de Alemania, Suiza y Francia, la inmensa mayoría de los inmigrantes mediterráneos trabaja* en ocupaciones manuales.4 E n Nueva York, m á s del 6 0 % de los inmigrantes de origen hispánico desempeñaban empleos manuales en 1970 ; 5 la proporción había subido al 68% (varones) y el 7 8 % (mujeres) en 1980 [Marshall, 1983]. E n Argentina, casi el 9 0 % de los inmigrantes bolivianos, chilenos y paraguayos y el 6 6 % de los uruguayos se ocupaban en tareas manuales en 1970 [Carrón, 1976]. Particularmente en Buenos Aires,'alrededor de un 8 0 % de los inmigrantes recientes llegados de países vecinos se Adriana Marshall hallaban en puestos de trabajo manuales [Marshall, 1979]. N o sólo se emplea a los trabajadores extranjeros en tareas no calificadas. M u y a menudo trabajan en quehaceres semicalificados, en industrias que requieren competencias "tradicionales" (construcción naval, vestido y construcción, por ejemplo). El análisis que sigue toma como dato básico la existencia de una brecha manual/no manual entre las fuerzas de trabajo nativa y extranjera. Así establecida la situación de los trabajadores inmigrantes, nos proponemos examinar aquí los factores que determinan la distribución de los trabajadores manuales inmigrantes en las diversas actividades económicas. Idealmente, esta distribución económica debería referirse únicamente a los trabajadores manuales, tanto nativos como extranjeros, pero esto no ha sido siempre posible debido a la naturaleza de la información disponible. A continuación describiremos algunos aspectos característicos de las corrientes de inmigración que afluyen a tres áreas escogidas —los Países Bajos, Argentina y los Estados Unidos— y sus formas de incorporación a los mercados urbanos de trabajos manuales.6 Por último, y en capítulo aparte, presentaremos un examen comparativo. La escasez de m a n o de obra y los trabajadores "importados" en Europa Occidental Durante la década de 1960, y a veces antes, en varios países de Europa Occidental se produjo una escasez de m a n o de obra. La situación del mercado de trabajo y las características de la importación de mano de obra no fueron en m o d o alguno homogéneas en toda Europa Occidental, pero hubo algunos rasgos comunes. Los Países Bajos, que hemos seleccionado para ilustrar una situación de m a n o de obra "importada" en un mercado de trabajo con exceso de demanda, representan uno de los casos más "puros" de dicha situación.7 La inmigración de trabajadores a los Países Bajos, organizada merced a un sistema Los trabajadores inmigrantes y el mercado de trabajo: un análisis comparativo Niños de Bangladesh trabajan en una fábrica de Londres, infringiendo la legislación laboral. Leonard Freeman/Magnum. de contratación activa y regulada con participación de los sindicatos, se inició en u n m o m e n t o preciso a comienzos de la década de los sesenta, cuando la aguda escasez de m a n o de obra coincidió con u n ritmo m u y acelerado de incrementos salariales debido al derrumbe de la política salarial. L a consiguiente reducción de beneficios determinó el comienzo de la importación de m a n o de obra procedente de los países mediterráneos. Los trabajadores importados eran la única fuente de m a n o de obra suplementaria, toda vez que la sustitución de fuerza de trabajo n o podía acelerarse ni podían movilizarse a corto plazo las exiguas reservas de m a n o de obra interna en una coyuntura en que la creciente demanda nacional y extranjera de productos manufacturados creaba condiciones favorables para u n aumento rentable de la producción. N o sólo el Estado y los empresarios contrataron deliberadamente m a n o de obra extranjera, sino que se controló su distribución geográfica e industrial: se orientaba a los trabajadores inmigrantes hacia los empleos vacantes, destinándolos a cubrir lagunas geográficamente concentradas en diversas industrias. Las necesidades de m a n o de obra se concentraban en la región occidental y en las industrias manufactureras, por lo q u e un 6 6 % de los trabajadores mediterráneos (1969) fueron ubicados en tres provincias de u n total de once (89% si se añaden dos provincias m á s ) donde se concentraba el 5 0 % de los puestos de trabajo sin cubrir (el 7 7 % para las cinco provincias). Las pautas de migración internacionales e internas eran divergentes: la m a n o de obra local abandonaba las regiones que recibían trabajadores extranjeros, que c o m pensaban la pérdida de nativos por emigración: durante el decenio de 1960 afluyeron a la región industrial occidental 51.450 trabajadores extranjeros, en tanto que la abandona- 535 536 ban 55.690 nativos (datos correspondientes a 1960-1969). C o m o ya queda dicho, se esperaba que los trabajadores contratados cubrieran las carencias que existían en el mercado de trabajo manual. E n 1965-1968, prácticamente el 70% de la fuerza de trabajo foránea estaba empleada en la industria manufacturera —frente al 35% correspondiente al total de la fuerza de trabajo manual de los Países Bajos— y el 5% encontró empleo en la industria de la construcción. Se trataba de una fuerza de trabajo extranjera destinada básicamente a la producción; la contratación se dirigía exclusivamente a trabajadores varones porque era lo que se necesitaba. Hasta cierto punto esto es reflejado por su relativa concentración en la manufactura, donde si bien la m a n o de obra extranjera jamás alcanzó una proporción importante del empleo total, durante algunos períodos los recién llegados representaron el crecimiento total del empleo en este sector (por ejemplo, en 1961-1965). E n la manufactura, —principal absorbente de inmigrantes en términos absolutos y relativos— la m a n o de obra extranjera abundaba principalmente en las industrias de cerámica y porcelanas, cuero y piel, textiles, metales y alimentación. Su notable ausencia en la industria del vestido —habitual receptora de inmigrantes— puede explicarse en parte por la ausencia de mujeres en la corriente inmigratoria. Las industrias enumeradas se contaban entre las de mayor intensidad de m a n o de obra y entre las menos rentables, c o m o lo indican sus niveles de productividad y sus salarios inferiores al promedio. Algunas aumentaban sus efectivos, pero otras los disminuían. La mayor parte de estas industrias contaban con importantes proporciones de ocupaciones manuales semicalificadas, a las que se adaptaba bien el tipo de competencias de inmigrantes procedentes de países con predominio de las industrias tradicionales (cuero, caucho, textil, cerámica, metalurgia). E n general, la superabundancia de la fuerza de trabajo inmigrante correspondía a una diferencia de casi quince puntos en relación con la fuerza de trabajo manual total Adriana Marshal! empleada en la manufactura. N o obstante, la super abundancia en cualquiera de estas industrias no excedía de cuatro puntos, aunque era algo m á s acusada a nivel regional. Según datos correspondientes a 1960-1969, la superconcentración en las industrias tradicionales corrió paralelamente a una penetración de m a n o de obra extranjera en prácticamente todo el sector manufacturero (con excepción de las artes gráficas y el tallado de diamantes) y estuvo positivamente asociada con el índice de demanda de m a n o de obra (con excepción de la industria de la alimentación, la participación de trabajadores extranjeros fue m á s amplia en las industrias con mayor cantidad de vacantes). E n resumen, la m a n o de obra extranjera mostró superconcentraciònes en las industrias con alta densidad de fuerza de . trabajo (y "sensibles a lasfluctuacionesen la oferta de m a n o de obra"), pero también un importante grado de difusión en todos los sectores fabriles y de la construcción.8 E n otros países de Europa Occidental, donde la participación de la fuerza de trabajo extranjera en el empleo total es mucho más importante que en los Países Bajos, se observa un proceso de difusión hacia industrias distintas de las tradicionales "industrias de inmigrantes". Esta difusión no siempre altera la sobreabundancia básica que se halla en las industrias tradicionales, con diferencias bastante constantes entre las fuerzas de trabajo autóctona y foránea. Böhning [1975], que estudió las industrias fabriles de la República Federal de Alemania, no halló correlación entre intensidad de m a n o de obra y proporción de fuerza de trabajo extranjera empleada en ese sector, lo que parecía indicar que los trabajadores inmigrantes satisfacían necesidades de m a n o de obra menos calificada y puestos de trabajo socialmente indeseables en general.9 A u n q u e algunas industrias con alta densidad de m a n o de obra emplean grandes contingentes de fuerza de trabajo extranjera, es claramente visible su difusión en todo el sector industrial intermedio, alcanzando también proporciones nada desdeñables en algunos sectores con alta densidad de capital. Hiemenz y Schatz [1976, Los trabajadores inmigrantes y el mercado de trabajo: un análisis comparativo p. 45], refiriéndose también a la industria alemana, concluyen que "la proporción de trabajadores extranjeros, hombres y mujeres, guarda una relación directa con la proporción . de trabajadores semicalificados y sin calificar que se observa en la fuerza de trabajo masculina y femenina empleada en las distintas industrias" y que, aunque las mujeres inmigrantes aparecen concentradas en mayor medida aún que las alemanas en industrias "estructuralmente débiles" (es decir, las que compiten con las importaciones), no existe una correlación similar en el caso de los extranjeros varones. E n lo que atañe a Suiza, Maillât y sus colaboradores [1976] ofrecen datos que indican un proceso de difusión de la m a n o de obra extranjera en todo el sector manufacturero. Aunque la superabundancia de trabajadores inmigrantes era perceptible en las industrias tradicionales (vestido, textil y metalurgia) con alta densidad de m a n o de obra (según valor añadido por trabajador), en comparación con los trabajadores suizos su representación excesiva fue m u y constante en el tiempo (19661974); además durante el mismo periodo disminuyó la proporción de fuerza de trabajo extranjera total en las industrias de este sector.10 E n Suiza, la m a n o de obra foránea había llegado en 1974 al 4 3 % del empleo total en la manufactura, cifra que, por sí sola, revela elocuentemente un proceso de difusión. Porcentajes tan altos c o m o el 40 y 50% se observaron en las industrias intermediarias y de uso intensivo de capital, tales como las del papel, el tabaco, los plásticos y el caucho. A d e m á s , en la industria química había tenido lugar un rápido crecimiento de la participación de la m a n o de obra inmigrante.11 E n Francia parece no existir correlación entre equipos modernos u obsoletos y la presencia o ausencia de m a n o de obra extranjera [según Rerat y otros, citados en Tapinos y otros, 1978]. E n una palabra, pese a la persistencia del excesivo número en las industrias tradicionales, en los países europeos occidentales puede detectarse una tendencia a la difusión de los trabajadores extranjeros en todo el 537 mercado de trabajo industrial, pasando con el tiempo de las industrias de fabricación con mayor densidad de m a n o de obra a industrias intermedias e incluso a sectores industriales con elevada densidad de capital. Esta tendencia parece indicar que la demanda de m a n o de obra inmigrante dimana de la necesidad de una fuerza laboral de producción menos calificada por el desplazamiento a largo plazo de la fuerza de trabajo autóctona hacia oportunidades más atractivas. A d e m á s , las pruebas de que el empleo de trabajadores extranjeros fue parí passu con la innovación tecnológica corroboran la hipótesis según la cual en economías con escasez de m a n o de obra y control de la inmigración, las importaciones de fuerza de trabajo no afectan adversamente la tecnología y la organización de la producción, es decir, no crean demanda de m a n o de obra a expensas de la productividad. E n los Países Bajos, por lo menos un tercio de las firmas industriales encuestadas que empleaban inmigrantes habían introducido o proyectaban introducir nuevos equipos automáticos o racionalizar los métodos de producción [Marshall, 1973]. Por otra parte, en la minería, se empleó a extranjeros sólo temporalmente, mientras se hacía efectivo el proyectado cierre de las minas. 12 D e igual manera, una "encuesta regional de empresarios efectuada en el suroeste de Alemania puso de manifiesto que, en contra de lo previsible, lasfirmasque empleaban extranjeros hacían mayores esfuerzos por reducir la densidad de m a n o de obra mediante incrementos de los bienes de capital [...]. Por otro lado [...] los extranjeros ocupan puestos de trabajo que, en m u y amplia medida, no pueden ser sustituidos por maquinaria" [K. Höpfner, 1975, citado en Böhning, 1975, p. 13]. 13 Mano de obra excedente e inmigración "espontánea" Argentina E n evidente contraste con los casos precedentes, Argentina y los Estados Unidos (ejemplo que examinaremos a continuación) son 538 "países de inmigración" típicos. L a emigración de fuerza de trabajo manual desde países vecinos (particularmente Bolivia, Chile y Paraguay) a la Argentina es de origen tradicional, numéricamente importante y crónica. Se ha visto facilitada por la proximidad geográfica, el idioma compartido y muchos rasgos culturales en común. 1 4 Sin embargo, nunca ha alcanzado una proporción m u y significativa de la fuerza de trabajo argentina, comparada con la inmigración procedente de Europa. E n la primera mitad del siglo X X la inmigración de los países vecinos suplió una insuficiente oferta de m a n o de obra local para las actividades rurales en las provincias fronterizas. Desde mediados de los años 50, el mercado de trabajo argentino pasó a una situación de exceso de m a n o de obra a causa del lento ritmo de la expansión económica, aunque el país siguió presentando un nivel de industrialización y de desarrollo socioeconómico general más alto que sus vecinos. Consiguientemente, en lugar de disminuir, la inmigración aceleró su ritmo durante el período 1956-60, prosiguiendo después de m o d o constante aproximadamente hasta 1976. Pese a la transformación de las condiciones del mercado de trabajo, la política de inmigración, fundada en los anteriores decenios de escasez de la m a n o de obra, continuó siendo extraordinariamente permisiva. Esta actitud se vio reforzada por las supuestas exigencias d e m o gráficas de la "seguridad nacional" (Argentina tiene una población poco numerosa con respecto a su territorio) así como por el fantasma, siempre al acecho, del miedo a las carencias de fuerza de trabajo que eran de prever si la acumulación de capital se aceleraba hasta absorber las ofertas de m a n o de obra nacional. Esta situación fue facilitada aún m á s por la absoluta falta de oposición a la libre inmigración por parte de los sindicatos. Históricamente, los inmigrantes se asentaban en regiones limítrofes con los países de procedencia, pero posteriormente se extendieron a otras áreas, pasando además de las actividades rurales a las urbanas. C o m o consecuencia del relativo estancamiento económico o del descenso en la demanda de m a n o de obra Adriana Marshall agrícola registrado en algunas de, las regiones fronterizas de destino, tradicionales, muchas corrientes inmigratorias cambiaron de rumbo y se encaminaron hacia Buenos Aires, principal receptor también de las migraciones internas. El papel de la fuerza de trabajo inmigrante en la economía argentina se modificó con el aumento del desempleo. A partir de la década de 1960, en condiciones de crecimiento casi nulo de la demanda de m a n o de obra para la producción, el papel de la inmigración perdió importancia. D e hecho, en todas las regiones receptoras con excepción del área metropolitana de Buenos Aires, las afluencias foráneas fueron de preferencia a las provincias donde menos crecía el empleo. E n las primeras fases de la inmigración de m a n o de obra (antes de 1950), los trabajadores inmigrantes habían satisfecho una demanda de fuerza de trabajo económicamente específica y geográficamente localizada. Siguió luego un período (1950-1960) durante el cual la m a n o de obra extranjera tendió a llenar el vacío creado por el éxodo de los trabajadores locales que abandonaban las provincias para establecerse en Buenos Aires. Finalmente, de 1960 en adelante (con la excepción de un efímero auge expansionista a comienzos de los años setenta), la fuerza de trabajo inmigrante se vio desplazada por una m a n o de obra local ya más que suficiente, incluso en los sectores económicos donde los trabajadores extranjeros eran particularmente numerosos. E n la mayoría de las provincias esto se tradujo en un descenso de su participación en la fuerza de trabajo local en general y en aquellas actividades donde los inmigrantes habían estado hasta entonces concentrados. E n comparación con las economías regionales, el papel de la m a n o de obra extranjera en Buenos Aires pareció adquirir mayor relieve, ganando terreno realmente entre la población económicamente activa. Pero este avance se debió única y exclusivamente al agotamiento de la anterior inmigración europea. La presencia de trabajadores inmigrantes en el sector fabril, importante en su día, había venido decreciendo desde 1960. D o s sectores econó- Los trabajadores inmigrantes y el mercado de trabajo: un análisis comparativo 539 Trabajadores oriundos de Sri Lanka en la vendimia de Chablis, en Francia. Dumomier/Atias. micos empezaron a atraer y absorber m a n o de obra inmigrante: la construcción para los hombres y el servicio doméstico para las mujeres. Esto fue sumamente perceptible en Buenos Aires, principal destino de las afluencias. C o m o consecuencia del estancamiento de la d e m a n d a de m a n o de obra en el sector fabril, el proceso de redistribución hacia los sectores citados alcanzó también hasta un cierto punto a la fuerza de trabajo nativa, especialmente a los migrantes internos. L a tendencia se inició en la década de 1960 y se intensificó durante,la recesión definalesde los setenta. Tanto la construcción c o m o el servicio doméstico representan ejemplos típicos de actividades "sensibles a lasfluctuacionesen la oferta de m a n o de obra" y ambas recluían a. su personal a través de las acostumbradas redes sociales informales. E n Buenos Aires, la d e m a n d a de servicio doméstico parece haber sido infinitamente elástica. L a construcción residencial no ha innovado en las técnicas de edificación ni ha adoptado métodos habituales en otros países. L a afluencia de m a n o de obra compuesta de migrantes internos y foráneos parece haber contribuido a la demora de la innovación, en detrimento de la productividad de la fuerza de trabajo en términos absolutos. E s m á s , la abundancia de m a n o de obra estimuló la proliferación de la subcontratación y de otras prácticas contractuales que afectaron adversamente a los trabajadores, contribuyendo, por ejemplo, a que no se pagaran los beneficios sociales y se mantuviera la inestabilidad del empleo en la construcción. El exceso de trabajadores extranjeros aumentó en la construcción durante la década de 1960 (posiblemente también durante la de 1970),1S y su participación en el empleo aumentó tanto en la construcción c o m o en el Adriana Marshall 540 servicio doméstico. Esta tendencia, junto con el deterioro de la productividad, parece indicar que, hasta cierto punto al menos, la inmigración creó su propia demanda en la mayor parte de las actividades sensibles a las fluctuaciones de la m a n o de obra. Dentro del sector fabril, los trabajadores procedentes de países vecinos se concentraron en las industrias con m á s bajos niveles de productividad del trabajo16 y con índices salariales inferiores al promedio [Marshall, 1980]. Había superabundancia de varones en la industria textil, del vestido y el cuero, de la madera y el mobiliario y de los minerales no metálicos.17 Las mujeres trabajaban básicamente en la confección y secundariamente en textiles. Tanto hombres c o m o mujeres eran con bastante frecuencia artesanos por cuenta propia (carpinteros, zapateros remendones, modistas), debido a la escasez de oportunidades de empleo en las fábricas y a la imposibilidad de substituir a una fuerza de trabajo nativa —especialmente los migrantes internos— que por su parte tenía cada vez menos oportunidades de empleo. El trabajo por cuenta propia aumentó probablemente entre los inmigrantes durante la década de 1970 (es lo que sucedió respecto a la fuerza de trabajo de Buenos Aires en su conjunto), en concomitancia con las bajas absolutas registradas en el empleo asalariado. E n términos generales, las probabilidades de estimulación del crecimiento de la demanda de m a n o de obra merced a la abundancia de la misma disminuyeron a medida que la crisis se intensificaba. L a demanda de fuerza de trabajo es sensible a la afluencia de m a n o de obra barata sólo mientras pueda venderse el producto. L a contracción del mercado interior y, m á s generalmente, el enorme deterioro del poder adquisitivo, afectaron negativamente la producción, incluida la construcción residencial, de 1976 en adelante. Ésta situación terminó por desalentar la inmigración, debido a la drástica reducción de las posibilidades de obtener empleo en actividades sensibles a la afluencia de m a n o de obra tanto c o m o a la mengua de los ingresos potenciales. Esta evolución revela que la "creación de demanda" también tiene sus limitaciones, que no provienen del mercado de trabajo, ni de los métodos de producción, sino de la demanda global de bienes y servicios. Tales restricciones son más evidentes en economías periféricas que, como la de Argentina, tienen un escaso dinamismo interno. Los Estados Unidos Al igual que Argentina, los Estados Unidos han recibido varias "olas" de inmigración. E n esta sección abordaremos la nueva ola de inmigración que se produjo después de modificada su política de inmigración en 1965. Este cambio trajo consigo una alteración radical de la composición de las corrientes inmigratorias en cuanto a origen nacional se refiere, con un importante aumento de la inmigración latinoamericana, asiática y caribeña (no hispánica). Dentro de dichas corrientes llegan pobladores tanto legales c o m o ilegales. Nueva York es una de las principales áreas receptoras de inmigrantes de la nueva ola; el mayor incremento de la población inmigrante se produjo durante los años setenta. E n 1980, la fuerza de trabajo inmigrante (legal e ilegal) representaba una fracción m u y significativa de la oferta total de fuerza de trabajo manual disponible en el área metropolitana de Nueva York, 1 9 en el contexto de una población demográficamente estancada y de una neta emigración interior de nativos, incluyendo los negros. Nueva York es un ejemplo importante de la incorporación de inmigrantes al mercado de trabajo estadounidense, motivo por el cual lo examinaremos con cierto detalle. Si los trabajadores inmigrantes han substituido generalmente a la m a n o de obra nativa en el mercado de trabajo manual de Nueva York, el proceso ha afectado principalmente al sector manufacturero. L a orientación cada vez mayor de los inmigrantes hacia el sector fabril coincidió con el persistente descenso del empleo de trabajadores de la producción, en términos absolutos y relativos, durante la década de 1960 y aún más espectacularmente, en la de 1970 en dicho sector. Las pautas de la Los trabajadores inmigrantes y el mercado de trabajo: un análisis comparativo 541 Trabajadores inmigrantes procedentes del Yemen en una refinería de petróleo de Arabia Saudita. St. Duroy/Rapho. distribución industrial de la inmigración de la nueva ola en general, y de los latinoamericanos en particular, fueron contra las tendencias que caracterizaron la evolución de la estructura del empleo en Nueva Y o r k , y ello de dos maneras distintas. Primero, la participación de trabajadores inmigrantes en la manufactura tendía a aumentar con las llegadas sucesivas. Segundo, dentro del referido sector fabril, la m a n o de obra inmigrante tendía a concentrarse en determinadas industrias decadentes en términos de volumen de empleo y, lo que es aún m á s significativo, que hacia 1970 parecían las m e n o s aptas para sobrevivir en el proceso de especialización económica. E n ambos procesos de colocación (sectorial e interno del sector fabril), los inmigrantes hispánicos viéronse acompañados por casi todas las demás afluencias recientes de trabajadores manuales extranjeros, aunque las tendencias son m á s acusadas por lo que a la inmigración hispánica se refiere. E n cambio, los nativos fueron retirándose cada vez m á s de la industria manufacturera. Los aspectos comunes de la inserción de los inmigrantes de diversos orígenes nacionales en la estructura del empleo de Nueva York indican el papel determinante que las alternativas económicas disponibles para los trabajadores manuales extranjeros desempeñaron en el proceso de distribución. Dentro de la g a m a de opciones disponibles, cada categoría étnica muestra un patrón de inserción económica distinto. Sin duda, el establecimiento de fronteras ocupación ales por los primeros inmigrantes con la m i s m a o parecida identidad étnica creó canales que las nuevas corrientes inmigratorias solían seguir; luego estas "vías ocupacionales" afectaron no sólo las preferencias de la oferta, sino también las de la d e m a n d a , es decir, las prácticas de contratación de los patronos y sus prejuicios acerca de determinados rasgos étnicos en relación con los requerimientos del trabajo. 542 Pueden citarse muchos ejemplos del efecto acumulativo producido por la atracción de nuevos inmigrantes hacia actividades específicas por sus predecesores nacionales o étnicos, a través de las bien conocidas redes sociales que proporcionan refugio y empleo. N o obstante, su influencia se ve restringida por las condiciones de recepción predominantes en cada m o m e n t o . N o es nada sorprendente, a este respecto, que con el descenso del empleo en las fábricas, incluso ocasional, con el creciente desempleo en Nueva York y con el incremento de la inmigración en la zona, las mujeres latinoamericanas, que al principio raras veces se habían orientado hacia el servicio doméstico, aumentaran posteriormente su participación en esta impopular actividad. Las barreras étnicas no son impenetrables, pero son modificadas por la disponibilidad de oportunidades de empleo y por. la fase peculiar en que se encuentre el proceso de inmigración. E n el sector fabril de Nueva York, los trabajadores inmigrantes están excesivamente representados en industrias con niveles de desempleo superiores al promedio. Esta era la situación de los inmigrantes varones (con excepción de los asiáticos) en 1970, en todas o en algunas de las siguientes: industrias varias (bienes no perecederos), vestido, textiles, plásticos, calzado y otros productos de cuero y bienes perecederos sin especificar. Las mujeres inmigrantes aparecían concentradas en un m e n o r número de actividades: vestido, cuero e industrias varias. N o parece que valga la pena destacar ninguna pauta de distribución étnica en el sector fabril, aparte de la superabundancia común a todos los inmigrantes en comparación con los nativos. Las industrias que habitualmente e m plean inmigrantes son las que pagan salarios m á s bajos y se cuentan entre las de mayor densidad de m a n o de obra: producción por hora-hombre inferior al promedio; proporción de costo de personal m á s elevada; niveles inferiores de nuevas inversiones de capital. Poseen proporciones de m a n o de obra calificada inferiores al promedio, pero hay numerosas ocupaciones semicalificadas.20 Su composición a este respecto ofrece una oportunidad Adriana Marshall objetiva para el empleo de las competencias, propias de la industria tradicional, de los trabajadores extranjeros. Estas industrias eran menos rentables y menos competitivas en 1970. Sin embargo, con el crecimiento de la inmigración durante los años de esta década, mejoraron considerablemente su posición en ambos aspectos, tanto en relación con el área de Nueva York c o m o en el contexto de los Estados Unidos en general. E n suma, durante los años sesenta, la combinación de niveles salariales ínfimos, baja rentabilidad y competitividad y bajos niveles de gastos de capital se asoció con una desproporcionada confianza en el uso de m a n o de obra extranjera. El sobreempleo de trabajadores inmigrantes resultó ser la consecuencia de una opción deliberada por parte de algunos sectores industriales; la más baja rentabilidad implicaba una menor capacidad tanto para subir los salarios por encima de sus niveles, ya relativamente bajos, como para invertir en tecnologías substitutivas de la m a n o de obra y en bienes de equipo. Los salarios ínfimos y las anacrónicas condiciones de trabajo tendían a ser rechazados por las generaciones m á s jóvenes de trabajadores manuales nativos (como se ha demostrado), mientras tuviesen mejores alternativas. Las preferencias subjetivas de los trabajadores nativos coincidieron con las dificultades objetivas arrostradas por algunas industrias para abordar una modernización estructural real, lo que a su vez creó la posibilidad de incrementar el empleo de m a n o de obra foránea. Durante los años setenta, con nuevas disminuciones del empleo en el área de Nueva York, el consiguiente aumento del paro y el incremento de la oferta de m a n o de obra inmigrante, las pautas ya observadas a finales de la década precedente se intensificaron. L a abundancia de m a n o de obra extranjera llevó a las mencionadas industrias a descuidar por completo la modernización estructural. L a rentabilidad y la competitividad mejoraron en gran medida gracias al lento crecimiento salarial y la intensificación de los procesos de trabajo (pago a destajo), el recurso a prácticas contractuales ya caducas y la proliferación Los trabajadores inmigrantes y el mercado de trabajo: un análisis comparativo de la subcontratación y el trabajo a domicilio: Estas son también expresiones de la sensibilidad de la demanda de m a n o de obra a la oferta abundante de fuerza de trabajo barata, como fue el resurgimiento de las pequeñas empresas en sectores económicos específicos. E n las postrimerías de los años setenta, el patrón comparativo de distribución industrial de ambas fuerzas de trabajo, inmigrante y nativa, característico de los últimos años de la década anterior, no se había modificado radicalmente. Si hubo algún cambio, fue hacia un contraste y una estratificación mayores que antes, en parte como consecuencia del mayor número de trabajadores manuales entre los recién llegados21 y en parte también como resultado de la índole de las opciones disponibles para ellos en la economía receptora. Entre 1970 y 1980 se intensificó la disparidad entre las fuerzas de trabajo nativa y extranjera (los latinoamericanos especialmente) en relación con sus participaciones respectivas en el sector fabril. E n 1980, alrededor del 35% de la totalidad de los inmigrantes "legales" y el 48% de los latinoamericanos en la misma condición estaban empleados en este sector, que sólo absorbía el 1 7 % de la fuerza de trabajo total de Nueva York y sin duda una proporción menor de trabajadores nacionales. También los trabajadores extranjeros "ilegales" estaban excesivamente representados en actividades del sector fabril. A d e m á s , después de 1970 la orientación hacia la manufactura tendió a aumentar con cada nueva cohorte de inmigrantes (según el momento de llegada). Tanto dentro como fuera del referido sector, la m a n o de obra inmigrante tendía a situarse preponderantemente en actividades sensibles a las fluctuaciones de la oferta de m a n o de obra, ya fueran las industrias del vestido y confección u otros componentes de industrias varias, restaurantes, limpieza de oficinas o servicio doméstico. L a superconcentración de inmigrantes en las industrias sensibles mencionadas parece haberse incrementado. Las mujeres latinoamericanas, por ejemplo, mostraron un aumento de concentración en la industria del vestido (mientras que el 51% de las mujeres latinoamericanas empleadas en el 543 sector fabril en 1970 trabajaban en el vestido [Marshall, 1983], el 69% de las dominicanas y el 6 7 % de las colombianas empleadas en fabricación lo hacían en esa industria en 1981 [Gurak y Kritz, 1983]. Análisis comparativo Tres sectores urbanos, absorben, en proporciones variables, la mayor parte de la m a n o de obra manual inmigrante: la manufactura, la construcción y el servicio doméstico. Dentro del sector manufacturero, las industrias tradicionales en las que los salarios son m á s bajos y la densidad de m a n o de obra m á s elevada, que son a veces las menos rentables y cuentan frecuentemente con una proporción de puestos de trabajo semicalificados superior a la media, reciben contingentes de trabajadores foráneos superiores al término medio. Esta regla general que caracteriza la distribución comparativa de los trabajadores inmigrantes respecto de la fuerza de trabajo autóctona parece aplicarse en todas partes, ya sea en Nueva York, Buenos Aires o Rotterdam (véanse los cuadros 1 y 2). Sin embargo, más allá de estos aspectos comunes de los procesos de distribución en economías receptoras de inmigrantes m u y diversas, varias pautas divergentes merecen ser examinadas en forma más detallada. La difusión contrapuesta a la concentración A pesar de que la proporción de trabajadores inmigrantes sigue siendo m u y elevada en comparación con la fuerza de trabajo autóctona en industrias con uso intensivo de m a n o de obra, en los Países Bajos, la República Federal de Alemania, Francia y Suiza (e incluso en Nueva York en periodos en que las condiciones del mercado de trabajo eran más favorables: 1956/70 por ejemplo), 22 pudo apreciarse también una tendencia hacia la difusión a otras industrias. Se trataba generalmente de industrias intermedias (así definidas por su densidad de m a n o de obra, su producti- 544 Adriana Marshall concentraron en la construcción, o en Nueva York con las inmigrantes latinoamericanas y asiáticas, que se orientaron con ritmo creciente hacia una única industria: la del vestido. L a superconcentración en aumento indica, a m i juicio, que m u y posiblemente estos inmigrantes estimulaban su propia demanda merced al mecanismo de los costos comparativos e influyendo en las técnicas de producción y en la organización, así c o m o en las relaciones sociales y las prácticas contrae^ tuales. Esta interpretación es corroborada por la información disponible sobre dos aspectos: primero, la evolución negativa de la productividad de la fuerza de trabajo y la penetración, si no incremento, de la subcontratación y la inestabilidad del empleo en la construcción (Buenos Aires);23 segundo, la intensificación del proceso de trabajo debido a un creciente recurso al procedimiento de pago a destajo en el vestido además del auge de las pequeñas empresas en este ramo y el resurgimiento del sistema de trabajo a domicilio (Nueva York). E n una palabra, la superconcentración fue a la par de manifestaciones de efectos negativos sobre las técnicas de producción y las prácticas contractuales. E n cambio, estas repercusiones desfavorables no fueron localizadas por la investigación llevada a cabo en Europa Occidental. fueron contratados por todas las industrias con Para concluir, la difusión coincidió siemabsoluta independencia de a) la mayor o menor pre con una auténtica demanda de m a n o de densidad de capital o de m a n o de obra, b) la obra para la producción y una inmigración expansión o contracción del empleo, y c) el controlada, mientras que la tendencia contragrado de crecimiento o reducción del elemento no humano del capital. Esto parece indicar que ria guardó estrecha relación con el proceso de creación de d e m a n d a en el sector sensible a la importación de m a n o de obra satisface una las oscilaciones de la oferta de m a n o de obra necesidad estructural de trabajadores de baja calificación profesional, aun en las industrias con merced a una inmigración espontánea de alta densidad de capital. trabajadores. vidad, etc.) pero a veces también de sectores con mayor densidad de capital. L a creciente penetración de la fuerza de trabajo inmigrante en el conjunto del sector manufacturero puede explicarse en parte por el extraordinario peso que llegó a adquirir en la totalidad del empleo manual (como ocurrió en Suiza), pero la difusión también se produjo en mercados de trabajo donde la participación de la m a n o de obra extranjera no era tan significativa (los Países Bajos). Por otra parte, tal difusión n o parece haber existido en otras regiones donde los trabajadores inmigrantes llegaron a representar de 30% a 40% de la oferta de fuerza de trabajo manual total, c o m o sucedió en Nueva York durante el decenio de 1970. L a penetración de las industrias manufactureras n o tradicionales es posible cuando la d e m a n d a de m a n o de obra adicional es real, debido al déficit de fuerza de trabajo productiva creado por el persistente movimiento de los nativos hacia puestos calificados y n o manuales. Estos procesos prevalecieron en Europa Occidental durante los años sesenta y los primeros años setenta. E n este sentido, es indiscutible que, c o m o informa Böhning [1975, p . Il], en Europa Occidental los trabajadores extranjeros L a difusión n o se produjo allí donde no existía una d e m a n d a excesiva de m a n o de obra productiva. E n estas circunstancias, se observó una tendencia hacia el aumento de la concentración excesiva de los trabajadores inmigrantes en ciertos sectores económicos 1 sensibles a lasfluctuacionesde la oferta de m a n o de obra, c o m o ocurrió en Buenos Aires con los inmigrantes de sexo masculino que se Función de las condiciones del mercado laboral y de las políticas gubernamentales Nuestro análisis parece indicar que la distribución de la m a n o de obra inmigrante puede ser determinada tanto por las condiciones del mercado de trabajo c o m o por las medidas de control adoptadas por los gobiernos. Resulta Los trabajadores inmigrantes y el mercado de trabajo: un análisis comparativo Agricultura urbana introducida en Nueva York por los inmigrantes chinos. Diariamente se cosechan de 20.000 a 25.000 kilos de soja en los sótanos de los edificios neoyorkinos. A . Tannenbaum/Sygma. casi imposible aislar la función de cada uno de estos factores, toda vez que, en los casos examinados, el exceso de demanda de m a n o de obra coincidía con el control de la inmigración, la regulación de la distribución y una mayor intervención de las autoridades en la gestión económica, mientras que la inmigración espontánea coexistía con índices crecientes de desempleo y políticas económicas de laissez-faire. L a experiencia reciente de Europa Occidental apunta tal vez hacia algunos hechos nuevos bastante esclarecedores. Los países europeos occidentales han procurado contener la inmigración a medida que aumentaba el desempleo, lo que ha llevado a reducir los contingentes de inmigración y a disminuir o detener las afluencias, y a veces incluso a u n neto movimiento de retorno a los países de origen. Los cambios en la composición de las nuevas afluencias y en el censo general de inmigrantes han reflejado la aplicación de políticas de reunificación familiar; a d e m á s , el censo de inmigrantes experimentó u n alza en el índice d e participación de la fuerza de trabajo cuando los cónyuges y los hijos inmigrantes que habían alcanzado la edad laboral entraron en el mercado de trabajo [Tapinos, 1983]. Cabría preguntarse en qué medida esta fuerza de trabajo que se incorpora h o y a los mercados laborales en condiciones totalmente contrarias a las que imperaban cuando llegaron sus predecesores puede reproducir en Europa Occidental lo ya sucedido en N u e v a York y Buenos Aires. L a nueva fuerza d e trabajo inmigrante puede m u y bien crear su propia d e m a n d a en algunas actividades sensibles a las variaciones de la oferta de m a n o de obra, en abierto conflicto con los objetivos d e la inmigración y las políticas económicas. Por lo demás, la inmigración "ilegal" acrecentada, con rasgos semejantes a la inmigración indocumentada padecida en los Estados Unidos fenómeno éste relativamente nuevo en 545 546 Adriana Marshall E u r o p a Occidental, según Tapinos [1983], podría tener efectos comparables. Es un tema que merece investigación empírica más c o m pleta en Europa Occidental. de las industrias con m a n o de obra extranjera superabundante. Vale la pena mencionar aquí algunas diferencias derivadas del análisis comparativo. Suele argumentarse que las industrias Los inmigrantes c o m o alternativa que emplean grandes proporciones de extranpara la m a n o de obra nativa jeros arrostran particulares apremios con ocasión de los aumentos de los costos salariales. Dejando aparte el caso de Europa Occidental Con frecuencia son menos rentables que las y de la emigración a zonas con escasez de demás, y tienen una proporción de costos m a n o de obra en general, de la comparación laborales sobre costos totales superior al proentre los casos de Nueva York y Buenos Aires medio; y han de hacer frente, en el mercado (emigración espontánea a zonas con exce- interior, a la competencia de productos impordentes de fuerza de trabajo) se desprenden tados m á s baratos procedentes de países algunas observaciones valiosas. menos desarrollados, o bien han de competir L a persistente reducción de la demanda en el mercado exterior limitando las subidas de m a n o de obra en el sector manufacturero de los precios; m á s generalmente, parecen que tuvo lugar tanto en Buenos Aires c o m o verse afectadas por limitaciones concretas al en N u e v a York produjo en la primera de estas trasladar los aumentos de los costos a los ciudades no sólo una superconcentración de preciosfinales.El caso de la construcción en trabajadores extranjeros (hombres) en el sec- Buenos Aires puso de manifiesto que esto no tor d e la construcción sino también la de es una regla general que explique el exceso de emigrantes internos nativos, y en menor medi- representación de m a n o de obra inmigrante da una redistribución de la propia fuerza de barata: aunque la construcción es una activitrabajo oriunda de la zona, empujada hacia el dad con elevada densidad de m a n o de obra y m i s m o sector. E n la segunda ciudad, en cam- tiene costos laborales altos, no era menos bio, concurrió con el movimiento de nativos rentable ni estuvo sujeta a limitaciones de hacia el mercado de trabajo n o manual. subida de los precios. H a sido una de las Consiguientemente, mientras que en Buenos actividades económicas más rentables de la Aires la m a n o de obra extranjera fue tornán- Argentina, produciendo elevados beneficios a dose cada vez más excedentária y se vio des- corto plazo, no es exportable y no sufre la plazada por trabajadores nativos (aún más du- competencia de la importación. C o n estos rante la crisis reciente), en Nueva York la fuer- argumentos queremos destacar que, en deterza de trabajo foránea substituyó en medida cre- minadas circunstancias, la distribución de los ciente a los trabaj adores n ativos dentro del decli- inmigrantes puede explicarse, n o por una nante sector manufacturero. A este respecto necesidad específica preexistente de m a n o de debiera investigarse el papel desempeñado por obra más barata, sino únicamente en virtud de las rentas de aportación pública (beneficios un simple proceso de autoalimentación: los sociales, subsidios de paro), que existen en los inmigrantes fomentan el crecimiento de la demanda de m a n o de obra foránea y contriEstados Unidos pero no en Argentina, así c o m o i el comportamiento de los trabajadores m a n u a - buyen a la persistencia de técnicas productivas anticuadas en actividades sensibles a las fluc! les nativos en ambas situaciones. tuaciones d e la oferta de m a n o de obra, Las industrias con superabundancia de mano adecuadas a sus competencias profesionales tradicionales. de obra extranjera N o s h e m o s referido ya a los rasgos comunes Traducido del inglés Los trabajadores inmigrantes y el mercado de trabajo: un análisis comparativo 547 C U A D R O 1. Distribución de la fuerza de trabajo extranjera y nativa en sectores económicos escogidos (porcentajes)" Sector e industria Sexo Extranjera Nativa 69,0 (1965) 34,8 (1968) c 63,5 50,5 32,5 39,5 35,2 11,6 31,9 23,6 Migraciones internas M a n o de obra local 21,4 23,2 21,5 32,3 14,3 33,1 ' 6,3 6 Países Bajos Industria manufacturera República Federal de Alemania (1977) Industria manufacturera Francia (1975) Construcción Industria manufacturera N u e v a Y o r k (1970)fc Industria manufacturera Buenos Aires (1970) Construcción Servicio doméstico Hombres Hombres Mujeres Hombres Mujeres 39,2 d 64,5 d Hombres Mujeres 53,4 45,0 41,5 58,6 29,2 e 41,0 e 9,3 a. C o n relación a la tuerza de trabajo total de cada origen. Sectores escogidos er los que la proporción de m a n o de obra extranjera es m u y elevada. b. Trabajadores manuales solamente. e. Porcentaje del conjunto de la fuerza de trabajo holandesa. d. Latinoamericanos solamente. e. Bolivianos, paraguayos y chilenos, respectivamente. Fuentes: Marshall [1973 y 1983]; Marshall y Orlansky [1982]; Tapinos yotros [1978]; S O P E M I (Sistema de Información Permanente sobre la Emigración), Informe de 1978, París, O C D E . 548 Adriana Marshall C U A D R O 2 . Industrias manufactureras: proporción de fuerza de trabajo extranjera y nativa en las "industrias de inmigrantes" (porcentajes)0 Sector Sexo Países Bajos (1969)'' Suiza (1966)c (1974)c N u e v a Y o r k (1970) ¿ Buenos Aires (1970)c Hombres Mujeres Hombres Mujeres 43,2' 71,3 / 53,4 73,3 Extranjera Nativa 68,8 31,7 27,0 54,0* 15,4 12,0 Migraciones internas M a n o de obra local 21,2 52,0 27,3 51,6 26,1 49,4 30,7 61,4 a. C o n relación a la fuerza de trabajo total de cada origen. Las "industrias de inmigrantes", especificadas a continuación en las notas b a e son aquellas en que la proporción de trabajadores inmigrantes es excesiva. La superabundancia se define con arreglo a criterios específicos de cada país. b. Metalurgia, industria textil, de la cerámica, porcelana, cuero, piedra y caucho, alimentación y bebidas. Se trata únicamente de trabajadores manuales. c. Metalurgia, textiles y vestido. d. Bienes no perecederos varios, textiles, vestido, plásticos, cuero y bienes perecederos no especificados, en cuanto a los hombres; vestido y cuero respecto de la m a n o de obra femenina. Se trata de trabajadores manuales solamente. e. Textiles, vestido, cuero, madera y mobiliario y minerales no metálicos, en cuanto a los hombres; vestido respecto de las mujeres. /. Inmigrantes latinoamericanos solamente. g. Porcentaje del total de la fuerza de trabajo holandesa. Fuentes: Marshall [1973 y 1983]; Maillât y otros [1976]; cuadros especiales del Censo de Población Argentino de 1970 (inédito). Notas 1. N o se toman en cuenta aquí los inmigrantes que llegaron con el capital necesario para convertirse en patronos en el área receptora, ni los que llegaron a ser empresarios en virtud de una movilidad ascendente (aunque frecuentemente constituyen la fuente de empleo de los trabajadores inmigrantes). 2. La repercusión directa sobre la demanda de mano de obra difiere de los efectos indirectos derivados del aumento del consumo debido a la población inmigrante, del crecimiento de la inversión fomentado por los beneficios que aportan los inmigrantes o del aumento de las exportaciones inducido por el regreso de los emigrantes a sus países de origen. 3. Por ejemplo, en 1979, el 43,5% de los asiáticos, el 60% Los trabajadores inmigrantes y el mercado de trabajo: un análisis comparativo de los sudamericanos y el 68% del resto de latinoamericanos y de inmigrantes procedentes del Caribe no hispánico económicamente activos en el m o m e n t o de su admisión en los Estados Unidos, eran trabajadores manuales en sus países natales. L a proporción había ido aumentando con el tiempo [Marshall, 1983]. 4. E n Francia, alrededor del 80% de la población extranjera económicamente activa desempeñaba tareas manuales (1973); esta cifra asciende al 92% si se consideran solamente los asalariados [Tapinos y otros, 1978]. E n la República Federal de Alemania y los Países Bajos esta proporción alcanzaba prácticamente el 100%. 5. Esta proporción varía según los diversos grupos nacionales, pues la composición de las corrientes inmigratorias difiere entre unos y otros. 6. A u n q u e globalmente ha venido perdiendo importancia, el papel de la m a n o de obra extranjera, sobre todo estacional, fue y sigue siendo m u y destacado en el sector agrario de algunos países (p. ej., Francia, Estados Unidos, Argentina). L a emigración estacional responde, por lo general, a una auténtica escasez de m a n o de obra durante las cosechas u otros períodos críticos, y no la tenemos en cuenta aquí. 7. Se incluyen también observaciones pertinentes acerca de otros países de Europa Occidental, a saber, la República Federal de Alemania, Suiza y Francia. Salvo indicación contraria, la información sobre los Países Bajos proviene del trabajo de Marshall [1973], donde se dan numerosos detalles sobre las fuentes de datos y la bibliografía correspondiente. 8. Carezco de información sobre la evolución de la m a n o de obra extranjera en el sector manufacturero durante la década dé 1970. 9. Para más detalles, véase Böhning [1975]. 10. Esta proporción se calcula con arreglo a los datos presentados en los cuadros 16 y 18 del trabajo de Maillât y otros [1976]. Se refiere sólo a trabajadores extranjeros con permiso de residencia. Los inmigrantes permanentes muestran un exceso de representación ligeramente inferior. 11. También sobrevinieron aumentos rápidos en otras industrias con alta densidad de m a n o de obra, c o m o la relojería y joyería, y en industrias intermedias c o m o la del papel [Maillât y otros, 1976]. 12. Otra expresión de la transformación estructural es la concentración económica. El empleo de trabajadores extranjeros en los Países Bajos se vio frecuentemente acompañado por un aumento del número de fusiones: durante el periodo 1958-1970, el número de fusiones registrado en las industrias textil y metalúrgica, industrias ambas con sobreabundancia de m a n o de obra extranjera, fue superior al de cualquier otra industria. 549 14. Cuando no se citan otros autores, la descripción sobre el caso argentino se basa en el artículo de Marshall y Orlansky [1982] y en los datos y referencias citados en ese artículo. 15. Los datos sobre el empleo de los inmigrantes durante la década de los setenta son m u y escasos. 16. Según las estadísticas relativas a la productividad del Ministerio de Trabajo de la República Argentina [1981]. 17. C o n arreglo a los cuadros especiales del Censo de Población Argentino de 1970, inédito. 18. Según datos inéditos sobre "los permisos de residencia concedidos" por la Dirección General de Migraciones (1977-1979). Las diferencias entre nacionalidades eran a veces importantes (por ejemplo, las mujeres bolivianas trabajaban en el comercio, mientras que las paraguayas lo hacían en el servicio doméstico y c o m o modistas), pero aquí sólo se estudian las cifras globales correspondientes a los trabajadores inmigrantes en su conjunto. 19. Salvo indicación contraria, la descripción del caso de N u e v a York está basada en las conclusiones de la investigación de Marshall [1983], en cuyo estudio se dan numerosos 13. Las pruebas de la detalles sobre bibliografía y repercusión de la inmigración fuentes de información. L a masiva sobre la transformación estructural c o m o en el caso de estimación del peso de la m a n o Suiza no son concluyentes. de obra inmigrante en las ofertas Maillât sugiere que la de fuerza de trabajo manual de inmigración contribuyó a Nueva York varía según la cifra retrasar el cambio estructural de sobre inmigración ilegal que se las industrias manufactureras, acepte, desde aproximadamente pero que esta situación puede un 20% (inmigración legal también explicarse por los solamente) hasta un 40% rasgos específicos de la industria (basada en una hipótesis suiza y su necesidad de "máxima" de la inmigración flexibilidad durante los periodos ilegal). Marshall [1983] de expansión. proporciona detalles sobre la Adriana Marshall 550 Habilidad de las estimaciones. 21. Véase nota 3, más arriba. 20. El caso extremo es el del vestido, donde aproximadamente el 8 0 % de todos los empleos en talleres (mano de obra productiva) es de carácter semicalificado. 22. Según datos relativos a los empleos hacia los que se orientan los distintos grupos de inmigrantes en Nueva York (cuadros especiales del Censo de Población de Estados Unidos correspondiente a 1970, en Marshall [1983]). 23. E n Buenos Aires, la abundancia de m a n o de obra se debía a las corrientes migratorias internas tanto como a la inmigración internacional. Referencias BÖHNING, W . R . 1973. The economic effects of the employment of foreign workers: With special reference to the labour markets of Western Europe's post-industrial countries. Paris, O C D E . . 1975. Mediterranean workers in Western Europe: Effects on home countries and countries of employment. 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Estas los inmigrantes mismos y de las condiciones migraciones comprenden: el libre desplaza- imperantes en las sociedades de origen y de miento de trabajadores entre países pertene- llegada. E n el siglo xix y principios del x x , las cientes al Mercado C o m ú n Europeo, el éxodo olas de inmigración a Norteamérica y otras de profesionales de países en desarrollo del regiones del N u e v o M u n d o se componían tercer m u n d o , el continuo movimiento de mayormente de campesinos sin instrucción personal dentro y entre países antiguos y y eran recibidas por países que estaban a su nuevos de la C o m m o n vez experimentando, towealth británica, el e m dos los trastornos inhepleo de Gastarbeiter en Anthony H . Richmond es catedrático rentes a las fases iniciales de sociología en la Universidad de Europa, así c o m o el éxode la urbanización y la York (Toronto). H a desempeñado do de refugiados y expulindustrialización. Los cargos en varias universidades del sados de países víctimas problemas de adaptación Reino Unido, Canadá y Australia. Es de guerras intestinas o de autor de: Colour prejudice in Britain sociocultural sufridos por conmociones políticas. (1954); The colour problem (1955estos inmigrantes eran 1961); Postwar immigrants in Canada H a y que ser cautelosos m u y distintos de los que (1967); Migration and race relations afectan hoy. a aquellos con las generalizaciones in an English city (1973); en colaboraa partir de cualquiera de cuyos desplazamientos inción con W . E . Kalbeck, Factors in estas situaciones diverternacionales han tenido the adjustment of immigrants and their sas, algunas de las cuales descendants (1980). lugar en la era de los presentan características reactores, la radio, el tesingulares. A d e m á s , los léfono, la televisión y la procesos de adaptación informática. A u n en la sociocultural pueden desarrollarse sin conflicto fase m á s temprana, no era correcto considerar excesivo cuando la sociedad receptora atra- a los inmigrantes c o m o de origen uniformeviesa un periodo de crecimiento económico y mente campesino. Al mismo tiempo, las socieabundancia relativa, pero dan lugar a proble- dades receptoras no siempre eran culturalmas cuando el desempleo es elevado, o cuando mente homogéneas o monistas. existe competencia por otros recursos escasos, H o y m á s que nunca es importante reconoc o m o viviendas asequibles, por el acceso a la cer el carácter poliétnico y culturalmente educación superior o los beneficios de un diverso de los países tanto de origen c o m o de "estado de bienestar". acogida. N o hay un American way of life Los primeros estudios sociológicos sobre singular y único en el que los inmigrantes que 552 llegan a los Estados Unidos de América deban finalmente quedar asimilados. Los Estados' Unidos son un país étnicamente estratificado, culturalmente pluralista y cuyos estilos de vida son m u y variados.1 L o mismo cabe decir de otros países, c o m o el Canadá, Australia, el Reino Unido, Francia y otros muchos que han experimentado la inmigración en amplia escala durante las tres últimas décadas. Casi todos estos países tienen minorías indígenas étnicas y raciales que, en el transcurso de las generaciones, han conservado lenguas, religiones y subculturas propias que las distinguen y caracterizan. A estas poblaciones ya de por sí heterogéneas han venido a sumarse los inmigrantes m á s recientes y sus hijos, que han aumentado m á s aún la diversidad étnica de los países afectados. E s importante asimismo reconocer las variaciones que existen entre los inmigrantes, incluso los procedentes de un mismo país. Políticos, funcionarios, maestros, asistentes sociales y otras personas que entran en contacto con los inmigrantes hablan a m e n u d o de "comunidades" étnicas, c o m o si los recién llegados fuesen un pueblo trabado y compacto que comparte una sola escala de valores y está unido por una lengua y una extracción cultural comunes. Raras veces es éste el caso. Las poblaciones inmigrantes presentan su propia estructura de clases y aparecen divididas por dialectos diversos, diferentes religiones y credos políticos contrapuestos. Los "líderes" étnicos a m e n u d o sólo representan facciones particulares, aunque pretendan hablar en nombre de la "comunidad" inmigrante en su conjunto. E n la medida en que los inmigrantes procedentes de determinados países terminan por ostentar cierto grado de cohesión social y crean sus propias instituciones y organizaciones separadas, lo hacen frecuentemente c o m o respuesta al trato discriminatorio de que son objeto en la sociedad receptora. Los inmigrantes necesitan establecer una base de poder a fin de proteger sus intereses. D e esta situación surgen nuevas definiciones de identidad "étnica" propias de la sociedad receptora. Tanto los países de origen c o m o los receptores de migrantes están expuestos hoy a Anthony H. Richmond cambios sociales rápidos que afectan a todos los ciudadanos, aun a los que permanecen su vida entera en un mismo lugar. Las consecuencias tecnológicas de la exploración del espacio, las comunicaciones por satélite, la informática y la robótica son ya evidentes en la industria y en la vida doméstica. El pleno impacto económico y social de estos cambios es todavía desconocido. N o obstante, los procesos de aculturación e integración social de los inmigrantes, tanto c o m o la situación de los que reemigran o regresan a su país de origen, han sido ya profundamente influidos por esta "revolución postindustrial". Algunos determinantes de la adaptación de los inmigrantes El proceso de adaptación de los inmigrantes sufre diversas influencias, entre ellas las condiciones previas a la emigración, la experiencia de la transición al trasladarse de un país a otro, las características de los inmigrantes mismos y las condiciones existentes en el país receptor, tales c o m o las políticas de gobierno y los factores económicos. Otros determinantes de importancia son la edad en que se llega al nuevo país, la educación y las calificaciones de los inmigrantes, su grado de contacto con los medios de comunicación social, incluidos la radio, la televisión y los periódicos étnicos así c o m o también los tipos de redes de interacción social trasplantados al país receptor. L a adaptación es un proceso multidimensional en el que la aculturación obra en sentido recíproco con la adaptación económica, la integración social, la satisfacción y el grado de identificación con el nuevo país. Para establecer el m o d o exacto en que estas variables interactúan hace falta más investigación empírica.2 Los modelos de múltiples variantes del proceso de adaptación de los inmigrantes que han sido elaborados en un momento determinado para ciudades o países específicos suelen exigir modificación cuando los factores situacionales cambian [Goldlust y Richmond, 1974]. Entre los m á s importantes factores premi- Adaptación y conflictos sociocitltitralcs en los países receptores de inmigrantes Z/'íí MS0%/ t?U tineft¡r*rArfar**4W P7*t¿r/an€Í ff'i'r*¿&.id/?ert .fret^rit^ j?7¿¿ vereinter*Mand^ ¿J/:s*Zfrtrt ,**tz£¿ijcnr*i Tt¿eftfe/tt*¿ejérratt i/fué Zf*nuji¿ c/n*¿r'tiittcA 'Jier&ifies,-vrs Satten , 553 •/fier Aaíen i&t'r rPwttrtche JTriC/ikurt^* trïtunfc/s -I>as rffrZ/JcJjeàen. ,to2¿ u/t* ¿¿¿-ser* i>e¿ra{eii, ,M>, T tt*m- *"/£.- Llenos de esperanzas, emigrantes alemanes parten hacia los Estados Unidos en el siglo xix. El p o e m a escrito debajo del dibujo dice así: "Adiós Patria ingrata/ Partimos alegremente, tomados de la m a n o / Hacia el país tan alabado/ Para crearnos un Paraíso terrenal./ Aquí hemos soportado tantas desilusiones/ La vida allá debería ser mejor para nosotros/ Se nos promete prosperidad y abundancia/ Durante nuestro sueño nos volveremos ricos." H . Roger vioiiet. gratorios están los q u e atañen a los motivos e intenciones d e los emigrantes. E n algunos casos, la emigración se considera u n simple recurso temporal. L o s motivos p u e d e n ser estrictamente económicos o relacionados c o n u n afán d e viaje y aventura. E l emigrante, varón o mujer, p u e d e marcharse solo, con la intención d e volver a la familia y los amigos tras u n a estancia de pocos meses o , a lo s u m o , u n a ñ o o dos. Esta migración temporaria n o se limita a aquellos países q u e h a n fomentado la recepción d e los llamados "trabajadores huéspedes". T a m b i é n ocurre q u e se elijan países cuya política h a estimulado el asentamiento permanente. L a s intenciones origina- rias n o siempre se c u m p l e n . Casi todos los países receptores d e inmigrantes saben p o r experiencia q u e m u c h o s inmigrantes " t e m p o rarios" se establecen p e r m a n e n t e m e n t e m i e n tras q u e otros cuya primera intención era quedarse, cambian d e idea y se v a n . D e todos m o d o s , las intenciones y motivos originales influyen e n la inclinación del inmigrante a aprender la lengua d e la sociedad receptora, en los tipos d e relaciones sociales q u e cultiva, y e n su grado d e participación en la organización formal d e la sociedad receptora y su c o m p r o m i s o con el país, lo q u e incluye actitudes respecto a la ciudadanía y la intervención e n política. Esto último, a su vez, es 554 influido por las políticas de inmigración del país receptor. Algunos países les han concedido derechos de sufragio al cabo de periodos de residencia relativamente breves, mientras que otros han hecho la ciudadanía y los derechos y privilegios que la acompañan sumamente difíciles de obtener, aun para aquellos que llevan m u c h o tiempo de residencia. E n algunos casos puede ser incierta incluso la ciudadanía de hijos nacidos de progenitores extranjeros en el país receptor [Kubat, 1979; Tomasi, 1981]. Existe una distinción importante entre migración voluntaria e involuntaria. Las condiciones económicas pueden llegar a ser tan duras en algunos países que la emigración se convierte en el único recurso. E n este caso, el factor .económico constituye a veces una situación tan coercitiva c o m o la persecución política o religiosa, o c o m o el desplazamiento por. los estragos de la guerra. N o obstante, la mayor parte de la migración económica es de índole voluntaria, motivada por el deseo de mejorar la situación económica del emigrante o las expectativas de futuro para los hijos. E n . cambio, la inestabilidad política en el país de origen, o una política deliberada de expulsión de minorías étnicas u oponentes políticos, da lugar a la migración involuntaria. A su vez, esto influye en la adaptación sociocultural de los inmigrantes. A u n q u e para estas personas las expectativas de regreso son generalmente m u y limitadas, los refugiados políticos suelen mantener una fuerte vinculación afectiva con su país natal, así c o m o una viva aspiración al retorno si las condiciones políticas llegaran a cambiar. Esto a su vez puede inducirles a participar activamente en organizaciones étnicas, y en algunos casos incluso a apoyar cualquier actividad subversiva contra el régim e n político del país de origen. El trastorno político significa con mucha frecuencia que el proceso de migración efectivo, y el tránsito de un país a otro, vayan acompañados de un trauma fuera de lo corriente. Toda migración determina la ruptura de vínculos sociales y cierta angustia frente a la adaptación a un medio desconocido. El tránsito y las primeras etapas de la migración Anthony H. Richmond suelen dar lugar a neurosis leves, enfermedades psicosom áticas y a veces incluso a reacciones m á s graves ocasionadas por las fuertes tensiones experimentadas. E n el caso de los refugiados políticos, la tensión es a m e n u d o m u c h o m á s grave. L a migración puede haber sido precedida por periodos de reclusión en cárceles o en campos de concentración. Pueden haberse perdido bienes y posesiones, o haber sido confiscados, y también es posible que hayan muerto o desaparecido seres queridos. C o m o en el caso de los boat people que intentan escapar de Cuba o de Viet N a m , el recorrido efectivo hasta el país del primer asilo puede haber sido sumamente azaroso y seguido de largos periodos de espera en campamentos, en condiciones de privación m u y duras y rigurosas. E n tales circunstancias no es sorprendente que los primeros meses e incluso años dé adaptación para los refugiados y personas desplazadas vayan acompañados de problemas psicológicos y sociales. L a reunión de las familias llega a constituir una preocupación básica y la supervivencia el único objetivo inmediato [Haines, Rutherford y T h o m a s , 1981]. Las diversas formas de amparo de la migración constituyen otro factor que hay que tomar en cuenta. Los emigrantes independientes que obedecen a motivaciones económicas suelen viajar solos o únicamente con su familia inmediata. Si no tienen empleo contratado de antemano, pueden verse obligados a depender de sus propias iniciativas y recursos para establecerse en un primer m o m e n t o . Otros de la misma categoría pueden ser auxiliados por el poder público o por los patronos en estas etapas iniciales. Posteriormente, los propios inmigrantes pueden ayudar a miembros de la familia y, andando el tiempo, de las organizaciones étnicas pueden surgir dispositivos m á s formales para ayudar a los recién llegados durante las primeras fases de su instalación. E n el caso de los refugiados, varios países han adoptado diferentes sistemas de protección y ayuda, ya sea pública o por obra de asociaciones voluntarias. Hace falta ahondar la investigación para determinar los efectos a largo plazo de estas condiciones de Adaptación y conflictos socioculturales en los países receptores de inmigrantes ¿^*t^ V */**' 555 * '**"/& Migración trágica: refugiados españoles que huyen de la guerra civil atraviesan la frontera francesa en 1 9 3 9 . Edimedia/Snark. recepción variables. Prima facie, las hipótesis parecen indicar que u n a m a y o r participación del sector voluntario fomenta, a la larga, una aculturación e integración social m á s completas [Neuwirth y Clark, 1981]. La educación C o m o bien puede comprenderse, la edad de llegada al nuevo país es un factor importante en la adaptación sociocultural. L a inmigración implica cierto grado de desocialización respecto de las actitudes, los valores y las pautas de comportamiento previamente aprendidos. E n m u c h o s casos, c o m o en el aprendizaje de una nueva lengua, los niños tienen m e n o s que desaprender y son capaces también de adaptarse m á s rápidamente a condiciones nuevas. A esto contribuye su participación en el sistema escolar formal del país receptor, q u e actúa c o m o agente fundamental d e socialización. Existe una variación considerable d e unos países a otros, y aun dentro de u n m i s m o país, en cuanto a la forma y la medida en q u e las escuelas se adaptan a la presencia de niños inmigrantes. L a organización de cursos d e segundo idioma, o la instrucción en la lengua materna, junto con clases d e orientación especial y programas de educación multicultural son algunas de las formas en que países con gran n ú m e r o de inmigrantes han respondido en las aulas a la diversidad étnica. Tales programas suelen ser caros y constituyen u n tema frecuente de controversia. L o s fines precisos d e la educación multicultural n o siempre están claramente definidos y los recursos de que se dispone son a m e n u d o insuficientes [Bullivant, 1981]. Anthony H. Richmond 556 'A X x * 9« x x « a x se se se.» « . ..rVW /1MPARARE (LA LINGUA1 [INGLESE COlvwur ifJltmpavútr KÍ/K::^ PREZZOlDOUARO £7 //òro ¿fe/ emigrante, un manual de inglés para los italianos que llegan a los Estados Unidos. A la izquierda, la llegada, y a la derecha, el regreso del emigrado que ha tenido éxito. Tomado de Daniel j. Boorstm (red), American civilization, 1972, p. 181. Leonard de Selva. Para inmigrantes de m á s edad, el aprendizaje de una nueva lengua y otros aspectos de la aculturación pueden constituir obstáculos m á s temibles. Las sociedades receptoras suelen impartir clases en el idioma de la mayoría y ofrecer otro tipo de programas de orientación inicial para adultos. A veces estas clases sólo están abiertas a inmigrantes patrocinados por el Estado o al principal asalariado de una familia. H a y que asistir a ellas después de la fatiga de una jornada completa de trabajo, y por eso los índices de deserción suelen ser elevados. L a respuesta de los inmigrantes, m i s m o s depende m u c h o de su propio nivel de educación y formación anterior. Probablem e n t e la educación, m á s q u e ningún otro i factor por sí solo, explica el grado y amplitud de la adaptación sociocultural subsiguiente y la forma concreta que asume dicha adaptación. [Smolicz, 1979; Goldlust y R i c h m o n d , 1978]. : E n términos de nivel de instrucción previo a la emigración, los inmigrantes constituyen una muestra bastante amplia de las poblaciones de los países de origen. Sería un error suponer que los emigrantes tienen necesariamente poca instrucción. A u n q u e sólo en parte, depende de las políticas y criterios de selección aplicados por los países receptores que el nivel de instrucción de los inmigrantes llegue incluso a exceder el de la población indígena, c o m o en el caso del Canadá en el periodo de posguerra [Richmond y Kalbach, 1980]. E n las migraciones de refugiados es frecuente q u e haya personas con calificaciones profesionales o experiencia administrativa y empresarial. A u n en aquellos países que han dependido de los inmigrantes para procurarse m a n o de obra n o calificada, o para atender servicios m á s bajos y menospreciados, el nivel de instrucción de los inmigrantes está a veces Adaptación y conflictos socioculturales en los países receptores de inmigrantes 557 por encima del promedio correspondiente al país de origen en su conjunto. El fácil acceso a oportunidades de educación y formación en el país receptor tiene una influencia significativa sobre la adaptación sociocultural de los inmigrantes. Aquellos que ya poseen formación profesional o técnica necesitan a m e n u d o perfeccionar o mejorar el nivel de especialidad de sus calificaciones en el nuevo país, a fin de ponerse en condiciones de ejercer su actividad o profesión. Si los gobiernos o los empresarios no proporcionan los medios para ello.o no ayudan a sufragar la educación complementaria indispensable, esta falta conduce a la subutilización de las aptitudes y conocimientos técnicos de los inmigrantes tanto c o m o a su frustración y desilusión. Tradicionalmente, las clases de segundo idioma han dado preferencia a la enseñanza oral y procurado acelerar el ritmo con que un inmigrante aprende a comprender y hablar el idioma oficial. Infortunadamente, en las sociedades modernas, todos aquellos que buscan 1 empleo en algo más que el mero trabajo no calificado necesitan un alto grado de instrucción en el lenguaje escrito, así c o m o soltura y fluidez en el hablado. A u n q u e muchos inmigrantes saben leer y escribir bien en su propio idioma y traen consigo competencias y especialidades técnicas del país de procedencia, frecuentemente se ven imposibilitados de obtener en la nueva sociedad un empleo proporcionado a sus conocimientos. Los exámenes universitarios y profesionales se toman en una lengua mal conocida para ellos. Es menester prestar más atención a la necesidad de leer y escribir en un segundo idioma si se quiere sacar pleno provecho de la formación y experiencia previas de un inmigrante [Richmond, 1981«]. tora. N o obstante, esta distinción depende a ' su vez del tipo de ocupación que busque el inmigrante y del carácter de la interacción social con otras personas que ello requiera. U n jornalero que trabaja de peón en una obra tal vez no necesite saber leer y escribir su propia lengua, o incluso comunicarse oralmente en la lengua de la mayoría, para desempeñar su quehacer eficazmente. E n cambio, un médico, un abogado o un maestro han de tener un alto grado de desenvoltura oral y de alfabetización e instrucción en la lengua de la mayoría antes de alcanzar un nivel correspondiente a su . formación y calificaciones previas. L a educación es también un determinante significativo del modelo, la manera y la secuencia de la adaptación sociocultural. Cabe establecer una distinción entre el nivel de aculturación obligatorio e indispensable para la supervivencia económica y social del inmigrante en el nuevo medio y aquellos otros aspectos de la aculturación que son optativos desde el punto de vista de la sociedad recep- A u n q u e las instituciones de educación formal de la sociedad receptora están llamadas a desempeñar un importante papel en la aculturación tanto de los niños c o m o de los adultos, los medios de comunicación tienen también una marcada influencia. L a prensa, la radio y la televisión facilitan considerablemente la adaptación de los inmigrantes, asistan o no a clases formales. Para muchos Algunos estudios llaman la atención sobre cierta secuencia en el proceso de aculturación en la cual las experiencias gratificantes iniciales en la nueva sociedad son motivo de satisfacción para los inmigrantes. A su vez, esto contribuye a su identificación con el nuevo país, lo que facilita el aprendizaje y la ulterior aculturación hasta el punto en que el recién llegado queda totalmente "asimilado" [Richardson, 1974; Rogers, .1978]. Semejante secuencia parece aplicable únicamente a inmigrantes con un nivel de instrucción inferior que consiguen instalarse de manera provisional en el seno de un enclave étnico institucionalmente completo. 3 Para que los trabajadores manuales calificados, así c o m o los administrativos, profesionales y técnicos, mantengan su nivel ocupacional en el país receptor o lo mejoren, la aculturación indispensable debe entrañar niveles m á s sustanciales de adaptación lingüística, cognoscitiva y de comportamiento social. Y es bastante probable que este alto nivel de aculturación preceda al logro de satisfacción, identificación o incluso integración social significativa [Goldlust y Richmond, 1978]. 558 inmigrantes la televisión es el agente socializador por excelencia e influye en su aculturación. Sin embargo, dado el carácter pluralista de muchos países receptores, los medios de comunicación no contribuyen necesariamente a la rápida asimilación lingüística o cultural de los inmigrantes respecto a las características de la población mayoritaria. L a prensa étnica ha desempeñado siempre un importante papel creando cauces de comunicación entre inmigrantes procedentes de determinados países. Cada vez m á s , la radio y la televisión cumplen funciones análogas ya que es través de ellas que los inmigrantes se mantienen en contacto con los hechos sociales y políticos de su país de origen, así c o m o con las actividades y vicisitudes de originarios del mismo país o región que viven en la nueva sociedad. Los gobiernos de algunos países receptores de inmigrantes se han mostrado a veces recelosos de la prensa étnica por su posible influencia subversiva y se han sentido obligados a controlar sus actividades. Al mismo tiempo, reconociendo el tremendo poder e influencia de los medios, los gobiernos de ciertos países han procurado estimular y fomentar la prensa, la radio y la televisión étnicas. C o n algún apoyo financiero directo o indirecto (por ejemplo, mediante publicidad costeada por el Estado) y utilizando los medios de comunicación étnicos para transmitir ideas e información acerca del nuevo país, los gobiernos interesados esperan facilitar la aculturación y fomentar el compromiso y la identificación de las minorías étnicas con los grupos mayoritarios de la sociedad, aun antes de haber conseguido una total fluidez de expresión en el idioma o idiomas oficiales. Algunos estudios empíricos han demostrado que, independientemente del nivel de educación y el tiempo de residencia, el contacto con los medios de comunicación étnicos tiene una influencia directa sobre el m o d o de adaptación de los inmigrantes [Richmond, 1981Z»]. Anthony H. Richmond Cultura popular y hábitos de consumo La mayor parte de las formas contemporáneas de recreo, deporte, diversión y cultura popular son independientes de toda jurisdicción de lengua, nacionalidad o cultura étnica. Las modernas comunicaciones de masas permiten a millones de seres humanos del m u n d o entero disfrutar de actividades de esparcimiento que poseen atractivo universal. Pueden subsistir preferencias regionales por el fútbol sobre otras modalidades de juegos con balón, por el cricket sobre el béisbol o por el hockey sobre hielo por encima de otras clases de deportes de invierno de gran espectáculo, pero estas mismas actividades unen a participantes y espectadores igualmente, cualquiera sea su nacionalidad u origen étnico. A u n cuando los equipos simbolicen a veces antiguas rivalidades entre ciudades, condados, provincias y países, los jugadores cruzan con impunidad fronteras políticas si los incentivos financieros para ello son lo bastante elevados. Los inmigrantes internacionales no tienen dificultad alguna en seguir los éxitos de sus equipos favoritos en las ligas de competición. El milagro de las modernas comunicaciones por satélite puede permitirles incluso ver los partidos en directo a miles de kilómetros de distancia. M á s o menos las mismas consideraciones convienen a otros ámbitos de esparcimiento y diversión de los grandes públicos, ya sea en sus variedades "populares" o en las m á s "selectas". El idioma no es óbice para el disfrute de todos los géneros de música, desde el rock a Rachmaninoff, desde Bach a Bacherach o de los Beatles al ballet. L a industria cinematográfica y la televisión han salvado las barreras lingüísticas mediante convincentes doblajes de voces. Los mayores éxitos de taquilla y los ganadores de Oscar son vistos por millones de seres humanos desde los Estados Unidos a la India, desde Suécia hasta América del Sur. A d e m á s , los adelantos tecnológicos (videocasetes, televisión por cable y comunicaciones por satélite) facilitan el permanente contacto de los inmigrantes con Adaptación y conflictos socioculturelles en los países receptores de inmigrantes 559 programas m á s especializados en su propia permiten a los recién llegados hacer sus c o m lengua. También se exhiben películas extranje- pras con un mínimo de intercambio verbal. ras en salas de proyección "étnicas" de los Este tipo de establecimientos ofrece marcas países receptores. Los m á s recientes adelan- comerciales conocidas así c o m o la posibilidad tos en materia de esparcimiento doméstico, de experimentar productos nuevos y desconocomo son los juegos con computadoras y los cidos. Para quienes prefieren la atmósfera juguetes videográficos, dependen del idioma más sociable de la "tienda de la esquina", las menos aún que sus predecesores. ¡Los inva- comunidades de inmigrantes generalmente sores del espacio hablan una lengua universal! ofrecen suficientes puestos de venta al por Consideraciones semejantes pueden apli- menor donde el propietario habla el idioma carse también a casi todos los aspectos de los del inmigrante en cuestión. Las amas de casa, hábitos de consumo y de los mercados en las que de los miembros de una familia suelen ser sociedades industriales avanzadas donde se los últimos en adquirir algún dominio de la han establecido los inmigrantes. Las moder- lengua del país que las acoge, pueden n o nas tecnologías, c o m o la refrigeración, se obstante desempeñar sus funciones domésticombinan con los rápidos transportes aéreos cas tradicionales sin mayor dificultad. para que supermercados y comercios "étniEs evidente que en los planos del comporcos" locales puedan suministrar un amplio tamiento de consumo y de la cultura popular surtido de productos de todas partes del se da un proceso de adaptación mutua por m u n d o . C o n los medios actualmente disponi- parte de los inmigrantes y de los miembros de bles, el comercio internacional ha diversifi- la sociedad receptora. Facilitados por las cado el catálogo de bienes de consumo que es modernas tecnologías, se producen amplios capaz de ofrecer tanto a la población inmi- préstamos e intercambios culturales, cuyos grante c o m o a la autóctona. N o es ya sólo en efectos han penetrado tanto en los países de los restaurantes "étnicos" donde se encuen- origen c o m o en los de llegada y asentamiento tran alimentos que antes teníanse por exóti- de los inmigrantes. cos. Estos han cambiado los estilos de vida y los hábitos de consumo de la gente en los países m á s ricos del m u n d o desarrollado, El nacionalismo étnico donde los inmigrantes han contribuido a una significativa diversificación de la cultura en los Es importante reconocer que, especialmente países que los acogen. Esta diversificación va en sociedades con sus propias minorías lingüísde la esfera culinaria a muchos otros aspectos ticas y culturales nativas, la "asimilación" del comportamiento de los consumidores, sin cultural total en el grupo mayoritario o en los excluir los m á s caros productos no perece- estratos dominantes no es una condición necederos y los aparatos electrodomésticos. Dicho saria para llevar la adaptación a feliz término. comercio internacional puede darse en ausen- Los incipientes movimientos "nacionalistas" cia de inmigrantes de los países correspon- que se registran en diversos países industriales dientes, pero éstos actúan siempre como un avanzados han demostrado que en determinafactor catalizador. Algunos inmigrantes pue- das regiones persisten diferencias étnicas, reliden estar directamente implicados en las inicia- giosas, lingüísticas y de otro orden. E n las tivas empresariales que promueven este escuelas, universidades y medios c o m o la comercio de importación y exportación [Ral- televisión se realizan cada vez más actividades len y Keiner, 1983]. en favor de la preservación y el fomento de las Los modernos métodos de comercializa- culturas minoritarias. Los inmigrantes han ción y distribución facilitan la adaptación sumado sus voces a las de las minorías nativas inicial de los inmigrantes que no hablan la en la afirmación de su "derecho a la diferenlengua de la sociedad receptora. Las instala- cia" y de la legitimidad de sus títulos para ciones de los supermercados y autoservicios preservar su legado cultural. E n algunos casos, 560 se han obtenido con esto concesiones de los gobiernos en el sentido de una mayor autodeterminación, autonomía regional o independencia política para minorías establecidas, y políticas multiculturales especiales para los inmigrantes [Hawkins, 1982; Richmond, 1982a]. E n la mayor parte de los países industriales avanzados, durante el siglo diecinueve y las primeras décadas del veinte se experimentaron los. perturbadores efectos de la urbanización e industrialización generalizadas y la inestabilidad política, fruto de la revolución y de la guerra. L a unidad de la incipiente nación-Estado pasó a ser una preocupación de primer orden. Esta unidad frecuentemente se lograba mediante la centralización burocrática, la dominación económica del núcleo sobre las zonas periféricas y la creación del mito de nación homogénea coincidiendo con los límites a m e n u d o artificiales del Estado. A veces se realizaron tentativas despiadadas para extirpar lenguas minoritarias y otras influencias "extrañas" que pudiesen dar la impresión de amenazar la unidad o de socavar el dominio de las clases dirigentes del m o m e n t o . Sólo en m u y contados casos consiguieron tales países su propósito de transform a r el mito en realidad. Estados c o m o el Reino Unido, Francia y la República Federal de Alemania a un lado del Atlántico, y los Estados Unidos, Canadá y los países latinoamericanos en el otro, siguieron siendo sociedades poliétnicas, multinacionales y pluralistas. L a inmigración de la posguerra no hizo sino incrementar su diversidad. E n el seno de estas sociedades multiculturales, étnicamente estratificadas y regionalmente diversificadas, los inmigrantes llegados m á s recientemente podían formar sus propios enclaves con distintos grados de institucionalidad. Sobre todo para los refugiados de persecuciones políticas y religiosas, esta libertad de expresión, esta posibilidad de mantener sus valores y m o d o s de vida particulares fueron la meta más preciada. Comparada con la persecución que antes habían sufrido, esta libertad de expresión cultural pasó a ser una de las principales fuentes de gratificación y la base sobre la que Anthony H. Richmond se forjó su lealtad al nuevo país. E n esta era postindustrial se reconoce cada vez m á s que las políticas multiculturales no sólo son m á s realistas sino que contribuyen a una mayor unidad de sociedades que podrían arrostrar una oposición m á s violenta si las necesidades e intereses de las minorías étnicas se desatendieran. Pese a las retóricas proclamaciones de pretéritas glorias imperiales y a pesar también de las resistencias a la idea de descentralización, la modernización no ha conducido a la desaparición de la diversidad étnica [Smith, 1981; Reitz, 1980]. La integración social Es en este contexto pluralista que debe examinarse la integración social de los inmigrantes. A nivel de grupos primarios, las redes que comprenden a familia y amigos del mismo origen étnico desempeñan un importante papel. H e m o s observado ya cuan importante es la reunión de la familia para los refugiados políticos, pero lo mismo cabe decir de los inmigrantes económicamente motivados que han tenido que separarse de sus esposas e hijos. E n algunos casos se registran también familias compuestas por tres generaciones y redes fundadas en parentescos extensos. A u n que el éxito económico y la movilidad social ascendente constituyen una contribución importante al nivel de satisfacción del inmigrante, los lazos estrechos con familiares y amigos pueden ser más importantes todavía. E n grupos de escasos recursos, las familias no sólo dispensan apoyo moral, sino que son fuente de seguridad económica y ayuda mutua. Sin embargo, las redes sociales étnicas h o m o géneas tienen a veces un efecto retardador sobre la movilidad laboral y la aculturación si canalizan la comunicación por conductos "truncados" o vías muertas, en vez de cauces abiertos, solidarios y allanadores de obstáculos [Richmond y Goldlust, 1977; Anderson y Christie, 1982]. Las primeras olas de inmigración a Norteamérica y otras regiones tendían a originar concentraciones residenciales étnicas en centros urbanos y grados bastante altos de segre- Adaptación y conflictos sociocultitrales.en los países receptores de inmigrantes •561 U n m e r c a d o cosmopolita en u n a pequeña ciudad francesa: Ly-Binh-Bcrgcs/Rush. gación social. Este fenómeno combinado con posiciones socioeconómicas bajas daba lugar a la formación de ghettos y a la patología social que acompaña la estrechez e insuficiencia de los alojamientos y el sentimiento de privación e indigencia. L a inmigración m á s reciente a ciudades del Reino Unido y de Europa, ha repetido a veces esta pauta [Castles y Kosak, 1973; R e x y Tomlinson,, 1979]. Sin embargo, las comunidades territorialmente radicadas y geográficamente circunscriptas en las sociedades modernas están siendo reemplazadas cada vez m á s por redes sociales de un tipo más flexible. E n ausencia de discriminación directa en el mercado de la. vivienda y con mayor facilidad de comunicaciones y transportes, los vínculos. étnicos pueden mantenerse aun cuando una población inmigrante se halle espacialmente m á s dispersa: D e las poblaciones étnicas que viven en las ciudades, las m á s numerosas pueden mantener sus propios mercados de trabajo internos, sus comercios al por menor, sus servicios profesionales, sus instalaciones de recreo, sus residencias de ancianos y sus organizaciones étnicas sin tener necesariamente un alto grado de segregación geográfica respecto del resto de la población [Kalbach, 1981]. Aunque, las asociaciones de inmigrantes pueden facilitar m u c h o la instalación inicial de los inmigrantes y continuar ejerciendo influencia mediante su capacidad de representación en negociaciones con los poderes públicos^ la afiliación y participación efectivas en tales organizaciones es típica de sólo una exigua minoría de inmigrantes y sus descendientes. L a participación activa, y especialmente los puestos de dirección, se limitan por lo general 562 a los m á s instruidos y con mayor antigüedad de residencia. A u n el contacto c o m o clientes con organizaciones de voluntarios o con oficinas públicas creadas específicamente para atender las necesidades de los inmigrantes es, por lo c o m ú n , infrecuente. Las redes de relaciones personales y los medios de comunicación son las fuentes m á s utilizadas por los inmigrantes que necesitan información y asistencia. L a cohesión social de un grupo de inmigrantes dependerá de una serie de factores; uno de ellos, la dimensión del grupo, es claramente determinante. L a plena institucionalidad y una estructura organizativa c o m pleja sólo son posibles cuando el número es elevado. Por lo m i s m o , la respuesta de las autoridades públicas municipales o centrales, de las comisiones escolares y otras entidades análogas, a las necesidades e intereses especiales de los inmigrantes dependerá del número de demandantes y de la eficacia de sus organizaciones para movilizar apoyos a determinadas acciones. Son innegables los impedimentos económicos y los problemas logísticos para suministrar cursos de idioma u otros servicios especiales a un pequeño número de personas dispersas en m u y diferentes grupos étnicos. E n cambio, el m i s m o número de personas concentradas en una sola categoría lingüística o religiosa en un área determinada puede ejercer mayor presión y obtener facilidades o concesiones especiales. E incluso allí donde el número está asegurado, puede requerirse aun la intervención de dirigentes con facilidad de palabra y el apoyo político de otras personas del grupo mayoritario para lograr que se asignen recursos a dichos . fines especiales [Martin, 1978]! Los prejuicios raciales y étnicos entre la población nativa pueden dar lugar a quejas sobre las costumbres "forasteras" en lo tocante a vestido, hábitos alimenticios, ritos religiosos, actividades recreativas o usos personales de los inmigrantes que se consideren ofensivos. N o obstante, es en el terreno económico y político donde hay más probabilidades de que surjan conflictos serios entre los i inmigrantes de primera generación y la pobla- Anthony H. Richmond ción mayoritaria. L o que m á s exacerba las tensiones es la competencia por los puestos de trabajo, las viviendas y las oportunidades de movilidad social por medio del sistema educativo. E n algunos casos los inmigrantes soportan una discriminación explícita en esos campos. E n otros, la discriminación es más solapada. Las mujeres inmigrantes sufren una doble amenaza, ya que están expuestas a ser discriminadas por su sexo además de por su raza u origen nacional. Los conflictos de esta clase subsisten a veces hasta la segunda generación y aun las siguientes, incluso después de que la adaptación sociocultural ha llegado a un punto en que sólo factores adscriptivos como raza, sexo o confesión religiosa quedan visibles c o m o indicadores diacríticos. Los movimientos extremistas se esfuerzan a veces por mantener una ideología de "pureza" racial o cultural, propugnando controles de la inmigración rigurosos y hasta la expulsión de los pueblos "extraños". A u n q u e tales ideas racistas o etnocéntricas extremas suelen ser sostenidas por pequeñas minorías solamente, los líderes de tales movimientos son capaces a veces de movilizar la simpatía popular, especialmente en tiempos de crisis económica. D e ello pueden derivarse manifestaciones y choques violentos. A su vez, las minorías inmigrantes que son víctimas de semejante violencia colectiva o de ataques individuales pueden sentirse obligadas a protegerse por su cuenta, lo que a veces conduce a una escalada de violencia y miedo JScarman, 1981]. C o m o ya queda dicho, cualesquiera sean sus intenciones originarias o las miras políticas de los gobiernos correspondientes, los inmigrantes "temporarios" se establecen a menudo con carácter permanente y la migración de retorno no es infrecuente entre aquellos de quienes se esperaba asentamiento definitivo. Los motivos que determinan la migración de retorno varían bastante. Suelen guardar relación con responsabilidades familiares, con la jubilación o con una fase particular en la carrera profesional de un inmigrante. Cuando no son expulsados c o m o consecuencia de una política deliberada de disuasión del asentamiento permanente, la mayor parte de Adaptación y conflictos sociociiltiirales en los países receptores de inmigrantes 563 Fidelidad a la filiación religiosa: trabajadores musulmanes oran en una fábrica de automóviles de Francia. Boudin/Rush. los emigrantes que regresan se consideran satisfechos con su experiencia en el extranjero; algunos incluso p u e d e n contemplar la posibilidad de volver a emigrar en fecha posterior. Ciertos países h a n estimulado activamente el retorno de sus ciudadanos cuando las condiciones económicas se han tornado favorables, para n o tener q u e depender de trabajadores inmigrantes. L o s países receptores también han ofrecido incentivos para el retorno [Rogers, 1981]. L o s países de emigración h a n tenido dificultades para asegurar el empleo satisfactorio de los q u e regresan y utilizar eficazmente las calificaciones o experiencias profesionales obtenidas en el extranjero. L o s emigrantes q u e vuelven se enfrentan con la necesidad de reanudar lazos sociales y de encontrar su sitio en u n sistema económico y social q u e también h a sufrido cambios durante su ausencia. Esto es sobre todo válido para aquellos cuya ausencia ha sido prolon- gada y cuyos hijos se han criado y educado en el país de inmigración. La duración de la residencia y la segunda generación Después de la edad de llegada y del nivel de instrucción, la duración de la residencia en el nuevo país es el determinante m á s importante del grado y la forma de adaptación sociocultural de los inmigrantes. El aprendizaje de una nueva lengua, la modificación d e actitudes, valores y pautas de comportamiento, la adquisición de conocimientos sobre las instituciones de la nueva sociedad y la creación de nuevas relaciones sociales son procesos d e larga duración. Si el inmigrante es soltero a su llegada, puede transcurrir cierto tiempo hasta q u e se case, forme u n a familia y constituya nuevas relaciones d e parentesco. E n cuanto a los ya 564 Anthony. H. Richmond Ceremonia de naturalización de 7.600 personas procedentes de 68 países que se convierten así en ciudadanos norteamericanos, en el Hollywood Bowl, 1954. Edimedia/Snark. casados antes de la emigración, suele mediar también un lapso hasta conseguir la reunión de la familia, sobre todo si no se cuenta con el apoyo de las autoridades del país receptor. El matrimonio con una persona del mismo origen étnico determinará una red de relaciones sociales más homogénea y una pauta distinta de aculturación y adaptación social que las determinadas por el matrimonio fuera del grupo. Cuanto m á s tiempo pasen los inmigrantes lejos del país de origen más cambiará su propio sentimiento de identidad personal. Si el país receptor estimula el asentamiento permanente y facilita una pronta obtención de la ciudadanía, puede generarse un sentimiento dual de identidad étnica. Esto es más probable que ocurra cuando las visitas de vacaciones al país de procedencia, el contacto asiduo con medios de comunicación étnicos y el mantenimiento de una red de relaciones sociales homogénea favorecen la conservación de los vínculos afectivos y culturales con el país de origen durante un periodo más prolongado. D e todos modos, en una sociedad pluralista que adopta el multiculturalismo como política oficial, la identidad étnica separada o dual no es incompatible con un propósito de residencia permanente y un sentimiento de lealtad hacia el nuevo país. Sólo en caso de guerra o de conflicto político directo entre el antiguo y nuevo país puede verse sometida dicha lealtad a una prueba difícil y decisiva. A u n entonces, los anales históricos muestran que los países receptores de inmigrantes han tenido a menudo reacciones de temor exagerado ante los "forasteros enemi- Adaptación y conflictos socioculturales en los países receptores de inmigrantes 565 gos" y sus descendientes. (Tanto el gobierno estadounidense c o m o el canadiense han reconocido recientemente las injusticias cometidas con los inmigrantes japoneses y sus descendientes de segunda generación durante la segunda guerra mundial.) La intensidad de la persistencia de la identidad étnica y del empleo de la lengua no oficial entre las generaciones segunda y siguientes varía considerablemente según las circunstancias. Las lenguas tienen una significación tanto instrumental c o m o expresiva. Los hijos nacidos en el nuevo país conservarán probablemente la lengua de los padres si esto les trae ventajas prácticas de algún género. Tal puede ser el caso allí donde un progenitor o un abuelo no ha aprendido la lengua mayoritaria de la nueva sociedad o donde son frecuentes las visitas de retorno. Otras consideraciones prácticas son, por ejemplo, la instrucción en lengua materna y su utilidad parafinescomerciales o para la comunicación profesional. Allí donde constantemente están llegando nuevas olas de inmigrantes o donde se mantienen firmes lazos comerciales o de otra índole con el país de procedencia, el incentivo para el bilingüismo es mayor [De Vries y Vallée, 1980; Isajiw, 1981]! comunidades asiáticas abrigan un sentimiento de identidad étnica estrechamente vinculado a la lengua y a la religión. E n cambio, las iglesias mayoritarias, c o m o la católica y las protestantes principales, suelen contribuir a la pérdida del idioma, con sus estímulos a la asimilación en el grupo mayoritario. Los conflictos entre padres e hijos n o se limitan a las familias inmigrantes. Pero algunas de las formas concretas que adopta el conflicto intergeneracional pueden estar relacionadas con la cuestión del estatus de inmigrante y la identidad étnica. E n gran medida depende de las actitudes preponderantes en la sociedad en general. Las ideas de los maestros y el estatus concedido al grupo minoritario son puntos importantes. Si a un niño se le hace sentirse inferior en la escuela, o es objeto de mofa en la vecindad, quizá conciba deseos de rebelarse contra los padres y de repudiar la lengua o el grupo cultural de que desciende. E n las primeras fases de la migración, los niños suelen aprender la lengua de la mayoría m á s pronto que los padres. A veces se recurre a ellos para que sirvan de traductores o intérpretes, lo cual invierte el orden tradicional y la relación de autoridad, hecho que es dolorosamente acusado por los padres y puede acarrear conflictos. E n ausencia de razones instrumentales para la conservación de la lengua, entran en juego las referentes a su significación simbólica y emocional. Tales consideraciones atraen más por lo general a los inmigrantes m á s cultos que desean transmitir a sus hijos la estimación de la historia, la literatura y la "alta" cultura de su país de origen, incluidos su música, su arte y su teatro; estas consideraciones expresivas se refuerzan aún m á s cuando la lengua está asociada con la religión. La iglesia o comunidad religiosa suele ser el principal agente de instrucción en la lengua de los padres, siempre que los servicios y rituales religiosos se celebren aún de esa forma. Los grupos religiosos minoritarios asentados en Norteamérica, entre ellos las sectas protestantes que huyen de la persecución, otros c o m o los judíos y los ortodoxos griegos y ucranianos y, más recientemente, las diversas L a socialización temprana desempeña u n importante papel en la determinación de si una persona va a conservar o no u n sentimiento de identidad distintivo en su vida ulterior. U n a hipótesis m u y generalizada sostiene que la segunda generación rechaza los valores de sus padres y se esfuerza por ser plenamente aceptada por la nueva sociedad, mientras que la tercera generación y las siguientes abrigan un interés m á s positivo y afectivo por sus raíces culturales. Faltan pruebas y testimonios empíricos de esta interpretación. Recientes estudios efectuados en el Canadá parecen indicar que por cada generación existe una pérdida progresiva del conocimiento y uso de la lengua materna, y una variación considerable en el grado de conservación de la identidad étnica según los grupos de origen. E n cualquier caso, el significado sustantivo y la significación práctica de la identi- 566 dad étnica son por lo general m u y distintos para la tercera generación y las subsiguientes que para la primera y la segunda [Isajiw y M a k a b e , 1982]. L a religión ofrece un auxilio importante para la identidad étnica y las sanciones relacionadas con ella pueden dar lugar a conflicto. Tal es el caso, sobre todo, en el campo del comportamiento sexual y del matrimonio. Las creencias y valores de grupos de inmigrantes concretos pueden discrepar de las normas y usos de la sociedad receptora. El noviazgo, la experiencia sexual prematrimonial, la contracepción, el aborto, la edad de contraer matrim o n i o y la cuestión de la endogamia religiosa son puntos controvertidos sobre los que la generación m á s joven puede estar en desacuerdo con las ideas de los padres y de los preceptores religiosos. Los matrimonios arreglados e impuestos por las familias y las restricciones a la libertad de los jóvenes para escoger sus propios amigos y parejas o para asistir a bailes y otros centros de diversión o de recreo son causas poderosas de conflicto y tensión entre las generaciones. Hacen falta comprensión y consejo por ambas partes si se quiere evitar tales disputas. Pueden sobrevenir también otros conflictos en relación con la observancia de ceremonias religiosas, ayunos, tabúes alimentarios y otras costumbres características [Watson, 1977]. A u n q u e las diferencias raciales no estén necesariamente vinculadas a factores lingüísticos o religiosos, son esenciales c o m o elementos de identificación de la segunda generación y posteriores descendientes de los primitivos inmigrantes. Las minorías visibles, m á s aún que las lingüísticas o religiosas, suelen sufrir la discriminación social y económica. A u n cuando hayan recibido toda su educación en el país de referencia. y sus calificaciones sean iguales, los miembros de minorías negras o asiáticas en sociedades predominantemente blancas sufren discriminación en el empleo, la vivienda y el acceso a otros servicios. L a base del conflicto no es, normalmente, sociocultural, sino estrictamente económica. Sin embargo, en estas circunstancias algunos jóvenes adoptan a veces un m o d o de vida Anthony H. Richmond distintivo o se adhieren a determinados movimientos religiosos o políticos, c o m o una forma de defensa sociopsicológica contra el sentimiento de opresión experimentado en la sociedad mayoritaria [Pryce, 1979]. Cuando a tales sentimientos de alienación acompañan altos índices de desempleo juvenil y sórdidas condiciones de alojamiento, no es sorpren- ' dente que en ocasiones se dejen llevar a la protesta violenta, la rebelión, el pillaje, la guerra entre bandas rivales y otras formas de desviación. Cuando en las actitudes e instituciones de la sociedad receptora está profundamente arraigado el racismo, las autoridades suelen tomar medidas coercitivas para reprimir las manifestaciones o transgresiones violentas, en vez de reconocer la necesidad de cambiar el comportamiento y las actitudes del grupo mayoritario [Miles y Phizacklea, 1979; Scarman, 1981]. Conclusión Las crisis económicas mundiales de la última década han agravado los problemas de adaptación que sufren los inmigrantes y sus hijos, al tiempo que han aumentado la hostilidad hacia ellos por parte de quienes se sienten amenazados por los "extranjeros". Pese a la efímera simpatía suscitada por la situación de los refugiados en la década de los setenta, el clima político de los últimos años no ha sido favorable para la absorción de inmigrantes, y éstos tienden a convertirse en cabezas de turco que pagan por los diversos problemas económicos. E n periodos de inflación elevada, desempleo en alza y presiones para que se contenga el gasto público, los servicios sociales, los programas educativos especiales y las políticas multiculturales suelen caer víctimas de las restriccionesfiscalesdel Estado [Richmond, 1982b]. E n los mercados de trabajo se están produciendo grandes modificaciones estructurales c o m o consecuencia de los cambios demográficos y tecnológicos. La adaptación sociocultural de los inmigrantes y de sus hijos no puede considerarse independientemente de su estatus socioeconómico en los Adaptación y conflictos .•.ociocullurales en los países receptores de inmigrantes países receptores. Cualesquiera sean las restricciones q u e estos países impongan a la inmigración en el futuro, tienen la responsabilidad d e garantizar u n trato justo y equitativo para quienes actualmente residen en ellos. A u n q u e tal vez se produzca alguna reemigración voluntaria, la repatriación n o es u n a : solución práctica. H a c e n falta políticas sociales, culturales y educativas q u e aseguren la perfecta integración en el contexto de u n a sociedad auténticamente multicultural y poliétnica. H a y diversos m o d o s posibles de adaptación d e los inmigrantes a las variables condiciones d e las sociedades receptoras. Sólo juicios de valor fuera de lugar pueden llevar a la conclusión de q u e una forma de adaptación es necesariamente superior a otra. Y a n o es razonable sostener que sólo la desaparición de u n grupo étnico mediante la asimilación cultural, la dispersión geográfica, los matrimonios 567 exogámicos y la total identificación c o n el estrato dominante del grupo mayoritario constituye u n objetivo correcto de política social. A l m i s m o tiempo, los países receptores tienen la obligación d e combatir la discriminación racial y étnica contra los inmigrantes y otros grupos minoritarios, y de garantizar al m i s m o tiempo la igualdad d e oportunidades e n las instituciones docentes y en el m e r c a d o de trabajo. Allí d o n d e el racismo es una realidad histórica y está institucionalizada la discriminación, se requerirán audaces medidas legislativas sobre los derechos h u m a n o s y programas de acción positiva para evitar las desventajas q u e , d e n o ser así, habrán d e sufrir los inmigrantes y sus hijos. Esto es válido m u y especialmente para aquellas situaciones en que son afectadas minorías visibles. Traducido del inglés Notas 1. La inmigración y el origen étnico no son las únicas fuentes de variación cultural que existen en las sociedades modernas donde se han institucionalizado la diversidad, la libertad de elección y la tolerancia de formas de vida distintas. Otras fuentes de variación subcultural tan importantes como aquéllas son la edad, el sexo, la orientación sexual, el nivel de instrucción, la profesión, la ubicación en las ciudades, en los suburbios o en el campo, la religión y el m o d o de esparcimiento. Todas ellas han contribuido a la multiplicidad de opciones disponibles. 2. Estudios llevados a cabo en Toronto (Canadá) en 1970 identificaron cinco "modos de adaptación" diferentes de los inmigrantes varones adultos y jefes de familia a la vida de la metrópoli en aquella época [Richmond, 1974]. Fueron diferenciados con arreglo a factores críticos c o m o tiempo de residencia, nivel de instrucción, conocimiento del inglés y mayor o menor preferencia por la asociación con su propio grupo étnico. Las cinco categorías en cuestión se clasificaron bajo los epígrafes siguientes: "aldeanourbano", "pluralistamente integrado", "anglocanadiense conformista", "inconstante" y "alienado". Sólo la última categoría presentaba . características susceptibles de considerarse c o m o desajustadas o insuficientes en términos de 568 Anthony H. Richmond adaptación sociocultural o económica. Si en el estudio se hubiera incluido a las mujeres, o se hubiera hecho extensivo a otras regiones o zonas rurales, probablemente se habrían evidenciado otras formas de adaptación alternativas. Entre inmigrantes más recientes, de diversas procedencias étnicas o enfrentados con determinantes situacionales diferentes, pueden hallarse otros modos de adaptación distintos. Para identificar todas las formas de adaptación posibles harían falta más estudios realizados en otros países. 3. El término "enclave étnico", tal como aquí lo utilizamos, no entraña sentido peyorativo alguno. N o es lo mismo que "ghetto", que implica segregación forzosa, privación económica y discriminación. U n enclave étnico puede darse junto con cierto grado de concentíación residencial y haber surgido de la preferencia por vivir en la proximidad de allegados y parientes, o de la dispensa de ayuda mutua y el nacimiento de instituciones económicas y sociales llamadas a satisfacer las especiales necesidades de los inmigrantes. En algunos casos, tales enclaves pueden llegar a ser relativamente autosuficientes y transformarse en cauces por los que empresarios y profesionales de esa etnia particular alcanzan la movilidad ascendente. Referencias ANDERSON, G. M . ; CHRISTIE, L . T. 1982. T H O M A S , P. 1981. Family and Networks: the impetus for new research initiatives. 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S e g ú n uno de los principales elementos de la cultura este autor, los mosiniki espiritual de Georgia. bailaban y cantaban u n a Siempre ha estado íntimaJosif Zhordania es subdirector cientímelodía singular, incluso mente ligado a la vida fico y catedrático en el Conservatorio después de la batalla. Evisocial de su pueblo: en el Estatal de Tbilisi. Musicólogo especiadentemente, n o se refería trabajo, las migraciones lizado en folklore, ha publicado más a los.músicos y cantores y las épocas de infortude cuarenta artículos sobre la música solistas sino a las canciogeorgiana, y es miembro de la Asocianio, la canción folklórica ción de Compositores de la U R S S . nes colectivas de distintos ha estado omnipresente. Dirección: Ul. Griboedova 18, Tbilisi tipos (trabajo, desfiles, N o ha de sorprendernos, 380008, República Socialista Soviébailes), lo q u e revela los por tanto, que todos cotica de Georgia. estrechos vínculos exisnocieran y respetaran a tentes entre el canto tralos buenos cantores y dicional de las tribus que se los invitara espegeorgianas y su vida socialmente a participar en cial. Desgraciadamente, lasfiestas,las ceremonias no disponemos de inforfúnebres y la organizamaciones m á s antiguas sobre la canción folklóción del trabajo. Para que n o se perdiera este rica de Georgia. L a prueba m á s antigua de la acervo espiritual milenario esos cantores transexistencia d e u n a tradición musical georgiana mitían a los jóvenes de m á s talento y mejor es u n flautillo de lengüeta doble o caramillo dotados para la música las tradiciones de su (salamuri) q u e se encontró en la t u m b a d e u n arte. joven pastor (siglo x a x v A . c . ) . C a b e señalar Las aptitudes musicales de las tribus que hasta el día de hoy este instrumento georgianas son conocidas desde la antigüedad. musical sigue formando parte de la vida de los E n efecto, en el año 714 A . c . , Sargón, rey pastores. de Asiria, hablando del trabajo, la solidez de los edificios y los huertos y viñedos de los E s m u y significativo que algunas de las Nuestro número 94 (1982) fue dedicado al tema "Los componentes de la música". En el número 95 (1983), publicamos un artículo sobre el redescubrimiento y resurgimiento del arte folklórico en las sociedades industriales modernas. El artículo que se presenta a continuación prosigue esta línea de investigación. 572 Josif Zlwrdania canciones que ya existían antes de Ia era ron cánticos, c o m o por ejemplo la famosa cristiana hayan sobrevivido hasta nuestros colección del siglo x de Micael Modrekili, días, c o m o por ejemplo las kviria,- himnos a la anotada en neumas. También son de esa divinidad de la fecundidad y la reproducción; época los mejores ejemplos de canciones el lile, himno a una de las principales divini- folklóricas lentas,3 uno de los mayores logros dades astrales, el sol; la iavnana, que se de la polifonía georgiana. cantaba cuando los niños contraían enfermeEntre los siglos xin y x v n se produjo un dades infecciosas, y otras. El hecho de que declive cultural en el país. E n efecto, la hayan perdurado a pesar de las arduas luchas fragmentación hizo de Georgia una presa fácil entre las tradiciones cristianas y paganas, para los mogoles, los turcos y los persas. Este atestigua el nivel que había alcanzado el canto pequeño país, que siempre había tenido que georgiano antes de la era cristiana. luchar por su existencia, padecía entonces U n a vez que el cristianismo fue procla- terribles heridas. L a capital, Tbilisi, fue desm a d o religión oficial en el año 337 D . C , en truida unas veinte veces. A ú n se encuentran la música georgiana surgieron dos tendencias: huellas de este periodo sombrío en el idioma en primer lugar, comenzaron a cultivarse los moderno: en efecto en lugar de decir "¿cómo cánticos monódicos bizantinos cristianos que está?" o "buen día", es habitual saludarse con se cantaban en griego y, en segundo lugar, frases c o m o "gamarjoba" [felicitaciones por la empezó una lucha contra todas las manifesta- victoria] o "dila mshvidobisa" [le deseo una ciones espirituales del paganismo, y especial- mañana pacífica]. Durante esos siglos se desmente contra el canto folklórico,2 que cul- truyeron muchos tesoros arquitectónicos y minó con una victoria de la música tradicio- literarios, y la música vocal, tanto profesional nal, pues ya en el siglo v u los cánticos se c o m o popular, se vio afectada negativamente. cantaban en georgiano. N o se trata de un Ante un país desgarrado por siglos de guerras, fenómeno excepcional: es sabido que en casi ocasionadas en parte por diferencias religiosas todas partes los cánticos litúrgicos cristianos que a m e n u d o habían tenido consecuencias fueron adquiriendo gradualmente las carac- devastadoras, los gobernantes decidieron terísticas de las formas musicales del país, así recurrir a la ayuda de Rusia que también era c o m o el contenido pagano de muchos rituales un país católico ortodoxo y siempre había se reemplazó por elementos cristianos, se mantenido buenas relaciones de vecindad con erigieron templos e iglesias en lugares donde Georgia. había santuarios paganos, etc. A lfinalde este Después que Georgia se incorporó a periodo de formación y primer florecimiento Rusia, en 1783, y especialmente durante el de la cultura georgiana cristiana (siglos ix siglo xix, se reanudó progresivamente la vida y x ) , ésta comenzó a trascender las fronteras económica y cultural del país. nacionales: se estaban echando las bases de Esta unificación tuvo consecuencias altaun gran resurgimiento del arte, la literatura y mente positivas en el ámbito cultural: en la ciencia georgianas. efecto, se forjaron lazos entre los intelectuales El renacimiento georgiano de los siglos xi y creadores de ambas naciones, la primera y xii coincidió naturalmente con un nuevo pléyade de compositores georgianos profesiodespertar de la vida económica y política del nales recibió una formación europea en San estado georgiano unificado: de ese periodo Petersburgo y Moscú, y se fundó una ópera. datan los monumentos arquitectónicos m á s E n la segunda mitad del siglo xix fue aumenbellos, las obras maestras de la literatura tando paulatinamente el interés por la cultura (como El caballero con la piel de tigre de Sota musical tradicional de Georgia; cabe destacar Rustaveli) y las pinturas murales. También la que ciertos músicos rusos ayudaron a los música registró brillantes adelantos: se perfec- georgianos a recopilar canciones folklóricas. cionaron las escuelas dedicadas a la formación Las primeras grabaciones se realizaron a code compositores profesionales y se recopila- mienzos del siglo x x . La canción folklórica georgiana: orígenes, evolución y tendencias actuales 573 El salamuri, antigua flauta georgiana, s. SOIOVÍU/APN. Durante los últimos sesenta años — o lo que podría denominarse periodo soviético—, la música tradicional se ha conservado y estudiado con especial esmero. Las actitudes respecto de las canciones y los cantores han cambiado considerablemente: se celebran festivales de música folklórica y muchos cantores reciben premios oficiales y la prensa, la radio y la televisión les dedican una atención particular. Los conjuntos folklóricos de aficionados, que suman unos 350, han hecho giras con gran éxito tanto en la Unión Soviética como en el extranjero. Se presta gran interés a la difusión popular de las canciones folklóricas y a los grupos que las interpretan —Gordela, Rustavi y Fazisi— cuyas canciones, contrariamente a las de los coros de aficionados, proceden de las diversas regiones etnográficas de Georgia. E n algunas de ellas existen escuelas musicales especiales donde desde edad temprana los niños entran en contacto con esta forma del canto que también se estudia en el Departamento de Folklore del Conservatorio Estatal de Tbilisi, la Casa de la Cultura Folklórica y la Sociedad Musical y Coreográfica. Todos los años se realizan expediciones folklóricas, se transcriben las canciones, se publican colecciones y se celebran conferencias, coloquios y simposios sobre la música folklórica. Especialistas c o m o C . Chokhonelidze, K . Rosebashvili, O . Chijavadze, I. Zhgenti, V . Gogotishvili, V . Magradze, A . Erkomaishvili, el autor del presente artículo y otros se ocupan activamente de estos temas y prosiguen así la tradición de la primera pléyade de músicos: D . Arakishvili, Z . Paliashvili, Z . Chkhikvadze, I. Kargareteli y, más adelante, I. Javakhishvili, G . Chkhikvadze, S . Aslanishvili, S. Mshveldize, V . Akhobadze, V . Gulisashvili y M . Zhordania. Las canciones folklóricas georgianas pueden oírse a diario en la radio, la televisión y en salas de conciertos. E n los 574 Josif Zliordaiiia conservatorios, las escuelas e institutos de música se imparten cursos sobre el canto tradicional, la armonía y el solfeo georgianos. N o es preciso insistir sobre la importancia de la música folklórica en la vida social de Georgia. Es significativo a este respecto, que la canción siempre haya cumplido una función m u y activa m á s que un papel meramente Ö l}k ^ ^ 3^U-E ï? IJ pasivo, c o m o lo ilustran las canciones de trabajo denominadas naduri. Este término 'colectivo que designa ciertas canciones asociadas a los trabajos agrícolas deriva de la palabra nadi, el grupo de personas reunidas para realizarlos; las propias canciones son un clarísimo ejemplo de polifonía georgiana original, a cuatro voces (véase el ejemplo I). ,l-i>. K 1> P. h !> ¿J -* * f >M *- P ÍÚ S ^ ef=f \> -+—r \¡ i v J1. b.fr> t> À m Ejemplo I: Naduri (fragmento de la parte final). Quisiéramos subrayar que todo el proceso de trabajo iba acompañado por cantos —y por esta razón algunas naduri duraban más de una hora— y que cada grupo de trabajadores de 50 a 200 personas tenía su propio jefe q u e . siempre era un cantante. Prácticamente todo —desde la organización del trabajo hasta sus resultados— dependía de él, c o m o lo demuestran dos hechos: a) si el nadi finalizaba el trabajo a tiempo, llevaba al jefe en andas; de lo contrario, era culpa suya; b) los integrantes del nadi no percibían remuneración alguna puesto que trabajaban los lotes de los demás miembros de la comunidad; el propietario de la tierra sólo estaba obligado a darles de comer; sólo el dirigente del coro era el único que recibía una retribución especial. El naduri tenía repercusiones en el propio proceso de trabajo. E n primer lugar, lo transformaba en una especie de celebración (en general al día siguiente no se preguntaba a los participantes del nadi c ó m o habían trabajado, sino si lo habían pasado bien) y, lo que es m u y importante, la productividad de los trabajadores agrícolas se elevaba casi al doble en relación con las ocasiones en que, debido a la muerte de uno de los familiares del propietario, el nadi trabajaba sin entonar las naduri. M u c h o podría añadirse sobre la riqueza de las tradiciones de las naduri —sobre su ciclo asociado con los distintos momentos del día; sobre su forma progresivamente ascendente por su movimiento, velocidad y complejidad; sobre el carácter antifónico de la interpretación; sobre las tradiciones de las Fiesta en homenaje al decano de la aldea de Taia en Georgia, de 115 años de edad, con la participación de las cinco generaciones d e SU familia. G . Kikvadzc y A . Machavariani/APN. 576 distintas regiones etnográficas, etc.— pero, a nuestro m o d o de ver, lo que ya se ha dicho demuestra ampliamente la función eminentemente social de los cantos folklóricos georgianos. M á s que cualquier otro elemento, la polifonía confiere al canto folklórico georgiano su carácter distintivo. Cabe recordar a este respecto que no es un fenómeno que se encuentre en lugares aislados puesto que toda Georgia es un gran centro de polifonía vocal original. Por consiguiente, es lógico que las primeras investigaciones serias sobre la música folklórica georgiana hayan versado sobre su origen. Cabía preguntarse, ante todo, si era posible que los antepasados hubieran tomado la idea del canto polifónico de otro pueblo. L a respuesta era clarísima: los que vivían en los territorios limítrofes de Georgia poseían formas de canto folklórico m u y peculiares y elaboradas pero eran todas monódicas. U n especialista alemán, el D r . Siegfried Nadel, se valió de otro método para explicar los orígenes de la polifonía georgiana. Intentó determinar si el folklore y las primeras interpretaciones polifónicas profesionales podían haber recibido una influencia europea. 4 Habida cuenta de las características comunes a los cantos y cánticos georgianos y a las primeras formas polifónicas profesionales europeas (como por ejemplo, la predominancia de fases melódicas paralelas) y de la posibilidad de que hubieran entrado en contacto por conducto de los centros culturales georgianos existentes en esa época en Europa, el D r . Nadel llegó a la conclusión de que las raíces de la polifonía georgiana eran anteriores a la era cristiana. Sobre esta base. parecería justificarse su argumento de que la polifonía del Cáucaso no fue una adquisición originada en los pueblos indogermanos sino que se difundió desde la fértil cultura de la propia Georgia y, m á s aún, que se transmitió a otros pueblos. 5 Importa destacar varios factores relacionados con los orígenes de la polifonía folklórica georgiana: A pesar de la enorme diversidad de dialectos musicales georgianos (véase el m a p a etno- Josif Zhordcmia gráfico que figura al final del artículo) que incluyen las canciones tradicionales más arcaicas y primitivas (que carecen de tono y, en algunos casos, de una escala completa) y las canciones polifónicas más elaboradas, es prácticamente imposible encontrar un ejemplo de canto monódico al unísono. Todos los cantos tradicionales monódicos de Georgia son interpretados por un solista dado que están vinculados, desde el punto de vista social, con los momentos de la vida y principalmente con procesos de trabajo peculiares en que el ser h u m a n o está solo. E n todos los demás casos, cuando hay varios cantantes, el canto es polifónico. Es significativo que una fase tan importante del desarrollo de la polifonía c o m o la heterofonía ("la expansión del canto al unísono") esté completamente ausente de la música folklórica georgiana. Estos factores nos permiten llegar a la conclusión de que la polifonía georgiana no evolucionó a partir de la monoforiía coral ni por conducto de la heterofonía a la polifonía funcional, sino que surgió de una manera completamente distinta. L a respuesta está en la música folklórica de los montañeses de Georgia oriental. Allí, y m á s especialmente en Khevsuretia, el canto folklórico es tan arcaico que se asemeja m á s a una declamación musical que a una melodía. Las tonalidades musicales son amorfas y, en algunos casos, carecen incluso de un centro tonal. T o d o ello se da en los cantos monódicos de los solistas y es m u y interesante y significativo que en las canciones en que, debido a ciertas necesidades sociales, participan otros khevsur (como por ejemplo, en las danzas en ronda), a pesar del mismo tipo de melodía declamatoria arcaica sin escala fija, todos los cantantes, excepto uno —el solista— cantan una misma rima melódica baja sumamente sencilla y primitiva consistente en uno o dos sonidos, sin letra. El análisis de estas canciones folklóricas georgianas arcaicas revela que incluso en la primera fase del desarrollo de la canción georgiana, la participación colectiva creó un La canción folklórica georgiana: orígenes, evolución y tendencias actuales 511 Ejemplo II: D ú o de El jueves ha llegado. sonido m u y primitivo pero de tipo polifónico, que ilustra el siguiente ejemplo de dúo khevsur que forma parte de El jueves ha llegado (ejemplo II). : Incluso en los dialectos musicales más elaborados y en las canciones m á s complejas este principio de interpretación sigue siendo fundamental, lo que revela la unidad y coherencia estética de las tradiciones del canto folklórico. Las voces altas y principales siempre son cantadas por solistas —nunca por dos o m á s voces al unísono— y todos los demás participantes, independientemente de su número, cantan el bajo. E n las canciones georgianas, la mayor oportunidad de una participación coral en el canto tradicional —al unísono— sólo es posible en el registro del bajo, regla universal que también rige la interpretación de los cánticos antiguos de Georgia. Precisamente este surgimiento prematuro de la polifonía en la evolución del canto folklórico georgiano explica por qué en las canciones folklóricas georgianas no existe la música unísona monofónica, ni una polifonía heterofónica y por qué toda Georgia es un solo centro de polifonía funcional. D e todo lo que antecede puede deducirse que Jenofonte, a quien debemos una de las primeras alusiones a la música georgiana, se refiere a la música polifónica cuando habla de las canciones interpretadas por un coro. La descripción de Jenofonte del canto mismo es sumamente valiosa a este respecto. Escribe que una persona comenzaba a cantar y todas las demás se le unían marchando al ritmo de la canción. Cabe mencionar que hasta la fecha, en toda Georgia, los cantos folklóricos respetan el mismo principio: un solista inicia el canto y los demás se incorporan poco después. A d e m á s , según consigna Jenofonte, los antepasados de los georgianos cantaban "su melodía singular", observación que se explica por el hecho de que m u y probablemente Jenofonte no conocía la polifonía e ignoraba incluso el término (aunque la palabra polifonía deriva del griego, era desconocida para los griegos mismos, ya que surgió mucho después, al crearse la polifonía europea; es el caso de muchas palabras modernas derivadas del griego, pero creadas después de la aparición del fenómeno que denotan). Y , por último, la observación de Jenofonte sobre el canto antifónico (los guerreros estaban de pie, frente a frente, como en un coro) también está plenamente confirmada por el método tradicional de interpretación de las canciones 578 Josif Zhordania folklóricas georgianas que aún se practica. L a primera alusión directa a la triple textura de la música georgiana data de un periodo posterior, el siglo xi, cuando el filósofo georgiano Ioane Petritsi establece un vínculo entre la polifonía musical y la Santísima Trinidad e incluso denomina a las tres voces del coro mzakhr, zhir y bam.6 Aquí una vez m á s vemos la increíble coherencia de la tradición folklórica: aún hoy, dos de estos nombres se conservan con ligeras modificaciones: mzakhr-mdzakhebeli, modzakhili; bamban, bani. Dicho sea de paso, la palabra bani [bajo] se encuentra en los casi primeros textos literarios georgianos en los que no significaba "voz baja" sino acompañamiento de la melo- M día principal, lo que queda confirmado por el hecho de que cuando apareció el canto a tres voces, la "nueva" voz alta se llamó "bani alta", es decir, "que se incorpora como acompañamiento desde lo alto".7 Surgida en la primera fase de la evolución musical, la polifonía se convirtió con el transcurso de los siglos en el principal elemento de percepción estética musical de las tribus de Georgia. Todos los tipos de música folklórica relacionados con la vida social de la comunidad son polifónicos, incluidos los géneros más conocidos, desde las canciones que acompañan las libaciones hasta los cantos de trabajo y aun, m u y a m e n u d o , los lamentos fúnebres (véase el ejemplo III). j/L_a Ejemplo III: Zari (lamento fúnebre) primera parte. La antigua palabra georgiana aeleba prueba que las tribus de georgia tenían una percepción estética polifónica no sólo de la música sino de todo el " m u n d o de los sonidos". Consideraban el canto de una bandada de pájaros c o m o un ejemplo de canto polifónico de la naturaleza. Aeleba significaba aproximadamente "la polifonía armoniosa del canto de los pájaros".8 El canto polifónico siempre ejerció tanto atractivo en Georgia que incluso en la música urbana del último periodo (siglos x v n a xix), que surgió bajo la influencia de la cultura occidental, ciertas melodías occidentales monódicas a m e n u d o se interpretaban como si fuesen polifónicas, a tres voces. Asimismo es interesante que, cuando a comienzos de la segunda mitad del siglo xix apareció en las ciudades un nuevo "estrato" musical, esta vez bajo la influencia de la ópera clásica europea y de la novela rusa, fue casi enteramente polifónico. Cabe señalar que en su armonización de las melodías orientales, los georgianos conservaron su colorido armónico característico, siguiendo intuitivamente los principios del acompañamiento instrumental original de la 579 La canción folklórica georgiana: orígenes, evolución y tendencias actuales »JlrJonte It. . fíj /"/•rt 4"1 -r ^ Ö- zm - ii -e.r rnrí m Ejemplo IV: Mravalzhamier urbano. i ^ fi" m melodía, mientras que en el "estrato europeo" o en el folklore urbano, la base de las canciones es una armonía funcional "clásica" de tipo mayor-menor (véase el ejemplo I V ) . N o ha de sorprendernos, por tanto, que las canciones folklóricas y las urbanas suenen de manera fundamentalmente diferente. Los mejores ejemplos de canciones folklóricas georgianas se distinguen por la nitidez y originalidad de su sonido, su gran nivel artístico y estético y su enorme poder emotivo, í/ii ,1-tr mfd-fat ?J\i- mi et m cualidades que son inherentes a su estructura musical. Convencionalmente, los numerosos dialectos polifónicos georgianos se han dividido en tres formas fundamentales: a) la polifonía de bordón, c o m ú n en Georgia oriental (ejemplo V ) ; b) la polifonía paralela compleja, de las regiones montañosas de Georgia oriental, principalmente Svanecia (ejemplo V I ) ; c) la polifonía a voces múltiples de las regiones bajas de Georgia occidental. Ejemplo V : Comienzo de un mravalzhamier lento de Kajetia. Josif Zhordania 580 J--»0 iü, I ' /^\ o f f * et> t. .<** * iti ¥ ft f \¿v¡ - i ^ y 1 i |; M y> ï f-'ft 4 + im*P 1 UÏ s-\< * '. *ifb)i <• r -T M I i / r" i- * 7 O ^F^P ^ + * tri k.-' r*i a Ct'^^n- i ñ\ ^=±-± •» Á :• f-z-f^. irrte t *. ** ii I [ )'[ g-H-t iro ITO - - mi g ?.. -r^j 1B^ kir; - r\ -0. o r i> <. .e" * * i à Ejemplo VI: Partefinalde una kviria. m i> 3^p3 ¿ce5 klí' i'0 i IE' riMK ^ E^f ^ rë JgppFE ^ ^ \\' " y m m b ^ ü fr ¿fr it Hi) Í íí s Ë s E 6E f f Ejemplo VII: Fragmentos de una khasanbegura. v=t £ Contrariamente a la polifonía europea profesional que se construye en torno al principio de la imitación, la polifonía folklórica georgiana es completamente contrastante (como J ¡> E aÊ I puede apreciarse en el fragmento de la khasanbegura (ejemplo VII) y se basa en sus m u y peculiares reglas de arreglo vocal, La canción folklórica georgiana: orígenes, evolución y tendencias actuales 581 MAR NEGRO M a p a etnográfico de Georgia. 1. R A S S de Abjasia 2. Mingrelia (canciones polifónicas elaboradas a tres voces). 3. Guria (las canciones polifónicas a tres y cuatro voces m á s elaboradas). 4. R A S S de Ajara (canciones polifónicas a tres y cuatro voces). 5. Svanecia (canciones complejas a tres voces). 6. Racha (canciones complejas a tres voces). 7. Imericia (canciones polifónicas complejas a tres voces). 8. Región Autónoma Meridional de Osetia. E s sabido q u e la polifonía folklórica georgiana impresionó vivamente a R o m a i n R o lland y a Igor Stravinsky. Este ultimo afirmaba que había sido u n a de las grandes revelaciones musicales d e su vida: " H a y allí u n tesoro m u c h o m á s rico que todos los descubrimientos de la nueva música". 9 , C a b e mencionar especialmente la riqueza y originalidad de la armonía georgiana, q u e se aplica también a .la concepción m i s m a de la música popular (a diferencia de la fórmula europea: estable-inestable-estable, la música georgiana utiliza la fórmula: inestable-estable), a la abundancia d e acordes, que n o se basan en el tercer intervalo (como puede apreciarse en todos los ejemplos musicales), a las cadencias distintivas, a la monocentricidad de sus tonalidades y funciones armónicas, a la profusión y complejidad d e sus modulaciones y, por úítimo, — f e n ó m e n o complejo q u e se desprende del carácter d e la melodía— a la 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. Kartli (canciones a tres voces). Meskhetia (canciones de bordón). Jevi (cantos arcaicos a dos y tres voces). Jefsures (las canciones más arcaicas, comienzos del canto a dos voces). Thushes (canciones arcaicas, bordón a dos voces) Mtiuleti (cantos arcaicos de bordón a dos o tres voces). Pshávi (cantos arcaicos de bordón a dos voces). Kajetia (las canciones de bordón a tres voces más elaboradas). tendencia a q u e u n grado determinado de la escala sufra alteraciones cromáticas cuando reaparece en otro registro, lo q u e no se explica por la politonalidad sino por la propia naturaleza d e la escala. A propósito cabe señalar q u e en las instituciones superiores d e enseñanza musical del país, a d e m á s de las asignaturas clásicas, se d a n clases d e armonía y solfeo georgianos. L a coherencia de las tradiciones folklóricas es sorprendente. L a estrechez de sus vínculos con la vida social, el trabajo, la religión y la historia le ha conferido características q u e le permitieron superar la prueba del tiempo y sobrevivir hasta nuestros días. Evidentemente se han registrado cambios e n m u c h o s aspectos: así por ejemplo, la canción de bordón para acompañar la bebida, conocida c o m o "Mravalzhamier lenta d e Kajetia", fue en sus comienzos la "canción del p a drino", vivida y rítmica, q u e a c o m p a ñ a b a las 582 Josif Zhordania danzas de la boda antes de la era cristiana. rico antiguo y moderno son m u y populares y Pero en la lucha contra las costumbres paga- se organizan con mucha frecuencia. nas perdió su componente profano —esto es, E n este artículo no hemos mencionado la danza en ronda en torno al fogón— y se fenómenos característicos tales c o m o la transformó en el brindis cantado lento y música folklórica instrumental; las tradiciones decoroso que ha llegado hasta nosotros. de la música y el baile popular polifónico La evolución actual del canto folklórico (como por ejemplo la interesante y asombrosageorgiano revela una serie de importantes mente tenaz convención en virtud de la cual el tendencias relacionadas con los cambios de la hombre no toca a la mujer en ninguno de los propia vida social. numerosos y variados tipos de danzas folklóriE n primer lugar, con la introducción de cas georgianas); la diversidad de registros en nuevos métodos derivados de los adelantos los distintos lenguajes musicales (épico en el científicos y tecnológicos, ciertos géneros han Kajetia, íntimo y lírico en el Mingrelia, dináperdido en mayor o menor medida su función mico en el de Guria, majestuoso en el de social; es el caso de las canciones que acom- Svanecia, etc.); la tradición en virtud de la pañan el trabajo, incluidas las naduri, las cual ciertas canciones son sólo interpretadas canciones rituales curativas o mágicas asocia- por hombres (las mujeres tienen su propio das con fenómenos naturales. Cabe señalar, repertorio); el hecho de que los cantantes no obstante, que gracias a sus cualidades folklóricos más conocidos —incluidas familias estéticas, estas canciones son todavía interpre- enteras— hayan transmitido las tradiciones tadas por coros de aficionados o de profesio- del canto de generación en generación; los nales en las salas de concierto y en la radio y lazos entre la música folklórica y los composila televisión, tores georgianos contemporáneos, etc. U n a tendencia a la que hay que prestar El canto folklórico georgiano tiene un especial atención es que, en ciertos coros, indiscutible valor estético y es una notable interpretan cada una de las partes varias voces expresión de la cultura popular pero también al unísono. C o n tal fin se escogen las mejores presenta un enorme valor científico para deterversiones de las diversas canciones y los minar los lazos entre los pueblos iberocaucásicantantes aprenden su parte de memoria. cos, estudiar las formas originales de la polifoC o m o resultado se popularizan las mejores nía folklórica y la función social de la música versiones de las canciones folklóricas pero al así c o m o muchos otros problemas actuales de la m i s m o tiempo se excluye la improvisación .musicología, los estudios folklóricos, la etno—elemento inherente a la canción folklóri- grafía, la historia, la psicología y la sociología. ca— y ese componente creativo que consiste Georgia, cuyo nombre oficial es Repúen ir dándole forma durante la interpretación. blica Socialista Soviética de Georgia, ocupa el A ú n más importante es que con las nue- sector occidental en la costa caucásica del M a r vas condiciones sociales existentes en Georgia Negro. Antiguamente, en el territorio que hayan aparecido canciones con temas nuevos hoy ocupa existían los siguientes estados: asociados con los nombres de héroes del Cólquides (siglo vi A . c . a siglo 11 D . C ) , Ibetrabajo y de la guerra o nuevos acontecimien- ria (siglo iv A . c . a siglo iv D . C ) , Lazsk tos históricos de la vida del pueblo georgiano. (también Egrisis, siglo n a vi D . C ) . Los C o m o casi todas las composiciones modernas georgianos pertenecen al grupo étnico iberose graban y se publican poco después de su caucásico. composición —contrariamente a lo que suce* El autor agradece al profesor Grigorii Chkhikvadze, día con la música folklórica antigua, cuyos doctor en historia del arte, y a Anzor Erkomaishvili, autores se desconocen—, no sólo se saben los Artista del Pueblo de la República y director del nombres de los talentosos músicos aficionados conjunto Rustavi, por el asesoramiento que le prestasino que a m e n u d o se les otorgan distinciones ron durante la preparación de este artículo. oficiales. Las veladas de poesía y canto folkló-' Traducido del ruso 583 La canción folklórica georgiana: orígenes, evolución y tendencias actuales Notas 1. G . Chkhivadze, "Drevnegruzinskaya muzykal'naya kul'tura" [La cultura musical de la antigua Georgia], Gruzinskaya muzykal'naya kul'tura [La cultura musical de Georgia], Moscú, Gosudarstvennoe Muzykal'noe izdatel'stvo [Editorial estatal de libros de música], 1957. 2. I. Javakhishvili, Osnovnye voprosy istoríi gruzinskoi muzyki [Historia elemental de la música georgiana], Tbilisi, Editorial Federatsiya, 1938. 3. Sh. Aslanishvili, Garmoniya gruzinskikh narodnykh khorovykh pesen Kartli i Kakhetii [Armonía en los cantos georgianos corales de Kartli y Kajetia], Moscú, 1970. 4. S. V . Nadel, Georgische Gesänge, Berlín, 1933. 5. Ibid., capítulo VII, Polifonia . Diadochus y la filosofía platónica], Tbilisi, 1942. 7 . I., Javakhishvili, op. cit. 8. Slukhan-Saba Orbeliani (erudito de comienzos del siglo x v m ) , Solvar's gruzinskogo yazyka [Diccionario georgiano] vol. I; Tbilisi, Editorial Sabchota Khelovneba, 1966. 9. Amerika, n.° 123, 1967. 6. Tolkovanie Prokla Diadokha i platonovskoifilosofii[Una interpretación del Proclus m. Del diletantismo a la enseñanza: el caso de los economistas franceses (1758-1910) Vincent Koen ¿ C ó m o se convirtió la economía política, que tuida por Quesnay y sus discípulos (Mirabeau hasta el siglo x v m no fue sino un mero saber, padre, L e Mercier de la Rivière, Abeille, en una disciplina, en los dos sentidos del Le Trosne, el abate Baudeau, Dupont de término? Dicho de otro m o d o , ¿cómo se Nemours, entre otros), es una verdadera institucionalizó? Este artículo se propone es- secta. Comienza a difundir sus ideas en las bozar algunas de las etapas más significativas páginas de la Gazette du Commerce y, a partir que condujeron del "hombre de ciencia aisla- de 1765, en un suplemento especializado que do" a la "ciencia organizada" [Clark, 1972] en llevó el título de Journal de l'Agriculture, du el caso particular de los economistas france- Commerce et des Finances y cuya redacción ses; el de sus colegas ingleses fue estudiado por corría por cuenta de Dupont de Nemours. Desalojado de la Gazette Stigler [1965]. Analizadieciséis meses m á s remos el periodo 1758Vincent Koen es profesor de ecotarde, el grupo continúa 1910, que se inicia con la nomía en la Universidad de París IX la publicación del supleprimera edición del Ta(Dauphine). Está redactando una mento, gracias al abate bleau économique de tesis sobre la epistemología de la Baudeau, en las Ephéméeconomía. Dirección: 4, Square des Quesnay y se detiene en rides du Citoyen que, al Montferrants, 78160 Marly-le-Roi, los comienzos del siglo Francia. dejar de aparecer, dan x x . Examinaremos, en paso a las Nouvelles particular, dos aspectos Ephémérides Economide la institucionalización ques. Este último periódel conocimiento econódico se edita de 1774 a mico: en primer término, 1776 y n o sobrevive al la aparición de sociedaperiodo activo del movides científicas y de revismiento fisiocrático.4A d e tas, así c o m o la creación más de esta labor de difude cátedras de economía sión, durante un tiempo los "economistas" se política; en segundo lugar, a través del estudio reúnen todos los martes en la casa de Mira2 de un centenar de economistas franceses, la beau y animan el salón de M a d a m e de Marsubstitución gradual del diletante por el profechai. Incluso se organiza un curso sobre el sor. Tableau économique en la escuela del abate Choquart, y Mirabeau intenta que se funde una cátedra de economía política. Pero las La institucionalización: reformas propuestas por losfisiócratasdespiersectas, periódicos y enseñanza tan oposiciones numerosas y violentas que no tardan en prevalecer a pesar de los apoyos con La primera escuela de "economistas",3 consti- 586 que cuenta el grupo, inclusive en el seno de la administración central. Durante la primera mitad del siglo xix se editan diccionarios y revistas y se crean sociedades y cátedras. E n 1840, Esterno y Rossi fundan una sociedad de economistas de corta existencia, pero en 1842 nace la Sociedad de Economía Política —sobre todo, merced al empuje de Chevalier, J. Garnier, Guillaumin y H . Say— que se nuclea en torno a la doctrina de J.-B. Say y al "modelo" inglés. Los nombrados, tal vez con alguna excepción, fundan a fines de 1841 el Journal des Economistes, que propaga sus ideas;5 entre los colaboradores de la publicación figuran A . Blanqui, Dussard, Baudrillart, Boiteau, Clément, Daire, Passy. Paralelamente, en 1829 se constituye la Sociedad Francesa de Estadística Universal, que edita su propio Journal pero se disuelve en 1848. Luego, en 1860, la creación de la Sociedad Estadística de París, agrupa a 157 economistas (Chevalier es designado presidente), profesores y usuarios diversos, que difunden sus trabajos en el Journal de la nueva asociación. Por otra parte, se elabora un importante diccionario bajo la dirección de Coquelin y Guillaumin [1852-1853]. E n sus páginas Clément sostiene que la economía política es una verdadera ciencia6 que ya se encuentra, escribe, "lo bastante avanzada c o m o para disipar cualquier duda legítima sobre sus principios esenciales [. . .] Las verdades que esos principios expresan, no serán conmovidas por las investigaciones o descubrimientos del porvenir, así c o m o los trabajos de Lagrange o de Laplace no lo han hecho con los elementos de la geometría o las leyes de la gravitación universal [. . .] D e todas las ciencias cuyo objeto es el hombre o la sociedad, la economía política es la m á s positiva y la menos incompleta". Y hay m á s : las ciencias morales le deben uno de sus progresos m á s considerables, a saber, "el perfeccionamiento de la noción de libertad". Cuarenta años después, en el Nouveau dictionnaire d'économie politique [Say y Chailley, 1891], Chailley reafirma la legitimidad científica de la economía política bien entendida, es decir, la correspondiente a "la escuela anglo- Vincent Koeii francesa" (por oposición a la escuela histórica alemana, acusada de manifestar inclinaciones sentimentales y políticas): Nuestras doctrinas son las propias de la escuela liberal. Nuestros maestros se llaman Turgot y A d a m Smith, J. B . Say y Stuart Mill, Cobden y Bastiat, Herbert Spencer y, hasta cierto punto, los positivistas franceses. L a sola mención de esos nombres atestigua que constituimos una escuela de progreso. -• Deplora las numerosas críticas de que ha sido objeto la economía política y el hecho de que, a diferencia del caso inglés, en Francia ha estado m u y poco "en el poder", sobre todo porque, c o m o ya se lamentaba Clément, "la difusión de los conocimientos adquiridos en economía política se ha realizado con excesiva lentitud" [Coquelin y Guillaumin, 1852-1853]. D e todo esto surge que el factor estratégico es la enseñanza de la economía política. Después de dos intentos abortados —en 1819 y en 1847— sólo en 1864 el ministro de Instrucción Pública, V . Duruy, crea la primera cátedra universitaria de economía política, que dicta el jurisconsulto Batbie. E n efecto, durante m u c h o tiempo la economía política será un mero agregado al estudio del derecho, una enseñanza optativa hasta 1877, a veces impartida con carácter benévolo. Chailley pone en tela de juicio el tipo de "enseñanza de la economía política en Francia" y afirma que hay que adjudicarle más importancia en las oposiciones a cátedra (de hecho, estas oposiciones se instituyen en economía en 1898) y no dejarla en manos de los aficionados (léase: los juristas). Estos últimos pueden, desde luego, efectuar una obra de divulgación, pero n o están en condiciones de perfeccionar esa ciencia, que exige "una contratación normal de profesores cuya ocupación principal, y aun exclusiva, sea la economía política". L a educación superior, sin embargo, no desamparó a esa noble ciencia tanto conío sus abogados dejaron entrever. E n 1803 se crea en Francia la primera cátedra oficial sobre economía en el Conservatorio Nacional de Artes y Oficios, a pedido de J.-B. Say (que Del diletantismo a la enseñanza: el caso de los economistas franceses (1758-1910) dictará un curso de economía industrial). E n 1831, Say se incorpora al Colegio de Francia, donde le sucederán Rossi, Chevalier y LeroyBeaulieu. También Levasseur enseña allí. E n 1825 se inicia un curso de "historia y economía industriales" en la Escuela Superior de Comercio, dictado por A . Blanqui. Sucesivamente, la Escuela de Puentes y Caminos (con Garnier, Baudrillart, Colson y Gide), la Escuela de Minería (Cheysson), la Escuela Libre de Ciencias Políticas (fundada por Boutmy y Juglar después de la guerra de 1870) y, en 1907, la Escuela de Estudios Superiores (en la sección de ciencias históricas y filológicas) albergan la enseñanza de la economía política. Al mismo tiempo, se multiplican las revistas más o menos especializadas: L'Economiste Français, fundada en 1873 por Leroy-Beaulieu; la Revue d'Economie Politique, de Gide, Jourdan, Villey y Duguit (L. Walras figura entre sus "principales colaboradores") cuyo primer número aparece en 18877 y que preconiza el eclecticismo interdisciplinario y en el interior de la propia disciplina ("a diferencia de las demás publicaciones de igual naturaleza que existen en Francia"); la Revue d'Economie Industrielle, que nace en 1906, la Revue d'Histoire des Doctrines Economiques et Sociales, en 1908, etc.8 Por último, cabe señalar la presencia de no pocos "ingenieros-economistas" tanto en la Sociedad de Economía Política, la Sociedad de Estadística y la Academia de Ciencias Morales y Políticas, c o m o en las grandes escuelas superiores, una originalidad francesa que merece ser mencionada. 9 Teniendo en cuenta esta historia institucional, cuya aceleración gradual se habrá notado ¿qué; ha sido de los economistas mismos? ¿Se refleja esa evolución en sus biografías? Elementos para un "Quién es quién" de los economistas franceses Es, desde luego, fútil el intento de ofrecer un muestreo "representativo" del conjunto de los 587 economistas franceses del periodo considerado. Sólo se puede agrupar a u n cierto número de los m á s (re)conocidos de acuerdo a los siguientes criterios: a) condiciones necesarias: ser de nacionalidad francesa (o naturalizado francés, c o m o Rossi) y haber publicado textos exclusivamente consagrados a la economía entre 1758 y 1910 (véase más adelante la nota 2 del cuadro 1, que explica c ó m o ha sido determinada la fecha de publicación); b) condiciones suficientes:figurarc o m o francés de la época en la lista confeccionada por Blaug y Sturges [1983] o ser reconocido como economista por el diccionario de L . Say y Chailley [1891; 1900] (por ejemplo, D u m a s es químico pero "pertenece al campo de la economía política como autor de diversos trabajos de primer orden") o por las obras tradicionales de historia del pensamiento económico de Villeneuve-Bargemont [1841], Gide y Rist [1926], Gonnard [1930] o Schumpeter [1983]. Sin pretensión alguna de ser exhaustivos, hemos seleccionado cien economistas franceses, cuyos nombres y calidades figuran en los cuadros 1 y 2 . Varias tendencias surgen de estos cuadros con bastante nitidez. E n primer lugar, la proporción de condes, barones y marqueses, así c o m o de abates, disminuye drásticamente, de manera casi simétrica, con respecto al aumento del número de profesores. E n cuanto a los últimos, la evolución es aún más evidente: ningún economista ocupa una cátedra oficial en el siglo x v m , mientras que así ocurre, entre 1890 y 1910, con nueve de los doce economistas registrados (siete de ellos con dedicación exclusiva o prácticamente exclusiva). L a disminución del número de economistas con obras cuyo tema no se refiere a la economía es mucho menos rápida, pero esta relativa lentitud se explica por el hecho de que no pocos de ellos son, ante todo, juristas (recuérdense las recriminaciones de Chailley). Por último —y se trata de una variable no explicitada aquí por carencia de una información completa— tienden, sin duda, a ampliarse los periodos de tiempo analizados por las obras y los artículos de cada economista. 588 Vincent Koen ¡Clasificación1 S S B S/B S S S S B S/B S/B S S S GO; S/B S/B B S 'S S/B S/B S' S/B S/B S S S/B S S s S/B Abeille, Louis-Paul Audiffret, Charles-Louis-Gaston (marqués de) Aupetit, Albert Avenel, Georges (vizconde de) Bastiat, Frédéric Batbie, Anselme-Polycarpe Baudeau, Nicolas (abate) Baudrillart, Henri-Joseph-Léon Beauregard, Paul Benoiston de Chateauneuf, L . - F . Bertrand, Joseph Blanc, Louis Blanqui, Adolphe Block, Maurice Boiteau, Paul Bonnet, Victor Cabarrus, François (conde de) Cadet, Félix Canard, Nicolas Cauwes, Paul • Cherbuliez, Antoine-Elisée Chevalier, Michel Cheysson, Jean-Jacques Emile Clement, Ambroise Comte, Charles Condillac, Etienne Bonnot de (abate) Condorcet (marqués de) Coquelin, Charles Courcelle-Seneuil, Jean Cournot, Augustin Daire, Eugène Decourdemanche, Alphonse Destutt de Tracy (conde de) Dombasles, Alexandre de Droz, Joseph Dubois, Auguste Dufresnes de Saint-Léon, L . - C . - A . D u m a s , Jean-Baptiste Dunoyer, Charles 1775* 1787-1878 1876-1943 1855-1939 1801-1850 1828-1887 1730-1792 1821-1892 1853-1919 1776-1856 1822-1903 1811-1886 1798-1854 1816-1901 1829-1886 1814-1885 1752-1810 1827-1888 1755-1833 1843-1917 1797-1869 1806-1879 1836-1910 1805-1886 1782-1837 1714-1780 1743-1794 1802-1852 1813-1892 1801-1877 1798-1847 1797-1871 1754-1836 1777-1843 1773-1850 1866-1927 1752-1836 1800-1884 1786-1862 1855* 1906* 1910* 1850 1865* 1770* 1867* 1888* 1820 1883 1839 1836* 1868* 1870* 1869* 1783* 1871* 1802 1878 1862 1847* 1895* 1857* 1831* 1776 1783* 1846* 1864* 1838 1847 1856* 1823 1829 1829 1903 , 1824 1843 1835* Publicaciones importantes sobre temas no económicos5 Publicaciones sobre economía3 1719-1807 ¡Nombre Profesor de economía política4 Fechas de nacimiento y muerte2 - C U A D R O 1. Cien economistas franceses del periodo 1758-1910 • p p p p P p p p P p P - - 589 Del diletantismo a la enseñanza: el caso de los economistas franceses (1758-1910) CU ou c cd 1 1/5 CJ o Ut Nombre VI VI "a "2 '5 cd O lasifí cj S S/B S/B S B S S B B B S S/B B S B S S/B S S S/B .2nra J3.S Í o o fi Í8 Oí o 81 .a o 1 s •oco o 4) 8 o, euc - oB CJ G§ •o C/3 _o Ort ca .a Ul o •§ PH S .a s i CL. . PH t/ï c Dupin, Charles (barón) Dupont de Nemours, Pierre Dupuit, Jules Dureau de la Malle, A . - J . - C . - A . Dussard, Hippolyte Dutens, Joseph-Michel Duvillard, Emmanuel-Etienne Esterno, F . - C . - P . (conde de) Faucher, Léon-Léonard-Joseph Fix, Théodore Fonfrède, Henri / Fonteyraud, Alcide Forbonnais, François Véron-Duverger de S/B • CJ -2 M •a c u .H ti M rapo map-, cu ra u S S/B S/B S S S S S S S S S S O Fourier, Charles Foville, Alfred de Ganilh, Charles Garnier, Germain (marqués) Gamier, Joseph Gasparin, Adrien (conde de) Gide, Charles Godin, Jean-Baptiste-André Graslin, Jean de Guyot, Yves Isnard, Achylle-Nicolas Jourdan, Alfred Juglar, Clément Landry, Adolphe Lavergne, Léonce Guilhaud de Le Mercier de la Rivière, P.-P. Leroy-Beaulieu, Paul Le Trosne, Guillaume-François Levasseur, Emile Liesse, André Mably, Gabriel Monnot de (abate) Mirabeau Victor Riqueti (padre) (marqués de) Mollien, Nicolas-François (conde del Imperio) Moreau de Jonnes, Alexandre . Morellet, André (abate) 1784-1873 1739-1817 1804-1866 1777-1857 1798-1876 1765-1848 1755-1832 1805-1883 1803-1854 1800-1846 1788-1840 1822-1849 1827 1768 1853* 1840 1848* 1835 1787 1852* 1846* 1835* 1846f •1849 - • 1722-1800 1772-1837 1842-1913 1758-1836 1754-1821 1813-1881 1783-1862 1847-1932 1817-1888 1727-1790 1843-1928 ¡ 1749-1803 1825-1891 1819-1905 1874-1956 1809-1880 1720-C.1793 1843-1916 1728-1780 1828-1911 1854-1944 1709-1785 1758* 1829* 1893* 1809 1796 1858* 1839* 1897* 1877* 1773* 1897* 1781 1882 1862 1906* 1857* 1767 1895 1777 1882* 1896* 1768 - * p i 1715-1789 1763* 1758-1850 1778-1870 1727-1819 1823* 1853 1774* * * ** * . i t , - * p * • p * P « i - P . . t « * p p « p * p • p « p • « - «» Vincent Koeii 590 Vi sificación* sob Nombre c (Iu C o >. U S S/B S/B S S S S/B S S/B S/B S/B S/B S S/B S B B S Necker, Jacques Parieu, Marie-Louis Esquirou de Passy, Hyppolite-Philibert Proudhon, Pierre-Joseph Quesnay, François Raynal, Guillaume-Thomas-François (abate) Reybaud, Louis Roederer, Pierre-Louis (conde) Rossi, Pellegrino Royer, Charles-Edouard Saint-Simon, C . H . de Rouvroy (conde de) Say, Horace Say, Jean-Baptiste Say, Léon Schelle, Gustave Senac de Meilhan, Gabriel Turgot, A . - R . - J . (baron) Villeneuve-Bargemont, Alban (vizconde de) Villerme, Louis-René Villey, E d m o n d Walras, Auguste Walras, Léon Wolowski, Louis M S c •2 S .2"« .H o •2 o cu u 1732-1804 1815-1893 1793-1880 1809-1865 1694-1774 1777' 1863* 1859' 1840 1758 1711-1796 1799-1879 1754-1835 1787-1848 1810-1847 1770 1840 1791 1837' 1843' 1760-1825 1794-1860 1767-1832 1826-1896 1845-1927 1736-1803 1727-1781 1817 1840 1803 1872* 1899s 1787 1766 1784-1850 1782-1863 1848-1924 1800-1866 1834-1910 1810-1876 1838s 1840 1902 1840 1874 1856 .s B 5 o O (U a> 2 M •a c u «.Ht B S Jj 3 •G o .E o P 19 S/B « c t o •ë I (2 s p p 1. La letra B precede al nombre de los economistas que Blaug y Sturges consideraron los más grandes de Francia. La letra S precede al nombre de aquellos que L . Say y Chailley juzgaron economistas dignos defiguraren su diccionario (téngase en cuenta que la obra llega hasta el año 1900 y sólo menciona a los economistas entonces fallecidos). 2. Cabe observar que las fechas de nacimiento y de deceso a veces varían ligeramente según las fuentes. H e m o s preferido atenernos a las que mencionan la mayoría de las fuentes consultadas o a las que registran las obras de m á s reciente aparición. 3. Las fechas sin asterisco(*) indican el año de la primera edición del tratado de economía principal del especialista considerado. Las fechas seguidas de asterisco indican un punto medio del periodo de publicación de sus principales escritos económicos. Aquellas seguidas por una cruz (t) indican publicación póstuma. E n todos los casos, las fechas sólo tienen un valor indicativo. N o se trata de discutir las obras sino de ubicarlas en el tiempo de evolución de las instituciones. 4. Se considera aquí que han sido profesores de economía política los economistas que enseñaron oficialmente la materia en el Colegio de Francia, en una grande école o en la universidad. El signo "P" designa a quienes hicieron del profesorado la carrera de su vida; "p", a quienes lo desempeñaron entre otras actividades profesionales. C o m o en la siguiente columna, el guión indica que el economista de que se trata no se incluye en la categoría mencionada. Del diletantismo a la enseñanza: el caso de los economistas franceses (1758-1910) 591 C U A D R O 2 . Profesionalización y especialización de los economistas franceses durante el periodo 1758-1910 Profesores Periodo Número total de economistas Miembros de la nobleza y el clero p P Total Publicaciones importantes sobre temas no económicos % Total % Total % 1758-1799 22 0 0 0 0 11 50 17 77 1800-1849 37 5 1 6 16 6 16 28 76 1850-1910 41 10 12 22 54 3 7 25 61 15 13 28 TOTAL 100 Desde el punto de vista de la historia de la disciplina, los economistas que figuran en el cuadro 1 pueden ser clasificados en tres categorías, de acuerdo con lo que dice (o calla) el diccionario de L . Say y Chailley: a) aquellos que la obra no menciona —porque aún vivían en 1900 o porque eran "ignorados"— o registra de manera m u y trivial los dejaremos al margen; b) los "héroes" de la economía política; c) sus "anticristos". Los retratos de quienes representan a los dos últimos tipos son, a menudo, m u y significativos. H e aquí algunos ejemplos. L a categoría de los "anticristos" es n u m é ricamente pobre, en particular porque el diccionario descalifica con frecuencia a sus integrantes juzgando que no son "economistas" (por ejemplo, L . Blanc, de quien se dice que "no es un economista", pero que de todos modos figura en la obra). Así, Fourier —"socialista, fundador de la escuela de los falansterios"— es presentado por CourcelleSeneuil en los siguientes términos: En lo que respecta a las materias económicas, las afirmaciones de Fourier no sólo carecen de fundamentos probatorios: las contradice la observación de los hechos cotidianos [. . .] Desde el punto de vista moral, no es posible aprobar o exculpar doctrinas que constituyen la negación de la moral [. . .] Hace mucho tiempo que la 20 70 utopía de Fourier es apenas [. . .] una consigna, un ejemplo más de la larga lista de aberraciones humanas. E n cuanto a Proudhon, Royer lo describe c o m o "un campesino borgoñón [. . .] un gran soñador que no tenía sentido práctico [. . .] nada sabía de los hombres, no sospechaba la complejidad de las relaciones sociales [. . .] estaba inhabilitado para comprender un m u n d o h u m a n o al q u e no pertenecía por naturaleza hereditaria, la suya siempre fue tosca y salvaje [. . .] Proudhon sólo estaba civilizado a flor de piel, su anormal sobreactividad intelectual le servía de vertedero a sus vigores físicos no empleados. [Su obra] está relegada a la categoría de las cosas muertas para siempre, sin resurrección posible [Say y Chailley, 1891]. E n síntesis, los adversarios de la respetabilidad ortodoxa son pura y simplemente ignorados o bien se los menciona sólo para injuriarlos y enterrarlos en n o m b r e d e la M o r a l y de la Ciencia, para m a y o r gloria d e los "héroes". Entre los "héroes" m á s valientes cabe mencionar al abate Raynal, que " e n tiempos en que el proteccionismo reinaba c o m o u n a institución e n todos los dominios", tuvo el "verdadero coraje" y la "inteligencia superior" de "reivindicar la libertad comercial, el 592 alma del comercio"; a J . - B . Say, naturalmente, "el primer intérprete y el más ardiente apóstol de la verdad económica" (sintetizando los elogios); a A . Blanqui, "mente maravillosamente dotada, uno de los divulgadores más brillantes y sutiles y, después de J.-B. Say, el representante m á s ilustre de la economía política en Francia"; al inefable Bastiat, a quien es cierto que se le puede "reprochar un cierto optimismo", un hombre en quien "el artista y el poeta [. . .] a veces arrastraban al economista m á s allá de las realidades de la tierra", pero que "no por ello dejó de conseguir que muchos de sus lectores amaran la ciencia que él mismo tanto amaba"; a Guillaum i n , quien no escribió o escribió poco (por ello no figura en nuestra lista), pero que consagró "toda su vida" a la economía política y a quien "se le deben tantas grandes publicaciones que difundieron y divulgaron esta ciencia, tan desdeñada entonces y siempre tan ingrata desde el punto de vista comercial, pero cuya importancia comprendía, así c o m o presintió su porvenir", cofundador del Journal des Economistes y de la Sociedad de Economía Política, padre del "primer Dictionnaire d'économie politique"; a J. Garnier, quien "sirvió feliz y fielmente la causa de la economía política —escribe Renaudin— como publicista, c o m o periodista, c o m o profesor, c o m o político", también cofundador del Journal des Economistes y de la Sociedad de Economía Política, y además del periódico Jacques Bonhomme —"que en 1848 fue uno de los bravos campeones de la propiedad"— y de la Asociación por la Libertad de Intercambio;10 a Chevalier, por último, de quien Leroy-Beaulieu describe pormenorizadam e n t e el "infatigable apostolado", autor de "libros que formarán parte para siempre de la literatura sobre economía", también él cofundador de la sociedad y la asociación mencionadas. E n síntesis, invariablemente en nombre de la Moral y de la Ciencia, se inciensa y hasta Vincent Koen se deifica a tales "héroes" c o m o si fueran actores sin los cuales la epopeya se hubiera convertido en tragedia. A pesar de la aparente unidad (o, mejor, bipolaridad) del saber económico que parece desprenderse de este esbozo de historia institucional, el campo de la producción-difusión-consumo de la economía política se estructura de manera m u c h o m á s compleja: varias corrientes, escuelas o paradigmas contrarios [Kuhn, 1972] se disputan la preeminencia [Pollak, 1976], pero su descripción desbordaría nuestro propósito inicial. C o n posterioridad, ese campo se tornará cada vez más opaco, cada vez m á s burocrático. Se dividirá en un número creciente de especialidades, y el economista aislado será sustituido por equipos [Beaver y Rosen, 1978-1979] y organizaciones [Prévost y D ' A m a t , 1933-1979]. u Se acabó el tiempo en que los economistas "vivían de sus rentas, de los subsidios del mecenas o de los ingresos de otro oficio"; llegó el tiempo de los "funcionarios universitarios, públicos o privados" [Nicolai, 1974]. Esta profesionalización y esta "profesoralización" expresan, ante todo, un hecho: las filas de los economistas se nutren cada vez más de las clases medias, lo que no deja de incidir sobre el propio contenido del discurso de la economía política. La historia del pensamiento determina, en parte, la historia de las instituciones, y esta última influye en la primera. Se trata de uno de los tantos aspectos de la sociología del conocimiento económico que la investigación debe profundizar. Aquí sólo quisimos abordar uno de los elementos de la dinámica del desarrollo de lo que hoy se denomina la ciencia económica (o economía). Nuestro único objetivo fue mostrar que la historia de un saber relativo a la sociedad es indisoluble de la historia de los poderes que lo originaron. Traducido del francés Del diletantismo a la enseñanza: el caso de los economistas franceses (1758-1910) Notas 1. Stigler eligió el periodo 1766-1915. de Morale et de Politique, fundado en 1796. 2. Stigler estudió 56. 5. Cabe señalar la aparición, a partir de 1832, de la Revue Mensuelle d'Economie Politique, de Beres, Blanqui y Fix. Según Stigler [1965], la primera gran revista inglesa de economía fue la Journal of the Royal Statistical Society, fundada en 1838. 3. Precisamente identificados con el apelativo de "economistas"; la palabra "fisiócratas" sólo se empieza a utilizar en 1799, mucho m á s tarde que el término "fisiocracia", empleado desde 1767. 4. Las otras publicaciones periódicas de economía que aparecieron en el siglo x v m son: el Journal Economique (1751-1772), que en particular dio a conocer textos de H u m e y de Tucker; el Journal de l'Economie Politique, fundado por Roederer en 1766; las Mémoires d'Agriculture, d'Economie Rurale et Domestique (1785-1791) y el Journal d'Economie Publique, 6. Se trata del diccionario francés de economía política más conocido, pero no es el primero que se publicó en el país. L o precedió, entre otros, el preparado por Ganilh. 7. El primer artículo de la revista lleva la firma de A . Jourdan y está consagrado a "la enseñanza de la economía política". 8. Entre las demás revistas de economía política, cabe citar sumariamente: L'Exportation Française (1876), la Revue Economique et Financière (1880), La Réforme Sociale (1881), la Science Sociale suivant la Méthode d'Observation (1886), Le Monde Economique (1891) y L'Economie Politique (fundada por Cauwès). 9. Entre otros, Cournot, Dupuit, Cheysson. Sus continuadores de hoy se llaman M . Allais, E . Malinvaud, J. Lesourne. 10. Por ejemplo: la Revue d'Economie Politique representa una "tercera vía" entre el Journal des Economistes y los socialistas. 11. Sobre el periodo entre las dos guerras mundiales, véase Sauvy [1975]; sobre la última postguerra puede consultarse a Pollak [1976] y a Fourquet [1980]. 593 594 i Vincent Koen Referencias B E A V E R , D . de B . ; R O S E N , R . 1978-1979. Studies in scientific collaboration, Scientometrics, vol. 1, n.° 1-3. 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C ó m o obtener estas publicaciones: a) Las publicaciones de la Unesco que llevan precio pueden obtenerse en la Oficina de Prensa de la Unesco, Servicio Comercial ( P U B / C ) , 7, place de Fontcnoy, 75700 París, o en los distribuidores nacionales: b) las publicaciones de la Unesco que no llevan precio pueden obtenerse gratuitamente en la Unesco, División de Documentos ( C O L / D ) ; c) las co-publicacioncs de la Unesco pueden obtenerse en todas aquellas librerías de alguna importancia. Publicaciones de la Unesco: agentes de venta Albania: N . Sh. Botimeve Nairn Frasheri, T I R A N A . Bélgica: Jean D e Lannoy, 202, av. du Roi, 1060 B R U X E L L E S . C e p 000-0070823-13. Alemania (Rep. Fed. de): S. Karger G m b H , Karger Benin: Librairie nationale, B . P . 294, P O R T O N o v o ; Buchhandlung, Angerhofstr. 9, Postfach 2, D-8034 G E R M E R I N G / M Ü N C H E N . "El Correo" (ediciones ale- Ets. Koudjo G . Joseph, B . P . 1530, C O T O N O U . mana, española, francesa e inglesa): M . Herbert Birmânia: Trade Corporation no. (9), 550-552 B a u m , Deutscher Unesco-Kurier Vertrieb, Besaitstrasse 57, 5300 B O N N , Para los mapas científicosMerchant Street, R A N G O O N . solamente: G e o Center, Postfach 800830, 7000 Bolivia: Los amigos del Libro: casilla postal 4415, S T U T T G A R T 80. L A P A Z : Avenida de las Heroínas 3712, casilla 450, Alto Volta: Librairie Attie, B . P . 64, O U G A D O U G O U . Librairie catholique "Jeunesse d'Afrique", OUGADOUGOU. Angola: Distribuidora Livros e Publicações, caixa postal 2848, L U A N D A . Antillas francesas: Librairie " A u Boul Mich", 66, avenue des Caraïbes, 97200 F O R T - D E - F R A N C E (Martinica). Antillas holandesas: C . C . T . N.V., V a n Dorp-Eddine P . O . box 200, W I L L E M S T A D (Curaçao, N.A.). Arabia Saudita: Dar AL-Watan for Publishing and Information, Olaya Main Street, Ibrahim Bin Sulaym Building, P . O . Box 3310, R I Y A D H . COCHABAMBA. Brasil: Fundação Getúlio Vargas, Serviço de Publicações, Caixa postal 9.052-ZC-02, Praia de Botafogo 188, Rio D E J A N E I R O RJ (GB). Bulgaria: H e m u s , Kantora Literatura, bd. Rousky 6, SOFIJA. Canadá: Renouf Publishing Company Ltd., 2182 St. Catherine Street West, M O N T R E A L , Q u e . H3H1M7. Colombia: Instituto Colombiano de Cultura, carrera 3A n.° 18-24, B O G O T Á . El Ancora Editores, Carrera 6. a n.° 54-58 (101), Apartado 035832, BOGOTÁ. Comoras (Republica Federal Islámica): Librairie Argelia: Institut pédagogique national, 11, rue AliM A S I W A 4 , rue A h m e d Djoumoi, B . P . 124, Haddad (ex-rue Zaâtcha, A L G E R . Office des publiMORONI. cations universitaires ( O P U ) , Place Centrale Ben Aknoun, A L G E R . Todas las publicaciones: E N A L , Congo: Librairie populaire, B.P. 577, BRAZZA3 bd Zirout Youcef, A L G E R . Publicaciones periódi-VILLE, POINTE N O I R E , L O U B O U M O , N K A Y I , M A K A cas solamente: E N A M E P , 20 rue de la Liberté, B A N A , O W E N D O , OUESSO, IMPFONDO. ALGER. Argentina: Librería El Correo de la Unesco, EDI- Costa de Marfil: Librairie des Presses de l'Unesco, Commission nationale ivoirienne pour l'Unesco, LYR B.P. S . R . L . , Tucumán 1685, 1050 B U E N O S A I R E S . Australia Educational Supplies Pty. Ltd., P . O . Box 33, Brookvale 2100, N . S . W . Publicaciones periódicas: Dominie Ptyl. Ltd., P . O . Box 33, Brookvale 2100 N . S . W . Subagente: United Nations Association of Australia. P . O . Box 175, 5th floor, Ara House, 28 Elizabeth street. E A S T M E L B O U R N E 3000. Hunter Publications, 58A Gipps St., C O L L I N G W O O D V I C T O R I A 3066. 2871, A B I D J A N . Costa Rica: Librería Trejos, S . A . , apartado 1313, S A N JOSÉ. 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Box, 1, L E G O N . ration, West Europe Department, P.P. Box 88, BEIJIN. Grecia: Grandes librairies d'Athènes (Eleftheroudakis, Kauffman, etc.); John Mihalopoulos & Son Chipre: " M A M " , Archbishop Makarios, 3rd AveS.A., International Booksellers, 75 Hermou Street, nue, P . O . Box 1722, N I C O S I A . B . O . B . 73, T E S A L Ó N I C A . Dinamarca: Munksgaard Export and Subscription Service, 35 N0rre S0gade, D K 1370 K O V E N H A V N K . Guadalupe: Librairie Papeterie Carnot-Effigie, 59 rue Barbes, P O I N T - A - P I T R E . Ecuador: Publicaciones periódicas solamente: Guatemala: Comisión Guatemalteca de CooperaD I N A C U R Cía. Ltda., Santa Prisca n.° 296 y ción con la Unesco, 3. a avenida 13-30, zona 1, Pasaje San Luis, Oficina 101-102, casilla 112-B, apartado postal 244, G U A T E M A L A . Q U I T O . Todas las publicaciones: Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Guayas, Pedro Moncayo y Guinea: Commission nationale guinéenne pour 9 de Octubre, casilla de correo 3542, G U A Y A Q U I L y ['Unesco, B . P . 964, C O N A K R Y . Ave. 6 de diciembre n.° 794, Casilla 74, Q U I T O . Haití: Librairie " A la Caravelle", 26, rue Roux, Nueva Imagen, 12 de octubre 959 y Roca, Edificio B.P. 111, P O R T - A U - P R I N C E . Mariano de Jesús, Q U I T O . Egipto: Unesco Publications Centre, 1 Talaat Harb Honduras: Liberia Navarro, 2 . a avenida n.° 201, Street, C A I R O . Comayaguela, T E G U C I G A L P A . El Salvador: Liberia Cultural Salvadoreña, S . A . , calle Delgado n.° 117, apartado postal 2296, S A N Hong Kong: Federal Publications (HK) Ltd., 2 D Freder Centre, 68 Sung W o n g Toi Road, Tokwawan, K O W L O O N . Swindon Book Co., 13-15 Lock Road, K O W L O O N . Hong Kong Goverment Information Services, Publication Section, Baskerville House, 22 Ice House Street, H O N G K O N G . SALVADOR. España: Mundi-Prensa Libros S . A . , apartado 1223, Castelló 37, M A D R I D 1. Ediciones Líber, apartado 17, Magdalena 8, O N D Á R R O A (Vizcaya). D O N A I R E , Ronda de Outeiro 20, apartado de Hungría: Akadémiai Könyvesbolt, Váci u. 22, B U D A P E S T V . A . K . V . Könyvtarosok Boltja, correos 341, L A C O R U Ñ A . Librería AI-Andalus, Népkoztársaság utja 16, B U D A P E S T VI. Roldana 1 y 3, SEVILLA 4. Librería Castells, Ronda Universidad 13, B A R C E L O N A 7. Estados Unidos de América: Unipub, 205 East 42nd. St., N E W Y O R K . N . Y . , 10017. Para pedidos: Unipub, Box 433, Murray Hill Station, N E W Y O R K , N . Y . 10157. Para "El Correo" en español: Santillana Publishing Company Inc., 575 Lexington Avenue, N E W Y O R K , N . Y . 10022. Etiopía: Ethiopian National Agency for Unesco, P.O. B o x 2996, A D D I S A B E B A . Filipinas: The modern Book Co., 992 Rizal Avenue, P . O . Box 632, M A N I L A 2800. India: Orient Longman Ltd.: Kamani Marg, Ballard Estate, B O M B A Y 400038; 17 Chittaranjan Avenue, C A L C U T T A 13; 36 A Anna Salai, Mount Road, M A D R A S 2; 5-9 41/1 Bashir Bagh, H Y D E R A B A A D 500001 (AP); 80/1 Mahatma Gandhi Road, B A N GALORE-560001; 3-5-820 Hyderguda, H Y D E R A B A D 500001. Subdepósitos: Oxford Book and Stationery Co., 17 Park Street, C A L C U T T A 700016, y Scindia House. N E W D E L H I 110001; Publications Unit, Ministry of Education and Culture, E x . A F O Hutments, Dr. Rajendra Prasad Rd., N E W D E L H I 110001. Finlandia: Akateeminen Kirjakauppa, Keskuskatu 1, 00100 HELSINKI 10; Suomalainen Kirjakauppa O Y , Koivuvaarankuja 2, 01640 V A N T A 64. Indonesia: Bhratara Publishers and Booksellers, 29 JI. Oto Iskandardinata III, J A K A R T A , Indira P . Y . , Francia: Librairie de l'Unesco, 7, place de Fontenoy, 75700 PARIS; C C P Paris 12598-48. Irán: Commission nationale iranienne pour l'Unesco, Seyed Jamal Eddin Assad Abadi A v . , 64th st., Bonyad Bdg., P . O . Box 1533, T É H É R A N . Kharazmie Publishing and Distribution Co., 28 Vessal Shirazi Street, Enghélab Avenue, P . O . Box Gabon: Librarie Sogalivre, LIBREVILLE, PORT G E N T I L , F R A N C E V I L L E . Librarie Hachette, B . P . 3923, LIBREVILLE. Ghana: Presbyterian Bookshop Depot Ltd., P . O . Box 195, A C C R A . Ghana Book Suppliers Ltd., Jl. Dr. S a m Ratulangie 37, J A K A R T A P U S A T . 314/1486, T E H E R A N . Irlanda: The Educational Company of Ireland Ltd., Ballymount Road, Walkinstown, D U B L I N 12. 601 Tycooly International Publ. Ltd., 6 Crofton Terrace, D u n Laoghaire C o . , D U B L I N . Islândia: Snaebjörn Jonsson & C o . , H . F . Hafnars- (para los docentes): Commission nationale marocaine pour l'Unesco, 19, rue Oqba, B . P . 420, A G D A L R A B A T (CCP 324-45). Mauricio: Nalanda C o . Ltd., 30 Bourbon Street, traeti 9, R E Y K J A V I K . Israel: A . B . C . Bookstore Ltd., P . O . Box 1283, 71, Allenby Road, T E L A V I V 61000. Italia: L I C O S A (Librería Commissionaria Sansoni S.p.A.), via Lamarmora 45, Casella postale 552, 50121 F I R E N Z E ; F A O Bookshop, Via délie Terme di Caracalla, 00200 R O M A . Jamahiriya Arabe Libia: Agency for Development of Publication and Distribution, P . O . Box 34-35, TRIPOLI. PORT-LOUIS. Mauritania: G R A . L I . C O . M A . , 1, rue du souk X , Ave. Kennedy, NOUAKCHOTT. Mexico: S A B S A , Insurgentes Sur n.° 1032-401, M É X I C O 12, D . F . Librería "El Correo de la Unesco", Actipán 66, Colonia del Valle, M É X I C O 12, D.F. Mónaco: British Library, 30, boulevard des M o u lins, MONTECARLO. Jamaica: Sangster's Book Stores Ltd., P . O . Box 366, 101 Water Lane, K I N G S T O N . University of the West Indies Bookshop, M o n a , K I N G S T O N . Mozambique: Instituto Nacional do Livro e do Disco (INLD), avenida 24 de Julho 1921, r/c e Japón: Eastern Book Service Inc., 37-3 Hongo 3chome, Bunkyo-Ku, T O K I O 113. Nicaragua: Librería Cultural Nicaragüense, calle 15 de Septiembre y avenida Bolívar, apartado n.° 807, Jordania: Jordan Distribution Agency, P . O . B . 375, 1.° andar, M A P U T O . MANAGUA. AMMAN. Niger: Librairie Mauclert, B . P . 868, N I A M E Y . Kenya: East African Publishing House, P . O . Box Nigeria: The University Bookshop of Ife. The University Bookshop of Ibadan, P . O . Box 286, I B A D A N . The University Bookshop of Nsukka. The University Bookshop of Lagos. The A h m a d u Bello University Bookshop of Zaria. 30571, N A I R O B I . Kuwait: The Kuwait Bookshop Co. Ltd., P . O . Box 2942, K U W A I T . Lesotho: Mazenod Book Centre, P . O . M A Z E N O D . Líbano: Librairies Antoine A . Naufal et frères, B . P . 656, BEYROUTH. Liberia: Code and Yancy Bookshops Ltd., P . O . Box 286, MONROVIA. Noruega: Todas las publicaciones: Johan Grundt Tanum, Karl Johans Gate 41/43, O S L O 1. Universitets Kokhandelen Universitetssentre, P . O . B . 307, Blindem, O S L O 3. "El Correo" solamente: A / S Narvesens Litteraturtjeneste, Box 6125, O S L O 6. Nueva Caledonia: Reprex S A R L , B . P . 1572, Leichtenstein: Eurocan Trust Reg., P . O . Box 5, NOUMEA. SCHAAN. Nueva Zelandia: Government Printing Office, Bookshops: Retail Bookshop-25 Rutland Street, Mail Orders-85 Beach Road, Private Bag C . P . O . , A U C K L A N D ; Retail-Ward Street, Mail Orders-P.O. Box 857, H A M I L T O N ; Retail-Cubacade World Trade Center, Mulgrave Street (Head Office) Mail Orders-Private Bag, W E L L I N G T O N ; Retail-159 Hereford Street Mail Orders-Private Bag, CHRISTC H U R C H ; Retail-Princes Street, Mail Orders-P.O. Luxemburgo: Librairie Paul Brück, 22, GrandRue, LUXEMBOURG. Madagascar: Commission nationale de la République démocratique de Madagascar pour l'Unesco, B . P . 331, A N T A N A N A R I V O . Malasia: Federal Publications, Sdn. Bhd., Lot 8238 Jalan 222, Petaling Jaya, S E L A N G O R , University of Malaya Co-operative Bookshop, K U A L A L U M P U R 22-11. Mali: Librairie populaire du Mali, B . P . BAMAKO. Box 1104, DUNEDIN. Países Bajos: Libros solamente: Keesing Boeken B . V . , Joan Muyskenweg 22, P . O . Box 1118, 1000 28, B C A M S T E R D A M . Publicaciones periódicas solamente: D & N - F A Y O N B.V., P.O. Box 197, 1000 Malta: Sapienzas, 26 Republic Street, V A L L E T T A . A D AMSTERDAM. Pakistán: Mirza Book Agency, 65 Shahrah QuaidMarruecos: Todas las publicaciones: Librarie "Aux e-azam, P . O . Box 729, L A H O R E - 3 . belles images", 281, avenue M o h a m m e d - V , R A B A T Panamá: Distribuidora Cultural Internacional, apar(CCP 68-74). Librairie des écoles, 122 Avenue Hassan II, C A S A B L A N C A . "El Correo" solamente tado 7571, zona 5, P A N A M Á . 602 Paraguay: Agencia de Diarios y Revistas, Sra. Sierra Leona: Fourah Bay, Njala University and Nelly de Gracia Astillero, Pte. Franco n.° 580, Sierra Leone Diocesan Bookshop, Freetown. ASUNCION. Perú: Liberia Studium, Plaza Francia 1164, apartado 2139, L I M A . Polonia: Ars-Polona-Ruch, Krakowskie Przedmiescie 7, 00-068 W A R S Z A W A ; ORPAN-Import, Palac Kultury, 00-901 W A R S Z A W A . Portugal: Dias & Andrade Ltda, Livravia Portugal, Singapur: Federal Publications (S) Pte Ltd., Times Jurong, 2 Jurong Port Road, S I N G A P O R E 2261. Somalia: Modern Book Shop and General, P . O . Box 951, M O G A D I S C I O . Sri Lanka: Lake House Bookshop, Sir Chittampalam Gardner Mawata, P . O . Box 244, C O L O M B O 2. rua de Carmo 70, L I S B O A . Sudán: Al Bashir Bookshop, P . O . Box 1118, Puerto Rico: Librería "Alma Mater" Cabrera 867, KHARTOUM. Río Piedras, P U E R T O R I C O 00925. Suécia: Todas las publicaciones: A / B C . E . Fritzes Kungl, Hovbokhandel, Regeringsgatan 12, Box Reino Unido: H M S O Publications Centre, 51 Nine 16356, S-103 27 S T O C K H O L M 16. "El Correo" solaElms Lane, L O N D R E S S W 8 5 D R ; Government mente: Svenska FN-Förbundet, Skolgränd 2, Box Bookshops: Londres, Belfast, Birmingham, Bris15050, S-10465 Stockholm. (Postgiro 184692). Para tol, Edinburgh, Manchester; Third World Publicalas publicaciones periódicas solamente: Wennergtions, 151 Stratford Road, B I R M I N G H A M B U 1 R D . ven-Williams A B , Box 3004, 9-104 25 S T O C K H O L M . Para los mapas científicos únicamente: McCarta Ltd., 122 King's Cross Road, L O N D R E S W C 1 X Suiza: Europa Verlag, Rämistrasse 5, 8024 Z U R I C H . 9 D S . Para ordenar pedidos: H M S O , P . O . Box 276, Librairie Payot, 6, rue Grenus, 1211 G E N È V E 11. LONDRES, SW8 5DT. Libraries Payot en Ginebra, Lausana, Basilea, Berna, Vevey, Montreux, Neuchatel y Zurich. República Arabe Siria: Librairie Sayegh, Immeuble Diab, rue du Parlement, B . P . 704, D A M A S . Suriname: Suriname, National Commission for Unesco P . O . Box 2943, P A R A M A R I B O . República de Corea: Korean National Commission for Unesco, P . O . Box Central 64, S E O U L . Tailandia: Nibondh and C o . , Ltd., 40-42 Charoen Krung Road, Siyaeg Phaya Sri, P . O . Box 402, República Democrática Alemana: Librairies interna- B A N G K O K . Suksapan Panit, Mansion 9, Rajdamtionales ou Bachhaus Leipzig, Postfach 140, 701 nern Avenue, B A N G K O K . Suksit Siam Company, LEIPZIG. 1715 Rama IV Road, B A N G K O K . República Dominicana: Librería Blasco, avenida Bolívar n.° 402, esq. Hermanos Deligne, S A N T O Togo: Librairie évangélique, B . P . 378, L O M É . Librairie du Bon Pasteur, B . P . 1164, L O M É , Librai- DOMINGO. rie universitaire, B . P . 3481, L O M É . República Unida del Camerún: Le Secrétaire général de la Commission nationale de la République unie du Cameroun pour l'Unesco, B . P . 1600, Y A O U N D E , Librairie aux Messageries, Avenue de la Liberté, B . P . 5921, D O U A L A ; Librairie aux Frères Réunis, B . P . 5346, D O U A L A ; Librairie des Editions Clé, B . P . 1501, Y A O U N D E ; Librairie Saint Trinidad y Tabago: National Commission for Unesco, 18 Alexandra Street, St. Clair, T R I N I D A D W.I. Paul, B . P . 763, Y A O U N D E . República Unida de Tanzania: Dar es Salaam Bookshop, P . O . Box 9030, D A R E S S A L A A M . Rumania: ILEXIM, Export-import, 3 Calea "13 Decembrie", P . O . Box 1-136/1-137, B U C A R E S T . Túnez: Société tunisienne de diffusion, 5, avenue de Carthage, T U N I S . Turquía: Haset Kitapevi A . S., Istiklâl Caddesi n.° 469, Posta Kutusu 219, Beyoglu, I S T A M B U L . Uganda: Uganda Bookshop, P . O . Box 145, K A M PALA. URSS: Mezhdunarodnaja Kniga, M O S K V A G-200. Uruguay: Edilyr Uruguaya, S.A., Maldonado 1092, Senegal: Librairie Clairafrique, B . P . 2005, D A K A R . Librairie des 4 vents, 91 rue Blanchot, B . P . 1820 MONTEVIDEO. DAKAR. Venezuela: Librería del Este, avenida Francisco de Miranda, 52, Edificio Galipán, apartado 60337 C A R A C A S . D I L A E C . A . (Distribuidora Latinoamericana de Ediciones C . A . ) , calle San Antonio entre A v . Lincoln y A v . Casanova, Edificio Hotel Seychelles: N e w Service Ltd., Kingstate House, P . O . Box 131, M A H É . National Bookshop, P . O . Box 48, MAHÉ. 603 Royal, local 2 , Apartado 50.304 Sabana Grande, CARACAS. Yugoslavia: Jugoslovenska Knjiga, Trg Republike 5/8, P . O . B . 36, 11-001 B E O G R A D . Drzavna Zalozba Slovenije, Titova C . 25, P . O . B . 50-1, 61-000 L J U B L J A N A . Zaire: Librairie du C I D E P , B . P . 2307, K I N S H A S A . Commission nationale zaïroise pour l'Unesco, C o m missariat d'Etat chargé de l'éducation nationale, B.P. 32, K I N S H A S A . Zimbabwe: Textbook Sales (PVT) Ltd., 67 Union Avenue, S A L I S B U R Y . Bonos de libros de la Unesco Se ruega utilizar los bonos de libros de la Unesco para adquirir obras y periódicos de carácter educativo, científico o cultural. Para toda información complementaria, por favor dirigirse al Servicio de Bonos de la Unesco, 7, place de Fontenoy, 75700 París. Los números aparecidos A partir de 1978 esta Revista se ha publicado regularmente en español. Cada número está consagrado a un tema principal. Vol. XXX, 1978 Vol. XXXIII, 1981 N . ° 1 La territorialidad: parámetro político N . ° 2 Percepciones de la interdependencia mundial N . ° 3 Viviendas humanas: de la tradición al modernismo N . ° 4 La violencia N . ° 1 La información socioeconómica: sistemas, usos y necesidades E n las fronteras de la sociología N.° La tecnología y los valores culturales N.° N . ° 4 La historiografía moderna Vol. XXXIV, Vol. XXXI, 1979 N . ° 1 La pedagogía de las ciencias sociales: algunas experiencias N . ° 2 Articulaciones entre zonas urbanas y rurales N . ° 3 Modos de socialización del niño N . ° 4 E n busca de una organización racional Vol. XXXII, 1980 N . ° 1 Anatomía del turismo N . ° 2 Dilemas de la comunicación: ¿tecnología contra comunidades? N . ° 3 El trabajo N . ° 4 Acerca del Estado 91 92 93 94 1982 Imágenes de la sociedad mundial El deporte El hombre en los ecosistemas Los componentes de la música Vol. XXXV, 1983 95 96 97 98 El peso de la militarización Dimensiones políticas de la psicología La economía mundial: teoría y realidad La mujer y las esferas de poder Vol. XXXVI, 1984 99 La interacción por medio del lenguaje 100 La democracia en el trabajo Edición francesa: Revue internationale des sciences sociales (ISSN 0304-3037), Unesco, París (Francia). Edición inglesa: International social science Journal (ISSN 0020-8701), Unesco, París (Francia). Edición china: Guóji shehui kexue zazhi, Gulouxidajie Jia 158, Beijing (China). Precio y condiciones de suscripción [A] Precio del número: 34 F Suscripción anual: 110 F Se ruega dirigir los pedidos de suscripción a los agentes de ventas de la Unesco (véase la lista alfinaldel número), quienes podrán indicar las tarifas en la m o n e d a nacional. Toda comunicación de cambio de dirección debe ir acompañada de la última banda de expedición. Los artículos firmados expresan las opiniones de los autores y no necesariamente las de la Unesco. Se pueden reproducir y traducir los textos publicados (excepto las ilustraciones y cuando el derecho de reproducción o de traducción esté reservado y señalado por la mención " © autor(s)") siempre que se indique el autor y la fuente. Toda correspondencia relativa a la presente revista debe dirigirse al redactor jefe de la Revista internacional de ciencias sociales, Unesco, 7, place de Fontenoy, 75700 París. Composición: Coupé S . A . , Sautron Impresión: Imprimerie des Presses Universitaires de France, V e n d ô m e © Unesco 1984