Las Migraciones - unesdoc

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Revista trimestral publicada
por la Unesco
Vol. X X X V I (1984), n.° 3
Redactor jefe: Peter Lengyel
Redactor jefe adjunto: AH Kazancigil
Maquetista: Jacques Carrasco
Documentación fotográfica: Florence Bonjean
Corresponsales
Bangkok: Yogesh Atal
Beijing : Li Xuekun
Belgrado: Balsa Spadijer
Buenos Aires: Norberto Rodríguez
Bustamante
Canberra: Geoffrey Caldwell
Colonia: Alphons Silbermann
Delhi: André Béteille
Estados Unidos de América: Gene M . Lyons
Florencia : Francesco Margiotta Broglio
Harare: Chen Chimutengwende
Hong Kong: Peter Chen
Londres: Cyril S. Smith
Mexico: Pablo González Casanova
Moscú: Marien Gapotchka
Nigeria: Akinsola Akiwowo
Ottawa: Paul Lamy
Singapur: S. H . Alatas
Tokio: Hiroshi Ohta
Túnez: A . Bouhdiba
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Temas de los próximos números
L a epistemología d e las ciencias sociales
Sistema alimentario
Sociología d e la educación
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Los pasaportes, inicialmente documentos
destinados a los barcos, c o m o su nombre lo indica,
son hoy día imprescindibles para traspasar
legalmente las fronteras. En la cubierta: un sello
colocado en la frontera suiza. A la derecha: un
pasaporte siamés de 1891.
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™°62
REVISTA INTERNACIONAL
DE
CIENCIAS SOCIALES
LAS MIGRACIONES
101
/'
Tendencias mundiales
Demetrios G . Papademetriu
Riad Tabbarah
Las migraciones internacionales en un m u n d o en
evolución
431
El futuro de las migraciones internacionales
449
Corrientes regionales y nacionales
Aderanti Adepoju
Las relaciones entre les migraciones internas y las
migraciones internacionales: el caso de África
467
Gabriel Murillo Castaño
Efectos de la emigración y del regreso sobre los países :
de origen: el caso de Colombia
481
Oleg Ianitsky y Yanna
Zaionchkovskaya
La sociología soviética y las migraciones del campo a la
ciudad
497
Adaptación de los migrantes
Altan Gökalp
Adriana Marshall
Anthony H . Richmond
Los hijos de inmigrantes en Europa Occidental:
socialización diferencial y problemática multicultural
515
Los trabajadores inmigrados y el mercado de trabajo:
un análisis comparativo
531 '
Adaptación y conflictos socioculturales en los países
receptores de inmigrantes
551
D e b a t e abierto
Josif Zhordania
La canción folklórica georgiana: orígenes, evolución y
tendencias actuales
571
430
El ámbito de las ciencias sociales
Vincent K o e n
Del diletantismo a la enseñanza: el caso de los
economistas franceses (1758-1910)
585
Libros recibidos
595
Publicaciones recientes de la Unesco
597
\^MÏÏSÏÏIMïSE''(lMÏW:iik
Las migraciones internacionales
en un mundo en evolución
Demetrios G . Papademetriu
aborde el problema de m o d o m á s global y
dentro de los contextos regionales, las respuestas unilaterales a este complejo problema
internacional han seguido constituyendo la
L a migración internacional ha sido un compo- pauta dominante. C o m o era de esperar, tales
nente constante del panorama social, econó- respuestas no han alterado sustancialmente la
mico y político del m u n d o . Después de siglos magnitud ni la dirección de las corrientes
de movimientos demográficos internacionales referidas, ni han influido favorablemente en
relativamente libres, el periodo posterior a la sus causas y consecuencias.
primera guerra mundial vio los comienzos de
E n el transcurso de los últimos treinta
un esfuerzo concertado
años, muchas sociedacada día mayor por condes industriales avanzaDemetrios G . Papademetriu es directrolar la inmigración en
das alcanzaron un punto
tor ejecutivo de Population Associalos países industriales
tes International, 3838 Glenbrook Rd, de desarrollo en que la
avanzados. A l concluir la
confluencia de una diversiFairfax, Virginia 22031. D e 1980 a
segunda guerra mundial,
dad de fuerzas determinó
1983 ha actuado como jefe de redacse produjeron nuevos y
ción de la International Migration una escasez crónica de
Review. H a ejercido la docencia en la
densos desplazamientos
m a n o de obra en ciertos
Universidad de Maryland, la Duke
de población, con freámbitos. L a índole estrucUniversity y la N e w School for Social
cuencia a través de frontural de esta escasez era
Research, donde es miembro de la
teras nacionales recién
consecuencia de la combiFacultad de Economía Política Intercreadas. E n la misma
nacional. Su último libro (preparado
nación de una serie de
en colaboración con Mark J. Miller)
época, surgió una nueva
factores sociales, d e m o es The unavoidable issue: US immi- gráficos, económicos y poforma de migración intertion policy in the 1980s.
nacional hasta entonces
líticos entre los cuales capoco conocida que obebe señalar los siguientes:
decía a la búsqueda de trabajo, migración El deterioro de la estructura demográfica de
presuntamente temporal, frecuentemente esalgunas sociedades capitalistas avanzadas
tructurada (es decir, sujeta a convenios interque registran tasas de natalidad m u y
gubernamentales) pero cada vez más espontábajas, con el consiguiente envejecinea y clandestina, que se ha mostrado casi
miento d e su población y la progresiva
impermeable a las medidas de intervención
reducción de sus fuerzas laborales activas;
adoptadas por las sociedades receptoras. Sin El efecto agravante de medidas que reducen
embargo, a pesar de la gradual universalizatodavía m á s la población activa, c o m o la
ción del fenómeno migratorio y de las fredisminución de la edad requerida para la
cuentes llamadas de atención para que se
jubilación, las vacaciones m á s largas, las
La economía política
de la migración internacional
432
semanas laborales más cortas, los estímulos psicológicos que inducen a los jóvenes
en edad de trabajar a posponer su
entrada en el mercado de trabajo con el
fin de ampliar sus estudios, y otros avances sociales de índole semejante;
La proliferación concomitante de ocupaciones
altamente técnicas en el sector terciario,
que exige una constante evolución de la
calificación y la formación del personal,
todo ello producto del alto nivel de
desarrollo;
La reestructuración y dicotdmización creciente de los mercados de trabajo en los
sectores primario y secundario con sus
propias exigencias de m a n o de obra calificada;
L a persistente y creciente vitalidad del sector
secundario merced al concurso de factores tales c o m o la variabilidad de la
demanda de productos industriales, la
existencia de industrias que conservan su
importancia pero tienen rendimientos
marginales, un mercado alcista de servicios privados y públicos que son arquetipicamente usuarios intensivos de m a n o de
obra, una demanda persistente de fuerza
de trabajo temporal y estacional y una
proliferación de puestos de trabajo que
los trabajadores nativos se muestran
cada vez más reacios a aceptar a causa de
los bajos salarios, las malas condiciones
laborales y el indeseable estatus social
que llevan aparejados, y,finalmente;
L a concurrencia de las pérdidas humanas de
la segunda guerra mundial con la gran
demanda de m a n o de obra durante el
subsiguiente periodo de auge económico
y con las poco eficaces medidas de racionalización de la fuerza de trabajo y la
incompleta expansión de las actividades
con gran densidad dé capital en algunos
sectores económicos de las sociedades
industriales avanzadas.
Otro grupo de estados sufrió graves escaseces
de m a n o de obra en el contexto de una carrera
hacia la industrialización financiada por el alza
súbita del valor de sus recursos naturales. L a
mayoría de los estados de este grupo eran
Demetrios G. Papademetriu
miembros de la O P E P y compartían además
otra característica: la de estar m u y poco
poblados.
La respuesta a es.ta escasez de m a n o de
obra ha sido de dos tipos: o bien la institución
de convenios bilaterales con muchos de los
países de la región dotados de un excedente
de fuerza de trabajo, a fin de organizar la
importación controlada de trabajadores
(modelos predominantes en Europa y Oriente
Medio y Programa Bracero estadounidense),
o bien la formulación e instrumentación de
políticas de inmigración que, aunque restrictivas en sus requisitos legales, toleran —y de
esta manera estimulan— la afluencia de una
fuerza inmigrante mayormente espontánea,
clandestina y por ello mismo explotable. Estos
úllimos son los modelos preponderantes en los
Estados Unidos y en la migración interna
latinoamericana y corresponden cada vez más
a la situación europea de facto. E n ambos
casos los importadores de fuerza de trabajo se
hicieron cada día m á s dependientes de una
oferta constante de m a n o de obra extranjera
mientras que dicha oferta iba tornándose más
y más independiente de las necesidades reales
de las economías receptoras. E n otras palabras, en realidad la m a n o de obra extranjera
cumplía cada- vez menos la función que
tradicionalmente constituía su principal interés: hacer las veces de amortiguador al que
poder acudir c o m o solución temporal para
responder a una demanda excepcionalmente
importante de fuerza de trabajo. D e hecho, a
medida que las corrientes migratorias ganaban en información y experiencia y las presiones de la demanda de m a n o de obra
calificada persistían, la índole temporal y
revocable del arreglo empezó a desvirtuarse y
en el vacío político resultante fue sustituida
por la expansión de facto de las oportunidades
ofrecidas a los inmigrantes: conseguir la autorización de residencia prolongada, reunir la
familia y obtener una cierta movilidad profesional, todo lo cual equivalía prácticamente a
una institucionalización de la inmigración.
E n las sociedades industriales avanzadas
se han efectuado ya numerosos estudios sobre
los efectos que sobre ellas ha tenido la inmigra-
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Los protestantes que huyeron de Francia en el siglo x v n contribuyeron en forma considerable al
enriquecimiento d e los países q u e los acogieron. Grabado holandés de Jan Luikcn, Bibliothèque du Protestantisme, París, LaurosGiraudon.
434
ción de trabajadores, pero los países menos
desarrollados, cuyos ciudadanos han desempeñado un papel decisivo en el crecimiento
económico de los países escasos de m a n o de
obra, han sido m u c h o más lentos en emprender una réevalución fundamental del fenóm e n o migratorio. Esta omisión ha' tenido
lugar a pesar de la creciente evidencia de que
la emigración ha resultado incapaz de brindar
la mayor parte de los beneficios que de ella se
esperaban.
Muchos países con excedentes de m a n o
de obra tomaron parte en el proceso de
migración creyendo en el advenimiento de
una nueva era. Envueltos en las convulsiones
que acompañan siempre a la lucha por un
rápido desarrollo socioeconómico, vieron la
posibilidad de emigración de sus trabajadores
desempleados y subempleados c o m o una absoluta bendición del cielo. L o que los países de
origen de los trabajadores no acertaron a
prever sin embargo, fue la evolución del
proceso que los despojaría de su m a n o de
obra calificada ya insuficiente, así c o m o de los
elementos más sanos, dinámicos y productivos
de sus poblaciones; los efectos negativos de la
emigración sobre la demografía y en consecuencia sobre la situación socioeconómica1 y,
por último, los beneficios socioeconómicos
frecuentemente marginales derivados de las
calificaciones2 y las remesas de fondos de los
emigrantes.3
A u n q u e la inicial coincidencia de intereses entre sociedades con escasez y con
excedente de fuerza de trabajo haya suscitado un entusiasmo irreflexivo —casi temerario— por los movimientos migratorios, tanto
organizados c o m o espontáneos, estos mismos
países están empezando a ver en la migración
un mero expediente que ni corrige la debilidad subyacente de la estructura socioeconómica de las sociedades receptoras ni aporta el
ímpetu necesario para transformar a los países
de origen de los trabajadores emigrantes. Por
eso, aparte de su rentabilidad para el capital
privado, la principal contribución estructural
del proceso de migración acaso haya sido la
desaparición progresiva de las fronteras nacionales para la fuerza de trabajo, con su
Demetrios G. Papademetriu
consecuente transformación en un componente estructural de la economía política internacional.
Breve digresión teórica
La migración internacional es un fenómeno
que desempeña un papel central tanto en las
sociedades de origen c o m o en las receptoras
de los movimientos migratorios. Los desplazamientos de la fuerza de trabajo no son un
fenómeno pasajero ni se limitan a una región
específica. Son m á s bien un componente
estructural de la economía del m u n d o contemporáneo y traducen el ingreso y la integración
de los países exportadores de fuerza de trabajo a la economía mundial. Este punto de
vista, que podríamos llamar el de la escuela
del "conflicto", considera desarrollo y subdesarrollo c o m o partes de una sola totalidad (la
economía capitalista mundial) que a su vez
depende de una situación de desigualdad
económica planetaria y la perpetúa. L a
mayoría de sus adeptos buscan las causas
originarias de la migración en el desequilibrio
producido por los contactos financieros,
comerciales y de otra índole entre unidades
económicas desiguales, al ser absorbidos los
excedentes de la unidad más debil por la más
fuerte: proceso éste que lleva a la primera al
estancamiento. Q u e el excedente sea atraído
por las metrópolis nacionales o por el capital
internacional resulta indiferente: el efecto
sobre la tendencia a emigrar es análogo, sólo
el destino varía. L a emigración es fomentada
además por la penetración de los modos de
producción capitalista en la agricultura tradicional y su consiguiente monetarización. Este
cambio desplaza m a n o de obra agrícola directamente a través de la mecanización y menos
directamente a través de la atracción a
menudo irresistible de las regiones de destino.
Las causas de tales "incitaciones" a la migración pueden rastrearse en los desequilibrios
institucionales y sectoriales internos provocados por la incorporación de un Estado al
sistema capitalista mundial y la penetración de
ese Estado por las instituciones políticas y
Las migraciones internacionales en un mundo en evolución
L
435
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Yj&uJmix*'*
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Éxodo provocado por la miseria del middle-west en los años treinta: una escena de la película que realizó
John Ford basándose en la novela de John Steinbeck Las uvas de la ira. J. Chevaiier/Edimcdia.
económicas dominantes. U n a vez que este
proceso ha comenzado, las estructuras fundamentales del Estado periférico son "remodeladas para que se ajusten a las demandas
exteriores" .y los desequilibrios estructurales,
resultantes provocan la emigración. El Estado
ha desempeñado históricamente en dicho fenóm e n o migratorio u n papel que va desde una
tolerancia condescendiente a una promoción!
activa y deliberada de la emigración.
A l examinar la función de la m a n o de
obra extranjera en las sociedades industriales (
avanzadas, observamos que es la de u n !
recurso con que responder a una oferta excedente de fuerza de trabajo y a sus implicaciones (ventajas salariales para la m a n o de
obra y reducción de la plusvalía para el
capital). Este proceso, sin embargo, no es m á s
que u n aspecto del uso de m a n o de obra
extranjera por el capital. E s aplicable tanto a
los atascos europeos que resultaron de la
reactivación económica de los años setenta
c o m o a las situaciones m á s recientes por las
que han pasado Venezuela y el Oriente M e d i o ,
;
con sus carencias absolutas de m a n o de obra
(y, agregarán algunos, a las necesidades estacionales de la agricultura del sudoeste de los
Estados Unidos). P o d e m o s también considerar que la fuerza de trabajo extranjera asume
otra función considerablemente m á s compleja,
y c o m o tal m á s controvertida, en virtud de la
cual los trabajadores ya proletarizados de la
periferia (es decir, iniciados en los m o d o s de
producción modernos de régimen salarial)
constituyen u n ejército de reserva puesto a
, disposición del capital para ser utilizado
¡donde y cuando a éste le convenga. E n esta
¡perspectiva, tal fuerza de trabajo sólo puede
436
ser explotada: los salarios iniciales garantizados pueden ser luego congelados por contrato
durante todo el periodo de empleo; muchos
derechos a servicios y beneficios sociales quedan sin m á s suspendidos; la movilidad geográfica e industrial puede ser legalmente restringida y, por último, a los trabajadores
extranjeros sólo se les concede un estatuto
legal "especial", es decir, inferior y precario:
todos ellos rasgos comunes a los programas
que atañen a la m a n o de obra extranjera,
tanto de jure c o m o de facto. Pero sobre todo,
esta m a n o de obra podrá ser un instrumento
del gran capital para moderar e incluso anular
las muchas ventajas salariales y cualitativas
que las organizaciones laborales autóctonas
han logrado conseguir, a veces con la ayuda
del Estado, c o m o lo atestiguan ciertas legislaciones laborales y sociales de carácter liberal.
L a fuerza principal de esta tesis reside en
que sitúa la migración en el contexto de la
absorción gradual de los estados y regiones
m e n o s desarrollados por el sistema capitalista
mundial. L a desintegración interna que este
proceso implica para el Estado o la región
dominados desencadena, al parecer, cierto
n ú m e r o de fuerzas que favorecen la expulsión
a medida que la nueva división del trabajo se
traduce en conflictos de clase que desequilibran aún m á s el sistema y compelen a los
trabajadores a contemplar la migración c o m o
una alternativa viable. Los adeptos de la
escuela del conflicto han aportado otra contribución a la comprensión de la dinámica de la
migración internacional al llamar la atención
sobre los defectos de las teorías económicas
clásicas con sus modelos basados en las nociones de equilibrio y cálculo racional. D e
lo antedicho se desprende que tampoco la
escuela del conflicto está exenta de formulaciones teóricas que reducen la realidad a un
esquema preestablecido. D e ahí que, heurísticamente al menos, convenga tomar conciencia
de la evolución histórica de las relaciones
entre los estados y de las fuerzas políticas y
económicas estructurales internacionales que
definen y distribuyen asimétricamente las
ganancias (y pérdidas) resultantes de dicho
contacto.
Demetrios G. Papademetriu
Sin embargo, tal planteamiento teórico
disimula con frecuencia los defectos de este
enfoque. Considerar el sistema capitalista
mundial c o m o origen preexistente de la migración internacional es perder de vista las
numerosas variaciones históricas coyunturales
de los movimientos migratorios internacionales. Por ejemplo, ¿cómo explican los defensores del sistema mundial la emigración de
irlandeses a los que el hambre obligó a
expatriarse a los Estados Unidos en los años
1840? ¿ O las migraciones resultantes de la
persecución política y religiosa de los últimos
siglos? ¿ O las migraciones forzadas de africanos a Norteamérica? Por otro lado, ¿cómo
puede explicarse que países que comparten
niveles análogos de integración en la economía capitalista mundial no provoquen todos
una emigración de igual magnitud? A d e m á s ,
ver en la noción de migración internacional
sólo un componente de la acumulación internacional de capital es reducir un proceso
multifacético a un fenómeno simple que sólo
sirve a las necesidades y estrategias del capital
y minimizar el papel que ciertas luchas y
ciertas organizaciones laborales han desempeñado en la génesis de algunos movimientos
migratorios. Por consiguiente, es preciso dedicar una mayor atención a la estructura, la
distribución en el tiempo y las consecuencias
de la migración en el contexto de un análisis
de clases que abarque las conexiones entre la
acumulación nacional y la internacional y que
aborde el fenómeno de la migración laboral
como expresión de la lucha de clases sostenida
por los emigrantes, el capital y la m a n o de
obra autóctona. Por último, no debemos perder de vista el hecho de que la migración no
acontece en un vacío político, sino que refleja
la interacción de los principales protagonistas
del proceso político de cada Estado. Por eso
es fundamental comprender esta interacción y
de qué m o d o las políticas aplicadas en materia
de redistribución de tierras, modelos de desarrollo, población y oferta y distribución del
crédito repercuten en la decisión de emigrar.
Al identificar las fuerzas que determinan
la decisión de emigrar, llegamos al punto en
que las posiciones de la escuela clásica y las de
Las migraciones internacionales en un mundo en evolución
la escuela del conflicto, ligeramente modificadas, podrían converger. Tal convergencia descansa en el reconocimiento de que, aunque el
recurso a la migración pueda seguir siendo el
resultado de estrategias de supervivencia de
los individuos y de las familias, el espectro de
posibilidades que se les presenta está definido
por factores estructurales c o m o la posición y
el grado de integración de un Estado en el
sistema económico mundial. Por lo tanto,
deberíamos proseguir los estudios sobre las
migraciones internacionales sin perder nunca
de vista la interdependencia que existe entre
el sistema político-económico internacional y
la migración ni las implicaciones económicas
y sociopolíticas de tal interdependencia; al
mismo tiempo, deberíamos analizar de la
manera m á s precisa los procesos y acciones
propios de cada sistema y su repercusión en la
situación de los individuos (migrantes y no
migrantes), tanto en el seno de la familia
c o m o dentro de la estructura social de la
comunidad de origen.
Este enfoque implica que el monopolio
de la verdad no lo detentan los economistas
clásicos, que ven en la emigración (y en el
regreso) un cálculo racional, ni los marxistas
y neomarxistas que niegan toda posibilidad
significativa de libertad de elección por parte
de los individuos. D e hecho, hay algo de
cierto en ambas posiciones: la migración no se
produce en un vacío económico ni en un vacío
sociopolítico y la decisión de emigrar tomada
por el individuo o la familia está en realidad
condicionada por variables macroestructurales. E s m á s probable, sin embargo, que estas
variables resulten más influidas por decisiones
adoptadas en los países de origen de la m a n o
de obra (como consecuencia del proceso político que determina el tipo de recursos que
deben movilizarse y la manera en que serán
movilizados para resolver los conflictos básicos entre capital y trabajo dentro del contexto
cultural e histórico de cada Estado) que por
una entidad amorfa conocida por "capital
internacional".
Si no se toman en cuenta estas advertencias, los estudios sobre la migración seguirán
atestados de modelos sociales demasiado abs-
Ml
tractos para tener valor real y de modelos
económicos que son, por lo c o m ú n , o demasiado simples y estáticos para favorecer una
comprensión profunda de la dinámica de la
emigración, o tan metodológicamente sofisticados —pero teóricamente primitivos— que
arrojan resultados confusos, contradictorios y
frecuentemente contrarios a la intuición.
C o m o consecuencia, los estudios seguirán
careciendo definalidadprecisa y embrollarán
los problemas en lugar de clarificarlos. D e
esta manera, las medidas de política general
en ellos inspiradas continuarán procediendo a
ciegas, atacando los síntomas y no las causas
del fenómeno. A d e m á s , los procesos de migración interna e internacional pueden resultar
así a veces imposibles de diferenciar; la importancia del contexto social en el que se inscriben los distintos movimientos migratorios
puede seguir siendo deliberadamente minimizada para satisfacer presupuestos de orden
teórico; temas delicados c o m o la evaluación
simultánea de los efectos de la emigración
sobre las regiones de origen y de destino
pueden ser eludidos; puede seguir ocultándose la distinción entre las metas del individuo y las de la sociedad (y la frecuente
incompatibilidad entre ambas); pueden quedar virtualmente ignoradas las consecuencias
(especialmente aquellas que son imprevistas
y no premeditadas) de la intervención del
Estado en la inmigración y la emigración; la
repercusión de la migración de retorno sobre
las comunidades natales puede continuar
siendo materia de especulación y puede proseguir la utilización de datos incorrectos y poco
fiables o el uso abusivo de aquellos de que se
dispone.
El contexto
político de la migración
E n el fondo de todos estos reparos está la
conciencia de que la migración internacional
engendra una red de interrelaciones sumamente complejas y que, aunque las políticas
de laissez-faire y las acciones unilaterales
hayan podido ser respuestas suficientes en el
438
pasado, hoy son incapaces de producir los
efectos políticos deseados, por múltiples
razones. Algunas de ellas son resultado de
cambios fundamentales sobrevenidos en la
magnitud y el carácter del movimiento de
inmigración; otras, de cambios en la aptitud
de los diferentes tipos de gobiernos receptores
para hacer frente eficazmente a la inmigración, lo cual quizá no hace sino reflejar la
intrínseca complejidad del fenómeno, que se
inscribe en forma casi inextricable en un
contexto económico, cultural, social y político.
Permítaseme exponer brevemente algunos de estos cambios. L a actual situación de la
economía mundial ha puesto nuevamente en
evidencia las numerosas debilidades estructurales que aquejan a las economías tanto de los
países industriales avanzados como de las
naciones menos desarrolladas. Sin embargo,
c o m o sucede con cualquier sistema asimétricamente estructurado, los problemas económicos se distribuyen tan desigualmente durante
los periodos de crisis económica mundial
c o m o las retribuciones y ganancias durante las
épocas de prosperidad económica. E n periodos de crisis económica prolongada, todos los
países con o sin tradición de emigración
apreciable se tornan exportadores potenciales
de m a n o de obra. L a mayor parte de los
vecinos del sur de los Estados Unidos serían
un buen ejemplo de la primera categoría.
Entre los ejemplos de la segunda habría que
contar el incremento de las migraciones interregionales de m a n o de obra altamente calificada. A d e m á s , en los casos en que la recesión
económica ha afectado de m o d o distinto determinados estados dentro de un mismo sistema
regional, y donde acuerdos asociativos vigentes vedan toda intervención que impida el
movimiento de personas que cruzan, las fronteras de los estados (como en los países de la
Comunidad Europea o del Consejo Nórdico),
podría producirse una expansión sustancial de
la migración intrarregional.
L a migración internacional puede ser considerada c o m o una transferencia internacional
de recursos análoga a la , transferencia de •
tecnología y capital. E n el contexto de este
Demetrios G. Papademetriu
debate, sin embargo, hay por lo menos una
diferencia primordial entre la transferencia de
recursos humanos y otros: las sociedades
industriales avanzadas parecen más vulnerables a los movimientos de población procedentes de países menos desarrollados que a
cualquier otra transferencia de recursos, salvo
quizá a la energía. Y c o m o con frecuencia
ocurre con la energía, los países industrializados parecen hallarse cada vez más comprometidos con la actualidad internacional y ser al
mismo tiempo cada vez menos capaces de
influir en los acontecimientos que les afectan.
Esta vulnerabilidad ante los hechos que proceden del exterior, que entre otras formas se
expresa en la incapacidad de controlar los
movimientos inmigratorios, sitúa a la inmigración en un género de casos que cierto autor
denomina "campo turbulento", o sea una
esfera de acción política donde es la "confusión", más que el orden, lo que caracteriza el
debate político. C o m o consecuencia, el problema se juzga inabordable, los valores e
intereses en conflicto se tornan abrumadoramente complejos, las prioridades se desdibujan, el consenso resulta difícil de lograr y los
paliativos y las medidas provisionales suelen
terminar imponiéndose sobre cualquier otra
consideración.
U n a de las claves conceptuales para entender el lugar que ocupa la inmigración en
un contexto político, económico y social global es la idea de interdependencia. E n su
sentido más neutro, la interdependencia alude
a la relación de "adecuación mutua" y acentúa
la "reciprocidad" inherente a todo proceder
entre estados protagonistas. E n sus diversas
formas, la interdependencia (y la noción
conexa de dependencia, que posee una mayor
carga ideológica) nos remite a un m u n d o que
se reduce y estrecha cada vez más, donde los
costos y beneficios económicos se hallan distribuidos, por lo general desigualmente, entre
un amplio espectro de estados protagonistas
cuyas políticas individuales tienen repercusiones internacionales significativas.
La noción de interdependencia aporta
cierto orden conceptual a muchas escuelas de
pensamiento que estudian el funcionamiento
Las migraciones internacionales en un mundo en evolución
439
U n pasador clandestino registra los pedidos de un grupo de mexicanos para cruzar la frontera de los
Estados U n i d o s por 2 5 0 dólares por persona. Hanne Friedrkh-Englaendcr/Magnmum.
del sistema económico mundial y el proceso
mediante el cual se han incorporado los estados a ese sistema. También revela, sin embargo, la pobreza analítica de teorías que atribuyen un valor esencial a explicaciones de la
migración internacional exclusivamente ancladas en variables tales c o m o las motivaciones
individuales, las diferencias de salarios entre
los estados protagonistas y la agrupación racional de los factores de producción más allá de !
las fronteras nacionales. Y a se ha expuesto la
evaluación crítica de las distintas escuelas de
pensamiento a este respecto. Baste entonces ',
con destacar una vez m á s que la existencia de
un sistema económico internacional jerárquicamente ordenado, junto con las implicaciones
políticas de tal interpenetración, refuerza las
presiones endémicas latentes que en los países
menos desarrollados inducen a la emigración.
L a introducción del concepto de interde-j
pendencia nos permite comparar el dilema!
que plantea el problema de la inmigración'a
las sociedades industrializadas y democráticas
con el que la circulación internacional de
capitales y tecnologías plantea a los países de
emigración. El flujo de recursos es sumamente complejo y engendra situaciones de
dependencia y vulnerabilidad análogas. El
ejemplo de los movimientos internacionales
del capital bastaría para demostrarlo. M u c h o s
países en desarrollo tienen respecto del capital internacional una actitud ambivalente. E n tre las cuestiones que son comunes a los
beneficiarios de capital internacional y a los
destinatarios de m a n o de obra extranjera se.
cuentan: el tipo, el volumen, el punto de
origen y la dirección del movimiento; su
repercusión a corto, medio y largo plazo sobre las diversas subesferas de la sociedad
(como la economía, la cultura y la política) y
el efecto de difusión sobre los diversos estratos sociales y económicos así c o m o su inciden-
440
cia sobre conceptos fundamentalmente abstractos c o m o "carácter nacional", "interés
nacional", "soberanía" e "independencia". R e sulta pues evidente la complejidad que presenta, tanto para los países de origen c o m o
para los de destino, un análisis de costosbeneficios en el que intervienen tantas variables a m e n u d o no cuantificables.
U n a vez examinados con mayor detenimiento los distintos componentes de los dos
tipos de sociedades, ciertos intereses aparentemente recíprocos se resuelven en antagonism o s mutuos. Por ejemplo, aunque la emigración de fuerza de trabajo mexicana a los
Estados Unidos sirve a intereses esenciales de
a m b o s países, la disponibilidad de esta m a n o
de obra, por sus efectos sobre los salarios y las
condiciones laborales, puede redundar en detrimento de los intereses generales de los
trabajadores norteamericanos y perjudicar a
los m á s desfavorecidos de ellos al suscitar una
carrera por el empleo exacerbada. Al mismo
tiempo, la reducción indiscriminada del capital h u m a n o de México puede afectar sus
metas de desarrollo a largo plazo, y las;
violaciones de los derechos de los mexicanos!
por empresarios y funcionarios sin escrúpulos \
pueden conducir a los Estados Unidos ai
apartarse de la legalidad, en detrimento de su<
imagen en el extranjero. Por eso, cuando
consideramos los aspectos éticos y humanos 1
del problema, las similitudes entre el fenóm e n o de la inmigración y otros flujos m u n diales empiezan a desvanecerse, sobre todo en
lo que respecta a las opciones realistas y:
aceptables con que cuentan los países destinatarios.
Demetrios G. Papademetriu
Unidos, por ejemplo, hayan registrado durante
la primera década del siglo veinte cifras de
inmigración ligeramente m á s altas que las de
la década de 1970, y por otra parte los desplazamientos de población posteriores al nuevo
trazado del m a p a político alfinalde la segunda
guerra mundial, especialmente en Europa
Oriental y en el sur de Asia, fueron por un
breve periodo más significativos que los actuales, calculados en quince millones de refugiados. Sin embargo, las migraciones transnacionales recientes y actuales en busca de trabajo,
de una nueva vida o de refugio ante la
persecución, se encuentran ya en un nivel
jamás igualado en la historia. L a polarización
política dentro de los estados, los conflictos
regionales, la persecución por motivos religiosos y étnicos y las consecuencias que el
malestar económico contemporáneo tiene para
los países menos desarrollados parecen indicar que las presiones inmigratorias sobre los
países industrializados se mantendrán en niveles m u y elevados.
Los movimientos migratorios continuarán presentando las dos formas clásicas —rela- '
tivamente bien controladas— de migración
familiar permanente y de migración de m a n o
de obra altamente calificada y profesionalmente capacitada. Pero otras dos grandes;
variantes, las de la residencia "temporaria" y¡
la ilegal, merecen que se les dedique una
atención particular ya que han modificado1
recientemente el espectro de la migración ;
internacional. Los trabajadores "invitados",
"estacionales", "contratados" et "ilegales" se
han propagado en los países democráticos
industrializados en vista de su presunta flexibilidad y eficiencia para hacer frente a los que se
consideraban estrangulamientos pasajeros en
Conclusiones y recomendaciones la oferta de m a n o de obra.
Para la mayoría de los importadores de
N o podemos dejar de observar que la magni-, fuerza de trabajo, el experimento realizado
tud y el carácter de los movimientos interna-; con la inmigración ha constituido un éxito
cionales de población han experimentado re- económico coyuntural, aunque también, una
cientemente cambios profundos. L a migra- fuente de crecientes dificultades desde el punto
ción internacional, incluidos los movimientos ; de vista social y político. Los trabajadores
de refugiados, es probablemente más impor- extranjeros permitieron mantener el impulso
tante hoy que en ningún otro m o m e n t o de los de la locomotora industrial de los países
dos últimos siglos. E s posible que los Estados receptores en momentos de grave escasez de
Las migraciones internacionales en un mundo en evolución
441
Trabajadores inmigrantes expulsados de sus viviendas acampan en los suburbios. Robert Dcipit/Fotogram.
fuerza de trabajo. Sin embargo, los inmigrantes, al tener mayor conocimiento de causa
e independencia de juicio, han desafiado cada '
vez m á s la ortodoxia económica dominante en
cuanto al papel de la m a n o de obra extranjera
en la economía del país anfitrión. A medida!
que la oferta de m a n o de obra va independi-:
zándose de la demanda, la fuerza de trabajo !
foránea se atrinchera en empleos que los
nativos evitan, creando así un comienzo de
dependencia estructural respecto de dicha
, m a n o de obra extranjera. A d e m á s , con la
inevitable liberalización de las restricciones
para permitir la reunificación de familias y con
la multiplicación de los permisos de residencia
y de trabajo, los países receptores se encuen1
tran frente a una situación de inmigración de
facto mientras se mantiene la ficción de la
supuesta "temporalidad" de la presencia de
trabajadores extranjeros, cuya "permanencia"
! de hecho plantea u n cúmulo de problemas,
i frente a los cuales los países receptores no
parecen mejor preparados: el problema de los
inmigrantes de segunda generación, cuya posición social y económica en el país de residencia es a m e n u d o precaria; los problemas
sociales y culturales resultantes de la heterogeneidad racial o étnica en aumento constante y, \
por último, la politización del debate sobre la(
migración, debido a que los inmigrantes de-;
tienden cada vez con mayor ahínco sus dere-1
chos económicos y sociales mientras que los;
trabajadores autóctonos reaccionan ante el,
alza rápida de los costos de infraestructura y
¡protección social y ante la evidencia de la
competencia económica, evidencia incrementada por un malestar económico que persiste y
se ahonda.
Si bien los países destinatarios parecen
esforzarse esporádicamente por afrontar estai
realidad (recurriendo habitualmente a distingos paliativos, una vez más), los países expor- \
tadores de fuerza de trabajo se muestran!
incapaces de obtener los esperados rendimien-
442
Demetrios G. Papademetriu
Los signos exteriores del éxito social. Luc Pcrenom/Rush.
tos de su "inversión". A u n q u e hayan podido
obtenerse dividendos pasivos, c o m o una cierta
reducción del paro y sustanciales remesas de
fondos, en ninguno de los países interesados
la emigración h a conseguido imprimir u n
impulso apreciable al desarrollo. Esto n o
significa que la emigración n o les haya aportado nada. D e s d e luego, el progreso de m u chos d e estos países tiene que haberse visto
influido por las cuantiosas transferencias de
dinero que caracterizan al fenómeno de la
migración: m á s de ochenta mil millones de
marcos enviados a partir de 1960 desde la
República Federal de Alemania solamente.
Pero tales transferencias no han desempeñado
u n papel significativo y mensurable en el
desarrollo general d e estos países, aunque
evidentemente hayan jugado un papel d e
primer orden en su mecanización agrícola.
T a m b i é n hay que atribuirles mejoras no m e n o s
notables, c o m o el auge del sector de la vivienda, la proliferación d e pequeñas empresas d e
servicios y el desarrollo de la infraestructura
turística. E n una palabra, el proceso ha alcanzado al m e n o s un objetivo no despreciable: ha
mejorado significativamente la situación material d e las familias donde algunos miembros
han emigrado.
A la luz de este factor solamente, podría
concluirse q u e el proceso ha respondido, por
lo m e n o s e n parte, a las esperanzas en él
depositadas. C u a n d o se consideran todos los
aspectos de la migración, sin embargo, n o se
puede m e n o s que señalar las muchas oportunidades perdidas y tratar de proponer medios
por los cuales las sociedades exportadoras de
m a n o de obra podrían aumentar los beneficios
que les brinda la migración. L o s intereses
económicos de estos países requerirían en
primer lugar un mejor acceso a los mercados
de los países receptores. Los datos relativos a
Europa indican que si bien la estructura de los
intercambios comerciales entre países emisores y países receptores cambia significativa-
Las migraciones internacionales en un mundo en evolución
mente en el transcurso del proceso de migración, no hay correlación entre tal evolución y
el grado de penetración del mercado de tra-;
bajo del país receptor por los trabajadores del
país emisor. U n a mirada al cuadro de inversiones corrobora este punto. Por ejemplo, en
1976 la inversión total alemana en Turquía fue
de unos mil millones de dólares, cantidad
aproximadamente igual a la de Francia, país
donde se encuentran m u y pocos trabajadores
turcos. El análisis de las cifras globales tampoco nos permite establecer una correspondencia sistemática. Por ejemplo, entre 1952 y
1972, alrededor del 1 2 % de la inversión
directa total de los países de Europa Occidental en el extranjero fue a los países de
emigración. A d e m á s , esta inversión no ha
sido particularmente rentable. E n el periodo
1965-1969, deparó sólo el 1,4% del total de
beneficios obtenidos de inversiones extranjeras. Por último, et volumen de la inversión
exterior efectuada por países que son esencialmente receptores de emigrados, como la R e pública Federal de Alemania en Grecia o
Turquía, no ha evolucionado significativamente en las dos últimas décadas. E n otras
palabras, no puede demostrarse que la relación establecida por el fenómeno de migración haya ejercido una influencia sensible
sobre la inversión ni sobre la política comercial de las sociedades receptoras.
Otro ámbito que se presta a la acción
conjunta de países emisores y países receptores de fuerza de trabajo es quizá la institucionalización de una mayor participación de
los países receptores en el apoyo a iniciativas
industriales tomadas por los trabajadores extranjeros en sus países de origen. Esta orientación dejaría sin objeto las cuestiones que
plantea la asistencia al desarrollo a la vez que
ayudaría a los países exportadores de m a n o de
obra, a crear empleos y a remediar sus carencias en materia de técnica y de gestión.
E n este sentido existen ya en Europa
varios programas piloto. L a República Federal de Alemania, por ejemplo, ha puesto en
marcha programas de esta clase con Turquía,
Yugoslavia y Grecia; Francia ha ensayado
diversos programas de formación profesional
443
con argelinos, españoles y portugueses y los
Países Bajos ofrecen programas análogos a los
naturales de todos los países que le suministran m a n o de obra. Los problemas, empero,
han sido muchos, y hasta cierto punto previsibles. Los fondos destinados a esta empresa
han sido insignificantes, al igual que el número;
total de participantes en el transcurso del'
último decenio; muchos "egresados" de tales1
programas se niegan lisa y llanamente a regresar a sus países natales, y la financiación
insuficiente ha hecho que sean m u y pocos los
proyectos que pudieron llevarse a cabo en
forma efectiva. A d e m á s , las instituciones de
los países de emigración han realizado pocos
esfuerzos de buena fe para respaldar las
inversiones generadoras de empleo efectuadas
por los emigrantes. Cuando la ayuda se ha
materializado, ha sido generalmente la excepción m á s que la regla. Los numerosos ejemplos que figuran en las investigaciones referentes a dicha asistencia son m á s bien iniciativas aisladas que partes integrantes de una
estrategia global de desarrollo.
Otros dos ámbitos clave en que la intervención pública puede aún permitir a las
sociedades de emigrantes gozar de algunos de
los prometidos beneficios de la emigración son
la utilización de los envíos pecuniarios y la
migración de retorno. Los giros de dinero
estimulan la demanda global, que a m e n u d o
no puede ser satisfecha por la oferta doméstica. Esto se traduce en graves presiones
inflacionistas y en un deterioro de las balanzas
de pagos debido a las importaciones de bienes
de consumo no perecederos. Cuando, además, los mercados nacionales de capital n o
logran ofrecer los incentivos necesarios para
atraer los fondos transferidos hacia los sectores productivos, cuando el sector público
no puede garantizar una distribución sistemática de incentivos c o m o son la disminución de
impuestos y los créditos tributarios, los tipos
de cambio preferenciales y una tasa de amortización acelerada, es concebible que estas
incapacidades de la gestión pública y privada
atenten contra la mejor utilización de las
remesas de fondos de los emigrados. D e
hecho, la alternativa más frecuentemente utili-
444
Demetrios G. Papademetriu
izada —la inversión en el sector de la construc- dores puede tener el beneficio adicional de
ción— no es una inversión de última instancia, estimular la partida de algunos trabajadores
sin m á s . Por regla general, ha sido y sigue emigrados muchos años atrás, o sea aquellos
siendo el sector más activamente apoyado por que probablemente han obtenido derechos de
los gobiernos de los países de emigración que, residencia, compiten con los trabajadores aupara garantizar la paz social, le han brindado tóctonos en el mercado de trabajo y, debido ai
los incentivos y las concesiones que han sido la reunificación de las familias, constituyen;
incapaces de ofrecer a los demás sectores de una carga mayor para la infraestructura y los
sus economías.
servicios sociales de las países receptores.
N o debe concluirse por ello que estos
E n resumidas cuentas, es evidente que el
fallos pretéritos excluyen toda posibilidad de problema de la migración resulta tan comintervención pública. A medida que los países plejo que a m e n u d o los análisis se tornan
de emigración adquieran una mejor compren- subjetivos y las "conclusiones" tendenciosas.
sión de las fuerzas que influyen en el proceso Los problemas surgen de dificultades tales
de su desarrollo, multiplicarán las iniciativas como la frecuente incompatibilidad entre las
encaminadas a integrar en la economía y .la aspiraciones de los individuos y los objetivos;
sociedad las remesas de fondos y los emi- de la colectividad; la confusión entre las,
grantes que hayan regresado. Pero lo que ventajas y las obligaciones a corto y a largo
también se necesita es un mejor entendi- plazo; la yuxtaposición de beneficios económimiento del lugar que ocupa cada país en un; cos, que son por lo común tangibles e inmediam u n d o cada vez más interdependiente y de las tos, y de los costos sociales y políticos, que
responsabilidades que la migración impone a] • son mucho menos discernibles y aparecen en
los protagonistas nacionales situados en ambos ! el futuro; la incapacidad de entender el contexextremos del movimiento migratorio. D a d a , to social y político de los movimientos migratoesta correlación de responsabilidades mutuas,: rios y la escasez de datos longitudinales
es virtualmente imposible resolver el pro- fidedignos. E n consecuencia, resulta m u y difíblema de la migración de manera unilateral.
cil establecer relaciones de causa-efecto, y así
L a validez de este aserto puede ilustrarse distinguir el análisis de las causas del de los
con casos concretos tomados de diferentes fenómenos. Por esta razón, seguimos siendo!
:
contextos. Por ejemplo, si bien los receptores j totalmente incapaces no sólo de predecir los
pueden regular con relativa impunidad la: i movimientos migratorios y sus efectos, sino
entrada de trabajadores, no han conseguido: i también de investigar las conexiones que
en cambio influir significativamente sobre el¡ existen entre emigración, retorno de los emimovimiento de retorno de los emigrantes. Si, I grados y desarrollo de los países de origen de
por otra parte, comprendieran que la migra- los trabajadores.
ción de retorno obedece con frecuencia a1
E n vista, pues, de estas realidades, es
decisiones "no económicas" en las que domi-i esencial comprender que las pautas que sigue j
nan razones de índole social y familiar, es m u y la migración contemporánea no son únicas en
probable que una acción conjunta con los1 la historia y que probablemente no desaparepaíses de origen destinada a facilitar las inver- cerán en el futuro inmediato ; que los movisiones y las actividades generadoras de . e m - mientos migratorios plantean a las sociedades
pleo resultaría sumanente rentable. La partid-1 tanto emisoras c o m o receptoras problemas
pación en tales iniciativas puede ser fructuosa, ¡ i que afectan profundamente la vida sociocultui porque toma en cuenta una verdad frecuente-! 'ral, económica y política no sólo de naciones
mente olvidada: que la comunidad natal suele! ¡sino de regiones enteras y, por último, que las
ser siempre el punto de referencia primordial | medidas provisionales y unilaterales deben |
y el determinante básico del comportamiento ¡dejar paso a iniciativas globales cuyos compodel migrante. A d e m á s , este tipo de coopera- jnentes, al reforzarse entre sí, obren de con-¡
ción con los países de origen de los trabaja-. ¡cierto para abordar las múltiples dimensiones
Las migraciones internacionales en un mundo en evolución
del problema teniendo en cuenta los intereses
de las víctimas, frecuentemente olvidadas, de
la situación actual: los ciudadanos desfavorecidos de los países receptores y todos los
trabajadores —cualquiera sea su situación
legal— que hayan contribuido al bienestar
económico de un país.
Por último, no d e b e m o s perder de vista
que el fenómeno de la migración involucra a
seres h u m a n o s . C o n respecto a ellos, n o
puede haber m á s q u e una sola política: la¡
institucionalización y garantía de los derechos '
h u m a n o s , económicos y sociales de todos
445
aquellos individuos q u e se hallen bajo la
jurisdicción de u n Estado. C o m o bien dice
Powers: "Cualquier otro proceder n o hará
sino devolver a E u r o p a y a los Estados Unidos
[y a todos los importadores de fuerza d e
trabajo] a los días en que la carne h u m a n a n o
era m á s q u e m a n o de obra y el dinero el único
beneficio q u e contaba. C o m o es de suponer,
no es éste el epitafio q u e q u e r e m o s que la
historia ponga sobre nuestro tiempo".
Traducido del inglés
Notas
1. N o se trata solamente de los
cambios acontecidos en la
' composición demográfica de
regiones enteras o de la
' reducción de la población de
muchas aldeas. Cabe señalar
asimismo la alteración de los
perfiles demográficos regionales
que registran una marcada
asimetría en los grupos de sexo y
de edad como consecuencia de
los coeficientes de alta
dependencia inducidos por la
emigración. M á s importante es,
sin embargo, el hecho de que
tales cambios tienen
[implicaciones significativas
—aunque no necesariamente
siempre negativas— para la
organización social y las
relaciones de poder en la vida de;
los pueblos y las pequeñas
ciudades. D a d o que numerosos
emigrantes optan por regresar a
las comunidades rurales o a las
pequeñas ciudades de las que
son oriundos (con
! independencia de si partieron
directamente desde allí o si
¡ permanecieron un tiempo en
una ciudad más grande),
debemos estudiar las conexiones
que existen entre los envíos de
dinero y los regresos efectivos,
¡por una parte, y los cambios
sobrevenidos en la estructura
social y política de estas
comunidades, por la otra.
Aunque el efecto de los
regresos individuales sobre
dichas relaciones ha sido
correctamente descrito en las
publicaciones referentes a este
tema, un movimiento de retorno
regular y significativo aumentará
probablemente las posibilidades
de evolución, al crear una
atmósfera primero de
confrontación y luego de
transformación, a medida que la
modernidad vaya mezclándose
con la tradición. Y si bien m u y
pocos estudios suscriben esta
visión —un tanto optimista,
según generalmente se admite—
quizás se deba a la escasez de
estudios antropológicos que
t
446
centren su atención en los
efectos de la migración de
retorno permanente (más que
los de la emigración) sobre las
comunidades. Esta laguna, a su
vez, puede atribuirse al carácter
bastante reciente de los
movimientos de retorno
importantes. E n cualquier caso,
para que un movimiento de
retorno se convierta en agente
de cambio, el retorno debe ser
voluntario, estar dirigido a la
comunidad de origen e
inscribirse en una corriente de
retorno regular. A d e m á s , los
emigrados tendrán que haber
mantenido, por intermedio de
una familia activa, un interés
por los asuntos de la comunidad,
reforzado por visitas periódicas.
Finalmente, y una vez
establecida una tradición de
retorno (donde antes sólo existía
la de emigración) los arquitectos
de la transición en las relaciones
sociales y de poder deben poder
demostrar su éxito financiero en
tierras extranjeras y manifestar
un sentido de la responsabilidad
financiera a su regreso.
2. Esta idea se está convirtiendo
en un componente
empíricamente incontrovertible
del debate sobre migración
internacional. L a cuestión de la
adquisición y perfeccionamiento
de calificaciones profesionales
forma parte, sin duda alguna, de
la mitología de la migración.
A u n q u e no puede negarse que
los trabajadores emigrantes
ganan experiencia por contacto
directo con la disciplina y el
ritmo de la vida industrial, las
"calificaciones" referidas sólo
son un subproducto pasivo de
dicha vida industrial y, en
m u c h o s casos, los inmigrantes
ya han tenido una experiencia
semejante antes de emigrar. N o
obstante, el mencionado
"beneficio" puede resultar m á s
importante para los emigrantes
procedentes de países
considerablemente m e n o s
desarrollados que la mayoría de
Demetrios G. Papademetriu
los del litoral mediterráneo y
donde, presumiblemente, la
industrialización y la
proletarización de la fuerza de
trabajo son sólo un fenómeno
marginal. Por lo que respecta al:
perfeccionamiento de las
competencias profesionales o a
la adquisición de nuevas
habilidades técnicas, el mito se
enfrenta con una realidad
ingrata en varios niveles. Los
mercados de trabajo de los
países receptores por lo c o m ú n
no necesitan trabajadores
especializados. L o que les hace
falta son obreros capaces de
realizar tareas repetitivas en el
m á s bajo nivel de una jerarquía
del empleo sumanente
compleja. Así pues, a los
empresarios no les interesa
ofrecer a los trabajadores
extranjeros oportunidades de
perfeccionar sus calificaciones
profesionales, y menos aún una
capacitación técnica formal.
A d e m á s , aun cuando tal
formación se dispensara con
mayor liberalidad, muchos
trabajadores extranjeros la
eludirían a m e n o s que se les
ofreciera con paga completa y
durante la jornada de trabajo.
La variable determinante está,
aquí, en los objetivos del
migrante. Si ha emigrado, no ha
sido para ampliar sus
competencias profesionales,
sino para mejorar su posición
económica al regresar. L a
recompensa diferida
(invirtiendo en su futuro
personal en la sociedad
receptora, mediante la
participación en cursos de
capacitación técnica) suele verse
c o m o una postergación del logro
de sus objetivos básicos. Así, si
trabaja de noche, lo más
probable es que él mismo elija
hacerlo en horas
extraordinarias. A d e m á s , la
inversión en su propio capital
h u m a n o mediante la
capacitación presupone que
aspira a trabajar en empleos
industriales al regresar a su país.
Esta hipótesis tampoco se ve
corroborada por ningún género
de pruebas o datos disponibles.
Finalmente, aun en los pocos
casos en que se adquieren
conocimientos técnicos, es
probable que ocurra una de las
tres situaciones siguientes:
a) el trabajador, con harta
frecuencia, vacila en volver a su
tierra debido a la mejor
integración económica de que
goza en la sociedad "anfitriona",
sobre todo desde el m o m e n t o en
que, paradójicamente, es objeto
de tentativas de integración
concertadas por parte de esta
sociedad; b) si vuelve, se
mostrará renuente a enrolarse
en el trabajo industrial. Cabe
señalar que si un trabajador o
trabajadora ha adquirido nuevas
y sustanciales calificaciones y
ocupa un puesto de
responsabilidad en el
extranjero, es probable que
lleve ya m u c h o tiempo c o m o
emigrante y haya mejorado
netamente su situación material.
Si tal es el caso, se resistirá a
trabajar en el país natal en
condiciones laborales y
salariales significativamente
inferiores a las que está
acostumbrado; c) por último,
aun cuando las situaciones a) y
b) no se presentaran, las
competencias técnicas
adquiridas por el migrante son a
m e n u d o inaplicables en el país
de origen, que probablemente
no tendrá el nivel de avance
tecnológico capaz de emplear
tales calificaciones. A esta
argumentación h e m o s de añadir
la frecuente resistencia de los
empresarios industriales del país
natal a ofrecer puestos de
responsabilidad a los que
regresan de la emigración por
temor a que hayan sido
"contaminados" por ideas
sindicalistas durante su estancia
en el extranjero.
3. La cuestión de la utilización
del dinero enviado por los
emigrantes también es objeto de
Las migraciones internacionales en un mundo en evolución
, controversias. La disputa no gira
en torno al importante papel
que desempeña ese dinero en la
situación de la balanza de pagos
de los países de origen de los
trabajadores. La dificultad
comienza cuando examinamos si
esos fondos son colocados en
explotaciones productivas y el
i impacto socioeconómico general
de tales inversiones sobre las
sociedades de emigración. Las
investigaciones realizadas en
diversas regiones acerca del
empleo real y efectivo de los
fondos remitidos por los
emigrantes muestran que la
inversión en vivienda y en
,
compra de tierras absorbe> entre
i dos tercios y tres cuartos del
total de fondos remitidos. El
resto suele dedicarse a la
compra de bienes de consumo,
la liquidación de deudas y otros
gastos en relación con la familia.!
i Sólo una pequeña fracción de
ese total se canaliza hacia
inversiones productivas, la
mayor parte hacia la compra de
enseres agrícolas y la
financiación de actividades del
sector de servicios (apertura de
j pequeños establecimientos
comerciales, garajes, o compra
de autobuses y taxis). El
problema está aquí en que la
mayoría de dichas actividades
son ejemplos prototípicos del
; conflicto entre los objetivos de
los individuos y las metas de la
sociedad. Los emigrantes
utilizan sus ganancias de manera
esencialmente consecuente con
los fines que les indujeron a la
emigración. Sin embargo, tal
comportamiento tiene
consecuencias no previstas y a
m e n u d o graves, por ejemplo:
a) las inversiones en viviendas
trastornan el mercado de bienes
inmobiliarios y crean serias
presiones inflacionistas en el
sector de la construcción
(aunque la referida actividad
genera, efectivamente,
numerosas oportunidades de
empleo en los países de
emigración y tiene provechosos
efectos multiplicadores, su
carácter intermitente hace que
brinda escasas ventajas
económicas duraderas); b) la
propensión a comprar bienes de
consumo con relativo
447
\ desenfreno en el mercado
; limitado es causa indudable de
una inflación inducida por la
demanda generalizada, y poco a
,poco, de inflación de costes en
toda la estructura económica del
i país; c) la creciente presión en
i favor de las importaciones de
¡productos de lujo para satisfacer
¡el apetito consumista de las
familias de los emigrantes por
¡servicios y productos refinados
¡suele suscitar un
¡comportamiento análogo en las
¡familias donde no hay
¡emigrantes, tras haber visto
¡éstas fomentadas sus
¡aspiraciones consumistas en
ivirtud del efecto de
demostración del dinero
recibido del exterior por las
primeras y d) por último, una
secuela inevitable de estos
cambios en los hábitos de
¡ consumo es la inflación del valor
económico y psicológico de los
productos foráneos (y el
: concomitante desprecio hacia
| los bienes nacionales) así c o m o
l la utilización cada vez mayor de
las reservas de divisas para
¡ importar dichos productos.
El futuro
de las migraciones internacionales
Riad Tabbarah
decir hasta comienzos del siglo veintiuno— y
que no excede los límites de la esperanza de
vida de personas de m i edad y condición
Se cuenta que, cuando, un importante país socioeconómica. A u n q u e no haré ninguna
africano pasó a ser independiente hace algu- proyección matemática en torno al volumen
nos años, su presidente solicitó los servicios de las migraciones internacionales, sí voy a
de un asesor de las Naciones Unidas experto intentar contestar a tres preguntas concretas:
en planificación económica, cosa que por en primer lugar, ¿van a continuar las migraaquel entonces estaba m u y de m o d a . C u a n d o ciones internacionales? Partiendo del supuesto
llegó este asesor, el presidente lo recibió de que sí, intentaré responder a la segunda:
¿cuáles serán sus pautas
personalmente y al expliprincipales? Por último,
carle cuál había de ser su
El autor es representante residente
una vez contestada la secometido insistió en que
del Programa de las Naciones Unidas
gunda pregunta, resulta
elaborara para su país un
para el Desarrollo en Túnez. Las
fácil responder a la terplan económico a desaideas expresadas en este artículo,
cera: ¿cuáles serán los
rrollar en cincuenta años.
empero, no reflejan necesariamente
las del P N U D .
principales
problemas
El asesor intentó explicar
vinculados a las migracioal presidente que podía
nes internacionales con
establecer un plan de deque habrán de enfrensarrollo de cinco, de diez
tarse los políticos y los
y hasta de quince años si
especialistas en las dos
viniere el caso, pero n o
próximas décadas?
un plan para cincuenta
años. "Pero, si m e permite, ¿por qué insiste tanto Vuestra Excelencia en
tener un plan para cincuenta años?", inquirió
¿Proseguirán las
el asesor. A lo que el presidente repuso:
migraciones internacionales?
"Pues porque conociendo la exactitud de la
planificación económica, quiero asegurarme
Tanto si dan a esta pregunta una respuesta
de que cuando llegue el m o m e n t o del balance,
positiva c o m o negativa, los especialistas pareno estaré yo en este m u n d o " .
cen convenir en que el "potencial" de migraciones
internacionales es sumamente elevado
M e n o s precavido que el presidente afriy va en aumento. Zolberg afirma que la
cano, he escogido para m i presente ejercicio
población migrante actualmente en el m u n d o
un marco temporal que oscila aproximadasería cuantitativa y cualitativamente " m u y
mente entre los quince y veinte años —es
Introducción
450
distinta si todos los países de la tierra permitieran a los individuos tomar libremente la
decisión de quedarse, irse o regresar, y
si abrieran sus fronteras a todos los que
desearan entrar" [Zolberg, 1982, p. 15].
C o n d e [1982, p. 66] sostiene que mientras
exista discrepancia entre los niveles económicos de las naciones, será difícil detener los
movimientos migratorios. Incluso Davis [1947
y 1981], que desde hace algún tiempo viene
pronosticando la virtual conclusión de las
migraciones internacionales, admite que
"nunca se había dado antes en la historia
h u m a n a un potencial tan enorme de desplazamientos de las poblaciones entre los
países . . . Evidentemente, si las migraciones
obedecieran al libre juego del mercado",
añade, "sería de esperar una afluencia multitudinaria de habitantes de los países menos
desarrollados a los más desarrollados" [Davis,
1981, p. 419-421].
E n realidad, Davis intenta medir este
potencial. Su nivel mínimo es la corriente
migratoria apenas suficiente para compensar
los índices de crecimiento demográfico de los
diversos grupos de países (países con excedente de capital, industrializados, de renta
media, de planificación centralizada y de renta
baja), mientras que el nivel máximo equivale
al flujo migratorio necesario para dar a los
países pobres un crecimiento demográfico
cero. Sobre esta base calcula que en 1980 el
potencial mínimo de migraciones internacionales netas fue de unos 14 millones de personas y el máximo de cerca de 31 millones. M á s
aún, "a medida que pase el tiempo, el potencial de migraciones irá en progresión" [Davis,
1981, p. 422-423]. L a evaluación de Davis es
obviamente m u y aproximativa; Conde [1982,
p. 66] por su parte, adopta un método de
cálculo basado en el volumen de las corrientes
de migración internacional necesarias para
igualar, al cabo de cierto tiempo, la renta real
de los diversos países y para mantener posteriormente este equilibrio; pero este tipo de
cálculo es infinitamente m á s complejo y entraña varios supuestos metodológicos distintos.
E n cualquier caso, probablemente conduciría
a una estimación m u c h o m á s alta del potencial
Riad Tabbarah
de migraciones internacionales. A d e m á s , si
bien la igualdad internacional de rentas reales
podría reducir considerablemente las migraciones internacionales, probablemente no las
eliminaría completamente ni las tornaría insignificantes, ya que el mantenimiento de semejante equilibrio económico requeriría cierto
movimiento migratorio continuo. Por otra
parte, también es de prever que se produzcan
corrientes migratorias por razones no económicas que pueden ir desde el éxodo por
disturbios políticos a la pura preferencia personal. L o único que puede decirse a este respecto es que "desde cualquier punto de vista,
el potencial de la migración internacional es
hoy día enorme" [Davis, 1981, p. 424].
Frente a este enorme potencial, los gobiernos no cesan de tomar medidas que cambian constantemente con el objeto de regular
tanto la emigración c o m o la inmigración.
C o m o se ha dicho recientemente, "la economía internacional es interdependiente. L a
política internacional, en cambio, reviste una
forma sumamente incoherente. Deposita la
autoridad suprema en . . . los estados soberanos" [Lewis, 1983, p. 99]. E s precisamente
este proceso dialéctico el que determina la
amplitud y la configuración de las migraciones
internacionales.
El desacuerdo con respecto a la importancia del volumen futuro de las migraciones
internacionales proviene de diferencias tocantes a dos evaluaciones distintas: hasta qué
punto serán restrictivas las políticas de inmigración y en qué medida serán eficaces para
reducir los movimientos migratorios internacionales. Los pronósticos efectuados en el
pasado sobre la virtual desaparición de tales
movimientos se basaban en el supuesto de que
los principales países de inmigración permanente (Estados Unidos, Canadá y Australia)
estaban introduciendo políticas restrictivas que
se tornarían cada vez m á s estrictas. Estas
predicciones resultaron erróneas por varias
razones: en primer lugar, tras la adopción de
dichas políticas en la década de 1920, las
sucesivas revisiones apuntaron principalmente
a seleccionar los inmigrantes y no a reducir su
número [Tabbarah, 1977, p. 302-303; Davis,
El futuro de las migraciones internacionales
451
Escena clásica: inmigrantes en Ellis Island, Nueva York, con la Estatua de la Libertad en segundo plano.
H . Roger Viollet.
1947, p. 57; Hawkins, 1982]. E n realidad,.el nente [Kritz, 1983, p. 2]. E n tercer lugar, una
volumen de la "inmigración permanente" legal corriente m á s imprevisible todavía cobró notaen los referidos países ha venido creciendo bles proporciones, m á s o m e n o s en la misma
regularmente a lo largo de las tres últimas época, en dirección a los países ricos en
décadas, pasando de unas 450.000 personas petróleo, especialmente los del Golfo Pérsico,
ial año en la de 1950, a unas 650.000 en la de que atrajeron a millones de trabajadores,
1960 y a casi 700.000 en la de 1970. El inicialmente de los países vecinos, pero luego
aumento real ha sido aún mayor, ya que, de países tan distantes c o m o Sri L a n k a , Ban- ;
c o m o se verá, el volumen de la inmigración gladesh, la República de Corea y Filipinas.
ilegal a dichos países (especialmente los Esta- Por último, la inestabilidad y los trastornos
dos Unidos) también se elevó durante el políticos que caracterizaron el periodo postemencionado periodo. E n segundo lugar, a rior a la segunda guerra mundial, impulsaron
partir de 1960 afluyó a los países de Europa a millones de refugiados a cruzar las fronteras
Occidental una considerable e imprevisible internacionales.
corriente migratoria internacional, con lo que
Las políticas restrictivas, destinadas ya
dicha parte del continente, que era tradicional- sea a la emigración o a la inmigración, redumente una zona de emigración, pasó a ser una cen considerablemente las corrientes migratoimportante área receptora. E s cierto que fue | rías. E n realidad, dado el enorme potencial
básicamente una inmigración "temporal" de i de las migraciones internacionales, "lo que
m a n o de obra pero, c o m o es inevitable en sorprende n o es la magnitud de las migraciocasos semejantes, una parte de los inmigrantes nes sino su escaso volumen". [Davis, 1981,
terminó por establecerse de manera perma- ! p. 419]. N o obstante, las políticas adoptadas
452
en este campo en los últimos años no eliminaron las migraciones ni siquiera cuando era
éste su propósito deliberado. Las políticas de
restricción de la emigración en algunos países
del m u n d o árabe (por ejemplo, Siria, S o m a lia, Sudán), han provocado un fenómeno poco
estudiado de emigración ilegal que, según
parece, ha llegado a alcanzar "proporciones
críticas" en la región [Dib, 1983, p. 12]. Las
medidas tomadas para restringir la inmigración, por otra parte, también han modificado
profundamente las corrientes migratorias internacionales. Así, las nuevas políticas adoptadas por los Estados Unidos y el Canadá
mediada la década de los años sesenta, cuando
se apartaron del sistema de cupos étnicos para
favorecer la entrada de inmigrantes altamente
calificados, se tradujeron no sólo en un súbito
y considerable aumento del "éxodo de profesionales" de los países menos desarrollados
[Tabbarah, 1977, p. 304] sino, particularmente
en los Estados Unidos, también en una progresión correspondiente de la inmigración ilegal
de m a n o de obra no calificada y semicalificada
procedente sobre todo de México y otros
países vecinos. E n consecuencia, el número
total de inmigrantes en los Estados Unidos
aumentó en vez de disminuir.
Está claro pues que, desde la década de
1920 por lo menos, las políticas de inmigración de los países de inmigración permanente
no se han tornado m á s restrictivas y que, en
cambio, otros países (especialmente los de
Europa Occidental y los del Golfo Pérsico)
han abierto sus puertas a la inmigración. Allí
donde las políticas de migración han sido
realmente restrictivas, han dado origen a la
inmigración ilegal. E n consecuencia, si tomam o s en cuenta las lecciones del pasado, hemos
de concluir con Conde [1982, p. 88] "que las
migraciones internacionales van a continuar".'
E n realidad, todos los intercambios entre los
países (capital, comercio, turismo, etc.) van
en aumento. El volumen del comercio internacional, por ejemplo, ha crecido durante los
últimos cuarenta años en la proporción de
1,5 veces el crecimiento del P N B mundial.
Conviene observar, empero, que esta proporción está recuperando actualmente los niveles
Riad Tabbarah
de 1914, es decir, de antes del deterioro
provocado por dos guerras mundiales y la
Gran Depresión [Streeten, 1983, p. 2], pero
los economistas prevén que la proporción del
comercio internacional con relación al P N B
seguirá aumentando significativamente de
aquí al año 2000 [Bogomolov, 1983, p. 3].
Puede concluirse asimismo que, como en el
pasado reciente, la naturaleza y las pautas de
las migraciones internacionales continuarán
cambiando en respuesta a las nuevas legislaciones y a la transformación de las realidades
económicas y políticas. Volveremos a tratar
estas conclusiones en la sección siguiente.
Pautas de las migraciones
internacionales en el futuro
E n el empeño de predecir las características
de las futuras migraciones internacionales hay
que empezar por reconocer que, como en el
pasado, es probable que se desarrollen pautas
enteramente nuevas. Pueden producirse nuevos movimientos de población con motivo del
descubrimiento en nuevos lugares de recursos
ya conocidos (por ejemplo, petróleo en la
región del M a r del Norte y, m á s recientemente, en Irlanda) o de recursos totalmente
nuevos. El pasado reciente está lleno de
ejemplos de está índole, desde la fiebre del
oro a la fiebre del petróleo. El problema
estriba, sin embargo, en que es imposible
prever lo imprevisible y permanecer dentro de
los límites de la ciencia, por m u y ampliamente
que se definan estos límites. Por esta razón,
aun teniendo en cuenta estas posibilidades,
resulta m á s prudente basar las predicciones
sobre las migraciones internacionales a medio
plazo en una investigación de las tendencias
incipientes que se advierten en las actuales
corrientes migratorias.
Al parecer, no se han introducido grandes cambios en las políticas que afectan a la
inmigración permanente. El único gran país
de inmigración permanente donde se está produciendo actualmente un importante debate
legislativo sobre el tema es los Estados
El futuro de las migraciones internacionales
453
: Inmigrantes clandestinos forman fila en los suburbios de París para regularizar su situación. Zachmann/Rush.
454
Unidos. E n el Canadá, el Parlamento examina anualmente los niveles futuros de la
inmigración; la última de estas revisiones no
preveía para 1983 ningún cambio importante
en-las tendencias de inmigración neta, pese a
la reducción de la admisión en la categoría
(relativamente exigua) de "inmigrantes selectos" [Canadá, 1983, p . 4-5 y 58-59]. Pero la
nueva legislación propuesta no pretende modificar los niveles actuales de inmigración legal.
"El principal propósito de la legislación es
reducir o contener la inmigración ilegal, pero
no restringir la admisión de nuevos inmigrantes y refugiados" [Kritz, 1983, p . 9]. E n
la mayor parte de estos países, las legislaciones seguirán probablemente dando prioridad a la necesidad de m a n o de obra calificada
así c o m o a la reunificación de las familias y la
concesión de asilo político. Allí donde la
inmigración ilegal es excesiva, especialmente
en los Estados Unidos, seguirán haciéndose
esfuerzos por estrechar los controles, pero la
eficacia de estas medidas quedará por ver,
particularmente en los periodos de prosperidad económica en que aumenta la necesidad
de m a n o de obra no calificada y semicalificada. E s probable que la emigración europea a las Américas y a Australia se mantenga
en sus bajos niveles actuales, salvo imprevistos^ acontecimientos políticos. E n el pasado,
esta emigración cobró impulso cuando las
condiciones económicas de Europa empeoraron y decreció cuando, c o m o en la década de
1960 y primeros años de la del setenta, reinó
la prosperidad económica. Pero también fue
así cuando, como ha señalado Brinley T h o m a s , los ciclos de desarrollo económico registrados a cada lado del Atlántico (entre 1840
y 1914) fueron recíprocamente inversos
[Appleyard, 1977, p . 293]. L a integración
i económica del m u n d o ha alcanzado hoy en día
tales niveles que, cuando la recesión se inicia
en cualquier parte del m u n d o industrializado
i (particularmente en los Estados Unidos), se
extiende rápidamente al resto del mismo y a
los países del tercer m u n d o .
Predecir las pautas de las migraciones de
m a n o de obra es una tarea infinitamente más
¡compleja y problemática. E n el pasado, en
Riad Tabbarah
Europa al menos, la inmigración de trabajadores crecía en periodos de prosperidad económica y se contraía en periodos de recesión. E n
cierto sentido cumplía la función de "estabilizador del ciclo económico" [Tapinos, 1982,
p. 59]. Sin embargo, c o m o estos movimientos
"temporales" han originado una inmigración
"permanente", se han experimentado cada
vez mayores dificultades, en periodos de recesión grave, para invertir las corrientes migratorias. Estas dificultades se perciben de un m o d o
particularmente agudo en los países europeos
occidentales, donde, con motivo de la grave
recesión actual, el desempleo alcanza un promedio de m á s del 10% [Bogomolov, 1983,
i p. 13]. Los países europeos occidentales descubren también con creciente inquietud las dimensiones étnicas de dicho tipo de inmigrajción, que no habían plenamente apreciado en
| la formulación inicial de sus políticas, concretamente porque se pensó que la inmigración de
mano de obra era un fenómeno temporal. L a
República Federal de Alemania, por ejemplo,
nunca habría aceptado tan elevada proporción
de turcos de haber sabido que una parte
considerable de esta población extranjera terminaría por establecerse o intentar estable1
cerse con carácter permanente en el país.
;
E n realidad, en algunos países de la
! O C D E está iniciándose la recuperación econó' mica [Lewis, 1983, p. 98] y la demanda de
m a n o de obra extranjera aumentará sin duda
alguna m á s allá de los bajos niveles actuales
debidos a la recesión. M a s , por las razones ya
explicadas, la reacción de los países europeos
a esta necesidad de fuerza de trabajo no habrá
de ser necesariamente análoga a la del pasado.
Sostiene Zolberg que si bien continuarán
importando cierta cantidad de m a n o de obra
procedente de países periféricos, será en proporción mucho m á s limitada y preferirán
invertir más capital en países donde los salarios son bajos c o m o alternativa a la importación de fuerza de trabajo [Zolberg, 1982,
: p. 47]. Pero es éste un objetivo político m u y
:
difícil de alcanzar en sociedades democráticas,
aunque sólo sea porque la inmigración es un
asunto de interés público mientras que la
inversión económica sigue dependiendo en
El futuro de las migraciones internacionales
amplia medida de la iniciativa privada. A d e más, muchos de los principales países exportadores de fuerza de trabajo (a Europa) son o
bien socialistas (por ejemplo, Yugoslavia),
países donde el riesgo de la inversión es
elevado, o bien países que no ofrecen grandes alicientes para la inversión extranjera
masiva, particularmente en el sector industrial. Por estas y otras razones, la historia
Creciente (con excepción quizá del Japón) no
! ofrece muchos ejemplos de exportación de
capital c o m o sustitutivo eficaz de la importación de m a n o de obra.
Cabe señalar asimismo que la hostilidad
inicial de la opinión pública hacia la fuerza de
trabajo y las comunidades extranjeras cuando
la recesión eleva los índices de desempleo está
llamada a ceder ante una apreciación m á s
razonada y ponderada de las ventajas y los
inconvenientes de la situación a más largo
plazo. Esta evolución ya ha comenzado. Así,
el ministro francés del Interior declaró en la
reunión sobre cooperación entre Francia y el
Tercer M u n d o celebrada recientemente en
Marsella: "Si todos los trabajadores extranjeros se marcharan de Francia, las obras públicas y las actividades de la construcción se
desplomarían y se produciría un colapso en las
industrias química y del automóvil" [As-Sabah,
1983a, p . 6]. D e igual manera, un informe
publicado recientemente por la Secretaría de
Estado francesa encargada de asuntos de la
migración (destinado a la difusión general)
explica que en Francia uno de cada cuatro
automóviles y uno de cada tres kilómetros de
carretera son producto de los trabajadores
extranjeros. También señala el informe que,
gracias a los elevados índices de actividad de
la población extranjera, su existencia tiende a
enderezar el balance de cuentas de la Seguridad Social, que se había desequilibrado
debido al envejecimiento de la población
nativa. Por último, recuerda al público que la
población extranjera ha pasado en realidad a
ser parte de la sociedad francesa en la medida
en que 13 millones de ciudadanos franceses
tienen cuando menos un progenitor o un
abuelo de nacionalidad extranjera [As-Sabah,
1983a, p . 1 y 6].
455
El factor demográfico desempeñará sin
duda un importante papel en las futuras
decisiones sobre la inmigración en Europa. L a
mayor parte de los países europeos occidentales tienen en la actualidad una tasa de
natalidad igual o incluso inferior a la que
requiere el mantenimiento de la población y
en algunos se ha iniciado ya una disminución
efectiva de las poblaciones autóctonas (principalmente en la República Federal de Alemania, pero también en Austria, Suécia y el
Reino Unido). El coeficiente medio de incremento natural en los demás países de Europa
importadores de m a n o de obra, en los próxim o s veinte años, será probablemente desdeñable, y alcanzará sus niveles m á s altos del
0,24% en Francia y los Países Bajos. L a
fuerza de trabajo, no obstante, crecerá durante
los próximos veinte años, pero a ritmos m u y
moderados: por debajo del 0,5% anual en la
mayoría de los principales países importadores de m a n o de obra (República Federal de
Alemania, Suiza, Reino Unido) y el 0,7% en
Francia; (este crecimiento reflejará el equilibrio positivo entre una disminución de los
grupos de edad más jóvenes y un alza de los
de mayor edad) [ O C D E , 1983, p . 65]. Considerando los datos demográficos, Conde [1982,
p . 77] concluyó recientemente que "si no se
produce un cambio radical en las formas y
medios de producción, como la automatización total por ejemplo, se experimentará una
acuciante necesidad de m a n o de obra, y esta
necesidad sólo podrá ser satisfecha mediante
la importación de fuerza de trabajo extranjera". Es de esperar, pues, que se reanuden
las migraciones de trabajadores a Europa
. Occidental siempre que sobrevenga un periodo de rápido crecimiento económico, pero
también que los países receptores ejerzan
sobre ellas un control "más estricto que en el
pasado, al menos hasta que las actuales poblaciones extranjeras estén más asimiladas.
E n el marco de la reunificación de las
familias, continuará una cierta migración a
Europa Occidental también. E n realidad esto
ya está aconteciendo en la actualidad a pesar
de la grave recesión, y probablemente se
intensificará con la recuperación económica..
456
Durante los últimos cinco años, si bien el
contingente de inmigrantes de más de 25 años
asentados en Europa se ha mantenido relativamente estable, el número de inmigrantes de
menos de 25 años ha aumentado sensiblemente en los principales países receptores
[ O C D E , 1983, p . 20-21]. Cabe señalar,
empero, que durante.los periodos de recesión
—el actual o cualquier otro que sobrevenga
en el futuro— una parte de los trabajadores
migrantes regresarán a sus países exportadores de fuerza de trabajo. Esto se aplica
especialmente a los trabajadores procedentes
de países no integrados en la C E E (Argelia,
Marruecos, Túnez, Yugoslavia, etc.) a
quienes se les puede negar la prórroga de los
permisos de residencia a causa del desempleo,
situándolos con ello en posición ilegal. Otro
tanto ocurrirá con los trabajadores de todas
las nacionalidades que vuelven voluntariamente a sus países de origen para continuar
sus carreras o para jubilarse.
. El otro gran polo de atracción de la m a n o
de obra emigrante es, naturalmente, la región
del Golfo Pérsico. E n estos países, las proporciones de población y fuerza de trabajo extranjeras han sido las más altas del m u n d o . Así,
en 1980, la proporción de población extranjera total era del 23% en Arabia Saudita, el
3 1 % en Bahrein, el 59% en Kuwait, el 73%
en Qatar y el 76% en los Emiratos Árabes
Unidos. Puesto que el índice de actividad
total de los inmigrantes es mucho más elevado
que el de las poblaciones nativas (debido a la
distribución por sexo y edad de los inmigrantes en la que predominan varones y
adultos), la proporción de trabajadores extranjeros en la fuerza de trabajo era m á s alta
todavía, alcanzando alrededor del 9 0 % en
Qatar y en los Emiratos Árabes Unidos. Los
asiáticos no árabes, principalmente indios y
paquistaníes, constituyen, según los países,
una parte más o menos considerable de estas
poblaciones foráneas [Tabbaráh, 1982, p . 36].
L a presencia en su territorio, en gran
número, de poblaciones étnicamente diferentes ha suscitado una enorme preocupación
entre los gobiernos de la región, especialmente porque en algunos casos se ha manifes-
Riad Tabbaráh
tado un proceso de "aculturación inversa",
con la consecuencia de una pérdida gradual de
la identidad nacional árabe. Pero por otra
parte se ha considerado que una afluencia
m u y numerosa de inmigrantes árabes podía
implicar riesgos políticos. E n consecuencia,
los países de la región están optando cada vez
más por el llamado proyecto "carcelero", en
virtud del cual un contratista (por ejemplo
japonés) introduce los trabajadores de todas
las categorías requeridas (por ejemplo coreanos), los mantiene en "enclaves" durante el
tiempo de realización del proyecto y, una vez
concluido, los hace regresar a su país de
origen. Se estima que este método elimina
tanto los riesgos políticos c o m o las incidencias
étnicas negativas. Sin embargo, no solamente
este método impide toda forma de transferencia tecnológica, sino que además sólo es
aplicable a una pequeña parte de las actividades de desarrollo, principalmente la construcción de infraestructura. L a edificación de
un hospital puede emprenderse en el marco
del mencionado método llave en m a n o , pero
no su administración y funcionamiento. E n
cualquier caso, uno de los resultados de esta
tendencia ha sido un rápido aumento de la
proporción de asiáticos dentro de la fuerza de
trabajo extranjera. Por ejemplo, en la Arabia
Saudita, principal usuario de m a n o de obra
extranjera de la región, la proporción de
asiáticos en la población pasó del 8% en 1975
al 36% en 1980, y la proporción de árabes
bajó del 82 al 5 7 % durante el mismo periodo.
Esto no significó, empero, que el número de
árabes no sauditas haya disminuido en valores
absolutos, sino únicamente que aumentó
mucho menos (de 800.000 a 1.200.000) que el
número de asiáticos no árabes: de 80.000 a
770.000 [Tabbaráh, 1983a, p . 97-98].
Las bajas recientes de los precios del
petróleo y la aún más reciente reducción de la
producción de los principales países productores se han traducido en una disminución
considerable de las rentas procedentes de la
exportación de los crudos y en una mengua
concomitante de la expansión económica. Es
de esperar por lo tanto que, en el futuro
inmediato, la demanda de m a n o de obra
El futuro de las migraciones internacionales
457
Expulsión de squatters inmigrantes en Brixton, Londres. Chris steeie-Pcrkins/Magnum.
extranjera tienda a decrecer seriamente y se
produzca alguna migración d e retorno. Puesto
que los proyectos d e construcción y de infraestructura son los m á s gravemente afectados en
tales situaciones, probablemente se moderará
el rápido aumento del n ú m e r o de proyectos
llave e n m a n o que se había venido observando
en el correr d e los últimos diez años. Fuera de
estos proyectos, los asiáticos n o árabes y los
árabes (particularmente yemenitas) que trabajan en el sector de la construcción serán con
toda probabilidad los m á s afectados.
Esta situación, e m p e r o , n o puede durar
m u c h o tiempo. E n primer lugar, la fuerte
reducción de la producción petrolera de los
principales países de la O P E P (particularm e n t e Arabia Saudita) probablemente consolidará los precios del petróleo y detendrá la
disminución de las rentas procedentes de
la exportación de esta materia prima. E n
segundo lugar, cabe prever que la esperada
recuperación económica de los países indus-
trializados hará subir la d e m a n d a y con ello
los precios. Esto parece ser tanto m á s factible
cuanto q u e ni surge u n sustituto energético
del petróleo en el horizonte inmediato ni
parece q u e estén agotándose las reservas
petrolíferas: según u n cálculo reciente, las de
Arabia Saudita corresponden a 148 años o
m á s al nivel actual de producción [As Sharq
Al Awsat, 1983]. Por último, cuando acabe la
guerra Iraq-Irán, si es que acaba algún día, la
necesidad d e reconstrucción en a m b o s países,
particularmente en el m e n o s poblado, Iraq,
será e n o r m e y exigirá grandes cantidades de
trabajadores extranjeros, lo q u e p u e d e poner
en marcha u n a nueva y sustancial ola inmigratoria en la región.
458
Principales problemas inherentes
a las migraciones internacionales
Las migraciones ilegales
N o cabe la menor duda de que la inmigración
ilegal seguirá constituyendo un aspecto significativo de las migraciones internacionales
durante algún tiempo todavía. E n su propósito de estrechar los controles sobre la inmigración ilegal, cabe, esperar qué los Estados
Unidos intenten aprobar leyes con que sancionar a los empresarios que contraten inmigrantes ilegales, acción ésta que sin duda
desencadenaría un importante debate político. Las presiones contra la formulación y
aplicación de semejantes medidas vendrían en
gran medida de los virtuales empresarios,
pero también del creciente número de americanos de origen mexicano (o de otras procedencias latinoamericanas o caribeñas). El
hecho de que la legislación legalizará inevitablemente la situación de un número considerable de inmigrantes ilegales incrementará aún
m á s el volumen de esta comunidad y por ende
intensificará las presiones políticas contra
todo tipo de medidas drásticas encaminadas a
expulsar a los inmigrantes ilegales. Se hará
cada vez m á s evidente que las medidas legales
directas destinadas a reducir la inmigración
clandestina tienen grandes limitaciones, son
difíciles de hacer cumplir y probablemente
han alcanzado ya su nivel óptimo de eficacia.
C o n el tiempo, habrá que hacer mayores
esfuerzos para elaborar políticas más completas que incorporen una actitud m á s liberal
hacia la inmigración de trabajadores semicalificados y no calificados procedentes de países
periféricos, junto con una afluencia sustancial
de ayuda económica e inversión de fondos de
los Estados Unidos en las actividades económicas de los países de origen de los inmigrantes
(con medidas para reducir el riesgo cuando
sea-necesario, mediante garantías del Estado
y otros arbitrios) y un serio esfuerzo por parte
: de dichos países para promover el desarrollo y
una distribución m á s equitativa de la renta.
C o n este objeto, podrían elaborarse acuerdos
Riad Tabbarah
bilaterales y multilaterales en que se contemplasen detalladamente todos los aspectos de la
cuestión.
E n Europa y Oriente Medio, la inmigración ilegal asumirá probablemente un carácter
distinto. Aquí, en vista de las difíciles condiciones económicas que cabe prever en los
países receptores en un futuro inmediato, la
inmigración ilegal provendrá menos de la
entrada clandestina de inmigrantes que de la
permanencia de los mismos en condiciones de
ilegalidad. E n todos los países, un inmigrante
necesita un permiso de residencia y/o de
trabajo, y la negativa de las autoridades a
renovar estos permisos (generalmente porque
el inmigrante principal está en paro) coloca al
inmigrante en situación ilegal. E n Francia,
una enmienda legislativa de fecha 10 de junio
de 1983, faculta a los tribunales para ordenar
la expulsión inmediata de un inmigrante hallado en una situación ilegal c o m o la descripta,
aun cuando éste intente apelar la decisión de
los tribunales [Théolleyre, 1983, p. 48]. E n
los países del Golfo Pérsico, la expulsión en
estos y otros casos semejantes se deja a la
total discreción del ministro del Interior, cuya
decisión es inapelable [Dib, 1982, p. 1086].
U n a importante tendencia que debe vigilarse cuidadosamente en el futuro inmediato
es, pues, la de la expulsión generalizada de
inmigrantes ilegales. Será conveniente establecer una neta diferenciación entre la inmigración ilegal debida a entradas clandestinas y la
inmigración ilegal debida a permanencia ilegal
(en realidad, algunos inmigrantes pueden incidir en ambas categorías a la vez). Las expulsiones masivas por razones "políticas" no han
sido raras en los últimos tiempos [Tabbarah,
1982, p. 40]; y a éstas puede sumarse la
expulsión en masa de inmigrantes en situación
ilegal. Y a se han registrado casos de este
último tipo en Europa y en Oriente Medio.
Las migraciones de retorno
Otra serie, de problemas surgirá probablemente de las migraciones de retorno que,
según las previsiones, podrían cobrar mayor
El futuro de las migraciones internacionales
459
El éxodo de profesionales: Albert Einstein a su llegada a los Estados Unidos a bordo del Westerland, el 27
de Octubre d e 1933. Keystone.
intensidad en el futuro inmediato. El primero,
y acaso m á s importante, es el tocante a las
remesas de fondos de los trabajadores. Actualmente, para m á s de sesenta países en el
m u n d o , desde los m e n o s desarrollados (por
ejemplo, la República Á r a b e del Y e m e n ) a
los semidesarrollados (por ejemplo, Yugoslavia), dichas remesas han llegado a tener una
importancia económica significativa. Para
muchos de estos países, particularmente los
m e n o s desarrollados, los fondos enviados por
los emigrados constituyen hoy u n componente
sustancial del producto nacional bruto, ya
que, en 1980, alcanzaron del 12 al 1 3 % en
Egipto, el Pakistán y Portugal, el 3 5 % en la
República Árabe del Y e m e n y el 6 4 % en el
Líbano. El efecto de las remesas sobre la
balanza de pagos ha sido todavía m á s importante, c o m o puede comprenderse. Así, en
1981 las remesas aportaron a Yugoslavia m á s
de dos veces y media la cantidad de divisas
obtenidas con el turismo [Kjurciev, 1983,
p . 3]. E n la República Árabe del Y e m e n , en
1980, las remesas ascendieron a 85 veces el
valor de todos los productos exportados. E n
algunos de estos países las remesas permitieron, ciertos años, transformar el déficit de la
balanza comercial en un superávit. E s evidente, pues, q u e para muchos países m e n o s
desarrollados la m a n o de obra ha llegado a ser
la exportación m á s importante [Tabbarah,
1983a, p . 4].
Las migraciones de retorno n o suelen
reducir al principio las transferencias de
fondos, toda vez que los trabajadores q u e
regresan suelen traer consigo los ahorros
acumulados, pero dicha reducción se producirá inevitablemente m u y poco tiempo des-
460
pues. Esto no sólo creará problemas en la
balanza de pagos o intensificará los ya existentes, sino que disminuirá las posibilidades
de que esos países obtenganfinanciaciónexterior para sus programas de desarrollo. Para
países que ya conocen dificultades en su
balanza de pagos (por ejemplo, México) o
para aquéllos cuya principal fuente de divisas
son las remesas (por ejemplo, la República
Árabe del Y e m e n , elJLíbano, etc.) una reducción súbita y sustancial de las transferencias
de fondos de los expatriados tendrá serias
consecuencias económicas, que pueden repercutir en otros países deudores y acreedores.
Esto podría ocurrir particularmente en los
países que exportan trabajadores semicalificados y no calificados, los cuales, como ya se ha
dicho, serán con toda probabilidad los m á s
amenazados de tener que abandonar las principales áreas receptoras para regresar a su país.
El impacto demográfico de toda corriente
substancial de migración de retorno será significativo tanto en los países importadores c o m o
en los exportadores de fuerza de trabajo.
C o m o ya se ha observado, si se exceptúa la
región del Golfo,, la mayoría de los países
importadores de m a n o de obra tienen índices
de crecimiento natural próximos a cero,
de suerte que su crecimiento demográfico
depende cada vez m á s de las migraciones
internacionales. Así pues, la inversión de las
corrientes migratorias se traducirá en cambios
repentinos y relativamente substanciales de
los índices de crecimiento demográfico.
Nueva Zelandia ofrece un ejemplo singular y
reciente a este respecto: debido a una súbita
inversión de las corrientes de migración neta,
los índices de crecimiento demográfico
bajaron del 1,8% en el periodo intercensal;
1971-1976 a ligeramente menos de cero en
1978-1979 [Farmer, 1981, p . 9].
Los países exportadores de m a n o de obra
pueden experimentar también un fenómeno
análogo, aunque en sentido contrario. Así, la
j existencia de una reducida pero persistente
corriente de retorno de jordanos desde 1978,
sumada a la constante inmigración de no
jordanos, contribuyó al crecimiento d e m o gráfico de este país, cuyo índice, inferior por
Riad Tabbarah
un punto al nivel del crecimiento natural en
1975, superó a éste último por un punto en
1980, o sea pasó del 3 al 5 % anual en el lapso
de cinco años [Tabbarah, 1981]. El retorno de
los emigrados a Jordania, sin embargo, no
tenía por causa el desempleo en los países'
receptores, sino, antes bien, la prosperidad
económica de la propia Jordania, determinada en m u y amplia medida por las remesas
de fondos de estos mismos emigrados. "Si esta
migración de retorno continua, inevitablemente disminuirá aún m á s y luego cesará
virtualmente la afluencia de remesas, y si la
m a n o de obra extranjera permanece en Jordania, los ingresos de dinero se trocarán en
salidas de divisas." N o puede uno menos que
especular respecto a lasfluctuacioneseconómicas cíclicas que puede desencadenar semejante proceso [Tabbarah, 1981].
Las migraciones de retorno debidas al
desempleo en los países receptores tienen,
obviamente, consecuencias aún peores. Pues
! teniendo en cuenta que, c o m o antes explicábam o s , las recesiones tienden hoy día a extenderse prácticamente al m u n d o entero, los
emigrados que regresan se arriesgan a encontrarse en plena recesión en su patria también,
incrementando así el desempleo tras haber
contribuido a reducir los ingresos tan necesarios de divisas.
Por último, si la migración de retorno se
materializa efectivamente, acelerará significativamente el proceso de envejecimiento en los
países industrializados. Este efecto provendrá
de dos fuentes: la pérdida de una población
relativamente joven y la reducción de la tasa
bruta de natalidad. L a experiencia de Nueva
Zelandia antes aludida se tradujo en una
aceleración significativa del envejecimiento de
la población a pesar de que los emigrantes no
tenían una tasa de natalidad mucho m á s
elevada que el resto de la población [Farmer,
1981, p. 9].
Los inmigrantes
de segunda generación
Los problemas que afectan a los inmigrantes
de segunda generación ocuparán probable-
El futuro de las migraciones internacionales
mente una parte importante en los estudios y
las políticas vinculados a las migraciones internacionales de aquí afinesde siglo. U n a de las
principales cuestiones será la de la integración
de estos inmigrantes en la sociedad que los
acoge. Conviene aclarar que el término "inmigrantes de segunda generación" se refiere aquí
a los hijos de los trabajadores inmigrantes y no
de los inmigrantes permanentes cuyo proceso
de integración ya ha sido ampliamente estudiado, particularmente por los sociólogos de
los países de inmigración permanente. L a
situación de los primeros es m u c h o más ambigua y los procesos relacionados con su integración son m u y diferentes. L a razón de dicha
ambigüedad es que en el caso de los trabajadores inmigrantes el asentamiento permanente se ha efectuado a partir de un movimiento supuestamente temporal.
461
integración en la sociedad que los alberga.
C o m o consecuencia de esta situación particular, buena parte de los trabajos publicados
sobre la integración de los inmigrantes, elaborados en el contexto de la inmigración definitiva, sólo presentan un interés limitado y
muchas de las políticas destinadas a acelerar
la integración de los inmigrantes permanentes
no son de fácil aplicación en el contexto actual.
Por lo que a los países del Golfo se
refiere, el problema principal será sin duda el
de la política que deberá aplicarse frente al
enorme número de asiáticos no árabes allí
asentados. E n algunos de estos países (los
Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Bahrein,
por ejemplo), el carácter arábigo de la sociedad se ha ido perdiendo, ya que la población
nativa minoritaria es la que absorbe las norm a s , valores y costumbres de la mayoría
L a primera cuestión que se plantea, pues, inmigrante. Detener este proceso de "acultúraes con qué intensidad desean y fomentan la ción inversa" sin expulsar a las grandes masas
integración cada una de las tres partes intere- de asiáticos no árabes que realmente son
sadas, . el gobierno del país de origen, el necesarios para el funcionamiento económico
gobierno y la sociedad receptores y los inmi- de estos países será el principal reto con que
grantes mismos. E n su esfuerzo por aumentar habrán de enfrentarse tanto la comunidad
y prolongar los envíos de dinero, los gobier- intelectual c o m o los políticos y gobernantes
nos de los países de procedencia toman de la región. Cuando las limitaciones propias
diversas medidas para preservar la identidad del método basado en los proyectos llave en
nacional de sus emigrantes (por ejemplo, m a n o se tornen más evidentes para los gobierenseñanza del idioma y actividades cultura- nos, estos últimos deberán hallar otro tipo de
les). Por otra parte, en los países receptores soluciones, o bien reduciendo la demanda de
suele observarse una mayor resistencia a la fuerza de trabajo (merced a un ritmo de
integración de los hijos de los trabajadores crecimiento m á s lento, a una mayor automatiinmigrantes, ya que estos últimos habían sido zación de la producción, etc:), o bien incorpoaceptados inicialmente sólo para responder a rando a estas sociedades del Golfo Pérsico un
una demanda de m a n o de obra temporal- número cada vez mayor de árabes de otras
mente excesiva. Naturalmente, esta resisten- regiones, particularmente en virtud de una
cia se intensifica en periodos de recesión. política más liberal en la concesión de ciudaA d e m á s , la incidencia de los factores étnicos , danía. Cuando los países del Golfo salgan del
es generalmente mucho m á s pronunciada en periodo de reducción de gastos en que ahora
el caso de los trabajadores inmigrantes, sobre
están entrando, y cuando la guerra Iraq-Irán,
todo porque los gobiernos receptores no tomac o m o es de esperar, toque a su fin, la
ron en cuenta esos aspectos al aceptarlos,
demanda de m a n o de obra extranjera aumenprecisamente por estimar que la migración de
tará sin duda considerablemente, pero los
fuerza de trabajo era un fenómeno temporal.
gobiernos deberán satisfacerla utilizando
Por último, muchos de los trabajadores inmimétodos m u y distintos a los del pasado.
grantes, incluidos los de segunda generación,
sienten ellos mismos que su estancia es temporal y por ende se resisten a una completa
462
Otros problemas
Es evidente que cierto número de problemas
relativos a las migraciones internacionales
tienen importancia hoy y seguirán siendo
importantes en lo que queda del siglo. N o
cabe duda, por ejemplo, de que la represión,
la inestabilidad y los conflictos políticos continuarán haciendo estragos y por consiguiente
no se detendrán los movimientos de refugiados. Los problemas que acarrean estas situaciones apenas cambiarán, con la salvedad de
que, mientras dure la actual recesión, los
refugiados tropezarán probablemente con
dificultades cada vez mayores para encontrar
asilo.
También es probable que sigan debatiéndose los problemas referentes al éxodo intelectual, aunque ha empezado a manifestarse una
cierta escasez de ideas en las discusiones sobre
este tema. N o es de esperar que los principales países de inmigración permanente modifiquen m u c h o sus leyes de inmigración con
respecto a este punto, de suerte que probablemente las corrientes de m a n o de obra de alto
nivel desde países m e n o s desarrollados a los
m á s desarrollados continuarán incólumes, aunque sujetas afluctuacionessegún los ritmos de
crecimiento económico de los países receptores.
Cabe prever que el actual debate sobre la
utilidad .y el empleo de las remesas de fondos
continuará y se intensificará en el futuro
previsible. E s cada vez m á s evidente que
dichas remesas constituyen una importantísima transferencia de fondos de los países m á s
prósperos a los menos desarrollados, cuyo
volumen superó últimamente el valor total de
la asistencia al desarrollo. E n 1980, por ejemplo, las remesas netas de dinero efectuadas a
través de canales tanto oficiales c o m o no
oficiales se estimaron en 50.000 millones de
dólares, mientras que la ayuda al desarrollo
alcanzaba en total poco más de 36.000 m i llones [Tabbarah, 1983b]. Por esta razón el
debate derivará quizá poco a poco hacia
planteamientos de política general, en particular las medidas a tomar para aumentar el
volumen de dichas transferencias y mejorar su
Riad Tabbarah
empleo al servicio del desarrollo de los países
que las reciben.
El debate científico sobre los principales
problemas que plantean las migraciones internacionales se amplía naturalmente a medida
que se multiplican los trabajos referentes a
este nuevo campo de investigación. E n consecuencia, es de esperar que en adelante se
preste m á s atención a las políticas relativas a
las migraciones internacionales, y que las
medidas de los poderes públicos en este
terreno, que han evolucionado m u y rápidamente en la pasada década, sigan progresando, sobre todo en el sentido de una mayor
complejidad y elaboración.
Conclusiones
El potencial de las migraciones internacionales es actualmente m u y grande y seguirá
siéndolo mientras subsista la desigualdad de
niveles de desarrollo en las diferentes regiones y países del m u n d o . L a principal barrera
contra la realización de este potencial son las
leyes y disposiciones nacionales que restringen la inmigración y, en medida mucho menor,
la emigración. Los futuros derroteros de las
migraciones internacionales van a depender,
pues, del carácter más o menos restrictivo de
las políticas de los países de inmigración
potenciales y del grado de efectividad de estas
políticas.
Al predecir las tendencias y pautas de las
migraciones internacionales en el futuro, es
importante recordar una lección del pasado:
los súbitos cambios registrados en los coeficientes población-recursos en diversas regiones, cambios debidos principalmente al descubrimiento de recursos nuevos, siempre pueden ocasionar alteraciones imprevisibles en
las corrientes migratorias internacionales.
Teniendo esto en cuenta, y con arreglo a las
tendencias actuales, pueden pronosticarse
algunas de las principales pautas y problemas
que van a dominar el pensamiento y las
políticas referentes a las migraciones internacionales en los próximos veinte años.
E n pocas palabras, se estima que, sobre
El futuro de las migraciones internacionales
463
El eterno viajero: un gitano y su oso, en Grecia. Hans w. wilvestsr/Rapho.
, todo por razones económicas, la primera
i parte de este periodo se caracterizará por una
, mayor severidad de las leyes de inmigración
en cuanto se refiere a la fuerza de trabajo y a
1
las migraciones ilegales (no a la migración
permanente). C o m o consecuencia, se moderarán las corrientes migratorias, se intensificarán las migraciones de retorno y acaso también aumente la proporción de migraciones
clandestinas, con motivo de las nuevas restricciones. C u a n d o las condiciones económicas
hayan mejorado en, los principales países
receptores (y la guerra del Golfo toque a su
fin), a este periodo inicial seguirá un incremento de las migraciones internacionales. L a
nueva ola, n o obstante, será, hasta cierto
punto, cualitativamente distinta, por cuanto
los gobiernos desearán precaverse contra algunas experiencias indeseables del pasado. E n
este contexto, los principales problemas que
| plantearán las migraciones internacionales tendrán que ver con la migración ilegal, en
! especial los inmigrantes con permanencia ilegal (en contraposición a los inmigrantes con
entrada ilegal); la migración de retorno y sus
implicaciones económicas, sociales y d e m o gráficas; los trabajadores inmigrantes de
I segunda generación y sus problemas de asenta! miento, integración y asimilación, así c o m o
¡las cuestiones m á s tradicionales referentes a
los refugiados, al éxodo de profesionales y al
bienestar de los inmigrantes. D a d o el punto
alcanzado por los acontecimientos y los adelantos de los conocimientos en esta área,
j probablemente se hará mayor hincapié en la
formulación y puesta en práctica de políticas
m á s complejas y perfeccionadas para regular
;las migraciones internacionales.
!
El interés de los gobiernos y del público
por las migraciones internacionales ha a u m e n -
Riad Tabbarah
464
tado considerablemente en los últimos años.
Los investigadores han tardado en responder,
aunque es verdad que en los últimos años se
han multiplicado los trabajos dedicados a las
migraciones internacionales. Los donantes,
e m p e r o , han permanecido en gran medida
insensibles a las necesidades que se dejan
sentir en este c a m p o , cada día m á s importante
y complejo.
U n a de las principales dificultades con
que tropiezan los estudiosos de las migraciones internacionales es la relativa escasez de
datos disponibles. Los donantes han sido m u y
generosos al subvencionar encuestas sobre la
fecundidad, pero n o cuando se trataba de
estudios empíricos sobre las migraciones internacionales. E n la región árabe, por ejemplo,
donde las migraciones internacionales ocupan u n lugar preponderante en las cuestiones
relativas a la población que preocupan tanto
al público c o m o a los gobiernos, en los
últimos diez años se han llevado a cabo un
sinfín de estudios estadísticos sobre la fecundidad, pero se ha realizado apenas una sola
encuesta importante sobre las migraciones
internacionales [Tabbarah y otros, 1978].
C o m o consecuencia, nuestro saber empírico
sigue siendo limitado, lo que da lugar a
innecesarias controversias.
H a llegado la hora, a m i juicio, de
dedicar un esfuerzo internacional de auténtica
envergadura a la tarea de recoger y analizar
datos sobre las migraciones internacionales.
C o m o punto de referencia, sería especialmente oportuno iniciar una encuesta mundial
sobre las migraciones internacionales, de
igual naturaleza, pero probablemente m u c h o
menos costosa, que la Encuesta Mundial
sobre la Fecundidad, cuyas actividades están
ya concluyendo. El principal objetivo de tal
encuesta n o sería determinar los contingentes
de inmigrantes de los diversos países (el
conocimiento de estos datos n o es necesario
por ahora), sino proporcionar una visión de
los efectos de la migración sobre las familias
de los migrantes, sobre los cambios sociales
en las comunidades afectadas y sobre el desarrollo económico de los países que envían
migrantes y los que los reciben.
Traducido del inglés
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Nota: Las actas del VII
Congreso Mundial de la
Asociación Internacional de
Ciencias Económicas,
preparadas bajo la dirección de
:
Douglas Hague, serán
publicadas en 1985 por
Macmillan Press, Londres y
i Basingstoke, (Reino Unido).
Las relaciones entre las
migraciones internas
y las migraciones
internacionales: el caso de África
Aderanti Adepoju
nales y las conexiones entre ellas, sus causas y
los problemas que plantean a los gobiernos.
D e especial interés en el contexto africano son
La causa m á s importante de los movimientos los efectos de la demarcación de fronteras
espontáneos de población, registrados en nacionales, la aparición, desde comienzos de
los últimos años entre las naciones y dentro de la década de 1960, de estados nacionales
ellas, radica en la creciente disparidad de independientes, y sobre todo la promulgación
niveles de desarrollo que existe entre los de disposiciones y normas que rigen la inmigraestados. Sus causas y sus consecuencias tie- ción. Estas regulaciones han introducido una
nen dimensiones económicas, políticas, socia- sutil distinción entre migraciones internas y
migraciones internacionales y demográficas [Heiles —formas ambas de lo
sel, 1982]. L a migración,
Aderanti Adepoju es profesor y jefe
que otrora fuera libre despor su naturaleza misma,
del Departamento de Demografía y
plazamiento a través de
involucra cuando menos
Estadísticas Sociales de la Universiextensas áreas de África—
tres actores fundamentadad de Ife, Ile-Ife, Nigeria. H a realiy, en el caso de las m i les: el emigrante, una rezado investigaciones y publicado libros
graciones internacionagión o país de origen y
y artículos sobre las migraciones en
Nigeria y en otras regiones de África.
les, una diferenciación enuna región o país de destre inmigrantes legales e
tino. Mientras que las
ilegales. A continuación
migraciones internas, en
analizamos estas relacio¡principio, suponen movines en el marco de las
mientos de individuos licausas que originan los
bres de restricciones jurímovimientos de población
dicas dentro de un territoy de las respuestas de los
rio geográficamente defigobiernos a los mismos.
nido, un migrante internacional se ve invariablemente confrontado
con una serie de normas y disposiciones, a
veces complejas, primero al salir del país de Las migraciones en África:
origen, y luego al entrar, residir, y eventual- breve p a n o r a m a histórico
mente salir del país receptor.
Introducción
E n África, c o m o en todas las regiones en
vías de desarrollo, la evolución histórica y las
fases de desarrollo político para comprender
las migraciones en general, la distinción entre
migraciones internas y migraciones internacio-
El fenómeno de. la migración en África se
entiende mejor en el contexto de la evolución
política e histórica de las sociedades africanas.
Los efectos de la colonización y la descolonización sobre la economía, e indirectamente
468
sobre las migraciones, son particularmente
perceptibles cuando se examinan en el contexto de las tres eras históricas: precolonial,
colonial y postcolonial. E n la era precolonial,
los movimientos de población en África se
vinculaban sobre todo con las condiciones
ecológicas y sociopolíticas predominantes,
especialmente las sanguinarias guerras tribales, los desastres naturales y la búsqueda de
tierras cultivables o aptas para la colonización. Eran, pues, movimientos desprovistos
de estructura, colectivos y sin distinciones
demográficas específicas [ E C A , 1981; A d e poju, 1979].
El régimen colonial abrió el camino para
la paz y la estabilidad política; los movimientos migratorios relacionados con las guerras
tribales cesaron o se redujeron, pero desde
entonces han reaparecido con pautas diferentes, en forma de éxodos de refugiados
cuando naciones independientes entablan
guerras, c o m o en el caso del conflicto entre
Etiopía y Somalia, de las luchas intestinas del
C h a d , Angola, U g a n d a y Nigeria y las guerras
de liberación en África occidental, central y
meridional. Los desastres naturales persisten:
la sequía de la región del Sahel, en África
occidental y parte de la oriental, obligó a
miles de personas a abandonar sus hogares,
sin excluir a mujeres y niños. La búsqueda de
tierras nuevas o fértiles aún continúa y el
n ú m e r o de pobres sin tierras propias ha
aumentado considerablemente, sobre todo en
África oriental.
L a introducción de incentivos y de diversas medidas coercitivas durante la era colonial
respondía m á s que nada al propósito de
satisfacer las crecientes demandas de m a n o
de obra en las minas y las plantaciones. E n
África occidental, la administración colonial
francesa recurría a distintas formas de reclutamiento forzoso de m a n o de obra (en Alto
Volta y Malí, por ejemplo). E n África oriental y meridional, en cambio, la coerción fue
sustituida por una serie de vigorosas medidas
económicas para inducir a una m a n o de obra
de la calidad y en la cantidad requeridas a
trabajar en minas y plantaciones.
E n Sudáfrica, en particular, desde 1963,
Aderanti Adepoju
se ha impedido que las familias de los trabajadores vivan con ellos en los sitios de trabajo,
lo cual, sumado a los bajos salarios y las malas
condiciones de trabajo, motivó inicialmente
una rápida rotación de la m a n o de obra. E n
realidad, las condiciones que favorecían tal
situación tenían por objeto mantener bajos
salarios apenas suficientes para subsistir. A d e más, cuando las arduas tareas reducían la
productividad de los trabajadores —a quienes
se contrataba por periodos no superiores a
dos años— los agobiados y exhaustos jornaleros eran reemplazados a fin de mantener e
incluso aumentar la productividad.
Ahí radica, en el contexto africano, la
pauta de la migración temporal prefijada que
trae consigo la migración internacional: los
trabajadores van y vienen entre su hogar y las
minas, desilusionados por la mediocridad de
la ganancia y la insuficiencia de los servicios
sociales. E n algunos casos, prefieren volver
definitivamente a sus regiones de origen antes
que continuar en las minas y plantaciones
donde las condiciones de trabajo son realmente deshumanizadoras. E n este contexto,
es un error explicar el carácter temporal de las
migraciones en África oriental y meridional
en términos de necesidades preestablecidas.
Los factores subyacentes deben buscarse en la
organización de las tareas, en las condiciones
de vida y de trabajo que normalmente no
permiten una existencia decorosa. Así,
cuando las condiciones de trabajo mejoran,
los trabajadores se tornan m á s estables e
"interesados por su cometido", y en realidad
atraen a otros trabajadores, c o m o sucedió en
Zambia, la República Unida del Camerún
(en las plantaciones de la antigua Guinea
Española) y Nigeria. Cuando llegó la independencia, estas migraciones se institucionalizaron, pero para entonces ya se habían eliminado en África occidental y oriental varias
prácticas restrictivas referentes a la reunión
de las familias y a los sistemas de residencia y
contratación laboral. N o obstante, dichas prácticas siguen aplicándose, acaso más rigurosamente aún, en Sudáfrica.
E n la actualidad, una serie de presiones
externas impuestas a las estrategias de desa-
•.i£#Ö
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s, :.~
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a h a >jfc-a^^*gLLä.r^:...«a<^gv.?*: -
.'fíiW^
Desplazamientos internos: caravana dedicada al transporte de la sal en la provincia de Tigré, en Etiopía.
Georg Gerster/Rapho.
470
Aderanti Adepoju
rrollo interno en África afectan invariable- situación regular se atiene a una serie de
mente la estructura de las posibilidades ofreci- requisitos que rigen la entrada y la residencia
das a la población local, especialmente en en otro país. Sólo algunos países africanos
zonas rurales. Las políticas de las grandes , disponen de leyes estructuradas en materia de
sociedades internacionales con respecto a la inmigración, y menos aún hacen cumplir con
inversión que afianza las estrategias de desa- rigor dichas leyes, con la notable excepción de
rrollo nacional ejercen un impacto considera- la República de Sudáfrica. D e todos modos,
ble sobre la organización política, social y estas disposiciones son generalmente burladas
económica interna de cada país, especial- por los migrantes, en forma deliberada o por
mente en lo que se refiere a la ubicación y los pura ignorancia de su existencia [Conde,
tipos de oportunidades de empleo, ingresos y 1979; Adepoju, 1983].
condiciones de vida, lo que a su vez ha
L a migración interna sobreviene en gran
influido sobre la migración, tanto interna ' parte c o m o respuesta a desequilibrios entre
c o m o internacional, en África.
las distintas regiones de un país, y su dirección
dominante está determinada por la implantación de los proyectos generadores de empleo.
La migración: causas y relaciones Así, cuando la inversión tanto pública c o m o
privada se concentra en la ciudad más importante (a m e n u d o la capital), c o m o sucede en
E n el creciente número de publicaciones rela- la mayoría de los países africanos, la principal
tivas a las migraciones, tanto internas c o m o corriente migratoria se dirigirá sin duda hacia
internacionales, tiende a prevalecer la idea de esa ciudad. N o obstante, si las plantaciones,
que las consideraciones económicas son de minas y otras empresas se hallan en áreas
primordial importancia en la decisión de emi- rurales y ofrecen m á s fácilmente oportunigrar, que responde en última instancia al dades de empleo y de otra índole, es natural
deseo de los interesados de mejorar su situa- que se produzca una sustancial corriente
ción económica. Si tal es el caso, entonces la migratoria intra-rural, c o m o sucede en la
migración podrá concebirse c o m o una reac- República Unida del Camerún, Kenya, etc.
ción —a veces exagerada— a incentivos econóD e m o d o semejante, la migración internamicos que en gran medida surgen de desequili- cional significa, en m u y amplia medida, que
brios económicos intersectoriales e intrasecto- existen desigualdades en el desarrollo, las
riales, así c o m o entre países y regiones. .
oportunidades de empleo, y especialmente las
Estos postulados plantean dos cuestio- condiciones de vida y de ingresos entre los
nes: ¿qué factores determinan —y en realidad países, sobre todo entre los países desarrollaacentúan— tales desequilibrios estructurales dos y las naciones en vías de desarrollo. E n
entre los países y dentro de los mismos y qué ausencia de restricciones rigurosas a la
relación guardan estos últimos con la migra- entrada en un país, y cuando la difusión de
ción? [Adepoju, 1979]. L a segunda de estas información sobre la gama de oportunidades
preguntas plantea el problema no sólo de la que se ofrecen en diferentes lugares es rápida
función que desempeñan las redes de informa- \ y eficaz, la migración suele ^responder (con
ción en lo que atañe a la gama de oportuni- presteza) a tan positivas —y con frecuencia
dades disponibles, sino también de la facilidad exageradas— señales. N o obstante, como las
de la migración a pesar de los obstáculos y las • migraciones internacionales (acaso en mayor
barreras, las restricciones y las normas que medida que las migraciones internas) tienen
rigen la migración dentro y a través de las. consecuencias políticas, socioeconómicas y
fronteras nacionales. Aquí conviene estable- demográficas tanto para los países de partida
cer una sutil distinción entre las migraciones c o m o para los de llegada, se han establecido y
internas y las migraciones internacionales. Se se aplican una serie de disposiciones legales
supone que un migrante internacional en para seleccionar y, cuando necesario, restrin-
Las relaciones entre las migraciones internas y las migraciones internacionales: el caso de África
.'••i
X W . ! - , K I ( T Í ' A /
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Movimiento migratorio tradicional: bushmen en Botswana,
gir, la afluencia masiva de inmigrantes a los
países de destino.
Es evidente pues que las migraciones,
tanto internas c o m o internacionales (voluntarias), en general provienen del mismo conjunto de causas fundamentales: sin embargo,
•las limitaciones impuestas a las migraciones;
internacionales son m á s severas, o se hacen
cumplir m á s expeditivamente. Esto en realidad explica, por ejemplo, que el volumen de
las migraciones internas sea, según Zachariah
y C o n d e [1981], el doble que el de las migraciones internacionales en África occidental.
L a relación entre ambas formas de migración
y los factores que sobre ellas influyen también
implican —siempre en el contexto de África
occidental— que:
E n general, la migración interna es una prolongación de la migración externa. La dirección es
más o menos la misma: desde las zonas interiores de un país hacia las áreas costeras. Existe
J. H . Jamain/ALlas.
una relación general negativa entre emigración y
migración interna y una relación positiva entre
inmigración y migración interna. El índice de
migración interna era bajo en el Alto Volta y el
Togo donde los índices de emigración definitiva,
eran elevados; era alto, en cambio, en Ghana, la
Costa de Marfil y el Senegal, donde el índice de
emigración de nativos era realmente bajo.
[... Así] áreas con un índice de migración interna
elevado tenían un índice de inmigración alto
[Zachariah y Conde, 1981].
Teóricamente, la migración internacional y la
migración interna son complementarias y pueden realmente suplirse una a otra. E n primer
lugar, c o m o h e m o s visto, ambas provienen de
un conjunto de factores sociales y económicos
interdependientes pero tienen que ver principalmente con la búsqueda de un mayor bienestar por parte de los migrantes salvo, naturalmente, en el caso de quienes se desplazan por
causa de desastres naturales (sequía, h a m bruna) o de los que huyen de la guerra o la
Al\
472
opresión, política (refugiados), excepto los
llamados refugiados "económicos". Desde la
perspectiva de los gobiernos, el desarrollo
normalmente tiene el efecto inicial de estimular la migración —tanto interna c o m o internacional— a corto plazo. A más largo plazo, en
cambio, un instrumento-viable para refrenar o
prevenir una importante emigración eventual
hacia los países ricos o para inducir a los
emigrantes a regresar a casa es el desarrollo
sostenido en los países exportadores de m a n o
de obra. Esta estrategia se basa en la noción
de que la emigración se debe en gran parte a
la incapacidad de los migrantes de satisfacer
sus aspiraciones en el marco de las posibilidades que le ofrece su localidad o su país. L a
pregunta que interesa a los gobiernos es la
siguiente: ¿ C ó m o estructurar el desarrollo
para ofrecer soluciones alternativas locales a
la migración internacional? Esta cuestión es
especialmente crítica en países c o m o Botsw a n a , Lesotho y Swazilandia, que dependen
fuertemente de la exportación de fuerza de
trabajo a la minas de Sudáfrica. U n ejemplo
obvio en África occidental es el Alto Volta,
país también tradicionalmente exportador de
m a n o de obra. ( M á s adelante examinamos
m á s detalladamente este aspecto.)
Las razones que se asocian con las migraciones internacionales no son exclusivamente
económicas. C o m o señala Speare [1974], "en
las migraciones internacionales, los factores
políticos son con frecuencia m á s importantes
que los económicos". Las exigencias formuladas por ciertos estados de que se reajustaran
las fronteras arbitrariamente trazadas por la
administración colonial y que dividen grupos
étnicos y económicos homogéneos, "a fin de
acomodarlas a las realidades socioculturales
de los países afectados y reagrupar las poblaciones de grupos étnicos arbitrariamente asignados a diferentes países", los han conducido
a la guerra [Adepoju, 1982]. U n ejemplo
manifiesto es el caso de Somalia y Etiopía, o,
en forma m á s atenuada, el del conflicto entre
Nigeria y la República Unida del C a m e r ú n .
Consecuencia de ello es, en todos los casos, la
existencia de centenares de refugiados y personas desplazadas.
Aderaníi Adepoju
Tipología de las migraciones
El aspecto temporal de las migraciones tiene
dos dimensiones, que son la distancia recorrida y la duración de la residencia en el punto
de destino. Según una tipología de las migraciones esbozada anteriormente por el autor
del presente artículo (cuadro 1), esencialmente con respecto a las migraciones internas, éstas pueden clasificarse en función de la
dirección, el tipo de desplazamiento, la distancia y la duración de la residencia. L a misma
tipología, con algunas modificaciones, puede
extenderse a las migraciones internacionales.
Por ejemplo, la dirección es un factor esencial
para ambas formas de migración, al igual que
la dimensión temporal. L a pertinencia del
factor distancia depende, sin embargo, de la
extensión del país que se considere. Es lo que ,
se desprende de un estudio de la Organización
de las Naciones Unidas [1982], en el que se
indica brevemente que
Debido a la extensión relativamente pequeña de
los estados africanos, comparada con la de otras
regiones en desarrollo, ciertos tipos de inmigración que en otros puntos del globo entrarían en
la categoría de movimientos internos, en África
son transnacionales.
Así, el desplazamiento entre Lagos y Maiduguri, en Nigeria, a través de unos 1700 k m , se
clasifica c o m o migración interna según el
criterio espacial de distancia, mientras que un
individuo que se traslada de Idiroko en Nigeria, a Ifoyin en la República de Benin —distancia de unos 10 k m — es ya un migrante
internacional; otro tanto ocurre con los trabajadores de zonas fronterizas, que residen con
sus familias a un lado de una frontera nacional
y se dirigen diariamente a sus tierras de
cultivo situadas al otro lado de la misma,
c o m o sucede entre Kenya y U g a n d a , Ghana y
el T o g o o Nigeria y Benin. C o m o nos recuerdan K u m e p o r y Looky [1974], y los ejemplos
podrían multiplicarse,
la distancia entre la mayor parte de las ciudades
natales de los togoleses y sus residencias en
Ghana no suele ser grande, y en la mayoría de
Las relaciones entre las migraciones internas y las migraciones internacionales: el caso de Africa
los casos es m á s corta que la que media entre
los hogares de los ghaneses de regiones c o m o .
Ashanti, Brong-Ahafo y la región septentrional.
y la capital Accra donde tienen su residencia. El
473
factor distancia permite a la mayor parte de los
togoleses residentes en Ghana hacer frecuentes
visitas a sus casas mientras mantienen en dicho
país una residencia semipermanente.
C U A D R O 1. Tipología práctica de la migración en África. Clasificación por fronteras nacionales
internas
Dirección
Tipo
Rural-rural
Ocupación
de nuevas .
tierras en
la migración de
retorno
;Ruralurbana
Migración
en una sola
etapa
Urbanaurbana
Migración
en una sola
etapa
'• Urbanarural
Migración
de retorno
Dimensión temporal
(duración de residencia
en destino)
Distancia recorrida entre origen
y destino
Corta
Media
Larga
Corto plazo
(estacional)
Medio
plazo
Largo plazo
Permanente
Desplazamientos
correspondientes a la
dimensión
dela
unidad
administrativa m á s
pequeña
Desplazamientos
correspondientes a la
dimensión
de ciertas
localidades
dentro de
una region,
estado o
provincia
Desplazamientos
m á s allá de
la región,
estado o
provincia
Residencia
de menos de
dos años
Residencia
de dos a
diez años
Residencia
de m á s de
diez años:
puede considerarse
largo plazo
Residencia
de m á s de
veinte años:
puede considerarse permanente
Los países del Sahel (Senegal, Mauritania,
Malí, Alto Volta, Níger y el C h a d ) son m u y
i pobres y la mayor parte de su población está ;
compuesta por n ó m a d a s , seminómadas y
labradores sedentarios [ M a r n h a m , 1979].
Entre los n ó m a d a s , los m á s numerosos, dedicados al pastoreo, son los fulani (también
conocidos por peulh) que viven en Níger,
Malí, el Alto Volta, Nigeria y el Senegal. L a
!
tran en Djibuti, K e n y a , Etiopía y , naturalmente en Somalia. C o m o ya lo h e señalado
[1979],
1
las migraciones a través de fronteras nacionales,
especialmente en África occidental, eran frecuentes antes de la independencia política y de la
aparición de fronteras territoriales bien definidas; por lo demás, la consolidación de las
mismas ha tenido un efecto mínimo, ya que la
mayoría de los migrantes se desplazan con
absoluta libertad, sin preocuparse por las "fronteras artificiales".
tierra natal de algunas tribus nómadas ha sido
dividida por fronteras, c o m o es el caso del
territorio de T e d a , repartido entre el C h a d y
:1a Jamahiriya Árabe Libia. E n realidad, las
fronteras coloniales impuestas arbitrariamente constituyen un serio obstáculo para la
Esto significa que muchos movimientos de
libre circulación de los n ó m a d a s . D e todos
población que se desplazan dentro del contim o d o s , los nómadas cruzan con frecuencia las
nente n o son "enteramente internacionales en
fronteras entre K e n y a , Etiopía y Somalia \ '• el sentido tradicional de la palabra" [Appledurante el periodo en que buscan agua. E n ! yard, 1981].
realidad, n ó m a d a s de etnia somalí se encuenVolviendo a la situación de África occi-
474
dental, los trabajadores migrantes estacionales y temporeros que cruzan las fronteras
consideran que sus movimientos "son una
simple prolongación, allende las fronteras de
los estados, de sus desplazamientos internos y
de la migración entre distintas áreas rurales"
[ O I T , 1975]. A decir verdad, en la mayoría de
los casos es difícil establecer cuándo cruza
realmente un viajero fronteras internacionales. L a mezcla de pueblos, los llamados grupos étnicos, es a veces sumamente fascinante:
los mendi viven en Liberia y Sierra Leona,
c o m o también los vais y los kroos; los yorubas
se encuentran en Nigeria y Benin, c o m o los
ewes en T o g o y G h a n a . Appleyard [1981]
observa que "probablemente existe sólo una
diferencia sutil entre ciertos tipos de migración clandestina y de trabajadores (especialmente en el continente africano), y por eso
cualquier intento de ser rigurosos en las
definiciones, aunque encomiable, n o puede
emprenderse con optimismo". N o obstante,
este autor recomienda que "se contemple
también la imperiosa necesidad de elaborar
una nueva tipología y clasificación".
Aderanti Adepoju
Las migraciones colectivas de comunidades
homogéneas no se limitan a las migraciones
internas, sino que han sido también m u y importantes en el caso de los movimientos internacionales. El ejemplo m á s conocido es el de los
nigerianos que han emigrado a Ghana, el Togo y
la República de Benin. Grupos de yorubas
, proceden de las mismas localidades de Nigeria y
emigran a destinos específicos. Estos emigrantes
por lo común proceden del mismo pueblo o
ciudad, y con frecuencia emigran en grupos o en
cadena desde el área natal hasta los puntos de
destino.
A falta de cauces oficiales de asistencia, los
migrantes africanos confían en la red de
relaciones sociales —amigos, parientes, paisanos— que les dan el aviso de partida, les
proporcionan alojamiento a la llegada y los
ayudan a obtener un empleo.
C o n d e [1983] documenta un ejemplo
esclarecedor de esta característica de los inmigrantes "ilegales" procedentes de Malí, el
Senegal y Mauritania y residentes en Francia.
Dice:
La solidaridad de clan es de una eficacia plena:
hermanos, tíos y primos alojan a sus hermanos,
Otro ámbito de interés es el de las
primos y sobrinos, etcétera. [...] E n los albermigraciones en cadena y en grupos, que, en gues se encuentran comunidades diversas. [...]'
África, pueden ser tanto internas c o m o interCada comunidad tiende a reagruparse. L o que
nacionales. A diferencia del caso de las migramás distingue a la comunidad negra, especialciones "voluntarias", que responden principalmente a los soninkes y toucouleurs, es que se
reagrupan por poblados de origen. [...] Cada
mente a factores económicos, las migraciones
masivas, dentro y fuera de las fronteras nacio- inmigrante conserva su posición y rango luganales en África, no están vinculadas a conside- reño. [...] Se presta ayuda a quienes la necesitan, merced a un fondo comunitario: por ejemraciones económicas, sino m á s bien a factores
plo, a los que no han encontrado aún empleo o
políticos y religiosos, y a veces a catástrofes
están.en paro.
naturales. A d e m á s de los movimientos multitudinarios de refugiados (víctimas de guerras
La observación anterior, y otras semejantes,
y disturbios civiles), expulsados (migrantes en indican que los migrantes africanos —internos
situación irregular) o peregrinos que son casos
e internacionales— conservan un prototipo de
particulares, también se dan casos de migrala estructura sociocultural de la comunidad
ciones colectivas tanto internas c o m o internanatal y consideran su lugar temporal de resicionales. U n ejemplo de las primeras es el de dencia c o m o una extensión o prolongación de
los arrendatarios de tierras de cultivo de
la comunidad de origen. L a observación de
Nigeria meridional. También se han regisZachariah y C o n d e [1981] según la cual la
trado migraciones espontáneas de grupos en
emigración es simplemente una ampliación de
G h a n a , Etiopía, K e n y a y Zambia, consecuenla migración interna dentro del continente
cia d e planes de colonización y asentamiento.
puede, si nos atenemos a las puntualizaciones
de C o n d e , ser extrapolada a la situación
C o m o ya el autor de este artículo [1983]
exterior a la región africana.
observaba:
Las relaciones entre las migraciones internas y las migraciones internacionales: el caso de Africa
475
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E n la frontera entre Nigeria y B e n i n . Stuart Franklin/Sygma.
Definición de una política: las
migraciones internas c o m o
alternativa de las migraciones
internacionales
E n África, la migración rural es una alternativa al éxodo rural, dadas las características no
sólo de los migrantes (que son predominantemente personas sin instrucción general ni
calificación profesional, de edad adulta
media), sino también de la economía rural. L a
diversidad ecológica, la evolución cíclica de la
demanda de m a n o de obra en la región, la
disparidad de los recursos locales y la localización de los proyectos agrícolas, especialmente
en el Camerún, Kenya y Tanzania,, constituyen los principales factores de atracción de
los migrantes hacia el sector rural. E n África
occidental, asimismo, la mayoría de los
migrantes se desplazan de. una zona rural a
otra [OIT, 1975]. Esta observación también es
aplicable a Kenya, donde, según Livingstone
[1981], la principal corriente migratoria es, en
efecto, de tipo intrarural, al igual que el 60%
de las migraciones internas en G h a n a , según
indica el censo de 1970.
Así c o m o la migración rural-rural sirve de
alternativa viable a la migración rural-urbana
para una gran proporción de migrantes africanos, así también la migración internacional se
dirige en gran parte hacia áreas rurales de los
puntos de destino. El caso de los trabajadores
migrantes fronterizos es el m á s claro: éstos
cruzan las fronteras nacionales regularmente
para trabajar en las zonas rurales del país
vecino. E n Zambia, por ejemplo, el 60% de
los inmigrantes africanos residían en las zonas
rurales en 1963. Los que se dirigían a las zonas
urbanas (32%) eran principalmente obreros
calificados [Ohadike y Tesfaghiorghis, 1974].
E n 1960, dos tercios (el 67%) de los extranje-
476
ros residentes en Ghana vivían en áreas rurales; este porcentaje descendió ligeramente a
6 5 % en 1970 [Zachariah y Condé, 1981].
Esta pauta también se aplica a los refugiados. E n África, son en su mayoría de origen
rural y casi todos ellos viven en áreas rurales
de los países de asilo, bien en colonias rurales
organizadas — c o m o en el Sudán, Tanzania y
Somalia— o bien mezclados con la población
local, c o m o sucede en Somalia. E n realidad,
se calcula que alrededor del 6 0 % de los
refugiados africanos viven fuera de las colonias y campamentos organizados, con las
poblaciones locales [Adepoju, 1982 y referencias citadas alfinalde este artículo].
Esta conclusión n o es totalmente válida:
hay algunas excepciones. El Sudán —donde
se calcula que un 5 0 % de los refugiados se ha
asentado en áreas urbanas— tiene fama de
contar con la población refugiada urbana más
numerosa de África. Por lo general, los refugiados africanos, especialmente en el Sudán,
Djibuti y Tanzania, se unen a los migrantes
internos en sus desplazamientos hacia áreas
urbanas o rurales y compiten con ellos por los
puestos de trabajo y otras oportunidades
disponibles. Campbell [1981] indicaba también que en Liberia el 5 % de la población
mayor de diez años, en 1974, eran inmigrantes
de los cuales el 6 4 % vivía en las áreas urbanas.
E n una palabra, los inmigrantes, incluidos los "refugiados", compiten en África por
los escasos empleos asalariados disponibles,
tanto en los sectores urbanos como en los
rurales; algunos de ellos cubren las vacantes
dejadas por los nativos que han emigrado a su
vez al extranjero. A d e m á s , los migrantes
internos de origen .rural compiten en las
ciudades por puestos de trabajo anteriormente ocupados por nativos que emigraron al
extranjero en busca de mejores oportunidades
económicas y de otra índole. E n la República
Unida del Camerún, por ejemplo, donde
últimamente las migraciones de tipo ruralrural tienden a dirigirse hacia las ciudades (en
gran medida debido a los bajos salarios que se
pagan en las plantaciones) los jornaleros emigran a centros urbanos y están siendo reemplazados por inmigrantes nigerianos que poste-
Aderanti Adepoju
riormente emprenden actividades de tipo comercial en las ciudades y algunas veces en las
mismas áreas rurales [Gwan, 1976; Adepoju,
1983]. Conde [1979] también da un ejemplo
esclarecedor de esta misma pauta tal como se
manifiesta en Argelia y Túnez (donde los migrantes rurales ocupan puestos de trabajo dejados vacantes por emigrantes de origen urbano
que se habían trasladado anteriormente a
Francia) y en África occidental, donde los
migrantes rurales del Alto Volta y Malí toman
el lugar de los emigrantes a Gabón.
U n a serie de factores económicos y políticos influyen en la estructura de oportunidades
de un país, e indirectamente en el ritmo y la
dirección de las migraciones, tanto internas
como internacionales. Cuando la economía de
un país se revitaliza y las oportunidades de
empleo mejoran considerablemente, los nativos emigrados a otros países pueden sentirse
incitados a volver, como en el caso de Italia y
Grecia. El corolario lógico —es decir: que el
deterioro de la situación económica convierte a
países importadores de m a n o de obra en exportadores de la misma— se ejemplifica en situaciones c o m o la de Ghana que, hasta 1970,
era uno de los principales países de inmigración de África occidental. Sus cultivos de cacao
y sus minas de diamantes atraían inmigrantes
del Togo, Nigeria, el Alto Volta y Malí. A d e más, las migraciones internas eran m u y importantes [Zachariah y Condé, 1981]. Pero el
deterioro de la situación económica y política
forzó a emigrar a una proporción m u y apreciable de la población adulta, incluidos los migrantes interregionales que se dirigieron especialmente a Nigeria y fuera del continente afri-,
cano. H o y día, Ghana es un país de emigración
de m a n o de obra, tanto calificada como n o ,
calificada, situación con escasas probabilidades
de invertirse durante la próxima década.
E n Zambia, por ejemplo, se importaba,
con elevado costo, la m a n o de obra calificada,
europeos y africanos indistintamente, para
dirigir y hacer funcionar las industrias y las
minas de cobre del país. L a proporción de
inmigrantes en la fuerza dé trabajo llegó al
máximo alrededor de 1960: en el periodo
1960-1964, constituían el 24% de la m a n o de
Emigrados ghaneses se embarcan para regresar a su país, tras haber sido expulsados de Nigeria, en enero
d e 1 9 8 3 . Stuart Franklin/Sygma.
478
obra total [Ohadike y Tesfaghiorghis, 1974],
porcentaje que descendió al 19,9 en 1966.
D e s d e la independencia, proclamada en 1964,
el gobierno de Z a m b i a actuó rápidamente
para fomentar la "indigenización" de los puestos de trabajo en todo- el país. Ohadike y
Tesfaghiorghis [1974] observaron que:
La independencia política en Zambia y en los
vecinos países de origen de los inmigrantes ha
introducido limitaciones económicas y legales
que afectan el intercambio de migrantes entre
estos países. E n Zambia, la concesión de visados
y permisos de trabajo está reglamentada, mientras que en los países de origen la independencia
política ha traído consigo oportunidades económicas alternativas y concurrentes que tienen una
incidencia negativa en la emigración a Zambia.
E n otras palabras, el desarrollo social y económico que siguió a la independencia en los
países de emigración vecinos ha contribuido a
contener o reducir la afluencia de inmigrantes
a Z a m b i a . A l m i s m o tiempo, la disponibilidad
de empleos alternativos y de las consiguientes
oportunidades en los países natales estimuló
el regreso al hogar de los inmigrantes, mientras que los autóctonos se hacían cargo de
algunos de los puestos de trabajo dejados
vacantes en Zambia.
Las causas de esta evolución no son
exclusivamente económicas, tienen también
dimensiones políticas. Aparte de los esfuerzos
realizados por los gobiernos nacionales para
restringir el libre paso de las fronteras, introduciendo visados, pasaportes, monedas nacionales y diversas formas de obstáculos a la
inmigración, una serie de hechos políticos
recientes ha m e r m a d o considerablemente las
migraciones internacionales de m a n o de obra,
especialmente en África oriental y meridional. Por ejemplo, Z a m b i a y Tanzania en
particular, consecuentes con sus políticas
contra el apartheid, han prohibido a sus
ciudadanos emigrar c o m o jornaleros a las
minas de Sudáfrica.
Antes de la independencia, Z i m b a b w e y
M o z a m b i q u e se contaban entre los principales
abastecedores de trabajadores migrantes a la
República de Sudáfrica. M o z a m b i q u e coartó
la emigración de sus nativos a dicho país m u y
Aderanti Adepojii
poco después de la independencia. También
Zimbabwe suprimo eficazmente el suministro
de m a n o de obra emigrante a las minas de
Sudáfrica y m a n d ó cerrar todas las oficinas de
' contratación de m a n o de obra que había en el
país. C o n anterioridad, en 1974, a raíz de la
catástrofe aérea de Francistown en la que
perdieron la vida 82 migrantes contratados, el
gobierno de Malawi prohibió dicha contratación pero permitió a los que ya estaban en
Sudáfrica
que cumplieran sus contratos
[Elkan, 1978].
Los gobiernos de Botswana, Lesotho y
Swazilandia están cada vez m á s preocupados
por los efectos negativos de la extrema dependencia que acarrea la exportación de m a n o de
obra (migrante) a las minas de Sudáfrica,
tanto m á s en una situación en que la demanda
de fuerza de trabajo extranjera ha ido m e n guando en Sudáfrica debido principalmente al
creciente desempleo que se registra en dicho
país. L a llamada política de "internalización",
el peligro que implica depender en forma
permanente de la fuerza de trabajo extranjera
y determinados cambios legislativos han
hecho aumentar recientemente la demanda de
m a n o de obra local. Al m i s m o tiempo, el
creciente desempleo, especialmente en el sector industrial, ha obligado a la población
negra a aceptar "a regañadientes" puestos de
trabajo en las minas de oro —la ocupación
menos deseada [Stahl, 1982]— llenando con
ello el vacío resultante de la escasez de
jornaleros inmigrantes procedentes de los
países tradicionalmente abastecedores de
m a n o de obra. E n estas condiciones, es absolutamente indispensable que los principales
países exportadores de fuerza de trabajo
—Botswana, Lesotho y Swazilandia— apliquen enérgicamente estrategias que estimulen
las oportunidades de empleo a fin de reducir
la emigración de sus ciudadanos. Análoga
recomendación cabría hacer al Alto Volta y .
Malí, pues en todos estos países las adecuadas
estrategias de desarrollo centradas en la creación de empleos pueden ofrecer alternativas
locales a la migración internacional.
Traducido del inglés
Las relaciones entre las migraciones internas y las migraciones internacionales: el caso de Africa 479
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G . Tapinos, (dir. publ.),
International Migration (Actas
de un seminario sobre
investigación demográfica en
relación con las migraciones
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ZACHARIAH, K. C. ; CONDÉ, J.
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demographic aspects, Oxford
' University Press para el Banco
Mundial.
Efectos de la emigración
y del regreso sobre los países
de origen: el caso de Colombia
Gabriel Murillo Castaño
Londres de hoy está formada por colombianos. N o obstante, c o m o veremos m á s adelante, esta corriente migratoria n o es ya tan
intensa c o m o antes, debido a los efectos de la
E n los últimos años Colombia se ha converrecesión mundial sobre América Latina y el
tido en u n importante país exportador de
m a n o de obra: durante la década de 1970 Caribe.
aumentó sin cesar el n ú m e r o de trabajadores,
El hecho m i s m o de que la migración
tanto rurales c o m o urbanos, que partieron al
internacional de m a n o de obra colombiana
extranjero en busca de mejores oportunidades
sea clandestina ha impedido reunir cifras
de empleo.
exactas sobre su magnitud. C o n todo, investigaciones especializadas
A
comienzos de
han establecido la impor1983 se consideraba que
Gabriel Murillo Castaño es director
tancia de este éxodo. 1
Colombia era un país
de la Facultad de Ciencias Políticas
U n a de estas investigacomparable con Italia,
de la Universidad de los Andes, Aparciones permitió elaborar
dada la magnitud de su
tado Aéreo 4976, Bogotá, Colombia.
pautas de muestreo en el
población establecida fueH a publicado numerosos trabajos, en
español y en inglés, sobre los proceterreno utilizando —con
ra de sus fronteras. El
sos electorales, las estructuras del
objeto de soslayar el pronúmero de trabajadores
poder, los problemas económicos y
blema de un número insucolombianos emigrados a
las migraciones.
ficiente de informantes—
Venezuela, país limítroel método de muestreo
fe, excedía u n millón; se"bola de nieve" en los
gún cálculos m á s aventucinco principales centros
rados podría alcanzar los
urbanos de emigración
dos millones y medio. D e
hacia Venezuela (Bucaraigual manera, el número
m a n g a , Cali, Cartagena,
de colombianos inmigranCúcuta y Medellín). 2 Otro estudio, realizado
tes en el Ecuador rondaba el medio millón, y
a comienzos de 1983 en Cartagena, dejó
Colombia figura entre los cinco primeros
establecido que de cada dos familias de la
países del hemisferio en cuanto a la importanzona sureste de la ciudad, una tenía vínculos
cia de su emigración a los Estados Unidos.
directos con una o m á s familias residentes en
A d e m á s , el número de colombianos que emiVenezuela (de origen venezolano tanto c o m o
gran a las islas del Caribe y a algunos países
colombiano). 3 N o obstante, aquí n o querede América Central c o m o Panamá, Costa
m o s correr el riesgo de ofrecer cifras impreciRica y México sigue en aumento constante.
sas en u n intento de justificar la magnitud de
Finalmente, existen indicios de que la mayor
la dinámica expulsora del fenómeno migratocolonia de inmigrantes clandestinos en el
Introducción
482
Gabriel Murillo Castaño
tanto en las regiones fronterizas como en las
del interior de Colombia, mostrándose incluso
en las más meridionales, colindantes con el
Ecuador y el Perú. Este movimiento fue
espectacular en las áreas rurales, donde predomina la economía agrícola, tanto como en las
El estudio de la migración
grandes ciudades y en los centros urbanos de
internacional de m a n o
dimensión media. E n menor escala, pero
de obra en Colombia
igualmente significativa, también el Ecuador
constituyó u n polo de atracción para trabajaL a investigación sobre la migración internacio- . dores colombianos, procedentes sobre todo
nal de m a n o de obra en Colombia empezó a de las regiones del sudoeste, especialmente
realizarse en forma sistemática en la segunda Nariño, Cauca y Valle. L a emigración a los
mitad de los años setenta.4 Al principio, una Estados Unidos fue, por razones obvias, m u parte considerable de los trabajos era pura- cho más selectiva, y sus principales puntos de
mente descriptiva, y su objeto era principal- partida fueron las ciudades grandes y mediamente determinar las corrientes migratorias nas y también, significativamente, los centros
(puntos de origen y de destino) y describir las urbanos ubicados en zonas cafeteras (Armecaracterísticas socioeconómicas básicas de los nia, Pereira) o aquellos otros altamente industrabajadores emigrantes.5 Posteriormente, va- trializados (Bogotá, Medellín, Cali y Barranrios estudios se concentraron en el análisis de quilla). A d e m á s , varios países centroamericala mecánica migratoria, es decir, en las carac- nos y del Caribe, c o m o P a n a m á y en menor
terísticas estructurales de los puntos de par- medida México, por una parte, y las Antillas
tida, tanto rurales c o m o urbanos, y en la des- Holandesas por la otra, han ejercido cierta
cripción y caracterización de la inserción so- atracción para los trabajadores colombianos,
cial y profesional de los colombianos inmi- algunos de los cuales han procurado insertarse
grantes en territorio venezolano.6 Por último, en las economías de dichas regiones; la m a y o varios investigadores se especializaron en la ría de estos trabajadores proceden de la costa
movilidad económica y profesional (ascenden- del Atlántico. Por último, ha quedado prote o descendente) experimentada por los tra- bado que un número relativamente creciente
bajadores emigrados a su regreso a Colombia; de trabajadores emigrantes colombianos se
efectuaron análisis de las remesas de fondos y encuentran en el Reino Unido, principalde su repercusión socioeconómica en los pun- . mente en Londres. Las características de estos
tos de origen y de residencia familiar; investi- últimos emigrados resultan ser en gran m e garon la articulación entre la migración inter- dida comparables a las de los trabajadores'
nacional de m a n o de obra y el sector informal inmigrantes en los Estados Unidos.
de la economía colombiana y, por último,
analizaron los procesos de toma de decisiones
respecto a las políticas relativas a la migración Corrientes migratorias,
internacional de m a n o de obra en Colombia. 7 características de la
Todos estos trabajos demuestran sin lugar a población emigrada y
dudas que Venezuela ha sido el principal polo mecanismos de la emigración
de atracción para los trabajadores colombianos que viajan al extranjero en busca de Las corrientes migratorias encaminadas hacia
mejores condiciones de trabajo. Esto llegó a países vecinos c o m o Venezuela y el Ecuador
tal extremo que durante la segunda mitad de han sido, sin duda, las más importantes. Estas
los años setenta los migrantes partieron de corrientes han seguido básicamente los ejes
todas las regiones de Colombia a Venezuela. del sistema vial interamericano, creando una
L a magnitud de la emigración se manifestó actividad socioeconómica intensa en las
rio. Preferimos optar por una argumentación
cualitativa a fin de demostrar la importancia
de esta dinámica a lo largo de la pasada
década.
Efectos de la emigración y del regreso sobre los países de origen: el caso de Colombia
.._
•
483
¡
...
-c
Pocos cambios se han registrado al correr de los siglos en los barrios antiguos de Bogotá. Paul Aimasy/Camera
Press.
484
ciudades fronterizas: Cucuta, Arauca y M a i cao en la frontera venezolana, e Ipiales en la
frontera con el Ecuador. Dichas corrientes
adquirieron gran importancia a partir de
mediados de los años setenta, manteniéndose
así hasta comienzos de 1983. Las modalidades
del transporte de los emigrantes desde el lugar
de residencia de la familia hasta las fronteras
(vehículo utilizado, etc.) se caracterizaron por
su uniformidad. U n a vez en la frontera, la
dispersión de los emigrantes se produjo con
arreglo a su experiencia laboral previa así
c o m o a las necesidades de m a n o de obra de
las áreas rurales o los centros urbanos de los
países receptores. Los trabajadores procedentes del campo colombiano tendían generalmente a establecerse en zonas agrícolas de
Venezuela y el Ecuador productoras de los
mismos bienes que su región de origen (los
emigrantes de la zona azucarera del Valle del
Cauca, en Colombia, se encaminaron principalmente hacia el sector azucarero de la Zulia
venezolana; los trabajadores de la industria
textil originarios de la Antioquia colombiana
se dirigieron preferentemente hacia centros
industriales análogos de Valencia y Barquisimeto en Venezuela). Las corrientes migratorias con destino a países m á s lejanos,
de menores dimensiones evidentemente, se
estructuraron sobre todo en función de las
rutas marítimas o aéreas, y los puntos de
partida y entrada dependían del medio de
transporte (autobús o avión) que los emigrantes podían pagar, o de las rutas que
permiten el tránsito clandestino (ColombiaPanamá-Jamaica-Bimini-costa septentrional de
Florida en los Estados Unidos).
A comienzos de los años setenta, cuando
la emigración no era todavía un fenómeno
masivo, los emigrantes eran antes que nada
profesionales y técnicos, por una parte, y
campesinos oriundos de las regiones fronterizas por la otra. El primer grupo viajaba en
posesión de contratos de trabajo legales, al
amparo del prestigio de la enseñanza superior
colombiana en los ámbitos profesionales que
demandaban sus servicios (medicina, odontología, ingeniería, auxilios sanitarios) y también en las especialidades técnicas en que
Gabriel Murillo Castaño
habían sido formados (mecánica automovilística e industrial, manufacturas textiles y del
calzado, artes gráficas, etc.). El segundo
grupo, mejor informado, por su situación
fronteriza, del alza del bolívar primero y
posteriormente del sucre respecto del peso,
emprendió una importante migración estacional cíclica (y, por supuesto, ilegal) con el fin
de participar sobre todo en la cosecha de la
caña de azúcar en el estado de Zulia en
Venezuela y en la del café en los países
andinos. Hacia mediados de los años setenta,
la migración legal de profesionales y técnicos
ya no era significativa, mientras que la migración de trabajadores pertenecientes a categorías sociales y laborales inferiores había
aumentado considerablemente.8 Así, estadísticas recientes del Departamento de Planificación Nacional de Colombia han estimado que
entre 1973 y 1978 emigró a Venezuela un
promedio anual de 50.413 colombianos.9 Esta
cifra se eleva inevitablemente si se toma en
cuenta el espectacular aumento experimentado en la migración clandestina durante esos
años. E n efecto, se ha calculado, respecto al
mismo quinquenio, que por cada emigrante
legal a Venezuela, hubo dos ilegales.10 Así, a
fines de la década de los años setenta, la
migración internacional de trabajadores
colombianos constituye un fenómeno masivo
que afecta a la totalidad del territorio nacional
y cuyos actores y principales protagonistas
son, según convienen todos los investigadores, en su mayor parte varones (hijos mayores
y, en menor grado, hombres solteros y maridos sin hijos), jóvenes (entre 15 y 30 años de
edad), procedentes de muchas regiones de
Colombia (tanto rurales c o m o urbanas) y en
posesión de algún grado de educación formal
(la mayoría con una educación primaria incompleta, otros con alguna instrucción secundaria
y una exigua minoría con educación superior).
La mayoría cuenta con experiencia laboral
previa en empleos no calificados. Muchos
tienen acceso a los mercados de trabajo
nacionales, pero los empleos ofrecidos proporcionan salarios insuficientes que a lo más, les
habrían permitido no ser considerados desocupados. Algunos emigraron a Venezuela una
Efectos de la emigración y del regreso sobre los países de origen: el caso de Colombia
485
• M i n a d e esmeraldas en M u z o . RogerHoiieimdre/Sygma.
segunda vez con la esperanza de obtener
nuevamente sus anteriores puestos de trabajo tras haber completado sus estudios. E n
cuanto a las condiciones de vida, la mayor
parte de los inmigrantes con familia viven en
áreas urbanas (barrios) y una minoría reside
en áreas rurales (pueblos y caseríos). E n
ambos casos existe una infraestructura de
servicios básicos (agua potable, electricidad,
instalaciones sanitarias) y de servicios públicos (centros de asistencia médica, escuelas,
hospitales, comisarías de policía, parques y
centros recreativos). L a excepción más importante atañe acaso a aquellos que emigran a
países distantes donde se requieren considerables recursos económicos y jurídicos. Pero
esta regla no se aplica al estrato socioeconómico que escoge su lugar de destino directamente en función de los recursos de que
dispone. Tal es el caso de la mayoría de.
quienes emigran a los Estados Unidos y, en
menor grado, a puntos m á s distantes.
Indiscutiblemente, los trabajadores colombianos que emigran a países extranjeros
son personas informadas, lo que indica que la
baja remuneración salarial es el principal
factor determinante de su decisión de salir del
país en busca de mejores oportunidades económicas. A medida que el fenómeno avanza, las
redes de información entre los puntos de
origen y de destino ofrecen cada vez mayor
precisión a los emigrantes, quienes, antes de
emprender su viaje, se procuran información
sobre los itinerarios, costos y riesgos de los
desplazamientos, oportunidades de empleo,
formas de vida en los puntos de destino, etc.
E n realidad, el estudio de las corrientes
migratorias proporciona un indicador m u y
fidedigno de la dinámica económica predominante en los puntos tanto de partida c o m o de
llegada. D e esta manera, empieza a verse con
claridad la desaparición gradual.de la modalidad inicial de migración internacional de
m a n o de obra (en busca de permanencia) y la
486
nueva forma caracterizada por el trabajo
estacional y el regreso (tras una estancia de
corto o medio plazo).
Principales características de los
puntos de partida, inserción
laboral en los países receptores y
movilidad tras el regreso
C o m o ya se ha dicho, el fenómeno de la
emigración afecta en Colombia a la totalidad
del territorio nacional. El análisis del proceso
de deterioro de la economía campesina dio
origen a la creencia, mediada la década de
1970, de que la emigración era fundamentalmente rural. Sin embargo, las investigaciones
indicaron que los emigrantes también provenían de centros urbanos, sin diferencias
importantes ligadas al volumen de población
correspondiente a las distintas categorías urbanas del país.11 Posteriormente, las investigaciones realizadas con relación a la emigración
a Venezuela en los cinco principales centros
de emigración urbana (Bucaramanga, Cali,
Cartagena, Cúcuta y Medellín) confirmaron
ampliamente esta observación, gracias al trabajo en el terreno en el que, por cada familia
de emigrantes encuestada, se obtuvo información sobre dos o más casos análogos, extendiéndose así considerablemente la cobertura
del_ estudio. Por supuesto, los centros de
expatriación m á s importantes, en términos
absolutos pero no relativos, son rurales y
están ubicados en zonas en que predomina la
' economía campesina. Se hallan a proximidad
del país receptor (como en el caso de la
provincia de García Rovira y Norte Gutiérrez
en los departamentos de Boyacá y Santander), y el éxodo afecta a personas de ambos
sexos, de 12 a 45 años. N o obstante, estas
corrientes empezaron aparentemente a decrecer haciafinalesde la década, a medida que el
envío de fondos y su posterior inversión en el
mejoramiento de los cultivos, cría de ganado
o ampliación de tierras y haciendas permitió
moderar de manera significativa el proceso de
deterioro antes mencionado.
Gabriel Míirillo Castaño
E n cuanto a la inserción laboral de los
trabajadores colombianos emigrantes en los
países receptores, la investigación ha permitido establecer una distinción, dentro de los
países vecinos, entre contextos rurales y contextos urbanos. C o n respecto a los primeros,
se ha demostrado que la mayoría de estos
trabajadores hallan empleos que corresponden a sus niveles de calificación profesional y
a su experiencia pasada, principalmente en el
cultivo de la caña de azúcar y el café, así como
en la cría de ganado en el caso de Venezuela,
y en el trabajo de colonización y desbroce de
tierras en el Ecuador. 12 E n el contexto
urbano, la inserción es un fenómeno m á s
complejo dado que los emigrantes se dirigen a
sitios donde creen que existe demanda de sus
calificaciones específicas, pero donde la obtención de empleo n o es inmediata, razón por la
cual en muchos casos se ven obligados a
aceptar puestos de trabajo que no corresponden ni a sus expectativas ni a su capacitación
profesional. E n países receptores distantes, la
inserción en contextos urbanos es equiparable
a la que tiene lugar en países fronterizos. Los
trabajadores emigrantes con ingresos elevados se insertan fácilmente, dado que la posesión de documentación legal, de un contrato
de trabajo previamente autorizado y, en general, de un alto nivel cultural y social, les
permite subsanar las dificultades durante su
estancia en el país receptor, que en la mayoría
de los casos es de carácter definitivo. Para los
trabajadores con bajo nivel de ingresos, la
inserción es m u c h o más difícil y complicada.
E n primer lugar, un elevado porcentaje de
estos inmigrantes no posee una documentación legal; en consecuencia, se ven obligados
a llevar una vida clandestina o semiclandestina, que crea condiciones desfavorables para
su entrada en el mercado de trabajo y los
compele a vender su capacidad de trabajo a
un precio rebajado, favoreciendo así a los
patronos nativos. E n segundo lugar, la gran
cantidad de trabajadores sin documentos conduce, con el correr del tiempo, a una situación
paradójica: por una parte, el inmigrante se ve
impulsado a trabajar más y gastar menos,
pero, por la otra, puede acumular más rápida-
Efectos de la emigración y del regreso sobre los países de origen: el caso de Colombia
mente los deseados ahorros y volver m á s
pronto a su lugar de residencia familiar. E n
tercer lugar, el volumen y magnitud de este
m o d o de inserción, independientemente de
que se produzca en el sector de producción o
en el de servicios directos o indirectos, ha
generado un clima de persecución y xenofobia
contra los colombianos que, en vez de ver
reconocidas. sus contribuciones al progreso y
su participación en el auge económico de los
sectores en que trabajan, son acusados de ser
la,causa de la delincuencia, el desempleo y
otros problemas inherentes a la pobreza existente en los países receptores.
N o se han realizado investigaciones sistemáticas sobre la movilidad de los trabajadores
colombianos emigrantes una vez de regreso en
sus lugares de residencia familiar.13 La información disponible indica que, a su regreso,
los emigrantes tienden a dedicarse a actividades productivas informales (por cuenta propia). Sin embargo, c o m o veremos luego, la
precariedad de tales actividades, en muchos
casos, les impide lograr sus objetivos. E n
consecuencia, los trabajadores tienden a volver al mercado de trabajo en busca de puestos
similares a los que ocupaban antes de emigrar, en función de sus calificaciones y experiencia laboral. Ahora bien, dado que los
regresados poseen menos recursos laborales y
económicos, corren el riesgo de ser desplazados por trabajadores no emigrantes, fracasando así en su propósito de recobrar sus
primitivos puestos de trabajo. L a única excepción significativa es el caso de aquellos cuya
migración ocasionó una pérdida apreciable
para la firma o actividad en que trabajaban.
E n términos puramente económicos, la migración internacional de la m a n o de obra no
facilita una movilidad ascendente significativa. L a información obtenida indica que, a
su regreso, los trabajadores emigrantes que
pasan de ser asalariados a trabajar por cuenta
propia sólo en casos excepcionales consiguen
salir de su condición de clase obrera pobre.
487
Las remesas de fondos y su
conexión con el sector informal
de la economía colombiana
Todas las categorías de trabajadores emigrantes colombianos, sin excepción, envían
dinero a su lugar de origen durante su estancia
en el extranjero. Infortunadamente, no existen estudios que se ocupen de m o d o exhaustivo del uso y destino de las remesas de fondos
efectuadas por emigrantes colombianos desde
los Estados Unidos y otros países distantes.14
Sin embargo, el dinero remitido desde los
Estados Unidos y otros países cumple una
función vital en la economía familiar de
quienes lo reciben y, en ocasiones, se invierte
en adquirir tierras de cuyo producto viven los
miembros de la familia que se ha quedado en
el lugar de origen.15 Por el contrario, se
dispone de información m á s sistemática en
cuanto a los envíos efectuados desde países
limítrofes de Colombia. D a d o el carácter
temporal de esta migración, los trabajadores
tienden a girar dinero únicamente cuando es
indispensable para la subsistencia de sus familias; no siendo así, suelen ahorrar con miras a
regresar portadores de una suma lo m á s
grande posible.16 Esto reza para ambos casos,
el de Venezuela y el del Ecuador. Según una
estimación reciente, los fondos remitidos
desde Venezuela alcanzaron los 500 millones
de dólares al año; puesto que, según este
cómputo, había en ese país 200.000 colombianos, el envío medio por trabajador era de
2.500 dólares.17 Otro estudio efectuado en
algunos barrios populares de Cartagena puso
de manifiesto que en abril de 1983, el 29% de
las personas temporalmente ausentes de sus
domicilios enviaban a sus parientes una media
de unos 30 dólares. Este estudio reveló además que el dinero procedente del extranjero
satisfacía el 16% de las necesidades básicas de
una familia de renta modesta, lo que actualmente equivale a una media aproximada de
245 dólares. Por último, el estudio demostró
que los giros enviados desde Venezuela por
trabajadores emigrantes a comienzos de 1983
excedían ligeramente del 1 3 % del total de
488
rentas contingentes del exterior en la economía de las familias.18 Esto indica que, pese
a los inevitables problemas de cuantificación,
las remesas de ahorros han cumplido en los
últimos años una función vital en las economías domésticas de la nación. Por desdicha,
estas remesas se han reducido apreciablemente en los últimos tiempos, debido a la
crisis sufrida por Venezuela y el Ecuador
c o m o consecuencia de la baja de los precios
del petróleo.
L a repercusión y el empleo de las remesas de fondos desempeñan un papel innegable
en el sector informal de la economía nacional.19 Las investigaciones realizadas en las
principales ciudades colombianas proveedoras
de trabajadores para Venezuela han establecido que, una vez que los ahorros remitidos de
los países vecinos se han utilizado para cubrir
necesidades básicas (mejoras en la vivienda,
asistencia médica, educación, alimentación),
el dinero sobrante se emplea para adquirir,
instalar o ampliar empresas familiares en el
sector informal.20 Sin embargo, tales casos no
son m u y numerosos, lo cual puede explicarse
por el carácter temporal de la migración y por
las ganancias en definitiva limitadas de los
trabajadores en el extranjero.
Políticas de migración
internacional de m a n o de obra
Se han efectuado m u y pocos estudios sistemáticos del proceso de decisión del poder público
ante el problema de la migración de m a n o de
obra en Colombia. L a principal característica
de las políticas gubernamentales y de las
decisiones oficiales adoptadas ha sido el predominio de la retórica sobre la acción concreta.
Por ejemplo, a comienzos de la segunda mitad
de los años setenta, con motivo del inicio en
Colombia de un proyecto de cooperación
técnica internacional instrumentado por la
Organización Internacional del Trabajo y el
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social
colombiano, se discutieron, formularon y
pusieron en práctica diversas políticas de
migración. El principal objetivo de estas políti-
Gabriel Murillo Castaño
cas era reencauzar y regularizar las corrientes
migratorias con la esperanza de mejorar la
asimétrica distribución de la población nacional, así c o m o conocer mejor los puntos de
destino en el extranjero, ayudar a los emigrantes proporcionándoles mejores servicios
comunitarios y retener y asentar la población
virtualmente emigrante fomentando formas
asociativas de producción. Lamentablemente,
estas políticas, a pesar de contar con una
buena infraestructura teórica y metodológica
y con un estimable ímpetu inicial, no recibieron suficiente apoyo y atención por parte del
gobierno, que mostró incuria en la habilitación de un programa de acción auténtico y
eficaz para responder al problema de la fuerza
de trabajo emigrante.21 E n general, en la
mayoría de los países latinoamericanos que
envían población fuera de sus fronteras, las
políticas gubernamentales son precarias y frustrantes. Otro tanto ocurre en los países receptores, donde por desdicha también prevalecen
la retórica, la dispersión de los esfuerzos y la
falta de coordinación.22
Repercusiones de la recesión
mundial en la migración de m a n o
de obra latinoamericana
La baja de los precios del petróleo en el
mercado mundial sumió a los países latinoamericanos y del Caribe en una crisis económica general. Los países productores de
crudos (receptores de m a n o de obra inmigrante, c o m o Venezuela y el Ecuador, o
países de emigración como México) que basaban sus modelos de desarrollo o sus planes de
modernización en la utilización de las rentas
del petróleo para diversificar e industrializar
su economía, conocieron de pronto la frustración de sus esperanzas, sumada al problema
de tener que mantener enormes deudas exteriores mientras sus economías se hallaban en
pleno periodo de estancamiento, déficit de
balanza de pagos y recesión. C o m o consecuencia, la emigración de m a n o de obra desde
Colombia a Venezuela y el Ecuador se redujo
sustancialmente. E s posible que haya suce-
Efectos de la emigración y del regreso sobre los países de origen: el caso de Colombia
f
489
••••-,.
* 'J¡$
£6*.HftíJÍi¡U*¿Mt—*
Las salinas de M a n a u r e en el m a r del.Caribe. Georg Gerster/Rapho.
dido otro tanto en el caso de la corriente
mucho menos importante de trabajadores
! centroamericanos que emigran a México y a
i otras partes de la región por razones económicas más que políticas.
C o m o consecuencia de esta conmoción
económica internacional, la situación general
del conjunto de la región latinoamericana y
caribeña ha empezado a ser más uniforme.
Países que. hasta pocos años atrás atraían a la
población activa de sus vecinos, como Argentina la de Uruguay y Bolivia23, la República
¡Dominicana la de Haití, etc., dejaron de ser
polos de atracción, mientras que los países
productores de petróleo, que hasta comienzos
de 1983 habían conservado su atractivo, tam- ¡
bien se enfrentan ahora con una situación tan
crítica como la de las demás naciones latinoamericanas y del Caribe.
Ante esta nivelación generalizada de las
condiciones económicas en América Latina y
el Caribe, cabe pensar que las monedas nor-
teamericanas (dólares estadounidenses y canadienses) son las únicas con fuerza suficiente
para atraer las corrientes migratorias de
quienes desean mejorar sus ingresos. D e
hecho, no hay duda de que la migración de
toda América Latina y el Caribe a Norteamérica, principalmente a los Estados Unidos, se
está expandiendo. D e igual manera, es probable que aumenten también, aunque en menor
escala, las corrientes migratorias de dicha
región hacia países de Europa Occidental
(principalmente el Reino Unido y la República Federal de Alemania).
Es evidente que la emigración de m a n o
de obra colombiana hacia países vecinos ha
concluido ya. L a crisis económica ha motivado la adopción de políticas proteccionistas y
de control monetario que, aparte de producir
graves trastornos en los puntos m á s importantes de paso de las fronteras (Cúcuta-San
Cristóbal y Maicao.en la frontera colombovenezolana, e Ipiales-Tulcán en la frontera
Gabriel Murillo Castaño
490
MAR CARIBE
C2 Tabago
TRINIDAD
Mapa de Colombia y sus países colindantes.
colombo-ecuatoriana) han acabado con las
oportunidades que tenían los colombianos de
conseguir ingresos m á s elevados fuera de su
patria. L a fuerte devaluación del sucre y el
bolívar; la escasez y el aumento del valor del
dólar en el mercado negro; los tipos de
cambio decrecientes entre estas monedas y el
peso colombiano; la súbita espiral inflacionaria (la tasa de inflación en Venezuela fue de
aproximadamente el 3 0 % en 1983, cuando la
media de los cinco años anteriores había sido
del 8 % ) ; el aumento del índice oficial de
desempleo; 24 la escasez de bienes (las economías de estos países tienen que estructurar
aún un verdadero mercado interior capaz de
satisfacer y cubrir el consumo nacional), y la
disminución de los ingresos de las familias
debido a la baja del poder adquisitivo, han
sido los principales factores determinantes de
la drástica reducción observada en las corrientes migratorias. Los trabajadores emigrantes colombianos que, a comienzos de
1983, enviaban ahorros a sus casas, han visto
en pocos días sus ingresos reducidos a la
mitad. E n tales condiciones, muchos estiman
preferible no emigrar, y así se han visto
obligados a permanecer en su patria donde al
menos pueden empeñarse en actividades económicas que les permiten continuar la lucha
por la supervivencia. . . o bien buscar otros
puntos de destino en el extranjero donde
puedan realizar aún sus ambiciones económicas. E n el cuadro 1 se compara el número de
trabajadores emigrantes colombianos expulsa-
Efectos de la emigración y del regreso sobre los países de origen: el caso de Colombia
dos de Venezuela en los cinco primeros meses
de 1982 y 1983; el sustancial aumento registrado en los cinco primeros meses de 1983 se
debe a la convergencia de factores socioeconómicos agravados por la crisis que en esos
momentos aparecía.25
C U A D R O 1. Trabajadores inmigrantes
expulsados de Venezuela
Mes
1982
1983
Enero
Febrero
Marzo
Abril
Mayo
378
392
361
425
215
734
576
605
301
313
Estos datos pueden reflejar tanto la estrategia
de aquellos que, ante una situación que
empeora, optan por el regreso que al menos
les asegura alguna ayuda al llegar al territorio
colombiano, como las presiones sociopolíticas
observadas en Venezuela, que han intensificado la severidad hacia los trabajadores colombianos en situación ilegal.
Existen ya testimonios de que la migración colombiana a los Estados Unidos va en
aumento. Las solicitudes de visados para
residentes y turistas registran un incremento
considerable y los funcionarios consulares
confirman esta tendencia, dado que en el
primer semestre de 1983 el porcentaje de
solicitantes rechazados ascendió del 14% a
aproximadamente el 20%. 26 Cabe señalar
que cierto porcentaje de viajeros colombianos
a los Estados Unidos permanecen en este país
una vez expirados los plazos de sus visados.
Los requisitos canadienses se han vuelto también m á s rigurosos. Por último, la notable
reducción de las tarifas aéreas entre Colombia
y los Estados Unidos puede contribuir asimismo a aumentar el número de viajeros
colombianos a América del Norte.
491
Efectos de la migración
y del regreso sobre los
países de origen en periodo
de recesión económica
Sin duda alguna, la emigración de la m a n o de
obra colombiana ha tenido una repercusión
vital en la economía familiar de los grupos con
bajo nivel de ingresos, al proporcionar a
ciertas familias el necesario complemento
para satisfacer sus necesidades básicas. N o
obstante, la durabilidad de los bienes así
adquiridos es insuficiente para sostener la
esperanza de que los migrantes y sus familias
puedan satisfacer indefinidamente sus demandas. Por lo tanto, la repercusión económica de
la emigración en Colombia ha sido a corto
m á s que a largo plazo y ha establecido una
pauta de dependencia cuya supresión repentina puede tener efectos sumamente perniciosos. Por ello es vital y urgente tomar conciencia en todos los niveles de la necesidad de
ofrecer soluciones alternativas reales e inmediatas a fin de llenar el vacío creado por la
interrupción de las corrientes migratorias,
principalmente hacia los países vecinos.
Es de temer que junto con la interrupción
de las corrientes migratorias se ?cabe también
la afluencia de fondos, tan importante en la
vida de las familias. Se ha producido un
incremento de los índices oficiales de desempleo de los colombianos, 27 y el optimismo
resultante de su relativa disminución en los
dos últimos años (debido al crecimiento de los
sectores informales y subterráneos de la economía) se ha desvanecido frente a los problem a s acarreados por la recesión económica. Si
al reciente auge del desempleo (véanse las
cifras de la nota 27) se le añade la dificultad
de absorber el número de desempleados o
trabajadores subempleados que regresan de
los países limítrofes —por no hablar de la
posible entrada de venezolanos y ecuatorianos
desempleados, sobre quienes los medios de
comunicación han empezado ya a informar y
hacer comentarios— el cuadro es realmente
desalentador. E n cuanto a los giros, los precarios presupuestos familiares sólo podrán con-
492
Gabriel Murillo Castaño
Inmigrantes clandestinos en los Estados Unidos interrogados por la policía. Lcmy/Gamma.
tar con lo que envíen los trabajadores inmigrantes en Norteamérica y Europa occidental,
o sea una minoría. A u n q u e muchos n o se
sientan ya motivados para partir en busca de
mejores horizontes, tampoco tendrán la fortuna de contar con parientes que les envíen
dinero desde fuera ni la oportunidad de vencer los crecientes obstáculos que se oponen a
su inserción laboral en las naciones desarrolladas occidentales.
N o es posible ignorar las repercusiones
de tales problemas en términos de delincuencia y de conflictos y antagonismos de clases. Si
los ingresos insuficientes, la limitada capacidad de absorción del sector económico formal
y el creciente desempleo han sido factores
fundamentales en la decisión de emigrar
cuando ello era posible, ahora que las oportunidades disminuyen cada día m á s resulta
urgente formular e instrumentar alternativas
para hacer frente a la reinserción de los
emigrantes que retornan o de aquellos que no
pueden ya continuar abandonando periódicamente el país para ganarse la vida en el
extranjero. L a industria moderna se ve gravemente perjudicada por la falta de medidas
destinadas a reprimir el contrabando que
constituye una competencia desleal. Las finanzas de Colombia son caóticas c o m o consecuencia de las tasas de interés excesivas y de las
prácticas monopolísticas de algunos grupos y
consorcios. L a producción de bienes básicos
sigue siendo precaria, la economía continúa
siendo tributaria de las exportaciones de café
y la producción de alimentos es m u y inferior
al nivel de autosuficiencia. Con todo, el país
posee un dinamismo económico que, gracias a
la política de cambios y la gestión monetaria
practicadas durante la pasada década, tiende
a la solidez comparada con otras economías
de la región. E n esta situación paradójica, la
iniciativa y la acción popular en el fomento de
actividades económicas, muchas de ellas productivas, deparan una base firme para creer
Efectos de la emigración y del regreso sobre los países de origen: el caso de Colombia
que Colombia n o se halla inevitablemente
abocada a u n a . crisis irreversible, especialmente si recordamos la renovada fe en las
instituciones democráticas de la nación y su
régimen civil.
Tales iniciativas populares se expresan en
actividades d e producción y de servicios en
pequeña y media escala q u e , en la mayoría de
los casos, escapan a la intervención del E s tado. Para m u c h o s , esta dinámica constituye
el llamado sector "informal" de la economía,
tanto en el c a m p o c o m o en las ciudades. Para
otros, estas actividades están ligadas a
la promoción de microempresas en el medio
urbano y a formas asociativas de producción
en áreas rurales. Y aun para otros, toda esta
dinámica representa el objetivo central del
gobierno en su afán d e encontrar solución a
los problemas de la inquietud social y de la
pobreza. D e todas maneras, aun teniendo en
cuenta el creciente n ú m e r o de -trabajadores
originarios de Colombia, de América Latina y
el Caribe en general, que emigran a América
del Norte, la eliminación temporal o definitiva
de las corrientes migratorias dentro de la
región sólo puede agravar los problemas relacionados con la reinserción de los trabajadores en sus países d e origen y exige u n a
búsqueda de soluciones eficaces.
Los trabajadores emigrantes que regresan a sus puntos de procedencia tratarán
inevitablemente de participar en aquellas
493
actividades económicas en que trabajan sus
parientes y amigos. D a d o que gran parte de
estas actividades son fruto de la tenacidad de
la iniciativa popular privada, es probable que,
frente a la incapacidad del sector tradicional,
tanto público c o m o privado, de responder al
imperativo s u p r e m o que constituye la satisfacción de las necesidades básicas, tales actividades se vayan ampliando. Por consiguiente,
Colombia debe ahora promover e instrumentar políticas encaminadas al fomento progresivo de planes q u e alienten a los trabajadores
a producir y ofrecer servicios afinde c o m p e n sar la pérdida d e poder adquisitivo y luchar
contra el creciente desempleo. A nivel internacional, éste es el m o m e n t o oportuno de proponer que los problemas derivados de la migración internacional de los trabajadores dejen
de ser objeto de estudios y soluciones unilaterales a nivel nacional, para ser examinados y
resueltos mediante acuerdos y tratados multilaterales. E n último análisis, h e m o s de procurar encontrar soluciones conjuntas a los problemas planteados por quienes hacen uso de
su legítimo derecho a buscar el sustento para
sí y para sus familias cruzando fronteras y
que, hora es ya de admitirlo y proclamarlo,'
participan e n la expansión económica de las
sociedades receptoras, grandes beneficiarias
de las aportaciones de la fuerza d e trabajo
emigrante.
Traducido del inglés
Notas
1. Para una explicación más
completa, véase, entre otros,
Gabriel Murillo Castaño,
Migrant workers in the
Americas: a comparative study
of migration between Colombia
and Venezuela and between
Mexico and the United States,
San Diego, Center for U . S . Mexican Studies, University of
California, 1983 (Serie
Monográfica 15); Gabriel
Murillo Castaño, La migración
laboral internacional en la
periferia: su incidencia en la
alteración de los mercados de
trabajo y en la expansión del
sector informal urbano de
Colombia, Bogotá, Editora
Guadalupe (En prensa); Ramiro
Cardona y Sara Rubiano (dir.
494
publ.), El éxodo de
colombianos, Bogotá:
Corporación Centro Regional
de Población y Colciencias,
Ediciones Tercer M u n d o , 1982;
y Gonzalo Jiménez,
Colombianos en Venezuela: los
que nunca volvieron, Bogotá,
Editorial Pluma, 1980.
2. Véase Murillo Castaño, La
migración laboral. . ., op. cit.
Este estudio se basó en
encuestas realizadas a las
familias de trabajadores
emigrados a Venezuela. L a
muestra estuvo compuesta por
unidades familiares
mencionadas por miembros de
las primeras familias
encuestadas (vecinos, parientes
y conocidos, en general).
3. Banco Mundial, Instituto de
Investigación S E R ,
Transferencias y estrategias de
supervivencia en Cartagena,
Colombia (Investigación en
curso dirigida conjuntamente
por D a n y Kaufman y Eduardo
Vález).
4. Véase la bibliografía.
5. E n esta misma línea, véanse
estudios como los de Luis
Mansilla, "Inserción laboral de
migrantes indocumentados" y
María F . Velosa, "Mercados de
trabajo y salarios diferenciales
en zona fronteriza", Migraciones
laborales, n.° 8, Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social
( S E N A L D E ) , Proyecto P N U D O I T , ( C O L . 72/027); Gabriel
Murillo Castaño, "La migración
de trabajadores colombianos a
Venezuela: la relación ingresoconsumo como uno de los
factores de expulsión", ibid.,
n.° 11; Mary García Castro,
"Migración laboral femenina en
Colombia", ibid., n.° 16;
Cecilia M u ñ o z de Castillo, "El
niño trabajador migrante en
Colombia", ibid, n.° 18, todos
los cuales han realizado una
labor sumamente provechosa.
Gabriel Murillo Castaño
6. Murillo Castaño, La
migración laboral. . ., op.
cit.; Mansilla, op. cit.; Carmen
Inés Cruz y Juanita Castaño,
"Colombian migration to the
United States, 1.a parte,
Interdisciplinary
Communications Program. The
dynamics of migration:
international migration, vol. II,
Washington D C , Smithsonian
Institute, diciembre de 1976
(Occasional Monograph Series
n.° 5); Ponciano Torales, "Las
migraciones laborales en la
frontera de Colombia con
P a n a m á " , Migraciones
laborales, n.° 2; Renzo Pi
Hugarte, "La migración de
trabajadores colombianos al
Ecuador", op. cit., n.° 4;
Alcides G ó m e z Jiménez y Luz
Marina Díaz M e s a , La moderna
esclavitud. Los indocumentados
en Venezuela. Bogotá, Fines,
Editorial L a Oveja Negra, 1983.
7. Murillo Castaño, "Migrant
workers . . .", op. cit. y La
migración laboral. . ., op. cit.;
Lelio M a r m o r a , "El desarrollo
de la política de migraciones
laborales en Colombia",
Migraciones laborales, n.° 1;
Peter Jones, "Organización y
puesta en marcha del sistema de
estadísticas continuas
migratorias internacionales",
ibid., n.° 6; Fernando Urrea
Giraldo, "Life strategies and the
labor market: Colombians in
N e w York in the 70's,
Occasional Papers n.° 34, N e w
York University, 1982;
Alejandro Portes, "Migraciones
y sector informal, algunos
aspectos de su articulación",
Políticas de migraciones
laborales internacionales en la
periferia: el caso
latinoamericano. Bogotá,
Editorial Carrera Séptima, 1982.
8. L a emigración de
profesionales y técnicos
colombianos a países
extranjeros no ha sido
suficientemente estudiada en los
últimos años. El estudio más
completo y reciente sigue siendo
el de Fernando Chaparro y
Eduardo Arias Osório, La
emigración de profesionales y
técnicos colombianos y
latinoamericanos, 1960-1970.
Bogotá, Colciencias, 1970. N o
obstante, ese estudio indicaba
claramente la disminución de la
migración de profesionales y
técnicos y su sustitución por una
migración masiva de
trabajadores menos calificados.
9. Departamento Nacional de
Planificación ( D N P ) , Dirección
de Desarrollo Social, Dinámica
demográfica y proyecciones de
población del país, territorios
nacionales, el distrito especial de
Bogotá, los departamentos y las
30 principales ciudades, Bogotá,
septiembre de 1982.
10. Ibid.
11. Datos recogidos en el
Centro de Recepción de
Repatriados de Cucuta en la
frontera colombo-venezolana,
donde se examinaron
sistemáticamente lasfichasde
más de 7.000 trabajadores
colombianos expulsados. Véase
Murillo Castaño, La migración
laboral. . ., op. cit., estudio
descriptivo y analítico de las
características laborales,
político-administrativas y
sociales de cada una de estas
cinco ciudades.
12. Véase Alcides G ó m e z
Jiménez y Luz Marina Díaz
M e s a , La moderna
esclavitud . . ., op. cit., que se
refiere a la emigración a
Venezuela de trabajadores
azucareros colombianos.
13. La única investigación
conocida sobre este tema se
encuentra en Murillo Castaño,
La migración laboral. . ., op.
cit., capítulo E , n.° 2.
14. C o n respecto al caso de los
Estados Unidos, un grupo de
investigadores del C I D S E de la
Efectos de la emigración y del regreso sobre los países de origen: el caso de Colombia
Universidad del Valle está
preparando un proyecto de
investigación. Otros
investigadores de la Universidad
de California en San Diego, de
la Universidad de Nueva York y
de la Universidad de Florida en
Gainesville han hecho otro
tanto, en un esfuerzo
interinstitucional promovido por
el autor. E n lo que respecta al
Reino Unido, Cine vision N e w s
ofreció un documental titulado
The Colombian workers in
London en su emisión del 21 de
junio de 1983.
15. Véase Cruz y Castaño, op.
•cit. A d e m á s , Douglas
T . Gourak, de la Fordham
University, realiza actualmente
una investigación sobre este
asunto.
16. Véase Murillo Castaño, La
migración laboral. . ., op. cit.;
Mansilla, op. cit.; G ó m e z
Jiménez y Díaz Mesa, op. cit.;
Asociación Nacional de
Instituciones Financieras
(ANIF), No a Venezuela,
Bogotá, Fondo Editorial A N I F ,
1981.
17. María Mercedes de
Martínez, "Crisis en Venezuela:
impacto sobre Colombia",
Revista Estrategia, Bogotá,
mayo de 1983.
18. Banco Mundial, op. cit.
19. Portes, op. cit.
20. Murillo Castaño, La
migración laboral. . ., op. cit.
21. Para un análisis más
detallado del proceso de
decisiones gubernamentales con
respecto al problema de la
migración internacional de
mano de obra, véase Murillo
Castaño, "Migrant
workers . . .", op. cit.
22. Este fenómeno quedó
establecido en un análisis de este
proceso llevado a cabo en
Venezuela. Véase Murillo
Castaño, "Migrant
workers . . .", op. cit.
495
23. Con relación al caso
argentino, véase Adriana
Marshall en la página 531 de
este mismo número.
24. Según el Universal, Caracas,
13 de abril de 1983, el índice de
desempleo es del 15%.
25. Cifras obtenidas en el
Centro de Recepción de
Repatriados de Cúcuta, junio de
1983.
26. Entrevista con el cónsul de
los Estados Unidos, Bogotá, 22
de junio de 1983.
27. Según el Departamento
Nacional de Estadística, el
desempleo en las cuatro
principales ciudades
colombianas, entre septiembre
de 1982 y marzo de 1983,
aumentó del m o d o siguiente:
Barranquilla, del 10,3% al
12,0%; Bogotá, del 6,8% al
7,9%; Cali, del 10,2% al 11,6%;
Medellín, del 15,0% al 17,1%.
El índice global de las cuatro ,
ciudades durante dicho periodo
pasó del 9,4% al 10,8%.
Bibliografía
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Editorial Carrera Séptima, 1981.
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Colciencias, Bogotá, Ediciones
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Universidad de Florida, Centro
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vol. 18, n.° 2, marzo de 1983.
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Editores, 1981.
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Pastoral y Asistencia Migratoria
(CEPA M ) , 1980.
MINISTERIO D E T R A B A J O y
S E G U R I D A D SOCIAL,
( S E N A L D E ) , 1980-1981. Serie
de veinte volúmenes. Títulos de
interés para el caso:
S E N A L D E . Política de
migraciones laborales en
Colombia. (n.° 1.)
Ponciano Torales. Las
migraciones laborales en la
frontera de Colombia con
Panamá. (n.° 2.)
S E N A L D E . Primer
Seminario Latinoamericano
sobre Políticas de
Migraciones Laborales.
(n.°3.)
Renzo Pi Hugarte. Migración
de trabajadores
colombianos al Ecuador.
(n.° 4.)
496
Peter Jones. Organización del
sistema de estadísticas
continuas migratorias
internacionales. (n.° 6.)
Luis Mansilla. Inserción
laboral de migrantes
indocumentados.
María F . Velosa. Mercados de
trabajo y salarios
diferenciales en zona
fronteriza. (n.° 8.)
Inés G ó m e z , Jacques Hierbei,
Héctor Oviedo, Carlos
Pardo. Mercados de trabajo
y migración en ciudades
fronterizas. (n.° 10.)
Gabriel Murillo Castaño. La
migración de trabajadores
colombianos a Venezuela:
la relación ingreso-consumo
como uno de los factores de
expulsión. (n.° 11.)
Jesús R . Márquez, Alberto
Mayansky. Sistemas de
seguridad social y migración
colombo-venezolana.
(n.° 12.)
Colciencias-SEN A L D E .
Evaluación del programa de
retorno de profesionales y
Gabriel Murillo Castaño
técnicos. (n.° 13.)
Ponciano Torales. Mercados
de trabajo y éxodo de
competencias. (n.° 14.)
S E N A L D E . Legislación
migratoria de Colombia y
acuerdos bilaterales y subregionales sobre la materia.
(n.° 17.)
M U R I L L O C A S T A Ñ O , G . LOS
trabajadores migrantes en las
Américas: consideraciones
políticas en un estudio
comparado de la migración
entre Colombia y Venezuela y
entre México y Estados Unidos
(versión preliminar). Ponencia
presentada en la sesión sobre
International migration in South
America: sociological theory
and social practice, en el
X Congreso Mundial de
Sociología, México, 16 al 21 de
agosto de 1982.
. Migrant workers in the
Americas: a comparative study
of migration between Colombia
and Venezuela and between
Mexico and the United States.
San Diego, Centro de Estudios
mexicano-norteamericanos,
Universidad de California.
(Monograph Series, 15.)
.; ROTHLISBEROER, D . La
migración laboral internacional
en la periferia: su incidencia en la
alteración de los mercados de
trabajo y en la expansión del
sector informal urbano de
Colombia. Bogotá, Editora
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1980.
U R R E A GIRALDO, F. Life
strategies and the labor market:
Colombians in N e w York City in
the 1970s. Occasional Paper
(Centro de Estudios
Latinoamericanos, Universidad
de Nueva'York) n.° 36, 1982.
í
MMláIMM.Í¿MaíaíMM^.i¿^Mmma^L
La sociología soviética y las
migraciones del campo a la ciudad
Oleg Ianitsky y Yanna Zaionchkovskaya
de trabajador urbano), la integración al grupo
(inclusión en un grupo de trabajo particular),
la adaptación profesional (familiarización con
Los procesos migratorios constituyen uno de una ocupación y u n lugar de trabajo) y la
adaptación a condiciones urbanas y al m o d o
los temas que la sociología soviética ha estude
vida de la ciudad (asimilación de las
diado con m á s ahínco. A u n q u e esta rama de
normas de la vida urbana, ingreso al sistema
la sociología tenga ya una larga tradición
de comunidades diversas reunidas en una
[Zaionchkovskaya y Perevedentsev, 1964;
localidad, grupos de intereses comunes, etc.)
Zaionchkovskaya, 1972; Perevedentsev, 1966,
[Klopin, 1976; Shkaratan, 1978]. N o obstante,
1975; Zaslavskaya, 1970, 1977; Rybakovsky,
todos estos procesos es1973, 1978; Staroverpv,
tán interconectados, y el
1972, 1975; Staroverov y
El Dr. Oleg Ianitsky es sociólogo y
denominador c o m ú n de
otros, 1979], los procesos
dirige el Grupo de Trabajo M A B - 1 3
todos estos cambios es,
de migración siguen sienen el Instituto Internacional de Estupor consiguiente,como dedo analizados por los esdio de las Migraciones de M a n o de
cía Lenin [1975], aquello
pecialistas en sociología
Obra, Academia de Ciencias de la
que "ha penetrado en la
urbana y rural, sociología
U R S S , Moscú. Autor de La ecologia
de la ciudad. Conceptos interdiscipli-cultura, la vida cotidiana
de la educación, etnosonarios extranjeros (Moscú, 1984, en y las costumbres".
ciología y temas afines
ruso).
[Shubkin, 1970; ArutyuPor otra parte, la
La Dra. Yanna Zaionchkovskaya es
nyan, 1971, 1973, 1980;
especialista en migraciones del Instiadaptación del migrante
Shkaratan, 1978; Ianittuto de Geografía, Academia de Cienes sólo un incidente en su
cias de la U R S S , Moscú. Publicó Los
sky,
1975; Ryvkina,
desarrollo general cultunuevos habitantes de la ciudad (Mos1979]. L a investigación
ral y social. H e m o s señacú, 1972, en ruso).
en esta esfera reviste frelado en otros estudios
cuentemente un carácter
que cuando en la sociointerdisciplinario. E n el presente artículo se
logía occidental se analiza la adaptación a un
examina solamente un aspecto de este amplio
medio ambiente social particular, se presuproblema: la forma en que los migrantes rurapone implícitamente que dicho medio ambiente
les se adaptan a un medio ambiente urbano.
es inmutable y, por lo tanto, que el migrante
Introducción
tiende a aceptarlo y no a modificarlo conforme
Al estudiar la adaptación, los sociólogos
a sus propias necesidades [Ianitsky, 1975,
establecen una distinción entre la adaptación
p.
170]. L a vida del migrante rural, empero,
social por clase (ingreso a la clase trabajadora
es
siempre
un proceso dual de adaptación, en
o a la intelligentsia urbana, o movimientos
cuyo
transcurso
el migrante no sólo asimila un
dentro de una misma clase, cuando el migrante
pasa de la condición de trabajador rural a la nuevo contexto, sino que lo modifica.
498
E n los países socialistas, las migraciones
constituyen un factor importante del desarrollo económico y social, contribuyen a satisfacer las necesidades económicas de la nación y
a aproximar la ciudad y el campo. Las migraciones del campo a la ciudad son un elemento
motor del rápido crecimiento de las ciudades
en la U R S S , del desarrollo económico de
nuevas regiones y del establecimiento de su
infraestructura social, de la edificación de
nuevas ciudades y asentamientos, de la formación de m a n o de obra calificada para el
c a m p o , etc. U n a función social importante de
estas migraciones es que contribuyen a eliminar las diferencias sociales en ' la sociedad
socialista [Rutkevich y Filippov, 1970].
Las migraciones facilitan el desarrollo de
la personalidad de los migrantes rurales,
amplían sus perspectivas y modifican sus características sociales y psicológicas, les permiten
acumular conocimientos, habilidades prácticas y experiencia de trabajo, incrementan sus
necesidades materiales y espirituales, y hacen
que los migrantes desempeñen un papel m á s
activo en la sociedad. La migración del campo
a la ciudad representa un medio de superar el
conflicto entre las ambiciones personales de
los habitantes rurales, especialmente los
jóvenes, y la distribución de las oportunidades
educacionales y laborales [Shubkin, 1970,
p. 221]. Los procesos migratorios constituyen
en la U R S S un factor importante de unión
entre las nacionalidades y de enriquecimiento
mutuo de las culturas nacionales.
E n nuestra opinión, la urbanización,
c o m o aspecto y forma del desarrollo social,
representa la síntesis de dos procesos: la
concentración urbana (en sus formas concretas desde el punto de vista histórico) y la
penetración de "relaciones urbanas en el
c a m p o " [Marx y Engels, 1968, p. 470]. L a
dialéctica de la urbanización reside en que
reproduce las diferencias existentes entre la
ciudad y el campo, preparando el terreno para
la desaparición de las mismas y para el desarrollo de la sociedad en su conjunto, incluso
en las zonas de población m á s alejadas y
geográficamente aisladas [Akhiezer, Kogan y
Ianitsky, 1969]. E n una sociedad socialista, la
Oleg Ianitsky y Yanna Zaionchkovskaya
propiedad pública de los medios de producción, sumada al desarrollo planificado de la
economía y la sociedad y a las relaciones
amistosas entre clases y grupos sociales, da
lugar a que el conflicto entre las fuerzas
centrífugas y centrípetas de la urbanización se
resuelva de tal manera que cada una de sus
etapas representa un "ascenso" desde el acostumbramiento o adaptación de puntos "periféricos" a los resultados de la actividad de los
centros dirigentes, a la transformación de
dichos puntos en elementos activos y creativos
de la actividad de la sociedad socialista en su
conjunto. Las diferencias que existen entre
los asentamientos rurales y urbanos en la
U R S S se plantean dentro del sistema integrado global de la sociedad socialista. Persisten diferencias específicas entre los ambientes
urbanos y rurales, pero ya no son generadoras
de diferencias sociales [Ianitsky, 1978]. E n
consecuencia, en la U R S S no se presenta un
problema de "hombre marginal" tal como lo
formulaba R . Park en 1928. E n particular, no
existe el problema de la inserción en un
ambiente cultural y social ajeno, c o m o ocurre
en las ciudades de los países capitalistas.
Los procesos de urbanización y de migración del c a m p o a la ciudad son dialécticamente interdependientes. Por un lado, el
movimiento de la población hacia las ciudades
representa uno de los aspectos m á s importantes del proceso de urbanización. Por otra
parte, la magnitud y el carácter de tales
desplazamientos y la adaptabilidad de los
recién llegados a las ciudades dependen del
grado de urbanización de las poblaciones
tanto urbanas c o m o rurales en las diferentes
regiones del país.
E n la U R S S , las migraciones campociudad se vinculan principalmente con la movilidad profesional y el deseo de estudiar o
adquirir una nueva ocupación, así como de
mejorar las condiciones de vida. Entre otras
razones que explican la migración a las ciudades, figuran el deseo de "ver el m u n d o " , de
llevar una vida interesante y trabajar en
condiciones difíciles, las consideraciones familiares y, sobre todo, la voluntad de realizar un
programa de vida personal. Cuando decide
La sociología soviética y las migraciones del campo a la ciudad
499
Familia de trabajadores de una granja colectiva de la R S S de Georgia durante una comida campestre. Al
fondo, el monasterio de Alaverdi (siglo xi) en Armenia. Henri Canicr-Brcsson.
mudarse a la ciudad, el migrante sabe que lo
necesitan y que encontrará trabajo y alojamiento. A d e m á s , una proporción considerable de los desplazamientos desde el c a m p o
hacia la ciudad forma parte de traslados
organizados (contratación d e trabajadores y
especialistas para obras de construcción, colocación de graduados de establecimientos
secundarios especializados y superiores, etc.).
E n este caso, el Estado sufraga los gastos
de dichos traslados. T a m b i é n se encarga de
proporcionar a los migrantes alojamiento y
trabajo según su esfera d e actividad particular. Para aquellos que se m u d a n a ciudades
situadas en regiones remotas o recientemente
desarrolladas, el Estado aplica u n sistema de
incentivos (salario m á s elevado, vacaciones
m á s prolongadas y viajes de vacaciones gratuitos, etc.).
D e s d e luego, ello n o significa que en la
U R S S n o existan problemas vinculados a las
migraciones rurales. N o obstante, en comparación con los países occidentales, estos problem a s se sitúan en u n plano completamente
diferente. El m á s importante es el d e crear las
condiciones adecuadas para u n a incorporación efectiva del migrante a la vida profesional y urbana, y ofrecerle posibilidades para
que pueda n o sólo adaptarse rápidamente a
las nuevas condiciones de vida, sino también
desarrollar sus capacidades personales y vivir
plenamente su vida social y cultural. Resum i e n d o , el migrante rural debe n o solamente
satisfacer las d e m a n d a s que le i m p o n e u n a
industria en intenso desarrollo, sino q u e también debe contribuir a reforzar el potencial
general cultural y profesional de la sociedad
en su conjunto.
500
Oleg lanilsky y Yaiina Zaionchkovskaya
Inmigración urbana
L a adaptación de los migrantes en las ciudades constituye la etapa final del proceso
migratorio. Su carácter se ve ampliamente
determinado por dos antecedentes: la movilidad potencial c o m o fase preparatoria inicial, y
el desplazamiento geográfico, o sea, la migración real. M á s importantes aún para comprender el proceso de adaptación son los requisitos
sociales previos, a saber, la naturaleza de las
relaciones sociales, el tipo de relaciones que
existen entre la ciudad y el campo, etc.
El índice más alto de crecimiento urbano
se produjo entre 1927 y 1958 como consecuencia de las migraciones que llevaron el
aumento de la población urbana al 80%.
Entre los censos de 1959 y 1979 se aceleró el
crecimiento natural de la población de las
ciudades, pero también en este periodo las
migraciones representaron un 60% de su
incremento total (cuadro 1).
C U A D R O 1. Crecimiento de la población
urbana en periodos intercensales
Crecimiento (en millones)
1927-38 1939-58 1959-69 1970-78
Crecimiento
29,8*
total de la
población
urbana
5,3
Crecimiento
natural
Transforma24,5
ción de
asentamientos rurales
en centros
urbanos y
desplazamiento de
los habitantes del campo a las
ciudades
39,6
36,0
27,6
8,0
14,6
12,0
31,6
21,4
15,6
* Hasta el 17 de septiembre de 1939.
Fuente: Naselenie SSSR, 1983, p. 31.
E n la Unión Soviética, los desplazamientos desde las zonas rurales hacia las ciudades
representan la tercera parte de las migraciones, apenas un poco menos que el volumen
de traslados interurbanos. El censo de 1979
reveló que el 56,5% de la población urbana de
la U R S S estaba compuesta por migrantes, de
los cuales 8,7% habían habitado las ciudades
durante menos de dos años, 10 % de 2 a
5 años, 7,3% de 6 a 9 años y 30,5% durante
más de 10 años [(Naselenie SSSR, 1983, p. 40
y 47].
E n los últimos años, de resultas de una
nivelación considerable de las condiciones y
formas de vida en la ciudad y el campo, la
atracción de la vida urbana ha disminuido
en alguna medida. E n 1982, por ejemplo, las
cifras correspondientes a la posesión de los
siguientes artículos por cada cien hogares
urbanos y rurales en la U R S S eran: televisores, 97 y 80; receptores de radio, 95 y 81;
magnetófonos, 37 y 17; neveras, 109 y 69;
máquinas de lavar, 78 y 58 [Narodnoe khozyaistvo SSSR v 1982 p. 413]. Desde el punto
de vista de las pautas de consumo personal,
los más próximos a los habitantes de la ciudad
eran los habitantes de poblaciones rurales
altamente urbanizadas dedicados a la producción agroindustrial. De' tales familias, el 95%
posee televisores, 81% receptores de radio,
90% neveras y máquinas de lavar, 34% m a gnetófonos, y 32% una biblioteca personal
[S taro vero v y otros, 1979, p. 242]. Su estructura de consumo cultural incluye el viaje y el
turismo, las visitas a museos y teatros urbanos, la compra de libros, etc.
E n 1959, las tasas de alfabetización de las
poblaciones urbana y rural de la U R S S (en el
grupo de edad 9-49 años) eran prácticamente
idénticas, 98,7 y 98,2%, y para 1979, 99,9 y
99,7%. Durante el periodo 1939-1982, el
nivel de instrucción de la población rural
empleada se elevó aproximadamente tres
veces m á s rápido que el de la población
urbana. E n dicho periodo, el número de
personas que. contaban con una educación
secundaria y superior (por mil habitantes de
por lo menos 10 años de edad) se multiplicó
en las ciudades por 3,4, y en el campo por
La sociología soviética y las migraciones del campo a la ciudad
M a p a de la Unión Soviética
501
502
10,2, siendo las cifras correspondientes a la
población activa de 3,7 y 12 [Naselenie SSSR,
1983, p . 106, 119 y 120].
El m o d o de vida de la población rural
está perdiendo progresivamente sus características específicas y en cambio está adquiriendo
otras que comparten con las ciudades, fenóm e n o que reviste una notable importancia
social [Arutyunyan, 1971]. Se ha producido
un cambio fundamental en la estructura social
y ocupacional de la población rural. Solamente en el periodo 1970-1981, el número de
especialistas que han tenido una educación
secundaria o superior especializada se multiplicó por más de dos, y el número de técnicos
aumentó en un tercio pero triplicó respecto de
1940 [Narodnoe khozyaistvo SSSR v 1982,
p. 289]. C o m o lo ha mostrado V . Shubkin en
los años sesenta, tanto la juventud urbana
c o m o los jóvenes procedentes del campo y
que se instalan en las ciudades buscan ocupaciones que les brinden aproximadamente las
mismas posibilidades de creatividad (se sitúan
en una media de 4,2 en una escala de cinco
puntos de valoración del prestigio, siendo las
cifras respectivas para los jóvenes 3,81 y 3,84
y para las jóvenes 4,50 y 4,48). Cuando se les
preguntó qué les había atraído en su futura
esfera de especialización, el 45% de los interrogados habló del carácter creativo del trabajo, y sólo el 2 % mencionó el salario elevado
[Shubkin, 1970, p . 176].
C o m o consecuencia de esta evolución, en
los últimos años se han modificado profundamente las actitudes frente al campo. E n 1972,
2 7 % de los habitantes de los distritos rurales
de Siberia afirmaban preferir la vida rural, y
esta cifra se ha elevado a 67% en 1977, siendo
las proporciones respectivas de quienes prefieren la vida urbana 40 y 19%. Se ha registrado
asimismo una baja del 13 al 8% en la proporción de migrantes potenciales a las ciudades
[Ryvkina, 1979, p . 348]. L a intensidad de las
migraciones campo-ciudad ha disminuido progresivamente en la segunda mitad de la
década de 1970 en la U R S S en general y en la
República Socialista Soviética Federada de
Rusia en particular.
Simultáneamente, dado que el aumento
Oleg lanitsky y Yaiina Zaionchkovskaya
de las necesidades (principalmente necesidades intelectuales) sigue siendo superior al
mejoramiento de las condiciones reales de
vida, y puesto que los habitantes del campo
conocen los niveles de vida urbanos, cada
nueva generación de pobladores rurales tiene
una conciencia más aguda de las diferencias
entre la ciudad y el campo, a pesar de que en
la realidad estén desapareciendo [Zaslavskaya
y Ryvkina, 1977].
Los mismos factores explican una actitud
más selectiva hacia las ciudades por parte de
los migrantes potenciales. E n la vida rural, la
población valora principalmente la proximidad de la naturaleza (35-45% de los interrogados en diversas encuestas), un ritmo de vida
libre y apacible (16-41%), la posibilidad de
tener una parcela de tierra privada (15-18%) y
las características especiales del trabajo agrícola (5-6%) [Ryvkina, 1979, p . 334; Zaslavskaya, Korel, 1981, p . 46]. E n la actualidad,
los principales atractivos que ofrecen las ciudades a los migrantes rurales son la posibilidad de adquirir una educación superior conforme a sus inclinaciones personales, una
amplia gama de posibilidades para ocupar el
tiempo libre, un ritmo de trabajo más regular,
menos pérdida de tiempo y esfuerzo en la vida
cotidiana, etc.
La vida urbana atrae principalmente a la
juventud. Cuanto más edad tienen los habitantes rurales, más se sienten apegados a la
forma de vida tradicional. L a región de Kalinin, el territorio de Krasnodar y la República
Socialista Soviética Autónoma de Tataria se
hallan a grandes distancias, se especializan en
esferas de la economía diferentes y poseen
distintos niveles de urbanización y de composición nacional, pero hace unos diez años, la
proporción de jóvenes que deseaba mudarse a
la ciudad oscilaba entre 49 y 58% en el grupo
de edad 16-17 años y entre 41 y 44% en el
grupo de 18-22 años de edad [Arutyunyan,
1973, p . 261]. Los jóvenes de 15 a 26 años de
edad representan aproximadamente la mitad
de los migrantes procedentes del campo, y
cerca de dos tercios de la población involucrada tienen menos de 30 años [Staroverov,
1975, p . 100; Korel, 1982, p . 83]. Los migran-
La sociología soviética y las migraciones de! campo a la ciudad
tes que escogen las ciudades más importantes
son en general aún más jóvenes. Por ejemplo,
73% de quienes se trasladan de las zonas
rurales a Kishinev tienen entre 16 y 24 años
de edad (Dmitrenko, 1981, p . 29].
Los migrantes rurales que van a las
ciudades son generalmente jóvenes m u y instruidos. U n a buena educación no sólo constituye un factor que impulsa a los jóvenes a
desear la vida urbana, sino que es también el
principal requisito para su progreso en la
ciudad. E n alguna medida, suple la falta de
experiencia de vida urbana y permite que el
habitante rural se sienta m á s seguro de sí
mismo en su nueva situación.
Estos jóvenes se dividen en dos categorías principales: los que han completado su
escolaridad de ocho años y secundaria, y los
trabajadores. Los primeros representan entre
28 y 5 0 % de los migrantes, y los segundos
entre 44 y 4 8 % , y el saldo está constituido por
amas de casa, jubilados y niños en edad
preescolar [Staroverov, 1975, p. 108; Korel,
1982, p. 85; Kutafeva y otros, 1971, p. 46].
Los trabajadores que emigran son en su
mayoría aquellos cuya profesión se adapta por
igual a la ciudad y al campo.
E n su mayoría, las personas que emigran
del campo a la ciudad son personas que no
tienen responsabilidades familiares. Sumados
a las parejas sin hijos, representan m á s del
80% de los migrantes rurales. Las familias se
instalan preferentemente en las pequeñas ciudades y m u y pocas lo hacen en las grandes
ciudades.
Las grandes ciudades son las que m á s
atraen a los habitantes de las zonas rurales:
cuatro quintos de los migrantes potenciales
[Zaslavskaya, 1970, p . 130]. Pero las grandes
ciudades no pueden dar cabida a todas las
personas que desean instalarse en ellas. E n la
Unión Soviética se ha establecido la política
de limitar su crecimiento y desarrollar en
cambio las aglomeraciones pequeñas y medianas. Las personas que se instalan en las
grandes ciudades son en su mayoría aquellas
que tienen calificaciones personales y profesionales que satisfacen las necesidades de la
industria y la actividad cultural de la ciudad.
503
U n a proporción considerable de los
migrantes que no consiguen instalarse en las
grandes ciudades se establece en poblaciones
y ciudades pequeñas muchas veces próximas a
su lugar de origen en el campo. E n su
conjunto, las ciudades de ese tipo (de hasta
50.000 habitantes) experimentan un marcado
incremento de población; absorben 4 3 % de
los migrantes rurales, o sea un cuarto más que
la participación de esas ciudades en la población urbana total del país. Las grandes ciudades (de más de 500.000 habitantes) cuentan
con 2 7 % del total de la población urbana y
reciben a 2 7 % de los migrantes [Naselenie
SSSR, 1983, p . 41].
U n fenómeno m u y generalizado consiste
en la migración por etapas: la población se
desplaza del campo a la población o ciudad
pequeña m á s próxima y luego a una gran
ciudad. Esta mudanza por etapas facilita de
manera considerable el proceso de adaptación
y constituye una buena preparación al m o d o
urbano de vida.
Adaptación al medio urbano
Los sociólogos soviéticos prestan gran atención a los diversos aspectos de la adaptación al
medio urbano de los migrantes oriundos del
campo; tienen en cuenta, entre otras cosas, el
progreso social y profesional, el bienestar
general, la asimilación de la cultura urbana y
de las normas cotidianas de conducta, así
c o m o el grado de inserción en los grupos
sociales que integran la población urbana.
D e los factores que permiten definir la
adaptación, el tiempo es un indicador de la
duración y complejidad del proceso. El indicador es el lapso que transcurre hasta que se
igualen la tasa de éxodos de los nuevos
habitantes y la de los antiguos habitantes, ya
que la movilidad migratoria expresa el grado
de adaptación al nuevo habitat y de satisfacción en el mismo [Zaionchkovskaya, 1972].
También se considera que el grado de satisfacción con la vida en su totalidad o con
cualquiera de sus aspectos representativos
constituye uno de los criterios m á s impor-
504
tantes que permiten juzgar el éxito del proceso de adaptación.
El periodo de adaptación termina en
éxodo cuando por una u otra razón las personas no se encuentran a gusto en su nuevo
medio. El porcentaje de éxodos, especialmente elevado en el primer año de la instalación (puede llegar a 33%) sigue siendo relativamente alto el segundo año (aproximadamente 25% de quienes se han quedado) y el
tercer año disminuye notablemente.
El hecho de que en la U R S S no haya
desempleo contribuye a la elevada movilidad
de los nuevos habitantes. El migrante puede
encontrar trabajo prácticamente en cualquier
parte, por lo que puede cambiar fácilmente su
lugar de residencia si por alguna razón no está
satisfecho con el mismo.
Los migrantes procedentes del campo se
adaptan al nuevo medio urbano con mayor
facilidad que quienes vienen de otra ciudad.
E n el tercer año de su residencia en la ciudad,
la tasa de éxodos de los migrantes de origen
rural representa la mitad o la tercera parte de
la tasa del primer año, mientras que la tasa de
éxodos de quienes han migrado de otra ciudad
se mantiene elevada. Después de cuatro o
cinco años, los nuevos habitantes procedentes
del campo presentan un índice de movilidad
migratoria idéntico al del resto de la población urbana. Dicho índice se reduce con
especial rapidez en las grandes ciudades, por
una parte, y por otra en las ciudades pequeñas
y los centros de distrito donde las condiciones
de vida resultan familiares para la población'
rural, lo que favorece la adaptación de los
migrantes [Zaionchkovskaya, 1972].
Gracias a su mayor capacidad de adaptación, los migrantes de origen rural pasan a
formar una parte importante de la población
urbana de las nuevas zonas de desarrollo y
superan en la proporción de tres a dos a los
migrantes procedentes de otra ciudad [Malinin y Ushakov, 1976, p. 100].
E n el cuadro 2 se presentan los principales proyectos de las personas que migran
del c a m p o a la ciudad.
Oleg lanitsky y Yanna
Zaionchkovskaya
C U A D R O 2. Proyectos de los jóvenes que
migran del campo a la ciudad
N . ° de respuestas c o m o
porcentaje del total de
respuestas
Novosibirsk
1. Proseguir estudios
2. Lograr mejores
condiciones para la
educación de los niños
3. Mejorar las calificaciones
profesionales
4. Trabajar con un grupo afín
5. Mejorar las condiciones
materiales y aumentar
los ingresos
6. Mejorar la vivienda y las
condiciones de vida
7. Conseguir más tiempo
libre y utilizarlo mejor
8. Encontrar una persona
afín y fundar una familia
9. Conocer un lugar nuevo y
aprender más sobre la vida
10. Otros planes
Kishinev
15
5
20
—
8
13
3
5
19
10
12
9
26
25
5
—
7
—
14
4
Fuentes: Kalmyk, 1972, p. 52; Dmitrenko, 1981, p. 48.
Se observa en los jóvenes un interés marcado
y persistente por aprender un oficio o profesión y familiarizarse con los valores culturales
de la ciudad. Para ellos, la educación es el
medio principal de lograr esos objetivos. Los
migrantes de mayor edad se interesan sobre
todo por acrecentar el bienestar propio y de
sus hijos [Kalmyk, 1972].
E n forma correlativa, uno y otro grupo
hace hincapié en aspectos diferentes del trabajo y la vida cotidiana y sigue vías diferentes
de adaptación. Los jóvenes se interesan m á s
por el tipo de trabajo que pueden hacer y los
miembros de las generaciones mayores, en
especial los que tienen responsabilidades familiares, atribuyen mayor importancia al salario
y las condiciones de trabajo. Los primeros
aspiran a insertarse en el m o d o de vida
urbano y los segundos procuran reunir los
aspectos que más les interesan de los modos
de vida del campo y la ciudad, introduciendo
rasgos rurales en la vida urbana. Algunos
migrantes tienen en la ciudad una casa indivi-
La sociología soviética y las migraciones del campo a la ciudad
dual con un terreno adyacente; 12,5% de los
nuevos habitantes de la región de Novosibirsk
están instalados de ese m o d o [Zaslavskaya,
1970, p . 268] y en la ciudad de Kishinev, 2 %
[Dmitrenko, 1981, p . 60].
E n los últimos años, la valoración del
m o d o de vida rural ha ido en aumento. Gabe
señalar que 62% de los habitantes interrogados en los suburbios de la ciudad siberiana de
Tiumen dijeron que preferían seguir habitando en dichos suburbios y sólo 18% de los
encuestados prefirieron la ciudad [Trushkov,
1981]. E n los últimos años, el éxodo de la
población urbana al campo se ha acrecentado,
y en algunas regiones del país ha llegado a
igualar el éxodo que se produce en sentido
contrario. Pero no se trata de una "contraurbanización" c o m o afirman algunos especialistas
extranjeros, sino de una nueva urbanización,
pues es la ciudad la que permite combinar las
ventajas de los modos de vida rural y urbano.
Progreso social y profesional
La migración a la ciudad constituye una vía
importante para el progreso social y profesional de los habitantes del campo. Por ejemplo,
inmediatamente después de su reasentamiento, 39,7% de los migrantes prosiguieron
su educación, 14,3% durante uno o dos años,
19,3% durante tres o cuatro años y 6%
durante cinco años o más. Los demás, que no
estudiaron debido a las dificultades con que
tropezaron al comienzo de su vida urbana,
reanudaron sus estudios tres a seis años después de su reasentamiento. Además, incluso
los migrantes que no se proponían seguir
estudiando dijeron que "la vida los había
enviado de vuelta al aula" [Staroverov, 1975,
p. 187 y 188].
505
verov, 1975, p . 189]. E n el cuadro 3 se presenta un panorama de la movilidad profesional de los migrantes después de tres años de
vida urbana; en especial, se puede ver que
tres cuartos de los migrantes no calificados
adquirieron una calificación en la ciudad.
C U A D R O 3. Movilidad profesional de los
migrantes (porcentaje por categoría de
migrantes encuestados)
Situación del migrante en el
m o m e n t o de la encuesta
Situación en el Trabajador Trabajador Trabajador
intelectual
m o m e n t o de
manual no manual
emigrar del
calificado calificado
campo
Trabajador
manual n o
calificado
Trabajador
manual
calificado
Trabajador
intelectual
25,3
50,5
25,5
17,6
71,7
10,7
19,4
20,8
54,8
Fuente: Staroverov, 1975, p. 191.
Estos datos dan una idea cabal de las opciones
de los migrantes, teniendo en cuenta que en
los primeros años de su. migración a la ciudad
ganan casi lo mismo, o incluso menos, que las
personas que poseen idénticas calificaciones
en las zonas rurales.
El hecho de que los migrantes procuren
lograr un progreso profesional nos parece
ligado a los valores esenciales del m o d o de
vida socialista. E n su mayoría, los jóvenes
trabajadores consideran que el trabajo es un
componente esencial del proceso de la vida.
E n un estudio de la juventud urbana (en la
que se incluían migrantes procedentes del
campo) efectuado en la R S S de Letônia, se
E n su mayoría, los migrantes combinaron formuló la pregunta: "¿cuál es para V d . el
la prosecución de su educación general y la componente esencial de la felicidad?" y se
preparación profesional: 67,6% de los migran- obtuvieron respuestas que se clasifican en el
tes que ganaban su vida terminaron en la cuadro 4 ,
ciudad su educación técnica o su educación
secundaria superior, 22,3% siguió cursos de
capacitación industrial y 25,7% cursó estudios
de capacitación industrial y comercial [Staro-
506
Oleg laiiilsky y Yanna Zaionchkovskaya
ihj][¿r: HW'WyiÊ
U n koljós d e algodón e n Uzbekistán. Henri Cartícr-Brcsson/Magnum.
C U A D R O 4. Resultados de la encuesta
efectuada a la juventud urbana de la R S S de
Letônia sobre los componentes esenciales de la
felicidad
Componente esencial
Porcentaje
de respuestas
positivas
Tener un trabajo interesante y
placentero
A m a r y ser amado
Gozar de buena salud
Gozar de bienestar material
Tener siempre un objetivo en
la vida
Tener la conciencia limpia
Gozar del respeto de quienes
lo rodean
Ser útil a los semejantes
Tener siempre un aspecto
atractivo
Disfrutar del tiempo libre
Tener éxito en los negocios
55
Fuente:. Mints, Chcchetina, 1980, p. 8.
54
43
32
27
18
17
17
15
11
10
Sólo 9 a 1 3 % d e los encuestados (según
las dimensiones d e la ciudad) respondió "en
los bienes materiales" c u a n d o se les preguntó
en q u é deseaban q u e su vida difiriera de la d e
sus padres. L o s jóvenes prefieren gastar sus
ahorros e n vacaciones y viajes y n o e n la
adquisición d e objetos [Mints y Chechetina,
1980, p. 8 y 71].
Los intereses y pasatiempos de los
migrantes n o difieren m u c h o de los habitantes
urbanos ya establecidos; en realidad, en algunos casos son m á s intensos. E n el cuadro 5 se
presenta la forma en que ocupan su tiempo
libre los migrantes procedentes del campo.
Las encuestas relativas a los nuevos asentamientos de la ciudad de Tiumen arrojan
resultados similares. Entre los migrantes que
residen en la ciudad desde hace más de diez
años que entre los recién llegados. La inclinación a la lectura disminuye cuanto mayor es el
tiempo de residencia en la ciudad. Por ejemplo, se encuentran con mayor frecuencia personas que leen cinco o m á s libros por m e s
La sociología soviética y las migraciones del campo a la ciudad
507
Los ferrocarriles constituyen un medio de enlace fundamental entre la ciudad y el campo: esperando la
partida en una estación. William Kicin/viva.
entre las personas q u e h a n residido en Tium e n d e u n o a tres años (33%). L a proporción
se reduce a 2 5 % entre las personas q u e h a n
vivido e n T i u m e n cuatro a cinco años y a 2 1 %
entre los habitantes d e m á s de diez años de
residencia [Trushkov, 1976, p . 103]. E n c a m bio, c o n el correr del tiempo se acrecienta el
porcentaje d e actividades turísticas, excursiones dominicales fuera d e la ciudad y otras
formas d e recreación d e los habitantes urbanos.
L o s resultados d e numerosas investigaciones sociológicas p o n e n d e relieve q u e en la
U R S S los orígenes sociales n o tienen m u c h o
efecto sobre la movilidad profesional. Teniendo e n cuenta q u e migran a las ciudades las
personas socialmente m á s activas, poseedoras
de u n b u e n nivel d e instrucción y decididas a
progresar rápidamente, y q u e las ciudades
proporcionan mejores oportunidades en estos
sentidos, se c o m p r e n d e q u e la adaptación
profesional de los migrantes transcurra relati-
C U A D R O 5. Porcentaje de residentes en Riga
de origen rural q u e se dedican a u n pasatiempo
en particular
Pasatiempo
Hasta un año
de residencia
M á s de diez
años
Lectura de libros
senos
Estudio
Lectura de poesía
Actividades
artísticas de
aficionados
Jardinería
Trabajo comunitario
Excursiones fuera de
la ciudad
Construcción
Concurrencia a cafés
y restaurantes
Actividades de
coleccionista
64
58
36
48
48
26
30
13
36
36
72
21
20
85
8
28
18
36
6
8
Fuente: Mints y Chechetina, 1980, p 154.
508
vãmente sin tropiezos. Las personas que emigran del campo a la ciudad constituyen una
fuerza de trabajo bastante móvil animada por
finalidades vitales claras y en su mayoría no
tienen dificultades para llevar a la práctica sus
planes profesionales. Según V . A . Kalmyk,
la mitad de los jóvenes oriundos del campo
que se habían establecido en Novosibirsk
entre cinco y diez años atrás, procuraba lograr
un progreso profesional. Los migrantes consideraban que dichos objetivos se lograban
mediante el trabajo sostenido, la experiencia,
la educación y la ambición [Kalmyk, 1972,
p. 82].
Independientemente de sus orígenes
sociales, los nuevos habitantes asumen las
actividades más calificadas, que requieren
educación superior o especializada. D e los
especialistas menores de 30 años de edad que
trabajan en la fábrica de tractores de Minsk,
36% son hijos de obreros, 46% hijos de
campesinos y 18% hijos de empleados y
trabajadores intelectuales. E n Leningrado, de
cada 100 nietos de obreros, 37 son también
obreros, 22 son técnicos, 12 son ingenieros y
18 son graduados de las universidades y los
colegios técnicos. D e cada 100 nietos de
trabajadores de las granjas colectivas, 34 son
obreros, 25 son técnicos, 8 son obreros especializados con educación superior y 13 son
egresados de universidades y colegios técnicos
[Blyakhman y Shkaratan, 1976, p. 176 y 178].
Los obreros de Leningrado oriundos del
campo presentan indicadores de producción
más elevados que los antiguos residentes. E n
los primeros cinco años se encuentran ligeramente en retraso con respecto a los oriundos
de la ciudad, pero luego presentan una mayor
productividad. Por ejemplo, en el grupo de
trabajadores de 20 a 29 años de edad que
cumplen sus tareas en la industria mecánica
de Leningrado, ocupan la categoría de calificación media 4,2% de nativos de Leningrado y
4,5% de migrantes radicados en la ciudad
desde hace más de cinco años. E n el programa
de racionalización participa 13% de los trabajadores oriundos de la ciudad; los migrantes
se muestran al principio un poco menos activos en este sentido, pero luego su participa-
Olcg Ianitsky y Yanna Zaionchkovskaya
ción en dicho programa se eleva a 22%. El
nivel de salarios de los migrantes es correlativamente m á s elevado [Vasilieva, 1973, p. 132
y 133].
D e este m o d o , la ciudad atenúa las diferencias de origen social vinculadas al lugar de
residencia e iguala las oportunidades dé obtener educación especializada y progresos profesionales.
E n cuanto al tiempo necesario para adaptarse al medio urbano en las diferentes esferas
de actividad, se puede decir que es breve en lo
que respecta al trabajo y el progreso social,
algo más largo en relación con la vida cotidiana y m á s prolongado en el campo de la
cultura. Se requieren 10 a 15 años para que
los migrantes asimilen las normas de consumo
y las pautas de conducta de la ciudad. D e los
trabajadores calificados de Leningrado, 80%
de los habitantes nativos y 55% de personas
oriundas del campo leen no menos de dos
libros por mes; el 30% de los primeros y el
12% de los segundos van periódicamente al
teatro [Blyakhman y Shkaratan, 1973, p. 207].
Al mismo tiempo, los migrantes que han
llegado a la ciudad en su niñez asimilan las
pautas de conducta de la población urbana y
no pueden ser distinguidos de los habitantes
nativos [Vasilieva, 1973].
Adaptación a las condiciones
urbanas
Naturalmente, esto no quiere decir que los
migrantes oriundos del campo no tengan problemas de adaptación. E n comparación con
las personas de origen urbano de la misma
edad, por ejemplo, presentan un ligero
retraso en su inserción profesional, pues han
completado su educación a una edad m á s
avanzada. Proporcionalmente, son más n u m e rosos los migrantes que reciben educación
especializada por medio de cursos nocturnos o
por correspondencia, y que completan su
educación secundaria superior y especializada
un tiempo después de haber terminado la
escuela secundaria básica; en ese intervalo
509
La sociología soviética y las migraciones del campo a la ciudad
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Turistas procedentes de las provincias en la Plaza R o j a de M o s c ú , charles Henneghien/Fotogram.
510
han adquirido experiencia en la industria y un
oficio o una profesión. Cuando poseen un
nivel de instrucción elevado, los migrantes
oriundos del campo pueden obtener, durante
su primer año de trabajo en una empresa de la
ciudad, una clasificación más elevada que sus
homólogos oriundos de la ciudad, pero su
progresión se interrumpe durante el periodo
que dedican a completar su educación. Los
migrantes necesitan tiempo para ubicarse,
habituarse a la ciudad y poder elegir una
profesión con pleno conocimiento de causa.
Estos elementos también retardan el proceso
de su inserción profesional [Dmitrenko, 1981].
Los migrantes oriundos del campo no
siempre se habitúan a los trabajos urbanos.
Tienden a sobrestimar la dificultad de la tarea
aunque posean un nivel de calificación mayor.
Algunos no pueden habituarse a las particularidades del trabajo en la industria y la construcción urbanas o al ruido y las multitudes de
la ciudad y desean retornar al campo. E n
realidad, la proporción de personas que desean regresar al campo es baja en las regiones
m u y urbanizadas y considerable en las regiones donde no hace m u c h o predominaba la
población rural. Por ejemplo, én Kishinev,
capital de una república cuya población es en
su mayoría rural, 20% de los migrantes que
residen en la ciudad desde hace menos de dos
años desean regresar al campo, proporción
que baja a 13-15% en el grupo de migrantes
que ha residido en la ciudad entre 3 y 5 años
[Dmitrenko, 1981, p. 62 y 65].
E n la mayoría de los casos, los migrantes
llevan a cabo los proyectos vinculados a su
traslado a la ciudad y ello constituye la mejor
prueba del éxito del proceso de adaptación.
Por ejemplo, entre las personas que migraron
a Kishinev, la satisfacción con el trabajo
evolucionó de la siguiente manera: cuando
vivían en el campo, 19% de las personas
interesadas estaban satisfechas con su labor;
en el primer año de la vida urbana, la
proporción se elevó a 45% y entre 6 y 10 años
de vida urbana a 68%; 71% de los migrantes
se declaró satifecho con su ambiente de trabajo [Dmitrenko, 1981, p. 56-58]. E n Novosibirsk, 80% de las personas que emigraron del
Oleg lanitsky y Yaiina Zaionchkovskaya
campo están satisfechas con la vida urbana y
entre los obreros especializados la proporción
se eleva a 95%; 62% de los migrantes consideran que han realizado sus planes; 20% estimaron difícil dar una respuesta, y 18% declararon no haber alcanzado aún sus objetivos
[Kalmyk, 1972, p. 55]. E n general, los migrantes están m á s satisfechos con la vida en la
ciudad que los habitantes oriundos de la
ciudad.
U n cuarto de las personas que emigraron
del campo a Novosibirsk dijeron haber tenido
algún tipo de dificultad en acostumbrarse al
medio urbano; tres cuartos de los migrantes
no mencionaron dificultades, lo que constituye una prueba de las circunstancias favorables a su adaptación.
Entre los aspectos que a juicio de los
migrantes dificultan la adaptación, se cuentan
en primer término las condiciones de vivienda,
la falta de amigos y parientes y el desconocimiento de la vida urbana. Las jóvenes solteras
se quejan a veces de soledad y las mujeres de
edad, de su falta de familiaridad con la vida
urbana. E n general, las mujeres sienten más
dificultades en el periodo de adaptación, pero
las superan con mayor éxito [Kalmyk, 1972,
p. 58].
Los migrantes estiman que la adaptación
a la ciudad se ve facilitada por el hecho de
conocerla'previamente, por la presencia en la
misma de parientes o conocidos y por un buen
ambiente de trabajo. A pesar del importante
papel que desempeñan los lazos de parentesco
o amistad en el nuevo asentamiento [Zaionchkovskaya, 1972; Kalmyk, 1972], los sociólogos
siberianos han demostrado que los migrantes
que tienen parientes en la ciudad no se
desenvuelven en general tan bien como
quienes tienen que valerse exclusivamente de
sus propios medios [Zaslavskaya, 1970,
p. 270].
E n general, los investigadores soviéticos
llegan a la conclusión de que la eficacia de una
integración al medio urbano depende de
varias circunstancias clave, entre las que se
cuenta un trabajo interesante, las posibilidades de progreso profesional y desarrollo de
intereses culturales generales, la participación
La sociología soviética y las migraciones del campo a la ciudad
511
activa en las organizaciones laborales y comu- cierto predominio de migrantes oriundos de
nitarias, la diversidad de medios recreativos y zonas rurales tátaras en el barrio que tradiciola intensidad de la vida intelectual. Estos nalmente tenía una población tátara. Los
factores ayudan al migrante a familiarizarse sociólogos suponen que la existencia en dicho
rápidamente con su nuevo medio social y barrio de casas individuales, junto con la
adoptar las pautas urbanas de conducta y posibilidad de trabajar un terreno individual y
cultura. Por otra parte, se señala que en el algunas otras condiciones ayudan a los migrancaso de algunos habitantes del campo el tes oriundos del campo durante el periodo
marco rural se aviene m á s a sus inclinaciones inicial de su adaptación a la vida urbana
y capacidades y que la organización psico- [Rukavishnikov, 1980, p. 196]. También en
lógica de algunas personas contraindica T o m s k , un 30% de la población tátara de la
ciudad habita en el antiguo barrio tátaro; pero
totalmente su traslado a la ciudad.
E n las ciudades soviéticas no existen al igual que en Kazan, los rusos representan
barrios de inmigrantes. L a política de las ' aquí una proporción considerable de la poblaautoridades locales en materia de vivienda, la ción [Tomilov, 1972, p. 87]. E n general, nuparticipación de las empresas en la constru- merosas investigaciones permiten suponer
cción de viviendas para sus obreros y emplea- que la distribución de la población en las
dos y la supervisión que ejercen los sindicatos ciudades soviéticas se ve determinada cada
y otras organizaciones públicas en materia de vez más por el tamaño de la familia y su deseo
atribución de departamentos contribuyen a de mejorar las condiciones de vida (facilidad
que los migrantes oriundos del campo se del transporte entre la vivienda y los lugares
instalen tanto en el centro de las ciudades de trabajo, estudio y recreo, el deseo de vivir
c o m o en su periferia, según las disponibi- cerca de los parientes de más edad, etc.). Las
lidades de viviendas nuevas o renovadas. inclinaciones subjetivas también desempeñan
Naturalmente, existe la posibilidad teórica de un papel importante. Los servicios de interque un nuevo barrio sea poblado sobre todo cambio de viviendas urbanas permiten satisfapor migrantes. Esto ocurre en los barrios que cer esas preferencias.
se edifican en la vecindad de fábricas que
Los sociólogos soviéticos se han intereestán contratando mucha m a n o de obra nueva. sado en el aspecto étnico de la movilidad
Pero los resultados de las investigaciones geográfica que tiene una gran importancia en
parecen indicar que los acontecimientos vita- un país multinacional c o m o lo es la Unión
les (el casamiento, el nacimiento de los hijos, Soviética. E n la U R S S se está produciendo
la instalación de los padres en casa de sus una rápida nivelación de las nacionalidades en
hijos) tienen c o m o resultado, incluso en estos cuanto a movilidad migratoria. E n 1970, el
casos, que los migrantes oriundos del campo hiato entre las nacionalidades que integran las
se distribuyan en toda la ciudad.
Repúblicas de la Unión se expresaba por un
Las investigaciones efectuadas en Tallin y factor de 5,2 y en 1979 dicho índice se había
Kazan ponen de manifiesto que la composi- reducido a 2,6 [Naselenie SSSR, 1983, p. 39].
ción social de determinadas zonas de esas
Los estudios de las relaciones sociales de
ciudades presenta sobre todo una correlación las diferentes naciones han puesto claramente
con las etapas de asimilación, según la cons- de manifiesto que el hecho de vivir en el
trucción de viviendas en los nuevos sectores campo y de trabajar en una granja colectiva
de la ciudad. Naturalmente, las viviendas de (koljós) no impone un límite al progreso
los barrios nuevos ofrecen mayores comodi- social de una población nacional y que todas
dades, pero la renovación de los centros de las las nacionalidades presentan una marcada
ciudades los torna especialmente atractivos. movilidad vertical. Por ejemplo, en la RepúE n Kazan, por ejemplo, los principales grupos blica de Tataria, de los habitantes del campo
étnicos se encuentran en general distribuidos que han elevado su nivel profesional en c o m de manera uniforme en toda la ciudad, con un paración con el de sus padres, 38% son
512
tátaros y 38% son rusos; y entre las personas
que han migrado a las ciudades, prosiguen
estudios respectivamente 45% y 57% de los
hijos de los obreros y de los trabajadores de
los koljós y 73 y 7 7 % de los hijos de los
empleados y especialistas [Arutyunyan, 1973,
p . 64 y 67].
La difusión del ruso como lengua de
comunicación entre las nacionalidades desempeña un papel especial en el fomento de la
movilidad social y el acercamiento de las
nacionalidades. Cabe citar los siguientes
datos: de la población rural tátara que sólo
habla la lengua tátara, el 63% no cambió
nunca su lugar de residencia, entre los que
hablan principalmente ruso la proporción correspondiente es del 36% y del 44% entre los
bilingües [Arutyunyan, 1973, p. 244]. E n Moldavia, en los primeros años de su vida urbana
el 44% de los migrantes hablan moldavo, 15%
ruso, 2 9 % ambas lenguas y el 10% restante
otras lenguas. Después de 5 años de vida
urbana, el 28% habla ruso y el 36%, ambas
lenguas [Guinsburg, 1980, p . 109]. E n total,
82% de la población de la U R S S habla
correctamente el ruso [Ñaselenie SSSR, 1983,
p . 131], Los motivos para trasladarse a la
ciudad y la estimación de la vida en el campo y
la ciudad no difieren entre los pobladores
rurales de diferentes nacionalidades con respecto a las tendencias generales antes mencionadas. C o n todo, existen marcadas diferencias
en las tasas de migración; la migración es
menor cuanto más numerosa es la población
Oleg lanitsky y Yanna Zaionchkovskaya
rural de una región y peor su conocimiento de
la lengua rusa. Pero también en esos casos los
jóvenes tienen ambiciones modernas. Por
ejemplo, en Uzbekistán 64% de los jóvenes
obreros desean mejorar sus calificaciones y en
Turkmenistán, 6 8 % . Las proporciones respectivas de personas que desean proseguir su
educación son 62 y 65%, en tanto que 42 y
48% desean viajar por el país, trabajar en
otros lugares y "ver cómo vive otra gente"
[Zyuzin, 1983, p . 116].
Los migrantes de las diversas nacionalidades pueden escoger con plena libertad las
actividades que ejercerán en la ciudad. Por
otra parte, en las ciudades de sus repúblicas
encuentran su medio nativo y pueden disfrutar de todas las formas del arte y la cultura
nacionales. Muchos de los migrantes se m a n tienen en contacto con el campo, visitan su
lugar de origen y envían a los niños durante
las vacaciones, etc., pero en su mayoría no
desean volver al campo: así lo declararon 82%
de los moldavos y 79% de los uzbecos entrevistados [Guinsburg, 1980, p . 112].
E n síntesis, se puede decir que la migración de los campesinos a la ciudad y los
procesos de adaptación correlativos contribuyen a la homogeneización de la sociedad
soviética, al progreso de la cultura material y
espiritual, a la unificación de los modos de
vida, y a la aceleración del progreso social.
Traducido del ruso
La sociología soviética y las migraciones del campo a la ciudad
513
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Los hijos de inmigrantes
en Europa Occidental:
socialización diferencial
y problemática multicultural
Altan Gökalp
Desarraigo, socialización e identidad(es): en generación. Esto equivale actualmente a planlos nuevos enfoques de la migración —la cual . tear la problemática de la formación de la
se extiende ya a más de una generación y por identidad, ya que ésta se define en función de
lo tanto permite una perspectiva suficiente— la diferencia.
estas categorías de análisis reemplazan a otras
E n efecto, una masa demográfica considequizás m á s marcadas por la relación dominan- rable de "jóvenes de origen extranjero" nacite/dominado c o m o las de adaptación, integra- dos en los países de acogida de sus padres
ción, inserción, etc.
llega a la adolescencia y al umbral de la vida
"¿Quién no es un inmigrante?", se pre- activa. Los hijos de los que se encuentran en
gunta con razón el diario Liberation (1/9/83) el país desde 1950-1960 se ven enfrentados
hoy en día a problemas
refiriéndose a los franceque n o son específicos
ses: en 1980, un tercio de
de una etnia o de una sulos franceses, o sea 18 Altan Gökalp es investigador en el
Centro Nacional de Investigaciones
puesta cultura de origen,
millones de personas, desCientíficas de París y miembro del
sino que se derivan del
cendían en primera, seLaboratorio de Etnología y Socioloconjunto de procesos sogunda o tercera generagía comparada de la Universidad de
cioculturales
que caracteción de antepasados de
París X (Nanterre). H a realizado
investigaciones antropológicas en Turrizan el c a m p o social y
los cuales por lo menos
quía, y ha estudiado los problemas de
las situaciones de relegauno era extranjero. E n
los trabajadores inmigrados en E u ción social.
otras palabras, las percepropa occidental. Es autor de Têtes
ciones a que nos ha habirouges et bouches noires (1980).
¿Oportunidades pertuado la intensidad de las
didas? ¿Ausencia o incocorrientes
migratorias
herencia de las políticas
hacia la Europa indussociales de inserción?
trial desde hace m á s de
Entre un país de acogida
30 años, deben revisarse
y otro hay una gran diverseriamente: si bien la percepción del "trabaja- sidad de concatenaciones de causas y de
dor inmigrante" permitía caracterizar en el disfunciones implícitas en la génesis de la
plano histórico, sociológico y económico la mayoría de los problemas sociales llamados de
realidad social y la experiencia resultantes del adaptación. E n un contexto de esta índole,
hecho de la migración, parece que, en sus más que emprender una descripción minuaspectos esenciales, esta referencia fácil al ciosa de esas políticas fallidas, relatando los
"trabajador inmigrante" debe ceder el paso a fracasos o los éxitos, conviene definir ciertos
una problemática que encarne mejor las trans- ejes que aparecen en este campo social y que,
formaciones del contexto y de la coyuntura al igual que las sociedades industriales en su
que se han registrado desde hace más de una gran mayoría, llevan el sello de las tendencias
516
ideológicas contemporáneas, fuertemente marcadas por la dimensión cultural que polariza y
hace surgir la mayoría de las divergencias
latentes.
U n a socialización diferencial, una problemática inter o multicultural, y el deslizamiento hacia la relegación social: tales son los
tres puntos en torno a los cuales se abordarán
los problemas de adaptación que se observan
en el medio de los migrantes.
Altan Gökalp
otro sector clave del éxito escolar. También
en este caso —numerosos estudios parecen
confirmarlo— el dominio del idioma es un
factor determinante de la relación del niño
con las matemáticas. Mejor dicho, si bien un
conocimiento adecuado de la lengua no lleva
necesariamente al éxito en matemáticas, hay
una relación estrecha entre una base lingüística débil y el fracaso, en matemáticas. E n
otras palabras, antes de transmitir las normas
de la sociedad global, la escuela juzga y
excluye con arreglo a dos criterios de rendiU n a socialización diferencial:
miento (lengua hablada y escrita y matemátimodalidades y efectos
cas) que no toman en cuenta para nada la
cultura de origen del niño. L a situación corres"[Los niños] han cambiado... aquí todos se ponde a la que predominaba en las sociedades
creen el Profeta", se queja un padre marroquí industriales del siglo pasado: la función prirefiriéndose al comportamiento de su hijo en mordial de la escuela pública era imponer la
el hogar, que es alumno de una escuela lengua y el sentido nacional, desentendiénprimaria en Francia [Bedrouh, Gökalp y otros, dose totalmente de las culturas locales. L a
1977]. Esta observación irritada ilustra bien la escuela normaliza o marginaliza según estos
génesis de lo que se ha convertido en la criterios. E n este sentido, es sintomático que
formación de una diferencia, es decir, de una en el primer año de la escuela primaria,
socialización diferencial. E n efecto, la escuela cuando se juzga el dominio oral y escrito del
y la familia, dos "baluartes" de la transmisión francés, se registra una tasa de fracasos m u y
cultural del saber y de los conocimientos elevada entre los alumnos procedentes de las
técnicos, emplazan al niño a que adopte los clases populares y que esta tasa se duplica en
valores y normas a m e n u d o contradictorios de el caso de los hijos de inmigrantes.
la cultura de origen —generalmente tradicioE n otras palabras, es posible observar
nal— y de la sociedad de acogida. Este primer que la transmisión del capitar de conocimiencontacto supone una doble ilusión. Es en esos tos eficaces que pueden facilitar la prosecudos registros de referencias culturales, ambas ción de estudios prolongados y el acceso a
impuestas, donde el niño debe realizar una ciclos de formación que a su vez preparan
síntesis: vivir en una relación integrada con su para el ingreso a la vida profesional activa, se
medio y adquirir un capital cultural "valori- efectúa a través del dominio de la lengua del
zado", que sea eficaz en el país de acogida. N o país de acogida que, por su parte, determina
un capital "folklórico" sino una suma de las demás formas de éxito escolar, especialconocimientos y técnicas. E s en este terreno mente en matemáticas. D a la impresión de
m á s que en ningún otro donde se decide el que a partir de la edad de seis a ocho años,
éxito o el fracaso de la adaptación: los buenos una línea divisoria separa claramente a aqueresultados escolares, la formación y el acceso llos que dominan los conocimientos básicos de
al empleo en el plano de las modalidades de los futuros excluidos del sistema. Estos últiingreso a la vida activa.
m o s , después de pasar por la enseñanza de
Ahora bien, tanto en Francia c o m o en los compensación y los "cursillos de preformademás países de Europa industrial donde ción", se encontrarán en las peores condiviven grandes comunidades de inmigrantes, ciones de trabajo al abandonar la adolescencia.
los resultados escolares dependen sobre todo
N o se trata de abordar aquí la tendencia
del aprendizaje y el dominio de la lengua del estadística general que muestra la estrecha
país. L o mismo sucede con las matemáticas, relación existente entre los determinismos
Los hijos de inmigrantes en Europa Occidental: socialización diferencial y problemática multicultural
517
Clase especial de inglés para niños pakistaníes en Bradford, Yorkshire. Martine Franck/Magnum.
socioeconómicos del medio familiar y los
resultados escolares. Desde ese punto de
vista, la situación de los inmigrantes y sus
hijos en el nivel m á s bajo de la escala social
no hace sino confirmar la tendencia: prácticamente en todos los países la escuela es una
"máquina" eficaz al servicio del Estado-nación y rio se interesa por las diferencias. A
este respecto y a guisa de ejemplo, cabe
señalar que en el mejor de los casos, cuando
la institución escolar toma en cuenta la cultura
de origen de los inmigrantes, tanto los program a s c o m o la pedagogía correspondiente sólo
se integran —con un enfoque culturalista— en
el marco de las "actividades de sensibilización".
Se trata de clasificar, ordenar y preparar
para la vida activa y de manera normalizada a
los futuros "ciudadanos-trabajadores": en lo
que respecta al lugar y la función de la
escuela, la situación en el país de origen de los
inmigrantes se diferencia m u y poco de la que
sus hijos enfrentan en el país de acogida. E s
m á s , desde el punto de vista de.la relación
entre la experiencia social de la familia y la
ideología que transmite la escuela, el desfase
parece ser aún mayor en el país de origen.
A u n q u e la escuela sea el lugar de los
fracasos y de las primeras desilusiones, sigue
siendo el "recinto de la seriedad" a juicio de
los padres, si bien esta visión se ve m u y
perturbada por la ausencia de contacto con la
institución escolar y la falta de transparencia
del sistema escolar y de sus secciones. E n
opinión de los padres, la institución escolar
mantiene su carácter de lugar de aprendizaje
y de "instrucción" reservándose para la familia lo que, según sus propios valores, se aparta
del campo de la educación. E n el contexto de
la inmigración, es imposible que esta actitud
de los padres hacia la escuela n o plantee
graves problemas pedagógicos, en especial
tratándose de las experiencias de pedagogía
multicultural. E n efecto, todo lo que se desvía
518
Altan Gökalp
de la "seriedad del juego" y los "juegos de lo una postura culturalista a ultranza en que
serio" si utilizamos la expresión de Pierre cada disfunción o desviación observada en el
Bourdieu, pronto se considera c o m o no esco- país de emigración se atribuirá a la ruptura
lar. A juicio de muchos padres, que reprodu- cultural que suscita la emigración respecto de
cen los modelos escolares de su infancia en el las supuestas raíces.
país de origen "no se puede a la vez jugar y
T o d o indica que, lejos de ser una conseaprender, ni aprender jugando".
cuencia de la emigración, el desarraigo suele
A d e m á s de la interiorización de esta ser su causa: el desarraigo comienza en el país
actitud que determina las aspiraciones de los de origen y se manifiesta en la rápida destrucpadres frente a la escuela en torno al criterio ción de los marcos sociales de las sociedades
de la seriedad, de la instrucción y del aprendi- campesinas de base comunitaria y de sus
zaje c o m o funciones principales, conviene formas de control social, en el éxodo rural y
insistir en la impermeabilidad del medio fami- en la creación de conjuntos demográficos
liar a la institución escolar: sólo mediante importantes de subproletariado urbano que
acciones concertadas de vasto alcance logran alimentan las chabolas de las jóvenes metrólas escuelas atraer a las familias e inducirlas a polis del tercer m u n d o . E n otras palabras, el
formas embrionarias de participación, a m e n u - desarraigo es en primer lugar la consecuencia
do dentro de actividades pedagógicas o de de una relegación social en el país de origen, y
fiestas orientadas hacia la valoración de las el que sufre el emigrante suele ser una prolonculturas de origen. Estas actividades suelen gación de este proceso. Es importante ver
cobrar un carácter marcadamente folklórico, cuáles son los campos sociales en que el
por falta de formación del personal docente desarraigo se manifiesta con mayor intensipara abordar otros aspectos de las demás dad, tanto que sus efectos perduran en la
culturas.
comunidad migrantes.
Si bien en la práctica la escuela constituye
Cabe señalar, en primer lugar, la trascenpara la mayoría de los hijos de inmigrantes dencia de la identidad nacional. Cuanto más
un mecanismo de relegación social de todo lo reciente sea la constitución de los estadosque no está "conforme" con ella, cumple sin naciones, tanto m á s exclusiva de las identiembargo una función esencial de socializa- dades colectivas locales, étnicas, religiosas,
ción, al insertar a los niños en su grupo de lingüísticas, etc., será la formación de la
edad y llevarlos, mal que bien, a adoptar los identidad nacional, si se tiene en cuenta
códigos, comportamientos, gustos, etc., de además que las fronteras que separan esas
este grupo de edad, independientemente de identidades colectivas locales no suelen coincisus características étnicas y culturales. Esta dir ni m u c h o menos con aquellas intangibles
socialización indirecta, que es m u y activa, se de los estados-naciones.
suma a m e n u d o a los efectos de la escolaridad
El enfoque de la antropología social es el
para entrar en contradicción con las normas y que ofrece la mejor explicación de esta dinálas aspiraciones del otro lugar de socialización mica de la identidad, y es así c o m o E . Evans
que es la familia.
Pritchard [1968; p. 138] señala que la "distanPor lo general, en los países receptores cia estructural" es la "distancia entre los
los problemas de adaptación que enfrentan las grupos de personas en la estructura social",
familias de inmigrantes se abordan desde el que puede ser variable: política, parental,
punto de vista del desarraigo. Si bien es confesional, etc. E n otras palabras, a la acción
esencialmente justa, la referencia al desa- unitaria reduccionista de los estados-naciones,
rraigo no puede dejar de suscitar problemas el cuerpo social opone su dinámica diferencial
de pertinencia cuando se oculta a su elemento a través de los valores que determinan esta
principal. E n efecto, hablar de desarraigo sin distancia estructural, siempre variable y relaplantearse el problema del referente, es decir, tiva.
"respecto de qué raíces", equivale a adoptar
Si se utilizara esta perspectiva, la tema-
Los lujos de inmigrantes en Europa Occidental: socialización diferencial y problemática multicultural
519
Diálogo con una maestra en u n a escuela primaria. Roben Ddpit/Fotogram.
tica del desarraigo adquiriría su verdadero
valor. ¿Dónde se llevan a cabo las rupturas?
Es prioritario saberlo para poder referirse al
desarraigo en el país de origen y, sobre todo,
para determinar los lugares de ruptura en el
país receptor. E n este sentido, la institución
familiar sigue siendo el laboratorio donde se
producen todas las transformaciones, rupturas
y transiciones, el medio conflictivo pero privilegiado de socialización.
Es necesario, en primer lugar, abordar
una nueva dimensión de la familia inmigrada:
la conyugalidad. Incluso en los casos en que la
, experiencia migratoria surge c o m o una prolongación del éxodo rural, se trata de una situación nueva que entraña el paso de un sistema
de parentesco o de familia extensa en que la
pareja conyugal no constituye una unidad
discreta y completamente autónoma, hacia la
conyugalidad: el marido y la mujer están
obligados en ese caso a asumir responsabilidades de decisión y educativas que, por lo
menos, en el grupo parental o la familia
extensa eran compartidas por otras personas.
Por lo demás, incluso en el caso del éxodo
rural, es frecuente que se reconstituyan las
redes familiares extensas, compensando los
efectos de la conyugalidad reciente mediante
la posibilidad de recurrir a los esquemas de
solidaridad tradicionales restablecidos en el
medio urbano.
E n otras palabras, la experiencia de la
emigración, con la emergencia de la pareja
conyugal en el entorno de la inmigración,
consagra una ruptura que ya se había iniciado
en gran medida en la naturaleza misma del
espacio social familiar. Esta transformación,
que afecta a la familia, da origen a numerosas
contradicciones que se reflejan en las decisiones sobre el estilo de vida y de educación
que adoptan las familias inmigrantes. E n la
medida en que lo que interesa aquí es sobre
todo el campo de socialización de los niños,
los efectos de la emigración y del desarraigo
Allan Gökalp
520
Asimilación mediante la adquisición de objetos de consumo modernos. Abigail Hcyman/Cosmos.
se analizarán desde dos puntos de vista: el de
los principios educativos que los padres quieren imponer a sus hijos, por una parte, y el de
lo que perdura del contexto cultural original
una vez producida la emigración, por otra.
Si consideramos la aplicación, m á s o
m e n o s controlada, de los principios educativos que los padres adoptan para sus hijos,
cabe observar en primer lugar que a m e n u d o
surge una perspectiva nueva, ya que la situación de la familia conyugal convierte a los
progenitores en el único control, sin los m a y o res y colaterales que en el medio tradicional
compartían las tareas de educación y el ejercicio de la autoridad. E n otras palabras, en
un contexto de grupo parental o de familia
extensa tradicional, la autoridad paterna no
incumbe solamente a los dos progenitores del
niño. A m e n u d o lá ejercen los mayores de la
comunidad y los hombres del grupo parental
patrilinear así c o m o los colaterales; el universo femenino obedece a otras normas de
especialización de las tareas educativas y de la
autoridad (sobre todo donde los mundos masculino y femenino están estrictamente separados). E n realidad, la dependencia que rige las
relaciones interindividuales e interfamiliares
estructura sólidamente el entorno familiar y
deja escasa autonomía a los progenitores
propiamente dichos. El control social del
entorno familiar es riguroso. Se puede objetar
que este control social que ejerce la sociedad
tradicional está también influido por el desarraigo que caracteriza la situación del migrante en su país de origen, antes de la
partida. Sin embargo, incluso en las chabolas
del tercer m u n d o logran sobrevivir ciertos
esquemas tradicionales de control social; en
cambio, la inmigración entraña la ruptura de
esos marcos tradicionales de relaciones de
dependencia, por lo menos en el plano familiar en sentido estricto.
D e b e m o s entonces preguntarnos c ó m o se
lleva a cabo esta nueva estructuración del
Los hijos de inmigrantes en Europa Occidental: socialización diferencial y problemática multicultural
521
entorno familiar dado que ninguno de los
esquemas tradicionales vigentes en el país de
partida pervive en la situación de inmigrante.
Según Lautrey [1977]:
es producto de la xenofobia y del desprecio
social?
¿Para los propios padres, en q u é se
traduce su relación con ese conjunto de códigos que constituye una memoria colectiva
El concepto de estructuración del entorno famicompartida y que estructura nuestra identiliar muestra una realidad que se sitúa por encima dad? U n a de las mejores respuestas puede
de las prácticas educativas y de las técnicas de
encontrarse en la carta dirigida por un inmidisciplina. M á s próximo de las condiciones de
grante turco a los responsables de las emivida de estas últimas —que determina en cierta
siones en turco de Radio France Internatiomedida— este concepto permite entender sus
nale, en la que decía: "a la hora de la emisión,
relaciones con la clase social en términos funcionos
instalamos junto al receptor c o m o si nos
nales m á s que morales. L a severidad no es una
sentáramos
a la mesa para comer". L a vivencaracterística que ha surgido por generación
cia de la cultura es en primer lugar la búsespontánea en la mentalidad de los padres
obreros, sino un medio de mantener una cierta queda de contacto h u m a n o en torno a códigos
forma de equilibrio en las interacciones entre los familiares y puntos de referencia de la m e m o miembros de la célula familiar y entre esta
ria colectiva.
última y la sociedad cuando las condiciones de
D e esta "cultura de origen", que sobrevida son particularmente difíciles. U n a actitud
vive y perdura pese a las agresiones que
flexible y "permisiva" no es una virtud inmasupone la situación de inmigración, el c o m ú n
nente de la burguesía, sino una forma de relade la gente sólo percibe por lo general los
ción que puede instaurarse en la célula familiar
aspectos m á s visibles: el idioma, los hábitos
cuando las posibilidades de elegir la manera de
culinarios e indumentarios. ¿ C ó m o objetivar
alcanzar un determinado objetivo se multiplican.
lo que pertenece a lo subjetivo de la experiencia vivida?
E n otras palabras, las prácticas educativas de
los padres y las modalidades de la socializaParadójicamente, en los países denominación que el niño lleva a cabo en el medio
dos de acogida, las ciencias h u m a n a s apenas
familiar tropiezan con dos obstáculos imporse han ocupado de la antropología cultural y
tantes derivados de las condiciones en que social de las comunidades inmigrantes: la
está situada la célula familiar que intervienen
retórica que habla de los trabajadores inmide manera decisiva: la nueva conyugalidad
grantes que comparten la condición obrera en
que impide que los padres recurran a las
esos países suele eludir la necesaria considera"facilidades" de los esquemas tradicionales
ción de c ó m o se experimenta la cultura de
—que corresponden a una realidad social
origen y c ó m o los inmigrantes se relacionan
diferente— por una parte, y "el dominio del
con su propia visión de su identidad.
entorno familiar" que acaba de mencionarse,
E n una encuesta realizada recientemente
por otra.
en Francia mediante entrevistas y observa¿Es posible lograr este dominio, en qué ciones detalladas a unas 300 familias de inmigrantes originarios del M a h g r e b , de Portugal
condiciones y con qué -posibilidad de éxito?
y de Turquía, el equipo de encuestadores
E n las respuestas a estas preguntas residen
— q u e dominaba la lengua de sus interlocutotambién la génesis y las modalidades de c o m res— procuró descubrir el verdadero significaplejos problemas de adaptación, el fracaso o
do de ciertas categorizaciones y aseveraciones
el éxito de una socialización del niño que no
de los trabajadores sociales tales c o m o : "la
suponga una ruptura flagrante sino una c o m familia mantiene u n estilo de vida tradicioplementariedad con la adquirida en la calle y
en la institución escolar. ¿ C ó m o lograr que el nal", "parecen totalmente adaptados a la vida
francesa", "el interior de la casa está
niño asimile la cultura de sus padres —que se
ordenado", etc., cuando no utilizan la palabra
le presenta c o m o suya— cuando la imagen
"evolucionado", que sirve para calificar todo
que la sociedad de acogida da de esta cultura
522
comportamiento que se acerque a las normas
de la sociedad circundante.
¿ C ó m o definir e interpretar el gesto de la
esposa de un inmigrante turco que recibe la
visita de un trabajador social una mañana y
que, para hacer m á s cálida la bienvenida, no
encuentra nada mejor que encender el receptor de televisión instalado en un rincón de la
habitación sobre un mantel bordado? N o
tiene importancia que por la mañana no se
difunda ningún programa, lo que se trata de
demostrar con este gesto es que la emigración
no es un fracaso, puesto que existe un bien
tangible con todos los signos de la modernidad, y que el inmigrante es c o m o los demás.
Y exhibe esa modernidad recién adquirida
c o m o presentaría un bebé m u y hermoso.
L o que se pretende, c o m o lo demuestra
el ejemplo antes citado, no es tanto hacer
un inventario de símbolos culturales, sino
entender el tratamiento simbólico de que son
objeto los rasgos culturales que revela la
persistencia de los códigos culturales del país
de origen. A continuación figuran los datos de
la encuesta señalada [Bedrouh y otros, 1977,
P- 79].
Estos datos se reagrupan en torno a
algunos puntos y códigos culturales tales c o m o
los siguientes:
Código temporal: las referencias temporales
que permiten organizar y dar ritmo a la
memoria de la comunidad doméstica, no
sólo en el plano de la historia individual
sino en el de la comunidad local y regional de origen. Las fiestas, las celebraciones religiosas y/o los calendarios marcan esos "islotes de tiempo socializado"
que sirven de vínculo con la memoria
colectiva de la cultura de origen.
Código espacial: se trata de individualizar, a
partir de las modalidades de la organización del espacio doméstico, las particularidades que corresponden a opciones
culturales específicas del país de origen.
Código culinario: el papel de las categorías
culinarias y la naturaleza lingüística de
las funciones culinarias ha sido objeto de
numerosos estudios en el campo de la
antropología cultural. E n otro plano, el
Allan Gökalp
psíquico, también es de primordial importancia el papel del código culinario. Al
describir las perturbaciones psíquicas que
se presentan al comienzo de la vida como
inmigrante, Z . Almeida [1975] se refiere
a la acentuación de los hábitos alimentarios tradicionales c o m o una de las "conductas de oposición", c o m o si el inmigrante no pudiera satisfacer su apetito
con una "alimentación extranjera". L a
anorexia, prosigue Almeida "significa a
m e n u d o la lucha del inmigrante contra la
pérdida de su identidad oral"; las molestias gástricas de que se queja a menudo,
se originan en una "sensación de estóm a g o vacío".
Otros rasgos que es posible identificar son las
actitudes corporales (lenguage corporal), el
código indumentario, la música del país, el
apego al sentimiento nacional y/o al sentimiento religioso. E n el cuadro 1 se indica la
importancia relativa del respeto de esos códigos culturales y sus variaciones de una cultura
a otra en familias cuya experiencia de emigración data de no más de cinco años.
Este es el marco de socialización del niño
dentro de su familia. E n dicho marco sigue
siendo determinante el apego a los códigos,
valores y normas de la cultura y de la vida
social en el país de origen, aun cuando el niño
nacido durante la emigración no tenga un
conocimiento profundo ni directo de ellos.
La socialización "diferencial" de los hijos
de inmigrantes se lleva a cabo en tres instancias contradictorias: una escuela normalizadora, las prácticas educativas de los padres
—que estructuran difícilmente el entorno familiar pues se ven superadas por las presiones de
la sociedad de acogida— y, por último, el
estado residual y desorganizado de los códigos
culturales de la sociedad de origen.
Problemáticas interculturales
Frente a un proceso de socialización de esta
índole, que será fuente de inadaptaciones en
el futuro, debemos examinar los criterios en
que se basan las políticas sociales, sociocultu-
Los hijos de inmigrantes en Europa
Occidental: socialización diferencial y problemática
rales y educativas aplicadas en el país receptor
y ver c ó m o se manifiesta la voluntad reiteradamente declarada de fomentar la adaptación y
las formas de relación integradas a la sociedad
de acogida.
C U A D R O 1. Códigos culturales de familias
inmigrantes en Francia
Presencia de rasgos
relativos a la cultura
de origen
Maghrebinos . Turcos
Portugueses
Código
temporal
Código
espacial
Estética
Código
culinario
Código
corporal
Código
indumentario
Música
Sentimiento
religioso
Sentimiento
nacional
Relaciones:
43,7%
37,7%
13,7%
58,8
51,9
19,6
63,9
91,6
51,9
81,1
34,3
80,4
15,1
12,2
3,2
52,1
55,7
19,6
21,2
29,4
34,8
19,8
10,8
30,4
9,2
40,6
13,7
51,2
58,5
39,2
19,3
2,8
14,7
17,6
9,4
19,6
con
terceros
entre
cónyuges
entre
parientes
Total1 (más
de 100% en
razón de las
respuestas
múltiples)
Número de
familias
entrevistadas
multicultural
523
empezaba una nueva vida para el inmigrante y
no un paréntesis, para el inmigrante que llega
a Europa entre los años 1960 y 1980 la
perspectiva del retorno al país siempre forma
parte del proyecto migratorio, aun cuando la
realidad la desmienta continuamente. Por
eso, la voluntad de inserción y de integración
del inmigrante en el país de acogida lleva
implícita una contradicción: el retorno es para
"mañana" aun cuando este mañana se aplace
constantemente.
Las primeras políticas de promoción de la
identidad cultural del inmigrante partían también de la misma falsa perspectiva (situación
que perdura en gran medida). El propósito es
mantener al inmigrante y a sus hijos dentro de
su cultura y su lengua para que puedan
retornar a su país sin problemas de readaptación. Ahora bien, para los padres el futuro es
incierto, y los hijos por su parte están sumamente desvinculados de la cultura de sus
padres. La lengua y la socialización del país de
inmigración donde han nacido alejan toda
perspectiva de "retorno" a sociedades y países
que físicamente no son suyos. Esta postura
utilitaria —que persigue ante todo la preparación del retorno al país de origen de los
inmigrantes (y especialmente de sus hijos, la
"segunda generación de inmigrantes") cuya
integración estima imposible— al parecer ha
conducido, en todos los países donde se ha
aplicado, a situaciones de fracaso.
L o que hoy se necesita es un enfoque
diferente, por lo menos en susfinalidades.El •
interculturalismo, tal c o m o lo preconizan los \
teóricos de la educación de los países receptores, se centra en un proceso concreto (la
119
106
102
educación escolar) y se concibe c o m o n o
segregacionista.
Por consiguiente, el interculturalismo
constituye un proyecto pedagógico cuya realiFuente: Bedrouh, y otros, 1977.
zación "exige que se haya tomado en cuenta
pedagógicamente el conjunto de los parámeU n a de las características de la emigra- tros socioculturales que intervienen en las
ción hacia la Europa industrial reside en la funciones escolares [...]. L a educación debe
naturaleza del proyecto migratorio: a diferen- dirigirse a todos los niños, colocándolos en las
cia de la emigración hacia la "América" del mismas condiciones, y perseguir para todos
pasado, en virtud de la cual desde que se los mismos objetivosfinales"[Porcher, 1981,
posaba un pie en el muelle de Ellis Island p. 25]. L afinalidadde la perspectiva intercul473,7%
469,7% 299,9%
524
tural es dar a los hijos de inmigrantes una
doble posibilidad y, c o m o lo precisa el inform e del Consejo de Europa, sobre la base del
consenso general, garantizar "la preservación
y el desarrollo de la identidad cultural original
de los niños, por una parte, y, por otra, su
inserción óptima en la sociedad de acogida
(óptima significa, en este caso, de acuerdo con
las aspiraciones de los interesados)" [Porcher,
1981, p. 50].
U n a opción de esta índole, basada en la
pedagogía, plantea naturalmente problemas
concretos de aplicación para evitar el recargo
de los programas (lengua materna) y los
retrasos provocados (mientras el hijo de inmigrante aprende su lengua materna, al niño
"autóctono" se le proponen "actividades de
sensibilización", por ejemplo un curso de
informática, con lo que se acentúan las dife-.
rencias ya existentes). L a constitución de
clases homogéneas de inmigrantes, que facilitaría la aplicación de una pedagogía específica
centrada en el educando, entraña un riesgo de
marginalizacíón y comprometería el intercambio indispensable entre niños de orígenes
diversos.
H o y en día, lo que se denomina "hipótesis intercultural" se resume en un conjunto de
experiencias piloto que, por el m o m e n t o ,
difícilmente pueden trasladarse a un plano
m á s general. Se trata, en casi todos los casos,
de poner globalmente en tela de juicio las
políticas educativas de los estados: la proporción a m e n u d o elevada de niños de origen
extranjero en las escuelas suele hacer inoperantes las . clases compensatorias previstas
para las minorías en situaciones limitadas y
excepcionales. A h o r a bien, c o m o lo revela el
informe del Consejo de Europa [Porcher,
1981, p . 55], "curiosamente (o de manera
significativa) es a nivel de la formación de
maestros donde se toma en cuenta la migración y se imparten cursillos especializados, lo
que de todos m o d o s es relativamente contrario a la perspectiva intercultural".
E n otras palabras [Porcher, 1981, p. 56], se trata
de aplicar una pedagogía original que no esté
destinada específicamente a los hijos de inmi-
Altan Gökalp
grantes pero que los incluya entre los alumnos a
quienes va dirigida. Paralelamente, conviene
instaurar una formación del personal docente
que se ajuste a este objetivo y permita a los
maestros realizar una labor que respete las
características específicas además de reunir las
condiciones necesarias para la equiparación de
oportunidades [...]. Esta pedagogía abierta vulnerará sin duda algunos hábitos pero la evolución histórica lo exige.
Entre la hipótesis intercultural, por generosa
que sea, y su realización concreta se presentan
muchos obstáculos. U n o de ellos reside en la
voluntad política, tanto de los poderes públicos c o m o de los padres y de las organizaciones
que manifiestan su punto de vista. Desde el
punto de vista de los padres, todo lo que
parece apartarse de las tradiciones religiosas
—sobre todo en el caso del Islam— suele ser
impugnado y combatido violentamente, de
acuerdo con las corrientes integristas que se
manifiestan en las comunidades inmigrantes.
Ahora bien, una de las condiciones del éxito
de las pedagogías interculturales reside en que
los padres participen en las actividades escolares. Mientras se mantengan al margen de la
escuela, en una actitud de reserva desconfiada
e incluso hostil, la interculturalidad no podrá
progresar.
L a voluntad política de los estados de
formar maestros se concreta en créditos y
programas. Pero cabe preguntarse cuál es la
forma de preparar para la aceptación de las
diferencias y la comprensión de otros mecanism o s culturales, a veces fundamentalmente
diversos, a los encargados de aplicar proyectos pedagógicos destinados a tomar en cuenta
esas diferencias, a integrarlas y a transmitirlas.
Entre los obstáculos a la interculturalidad
también figuran errores corrientes de sentido
c o m ú n que hacen que se confunda la cultura y
la nacionalidad así c o m o la cultura y determinadas creencias religiosas, por una parte, y un
conjunto de actitudes que es posible denominar relativismo cultural y folklorismo, por
otra.
Si bien la confusión entre cultura y nacionalidad es "cómoda" para los poderes públicos de los países de origen de los inmigrantes,
Los hijos de inmigrantes en Europa Occidental: socialización diferencial y problemática multicultural
525
Adaptación a u n espacio n u e v o . c.c.i./Ccncre G . rompido
ya que al mantenerse activo el sentimiento
nacional se compensa en cierta medida la
pérdida de sustancia que entraña la emigración de los jóvenes en primer término, y
ulteriormente la de sus hijos, en el plano de la
interculturalidad dicha actitud puede resultar
sumamente restrictiva. Tanto más cuanto que
en los propios países de origen los estadosnaciones se singularizan ante todo por una
acción que rechaza las identidades colectivas
minoritarias, comunitarias, lingüísticas y religiosas, en beneficio de la unidad nacional.
U n a pedagogía intercultural, centrada en el
educando y en su vida social en el país de
inmigración que, lógicamente, es su "patria",
¿puede admitir una perspectiva basada en la
nacionalidad c o m o sede de la identidad? N o
parece posible.
E n lo tocante a la confusión entre cultura
y religión, aunque las creencias religiosas son
un elemento innegable de la socialización, de
la estructuración de la personalidad y, en
resumen, de la identidad cultural, no pueden
ser tomadas c o m o la totalidad de la cultura.
A d e m á s , esto es tanto más cierto cuanto que
la confusión suele ser exterior al interesado y
constituir una identificación hecha por otros,
desde afuera. E n efecto, si bien un musulmán
tunecino dispone de puntos de referencia para
saber en qué se asemeja a un musulmán
yugoslavo y en qué se diferencia, y aunque un
malasio y un senegalés coincidan ante valores
y actitudes que reconocen c o m o comunes,
tales apreciaciones no tienen prácticamente
nada que ver con las relaciones que se establecen mecánicamente entre lo que se cree saber
de una doctrina religiosa y las normas, valores
y actitudes de los individuos que profesan esa
526
religión. E n Ia Europa industrial esta confusion afecta principalmente al Islam. Así se
recurre a clichés peligrosamente simplificadores para "explicar" determinado comportamiento de un inmigrante, casi siempre de
manera negativa. Poco importa que la situación de la mujer en las culturas y sociedades
mediterráneas presente determinadas características, independientemente de las creencias religiosas: la "explicación" no se buscará
en la historia y los mecanismos fundamentales
de esas sociedades sino en la formulación
teórica abstracta.
Los demás obstáculos a la interculturalidad son el relativismo cultural y la folklorización.
El relativismo cultural consiste en admitir
toda práctica cultural de los demás, a riesgo
de justificar lo injustificable en n o m b r e del
respeto a una cultura. Numerosas prácticas
familiares violan abiertamente los derechos
h u m a n o s , aun cuando en ciertos casos las
prácticas culturales del país de origen puedan
esgrimirse c o m o justificación. Cerrar los ojos
ante prácticas de esta naturaleza (retiro de la
escuela, matrimonio forzado de las niñas,
mutilaciones sexuales, trabajo forzado, etc.)
es olvidar que para el niño que las padece en
la mayoría de los casos el país donde cumple
su socialización y su escolaridad se ha convertido en su sociedad de origen, en la que
comparte ante todo los valores y las actitudes
de su grupo de edad y su medio social.
L a cultura está intimamente ligada a las
condiciones concretas de existencia, y una
problemática intercultural consiste, en primer
lugar, en tener en cuenta lo que constituye la
diferencia cultural de los demás, los elementos que en una cultura pueden intercambiarse
y complementarse con los de la cultura de la
sociedad de acogida: el relativismo cultural,
por el contrario, encierra a los demás en su
supuesta cultura, sin procurar fomentar el
intercambio; consiste en mantener al margen
al niño inmigrante exacerbando su diferencia.
Por último, cabe mencionar el folklorismo cuyos efectos negativos se observan en
todas partes cuando la lógica implacable de
los estados-naciones en busca de identidad
Altan Gökalp
reduce, desencarna y recupera los despojos de
las culturas colectivas locales que constituyen,
sin embargo, el fundamento mismo de esos
estados-naciones.
"Cuando los hombres están muertos,
entran en la historia. C u a n d o las estatuas
están muertas, entran en el arte. Esta botánica de la muerte es lo que llamamos cultura",
afirma Chris Marker [1953] en el comentario
de su película "Las estatuas también m u e ren", que se refiere a la destrucción del arte
africano por el régimen colonial. Señala a
continuación:
un objeto está muerto cuando la mirada viva que
se posaba sobre él ha desaparecido. [...] el arte
negro: lo miramos como si su razón de ser fuera
el placer que nos procura. Se nos escapan tanto
las intenciones del negro que lo creó como las
emociones del negro que lo contempla. C o m o
están escritos en la madera tomamos sus pensamientos por estatuas. Y nos parece pintoresco lo
que un miembro de la comunidad negra ve como
el rostro de una cultura.
El enfoque del folklorismo consiste en exaltar
costumbres y objetos que ya no tienen una
justificación práctica y artefactos que ya no se
remiten a códigos, conocimientos y técnicas
que en una cultura permiten concebir y estructurar el m u n d o . Consiste, so pretexto de
pintoresquismo, en relegar la identidad cultural a la atemporalidad de las "raíces", diso-,
ciando al hacerlo, la cultura de la historia.
A h o r a bien, las culturas de los inmigrantes se insertan precisamente en la historia
social del siglo X X y esta historia compartida,
con dominantes y dominados, por las sociedades de acogida y las comunidades de inmigrantes, constituye el terreno fértil en que se
arraigan las identidades culturales. Por último,
esta visión de la cultura situada en su perspectiva historicosocial parece ser una de las
prioridades del enfoque intercultural.
Consecuencias de la falta de
interacción cultural
El deslizamiento hacia la marginalización y las
Los hijos de inmigrantes en Europa Occidental: socialización diferencial y problemática multicultural
Especificidad cultural: ceremonia de circunsición en una familia argelina en Marsella, Y . jeanmougin/viva.
diversas modalidades de relegación social
parece ser el principal escollo contra el que se
estrellan las amarguras de las oportunidades
perdidas, las políticas sociales veleidosas y/o
incoherentes e incluso el relativismo cultural
de buen tono q u e se equivoca de objetivo y se
preocupa ante todo de tranquilizar la conciencia de quienes lo practican.
D e los procesos de adaptación que fracasan pueden surgir nuevas formas involutivas
de construcción de identidades culturales: el
integrismo religioso, el ultranacionalismo y las
formas de "super integración" basadas en el
rechazo, el desprecio y el odio a la propia
cultura de origen, son efectos perversos de
esas situaciones de fracaso y del repudio de las
perspectivas multiétnicas y multiculturales por
parte de las sociedades de acogida.
E n el contexto de la inmigración europea, la estructura sociodemográfica de las
comunidades de inmigrantes —compuesta en
su mayoría por inmigrantes procedentes, d e
sociedades de tradición musulmana- 1 — sitúa las
creencias religiosas e n el primer plano d e los
componentes culturales involucrados, y m á s
aun cuando se trata de la pertenencia política.
E s así c o m o surgen formas de estructuración
que reproducen las de las sectas y órdenes
religiosas y se basan e n el rechazo a la
modernidad occidental, su sistema de valores
y sus relaciones h u m a n a s . Esta actitud d e
"reacción" en el verdadero sentido del térm i n o , encuentra naturalmente u n terreno a ú n
m á s favorable cuando todo se conjuga e n el
país d e inmigración para reducir la cultura a
las creencias religiosas. L a s relaciones d e
dominantes-dominados q u e caracterizan la
situación del inmigrante en la sociedad industrial se manifiestan también en el plano d e su
cultura q u e , en la práctica, es víctima d e u n a
desvalorización social. Si bien solamente la
mezquita le restituye su dignidad d e h o m b r e ,
52
528
independientemente de su origen étnico, social
y cultural, este notable acceso de religiosidad
y la aparición de formas de integrismo —que
encuentran eco en el contexto internacional—
reflejan un proceso sociológico irrelevante
cuyas consecuencias lo son m u c h o menos;
tanto en lo que concierne a la actitud de los
padres hacia la sociedad receptora como respecto de sus hijos.
También se presenta la deformación del
ultranacionalismo. Los gobiernos de los países
de origen con una visión reduccionista de las
formas socioculturales, comunitarias y demás
aspectos de la identidad se inquietan particularmente al ver que cientos de miles de sus
niños, la riqueza de la nación, se les escapan
de manera aún m á s definitiva que los padres,
cuya socialización ya se había realizado en el
país de origen antes de la partida. Por ello el
idioma y la historia nacionales constituyen los
pilares de la "acción cultural" que desarrollan
los maestros procedentes del país de origen.
Ahora bien, la experiencia europea tiende a
demostrar que una acción de esta índole no
sólo es contraria a la perspectiva intercultural
debido a la segregación que provoca de hecho
en la propia institución escolar entre los
alumnos de diversas nacionalidades, sino
también entre los niños inmigrantes y los que
no lo son. E n este sentido, cabe mencionar el
ejemplo de una situación que se ha observado
en la República Federal de Alemania: es
frecuente que, al lamentar los conflictos que
oponen al Estado turco y al griego, los
inmigrantes turcos digan: "¡Ah, si los griegos
fueran tan simpáticos c o m o los griechenlander!" (los inmigrantes griegos). Coexisten
entonces la solidaridad humana que crea el
pan negro del exilio, por una parte y, por
otra, "el invento de los enemigos hereditarios", que es el mito que mejor utilizan los
estados-naciones del m u n d o .
Parece urgente, sobre todo en el caso de
los niños llamados "de la segunda generación", evitar que la enseñanza extracurricular
de la cultura de origen se transforme en una
escuela de chauvinismos nacionales.
Por último, cabe mencionar la deformación que podría denominarse superintegra-
Alian Gökalp
ción: ¿cómo pretender que los niños de la
segunda generación adopten los gustos, las
formas de vida y las actitudes de sus padres
cuando eso provoca el desprecio social de
muchos sectores de la sociedad que los acoge?
Cuando al conflicto de generaciones entre
padres e hijos se suman los efectos del deseo
de los niños de integrarse a cualquier costo al
grupo de edad al que pertenecen en el país de
acogida, existen fuertes posibilidades de que
se produzca una identificación cultural con los
códigos y normas de ese grupo de edad. E n
tales casos, las diferencias corresponderán a
las disparidades de los medios socioeconómicos.
E n efecto, m á s que una búsqueda de
raíces culturales, lo que impulsa a los jóvenes
es, en primer lugar, una voluntad de integración en una comunidad estructurada conforme a leyes que no son las de la sociedad de
los adultos sino más bien lo que los medios de
comunicación denominan "el m u n d o de los
jóvenes".
También en el caso de los padres, la
modernidad, que es una aspiración permanente, consiste en apoderarse de los signos
que la caracterizan y, en la medida en que
esta modernidad es sinónimo de cultura de
comunicación de masas, la integración significa también confundirse con la masa, dejar de
formar parte de los diferentes, aun cuando se
haya compartido una cultura con aquellos
que, por fuerza o por propia decisión, siguen
perteneciendo al campo de la diferencia.
Cuanto m á s se disloquen los distintos
códigos de las culturas de origen por el
desprecio social que suscitan en las sociedades
de acogida, tanto mayores serán, como parte
de una conducta de integración, el "deseo de
ser anónimo, común y corriente" y el rechazo
de la propia diferencia provocados por ese
desarraigo adicional.
Si partimos de la base de que la cultura es
una memoria compartida inscripta en el espacio donde se desarrolla la vida social y en un
contexto de intercambio, entonces quizá podam o s encontrar el m o d o de plantear una problemática de la identidad cultural de los inmigrantes y sobre todo de sus hijos.
Los hijos de inmigrantes en Europa Occidental: socialización diferencial y problemática multicultural
529
E n este sentido, si se d a la perspectiva
adecuada a la noción de tradición, ésta puede
resultar rica en posibilidades. Hablar de desarraigo sin precisar respecto de qué y, sobre
todo, sin preguntarse si el deterioro de las
tradiciones en los países d e origen no es el
causante de la emigración, sería abordar la
situación a la ligera. D e acuerdo con la
formulación de Pouillon [1975], la tradición
no es u n a observancia estúpida de reglas
estereotipadas, sino "la conciencia que posee
el grupo de su carácter estructurado [...]
T o m a r conciencia de una tradición es encontrar u n patrimonio en el pasado, pero aceptarlo solamente a beneficio de un inventario
cuyos criterios son los nuestros".
H a y que admitir entonces la tradición,
pero ¿qué tradición? E n segundo lugar, hay
que tener en cuenta la historia: cuanto m á s se
incorpore, sin la sombra de una duda, la
historia del m u n d o obrero, de los movimientos obreros y de las conquistas sociales del
siglo pasado al patrimonio de las sociedades
industriales de E u r o p a , tanto m á s la historia
social de la segunda mitad del siglo X X será
indisociable de la historia de esas sociedades,
así c o m o de la de los países de origen. Los
inmigrantes y sus hijos hacen esta historia
c o m o actores principales pero la historia,
incluida la q u e se enseña en las escuelas, los
despoja de su propia m e m o r i a .
L a interculturalidad daría realmente sus
primeros pasos el día en que la historia de la
emigración, la historia de esas mentalidades y
culturas diferentes formara parte de la enseñanza ordinaria de los programas escolares de
los países de inmigración.
Traducido del francés
Referencias
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formation des enseignants.
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Cooperación Cultural. 193 p.
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fétichisme. Paris, Maspero,
351p.
Los trabajadores inmigrantes
y el mercado de trabajo:
un análisis comparativo
Adriana Marshall
Introducción
país extranjero. N o tómanos en cuenta a los
"inmigrantes de segunda generación" porque
los factores que rigen su situación económica
son análogos a los que afectan la distribución
de determinados estratos de la m a n o de obra
indígena: socializados, educados y formados
profesionalmente en el país receptor, sus
expectativas de empleo son distintas de las
que encuentran los inmigrantes de primera
generación.
El análisis comparativo que ofrecemos a continuación se centra en la relación que existe
entre la inmigración y el mercado de trabajo
receptor. Para estudiar dicha relación examinamos la distribución de la fuerza de trabajo
inmigrante en tres mercados laborales distintos, haciendo hincapié en la índole de las
actividades económicas
Marco del análisis
que emplean mayoritariaAdriana Marshall es profesora de
mente trabajadores execonomía laboral e investigadora en
tranjeros y en las tendenL a inmigración de trabala Facultad Latinoamericana de Ciencias que se aprecian en su
jadores
manuales se procias Sociales de Buenos Aires. H a
distribución a lo largo del
duce en m u y distintas reestudiado el mercado de trabajo y las
tiempo. Esperamos que
migraciones de mano de obra, incluigiones. Los mercados de
dos los efectos sociales y económicos
este examen arroje algutrabajo receptores puede la inmigración en Europa Occidenna luz sobre los factores
den caracterizarse por un
tal, América Latina y los Estados
que influyen en la distriexceso de oferta o un
Unidos. H a publicado dos libros y
bución de los trabajadoexceso de d e m a n d a . Las
numerosos artículos.
res inmigrantes dentro de
políticas de inmigración
la estructura del empleo
también son variables,
y, con ello, sobre aquedesde las m á s restrictivas
llos otros que facilitan o
y selectivas hasta las más
estorban su movilidad.
abiertas y permisivas. E n
Prestamos especial atención a las condicio- cualquiera de estos contextos, las actividades
nes generales del mercado de trabajo (exce- económicas pueden clasificarse en una escala
so de oferta o exceso de demanda) y al gra- continua conforme a su grado de "sensibilidad
do de regulación de las corrientes inmigra- a las fluctuaciones de la oferta de m a n o de
torias.
obra", es decir, a su elasticidad de sustitución.
El estudio se circunscribe a los trabaja- Sostenemos aquí que donde hay un excedente
dores manuales extranjeros orientados hacia de m a n o de obra es m á s probable que la
el empleo asalariado y el trabajo indepen- inmigración fomente el crecimiento de la
diente o por cuenta propia.1 Por "extranje- demanda de m a n o de obra en los sectores
ros" entendemos solamente los nacidos en sensibles a las fluctuaciones aludidas, lo cual,
532
a su vez, estimula aún m á s la inmigración.
Este proceso suele verse facilitado cuando la
política de inmigración es ineficaz y, en la
práctica al menos, resulta incapaz de controlar la afluencia y de regular la distribución
geográfica y económica de la fuerza de trabajo
extranjera. E n cambio, cuando en el área
receptora hay escasez de fuerza de trabajo, y
aún m á s si el gobierno controla estrictamente
la inmigración, la m a n o de obra extranjera es
eficazmente orientada hacia los puestos de
trabajo vacantes, que no se ubican necesariamente en las referidas actividades sensibles a
lasfluctuacionesde la oferta de m a n o de obra.
Naturalmente, la diferencia que hay
entre satisfacer una demanda preexistente y
"crear" demanda afecta la manera en que los
trabajadores inmigrantes se integran a los
mercados de trabajo receptores. E n países de
destino con m a n o de obra excedente, los
trabajadores extranjeros estarán cada vez más
desproporcionadamente representados en las
actividades sensibles a las fluctuaciones de la
oferta de m a n o de obra, mientras que en
áreas receptoras con escasez de fuerza de
trabajo se distribuirán en forma más homogénea en la estructura del empleo. E n otras
palabras, en los segundos se observará una
tendencia a la difusión de la m a n o de obra
extranjera (siempre en las ocupaciones menos
atractivas) mientras que en los primeros es dé
esperar una concentración en industrias específicas.
Por razones tanto objetivas como subjetivas, la asignación de los trabajadores manuales inmigrantes a los "empleos socialmente
indeseables", c o m o los ha denominado B ö h ning [1973], no parece presentar excepciones.
Esto sucede cuando, en condiciones de escasez de m a n o de obra generalizada, los trabajadores "importados" son el único medio de
cubrir los puestos abandonados por los trabajadores nacionales en su búsqueda de puestos
m á s atractivos. Otro tanto ocurre cuando la
inmigración procedente de países menos industrializados tiene lugar en concomitancia con el
desplazamiento a largo plazo de la fuerza de
trabajo nativa hacia ocupaciones no manuales
y puestos de trabajo m á s calificados, oportuni-
Adriana Marshall
dades que se multiplican gracias al crecimiento económico y a la ampliación de la
educación, con sus consecuentes expectativas
de mejora en el empleo. Los trabajadores
inmigrantes que llegan de países menos desarrollados, generalmente desprovistos de calificaciones profesionales "modernas", tienden a
ser asignados a puestos menos especializados
o menos deseables, lo cual facilita el ascenso
sociolaboral de la fuerza de trabajo autóctona. C o m o existen ocupaciones poco atractivas en todos los ámbitos laborales, es fácil
hallar trabajadores inmigrantes en actividades
m u y diversas, pero generalmente se los localiza en los "peores" puestos de trabajo de
cada sector.
E n los países de destino con oferta excesiva de m a n o de obra, donde no se ejerce
ningún control sobre el volumen y la distribución de los inmigrantes, un proceso adicional
se superpone a la "ley" que rige la asignación
de trabajadores manuales extranjeros a sus
diversas ocupaciones. Los inmigrantes tienden a "crear su propia demanda" en sectores
de actividad tales como el servicio doméstico,
donde la demanda de m a n o de obra es m u y
elástica, las industrias tecnológicamente flexibles (por lo general industrias antiguas, tradicionales, que han pasado en su historia por
diversas formas de desarrollo tecnológico, por
ejemplo, los ramos de la construcción y del
vestido) y, en situaciones extremas, el empleo
independiente (venta ambulante, etc.).2
E n los casos de abundancia de m a n o de
obra— en los cuales la abundancia de fuerza
de trabajo extranjera constituye un caso especial— las actividades sensibles a las fluctuaciones en la m a n o de obra (por ejemplo, las
industrias tecnológicamenteflexibles)pueden
"congelar" a un nivel determinado el proceso
de sustitución de m a n o de obra, volver a
métodos de producción con mayor densidad
de m a n o de obra y a formas más antiguas de
organización de la producción, o bien subdividirse en componentes con uso intensivo de
m a n o de obra. Otras manifestaciones de la
adecuación de la demanda a la superabundancia de m a n o de obra pueden ser una proliferación de establecimientos de pequeñas dimen-
Los trabajadores inmigrantes y el mercado de trabajo: un análisis comparativo
533
Obreros inmigrantes que llegan a la República Federal de Alemania, GHICS Pcrcss/Magnum.
siones y un resurgimiento de la subcontratación, el trabajo a domicilio y otras m o d a lidades contractuales obsoletas. D e esta
manera, la inmigración puede estimular el
crecimiento de una demanda de trabajadores
extranjeros. N o cabe en este estudio el análisis de las razones por las cuales están dispuestos a aceptar las condiciones de trabajo que
derivan de la reintensificación de procesos de
trabajo y prácticas de empleo anacrónicas. A
través de las redes sociales —cuyo papel en el
proceso de asignación de ocupaciones está
m á s que demostrado— las oportunidades de
empleo en las actividades que ya presentan
una concentración excesiva de trabajadores
extranjeros continuarán atrayendo nuevos
inmigrantes. Este proceso de autoalimentación se ve facilitado por la carencia de políticas industriales que armonicen el desarrollo
de los distintos sectores económicos, por la
segmentación del mercado de trabajo y por la
debilidad de la intervención sindical y, natural-
mente, se sustenta en la admisión incontrolada de m a n o de obra extranjera. L a distribución resultante de m a n o de obra extranjera en
la estructura del empleo no es m u y distinta del
patrón general anteriormente descrito, ya que
los trabajadores inmigrantes están representados con creces por doquiera, en mayor o
menor medida, en las industrias con uso de
m a n o de obra m á s intensivo (y, por consiguiente, m á s sensibles a sus fluctuaciones)
industrias que, por ser más antiguas, tienden a
incluir una fracción de puestos de trabajo
"indeseables" superior al promedio y recurren
a calificaciones profesionales m á s "tradicionales", propias de emigrantes de países menos
desarrollados. Al "crear su propia demanda",
los trabajadores inmigrantes no sustituyen ni
desplazan m a n o de obra nativa: los inmigrantes ocupan puestos que no existirían en su
ausencia.
Si la inmigración puede considerarse, en
parte, consecuencia del ritmo del proceso de
534
sustitución de m a n o de obra en contextos con
escasez de fuerza de trabajo, en condiciones
de m a n o de obra excedente y, en actividades
económicas específicas, en cambio, tenderá a
frenar aquellos procesos de sustitución de
m a n o de obra más rápidos.
L a posición de los trabajadores extranjeros en la economía y el hecho de que la
inmigración influya en la demanda de m a n o
de obra tienen importantes consecuencias económicas (por ejemplo, para la productividad
de algunas industrias) y repercusiones sociales
que van más allá de los perjuicios más directos
para la m a n o de obra nativa, como el desplazamiento y la mayor lentitud de los incrementos
salariales.
Los inmigrantes en
tres mercados de trabajo
N o es sorprendente que la m a n o de obra
extranjera se haya incorporado casi exclusivamente al mercado de trabajo manual, ya que
la inmigración ha estado compuesta en su
mayor parte por trabajadores manuales,
debido a un reclutamiento deliberado, c o m o
en Europa Occidental, o a corrientes inmigratorias "espontáneas" hacia Nueva York o
Buenos Aires.3 Las posibilidades de empleo
manual han atraído también a inmigrantes
que en sus países de origen desempeñaban
tareas no manuales.
E n los Países Bajos, la República Federal
de Alemania, Suiza y Francia, la inmensa
mayoría de los inmigrantes mediterráneos
trabaja* en ocupaciones manuales.4 E n Nueva
York, m á s del 6 0 % de los inmigrantes de
origen hispánico desempeñaban empleos
manuales en 1970 ; 5 la proporción había
subido al 68% (varones) y el 7 8 % (mujeres)
en 1980 [Marshall, 1983]. E n Argentina, casi
el 9 0 % de los inmigrantes bolivianos, chilenos
y paraguayos y el 6 6 % de los uruguayos se
ocupaban en tareas manuales en 1970 [Carrón, 1976]. Particularmente en Buenos
Aires,'alrededor de un 8 0 % de los inmigrantes recientes llegados de países vecinos se
Adriana Marshall
hallaban en puestos de trabajo manuales
[Marshall, 1979].
N o sólo se emplea a los trabajadores
extranjeros en tareas no calificadas. M u y a
menudo trabajan en quehaceres semicalificados, en industrias que requieren competencias
"tradicionales" (construcción naval, vestido y
construcción, por ejemplo).
El análisis que sigue toma como dato
básico la existencia de una brecha manual/no
manual entre las fuerzas de trabajo nativa y
extranjera. Así establecida la situación de los
trabajadores inmigrantes, nos proponemos
examinar aquí los factores que determinan la
distribución de los trabajadores manuales
inmigrantes en las diversas actividades económicas. Idealmente, esta distribución económica debería referirse únicamente a los trabajadores manuales, tanto nativos como extranjeros, pero esto no ha sido siempre posible
debido a la naturaleza de la información
disponible.
A continuación describiremos algunos
aspectos característicos de las corrientes de
inmigración que afluyen a tres áreas escogidas
—los Países Bajos, Argentina y los Estados
Unidos— y sus formas de incorporación a los
mercados urbanos de trabajos manuales.6 Por
último, y en capítulo aparte, presentaremos
un examen comparativo.
La escasez de m a n o de obra
y los trabajadores "importados"
en Europa Occidental
Durante la década de 1960, y a veces antes, en
varios países de Europa Occidental se produjo
una escasez de m a n o de obra. La situación del
mercado de trabajo y las características de la
importación de mano de obra no fueron en
m o d o alguno homogéneas en toda Europa
Occidental, pero hubo algunos rasgos comunes. Los Países Bajos, que hemos seleccionado para ilustrar una situación de m a n o de
obra "importada" en un mercado de trabajo
con exceso de demanda, representan uno de
los casos más "puros" de dicha situación.7
La inmigración de trabajadores a los
Países Bajos, organizada merced a un sistema
Los trabajadores inmigrantes y el mercado de trabajo: un análisis comparativo
Niños de Bangladesh trabajan en una fábrica de Londres, infringiendo la legislación laboral. Leonard
Freeman/Magnum.
de contratación activa y regulada con participación de los sindicatos, se inició en u n
m o m e n t o preciso a comienzos de la década de
los sesenta, cuando la aguda escasez de m a n o
de obra coincidió con u n ritmo m u y acelerado
de incrementos salariales debido al derrumbe
de la política salarial. L a consiguiente reducción de beneficios determinó el comienzo de
la importación de m a n o de obra procedente
de los países mediterráneos. Los trabajadores
importados eran la única fuente de m a n o de
obra suplementaria, toda vez que la sustitución de fuerza de trabajo n o podía acelerarse
ni podían movilizarse a corto plazo las exiguas
reservas de m a n o de obra interna en una
coyuntura en que la creciente demanda nacional y extranjera de productos manufacturados creaba condiciones favorables para u n
aumento rentable de la producción.
N o sólo el Estado y los empresarios
contrataron deliberadamente m a n o de obra
extranjera, sino que se controló su distribución geográfica e industrial: se orientaba a los
trabajadores inmigrantes hacia los empleos
vacantes, destinándolos a cubrir lagunas geográficamente concentradas en diversas industrias. Las necesidades de m a n o de obra se
concentraban en la región occidental y en las
industrias manufactureras, por lo q u e un 6 6 %
de los trabajadores mediterráneos (1969) fueron ubicados en tres provincias de u n total de
once (89% si se añaden dos provincias m á s )
donde se concentraba el 5 0 % de los puestos
de trabajo sin cubrir (el 7 7 % para las cinco
provincias). Las pautas de migración internacionales e internas eran divergentes: la m a n o
de obra local abandonaba las regiones que
recibían trabajadores extranjeros, que c o m pensaban la pérdida de nativos por emigración: durante el decenio de 1960 afluyeron a la
región industrial occidental 51.450 trabajadores extranjeros, en tanto que la abandona-
535
536
ban 55.690 nativos (datos correspondientes a
1960-1969).
C o m o ya queda dicho, se esperaba que
los trabajadores contratados cubrieran las
carencias que existían en el mercado de trabajo manual. E n 1965-1968, prácticamente el
70% de la fuerza de trabajo foránea estaba
empleada en la industria manufacturera
—frente al 35% correspondiente al total de
la fuerza de trabajo manual de los Países
Bajos— y el 5% encontró empleo en la
industria de la construcción. Se trataba de una
fuerza de trabajo extranjera destinada básicamente a la producción; la contratación se
dirigía exclusivamente a trabajadores varones
porque era lo que se necesitaba. Hasta cierto
punto esto es reflejado por su relativa concentración en la manufactura, donde si bien la
m a n o de obra extranjera jamás alcanzó una
proporción importante del empleo total,
durante algunos períodos los recién llegados
representaron el crecimiento total del empleo
en este sector (por ejemplo, en 1961-1965).
E n la manufactura, —principal absorbente de inmigrantes en términos absolutos y
relativos— la m a n o de obra extranjera abundaba principalmente en las industrias de cerámica y porcelanas, cuero y piel, textiles,
metales y alimentación. Su notable ausencia
en la industria del vestido —habitual receptora de inmigrantes— puede explicarse en
parte por la ausencia de mujeres en la corriente inmigratoria. Las industrias enumeradas se contaban entre las de mayor intensidad
de m a n o de obra y entre las menos rentables,
c o m o lo indican sus niveles de productividad y
sus salarios inferiores al promedio. Algunas
aumentaban sus efectivos, pero otras los disminuían. La mayor parte de estas industrias
contaban con importantes proporciones de
ocupaciones manuales semicalificadas, a las
que se adaptaba bien el tipo de competencias
de inmigrantes procedentes de países con
predominio de las industrias tradicionales
(cuero, caucho, textil, cerámica, metalurgia).
E n general, la superabundancia de la
fuerza de trabajo inmigrante correspondía a
una diferencia de casi quince puntos en relación con la fuerza de trabajo manual total
Adriana Marshal!
empleada en la manufactura. N o obstante, la
super abundancia en cualquiera de estas industrias no excedía de cuatro puntos, aunque era
algo m á s acusada a nivel regional. Según
datos correspondientes a 1960-1969, la superconcentración en las industrias tradicionales
corrió paralelamente a una penetración de
m a n o de obra extranjera en prácticamente
todo el sector manufacturero (con excepción
de las artes gráficas y el tallado de diamantes)
y estuvo positivamente asociada con el índice
de demanda de m a n o de obra (con excepción
de la industria de la alimentación, la participación de trabajadores extranjeros fue m á s
amplia en las industrias con mayor cantidad
de vacantes). E n resumen, la m a n o de obra
extranjera mostró superconcentraciònes en
las industrias con alta densidad de fuerza de .
trabajo (y "sensibles a lasfluctuacionesen la
oferta de m a n o de obra"), pero también un
importante grado de difusión en todos los
sectores fabriles y de la construcción.8
E n otros países de Europa Occidental,
donde la participación de la fuerza de trabajo
extranjera en el empleo total es mucho más
importante que en los Países Bajos, se
observa un proceso de difusión hacia industrias distintas de las tradicionales "industrias
de inmigrantes". Esta difusión no siempre
altera la sobreabundancia básica que se halla
en las industrias tradicionales, con diferencias
bastante constantes entre las fuerzas de trabajo autóctona y foránea.
Böhning [1975], que estudió las industrias
fabriles de la República Federal de Alemania,
no halló correlación entre intensidad de m a n o
de obra y proporción de fuerza de trabajo
extranjera empleada en ese sector, lo que
parecía indicar que los trabajadores inmigrantes satisfacían necesidades de m a n o de
obra menos calificada y puestos de trabajo
socialmente indeseables en general.9 A u n q u e
algunas industrias con alta densidad de m a n o
de obra emplean grandes contingentes de
fuerza de trabajo extranjera, es claramente
visible su difusión en todo el sector industrial
intermedio, alcanzando también proporciones
nada desdeñables en algunos sectores con alta
densidad de capital. Hiemenz y Schatz [1976,
Los trabajadores inmigrantes y el mercado de trabajo: un análisis comparativo
p. 45], refiriéndose también a la industria
alemana, concluyen que "la proporción de
trabajadores extranjeros, hombres y mujeres,
guarda una relación directa con la proporción .
de trabajadores semicalificados y sin calificar
que se observa en la fuerza de trabajo masculina y femenina empleada en las distintas
industrias" y que, aunque las mujeres inmigrantes aparecen concentradas en mayor
medida aún que las alemanas en industrias
"estructuralmente débiles" (es decir, las que
compiten con las importaciones), no existe
una correlación similar en el caso de los
extranjeros varones.
E n lo que atañe a Suiza, Maillât y sus
colaboradores [1976] ofrecen datos que indican un proceso de difusión de la m a n o de obra
extranjera en todo el sector manufacturero.
Aunque la superabundancia de trabajadores
inmigrantes era perceptible en las industrias
tradicionales (vestido, textil y metalurgia) con
alta densidad de m a n o de obra (según valor
añadido por trabajador), en comparación con
los trabajadores suizos su representación excesiva fue m u y constante en el tiempo (19661974); además durante el mismo periodo
disminuyó la proporción de fuerza de trabajo
extranjera total en las industrias de este
sector.10 E n Suiza, la m a n o de obra foránea
había llegado en 1974 al 4 3 % del empleo total
en la manufactura, cifra que, por sí sola,
revela elocuentemente un proceso de difusión. Porcentajes tan altos c o m o el 40 y 50%
se observaron en las industrias intermediarias
y de uso intensivo de capital, tales como las
del papel, el tabaco, los plásticos y el caucho.
A d e m á s , en la industria química había tenido
lugar un rápido crecimiento de la participación de la m a n o de obra inmigrante.11
E n Francia parece no existir correlación
entre equipos modernos u obsoletos y la
presencia o ausencia de m a n o de obra extranjera [según Rerat y otros, citados en Tapinos
y otros, 1978].
E n una palabra, pese a la persistencia del
excesivo número en las industrias tradicionales, en los países europeos occidentales
puede detectarse una tendencia a la difusión
de los trabajadores extranjeros en todo el
537
mercado de trabajo industrial, pasando con el
tiempo de las industrias de fabricación con
mayor densidad de m a n o de obra a industrias
intermedias e incluso a sectores industriales
con elevada densidad de capital. Esta tendencia parece indicar que la demanda de m a n o de
obra inmigrante dimana de la necesidad de
una fuerza laboral de producción menos calificada por el desplazamiento a largo plazo de
la fuerza de trabajo autóctona hacia oportunidades más atractivas.
A d e m á s , las pruebas de que el empleo de
trabajadores extranjeros fue parí passu con la
innovación tecnológica corroboran la hipótesis según la cual en economías con escasez de
m a n o de obra y control de la inmigración, las
importaciones de fuerza de trabajo no afectan
adversamente la tecnología y la organización
de la producción, es decir, no crean demanda
de m a n o de obra a expensas de la productividad. E n los Países Bajos, por lo menos un
tercio de las firmas industriales encuestadas
que empleaban inmigrantes habían introducido o proyectaban introducir nuevos equipos
automáticos o racionalizar los métodos de
producción [Marshall, 1973]. Por otra parte,
en la minería, se empleó a extranjeros sólo
temporalmente, mientras se hacía efectivo el
proyectado cierre de las minas. 12 D e igual
manera, una "encuesta regional de empresarios efectuada en el suroeste de Alemania
puso de manifiesto que, en contra de lo
previsible, lasfirmasque empleaban extranjeros hacían mayores esfuerzos por reducir la
densidad de m a n o de obra mediante incrementos de los bienes de capital [...]. Por otro lado
[...] los extranjeros ocupan puestos de trabajo que, en m u y amplia medida, no pueden
ser sustituidos por maquinaria" [K. Höpfner,
1975, citado en Böhning, 1975, p. 13]. 13
Mano de obra excedente e
inmigración "espontánea"
Argentina
E n evidente contraste con los casos precedentes, Argentina y los Estados Unidos (ejemplo que examinaremos a continuación) son
538
"países de inmigración" típicos. L a emigración de fuerza de trabajo manual desde países
vecinos (particularmente Bolivia, Chile y Paraguay) a la Argentina es de origen tradicional,
numéricamente importante y crónica. Se ha
visto facilitada por la proximidad geográfica,
el idioma compartido y muchos rasgos culturales en común. 1 4 Sin embargo, nunca ha
alcanzado una proporción m u y significativa de
la fuerza de trabajo argentina, comparada con
la inmigración procedente de Europa.
E n la primera mitad del siglo X X la
inmigración de los países vecinos suplió una
insuficiente oferta de m a n o de obra local para
las actividades rurales en las provincias fronterizas. Desde mediados de los años 50, el
mercado de trabajo argentino pasó a una
situación de exceso de m a n o de obra a causa
del lento ritmo de la expansión económica,
aunque el país siguió presentando un nivel de
industrialización y de desarrollo socioeconómico general más alto que sus vecinos. Consiguientemente, en lugar de disminuir, la inmigración aceleró su ritmo durante el período
1956-60, prosiguiendo después de m o d o constante aproximadamente hasta 1976. Pese a la
transformación de las condiciones del mercado de trabajo, la política de inmigración,
fundada en los anteriores decenios de escasez
de la m a n o de obra, continuó siendo extraordinariamente permisiva. Esta actitud se vio
reforzada por las supuestas exigencias d e m o gráficas de la "seguridad nacional" (Argentina
tiene una población poco numerosa con respecto a su territorio) así como por el fantasma, siempre al acecho, del miedo a las
carencias de fuerza de trabajo que eran de
prever si la acumulación de capital se aceleraba hasta absorber las ofertas de m a n o de
obra nacional. Esta situación fue facilitada
aún m á s por la absoluta falta de oposición a la
libre inmigración por parte de los sindicatos.
Históricamente, los inmigrantes se asentaban
en regiones limítrofes con los países de procedencia, pero posteriormente se extendieron a
otras áreas, pasando además de las actividades rurales a las urbanas. C o m o consecuencia del relativo estancamiento económico o
del descenso en la demanda de m a n o de obra
Adriana Marshall
agrícola registrado en algunas de, las regiones
fronterizas de destino, tradicionales, muchas
corrientes inmigratorias cambiaron de rumbo
y se encaminaron hacia Buenos Aires, principal receptor también de las migraciones internas.
El papel de la fuerza de trabajo inmigrante en la economía argentina se modificó
con el aumento del desempleo. A partir de la
década de 1960, en condiciones de crecimiento casi nulo de la demanda de m a n o de
obra para la producción, el papel de la inmigración perdió importancia. D e hecho, en
todas las regiones receptoras con excepción
del área metropolitana de Buenos Aires, las
afluencias foráneas fueron de preferencia a las
provincias donde menos crecía el empleo. E n
las primeras fases de la inmigración de m a n o
de obra (antes de 1950), los trabajadores
inmigrantes habían satisfecho una demanda
de fuerza de trabajo económicamente específica y geográficamente localizada. Siguió
luego un período (1950-1960) durante el cual
la m a n o de obra extranjera tendió a llenar el
vacío creado por el éxodo de los trabajadores
locales que abandonaban las provincias para
establecerse en Buenos Aires. Finalmente, de
1960 en adelante (con la excepción de un
efímero auge expansionista a comienzos de los
años setenta), la fuerza de trabajo inmigrante
se vio desplazada por una m a n o de obra local
ya más que suficiente, incluso en los sectores
económicos donde los trabajadores extranjeros eran particularmente numerosos. E n la
mayoría de las provincias esto se tradujo en
un descenso de su participación en la fuerza
de trabajo local en general y en aquellas
actividades donde los inmigrantes habían
estado hasta entonces concentrados. E n comparación con las economías regionales, el
papel de la m a n o de obra extranjera en
Buenos Aires pareció adquirir mayor relieve,
ganando terreno realmente entre la población
económicamente activa. Pero este avance se
debió única y exclusivamente al agotamiento
de la anterior inmigración europea. La presencia de trabajadores inmigrantes en el sector
fabril, importante en su día, había venido
decreciendo desde 1960. D o s sectores econó-
Los trabajadores inmigrantes y el mercado de trabajo: un análisis comparativo
539
Trabajadores oriundos de Sri Lanka en la vendimia de Chablis, en Francia. Dumomier/Atias.
micos empezaron a atraer y absorber m a n o de
obra inmigrante: la construcción para los
hombres y el servicio doméstico para las
mujeres. Esto fue sumamente perceptible en
Buenos Aires, principal destino de las afluencias. C o m o consecuencia del estancamiento
de la d e m a n d a de m a n o de obra en el sector
fabril, el proceso de redistribución hacia los
sectores citados alcanzó también hasta un
cierto punto a la fuerza de trabajo nativa,
especialmente a los migrantes internos. L a
tendencia se inició en la década de 1960 y se
intensificó durante,la recesión definalesde los
setenta.
Tanto la construcción c o m o el servicio
doméstico representan ejemplos típicos de
actividades "sensibles a lasfluctuacionesen la
oferta de m a n o de obra" y ambas recluían a.
su personal a través de las acostumbradas
redes sociales informales. E n Buenos Aires,
la d e m a n d a de servicio doméstico parece
haber sido infinitamente elástica. L a construcción residencial no ha innovado en las técnicas de edificación ni ha adoptado métodos
habituales en otros países. L a afluencia de
m a n o de obra compuesta de migrantes internos y foráneos parece haber contribuido a la
demora de la innovación, en detrimento de la
productividad de la fuerza de trabajo en
términos absolutos. E s m á s , la abundancia de
m a n o de obra estimuló la proliferación de la
subcontratación y de otras prácticas contractuales que afectaron adversamente a los trabajadores, contribuyendo, por ejemplo, a que
no se pagaran los beneficios sociales y se
mantuviera la inestabilidad del empleo en la
construcción.
El exceso de trabajadores extranjeros
aumentó en la construcción durante la década
de 1960 (posiblemente también durante la de
1970),1S y su participación en el empleo
aumentó tanto en la construcción c o m o en el
Adriana Marshall
540
servicio doméstico. Esta tendencia, junto con
el deterioro de la productividad, parece indicar que, hasta cierto punto al menos, la
inmigración creó su propia demanda en la
mayor parte de las actividades sensibles a las
fluctuaciones de la m a n o de obra.
Dentro del sector fabril, los trabajadores
procedentes de países vecinos se concentraron
en las industrias con m á s bajos niveles de
productividad del trabajo16 y con índices
salariales inferiores al promedio [Marshall,
1980]. Había superabundancia de varones en
la industria textil, del vestido y el cuero, de la
madera y el mobiliario y de los minerales no
metálicos.17 Las mujeres trabajaban básicamente en la confección y secundariamente en
textiles. Tanto hombres c o m o mujeres eran
con bastante frecuencia artesanos por cuenta
propia (carpinteros, zapateros remendones,
modistas), debido a la escasez de oportunidades de empleo en las fábricas y a la imposibilidad de substituir a una fuerza de trabajo
nativa —especialmente los migrantes internos— que por su parte tenía cada vez menos
oportunidades de empleo. El trabajo por
cuenta propia aumentó probablemente entre
los inmigrantes durante la década de 1970 (es
lo que sucedió respecto a la fuerza de trabajo
de Buenos Aires en su conjunto), en concomitancia con las bajas absolutas registradas en el
empleo asalariado.
E n términos generales, las probabilidades de estimulación del crecimiento de la
demanda de m a n o de obra merced a la
abundancia de la misma disminuyeron a
medida que la crisis se intensificaba. L a
demanda de fuerza de trabajo es sensible a la
afluencia de m a n o de obra barata sólo mientras pueda venderse el producto. L a contracción del mercado interior y, m á s generalmente, el enorme deterioro del poder adquisitivo, afectaron negativamente la producción,
incluida la construcción residencial, de 1976
en adelante. Ésta situación terminó por desalentar la inmigración, debido a la drástica
reducción de las posibilidades de obtener
empleo en actividades sensibles a la afluencia
de m a n o de obra tanto c o m o a la mengua de
los ingresos potenciales. Esta evolución revela
que la "creación de demanda" también tiene
sus limitaciones, que no provienen del mercado de trabajo, ni de los métodos de producción, sino de la demanda global de bienes y
servicios. Tales restricciones son más evidentes en economías periféricas que, como la
de Argentina, tienen un escaso dinamismo
interno.
Los Estados Unidos
Al igual que Argentina, los Estados Unidos
han recibido varias "olas" de inmigración. E n
esta sección abordaremos la nueva ola de
inmigración que se produjo después de modificada su política de inmigración en 1965. Este
cambio trajo consigo una alteración radical de
la composición de las corrientes inmigratorias
en cuanto a origen nacional se refiere, con un
importante aumento de la inmigración latinoamericana, asiática y caribeña (no hispánica).
Dentro de dichas corrientes llegan pobladores
tanto legales c o m o ilegales. Nueva York es
una de las principales áreas receptoras de
inmigrantes de la nueva ola; el mayor incremento de la población inmigrante se produjo
durante los años setenta. E n 1980, la fuerza
de trabajo inmigrante (legal e ilegal) representaba una fracción m u y significativa de la
oferta total de fuerza de trabajo manual
disponible en el área metropolitana de Nueva
York, 1 9 en el contexto de una población
demográficamente estancada y de una neta
emigración interior de nativos, incluyendo los
negros. Nueva York es un ejemplo importante de la incorporación de inmigrantes al
mercado de trabajo estadounidense, motivo
por el cual lo examinaremos con cierto detalle.
Si los trabajadores inmigrantes han substituido generalmente a la m a n o de obra nativa
en el mercado de trabajo manual de Nueva
York, el proceso ha afectado principalmente
al sector manufacturero. L a orientación cada
vez mayor de los inmigrantes hacia el sector
fabril coincidió con el persistente descenso del
empleo de trabajadores de la producción, en
términos absolutos y relativos, durante la
década de 1960 y aún más espectacularmente,
en la de 1970 en dicho sector. Las pautas de la
Los trabajadores inmigrantes y el mercado de trabajo: un análisis comparativo
541
Trabajadores inmigrantes procedentes del Yemen en una refinería de petróleo de Arabia Saudita.
St. Duroy/Rapho.
distribución industrial de la inmigración de la
nueva ola en general, y de los latinoamericanos en particular, fueron contra las tendencias
que caracterizaron la evolución de la estructura del empleo en Nueva Y o r k , y ello de dos
maneras distintas. Primero, la participación
de trabajadores inmigrantes en la manufactura tendía a aumentar con las llegadas sucesivas. Segundo, dentro del referido sector fabril,
la m a n o de obra inmigrante tendía a concentrarse en determinadas industrias decadentes
en términos de volumen de empleo y, lo que
es aún m á s significativo, que hacia 1970 parecían las m e n o s aptas para sobrevivir en el
proceso de especialización económica. E n
ambos procesos de colocación (sectorial e
interno del sector fabril), los inmigrantes
hispánicos viéronse acompañados por casi
todas las demás afluencias recientes de trabajadores manuales extranjeros, aunque las tendencias son m á s acusadas por lo que a la
inmigración hispánica se refiere. E n cambio,
los nativos fueron retirándose cada vez m á s de
la industria manufacturera.
Los aspectos comunes de la inserción de
los inmigrantes de diversos orígenes nacionales en la estructura del empleo de Nueva
York indican el papel determinante que las
alternativas económicas disponibles para los
trabajadores manuales extranjeros desempeñaron en el proceso de distribución. Dentro
de la g a m a de opciones disponibles, cada
categoría étnica muestra un patrón de inserción económica distinto. Sin duda, el establecimiento de fronteras ocupación ales por los
primeros inmigrantes con la m i s m a o parecida
identidad étnica creó canales que las nuevas
corrientes inmigratorias solían seguir; luego
estas "vías ocupacionales" afectaron no sólo
las preferencias de la oferta, sino también las
de la d e m a n d a , es decir, las prácticas de
contratación de los patronos y sus prejuicios
acerca de determinados rasgos étnicos en
relación con los requerimientos del trabajo.
542
Pueden citarse muchos ejemplos del efecto
acumulativo producido por la atracción de
nuevos inmigrantes hacia actividades específicas por sus predecesores nacionales o étnicos,
a través de las bien conocidas redes sociales
que proporcionan refugio y empleo. N o obstante, su influencia se ve restringida por las
condiciones de recepción predominantes en
cada m o m e n t o . N o es nada sorprendente, a
este respecto, que con el descenso del empleo
en las fábricas, incluso ocasional, con el
creciente desempleo en Nueva York y con el
incremento de la inmigración en la zona, las
mujeres latinoamericanas, que al principio
raras veces se habían orientado hacia el servicio doméstico, aumentaran posteriormente su
participación en esta impopular actividad. Las
barreras étnicas no son impenetrables, pero
son modificadas por la disponibilidad de oportunidades de empleo y por. la fase peculiar en
que se encuentre el proceso de inmigración.
E n el sector fabril de Nueva York, los
trabajadores inmigrantes están excesivamente
representados en industrias con niveles de
desempleo superiores al promedio. Esta era la
situación de los inmigrantes varones (con
excepción de los asiáticos) en 1970, en todas o
en algunas de las siguientes: industrias varias
(bienes no perecederos), vestido, textiles,
plásticos, calzado y otros productos de cuero y
bienes perecederos sin especificar. Las mujeres inmigrantes aparecían concentradas en un
m e n o r número de actividades: vestido, cuero
e industrias varias. N o parece que valga la
pena destacar ninguna pauta de distribución
étnica en el sector fabril, aparte de la superabundancia común a todos los inmigrantes en
comparación con los nativos.
Las industrias que habitualmente e m plean inmigrantes son las que pagan salarios
m á s bajos y se cuentan entre las de mayor
densidad de m a n o de obra: producción por
hora-hombre inferior al promedio; proporción
de costo de personal m á s elevada; niveles
inferiores de nuevas inversiones de capital.
Poseen proporciones de m a n o de obra calificada inferiores al promedio, pero hay numerosas ocupaciones semicalificadas.20 Su composición a este respecto ofrece una oportunidad
Adriana Marshall
objetiva para el empleo de las competencias,
propias de la industria tradicional, de los
trabajadores extranjeros. Estas industrias
eran menos rentables y menos competitivas en
1970. Sin embargo, con el crecimiento de la
inmigración durante los años de esta década,
mejoraron considerablemente su posición en
ambos aspectos, tanto en relación con el área
de Nueva York c o m o en el contexto de los
Estados Unidos en general.
E n suma, durante los años sesenta, la
combinación de niveles salariales ínfimos,
baja rentabilidad y competitividad y bajos
niveles de gastos de capital se asoció con una
desproporcionada confianza en el uso de
m a n o de obra extranjera. El sobreempleo de
trabajadores inmigrantes resultó ser la consecuencia de una opción deliberada por parte de
algunos sectores industriales; la más baja
rentabilidad implicaba una menor capacidad
tanto para subir los salarios por encima de sus
niveles, ya relativamente bajos, como para
invertir en tecnologías substitutivas de la
m a n o de obra y en bienes de equipo. Los
salarios ínfimos y las anacrónicas condiciones
de trabajo tendían a ser rechazados por las
generaciones m á s jóvenes de trabajadores
manuales nativos (como se ha demostrado),
mientras tuviesen mejores alternativas. Las
preferencias subjetivas de los trabajadores
nativos coincidieron con las dificultades objetivas arrostradas por algunas industrias para
abordar una modernización estructural real,
lo que a su vez creó la posibilidad de incrementar el empleo de m a n o de obra foránea.
Durante los años setenta, con nuevas
disminuciones del empleo en el área de Nueva
York, el consiguiente aumento del paro y el
incremento de la oferta de m a n o de obra
inmigrante, las pautas ya observadas a finales
de la década precedente se intensificaron. L a
abundancia de m a n o de obra extranjera llevó
a las mencionadas industrias a descuidar por
completo la modernización estructural. L a
rentabilidad y la competitividad mejoraron en
gran medida gracias al lento crecimiento salarial y la intensificación de los procesos de
trabajo (pago a destajo), el recurso a prácticas contractuales ya caducas y la proliferación
Los trabajadores inmigrantes y el mercado de trabajo: un análisis comparativo
de la subcontratación y el trabajo a domicilio:
Estas son también expresiones de la sensibilidad de la demanda de m a n o de obra a la
oferta abundante de fuerza de trabajo barata,
como fue el resurgimiento de las pequeñas
empresas en sectores económicos específicos.
E n las postrimerías de los años setenta, el
patrón comparativo de distribución industrial
de ambas fuerzas de trabajo, inmigrante y
nativa, característico de los últimos años de la
década anterior, no se había modificado radicalmente. Si hubo algún cambio, fue hacia un
contraste y una estratificación mayores que
antes, en parte como consecuencia del mayor
número de trabajadores manuales entre los
recién llegados21 y en parte también como
resultado de la índole de las opciones disponibles para ellos en la economía receptora.
Entre 1970 y 1980 se intensificó la disparidad
entre las fuerzas de trabajo nativa y extranjera (los latinoamericanos especialmente) en
relación con sus participaciones respectivas en
el sector fabril. E n 1980, alrededor del 35%
de la totalidad de los inmigrantes "legales" y
el 48% de los latinoamericanos en la misma
condición estaban empleados en este sector,
que sólo absorbía el 1 7 % de la fuerza de
trabajo total de Nueva York y sin duda una
proporción menor de trabajadores nacionales.
También los trabajadores extranjeros "ilegales" estaban excesivamente representados en
actividades del sector fabril. A d e m á s , después
de 1970 la orientación hacia la manufactura
tendió a aumentar con cada nueva cohorte de
inmigrantes (según el momento de llegada).
Tanto dentro como fuera del referido sector,
la m a n o de obra inmigrante tendía a situarse
preponderantemente en actividades sensibles
a las fluctuaciones de la oferta de m a n o de
obra, ya fueran las industrias del vestido y
confección u otros componentes de industrias
varias, restaurantes, limpieza de oficinas o
servicio doméstico. L a superconcentración de
inmigrantes en las industrias sensibles mencionadas parece haberse incrementado. Las mujeres latinoamericanas, por ejemplo, mostraron
un aumento de concentración en la industria
del vestido (mientras que el 51% de las
mujeres latinoamericanas empleadas en el
543
sector fabril en 1970 trabajaban en el vestido
[Marshall, 1983], el 69% de las dominicanas y
el 6 7 % de las colombianas empleadas en
fabricación lo hacían en esa industria en 1981
[Gurak y Kritz, 1983].
Análisis comparativo
Tres sectores urbanos, absorben, en proporciones variables, la mayor parte de la m a n o de
obra manual inmigrante: la manufactura, la
construcción y el servicio doméstico. Dentro
del sector manufacturero, las industrias tradicionales en las que los salarios son m á s bajos y
la densidad de m a n o de obra m á s elevada,
que son a veces las menos rentables y cuentan
frecuentemente con una proporción de puestos de trabajo semicalificados superior a la
media, reciben contingentes de trabajadores
foráneos superiores al término medio. Esta
regla general que caracteriza la distribución
comparativa de los trabajadores inmigrantes
respecto de la fuerza de trabajo autóctona
parece aplicarse en todas partes, ya sea en
Nueva York, Buenos Aires o Rotterdam
(véanse los cuadros 1 y 2).
Sin embargo, más allá de estos aspectos
comunes de los procesos de distribución en
economías receptoras de inmigrantes m u y
diversas, varias pautas divergentes merecen
ser examinadas en forma más detallada.
La difusión contrapuesta a la
concentración
A pesar de que la proporción de trabajadores
inmigrantes sigue siendo m u y elevada en
comparación con la fuerza de trabajo autóctona en industrias con uso intensivo de m a n o
de obra, en los Países Bajos, la República
Federal de Alemania, Francia y Suiza (e
incluso en Nueva York en periodos en que las
condiciones del mercado de trabajo eran más
favorables: 1956/70 por ejemplo), 22 pudo
apreciarse también una tendencia hacia la
difusión a otras industrias. Se trataba generalmente de industrias intermedias (así definidas
por su densidad de m a n o de obra, su producti-
544
Adriana Marshall
concentraron en la construcción, o en Nueva
York con las inmigrantes latinoamericanas y
asiáticas, que se orientaron con ritmo creciente hacia una única industria: la del
vestido. L a superconcentración en aumento
indica, a m i juicio, que m u y posiblemente
estos inmigrantes estimulaban su propia
demanda merced al mecanismo de los costos
comparativos e influyendo en las técnicas de
producción y en la organización, así c o m o en
las relaciones sociales y las prácticas contrae^
tuales. Esta interpretación es corroborada por
la información disponible sobre dos aspectos:
primero, la evolución negativa de la productividad de la fuerza de trabajo y la penetración,
si no incremento, de la subcontratación y la
inestabilidad del empleo en la construcción
(Buenos Aires);23 segundo, la intensificación
del proceso de trabajo debido a un creciente
recurso al procedimiento de pago a destajo en
el vestido además del auge de las pequeñas
empresas en este ramo y el resurgimiento del
sistema de trabajo a domicilio (Nueva York).
E n una palabra, la superconcentración fue a
la par de manifestaciones de efectos negativos
sobre las técnicas de producción y las prácticas contractuales. E n cambio, estas repercusiones desfavorables no fueron localizadas por
la investigación llevada a cabo en Europa
Occidental.
fueron contratados por todas las industrias con
Para concluir, la difusión coincidió siemabsoluta independencia de a) la mayor o menor
pre con una auténtica demanda de m a n o de
densidad de capital o de m a n o de obra, b) la obra para la producción y una inmigración
expansión o contracción del empleo, y c) el
controlada, mientras que la tendencia contragrado de crecimiento o reducción del elemento
no humano del capital. Esto parece indicar que ria guardó estrecha relación con el proceso de
creación de d e m a n d a en el sector sensible a
la importación de m a n o de obra satisface una
las oscilaciones de la oferta de m a n o de obra
necesidad estructural de trabajadores de baja
calificación profesional, aun en las industrias con merced a una inmigración espontánea de
alta densidad de capital.
trabajadores.
vidad, etc.) pero a veces también de sectores
con mayor densidad de capital. L a creciente
penetración de la fuerza de trabajo inmigrante en el conjunto del sector manufacturero puede explicarse en parte por el extraordinario peso que llegó a adquirir en la totalidad del empleo manual (como ocurrió en
Suiza), pero la difusión también se produjo en
mercados de trabajo donde la participación de
la m a n o de obra extranjera no era tan significativa (los Países Bajos). Por otra parte, tal
difusión n o parece haber existido en otras
regiones donde los trabajadores inmigrantes
llegaron a representar de 30% a 40% de la
oferta de fuerza de trabajo manual total,
c o m o sucedió en Nueva York durante el
decenio de 1970.
L a penetración de las industrias manufactureras n o tradicionales es posible cuando la
d e m a n d a de m a n o de obra adicional es real,
debido al déficit de fuerza de trabajo productiva creado por el persistente movimiento de
los nativos hacia puestos calificados y n o
manuales. Estos procesos prevalecieron en
Europa Occidental durante los años sesenta y
los primeros años setenta. E n este sentido, es
indiscutible que, c o m o informa Böhning [1975,
p . Il], en Europa Occidental los trabajadores
extranjeros
L a difusión n o se produjo allí donde no existía
una d e m a n d a excesiva de m a n o de obra
productiva. E n estas circunstancias, se
observó una tendencia hacia el aumento de la
concentración excesiva de los trabajadores
inmigrantes en ciertos sectores económicos 1
sensibles a lasfluctuacionesde la oferta de
m a n o de obra, c o m o ocurrió en Buenos Aires
con los inmigrantes de sexo masculino que se
Función de las condiciones
del mercado laboral
y de las políticas gubernamentales
Nuestro análisis parece indicar que la distribución de la m a n o de obra inmigrante puede ser
determinada tanto por las condiciones del
mercado de trabajo c o m o por las medidas de
control adoptadas por los gobiernos. Resulta
Los trabajadores inmigrantes y el mercado de trabajo: un análisis comparativo
Agricultura urbana introducida en Nueva York por los inmigrantes chinos. Diariamente se cosechan de
20.000 a 25.000 kilos de soja en los sótanos de los edificios neoyorkinos. A . Tannenbaum/Sygma.
casi imposible aislar la función de cada uno de
estos factores, toda vez que, en los casos
examinados, el exceso de demanda de m a n o
de obra coincidía con el control de la inmigración, la regulación de la distribución y una
mayor intervención de las autoridades en la
gestión económica, mientras que la inmigración espontánea coexistía con índices crecientes de desempleo y políticas económicas
de laissez-faire.
L a experiencia reciente de Europa Occidental apunta tal vez hacia algunos hechos
nuevos bastante esclarecedores. Los países
europeos occidentales han procurado contener la inmigración a medida que aumentaba el
desempleo, lo que ha llevado a reducir los
contingentes de inmigración y a disminuir o
detener las afluencias, y a veces incluso a u n
neto movimiento de retorno a los países de
origen. Los cambios en la composición de las
nuevas afluencias y en el censo general de
inmigrantes han reflejado la aplicación de
políticas de reunificación familiar; a d e m á s , el
censo de inmigrantes experimentó u n alza en
el índice d e participación de la fuerza de
trabajo cuando los cónyuges y los hijos inmigrantes que habían alcanzado la edad laboral
entraron en el mercado de trabajo [Tapinos,
1983]. Cabría preguntarse en qué medida esta
fuerza de trabajo que se incorpora h o y a los
mercados laborales en condiciones totalmente
contrarias a las que imperaban cuando llegaron sus predecesores puede reproducir en
Europa Occidental lo ya sucedido en N u e v a
York y Buenos Aires. L a nueva fuerza d e
trabajo inmigrante puede m u y bien crear su
propia d e m a n d a en algunas actividades sensibles a las variaciones de la oferta de m a n o de
obra, en abierto conflicto con los objetivos d e
la inmigración y las políticas económicas. Por
lo demás, la inmigración "ilegal" acrecentada,
con rasgos semejantes a la inmigración indocumentada padecida en los Estados Unidos
fenómeno éste relativamente nuevo en
545
546
Adriana Marshall
E u r o p a Occidental, según Tapinos [1983],
podría tener efectos comparables. Es un tema
que merece investigación empírica más c o m pleta en Europa Occidental.
de las industrias con m a n o de obra extranjera
superabundante. Vale la pena mencionar aquí
algunas diferencias derivadas del análisis comparativo.
Suele argumentarse que las industrias
Los inmigrantes c o m o alternativa
que emplean grandes proporciones de extranpara la m a n o de obra nativa
jeros arrostran particulares apremios con ocasión de los aumentos de los costos salariales.
Dejando aparte el caso de Europa Occidental Con frecuencia son menos rentables que las
y de la emigración a zonas con escasez de demás, y tienen una proporción de costos
m a n o de obra en general, de la comparación laborales sobre costos totales superior al proentre los casos de Nueva York y Buenos Aires medio; y han de hacer frente, en el mercado
(emigración espontánea a zonas con exce- interior, a la competencia de productos impordentes de fuerza de trabajo) se desprenden tados m á s baratos procedentes de países
algunas observaciones valiosas.
menos desarrollados, o bien han de competir
L a persistente reducción de la demanda en el mercado exterior limitando las subidas
de m a n o de obra en el sector manufacturero de los precios; m á s generalmente, parecen
que tuvo lugar tanto en Buenos Aires c o m o verse afectadas por limitaciones concretas al
en N u e v a York produjo en la primera de estas trasladar los aumentos de los costos a los
ciudades no sólo una superconcentración de preciosfinales.El caso de la construcción en
trabajadores extranjeros (hombres) en el sec- Buenos Aires puso de manifiesto que esto no
tor d e la construcción sino también la de es una regla general que explique el exceso de
emigrantes internos nativos, y en menor medi- representación de m a n o de obra inmigrante
da una redistribución de la propia fuerza de barata: aunque la construcción es una activitrabajo oriunda de la zona, empujada hacia el dad con elevada densidad de m a n o de obra y
m i s m o sector. E n la segunda ciudad, en cam- tiene costos laborales altos, no era menos
bio, concurrió con el movimiento de nativos rentable ni estuvo sujeta a limitaciones de
hacia el mercado de trabajo n o manual. subida de los precios. H a sido una de las
Consiguientemente, mientras que en Buenos actividades económicas más rentables de la
Aires la m a n o de obra extranjera fue tornán- Argentina, produciendo elevados beneficios a
dose cada vez más excedentária y se vio des- corto plazo, no es exportable y no sufre la
plazada por trabajadores nativos (aún más du- competencia de la importación. C o n estos
rante la crisis reciente), en Nueva York la fuer- argumentos queremos destacar que, en deterza de trabajo foránea substituyó en medida cre- minadas circunstancias, la distribución de los
ciente a los trabaj adores n ativos dentro del decli- inmigrantes puede explicarse, n o por una
nante sector manufacturero. A este respecto necesidad específica preexistente de m a n o de
debiera investigarse el papel desempeñado por obra más barata, sino únicamente en virtud de
las rentas de aportación pública (beneficios un simple proceso de autoalimentación: los
sociales, subsidios de paro), que existen en los inmigrantes fomentan el crecimiento de la
demanda de m a n o de obra foránea y contriEstados Unidos pero no en Argentina, así c o m o
i el comportamiento de los trabajadores m a n u a - buyen a la persistencia de técnicas productivas
anticuadas en actividades sensibles a las fluc! les nativos en ambas situaciones.
tuaciones d e la oferta de m a n o de obra,
Las industrias con superabundancia de mano adecuadas a sus competencias profesionales
tradicionales.
de obra extranjera
N o s h e m o s referido ya a los rasgos comunes
Traducido del inglés
Los trabajadores inmigrantes y el mercado de trabajo: un análisis comparativo
547
C U A D R O 1. Distribución de la fuerza de trabajo extranjera y nativa en sectores económicos
escogidos (porcentajes)"
Sector e industria
Sexo
Extranjera
Nativa
69,0 (1965)
34,8 (1968) c
63,5
50,5
32,5
39,5
35,2
11,6
31,9
23,6
Migraciones
internas
M a n o de
obra local
21,4
23,2
21,5
32,3
14,3
33,1
' 6,3
6
Países Bajos
Industria manufacturera
República Federal de
Alemania (1977)
Industria manufacturera
Francia (1975)
Construcción
Industria manufacturera
N u e v a Y o r k (1970)fc
Industria manufacturera
Buenos Aires (1970)
Construcción
Servicio doméstico
Hombres
Hombres
Mujeres
Hombres
Mujeres
39,2 d
64,5 d
Hombres
Mujeres
53,4
45,0
41,5
58,6
29,2 e
41,0 e
9,3
a. C o n relación a la tuerza de trabajo total de cada origen. Sectores escogidos er los que la proporción de m a n o de obra
extranjera es m u y elevada.
b. Trabajadores manuales solamente.
e. Porcentaje del conjunto de la fuerza de trabajo holandesa.
d. Latinoamericanos solamente.
e. Bolivianos, paraguayos y chilenos, respectivamente.
Fuentes: Marshall [1973 y 1983]; Marshall y Orlansky [1982]; Tapinos yotros [1978]; S O P E M I (Sistema de Información
Permanente sobre la Emigración), Informe de 1978, París, O C D E .
548
Adriana
Marshall
C U A D R O 2 . Industrias manufactureras: proporción de fuerza de trabajo extranjera y nativa en las
"industrias de inmigrantes" (porcentajes)0
Sector
Sexo
Países Bajos (1969)''
Suiza
(1966)c
(1974)c
N u e v a Y o r k (1970) ¿
Buenos Aires (1970)c
Hombres
Mujeres
Hombres
Mujeres
43,2'
71,3 /
53,4
73,3
Extranjera
Nativa
68,8
31,7
27,0
54,0*
15,4
12,0
Migraciones
internas
M a n o de
obra local
21,2
52,0
27,3
51,6
26,1
49,4
30,7
61,4
a. C o n relación a la fuerza de trabajo total de cada origen. Las "industrias de inmigrantes", especificadas a continuación en
las notas b a e son aquellas en que la proporción de trabajadores inmigrantes es excesiva. La superabundancia se define
con arreglo a criterios específicos de cada país.
b. Metalurgia, industria textil, de la cerámica, porcelana, cuero, piedra y caucho, alimentación y bebidas. Se trata
únicamente de trabajadores manuales.
c. Metalurgia, textiles y vestido.
d. Bienes no perecederos varios, textiles, vestido, plásticos, cuero y bienes perecederos no especificados, en cuanto a los
hombres; vestido y cuero respecto de la m a n o de obra femenina. Se trata de trabajadores manuales solamente.
e. Textiles, vestido, cuero, madera y mobiliario y minerales no metálicos, en cuanto a los hombres; vestido respecto de las
mujeres.
/. Inmigrantes latinoamericanos solamente.
g. Porcentaje del total de la fuerza de trabajo holandesa.
Fuentes: Marshall [1973 y 1983]; Maillât y otros [1976]; cuadros especiales del Censo de Población Argentino de 1970
(inédito).
Notas
1. N o se toman en cuenta aquí
los inmigrantes que llegaron con
el capital necesario para
convertirse en patronos en el
área receptora, ni los que
llegaron a ser empresarios en
virtud de una movilidad
ascendente (aunque
frecuentemente constituyen la
fuente de empleo de los
trabajadores inmigrantes).
2. La repercusión directa sobre
la demanda de mano de obra
difiere de los efectos indirectos
derivados del aumento del
consumo debido a la población
inmigrante, del crecimiento de
la inversión fomentado por los
beneficios que aportan los
inmigrantes o del aumento de
las exportaciones inducido por el
regreso de los emigrantes a sus
países de origen.
3. Por ejemplo, en 1979, el
43,5% de los asiáticos, el 60%
Los trabajadores inmigrantes y el mercado de trabajo: un análisis comparativo
de los sudamericanos y el 68%
del resto de latinoamericanos y
de inmigrantes procedentes del
Caribe no hispánico
económicamente activos en el
m o m e n t o de su admisión en los
Estados Unidos, eran
trabajadores manuales en sus
países natales. L a proporción
había ido aumentando con el
tiempo [Marshall, 1983].
4. E n Francia, alrededor del
80% de la población extranjera
económicamente activa
desempeñaba tareas manuales
(1973); esta cifra asciende al
92% si se consideran solamente
los asalariados [Tapinos y otros,
1978]. E n la República Federal
de Alemania y los Países Bajos
esta proporción alcanzaba
prácticamente el 100%.
5. Esta proporción varía según
los diversos grupos nacionales,
pues la composición de las
corrientes inmigratorias difiere
entre unos y otros.
6. A u n q u e globalmente ha
venido perdiendo importancia,
el papel de la m a n o de obra
extranjera, sobre todo
estacional, fue y sigue siendo
m u y destacado en el sector
agrario de algunos países
(p. ej., Francia, Estados
Unidos, Argentina). L a
emigración estacional responde,
por lo general, a una auténtica
escasez de m a n o de obra
durante las cosechas u otros
períodos críticos, y no la
tenemos en cuenta aquí.
7. Se incluyen también
observaciones pertinentes
acerca de otros países de Europa
Occidental, a saber, la
República Federal de Alemania,
Suiza y Francia. Salvo indicación
contraria, la información sobre
los Países Bajos proviene del
trabajo de Marshall [1973],
donde se dan numerosos detalles
sobre las fuentes de datos y la
bibliografía correspondiente.
8. Carezco de información
sobre la evolución de la m a n o de
obra extranjera en el sector
manufacturero durante la
década dé 1970.
9. Para más detalles, véase
Böhning [1975].
10. Esta proporción se calcula
con arreglo a los datos
presentados en los cuadros 16 y
18 del trabajo de Maillât y otros
[1976]. Se refiere sólo a
trabajadores extranjeros con
permiso de residencia. Los
inmigrantes permanentes
muestran un exceso de
representación ligeramente
inferior.
11. También sobrevinieron
aumentos rápidos en otras
industrias con alta densidad de
m a n o de obra, c o m o la relojería
y joyería, y en industrias
intermedias c o m o la del papel
[Maillât y otros, 1976].
12. Otra expresión de la
transformación estructural es la
concentración económica. El
empleo de trabajadores
extranjeros en los Países Bajos
se vio frecuentemente
acompañado por un aumento
del número de fusiones: durante
el periodo 1958-1970, el número
de fusiones registrado en las
industrias textil y metalúrgica,
industrias ambas con
sobreabundancia de m a n o de
obra extranjera, fue superior al
de cualquier otra industria.
549
14. Cuando no se citan otros
autores, la descripción sobre el
caso argentino se basa en el
artículo de Marshall y Orlansky
[1982] y en los datos y
referencias citados en ese
artículo.
15. Los datos sobre el empleo
de los inmigrantes durante la
década de los setenta son m u y
escasos.
16. Según las estadísticas
relativas a la productividad del
Ministerio de Trabajo de la
República Argentina [1981].
17. C o n arreglo a los cuadros
especiales del Censo de
Población Argentino de 1970,
inédito.
18. Según datos inéditos sobre
"los permisos de residencia
concedidos" por la Dirección
General de Migraciones
(1977-1979). Las diferencias
entre nacionalidades eran a
veces importantes (por ejemplo,
las mujeres bolivianas
trabajaban en el comercio,
mientras que las paraguayas lo
hacían en el servicio doméstico y
c o m o modistas), pero aquí sólo
se estudian las cifras globales
correspondientes a los
trabajadores inmigrantes en su
conjunto.
19. Salvo indicación contraria,
la descripción del caso de N u e v a
York está basada en las
conclusiones de la investigación
de Marshall [1983], en cuyo
estudio se dan numerosos
13. Las pruebas de la
detalles sobre bibliografía y
repercusión de la inmigración
fuentes de información. L a
masiva sobre la transformación
estructural c o m o en el caso de
estimación del peso de la m a n o
Suiza no son concluyentes.
de obra inmigrante en las ofertas
Maillât sugiere que la
de fuerza de trabajo manual de
inmigración contribuyó a
Nueva York varía según la cifra
retrasar el cambio estructural de
sobre inmigración ilegal que se
las industrias manufactureras,
acepte, desde aproximadamente
pero que esta situación puede
un 20% (inmigración legal
también explicarse por los
solamente) hasta un 40%
rasgos específicos de la industria
(basada en una hipótesis
suiza y su necesidad de
"máxima" de la inmigración
flexibilidad durante los periodos ilegal). Marshall [1983]
de expansión.
proporciona detalles sobre la
Adriana Marshall
550
Habilidad de las estimaciones.
21. Véase nota 3, más arriba.
20. El caso extremo es el del
vestido, donde
aproximadamente el 8 0 % de
todos los empleos en talleres
(mano de obra productiva) es de
carácter semicalificado.
22. Según datos relativos a los
empleos hacia los que se
orientan los distintos grupos de
inmigrantes en Nueva York
(cuadros especiales del Censo de
Población de Estados Unidos
correspondiente a 1970, en
Marshall [1983]).
23. E n Buenos Aires, la
abundancia de m a n o de obra se
debía a las corrientes
migratorias internas tanto como
a la inmigración internacional.
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O I T / W E P R . (Documento de
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Vliiy}^j&3ïs)l\ Q g iJL&g W&MiJj&è
.„„._
Adaptación y
conflictos socioculturales en los
países receptores de inmigrantes
Anthony H . Richmond
Los procesos de aculturación e integración la "asimilación" de los inmigrantes solían
social de los inmigrantes son tan complejos basarse en una representación errónea, excesic o m o las sociedades implicadas en los movi- vamente simplificada, de las características de
mientos internacionales de población. Estas los inmigrantes mismos y de las condiciones
migraciones comprenden: el libre desplaza- imperantes en las sociedades de origen y de
miento de trabajadores entre países pertene- llegada. E n el siglo xix y principios del x x , las
cientes al Mercado C o m ú n Europeo, el éxodo olas de inmigración a Norteamérica y otras
de profesionales de países en desarrollo del regiones del N u e v o M u n d o se componían
tercer m u n d o , el continuo movimiento de mayormente de campesinos sin instrucción
personal dentro y entre países antiguos y y eran recibidas por países que estaban a su
nuevos de la C o m m o n vez experimentando, towealth británica, el e m dos los trastornos inhepleo de Gastarbeiter en
Anthony H . Richmond es catedrático
rentes a las fases iniciales
de sociología en la Universidad de
Europa, así c o m o el éxode la urbanización y la
York (Toronto). H a desempeñado
do de refugiados y expulindustrialización.
Los
cargos en varias universidades del
sados de países víctimas
problemas
de
adaptación
Reino Unido, Canadá y Australia. Es
de guerras intestinas o de
autor de: Colour prejudice in Britain sociocultural sufridos por
conmociones políticas.
(1954); The colour problem (1955estos inmigrantes eran
1961); Postwar immigrants in Canada
H a y que ser cautelosos
m u y distintos de los que
(1967); Migration and race relations afectan hoy. a aquellos
con las generalizaciones
in an English city (1973); en colaboraa partir de cualquiera de
cuyos desplazamientos inción con W . E . Kalbeck, Factors in
estas situaciones diverternacionales
han tenido
the adjustment of immigrants and their
sas, algunas de las cuales
descendants (1980).
lugar en la era de los
presentan características
reactores, la radio, el tesingulares. A d e m á s , los
léfono, la televisión y la
procesos de adaptación
informática. A u n en la
sociocultural pueden desarrollarse sin conflicto fase m á s temprana, no era correcto considerar
excesivo cuando la sociedad receptora atra- a los inmigrantes c o m o de origen uniformeviesa un periodo de crecimiento económico y mente campesino. Al mismo tiempo, las socieabundancia relativa, pero dan lugar a proble- dades receptoras no siempre eran culturalmas cuando el desempleo es elevado, o cuando mente homogéneas o monistas.
existe competencia por otros recursos escasos,
H o y m á s que nunca es importante reconoc o m o viviendas asequibles, por el acceso a la
cer
el carácter poliétnico y culturalmente
educación superior o los beneficios de un
diverso
de los países tanto de origen c o m o de
"estado de bienestar".
acogida. N o hay un American way of life
Los primeros estudios sociológicos sobre singular y único en el que los inmigrantes que
552
llegan a los Estados Unidos de América deban
finalmente quedar asimilados. Los Estados'
Unidos son un país étnicamente estratificado,
culturalmente pluralista y cuyos estilos de
vida son m u y variados.1 L o mismo cabe decir
de otros países, c o m o el Canadá, Australia, el
Reino Unido, Francia y otros muchos que han
experimentado la inmigración en amplia escala durante las tres últimas décadas. Casi
todos estos países tienen minorías indígenas
étnicas y raciales que, en el transcurso de las
generaciones, han conservado lenguas, religiones y subculturas propias que las distinguen y caracterizan. A estas poblaciones ya de
por sí heterogéneas han venido a sumarse los
inmigrantes m á s recientes y sus hijos, que han
aumentado m á s aún la diversidad étnica de los
países afectados.
E s importante asimismo reconocer las
variaciones que existen entre los inmigrantes,
incluso los procedentes de un mismo país.
Políticos, funcionarios, maestros, asistentes
sociales y otras personas que entran en contacto con los inmigrantes hablan a m e n u d o de
"comunidades" étnicas, c o m o si los recién
llegados fuesen un pueblo trabado y compacto
que comparte una sola escala de valores y está
unido por una lengua y una extracción cultural
comunes. Raras veces es éste el caso. Las
poblaciones inmigrantes presentan su propia
estructura de clases y aparecen divididas por
dialectos diversos, diferentes religiones y credos políticos contrapuestos. Los "líderes" étnicos a m e n u d o sólo representan facciones particulares, aunque pretendan hablar en nombre
de la "comunidad" inmigrante en su conjunto.
E n la medida en que los inmigrantes procedentes de determinados países terminan por
ostentar cierto grado de cohesión social y
crean sus propias instituciones y organizaciones separadas, lo hacen frecuentemente
c o m o respuesta al trato discriminatorio de
que son objeto en la sociedad receptora. Los
inmigrantes necesitan establecer una base de
poder a fin de proteger sus intereses. D e esta
situación surgen nuevas definiciones de identidad "étnica" propias de la sociedad receptora.
Tanto los países de origen c o m o los
receptores de migrantes están expuestos hoy a
Anthony H. Richmond
cambios sociales rápidos que afectan a todos
los ciudadanos, aun a los que permanecen su
vida entera en un mismo lugar. Las consecuencias tecnológicas de la exploración del espacio, las comunicaciones por satélite, la informática y la robótica son ya evidentes en la
industria y en la vida doméstica. El pleno
impacto económico y social de estos cambios
es todavía desconocido. N o obstante, los
procesos de aculturación e integración social
de los inmigrantes, tanto c o m o la situación de
los que reemigran o regresan a su país de
origen, han sido ya profundamente influidos
por esta "revolución postindustrial".
Algunos determinantes de la
adaptación de los inmigrantes
El proceso de adaptación de los inmigrantes
sufre diversas influencias, entre ellas las condiciones previas a la emigración, la experiencia
de la transición al trasladarse de un país a
otro, las características de los inmigrantes
mismos y las condiciones existentes en el país
receptor, tales c o m o las políticas de gobierno
y los factores económicos. Otros determinantes de importancia son la edad en que se
llega al nuevo país, la educación y las calificaciones de los inmigrantes, su grado de contacto con los medios de comunicación social,
incluidos la radio, la televisión y los periódicos étnicos así c o m o también los tipos de
redes de interacción social trasplantados al
país receptor. L a adaptación es un proceso
multidimensional en el que la aculturación
obra en sentido recíproco con la adaptación
económica, la integración social, la satisfacción y el grado de identificación con el nuevo
país. Para establecer el m o d o exacto en que
estas variables interactúan hace falta más
investigación empírica.2 Los modelos de múltiples variantes del proceso de adaptación de
los inmigrantes que han sido elaborados en un
momento determinado para ciudades o países
específicos suelen exigir modificación cuando
los factores situacionales cambian [Goldlust y
Richmond, 1974].
Entre los m á s importantes factores premi-
Adaptación y conflictos sociocitltitralcs en los países receptores de inmigrantes
Z/'íí MS0%/ t?U tineft¡r*rArfar**4W P7*t¿r/an€Í
ff'i'r*¿&.id/?ert .fret^rit^ j?7¿¿
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¿J/:s*Zfrtrt ,**tz£¿ijcnr*i Tt¿eftfe/tt*¿ejérratt i/fué
Zf*nuji¿ c/n*¿r'tiittcA 'Jier&ifies,-vrs Satten ,
553
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-I>as rffrZ/JcJjeàen. ,to2¿ u/t* ¿¿¿-ser* i>e¿ra{eii,
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T
tt*m- *"/£.-
Llenos de esperanzas, emigrantes alemanes parten hacia los Estados Unidos en el siglo xix. El p o e m a
escrito debajo del dibujo dice así: "Adiós Patria ingrata/ Partimos alegremente, tomados de la m a n o / Hacia
el país tan alabado/ Para crearnos un Paraíso terrenal./ Aquí hemos soportado tantas desilusiones/ La vida
allá debería ser mejor para nosotros/ Se nos promete prosperidad y abundancia/ Durante nuestro sueño
nos volveremos ricos." H . Roger vioiiet.
gratorios están los q u e atañen a los motivos e
intenciones d e los emigrantes. E n algunos
casos, la emigración se considera u n simple
recurso temporal. L o s motivos p u e d e n ser
estrictamente económicos o relacionados c o n
u n afán d e viaje y aventura. E l emigrante,
varón o mujer, p u e d e marcharse solo, con la
intención d e volver a la familia y los amigos
tras u n a estancia de pocos meses o , a lo s u m o ,
u n a ñ o o dos. Esta migración temporaria n o
se limita a aquellos países q u e h a n fomentado
la recepción d e los llamados "trabajadores
huéspedes". T a m b i é n ocurre q u e se elijan
países cuya política h a estimulado el asentamiento permanente. L a s intenciones origina-
rias n o siempre se c u m p l e n . Casi todos los
países receptores d e inmigrantes saben p o r
experiencia q u e m u c h o s inmigrantes " t e m p o rarios" se establecen p e r m a n e n t e m e n t e m i e n tras q u e otros cuya primera intención era
quedarse, cambian d e idea y se v a n . D e todos
m o d o s , las intenciones y motivos originales
influyen e n la inclinación del inmigrante a
aprender la lengua d e la sociedad receptora,
en los tipos d e relaciones sociales q u e cultiva,
y e n su grado d e participación en la organización formal d e la sociedad receptora y su
c o m p r o m i s o con el país, lo q u e incluye actitudes respecto a la ciudadanía y la intervención e n política. Esto último, a su vez, es
554
influido por las políticas de inmigración del
país receptor. Algunos países les han concedido derechos de sufragio al cabo de periodos
de residencia relativamente breves, mientras
que otros han hecho la ciudadanía y los
derechos y privilegios que la acompañan sumamente difíciles de obtener, aun para aquellos
que llevan m u c h o tiempo de residencia. E n
algunos casos puede ser incierta incluso la
ciudadanía de hijos nacidos de progenitores
extranjeros en el país receptor [Kubat, 1979;
Tomasi, 1981].
Existe una distinción importante entre
migración voluntaria e involuntaria. Las condiciones económicas pueden llegar a ser tan
duras en algunos países que la emigración se
convierte en el único recurso. E n este caso, el
factor .económico constituye a veces una situación tan coercitiva c o m o la persecución política o religiosa, o c o m o el desplazamiento por.
los estragos de la guerra. N o obstante, la
mayor parte de la migración económica es de
índole voluntaria, motivada por el deseo de
mejorar la situación económica del emigrante
o las expectativas de futuro para los hijos. E n
. cambio, la inestabilidad política en el país de
origen, o una política deliberada de expulsión
de minorías étnicas u oponentes políticos, da
lugar a la migración involuntaria. A su vez,
esto influye en la adaptación sociocultural de
los inmigrantes. A u n q u e para estas personas
las expectativas de regreso son generalmente
m u y limitadas, los refugiados políticos suelen
mantener una fuerte vinculación afectiva con
su país natal, así c o m o una viva aspiración al
retorno si las condiciones políticas llegaran a
cambiar. Esto a su vez puede inducirles a
participar activamente en organizaciones étnicas, y en algunos casos incluso a apoyar
cualquier actividad subversiva contra el régim e n político del país de origen.
El trastorno político significa con mucha
frecuencia que el proceso de migración efectivo, y el tránsito de un país a otro, vayan
acompañados de un trauma fuera de lo corriente. Toda migración determina la ruptura
de vínculos sociales y cierta angustia frente a
la adaptación a un medio desconocido. El
tránsito y las primeras etapas de la migración
Anthony H. Richmond
suelen dar lugar a neurosis leves, enfermedades psicosom áticas y a veces incluso a
reacciones m á s graves ocasionadas por las
fuertes tensiones experimentadas. E n el caso
de los refugiados políticos, la tensión es a
m e n u d o m u c h o m á s grave. L a migración
puede haber sido precedida por periodos de
reclusión en cárceles o en campos de concentración. Pueden haberse perdido bienes y
posesiones, o haber sido confiscados, y también es posible que hayan muerto o desaparecido seres queridos. C o m o en el caso de los
boat people que intentan escapar de Cuba o
de Viet N a m , el recorrido efectivo hasta el
país del primer asilo puede haber sido sumamente azaroso y seguido de largos periodos de
espera en campamentos, en condiciones de
privación m u y duras y rigurosas. E n tales
circunstancias no es sorprendente que los
primeros meses e incluso años dé adaptación
para los refugiados y personas desplazadas
vayan acompañados de problemas psicológicos y sociales. L a reunión de las familias llega
a constituir una preocupación básica y la
supervivencia el único objetivo inmediato
[Haines, Rutherford y T h o m a s , 1981].
Las diversas formas de amparo de la
migración constituyen otro factor que hay que
tomar en cuenta. Los emigrantes independientes que obedecen a motivaciones económicas suelen viajar solos o únicamente con su
familia inmediata. Si no tienen empleo contratado de antemano, pueden verse obligados a
depender de sus propias iniciativas y recursos
para establecerse en un primer m o m e n t o .
Otros de la misma categoría pueden ser auxiliados por el poder público o por los patronos
en estas etapas iniciales. Posteriormente, los
propios inmigrantes pueden ayudar a miembros de la familia y, andando el tiempo, de las
organizaciones étnicas pueden surgir dispositivos m á s formales para ayudar a los recién
llegados durante las primeras fases de su
instalación. E n el caso de los refugiados,
varios países han adoptado diferentes sistemas
de protección y ayuda, ya sea pública o por
obra de asociaciones voluntarias. Hace falta
ahondar la investigación para determinar los
efectos a largo plazo de estas condiciones de
Adaptación y conflictos socioculturales en los países receptores de inmigrantes
¿^*t^
V */**'
555
*
'**"/&
Migración trágica: refugiados españoles que huyen de la guerra civil atraviesan la frontera francesa en
1 9 3 9 . Edimedia/Snark.
recepción variables. Prima facie, las hipótesis
parecen indicar que u n a m a y o r participación
del sector voluntario fomenta, a la larga, una
aculturación e integración social m á s completas [Neuwirth y Clark, 1981].
La educación
C o m o bien puede comprenderse, la edad de
llegada al nuevo país es un factor importante
en la adaptación sociocultural. L a inmigración
implica cierto grado de desocialización respecto de las actitudes, los valores y las pautas
de comportamiento previamente aprendidos.
E n m u c h o s casos, c o m o en el aprendizaje de
una nueva lengua, los niños tienen m e n o s que
desaprender y son capaces también de adaptarse m á s rápidamente a condiciones nuevas.
A esto contribuye su participación en el
sistema escolar formal del país receptor, q u e
actúa c o m o agente fundamental d e socialización. Existe una variación considerable d e
unos países a otros, y aun dentro de u n m i s m o
país, en cuanto a la forma y la medida en q u e
las escuelas se adaptan a la presencia de niños
inmigrantes. L a organización de cursos d e
segundo idioma, o la instrucción en la lengua
materna, junto con clases d e orientación especial y programas de educación multicultural
son algunas de las formas en que países con
gran n ú m e r o de inmigrantes han respondido
en las aulas a la diversidad étnica. Tales
programas suelen ser caros y constituyen u n
tema frecuente de controversia. L o s fines
precisos d e la educación multicultural n o
siempre están claramente definidos y los recursos de que se dispone son a m e n u d o insuficientes [Bullivant, 1981].
Anthony H. Richmond
556
'A X x * 9« x x « a x se se se.» «
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/1MPARARE
(LA LINGUA1
[INGLESE
COlvwur
ifJltmpavútr
KÍ/K::^
PREZZOlDOUARO
£7 //òro ¿fe/ emigrante, un manual de inglés para los italianos que llegan a los Estados Unidos. A la
izquierda, la llegada, y a la derecha, el regreso del emigrado que ha tenido éxito. Tomado de Daniel j. Boorstm
(red), American civilization, 1972, p. 181. Leonard de Selva.
Para inmigrantes de m á s edad, el aprendizaje de una nueva lengua y otros aspectos de
la aculturación pueden constituir obstáculos
m á s temibles. Las sociedades receptoras suelen impartir clases en el idioma de la mayoría
y ofrecer otro tipo de programas de orientación inicial para adultos. A veces estas clases
sólo están abiertas a inmigrantes patrocinados
por el Estado o al principal asalariado de una
familia. H a y que asistir a ellas después de la
fatiga de una jornada completa de trabajo, y
por eso los índices de deserción suelen ser
elevados. L a respuesta de los inmigrantes,
m i s m o s depende m u c h o de su propio nivel de
educación y formación anterior. Probablem e n t e la educación, m á s q u e ningún otro
i factor por sí solo, explica el grado y amplitud
de la adaptación sociocultural subsiguiente y
la forma concreta que asume dicha adaptación.
[Smolicz, 1979; Goldlust y R i c h m o n d , 1978]. :
E n términos de nivel de instrucción previo a la emigración, los inmigrantes constituyen una muestra bastante amplia de las
poblaciones de los países de origen. Sería un
error suponer que los emigrantes tienen necesariamente poca instrucción. A u n q u e sólo en
parte, depende de las políticas y criterios de
selección aplicados por los países receptores
que el nivel de instrucción de los inmigrantes
llegue incluso a exceder el de la población
indígena, c o m o en el caso del Canadá en el
periodo de posguerra [Richmond y Kalbach,
1980]. E n las migraciones de refugiados es
frecuente q u e haya personas con calificaciones
profesionales o experiencia administrativa y
empresarial. A u n en aquellos países que han
dependido de los inmigrantes para procurarse
m a n o de obra n o calificada, o para atender
servicios m á s bajos y menospreciados, el nivel
de instrucción de los inmigrantes está a veces
Adaptación y conflictos socioculturales en los países receptores de inmigrantes
557
por encima del promedio correspondiente al
país de origen en su conjunto.
El fácil acceso a oportunidades de educación y formación en el país receptor tiene una
influencia significativa sobre la adaptación
sociocultural de los inmigrantes. Aquellos que
ya poseen formación profesional o técnica
necesitan a m e n u d o perfeccionar o mejorar el
nivel de especialidad de sus calificaciones en el
nuevo país, a fin de ponerse en condiciones de
ejercer su actividad o profesión. Si los gobiernos o los empresarios no proporcionan los
medios para ello.o no ayudan a sufragar la
educación complementaria indispensable, esta
falta conduce a la subutilización de las aptitudes y conocimientos técnicos de los inmigrantes tanto c o m o a su frustración y desilusión. Tradicionalmente, las clases de segundo
idioma han dado preferencia a la enseñanza
oral y procurado acelerar el ritmo con que un
inmigrante aprende a comprender y hablar el
idioma oficial. Infortunadamente, en las sociedades modernas, todos aquellos que buscan
1
empleo en algo más que el mero trabajo no
calificado necesitan un alto grado de instrucción en el lenguaje escrito, así c o m o soltura y
fluidez en el hablado. A u n q u e muchos inmigrantes saben leer y escribir bien en su propio
idioma y traen consigo competencias y especialidades técnicas del país de procedencia, frecuentemente se ven imposibilitados de obtener en la nueva sociedad un empleo proporcionado a sus conocimientos. Los exámenes
universitarios y profesionales se toman en una
lengua mal conocida para ellos. Es menester
prestar más atención a la necesidad de leer y
escribir en un segundo idioma si se quiere
sacar pleno provecho de la formación y experiencia previas de un inmigrante [Richmond,
1981«].
tora. N o obstante, esta distinción depende a
' su vez del tipo de ocupación que busque el
inmigrante y del carácter de la interacción
social con otras personas que ello requiera.
U n jornalero que trabaja de peón en una obra
tal vez no necesite saber leer y escribir su
propia lengua, o incluso comunicarse oralmente
en la lengua de la mayoría, para desempeñar su
quehacer eficazmente. E n cambio, un médico,
un abogado o un maestro han de tener un alto
grado de desenvoltura oral y de alfabetización
e instrucción en la lengua de la mayoría antes
de alcanzar un nivel correspondiente a su
. formación y calificaciones previas.
L a educación es también un determinante significativo del modelo, la manera y la
secuencia de la adaptación sociocultural.
Cabe establecer una distinción entre el nivel
de aculturación obligatorio e indispensable
para la supervivencia económica y social del
inmigrante en el nuevo medio y aquellos otros
aspectos de la aculturación que son optativos
desde el punto de vista de la sociedad recep-
A u n q u e las instituciones de educación
formal de la sociedad receptora están llamadas a desempeñar un importante papel en la
aculturación tanto de los niños c o m o de los
adultos, los medios de comunicación tienen
también una marcada influencia. L a prensa, la
radio y la televisión facilitan considerablemente la adaptación de los inmigrantes, asistan o no a clases formales. Para muchos
Algunos estudios llaman la atención
sobre cierta secuencia en el proceso de aculturación en la cual las experiencias gratificantes
iniciales en la nueva sociedad son motivo de
satisfacción para los inmigrantes. A su vez,
esto contribuye a su identificación con el
nuevo país, lo que facilita el aprendizaje y la
ulterior aculturación hasta el punto en que el
recién llegado queda totalmente "asimilado"
[Richardson, 1974; Rogers, .1978]. Semejante
secuencia parece aplicable únicamente a inmigrantes con un nivel de instrucción inferior
que consiguen instalarse de manera provisional en el seno de un enclave étnico institucionalmente completo. 3 Para que los trabajadores manuales calificados, así c o m o los administrativos, profesionales y técnicos, mantengan su nivel ocupacional en el país receptor o
lo mejoren, la aculturación indispensable
debe entrañar niveles m á s sustanciales de
adaptación lingüística, cognoscitiva y de comportamiento social. Y es bastante probable
que este alto nivel de aculturación preceda al
logro de satisfacción, identificación o incluso
integración social significativa [Goldlust y
Richmond, 1978].
558
inmigrantes la televisión es el agente socializador por excelencia e influye en su aculturación. Sin embargo, dado el carácter pluralista
de muchos países receptores, los medios de
comunicación no contribuyen necesariamente
a la rápida asimilación lingüística o cultural de
los inmigrantes respecto a las características
de la población mayoritaria. L a prensa étnica
ha desempeñado siempre un importante papel
creando cauces de comunicación entre inmigrantes procedentes de determinados países.
Cada vez m á s , la radio y la televisión cumplen
funciones análogas ya que es través de ellas
que los inmigrantes se mantienen en contacto
con los hechos sociales y políticos de su país
de origen, así c o m o con las actividades y
vicisitudes de originarios del mismo país o
región que viven en la nueva sociedad.
Los gobiernos de algunos países receptores de inmigrantes se han mostrado a veces
recelosos de la prensa étnica por su posible
influencia subversiva y se han sentido obligados a controlar sus actividades. Al mismo
tiempo, reconociendo el tremendo poder e
influencia de los medios, los gobiernos de
ciertos países han procurado estimular y
fomentar la prensa, la radio y la televisión
étnicas. C o n algún apoyo financiero directo o
indirecto (por ejemplo, mediante publicidad
costeada por el Estado) y utilizando los
medios de comunicación étnicos para transmitir ideas e información acerca del nuevo país,
los gobiernos interesados esperan facilitar la
aculturación y fomentar el compromiso y la
identificación de las minorías étnicas con los
grupos mayoritarios de la sociedad, aun antes
de haber conseguido una total fluidez de
expresión en el idioma o idiomas oficiales.
Algunos estudios empíricos han demostrado
que, independientemente del nivel de educación y el tiempo de residencia, el contacto con
los medios de comunicación étnicos tiene una
influencia directa sobre el m o d o de adaptación de los inmigrantes [Richmond, 1981Z»].
Anthony H. Richmond
Cultura popular
y hábitos de consumo
La mayor parte de las formas contemporáneas
de recreo, deporte, diversión y cultura popular son independientes de toda jurisdicción de
lengua, nacionalidad o cultura étnica. Las
modernas comunicaciones de masas permiten a
millones de seres humanos del m u n d o entero
disfrutar de actividades de esparcimiento que
poseen atractivo universal. Pueden subsistir
preferencias regionales por el fútbol sobre
otras modalidades de juegos con balón, por el
cricket sobre el béisbol o por el hockey sobre
hielo por encima de otras clases de deportes
de invierno de gran espectáculo, pero estas
mismas actividades unen a participantes y
espectadores igualmente, cualquiera sea su
nacionalidad u origen étnico. A u n cuando los
equipos simbolicen a veces antiguas rivalidades entre ciudades, condados, provincias y
países, los jugadores cruzan con impunidad
fronteras políticas si los incentivos financieros
para ello son lo bastante elevados. Los inmigrantes internacionales no tienen dificultad
alguna en seguir los éxitos de sus equipos
favoritos en las ligas de competición. El
milagro de las modernas comunicaciones por
satélite puede permitirles incluso ver los partidos en directo a miles de kilómetros de
distancia.
M á s o menos las mismas consideraciones
convienen a otros ámbitos de esparcimiento y
diversión de los grandes públicos, ya sea en
sus variedades "populares" o en las m á s
"selectas". El idioma no es óbice para el
disfrute de todos los géneros de música, desde
el rock a Rachmaninoff, desde Bach a Bacherach o de los Beatles al ballet. L a industria
cinematográfica y la televisión han salvado las
barreras lingüísticas mediante convincentes
doblajes de voces. Los mayores éxitos de
taquilla y los ganadores de Oscar son vistos
por millones de seres humanos desde los
Estados Unidos a la India, desde Suécia hasta
América del Sur. A d e m á s , los adelantos tecnológicos (videocasetes, televisión por cable y
comunicaciones por satélite) facilitan el permanente contacto de los inmigrantes con
Adaptación y conflictos socioculturelles en los países receptores de inmigrantes
559
programas m á s especializados en su propia permiten a los recién llegados hacer sus c o m lengua. También se exhiben películas extranje- pras con un mínimo de intercambio verbal.
ras en salas de proyección "étnicas" de los Este tipo de establecimientos ofrece marcas
países receptores. Los m á s recientes adelan- comerciales conocidas así c o m o la posibilidad
tos en materia de esparcimiento doméstico,
de experimentar productos nuevos y desconocomo son los juegos con computadoras y los cidos. Para quienes prefieren la atmósfera
juguetes videográficos, dependen del idioma más sociable de la "tienda de la esquina", las
menos aún que sus predecesores. ¡Los inva- comunidades de inmigrantes generalmente
sores del espacio hablan una lengua universal!
ofrecen suficientes puestos de venta al por
Consideraciones semejantes pueden apli- menor donde el propietario habla el idioma
carse también a casi todos los aspectos de los del inmigrante en cuestión. Las amas de casa,
hábitos de consumo y de los mercados en las que de los miembros de una familia suelen ser
sociedades industriales avanzadas donde se los últimos en adquirir algún dominio de la
han establecido los inmigrantes. Las moder- lengua del país que las acoge, pueden n o
nas tecnologías, c o m o la refrigeración, se obstante desempeñar sus funciones domésticombinan con los rápidos transportes aéreos cas tradicionales sin mayor dificultad.
para que supermercados y comercios "étniEs evidente que en los planos del comporcos" locales puedan suministrar un amplio tamiento de consumo y de la cultura popular
surtido de productos de todas partes del se da un proceso de adaptación mutua por
m u n d o . C o n los medios actualmente disponi- parte de los inmigrantes y de los miembros de
bles, el comercio internacional ha diversifi- la sociedad receptora. Facilitados por las
cado el catálogo de bienes de consumo que es modernas tecnologías, se producen amplios
capaz de ofrecer tanto a la población inmi- préstamos e intercambios culturales, cuyos
grante c o m o a la autóctona. N o es ya sólo en efectos han penetrado tanto en los países de
los restaurantes "étnicos" donde se encuen- origen c o m o en los de llegada y asentamiento
tran alimentos que antes teníanse por exóti- de los inmigrantes.
cos. Estos han cambiado los estilos de vida y
los hábitos de consumo de la gente en los
países m á s ricos del m u n d o desarrollado,
El nacionalismo étnico
donde los inmigrantes han contribuido a una
significativa diversificación de la cultura en los Es importante reconocer que, especialmente
países que los acogen. Esta diversificación va en sociedades con sus propias minorías lingüísde la esfera culinaria a muchos otros aspectos ticas y culturales nativas, la "asimilación"
del comportamiento de los consumidores, sin cultural total en el grupo mayoritario o en los
excluir los m á s caros productos no perece- estratos dominantes no es una condición necederos y los aparatos electrodomésticos. Dicho saria para llevar la adaptación a feliz término.
comercio internacional puede darse en ausen- Los incipientes movimientos "nacionalistas"
cia de inmigrantes de los países correspon- que se registran en diversos países industriales
dientes, pero éstos actúan siempre como un avanzados han demostrado que en determinafactor catalizador. Algunos inmigrantes pue- das regiones persisten diferencias étnicas, reliden estar directamente implicados en las inicia- giosas, lingüísticas y de otro orden. E n las
tivas empresariales que promueven este escuelas, universidades y medios c o m o la
comercio de importación y exportación [Ral- televisión se realizan cada vez más actividades
len y Keiner, 1983].
en favor de la preservación y el fomento de las
Los modernos métodos de comercializa- culturas minoritarias. Los inmigrantes han
ción y distribución facilitan la adaptación sumado sus voces a las de las minorías nativas
inicial de los inmigrantes que no hablan la en la afirmación de su "derecho a la diferenlengua de la sociedad receptora. Las instala- cia" y de la legitimidad de sus títulos para
ciones de los supermercados y autoservicios preservar su legado cultural. E n algunos casos,
560
se han obtenido con esto concesiones de los
gobiernos en el sentido de una mayor autodeterminación, autonomía regional o independencia política para minorías establecidas,
y políticas multiculturales especiales para
los inmigrantes [Hawkins, 1982; Richmond,
1982a].
E n la mayor parte de los países industriales avanzados, durante el siglo diecinueve
y las primeras décadas del veinte se experimentaron los. perturbadores efectos de la
urbanización e industrialización generalizadas
y la inestabilidad política, fruto de la revolución y de la guerra. L a unidad de la incipiente
nación-Estado pasó a ser una preocupación de
primer orden. Esta unidad frecuentemente se
lograba mediante la centralización burocrática, la dominación económica del núcleo
sobre las zonas periféricas y la creación del
mito de nación homogénea coincidiendo con
los límites a m e n u d o artificiales del Estado.
A veces se realizaron tentativas despiadadas
para extirpar lenguas minoritarias y otras
influencias "extrañas" que pudiesen dar la
impresión de amenazar la unidad o de socavar el dominio de las clases dirigentes del
m o m e n t o . Sólo en m u y contados casos consiguieron tales países su propósito de transform a r el mito en realidad. Estados c o m o el
Reino Unido, Francia y la República Federal
de Alemania a un lado del Atlántico, y los
Estados Unidos, Canadá y los países latinoamericanos en el otro, siguieron siendo sociedades poliétnicas, multinacionales y pluralistas. L a inmigración de la posguerra no hizo
sino incrementar su diversidad. E n el seno de
estas sociedades multiculturales, étnicamente
estratificadas y regionalmente diversificadas,
los inmigrantes llegados m á s recientemente
podían formar sus propios enclaves con distintos grados de institucionalidad. Sobre todo
para los refugiados de persecuciones políticas
y religiosas, esta libertad de expresión, esta
posibilidad de mantener sus valores y m o d o s
de vida particulares fueron la meta más preciada. Comparada con la persecución que
antes habían sufrido, esta libertad de expresión cultural pasó a ser una de las principales
fuentes de gratificación y la base sobre la que
Anthony H. Richmond
se forjó su lealtad al nuevo país. E n esta era
postindustrial se reconoce cada vez m á s que
las políticas multiculturales no sólo son m á s
realistas sino que contribuyen a una mayor
unidad de sociedades que podrían arrostrar
una oposición m á s violenta si las necesidades
e intereses de las minorías étnicas se desatendieran. Pese a las retóricas proclamaciones de
pretéritas glorias imperiales y a pesar también
de las resistencias a la idea de descentralización, la modernización no ha conducido a la
desaparición de la diversidad étnica [Smith,
1981; Reitz, 1980].
La integración social
Es en este contexto pluralista que debe examinarse la integración social de los inmigrantes.
A nivel de grupos primarios, las redes que
comprenden a familia y amigos del mismo
origen étnico desempeñan un importante
papel. H e m o s observado ya cuan importante
es la reunión de la familia para los refugiados
políticos, pero lo mismo cabe decir de los
inmigrantes económicamente motivados que
han tenido que separarse de sus esposas e
hijos. E n algunos casos se registran también
familias compuestas por tres generaciones y
redes fundadas en parentescos extensos. A u n que el éxito económico y la movilidad social
ascendente constituyen una contribución
importante al nivel de satisfacción del inmigrante, los lazos estrechos con familiares y
amigos pueden ser más importantes todavía.
E n grupos de escasos recursos, las familias no
sólo dispensan apoyo moral, sino que son
fuente de seguridad económica y ayuda mutua.
Sin embargo, las redes sociales étnicas h o m o géneas tienen a veces un efecto retardador
sobre la movilidad laboral y la aculturación si
canalizan la comunicación por conductos
"truncados" o vías muertas, en vez de cauces
abiertos, solidarios y allanadores de obstáculos [Richmond y Goldlust, 1977; Anderson y
Christie, 1982].
Las primeras olas de inmigración a Norteamérica y otras regiones tendían a originar
concentraciones residenciales étnicas en centros urbanos y grados bastante altos de segre-
Adaptación y conflictos sociocultitrales.en los países receptores de inmigrantes
•561
U n m e r c a d o cosmopolita en u n a pequeña ciudad francesa: Ly-Binh-Bcrgcs/Rush.
gación social. Este fenómeno combinado con
posiciones socioeconómicas bajas daba lugar a
la formación de ghettos y a la patología social
que acompaña la estrechez e insuficiencia de
los alojamientos y el sentimiento de privación
e indigencia. L a inmigración m á s reciente a
ciudades del Reino Unido y de Europa, ha
repetido a veces esta pauta [Castles y Kosak,
1973; R e x y Tomlinson,, 1979]. Sin embargo,
las comunidades territorialmente radicadas y
geográficamente circunscriptas en las sociedades modernas están siendo reemplazadas
cada vez m á s por redes sociales de un tipo
más flexible. E n ausencia de discriminación
directa en el mercado de la. vivienda y con
mayor facilidad de comunicaciones y transportes, los vínculos. étnicos pueden mantenerse aun cuando una población inmigrante se
halle espacialmente m á s dispersa: D e las
poblaciones étnicas que viven en las ciudades,
las m á s numerosas pueden mantener sus propios mercados de trabajo internos, sus comercios al por menor, sus servicios profesionales,
sus instalaciones de recreo, sus residencias de
ancianos y sus organizaciones étnicas sin tener
necesariamente un alto grado de segregación
geográfica respecto del resto de la población
[Kalbach, 1981].
Aunque, las asociaciones de inmigrantes
pueden facilitar m u c h o la instalación inicial de
los inmigrantes y continuar ejerciendo influencia mediante su capacidad de representación
en negociaciones con los poderes públicos^ la
afiliación y participación efectivas en tales
organizaciones es típica de sólo una exigua
minoría de inmigrantes y sus descendientes.
L a participación activa, y especialmente los
puestos de dirección, se limitan por lo general
562
a los m á s instruidos y con mayor antigüedad
de residencia. A u n el contacto c o m o clientes
con organizaciones de voluntarios o con oficinas públicas creadas específicamente para
atender las necesidades de los inmigrantes es,
por lo c o m ú n , infrecuente. Las redes de
relaciones personales y los medios de comunicación son las fuentes m á s utilizadas por los
inmigrantes que necesitan información y asistencia.
L a cohesión social de un grupo de inmigrantes dependerá de una serie de factores;
uno de ellos, la dimensión del grupo, es
claramente determinante. L a plena institucionalidad y una estructura organizativa c o m pleja sólo son posibles cuando el número es
elevado. Por lo m i s m o , la respuesta de las
autoridades públicas municipales o centrales,
de las comisiones escolares y otras entidades
análogas, a las necesidades e intereses especiales de los inmigrantes dependerá del número
de demandantes y de la eficacia de sus organizaciones para movilizar apoyos a determinadas acciones. Son innegables los impedimentos económicos y los problemas logísticos para
suministrar cursos de idioma u otros servicios
especiales a un pequeño número de personas
dispersas en m u y diferentes grupos étnicos.
E n cambio, el m i s m o número de personas
concentradas en una sola categoría lingüística
o religiosa en un área determinada puede
ejercer mayor presión y obtener facilidades o
concesiones especiales. E incluso allí donde el
número está asegurado, puede requerirse
aun la intervención de dirigentes con facilidad
de palabra y el apoyo político de otras personas del grupo mayoritario para lograr que se
asignen recursos a dichos . fines especiales
[Martin, 1978]!
Los prejuicios raciales y étnicos entre la
población nativa pueden dar lugar a quejas
sobre las costumbres "forasteras" en lo
tocante a vestido, hábitos alimenticios, ritos
religiosos, actividades recreativas o usos personales de los inmigrantes que se consideren
ofensivos. N o obstante, es en el terreno
económico y político donde hay más probabilidades de que surjan conflictos serios entre los
i inmigrantes de primera generación y la pobla-
Anthony H. Richmond
ción mayoritaria. L o que m á s exacerba las
tensiones es la competencia por los puestos de
trabajo, las viviendas y las oportunidades de
movilidad social por medio del sistema educativo. E n algunos casos los inmigrantes soportan una discriminación explícita en esos campos. E n otros, la discriminación es más solapada. Las mujeres inmigrantes sufren una
doble amenaza, ya que están expuestas a ser
discriminadas por su sexo además de por su
raza u origen nacional. Los conflictos de esta
clase subsisten a veces hasta la segunda generación y aun las siguientes, incluso después de
que la adaptación sociocultural ha llegado a
un punto en que sólo factores adscriptivos
como raza, sexo o confesión religiosa quedan
visibles c o m o indicadores diacríticos. Los
movimientos extremistas se esfuerzan a veces
por mantener una ideología de "pureza" racial
o cultural, propugnando controles de la inmigración rigurosos y hasta la expulsión de los
pueblos "extraños". A u n q u e tales ideas racistas o etnocéntricas extremas suelen ser sostenidas por pequeñas minorías solamente, los
líderes de tales movimientos son capaces a
veces de movilizar la simpatía popular, especialmente en tiempos de crisis económica. D e
ello pueden derivarse manifestaciones y choques violentos. A su vez, las minorías inmigrantes que son víctimas de semejante violencia colectiva o de ataques individuales pueden
sentirse obligadas a protegerse por su cuenta,
lo que a veces conduce a una escalada de
violencia y miedo JScarman, 1981].
C o m o ya queda dicho, cualesquiera sean
sus intenciones originarias o las miras políticas de los gobiernos correspondientes, los
inmigrantes "temporarios" se establecen a
menudo con carácter permanente y la migración de retorno no es infrecuente entre
aquellos de quienes se esperaba asentamiento
definitivo. Los motivos que determinan la
migración de retorno varían bastante. Suelen
guardar relación con responsabilidades familiares, con la jubilación o con una fase particular en la carrera profesional de un inmigrante.
Cuando no son expulsados c o m o consecuencia
de una política deliberada de disuasión del
asentamiento permanente, la mayor parte de
Adaptación y conflictos sociociiltiirales en los países receptores de inmigrantes
563
Fidelidad a la filiación religiosa: trabajadores musulmanes oran en una fábrica de automóviles de Francia.
Boudin/Rush.
los emigrantes que regresan se consideran
satisfechos con su experiencia en el extranjero; algunos incluso p u e d e n contemplar la
posibilidad de volver a emigrar en fecha
posterior. Ciertos países h a n estimulado activamente el retorno de sus ciudadanos cuando
las condiciones económicas se han tornado
favorables, para n o tener q u e depender de
trabajadores inmigrantes. L o s países receptores también han ofrecido incentivos para el
retorno [Rogers, 1981]. L o s países de emigración h a n tenido dificultades para asegurar el
empleo satisfactorio de los q u e regresan y
utilizar eficazmente las calificaciones o experiencias profesionales obtenidas en el extranjero. L o s emigrantes q u e vuelven se enfrentan
con la necesidad de reanudar lazos sociales y
de encontrar su sitio en u n sistema económico
y social q u e también h a sufrido cambios
durante su ausencia. Esto es sobre todo válido
para aquellos cuya ausencia ha sido prolon-
gada y cuyos hijos se han criado y educado en
el país de inmigración.
La duración de la residencia
y la segunda generación
Después de la edad de llegada y del nivel de
instrucción, la duración de la residencia en el
nuevo país es el determinante m á s importante
del grado y la forma de adaptación sociocultural de los inmigrantes. El aprendizaje de una
nueva lengua, la modificación d e actitudes,
valores y pautas de comportamiento, la adquisición de conocimientos sobre las instituciones
de la nueva sociedad y la creación de nuevas
relaciones sociales son procesos d e larga duración. Si el inmigrante es soltero a su llegada,
puede transcurrir cierto tiempo hasta q u e se
case, forme u n a familia y constituya nuevas
relaciones d e parentesco. E n cuanto a los ya
564
Anthony. H. Richmond
Ceremonia de naturalización de 7.600 personas procedentes de 68 países que se convierten así en
ciudadanos norteamericanos, en el Hollywood Bowl, 1954. Edimedia/Snark.
casados antes de la emigración, suele mediar
también un lapso hasta conseguir la reunión
de la familia, sobre todo si no se cuenta con el
apoyo de las autoridades del país receptor. El
matrimonio con una persona del mismo origen étnico determinará una red de relaciones
sociales más homogénea y una pauta distinta
de aculturación y adaptación social que las
determinadas por el matrimonio fuera del
grupo. Cuanto m á s tiempo pasen los inmigrantes lejos del país de origen más cambiará
su propio sentimiento de identidad personal.
Si el país receptor estimula el asentamiento
permanente y facilita una pronta obtención de
la ciudadanía, puede generarse un sentimiento
dual de identidad étnica. Esto es más probable que ocurra cuando las visitas de vacaciones al país de procedencia, el contacto
asiduo con medios de comunicación étnicos y
el mantenimiento de una red de relaciones
sociales homogénea favorecen la conservación
de los vínculos afectivos y culturales con el
país de origen durante un periodo más prolongado. D e todos modos, en una sociedad
pluralista que adopta el multiculturalismo
como política oficial, la identidad étnica separada o dual no es incompatible con un propósito de residencia permanente y un sentimiento de lealtad hacia el nuevo país. Sólo en
caso de guerra o de conflicto político directo
entre el antiguo y nuevo país puede verse
sometida dicha lealtad a una prueba difícil y
decisiva. A u n entonces, los anales históricos
muestran que los países receptores de inmigrantes han tenido a menudo reacciones de
temor exagerado ante los "forasteros enemi-
Adaptación y conflictos socioculturales en los países receptores de inmigrantes
565
gos" y sus descendientes. (Tanto el gobierno
estadounidense c o m o el canadiense han reconocido recientemente las injusticias cometidas
con los inmigrantes japoneses y sus descendientes de segunda generación durante la
segunda guerra mundial.)
La intensidad de la persistencia de la
identidad étnica y del empleo de la lengua
no oficial entre las generaciones segunda y
siguientes varía considerablemente según las
circunstancias. Las lenguas tienen una significación tanto instrumental c o m o expresiva.
Los hijos nacidos en el nuevo país conservarán probablemente la lengua de los padres si
esto les trae ventajas prácticas de algún
género. Tal puede ser el caso allí donde un
progenitor o un abuelo no ha aprendido la
lengua mayoritaria de la nueva sociedad o
donde son frecuentes las visitas de retorno.
Otras consideraciones prácticas son, por ejemplo, la instrucción en lengua materna y su
utilidad parafinescomerciales o para la comunicación profesional. Allí donde constantemente están llegando nuevas olas de inmigrantes o donde se mantienen firmes lazos
comerciales o de otra índole con el país de
procedencia, el incentivo para el bilingüismo
es mayor [De Vries y Vallée, 1980; Isajiw,
1981]!
comunidades asiáticas abrigan un sentimiento
de identidad étnica estrechamente vinculado a
la lengua y a la religión. E n cambio, las
iglesias mayoritarias, c o m o la católica y las
protestantes principales, suelen contribuir a la
pérdida del idioma, con sus estímulos a la
asimilación en el grupo mayoritario.
Los conflictos entre padres e hijos n o se
limitan a las familias inmigrantes. Pero algunas de las formas concretas que adopta el conflicto intergeneracional pueden estar relacionadas con la cuestión del estatus de inmigrante y
la identidad étnica. E n gran medida depende
de las actitudes preponderantes en la sociedad
en general. Las ideas de los maestros y el
estatus concedido al grupo minoritario son
puntos importantes. Si a un niño se le hace
sentirse inferior en la escuela, o es objeto de
mofa en la vecindad, quizá conciba deseos de
rebelarse contra los padres y de repudiar la
lengua o el grupo cultural de que desciende.
E n las primeras fases de la migración, los
niños suelen aprender la lengua de la mayoría
m á s pronto que los padres. A veces se recurre
a ellos para que sirvan de traductores o
intérpretes, lo cual invierte el orden tradicional y la relación de autoridad, hecho que es
dolorosamente acusado por los padres y puede
acarrear conflictos.
E n ausencia de razones instrumentales
para la conservación de la lengua, entran en
juego las referentes a su significación simbólica y emocional. Tales consideraciones atraen
más por lo general a los inmigrantes m á s
cultos que desean transmitir a sus hijos la
estimación de la historia, la literatura y la
"alta" cultura de su país de origen, incluidos
su música, su arte y su teatro; estas consideraciones expresivas se refuerzan aún m á s
cuando la lengua está asociada con la religión.
La iglesia o comunidad religiosa suele ser el
principal agente de instrucción en la lengua de
los padres, siempre que los servicios y rituales
religiosos se celebren aún de esa forma. Los
grupos religiosos minoritarios asentados en
Norteamérica, entre ellos las sectas protestantes que huyen de la persecución, otros
c o m o los judíos y los ortodoxos griegos y
ucranianos y, más recientemente, las diversas
L a socialización temprana desempeña u n
importante papel en la determinación de si
una persona va a conservar o no u n sentimiento de identidad distintivo en su vida
ulterior. U n a hipótesis m u y generalizada sostiene que la segunda generación rechaza los
valores de sus padres y se esfuerza por ser
plenamente aceptada por la nueva sociedad,
mientras que la tercera generación y las
siguientes abrigan un interés m á s positivo y
afectivo por sus raíces culturales. Faltan pruebas y testimonios empíricos de esta interpretación. Recientes estudios efectuados en el
Canadá parecen indicar que por cada generación existe una pérdida progresiva del conocimiento y uso de la lengua materna, y una variación considerable en el grado de conservación de la identidad étnica según los grupos de
origen. E n cualquier caso, el significado sustantivo y la significación práctica de la identi-
566
dad étnica son por lo general m u y distintos
para la tercera generación y las subsiguientes
que para la primera y la segunda [Isajiw y
M a k a b e , 1982].
L a religión ofrece un auxilio importante
para la identidad étnica y las sanciones relacionadas con ella pueden dar lugar a conflicto.
Tal es el caso, sobre todo, en el campo del
comportamiento sexual y del matrimonio. Las
creencias y valores de grupos de inmigrantes
concretos pueden discrepar de las normas y
usos de la sociedad receptora. El noviazgo, la
experiencia sexual prematrimonial, la contracepción, el aborto, la edad de contraer matrim o n i o y la cuestión de la endogamia religiosa
son puntos controvertidos sobre los que la
generación m á s joven puede estar en desacuerdo con las ideas de los padres y de los
preceptores religiosos. Los matrimonios arreglados e impuestos por las familias y las
restricciones a la libertad de los jóvenes para
escoger sus propios amigos y parejas o para
asistir a bailes y otros centros de diversión o
de recreo son causas poderosas de conflicto y
tensión entre las generaciones. Hacen falta
comprensión y consejo por ambas partes si se
quiere evitar tales disputas. Pueden sobrevenir también otros conflictos en relación con la
observancia de ceremonias religiosas, ayunos,
tabúes alimentarios y otras costumbres características [Watson, 1977].
A u n q u e las diferencias raciales no estén
necesariamente vinculadas a factores lingüísticos o religiosos, son esenciales c o m o elementos de identificación de la segunda generación
y posteriores descendientes de los primitivos
inmigrantes. Las minorías visibles, m á s aún
que las lingüísticas o religiosas, suelen sufrir
la discriminación social y económica. A u n
cuando hayan recibido toda su educación en el
país de referencia. y sus calificaciones sean
iguales, los miembros de minorías negras o
asiáticas en sociedades predominantemente
blancas sufren discriminación en el empleo, la
vivienda y el acceso a otros servicios. L a base
del conflicto no es, normalmente, sociocultural, sino estrictamente económica. Sin
embargo, en estas circunstancias algunos
jóvenes adoptan a veces un m o d o de vida
Anthony H. Richmond
distintivo o se adhieren a determinados movimientos religiosos o políticos, c o m o una
forma de defensa sociopsicológica contra el
sentimiento de opresión experimentado en la
sociedad mayoritaria [Pryce, 1979]. Cuando a
tales sentimientos de alienación acompañan
altos índices de desempleo juvenil y sórdidas
condiciones de alojamiento, no es sorpren- '
dente que en ocasiones se dejen llevar a la
protesta violenta, la rebelión, el pillaje, la
guerra entre bandas rivales y otras formas de
desviación. Cuando en las actitudes e instituciones de la sociedad receptora está profundamente arraigado el racismo, las autoridades
suelen tomar medidas coercitivas para reprimir las manifestaciones o transgresiones violentas, en vez de reconocer la necesidad de
cambiar el comportamiento y las actitudes del
grupo mayoritario [Miles y Phizacklea, 1979;
Scarman, 1981].
Conclusión
Las crisis económicas mundiales de la última
década han agravado los problemas de adaptación que sufren los inmigrantes y sus hijos, al
tiempo que han aumentado la hostilidad hacia
ellos por parte de quienes se sienten amenazados por los "extranjeros". Pese a la efímera
simpatía suscitada por la situación de los
refugiados en la década de los setenta, el
clima político de los últimos años no ha sido
favorable para la absorción de inmigrantes, y
éstos tienden a convertirse en cabezas de
turco que pagan por los diversos problemas
económicos. E n periodos de inflación elevada, desempleo en alza y presiones para que
se contenga el gasto público, los servicios
sociales, los programas educativos especiales
y las políticas multiculturales suelen caer víctimas de las restriccionesfiscalesdel Estado
[Richmond, 1982b]. E n los mercados de trabajo se están produciendo grandes modificaciones estructurales c o m o consecuencia de los
cambios demográficos y tecnológicos. La adaptación sociocultural de los inmigrantes y de
sus hijos no puede considerarse independientemente de su estatus socioeconómico en los
Adaptación y conflictos .•.ociocullurales en los países receptores de inmigrantes
países receptores. Cualesquiera sean las restricciones q u e estos países impongan a la
inmigración en el futuro, tienen la responsabilidad d e garantizar u n trato justo y equitativo
para quienes actualmente residen en ellos.
A u n q u e tal vez se produzca alguna reemigración voluntaria, la repatriación n o es u n a :
solución práctica. H a c e n falta políticas sociales, culturales y educativas q u e aseguren la
perfecta integración en el contexto de u n a
sociedad auténticamente multicultural y poliétnica.
H a y diversos m o d o s posibles de adaptación d e los inmigrantes a las variables condiciones d e las sociedades receptoras. Sólo
juicios de valor fuera de lugar pueden llevar a
la conclusión de q u e una forma de adaptación
es necesariamente superior a otra. Y a n o es
razonable sostener que sólo la desaparición de
u n grupo étnico mediante la asimilación cultural, la dispersión geográfica, los matrimonios
567
exogámicos y la total identificación c o n el
estrato dominante del grupo mayoritario constituye u n objetivo correcto de política social.
A l m i s m o tiempo, los países receptores tienen
la obligación d e combatir la discriminación
racial y étnica contra los inmigrantes y otros
grupos minoritarios, y de garantizar al m i s m o
tiempo la igualdad d e oportunidades e n las
instituciones docentes y en el m e r c a d o de
trabajo. Allí d o n d e el racismo es una realidad
histórica y está institucionalizada la discriminación, se requerirán audaces medidas legislativas sobre los derechos h u m a n o s y programas
de acción positiva para evitar las desventajas
q u e , d e n o ser así, habrán d e sufrir los
inmigrantes y sus hijos. Esto es válido m u y
especialmente para aquellas situaciones en
que son afectadas minorías visibles.
Traducido del inglés
Notas
1. La inmigración y el origen
étnico no son las únicas fuentes
de variación cultural que existen
en las sociedades modernas
donde se han institucionalizado
la diversidad, la libertad de
elección y la tolerancia de
formas de vida distintas. Otras
fuentes de variación subcultural
tan importantes como aquéllas
son la edad, el sexo, la
orientación sexual, el nivel de
instrucción, la profesión, la
ubicación en las ciudades, en los
suburbios o en el campo, la
religión y el m o d o de
esparcimiento. Todas ellas han
contribuido a la multiplicidad de
opciones disponibles.
2. Estudios llevados a cabo en
Toronto (Canadá) en 1970
identificaron cinco "modos de
adaptación" diferentes de los
inmigrantes varones adultos y
jefes de familia a la vida de la
metrópoli en aquella época
[Richmond, 1974]. Fueron
diferenciados con arreglo a
factores críticos c o m o tiempo de
residencia, nivel de instrucción,
conocimiento del inglés y mayor
o menor preferencia por la
asociación con su propio grupo
étnico. Las cinco categorías en
cuestión se clasificaron bajo los
epígrafes siguientes: "aldeanourbano", "pluralistamente
integrado", "anglocanadiense
conformista", "inconstante" y
"alienado". Sólo la última
categoría presentaba .
características susceptibles de
considerarse c o m o desajustadas
o insuficientes en términos de
568
Anthony H. Richmond
adaptación sociocultural o
económica. Si en el estudio se
hubiera incluido a las mujeres, o
se hubiera hecho extensivo a
otras regiones o zonas rurales,
probablemente se habrían
evidenciado otras formas de
adaptación alternativas. Entre
inmigrantes más recientes, de
diversas procedencias étnicas o
enfrentados con determinantes
situacionales diferentes, pueden
hallarse otros modos de
adaptación distintos. Para
identificar todas las formas de
adaptación posibles harían falta
más estudios realizados en otros
países.
3. El término "enclave étnico",
tal como aquí lo utilizamos, no
entraña sentido peyorativo
alguno. N o es lo mismo que
"ghetto", que implica
segregación forzosa, privación
económica y discriminación. U n
enclave étnico puede darse junto
con cierto grado de
concentíación residencial y
haber surgido de la preferencia
por vivir en la proximidad de
allegados y parientes, o de la
dispensa de ayuda mutua y el
nacimiento de instituciones
económicas y sociales llamadas a
satisfacer las especiales
necesidades de los inmigrantes.
En algunos casos, tales enclaves
pueden llegar a ser
relativamente autosuficientes y
transformarse en cauces por los
que empresarios y profesionales
de esa etnia particular alcanzan
la movilidad ascendente.
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La canción folklórica
georgiana: orígenes,
evolución y tendencias actuales
Josif Zhordania
antepasados de los actuales habitantes d e
Georgia, decía q u e acompañaban su labor con
"cantos alegres". E n el año 401 A . c . , el
historiador griego Jenofonte1 consignaba q u e
los mosiniki, antigua tribu de Georgia, tenía
la costumbre de cantar antes de comenzar la
batalla: " L o s guerreros formaban filas c o m o
u n coro [...] luego u n o de ellos comenzaba a
cantar y todos los d e m á s lo seguían y e m p r e n D e s d e tiempos inmemoriales, el canto ha sido
dían la marcha al ritmo de la canción." S e g ú n
uno de los principales elementos de la cultura
este autor, los mosiniki
espiritual de Georgia.
bailaban
y cantaban u n a
Siempre ha estado íntimaJosif Zhordania es subdirector cientímelodía singular, incluso
mente ligado a la vida
fico y catedrático en el Conservatorio
después de la batalla. Evisocial de su pueblo: en el
Estatal de Tbilisi. Musicólogo especiadentemente, n o se refería
trabajo, las migraciones
lizado en folklore, ha publicado más
a los.músicos y cantores
y las épocas de infortude cuarenta artículos sobre la música
solistas sino a las canciogeorgiana, y es miembro de la Asocianio, la canción folklórica
ción de Compositores de la U R S S .
nes colectivas de distintos
ha estado omnipresente.
Dirección: Ul. Griboedova 18, Tbilisi
tipos (trabajo, desfiles,
N o ha de sorprendernos,
380008, República Socialista Soviébailes), lo q u e revela los
por tanto, que todos cotica de Georgia.
estrechos vínculos exisnocieran y respetaran a
tentes entre el canto tralos buenos cantores y
dicional de las tribus
que se los invitara espegeorgianas y su vida socialmente a participar en
cial. Desgraciadamente,
lasfiestas,las ceremonias
no disponemos de inforfúnebres y la organizamaciones
m
á
s
antiguas
sobre la canción folklóción del trabajo. Para que n o se perdiera este
rica
de
Georgia.
L
a
prueba
m á s antigua de la
acervo espiritual milenario esos cantores transexistencia
d
e
u
n
a
tradición
musical
georgiana
mitían a los jóvenes de m á s talento y mejor
es u n flautillo de lengüeta doble o caramillo
dotados para la música las tradiciones de su
(salamuri) q u e se encontró en la t u m b a d e u n
arte.
joven pastor (siglo x a x v A . c . ) . C a b e señalar
Las aptitudes musicales de las tribus
que hasta el día de hoy este instrumento
georgianas son conocidas desde la antigüedad.
musical sigue formando parte de la vida de los
E n efecto, en el año 714 A . c . , Sargón, rey
pastores.
de Asiria, hablando del trabajo, la solidez de
los edificios y los huertos y viñedos de los
E s m u y significativo que algunas de las
Nuestro número 94 (1982) fue dedicado al
tema "Los componentes de la música". En el
número 95 (1983), publicamos un artículo
sobre el redescubrimiento y resurgimiento del
arte folklórico en las sociedades industriales
modernas. El artículo que se presenta a continuación prosigue esta línea de investigación.
572
Josif Zlwrdania
canciones que ya existían antes de Ia era ron cánticos, c o m o por ejemplo la famosa
cristiana hayan sobrevivido hasta nuestros colección del siglo x de Micael Modrekili,
días, c o m o por ejemplo las kviria,- himnos a la anotada en neumas. También son de esa
divinidad de la fecundidad y la reproducción; época los mejores ejemplos de canciones
el lile, himno a una de las principales divini- folklóricas lentas,3 uno de los mayores logros
dades astrales, el sol; la iavnana, que se de la polifonía georgiana.
cantaba cuando los niños contraían enfermeEntre los siglos xin y x v n se produjo un
dades infecciosas, y otras. El hecho de que declive cultural en el país. E n efecto, la
hayan perdurado a pesar de las arduas luchas fragmentación hizo de Georgia una presa fácil
entre las tradiciones cristianas y paganas, para los mogoles, los turcos y los persas. Este
atestigua el nivel que había alcanzado el canto pequeño país, que siempre había tenido que
georgiano antes de la era cristiana.
luchar por su existencia, padecía entonces
U n a vez que el cristianismo fue procla- terribles heridas. L a capital, Tbilisi, fue desm a d o religión oficial en el año 337 D . C , en truida unas veinte veces. A ú n se encuentran
la música georgiana surgieron dos tendencias: huellas de este periodo sombrío en el idioma
en primer lugar, comenzaron a cultivarse los moderno: en efecto en lugar de decir "¿cómo
cánticos monódicos bizantinos cristianos que está?" o "buen día", es habitual saludarse con
se cantaban en griego y, en segundo lugar, frases c o m o "gamarjoba" [felicitaciones por la
empezó una lucha contra todas las manifesta- victoria] o "dila mshvidobisa" [le deseo una
ciones espirituales del paganismo, y especial- mañana pacífica]. Durante esos siglos se desmente contra el canto folklórico,2 que cul- truyeron muchos tesoros arquitectónicos y
minó con una victoria de la música tradicio- literarios, y la música vocal, tanto profesional
nal, pues ya en el siglo v u los cánticos se c o m o popular, se vio afectada negativamente.
cantaban en georgiano. N o se trata de un Ante un país desgarrado por siglos de guerras,
fenómeno excepcional: es sabido que en casi ocasionadas en parte por diferencias religiosas
todas partes los cánticos litúrgicos cristianos que a m e n u d o habían tenido consecuencias
fueron adquiriendo gradualmente las carac- devastadoras, los gobernantes decidieron
terísticas de las formas musicales del país, así recurrir a la ayuda de Rusia que también era
c o m o el contenido pagano de muchos rituales un país católico ortodoxo y siempre había
se reemplazó por elementos cristianos, se mantenido buenas relaciones de vecindad con
erigieron templos e iglesias en lugares donde Georgia.
había santuarios paganos, etc. A lfinalde este
Después que Georgia se incorporó a
periodo de formación y primer florecimiento Rusia, en 1783, y especialmente durante el
de la cultura georgiana cristiana (siglos ix siglo xix, se reanudó progresivamente la vida
y x ) , ésta comenzó a trascender las fronteras económica y cultural del país.
nacionales: se estaban echando las bases de
Esta unificación tuvo consecuencias altaun gran resurgimiento del arte, la literatura y mente positivas en el ámbito cultural: en
la ciencia georgianas.
efecto, se forjaron lazos entre los intelectuales
El renacimiento georgiano de los siglos xi y creadores de ambas naciones, la primera
y xii coincidió naturalmente con un nuevo pléyade de compositores georgianos profesiodespertar de la vida económica y política del nales recibió una formación europea en San
estado georgiano unificado: de ese periodo Petersburgo y Moscú, y se fundó una ópera.
datan los monumentos arquitectónicos m á s E n la segunda mitad del siglo xix fue aumenbellos, las obras maestras de la literatura tando paulatinamente el interés por la cultura
(como El caballero con la piel de tigre de Sota musical tradicional de Georgia; cabe destacar
Rustaveli) y las pinturas murales. También la que ciertos músicos rusos ayudaron a los
música registró brillantes adelantos: se perfec- georgianos a recopilar canciones folklóricas.
cionaron las escuelas dedicadas a la formación Las primeras grabaciones se realizaron a code compositores profesionales y se recopila- mienzos del siglo x x .
La canción folklórica georgiana: orígenes, evolución y tendencias actuales
573
El salamuri, antigua flauta georgiana, s. SOIOVÍU/APN.
Durante los últimos sesenta años — o lo
que podría denominarse periodo soviético—,
la música tradicional se ha conservado y
estudiado con especial esmero. Las actitudes
respecto de las canciones y los cantores han
cambiado considerablemente: se celebran festivales de música folklórica y muchos cantores
reciben premios oficiales y la prensa, la radio
y la televisión les dedican una atención particular. Los conjuntos folklóricos de aficionados,
que suman unos 350, han hecho giras con gran
éxito tanto en la Unión Soviética como en el
extranjero. Se presta gran interés a la difusión
popular de las canciones folklóricas y a los
grupos que las interpretan —Gordela, Rustavi
y Fazisi— cuyas canciones, contrariamente a
las de los coros de aficionados, proceden de
las diversas regiones etnográficas de Georgia.
E n algunas de ellas existen escuelas musicales
especiales donde desde edad temprana los
niños entran en contacto con esta forma del
canto que también se estudia en el Departamento de Folklore del Conservatorio Estatal
de Tbilisi, la Casa de la Cultura Folklórica y la
Sociedad Musical y Coreográfica. Todos los
años se realizan expediciones folklóricas, se
transcriben las canciones, se publican colecciones y se celebran conferencias, coloquios y
simposios sobre la música folklórica. Especialistas c o m o C . Chokhonelidze, K . Rosebashvili, O . Chijavadze, I. Zhgenti, V . Gogotishvili, V . Magradze, A . Erkomaishvili, el autor
del presente artículo y otros se ocupan activamente de estos temas y prosiguen así la
tradición de la primera pléyade de músicos:
D . Arakishvili, Z . Paliashvili, Z . Chkhikvadze, I. Kargareteli y, más adelante, I. Javakhishvili, G . Chkhikvadze, S . Aslanishvili,
S. Mshveldize, V . Akhobadze, V . Gulisashvili y M . Zhordania. Las canciones folklóricas
georgianas pueden oírse a diario en la radio,
la televisión y en salas de conciertos. E n los
574
Josif Zliordaiiia
conservatorios, las escuelas e institutos de
música se imparten cursos sobre el canto
tradicional, la armonía y el solfeo georgianos.
N o es preciso insistir sobre la importancia
de la música folklórica en la vida social de
Georgia. Es significativo a este respecto, que
la canción siempre haya cumplido una función
m u y activa m á s que un papel meramente
Ö
l}k
^
^
3^U-E
ï?
IJ
pasivo, c o m o lo ilustran las canciones de
trabajo denominadas naduri. Este término
'colectivo que designa ciertas canciones asociadas a los trabajos agrícolas deriva de la
palabra nadi, el grupo de personas reunidas
para realizarlos; las propias canciones son un
clarísimo ejemplo de polifonía georgiana original, a cuatro voces (véase el ejemplo I).
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Ejemplo I: Naduri (fragmento de la parte final).
Quisiéramos subrayar que todo el proceso de
trabajo iba acompañado por cantos —y por
esta razón algunas naduri duraban más de una
hora— y que cada grupo de trabajadores de
50 a 200 personas tenía su propio jefe q u e .
siempre era un cantante. Prácticamente todo
—desde la organización del trabajo hasta sus
resultados— dependía de él, c o m o lo demuestran dos hechos: a) si el nadi finalizaba el
trabajo a tiempo, llevaba al jefe en andas;
de lo contrario, era culpa suya; b) los integrantes del nadi no percibían remuneración
alguna puesto que trabajaban los lotes de los
demás miembros de la comunidad; el propietario de la tierra sólo estaba obligado a
darles de comer; sólo el dirigente del coro
era el único que recibía una retribución
especial.
El naduri tenía repercusiones en el propio proceso de trabajo. E n primer lugar, lo
transformaba en una especie de celebración
(en general al día siguiente no se preguntaba a
los participantes del nadi c ó m o habían trabajado, sino si lo habían pasado bien) y, lo que
es m u y importante, la productividad de los
trabajadores agrícolas se elevaba casi al doble
en relación con las ocasiones en que, debido a
la muerte de uno de los familiares del propietario, el nadi trabajaba sin entonar las naduri.
M u c h o podría añadirse sobre la riqueza de las
tradiciones de las naduri —sobre su ciclo
asociado con los distintos momentos del día;
sobre su forma progresivamente ascendente
por su movimiento, velocidad y complejidad; sobre el carácter antifónico de la interpretación; sobre las tradiciones de las
Fiesta en homenaje al decano de la aldea de Taia en Georgia, de 115 años de edad, con la participación de
las cinco generaciones d e SU familia. G . Kikvadzc y A . Machavariani/APN.
576
distintas regiones etnográficas, etc.— pero,
a nuestro m o d o de ver, lo que ya se ha dicho
demuestra ampliamente la función eminentemente social de los cantos folklóricos georgianos.
M á s que cualquier otro elemento, la
polifonía confiere al canto folklórico georgiano su carácter distintivo. Cabe recordar a
este respecto que no es un fenómeno que se
encuentre en lugares aislados puesto que toda
Georgia es un gran centro de polifonía vocal
original. Por consiguiente, es lógico que
las primeras investigaciones serias sobre la
música folklórica georgiana hayan versado
sobre su origen. Cabía preguntarse, ante todo,
si era posible que los antepasados hubieran
tomado la idea del canto polifónico de otro
pueblo. L a respuesta era clarísima: los que
vivían en los territorios limítrofes de Georgia
poseían formas de canto folklórico m u y peculiares y elaboradas pero eran todas monódicas. U n especialista alemán, el D r . Siegfried
Nadel, se valió de otro método para explicar
los orígenes de la polifonía georgiana. Intentó
determinar si el folklore y las primeras interpretaciones polifónicas profesionales podían
haber recibido una influencia europea. 4
Habida cuenta de las características comunes
a los cantos y cánticos georgianos y a las
primeras formas polifónicas profesionales
europeas (como por ejemplo, la predominancia de fases melódicas paralelas) y de la
posibilidad de que hubieran entrado en contacto por conducto de los centros culturales
georgianos existentes en esa época en Europa,
el D r . Nadel llegó a la conclusión de que las
raíces de la polifonía georgiana eran anteriores a la era cristiana. Sobre esta base.
parecería justificarse su argumento de que la
polifonía del Cáucaso no fue una adquisición
originada en los pueblos indogermanos sino
que se difundió desde la fértil cultura de la
propia Georgia y, m á s aún, que se transmitió
a otros pueblos. 5
Importa destacar varios factores relacionados con los orígenes de la polifonía folklórica georgiana:
A pesar de la enorme diversidad de dialectos
musicales georgianos (véase el m a p a etno-
Josif Zhordcmia
gráfico que figura al final del artículo)
que incluyen las canciones tradicionales
más arcaicas y primitivas (que carecen de
tono y, en algunos casos, de una escala
completa) y las canciones polifónicas más
elaboradas, es prácticamente imposible
encontrar un ejemplo de canto monódico
al unísono. Todos los cantos tradicionales monódicos de Georgia son interpretados por un solista dado que están
vinculados, desde el punto de vista social,
con los momentos de la vida y principalmente con procesos de trabajo peculiares
en que el ser h u m a n o está solo. E n todos
los demás casos, cuando hay varios cantantes, el canto es polifónico.
Es significativo que una fase tan importante
del desarrollo de la polifonía c o m o la
heterofonía ("la expansión del canto al
unísono") esté completamente ausente
de la música folklórica georgiana.
Estos factores nos permiten llegar a la conclusión de que la polifonía georgiana no evolucionó a partir de la monoforiía coral ni por
conducto de la heterofonía a la polifonía
funcional, sino que surgió de una manera
completamente distinta. L a respuesta está en
la música folklórica de los montañeses de
Georgia oriental. Allí, y m á s especialmente
en Khevsuretia, el canto folklórico es tan
arcaico que se asemeja m á s a una declamación musical que a una melodía. Las tonalidades musicales son amorfas y, en algunos
casos, carecen incluso de un centro tonal.
T o d o ello se da en los cantos monódicos de los
solistas y es m u y interesante y significativo
que en las canciones en que, debido a ciertas
necesidades sociales, participan otros khevsur
(como por ejemplo, en las danzas en ronda), a
pesar del mismo tipo de melodía declamatoria
arcaica sin escala fija, todos los cantantes,
excepto uno —el solista— cantan una misma
rima melódica baja sumamente sencilla y
primitiva consistente en uno o dos sonidos, sin
letra.
El análisis de estas canciones folklóricas
georgianas arcaicas revela que incluso en la
primera fase del desarrollo de la canción
georgiana, la participación colectiva creó un
La canción folklórica georgiana: orígenes, evolución y tendencias actuales
511
Ejemplo II: D ú o de El jueves ha llegado.
sonido m u y primitivo pero de tipo polifónico,
que ilustra el siguiente ejemplo de dúo khevsur que forma parte de El jueves ha llegado
(ejemplo II).
:
Incluso en los dialectos musicales más elaborados y en las canciones m á s complejas este
principio de interpretación sigue siendo fundamental, lo que revela la unidad y coherencia
estética de las tradiciones del canto folklórico.
Las voces altas y principales siempre son
cantadas por solistas —nunca por dos o m á s
voces al unísono— y todos los demás participantes, independientemente de su número,
cantan el bajo. E n las canciones georgianas, la
mayor oportunidad de una participación coral
en el canto tradicional —al unísono— sólo es
posible en el registro del bajo, regla universal
que también rige la interpretación de los
cánticos antiguos de Georgia.
Precisamente este surgimiento prematuro
de la polifonía en la evolución del canto
folklórico georgiano explica por qué en las
canciones folklóricas georgianas no existe la
música unísona monofónica, ni una polifonía
heterofónica y por qué toda Georgia es un
solo centro de polifonía funcional.
D e todo lo que antecede puede deducirse
que Jenofonte, a quien debemos una de las
primeras alusiones a la música georgiana, se
refiere a la música polifónica cuando habla de
las canciones interpretadas por un coro. La
descripción de Jenofonte del canto mismo es
sumamente valiosa a este respecto. Escribe
que una persona comenzaba a cantar y todas
las demás se le unían marchando al ritmo de la
canción. Cabe mencionar que hasta la fecha,
en toda Georgia, los cantos folklóricos respetan el mismo principio: un solista inicia el
canto y los demás se incorporan poco después. A d e m á s , según consigna Jenofonte, los
antepasados de los georgianos cantaban "su
melodía singular", observación que se explica
por el hecho de que m u y probablemente
Jenofonte no conocía la polifonía e ignoraba
incluso el término (aunque la palabra polifonía deriva del griego, era desconocida para
los griegos mismos, ya que surgió mucho
después, al crearse la polifonía europea; es
el caso de muchas palabras modernas derivadas del griego, pero creadas después de la
aparición del fenómeno que denotan). Y ,
por último, la observación de Jenofonte sobre
el canto antifónico (los guerreros estaban de
pie, frente a frente, como en un coro) también está plenamente confirmada por el método
tradicional de interpretación de las canciones
578
Josif Zhordania
folklóricas georgianas que aún se practica.
L a primera alusión directa a la triple
textura de la música georgiana data de un
periodo posterior, el siglo xi, cuando el filósofo georgiano Ioane Petritsi establece un
vínculo entre la polifonía musical y la Santísima Trinidad e incluso denomina a las tres
voces del coro mzakhr, zhir y bam.6 Aquí una
vez m á s vemos la increíble coherencia de la
tradición folklórica: aún hoy, dos de estos
nombres se conservan con ligeras modificaciones: mzakhr-mdzakhebeli, modzakhili; bamban, bani. Dicho sea de paso, la palabra bani
[bajo] se encuentra en los casi primeros textos
literarios georgianos en los que no significaba
"voz baja" sino acompañamiento de la melo-
M
día principal, lo que queda confirmado por el
hecho de que cuando apareció el canto a tres
voces, la "nueva" voz alta se llamó "bani
alta", es decir, "que se incorpora como acompañamiento desde lo alto".7
Surgida en la primera fase de la evolución
musical, la polifonía se convirtió con el transcurso de los siglos en el principal elemento de
percepción estética musical de las tribus de
Georgia. Todos los tipos de música folklórica
relacionados con la vida social de la comunidad son polifónicos, incluidos los géneros más
conocidos, desde las canciones que acompañan las libaciones hasta los cantos de trabajo y aun, m u y a m e n u d o , los lamentos
fúnebres (véase el ejemplo III).
j/L_a
Ejemplo III: Zari (lamento fúnebre) primera parte.
La antigua palabra georgiana aeleba prueba
que las tribus de georgia tenían una percepción estética polifónica no sólo de la música
sino de todo el " m u n d o de los sonidos".
Consideraban el canto de una bandada de
pájaros c o m o un ejemplo de canto polifónico
de la naturaleza. Aeleba significaba aproximadamente "la polifonía armoniosa del canto de
los pájaros".8
El canto polifónico siempre ejerció tanto
atractivo en Georgia que incluso en la música
urbana del último periodo (siglos x v n a xix),
que surgió bajo la influencia de la cultura
occidental, ciertas melodías occidentales
monódicas a m e n u d o se interpretaban como si
fuesen polifónicas, a tres voces. Asimismo es
interesante que, cuando a comienzos de la
segunda mitad del siglo xix apareció en las
ciudades un nuevo "estrato" musical, esta vez
bajo la influencia de la ópera clásica europea y
de la novela rusa, fue casi enteramente polifónico. Cabe señalar que en su armonización de
las melodías orientales, los georgianos conservaron su colorido armónico característico,
siguiendo intuitivamente los principios del
acompañamiento instrumental original de la
579
La canción folklórica georgiana: orígenes, evolución y tendencias actuales
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Ejemplo IV: Mravalzhamier urbano.
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melodía, mientras que en el "estrato europeo"
o en el folklore urbano, la base de las
canciones es una armonía funcional "clásica"
de tipo mayor-menor (véase el ejemplo I V ) .
N o ha de sorprendernos, por tanto, que las
canciones folklóricas y las urbanas suenen de
manera fundamentalmente diferente.
Los mejores ejemplos de canciones folklóricas georgianas se distinguen por la nitidez y
originalidad de su sonido, su gran nivel artístico y estético y su enorme poder emotivo,
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cualidades que son inherentes a su estructura
musical.
Convencionalmente, los numerosos dialectos polifónicos georgianos se han dividido
en tres formas fundamentales: a) la polifonía
de bordón, c o m ú n en Georgia oriental (ejemplo V ) ; b) la polifonía paralela compleja, de
las regiones montañosas de Georgia oriental,
principalmente Svanecia (ejemplo V I ) ; c) la
polifonía a voces múltiples de las regiones
bajas de Georgia occidental.
Ejemplo V : Comienzo de un mravalzhamier lento de Kajetia.
Josif Zhordania
580
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Ejemplo VI: Partefinalde una kviria.
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Ejemplo VII: Fragmentos de una khasanbegura.
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Contrariamente a la polifonía europea profesional que se construye en torno al principio
de la imitación, la polifonía folklórica georgiana es completamente contrastante (como
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puede apreciarse en el fragmento de la khasanbegura (ejemplo VII) y se basa en sus m u y
peculiares reglas de arreglo vocal,
La canción folklórica georgiana: orígenes, evolución y tendencias actuales
581
MAR NEGRO
M a p a etnográfico de Georgia.
1. R A S S de Abjasia
2. Mingrelia (canciones polifónicas elaboradas a
tres voces).
3. Guria (las canciones polifónicas a tres y cuatro
voces m á s elaboradas).
4. R A S S de Ajara (canciones polifónicas a tres y
cuatro voces).
5. Svanecia (canciones complejas a tres voces).
6. Racha (canciones complejas a tres voces).
7. Imericia (canciones polifónicas complejas a
tres voces).
8. Región Autónoma Meridional de Osetia.
E s sabido q u e la polifonía folklórica georgiana impresionó vivamente a R o m a i n R o lland y a Igor Stravinsky. Este ultimo afirmaba
que había sido u n a de las grandes revelaciones
musicales d e su vida: " H a y allí u n tesoro
m u c h o m á s rico que todos los descubrimientos
de la nueva música". 9 ,
C a b e mencionar especialmente la riqueza
y originalidad de la armonía georgiana, q u e se
aplica también a .la concepción m i s m a de la
música popular (a diferencia de la fórmula
europea: estable-inestable-estable, la música
georgiana utiliza la fórmula: inestable-estable), a la abundancia d e acordes, que n o se
basan en el tercer intervalo (como puede
apreciarse en todos los ejemplos musicales), a
las cadencias distintivas, a la monocentricidad
de sus tonalidades y funciones armónicas, a la
profusión y complejidad d e sus modulaciones
y, por úítimo, — f e n ó m e n o complejo q u e se
desprende del carácter d e la melodía— a la
9.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
Kartli (canciones a tres voces).
Meskhetia (canciones de bordón).
Jevi (cantos arcaicos a dos y tres voces).
Jefsures (las canciones más arcaicas, comienzos
del canto a dos voces).
Thushes (canciones arcaicas, bordón a dos
voces)
Mtiuleti (cantos arcaicos de bordón a dos o tres
voces).
Pshávi (cantos arcaicos de bordón a dos voces).
Kajetia (las canciones de bordón a tres voces
más elaboradas).
tendencia a q u e u n grado determinado de la
escala sufra alteraciones cromáticas cuando
reaparece en otro registro, lo q u e no se
explica por la politonalidad sino por la propia
naturaleza d e la escala. A propósito cabe
señalar q u e en las instituciones superiores d e
enseñanza musical del país, a d e m á s de las
asignaturas clásicas, se d a n clases d e armonía
y solfeo georgianos.
L a coherencia de las tradiciones folklóricas es sorprendente. L a estrechez de sus
vínculos con la vida social, el trabajo, la
religión y la historia le ha conferido características q u e le permitieron superar la prueba del
tiempo y sobrevivir hasta nuestros días. Evidentemente se han registrado cambios e n
m u c h o s aspectos: así por ejemplo, la canción
de bordón para acompañar la bebida, conocida c o m o "Mravalzhamier lenta d e Kajetia",
fue en sus comienzos la "canción del p a drino", vivida y rítmica, q u e a c o m p a ñ a b a las
582
Josif Zhordania
danzas de la boda antes de la era cristiana. rico antiguo y moderno son m u y populares y
Pero en la lucha contra las costumbres paga- se organizan con mucha frecuencia.
nas perdió su componente profano —esto es,
E n este artículo no hemos mencionado
la danza en ronda en torno al fogón— y se fenómenos característicos tales c o m o la
transformó en el brindis cantado lento y música folklórica instrumental; las tradiciones
decoroso que ha llegado hasta nosotros.
de la música y el baile popular polifónico
La evolución actual del canto folklórico (como por ejemplo la interesante y asombrosageorgiano revela una serie de importantes mente tenaz convención en virtud de la cual el
tendencias relacionadas con los cambios de la hombre no toca a la mujer en ninguno de los
propia vida social.
numerosos y variados tipos de danzas folklóriE n primer lugar, con la introducción de cas georgianas); la diversidad de registros en
nuevos métodos derivados de los adelantos los distintos lenguajes musicales (épico en el
científicos y tecnológicos, ciertos géneros han Kajetia, íntimo y lírico en el Mingrelia, dináperdido en mayor o menor medida su función mico en el de Guria, majestuoso en el de
social; es el caso de las canciones que acom- Svanecia, etc.); la tradición en virtud de la
pañan el trabajo, incluidas las naduri, las cual ciertas canciones son sólo interpretadas
canciones rituales curativas o mágicas asocia- por hombres (las mujeres tienen su propio
das con fenómenos naturales. Cabe señalar, repertorio); el hecho de que los cantantes
no obstante, que gracias a sus cualidades folklóricos más conocidos —incluidas familias
estéticas, estas canciones son todavía interpre- enteras— hayan transmitido las tradiciones
tadas por coros de aficionados o de profesio- del canto de generación en generación; los
nales en las salas de concierto y en la radio y lazos entre la música folklórica y los composila televisión,
tores georgianos contemporáneos, etc.
U n a tendencia a la que hay que prestar
El canto folklórico georgiano tiene un
especial atención es que, en ciertos coros, indiscutible valor estético y es una notable
interpretan cada una de las partes varias voces expresión de la cultura popular pero también
al unísono. C o n tal fin se escogen las mejores presenta un enorme valor científico para deterversiones de las diversas canciones y los minar los lazos entre los pueblos iberocaucásicantantes aprenden su parte de memoria.
cos, estudiar las formas originales de la polifoC o m o resultado se popularizan las mejores nía folklórica y la función social de la música
versiones de las canciones folklóricas pero al así c o m o muchos otros problemas actuales de la
m i s m o tiempo se excluye la improvisación .musicología, los estudios folklóricos, la etno—elemento inherente a la canción folklóri- grafía, la historia, la psicología y la sociología.
ca— y ese componente creativo que consiste
Georgia, cuyo nombre oficial es Repúen ir dándole forma durante la interpretación.
blica Socialista Soviética de Georgia, ocupa el
A ú n más importante es que con las nue- sector occidental en la costa caucásica del M a r
vas condiciones sociales existentes en Georgia Negro. Antiguamente, en el territorio que
hayan aparecido canciones con temas nuevos hoy ocupa existían los siguientes estados:
asociados con los nombres de héroes del Cólquides (siglo vi A . c . a siglo 11 D . C ) , Ibetrabajo y de la guerra o nuevos acontecimien- ria (siglo iv A . c . a siglo iv D . C ) , Lazsk
tos históricos de la vida del pueblo georgiano. (también Egrisis, siglo n a vi D . C ) . Los
C o m o casi todas las composiciones modernas georgianos pertenecen al grupo étnico iberose graban y se publican poco después de su caucásico.
composición —contrariamente a lo que suce* El autor agradece al profesor Grigorii Chkhikvadze,
día con la música folklórica antigua, cuyos doctor en historia del arte, y a Anzor Erkomaishvili,
autores se desconocen—, no sólo se saben los Artista del Pueblo de la República y director del
nombres de los talentosos músicos aficionados conjunto Rustavi, por el asesoramiento que le prestasino que a m e n u d o se les otorgan distinciones ron durante la preparación de este artículo.
oficiales. Las veladas de poesía y canto folkló-'
Traducido del ruso
583
La canción folklórica georgiana: orígenes, evolución y tendencias actuales
Notas
1. G . Chkhivadze,
"Drevnegruzinskaya
muzykal'naya kul'tura" [La
cultura musical de la antigua
Georgia], Gruzinskaya
muzykal'naya kul'tura [La
cultura musical de Georgia],
Moscú, Gosudarstvennoe
Muzykal'noe izdatel'stvo
[Editorial estatal de libros de
música], 1957.
2. I. Javakhishvili, Osnovnye
voprosy istoríi gruzinskoi
muzyki [Historia elemental de la
música georgiana], Tbilisi,
Editorial Federatsiya, 1938.
3. Sh. Aslanishvili, Garmoniya
gruzinskikh narodnykh
khorovykh pesen Kartli i
Kakhetii [Armonía en los cantos
georgianos corales de Kartli y
Kajetia], Moscú, 1970.
4. S. V . Nadel, Georgische
Gesänge, Berlín, 1933.
5. Ibid., capítulo VII,
Polifonia .
Diadochus y la filosofía
platónica], Tbilisi, 1942.
7 . I., Javakhishvili, op. cit.
8. Slukhan-Saba Orbeliani
(erudito de comienzos del
siglo x v m ) , Solvar's
gruzinskogo yazyka
[Diccionario georgiano] vol. I;
Tbilisi, Editorial Sabchota
Khelovneba, 1966.
9. Amerika, n.° 123, 1967.
6. Tolkovanie Prokla Diadokha
i platonovskoifilosofii[Una
interpretación del Proclus
m.
Del diletantismo a la
enseñanza: el caso de los
economistas franceses (1758-1910)
Vincent Koen
¿ C ó m o se convirtió la economía política, que tuida por Quesnay y sus discípulos (Mirabeau
hasta el siglo x v m no fue sino un mero saber, padre, L e Mercier de la Rivière, Abeille,
en una disciplina, en los dos sentidos del Le Trosne, el abate Baudeau, Dupont de
término? Dicho de otro m o d o , ¿cómo se Nemours, entre otros), es una verdadera
institucionalizó? Este artículo se propone es- secta. Comienza a difundir sus ideas en las
bozar algunas de las etapas más significativas páginas de la Gazette du Commerce y, a partir
que condujeron del "hombre de ciencia aisla- de 1765, en un suplemento especializado que
do" a la "ciencia organizada" [Clark, 1972] en llevó el título de Journal de l'Agriculture, du
el caso particular de los economistas france- Commerce et des Finances y cuya redacción
ses; el de sus colegas ingleses fue estudiado por corría por cuenta de Dupont de Nemours.
Desalojado de la Gazette
Stigler [1965]. Analizadieciséis meses m á s
remos el periodo 1758Vincent
Koen
es
profesor
de
ecotarde,
el grupo continúa
1910, que se inicia con la
nomía en la Universidad de París IX
la
publicación
del supleprimera edición del Ta(Dauphine). Está redactando una
mento,
gracias
al abate
bleau économique de
tesis sobre la epistemología de la
Baudeau,
en
las
Ephéméeconomía.
Dirección:
4,
Square
des
Quesnay y se detiene en
rides du Citoyen que, al
Montferrants, 78160 Marly-le-Roi,
los comienzos del siglo
Francia.
dejar de aparecer, dan
x x . Examinaremos, en
paso
a las Nouvelles
particular, dos aspectos
Ephémérides
Economide la institucionalización
ques.
Este
último
periódel conocimiento econódico
se
edita
de
1774
a
mico: en primer término,
1776
y
n
o
sobrevive
al
la aparición de sociedaperiodo activo del movides científicas y de revismiento
fisiocrático.4A d e tas, así c o m o la creación
más de esta labor de difude cátedras de economía
sión,
durante
un
tiempo
los "economistas" se
política; en segundo lugar, a través del estudio
reúnen
todos
los
martes
en la casa de Mira2
de un centenar de economistas franceses, la
beau
y
animan
el
salón
de
M a d a m e de Marsubstitución gradual del diletante por el profechai.
Incluso
se
organiza
un
curso sobre el
sor.
Tableau économique en la escuela del abate
Choquart, y Mirabeau intenta que se funde
una cátedra de economía política. Pero las
La institucionalización:
reformas propuestas por losfisiócratasdespiersectas, periódicos y enseñanza
tan oposiciones numerosas y violentas que no
tardan en prevalecer a pesar de los apoyos con
La primera escuela de "economistas",3 consti-
586
que cuenta el grupo, inclusive en el seno de la
administración central.
Durante la primera mitad del siglo xix se
editan diccionarios y revistas y se crean sociedades y cátedras. E n 1840, Esterno y Rossi
fundan una sociedad de economistas de corta
existencia, pero en 1842 nace la Sociedad de
Economía Política —sobre todo, merced al
empuje de Chevalier, J. Garnier, Guillaumin
y H . Say— que se nuclea en torno a la
doctrina de J.-B. Say y al "modelo" inglés.
Los nombrados, tal vez con alguna excepción,
fundan a fines de 1841 el Journal des Economistes, que propaga sus ideas;5 entre los
colaboradores de la publicación figuran
A . Blanqui, Dussard, Baudrillart, Boiteau,
Clément, Daire, Passy. Paralelamente, en
1829 se constituye la Sociedad Francesa de
Estadística Universal, que edita su propio
Journal pero se disuelve en 1848. Luego, en
1860, la creación de la Sociedad Estadística de
París, agrupa a 157 economistas (Chevalier es
designado presidente), profesores y usuarios
diversos, que difunden sus trabajos en el
Journal de la nueva asociación. Por otra
parte, se elabora un importante diccionario
bajo la dirección de Coquelin y Guillaumin
[1852-1853]. E n sus páginas Clément sostiene
que la economía política es una verdadera
ciencia6 que ya se encuentra, escribe, "lo
bastante avanzada c o m o para disipar cualquier duda legítima sobre sus principios esenciales [. . .] Las verdades que esos principios
expresan, no serán conmovidas por las investigaciones o descubrimientos del porvenir, así
c o m o los trabajos de Lagrange o de Laplace
no lo han hecho con los elementos de la
geometría o las leyes de la gravitación universal [. . .] D e todas las ciencias cuyo objeto es
el hombre o la sociedad, la economía política
es la m á s positiva y la menos incompleta". Y
hay m á s : las ciencias morales le deben uno de
sus progresos m á s considerables, a saber, "el
perfeccionamiento de la noción de libertad".
Cuarenta años después, en el Nouveau dictionnaire d'économie politique [Say y Chailley,
1891], Chailley reafirma la legitimidad científica de la economía política bien entendida, es
decir, la correspondiente a "la escuela anglo-
Vincent Koeii
francesa" (por oposición a la escuela histórica
alemana, acusada de manifestar inclinaciones
sentimentales y políticas):
Nuestras doctrinas son las propias de la escuela
liberal. Nuestros maestros se llaman Turgot y
A d a m Smith, J. B . Say y Stuart Mill, Cobden y
Bastiat, Herbert Spencer y, hasta cierto punto,
los positivistas franceses. L a sola mención de
esos nombres atestigua que constituimos una
escuela de progreso. -•
Deplora las numerosas críticas de que ha sido
objeto la economía política y el hecho de que,
a diferencia del caso inglés, en Francia ha
estado m u y poco "en el poder", sobre todo
porque, c o m o ya se lamentaba Clément, "la
difusión de los conocimientos adquiridos en
economía política se ha realizado con excesiva
lentitud" [Coquelin y Guillaumin, 1852-1853].
D e todo esto surge que el factor estratégico es la enseñanza de la economía política.
Después de dos intentos abortados —en 1819
y en 1847— sólo en 1864 el ministro de
Instrucción Pública, V . Duruy, crea la primera cátedra universitaria de economía política, que dicta el jurisconsulto Batbie. E n
efecto, durante m u c h o tiempo la economía
política será un mero agregado al estudio del
derecho, una enseñanza optativa hasta 1877, a
veces impartida con carácter benévolo. Chailley pone en tela de juicio el tipo de "enseñanza de la economía política en Francia" y
afirma que hay que adjudicarle más importancia en las oposiciones a cátedra (de hecho,
estas oposiciones se instituyen en economía en
1898) y no dejarla en manos de los aficionados
(léase: los juristas). Estos últimos pueden,
desde luego, efectuar una obra de divulgación, pero n o están en condiciones de perfeccionar esa ciencia, que exige "una contratación normal de profesores cuya ocupación
principal, y aun exclusiva, sea la economía
política".
L a educación superior, sin embargo, no
desamparó a esa noble ciencia tanto conío sus
abogados dejaron entrever. E n 1803 se crea
en Francia la primera cátedra oficial sobre
economía en el Conservatorio Nacional de
Artes y Oficios, a pedido de J.-B. Say (que
Del diletantismo a la enseñanza: el caso de los economistas franceses (1758-1910)
dictará un curso de economía industrial). E n
1831, Say se incorpora al Colegio de Francia,
donde le sucederán Rossi, Chevalier y LeroyBeaulieu. También Levasseur enseña allí. E n
1825 se inicia un curso de "historia y economía industriales" en la Escuela Superior de
Comercio, dictado por A . Blanqui. Sucesivamente, la Escuela de Puentes y Caminos (con
Garnier, Baudrillart, Colson y Gide), la
Escuela de Minería (Cheysson), la Escuela
Libre de Ciencias Políticas (fundada por
Boutmy y Juglar después de la guerra de
1870) y, en 1907, la Escuela de Estudios
Superiores (en la sección de ciencias históricas
y filológicas) albergan la enseñanza de la
economía política. Al mismo tiempo, se multiplican las revistas más o menos especializadas:
L'Economiste Français, fundada en 1873 por
Leroy-Beaulieu; la Revue d'Economie Politique, de Gide, Jourdan, Villey y Duguit
(L. Walras figura entre sus "principales colaboradores") cuyo primer número aparece en
18877 y que preconiza el eclecticismo interdisciplinario y en el interior de la propia disciplina ("a diferencia de las demás publicaciones de igual naturaleza que existen en
Francia"); la Revue d'Economie Industrielle,
que nace en 1906, la Revue d'Histoire des
Doctrines Economiques et Sociales, en 1908,
etc.8 Por último, cabe señalar la presencia de
no pocos "ingenieros-economistas" tanto en la
Sociedad de Economía Política, la Sociedad
de Estadística y la Academia de Ciencias
Morales y Políticas, c o m o en las grandes
escuelas superiores, una originalidad francesa
que merece ser mencionada. 9
Teniendo en cuenta esta historia institucional, cuya aceleración gradual se habrá
notado ¿qué; ha sido de los economistas mismos? ¿Se refleja esa evolución en sus biografías?
Elementos para un
"Quién es quién" de
los economistas franceses
Es, desde luego, fútil el intento de ofrecer un
muestreo "representativo" del conjunto de los
587
economistas franceses del periodo considerado. Sólo se puede agrupar a u n cierto
número de los m á s (re)conocidos de acuerdo
a los siguientes criterios: a) condiciones necesarias: ser de nacionalidad francesa (o naturalizado francés, c o m o Rossi) y haber publicado
textos exclusivamente consagrados a la economía entre 1758 y 1910 (véase más adelante
la nota 2 del cuadro 1, que explica c ó m o ha
sido determinada la fecha de publicación);
b) condiciones suficientes:figurarc o m o francés de la época en la lista confeccionada por
Blaug y Sturges [1983] o ser reconocido como
economista por el diccionario de L . Say y
Chailley [1891; 1900] (por ejemplo, D u m a s es
químico pero "pertenece al campo de la
economía política como autor de diversos
trabajos de primer orden") o por las obras
tradicionales de historia del pensamiento
económico de Villeneuve-Bargemont [1841],
Gide y Rist [1926], Gonnard [1930] o Schumpeter [1983]. Sin pretensión alguna de ser
exhaustivos, hemos seleccionado cien economistas franceses, cuyos nombres y calidades
figuran en los cuadros 1 y 2 .
Varias tendencias surgen de estos cuadros con bastante nitidez. E n primer lugar, la
proporción de condes, barones y marqueses,
así c o m o de abates, disminuye drásticamente,
de manera casi simétrica, con respecto
al aumento del número de profesores. E n
cuanto a los últimos, la evolución es aún más
evidente: ningún economista ocupa una cátedra oficial en el siglo x v m , mientras que así
ocurre, entre 1890 y 1910, con nueve de los
doce economistas registrados (siete de ellos
con dedicación exclusiva o prácticamente
exclusiva). L a disminución del número de
economistas con obras cuyo tema no se refiere
a la economía es mucho menos rápida, pero
esta relativa lentitud se explica por el hecho
de que no pocos de ellos son, ante todo,
juristas (recuérdense las recriminaciones de
Chailley). Por último —y se trata de una
variable no explicitada aquí por carencia de
una información completa— tienden, sin duda,
a ampliarse los periodos de tiempo analizados
por las obras y los artículos de cada economista.
588
Vincent Koen
¡Clasificación1
S
S
B
S/B
S
S
S
S
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Abeille, Louis-Paul
Audiffret, Charles-Louis-Gaston
(marqués de)
Aupetit, Albert
Avenel, Georges (vizconde de)
Bastiat, Frédéric
Batbie, Anselme-Polycarpe
Baudeau, Nicolas (abate)
Baudrillart, Henri-Joseph-Léon
Beauregard, Paul
Benoiston de Chateauneuf, L . - F .
Bertrand, Joseph
Blanc, Louis
Blanqui, Adolphe
Block, Maurice
Boiteau, Paul
Bonnet, Victor
Cabarrus, François (conde de)
Cadet, Félix
Canard, Nicolas
Cauwes, Paul •
Cherbuliez, Antoine-Elisée
Chevalier, Michel
Cheysson, Jean-Jacques Emile
Clement, Ambroise
Comte, Charles
Condillac, Etienne Bonnot de (abate)
Condorcet (marqués de)
Coquelin, Charles
Courcelle-Seneuil, Jean
Cournot, Augustin
Daire, Eugène
Decourdemanche, Alphonse
Destutt de Tracy (conde de)
Dombasles, Alexandre de
Droz, Joseph
Dubois, Auguste
Dufresnes de Saint-Léon, L . - C . - A .
D u m a s , Jean-Baptiste
Dunoyer, Charles
1775*
1787-1878
1876-1943
1855-1939
1801-1850
1828-1887
1730-1792
1821-1892
1853-1919
1776-1856
1822-1903
1811-1886
1798-1854
1816-1901
1829-1886
1814-1885
1752-1810
1827-1888
1755-1833
1843-1917
1797-1869
1806-1879
1836-1910
1805-1886
1782-1837
1714-1780
1743-1794
1802-1852
1813-1892
1801-1877
1798-1847
1797-1871
1754-1836
1777-1843
1773-1850
1866-1927
1752-1836
1800-1884
1786-1862
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1868*
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1869*
1783*
1871*
1802
1878
1862
1847*
1895*
1857*
1831*
1776
1783*
1846*
1864*
1838
1847
1856*
1823
1829
1829
1903
, 1824
1843
1835*
Publicaciones importantes
sobre temas no económicos5
Publicaciones sobre
economía3
1719-1807
¡Nombre
Profesor de economía
política4
Fechas de
nacimiento
y muerte2
-
C U A D R O 1. Cien economistas franceses del periodo 1758-1910
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589
Del diletantismo a la enseñanza: el caso de los economistas franceses (1758-1910)
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Dupin, Charles (barón)
Dupont de Nemours, Pierre
Dupuit, Jules
Dureau de la Malle, A . - J . - C . - A .
Dussard, Hippolyte
Dutens, Joseph-Michel
Duvillard, Emmanuel-Etienne
Esterno, F . - C . - P . (conde de)
Faucher, Léon-Léonard-Joseph
Fix, Théodore
Fonfrède, Henri
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Fonteyraud, Alcide
Forbonnais, François Véron-Duverger
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Fourier, Charles
Foville, Alfred de
Ganilh, Charles
Garnier, Germain (marqués)
Gamier, Joseph
Gasparin, Adrien (conde de)
Gide, Charles
Godin, Jean-Baptiste-André
Graslin, Jean de
Guyot, Yves
Isnard, Achylle-Nicolas
Jourdan, Alfred
Juglar, Clément
Landry, Adolphe
Lavergne, Léonce Guilhaud de
Le Mercier de la Rivière, P.-P.
Leroy-Beaulieu, Paul
Le Trosne, Guillaume-François
Levasseur, Emile
Liesse, André
Mably, Gabriel Monnot de (abate)
Mirabeau Victor Riqueti (padre)
(marqués de)
Mollien, Nicolas-François (conde del
Imperio)
Moreau de Jonnes, Alexandre
. Morellet, André (abate)
1784-1873
1739-1817
1804-1866
1777-1857
1798-1876
1765-1848
1755-1832
1805-1883
1803-1854
1800-1846
1788-1840
1822-1849
1827
1768
1853*
1840
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1787
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1722-1800
1772-1837
1842-1913
1758-1836
1754-1821
1813-1881
1783-1862
1847-1932
1817-1888
1727-1790
1843-1928
¡ 1749-1803
1825-1891
1819-1905
1874-1956
1809-1880
1720-C.1793
1843-1916
1728-1780
1828-1911
1854-1944
1709-1785
1758*
1829*
1893*
1809
1796
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1839*
1897*
1877*
1773*
1897*
1781
1882
1862
1906*
1857*
1767
1895
1777
1882*
1896*
1768
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1715-1789
1763*
1758-1850
1778-1870
1727-1819
1823*
1853
1774*
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Necker, Jacques
Parieu, Marie-Louis Esquirou de
Passy, Hyppolite-Philibert
Proudhon, Pierre-Joseph
Quesnay, François
Raynal, Guillaume-Thomas-François
(abate)
Reybaud, Louis
Roederer, Pierre-Louis (conde)
Rossi, Pellegrino
Royer, Charles-Edouard
Saint-Simon, C . H . de Rouvroy
(conde de)
Say, Horace
Say, Jean-Baptiste
Say, Léon
Schelle, Gustave
Senac de Meilhan, Gabriel
Turgot, A . - R . - J . (baron)
Villeneuve-Bargemont, Alban
(vizconde de)
Villerme, Louis-René
Villey, E d m o n d
Walras, Auguste
Walras, Léon
Wolowski, Louis
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1732-1804
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1840
1758
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1799-1879
1754-1835
1787-1848
1810-1847
1770
1840
1791
1837'
1843'
1760-1825
1794-1860
1767-1832
1826-1896
1845-1927
1736-1803
1727-1781
1817
1840
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1872*
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1787
1766
1784-1850
1782-1863
1848-1924
1800-1866
1834-1910
1810-1876
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1. La letra B precede al nombre de los economistas que Blaug y Sturges consideraron los más grandes de Francia.
La letra S precede al nombre de aquellos que L . Say y Chailley juzgaron economistas dignos defiguraren su
diccionario (téngase en cuenta que la obra llega hasta el año 1900 y sólo menciona a los economistas entonces
fallecidos).
2. Cabe observar que las fechas de nacimiento y de deceso a veces varían ligeramente según las fuentes. H e m o s
preferido atenernos a las que mencionan la mayoría de las fuentes consultadas o a las que registran las obras de
m á s reciente aparición.
3. Las fechas sin asterisco(*) indican el año de la primera edición del tratado de economía principal del
especialista considerado. Las fechas seguidas de asterisco indican un punto medio del periodo de publicación de
sus principales escritos económicos. Aquellas seguidas por una cruz (t) indican publicación póstuma. E n todos los
casos, las fechas sólo tienen un valor indicativo. N o se trata de discutir las obras sino de ubicarlas en el tiempo de
evolución de las instituciones.
4. Se considera aquí que han sido profesores de economía política los economistas que enseñaron oficialmente la
materia en el Colegio de Francia, en una grande école o en la universidad. El signo "P" designa a quienes hicieron
del profesorado la carrera de su vida; "p", a quienes lo desempeñaron entre otras actividades profesionales.
C o m o en la siguiente columna, el guión indica que el economista de que se trata no se incluye en la categoría
mencionada.
Del diletantismo a la enseñanza: el caso de los economistas franceses (1758-1910)
591
C U A D R O 2 . Profesionalización y especialización de los economistas franceses durante el periodo
1758-1910
Profesores
Periodo
Número total
de
economistas
Miembros de la
nobleza y el clero
p
P
Total
Publicaciones
importantes sobre
temas no económicos
%
Total
%
Total
%
1758-1799
22
0
0
0
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11
50
17
77
1800-1849
37
5
1
6
16
6
16
28
76
1850-1910
41
10
12
22
54
3
7
25
61
15
13
28
TOTAL
100
Desde el punto de vista de la historia de la
disciplina, los economistas que figuran en el
cuadro 1 pueden ser clasificados en tres categorías, de acuerdo con lo que dice (o calla) el
diccionario de L . Say y Chailley: a) aquellos
que la obra no menciona —porque aún vivían
en 1900 o porque eran "ignorados"— o registra de manera m u y trivial los dejaremos al
margen; b) los "héroes" de la economía política; c) sus "anticristos". Los retratos de
quienes representan a los dos últimos tipos
son, a menudo, m u y significativos. H e aquí
algunos ejemplos.
L a categoría de los "anticristos" es n u m é ricamente pobre, en particular porque el diccionario descalifica con frecuencia a sus integrantes juzgando que no son "economistas"
(por ejemplo, L . Blanc, de quien se dice que
"no es un economista", pero que de todos
modos figura en la obra). Así, Fourier
—"socialista, fundador de la escuela de los
falansterios"— es presentado por CourcelleSeneuil en los siguientes términos:
En lo que respecta a las materias económicas, las
afirmaciones de Fourier no sólo carecen de
fundamentos probatorios: las contradice la observación de los hechos cotidianos [. . .] Desde el
punto de vista moral, no es posible aprobar o
exculpar doctrinas que constituyen la negación
de la moral [. . .] Hace mucho tiempo que la
20
70
utopía de Fourier es apenas [. . .] una consigna,
un ejemplo más de la larga lista de aberraciones
humanas.
E n cuanto a Proudhon, Royer lo describe c o m o
"un campesino borgoñón [. . .] un gran soñador
que no tenía sentido práctico [. . .] nada sabía
de los hombres, no sospechaba la complejidad
de las relaciones sociales [. . .] estaba inhabilitado para comprender un m u n d o h u m a n o al q u e
no pertenecía por naturaleza hereditaria, la suya
siempre fue tosca y salvaje [. . .] Proudhon sólo
estaba civilizado a flor de piel, su anormal
sobreactividad intelectual le servía de vertedero
a sus vigores físicos no empleados. [Su obra] está
relegada a la categoría de las cosas muertas para
siempre, sin resurrección posible [Say y Chailley, 1891].
E n síntesis, los adversarios de la respetabilidad ortodoxa son pura y simplemente ignorados o bien se los menciona sólo para injuriarlos y enterrarlos en n o m b r e d e la M o r a l
y de la Ciencia, para m a y o r gloria d e los
"héroes".
Entre los "héroes" m á s valientes cabe
mencionar al abate Raynal, que " e n tiempos
en que el proteccionismo reinaba c o m o u n a
institución e n todos los dominios", tuvo el
"verdadero coraje" y la "inteligencia superior" de "reivindicar la libertad comercial, el
592
alma del comercio"; a J . - B . Say, naturalmente, "el primer intérprete y el más ardiente
apóstol de la verdad económica" (sintetizando
los elogios); a A . Blanqui, "mente maravillosamente dotada, uno de los divulgadores más
brillantes y sutiles y, después de J.-B. Say, el
representante m á s ilustre de la economía
política en Francia"; al inefable Bastiat, a
quien es cierto que se le puede "reprochar un
cierto optimismo", un hombre en quien "el
artista y el poeta [. . .] a veces arrastraban al
economista m á s allá de las realidades de la
tierra", pero que "no por ello dejó de conseguir que muchos de sus lectores amaran la
ciencia que él mismo tanto amaba"; a Guillaum i n , quien no escribió o escribió poco (por
ello no figura en nuestra lista), pero que
consagró "toda su vida" a la economía política
y a quien "se le deben tantas grandes publicaciones que difundieron y divulgaron esta ciencia, tan desdeñada entonces y siempre tan
ingrata desde el punto de vista comercial,
pero cuya importancia comprendía, así c o m o
presintió su porvenir", cofundador del Journal des Economistes y de la Sociedad de
Economía Política, padre del "primer Dictionnaire d'économie politique"; a J. Garnier,
quien "sirvió feliz y fielmente la causa de la
economía política —escribe Renaudin— como
publicista, c o m o periodista, c o m o profesor,
c o m o político", también cofundador del Journal des Economistes y de la Sociedad de
Economía Política, y además del periódico
Jacques Bonhomme
—"que en 1848 fue uno
de los bravos campeones de la propiedad"— y
de la Asociación por la Libertad de Intercambio;10 a Chevalier, por último, de quien
Leroy-Beaulieu describe pormenorizadam e n t e el "infatigable apostolado", autor de
"libros que formarán parte para siempre de la
literatura sobre economía", también él cofundador de la sociedad y la asociación mencionadas. E n síntesis, invariablemente en nombre
de la Moral y de la Ciencia, se inciensa y hasta
Vincent Koen
se deifica a tales "héroes" c o m o si fueran
actores sin los cuales la epopeya se hubiera
convertido en tragedia.
A pesar de la aparente unidad (o, mejor,
bipolaridad) del saber económico que parece
desprenderse de este esbozo de historia institucional, el campo de la producción-difusión-consumo de la economía política se estructura de manera m u c h o m á s compleja:
varias corrientes, escuelas o paradigmas contrarios [Kuhn, 1972] se disputan la preeminencia [Pollak, 1976], pero su descripción
desbordaría nuestro propósito inicial. C o n
posterioridad, ese campo se tornará cada vez
más opaco, cada vez m á s burocrático. Se
dividirá en un número creciente de especialidades, y el economista aislado será sustituido
por equipos [Beaver y Rosen, 1978-1979] y organizaciones [Prévost y D ' A m a t , 1933-1979]. u
Se acabó el tiempo en que los economistas
"vivían de sus rentas, de los subsidios del
mecenas o de los ingresos de otro oficio";
llegó el tiempo de los "funcionarios universitarios, públicos o privados" [Nicolai, 1974].
Esta profesionalización y esta "profesoralización" expresan, ante todo, un hecho: las filas
de los economistas se nutren cada vez más de
las clases medias, lo que no deja de incidir
sobre el propio contenido del discurso de la
economía política. La historia del pensamiento determina, en parte, la historia de las
instituciones, y esta última influye en la primera. Se trata de uno de los tantos aspectos
de la sociología del conocimiento económico
que la investigación debe profundizar. Aquí
sólo quisimos abordar uno de los elementos
de la dinámica del desarrollo de lo que hoy se
denomina la ciencia económica (o economía).
Nuestro único objetivo fue mostrar que la
historia de un saber relativo a la sociedad es
indisoluble de la historia de los poderes que lo
originaron.
Traducido del francés
Del diletantismo a la enseñanza: el caso de los economistas franceses (1758-1910)
Notas
1. Stigler eligió el periodo
1766-1915.
de Morale et de Politique,
fundado en 1796.
2. Stigler estudió 56.
5. Cabe señalar la aparición, a
partir de 1832, de la Revue
Mensuelle d'Economie Politique,
de Beres, Blanqui y Fix. Según
Stigler [1965], la primera gran
revista inglesa de economía fue
la Journal of the Royal Statistical
Society, fundada en 1838.
3. Precisamente identificados
con el apelativo de
"economistas"; la palabra
"fisiócratas" sólo se empieza a
utilizar en 1799, mucho m á s
tarde que el término
"fisiocracia", empleado desde
1767.
4. Las otras publicaciones
periódicas de economía que
aparecieron en el siglo x v m
son: el Journal Economique
(1751-1772), que en particular
dio a conocer textos de H u m e y
de Tucker; el Journal de
l'Economie Politique, fundado
por Roederer en 1766; las
Mémoires d'Agriculture,
d'Economie Rurale et
Domestique (1785-1791) y el
Journal d'Economie Publique,
6. Se trata del diccionario
francés de economía política
más conocido, pero no es el
primero que se publicó en el
país. L o precedió, entre otros, el
preparado por Ganilh.
7. El primer artículo de la
revista lleva la firma de
A . Jourdan y está consagrado a
"la enseñanza de la economía
política".
8. Entre las demás revistas de
economía política, cabe citar
sumariamente: L'Exportation
Française (1876), la Revue
Economique et Financière
(1880), La Réforme Sociale
(1881), la Science Sociale suivant
la Méthode d'Observation
(1886), Le Monde
Economique
(1891) y L'Economie Politique
(fundada por Cauwès).
9. Entre otros, Cournot,
Dupuit, Cheysson. Sus
continuadores de hoy se llaman
M . Allais, E . Malinvaud,
J. Lesourne.
10. Por ejemplo: la Revue
d'Economie Politique representa
una "tercera vía" entre el
Journal des Economistes y los
socialistas.
11. Sobre el periodo entre las
dos guerras mundiales, véase
Sauvy [1975]; sobre la última
postguerra puede consultarse a
Pollak [1976] y a Fourquet
[1980].
593
594
i
Vincent Koen
Referencias
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comptes de la puissance. Histoire française, Paris, Librairie
de la comptabilité nationale et du Letouzé et A n é . (Inconcluso.)
plan. Encres, Editions
S A U V Y , A . 1975. Histoire
Recherches.
économique de la France entre
G I D E , C . ; RIST, C . 1926.
les deux guerres, vol. 4, Paris,
Fayard.
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Dictionnaire universel des
contemporains [. . .]. 4. a ed.,
París, Hachette.
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de. 1841. Histoire de l'économie
politique [. . .]. Paris,
Guillaumin.
Libros recibidos
vida: curso de geografía de la
población, I. Madrid, Ediciones
Rialp, S.S., 1982. 491 p . , mapas,
Stahl, Ingolf (dir. publ.). Operational gaming: an international cuadros, índice.
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42nd. St., N E W Y O R K . N . Y . , 10017. Para pedidos:
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500001 (AP); 80/1 Mahatma Gandhi Road, B A N GALORE-560001; 3-5-820 Hyderguda, H Y D E R A B A D 500001. Subdepósitos: Oxford Book and Stationery
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(para los docentes): Commission nationale marocaine pour l'Unesco, 19, rue Oqba, B . P . 420,
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BEYROUTH.
Liberia: Code and Yancy Bookshops Ltd., P . O .
Box 286,
MONROVIA.
Noruega: Todas las publicaciones: Johan Grundt
Tanum, Karl Johans Gate 41/43, O S L O 1. Universitets Kokhandelen Universitetssentre, P . O . B . 307,
Blindem, O S L O 3. "El Correo" solamente: A / S
Narvesens Litteraturtjeneste, Box 6125, O S L O 6.
Nueva Caledonia: Reprex S A R L ,
B . P . 1572,
Leichtenstein: Eurocan Trust Reg., P . O . Box 5,
NOUMEA.
SCHAAN.
Nueva Zelandia: Government Printing Office,
Bookshops: Retail Bookshop-25 Rutland Street,
Mail Orders-85 Beach Road, Private Bag C . P . O . ,
A U C K L A N D ; Retail-Ward Street, Mail Orders-P.O.
Box 857, H A M I L T O N ; Retail-Cubacade World
Trade Center, Mulgrave Street (Head Office) Mail
Orders-Private Bag, W E L L I N G T O N ; Retail-159
Hereford Street Mail Orders-Private Bag, CHRISTC H U R C H ; Retail-Princes Street, Mail Orders-P.O.
Luxemburgo: Librairie Paul Brück, 22, GrandRue,
LUXEMBOURG.
Madagascar: Commission nationale de la République démocratique de Madagascar pour l'Unesco,
B . P . 331, A N T A N A N A R I V O .
Malasia: Federal Publications, Sdn. Bhd., Lot 8238
Jalan 222, Petaling Jaya, S E L A N G O R , University of
Malaya Co-operative Bookshop, K U A L A L U M P U R
22-11.
Mali:
Librairie populaire du Mali, B . P .
BAMAKO.
Box 1104,
DUNEDIN.
Países Bajos: Libros solamente: Keesing Boeken
B . V . , Joan Muyskenweg 22, P . O . Box 1118, 1000
28, B C A M S T E R D A M . Publicaciones periódicas solamente: D & N - F A Y O N B.V., P.O. Box 197, 1000
Malta: Sapienzas, 26 Republic Street, V A L L E T T A .
A D AMSTERDAM.
Pakistán: Mirza Book Agency, 65 Shahrah QuaidMarruecos: Todas las publicaciones: Librarie "Aux e-azam, P . O . Box 729, L A H O R E - 3 .
belles images", 281, avenue M o h a m m e d - V , R A B A T
Panamá: Distribuidora Cultural Internacional, apar(CCP 68-74). Librairie des écoles, 122 Avenue
Hassan II, C A S A B L A N C A . "El Correo" solamente tado 7571, zona 5, P A N A M Á .
602
Paraguay: Agencia de Diarios y Revistas, Sra. Sierra Leona: Fourah Bay, Njala University and
Nelly de Gracia Astillero, Pte. Franco n.° 580,
Sierra Leone Diocesan Bookshop, Freetown.
ASUNCION.
Perú: Liberia Studium, Plaza Francia 1164, apartado 2139, L I M A .
Polonia: Ars-Polona-Ruch, Krakowskie Przedmiescie 7, 00-068 W A R S Z A W A ; ORPAN-Import, Palac
Kultury, 00-901 W A R S Z A W A .
Portugal: Dias & Andrade Ltda, Livravia Portugal,
Singapur: Federal Publications (S) Pte Ltd., Times
Jurong, 2 Jurong Port Road, S I N G A P O R E 2261.
Somalia: Modern Book Shop and General, P . O .
Box 951, M O G A D I S C I O .
Sri Lanka: Lake House Bookshop, Sir Chittampalam Gardner Mawata, P . O . Box 244, C O L O M B O
2.
rua de Carmo 70, L I S B O A .
Sudán: Al Bashir Bookshop, P . O . Box 1118,
Puerto Rico: Librería "Alma Mater" Cabrera 867,
KHARTOUM.
Río Piedras, P U E R T O R I C O 00925.
Suécia: Todas las publicaciones: A / B C . E . Fritzes
Kungl, Hovbokhandel, Regeringsgatan 12, Box
Reino Unido: H M S O Publications Centre, 51 Nine
16356, S-103 27 S T O C K H O L M 16. "El Correo" solaElms Lane, L O N D R E S S W 8 5 D R ; Government
mente: Svenska FN-Förbundet, Skolgränd 2, Box
Bookshops: Londres, Belfast, Birmingham, Bris15050, S-10465 Stockholm. (Postgiro 184692). Para
tol, Edinburgh, Manchester; Third World Publicalas publicaciones periódicas solamente: Wennergtions, 151 Stratford Road, B I R M I N G H A M B U 1 R D .
ven-Williams A B , Box 3004, 9-104 25 S T O C K H O L M .
Para los mapas científicos únicamente: McCarta
Ltd., 122 King's Cross Road, L O N D R E S W C 1 X
Suiza: Europa Verlag, Rämistrasse 5, 8024 Z U R I C H .
9 D S . Para ordenar pedidos: H M S O , P . O . Box 276, Librairie Payot, 6, rue Grenus, 1211 G E N È V E 11.
LONDRES, SW8 5DT.
Libraries Payot en Ginebra, Lausana, Basilea,
Berna, Vevey, Montreux, Neuchatel y Zurich.
República Arabe Siria: Librairie Sayegh, Immeuble
Diab, rue du Parlement, B . P . 704, D A M A S .
Suriname: Suriname, National Commission for
Unesco P . O . Box 2943, P A R A M A R I B O .
República de Corea: Korean National Commission
for Unesco, P . O . Box Central 64, S E O U L .
Tailandia: Nibondh and C o . , Ltd., 40-42 Charoen
Krung Road, Siyaeg Phaya Sri, P . O . Box 402,
República Democrática Alemana: Librairies interna- B A N G K O K . Suksapan Panit, Mansion 9, Rajdamtionales ou Bachhaus Leipzig, Postfach 140, 701
nern Avenue, B A N G K O K . Suksit Siam Company,
LEIPZIG.
1715 Rama IV Road, B A N G K O K .
República Dominicana: Librería Blasco, avenida
Bolívar n.° 402, esq. Hermanos Deligne, S A N T O
Togo: Librairie évangélique, B . P . 378, L O M É .
Librairie du Bon Pasteur, B . P . 1164, L O M É , Librai-
DOMINGO.
rie universitaire, B . P . 3481, L O M É .
República Unida del Camerún: Le Secrétaire général de la Commission nationale de la République
unie du Cameroun pour l'Unesco, B . P . 1600,
Y A O U N D E , Librairie aux Messageries, Avenue de
la Liberté, B . P . 5921, D O U A L A ; Librairie aux
Frères Réunis, B . P . 5346, D O U A L A ; Librairie des
Editions Clé, B . P . 1501, Y A O U N D E ; Librairie Saint
Trinidad y Tabago: National Commission for
Unesco, 18 Alexandra Street, St. Clair, T R I N I D A D
W.I.
Paul, B . P . 763, Y A O U N D E .
República Unida de Tanzania: Dar es Salaam Bookshop, P . O . Box 9030, D A R E S S A L A A M .
Rumania: ILEXIM, Export-import, 3 Calea "13
Decembrie", P . O . Box 1-136/1-137, B U C A R E S T .
Túnez: Société tunisienne de diffusion, 5, avenue
de Carthage, T U N I S .
Turquía: Haset Kitapevi A . S., Istiklâl Caddesi
n.° 469, Posta Kutusu 219, Beyoglu, I S T A M B U L .
Uganda: Uganda Bookshop, P . O . Box 145, K A M PALA.
URSS: Mezhdunarodnaja Kniga, M O S K V A G-200.
Uruguay: Edilyr Uruguaya, S.A., Maldonado 1092,
Senegal: Librairie Clairafrique, B . P . 2005, D A K A R .
Librairie des 4 vents, 91 rue Blanchot, B . P . 1820
MONTEVIDEO.
DAKAR.
Venezuela: Librería del Este, avenida Francisco de
Miranda, 52, Edificio Galipán, apartado 60337
C A R A C A S . D I L A E C . A . (Distribuidora Latinoamericana de Ediciones C . A . ) , calle San Antonio
entre A v . Lincoln y A v . Casanova, Edificio Hotel
Seychelles: N e w Service Ltd., Kingstate House,
P . O . Box 131, M A H É . National Bookshop, P . O .
Box 48,
MAHÉ.
603
Royal, local 2 , Apartado 50.304 Sabana Grande,
CARACAS.
Yugoslavia: Jugoslovenska Knjiga, Trg Republike
5/8, P . O . B . 36, 11-001 B E O G R A D . Drzavna
Zalozba Slovenije, Titova C . 25, P . O . B . 50-1,
61-000 L J U B L J A N A .
Zaire: Librairie du C I D E P , B . P . 2307, K I N S H A S A .
Commission nationale zaïroise pour l'Unesco, C o m missariat d'Etat chargé de l'éducation nationale,
B.P.
32, K I N S H A S A .
Zimbabwe: Textbook Sales (PVT) Ltd., 67 Union
Avenue, S A L I S B U R Y .
Bonos de libros de la Unesco
Se ruega utilizar los bonos de libros de la Unesco para adquirir obras y periódicos de carácter educativo,
científico o cultural. Para toda información complementaria, por favor dirigirse al Servicio de Bonos de la
Unesco, 7, place de Fontenoy, 75700 París.
Los números aparecidos
A partir de 1978 esta Revista se ha publicado regularmente en español. Cada número está consagrado a un
tema principal.
Vol. XXX, 1978
Vol. XXXIII, 1981
N . ° 1 La territorialidad: parámetro político
N . ° 2 Percepciones de la interdependencia
mundial
N . ° 3 Viviendas humanas:
de la tradición al modernismo
N . ° 4 La violencia
N . ° 1 La información socioeconómica:
sistemas, usos y necesidades
E n las fronteras de la sociología
N.°
La tecnología y los valores culturales
N.°
N . ° 4 La historiografía moderna
Vol. XXXIV,
Vol. XXXI, 1979
N . ° 1 La pedagogía de las ciencias sociales:
algunas experiencias
N . ° 2 Articulaciones entre zonas urbanas y rurales
N . ° 3 Modos de socialización del niño
N . ° 4 E n busca de una organización racional
Vol. XXXII, 1980
N . ° 1 Anatomía del turismo
N . ° 2 Dilemas de la comunicación:
¿tecnología contra comunidades?
N . ° 3 El trabajo
N . ° 4 Acerca del Estado
91
92
93
94
1982
Imágenes de la sociedad mundial
El deporte
El hombre en los ecosistemas
Los componentes de la música
Vol. XXXV, 1983
95
96
97
98
El peso de la militarización
Dimensiones políticas de la psicología
La economía mundial: teoría y realidad
La mujer y las esferas de poder
Vol. XXXVI,
1984
99 La interacción por medio del lenguaje
100 La democracia en el trabajo
Edición francesa: Revue internationale
des sciences sociales
(ISSN 0304-3037), Unesco, París (Francia).
Edición inglesa: International social science
Journal
(ISSN 0020-8701), Unesco, París (Francia).
Edición china: Guóji shehui kexue zazhi,
Gulouxidajie Jia 158, Beijing (China).
Precio y condiciones de suscripción [A]
Precio del número: 34 F
Suscripción anual: 110 F
Se ruega dirigir los pedidos de suscripción
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(véase la lista alfinaldel número), quienes
podrán indicar las tarifas en la m o n e d a
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Toda comunicación de cambio de dirección
debe ir acompañada de la última banda
de expedición.
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necesariamente las de la Unesco.
Se pueden reproducir y traducir los
textos publicados (excepto las ilustraciones
y cuando el derecho de reproducción
o de traducción esté reservado y
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siempre que se indique el autor y la fuente.
Toda correspondencia relativa a la presente
revista debe dirigirse al redactor jefe de
la Revista internacional de ciencias sociales,
Unesco, 7, place de Fontenoy, 75700 París.
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Universitaires de France, V e n d ô m e
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