TERESA RAMÓN biografía Mujer intelectualmente inquieta, de reflejos rápidos y de una sensibilidad desbordante que le lleva a plasmar un mundo interior adoptando formas plásticas primarias, que en sus cuadros se transforman para explicar complejos conceptos filosóficos sobre el devenir de la vida y la muerte. Hasta los cuatro años Teresa Ramón estuvo viviendo en su pequeño pueblo natal, después se instaló en Huesca con su familia. La capital oscense es una pequeña ciudad situada en una hoya al pie de los Pirineos que cuenta con una larga trayectoria cultural, desde los inicios de su fundación por los romanos, que le dieron el nombre de Osca y le proporcionaron una importante universidad, a los famosos festivales de cine que atraen a cineastas y actores de todo el mundo. En la actualidad ofrece un vigor cultural difícilmente superado por otra ciudad de características demográficas similares. Son hijos de la provincia personajes tan conocidos como el científico Santiago Ramón y Cajal, el escritor Ramón J. Sender o los hermanos Antonio y Carlos Saura, pintor y cineasta, respectivamente. Teresa Ramón estudió Magisterio y Filología española; desde muy joven sus pasiones han sido la literatura y la pintura, dedicándose a la docencia y compatibilizando aficiones y trabajo con una vida familiar rica en experiencias, por la que si bien en ocasiones ha tenido que renunciar a logros profesionales, también le han proporcionado equilibrio y fuerza emocional. Trabajó unos años como maestra en la Escuela Normal de Magisterio, donde dio clases de dibujo y organizó una serie de exposiciones con los alumnos, la primera fue en homenaje a Ramón J. Sender ilustrando el libro La aventura equinoccial de Lope de Aguirre. Siguieron las hechas en homenaje a Goya, al románico aragonés, a Picasso, a Saura, a Miró, etc. En la década de los noventa pasó al Instituto de Enseñanza Secundaria Ramón y Cajal como profesora de Lengua y Literatura española. La artista altoaragonesa pinta desde que tenía once años. Sus obras pronto alcanzaron interés para la Galería S’Art, de Huesca, que ya le vendía acuarelas cuando era una adolescente. Dando clases de dibujo en la Normal sintió la necesidad de encontrar un lenguaje artístico personal que la definiera, así fue como investigando con materiales encontró una técnica con la que llegó a realizar una amplia colección de obras, a las que distinguió con el nombre de lacas por el procedimiento seguido: una reacción química de disolventes opuestos, no convencionales, que proporcionaban sobre la base de aluminio pátinas de texturas muy atrayentes. En 1978 fue a Italia; invitada por el Instituto Italiano de Cultura estuvo en Macerata, Ancona, y becada por la Diputación Provincial de Huesca en la Escuela de Bellas Artes Pietro Vannucci de Perugia, donde el director Romeo Manzini, le invitó a quedarse para enseñar la técnica de las lacas. Volvió a Huesca y al año siguiente realizó una exposición de sus lacas en Barcelona obteniendo éxito y resonancia de crítica en la prensa, que se repitió en la exposición hecha en la sala Gaudí en 1981, a raíz de la cual el Cónsul General de Estados Unidos le comunicó la concesión de una beca Fulbraight para ir a estudiar a EE. UU., renunciando a ella por no separarse de su familia. Continuó la década trabajando y obteniendo premios. En 1990 dio a conocer “Bestiario”, una exposición de obras basadas en textos de los bestiarios medievales y a las que confirió una interpretación plástica moderna que estuvo en varias salas de exposiciones de Aragón. En esta colección rompe con su trayectoria y técnica anterior, se pasa a la pintura acrílica, a los pigmentos y fabrica sus propios materiales. La lectura de los bestiarios medievales había despertado sus inquietudes sugiriéndole una nueva interpretación del fantástico mundo medieval, en este caso plástica. Para acentuar el primitivismo de las imágenes, pintó directamente sobre el lienzo de lino para que la tela absorbiera la pintura y provocara los matices cromáticos y las texturas por ella deseados. Siguió pintando y fue la figura femenina la que atrajo su atención. Una figura esquematizada, una abstracción de ideas que iba plasmando sobre los lienzos con colores casi planos en los que interviene la fábrica personal. Así surgió otra colección: “Bellas”. Son los primeros años noventa y en estas obras aparecen los temas pictóricos que luego vemos reinterpretados, una vez depurados, decantados, desprovistos de lo carnal y temporal, de forma que quedan reducidos a la idea; al igual que en el inicio de las manifestaciones artísticas de la humanidad cuando una imagen podía expresar un contenido filosófico. La reducción le había conducido a comunicarse a través de figuras esquemáticas, atemporales y de significado universal: a finales de los años noventa, Teresa Ramón había configurado su propio código pictográfico, había encontrado su propia semántica. Su estancia en la universidad Altos de Chavón, en República Dominicana, para impartir un curso en la primavera de 1999, le puso en contacto con la exuberancia del Caribe. Y, mientras creaba su propio código, su paleta adquiría nuevos matices. Por medio de las premisas anteriores ha realizado grandes murales; el primero, Catarsis (2x90 m.) en el año 2002, a la salida del Túnel Internacional de Somport (Huesca) que atraviesa los Pirineos. Para la autora este mural es el atrio al templo de la obra de ingeniería que es el túnel. Sus imágenes hacen referencia a los símbolos del progreso y a la evolución de la historia. Al año siguiente fue invitada por el gobierno de Marruecos a participar en el XXV Foro Internacional de las culturas de Assila, donde pintó otro mural al aire libre (1,60 m. x 25 m.) que, con referencias plásticas a las alfombras de meditación de las mezquitas, trata sobre la mirada de Fátima. En la actualidad prepara otro mural de unos 300 m² , La ciudad dorada, para el Palacio de Congresos de Huesca. En la década de los noventa sintió interés por la representación de la tercera dimensión, lo que le condujo a la escultura. En esta faceta ha desarrollado en volumen imágenes de características semejantes a las de sus lienzos en cuanto a un aparente esquematismo y una compleja significación; encontrándose ahora trabajando en la escultura civil La puerta de Aragón, que una vez realizada pesará unas 90 toneladas. Otra faceta de Teresa Ramón es la literaria; ha escrito desde muy joven, publicando Eclipse total (1994), libro compuesto por treinta y ocho poemas e ilustrado por ella y Veranos de humo y cerezas (2002), Omardé (2008), además de otros textos que suele incluir en los catálogos de sus exposiciones. Son numerosas las exposiciones que ha realizado en España, Francia, Bélgica, Portugal, República Dominicana, Puerto Rico, Perú, etc. Para terminar, decir que si bien la inquietud de Teresa Ramón le conduce a estar en una permanente búsqueda, sus obras son fruto de un meditado estudio, pues a través de ellas pretende comunicar sentimientos e ideas de significación compleja, no dejando nada al azar. Biografia presentada en Arte en clase 2 (libro pedagógico, ed. Ophrys), S. Pelissier