Queda prohibido llorar sin aprender

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El próximo 26 de noviembre a las 5 p.m., la periodista y activista mexicana Lydia Cacho cerrará el ciclo de conferencias
Entrecruzamientos - Ciudadanías en el Posconflicto de la BLAA.
“Queda prohibido llorar sin aprender”
Conferencia: Mujeres constructoras de la paz
Miércoles 26 de noviembre de 2014, 5:00p.m.
Biblioteca Luis Ángel Arango, Centro de Eventos
ENTRADA GRATUITA, hasta completar aforo
A Lydia Cacho, Eduardo Galeano (Las venas abiertas de América Latina) la describió como
“un símbolo del periodismo valiente, quien desafió la tradición de la impunidad y demostró
que los medios de comunicación pueden no ser miedos de comunicación”. Roberto Saviano
(Gomorra) la calificó como “un ejemplo para el periodismo en todo el mundo”, e incluso la
actriz Angelina Jolie, durante la entrega del premio internacional Women’s Media
Foundation, resaltó su “valentía y coraje por defender la vida y la dignidad de las mujeres,
los niños y las niñas”.
En esta conferencia, Lydia Cacho mostrará cómo la promoción de la práctica de conductas
pacíficas para resolución no violenta de conflictos es una herramienta para erradicar la
violencia de género en el marco de los Derechos Humanos y de la Educación para la Paz.
Lydia será presentada por Katherine Romero, abogada experta en la promoción y protección
de los derechos de las mujeres, niñas y adolescentes de América y África.
Tome nota: Esta actividad cierra el Ciclo Entrecruzamientos - Ciudadanías en el Postconflicto, una serie de
conferencias que a lo largo de 2014 presentó a distintos expertos nacionales e internacionales que abordaron
perspectivas diversas sobre el posconflicto. Más información: www.banrepcultural.org/entrecruzamientos
Lydia Cacho (México, 1963) es periodista y activista de los Derechos Humanos, su trabajo está totalmente vinculado a la prevención,
protección, defensa y sanación de las mujeres, niños y niñas que han sido víctimas de la violencia sexual y doméstica, ya sea a través de
su trabajo investigativo independiente o para diferentes medios de comunicación; por medio del Centro Integral de Atención a las Mujeres –
CIAM–,institución que creó y dirige en la zona de Quintana Roo en Cancún; o como embajadora de la ONU contra la trata de personas y
consultora de la Agencia de las Naciones Unidas de la Mujer –UNIFEM–.
Un buen periodista, afirmó Lydia, “se hace con tres kilos de ingenio, cuatro cucharadas de valentía, mucha inteligencia, mucho esfuerzo,
mucha preparación y, sobre todo, una estructura ética inquebrantable.” A esta descripción, que se ajusta perfectamente a ella misma,
podríamos agregar la cualidad de ser una escritora excelente, porque además de periodismo Lydia ha publicado dos nóvelas: Las
provincias del alma y Muérdele el corazón; así como el libro Esta boca es mía… y tuya también, en el que recopila textos que tienen como
hilo conductor el amor en todas sus variantes; además escribe poesía y prepara un libro para niños.
De sus numerosas investigaciones periodísticas, resaltan: Los demonios del Edén y Esclavas del poder, la primera destapo una red criminal
de abuso y pornografía infantil en la que se vieron implicados los empresarios libaneses Jean Sucar Kuri y Kamel Nacif y el entonces
gobernador del estado de Puebla, Mario Marín. La segunda, parte de historias individuales de niñas y mujeres que sobrevivieron a redes de
trata de personas; una investigación de largo alcance en la que devela cómo operan estos criminales en 172 países.
“Para obtener información, la escritora siguió las enseñanzas de Günter Wallraff, investigador periodístico alemán, y se transformó en varias
identidades ficticias: monja, prostituta, jugadora de casino… Aplicó técnicas de investigación de campo, como la observación y la entrevista.
Como investigadora, Lydia nunca buscó la objetividad, que es la subjetividad más engañosa, la que se erige a sí misma como árbitro; su
trabajo es muestra de lo que se puede hacer con amor y compromiso, con una intersubjetividad educada, responsable y profesional”, afirmó
periodista Eduardo Suárez.
Por estas investigaciones, que fueron publicadas por la Editorial Grijalbe, Lydia recibió amenazas de muerte y bajó cargos de calumnia fue
detenida arbitrariamente y agredida por las autoridades judiciales de Puebla, el proceso que se extendió durante varios años finalmente falló
con la absolución de Lydia y el encarcelamiento del industrial Jean Sucar Kuri por los cargos de abuso sexual de menores. Acontecimientos
que evidenciaron las coartaciones a la libertad de prensa que tienen que enfrentar los periodistas mexicanos.
Meses después de estos acontecimientos Lydia afirmó en una carta pública: “Mi querido poeta español Ángel Petisme escribió: "Queda
prohibido llorar sin aprender". Voy a demostrar que la verdad, la paz y la búsqueda de la justicia son nuestro motor y nuestro derecho.”
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