EVOLUCIÓN EDUCATIVA El nuestro no es un mundo estático, es

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EVOLUCIÓN EDUCATIVA
El nuestro no es un mundo estático, es cambiante, desde su origen ha sufrido
diversos cambios y transformaciones, aunque desde hace algunos años dichos
cambios se han llevado a cabo de forma acelerada.
La historia nos habla de la existencia de dos revoluciones que marcaron el destino
de la humanidad, la primera fue la revolución agrícola, en la medida que los
grupos humanos domesticaba semillas y aprendía a cultivar la tierra pasaron de
ser nómadas a sedentarios, ya que pudieron establecerse en un lugar, crearon
ciudades y civilizaciones; la segunda fue la revolución industrial en donde se
transformó por completo el modo de producción que hasta entonces existía para
acelerarlo y acrecentar las ganancias económicas, las máquinas y motores
acortaron distancias, el campo dejó de ser el espacio productivo más importante y
sobrevino el fenómeno de la urbanización. Sin embargo a finales del siglo pasado
comenzó a gestarse la más reciente revolución que ha transformado la vida de los
habitantes del planeta, es decir la revolución tecnológica, en donde los avances en
el área de la informática, transformaron radicalmente las nociones del tiempo y del
espacio e incluso de la realidad.
En la economía actual lo más importante ya dejó de ser la tierra, las materias
primas o las máquinas, ahora lo más valioso es el conocimiento, lo cual significa
que el futuro de un pueblo pasa a depender sobre todo del sistema educativo en
que se desarrolle su población.
Tal y como lo menciona la UNESCO en el 2005 en su primer informe mundial
denominado “Hacia las sociedades del conocimiento”, donde se hace un análisis
de la situación del conocimiento y la importancia del mismo para el desarrollo de
las sociedades actuales. En él se menciona que a partir de la década de los 70 se
comenzó a gestar una nueva revolución, una revolución tecnológica y cognitiva,
que pone a las sociedades modernas frente a un enorme reto, para lo cual se
tienen que sentar nuevas bases que dirijan el rumbo del mundo hoy en día hacia
una nueva manera de aprender, organizar, digerir y compartir, ya no sólo
información, sino también conocimiento.
En dicho informe se menciona la relevancia que juega el desarrollo de la
tecnología para que las sociedades de la información se desarrollaran y dieran
pauta a la posterior formación de las sociedades del conocimiento. “Las nuevas
tecnologías digitales influyen directamente en la rapidez de transmisión de la
información y también en el tratamiento y la recepción de los conocimientos. Hoy
en día, un acto cognitivo no se puede concebir basándose en el modelo de las
teorías clásicas del conocimiento, que lo consideran como un acto psicológico
individual...”(UNESCO 2004); es decir ya la transmisión de la información y la
generación del conocimiento se realiza en masa, para lo cual las TIC son
simplemente indispensables.
En este contexto, nosotros como facilitadores del conocimiento tenemos un papel
clave para que la Sociedad del conocimiento de la que nos habla la UNESCO sea
una realidad, y esto sea no solo para los países del primer mundo; para ello es
necesario que desarrollemos en nuestros alumnos las competencias necesarias
para que estén inmersos en la transmisión y generación de información, saberes y
conocimientos; pero para ello primero debemos ser capaces de desarrollar
nuestras propias competencias como docentes.
En su libro Diez nuevas competencias para enseñar, Phillippe Perrenoud pone de
manifiesto la relevancia, entre otras, de la competencia utilizar las nuevas
tecnologías y todo lo que ella conlleva para desarrollar las competencias basadas
en una cultura tecnológica y ejercer de manera efectiva la práctica docente que
demanda el mundo actual.
De manera específica se refiere al desarrollo de cuatro competencias específicas
en éste ámbito, la primera de ellas es la que se refiere a utilizar programas de
edición de documentos, la segunda a explotar los potenciales didácticos de los
programas en relación con los objetivos de enseñanza, la tercera a comunicar a
distancia mediante la telemática, y por último a utilizar los instrumentos multimedia
en su enseñanza (Perrenoud 2004).
Las nuevas tecnologías pueden reforzar la contribución de los trabajos
pedagógicos y didácticos contemporáneos, puesto que permiten crear situaciones
de aprendizaje enriquecedoras, complejas, diversificadas, con la ayuda de una
organización del trabajo cuyos roles han cambiado, ya que ahora el papel central
en las aulas ya dejó de tenerlo el docente, quien ahora es el facilitador del
conocimiento y la persona que organiza los ambientes de aprendizaje, para pasar
a obtenerlo el alumno, quien ahora es un agente investigador, clasificador y
creador de nuevos conocimientos.
Es un hecho que si queremos permanecer vigentes en nuestra labor docente, y
cumplir con los parámetros que la sociedad actual demanda es necesario
mantenernos actualizados y cumplir con el desarrollo de las competencias que
para ello sean necesarias, sin embargo para que tal situación pudiera convertirse
en realidad sería necesario contar, antes que otra cosa, con la disposición, el
entusiasmo y el compromiso de cada docente, pero en muchas ocasiones esto se
convierte en el primer obstáculo a vencer, ya que la resistencia al cambio es un
factor que frena la evolución en la práctica educativa.
Desafortunadamente aún es factible encontrar docentes instalados en su zona de
confort llevando a cabo prácticas pedagógicas tradicionalistas y resistiéndose a
modernizarlas, incluyendo la negación a incluir las TIC´s en su labor. Tales
actitudes hacen caer en la conclusión de que dicha resistencia no se debe a otra
cosa, mas que a la falta de manejo y al desconocimiento total en cuanto a los
beneficios que ofrecen las herramientas de las TIC´s.
Probablemente se deba a un problema generacional, en el que la brecha entre las
generaciones recientes y las no tan recientes se abra debido al grado de
integración de la Tecnología en la vida cotidiana, y específicamente en el ámbito
educativo, a la integración de las TIC´s en la formación académica.
La solución ante dicha dificultad tal vez radique en la alfabetización digital para los
miembros de la sociedad reacios en la integración de las nuevas tecnologías a
diversos ámbitos de la vida cotidiana, entre ellos, claro esta, los docentes.
Otra de las problemáticas que hay que sortear son las condiciones y la falta de
equipamiento que existen en los centros escolares y las comunidades en general.
En dicha materia la nuestra es una sociedad que aún se encuentra en pañales,
debido principalmente a las condiciones económicas que prevalecen un nuestro
país, situación que escapa de nuestra manos y de la que se tendrá que ocupar el
estado. Sin embargo, a pesar de la escasez de recursos, los docentes podemos
adaptarnos a las condiciones de nuestras escuelas, nuestros alumnos y nuestros
entornos socioculturales, tratando de no quedar al margen de prácticas educativas
innovadoras.
Para llevar a cabo una revolución en nuestras aulas, no basta la voluntad de unos
cuantos, hace falta la suma de muchas voluntades y el compromiso de todos los
involucrados en el proceso educativo: autoridades, padres de familia, docentes y
alumnos.
Si en verdad queremos formar parte de la sociedad actual y actualizada, y de la
sociedad del conocimiento, hará falta contribuir cada uno de nosotros con nuestro
granito de arena, primero de manea personal desarrollando las competencias
propias para mejorar nuestro desempeño y, posteriormente estar capacitados para
de trabajar desde nuestras aulas innovando la manera de desempeñarnos
desarrollando las competencias de cada uno de nuestros alumnos, sin perder de
vista la importancia que tienen para tal efecto las herramientas que nos
proporcionan las Tecnologías de la Información y la Comunicación.
BIBLIOGRAFÍA
* Perrenoud, Philippe. Diez nuevas competencias para enseñar. Editrial Graó.
México, 2004.
* UNESCO. Hacia las sociedades del conocimiento. Ediciones UNESCO. 2004.
* Argudín, Yolanda. Educación basada en competencias. Trillas, México, 2005.
* Yanes Guzmán, Jaime. Las TIC y la crisis de la educación. Virtual Educa. Chile,
2002.
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