DIAGONAL FIES - Derecho Penitenciario

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DIAGONAL – 19 de Mayo de 2.011 – Número 150
PRISIONES | ACUSAN A LA ADMINISTRACIÓN DE “SEGUIR
MANTENIENDO LA PUERTA ABIERTA AL MALTRATO”
La “cárcel dentro de la cárcel” vuelve a tener
cobertura legal
El Reglamento Penitenciario, las normas que regulan la vida de las más
de 73.500 personas que están presas en el Estado español, acaba de ser
reformado por el Gobierno. Además de cambios en el régimen de
primer grado –aislamiento penitenciario– la reforma permite que “la
administración penitenciaria pueda establecer ficheros de internos que
tengan como finalidad garantizar la seguridad del establecimiento”. Es,
en la práctica, la legalización del contestado régimen FIES, dos años
después de que el Supremo lo anulara.
R.M.C. / MADRID
Entre consignas como el “régimen FIES ahora legal, nunca justo, siempre
inhumano”, integrantes de varias asociaciones se manifestaron el 15 de abril,
en Madrid, ante la sede de Instituciones Penitenciarias (II PP). Protestaban
contra el Real Decreto 419/2011 que entraba en vigor ese mismo día y que
modificaba el Reglamento Penitenciario. Esta reforma “reitera el aislamiento
como tratamiento preferencial de los presos y sigue manteniendo la puerta
abierta al maltrato y a la tortura psicológica”, según denuncia en un
comunicado la Coordinadora Estatal de Solidaridad con las Personas Presas.
Aunque la gran mayoría de quienes cumplen condena en las cárceles españolas
lo hacen en segundo grado penitenciario, existen también otras categorías
establecidas en el interior de las cárceles, reguladas por el Reglamento
Penitenciario. Esta clasificación por grados –que realiza la Junta de
Tratamiento, el director del centro penitenciario y técnicos– una vez que la
sentencia es firme, permite a la cárcel el orden, el control y la vigilancia de los
internos. Dentro de esta clasificación y, dentro de cada grado, la subdivisión
es otra práctica añadida.
Foto: Javier Baeza.
El aislamiento penitenciario
En primer grado o régimen cerrado son clasificados directamente los presos
cuyos delitos, según el reglamento, denoten una personalidad agresiva,
violenta y antisocial (delitos contra la vida, libertad sexual, integridad física de
las personas o propiedad cometidas de forma especialmente violenta o por
pertenencia a organizaciones delictivas o bandas armadas). Igualmente, una
vez dentro de la prisión pueden ser clasificados en primer grado aquellos
presos que participen activamente en motines, plantes, agresiones, amenazas o
coacciones, o aquellos que cometan faltas graves o muy graves.
LA VIDA PARA LAS MÁS DE 1.200 PERSONAS PRESAS
CLASIFICADAS EN PRIMER GRADO CONSISTE EN 20/21
HORAS AISLADO EN LA CELDA
La vida para las más de 1.200 personas presas clasificadas en primer grado
consiste en estar entre 20 o 21 horas aisladas en la celda; sufrir cacheos con
una frecuencia que oscila entre varias veces al día y una vez a la semana;
registros en las celdas con igual frecuencia; varios recuentos al día y uno de
madrugada; traslado con grilletes dentro de la prisión; ausencia de actividades
de tratamiento; unas dos o tres horas fuera de la celda en un patio pequeño de
25 metros de largo por ocho de ancho, y en ocasiones, cerrado por la parte de
arriba como una jaula; sin contacto con otras personas salvo con algún preso
con quien se comparte patio –en una segunda fase pueden estar con más
presos–; sometidos a cambios de celda y de prisión frecuentes. La
consecuencia es que este régimen de aislamiento, en el cual los presos pueden
permanecer durante años, “destruye, destroza, aniquila como persona, en la
medida en que se sienten tratados como animales” explica Julián Ríos en la
investigación sobre la realidad carcelaria: Andar un kilómetro en línea recta. “Es
incompatible tanto con una solución positiva del conflicto desde un punto de
vista humano y convivencial, como con el contenido constitucional del
derecho a la dignidad personal, debido a las graves consecuencias físicas y
psíquicas que genera”. Pero este régimen de represión y control, pese a su
extrema dureza, lejos de modificarse, ha seguido sofisticándose.
A principios de los años ‘90, Instituciones Penitenciarias implantó el régimen
de Ficheros de Internos de Especial Seguimiento (FIES) como un
instrumento de control que empezó a aplicar básicamente a varios centenares
de fuguistas y participantes en motines y protestas y a presos de motivación
política para frenar las durísimas huelgas de hambre, protestas y motines que
protagonizaban para reclamar mejoras en las prisiones. El desarrollo posterior
de este régimen estableció hasta cinco categorías, aunque la más cruenta es la
denominada ‘FIES-1 Control Directo’ denunciada sistemáticamente por
abogados, organizaciones de derechos humanos, colectivos de apoyo a presos
y por familiares, que la definieron como “la cárcel dentro de la cárcel”.
Aunque a lo largo de los años la dureza del FIES-1 ha variado, estar bajo una
“vigilancia especial” significa –incluso para presos que pueden estar en prisión
provisional a la espera de juicio–, además del régimen de vida propio, cacheos
todos los días a la entrada y a la salida de la celda (en la práctica supone cuatro
cacheos diarios), restricciones de lo que se puede tener en la celda (libros,
publicaciones, objetos que revisten la celda de calor humano como fotos, etc.),
supuestamente para facilitar la labor del registro que se realiza diariamente. No
cuentan con actividades programadas de ningún tipo, se les controla la
correspondencia, y es habitual que se les confisquen muchas de las cosas que
les envían del exterior. Por las noches son controlados al menos cada hora y
son regularmente y constantemente sometidos a traslados de celdas y
prisiones. En estas condiciones, se puede permanecer indefinidamente. En
2002, el Comité contra la Tortura de la ONU consideró “que el régimen FIES
en sí mismo, puede constituir maltrato”.
“SE PUEDE INCLUIR A UN RECLUSO EN EL FICHERO FIES,
CON SUS DURAS RESTRICCIONES, SIN QUE TENGAN QUE
JUSTIFICARLAS”
La legalización del FIES
La denuncia de este trato inhumano y degradante obtuvo un fuerte empujón
cuando en 2009, tras años de denuncias, la asociación Madres Unidas Contra
la Droga de Madrid consiguió que el Tribunal Supremo declarara nulo el FIES
por un problema de forma. Ahora, dos años después, el Real Decreto que
reforma el reglamento penitenciario da cobertura legal y recupera el antiguo
FIES, con algún ligero retoque. Y todo apunta a que tendrá larga vida. Como
explica Javier Baeza, de la Coordinadora de Barrios de Madrid, “sigue siendo
un arma de la Administración contra presos reivindicativos, o simplemente
que no se someten a las normas constantes y la disciplina que invade la vida
en prisión. Pero no sólo contra ellos. Realmente cualquier pretexto puede
justificar la inclusión en este fichero”.
“La ventaja que supone el FIES para la Administración respecto al régimen
cerrado” sostiene Baeza “es que la inclusión en este fichero es una decisión
administrativa (del centro penitenciario, que ratifica Instituciones
Penitenciarias) al margen del proceso de clasificación establecido en la ley y de
sus correspondientes garantías. Se puede incluir a un recluso en el fichero
FIES, con sus duras restricciones, saltándose estos requisitos y sin dar cuenta
al juez de vigilancia”.
Las categorías del FIES
El FIES, que no ha desaparecido de las cárceles, pese a que fue declarado nulo
por el Supremo es mucho más que una base de datos. Establece, según el
delito, su trayectoria penitenciaria o su integración en organizaciones
criminales, normas especiales de control y clasifica a los presos en cinco
categorías: FIES-1 (control directo), FIES-2 (delincuencia organizada), FIES-3
(bandas armadas), FIES-4 (fuerzas de seguridad y funcionarios de IIPP) y el
comodín FIES-5 (características especiales) de quienes no entran en los
anteriores epígrafes y cuyos delitos crean alarma
ANÁLISIS: CRÍTICA DEL AISLAMIENTO PENITENCIARIO
Consagrar un trato degradante
Más allá de la necesaria denuncia de los FIES, sostiene este profesor de
ética social en la Universidad Pontificia de Salamanca, hay que señalar
el régimen cerrado.
JOSÉ LUIS SEGOVIA BERNABÉ
Acaba de entrar en vigor un nuevo Reglamento Penitenciario que da
cobertura legal al polémico Fichero de Internos de Especial Seguimiento
(FIES). Pretende salvar la declaración de nulidad de pleno derecho efectuada
por el Tribunal Supremo en 2009. La resolución judicial confirmaba lo que
desde Madres Unidas contra la Droga y Coordinadora de Barrios se venía
denunciando: la manifiesta ilegalidad de este fichero y su repercusión sobre los
derechos de los destinatarios.
Nos preocupa la existencia del FIES –se llame como se llame y tenga el rango
normativo que tenga– en cuanto supone, por más que su regulación diga otra
cosa, un serio condicionante restrictivo del régimen de vida de las personas
incorporadas al Fichero. En especial es denunciable el régimen FIES-1 de
Control Directo, que afecta mayoritariamente a personas sometidas al severo
régimen de primer grado (aislamiento en celda). El Reglamento Penitenciario
reformado legaliza prácticas como el cambio sistemático de celda, los
continuos registros y cacheos, los controles cada hora, las 21 horas de
incomunicación, etc.
CÁRCELES. El régimen FIES supone una restricción de las
condiciones del preso. EDU LEÓN
Propuestas de estrategia
Cierto que introduce algunas cautelas. Por ejemplo, la intervención del Centro
Directivo cuando se trate de jóvenes que llevan más de seis meses en este
régimen o cuando el acuerdo de regresión de grado no se adopte por
unanimidad. La práctica ha demostrado que muchas situaciones de
aislamiento son el fruto de un enquistamiento debido a una negligente
actuación de las Juntas de Tratamiento de la prisión. En efecto, no son pocas
las ocasiones en que la Central de Observación Ambulante, enviada desde
Madrid, ha enmendado la plana al centro penitenciario que manifestaba una
injustificable ojeriza hacia una persona presa, en algunos casos aquejada de
enfermedad mental. Es también verdad que la actual Instituciones
Penitenciarias ha procurado la disminución del número de personas que se
encuentran en este grado de tratamiento y la humanización del mismo.
Pero, más allá de todo ello, deben ser combatidas dos situaciones. Por un
lado, las restricciones de derechos y la afectación al régimen de vida que
efectivamente suponga la incorporación del preso al FIES. Para ello, se
debería acudir al juez de Vigilancia Penitenciaria, dándole cuenta de cómo en
cada caso concreto la incorporación al FIES supone consecuencias que no se
seguirían de estar en el sistema ordinario. Se le pedirá, por tanto, la baja en
dicho fichero. Por otro lado, se debe evitar la consagración legal de un trato
degradante institucionalizado: la posibilidad legal de que una persona pueda
cumplir su condena “a pulso”, en régimen de aislamiento y continuo control
invasivo de su intimidad. Son cada vez más las voces discrepantes con este
trato inhumano.
LA PRÁCTICA HA DEMOSTRADO QUE MUCHAS SITUACIONES
DE AISLAMIENTO SON FRUTO DE UNA INJUSTIFICABLE
OJERIZA
Por ejemplo, las Propuestas Legales 2011 de los juristas de la Pastoral
Penitenciaria exigen “la limitación temporal del durísimo régimen cerrado. Es
una incongruencia que, por razones disciplinarias y como sanción, el límite
sean 42 días y por supuestas razones tratamentales no haya límite alguno. De
este modo, la legislación permite que una persona permanezca en este régimen
de aislamiento durante toda la condena efectiva que puede llegar a alcanzar los
40 años y más”.
Finalmente, coincidimos en que “una visión funcionalista y utilitarista del
Derecho relativiza el carácter restrictivo del ius puniendi. Se acaban vinculando
los derechos humanos al criterio del merecimiento moral. Las condiciones del
aislamiento penitenciario son tan duras y suponen una negación tal de la
sociabilidad humana que el aislamiento debería quedar como última medida,
por el tiempo mínimo imprescindible, afectado por una finalidad concreta
mensurable y sometido a un máximo temporal infranqueable”.
ENTREVISTA A JULIÁN RÍOS MARTÍN, ABOGADO, PROFESOR
DE
DERECHO
PENAL
Y
EXPERTO
EN
TEMAS
PENITENCIARIOS
“Es incompatible con la dignidad”
Para este investigador, que un preso sea incluido en los ficheros
especiales significa un cambio en su día a día y, sobre todo, la
restricción de sus derechos.
DIAGONAL (ALVAR CHALMETA)
DIAGONAL: ¿Qué supone incorporar el FIES al reglamento?
JULIÁN RIOS: Los ficheros FIES, están dirigidos a “disponer de una amplia
información de determinados grupos de internos... que permita conocer sus
intervinculaciones y una adecuada gestión regimental”. Pero obtener estos
datos (penitenciarios, incidencias, comunicaciones con el exterior...) requiere,
de forma inevitable, la existencia de una serie de mecanismos y prácticas de
control. De ellas no se hace mención alguna en la reforma reglamentaria, pero
constituyen la base para realizar el reproche de vulneración de derechos
fundamentales. Este control administrativo somete a las personas que se
encuentran en este fichero, negándoles absolutamente la intimidad, el tiempo
y el espacio. E inevitablemente afecta a la clasificación, a los permisos y al
régimen de vida, por más que la normativa disponga lo contrario.
Para que todos estos mecanismos de control aparezcan formalmente ajustados
a la legislación constitucional y penitenciaria, ahora el reglamento dispone que
“los datos FIES tienen un carácter puramente administrativo”. Asimismo, se
hace una invocación concreta a que “en ningún caso la inclusión en el FIES
prejuzga la clasificación, veta el derecho al tratamiento, ni supone una vida
regimental distinta”. Como ocurre en otras parcelas del ordenamiento
penitenciario, con la simple indicación formal de que este control no vulnera
en ningún caso la legalidad, se quiere esconder y suplantar la realidad. Es un
intento de construcción ficticia de una realidad, para “hacer ver lo que de
ninguna manera es”.
"ESTE CONTROL INEVITABLEMENTE AFECTA A LA
CLASIFICACIÓN, A LOS PERMISOS Y AL RÉGIMEN DE VIDA,
POR MÁS QUE DIGAN LO CONTRARIO"
RIOS. Este abogado ha investigado la vida penitenciaria. DAVID
FERNÁNDEZ
D.: El FIES se aplicó sobre todo a presos rebeldes y reivindicativos, ¿ha
servido para desmantelar las protestas en las prisiones?
J.R.: Efectivamente, ha servido, entre otras cosas para desmantelar a los
presos más reivindicativos, que acabaron en el régimen cerrado, y muchos de
ellos controlados por el FIES. Durante mucho tiempo sus luchas fueron
referencia necesaria e importante para que los grupos de apoyo a presos
tomaran conciencia de la dureza e injusticia del sistema penitenciario. Tuvo
repercusión y motivó a muchas personas a luchar por los derechos de los
presos. Estas personas, que fueron consideradas enemigos por la
administración penitenciaria, cumplieron una importante función: la defensa
de la dignidad de las personas presas en un sistema extremadamente violento.
"EN SU ACTUAL CONFIGURACIÓN LEGAL, DE DURACIÓN
INDETERMINADA, EL PRIMER GRADO NO ES COMPATIBLE
CON LA DIGNIDAD HUMANA"
D.: El Tribunal Supremo anuló el FIES por defectos de forma, ¿no le pareció
reprochable el fondo?
J.R.: Lamentablemente es así. Lo declararon ilegal por un problema de
formalidad; no por su contenido. Es obligado hacer referencia al régimen
cerrado o primer grado. En su actual configuración legal, de duración
indeterminada, formalmente tratamental, encubren un régimen materialmente
sancionador, es incompatible con la dignidad de la persona. Por más
conflictivos que puedan resultar determinados comportamientos, los derechos
humanos de sus autores son unos mínimos inalienables. Desde esta
perspectiva no es aceptable el vigente modelo de primer grado.
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