Theologicum Universidad Francisco Marroquín TEOLOGÍA DE LA UNIDAD EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA Por: Gonzalo A. Chamorro Toda la historia de la Iglesia, desde el principio hasta estos días, está ennoblecida y consagrada por la figura de personajes que han actuado cómo mártires de la fe o como aquellos que han sido parte del desarrollo del pensamiento cristiano. 1 Para Lortz: El cristianismo no se tornó en modo alguno una magia. Así, la realidad divinocristiana, que como tal no puede mudarse, como fenómeno histórico ha tomado a lo largo de los siglos múltiples formas. Como cuerpo de Cristo, la Iglesia es un organismo vivo que no permanece anquilosado en su estado originario fundacional, sino que se desarrolla.2 En este artículo se analizará a manera de esbozo el concepto de “unidad” –cristiana o de la iglesia– a partir de la teología patrística hasta la teología liberal moderna. La teología patrística o Patrología “es aquella parte de la historia de la literatura cristiana que trata de los autores de la antigüedad que escribieron sobre temas de teología”. 3 A estos pensadores se les llamó Padres,4 y los primeros en recibir este título fueron los “Padres Apostólicos”. 5 Se llamaron así porque en una época se supuso que habían conocido a los apóstoles. 6 Según Harry Boer: Los padres en cuestión –y el lugar y fecha de sus escritos– son los siguientes: Clemente de Roma (95), Ignacio de Antioquía (110-117), Policarpo de Esmirna (117-118), Bernabé, probablemente de Alejandría (130), Hermas de Roma (100), y Papias de Hierápolis en Frigia (140). 7 1 Jesús Álvarez Gómez, Historia de la Iglesia, edad antigua (2001), 1:111. Joseph Lortz, Historia de la Iglesia, en la perspectiva de la historia del pensamiento (2002), 1:12, cp. Don Fairbairn, “Theology in the early church” (2011), 3. 3 Johannes Quasten, Patrología (1968), 1:1. “El creador del término patrología fue el luterano Juan Gerhard († 1637) en su estudio póstumo Patrologia sive de primitivae ecclesiae christianae doctorum vita ac lucubrationibus opusculum, que apareció en Jenna en 1653; el libro va de Hermas a Belarmino”. A. Hamman, “Patrología-Patrística”, Diccionario patrístico y de la antigüedad cristiana (1998), 2:1712. 4 “El título honorífico de Padre obedece a ideas tomadas de la vida común y de la cultura religiosa de la época. Del uso familiar, el nombre padre pasó a significar por analogía, padre en sentido figurado, „padre espiritual‟ (πάτερ πνεσματικός). Hasta el siglo IV el título de padre se aplica casi exclusivamente a los obispos. A partir del siglo V se confiere también a los presbíteros o sacerdotes y a los diáconos. También los superiores de los monasterios son llamados padres”. Alfonso Ropero, Lo mejor de los Padres Apostólicos (2004), 19. 5 “Esta denominación engloba desde el s. XVII a una serie heterogénea de escritos del cristianismo más antiguo, que no quedaron integrados en el canon neotestamentario ni pueden catalogarse entre los apócrifos o la primitiva literatura apologética”. Ramón Trevijano, Patrología (1998), 5. 6 Justo González, Historia del pensamiento cristiano (2002), 1:61. 7 Harry Boer, A short history of the Early Church (1976), 51. En esta sección sólo se trabajará a Clemente de Roma e Ignacio de Antioquía quienes fueron los que más aportaron al tema de la unidad. 2 Sobre Clemente de Roma hay una vasta tradición en el cristianismo antiguo. Algunos autores insisten en su proximidad con los apóstoles. 8 La alta estima de que gozaba Clemente resultó evidente del único escrito que de él se posee, su “Epístola a los Corintios”.9 Eusebio de Cesarea acerca de la carta de Clemente dijo: Hay una carta de Clemente que es admitida, extensa y asombrosa. La escribió a la iglesia de los corintios en nombre de la iglesia de Roma, cuando había una revuelta en Corinto. Tenemos constancia de que esta carta se usa públicamente en la congregación de la mayoría de las iglesias, no sólo de la Antigüedad sino también en nuestros días. Hegesipo es un testigo de que hubo revuelta en Corinto.10 Esta epístola escrita quizás en el año 96 d.C,11 “tiene un claro propósito de disciplina eclesial. No es la fe o el dogma que está en juego, sino la disciplina y la unidad fraterna en la asamblea. La envidia y los intereses personales rompen la paz y la unidad”. 12 ¿Por qué hay, pues, contiendas e iras y disensiones y facciones y guerra entre vosotros? ¿No tenemos un solo Dios y un Cristo y un Espíritu de gracia que fue derramado sobre nosotros? ¿Y no hay una sola vocación en Cristo? ¿Por qué, pues, separamos y dividimos los miembros de Cristo y causamos disensiones en nuestro propio cuerpo, y llegamos a extremo de locura, en que olvidamos que somos miembros los unos de los otros?13 Como a Pablo, la metáfora le sirve a Clemente para sentar la unidad viva de la Iglesia dentro de la esencial variedad de miembros y de funciones que le competen. 14 Pongamos como ejemplo nuestro propio cuerpo. La cabeza sin los pies no es nada; del mismo modo los pies sin la cabeza no son nada; incluso los miembros más pequeños de nuestro cuerpo son necesarios y útiles para el cuerpo entero, pero 8 “Ireneo afirma que los conoció directamente y lo convierte en el tercer sucesor de los apóstoles en la lista de los obispos de Roma. Orígenes lo identifica con el colaborador de Pablo del mismo nombre al que se hace referencia en Flp 4,3, y Tertuliano afirma que Pedro lo ordenó obispo de Roma.” Claudio Moreschini, Enrico Norelli, Patrología, manual de literatura cristiana antigua griega y latina (2009), 53. 9 Johannes Quasten, Patrología, 53. 10 Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica (2008), 104. “La carta es de mucha entidad para el estudio de las antigüedades eclesiásticas y para la historia del dogma y la liturgia” Johannes Quasten, Patrología, 54. 11 Justo González, Historia del pensamiento cristiano, 1:63. 12 Alfonso Ropero, Lo mejor de los Padres Apostólicos, 32. “De aquí el interés de esta epístola sea sobre todo práctico y que al exponer su doctrina debamos comenzar por su enseñanza moral. Clemente parece derivar sus argumentos de dos fuentes: el Antiguo Testamento y la doctrina estoica de la armonía del universo.” Justo González, Historia del pensamiento cristiano, 1:64. La ocasión de esta carta es: “Una intervención de la iglesia de Roma en la de Corinto motivada por una discordia dentro de esta (57,1), debido a una revuelta (51,1) de algunos jóvenes (3,3), que había llevado a la deposición de presbíteros de esta comunidad (44,6). La carta condena rotundamente la rebelión (1,1; 44,3-4), como pecado mayor que el partidismo denunciado por San Pablo en 1 Cor.” Ramón Trevijano, Patrología, 18. 13 Clemente de Roma, A los Corintios, 46, en J. B. Lightfoot, Los padres apostólicos (1990), 96. 14 Daniel Ruiz Bueno, Padres Apostólicos (1950), 145. 2 todos los miembros cooperan y se unen en sumisión, para que todos el cuerpo pueda ser salvo.15 Así pues, todo el documento se dirige a recordar a la comunidad de Corinto los valores cristianos de la εἰρήνη y de la ὁμονοίᾳ.16 De tal manera que para Clemente “la Iglesia, que es universal, pues Iglesia de Dios es la iglesia peregrina en Roma lo mismo que la de Corinto, y el número contado de los elegidos está esparcido por el mundo entero, es también una por la unidad de fe, de espíritu y llamamiento divino”. 17 A ejemplos semejantes, pues, hermanos, hemos de adherirnos también nosotros. Porque está escrito: allégate a los santos, porque los que se allegan a ellos serán santificados. Y también dice el Señor en otro pasaje: Con el inocente te mostraras inocente, y con los elegidos serás elegido y con el ladino serás sagaz. Por tanto, juntémonos con los inocentes e íntegros; y estos son los elegidos de Dios. 18 Otro personaje importante en este periodo histórico, fue Ignacio de Antioquía.19 Que según Eusebio de Cesarea “fue el segundo en ser escogido para la sucesión de Pedro en el episcopado de Antioquía”. 20 Según la tradición, fue encarcelado y trasladado a Roma, para sufrir el martirio,21 durante este viaje compuso siete epístolas.22 Las cartas son breves escritos de circunstancias redactados según las reglas de la epistología y de la retórica antigua, pero sin divisiones y estructuras amplias. Los 15 Clemente de Roma, A los Corintios, 37, en J. B. Lightfoot, Los padres apostólicos, 91. P. F. Beatrice, “Clemente Romano”, Diccionario patrístico y de la antigüedad cristiana (1998), 1:436. Clemente expresó: “Porque vais a proporcionaros gran gozo y alegría si prestáis obediencia a las cosas que os hemos escrito por medio del Espíritu Santo, y desarraigáis la ira injusta de vuestros celos, en conformidad de nuestras súplicas que os hemos hecho de paz y armonía en esta carta”. Clemente de Roma, A los Corintios, 63, en J. B. Lightfoot, Los padres apostólicos, 108. “La armonía se manifiesta en toda la creación, y se deriva del carácter mismo de Dios que la ha establecido en todas las cosas. Dios es el artífice (demiurgo) del universo.” Justo González, Historia del pensamiento cristiano 1:64. Por eso Clemente expresó. “Apresurémonos a volver al objetivo de la paz, que nos ha sido entregado desde el principio, y miremos fijamente el Padre y autor de todo el mundo, y mantengámonos unidos a los excelentes dones de paz y beneficios”. Clemente de Roma, A los Corintios, 19, en J. B. Lightfoot, Los padres apostólicos, 80. 17 Daniel Ruiz Bueno, Padres Apostólicos, 145. “Tenemos aquí un extraordinario alegato contra las divisiones a favor de la unidad eclesial en Cristo, en línea con los escritos de Pablo, «Congregados todos concorde», ilustrada con ejemplo de las escrituras que se refieren a la humildad y a la obediencia, virtudes que si hacen falta, hacen imposible la coexistencia en paz y en el temor de Dios o santidad. No puede haber locura mayor que llegar al «extremo en que olvidamos que somos miembros los unos de los otros» (1 Cl., 4)”. Alfonso Ropero, Lo mejor de los Padres Apostólicos, 32. 18 Clemente de Roma, A los Corintios, 46, en J. B. Lightfoot, Los padres apostólicos, 96. 19 “Todo lo que sabemos con certeza sobre su vida está contenido en sus cartas y en el escrito de Policarpo. La hagiografía lo identifica con el muchacho que Jesús puso como ejemplo a sus discípulos, para darle una lección de grandeza y humildad en el reino de los cielos (Mt. 18:2). Esta leyenda fue propagada por Simeón Metafrastes en el siglo X”. Alfonso Ropero, Lo mejor de los Padres Apostólicos, 47. 20 Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica, 119. 21 Claudio Moreschini, Enrico Norelli, Patrología, 54. 22 Cinco fueron dirigidos a las comunidades cristianas de Éfeso, Magnesia, Tralia, Filadelfia y Esmirna –ciudades que habían enviado delegados para saludarle a su paso. Otra carta iba dirigida a Policarpo, obispo de Esmirna. La más importante de todas es la que escribió a la comunidad cristiana de Roma, adonde se dirigía. Johannes Quasten, Patrología, 73. 16 3 temas centrales que destacan en ellas son las advertencias contra las falsas doctrinas, especialmente el docetismo; la unidad de la iglesia y la obediencia a los obispos y la gloria del martirio. 23 En cuanto a la unidad, Jaume Fontbona dice que “Ignacio de Antioquía defiende la unidad de la Iglesia alrededor del obispo y de la eucaristía”.24 De aquí que es: “evidente que para Ignacio el obispo monárquico garantiza la unidad de la Iglesia, a la vez que expresa su naturaleza esencial, en justa correspondencia con la unicidad de Dios”. 25 Pero evitad las divisiones, como el comienzo de los males. Seguid todos a vuestro obispo, como Jesucristo siguió al padre. Que nadie haga nada perteneciente a la Iglesia al margen del obispo. Considerad como eucaristía válida la que tiene lugar bajo el obispo. … allí donde aparezca el obispo, allí debe estar el pueblo; tal como allí está Jesús, allí está la iglesia universal. 26 Como se había mencionado Ignacio cree que: “la unidad de los cristianos entre sí y con Cristo, encuentra su expresión en la Εὐταριστίᾳ”.27 De aquí que expresara: Sed pues, diligentes en congregaros con más frecuencia para dar gracias a Dios y para su gloria. Porque cuando os congregáis con frecuencia, los poderes de Satanás son abatidos; y sus asechanzas acaban en nada frente a la concordia de vuestra fe. No hay nada mejor que la paz, en la cual toda lucha entre las cosas del cielo y las de la tierra queda abolida. 28 De tal manera que la eucaristía para Ignacio es “fuente de unidad porque se inspira en Dios y es imagen de Dios, que es la misma unidad. Precisamente la unidad es participación de Dios”.29 23 Alfonso Ropero, Lo mejor de los Padres Apostólicos, 45. Jaume Fontbona, La Cena del Señor, misterio de comunión (2007), 75. 25 Alfonso Ropero, Lo mejor de los Padres Apostólicos, 45. 26 Epístola de San Ignacio, A los Esmirneanos, 8, en J. B. Lightfoot, Los padres apostólicos, 201. “Ignacio es el primero en usar la expresión «Iglesia Católica», para significar a los fieles colectivamente. Johannes Quasten, Patrología, 75. Ignacio dijo: “Por lo tanto es apropiado que andéis en armonía con la mente del obispo. Porque vuestro honorable presbítero que es digno de Dios, está en tono con el obispo, como si fueran las cuerdas de una lira. …para que podáis cantar al unísono con una sola voz por medio de Jesucristo al Padre, para que él pueda oíros y, reconocer por vuestras buenas obras que sois miembros de su Hijo. Por tanto os es provechoso estar en unidad intachable, a fin de que podáis ser partícipes de Dios siempre”. Epístola de San Ignacio, A los Efesios, 8, en Lightfoot, Los padres apostólicos, 172. 27 Ramón Trevijano, Patrología, 40. 28 Epístola de San Ignacio, A los Efesios, 13, en J. B. Lightfoot, Los padres apostólicos, 175. “Ignacio designa básicamente la Eucaristía de dos modos: a partir del pan (al los Efesios 20,2) y eucaristía (a los erminisniota 8,1; a los filadelfios 4), pero también con el término técnico ἐπὶ τὸ αὐτὸ, que se convierte en una fórmula fija para indicar la iglesia reunida en la Eucaristía o para la Eucaristía (como Pablo en 1Co). Según Josep Rius, la expresión ἐπὶ τὸ αὐτὸ, se vuelve intraducible, aunque él la traduzca siempre como la reunión comunitaria”. Jaume Fontbona, La Cena del Señor, misterio de comunión, 77. 29 Ibid. Ignacio dijo: “Sed cuidados, pues, observando una eucaristía, porque hay una carne de nuestro señor Jesucristo y una copa en unión con su sangre, hay un altar, y hay un obispo, junto con el presbítero y los diáconos, para que todo lo hagáis según Dios”. Epístola de San Ignacio, A los Filadelfianos, 4, en J. B. Lightfoot, Los padres apostólicos, 194. 24 4 Según Mazza “la unidad es el horizonte en el que se mueve Ignacio y es la explicación misma de la vida cristiana”. 30 Por eso Ignacio expresó: “os felicito de que estéis íntimamente unidos a él como la Iglesia lo está con Jesucristo y como Jesucristo lo está con el Padre, para que todas las cosas puedan estar armonizadas en unidad”. 31 La unidad de los cristianos con Cristo se traduce por la unidad de los cristianos entre sí, unidad de la Iglesia. La iglesia es unidad de fe y de vida, comunidad de amor de la que Jesucristo es principio y ley. Esta unidad se expresa en un organismo visible.32 A finales del siglo segundo, y principios del tercero, floreció toda una generación de notabilísimos pensadores cristianos. 33 A estos intelectuales se les llamó “Padres Apologistas”. 34 Según Roberto Sánchez: Los historiadores de la literatura paleocristiana generalmente dividen a los apologistas en grupos, basándose en diferentes criterios tales como: la lengua en que escribieron (griega o latina), la ubicación geográfica de su labor apologética y, por lo tanto, su adscripción a una preocupación dogmática en específico (africanos, capadocios, alejandrinos, griegos, romanos, etc.), o bien por el sujeto o grupo interlocutor de las apologías (heresiólogos, anti-judaizantes, anti-filósofos, etc.).35 Los apologistas dirigían sus escritos a los emperadores o al senado romano, es decir, a las autoridades que podían frenar las persecuciones injustas, o a los intelectuales, de la tradición cultural panteísta, con una actitud conciliadora, como en el caso del autor A Diogneto, y otras veces hostil, como en los casos de Taciano y Hermias. 36 Pese a la “Preguntarse si Ignacio ve la eucaristía en términos simbólicos o realistas, es caer en anacronismo. La realidad parece ser que Ignacio ve en la eucaristía un acto mediante el cual, representando la pasión de Cristo, el cristiano resulta unido a esa pasión”. Justo González, Historia del pensamiento cristiano 1:78. 30 Enrico Mazza, La celebrazione eucarística (1996), 127. 31 Epístola de San Ignacio, A los Efesios, 5, en J. B. Lightfoot, Los padres apostólicos, 171. “Esta unidad de la Iglesia se debe, no a la armonía o al buen espíritu que los cristianos tienen entre sí, sino a la presencia en ella de Jesucristo mismo. Esto no quiere decir, sin embargo, que la unidad de la Iglesia sea puramente espiritual. Al contrario, la unidad de la iglesia se basa en una jerarquía que representa a Dios el Padre, a Cristo y a los Apóstoles”. Justo González, Historia del pensamiento cristiano, 1:76. 32 Ramón Trevijano, Patrología, 39. 33 Justo González, Historia del cristianismo (1994), 1:87. 34 “Con este nombre se designa a los escritores que se proponen la defensa de la religión cristiana contra las acusaciones y persecuciones de los paganos. La literatura apologética continuará después del triunfo del cristianismo en el terreno político, pero su primer florecimiento es en los siglos II-III”. M. Pellegrino, “Apologistas”, Diccionario patrístico y de la antigüedad cristiana, 1:178. “Los cristianos de este tiempo, tomaban parte en las actividades de la comunidad, excepto en aquellas contraria a su religión. Esto aparece en la carta escrita a Diogneto, dónde se describe la unidad y las diferencias de los cristianos con la sociedad”. Harry Boer, A short history of the Early Church, 57. 35 Roberto Sánchez Valencia, De la heterodoxia a la ortodoxia, hacia una historia hermenéutica de los dogmas nicenos (2007), 23. José Uriel Patiño, agrega que en el siglo II hubo apologistas que también escribieron en siríaco. José Uriel Patiño, Historia de la iglesia (2004), 1:104. 36 Claudio Moreschini, Enrico Norelli, Patrología, 97. “Las apologías que se publicaron en tiempos de la Iglesia primitiva, no sólo contenían argumentos en pro del cristianismo, sino que sirvieron a sus autores para acosar al enemigo en su propio campo. El fin que se propusieron fue el de conquistar todo el mundo para el cristianismo y hacer que este tuviera un dominio perpetuo”. Jhon Fletcher, Alfonso Ropero, 5 vasta lista de pensadores apologistas,37 en esta sección sólo se trabajará a Ireneo, Orígenes, Tertuliano y Cipriano. Ireneo de Lyon, ha sido considerado como “una figura crucial para la historia del desarrollo de la doctrina cristiana”. 38 “Además de su griego nativo hablaba el latín y el celta”,39 y “constituye un grupo de personalidades muy variadas que abarca desde el redactor carismático de las cartas, al predicador retórico y al apologeta infatigable y profundo debelador de la herejía”.40 De hecho Ireneo ha sido por siglos (hasta los descubrimientos de Nag Hammadi) la mayor fuente de conocimiento de la gnosis. 41 De lo que escribió Ireneo se conservan fragmentos de sus cartas a Florino y al papa Victor, un escrito catequético en traducción armenia descubierto a principios del siglo XX, la Demostración de la predicación apostólica, y un largo escrito, Refutación y destrucción de la falsamente llamada gnosis, de cuyo original griego sólo quedan fragmentos y que se conoce por la traducción latina, el Adversus Haereses, del que también se conocen fragmentos de traducciones armenias. 42 Hans Urs Von Balthasar expresó que: “con Ireneo nace la Teología cristiana como reflexión sobre el mundo de las realidades reveladas”. 43 De aquí que la respuesta a los gnósticos fuera subrayar la unidad de todo el cosmos. Tanto la materia, el espíritu y la gnosis ha sido creado por el mismo Dios. 44 El tema de la unidad orienta el quehacer teológico de Ireneo en todos sus puntos. Sólo hay un Dios único en todas las economías y un único plan de salvación, que parte en la creación, culmina en la encarnación y se completa en los cielos nuevos y en la tierra nueva. La unidad es la clave de la teología ortodoxa frente al espíritu Historia general del cristianismo (2008), 54-55. “La apologética, no tuvo dificultades a la hora de ofrecer a los no cristianos una fundamentación de la fe, pues hacía tiempo que los ilustrados con formación filosófica no creían ya en los mitos de los dioses, sino que habían desarrollado una concepción trascendente de Dios en el mundo y la ética”. Hubertus Drobner, Manual de patrología (1999), 85. 37 Ver Johannes Quasten, Patrología, 6-7. 38 Denis Minns, “Irenaeus”, The Expository Times 120 (2009): 157. “En el momento cultural actual en el que cobra fuerza todo lo relacionado con la vida, el pensamiento teológico de Ireneo ha llegado a ocupar el puesto que se merece, como muestra la proliferación del uso de la afortunada expresión: La gloria de Dios es la vida del hombre”. Rafael Usanos, “«La carne habituada a portar vida», (Adv. Haer. V, 3, 3) aclaraciones del uso de ζφή en la obra de san Ireneo”, Estudios Eclesiásticos 83 (2008): 425. “La figura del Obispo de Lyon interesa por el rico contenido de su obra y por la privilegiada situación en que se encuentra. A caballo entre las Iglesias de Oriente y Occidente, en la encrucijada entre los Apologetas y los Alejandrinos y muy atento a moverse dentro de la predicación tradicional, es uno de los heresiólogos más importantes y ofrece unas concepciones teológicas inestimables y con frecuencia desconcertantes”. Antonio Orbe, Antropología de San Ireneo (1969), 518. 39 Alejandro Mejía Pereda, La vida de la Iglesia (1984), 53. 40 P. Smulder, Mysterium salutis: manual de teología como historia de la salvación (1992), 323. 41 Xavier Pikaza, Enchiridion Trinitatis, textos básicos sobre el Dios de los cristianos (2005), 41. 42 Alfonso Pérez de Laborda, El mundo como creación: ensayos de filosofía teológica, 150-51. “El Adversus Haereses leído por Eusebio y citado por él en griego, fue conservado casi con certeza en Cesarea, pero después perdido y traducido al latín quizá en esa misma época”. Giovanni Vian, La biblioteca de Dios: historia de los textos cristianos (2006), 140. 43 Hans Urs Von Balthasar, II, 31, citado por Eduardo López, Simbología y lógica de la redención: Ireneo de Lyon, Hans Küng y Hans Urs Von Balthasar leídos con la ayuda de Paul Ricour (2003), 15. 44 José Rico Pavés, Los sacramentos de la iniciación cristiana (2006), 152. 6 cismático siempre enfrentado entre sí, origen de un sinfín de escuelas y sectas, sin ánimo de construir uno sobre el otro.45 La ἀνακευαλόισις46 da sentido a la historia de la salvación, desde la creación del mundo hasta su consumación final. La teología de la encarnación se hace relevante en este proceso, por eso Ireneo expresó que: “El hijo de Dios es hecho Hijo del Hombre para que por el recibamos la adopción, si el hombre lleva, acoge y abraza el hijo de Dios”. 47 Según Ireneo “Cristo abarca, compendia y une la raza humana y toda la creación”. 48 Hemos demostrado, pues, con toda evidencia, que el «Verbo existente ante Dios, por el cual fueron hechas todas las cosas» (Jn. 1, 2-3) y que siempre ha estado presente al género humano, este mismo en los últimos tiempos, en el momento decidido por el Padre, se unió a su creatura y se hizo hombre pasible. Pero cuando se hizo hombre recapituló en si mismo toda la historia de los seres humanos y asumiéndonos en sí nos concede la salvación, de manera que, cuanto habíamos perdido en Adán, lo volviésemos a recibir en Jesucristo.49 Para expresar la unidad de Dios con el hombre, Ireneo adopta un rico vocabulario, pero se trata ordinariamente de fórmulas que, precisamente por el contexto soteriológico en que aparecen, no se refiere a la unidad ontológica de la Palabra hecha carne, sino que expresan la unión realizada en Cristo y por Cristo.50 Ireneo es el hombre y el teólogo de la unidad: de Dios, de Cristo, del Espíritu, de la salvación, de la tradición, del evangelio, de la escritura, de la iglesia, de la humanidad. Y es un rasgo fundamental de su cristología. Solo hay un único Cristo. Verbo hecho hombre, que ha recibido en su humanidad la plenitud del Espíritu. Humanidad y divinidad están unidas en Cristo y en él Dios ha alcanzado al hombre. Y la unión del hombre con Dios queda inaugurada en la humanidad del Verbo hecho hombre.51 45 Alfonso Ropero, Lo mejor de Ireneo de Lyon (2006), 19-20. “El término significa «resumir, condensar, llevar a la unidad, llevar a la plenitud, perfeccionar, terminar, repetir, restaurar, renovar».” Carmelo Granado, Los mil nombres de Jesús: textos espirituales de los primeros siglos (1988), 33. “La médula de toda la teología de Ireneo es la teoría de la ἀνακευαλόισις”. Johannes Quasten, Patrología, 296. 47 Ireneo de Lyon, Contra los herejes, exposición y refutación de la falsa gnosis (2000), 318. 48 Alfonso Ropero, Lo mejor de Ireneo de Lyon, 39. 49 Ireneo de Lyon, Contra los herejes, 327. “El Logos conservador (σφτήρ) invisible del mundo por su eficacia continente (σσνοτὴ), debía morir en una cruz para significar la eficacia universal de su muerte, similar a la eficacia universal que, crucificado en el cosmos, ejerce sobre las cuatro partes del mundo. Quien, como Logos, es cruz cósmica, conserva al mundo material, debe salvar en cruz de madera al hombre”. Antonio Orbe, “Ireneo de Lyon”, Diccionario patrístico y de la antigüedad cristiana, 1:1103. 50 Luigi Padovese, Teología patrística (1996), 59. “Convenía, pues, que el Mediador entre Dios y los hombres por su propia familiaridad condujese ambos a la familiaridad, amistad y concordias mutuas, para que Dios asumiese al hombre y el hombre se entregase a Dios. ¿Pues de que manera podíamos ser partícipes de su filiación (Gal 4,5) si no la recibiésemos por medio del hijo por la comunión con él, si él, su Verbo, no hubiese entrado en comunión con nosotros haciéndose carne (Jn 1,14)? Por eso pasó a través de toda las edades para restituir a todos la comunión con Dios”. Ireneo de Lyon, Contra los herejes, 332. 51 Carmelo Granado, Los mil nombres de Jesús: textos espirituales de los primeros siglos, 34. 46 7 Otro personaje relevante en este contexto de la unidad y “aunque no figura en el número de los llamados Santos Padres, Orígenes pasa por ser uno de los „santos‟ irreprochables y teólogos más eminentes y originales de la antigüedad cristiana”. 52 “La principal información sobre su vida es el libro VI de la Historia eclesiástica de Eusebio, junto con el Panegírico de Gregorio Taumaturgo y el libro que se conserva (traducido por Rufino) La apología de Orígenes”.53 Orígenes fue el primer teólogo en ofrecer una síntesis del pensamiento cristiano, desarrollando una teología de búsqueda o de hipótesis de trabajo con carácter dialéctico. A diferencia de los apologistas, que con su esquema tripartito (Dioscosmos-hombre) asignaban al Logos una función cosmológica intermedia. Orígenes da un paso adelante buscando la relación trascendencia/inmanencia o divinidad/humanidad en el mismo Cristo y más propiamente en su alma. 54 La unidad que se da en el Verbo es mucho más que una unión moral, Orígenes llegó a afirmar que el alma y el cuerpo quedan divinizados por su contacto con el Verbo.55 Esta concepción se puede expresar en el siguiente esquema: θεὸς λόγος κόσμος υστή σῶμα.56 Su doctrina de la Trinidad es subordinacionista en cuanto que, si bien distingue con claridad entre Padre e Hijo, ve la diferencia en el subordinado poder del Hijo. En la doctrina de la ἀποτατὰστάσις, la acción redentora del Hijo reconduce al final, según 1 52 Alfonso Ropero, Lo mejor de Orígenes: Tratado de los principios (2002), 17. “Orígenes es ante todo un exégeta crítico y el exégeta literal más grande de la antigüedad.” H. Crouzel, “Orígenes”, Diccionario patrístico y de la antigüedad cristiana, 2:1611. 53 Simón Hornblower, Tony Spanwforth, Who’s who the classical world (2000), 286. “De la inmensa producción literaria de Orígenes, más de seis mil títulos, según Epifanio de Salamina, se ha conservado sólo una exigua parte. Escribió obras de carácter apologético, dogmático y ascético, pero la mayor parte gira en torno a las Sagradas Escrituras. La mayor parte de su obra se compone de exégesis bíblica”. Alfonso Ropero, Lo mejor de Orígenes, 17. 54 Luigi Padovese, Teología patrística, 63. “La unión del Verbo con la naturaleza humana es anterior a la encarnación, porque el alma humana del Verbo fue creada como las demás almas en la preexistencia; por su unidad con el Verbo, el alma era sub forma Dei; impecable, Cristo, por tanto, es en su humanidad, el esposo de su iglesia que, en su preexistencia estaba integrada por el conjunto de las otras almas. Para rescatar a su esposa caída, se encarnó en María y con él el Verbo”. H. Crouzel, “Orígenes”, Diccionario patrístico y de la antigüedad cristiana, 2:1614. 55 Luigi Padovese, Teología patrística, 64. 56 Orígenes dijo: “«Decimos que su cuerpo mortal y el alma humana que en él reside adquirieron la más grande excelencia, no solamente por la comunión, sino también por la unión y la fusión con él, y que fueron transformados en Dios participando de su divinidad»”. Orígenes, Contra Celso (1967), 208. 8 Cor 15, 23-26, al bienaventurado estado original a todo lo existente, incluso a Satanás. 57 Por eso la “unidad de los seres humanos” para Orígenes se da “por la bondad de Dios, por el sometimiento a Cristo y la unidad del Espíritu Santo”,58 en un sentido presente y terrenal. Pero también en Orígenes hay una unidad final escatológica. La raza humana ha sido designada para que en el mundo futuro, o en la era por venir, cuando será el cielo nuevo y la tierra nueva, profetizada por Isaías, pueda ser restaurada a esa unidad prometida por el Señor Jesús en su oración a Dios Padre, en nombre de sus discípulos (Jn. 17:20-23). Esto es confirmado por el lenguaje del apóstol Pablo: „Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios‟ (Ef. 4:13). De acuerdo con esto el apóstol nos exhorta: „Que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros disensiones, antes seáis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer‟ (1 Co. 1:10), pues en la vida presente estamos colocados en la Iglesia, en la cual está la forma del reino venidero, en semejanza de unidad. 59 Quinto Septimio Florente Tertuliano es el primer escritor cristiano de lengua latina. 60 Nació entre los años 150 y 160 en Cartago en el seno de una familia pagana. 61 El desarrollo de la obra de Tertuliano presenta un carácter sistemático. Es verdad que todas sus obras se refieren a doctrinas que combate, pero no son a pesar de ello, obras de circunstancias. El aspecto polémico indica la preocupación de Tertuliano de situarse en relación con el contexto de las discusiones de su tiempo.62 Tertuliano es el primero que habla de trinitas unius divintati, Pater et Filius et Spiritus sanctus (De pud. 21, 16), es el primero que emplea el vocablo persona…quia iam adhaerebat illi Filius secunda persona (Adv. Prax. 12, 3, 6) y, es el primero que elabora la fórmula dogmática una sola sustancia en tres personas. 63 57 Hubertus Drobner, Manual de patrología, 163. “El fin del mundo y la consumación final, ocurrirá cuando cada uno sea sometido al castigo por sus pecados. Pensamos que la bondad de Dios en Cristo, llevará a todas sus criaturas a un final. Sabiendo entonces, que tal es el final, cuando todos los enemigos serán sometidos a Cristo, y cuando el reino de Cristo sea entregado por Cristo (a quien todas las cosas están sometidas) a Dios el padre, contemplemos, digo, desde el final el comienzo de las cosas”. Alfonso Ropero, Los mejor de Orígenes, 112. 58 Ibid, 113. 59 Ibid, 114. “Orígenes habla a menudo de las Iglesias particulares dispersas por toda la tierra; en este aspecto, sin embargo, piensa más en la unidad espiritual que une a todas las comunidades particulares que en un fundamento histórico y en un órgano visible de esta unidad. Esto permite comprender por qué a Orígenes le gusta hablar de la Iglesia „como cuerpo de Cristo‟”. Luigi Padovese, Teología patrística, 134. 60 Juan Leal, Tertuliano, a los paganos el testimonio del alma (2004), 1. 61 Roberto Heredia, El apologista Tertuliano (2005), 9. 62 Jean Daniélou, Los orígenes del cristianismo latino (2006), 289. Este autor agrega que: “La obra de Tertuliano no deja de constituir una summa que aborda sucesivamente los diferentes aspectos de su fe. De testimonio animae y De prescriptione abordan el problema de la fuente. Adversus Hermogenem y Adversus Marcionem tratan de las relaciones de Dios y el mundo. De anima constituye la antropología. De carne Christi trata de la encarnación. Tertuliano ha querido llevar a cabo una exposición de conjunto de la fe cristiana”. 63 P. Siniscalco, “Tertuliano”, Diccionario patrístico y de la antigüedad cristiana, 2:2099. 9 Como si no se pudiera admitir que los tres sean uno por el hecho de que los tres preceden de uno por unidad de sustancia, manteniendo el misterio de la economía divina, que distribuye la unidad en la trinidad. Son tres no por la cualidad, sino por el orden, no por la sustancia, sino por la forma, no por el poder sino por el aspecto; pues los tres tienen una sola sustancia; una sola naturaleza y un mismo poder, porque no hay más que un solo Dios, a partir del cual, en razón del rango, la forma y el aspecto se dan las designaciones de Padre, Hijo y Espíritu Santo; y aunque se distinguen en número no por eso están divididos. 64 Tertuliano expresó: “Dónde están los tres, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, allí se encuentra la Iglesia, la cual es el cuerpo de los tres”. 65 La Iglesia para Tertuliano no es solamente el cuerpo de Cristo, sino también la imagen terrena de la unidad divina.66 Tertuliano muestra que tiene una concepción altamente teológica de la Iglesia; sin embargo debido a los herejes que combate se ve llevado a acentuar más bien el aspecto visible e institucional de la misma, destacando ante todo la unidad como la primera propiedad esencial de la comunidad cristiana. 67 La predicción de Tertuliano por la imagen de la iglesia como madre 68 y por su análisis de la unidad de la iglesia, encontró firme apoyo en Cipriano uno de los teólogo más importante del siglo III. Cipriano nació hacia el año 205 en Cartago (norte de África), en el seno de una familia pagana, rica y culta. Como correspondía a su categoría social recibió una esmerada formación en filosofía y retórica. 69 “Cipriano recibió su bautismo en torno al año 245. Tras su conversión, se ordenó muy pronto presbítero y fue elegido por el pueblo obispo de Cartago (248-249)”.70 64 Tertuliano, Adversus Praxean, 2, 3, 4, en Alfonso Ropero, Lo mejor de Tertuliano (2001), 32. “Es el Dios uno y trino de donde surge la unidad de la Iglesia. Es una Iglesia en razón del designio salvador del Padre y es también en razón de su fundador, el propio Hijo encarnado ha reconciliado con Dios a los hombres. Esa unidad que Cristo ha hecho posible no es otra cosa que la unidad de la Iglesia”. José Antonio Sayés, La iglesia de Cristo (2003), 277. 65 Tertuliano, De Bapt, 6, en José Antonio Sayés, La iglesia de Cristo, 278. 66 Luigi Padovese, Teología patrística, 132. 67 P. T. Cámelot, La doctrina de la Iglesia. La época de los Padres hasta Agustín: Historia de los Dogmas III, 3b, 185-192, en Luigi Padovese, Teología patrística, 132. Tertuliano expresó que “se trata de una unidad que vincula a las diversas Iglesias entre si y que se remonta a Dios mismo, lo que las Iglesias recibieron de los apóstoles, los apóstoles de Cristo, y Cristo de Dios”. Tertuliano, De praescriptione adv. Haer., 21,3, citado en Luigi Padovese, Teología patrística, 132. 68 P. Siniscalco, “Tertuliano”, Diccionario patrístico y de la antigüedad cristiana, 2:2099. 69 José Antonio Loarte, El tesoro de los Padres: selección de textos de los santos padres para el cristianismo del tercer milenio (1998), 211. “Conocemos su vida sólo a través de su obra. Su biografía, obra del diacono Poncio, es más bien un panegírico que una historia. Sólo las actas de su martirio son un documento que acerca a lo que efectivamente sucedió. La reconstrucción de los años anteriores a su episcopado sigue siendo hipotética. De su carta Ad Donatum (246) se deduce que su conversión era reciente”. V. Saxer, “Cipriano de Cartago”, Diccionario patrístico y de la antigüedad cristiana, 1:416. 70 Claudio Moreschini, Enrico Norelli, Patrología, 193. 10 Con el episcopado empieza la segunda fase de la vida de Cipriano. De toda su actividad polarizan su atención y esfuerzos tres grandes y duras cuestiones: el problema de los apóstatas –lapsis–, el cisma de Felicísimo y el bautismo de los herejes.71 Las respuestas de Cipriano, con toda su argumentación, a estos problemas cismáticos que dividían las iglesias de Cartago y Roma, van a constituir el hilo conductor de toda su reflexión teológica: la defensa a ultranza de la unidad eclesial. Con ese fin escribirá el tratado De ecclesiae unitate”.72 Cipriano ve la Iglesia desde la perspectiva de la unidad, como verdadero misterio de comunión. Misterio, porque los factores que expone como constitutivos de la Iglesia como communio son de orden sobrenatural: la unidad de la Iglesia tiene su origen y fuente en Dios, en la misma unidad trinitaria. 73 Cipriano concibe la Iglesia universal y cada comunidad cristiana como un solo ser, “como una sola era la túnica inconsútil de Cristo”,74 “como una sola era el arca de Noé”,75 como de muchos granos de trigo se amasa un solo pan, así es la Iglesia, el Sacramentum Unitatis.76 Deseo en verdad, amadísimos hermanos, y la par aconsejo y encarezco que, en lo posible, ninguno de los hermanos perezca y la madre Iglesia recoja gozosa en su seno como un solo cuerpo a todos los fieles unidos en un solo sentimiento. Dios es 71 Julio Campos, Obras de San Cipriano (1964), 9. Este autor agrega. “Debe tenerse muy en cuenta que para valorar el gobierno de Cipriano que la sede de Cartago en este tiempo, era de hecho el centro religioso, la metrópoli y primera sede de la iglesia de África, y la iglesia de África era a la sazón una parte importante de la iglesia universal, después de Roma”. 72 Juan Antonio Gil-Tamayo, “La Iglesia como Sacramentum Unitatis en Cipriano de Cartago”, Scripta Teológica 39 (2007): 343. “El tratado De ecclesiae unitate, que consta de 27 capítulos, se hizo famoso, sobre todo por su capítulo 4, que se ha trasmitido en dos versiones diferentes en la primera versión (Texto del Primado), Cipriano habla expresamente del primado del obispo de Roma. Pero el texto paralelo (Textus Receptus), debilita esta teología y habla de Pedro solo como el origen de la unidad. Hasta hoy no se ha conseguido una indiscutida clasificación y valoración de ambas versiones”. Hubertus Drobner, Manual de patrología, 188. 73 Juan Antonio Gil-Tamayo, “La iglesia como Sacramentum Unitatis en Cipriano de Cartago”: 343, cp. Jean Noël Bezançon, Dios no es un ser solitario: la trinidad en la vida de los cristianos (2001), 106. 74 “Este misterio de la unidad, este vínculo de concordia indisoluble se pone de manifiesto cuando en el Evangelio no se desconoce ni se desgarra en manera alguna la túnica del Señor Jesucristo, sino que la recibe íntegra y la posee intacta e indivisa quien, después de echar suerte sobre ella, se ha vestido de la prenda de Cristo”. Cipriano, De la unidad de la Iglesia, 7, en Julio Campos, Obras de San Cipriano, 149. 75 Ibid. 76 Ramón Trevijano, Patrología, 139. “Cipriano presenta el Sacramentum Unitatis como enseñado en el texto paulino de Ef. 4,4-6. La Iglesia es «única» como cada uno de los elementos divinos que la componen y que Pablo enumera. Así lo muestra el empleo de unus a la hora de designar cada uno de esos elementos. Lo primero que destaca es la consideración del Sacramentum Unitatis como algo de origen divino, ya que se sitúa en el mismo plano que las realidades a las que alude el Apóstol, algo que viene por la misma Escritura y que fundamenta en un único Dios Padre (unus Deus), en un Señor (unus Dominus), en un Espíritu (unus Spiritus), en un bautismo, en una sola fe y esperanza para todos los que forman parte de ese Cuerpo que es la Iglesia”. Juan Gil-Tamayo, “La Iglesia como Sacramentum Unitatis en Cipriano de Cartago”: 350. 11 único, Cristo es único, su Iglesia es única, una sola es la fe y un solo el pueblo fiel unido en un solo cuerpo con los lazos de la concordia. No puede disolverse su unidad, ni disgregarse la trabazón de su cuerpo, desgarrando sus entrañas, ni partirse en trozos. Todo miembro que se separe de su tronco vital no podrá vivir ni respirar, porque pierde la esencia de su vida. 77 En síntesis Cipriano fue uno de los grandes Padres que trabajó por la unidad institucional de la Iglesia africana. Para Cipriano la Iglesia fue una sola, aunque se extiende ampliamente formando una multitud debido a una frecuente fecundidad. Por tanto la Iglesia está marcada esencialmente por la unidad. 78 Otro teólogo importante en la historia de la Iglesia, fue Agustín de Hipona, “quien es uno de los pocos Padre de la iglesia que continúa siendo hoy una autoridad espiritual. Atrayendo a filósofos y teólogos, a estudiar sus escritos y a reflexionar sobre sus ideas y su persona”.79 “Nació el 13 de noviembre del 354 d. C. en Tagaste norte de África”. 80 Desde muy joven fue un brillante erudito, pero mundano, ambicioso y amante del placer. A los treinta y tres años llegó a ser cristiano por la influencia de su madre Mónica, las enseñanzas de Ambrosio de Milán y el estudio de las epístolas de Pablo.81 A partir de su conversión, se puede dividir la vida de Agustín en tres periodos: “En el primero se ocupó de atacar y refutar a los maniqueos. En el segundo, su preocupación eran los cismáticos donatistas; y en el tercero su interés estaba en los pelagianos”. 82 Agustín adoptó la teología de Cipriano de la Iglesia y la completó en el conflicto con los donatistas, con las notas de unidad, santidad, universalidad, exclusividad, y maternidad, relacionando la Iglesia real en el tiempo con la sucesión ininterrumpida del credo apostólico, frente a la multitud de sectas que pululaban en la época. 83 77 Cipriano, De la unidad de la Iglesia, 23, en Julio Campos, Obras de San Cipriano, 165. “Un análisis del sentido de los términos communio y communicatio en Cipriano revela la estrecha relación que guardan con el concepto de unidad. La participación común que expresan, implica lazos estrechos de unión entre las personas, una relación interpersonal que genera vínculos que no se quedan en lo meramente externo: la comunión es fruto de un compromiso personal, donde entra en juego la propia voluntad, y lleva consigo una reciprocidad”. Juan Gil-Tamayo, “La Iglesia como Sacramentum Unitatis en Cipriano de Cartago”: 344. 78 Cipriano, El Padre nuestro a Donato (2001), 26. 79 Hans Küng, Grandes pensadores cristianos (1995), 63. 80 Evangelista Vilanova, Historia de la teología cristiana, desde los orígenes hasta el siglo XV (1987), 1:220. 81 Jesse Lyman Hurlbut, Historia de la iglesia cristiana (1999), 87. 82 G. Bonner, St. Augustine of Hippo: Life and Controversies (1967), en Justo González, Historia del pensamiento cristiano, 13. “La peculiaridad de Agustín es que su pensamiento se desenvuelve en dos dimensiones: fe y razón. Y a la vez ofrece dos dimensiones: la dimensión teologal y la dimensión ontológica del pensamiento”. José Villalobos, Ser y verdad en Agustín de Hipona (1982), 17. “La obra de Agustín es inmensa: se nos han conservado 113 tratados, algunos de dimensiones considerables como La ciudad de Dios o el De Trinitate; 218 cartas; más de 500 sermones.” Evangelista Vilanova, Historia de la teología cristiana, 1:221. 83 Alfonso Ropero, Lo mejor de Agustín de Hipona (2001), 1:37-38. 12 En cuanto al concepto de “unidad” en Agustín, hay que decir que “como cristiano le atormentaba la deteriorada unidad de la iglesia africana, y como neoplatónico, veía, más que otros en la idea de unidad un signo de lo verdadero y de lo bueno.” 84 Para Agustín, “todo ente tiene su ser en cuanto es uno o participa de la unidad. Es la participación en la idea de unidad la que le da existencia al ser”. 85 Identificó la unidad como aspecto con el “Esse-Deus”, la Suma Unidad, el uno al decir que: Si alguien admite que no existe ninguna naturaleza que no apetezca la unidad para ser lo que es […] debe admitir que todas las cosas que existen en cuanto son han sido hechas y creadas por el Único Principio, en función de una especie igual a él y semejante a las riquezas de su bondad.86 El concepto filosófico de unidad trascendental en Agustín, aparece unido a su concepto de Trinidad, 87 y su visión de la Iglesia. Para Agustín la catolicidad de la Iglesia consiste fundamentalmente en el hecho de que se halla presente en toda la tierra. 88 De aquí que expresó que: “La Iglesia de Cristo se haya claramente designada en todos los pueblos por el divino testimonio de las Escrituras Canónicas”. 89 Por eso la unidad en Agustín consistió en el lazo de amor que une a los que pertenecen al cuerpo de Cristo y “se encuentran fuera de la Iglesia los que no están conformes con el testimonio de Cristo sobre la cabeza, que es él mismo, o sobre su cuerpo, que es la Iglesia”. 90 La Iglesia única y verdadera no podía en absoluto estar representada por una iglesia particular que se aísla a sí misma, sino solamente –en comunión con Jerusalén, Roma y las grandes comunidades orientales– por la Iglesia universal, una Iglesia que se difunde y absorbe cada vez más en el mundo, la Ecclesia Catholica, que Agustín llama la madre de todos los fieles. El elemento de universalidad como lo subrayó Agustín, fue el paradigma medieval de la iglesia. 91 84 Hans Küng, Grandes pensadores cristianos, 77. José Villalobos, Ser y verdad en Agustín de Hipona, 76. “Pues todo cuerpo es verdadero cuerpo; pero falsa unidad, por no ser perfectamente uno ni acabada ecuación de la unidad; y, no obstante, ni el cuerpo mismo existiría sin ser uno de algún modo. Y en verdad, lo que de algún modo es uno no podría serlo sin participar lo que tiene de la perfecta unidad”. San Agustín, De la verdadera religión, 34, 63, en Victorino Capánaga, Obras de San Agustín (1957), 4:147. 86 San Agustín, De música, VI, 17.56, en José Villalobos, Ser y verdad en Agustín de Hipona, 75. 87 “Ved hasta que punto se nos encarece la unidad: nuestro Dios es ciertamente una Trinidad. Mas, con todo eso, tales tres cosas no son tres dioses, sino un solo Dios y la Trinidad es un Dios único, porque la unidad es la absoluta necesidad. Ahora bien para llegar a esa Unidad sólo hay un camino: no tener, aun siendo muchos, sino un solo corazón”. San Agustín, Homilías, sermón 103,4, en Amador del Fueyo, Obras de San Agustín (1952), 10:467. 88 Justo González, Historia del pensamiento cristiano, 2:50. 89 San Agustín, De la unidad de la iglesia, 3.6, en Santos Santamaría, Obras de San Agustín, 4:659. 90 Ibid. 4:661. En el Sermón 57 sobre el Padrenuestro, Agustín comentó que: “La Eucaristía es pan nuestro cotidiano, pan del tiempo; y hemos de recibirle no sólo como vianda que alimenta el vientre, sino también la mente. La virtud que dicho pan encierra es la unidad, para que nosotros mismos seamos los que recibimos: miembros de Cristo integrados en su cuerpo”. San Agustín, Homilías, Sermón 57,7, en Amador del Fueyo, Obras de San Agustín, 10:84-85. 91 Hans Küng, Grandes pensadores cristianos, 77. Agustín expresó: “Sostengamos pues, que el Señor por su misma boca nos ha señalado cual es el origen y el término de su iglesia; esto es Jerusalén, y el 85 13 Sin duda uno de los énfasis de este importante teólogo fue subrayar la necesidad de buscar la unidad en medio de tanta diversidad teológica. Por eso llegó a expresar que: El que deja la unidad viola la caridad, y el que viola la caridad, aunque sea dueño de algo grande, es un nada. …inútilmente lo tiene todo quien no tiene lo necesario para usar de todo. Abracemos, pues, la caridad, procurando conservar la unidad del espíritu con el lazo de la paz. 92 Toda esta esfera de unidad –tanto filosófica como teológica– parte de un principio soteriológico fundamental; el restablecimiento de la unión con Dios realizada por el mediador, ya que según Agustín el pecado había trazado un abismo entre el hombre y su Creador, y el Mediador restableció dicha unidad. 93 Bajó, pues, del cielo, por su misericordia, pero ya no subió é1 solo, puesto que nosotros subimos también en él por la gracia. Así, pues, Cristo descendió é1 solo, pero ya no ascendió él solo; no es que queramos confundir la divinidad de la cabeza con la del cuerpo, pero si afirmamos que la unidad de todo el cuerpo pide que éste no sea separado de su cabeza.94 Ante la posibilidad de la mediación, Agustín recordó a sus lectores que la fe, es el principio de la unidad al decir que: La fe es más necesaria que el razonamiento, y tarea nuestra es examinar a qué hombres o libros se debe dar crédito para adorar públicamente a Dios… pues lo mismo que en la naturaleza tiene mayor fuerza la autoridad que reduce a unidad la muchedumbre de las cosas y, en el mismo género humano, su valor está en la concordia del consentimiento, esto es, en sentir una misma cosa, igualmente en la religión debe considerarse mayor y más digna de fe la autoridad de los que invitan a la adoración del Uno.95 término, las gentes todas de la tierra”. San Agustín, De la unidad de la iglesia, 10, en Santos Santamaría, Obras de San Agustín, 4:693. 92 San Agustín, Sermón 88, en Amador del Fueyo, Obras de Agustín (1950), 7:285. 93 Cesar Izquierdo, “Mediatoris Sacramentum: Cristo mediador en San Agustín”, Scripta Theologica 39 (2007): 759. “El mismo único mediador entre Dios y los hombres, el hombre Jesucristo, no hubiera podido liberarnos si no hubiera sido a la vez Dios. Así la humildad de un Dios debía convencer y curar al hombre de su orgullo, y el hombre podía medir cuanto se había apartado de Dios al ver que hacía falta un Dios encarnado para salvar esa distancia; un Dios hombre que diera al hombre rebelde ejemplo de obediencia”. San Agustín, Enquiridión, 108, en Andrés Centeno Obras de San Agustín, 4:617. 94 Agustín, Sermo de ascensione Domini, 98, 2, en Cesar Izquierdo, “Mediatoris Sacramentum: Cristo mediador en San Agustín”: 759. Agustín dijo: “Él es el principio hacia el que retornamos, el modelo que hemos de seguir y la gracia que nos salva; único Dios, por quien fuimos creados, y semejanza suya, que nos vuelve a la unidad y paz que nos mantiene en concordia,…por quien se reconciliaron con su Autor, para que no se perdiesen, todas las criaturas que hizo por su Verbo”. Alfonso Ropero, Lo mejor de Agustín de Hipona, 154. 95 Agustín, La verdadera Religión, 25, 46, en Alfonso Ropero, Lo mejor de Agustín de Hipona, 95. 14 Finalmente se debe recordar que la concepción eclesiológica de Agustín tiene un papel fundamental la idea de “comunión de los santos”. Ve a la Iglesia como un pueblo en camino hacia la inmortalidad, donde las divisiones existentes se refieren, no a la calidad de los miembros, sino al oficio que ejercen en provecho de los otros. 96 Uno de los pensadores más prominentes de la historia de la Iglesia, fue Tomás de Aquino, cuya vida se puede resumir en tres áreas: escribir, enseñar y viajar por motivos docentes.97 Nació en 1225 en una familia de la nobleza italiana. 98 Según Joseph Lortz: Tomás es el más sabio de los santos y el más santo de los sabios. En él alentaba el afán aristotélico de conocer las relaciones íntimas de todo ser, y un extraordinario poder de unificación y sistematización. Y todo ser fue para él un camino hacia Dios. No permitió que la filosofía irrumpiese en el contenido de la revelación, sino que él enseñó a la filosofía a callar humildemente ante el misterio divino. 99 Gracias a esta perspectiva se le conoció como el centro de gravedad del pensamiento escolástico medieval, 100 porque fue uno de los que lanzaron las bases de un aristotelismo cristiano que sintetizaría la filosofía antigua y el dogma cristiano.101 De Tomás se podría aprender toda una criteriología en el rastreo de las mínimas partículas de verdad en las opiniones divergentes. Su método estaba movido por el deseo de salvar la impropiedad y aun los errores de las formulaciones. Pero con no menos fuerza le inspiraba, desde luego, el amor también a los discrepantes, advirtiendo en ellos su esfuerzo por la aproximación a la verdad.102 96 Luigi Padovese, Teología patrística, 91. En la Ciudad de Dios Agustín desarrollo la noción de la Iglesia como: “1) la comunidad de fieles sobre el fundamento de los apóstoles; 2) comunidad de justos que peregrinan por el mundo, desde Abel hasta el final de los tiempos; 3) comunidad de predestinados que viven en la inmortalidad dichosa. La primera es la comunio sacramentorum, en la que bajo la guía de los obispos (Serm. 146,1), de los concilios (Ep. 54,1), de la Sede Petri (Ep. 43,7), están unidos buenos y malos sin que la santidad de los primeros se vea contaminada por los segundos”. A. Trapé, “Agustín de Hipona”, Diccionario de patrístico y de la antigüedad cristiana, 1:61. 97 Laureano Robles, Tomás de Aquino (1992), 25. 98 Mauricio Beuchot, Introducción a la filosofía de Santo Tomás (2004), 15. 99 Joseph Lortz, Historia de la Iglesia, en la perspectiva de la historia del pensamiento (1982), 1:480. “Tomás piensa la teología porque la necesita en su vida espiritual como uno de sus presupuestos más esenciales. Su teología se encuentra condicionada por la situación intelectual y eclesiástica que le tocó vivir. Pero ello no lo convierte en un teólogo que se contenta con correr tras la moda del momento. No debemos olvidar que él se considera ante todo un intérprete de las Sagradas Escrituras y nos sólo de Aristóteles”. Karl Rhaner, Teología y mundo contemporáneo, homenaje Karl Rhaner (1974), 36-37. 100 José María Valverde, Vida y muerte de las ideas (2008), 78. 101 José Sánchez Herrero, Historia de la Iglesia, edad media (2005), 2:407. “La obra de Tomás se configuró en uno de los momentos en los que las tensiones entre cristianismo y cultura no cristiana afloraron. En su intento de dialogo y mediación entre la fe y la cultura, no rechazó ninguno de los dos polos, sino que las unió en una visión superior”. Gregorio Celada, Tomás de Aquino, testigo y maestro de la fe (1999), 199. 102 José Alemany, “Teología y Ecumenismo”, Estudios Eclesiásticos 66 (1991): 281. 15 En Tomás de Aquino, ya existía una inclinación al “ejercicio de lo que se conoce como tolerancia; en virtud de la cual, es posible permitir ciertos comportamientos que no van de acuerdo con aquello que pensamos”. 103 Uno de los conceptos claros de “unidad” en la teología tomista, fue la unidad que se produce en el criterio del pensamiento como búsqueda de la verdad. Las sugerencias metodológicas de relevancia dialogal dispersas aquí y allí en la obra de Aquino culminan en su concepción del dogma como «perceptio veritatis tendens in ipsam». Tomás, susceptible de aproximaciones desde distintos horizontes de fe, es lo que le confiere su fecundidad ecuménica. 104 La teología de Tomás fue en lo esencial una teología racional universitaria, donde la razón poseía frente a la fe, su autonomía, 105 de aquí la importancia del dialogo científico. Por otro lado Tomás de Aquino veía la unidad de la fe tan implicada en la naturaleza misma de la unidad de la Iglesia que decía que “«la unidad de la Iglesia se da principalmente por la unidad de fe, pues la iglesia no es otra cosa que la congregación de los fieles»”. 106 Santo Tomás describe la Iglesia como el „populus christianus‟ señalando a Cristo y al Espíritu Santo como el fundamento radical y el principio primero de la unidad, y resaltando su dinamismo. Ya que Santo Tomás encuadra el „populus christianus‟ en el plan salvífico de Dios, destaca a la vez el papel importante de Dios Padre, con lo que muestra la configuración trinitaria de la unidad de este Pueblo. 107 Tomás concretó su idea sobre la unidad de la Iglesia en la Suma Teológica, donde dijo que se puede entenderla de doble manera: “Por otra parte, la unidad de la Iglesia radica en dos cosas, es decir, en la conexión o comunicación de los miembros de la Iglesia entre sí y en la ordenación de todos ellos a una misma cabeza”.108 Esta cabeza es Cristo mismo, que según Tomás fue representada algunas veces por el sumo pontífice. 109 En la imagen del pueblo cristiano, Santo Tomás de Aquino pone de relieve la razón radical de la unidad de la Iglesia, señalando que Cristo es el fundamento de la unidad, que el Espíritu Santo es el primer principio de la misma; mientras, el 103 Ezequiel Téllez Maqueo, “Tomás de Aquino como antecedente medieval de la tolerancia moderna”, Tópicos 36 (2009): 43. 104 José Alemany, “Teología y Ecumenismo”: 282. 105 Hans Küng, Grandes pensadores cristianos, 105-106. 106 Tomás de Aquino, Exp. Primae Decretalis, II, en Pedro Rodríguez, Iglesia y ecumenismo (1979), 326. 107 Josephine Ti-Ti Chen, “La unidad de la Iglesia según el comentario de Santo Tomás de Aquino a la epístola a los Efesios”, Scripta Theologica 8 (1976): 115. 108 Tomás de Aquino, Suma Teológica, II-II 39,1, en Josephine Ti-Ti Chen, “La unidad de la Iglesia según el comentario de Santo Tomás de Aquino a la epístola a los Efesios”: 118. 109 “Tomás de Aquino tiene una imagen de la Iglesia derivada totalmente del papado, conforme al modelo gregoriano: una eclesiología papalista en el marco de un sistema teológico que cimienta ideológicamente, el nuevo sistema absolutista y las exigencias eclesiásticas. Esto fue preparación ideológica de la bula Unam Sanctam del papa Bonifacio VIII, el documento clásico del papalismo medieval”. Hans Küng, Grandes pensadores cristianos, 118-19. 16 Aquinate hace ver la configuración trinitaria de la unidad resaltando la eficacia unitiva de Dios Padre.110 Para Tomás de Aquino la práctica de la unidad se dio en la presencia real de Cristo en la Eucaristía, que no es una meta en si misma sino que se ordena a la construcción de la Iglesia, es decir, a la unión de todos los fieles con Cristo y entre sí, siendo la comunión eucarística la realizadora de la comunidad eclesial y la que edifica y configura ese cuerpo último y definitivo de Cristo, que es la comunidad eclesial. 111 Tomás pone de relieve que Cristo es el fundamento de la unidad del pueblo cristiano por dos razones principales: una es por la razón de su gracia redentora, que es como la causa formal de la unidad: mediante la gracia los hombres se unen con Cristo y entre sí; la otra razón es que Cristo opera por el Espíritu Santo, que es su Espíritu. Por eso, el hecho de que el Espíritu Santo sea el signo distintivo del pueblo cristiano, significa que Cristo también está presente allí. 112 La gigantesca obra de Tomás constituye un inmenso trabajo especulativo, al que la teología quedará perennemente vinculada.113 Cabe destacar que se decidió pasar de Agustín a Tomás, porque en ese periodo no hubo mayor formulación teológica, debido a que la Iglesia tuvo un manejó mayormente institucional. Martín Lutero fue uno de los teólogo más importantes del siglo XVI, y uno de esos pensadores cuya teología se halló tan indisolublemente unida a su vida que es imposible comprender la una parte de la otra.114 Pocos personajes en la historia del cristianismo han sido discutidos tanto o tan acaloradamente como Martín Lutero. Para unos, Lutero es el ogro que destruyó la unidad de la Iglesia, la bestia salvaje que holló la viña del Señor, un monje renegado que se dedicó a destruir las bases de la vida monástica. Para otros, es el gran héroe que hizo que una vez más se predicara el evangelio puro, el campeón de la fe bíblica, el reformador de la Iglesia corrompida. 115 110 Josephine Ti-Ti Chen, “La unidad de la Iglesia según el comentario de Santo Tomás de Aquino a la epístola a los Efesios”: 118. 111 Julián López, La celebración eucarística, centro de la vida cristiana (2005), 387. Este mismo autor dice que: “Tomás designó como res sacramenti de la Eucaristía, y por tanto como realidad más profunda del Misterio Eucarístico, la unidad de la Iglesia (cf. Summa Theologica III, 73, a 3c.), afirmando que la Eucaristía es el sacramento de toda la unidad eclesial (cf. Summa Theologica III, 83, a4.)”. 112 Tomás de Aquino, In Eph 2,18 (121), en Josephine Ti-Ti Chen, “La unidad de la Iglesia según el comentario de Santo Tomás de Aquino a la epístola a los Efesios”: 119. “En su comentario a los Efesios v. 1,13, Aquino destacó que el Espíritu Santo es el principio de la unidad numérica de la Iglesia, porque los fieles se unen con Cristo por el Espíritu Santo y forman una unidad”. Tomás de Aquino, In Eph 1,13 Josephine Ti-Ti Chen, “La unidad de la Iglesia según el comentario de Santo Tomás de Aquino a la epístola a los Efesios”: 119. 113 Hans Küng, Grandes pensadores cristianos, 122. 114 Justo González, Historia del pensamiento cristiano (2010), 607. 115 Justo González, Historia de la Reforma (2003), 27; cp. Joseph Lortz, Historia de la Iglesia II (2008), 114. 17 Como resultado de su rebelión contra la Iglesia establecida, Lutero ha sido descrito como un profeta del individualismo y proponente de una comunión directa con Dios, aparte de la Iglesia.116 Pero esto no se ajusta a la verdad histórica, Lutero siempre pensó que la Iglesia era parte esencial del mensaje cristiano. Su teología era la de una vida cristiana en medio de una comunidad de fieles, a la que llamó madre Iglesia. 117 Decaro analiza la eclesiología de Lutero y dice: Sobre la base de la fe en Cristo, el creyente se convierte en su discípulo y entra en relación y unidad con Dios. Esta etapa puede ser llamada la Iglesia invisible, cuando el creyente expresa su fe en acciones concretas, al encontrarse con la fe de otros creyentes da visibilidad a la Iglesia. La visibilidad de la Iglesia deriva de su invisibilidad, cuando la fe se une al creyente con Dios en Jesucristo. La Iglesia lleva consigo una dimensión histórica y, al mismo tiempo, una comunidad de fe en el Espíritu, y esto se explica en analogía con el misterio de la Encarnación. 118 Lutero no contiene el individualismo religioso, sino precisamente la realidad de la Iglesia como communio.119 El dijo: “la Iglesia es la comunión de los santos creyentes y las ovejas que oyen la voz del pastor, Cristo”.120 La unidad y la comunión de los creyentes en Lutero, se deberían expresar en actos litúrgicos externos: Reconocemos exteriormente al santo pueblo cristiano por la oración pública, la alabanza y el agradecimiento a Dios. Allí donde veas y oigas enseñar y rezar el Padrenuestro, y también cantar los Salmos o cánticos espirituales según la Palabra de Dios y la recta fe; donde además son practicados el Credo, los diez mandamientos y el Catecismo, has de tener seguro que allí está un santo y unido pueblo de Dios.121 La influencia de Martín Lutero se vio plasmada en las diferentes confesiones de fe que se redactaron con base en la reflexión inicial este pensador. Por ejemplo –y en relación al 116 Justo González, Historia del pensamiento cristiano, 633. Justo González, Historia de la Reforma, 52. 118 Marino Decaro, “Elementi di ecclesiologia luterana”, Studi Ecumenici 2 (2006), 217-18. “Cuando Lutero hablaba de una Iglesia como pura comunidad invisible, espiritual u oculta en Cristo, se dirigía contra una identificación inmediata de la Iglesia con su organización jerárquica, pero nunca contra la presencia de la única Iglesia de Cristo en la celebración de la comunidad. En la comunión de la Iglesia encuentra su expresión visible la unidad espiritual de todos los creyentes en Jesucristo”. Santiago Madrigal, “La Iglesia en la teología sistemática de W. Pannenberg: «signo del reinado de dios» y «congregatio fidelium»”, Estudios Eclesiásticos 75 (2000): 209-10. 119 Wolfgang Pannenberg, Teología sistemática (1993) 1:145. “Lutero apelaba a la fórmula sanctorum communio del Símbolo apostólico, añadida al tercer artículo del Credo en inmediata conexión con la Iglesia, para considerarla como interpretación del concepto de Iglesia. Lutero tomaba el término communio en el sentido de asamblea o comunidad, de modo que venía a coincidir con la palabra ecclesia”. Santiago Madrigal, “La Iglesia en la teología sistemática de W. Pannenberg”: 205. 120 Martín Lutero, Los artículos de Esmalcalda (1944), 65. 121 Martín Lutero, Acerca de los concilios y de la Iglesia, en Carlos Mitthaus, Páginas escogida de Martín Lutero (1961), 139. 117 18 tema de la unidad–, “el artículo séptimo de la Confesión de Augsburgo de la iglesia se convirtió en el meollo de la concepción protestante de la unidad de la Iglesia”. 122 Las iglesias enseñan también que ha de permanecer para siempre una Santa Iglesia Cristiana. Esta Iglesia es la Congregación de los santos, en la cual el Evangelio es rectamente enseñado y los Sacramento son administrados con rectitud. Para la verdadera unidad de la Iglesia es suficiente la conformidad en la doctrina del Evangelio y en la administración de los sacramentos. Y no es necesario que en todas partes sean igual las tradiciones humanas, a saber los ritos o las ceremonias instituidas por hombres. Como dice Pablo a los Efesios 4:5.6: «Una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos».123 Otro de los reformadores importantes para la historia de la teología, fue Juan Calvino, que gracias a su memoria retentiva y su inteligencia despierta, 124 su pensamiento sigue apreciándose en muchas áreas del quehacer humano 125 hasta el día de hoy. “Nació en Noyon, Francia el 10 de julio de 1509, y murió en Ginebra el 27 de mayo de 1564”. 126 En el año 1536 publicó la primera edición de su monumental obra de teología sistemática Institución de la religión cristiana.127 A partir de entonces Calvino continuó preparando ediciones sucesivas de la Institución, que fue creciendo según iban pasando los años. Las diversas polémicas de la época, las opiniones de varios grupos que Calvino consideraba errados, y las necesidades de la Iglesia, fueron contribuyendo al crecimiento de la obra, de tal modo que para seguir el curso teológico de Calvino, y de las polémicas en que se vio envuelto, bastaría comparar las ediciones sucesivas de la Institución. 128 En cuanto al tema de la “unidad” cabe seguir destacando que los reformadores nunca pretendieron fundar otra Iglesia, su seriedad teológica les impedía ser sectarios. Aunque no pudieron evitar la ruptura debido a la situación que provocó la Reforma Protestante. 122 Jos E. Vercruysse, Teología Ecuménica (1993), 116. J. Keller, La confesión de Augsburgo (1960), 36 124 C. Irwin, Juan Calvino su vida y su obra (1947), 10. “Poseyendo una mente muy privilegiada, siendo de un temple muy enérgico, Juan Calvino sabía manejar a los hombres y lo hacía sin sacrificar ninguno de sus principios. Su teología llegó hasta el imperio alemán, donde produjo la iglesia reformada; se enseñó en la Universidad de Heidelberg; cundió hasta Holanda y fue la base de la confesión protestante que allí prevaleció; entró en Inglaterra y ejerció un influjo en la nueva Iglesia oficial; subió a Escocia y sirvió de cimiento a la Iglesia escocesa; en 1620 se embarcó con los puritanos en el Mayflower y vino a los Estados Unidos, donde influyó mucho en los habitantes de las colonias de los estados”. Jhon Fletcher, Alfonso Ropero, Historia general del cristianismo, 212. 125 Leopoldo Cervantes-Ortiz, Juan Calvino, su vida y obra a 500 años de su nacimiento (2009), 7. 126 J. Rogier, Joseph Hajjar, Nueva historia de la Iglesia (1987), 116. “Sin lugar a dudas, el más importante sistematizador de la teología protestante en el siglo XVI. Pensador cuidadoso que forjó de las diversas doctrinas un todo coherente”. Justo González, Historia de la Reforma, 89. 127 Raúl Zaldívar, Teología Sistemática, desde una perspectiva latinoamericana (2006), 48. Según Thea Van Halsema: “al principio la Institución, tuvo la intención de escribir para ayudar a los nuevos protestantes que se necesitaba que se les mostrarse las verdades de la Biblia”. Thea B. Van Halsema, Juan Calvino (1998), 66. 128 Justo González, Historia de la Reforma, 93. 123 19 No obstante tanto Calvino como Lutero, buscaron la unificación no sólo de todos los grupos reformados, sino aun de la Iglesia universal. Se afirma que Calvino dijo haber estado dispuesto a „atravesar diez mares‟ si con ello hubiera podido lograr la unidad de la Iglesia. 129 Para el calvinismo la unidad de la iglesia deber ser mantenida, “siempre mediante una misma doctrina, la administración de los dos sacramentos y una forma de gobierno por medio del presbítero”.130 En cuanto a la dinámica de la unidad de la Iglesia Calvino dijo: Comenzaré, pues, por el tratado de la Iglesia en cuyo seno Dios quiere recoger a sus hijos, y no solamente para que sean mantenidos por ella mientras son niños, sino también para que con cuidado de madre los rija y los gobierne hasta que lleguen a ser hombres, consiguiendo el objetivo a que conduce la fe. Porque no es lícito a nadie separar lo que Dios unió (Mc. 10,9), a saber, que la Iglesia sea la madre de todos aquellos de quienes Dios es Padre. 131 Según José Belda: “Calvino le dio más importancia que Lutero a la Iglesia como sociedad visible y a su unidad. Esto se manifiesta, ante todo, en su proceder contra los herejes y en sus esfuerzos por mantener la unidad de la Iglesia”. 132 De hecho no basta concebir que Dios tenga sus elegidos sino comprendemos al mismo tiempo, la gran unidad de la Iglesia, de tal forma que nos persuadamos que estamos injertos en ella. Porque si no estamos unidos con todos los demás miembros, bajo la única cabeza, Cristo, no esperemos conseguir la herencia que esperamos. Esta es la razón por la que la Iglesia se llama católica o universal, porque no es posible dividirla en dos o tres partes sin despedazar a Jesucristo. Los elegidos de Dios están unidos de tal manera en Cristo, que así como dependen todos de una sola Cabeza, así todos ellos no constituyen más que un solo cuerpo. Así que todos forman una sola cosa, viviendo en una misma fe, esperanza y caridad por el Espíritu de Dios.133 129 130 Leopoldo Cervantes-Ortiz, Juan Calvino, 32. Francisco Lacueva, Alfonso Ropero, “Calvinismo”, en Diccionario teológico ilustrado (2001), 133. Calvino dijo: “Como nuestra ignorancia y pereza, y hasta la vanidad de nuestra alma, tiene necesidad de ayudas exteriores por las que la fe se engendre en nosotros,…no dejó pasar nada de cuanto convenía para alimentar una santa unión de fe, y un buen orden entre nosotros”. Juan Calvino, Institución de la religión cristiana (2006), 2:803. 131 Ibíd. 132 José Belda, Historia de la teología (2010), 165. “Calvino establece una distinción clara entre la Iglesia visible y la invisible. En el sentido estricto solamente esta última, formada por todos los electos, tanto vivos como muertos, es la verdadera Iglesia universal. Solamente ella es el cuerpo de Cristo, puesto que solo los electos son miembros de ese cuerpo, y en la Iglesia visible hay muchos que no lo son”. Justo González, Historia del pensamiento cristiano, 715. 133 Juan Calvino, Institución de la religión cristiana 2:803-804. “Sin embargo, donde el aporte de Calvino se hizo más notorio fue en la constitución de una Iglesia calvinista, que se consagra como la más sólida y fuerte entre todas las surgidas de la reforma protestante. Esto se debió, no sólo a las medidas disciplinarias, sino también a la decidida afirmación de ciertos dogmas, como el de la predestinación. En efecto, este último canaliza la exigencia de salvación individual, disciplinándola en el seno de un 20 En síntesis para Calvino la unión con Cristo es incorporación a su cuerpo, a la Iglesia, e implica también la unión con los fieles. 134 Su teología influyó tanto que se puede apreciar en la Confesión de Fe de Westminster su pensamiento: Todos los santos que están unidos a Jesucristo, su Cabeza, por medio del Espíritu, y por medio de la fe, tienen comunión con Él en su gracia, sufrimiento, muerte, resurrección y gloria. Y estando unidos unos con otros en amor, tienen comunión unos con otros, en los dones y gracia, y están obligados al cumplimiento de tales deberes, públicos y privados, que conducen a su bien mutuo, tanto en el hombre interior como en el exterior.135 El último personaje que se tratará en este capítulo es Friedrich Schleiermacher, quien protagonizó una renovación en la teología protestante, volviendo a poner de relieve el papel central de la fe, del Espíritu, de la comunión viva, 136 por medio de una constante discusión de la doctrina con la experiencia cristiana, donde la religión no es un asunto de dogma o actividad ética, sino de sentimiento.137 De hecho “insistió que la religión no es conocimiento, ni una colección de observaciones o un sistema de teorías sobre la naturaleza del mundo, sus funciones y sus fines”. 138 George Mosse dice que: El prusiano F. Schleiermacher en su Discurso sobre la religión (1799) realizó una síntesis de la filosofía idealista romántica y del pietismo alemán. Presentó la religión como una cuestión de sentimiento interior, cuyo carácter no estaba determinado por la acción ni el pensamiento humano, sino solo por el sentimiento. El elemento decisivo de este sentimiento era la experiencia religiosa mística. 139 organismo eclesiástico renovado”. Norman Amestoy, “El contexto histórico de la Reforma Calvinista”, Teología y Cultura 11 (2006): 31. 134 Jesús Larriba, Eclesiología y antropología en Calvino (1975), 305. Este mismo autor dijo: “Los escritos calvinianos aluden a todos los vínculos de comunión horizontal implicados en la unión con Cristo según la densa formula de Ef. 4, 4-6: fuera de Cristo la humanidad vive en la dispersión y en el caos; mediante la vocación congrega Dios el rebaño disperso y hace de él un cuerpo bajo Cristo, único vínculo de unidad”. 135 Confesión de fe de Westminster, De la comunión de los santos, XXVI, en G. Williamson, La confesión de fe de Westminster, para clases de estudios (2004), 293. 136 Henri Bourgeois, Bernard Sesbüe, Paul Tihón, Historia del dogma, los signos de la salvación (1996), 377. “Schleiermacher dedujo que la razón no puede ser, bajo ningún concepto, el árbitro infalible en materias de fe.” Jhon Fletcher, Alfonso Ropero, Historia general del cristianismo, 282. 137 Millard Erickson, Teología sistemática (2008), 688. “Schleiermacher, fue un teólogo alemán de comienzos del siglo XIX, es verdaderamente uno de los maestros de la teología moderna: trató de reconstruir la teología protestante en la estela de la Ilustración y de la destrucción de Kant de la metafísica tradicional. Fue el fundador de la teología liberal con su énfasis en la experiencia interna y el conocimiento de Dios como mediada a través de la historia”. Keith W. Clements, Friedrich Schleiermacher, pioneer of modern theology (1991), 7. 138 C. W. Christian, Friedrich Schleiermacher (1979), 51. 139 George Mosse, La cultura europea del siglo XIX (1997), 68. Según Hans Küng: “El modo más fácil de llegar a captar el espíritu de las religiones consiste, para Schleiermacher, en tener una. Y ello reviste seguramente especial importancia para aquel que «se acerca al santuario en que el universo es contemplado en su más alta unidad» (Friedrich Schleiermacher, Sobre la religión (Madrid: s.f., 1799), 185); al cristianismo”. Hans Küng, Grandes pensadores cristianos, 166. 21 Para Schleiermacher “la teología en la vida en general es como una ciencia positiva, donde las partes se unen sólo a través de su referencia común en un modo determinado por la fe realizado en la comunidad”.140 De aquí que “la Unidad en Schleiermacher estaba tipificada no por una Iglesia centralizada sino por la piedad individual sumida en la majestad del cosmos con el que se correspondía”. 141 La moderna doctrina de la fe de Schleiermacher se distingue tanto de las Sumas medievales como de todas las dogmáticas de la ortodoxia reformadora. La obra de Schleiermacher está configurada ecuménicamente: la referencia a la «sociedad eclesiástica» no alude a la autoridad de un magisterio eclesiástico, pero si a los credos de las Iglesias, y a su documento primigenio, la sagrada Escritura, quitándole además a las controversias entre doctrina luterana y reformada la calidad de elemento de secesión entre las Iglesias, Schleiermacher, abogó más que ningún otro, por la Unión de luteranos y reformados, que tuvo su inicio en Prusia con celebraciones Eucarísticas comunes el Día de la Reforma del año 1817; su doctrina de la fe él la entendió como dogmática de la Unión.142 El modo positivo en que Schleiermacher veía la tradición –que fue la razón por la que le acusaron de romanismo– ha sido una contribución valiosa al movimiento ecuménico. 143 Conclusión Para muchos el intento de reducir la diversidad actual de los cristianismos a un denominador común, se muestra como una empresa contraria a la realidad histórica. 144 Lo que se ha podido apreciar en este capítulo es que la diversidad es desde los orígenes un elemento constitutivo de la historia de la tradición cristiana, y el denominador común reside en el hecho de que las diferentes trayectorias del cristianismo y sus sistemas de convicciones respectivos se refieren la mayoría a la persona y obra de Jesús para comprender ante Dios la existencia humana. Desde el principio hay que subrayar tanto la importancia eclesial como la urgencia que tiene la reconciliación en función del restablecimiento de la comunión entre las iglesias. No se trata sólo de una mayor tolerancia, o incluso de benevolencia y amistad entre cristianos –que son ciertamente presupuestos irrenunciables–, sino de una reconciliación corporativa entre Iglesias con todo su peso histórico.145 Otra realidad que se ha podido apreciar en este artículo es que el sentido de búsqueda para la unidad cosmológica, ontológica, trascendental, histórica, teológica, etc. ha sido el ente rector de los grandes pensadores de la humanidad. Desde esta perspectiva 140 Paul Dafydd Jones, “Liberation Theology and Democratic Futures By way of Karl Barth and Friedrich Schleiermacher”, Political Theology 10 (2009): 263. 141 George Mosse, La cultura europea del siglo XIX, 68. 142 Hans Küng, Grandes pensadores cristianos, 169. 143 Justo González, Historia del pensamiento cristiano, 874. 144 François Vouga, Los primeros pasos del cristianismo (2001), 280. 145 Jos Vercruysse, Teología ecuménica, 9. 22 François Vouga presenta cuatro interesantes propuestas sobre el sentido y la importancia de la búsqueda de unidad: 1. La búsqueda de unidad puede estar ligada tanto a la conciencia misionera como a la definición apologética que las comunidades cristianas dan de sí mismas. Por una parte la magnitud histórica y la continuidad de la historia de la Iglesia es un argumento para la plausibilidad del cristianismo como interpretación de la existencia humana ante Dios (tesis de los Hechos de los Apóstoles). Por otra parte, es importante que los cristianos se comporten de manera ejemplar y no sean de ninguna manera fuente de disturbio, a fin de no comprometer el atractivo de la religión cristiana (es la preocupación evangelizadora en las cartas pastorales). 2. La búsqueda de la unidad puede estar ligada a desarrollos históricos y políticos que parecen cuestionar las afirmaciones centrales de la confesión de fe cristianas. Situaciones de crisis entre las convicciones teológicas o éticas de la fe cristiana y la realidad del poder estatal, económico o social pueden conducir a la necesidad de decisiones que exigen el compromiso confesante de la unidad de los cristianos (tesis de Apocalipsis de Juan). 3. La búsqueda de la unidad puede estar ligado al problema interno en la Iglesia, de la fiabilidad de la tradición cristiana y, como consecuencia, de la certeza de la fe: la verdad debe ser definida y defendida a fin de poder ser transmitida con toda seguridad. La fidelidad de la transmisión excluye la diversidad (perspectiva elitista del Evangelio de Juan). 4. La búsqueda de la unidad puede estar ligada al desarrollo ideológico o metafísico del sistema de convicción cristiano. La teología cristiana puede ser enmarcada por una imagen de unidad que proviene de su entorno religioso, filosófico y político (como es el caso de Ignacio de Antioquía, impregnado por la idea de analogía platónica y por el monarquismo imperial). 146 Las relaciones entre credos confesionales cristianos deben conducir a un deseo real de nuevos pasos. En primer lugar tener un sentido histórico de cómo ha sido la dinámica de la reconciliación, el dialogo y la unidad de fe y de la Iglesia a partir de su fundación. Por otro lado se hace imperativo desarrollar una hermenéutica de la comunión, cuyo punto de partida eclesiológico, busque la comunión como expresión vivida de la unidad fundamental de la iglesia. Fecha publicación: 10/07/13 Guatemala C. A. Derechos reservados: Theologicum – Universidad Francisco Marroquín Editor general: Gonzalo A. Chamorro 146 François Vouga, Los primeros pasos del cristianismo, 280-81. 23