EL CAFÉ DE LA CONTRA Tomás MARQUÉS, Presidente de Aerotec “Hace falta una legislación más completa en el uso de los drones” Por Felipe Alonso Profundo conocedor del mundo de la aviación, Tomás Marqués, presidente de la escuela de pilotos Aerotec, una de las más importantes del país que se dedica a la preparación de pilotos y de tripulantes, así como a la enseñanza del pilotaje de los aviones no tripulados -drones-, considera que es preciso “una legislación que sea muy completa” para estos últimos aparatos que están de moda, y que se “regularice y profesionalice su empleo”, en el desarrollo civil que está tomando cada vez más auge en España, de cara a la posibilidad de que las empresas que quieran hacer uso de los vehículos no tripulados puedan tener en el futuro su propio personal especializado. ¿A qué se debe que los ‘drones’ estén ganando cada vez más actualidad? A mí parecer es debido a que en parte cubren de manera ventajosa algunos tipos de operación aérea, que son muy concretos, que actualmente se realizan con medios más costosos. También está la enorme cobertura mediática que se le está dando, incluyendo el uso militar ampliamente difundido incluso en películas y series de televisión. Se están creando grandes expectativas. Pero lo que está más de moda es su posible uso civil y no el militar. Obviamente ese es el caso, pero no hay que olvidar que la legislación todavía se encuentra en pañales. A medida que su uso se regule y profesionalice, veremos qué usos civiles son adoptados en masa y cuáles son los que no se pueden practicar. Es posible, incluso, que algunos organismos o empresas terminen contando con su personal propio especializado, o que surjan nuevas empresas que presten los servicios necesarios. ¿Hace falta, entonces, una legislación más completa? En mi opinión sí. Hace mucha falta una legislación más completa, ya que hablamos de aeronaves que operan en el espacio aéreo y su operador toma decisiones que afectan a la seguridad de vidas humanas, pero careciendo de un piloto que tome decisiones sobre el terreno y que comparta el mismo riesgo que dicha aeronave. Ahora bien, hablar de una legislación “más completa” no tiene por qué significar “más permisiva” o “menos exigente” como algunos pretenden. Hay muchos matices en torno a la seguridad que se deben preservar. No es un asunto simple, ni fácil. EL CAFÉ DE LA CONTRA Habla usted de una legislación más completa… Es necesario que sea una regulación estricta que se anticipe a los problemas futuros. Las posibilidades de negligencia y accidentes son extremadamente altas debido a su falta de repercusión y responsabilidad. Sin embargo hay un lobby bastante influyente al que no le interesa que esto ocurra, puesto que una mayor regulación acabaría con el ahorro que supone retirar a los pilotos de la cabina de mando. ¿Hay entonces un conflicto de intereses? En efecto, lo hay entre el bien general y el de las operadoras de drones que, esperamos, se dirima en favor de los primeros. Hay quien piensa que no son otra cosa que juguetes. Evidentemente, entre el uso lúdico y el comercial de los drones hay áreas de solape. Su aceptación por los usuarios particulares como “juguete” o “radio control”, está favoreciendo su difusión e impulsando su desarrollo a nivel industrial, lo que mejora sus capacidades para aplicaciones comerciales, cerrando así un círculo “virtuoso”. Pero no hay que perder de vista que hay una diferencia muy grande entre, pongamos, el uso de un pequeño dron controlado por tu smartphone y los proyectos de drones para la entrega a carga y pasajeros. ¿Y hacia dónde va el futuro? En mi opinión hay un potencial de crecimiento en muchas áreas, pero los retos tecnológicos y de seguridad son hoy formidables, lo que coloca sus costes de explotación por encima de los medios alternativos actuales. Si ese encaje se consigue, el futuro de los drones de uso civil será brillante. Paquetería, control d incendios, vigilancia de vías de ferrocarril... Esos son precisamente algunos de sus campos de desarrollo, pero veremos usos muy interesantes de los drones más allá de sus áreas actuales, casi reducidas a la defensa y la fotografía. Drones dedicados a la construcción de edificios, drones de mantenimiento para zonas inaccesibles como conductos subterráneos o rascacielos, vigilancia en zonas de seguridad, incluso intervención activa, drones de carga encargados de entregar paquetes... A medida que se especialicen y aumenten sus usos, las licencias para los mismos seguirán un camino similar. Está claro que sus usos futuros va a ir a más, pero... ¿sucederá ese “ir a más” de la manera que esperamos?