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DOSSIER DE PRENSA | CENTRO DE ALMACENAMIENTO EL CABRIL
1 | INTRODUCCIÓN
2 | EL CENTRO DE ALMACENAMIENTO
3 | LAS INSTALACIONES
4 | EL PROCESO
5 | VIGILANCIA Y CONTROL INSTITUCIONAL
6 | RESIDUOS DE MUY BAJA ACTIVIDADA
7 | DATOS RADIOLÓGICOS
8| DATOS OPERATIVOS
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1 | INTRODUCCIÓN
La historia de El Cabril como emplazamiento donde se almacenan los residuos
radiactivos de baja y media actividad de nuestro país, comenzó en el año 1961, cuando
la Junta de Energía Nuclear, el organismo encargado en aquel momento de dicha
actividad, inicia el traslado hasta allí de los primeros bidones con los residuos generados
durante aquellos años en España. Estos bidones fueron depositados en el interior de
una antigua mina de uranio, la Mina Beta, que se había dejado de explotar, y que se
encontraba en la Sierra Albarrana.
En 1983, el Parlamento de la Nación aprobó un nuevo Plan Energético en el que se
contemplaba la puesta en marcha de diferentes medidas relacionadas con la gestión de
los residuos radiactivos. Entre las resoluciones aprobadas en dicho Plan Energético,
figuraba la creación de una empresa pública encargada de la retirada, tratamiento y
almacenamiento de los residuos radiactivos. Desde entonces la gestión integral de los
residuos radiactivos en España corre a cargo de la Empresa Nacional de Residuos
Radiactivos (Enresa), creada en 1984 por una resolución del Congreso de los Diputados
que tomó carta de naturaleza en el Real Decreto 1522 /84.
Enresa es, pues, una empresa de carácter público, creada con capital estatal, que presta
un servicio público por decisión expresa del Parlamento. Su misión es recoger,
acondicionar y almacenar todos los residuos radiactivos que se producen en nuestro
país.
No realiza sus actividades con fines de lucro, tampoco genera residuos
radiactivos, ni gestiona instalaciones productoras como centrales nucleares u
hospitales.
Varios organismos controlan sus actividades: el Ministerio de Industria, Energía y
Turismo, que elabora el Plan General de Residuos Radiactivos, documento que
constituye el guión de las actividades de la empresa, y el Consejo de Seguridad Nuclear
(CSN), organismo que no depende del Gobierno sino que reporta directamente al
Parlamento y que ostenta la máxima autoridad en materia de seguridad nuclear y
protección radiológica. Adicionalmente, las actividades de Enresa están sometidas al
control de otros organismos de carácter estatal, autonómico y local, de acuerdo con la
normativa vigente.
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Para la gestión de los residuos radiactivos, Enresa dispone de los medios humanos con
la capacitación técnica necesaria, y emplea la tecnología más avanzada. Para ello, está
en contacto permanente con todos los foros y organismos -tanto nacionales como
internacionales- para asegurar la aplicación de los mejores y más avanzados métodos
en la gestión y control de los residuos radiactivos.
En este sentido, la Nuclear
Regulatory Commision (NRC) de Estados Unidos, organismo equivalente al Consejo de
Seguridad Nuclear español, califica, en documento público, las instalaciones de El Cabril
como unas de las mejores del mundo para el tratamiento y almacenamiento de los
residuos radiactivos de baja y media actividad.
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2 | EL CENTRO DE ALMACENAMIENTO
El centro de almacenamiento de El Cabril, construido y operado por la Empresa Nacional
de Residuos Radiactivos (Enresa), es parte importante del programa de gestión de
residuos radiactivos en España ya que se trata de la instalación diseñada
específicamente para el almacenamiento de los residuos radiactivos de baja y media
actividad que se generan en nuestro país.
Su diseño responde a un profundo estudio de la cuestión en otros países, más
concretamente del modelo utilizado en Francia, que internacionalmente se considera
muy avanzado.
En 1986 se inició un proyecto adecuado a las características del terreno, que fue
aprobado, a finales de 1989, por el entonces Ministerio de Industria y Energía y por las
autoridades locales. La construcción de la nueva instalación se inició en enero de 1990,
terminó dos años y medio después e inició su vida operativa en octubre de 1992, tras
obtener el correspondiente permiso de explotación.
La instalación está situada al noroeste de la provincia de Córdoba, a unos 110 kilómetros
de la capital, dentro del término municipal de Hornachuelos, en las estribaciones de
Sierra Albarrana. El Cabril se ubica dentro de una finca de 1.126 hectáreas (ha.), en las
que las actuales instalaciones ocupan una superficie aproximada de 20 ha., de las cuáles
10 ha. corresponden a las plataformas de almacenamiento y el resto lo ocupan edificios
comunes, zonas de servicio e instalaciones de tratamiento y acondicionamiento.
Actualmente trabajan en la instalación unas 300 personas de las poblaciones próximas.
El Cabril da servicio a unas 800 instalaciones radiactivas (hospitales, industrias, centros
de investigación- y a las plantas de producción eléctrica de origen nuclear, siete
unidades que generan el 20% de la electricidad que se produce en España.
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3 | LAS INSTALACIONES
El Cabril dispone de 28 estructuras de almacenamiento. Cada una de ellas tiene una
base rectangular de 24 metros por 19 de lado y 9 de altura. Están situadas sobre dos
plataformas de hormigón de 16 y 12 estructuras respectivamente. Cada estructura
tiene capacidad para almacenar 320 contenedores cúbicos de, aproximadamente, dos
metros de lado y un peso aproximado de 25 toneladas cada uno.
Las instalaciones de El Cabril tienen como características:
Además de la zona de almacenamiento, El Cabril cuenta con una serie de edificaciones,
entre las que se encuentran los laboratorios de Verificación de la Calidad o el Edificio
de Acondicionamiento de residuos, así como otros edificios auxiliares para el normal
funcionamiento del centro.
La verificación de la calidad de los residuos se lleva a cabo en dos laboratorios. En el
primero de ellos se realizan ensayos y análisis con probetas no radiactivas de
características similares a la de los diferentes bultos de residuos que Enresa ha de
gestionar. Por el contrario, en el Laboratorio Activo se realizan ensayos para determinar
las características de los diferentes tipos de bultos de residuos reales.
En el Edificio de Acondicionamiento se realizan todas las operaciones de tratamiento,
reducción de volumen e inmovilización de los residuos. En él se realiza la transferencia
de los bidones a los contenedores de almacenamiento con el auxilio de un puente grúa.
También alberga la Sala de Control, desde la que se operan y controlan la mayor parte
de los sistemas y en la que se centraliza toda la información relativa al funcionamiento
de la instalación.
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4 | EL PROCESO
El Centro de Almacenamiento de El Cabril, que se puso en marcha en 1992, constituye
uno de los centros de almacenamiento de residuos de baja y media actividad más
modernos del mundo y su sistema de tratamiento está totalmente automatizado. El
modo de almacenamiento de este tipo de residuos radiactivos se basa en interponer
barreras sólidas y duraderas entre ellos y el medio ambiente, de forma que estén
confinados durante el tiempo suficiente hasta que su actividad decaiga.
Cuando un transporte de residuos llega al centro, se inician las operaciones de descarga
de los bultos mediante puentes-grúa accionados desde la sala de control. Parte de estos
bultos, se someten a compactación para reducir su volumen. Tras esto, los bidones se
introducen en contenedores en forma de cubo de dos metros de lado que tienen
capacidad para 18 bidones. Estos contenedores, que se fabrican en El Cabril, están
hechos de hormigón de alta calidad. Una vez lleno el contenedor, se inmoviliza su
contenido mediante inyección de mortero, de manera que forme un bloque compacto.
Más tarde, estos contenedores son trasladados a unas estructuras donde quedarán
definitivamente almacenados.
Las estructuras de almacenamiento disponen de paredes de hormigón de medio metro
de espesor. Durante la fase de llenado, la estructura se cubre con un techado móvil que
protege a los contenedores del agua de lluvia. Este techado alberga un puente grúa de
32 toneladas para el manejo de los contenedores que es accionado desde la Sala de
Control situada en el Edificio de Acondicionamiento. Una vez llena, se tapa con una losa
de cierre superior de hormigón armado de otros 50 centímetros de grosor.
Posteriormente, el conjunto es impermeabilizado con una cobertura sintética y el
techado móvil se traslada a la siguiente estructura.
Al finalizar el período de explotación de El Cabril, Enresa procederá a cubrir las 28
estructuras de almacenamiento con una cobertura definitiva formada por varias capas
alternas de materiales drenantes e impermeabilizantes. Finalmente, el conjunto se
cubrirá con tierra vegetal y se integrará en el paisaje mediante la plantación de especies
autóctonas.
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A partir de este momento, y por un espacio máximo de 300 años, se pondrá en marcha
un programa de control y vigilancia que garantizará la durabilidad del almacenamiento
e impedirá cualquier intrusión antes de que concluya ese período de tiempo. Además,
toda la zona de almacenamiento está diseñada para soportar terremotos de muy alta
intensidad, de grado 7,5 en la escala Richter.
Con todas estas barreras interpuestas, se trata de dificultar al máximo el contacto de
los residuos con el agua. De este modo, el agua procedente de las precipitaciones se
encuentra con múltiples barreras: varios metros de cobertura aislante y 10 metros de
hormigón. Pero en caso de que el agua lograse llegar al fondo de alguna de las
estructuras de almacenamiento, ésta sería recogida a través del sumidero de las
mismas, que se comunica con una red de control de infiltraciones instalada en unas
galerías de inspección situadas bajo las estructuras de almacenamiento. Cada uno de
los 28 sumideros -que se corresponden con el número de estructuras- está conectado
a esta red a través de otros tantos depósitos de retención transparentes.
Estos depósitos permiten, por simple inspección visual, detectar cualquier posible
infiltración, por improbable que ésta sea, y conocer en cuál de las estructuras se ha
producido. Si se detectase presencia de agua, se procedería a tomar una muestra y
analizarla. En caso de que se detectase algún tipo de contaminación en el agua, ésta se
llevaría a un depósito de control para su tratamiento posterior, ya que la instalación
debe cumplir con el principio de vertido radiactivo líquido nulo.
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5 | VIGILANCIA Y CONTROL INSTITUCIONAL
Todas las actividades que realiza Enresa se desarrollan según procedimientos
específicos.
programa
Estos procesos están auditados tanto internamente, a través de un
de
calidad interno, como
externamente
por empresas
privadas
especializadas además de por el Consejo de Seguridad Nuclear, el organismo regulador
independiente que controla todas las actividades de Enresa.
Mensualmente, y en cumplimiento de los requisitos impuestos en el Permiso de
Explotación, Enresa envía al CSN y a la Dirección General de Política Energética y Minas
un informe oficial en el que se recogen las actividades de los distintos Servicios de la
instalación.
También tiene carácter mensual el programa de transportes, del que se envía
comunicación previa al CSN, a la Dirección General de Política Energética y Minas, a la
Dirección General de Protección Civil, a la Dirección General de la Guardia Civil, a la
Subdelegación del Gobierno en Córdoba así como a las Comunidades Autónomas con
competencias transferidas por el CSN. Asímismo, se informa a la Consejería de Medio
Ambiente de la Junta de Andalucía del buen término de esos transportes.
La periodicidad y el destino de los informes de las actividades de El Cabril varían en
función de criterios de obligatoriedad, voluntariedad, interés, información y
competencia del asunto del que se trate. Estas diferencias se pueden apreciar en casos
como el del informe oficial sobre "Proceso de aceptación de bultos", un documento
técnico que semestralmente se envía al CSN, o el Resumen Cuatrimestral de
Actividades ,que voluntariamente se envía al Área de Andalucía del Ministerio de
Industria, Energía y Turismo;
a la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de
Andalucía y su Delegación Provincial
Comercio e Innovación
en Córdoba; a la Consejería de Economía,
de la Junta de Extremadura; y a los Ayuntamientos de
Hornachuelos, Fuente Obejuna, Alanís y Las Navas de la Concepción.
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Todos estos organismos reciben con la primera entrega cuatrimestral anual un resumen
del Programa de Vigilancia Radiológica Ambiental (PVRA) del año anterior. Este plan, al
igual que el de cualquier instalación nuclear, consiste en la recolección de datos
radiológicos de muestras obtenidas en múltiples puntos y a diversas distancias de la
zona de almacenamiento. Durante 2015 se tomaron 1.029 muestras de aire, tierra, agua
superficial, agua subterránea, sedimentos, radiación directa, flora, fauna, caza y
alimentos. Estas muestras son analizadas por laboratorios independientes y Enresa
informa de los resultados obtenidos al CSN; Dirección General de Política Energética y
Minas; Subdelegación de Gobierno; Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad
Autónoma; Delegación de Medio Ambiente Provincial; y a los ayuntamientos del
entorno.
Existe además un Plan de Vigilancia Ambiental convencional (PVA) del que
trimestralmente se emiten informes son enviados al Ministerio de Industria, Energía y
Turismo y que se recopilan anualmente para su entrega, a través de aquel, al Ministerio
de Medio Ambiente.
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6 | RESIDUOS RADIACTIVOS DE MUY BAJA ACTIVIDAD
Los incidentes que tuvieron lugar en dos acerías andaluzas en los años 1998 y 2001, a
los que se unieron las intervenciones especiales en acerías de Gijón y Sestao en el año
2003, produjeron una gran cantidad de materiales contaminados con muy baja
actividad radiológica que actualmente se almacenan en El Cabril.
Esta experiencia, movió al Congreso de los Diputados a instar al Gobierno, en tres
resoluciones, a instalar un depósito de residuos radiactivos de muy baja actividad, ya
que su almacenamiento en la instalación actual de El Cabril sería un gasto excesivo e
inapropiado del importante activo que, para nuestro país, representa la capacidad y
tecnología de este centro, siguiendo con este criterio la tendencia ya iniciada en otros
países europeos. Como consecuencia, y al amparo de las disposiciones europeas en
materia de almacenamiento de residuos peligrosos, se elaboró el proyecto de una
instalación complementaria para esta clase de residuos en El Cabril.
Esta instalación complementaria, que entró en operación en octubre de 2008, tiene
capacidad para 130.000 m3 y alojará la totalidad de residuos de muy baja actividad
contemplados en el vigente VI Plan General de Residuos Radiactivos, incluyendo no sólo
los generados por incidentes, sino también otros que, procedentes de operaciones en
instalaciones nucleares y radiactivas, y en el desmantelamiento de las mismas,
presentan igualmente muy poca actividad en un volumen muy grande. No obstante el
gran volumen de residuos a acoger, su contribución a la radiactividad total a almacenar
en El Cabril es tan pequeña, que no supone modificación alguna del inventario
radiológico autorizado.
En Europa, pionera en el tratamiento de esta clase de residuos, Suecia y Francia son las
referencias más destacables. La primera, con tres almacenamientos de este tipo para
residuos de muy baja actividad (junto a los propios emplazamientos de las centrales)
con una capacidad total de 10.000 m3. La segunda, con un almacenamiento de 750.000
m3 de capacidad en Morvilliers (Champagne), en un emplazamiento muy cercano al
centro de almacenamiento de residuos de baja y media actividad de L'Aube. La
experiencia de estos países ha sido muy positiva para el desarrollo del proyecto de
almacenamiento previsto en El Cabril.
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Los residuos radiactivos de muy baja actividad son materiales sólidos o solidificados, en
su mayor parte químicamente inertes o estabilizados previamente, generalmente
escombros y chatarras, que están contaminados y cuyo contenido radiactivo tiene una
actividad media inferior a unos límites autorizados. Su valor medio de referencia es
miles de veces menor que los residuos denominados de baja y media actividad. Su
variada morfología, aconseja una clasificación y tratamiento previos a fin de formar
"unidades de manejo" que permitan su manipulación, traslado y colocación en las celdas
de almacenamiento previstas para ello.
Descripción del proyecto
En el emplazamiento de El Cabril, cerca del antiguo poblado minero, se han construido
dos de las cuatro celdas destinadas a almacenar los residuos de muy baja actividad. Cada
una de estas cuatro celdas previstas dispone de una capacidad de almacenamiento de
30.000 m3 a 35.000 m3 cada una, cubriendo con esto las necesidades previstas en el VI
Plan General de Residuos Radiactivos. Su diseño prevé una durabilidad y eficacia de las
barreras de aislamiento durante un periodo superior a 60 años, que es el tiempo que se
requiere para que la radiactividad haya decaído, por desintegración natural, al nivel del
fondo natural.
Teniendo en cuenta que la producción de residuos de muy baja actividad no es
constante en el tiempo, las celdas se irán construyendo a medida que sean necesarias.
La construcción y explotación de cada celda se hace en dos fases, siguiendo una
sistemática que será igual para todas las celdas: se limpiará y acondicionará el terreno
designado, y se construirá un dique de escollera que cierre el vaso que contendrá los
residuos, situándose a continuación las diversas barreras de protección:
>
Una capa de 30 cm de piedra de subdrenaje.
>
Una capa de arcilla de un metro de espesor que actúa como
impermeabilizante.
>
Tres capas de geobentonita, compuestas por dos láminas de geotextil entre
las cuales hay un relleno de bentonita sódica.
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>
Una lámina de polietileno de alta densidad como elemento de estanqueidad.
>
Una capa de grava recorrida por tubos ranurados para recoger y desaguar los
hipotéticos lixiviados producidos por filtraciones en los residuos.
>
Sobre ésta se coloca otra capa redundante de iguales características
duplicando la seguridad del sistema individual para cada zona línea, para
facilitar el control del funcionamiento del conjunto.
>
Y finalmente una capa de tierra de protección, sobre la que se pondrán colocar
los residuos.
De este modo, ya preparado el fondo del vaso, puede comenzarse la explotación de la
primera fase del almacenamiento. Una vez llena la celda, se colocará sobre los residuos
una capa intermedia de protección consistente en una nueva lámina de polietileno de
alta densidad y capa drenante de lixiviados. Sobre la superficie así formada, se
construirá un nuevo dique de tierras, retranqueado con respecto al de la primera fase,
que una vez impermeabilizado interiormente formará el vaso correspondiente a la
segunda fase, procediéndose entonces a su explotación.
Acabada ésta, se cubrirá todo el conjunto con las capas de protección superiores,
consistentes básicamente en un lecho de arcilla compactada sobre el que se dispondrá
una lámina de polietileno de alta densidad y un relleno de tierra y grava gruesa, para
terminar con tierra vegetal y plantación arbustiva, quedando así sellado el
almacenamiento.
Explotación del almacenamiento
Los residuos que lleguen para ser almacenados, lo harán en bidones, sacas o
contenedores metálicos y podrán ser enviados directamente a la celda, o bien
depositados transitoriamente en un edificio, donde se clasificarán y controlarán,
procediéndose a su acondicionamiento, si fuera necesario, para favorecer el manejo y
almacenamiento.
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Este edificio, denominado "Tecnológico", de 600 m2 de planta, está dotado de sistemas
para estabilizar los residuos que lo requieran o compactar y reducir volumen en ciertos
tipos de residuos, y desde él serán enviados los residuos a su almacenamiento
definitivo.
La explotación de cada fase consiste en la acumulación ordenada de los residuos, según
la morfología de sus unidades de manejo buscando el mayor aprovechamiento de
espacio y la mayor estabilidad del apilado, hasta alcanzar la coronación del
almacenamiento.
Dada la amplitud de la superficie de cada sección y con objeto de facilitar un buen
control, la colocación de los residuos se realizará en franjas de dirección longitudinal,
denominadas líneas de explotación, cuyo frente de 20 m de anchura avanzará bajo una
cubierta ligera, modular y desmontable que abarcará la totalidad de la línea. De este
modo se minimiza la cantidad de lixiviados potencialmente contaminantes a tratar.
Los residuos llegarán hasta el frente de explotación en camiones adecuados para su
transporte, y se colocarán por medio de una grúa móvil. Ésta, desde su posición en
terreno firme, irá depositando las unidades de manejo formando una pila estable, hasta
el límite de la capacidad de su pluma y la altura de coronación previamente marcada.
En ese momento se extenderá sobre la superficie de los residuos una capa de tierra que
se apisonará para formar una base segura sobre la que avanzarán la grúa y los camiones
para seguir apilando una nueva remesa de residuos.
Una vez que se termine una línea de explotación, se desmontará y trasladará la cubierta
a la siguiente línea, comenzando de nuevo el proceso, que se repetirá sucesivamente
hasta colmar la sección correspondiente.
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Edificio Tecnológico
Este edificio sirve para acoger el almacenamiento transitorio de estos residuos así
como para las actividades del acondicionamiento y manipulación de los mismos, si
fuera necesario antes de su almacenamiento definitivo. Está ubicado en la zona de
módulos del almacenamiento temporal y tiene unas dimensiones de 12,40 m. de alto x
50,20 m. de largo x 12,50 m. ancho. Las infraestructuras de apoyo consisten
básicamente en el vallado perimetral de la zona y en el ensanchamiento de caminos
para proporcionar un vial principal que conecta este edificio de tecnológico y la zona
de módulos de la Plataforma Este, así como caminos secundarios.
El edificio cuenta con un puente-grúa de 3,2 toneladas de carga, con movimiento
longitudinal y transversal, lo que posibilitará la actuación en cualquier punto. Este
puente-grúa, que va soportado sobre los pilares estructurales, tiene 12,4 metros de luz
y un polipasto de elevación a 8 metros de altura.
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7 | DATOS RADIOLÓGICOS
Datos del personal
El diseño conceptual de la instalación, así como su operación altamente automatizada
(control remoto) impiden que los trabajadores reciban dosis radiactivas con alguna
significación. De hecho las dosis máximas registradas del personal de operación no han
superado nunca valores por encima del 5 por ciento con respecto a los límites
reglamentarios establecidos por la legislación. Esto significa que la dosis más alta
recibida por un trabajador de El Cabril a lo largo de un año es netamente inferior a la
que recibe una persona que se realiza una radiografía de tórax
Entorno de la instalación
Para conocer los niveles de radiactividad ambiental cada año se lleva a cabo la toma
sistemática de muestras del aire, de las aguas y del ecosistema (vegetación, alimentos,
caza, pesca).
De forma complementaria se miden también los niveles de radiación (dosis) existente
en el área mediante el uso de dosímetros que son sensibles a las radiaciones ionizantes
presentes.
Todos estos datos son enviados y controlados por el Consejo de Seguridad Nuclear
(CSN), organismo competente en esta materia. Los datos ponen de manifiesto de
manera sistemática que las instalaciones de El Cabril no tienen ninguna influencia ni
impacto radiológico en el entorno.
En ningún momento de la historia operativa de El Cabril se ha detectado alguna
influencia de la operación de la instalación en el entorno, es decir, las medidas
corresponden sistemáticamente al fondo radiológico ambiental, derivado de la propia
radiactividad natural.
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8 | DATOS OPERATIVOS
Hasta el 31 de diciembre de 2015 la instalación ha recibido un total de 41.931,12 metros
cúbicos de residuos radiactivos de baja y media actividad, de acuerdo con la siguiente
procedencia:
De las 28 estructuras de que dispone la instalación para almacenar residuos, en
diciembre de 2015:
>
20 estructuras llenas
>
1 estructura en operación
>
3 estructuras ocupadas temporalmente por contenedores ISO con residuos
procedentes de intervenciones especiales
El número de inspecciones y de auditorías de calidad que se realizan anualmente en las
instalaciones de El Cabril superan las 300.
Durante el pasado año se recibieron en el Centro de Almacenamiento de El Cabril
1.202,61 metros cúbicos de residuos, de los cuales 953 m3 eran de baja y media
actividad y 249,61 m3 de muy baja actividad. Estos residuos llegaron a la instalación en
187 expediciones que transportaron 1.188,66 m3 de residuos radiactivos procedentes
de instalaciones nucleares y 13,95 m3 de instalaciones radiactivas.
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Hasta el 31 de diciembre de 2015, había almacenadas en las plataformas de El Cabril
31.599,95 m3 lo que supone una ocupación del 73,27% de la capacidad de la instalación.
Por lo que se refiere a la instalación complementaria para residuos de muy baja
actividad, desde su puesta en marcha a finales de 2008 hasta el 31 de diciembre de
2015, se habían almacenado 8.642,32 m3, volumen que supone el 22,43% de su
capacidad.
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