JURISPRUdeNCIA CIvIL

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civ
CIA
N
DE
Análisis y crítica
jurisprudencial
La responsabilidad civil por denuncia calumniosa y el abuso del denominado
“ejercicio regular de un derecho” 57
ENTRE CORCHETES
COMENTARIOS Y ANOTACIONES
Contrato preparatorio de compraventa no impide desalojo
69
Parentesco por afinidad no impide desalojo por precario
73
Obligación alimentaria entre excónyuges no cesa automáticamente en separación de hecho
77
Jueces deben pronunciarse sobre existencia de cónyuge más perjudicado en
el divorcio por separación de hecho
82
Análisis y crítica
jurisprudencial
LA RESPONSABILIDAD CIVIL POR DENUNCIA
CALUMNIOSA Y EL ABUSO DEL DENOMINADO
“EJERCICIO REGULAR DE UN DERECHO”
Jairo Cieza Mora(*)
TEMA
RELEVANTE
El autor critica una sentencia sobre un caso de responsabilidad civil por
denuncia calumniosa, pues la argumentación de la sala llevaría a fomentar las denuncias temerarias sin mayor base probatoria. Señala, además,
que el solo hecho de que se formalice una denuncia penal y se haya abierto instrucción no constituye per se un ejercicio regular del Derecho. Añade
que para que se atribuya responsabilidad civil al denunciante no basta con
que el proceso penal haya terminado en sentencia absolutoria, pues todo
depende del material probatorio presentado y si hubo un rigor idóneo no
cabe resarcimiento.
RESOLUCIÓN
CAS. N° 1817-2010-LIMA. Lima, diecisiete de mayo de
dos mil once.- LA SALA CIVIL PERMANENTE DE
(*)
LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; con los acompañados; vista la causa en audiencia
pública de la fecha, y producida la votación de acuerdo a
ley emite la siguiente sentencia. 1. MATERIA DEL RECURSO: Se trata el presente caso de dos recursos de casación: el Primero, interpuesto por la entidad demandada
Docente de Derecho Civil en el Posgrado y Pregrado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, de Acto Jurídico y Responsabilidad Civil en la Universidad de Lima, de Derecho de Personas en la Universidad Ricardo Palma, Socio del Estudio Capuñay & Cieza Abogados.
diálogo con la jurisprudencia N° 165
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J urisprudencia cIVIL
Procuraduría Pública a cargo de los asuntos judiciales
del Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social - MIMDES, mediante escrito de fojas novecientos cincuenta y
ocho; y, el Segundo, planteado también por la entidad demandada Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana a fojas novecientos setenta y seis, ambos interpuestos contra la resolución de vista de fojas novecientos
cuarenta, su fecha nueve de noviembre de dos mil nueve,
que confirmando en parte el fallo de primera instancia de
fojas setecientos treinta y uno, su fecha treinta de diciembre de dos mil ocho, declara Fundada en parte la demanda
de fojas ciento veintidós; y revoca el mismo, en cuanto
dispone el pago ascendente a doscientos cincuenta mil
nuevos soles; la que reformándola dispone un pago ascendente a cincuenta mil nuevos soles, en los que sigue
Teobaldo Isaac Pacheco Pinillos con el Ministerio de la
Mujer y Desarrollo Social - MIMDES y la Sociedad de
Beneficencia Pública de Lima Metropolitana, sobre Indemnización por daños y perjuicios. 2. FUNDAMENTOS DE LOS RECURSOS: Que, los recursos de casación fueron declarados procedentes mediante resolución
de fecha quince de setiembre del año próximo pasado, por
infracciones normativas sustantivas y procesales, en virtud a lo cual los recurrentes denuncian: I) En lo que respecta al recurso de casación interpuesto por la Procuraduría Pública a cargo de los asuntos judiciales del
Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social - MIMDES:
1) La contravención de normas que garantizan el derecho a un debido proceso y ha incurrido en incongruencia, porque se pretende que el Promudeh (hoy MIMDES)
asuma responsabilidad solidaria de hechos realizados por
representantes de la Sociedad de Beneficencia de Lima
Metropolitana acaecidos en mil novecientos noventa y
cuatro, no existiendo nexo de causalidad en relación a su
representada, toda vez, que dicho Ministerio fue creado
por Decreto Legislativo número 866 de fecha veintinueve
de octubre de mil novecientos noventa y seis, razón por la
que la demanda resulta improcedente por contener un petitorio jurídicamente imposible; 2) El fallo carece de motivación debida, vulnerándose lo dispuesto en los incisos 30 y 5 del artículo 139 de la Constitución Política
del Estado, así como lo dispuesto en los artículos 50 inciso 6), 122 y 197 todos del Código Procesal Civil, alegando que no existe conexión lógica entre el fallo y la realidad
que aparece en el proceso penal número cuatrocientos
ochenta y dos guión noventa y cinco, que corre como
acompañado, del cual aparece una motivación aparente al
soslayar que fue el Ministerio Público que conforme a sus
atribuciones previstas en la Carta Política, dispuso una investigación policial preliminar en ese proceso penal, no
habiéndose tomado en cuenta el atestado policial que fue el
actor, que no acudió a ninguna de las citaciones que se le
hicieron, lo que conllevó a que el juez penal dictara en su
contra orden de detención, y que la formalización de la denunciada efectuada por el representante del Ministerio Público, se hizo al estimar que existían indicios razonables
58
de la comisión de un delito perseguible de oficio. Agrega
que la detención del actor: obedeció a dos hechos fundamentales: a) mandato del juez y b) la propia conducta procesal de ahora demandante, alegando finalmente que no se
ha cumplido con una motivación debida, al tratarse de una
motivación diminuta y aparente, incumpliéndose además
con el mandato contenido en el numeral 197 del Código
Procesal Civil, que ordena la valoración conjunta y razonada de los medios probatorios; y, 3) la inaplicación del
artículo 1971 inciso 1) del Código Civil, que señala que
no hay responsabilidad en el ejercicio regular de un derecho, toda vez, que la Beneficencia de Lima Metropolitana
ha encuadrado su accionar en lo dispuesto en dicho dispositivo, motivando la denuncia fiscal que no archivó el
caso, sino que la formalizó al encontrar que existían elementos razonables y medios probatorios indiciarios que
ameritaban el inicio de la investigación preliminar, ejercitando la acción penal pública al formalizar la denuncia penal, siendo que el juez expidió el correspondiente auto
apertorio de instrucción. II) En lo que respecta al recurso
de casación de la Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana: Se alega la aplicación Indebida del artículo
1982 del Código Civil lo cual es incorrecto, porque su representada ha denunciado al actor por la comisión de un
hecho punible resultante de un examen de control iniciado
por la Contraloría General de la República, y que mediante Resolución de Presidencia 93-73-P/SBLM se resolvió
instaurar proceso administrativo contra el actor imponiéndole la medida disciplinaria de destitución, la misma que
quedó consentida, coligiéndose que en la denuncia no se le
ha imputado falsamente un hecho delictivo, sino que existían indicios razonables de la comisión de actos ilícitos,
por ello, no es válido el argumento que indica que la denuncia penal constituye una denuncia calumniosa, no
existiendo responsabilidad en su representada por haber
actuado en ejercicio regular de un derecho, inaplicándose
lo dispuesto en el inciso 1) del artículo 1971 del Código
acotado, aún cuando haya sido absuelto. 3. CONSIDERANDOS: Primero.- Habiéndose declarado procedente
uno de los recursos de casación, por errores procesales,
debe analizarse en primer lugar la causal procesal, pues
debido a su naturaleza y a los efectos que produce, si mereciera amparo carecería de objeto pronunciarse respecto
de la infracción normativa sustantiva, por las cuales el recurso también ha sido admitido; Segundo.- Que, la Procuraduría Pública a cargo de los asuntos judiciales del Ministerio de Promoción de la Mujer y Desarrollo Social
- MIMDES, en relación a la infracción normativa procesal,
denuncia específicamente dos agravios: i) la afectación del
derecho al debido proceso y principio de congruencia, sobre
la base de que se le condena al pago de una indemnización a
pesar de que no existe relación causal con su representada estando a que los hechos que motiva la presente demanda, son
de fecha anterior a la creación de su representada, esto es,
octubre de mil novecientos noventa y seis, considerando
que el petitorio es jurídicamente imposible; y, ii) afectación
análisis y crítica jurisprudencial
al principio de motivación de las resoMinisterio de Promoción de la Mujer
luciones judiciales, bajo el razonay del Desarrollo Humano - Promudeh,
miento que el fallo carece de una deestableciéndose en su artículo 5 modiEl halo protector del Minisbida motivación además de ser la
ficado por el artículo 1 del Decreto
terio Público y del Poder Judimisma aparente, por cuanto no existe
Legislativo Nº 893 (publicado el diez
cial no es suficiente motivo para
relación en el fallo con la realidad que
de noviembre de mil novecientos noconsiderar que hay una exoneaparece del proceso penal acompañaventa y seis), la estructura organizatiración de tutela resarcitoria. Lo
do, soslayando las atribuciones del
va del aludido Ministerio, conformacentral, reitero, es el análisis de
Ministerio Publico y las razones que
do por diferentes –organismos púla prueba para establecer si esconllevaron a expedir el auto apertoblicos descentralizados–, entre ellos el
tamos o no ante un acto doloso
rio de instrucción con mandato de deInstituto Nacional de Bienestar Famiy ante la ausencia de un motivo
tención, razón por la que incluso alega
liar –INABIF–. Quinto.- Que, si bien
razonable.
la afectación al principio de valoraa la fecha en que ocurrieron los heción conjunta de los medios probatochos que motivan la denuncia interrios. Tercero.- Que, a fin de verificar
puesta por el actor, la Beneficencia
la infracción de las normas procesales
Pública de Lima, entidad en la que tradenunciadas, debe en primer término hacerse una síntesis
bajaba el actor, en su calidad de Sub-Gerente de Cementede lo ocurrido en el proceso objeto de análisis. Así se aprerios y Servicios Funerarios, no formaba parte del Promucia: 1) que el actor mediante la demanda de autos, solicita
deh: también es verdad, que estando a lo dispuesto en la
que en forma solidaria las entidades demandadas le paTercera Disposición Complementaria del acotado decreto,
guen la suma ascendente a seiscientos mil dólares amerise transfirieron todas las beneficencias del país al INABIF,
canos por responsabilidad extracontractual, más intereses
órgano que depende funcionalmente y presupuestariamenlegales, como consecuencia de la denuncia penal formulate del Promudeh, hoy MIMDES(1), razón por la que corresponde a dicha institución asumir, no solo los derechos sino
da en su contra por la Sociedad de Beneficencia de Lima
las obligaciones que mantiene la Beneficencia Pública de
Metropolitana, en la que se le imputó la venta de ladrillos
Lima Metropolitana. Asimismo, sobre el alegado petitorio
de propiedad de la denunciante a favor de la Constructora
jurídicamente imposible, ello ya ha sido dilucidado, con la
Manrique Ugarte SRL, mediante los recibos ascendentes a
expedición de la resolución de fecha diecinueve de octumil ochocientos noventa y seis mil nuevos soles con nobre del dos mil cinco, corriente a fojas cincuenta y cuatro,
venta y seis céntimos de nuevo sol y cuatro mil seiscientos
expedida por la Sala Superior, al revocar la resolución núdiez nuevos soles, cuyos montos no ingresaron a la cuenta
mero veintiuno, de fecha dieciocho de enero del dos mil
de la denunciante, motivando el inicio del proceso penal
cinco, que rechazó la demanda, no advirtiéndose la afectaen su contra por el delito de Peculado, en agravio del Esción al debido proceso y la incongruencia denunciada en
tado, dictándosele mandato de detención, e ingresando al
el apartado i) de la causal procesal, por lo que debe desescentro penitenciario el veinticuatro de agosto de dos mil,
timarse el agravio expuesto. Sexto.- Que, en cuanto al
concediéndosele libertad provisional el veinte de setiemapartado ii) de la causal procesal, está sustentada en la
bre de dos mil, proceso penal del que finalmente fue abafectación del debido proceso y al principio de motivación
suelto por sentencia del veintitrés de noviembre de dos
de las resoluciones judiciales. Sobre el particular, el deremil; 2) Tramitado el proceso, por los cauces que a su natucho a un debido proceso ha sido ampliamente determinado
raleza corresponde, el juez de la causa mediante sentencia
a través de abundante jurisprudencia expedida por el Tride fojas setecientos treinta y uno, declaró fundada en parte
bunal Constitucional como la recaída en el Expediente núla demanda, ordenando el pago ascendente a doscientos
mero 03926-2008-PHC/TC de fecha trece de marzo del
cincuenta mil nuevos soles, por el daño moral ocasionado
año dos mil nueve, la cual en sus fundamentos sétimo, ocal actor, más intereses legales, sustentándose en la previtavo y décimo primero, ha establecido lo siguiente: El desión contenida en el numeral 1982 del Código Civil, conbido proceso es entendido como un principio de la jurissiderando que la denunciante no tuvo motivo razonable
dicción con la calidad de ser un “continente”, es decir, en
para atribuir al actor la comisión de delitos señalados en
su seno alberga un conjunto de subprincipios o derechos
su denuncia; 3) Dicha decisión ha sido confirmada en un
que le dan contenido; en tal sentido, el Tribunal Constituextremo y revocada en otro por la Sala Civil, con el mismo
cional ha señalado lo siguiente: “(...) El derecho al debido
razonamiento del juez de primer grado, esto es, la ausenproceso, como ha señalado en reiterada jurisprudencia
cia de motivo razonable para denunciar al demandante, y
reduciendo el monto de la indemnización a cincuenta mil
nuevos soles. Cuarto.- Que, en relación a la afectación al
principio de congruencia, indicado en el apartado i), es
del caso advertir que, efectivamente por mandato del Decreto Legislativo Nº 866 publicado el veintinueve de Oc1 Por efecto de la Ley Nº 27779 publicada el 11 de julio de 2002.
tubre de mil novecientos noventa y seis, se creó el
“
”
diálogo con la jurisprudencia N° 165
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J urisprudencia cIVIL
este Tribunal, comprende, a su vez, diversos derechos fundamentales de orden procesal, de modo que se configura,
por así decirlo, un derecho “continente” 11.1 (STC Exp.
Nº 10490-2006-AA/TC) (...). Dentro de esta línea de
ideas, el Colegiado Constitucional ha señalado que: “(...)
El derecho al debido proceso significa la observancia de
los derechos fundamentales esenciales del procesado y de
las reglas esenciales exigibles dentro del proceso como
instrumento de tutela de los derechos subjetivos. El debido proceso tiene, a su vez, dos expresiones: una formal y
otra sustantiva; en la de carácter formal, los principios y
reglas que lo integran tienen que ver con las formalidades
estatuidas, tales como las que establecen el juez natural, el
procedimiento preestablecido, el derecho de defensa, la
motivación de las resoluciones (…)” (STC Exp. Nº 88172005-HC(TC). Una situación diferente se presenta en los
casos en los cuales se pone de manifiesto una insuficiencia
en la motivación de las resoluciones judiciales. En este
tipo de casos, la resolución lidia con lo arbitrario, es decir,
casos en los que es imposible apreciar el nexo lógico entre
la decisión adoptada y la argumentación que le sirve de
fundamento (principio de congruencia de las resoluciones
judiciales); respecto a este tema, el Tribunal Constitucional ha establecido: “Uno de los contenidos del derecho al
debido proceso es el derecho a obtener de los órganos judiciales una respuesta razonada, motivada y congruente
con las pretensiones. Ello garantiza que los jueces, cualquiera que sea la instancia a la que pertenezcan, expresen
el proceso mental que los ha llevado a decidir una controversia, asegurando que el ejercicio de la potestad de administrar justicia se haga con sujeción a la Constitución”
(STC Exp. Nº 1230-2002-PHC/TC); Sétimo.- Que, se alega que el fallo no tendría una debida motivación y que la
misma resultaría aparente, pero relacionado con la denuncia penal efectuada por el representante del Ministerio Público, y su actuación en el proceso penal instaurado en
contra del actor, y principalmente en lo dispuesto en el artículo 197 del Código Procesal Civil. Al respecto el acotado artículo dispone que: “todos los medios probatorios son
valorados por el juez en forma conjunta utilizando su
apreciación razonada. Sin embargo, en la resolución solo
serán expresadas las valoraciones esenciales y determinantes que sustentan su decisión”. Nuestro Código Procesal Civil ha acogido el “sistema de la apreciación razonada
de la prueba” en mérito del cual el juzgador se encuentra
en libertad de asumir convicción de su propio análisis de
las pruebas actuadas en el proceso, sujetándose a las reglas
de la lógica jurídica expresando criterios objetivos razonables veraces con la actividad probatoria desplegada y sustentada en la experiencia y la técnica que el juzgador considere aplicable al caso. Octavo.- Que, la función básica
de un juez es la de resolver un conflicto de intereses o eliminar una incertidumbre, ambas con relevancia jurídica,
solución que, debidamente fundamentada es plasmada en
una sentencia, en donde se establecen las valoraciones
esenciales que determinan el sentido de la resolución; que,
60
en el caso de autos, la Sala ha expresado las valoraciones
que –a su criterio– conllevan a estimar la demanda, no
obstante dicho razonamiento no siempre está en concordancia con la tesis que defiende una de las partes en el proceso, lo que en modo alguno, puede ser justificación para
alegar la violación al principio de motivación de las resoluciones judiciales ni de valoración de los medios probatorios, desde que solo puede acogerse en sede casatoria, si
dicha fundamentación lidia con lo arbitrario, esto es, si resulta imposible apreciar el razonamiento lógico empleado,
y que la valoración que efectúa, no se sujeta a las reglas
previstas por el ordenamiento procesal civil, apareciendo
por el contrario en el caso de autos, una suerte de cuestionamiento al criterio asumido por el Colegiado, pues la decisión no le resulta favorable a sus intereses, lo que transciende en el principio básico de independencia en la
función jurisdiccional del que se encuentra investido todo
magistrado y se haya contenido en el artículo dieciséis del
Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, por tanto, este agravio también debe ser desestimado
al no verificarse la infracción de las normas procesales denunciadas, debiendo en tal virtud, proceder al análisis de
las infracciones normativas sustantivas, admitidas también en los recursos planteados. Noveno.- Que, la infracción del artículo 1971 inciso 1) del Código Civil, ha sido
denunciadas tanto en el recurso de casación interpuesto
por la Procuraduría Pública a cargo de los asuntos judiciales del Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social - MIMDES, así como la Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana, mientras que esta última institución añade la
infracción del numeral 1982 del mismo cuerpo legal, debiendo resolverse de manera conjunta al ser ambas denuncias conexas. Décimo.- Que, como señala el Segundo motivo de la recurrida (apartados 2.4, 2.5 y 2.6) acogiendo la
conclusión arribada en el proceso penal de no haberse demostrado la existencia del delito ni la responsabilidad del
procesado, establece que la demandada no ha presentado
prueba que hiciera al menos razonable la existencia de
sospechas sobre la conducta del demandante, razón por la
que subsume la conducta de la entidad demandada en la
previsión contenida en el numeral 1982 del Código Civil,
considerando que la ausencia de motivo razonable para
denunciar al actor se comprueba por la imposibilidad de
acreditar no solo la responsabilidad del imputado, sino la
existencia del delito que le fuera imputado, arribando a la
conclusión que no es posible sostener que se haya ejercido
regularmente un derecho. Décimo Primero.- Que, el artículo 1982 del Código Civil, bajo análisis, contiene dos
hipótesis; la primera, se refiere a la denuncia intencional,
a sabiendas, de un hecho que no se ha producido; la segunda, que se presenta en forma disyuntiva con relación a la
primera, se refiere a la ausencia de motivo razonable
para la denuncia, lo que necesariamente debe concordarse con los conceptos de ejercicio regular de un derecho,
que exime de responsabilidad conforme al artículo 1971
del mismo Código, y el abuso del derecho, reprobado en el
análisis y crítica jurisprudencial
artículo Segundo del Título Preliminar del acotado. El
doctor Fernando de Trazegnies(2), comentando el artículo,
señala que “el primer criterio no ofrece dificultades, salvo
las inherentes a la probanza del dolo, en cambio, en el Segundo, introduce una idea de razonabilidad que puede ser
materia controvertible”, y concluye: “que no solo habría
que probar que hubo dolo en la denuncia sino que bastaría
que se estableciera que no hubo motivo razonable para denunciar (...)”. Décimo Segundo.- Que, debe tenerse presente que la denuncia penal no puede ser considerada en la
misma forma que cualquier acto lesivo del derecho ajeno,
pues en protección del interés público la ley autoriza, y en
ciertos casos obliga, a quien tiene conocimiento de hechos
que estima constitutivos de delitos a denunciarlos e indicar los medios de prueba que conozca, sin exigirle comprobaciones preventivas concretas, que paralizarían el
ejercicio de la facultad, y el deber y haría difícil la colaboración con el interés social, y por eso tal denuncia, si es
presentada por un funcionario público, es un acto relativo
al ejercicio de sus funciones públicas, como lo obligan los
artículo 407 y 377 del Código Penal. Décimo Tercero.Que, en el caso de los delitos perseguibles de oficio, la actividad del Ministerio Público es la que se impone a este,
por ser titular de la acción penal, cuyo derecho y poder
(acción) es el que da inicio a la relación jurídico-procesal,
pone en movimiento la jurisdicción penal. La comunicación que efectuara la entidad demandada al Ministerio Público de por sí no promueve la acción penal, sino que
constituye el cumplimiento del deber que le impone el artículo 407 del Código Penal ya invocado en el considerando anterior, y por tanto constituye el ejercicio regular de
un derecho. Constituye función del fiscal penal acoger la
denuncia y trasladarla al juez, en cuyo caso, es él quien
formula la denuncia, sustentándola en los indicios que este
reúne y considera razonables, o en caso contrario, decide
archivar la investigación y no formular denuncia penal.
Argumento que sirve para justificar que la actividad que
realiza la entidad demandada, de poner en conocimiento
de los hechos al fiscal, debe considerarse cubierta por la
del Ministerio Público, como así resulta de lo dispuesto en
los artículos 1, 5, 11 y 14 de la Ley Orgánica del Ministerio Público, Decreto Legislativo N° 052. Décimo Cuarto.- Que, lo que la ley reprueba, en la primera hipótesis, es
la denuncia calumniosa, es decir formulada a sabiendas de
que no se ha cometido el delito; y en el segundo caso, la
ausencia de motivo razonable para formularla, entendiendo que el móvil que impulsa a la acción, es la de perjudicar al denunciado al no demostrarse la razonabilidad del
comportamiento, supuestos que tampoco se ha acreditado
con prueba alguna que haya operado en la realidad, sino
que por lo contrario, ha quedado desvirtuado al haber acogido, el Juez Penal, la Denuncia Fiscal, al encontrar indicios razonables de la comisión del delito, sustento con el
cual, a su vez, dictó auto apertorio de instrucción; por lo
que no se ha acreditado haberse producido, por la parte demandada, la conducta exigida por el artículo 1982 del
diálogo con la jurisprudencia N° 165
Código Civil, para declarar fundada la demanda. Décimo
Quinto.- Que, además, tratándose de una acción de reparación de daños, estos deben ser demostrados, así como
también la relación causa-efecto entre la acción del denunciante y el daño sufrido, ya que de faltar esta la consecuencia sería la inexistencia de responsabilidad, toda vez que
los daños y la relación de causalidad constituyen presupuestos de toda responsabilidad civil. Décimo Sexto.Que, se genera responsabilidad como consecuencia de denuncia formulada al prójimo, por un hecho punible, del
que luego es absuelto, cuando el agente, infringiendo deberes, vulnera derechos de la víctima, causándole daños;
contrario sensu, no hay responsabilidad civil cuando a pesar de causar un daño no se vulnera un deber jurídico, ni
derecho alguno del perjudicado, y ello acaecerá, como señala Antonio Borrell Macía(3): a) cuando se daña o perjudica en virtud de un deber del autor del daño; b) cuando se
ejercita un derecho que realmente lo sea; c) cuando se realiza un acto en interés del perjudicado y de acuerdo con su
voluntad expresa o presunta (gestión de negocios, etc.); d)
si por error excusable, según Ennecerus, el autor de la lesión creía en la licitud de su gestión; e) no existe vulneración de un deber jurídico cuando la acción se realiza por
quien, por defecto de la inteligencia o de la voluntad, no
puede ser considerado libre, pues la culpa es propia de
personas que son libres en sus actos. Décimo Sétimo.Que, es evidente que todos tenemos la obligación de dirigir nuestros actos hacia el bien común, por ello no nos es
permitido abusar de nuestro derecho para perjudicar al
prójimo sin un interés legítimo y debe entenderse que no
hay motivo razonable para proceder cuando se denuncia
un hecho inexistente, que se está en la convicción de que
no se ha producido, lo que se debe diferenciar del caso de
la existencia de indicios de la participación del denunciado en ese hecho y su posible responsabilidad penal; lo cual
corresponde determinar a la autoridad competente. Décimo Octavo.- Que, en tal sentido, si bien el actor finalmente ha sido absuelto de los cargos que se le imputaron en el
proceso penal, con motivo de la denuncia formulada por la
institución demandada, ello no constituye la ausencia de
motivo razonable, tanto más, si por los mismos hechos fue
destituido de su cargo, y como reconoce la recurrida en la
resolución recurrida, dicha destitución administrativa sufrida por el actor no fue contradicha oportunamente por él,
apreciando que la relación laboral que mantuvo con la Sociedad de Beneficencia finalizó sin su protesta, lo que lleva a concluir que efectivamente la Sala aplicó indebidamente lo dispuesto en el numeral 1982 del Código Civil,
no configurándose supuesto alguno para la existencia de
responsabilidad civil, verificándose que la conducta realizada por la entidad demandada ha sido dentro del ámbito
2
3
La Responsabilidad Extracontractual. Tomo Primero, Universidad Católica, 1988,
p. 508.
Responsabilidades Derivadas de Culpa Extracontractual Civil. Bosch, Barcelona,
1942, p. 21.
61
J urisprudencia cIVIL
amparado por el Derecho, lo cual equivale al ejercicio regular de un derecho contenido en el inciso 1 del artículo
1971 del Código Civil, cuya norma evidentemente ha sido
inaplicada, de conformidad con el razonamiento antes glosado; 4. DECISIÓN: Por las consideraciones expuestas, y
en aplicación de lo previsto en el artículo 396 del Código
Procesal Civil, modificado por la Ley Nº 29364: a) declararon FUNDADOS los Recursos de Casación interpuestos por la Procuraduría Pública a cargo de los asuntos judiciales del Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social
- MIMDES y Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana; en consecuencia, CASARON la sentencia de vista
de fojas novecientos cuarenta, su fecha nueve de noviembre del dos mil nueve; b) actuando como sede de instancia, REVOCARON la sentencia apelada de fojas setecientos treinta y uno, su fecha treinta de diciembre de dos
I. OBJETO DE ANÁLISIS
En la sentencia materia de comentario he podido advertir
hasta dos temas centrales a los que quiero referirme en el
presente trabajo:
1) En el caso de sentencias penales absolutorias no necesariamente cabe la responsabilidad civil por denuncia
calumniosa contra el denunciante cuya denuncia fue
desestimada.
2) Bastaría la formalización de la denuncia penal y el auto
de apertura de instrucción para que se presuma que se
estaría ante el ejercicio regular de un derecho según
orienta la mayor parte de la jurisprudencia nacional.
II.ASPECTOS QUE CONSIDERO CENTRALES EN LA
SENTENCIA Y CRÍTICA AL ABUSO DEL ARGUMENTO “EJERCICIO REGULAR DE UN DERECHO”
1.Un aspecto formal de trascendencia
En primer lugar hay un aspecto formal que corresponde
ser tocado para luego pasar a los de mayor relevancia jurídica. Este primer aspecto se refiere al argumento del Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social (MIMDES) en el
sentido de que al momento de sucedidos los hechos supuestamente dañosos, esta institución no existía y por lo
tanto no se le puede atribuir responsabilidad. De esta manera existiría un problema de legitimación pasiva resuelto de manera inconveniente por la Corte Casatoria. Considero que este argumento (cuestionamiento a la legitimidad
62
mil ocho, que declarara fundada en parte la demanda de fojas ciento veintidós, interpuesta por don Teobaldo Isaac Pacheco Pinillos, y ordena que las entidades demandadas le
paguen al actor la suma de S/. 250,000.00, por concepto de
daños y perjuicios; y, REFORMÁNDOLA, declararon
INFUNDADA la demanda; exoneraron expresamente al
demandante de las costas y costos del proceso; c) DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el
diario oficial El Peruano, bajo responsabilidad; en los seguidos por Teobaldo Isaac Pacheco Pinillos con el Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social y otro sobre indemnización por daños y perjuicios; y los devolvieron.
Interviene como ponente el Juez Supremo Castañeda
Serrano.
SS. ALMENARA BRYSON, DE VALDIVIA CANO, WALDE
JÁUREGUI, VINATEA MEDINA, CASTAÑEDA SERRANO
pasiva) carece de sentido pues así el MIMDES no hubiese
existido al momento de generarse el supuesto de hecho dañoso (la denuncia calumniosa a través del proceso penal)
todas las facultades, atribuciones, y deberes de las beneficencias públicas del país fueron transferidas oportunamente y mediante el procedimiento administrativo respectivo al hoy MIMDES y de esta manera este se ve obligado
a responder por los eventuales daños y prejuicios generados por el ente público que, a través de sus representantes,
habría generado un daño no patrimonial al demandante.
Esta “subrogación” del MIMDES en su calidad de agente
dañoso se da en virtud a las transferencias de funciones en
su favor y que significa la atribución de facultades y también de las consecuencias generadas por el actuar doloso o
culposo de los representantes de la entidad que antes tenía
las atribuciones que el MIMDES luego abarcó. La traslación de facultades y deberes ha sido coherentemente explicada por la propia sentencia que señala expresamente
lo siguiente:
“Cuarto.- Que, en relación a la afectación al principio de congruencia, indicado en el apartado i), es del
caso advertir que, efectivamente por mandato del Decreto Legislativo Nº 866 publicado el veintinueve de
octubre de mil novecientos noventa y seis, se creó el
Ministerio de Promoción de la Mujer y del Desarrollo
Humano - Promudeh, estableciéndose en su artículo 5
modificado por el artículo 1 del Decreto Legislativo
Nº 893 (publicado el diez de noviembre de mil novecientos noventa y seis), la estructura organizativa del
análisis y crítica jurisprudencial
por la imposibilidad de acreditar no
aludido Ministerio, conformado
por diferentes –organismos públisolo la responsabilidad del imputacos descentralizados–, entre ellos
do, sino la existencia del delito que
El Poder Judicial y el Minisel Instituto Nacional de Bienesle fuera imputado, arribando a la conterio Público lamentablemente
tar Familiar –INABIF–. Quinto.clusión que no es posible sostener
se presentan como una “aduaQue, si bien a la fecha en que ocuque se haya ejercido regularmente un
na” poco fiable y un filtro atrorrieron los hechos que motivan la
derecho”.
fiado que formaliza denuncias y
denuncia interpuesta por el actor,
abre investigaciones inconduLa Sentencia de la Corte Superior que
la Beneficencia Pública de Lima,
centes con la merma para los
ha sido objeto de la casación funda su
entidad en la que trabajaba el acderechos personales del deargumento para amparar la demantor, en su calidad de Sub-Gerente
mandado y con el costo, esfuerda y señalar un monto resarcitorio en
de Cementerios y Servicios Funezo y tiempo que genera para el
que el denunciante (Sociedad de Berarios, no formaba parte del Propropio sistema de justicia.
neficencia Pública de Lima) no ha pomudeh: también es verdad, que esdido demostrar la existencia de delito
tando a lo dispuesto en la Tercera
ni la responsabilidad del procesado.
lo transfirieron todas las benefiEsto se corroborar con la absolución
cencias del país al INABIF, órgano
del ahora demandante. Pero dice algo más que creo es imque depende funcionalmente y presupuestariamente
portante para justificar la sentencia de segunda instancia,
del Promudeh, hoy MIMDES, razón por la que corresconsidera que no se ha presentado pruebas que hicieran
ponde a dicha institución asumir, no solo los derechos
al menos razonable la existencia de sospechas (sic) sobre
sino las obligaciones que mantiene la Beneficencia Púel actuar del demandante y considera que la ausencia de
blica de Lima Metropolitana”.
pruebas mínimas debe ser considerado “ausencia de motiMe parece que el texto de los considerandos cuarto y quinvo razonable”. Esto irremediablemente hace que la seto de la sentencia materia de comentario es claro en el sengunda instancia llegue a la conclusión que no estemos
tido aludido, pues al haberse transferido las funciones de
ante el ejercicio regular de un derecho.
la Beneficencia Pública, que es la entidad en donde el deEste es un aspecto que deseo tratar en el presente trabajo.
mandante trabajaba como subgerente de cementerios, al
Si un denunciante en la vía penal pasa los filtros de la DeMIMDES, es esta entidad quien debe de afrontar el pronuncia Penal (se formaliza) y del auto de apertura de insceso civil y no puede excusarse en falta de legitimidad patrucción ¿Se puede señalar que no ha presentado pruebas
siva para no responder eventualmente (sin perjuicio de lo
mínimas que constituyan un motivo razonable para exoque diré) por los daños ocasionados por los dependiennerarse de responsabilidad civil? Adelanto mi afirmativa
tes de otras entidades que han transferido sus facultades
respuesta.
y obligaciones a dicho Ministerio. Si fuera válido este argumento de la demandada muchas instituciones del Esta3.El Ejercicio abusivo del “Ejercicio regular de un
do no responderían por los actos efectuados por entidades
derecho”
que luego les trasladaron sus funciones y los actores queEl considerando décimo segundo me parece interesante
darían sin resarcimiento de manera injusta.
de resaltar pues presume que un funcionario público no
2.El argumento de la Corte Superior que fue desestendría que presentar pruebas mínimas para una denuncia
timado
contra un empleado o servidor público de su dependencia,
como en el caso concreto, y que corresponderá a los órgaEl considerando décimo de la sentencia, citando al juzganos jurisdiccionales y al Ministerio Público establecer la
dor de menor grado, textualmente señala:
veracidad y la rigurosidad de las imputaciones. Leámoslo
“Décimo.- Que, como señala el Segundo motivo de la
mejor en las palabras de la Corte Casatoria:
recurrida (apartados 2.4, 2.5 y 2.6) acogiendo la con-
“
”
clusión arribada en el proceso penal de no haberse demostrado la existencia del delito ni la responsabilidad
del procesado, establece que la demandada no ha presentado prueba que hiciera al menos razonable la existencia de sospechas sobre la conducta del demandante,
razón por la que subsume la conducta de la entidad demandada en la previsión contenida en el numeral 1982
del Código Civil, considerando que la ausencia de motivo razonable para denunciar al actor se comprueba
diálogo con la jurisprudencia N° 165
“Décimo Segundo.- Que, debe tenerse presente que
la denuncia penal no puede ser considerada en la misma forma que cualquier acto lesivo del derecho ajeno,
pues en protección del interés público la ley autoriza,
y en ciertos casos obliga, a quien tiene conocimiento de hechos que estima constitutivos de delitos a denunciarlos e indicar los medios de prueba que conozca, sin exigirle comprobaciones preventivas concretas,
que paralizarían el ejercicio de la facultad, y el deber y
63
J urisprudencia cIVIL
haría difícil la colaboración con el interés social, y por
eso tal denuncia, si es presentada por un funcionario
público, es un acto relativo al ejercicio de sus funciones públicas, como lo obligan los artículos 407 y 377
del Código Penal”.
Desde mi punto de vista esta argumentación es falaz en el
sentido de que genera una apariencia de verdad que no es
tal. Me explico: con esta argumentación lo que la Sala nos
está tratando de decir es que un funcionario que “intuya”
delitos debe proceder a denunciar, de lo contrario estaría
omitiendo una acción debida (denunciar) lo cual constituye un delito. Y cuando digo “intuya” me estoy refiriendo
a lo que la Corte llama “hechos que estima constitutivos
de delitos” y también lo que señala la Sala cuando dice:
“(…) e indicar los medios de prueba que conozca sin exigirle comprobaciones preventivas concretas”. Todo esto
lo ampara en el interés social y en la afirmación que se estaría ante el delito de omisión de denuncia de no procederse contra el que se “intuye” culpable. Esto es retórica
peligrosa pues incentiva a que todo funcionario que tenga algún indicio por más vago que sea deba denunciar y
de esta manera neutralizar su posible responsabilidad penal por no denunciar. Esto que en el caso es aplicable a un
funcionario del Estado, puede ser asimilado a cualquiera que considera que denunciar o demandar es un “ejercicio regular de un derecho” sin mayor explicación que la
tutela del derecho de acción. No me parece correcto que
sin una mínima base de probanza y con meros indicios se
puedan justificar denuncias temerarias por parte de la administración pública, en este caso, y que pueden responder a intereses particulares, políticos, a mera ignorancia
o temor reverencial. El Poder Judicial y el Ministerio Público lamentablemente se presentan como una “aduana”
poco fiable y en un filtro atrofiado que formaliza denuncias y abre investigaciones inconducentes con la merma
para los derechos personales del demandado y con el costo, esfuerzo y tiempo que genera para el propio sistema
de justicia. Lo que agrava aún más la situación es la invocación a los artículos 407 y 377 del Código Penal que
señalan:
“Artículo 407.- Omisión de denuncia
El que omite comunicar a la autoridad las noticias que
tenga acerca de la comisión de algún delito, cuando
esté obligado a hacerlo por su profesión o empleo, será
reprimido con pena privativa de libertad no mayor de
dos años.
Si el hecho punible no denunciado tiene señalado en la
ley pena privativa de libertad superior a cinco años, la
pena será no menor de dos ni mayor de cuatro años.
Si la omisión está referida a los delitos de genocidio,
tortura o desaparición forzada, la pena será no menor
de dos ni mayor de seis años”.
64
“Artículo 377.- Omisión o retardo de actos de función
El funcionario público que, ilegalmente omite, rehúsa o retarda algún acto de su cargo, será reprimido con
pena privativa de libertad no mayor de dos años y con
treinta a sesenta días multa”.
Considero innecesariamente invocados estos artículos.
Bajo este criterio cualquier sospecha o lo que yo llamo
“intuición” puede servir como justificante para presentar
denuncias temerarias, sin sentido, arbitrarias. Corresponderá analizar caso por caso a la judicatura para determinar
si la denuncia presentada se basó en un motivo razonable
y no hay forma de determinar el motivo razonable si
no es mediante el aporte probatorio. Si bajo la protección de sentencias como la comentada el motivo razonable
es una mera especulación sin fundamento básico entonces
cabrá la demanda resarcitoria así esta denuncia haya pasado los filtros endebles o débiles del Ministerio Público y el
Organo Judicial. Quiero decir en concreto que así exista
formalización de denuncia penal y apertura de investigación no basta para que se considere “ejercicio regular de un derecho”.
La crítica efectuada precedentemente puede hacerse extensiva al Considerando Décimo tercero de la sentencia
casatoria que bajo el halo protector de la justicia protege
e incentiva conductas atentatorias contra los derechos de
los ciudadanos. Pero veamos qué señala de manera literal
este considerando:
“Décimo Tercero.- Que, en el caso de los delitos perseguibles de oficio, la actividad del Ministerio Público
es la que se impone a este, por ser titular de la acción
penal, cuyo derecho y poder (acción) es el que da inicio a la relación jurídica procesal, pone en movimiento la jurisdicción penal. La comunicación que efectuara la entidad demandada al Ministerio Público de por
sí no promueve la acción penal, sino que constituye el
cumplimiento del deber que le impone el artículo 407
del Código Penal ya invocado en el considerando anterior, y por tanto constituye el ejercicio regular de un
derecho. Constituye función del fiscal penal acoger la
denuncia y trasladarla al juez, en cuyo caso, es él quien
formula la denuncia, sustentándola en los indicios que
este reúne y considera razonables, o en caso contrario,
decide archivar la investigación y no formular denuncia penal. Argumento que sirve para justificar que la
actividad que realiza la entidad demandada, de poner
en conocimiento de los hechos al fiscal, debe considerarse cubierta por la del Ministerio Público, como así
resulta de lo dispuesto en los artículos 1, 5, 11 y 14 de
la Ley Orgánica del Ministerio Público, Decreto Legislativo N° 052”.
Mi crítica a este argumento consiste en que es una protección que justifica considerar el ejercicio regular de un
análisis y crítica jurisprudencial
derecho a la simple presentación de una denuncia temeraria, absurda o arbitraria y que se expresa en este considerando en la frase “Argumento que sirve para justificar
que la actividad que realiza la entidad demandada, de poner en conocimiento de los hechos al fiscal, debe considerarse cubierta por la del Ministerio Público” (resaltado mío). Protección perfecta, círculo cerrado que justifica
las denuncias abusivas y que colocan a la víctima en una
situación de desventaja frente a un sistema judicial opresivo y mecánico que una vez que echa a andar su maquinaria muchas veces kafkiana no para hasta que la pesadilla del proceso culmina con una absolución y a pesar del
daño sufrido por la víctima de la feroz maquinaria no se
puede resarcir, pues se ha protegido al demandado con un
mal entendido “ejercicio regular de un derecho” que paradójicamente lo puedo llamar “el ejercicio abusivo del
ejercicio regular de un derecho”. A este “ejercicio regular de un derecho” se le asimila a haber pasado los filtros absolutamente penetrables del Ministerio Público y
del Poder Judicial.
La jurisprudencia nacional no escapa a esta argumentación de la Corte Suprema y son peligrosos los precedentes que reducen todo a un malentendido ejercicio regular
de un derecho.
Así por ejemplo en el Caso Nº 137-99 (Saénz Hermanos
vs. Chávez Valdez) se aprecia que aun cuando no se formalizó denuncia penal la Sala consideró que al haberse
denunciado habían motivos razonables y se actuaba en
ejercicio regular de un derecho. Así como así, sin mayor
argumentación. En este caso ni siquiera atravesó el filtró
del Ministerio Público y se abusó del “ejercicio regular del
derecho” que es, para la jurisprudencia, un título sin contenido que puede ser llenado de cualquier manera sin una
base doctrinaria o jurisprudencial consistente. En el caso
que comento el demandado había no solamente denunciado penalmente sino había enviado cartas a los proveedores
del demandante atribuyéndole la conducta de ser un mal
empresario y un incumpliente de obligaciones con lo que
vulneraba su reputación económica.
A manera de referencia otros casos como la Cas. Nº 13512002-Lima, establece que la mera denuncia penal implica ya ejercicio regular de un derecho ya que el Ministerio Público tiene “el monopolio de la acción penal” con lo
cual se justifica al denunciante trasladando la “responsabilidad” al Ministerio Público y enervando la posibilidad de
(1)
(2)
plantear una demanda exitosa frente a un denunciante temerario y abusivo.
La sentencia recaída en el Exp. Nº 1978-1998-Lima, considera que la presentación de una demanda constituye per
se un ejercicio regular de un derecho, lo mismo que la sentencia recaída en el Exp. Nº 149-1997-Lima, que arguye
que la denuncia penal es ya un ejercicio regular de un derecho sin hacer un análisis de los medios de probanza y su
elemental suficiencia y seriedad(1).
Si bien en materia penal el tema de la denominada denuncia calumniosa ha sido poco tratado debo referirme a
una conversación sobre el particular con el Dr. José Antonio Caro Jhon, profesor de esta materia quien me señalaba: “este es un tema escasamente tratado en lo penal. Lo
cierto es que una denuncia calumniosa solo procede penalmente luego que el proceso ha concluido con una sentencia, naturalmente absolutoria, donde se vea claramente que era forzada la imputación, sin pruebas. Mientras
esté en trámite el proceso principal es imposible presentar,
accionar por denuncia calumniosa, ya que al imputado le
asiste la prognosis de una condena posible, lo que no enerva su estado de inocencia. Se tiene que contar con el proceso principal fenecido y con una absolución para pasar a
un nuevo proceso por denuncia calumniosa. Repito, pero
es necesario demostrar que ese proceso concluyó en absolución porque la calumnia era tal que no tenía otra forma de fenecer precisamente por la pura calumnia sin base
probatoria. Porque si la absolución es por duda razonable,
se caerá la denuncia calumniosa, ya que había la probabilidad razonable de una posible condena, basada en pruebas”(2) (resaltado mío).
III.BASE TEóRICA DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL POR DENUNCIA CALUMNIOSA
El artículo 1982 del Código Civil señala:
“Corresponde exigir indemnización de daños y perjuicios contra quien a sabiendas de la falsedad de la
imputación o de la ausencia de motivo razonable, denuncia ante autoridad competente a alguna persona
atribuyéndole la comisión de un hecho punible”.
Tal como lo ha señalado autorizada doctrina nacional “(…)
el derecho de dañar debe ser ejercitado regularmente; en
caso contrario se produce un abuso de derecho (o más
propiamente, una ausencia de derecho por haber excedido
los límites autorizados). Es por ello que la defensa propia
Se pueden revisar también las Casaciones Nºs 996-1998, Lima, 153-96, Lima, 1233-2006, Cono Norte, 123-06, Cono Norte, con especial referencia a la buena fe, 2837-1988, La Libertad, 276-1998, Lima, 636-1996, Lima, 641-946, Lima, con especial referencia al Daño a la persona.
Conversación virtual con el profesor y amigo José Antonio Caro Jhon el 18 de mayo de 2012.
diálogo con la jurisprudencia N° 165
65
J urisprudencia cIVIL
tiene que ser legítima, i.e., sometida a
ciertas condiciones que la hacen válida. Las mismas consideraciones se
aplican a las denuncias ante la autoridad competente: tenemos derecho
a formularlas (aunque dañen a otro)
siempre que se cumplan ciertas condiciones que las hagan legítimas. En
otras palabras, siempre que ejercitemos regularmente nuestro derecho de
denunciar. Cuando tales condiciones
no se cumplen, nos encontramos frente a la figura de la calumnia y la víctima del daño (el denunciado) tiene derecho a exigir una indemnización”(3).
“
El hecho de que se haya formalizado una denuncia penal y
se haya abierto instrucción o
investigación no constituye per
se el ejercicio regular de un
derecho, menos aún en un sistema judicial y fiscal como el
nuestro en donde no existen filtros adecuados.
Asimismo en este caso lo que se tutela es el derecho del
honor, “entendido como el juicio de valor que se hace de
una persona, el cual puede ser objetivo (cuando los demás
lo hacen), llamado reputación y subjetivo (cuando lo hace
el mismo sujeto), denominado honra”(4).
El Código Penal tipifica como delitos contra el Honor a la
Injuria (art. 130 del CP) cuando “se ofende o ultraja a una
persona con palabras gestos o vías de hecho”, la calumnia
(art. 131 del CP) cuando “se atribuye falsamente a otro un
delito” y la difamación (art. 132 del CP) cuando “ante varias personas, reunidas o separadas, pero de manera que
pueda difundirse la noticia se atribuye a una persona, un
hecho, una cualidad o una conducta que pueda perjudicar
su honor o reputación”(5).
Con referencia al tipo de responsabilidad es claro que estamos ante una responsabilidad de carácter subjetiva. Así
se puede apreciar de la estructura del artículo 1982 del CC
que dos son los presupuestos para que se configure la responsabilidad civil por denuncia calumniosa:
a) Que se conozca de la falsedad de la imputación efectuada.
(3)
(4)
(5)
(6)
(7)
b) Que se carezca de un motivo razonable para denunciar.
Se ha mencionado que “aparte del parámetro ya indicado, no debe entenderse que toda denuncia archivada,
o que, emitiéndose sentencia que absuelve al denunciado, per se son calumniosas. El operador jurídico, al
analizar el supuesto del artículo 1982
del CC, se encuentra en el dilema de
calificar, si es que el que ha hecho la
denuncia, ejercitaba regularmente su
derecho a interponer una acción (art.
1971.1 del CC) o, en verdad abusó del
mismo y con ello, lesionó el derecho
al honor del denunciado (art. 1982 del CC)”(6)(7).
”
En este aspecto concluimos entonces que estamos ante
una responsabilidad de carácter subjetivo en donde tiene
que analizarse dicho factor de atribución, es decir el dolo o
la culpa. El demandante tiene que acreditar que el demandado actuó con intención o negligentemente en la imputación de un delito en contra del denunciado (hoy demandante) lo que ha originado un daño, un menoscabo o un
perjuicio que debe ser resarcido a través de una indemnización y el instrumento jurídico a utilizarse es el de la responsabilidad civil extracontractual regulada en nuestro artículo 1982 del Código Civil.
La legitimación pasiva en el caso de la denuncia calumniosa recae sobre el sujeto o sujetos que efectuaron la denuncia presumiblemente calumniosa. Nos queda claro que
una cosa es la responsabilidad civil por denuncia calumniosa regulada expresamente en el 1982 del CC y otra es el
ejercicio irregular de la acción civil o el denominado abuso de derecho procesal previsto en el artículo 4 del Código
adjetivo que prescribe: “concluido un proceso por resolución que desestima la demanda, si el demandado considera
DE TRAZEGNIES GRANDA, Fernando. “La Responsabilidad Extracontractual”. Biblioteca Para Leer el Código Civil. Fondo Editorial de la
PUCP, 2001, p. 553.
ESPINOZA ESPINOZA, Juan. Derecho de la Responsabilidad Civil. Gaceta Jurídica, Lima, p. 424.
Pertinentemente se ha dicho que “llama poderosamente la atención que, entre los supuestos de difamación, injuria y calumnia (que tienen, como
común denominador, la tutela penal del honor), solo se haya regulado su tutela específica, a nivel de responsabilidad civil, el supuesto de denuncia calumniosa (que es un subtipo de la calumnia). Sin embargo, cualquier lesión del derecho al honor (como el resto, de cualquiera de los derechos de la persona) se tutela en función de la interpretación de los artículos 17 y 1969 del CC (salvo que se trate de responsabilidad de la persona jurídica, en la cual se aplicará el artículo 1981 del CC). En el caso específico del derecho al honor, se aplicará, además, el artículo 5 del CC”.
Ídem.
ESPINOZA ESPINOZA. Ob. cit., p. 426.
Autorizada doctrina nacional señala que: “A propósito del artículo 1089 del c.c. argentino se advierte “para que la acusación se repute calumniosa es necesario que se haya actuado con conocimiento de la falsedad de la imputación; es decir, sabiendo que el imputado era inocente. Algunos
autores consideran que no es necesario que se haya actuado con conocimiento de la falsedad y con intención de dañar, bastando que el autor de la
denuncia o querella haya procedido con culpa o negligencia al efectuar la imputación”. La doctrina que vengo citando comparte este último criterio, “pues de acuerdo a los principios generales todo el que ejecuta un hecho que por su culpa o negligencia ocasiona un daño a otro está obligado a la reparación del perjuicio”. Ídem.
66
análisis y crítica jurisprudencial
que el ejercicio del derecho de acción fue irregular o arbitrario, puede demandar el resarcimiento por los daños y
perjuicios que haya sufrido, sin perjuicio del pago por el
litigante malicioso de las costas, costos y multas establecidos en el proceso terminado”.
Es importante señalar que el ejercicio regular de un derecho enerva la posibilidad de éxito de una acción indemnizatoria de responsabilidad civil por denuncia calumniosa.
Pero no es tarea tan sencilla establecer cuando se está ante
el ejercicio regular de un derecho y no ante la actuación de
una falsa imputación o más aun ante una ausencia de motivo razonable para denunciar. Aquí hay una tenue línea que
el operador jurídico tiene que analizar para verificar que se
cumplan cualquiera de los dos presupuestos que establece
el artículo 1982 del c.c. con lo cual se configura la responsabilidad civil por denuncia calumniosa.
Efectivamente el inciso 1) del artículo 1971 del Código
Civil establece que “No hay responsabilidad en los siguientes casos: 1.- En el ejercicio regular de un derecho
(…)”.
Doctrina nacional(8), citando jurisprudencia peruana establece: “No procede la indemnización de daños y perjuicios contra quien ha denunciado a una persona atribuyéndole la comisión de un hecho punible, salvo que se
proceda a sabiendas que la imputación es falsa o no haya
motivo razonable; en caso contrario se trata del ejercicio
regular de un derecho’’ (Exp. Nº 664-95-Ica, en los seguidos por Ascanio Ramos Sotelo con Gustavo Angeles Desme sobre indemnización).
En el mismo sentido la autora citada señala: ‘‘El artículo
mil novecientos ochentidós del Código Civil contiene dos
hipótesis. La primera, se refiere a la denuncia intencional,
a sabiendas de un hecho que no se ha producido, la segunda, que se presenta en forma disyuntiva con relación a la
primera, se refiere a la ausencia de motivo razonable para
la denuncia, lo que necesariamente debe concordarse con
los supuestos de ejercicio regular de un derecho, que exime de responsabilidad conforme al artículo mil novecientos setentiuno del mismo Código” (Cas. Nº 2500 98-Lima,
publicada en el diario oficial El Peruano del 19 de agosto
de 1999, p. 3227).
Un sector de reputada doctrina argentina(9), refiriéndose al tema señala: ‘‘Este recaudo (la procedibilidad de la
demanda de responsabilidad por denuncia calumniosa)
presupone la existencia de una decisión judicial que establezca la inocencia del denunciado; en otros términos, la
absolución del imputado es un presupuesto esencial, constitutivo del derecho a ser indemnizado. (...) es requisito
la declaración de inocencia, siendo insuficiente una sentencia absolutoria que se basa en el principio de la duda”.
Por lo expresado líneas arriba debo disentir, con una opinión tan contundente, sin lugar a matices del Dr. Espinoza
que señala: ‘‘Aunque la denuncia de un delito que se formula equivocadamente, aun resulte inocente el inculpado,
no da lugar a indemnización, porque se trata del ejercicio
regular de un derecho, así lo establece el artículo mil novecientos setentiuno del Código Civil”(10). El mismo autor
en una obra posterior sobre el tema nos señala que: “Se ha
considerado que la acusación debe ser declarada calumniosa en sede penal salvo si hubiere recaído un sobreseimiento por faltar la oportunidad de la sentencia. En opinión que comparto “al no existir ninguna norma legal que
lo establezca, no existe razón alguna para que el juez en
lo civil no aprecie la intención de dañar (Bustamante Alsina)” como lo haría en cualquier supuesto de responsabilidad civil en el que se presente el dolo como factor de
atribución”(11).
Asimismo es importante destacar que cuando nos referimos al artículo 1982 del Código Civil nos estamos ubicando dentro del campo de la calumnia y la responsabilidad
derivada de una denuncia calumniosa y no en el escenario de la difamación ya que como señala Jorge Beltrán Pacheco, esta última figura “podrá ser objeto de responsabilidad extracontractual en aplicación de la regla general
del artículo 1969 del Código Civil. En tal sentido, la conducta atribuida debe calificar como delito y no debe ser la
imputación de un comportamiento inmoral o atentatorio a
la tranquilidad pública, que no es un tipo penal, como es el
caso de indicar ante una autoridad policial que una persona es ebria habitual o que micciona en la calle”.
IV. BREVE EXCURSUS DEL DERECHO AL HONOR
Como se advierte en doctrina nacional, el derecho al honor y a la reputación, consagrado en nuestra Constitución
(artículo 2.7) y en el Código Civil (artículo 5) es la situación jurídica en la que se tutela a la persona en relación a
los juicios de valor que se puedan hacer de ella. Puede ser
GANOSO ARNILLAS, Roxana. La responsabilidad civil por denuncia calumniosa: Una mirada al artículo 1982 del Código Civil. Artículo publicado por el Área Procesal del Estudio Echecopar. Agosto de 2004.
(9) KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aida. “Temas modernos de responsabilidad civil”. En: Revista Peruana de Derecho de la Empresa. Asesorandina, agosto de 1991, pp. 56 y 57.
(10) Sentencia citada por Juan Espinoza Espinoza en su libro Derecho de la responsabilidad civil. 1ª edición, Gaceta Jurídica, junio de 2002, p. 301.
(11) ESPINOZA ESPINOZA, Juan. Ob. cit., pp. 426 y 427.
(8)
diálogo con la jurisprudencia N° 165
67
J urisprudencia cIVIL
subjetivo cuando el juicio de valor lo hace la propia persona, u objetivo cuando el juicio de valor lo realiza la colectividad. En la primera acepción se le denomina “honra”
y en la segunda es más conocido como “reputación”(12).
Conviene, entonces, recordar que el honor (en sentido estricto) y la reputación son dos conceptos distintos, caracterizándose el primero por una percepción subjetiva interna de la persona de su propio valor social, entendido como
complejo de sus cualidades morales, intelectuales, físicas,
etc. y el segundo, en cambio, proyecta ese valor al exterior, traduciéndose en la percepción que los demás tienen
de nosotros, entendida como estima y consideración social. Por ello algunos configuran la reputación como “la
relación de valoración que se instaura entre un sujeto y
una comunidad”(13).
Dentro del concepto de reputación, cabe hacer todavía una
distinción más: la reputación puede ser de naturaleza personal, cuando se alude a las dotes morales de la persona,
o de connotación económica, cuando se refiere a su capacidad patrimonial.
CONCLUSIONES
Vuelvo entonces ahora a mis interrogantes o dudas iniciales que para mayor agilidad en la explicación las
transcribo:
1) En el caso de sentencias penales absolutorias no necesariamente cabe la responsabilidad civil por denuncia
calumniosa contra el denunciante cuya denuncia fue
desestimada.
2) Bastaría la formalización de la denuncia penal y el auto
de apertura de instrucción para que se presuma que se
estaría ante el ejercicio regular de un derecho según
orienta la mayor parte de la jurisprudencia nacional.
Sobre el primer punto debo decir que efectivamente una sentencia absolutoria no significa la atribución de
responsabilidad civil al demandado, como en el presente
caso. Todo depende del material probatorio presentado. Si
hay un rigor que calificaremos de idóneo, así la sentencia
sea absolutoria no cabrá resarcimiento. Sin embargo en el
presente caso considero que estamos ante un manejo inidóneo del “ejercicio regular de un derecho” pues la mera
denuncia no es argumento necesario ni suficiente para
considerarla como tal y por tanto como causal de exención de responsabilidad civil. El halo protector del Ministerio Público y del Poder Judicial no es suficiente motivo
para considerar que hay una exoneración de tutela resarcitoria. Lo central, reitero, es el análisis de la prueba para
establecer si estamos o no ante un acto doloso y ante la
ausencia de un motivo razonable. Me parece equivocado
que la Corte Suprema señale que porque el actor no había
cuestionado administrativamente su retiro de la institución
es un argumento para desestimar su demanda. No sé qué
tiene que ver su no accionar en la vía administrativa con su
pretensión resarcitoria en la vía civil. De ninguna forma se
debe presumir que el dejar consentida su sanción administrativa implique un reconocimiento de culpa en la vía civil
o penal. Quizás al demandante, luego del maltrato sufrido, ya no le interesó continuar en la entidad (Beneficencia Pública) y pretendió afrontar con estoicismo un proceso penal e iniciar un proceso civil luego de su absolución.
Sobre el segundo punto debo reiterar que el hecho de que
se haya formalizado una denuncia penal y se ha abierto
instrucción o investigación no constituye per se el ejercicio regular de un derecho, menos aún en un sistema judicial y fiscal como el nuestro en donde no existen filtros
adecuados para poder controlar la presencia de procesos
abiertos que duran años y que no merecieron haber atravesado etapas que los han convertido en “fuente generadora de daños” y que una vez concluidos, bajo el halo de lo
que llamó el “ejercicio abusivo del ejercicio regular de un
derecho” hacen imposible la tutela resarcitoria de los sujetos dañados.
(12) ESPINOZA ESPINOZA, Juan. Derecho de las Personas. 4ª edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2004, p. 299.
(13) CARDONA, M. y P. BOSCA. “Protesto illegittimo e lesione della reputazione personale e commerciale: il danno è presunto?”. En: <http://www.
jus.unitn.it/cardozo/Review/Contract/cadorna1999/cadorna.html>.
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