Ciclo especial Conferencias

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Ciclo especial
Egusquiza, Wagner y el Simbolismo
Conferencias
Organización y producción: MAS | Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria
Lugar: MAS: Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria - Planta 1
 Martes 26 de enero de 2016.
El Círculo Wagneriano, por el Dr. Javier Nicolás, Asociación Wagneriana de España.
 Martes 2 de febrero de 2016.
Parsifal, por Rafael Agustí, Asociación Wagneriana de Madrid.
 Martes 9 de febrero de 2016.
Rogelio de Egusquiza y el Simbolismo, por Salvador Carretero, director del MAS.
Wagner. 1883. Aguafuerte. 45,8 x 35,3 cm
El MAS, Museo de Arte Contemporáneo de Santander y Cantabria, continúa su labor de
rendir homenaje al artista y pintor cántabro Rogelio de Egusquiza (Santander, 1845 Madrid, 1915) mediante la realización de un ciclo especial, monográfico dedicado a su
figura, a su estrecha relación con el músico Richard Wagner y su círculo artístico y
cultural de influencia así como a la corriente del Simbolismo.
Enmarcadas dentro de las actividades organizadas para conmemorar el centenario de su
su fallecimiento, las conferencias abordarán aspectos clave en la vida y trayectoria del
injustamente desconocido Rogelio de Egusquiza. Para ello, el MAS ha invitado a dos
relevantes asociaciones: La Asociación Wagneriana de España y La Asociación
Wagneriana de Madrid, que estarán representadas por Javier Nicolás y Rafael Agustí.
La primera de las conferencias titulada El Círculo Wagneriano a cargo del Doctor en
Historia Javier Nicolás, versó sobre la influencia que ejerció Richard Wagner sobre el
artista cántabro. Los breves pero intensos encuentros que ambos mantuvieron, se vieron
reflejados tanto en el aprecio del músico alemán por nuestra lengua y cultura como por
la influencia de la estética wagneriana en la obra y vida mística de Egusquiza. Wagner,
no sólo conmocionó el mundo musical en el siglo XIX, sino que provocó una reacción
de primer orden en el mundo artístico y cultural en todo el mundo por sus postulados de
la Obra de Arte Total. Su Círculo de influencia. Ese Círculo Wagneriano se extendió
por toda Europa, incluía no sólo a músicos, sino a artistas de cualquiera de las facetas
del ámbito cultural (poetas, literatos, pintores, filósofos...) que en mayor o menor grado
–sin menoscabo de su propia originalidad-, se sintieron atraídos por estos principios, en
la segunda mitad del Siglo XIX y primera del Siglo XX.
Parsifal, ópera final de Richard Wagner y a la que Rogelio de Egusquiza acudió a su
estreno en 1882, será la temática de la segunda conferencia a cargo de Rafael Agustí
que tenrá ñugar el próximo martes 2 de febrero a las 19.30h en la planta 1 del MAS.
Definida como un “festival escénico sacro” por el propio músico, se basa en el poema
épico medieval (del siglo XIII) Parzival de Wolfram von Eschenbach, sobre la vida de
este caballero de la corte del Rey Arturo y su búsqueda del Santo Grial. Si bien, Wagner
concibió la obra en abril de 1857, solo la completó 25 años después, estrenándose en el
Festival de Bayreuth el 26 de julio. Desde entonces y durante el S.XX, Parsifal será
epicentro operístico y escenográfico de Wagner, influenciando, asimismo, a Egusquiza.
El martes 9 de febrero a las 19.30h, se cerrará el ciclo con Salvador Carretero, director
del MAS, historiador de arte y máximo especialista sobre Rogelio de Egusquiza, quien
será el encargado de clausurar este ciclo especial. Bajo el título Rogelio de Egusquiza y
el Simbolismo, esta conferencia final abordará una completa retrospectiva sobre su
figura. Carretero contextualizará la misma con un prólogo sobre el Simbolismo en
Europa y, posteriormente, en España.
La exposición temporal Rogelio de Egusquiza (1845-1915): luces y sombras, intensa
muestra de una veintena de obras, puede visitarse hasta el 10 de febrero de 2016 en el
MAS. La misma da continuidad a una ardua y extensa trayectoria de investigación que
consiguió, en su primera muestra de 1995 y en coproducción entonces con la Fundación
Marcelino Botín, reunir toda su obra así como publicar un catálogo exhaustivo, única
referencia bibliográfica completa del artista. Mediante la realización de esta segunda
exposición en la que se recopila la obra en propiedad del museo así como de otras
pertenecientes a colecciones privadas, se han expuesto obras de sus principales etapas.
Egusquiza en Bayreuth. Estreno de Parsifal y sus
puestas en escena. Texto de Rafael Agustí Martínez.
La fascinación de Rogelio de Egusquiza al presenciar el estreno de Parsifal en Bayreuth
queda patente en su obra. En esta conferencia comprenderemos el impacto que recibió
el artista en Bayreuth en 1882 al contemplar en ese recinto mágico y místico el festival
escénico sacro rodeado de los artistas más destacados de la época, y lo haremos
hablando de los objetivos de Wagner y su música, pero especialmente a través de la
mítica puesta en escena propuesta por el propio compositor sobre la que Egusquiza
opinó en un artículo de plena vigencia en la actualidad.
Producción Richard Wagner, Bayreuth 1882-1933. Parsifal Acto III. Heinrich Gudehus arrodillado ante la lanza observado por
Marianne Brandt (kundry) y Gustav Siehr (Gurnemanz).
Con el estreno de Parsifal en Bayreuth, Richard Wagner cumplió un sueño que ningún
otro compositor pudo conseguir: representar una obra en un teatro construido con las
características y peculiaridades diseñadas por el propio autor para adaptarse
perfectamente a la representación desde un punto de vista visual y acústico, logrando,
asimismo, toda la atención del público en el escenario y su total inmersión en el drama,
a través de la disposición de los asientos. Este proyecto, que había propuesto muchos
años atrás un Wagner sin recursos, sólo se pudo realizar tras la aparición de Ludwig II,
Príncipe de Baviera, dando final feliz, como en un cuento de hadas, a las ambiciones
utópicas del insigne compositor.
El conocimiento exhaustivo que Wagner tenía del teatro, su inagotable intuición y su
indiscutible maestría para la composición, dieron como resultado una sublime partitura
perfectamente acoplada a las características de la sala, hecho que, junto al misterio y
profundidad espiritual del libreto, convirtieron aquellas primeras representaciones en
auténticas experiencias místicas, según lo relatado por muchos de los afortunados que
pudieron asistir a alguna de las dieciséis representaciones celebradas en el verano de
1882.
Tratando de evitar la manipulación o degradación de su obra y queriendo conseguir la
estabilidad y consolidación del festival para el mejor legado a su familia, Wagner dejó
escrito que Parsifal sólo podría representarse en su teatro de Bayreuth, prohibición que
estuvo vigente hasta treinta años después de su muerte por cuestiones legales de
derechos de autor.
Dentro de la amplia mayoría de opiniones elogiosas que rodearon esta obra maestra en
sus primeros años de andadura, surgieron algunas voces críticas respecto al apartado
escénico, al considerar que la primera producción, basada en el estilo habitual de la
época de telones pintados y luces de gas, había de perfeccionarse para alcanzar la
verdadera “Gesamtkunstwerk”: la obra de arte total, mediante la auténtica fusión de la
música, el teatro y las artes visuales, objetivo prioritario de Richard Wagner. Con el
desarrollo de la luz eléctrica en los teatros muchos opinaron que era necesario un
cambio urgente, especialmente en la iluminación, factor esencial que posibilitaba la
transformación y evolución del apartado escénico. Una de estas voces críticas fue la de
Rogelio de Egusquiza, a través de su artículo “La iluminación del escenario”.
Por este motivo revisaremos las puestas en escena posteriores y nos detendremos
especialmente en la extraordinaria de Wieland Wagner, nieto del compositor, para
comprender cómo las ideas de Egusquiza y de otros pensadores influyeron en la
evolución de las mismas en el festival de la colina verde, donde la tradición y la
vanguardia se fueron conjugando creando algunas de las páginas más brillantes de la
historia de la ópera.
Sala del Grial de Wieland Wagner. Parsifal en Bayreuth 1968.
Finalizaremos con el repaso de las últimas propuestas escénicas de Parsifal en el
festival, propias del periodo de revolución dramatúrgica actual, no aceptada por una
gran arte del público y la crítica, avivando el siempre polémico debate sobre las
producciones operísticas.
Amfortas, Parsifal Acto III. Producción de Herheim , Bayreuth 2008.
Rafael Agustí Martínez – Arcos
Es Vicepresidente de la Asociación Wagneriana de Madrid. Auditor de Cuentas de
profesión, ha cursado estudios musicales desde la infancia. Desde su cargo en la
Asociación ha organizado conciertos, recitales y debates entre los que destaca el
concierto homenaje a Wolfgang Wagner tras su fallecimiento y el concierto del Teatro
Calderón que fue presidido por Eva Wagner. Especialista wagneriano y en la vocalidad
del tenor en la Ópera, temas sobre los que ha publicado artículos y crónicas en las hojas
wagnerianas y otros medios, así como pronunciado conferencias de forma habitual.
Miembro de la asociación del Festival de Bayreuth, al que asiste asiduamente cada año.
Jurado para la concesión de becas a jóvenes músicos para los cursos de verano del
festival de Bayreuth. Miembro del jurado internacional constituido por la Asociación
Lírica Asturiana Alfredo Kraus para la elección de los 20 mejores tenores del siglo XX.
Asociación Wagneriana de Madrid
En el mes de marzo de 1911, tras el estreno de "Tristán e Isolda", el wagnerismo
madrileño constituyó la Asociación Wagneriana de Madrid.
En tan sólo dos años eran ya 2000 los asociados, bajo la presidencia del Duque de Alba
y contando entre sus socios con ilustres personalidades de la sociedad madrileña, siendo
uno de los más destacados, sin duda, Rogelio de Egusquiza.
Se realizaron interesantes actividades e incluso se dio pie al ilusionante proyecto de
construir un teatro wagneriano en España, con motivo del 100 aniversario del
nacimiento del compositor, junto al Monasterio de Piedra. Por desgracia, la actividad de
la primera Asociación Wagneriana de Madrid cesó demasiado pronto.
La nueva Asociación Wagneriana de Madrid (AWM) reúne a un importante y
variado grupo de entusiastas wagnerianos y cuenta con la colaboración y apoyo de sus
Socios de Honor, entre los que se encuentra Eva Wagner, actual directora del Festival
de Bayreuth.
La Asociación está comprometida, no sólo con la extensa obra de Richard Wagner, sino
también con la inquietud, espíritu e intelectualidad de aquella Wagneriana Madrileña de
1911, impulsando y participando en importantes actividades culturales: tertulias y
conferencias, conciertos, exposiciones, proyecciones, viajes…
Entre ellas se encuentran las desarrolladas en el ámbito de la estrecha y especial relación
con Bayreuth, destacando la organización de viajes para sus asociados al Festival y las
becas concedidas por la Asociación a jóvenes intérpretes para asistir a cursos en
Bayreuth.
El Círculo Wagneriano
Así se tituló la primera de las conferencias impartida por el Dr. Javier Nicolás, de la
Asociación Wagneriana de España, el 26 de enero de 2016 a las 19.30h en el MAS.
Podríamos hablar, de hecho, de dos círculos wagnerianos en la presente exposición,
dado que en realidad existía un círculo interno y otro exterior. El círculo interno estaría
formado por la influencia del compositor alemán con su entorno más inmediato, ya sea
Bayreuth, Triebschen o Suiza, sin olvidar algunas estadías en Italia. Y el círculo exterior
o externo, vendría reflejado en la influencia que la música y el mundo wagneriano
ejerció en Alemania y otros países de Europa en tiempos del propio Wagner.
El primer círculo estaría basado en la propia familia Wagner o Liszt, y aquellos amigos
o colaboradores que frecuentaban y visitaban a Wagner en su casa. Muy especialmente
en Bayreuth, una serie de conocidos íntimos, músicos e intérpretes, artistas y gente
adscrita al mundo de la cultura, políticos o monarcas. Un grupo variopinto, fiel, culto y
con un entusiasmo por la vida y obra del maestro de Bayreuth.
El segundo círculo versaría sobre aquellos miembros de la comunidad artística y
cultural que ya en el campo de la música, pintura, literatura o filosofía, por mencionar
algunos, fueron unos entusiastas seguidores de Wagner y, además, transportaron ese
mundo especial del músico alemán a sus propias obras. Alemania, Francia, Gran
Bretaña, Italia y desde luego España, entre otros países, con ejemplos muy conocidos en
nombres de la talla de Verdi, Baudelaire, Bernard Shaw, Egusquiza, Sorozábal,
Bruckner, Mahler y un largo etcétera.
Dos círculos con un denominador común: el arte wagneriano y la fidelidad a un
compositor que marcó, cambió y revolucionó no sólo el mundo de la música y los
teatros de ópera, sino la propia concepción artística del siglo XIX y XX.
Todos los músicos de su tiempo se vieron influenciados por la obra de Wagner, y si bien
hubo muchos que lo reconocieron y lo dijeron a los cuatro vientos y no dudaron en
reconocer esta influencia otros la negaron o disimularon. Bien fuese asumiendo toda la
reforma wagneriana o parte de ella, ya a través de los argumentos de las obras, de la
inclusión de leitmotiv, a través de escritos teóricos o por medio de programas de
conciertos wagnerianos destinados a difundir su obra, fueron muy pocos los que
escaparon a la influencia del Maestro de Bayreuth.
La adhesión al wagnerismo de docenas de escritores de primera fila es una prueba más
de que Wagner era tan importante como músico que como poeta, pero aquí se nos
presenta un problema de difícil solución, pues si bien resulta fácil de aportar
documentación sobre el entusiasmo wagneriano de muchos escritores, resulta mucho
más complejo poder determinar la influencia que la obra wagneriana tuvo en su
producción artística. Se han hecho sesudos estudios en países y géneros concretos para
ver el alcance de esta influencia, muy especialmente en Francia y Gran Bretaña, donde
vemos que fue especialmente muy grande.
Durante su vida, y algunos años después, Wagner inspiró una devoción fanática que
perdura hasta hoy en día. Durante un largo periodo, muchos compositores se alinearon a
favor y en contra de su música. Y ese “combate” subsiste hoy más que nunca a tenor de
las representaciones más que discutidas de ciertos directores de escena surgidos, eso sí,
no lo olvidemos, de la propia meca del wagnerismo, de Bayreuth; y de la propia mano
de los nietos del propio compositor.
Retrato de Wagner (1882) por Pierre Auguste,
otro artista fuertemente influenciado por el músico alemán.
Cartel de los festivales wagnerianos
celebrados en Barcelona.
*Durante la próxima semana se enviará más información sobre la última conferencia.
MAS | MUSEO DE ARTE MODERNO Y CONTEMPORÁNEO DE SANTANDER Y CANTABRIA
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