CSNU esp Vfin 240909

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Discurso
del señor Nicolas Sarkozy,
Presidente de la República Francesa,
ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
NUEVA YORK
24 de septiembre de 2009
1
Señor Presidente,
Señor Secretario General,
Damas y Caballeros:
He escuchado con atención lo que se acaba de decir.
Estamos en el Consejo de Seguridad, la instancia responsable de la
paz y la seguridad internacionales. Y estamos reunidos en la Cumbre
con respecto a este tema, algo que no había sucedido desde 1992.
Creo entonces que debemos hablar con franqueza.
Estamos ante dos crisis mayores de proliferación: Irán y Corea del
Norte, las cuales se agravan año tras año. ¿Cómo justificar a los ojos
del mundo que nos reunamos sin hablar de ello?
Vivimos en el mundo real, no en un mundo de posturas y
comunicados. Y lo que el mundo real espera de nosotros son
decisiones.
Lo que hacen estos dos Estados socava las reglas mismas de nuestra
seguridad colectiva, cuyo elemento central es el Tratado de No
Proliferación (TNP).
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Lo que hacen crea inquietud en decenas de países.
Lo que hacen puede llevar al mundo a una catástrofe.
Señor Presidente:
Irán - infringiendo cinco resoluciones de la ONU - prosigue sus
proyectos nucleares proliferantes. Se trata de proyectos con objetivos
que nadie puede creer seriamente que sean pacíficos.
Y es algo que está sucediendo a la vista de todos nosotros.
Todos estamos a favor del diálogo. Pero dialogar no es un fin en sí, y
debe dar resultados. De lo contrario sólo se convierte en algo que
esconde la impotencia y el renunciamiento.
Yo no soy de los que renuncian. En Francia, sabemos a donde llevan
estas actitudes.
Recordemos los hechos: una oferta en 2005, otra en 2006, una tercera
en 2007 y luego otra vez en 2008, que reafirmamos en abril de 2009,
con el compromiso pleno de Estados Unidos. Ofertas que han sido
cada vez más generosas, cada vez más abiertas.
¿Y cuál ha sido la respuesta?
Irán acumula centrifugadoras y uranio enriquecido, que no necesita
para nada. ¿Cuál es entonces su objetivo?
Irán desarrolla su arsenal balístico que amenaza ya a Europa,
incluyendo a Moscú. ¿Para qué?
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Irán amenaza con borrar del mapa a un Estado miembro de las
Naciones Unidas, al tiempo que niega el Holocausto. Y aquí no
preguntó para qué: sabemos lo que esto significa.
Es preciso ahora que los responsables iraníes den una respuesta clara.
¿Quieren negociar de buena fe sobre el tema nuclear?
¿Quieren desarrollar la energía nuclear con fines pacíficos, de acuerdo
con los principios del TNP?
¿Quieren que su país ocupe un lugar en la comunidad de Naciones, un
lugar digno de su historia y de su pueblo?
¿O sus dirigentes quieren llevar al pueblo iraní por el camino sin
salida de la radicalización y la proliferación?
Esta es la respuesta que esperamos el 1° de octubre.
Hace ya siete años que Irán está ganando tiempo. Intentemos una vez
más, pero sin ingenuidad.
Antes de fin de año, si Irán no ha cambiado de política, deberemos
asumir nuestras responsabilidades.
Es decir aplicar sanciones masivas, en los ámbitos financiero y
energético.
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Para dar fe de que no dejaremos que Irán imponga el hecho
consumado.
Para dar fe de que somos solidarios de todos aquellos que están
inquietos.
Para impedir una catástrofe.
Si llegamos a esta situación, será necesario que cada uno deje atrás sus
intereses estrechos y sus cálculos de corto alcance.
Para ello, se necesitará valentía, visión. Pediré a Europa que asuma las
responsabilidades que corresponden a la primera potencia económica
del mundo.
Señor Presidente:
Corea del Norte es la muestra de lo que ocurre cuando se deja pasar el
tiempo. Luego de años de esfuerzos diplomáticos, Corea del Norte
efectúa hoy pruebas nucleares y con misiles de largo alcance. Y
exporta tecnologías sensibles a regiones inestables. Y esto desde hace
veinte años. ¿Cuánto tiempo más todavía?
Hago un llamado a todos aquellos que tienen medios de presión y de
influencia sobre Corea del Norte, para que los utilicen y para que
acabe ya con sus artimañas.
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Y hago un llamado a todos los países para vigilar e interceptar las
exportaciones ilegales de armas y material nuclear de Corea del Norte,
porque si no lo hacemos, seguirá expandiendo por el mundo el germen
de nuevas crisis.
La proliferación no es irreversible. Hay dirigentes que han sabido
renunciar a ella de modo voluntario, por el bien del mundo y de sus
pueblos. Libia lo hizo en 2004, y ha recuperado su lugar en la
comunidad de naciones. Hoy está entre nosotros.
Señor Presidente:
Es preciso detener la proliferación y es lo que prescribe esta
resolución.
Cada Estado debe tomar medidas estrictas de control y de represión
contra la proliferación.
Es preciso también fortalecer los controles del Organismo
Internacional de la Energía Atómica (OIEA). ¿Cómo se puede
justificar que las garantías fortalecidas del “protocolo adicional” del
OIEA no se apliquen en todas partes? y ¿cómo se puede justificar que
no exista un régimen más estricto para los países que infringen las
reglas?
Señor Presidente,
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Decenas de países desean hoy día comprometerse en programas
nucleares civiles. Desean producir la electricidad propia y segura que
necesitan. ¿Habrá que cerrarles la puerta de la cooperación nuclear
civil por miedo a la proliferación? Sería absurdo.
No garantizaremos la seguridad energética mundial, no frenaremos el
cambio climático si no se comparte el acceso a la energía nuclear
civil.
Es preciso construir una nueva gobernanza mundial en materia
nuclear, basada en la responsabilidad y la cooperación.
Quienes necesitan energía nuclear civil deben tener la seguridad de
contar con un acceso sostenible a las tecnologías y al combustible; y la
comunidad internacional debe estar segura de que se respeta la
protección, la seguridad nuclear y la no proliferación.
Por ello, Francia organizará en 2010, con el OIEA, una conferencia
internacional. La cumbre sobre la seguridad nuclear, propuesta por el
presidente Obama, será un complemento perfecto: se debe hacer todo
para impedir el terrorismo nuclear.
Señor Presidente,
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Llego al tema del desarme. La disuasión nuclear francesa es
independiente, y por su carácter estrictamente defensivo, fue diseñada
desde siempre para el nivel más bajo posible, compatible con el
contexto de la seguridad. Esta disuasión constituye un elemento clave
de nuestra seguridad y contribuye a las de Europa y de la Alianza
Atlántica.
Nuestra responsabilidad colectiva es progresar hacia un mundo más
seguro, que permita el desarme de acuerdo con los principios del TNP.
Francia respeta y respetará este compromiso, tanto en el sector nuclear
como en los demás ámbitos.
No seamos ingenuos: no vamos a “desinventar” el arma nuclear.
Pero pasemos del discurso a los actos. Porque la historia nos juzgará
por ellos.
No voy a presentar el balance de Francia en materia de desarme desde
el final de la guerra fría: no tiene parangón en el mundo.
Francia es también el país más transparente del mundo en cuanto a su
estrategia y arsenal: cuenta con menos de 300 cabezas nucleares
operativas. Y Francia no tiene otra arma en reserva.
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[Francia ratificó hace más de 10 años el Tratado de Prohibición de
Pruebas Nucleares; fue el primer Estado que decidió el cierre y el
desmantelamiento de todas sus instalaciones de producción de
materiales fisiles para fines explosivos; Francia es el único Estado
que desmanteló, con transparencia, su planta de pruebas nucleares;
el único Estado que ha desmantelado todos sus misiles tierra-tierra.
Desde el final de la guerra fría, se ha desmantelado la mitad de
nuestras cabezas nucleares. Y en 2008 anuncié la reducción de la
tercera parte del material aeroportado de nuestras fuerzas
nucleares.]
El desarme radica en la reciprocidad. De lo contrario, es un pacto
entre incautos.
En 2008, presenté un plan de desarme, y propuse a todas las potencias
que tienen armas nucleares que lo apoyaran. La Unión Europea lo
aprobó.
En primer lugar, es preciso reducir los arsenales estadounidenses y
rusos, en el nivel que ellos lo juzguen necesario. Ambos representan
todavía el 95 % de las armas nucleares del mundo, miles y miles de
cabezas nucleares desplegadas o almacenadas.
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También urge la entrada en vigor del Tratado de Prohibición de
Pruebas Nucleares de 1996.
Es necesario que lancemos la negociación de un tratado que prohiba la
producción de materiales nucleares explosivos. Y sin demora, es
precisa una moratoria de todos sobre dicha producción.
Es preciso que las potencias nucleares sean transparentes en cuanto a
sus armas y a sus doctrinas.
Pero también será preciso desmantelar las plantas de pruebas,
desmantelar o transformar las instalaciones militares de producción de
materiales fisiles.
Y será preciso prohibir los misiles tierra-tierra de corto y medio
alcance, que son la principal amenaza en muchas regiones del mundo.
Por último, será preciso avanzar en cuanto a las armas químicas y
biológicas, porque de lo contrario, ¿cómo justificar el desarme
nuclear?
Señor Presidente,
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Debemos construir un nuevo orden nuclear, basado en el TNP y en las
realidades del mundo actual. Francia lo defenderá con determinación.
Gracias por su atención./.
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