Centrales nucleares: ¿no, gracias,... o sí, por favor?

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LA COLUMNA DE LA ACADEMIA
Centrales nucleares: ¿no, gracias,... o sí, por favor?
José García de la Torre
El eslogan “Nucleares, no gracias”, tras el cambio político de 1982, se
implementó en el llamado “parón nuclear”, consistente en el abandono de cuantiosas
inversiones en centrales nucleares, que todos pagamos en las facturas de la luz, por
acordada compensación gubernamental a las compañías eléctricas.
Era una tendencia en boga en los países desarrollados, alarmados por los riesgos
de la energía nuclear, manifestados en el accidente de Three Miles Island que ocurrió
en los mismísimos Estados Unidos. Pero las políticas a seguir fueron diversas, desde
parones en unos países, a la continuidad nuclear de otros, como la vecina Francia, que
actualmente produce el 80% de su electricidad en centrales nucleares; o de Ucrania,
donde se produjo el notorio accidente de Chernobyl, de gran gravedad local, y con
supuestas consecuencias en Europa Occidental, a miles de kilómetros.
Veintitantos años después, nos hallamos inmersos en una importante crisis
energética (con repercusiones económicas), tanto por el cambio climático,
supuestamente producido por la quema de carbón, petróleo o gas natural, como por el
precio de los carburantes domésticos y de locomoción. Los países opulentos pueden
permitirse el lujo de obtener una pequeña porción de esos carburantes a partir de
productos vegetales o animales, con el conocido efecto en los precios de la cesta de la
compra. Pero la Química esta aún muy lejos de producirlos de manera abundante (y
competitiva, aún con el precio actual del petróleo). Otro tanto puede decirse de los
molinos de viento y las placas solares.
La globalización complica las cosas. Nos viene bien que China – que deja atrás a
España en el ranking industrial- produzca bienes que aquí consumimos. Pero allí no se
preocupan mucho por la contaminación y el cambio climático; bastante tienen con
elevar su nivel de vida. Por cierto, para que los miles de millones de chinos, hindúes y
suramericanos acercasen su nivel de bienestar, no al de los norteamericanos, si no al de
los países modestos de Europa, me pregunto cuánto CO2 se emitiría a la atmósfera y
cuánto subiría el petróleo. Ahora, los Estados Unidos cambian su punto de vista sobre
las nucleares y planean nuevas instalaciones, mientras España compra electricidad a
Francia, la cual vende a Libia desaladoras de agua con central nuclear incluida, para el
voraz consumo energético de esas instalaciones. Y, hablando de los vecinos, ¿podrían
decirnos cuántas centrales nucleares francesas hay a menos de 500 Km. de la frontera
española?
José García de la Torre es Académico de Número
de la Academia de Ciencias de la Región de Murcia
www.academiadeciencias.regionmurcia.net
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