Número de registro: 19591 Novena Época Instancia: Segunda Sala

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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2006-SS.
Número de registro: 19591
Novena Época
Instancia: Segunda Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XXIV, Julio de 2006
Página: 650
CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2006-SS. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR LOS
ENTONCES CUARTO Y QUINTO TRIBUNALES COLEGIADOS DEL QUINTO
CIRCUITO, ACTUALMENTE SEGUNDO Y TERCERO EN MATERIAS PENAL Y
ADMINISTRATIVA DEL QUINTO CIRCUITO, RESPECTIVAMENTE, Y EL
ENTONCES PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL QUINTO CIRCUITO,
ACTUALMENTE PRIMERO EN MATERIAS PENAL Y ADMINISTRATIVA DEL
QUINTO CIRCUITO.
MINISTRO PONENTE: SERGIO SALVADOR AGUIRRE ANGUIANO.
SECRETARIA: ANDREA ZAMBRANA CASTAÑEDA.
CONSIDERANDO:
PRIMERO. Esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es competente
para conocer y resolver la presente denuncia de contradicción de tesis, de conformidad con lo
dispuesto en los artículos 107, fracción XIII, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, 197-A de la Ley de Amparo y 21, fracción VIII, de la Ley Orgánica del
Poder Judicial de la Federación, en relación con el punto segundo del Acuerdo 5/2001,
dictado por el Pleno de este Alto Tribunal, en virtud de que se trata de la posible
contradicción de tesis sustentadas por Tribunales Colegiados de Circuito en asuntos relativos
a la materia agraria, comprendida dentro de la materia administrativa, cuya especialidad
corresponde a esta Segunda Sala.
SEGUNDO. La denuncia de contradicción de tesis proviene de parte legítima, en términos de
lo dispuesto por el artículo 197-A de la Ley de Amparo, toda vez que fue formulada por el
Magistrado del Tribunal Unitario Agrario del Distrito 28, con sede en Hermosillo, Sonora,
quien tuvo carácter de autoridad responsable en los juicios de amparo directo referidos
previamente en esta resolución.
TERCERO. Para determinar la existencia o no de la contradicción de tesis denunciada, es
menester transcribir las consideraciones de las resoluciones emitidas por los Tribunales
Colegiados contendientes.
Previamente a realizar lo anterior, se debe precisar que no será materia de la presente
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contradicción, la sentencia emitida por el entonces Primer Tribunal Colegiado del Quinto
Circuito (actualmente Primero en Materias Penal y Administrativa del Quinto Circuito), al
resolver el amparo directo 321/2005, pues en dicho juicio constitucional se concedió el
amparo solicitado por la parte quejosa, al advertirse, de manera oficiosa, una violación al
procedimiento agrario (respecto a una prueba testimonial ofrecida por la parte demandada en
el juicio de origen), que debía ser reparada por la autoridad responsable, por lo que dicha
concesión fue para el efecto de que ésta dejara insubsistente el acto reclamado y repusiera el
procedimiento; lo que implica que el referido órgano jurisdiccional no se pronunció en cuanto
al fondo de la litis planteada.
Ahora bien, por economía procesal, de las ejecutorias enviadas por los Tribunales Colegiados
de Circuito contendientes, únicamente se transcribirá una de cada uno de los órganos
jurisdiccionales que sustentan criterios contradictorios, y no la totalidad de las que fueron
recibidas, puesto que éstas contienen sustancialmente las mismas consideraciones.
Precisado lo anterior, se transcribirá la parte conducente de la resolución emitida por el
Primer Tribunal Colegiado del Quinto Circuito (actualmente Primer Tribunal Colegiado en
Materias Penal y Administrativa del Quinto Circuito), al resolver el juicio de amparo directo
320/2005:
"QUINTO. Los conceptos de violación son sustancialmente fundados, suplidos en parte en
atención a lo dispuesto por el artículo 227 de la Ley de Amparo. Para una mejor comprensión
del asunto, es preciso tener en cuenta que de las constancias procesales inherentes se advierte
que María Ema Urbalejo Gámez demandó de la asamblea general de comuneros del núcleo
agrario denominado San Ignacio, Municipio de Magdalena de Kino, Sonora, la declaración
de que en su carácter de comunera, tiene legítimo derecho al uso, goce, disfrute y explotación
de los terrenos que fueron reconocidos y titulados mediante resolución presidencial de
veintiséis de febrero de mil novecientos ochenta y uno, y en consecuencia, se le restituya en
la posesión jurídica y material de los terrenos comunales propiedad del núcleo agrario de que
se trata. Al exponer los hechos en que sustentó sus reclamos, entre otras cosas, manifestó que
mediante la resolución presidencial de veintiséis de febrero de mil novecientos ochenta y
uno, se le reconocieron derechos agrarios como comunera, expidiéndosele el correspondiente
certificado de reconocimiento de miembro de la comunidad por parte del Registro Agrario
Nacional; que no obstante contar con derechos agrarios como comunera vigentes, la asamblea
demandada no le permite el libre ejercicio de los mismos, negándole el derecho de
aprovechamiento de los terrenos que forman parte de los bienes comunales, impidiendo
materialmente la entrada a dichos terrenos; que en el interior de los terrenos de agostadero se
encuentran cercos que delimitan los potreares (sic) en los cuales se manejan los ganados
propiedad de los comuneros que sí son aceptados por la asamblea, resultando la existencia de
superficies que no son aprovechadas y en las cuales dijo, puede aprovechar para su
sostenimiento y el de su familia. La demandada, a través de su órgano de representación,
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negó la procedencia de la acción y pretensiones que reclamó su contraparte, pues indicó que
desde el veintiuno de noviembre de mil novecientos ochenta y uno, fecha en que se dictó la
resolución presidencial que reconoció y confirmó a la comunidad, poniéndose en posesión de
las tierras, jamás tuvo interés en los bienes comunales, dado que nunca los trabajó
personalmente o con su familia, por lo que incurrió en la causal de privación de derechos
agrarios prevista en la fracción I del artículo 85 de la Ley Federal de Reforma Agraria; luego,
reconvino a la accionante en los términos siguientes: ‘a) La privación de los derechos
comunales que como miembro de la comunidad tiene conforme a la resolución presidencial
de 26 de febrero de 1981, en virtud de que desde que se constituyó formalmente la
comunidad, mediante la resolución mencionada, la demandada nunca cumplió con las
obligaciones que como comunero le correspondían, según se desprende de los hechos que a
continuación se expresan. b) Que se decrete su baja como integrante de la comunidad que
representamos y que se comunique tal decisión al Registro Agrario Nacional.’ (folio 37). Por
su parte, el tribunal responsable al emitir la resolución cuestionada, en lo que importa,
determinó que era improcedente la privación de derechos comunales de la reconvenida, que
le fueron reconocidos mediante resolución presidencial de veintiséis de febrero de mil
novecientos ochenta y uno, porque la figura de la privación de derechos agrarios y su
procedimiento se encontraban previstos y regulados en los artículos 85 y 426 al 433 de la Ley
Federal de Reforma Agraria, que estuvo vigente hasta el veintiséis de febrero de mil
novecientos noventa y dos, ya que a partir del día siguiente entró en vigor la actual Ley
Agraria, misma que en su artículo segundo transitorio derogó aquella legislación; que tal
legislación no establece la privación de derechos agrarios y comunales en los términos de la
legislación anterior, sino que en su artículo 23, fracción II, relacionado con el 107, prevé la
figura de separaciones de derechos comunales sin establecer las causas, motivos, conductas u
omisiones que la motiven, por lo que éstos deben plasmarse en el estatuto comunal, que debe
contemplar las reglas para admitir y separar comuneros y cuya elaboración se prevé como
facultad de la asamblea en la fracción I del artículo 23 de la Ley Agraria vigente; por lo que
si la separación de derechos agrarios tiene una reglamentación especial establecida en la Ley
Agraria y en ésta no se contempla la privación de derechos comunales en los términos que lo
solicita la comunidad reconvencionista, puesto que para ello invoca la causal establecida en
la fracción I del artículo 85 de la Ley Federal de Reforma Agraria y ésta ha sido derogada, la
disposición anterior no puede aplicarse en contra del reconvenido, sancionándolo con la
privación de sus derechos comunales, pues ello implicaría una supervivencia (ultra actividad
de la ley) de la legislación derogada, que no es permitido, porque no se trata de un asunto de
los previstos en el artículo tercero transitorio de la Ley Agraria y, por ello, en el caso
concreto no procedía aplicar lo establecido en el artículo 85 de la derogada Ley Federal de
Reforma Agraria. Así, el problema a dilucidar se centra en la hipótesis jurídica de si la Ley
Federal de Reforma Agraria es la norma que debió aplicar el tribunal responsable para
resolver la acción de privación de los derechos agrarios ejercida contra la comunera María
Ema Urbalejo Gámez o si ésta es inaplicable por haber sido derogada. En ese sentido, el
tratadista Jaime Manuel Marroquín Zaleta, en su obra Técnicas para la Elaboración de una
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Sentencia de Amparo Directo, señala que para determinar si una disposición es aplicable en
un caso concreto, debe verificarse si aquélla estaba vigente al momento en que se actualizó el
supuesto normativo y no al momento de su aplicación por el órgano jurisdiccional
(Marroquín Zaleta, Jaime Manuel, Técnicas para la Elaboración de una Sentencia de Amparo
Directo, Editorial Porrúa, México, 2003, página 116). Ahora bien, precisa destacar que el
artículo 85, fracción I, de la derogada Ley Federal de Reforma Agraria dispone: ‘Artículo
85.’ (se transcribe). En ese orden de ideas, se tiene que si la causa que dio origen a la
solicitud de privación de derechos agrarios fue que la actora en lo principal y demandada en
la reconvención, aquí tercero perjudicada, no trabajó la tierra personalmente o con su familia,
desde el veintiséis de febrero de mil novecientos ochenta y uno, fecha en que se le reconoció
como comunera del poblado de San Ignacio, Municipio de Magdalena de Kino, Sonora; es
evidente que el supuesto y la consecuencia establecidos en el artículo 85, fracción I, antes
transcrito, se actualizaron durante la vigencia de la Ley Federal de Reforma Agraria, pues
ésta rigió hasta el veintiséis de febrero de mil novecientos noventa y dos, ya que el veintisiete
del propio mes entró en vigor la Ley Agraria, cuya publicación en el Diario Oficial de la
Federación ocurrió precisamente el veintiséis de febrero citado, de conformidad con lo
dispuesto en el primero y segundo de los artículos transitorios. Por ende, como lo alega el
impetrante del amparo, en el presente caso, es aplicable la Ley Federal de Reforma Agraria,
pues los hechos se realizaron durante la vigencia de esa legislación, es decir, la causa que
motivó la pretensión del poblado aquí quejoso, consistente en la privación de los derechos
agrarios de la comunera María Ema Urbalejo Gámez, tuvo lugar durante la vigencia de la Ley
Federal de Reforma Agraria; entonces, resultaría erróneo considerar que por el hecho de
reclamar la privación durante la vigencia de la nueva Ley Agraria, ello determine su
aplicación, ya que tal aplicación la determina el momento en que se originaron las causas de
privación de derechos agrarios, no en que se reclamaron. Sin que lo anterior origine ultra
actividad de la ley, como lo manifestó el responsable, que consiste en que la norma, a pesar
de haber sido derogada o abrogada, se sigue aplicando a hechos o actos que se producen con
posterioridad a la iniciación de la vigencia de la nueva ley, pero respecto de los cuales el
legislador estima que deben ser regidos por la anterior, lo que implica que para ellos sigue
teniendo vigencia; puesto que en el caso, como se dijo, atendiendo a la contestación y
reconvención el hecho generador y sus consecuencias jurídicas (privación de derechos
comunales) se llevaron a cabo, se agotaron o tuvieron su origen durante la vigencia de la Ley
Federal de Reforma Agraria. De igual forma, debe precisarse que no existe retroactividad de
la citada ley, pues ésta se da cuando una disposición vuelve al pasado, cuando rige o pretende
regir situaciones ocurridas antes de su vigencia, lo cual en lo absoluto sucede en el presente
asunto, según ha quedado explicado. En apoyo a lo anterior, es aplicable, en lo conducente, la
jurisprudencia 71/99 sustentada por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, visible en la página doscientos ochenta y seis del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, que es del siguiente contenido literal: ‘SUCESORES
DE DERECHOS AGRARIOS. APLICACIÓN DE LA LEY FEDERAL DE REFORMA
AGRARIA, CUANDO EL TITULAR FALLECIÓ DURANTE SU VIGENCIA, NO SE
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HIZO LA DESIGNACIÓN CORRESPONDIENTE Y EXISTEN DOS O MÁS PERSONAS
CON DERECHO A LA SUCESIÓN EN EL MISMO GRADO DE PREFERENCIA.’ (se
transcribe). Asimismo, es oportuno citar la jurisprudencia emitida por el Tribunal Colegiado
en Materias Administrativa y de Trabajo del Séptimo Circuito, publicada en la página
cuarenta y nueve del tomo 86-1, febrero de mil novecientos noventa y cinco, Octava Época,
correspondiente a la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, que dice:
‘RETROACTIVIDAD DE LA LEY FEDERAL DE REFORMA AGRARIA,
INEXISTENCIA DE LA.’(se transcribe). En esta medida, reitérese, en el caso el tribunal
responsable debió resolver la acción de privación de derechos agrarios de María Ema
Urbalejo Gámez, de acuerdo con la Ley Federal de Reforma Agraria, no obstante estar
derogada desde el año de mil novecientos noventa y dos, ya que, como quedó de manifiesto
en líneas precedentes, los hechos que motivaron la causa de privación de derechos agrarios
acontecieron cuando estaba en vigencia la citada ley, entonces, es en ese momento cuando
nació el derecho o la capacidad para solicitar la privación de sus derechos agrarios, pues ese
derecho y capacidad deben ser analizados remitiéndose al tiempo en que sucedieron los
hechos, por tanto, al no hacerlo así, es evidente que causó perjuicio al poblado quejoso.
Consecuentemente, lo que procede es conceder el amparo solicitado, para el efecto de que se
declare insubsistente la sentencia reclamada y, con plenitud de jurisdicción, decida la
contienda agraria conforme a las normas sustantivas vigentes en la época en que se dieron los
hechos aducidos en la contestación y contrademanda."
Las anteriores consideraciones se reiteraron en las sentencias dictadas en los juicios de
amparo directo 351/2005 y 372/2005, del referido Primer Tribunal Colegiado en Materias
Penal y Administrativa del Quinto Circuito.
Por su parte, el Cuarto Tribunal Colegiado del Quinto Circuito (actualmente Segundo
Tribunal Colegiado en Materias Penal y Administrativa del Quinto Circuito), al resolver el
juicio de amparo directo 369/2005 sostuvo, en la parte que interesa, lo siguiente:
"Ahora bien, la parte quejosa en su segundo concepto de violación argumenta esencialmente
que la sentencia reclamada es violatoria de las garantías de legalidad, fundamentación y
motivación establecidas en los artículos 14 y 16 de la Constitución Federal, y de los artículos
23, fracción II, 189 y 2o. transitorio de la Ley Agraria, en relación con los artículos 9o. del
Código Civil Federal y 85, fracción I, de la Ley Federal de Reforma Agraria. Agrega que no
es cierto que en el caso resulte inaplicable el artículo 85, fracción I, de la Ley Federal de
Reforma Agraria, porque aun en el supuesto no concedido de que así fuese, el tribunal agrario
debió declarar procedente la pretensión de la quejosa, porque el tercero perjudicado no
cumplió con sus obligaciones de comunero. Además, alega que en la fracción II del artículo
23 de la Ley Agraria, se establece la competencia de la asamblea de ejidatarios y en el
artículo 10 de la propia ley se dice que los ejidos operarán de acuerdo a su reglamento
interno, por lo que no es cierto que en el estatuto comunal puedan establecerse las causas o
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motivos para la separación de un comunero, por tanto, la única forma de privar o separar a un
comunero de sus derechos agrarios es a través de la aplicación del artículo 85 de la Ley
Federal de Reforma Agraria. Contrario a lo que aduce la parte quejosa, el tribunal
responsable no efectuó una indebida aplicación de los artículos 23, fracción II y 189 de la
Ley Agraria, toda vez que la acción reconvencional ejercida por la parte quejosa, con
fundamento en la fracción I del artículo 85 de la Ley Federal de Reforma Agraria, es
improcedente atento a lo dispuesto por los artículos segundo y tercero transitorios de la Ley
Agraria en vigor. En efecto, los artículos segundo y tercero transitorios disponen: ‘Artículo
segundo.’ (se transcribe). ‘Artículo tercero.’ (se transcribe). Conforme al texto del artículo
segundo transitorio transcrito, la Ley Federal de Reforma Agraria quedó derogada a partir del
veintisiete de febrero de mil novecientos noventa y dos, en que inició la vigencia de la Ley
Agraria, y en el artículo tercero transitorio citado, el legislador determinó que la anterior ley
se seguiría aplicando respecto de aquellos asuntos que en la fecha señalada se encontraran en
trámite, relacionados con la ampliación o dotación de tierras, bosques y aguas, creación de
nuevos centros de población y restitución, reconocimiento y titulación de bienes comunales.
Asimismo, estableció que en los asuntos relacionados con dichas materias que en lo futuro se
dictaran, se estaría a lo dispuesto por el artículo tercero transitorio, y aquellos cuyo
conocimiento corresponda a los tribunales agrarios, se turnarían a éstos por la Comisión
Agraria Mixta o el Cuerpo Consultivo Agrario, en el estado en que se encontraran, una vez
que los mismos iniciaran funciones. Partiendo de lo que disponen los artículos transitorios, es
claro que el tribunal agrario, con acierto determinó declarar improcedente la acción
reconvencional que fundó la comunidad quejosa en el artículo 85, fracción I, de la Ley
Federal de Reforma Agraria, porque al no estar en presencia de un asunto que estuviera
tramitándose ante la Comisión Agraria Mixta, conforme a la Ley Federal de Reforma
Agraria, derogada en la época en que entró en vigor la Ley Agraria, es evidente que aquella
legislación no tiene aplicación, al no surtirse ninguna de las hipótesis previstas en el artículo
tercero transitorio, porque no se encontraba en trámite expediente alguno en el que se
ventilara la pérdida de los derechos agrarios del tercero perjudicado, ni se daba el presupuesto
conocido bajo la noción de rezago agrario."
Similares consideraciones sostuvo el referido órgano jurisdiccional, al resolver los juicios de
amparo directo 312/2005, 313/2005 y 348/2005, las cuales no se transcriben por las razones
expresadas previamente.
Finalmente, el entonces Quinto Tribunal Colegiado del Quinto Circuito (actualmente Tercer
Tribunal Colegiado en Materias Penal y Administrativa del Quinto Circuito), al resolver el
juicio de amparo directo 145/2005 expresó, en lo que interesa, las siguientes consideraciones:
"En otro orden de ideas, también es infundado el concepto de violación sintetizado con los
números 7.3, 7.3.1, 7.3.2 y 7.3.3 en el considerando que antecede, toda vez que el Magistrado
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responsable no viola garantías al considerar improcedente la pretensión que hizo valer la
comunidad quejosa al reconvenir al actor, consistente en que se declare la privación de los
derechos comunales que le fueron reconocidos mediante resolución presidencial de veintiséis
de febrero de mil novecientos ochenta y uno, porque efectivamente no tiene aplicación la
fracción I del artículo 85 de la Ley Federal de Reforma Agraria, ya que fue derogada
mediante el artículo segundo transitorio publicado en el Diario Oficial de la Federación del
veintiséis de febrero de mil novecientos noventa y dos y debido a que la Ley Agraria vigente
no regula la figura de privación de derechos agrarios. Para una mejor comprensión de la
conclusión a la que se arribó, es necesario establecer los artículos segundo y tercero
transitorios de la Ley Agraria. El tenor de los preceptos mencionados es el siguiente:
‘Artículo segundo.’ (se transcribe) ‘Artículo tercero.’ (se transcribe). Según se desprende de
la transcripción anterior, conforme al texto del artículo segundo transitorio, la Ley Federal de
Reforma Agraria quedó derogada a partir del veintiséis de febrero de mil novecientos noventa
y dos; y en el artículo tercero transitorio el legislador determinó que dicha ley se seguiría
aplicando en relación con los asuntos que en aquella fecha se encontraran en trámite,
relacionados con la ampliación o dotación de tierras, bosques y aguas, creación de nuevos
centros de población y restitución, reconocimiento y titulación de bienes comunales.
Asimismo, estableció que en los asuntos relacionados con dichas materias que en lo futuro se
dictaran, se estaría a lo dispuesto por el artículo tercero transitorio que reformó al artículo 27
de la Constitución General de la República, y aquellos cuyo conocimiento corresponda a los
tribunales agrarios se turnarían a éstos por la Comisión Agraria Mixta o el Cuerpo Consultivo
Agrario en el estado en que se encontraran, una vez que entren en funciones. De acuerdo a lo
anterior, si la Ley Federal de Reforma Agraria quedó derogada a partir del veintiséis de
febrero de mil novecientos noventa y dos, es claro que no tiene aplicación en el juicio agrario
de donde emana la sentencia reclamada, toda vez que la pretensión consistente en que se
declare la privación de los derechos comunales que le fueron reconocidos al actor mediante
resolución presidencial de veintiséis de febrero de mil novecientos ochenta y uno, fue hecha
valer por la comunidad agraria al reconvenir al actor el cinco de agosto del año dos mil
cuatro. No es obstáculo a lo anterior lo expresado por la comunidad quejosa en el sentido de
que si bien la Ley Federal de Reforma Agraria quedó derogada a partir del veintiséis de
febrero de mil novecientos noventa y dos, no se encuentra abrogada, por lo que sus
disposiciones se pueden y deben seguirse aplicando para regular todas aquellas cuestiones
que no se encuentran reglamentadas por la Ley Agraria vigente. Se dice que no es obstáculo,
porque de acuerdo a lo dispuesto por el artículo tercero transitorio de la Ley Agraria vigente,
la aplicación de la Ley Federal de Reforma Agraria se encuentra condicionada a que se esté
en presencia de cualquiera de las tres hipótesis que establece el precepto en mención, lo que
en el caso no acontece, dado que la demanda que originó la instauración del juicio de donde
emana la sentencia reclamada fue interpuesta el once de mayo de dos mil cuatro, es decir,
doce años después de que se derogó la Ley Federal de Reforma Agraria. Estimar lo contrario
equivaldría a transgredir la garantía de irretroactividad que consagra el párrafo primero del
artículo 14 constitucional, toda vez que implicaría aplicar en perjuicio del actor una
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disposición contenida en una ley que ya no se encontraba vigente al momento en que se llevó
la asamblea en la que se convino su separación de la comunidad quejosa ni, mucho menos, a
la fecha de la presentación de la demanda que originó el juicio de donde emana la sentencia
reclamada, lo que es inadmisible desde cualquier perspectiva. A manera de ilustración, es
aplicable la tesis sustentada por la entonces Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación, visible en la página ocho mil ciento cinco del Semanario Judicial de la Federación,
Tomo LXXIII, que dice: ‘RETROACTIVIDAD DE LA LEY.’ (se transcribe). Aunado a lo
anterior, debe decirse que no asiste razón a los promoventes del juicio de garantías cuando
afirman que aun cuando no tiene aplicación la fracción I del artículo 85 de la Ley Federal de
Reforma Agraria, de cualquier manera debía declararse procedente la pretensión que hicieron
valer al reconvenir al actor, ya que nunca cumplió con las obligaciones que le correspondían
como comunero. Se afirma lo anterior, porque la Ley Agraria vigente no regula la figura de
privación de derechos agrarios por incumplimiento en sus obligaciones comunales, o sea, la
separación por abandono. Para evidenciar lo anterior, conviene dejar establecido el contenido
del artículo 20 de la Ley Agraria, en el que se precisan las causas que originan la pérdida de
la calidad de ejidatario. El contenido del precepto aludido dice así: ‘Artículo 20.’ (se
transcribe). Como se ve, en el artículo ya reproducido se establecieron tres hipótesis que
originan la pérdida de la calidad de ejidatario, de las que se advierte que no se encuentra el
incumplimiento de las obligaciones hacia con el núcleo de población. Por consiguiente, al no
encontrarse prevista como causa de pérdida de derechos agrarios el incumplimiento de las
obligaciones hacia con el núcleo de población, es patente que el Magistrado responsable no
contravino garantía alguna al declarar improcedente la pretensión de la comunidad quejosa,
consistente en que se declare la privación de los derechos comunales que le fueron
reconocidos al actor mediante resolución presidencial de veintiséis de febrero de mil
novecientos ochenta y uno, por incumplir con sus obligaciones hacia con la propia
comunidad. Sólo con fines aclaratorios cabe añadir que no se desconoce que la calidad de
ejidatario se pierde por prescripción negativa y para su actualización se requiere que se
reúnan los requisitos que establece el artículo 48 de la propia Ley Agraria; sin embargo, debe
tenerse en cuenta que en el caso la comunidad quejosa no sustentó su pretensión
reconvencional en las hipótesis que prevé el precepto aludido. No pasa inadvertido para este
órgano colegiado que el Magistrado responsable señaló que en el estatuto comunal pueden
válidamente establecerse las causas, motivos, conductas u omisiones para la separación de un
comunero; empero, esa afirmación, con independencia de su corrección, no genera beneficio
alguno a la comunidad quejosa, dado que, contra lo que manifiesta, es inaplicable el artículo
85 de la Ley Federal de Reforma Agraria, porque como ya se precisó, dicha ley quedó
derogada en el año de mil novecientos noventa y dos y no se actualiza alguna de las tres
hipótesis establecidas en el artículo tercero transitorio que permiten su aplicación."
Sustancialmente las mismas consideraciones sostuvo el referido Tribunal Colegiado, al
resolver los juicios de amparo directo 38/2005, 40/2005, 146/2005, 147/2005 y 148/2005.
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CUARTO. Ahora bien, una vez transcritos los criterios sustentados por los Tribunales
Colegiados que se consideran contradictorios, es necesario determinar la existencia o no de la
contradicción denunciada, para lo cual es indispensable atender a los requisitos
jurisprudenciales que deben cumplirse para tal efecto. Dichos requisitos son:
a) Que al resolver los negocios jurídicos se hayan examinado cuestiones de derecho
esencialmente iguales y se adopten posiciones o criterios jurídicos discrepantes;
b) Que la diferencia de criterios jurídicos se presente en las consideraciones, razonamientos o
interpretaciones jurídicas de las resoluciones respectivas; y,
c) Que los criterios discrepantes provengan del examen de los mismos elementos.
Lo anterior se obtiene de la naturaleza misma de las contradicciones de tesis y encuentra
apoyo en la tesis del Tribunal Pleno de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, número
P./J. 26/2001, que aparece publicada en la página 76 del Tomo XIII, abril de 2001, del
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, que dice:
"CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO.
REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA. De conformidad con lo que establecen los artículos
107, fracción XIII, primer párrafo, de la Constitución Federal y 197-A de la Ley de Amparo,
cuando los Tribunales Colegiados de Circuito sustenten tesis contradictorias en los juicios de
amparo de su competencia, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o la Sala
que corresponda deben decidir cuál tesis ha de prevalecer. Ahora bien, se entiende que
existen tesis contradictorias cuando concurren los siguientes supuestos: a) que al resolver los
negocios jurídicos se examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y se adopten
posiciones o criterios jurídicos discrepantes; b) que la diferencia de criterios se presente en
las consideraciones, razonamientos o interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas;
y, c) que los distintos criterios provengan del examen de los mismos elementos."
Para una mejor comprensión del asunto, conviene relatar brevemente los antecedentes de los
juicios de amparo que originaron la presente denuncia de contradicción de tesis.
1. En la totalidad de los juicios de amparo directo referidos, diversas personas físicas, en su
carácter de comuneros, demandaron a la asamblea de comuneros del núcleo agrario
denominado San Ignacio, Municipio de Magdalena de Kino, Sonora, la declaración judicial
de reconocimiento al uso, goce, disfrute y explotación de los terrenos que les fueron
reconocidos expresamente mediante resolución presidencial de veintiséis de febrero de mil
novecientos ochenta y uno, de reconocimiento y titulación de bienes comunales a favor de la
comunidad "San Ignacio", Municipio de Magdalena de Kino, Sonora; como consecuencia de
lo anterior, también demandaron la restitución de la posesión respecto a dichos bienes
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comunales, por lo que solicitaron se condenara a la parte demandada para que se les
respetaran tales derechos. Las demandas agrarias fueron presentadas ante el Tribunal Unitario
Agrario del Distrito 28, con sede en Hermosillo, Sonora, en diversas fechas durante el año
dos mil cuatro, esto es, durante la vigencia de la nueva Ley Agraria.
2. Al contestar la demanda, la asamblea comunal, a través de su comisariado de bienes
comunales, ejerció acción reconvencional contra las diversas personas físicas actoras, con
fundamento en la fracción I del artículo 85 de la Ley Federal de Reforma Agraria, en la que
solicitó que el Tribunal Unitario Agrario declarara la privación de derechos comunales de los
actores y, por ende, su baja como integrantes del núcleo agrario, bajo el argumento de que
aquéllos no cumplieron con sus obligaciones en la comunidad, por no haber trabajado la
tierra personalmente o con su familia por un periodo mayor a dos años.
3. El Tribunal Unitario Agrario declaró improcedente la acción reconvencional ejercida por el
poblado demandado, al sostener que la figura de privación de derechos comunales no se
encuentra prevista en la Ley Agraria vigente, y que el artículo 85, fracción I, de la Ley
Federal de Reforma Agraria, que contemplaba dicha figura, no resulta aplicable al caso,
puesto que el juicio agrario de que se trata, no se encuentra dentro de las hipótesis previstas
en el artículo tercero transitorio de la Ley Agraria.
4. Contra la anterior determinación, el poblado demandado y actor reconvencionista
promovió demanda de amparo directo.
El Primer Tribunal Colegiado del Quinto Circuito (actualmente Primer Tribunal Colegiado en
Materias Penal y Administrativa del Quinto Circuito), al resolver los amparos directos
320/2005, 351/2005 y 372/2005, determinó conceder el amparo solicitado por el poblado
quejoso, bajo los siguientes argumentos:
• Que el problema a dilucidar se centraba en determinar si la Ley Federal de Reforma Agraria
era la norma que debió aplicar el tribunal agrario para resolver la acción de privación de los
derechos agrarios ejercida contra la comunera actora, o si la Ley Federal de Reforma Agraria
era inaplicable por haber sido abrogada.
• Que si la causa que dio origen a la solicitud de privación de derechos agrarios fue que la
demandada no trabajó la tierra personalmente desde mil novecientos ochenta y uno, es
evidente que el supuesto y la consecuencia establecidos en la fracción I del artículo 85 de la
Ley Federal de Reforma Agraria, se actualizaron durante su vigencia, pues ésta rigió hasta
mil novecientos noventa y dos.
• Que por lo anterior, el Tribunal Unitario Agrario debió resolver la acción de privación de
derechos agrarios, aplicando la Ley Federal de Reforma Agraria, no obstante estar abrogada
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2006-SS.
desde mil novecientos noventa y dos, puesto que, atendiendo a la contestación de la demanda
y a la reconvención, los hechos generadores y sus consecuencias se realizaron durante la
vigencia de aquella legislación, es decir, la causa que motivó la pretensión del poblado
quejoso tuvo su origen o se agotó durante la vigencia de la Ley Federal de Reforma Agraria,
por lo que fue en ese momento cuando nació el derecho o la capacidad para solicitar la
privación de sus derechos agrarios, pues éstos deben ser analizados remitiéndose al tiempo en
que sucedieron los hechos.
Por su parte, el entonces Cuarto Tribunal Colegiado del Quinto Circuito (actualmente
Segundo Tribunal Colegiado en Materias Penal y Administrativa del Quinto Circuito), al
resolver los juicios de amparo directo 312/2005, 313/2005, 348/2005 y 369/2005, al igual que
el entonces Quinto Tribunal Colegiado del Quinto Circuito (actualmente Tercer Tribunal
Colegiado en Materias Penal y Administrativa del Quinto Circuito), al resolver los juicios de
amparo directo 38/2005, 40/2005, 145/2005, 146/2005, 147/2005 y 148/2005, determinaron
negar el amparo solicitado por el poblado quejoso, bajo los siguientes argumentos:
• Que contrario a lo aducido por el poblado quejoso, el tribunal agrario responsable no
efectuó una indebida aplicación de los artículos 23, fracción II y 189 de la Ley Agraria, toda
vez que la acción reconvencional ejercida por la parte quejosa, con fundamento en la fracción
I del artículo 85 de la Ley Federal de Reforma Agraria, resulta improcedente atento a lo
dispuesto por los artículos segundo y tercero transitorios de la Ley Agraria en vigor, puesto
que en ésta no se regula la figura de privación de derechos agrarios de comunero.
• Que de acuerdo a lo establecido en el artículo segundo transitorio de la Ley Agraria vigente,
la Ley Federal de Reforma Agraria quedó abrogada a partir del veintisiete de febrero de mil
novecientos noventa y dos, y en el artículo tercero transitorio de aquélla, el legislador
determinó que la ley abrogada se seguiría aplicando respecto de aquellos asuntos que a la
fecha en que dejó de tener vigencia, se encontraran en trámite, siempre y cuando la litis se
relacionara con la ampliación o dotación de tierras, bosques y aguas, creación de nuevos
centros de población y restitución, reconocimiento y titulación de bienes comunales.
• Que en los asuntos relacionados con dichas materias que en lo futuro se dictaran, se estaría
a lo dispuesto por el artículo tercero transitorio, por lo que aquellos cuyo conocimiento
correspondiera a los tribunales agrarios, se turnarían a éstos por la Comisión Agraria Mixta o
el Cuerpo Consultivo Agrario, en el estado en que se encontraran, una vez que los mismos
iniciaran funciones.
• Que el Tribunal Unitario Agrario con acierto determinó declarar improcedente la acción
reconvencional que fundó la comunidad quejosa en el artículo 85, fracción I, de la Ley
Federal de Reforma Agraria, puesto que al no encontrarse en presencia de un asunto que
estuviera tramitándose ante la Comisión Agraria Mixta, conforme a la Ley Federal de
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2006-SS.
Reforma Agraria, abrogada en la época en que entró en vigor la Ley Agraria, era evidente
que aquella legislación no tenía aplicación, al no surtirse ninguna de las hipótesis previstas en
el artículo tercero transitorio, toda vez que no se trataba de un asunto en materia de
ampliación o dotación de tierras, bosques y aguas, ni de creación de nuevos centros de
población y restitución, reconocimiento y titulación de bienes comunales, ni se daba el
presupuesto conocido bajo la noción de rezago agrario.
• Que estimar lo contrario, equivaldría a transgredir la garantía de irretroactividad que
consagra el párrafo primero del artículo 14 constitucional, toda vez que implicaría aplicar en
perjuicio del actor una disposición contenida en una ley que ya no se encontraba vigente a la
fecha de la presentación de la demanda que originó el juicio de donde emana la sentencia
reclamada, lo que resulta inadmisible desde cualquier perspectiva.
Ahora bien, de las consideraciones de los Tribunales Colegiados que han quedado
sintetizadas en los párrafos que anteceden, se advierte que sí existe la contradicción de tesis
denunciada.
En efecto, en los casos antes descritos, los Tribunales Colegiados analizan las sentencias
dictadas por Tribunales Unitarios Agrarios, y se pronuncian respecto a la improcedencia de la
acción reconvencional ejercida por la parte demandada (en todos los casos se trata del
poblado San Ignacio, Municipio de Magdalena de Kino, Sonora), y determinan si la Ley
Federal de Reforma Agraria era o no la norma aplicable para resolver la acción de privación
de derechos agrarios ejercida por la comunidad agraria en fecha posterior a la entrada en
vigor de la nueva Ley Agraria.
Así, el Primer Tribunal Colegiado del Quinto Circuito (actualmente Primer Tribunal
Colegiado en Materias Penal y Administrativa del Quinto Circuito) estima que para resolver
la acción de privación de derechos agrarios ejercida de manera reconvencional por la
demandada, el Tribunal Unitario Agrario debió aplicar la Ley Federal de Reforma Agraria,
no obstante estar abrogada desde mil novecientos noventa y dos, puesto que los hechos
generadores de la acción y sus consecuencias se realizaron durante la vigencia de aquélla,
dado que fue en ese momento cuando nació el derecho o la capacidad para solicitar la
privación de los derechos agrarios del comunero.
Por su parte, el entonces Cuarto Tribunal Colegiado del Quinto Circuito (actualmente
Segundo Tribunal Colegiado en Materias Penal y Administrativa del Quinto Circuito) y el
entonces Quinto Tribunal Colegiado del Quinto Circuito (actualmente Tercer Tribunal
Colegiado en Materias Penal y Administrativa del Quinto Circuito) sostienen que para
resolver la acción reconvencional de privación de derechos agrarios ejercida por la
demandada, no resulta aplicable la Ley Federal de Reforma Agraria, puesto que no se está
ante ninguno de los supuestos establecidos en los artículos segundo y tercero transitorios de
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2006-SS.
la Ley Agraria, toda vez que no se trata de un asunto en materia de ampliación o dotación de
tierras, bosques y aguas, ni de creación de nuevos centros de población y restitución,
reconocimiento y titulación de bienes comunales, ni se da el presupuesto conocido bajo la
noción de rezago agrario.
En estas condiciones, el punto de contradicción que debe ser resuelto consiste en determinar
si la acción de privación de derechos agrarios, prevista por el artículo 85, fracción I, de la Ley
Federal de Reforma Agraria, ejercida una vez abrogada ésta, resulta improcedente, o bien,
debe seguirse aplicando dicho ordenamiento para su resolución.
Debe precisarse que no es obstáculo para determinar que en el caso concreto existe la
contradicción de tesis, el que ninguno de los Tribunales Colegiados haya elaborado y
publicado tesis sobre el tema, pues para que proceda la denuncia es suficiente que se
sustenten criterios discrepantes sobre el mismo punto jurídico.
Sirve de apoyo a esta conclusión la jurisprudencia P./J. 27/2001 del Tribunal Pleno, que
aparece publicada en la página 77 del Tomo XIII, abril de 2001, Novena Época del
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, que dice:
"CONTRADICCIÓN DE TESIS. PARA QUE PROCEDA LA DENUNCIA BASTA QUE
EN LAS SENTENCIAS SE SUSTENTEN CRITERIOS DISCREPANTES. Los artículos
107, fracción XIII, de la Constitución Federal, 197 y 197-A de la Ley de Amparo establecen
el procedimiento para dirimir las contradicciones de tesis que sustenten los Tribunales
Colegiados de Circuito o las Salas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. El vocablo
‘tesis’ que se emplea en dichos dispositivos debe entenderse en un sentido amplio, o sea,
como la expresión de un criterio que se sustenta en relación con un tema determinado por los
órganos jurisdiccionales en su quehacer legal de resolver los asuntos que se someten a su
consideración, sin que sea necesario que esté expuesta de manera formal, mediante una
redacción especial, en la que se distinga un rubro, un texto, los datos de identificación del
asunto en donde se sostuvo y, menos aún, que constituya jurisprudencia obligatoria en los
términos previstos por los artículos 192 y 193 de la Ley de Amparo, porque ni la Ley
Fundamental ni la ordinaria establecen esos requisitos. Por tanto, para denunciar una
contradicción de tesis, basta con que se hayan sustentado criterios discrepantes sobre la
misma cuestión por Salas de la Suprema Corte o Tribunales Colegiados de Circuito, en
resoluciones dictadas en asuntos de su competencia."
QUINTO. Esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación considera que
debe prevalecer el criterio que a continuación se desarrolla, el que sustancialmente coincide
con el asumido por los Tribunales Colegiados Segundo y Tercero en Materias Penal y
Administrativa del Quinto Circuito.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2006-SS.
En los términos en que ha quedado planteada la contradicción de tesis que nos ocupa, el tema
controvertido tiene que ver con un conflicto de aplicación de leyes agrarias en el tiempo,
específicamente, determinar si en la hipótesis planteada resultan aplicables las disposiciones
de la Ley Federal de Reforma Agraria abrogada, para resolver respecto a la procedencia de la
acción de privación de derechos agrarios, o bien, si dicha acción es improcedente por no estar
contemplada en la Ley Agraria en vigor.
Como se señaló previamente, la comunidad quejosa ejerció acción reconvencional contra la
parte actora, con base en lo dispuesto en el artículo 85, fracción I, de la Ley Federal de
Reforma Agraria; dicho numeral, en la parte que interesa, establecía:
"Artículo 85. El ejidatario o comunero perderá sus derechos sobre la unidad de dotación y, en
general los que tenga como miembro de un núcleo de población ejidal o comunal, a
excepción de los adquiridos sobre el solar que le hubiere sido adjudicado en la zona de
urbanización, cuando:
I. No trabaje la tierra personalmente o con su familia, durante dos años consecutivos o más, o
deje de realizar por igual lapso los trabajos que le correspondan, cuando se haya determinado
la explotación colectiva, salvo en los casos permitidos por la ley; ..."
De la lectura de dicha disposición normativa se advierte que uno de los supuestos para que el
ejidatario o comunero perdiera sus derechos sobre la unidad de dotación y, en general, los
que tuviera como miembro de un núcleo de población ejidal o comunal, a excepción de los
que hubiere adquirido sobre el solar que se le hubiere adjudicado en la zona de urbanización,
es que no trabajara la tierra personalmente o con su familia durante dos años consecutivos o
más, o dejara de realizar, por igual lapso, los trabajos que le correspondían cuando se hubiera
determinado la explotación colectiva, salvo los casos permitidos por la ley.
Ahora bien, la Ley Federal de Reforma Agraria quedó abrogada con la entrada en vigor de la
nueva Ley Agraria, la cual fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el miércoles
veintiséis de febrero de mil novecientos noventa y dos; esta última en sus artículos
transitorios, en la parte que interesa, estableció lo siguiente:
"Artículo primero. La presente ley entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el
Diario Oficial de la Federación."
"Artículo segundo. Se derogan la Ley Federal de Reforma Agraria, la Ley General de Crédito
Rural, la Ley de Terrenos Baldíos, Nacionales y Demasías y la Ley del Seguro Agropecuario
y de Vida Campesino, así como todas las disposiciones que se opongan a las previstas en la
presente ley.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2006-SS.
"En tanto no se expidan las disposiciones correspondientes, continuarán aplicándose, en lo
que no se opongan a esta ley, las disposiciones reglamentarias y administrativas vigentes a la
fecha de entrada en vigor de la presente ley."
"Artículo tercero. La Ley Federal de Reforma Agraria que se deroga se seguirá aplicando
respecto de los asuntos que actualmente se encuentran en trámite en materia de ampliación o
dotación de tierras, bosques y aguas, creación de nuevos centros de población y restitución,
reconocimiento y titulación de bienes comunales.
"Por lo que hace a los asuntos relativos a las materias mencionadas en el párrafo anterior,
cuyo trámite haya terminado por haberse dictado acuerdo de archivo del expediente como
asunto concluido o dictamen negativo, así como los asuntos relativos a dichas materias en los
que en lo futuro se dicten, se estará a lo dispuesto en el artículo tercero transitorio del decreto
que reformó el artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
publicado en el Diario Oficial de la Federación el 6 de enero de 1992.
"Los demás asuntos que corresponda conocer a los tribunales agrarios, se turnarán a éstos por
la Comisión Agraria Mixta o el Cuerpo Consultivo Agrario, según corresponda, en el estado
en que se encuentren, una vez que aquéllos entren en funciones.
"La autoridad agraria deberá prestar a los tribunales la colaboración que le soliciten para la
adecuada sustanciación de los expedientes, a fin de que se encuentren en aptitud de dictar la
resolución que corresponda."
Previamente al análisis de los preceptos antes transcritos, conviene tener presente que los
artículos transitorios de una disposición legal establecen los lineamientos para el
funcionamiento de la norma, provisionales o de tránsito (circunstancias de modo, tiempo y
lugar), esto es, permiten su eficacia al estar dirigidos a una cuestión específica que
coadyuvará a la validez u obligatoriedad de la norma, la cual, por su naturaleza, es un
mandato de orden general y abstracto que establece derechos y obligaciones, poderes,
facultades, sujeciones y cargas, lo que lleva a concluir que dichos transitorios forman parte
integral de la norma general.
Ahora bien, de la lectura del artículo primero transitorio transcrito, se advierte que la Ley
Agraria entró en vigor un día después de su publicación en el Diario Oficial de la Federación,
esto es, inició su vigencia el jueves veintisiete de febrero de mil novecientos noventa y dos.
En su artículo segundo transitorio se estableció que con la entrada en vigor de la Ley Agraria,
quedarían derogadas diversas leyes en materia agraria, entre las que se encuentra la Ley
Federal de Reforma Agraria.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2006-SS.
En el primer párrafo del artículo tercero transitorio se señala que la derogada Ley Federal de
Reforma Agraria se seguiría aplicando a aquellos asuntos que al momento de la entrada en
vigor de la Ley Agraria se encontraran en trámite "en materia de ampliación o dotación de
tierras, bosques y aguas, creación de nuevos centros de población y restitución,
reconocimiento y titulación de bienes comunales"; esto es, sólo los asuntos antes indicados y
que hubieren sido iniciados antes de la entrada en vigor de la Ley Agraria, se seguirían
tramitando bajo la Ley Federal de Reforma Agraria.
En su segundo párrafo se hace mención al tratamiento que se les debía dar a los asuntos
relativos a las materias mencionadas en el párrafo anterior; y se señala que en las hipótesis
contenidas en dicho numeral, se estaría a lo dispuesto en el artículo tercero transitorio del
decreto que reformó el artículo 27 constitucional, publicado en el Diario Oficial de la
Federación el seis de enero de mil novecientos noventa y dos. En el tercero y cuarto párrafos
se hace referencia a las autoridades competentes para conocer de los conflictos agrarios, sin
embargo, no se hace mención a ninguna otra regla jurídica que tuviere que ver con el ámbito
de aplicación de la ley en el tiempo.
De lo anterior se advierte que según las disposiciones transitorias de la Ley Agraria, en
específico, del primer párrafo de su artículo tercero transitorio, la Ley Federal de Reforma
Agraria abrogada, únicamente se seguiría aplicando a los asuntos que se encontraran en
trámite en los supuestos mencionados en éste; esto es, dicha disposición enunció de manera
limitativa aquellos asuntos en los que se seguiría aplicando el cuerpo normativo derogado con
motivo de la entrada en vigor de la Ley Agraria, a saber, los asuntos en materia de ampliación
o dotación de tierras, bosques y aguas, creación de nuevos centros de población y restitución,
reconocimiento y titulación de bienes comunales.
Una interpretación a contrario sensu de dicha disposición, conduce a determinar que en todos
aquellos asuntos que no fueren de los contemplados en dicha disposición transitoria, se
continuaría o iniciaría el trámite bajo las disposiciones de la Ley Agraria en vigor.
Ahora bien, si la condición para seguir aplicando la Ley Federal de Reforma Agraria abarcó
un determinado tipo de asuntos (en materia de ampliación o dotación de tierras, bosques y
aguas, creación de nuevos centros de población y restitución, reconocimiento y titulación de
bienes comunales), dejando fuera de su ámbito de aplicación a todos aquellos no contenidos
en dicha disposición, por mayoría de razón, puede considerarse que en todos aquellos asuntos
que se hubiesen iniciado con posterioridad a la entrada en vigor de la Ley Agraria, se
aplicaría únicamente esta última.
En el caso que nos ocupa, la totalidad de los juicios agrarios cuya resolución definitiva fue
materia de los juicios de amparo directo de donde derivan las ejecutorias cuyos criterios son
materia de la presente contradicción, se iniciaron mediante las respectivas demandas (y su
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2006-SS.
reconvención), las cuales fueron presentadas durante el año de dos mil cuatro, esto es, todos
los asuntos en donde se ejerció la acción de privación de derechos agrarios por parte del
poblado quejoso, fueron iniciados en fecha posterior a la entrada en vigor de la Ley Agraria,
lo cual implica que no se estaba en presencia de asuntos que estuvieran tramitándose ante la
Comisión Agraria Mixta durante la vigencia de la Ley Federal de Reforma Agraria.
De lo antes señalado, toda vez que el asunto de donde derivan los criterios contendientes en
la presente contradicción es el relativo al ejercicio de una acción en la que se demandó la
privación de derechos agrarios de comunero, y este tipo de acciones no se encuentra dentro
de los asuntos expresamente señalados en el artículo tercero transitorio de la Ley Agraria, en
los cuales se seguiría aplicando la Ley Federal de Reforma Agraria (ampliación o dotación de
tierras, bosques y aguas, creación de nuevos centros de población y restitución,
reconocimiento y titulación de bienes comunales), aunado a que el inicio del juicio agrario y
el posterior ejercicio de la acción reconvencional se llevaron a cabo en fecha posterior a la
entrada en vigor de la Ley Agraria (veintisiete de febrero de mil novecientos noventa y dos),
es dable concluir que para resolver sobre la procedencia de la acción de privación de
derechos agrarios, ejercida con posterioridad a la entrada en vigor de la Ley Agraria, no
puede aplicarse lo establecido en la Ley Federal de Reforma Agraria abrogada.
Aunado a lo anterior, es necesario señalar que en la Ley Agraria en vigor, desapareció la
figura de privación de derechos agrarios, contemplada en la fracción I del artículo 85 de la
Ley Federal de Reforma Agraria abrogada, tal como se advierte de la lectura de aquel cuerpo
normativo, sin que exista una figura equiparable que contenga el mismo supuesto y
consecuencias jurídicas, esto es, que sancione expresamente el abandono de las labores
agrícolas o comunitarias que anteriormente correspondía, en exclusiva, realizar al ejidatario o
comunero.
Así es, del análisis del proceso legislativo que culminó con la reforma al artículo 27 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicada el seis de enero de mil
novecientos noventa y dos, se advierte que el sistema agrario y las figuras que lo integran
sufrieron importantes modificaciones, las cuales repercutieron en las diversas legislaciones en
materia agraria, tal como se reflejó en la nueva Ley Agraria.
En la exposición de motivos presentada al inicio de dicha reforma constitucional, se expresó,
en lo que interesa, lo siguiente:
"c) Proteger y fortalecer la vida ejidal y comunal. La reforma se propone reafirmar las formas
de tenencia de la tierra derivadas de la gesta agraria de los mexicanos y adecuarlas a las
nuevas realidades del país. ... Su base productiva debe ser fuente de bienestar para el
campesino y de prosperidad para la nación. Por ello se elevan a nivel constitucional el
reconocimiento y la protección al ejido y la comunidad. Confirmamos sin ambigüedad al
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2006-SS.
ejido y la comunidad como formas de propiedad al amparo de nuestra Ley Suprema. Con
tierras de los ejidatarios y comuneros, a ellos corresponden las decisiones sobre su manejo. El
siglo XX ratificó al ejido y la comunidad como formas de vida comunitarias creadas a lo
largo de la historia ... . La reforma a la fracción VII, que promueve esta iniciativa, reconoce la
distinción entre la base territorial del asentamiento humano, sustento de una cultura de vida
comunitaria, y la tierra para las actividades productivas del núcleo ejidal y comunal en el
ámbito parcelario. Reconoce, también, la plena capacidad de los ejidatarios de decidir las
formas que deben adoptar y los vínculos que deseen establecer entre ellos para aprovechar su
territorio. También fija el reconocimiento de la ley a los derechos de los ejidatarios sobre sus
parcelas. Estos cambios atienden a la libertad y dignidad que exigen los campesinos y
responden al compromiso del Estado de apoyar y sumarse al esfuerzo que ellos realizan para
vivir mejor. La propiedad ejidal y comunal será protegida por la Constitución. Se propone la
protección a la integridad territorial de los pueblos indígenas. Igualmente, se protegen y
reconocen las áreas comunes de los ejidos y el sustento territorial de los asentamientos
humanos. En todo caso, el solar en el casco urbano seguirá siendo de la exclusiva propiedad
de sus moradores. Las superficies parceladas de los ejidos podrán enajenarse entre los
miembros de un mismo ejido de la manera que lo disponga la ley, propiciando la
compactación parcelaria y sin permitir acumulación o la fragmentación excesivas. Los
poseedores de parcelas podrán constituirse en asociaciones, otorgar su uso a terceros, o
mantener las mismas condiciones presentes. La mayoría calificada del núcleo de población
que fije la ley podrá otorgar al ejidatario el dominio de su parcela, previa regularización y
definición de su posesión individual. Hay que expresarlo con claridad. Los ejidatarios que
quieran permanecer como tales recibirán el apoyo para su desarrollo. No habrá ventas
forzadas por la deuda o por la restricción. La ley prohibirá contratos que de manera
manifiesta abusen de la condición de pobreza o de ignorancia. Sostenemos el ejercicio de la
libertad, pero éste jamás puede confundirse con la carencia de opciones. Nadie quedará
obligado a optar por alguna de las nuevas alternativas; dejarían de serlo. Se crearán las
condiciones para evitar que la oportunidad se confunda con la adversidad. ...Debemos
reconocer la madurez que ha promovido la reforma agraria y la política educativa, de salud y
de bienestar en general, que ha realizado el Estado mexicano durante muchas décadas. La
reforma reconoce la plena capacidad legal del ejidatario y también sus responsabilidades. A
ellos les corresponde resolver la forma de aprovechamiento de sus predios dentro de los
rangos de libertad que ofrezca nuestra Carta Magna."
Por su parte, en el dictamen de tres de diciembre de mil novecientos noventa y uno, emitido
por las Comisiones Unidas de Gobernación y Puntos Constitucionales y de Reforma Agraria
de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, así como en el emitido el doce de
diciembre de mil novecientos noventa y uno, suscrito por las Comisiones Unidas Primera de
Gobernación; de Puntos Constitucionales; de Fomento Agropecuario; de Recursos
Hidráulicos y Forestales y del Sector Social Agrario de la Cámara de Senadores del Congreso
de la Unión, respecto a la fracción VII del artículo 27 constitucional, se expuso que mediante
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2006-SS.
dicha reforma se pretendía otorgar a los ejidatarios autonomía y libertad en el uso y disfrute
de las parcelas que tuviesen asignadas, permitiendo su aprovechamiento personal o por
terceras personas, con el propósito de obtener la capitalización del campo y bienestar del
ejidatario, esto es, mediante dicha reforma se buscó conceder a los sujetos individuales de
derecho agrario, la plena libertad en el ejercicio de sus derechos relacionados con la
explotación de las parcelas asignadas individualmente, para que, en caso de estimarlo
conveniente, éstas pudieran ser trabajadas o cultivadas personalmente o por otras personas, a
través de cualquier contrato que no estuviere prohibido legalmente, lo cual fue avalado por
dichos órganos legislativos.
Una vez culminado el referido proceso de reforma constitucional, la fracción VII del artículo
27 constitucional, en lo que interesa, quedó redactada de la siguiente manera:
"Artículo 27. ...VII. Se reconoce la personalidad jurídica de los núcleos de población ejidales
y comunales y se protege su propiedad sobre la tierra, tanto para el asentamiento humano
como para actividades productivas.
"...
"La ley, considerando el respeto y fortalecimiento de la vida comunitaria de los ejidos y
comunidades, protegerá la tierra para el asentamiento humano y regulará el aprovechamiento
de tierras, bosques y aguas de uso común y la provisión de acciones de fomento necesarias
para elevar el nivel de vida de sus pobladores.
"La ley, con respeto a la voluntad de los ejidatarios y comuneros para adoptar las condiciones
que más les convengan en el aprovechamiento de sus recursos productivos, regulará el
ejercicio de los derechos de los comuneros sobre la tierra y de cada ejidatario sobre su
parcela. Asimismo establecerá los procedimientos por los cuales ejidatarios y comuneros
podrán asociarse entre sí, con el Estado o con terceros y otorgar el uso de sus tierras; y,
tratándose de ejidatarios, transmitir sus derechos parcelarios entre los miembros del núcleo de
población; igualmente fijará los requisitos y procedimientos conforme a los cuales la
asamblea ejidal otorgará al ejidatario el dominio sobre su parcela. En caso de enajenación de
parcelas se respetará el derecho de preferencia que prevea la ley."
La necesidad de proyectar las reformas del artículo 27 constitucional tuvieron como efecto la
creación de la Ley Agraria en vigor, la cual abrogó la Ley Federal de Reforma Agraria.
En la exposición de motivos de la nueva Ley Agraria, en la parte que interesa, se señaló lo
siguiente:
"Esta iniciativa de ley consolida la obra legislativa de más de siete décadas que conformó el
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2006-SS.
sistema de tenencia. Ahora proponemos nuevas directrices en nuestras disposiciones agrarias
y la consolidación de elementos torales de nuestra tradición legislativa en materia agraria,
como son el sistema ejidal y comunal de tenencia de la tierra y el combate al latifundio. La
propuesta que hoy presento a su consideración procura sintetizar nuestra rica actividad
legislativa en un instrumento sencillo y claro, que mantenga lo esencial y actualice lo
accesorio; la iniciativa de ley, animada por los principios de justicia y libertad, propone
transformar lo que por años ha sido práctica común en derechos. ...El ejido no puede quedar
al margen de los procesos de transformación de la agricultura. Sería incorrecto forzar la
modernización con imposiciones, pero también sería un error frenar el cambio que desean los
propios campesinos con restricciones legales. La iniciativa abre oportunidades para
incrementar el potencial de los recursos al liberar la iniciativa de los productores. Asimismo
permite, dentro del marco de libertad que establece, que los ejidatarios adopten las formas de
organización que ellos consideren más adecuadas y les permite también celebrar cualquier
contrato que diversifique riesgos e incremente sus ingresos. No se establecen restricciones
específicas en materia de asociación, para respetar íntegramente la garantía constitucional en
la materia. Esto habrá de propiciar la atracción de capitales y de nueva tecnología hacia el
sector rural, para garantizar el crecimiento sostenido de sus actividades productivas. Para
ello, son indispensables las formas modernas de sumar esfuerzos y recursos. La asociación
libre y equitativa, en sus múltiples versiones, puede ser el gran instrumento del cambio....Finalmente están las tierras parceladas cuyos derechos pertenecen a cada ejidatario. ... Por
su parte, la Procuraduría Agraria vigila y previene abusos, mientras los tribunales agrarios
garantizan la legalidad de lo actuado.-La iniciativa restringe el plazo de contratación del uso
o usufructo de tierras ejidales por terceros extraños al ejido. Asimismo, abre la posibilidad
para que el ejidatario o el ejido puedan involucrar el usufructo de sus tierras, mas no los
derechos de propiedad, como garantía, para obtener crédito, previo el cumplimiento de
formalidades que respalden la seguridad de la garantía. Esto dará a los ejidatarios mayor
acceso al crédito, factor fundamental para el desarrollo y la producción."
Por su parte, del dictamen de diecisiete de febrero de mil novecientos noventa y tres, emitido
por la comisión antes referida de la Cámara de Diputados, así como del de veintitrés de
febrero de mil novecientos noventa y dos, suscrito por las Comisiones Unidas del Sector
Social Agrario y de Fomento Agropecuario, Recursos Hidráulicos y Forestales de la Cámara
de Senadores del Congreso de la Unión, se advierte que con la nueva Ley Agraria se
permitiría a los ejidatarios titulares de sus respectivas parcelas, la facultad de celebrar
contratos, aun con particulares, que tuvieran como objeto el uso de tierras o parcelas ejidales,
si esto convenía para el aprovechamiento de sus recursos productivos; asimismo, se concedió
a los ejidatarios la oportunidad de explotar sus derechos parcelarios mediante asociaciones o
inversiones de terceros, con el objeto de diversificar las oportunidades e incrementar sus
ingresos, lo cual propiciaría la atracción de capitales y de nueva tecnología al sector rural,
para revertir el rezago agrario y garantizar el crecimiento sostenido de sus actividades
productivas.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2006-SS.
De lo antes expuesto, resulta evidente que la modificación sustancial que sufrió el sistema
agrario nacional, tuvo por objeto mejorar las condiciones económicas y sociales de la clase
campesina, para lo cual se estimó necesario implementar cambios que permitieran mayor
libertad en las actividades agrícolas, esto es, se reconoció la capacidad y libertad de los
ejidatarios para adoptar formas de asociación y de aprovechamiento con las cuales pudieran
atraer inversión al campo, capitalizarlo y revertir el minifundio, lo que implicó el abandono
del modelo agrario que rigió previamente en nuestro país, en el cual se privilegiaba el trabajo
personal del ejidatario respecto a sus tierras, para dar paso a un régimen, que actualmente
rige, en el que el sujeto individual de derecho agrario puede optar por otras formas de
explotación de las tierras, eliminándose la obligación de que necesariamente lo haga de
manera personal, pues bien lo puede hacer de esta forma o a través de terceras personas; este
último modelo es el que se reflejó y materializó en la Ley Agraria en vigor.
Lo anterior ha sido reconocido por esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, como se advierte de la parte que interesa de la jurisprudencia 74/2000, derivada de la
contradicción de tesis 26/2000, publicada en la página 195, Tomo XII, agosto de 2000,
Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, que señala:
"AGRARIO. LA RENUNCIA DE DERECHOS AGRARIOS, QUE DEBE SER EXPRESA,
NO EQUIVALE AL ABANDONO DE LA UNIDAD DE DOTACIÓN.-La interpretación
literal, lógica, sistemática y teleológica de lo dispuesto en la fracción II del artículo 20 de la
Ley Agraria, en el sentido de que la calidad de ejidatario se pierde por renuncia a sus
derechos, en cuyo caso se entenderán cedidos a favor del núcleo de población, lleva a
concluir que esa renuncia debe ser expresa, pues por tratarse de un acto intencional no debe
quedar incertidumbre de su exteriorización, en razón de que si se admitiera que puede
inferirse de hechos o actos que la presupongan, se correría el riesgo de tener por hecha una
renuncia que no es clara ni precisa y respecto de la que cabría duda de su existencia. Por otra
parte, esa causal de pérdida de derechos parcelarios no equivale a la de privación de derechos
agrarios del ejidatario o comunero sobre la unidad de dotación y, en general, como miembro
de un núcleo de población ejidal o comunal, prevista en la fracción I del artículo 85 de la
abrogada Ley Federal de Reforma Agraria, consistente en no trabajar la tierra personalmente
o con su familia, durante dos años consecutivos o más, o dejar de realizar por igual lapso los
trabajos que le correspondan, cuando se haya determinado la explotación colectiva; porque
esta causal tenía su origen en la obligación impuesta al ejidatario de trabajar personalmente o
con su familia su unidad de dotación y en la función social que se le asignó a ésta, en tanto
que en la legislación agraria vigente desapareció dicha obligación y se abandonó el concepto
de unidad de dotación, así como las ideas de extensión mínima para garantizar la subsistencia
y mejoramiento de la clase campesina, en virtud de que ahora se persigue atraer inversión al
campo, capitalizarlo, revertir el minifundio, permitir otras formas de asociación y de
aprovechamiento, y reconocer que los ejidatarios tienen capacidad y libertad para adoptarlas,
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lo que configura un sistema distinto del que se siguió hasta antes de la entrada en vigor de la
Ley Agraria."
De lo antes narrado, se evidencia que, acorde con los postulados que dieron origen a la citada
reforma del artículo 27 constitucional, en la Ley Agraria en vigor, se refleja la posibilidad de
los sujetos de derecho agrario de transmitir éstos, mediante la celebración de contratos
permitidos por la propia ley.
Así, encontramos que los artículos 45, 76 y 79 de la Ley Agraria establecen:
"Artículo 45. Las tierras ejidales podrán ser objeto de cualquier contrato de asociación o
aprovechamiento celebrado por el núcleo de población ejidal, o por los ejidatarios titulares,
según se trate de tierras de uso común o parceladas, respectivamente. Los contratos que
impliquen el uso de tierras ejidales por terceros tendrán una duración acorde al proyecto
productivo correspondiente, no mayor a treinta años, prorrogables."
"Artículo 76. Corresponde a los ejidatarios el derecho de aprovechamiento, uso y usufructo
de sus parcelas."
"Artículo 79. El ejidatario puede aprovechar su parcela directamente o conceder a otros
ejidatarios o terceros su uso o usufructo, mediante aparcería, mediería, asociación,
arrendamiento o cualquier otro acto jurídico no prohibido por la ley, sin necesidad de
autorización de la asamblea o de cualquier autoridad. Asimismo podrá aportar sus derechos
de usufructo a la formación de sociedades tanto mercantiles como civiles."
En virtud de lo estipulado en dichos numerales, así como de lo analizado en los antecedentes
legislativos antes referidos y de la lectura integral de la Ley Agraria, se advierte que en ésta
se eliminó la obligación del ejidatario o comunero de trabajar personalmente la parcela ejidal
y, por ende, desapareció la causal de privación de derechos agrarios contemplada
anteriormente en la fracción I del artículo 85 de la Ley Federal de Reforma Agraria, pues,
como se señaló, en el nuevo régimen agrario el sujeto de derechos parcelarios o comunales
tiene la posibilidad de trabajar la tierra personalmente o por medio de terceros, mediante la
celebración del contrato respectivo, por lo que se eliminó la sanción que se establecía en el
referido numeral a quien no trabajara la tierra personalmente o con su familia durante dos
años consecutivos o más.
Debe precisarse, sin embargo, que la consideración formulada en los párrafos que anteceden
de ninguna manera supone el desconocimiento de las facultades que la nueva Ley Agraria
concede a la asamblea general, en tanto órgano supremo del ejido o comunidad, para
determinar la separación de los ejidatarios y comuneros, siempre que se cumpla con las
condiciones que se establezcan en el reglamento interno que la comunidad agraria apruebe,
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en términos de las fracciones I y II del artículo 23 y del artículo 10 de la Ley Agraria, cuyo
texto es el siguiente:
"Artículo 23. La asamblea se reunirá por lo menos una vez cada seis meses o con mayor
frecuencia cuando así lo determine su reglamento o costumbre.
"Serán de la competencia exclusiva de la asamblea los siguientes asuntos:
"I. Formulación y modificación del reglamento interno del ejido;
"II. Aceptación y separación de ejidatarios, así como de sus aportaciones; ..."
"Artículo 10. Los ejidos operan de acuerdo con su reglamento interno, sin más limitaciones
en sus actividades que las que dispone la ley. Su reglamento se inscribirá en el Registro
Agrario Nacional, y deberá contener las bases generales para la organización económica y
social del ejido que se adopten libremente, los requisitos para admitir nuevos ejidatarios, las
reglas para el aprovechamiento de las tierras de uso común, así como las demás disposiciones
que conforme a esta ley deban de ser incluidas en el reglamento y las demás que cada ejido
considere pertinentes."
Igualmente, debe hacerse notar que en la nueva regulación del campo mexicano, se prevé
expresamente la pérdida de la calidad de ejidatario por la cesión legal de sus derechos
parcelarios o comunes, por renuncia a éstos y por prescripción negativa, conforme lo
dispuesto por el artículo 20 de la Ley Agraria vigente a partir de mil novecientos noventa y
dos.
Por último, debe indicarse que contrariamente a lo considerado por el Primer Tribunal
Colegiado en Materias Penal y Administrativa del Quinto Circuito, en el caso no resultaba
aplicable la teoría (ni la jurisprudencia) sobre retroactividad basada en los componentes de la
norma, conforme a la cual debe tomarse en cuenta el momento en que se actualiza el supuesto
jurídico para determinar la ley aplicable a sus consecuencias, por las siguientes razones.
En primer lugar, en la medida en que, como ha quedado de manifiesto, existen disposiciones
transitorias que precisaron de manera expresa los supuestos en los cuales el trámite de los
asuntos ya iniciados debía seguirse conforme la abrogada Ley Federal de Reforma Agraria,
dentro de los cuales no se estableció la acción de privación de derechos agrarios.
Por otra parte, la privación de derechos agrarios desapareció de la nueva Ley Agraria, en
tanto el nuevo régimen agrario fue modificado a partir de mil novecientos noventa y dos y no
exige ya que los ejidatarios o comuneros trabajen directa y personalmente la tierra, con lo
cual, no subsiste derecho u obligación sustantiva alguna que sobre este particular pueda ser
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reclamada por la comunidad con posterioridad a la entrada en vigor del ordenamiento citado.
Y, finalmente, dado que la privación de derechos agrarios suponía necesariamente la
declaración de la autoridad competente, el presupuesto jurídico de ésta era no las
circunstancias de hecho (abandono de la tierra), sino el ejercicio de la acción (o solicitud)
para que se tramitara el procedimiento respectivo, motivo por el cual resulta indebido otorgar
a situaciones de hecho, meramente fácticas, consecuencias jurídicas que sólo podrían
determinarse, en su caso, si efectivamente se hubiera ejercido la acción de privación de
derechos agrarios durante la vigencia de la abrogada Ley Federal de Reforma Agraria.
Así las cosas, debe concluirse que la acción de privación de derechos agrarios de ejidatario o
comunero, prevista en el artículo 85, fracción I, de la Ley Federal de Reforma Agraria,
ejercida a partir de que ésta fuera abrogada y entrara en vigor la nueva Ley Agraria, resulta
improcedente.
Atento a lo anterior, debe prevalecer el criterio que sostiene esta Segunda Sala, el que de
acuerdo con lo dispuesto por el artículo 195 de la Ley de Amparo, debe regir con carácter de
jurisprudencia, en los siguientes términos:
PRIVACIÓN DE DERECHOS AGRARIOS DE EJIDATARIO O COMUNERO. LA
ACCIÓN PREVISTA EN EL ARTÍCULO 85, FRACCIÓN I, DE LA LEY FEDERAL DE
REFORMA AGRARIA ABROGADA, EJERCIDA CON POSTERIORIDAD A LA
ENTRADA EN VIGOR DE LA LEY AGRARIA, ES IMPROCEDENTE, SIN PERJUICIO
DE LAS FACULTADES QUE ESTA ÚLTIMA CONCEDE A LA ASAMBLEA
GENERAL EN LA MATERIA.-El artículo tercero transitorio de la Ley Agraria, vigente a
partir del 27 de febrero de 1992, estableció que únicamente se seguiría aplicando la Ley
Federal de Reforma Agraria en los asuntos que se encontraran en trámite "en materia de
ampliación o dotación de tierras, bosques y aguas, creación de nuevos centros de población y
restitución, reconocimiento y titulación de bienes comunales". En ese sentido, se concluye
que la acción contenida en la fracción I del artículo 85 de la Ley Federal de Reforma Agraria
abrogada es improcedente cuando se hubiere ejercido con posterioridad a la entrada en vigor
de la Ley Agraria, pues la regulación del ejercicio de dicha acción no se contiene en los
supuestos expresamente contemplados en la mencionada disposición transitoria, para seguir
rigiéndose bajo la ley abrogada; además, en la Ley Agraria en vigor se eliminó como causa
de pérdida de derechos agrarios de comunero o ejidatario el hecho de que no trabajen la tierra
personalmente o con su familia por un periodo consecutivo de dos años o más, lo que es
acorde con el cambio en el sistema agrario nacional derivado de las reformas al artículo 27 de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1992, que permiten a los citados
sujetos de derecho el aprovechamiento de sus parcelas en forma personal o por medio de
terceras personas con el propósito de obtener su bienestar a través de la capitalización del
campo, sin que lo anterior implique desconocer las facultades que la Ley Agraria concede a
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la asamblea general, como órgano supremo del ejido o comunidad, para determinar la
separación de los ejidatarios o comuneros en los casos previstos en el correspondiente
reglamento interno.
Por lo expuesto y con fundamento en los artículos 197-A de la Ley de Amparo y 21, fracción
VIII, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, se resuelve:
PRIMERO.-Sí existe contradicción de tesis denunciada.
SEGUNDO.-Debe prevalecer con carácter de jurisprudencia el criterio sostenido por esta
Segunda Sala, en los términos de la tesis redactada en el último considerando de esta
resolución.
Notifíquese; remítase la tesis jurisprudencial aprobada por esta Segunda Sala al Pleno y a la
Primera Sala de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, a los Tribunales Colegiados de
Circuito que no intervinieron en la contradicción y al Semanario Judicial de la Federación,
para su correspondiente publicación; envíese testimonio de la presente resolución a los
Tribunales Colegiados de Circuito que intervinieron en esta contradicción y, en su
oportunidad, archívese este expediente como asunto concluido.
Así lo resolvió la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad
de cuatro votos de los señores Ministros: Juan Díaz Romero, Genaro David Góngora
Pimentel, Guillermo I. Ortiz Mayagoitia y presidenta Ministra Margarita Beatriz Luna
Ramos. El señor Ministro Sergio Salvador Aguirre Anguiano estuvo ausente por hacer uso de
sus vacaciones e hizo suyo el asunto la señora Ministra Margarita Beatriz Luna Ramos.
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