El control judicial sobre la eficiencia y la equidad del gasto público

Anuncio
45º JORNADAS INTERNACIONALES DE FINANZAS PÚBLICAS
Temática: GASTO PÚBLICO SOCIAL, EFICIENCIA Y EQUIDAD
El control judicial sobre la eficiencia y la equidad
del gasto público social
por Elvira Balbo
Tabla de Contenido
INTRODUCCION
1.- Los gastos públicos: su relación con la Constitución
2.- El costo de los derechos: correspondencia con el gasto público social
3.- Los derechos individuales y colectivos: su relación con el proceso
presupuestario
4.- El control judicial de los gastos públicos sociales
4.1 Comentarios sobre los contenidos de la jurisprudencia reciente
• 4.1.1 Causa VIVIENDA DIGNA
• 4.1.2 Causa “BADARO”
• 4.1.3 Causa “ELLIFF”
La acción del Defensor del Pueblo
• 4.1.4 Causa “ATE contra Gobierno de la Prov. de Buenos Aires”
• 4.1.5 Causa “RIACHUELO”
5.- De la economía positiva a la economía normativa
6.- El Análisis Económico del Derecho
6.1 La Acordada 36/2009 de la Corte Suprema de Justicia de la Nación
7.- El gobierno de los jueces: una breve reflexión
8.- La responsabilidad de los funcionarios públicos con relación a la
ejecución presupuestaria: acción y omisión
COLOFÓN
45º JORNADAS INTERNACIONALES DE FINANZAS PÚBLICAS
Temática: GASTO PÚBLICO SOCIAL, EFICIENCIA Y EQUIDAD
Clasificación JEL: K (Derecho y economía); K3 (Otras áreas sustantivas del
derecho); K34 (Derecho fiscal)
Palabras clave: control judicial, gastos sociales y subsidios, Presupuesto
Público
El control judicial sobre la eficiencia y la equidad
del gasto público social
por Elvira Balbo
Introducción
Al considerar el gasto público social, su eficiencia y equidad, como uno de los
temas prioritarios para ser tratados en este encuentro se pone de manifiesto la
relevante importancia que ha adquirido el gasto, como función de las finanzas
públicas, al compás del crecimiento del conjunto de necesidades que los
habitantes esperan satisfacer a través de la acción de los gobiernos.
1.- Los gastos públicos: su relación con la Constitución
El análisis de los gastos públicos definidos: “como toda erogación monetaria
realizada por el Estado legítimamente autorizada y destinada al cumplimiento
de sus fines”1, nos introduce en el campo interdisciplinar de las finanzas
públicas en el que se desarrolla la actividad estatal dinámica y cambiante en
tiempo y espacio. Los fines perseguidos son los que determinan el nivel y tipo
de gasto que se afrontará y conforme se erogue, será el efecto obtenido. No
obstante, la actividad financiera estatal es un fenómeno complejo que no sólo
se circunscribe a la acción de tomar decisiones económicas. Cada vez que
frente a la escasez de recursos se elige que necesidad atender y que medios
utilizar para hacerlo se toma una decisión política, imbuida de la ideología que
tenga el grupo gobernante que representa, en las democracias modernas, las
preferencias de todos expresadas a través del voto. Debe asumirse que
cuando el Estado reconoce una necesidad y la incorpora al elenco de
requerimientos que debe solventar la convierte en una necesidad pública,
inherente al concepto de bienestar general.
No obstante, en un estado de derecho, la actividad financiera pública no se
realiza por cualquier motivo, ni de cualquier forma. La Constitución es la que
brinda el ordenamiento jurídico, establece las autoridades, los órganos y
poderes que se harán cargo de ella. Fija las competencias y las potestades de
cada nivel de gobierno. Es decir que, desde el enfoque normativo, un aspecto
1
Damarco, Jorge Héctor. Manual de Finanzas Públicas. Mordeglia, Roberto y otros, AZ Editora, Buenos
Aires 1986.
central en las constituciones modernas lo constituye la denominada
Constitución Financiera del Estado.
También es la Constitución la que establece, a veces con contornos amplios y
otras con disposiciones precisas, que necesidades públicas debe solventar el
Estado para tornar efectivo el cumplimiento de los derechos que ella asegura.
Nuestra Constitución Nacional los establece con especial referencia en el
Capítulo Primero, al que se adicionan las disposiciones del Capitulo II, de los
“nuevos derechos y garantías”. Como ejemplo de ello, “garantiza que todos los
habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el
desarrollo humano…”2; “que los consumidores y usuarios de bienes y servicios
tienen derecho, en la relación de consumo, a la protección de su salud,
seguridad e intereses económicos…”3. Es claro el mandato constitucional que
establece que el Estado debe: “proveer lo conducente al desarrollo humano,
al progreso económico con justicia social, a la productividad de la economía
nacional, a la generación de empleo, a la formación profesional de los
trabajadores, a la defensa del valor de la moneda, a la investigación y al
desarrollo científico y tecnológico, su difusión y aprovechamiento…”4. Debe
además, “legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la
igualdad real de oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los
derechos reconocidos por esta Constitución y por los tratados internacionales
vigentes sobre derechos humanos, en particular respecto de los niños, las
mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad. Dictar un régimen de
seguridad social especial e integral en protección del niño en situación de
desamparo, desde el embarazo hasta la finalización del período de enseñanza
elemental, y de la madre durante el embarazo y el tiempo de lactancia…”5
En consonancia con la Carta Magna nacional, la Constitución de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires compromete a los representantes políticos y a los
burócratas técnicos a desarrollar políticas sociales coordinadas para superar
las condiciones de pobreza y exclusión mediante recursos presupuestarios,
técnicos y humanos. Asistir a las personas con necesidades básicas
insatisfechas y promover el acceso a los servicios públicos para los que tienen
menores posibilidades6. “Se garantiza el derecho a la salud integral que está
directamente vinculada con la satisfacción de necesidades de alimentación,
vivienda, trabajo, educación, vestido, cultura y ambiente…”7, considerando que
el gasto público en salud es una inversión social prioritaria. La Ciudad
reconoce el derecho a una vivienda digna y a un hábitat adecuado8,
resolviendo progresivamente el déficit habitacional, de infraestructura y
servicios, dando prioridad a las personas de los sectores de pobreza crítica y
con necesidades especiales de escasos recursos
2
Artículo 41º , Constitución Nacional
Artículo 42º, Constitución Nacional
4
Artículo 75º, inc. 19, Constitución Nacional
5
Artículo 75º, inc. 23, Constitución Nacional
6
Artículo 17º, Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
7
Artículo 20º, Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
8
Artículo 31º, Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
3
De esta forma se plasma en los textos constitucionales la obligación de los
Estados de efectuar erogaciones para cumplir con una de las exteriorizaciones
del gasto: el gasto público social. Desde las ciencias económicas, con apoyo
en las ciencias jurídicas, lo podríamos definir como: “ las erogaciones del
sector público no financiero a nivel nacional, provincial y municipal destinado a
brindar servicios de educación, salud, agua potable, servicios sanitarios y
vivienda, a realizar políticas compensatorias destinadas a la población
carenciada (nutrición, promoción y asistencia social), y a garantizar los seguros
sociales, que incluyen la previsión social, las obras sociales, las asignaciones
familiares y los seguros de desempleo” .9 Si bien muchas de las funciones que
debe cumplir el Estado son obligaciones constitucionales de la Nación y las
provincias, otras han sido incorporadas con el correr del tiempo a la órbita
natural de la acción estatal.
2.- El costo de los derechos: correspondencia con el gasto público social
Debemos reconocer que al goce de cada derecho le corresponde un costo.
Sería una falacia considerar que podemos brindar servicios o producir bienes
públicos en forma gratuita. Según Sola: “el costo de los derechos no plantea
solamente cuestiones de control democrático y transparencia en el proceso de
asignación de los recursos, señala también un problema ético: el de la equidad
en la distribución”. Es necesario tener en cuenta que los recursos que se
asignan para proteger un derecho no estarán disponibles para proteger los
demás.
Parte de la doctrina entiende que las erogaciones que se aplican al ejercicio de
los derechos no son gasto, sino inversión social. Es este concepto se inscribe
el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación que, en su sitio web institucional
manifiesta, que: “las erogaciones destinadas a las políticas sociales no son
consideradas como gasto público, sino como inversión social”. Que está
constituida por las erogaciones del Estado en los sectores sociales. “Todo lo
que implica la educación, salud, agua y servicios sanitarios, lo relativo a
programas nutricionales, de vivienda y promoción social. Generalmente
también se incluyen los seguros sociales (seguridad social, asignaciones
familiares y obras sociales) y las erogaciones en los sectores trabajo, cultura,
deportes, recreación, turismo social, ciencia y técnica y servicios urbanos”.
Las inversiones sociales están conformadas por dos tipos de erogaciones:
• El costo de producción de bienes y servicios provistos públicamente (por
ejemplo: educación y salud)
• Las transferencias monetarias destinadas a universos específicos (por
ejemplo: jubilaciones, subsidio de desempleo, asignaciones familiares,
Asignación Universal por Hijo para la Protección Social y pensiones no
contributivas).
Reconoce el Ministerio antes citado, que la inversión social no constituye un
concepto simple de analizar ya que:
• Engloba diversos tipos de programas (universales, especiales y seguros
sociales)
9
Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable; http://www.ambiente.gov.ar/?idarticulo=6255
•
•
Su ejecución está a cargo de distintos niveles de gobierno (Nación,
provincias, municipios y entes descentralizados)
Responde a variados objetivos (eficiencia, equidad).
De lo dicho se desprende que para lograr un desarrollo sostenible de los
individuos y de la comunidad el Estado debe mostrar su compromiso con
respecto a la dimensión social en su totalidad y plasmar esa obligación en un
documento que constituya “el Plan económico del Sector Público”: el
Presupuesto Público (Jarach)10.
3.- Los derechos individuales y colectivos: su relación con el proceso
presupuestario
Los derechos individuales o sociales contemplados en las normas no podrán
hacerse efectivos y trasladarse a la realidad en la vida cotidiana, sino
aparecen reflejados entre las erogaciones proyectadas en el Presupuesto
Público. Esta condición, necesaria pero no suficiente, deberá luego trascender
la etapa de formulación presupuestaria para transformarse en una realidad
palpable. Esto se verifica al momento de la ejecución de la partida
presupuestaria correspondiente, que transforma el compromiso en acción.
La Constitución Nacional, antes de la reforma de 1994, establecía en el artículo
67º, inciso 7 que el Congreso de la Nación debía “fijar anualmente el
presupuesto de gastos de la Administración de la Nación”. Este mandato ha
sido ampliado y complementado en la reforma con la redacción del actual
artículo 75º, inciso 2, que dispone que: “el Congreso Nacional debe fijar
anualmente el presupuesto general de gastos y cálculo de recursos de la
administración nacional, en base al programa general de gobierno y al plan de
inversiones públicas y aprobar o desechar la cuenta de inversión”. De esta
forma, se reconoce que los representantes del pueblo reunidos en el Congreso
de la Nación, como consecuencia del proceso eleccionario, deben aprobar el
plan de gobierno formulado por el Poder Ejecutivo para que este pueda
ejecutarlo. En este contexto, se desarrolla el proceso presupuestario 11 , en el
que claramente participan dos de los tres poderes del estado: el poder
ejecutivo y el legislativo. No obstante lo expresado, el poder judicial no puede
mantenerse al margen de la ejecución presupuestaria y de su evaluación, ya
que los jueces deben velar por la correcta asignación de los recursos públicos y
lo vienen demostrando expresándose a través de recientes sentencias.
4.- El control judicial de los gastos públicos sociales
En trabajos anteriores nos hemos ocupado de analizar si los gastos previstos
en el presupuesto resultan justiciables12. La doctrina no es pacifica en aceptar
la posibilidad de la intervención judicial en el proceso presupuestario. Algunos
entienden que si los jueces pudieran decidir con sus sentencias en qué se debe
gastar, estarían indirectamente tomando decisiones presupuestarias que
competen al poder legislativo y, en última instancia, afectarían la división de los
poderes que sustenta a la república.
10
Jarach, Dino; Finanzas Públicas y Derecho Tributario, 1ra. Edición Editorial Cangallo; 1985
Reglamentado por la Ley nº 24.156, sancionada el 30/09/92
12
De la autora: “El derecho presupuestario a ser feliz”; 43º Jornadas Internacionales de Finanzas Públicas
11
La concepción de las finanzas públicas y de los objetivos que debe perseguir el
Estado ha ido variando en el tiempo. Resulta claro que la visión moderna
apunta a orientar la actividad financiera, y por lo tanto el Presupuesto, a
resguardar los derechos humanos. No podría ser de otra forma ya que estos
derechos se encuentran insertos en la trama constitucional y son inherentes a
la esencia misma del hombre. Más aún, a partir de los diferentes Pactos y
Declaraciones Internacionales se han revalorizado los derechos sociales como
derechos humanos de segunda y tercera generación que nos garantizan a
todos condiciones de vida digna, sustentadas en la función social del Estado.
La cuestión relevante es articular una sana relación entre los derechos que
detentamos y el Presupuesto que aprobamos, con fundamento en el principio
de la razonabilidad.
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, en su
primer considerando enuncia: “que los pueblos americanos han dignificado la
persona humana y que sus constituciones nacionales reconocen que las
instituciones jurídicas y políticas, rectoras de la vida en sociedad, tienen como
fin principal la protección de los derechos esenciales del hombre y la creación
de circunstancias que le permitan progresar espiritual y materialmente y
alcanzar la felicidad13 “. Los Estados no sólo deben respetar estos principios,
deben lograr que se materialicen.
La propia Constitución Nacional nos acerca principios insoslayables en su
artículo 75 cuando establece que la distribución de recursos entre la Nación y
las provincias deberá contemplar “criterios objetivos de reparto; será equitativa,
solidaria y dará prioridad al logro de un grado equivalente de desarrollo, calidad
de vida e igualdad de oportunidades en todo el territorio nacional”14.
De esta cuestión se ha ocupado la justicia en diversas sentencias para
resguardar el derecho de los habitantes a la salud, a la vivienda, a la
alimentación, etcétera, y además ha dejado en claro cuáles son las
obligaciones del Estado en relación con el Presupuesto y su ejecución. No es
nuestra intención reseñar jurisprudencia como una práctica profesional más.
Destacamos que como profesionales de las Finanzas Públicas es necesario
que conozcamos qué situaciones se tornaron justiciables y a qué conclusiones
se arribó.
En una acción de amparo contra el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires,
con motivo de la decisión por parte de la administración de poner fin a los
programas asistenciales destinados a solucionar la emergencia habitacional, la
justicia determinó que el principio de autonomía del artículo 19º de la
Constitución Nacional consiste en la posibilidad de cada individuo de elegir y
materializar su propio plan de vida. Implica no sólo un deber de no coartar
acciones autónomas sino que exige la adopción de medidas positivas por parte
del Estado que hagan posible la inclusión social –en el caso mediante planes
habitacionales-, y consecuentemente el goce de derechos fundamentales.
13
14
Aprobada en la Novena Conferencia Internacional Americana. Bogotá, Colombia, 1948
Artículo 75º, inciso 8º que remite al inciso 2º, tercer párrafo
Que además la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires asegura
una vivienda digna y que para ello debe existir cierta progresividad consistente
en la obligación estatal de mejorar las condiciones de goce y ejercicio de los
derechos sociales. Por ello, el Gobierno de la Ciudad no puede suspender
discrecionalmente los planes habitacionales y la administración debe acreditar
que se cumplió con los objetivos15. En otra causa similar se prescribe: “Es que
no tiene razón de ser un Estado que resulte incapaz de garantizar a sus
habitantes condiciones mínimas de existencia y dignidad que constituyen lo
más básico de la justicia”16. En el mismo sentido y en relación con la crítica
situación de la economía argentina de 2001 se dijo:
“De esta forma, cuando un individuo o grupo es incapaz de acceder a una
vivienda digna, el Estado tiene en tal caso la obligación de adoptar las medidas
pertinentes para proveer, al menos en un estadio básico, la satisfacción de esa
necesidad. Este deber tiene vigencia aún en períodos de crisis, en especial
cuando se trata de grupos en situación de extrema precariedad” 17
La justicia no sólo se refirió a los deberes del Estado, también tuvo en cuenta la
conducta de los funcionarios públicos encargados de la administración de la
hacienda. Por ejemplo, con referencia a la cuestión habitacional, dijo18:
"El Señor Presidente del IVC, debería comprender que no es un administrador
de su hacienda familiar, sino un empleado calificado del Estado local con
competencias atribuidas y obligaciones legales que debe cumplir. Entre ellas, la
de erogar en tiempo y forma los fondos del ente y por cierto la de rendir
cuentas ante la requisitoria de cualquier Poder del Estado con competencia
para exigirlas. Mucho más aún al tratarse, como en autos, de la satisfacción de
un Derecho Humano normativamente reconocido por el ordenamiento local,
nacional y supranacional, como lo es el derecho a la vivienda."
En otras causas se destaca que en materia de derechos humanos rige el
principio de progresividad –emanado de las normas nacionales e
internacionales- según el cual el Estado debe tomar medidas que
progresivamente otorguen eficacia a los derechos humanos y en consecuencia,
requiere del Estado el máximo esfuerzo en la aplicación de los recursos
disponibles.
Al respecto, los jueces como integrantes de uno de los poderes del Estado se
encuentran en la misma obligación que los legisladores o los organismos
administrativos en lo que se refiere al respeto y realización de los derechos
reconocidos expresa o implícitamente en los pactos internacionales que, en el
caso particular de nuestro país, gozan de jerarquía constitucional tras la
15
S.M.G. y otros c/ CABA. C. Contencioso administrativo y Tributario, Ciudad Autónoma de Bs. As.,
Sala I. 28/12/01.
16
Ramallo, Beatriz c/ CABA, Juzgado en lo Contencioso administrativo y Tributario, Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, Nro.2.
17
Ortiz, Célica y otros c/ Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires s/amparo, C. Cont. Adm. y Trib.
Ciudad Bs. As., Sala 1ª - 28/12/2001
18
Asociación Civil CASA AMARILLA 2005 c/GCABA y otros s/amparo. Juzgado Contencioso
Administrativo y Tributario nº 6- CABA
incorporación –como consecuencia de la reforma constitucional de 1994-. Sin
embargo, los jueces no sustituyen a la Administración, sólo controlan19.
“Los jueces no deben renunciar a la posibilidad de que sus decisiones puedan
producir algunos cambios culturales respecto de situaciones no deseadas”20.
De esta cuestión se ha ocupado la justicia federal al dejar en claro que el
Estado debe cumplir con sus fines sin excusarse por las restricciones que
puedan resultar “de los avatares presupuestarios”21
“El Estado no sólo debe abstenerse de interferir en el ejercicio de los derechos
individuales sino que tiene, además, el deber de realizar prestaciones positivas,
de manera tal que el ejercicio de aquéllos no se torne ilusorio”.
Finalmente, es importante destacar que en una causa en la que se discutía el
derecho de un niño del Chaco de aspirar a asistencia médica que no obtenía
en la provincia y por lo cual demandó al Estado Nacional, el juez sentenció que:
“La invocada afectación de los recursos presupuestarios nacionales, de
hacerse lugar a la acción amparista, no engarza con el deber ‘supra’ recordado
-promover el bienestar general-, tampoco con la realidad presente toda vez que
se difunden y se anuncian ‘records’ de recaudación impositiva, mes a mes, por
parte de la autoridad económica, lo cual permite inferir que la respectiva área
ministerial tiene disponibilidades para afrontar gastos específicos que hacen a
su quehacer” (punto VIII de los Resultandos de la sentencia de fs. 279/280).
Los decisorios comentados en los párrafos anteriores habían sido objeto de
nuestro análisis en el transcurso de las 43º Jornadas Internacionales de
Finanzas Públicas. En aquella oportunidad concluíamos que los gastos
presupuestarios, tanto en su formulación como en su ejecución, resultaban
justiciables. En esta ocasión pretendemos resaltar que las decisiones del Poder
Judicial han evolucionado en orden a justipreciar las acciones del Estado y de
sus funcionarios, a la luz de los preceptos de la economía normativa evaluando
además, la eficiencia y la equidad del gasto público social al considerar que:
“la inversión del Estado debe ser adecuada, lo que no depende únicamente del
monto que éste destina, sino fundamentalmente de la idoneidad de la
erogación para superar la situación o paliarla en la medida de lo posible” 22
4.1 Comentarios sobre los contenidos de la jurisprudencia reciente
4.1.1 Causa “VIVIENDA DIGNA”
Recientemente la Corte Suprema de Justicia de la Nación se ha expedido en
un caso en el que una habitante de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de
nacionalidad boliviana, madre de un menor discapacitado, reclama que el
19
Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia c/ GCABA s/amparo. Cámara de Apelaciones
Contencioso Administrativo y Tributario. Sala I. 18/07/07. Referido a la falta de provisión de agua
potable en la Villa 31
20
Roble Mariana Alejandra y Otro c/ Estado nacional s/ amparo. Cámara Nacional en lo Civil y
Comercial Federal. Causa 5.895/2005.
21
Asociación Benghalensis c/ Ministerio de Salud y Acción Social, 1996. Referido a la provisión de
medicamentos por parte del Estado a enfermos de SIDA
22
Q. 64. XLVI. Recurso de Hecho. Q. C., S. Y. c/ Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires s/ amparo- 24
de abril de 2012
Estado le provea de una vivienda digna23. En esta oportunidad el máximo
tribunal analiza en profundidad que obligaciones presupuestarias deben asumir
los Estados para con sus habitantes a la luz de la Constitución Nacional, la
local y de los Pactos Internacionales suscriptos por nuestro país.
Del tratamiento del caso surgen diversas interpretaciones sobre las especiales
características que debe tener el gasto social y las cualidades que deben reunir
los subsidios, para ser legítimos. Estos últimos, deben contemplar previsiones
claras que aseguren un reparto equitativo y los pongan a resguardo de la
arbitrariedad de la autoridad administrativa encargada de aplicarlos. El subsidio
debe brindarse al más necesitado frente a los que lo están en menor medida,
respetando al efectuar la elección de los beneficiarios las normas
constitucionales.
En este marco la Constitución de 1949 establece que el Estado debe otorgar
los beneficios de la seguridad social “que tendrá carácter de integral e
irrenunciable”. La reforma de 1994 refuerza el mandato de: “legislar y
promover medidas de acción positiva que garanticen (...) el pleno goce y
ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución y por los tratados
internacionales vigentes sobre derechos humanos … “. En similar sentido, en el
Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales24 , el Comité de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales de las Naciones Unidas ha establecido una serie de disposiciones
que comprometen a los Estados adheridos a “… adoptar medidas...hasta el
máximo de los recursos de que disponga...” "para lograr progresivamente... la
plena efectividad de los derechos reconocidos -en el Pacto-" 25. Al utilizar la
expresión “lograr progresivamente” se reconoce en el Pacto la dificultad que
enfrentarán los Estados para asegurar a sus habitantes, en el corto plazo, los
derechos resguardados por las normas.
No obstante, el concepto de progresividad efectiva constituye una verdadera
declaración de la plena vigencia que ostentan los derechos económicos,
sociales y culturales. El mencionado Comité, refiriéndose al tema de las
restricciones de los Presupuestos Públicos a la hora de estar contestes a las
demandas de los habitantes, afirmó que si bien la disponibilidad de recursos
puede condicionar la provisión de los bienes públicos, no modifica el carácter
inmediato de la obligación.
De la misma forma que el hecho de que los recursos sean limitados no
constituye, en sí misma, una justificación para no adoptar las medidas
conducentes a palear la situación de vulnerabilidad de los más desprotegidos.
Toman relevancia en este sentido las decisiones de administrar los recursos,
aplicándolos a gastos, con efectos redistributivos.
23
Q. 64. XLVI. Recurso de Hecho. Q. C., S. Y. c/ Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires s/ amparo- 24
de abril de 2012
24
Aprobado por la República Argentina por ley 26.663. B.O. del 12 de abril de 2011
25
El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales es un tratado multilateral
general que reconoce Derechos económicos, sociales y culturales. Fue adoptado por la Asamblea General
de las Naciones Unidas en 1966 y rige desde 1976. En él se establecen mecanismos para la protección y
garantía de estos derechos y se insta a los Estados a adoptar medidas que los resguarden.
Dice la Corte, haciendo referencia a las normas vigentes y a los Pactos
Internacionales suscriptos por nuestro país que: “…. Dicha hermenéutica, se
apoya en que el gobierno local (CABA) en su carácter de administrador de
fondos públicos, tiene competencia para redistribuir, es decir transferir o
asignar dinero para ciertos y especiales grupos de personas”. En conclusión, la
Justicia puede instar a los Estados a cumplir con sus obligaciones de dar o
hacer en la medida que entienda que las decisiones de política y ejecución
presupuestaria adoptadas por la Administración no son equitativas y se limitan
“… a ofrecer las mismas prestaciones que al resto de las residentes de la
ciudad…”, no obstante se trate de un caso que merece atención especial.
Además, sostiene la Corte, haciendo una clara referencia a la eficiencia del
gasto que “la inversión del Estado debe ser adecuada, lo que no depende
únicamente del monto que éste destina, sino fundamentalmente de la
idoneidad de la erogación para superar la situación o paliarla en la medida de
lo posible”. Agrega que aún cuando el esfuerzo económico estatal es
considerable, no parece ser el resultado de un análisis integral para encontrar
la solución más eficiente y de “bajo costo”26
4.1.2 Causa “BADARO”
En noviembre de 2007 la Corte Suprema de Justicia de la Nación dictó
sentencia en la causa “Badaro, Adolfo Valentín contra ANSES sobre Reajustes
varios”, en relación con el período comprendido entre enero de 2002 y
diciembre de 2006. El fallo declaró la inconstitucionalidad del régimen de
movilidad de las prestaciones previsionales previsto en el artículo 7º de la Ley
24.463, inciso 2º, cuando establece que la movilidad será la que determine
anualmente la Ley de Presupuesto y “…podrá ser distribuida en forma
diferenciada a fin de incrementar las prestaciones mínimas. En ningún caso
esta movilidad podrá consistir en una determinada proporción entre el haber de
retiro y las remuneraciones de los activos.”
En dicha oportunidad, la Corte sostuvo que la Constitución Nacional ha
reconocido expresamente el derecho a la movilidad de las jubilaciones y
pensiones (artículo 14 bis, tercer párrafo). Reconocimiento que no debe ser
interpretado como un mero enunciado vacío que el legislador puede llenar de
cualquier modo, sino que debe obrar con el objeto de darle toda su plenitud,
que no es otra que la de asegurar a los beneficiarios el mantenimiento de un
nivel de vida acorde con la posición que tuvieron durante sus años de trabajo
(en actividad).
El Alto Tribunal sustentó que el referido mandato constitucional “…no fue
cumplido en las oportunidades y con el alcance exigidos por el art. 14 bis de la
Constitución Nacional. Para conferir eficacia a la finalidad protectora de la ley
fundamental, su reglamentación debe guardar una razonable vinculación con
los cambios que afectan al estándar de vida que se pretende resguardar, lo que
no sucede si el régimen en cuestión termina desconociendo la realidad que
26
La Ciudad de Buenos Aires abonaba $1.700 mensuales por una habitación de hotel, pequeña, sin
ventanas, con baño y cocina compartidos. La Corte considera que por un valor similar se podría alquilar
un departamento que brinde una mejor solución habitacional
debe atender, con correcciones en los haberes que se apartan por completo de
los indicadores económicos.”
4.1.3 Causa “ELLIFF”
El señor Elliff se jubiló en el año 2004, según las disposiciones de la ley 24.241.
Para la obtención del beneficio acreditó 35 años de servicios en el ámbito
público, dos años en el Poder Judicial y 33 en la AFIP. Sus funciones cesaron
en mayo de 2000, por acogimiento a un retiro voluntario (Ley 25.237), tuvo un
período de espera de tres años y cumplió con la edad requerida para jubilarse,
en enero de 2004. Elliff inició una demanda en procura de que se vuelva a
calcular su haber jubilatorio inicial, se reajuste desde el momento que fue
concedido hasta la actualidad y se fije una pauta de corrección en lo sucesivo.
En su presentación ante la Justicia, afirmó que para calcularle la prestación
compensatoria y la prestación anual por permanencia, teniendo en cuenta las
remuneraciones percibidas durante los últimos 10 años de actividad laboral, se
actualizaron parcialmente las devengadas hasta el 31 de marzo de 1991, no
así las siguientes.
Este caso resulta similar al caso “Badaro”, pero con una importantísima
diferencia: La doctrina “Badaro”, si bien es aplicable a los reclamos en forma
individual o particular (no colectivamente), se aplica a aquellos que se jubilaron
al amparo de la Ley 18.037; es decir, hasta el año 1993. En cambio, el caso
“Elliff” –también de incidencia individual y no colectiva– servirá para todos
aquellos que se jubilaron al amparo de la Ley 24.241 (entre 1993 y 2006).
Pero el caso “Elliff” presenta, además, dos diferencias con “Badaro”:
a) Lo novedoso de esta sentencia reside en que la Corte resolvió que se
deberá aplicar el Índice de Salarios del INDEC entre enero de 2002 y diciembre
de 2006, para ajustar el haber de este jubilado (Elliff), y no sólo hasta el 31 de
marzo de 1991 (previo a la Ley de Convertibilidad del Austral), como lo venía
haciendo la ANSES.
b) Además, se ordenó a la ANSES que recalculara el haber de inicio de un
jubilado aplicando la actualización al valor de los salarios cobrados durante los
últimos 10 años de actividad. Ello resulta relevante porque impacta en el
promedio que se considera para calcular la jubilación inicial revitalizando el
principio de equidad en la aplicación del gasto público social.
La acción del Defensor del Pueblo
El Defensor del Pueblo inició un juicio en contra del Estado Nacional sobre
“amparos y sumarísimos”, tendiente a hacer obligatoria la doctrina de la Corte
sobre la movilidad previsional automática y actualizable. Es decir, dar efecto de
fallo de incidencia colectiva a los casos “Badaro” y “Elliff”.
La Corte, luego de declararse competente27, señaló su preocupación por la
litigiosidad en materia previsional y ha puesto énfasis en la necesidad de contar
con información relevante para el análisis de decisiones que puedan trascender
del marco de la causa en las que se adoptan28
27
28
Resolvió en Mayo de 2011
Aplicación de l a Acordada 36/09 de creación de la “Unidad de Análisis Económico”.
En virtud de lo cual se decidió requerir de la ANSES la siguiente información:
a) Cantidad de reclamos administrativos pendientes de resolución relacionados
con el cálculo del haber inicial;
b) Cantidad de reclamos administrativos pendientes de resolución relacionados
con la movilidad de las jubilaciones y pensiones;
c) Cantidad de causas judiciales actualmente en trámite iniciadas por
beneficiarios del sistema previsional en las que se reclama un ajuste de la
prestación;
d) Cantidad de causas en las que se ha consentido la movilidad ordenada
según criterios jurisprudenciales establecidos o se ha desistido de recursos
interpuestos, conforme la autorización conferida por la resolución de la
Secretaría de Seguridad Social número 955/08;
e) Cantidad de recursos extraordinarios deducidos en cada uno de los tres
últimos años por la ANSeS contra las sentencias de la Cámara Federal de la
Seguridad Social;
f) Cantidad de sentencias firmes que ordenan el reajuste de los haberes que se
encuentran pendientes de cumplimiento;
g) Cantidad de sentencias que han sido íntegramente cumplidas en cada uno
de los últimos cinco ejercicios fiscales, con indicación de los importes en
efectivo y títulos de deuda que resultaron necesarios para su cancelación;
h) Cantidad de causas en las que los actores han promovido procesos de
ejecución de sentencias;
i) Cantidad de beneficiarios del sistema previsional, detallando su composición
según tramos de haberes;
j) Fondos presupuestarios destinados al pago de sentencias en el corriente
año, proporción sobre el total de erogaciones y proyección de casos a liquidar;
k) Medidas adicionales que se hayan adoptado para resolver las peticiones de
los interesados de un modo acorde a los lineamientos fijados por esta Corte, a
fin de evitar conflictos innecesarios o prolongar los existentes.
Existe un segundo requerimiento de información de junio de 2012, en términos
similares, con la finalidad de actualizar la información y ampliar algunos
conceptos. Los requerimientos de información a la ANSES han sido dispuestos
por la propia Corte, en el marco del juicio iniciado por el Defensor del Pueblo y
con fundamento en la Acordada 36/2009 de creación de la “Unidad de Análisis
Económico”.
4.1.4 Causa “ATE contra Gobierno de la Provincia de Buenos Aires”
El Gobierno de la Provincia de Buenos Aires anunció en el mes de junio de
2012 que la hacienda provincial no se hallaba en condiciones de pagar, junto
con los sueldos del sector público, el medio aguinaldo que debía abonarse en
julio de 2012 y ofreció hacerlo en cuatro cuotas mensuales a partir de
mediados de ese mes. Según un comunicado del Ministerio de Economía
provincial, “…los 4.805 millones de pesos correspondientes a los sueldos de
junio serán efectivizados según el cronograma habitual de pagos. En tanto, los
2.206 millones de pesos que se deben abonar en concepto de aguinaldo serán
pagados en cuatro cuotas mensuales a partir del 15 de julio”.
Descontentos, los gremios se movilizaron e iniciaron una acción de amparo que
recayó en el Juzgado en lo Contencioso-Administrativo Nº 1 de La Plata, a
cargo del Dr. Luis Federico Arias. Este, hizo lugar a una medida cautelar
solicitada por los gremios y ordenó al Poder Ejecutivo provincial abonar el
sueldo anual complementario a la totalidad de los trabajadores dependientes
del Estado Provincial, asegurando su percepción de acuerdo a la legislación
vigente, dentro del plazo de cinco días de notificada la presente.
En la resolución, el magistrado señaló que “…el Poder Ejecutivo provincial
habría procedido al fraccionamiento del sueldo anual complementario, sin ley o
acto administrativo que le sirva de sustento, afectando con ello el derecho de
propiedad de naturaleza alimentaria, en contraposición a las normas que
disponen el pago en tiempo y forma de la citada remuneración”.
En otro lugar de los considerandos, expresó el Juez Arias:
“La sola inobservancia del orden legal, por parte de la administración, vulnera
el interés público determinado por el pleno sometimiento de la misma al
ordenamiento jurídico, como postulado básico del Estado de Derecho más aún
cuando la omisión denunciada compromete derechos de carácter social y
alimentario, como sucede en el caso de autos”. “Al respecto, cabe precisar que
la Administración del Poder Ejecutivo se debe desarrollar de acuerdo a las
prescripciones de la Ley de Presupuesto correspondiente al presente ejercicio,
y que no se advierte la existencia de factores extraordinarios que afecten la
recaudación ni los gastos susceptibles de alterar la previsión que el mismo
Poder Ejecutivo ha tenido en cuenta al momento de presentar la estimación de
recursos y gastos ante la legislatura local”.
Resulta muy interesante, además, la parte resolutiva de la decisión, que se
transcribe a continuación:
1. Hacer lugar a la medida cautelar peticionada en autos, ordenando al
Poder Ejecutivo de la Provincia de Buenos Aires a abonar el sueldo
anual complementario a la totalidad de los trabajadores dependientes del
Estado Provincial, asegurando su percepción de acuerdo a la legislación
vigente, dentro del plazo de cinco días de notificada la presente.
2. Frente a un eventual incumplimiento de la Ley de Presupuesto
vigente, pónganse en conocimiento de la presente a ambas Cámaras de
la Legislatura Local.
3. Inscribir la presente causa en el Registro de Procesos Colectivos de la
Suprema Corte de Justicia, a cuyo fin líbrese oficio por Secretaría.
4.1.5 Causa “RIACHUELO”
La Corte Suprema de Justicia de la Nación recibió en 2004 una demanda
presentada por un grupo de vecinos del asentamiento denominado “Villa
Inflamable” (Dock Sud, Avellaneda, provincia de Buenos Aires) contra el Estado
nacional, la provincia de Buenos Aires, el Gobierno de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires y 44 empresas, invocando daños por múltiples enfermedades
que habían sufrido sus hijos y ellos mismos derivadas de la contaminación de
la cuenca hídrica Matanza-Riachuelo, zona que abarca parte de la Capital
Federal y once partidos de aquella provincia.
En su reclamo, pedían el resarcimiento por los daños particulares sufridos y por
los perjuicios causados al ambiente. Estos últimos consistían en la
contaminación de las aguas y del fondo del río, de las zonas aledañas y del
aire. También solicitaron la constitución de un fondo de reparación, porque
invocaban que hacía más de 100 años que el Riachuelo estaba bajo políticas
públicas que fracasaron en el objetivo de sanear la cuenca.
En un hecho histórico, el Máximo Tribunal recibió la demanda. Los jueces
dividieron la pretensión en dos partes: sobre la primera, que se refiere a los
daños personales, rechazaron su jurisdicción y determinaron que los reclamos
tienen que ir al magistrado más cercano a su domicilio; sobre la segunda, por
los daños al ambiente, entendieron que la demanda sí entra bajo su órbita y dio
prioridad a la prevención de la contaminación futura y a la recomposición de los
perjuicios causados.
Así, la Corte dictó en junio de 2006 una primera sentencia, exigiendo al Estado
la presentación de un plan para limpiar el Riachuelo y recomponer el agua,
suelo y aire. El Alto Tribunal decidió que se discuta en audiencias públicas el
plan requerido al Estado.
Terminada esta fase, dictó una última sentencia, en julio de 2008, donde
ordenó la implementación de políticas públicas concretas en materia ambiental
y fijó plazos para realizarlas y sanciones en caso de incumplimiento, a cargo de
la Autoridad de Cuenca.
En este pronunciamiento la Corte resolvió que Autoridad de la Cuenca quedaba
obligada a cumplir tres objetivos simultáneos consistentes en:
• La mejora de calidad de vida de los habitantes de la cuenca;
• La recomposición del ambiente en la cuenca en todos sus componentes
(agua, aire y suelos);
• La prevención de daños con suficiente y razonable grado de predicción.
Para ello señaló con toda precisión las siguientes actividades comprendidas en
el plan:
• Información pública
• Contaminación de origen industrial
• Saneamiento de basurales
• Limpieza de las márgenes del río
• Expansión de la red de agua potable
• Desagües pluviales
• Saneamiento cloacal
• Plan sanitario de emergencia
Para la Corte –en su sentencia de 2008– el Estado Nacional, la Provincia de
Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires son igualmente
responsables en modo concurrente con la ejecución de dicho programa.
Asimismo, dispuso que la Auditoría General de la Nación sea la entidad
encargada de realizar el control específico de la asignación de fondos y de
ejecución presupuestaria en todo lo relacionado con el Plan Integral de
Saneamiento.
5.- De la economía positiva a la economía normativa
La relevante jurisprudencia comentada en el título anterior reaviva la íntima
relación que existe entre la Constitución y la Economía y las consecuencias
económicas que implican las sentencias judiciales. La escasez de recursos a
distribuir nos obliga a plantearnos, una vez más, las cuatro preguntas
fundamentales que tipifican el accionar del sector público: ¿que producir?,
¿cómo producirlo?, ¿para quién producirlo?, ¿cómo tomar estas decisiones?
En relación con la jurisprudencia reciente, aparecen dos preguntas que
deberán responder los funcionarios públicos que participan en alguna de las
etapas del proceso presupuestario: ¿La decisión presupuestaria tomada, será
la correcta a la luz del plexo normativo vigente que defiende los derechos de
los habitantes? Y en última instancia, ante un eventual planteamiento individual
o colectivo de sujetos que se sientan perjudicados: ¿Resistirán nuestras
acciones el control judicial?
Los conceptos sostenidos por la justicia en las sentencias glosadas nos
inducen a reflexionar respecto a qué rama o división de la ciencia de la
economía debería inspirar a los ejecutores de las políticas públicas. Se advierte
que el poder judicial ha fundamentado sus decisiones más allá de los preceptos
de la economía positiva aportando la visión de la economía normativa. No se
ha limitado a observar los fenómenos en forma objetiva deduciendo a partir de
las leyes económicas los efectos de una determinada cuestión.
Más allá de la postura neutral y positivista de definir: “qué es” o qué ocurre en
la realidad de los hechos, avanza hacia una óptica más humanitaria y social
agregando valores éticos y morales a su análisis para definir: “qué debería ser”.
Sin dudas, es más fácil encontrar coincidencias entre los que analizan los
hechos desde la lógica de la economía positiva, ya que al hacerlo desde la
economía normativa se le
agregan al examen aspectos subjetivos,
evaluaciones tendientes a lograr determinados fines y juicios de valor. Sin
embargo, conforme lo expresado en el punto anterior, los jueces no tienen que
renunciar a la posibilidad de que sus decisiones puedan producir cambios
positivos y subsanar situaciones no deseadas.
6.- El Análisis Económico del Derecho
El Análisis Económico del Derecho (AED) es una disciplina que relaciona la
ciencia de la economía y los sistemas legales aplicando a estos últimos la
teoría económica y sus métodos. Implica mirar los fenómenos jurídicos desde
la óptica de sus efectos económicos. La discusión doctrinaria que se plantea al
respecto se refiere a los límites en los que debe desarrollarse esta disciplina
para evitar que el Derecho se convierta en una rama más de la Economía y
pierda su verdadera identidad al quedar sujeto a principios que postulen
maximizar la eficiencia en la práctica jurídica. Sin embargo, no puede
desconocerse que las leyes y las decisiones de los jueces impactan en la
economía y que negar esta situación nos conduciría a consecuencias
socialmente nocivas. Como lo expresara Vanossi29, cuando refiriéndose al
análisis económico del derecho dijo que: “se observa una proclividad a
encararlo desde
dos extremos opuestos: por un lado, la adhesión
incondicional, sometiendo el derecho a la primacía absoluta de la Economía, lo
29
Jorge Reinaldo Vanossi es un abogado y político argentino nacido en 1939. Fue cuatro veces diputado
nacional, y ministro de Justicia de la Nación en 2002.
que se traduce en forjar una suerte de fundamentalismo, con todas las
secuelas y connotaciones que ello implica; y por otra parte el rechazo in límine
o la demostración lisa y llana del factor económico en la escrutación de los
problemas jurídicos, lo que conlleva a una perspectiva incompleta, a veces
errónea, o por lo menos vulnerable de los issues que tienen origen,
sustentación y resolución en los planos normativos y hermenéuticos” 30. Es por
ello, que Derecho y Economía deberían tender a lograr un equilibrio
pluridisciplinar en su aplicación conjunta.
6.1 La Acordada 36/2009 de la Corte Suprema de Justicia de la Nación
Los integrantes del Máximo Tribunal acordaron, en 2009, la creación de una
Unidad de Análisis Económico en la órbita de la Secretaria General de
Administración de la Corte. Dicha Unidad tiene a su cargo la realización de “los
estudios de índole económica necesarios para atender los requerimientos en la
materia y la evaluación de los efectos que podrían producirse en las variables
económicas, como consecuencia de las decisiones que eventualmente
pudieran adoptarse en expedientes en trámite ante el Tribunal”.
De esta forma la Corte reconoce el efecto económico de sus sentencias
cuando debe expedirse : “en algunos casos concretos que aluden a:
"contribuciones que equitativa y proporcionalmente a la población imponga el
Congreso General" (art. 4 C.N.); "retribución justa"; "salario mínimo vital móvil";
"participación en las ganancias de las empresas"; "jubilaciones y pensiones
móviles"; "compensación económica familiar" (art. 14 bis C.N.); "desarrollo
humano"; "actividades productivas" (art. 41 C.N.); "intereses económicos";
"defensa de la competencia contra toda forma de distorsión de los mercados";
"control de los monopolios naturales y legales"; "calidad y eficiencia de los
servicios públicos" (art. 41 C.N.); "criterios objetivos de reparto";"grado
equitativo de desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo el
territorio nacional" (art. 75, inc. 2 C.N.); "prosperidad del país"; "adelanto y
bienestar de todas las provincias" (art. 75, inc. 18 C.N.); "progreso económico
con justicia social"; "productividad de la economía nacional"; "generación de
empleo"; "defensa del valor de la moneda"; "crecimiento armónico de la
Nación"; "políticas diferenciadas que tiendan a equilibrar el desigual desarrollo
relativo de provincias y regiones" (art. 75, inc. 19 C.N.)…”.
Se destaca que: “la importancia de las cuestiones reseñadas precedentemente
justifica que sobre ellas se efectúe un razonable juicio de ponderación en el
cual...no debe prescindirse de las consecuencias que naturalmente derivan de
un fallo toda vez que constituye uno de los Índices más seguros para verificar
la razonabilidad de la interpretación y su congruencia con el sistema en que
está engarzada la norma" (Fallos:302:1284)31.
La doctrina no es pacífica al analizar la conveniencia de que la Corte participe
del análisis económico del derecho. Sola, sostiene que la Acordada 36/09
constituye un avance hacia el principio de razonabilidad que deben observar
30
La aplicación constitucional de “El análisis económico del derecho (AED)”: nada menos y nada más
que un enfoque. Comunicación del académico Jorge Reinaldo Vanossi, en sesión privada de la Academia
Nacional de Ciencias Morales y Políticas del 9 de abril de 2008. (www.ancmyp.org.ar)
31
Considerando 3° de la Acordada (CSJN) 36/2009
las decisiones judiciales y que servirá para informar a los jueces y brindar una
adecuada valoración de las consecuencias de las sentencias a través del
análisis de costo beneficio que brinda, sin determinar su accionar32. Sagues
opina en sentido coincidente, al momento de la creación de la Unidad,
considerándola como una excelente herramienta técnica33.
No obstante, otras opiniones se alzan criticando la creación del área y su
competencia. Consideran que funcionarios con rango menor pueden decidir
que expedientes someter al análisis de las variables económicas y opinar sobre
la conveniencia de tomar una u otra decisión, a la luz de principios de la
macroeconomía y criterios de eficiencia que nada tienen que ver con el
concepto de justicia que deben administrar los jueces. De esta forma, se daría
prioridad a un ”criterio economicista acerca de si la interpretación
jurisprudencial de esa norma o de esa sentencia, sometidas a su
consideración, son económicamente convenientes o útiles”34
7.- El gobierno de los jueces: una breve reflexión
En las causas que comentamos en los puntos anteriores, y en muchas otras,
los particulares en forma individual o colectiva no hallaron solución a sus
necesidades y entonces recurrieron a la justicia en busca de ayuda. Querían
obtener una vivienda digna, percibir los haberes jubilatorios que les
correspondían, cobrar el sueldo anual complementario en tiempo y forma, vivir
en un ambiente sano, conseguir atención y medicación para diversas
enfermedades. Finalmente, obtuvieron la regulación de sus derechos a través
del litigio. El control judicial operó como un asegurador del cumplimiento del
mandato constitucional. Este es el aspecto positivo que destacan aquellos que
entienden que los jueces deben brindar las soluciones que no ofrece el poder
legislativo o que el poder ejecutivo, a través de la gestión de sus funcionarios,
no torna operativas. Esta doctrina no niega la importancia de la división de los
poderes, entiende que ellos operan en un sistema de frenos y contrapesos, que
tiene por propósito reforzar las garantías de la democracia.
El fenómeno descripto no es privativo de nuestro país y se lo puede relacionar
con la transformación del rol de las magistraturas en las democracias
modernas35. Los ciudadanos ocurren con mayor frecuencia a los juzgados
requiriendo las respuestas que no le dan otros órganos del Estado. Sin
embargo, muchos opinan que no todas las cuestiones resultan justiciables y
que el Presupuesto Público es un campo que está vedado para los jueces que
no deben ejecutarlo a través de sus sentencias. Para los que sostienen esta
postura, se verifica un indebido desplazamiento de competencias de los otros
dos poderes del estado hacia el poder judicial.
32
La Corte Suprema y el análisis económico del derecho. Sola, .Juan Vicente. Publicado en: LA LEY
25/09/2009
33
Breve aproximación a la Unidad de Análisis Económico de Derecho de la Corte Suprema de Justicia de
la Nación Argentina, María Sofía Sagües. Fuente: El Dial. DC11FF, 19.10.2009
34
La acordada 36/2009 y la jurisprudencia de la Corte sobre Derechos Humanos Sociales; Kesselman,
Pedro J. Publicado en: LA LEY 29/06/2010
35
Como ejemplo suele citarse un caso ocurrido durante la gestión del presidente Clinton. Se planteó una
grave situación referida al consumo de tabaco y es esa oportunidad se destacó la frase dicha por el
Secretario de Trabajo: “se acabó la regulación por legislación ahora corresponde la regulación a través del
litigio”
8.- La responsabilidad de los funcionarios públicos con relación a la
ejecución presupuestaria: acción y omisión
Resulta necesario analizar que normas relacionan a los funcionarios públicos
con el cumplimiento de sus funciones. El Código Civil, en su Título IX, De las
obligaciones que nacen de los hechos ilícitos que no son delitos, establece en
el artículo n° 1.112 que: “Los hechos y las omisiones de los funcionarios
públicos en el ejercicio de sus funciones, por no cumplir sino de una manera
irregular las obligaciones legales que les están impuestas, son comprendidos
en las disposiciones de este título”. La doctrina se cuestiona si los funcionarios
públicos también resultan alcanzados por las disposiciones del artículo n° 1.109
que establece que: “todo el que ejecuta un hecho, que por su culpa o
negligencia ocasiona un daño a otro, está obligado a la reparación del perjuicio.
Esta obligación es regida por las mismas disposiciones relativas a los delitos
del derecho civil”.
Gordillo36, al referirse en su obra a la defensa del usuario y del administrado
con relación a la actuación del funcionario público, consagra especial atención
al desarrollar un título dedicado a la “omisión como causal de responsabilidad”.
Destaca que existe una clara diferencia entre el artículo n°1.109, que se refiere
al hecho que causa perjuicio, y el artículo n°1.112 que se refiere a “los hechos
y omisiones”. Concluye, que la responsabilidad del funcionario público es más
amplia que la que alcanza a cualquier otro sujeto, ya que además de observar
las disposiciones de las leyes y reglamentos debe estar atento para cumplir con
sus funciones de manera regular. En este sentido el funcionario público no es
solo responsable por lo que hace sino también por lo que deja de hacer, según
claramente lo establece el artículo n° 1.112.
Es que el texto legal al aludir al concepto de: “por no cumplir sino de una
manera irregular las obligaciones legales que les están impuestas”, reconoce
que el funcionario público debe hacer un ejercicio regular de su función; que el
autor interpreta cercana a la responsabilidad de tipo profesional, como la que
se le puede exigir a “un médico o a un abogado”.Concluyendo, que: “por ello la
omisión origina responsabilidad, no por haber sido expresamente ordenado”37.
Es decir, el funcionario público es responsable por el cumplimiento de las
disposiciones normativas que le obliguen ha ejecutar un hecho o a ejercer una
acción. No obstante, su responsabilidad no se agota allí. También es
responsable si ha dejado de hacer algo que debería haber realizado en el
marco del ejercicio regular de su función, aunque ese hecho no estuviera
expresamente ordenado en una norma.
Es importante destacar que la expresión “funcionario público” debe ser
interpretada en forma amplia. Consideramos como tales a todos aquellos que
en forma permanente o accidental se desempeñan en un empleo estatal, no
36
Gordillo, Agustín, Tomo 2, La defensa de usuario y del administrado. 1ª edición, Buenos Aires,
Macchi, 1975 y reimpresiones varias. Disponible en forma gratuita en www.gordillo.com
37
Es por lo expresado, que Gordillo opina, que no debe aplicarse al funcionario público el Art. 1.074 que
establece que: “Toda persona que por cualquier omisión hubiese ocasionado un perjuicio a otro, será
responsable solamente cuando una disposición de la ley le impusiere la obligación de cumplir el hecho
omitido”.
importa la tarea que desarrollen o la jerarquía que detenten. Así, es funcionario
público un agente que trabaja como administrativo en un Ministerio, como
también lo es el ministro, los jueces y hasta el propio el presidente de la nación.
Cada uno de ellos será responsable por lo que hace y por lo que omita hacer,
en el marco del ejercicio regular de sus funciones.
Acercándonos al área de competencia de los funcionarios públicos que nos
ocupan y que participan en el proceso de formulación y ejecución
presupuestaria, destacamos las disposiciones de la Ley n° 24.156, de
Administración Financiera38, que establece y regula la administración financiera
y los sistemas de control del sector publico nacional.
En varios de sus artículos se refiere a la responsabilidad de los funcionarios
públicos. Por ejemplo, en el artículo n° 40 reconoce que el empleado
recaudador o cobrador podría resultar responsable si las sumas a recaudar no
pudieren hacerse efectivas por resultar incobrables, si tal situación le fuera
imputable. Establece en el artículo 66° que las operaciones de crédito público
realizadas en contravención a sus normas son nulas y sin efecto, sin perjuicio
de la responsabilidad personal que puede recaer sobre quienes las realicen.
Finalmente, en el Capítulo III, De la responsabilidad, consagra que: “toda
persona física que se desempeñe en las jurisdicciones o entidades sujetas a la
competencia de la Auditoría General de la Nación responderá de los daños
económicos que por su dolo, culpa o negligencia en el ejercicio de sus
funciones sufran los entes mencionados” en la norma (artículo n° 130)
En un marco mas amplio se manifiesta el Código de Ética de la Función
Pública, aplicable a los funcionarios del Poder Ejecutivo Nacional39. Más allá
de las disposiciones tendientes a evitar la corrupción y a controlar los
incrementos patrimoniales de los agentes del Estado40, estrechamente ligadas
a los más elementales principios de honradez, el Código antes citado sienta
otros precedentes a tener en cuenta para un ejercicio responsable de la
función: “el funcionario público debe hacer un esfuerzo honesto para cumplir
con sus deberes. Cuanto más elevado sea el cargo que ocupa un funcionario
público, mayor es su responsabilidad para el cumplimiento de las disposiciones
de este Código” (artículo 13°).
Sin embargo, no basta con que un funcionario se esfuerce por cumplir con su
misión también debe hacerlo con prudencia. El Principio de Prudencia (artículo
9°) dispone que: “el funcionario público debe actuar con pleno conocimiento de
las materias sometidas a su consideración, con la misma diligencia que un
buen administrador emplearía para con sus propios bienes”. Además, agrega
que: el ejercicio de la función pública debe inspirar confianza en la comunidad y
debe evitar acciones que pudieran poner en riesgo la finalidad de la función
pública, el patrimonio del Estado o la imagen que debe tener la sociedad
respecto de sus servidores
38 Sancionada el 30 de Septiembre de 1992.
39
Decreto n° 41/99
40
Aspectos tratados por la Ley n° 25.188 de Ética en el Ejercicio de la Función Pública. Sancionada el
29 de septiembre de 1999
COLOFÓN
Al considerar el gasto público social, su eficiencia y equidad, como uno de los
temas prioritarios para ser tratados en este encuentro se pone de manifiesto la
relevante importancia que ha adquirido el gasto, como función de las finanzas
públicas, al compás del crecimiento del conjunto de necesidades que los
habitantes esperan satisfacer a través de la acción de los gobiernos.
Coincidimos con aquellos que, desde un enfoque amplio, consideran que las
Finanzas Públicas modernas se desarrollan en un campo multidisciplinar, un
territorio fértil en el que interaccionan diversas ciencias y técnicas: el derecho,
la administración, la contabilidad, las tecnologías de la información y las
comunicaciones, la sociología fiscal, la economía y otras.
Desde esa perspectiva nos preguntábamos, en las 42º Jornadas de Finanzas
Públicas, si los gastos como componentes del Presupuesto Público podrían
resultar justiciables41. Al respecto, apuntábamos que: “los jueces como
integrantes de uno de los poderes del Estado se encuentran en la misma
obligación que los legisladores o los organismos administrativos en lo que se
refiere al respeto y realización de los derechos reconocidos expresa o
implícitamente en los pactos internacionales que, en el caso particular de
nuestro país, gozan de jerarquía constitucional tras la incorporación –como
consecuencia de la reforma constitucional de 1994-. Sin embargo, los jueces
no sustituyen a la Administración, sólo controlan42”. De esta cuestión se ha
ocupado la justicia federal al dejar en claro que el Estado debe cumplir con sus
fines sin excusarse por las restricciones que puedan resultar “de los avatares
presupuestarios”43..
En esta ocasión pretendemos resaltar que las decisiones recientes del Poder
Judicial han evolucionado en orden a justipreciar las acciones del Estado y de
sus funcionarios, a la luz de los preceptos de la economía normativa evaluando
además, la eficiencia y la equidad del gasto público social al considerar que:
“la inversión del Estado debe ser adecuada, lo que no depende únicamente del
monto que éste destina, sino fundamentalmente de la idoneidad de la
erogación para superar la situación o paliarla en la medida de lo posible” 44
En las causas que comentamos en los puntos anteriores, y en muchas otras,
los particulares, en forma individual o colectiva, no hallaron solución a sus
necesidades a través del proceso presupuestario que contiene al gasto público
social. Entonces, las personas recurrieron a la justicia en busca de ayuda.
Querían obtener una vivienda digna, percibir los haberes jubilatorios que les
correspondían, cobrar el sueldo anual complementario en tiempo y forma, vivir
41
De la autora: “ El Derecho Presupuestario a ser feliz”
Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia c/ GCABA s/amparo. Cámara de Apelaciones
Contencioso Administrativo y Tributario. Sala I. 18/07/07. Referido a la falta de provisión de agua
potable en la Villa 31.
43
Asociación Benghalensis c/ Ministerio de Salud y Acción Social, 1996. Referido a la provisión de
medicamentos por parte del Estado a enfermos de SIDA.
44
Idem nota 23
42
en un ambiente sano, conseguir atención y medicación para diversas
enfermedades, etcétera. Finalmente, obtuvieron la regulación de sus derechos
a través del litigio.
BIBLIOGRAFÍA
Asensio, Miguel Ángel. Finanzas Públicas, Notas de Orientación. Osmar
Buyatti, Buenos Aires, 2012
Corti, Horacio G. Derecho Constitucional Presupuestario, LexisNexis,
2007.
Due, John F. y Friedlaender, Ann F. Análisis Económico de los
impuestos y del Sector Público, El Ateneo, 1981.
Fernández, Luis Omar y D´Agostino, Hernán Miguel. Manual de
Finanzas Públicas, La Ley, 2007.
Gil Domínguez, Andrés. “El amparo económico”. Disponible en Internet
en: www.agdconsultora.com.ar
Jarach, Dino. Finanzas Públicas, Esbozo de una teoría general, Editorial
Cangallo, 1978.
Macon, Jorge. Economía del Sector Público, McGraw-Hill, Bogotá
Colombia, 2002.
Romer, Andrés (Compilador). Felicidad, un enfoque de Derecho y
Economía, Themis, Revista de Derecho. Universidad Nacional
Autónoma de México. 2005
Samuelson, Paul A. y Nordhaus, William. Economía, McGraw-Hill,
decimosexta edición, 1999.
Sola, Juan Vicente. Constitución y Economía, LexisNexis, 2004.
Descargar