adolescentes y la salud sexual

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PUBLICACION TRIMESTRAL DEL PROGRAMA MUJERES Y SALUD DE ISIS INTERNACIONAL
JULIO-SEPTIEMBRE
2001
Agenda Salud
23
PRESENTACION
La salud sexual y reproductiva de las y los adolescentes preocupa desde hace
años a la comunidad internacional, especialmente a los organismos de salud.
Las cifras sobre embarazo adolescente o los datos acerca de los riesgos que
las y los jóvenes pueden correr en razón de su actividad sexual o por motivos
de género, son inquietantes.
Agenda Salud expone en este número las oportunidades y desafíos que se
presentan en esta etapa de paso hacia la vida adulta, basándose en el excelente
documento de IPAS/Panos (IPAS es una organización no gubernamental
internacional dedicada a mejorar la salud sexual y reproductiva de la mujer;
Panos es una agencia de información independiente). Tal como señala el
artículo, las adolescentes y los adolescentes atraviesan de manera diferente
este período de sus vidas. Las adolescentes, por ejemplo, tienen riesgos
específicos “debido a su biología, a la discriminación respecto al acceso a
información y a los servicios, y a los límites que la sociedad impone a su
comportamiento. Como resultado, ellas son vulnerables a una triple amenaza:
embarazo no deseado, aborto en condiciones de riesgo e infecciones
transmitidas sexualmente (ITS) que pueden dejarlas infértiles o terminar con
su vida”.
Agenda Salud dedicó en 1998 un número a la salud sexual y reproductiva de
la población adolescente (Nº 9, enero-marzo 1998) que se agotó rápidamente.
Ello, sumado al interés de gran parte de nuestro público por el mismo tema,
hace que volvamos a abordarlo. Nuevas cifras y reflexiones novedosas se
incluyen en el documento que presentamos y que, estamos seguras, ayudará
a la tarea de que nuestros y nuestras adolescentes estén mejor informados/as
acerca de su sexualidad.
JOVENES EN RIESGO
ADOLESCENTES Y LA SALUD SEXUAL*
Nuestro mundo actual cuenta con la mayor cantidad de adolescentes en la historia: 1,1 mil millones de personas de 10 a
19 años de edad, 85 por ciento de las cuales vive en países en desarrollo. El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA) calcula que,
al menos, la mitad de ellas habrá tenido su
primera relación sexual antes de los 16 años
de edad, y la mayoría antes de los 20.
Para muchos de los y las adolescentes en
el mundo entero, la transición de la niñez
a la vida adulta es saludable, puesto que
aprenden valores positivos respecto de la
sexualidad, las relaciones y la maternidad/
paternidad, y, dentro de ese contexto, dan
placer y obtienen amor de las relaciones
sexuales que puedan tener.
Sin embargo, un gran porcentaje de los
hombres y mujeres jóvenes también afronta
riesgos en su salud sexual y reproductiva.
Las jóvenes, en particular, corren riesgos
específicos debido a su biología, a la discriminación respecto al acceso a información y a los servicios, y a los límites que la
sociedad impone a su comportamiento.
Como resultado, ellas son vulnerables a
una triple amenaza: embarazo no deseado, aborto en condiciones de riesgo e infecciones transmitidas sexualmente (ITS)
SANTIAGO, CHILE
Agenda Salud Nº 23/2001 Isis Internacional 1
que pueden dejarlas infértiles o terminar
con su vida. Al tomar medidas para reducir las tasas de VIH/ITS, de embarazo precoz y de aborto en condiciones de riesgo,
no sólo se protege la salud de los y las
adolescentes, sino que también se reduce
el costo para la sociedad, tanto a corto
como a largo plazo (costos relacionados
con las enfermedades, el tratamiento y la
mortalidad).
nidad precoz suele llevar a que las mujeres jóvenes interrumpan sus estudios y no
puedan obtener empleos con mejor salario. Las sociedades y las familias pueden
excluir a las jóvenes que se embarazan
fuera del matrimonio. Dichas razones contribuyen a la gran cantidad de abortos en
adolescentes: hasta 4.4 millones cada año,
la mayoría de los cuales ocurre en condiciones de riesgo.
No obstante, continúa el debate sobre la
mejor forma de tratar los riesgos en la salud de la población adolescente. Hay quienes argumentan que la mejor estrategia es
impedir que ella tenga relaciones sexuales. Otros señalan que los y las adolescentes son sexualmente activos en todos los
países, independientemente de su estado
civil; es más, aquellos/as solteros/as tienden a tener más parejas que las personas
de 25 o más años de edad. En consecuencia, se debe reconocer dicha realidad y poner a disposición de este grupo etáreo la
información y los servicios de salud apropiados.
Según estudios realizados en diferentes
partes del mundo, los y las adolescentes
sufren altas tasas de abuso sexual y físico
(incesto, violación, golpizas). En situaciones extremas, son asesinados/as, como en
los casos de homicidios “para salvar el honor” y de agresiones contra los homosexuales. Entre ciertos grupos y comunidades en
más de 30 países de Africa, Asia, el Medio
Oriente y el mundo industrializado, aproximadamente dos millones de mujeres jóvenes y de niñas son susceptibles de sufrir,
cada año, la mutilación genital femenina.
La OMS señala que cada cinco minutos un
o una adolescente se suicida en alguna parte
del mundo, debido a problemas emocionales y sociales relacionados con la salud
sexual y reproductiva. Entre ellos figuran
el abuso físico, la violencia sexual, las rupturas de relaciones íntimas, el alcoholismo y la drogadicción, el embarazo no deseado y el aborto en condiciones de riesgo, la infección por VIH/ITS, y la ansiedad experimentada al sentir atracción física hacia miembros del mismo sexo.
Muchos adolescentes no pueden o no tratan de practicar la abstinencia, la masturbación, las alternativas al coito sexual
–como abrazarse o acariciarse–, o el uso
de anticonceptivos o de condones para reducir el riesgo de embarazo o VIH/ITS.
Una de las consecuencias es que más del
50 por ciento de nuevos casos de infección
por VIH y dos tercios o más de los casos
de ITS diagnosticados, cada año, en diversos países, ocurren en adolescentes. Para
las mujeres jóvenes, que por lo general no
muestran síntomas visibles, el resultado
puede ser catastrófico, ocasionando infertilidad o embarazos ectópicos (en los que
el embrión empieza a crecer fuera del útero), que ponen su vida en peligro.
Los embarazos en este segmento de la población, especialmente entre las más jóvenes, pueden poner en peligro la salud y la
vida tanto de la madre como del niño. Las
adolescentes sufren más complicaciones de
embarazo que las mujeres de edad mayor,
debido a una combinación de factores: ser
primeriza, no haber completado la etapa
final de crecimiento (desarrollo incompleto del esqueleto y de la pelvis) o no recibir atención prenatal adecuada. La mater-
2 Agenda Salud Nº 23/2001 Isis Internacional
Etapa de cambios y de aprendizaje
La adolescencia es un término relativamente nuevo, que ha sido extensamente utilizado sólo en los últimos 50 años, aproximadamente; se refiere al período en el cual
las niñas y los niños están en proceso de
convertirse en personas adultas. Es posible que la gente joven, procedente de grupos pobres o de bajos ingresos, que vive
en comunidades agrarias rurales, ya tenga
grandes responsabilidades, tales como el
cuidado de los niños y el deber de contribuir al ingreso del hogar. Por tanto, para
ellos y ellas la adolescencia es, sobre todo,
una etapa de cambios físicos y emocionales. En el caso de los y las adolescentes
que pertenecen a un mejor nivel socioeconómico, también es una etapa de cambios
❖ Muchos y muchas
adolescentes carecen de
información sobre
métodos anticonceptivos
y no tienen acceso a
ellos.
❖ El 10 por ciento de
los partos en el mundo
son de madres
adolescentes.
❖ La mortalidad
relacionada con el
embarazo y el parto es
de dos a cinco veces
más alta entre las
mujeres menores de 18
años que entre aquellas
de 20 a 29 años.
❖ Anualmente, ocurren
hasta 4.4 millones de
abortos en adolescentes,
la mayoría de ellos
practicados en
condiciones de riesgo.
sociales y de experimentación, que incluye asumir nuevas responsabilidades, descubrir formas de mejorar su apariencia
(ejercicio, deportes, maquillaje, ropa) y
probar nuevos comportamientos (beber alcohol y fumar, por ejemplo).
❖ A escala mundial, un
tercio de las mujeres
hospitalizadas por
complicaciones
relacionadas con el
aborto son menores de 20
años de edad.
❖ Cada cinco minutos,
en alguna parte del
mundo, se suicida una
persona joven, debido
frecuentemente a
problemas emocionales y
sociales relacionados con
la salud sexual y
reproductiva. Entre éstos,
figuran el abuso físico, la
violencia sexual, la
ruptura de relaciones
íntimas, el alcoholismo y
la drogadicción, el
embarazo no deseado y el
aborto en condiciones de
riesgo, entre otros.
Este período de vida implica oportunidades y riesgos, al mismo tiempo. Puede incluir problemas, pero, como dicen los mismos adolescentes, la adolescencia en sí no
es un problema. Andrea Jones, quien escribió para un sitio web para jóvenes, afirmó que los adultos hacen demasiado hincapié en “las incontenibles hormonas”:
“Los adolescentes están teniendo demasiadas relaciones sexuales demasiado pronto,
dice la sociedad… Como adolescente que
ha hablado con muchos adolescentes menores sobre este asunto, he encontrado que
la mayoría de nosotros no brinca a la cama
sólo por tener sexo”.
Las experiencias y los problemas de los y
las adolescentes son influidos por sus situaciones: un adolescente que es casado o
padre, posiblemente se considere un adulto; jóvenes con discapacidad física o mental, niños y niñas que viven en la calle o
como refugiadas/os; adolescentes que se
esfuerzan por ayudar a las familias pobres
a sobrevivir; niños y niñas que han sido
abusados/as; adolescentes de familias adineradas y los y las jóvenes en áreas rurales
y urbanas, suelen afrontar diferentes retos
y riesgos para su salud. Algunos/as jóvenes tienen mucha experiencia sexual, mientras que otros/as no tienen ninguna.
Las preocupaciones de los y las adolescentes también varían según la edad. Los hombres y las mujeres jóvenes que entran a la
pubertad se interesan en aprender sobre la
menstruación, la reproducción, la masturbación, los orgasmos involuntarios durante el sueño y la orientación sexual, mientras que los y las adolescentes de edad más
avanzada suelen preocuparse más de las relaciones y las prácticas sexuales.
Control sobre las niñas, estímulo
a los niños
Lo que caracteriza a la mayoría de los y
las adolescentes, independientemente de su
circunstancia especifica, es el impacto de
las expectativas de la sociedad basadas en
el género. Estas son ideas comúnmente
compartidas sobre las características, capacidades y conductas que son consideradas “apropiadas” y “típicas” para la mujer
y para el hombre, y que son transmitidas
por las familias, las escuelas, la religión,
las leyes, los medios de comunicación, la
publicidad, entre otros. Los hombres jóvenes suelen aprender que se considera masculino ser fuerte y dominante, no mostrar
emociones, y ejercer autoridad sobre la
mujer y los niños. Por otro lado, las jóvenes suelen aprender que la mujer es vista
como un ser más emocional, y sólo es considerada como adulta si es casada, y aun
así, se espera que sea sumisa al hombre en
la toma de decisiones.
Los estereotipos basados en el género provocan serios problemas. Las adolescentes,
por ejemplo, al tratar de cumplir los ideales de belleza que se les ha inculcado y que,
supuestamente, las harán más atractivas
ante los hombres, hacen dietas excesivas y
desarrollan trastornos alimentarios, como
la anorexia o la bulimia. Los y las adolescentes que se sienten físicamente atraídos
hacia personas del mismo sexo pueden ser
marcados, rechazados, e incluso físicamente agredidos, si expresan su sexualidad
abiertamente, porque no se amoldan a las
ideas prevalecientes sobre la masculinidad
y la feminidad.
También aprenden que es la mujer o bien
el hombre el responsable de usar anticoncepción, en vez de ser socios sexuales que
comparten la toma de decisiones como
pareja. Estudios en América Latina señalan que el hombre latinoamericano suele
delegar a la mujer la responsabilidad de la
salud sexual y reproductiva, incluyendo el
uso de anticonceptivos. Los hombres jóvenes pueden llegar a pensar que el sexo
coaccionado es permisible. Otro estudio,
en Australia, demostró que casi el 32 por
ciento de 998 hombres, de 14 a 26 años de
edad, que participaron en una encuesta en
el área metropolitana de la ciudad de
Adelaida, pensaba que a veces se justificaba que el hombre obligara a una mujer a
tener relaciones sexuales, sobre todo cuando llevaban mucho tiempo como pareja o
si el hombre había gastado mucho dinero
en la mujer (sic).
Ciertas expectativas, que surgen de creencias comunes basadas en el género, pueAgenda Salud Nº 23/2001 Isis Internacional 3
den ser perjudiciales o tener serias falencias, por ejemplo, que el hombre debe tener coito sexual con frecuencia para evitar
enfermarse, o que la mujer siempre seduce al hombre para tener relaciones sexuales. Dichas creencias pueden estar vinculadas a la perspectiva de que la reputación
de un individuo y de una familia está basada en el honor. El honor del hombre está,
tradicionalmente, relacionado con ser valiente, religioso, moral y hospitalario; el
honor de la mujer, tradicionalmente, depende de la castidad prematrimonial y de
la fidelidad durante el matrimonio. Debido a dichas ideas, las mujeres jóvenes
suelen toparse con más restricciones
cuando llegan a la pubertad, mientras que
a los hombres jóvenes se les otorga más
libertad.
Los límites impuestos a las mujeres jóvenes: en muchas sociedades, incluso en
Latinoamérica, se da tanto valor a la virginidad de la mujer que los y las adolescentes no consideran el uso de anticonceptivos,
puesto que el mero hecho podría interpretarse como parte de la “planeación para
tener relaciones sexuales”. En algunas comunidades la virginidad es una condición
para poder casarse o una recompensa por
el precio de la novia (regalos a la familia
de la novia). Para separar a las adolescentes de los hombres a veces las retiran de la
escuela o sólo les permiten salir de la casa
acompañadas de una chaperona. En otras,
las adolescentes deben cubrirse el cuerpo
entero y usar velos para evitar el contacto
visual con los hombres. Si una mujer joven sostiene relaciones sexuales antes de
casarse o fuera del matrimonio, aun en
contra de su voluntad, puede que tenga
que afrontar todas las consecuencias negativas, tanto físicas como sociales. En
casos extremos, una adolescente puede
sufrir lesiones físicas, o incluso ser asesinada si se cree que ha manchado el honor
de la familia.
La libertad para los hombres jóvenes: en
contraste, la mayoría de los hombres adolescentes son motivados a ampliar sus límites y a adquirir experiencia sexual porque se espera que sean ellos los que tomen
las decisiones respecto al sexo. Los asistentes a un seminario latinoamericano sobre la participación masculina en la salud
4 Agenda Salud Nº 23/2001 Isis Internacional
sexual y reproductiva señalaron que los
hombres adolescentes “prueban” su masculinidad perdiendo su virginidad y demostrando que saben mucho sobre el sexo. En
algunas culturas los parientes o amigos de
sexo masculino llevan a los hijos a trabajadoras sexuales para su iniciación sexual;
en la mayoría de las sociedades, la presión
por parte de los compañeros para tener relaciones sexuales es enorme.
La heterosexualidad exclusiva: muchas comunidades condenan las relaciones homosexuales. Creen enfáticamente que la mujer y el hombre sólo deben tener relaciones sexuales con miembros del sexo opuesto. Las personas con otras preferencias
sexuales son consideradas anormales; éstas pueden ser agredidas verbal o físicamente e incluso ser castigadas por la ley.
En el caso de los y las adolescentes que
están empezando a descubrir su sexualidad y que se sienten físicamente atraídos
por miembros de su propio sexo, esta condena puede causarles confusión y problemas psicológicos, que, en algunos casos,
pueden llevarlos al suicidio.
La violencia basada en el género
Independientemente de la región o de la
cultura, entre el 40 y el 60 por ciento de
los casos de abuso sexual ocurre en mujeres menores de 16 años. En estudios realizados en 19 países, entre ellos la República Dominicana, Suecia y Sudáfrica, se informó de abuso sexual entre el 7 y el 34
por ciento de las niñas y entre el 3 y el 29
por ciento de los niños. Según una encuesta de adolescentes en un hogar de protección en Costa Rica, el 95 por ciento de las
niñas embarazadas menores de 15 años de
edad, había sufrido incesto, mientras que
en México, el 50 por ciento de todos los
delitos sexuales había sido perpetrado contra niñas y mujeres adolescentes. Más aún,
en Costa Rica, Guatemala y Uruguay, los
violadores pueden evadir el enjuiciamiento criminal si se casan con la víctima de la
violación. En el Reino Unido, según otro
informe, el 50 por ciento de lesbianas, hombres homosexuales y jóvenes bisexuales,
menores de 18 años de edad, había sido
atacado físicamente.
Porcentajes de mujeres de 15
métodos anticonce
País/año de la encuesta
Mujere
Bolivia (1993-94)
Noreste de Brasil (1991)
Colombia (1995)
República Dominicana (1991)
Guatemala (1995)
Haití (1994-95)
Paraguay (1990)
Perú (1991-92)
Fuente: Ann K. Blanc y Ann A. Way. 19
knowledge and use among adolescents in
Planning, vol. 29, Nº 1, p. 111.
Porcentajes de mujeres cas
años de edad, que en los
informaron haber tenido emb
deseados en los cinco años
Bolivia
3
Brasil
4
Colombia
4
Rep. Dominicana
3
Ecuador
2
Guatemala
1
México
3
Paraguay
2
Perú
5
Trinidad y Tobago
4
Fuente: Susheela Singh. 1998
developing countries: a globa
Planning, vol. 29, Nº 2, p. 131.
a 19 años de edad que usan
ptivos modernos
s casadas
Mujeres solteras
sexualmente activas
9,4
3,7
38,3
19,3
36,7
16,4
13,3
6,8
10,2
4,5
7,7
7,4
26,3
5,2
10,9
8,0
98. Sexual behavior and contraceptive
n developing countries. Studies in Family
adas y solteras, de 15 a 19
decenios de 1980 y 1990
arazos no planeados o no
anteriores a la encuesta:
36%
49%
44%
39%
21%
17%
33%
Cambios corporales y aprendizaje
sobre el sexo
En diversos países, se ha vinculado una mejor dieta y mejor atención a la salud con
una llegada más precoz de la primera menstruación (menarquia), pero el primer acto
de coito sexual puede ocurrir aun antes, en
el caso de algunas jóvenes.
Los cambios físicos durante la pubertad
pueden causar confusión emocional en los
y las adolescentes y no entenderlos, porque no tienen información o reciben información errónea. Una muchacha que tuvo
un aborto a los 16 años de edad, después
de tener una relación sexual coaccionada,
explicó: “...en nuestra sociedad, en Nicaragua, una aprende sobre los anticonceptivos en la calle, porque tus padres no
te dicen cómo es. Ellos tienen miedo y se
sienten avergonzados. Porque para ellos,
es algo sucio, algo que no está bien... Una
vez nos dieron información en la escuela,
por medio del centro de salud, pero las
madres se enfurecieron y protestaron contra sembrar ideas absurdas que exponen la
mente de las jóvenes a ridiculeces. Dado
que los padres se opusieron a la información, los del centro de salud jamás regresaron...”.
En Tayikistán, el 32 por ciento de los hombres jóvenes y el 9 por ciento de las mujeres de 15 a 17 años de edad no sabían qué
era la menstruación. En India, hasta el 88
por ciento de las jóvenes solteras que recurren a un aborto no sabía que el embarazo es el resultado de las relaciones sexuales. Lily Faas, asesora de una línea telefónica de información para adolescentes en
Venezuela, señaló que un 90 por ciento de
las personas que llamó creía que la mujer
no podía quedar embarazada la primera vez
que tenía una relación sexual.
21%
57%
48%
8. Adolescent childbearing in
al review. Studies in Family
El fracaso de los adultos para tratar los
cambios físicos durante la pubertad puede
contribuir a los problemas de los y las adolescentes. La educación sexual puede ignorar la influencia de los altos niveles de
testosterona, que aumentan el deseo sexual
de los hombres jóvenes. Muchos padres ignoran que los y las adolescentes necesitan
hierro adicional para evitar la vulnerabilidad a la anemia: los muchachos porque sus
músculos se están desarrollando con rapi-
dez, y las muchachas porque están en la
etapa en que empieza la menstruación. En
los países en desarrollo, el riesgo de anemia también aumenta debido a la malaria, la anquilostomiasis (infección causada por un gusano intestinal) y la esquistosomiasis (infección provocada por gusanos que viven en aguas infestadas), las
cuales afectan a los jóvenes de manera
desproporcionada.
LOS MAYORES RIESGOS
El embarazo precoz y no deseado
Las madres adolescentes son responsables
del 10 por ciento de los partos del mundo,
pero no todos esos embarazos son indeseados. Muchas de las adolescentes casadas se embarazan porque quieren tener una
familia. En algunas comunidades, las mujeres jóvenes solteras ven la maternidad
como una forma de subir de estrato social
y ganar reconocimiento como adultas, o
creen que las ayudará a mantener una relación estable con el padre del niño. En otras
sociedades se da gran valor a la fertilidad,
y la falta de hijos puede llevar al marido a
abandonar a su esposa o a divorciarse de
ella. Por tanto, algunas mujeres jóvenes se
embarazan antes de casarse para probar que
son fértiles, mientras que algunas mujeres
recién casadas garantizan su seguridad concibiendo un niño lo antes posible después
de la boda.
El embarazo no planeado en los y las adolescentes es el producto de la falta de información sobre los anticonceptivos, el
sexo sin protección, la falla anticonceptiva
o el uso incorrecto de los mismos (a veces
es el resultado de una intoxicación con alcohol o drogas).
Independientemente de ser deseado o no,
el embarazo precoz en una joven puede
poner su salud en peligro. Según la OMS,
la edad más segura para quedar embarazada es de 20 a 24 años de edad, ya que el
crecimiento del esqueleto no se completa
sino hasta los 18, mientras que el canal del
parto puede que no madure antes de los 20
ó 21 años de edad. Entre las complicaciones figuran la anemia, las infecciones
bacterianas graves, el parto prematuro, el
parto obstruido y prolongado debido a que
la pelvis es muy pequeña, la muerte del
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feto y las fístulas (conductos entre el recto
–o la vejiga– y la vagina que pueden ocasionar goteo urinario o fecal). La mortalidad relacionada con el embarazo y el parto es de dos a cinco veces más alta entre
las mujeres menores de 18 años de edad
que entre las de 20 a 29 años.
El aborto en condiciones de riesgo y
la falta de atención postaborto
Aproximadamente el 15 por ciento de todos los embarazos terminan en abortos espontáneos, mientras que un 25 por ciento
se interrumpe por medio del aborto inducido. Las adolescentes recurren al aborto
por razones tales como el temor, la vergüenza y la desesperación por no sentirse
capaces de cuidar a un bebé o no saber
cómo enfrentar su crianza y educación. Las
adolescentes tienen mayor probabilidad
que las mujeres adultas de tener un aborto
en una etapa tardía, cuando corren mayores riesgos clínicos. En India, casi el 25
por ciento de las adolescentes que tuvo un
aborto después de 12 semanas de gestación
tuvo complicaciones, comparado con el 1
por ciento de las que abortaron antes de
las 12 semanas de gestación.
Algunas mujeres jóvenes intentan autoinducirse un aborto; otras recurren a practicantes no capacitados, que usan técnicas
perjudiciales en condiciones antihigiénicas,
lo cual lleva a complicaciones que, de otra
manera, podrían evitarse. Por ejemplo, en
un estudio realizado en dos hospitales públicos mexicanos, entre mujeres de 15 a
19 años de edad, que fueron admitidas para
ser tratadas por aborto incompleto, se comprobó que la mayoría no sabía sobre los
métodos seguros para abortar. Por otro
lado, el 70 por ciento sí sabía sobre los
métodos arriesgados e inadecuados, como
ingerir quinina o analgésicos no recetados
con limón, levantar objetos pesados o realizar actividades físicas intensivas. Mundialmente, un tercio de las mujeres hospitalizadas por dichas complicaciones tiene
menos de 20 años de edad.
Debido al estigma asociado con el embarazo fuera del matrimonio y con el aborto,
las adolescentes muchas veces no acceden
a abortos legales y seguros. El aborto también suele practicarse en condiciones de
riesgo en lugares donde el aborto es legal,
6 Agenda Salud Nº 23/2001 Isis Internacional
pero donde las adolescentes viven demasiado lejos de los servicios o no pueden
pagar por su costo. Aun en lugares donde
el aborto es legalmente restringido, los profesionales de salud están obligados a tratar las complicaciones del aborto incompleto. La doctora Gro Harlem Brundtland,
directora general de la OMS, declara:
“Cada año... uno de cada cuatro abortos
en condiciones de riesgo ocurre en una
adolescente. Tenemos el deber ético de
hacer lo necesario para evitar este sufrimiento y esta devastación”. La atención
postaborto comprende el tratamiento urgente de las complicaciones, orientación
sobre la planificación familiar y vínculos
entre la atención postaborto y los servicios
integrales de salud reproductiva.
Asesinos silenciosos: las ITR y el VIH
Tanto los hombres jóvenes como las mujeres jóvenes sufren de infecciones del
tracto reproductivo (ITR), pero las consecuencias, generalmente, son menos graves
para el hombre. Entre las ITR figuran las
ITS y las infecciones del tracto reproductivo causadas por abortos en condiciones de riesgo, por partos mal atendidos, o
por la inserción de dispositivos intrauterinos. Las mujeres jóvenes en el inicio o
a mediados de la adolescencia son particularmente susceptibles al VIH y a las ITS
porque su vagina y cérvix tienen una capa
más fina de células exteriores. El acto de
coito sexual por primera vez puede incluir
sangrado, el que también puede incrementar las probabilidades de contraer VIH/ITS.
Entre el 50 y el 80 por ciento de las ITS en
las mujeres son tratadas tardíamente o jamás, porque las infecciones no presentan
ningún síntoma externo reconocible.
BUSCANDO SOLUCIONES
La educación sexual
Algunos adultos creen que la educación
sexual de los jóvenes viola las enseñanzas
religiosas, no es sensible a las tradiciones
culturales e invade el territorio de los padres. Los opositores de la educación sexual
argumentan que motiva y legitima el coito
sexual antes del matrimonio; se oponen a
cursos de educación sexual en las escuelas
o exigen que sólo se transmitan mensajes
sobre la abstinencia.
Lo que los jóvenes quieren
de los educadores y de los
prestadores de servicios.
(contribuciones de
adolescentes a diversos sitios
web)
❖ “... aún hay gente super
conservadora que antes de
que una niña sepa algo sobre
sexo prefieren que corra el
riesgo de quedar
embarazada o padecer
enfermedades de contagio
sexual” (niña, 11 años,
España).
❖ “Me gustaría que me
garantizaran privacidad y
confidencialidad. Por
supuesto, también me
gustaría que me dijeran toda
la verdad” (muchacho, 19
años, Lesoto).
❖ “Me gustaría que me
trataran con respeto. Ellos
deberían respetar mi opinión
y mis problemas. Ellos no
deberían descuidar o
subestimar los problemas
que consideran triviales”
(mujer, 21 años, Irak).
❖ “Me gustaría que fueran
más como amigos en los que
puedo confiar” (muchacha,
19 años, Sri Lanka (Ceilán)).
❖ “¡Impartir
educación sexual no
significa exponernos al
sexo más pronto,
pedirnos que usemos
condones tampoco
equivale a motivarnos
a tener relaciones
sexuales más pronto!”
(una adolescente,
Malasia).
❖ “En vez de
enfocarse tanto en la
abstinencia como el
único sexo seguro, los
adultos y los
educadores necesitan
presentar alternativas
al coito sexual” (niña
adolescente, área rural
de Maine, EE.UU.).
❖ “que educaran sin
tabú, sin reserva; que
tomaran la sexualidad
como algo natural; que
no muestren el sexo
como algo malo”
(estudiantes de
secundaria, Colombia).
Los partidarios de la educación sexual señalan que dicha educación no fomenta la
promiscuidad entre los y las adolescentes. En un análisis realizado en 1997, de
53 estudios sobre la educación sexual en
el mundo entero, sólo en tres informes se
encontró un aumento de la actividad
sexual después de las intervenciones.
Veintidós de los estudios indicaron que dichos cursos ayudaron a retrasar su inicio,
la redujeron o disminuyeron las tasas de
embarazo y de ITS; 27 de ellos informaron que no hubo cambios ni en la actividad sexual ni en las tasas de embarazo e
ITS entre los estudiantes.
Gro Harlem Brundtland, directora general
de la OMS, afirma: “Los jóvenes necesitan la ayuda de los adultos para lidiar con
los pensamientos, los sentimientos y las experiencias que acompañan a la madurez física. Al brindar esta ayuda, no fomentamos estilos de vida irresponsables. La evidencia del mundo entero ha demostrado
claramente que el proporcionar información y desarrollar habilidades relacionadas
con la sexualidad humana y las relaciones
humanas ayuda a evitar los problemas de
salud y crea actitudes más maduras y responsables”. Frances Kunreuther, directora
ejecutiva del Instituto Hetrick-Martin de la
ciudad de Nueva York, un centro de servicios para jóvenes homosexuales, añade:
“Si se niega información a los jóvenes basándose en su moralidad, usted está sentenciándolos a muerte [de SIDA]. Nada
es más inmoral que eso”.
Los programas integrales de educación
sexual proveen a los y las adolescentes información exacta sobre la biología, los aspectos de la sexualidad tales como la masturbación y las distintas orientaciones
sexuales, las consecuencias del embarazo
y el aborto, los métodos anticonceptivos,
la prevención del VIH y las ITS, la violencia sexual y el género. Además, se
enfocan en los aspectos emocionales de
las relaciones y en los beneficios y las
desventajas de aplazar la actividad
sexual. Mediante la capacitación en habilidades, los y las adolescentes pueden
aprender a usar los métodos anticonceptivos, a negociar o insistir en tener
sólo sexo con protección cuando sean
sexualmente activos, y a resistir la pre-
sión de otros adolescentes y de posibles
parejas si no desean ser sexualmente activos.
Servicios de salud reproductiva
acogedores
Las políticas relacionadas con los y las adolescentes suelen enfocarse en problemas,
tales como la mutilación genital femenina
y el comercio sexual. La prestación de servicios más amplios se ha quedado atrás.
En algunos lugares, la crisis económica ha
sido un obstáculo debido a la percepción
de que dichos servicios son muy caros.
La OMS ha señalado que también hay factores que impiden que los y las adolescentes usen los servicios disponibles. Entre
ellos, figuran:
las actitudes de los profesionales de salud que se rehusan a prestar servicios a
personas menores de cierta edad, aun
cuando las leyes y las reglas les permiten hacerlo;
horarios incompatibles con el tiempo de
trabajo o de estudios de la población
adolescente;
la falta de dinero para pagar por los servicios;
la renuencia de los y las adolescentes a
utilizarlos, porque no quieren llamar la
atención sobre sus inquietudes, tales
como la actividad sexual.
Además, puede que el personal que trabaja con adolescentes carezca de capacitación
especial sobre la mejor forma de tratar a
los jóvenes.
La prestación de servicios especiales para
los y las adolescentes puede implicar un
costo adicional, pero éste se puede reducir
si se integra a los programas actuales, por
ejemplo, si se establece un horario especial para los y las adolescentes en las clínicas de pacientes ambulatorios. Más aún,
el costo asociado con la morbilidad y la
mortalidad disminuye cuando las tasas de
VIH, ITS y otras infecciones del tracto
reproductivo (ITR) bajan, y cuando se evitan los embarazos precoces y los abortos
practicados en condiciones de riesgo.
La OMS ha definido los elementos necesarios para que los centros de salud sean
acogedores a los adolescentes, entre ellos:
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lugares y horarios convenientes, esperas
cortas, privacidad, confidencialidad y sin
requerir el consentimiento de los padres,
estabilidad del personal y apoyo de la comunidad.
Los servicios deben incluir consejería sobre la prevención del VIH y de las ITS, así
como acceso al condón masculino y femenino y a otros anticonceptivos, incluso a la
anticoncepción de emergencia. Las adolescentes embarazadas necesitan consejería
sobre la maternidad sin riesgos, que preste
más atención a las necesidades de las adolescentes que ya puedan estar infectadas
por el VIH. Se necesita un sistema de referencia para los y las adolescentes que han
sido o son abusados/as. Los servicios de
tratamiento ambulatorio de las complicaciones del aborto pueden ayudar a reducir
su costo y a orientar la atención postaborto
más hacia las adolescentes. Las ONG internacionales, tales como IPAS, afirman
que integrar consejería sobre la anticoncepción en los servicios de atención
postaborto y lograr que el aborto legal sea
seguro y accesible también ayuda a cubrir
las necesidades de las adolescentes.
¿Qué funciona?
El doctor V. Chandramouli, del Departamento para la Salud y el Desarrollo del
Niño y del Adolescente de la OMS, señala
que este organismo fomenta la aplicación
de un conjunto integral de medidas que
puedan ponerse en práctica en una variedad de lugares, por una amplia gama de
personas, incluso los mismos adolescentes. Vincular intervenciones en los campos
de provisión de información, desarrollo de
habilidades, orientación y servicios de salud, puede ayudar a convertir los enfoques
fragmentados en programas multifacéticos,
ideados para cubrir las necesidades de los
y las adolescentes.
Es importante integrar la información y las
actividades relacionadas con la salud
reproductiva a los servicios de salud ya establecidos, tanto en las clínicas como en
los programas de extensión. Los asuntos
de salud reproductiva también se pueden
vincular con otras habilidades necesarias
para el diario vivir, al incluirse en programas sociales como la capacitación vocacional y los programas de empleo. Cuando dichos esfuerzos son participativos y
fomentados por la comunidad, pueden lograr que la educación sexual y el acceso a
los servicios sean una parte integral en la
preparación de los jóvenes para su vida
adulta. Los servicios orientados a los jóvenes necesitan enfoques específicos para
adolescentes con necesidades especiales,
como hombres y mujeres jóvenes homosexuales, adolescentes con discapacidades
físicas o mentales, o jóvenes indígenas que
no hablan el/los idioma(s) oficial(es) de un
país.
Otros medios para entregar información
relativa a la sexualidad a los adolescentes
son las líneas telefónicas de emergencia;
los sitios web que permiten a los que tienen acceso a la internet intercambiar información, expresar sus puntos de vista y
solicitar información; las clínicas que no
requieren citas y que son exclusivas para
ellos y ellas; la educación impartida por
otros adolescentes, puesto que los jóvenes suelen comunicarse con mayor facilidad con personas de su propia edad. Estas
y otras actividades pueden ayudarles a conocer y enfrentar mejor su sexualidad, se
sientan más seguras/os, tomen decisiones
responsables respecto de su sexualidad y,
sobre todo, sientan que son considerados
como personas responsables por la población adulta.
* Extractos del documento titulado “Jóvenes en riesgo. Los adolescentes y la salud sexual”, publicado por la organización no gubernamental IPAS en Notas Informativas, en enero de 2001. A su vez,
ese trabajo se basó en el Boletín Nº 35 (julio de 1999) del Instituto Panos, producido para su Programa de Salud Reproductiva y Género. El trabajo fue escrito y adaptado por María de Bruyn, antropóloga
médica e integrante de la Unidad de Políticas de IPAS. Por razones de espacio, no hemos incluido las
numerosas referencias bibliográficas (más de cien). Sin embargo, la versión en línea de nuestra página web de esta publicación, las incluirá.
Para mayores informaciones sobre IPAS: www.ipas.org ; Instituto Panos: www.oneworld.org/panos
8 Agenda Salud Nº 23/2001 Isis Internacional
Agenda Salud
Nº 23
Julio-septiembre 2001
Directora: Ana María Portugal
Representante legal: Ana María Gómez
Editora: Carmen Torres E.
Corrección de textos: Sylvia Hernández
Diseño y diagramación: Rosa Varas
Impresión: Andros Ltda.
Isis Internacional
Casilla 2067, Correo Central
Santiago, Chile
Teléfono (56-2) 638 2219
Fax: (56-2) 638 3142
Correo electrónico: [email protected]
Página web: http://www.isis.cl
ISSN: 0717 - 2311
Las opiniones presentadas en esta
publicación no representan necesariamente el punto de vista de Isis
Internacional ni de sus integrantes.
Los artículos pueden ser reproducidos
por instituciones y grupos sin fines de
lucro, citando la fuente.
Esta publicación ha sido posible gracias al
apoyo de Christian Aid (Inglaterra).
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