! :' F c;- - i , ^ Í : Sába-'o 12 d e fulio dé' 1^79. Sábado 12 de Julio de 1879. •rfirtpi -*?:^'r'»sá'^ •'-?.•' DIARIO PRECIOS DE SüSCEÍClON: EDICIÓN GRANDE; en Madrid, 12 rs. un mes.—En provincias, un trimestre 4 0 rs., remitidos á esí» a'dmmistracií)n en libranzas del Giro mutuo, 6 4 0 re. en seUos de comuníeacJoneí. Este último medio está espuesto á extravíos sin certifico. En la Isla de Cuba y Puerto-Rico, un trimestre 7 0 is., Lf.Sinciéndolo en esta administraeion; y 8 0 rs. én oro 6 plata en casa de nuestros corresponsales en la Habana y Puerto-fiico. En Filipinas, un trimestre 8 0 rs. En el extranjero, un trimestre 18 francos, y SO por comisionado. Números sueltos en la administración 1 real. Annaclos á precios convencionales. LETARiftPESAI JOSÉ SeekHa Sonmm, ptaier omnium éecleHarum, tstin iniigentia;djiieles miwrsi oriis, wovidetU ej»s necesHtaHHs. — Palabraa de León XIII á Ki. SIÍJLO FÜTÍTRO, al bendecir las limpsnaa d« e»ta Letanía. están iQstnijendo y disponiéndose' para el bautismo, hay que atender también á las necesidades del .vestido y ülimentacion; y todas ésas conversiones, jde las cuales muchas obedecen en un principio á un sentimiento natural de conservación, perseveran después con la gracia de Dios, qne tras forma, l o s ' corazones, y hace que sean fructuosos los cuidado» que nosotros n ^ tomamos,.para que esas almas pertenezcan al redil de Nuestra SeBor. . Monseñor de Croe, según me dice, por carecer dé recursos M h a visto en la triste necesidad de rechaitar muchos de los que en circuntancias tan supréinas acudían á él pidiendo socorro y con ánimo de recibir el bautismo. Es muy desgarrador para el corazón de un misionero p>erder ecaeion tan oportuna, que quizás no se presente otra vez, de jftimentíkr eonaider^lemente lo* adorádore» del verdadero Dios. GÁISSLIGO i PUNTOS DE SUSGKICION: Administración en Madrid^ calle del Turco, nfuttero 13 duplicado, bajo derecha, y en l ú principales fabrerías de la capital. En provincias, en las principales librerías que son nuestros Corresponsales. En U Isla d« Cuba, Doa Pedro Hivera, calle de San Ignacio, número 50. En Puerto-llico, D. Celestino Diait. En Manila, B . Oeryasio Mtmi]*, r t g t n t e d« la imprenta de Santo Tomás. En Bayona, librería de M. Lásserre, Vara anuncios exíranjeroá en París, D. C. A., ¿aavedra,* rtíe Taitbout, 55. •,á qulm nosotros e"atrég'aino3 li naos^ra, ó 4 caaliuiera otr* de ia'j piadosas señoras que péfteiieceu á Is Obra d3 la Santa Infancia. ¡LAS COLOm^S rt&L ÁFRICA MERTDIOífÁL. (Gontiatiacion.) ; No podía ser colono todo el que qteeria. El recién aulw. CtaUawt. llegado debia estar provisto de certificados de buena 15v,^ííiaaMerior. . . ' . . ]9,tól conducta, ser protestante y casado. Pero una vez 66 admitido en la colonia era difícil regresar á Kuropa. D. Norberto Paulino Hermoso.. 20 !Ea vista de las dificultades que se oponían á su saUn» comunidad » 160 lida de la colonia y de la imposibilidad de soportar » Un católico 8 por más tiempo el yugo de hierro que pesaba sobre Un católico. . . . . . 8 V ellos, cierto número de colonos resolvieron estableI>. Fr»t»iséo Gálaff. . . , \ D. Vicente María Tetamenzi, Párse cerse fuera dé los límite» del establecimiento, sin 20 > roco deVilIajusn. . . . . . pedir permiso á las autoridades, i-alleron én direcD. Jerónima García,' Párroco dé El mismo monseño/ Croe, vista la penuria y pé^ ao » Caleiro ción dét Este, y de grtóo ó por fuerza se posesionat r e í a en que se eüCíMiífa, habla dé la amarga neD. Vicente Gemái M i ^ , Pr«bí^ ron de las tierras qneles parecieron ¿proposite para tero 10 éesidád én que'puede feíSe; dé despedir hasta los » f BU» proyectos. Pero al poco tiempo se convencieron D. Domingo Garriga, coronel retialumnos de nuestro pequeío Seminario, en donde rado.. . . .' . . . . . desque la autoridad Central no esttíba dispuestaá i nosotros escogemos lo» catequista» y los sacerdotes D . M a n u d Ameig^wB!, profesor dé dejarlos libres de au acción. Desagrsífeba al goberindígenas, wn cuyo auxilio nosotros rio podríamó» instrucción primaria. . . . . 20 » nador ver cómo sé formaban en la frontera estableVarios feligreses de San Maítin de «opórtar tantos trabajos Cotoo exige el buen Mtado jjimiento» independientes qne, con el tiempo y por ^ b r á n . . . . . . . . . a) de nttéstra Mieioñ. medio d<r alianzffil eon los índígemis^ podían llegar li>rj|ihaeer &«nte á tantos nuáesj y ganar áltüis á ser peligrosos. Pero lo» colonos independientes, Ti>t»l. paraíDias, ¿no podría»fii-, q^nerido «nligo, ayudar- en vezde someterse, vendieronó dejaron gratuita^ 19,833 66 nos en algo por t í mismo, y ademas haciendo un mente aus deminios á colegas m i s dóciles al go^ jfl' T' • llaairtiiento, por medio d a l a prensa ftatóliea, á las bierno, y se alejaron del Cabo. Se posean pocbs'depersúüas piadosas, á fin' de qué ^ t i e ; «ónfcHiétidb la talles de estas emigraciones. angustiosa situación de nuestros pobresannainiías, iQsertanios, accediendo á los deseo» de un Al mismo tiempo la población europea del Cabo »e muevan á ptestailes el- atrrtiio que las" dicte su aamentaba considerablemente por los nacimientos y crjstiaaa gwifflrosidad?' Ese llamamiento ha sido helia4Íriírido un atfllgo suyo, .ffligioaerp, que cho por, algoaos Revistas religiosa» d e otros países, por nuevad inmigraciones de holandeses, ingleses, acaba de llegar á París dasde la Ckina,, en; don- y ha tenido un éxito favorable; y esto me-hace es- escoceses, alemanes, daneses y ñamencos. Según de estaba ejerciendo su apostolado (i& caridad ! perar qnej qí¡ tú conafgaes q n e c s hñ^ pública la las estadísticas de 1803, I« potlacid^d^ elevaba á ír,74<$-'aliíias, y teiiiá á mi'servicio'S6,751 esclavos & favor de ios pobres aunamitag. suma pobreza de nuestra misión y la angustiosa siimportados, la mayor pti! te malayos, y 14.417 ho«PARÍS, 18 de Jmio de 1879.—Mi querido amigo: tuación de nuestros catecúmenos y de nuestros potentotes. La Eapreniací:i holandesa ha siuo t;>tal ú Tú ignoras, sin duda, que uno de tas mejores ami- bres annamitas, la católica España, que ha tomado esta vilti.m.a raza. A causa ue los malos trataiuieutos gos se halla en Francia por causa de enfermedad; y en todes tiempos una parte tan principal ea la proy per otras causas, la poblaeioa hotentoto disminucomo es probable que no pueda verte, porque pien- pagación de la fé, atenderá compasiva los lamentos yó notablemente. Los casamientos entre malayos y so volverme cuanto antes pueda á mis queridos de los pobres de nuestro Vicariato del Ton-kin. hotentones, y principalmente lo» que abusaruu de annp.mitas del Ton-kin, quiero atestiguarte por nle¡Qué consuelo tan grande para el corazón de esos este pueblo, los holandeses, para satisfacer sus padio dé esta carta la antigua amistad que media en- católicos españoles, si pudiera decirse que, merced siones, desnaturaliz»ron completamente su tipo: ya tre los dos. á su caridad y á su celo, ceaten'ires de paganos h»n alpriccipio de esta siglo era difícil eaber si la sanPor todas las partes que he pasado en Francia, he sido instruidos, bautizados y agregados á los' hijos gre hotentota existía aún en alguna parte de la coencontrado una favorable acogida, y á pesar de eso del Evangelio! Pió IX, de gloriosa memoria para la lonia en su pureza primitiva. Este pueblo sólo conomi eoraxon no está contento, porque el espíritu le Iglesia de Jesucristo, decia en Breve de 15 de Mayo ció do la religión de los cristianos los vicios de llama á e t r a parte, esto es, á 1» compafiía de mis de 1876, qué tienen una gran parte en el mérito de los que impropiamente, siendo protestantes, "llepobre* annamitas; que de dos afioi á esta parte son lo» misioneros, los que prisstaa á éstos su auxilio vaban este nombré. Nunca, durante la época de los victimas del hambre más terrible. To no ¿res que eficaz ¿n la obra de propagación de la fé. holandeses, se hizo ningún esfuerzo por propagar Ruega portante, querido amigo, y haz también la civilización del Evangelio. Cuaüto á los boschen aquel país h s j a una Misioff piíesta á prueba tan dura como la nuestra. El Beletin it Miétcnei ca'tm- rogar por tan santa obra; y si, como espero, se ra- manes, en l i época deque hablamos, casi habían descat, en su número de 16 de Mayo, ha publicado un cogiesen algunas limosnas, ¡medes diaponer que se aparecido de la zona, cada vez mayor, en que se exdirijan al Seminario de las misiones extranjeras, tendía el poder europeo. Un escritor que vivia á prinartículo «obre este particular. El número de Misionas, gracias á Dios, t a cre- rúe du Bac, 128, París, expresando qu? dichas licipio% de este siglo, y que gozaba de grande autoriciendo todds los tiias; pero al m i s a d tiempo las li- mosnas som destinadas para socorro de los annami- dad, cuenta que pregnntaáo un colono si había mumosnas para la propagación dé la fé, tan abúndtfí- tas hambrientos del vicariato apostólico del Ton-kin chos boschmanes en los alrededores de su establecitee como se las quiera suponer, no b»stan para ha- meridional. No olvides «n tus oraciones, y méno» en miento, contestó con la indiferencia de un cazador cer frente i tantas necesidades. Puedes íorm*¥t«i' el augusto sacrificio d é l a Misa, á este tu afectísimo que él sólo habia tjradoá ejiatro. El mismo escritor ana idea de nueátfa miseria por el «igtiienl;c r i - amigo,—T. FaíeaoT, Pt'ó-Vibario dptstóUc».* asegura haber oido á úH colono, que él, había asesilato. ' Kéuomendámos á nuestros lectores la gran . nado á 300 boschmanes. IAS autoridades dejaban, coActualmente, en el vicariato apostdliiso dé Ton- ' necesidad de que en esta carta se da C0:^nta. meter estos horrores »ín decir una palabra. kitt meridionri, el hambre e« tal qué ya no se'cuenNo es la primera rez qne IlaíHamos la atenEn 1795 los ejércitos d» la república francesa cón.t t a los maérttm qué wféumben i cáusá de ella; Lá ción de loa católicos españoles sobre la icnpür- qaistaron 4 Holanda. Bl gobierno _ holandés invitó mayor parte de nueirtros «tnltaaitas Hó cdínéü fflíl taücia dé sodorrer con generosa mano á las entonces á Inglaterra á- temar poseifion del Cabo que una vez al dia, y ese único alimentó es uña pepara evittit que CEiyese éií manos de los franceses. Misiones extranjeras. queña cantidad de arWK cocido cott á | ú i . Ótrói'iiáCpnla paz de* Amiens,ía colonia volvió á Holanda; ML SIOLO FOTÜBO, no queriendo predicar soceíí cocer algnnoS tubérculoe y yértíáü' líiál iánás pero en 1806, habi^do.estallado de nuevo la guerlamente con el ejemplo, y deseando unir dos qne elfos buscan por los campos. l i miseria ha llera, los ingleses se apoderaron del Cabo y le conserg a d o * tal extremo, que ios annaaritái, que aman ideas igualmente buenas y prorechosas, tra- varon. El tratado de París de \%\*y les cedió definimucho á í ú a hijo*, sé han visto obHgááotff veH- dujo, impriilíió y publicó los Consejos y ense- t l t á t a e n t é t a á imporiaftté posesioQ. Estación naval derlos á traficante» chinos al precio de 1« d 15 fítn- ñamos de Pvr I3t, i^mfcrsEdo^éT producto de primer orden á mitad del camino dé las India», 60» cada ano. Esos traficante» vaelvéii á v^ndéi' éB' :lt<iuido en baaeficio de las MiM<aie« extran- el Cabo no-h« perdido casi nada de su importancia otra parte esas desgraciadas Tsriatura», que aW pier- jeras. áloB-ejós d e l o í ingleieí, * pesar de'la apertura éú den i la Trá M corazón y el alma. De 3,000 ejemplares que se tiraa-ón sólo se •canal de Suez, cuyo páSo «oa guerra éttropea puede El Padre í i n e a u ha comprado ¿1 solo m i i d i i ^ i } | ih*n Tendido 1,540, unoa 6 4 xi. A los «tisorlto' ¡hacer sumamente difícil. En la eventualidad de pero ha totíido qne cétaT en esa obra t a n grande de jresdeEt. Sieto FUTÜBÓ^ otros 4 6; y después tal lucha, los puertos del África central s e presenhumanidad y de piedad, porque se le concluyala li¡ tari 4 1 * * navíosde'gacrr* J dé coihercio como tótamosna; pue» no solamente hay q t é atender á c ó m ' de pagar 4,468 rs de impresión y papel, 600 ícioneS donde renoYa'r liíS víveres, y como puertos prar los niño», sino adema», lo que es más costoio, al traductor y 264 de anuneííos en otros perió- ;de refugio y de descanso, facilitando en gran madica<?i arrojan un liquido de 1,400 rs.: quedan-^ » « a l a 8 espediciones destinadas ai Atlántiecí y ai hay que pensar en los ínüdios de mantenerlos. do todati» líéeO^^jempiaréS'pb* vetaderj^ que á m a r d e l a s indiatf. fía«í^fos ori^aaófraon ya nncfe Tl,0CliOí y - B ^ ^ o 413. Laxiaa &,8^ ra: Vicario apostWioo, tadnspñor de Groci "Corila doniinaciph iligíesa empieza una nueva diciéndome que se prepáfafi toda'yí» ééftíit ú'(rW,6m rLos ifiíe qüfeíafí dar limeáoaÉ', p a ^ e n diri- era párk la celonia. EÍl gobernador, gran personaje eonvemiones. ©arante d tiémpfr^ueiosaeáfitoase girse á la Excmai geík>ra condesa de Zaldiya!-, c o n u a Sueldo de 12,000 l i b r a s esterliaas, rodaido w ' 9 ••• \ FOLLETtM LEY D E A G U A S Continaaciea Techarse do los productos de ella, ni de lo3 de sus márgenes, ni utilizar la fuerza de la corriente, sin expreso consentimiento del dueño. Tampoao iwdrán los dueños de los predice que atravesase üBa acequia ó acueducto, ó por cuybS linderos corriese, alegar derecho de posssion al aprovechamiento de su cauce ni margene^, á no fundar* se en títulos de propiedad expresivos de tal derecho. Si por ser la acequia de construcción inmemorial ó por otra causa, no estuviese bien determinada la anchura de su cauce, sefljaráSegtiaél artículo 91, cuando no hubiese res1k)s y vestigios antiguos que la comprueben. En las acequias pertenecientes á comunidades dé regantes se observará sobre el aprovechamiento de las'corrientes y de los Cauces y márgenes, lo prescrito en las ordenanzas munieipales. Aít. loo. La concesión de la servidumbre legal de acueducto sobre los predios ajenos, caducará si dentro del plazo que se hubiere fijado no hiciese el concesionario uso de ella, despufes de completamente satisfecha al dueño de cada predio sirviente la valoración, según el art. ^ . La servidumbre ya establscida^se extinguirá: 1. Por consolidación, ó sea reuniéndose en una de uh numeroso estado máyóí, y con i ó 5,000 hom-, bres de tropas inglesas á sus órdenes, pudo impri^ mir al establecimiento un vivo impulso. El despotismo comercial de las leyes holandelias fué abali<M. Sé permitió á todos, europeos é indígena», comprar y vender libremente.- Diversos decrétoi/ méforaron la suerte de los esclavo* y de los siervos. Laciudíid de Capetown adquirió gran desarrolló, y sé'fundaron otras ciudades. La inmigración europea tomó vigoroso ii.cremento, y el territorio sometido á Ips blancos aumentó oonsidfctdbíementí!. Cuando él d«séaibarco de los ingleses, los cultivadores de origen europeo, y particularmente los colonos inííependientes, habían avanzado grandemeníe hacia ePín#rior. Respecto de ^stos, el nuevo gobierno participaba déla» creencias de sus predecesores, y Mntia ver engrandecer «to k a fíonteras d»^ tableoimientes independientes q u s a l ^ n d i a p o d t á a serle hostiles. Lo» colonos independientes sólo alimentaban, por su parte, sentimientos de desconfianza y de antipatía respecto del gobierno, no sólo porque habia sustituido al pode; holandés, sino á caa« c a d e sus ideas benévola» para la f*>bl ación iñdigé' na. N» tenían en cuenta la eiAaincf^acioa coipertíiál qué se les había concedido, y dV la cual Ilubieran querido aprovecharse en perjtoéi'o'de los indígenas. El nueve gobierno trató BÍetopíé' dfé' lááriíenér su domiaaeion sobre todos los coloaos. • L a idea de encerrar el establecimiento M África del Sur en estrechos límites, tuvo en todos tiempos partidarios en Inglaterra. En la larga »érieidé;secretarios de Estado para las colonias qne se han sucedido en Londres, ha habido mucho» que han participado d é esta idea. Ella ha causado graves perjuicios á los colonos y disgustos sin cuento á los gobernadores del Cabo, que recibifiu algunas veces en corto tiempo 6tá»neñ contradictorias; ¡íerío- á' pesar Aé este, el trabajo de anexión üa marebadd siempre adelante. Las autoridades no se contentaron con imponer la soberanía inglesa á los indígenas, ni con apoderarse de aquellas tierras que podían ser cenaideradas como sin dueño. Gobierno y colonos se anexionaron la propiedad inuividual que había sido cultivada por los salvajes y la que éste» dedicaban al pasto habitual de sus rebaños. (Se coniinKorá.} LA CUESTIÓN DE LA ENSEÑANZA EN ESPAÑA. (Coatinnación). La disposición mas grave y trascendental de cuaiitas contiene el Código político de Cádiz, es la de su» artículos 369 y siguiente, cuya letra dice: «Habrá una Dirección general de Esludioe, compuesta de personas de conocida instrucción, á cuyo cargo eitará, bajo la direccirá, del gobierno, la inipeccion de la enseñanza pública. Las Cortes arreglarán-cV\nTü perteneicaá la instmccim-fúUica.* Con estos a r t í c u l o , el Estado, ó mejor dicho, loa diputado» á Cortés Se apoderaron absolutamente de la enseñanza y de la juventud,; incluyendo entre ésta 9I mismo hijo del rey (1), y^feecularizándüla por completo coa notorio ^agravio y menosprecio da la I^iesia. ¿Y cuál era el espíritu que las Cortes de Cádiz queriaíi infundir en el plan de estudios y en los establecimientos de enseñanza sometidos á su exclusiva diftccion? Todo su empeño se cifraba en inocuíai- en las nueva» generaciones las máxima» de la revoliicion francesa que iñíorBlan aquella Oonstitulíióa: *e«de l a última de las escuda» de primeras letras que lús'cíonstituyentes mandaron crear ea todos los pueblos d» la monarquía, hasta los estudios superiores de la» universidades, en todos tenia que suírirse la insulsa explicación de los derechos del hombre, según Rousseau, mezclada en las escuela» c o n í s , letra del catecismo, probablemente adulterado, y en las universidades y hasta en los seiÉÍinari'bs (qué sobro ellos tMlñbién legislaron á*quelío»' íiaprovicadós scíb'eira- nos) con las augustas enseñanzas de la sagrada teO'. j logia. Ahora, después de secularizada la enseñanza, no faltaba otra cosa, ^ n o que las misma» Certés la Mci^en obligatoria grabándola como un sello indeleble sobre el corazón de la juventud; y hé aquí qne el art. 2Ó dispone que «de.=ide el año 1830 deberán •aher leer y escribir los que de nuevo entren en el ejercicio de los derechos de ciudadano;» disposición que coincidía con la liliertad concedida «á todos los españoles de escribir, imprimir y publicar sus ideas políticas sin necesidad de Ijeeacia, revisión, «probación,» fcte. Así á los unos se les obligaba á aprender á leer, y á'los otros se les concedía el derecho de escribir: á les último» se les' concedía este derecho para que puiiiesen pervertir las inteligent'ias; á lo» primeros se les obligaba con aquella sanción á frecuentar las escuelas para ser en ellas envenenados por maestros mercenarios d d Estado liberal, y fuera de eLl^s corrompidos por los periódicos impíos. Al mismo compás y para el mismo fin las Cortes daban libertad' á-los escritos y esclavizaban la enseñanza. Excusado parece añadir que el reglamento general ds Instrucción'pública decretado por las Corte» de 29 de Junio de 1821, fué la expresión y comprementó de éstos principios, y el inodclo, por consiguiente, de todos los planes liberales inspirados del genio de la antigua tiranía disfrazada de libertad. Al*o añade, al parefer, este rtejffamento á los dbs concípttts constituciorwllfis de la emancipación de la enseñanza de la autorid-td de la Iglesia y del carácter puramente oficial v líico de la instrncoion pú* blica, monopolizada por el Estado, conviene á saber, el otro tériuino de la trilogía liberal: que la enseñnnza sea ¡gratuita- pero aun en esta misma forma estaba virtiixlmente eouteniüa en la Canstitucion de Cádiz, como puede observar el que lea los discursos de sus oradores y mire atentamente el oaraino que venia haciendo la reforma en sus aplicaciones á s u enseñacza ,,1). Dicho reglamento organizó lu enseñanza pública ú oficial de esta manera: e.scuelas do primeras letras en todo pueblo que lUgue á cien vecino.*: estudio» de segunda enseñanza, con el nombre de universidades menores (los actuales Institutos) en cada provincia: tercera enseñanza, ó universidades propiamente dichas. La facultad de nombrar, vigilar y se» • parar á lo» maestros se atribuye á lea ayuntamiento*: por texto de Religión y moral púscee, en lugar del Astete ó Hipalda, iun C.itecismo que compren* da brevemeute los dogmas de la Religión, lasmáxi*. mas de buena moral y los derechos y obligaciones civiles;» tal. en suma, cuya redacción pudiera encargarse á algún teólogo irotesttnte ó jansenista, e-jín puntas ó ril)otc.í de liberal. De la segunda enseñanza fué desterra-lopor^^cempleto el estudio de la Religión, y su-stituido por la zoología, la agricultura, la economía política y estadística, derecho público y Constitución: por último, las universidades de»tíuada.s á la tercera cu.íeñanz», íflclusa la central, creada por fsta l'y, quedaron sometidas «al mismo régimeu feonóraico y gubernativo que las otras,» es decir, eiujincipadas de la suprema dirección de la Iglesia, y sujítia á la dirección general de Estudióí--, á quien so reservó exclusivamente el cuidado de «velar sobre toda Fn enseñarza pública.» (1) Eatré las facultades que se reséívaton laS Córtesde Cádiz; según él att. 1*1, efe lea h» del nui-: mero 22, ó Sea «establecer el plan general de ense^ fianza pública en toda la monarquí»: upnbar t\ <iue se forme parala educación del principe de A.stúrias.» íSt ctn'.im iiv' .1. II. D a n Y Lia.iL. (LaCieuc'.aCristiir.i. (1) En una de BUS cartas al príncipe de la Paü, hombre verdaderamente funestó para España, decíale el ihstradt conde deCabarrús para inducirle á l!ri>r«T la felicidad de esta nación: «iQueremo» qfie no sedegrade la ra/.on de los hombres? Apartemos los errorcR, y ens'eñéüiosles sólo cosas precisas, útiles, exactas. El catecismo poiítico está por hacer..... Se nos inculca en la niñez los dogmas abstractos de la teología (al Catecismo le llamaba el conde O. dogmas abstracto»), ¿y- no se nos podría enseñar los principios sociales?. .. Eita enseñanza elemental, y tan fácil, ha dé ser común á todos los ciudadanos: grandes, peqneSos, ricos, pobre», ttKSBK aBCiBiRLa oaATUiTAMHNT*..... Se írattt de borrar lat. egi^ivocndones de veinte sig^nt. apoderarse de la, generado* reeiente, y 'cei:i>i' aññs- .vjhr.m pira, regenerar á U «•¡cío».» bü cons.iju UD dejó ds; sor escuctiado jur los nuevo*» regeneradores. mm H» sola persona el dominio de las aguas y el délos terrenos afectos a l a servidumbre. 2.« Por espirar el plazo menor de 10 años fijado «n la concesión de la servidumbre temporal.. 3.* Por el no uso durante el tiempo da 20 años, ya por imposibilidad ó negligencia de parte del dueño de la servidumbre, ya por actos del sirviente contrario á ella sin contradicción del dominante. 4." Por enajenación forzosa por causa de utilidad pública. El uso de la servidumbre de acueducto por cualquiera de los condóminos conserva el derecho para todos, impidiendo la prescripción por falta de uso. Extinguida una servidumbre temporal de acueducto por el trascurso del tiempo y vencimiento del plazo, el dueño de ella tendrá solamente derecho á aprovecharle de las cosas en su primitivo estado. Lo raiamo se entenderá respecto del acueducto perpetuo cuya servidumbre se extinguiese por no posibilidad ó desuso. Art. 101. Las servidumbres urbanas de acueducto, caji,al, puente, cloaca, sumidero y demás, establecidas para el servicio público y privado de las poblaciones, edificios, jardines y fabricas, se regirán por las ordenanzas generales y locales de policía urbana. Las procedentes ds contratos privados, que no afeCteá á las atribuciones de los cuerpos municipales, se regirán por las leyes comunes. Sección sisganda' De la larvidambre de estribo de presa y de parada 6 partidor. Art. 103. Puede imponerse la servidumbre foriso. sa de estribo, cuando el que intente construir una presa Bo sea dueño délas riberas 6 terrenos donde haya de apoyarlas, y el agua que por ella deba totnar se destine a u n servicio público ó de interés privado de los comprendido» en el art. 77. Art. 103. Las concesiones para esta clase de servidumbres se otorgarán perla administración en la forma y según los términos prescritos en la sección primera de este capítulo. Art. 104. Decretada la servidumbre forzosa de estribo de presa, se abonará al dueño del predio ó predios sirvientes, el valor que por la ocupación del terreno corresponda, y después se le indemnizará de los daños y perjuicios que pudieran haber experimentado las fincas. Art. 105. El que para dar riego á su heredad ó mejorarla, necesite construir parada ó partidor en la acequia ó regadera por donde haya de recibirlo, sin vejamen ni mermas á los demás regantes, podrá exigir que los dueños de las márgenes permitan su construcción, pré\'io abono do daños y perjuicios, inclusos los que so originen ca la nueva servidumbre. Art. 106. Si los dueños de las márgenes se opusiersm, el alcalde, después de cirios y al sindicato encargado de la distribución de! agua, .si lo hubiese, ó por falta de este al ayuntamiento, podrá conceder el permiso. De la resolución del alcalde cabrá recurso ante el gobernador de la provincia. Secoloa t e r c e r a . De la servidumbre do abrevadero y de saca de agua. Art. 107. Las servidumbres forzosas de abreva- dero y de saca de agua, solamente podrátn imponerse por causa de utilidad pública en favor de alguna población ó caserío, previa la correspondiente indemnización. Art. 108. No se impondrán en lo sucesivo estas servidumbres, sóbrelos pozos ordinarios, las cisternas ó aljibes, ni los edificios ó terrenos cercados con pared. Art. 109. Las servidumbres de abrevadero y de saca de agua, llevan consigo la obligación en los predios sirvientes de dar paso á personas y ganados hasta el punto donde h«yan de ejercerse aquellas; debiendo ser también extensiva á este servicio la indemnización. Art. 110. Son aplicables á las concesiones do esta cíase de servíduínbres las prescripciones que se dejan establecidas para el otorgamiento de las de acueducto; al decretarlas, sé fijará, según .';ú objeto y las cireunstancifts de la localidad, la anchura de la vía ó senda que haya dé conducir al abrevadero ó punto destinado para sacar agua. Alt. 111. Los dueños de los predios sirvientes podrán variar la direcaian de la via ó senda destinada al uso de estás servidumbres, pero no su anchura ni entrada, y en todo cas# sin que la variación perjudique el uso de la servidumbre. Seoocion c u a r t a . De la servidumbre de camino de sirga y demás inherentes álos predios ribereño.". , Art. 112. Los predios contiguos á las riberas de los rios navegables ó fli-tabh s están sujetos á la servidumbre de camino de sirga. La anch'ura de este será de un metro si se desíinaraápeatones, y dedo» si á cubil lurí'as. Cuwblo lo escarpado del terrerto ú otros obstáculos lo exijan, el camino de .sirga se abrirá por el sitio más conveníante; pero en este caso, K\ y siempre <.[-i(í el cnmino penetre en las propiedades p colindantes, más de la zona señalada al camino de M sirga, se aoouurá á los dueños do aquellos el valor tf del terreno que se ocupe. ^ Art. 113. VA gobiurao al clasiticar los rios nave- E gablcs y notables, ddterraiaará la margen del raí»- K mo por doU'io liiya de llevarse en cada sitio el cami- a no de sirga. h Art. 111. F.n lo.í rios que en lo sucesivo adquic- ^ ran las coii<!i(;ione3 d i navegaolos ó flotables, por ^. virtud de übra'í i^u" (in ellos se eifícutcn, precederá % al estibleciüiiijut.) del ca¡nioo de sirga la currespoh- t; diente iadc.n'iÍ7,iCÍon, con arreglo á ley de expro- J^ piacion !oT¿',f[i. f¡ Art. l l j . Cuaa.lo un rio navegable ó flotable ij dujepc;r.a;iní;ul',:n-:ute de serlo, cesará tambica la | servidumbre de camino de sirga | Art. llt>. La ser?idurabra da camino do sirga es exclusiva r^ara el servicio <i<: 1» navegación y flotación fluvial. Art. 117. Para los oanalos da navegación a o s e impondrá la >.erviiJnml"'c 1-^ r-irga, sino en caso de acreditar.-!e su neétísidaJ. Art. 118. En clcaruiiodoóirganopodráahacerse plantacione?, siembras, cercas, zanjas ni otras obras ó laborea que embaracen su uso. FA dueño del terreno podrá, no übstante, aprovecharse excIuM**mentc de lus leñas bijas ¡5 yerbas que natarídmáBte se crien en él.