226-2010 Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. San Salvador, a las ocho horas y veintiún minutos del diecisiete de noviembre de dos mil diez. Examinada la demanda de amparo firmada por el abogado Ernesto Alfredo Parada Rivera, actuando como apoderado de la sociedad La Asunción, Sociedad Anónima de Capital Variable, que se abrevia La Asunción, S.A. de C.V., contra actuaciones del Juez Cuarto de lo Mercantil de San Salvador, la Cámara Segunda de lo Civil de la Primera Sección del Centro y la Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia, junto con la documentación relacionada en el folio catorce de este expediente, es pertinente realizar las siguientes consideraciones: I. El abogado Parada Rivera manifiesta que la sociedad Distribuidora Shell de El Salvador, Sociedad Anónima, suscribió un contrato de distribución con el señor Alfredo Bukele Simón en el año de 1970, referido al suministro de productos derivados del petróleo. Agrega que posteriormente se realizó una novación respecto de dicha relación contractual en el año 1977, en la que el señor Bukele Simón fue sustituido por la sociedad La Asunción, S.A. de C.V. Asevera que en el año de 1982 su poderdante demandó a la sociedad Distribuidora Shell de El Salvador, S.A., ante el entonces Juez Primero de lo Civil y de Comercio, en la que solicitó la terminación del contrato antes mencionado por su supuesto incumplimiento. Aduce que dicho funcionario judicial estimó la pretensión y condenó a aquella al pago de los daños y perjuicios, de conformidad con lo establecido en el artículo 397 inciso 4° del Código de Comercio. Asimismo, expresa que la sociedad Distribuidora Shell de El Salvador, S.A., interpuso recurso de apelación contra dicha decisión, pero esta fue confirmada en todas sus partes. De igual forma, afirma que esa sociedad planteó recurso de casación, en el que también se desestimaron sus peticiones. Sin embargo, alega que la sociedad Distribuidora Shell de El Salvador, S.A., promovió proceso de amparo contra las tres autoridades que habían conocido de la demanda de terminación del contrato y que, en el año de 1989, la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia resolvió amparar a la referida sociedad y ordenó que las cosas volvieran al estado en que se encontraban antes del acto reclamado. En ese sentido, menciona que el proceso regresó a primera instancia y el juzgador respectivo –el Juez Tercero de lo Mercantil de esta ciudad para entonces– pronunció sentencia estimativa en el mes de febrero del año 2003, en la que se pronunció sobre la terminación del contrato de distribución suscrito entre la sociedad Distribuidora Shell de El Salvador, S.A., y su mandante, así como respecto de la indemnización en daños y perjuicios que prevé el artículo 397 del Código de Comercio. 1 Por ello, indica que la sociedad demandada interpuso recurso de apelación contra la referida sentencia, mas este fue rechazado. De igual forma, arguye que se planteó recurso de casación, pero este también fue declarado sin lugar. Además, señala que se promovió un nuevo proceso de amparo, el cual fue sobreseído en el año 2006. Así las cosas, expone que su patrocinada inició un proceso sumario mercantil de establecimiento de daño emergente y lucro cesante ante el Juez Cuarto de lo Mercantil de San Salvador contra la sociedad Distribuidora Shell de El Salvador, S.A., con base en los artículos 1360 y 1427 del Código Civil. Con relación a ello, afirma que el día 25-VII-2007 dicho funcionario judicial declaró improponible la demanda incoada, mediante una resolución que –a su juicio– es incoherente, pues no se estaba pidiendo una cuestión que fuese física o moralmente imposible, sino que se conociera sobre el establecimiento de daños y perjuicios. De este modo, argumenta que su poderdante planteó recurso de apelación contra la providencia en mención ante la Cámara Segunda de lo Civil de la Primera Sección del Centro, la cual confirmó dicha actuación en vista de que consideró que el reclamo formulado ya había sido juzgado con anterioridad, situación que –a su criterio– es falsa, porque no existe identidad entre los objetos planteados en ambos procesos. Además, alega que dicha autoridad manifestó en su proveído que: “… estaban de acuerdo pero no por los mismos motivos con el juez a quo…”, pero omitió consignar tales motivos de forma expresa. También, indica que su mandante interpuso recurso de casación contra la decisión de la Cámara en comento, pero la Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia declaró no ha lugar el referido recurso, mediante providencia de fecha 15-I-2010, la cual –a su juicio– incorporó aspectos contradictorios. En virtud de lo expuesto, el apoderado de la parte actora manifiesta reclamar contra las siguientes actuaciones: (a) la interlocutoria pronunciada el día 25-VII-2007 por el Juez Cuarto de lo Mercantil de San Salvador, por medio de la cual se declaró improponible la demanda en la que la sociedad La Asunción, S.A. de C.V., promovió proceso sumario mercantil declarativo de daños y perjuicios contra la sociedad Distribuidora Shell de El Salvador, S.A.; (b) la resolución emitida el día 14-XI-2007 por la Cámara Segunda de lo Civil de la Primera Sección del Centro, mediante la cual –en lo esencial– se confirmó la declaratoria de improponibilidad de la demanda antes relacionada; y (c) la providencia dictada el día 15-I2010, por la Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia, por medio de la que –básicamente– se declaró no ha lugar la casación interpuesta contra la providencia pronunciada en segunda instancia. Tales actuaciones las estima atentatorias de los derechos de petición, a la motivación de las resoluciones judiciales, de propiedad, acceso a la jurisdicción, este último como manifestación concreta del derecho a la protección jurisdiccional, así como del debido proceso o proceso constitucionalmente configurado de la sociedad La Asunción, S.A. de C.V. 2 II. Expuesto lo anterior, corresponde en este punto exteriorizar los fundamentos jurídicos de la resolución que se proveerá. Tal como se ha sostenido en las resoluciones del 12-V-2003 y del 5-II-2004, pronunciadas en los amparos clasificados bajo las referencias números 217-2003 y 32-2004, respectivamente, en este tipo de procesos las afirmaciones de hecho de la parte actora deben en esencia justificar que el reclamo planteado posee trascendencia constitucional, esto es, deben evidenciar la probable vulneración de derechos fundamentales. Por el contrario, si tales alegaciones se reducen al planteamiento de asuntos puramente judiciales o administrativos consistentes en la simple inconformidad con las actuaciones o el contenido de las decisiones dictadas por las autoridades dentro de sus respectivas competencias, la cuestión sometida al conocimiento de este Tribunal constituye un asunto de mera legalidad, lo que se traduce en un vicio de la pretensión que impide su juzgamiento. En otros términos, en la queja elevada a los estrados de la jurisdicción constitucional debe exponerse y fundamentarse una posible transgresión a los derechos constitucionales que se derive del acto cuyo control se solicita, pues la proposición de una cuestión propia y exclusiva del marco de la legalidad, limitada al conocimiento y decisión de las autoridades ordinarias, representa un defecto en la causa de pedir de la pretensión de amparo que se traduce en la imposibilidad de juzgar, desde la óptica constitucional, el reclamo formulado. En ese orden de ideas, se ha sostenido en la interlocutoria de fecha 18-XII-2009, pronunciada en el amparo con referencia 512-2009, que si los hechos relacionados en la pretensión constitucional de amparo consisten únicamente en una simple inconformidad con lo actuado por una autoridad jurisdiccional o administrativa, aquella debe ser repelida por haber imposibilidad absoluta de conocer del fondo del caso incoado desde la perspectiva constitucional. Y es que decidir respecto de lo planteado en la demanda, cuando es evidente la falta de fundamentación constitucional, significaría invadir la esfera de la legalidad, obligando a este Tribunal a revisar desde esa perspectiva las actuaciones de los funcionarios o autoridades que se desenvuelven dentro de sus atribuciones, aspecto que no corresponde a su conocimiento. Dicha situación motiva el rechazo de la pretensión de amparo mediante la figura de la improcedencia, debido a la falta de competencia objetiva respecto del supuesto planteado. III. Corresponde ahora evaluar la posibilidad de conocer de las infracciones alegadas por el apoderado de la parte actora. 1. Básicamente, el abogado Ernesto Alfredo Parada Rivera expresa reclamar contra las resoluciones antes enunciadas, en virtud de que –a su criterio– transgreden los derechos de petición, a la motivación de las resoluciones judiciales, de propiedad, acceso a la jurisdicción, este último como manifestación concreta del derecho a la protección jurisdiccional, así como del debido proceso o proceso constitucionalmente configurado de la sociedad La Asunción, S.A. de C.V. 3 2. A. Con respecto a la supuesta infracción del derecho de petición, el citado profesional asevera que las autoridades demandadas obviaron injustamente conocer sobre la queja promovida por su mandante. Asimismo, señala que ninguna de esas autoridades se encontraba facultada para declarar o confirmar la improponibilidad de la demanda que les fue planteada, por lo que si bien hubo respuesta jurisdiccional a la petición contenida en ella, esta no fue conforme con la Constitución. B. Al respecto, conviene traer a colación que esta Sala ha sostenido en la sentencia de fecha 5-III-2010, pronunciada en el amparo con número de referencia 510-2006, que el derecho de petición se refiere a la facultad que asiste a las personas –naturales o jurídicas, nacionales o extranjeras– para dirigirse a las autoridades públicas formulando una solicitud por escrito y de manera decorosa. Del mismo modo, se ha destacado en esa providencia que este derecho implica que los funcionarios estatales tienen que responder las solicitudes que se les planteen y que dicha contestación no puede limitarse a dar constancia de haberse recibido la petición, sino que la autoridad correspondiente debe resolverla en forma congruente y oportuna, así como hacer saber lo resuelto, conforme a las facultades que legalmente le han sido conferidas. Ello no significa que tal decisión deba ser necesariamente favorable a lo pedido, sino que solamente tiene que emitirse la correspondiente respuesta. C. En el caso en estudio se observa que el Juez Cuarto de lo Mercantil de San Salvador, la Cámara Segunda de lo Civil de la Primera Sección del Centro y la Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia resolvieron las solicitudes que les fueron formuladas por la sociedad La Asunción, S.A. de C.V., en sede ordinaria, puesto que –precisamente– en las actuaciones de carácter definitivo contra las que se ha incoado este proceso de amparo las autoridades demandadas se han pronunciado respecto de circunstancias que impedían conocer del fondo de la pretensión de daños y perjuicios que fue formulada por la sociedad en comento. De igual modo, tampoco se advierte que las referidas autoridades hayan obviado injustamente conocer sobre la queja social instada, ya que, de la lectura de las resoluciones impugnadas –cuyas copias han sido incorporadas en este expediente por el apoderado de la parte actora–, se constata que aquellas expusieron los razonamientos por los cuales consideraban que no era proponible la pretensión incoada en sede ordinaria por la existencia de un defecto que impedía conocer del fondo del asunto planteado –en esencia, porque ya se había conocido de dicho reclamo en otro proceso–. Asimismo, no se observa que, de conformidad con la normativa entonces vigente –artículos 197, 984 inciso tercero, 993 del Código de Procedimientos Civiles [ahora derogado], artículos preliminar y 1 de la Ley de Casación [ahora derogada], 6 inciso 3°, 16 inciso 2° y 54 ordinal 1° de la Ley Orgánica Judicial–, tales autoridades no estuviesen legalmente facultadas para declarar o confirmar la improponibilidad de la demanda planteada, como lo alega el procurador de la parte actora. 4 En ese sentido, de lo anteriormente señalado, no se logra advertir que en el presente caso exista una presunta vulneración del derecho de petición de la parte actora, sino que, por el contrario, se evidencia el planteamiento de un reclamo sustentado en la mera inconformidad de la sociedad interesada con el resultado de las solicitudes realizadas a las autoridades demandadas, puesto que estas consideraron que era procedente la declaratoria de improponibilidad de la demanda. Y es que, tal como se ha señalado en la resolución de fecha 22-IX-2007, pronunciada en el amparo con referencia número 655-2006, el derecho de petición se ve satisfecho cuando las autoridades responden de manera congruente y en un plazo razonable a las solicitudes que los gobernados les formulan, situación que no implica que la decisión deba ser necesariamente favorable. En otras palabras, es suficiente que los órganos correspondientes resuelvan el requerimiento que les ha sido realizado, de conformidad con la normativa entonces vigente. D. En virtud de lo anterior, cabe aclarar que si bien los entes jurisdiccionales demandados decidieron rechazar las solicitudes presentadas por la sociedad pretensora en aplicación de una causal establecida en el ordenamiento jurídico –la cual aparentemente les impidió entrar a conocer el fondo del asunto planteado–, ello no significa que se haya ocasionado un agravio de trascendencia constitucional en la esfera jurídica de aquella, ya que es atribución de las autoridades competentes el revisar si las demandas que les son planteadas reúnen los presupuestos y requisitos procesales legales y constitucionales correspondientes, previo a pronunciarse respecto de las peticiones de fondo que les han sido formuladas. En ese orden de ideas, es pertinente precisar que este Tribunal no se encuentra habilitado, dentro de su marco normativo de actuación, para señalar a las autoridades demandadas cuál debe ser el contenido específico de las resoluciones que emiten con respecto a las peticiones que les formulan, pues ello implicaría invadir las competencias que la legislación respectiva ha delegado en determinados funcionarios. 3. A. Por otro lado, el abogado Parada Rivera también alega que a su patrocinada se le ha vulnerado el derecho de acceso a la jurisdicción, como manifestación concreta del derecho a la protección jurisdiccional, en virtud de que –afirma– las autoridades demandadas expusieron en forma unánime que era en el proceso fenecido –es decir el tramitado ante el Juez Tercero de lo Mercantil de esta ciudad– que tuvo que haberse pedido la reparación de daños y perjuicios que se invocó en la demanda que fue declarada improponible, pero como no se hizo, precluyó a su poderdante la posibilidad de hacerlo. Arguye que esto resulta contrario a la Constitución, porque una cosa es que haya quedado “imprejuzgado” un hecho por no haberse sometido a discusión y otra que ya no pueda conocerse de ese hecho por la posible afectación de un doble juzgamiento. Además, manifiesta que el Juez Cuarto de lo Mercantil de esta ciudad reconoció en su proveído que no se habían juzgado en un proceso previo los hechos que constituían el 5 supuesto hipotético de la norma invocado, por lo que –a juicio del citado profesional– no existía impedimento para que se conociera de ellos en otro proceso. B. Con relación a tales alegaciones, conviene traer a colación que en la sentencia de fecha 9-II-1999, pronunciada en el amparo con referencia 384-97, se aclaró que si el ente jurisdiccional decide rechazar al inicio del proceso una demanda, en aplicación de una causa establecida en la norma jurídica que le impida entrar a conocer del fondo del asunto planteado, ello no significa que se esté vulnerando el derecho al acceso a la jurisdicción, salvo que sea por interpretación restrictiva o menos favorable a la efectividad de ese derecho fundamental. De igual modo, en la sentencia de fecha 27-II-1999, emitida en el amparo con referencia 469-98, se relacionó que tanto la Constitución como la ley no impiden que los órganos judiciales rechacen aquellas pretensiones en virtud de una causa legal rectamente aplicada, pero sí imponen a los juzgadores la exigencia de interpretar los requisitos o presupuestos procesales en el sentido más favorable a la plena efectividad del derecho a obtener una resolución de fondo, pues el rechazo basado en una interpretación restrictiva de las condiciones establecidas para su ejercicio conlleva una vulneración del derecho de acceso a la jurisdicción. En similares términos, en la sentencia del 27-IV-2009, dictada en el amparo con referencia 441-2007, se afirmó que la interpretación de esas normas procesales y, específicamente, la apreciación de causas legales que impiden el pronunciamiento sobre el fondo de las pretensiones, competen a los órganos judiciales en el ejercicio de la función jurisdiccional que les es propia. Sin embargo, puede vulnerarse el derecho al acceso a la jurisdicción cuando se excluye el pronunciamiento sobre el fondo mediante una resolución judicial que carezca de motivación y cuya interpretación de las normas procesales sea manifiestamente errónea, irrazonable o carente de fundamentos lógicos y/o comprensibles. C. De la lectura de la demanda y de las copias de las resoluciones impugnadas se observa que la sociedad La Asunción, S.A. de C.V., promovió una pretensión indemnizatoria ante el Juez Cuarto de lo Mercantil de esta ciudad, contra la sociedad Distribuidora Shell de El Salvador, S.A., con base en los artículos 1360 y 1427 del Código Civil, no obstante que en un proceso previo el Juez Tercero de lo Mercantil de San Salvador había dictado una sentencia en la que se condenó a esta última sociedad al pago de los daños y perjuicios que regula el artículo 397 del Código de Comercio. Al respecto, se constata que el Juez Cuarto de lo Mercantil de este distrito judicial declaró improponible la demanda incoada por la sociedad La Asunción, S.A. de C.V., en virtud de que consideró que el artículo 397 del Código de Comercio regula una forma de concretar, para un caso en particular, la indemnización que prevén los artículos 1360 y 1427 del Código Civil. En ese sentido, expuso que la citada disposición del Código de Comercio subsume el daño emergente y el lucro cesante para un supuesto determinado de 6 incumplimiento contractual, especificando los parámetros con base en los cuales los perjuicios serán valuados. Asimismo, el citado funcionario judicial estimó que si bien la sociedad actora alegaba que la indemnización a la que fue condenada –en el primero de los procesos mercantiles– la sociedad Distribuidora Shell de El Salvador, S.A., se encontraba incompleta por la falta de consideración de ciertos elementos, ello se debía mas bien a una errónea valoración con relación al monto de la compensación, situación que tuvo que haberse cuestionado mediante los medios de impugnación pertinentes en el momento procesal oportuno. De este modo, el Juez Cuarto de lo Mercantil declaró improponible la demanda incoada, basándose además en que: “… la pretensión no puede ser deducida judicialmente cuando existan motivos que la hagan física y moralmente imposible y el actor no puede cuestionar a posteriori la existencia de un vacío legal o una insuficiencia de la norma aplicada…”. Por otra parte, se advierte que la Cámara Segunda de lo Civil de la Primera Sección del Centro confirmó la resolución del Juez Cuarto de lo Mercantil de esta ciudad, debido a que, a su criterio, ambos procesos indemnizatorios –tanto el que se sentenció con fundamento en el artículo 397 del Código de Comercio, como el que se promovió con base en los artículos 1360 y 1427 del Código Civil– se sustentaban en el mismo hecho generador de responsabilidad civil –el incumplimiento de las relaciones contractuales–, a la que le eran aplicables tanto las referidas disposiciones del Código Civil, como el artículo 397 del Código de Comercio –el cual es más puntual en su regulación–, por lo que dicha Cámara concluyó que existía cosa juzgada respecto de la pretensión planteada por la sociedad La Asunción, S.A. de C.V. En similares términos, la Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia declaró sin lugar el recurso de casación interpuesto, pues consideró que en ambos procesos mercantiles se había reclamado la indemnización por los daños y perjuicios ocasionados por la sociedad Distribuidora Shell de El Salvador, S.A., a la sociedad La Asunción, S.A. de C.V., en virtud de la ruptura abrupta del contrato de distribución de productos derivados del petróleo, concluyendo que ya se había ejercido la pretensión correspondiente. D. De lo anteriormente expuesto no se observa que en el supuesto planteado haya existido una presunta vulneración al derecho de acceso a la jurisdicción, como manifestación concreta del derecho a la protección jurisdiccional, de la sociedad La Asunción, S.A. de C.V., debido a que tanto el funcionario judicial que declaró improponible la demanda, como las autoridades que confirmaron ese rechazo liminar, lo hicieron en aplicación de una circunstancia que les impedía conocer del fondo del asunto planteado, pues este ya había sido juzgado en otro proceso. En ese sentido, se colige que sociedad actora se encuentra simplemente inconforme con las consideraciones que realizaron las autoridades demandadas en sus respectivas resoluciones, pues en ellas pusieron en evidencia que la pretensión indemnizatoria incoada ya 7 había sido resuelta en otro proceso –no obstante que se invocaran otras disposiciones legales– y que si se procuraba reclamar una cantidad adicional de dinero por el incumplimiento contractual alegado, ello debió haberse exigido en el proceso en el que se condenó a la sociedad Distribuidora Shell de El Salvador, S.A., al pago de los daños y perjuicios a favor de la sociedad La Asunción, S.A. de C.V. Y es que, de las argumentaciones de la parte actora y de la lectura de la documentación incorporada en este proceso, no se denota que la declaración de voluntad incoada ante el Juez Cuarto de lo Mercantil de San Salvador se encuentre “imprejuzgada”, ya que en un proceso mercantil previo se había emitido resolución de fondo respecto del mismo fundamento fáctico. En otros términos, no es suficiente que se invoquen otras disposiciones legales para que se configure una pretensión diferente a la ya sentenciada, puesto que, de lo contrario, podría incurrirse en una afectación a la prohibición constitucional de doble juzgamiento contemplada en el artículo 11 de la Constitución. En esos términos, no se advierte que haya existido una presunta obstrucción en la posibilidad de acceder a los órganos jurisdiccionales para que estos se pronunciaran respecto de la demanda formulada, sino la aplicación por parte de las autoridades demandadas de una forma anormal de terminación del proceso en virtud de haberse advertido una causal que impedía el pronunciamiento de una decisión de fondo. En ese sentido, conviene apuntar que este Tribunal no es materialmente competente para conocer de meras inconformidades respecto de las resoluciones mediante las cuales los órganos jurisdiccionales aprecian la existencia de causas legales que les impiden el pronunciamiento sobre el fondo de las pretensiones, pues ello implicaría invadir las atribuciones legales de esos órganos. 4. A. En otro orden, el abogado Parada Rivera también aduce que se ha vulnerado el debido proceso o proceso constitucionalmente configurado de la sociedad La Asunción, S.A. de C.V., en vista de que –según su criterio– se ha impedido que se tramite un proceso sin que exista causa justificada para ello. De igual modo, alega que a su mandante no se le permitió ser oída, pues se rechazó la demanda al inicio del proceso. Además, alega que su poderdante fue privada de su derecho material de propiedad al impedírsele indebidamente el acceso a la jurisdicción y el ejercicio legítimo del derecho a la protección por medio de un debido proceso. En esos términos, expresa que el derecho a la protección puede entenderse agotado en forma legítima cuando se le permite al justiciable disponer del proceso y ejercer sus derechos dentro de este, con la finalidad de probar su pretensión. B. No obstante lo anterior, conviene acotar que, de la lectura de la demanda y de la documentación anexada a este expediente, no se advierte que a la sociedad La Asunción, S.A. de C.V., no se le haya permitido ser oída en un proceso concreto, puesto que no solamente tuvo la oportunidad de plantear la demanda de indemnización por daños y perjuicios –con base en los artículos 1360 y 1427 del Código Civil– ante el Juez Cuarto de lo Mercantil de 8 San Salvador, sino que también pudo acceder a los respectivos recursos de apelación y casación ante la Cámara Segunda de lo Civil de la Primera Sección del Centro y la Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia. Además, tal como se expuso anteriormente, el derecho de acceso a la jurisdicción, como manifestación concreta del derecho a la protección jurisdiccional, no impide a los órganos judiciales que rechacen pretensiones al inicio del proceso en virtud de una causa legal razonablemente aplicada. En ese sentido, es pertinente señalar que los derechos de audiencia y de acceso a la jurisdicción, como manifestaciones concretas del proceso constitucionalmente configurado o debido proceso, no implican que las autoridades judiciales deban tramitar de manera completa los procesos jurisdiccionales que ante ellas se plantean, en vista de que precisamente corresponde a dichos funcionarios –en virtud del principio de dirección y ordenación del proceso– el verificar la ausencia de presupuestos procesales o la existencia de defectos en las pretensiones que se les incoan y que impiden la conclusión normal del proceso. C. En consecuencia, no se advierte que en el caso puesto a conocimiento de este Tribunal haya existido una probable vulneración en el debido proceso o proceso constitucionalmente configurado de la sociedad La Asunción, S.A. de C.V., en los términos que alega su apoderado, sino mas bien una mera inconformidad con los motivos con base en los cuales las autoridades respectivas declararon improponible la demanda incoada y procedieron a confirmar tal pronunciamiento. 5. A. En otro término, el abogado Parada Rivera también asevera que las resoluciones contra las cuales se reclama en este amparo no se encuentran debidamente motivadas, debido a que –a su parecer– tanto el funcionario judicial que declaró improponible la demanda en primera instancia, como las autoridades que confirmaron dicha actuación en segundo y tercer grado de conocimiento no expresaron de manera congruente e inteligible las razones por las cuales rechazaban la pretensión. Al respecto, indica que el Juez Cuarto de lo Mercantil de esta ciudad no emitió una resolución clara, motivada y congruente, puesto que consideró que: “… la pretensión no puede ser deducida judicialmente cuando existan motivos que la hagan física y moralmente imposible y el actor no puede cuestionar a posteriori la existencia de un vacío legal o una insuficiencia de la norma aplicada…”. De igual modo, expresa que la Cámara Segunda de lo Civil de la Primera Sección del Centro expuso de manera incongruente, ininteligible y ausente de motivación que estaba de acuerdo con la declaratoria de improponibilidad de la demanda aunque no por los mismos motivos expuestos por el juez a quo, sin mencionar cuáles eran esos motivos. En similares términos, señala que la Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia también infringió el deber de motivación, ya que asegura que, de manera contradictoria, dejó entrever que su mandante no pidió en el momento procesal oportuno que le fueran pagados los perjuicios que irrogó la terminación del contrato de conformidad con el artículo 1427 del 9 Código Civil, situación que –a su criterio– confirma que ha existido un “imprejuzgamiento” con relación a la pretensión que fue formulada con base en esa disposición legal. B. Sin embargo, de la lectura de la documentación agregada en este expediente se advierte que –en lo esencial– las autoridades demandadas fundamentaron sus resoluciones en que la petición de indemnización por daños y perjuicios a consecuencia de la finalización unilateral de un contrato de distribución de productos derivados del petróleo celebrado entre las sociedades Distribuidora Shell de El Salvador, S.A., y La Asunción, S.A. de C.V., ya había sido conocida y sentenciada en un proceso mercantil que se tramitó con anterioridad en el Juzgado Tercero de lo Mercantil de esta ciudad, por lo que no se observa que tales decisiones resulten ininteligibles. Ahora bien, de la lectura de la copia de la resolución emitida por el Juez Cuarto de lo Mercantil de San Salvador se constata que existió cierta discordancia en los argumentos sobre los cuales sustentó la declaratoria de improponibilidad de la pretensión, pues si bien advirtió la circunstancia antes expuesta, también señaló que: “… la pretensión no puede ser deducida judicialmente cuando existan motivos que la hagan física y moralmente imposible…”. Pese a ello, se observa que dicha inconsistencia fue subsanada tanto por la Cámara Segunda de lo Civil de la Primera Sección del Centro, como por la Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia, ya que la primera consideró que se evidenciaba la existencia de cosa juzgada respecto de la pretensión planteada, por lo cual concluyó que: “… estaba de acuerdo, aunque no por los mismos motivos de la resolución venida en apelación…”. En cambio, la Sala de lo Civil señaló que en ambos procesos se reclamaba la indemnización por daños y perjuicios ocasionados por la sociedad Distribuidora Shell de El Salvador, S.A., por la ruptura abrupta del contrato antes mencionado, por lo que esa pretensión no podía plantearse de nuevo al haber sido previamente juzgada. Asimismo, de la lectura de la documentación anexada en este expediente se advierte que la Cámara Segunda de lo Civil de la Primera Sección del Centro y la Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia expusieron los razonamientos mínimos y necesarios por los cuales consideraron que ambos procesos mercantiles de indemnización por daños y perjuicios se habían promovido por el mismo hecho generador de responsabilidad civil –el incumplimiento de obligaciones contractuales– y que no podía plantearse nuevamente la misma pretensión con el fin de reclamar en otro proceso dicha compensación. A parte de lo anterior, no se colige que la Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia haya dejado entrever la existencia de un “imprejuzgamiento” con relación a la segunda declaración de voluntad formulada, pues dicha autoridad aclaró en su resolución que, como ya se había ejercido la pretensión de indemnización por daños y perjuicios por la ruptura abrupta del contrato suscrito entre las sociedades antes mencionadas, esta ya no podía plantearse nuevamente. C. Por lo tanto, de la lectura de las resoluciones impugnadas se denota que las autoridades demandadas señalaron los motivos básicos por los cuales consideraron que era 10 procedente el rechazo liminar de la pretensión indemnizatoria incoada por la parte actora, de lo que es dable colegir que, en esencia, el apoderado de la sociedad actora se encuentra simplemente inconforme con el contenido de las decisiones en comento y con las argumentaciones que sustentaron las conclusiones a las que se arribó en tales providencias. 6. Finalmente, dado que las autoridades demandadas resolvieron las peticiones que les fueron formuladas por la sociedad actora y, además, fundamentaron sus respectivas resoluciones dentro del marco de las atribuciones legales y constitucionales previstas, tampoco se vislumbra que haya existido una posible trasgresión en el derecho de propiedad de dicha sociedad, que ha sido invocado como derecho material presuntamente vulnerado a consecuencia de la supuesta obstrucción en el derecho de acceso a la jurisdicción. Y es que las argumentaciones del citado profesional no ponen en evidencia la probable vulneración de los derechos de petición, a la motivación de las resoluciones judiciales, de propiedad, acceso a la jurisdicción, este último como manifestación concreta del derecho a la protección jurisdiccional, así como del debido proceso o proceso constitucionalmente configurado de la sociedad La Asunción, S.A. de C.V., debido a que, en esencia, sustentan sus argumentos de inconstitucionalidad en meras inconformidades respecto del contenido de las resoluciones mediante las cuales se consideró que no era proponible la pretensión incoada en sede ordinaria. Por ende, el asunto formulado no corresponde al conocimiento de la jurisdicción constitucional, por no ser materia propia del proceso de amparo, ya que este mecanismo procesal no opera como una instancia superior de conocimiento para la revisión, desde una perspectiva legal, de las actuaciones realizadas por las autoridades dentro de sus respectivas competencias, sino que pretende brindar una protección reforzada de los derechos fundamentales reconocidos a favor de las personas. En conclusión, del análisis de las circunstancias fácticas y jurídicas esbozadas se deriva la imposibilidad de juzgar, desde una perspectiva constitucional, el fondo de lo pretendido por los apoderados de la parte actora, por lo que es pertinente declarar la improcedencia de la demanda de amparo. Por tanto, de conformidad con lo establecido en el artículo 13 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, esta Sala RESUELVE: 1. Tiénense al abogado Ernesto Alfredo Parada Rivera como apoderado de la sociedad La Asunción, S.A. de C.V., por haber acreditado debidamente la personería con la que actúa en este proceso. 2. Declárese improcedente la demanda firmada por el abogado Parada Rivera, en el carácter antes indicado, contra actuaciones del Juez Cuarto de lo Mercantil de San Salvador, de la Cámara Segunda de lo Civil de la Primera Sección del Centro y de la Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia, la cual fue incoada por la presunta vulneración de los derechos de petición, a la motivación de las resoluciones judiciales, de propiedad, acceso a la jurisdicción, este último como manifestación concreta del derecho a la protección 11 jurisdiccional, así como del debido proceso o proceso constitucionalmente configurado, contemplados en los artículos 2, 11 y 18 de la Constitución, de la sociedad La Asunción, S.A. de C.V., en virtud de carecer la pretensión constitucional planteada de trascendencia constitucional, de conformidad con los razonamientos formulados en el considerando III de esta resolución. 3. Tome nota la Secretaría de este Tribunal del lugar y el medio técnico señalados por el abogado Ernesto Alfredo Parada Rivera, en calidad apoderado de la sociedad La Asunción, S.A. de C.V., para recibir los actos de comunicación. 4. Notifíquese. ---J. B. JAIME---F. MELÉNDEZ--- E. S. BLANCO R.---R. E. GONZÁLEZ B.--PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---E. SOCORRO C.---RUBRICADAS. 12